Jerry seinfeld y cómo crear hábitos
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Jerry Seinfeld y cómo crear hábitos
"Tu vida está determinada no tanto por lo que la vida te ofrece sino por tu actitud
ante ella, no tanto por lo que te sucede, sino por la forma en la que tu mente ve lo
que sucede."Khalil Gibran
Se dice que para introducir un hábito o rutina en nuestra vida, hay que repetirlo durante
unos 21 o 28 días para que lo hagamos como algo natural. Un nuevo hábito va contra
nuestra naturaleza y por eso para introducirlo no hay otra forma que la repetición.
El método de Jerry Seinfeld es un método muy simple para conseguir desarrollar nuevos
hábitos. 4 pasos:
Consigue un calendario grande y ponlo en algún lugar visible por el que pases todos
los días.
Consigue también un rotulador grande de color brillante, como el rojo.
Cada día que realices el hábito que deseas introducir en tu vida, marca en el
calendario con el rotulador una X.
¡No rompas la cadena! Realiza la repetición del hábito todos los días y formarás una
cadena de Xs. Cada día que pasa te será más fácil realizarlo y no romper la cadena
dibujada en el calendario. Si en algún momento fallas, debes comenzar de nuevo.
Seguramente cuando lleves un mes realizando esto, el hábito se habrá integrado en tu
vida y te será más sencillo realizarlo todos los días sin ayuda del calendario. Recuerda
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que para la introducción de hábitos sólo deberías hacerlo uno a uno y con pequeños
cambios.
El secreto de cambiar un hábito
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Cualquier hábito consta de tres elementos que se reproducen inconscientemente una y
otra vez:
1. La señal o desencadenante
2. La rutina
3. La recompensa
El primer elemento del hábito obedece a un impulso inconsciente.
El segundo elemento se refiere a la conducta que desarrollamos frente a la señal.
El tercer elemento es lo que obtenemos de ese comportamiento rutinario.
Pensemos en el hábito de posponer. Primero aparece la señal: puedes hacerlo mañana,
luego la rutina: olvidar la obligación mediante la distracción o la elección de alguna acción
mucho más placentera y luego la recompensa: he conseguido alargar en el tiempo o
suprimir algo que me aburre y me fastidia.
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El primer paso para el cambio será averiguar qué recompensa obtengo de zafarme de
cuanto me produce fastidio o aburrimiento.
¿El temor a hacerlo no tan bien como desearía? ¡Señales de alarma: tropiezo con el
perfeccionismo! ¿Puede ser mala gestión del tiempo? Oh, oh, aquí pita la
desorganización. ¿Podría ser, en todo caso, porque creo que en el último momento lo
haré y será suficiente? Me apoyo en mi confianza sobre acciones del pasado. A pesar del
estrés innecesario, de una u otra manera lo he acabado resolviendo siempre.
El bucle del hábito nos advierte que el cambio no se producirá si no se altera la
conducta repetitiva del mal hábito. Mal que nos pese, la señal y la recompensa son
inconscientes y van a aparecer una y otra vez; o sea siempre. Poco podemos hacer por
suprimirlas.
Para cambiar la rutina de este mal hábito tendré que experimentar mediante el método
de prueba y error. Si es por perfeccionismo tengo un problema con mi confianza, no creo
estar a la altura de mis expectativas. Si es por desorganización, necesito sacar cosas de
mi vida y aligerar el peso de mis obligaciones. Y si es porque sospecho que finalmente lo
resolveré, necesitaré eliminar el estrés.
En consecuencia, una vez reconocida la recompensa, sólo queda actuar en el plano de la
conducta y hacer cosas diferentes. Las soluciones intentadas en el pasado sólo
perpetúan las malas rutinas y nos perjudican.
“La forma en la que hablamos es un reflejo de las creencias que sostenemos. Si
cambias la forma en la que hablas, empezarás modificar tus creencias limitantes”
Receta para crear un hábito
1. Para cambiar un hábito se necesita intención de querer hacerlo. Puede ser por deseo o por obligación, como comenzar una nueva dieta por motivos de salud. Lógicamente, si es por deseo será a priori más fácil, aunque no está exento de dificultades.
2. Los hábitos antiguos no se olvidan. Así pues, si queremos cambiar algo tenemos que pensar qué nuevas rutinas hemos de comenzar a hacer.
3. Practicar, practicar y practicar. Es el gran mantra del cambio de hábitos.
Fórmula: Para cambiar un hábito necesitamos = intención + saber cómo hacerlo + practicar. Y cuidado, los hábitos antiguos no se olvidan.
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El ciclo de las creencias se compone de cuatro pasos:
Las creencias son ideas que uno considera ciertas.
Basándonos en esta idea cierta, iniciamos una determinada acción o la evitamos.
Esta acción genera unos resultados acordes con la creencia.
Estos resultados refuerzan la creencia.
Formula en positivo tus objetivos.
Céntrate más en definir hacia dónde quieres ir que en lo que quieres evitar.
Específica qué recursos vas a necesitar y, si no los tienes, como conseguirlos.
Considera que las dificultades y los fracasos no son barreras insuperables, sino
etapas necesarias del camino.
Nuestro sistema de creencias es un filtro que distorsiona toda la información que
recibimos del mundo “real”, de modo que la realidad se convierte en sólo un espejismo.
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“Yo soy el dueño de mi destino, soy el capitán de mi alma” INVICTUS, William Ernest
Henley
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Variantes del método Jerry Seinfeld para aumentar
la productividad y combatir la procrastinación.
El método de Jerry Sinfield método consiste en proponerse la formación de un hábito (que
sea benéfico para tu vida, obviamente ) y marchar a buscar un calendario de
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proporciones generosas para colocar en una pared que sea bien visible desde tu puesto
de trabajo. Puedes utilizarlo para dejar de lado cierto hábito molesto.
Cuando pase el primer día en que hayas puesto en marcha ese hábito que deseas
instaurar, marca con una gran cruz roja el día en el calendario. Cada día que pase, una
nueva gran cruz roja. Ese calendario que inevitablemente verás a diario, te forzará a
repetir la rutina propuesta. Al cabo de un tiempo este hábito se te hará carne, te saldrá de
dentro con naturalidad. Continúa con la práctica y sé sincero contigo mismo, si te salteas
un día, no lo marques con la cruz.
Hábitos improductivos
Un MSN constantemente conectado es una fuerte tentación a dejar de lado lo que
estábamos haciendo, para darle importancia a algo de un tercero, salvo que estés
tratando exclusivamente con clientes. Pero vamos, a todos nos pasa de estar trabajando
en un documento y al ver parpadear la ventanita de saludo de un amigo. La sola acción
de saludarlo muchas veces nos desconcentra, y si nos ponemos a conversar nos cuesta
mucho más retomar lo que estábamos haciendo antes. Tampoco nos ayuda a
concentrarnos y trabajar el recorrer foros por varias horas, dejar en una pestaña del
navegador nuestra cuenta del Facebook abierta, recorrer diarios para ver si hay alguna
actualización, etc.
Por supuesto es muy personal la visión sobre qué hábitos son verdaderamente molestos
para vos y cuáles no, aunque existen un puñado que casi parecen universales, como los
antes mencionados. Dentro de los hábitos que nos perjudican, incluso perdiendo tiempo
productivo, podemos contar al cigarrillo que nos hace salir a comprar más, vaciar el
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cenicero o tener que salir al pasillo a fumar, debido a la prohibición cada vez más
extendida de hacerlo en lugares públicos.
Y es de ahí de donde me gustaría partir con las pequeñas variantes del método Jerry
Seinfeld, porque en años de fumadora leí sobre gran cantidad de métodos caseros para
deshacerme de ese hábito y algunas técnicas eran realmente efectivas.
Libreta con alcancía: En tu mesa de luz colocarás una pequeña libreta y una alcancía.
En la libreta dibuja con regla una tabla de tres columnas o más, dependiendo de los
datos que vas a insertar, en donde colocarás: Día, Hábito y Dinero. Pensemos que si
tu instauración de un nuevo hábito, o la eliminación de uno molesto, tiene por finalidad
aumentar tu productividad, seguramente en un futuro eso te significaría unos billetes
más ¿no? Dale un valor simbólico a cada día habiendo llevado efectivamente el hábito
propuesto. Cada día cuando te levantes vas a mirar la libreta y la alcancía, anda a
trabajar/estudiar pensando en esto, y a la noche si lograste lo planificado depositas en
la alcancía el monto que estableciste. Escribí la fecha del día, el hábito que estás
instaurando/eliminando y el monto depositado. No abras la alcancía antes del mes, y
cuando lo hagas utiliza el dinero para algo que realmente te guste, ¡es tu premio!
La “Frase Inspiradora”: Cuando buscas dejar un hábito y de buenas a primeras no lo
logras, generalmente uno medita sobre ello y termina encontrando algún punto sobre el
cual enfatizar, una frase que termina siendo inspiradora para resistir momentos de
debilidad. Tomemos esa frase e imprimámosla en el tamaño que nos dé la gana,
porque la vamos a pegar en un sitio en donde la veamos cuando más la necesitemos.
Un buen lugar puede ser en el marco de tu monitor, de modo que siempre la veas, o en
la pared que está en frente a tu puesto de trabajo, o incluso en tu celular, lo importante
es que la veas seguido. Imprime la frase de modo prolijo, con una fuente de tu agrado,
incluso si quieres adórnala. Te va a ayudar en tus momentos más difíciles.
La alarma para meditar: Hay una hora en el día que es la peor para lo que te quieres
proponer. Si quieres dejar de perder tiempo chateando con amigos, por ejemplo, quizás
de 10 a 12 del mediodía sea tu peor hora porque tu jefe no está y tus contactos también
se aletargan en sus trabajos por ende se ponen todos a conversar del clima… Si ese es
tu momento flojo y quieres aprovechar ese tiempo para luego no andar a las corridas,
pone la alarma de tu celular para que suene a las 10:0 en punto. Esa alarma será un
llamado a que medites y juntes energía para las dos peores horas que están frente a
vos. Cuando suene, anda a dar una vuelta a la manzana, mójate la cara, cómprate una
bebida fresca en el quiosco o tomarte un café en la cocina. Mientras haces esto, piensa
en cómo quieres aprovechar estas dos horas para vos. Vuelve a tu puesto de trabajo,
apaga el msn y sé firme con lo que te propusiste.
Es muy importante que nos propongamos de a un cambio por vez, que el cambio
propuesto sea concreto e identificable (para poder decir “yo logré ESTO”), que el cambio
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realmente te interese para que sea más fácil de efectuar y no propongas nuevos cambios
hasta que el anterior esté bien asentado.. Yo creo que podemos empezar por cambios
pequeños pero podemos ambicionar cambios cada vez más grandes si meditamos
bien al respecto y practicamos hasta encontrar el método acertado para nosotros.
Conclusión
Nada es imposible, sólo requiere de paciencia y perseverancia. Puedes lograr
incrementar tu productividad, encarar con alegría y optimismo los cambios, sentirte
con más energías y aprovechar mejor tu día. Sólo se necesita que quieras y
aprendas a hacerlo lentamente.
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Los hábitos, hasta cuando los vas a cambiar
Los hábitos son conductas capaces de ser modificadas por lo mismo que han sido
aprendidas.
A lo largo de la vida es posible tener una rutina bien estructurada, con hábitos saludables,
haciendo las cosas que nos agradan, estando con las personas que estimamos, a las que
queremos y respetamos, con quienes aprendemos; esto constituye una buena rutina.
Sin embargo a veces vivimos en una rutina que no nos produce satisfacciones, más
bien si desazón, inercia y aburrimiento.
A veces no salimos de un mismo circulo de actividades o de relaciones, estamos
transitando por los mismos caminos,
conocemos casi de memoria las mismas
calles, intuimos las mismas conversaciones,
soñamos casi lo mismo...
Y cuando preguntamos si estamos
satisfechos con nuestras vidas, es probable
que luego de responder de manera
conformista "que le vamos a hacer", uno
logre cuestionarse algunas interrogantes:
1- ¿Hasta cuándo quiero estar así?
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2- ¿Qué factores me producen ese aburrimiento o disconformidad o pasividad?
3- ¿Qué voy a hacer a partir de éste reconocimiento
4- ¿Cuándo empezaré el cambio?
Frente a cada interrogante están las repuestas.
¿Hasta cuándo quiero estar así? Generalmente uno responde que quisiera de inmediato, hay una necesidad de cambio.
¿Qué factores me producen ese aburrimiento, disconformidad? Analizar: ¿Es tu trabajo? ¿Tu pareja? ¿Tu empresa? ¿Tus amigos? ¿La falta de descanso o tiempo para ti? Encontrando las respuestas, hemos avanzado otro paso en el proceso de cambio.
¿Qué voy a hacer? en éste punto analizaré cuáles son las habilidades con las que cuento, aquellas fortalezas o armas que poseo. Definiré qué y cómo lo voy a hacer.
¿Cuándo empezaré el cambio? el cambio empieza ahora, en éste momento.
Por último es imprescindible trabajar sobre el hábito que nos acerca a lo que queremos en realidad, cotidianamente, en el día a día, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, siguiendo adelante hasta lograrlo :)
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quiero cambiar.
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3 hábitos de la gente altamente exitosa
Tres hábitos que indudablemente acompañan a la gente que es muy exitosa. Son
cualidades que la persona de éxito tiene, sin importar si ya es la más rica del mundo, o si
apenas es un adolescente que va iniciando en la vida de los negocios. Aquí están, para
que los apliques tú mismo:
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El primer hábito: debes de estar permanentemente orientado hacia la
acción. Analiza un asunto cuidadosamente, pondera lo que sucede si tomas tal o cual
decisión. Elige la opción que te parezca mas acertada, y luego apégate a su
ejecución. Hasta el final. Si después de llevarla a cabo resulta que estabas en un error,
ni modo, borrón y cuenta nueva. Pero eso es preferible a no haber iniciado con la acción.
Casi todas las personas tienen ideas brillantes, pero rara vez se comprometen a llevarlas
a cabo. De una idea brincan a otra, sin ejecutar ninguna de ellas, y el único resultado es la
pérdida de tiempo.
El segundo hábito: nunca permitas que el fracaso sea una opción. Sucede que el
fracaso no es el problema (de hecho, se puede usar una serie de fracasos como
escalones que conducen al éxito)… el obstáculo verdadero proviene del temor al
fracaso, no del fracaso en sí. No te permitas pensar en el fracaso. Bórralo de tu lista de
opciones. El temor a fracasar (junto con la vergüenza al “que dirán”) te incapacita y te
impide tomar acción. Si sigues adelante, independientemente del resultado de tus
acciones, saldrás fortalecido y con más animo que nunca para seguir adelante.
Finalmente, el tercer hábito que debes de tener, es ser persistente y con un gran
sentido de la determinación. La gente de éxito experimenta subidas y bajadas, pero
siempre tienen la determinación de aprender de los fracasos para luego aplicarse y
hacerse de éxitos más grandes aun. Debes de tener la fuerza de voluntad para seguir en
el juego, sin importar si vienes saliendo de una derrota. Y cuando estés saboreando un
triunfo, debes de enfocar tu fuerza de voluntad en seguir adelante, en no conformarte con
lo que tienes. El mundo es cambiante y dinámico, y si te quedas en donde estas,
seguramente al paso del tiempo serás rebasado (por algún competidor, por ejemplo).
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No podremos tener la fortuna, de Carlos Slim, de Bill Gates o del finado Esteve Jobs pero
en cambio sí podemos “pedirles prestada” su biografía para copiarle los hábitos que los
han hecho tan exitoso y a multitud de otros billonarios que existen en el mundo.
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¿Y si no tuvieras miedo?
El miedo es una emoción necesaria puesto que es adaptativa, ya que nos mantiene a
salvo de situaciones de riesgo, es como podemos anticiparnos y protegernos de los
peligros.
En el caso de que el miedo tome la forma excesiva de manera tal que comienza a
bloquearnos porque es irracional, excesivo, ya no se presenta como una defensa ante un
peligro real sino a una situación imaginaria y se convierte en una emoción tóxica con
consecuencias negativas.
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Es el momento de hacerle frente y aprender a gestionarlo y controlarlo. El primer paso es
saber identificarlo puesto que suele tomar diferentes manifestaciones: ansiedad
anticipatoria, temor, angustia, ataque de pánico, tristeza, agresividad.
Las consecuencias de dejarse tomar por el miedo son, entre otras, limitación en el
crecimiento personal y profesional, problemas relacionales, debilitamiento de la
autoestima, aislamiento, pérdida de la capacidad de crear y finalmente, de sostenerse en
el tiempo, puede provocar el deterioro de la salud física.
Los miedos que no gestionamos al igual que cualquier problema que se nos presenta y no
resolvemos, nos acompañan para toda la vida. Por evitarlos no se resuelven, no
desaparecen.
Cómo podemos gestionarlos? En primer lugar es importante TOMAR CONCIENCIA, ésto
es reconocer el miedo; en segundo lugar debemos RECONOCER LAS CREENCIAS
LIMITANTES, que son las que adquirimos a lo largo de nuestra vida y experiencia, una
vez reconocidas, ponerlas en cuestión, interrogarlas; el paso siguiente es
ESCUCHARNOS y RECONOCERNOS, reconocer nuestras capacidades y limitaciones,
con qué contamos y qué es lo que tenemos que mejorar; finalmente podremos ACTUAR.
Si profundizamos nuestro autoconocimiento y formulamos claramente nuestros objetivos,
no habrá miedo que pueda detenernos…