Torres Queiruga, Andrés. Confesar hoy a Jesús como el Cristo
JESÚS, EL CRISTO
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Una aproximación e introducción a la obra …..
“El es Imagen de Dios invisible,
Primogénito de toda la creación…
Col 1,15
“Porque en él reside toda la
Plenitud de la Divinidad
corporalmente”
Col 2,9
Con la muerte
violenta y
vergonzosa de
Jesús en la
cruz parecía
que todo había
acabado…
Jesucristo, Hijo de Dios
Jesucristo, Hijo del hombre
Jesucristo, mediador entre
Dios y el hombre
¿Quién es él?»
Jesús, el Hijo de Dios……
«Evangelio de Dios sobre su hijo» (Rom 1, 3. 9; cf.2 Cor 1, 19; Gál 1,7) Dios
se ha revelado y comunicado en Jesús de Nazaret de una vez para siempre, de modo incomparable,
insustituible, definitivo e insuperable. Jesús hablo y actuó en lugar de Dios y
en un estar con «su Padre» en una comunión incomparable e
incomunicable.
¿Quién es él?»
¿Que dicen los evangelios?
“Evangelio de
Jesucristo, hijo de Dios” (1,1) para Marcos son, ante
todo, los milagros de Jesús «epifanía
misteriosa» de su filiación divina.
El punto de partida… Todo empezó en
Galilea…
Cristología de
San Marcos
1,1 1,9 9,27 15,39 Jesucristo es el Hijo de Dios
¿Como confirma
esto?
Jesús – Poder (exousia) - autoridad,
potestad, poder).
se manifiesta en la enseñanza (enseña no
como los escribas) Mc 1,21-22
se manifiesta en los exorcismos (Mc 1,
23-28)
se manifiesta en los milagros. (Mc 1, 29-
31)
Evangelio de San Marcos
En el Evangelio de San Juan se
habla de una filiación divina de
Jesús entendida esencialmente.
Se expresa con claridad la unidad
entre Padre e Hijo (10, 30); se
realiza como unidad del
conocimiento mutuo (10, 15) Y del
obrar en común (5, 17. 19. 20).
Porque no se habla solamente de la
unidad entre Padre e Hijo, sino
también de la sumisión de éste al
Padre: «El Padre es mayor que yo»
(14, 28). Así que el Hijo se somete
obediente sin restricciones
a la voluntad del Padre (8, 29; 14, 31).
Esta obediencia constituye
precisamente la esencia del Hijo: «Mi
comida es hacer la voluntad de aquel
que me envió» (4, 34). El Hijo es
aquel que hace sitio totalmente a
Dios en su obediencia….
Jesús es en su obediencia la exégesis
de la esencia de Dios.
La interpretación concreto-histórica
de la filiación divina de Jesús se
expresa de la manera más clara
en la teología paulina de la cruz.
Junto con la resurrección, la cruz
es símbolo e ideograma de la
actuación de Dios, y hasta auto
manifestación escatológico-
definitiva de Dios. Para los
primeros cristianos la cuestión
decisiva , la vida o muerte
consistía precisamente en
superar el escándalo de la
crucifixión de Jesús…
Por eso intentaron muy pronto anunciar la
escandalosa cruz como voluntad y acción de Dios, como poder y
sabiduría corporizada de Dios (1 Cor 1, 24). Lo
hicieron primeramente a base de la prueba de Escritura. Ya dice la
antigua profesión 1 Cor 15, 3-5 que Cristo fue crucificado (según las
Escrituras) .
Si la cruz es voluntad de Dios, entonces no es accidente
casualidad alguna de la historia, sino una necesidad querida por Dios
aunque aparentemente sean los hombres los actores y los culpables en el acontecimiento de la cruz, y
aunque actúen hasta los demonios (d. 1 Cor 2, 8), en definitiva, la cruz es obra de Dios. Por supuesto que
esta proposición es sumamente paradójica y hasta absurda al
parecer, contradiciendo a todas las concepciones normales que
tenemos de Dios. Generalmente se piensa que Dios se revela en poder,
fuerza y gloria.
Pero aquí se muestra en contraposición a lo que pasa por grande, noble,
bello y estimado; se muestra en la impotencia, ignominia, insignificancia
y absurdo más profundos. De esta forma, la cruz sólo se puede
interpretar como auto-vaciamiento de Dios. Según el himno cristológico de Filipenses se vacía aquel que estaba
en la forma de Dios, tomando la forma de esclavo; el que es libre, se hace obediente libremente (Flp 2, 6-
8).
Sin duda que el poder y libertad de Dios es tan soberano que se puede
permitir al mismo tiempo el renunciar a todo sin «perder su rostro).
La interpretación cristiana del concepto
de Dios a base de la cruz y
resurrección de Jesús desemboca en
una crisis, aún más, en una revolución
de la idea de Dios.
Dios revela su poder en la impotencia;
su eternidad no es rígida inmutabilidad,
sino movimiento, vida, amor que se
comunica a sí mismo a lo distinto de
él. el ser Dios de Dios es su libertad
en el amor. Encontramos a Dios muy
concretamente en la historia y destino
de Jesús de Nazaret.
La misma Escritura sacó de ello las
consecuencias, llamando a Jesucristo
no sólo hijo de Dios, sino Dios.
Jesucristo, hijo del hombre y la concretización de nuestra salvación Así se habla de que nació de una madre humana,
que creció, tuvo hambre, sed,
cansancio, alegría, tristeza, amor, ira,
fatigas, dolores, se vio abandonado de Dios y,
por fin, murió.
El cuarto evangelio expresa con nitidez la
idea dominante: «y el Verbo se hizo carne
(zars) y acampó entre nosotros» (1, 14)
«Carne» designa en la Escritura al hombre
desde el punto de vista de su pobreza,
caducidad, debilidad y trivialidad. Lo que
se quiere decir es, pues, que la
palabra de Dios se introdujo totalmente
en nuestro ser de hombre, hasta el fondo
de su normal trivialidad, su inutilidad, su
fracaso y su vacío.
La persona del mediador La profesión de fe fundamental de la
iglesia, tal y como la formuló el concilio de
Calcedonia (451), reza así: Jesucristo es verdadero Dios y
verdadero hombre en una persona. la
cuestión de la unidad de divinidad y
humanidad en la única persona o hipóstasis.
Dios obra en su amor no prescindiendo
o saltándose al hombre. La llegada
del reino de Dios expresa su fidelidad
creadora y de alianza para con el
hombre. Por eso viene de manera
humano-histórica; no desconecta la
libertad del hombre, sino que la
incorpora. De modo que Jesús en
persona es al mismo tiempo el
volverse de Dios al hombre y la
respuesta de éste. El vive la auto-
comunicación de Dios de una manera
personal.
La cristología del pneuma-sarx
G r a c i a s
Preparado por.. Oscar Ríos.