JosÉ MONTERO PADILLA LOS VERSOS DE JUAN DE CONTRERAS ...

JosÉ MONTERO PADILLA

LOS VERSOS DE JUAN DE CONTRERAS ,MARQUÉS DE LOZOYA

Se cumplen, en el año 1993, los cien del nacimiento de donJuan de Contreras y López de Ayala, IX Marqués de Lozoya . Élmismo, en páginas escritas muy al final de sus días y que han sidoimpresas con el título de Memorias (1893-1923), evoca con preci-sión su venida al mundo en Segovia, cuando ésta era una peque -ña ciudad provinciana, de unos diez mil a doce mil habitantes :

"Nací en la ciudad de Segovia, a la cual toda mi vida había d eestar vinculado, el 30 de junio de 1893, a las nueve de la noche ,en la plaza que se llamaba entonces de San Pablo y luego deColmenares, hoy del Conde de Cheste, en la casa que sigo habi-tando todavía y en el cuarto del ala norte, la que se llamaba de ljardín, que sigue siendo mi dormitorio habitual ." (1)

Tmagen de Segovia

La imagen de la ciudad en los días de su infancia la ha retrata -do también, con muy bellas palabras, en otras páginas suyas, re-dactadas como prólogo a una obra de Jaime Delgado : El libro deSegovia. Dice allí :

"No creáis saber algo de Segovia porque hayáis recorrido po respacio de algunas horas sus callejas y sus plazuelas, y porque osasomasteis algún día a las murallas para contemplar desde ella slos valles del Eresma y del Clamores . No creáis saber de ella, au ncuando busquéis en un vademecum para viajeros la historia decada iglesia y de cada palacio . De la Segovia que no es piedra n i

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ladrillo, sino espíritu, sólo sabemos algo los que hemos vivido e nella, día por día, durante muchos años, nuestra vida vulgar, d ecotidiana monotonía, impregnada a veces de un hastío que agu-dizaba nuestra sensibilidad para captar los matices más sutiles d ecada hora del día, de cada estación del año, de cada ciclo litúrgi -

=co. Sólo conocemos el proceso de la ciudad los que, habiend o-;superado el promedio de la vida, hemos sido "niños en Segovia" .Solamente nosotros podemos evocar el tiempo en que era en e lrecinto urbano el silencio tan denso que bastaban para alterarloel rumor de unos pasos sobre los guijos de una callejuela ; cuan-do se podía discernir cada nota en el concierto de las campana sde la catedral y de las parroquias ; de las esquilas conventuales .En los crepúsculos del estío, llenaban el ambiente los chillidos yel vertiginoso revuelo de los vencejos . Los bueyes de las carretasaldeanas sesteaban sobre la yerba rala de las plazas de Sa nAgustín, de San Pablo y de San Juan de los Caballeros" . (2)

jJ Hermosas palabras las precedentes, testimonio de un escritorauténtico, con las que su autor rescata la memoria de un tiemp odesvanecido . Es la estampa, sí -íntima, lejana y provinciana-, d elas calles angostas y las viejas plazuelas, remansos de silencio ,donde coinciden y conviven, pacíficamente, el alegre torbellin ode los juegos infantiles y el reposo de unos ancianos, y las mira -das y las palabras de una mujer y un hombre, y el cántico de lo spájaros . y el ocio desamparado de algún perro vagabundo, y e lcaminar lento de los paseantes solitarios, y el rumor amablemen-te monótono de una vieja fuente . . . Estampas fugitivas que viventan sólo en los espejos de nuestros recuerdos, en la memoria de lcorazón. Pero estampas de fecunda sugestión poética y que per-duran, en versos de Antonio Machado -¿Segovia o Soria al fondo ?¿O ambas? Tampoco importa demasiado . . .- :

`La fuente y las cuatroacacias en flo r

_r :Mtt-r : ...:, , de la plazoleta .

LOS VERSOS DE JUAN DE CONTRERAS, MARQUÉS DE LOZOYA

Ya no quema el sol,¡Tardecita alegre!Canta, ruiseñor.Es la misma horade mi corazón. " (3)

Y en versos de Juan Contreras :

"Es clara y tibia la mañana;en la plazuela provincianalas cuatro acacias tienen flor " (4)

Y en los versos de otros poetas segovianos -apenas recorda-dos hoy algunos de ellos-, como Marceliano Álvarez Cerón :

"Grises plazuelas que tienennombres de reyes o santosy consejas que provienendel año tantos de tantos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

Un convento y su capilla,seis acacias y un farol,un farol que sólo brillaa los reflejos del sol . " (5)

Y Francisco Martín y Gómez :

"La plazuela, ya desnudade infancias, ve una mañanaceñida a meta lejan asin horizonte de duda; " (6)

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Y Luis Martín Marcos :

"Vieja plazuela provincian a.,nidal de risas y suspiros

Pausa en la ruta, libro de horas

- -= para lectoras pensativas,

grave academia de prioras,

vieja plazuela, caracola _z .de las baladas infantiles " (7)

En el mismo año de 1893 en que nace Juan de Contreras venla luz primera Claudio Sánchez Albornoz, historiador y medieva-lista insigne, y Guillermo Fernández Shaw, autor teatral destaca -do. Y fallece el autor de Don Juan Tenorio, José Zorrilla, cuya fi-gura suponía una larga supervivencia romántica cuando e lRomanticismo era ya tan sólo recuerdo en la vida y en la literatu-ra españolas. Desde aquella fecha de su nacimiento, dentro toda-vía del siglo XIX, hasta la de su muerte en 1978, la existencia y l alabor de Juan de Contreras revelan una personalidad de singula-res cualidades humanas e intelectuales . La concesión que le hizoel Rey Juan Carlos I, en 1976, de la dignidad de Grande deEspaña, supuso un excepcional reconocimiento de sus méritos ,tal como señala y destaca el preámbulo del Real Decreto corres-pondiente con ajustadas palabras :

"La fecunda vida de Don Juan de Contreras y López de Ayala ,Marqués de Lozoya, entregada generosamente al estudio, la in-vestigación y la enseñanza en amplísima panorámica que com -

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prende desde el Arte a la Literatura, pasando por la Historia, enuna incansable labor de exaltación del patrimonio cultural d eEspaña y sus realizaciones humanas, se hace merecedora del re -conocimiento nacional y de ser destacada como ejemplo para lasgeneraciones futuras ." (8)

El escritor: sus novelas

Junto a sus trabajos en los campos de la Historia y del Arte ,en los que asimismo llevó a cabo una ejemplar labor difusora yde promoción, a la que Joaquín Pérez Villanueva ha definido, ex-presivamente, como "de apostolado predicante y comunicativo "(9), debe destacarse que fue también un escritor de finísimas cali-dades, patentes en su muy extensa obra publicada sobre diversasmaterias . En el ámbito más específicamente literario merecen se rrecordadas sus novelas El regidor (1924) y La alquería de los ci-preses (1931), ambas de excelente pulso narrativo y amenísimasde lectura. En la primera de ellas, titulada El regidor, premiada en1923 en un concurso que convocó la Editorial "Voluntad", la cua lla publicó al año siguiente, su autor rinde tributo al género de lanovela histórica, a la manera como lo había hecho, por ejemplo ,Enrique Larreta, el gran escritor argentino, en La gloria de donRamiro, con sentido exaltatorio de una ciudad, Ávila en la novel ade Larreta, Segovia en la de Lozoya . Un sentido admirativo y deexaltación de una ciudad que tenía uno de sus mejores modelosen otra novela, muy difundida, Brujas la muerta, original del es-critor belga Georges Rodenbach (1855-1898) . Lozoya, en su no-vela, evoca y describe, con admirable plasticidad, la vida e nSegovia a comienzos del siglo XVI, y, a lo largo de su narración,la ciudad, además de escenario constante, va adquiriendo valo rprotagonista que culmina en las páginas finales :

"Y un alegre día de estío -concluye el relato-, cuando los hi-dalgos y pecheros, dramatis persone de esta simple fábula dor-

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roían ya su tranquilo sueño en las capillas familiares o en el osa-rio de las parroquias, la ciudad inauguró su Catedral, y aquell anoche encendió, en señal de regocijo . tantas hogueras y lumina-rias, que los pastores de las cabañas segovianas en los montes d eLeón. vieron el resplandor y entendieron que se abrasaba toda .Esta fue la última empresa de la vieja Segovia, que resumió enella todas sus energías y compendió todas sus grandezas . La mo-le bien labrada de exótica mazonería, se yergue sobre el caserí omudéjar y es como la áurea cumbre del peñón histórico .

1 "A su amparo duerme la ciudad, como descansando de aque lgran esfuerzo, que ya nunca ha de superar. y en el cual se com -

= place todavía . ¡Gocen de eterna paz cuantos, con su oración, co nsu trabajo o con sus ofrendas, cooperaron entonces a la gloria d eDios, y en el cielo rueguen por el que ahora escribe este libro pa-ra conservar su memoria entre los hombres!" . (10)

Con el título de La alquería de los cipreses escribió Lozoyaotra, deliciosa, sentimental y romántica novela, de menor exten-sión que El Regidor, con algunos rasgos modernistas en su estilo ,como, por ejemplo, en el siguiente fragmento descriptivo :

' "Ofrecí unas monedas a la guardesa a cambio de una silla yde su silencio, y me senté junto al sátiro insolente y desnarigado,debajo del ciprés . Mirándolo con más atención, el jardín conserv aalgo de su pasado empaque, de aquel acento italiano que tra esobre esta tierra la brisa del mar . Se puede recordar todavía el re -parto de sus terrazas y de sus paseos y, sobre todo, el agua obs-cura del estanque, en donde llenaba los cubos el aprendiz de lo sherreros, se recorta aún en la antigua forma que tan bien entona-ba antaño con la gracia frágil de los cisnes . En el miramar que co-rona el edificio se alzan, enhiestas, las agujas barrocas en formade llama, y aquí o allí asoma de pronto algún detalle -el cance lesculpido de una ventana, los restos de algún friso de azulejos-que hacía surgir en mi mente un mundo de evocaciones, ante las


cuales desaparecieron la fealdad y el abandono . Sobre todo, elchorro de la fuente guarda, al cantar, las mismas inflexiones, y s ucadencia sonaba a mis oídos como una voz muy conocida . Al en-canto de aquella voz se fue descorriendo el velo del pasado, ydentro de mi mente comenzaron a representar escenas antiguas ,ciertas figuras que conocí perfectamente, aunque apareciesen u npoco desvanecidas, como las que se reflejan en el glauco crista lde las viejas cornucopias" . (11 )

Impresa en 1931, se trata, pues, de una obra muy alejada, e nsu factura, de las corrientes que imperaban en el género narrati-vo en la fecha de publicación . En el ejemplar que poseo, regal ogeneroso de don Juan de Contreras, éste ironiza sutilmente en s udedicatoria autógrafa, fechada, en Segovia, a 12 de septiembre d e1972, sobre el carácter de esta novela . Dice así :

"Ofrece a la conmiseración de José Montero Padilla, esta no -vela rosa, propia para colegialas ursulinas (¡Sin una sola palabro-ta!) con admiración y amistad sinceras" .

El relato constituye, asimismo, un bello homenaje literario auna tierra, la valenciana, en la que el Marqués de Lozoya residióy tuvo su primera cátedra universitaria durante varios años y a laque amaba entrañablemente, tal como testimonia en la página yfinal de sus Memorias:

¡Días maravillosos de Valencia!, preludio de casi medio siglode vida universitaria en la cual he tenido -¡Loado sea Dios!-, mu-chas alegrías y ni un solo sinsabor. Gozaba infinito descubriendo,

en aquellos maravillosos días primaverales, un mundo para m í

desconocido: Valencia . Era una Valencia totalmente distinta de la

gran ciudad actual . La huerta llegaba hasta los viejos arrabales .

Era una ciudad provinciana, polvorienta, descuidada, pero abso-lutamente intacta todavía, con sus numerosas iglesias en que s eacumulaban las obras de arte; con sus palacios solariegos, góti-

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cos, renacentistas, barrocos . románticos, con sus patios y sus jar-dines interiores . Aquella Valencia, contemplada desde la alturadel Miguelete, era un maravilloso paisaje urbano . con sus cúpulasde tejas azules . con los miramares de las casas señoriales, con lastorrecillas de caña de los columbaires. Al fondo la huerta . el mar,la Albufera ." (12)

Creo convencidamente que el Marqués de Lozoya, como no-velista, poseía una cualidad fundamental en todo narrador : la ca-pacidad para atraer la atención del lector, el cual, prendido por e linterés del relato, avanza afanosamente en su lectura hasta llega ra la última página de cada novela y conocer así su desenlace .

Y, junto a las novelas, sus varios libros de versos . En diversasocasiones anteriores he estudiado y comentado ya la obra poéti-ca de Juan de Contreras . Así en mi discurso de ingreso en l aAcademia de Historia y Arte de San Quirce, en 1969, que vers ósobre Segovia en la poesía española contemporánea (13) ; y enun artículo, de 1976, impreso con el título de La poesía delMarqués de Lozoya y que apareció, junto con los de otros auto -res, en volumen publicado por el Centro Segoviano de Madri dcomo homenaje al Marqués al hacérsele merced de la dignida dde Grande de España (14) ; y en una extensa reseña, en el diari oABC del 21 de agosto de 1976, sobre el libro Poemas, recopila-ción de sus varios volúmenes de versos editada por la Asociació n"Amigos de Segovia" ; y, más recientemente, en el capítul oLiteratura del libro Segovia, original de varios autores (15) ; traba-jos que tengo en cuenta, lógicamente, al redactar este texto .

Sus versos F :

át : y .

"Versos olvidados de todos y aun de mí mismo" (16), dijo enuna ocasión el Marqués de Lozoya. Así fue -así es-, en efecto, y

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en la muy extensa y diversa producción de su autor constituye nun aspecto poco recordado, escasamente conocido .

Sin embargo, estos versos, compuestos en su mayor parte de1910 a 1935, poseen, según creo, valor e interés singulares, ytrascienden a toda la obra de su autor. Por ello, sin duda, pudoafirmar José María Pemán que, "en el fondo de la tarea universi-taria de Juan Lozoya están siempre los versos de su juventud "(17) . A propósito de estas palabras de Pemán corroboraba el pro-pio Marqués de Lozoya " . . .yo creo que este concepto -dejand oaparte lo que haya en él de amistosa benevolencia- es exacto . S imis libros de Historia y de Historia del Arte han alcanzado algunanotoriedad es porque, bajo su intento de rigor científico perseve-ra en ellos el espíritu de los romances que encendían mi alma d eentusiasmos y fervores en mis remotas jornadas de estudiante . "(18)

Poeta precoz

Él mismo evocó la ocasión y circunstancias de su primer poe-ma, en cuartetos, escrito hacia 1900 o 1901, niño pues de tan sól osiete u ocho años, y dedicado a una niña bellísima, huérfana yenlutada . . . ¿Cómo sería este balbuceo inicial de -con sus propia spalabras- "un niño muy romántico y enamoradizo"? No parec efuera de sentido suponer su lirismo ingenuo y sentimental, su es -tilo romántico . . . " . . .mi ensayo -comenta el precocísimo autor- ,ciertamente poco afortunado, me valió una rechifla que aumentó

por mucho tiempo mi timidez nativa ." (19)

A su precocidad poética, o al menos versificadora, se referirá

en más de una ocasión . Así en sus Memorias: `"Aun cuando yo

apenas hacía aún versos en serio, tenía desde niño gran facilida d

para versificar, y me encargaba de proveer de versos, algunos n o

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sin gracia, para comparsas y fiestas en estas tertulias invernales . "(Se refiere a las que se reunían en las casas de diversas familiasen Salamanca, en sus tiempos de estudiante de Derecho en es aciudad) (20) . También a la timidez de su carácter se refiere co ninsistencia: "Era yo [cuando tenía unos quince años] y lo fui toda-vía durante muchos años, terriblemente tímido." (21)

Pronto surgirían otros versos que daban testimonio, en efec-to, de la precocidad y vocación del todavía aprendiz de poeta ,en tanto éste cursaba sus estudios de bachillerato . Dos de susprofesores en el Instituto de Segovia, don Lope de la Calle y donSalvador Núñez, cuando conocen los poemas de su alumno le sdedican elogiosas palabras . En los primeros años del siglo e scuando nace la amistad de Juan de Contreras con otros mucha-chos de su edad que cultivan también la literatura: Juan JoséLlovet (22), Julián María Otero (23), Mariano Quintanilla (24) ,Luis Martín García _Marcos (25), . . . A todos ellos, compañeros depaseos y de lirismos, de proyectos, ilusiones y esperanzas juve-niles, se les suele llamar entonces, en la ciudad, "el bando de lo spoetas" (26) . . . A uno de estos amigos recordará, muchos añosdespués, con entrañable afecto : "Luis Martín, a quien llamába-mos Luis Marcos, del segundo apellido de su padre do nFrancisco Martín Marcos, dueño de una acreditadísima droguerí aen la plaza del Corpus, en la cual se fabricaba un agua de colo-nia famosa en toda España . La familia, en gran prosperidad eco -nómica entonces, deseaba que Luis continuara el próspero ne-gocio. Pero Luis, de una simpatía personal singular, odiaba e lcomercio . Fue poeta, acaso el mejor de los nacidos en Segovia .Cuando heredó el negocio de su padre, mantuvo en la droguerí auna tertulia amenísima, frecuentada por la colonia aristocrátic ade La Granja, pues Luis era el más divertido conversador que h econocido." (27)

y

cn

=y

; .

.

LIegaría así el momento de la primera publicación : unos so-netos, en la -Página literaria- del diario "El Adelantado de

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Segovia" . Dirigía entonces esa Página, y lo haría durante mucho saños, el periodista y poeta segoviano, nacido en Cantalejo, Jos éRodao (28), que efectuaba breves comentarios, a manera de co-rrespondencia, sobre los textos que recibía con la pretensión deaparecer impresos . A los sonetos del futuro Marqués de Lozoyadedicó estas palabras : "Los sonetos se publicarán. Ánimo, queusted escribe bien." En esa "Página Literaria" publicaron tambiénsus primeros escritos y se dieron a conocer Juan José Llovet, JoséRincón Lazcano, Mariano Quintanilla, otros muchos .

Los libros de versos y el Premio Fastenrath

En 1913, realizado en la imprenta segoviana de Antonio Sa nMartín, con un dibujo en la portada de Manuel Martí Alonso, apa-rece el primer libro de versos de Juan de Contreras : Poemas ar-

caicos. En él se observan ya rasgos, motivos y caracteres que ha nde perdurar en la creación poética de su autor: la capacidad evo-cadora, la emoción de la Historia y de lo pretérito, la musicalidady el cuido de la forma . . . Dos años después publica Poemas deañoranzas, título anunciador del sentimiento nostálgico que im-pregna al nuevo libro (29), donde hay ecos personales que e lpropio Lozoya explicaría más tarde :

. . . la dispersión de las cosas que durante siglos permanecie-ron en la Casa del Torreón, de mis antepasados directos, produj oen mí -ya poeta y romántico-, una cierta melancolía . Siempre haproducido en mí tristeza el presenciar el desguace de una cas ahabitada durante siglos por una misma familia y he expresado es-te sentimiento en alguno de mis poemas ." (30)

Del poema aludido he aquí seguidamente algunos fragmen-

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70h.. los tristes palacios que son en la. ciudad

la nota melancólica de olvido y soledad!Entrad en uno de ellos, que estas casas sin dueñ oevocan añoranzas e invitan al ensueño;abrid la verja antigua: traspasad los umbralesdel jardín clausurado por los altos tapiales.Acacias y castaños, creciendo en libertad ,forman un vago ambiente de sombra y humedad,faltos de sol se ahilan arbustos y retoñosy las hojas caídas que dejan los otoñoscubren sendas y cuadros donde sólo florecenunos lirios esbeltos, muy blancos, que parecenheráldicos adornos cincelados en platapara alguna diadema .

Subid la escalinatay en todas las estancias encontraréis las huellasde las vidas lejanas que pasaron por ellas .¡Oh nobles aposentos do se mantuvo vivael alma de esa raza tan triste y tan altiva!Tal vez de ellos salieron almas fuertes e inquietas,almas de aventureros, de santos, de poetasque asombraron al mundo . Tal vez aquí viviero ngentes dulces, tranquilas, que nunca conociero nmás amplios horizontes que los de estos balcones,sombrías callejuelas y viejos paredones .Todos ellos dejaron la señal de su pasoen mil pequeñas cosas que hallamos al acaso.en arcas y vargueños .

)Ní un recuerdo lejano, ni un nombre solamente ,ni un rasgo, ni una fecha que ilustre nuestra mente,esclarecen las sombras de su vida esfumada .

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Antaño fueron algo quizás: hoy no son nada .Almas desconocidas, hermanas de la míaque entre estos viejos muros un día y otro díauna existencia hilabais que como humo de inciensose disipó en los cielos:

Al recordaros, piensoen cómo -llamarada que se extingue y olvida-van los hombres tejiendo, lentamente, su vida." (31)

Y, en 1917, tras una pausa también de dos años, da a la lu zSonetos espirituales (32), volumen de versos coincidente en el tí-tulo y en la fecha con otro de Juan Ramón Jiménez y que ofrec etestimonio de religiosidad fervorosa, expresada en sonetos d eimpecable perfección formal . En ellos asoma a veces el recuerdode Fray Luis de León, como en el siguiente, transido de anheloespiritual, de añoranza del Bien más alto y puro :

Llena los campos, compasado y lento,de las cigarras el solemne coro . . .¡Señor y Padre mío! ¡Oh cuanto añoro

__ -la eternidad, que tan cercana sientol~

;_.'

¡Noche serena, rutilante, santa; Cuando todo en mi torno brilla o canta,

¿por qué yo he de callar, confuso y triste?

Bajo mi pecho, que de amor suspira,hoy vibra el corazón como una lira . . .¡Púlsale Tú, Señor, ya que lo hiciste!. . ." (33)

"¡Clara noche estival! El firmamentotan cerca brilla, que sus gemas de oroparecen enredarse en el sonorofollaje del pobar, que mueve el viento . ,

Este libro suscita, de inmediato, entusiastas elogios de la críti -

ca. Expresiva muestra de tal actitud dan unas palabras del cate-drático e historiador de la literatura española Julio Cejador : "Los

1 Sonetos espirituales -afirma- son las mejores poesías mística scompuestas en España mucho tiempo ha, de verdadero misticis-mo español, sincero . sentido y de exquisita hechura" (34) .

A partir de 1918 y durante varios años publica con asiduida dpoemas en las páginas del periódico "El Debate" . Ello contribuy ea la cada vez mayor notoriedad del Marqués de Lozoya -que fir-ma ya siempre así sus escritos- como poeta. Un nuevo libro ,Poemas castellanos (35), de 1920, es distinguido con el premioFastenrath, otorgado por el rey Alfonso XIII a propuesta de l aReal Academia Española de la Lengua . El prestigio del poeta al-canza ahora su punto máximo y son múltiples las alabanzas decríticos y comentaristas de poesía . Representativo ejemplo deello encontramos otra vez en Julio Cejador :

"Juan de Contreras y López de Ayala L . .], es hoy el poeta má schapado a la antigua española, sin oler, con todo eso, a rancie-dad añeja o a ñoña imitación . Campea en sus estrofas la varoni lgallardía de nuestra noble lengua castellana, con toda la riquezarítmica de los clásicos, con la opulencia de lenguaje y soltura d econstrucción de muchos antiguos escritores . Buena lección paralos extranjerizos modernistas . Suena esta poesía a popular, por l ohondamente que arraiga en el espíritu castellano . Es Juan deContreras segura esperanza de restauración de la épica castella-na, que canta viejas leyendas, históricos sucesos y cuanto del es-píritu de la vieja España se trasparenta en los desmoronados mu-ros, cuarteados palacios y ruinas evocadoras de todo géner osembradas por el suelo de la patria" (36) .

En 1924 otro libro : Romances del llano (37), que continu aen sus temas, inclinaciones y estilo la trayectoria poética y carac-teres de los precedentes: gusto evocador, fina sensibilidad par a

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captar -y transmitir- la emoción de la historia, aliento épico ,amor a Castilla y a sus viejas ciudades como Segovia, reelabora-ción de antiguos motivos tradicionales, arraigado sentimiento re-ligioso, . . .

Aunque los rasgos anteriores son los más constantes, sínto-mas delatores de cierta inquietud y crisis humana, incluso social ,apuntan ahora en algunos poemas, como en el titulado "Nocheen las eras", con reminiscencias, acaso, de José María Gabriel yGalán:

Bajo el cielo rutilante, que hablaba de eternidad,por nuestras hondas miserias sentí una inmensa piedad;recordaba mis ensueños, marchitados siempre en flor;mis anhelos de ser útil, mis ansias de ser mejo ry lloré sobre mi vida; . . . " (38)

Especial interés posee el poema "La Galana", por su noveda den el tratamiento del género de las Serranillas, donde presenta aun caballero sinceramente enamorado de la pastora (39) .

En 1925 aparece la segunda edición de Sonetos espirituales y ,poco después, otra colección de poemas bajo el título Cantar delas tierras altas (40) . A su frente figura un soneto del poeta va-lenciano Juan Lacomba dedicado al autor y con certeras conside-raciones sobre el carácter de su poesía :

"Oro de sol de tarde y serena quietud_ -serenidad de viejas ciudades castellanas-

tienen todos tus versos, donde la juventudestalla humildemente en voces franciscanas .

Te hizo el siglo poeta, Marqués, y la hidalguíapuso en todos tus versos un hidalgo sabor. . .

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Marqués, por eso sabe toda tu poesíaa antigua gesta heroica o a místico fervor .

.'Marqués, humildemente, con esa humildad tuya ,de este verso sincero una alabanza fluya ;sea como una rosa esta ofrenda cordial;

que perfume un instante toda tu poesía ,serenamente humana, tibia y sentimental ." (41)

El poeta canta ahora a la Castilla pobre y exhausta, al labra-dor de sus tierras miserables y hermosas a la vez (42) . Y una su-gestión machadiana se proyecta sobre algunos de sus versos :

"El viento gime: en la sierra={no hay lomas tan desoladascomo las del valle angostoque el río Pirón socava .

Es en la sierra desnudaque yergue sus cimas calvas ,donde los hoscos jabinosponen manchas azuladas. " (45)_ _

La crisis espiritual anunciada en versos de Romances del llan omuestra testimonios más precisos y visibles de desnuda sinceridad :

"Yo quise hacer mi estancia sobre el haz de la tierraen mi ciudad antigua, la de las torres de oro ,y al resguardo del muro que mis moradas cierra,de cosasfamiliares reuní mi tesoro .

En mil cosas pequeñas puse todo mi amor.


Gusté tranquilamente la suave miel de Horacioy olvidé que en mi torno palpitaba el dolor. -

Tras de Cantar de las tierras altas pasarán varios años hastala publicación en 1935 de Los caminos y los días, último libro deversos del Marqués de Lozoya. Lo abren dos poemas al autor, ori-ginales de Luis Martín Marcos y de Francisco Martín y Gómez . E laspecto más representativo de esta obra radica en la continuida dde la temática castellana y -más específicamente- segoviana : e lautor proclama, una vez más, su amor a la tierra donde ha naci-do, y ello se anuncia y cifra ya en el título a manera de dedicato-ria de la composición inicial : "Del autor a la ciudad de Segovia ,su patria" (45) .

Después, su alejamiento del quehacer poético va haciéndos ecasi total . Sólo escribe algunas composiciones durante los año sde residencia en Roma (de 1953 a 1957), y, excepcionalmente, e nocasiones familiares . En unas notas autógrafas que, a petició nmía, me envió con carta fechada a 21 de abril de 1976, me decía :"Hace unos 20 años que no escribo versos . Solamente, algunavez, versos íntimos, en acontecimientos familiares . "

Poética. Admiraciones

La obra en verso del Marqués de Lozoya -en especial la pu-blicada hasta 1920- corresponde a los años siguientes a los d eplenitud del Modernismo . Si de este movimiento aprovecha yrefleja -no podía por menos de suceder así= su perfeccionismoformal, su riqueza de metros y de ritmos, ello lo hace siemprede manera contenida, diríamos austera . También, en parte, en-tronca con el Romanticismo ("¿Quién que es -había interrogado ,retóricamente, Rubén Darío- no es romántico?") . Mas, sobre to-

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do, cabe encuadrarla junto a las de otros poetas, numerosos ymuy diversos en su importancia, sus estilos y su significación :modernistas . noventa y ochistas, novecentistas, . . . que, desdecomienzos del siglo actual tuvieron a Castilla como tema insis -_tente de sus versos y a los que cabe denominar "descubridores "'de esta región : Carlos Fernández Shaw, José María Gabriel yGalán, los hermanos Machado, Enrique de Mesa, Francisc o

=vVillaespesa, Eduardo Marquina, Juan José Llovet, Lui sFernández Ardavín, . . . Esta serie de nombres podría ampliars econsiderablemente. Es clara, con relación al aspecto que señalo ,la coincidencia o semejanza de algunos títulos de libros :Castellanas . de Gabriel y Galán ; Campos de Castilla, deAntonio Machado ; Cancionero castellano, de Enrique de Mesa ;Poemas castellanos, de Juan de Contreras, etc . Sobre varios deestos poetas declaró Lozoya su admiración, sobre Antoni oMachado en especial, al que considera "el primer poeta en len -gua castellana en nuestro siglo" (48) . Otros poetas dilectos su-yos fueron -según me dijo en las notas manuscritas que me re-snitió y a las que ya me he referido- :

"En general, todos los "grandes" de la poesía española, desd eBerceo hasta Jovellanos. Los románticos, Bécquer sobre todo ; delos actuales, G . Lorca, Miguel Hernández, Antonio Machado, so -bre todo" .

Y. ;Cuál era el concepto de poesía que tenía? ¿Qué era la poe -sía, para él? También me lo indicó, por escrito, con precisa conci -sión: "La expresión de la belleza del mundo exterior y de la emo-ción del mundo interior en un lenguaje musical" (47) .

- Alejado, pues, voluntariamente, de la creación poética (solía,.el Marqués aplicarse a sí mismo la calificación de `poeta jubila --do"), recordaba no obstante con gustosa complacencia sus ver-


sos de otros tiempos . Sobre las causas de su alejamiento algo pa -rece revelar en el prólogo que hizo a uno de los libros de Jaim eDelgado (48) y donde dice :

" . . . al leer el poema al cual sirven de prefacio estas líneas, yoconfieso, con absoluta sinceridad, que he cometido el pecado d erecordar con desgana mis versos de juventud, a los cuales debo taníntimos goces y cuyo recuerdo ilumina aún mí ancianidad. Jaime hatenido lo que a mí me faltaba" : libertad, encadenado yo a los pre-ceptos de mis profesores de "Retórica y Poética", que me obligaba na encerrar la rebelde idea en las estrechas cárceles del metro y de l arima. [ . . .] Mis palabras, mis imágenes, estaban desgastadas por e luso, habían sido ya gala de poetas muertos hace siglos ." (49)

En la convicción que revelan estas palabras puede hallarse l aclave del alejamiento de la creación poética decidido y manteni-do por Lozoya . Sin embargo, él amaba su obra lírica y confiab aen ella, hasta el extremo de afirmar : `"Creo sinceramente que enpocos años mis libros didácticos quedarán anticuados y preteri-dos ante los hallazgos de nuevos investigadores, pero siempr ehabrá alguien que tenga en la memoria alguno de mis sonetos"(50) . E insiste: "Tengo la ilusión de que alguna de estas breve scomposiciones, gritos de amor, de angustia o de esperanza, per -dure cuando mi obra histórica y literaria se haya sumido en e labismo del olvido" (51) . Estaba en lo cierto : muchos de sus ver-sos dan la certidumbre de un poeta auténtico . Compruébese enla lectura de uno de sus más hermosos sonetos :

"Hermano mío, ¿lo recuerdas?, eracerca del mar. La noche descendíay, oteando la vaga lejanía,fingíamos paisajes de quimera .

Hablábamos despacio; en la escolleracon manso ritmo el agua se rompía,

y el campo de los cielos encendíalas flores de su eterna primavera.

Sobre la enhiesta roca, sin testigo ,hablamos largamente del anhelode eternidad, que en nuestras almas arde:

A solas con el mar y con el cielo,yo sentí que Jesús, el Buen Amigo, '- _ ' _

-estaba con los dos aquella tarde." (52) = = i=

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NOTAS

(1). Juan de Contreras, Marqués de Lozoya : Memorias (1893-1923).Segovia, 1992, p . 47 . Vid, asimismo, p . 23.

(2). Prólogo a Jaime Delgado : El libro de Segovia . Madrid, EdicionesEnebro, 1974, pp . 9-10

(3). A . Machado : Poesías completas. Madrid, Selecciones Austral, 1987 (12 2edición), p . 264 .

(4). J . de Contreras, Marqués de Lozoya : Poemas. Segovia, 1976, p . 145 .

(5). M Álvarez Cerón : Glosario agreste. poemas . Segovia, Universida dPopular Segoviana, 1927, pp . 75-6.

(6). F. Martín y Gómez : Mar sin mar (1925-1930) . Ateneo Segoviano ,Segovia, 1931, pp . 109-10 .

(7). L. Martín Marcos : Clausura y Poemas. Segovia, Ediciones de la Caja d eAhorros y Monte de Piedad de Segovia, 1974, p . 97 .

(8) Reproduzco el texto del libro, con diversas colaboraciones, publicadopor el Centro Segoviano de Madrid bajo el título El Marqués de Lozoya. Grandede España . Madrid, 1976, p . 7 .

(9). J . Pérez Villanueva : Una labor de apostolado predicarte, en el libro de l

Centro Segoviano citado en la nota anterior, p . 34 .

(10). Marqués de Lozoya : El regidor. Novela de tierras de Segovia . Editoria lVoluntad . Madrid, s .a . (1924), pp . 290-91 . Existe una reimpresión en offset por

la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia en 1972 .

(11). Marqués de Lozoya : La alquería de los cipreses . Apunte de novela tra-

zado en la ciudad de Valencia por. . . (Dibujos de L . F. Peíialosa) . Tipografía

Moderna, Valencia, 1931, pp . 10-11 .

(12). Memorias . . . ed . cit., p. 147.

59

41 Z1,11,11:1

(13) . Segovia en la poesía española contemporánea, en Estudios

Segovianos, t . XXI, 1969, pp . 97-131 . Incluido posteriormente en mi libro, con

prólogo del Marqués de Lozoya, Miscelánea segovianista, Segovia ,Publicaciones de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Segovia, 1971, pp.

223-47 .

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(15). VV.AA . : Segovia. Madrid, Editorial Mediterráneo, 1990, pp . 149-72 .

(16). En el prólogo a su libro Poemas, ed . cit ., p . 5 .

(17). Palabras de salutación con motivo de una serie de conferencias sobr eHistoria del Arte dada por el Marqués de Lozoya en la Academia Hispano -

Americana de Cádiz . Reproducidas por el propio Lozoya en su prólogo a su li-bro Poemas, ed . cit . . p . 5 .

(18) Prólogo a Poemas, ed . cit., pp . 5-6 .

w (19) Prólogo a Poemas, ed . cit ., pp . 6-7.

(20) Memorias, ed . cit ., p . 117 .Lñ

, . (21) Memorias, ed . cit., p . 86 .

(22). Vid . José Montero Padilla : Los comienzos de la obra literaria de JuanJosé Llovet, en XL Aniversario del Centro de Estudios Montañeses, t . II ,Santander, Diputación Provincial, 1976, pp . 247-51 .

(23). Vid. J . Montero Padilla : Memoria de Julián María Otero, enMiscelánea segovianista, ed. cit ., 99-102 .

(24). Vid . J . Montero Padilla : Segovia en la poesía española contemporánea,en Estudios Segovianos, t . XXI, 1969, pp . 98-9.

(25). Vid. Martín García-Marcos, Luis : Crónicas y otros escritos en prosa .Prólogo, selección y notas de José Montero Padilla . Publicaciones de l aAcademia de Historia y Arte de San Quirce, Segovia, 1980 .


(26). Cfr. J . de Contreras : Prólogo a Poemas, ed . cit ., p . 8 y Memorias, ed .cit ., pp . 118-9 .

(27). Memorias, ed . cit ., p . 72 .

(28). Vid . José Rodao : Antología de sus versos, precedida de una semblan-za literaria por José Montero Padilla . Segovia, 1966 .

(29). Impreso en Segovia, en la imprenta de Antonio San Martín .

(30). Memorias, ed . cit ., p . 111 .

(31). Poemas, ed . cit., pp . 35-7

(32). Sonetos espirituales, Segovia, 1917, imprenta de Antonio San Martín .Una segunda edición, sin indicación de fecha [1925] aparece más tarde, e nMadrid, por La Editorial Voluntad: Sonetos espirituales . Compuestos en laCiudad de Segovia, por . . .

(33). Sonetos espirituales. Madrid, Edit . Voluntad, s .a. (1925), pp . 11-12 .

(34). Julio Cejador y Frauca : Historia de la Lengua y Literatura Castellana ,t. XIII, Madrid, 1920, p . 179.

(35). En Segovia, por la imprenta de Antonio San Martín .

(36). J . Cejador : Ob. cit ., p . 179 .

(37). Romances del llano y otros poemas . Compuestos en la ciudad de

Segovia por. . . Talleres tipográficos de la Sociedad Anónima Editorial Reus .

Madrid, 1924 .

(38). Romances. . ., ed . cit ., p . 23 -

(39). Sobre el tema de las serranillas y su posible interpretación desde u n

punto de vista social vid . Vicente Gaos: El Marqués de Santillana, en Claves de

Literatura española, Madrid, 1971, t . I, pp . 82-3 .

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JOSÉ MONTERO PADILLA

(40). Cantar de las tierras altas y otros poemas . Compuestos en la ciudadde Segovia por. . . Editorial Voluntad, Madrid, s.a . (1926) .

(41). Cantar de. .. Ed . cit., p. 5 .

(42). Véase al respecto, por ejemplo, la composición Cantar de las tierrasaltas, en Poemas, ed . cit. [1976], pp. 1 35-6 -

(43). En Poemas, ed . cit., p. 139 -

(44). Poemas, ed . cit., p . 143 .

(45). Los Caminos y los Dios. Poemas . Segovia, imprenta de -El Adelantadode Segovia-, 1935 . Incluido en Poemas, ed . cit ., pp . 171-92 .

.

(46) . La afirmación se encuentra en su prólogo a mi libro Miscelánea sego-vian sta, ed. cit . en la nota 13, p . 9 .

(47) . El texto, inédito, pertenece a las notas autógrafas que el Marqués deLozoya redactó y me envió en 1976 y a las que me he referido antes .

-(48) . El libro de Segovia (vid . la nota 2) .

(49) . Prólogo a El libro de Segovia, de Jaime Delgado, ed. cit., p. 10 .

. (50) . Prólogo a Poemas, ed . cit ., p . 6.

(51). Prólogo a Poemas, ed . cit., p. 10 . Cfr. Memorias, ed . cit ., pp . 129-30 .

(52). De Sonetos espirituales. Cito por la reedición en Poemas, p . 59 .

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