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    JESS SEORVENCEDOR DE TODOS SUS ENEMIGOS

    1. Ahora mencionaremos a cada uno de los enemigos a que Cristo di muerte con su muerte

    de cruz.

    Victoria sobre el demonio.a) En primer lugar se despoj al demonio de su poder de una vez para siempre(/Jn/1/11!/Jn/1"/#1). $at%n quiso someter a Cristo como a los dem%s hom&res ' le tent enel desierto ' termin logrando que oncio ilatos le condenara a muerte. etr%s de todarepulsa ' aversin a Cristo estuvo $atan%s como *uerza personal de la maldad ' del odio.ero pronto supo que Cristo no era como los dem%s! pudo empujarle hasta la muerte alin*undir en el corazn de aquellos hom&res que eran voluntarios instrumentos su'os el odio' el deseo de muerte! triun* as+ aparentemente, pero no consigui adue-arse de El en lamuerte (lo. 1, #)! su poder se agot ' qued paralizado para siempre. recisamente la

    destruccin a la que entreg a su m%s peligroso enemigo *ue su propio destronamiento (Co1. ", 1). Es cierto que no *ue aniquilado, sino slo a&atido ' menguado, como ej0rcitoderrotado puede causar an muchas desgracias. ero 'a no tiene posi&ilidad de vencer al*in ' dominar el mundo. 2rremedia&lemente camina hacia la ruina total! desde su rendicinincondicional, que *ue inevita&le, la realeza de ios se revela de tal manera, que ni podr%parecer que $atan%s es peligroso. 3a victoria so&re el demonio, aunque 'a ahora es real,es un acontecimiento *uturo. 4recuentemente dicen los adres que el demonio *ueenga-ado. En realidad, este enga-o no consiste en otra cosa que en la implantacin de laverdad de ios a la que ni el mismo demonio puede sustraerse aun ha&iendo conocido 'entendido la marcha de los acontecimientos. 3os adres descri&en la lucha entre Cristo '$atan%s con e5presiones provenientes a veces de las mitolog+as paganas, en las que se

    descri&e la eterna lucha de la luz ' las tinie&las. ero la lucha es completamente distinta enam&os casos6 en el uno luchan los dioses entre s+ ' uno vence sometiendo al otro! pero encuanto el vencido se recupera, la lucha empieza de nuevo. Cristo, en cam&io, vence aldia&lo de una vez para siempre. 7ampoco se en*rentan dos poderes iguales6 laomnipotencia de Cristo se en*renta con los poderes del in*ierno.

    Victoria sobre la m!erte " el dolor.&) 7am&i0n el poder de la muerte est% destruido. Juntos van a la derrota la muerte ' eldemonio. or el pecado entr la muerte en el mundo (8om. 9, 1") ' es su *ruto. $atan%s *uequien indujo al hom&re a sacudirse orgullosamente el dominio de ios ' 0l *ue, por eso,quien trajo la muerte al mundo. 3a muerte es uno de los modos con que el demonio ejerce

    su poder so&re el hom&re, 'a que la muerte es una atadura de la e5istencia. Cristo destru'la muerte (" 7im. 1, 1), que amenaza incesantemente al hom&re entreg%ndole a laincertidum&re ' a la angustia (:e&r. ", 19! 8om. ;, 9). Cristo venci a la muerte primero enalgunos casos concretos al resucitar muertos, lo mismo que al e5pulsar demonios venciuna ' otra vez a $atan%s. Con su muerte venci la muerte de todos (:e&r. ", 1), tra'endopara todos la vida indestructi&le (11 7im. 1, 1). orque no era merecedor de ella, la muerteno pudo adue-arse de El, como de los dem%s (Apoc. 1, 1;). or eso volvi a la vida ' tienelas llaves de la muerte. Con su 8esurreccin aca& para siempre con el poder de la muerte,

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    la cual *ue para El tr%nsito hacia una vida nueva, ' porque es ca&eza de la creacin, sumuerte se convirti para todos en punto desde donde pueden pasar desde esta vidaperecedera a la vida indestructi&le. 3as sepulturas que se a&rieron en el momento de morirCristo, los muertos que resucitaron ' se aparecieron a muchos, el eclipse de sol, el tem&lorde tierra, el estr0pito de las rocas al hundirse son se-ales de su victoria so&re la muerte

    (). Ci0rnese so&re El el car%cterhorri&le de su muerte. Es presa de una angustia mortal, pero se somete a la voluntad deladre. 3a muerte no acta en El desde el interior mismo, como consecuencia de unadestruccin vital. Al nacer, no se sinti herido, como cada uno de nosotros, por la heridasecreta, cu'a ltima consecuencia es la muerte real. Jesucristo es esencialmente vivo! lamuerte le llega por la voluntad del adre, ' El la acepta con su propia voluntad, por lo cualse la asimila mucho m%s pro*undamente que cualquier hom&re. osotros la padecemos,sometidos por la violencia! en cam&io, El la acepta con el amor m%s pro*undo e +ntimo.

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    comunidad de vida con Cristo! el hom&re llega con Cristo a la gloria por ha&er antesrealizado su vida en Cristo pasando por su muerte. El castigo impuesto por ios, tal comolo descri&e el tercer cap+tulo del F0nesis es aplica&le a todos. ero quien muere con Cristo,participar% de su vida. or el &autismo caminamos con Cristo a la muerte ' le seguiremosmediante otros sacramentos en su dolor ' muerte corporal. or la *e ' los sacramentos el

    hom&re se incorpora a Cristo! participa de su muerte ' de su gloria. 3a participacin en lamuerte de Cristo se hace visi&le ' real en el dolor ' en*ermedad hasta llegar a su m%5imae5presin en la muerte corporal. 7odo dolor tiene el mismo sentido que la muerte de Cristo6es el modo con que ios domina al hom&re ' se muestra $e-or de la vida! el hom&re, sicomprende &ien el dolor, se deja atar ' reconoce el se-or+o de ios. or el dolor ' lamuerte se esta&lece as+ el reino de ios. A la vez el dolor signi*ica siempre un paso m%sdesde esta *orma de vida perecedera hacia la vida gloriosa de Cristo! la muerte es el pasode*initivo en ese sentido. 7anto el dolor como la muerte conservan su *uerza dolorosa 'siguen siendo enemigos (1 Cor. 19, "), pero 'a no son enemigos victoriosos ' despticos!o*recen m%s &ien, al que cree en Cristo, una ocasin para la victoria de*initiva.

    e) o se nos ha revelado por qu0 el adre no ahorr a los que por la *e participan en lavida de su :ijo el camino hacia El, a trav0s de la *uerza trans*ormadora, dolorosa 'creadora del dolor ' de la muerte. 3a revelacin de*initiva ' visi&le de la victoria so&re lamuerte ocurrir% en la segunda venida de Cristo. :asta entonces ha' que llenar la medidade dolor determinada por ios para su 2glesia. El dolor de los miem&ros de Cristo duratodav+a (Col. 1, ")6 e mil maneras somos atri&ulados, pero no a&atidos! enperplejidades, pero no desconcertados! perseguidos, pero no a&andonados! a&atidos, nonos anonadamos@ (" Cor. , ;>?). 3os miem&ros de Cristo cargan so&re su cuerpo la muertede Jess en todo momento para que tam&i0n en ellos se revele la vida de Jess. or amora Cristo se entregan en vida a la muerte para que la vida de Cristo se revele en la carnemortal.

    Victoria sobre el #ecado.*) En estrecha relacin con la victoria so&re eldemonio ' la muerte est% la destruccin del pecado ' li&eracin de su poder. El pecado esuna *uerza que domina al hom&re (8om. 9, "1! , 1". 1). uien lo comete es esclavo su'o(8om. , 1, "! lo. ;, #) ' est% &ajo su dominio (8om. #, 1?), o&rar% segn la le' (Fal. #,"1) ' estar% vendido a 0l (8om. =, 1). Cristo es su vencedor. $u amor en el que acta elamor del adre ha suprimido la lejan+a entre ios ' el hom&re, con su humildad 'o&ediencia se ha que&rantado por la ra+z el orgullo del hom&re. ios dej que su :ijo seencarnara para que pudiera en*rentarse con el pecado en su mismo campo de poder. @3acarne de Cristo pudo representar la de toda la humanidad ' ios pronunci en la muertecarnal de su :ijo la condenacin de toda carne humana. $egn derecho divino, mediante lamuerte de Cristo se li&r del pecado a toda carne humana@ (. 4eine, 7heologie des euen7estaments, 1?1, #?#). @o ha', pues, 'a condenacin alguna para los que son de CristoJess, porque la le' del esp+ritu de vida en Cristo Jess me li&r de la le' del pecado ' dela muerte. ues lo que a la 3e' era imposi&le, por ser d0&il a causa de la carne, ios,enviando a su propio :ijo en carne semejante a la del pecado ' por el pecado, conden alpecado en la carne@ (8om. ;, 1>#). Este es el cam&io ' la trans*ormacin introducidos porCristo6 @

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    distincin! pues todos pecaron ' todos est%n privados de la gloria de ios. D ahora sonjusti*icados gratuitamente por su gracia, por la redencin de Cristo Jess, a quien hapuesto ios como sacri*icio de propiciacin, mediante la *e en su sangre, paramani*estacin de su justicia, por la tolerancia de los pecados pasados, en la paciencia deios para mani*estar su justicia en el tiempo presente ' para pro&ar que es justo ' que

    justi*ica a todo el que cree en Jess@ (8om. #, "1>"). As+ como por el pecado de un solohom&re se condenaron todos, as+ tam&i0n por la justicia de uno solo llega a todos lajusti*icacin de la vida. ues como por la deso&ediencia de uno muchos *ueron hechospecadores, as+ tam&i0n por la o&ediencia de uno muchos ser%n hechos justos. $e introdujola 3e' para que a&undase el pecado! pero donde a&und el pecado, so&rea&und lagracia, para que, como rein el pecado por la muerte, as+ tam&i0n reine la gracia por lajusticia para la vida eterna, por Jesucristo nuestro $e-or (8om. $. 1;>"1). e una vez parasiempre muri por los pecados el Justo de los justos, para elevarnos a ios (2 et. #, 1;).@El, en quien no hu&o pecado ' en cu'a &oca no se hall enga-o, ultrajado, no replica&acon injurias ', atormentado, no amenaza&a, sino que lo remit+a al que juzga con justicia.3lev nuestros pecados en su cuerpo so&re el madero, para que, muertos al pecado,vivi0ramos para la justicia, ' por sus heridas hemos sido curados@ (2 et. ", "">"). uestrohom&re viejo muri con Cristo en la Cruz para que no seamos 'a m%s esclavos del pecado(8om. , ). orque as+ como la muerte no tiene 'a poder alguno so&re Cristo tam&i0n consu muerte *ue vencido el pecado (8om. , 1)! por lo que 'a no ha' muerte ni pecado paraquien est% con Cristo (8om. , ?. 11), nacido de ios, 'a no puede pecar! ni el pecado ni elodio dominan en 0l! slo el amor (2 lo. #, >?). D as+ el Evangelio de la Cruz es el Evangeliode la victoria, del poder ' de la sa&idur+a de ios (2 Cor. 1, 1;>1?).Claro est% que aunque el cristiano ha'a sido li&rado del demonio ' del pecado ' a pesarde que sea go&ernado por ios, verdad ' caridad, sigue estando amenazado ' en riesgo! leatacan las viejas *uerzas que no est%n muertas del todo, sino slo heridas de muerte. $eencuentra en ininterrumpida lucha ' muchas veces es vencido. ero el hom&re puedesuperar esa lucha si vive en Cristo cruci*icado por medio de la *e ' la entrega a El. $u vidatranscurre, por tanto, en una tensin continua! le ha sido dada la &uena nueva de que elpecado ha sido vencido! se conmueve ante la llamada a no pecar m%s ' as+ vive hasta quellegue la hora en que todo sea sometido al adre en el cielo. Entonces la gloria de los hijosde ios no podr% ser atacada por el mal (8om. ;, 1;). El *uturo no e5pulsar% del todo elpecado de la sociedad humana. $iempre ha&r% contradiccin a Cristo. ara el que no creeen El, su muerte es juicio ' condenacin (lo. 1", #1! 1, 11).

    Victoria sobre la $e".g) $egn el testimonio de $an a&lo, la superacin del pecado est% en estrecha relacincon la de la 3e'. Gajo el nom&re de le' entiende $an a&lo el conjunto de preceptoslegales del A76 todo lo comprendido en la le' del A7. Esta le' era santa, justa ' &uena(8om. =, 1")! *ue dada para la vida, que consiste en caridad ' vivir para los otros (8om. =,1! 1, 9! 1#, ?! Fal. #, 1"! 9, 1).ero *ue ocasin de pecado de dos maneras6 el poder del pecado se sirvi de la le' paradespertar en el hom&re los deseos contrarios a ios. En la le' se aviv el a*%n humano deindependencia *rente a las e5igencias de ios (8om. =, ;), lo cual es el principio de todopecado, comenzando por el desprecio de ios (8om. 1, "1) hasta llegar a las perversionesse5uales ' a las irrupciones de odio que destru'en toda comunidad (8om. 1, ">#1).4ue necesario para el hom&re &ajo la le', para que se le despertara la conciencia '

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    conociera su en*ermedad de muerte. 3a le' induce al pecado, porque el hom&re conoce loque se oculta tras ella (8om. =, =>1#). one as+ al hom&re &ajo el poder del pecado ' lamaldicin al ense-arle lo que de&e hacer ' hacerle ver su icapacidad para cumplir suse5igencias (Fal. #, 1). Es verdad que la le' *ue dada para que *uera cumplida ' contienelas e5igencias de ios. E3 que la cumple ser% salvo (8om. ", =>1#). ero nadie la cumple

    per*ectamente, ' esto hizo que la situacin del hom&re *uera desoladora antes de la venidade Cristo (Fal. #, 1! 8om. #, ?). 3os hom&res no lograron la justi*icacin &ajo la le', porque*ueron sus transgresores ' culpa&les, por tanto, delante de ios (8om. ;, "! 11 Cor. #, >?).ero aunque uno cumpliera la le', no se li&rar+a de la maldicin. Justamente por cumplirlapadecer+a la tentacin de creer que tal cumplimiento era o&ra su'a ' se presentar+a cone5igencias ante ios, cre'endo ser o&ediente ' honrado cuando en realidad cumple la le'por so&er&ia ' amor propio. 3a le' se le convierte as+ en ocasin para li&rarse del dominiode ios, para vivir en li&ertad e independencia *rente a ios, ' cre'endo que de&e elcumplimiento de la le' a su es*uerzo ' no a la gracia, &uscar% su gloria en vez de &uscar lade ios (Fal. ", 19>"1! 9, ! 8om. , >9! 1! , 1). Cae as+ en la m%s dura opresin de suego+smo ' amor propio ' cada d+a ser% m%s e5igente ' su vida ser% penosa ' desdichada(8om. , "! lo. ;, #). Actualmente la le' hace que el hom&re sea pecador, sea porque latransgrede impulsado por sus inclinaciones pecaminosas, sea por la vanagloria ' orgullo enque se esconde su cumplimiento. $an a&lo dice en la Ep+stola a los 8omanos6 @ero 'o noconoc+ el pecado sino por la le'. ues 'o no conocer+a la codicia si la le' no dijera6 @ocodiciar%s.@ "9). HCmo puede traer la salvacinI $uena a canto ju&ilante el nom&re deCristo pronunciado por $an a&lo inmediatamente despu0s de descri&ir la maldicin que lale' ha tra+do al hom&re. Cristo es quien nos li&erta de la maldicin de la le' al hacerse Elmismo maldicin. :asta agot la le' que dio origen al pecado, al llevarla consigo a la Cruz(F%l. #, 1#). Al morir Cristo vence a ese duro enemigo. (F%l. #, "#>"9! , "?>#1). En sumuerte se separa de la le' ' desde entonces los que creen en El est%n li&res de la le'.

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    ero no es una situacin *uera de la le', sino que ha sido roto el v+nculo que une a la le'por la vinculacin a Cristo. El que est% li&re de la le' est% sometido a la de Cristo6 la le' deCristo es El mismo. 3as eternas e5igencias de ios siguen en pie. $u voz se deja o+r ahoraen Cristo. 3o que ahora se e5ige no es el cumplimiento de los preceptos, sino el amor ' laentrega a ios. 3a moral e5tr+nseca ' ritual es sustituida por la moral personal.

    El cristiano no est% &ajo la le' (8om. , 1! Fal. 9, 1;), pero eso no signi*ica que la le' notenga validez. :an sido suprimidos los preceptos rituales del A7, pero las normas moralescontenidas en la le' viejotestamentaria, que mani*iestan la voluntad del adre, siguenteniendo validez tanto como las *ormas en que ha de realizarse la caridad e5igida por Cristo(8om. 1#, ;>1! Fal. 9, 1).3as e5igencias *ormuladas por ios en las normas morales del A7 no a*ectan 'a alcristiano como letra muerta, sino como apremiante llamada del adre que est% en el cielo atrav0s de Cristo. El cristiano est% li&re de la le' en lo que tiene de letra muerta, pero no encuanto sea viva o&ligacin impuesta por ios, que manda vivir como hijos del adrecelestial. Jam%s suprimi Cristo en sus preceptos morales la le' del A7! m%s &ien lainterpreta como *orma del amor (agape) que mueve a los cre'entes, ' a la vez la desarrollahasta la plenitud que corresponde al nuevo amor creador ' vivi*icante ($ermn de laha&lo a los que sa&en de le'es>, que la le' domina al hom&re todo el tiempo que 0ste viveIor tanto, la mujer casada est% ligada al marido mientras 0ste vive! pero muerto el marido,queda desligada de la le' del marido. or consiguiente, viviendo el marido ser% tenida poradltera si se uniere a otro marido! pero si el marido muere, queda li&re de la le' ' no ser%adltera si se une a otro marido. As+ que, hermanos m+os, vosotros ha&0is muerto tam&i0na la le' por el cuerpo de Cristo para ser otro que resucit de entre los muertos, a *in de quedeis *rutos para ios. ues cuando est%&amos en la carne, las pasiones de los pecados,vigorizadas por la 3e', o&ra&an en nuestros miem&ros ' da&an *rutos de muerte! masahora, desligados de la 3e', estamos muertos a lo que nos sujeta&a, de manera quesirvamos en esp+ritu nuevo, no en la letra vieja@ (8om. =, 1>). onde esta&a antes la le'muerta con sus preceptos, est% ahora Cristo, que es *uerza de vida personal ' espiritual,realidad que $an a&lo sinti ' vivi a las puertas de amasco ' que sigue siempreviviendo. Cristo nos hizo li&res ' nos llam a la li&ertad (Fal.9, 1), pero no al li&ertinaje (Fal.9, 1#). El $e-or mismo, que est% en el cielo, es la norma de nuestra conducta ' se haconvertido en *uerza que nos domina ' trans*orma! El es el comienzo personal de todoacontecer del 'o li&re, slo hace *alta incorporarse en el movimiento vital que Cristodesarrolla, toda accin surge as+ de la unin ' comunidad del cre'ente con Cristo. Esto noes la respuesta a un precepto e5terior, sino e5presin de un poder espiritual que o&ra en elmismo 'o6 ese poder es Cristo. 3a li&ertad no se logra a*irmando el @'o@ *rente a lospreceptos divinos, sino entreg%ndose a Cristo, amor del adre aparecido en la historiahumana! se logra con la *e viva con*igurada por la caridad. 3a li&ertad prometida al cristianose actualiza al cumplir la le' de Cristo, en la consumacin del amor (Fal. , ").&jetivamente, consiste esa li&ertad del cristiano en que no est% atado a una serie depreceptos, sino que en su actividad el amor le lleva a aquel 7, a quien est% destinado porsu naturaleza misma. $u&jetivamente, el cristiano siente su li&ertad como un poder hacer loque su corazn trans*ormado desea, es decir, amar! para 0l, los preceptos no son m%s queindicaciones que le o&ligan a realizar este amor en las situaciones humanas concretas.Esta es la le' de la li&ertad ($ant. 1, "9). 3a li&ertad del cristiano no es autnoma, sinotenoma. ero al aceptar li&remente el amor de ios ' dejarse trans*ormar por 0l, la

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    teonom+a se convierte en autonom+a, determinada por ios a trav0s de Cristo.

    S!#eraci%n de la cad!cidad&) 3a victoria so&re el demonio, la muerte ' el pecado inclu'e tam&i0n la superacin detodas las *ormas caducas de la creacin. 3a Escritura llama a esto victoria so&re el mundo.

    Esta pala&ra designa conceptos distintos6 la creacin visi&le de ios, la morada ' campo deaccin de los hom&res, el mundo del hom&re ca+do en el pecado ' la vanidad del mundoprovocada por el pecado humano. Es el mundo, en las dos ltimas signi*icacionesapuntadas, el que *ue superado por Cristo (lo. 1, ##). El que cree en El vence el mundopecador (2 lo. 9, >9) ' est% muerto al mundo con Cristo, porque est% muerto al pecado(8om. , 11)! as+, se sustrae a su caducidad.Esto es consecuencia del dominio de ios, realizado tam&i0n so&re la naturaleza. Comola re&eld+a, tam&i0n la sumisin *ue decisiva para la naturaleza! el niverso tiene parte enla historia humana, porque la estimula continuamente. El reino de ios implica la li&eracinde la esclavitud del poder de los elementos naturales. or el pecado qued maldecido elmundo, que *ue con*iado al hom&re para su cultivo. As+ se e5plica su enemistad con elhom&re! participa&a de su destino mortal ' eso acentua&a su propia caducidad, que es elcar%cter m%s saliente de la naturaleza. or todas partes lleva asediante el signo de lamuerte! no puede conceder al hom&re la inmortalidad ni satis*acer sus ltimos deseos! esvana la esperanza de un para+so terrestre. 3a naturaleza se convirti, por el contrario, enejecutora del dolor ' de la muerte del hom&re! est% llena de horror ' crueldad. de astucia 'mentira. $o&re el hom&re arroja el *uego ' el agua para destruirle ' sigue indi*erentecuando miles ' millones de hom&res perecen &ajo su realidad destructora. En las le'endasde los esp+ritus de &osques ' aires se revela la oscura conciencia de esa enemistad de lanaturaleza. 7am&i0n lo testi*ican claramente el F0nesis ' $an a&lo (Fen. #, 1>1?, 8om.;, 1;>"#). ero esa enemistad no durar% siempre ' la misma naturaleza suspira porqueaca&e, ese anhelo que la invade como un gemido es un grito de esperanza6 es el gemidode la parturienta. 3a naturaleza 'ace en dolores (/8m/;/1") ' suspira por trans*ormarse enuna vida nueva e indestructi&le. El estado actual de la naturaleza tuvo origen en el pecado' pod+a 'a suponerse, que al ser resta&lecido el reino de ios, la naturaleza tam&i0nrenac+a en un orden nuevo! ' as+, es de hecho. Como la naturaleza se destru'e ' corrompe&ajo el poder del demonio ("=! 1! 3c. ;,"#>#9) no es slo una moment%nea a'uda en la necesidad ni slo una simple con*irmacinde la divinidad de Cristo, sino tam&i0n la revelacin del orden nuevo en el que la naturaleza'a no es enemiga del hom&re, sino amiga ' servidora su'a. 7am&i0n el andar so&re lasaguas de Cristo es se-al del orden nuevo (#! 9"! lo. , 19>"1). Estoshechos est%n, de su'o, re*eridos al *uturo! entonces, cuando llegue la hora, ocurrir% la totaltrans*ormacin del mundo! los milagros citados ' otros no son m%s que pre*iguraciones delorden venidero. E1 milagro de la multiplicacin de los panes tiene tam&i0n, junto a otrassigni*icaciones, ese mismo sentido revelador (

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    a sus o'entes, so&raron muchas espuertas de pan! esto no es m%s que una alusin a quela naturaleza, una vez trans*ormada por dominio de ios, conceder% al hom&re plenitud 'seguridad de vida.(L$C:#.%g. #1>#9")........................................................................

    &. '. Derrota de los #oderes antidi(inosa) 3a instauracin del reino de ios implica la derrota de los poderesantidivinos6 del pecado, del demonio ' de la muerte. or el pecado ca' la humanidad &ajoel violento imperio de $atan%s. El dia&lo es el contradictor de ios permitido por ios. Es elenemigo ' destructor de todo lo divino en el mundo. 2ntent con 05ito seducir al hom&re are&elarse contra ios ' a declararse independiente, a sacudirse el reino de ios(/Fn/#/19! /Ap/1"/?). ero no le condujo en verdad a la li&ertad prometida, sino a laesclavitud de su tiran+a. $e hizo se-or del mundo que no quiso tener al ios como $e-or.esde la primera ca+da del hom&re contina la lucha contra el reino de ios con todos losmedios a su alcance, con enga-os ' per*idia, con mentiras ' violencia. El motivo de suo&rar es siempre el orgullo. $u dominio parec+a estar asegurado para siempre hasta que lavenida de Cristo le prepar el *in. En Cristo lleg el 4uerte que ata a $atan%s ' a losdemonios ' los desarma (/

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    Fetseman+@ (segn E. $tau**er).3a derrota de $atan%s alcanza su m%5ima intensidad en el hecho de que Cristo no luchacon los medios con que lucha $atan%s mismo. o e5pulsa a los demonios por intervencinde poderes terrenos o demon+acos, sino con el dedo de ios (

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    muerte. 4ue el camino de la re&elin contra el reino de ios, que se convirti enesclavizacin &ajo el imperio de $atan%s. En la lejan+a de ios, que es la luz, la alegr+a, lavida, el hom&re slo puede tener tinie&las, dolor ' muerte (/Ap/1;/"1>"). Con la victoriaso&re el imperio del demonio *ue cumplida tam&i0n la superacin del dolor. Cristo inici la0poca en que estos poderes esclavizadores del hom&re no est%n 'a en el poder. ues ante

    ios reina la alegr+a, la vida, la luz.

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    7am&i0n aqu+ ha' que decir que la li&eracin del pecado no signi*ica su e5tirpacin. $inoque signi*ica que se ha creado un camino por el que el hom&re puede li&rarse del pecado.Da no est% ca+do inevita&lemente ' sin salvacin. Cre'endo en Cristo se puede elevarso&re el poder del pecado. El *uturo traer% la plena e5pulsin del pecado de la sociedadhumana.

    El reino de Dios en el cosmosEl reino de ios se realiza tam&i0n en la naturaleza. el mismo modo que la re&elincontra ios *ue decisiva para la naturaleza, el sometimiento a ios es decisivo para elcosmos. 3a naturaleza participa de la historia humana ' a su vez le da nuevos impulsos. Elreino de ios comprende tam&i0n la li&eracin de la esclavitud *rente a los elementosnaturales. or el pecado ca' en maldicin la naturaleza, con*iada al hom&re para sucultivo ' edi*icacin. or tanto est% llena de animadversin contra 0l. articipa del destinomortal del hom&re ' agudiza su propia ca+da en la muerte. 3a caducidad es el aspectoomnipresente de la naturaleza, que por todas las partes lleva en s+ el signo de la muerte.o puede, por tanto, dar al hom&re la vida imperecedera que anhela. o puede satis*acerlos ltimos anhelos del hom&re. 3a esperanza en un para+so terreno es vana. 3a naturalezaes, al contrario, la realizadora del dolor ' de la muerte del hom&re. Est% llena de crueldad 'horror, llena de per*idia ' sin sentido, llena de terror ' destruccin, llena de enga-os 'mentiras. Arroja hierro, *uego ' agua so&re el hom&re para aniquilarlo. ermaneceindi*erente e insensi&le cuando &ajo su actividad destructora perecen miles ' millones. Enlos cuentos de los malos esp+ritus del &osque ' del aire se e5presa una oscura concienciade la animadversin de la naturaleza. e ellos nos dan un claro testimonio el F0nesis ' elapstol $an a&lo (/Fn/#/1>1?! /8m/;/1;>"#). $in em&argo, esa animadversin nodurar% para siempre. 3a naturaleza misma anhela superarla. Este anhelo la atraviesa comoun gemido, pero es un gemido de esperanza. Es el gemido de una parturienta. 3anaturaleza gime en dolores de parto (8om. ;, 1"). $olloza por la trans*ormacin en una*orma nueva de vida, en la *orma de la inmuta&ilidad. Como el actual estado desolador de lanaturaleza procede del pecado, ha' que esperar a priori que la instauracin del reino deios lleve tam&i0n a la naturaleza a un nuevo estado. D as+ es de hecho. 3o mismo que porel imperio del demonio la naturaleza es corrompida ' destruida (#! 9"! Jn , 19>"1). Estos sucesos apuntan hacia el *uturo, enque ocurrir% una total trans*ormacin del mundo. $on presagios del *uturo estado delmundo. 7am&i0n el milagro del pan (

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    plenitud. El hecho de que despu0s de la comida a que Cristo invit a sus o'entes so&rarantodav+a muchos cestos de pan es una indicacin de que la naturaleza puesta 'trans*ormada &ajo el reino de ios dar% al hom&re plenitud de vida ' *uerza vital.

    (L$C:=.%g. 19>111)

    JESUS SEORTE)TOS

    1n solo $e-or JesucristoOCreemos en un solo $e-or JesucristoP. Creemos en Jess, el Cristo ' el $e-or. :a'estos tres elementos en nuestra pro*esin de *e6 *e en Jess, que es el Cristo, que es el

    $e-or. Es el orden m%s lgico. Algunos dicen que este art+culo tendr+a que ser el primerodel Credo, porque antes de creer en ios adre se ha de creer en Cristo, el $e-or. 7al vezha'a una cierta verdad en esto6 no creemos en cualquier ios, sino que creemos en el iosque nos ha revelado Jesucristo. Ahora &ien, cuando decimos que creemos en ios adre,adre de Jess ' adre nuestro, 'a est% impl+cito que ha&lamos de ios :ijo, Jesucristo.ios adre se nos ha revelado por Jesucristo D, por tanto, creemos primero en Jess, elCristo, que nos da a conocer a ios adre. Es lo espec+*ico ' peculiar de la *e cristiana6tenemos acceso a ios a trav0s de una persona histrica ' de un hecho histrico. Es algorealmente mu' singular. n escritor ingl0s, :. Gelloc, cuenta en sus memorias la siguientean0cdota6 Cuando esta&a discutiendo en 5*ord con unos estudiantes, uno de ellos le dijo6Oo nos har% creer usted que un po&re paisano de Falilea, del tiempo de 7i&erio, es el

    Creador del cielo ' de la tierraP. D el escritor contesto6 Oues, realmente, as+ es. Esto es losingular de nuestra *e cristianaP.Jess es un nom&re concreto de un hom&re concreto6 Jess de azaret. n hom&re dequien se conoc+an los hermanos ' los padres6 OHo es 0ste el carpintero, el hijo de

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    autoridades o*iciales de su pue&lo, como se constata en el sermn de la por reconstruir e5actamente el Jess histrico. Era el ideal de los telogos 'e5egetas de *inales del siglo pasado ' comienzos de 0ste6 reconstruir con todo detallehistrico lo que realmente vivi Jess. ero el pro&lema del paso del Jess histrico alCristo de la *e no quedar+a autom%ticamente resuelto el d+a que tuvi0ramos como unOv+deoP de todo lo que pas mientras Jess viv+a, sino que es un pro&lema que 'a ten+anlas gentes del tiempo de Jess. Es evidente que mucha gente vio a Jess, lo toc, lo sinti' no cre' en El, sino que lo cruci*ic. D a nosotros podr+a pasarnos lo mismo, aunque und+a la t0cnica llegara a recuperar las im%genes ' pala&ras aut0nticas e histricas delmism+simo Jess.3a mesianidad de Jess, la OcristianidadP de Jess, no es algo que quedeautom%ticamente demostrado ni resulte evidente a partir de su realidad histrica. $i as+*uese, no se e5plicar+a cmo muchos de sus contempor%neos no le aceptaron como

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    Jess ha' amigos ' enemigos. Es un signo de contradiccin. Ante Jess ha' quien se ponea *avor ' quien se pone en contra! ' tam&i0n ha' gente indi*erente. Fonz%lez 4aus,&as%ndose en el li&ro de A. :oll, @Jess en malas compa-+as@, descri&e qui0nes son estosamigos ' estos enemigos6 la gente social ' religiosamente no aceptada, gente de clase &aja' de mala *ama, se hacen amigos de Jess! Olas malas compa-+asP, por decirlo as+. D la

    gente &ienestante, piadosa ' @como se de&e@, se hacen mas &ien enemigos de Jess (conalguna e5cepcin como icodemo, por ejemplo, aunque va de noche, medio escondido,porque no esta&a &ien visto andar con Jess).Esto quiere decir que la opcin por Jess se hace desde un determinado lugar! no unlugar meramente politico>social, sino un lugar, podr+amos decir, de postura espiritual6 desdela po&reza de esp+ritu en que se hallan los pecadores, los desgraciados, los en*ermos ' losque se encuentran a&andonados de todos ' de todo en la vida. $on los que tienenconciencia de la necesidad de la gratuidad6 gratuidad en todo, en su vida ' en su e5istenciaterrena ' en su salvacin ' en el perdn que necesitan de ios.4E>E>B7 J/4E6 $lo reconocer% a Jess como Cristo el que sienta la necesidad deser salvado por Cristo. $lo reconoce al $alvador el que necesita ser salvado. Esto es mu'importante. Como >dir+amos> slo conoce al m0dico como medico el que se siente ' sa&een*ermo ' &usca en 0l el remedio.4A82$EQ$

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    tendremos el sentido de Cristo. Cristo no nos dir% nada ' seremos de aquellos *ariseosautosatis*echos de sus propias &uenas o&ras, o de aquellos desesperados que no puedencreer que ios an les ama.$lo conoce a Cristo como $alvador aqu0l que siente urgentemente, casi con angustia>aunque no me aca&a de gustar la pala&ra, porque ios no nos angustia nunca>,

    vivencialmente al menos, la necesidad de ser salvado por el amor gratuito de ios! es decir,el que est% convencido de que lo nico que puede salvar es el amor de ios mismo.Esto es precisamente lo que vino a anunciar Jess. El Cristo, el

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    ojos a @los se-ores@, porque estamos convencidos de que todos somos iguales. En la Gi&liaencontramos una pista para entender esto. $e nos dice que el ios de la tierra de Cana%n,el dios de los cananeos, era Gaal.Gaal es otro nom&re que tam&i0n quiere decir Ose-orP, pero con otro sentido. icho&reve ' simplemente6 Gaal es el amo que ordena ' manda, mientras que Adonai signi*ica el

    $e-or que protege. Algunas connotaciones de am&as pala&ras quiz% puedan superponerse,pero la connotacin principal de la pala&ra @$e-or@, es que Dahv0 es el que protege.Este apelativo de O$e-orP aplicado a Jesucristo, como lo encontramos de un modoha&itual en las cartas de a&lo, e5presa la *uncin de Cristo sentado 'a a la derecha deladre. ecir que el Cristo es El $e-or es decir que Cristo, despu0s de la resurreccin,tiene 'a la so&eran+a que ios le ha dado so&re toda la realidad en el cielo ' en la tierra.As+, este ep+teto de $e-or se ha de entender dentro de la crisis pro*unda que se produjo enlos apstoles ' en los seguidores de Jess por el hecho de la pasin ' la muerte de sumaestro. :emos visto que Jess de azaret proclam el 8eino con signos ' que le segu+anlos po&res de esp+ritu, los humildes, los sencillos, etc. Esto es magn+*ico. ero llega la crisisdel Miernes $anto ' resulta que, despu0s de tantos signos ' de tantas promesas, ende*initiva, los otros, sus enemigos, pueden m%s que El ' le dan una muerte a*rentosa.8$/MEFARA>6 3a e5periencia de la 8esurreccin es que, a pesar de todo, Cristo hatriun*ado ' es El $e-or. Estamos en el centro de la e5periencia cristiana6 realmente, contratoda apariencia, a pesar de que todo parece que sigue igual, por m%s que Jess ha'apredicado todo lo que predic, ' aunque la gente Ocomo es de&idoP no haga ningn caso 'todo siga como antes, a pesar de todo esto, Cristo es el $e-or. 3a resurreccin muestraque ios no ha olvidado al po&re, al que padece, al que muere en el momento de sum%5imo a&andono. ios no deja a&andonado al justo a su mala suerte. Cristo *ue el primerjusto que tuvo la mala suerte de que los malos pudieran m%s que El. A Cristo, que padecia&andonado de ios, ios lo ha resucitado. A partir de la resurreccin Cristo es el $e-or! 'nosotros, desde entonces, esperamos participar de su se-or+o.or la resurreccin, ios lo ha constituido $e-or ' lo ha puesto a su derecha para serprotector ' salvador de los su'os, de los que se acojan a El.J/$E7A6 Hue quiere decir estar a la derecha de iosI El Concilio de icea emplela pala&ra @consu&stancial@, que pas as+ a este art+culo del Credo. Hue quiere decirI3iteralmente, que Jess es de la misma su&stancia, de la misma naturaleza, de la mismacategor+a que ios adre todopoderoso. 3a Gi&lia dice lo mismo, pero de una manera m%simaginativa, m%s directa, m%s &onita6 Jess est% @sentado a la derecha del adre@, est% almismo nivel de ios, es igual a ios, aunque ha&+a vivido como un po&re hom&re ' aunquesus enemigos parec+a que ha&+an tenido m%s poder que 0l. Esto es lo que queremos decircuando con*esamos a Cristo como O$e-orP.Es el ep+teto pre*erido por $an a&lo para e5presar la divinidad de Jesucristo. Cuandonos pregunten dnde se dice en el uevo 7estamento que Jess es ios, podemos aducir,entre otros pasajes, 0ste que dice que Jess est% sentado a la derecha del adre. tam&i0n el pasaje de /

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    aunque parezca v+ctima ' vencido por las *uerzas del mal, no es aniquilado por ellas, sinoque es resucitado de la muerte ' es declarado triun*ador de las *uerzas del mal. or esoJess es identi*icado con todo aquello que se espera&a de ios a lo largo del Antiguo7estamento. En este sentido es El $e-or. or esto se nos dice tam&i0n en /8m/1/?6 O$icon*iesas con la &oca que Cristo es el $e-or ' crees con el corazn que ios le resucit,

    ser%s salvadoP. 4ij0monos en el paralelismo entre dos aspectos equivalentes6 con la &ocase con*iesa que Cristo es el $e-or! pero, cuando con*esamos que Cristo es el $e-or, lo quecreemos, lo que ha' detr%s de esta con*esin, es que ios lo resucit, que no le dej morircomo un desvalido, aunque lo pareciera. Est% sentado a la derecha del adre ' por eso es$e-or.(LM2ME$>J$E>1. TA3CACE.%gs. 1>=)........................................................................

    ".(/1Co/;/). Al decir $an a&lo que Cristo *ue constituido $e-or por la 8esurreccin,quiere decir estrictamente que desde la 8esurreccin participa su cuerpo humano de lagloria de ios. :asta entonces ha&+a estado en El la gloria de ios, por supuesto pero sinatravesar los velos del cuerpo, cosa que ocurri en la 8esurreccin precisamente6 Cristo sehizo esp+ritu (11 Cor. #, 1=! c*r. tam&i0n ). En este suceso, sin em&argo, no ocurri m%sque el hacerse patente lo que siempre ha&+a sido real en CristoDa dijimos antes que la caracterizacin de Cristo como $e-or no supone ningunaapoteosis. El *undamento de la apoteosis es el mito, ' Cristo no est% en el %m&ito del mito,sino en el dominio de la historia. En el aire del mito, el se-or o dominador es vivido 'sentido como poder numinoso! nos encontramos aqu+ con una de*ormacin ' des*iguracinde lo que las $antas Escrituras dicen del $e-or, a sa&er6 que es representante de ios enla tierra, que su poder es un *eudo su'o ' El no es m%s que un enviado de ios. En el mitoest% rota la relacin del $e-or o dominador con ios ' aislada su divinidad de tal maneraque 0l mismo se presenta como dios. 3a representacin m+tica del se-or lleva a versim&olizada en 0l ' en su salvacin, en su salud ' en su victoria la salvacin del pue&lo. oreso, es venerado como dios por el mundo que piensa m+ticamente. Cristo no es una *iguram+tica en la que una comunidad humana >pue&lo o comunidad cultural> represente susvivencias ' e5periencias religiosas, sino una realidad histrica. El ser con*esado ' ala&adocomo $e-or no es m%s que la e5presin de las e5periencias que de El tuvieron susdisc+pulos. 3e reconocieron como $e-or so&re todos los dem%s se-ores, que no *ueron m%sque precursores su'os que espera&an su llegada. El llev a ca&o lo que los otros pensaron.7en+a un se-or+o que es m%s pro*undo que todos los dem%s. 7en+a autoridad so&re las*uerzas del destino, a las que sucum&ieron todos los otros se-ores! ' dominio so&re lamuerte ' el dolor, so&re la preocupacin ' la angustia, so&re las *uerzas naturales ' lospecados del hom&re. o sucum&i a la muerte, como sucum&ieron todos los dem%s.$i Cristo acept la muerte *ue por li&re ' se-orial decisin. A la hora de despedirse pudodecir con plena seguridad ' dominio de la necesidad del destino6 @

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    or ser la muerte para El no m%s que un paso hacia una vida nueva ' li&re de todacaducidad terrestre, su morir signi*ica la ruptura del eterno proceso circular de la naturaleza.e una vez para siempre, interrumpi con su muerte la eterna repeticin del nacer ' morir.A&re el camino, que li&era ' saca de ese ritmo, lo que signi*ica justamente lo opuesto almito. or ser los dioses m+ticos personi*icaciones de cosas ' procesos naturales, la *e en

    ellos no li&era de la naturaleza, sino que hunde en ella cada vez m%s pro*undamente. 3apiedad m+tica signi*ica que sus cre'entes se realizan en la naturaleza ' se adaptan a suproceso ' devenir, que se sumergen en la vida csmica de la naturaleza. El que reconoce aCristo por $e-or su'o espera, al contrario, ser sacado de esa inmersin en la naturaleza ala inmuta&le vida de ios. adie tiene poder para eso m%s que un solo $e-or6 Cristo. Elpuede por tanto, salvar de la ltima ' de*initiva necesidad. o ha' otro 8edentor. Cristohace ver su superioridad so&re las *uerzas naturales en los milagros testi*icados en losEvangelios. Al multiplicar los panes ' curar a los en*ermos, al dominar las tormentas ' lasolas, revela su poder so&re las *uerzas de la naturaleza, que intimidan ' aplastan a loshom&res. Cristo se apodera de la naturaleza ' la cam&ia de tal manera que tiene que serviral hom&re. A2 poner la naturaleza al servicio del hom&re deja li&re el camino para una vidaverdaderamente digna del hom&re. $lo puede ha&er una e5istencia aut0nticamentehumana en virtud de El, porque las necesidades que El slo puede remediar est%n mu'hondas en la vida humana ' la impiden ' lastran. Es cierto que el hom&re puede crear porsus propias *acultades un orden de necesidades! hasta puede producir sin Cristo una grancultura, incluso magn+*ica ' encantadora! puede, sin El, hacer grandes cosas en lasCiencias ' en las Artes. ero en la cima m%s alta resta siempre un orden de necesidades.Antes de Cristo, consiste ese orden en la venida del $e-or >in adventu omini>, en laespera del verdadero $alvador. espu0s del nacimiento de Cristo, las o&ras construidaspor sus enemigos son signos de la autonom+a humana ' llevan en s+, como todo loantidivino, la semilla de la perdicin. 3os *racasos ' cat%stro*es de que est% llena la historiahumana nos hacen sentir lo poco que pueden hacer los hom&res para edi*icar unae5istencia aut0nticamente humana con las solas posi&ilidades de esta tierra.En los milagros de Cristo, so&re todo en su 8esurreccin, se revela su se-or+o como arel%mpagos! slo lograr% su plenitud en el mundo *uturo! entonces ser%n de*initivamentealejados de la historia humana el dolor ' la muerte. Entonces se presentar% como vencedor' juez. $o&re el agitado mar de todas las decadencias ' odios, de todos los vicios eincredulidades se levantar% como el que era, es ' ser%. :asta ahora, puede parecer que else-or+o de Cristo ha sido d0&il e insigni*icante ' que han sido otros se-ores los que handeterminado la marcha de la historia humana. Cristo ha sido siempre su verdadero se-or! Eles quien tiene en la mano el timn ' por El pasan todos sus hilos. 7odas las criaturas soninstrumentos su'os! todos los sucesos ' acontecimientos est%n al servicio de su voluntad.3a majestad del $e-or de los cielos, oculta mientras dura la historia humana, se revelar% und+a con radiante claridad.3a 2glesia primitiva, hasta en medio de las angustias ' persecuciones, esta&a tan seguradel se-or+o de Cristo que pon+a su imagen >la imagen del antocrator> en el %&side de sustemplos! que adorna&a la ca&eza del cruci*icado con corona de re'. Con*esa&an as+ elimperio de quien es siempre re', de quien, sin em&argo, slo revelar% su realeza a los ojosdel mundo en el *uturo ' m%s all% de la historia humana.o todos son capaces de creer en el imperio de Cristo. El autnomo ' cre'ente delmundo no es capaz de con*esar el reinado de Jess, pues slo cree en el se-or+ointramundano, en los se-ores que puede ver ' palpar 0l mismo. $lo el que puede mirar

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    m%s all% del mundo ' de los poderes del mundo, slo el que puede darse cuenta de que larealidad que est% m%s all% del mundo es m%s *uerte que todos los poderes terrestres, deque el adre celestial tiene m%s poder que todos los dominadores de la :istoria es capazde con*esar el reinado ' se-or+o de Cristo ' podr% glori*icarle como a $e-or su'o. o seglor+a de m%s se-ores que del Cruci*icado (Fal. , 1)! tiene con*ianza ' se mantiene en

    todos los cam&ios ' trastornos de la e5istencia, pues sa&e que su $e-or est% so&re todos 'que le li&rar% algn d+a de todas las necesidades. El que cree en el mundo se reir% de tal$e-or, porque le parece po&re de esp+ritu ' a&andonado. El que cree en Cristo se sa&esiempre o&ligado con su $e-or! todo lo har% por amor a El. or El saludar% ' dar% lasgracias, rezar% ' o&rar%, vivir% ' morir% (8om. 1, =>;).uien le ha elegido por $e-or sa&e que est% al servicio de un poderoso que no oprime niesclaviza a los que le sirven. Con El no puede esperarse que la li&ertad sea suprimida! Elno ca' en la tentacin, en la que todos los otros se-ores ca'eron, de esclavizar a suss&ditos, de tratarlos como mercader+a ' despojarles de su humana dignidad. Cristo, siendo$e-or, imprime se-or+o a los que le son *ieles. $u imperio es servicio a sus s&ditos. &ligaa un servicio que supera en importancia ' responsa&ilidad a todos los servicios de la tierra,pues permite a sus s&ditos participar de su propia plenitud de vida ' de su propia *uerzae5istencial. $u imperio es servicio del amor que se regala a s+ mismo.

    (L$C:#.%g. " ss.)

    CRISTO* +$ENITUD DE $OS TIEM+OS

    1. J/3E27>72E$A dice de lasigni*icacin de los %r&oles genealgicos6 @$an 3ucas muestra que la serie de generacionesque se retrotrae desde la generacin del $e-or hasta Ad%n comprende =" generaciones.ne as+ el *in con el comienzo ' atestigua que es El quien recapitula todos los pue&los que

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    se han e5tendido so&re la tierra desde Ad%n, ' todos los idiomas ' las generacioneshumanas junto con Ad%n@ (Adversus haereses, 222, "", #).

    &) A7/84EC2A/J J/C"9). 3os hijos de los pro*etas '.de la alianzatraicionan por tanto, sus propias cosas cuando rechazan a Cristo. Cuando con*iesan aCristo con*iesan su propia historia *undada por ios. 3o mismo ocurre en $an Juan. 3osdisc+pulos reconocen en Cristo al

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    como dice $an a&lo, un velo. or eso no pueden comprender el sentido de sus propiasescrituras sagradas. o se entiende a s+ mismo porque no entiende su propia historia*undada por ios. uien separa el A7 de Cristo lo malentiende necesariamente ' lode*orma en un mito entre otros mitos (/"Co/#/1# ' sigs). 7odo ello aparece resumido en/1/1/1>1"6 @Acerca de la cual (la salvacin) inquirieron e investigaron los pro*etas que

    vaticinaron la gracia a vosotros destinada, escudri-ando qu0 ' cu%l tiempo indica&a elesp+ritu de Cristo, que en ellos mora&a ' de antemano testi*ica&a los padecimientos deCristo ' las glorias que ha&+an de seguirlos. A ellos *ue revelado que no a s+ mismos, sino avosotros, serv+an con esto, que os ha sido anunciado ahora por los que os evangelizaron,movidos del Esp+ritu $anto, enviado del cielo ' que los mismos %ngeles deseancontemplar.@

    c) el mismo modo que el A7 alude a Cristo en sus pala&ras, tam&i0n sus *iguras 'acontecimientos tienen car%cter de promesa. $an Agust+n dice del A76 @En la realidadmisma, en los acontecimientos, no slo en las pala&ras tenemos que &uscar el misterio del$e-or@ (2n ps. ;, s. ", n. ). e modo parecido dice el telogo alem%n 8upert von eutz enla escol%stica primitiva6 @3os acontecimientos est%n llenos de misterios pro*0ticos@ (3 1=,1."9 .).

    d) estaquemos algunas particularidades (segn E. $tau**er, 7heologie des 7, == 'sigs.). El patriarca Ad%n es el tipo del *uturo ' segundo patriarca, Cristo (8dm. 9, 1). $o&res+ mismo apunta al segundo Ad%n. En un punto de la historia se decidi la marcha hacia ladesgracia, en un punto de la historia se decidir% hacia la salvacin (8om. 9, 1">"1, 2 Cor.1, . 11! 19, "1. 9. 99! Fal. , "1 ' sigs.). $an a&lo trata con especial e5tensin elcar%cter de promesa de la historia de A&raham (Fal. #, 8om. ). $i Ad%n es unapre*iguracin de la *utura ciudad de ios en sentido negativo, A&raham lo es en sentidopositivo. $o&re s+ mismo ' so&re toda la 0poca de la le' apunta a la justi*icacin por elsigno de la cruz (Fal. , #! #, 1! 11 Cor. 9, 1). 7am&i0n Jon%s es una pre*iguracin del:ijo del :om&re (3c. ", "? ' sigs! lo. #, 1! , #1 ' sigs.).A32ARA/84EC2A6 $e hace especiaUmente claro el car%cter de promesa del A7 enuno de sus acontecimientos m%s centrales, en el esta&lecimiento de la alianza. En 0l serevela ios. ero ocurren distintos estadios sucesivos, cada uno de los cuales conduce porencima de s+ mismo al grado siguiente. 3a alianza con o0 est% ordenada a la alianza conA&raham, en la que se *unda la eleccin de 2srael. Encuentra su cumplimiento provisionalen la alianza del $ina+ con su orden *undado en el li&re amor ' dominio de ios. 3a alianzaes recogida por los pro*etas, por Ams, 2saias, Jerem+as, Ezequiel. recisamente en ellosse ve que la alianza no ha encontrado todav+a su *igura de*initiva. Est% todav+a a&ierta.e&e ser esperada del *uturo. or tanto, todo lo dicho por la alianza de&e ser entendido conperspectiva. Cada alianza implica la espera de una alianza todav+a m%s per*ecta. inguna,ni siquiera la del $ina+, se o*rece como la ltima ' de*initiva. 3a alianza por antonomasiaparece estar m%s all% de todas las *iguras de alianza que encontramos en el A7. or tanto,la alianza del A7 slo es entendida correctamente cuando su realidad se ve como unae5tensin a trav0s de siglos con su culminacin en Cristo.Cosa parecida ocurre con los dem%s acontecimientos ' *iguras. D as+, con elviejotestamentario pue&lo de ios, la antigua 2srael (LGarth>V, ie Wirlhliche ogmatiW, 2, 1(1?#9), 19 ' sigs.) @es aludida en primer t0rmino la totalidad de la descendencia de loshijos de Jaco&, con quien se hizo la alianza en el $ina+. ero la divisin de las diez tri&us

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    del norte respecto a las dos tri&us del sur indica 'a que aquella super*icial visin del pue&lono es resistente para lo que ha' que entender cuando se ha&la en el A7 del pue&lo deios, del pue&lo elegido. El pue&lo aludido en la alianza con ios ' part+cipe de sucumplimiento ser% un pue&lo dentro del pue&lo por as+ decirlo. ero nos encontramostodav+a en una concepcin super*icial si consideramos ahora a las tri&us de Jud% '

    Genjam+n como el pue&lo junto al que la 2srael del norte desaparece de la historia con eltiempo. 7ampoco las tri&us de Jud% ' Genjam+n son el pue&lo, sino como dicen justamentelos pro*etas, un resto santo convertido ' reconciliado en la justicia de Jud% ' Genjam+n.Hui0n pertenece a este restoI Hui0n es ahora el pue&lo de iosI H3os pertenecientes auna comunidad pro*0tica de disc+pulosI Hna comunidad de cre'entes que se rene entorno al temploI H3os pocos justos que viven segn los mandatos de Dav0I $i ' no. $+,porque de hecho ' en primer t0rmino se puede ver tal pue&lo! no, porque la advertencia ' laesperanza pro*0tica no se queda en este pue&lo, porque precisamente los pro*etas tard+os,como Jerem+as v el eutero>2sa+as, ha&lan de nuevo de un pue&lo, de Jerusal0n e inclusode 2srael como totalidad. El pue&lo dentro del pue&lo, la aut0ntica 2srael no se identi*ica conla totalidad de la descendencia de Jaco& ni con cualquiera seccin de esta totalidad, sinoque la aut0ntica 2srael elegida por Dav0, llamada ' *inalmente &endecida, pre*igurada enam&as, est% como meta m%s all% de la historia de am&as. Este pue&lo es, en el sentido m%sestricto, *uturo para s+ mismo. 7iene que aparecer ' demostrarse cu%l es ahora propiamenteeste pue&lo.@ Es la nueva 2srael creada en Cristo.Cuando en el A7 se ha&la de la tierra primero prometida ' despu0s regalada a estepue&lo, @ha' que entender, sin duda, por ello, en primer t0rmino, la tierra de Can%prometida por ios a los adres. ero de nuevo esta magnitud geogr%*ica, sean cualessean sus propiedades, parece no agotar en cuanto tal ' en todos los sentidos el contenidosigni*icativo aludido con el concepto de tierra prometida. Alargando la mirada en la l+nea delpa+s en que mana leche ' miel, siguiendo las promesas que se anudan a estarepresentacin (en tiempos en que en este pa+s realmente no todo i&a tan &ien), ha' quemirar hacia el para+so perdido ' recuperado que ser% el lugar de este pue&lo, e incluso a latierra maravillosamente renovada en que vivir% algn d+a en medio de los dem%s pue&lospac+*ica ' *elizmente unidos. or tanto, es cierto que es aludida alestina, pero no esmenos cierto que con este pa+s se alude al pa+s completamente distinto que, por tanto, enla historia de 2srael no es visi&le realmente, porque es su meta, porque est% m%s all% de 0l.Este pa+s espera a aqu0l@ (V. Garth, 1). 3a tierra esperada es la nueva tierra comenzadapor la resurreccin de Cristo.AS>8ECC232AC2X 8ECC232AC2X>AS6 El a-o de la reconciliacinrepresenta en primer t0rmino un suceso dentro de la historia del viejotestamentario pue&lode ios. $egn /3v/"9/; ' sigs., de&e ser cele&rado cada siete veces siete a-os. Empiezacon el d+a de la reconciliacin del ltimo de los cuarenta ' nueve a-os. Es anunciado contrompetas por todo el pa+s. urante el a-o ju&ilar no se de&e sem&rar ni recolectar. En tala-o todo varn podr% volver a poseer, pagando &arato, lo que hu&iera perdido durante loscuarenta ' nueve a-os. Da 2sa+as ve en el a-o ju&ilar un a-o de gracia del $e-or que de&epregonar el ungido de ios6 @El esp+ritu del $e-or, Dav0, descansa so&re m+, pues Dav0 meha ungido. D me ha enviado para predicar la &uena nueva a los a&atidos ' sanar a los deque&rantado corazn, para anunciar la li&ertad a los cautivos ' la li&eracin a losencarcelados. ara pu&licar el a-o de la remisin de Dav0 ' el d+a de la venganza denuestro ios. ara consolar a los tristes ' dar a los a*ligidos de $in, en vez de ceniza, unacorona! el leo del gozo en vez de luto! la gloria en vez de la desesperacin. $e los llamar%

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    tere&intos de justicia, plantacin de Dav0 para su gloria@ (2s. 1, 1>#). Este a-o de graciareci&i su sentido ltimo en el tiempo de gracia introducido por Cristo. El gran d+a de lareconciliacin es, segn /8m/#/"9, una pre*iguracin del d+a de la reconciliacin de toda lahistoria, del Miernes $anto, que produjo una nueva situacin en el mundo (:e&r. ?).$C/A7 A7/$ACE8C26 El sacerdocio, la monarqu+a ' el pro*etismo del A7 se

    trascienden, en consecuencia, hacia un *uturo pro*etismo, sacerdocio ' realeza. e larealeza se ha&lar% en la pr5ima seccin. El sacerdocio viejotestamentario se realiz encuatro *iguras. 3a tarea *ue transmitida por el precedente al que segu+a. Gajaron al sepulcroun sacerdote tras de otro. Continuamente se necesitaron varones que se hicieran cargo delo*icio para que no enmudecieran las oraciones ' el sacri*icio por el perdn de los pecados.$in em&argo, aunque la cadena transcurri ininterrumpida, jam%s hu&o uno en la serie quepudiera conceder realmente el perdn de los pecados implorado. En todas las oraciones 'sacri*icios se mantiene despierta la esperanza en un tiempo *uturo. Al *inal de la serie est%Cristo como sacerdote al que todos los precedentes aludieron, en quien se realiza todo lollamado sacerdocio. El tiene un sacerdocio per*ecto (:e&r. =).7am&i0n todos los pro*etas son precursores ' mensajeros de Cristo ($tau**er, ;1). $onlos proclamadores de la pala&ra de ios que en Cristo alcanz su resumen ' su puntoculminante (:e&r. 1, 1 ' sig.). $u destino pre*igura el destino de Cristo. $u pasin es laintroduccin de la pasin de Cristo. 3os hijos de 2srael despreciaron a los mensajeros deios ' se rieron de sus pala&ras ' aumentaron su petulancia con sus pro*etas (22 ar. #,1! lll 8eg. 1?, " ' sig.! E5. 1=, ! #", ?! am. 1, 1! 1=, 1! Jr. , 1! ?, "9! 11, 1?! 2s. 'sigs.).

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    ". Cristo, contenido de los tiemposCristo es la plenitud del tiempo todav+a en otro sentido. 3lena la 0poca empezada por Elcon la salvacin prometida en el A7. $an a&lo resumi las promesas divinas en suEp+stola a los E*esios de la manera siguiente6 @Gendito sea ios ' adre de uestro $e-orJesucristo, que en Cristo nos &endijo con toda &endicin espiritual en los cielos! por cuanto

    que en El nos eligi antes de la constitucin del mundo para que *u0semos santos einmaculados ante El ' nos predestin en caridad a la adopcin de hijos su'os porJesucristo, con*orme al &enepl%cito de su voluntad, para ala&anza de la gloria de su gracia.or esto nos hizo gratos en su Amado, en quien tenemos la redencin por la virtud de susangre, la remisin de los pecados segn las riquezas de su gracia, quesupera&undantemente derram so&re nosotros en per*ecta sa&idur+a ' prudencia. or 0staros dio a conocer el misterio de la voluntad, con*orme a su &enepl%cito, que se propusorealizar en Cristo en la plenitud de los tiempos, reuniendo todas las cosas, las de los cielos' las de la tierra, en El, en quien hemos sido heredados por la predestinacin, segn elpropsito de Aquel que hace todas las cosas con*orme al consejo de su voluntad a *in deque cuantos esperamos en Cristo seamos para ala&anza de su gloria@ (Eph. 1, #>1"! c*r. #,? ' siguientes). 2nmediatamente despu0s del pecado levant ios los velos de su plansalvador. 3a *e en sus promesas salvadoras *ue continuada por las *iguras primitivas de lahumanidad. o pereci en las aguas oscuras del pecado. Continuamente *ue despertadapor ios. 3as promesas ganaron en claridad *igurativa ' plenitud a medida que avanza&a eltiempo. 3os patriarcas *ueron los portadores de la revelacin divina en la que ios anuncitanto sus e5igencias de imperio como su voluntad salvadora. Ellos *ueron los garantes de laseriedad ' lealtad de la *idelidad ' &ondad de ios. En la alianza ios erigi una le' degracia. 3a meta de la alianza de ios es imponer el reinado divino, que es un reino delamor. 3a revelacin de la divina voluntad salvadora alcanza su punto culminante en lossalmos ' en los pro*etas. En los salmos ense-a el Esp+ritu $anto a los piadosos acon*esarse pecadores, a implorar gracia, a con*iar en la misericordia de ios. 3as pala&rasde admonicin ' consuelo, las amenazas ' advertencias de los pro*etas, desasosiegancontinuamente a los cre'entes viejotestamentarios ' los sacan del reposo en que quierenaislarse para hacer una vida intramundana cerrada en una e5istencia aprisionada en lanaturaleza o en la cultura. or som&r+as que sean las amenazas que ios dirige al pue&lopor medio de los pro*etas, sus e5igencias son en el *ondo misericordia ' amor. 7am&i0n lajusticia de ios sirve a la salvacin. $irve a la restauracin de su honor ' de su santidad.:ace que toda la tierra est0 llena del esplendor de ios (ls. , #) ' el nom&re del $e-or seade nuevo temido entre los pue&los (

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    imperio de los poderes antidivinos, ahora su imperio ha que&rado (lo. , "#! 11, 9, 9"! 1",#1,! 1;, 1). En otro tiempo impera&a la muerte, ahora la muerte ha sido derrotada (l Cor.19, "). 3a resurreccin del $e-or ha introducido una nueva 0poca. Da no pertenece laltima pala&ra a la ca+da ' caducidad, sino a la vida que est% sustra+da al ataque de lamuerte. 3a muerte tiene que servir ahora a la vida.

    (L$C:=.%g. ?>=;)

    JESUS MEDI,DORTE)TOS

    1.Cristo es realidad histrica! vivi en un determinado tiempo dentro de nuestro tiempo! es

    el quicio en que descansan ' giran los tiempos. $u vida, como todo suceso histrico, esnica e irrepeti&le! *ue una vez ' no se repetir%. ero la vida de Cristo trasciende la historia,pues en su transcurrir histrico, en su sucesin ' acontecer se cumple un misterio6 elmisterio de nuestra salvacin. En la vida de Cristo realiza ios su plan salv+*ico! conce&idodesde la eternidad. :asta que Cristo vino, este misterio esta&a oculto6 esta&a prometido,pero, a la vez, era un misterio escondido. En Jesucristo *ue revelado ese misterio (8om. 1,"9). En El se dio a conocer el gran misterio de que ios quiso tener misericordia de todos(8om. 11, "9). 3o que hasta entonces era un misterio de ios, es desde la Encarnacin elmisterio de Cristo (Col. ", ">#). $an a&lo tiene conciencia de ser un revelador! es unmensaje de poder ' alegr+a (Eph. #, #>1"). $u contenido >sea glori*icado por ello ios adrede uestro $e-or Jesucristo>, es6 @ue en Cristo nos &endijo con toda &endicin espiritual

    en los cielos! por cuanto que en El nos eligi antes de la constitucin del mundo, para que*u0semos santos e inmaculados ante El, ' nos predestin en caridad a la adopcin de hijossu'os por Jesucristo con*orme al &enepl%cito de su voluntad para ala&anza de la gloria desu gracia. or eso, nos hizo gratos en su amado, en quien tenemos la redencin por lavirtud de su sangre, la remisin de los pecados, segn las riquezas de su gracia, quesupera&undantemente derram so&re nosotros en per*ecta sa&idur+a ' prudencia. or 0stasnos dio a conocer el misterio de su voluntad, con*orme a su &enepl%cito, que se propusorealizar en Cristo en la plenitud de los tiempos reuniendo todas las cosas, las de los cielos 'las de la tierra, en El, en quien hemos sido heredados por la predestinacin, segn elpropsito de Aquel que hace todas las cosas con*orme al consejo de su voluntad, a *in deque cuantos esperamos en Cristo seamos para ala&anza de su gloria@ (/E*/1/#>1").

    El misterio de Cristo en el que se cumple el eterno misterio divino de nuestra salvacin, esel misterio de nuestra gloria, que no procede de la tierra! slo el $e-or puede darla. :anacido de la hondura de su sa&idur+a, en la que ha&+a sido decidida antes de todos lostiempos (" Cor. ", =>?), para ser cumplida en el tiempo. An no ha llegado la ltima 'de*initiva revelacin del misterio de ios, pero llegar%. 3a realizacin temporal del misterioeterno de ios tiene car%cter escatolgico! lo tendr% su *orma de*initiva en la segundavenida de Cristo al *in de los tiempos, cuando resuciten los muertos. uestra actuale5istencia perecedera se transmutar% en la vida eterna e imperecedera de un cuerpo

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    glorioso (2 Cor. 19, 91). A esa vida nos re*erimos al ha&lar de la salvacin.El misterio de nuestra salvacin se realiza en Cristo por ser el :ijo de ios encarnado 'justamente en cuanto es tal. El Mer&o encarnado ' revestido de la de&ilidad del cuerpohumano es el instrumento o, mejor, la realizacin ' revelacin del plan salv+*ico de ios. oreso, El mismo es nuestra salvacin. articipar de la redencin quiere decir tener parte en

    Cristo, en la *orma de vida realizada por El en la historia humana ' preparada para todos ensu vida consumada en la cruz, 8esurreccin ' Flori*icacin! tener parte en la riqueza vital '*orma e5istencial de Cristo. Cristo es el camino de la salvacin, el mediador ' garant+a deesa *orma imperecedera de e5istencia, ' lo es por ser ios ' hom&re, porque por El lanaturaleza humana *ue otra vez elevada hasta ios, *uente de la vida imperecedera. En Elirrumpe la vida de ios mismo en la naturaleza humana. D as+, se institu'e un nuevo modode e5istencia ' de vida no e5istente hasta la Encarnacin del :ijo de ios. adie la realizacomo Cristo, quien quiera participar de ella de&e, por tanto, *ormar comunidad con El, as+podr% ser li&erado de esta perecedera *orma de e5istencia e introducido en la vidaimperecedera de ios. Cristo tiende el puente entre el cielo ' la tierra, entre el hom&re 'ios. D no es slo quien hace el puente, sino el puente mismo, que de&e ser cruzado portodo el que quiera salvar el a&ismo que separa a ios del mundo. or unir en s+ las dosnaturalezas, la divina ' la humana, es el centro personal entre ios ' el hom&re. or tanto,Jesucristo es el nico mediador entre ios ' los hom&res. ogma de *e (c*r. Carta dogm%ticade $an 3en 1, ecreto @pro Jaco&itis@. . =11 ' Concilio de 7rento, sesin 9.a, canon #, .=?).

    (L$C:#.%g. "? ss.)........................................................................

    &. $a mediaci%n de Cristo en los +adres3os adres dicen *recuentemente que Cristo pudo reunir el cielo ' la tierra porque en Elesta&an 'a unidos! era ios ', por eso, pod+a reconciliar el mundo con ios e in*undirle lavida divina! era hom&re ', por eso, la humanidad *ue redimida por El de su ca+da.$an Atanasio dice (22 $ermn contra los arrianos, =>=)6 @e la misma manera que el$e-or se hizo hom&re asumiendo un cuerpo los hom&res son asumidos por el Mer&o en sucarne ' divinizados! ' desde ese momento tienen derecho a la herencia de la vida eterna@(c*r. tam&i0n $an Agust+n6 e la Ciudad de ios, li&ro 2B, parte 19, $an 3en

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    uni en personal unidad con la naturaleza humana. El adre puso en el 3ogos, en su Mer&opersonal, todas las ideas que pens desde siempre la creacin. En su Mer&o personal*ueron, en cierta manera, *ormadas las ideas creadoras! El es la ala&ra del adre. E1Mer&o es, por tanto, la *ormacin ' con*ormacin resumidas de todas las ideas creadoras deios! est%, pues, con la creacin, en relacin parecida a la que tiene la idea creadora del

    artista ' su o&ra. Esta ala&ra primera ' prototipo de la creacin se hizo actual en la historiahumana al ocurrir la Encarnacin. ero la misma naturaleza humana de Cristo se hizo poro&ra del Esp+ritu $anto, que la *orm de las mismas partes de que se *orma cualquiera otrahumana criatura! partes que, en de*initiva, descienden de Ad%n. D el cuerpo de Ad%n espolvo del polvo de la tierra (Fen. ", =)! est%, pues, en relacin con el resto de lo creado. ortanto, la naturaleza humana de Cristo est% unida por una +ntima tra&azn con toda lahumanidad ' con todas las dem%s cosas creadas por ios. 3a Escritura llama a Cristoca&eza de la creacin ' no slo de la 2glesia (Col. ", 1). En Cristo est% recapitulada, comoen su ca&eza, toda la creacin (Eph. 1, 1), en El tiene su consistencia ' su&sistencia (Col.1, 1=), en El ' por E1 *ueron creadas todas las cosas (Col. 1, 1)! El es el rimog0nito (Col.1, 1;! 8om. ;, "?). ada esta ultima relacin entre el :ijo de ios encarnado ' el resto de lacreacin, no pudo 0sta permanecer impasi&le ante la Encarnacin del Mer&o. Cuando semueve un miem&ro de una estructura org%nica, se mueve la estructura entera. 3o mismoque si tiramos del e5tremo de un mantel se mueve no slo una parte, sino todo 0l, incluso laspartes que no pueden verse (c*r. J. insW, ie $aWramentale Yelt, 1?#;, "1).En la Encarnacin, la vida divina se une a las *ormas humanas espirituales ' corporales.3a naturaleza humana de Cristo es elevada a *ormar unidad personal con el Mer&o! ' dadasu relacin con todo el Cosmos, tam&i0n el Cosmos es en cierta manera elevado. esdeCristo cae so&re toda la creacin una luz ' la creacin es &endecida ' santi*icada. 3a 2glesiase hace eco de esta realidad en el martirologio de la Migilia de avidad6 @Jesucristo,eternamente ios, :ijo del Eterno adre, quiso santi*icar el mundo con su venida llena degracia.@ Con la venida de Cristo, el mundo se hizo distinto de lo que era! en 0l se sumergi 'enterr un germen de vida, que no era de la tierra. Ese germen llegar% a per*ecto desarrolloal *in de los tiempos, cuando el cosmos se trans*igure en un estado de gloria (8om. ;,1;>""). El mundo est% ' seguir% estando &endecido por Cristo aunque no lo sepa e inclusolo niegue. El lazo que une a Cristo con toda la creacin se asegura ' *ortalece ' se hacesalvador cuando alguien cree en Cristo. odr+a llamarse muerta la relacin de Cristo con elmundo ' viva la que nace de la *e ' el &autismo.3a consagracin del cosmos (consecratio mundi) ocurri por la Encarnacin! entonces sehizo Cristo mediador, garant+a ' cumplidor de la salvacin ' santi*icacin del mundo. Estaidea es *recuente en la teolog+a de los adres griegos (teor+a de la recapitulacin!propuesta so&re todo por $an 2rineo '

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    entre ios ' los hom&res. $iempre es el Do divino encarnado en una naturaleza humana elque camina, duerme ' su*re, ha&la o calla, e5ige o amenaza, consuela ' santi*ica. 7oda suvida, desde que nace hasta que muere, es la realizacin del plan salv+*ico de ios. Elmisterio de Cristo, dentro del cual ocurre el misterio de la $alvacin, llena toda la vidahistrica de Cristo. El misterio de la $alvacin est% en todas las o&ras ' acontecimientos de

    la vida de Jess! se desarrolla ' crece en la sucesin de su vida. $egn el decreto del adreCelestial aceptado voluntariamente por Cristo, son tres los momentos capitales en el plansalv+*ico6 muerte, resurreccin ' ascensin! la muerte no es un capricho de ios, sinoresultado de la aceptacin por parte del Mer&o>:ijo de la vida humana, sometida a la le' dela muerte (Fen. #, #). 3a pala&ra de ios que conden a los hom&res a morir por ha&erpecado es verdad ' se con*irma tam&i0n en Cristo ($. Atanasio, 3a Encarnacin, 9, =). 3ajusticia de ios se demuestra en que hasta su propio :ijo est% sometido a la condenacindel pecado. ($. Fregorio de iza, $ermones catequ+sticos, "1). 3a mediacin de Cristo no seaca&a con su Ascensin a los cielos! all+ contina, pues el $e-or sigue siempreintercediendo por nosotros (1 Jo. ", 1! :e&r. "). 7erminar% su mediacin en el acto desometer toda la creacin al adre para que sea ios todo en todas las cosas (2 Cor. 19, ";).Como ese acto no es transitorio, la mediacin de Cristo durar% eternamente.Al re&elarse los hom&res contra ios quer+an ser como dioses! olvid%ndose de suslimitaciones intentaron alcanzar por sus propias *uerzas la gloria prometida por ios, ' anm%s6 ser iguales a ios. $e divinizaron ' pretendieron vivir en la propia glori*icacin, lejos deios. Como no lo consiguieron, porque era imposi&le conseguirlo, a&rieron un a&ismoesencial entre ios ' el hom&re. ues ios es ios ' la criatura sigue siendo criatura. Elresultado de esta re&elin por la autonom+a *ue la ca+da *atal en una vida alejada de ioscon todas sus consecuencias de dolor, de&ilidad, des%nimo, a&andono, su*rimiento 'muerte. D ahora Cristo acepta esta vida sencilla, simple ' dura a que *ue condenado elhom&re ' que el hom&re, permaneciendo en su propio %m&ito, tiene que soportarpacientemente. Cristo acentu as+ la di*erencia ' distancia del hom&re ' ios, ' de una vezpara siempre hizo patente el a&ismo que el hom&re en pecadora re&elin quer+a negar! ',sin em&argo, uni otra vez con ios la naturaleza humana. :aciendo una vHda ordinaria dehom&re por o&ediencia al adre Celestial reconcili la creacin con ios. 3a $alvacin sehizo, pues, no en un acto nico, sino a trav0s de toda la vida humana de Cristo. o sepuede separar un acto del conjunto de su vida ' decir que slo ese acto tiene podersalvador! *ue toda la vida en conjunto la que nos redimi. or ha&er ios &ajado a lade&ilidad humana ' ha&er caminado dentro de ella so&re la tierra, naci la posi&ilidad deque el hom&re se encontrara con ios ' le pose'era. na vez m%s se resume claramente elsentido de su vida en la muerte! signi*ica por eso la culminacin de la vida de peregrinacinde Cristo. En la resurreccin ' su&ida a los cielos se hace patente el 05ito de esa vida 'muerte.Es cierto que Cristo se someti a la muerte de manera distinta a la de los dem%s hom&res!muri porque se o*reci a morir en li&re acto de o&ediencia. 7odos los dem%s se someten amorir contra su voluntad. 3a muerte de Cristo no est% separada de su resurreccin 'ascensin! m%s &ien el hecho de morir se cumple del todo en la resurreccin ' ascensin!en esos tres hechos se cumple la accin salv+*ica de Jess! por eso la vida de Cristo est%orientada desde el primer momento a esos tres acontecimientos. El misterio de la $alvacintuvo que pasar por la muerte del mediador de la salud. 3a vida de Cristo estuvo desde elnacimiento &ajo la le' de la muerte6 *ue un movimiento hacia la muerte. Cristo llen elsentido de su vida terrena cuando 'a al morir pudo e5clamar6 @7odo est% aca&ado@ (lo. 1?,

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    #! c*r. :e&r. 1, >=).3a muerte que pertenec+a a la vida de Jess no necesita&a en s+ ' por s+ ha&er sidoviolenta. 3o *ue a causa de la o&cecacin ' ceguedad de los jud+os. Al acentuar lapredestinacin de Cristo a la muerte violenta no ha' que olvidar que en ella est% incluida laresistencia de los jud+os al mensaje de Cristo. 3a $agrada Escritura testi*ica lo que ocurri6

    vino a los su'os, pero los su'os no le reci&ieron (lo. 1, 11). 3a resistencia del pecado a losanto (3c. 1, #9) era tan dura que ni el amor de ios, revelado en Cristo, pudo romperla.Cristo intent durante su e5istencia, aut0nticamente histrica, vencer el mal en loscorazones. 3lor al ver que los hom&res no quer+an dejarse dominar por el &ien, sino que secerra&an en odio ' aversin *rente al amor de ios (3c. 1?, 1). $ muerte *ue inevita&le. Elmundo era as+! en 0l no pod+a vivir el amor.uede por tanto decirse6 para vencer al pecado no era a priori a&solutamente necesariala muerte. 3a redencin no e5ig+a de por s+ la muerte cruenta del 8edentor. $e hu&ierapodido hacer de cualquier otro modo una per*ecta e5piacin6 cada acto de Cristo ten+a valorin*inito. ero el a&andono del hom&re, su esclavizacin al poder del pecado ' del demonioeran tan grandes, que los hom&res ten+an que considerar como enemigo ' estor&o para vivira cualquiera que quisiera li&ertarles de esa esclavitud! ' por eso ten+an que intentar superdicin ' aniquilacin. Cualquiera que hu&iera querido ser *iel a su misin de salvador,ten+a que estar dispuesto a morir. D entonces *ue justamente la muerte el camino para lagloria. En el decreto divino de la muerte violenta de Cristo entra&a, pues, en consideracinla resistencia del hom&re ca+do en el pecado al li&ertador de su esclavitud. D ahora lamuerte, resurreccin ' ascensin de Cristo tienen una signi*icacin tan destacada que todoslos dem%s acontecimientos de la vida de Cristo quedan ante ellos ensom&recidos. 7oda otraaccin mediadora tiene validez justamente porque est% orientada hacia la muerte.! #, 1?, #, ;>1! , 1?6 @misterio del Evangelio@). el mismomodo ha&la la Ep+stola a los Colosenses @del misterio de ios, esto es Cristo, en quien sehallan escondidos todos los tesoros de la sa&idur+a ' de la ciencia@ (Col. ", ">#! c*r. 1,

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    "9>";! , #). 7am&i0n el nacimiento ' la muerto de Jess son dos hechos histricosseparados entre s+ histricamente como principio ' *in de su vida terrena! pero el misterio esen de*initiva nico en am&os hechos. si querernos distinguir dos grandes c+rculos dehechos en la o&ra redentora de Jess >nacimiento ' vida por una parte, ' por otra muerte 'glori*icacin>, ha' que decir que el misterio es uno ' nico en am&os c+rculos. ues el

    nacimiento ' la vida est%n a priori ' continuamente dominados por la humillacin de lamuerte ' por la gloria de la resurreccin ' glori*icacin. acimiento ' vida de Jess est%nsometidas a la le' de la muerte ' de su humillacin! pero uno ' otra en medio de lahumillacin anticipan 'a la gloria del $e-or resucitado.' ascendido. 3a 8esurreccin 'Ascensin revelan plenamente a Jess como $e-or de la gloria, pero tam&i0n a trav0s de lahumillacin de su vida se trasluce esa gloria, so&re todo en su nacimiento virginal, en la7rans*iguracin en el 7a&or, ' en la triple @Epi*an+a@ o @revelacin del $e-or@6 en laadoracin de los

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    amar a Cristo. orque en todos los seres se mani*iesta de alguna manera Cristo, elarquetipo eterno de cada uno de los hom&res. En todos los hom&res resplandece elsem&lante de Cristo, aunque mltiplemente des*igurado, a pesar de la autonom+a personalde cada uno de los seres humanos, de modo que el trato con nuestros semejantes es unencuentro con Cristo.

    Como quiera que en el 3ogos se hallan tam&i0n las ideas del &ien, de la verdad ' de la&elleza, la &squeda de los correspondientes valores es &squeda del 3ogos. D comoquiera que el 3ogos ha aparecido histricamente en Cristo, el que &usca el &ien, la verdad 'la &elleza, &usca al :ijo de ios encarnado, cruci*icado, que ha resucitado, ' que vive ahoraen la gloria de ios. e este modo se nos revela en este pasaje que la concepcin divinadel mundo es personalista ' no a la manera de una cosa.(L$C:".%g. 9)........................................................................

    C82$7 C

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    $e-or, que por su parte se realiza como continuo encuentro con el adre.$an Cipriano descri&e el cielo desde este do&le punto de vista de la manera siguiente6@Cuando muramos entraremos a trav0s de la muerte en la inmortalidad, ' no puede seguirla vida eterna si antes no se nos ha concedido partir de aqu+ a&ajo. Esto no es ningunadesaparicin para siempre, sino slo un paso ' un tr%nsito hacia la eternidad despu0s de

    ha&er transcurrido la vida temporal. Hui0n no se apresurar% hacia lo mejorI D Hqui0n nodesear% ser trans*ormado ' trans*igurado lo antes posi&le a imagen de Cristo ' de la gloriade la gracia celestial, como dice el Apstol $an a&loI ue tendremos esas propiedades lopromete tam&i0n Cristo, el $e-or, cuando ruega por nosotros que estemos con El 'podamos alegrarnos con El en la morada eterna ' en el reino celestial. uien quiera llegar ala sede de Cristo, a la gloria del reino celestial no puede entristecerse ' lamentarse, sinoque tiene que mani*estar slo alegr+a en razn de la promesa del $e-or ' en razn de su *een la verdad de este su viaje ' traslacin@ ($o&re la inmortalidad, nm. ""! GVM 2, "9 ' sig.).

    $egn esta descripcin el cielo no es primariamente una posesin o&jetiva, sino unencuentro personal, un encuentro de amor per*ecto ' &ienaventurado. 3a participacin en lavida del $e-or implica la participacin en la vida trinitaria de ios.(L$C:=.%g. 9#" s.)