JoaquA n de Fiore y El Milenarismo Es

No hay mal que por bien no venga: Joaqun de Fiore

y las esperanzas milenaristas a fines de la Edad Media

Adeline Rucquoi

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Adeline Rucquoi. No hay mal que por bien no venga: Joaqun de Fiore y las esperanzasmilenaristas a fines de la Edad Media. Clio & Crimen, 2004, pp.217-240.

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No hay mal que por bien no venga:Joaqun de Fiore y

las esperanzas milenaristas a fines de la Edad Media

(Joachin de Fiore et les espoirs millnaristes la fin du Moyen ge

Joachim of Fiore and the millenarists hopes by the end of the Middle Ages

Joaqun de Fiore eta itxaropen milenaristak Erdi Aroaren amaiera aldera)

Adeline RUCQUOICNRS, Pars (Francia)

Clio & Crimen: n 1 (2004), pp. 217-240

Resumen: Si bien el pensamiento de abad Joaqun de Fiore ( 1202) pertenece plenamente alsiglo XII, su prediccin del futuro, consecuencia lgica de su filosofa de la historia, dio lugar a partir

de mediados del siglo XIII a numerosos movimientos heterodoxos y herticos que pretendieron hacer lle-

gar la edad del Espritu gracias a la pobreza, a la regeneracin individual, a la espera de un papa ang-

lico o de un emperador de los ltimos das, o a la va armada

Palabras claves: Edad Media, Cristianismo, Hereja, Filosofa, Movimientos sociales

Rsum: Sil est indubitable que la pense d labb Joachim de Fiore ( 1202) appartient au XIIe

sicle, ses prdictions du futur, consquence logique de sa philosophie de lhistoire, suscitrent partir du

milieu du XIIIe sicle, de nombreux mouvements htrodoxes et hrtiques, qui prtendaient favorise la-

rrive de lge de lEsprit au moyen de la pauvret, de la rgnration individuelle, de lattente dun

pape anglique ou dun empereur des derniers jours, ou de la voie des armes.

Mots cls: Moyen ge, Christianisme, Hrsie, Philosophie, Mouvements sociaux

Clio & Crimen: ISSN: -n 1 (2004), pp. 217/240 D.L.: BI--

Abstract: Undoubtedly, the thought of the abbott Joachim of Fiore ( 1202) belongs to the twelfthcentury entirely. His predictions about the future, which are a logical consequence of his philosophy of

history, from the middle of the thirteenth century on lead to many heterodox and heretical movements,

which aimed to the arrival of the Age of the Spirit throug the observance of poverty, the individual rege-

neration, the wait for an angelic pope or an emperor of the Last Days, or by force of arms.

Key words: Middle Ages, Christianity, Heresy, Philosophy, Social Movemets

Laburpena: Joaqun de Fiore ( 1202) abadearen pentsamoldea XII. mendekoa bada ere bete-betean, etorkizunaren iragarpenak (historiari buruzko bere filosofiaren ondorio logikoa) hainbat mugi-

mendu heterodoxo eta heretiko sorrarazi zituen XIII. mendearen erdialdetik aurrera. Mugimendu horiek,

bestalde, Espirituaren aroa ezarri nahi izan zuten, pobreziari, birsorkuntza indibidualari, Aita Santu

aingerutar edo azken egunetako enperadore baten etorrerari edo bide armatuari esker.

Giltza-hitzak: Erdi Aroa, Kristautasuna, Heresia, Filosofia, Gizarte-mugimen-duak

No hay mal que por bien no venga: Joaqun de Fiore y Adeline Rucquoilas esperanzas milenaristas a fines de la Edad Media


E , , , , -. El nuevo abad era originario de Celico en Calabria, donde haba nacido hacia1130-1135. Poco se sabe de su vida anterior, aunque los escasos indicios biogrficosque se pueden deducir de sus escritos muestran que una peregrinacin a Tierra San-ta lo llev a pedir el hbito en el monasterio de Sambucina, cerca de su regin natal.Siendo abad de Corazzo, Joaqun empez a poner por escrito sus primeros comen-tarios sobre las Escrituras Liber concordiae Novi ac Veteris Testament. Sin embargo, sin-ti pronto la necesidad de una mayor austeridad y, hacia 1186, renunci a la digni-dad de abad para buscar refugio en la soledad de las montaas. A pesar de las llama-das de la orden cisterciense para que el fugitivo volviera a su monasterio, Joaqunse qued en el altiplano de Sila, donde varios discpulos se unieron a l. En 1196, elpapa Celestino III reconoci la nueva orden, que tom el nombre del monasterio deFiore, dedicado a San Juan Evangelista y el Espritu Santo. El abad Joaqun de Fiorecompagin entonces su vida contemplativa con la redaccin de numerosos tratados,el encuentro con grandes personajes como Tancredo, Ricardo Corazn de Len y elemperador Enrique IV, y la expansin de su orden. Muri el 30 de abril de 1202 ysobre su sepulcro fueron grabados los versos: Hic abbas Floris / caelestis gratiae roris1.El abad de Fiore dejaba tras de s veintids obras, entre las cuales varias epstolas yun Tractatus de unitate seu essentia Trinitatis contra Petrum Lombardum2.

Joaqun de Fiore no fue nunca considerado como un hereje por la Iglesia, aunqueel IV concilio de Letrn de 1215 condenara su tratado contra Petrum Lombardum3. Muyal contrario, lleva el ttulo de beato y su vida fue recogida en los Acta Sanctorumen el siglo XVII. La orden de Fiore tampoco fue condenada y, casi un siglo despusde su muerte, Dante coloc al abad en su Paraso, en compaa de personajes tan ilus-tres como Domingo de Guzmn, Toms de Aquino, Buenaventura, Hugo de San Vc-



1 ELIA, Francesco d: Gioacchino da Fiore. Un maestro della civilt europea, Soveria Mannelli, Rubbettino Editore, pp.15-21.2 SELGE, Kurt-Victor: Elenco delle opere di Gioacchino da Fiore, Florensia. Bolletino del Centro Internazionaledi Studi Gioachimiti, III-IV (1989-1990), pp. 27-33.3 GARCA y GARCA, Antonius (ed.): Constitutiones Concilii quarti Lateranensis una cum commentariis glossatorum, Cittdel Vaticano, Monumenta Iuris Canonici, Series A: Corpus Glossatorum, vol. 2, 1981, p. 43 (c. 2):Dampnamus ergo et reprobamus libellum sive tractatum, quem abbas Ioachim edidit contra magistrum Petrum Lombardum deunitate seu essentia Trinitatis, appellans ipsum hereticum et insanum, pro eo quod in suis dixit Sententiis quoniam quedam summares est Pater et Filius et Spiritus Sanctus, et illa non est generans neque genita neque procedens. Unde asserit quod ille non tamTrinitatem quam quaternitatem astruebat in Deo, videlicet tres personas et illam communem essentiam quasi quartam....

tor, Pedro Comestor, Pedro Hispano, el profeta Natn, Juan Crisstomo, Anselmo,Donato y Rbano Mauro4. El abad de Fiore pertenece as al colegio de los fundado-res de rdenes (Domingo de Guzmn), telogos (Toms de Aquino, Hugo de SanVctor, Anselmo), filsofos (Pedro Hispano), historiadores (Pedro Comestor), pro-fetas (Natn), intrpretes de la Bblia (Juan Crisstomo, Rbano Mauro) y gramti-cos o fillogos (Donato). De hecho, sus obras justifican plenamente la eleccin decompaeros que hizo Dante en el canto XII del Paradiso.

Si nos parece interesante hablar de Joaqun de Fiore en un coloquio dedicado aun estado de la cuestin sobre las herejas medievales, es porque su nombre est co-rrientemente asociado a una serie de movimientos y escritos herticos que empe-zaron a florecer medio siglo despus de su muerte. Jean Delumeau le presta una granatencin en su obra Mille ans de bonheur, que trata de las esperanzas milenaristas, y noduda en calificarlo como un profeta pacfico que siembra grmenes de violencia5.Los grmenes de violencia sembrados por Joaqun de Fiore crecieron con los fran-ciscanos espirituales, a travs de las obras de un Pierre-Jean Olivi o de un Juan de Ro-catallada, mediante la influencia de Arnao de Vilanova, y se unieron con otras ten-dencias mesinicas o milenaristas, de corte poltico, en los siglos XIV y XV6. Tuvie-ron asimismo una indudable influencia en la creacin de la orden jernima en Espa-a en la segunda mitad del siglo XIV7.

El abad de Fiore y sus escritos han dado lugar ya a numerossmos estudios, desdeque en 1979 se celebrara en S. Giovanni in Fiore un primer coloquio cuyas actas fue-ron publicadas al ao siguiente por el Centro di Studi Gioachimiti con el ttulo deStoria e messagio in Gioacchino da Fiore. Un segundo coloquio fue editado en 1986 por elmismo Centro como Lt dello Spirito e la fine dei tempi in Gioacchino da Fiore e nel gioachi-mismo medievale. El ao siguiente, en 1987, sala a la luz el primer nmero de la revis-ta Florensia. Bolletino del Centro Internazionale di Studi Gioachimiti. En el nmero VIII-IX dela revista, Claudio Caputano rese la enorme bibliografa de los aos 1988-1993



4 DANTE, La Divine Comdie. Le paradis, ed. Jacqueline Risset, GF Flammarion, Paris, 1990, p. 122 (canto XII,139-141): ...Rabano qui, e lucerni dallato / il calavrese abbate Giovacchino / di spirito profetico dota-to.5 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, Fayard, Paris, 1995, pp. 42-53.6 Ibidem, pp. 55-97.7 FREITAS DE CARVALHO, Jos Adriano: Nas origens na Pennsula ibrica: do franciscanismo a ordem de S. Jernimo. Oitinerrio de fr. Vasco de Portugal, Porto, Universidade, 1984.

relativa al abad de Fiore8. Indudablemente, la cercana del ao 2000 influy en el au-mento de la produccin escrita acerca de los profetas, milenaristas o mesas de la his-toria. Y las obras pioneras de P. Fournier, H. Grundmann, , E. Buonaiuti y otros9, ree-ditadas a veces en los aos 1960 y 1970, fueron rpidamente suplantadas por nue-vos estudios, entre los cuales hay que destacar los de Marjorie Reeves, Raoul Manselliy Bernard McGinn10.

1

Joaqun de Fiore: Un hombre de su tiempo

El siglo XII fue una poca de grandes y profundos cambios. Con el debilitamien-to del imperio romano de Oriente, debido tanto a la derrota de Constantinopla fren-te a los turcos como a la separacin con la Iglesia de Roma, con el decaimiento delimperio islmico tanto en Espaa como en Tierra Santa, con la Querella por el podersupremo entre el papa y el emperador en Occidente, con la conquista de Sicilia y deInglaterra por los normandos, con la aparicin de nuevos reinos como el de Portugal,con el desarrollo del comercio y de la riqueza de las ciudades, el mundo de 1150 po-co tiene que ver con el de 1050.

En el campo intelectual, nuevos horizontes se abren ante las mentes. En la abadade San Vctor de Pars, alrededor de la catedral de Chartres, con san Anselmo o sanBernardo se desarrolla el pensamiento teolgico. Con Abelardo, Gilberto Porreto,Gundisalvus y muchos otros se elabora una filosofa que procede tanto de Boeciocomo de Avicena y Aristteles. Asociada a la gran cantidad de traducciones del rabeo del griego y, en cualquier caso, fundamento de la filosofa natural, la ciencia se basa



8 CAPUTANO, Claudio: Gioacchino da Fiore: bibliografa 1988-1993, Florensia. Bolletino del CentroInternazionale di Studi Gioachimiti, VIII-IX (1994-1995), pp. 45-101.9 FOURNIER, P.: tudes sur Joachim de Flore et ses doctrines, Paris, 1909. GRUNDMANN, Herbert: Studien ber Joachimvon Floris, Berlin, 1927; y Neue Forschungen ber Joachim von Fiore, 1950. BUONAIUTI, E. Gioacchino da Fiore, i tempi,la vita, il messagio, Roma, 1931. FOBERTI, Francesco: Gioacchino da Fiore. Nuovi studi critici sulla mistica e la religiosi-t in Calabria, Firenze, 1934; y Gioacchino da Fiore e il gioacchinismo antico e moderno, Padova, 1942. KAMLAH, W.:Apokalypse und Geschichtstheologie. Die mitteralterliche Auslegung der Apokalypse vor Joachim von Fiore, Berlin, 1935.CROCCO, Antonio: Gioacchino da Fiore e il Gioachimismo, 1960, 2 ed. Napoli, 1976.10 REEVES, Marjorie: The Influence of Prophecy in the Later Middle Ages, Oxford, 1969. WEST, D. C. (ed.): Joachimof Fiore in Christian Thought, New York, 1975. MANSELLI, Raoul, 1981. MCGINN, Bernard: The Calabrian Abbot,New York, 1985.

en el conocimiento del quadrivium. Paralelamente, en las escuelas de Bolonia, Irnerioy Graciano crean los fundamentos del derecho, civil y cannico. Todos leen con entu-siasmo las letras clsicas11. Maestros, estudiantes, escuelas y centros especializados delsaber se multiplican y contribuyen al desarrollo del pensamiento12.

La hereja, dentro del discurso eclesistico, era propia del pueblo bajo e inculto;no haba afirmado Isidoro de Sevilla en sus Sentencias que la ignorancia es madre delos errores? Dentro de esa perspectiva, los herejes son aquellos que no tienen ni li-bertad ni saber: ignorancia, paganismo, rusticidad y hereja son palabras sinnimas ala hora de desacreditar las reivindicaciones populares. Paralelamente, la Iglesia se pre-senta como la mediadora imprescindible, el intrprete autorizado de los textos sa-grados. Frente a la monopolizacin del saber, de las letras (latinas), por los clri-gos, el acceso no autorizado a las Santas Escrituras, caracterstica de los herejes dela primera mitad del siglo XI, deba llevarlos a la locura. R.I. Moore establece enton-ces una distincin entre el uso de la acusacin de hereja por parte de los clrigos pa-ra asentar su poder y el uso de un saber pasivo por parte del pueblo para articularsus reivindicaciones13.

A lo largo del siglo XII, sin embargo, una parte creciente de la poblacin tuvoacceso a la educacin y a un nivel relativamente alto de conocimientos. Mientras unsan Bernardo peda que los predicadores fueran ms cultos, haban aparecido herejesmuy literati, como los ctaros14. De ah que, en 1983, desde una perspectiva antropo-lgica y sociolgica, Brian Stock relacionara la aparicin de las herejas con los cam-bios surgidos en las relaciones entre lo oral y lo escrito, y con ello en las formas depensamiento15. En todo caso, a partir del siglo XII, no se puede asimilar los movi-mientos herticos a simples reivindicaciones sociales, o considerarlos como una mera



11 HASKINS, Charles Homer: The Renaissance of the Twelfh Century, Harvard University Press, Cambridge Mss.,1927 (11 reed. 1993). CHENU, Marie-Dominique: La thologie au XIIe sicle, Vrin, Paris, 1957. LEMOINE,Michel: Thologie et platonisme au XIIe sicle, Paris, Cerf, 1998.12 PAR, G.; BRUNET, A.; TREMBLAY, P.: La Renaissance du XIIe sicle. Les coles et lenseignement, Vrin, Paris, 1933,reed. 1976. Jacques VERGER, La Renaissance du XIIe sicle, Cerf, Paris, 1996.13 MOORE, R. I.: Literacy and the Making of Heresy, c.1000-c.1150, Heresy and Literacy, 1000-1530, ed.por Peter Biller & Anne Hudson, Cambridge University Press, 1994, pp. 19-37.14 BILLER, Peter: Heresy and Literacy: Earlier History of the Theme, Heresy and Literacy, 1000-1530, pp.1-18.15 STOCK, Brian: The Implications of Literacy, Written Language and Models of Interpretation in the Eleventh and Twelfth Centu-ries, Princeton University Press, 1983; y Listening for the Text. On the Uses of the Past, Baltimore and London, 1990.

vicisitud de la lucha de clases16. Los grandes debates filosficos o teolgicos se refle-jan en las mentalidades, gracias a la accin de los predicadores itinerantes, de los ba-chilleres o maestros sin trabajo, de los mercaderes y viajeros. La hereja es un fen-meno social general, que nos obliga a interesarnos tanto por la historia cultural comopor la historia econmica, poltica y social.

Dentro del amplio abanico de temas que solicitaron la atencin de los intelec-tuales del siglo XII, el problema de Dios fue probablemente el ms estudiado, conel de su intervencin en la historia humana. La unidad divina, en relacin con el mis-terio de la Trinidad, o sea las relaciones entre unitas y pluritas, aequalitas y alteritas, llenanentonces centenares de pginas. Las teoras de de Abelardo ( 1142) y de GilbertoPorreto ( 1154) acerca de la Trinidad, pese a las condenas o crticas de las que fue-ron objeto, la fundacin del Paracleto por Abelardo, les Sententiae de Pedro Lombardo( 1160) y el De Trinitate de Ricardo de San Vctor ( 1173) atestiguan el inters quesuscitaba el tema trinitario. En Espaa, el obispo de Pamplona, Pedro de Artajona(1167-1193), tambin conocido como Petrus Parisiensis, Petrus Parisii, Petrus Parisius,o Petrus de Paris por haber estudiado en esa ciudad, redacta asimismo un tratado sobrela Trinidad, mientras que en Len, Martn de Len ( 1203) dedica numerosas pgi-nas de su Concordia veteris et novi Testamenti al problema de la Trinidad y a las herejas17.

Paralelamente a las especulaciones sobre la unidad de Dios y su Trinidad, los fil-sofos y telogos del siglo XII se apasionan por la historia. La historia es consubstan-cial al cristianismo y, sin llamarse a s mismos historiadores, muchos dedicaron unaatencin especial a la economa del tiempo18. Hugo de San Vctor ( 1141), en su Di-dascalicon, define perfectamente la lectio historiae, que es tanto el contenido como el mto-do de la disciplina, basada en las series narrationis y no en la especulacin dialctica; trasl, Otn de Freising ( 1157), Anselmo de Havelberg ( 1158) y Petrus Comestor (



16 GEREMEK, Bronislaw Hrsies mdivales et dracinement social, Horizons marins, itinraires spirituels (Ve-XVIIIe sicles). Mlanges en lhonneur de Michel Mollat, Publications de la Sorbonne, Paris, 1987, t. I, pp.55-65.17 GO GAZTAMBIDE, Jos: Historia de los obispos de Pamplona, Diputacin Foral de Navarra, Pamplona, 1979,t. I, pp .433-434. El tratado de Pedro de Artajona, indito, se encuentra en Salamanca; vase Repertorio de lasCiencias Eclesisticas en Espaa, 2 (1971), 478, n 2756. GARCA TATO, Isidro: Influencia de Pedro Lombardoen la doctrina trinitaria de Martino de Len, Santo Martino de Len, Isidoriana Editorial, Len, 1987, pp.679-685.18 CHENU, Marie-Dominique: La thologie au XIIe sicle, p. 63: ....un domaine alors tranger au programmedes coles, mais essentiel lquilibre gnral de la pense chrtienne: celui de lhistoire, comme expressiondu Christianisme conomie temporelle du salut.

1179), con su Historia scolastica que tuvo una enorme difusin, se dedican a escribir unaratio preteritae rei, un encadenamiento lgico de los acontecimientos del pasado.

La intensa actividad intelectual y las nuevas vas de investigacin abiertas por lospensadores del siglo XII no fueron aceptadas por todos, y suscitaron una oposicinms o menos violenta por parte de otros pensadores o sectores de la sociedad. Losfilsofos, como Abelardo o Gilberto Porreto, que profesan ideas nuevas en vez delas tradicionales, se ven asimilados a los herejes y, en el Sermn 33 super Canticam,redactado hacia 1138-1139, el abad de Claraval fustiga del mismo modo los philoso-phorum et haereticorum varia et vana dogmata19. La idea de una estrecha asociacin entrehereja y filosofa no es nueva. Se remonta a Tertuliano ( 230) que condenaba el usode la filosofa griega para explicar el contenido de la fe; en la primera mitad del sigloIII, el sacerdote romano Hiplito, en su Refutacin de todas las herejas, redactada en grie-go, encontraba en el origen de cada hereja algn filsofo griego.

A medida que, en el siglo XII, la filosofa gana terreno entre los intelectuales occi-dentales, en particular gracias a las categoras aristotlicas, la condena abstracta desan Bernardo se convierte en condena ad hominem. Hacia 1178, Gualterio de SanVctor, en su Contra quatuor labyrinthos Franciae, cualifica como herejes a Abelardo, PedroLombardo, el obispo Pedro de Poitiers y Gilberto Porreto20. Gualterio acaba su obraaseverando que todos los herejes son filsofos y dialcticos21. Un siglo antes, PedroDamin (1007-1072), en su De sancta simplicitate y en su De divina omnipotentia, prohibaya a sus monjes el estudio de la filosofa y de las disciplinas profanas, destacando queel primer profesor de gramtica era el propio diablo que le haba enseado a Adn adeclinar la palabra deus en plural22.



19 LECLERCQ , Jean: Lhrsie daprs les crits de Bernard de Clairvaux, The Concept of Heresy in the MiddleAges (11th-13th C), ed. por W. Lourdaux & D. Verhelst, Leuven University Press, 1983, pp. 16-24 y 13.CONGAR, Yves M-J. : Arriana haeresis comme dsignation du nomanichisme au XIIe sicle: Contribution lhistoire dune typification de lhrsie au Moyen ge, Revue des sciences philosophiques et thologiques, 43(1959), pp. 449-461.20 VERBEKE, Grard: Philosophy and Heresy: Some conflicts between Reason and Faith, The Concept ofHeresy in the Middle Ages (11th-13th C), pp. 172-197.21 GLORIEUX, Palmon: Le Contra quatuor labyrinthos Franciae, Archives dhistoire doctrinale et littraire du Moyen ge,27 (1952), pp. 187-335, en part. p. 197, 32-33: ...quod novi immo omnes heretici a philosophis et dia-lecticis generantur....22 De sancta simplicitate, P.L. (Patrologia Latina), 145, c. 695. Cf. VERBEKE, Grard: Philosophy and Heresy:Some conflicts between Reason and Faith, op. cit.

La oposicin a los cambios, sean intelectuales, polticos o econmicos, propiosdel siglo XII, se manifest tambin de forma ms radical, a travs de un rechazo dela novitas o modernitas a favor de una vuelta a los orgenes, un retorno hacia un tiempomtico, o un pasado idealizado. Poco despus de 1120, el abad Ruperto de Deutz,terminaba de redactar un tratado titulado De vita vere apostolica23. Frente a la corrup-cin y a la decadencia de las instituciones eclesisticas, la vuelta a la verdadera vidaapostlica se ofrece como la nica solucin. Esta vida apostlica idealizada es elmodelo que las reglas monsticas transmiten: la espiritualidad de la primera comu-nidad, la de los apstoles, la pobreza de aquellos que lo dejaron todo para seguir aCristo, la penitencia. Pedro Damin, Bernardo de Claraval, san Bruno intentan resta-blecer ese ideal de vida apstolica entre los cristianos. Frente a la riqueza de los mer-caderes, a la violencia de los caballeros, al poder de la Iglesia secular, el ideal de C-teaux es la pobreza, la oracin, la humildad y el apartamiento del mundo. La espiri-tualidad cisterciense es monstica. Influir, sin embargo, muchsimo en todas las ca-pas de la sociedad a los largo de los siglos XII y XIII.

De hecho, la reaccin contra la modernitas no se limita a una renovacin de losideales ascticos preconizados por algunos reformadores o fundadores de rdenes. Elrechazo de un mundo que ya no se entiende, de unos cambios que transforman la vi-da de los hombres ms all de su capacidad de adaptacin, lleva a grupos de licos aponer en prctica una vida apostlica en la que no existan Iglesia, jerarqua, sacra-mentos, obligaciones y condenas. Esos movimientos, a la vez conservadores y contes-tatarios, surgen desde finales del siglo XI en todas partes de la Cristiandad occidental.Predican una vida apostlica, el arrepentimiento de los pecados, la fraternidad, lapobreza y la exaltacin de lo espiritual sobre lo material. Por vez primera, en 1143en Colonia, los miembros de un grupo de apstoles, pobres de Cristo, con su obis-po y sus telogos, se ven tildados de ctaros24.

La coincidencia entre el desarrollo de una vida intelectual diversificada y rica y laaparicin de esos movimientos puede plantear la cuestin de la posible relacin entreambos.Habra favorecido la adquisicin masiva del saber las herejas populares? o esla difusin de las herejas las que suscit un mayor inters por el saber? Tal fue la pre-gunta que hicieron Peter Biller y Anne Hudson a una serie de especialistas hace casi


No hay mal que por bien no venga: Joaqun de Fiore y Adeline Rucquoilas esperanzas milenaristas a fines de la Edad Media (Christianity)

23 CHENU, Marie-Dominique: La thologie au XIIe sicle, p. 226.24 WAKEFIELD, Walter G. & EVANS, Austin P. (ed.): Heresies of the High Middle Ages, Columbia University Press,New York, 1969, reed. 1991, pp. 24-28.

diez aos25. En el prlogo, Peter Biller subrayaba la antigua y tradicional identifica-cin operada por la Iglesia entre el hereje y el ignorante illiteratus, no sin especi-ficar que por illiteratus hay que entender el que no sabe latn, los conocedores del latnsiendo por lo general miembros de la Iglesia.

El fundador de los cisterciences defini el hereje como un individuo que prefieresu opinin propia a la doctrina de la Iglesia, y busca a travs de ella una gloria mun-dana, y vi en la hereja uno de los flagelos de la Iglesia, semejante a las persecucio-nes26. Contra los ctaros o neo-maniqueos del Lenguadoc y de Colonia en Alemania,Bernardo escribe sermones en 1144-1145, en los que advierte que, aparte de tenergraves consecuencias morales, sus ideas provienen de un profundo pesimismo encuanto a la creacin divina, pesimismo que les lleva a rechazar el matrimonio, abste-nerse de los alimentos y negar la validez de los sacramentos.

Cuando, en el ltimo cuarto del siglo XII, Joaqun de Fiore inicia la redaccin desus obras, sus preocupaciones pertenecen pues plenamente a su poca. Se unen en supensamiento el inters por la historia, el problema de la Trinidad, la posibilidad dellevar una vida apostlica para dar lugar a una filosofa muy original. En la medidaen que, con la excepcin de su Tractatus en contra de las tesis de Pedro Lombardo, nin-guna de sus obras fue condenada por la Iglesia, resulta entonces sorprendente que sunombre conste regularmente entre los de los herejes. Pero si tomamos la palabragriega hairesis en su sentido original aquel que defiende un sistema filosfico parti-cular, entonces quizs s haya que incluir al abad de Fiore entre los herejes27. Per-tenece a ese reducido grupo de intelectuales de los siglos XII y XIII que, ademsde moverse entre varios campos religioso, filosfico, filolgico, cientfico, profti-co, desarrollaron un pensamiento extremadamente original e inclasificable. Hilde-garda de Bingen (1098-1179) o Raimundo Lulio (c. 1232-1316) son otros de esosherejes del pensamiento medieval.



25 BILLER, Peter & HUDSON, Anne (eds.): Heresy and Literacy, 1000-1530, op. cit.26 LECLERQC, Jean: Lhrsie daprs les crits de Bernard de Clairvaux, The Concept of Heresy in the MiddleAges (11th-13th C), pp. 12-26.27 SNCHEZ, Manuel Ambrosio La represin de la disidencia ideolgica en el discurso religioso medieval,Disidentes, heterodoxos y marginados en la historia, ed. por ngel Vaca Lorenzo, Salamanca, Ediciones Universidad,1998, pp. 85-108.

1I

Una filosofa de la historia

La reflexin sobre la Trinidad est en el centro del pensamiento del abad de Fiore28

que no intenta tanto comprender las relaciones que unen las tres personas divinas entres como el vnculo profundo que existe entre un Dios trinitario y la historia humana. Pa-ra l, el misterio de la Trinidad se manifiesta en la historia del mundo, y hay que rein-sertarlo como centro y modelo de la historia de los hombres. As, del mismo modo quetres personas coexisten en un solo Dios, la historia, reflejo de lo trinitario, se divide entres status estado, situacin, esencia o tiempos, que pueden ser atribuidos a lastres personas de la Trinidad divina. Sicut Deus Trinitas est, ita [...] sunt tria tempora, quae tresstatus mundi nominanda credidimus escribe Joaqun en su Expositio in Apocalypsim, mientras ensu Liber Concordiae Novi ac Veteris Testamenti asevera que Tres status mundi propter tres personas divi-nitatis assignare curavimus29. El abad de Fiore se sita aqu dentro de la lnea de Hugo deSan Vctor, Otn de Freising o Pedro Comestor, en la medida en que para l la historiahumana es una evolucin lgica, que se entiende en funcin del proceso trinitario.

La divisin de la historia en tres pocas es antigua. San Agustn, al que retoma yanaliza Hugo de San Vctor, ya distingua entre una poca previa a la ley dada porMoises o ante legem, una poca sometida a la ley o sub lege, y finalmente una poca subgratia a partir de la Encarnacin de Cristo: natura, lex, gratia resumen as la evolucinhistrica30. Por su parte, el trmino status, para designar a la vez las pocas y el esta-do del mundo, haba sido ya empleado por Anselmo de Havelberg en sus Dialogi quemostraban como, a travs de siete status sucesivos, la Iglesia se renovaba incesante-mente31. La novedad introducida por Joaqun de Fiore consiste pues en hacer coinci-dir los status del mundo con las personas divinas, poniendo as de manifiesto la inter-vencin de Dios en la historia humana.



28 CROCCO, Antonio: Gioacchino da Fiore e il Gioachimismo, Napoli, 1976, pp. 115-146. ELIA, Francesco d:Gioacchino da Fiore. Un maestro della civilt europea, pp. 153-162.29 CROCCO, Antonio: Genesi e significato dell Et dello Spirito nellescatologia di Gioacchino daFiore, Storia e messaggio in Gioacchino da Fiore. Atti del I congresso internazionale di Studi gioachimiti, S. Giovanni inFiore, Centro di Studi Gioachimiti, 1980, pp. 195-224. Sigo este artculo en mi presentacin de la doctri-na joaquinita. 30 CHENU, Marie-Dominique: La thologie au XIIe sicle, p. 76.31 Ibid., p. 77.

En la Concordia Novi ac Veteris Testamenti, el abad de Fiore precisa las caractersticasde cada status, recordando y transformando a la vez la antigua divisin agustiniana:Las dispositiones de la Santa Escritura nos muestran tres status del mundo. El primero en el cual estu-vimos bajo la ley; el segundo en el cual estamos bajo la gracia; el tercero, que esperamos pronto, bajo una

gracia ms amplia. El texto prosigue especificando que: El primer estado fue el del conoci-miento scientia; el segundo el del poder de la sabidura; el tercero el de la plenitud del intelecto.El primero el de la esclavitud servil, el segundo el de la servidumbre filial, el tercero el de la libertad.Aade que El primero estuvo puesto bajo la luz de las estrellas, el segundo bajo la de la aurora, eltercero en pleno da, y termina afirmando que: El primer status pertenece pues al Padre, el se-gundo al Hijo, y el tercero al Espritu Santo32. De esta forma, la historia humana progresahacia una mayor gracia, la plenitud del intelecto, la libertad. Progresa hacia el cum-plimiento de la promesa hecha por Cristo a sus discpulos despus de la ltima Cenade enviarles el Paracleto (Juan, XIV, 16, 26 y XVI, 13).

El estudio de la historia preteritae rei lleva as al abad de Fiore a profetizar elporvenir. Si la historia es lgica, y si ya han pasado dos pocas sub lege, sub gratia,entonces una tercera tiene que suceder, para que se cumplan tanto la promesa de Cristocomo el reflejo de la Trinidad divina en este mundo. A partir de su lectura del Libro delApocalipsis de san Juan, Joaqun afirma que cinco tiempos ya se concluyeron, y cinco delos siete sellos (Ap. VI) han sido ya abiertos. As pasaron sucesivamente el tiempo delos apstoles, el de los mrtires, de los doctores, de los monjes, y finalmente el de lalucha entre Roma y Babilonia la rivalidad entre el papa y el emperador. El sextotiempo, caracterizado por un recrudecimiento de la lucha entre ambos poderes, y quees el del abad de Fiore, debera acabarse en medio de grandes tribulationes, de persecu-ciones originadas por un magnus tyrannus. Priodo oscuro en el que nadie busca la fe ola verdad, en el que la violencia y los conflictos dividen el pueblo cristiano, en el quetodo parece perdido, tiempo del Anticristo sobre el que existe una larga tradicin34.



32 Liber Concordiae, V, cap. 84, f 112 y 112 v; cit. por CROCCO, Antonio: Genesi e significato dell Et delloSpirito nellescatologia di Gioacchino da Fiore, op. cit., p. 202: Tres denique mundi status divinae nobis paginaesacramenta commendant. Primus in quo fuimus sub lege; secundus in quo sumus sub gratia; tertius, quem e vicino expectamus, subampliori gratia [...] Primus status in scientia fuit; secundus in potestate sapientiae; tertius, in plenitudine intellectus. Primus in ser-vitute servili; secundus in servitute filiali; tertius in libertate [...] Primus itaque status pertinet ad Patrem [...]; secundus ad Filium[...]; tertius ad Spiritum Sanctum; y p. 217: Primus in luce siderum, secundus in aurora, tertius in pefecto die.33 SELGE, Kurt-Viktor: Ein Traktat Joachims von Fiore ber die Drangsale der Endzeit De ultimis tribu-lationibus, Florensia, VII (1993), pp. 7-35. ELIA, Francesco D: Gioacchino da Fiore. Un maestro della civilt euro-pea, pp. 164-166.34 LERNER, Robert E.: Refrigerio dei santi. Gioachino da Fiore e lescatologia medievale, Viella, Roma, 1995, p. 27 y117-128.

Despus llegar el sptimo tiempo en el que se consumar la historia humana. Pa-ra anunciarlo, Dios enviar a su pueblo en el transcurso de la sexta edad, dice Joaqunde Fiore, un hombre de profunda fe, dedicado tanto a la contemplacin como a lavida activa, inspirado por el Espritu, un praedicator veritatis. El sptimo tiempo anuncia-do, o tercer status mundi, ser una nova aetas, cuyo inicio, segn los clculos hechos apartir del Libro del Apocalipsis, debe situarse hacia el ao 1260, cuando se hayan suce-dido las cuarenta y dos generaciones del segundo status. Convertidos los griegos orto-doxos, los judos y todos los paganos35, aparecer entonces un santo papa universaluniversalis sanctus pontifex que tendr por misin la renovacin de la sociedad cris-tiana. Desaparecer todo lo imperfecto y caduco, la Iglesia secular y activa EcclesiaPetri se transformar en Iglesia espiritual y contemplativa Ecclesia Johannis, elEvangelio eterno superar al Evangelio temporal, y la edad del Espritu manifesta-r plenamente el reino de Dios en el tiempo y en la tierra. Camino hacia la purifica-cin y la salvacin, la historia es tambin la de una progresiva iluminacin, la de laperfecta realizacin de la Iglesia. Al homo historicus, objeto de la atencin de los con-temporneos del abad de Fiore, suceder un homo spiritualis, un hombre perfectodando lugar a un novus ordo, una nueva orden religiosa contemplativa.

En su Liber figurarum, Joaqun ofrece incluso un plano titulado Dispositio novi ordinis per-tinens ad tercium status ad instar superne Jerusalem36. Es el plano de un monasterio ideal en for-ma de cruz griega, dividido en siete oratoria y en el cual la vida contemplativa desempe-a un papel fundamental. Influido por la espiritualidad cisterciense, y siempre dentrode un sistema ternario, el abad preconiza all el trabajo manual, el estudio y la oracin37.

Las ideas de Joaqun de Fiore no eran especialmente nuevas. Numerosos contem-porneos suyos compartan su inters por el problema de la Trinidad, su dedicacina la historia y a la evolucin de las sociedades humanas, y tambin sus teoras relati-vas al periodo de tribulaciones y calamidades que cerraran una poca, con la figura



35 ELIA, Francesco D: Gioacchino da Fiore. Un maestro della civilt europea, pp. 163-164.36 TONDELLI, L.: Il Libro delle Figure, Torino, 1953. WEST, Delno C.: A Millenarian Earthly Paradise:Renewal and the Age of the Holy Spirit, Let dello Spirito e la fine dei tempi in Gioacchino da Fiore e nel gioachimis-mo medievale, pp. 254-276.37 ELIA, Francesco D: Gioacchino da Fiore. Un maestro della civilt europea, pp. 170-173: Tria certe data sunt nobisinstrumenta virtutum, quotquot iubente Deo ad perfectionem vocamur [...] Horum primum est opus manuum, secundum studiumlectionis, tertium psallendi orandique devotio. In actionis ontinentia timor Domini, in lectionis studio sapientia, in oratione et con-fessione operatur dilectio: tenemur oboedire propter timorem qui est Pater, tenemur legere propter sapientiam quae est Christus, tene-mur psallere et orare propter charitatem quae est Spiritus Sanctus.

del Anticristo como magnus tyrannus, para dar luego paso a un tiempo de felicidad yunidad38. Ninguno de estos temas resulta especialmente original a finales del sigloXII. En todos, el abad calabrs parece sintonizar perfectamente con la sociedad de supoca, tanto con sus preocupaciones intelectuales como con los movimientos de bs-queda de una vida apostlica renovada. De hecho, los acontecimientos parecan darla razn a Joaqun de Fiore. La lucha entre la Iglesia y el imperio no ces a lo largodel siglo XIII, mientras los occidentales saqueaban la Constantinopla cristiana en1204 y perdan paulatinamente los territorios ganados en Tierra Santa.

Lo que puede explicar entonces el xito que tuvieron las teoras del abad de Fiorereside en su faceta de profeta que tanto alabaron sus seguidores como Dante unsiglo despus. Ms que su filosofa de la historia, lo que la posteridad recibi fue a lavez una explicacin de las tribulaciones sufridas y el anuncio de la llegada de unaedad de perfeccin. Si la primera edad era la de los esclavos, la segunda la de los hom-bres libres, la tercera sera la de los amigos. Si la primera era la edad de los viejos, lasegunda la de los jvenes, la tercera edad sera la de los nios. El primer tiempo erael del invierno y de las ortigas; el segundo el de la primavera y de las rosas; el terce-ro sera el del verano y de los lirios39. La esperanza suscitada por el anuncio de esaEdad del Espritu, futuro utpico en el cual no existiran males como la guerra, elhambre, la corrupcin, la miseria o las epidemias, se reforzaba con la prediccin dela llegada previa de un praedicator veritatis, que se opona al magnus tyrannus.

Si bien haba donde escoger a la hora de designar, entre todos los poderosos delmundo, al magnus tyrannus, el papel de praedicator veritatis fue atribuido a varios perso-najes que surgieron en los aos posteriores a la muerte del abad, pero no en el senode la orden que l haba creado. Tras la muerte de su fundador, el monasterio de SanGiovanni in Fiore se mantuvo cierto tiempo, pero un incendio destruy su bibliote-ca, y el orden del Espritu Santo y de San Juan Evangelista no pudo cumplir el pa-pel que le haba asignado su abad. Sin embargo, ya haban surgido personajes que po-dan ser vistos como el praedicator veritatis, el mensajero divino en medio de las tribula-ciones de la sexta edad feneciente. En Italia, Francisco de Ass, que se haba conver-



38 EMMERSON, Richard K. & MCGINN, Bernard (eds.), The Apocalypse in the Middle Ages, Ithaca and London,Cornell University Press, 1992. RUCQUOI, Adeline: Medida y fin de los tiempos. Mesianismo y milena-rismo en la Edad Media, En pos del tercer milenio. Apocalptica, mesianismo, milenarismo e historia, EdicionesUniversidad de Salamanca, Salamanca, 2000, pp. 13-41.39 Liber Concordiae, V, cap. 84, f 112, cit. por DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, p. 48.

tido en 1206 y fundaba una nueva orden tres aos despus, con su amor a la pobre-za y su rechazo de un mundo corrupto poda desempear el papel. Pero en el sur deFrancia, un cannigo de la catedral de Osma, Domingo de Guzmn, preconizaba des-de 1203 la predicacin frente a la hereja y la pobreza como estilo de vida, y funda-ba una orden de praedicatores. Mientras tanto, en Pars, los discpulos del difunto fil-sofo Amalrico de Bena ( c. 1206), guados por el clrigo Guillermo aurifaber orfe-bre, anunciaban una Edad del Espritu y vaticinaban tribulaciones previas40.

1II

El milenarismo joaquinita

La difusin de las profecas del abad de Fiore se debe a los franciscanos que, araz de la canonizacin de su fundador en 1228, elaboran diversas Vitae de ste laVita prima (c. 1229), la Legenda ad usum chori (c. 1232) y el Memorial o Vita secunda (1246-1247)41, al tiempo que producen textos atribuidos a Joaqun, como el In Heremiam(c. 1243-1248) y el In Isaiam (c. 1250), asociando as estrechamente ambos funda-dores42. Alrededor de 1250, tanto el Ministro de la orden de los Menores, Juan deParma, como Hugo de Digne consideran que son efectivamente los franciscanos loselegidos para llevar a cabo la renovatio de la Iglesia. Los desconocidos autores del InHeremiam y del In Isaiam critican la Iglesia y el emperador, y otorgan a los Mendicantesel papel de renovadores espirituales del mundo. Dentro de la orden de los Menores,el conflicto entre conventuales y espirituales est ya abierto.

En 1254, el franciscano Gherardo da Borgo San Donnino publica un Liber intro-ductorius in Evangelium Aeternum en el que edita tres tratados del abad de Fiore precedi-dos por una larga introduccin que explica que la transicin de la segunda a la terce-ra edad, iniciada hacia 1200, culminar en 1260 con el advenimiento del EvangelioEterno y la sustitucin de la Iglesia romana por la espiritual de los franciscanos. Unacomisin pontificia condena, en 1255, la obra de Gherardo pero no los escritosde Joaqun, mientras que, en Arles, un concilio provincial, ocho aos despus, llega



40 DICKSON, Gary: Joachism and the Amalricians, Florensia, 1 (1987), pp. 35-45.41 DALARUN, Jacques: La Malaventure de Franois dAssise. Pour un usage historique des lgendes franciscaines, ditionsFranciscaines, Paris, 2002, pp. 86-89.42 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, pp. 55-56.

hasta condenar la teora de los tres status del mundo43. Por su parte, el nuevoMinistro de la orden de los Menores, san Buenaventura recibe en 1260 del CaptuloGeneral de Narbona la misin de redactar una nueva Vita del fundador; la Legendamaior, aprobada en 1263 por el Captulo General de Pisa, est destinada a reempla-zar todas las Vitae anteriores, segn lo estipula en 1266 el Captulo General de Parsque ordena su destruccin44.

La violenta reaccin del papa y de la jerarqua franciscana poda haberse combi-nado con la llegada del ao 1260 sin que se produjeran el final del segundo statusmundi y el advenimiento de la Edad del Espritu para poner fin al milenarismo joa-quinita. No ocurri as y, dentro de la gran familia franciscana se desarroll unacorriente espiritualista cuyas mayores figuras son probablemente Pedro Juan Olivi(1248-1298), Ubertino da Casale, Angelo Clareno ( 1337) y Juan de Rocatallada(c. 1300-1365). Paralelamente, un antiguo novicio franciscano, Gherardo Segarelli,haba encabezado en Parma al movimiento de los Apostolici, y tras su ejecucin en1300, otro franciscano, fra Dolcino levantaba tropas para enfrentarse con la Iglesiacorrupta45. Calificados como fratricelos y considerados herejes46, los espiritualesfueron perseguidos y quemados por la Inquisicin y, en 1326, el papa Juan XXIIconden una serie de proposiciones hechas por Olivi en su Postilla super Apocalypsim. Pa-ralelamente, un movimiento de flagelantes se inici a partir de la ciudad de Peru-gia entre finales del siglo XIII y principios del XIV; a travs de la flagelacin, sus se-guidores facilitaran la llegada de la tercera edad48.

La corriente milenarista franciscana no acab con las condenas de Juan XXII.Telesforo da Cosenza y Bartolomeo da Pisa en la segunda mitad del siglo XIV, el car-denal Pedro de Ailly y el reformador Lope de Salazar en el XV son algunas de sus prin-



43 Ibid., pp. 56-57.44 DALARUN, Jacques: La Malaventure de Franois dAssise..., pp. 17-18 y 211-235.45 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur, p. 65. GUGLIELMI, Nilda: Marginalidad en la Edad Media, 1996, 2 ed.,Editorial Biblos, Buenos Aires, pp. 285-294.46 POU y MART, Jos Mara: Visionarios, beguinos y fraticelos catalanes (s. XIII-XV), Vich, 1930.47 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, pp. 57-63. Sobre los Espirituales, vase enestas Actas el artculo de COLIN, Ivan: Les Spirituels franciscains: Bilan historiographique et nouvellesperspectives. GARCA FERNNDEZ, Ernesto: Herejes, inquisidores y gobernantes en la Europa medieval(siglos XI al XV), Disidentes, heterodoxos y marginados en la historia, pp. 51-84, en part. pp. 59-61.48 ARCELUS ULIBARRENA, Juana Mary: La esperanza milenaria de Joaquin de Fiore y el Nuevo Mundo:trayectoria de una utopa, Florensia, 1 (1987), p. 54.

cipales figuras49. A travs del mdico del papa, Arnao de Vilanova (1240-1311), quien,sin ser franciscano, apoyaba las ideas de los Espirituales y difundi el annimo OraculumCyrilli cum expositione abbatis Joachim, la filosofa de la historia y las predicciones del abadde Fiore alcanzaron un amplio pblico. El tema de la lucha final frente al Anticristo, ydel periodo de paz y prosperidad bajo el mando de un solo emperador o papa que laseguira, se hizo extremadamente popular50. A finales del siglo XV, el genovs CristbalColn participaba plenamente de las esperanzas milenaristas franciscanas, y el descu-brimiento de las Indias occidentales, como despus su evangelizacin por un pequeogrupo de franciscanos llegado en 1524, fueron marcados por esa mentalidad51.

Pero las profecas del abad de Fiore se difundieron mucho ms all de los crcu-los franciscanos. A partir de finales del siglo XIII empezaron a crearse comunidadesde licos conocidos como los Hermanos del Libre Espritu o begardos. El movi-miento se desarroll en el siglo XIV, mayormente a lo largo del Rn, en los Pases Ba-jos, Baviera y el norte de Francia, para luego extenderse hacia el norte y el este, has-ta alcanzar el Bltico en el siglo XV, contribuyendo paralelamente a la difusin detextos religiosos en alemn52. En el siglo XVI todava, numerosas comunidades se re-clamaban del libre Espritu y profesaban doctrinas heterodoxas. No se trata de unmovimiento organizado, jerarquizado, o con una lnea doctrinal muy definida. Bajoel apelativo genrico de hermanos del Libre Espritu se encuentran de hecho mlti-ples formas de resistencia a la ortodoxia, sea poltica o religiosa.

Algunos textos permiten conocer ciertos puntos del pensamiento de los adeptos delmovimiento. En 1310, una tal Margarita Porete fue condenada y quemada en Pars. Erala autora de una obra titulada Le Mirouer des simples ames (El espejo de las almas senci-llas), en la que describa el camino que lleva el alma a la unin perfecta con su crea-



49 ARCELUS ULIBARRENA, Juana Mary: La esperanza milenaria de Joaquin de Fiore y el Nuevo Mundo:trayectoria de una utopa, op. cit., pp. 56-59. FREITAS de CARVALHO, Jos Adriano: Libros e leituras deespiritualidade franciscanos na segunda metade do seculo XV em Portugal e Espanha, Carthaginensia, VII(1991), pp. 127-228.50 ARCELUS ULIBARRENA, Juana Mary: La esperanza milenaria de Joaquin de Fiore y el Nuevo Mundo:trayectoria de una utopa, op. cit., p. 55. DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur, pp. 62-64.51 PHELAN, John Leddy: The Millenial Kingdom of the Franciscans in the New World, 1956, 2 ed.: University ofCalifornia Press, Berkeley, 1970. MILHOU, Alain: Coln y su mentalidad mesinica en el ambiente franciscanista espa-ol, Valladolid, 1983. ARCELUS ULIBARRENA, Juana Mary: La esperanza milenaria de Joaquin de Fiore y elNuevo Mundo: trayectoria de una utopa, op .cit., pp. 59-66.52 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium. Revolutionary Millenarians and Mystical Anarchists of the Middle Ages,Paladin Books, London, 4 ed., 1984, pp. 156-197.

dor. Este texto, aunque no se lo pueda ya considerar como parte de la literatura de losHermanos del Libre Espritu, participa sin embargo de un ideal que prescinde de la je-rarqua eclesistica para conseguir la salvacin53. En cambio, el Schwester Katrei (Herma-na Catalina), redactado en el siglo XIV en alemn, es una lista de artculos de feencontrada en el siglo XV, as como los interrogatorios llevados a cabo por los inqui-sidores desdes finales del siglo XIII, ponen de relieve la heterogeneidad doctrinal delmovimiento54.

Segn el catecismo recitado por una beguina ante su director espiritual a me-diados del siglo XIV: Cuando un hombre ha alcanzado verdaderamente el alto y amplio conoci-miento, no est ya obligado a observar las leyes o los mandamientos, porque es uno con Dios. Dios ha

creado todas las cosas para servir a esa persona, y todo lo que Dios cre es la propiedad de ese hombre

[...] l tomar de todas las criaturas todo lo que su naturaleza desea y anhela, y no tendr escrpulosde conciencia al respecto, ya que todas las cosas creadas le pertenecen [...] Un hombre que todo el cielosirve, todas las personas y todas las criaturas deben de servirle y obedecerle; y si alguno le desobedece, ste

ser el nico culpable55.

Los adeptos del movimiento afirman que Dios est en todo y que todo acabarvolviendo a Dios. Al final de los tiempos, todo volver a l, includa la Trinidad, parafundirse en el Uno. Eternamente, el hombre es Dios en Dios, Eternamente, el alma del hombreest en Dios y es Dios, Toda criatura racional es bendita en su naturaleza son algunos de losartculos del credo de los Hermanos del Libre Espritu. Aseguraban que, regeneradogracias al conocimiento supremo, el hombre vuelve al estado de perfeccin anterior alpecado original, y ya no es capaz de pecar. La prueba de la salvacin reside entoncesen la total ausencia de conciencia y de remordimiento: Aquel que reconoce que Dios lo hacetodo en l, no pecar; porque no debe de atribuirse a s mismo, sino tan slo a Dios, todo lo que hace.

Pero no todos los hombres se regeneran y llegan a poseer un espritu sutil; lamayora de ellos se caracteriza por tener un espritu basto. stos, con la creacinen su conjunto, deben de someterse y servir a los de sutil espritu, ya que, dicen,del mismo modo que el ciervo utiliza la hierba o el pez el agua, la persona que se ha



53 VAUCHEZ, Andr: La spiritualit du Moyen ge occidental, VIIIe-XIIIe sicle, Le Seuil, Paris, 1994, pp. 166-167.BERTHO, M.: Le Miroir des mes simples et ananties de Marguerite Porte. Une vie blesse damour, Paris, 1993. Ver tam-bin COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., pp. 183-186.54 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., pp. 149 y 163-164.55 SCHMID, Konrad: Articuli ab... flagellantium Praedicatore conscripti, en Stumpf (MW), doc. 3, pp. 24-26, cit. porCOHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., p. 179.

convertido en Dios debe poder aprovecharse de todas las cosas creadas56. De hecho,en algunas comunidades, una estricta jerarqua une el maestro, convertido en Dios,con uno o varios discpulos que le profesan una obediencia absoluta. A cambio de esaobediencia, los discpulos tienen la certidumbre de no pecar ms y constituyen loshermanos. El monje Martn de Maguncia, que fue condenado y quemado porhereje en Colonia en 1393, nunca reneg de su maestro, Nicols de Basilea, al quehaba prometido total obediencia, y del que deca que era un nuevo Cristo, capaz deinterpretar los Evangelios mejor que los apstoles, y cuyos seguidores no podan pe-car, hicieran lo que hicieran57. El resto de la humanidad, o sea los que no eran maes-tros o discpulos, no merecan ms inters que un caballo por parte de los adeptos.

Influidos por el neo-platonismo, convertidos en Dios, devueltos al estado adni-co anterior al pecado original, situados por lo tanto por encima de las leyes que rigenla sociedad, algunos Hermanos predicaban y practicaban la desnudez, reflejo de lainocencia primitiva, y la apropiacin en comn de todo lo necesario o deseado, enparticular de las mujeres, creadas para los hermanos del Libre Espritu como las vacaslo han sido para los seres humanos58. Muchos justificaban el robo, afirmando como elmesas Konrad Schmid que fue detenido en 1368 en Erfurt, que El hombre verdade-ramente libre es rey y seor de toda la creacin; todas las cosas le pertenecen y l tiene derecho de usar de

ellas como quiera; si alguin intenta impedrselo, el hombre libre puede matarlo y apropiarse de lo suyo59.

Otros, y a veces los mismos, como la hermana Catalina del Schwester Katrei quepide a su confesor: Ven conmigo, ya soy Dios, se dedicaban al misticismo. Parte de losadeptos afirmaba que la promiscuidad sexual devuelve a la mujer su virginidad, ya quelos actos cometidos por un espritu sutil no son pecaminosos. Una encuesta llevadaa cabo en 1411 en Bruselas revel la existencia de una comunidad secreta de Hominesintelligentiae que haba sido fundada por un tal Aegidius de Leeuwe o Cantor; susmiembros, que buscaban el xtasis mstico, consideraban el acto sexual como deli-cia del Paraso y como el ascenso hacia ese xtasis60.



56 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., pp. 172-178.57 SCHMIDT, Karl: Nicolaus von Basel, Viena, 1866, pp. 66-69, cit. por COHN, Norman: The Pursuit of theMillenium..., pp. 181-182.58 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., p. 179.59 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., p. 182.60 ALTMEYER, J.J.: Les prcurseurs de la Rforme aux Pays-Bas, Paris, 1886, pp. 82-83, cit. por COHN, Norman:The Pursuit of the Millenium..., p. 168.

Guillermo de Hildernissen, que diriga el grupo de los Homines intelligentiae, asegu-raba adems ser el Salvador envado para empezar la tercera y ltima edad del mundo.Treinta aos antes, en 1381 en Eichsttt, otro adepto de los Hermanos del LibreEspritu deca ser el Nuevo Adn que establecera la tercera y ltima edad, edad delparaso en la tierra, paraso que durara hasta ser materialmente llevado a los cielos.A principios del siglo XVI, el grupo de los Libertinos Espirituales afirmaba habervuelto al estado adnico previo al conocimiento del bien y del mal, y tambin estarviviendo los ltimos tiempos antes de la llegada de otro, nuevo y mejor61.

Los Hermanos del Libre Espritu rechazaban cualquier autoridad, en particularla de la Iglesia, primer obstculo en el camino de la salvacin, y seguan a nuevos Me-sas o nuevos Cristos. La primera condena que sufrieron fue dada en Maguncia en1259. El concilio de Vienne en 1311-1312 los conden solemnemente, mientras quesu doctrina lo era en las bulas Ad nostrum y Cum de quibusdam. En Estrasburgo en 1317y en Colonia a partir de 1322, la inquisicin ordinaria empez a perseguirlos, y nu-merosos adeptos del movimiento fueron condenados a lo largo de los dos siglos si-guientes por los tribunales eclesisticos.

Pese a las condenas de los msticos Ruysbroeck (1293-1381) y Suso (1295-1366), del telogo Juan Gerson (1363-1429), o del reformador Juan Calvino(1509-1564), las doctrinas predicadas por los apstoles del Libre Espritu seguanatrayendo a numerosos hombres y sobre todo mujeres. El papel de las mujeres en elmovimiento fue notable y contribuy a la profunda desconfianza con la que los obis-pos y el clero en general miraban a los intentos de vivir en la pobreza y la fraterni-dad. La comunidad femenina de Schweidnitz en Silesia en 1322, Bloemardinne quemuri en Bruselas en 1335, Jeanne Dabenton que fue quemada en Pars en 1372, yhasta la reina Margarita de Navarra que los protegi hacia 1540 atestiguan el xitoque la predicacin tuvo entre mujeres de muy diversas condiciones62.

Si bien parte de los franciscanos parece haber interpretado las profecas deJoaqun de Fiore atribuyendo a Francisco de Ass el papel de praedicator veritatis, y a laorden de los Menores la misin de facilitar la llegada de la edad del Espritu en latierra, los Hermanos del Libre Espritu se convencieron de que, para los elegidos, esaedad ya haba llegado y que se haban superado las normas y las instituciones de la



61 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., pp. 180-181.62 COHN, Norman: The Pursuit of the Millenium..., pp. 166, 167, 169, 170.

segunda edad. Otros optaron por hacer llegar la tercera edad, edad de igualitarismoy puesta en comn de todos los bienes, mediante la va de las armas, consideradacomo la ms segura o necesaria para defenderse.

Infludos por los escritos del telogo ingls John Wyclif (1324-1384), se subleva-ron en 1381 los lolardos, a los que John Ball sola predicar despus de las misas domi-nicales que: las cosas no pueden ir y no irn bien en Inglaterra mientras los bienes no sean comunes,y hasta que no dejen de existir tanto villanos como gentilhombres y hasta que no estemos todos unidos,o Cuando Adn cavaba y Eva hilaba dnde estaba el gentilhombre?. Wat Tyler, que encabeza-ba a los rebeldes, present al rey el 15 de junio de 1381 una serie de reivindicacionesque incluan la supresin de todas las leyes excepto la que atribua al pueblo el mante-nimiento de la paz, la supresin de la servidumbre, la confiscacin y distribucin delos bienes eclesisticos, y la creacin de un solo obispo en Inglaterra. Uno de los jefesrebeldes, Jack Straw, a punto de ser ejecutado habra confesado que el propsito de lossublevados era hacer desaparecer de la tierra todos los prebendados, obispos, monjes, cannigos, recto-res de iglesias. Slo habran vivido los mendicantes que bastaran para celebrar los sacramentos63.

En Bohemia tambin, varios predicadores y telogos, como Jan Milic ( 1374) yMatthias de Janov ( 1394) criticaban la riqueza de la Iglesia, la simona, el lujo de lasceremonias, y consideraban que la renovacin moral slo poda venir de un pueblo puri-ficado por el sacramento de la comunin. A pesar de la condena y quema de las obrasde Wyclif en 1409 en Praga, el maestro universitario Jan Hus (1369-1415) se hizo eldefensor de ellas, difundi las violentas crticas del telogo ingls contra la jerarqua ecle-sistica, se opuso a la venta de indulgencias, y acab estableciendo una distincin entrela Iglesia de Cristo, nica verdadera, y la que no era de Cristo, o sea la Iglesia romanaa la que negaba cualquier autoridad. Jan Hus fue detenido y quemado en Costanza en1415. Su muerte y la de su discpulo Jernimo de Praga el ao siguiente provocaron lasublevacin de gran parte de la poblacin, animada por mltiples predicadores errantesque anunciaban que slo se salvaran cinco ciudades y las montaas (Tabor). Hacia1419-1420, algunos sacerdotes profetizaron la nueva llegada de Cristo y pidieron alos elegidos que se apartaran de los pecadores, ya que haba llegado el tiempo del cas-



63 MOLLAT, Michel & WOLFF, Philippe: Uas azules, Jacques y Ciompi. Las revoluciones populares en Europa en los siglosXIV y XV, Madrid, Siglo XXI, 1976, pp. 160-182. HILTON, Rodney: Bond Men made Free. Medieval PeasantMovements and the English Raising of 1381, Methuen & Co., London, 1977. GARCA FERNNDEZ, Ernesto:Herejes, inquisidores y gobernantes en la Europa medieval (siglos XI al XV), Disidentes, heterodoxos y margi-nados en la historia, op. cit., pp. 72-79.

tigo divino, tras el cual se instaurara un reino de felicidad y prosperidad en la tierra64.El movimiento husita o taborita fue aplastado en 1421 y 1434, y un compromiso fir-mado en 1436 permiti el retorno de los ltimos husitas en el seno de la Iglesia.

Sin embargo, no fueron stos los nicos avatares del pensamiento joaquinita en laEuropa de finales de la Edad Media. Las esperanzas joaquinitas de un cambio radi-cal en la tierra el paso de la segunda a la tercera edad fueron entendidas poralgunos como un cambio a la vez poltico y moral. Si la Iglesia estaba tan corrupta,lo que se necesitaba era un corrector Ecclesiae, un envado de Dios que corrigiera suserrores y devolviera al pueblo el orden y la prosperidad. En su Opus tertium de 1267y el Compendium studii philosophiae de 1272, el franciscano Roger Bacon, apoyndose enprofecas de hace cuarenta aos, atribuy a un papa el santo papa universal deJoaqun de Fiore el papel de reformador de la Iglesia, que devolvera a sta su nivelmoral, unira griegos y latinos, convertira los judos y los trtaros, vencera a losmoros, y renovara el mundo siendo el nico pastor de un nico rebao65. A finalesdel siglo XIII, el cronista franciscano Salimbene y el autor desconocido del OraculumCyrilli contribuyeron a difundir la idea de un papa angelicus, envado por Dios para esta-blecer en la tierra la edad del Espritu. Pocos aos despus, a principios del siglo XIV,un texto annimo procedente de los crculos espirituales, los Vaticinia de summis pon-tificibus, profetiz la sucesin de seis papas despus de Bonifacio VIII ( 1303), todoshumildes y a menudo monjes66. Un monje se sustitua as a la orden monstica delabad de Fiore. Para Juan de Rocatallada, que coment el Oraculum Cyrilli, el papa an-glico, una vez renovada la Iglesia y vencidos sus enemigos, transferira su sede a Je-rusaln y dara al mundo entero la regla de san Francisco67. El romano Cola di Rienzoa mediados del siglo XIV, el franciscano portugus Amadeo da Silva Meneses (1430-1482), el dominico florentino Savonarola a finales del XV son algunos de los quepropagaron la idea de una renovacin del mundo gracias a un pastor angelicus68.



64 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, pp. 103-121. MOLLAT, Michel & WOLFF,Philippe: Uas azules, Jacques y Ciompi..., pp. 218-235.65 BACON, Roger: Opus tertium, y Compendium studii philosophiae, ed. por J.S. Brewer in Chronicles and Memorials ofGreat Britain and Ireland during the Middle Ages. Opera inedita, London, 1859, pp. 86 y 402; cit. por DELUMEAU,Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, p. 89.66 GRUNDMANN, Herbert: Die Papstprophetien des Mittelalters, Archiv fr Kulturgeschichte, 19 (1929), pp.77-159.67 BIGNAMI-ODIER, Jeanne: tudes sur Jean de Roquetaillade, Vrin, Paris, 1952, p. 125.68 ADRIANI, Maurilio: Firenze sacra, Nardini Editore, Firenze, 1990, pp. 147-177.

Por otra parte, varias profecas circularon en los siglos XIV y XV en Alemania queanunciaban la vuelta del emperador Federico, para someter la Iglesia corrupta, devolvera las viudas y hurfanos lo que les fuera robado, convertir los judos, y vencer a los paga-nos. Konrad Schmid, condenado por hereje en 1368, afirmaba a veces ser el propioemperador Federico II revivido69. A principios del siglo XV, las profecas de Gamalenvaticinaron que un magnus tyrannus francs usurpara el ttulo imperial y saqueara laIglesia, pero sera finalmente vencido por un emperador alemn, que establecera el cen-tro de la cristiandad en Maguncia antes de liberar Tierra Santa70. En 1488, el astrlogodel emperador Federico III, Johann Lichtenberger public una Prognosticatio que anuncia-ba que el emperador de los ltimos das sera Maximiliano o su hijo primognito; al mo-rir Felipe el Hermoso en 1506, y luego Maximiliano en 1519, las esperanzas recayeronen Carlos Quinto, nuevo Carlomagno, que varios textos celebran como el emperador delos ltimos das, corrector de la Iglesia y restaurador de la unidad del pueblo cristiano71.

La esperanza de renovacin del mundo puesta en un papa anglico era fiel al pen-samiento de Joaqun de Fiore. En cambio, la de un emperador de los ltimos dasque llevase el mundo a la edad del Espritu procede de una tradicin ms antigua, ori-ginada en oriente hacia el siglo VI. Del abad calabrs de finales del siglo XII espritusinquietos han heredado a lo largo de los siglos siguientes la conviccin de vivir tiem-pos turbados y de tribulaciones, la idea de una edad de felicidad en la tierra todavapor llegar, la espera de un praedicator veritatis o de un universalis sanctus pontifex. Mezcladascon aspiraciones sociales y econmicas que llevan a la crtica virulenta de la Iglesia ins-titucional, a la de la riqueza como fin, y al deseo de precipitar la renovacin del mundo,esas ideas y esperanzas propiciaron la aparicin de movimentos tan dispares como losEspirituales franciscanos, los flagelantes, los Hermanos del Libre Espritu, los lolardoso los husitas. En pleno siglo XVI, el molinero Domenico Scandella, conocido comoMenocchio, criticaba la Iglesia, su hipocresia, su riqueza y sus privilegios, rechazaba lossacramentos, consideraba al Espritu Santo como superior a Cristo que era un hom-bre, soaba con el Evangelio puro, afirmaba que Dios es uno y es el mundo, y anhe-laba un mundo nuevo, aunque ste no fuera la tercera edad de Joaqun de Fiore; fuecondenado y ejecutado por los tribunales eclesisticos72.



69 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, p. 72.70 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, pp. 74-76.71 DELUMEAU, Jean: Mille ans de bonheur.** Une histoire du paradis, pp. 77-80.72 GINZBURG, Carlo: Il formaggio e i vermi: Il cosmo di un mugnaio del 500, Einaudi, Torino, 1976.

Del pensamiento joaquinita, la posteridad no retuvo su teologa trinitaria y pocose interes por su anlisis del hombre histrico. En cambio, su idea de que las tri-bulaciones vividas no eran ms que el anuncio de un futuro esperanzador, o sea lacapacidad de la filosofa joaquinita de dar un sentido al caos aparente de la vida coti-diana en pocas de cambios y transformaciones, fueron determinantes. No hay malque por bien no venga: las tribulaciones de hoy presagian la felicidad de maana. Noslo la afliccin y el sufrimiento tendrn un fn, sino que a ste seguir un perodode beatitud y prosperidad. Y si los males padecidos estn facilmente asimilados a laposesin, a la riqueza y a la opresin que stas permiten, la edad de perfeccin tieneque ser una edad espiritual. Profetizada por Joaqun de Fiore como consecuencialgica de una historia humana calcada sobre la Trinidad divina tres personas divi-nas, tres edades, la llegada del paraso en la tierra necesita sin embargo de la inter-vencin humana. Esa intervencin fue la fidelidad al mensaje primitivo de pobreza enel caso de los franciscanos espirituales, la espera de un papa anglico o quizs de unemperador en muchos escritos polticos, el propio saber y la regeneracin individualpara numerosos hermanos del Libre Espritu, o la rebelin armada en el caso de loslolardos ingleses y de los taboritas de Bohemia. Pero el futuro anhelado, la felicidadesperada no son en s novedosos: se trata de un deseo de vuelta a tiempos anterioresel paraso de la Bblia, la vida apostlica, el monacato primitivo, originado porel rechazo de los cambios experimentados, de lo novedoso visto como una deca-dencia o una infidelidad, y hasta de la propia condicin humana en su imperfeccin.



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