Jennifer L. Armentrout - Lux Series #1 - Obsidian

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OBSIDIAN

Staff Traductoras

Mery St. Clair

Andreani

Annabelle

Panchys

AnnaissJ

Elena Vladescu

Larosky_3

Mimu_14

♥...Luisa...♥

EffyLove

Mary Ann♥

Diseño Mery St. Clair

Correctoras Eneritz

Mery St. Clair

Melii

Panchys

Chio

Deydra Ann ★MoNt$3★

Mary Ann♥

Mali..♥♥

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3 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Sinopsis

Empezar de nuevo apesta.

Cuando nos mudamos a West Virginia justo antes del último curso, ya

me había resignado al acento raro, a tener mala conexión a Internet y a

aburrirme como una ostra… hasta que vi al sexy de mi vecino, tan alto y

con unos ojos verdes impresionantes. Las cosas parecen ir mejorando.

Y entonces él abrió la boca.

Daemon es insufrible. Arrogante, desquiciante. No nos llevamos nada

bien. Nada, nada bien. Pero cuando un desconocido me atacó y Daemon

congeló el tiempo, literalmente, con solo mover la mano… bueno, sucedió

algo… inesperado.

El alienígena sexy que vive al lado me marcó.

Sí, han oído bien. Alienígena. Resulta que Daemon y su hermana

tienen una galaxia entera de enemigos que quieren robar sus habilidades,

y el contacto de Daemon ha hecho que parezca uno de esos carteles

iluminados de las Vegas. El único modo de salir con vida de todo esto es

mantenerme pegada a Daemon hasta que mi «luz» extraterrestre se

apague.

Eso si antes no mato a Daemon, claro.

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OBSIDIAN

1

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Eneritz

iré la pila de cajas en mi nuevo dormitorio, deseando que la

conexión a internet estuviera configurada. No haber sido

capaz de actualizar mi blog de reseñas desde que me mude

aquí era como perder un brazo o una pierna. De acuerdo

con mi mamá, “La Loca Obsesión de Katy” era mi vida entera. No

completamente, pero era importante para mí. Ella no apreciaba los libros

de la misma manera que yo.

Suspiré. Habíamos estado aquí dos días, y aún quedaba mucho sin

desempacar. Odió la idea de cajas cerradas alrededor. Incluso más que la

idea de estar aquí.

Al menos, finalmente había dejado de saltar ante cada pequeño

crujido desde que nos mudamos a West “Olvidada de Dios” Virginia, y esta

casa parecía sacada de una película de terror. Tenía una torre —una

escalofriante torre. ¿Que se supone que voy a hacer con esto?

Ketterman no era muy grande, lo que significa que no es realmente

una ciudad. El lugar más cercano era Petersburgo— un pueblo con dos o

tres semáforos y con algunos otros pueblos alrededor que probablemente

no tenían un Starbucks. No nos llegaría la correspondencia a nuestra casa.

Deberemos conducir hasta Petersburgo para buscar nuestro correo.

Una barbaridad.

Era como una burla en mi cara, esto me jodía. Florida desapareció—

se quedó atrás en los miles de kilómetros del loco recorrido de mamá para

comenzar de nuevo. No es que yo extrañara Gainesville, el clima, mi vieja

escuela, o siquiera nuestro departamento. Apoyada contra la pared, froté

la palma de mi mano sobre mi frente.

Extrañaba a papá.

Y Florida era papá. Allí era donde él nació, donde conoció a mi

mamá, y donde todo había sido perfecto… hasta que todo se vino abajo.

M

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OBSIDIAN

Mis ojos ardían, pero me rehusé a llorar. Llorar no cambiaría el pasado, y

papá odiaría saber que yo lloraba aún tres años después.

Pero extraño a mamá, también. La mamá antes de que papá murió,

quien se acurrucaba en el sillón a mi lado y leía una de sus novelas

románticas de mala calidad. Parecía que eso fue una vida atrás. Sin duda,

fue un medio país atrás.

Desde que papá murió, mamá había comenzado a trabajar más y

más. Ella solía querer estar en casa. Entonces, pareció querer estar lo más

lejos posible. Se dio finalmente por vencida en esa opción y decidió que

necesitábamos irnos muy lejos. Al menos desde que llegamos hasta aquí,

incluso cuando aún trabajo como un demonio, estaba determinada a

participar más en mi vida.

Decidí ignorar mi interior impulso de orden y dejar las condenadas

cajas sin desempacar hoy, cuando el olor de algo familiar me hizo

cosquillas en la nariz. Mamá estaba cocinando. Esto no era muy bueno.

Bajé las escaleras corriendo.

Ella estaba frente la estufa, vestida con un pijama de lunares. Ella

podía vestir de lunares de los pies a la cabeza y todavía arreglárselas para

verse bien. Mamá tiene un glorioso y sedoso cabello rubio y ojos brillantes.

Incluso con pijama ella me hacía parecer sencilla con mis ojos grises y mi

cabello castaño claro.

Y de alguna manera yo terminé más… curvilínea que ella. Caderas

curvilíneas, labios hinchados, y unos ojos enormes que mamá adora, pero

me hace parecerme como un bebé de plástico.

Se dio la vuelta y me saludó con la mano con la cual sostenía la

espátula, los huevos a medio cocinar salpicaban en la estufa. —Buenos

días, cariño.

Miré el desastre y me pregunté cual era la mejor manera para

sacarla de la cocina sin herir sus sentimientos. Estaba tratando de hacer

cosas de mamá. Era un enorme progreso. —Estas en casa temprano.

—He trabajado casi un doble turno entre anoche y hoy. Me puse a

trabajar de miércoles a sábado, de once hasta las nueve de la mañana.

Eso me deja con tres días de descanso. Estoy pensando en trabajar a

tiempo parcial en una de las clínicas de por aquí o posiblemente en

Winchester. —Ella sirvió los huevos a medio quemar en dos platos y colocó

uno frente a mí.

Que rico. Supongo que era demasiado tarde para detenerla, así que

busque en una caja revuelta lejos del mostrador que tenía escrita “Vajilla

& Cosas.”

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—Sabes que no he podido desempacar nada, así que voy a hacerlo

pronto.

Sí, lo sé.

La mayoría de los padres probablemente preferirían romperse el

brazo izquierdo antes de dejar a una adolescente en casa casi todo el

tiempo, pero no la mía. Ella confía en mí, porque nunca le he dado una

razón para no hacerlo. No era como si me portara siempre bien. Bueno,

está bien, quizás sí.

Yo era un poco aburrida.

En mi viejo grupo de amigos en Florida, yo no era la más callada,

pero nunca me salté clases, mantuve mi buen promedio, y era más o

menos una buena chica. No porque tuviera miedo de hacer algo

imprudente o salvaje; Yo no quería darle más problemas a mamá. No

cuando…

Agarrando dos vasos, los llené con el jugo de naranja que mamá

había comprado de camino a casa. —¿Quieres que vaya a comprar

comestibles hoy? No tenemos nada.

Ella asintió y habló con la boca llena de huevos. —Piensas en todo. Ir

a comprar comestibles suena perfecto —Cogió su bolso de la mesa,

sacando dinero en efectivo—. Esto debería ser suficiente.

Metí el dinero en mis vaqueros sin mirar cuanto era; Siempre me

daba de más en primer lugar. —Gracias —murmuré.

Ella se inclinó hacia adelante con un brillo en sus ojos. —Así que…

esta mañana vi algo interesante.

Sólo Dios sabe a lo que se refiere. Sonreí. —¿Qué?

—¿Has notado que hay dos chicos de tu edad al lado?

—¿De verdad?

—No has estado afuera, ¿eh? —sonrió—. Estaba segura que ya

habrías salido a reemplazar las feas flores al jardín.

—Planeo hacerlo, pero las cajas no se desempaquetan solas —Le di

una mirada impaciente. Amo a esta mujer, pero me molestaré si no

continua con el tema—. De todas formas, regresa a la parte de los chicos.

—Bien, una chica que parece de tu edad y hay un chico, también —

sonrió mientras se ponía de pie—. Es un bombón.

Un pequeño trozo de huevo se atrapo en mi garganta. Era

seriamente asqueroso escuchar a mamá hablar sobre chicos de mi edad.

—¿Un bombón? Mamá, esto es raro.

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Mamá se apartó del mostrador, recogió el plato de la mesa, y se

dirigió al fregadero. —Cariño, quizás sea vieja, pero mis ojos aún funcionan

bien. Y estuvieron funcionando muy bien hace rato.

Me encogí. Doblemente asqueroso. —¿Te estás convirtiendo en una

puma? ¿Es un tipo de crisis de la mediana edad de la cual necesite

preocuparme?

Enjuagando el plato, me miró por encima de su hombro. —Katy,

espero que hagas un esfuerzo por conocerlos. Creo que sería bueno para

ti hacer amigos antes de que la escuela comience —se detuvo, bostezó—.

Ellos podrían mostrarte los alrededores, ¿no? —Me rehusé a pensar en el

primer día de escuela, la chica nueva y todo.

Eché los huevos sin comer a la basura. —Sí, sería bueno. Pero no

quiero que vayas a tocar su puerta, suplicándoles para que sean mis

amigos.

—No sería suplicar. Si te pones uno de esos lindos vestidos veraniegos

que usabas en Florida, no tendrás que pedirlo —jaló el dobladillo de mi

blusa—. Sería como coquetear.

Bajé la mirada. Era como decir: MI BLOG ES MEJOR QUE TU VLOG.

Hay algo mal en ello. —¿Por qué no mejor presentarme en ropa interior?

Ella tocó su barbilla pensativamente. —Eso definitivamente daría una

buena impresión.

—¡Mamá! —reí—. ¡Se supone que eres responsable de mí y debes

decirme que esa no es una buena idea!

—Cariño, no me preocupa que hagas algo estúpido. Pero

seriamente, haz un esfuerzo.

No estaba segura de cómo “hacer un esfuerzo”.

Bostezó otra vez. —Bueno, cariño, me voy a dormir.

—Está bien, voy a ir a comprar las cosas a la tienda —Y quizás algo

de abono y plantas. Las flores en el jardín son horribles.

—¿Katy? —Mamá se detuvo en el umbral de la puerta, con el ceño

fruncido.

—¿Sí?

Una sombra de preocupación apareció en su rostro, oscureciendo

sus ojos. —Sé que esta mudanza es dura para ti, especialmente antes de

tu último año en el instituto, pero fue lo mejor que podíamos hacer.

Quedarnos allí, en ese apartamento, sin él… era hora de que

comenzáramos a vivir nuevamente. Tu papá no habría querido eso.

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Apareció un nudo en la garganta que pensé que había dejado atrás

en Florida. —Lo sé, mamá. Estoy bien.

—¿De verdad lo estás? —Sus dedos se curvaron en un puño. La luz

solar que entraba por la ventana se reflejó en la banda de oro alrededor

del anillo en su dedo anular.

Asentí rápidamente, necesitando tranquilizarla. —Estoy bien. E iré con

los vecinos. Quizás puedan decirme donde está la tienda. Ya sabes, hacer

un esfuerzo.

—¡Excelente! Si necesitas algo, llámame. ¿De acuerdo? —Los ojos de

mamá se cerraron por otro largo bostezó—. Te amo, cariño.

Comencé a decirle que la amaba también, pero ella desapareció

subiendo las escaleras antes de que las palabras salieran de mi boca.

Al menos ella estaba tratando de continuar, y yo estoy intentando

de al menos encajar aquí. No ocultarme en mi habitación, en mi portátil,

todos los días como mi mamá temía. Sin embargo, mezclarme con chicos

que ni siquiera conozco no era uno de mis talentos. Prefiero leer un libro y

hacer reseñas en mi blog.

Mordí mi labio. Podía escuchar la voz de mi papá, su frase favorita

para animarme: “Vamos, Kittycat, no seas un espectador.”

Cuadré mis hombros. Papá nunca dejaría que su vida se estancara

por…

Preguntar por la tienda más cercana era un pretexto lo

suficientemente inocente como para presentarme. Si mamá tenía razón y

ellos eran de mi edad, quizás la mudanza no será un error épico. Esto era

una estupidez, pero iba a hacerlo. Me apresuré a cruzar el césped hacia

mis vecinos antes de acobardarme.

Salté en el amplió pórtico, abrí la puerta mosquitera y toqué, luego di

un paso atrás y alisé las arrugas de mi camisa. Soy increíble. Haré esto. No

hay nada extraño en preguntar por direcciones.

Los pasos pesados llegaron desde el otro lado, y entonces la puerta

se abrió y miré un muy ancho, bronceado, musculoso pecho. Un pecho

desnudo. Mi mirada bajó y mi respiración se… contuvo. Los vaqueros

colgaban de sus caderas, revelando una fina línea de vello oscuro por

debajo de su ombligo y desapareciendo debajo de la pretina de los jeans.

Su estómago era plano. Perfecto. Invitándote a tocarlo. No era el

tipo de estómago que yo esperaba de un chico de diecisiete años, lo cual

me hace suponer que es mayor, pero si es así, yo no me quejaba. Yo no

estaba hablando. Y sólo lo miraba.

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Mi mirada finalmente viajo al norte otra vez, noté las pesadas y

oscuras pestañas casi llegando hasta sus pómulos altos y ocultando el color

de sus ojos mientras bajaba la mirada para verme. Necesitaba saber el

color de sus ojos.

—¿Puedo ayudarte? —Labios gruesos, besables, convirtiéndose en

enojo.

Su voz era profunda y firme. Del tipo de voz que está acostumbrada

a hacer que la gente lo escuche y obedezca sin cuestionar. Sus pestañas

se elevaron, revelando unos ojos tan verdes y brillantes que no podían ser

reales. Eran de un intenso color esmeralda que destacaban en contraste

de su piel tan bronceada.

—¿Hola? —dijo otra vez, colocando una mano en el marco de la

puerta mientras se inclinó hacia adelante—. ¿Eres capaz de hablar?

Contuve mi respiración y di un paso atrás. Una ola de caliente

vergüenza corrió por mi cara.

El chico levantó un brazo, apartando un mechón de cabello sobre su

frente. Miró sobre mi hombro, luego de regreso a mí. —Si no…

Por fin encontré mi voz, me quería morir. —Yo… estaba

preguntándome si sabías donde está el supermercado más cercano. Mi

nombre es Katy. Me mudé al lado —señalé hacia mi casa, pareciendo una

idiota—. Como dos días atrás…

—Lo sé.

Biiieen. —Bueno, esperaba que alguien que conoce más que yo esté

lugar pudiera decirme donde está el supermercado y quizás un lugar que

venda plantas.

—¿Plantas?

Por alguna razón, no sonó como si él me estuviera haciendo una

pregunta, pero me apresuré a contestar de todos modos. —Sí, verás, hay

unas flores muy horribles en el patio de enfrente…

Él no dijo nada, sólo arqueó una ceja con desdén. —De acuerdo.

La vergüenza fue desvaneciéndose, reemplazándose por una

creciente ira. —Bien, verás, necesito comprar plantas…

—Para el patio de enfrente, lo capté —Apoyó su cadera contra el

marco de la puerta y cruzó sus brazos. Algo brillaba en sus ojos verdes. No

era ira, pero si algo más.

Tomé una profunda respiración. Si este chico me interrumpía una vez

más…

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Mi voz tomó el tono que mi madre solía usar cuando yo era más

pequeña y jugaba con objetos afilados. —Me gustaría encontrar una

tienda donde pueda comprar comestibles y plantas.

—Eres consciente de que este pueblo solo tiene un semáforo, ¿no?

—Ambas cejas se arquearon hasta donde su cabello caía, como si él

preguntara cómo podía ser tan tonta, y fue entonces cuando noté lo que

vi en esos ojos brillantes. Él estaba riéndose de mí con una buena dosis de

condescendencia.

Por un momento, todo lo que pude hacer fue mirarlo. Era

probablemente el chico más sexy que he visto en toda mi vida, y era un

patán total. Debí imaginarlo. —Sabes, todo lo que quería eran direcciones.

Es obvio que vine en un mal momento.

Uno de los lados de sus labios se curvó. —Cualquier ocasión que

toques mi puerta será un mal momento, niña.

—¿Niña? —repetí, con mis ojos muy abiertos.

Una oscura ceja se arqueó con arrogancia otra vez. Estaba

comenzando a odiar esa ceja.

—No soy una niña. Tengo diecisiete.

—¿De verdad? —parpadeó—. Parece que tienes doce. No. Quizás

trece, pero mi hermana tiene una muñeca que me recuerda a ti. Con sus

ojos grandes y vacíos.

¿Le recordaba a una muñeca? ¿Una muñeca vacía? El fuego ardía

en mi pecho, esparciéndose por mi garganta. —Sí, que sorpresa. Lamento

haberte molestado. No volveré a tocar tu puerta otra vez. Créeme —

comencé a darme la vuelta, para marcharme antes de que cediera al

desenfrenado deseo de estampar mi puño en su rostro. O llorar.

—Oye —gritó él.

Me detuve en el escalón inferior, pero me negué a girarme,

dejándole saber lo molesta que estaba. —¿Qué?

—Ve hacia la Ruta 2 y gira hacia U.S 220 Norte, no Sur. Te llevara a

Petersburgo —dejo escapar un suspiro irritado, como si me estuviera

haciendo un gran favor—. Hay un supermercado justo en esa ciudad. No

puedes perderte. Bueno, quizás tú podrías. Hay una tienda de refacciones

al lado, creo. Allí podrías conseguir cosas para el patio.

—Gracias —dije y agregué en voz baja—, Patán.

Él rió, una risa profunda y gutural. —Eso no es muy propio de una

dama, Kittycat.

Me di la media vuelta. —No vuelves a llamarme así —espeté.

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—Es mejor llamar a alguien patán, ¿no? —Él salió del umbral de la

puerta—. Ha sido una visita estimulante. Me reiré por mucho tiempo.

Bien. Eso era todo. —Sabes, tienes razón. Que equivocada he estado

en llamarte patán. Porque un patán es alguien demasiado agradable en

comparación contigo —dije, sonriendo dulcemente—. Eres un imbécil.

—¿Un imbécil? —repitió—. Que encantador.

Lo ignoré.

Él rió otra vez y bajó su cabeza. Un lío de ondas cayó hacia

adelante, casi ocultando sus intensos ojos verdes. —Muy civilizada, Kitten1.

Estoy seguro que tienes una amplia lista de nombres y señas obscenas para

mí, pero no me interesa.

Tenía mucho más que decir y hacer, pero mi dignidad me lo impidió,

camine con pasos pesados de regreso a mi casa, sin darle el placer de ver

cuán realmente cabreada estaba. Siempre había evitado la

confrontación en el pasado, pero este chico sacaba lo peor de mí.

Cuando llegué a mi auto, abrí de golpe la puerta.

—¡Nos vemos más tarde, Kitten! —gritó, riéndose mientras cerraba la

puerta principal de su casa.

Lágrimas de rabia y vergüenza ardieron en mis ojos. Metí las llaves en

la ignición y eché el auto en reversa. “Haz un esfuerzo” había dicho mamá.

Esto es lo que ocurre cuando haces un esfuerzo.

1 Kitten, gatita.

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Traducido por Mery St. Clair Corregido por Eneritz

e tomo todo el camino hasta Petersburgo para tranquilizarme.

Incluso entonces aún sentía una mezcla de ardiente ira y

humillación remolinando en mi interior. ¿Qué diablos le pasa?

Pensé que las personas de pequeños pueblos se suponían que

eran agradables, no que actuaran como el hijo de Satanás.

Encontré la calle principal sin ningún problema, ya que literalmente

parecía ser la calle principal. Ahí estaba la Biblioteca del Condado de

Mount View, y me recordó que necesitaba tramitar mi tarjeta de

biblioteca. Las tiendas de comestibles eran limitadas. A la tienda del

supermercado le faltaba una letra, y se encontraba justo donde el imbécil

había dicho que estaría.

Los aparadores estaban cubiertos con fotografías de una persona

desaparecida, una chica de mi edad con largo cabello oscuro y ojos

risueños. La información decía que ella había sido vista por última vez hace

más de un año. Había una recompensa, pero después de haber estado

desaparecida por tanto tiempo, dudo que la recompensa fuera

reclamada. Entristecida por ese pensamiento, me dirigí al interior.

Era una compradora rápida, no perdía tiempo paseando por los

pasillos. Lanzando los objetos en el carrito, noté que necesitaba más de lo

que había pensando, ya que sólo tenía las necesitadas básicas para el

hogar. Pronto, mi carrito estuvo completamente lleno.

—¿Katy?

Perdida en mis pensamientos, salté por la suave voz femenina y dejé

caer una caja de huevos en el suelo. —Mierda.

—¡Oh! ¡Lo siento mucho! Te tomé por sorpresa. Lo hago a menudo —

Unos brazos bronceados se agacharon para tomar la caja y colocarlo de

regreso en el estante. Ella tomó otra y la sostuvo en sus delgadas manos—.

Estos no están rotos —Levanté la mirada de la yema brillante esparcida en

el piso de linóleo y me quedé atónita por un momento. Mi primera

M

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impresión fue que la chica era demasiado hermosa para estar en un super

mercado con una caja de huevos en la mano.

Sobresalía como un girasol en un campo de trigo.

Todos los demás eran pálidos en comparación. Su cabello oscuro era

rizado y más largo que el mío, llegando hasta su cintura. Era alta, delgada,

y su rostro casi perfecto contenía una cierta inocencia. Me recordaba a

alguien, especialmente esos sorprendentes ojos verdes. Apreté mis dientes.

¿Cuáles eran las probabilidades?

Ella sonrío. —Soy la hermana de Daemon. Mi nombre es Dee —

Colocó la caja de huevos en buen estado en mi carrito—. ¡Ya tienes

huevos nuevos!

—¿Daemon?

Dee hizo una seña hacia una bolsa rosa dentro de su carrito. Un

móvil estaba recostado encima de ella. —Hablaste con él hace una media

hora. ¿Te detuviste… pidiendo direcciones?

Así que ese era el nombre del imbécil. Daemon… parecía

adecuado. Y, por supuesto, su hermana era tan atractiva como él. ¿Por

qué no? Bienvenida a West Virginia, la tierra de los modelos perdidos.

Comenzaba a dudar que pudiera encajar aquí.

—Lo siento. No esperaba que alguien supiera mi nombre —me

detuve—. ¿Él te llamó?

—Sí —Apartó hábilmente su carrito del camino de un travieso niño

corriendo frenéticamente por el pequeño pasillo—. De todos modos, las vi

mudarse, y tenía la intención de conocerte, y cuando él dijo que vendrías

aquí, bueno, estaba tan emocionada por conocerte que corrí hasta aquí.

Me dijo que eras desagradable. —Podía imaginar el tono en que lo dijo.

La curiosidad se plasmó en su rostro mientras me mirada con sus

intensos ojos verdes.

—Sin embargo, no pareces nada de lo que él dijo, pero de todos

modos, me gustaría conocerte. Es difícil conocer a alguien nuevo por aquí.

—Observé a un niño sucio escalar el exhibidor del pan.

—No creo que tu hermano tenga una buena impresión de mí.

Sus cejas se fruncieron. —¿Qué?

—Tu hermano… creo que me odia. —Me giré hacia el carrito,

jugueteando con un paquete de carne—. Él no fue muy… accesible con

las direcciones.

—Oh, no —dijo, y se echó a reír. La miré bruscamente—. Lo siento. Mi

hermano estaba de mal humor.

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No me digas. —Estoy bastante segura de que él está siempre de mal

humor.

Negó con la cabeza. —Tuvo un mal día. Él es peor que una chica,

créeme. No te odia. Somos gemelos. Incluso yo quiero matarlo de vez en

cuando. De todos modos, Daemon es solo duro por fuera. No se lleva bien

con… las personas.

Reí. —¿De verdad?

—¡Bueno, me alegro encontrarte aquí! —Exclamó, cambiando de

tema una vez más—. No estaba segura si te molestaría que viniera aquí,

quizás estarías ocupada y eso.

—No, no ha sido una molestia —traté de seguir el ritmo de la

conversación. Ella pasaba de un tema a otro como alguien que toma

mucha cafeína.

—Deberías haberme visto cuando Daemon me dijo que eras de

nuestra edad. Casi corría hasta casa para abrazarlo —se movió

emocionada—. Si hubiera sabido que fue grosero contigo hubiera sido

probable que lo hubiera golpeado en tú lugar.

—Puedo imaginarlo —sonreí—. También quise golpearlo.

—Imagina ser la única chica en el vecindario y pegada a su molesto

hermano la mayor todo el tiempo —Miró por encima de su hombro, sus

delicadas cejas se fruncieron.

Seguí su mirada. El pequeño niño ahora tenía un cartón de leche en

cada mano, lo cual me recordó que necesito leche. —Regreso enseguida

—Me dirigí hacia la sección de refrigerados.

Finalmente, la madre del niño giró por una esquina, gritó: —¡Timothy

Roberts, deja eso donde estaba ahora mismo! ¿Qué estás…?

El niño le sacó la lengua. A veces ver un niño así de travieso era el

perfecto programa para la abstinencia. Por otra parte, no necesito ese

programa. Regresé con mi leche a donde Dee esperaba, mirando el suelo.

Sus dedos se retorcían sobre el mango de su carrito, apretando sus nudillos

hasta que estuvieron blancos.

—¡Timothy, ven aquí ahora mismo! —La madre agarró su regordete

brazo. Los mechones de cabello se habían caído de su severo moño—.

¿Qué te he dicho? —siseó—. No estés cerca de ellos.

¿Ellos? Esperé ver a alguien más. Excepto que éramos Dee y… yo.

Confundida, miré hacia la mujer. Me sorprendió ver sus oscuros ojos llenos

de disgusto. Pura repulsión, y detrás de eso, en la forma en que sus labios se

apretaban en una línea dura y temblaban, había también miedo.

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Y ella estaba mirando a Dee.

Luego tomó al niño travieso en sus brazos y se fue, dejando su carrito

en medio del pasillo.

Me volví a Dee. —¿Qué diablos fue eso?

Dee sonrió, pero era falsa. —Pueblo pequeño. Los lugareños son raros

aquí. No les prestes atención. De todos modos, debes estar muy aburrida

después de desempacar y luego venir a hacer las compras. Es como una

combinación mortal. Quiero decir, podrías estar haciendo otras cosas.

¿Creo que te puede tomar una eternidad desempacar cajas y comprar

comestibles? —No pude evitar sonreír mientras luchaba por seguir el ritmo

de la charla sin parar de Dee y a la vez que terminábamos de cargar

nuestros carritos. Normalmente, alguien puede desgastarme en cinco

segundos, pero la emoción en sus ojos y la manera en que ella se

balanceaba en sus talones era contagiosa.

—¿Tienes más cosas que comprar? —preguntó—. Yo casi termino.

Realmente vine sólo para conocerte y de paso ir al pasillo de los helados.

Estaban llamándome.

Reí y miré mi carrito lleno. —Sí, casi he terminado.

—Vámonos entonces. Así podemos pagar juntas.

Mientras esperábamos para pagar nuestros artículos, Dee

parloteaba, y olvidé el extraño incidente en el pasillo de leche. Dee creía

que Petersburgo necesita otro super mercado—porque aquí no venden

comida orgánica—y ella quería pollo orgánico para hacerle la cena a

Daemon. Después de unos minutos de difícilmente seguir el ritmo de su

conversación, comencé a relajarme. Ella era burbujeante, simplemente…

viva. Esperaba no contagiarme.

La fila de la caja se movió más rápido del tiempo que tomaba en las

grandes ciudades. Una vez afuera, ella se detuvo al lado de un nuevo

Volkswagen y quitó la alarma.

—Lindo auto —comencé. Ellos tenían dinero, obviamente, o Dee

tenía un trabajo.

—Me encanta —dio unas palmaditas en el parachoques trasero—. Es

mi bebé.

Moví mis compras en la parte de atrás de mi Sedan.

—¿Katy?

—¿Sí? —Giré las llaves alrededor de mi dedo, esperando que no

fuera un comentario sobre el imbécil de su hermano, ella quería pasar el

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rato más tarde. No había manera de despertar a mamá ahora que

finalmente se fue a dormir.

—Me disculpo por mi hermano. Conociéndolo, estoy segura de que

él no fue nada agradable.

En cierto modo sentí pena por ella, estaba emparentada con un

patán. —No es tu culpa.

Sus dedos se retorcieron alrededor de su llavero, y sus ojos se posaron

en los míos. —Él es muy sobreprotector, por lo que no se lleva bien con los

extraños.

¿Cómo un perro? Casi sonreí, pero sus ojos estaban muy abiertos y

parecía realmente asustada de que no la perdonara. Teniendo un

hermano tan odioso. —No fue gran cosa. Quizás él tuvo un mal día.

—Quizás —sonrió, pero pareció forzado.

—En serio, no te preocupes. Estamos bien —dije.

—¡Gracias! No soy una acosadora. Lo juro —me guiñó un ojo—. Pero

me encantaría pasar el rato esta tarde. ¿Tienes algún plan?

—En realidad, estaba pensando quitar las flores que hay en el jardín

de enfrente. ¿Quieres ayudarme? —Tener compañía sería divertido.

—Oh, suena grandioso. Déjame llevar esta comida a casa, e iré

directamente a la tuya —dijo—. ¡Es emocionante hacer jardinería! Nunca

antes he hecho eso.

Antes de que pudiera preguntarle qué clase de infancia tuvo para

no incluir sembrar una planta de tomate obligatoriamente en clases, ella se

había escabullido en su auto y salía del estacionamiento. Me obligué a

moverme y dirigirme al lado del conductor. Abría la puerta del auto y me

subía en él cuando la sensación de ser observada se apoderó de mí.

Mis ojos volaron por el estacionamiento, pero sólo había un hombre

en un traje negro y gafas de sol oscuras mirando la fotografía de una

persona desaparecida en el periódico mural del pueblo. Todo lo que pude

pensar fue Hombres de Negro.

Lo único que necesitaba era ese pequeño dispositivo que borra la

memoria y un perro que habla. Podría haberme reído, excepto que nada

en el hombre era gracioso… especialmente ahora que él está mirando

directamente hacia mí.

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17 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Un poco pasada la tarde, Dee tocó en la puerta principal. Cuando

salí, la encontré cerca de los escalones, moviendo los talones en sus

zapatillas veraniegas. Yo no consideraría el atuendo perfecto para la

“jardinería”. El sol proyectaba un halo alrededor de su oscura cabeza y

tenía una sonrisa pícara en su rostro. En ese momento, me recordó una

princesa de hadas. O quizás a la loca de Campanilla, considerando su

hiperactividad.

—Hola. —Di un paso fuera del pórtico, cerrando la puerta sin hacer

ruido detrás de mí—. Mi mamá está durmiendo.

—Espero no haber despertado a tu mamá —musitó en voz baja.

Negué con la cabeza. —Nah, ella no se despertaría ni aunque

viniera un huracán. De hecho ya sucedió.

Dee sonrió mientras se sentó en el columpio. Parecía tímida,

abrazando sus codos. —Tan pronto como llegué a casa con la comida,

Daemon se comió la mitad de una bolsa de mis papas fritas, dos de mis

barras de chocolate, y luego la mitad de un frasco de mantequilla de

maní.

Comencé a reír. —Wau. ¿Cómo le hace para seguir tan…? —Sexy—.

En forma.

—Es increíble —Subió sus piernas y envolvió sus brazos alrededor de

ellas—. Come tanto que por lo general tenemos que ir de comprar tres

veces en una semana a la tienda —Me miró con una mirada maliciosa en

sus ojos—. Por supuesto, yo puedo comer a fuera de casa y en casa

también. Supongo que no deberíamos estar hablando.

Mi envidia era casi dolorosa. No estaba bendecida con un rápido

metabolismo. Mis caderas y trasero pueden dar fe de ello. No tenía exceso

de peso, pero realmente odiaba cuando mi madre se refería a mí como

“curvilínea”.

—Eso no es justo. Yo como una bolsa de papas fritas y aumento un

kilo.

—Tenemos suerte —su sonrisa parecía forzada—. De todos modos,

tienes que contarme todo sobre Florida. Nunca he estado allí.

Me apoyé contra la barandilla del pórtico. —Piensa en un montón

de centros comerciales y estacionamientos. Oh, pero la playas… vale la

pena las playas —Amo el calor del sol en mi piel, los dedos de mis pies

hundiéndose en la arena mojada.

—Wau —dijo Dee, su mirada fue hacia su casa como si estuviera

esperando a alguien—. Te tomara mucho tiempo acostumbrarte a vivir

aquí. Adaptarse puede ser… difícil cuando estás fuera de tu ambiente.

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18 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Me encogí de hombros. —No lo sé. No parece tan malo. Por

supuesto que cuando me enteré de esto fue como, tienes que estar

bromeando. Ni siquiera sabía que existía esté lugar.

Dee rió. —Sí, mucha gente no sabe de este pueblo. Nosotros

estuvimos en shock cuando vinimos aquí.

—Oh, ¿Entonces ustedes tampoco son de aquí?

Su risa se desvaneció mientras su mirada esquivó la mía. —No, no

somos de aquí.

—¿Tus padres se mudaron aquí por trabajo? —Aunque yo no tenía

idea de qué tipo de trabajo podrían tener en este lugar.

—Sí, trabajan en la ciudad. No los vemos mucho.

Tuve la impresión de que era más que eso. —Debe ser duro. Pero…

tienes muchas libertades, supongo. Mi mamá raramente esta aquí,

también.

—Entonces, supongo que tu lo entiendes —una mirada extraña llenó

sus ojos—, el tipo de vida que llevamos.

—Y uno pensaría que nuestras vidas no podrían ser más

emocionantes que esto, ¿verdad?

Ella me miró anhelante. —¿Alguna vez has escuchado eso de ten

cuidado con lo que deseas? Solía pensar eso —se balanceó hacia atrás y

hacia adelante, ninguna de nosotras llenó el silencio que siguió. Sabía

perfectamente lo que quiso decir. No puedo recordar cuantas veces me

he quedado despierta en la noche y esperado que mamá llegara y

quisiera seguir adelante—y ahora estamos en West Virginia.

Oscuras nubes aparecieron de la nada, proyectando una sombra

en el patio. Dee frunció el ceño. —¡Oh, no! Parece como si vayamos a

tener uno de nuestros famosos aguaceros de la tarde. Por lo general

tardan horas.

—Que mal. Supongo que será mejor hacer jardinería mañana.

¿Estarás libre?

—Claro —Dee se estremeció por el repentino aire frío.

—Me pregunto de donde vino la tormenta. Parece que salió de la

nada, ¿no? —pregunté.

Dee saltó del columpio, limpiándose las manos en sus pantalones. —

Eso parece. Bueno, creo que tu mamá se despertó, y tengo que ir a

despertar a Daemon.

—¿Está durmiendo? Es un poco tarde.

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19 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Él es raro —dijo Dee—. Regresaré mañana, y podremos ir a la

tienda de jardinería.

Riendo, me aparté del pórtico. —Suena bien.

—¡Fantástico! —Corrió hasta los escalones de su pórtico y se dio la

vuelta—. Le diré a Daemon que dijiste ¡Hola!

Sentí mis mejillas arder. —Uh, eso no es necesario.

—Confía en mí, ¡Lo es! —rió y luego entró en la casa de al lado.

Mamá estaba en la cocina, con el café en la mano. Mientras ella

me daba la cara, el humeante líquido marrón se derramaba en el

mostrador. La mirada inocente en su rostro no me la creí.

Agarrando una toalla, me acerqué al mostrador. —Vive al lado, su

nombre es Dee, y me encontré con ella mientras estaba en el super

mercado —Deslicé la toalla sobre las manchas de café—. Tiene un

hermano. Su nombre es Daemon. Son gemelos.

—¿Gemelos? Interesante —sonrió—. ¿Dee es agradable, querida?

Suspiré. —Sí, mamá, es muy agradable.

—Estoy tan feliz. Ya era hora de que salieras de tu caparazón.

No noté que estuviera dentro de un caparazón.

Mamá sopló suavemente y luego tomó un sorbo, mirándome por

encima del borde. —¿Has hecho planes con ella mañana?

—Lo sabes. Estabas escuchando.

—Claro —me guiñó un ojo—. Soy tu madre. Eso es lo que tengo que

hacer.

—¿Escuchar conversaciones ajenas?

—Sí. ¿Cómo se supone que sabré en que estás metida? —preguntó

inocentemente.

Rodé mis ojos y me giré para regresar a la sala. —Privacidad, mamá.

—Cariño —gritó desde la cocina—. Aquí no hay tal cosa como

privacidad.

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20 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

3

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Eneritz

l día que mi conexión a internet estuvo configurada fue mejor

que tener a un chico sexy mirando mi trasero y pidiendo mi

número telefónico. Dado que era miércoles, escribí una rápida

entrada de “Waiting On Wednesday”2 en mi blog sobre un libro

YA3 con un chico caliente que poseía un toque mortal—esa era la trama—

me disculpé por mi larga usencia, respondí los comentarios, y visité algunos

otros blogs que me encantan. Era como volver a casa.

—¿Katy? —gritó mamá subiendo las escaleras—. Tu amiga Dee está

aquí.

—Voy —grité de regreso y cerré la tapa de mi portátil.

Bajé saltando los escalones de la escalera, y Dee y yo nos dirigimos a

la tienda de herramientas, la cual no estaba cerca del super mercado

como Daemon había dicho. Tenían todo lo necesario para quitar las

horrorosas flores del patio.

De regreso a casa, cada una agarró un lado de una bolsa y la

sacamos del maletero. Las bolsas eran ridículamente pesadas y para

cuando las sacamos del coche, el sudor nos empapaba.

—¿Quieres algo de beber antes de comenzar con el verdadero

trabajo? —ofrecí, con mis brazos doloridos.

Ella se secó sus manos una contra la otra y asintió. —Necesito hacer

ejercicio. Mover estas cosas me agotó.

Nos dirigimos al interior y tomamos té helado. —Recuérdame unirme

al gimnasio local —bromeé, enseñándole mis enclenques brazos.

2 Waiting On Wednesday, sección en los blogs de reseñas de libros que consiste en

publicar información de un libro que aún no ha salido a la venta y desees leer. 3 YA, Young-Adult, género literario para gusto de jóvenes.

E

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21 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Dee rió y apartó su cabello empapado de sudor de su cuello.

Todavía se veía hermosa, incluso con la cara roja y cansada. Estoy segura

de que yo parecía un asesino en serie. Al menos ahora sabíamos que yo

era demasiado débil para hacer un daño real. —Umm. Nuestra idea de

hacer ejercicio será arrastrar el bote de basura hacia el final del camino o

limpiar la casa. —bromeé sobre mi poco genial vida pueblerina.

Únicamente estuvimos dentro por diez minutos, pero cuando

volvimos a salir, todas las bolsas de tierra y abono estaban apiladas junto al

pórtico.

La miré, sorprendida. —¿Cómo llegaron aquí?

Cayendo de rodillas, ella comenzó a arrancar las malas hierbas. —

Probablemente fue mi hermano.

—¿Daemon?

Asintió. —Siempre es un héroe maleducado.

—Héroe maleducado —murmuré. No me gustó. Prefiero creer que

las bolsas levitaron por aquí por cuenta propia.

Dee y yo atacamos las malas hierbas con más energía de la que

pensé que teníamos. Siempre he pensado que arrancar hierbas era una

manera de desahogarme, y si los movimientos bruscos de Dee eran una

indicación, ella tenía mucha frustración dentro. Teniendo un hermano

como Daemon, no estaba sorprendida.

Después, Dee miró sus uñas quebradas. —Bueno, adiós manicura.

Sonreí. —Te lo dije, debiste haber usado guantes.

—Pero tú no estás usando nada —señaló.

Levanté mis manos sucias. Mis uñas estaban generalmente cortas. —

Sí, pero estoy acostumbrada.

Dee se encogió de hombros, se levantó y agarró un rastrillo. Parecía

graciosa con su falda y sandalias altas, las cuales ella insistió que era un

uniforme de jardinería, y comenzó a rastrillar sobre la tierra. —Esto es

divertido.

—¿Mejor que ir de compras? —bromeé.

Ella pareció considerarlo seriamente, arrugando la nariz. —Sí, es

más… relajante.

—Así es. No pienso en nada cuando hago esto.

—Funciona bien —comenzó a rastrillar el abono, esparciéndolo por

el jardín—. ¿Lo haces para no pensar?

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22 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Echándome hacia atrás, desgarré la otra bolsa de abono. No estaba

segura de cómo responder a esa pregunta. —Mi padre… Él amaba hacer

cosas como esta. Tenía el don para las plantas. En nuestro viejo

departamento no teníamos un jardín o algo parecido, pero teníamos un

balcón. Juntos hicimos un jardín allí.

—¿Qué pasó con tu papá? ¿Tus padres son divorciados?

Apreté mis labios. Hablar de él no era algo que hacía a menudo.

Nunca. Él fue un buen hombre… un grandioso padre. No merecía lo que

sucedió.

Dee se detuvo. —Lo siento. No es de mi incumbencia.

—No. Está bien —Me levanté, sacudiendo la suciedad de mi camisa.

Cuando levanté la mirada, ella apoyaba el rastrillo contra el pórtico. Su

brazo izquierdo parecía borroso. Pude ver la barandilla blanca a través de

ella. Parpadeé. Su brazo era solido de nuevo.

—¿Katy? ¿Estás bien?

Mi corazón latía con fuerza, posé mis ojos en su rostro y después de

regreso a su brazo. Estaba entera. Perfecta. Negué con la cabeza. —Sí,

estoy bien. Umm… mi papá, él estaba enfermo. Cáncer. Era terminal… en

el cerebro. Estuvo teniendo dolores de cabeza, viendo cosas —tragué

saliva, apartando la mirada. ¿Entenderá lo que quiero decir? —, Pero

aparte de eso, él estaba bien hasta el diagnóstico. Inició la quimio y

radiación, pero todo… se fue a la mierda tan rápido. Murió dos meses

después.

—Oh, Dios mío, Katy, lo siento. —su rostro era pálido, su voz suave—.

Es terrible.

—No te preocupes —Forcé una sonrisa que no sentía—. Eso fue hace

tres años. Es por eso que mi mamá quiso mudarse. Un nuevo comienzo y

todas esas cosas.

Con la luz del sol, sus ojos brillaron. —Puedo entenderte. La perdida

no se vuelve más fácil con el tiempo, ¿no?

—No —Por la manera en que sonó, ella sabía lo que yo sentía, pero

antes de que pudiera preguntarle, la puerta de su casa se abrió. Un nudo

se formó en mi estómago—. Oh, no —susurré.

Dee se dio la vuelta, dejando escapar un suspiro. —Mira quien ha

salido.

Ya pasaba la una de la tarde, y Daemon parecía como si acabara

de salir de la cama. Sus jeans arrugados, su cabello revuelto y despeinado.

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23 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Estaba al teléfono, hablando con alguien mientras pasaba su mano sobre

su mandíbula.

Y no vestía camisa.

—¿No tiene camisas? —pregunté, agarrando una pala.

—Desafortunadamente, creo que no. Ni siquiera las usa en invierno.

Siempre está a medio vestir —gimió—. Es molesto tener que verlo tan…

desnudo. Qué asco.

Asco para ella. Y una jodida maldición para mí. Empecé a cavar

varios agujeros en lugares estratégicos. Sentía mi garganta seca. Hermoso

rostro. Hermoso cuerpo. Horrible actitud. Era la santa trinidad de los chicos

sexys.

Daemon estuvo al teléfono durante unos treinta minutos, y su

presencia tenía efecto en mí. No pude ignorarlo, ni siquiera cuando

estaba de espaldas a él, podía sentirlo observando. Mis hombros se

estremecieron bajo su pesada mirada. La única vez que miré hacia atrás

fue para comprobar que él se marchó, pero regresó segundos más tarde

con la camisa puesta. Maldición. Fue una lástima.

Estaba de rodillas en el suelo cuando Daemon llegó, dejando caer

su pesado brazo sobre el hombro de su hermana. Ella trató de liberarse,

pero él la abrazó más. —Hey, Dee.

Ella rodó sus ojos, pero sonreía. Una mirada de admiración llenó sus

ojos mientras lo veía. —Gracias por mover las bolsas.

—No fui yo.

Dee rodó sus ojos. —Como sea, cabeza de chorlito.

—No me hables así —Él la acercó, sonriendo, realmente sonriendo, y

le hizo verse más atractivo. Debería tratar de hacerlo más seguido.

Entonces, me miró y sus ojos se entrecerraron, como si apenas notara que

yo estaba aquí, en mi jardín. La sonrisa desapareció por completo.

—¿Qué estás haciendo?

Me miré a mí misma. Parecía bastante obvio teniendo en cuenta

que estaba cubierta de tierra y había varias plantas dispersas alrededor de

mí. —Estoy…

—No estaba preguntándote a ti —se giró hacia la cara colorada de

su hermana—. ¿Qué estás haciendo tú?

No iba a dejar que él me molestara de nuevo. Me encogí de

hombros y recogí una planta en su maceta. Saqué la planta de su maceta

y arranqué algunas raíces.

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24 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Estoy ayudándola con el jardín. Sé bueno —Dee lo golpeó en el

estómago antes de liberarse de él—. Mira lo que hemos hecho. Creo que

tengo un talento escondido.

Daemon llevó sus ojos a mi obra de arte en el jardín. Si tuviera que

escoger un trabajo ideal ahora mismo, estaría trabajando al aire libre y

haciendo arreglos florales. Sí, me llenaba el cuerpo de tierra, pero me

sentía mejor con mis manos hundidas en la tierra. Me encanta todo sobre

ella. La sensación relajante que esto me traía, la manera en que olía a

tierra y humedad, y cómo con un poco de agua y tierra fresca podría

regresarle la vida a algo que se estaba terminando y muriendo.

Y era buena en eso. He visto todos los programas sobre las plantas.

Sabía dónde colocar plantas que necesitan más sol y las que prosperan

en las sombras. Como podarlas, como hacerlas crecer más rápido, más

altas y con las hojas verdes, y como decorar jardines. Todo lo que tenías

que hacer era darme algo de tierra ¡Y listo!

Daemon arqueó una ceja.

Mis entrañas se revolvieron. —¿Qué?

Él se encogió de hombros. —Es lindo. Supongo.

—¿Lindo? —Dee sonó tan ofendida como yo me sentí—. Es mejor

que lindo. Quedo increíble. Bueno, Katy lo hizo increíble. Yo sólo le

entregaba las cosas.

—¿Esto es lo que haces con tu tiempo libre? —me preguntó,

ignorando a su hermana.

—¿Qué…? ¿Estás decidido a hablarme ahora? —sonreí

forzadamente, agarré un puñado de abono y lo tiré. Repetí el proceso—.

Sí, es un tipo de pasatiempo. ¿Cuáles son los tuyos? ¿Patear cachorros?

—No estoy seguro de sí debería decirlo en frente de mi hermana —

contestó, su expresión se volvió malvada.

—Qué asco —Dee hizo una mala cara.

Las imágenes que vinieron a mi mente no eran aptas para menores

de edad, y pude saber por su expresión que él lo sabía. Agarré más abono.

—Pero no es tan ñoño como el tuyo —agregó.

Me congelé. Las ramas del cedro rojo se quebraron en mis dedos. —

¿Por qué es ñoño?

Su mirada decía, ¿Realmente tengo que explicártelo? Y sí, la

jardinería no era algo impresionante. Ya lo sabía. Pero no era ñoño. Porque

me agradaba Dee, cerré mi boca y comencé a esparcir el abono.

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25 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Dee empujó a su hermano, pero él no se movió. —No seas un idiota.

¿Por favor?

—No estoy siendo un idiota —negó él.

Arqueé mis cejas.

—¿Qué pasa? —dijo Daemon—. ¿Tienes algo que decir, Kitten?

—¿Aparte de que me gustaría que nunca me llames Kitten? No —

terminé de esparcir el abono, luego me levanté, admirando nuestro

trabajo. Eché una mirada a Dee, sonriendo—. Creo que lo hicimos bien.

—Sí —empujó a su hermano una vez más, en dirección a su casa. Él

todavía no se movió—. Lo hicimos bien, no es soso ni nada de eso. ¿Y

sabes qué? Creo que soy una ñoña.

Daemon miró fijamente las flores recién plantadas, casi como si fuera

un experimento científico.

—Y creo que necesitamos esparcir nuestra ñoñez en el jardín de

nuestra casa —continuó, sus ojos estaban llenos de emoción—. Podemos ir

a la tienda, conseguir las cosas y puedes…

—Ella no es bienvenida a nuestra casa —espetó Daemon, girándose

a su hermana—. En serio.

Sorprendida por el veneno de sus palabras, di un paso atrás.

Dee, sin embargo, no lo hizo. Sus delicadas manos se cerraron en

puños. —Estaba pensando que podríamos trabajar en el lecho de flores, el

cual estaba afuera —no dentro— la última vez que lo vi.

—No me importa. No la quiero allí.

—Daemon, no hagas esto —susurró Dee, sus ojos llenos de lágrimas—

. Por favor. Ella me agrada.

Algo notable ocurrió. Su rostro se suavizó. —Dee…

—¿Por favor? —pidió ella de nuevo, saltando como una niña

pidiendo un juguete nuevo, fue extraño dado que ella era bastante alta.

Quería patear a Daemon por convertir a su hermana en una chica

claramente hambrienta de amistades.

Él maldijo en voz baja, cruzando sus brazos. —Dee, tienes amigos.

—No es lo mismo, y tú lo sabes —Ella imitó sus movimientos—. Esto es

diferente.

Daemon me miró, sus labios curveados. Si todavía sostuviera la pala

probablemente se la hubiera lanzado a la cabeza.

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OBSIDIAN

—Son nuestros amigos. Son como tú. No necesitas ser amiga de

alguien… alguien como ella —Me quedé en silencio porque no sabía si

debía inmiscuirme y no quería decir algo que pudiera molestar a Dee. Ese

imbécil era su hermano, después de todo, pero esto, esto era pasarse de la

raya.

—¿Qué quiere decir, alguien como yo?

Él inclinó su cabeza hacia un lado y dejó escapar un largo suspiro.

Los ojos de su hermana se movieron entre nosotros con nerviosismo.

—Él no lo dijo en serio.

—Pura basura.

Ahora mis manos estaban hechas puños. —¿Cuál es tu jodido

problema?

Daemon me encaró. Había una extraña mirada en su rostro. —Tú.

—¿Yo soy tu problema? —Di un paso hacia adelante—. Ni siquiera te

conozco. Y no me conoces.

—Ustedes son todos iguales —Un músculo apareció en su

mandíbula—. No es necesario llegar a conocerte. Y no lo quiero.

Levanté mis manos, frustrada. —Eso es perfecto para mí, amigo,

porque yo no quiero conocerte tampoco.

—Daemon —dijo Dee, agarrándola del brazo—. Detente.

Él sonrió mientras me miraba. —No quiero que seas amiga de mi

hermana.

Dije lo primero que me vino a la mente. Probablemente no lo más

inteligente, y normalmente no soy del tipo de personas que habla sin

pensar, pero este chico me molestaba tanto que me hacía ver todo rojo.

—Y a mí me importa una mierda lo que tú quieras —Un segundo él

estaba al lado de Dee y al siguiente justo enfrente de mí. Y quiero decir,

justo enfrente de mí. Él no podía moverse tan rápido. Eso era imposible.

Pero él estaba allí, casi encima de mí y bajando la mirada.

—¿Cómo… cómo te moviste tan…? —Di un paso atrás, las palabras

me fallaban. La intensidad en sus ojos envió escalofríos a mis brazos.

Mierda…

—Escucha con atención —dijo, dando un paso adelante. Di uno

hacia atrás, y él emparejó mis pasos hasta que mi espalda estuvo pegada

a uno de los altos árboles. Daemon inclinó su cabeza hacia mí, sus verdes

ojos innaturales tomaron posesión de mi mundo. El calor salía de su

cuerpo—. Únicamente voy a decírtelo una vez. Si algo le ocurre a mi

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OBSIDIAN

hermana yo… —se detuvo, tomando una profunda respiración mientras su

mirada caía a mis labios entreabiertos. Contuve mi respiración. Algo brilló

en sus ojos, pero se entrecerraron de regreso, ocultando lo que había

estado en ellos.

Las imágenes regresaron. Nosotros dos. Calientes y sudorosos. Mordí

mi labio y traté de que mi expresión estuviera en blanco, pero mientras

trataba de ocultar lo que estaba pensando su expresión se volvió de

molesta a arrogante. Más allá de arrogante.

—Eres un poco sucia, Kitten.

Parpadeé. No puede ser. No puede ser. No puede ser. —¿Que has

dicho?

—Sucia —repitió, su voz tan baja que sabía que Dee no pudo

escucharlo—. Estás cubierta de suciedad. ¿Qué pensaste que significaba?

—Nada —dije, deseando que él se fuera de una maldita vez.

Daemon estaba tan cerca que no estaba precisamente cómoda—.

Estaba plantando flores. Te ensucias cuando haces eso.

Sus labios temblaron. —Hay maneras más divertidas para…

ensuciarte. No es que yo vaya a mostrarte como.

Tuve la sensación de que él me conocía de manera intima. Un

sonrojo se esparció desde mis mejillas hasta mi garganta. —Prefiero rodar

entre el estiércol que dormir contigo.

Daemon arqueó una ceja y luego se dio la vuelta. —Tienes que

llamar a Matthew —dijo a su hermana—. Justo ahora y no dentro de cinco

minutos.

Me quedé apoyada contra el árbol, con los ojos muy abiertos y sin

moverme hasta que él desapareció dentro de su casa, la puerta

cerrándose detrás de él. Tragué saliva, mirando a una angustiada Dee.

—Bueno —dije—. Eso fue intenso.

Dee se dejó caer en los escalones, sus manos cubrieron su rostro. —

Realmente lo amo, de verdad. Es mi hermano, mi único hermano —Hizo

una pausa, levantando su rostro—. Pero es un imbécil. Sé que lo es. No

siempre fue así.

Sin habla, la miré. Mi corazón estaba corriendo, mi pulso estaba

acelerado. No estaba segura de si era el miedo o la adrenalina lo que me

estaba haciendo marearme, pero finalmente me aparté del árbol y me

acerqué a ella. Y si yo tenía miedo, me preguntó si debería tenerlo.

—Es difícil tener amigos con él cerca —murmuró, mirando sus

manos—. Aleja a todos.

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—Vaya, me preguntó por qué —Realmente me lo preguntaba. Su

posesividad parecía un poco fuera de lo normal. Mis manos estaban

temblando, y aunque él se había ido, todavía podía sentirlo —el calor que

él emanaba. Había sido… emocionante. Tristemente.

—Lo lamento tanto, tanto —Saltó desde los escalones, juntando y

separando sus manos—. Es algo sobreprotector.

—Entiendo que lo sea, pero no es como si yo fuera un chico tratando

de aprovecharme de ti o algo así.

Una sonrisa se asomo en sus labios. —Lo sé, pero se preocupa

mucho. Sé que él… se calmara, una vez que te conozca.

Lo dudo.

—Por favor, dime que él no te ha asustado, también —se puso

enfrente de mí, con el ceño fruncido—. Sé que probablemente piensas

que pasar el rato conmigo no vale la pena…

—No. Está bien —Pasé una mano por mi frente—. Él no me ha

asustado… no lo hará.

Pareció tan aliviada que pensé que se desmayaría. —Bien. Me tengo

que ir, pero arreglaré esto. Lo prometo.

Me encogí de hombros. —No hay nada que arreglar. Él no es tu

problema.

Una expresión extraña cruzó en su rostro. —Pero no está bien como

se comporto. Te veré más tarde, ¿De acuerdo?

Asentí, la observé dirigirse de regreso a su casa. Agarré las bolsas

vacías. ¿Qué demonios había sido todo esto? Nunca en mi vida alguien

me había disgustado tanto. Negando con la cabeza, tiré las bolsas en la

basura.

Daemon era sexy, pero era un idiota. Y un patán. Y fue en serio lo

que le dije a Dee. Él no iba a asustarme para no ser amiga de su hermana.

Tendría que lidiar con eso. Llegué aquí para quedarme.

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OBSIDIAN

4

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Eneritz

e salté la habitual publicación del lunes en mi blog,

principalmente porque se trataba del tema, “¿Qué estás

leyendo?” y yo no estaba leyendo nada nuevo en este

momento.

En cambio, decidí que mi pobre auto necesitaba una lavada. Mamá se

sentiría orgullosa cuando lo supiera, vería que estuve afuera durante el

verano y no encadenada a mi portátil. Aparte de mi temporada

ocasional de jardinería, normalmente estaba en línea.

El cielo estaba despejado y el aire traía un olor almizclado de luz con

pino. Poco después de que comenzara a limpiar el interior de mi auto, me

sorprendió la cantidad de bolígrafos y ligas para el cabello que encontré.

Ver mi mochila en el asiento trasero me provocó un escalofrió. En un par

de semanas comenzaría en una nueva escuela, y sabía que Dee estaría

rodeada de amigos—amigos que Daemon probablemente aprobaría, lo

cual no era mi caso, porque él obviamente pensaba que yo era una

vendedora de drogas.

Luego, saqué una cubeta y una manguera y enjaboné la mayor

parte del coche, pero cuando llegué a la cima del techo, terminé

totalmente mojándome a mi misma y remojé la esponja una docena de

veces. No importaba de qué lado tratara de limpiar el techo, no podía

limpiarlo por completo. Maldiciendo, quité un puñado de suciedad y de

hierba de la esponja. Quería lanzarla en el bosque más cercano. Frustrada,

terminé arrojando la esponja en la cubeta.

—Parece que necesitas un poco de ayuda.

Salté. Daemon estaba a unos metros de mí, con las manos en los

bolsillos de sus jeans desgastados. Sus ojos brillaban con la luz del sol.

Su repentina aparición me había sorprendido. Ni siquiera lo había

escuchado. ¿Cómo alguien podría moverse tan malditamente silencioso,

especialmente cuando eres tan alto como él? Y bueno, traía una camisa

M

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30 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

puesta. No estaba segura de sí debería sentirme agradecida o

decepcionada. Si abría la boca, se me caería la baba. Me alejé,

preparándome para la inevitable pelea verbal.

Él no sonreía, pero al menos no parecía como si me quisiera matar

en este momento. En todo caso, su expresión adquirió una máscara de

educación a regañadientes, probablemente como yo me vería cuando

leo un ansiado libro y descubro que no llenó mis expectativas.

—Te vi mientras lanzaste esto otra vez —Con el brazo señaló hacia la

esponja flotando en la cima de la espuma—. Pensé en hacer mi buena

acción del día e intervenir antes que todas las esponjas inocentes pierdan

la vida.

Aparté un mechón de mi cabello fuera de mis ojos, no muy segura

de que decir.

Daemon se inclinó rápidamente y apretó la esponja, exprimiéndola

del exceso de agua. —Parecía como si estuvieras haciendo algo más que

lavar un auto. Nunca pensé que lavar un coche podría ser tan difícil, pero

después de observarte por estos últimos quince minutos, estoy convencido

de que debería ser un deporte olímpico.

—¿Has estado observándome? —Que escalofriante. Que halagador.

¡No! No es halagador.

Se encogió de hombros. —Podrías haber llevado el auto a un lavado

automático. Sería mucho más fácil.

—Los lavados de autos son un desperdicio de dinero.

—Es cierto —dijo lentamente. Se arrodilló y comenzó a limpiar una

mancha que no había notado en la defensa, cerca de una llanta, antes

de concentrarse en el techo del auto—. Necesitas neumáticos nuevos.

Estos son lisos y el invierno es una locura aquí.

No me importaban mis neumáticos. No podía entender porque

estaba aquí, hablando conmigo, cuando la última vez que hablamos él

actuó como si yo fuera el anticristo, y prácticamente me acorraló contra

un árbol, hablando de la manera en que él se podía ensuciar. ¿Y porque

no cepillé mi cabello está mañana?

—De todos modos, me alegro de que estés aquí —terminó de limpiar

el techo en un tiempo récord, y cogió la manguera. Esbozó una pequeña

sonrisa hacia mí y comenzó a rociar con agua el carro, la espuma corría

por todos lados como un vaso desbordándose—. Creo que debería

disculparme.

—¿Crees que deberías?

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31 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Daemon me encaró, sus ojos estaban entrecerrados para protegerse

del brillante sol, y yo apenas esquivé un chorro de agua mientras él

rociaba el lado opuesto del auto. —Sí, de acuerdo con Dee tengo que

traer mi trasero hasta aquí y ser amable. Murmuró algo sobre que asesinó

sus oportunidades de tener una amiga “normal.”

—¿Una amiga normal? ¿Qué clase de amigas tiene?

—No normales —contestó.

¿Prefería llamar a las amigas de su hermana “no normales”?

—Bueno, disculparte y no sentirlo arruinan tu plan de pedir disculpas.

Asintió. —Es verdad.

Lo miré. —¿Hablas en serio?

—Sí —arrastró la palabra, trabajando alrededor del auto mientras

seguía enjuagando la espuma del jabón—. En serio, no tuve elección.

Tengo que ser amable.

—No pareces una persona que hace algo que no quiera hacer.

—Normalmente no —se movió alrededor de la parte trasera del

coche—. Pero mi hermana tomó las llaves de mi auto y hasta que sea

amable contigo no las tendré de regreso. Estoy tan malditamente molesto

por no tener repuestos.

Traté de evitarlo, pero reí. —¿Tomó tus llaves?

Frunció el ceño, regresando a mi lado. —No es divertido.

—Tienes razón —reí—. Esta para morirse de risa.

Daemon me lanzó una mala mirada.

Crucé mis brazos. —Bien, lo siento. No acepto tu no-tan-sinceras-

disculpas.

—¿Ni siquiera cuando estoy limpiando tu auto?

—No —sonreí mientras él entrecerraba sus ojos—. Nunca verás esas

llaves otra vez.

—Bueno, maldita sea, mi plan no funcionó —Una sonrisa curvaba

tenuemente las comisuras de su boca—. Pensé que si realmente me

portaba bien, entonces al menos estaría perdonado.

Una parte de mi estaba molesta, pero había una parte de mi que le

hacía gracia verlo esforzarse a regañadientes. —¿Eres normalmente así de

cálido y encantador?

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32 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Pasó a mi lado y cerró el agua. —Siempre. ¿Normalmente te quedas

mirando fijamente a los chicos que les pides direcciones?

—¿Siempre abres la puerta medio desnudo?

—Siempre. Y no respondiste mi pregunta. ¿Siempre te quedas

mirándolos?

El calor se esparció por mis mejillas. —No estaba mirándote

fijamente.

—¿De verdad? —preguntó. Esa media sonrisa estaba allí otra vez,

haciendo alusión a sus hoyuelos—. De todos modos, me despertaste. No

soy una persona mañanera.

—No era mañana. —señalé.

—Estaba durmiendo. Es verano, ya lo sabes. ¿No duermes hasta

tarde?

Aparté un mechón de cabello que había escapado de mi coleta. —

No. Siempre me despierto temprano.

Gimió. —Suenas igual que mi hermana. No me extraña que ella ya te

ame tanto.

—Dee tiene buen gusto… a diferencia de otros —dije. Sus labios

temblaron—. Y ella es grandiosa. Realmente me agrada, así que si estás

aquí en plan del gran y malvado hermano, olvídalo.

—No, no es por eso que estoy aquí —Él levantó la cubeta y varios

productos de limpieza. Probablemente debería ayudarle con algunas

cosas, pero era fascinante verlo tomar las riendas de mi pequeño proyecto

de limpieza. Aunque él me seguía lanzando esa extraña media sonrisa, me

di cuenta de que este intercambió era incómodo para él. Qué bien.

—Entonces, ¿Por qué estás aquí, además de tu porquería de

disculpa? —No podía dejar de mirar su boca cuando hablaba. Apuesto a

que él sabe cómo besar. Besos perfectos, no esos que son babosos y

asquerosos, del tipo que hace que se enrosquen los dedos de tus pies.

Necesitaba dejarlo de mirar.

Daemon colocó todos los suministros en los escalones del pórtico y se

enderezó. Estirando sus brazos sobre su cabeza, su camisa se levantó,

revelando un poco de sus músculos. Su mirada se detuvo en mi rostro, y el

calor se esparció en mi vientre. —Quizás sólo estoy curioso de porque ella

te quiera tanto. No se lleva bien con extraños. Ninguno de nosotros lo

hace.

—Una vez tuve un perro que tampoco se llevaba bien con los

extraños.

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33 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Daemon me miró un momento, luego rió. Fue un sonido profundo y

retumbante. Lindo. Sexy. Oh, Dios, debo alejarme. Él era el tipo de chico

que rompía corazones y dejaba atrás una larga fila de corazones

destrozados. Era un problema. Quizás del tipo de problema que podría ser

divertido, pero era un idiota, también. Y no me gustan los idiotas. No es que

me gustara alguien.

Aclaré mi garganta. —Bueno, gracias por lo del auto.

Repentinamente, él estuvo justo en frente de mí. Tan cerca que sus

pies casi tocaban los míos. Contuve fuertemente el aliento, queriendo dar

un paso atrás. Él tenía que dejar de hacer esto.

—¿Cómo te mueves tan rápido?

Ignoró la pregunta. —A mi pequeña hermana pareces gustarle —

dijo, como si no entendiera el por qué.

Me ericé y eché la cabeza hacia atrás, pero centré mi mirada sobre

su hombro. —¿Pequeña? Son gemelos.

—Nací cuatro minutos con treinta segundos antes que ella —se

jactó, sus ojos se encontraron con los míos—. Técnicamente, ella es mi

hermana menor.

Mi garganta se sentía seca. —¿Es la bebé en la familia?

—Si, por lo tanto, yo soy el hambriento de atención.

—Supongo que eso explica tu pésima actitud, entonces —repliqué.

—Quizás, pero las personas me encuentran encantador.

Iba a responder, pero cometí el error de mirar sus ojos.

Inmediatamente estuve atrapada por ese innatural color, me recordaba

las partes más profundas en el Everglades. —Encuentro… difícil creer eso.

Sus labios se curvaron. —No deberías, Kat —tomó un mechón suelto

de cabello que se había escapado de mi coleta, lo giró alrededor de su

dedo—. ¿Qué tipo de color es este? No es castaño o rubio.

Mis mejillas ardían. —Lo llaman castaño claro.

—Hmm —dijo, asintiendo—. Tú y yo tenemos planes que hacer.

—¿Qué? —Me aleje de su gran cuerpo, tomando una profunda

respiración mientras adquiría algo de distancia. Mi corazón latía con

fuerza—. No tenemos planes.

Daemon se sentó en los escalones, extendiendo sus largas piernas y

apoyándose sobre sus codos.

—¿Cómodo? —Espeté.

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—Mucho —Levantó la mirada hacía mí—. Sobre esos planes…

Me quedé a unos metros de él. —¿De qué estás hablando?

—Recuerdas eso de “traer mi trasero hasta aquí y ser amable”, ¿No?

¿Eso que involucra las llaves de mi auto? —Cruzó sus tobillos mientras su

mirada se deslizaba hacia los árboles—. Esos planes involucran tener mis

llaves de regreso.

—Necesitas darme algo más de explicación que eso.

—Claro —suspiró—. Dee escondió las llaves. Es buena para esconder

cosas, también. Ya he buscado por toda la casa, y no puedo encontrarlas.

—Entonces, oblígala a decirte dónde están —Gracias a Dios por no

tener hermanos.

—Oh, lo haría si ella estuviera aquí. Pero dejó la ciudad y no

regresará hasta el domingo.

—¿Qué? —Nunca mencionó tener que salir de la ciudad. O tener

familiares cercas—. No lo sabía.

—Fue algo de último minuto —Descruzó sus tobillos y tamborileó un

pie rítmicamente—. Y la única manera de que ella me diga dónde están

ocultas las llaves son con puntos. Mira, mi hermana tiene un sistema de

puntos desde el jardín de niños.

Comencé a sonreír. —¿Y…?

—Tengo que ganar puntos para tener mis llaves de regreso —

explicó—. La única manera en que puedo ganar esos puntos es haciendo

algo bueno por ti.

Me eché a reír de nuevo. La expresión en su cara era asombrosa. —

Lo siento, pero esto es muy gracioso.

Daemon respiró hondo, disgustado. —Sí, muy gracioso.

Mi risa se desvaneció. —¿Que vas a hacer?

—Se supone que debo llevarte a nadar mañana. Si hago eso,

entonces ella me dirá donde están escondidas mis llaves… y yo tengo que

ser bueno.

Tenía que estar bromeando, pero cuando más lo miraba, noté que

él hablaba en serio. Mi boca se abrió. —¿Así que la única manera de

recuperar tus llaves es llevándome a nadar y siendo amable conmigo?

—Wau. Eres muy inteligente.

Reí otra vez. —Sí, bueno, puedes dale un beso de despedida a tus

llaves.

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La sorpresa estuvo reflejada en su rostro. —¿Por qué?

—Por qué no iré a ninguna parte contigo —Le dije.

—No tenemos opción.

—No. Tú no tienes opción, pero yo sí. —Miré la puerta cerrada detrás

de él, preguntándome si mamá estaba en algún lugar tratando de

escuchar—. Yo no soy quien tiene las llaves perdidas.

Daemon me observó por un momento, y luego sonrió. —¿No quieres

pasar el rato conmigo?

—Uh, no.

—¿Por qué no?

Rodé mis ojos. —Para empezar, eres un idiota.

Asintió. —Puede ser.

—Y no pasaré tiempo con un chico que está siendo obligado a

hacerlo por su hermana. No estoy desesperada.

—¿Segura de que no lo estás?

La ira llegó de golpe, y di un paso adelante. —¡Largo de mi porche!

Él pareció considerarlo. —No.

—¿Qué? —escupí—. ¿Qué quieres decir con no?

—No me iré hasta que aceptes ir a nadar conmigo.

Estoy segura de que salía vapor de mis orejas. —Bien. Quédate

sentado allí, porque prefiero comer vidrio antes de salir contigo.

Rió. —Eso suena drástico.

—No tanto —repliqué, subiendo las escaleras.

Daemon se giró, atrapando mi tobillo. Su agarre era flojo, su mano

increíblemente cálida. Bajé la mirada hasta él, y me sonrió, tan inocente

como un ángel. —Me sentaré aquí todo el día y toda la noche. Acamparé

en tu porche. Y no me iré. Tenemos toda una semana, Kitten. O bien

acabamos de una vez mañana y sales conmigo, o estaré justo aquí hasta

que aceptes. No podrás salir de la casa.

Lo miré boquiabierta. —No puedes hablar enserio.

—Oh, claro que sí.

—Sólo dile que salimos y que la pasé muy bien —Traté de liberar mis

pies, pero él se aferró más—. Miente.

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—Sabrá si estoy mintiendo. Somos gemelos. Sabemos esas cosas —Se

detuvo—. ¿O eres demasiado tímida para nadar conmigo? ¿La idea de

estar casi desnuda cerca de mi te incómoda?

Agarré la barandilla y tiré de mi pie. Él cabeza de chorlito sólo me

sostenía ligeramente, pero mi pie no se movía. —Vengo de Florida, idiota.

Pasé la mitad de mi vida en un traje de baño.

—¿Cuál es el problema?

—Yo no te gusto —Dejé de tirar y me quedé allí. Su mano parecía

hormiguear en mi piel. Era la misma extraña sensación de siempre—.

Suelta mi tobillo.

Muy lentamente, levantó cada dedo mientras sostenía mi mirada. —

No me iré, Kitten. Vas a hacer esto.

Mi boca se abrió al mismo tiempo que la puerta detrás de nosotros.

Mi estómago se revolvió, me di la vuelta para ver a mamá allí en toda su

gloria con su pijama de conejos. Oh, por el amor de Dios.

Sus ojos iban de mí a Daemon, malinterpretando todo. La alegría en

sus ojos me daba ganas de vomitar sobre la cabeza de Daemon. —¿Eres el

vecino?

Daemon le sonrió. Tenía dientes perfectamente blancos y rectos. —

Me llamo Daemon Black.

Mamá sonrió. —Kellie Swartz. Un gusto en conocerte —me miró—.

Puedes entrar si quieres. No tienes que sentarte afuera con este calor.

—Es muy amable de su parte —Él se puso de pie y me codeó, no

muy suavemente—. Quizás deberíamos entrar y terminar de hablar sobre

nuestros planes.

—No —dije, mirándolo fijamente—. No va a ser necesario.

—¿Qué planes? —preguntó mamá, sonriendo—. Yo apoyo los

planes.

—Estoy tratando de convencer a su encantadora hija de ir a nadar

conmigo mañana, pero creo que le preocupaba que a ti no te guste esa

idea —Él me jaló del brazo y casi me caí en la barandilla—. Y creo que ella

es tímida.

—¿Qué? —Mamá negó con la cabeza—. No tengo ningún

problema en que vaya a nadar contigo. Creo que es una gran idea. He

estado diciéndole que tiene que salir. Pasar el rato con tu hermana es muy

bueno, pero…

—Mamá —Le entrecerré los ojos—. No es cierto…

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OBSIDIAN

—Le estaba diciendo a Katy la misma cosa —Daemon dejó caer su

brazo sobre mis hombros—. Mi hermana salió de la ciudad y llegará hasta

la próxima semana. Pensé que podría salir con Katy.

Mi mamá sonrió, complacida. —Es tan dulce de tu parte.

Envolví mi brazo alrededor de su estrecha cintura, enterrando mis

dedos en su costado. —Sí, eso es dulce de tu parte, Daemon.

Él contuvo la respiración y la dejó salir lentamente. —Sabes lo que

dicen sobre los chicos de al lado…

—Bueno, sé que Katy no tiene planes para mañana —Me miró, y

pude prácticamente verla imaginando a Daemon y a mi futuros hijos. Mi

mamá no era normal—. Es libre de ir a nadar.

Bajé mi brazo y me aparté de Daemon. —Mamá…

—Está bien, cariño —Comenzó a entrar, dándole a Daemon un

guiño—. Fue un placer conocerte finalmente.

Daemon sonrió. —Lo mismo pienso.

En el momento en que mi mamá cerró la puerta detrás de ella, me di

la vuelta y empujé a Daemon, pero él era como una pared de ladrillos. —

Idiota.

Sonriendo, bajó de regreso los escalones. —Te veré al mediodía,

Kitten.

—Te odio —siseé.

—El sentimiento es mutuo —Miró sobre su hombro—. Veinte dólares a

que te pones un traje de baño de una pieza.

Era insoportable.

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OBSIDIAN

5

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Eneritz

uando los primeros rayos de luz entraron por la ventana, rodé

de costado, todavía medio dormida.

Gemí.

Hoy tenía que pasar el día con Daemon. Y me pasé toda la noche

dando vueltas, soñando con un chico con impactantes ojos verdes y un

bikini que no dejaba nada a la imaginación. Agarrando de mi buró la

última novela que estaba leyendo, pasé la mañana recostada en la cama

y leyendo, tratando desesperadamente de pensar en otra cosa que no

fuera nuestra próxima aventura.

Cuando el sol estuvo casi en lo más alto del cielo, dejé el libro al

lado, quité las sábanas y me dirigí a la ducha.

Un par de minutos después, estaba de pie envuelta en una toalla y

mirando mis opciones de traje de baño. El horror me embargó. Daemon

tenía razón. La idea de estar medio desnuda cerca de él me hacía querer

vomitar mis papas fritas. A pesar de que no lo soportaba, y de hecho creo

que podría ser la primera persona que odió, él era… un dios. Quien sabe

los tipos de trajes de baños que usan las chicas con las cuales se rodea.

A pesar de que yo no lo tocaría ni por todo el dinero del mundo, soy

lo suficientemente madura como para admitir que hay una parte de mi

que quiere que él me deseé.

Sólo tenía tres trajes de baño que podrían ser considerados

aceptables: uno de una sola pieza. Simple y aburrido. Uno de dos piezas

que era un top y un short, y el tercero era un bikini rojo de dos piezas.

Podría elegir una tienda de campaña y todavía me sentiría

incómoda.

Lanzando al fondo del armario el traje de una pieza, tomé los otros

dos. Mi reflejo me devolvió la mirada, un bikini a cada lado, y me

inspeccioné duramente. Mi cabello castaño llegaba a la mitad de mi

C

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espalda, y estaba nerviosa de siquiera cortarlo. Mis ojos eran de un gris

claro—no magnéticos o intensos como los de Dee. Mis labios eran llenos,

pero no tan expresivos como los de mi mamá.

Eché una mirada al bikini rojo. Yo era siempre reservada, más

prudente de lo que mi mamá nunca lo sería. El bikini rojo no tenía nada de

prudente. Era coqueto, incluso sexy. Algo que claramente yo no era y,

bueno, eso me molestó. La reservada, práctica, aburrida y segura Katy. Esa

es quien yo era. Era la razón por la que mi mamá se sentía bien por

dejarme sola todo el tiempo, porque nunca hacía algo que la hiciera

parpadear dos veces.

El tipo de chica que Daemon espera fácilmente poder ordenarle e

intimidar. Él probablemente espera que use el traje de una pieza y no me

quite para nada mis shorts y mi blusa. ¿Qué había dicho la primera vez que

nos conocimos? ¿Qué parecía una niña de trece años?

Una caliente sensación de ira se esparció dentro de mí.

Al diablo con él.

Quiero ser excitante y audaz. Quizás no es siquiera para

demostrárselo a Daemon, ni para probarle que está equivocado. Sin

pensarlo dos veces, tiré el bikini sencillo en una esquina y dejé el rojo en mi

pequeño escritorio.

La decisión fue tomada.

Me puse los pequeños trapos en tiempo record, y un par de shorts de

mezclilla y una camisa con un hermoso estampado de flores que

escondían mi audacia. Una vez que encontré mis tennis, agarré una toalla

y bajé las escaleras.

Mi mamá ya estaba moviéndose en la cocina, tenía una taza de

café en la mano. —Te acostaste tarde. ¿Dormiste bien anoche? —

preguntó expectante.

Algunas veces me preguntó si mamá es una psíquica.

Encogiéndome de hombros, caminé hasta su lado y tomé el jugo de

naranja. Me concentré demasiado en preparar unas tostadas mientras ella

continuó mirando mi espalda. —Estuve leyendo.

—¿Katy? —dijo después de lo que pareció una eternidad.

Mi mano temblaba ligeramente mientras untaba mantequilla en mi

tostada. —¿Sí?

—¿Esto… todo esto está funcionando para ti? ¿Te gusta estar aquí?

Asentí. —Sí, es bonito.

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—Bueno —Tomó una profunda respiración—. ¿Estás emocionada

hoy?

Me estómago se revolvió mientras la encaré. Una parte de mí quería

estrangularla por ayudar a Daemon en sus planes, pero ella no sabía lo

que hacía. Sabía que le preocupaba que la odiara por alejarme de todo

lo que yo quería e insistir en que nos mudáramos aquí. —Sí, supongo que sí

—mentí.

—Creo que pasaras un rato agradable —dijo ella—. Sólo ten

cuidado.

Le lancé una mirada conocedora. —Dudo que nadar me meta en

problemas.

—¿A dónde irán?

—No lo sé. No lo dijo. Estoy segura de que a algún lugar cerca de

aquí.

Mi mamá se dirigió a la puerta. —Tú sabes lo que quise decir. Es un

chico guapo —Luego ella me dirigió una mirada de me quedaré aquí a

esperarte antes de irse.

Dejé escapar un suspiro de alivio, lavé su taza de café. No pensé que

pudiera soportar otra charla de los pájaros y las abejas, especialmente no

ahora. La primera ya había sido bastante traumática.

Me estremecí ante el recuerdo.

Estaba tratando de no revivir ese horrible recuerdo de unión madre-

hija que salté cuando alguien tocó en la puerta principal. Mi corazón se

aceleró mientras miré la hora.

11:46 a. m.

Después de tomar una profunda respiración para relajarme, obligué

a mis pies a moverse hasta la puerta. Daemon estaba allí con una toalla

lanzada casualmente sobre su hombro.

—Llego algo temprano.

—Puedo verlo —dije, mi voz plana—. ¿Cambiaste de opinión?

Siempre puedes intentar mentir.

Él arqueó una ceja. —No soy un mentiroso.

Lo miré fijamente. —Sólo dame un segundo para agarrar mis cosas.

—No esperé su respuesta. Cerré la puerta en sus narices. Fue infantil, pero

me sentí como si hubiera ganado una pequeña victoria. Fui a la cocina y

agarré mis tennis y cosas antes de regresar y abrir la puerta. Daemon

estaba justo donde lo había dejado.

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Una nerviosa excitación revoloteaba en mi vientre mientras cerré la

puerta y seguí a Daemon por la calzada. —De acuerdo, ¿A dónde me

llevas?

—¿Qué habría de divertido si lo supieras? —preguntó—. Luego no te

sorprenderías.

—Soy nueva en la ciudad, ¿Recuerdas? Todo aquí será sorprendente

para mí.

—Entonces, ¿Por qué preguntas? —Arqueó una ceja con aire

satisfecho.

Rodé los ojos. —¿No conduciremos?

Daemon rió. —No. A donde vamos no podemos llegar conduciendo.

No es un lugar muy conocido. La mayoría de los locales no saben ni

siquiera sobre ello.

—Oh, entonces soy especial.

—¿Sabes lo que pienso, Kat?

Lo miré y lo pillé observándome con intensa seriedad. Me sonrojé. —

Estoy muy segura de que no quiero saberlo.

—Creo que mi hermana te encuentra muy especial. Estoy

comenzando a preguntarme si está en lo cierto.

Sonreí. —Pero aquí hay todo tipo de cosas especiales, Daemon.

Él pareció sorprendido de escuchar su nombre. Después de que la

mirada intensa desapareciera, me dirigió por el camino y cruzamos la

carretera principal. Despertó mi curiosidad cuando entramos en la densa

línea de árboles al otro lado de la carretera.

—¿Estás intentando meterme dentro del bosque para tenderme una

trampa? —pregunté, medio en serio.

Me miró por encima de su hombro, las pestañas ocultado sus ojos. —

¿Y qué harías si te trajera aquí para eso, Kitten?

Me estremecí. —Las posibilidades son infinitas.

—¿Lo son? —Se abrió camino fácilmente entre los arbustos y

enredaderas en el suelo del bosque.

Estaba teniendo mucha dificultad para no romperme el cuello con

las raíces expuestas y las muchas piedras cubiertas de musgo. —¿Podemos

pretender que no tenemos que hacer esto?

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—Créeme, yo no quiero hacer esto tampoco —saltó sobre un árbol

caído—. Pero quejarte no hará que el camino sea más fácil —Girándose,

me ofreció su mano.

—Siempre dices cosas tan románticas —Consideré ignorarlo, pero

coloqué mi mano sobre la suya. La estática pasó de su piel a la mía. Mordí

mi labio mientras él me ayudó a subir por el árbol caído antes de soltar mi

mano—. Gracias.

Daemon apartó la mirada y continuó caminando. —¿Estás

emocionada por la escuela?

¿Qué? ¿Él estaba emocionado por eso? —No, no es emocionante

ser la chica nueva. Ya sabes, sobresales entre los demás. No es divertido.

—Lo entiendo.

—¿De verdad?

—Sí, lo entiendo. Sólo tenemos que caminar un poco más para

llegar.

Quería preguntarle más, ¿Pero para que intentarlo? Él me daría otra

respuesta vaga o escueta. —¿Un poco más? ¿Cuánto tiempo hemos

estado caminando?

—Unos veinte minutos, quizás un poco más. Te dije que estaba

bastante escondido.

Siguiéndolo sobre otro árbol caído, vi un claro más allí de los árboles.

—Bienvenida a nuestro pequeño pedazo de cielo —Hubo una

mueca irónica en sus labios.

Ignorándolo, caminé en el claro. Me quedé sorprendida. —Wau. Este

lugar es hermoso.

—Así es —Estuvo a mi lado, con una mano arriba de sus ojos para

evitar el fuerte resplandor del sol rebotando en la superficie lisa del agua.

Noté por la rigidez de sus hombros que este lugar era especial para

él. El hecho de saber eso hizo que mi estómago revoloteara. Alargué mi

mano y la puse sobre su brazo, y él se giró hacia mí. —Gracias por traerme

—Antes de que Daemon pudiera abrir su boca y arruinar el momento, dejé

caer mi mano y deliberadamente aparté la mirada.

Un arroyó atravesaba el claro, creando un aspecto de un lago

natural. Corría una suave brisa. Las rocas surgían del medio, de aspecto

planas y lisas. De alguna manera, la tierra en el claro hacía un perfecto

círculo alrededor del agua. Grandes áreas de hierba y flores silvestres

florecían a pleno sol. Era pacifico.

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Fui a la orilla del agua. —¿Qué tan profundo es?

—Unos tres metros en la mayoría del lago, unos seis al otro lado de las

rocas —Estaba justo detrás de mí, caminando espeluznantemente

tranquilo—. A Dee le encanta venir aquí. Antes de que llegaras, ella

pasaba casi todos los días aquí —Para Daemon, mi llegada fue el principio

del fin. El apocalipsis.

—Sabes, no voy a provocarle problemas a tu hermana.

—Eso ya lo veremos.

—No soy una mala influencia —intenté de nuevo. Las cosas serían

mucho más fáciles si pudiéramos llevarnos bien—. Nunca me he metido en

problemas antes.

Se deslizó a mí alrededor, sus ojos en el agua tranquila. —Ella no

necesita una amiga como tú.

—No hay nada mal conmigo —espeté—. ¿Sabes qué? Olvídalo.

Suspiró. —¿Por qué te gusta la jardinería?

Me congelé, mis manos se hicieron puños. —¿Qué?

—¿Por qué la jardinería? —preguntó otra vez, aún mirando hacia el

lado—. Dee dijo que tú haces eso para no poder pensar. ¿Qué es lo que

evitas pensar?

¿Ahora estaba preocupado y queriendo conocerme? —No es

asunto tuyo.

Daemon se encogió de hombros. —Entonces, vayamos a nadar.

Nadar era la última cosa que quería hacer. ¿Ahogarlo? Quizás. Pero

después él comenzó a patear sus tennis y a deshacerse de sus jeans.

Debajo, él tenía su traje de baño. Luego se quitó su camisa en un

movimiento rápido. Maldición. He visto chicos sin camisa antes. Viví en

Florida, donde cada hombre sentía la necesidad de caminar a medio

vestir. Caray, incluso antes he visto a este chico medio desnudo. Esto no

debería ser un problema. Esto no debería ser un gran problema.

Pero joder, yo estaba muy equivocada.

Él tenía una construcción grande, no demasiado grande, pero más

músculos que cualquier chico de su edad tendría. Daemon se movió con

una fluida gracia hacia el agua, los músculos se flexionaban y estiraban

con cada paso.

No estaba segura de cuánto tiempo me quedé allí mirándolo

después de que él finalmente se lanzara al agua. Mis mejillas ardieron.

Exhalé, notando que estuve conteniendo la respiración. Necesitaba

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OBSIDIAN

controlarme. O quizás conseguir una cámara para memorizar este

momento, porque apuesto que podría ganar dinero con un video de él.

Podría hacer una fortuna… Siempre y cuando él no abriera la boca.

Daemon salió a la superficie a varios metros de distancia desde

donde se lanzó, el agua brillaba en su cabello y en las puntas de sus

pestañas. Su cabello oscuro estaba peinado hacia atrás, dejando sus

intensos ojos verdes más llamativos. —¿Vas a entrar?

Recordé el bikini rojo que decidí usar, deseé poder correr lejos. La

confianza de antes se había evaporado. Me quité mis zapatos con

lentitud, pretendiendo disfrutar de los alrededores mientras mi corazón

golpeaba contras mis costillas.

Me observó durante un par de segundos, curioso. —Eres muy tímida,

¿No es así, Kitten?

Me quedé quieta. —¿Por qué me llamas así?

—Porque hace que tu vello se erice, como un gatito —Daemon

estaba riéndose de mí. Él nadó lejos, el agua chapoteaba en su pecho—.

Entonces, ¿vas a entrar?

Buen Dios, él ni siquiera iba a girarse para no verme, ni nada. Y había

un reto en su mirada, como si él esperaba que yo fuera una gallina. Quizás

esto era lo que él quería… lo que esperaba. No hubo dudas en mi mente

de que él era consciente del efecto que tenía en las chicas.

La práctica y aburrida Katy hubiera entrado en el lago con la ropa

puesta.

No quería ser ella. Ese era el propósito del bikini rojo. Quería

demostrarle que no me dejaba intimidar fácilmente. Estaba decidida a

ganar esta ronda.

Daemon parecía aburrido. —Te daré un minuto para entrar.

Resistí la tentación de darme la vuelta y respirar hondo. No era como

si fuera a quedarme desnuda, no del todo. —¿O qué?

Se movió más cerca de la orilla del lago. —O iré y te meteré.

Le fruncí el ceño. —Me gustaría verte intentándolo.

—Cuarenta segundos —Me observó con intensidad, penetrándome

con la mirada mientras se acercaba a la orilla.

Frotando mi mano en mi rostro, suspiré.

—Treinta segundos —Se burló ahora a una distancia más cerca.

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45 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Jesús —dije, tirando fuera mi camisa. Lo pensé dos veces antes de

tirarla fuera de mi cabeza. Corrí para deshacerme de mis shorts cuando él

dijo que el tiempo se había acabado.

Di un paso hacia la orilla con mis manos en mis caderas. —¿Feliz?

Daemon perdió su sonrisa y me miró. —Nunca estoy feliz a tu

alrededor.

—¿Qué dijiste? —Mis ojos se entrecerraron antes su expresión en

blanco. Él no dijo lo que yo creo que dijo.

—Nada. Será mejor que entres antes de que el sonrojo llegue hasta

tus pies.

Me sonrojé más bajo su escrutinio, me di la vuelta y caminé hacia la

orilla del lago donde la profundidad era menor. El agua se sintió muy bien,

alivió el incómodo calor que cosquilleaba en mi piel.

No encontré nada que decir. —Es hermoso aquí afuera.

Me observó por un momento y luego afortunadamente desapareció

bajo el agua. El agua caía por su rostro cuando apareció nuevamente.

Necesitando refrescar mi cara, me hundí. El agua fría fue vigorizante,

aclaro mis pensamientos. Emergiendo, empujé los mechones de cabello

largo de mi rostro.

Daemon me miró a unos metros de distancia, sus mejillas por encima

del borde del agua, y su aliento creaba un grupo de burbujas que de vez

en cuando rompían la tensión superficial. Algo en su mirada me decía que

me acercara.

—¿Qué? —pregunté después de un rato de silencio.

—¿Por qué no vienes aquí?

No había ninguna posibilidad de que fuera a su lado. Ni siquiera si

colocaba una galleta en su mano. Confianza y su nombre no van de la

mano. Me di la vuelta, sumergiéndome bajo el agua, dirigiéndome hacia

las rocas que había visto en medio del lago.

Llegué en unas pocas brazadas y emergí del agua, sobre una

superficie cálida y dura. Comencé a exprimir el agua de mi cabello. Él

seguía donde lo vi por última vez. —Pareces decepcionado.

Daemon no respondió. Una mirada curiosa, casi confundida cruzó

por su rostro. —Bueno… ¿Qué tenemos aquí?

Colgué mis pies en el agua e hice una mueca. —¿De qué estás

hablando ahora?

—De nada —Nadó más cerca de mí.

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OBSIDIAN

—Dijiste algo.

—¿Lo hice?

—Eres extraño.

—Tú no eres lo que yo esperaba —dijo en voz baja.

—¿Qué significa eso? —Pregunté mientras él agarraba mi pie, y moví

mi pierna lejos de sus manos—. ¿No soy lo suficientemente buena para ser

amiga de tu hermana?

—No tienes nada en común con ella.

—¿Cómo lo sabes? —Cambié de lugar mientras él trataba de

agarrar mi otra pierna.

—Lo sé.

—Tenemos mucho en común. Y ella me gusta. Es agradable y

divertida —Me eché hacia atrás, afuera completamente de su agarre—. Y

tú deberías dejar de ser un imbécil y ahuyentar a sus amigas.

Daemon estaba quieto, y luego rió. —Realmente no eres como ellos.

—¿Cómo quienes?

Pasó otro largo rato. Él agua golpeaba sus hombros, creando

pequeñas ondas en su pecho con cada golpe.

Negando con la cabeza, lo observé desaparecer bajo el agua otra

vez. Me incliné hacia atrás y cerré mis ojos. La manera en que los rayos del

sol caían sobre mi rostro, y la manera en que el calor de la roca se filtraba

a través de mi piel me recordó como era quedarse dormido en la playa. El

agua fría me hacía cosquillas en los pies. Podría quedarme aquí todo el

día, disfrutando del sol. Sin Daemon, esto podría haber sido perfecto.

No tenía idea de lo que él quería decir con la cosa de que yo no era

como ellos, o que ella no necesitaba una amiga como yo. Tenía que

haber algo más en él que un hermano sobreprotector psicópata.

Poniéndome de pie y cuidadosa de la superficie de la roca, examiné el

lago, estudiando la superficie en busca de una masa de cabello negro y

ondulado.

Giré en la roca mientras un malestar burbujeaba en mi estómago.

¿Me estaba jugando una broma? ¿Pero por qué no lo veo?

Esperé, pensando que en cualquier momento él iba a emerger en el

agua, con sus pulmones respirando con dificultad, pero los segundos se

convirtieron en un minuto, y luego en otro. Seguí buscando en su superficie

tranquila en busca de cualquier señal de Daemon, cada vez más frenética

al pasar el tiempo.

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OBSIDIAN

Coloqué un mechón de cabello detrás de mis oídos, acunando mi

mano contra el fuerte sol. No había manera de que él pudiera contener la

respiración por tanto tiempo. De ninguna manera.

Dejé de respirar, y luego la frialdad entró en mi pecho. Esto estaba

mal. Me moví a través de las rocas y miré hacia el agua inmóvil.

—¡Daemon! —grité.

No hubo respuesta.

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Traducido por Andreani

Corregido por Mery St. Clair

Daemon!

Cientos de pensamientos cruzaron rápidamente mi mente. ¿Cuánto

tiempo había estado abajo? ¿Dónde lo había visto por última vez?

¿Cuánto tiempo me tomaría conseguir ayuda? No me agrada

Daemon y sí, yo pude haber considerado brevemente la idea ahogarlo,

pero no deseaba realmente al chico muerto.

—Oh mi Dios —susurré—. Esto no puede estar pasando.

No podía permitirme pensar más. Tenía que hacer algo. Justo

cuando di un pequeño paso para sumergirme en el agua, la superficie se

movió y Daemon emergió del agua. Sorpresa y alivio me inundo por

dentro, seguido por las intensas ganas de vomitar. Y luego golpearlo.

Él se sujetó la roca, los músculos de sus brazos sobresalían debido al

esfuerzo. —¿Está bien? Luces un poco exaltada.

Recuperándome, sujeté sus resbaladizos hombros en un esfuerzo

para asegurarle a mi revuelto estómago que estaba vivo y sin ningún daño

cerebral por la falta de oxígeno. —¿Está bien? ¿Qué pasó?

Entonces le di un golpe en el brazo. Muy fuerte. —¡No vuelvas a

hacer eso!

Daemon levantó sus manos. —Wau, ¿Cuál es tu problema?

—Estuviste bajo el agua por mucho tiempo. ¡Pensé que te habías

ahogado! ¿Por qué hiciste eso? ¿Por qué me asustaste así? —Me puse de

pie, tomando una profunda respiración—. Estuviste bajo el agua toda una

eternidad.

Él frunció el ceño —No estuve allí abajo tanto tiempo. Estaba

nadando.

¡

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OBSIDIAN

—No, Daemon, estuviste allí mucho tiempo. ¡Fueron por lo menos

diez minutos! Te busqué, te llamé. Yo… pensé que estabas muerto.

Se puso de pie. —No pudieron haber sido diez minutos. Eso no es

posible. Nadie puede contener la respiración tanto tiempo.

Tragué. —Al parecer tú puedes.

Los ojos de Daemon buscaron los míos. —Estabas realmente

preocupada, ¿Verdad?

—¡¿En serio?! ¿Qué parte de “Pensé que te habías ahogado” no en-

ti-en-des? —Estaba temblando.

—Kat, yo salí. No debiste haberme visto. Volví a sumergirme.

Él estaba mintiendo. Lo sabía con cada parte mí ser. ¿Era sólo que

era capaz de contener su respiración durante un tiempo muy largo? Pero,

si es así, ¿Por qué no lo diría?

—¿Esto sucede muy a menudo?

Mi mirada volvió a encontrarse con la suya. —¿Qué?

—Imaginar cosas. —agitó su mano—. O tienes un problema horrible

con eso de contar el tiempo.

—¡No estaba imaginando nada! Y sé cómo contar el tiempo, idiota.

—Entonces no sé qué decirte. —Avanzó, lo cual no estaba muy lejos

de la roca—. No soy yo quien imagina que estaba bajo el agua durante

diez minutos cuando fueron como dos minutos. ¿Sabes qué?, Tal vez te

compre un reloj la próxima vez que este en la ciudad, cuando tenga mis

llaves de vuelta.

Por alguna estúpida razón, una que probablemente nunca sabría,

me había olvidado de la razón por la cual estábamos aquí. En algún lugar

entre verlo medio desnudo y, luego pensar que estaba muerto, había

perdido mi mente.

—Bueno, asegúrate de decirle a Dee que nos divertimos muchísimo

para que puedas recuperar tus estúpidas llaves —dije, encontrando sus

ojos—. Entonces no necesitaremos repetir este día.

Una sonrisa presumida se plasmó en todo su rostro. —Eso depende

de ti, Kitten. Estoy seguro de que ella te llamara más tarde y preguntara.

—Tendrás tus llaves. Estoy lista… —Mi pie resbaló sobre la roca

mojada. Haciéndome perder el equilibrio, agité mis brazos en el aire.

Moviéndose tan rápido como un relámpago, alargó su mano y

agarró la mía, jalándome hacia adelante. La siguiente cosa que supe fue

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OBSIDIAN

que yo estaba contra su cálido y húmedo pecho y su brazo estaba

alrededor de mi cintura.

—Cuidado, Kitten. Dee se enfurecería conmigo si terminas

golpeándote la cabeza y te ahogas.

Comprensible. Ella probablemente pensaría que lo hizo a propósito.

Empecé a responder, pero no pude. No había mucho que separara

nuestra piel en términos de ropa. Mi sangre bombeaba demasiado rápido.

Tenía que ser todo lo del incidente del casi ahogamiento.

Un extraño nerviosismo me había inundado cuando nos miramos, el

viento acariciaba la húmeda piel que no estaba presionada contra la del

otro.

Ninguno de nosotros habló.

Su pecho se levantó y bajó, el profundo verde botella de sus ojos

cambiando de ángulo. Fue una sensación poderosa, casi eléctrica, que

curso a través de mí. ¿Debía responder a ella?

Bueno, eso fue extraño, absurdo e ilógico. Él me odiaba.

Entonces, Daemon libero mi cintura y dio un paso atrás. Aclaró su

garganta, su voz gruesa. —Creo que es hora que volvamos.

Asentí, decepcionada y ni siquiera estaba segura de porqué eso me

ha decepcionado. Sus cambios de humor me hacían sentir como si yo

fuera uno de esos apestosos juegos de los parques de diversiones donde

giras en círculos encima de una taza, de esos que no terminan de dar

vueltas, pero ahí… ahí había algo oculto.

No hablamos mientras nos secábamos y vestíamos. Nos dirigimos a

casa en silencio. Parecía que ninguno de los dos tenía algo que decir, lo

cual fue realmente agradable. Él me agradaba más cuando perdía la

capacidad de hablar.

Pero cuando llegamos a la calzada, maldijo bajo su aliento. Sentí

como si una ráfaga de aire ártico hubiera pasado entre nosotros. Seguí su

mirada preocupada. Había un coche extraño en su camino, uno de esos

Audis caros que cuesta el salario de mi mamá. Me pregunté si serían sus

padres y si esto se iba a convertir en la segunda ronda del Kat-Apocalipsis.

La mandíbula de Daemon se flexionó. —Kat, yo…

Una puerta se abrió y se cerró, golpeando el lado de la casa. Un

hombre entre casi finales de los veinte y principios de los treinta salió al

porche. Su cabello castaño claro no se parecía al ondulado y oscuro de

Daemon y Dee. Quien quiera que fuera, era guapo y vestía muy bien.

Y también lucía molesto.

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OBSIDIAN

El hombre bajó los escalones de dos en dos. Ni siquiera me miró. Ni

una vez. —¿Que está pasando aquí?

—Absolutamente nada. —Daemon cruzó sus brazos—. Dado que mi

hermana no está en casa, tengo curiosidad del por qué estás aquí.

Muy bien. Definitivamente no era familiar.

—Me concedí el permiso entrar —contestó—. No me di cuenta de

que sería un problema.

—Lo es ahora, Matthew.

Matthew. Reconocí el nombre de la llamada telefónica que Dee

tuvo que hacer. Finalmente, el hombre dirigió su mirada sobre mí. Sus ojos

se ampliaron ligeramente. Eran de un azul brillante, sorprendente. Su labio

se curvó mientras me miraba de arriba a abajo. No de una manera en la

que me estuviera considerando, si no como si estuviera evaluándome.

—De todas las personas, creí que tú sabías que es lo mejor, Daemon.

Oh joder, aquí vamos de nuevo. Comenzaba a preguntarme si

estaba ondeando una bandera de fenómeno. El aire estaba plagado de

tensiones y todo por mí. No tenía ningún sentido. Ni siquiera conocía a este

chico.

Los ojos de Daemon se entrecerraron. —Matthew, si valoras la

capacidad de caminar, yo no lo haría.

Llegando al máximo de lo extraño, dio un paso al lado. —Creo que

debo irme.

—Creo que Matthew debe irse —dijo Daemon, dando un paso

delante de mí—. A menos que tenga otro propósito que no sea meter su

nariz donde no pertenece.

Ni siguiera Daemon podía imitar la repulsión en la mirada del

hombre.

—Lo siento —dije, voz titubeante—, pero no sé qué está pasando

aquí. Sólo estábamos nadando.

La mirada de Matthew se movió a Daemon, quien enderezó los

hombros. —No es lo que piensas. Dame un poco de crédito. Dee escondió

mis llaves, obligándome a salir con ella para devolvérmelas.

Me sonrojé. ¿Realmente necesita contarle a ese tipo que tenía una

cita por lástima?

Y entonces el hombre se rió. —Esta es la pequeña amiga de Dee.

—Esa soy yo —dije, cruzando mis brazos.

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—Pensé que tenías esto bajo control. —Me señalo, sonando como si

yo fuera una homicida de pie junto a Daemon—. Qué tú harías que tu

hermana lo entendiera.

—Sí, bueno, ¿Por qué no intentas hacerla entender tu?—replicó

Daemon —. Hasta ahora, no he tenido mucha suerte.

Los labios de Matthew formaron una sonrisa sarcástica. —Los dos

saben más que eso.

Un estruendo de un trueno me asustó mientras se miraban fijamente

el uno al otro. El rayo surcó el cielo, cegándome momentáneamente. Una

vez que la luz pasó, oscuras y tumultuosas nubes llegaron en abundancia.

La energía tronaba a mí alrededor, destellando en mi piel.

Luego, Matthew se dio la vuelta, lanzando su oscura mirada en mi

dirección antes de dirigirse hacia dentro de la casa de Daemon. En el

momento en que la puerta se cerro de golpe tras él, las nubes se

dispersaron. Miré a Daemon, mi boca colgaba abierta.

—¿Que... que acaba de pasar? —Le pregunté.

Él ya caminaba hacia la casa, la puerta golpeó el marco una vez

más, como un disparo de un cañón. Allí me quedé, no muy segura de que

había sucedido. Levanté mi mirada al cielo claro. Ni un rastro de la violenta

tormenta. Había visto eso pasar cien veces en Florida, pero lo que ocurrió

se vio mucho más aterrador. Y recordando lo del lago, no estaba segura

de lo que había sucedido, pero supe que Daemon había estado

demasiado tiempo bajo el agua. También sabía que había algo que no

era normal en él.

En todos ellos.

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Traducido por Andreani Corregido por Mery St. Clair

ee llamó esa noche, y a pesar de que quería decirle que mi

tiempo con Daemon no había sido todo cachorros y arco iris,

mentí. Le dije que él era genial. Él se había ganado sus llaves. De

lo contrario, ella podría hacerlo que me llevara a otra excursión.

Casi me sentí mal por mentir cuando ella sonó tan feliz.

La siguiente semana pasó. Tuve una cantidad de tiempo

interminable para temer el hecho que sólo faltaba una semana y media

para el comienzo de la escuela. Dee no había regresado de visitar a sus

familiares todavía o lo que fuera que ella estaba haciendo. Dejándome

totalmente sola y aburrida, haciendo que me reencontrará con el Internet

íntimamente.

Era sábado por la tarde temprano cuando Daemon,

inesperadamente, apareció en la puerta de mi casa, con sus manos

metidas en los bolsillos de sus jeans. De espaldas a mí, inclinó la cabeza

hacia atrás mientras miraba fijamente el cielo azul despejado. Unas pocas

estrellas comenzaban a aparecer, pero el sol no se iba a ocultar realmente

hasta dentro de otro par de horas.

Sorprendida de verlo, caminé hacia fuera. Su cabeza bajo tan

rápido que pensé que le iba a dar un tiraron muscular. —¿Qué haces? —Le

pregunté.

Sus cejas se arquearon. Pasaron varios segundos y luego su labio se

curvó en una esquina. Aclaró su garganta. —Me gusta mirar el cielo. Hay

algo con él. —Volvió su mirada al cielo—. Es interminable, ya sabes. —

Daemon casi sonaba profundo.

—¿Algún tipo loco va a salir corriendo de tu casa y gritarte por

hablar conmigo?

—No en este momento, pero siempre hay un después.

Yo no estaba segura de si él estaba hablando en serio o no. —Estoy

bien sin el “después”.

D

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OBSIDIAN

—Sí. ¿Ocupada?

—Además de jugar con mi blog, no.

—¿Tienes un blog? —Se puso frente a mí, apoyándose contra el

poste. La burla invadía sus facciones.

Dijo blog como si fuese un hábito dañino. —Sí, tengo un blog.

—¿Cuál es el nombre de tu blog?

—No te incumbe —dije, sonriendo dulcemente.

—Un nombre interesante. —Respondió a mi sonrisa con una media

sonrisa—. Así que, ¿Sobre qué es tu blog? ¿Tejer? ¿Rompecabezas? ¿Estar

sólo?

—Ja. Ja, sabiondo. —Suspiré—. Hago reseñas de libros.

—¿Te pagan por ello?

Solté una carcajada por ese. —No. Para nada.

Daemon parecía confundido —Entonces, ¿Haces reseñas sobre libros

y no te pagan si alguien compra un libro basado en tu opinión?

—Yo no hago reseñas para que me paguen ni nada. —Aunque eso

sería dulce, lo cual me recordó que necesitaba obtener una tarjeta de la

biblioteca—. Lo hago porque me gusta. Me encanta leer y me gusta

hablar de libros.

—¿Qué tipo de libros lees?

—De todos los diferentes tipos. —Me recargué contra el poste

enfrente de él, estiré mi cuello para encontrar su mirada—. Principalmente

prefiero las cosas paranormales.

—¿Vampiros y hombres lobo?

Hombre, ¿Cuántas preguntas podría hacer? —Sí.

—¿Fantasmas y extraterrestres?

—Las historias de fantasmas están bien, pero no sé sobre

extraterrestres. ET realmente no me gustan, ni a mí ni a muchos de los

lectores.

Arqueó una sola ceja. —¿Qué te gusta?

—No las criaturas verdes y babosas del espacio —Respondí—. De

todas formas, disfruto también novelas gráficas, cosas de historia…

—¿Lees novelas gráficas? —La su tono se tiño de incredulidad—-. ¿En

serio?

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OBSIDIAN

Asentí. —Sí, ¿Y qué? ¿Se supone que a las chicas no deberían de

gustarles los cómics y las novelas gráficas?

Él me miró durante un largo momento, entonces apuntó con su

barbilla hacia los bosques. —¿Quieres ir a una dar caminata?

—Uh, sabes que no soy buena con todas esas cosas del senderismo.

—le recordé.

Una sonrisa apareció. Ruda. Sexy. —No te voy a llevar a escalar. Sólo

a un pequeño e inofensivo sendero. Estoy seguro de que puedes con eso.

—¿Dee no te dijo dónde estaban tus llaves? —Le pregunté,

desconfiada.

—Sí, lo hizo.

—Entonces, ¿Por qué estás aquí?

Daemon suspiró. —No tengo una razón. Pensé que sólo podría pasar

por aquí, pero si vas a cuestionar todo, entonces puedes olvidarlo.

Lo vi bajar los escalones mientras me mordía los labios. Esto era una

locura. Había estado muriéndome de aburrimiento durante días. Rodé mis

ojos, y lo llamé: —Bien, hagámoslo.

—¿Estás segura?

Dije que sí, con una cantidad considerable de agitación. —¿Por qué

vamos detrás de mi casa? —Pregunté cuando era evidente que me

guiaba—. Las montañas Seneca Rocks queda en esa dirección. Pensaba

que había más senderos comenzando allí. —Señalé hacía el frente de mi

casa, donde las monstruosas puntas de las estructuras de piedra arenisca

sobresalían por encima de todo.

—Sí, pero hay senderos aquí que llevan alrededor y es más rápido —

explicó—. La mayoría de la gente aquí sabe que todos los caminos

principales están abarrotados. Solía tener un montón de días aburridos, y

encontré un par de senderos fuera del camino.

Hice una mueca. —¿Qué tan lejos del camino hablamos?

Él rió. —No tanto.

—¿Entonces es un sendero pequeño? Apuesto que esto va a ser

aburrido para ti.

—Cada vez que puedo salir y caminar es bueno. Además, no es

como si fuéramos a caminar todo el camino al Smoke Hole. Es una

caminata bastante larga desde aquí, así que no te preocupes, ¿Está bien?

—De acuerdo, guíame.

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OBSIDIAN

Nos detuvimos en la casa de Daemon para agarrar un par de

botellas de agua y luego partimos. Caminamos en silencio durante unos

minutos y luego él dijo: —Eres muy confiada, Kitten.

—Deja de llamarme así. —Era un poco difícil seguir el ritmo de sus

largas zancadas, por lo que camine a unos pasos detrás de él.

Me miró sobre su hombro sin perder el paso. —¿Nadie nunca te ha

llamado así antes?

Esquivé un arbusto grande y espinoso. —Sí, las personas me llaman

Kitten todo el tiempo. Pero tú lo haces sonar tan…

Sus cejas se levantaron. —¿Sonar tan qué?

—No sé, como un insulto. —Redujo su velocidad, y ahora yo

caminaba junto a él—. O algo sexualmente pervertido.

Giró su cabeza, riendo. El sonido puso mis músculos tensos.

—¿Por qué siempre te ríes de mí?

Sacudió su cabeza, sonriéndome. —No sé, simplemente porque me

haces reír.

Pateé una roca pequeña. —Lo que sea. Así que, ¿Qué pasó con ese

tipo Matthew? Actuó como si me odiara o algo.

—No te odia. Sólo no confía en ti. —Murmuró las últimas palabras.

Negué con mi cabeza, desconcertada. —¿Confiar en mí qué? ¿Tu

virtud?

Soltó una gran carcajada, y le tomó unos segundos responder. —Sí. Él

no es un fan de las chicas guapas que se sienten atraídas por mí.

—¿Qué? —Tropecé con una raíz expuesta. Daemon me atrapó

fácilmente, devolviéndome sobre mis pies en un instante. El breve contacto

tenía a mi piel hormigueando a través de la ropa. Sus manos

permanecieron en mi cintura apenas unos segundos antes de que las

retirara—. Es broma, ¿Verdad?

—¿Qué parte?—preguntó.

—¡Todo eso!

—Vamos. Por favor, no me digas que no crees que eres bonita —

Considero mi silencio—. ¿Ningún hombre te ha dicho alguna vez que eres

guapa?

No era la primer persona que me decía algo agradable, pero

supongo que nunca me había importado antes. Mis novios anteriores me

dijeron que era bonita, pero nunca pensé que eso fuera una razón para

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que no le gustara a alguien. Desvíe mi mirada y me encogí de hombros. —

Por supuesto.

—¿O…Tal vez no eres consciente de ello?

Me volví a encoger de hombros mientras centraba mi atención en

los troncos de árboles, a punto de cambiar de tema y negar la otra parte

de su declaración. Definitivamente me sentía atraída por este chico

arrogante.

—¿Sabes lo que siempre he creído? —dijo suavemente.

Todavía estábamos parados en la ruta, sólo los sonidos de algunas

aves hacían eco a nuestro alrededor. Mi voz se alejo en una tenue brisa. —

No.

—Siempre he encontrado que las personas más bellas, realmente

bellas por dentro y por fuera, son las que en silencio desconocen su efecto.

—Sus ojos buscaron los míos atentamente, y por un momento nos paramos

allí, frente a frente—. ¿Por qué si eres bello debes pasártelo presumiéndolo?

Su belleza sólo es pasajera. Es sólo una cáscara ocultando nada, excepto

las sombras y el vacío.

Hice la cosa más inapropiada posible. Me reí. —Lo siento, pero fue la

cosa más reflexiva que jamás te había oído decir. ¿Qué nave extraterrestre

se llevo al Daemon que conozco, y puedo pedirles que se lo queden?

Frunció el ceño. —Estaba siendo honesto.

—Lo sé, pero es que fue realmente… impresionante. —Y aquí estaba

yo, arruinando probablemente lo más bonito que nunca me dirían.

Se encogió de hombros y comenzó a conducirme por el sendero

nuevamente. —No vamos demasiado lejos —dijo después de unos

minutos—. Así que ¿Te interesa la historia?

—Sí, sé que me hace una nerd. —También estaba agradecida por el

cambio de tema.

Sus labios curvaron. —¿Sabías que esta tierra fue una vez recorrida

por los indios Seneca?

Di un respingo. —Dime por favor que no caminamos sobre

cementerios.

—Bueno… Estoy seguro de que hay cementerios por aquí en algún

lugar. Aunque ellos sólo viajaron por esta área, no sé si alguien haya

muerto en este preciso lugar y…

—Daemon, no necesito conocer esa parte. —Le di un suave

empujón en el brazo.

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Tenía esa mirada extraña nuevamente y sacudió su cabeza. —Está

bien, te cuento la historia y dejo algunos de los más escalofriantes pero

hechos naturales fuera.

Una rama larga se extendía a través del sendero, y Daemon la

levanto para que yo pasara debajo de ella, mi hombro rosó contra su

pecho cuando pasé antes de que dejara caer la rama y tomó la

delantera nuevamente. —¿Qué historia?

—Ya verás. Ahora presta atención… Hace tiempo, esta tierra estaba

formada por bosques y colinas, que no es muy diferente a hoy en día, con

la excepción de algunos pueblos pequeños. —Su dedo se desplazó sobre

las ramas colgantes más bajas mientras caminamos, empujando a las más

bajas a un lado para mí—. Pero imagina este lugar, tan escasamente

poblado, que podría tomar días, incluso semanas, antes de llegar a tu

vecino más cercano.

Temblé. —Eso parece tan solitario.

—Pero tienes que entender que esa era la forma de vida de cientos

de años atrás. Los agricultores y los hombres de las montañas vivían a unas

cuantas millas de distancia uno de otro, pero la distancia era recorrida a

pie o a caballo. No suele ser la forma más segura de viajar.

—Puedo imaginarlo —respondí suavemente.

—La tribu de los indios Seneca viajó a través de la parte del este de

los Estados Unidos, y en algún momento, pasaron por este camino, hacia

las Rocas Seneca. —Su mirada se reunió con la mía—. ¿Sabías que este

pequeñísimo camino detrás de tu casa lleva a la base de ellas?

—No. Siempre parecen estar tan lejos en a la distancia que nunca

pensé de que pudieran estar tan cerca.

—Si sigues por este camino un par de kilómetros más te encontraras

en la base. Es una zona bastante rocosa, de la cual incluso los más

experimentados escaladores permanecen alejados. Veras, las Rocas

Seneca están distribuidas desde el condado de Pendleton hasta el de

Grant, el punto más alto es Spruce Knob y una formación cerca de

Seneca, llamada Rocas Champe. Ahora, es algo difícil llegar a ellas, ya

que generalmente involucra invadir la propiedad de alguien, pero puede

valer la pena si logras escalar más allá de novecientos pies de altura —

terminó con nostalgia.

—Suena divertido. —No. No pude evitar el sarcasmo de mi voz, por lo

que ofrecí una sonrisa angustiada. No quería estropear el estado de ánimo.

Esta era probablemente la conversación más larga que Daemon y yo

habíamos tenido sin algún comentario que le hiciera ganarse el dedo.

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—Lo es si no tienes miedo de caerte. —Se rió de mi expresión—. De

todas formas, las Rocas Seneca están hechas de cuarcita, que es parte

arenisca. Por eso a veces tiene un tinte rosado en ellas. La cuarcita es

considerada un cuarzo beta. Las personas que creen en… poderes

sobrenaturales o poderes de… la naturaleza, como muchas tribus lo

hicieron en su tiempo, creen que cualquier forma de cuarzo beta permite

que la energía pueda ser almacenada y transformada, incluso

manipulada. Puede manejar la electricidad y otras cosas extrañas—cosas

ocultas.

—De acuerdo. —Me lanzó una mirada severa, así que decidí no

interrumpir más.

—Posiblemente el cuarzo beta atrajo a la tribu Seneca a esta área.

Nadie sabe, ya que no eran nativos de West Virginia. Nadie sabe cuánto

tiempo acamparon aquí, si fue por comerció o por guerra. —Se detuvo

durante unos instantes, observando el terreno, como si pudiera ver allí

sombras del pasado—. Pero tienen una leyenda muy romántica.

—¿Romántica? —Pregunté mientras él me llevó alrededor de un

pequeño arroyo. No podía imaginar nada romántico acerca de algo que

se eleva a novecientos pies de altura.

—Veras, había una bella Princesa India llamada Snowbird, quien

había pedido a siete de los guerreros más fuertes de la tribu que

demostraran su amor haciendo algo que sólo ella había sido capaz de

hacer. Muchos hombres querían estar con ella por su belleza y su rango.

Pero ella quería a un igual.

—Cuando llegó el día para que eligiera a su marido, ella impuso un

reto, de esta manera sólo el más valiente y más dedicado Guerrero

ganaría su mano. Pidió a sus pretendientes que escalaran la roca más alta

con ella —Continuó suavemente, caminando más lento, así que ahora

íbamos caminando lado a lado en el estrecho camino—. Todos

comenzaron, pero cuando se hizo más difícil, tres regresaron. Un cuarto se

desalentó y un quinto se encogió en agotamiento. Sólo permanecieron

dos, y la hermosa Snowbird se mantuvo a la cabeza. Finalmente, alcanzó

el punto más alto y se giró para ver quién era el más valiente y más fuerte

de todos los guerreros. Sólo uno quedaba a unos metros detrás de ella y

mientras ella observaba, él comenzó a caer.

Rápidamente fui atrapada en la leyenda. La idea de hacer que siete

hombres lucharan y se enfrentan posiblemente a la muerte para ganar tu

mano era inimaginable para mí.

—Snowbird se detuvo sólo por un segundo, pensando que este

valiente guerrero obviamente era el más fuerte, pero no era su igual.

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Podría salvarlo o podría dejarlo caer. Era valiente, pero aún tenía que

alcanzar el punto más alto como ella lo había hecho.

—¿Pero él estaba justo detrás de ella? ¿Cómo podría simplemente

dejarlo caer? —Decidí que esta historia apestaría si Snowbird dejaba caer

al chico.

—¿Qué harías tú?—preguntó curiosamente.

—No es que alguna vez le pediría a un grupo de hombres que

demostraran su amor haciendo algo increíblemente estúpido y peligroso

como eso, pero si alguna vez me encontrara en esa situación, algo

improbable…

—¿Kat?— Reprendió.

—Llegaría a donde él esta y lo salvaría, por supuesto. Yo no podía

dejarlo caer hasta su muerte.

—Pero él no se probó a sí mismo.

—Eso no importa —defendí—. ¿Él estaba justo detrás de ella y que

tan hermosa realmente podrías ser si dejas un hombre caer a su muerte

sólo porque él se resbalo? ¿Cómo podría incluso ser capaz de amar o ser

digno de él, de hecho, si dejas que eso suceda?

Él asintió. —Bueno, Snowbird pensaba como tú.

Aliviada, sonreí. Si ella no lo hubiera hecho, esta habría sido una

historia de romance bastante mala. —Bien.

—Snowbird decidió que el Guerrero era su igual, y con eso su

decisión había sido tomada. Ella agarró al hombre antes de que él pudiera

caer. El jefe los encontró y quedó muy satisfecho con la elección que su

hija había hecho. Concedió su matrimonio e hizo al guerrero su sucesor.

—¿Así que es por eso que las rocas se llaman Rocas Seneca?

¿Después de los Indios y Snowbird?

Él asintió. —Eso es lo que dice la leyenda.

—Es una bonita historia, pero creo que todo eso de escalar varios

cientos de metros para probar tu amor es un poco excesivo.

Sonrió. —Estoy acuerdo contigo en eso.

—Así lo espero o te encontraras jugando con coches en una

autopista interestatal para demostrar tu amor en la actualidad. —Quería

morder mi lengua el minuto que salieron las palabras de mi boca. Espero

que él no creyera que significaba por mí.

Me miro fijamente. —No preveo que ocurra.

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61 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¿Puedes llegar a donde los indios subieron desde aquí?—Pregunté

curiosamente.

Él sacudió su cabeza. —Se podría llegar al cañón, pero eso sería

senderismo. No es algo que sugeriría que hicieras tu sola.

Me reí ante la idea. —Sí, no creo que tengas que preocuparte por

eso. Me pregunto por qué los indios vinieron aquí. ¿Buscaban algo? —

Caminé alrededor de una gran roca—. Es difícil creer que un montón de

rocas les trajo aquí.

—Nunca se sabe. —Sus labios se fruncieron y él estuvo callando por

un momento antes de hablar de nuevo—. La gente tiende a mirar las

creencias del pasado como primitivas y poco inteligentes, sin embargo,

estamos viendo más verdad en el pasado cada día.

Lo miré, intentando descifrar si él estaba hablando en serio. Sonaba

mucho más maduro que cualquier chico de nuestra edad. —¿Qué fue lo

que hizo que las rocas fueran importantes nuevo?

Él me miró. —Es el tipo de roca… —Sus ojos se ampliaron

repentinamente—. Kitten…

—Deja de llamarme…

—Silencio —Siseó, con su mirada fija sobre mi hombro. Colocó su

mano sobre mi brazo—. Prométeme me que no enloquecerás.

—¿Por qué enloquecería? —Susurré.

Atrayéndome hacia él, pillándome desprevenida. Puse mis manos

sobre su pecho para evitar que me cayera. Su pecho parecía… producir

un zumbido bajo mis manos. —¿Alguna vez has visto un oso?

El temor a travesó mi calma e incrementó. —¿Qué? ¿Hay un oso…?

—Salí de su alcance y miré a mi alrededor.

Ah, sí, había un oso. A no más de quince metros de nosotros, un oso

grande, negro y peludo, inhalaba el aire con su largo hocico bigotudo. Sus

orejas se crispaban al sonido de nuestra respiración. Por un momento

estuve algo aturdida. Nunca había visto un oso, no en la vida real. Había

algo majestuoso acerca de la criatura. La forma en que sus músculos se

movían bajo el pesado abrigo de pieles, cómo sus ojos oscuros nos

observaban tan atentamente mientras lo veíamos.

El animal se acercó, dando pasos bajo los rayos de luz que pasaban

entre las ramas. La piel cambió a un brillante negro en la luz del sol.

—No corras —susurró.

Como si pudiera siquiera moverme si lo deseaba.

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62 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

El oso hizo un sonido mitad ladrido, mitad gruñido mientras se levanta

sobre sus patas traseras, alcanzando por lo menos casi los 2 metros de

altura. El sonido siguiente fue un rugido el cual juro que envió escalofríos a

través de mí. Esto no era bueno en absoluto. Daemon comenzó a gritar y

agitar sus brazos, pero eso no perturbó al oso. El animal se colocó en

cuatro patas, sacudiendo sus enormes hombros. El oso se apresuró hacia

nosotros.

Incapaz de respirar a través la bola de miedo que me asfixiaba,

cerré mis ojos con fuerza. Ser comida viva por un oso estaba tan mal.

Escuché a Daemon maldecir y aunque mis ojos estaban cerrados, un flash

de luz cegadora atravesó mis delgados párpados. Hubo una explosión

acompañada de calor que sopló mi cabello hacía atrás. Y luego volvió el

flash, pero la oscuridad lo siguió esta vez, tragándome por completo.

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63 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

8

Traducido por Andreani

Corregido por Mery St. Clair

uando abrí los ojos nuevamente, había un extraño sabor metálico

en mi boca. La lluvia chipoteaba y un trueno se escucho a la

distancia. Un rayo cayó en algún lugar cercano, llenando el aire

con una fina corriente de electricidad. ¿Cuándo comenzó a llover?

El cielo había estado claro, azul y perfecto que yo recordara.

Solté un ligero suspiro, confundida.

Mi hombro se presionaba contra algo duro y cálido. Girando mi

cabeza, sentí que el objeto se levantaba bruscamente y luego lentamente

volvía a bajar. Me tomó un segundo para darme cuenta que era un pecho

lo que mi mejilla presionaba. Estábamos en el columpio, y su brazo

alrededor de mi cintura me mantenía segura a su lado.

No me atreví a moverme. Cada centímetro de mi cuerpo era

consciente del suyo. Cómo su pierna se amoldaba a la mía. Incluso sentía

el movimiento de las respiraciones de su estómago bajo mi mano. Cómo su

mano se curvaba alrededor de mi cintura, su pulgar moviéndose

perezosamente, trazando círculos tranquilizantes en el dobladillo de mi

blusa. Cada círculo levantaba el material un poco, exponiendo mi piel

hasta que su pulgar estaba contra la curva de mi cintura. Carne contra

carne. Sentía calor y tenía escalofríos. Un sentimiento con el que tenía

poca experiencia.

Su mano se detuvo.

Levantándome, miré un par de sorprendentes ojos verdes. —¿Qué…

que pasó?

—Te desmayaste —dijo, quitando su brazo de mi cintura.

—¿Lo hice? —Puse distancia rápidamente entre nosotros mientras

retiraba mi cabello enmarañado de mi cara. El sabor metálico todavía

estaba dentro de mi boca.

Él asintió. —Supongo que el oso te asustó. Tuve que traerte de vuelta.

C

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64 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¿Todo el camino? —Joder. ¿Me perdí de eso?—: ¿Que…que ha

ocurrido con el oso?

—La tormenta lo asustó. Un rayo, creo. —Frunció el ceño mientras me

miraba—. ¿Te sientes bien?

De repente, un rayo brillante de luz nos cegó por un momento.

Momentos más tarde, el retumbar del trueno eclipsó la lluvia. La expresión

de Daemon fue arrojada en las sombras.

Negué con mi cabeza. —¿El oso tuvo miedo de una tormenta?

—Supongo.

—Tenemos suerte entonces —susurré, echando un vistazo hacia

abajo. Estaba tan bañada como Daemon. La lluvia caía con más fuerza, lo

que dificulta ver más de un par de metros frente a nosotros, dando la

sensación de que estábamos en nuestro propio mundo privado—. Aquí

llueve igual a como lo hace en Florida.

No sabía qué más decir. Mi cerebro se sentía frito.

Daemon empujó mi rodilla con la suya. —Creo que puede que estés

pegada a mí durante unos minutos más.

—Estoy segura de que parezco un gato ahogado.

—Te ves bien. El aspecto mojado funciona para ti.

Fruncí el ceño. —Ahora sé que estás mintiendo.

Cambio de posición a mi lado, y sin una palabra, sentí sus dedos

levantar mi barbilla hacia él. Una sonrisa torcida elevó sus labios por

completo. —No mentira acerca de lo que pienso.

Deseaba tener algo inteligente que decir, quizá incluso un poco

coqueto, pero su mirada intensa dispersó cualquier pensamiento

coherente.

La confusión brilló en sus ojos, se inclinó hacia adelante, sus labios

ligeramente separados. —Creo que lo entiendo ahora.

—¿Entender qué? —Susurré.

—Me gusta verte sonrojar. —Su voz era apenas un murmullo, mientras

su pulgar trazaba círculos sobre mi mejilla.

Bajó la cabeza, descansando su frente contra la mía. Nos sentamos

de esta manera, los dos, atrapados en algo que no había estado allí antes.

Creo que dejé de respirar. Mi corazón parecía dar varios pasos

tartamudeando y luego se congelaba, sintiendo dentro de mí la

anticipación del llanto, que amenaza con desbordarse en cualquier

momento.

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65 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Ni siquiera me agradaba. Yo no le agradaba. Esto era una locura,

pero estaba pasando.

Un relámpago golpeó de nuevo, esta vez mucho más cerca. El

siguiente trueno ni siquiera nos sobresaltó. Estábamos en nuestro propio

mundo. Y entonces su sonrisa torcida cayó de su rostro. Sus ojos estaban

confundidos y desesperados, pero seguían buscando en los míos.

El tiempo pareció alentarse, cada segundo se alargaba ante mí,

tentándome y torturándome con cada respiración que él tomaba. Esperé,

deseando que se decidiera mientras sus ojos se oscurecieron en un verde

profundo. Su cara estaba tensa, como si él librara una batalla interna. Algo

en sus ojos me hizo sentir muy insegura.

Supe el segundo en que se decidió. Tomó una respiración profunda y

sus bellos ojos se cerraron. Sentí su aliento contra mi mejilla, moviéndose

lentamente hacia mis labios. Sabía que debía retirarme. Él era malas, malas

noticias. Pero mi propia respiración quedó atrapada en mi garganta. Sus

labios estaban tan cercanos a los míos, desesperadamente quería

reunirme con él a la mitad del camino, darme prisa en acercarme para

probar si sus labios eran tan suaves como una almohada, así como lucían.

—¡Hola chicos! —gritó Dee.

Daemon se alejó, deslizándose en un solo movimiento fluido y

poniendo una sana distancia entre nosotros dos sobre el columpio.

Aspiré una gran bocanada de aire, la sorpresa y decepción se

agitaban en mi estómago. Mi cuerpo aun estaba hormigueando como si

se hubiera visto privado de oxígeno. Habíamos estado tan absortos en

nosotros, que ninguno de los dos había notado que la lluvia había parado.

Dee subió los escalones, su sonrisa desapareció cuando su mirada

pasó de su hermano a mí. Ella entornó sus ojos. Estaba segura de que mi

rostro estaba rojo sangre, haciendo evidente que había interrumpido algo.

Pero ella sólo miró a su hermano, sus labios formando una gorda y perfecta

O.

Él le sonrió. La misma sonrisa desequilibrada que daba la impresión

de él estaba riendo secretamente. —Hola, hermanita. ¿Qué pasa?

—Nada —dijo, entrecerrando sus ojos—. ¿Tú qué estás haciendo?

—Nada —Contestó, saltando del columpio. Me miró sobre su amplio

hombro—. Solo ganaba puntos extra.

Sus palabras azotaron a través de la neblina agradable mientras él

saltó fuera del porche y trotó hacia su propia casa. Miré a Dee, queriendo

perseguir Daemon y patearlo.

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66 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¿Casi besarme era una parte de la operación para recuperar sus

llaves o para tenerte contenta? —Mi voz estaba tensa. Mi piel me dolía.

Dee se sentó a mi lado en el columpio. —No. Nunca fue parte del

trato. —Parpadeo lentamente—. ¿Estaba a punto de besarte?

Sentí mis mejillas arder aún más caliente. —No sé.

—Wau —Murmuró, abriendo aun más sus ojos—. Eso fue inesperado.

Y esto era incómodo. No quería siquiera pensar lo que habría

sucedido si no hubiera aparecido y definitivamente no mientras ella estaba

sentada aquí. —Uh, ¿Fuiste a visitar a tu familia?

—Sí, tuve hacerlo antes de que iniciara la escuela. Lo siento, no tuve

la oportunidad de decírtelo. Como que sucedió de repente. —Dee hizo

una pausa—. ¿Qué hicieron Daemon y tú temprano…antes de la parte del

casi beso?

—Fuimos a dar un paseo. Eso es todo.

—Eso es extraño —Continuó, mirándome atentamente—. Tuve que

robar sus llaves, pero las consiguió de vuelta.

Bajé mi cara. —Sí, gracias, por cierto. No hay nada como un chico

siendo chantajeado para salir contigo para aumentar la autoestima.

—¡Oh, no! ¡No fue así en absoluto! Pensé que él necesitaba…

motivación para ser más agradable.

—Realmente debe valorar su coche —murmuré.

—Si…lo hace. ¿Pasó mucho tiempo contigo mientras estaba fuera?

—No hemos pasado mucho tiempo juntos. Fuimos al lago un día y

luego solo hoy. Eso es todo.

Una mirada curiosa cruzó su rostro, y entonces sonrió. —¿Se

divirtieron?

Sin estar segura de cómo responder, me encogí de hombros. —Sí, de

hecho estuvo bastante bien. Es decir, tiene sus momentos, pero no fue tan

malo. —Si no cuento el hecho que lo forzaron a pasar tiempo conmigo y

casi haberme besado por puntos extra.

—Daemon puede ser agradable cuando quiere. —Dee nos empujo

hacia atrás en el columpio, con un pie en el piso para mantenerlo en

movimiento—. ¿A dónde fueron de paseo?

—Seguimos uno de los senderos y hablamos, pero luego vimos un

oso.

—¿Un oso? — Sus ojos se ampliaron—. Santa mierda, ¿Qué pasó?

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67 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Uh, como que me desmallé o algo.

Dee me miró. —¿Te desmallaste?

Me sonrojé. —Sí, Daemon me trajo de vuelta al porche y sí, bueno, el

resto no importa.

Me estaba mirando con los ojos entrecerrados nuevamente, con

curiosidad. Entonces negó con su cabeza. Cambiando de tema, me

preguntó si se había perdido algo más mientras había estado fuera. La

puse al tanto mientras mi mente estaba completamente en otros lugares.

Dee mencionó algo acerca de ver una película más tarde antes de que se

fuera. Creo que dije que sí.

Mucho tiempo después de que yo hubiera entrado y puesto unos

pantalones deportivos, seguía confundida sobre Daemon. Él había

parecido casi simpático, antes de volver a convertirse en el señor cretino.

Frustrada me metí a la cama y me quede mirando el techo.

Había una red de pequeñas grietas en el yeso. Mi mirada las recorrió

mientras mi mente reproducía los acontecimientos previos al "casi beso." Mi

estómago se revolvió pensando en que tan cerca sus labios habían estado

de los míos. Lo que lo hacía peor, era el hecho de que yo quería que me

besara. Los gustos y la lujuria no deben de tener nada en común.

—Déjame ver si entendí. —Dee frunció el ceño desde la silla

reclinable donde se había acomodado—. ¿No tienes idea donde deseas ir

a la Universidad?

Gemí. —Suenas como mi mamá.

—Sí, bueno, estás por entrar a tu último año. —Dee se detuvo por un

segundo—. ¿No empiezan a aplicar tan pronto como comienza la

escuela?

Dee y yo estábamos sentadas en el salón de mi casa ojeando

revistas cuando mi mamá se le había ocurrido entrar a la sala, y dejar un

montón de folletos de la Universidad en la mesa de café. Gracias, mamá.

—¿No deberías estar aplicando? También eres uno de “nosotros”. —

El interés que había estado brillando en sus ojos disminuyo

—Sí, pero estamos hablando de ti.

Rodé los ojos y me reí. —No he decidido lo que quiero hacer. Así que

no veo la necesidad de elegir una escuela.

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68 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Pero cada escuela ofrece lo mismo. Podría elegir un lugar…

cualquier lugar al que quieras ir. California, Nueva York, Colorado… ¡Oh,

incluso podrías ir al extranjero! Sería increíble. Eso es lo yo que haría. Me

gustaría ir a algún lugar en Inglaterra.

—Puedes hacerlo. —le recordé.

Dee bajó sus ojos. Se encogió de hombros. —No, no puedo.

—¿Por qué no? —Levante mis piernas y las crucé. No parecía como

si el dinero fuera un problema para ellos, no cuando miraba los autos que

conducían o la ropa que llevaban. Le había preguntado si trabajaba, y

ella dijo que tenía un subsidio mensual que la mantenía a flote. El

remordimiento de sus padres por estar siempre lejos y todo eso. Algo

agradable si eres materialista.

Mamá era grandiosa al darme dinero si lo necesitaba, pero

sinceramente dudaba de que ella me diera trescientos dólares mensuales

para un nuevo y lujoso auto para mí. Tendría que seguir amando mi

pequeño sedán, oxidado y todo. Del punto A al punto B, siempre me

recordaba a mí misma.

—Puedes ir a donde quieras, Dee.

La sonrisa de Dee se tiñó de tristeza. —Probablemente permaneceré

aquí cuando me gradué. Probablemente me inscriba en una de esas

universidades por internet.

Al principio pensé que estaba bromeando. —¿Hablas en serio?

—Sí, estoy algo así como estancada aquí.

Yo estaba intrigada por la idea de que alguien estuviera estancado

en cualquier lugar. —¿Qué te está estancando?

—Mi familia está aquí —dijo tranquilamente, levantando la mirada—.

De todas formas, esa película que vimos anoche me dio pesadillas. Odio la

idea de una casa embrujada con fantasmas, vigilándote mientras

duermes.

Su rápido cambio de tema no me pasó inadvertido.

—Sí, esa película fue bastante escalofriante.

Dee hizo una cara. —Me recuerda a Daemon. Solía quedarse

encima de mí cuando yo estaba durmiendo, porque pensaba que era

gracioso. —Sus delicados hombros se estremecieron—. ¡Me enfurecía tanto

con él! No importa que tan profundamente estuviera dormida, aun así

podía sentir su mirada fija sobre mí y me despertaba. Él reía y reía.

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69 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Sonreí ante la imagen de Daemon como un niño pequeño que

fastidia a su gemela. Esa imagen fue reemplazada completamente por el

Daemon adulto. Suspiré, más que frustrada y cerré la revista.

No lo había visto desde la noche en mi pórtico, pero apenas era

lunes. Dos días sin verlo parecía ser algo habitual. Y no era como si quisiera

verlo.

Levantando la mirada, observe a Dee pasar hacia el final de su

revista. Ella siempre hacia eso, iba a los horóscopos en la parte de atrás.

Mantuvo su mano derecha contra su barbilla, tocando sus labios con una

uña pintada de morado.

El dedo se veía borroso, casi desapareciendo. El aire al alrededor de

ella parecía zumbar.

Parpadeé varias veces. El dedo todavía estaba allí. Grandioso.

Estaba alucinando nuevamente. Tiré la revista a un lado. —Tengo que ir a

la biblioteca. Necesito nuevos libros para leer.

—Podemos planear un viaje y comprar libros. —Saltó en su silla,

emocionada otra vez—. Quiero darle un vistazo a ese libro del que

comentaste en tu blog la semana pasada de que te mudaste aquí. Ese de

los chicos con superpoderes.

Mi corazoncito hizo un baile felicidad. Lee mi blog. Ni siquiera

recuerdo decirle el nombre.

—Eso sería divertido, pero estaba pensando en ir a la biblioteca esta

noche. No puedo resistirme cuando es gratis. ¿Quieres venir conmigo?

—¿Esta noche?—preguntó ella, sus ojos se ampliaron—. No puedo

esta noche, pero puedo ir mañana en la noche.

—No hay problema si no puedes ir. He pensando en ir desde hace un

par de días, pero lo sigo posponiendo, y necesito dulces para el cerebro

antes de que tenga que leer cosas de la escuela.

Su cabello oscuro osciló alrededor de su rostro travieso cuando

sacudió su cabeza. —Oh, no es la gran cosa. No me molesta no ir contigo.

No puedo ir esta noche. Ya tengo planes. Si no lo hiciera, iría.

—Está bien, Dee. Puedo ir a la biblioteca sola, y podemos ir de

compras luego. Estoy segura de que conozco el camino por la ciudad

ahora. No es como si me pudiera perderme o algo. Son sólo como… cinco

cuadras. —Hice una pausa y luego rápidamente le pregunté acerca de

sus planes para la noche, tratando de cambiar el tema.

Los labios de Dee estaban rígidos. —Nada, sólo unos amigos que

volvieron al pueblo.

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70 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Mi inocente pregunta obviamente la puso sobre evidencia y ella

parecía renuente a decir lo que realmente iba a hacer. Se acomodó en el

sillón reclinable, enfocándose en sus uñas. Sentí como si estuviera

entrometiéndome, pero no entendía cómo esa pregunta podría haberla

hecho ponerse incómoda. También había una parte de mi herida y

decepcionada de que ella no estaba incluyendo.

—Espero que se diviertan esta noche, —mentí. Bueno, no era una

verdadera mentira. Pero era al menos la mitad de una mentira. No estoy

orgullosa de eso, pero ahí lo tienen. Bien o mal, me sentía excluida.

Dee se retorció en su asiento mientras me veían. Sus ojos se

entrecerraron, tanto como lo habían hecho el día del porche.

—Creo que debes esperar hasta que yo pueda ir contigo. Ha habido

un par de chicas que han desaparecido recientemente.

Ir a la biblioteca no era ir a una casa que prepara metanfetamina,

pero recordé el cartel de “se busca” que había visto el otro día y me

encogí de hombros.

—Está bien, lo pensaré.

Dee se quedó hasta que casi era la hora en que mi mamá se fuera a

trabajar. En el camino de salida, se detuvo al borde del pórtico.

—De verdad, espera hasta mañana por la noche, iré a la biblioteca

contigo.

Le dije que si una vez más y le di un abrazo rápido. La extrañe en el

instante que se fue. La casa estaba demasiado tranquila sin ella.

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OBSIDIAN

9

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Panchys

espués de cenar con mamá, decidí salir. No me tomó mucho

tiempo adentrarme en el pueblo y encontrar la biblioteca

nuevamente. Las calles, las cuales durante las pocas veces

que había estado en el pueblo siempre estaban pobladas,

ahora estaban casi desérticas. Mientras conduje, el cielo comenzó a

nublarse, también, dándole al pueblo entero un aspecto misterioso de

pueblo fantasma.

A pesar de las cosas extrañas en mi vida en este momento y la

persistente sensación de que Dee se avergonzaba de mí por no invitarme

a salir con sus amigos, sonreí mientras caminé hacia la biblioteca. Los

pensamientos de los gemelos y todo lo demás se desvaneció mientras

doblaba en la esquina de la tranquila biblioteca y veía los estantes de

libros llenando las paredes. Al igual que con la jardinería, en la tranquilidad

de la biblioteca, me sentía en paz.

Deteniéndome en una de las mesas vacías, dejé escapar un

pequeño suspiro de felicidad. Siempre era capaz de perderme leyendo.

Los libros eran un escape necesario siempre que quería dejar de pensar.

El tiempo transcurrió más rápido de lo que pensé, y la biblioteca

adquirió un aura sombría. Las bibliotecas siempre eran sombrías cuando la

luz del día acababa, pero el natural oscurecimiento del cielo añadía una

sensación espeluznante. No supe lo tarde que era hasta que la

bibliotecaria apago la mayor parte de las luces, y estaba teniendo

problemas para hacer mi camino de regreso hasta la recepción. Para

entonces, no podía esperar estar fuera del solitario y espeluznante lugar.

Un relámpago iluminó las estanterías y los truenos se veían a través

de las ventanas. Esperaba poder entrar en mi auto antes de que

comenzara a llover. Apretando contra mi pecho los libros, me apresuré a

recepción. Llegué en tiempo récord, justo antes de que la bibliotecaria se

diera la vuelta y fuera a cerrar.

D

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72 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Justo a tiempo —murmuré en voz baja.

La inminente tormenta había convertido el atardecer en noche,

haciendo que pareciera mucho más tarde de lo que era. Afuera, las calles

aún seguían solas. Miré detrás de mí, pensando en quedarme hasta que la

lluvia pasara, pero la luz en la biblioteca estaba apagada.

Apreté mis dientes y guardé mis libros en mi mochila antes de salir.

Apenas di un paso en la acera, y el cielo se abrió en un torrencial

aguacero, empapándome en cuestión de segundos. Hice mi mejor

esfuerzo para mantener mi mochila seca mientras rebuscaba mis llaves y

me tambaleaba de adelante a atrás. ¡La lluvia estaba congelándome!

—¿Perdone, señorita? —Una voz ronca interrumpió mi búsqueda—.

¿Esperaba que usted pudiera ayudarme?

En el intento de abrir la puerta y que los libros no se mojaran, no

escuché a nadie aproximarse. Metí mi mochila en el auto y apreté la

correa de mi bolso mientras me giré hacia la voz. Un hombre salió de las

sombras y se paro debajo del farol. La lluvia corrió bajo su cabello claro,

aplastando los mechones a su cabeza. Sus gafas se deslizaron por el

puente de su nariz torcida, mientras se abrazaba a sí mismo, su cuerpo

delgado temblaba ligeramente.

—Mi auto esta allí a la vuelta —señaló detrás de él, gritando un poco

para hacerse oír por encima de la lluvia contra el capó—, tiene una rueda

pinchada. Esperaba que tuviera una llave de cruz.

Tengo una, pero cada fibra de mi cuerpo me dice que diga no. A

pesar de que el hombre parecía ser un debilucho.

—No estoy segura. —Mi voz es más pequeña de lo que pretendí.

Empujé mi cabello mojado y aclaré mi garganta. Grité de regreso—: No sé

si tengo una o no.

El hombre me dio una sonrisa cansada. —No pude escoger un mejor

momento, ¿eh?

—No. —Cambié de un pie a otro.

Una parte de mi quería dejarlo allí con una disculpa, pero había otra

parte de mi —una enorme parte de mí— que nunca fue buena para

decirle que no a la gente. Mordí mi labio inferior mientras rodeé la puerta.

No podía dejarlo en la lluvia. El pobre hombre parecía a punto de

derrumbarse. La lástima por él echó fuera la sensación de temor que

siempre llega cuando te enfrentas a lo desconocido.

No podía dejarlo en la lluvia, no cuando yo podía ayudarlo. Al

menos la lluvia comenzaba a ceder.

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73 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Tomé una decisión, forcé una sonrisa débil. —Puedo checar. Quizás

tenga una.

El hombre sonrió. —Serías mi salvadora si la encuentras.

Se quedo donde estaba, no acercándose más, probablemente

sintiendo mi desconfianza inicial.

—La lluvia comienza a ceder, pero por esas nubes tan oscuras pensé

que quizás estábamos en medio de un huracán. —Cerré la puerta del lado

del conductor y me dirigí a la parte trasera del auto. Abriendo la cajuela,

pasé la mano por el alfombrado, buscando la llave de cruz cerca de la

llanta de repuesto—. Creo que tengo una, para ser honesta —Solo me

distraje por unos cuantos segundos cuando sentí una corriente de aire frío

mover el cabello en la nuca de mi cuello. La adrenalina corrió por mis

venas, mi corazón golpeó contra mis costillas y mi estómago se revolvió.

—Los humanos son tan estúpidos, tan crédulos. —Su voz era tan fría

como el viento en mi cuello.

Antes de que mi cerebro pudiera registrar sus palabras, una mano

helada y húmeda se cerró sobre la mía en un agarré doloroso. Su

respiración era pegajosa contra mi cuello. Ni siquiera tuve una oportunidad

de responder.

Usando mi mano, él me forzó a darme la vuelta. Un grito escapó de

mi garganta mientras el dolor se esparció por mi brazo. Estaba cara a cara

con él ahora, y no parecía tan débil como antes. En realidad, parecía ser

más alto.

—Si… si quieres dinero puedes tomar todo lo que tengo. —Quería

lanzar mi bolso para que se marchara.

El desconocido sonrió y luego me empujó. Duro. El impacto del fuerte

asfalto sacó el aire de mi cuerpo y sujeté mi muñeca por el ardiente dolor.

Con la mano buena, agarré mi bolso y se la ofrecí. —Por favor —rogué—.

Sólo tómalo. No diré nada. Sólo tómalo. Lo prometo.

Mi atacante se agachó delante de mí, sus labios se curvaron en una

mueca mientras tomaba mi bolso. —¿Tu dinero? No necesito tu dinero. —

Arrojó la bolsa a un lado.

Lo miré mientras pequeños jadeos entraban y salían de mis

pulmones. No podía comprender lo que estaba sucediendo. Si él no iba a

robarme, ¿Entonces que quiere? Mi menté redujo posibilidades, al instante

hizo un eco de terror: No, no, no.

No podía pensar con claridad con el torrente de pensamientos e

imágenes que me inundaba. Pero mi cuerpo estaba moviéndose, y quería

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74 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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alejarse de él, arrastrándose por la acera. El miedo me inundó. Sabía que

necesitaba gritar. Sentí las palabras subiendo en mi garganta. Abrí la boca.

—No grites —advirtió, su voz era una orden.

Sentí los músculos de mis piernas tensarse. Me removí, levantando mis

rodillas, lista para correr. Podía hacerlo. Él no lo esperaría. Podía hacerlo.

¡Ahora!

Sus brazos se movieron en un borrón, agarrando ambas piernas y

jalándolas. Mi brazo izquierdo y el lado de mi rostro golpeó el pavimento,

mi piel rasguñándose contra el cemento áspero me hizo cegarme del

dolor. Mis ojos comenzaron a hincharse en cuestión de segundos y la

sangre corrió por mi brazo. Mi estómago se revolvió. Traté de liberar mis

piernas de su agarré, lo pateé pero fallé. Él gruñó, pero mantuvo el agarré.

—¡Por favor! Déjame ir. —Traté nuevamente de patearlo con mi

pierna libre. El pavimento raspaba mis brazos, enviando más dolor y algo

más fuerte.

La ira me atravesó, apartando mi miedo, tratando de luchar. La

combinación me puso en acción. Lo pateé y empujé, una y otra vez, pero

nada pareció moverle. Ni un centímetro.

—¡Suéltame! —grité esta vez, el sonido desgarrador de mi garganta

fue crudo.

Él se movió con rapidez, su rostro desvaneciéndose y volviendo a la

normalidad como lo había visto con la mano de Dee. Y luego estaba

encima de mí, su mano cubriendo mi boca. Su peso era insoportable a

pesar de que él había parecido pequeño antes, tan débil. No pude

respirar, no pude moverme. Estaba aplastándome, pero la idea de lo que

vendría después casi me destruyó.

Alguien tenía que ayudarme. Esa era mi única esperanza.

Él bajó su cabeza, olfateando mi cabello. Un escalofrío de repulsión

me atravesó.

Siseó: —Tenía razón. Tienes su rastro. —Movió su mano de mi boca y

agarró mis hombros—, ¿Dónde están ellos?

—Yo… no te entiendo —dije, tartamudeando.

—Claro que no. —Su rostro se contrajo de disgusto—. No eres más

que un estúpido mamífero caminante. No vales la pena.

Apreté mis ojos cerrados. No quería mirarlo. No quería ver su rostro.

Quería ir a casa. Por favor…

—¡Mírame! —Cuando no obedecí, mi cabeza crujió contra el suelo.

Un nuevo dolor fresco me sobresaltó y mi único ojo bueno se abrió en

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OBSIDIAN

contra de mi voluntad. Él agarró mi barbilla con su mano helada. Mi

mirada se reflejó en su rostro y finalmente se detuvo en sus ojos. Eran

enormes y vacíos. Nunca había visto nada igual.

Y en esos ojos vi algo peor. Peor que ser asaltada, pero que ser

humillada y abusada. Vi muerte en ellos —mi muerte— sin una pizca de

remordimiento.

—Dime dónde están. —Cada palabra fue escupida.

Su voz sonaba apagada, como si hablara debajo del agua, o quizás

fue mi imaginación. Quizás yo estaba ahogándome.

—Bien —espetó—. Quizás necesite un poco de ayuda.

En un segundo, sus manos estuvieron alrededor de mi garganta y la

apretó. Antes de que tuviera una oportunidad, mi respiración fue

interrumpida. El pánico rasguñaba en mi pecho mientras yo intenté quitar

sus dedos de mi cuello, mis piernas pataleaban en un vano intento de

liberarme. Su agarré apretaba mi frágil tráquea.

—¿Estás lista para hablar? —retó—. ¿O no?

No sabía de lo que estaba hablando. Mi muñeca no parecía doler

más; los rasguños de mis brazos y rostro no parecían arder con fuerza,

como antes, porque un nuevo dolor reemplazaba el viejo. No tenía aire,

nada de aire. Mi corazón latía en mi pecho, demandando oxigeno. La

presión en mi cabeza amenazaba con estallar. Mis piernas estaban

entumecidas. Pequeñas luces atravesaban mi visión.

Iba a morir.

No volvería a ver a mi madre nuevamente. Oh Dios, ella quedaría

devastada. No podía morir de esta manera, por ninguna razón. Rogué en

silencio, recé porque alguien me encontrara antes de que fuera

demasiado tarde, pero todo estaba desvaneciéndose. Me deslicé dentro

de un oscuro abismo. La presión no era tan mala ahora. El dolor en mi

garganta parecía más débil. El dolor estaba yéndose. Yo estaba

yéndome, desvaneciéndome en la oscuridad.

Repentinamente, sus manos se habían ido, y hubo un sonido de un

cuerpo golpeando el camino en la distancia. Se sentía como si estuviera

en el fondo de un pozo profundo y el ruido proviniera desde muy lejos.

Pero podía respirar otra vez. Comía con gula cada respiración,

aprovechando el hermoso aire que bajaba por mi adolorida garganta,

alimentando mis hambrientos órganos. Comencé a toser mientras

respiraba.

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76 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Alguien gritó en un lenguaje suave y musical que nunca escuché

antes, y luego hubo otra maldición y un golpe siendo lanzado. Un cuerpo

cayó junto a mí, y rodé ligeramente. El dolor me hizo hacer una mueca,

pero fue bienvenida. Quería decir que estaba viva.

Estaban peleando en las sombras. Uno de ellos —un hombre—

agarró a otro, sujetándolo a varios centímetros en el aire. Su fuerza era

impresionante, brutal. Inhumano. Imposible.

Rodando, me sentí sacudida por otra ronda de tos. Me incliné,

poniendo el peso en mi muñeca, y grité.

—¡Maldición! —Estalló una voz profunda.

Hubo un intenso flash de luz amarilla. Las farolas en la calle

explotaron, dejando la cuadra en total oscuridad. Me acurruqué. La grava

crujía y pasos de botas se acercaron. Acaricié mi brazo lastimado.

—Tranquila. Él se ha ido. ¿Estás bien? —Una gentil mano estuvo en mi

hombro, estabilizándome. Una parte distante de mi cerebro pensó que su

voz sonaba familiar—. Sólo quédate quieta. —Traté de levantar mi cabeza,

pero los mareos casi hicieron que dejara de respirar. Mi visión era borrosa y

luego se aclaró. Mi ojo izquierdo estaba hinchado y palpitaba con cada

aceleración de mi pulso—. Todo está bien.

Un calor comenzó en mi hombro, bajando por mi brazo y

deteniéndose en mi muñeca, aliviando el dolor muscular y relajándome.

Recordé esos días, yo tumbada en las playas blancas, disfrutando del sol.

—Gracias por… —Mis palabras se desvanecieron mientras reconocí

el rostro de mi salvador. Altos pómulos, nariz recta y unos labios carnosos

que conocía. Un rostro que era sorprendente y tan frío que no podía

pertenecerle el mismo calor que lentamente entraba por todo mi cuerpo.

Unos vibrantes ojos verdes se encontraron con los míos.

—Kat —dijo Daemon. La preocupación estaba grabada en su

frente—. ¿Todavía estás conmigo?

—Tú —susurré mientras mi cabeza se ladeaba. Vagamente noté que

ya no llovía.

Él arqueó una ceja negra como el carbón. —Sí, soy yo.

Aturdida, bajé la mirada, donde él sostenía mi muñeca. No estaba

doliendo más, pero su toque estaba haciendo algo más. Tiré de mi brazo

hacia atrás, confundida.

—Puedo ayudarte —insistió, alargando su brazo hacia a mí.

—¡No! —grité y eso dolió.

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OBSIDIAN

Él lo pensó por un momento más y luego bajó su mano, sus ojos

miraban mi muñeca. —Como sea. Llamaré a la policía.

Traté de no escucharlo mientras habló con la policía en el teléfono.

Eventualmente, fui capaz de recuperar el aliento. —Gracias. —Mi voz era

ronca, y dolía hablar.

—No me des las gracias. —Pasó sus dedos a través de su cabello—.

Maldición, esto es por mi culpa.

¿Cómo esto podía ser por su culpa? Mi cerebro no estaba

trabajando correctamente, porque eso no tenía mucho sentido común.

Me incliné hacia atrás con cuidado, levanté la mirada e inmediatamente

deseé no haberlo hecho. Él parecía feroz. Y protector.

—¿Ves algo que te guste, Kitten?

Bajé mi mirada… a sus manos hechos puños. Sus nudillos no tenían ni

un rasguño.

—Luz… vi luz.

—Bueno, dicen que hay una luz al final del túnel.

Alejé el recordatorio de que casi había muerto esta noche.

Daemon se agachó. —Maldición, lo siento. Eso fue imprudente.

¿Qué tan mal herida estas?

—Mi garganta… duele. —La toqué suavemente y me estremecí—. Lo

mismo sucede con mi muñeca. No estoy… segura de si está rota. —

Levanté mi brazo con cuidado. Estaba hinchada y se volvía de un

atractivo color morado y azul—. Pero hubo un destello de luz.

Él estudió mi brazo. —Puede estar rota o torcida. ¿Eso es todo?

—¿Todo? El hombre… él trató de matarme.

Sus ojos se entrecerraron. —Entiendo eso. Tenía la esperanza de que

no te hubiera roto algo importante —se detuvo por un segundo,

pensando—. ¿Y tu cabeza?

—No… estoy bien.

Dejó escapar un suspiro. —Bien, bien. —Se levantó y miró a su

alrededor—. ¿Por qué estabas aquí, de todas formas?

—Yo… quería ir a la biblioteca —Tuve que detenerme porque mi

garganta aún dolía—. No era tan… tarde. No estamos… en un pueblo con

alto índice de criminalidad. Él dijo que necesitaba ayuda… una llanta

pinchada.

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OBSIDIAN

Sus ojos se abrieron con incredulidad. —¿Un extraño se acerca

pidiendo ayuda en un estacionamiento oscuro y lo ayudas? Es una de las

cosas más descuidadas que he escuchado en mi vida. —Cruzó sus brazos y

bajó la mirada hacia mí.

—Apuesto a que crees que hago cosas como esas, ¿verdad?

¿Acepto dulces de extraños y entro en camionetas que tienen un letrero

que dice “gatitos gratis”?

Comenzó a levantarse. —Lo siento, no fui de ayuda al venir, ¿O sí?

Ignoré la última declaración. —Entonces, ¿Por qué estás aquí? —Mi

garganta finalmente estaba sintiéndose un poco mejor. Aún así dolía

como el infierno, pero al menos no dolía con cada palabra.

Daemon se detuvo y corrió una mano sobre su pecho, por encima

de su corazón. —Sólo pasaba.

—Caray, pensé que los hombres debían ser agradables y

encantadores.

Frunció el ceño. —¿Qué hombres?

—Ya sabes, los caballeros en brillantes armaduras y que salvan a la

damisela del peligro. —Me detuve en ese punto. Debí de haberme

golpeado la cabeza.

—No soy tu caballero.

—De acuerdo… —susurré. Poco a poco levanté mis rodillas y apoyé

mi cabeza sobre ellas. Todo dolía, pero no tanto como lo hacía cuando

ese hombre tenía sus manos alrededor de mi garganta. Me estremecí ante

el pensamiento—. ¿Dónde está él ahora?

—Se fue. Se fue por ahora —aseguró Daemon—. ¿Kat…?

Levanté mi cabeza. Su cuerpo fornido se cernió sobre mí mientras él

me miraba. Su mirada era inquietante, penetrante. No sabía que decir. No

me gustaba cómo el cuerpo de Daemon se proyectaba con la luz de la

luna. Hice un movimiento para tratar de ponerme de pie.

—No creo que deberías levantarte. —Se arrodilló otra vez—. La

ambulancia y la policía deberían llegar en cualquier momento. No quiero

que te pase nada.

—Nada va a… pasarme —negué, finalmente escuchando las sirenas.

—No quiero tener que cargarte si te desmayas. —Examinó sus nudillos

por un par de momentos—. ¿Él te dijo algo?

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No quería tragar saliva, pero dolió demasiado. —Dijo… que había un

rastro en mí. Y no dejaba de preguntar… ¿Dónde están ellos? No sé por

qué.

Él apartó la mirada, respirando fuerte. —Suena como un lunático.

—Sí, ¿Pero que quería?

Daemon se volvió hacia mí, frunciendo el ceño. —¿Una chica tan

estúpida como para ayudar a un maníaco homicida con su neumático tal

vez?

Mis labios se apretaron en una línea dura. —Eres un imbécil.

¿Alguien… alguna vez te lo ha dicho?

Esbozó una genuina risa divertida. —Oh, Kitten, todos los benditos

días de mi vida.

Lo miré con incredulidad una vez más. —Ni siquiera sé qué decir.

—Puesto que ya me diste las gracias, creo que nada es la mejor

manera de proceder en ese punto. —Se levantó con una fluida gracia—.

Sólo no te muevas. Eso es todo lo que pido. Quédate quieta y trata de no

causar más problemas.

Le fruncí el ceño y eso dolió.

Mi no-tan-encantador caballero se puso sobre mí, sus piernas

separadas y brazos a sus costados como si estuviera listo para protegerme

de nuevo. ¿Y si el hombre regresa? Eso debía tener a Daemon

preocupado.

Mis hombros comenzaron a temblar, mis dientes rápidamente

siguieron. Daemon se sacó su camisa y pasó el algodón caliente sobre mi

cabeza, con cuidado de que la tela no tocara las áreas dañadas de mi

rostro. Su olor me envolvió, y por primera vez desde el ataque, me sentí

segura. Con Daemon. ¿Quién lo imaginaría?

Como si mi cuerpo reconociera que no tenía que luchar más,

comencé a caer hacia un lado, y sabía que iba a tener mi otro ojo negro

cuando mi cabeza golpeó el pavimento, estaba casi definitivamente a

punto de desmayarme por segunda vez en un par de días. Por un breve

momento me pregunté si estaba condenada a parecer siempre débil

frente a Daemon, y luego me doblé en el suelo como una bolsa de papel.

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10

Traducido por Annabelle

Corregido por Mery St. Clair

o era una costumbre para mí frecuentar hospitales. Los odiaba

tanto como odiaba la música country. En mi opinión, olían a

muerte y desinfectante. Me recordaban a papá, y al tiempo

que había pasado mientras el cáncer opacaba sus ojos y la

quimio acababa con su cuerpo.

Este hospital no era para nada diferente, pero la visita era un poco

más compleja.

Envolvía a la policía, una madre frenética, y mi hosco salvador de

cabellos oscuros, el cual todavía se mantenía cerca de la habitación

donde me habían metido. Hacía mi mayor esfuerzo por ignorarlo, tan

maleducado e ingrato como sonaba.

Mi mamá, quien había estado de turno en el hospital para el

momento en que la ambulancia me había llevado con la policía de

escolta, seguía estirando la mano y acariciando mi brazo o mi cara—la

parte buena, al menos. Como si ese movimiento le recordara que yo

seguía viva y respirando, y que solo tenía moretones. Comenzaba a

molestarme, y me odiaba a mí misma por eso.

Estaba sintiendo el grado de irritación más alto.

Mi cabeza y espalda dolían demasiado, pero el dolor de mi muñeca

y brazo eran lo peor. Luego de muchos toqueteos, pinchazos, y media

docena de rayos X, se llegó a la conclusión de que nada se encontraba

roto. Tenía un esguince en la muñeca y un tendón rasgado en mi brazo,

más numerosos moretones y cortadas. Una abrazadera ya se encontraba

envolviendo mi mano izquierda y antebrazo.

También había una elusiva promesa de medicamento para el dolor

que nunca llegaba.

Los oficiales de policía eran amables, pero un poco bruscos, y

preguntaron todo tipo de preguntas que se pudieran imaginar. Sabía que

N

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era importante que les dijera todo lo que recordaba, pero el shock

comenzaba a desvanecerse y hacía rato que la adrenalina me había

abandonado. Todo lo que quería era irme a casa.

Pensaron que había sido un intento de robo que había salido mal,

hasta que les dije que no había pedido nada de dinero. Luego que les

conté lo que me había dicho, creyeron que tal vez había estado enfermo

o posiblemente era un drogadicto al que se le estaba terminando el

efecto.

Cuando la policía terminó de hacerme preguntas, se volvieron hacia

Daemon. Parecían estar agradecidos con él. Incluso, uno le palmeó la

espalda y sonrió. Eran amigos. Que dulce. No tuve oportunidad de

escuchar lo que les decía, porque mi mamá se apoderó de la

interrogación.

Quería que todos se fueran y me dejaran sola.

—¿Señorita Swartz?

Sorprendida de escuchar mi apellido, fue sacada de mis

pensamientos. Uno de los oficiales más jóvenes se encontraba junto a mi

cama de nuevo. No podía recordar su nombre, y me encontraba muy

cansada como para buscar su identificación. —¿Sí?

—Creo que ya terminamos por esta noche. Si recuerda algo más

llámenos inmediatamente, por favor.

Asentí y deseé no haberlo hecho. Hice una mueca cuando el dolor

atravesó mi cabeza.

—Cariño, ¿estás bien? —preguntó mamá, preocupada.

—Mi cabeza, duele.

Se levantó. —Iré a buscar al doctor para así ponerte esos

medicamentos —sonrió gentilmente—, entonces no sentirás nada.

Eso era lo que necesitaba, lo que me encantaría.

El oficial se volteó para irse, pero se detuvo de nuevo. —No creo que

tengas nada de qué preocuparte. Yo…

La interferencia de su radio interrumpió cualquier cosa que fuera a

decir. La voz del locutor se oyó sobre la estática:

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—Todas las unidades disponibles, tenemos código 18 en Well Springs

Rode. La víctima es una mujer de aproximadamente dieciséis o diecisiete

años. Posible DOA4. Paramédicos en la escena.

Wau. ¿Cuáles eran las probabilidades de que yo fuera atacada la

misma noche en la que una adolescente muere en tan pequeño pueblo?

Debía ser coincidencia. Miré hacia Daemon, sus ojos se encontraban

entrecerrados, también había escuchado.

—Jesús, —dijo el oficial, luego le dio al botón de su radio—. Unidad

414 saliendo del hospital y en camino. —Se giró, todavía hablando por la

radio y se fue.

La habitación estaba vacía, con la excepción de Daemon apoyado

contra la pared junto a la cortina. Levantó una ceja hacia mí. Mordí mi

labio inferior y aparté la cabeza, causando que otra ráfaga de dolor

atravesara en mi sien de un lado al otro. Me quedé así hasta que mi madre

volvió corriendo hasta mi cama con el doctor siguiéndola.

—Cariño, el Dr. Michaels tiene buenas noticias.

—Como ya sabes, no tienes huesos rotos y también parece que no

tienes concusión. Una vez te demos de alta, puedes ir a casa y descansar.

—dijo, acariciando el área donde manchas de gris se asomaban por su

cabello. Miró a Daemon antes de enfocarse en mí, nuevamente—. Ahora,

si comienzas a sentir nauseas o mareos, problemas de visión o pérdida de

memoria, debemos traerte de inmediato otra vez.

—De acuerdo. —dije, mirando las pastillas. A este punto aceptaría

cualquier cosa.

Después que el doctor se fue, mamá se sobresaltó cuando le quité el

pequeño vaso plástico y las pastillas, tragándolas rápidamente. Ni me

importaba lo que fueran.

Al borde de lágrimas nuevamente, estiré y busqué la mano de

mamá, pero fui interrumpida por una exaltada voz en el pasillo.

Dee entró a la habitación, su cara luciendo pálida y preocupada. —

Oh, no, Katy. ¿Estás bien?

—Sí. Solo un poco golpeada. —subí mi brazo y le brinde una débil

sonrisa.

—No puedo creer que eso haya sucedido. —Se volteó a su

hermano—. ¿Cómo pudo pasar? Pensé que tú…

—Dee —advirtió Daemon.

4 D.O.A. Es el término médico utilizado cuando el paciente ya había fallecido

previamente al llegar a los servicios de asistencia médica.

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Se alejó de su hermano, y se apoyó a un lado de mi cama. —Siento

tanto esto.

—No es tu culpa.

Asintió, pero pude notar que se ahogaba en culpa.

El nombre de mi madre fue llamado por los altavoces. Su cara

decayó, se excusó y prometió regresar en unos pocos segundos.

—¿Puedes irte pronto? —preguntó Dee.

Arrastré mi atención de vuelta hacia ella. —Supongo —me detuve—.

Tan pronto como mi madre regrese.

Asintió. —¿Viste… al tipo que te atacó?

—Sí, dijo un montón cosas locas. —Cerré los ojos, y me pareció como

si me costara un poco más abrirlos de nuevo—. Algo sobre “encontrarlos.”

No lo sé. —Cambié de posición en la dura cama, los moretones no dolían

tanto—. Fue raro.

Dee palideció. —Espero que puedas irte pronto. Odio los hospitales.

—Yo igual.

Arrugó la nariz. —Tienen… un olor tan extraño.

—Es lo que siempre le digo a mamá, pero ella cree que lo invento.

Dee sacudió la cabeza. —No, no eres solo tú. Tienen este olor…

mohoso.

Mis párpados se abrieron de nuevo y me concentré en Daemon.

Tenía los ojos cerrados al inclinar su cabeza contra la pared, pero sabía

que estaba escuchando todo. Dee habló sobre llevarme a casa si mamá

no podía irse. Estuve impactada de nuevo por los gemelos. Daemon y Dee

no pertenecían aquí, pero yo sí. Podía perderme fácilmente entre las

blancas paredes y las cortinas verde pálido. Yo era simple como el linóleo,

pero esos dos parecían alumbrar la habitación con su perfecta belleza e

impotente presencia.

Ah, la medicina hacía efecto. Ahora estaba poética. Y drogada.

Dicha pura.

Dee se movió, bloqueando mi visión hacia Daemon.

Inmediatamente sentí el pánico inundarme, y me moví incomoda hasta

que pude verlo de nuevo. Mi pulso se calmó al momento en que mi mirada

se encontró con él. No me engañaba. Trataba de actuar como si estuviera

relajado, apoyado contra la pared así con los ojos cerrados y todo, pero su

mandíbula estaba tensa, y sabía que se encontraba como el inicio de la

primavera, vibrante de energía.

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—Estás contendiéndote bien. Yo estaría completamente aterrada,

meciéndome en una esquina por ahí. —sonrió Dee.

—Me aterraré. —murmuré—. Dame tiempo.

No estaba segura cuanto tiempo paso antes que mi madre

regresara con una molesta expresión en su lindo rostro. —Cariño,

perdóname por abandonarte. —dijo deprisa—. Hubo un accidente

bastante fuerte, y están trayendo a muchas víctimas. Tendrás que

permanecer aquí un rato. Tengo que quedarme, al menos hasta que

determinemos si hay que moverlos a un hospital más grande. Un montón

de enfermeras no están, y el hospital no está capacitado para este tipo de

crisis. —la miré incrédula. Sentí la molestia invadirme, de nuevo. Que se

jodan todos los demás. Casi muero hoy, y quería a mi mamá.

—Sra. Swartz, nosotros podemos llevarla a casa, —dijo Dee—. Estoy

segura que quiere irse. Sé que yo quisiera, y no es problema para nosotros

llevarla.

Le rogué con los ojos a mamá para que me llevara a casa ella

misma. —Me sentiría mejor si está aquí o conmigo, en caso de que sí tenga

una concusión y, bueno, no quiero que nada más suceda.

—Nunca dejaríamos que nada sucediese. —La mirada de Dee era

firme—. La llevaremos directo a casa y nos quedaremos con ella. Lo

prometo.

Pude notar como mamá luchaba con la necesidad de mantenerme

cerca y su responsabilidad hacia aquellos lastimados en el accidente. Me

sentía mal por ponerla a elegir. Además, sabía que verme en el hospital

debía ser un doloroso recuerdo de papá. Mis ojos volaron hacia Daemon, y

la molestia se evaporó de mis hombros. Le brindé una débil sonrisa a

mamá. —Está bien, mamá. Me estoy sintiendo mucho mejor, y estoy segura

que nada más está mal. No quiero quedarme aquí.

Mamá suspiró, jugando con sus manos. —No puedo creer que esto

ocurriera esta noche, precisamente. —Su nombre fue llamado por los

altavoces, nuevamente. Hizo algo no muy característico, maldijo—,

¡Demonios!

Dee saltó, inmediatamente. —Podemos hacerlo, Sra. Swartz.

Mamá me miró y luego a la puerta. —De acuerdo, pero sí ocurre

algo fuera de lo normal, —se volteó hacia mí—. O si tu cabeza comienza a

doler más, llámame inmediatamente. ¡No! Llama al 911.

—Lo haré —aseguré.

Se inclinó y me besó suavemente en la mejilla. —Descansa un poco,

cariño. Te quiero. —Entonces se fue, corriendo por el pasillo.

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Dee me sonrió ampliamente. —Gracias —dije—. Pero no tienes que

quedarte conmigo.

Frunció el ceño. —Sí, lo haré. Sin discusiones. —Se alejó de mi lado—.

Veré que puedo hacer para sacarte de este lugar.

Parpadeé y ya se había ido, pero Daemon se movió más cerca. Su

expresión era estoica y se detuvo al pie de mi cama. Cerré los ojos. — ¿Vas

a insultarme de nuevo? Porque no estoy dispuesto a… tolerar eso.

—Creo que te refieres a soportar.

—Tolerar, soportar. Como sea. —abrí mis ojos y lo encontré

mirándome—. ¿De verdad estás bien?

—Estoy genial. —bostecé audiblemente—. Tu hermana actúa como

si fuera su culpa.

—No le gusta cuando la gente se lastima, —dijo suavemente—. Y las

personas tienden a lastimarse a nuestro alrededor.

Un frío caló mi interior. Incluso aunque su expresión era seria, sus

palabras estaban impregnadas de dolor. — ¿Eso qué significa?

No respondió.

Dee regresó entonces, con una gran sonrisa en su cara. —Estamos

listos para irnos, con órdenes del doctor y todo.

—Ven, vamos a llevarte a casa. —Daemon se movió al lado de mi

cama y, sorprendentemente, me ayudo a sentarme y luego a levantarme.

Me tropecé unos cuantos pasos, teniendo que detenerme. —Wau,

me siento dormida.

La cara de Dee se tornó comprensiva. —Creo que las pastillas ya

están haciendo efecto.

—¿Estoy… hablando mal ya? —pregunté.

—Para nada. —rió.

Suspiré, exhausta al punto de casi caerme. Mi cuerpo fue elevado en

el aire e inclinado hacia pecho de Daemon, antes de ser depositada

suavemente en una silla de ruedas.

—Reglas del hospital, —explicó Daemon y luego me rodó,

deteniéndose únicamente para permitirme firmar un par de formas antes

de llevarme al estacionamiento.

Me ayudó a subir al auto de Dee cuidando de mi brazo, me levantó

y me puso en el asiento. —Puedo caminar, sabes.

—Lo sé. —Rodeó el auto y se sentó a mi lado.

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Intenté mantenerme en mi lado del asiento y con la cabeza arriba,

porque dudaba que él apreciara que me tirara encima, pero una vez que

Daemon se sentó junto a mí, mi cabeza simplemente cayó a su pecho. Se

tensó por un momento, pero luego puso un brazo sobre mis hombros. La

calidez rápidamente coló mis huesos. Se sintió bien en ese momento, estar

acurrucada contra él. Me sentía segura, y me recordó el calor que había

salido de su mano antes.

Hundí la parte sana de mi cara contra la suave tela de su camisa y

creí sentir su brazo apretándose a mí alrededor, pero eso pudo haber sido

el efecto de las pastillas. Para el momento en que el auto arrancó ya me

estaba quedando dormida, pensando en una cosa y en otra sin mucho

sentido.

No estaba segura si soñaba o no cuando Dee comenzó a hablar, su

voz sonaba baja y lejana. —Le dije que no fuera.

—Lo sé. —Hubo una pausa—. No te preocupes. No voy a permitir

que nada suceda esta vez. Lo juro.

El silencio fue seguido de más susurros silenciosos. —Hiciste algo,

¿cierto? —preguntó—. Es más fuerte ahora.

—No fue… mi intención. —Daemon se movió ligeramente, alejando

mi cabello de mi cara—. Solo pasó. Mierda.

Pasaron largos minutos, y yo luchaba por mantenerme despierta.

Pero los eventos de la noche hacían mucho peso sobre mí, y finalmente

sucumbí a la calidez de Daemon y a la dicha de la noche.

Cuando abrí los ojos nuevamente, la luz del día se abría paso por la

gruesa cortina de la sala, captando pequeñas partículas de polvo que

hacían deformes diseños sobre la pacífica cabeza de Dee. Ella estaba a

unos pocos pasos, en el mueble, curvada en profundo sueño. Sus

pequeñas manos se encontraban acomodadas bajos su mejilla, y su boca

ligeramente abierta. Parecía más bien una muñeca china que una

persona real.

Sonreí e inmediatamente hice una mueca.

Una chispa de dolor se apoderó de mi cabeza, y el miedo de la

noche anterior colmó mis venas de agua helada. Me quedé allí por unos

momentos, respirando hondo para calmarme y así ganar el control de mis

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87 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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locas emociones. Estaba viva —gracias a Daemon, quien aparentemente

también se encontraba en mi almohada.

Mi cabeza estaba en sus piernas, y una de sus manos descansaba

sobre la curva de mi cadera. Mi corazón se aceleró. No podía estar

cómodo, sentado toda la noche.

Daemon se estiró. —¿Estás bien, Kitten?

—¿Daemon? —Murmuré, tratando de controlar mis emociones—.

Yo… lo siento. No fue mi intención dormir encima de ti.

—Está bien. —me ayudó a sentarme. La habitación giraba un

poco—. ¿Te sientes bien? —preguntó de nuevo.

—Sí. ¿Te quedaste aquí toda la noche?

—Sí. —fue todo lo que dijo.

Recordaba a Dee ofrecerse, pero no a él. Despertarme con la

cabeza en sus piernas fue lo último que esperaba.

—¿Recuerdas algo? —preguntó quedito.

Mi pecho se apretó. Asentí, esperando que doliera más de lo que lo

hizo. —Fui atacada anoche.

—Alguien trató de asaltarte. —dijo.

No, no fue así. Recuerdo a un hombre tomando mi bolso, luego

tirándolo, pero él no quería mi dinero. —No intentaba asaltarme.

—Kat…

—No. —Intenté levantarme, pero su brazo regresó a mi alrededor,

formando una banda de hierro que no podía romper—. Él no quería mi

dinero, Daemon. Los quería a ellos.

Daemon se tensó. —Eso no tiene ningún sentido.

—¿En serio? —fruncí el ceño al mover mi brazo y darme cuenta que

la férula pesaba—. Pero seguía preguntando donde estaban y sobre un

rastro.

—Ese tipo estaba loco —dijo, en voz baja—. Te das cuenta de eso,

¿verdad? Que no estaba bien de la cabeza. Que nada de lo que haya

dicho significa algo.

—No lo sé. No parecía loco.

—¿No es lo suficientemente loco para ti tratar de golpear a una

chica hasta el cansancio? —su ceja se levantó—. Tengo curiosidad por

saber lo que es locura según tú.

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—No es a lo que me refiero.

—Entonces, ¿a qué te refieres? —Se movió, cuidando de no

lastimarme, lo cual me sorprendió—. Era un lunático cualquiera, pero tú vas

a hacerlo más grande de lo que en realidad es, ¿verdad?

—No estoy haciendo nada. —Inhalé para calmarme—. Daemon, ese

no era un lunático normal.

—Oh, ¿eres experta en gente loca ahora?

—Un mes contigo y siento que ya tengo una maestría sobre el tema.

—solté. Lo miré mal, y me aparté. Mi cabeza dolió.

—¿Estás bien? —se inclinó, poniendo su mano en mi brazo bueno—.

¿Kat?

Sacudí su mano. —Sí, estoy bien.

Sus hombros se tensaron, y miró hacia delante. —Sé que

probablemente estés afectada por lo que pasó anoche, pero no vuelvas

esto en algo que no es.

—Daemon...

—No quiero que Dee se mortifique porque haya un idiota allá afuera

atacando chicas. —Su mirada era tensa. Fría—. ¿Me entiendes?

Mi labio tembló. Parte de mí quería llorar. Otra parte quería

golpearlo. Entonces, ¿toda esta preocupación era por su hermana? Que

tonta yo.

Nuestras miradas se encontraron. Había tanta intensidad en sus ojos,

como si tratara de obligarme a entender.

Dee bostezó audiblemente.

Me aparté, rompiendo el contacto primero. Por supuesto, primer

punto para Daemon.

—¡Buenos días! —Chilló Dee mientras una o ambas de sus piernas

cayeron al piso, sonando sorprendentemente fuerte para alguien tan

delgado como ella—. ¿Están despiertos desde hace mucho?

Otro suspiro salió de los labios de Daemon, más audible y molesto

que el primero. —No, Dee, nos acabamos de levantar y estábamos

conversando. Roncabas tan alto que no podíamos seguir dormidos.

Dee resopló. —Lo dudo. Katy, ¿te sientes… bien esta mañana?

—Sí, estoy un poco adolorida y tensa, pero en general bien.

Sonrió, pero sus ojos aún brillaban llenos de culpa. Lo cual no tenía

sentido. Trató de alisar las ondas de su cabello, pero en seguida se

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OBSIDIAN

enrollaron de nuevo en cuanto apartó su mano. —Creo que voy a hacerte

desayuno. —Antes de poder responderle, corrió a la cocina y pude

escuchar numerosas puertas abrirse y cerrarse, al igual que utensilios y

sartenes golpeándose entre sí.

—De acuerdo.

Daemon se levantó y estiró, los músculos de su espalda me tentaron

bajo su camisa. Miré a otro lado.

—Mi hermana me importa más que cualquier otra cosa en el

universo —dijo suavemente. Cada palabra dicha con determinación—,

haría cualquier cosa por ella, por cerciorarme de que está feliz y segura.

Por favor, no la preocupes con historias locas.

Me sentí infinitamente pequeña. —Eres un idiota, pero no le diré

nada. —cuando miré hacia arriba, me costó concentrarme cuando sus

ojos brillaban tanto como lo hacían—. ¿De acuerdo? ¿Contento?

Algo se reflejó en su rostro, y se fue igual de rápido como había

llegado. ¿Rabia? ¿Remordimiento? —En realidad no. Para nada.

De nuevo nos miramos fijamente. El aire era tenso, palpable.

—¡Daemon! —Llamó Dee desde la cocina—. ¡Necesito tu ayuda!

—Deberíamos ir a ver qué está haciendo antes que destruya tu

cocina. —Se frotó la cara con las manos—. Es posible.

Manteniéndome en silencio, lo seguí por el pasillo donde la luz se

filtraba por la puerta abierta. Me estremecí ante la abrupta claridad y de

repente recordé que no me había cepillado el cabello ni los dientes

todavía. Salté lejos de Daemon. —Creo que tengo que… irme.

Levantó una ceja. —Irte… ¿A dónde?

Sentí mis mejillas calentarse. —Arriba. Necesito una ducha.

Sorprendentemente la puerta que había dejado abierta no se había

cerrado. Asintió y desapareció dentro de la cocina. En el borde de las

escaleras, inconscientemente mis dedos se fueron hasta mis labios y otro

escalofrío recorrió mi cuerpo. ¿Cuán cerca estuve de morir anoche?

—¿De verdad va estar bien? —escuché a Dee preguntar.

—Sí, va a estar bien. —Respondió Daemon, pacientemente—. No

tienes nada de qué preocuparte. Nada va a suceder. Todo estaba

arreglado cuando regresé.

Me mantuve cerca de las escaleras.

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OBSIDIAN

—No pongas esa cara. Nada te va a pasar. —Esta vez, Daemon

exhaló con evidente frustración—. O a ella, ¿Vale? —Se mantuvieron en

silencio un rato más—. Debimos haber esperado algo así.

—¿Tú lo hiciste? —Dee preguntó molesta—. Porque yo trataba de no

pensar en eso, tenía la esperanza de que tal vez podríamos tener un

amigo, uno de verdad, sin que ellos…

Sus tonos se disminuyeron, volviéndose ininteligibles. ¿Hablaban de

mí? Tenían que estar hablando de mí, pero eso no tenía ningún sentido. Me

quedé allí totalmente confundida, tratando de descubrir de qué podrían

estar hablando.

La voz de Daemon se alzó. —¿Quién sabe, Dee? Ya veremos cómo

van las cosas. —Hizo una pausa y luego se rió—. Creo que estás quemando

esos huevos. Ven, dámelos.

Antes de moverme de mi lugar escuché un poco más mientras ellos

iban de acá para allá normalmente. Sin advertencia, otra conversación

robada me vino a la mente. La noche anterior en el auto, mientras entraba

y salía de la inconsciencia, los había escuchado murmurar

preocupaciones que no pude entender.

Quería sacudirme el incesante presentimiento de que ocultaban

algo. No había olvidado la aversión de Dee hacia mí yendo a la

biblioteca. O la extraña luz que había visto en la biblioteca y me

recordaba tanto a la luz en el bosque cuando vi al oso y me desmayé,

algo que nunca había hecho en toda mi vida. Y también estaba el día en

el lago, donde Daemon se había convertido en Aquaman.

Caminé entumecida hasta mi baño y encendí la luz, esperando ver

mi cara arruinada. Moví la cabeza a un lado, y un jadeo escapó de mi

garganta. Sabía que mi mejilla había sido rasgada anoche. Recordaba el

dolor y a mi ojo hinchado sin poder abrirse. Pero ahora, mi ojo solo se

encontraba un poco morado, y mi mejilla roja como si nueva piel ya

hubiese comenzado a crecer. Mi mirada viajó hasta mi cuello. Los

moretones ahí eran casi visibles, como si el accidente hubiese ocurrido días

atrás, y no apenas anoche.

—¿Qué demonios? —murmuré.

Mis heridas estaban casi curadas, con la excepción de mi brazo….

Pero eso también apenas dolía. Otro recuerdo pasó por mi mente, de

Daemon inclinándose sobre mí en el camino con las manos calientes. ¿Sus

manos habían…? No podía ser.

Sacudí la cabeza.

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OBSIDIAN

Pero mientras me examinaba a mí misma no podía sacudir la

sensación que me decía que algo sucedía aquí, y los gemelos sabían.

Nada tenía sentido.

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OBSIDIAN

11

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Melii

l domingo antes de que la escuela fuera a comenzar, Dee me

llevó al pueblo para comprar mis cuadernos, mientras que ella

reemplazó casi todos sus útiles escolares. Sólo tendríamos tres

días de escuela y luego el Día del Trabajo. Ya estaba

anhelándolo. Antes de regresar a casa, Dee estaba hambrienta como

siempre, y nos detuvimos en uno de sus lugares favoritos.

—Es un… restaurante pintoresco —dije.

Dee sonrió, el tacón de su sandalia constantemente tocando el piso.

—¿Pintoresco? Es pintoresco para una chica de ciudad como tú, pero aquí

es el lugar más popular.

Eché otra rápida mirada alrededor. El Smoke Hole no era tan malo;

de hecho era un lugar con colores tierra, y me gusto los grupos de rocas y

piedras que sobresalían de los bordes de las mesas.

—Está mucho más lleno en la tarde y después de la escuela —

agregó entre sorbo y sorbo—, Hace imposible conseguir un asiento.

—¿Vienes aquí a menudo? —Encontré un poco difícil imaginar a la

hermosa Dee pasando el rato aquí, comiendo un sándwich de pavo y

malteadas.

Pero ella estaba aquí, con su segundo sándwich de pavo y su

tercera malteada. Desde que conocí a Dee, había estado

constantemente sorprendida por la cantidad de comida que consumía en

una sola sesión. En realidad, era un poco preocupante.

—Daemon y yo venimos aquí al menos una vez a la semana por

lasaña. ¡Está para morirse! —sus ojos se iluminaron con una mezcla de

emoción y nostalgia.

Reí. —Tú amas cualquier comida, pero gracias por invitarme a salir

hoy. Me alegra poder salir de casa sin mamá. Se la pasa cada segundo

sobre mí.

E

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OBSIDIAN

—Ella está preocupada.

Asentí, jugueteando con la pajita. —Especialmente después de

enterarse sobre la chica que murió la misma noche. ¿La conocías?

Dee bajó la mirada a su plato, sacudiendo su cabeza. —No mucho.

Cursaba un grado inferior que nosotros, pero mucha gente la conocía.

Pueblo pequeño y todo eso. Creo que leí que no están seguros de que

fuera asesinada, parece que fue un ataque al corazón —se detuvo, sus

labios se fruncieron mientras miraba sobre mi hombro—. Qué extraño.

—¿Qué? —pregunté, girándome para ver lo que ella estaba mirando

y volteando mi rostro tan pronto como pude. Era Daemon.

Dee inclinó su cabeza, su cabello oscuro cayó descuidadamente a

su alrededor. —No sabía que él vendría aquí.

—Oh, él aparece con solo ser nombrado.

Dee estalló en risas, llamando la atención de todos en la habitación.

—Ah, eso fue divertido.

Me hundí en mi asiento. Después de la mañana en que él y su

hermana me prepararon el desayuno, él me ha evitado y eso estaba bien.

Sin embargo, quería darle las gracias por salvarme la vida. Un

agradecimiento adecuado que no termine en insultos, pero las pocas

veces que fui capaz de verlo, él se tomó el tiempo suficiente para

advertirme con la mirada que no quería que me acercara.

Daemon podría ser el hombre más físicamente perfecto que había

visto —su rostro era algo por el cual un artista moriría por tener una

oportunidad de dibujar—nunca parecía verse mal. Pero también podría ser

el mayor imbécil del planeta.

—No va a sentarse aquí, ¿verdad? —susurré a Dee, quien parecía

muy divertida.

—Hola, Dee.

Contuve la respiración ante el sonido de su ronca voz. Deslicé mi

brazo vendado debajo de mi mesa. Estaba segura de que si él lo veía,

podría recordarle el inconveniente que he sido.

—Oye —dijo Dee mientras descansaba su barbilla en su mano—.

¿Qué estás haciendo aquí?

—Tengo hambre —respondió él secamente—. Aquí es donde la

gente viene a comer, ¿no?

Miré mi hamburguesa a medio comer y papas fritas, jugando con mi

plato, rezando a quien sea que pudiera escuchar mis plegarias poder

desvanecerme en mi asiento hasta que él se fuera. Me obligué a mi misma

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OBSIDIAN

a pensar en todo tipo de cosas—libros, programas de televisión, películas,

Daemon, el césped afuera de…

—Todos menos tú, ¿Viniste a jugar con tu comida?

Oh, maldición. Plasmé la sonrisa más brillante que pude fingir y me

armé de valor. Mi sonrisa vaciló en el momento en que lo miré a los ojos. Él

me miró expectante, como si supiera lo que realmente estaba pensando,

quería que peleara contra él. —Sí, verás, mamá normalmente me lleva a

Chuck E. Cheese para cenar, así que me siento un poco fuera de lugar.

Extraño al ratón tomando mi pedido y todo eso.

Dee resopló y levantó la mirada a su hermano. —¿No es ella

grandiosa?

—Sencillamente encantadora —cruzó sus brazos, su voz en un tono

tan seco como siempre—. ¿Qué tal tu brazo?

Su pregunta me tomó por sorpresa. Mi brazo se sentía bien. Quería

deshacerme de la férula, pero mamá se rehusaba a dejarme bañar sin

ella. —Mejor. Estoy bien. Gracias…

—No lo hagas —me interrumpió, pasando una mano a través de sus

mechones negros—. Tu cara se ve mucho mejor, por cierto.

Inconscientemente coloqué una mano en mi mejilla. —Bueno…

gracias, creo —Miré a Dee con incredulidad y musité las palabras: ¿Tengo

algo en mi cara? Hacia ella.

Ella intercambió una mirada divertida conmigo antes de regresar la

atención a su hermano. —¿Te unes a nosotras? Estábamos terminando.

Fue el turno de Daemon de resoplar. —No, gracias.

Volví a juguetear con la comida de mi plato. Como si la idea de

comer con nosotras fuera la cosa más absurda.

—Bueno, eso es tan triste —Dee no se ofendió en absoluto.

—¡Daemon, ya estás aquí!

Levanté la mirada hacia el sonido de una chica demasiado

emocionada. Una pequeña y linda rubia saludaba desde la entrada.

Daemon le regreso el saludo, no muy alegremente, y observé como ella

prácticamente rebotó hasta nuestra mesa. Cuando estuvo frente a

Daemon, lo besó rápidamente en la mejilla antes de abrazarlo

posesivamente.

Una fea y ardiente sensación se esparció en mi vientre. ¿Tenía novia?

Eché una mirada a Dee. Su hermana no parecía feliz.

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OBSIDIAN

La chica finalmente puso atención en nuestra mesa. —Hola, Dee,

¿Cómo has estado?

Dee le regresó la sonrisa en un tono muy contenido. —Grandioso,

Ash, ¿Y tú?

—Excelente —Le dio un codazo a Daemon como si estuviera

hablando de una broma entre ellos.

No pude respirar.

—¿Pensé que te habías ido otra vez? —preguntó Dee, sus ojos por lo

general cálidos se convirtieron en fríos—. ¿Tus hermanos decidieron

regresar antes de que comenzara la escuela?

—Cambiamos de opinión —Levantó la mirada hacia Daemon

nuevamente, quien comenzaba a verse incómodo.

—Mmm, interesante —respondió Dee, su expresión asumió una

máscara felina—. Oh, que grosera soy. Ash, ella es Katy —me señaló—. Es

nueva en nuestro excitante pueblo.

Forcé una sonrisa hacia la chica. No había razón para estar celosa o

molesta, pero maldición, esta chica era muy linda.

La sonrisa de Ash se desvaneció. Dio un paso hacia atrás. —¿Esta es

ella?

Mis ojos fueron hasta Dee.

—No puedo hacer esto, Daemon. Quizás ustedes estén de acuerdo,

pero yo no —Ash sacudió su cabello rubio con una mano—. Esto es un

error.

Daemon suspiró. —Ash…

Sus labios se fruncieron. —No.

—Ash, ni siquiera la conoces —Dee se puso de pie—. No seas

ridícula.

El tráfico en la cena, literalmente, se detuvo. Todo el mundo nos

miraba.

Sentí un calor, una mezcla de vergüenza y de ira, subiendo por mi

rostro mientras veía a Ash. —Lo siento, ¿Te he hecho algo?

Los extraordinariamente ojos azules brillaron fijos en mí. —Sí, ¿Qué te

parece respirar para comenzar?

—¿Disculpa? —dije.

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—Ya me has oído —replicó Ash. Luego se volvió a Daemon—. ¿Es por

esto que todo lo que hemos logrado se irá a la mierda? ¿Por esto mis

hermanos han tenido que moverse por el país…?

—Es suficiente —Daemon agarró el brazo de Ash—. Hay un

McDonald una calle abajo. Te conseguiremos tu Cajita Feliz. Quizás eso te

tranquilice.

—¿De qué va todo esto? —exigí. El impulso de levantarme y

arrastrarla por el cabello era difícil de ignorar.

La ardiente mirada de Ash era como dos rayos láser. —Todo se irá a

la mierda.

—Bueno, esto fue muy divertido —Daemon arqueó una ceja a su

hermana—. Te veré en casa.

Los observé marchándose, hirviendo de ira. Sin embargo, debajo de

esa ira también me sentía herida.

Dee ese dejó caer en su asiento. —Oh, Dios mío, lo siento. Es una

completa perra.

La miré mientras mis manos temblaban. —¿Por qué dijo esas cosas

de mí?

—No lo sé. Parecía estar celosa —Dee jugueteó con su paja, pero

evito mis ojos—. Ash tiene algo con Daemon, siempre lo ha tenido. Solían

salir antes.

Mi cerebro quedo atrapado en las palabras “Solían salir” por un

segundo.

—De todos modos, se enteró de que él te rescató la otra noche. Por

supuesto que ella te va a odiar.

—¿De verdad? —No le creía—. ¿Todo esto porque Daemon me

salvó de ser asesinada? —Frustrada, golpeé mi férula sobre la mesa e hice

una mueca—. Pero si Daemon me trata como si fuera una terrorista. Es

ridículo.

—Él no te odia —contestó en voz baja—. Creo que quiere hacerlo,

para ser honesta. Pero no puede. Por eso actúa así.

Eso no tenía sentido para mí. —¿Por qué quiere odiarme? No quiero

odiarlo, pero no me lo pone fácil.

Dee levantó su mirada, sus ojos llenos de lágrimas. —Kat, lo siento. Mi

familia es un poco rara. Así es en este pueblo. Así es Ash. Verás, su familia

es… es amiga de la nuestra. Y todos nosotros tenemos mucho en común.

—La mire, esperando que ella se explicara que en común podría tener con

esa arpía de Ash.

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OBSIDIAN

—Ellos son trillizos, ¿Sabes? —Dee se recargó contra el respaldo,

mirando con indiferencia su plato—. Tiene dos hermanos, Adam y Andrew.

—Espera —La mire boquiabierta—. ¿Me estás diciendo que hay unos

trillizos aquí y ustedes son gemelos?

Frunció el ceño mientras asentía.

—¿En una ciudad como de quinientas personas?

—Sé que es raro —dijo, mirándome—. Pero tenemos cosas en común

y todos somos muy unidos. A los pueblos pequeños no les agradan los

extraños. Y yo estoy saliendo con su hermano Adam.

Abrí mi boca. —¿Tienes novio? —Cuando ella asintió, negué con mi

cabeza—. Nunca lo has mencionado antes.

Se encogió de hombros, apartando la mirada. —No es algo que me

guste contar. No nos vemos mucho.

Cerré mi boca de golpe. ¿Qué chica no habla de su novio? Si yo

tuviera uno, hablaría de él, al menos lo mencionaría una vez. Quizás dos.

Miré a Dee con nuevos ojos, preguntándome cuando más no me estaba

diciendo. Echándome hacia atrás, mi mirada se desvió más allá de Dee, y

fue como si un interruptor se encendiera.

Comencé a notar cosas—pequeñas cosas.

Por ejemplo, cómo la camarera pelirroja con un lápiz clavado en su

peinado no dejaba de mirarme y tocaba una brillante piedra negra de su

collar. Luego, estaba el viejo hombre sentado en el bar, su comida sin

tocar, nos miraba mientras murmuraba por lo bajo. Parecía estar un poco

loco. Mis ojos recorrieron la habitación. Una mujer en traje de negocios

llamó mi atención. Ella dijo algo y regresó su atención a su compañero. Él

miró sobre su hombro, y su rostro palideció.

Rápidamente, me giré hacia Dee. Ella parecía ajena a todo, o quizás

estaba tratando fuertemente de ignorarlos. La tensión se cortaba en el

aire. Era como una línea invisible que se había dibujado y debía saltar

sobre ella. Podía sentirlos a todos, decenas de ojos, fijos en mí. Todas esas

miradas llenas de desconfianza y una emoción mucho más peor.

Miedo.

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98 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

La última cosa que quería usar en mi primer día en una escuela

nueva era una férula, pero dado a que mi mamá insistía en que esperara a

mañana, cuando sería mi primer chequeó, estaba atrapada entras los

susurros, “¡Mira, una chica nueva!” cuando entré en los pasillos de la

escuela. Y a eso le agregas, “¡Mira, una chica nueva que ha sido

asaltada!”, también.

Todos me miraban como si yo fuera un extraterrestre con dos

cabezas caminando por la escuela. No estaba segura de sí debería

sentirme como una celebridad o un paciente escapado de un manicomio.

Nadie me hablaba.

Por suerte, la escuela era pequeña y fue fácil encontrar las clases.

Estaba acostumbrada a escuelas con al menos cuatro pisos de alto, con

múltiples alas, y campos abiertos. La escuela tenía un par de pisos, pero

eso era todo.

Encontré mi salón de clase fácilmente y me senté ignorando las

miradas curiosas y un par de suaves sonrisas. No vi a mis vecinos hasta el

segundo periodo, y fue Daemon quien se paseaba por los pasillos antes de

que sonara la campana, con una sonrisa en sus labios llenos. Las

conversaciones habían prácticamente cesado. Varias chicas a mi

alrededor incluso dejaron de garabatear en sus cuadernos.

Daemon era una especie de estrella de rock, entraba con una

arrogancia mortal. Tenía la atención de todo el mundo, especialmente

cuando cambió su libro de trigonometría de una mano a otra, y pasó sus

dedos entre su alborotado cabello, dejándolo caer de vuelta a su frente.

Sus vaqueros colgaban de sus caderas, así que cuando levantó su brazo,

una línea de piel dorada hizo las matemáticas mucho más interesante.

Una chica de cabello rojizo suspiró a mi lado y dijo en voz baja: —

Dios, lo que no daría por un trozo de eso. Un sándwich de Daemon debería

estar en el menú.

Otra chica rió. —Eso sería terrible.

—Junto con los gemelos Thompson como plato principal —respondió

la pelirroja, ruborizándose mientras él se acercaba.

—Lesa, eres una tonta —dijo riendo la morena.

Me apresuré a ignorarlo observando mi cuaderno, pero sabía que él

se sentó detrás de mí. Mi espalda entera hormigueaba. Un segundo

después, sentí que picaban en mi espalda. Mordiéndome el labio, miré

sobre mi hombro.

Su sonrisa era ladeada. —¿Cómo está tu brazo, Kittykat?

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OBSIDIAN

La emoción y el miedo peleaban en mi interior. ¿Escribió en mi

espalda? No me sorprendería si lo hiciera. Sentí mis mejillas enrojecer ante

el brillo en sus ojos verdes. —Bueno —dije, echando mi cabello hacia

atrás—. Me quitaran la férula mañana, creo.

Daemon colocó su pluma en el borde del escritorio. —Eso ayudara.

—¿Ayudar con qué?

Él jugueteó con el bolígrafo, aparentemente ajeno a confusión. —

Con eso que llevas allí.

Mis ojos se entrecerraron. No quería saber a lo que estaba

refiriéndose. No había nada malo con mis jeans o mi blusa. Me parecía

igual que a todos los demás en el aula, con excepción de los chicos que

tenían sus camisas fajadas en sus pantalones. No había visto un sombrero

vaquero o acentos extraños. Estos chicos parecían como los chicos de

Florida, solo con menos potencial al cáncer de piel.

Lesa y su amiga dejaron de hablar, observando a Daemon y a mí

con la boca abierta. Le rogué a Dios para que Daemon no dijera nada

estúpido, porque sí no lo golpearía hasta sacarlo de la clase. Mi férula era

lo suficientemente pesada como para hacerle daño.

Inclinándose hacia adelante, su cálido aliento bailó a lo largo de mi

mejilla cuando habló: —Menos personas te mirarían si no trajeras la férula,

es todo lo que digo.

No creí ni por un segundo que eso era todo de lo que estaba

hablando. Además de eso, con él estando tan cerca de mi cara, todo el

mundo estaba mirándonos. Y nosotros no estábamos apartando la mirada

del otro. Estábamos atrapados en una pelea épica de miradas que me

negaba a perder. Algo pasó entre nosotros, recordándome a la extraña

corriente que había sentido con él.

Un chico al otro lado de Daemon silbó. —Ash va a patearte el

trasero, Daemon.

Daemon sonrió con superioridad. —No, le gusta demasiado mi

trasero como para lastimarlo.

El chico rió.

Con los ojos fijos en los míos, él se acercó aún más. —¿Adivina qué?

—¿Qué?

—Revisé tu blog.

Oh. Querido. Jesús. ¿Cómo lo encontró? Espera. Más importante que

el hecho de que lo encontró. ¿Busco en Google mi blog? Era como

echarle más sal a la herida.

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OBSIDIAN

—Acosándome otra vez, ya veo. ¿Necesito conseguir una orden de

restricción?

—En tus sueños, Kitten —sonrió—. Oh, espera, ya soy el protagonista

de ellos, ¿no?

Rodé mis ojos. —Pesadillas, Daemon. Pesadillas.

Él sonrió, sus ojos brillaban, y casi le devolví la sonrisa, pero por suerte

el profesor comenzó a llamar nuestra atención, forzando a terminar nuestra

platica, bueno, lo que sea que pasaba entre nosotros. Me giré a mi

asiento, dejando escapar un lento suspiro.

Daemon rió suavemente.

Cuando la campana sonó, señalando el final de la clase, salí lo más

rápido que pude. Lo hice sin mirar atrás para ver lo que Daemon estaba

haciendo. Matemáticas sería mucho más difícil de lo normal si él se sienta

detrás de mí en cada clase, todos los días.

En el pasillo, Lesa y su amiga me alcanzaron. —Eres nueva aquí —dijo

la morena. Que observadora.

Lesa rodó sus oscuros ojos. —Eso es obvio, Carissa.

Carissa ignoró a su amiga, empujando sus gafas por encima de su

nariz mientras ella se abría paso entre el pasillo lleno de gente. —¿Cómo

conoces a Daemon Black tan bien?

Teniendo en cuenta de que estas chicas hablaban conmigo solo

porque estuve hablando con Daemon, eso no me emocionaba. —Me

mudé a su lado a mediados de junio.

—Ah, estoy celosa —Lesa frunció sus labios—. A la mitad de la

población en esta escuela les encantaría cambiar lugar contigo.

Felizmente cambiaría de lugar con ellos.

—Por cierto, me llamo Carissa, y ella es Lesa, por si no lo sabías

todavía. Hemos vivido aquí toda nuestra vida —Carissa esperó.

—Me llamo Katy Swartz, de Florida —Curiosamente, ella no tenían los

marcados acentos que yo había esperado.

—¿Viniste aquí, a West Virginia, de Florida? —Los ojos se Lesa se

agrandaron—. ¿Estás loca?

Sonreí. —Mi mama lo está.

—¿Que le paso a tu brazo? —preguntó Carissa mientras me seguían

por las escaleras.

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OBSIDIAN

Había tanta gente en las escaleras que yo no podía hablar de lo

ocurrido, pero Lesa aparentemente lo sabía. —Ella fue asaltada en el

pueblo, ¿Recuerdas? —Le dio un golpe a Carissa con una cadera—. La

misma noche que Sarah Butler murió.

—Oh, sí —dijo Carissa, frunciendo el ceño—. Le harán un homenaje

mañana durante el evento de bienvenida. Es tan triste.

No muy segura de que responder, asentí.

Lesa sonrió mientras llegamos a la segunda planta. Tenía Inglés en el

extremo del pasillo y estaba segura de que compartiría esa clase con Dee.

—Bueno, fue un placer conocerte. No conocemos a mucha gente nueva

aquí.

—Nop —concordó Carissa—. No hay chicos nuevos desde que los

trillizos llegaron aquí en primer año.

—¿Te refieres a Ash y sus hermanos? —pregunté, confundida.

—Y a los Black —respondió Lesa—. Los seis legaron aquí con unos

días de diferencia. Toda la escuela se volvió loca.

—Espera —Me detuve en medio del pasillo, ganándome unas

miradas desagradables de algunas personas que chocaron conmigo—.

¿Qué quieres decir con los seis? ¿Y todos llegaron aquí al mismo tiempo?

—Pues eso —dijo Carissa, levantando sus gafas—. Y Lesa no está

bromeando. Fue una locura los siguientes meses. ¿Puedes creerlo?

Lesa se detuvo en la puerta de un aula, su frente arrugada. —Oh,

¿No sabías que aquí estuvieron tres Black?

Sintiéndome incluso más confundida, negué con mi cabeza. —No.

Sólo son Daemon y Dee, ¿Verdad?

La campana sonó, y Lesa y Carissa miraron como el salón comenzó

a llenarse. Fue Lesa quien me explicó: —Eran trillizos, también. Dee y sus dos

hermanos, Daemon y Dawson. Eran completamente idénticos, como los

chicos Thompson. No podrías distinguirlos ni aunque tu vida dependiera de

ello.

Las miré, con mis pies sembrando raíces en el suelo.

Carissa sonrió con tristeza. —Es muy triste. Uno de ellos, Dawson,

desapareció un año atrás. Casi todo el mundo cree que él está muerto.

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102 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Traducido por Annabelle

Corregido por Melii

ba tarde a clases, por lo que no tuve tiempo de preguntarle a

Dee sobre su otro hermano en Inglés Avanzado. Y todavía estaba

muy dolida para tocar ese tema con ella. No podía creer que

tuvieran otro hermano y no lo hubieran mencionado ni siquiera

una vez. Ni hubieran mencionado a sus padres, su novio, o lo que hacía

cuando se iban por uno o dos días.

¿Él había desaparecido? ¿Muerto? Mi corazón se encogió por ellos

incluso aunque, obviamente, no me habían contado todo. Yo sabía lo que

era perder a alguien. Y encima de todo eso, había algo completamente

extraño en el hecho de que dos familias diferentes con trillizos se hubieran

mudado al mismo pueblito en cuestión de días, pero Dee había dicho que

los Thompson eran amigos de la familia. Quizás fue planeado.

Después de clases, Dee fue detenida por Ash y un chico de cabellos

dorados que parecía modelo. No se necesitaba ni un poco de esfuerzo en

la imaginación para darse cuenta de que era uno de sus hermanos. Y

cuando se fueron, antes de que saliéramos corriendo a nuestra próxima

clase, lo único que Dee pudo decir fue que nos encontráramos en el

almuerzo.

Mi próxima clase era Biología, y Lesa estaba allí. Se sentó en la mesa

frente a mí, sonriendo. —¿Cómo te está yendo en tu primer día?

—Bien. Normal. —Normal con la excepción de todo de lo que me he

enterado—. ¿Y el tuyo?

—Aburrido y solitario ya. —respondió—. No puedo esperar a que se

termine este año escolar. Estoy lista para largarme de aquí y mudarme a

un pueblo normal.

—¿A un pueblo normal? —reí.

I

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103 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Lesa se inclinó hacia atrás, descansando los brazos sobre la mesa. —

Este pueblo es el epicentro de la rareza. Algunas personas aquí, bueno…

simplemente no actúan correctamente.

Se me vino a la mente un campesino de tres dedos, pero de alguna

manera, dudaba que era eso a lo que ella se refería. —Dee dijo que

algunas personas aquí no eran amistosas.

Rió. —Lo dijo.

Fruncí el ceño. —¿Eso que se supone que significa?

Sus ojos se abrieron y sacudió la cabeza. —No lo digo de una mala

manera, pero alguno de los chicos de aquí y las familias del pueblo no son

amistosos con ella, ni con los otros como ella.

—Los otros como ella… —dije lentamente—. No estoy segura de

saber lo que eso significa.

—Yo tampoco, —se encogió de hombros—. Como dije, la gente es

extraña por aquí. El pueblo es extraño. Las personas están siempre

afirmando ver hombres de negro corriendo por ahí, en trajes negros, no los

actores. Pienso que son del gobierno. De hecho, yo misma los he visto.

También están las otras cosas que la gente afirma haber visto.

Recordé al hombre de la tienda. —¿Cómo qué?

Sonriendo, Lesa miró hacia el frente del salón. El profesor no había

llegado todavía. Se arrimó más cerca y bajó su voz hasta susurrar. —Vale,

esto va a sonar loquísimo, y aclaremos una cosa. Yo no creo en nada de

esta mierda, ¿De acuerdo?

Sonaba jugoso. —De acuerdo.

Sus ojos se encogieron. —La gente de por aquí aclama haber visto

unas masas de luz allá arriba, cerca de las montañas Seneca. Como

unas… cosas de luz en forma de personas. Algunos creen que son

fantasmas, o extraterrestres.

—¿Extraterrestres? —Rompí a reír, atrayendo unas cuantas miradas—.

Lo siento, pero, ¿Es en serio?

—En serio —repitió, sonriendo—. Yo no lo creo, pero de hecho por

aquí hemos tenido tráfico de gente buscando evidencias. No bromeo.

Somos como en Point Pleasant aquí.

—Oh, vas a tener que contarme de eso.

—¿No has escuchado nunca del Hombre Polilla? —rió al ver mi cara—

. Es otra cosa extraña sobre una criatura gigante que vuela y advierte a las

personas antes de que algo malo suceda. Allá en Point Pleasant, algunos

han reportado haberlo visto antes de que el puente colapsara y matara un

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104 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

montón de gente. Y días anteriores a eso, reportaron haber visto hombres

en trajes caminando por allí.

Abrí la boca para contestar, pero nuestro profesor entró. Al principio

no lo reconocí. Su cabello castaño claro estaba recogido hacia atrás, y el

polo se pegaba a su cuerpo, nada como la camisa gastada y los jeans en

que lo había visto la última vez.

Matthew era el Sr. Garrison, mi profesor de biología. El mismo chico

que había estado en la casa de Daemon cuando regresamos del lago.

Él recogió papeles de su escritorio y subió la mirada, escaneando la

clase. Sus ojos se detuvieron en mí, y sentí como la sangre abandonaba mi

cara.

— ¿Estás bien? —susurró Lesa.

El Sr. Garrison sostuvo mi mirada un segundo más y luego la retiró. Solté

el aire que estaba conteniendo. —Sí, —susurré, tragando seco—. Estoy

bien.

Me senté en mi silla, mirando al frente distraídamente mientras el Sr.

Garrison empezaba su clase, hablando sobre la materia que cursábamos y

los laboratorios en los que íbamos a participar. La autopsia de animales

obligatoria ya tenía fecha, para mi muy mala suerte. La idea de cortar

animales, vivos o muertos, me daba escalofrío.

Pero no tan malo como el escalofrío que me provocaba el Sr.

Garrison. Durante la clase podía sentir su mirada fija en mí, y era como si

viera directamente dentro de mí. ¿Qué diablos estaba ocurriendo por

aquí?

La cafetería de la escuela se encontraba cerca del gimnasio, un largo

y rectangular espacio que olía a comida sobrecosida y desinfectante.

Mesas blancas ocupaban el lugar y la mayoría de ellas ya estaban llenas

para el momento en que entré. Reconocí a Carissa en la fila.

Ella se volteó, me vio y sonrió. —Hay espagueti en el menú, o al menos

lo que ellos consideran espagueti.

Haciendo una mueca, puse un poco en mi bandeja. —No se ve tan

mal.

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105 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—No luego de que hayas visto el pastel de carne. —agregó fideos a

su plato, junto con un poco de ensalada. Luego escogió su bebida—. Lo

sé. La leche con chocolate y el espagueti no van juntos.

—No, no van. —reí, tomando una botella de agua—. ¿Permiten

comer a cualquiera fuera del campus?

—No, pero no nos detienen cuando lo hacemos. —Carissa le tendió

un par de dólares a la señora del almuerzo, luego se volteó hacia mí—.

¿Tienes a alguien con quien sentarte?

Sacando mi dinero, asentí. —Sí, me siento con Dee. ¿Y tú?

—¿Qué? —dijo.

Subí la mirada. Carissa me estaba viendo con la boca abierta. —Me

voy a sentar con Dee. Estoy segura que también puedes.

—No, no puedo. —Carissa tomó mi brazo y me sacó de la fila.

Arqueé una ceja. — ¿En serio? ¿Por qué? ¿Son leprosos sociales o algo

así?

Se acomodó los lentes sobre su nariz y rodó los ojos. —No. Son muy

geniales y todo, pero la última chica que lo hizo, solo… desapareció.

Se me formaron nudos en el estómago, y solté una risita nerviosa. —

Estás bromeando, ¿cierto?

—No. —dijo solemnemente—. Desapareció alrededor del mismo

tiempo que su hermano.

No lo podía creer. ¿De qué más me iba a enterar? ¿Extraterrestres?

¿Hombres de negro? ¿El hombre Polilla? ¿El hada de los dientes sería real

también?

Carissa miró hacia una mesa llena de amigos. Algunos puestos

estaban libres. —Su nombre era Bethany Williams. Se transfirió a esta

escuela a la mitad de su segundo año, poco después de que ellos llegaran

aquí. —Se inclinó un poco hacia el fondo de la cafetería—. Se involucró en

una relación con Dawson, y ambos desaparecieron al principio del tercer

año.

¿Por qué ese nombre me sonaba familiar? ¿Importaba? Había

muchas cosas que desconocía de Dee.

—De igual manera, ¿Quieres sentarte con nosotros? —preguntó

Carissa.

Sacudí la cabeza, sintiéndome mal por rechazar su oferta. —Le

prometí a Dee que me sentaría hoy con ella.

Carissa sonrió débilmente. —Bueno, entonces, ¿tal vez mañana?

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OBSIDIAN

—Sí. —sonreí—. Mañana definitivamente.

Reajustando mi bolso, tomé mi plato de comida y me dirigí al fondo

de la cafetería. Inmediatamente vi a Dee. Estaba conversando con uno

de los hermanos Thompson mientras enredaba su cabello oscuro alrededor

de su dedo. De frente al chico de cabellos dorados estaba otro, medio

sentado en la mesa con su espalda hacia mí. Me preguntaba cuál era el

“algo así” novio de Dee. La mesa estaba llena, con solo dos puestos libres.

Entonces vi la capa de cabello rubio ultra brillante de Ash frente al

chico en la mesa. Extrañamente, ella se encontraba más alta que todos los

demás. Un momento después me di cuenta el porqué.

Estaba sentada en las piernas de Daemon. Sus brazos se envolvieron

alrededor de su cuello, y la vi presionar su pecho contra él, riendo de lo

que decía.

¿Él no había tratado de besarme en el porche? Estaba bastante

segura que no había imaginado eso. Daemon era un cretino de los

mejores.

—¡Katy! —exclamó Dee.

Todos en la mesa subieron la mirada. Incluso uno de los gemelos se

volteó en su silla. Sus ojos color cielo se abrieron al verme. El otro gemelo se

inclinó hacia atrás, cruzando los brazos. Su ceño fruncido era toda una

pieza de arte.

—Siéntate —dijo Dee, golpeando el lado de la mesa frente a ella—.

Estábamos hablando sobre...

—Espera, —dijo Ash. Sus labios pintados de rojo se torcieron en una

mueca—. ¿La invitaste a ella a sentarse con nosotros? ¿Es en serio?

Los nudos regresaron a toda velocidad, dejándome sin habla.

—Cierra la boca, Ash —murmuró el gemelo que se había volteado—.

Vas a hacer una escena.

—No voy a hacer nada. —Su brazo se apretó alrededor del cuello de

Daemon—. No necesita sentarse con nosotros.

Dee suspiró. —Ash, deja de ser una perra. Ella no está tratando de

robarte a Daemon.

Mis mejillas se encendieron mientras estuve allí, incómoda. La ira

descendió de Ash en olas, viajando alrededor de la mesa y chocando

contra mí.

—No es de eso de lo que me preocupo —gruñó Ash, me miró y curvó

su labio—. De verdad.

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107 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Mientras más tiempo estuve parada allí, más estúpida me sentía. Mis

ojos saltaban de Dee a Daemon, pero su mirada estaba fija en el hombro

de Ash.

—Solo siéntate —dijo Dee, indicándome que me acercara—. Se le

pasará.

Empecé a poner mi plato en la mesa.

Daemon murmuró algo y Ash lo golpeó en el brazo. Bastante fuerte,

por cierto. Él enterró la cara en su cuello, y aquel oscuro e indeseado

sentimiento se abrió paso dentro de mí.

Quité la mirada de ellos, y me concentré en Dee. —No sé si deba.

—No deberías. —soltó Ash.

—Cierra la boca. —dijo Dee, y luego se dirigió a mí con voz dulce—.

Discúlpame que conozca a perras tan insoportables.

Casi sonreí, pero había un calor en mi cuerpo que subía hasta mi

garganta, bajando por mi espalda. —¿Estás segura? —me escuché decir.

Daemon levantó la cabeza del cuello de Ash y me dirigió una mirada

confundida. —Creo que es obvio si eres bienvenida aquí o no.

—Daemon —siseó Dee, sus mejillas se encendieron. Se volteó hacia mí

con lágrimas en los ojos—. No habla en serio.

—¿Estás hablando en serio, Daemon? —Ash se volteó en sus piernas,

con la cabeza inclinada hacia un lado.

Mi corazón ya saltaba en mi pecho para el momento en que sus ojos

se encontraron con los míos. Su mirada era oscura.

—De hecho, sí, hablaba en serio. —Se inclinó sobre la mesa,

mirándome a través de sus gruesas pestañas—. No eres bienvenida aquí.

Dee habló de nuevo, pero yo ya no podía escuchar nada más. Mi

rostro se sintió como si estuviera prendido en fuego. Las personas a nuestro

alrededor comenzaban a mirar. Uno de los chicos Thompson sonreía,

mientras el otro parecía como si quisiera arrastrarse debajo de la mesa por

mí. El resto de los chicos en la mesa miraban sus platos. Uno de ellos rió.

Nunca en mi vida me había sentido tan humillada.

Daemon volteó, y se concentró en el hombro de Ash nuevamente.

—Puedes irte. —soltó Ash, moviendo sus largos y esqueléticos dedos

hacia mí.

Todas aquellas caras mirándome, con las miradas mezcladas entre

lástima y pena ajena, todo aquello me llevó de nuevo a tres años atrás. A

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aquel primer día que regresé a la escuela luego de la muerte de mi padre.

Me quebré en la clase de inglés cuando me enteré de que íbamos a leer A

Tale of Two Cities, el libro favorito de papá. Todo el mundo me miraba.

Algunos se sintieron mal. Otros se veían apenados.

Me recordó aquellas miradas que me dieron los oficiales de la policía

y las enfermeras en el hospital la noche que me atacaron, recordándome

de lo indefensa que estuve.

Odié esas miradas en aquel tiempo.

Y las odiaba ahora. No hubo excusa para lo que hice a continuación,

excepto que era lo que quería hacer, lo que necesitaba hacer…

Mis manos se tensaron alrededor de la bandeja plástica, me incliné

sobre la mesa y vertí mi plato sobre las cabezas de Daemon y Ash.

Pedazos de fideos y salsa para pasta cayeron. La mayoría de la parte roja

cayó sobre Ash, mientras que los fideos adornaban los anchos hombros de

Daemon. Un fideo largo y pastoso cayó sobre su oreja, quedándose

colgado, y balanceándose allí.

Se escuchó un fuerte jadeo proveniente de las mesas cercanas.

La mano de Dee voló hacia su boca, sus enormes ojos llenos de una

risa apenas contenida.

Ash chillando saltó de las piernas de Daemon, llevó sus manos hacia

arriba, con las palmas abiertas. Cualquiera pensaría que le había echado

sangre encima por la expresión de horror en su rostro.

—Tú…. Tú… —escupió, limpiándose con el dorso de la mano una de

sus mejillas llenas de salsa.

Daemon tomó algunos fideos de su oreja y los inspeccionó antes de

tirarlos al suelo. Luego, hizo lo más extraño que pudo haber hecho.

Se rió.

Una verdadera risa. Una carcajada profunda proveniente de su

estómago, que alcanzó hasta sus ojos y los relajó, haciendo que brillaran

como los de su hermana.

Ash bajó sus manos, envolviéndolas en puños. —Voy a acabar

contigo.

Daemon saltó, enredando su brazo alrededor de la pequeña cintura

de la chica. Cualquier rastro de diversión desapareciendo completamente

de su cara.

—Cálmate —ordenó suavemente—. Hablo en serio. Cálmate.

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Ella se presionó contra Daemon, pero no llegó muy lejos. —Juro por

todas las estrellas y soles que voy a acabar contigo.

—¿Eso qué significa? ¿Has estado viendo demasiadas caricaturas de

nuevo? —Estaba ya tan cansada de esta perra. Inspeccioné el peso de mi

brazo y consideré seriamente golpear a alguien por primera vez en mi vida.

Por un segundo, pude jurar que sus ojos cambiaron a un brillante

ámbar alrededor del iris. Y entonces, de la nada apareció el Sr. Garrison,

de pie junto a la mesa. —Creo que ya es suficiente.

Como si de un enchufe se tratara, Ash se sentó en su silla. El borde de

su ira disipándose, mientras me miraba y tomaba un puño de servilletas de

la mesa.

Daemon lentamente tomó un poco de los fideos de sus hombros y los

arrojó en el plato sin decir una palabra. Yo seguía esperando que

explotara contra mí, pero al igual que su hermana, parecía que trataba de

no reírse de nuevo.

—Pienso que debes buscarte otro lugar para comer —dijo el Sr.

Garrison en una voz tan baja, que solo las personas en nuestra mesa

podían escuchar—. Hazlo ahora.

Sorprendida, tomé mi bolso y esperé que me mandara a la oficina del

director o al salón de profesores para hablar con ellos, pero eso nunca

vino. El Sr. Garrison me miraba fijamente. Esperando. Y ahí lo capté. Él

esperaba que me marchara. Al igual que el resto de ellos.

Asintiendo tontamente, me volteé y caminé fuera de la cafetería. Las

miradas me siguieron, pero mantuve la calma. No me quebré cuando

escuché a Dee llamarme. Y no me quebré cuando pasé al lado de unas

muy sorprendidas Lesa y Carissa.

No me iba a quebrar. Ya no más. Estaba cansada ya de esta mierda

con la… bueno, lo que ella fuera de Daemon. No le había hecho nada

malo para que me tratase de esta manera.

La ingenua Katy se había terminado.

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OBSIDIAN

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Traducido por Annabelle

Corregido por Melii

e había hecho un nombre para el final del día. Me había

convertido en “La Chica que le Lanzó Comida a Ellos.”

Esperaba un contraataque en cada pasillo y cada clase,

especialmente cuando vi a uno de los chicos Thompson en mi

clase de Historia y a una frescamente vestida y malhumorada Ash en su

casillero.

Nunca ocurrió.

Dee se disculpó efusivamente antes de que la clase de gimnasia

comenzara, y luego me abrazó por lo que hice. Trató de hablarme cuando

nos alineábamos para jugar Volleyball, pero yo me encontraba…

entumecida. No había manera de mal interpretar el hecho de que Ash me

odiaba. ¿Por qué? No podía ser por Daemon. Era más que eso. No sabía lo

que podía ser.

Luego de clases manejé hasta casa, tratando de entender todo lo

que había ocurrido desde que me había mudado. El primer día sentí algo

en el porche y en la casa. El día en el lago a Daemon le habían brotado

escamas. El destello de luz con el oso y la librería tenían que ser lo mismo. Y

toda esa basura que Lesa había dicho.

Sin embargo, una vez que llegué a casa y vi varios paquetes en mi

pórtico, toda la mierda del día desapareció. Algunos tenían caritas felices

en ellos. Chillando, recogí las cajas. Adentro habían libros, libros recién

publicados que había pre ordenado varias semanas atrás.

Subí al piso de arriba a toda velocidad y encendí mi portátil. Revisé la

reseña que había publicado anoche. No había comentarios, la gente

apestaba. Pero había ganado cinco nuevos seguidores, la gente era

genial. Cerré la página antes de empezar a rediseñar todo. Luego busqué

en Google “personas de luz” y después de que los primeros resultados me

mostraran varios grupos que estudiaban la biblia, busqué “El Hombre

Polilla.” Oh. Santo. Dios.

M

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111 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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La gente de West Virginia estaba demente. En Florida de vez en

cuando alguien afirmaba ver a Pie Grande en los claros, o al

Chupacabras, pero no a una gigante cosa voladora o lo que sea que

fuera. Parecía una inmensa mariposa satánica.

¿Por qué demonios estaba yo viendo esto?

Era una locura. Me detuve a mí misma antes de empezar a buscar

extraterrestres en West Virginia. Tan pronto como llegué abajo, tocaron la

puerta. Era Dee.

—Hola, —dijo—. ¿Podemos hablar?

—¿Seguro? —Cerré la puerta y caminé hacia adentro—. Mamá aún

duerme.

Asintió mientras me sentaba en la mecedora. —Katy, lo siento tanto,

tanto, por lo de hoy. Ash es una completa perra a veces.

—No es tu culpa que ella haya actuado así. —dije—. Pero lo que no

entiendo es por qué ella y Daemon actuaron así. —Me detuve, sintiendo

ese estúpido ardor en la garganta—. No debí haberles arrojado la comida,

pero nunca me había sentido tan avergonzada en mi vida.

Dee se sentó a mi lado, cruzando los tobillos. —Creo que en realidad

fue gracioso, lo que tú hiciste, no lo que ellos hicieron. Si hubiera sabido

que iban a hacer tan terribles con todo, me hubiera encargado de que no

lo hicieran. —Agua pasada, supuse.

Suspirí. —Ash no es novia de Daemon. Ella quiere serlo, pero no lo es.

—No me pareció así.

—Bueno, ellos si… salen.

— ¿La está usando? —sacudí la cabeza, asqueada—. Que imbécil.

—Creo que es mutuo de ambas partes. Honestamente, el año pasado

sí salieron por un tiempo, pero luego todo se enfrió. Eso es lo máximo que le

he visto a él prestarle atención en meses.

—Ella me odia, —dije luego de unos minutos, suspirando—. Eso no me

importa ahora mismo. Quería hacerte una pregunta.

—De acuerdo.

Mordí mi labio. —Somos amigas, ¿cierto?

—¡Por supuesto! —Me miró con los ojos abiertos—. Honestamente,

Daemon ahuyenta a todos y tú eres la que más ha durado, y bueno, yo

creo que tú eres como mi mejor amiga.

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112 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Estaba aliviada de escuchar eso. No la parte que yo haya sido la que

más había durado, porque eso sonaba raro. Como si se deshiciera a sus

amigos o algo así. —Es igual para mí.

Sonrió ampliamente. —Bien. Porque me hubiera sentido estúpida

diciéndote esto si hubieras decidido no ser más mí amiga.

La sinceridad en su voz golpeó algo dentro de mí. De repente, no

estaba tan segura de preguntarle. Quizás era algo de lo que no le gustaba

hablar por ser muy doloroso. En el poco tiempo que llevábamos de

conocidas, nos habíamos hecho cercanas, y no quería molestarla.

—¿Por qué preguntas? —soltó.

Lancé mi cabello hacia atrás, mirando el piso. —¿Por qué nunca me

contaste sobre Dawson?

Dee se congeló. Honestamente, pensé que ni siquiera respiraba.

Luego, tragando, deslizó una mano arriba y abajo por su brazo. —Supongo

que, ¿alguien te contó sobre él en la escuela?

—Sí, me contaron que desapareció con una chica.

Asintió, presionando los labios. —Sé que probablemente piensas que

es extraño que nunca lo he mencionado, pero no me gusta hablar de él.

Incluso, intento ni pensar en él. —Me miró con los ojos llenos de lágrimas—.

¿Eso me hace una mala persona?

—No —dije ferozmente—. Yo intento no pensar en mi papá porque a

veces duele demasiado.

—Dawson y yo éramos unidos. —Deslizó una mano por su cara—.

Daemon siempre era el más callado, apartado, haciendo las cosas por su

cuenta, pero Dawson y yo éramos súper unidos. Hacíamos todo juntos. Él

era más que un hermano. Era mi mejor amigo.

No sabía que decir. Pero de alguna manera, explicaba el sentido de

desesperación en mi amistad con Dee, y ese sentimiento común que

reconocíamos en la otra. La soledad.

—Lo siento. No debí mencionarlo. No entendía y… Estaba siendo una

perra chismosa.

—No, está bien. —Se volteó hacia mí—. Yo estaría curiosa también. Lo

entiendo completamente. Y debí haberte dicho. Soy tan mala amiga que

tuviste que enterarte de mi otro hermano por los chicos de la escuela.

—Estaba confundida. Ha habido tanta… —me detuve, negando con

la cabeza—. Nada. Cuando estés lista para hablar de él, estoy aquí, ¿De

acuerdo?

Dee asintió. — ¿Ha habido tanta qué?

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Hablar con ella de la mierda rara no sería bueno, y le prometí a

Daemon no hablar del ataque. Forcé una sonrisa. —No es nada. Entonces,

¿crees que debería protegerme la espalda ahora? ¿Entrar en el Programa

de Protección de Testigos?

Dejó salir una risa vacilante. —Bueno, yo intentaría no hablar con Ash

por algún tiempo.

Me lo supuse. —¿Qué hay de Daemon?

—Buena pregunta. —dijo, mirando a lo lejos—. No tengo idea que

hará él.

El siguiente día me encontraba asustada del segundo período. Mi

estómago se retorcía, y no pude comer mi desayuno sin tener náuseas. No

había duda que Daemon creía que la venganza era un plato que mejor se

servía a cara.

Tan pronto como Lesa y Carissa llegaron a clases, demandaron saber

qué me llevó a tirarle mi plato de espagueti a las cabezas de Daemon y

Ash.

Me encogí de hombros. —Ash estaba siendo una perra. —Estoy

segura que me veía mucho más segura de lo que me sentía. En realidad

quería poder devolver el tiempo y evitar todo el asunto. Seguro, Ash había

sido grosera y me había humillado, pero, ¿no le había hecho yo lo mismo?

Si yo era la chica que le había echado espagueti a ellos, entonces, ella

había sido a la que le habían echado el espagueti, y eso debió haber sido

más embarazoso.

Me sentía avergonzada. Nunca antes había hecho algo que hiciera

sentir mal a alguien. Era como si la desagradable personalidad de

Daemon se me estuviera pegando, y eso no me gustaba para nada.

Decidí que lo mejor para todos era que me mantuviera alejada de él a

partir de ahora.

Con los ojos abiertos, Lesa se inclinó a través del pasillo. —¿Y qué hay

de Daemon?

—Él es un idiota siempre. —les dije.

Carissa se quitó los lentes y rió. —Honestamente, desearía haber

sabido que ibas a hacer eso. Lo hubiera filmado.

Pensé en ese video subido a YouTube, y me encogí al mirar la puerta.

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114 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—El rumor que anda rondando por la escuela es que tú y Daemon

salieron durante el verano. —Lesa pareció esperar que confirmara el rumor.

Nunca en esta vida.

—La gente es ridícula.

Sostuve sus miradas hasta que Carissa tosió y preguntó: — ¿Vas a

sentarte con nosotras hoy? —volvió a ponerse los lentes y los empujó sobre

su nariz.

Sorprendida, parpadeé. —¿Todavía quieren que me siente con

ustedes luego de lo de ayer? —Me estaba haciendo a la idea de comer

en los baños por el resto del año.

Lesa asintió. —¿Estás bromeando? Pensamos que eres genial. Nosotras

no tenemos ningún problema con ellos, pero estoy segura que hay unos

cuantos que habían querido hacer eso.

—Y fue bastante increíble, —añadió Carissa, sonriendo—. Fuiste como

una ninja de la comida.

Reí, aliviada. —Me encantaría, pero solo voy a estar aquí hasta el

cuarto período. Voy a quitarme la férula hoy.

—Oh, vas a perderte la reunión de bienvenida —dijo Lesa—. Pobre de

ti. ¿Vas al juego de esta noche?

—No. El fútbol no es lo mío.

—Tampoco lo de nosotras, pero igual deberías ir. —Lesa saltó en su

asiento, moviendo sus rulos perfectos alrededor de su cara en forma de

corazón—. Carissa y yo solo vamos por salir y hacer algo. No hay mucho

que hacer por aquí.

—Bueno, también están las fiestas luego de los juegos, —Carissa

apartó el flequillo de sus lentes—. Lesa siempre me arrastra a ellas.

Lesa rodó los ojos. —Carissa no toma.

—¿Y? —dijo Carissa.

—Y no fuma, no tiene relaciones, ni hace nada interesante. —Lesa se

apartó de la mano alzada de Carissa—. Aburrido.

—Discúlpame si tengo estándares. —miró mal a Lesa—. No como

otras.

—Yo si tengo estándares. —Lesa me miró, divertida—. Pero por aquí,

como que tienes que bajarlos.

Me comencé a reír.

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115 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Y entonces, Daemon entró a la clase. Me enterré en mi asiento,

mordiéndome el labio. —Oh, Dios.

Sabiamente, las dos chicas dejaron de hablar. Levanté mi pluma

fingiendo estar concentrada en las notas que había tomado ayer. Resultó

ser que no había tomado muchas, así que escribí la fecha lentamente en

mi cuaderno.

Daemon tomó asiento detrás de mí, y el estómago se me subió hasta

la garganta. Iba a vomitar. Justo aquí, en la clase, frente a…

Me pinchó la espalda con su pluma.

Me congelé. Él y su maldita pluma.

Me pinchó de nuevo, esta vez con un poco más de fuerza. Me volteé

con los ojos entrecerrados. — ¿Qué?

Daemon sonrió.

Todos a nuestro alrededor nos miraban. Era como una repetición del

almuerzo. Apostaba que se preguntaban si iba a lanzarle mi bolso en la

cabeza. Dependiendo de lo que dijera había una gran posibilidad de que

eso ocurriese. Sin embargo, dudaba que me saliera con la mía ésta vez.

Bajando su mentón, me miró a través de sus endemoniadamente

largas pestañas. —Me debes una camisa nueva.

Mi mandíbula golpeó el espaldar de mi silla.

—Curiosamente —continuó lentamente—. La salsa de espagueti no

siempre se sale de la ropa.

De algún modo, encontré mi voz. —Estoy segura que tienes suficientes

camisas.

—Las tengo, pero esa era mi favorita.

—¿Tienes una camisa favorita? —arqueé una ceja.

—Y también creo que arruinaste la blusa favorita de Ash. —Empezó a

sonreír de nuevo, creando un profundo hoyuelo en una de sus mejillas.

—Bueno, estoy segura que tú estuviste allí para consolarla en tan

traumática situación.

—No estoy seguro que vaya recuperarse. —respondió.

Rodé los ojos, sabiendo que debía disculparme por lo que hice, pero

sin encontrarlo en mí. Sí, me estaba convirtiendo en una terrible persona.

Comencé a voltearme.

—Me debes. De nuevo.

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116 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Lo miré fijamente por un largo momento. La campana de advertencia

sonó, pero parecía lejana. Mi pecho se sacudió.

—No te debo nada. —dije, lo bastante bajo para que solo nosotros

dos escuchásemos.

—Estoy en desacuerdo. —Se inclinó más cerca, apoyándose en el

borde de su escritorio. Solo había unos pocos centímetros en medio de

nuestras bocas. Una cantidad de espacio totalmente inapropiado, en

realidad, sobretodo porque estábamos en clases, y ayer él había tenido

una chica en sus piernas—. No eres para nada lo que esperaba.

—¿Qué esperabas? —Estaba un poco emocionada por el hecho de

haberlo sorprendido. Extraño. Mis ojos se fueron hacia sus labios. Un total

desperdicio de boca.

—Tú y yo tenemos que hablar.

—No tenemos nada de qué hablar.

Su mirada decayó, y el aire se tornó húmedo de repente.

Insoportable.

—Sí —dijo en voz baja—. Sí tenemos. Esta noche.

Una parte de mí quería decirle que olvidásemos todo eso de hablar,

pero tensé la mandíbula y asentí. Sí teníamos que hablar, aunque sea para

yo decirle que no debíamos hablar más. Quería encontrar a la linda Katy

que él había apartado y tirado a la esquina.

El profesor se aclaró la garganta. Parpadeando rápidamente, vi que

teníamos a toda la clase enfocada en nosotros. Acomodando mi cabello,

me volteé y agarré con fuerza el borde de mi escritorio.

La clase comenzó, pero el calor en el aire estaba allí todavía,

abrazando mi piel en anticipación. Podía sentir a Daemon detrás, con sus

ojos fijos en mí. No me atreví a moverme. No hasta que Lesa se estiró a mi

lado y dejó una nota en mi mesa.

Antes de que el profesor pudiera darse cuenta, abrí la nota y la

deslicé dentro de mi libro. Cuando se volteó a la pizarra, levanté el borde.

¡Santa atracción, Batman!

La miré, sacudiendo la cabeza, pero había un revoloteo profundo en

mi pecho, una asfixia que no debía estar allí. Él no me gustaba. Era un

idiota, malhumorado. Pero hubo un breve momento cuando estuve con él,

un nanosegundo, en donde creí haber visto al Daemon real. Al menos, un

Daemon mejor. Y esa parte me daba curiosidad. Pero la otra parte, la

parte idiota, si, esa parte no me ponía curiosa.

Como que me excitaba.

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117 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

14

Traducido por Annabelle

Corregido por Melii

raté de prestar atención en mis clases, pero mi mente se

encontraba centrada en Daemon y en lo que quería hablar

conmigo esta noche. Afortunadamente, solo tuve que soportar

medio día antes de que fuera tiempo de ir a retirarme la férula.

Como esperaba, mi brazo se encontraba completamente bien.

Camino a casa, me detuve en la oficina de correos. Había un montón

de correo basura en nuestra caja, pero también unos cuantos sobres

amarillos, lo que puso en una gran sonrisa. En ellos estaba pegado el sello

de Media Mail. Recogiendo mi correo, me dirigí a casa y caminé por ahí.

Por mi cuerpo recorría una molesta energía llena de ansiedad, como si

hubiera bebido una de esas bebidas energéticas de bajo precio.

Me cambié de ropa varias veces, y me decidí por un vestidito de sol

luego de buscar en mi closet y no encontrar nada que me quisiera poner.

Cambiarme de ropa no hizo nada para cambiar mi ansiedad.

¿De qué quería hablar Daemon?

Terminé cambiando el diseño de todo mi blog tratando de pasar el

tiempo. Y eso solo me puso más ansiosa, porque estoy segura que arruiné

el cabecero y el banner del final. Solo cuando el conteo de la publicación

de un libro desapareció completamente, perdiéndose en la faz del

internet, fue cuando me forcé a mí misma a apartarme de la

computadora.

Resultó que tenía que esperar un rato y ver. Fue un poco después de

las ocho que Daemon se apareció en mi puerta, unos minutos luego de

que mi madre se hubiera marchado para Winchester. Estaba inclinado en

la barandilla, mirando al cielo como de costumbre. Parecía irreal con la luz

de la luna alumbrando una parte de su rostro, y el resto escondido en las

sombras.

T

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118 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Entonces, Daemon se giró hacia mí, su miraba deslizándose abajo por

mi vestido y luego de nuevo hacia arriba. Parecía como si fuera a decir

algo, pero lo pensó dos veces.

Reuniendo coraje, caminé y me detuve junto a él. — ¿Está Dee en

casa?

—No. —regresó a observar la noche. Había unas mil estrellas

titilando—. Fue al juego con Ash, pero dudo que se quede mucho. —

Daemon se detuvo y me miró—. Le dije que iba a estar contigo esta

noche. Creo que va a regresar a casa pronto para cerciorarse que no nos

hemos matado el uno al otro.

Miré hacia otro lado, escondiendo mi sonrisa. —Bueno, si tú no me

matas, estoy segura que Ash estará más que dispuesta a hacerlo.

—¿Por el asunto del espagueti o por otra cosa? —preguntó.

Lo miré de reojo. —Ayer te veías muy cómodo con ella en tus piernas.

—Ah, ya veo. —Se apartó de la barandilla y se detuvo a mi lado—.

Tiene sentido ahora.

—¿Lo tiene? —continué.

Sus ojos brillaban en la oscuridad de noche. —Estás celosa.

—Como sea. —forcé una risa—. ¿Por qué estaría yo celosa?

Daemon me siguió por las escaleras hasta que estuvimos en mi

entrada. —Porque pasamos tiempo juntos.

—Que pasemos tiempo juntos no es una razón para estar celosa,

especialmente cuando fuiste forzado a pasar tiempo conmigo. —Me di

cuenta lo tonto que era el hecho de que si me encontrara un poco celosa.

Ugh—. ¿Es de esto de lo que necesitamos hablar?

Se encogió de hombros. —Ven. Vamos a caminar.

Viéndolo, deslicé las manos sobre mi vestido. —Es un poco tarde, ¿no

crees?

—Pienso y hablo mejor cuando camino. —Estiró una mano en mi

dirección—. Si no, me convierto en el Daemon idiota del cual no eres muy

amiga.

—Ja, Ja. —miré su mano. Había un gran revoloteo en mi estómago—.

Sí, pero no voy a tomar tu mano.

—¿Por qué no?

—Porque no voy a tomarte de la mano cuando ni siquiera me caes

bien.

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119 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Ouch. —Dolido, Daemon llevó una mano hasta su pecho—. Eso fue

duro.

Si, y él necesitaba mejores clases de actuación. —No vas a llevarme al

bosque y dejarme ahí, ¿verdad?

—Suena como un buen tipo de venganza, pero yo no haría eso. Dudo

que dures mucho sin que nadie te rescate.

—Gracias por el voto de confianza.

Me lanzó una gran sonrisa y caminamos en silencio por unos minutos,

cruzando el camino de la entrada principal. El viento era definitivamente

helado a como estaba cuando me puse el vestido, y estaba empezando

a desear haberme puesto mallas. El otoño estaba llegando.

Muy pronto nos adentrábamos en lo profundo del bosque, donde la

luz de la luna luchaba por espacio entre los gruesos árboles. Daemon

buscó en su bolsillo trasero una pequeña linterna que sorprendentemente

alumbraba bastante. Cada célula de mi cuerpo estaba consciente de lo

cerca que nos encontrábamos, adentrándonos por la oscuridad, con la luz

saltando frente a nosotros con cada paso. Odiaba a cada una de mis

células con pasión.

—Ash no es mi novia. —dijo, finalmente—. Antes salíamos, pero ahora

somos amigos. Y antes de que preguntes, no somos esa clase de amigos,

aunque ella estuviera sentada en mis piernas. No puedo explicar porque

estaba haciendo eso.

—¿Por qué se lo permitiste? —pregunté, queriendo cachetearme. No

era de mi incumbencia y tampoco me interesaba.

—Honestamente, no lo sé. ¿Ser un chico es razón suficiente?

—No, realmente. —dije, mirando hacia abajo. A penas podía ver mis

pies.

—Eso pensé, —respondió. No podía ver su expresión y lo necesitaba,

porque nunca podía saber lo que pensaba, y a veces, bueno, sus ojos

estaban en guerra con sus palabras—. De todos modos, yo… Yo lo siento,

por lo del almuerzo.

Sorprendida por su disculpa, me tropecé con una roca. Me agarró

fácilmente, su aliento tibió chocó contra mi mejilla antes de separarse. Mi

piel hormigueó, pero me solté. Daemon disculpándose por el episodio del

almuerzo fue como si me cayera un balde de agua fría. No sabía qué era

peor: Él no sabiendo que había sido un idiota, o él estando totalmente

consciente lo que me hacía.

—¿Kat? —dijo suavemente.

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Lo miré. —Me humillaste.

—Lo sé.

—No, no creo que lo sepas. —Comencé a caminar, abrazando mis

codos—. Y me hiciste molestar. No puedo entenderte. Un minuto no eres

malo, y luego al siguiente eres el mayor imbécil del planeta.

—Pero tengo puntos extras. —Me alcanzó, siempre alumbrando lo

suficientemente lejos para que yo distinguiera las rocas y raíces—. Los

tengo, ¿verdad? ¿Puntos extras por lo del lago y nuestra caminata? ¿No

obtuve nada por salvarte aquella noche?

—Tuviste muchos puntos por tu hermana. —sacudí la cabeza—. No

por mí. Y si fueran mis puntos extras, ahora ya los hubieras perdido.

Estuvo callado por unos segundos. —Eso apesta. En serio lo hace.

Me detuve. —¿Por qué estamos hablando?

—Mira, siento todo eso. En serio. —Dejó salir una gran bocanada de

aire—. No te merecías la manera en cómo te tratamos.

No sabía que responder a eso. Sonaba honesto y casi triste, pero no

era como si no tuviera opción en como actuaba. Buscando algo que

decir, dije lo que probablemente no iba a caer muy bien. —Siento lo de tu

hermano, Daemon. —Él se detuvo por completo, casi escondido entre las

sombras.

Hubo un espacio de silencio tan grande que no estaba segura si iba a

llegar a responder.

—Tú no tienes ni idea de lo que le pasó a mi hermano.

Mi interior se tensó. —Todo lo que sé es que desapareció.

La mano de Daemon se abrió y cerró a su lado, con la otra dejó

guindada la linterna hacia abajo. —Eso fue hace un tiempo.

—Fue el año pasado, —dije gentilmente—. ¿Cierto?

—Oh, sí., tienes razón. Es solo que parece más tiempo. —Miró hacia

otro lado, la mitad de su rostro saliendo de las sombras—. Entonces, ¿cómo

te enteraste de él?

Temblé por la helada brisa. —Los chicos estaban hablando de eso en

la escuela. Tenía curiosidad de por qué nadie lo había mencionado, o a la

chica.

—¿Teníamos que hacerlo? —preguntó.

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121 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Mirándolo, traté de descifrar su expresión, pero todo estaba muy

oscuro. —No lo sé. Parece un gran acontecimiento del que todos

hablarían.

Daemon comenzó a caminar de nuevo. —No es algo de lo que nos

gusta hablar, Kat.

Eso era entendible, supuse. Me costó mantener su paso. —No es mi

intención curiosear.

—¿No lo es? —su voz era tensa, al igual que sus movimientos—. Mi

hermano no está. Alguna pobre familia probablemente nunca verá a su

hija de nuevo, y ¿tú quieres saber porque nadie te dijo nada a ti?

Me mordí el labio, sintiéndome como una idiota. —Lo siento. Es solo

que todos son tan… misteriosos. Es que, yo no sé nada de tu familia. Nunca

he visto a tus padres, Daemon. Y Ash me odio sin ninguna razón. Es raro

que haya dos familias con trillizos que se hayan mudado aquí al mismo

tiempo. Lancé comida a tu cabeza ayer y no me metí en problemas. Eso

ya es suficientemente raro. Y Dee tiene un novio que nunca ha

mencionado. Este pueblo…es extraño. La gente se le queda mirando a

Dee o como si fuera una princesa o como si le tuvieran miedo. La gente

me mira a mí. Y…

—Suenas como si esas cosas tuvieran algo en común.

Apenas podía mantener su paso. Nos movíamos cada vez más

adentro en el bosque, casi cerca del lago. — ¿Lo tienen?

—¿Por qué lo harían? —Su voz era baja y llena de frustración—. Quizás

estás siendo un poco paranoica. Yo también lo estaría si hubiera sido

atacada justo al llegar a un nuevo pueblo.

—¡Ves, lo estás haciendo ahora mismo! —puntualicé—. Poniéndote

todo a la defensiva porque estoy haciendo una pregunta, y Dee hace lo

mismo.

—¿No piensas que es porque sabemos que has pasado por mucho y

no queremos añadir más a eso?

—¿Pero cómo puedes añadirle?

Caminó más despacio. —No lo sé. No podemos.

Sacudí la cabeza cuando se detuvo junto al lago y apagó la linterna.

En la noche, el agua brillaba como un onyx pulido. Cientos de estrellas se

reflejaban en el agua, pero menos infinitas. Parecía como si pudiera estirar

la mano y tocarlas.

—Aquel día en el lago, —dijo Daemon luego de unos minutos—.

Hubieron unos pocos minutos en donde de verdad me divertí.

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OBSIDIAN

Escuchar eso me quitó el aliento. Hubo unos momentos que también

yo había disfrutado. Tiré mi cabello hacia atrás. — ¿Antes de que te

convirtieras en Aquaman?

Daemon estaba callado, sus hombros se encontraban raramente

tensos. —El estrés hace eso, hace que pienses que pasan cosas que no

están ocurriendo.

Al mirarlo no parecía real, con sus rasgos fascinantes alumbrados por

la pálida luz de la luna. Sus ojos exóticos, la curva de su mandíbula, todo

parecía más definido aquí. Damon miraba el oscuro cielo, con expresión

amenazante y pensativa.

—No, no lo hace. —dije, finalmente—. Hay algo… raro aquí.

—¿Aparte de ti? —dijo.

Varias respuestas se alinearon, pero las aparté. Discutir con él en

medio del bosque no estaba de primero en mi lista de cosas que hacer. —

¿Sobre qué querías hablar, Daemon?

Llevó una mano a su nuca. —Lo que pasó ayer en el almuerzo va

solamente a empeorar. No puedes ser amiga de Dee, no el tipo de amiga

que quieres ser.

Un caliente rubor subió hacia mis mejillas, esparciéndose sobre mi

cuello. — ¿Hablas en serio?

Daemon bajó su mano. —No estoy diciendo que tienes que dejarle de

hablar, pero disminúyelo un poco. Todavía puedes ser amable con ella,

hablarle en la escuela, pero no te sobrepases. Solo lo vas a empeorar todo

para ella y para ti misma.

Cada vello en mi cuerpo se erizó. —¿Me estás amenazando,

Daemon?

Nuestras miradas se encontraron. Sus ojos llenos de… ¿qué?

¿Remordimiento?

—No, te estoy diciendo como van a ser las cosas. Deberíamos

regresar.

—No. —solté, mirándolo fijamente—. ¿Por qué? ¿Por qué es malo que

sea amiga de tu hermana?

Un segundo pasó, y su mandíbula se tensó. —No deberías estar aquí

afuera conmigo. —soltó una gran bocanada de aire con los ojos abiertos,

y dio un paso hacia adelante. Una brisa tibia pasó, levantando hojas

caídas y revolviendo mi cabello. La ráfaga pareció venir de atrás de

Daemon, como si él la provocara con su incipiente ira—. Tú no eres como

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nosotros. No eres para nada como nosotros. Dee merece más que tú,

gente igual que ella. Así que déjame en paz. Deja a mi familia en paz.

Fue como una bofetada en la cara, solo que peor. De todo lo que

esperaba que me dijera, se fue por lo más grave. Aspiré profundo, pero el

aire se detuvo en mi garganta. Di un paso hacia atrás, y parpadeé para

alejar las repentinas lágrimas provocadas por la rabia.

Daemon no apartó sus ojos de mí. —Querías saber el por qué. Por eso.

Tragué en seco. — ¿Por qué… por qué me odias tanto?

Por un breve segundo, su máscara falló y el dolor adornó sus rasgos.

Fue tan rápido, que no estaba segura de haberlo visto en realidad. No

contestó.

Las lágrimas en mis ojos amenazaban con derramarse por mis mejillas.

Me rehusaba a llorar frente a él, de darle esa clase de poder. — ¿Sabes

qué? Jódete, Daemon.

Miró hacia otro lado. —Kat, no puedes…

—¡Cierra la boca! —grité—. Solo cierra la boca. —Rodeé a Daemon y

comencé a caminar. Mi piel se sentía fría y caliente, mi interior quemaba

con fuego y hielo. Iba a llorar. Lo sabía. Allí estaba la sensación de ahogo

en mi garganta.

—Kat —llamó Daemon—. Por favor, espera.

Aceleré el paso hasta casi correr.

—Vamos Kat, no camines tan lejos. Te vas a perder. ¡Al menos toma la

linterna!

Como si le importara. Quería deshacerme de él antes de quebrarme.

Era muy probable que lo golpeara. O llorara, porque me guste o no, lo que

dijo dolió. Como si hubiera algo mal conmigo.

Me tropecé con unas ramas y rocas en el suelo que no pude ver, pero

sabía que podía encontrar el camino hacia la carretera. Podía escucharlo

detrás de mí, sus pisadas rompiendo ramitas mientras trataba de mantener

mi paso.

Dolor puro se abrió paso en mi pecho. Me tropecé hacia adelante,

necesitando llegar a casa para llamar a mamá y de alguna manera

convencerla de que necesitábamos mudarnos, pero, mañana.

Escapar.

Mis manos se encerraron en puños. ¿Por qué debía escapar? ¡No

había hecho nada malo! Molesta y repugnada conmigo misma, tropecé

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con una raíz sobresaliente en el camino. Casi caigo sobre mi cara. Me

quejé.

—¡Kat! —Daemon maldijo detrás de mí.

Me levanté y caminé rápidamente, aliviada de ver la carretera

delante. Casi comienzo a correr. Podía escuchar sus pisadas ahora,

haciendo eco en la distancia. Llegué a la carretera, limpiándome el rostro

con el dorso de la mano. Mierda. Estaba llorando.

Daemon gritó, pero su voz fue absorbida por el par de luces de un

camión que venía en mi dirección, a no más de quince metros. Estaba

demasiado sorprendida para moverme.

Me iba a golpear.

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Traducido por Annabelle

Corregido por Melii

n fuerte sonido de trueno —solo que más poderoso— se

escuchó por entre los árboles. Fue como una explosión que me

sacudió todo el cuerpo. No había tiempo para que el

conductor me viera ni se detuviera, el agudo rugido del

camión filtraba mis oídos. Me preparé a mí misma para el impacto que me

rompería los huesos, mi último pensamiento fue hacia mi mamá y lo que mi

mallugado cuerpo le causaría, pero el impacto nunca llegó.

El parachoques se encontraba tan cerca que podría besarlo, y mis

manos a solo centímetros de la parrilla. El conductor se encontraba inmóvil

detrás del volante, con los ojos abiertos y vacíos. No se movía, ni

parpadeaba. Ni siquiera estaba segura si respiraba.

En su mano derecha estaba una taza de café, congelada a la mitad

del camino hacia su boca. Congelado, todo se encontraba congelado.

Un sabor metálico llenó las esquinas de mi boca. Mi mente en blanco.

El motor todavía encendido vibraba en mi rostro.

Retiré la vista del conductor congelado y me enfoqué en Daemon.

Parecía estar concentrado, con su respiración acelerada y las manos

contraídas a sus lados.

Sus hermosos ojos estaban distintos. Erróneos. Di un paso atrás, ahora

fuera del camino del camión, y estiré una mano hacia adelante, como

impidiéndole que se me acercara.

—Oh Dios mío… —susurré, con mi ya acelerado corazón funcionando

por un mero latido.

Los ojos de Daemon brillaban iridiscentes en la noche, encendidos

desde el interior. La luz parecía intensificarse y sus puños comenzaron a

sacudirse, el temblor subió por sus brazos hasta que todo su cuerpo parecía

moverse en pequeñas, minúsculas ondas.

U

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126 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Y luego Daemon comenzó a desvanecerse, su cuerpo junto con su

ropa desapareciendo y siendo remplazados por una intensa luz rojiza-

amarillenta, tragándolo por completo.

Personas hechas de luz.

Santa mierda…

El tiempo pareció detenerse. No, el tiempo se había detenido ya.

De alguna manera, él impidió que ese camión me golpeara. ¿Detuvo

a un camión de siete mil kilogramos romper cada hueso de mi cuerpo con

qué? ¿Una palabra? ¿Un pensamiento?

Tanto poder…

Causó que el viento vibrara de manera poco natural a nuestro

alrededor, y el suelo tembló debido a su súbita fuerza. Sabía que si lo

intentaba de verdad, podría inclinarme y sentirlo temblar.

En la distancia podía escuchar a Dee, llamándonos con su voz llena

de confusión. ¿Cómo nos había encontrado?

Cierto. Daemon alumbraba toda la calle—era así de brillante.

Volví mi vista hacia el camión, y no solo él estaba temblando, sino

también el conductor. Trataba de romper la barrera invisible que parecía

que lo mantuviera congelado en el tiempo. La bestia de metal se

estremecía y el motor rugía, con el pie del conductor aún en el pedal de

aceleración.

Corrí, no fuera de la calle, pero más allá. Escuché vagamente el

aullido del camión al pasar, y corrí por el camino que llevaba hacia

nuestras casas. Brevemente vi a Dee correr hacia mí, pero la esquivé. Lo

único que sabía era que ella tenía que ser como él.

¿Qué eran ellos? No podían ser humanos. Lo que vi no podía ser

posible. Ningún humano podía hacer eso.

Ningún humano podía detener un camión andando, ni permanecer

dentro del agua por varios minutos, ni desvanecerse y volver a aparecer.

Todas las cosas extrañas que había estado notando parecían tener sentido

ahora.

Seguí corriendo y pasé mi entrada, sin tener ni idea hacia donde

corría o por qué. Mi cerebro no estaba funcionando, y mi instinto había

tomado el mando. Las ramas se enredaban en mi cabello, y en el lindo

vestido que me había puesto. Tropecé con una gran roca, pero me

levanté apoyándome en las rodillas para seguir moviéndome.

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127 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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De repente, había pasos alcanzándome. Alguien me llamó, pero no

me detuve, moviéndome más rápido dentro del oscuro bosque frente a mí.

A este punto no estaba pensando, solo quería escapar.

Una maldición sonó a mi espalda, y luego un cuerpo rígido chocó

contra mí. Fui hacia abajo, rodeada de calor. De alguna manera, fue

capaz de soportar la caída con su propio cuerpo al voltearse en el aire

antes de caer. Luego se volteó sobre mí, atrapándome.

Golpeé su pecho y traté de patearlo, nada funcionó. Cerré los ojos,

demasiado asustada de ver si su mirada aún tenía aquel brillo misterioso. —

¡Quítate!

Daemon agarró mis hombros, y sacudió un poco. —¡Detente!

—¡Aléjate de mí! —le grité tratando de apartarme, pero me sostuvo

firme.

—¡Kat, detente! —Gritó de nuevo—. ¡No voy a lastimarte!

¿Cómo podía creerle? Una pequeña parte de mi cerebro que

todavía pensaba, me recordó que él me había salvado. Dejé de

sacudirme.

Daemon se tensó sobre mí. —No te lastimaré, Kat. —Su tono era más

suave, pero todavía impregnado de furia, mientras trataba de controlarme

sin causarme ningún daño—. Nunca podría lastimarte.

Mi estómago se retorció antes sus palabras. Algo dentro de mí

respondió, creyéndole aunque a mi mente aún no le gustaba la idea. No

sabía que parte de mí era tan tonta, pero parecía que esa era la parte

que ganaba. Traté de calmarme, aún con mi respiración acelerada. Él

aflojó su agarre, pero manteniéndose todavía encima de mí. Su aliento era

desigual sobre mi mejilla.

Separándose, Daemon puso un dedo bajo mi barbilla y volteó mi

cara hacia él. —Mírame, Kat. Tienes que mirarme ahora mismo. —mantuve

mis ojos cerrados, no quería saber si sus ojos aún eran raros. Daemon se

movió, llevando sus manos de mis hombros hasta mis mejillas. Debería

haber hecho mi escape en ese momento, pero desde el momento en que

sus tibias manos tocaron mi cara, no pude moverme. Cuidadosamente, sus

dedos acariciaron mi rostro.

—Por favor. —su voz había perdido la rabia.

Vacilante, dejé salir una bocanada de aire, y abrí los ojos. Su miraba

buscó la mía, y sus ojos aún tenían ese raro tono intenso de verde, pero

eran los suyos. No los que había visto hace unos minutos. El pálido

resplandor de la luna pasaba por entre los árboles, lentamente

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OBSIDIAN

deslizándose sobre sus altos pómulos, y revotando sobre sus labios

separados.

—No voy a lastimarte, —dijo suavemente de nuevo—. Quiero hablar

contigo. Necesito hablar contigo, ¿entiendes?

Asentí, sin ser capaz de hacer funcionar mi garganta.

Cerró los ojos brevemente, y desde el alma dejó escapar un suspiro. —

De acuerdo. Voy a dejar que te levantes, pero prométeme que no

correrás, por favor. No me siento capaz de perseguirte por ahí otra vez. La

última vez casi me deja muerto. —Se detuvo, esperando mi respuesta. Su

rostro si se veía fatigado—. Dilo, Kat. Prométeme que no saldrás corriendo.

No puedo dejarte que corras por aquí tu sola. ¿Entiendes?

—Sí. —apenas logré articular.

—Bien. —Lentamente, me dejó salir y se inclinó hacia atrás, su mano

izquierda se movió hacia abajo en mi mejilla, un gesto del que parecía

inseguro. Me mantuve tiesa en el suelo hasta que él se puso de pie.

Bajo su cansado escrutinio, me arrastré hasta que mi espalda estuvo

apoyada en un árbol. Una vez que él estuvo seguro que no iba a escapar,

se sentó frente a mí.

—¿Por qué tenías que dirigirte hacia el camino del camión? —

preguntó, pero no esperó por una respuesta—. Traté hasta lo imposible

mantenerte fuera de esto, pero tenías que venir y arruinar todo mi duro

trabajo.

—No lo hice a propósito. —levanté una temblorosa mano hasta mi

frente.

—Pero lo hiciste. —Sacudió la cabeza—. ¿Por qué viniste aquí, Kat?

¿Por qué? Yo… nosotros estábamos muy bien, y luego tú apareces y todo

se va al infierno. No tienes ni idea. Mierda. Pensé que tendríamos suerte y

te irías.

—Siento todavía estar aquí. —alejando las piernas de él, las abracé

contra mi pecho.

—Siempre estoy empeorando esto. —Sacudió la cabeza, y me

pareció como si quisiera maldecir de nuevo—. Somos diferentes. Creo que

ya te diste cuenta de eso.

Recosté la frente contra mis rodillas. Me tomé un momento para

recolectar lo que había quedado de mis pensamientos y levanté la

cabeza. —Daemon, ¿qué eres?

Me sonrió con tristeza y se restregó la cabeza con el dorso de su

mano. —Eso es difícil de explicar.

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129 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Dime, por favor. Tienes que decirme porque estoy a punto de

enloquecer. —le advertí. Y no estaba mintiendo. El control que había

obtenido comenzaba a resbalarse mientras más silencio él mantenía.

La mirada de Daemon era intensa al hablar. —No creo que quieras

saber, Kat.

Su expresión, su voz eran tan sinceras que me llenaron entera de una

sensación de temor. Sabía que lo que fuera que me dijera iba a cambiar

mi vida para siempre. Sabía que no había vuelta atrás una vez supiera lo

que él y su familia eran en realidad. Yo cambiaría inexplicablemente.

Incluso sabiendo todo eso, ya había cruzado la línea de no retorno. La

antigua Katy seguiría escapando, estaba segura de ello. Ella preferiría

hacer como si nada de eso hubiera ocurrido. Pero yo era diferente ahora,

y tenía que saber. — ¿Eres… humano?

Daemon rió sin humor. —No somos de por aquí.

—¿Tú crees?

Sus cejas se alzaron. —Sí, supongo que ya probablemente te diste

cuenta que no somos humanos.

Tomé una bocanada de aire. —Esperaba que estuviera equivocada.

Se rió de nuevo, pero había muy poco humor en su risa. —No. Somos

de muy, muy lejos.

Mi estómago cayó a mis pies, y mis brazos se tensaron alrededor de

mis piernas. —¿A qué te refieres con “muy, muy lejos”? Porque

repentinamente estoy teniendo visiones de La Guerra de las Galaxias.

Daemon me miró tenso. —No somos de este planeta.

De acuerdo. Ahí estaba. Dijo lo que ya había imaginado era la

verdad, pero eso no me decía nada. —¿Qué eres? ¿Un vampiro?

Rodó los ojos. —¿Es en serio?

—¿Qué? —La frustración se abrió paso dentro de mí—. ¡Dices que no

eres humano y eso limita las opciones de lo que puedas ser! Detuviste un

camión sin siquiera tocarlo.

—Lees demasiado. —Daemon exhaló lentamente—. No somos

hombres lobo, ni brujos, ni tampoco Zombies, o lo que sea.

—Bueno, estoy aliviada por lo de los zombies. Me gusta pensar que lo

que queda de mi cerebro está a salvo. —murmuré—. Y yo no leo

demasiado. No hay tal cosa como eso. Y no hay tal cosa como los

extraterrestres, tampoco.

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130 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Daemon se inclinó hacia mí rápidamente, colocando sus manos en

mis rodillas dobladas. Me congelé ante su toque, mis sentidos volviéndose

calientes y fríos al mismo tiempo. Su mirada me penetró, atrapándome a

él.

—¿Crees que la tierra —este lugar— es el único planeta con vida en

este enorme e infinito universo?

—N-no. —tartamudeé—. O sea, que ese tipo de cosas son normales

para los de… Demonios, ¿Cómo se llaman a ustedes mismos?

Inclinó su cabeza hacia atrás al pasar los segundos, y mi corazón

dobló sus latidos en espera de su respuesta. Él parecía luchar con lo mucho

que podía decirme, y estaba segura que lo que sea que dijera, no me iba

a gustar…

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16

Traducido por Larosky_3

Corregido por Chio

ste era uno de esos momentos en mi vida en los que no sabía si

reír, llorar o salir corriendo lo más rápido posible.

Daemon sonrió estrechamente.

—Puedo decir lo que estás pensando. No es que pueda leer tu

mente, pero está escrito por toda tu cara. Piensas que soy peligroso.

Y un idiota… y sexi, pero no iba a admitir eso. ¿Y un extraterrestre?

Sacudí mi cabeza.

—Esto es loco, pero no te tengo miedo.

—¿No?

—No —Me reí pero sonó un poco loco, no convincente—. ¡No te ves

como un alienígena!

Parecía importante señalar eso.

Él arqueó una ceja —¿Y cómo se ven los extraterrestres?

—No… no como tú —balbuceé—. No son guapos.

—¿Crees que soy guapo? —sonrió.

Le disparé una mirada sucia.

—Cállate. Como si no supieras que todos en este planeta piensan

que eres apuesto —Hice una mueca, sorprendida de estar teniendo esta

conversación—Los extraterrestres, si es que existen, son hombrecitos verdes

con grandes ojos y brazos delgados o… o insectos gigantes o algo como

una pequeña criatura grumosa.

Daemon soltó una carcajada. —¿ET?

É

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132 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¡Sí! Como ET, idiota. Estoy tan feliz de que encuentres esto divertido.

Que quieras joder mi cabeza más de lo que ya la jodieron. Quizás me

golpeé la cabeza o algo. —Empecé a pararme.

—Siéntate, Kat.

—¡No me digas que hacer! —Él se paró fluidamente, con los brazos a

los costados. Ese brillo raro llenó sus ojos, como dos órbitas de pura luz.

—Siéntate.

Me senté. Con el saludo de un dedo, por supuesto. Él ahora podría

querer compartir su extrañeza conmigo, Señor alíen malo, pero

instintivamente sabía que no me lastimaría.

—¿Me mostrarías como te ves en realidad? ¿Brillas, no? Y por favor

no me digas que casi bese a un gran insecto come cerebros, porque en

serio voy a…

—¡Kat!

—Perdón —murmuré.

Daemon cerró los ojos e inhaló. Una luz apareció en el centro de su

pecho y como antes en el camino, empezó a vibrar y se desvaneció hasta

que nada salvo esa luz amarillo-rojiza lo rodeaba. Luego la luz tomo forma.

Dos piernas, un torso, brazos, y una cabeza hecha de nada salvo luz. Una

luz tan intensa que iluminó todo lo que nos rodeaba, convirtiendo la noche

en día. Cubrí mis ojos con una mano temblorosa.

—Mierda.

Y cuando habló, no fue en voz alta. Fue en mi cabeza.

—Así es como nos vemos. Somos seres de luz. Incluso en nuestra

forma humana podemos controlar la luz a nuestra voluntad. —Hubo una

pausa —Como puedes ver no luzco como un insecto gigante. Ni… brillo. —

Incluso en mi cabeza pude oír el disgusto de su voz en esto último.

—No —susurré. De todos los libros paranormales que leí y reseñé,

ninguno resplandecía así. Algunos brillaban en la luz. Otros tenían alas.

Ninguno era un maldito sol gigante.

—O una pequeña criatura grumosa, cosa que encuentro ofensiva,

por cierto —estrechó un brazo hecho de luz hacia mí. La mano con dedos,

con la palma hacia arriba—. Puedes tocarme. No duele. Imagino que es

agradable para los humanos.

¿Para los humanos? Santo. Niño. Jesús. Tragando nerviosamente,

levanté una mano. Parte de mi no quería tocarlo, pero ver esto, estar al

lado de algo tan… tan, bueno, fuera de este mundo, tenía que hacerlo.

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133 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Mis dedos rozaron los suyos y una sacudida de electricidad viajo por mi

mano, subiendo por mi brazo. La luz zumbó por mi piel.

Respire fuertemente. Daemon tenía razón. No dolía. Su toque era

cálido, embriagador. Era como tocar la superficie del sol sin ser quemado.

Curvé mis dedos alrededor de los suyos, mirando como la luz crecía hasta

que ya no pude ver mi mano. Pequeñas luces salieron de su mano,

lamiendo mi muñeca y mi antebrazo.

—Pensé que te gustaría —Liberó su mano y dio un paso hacia atrás.

Las luces se desvanecieron lentamente y Daemon estaba parado enfrente

mío, el Daemon humano. Sentí la pérdida de su calor inmediatamente.

—Kat —dijo en voz alta. Todo lo que pude hacer fue mirarlo. Quería

la verdad, pero escucharla y verla, era algo diferente.

Daemon pareció entender mi expresión, porque lentamente se

volvió a sentar. Se veía relajado, pero supe que era como un animal

salvaje, listo para saltar en caso de que hiciera un movimiento

equivocado.

—¿Kat?

—Eres un alienígena —Mi voz era débil.

—Sip, es lo que estuve tratando de decirte.

—Oh…oh, vaya —Curvé la mano sobre mi pecho, mirándolo—. ¿Así

que de donde son? ¿Marte?

Él se rió. —Ni siquiera estas cerca —cerró sus ojos brevemente—. Voy

a contarte una historia. ¿Está bien?

—¿Vas a contarme una historia?

Asintiendo, pasó sus manos por su pelo despeinado.

—Todo esto te va a parecer loco, pero trata de recordar lo que viste.

Lo que sabes. Me viste hacer cosas imposibles. Ahora, para ti, nada es

imposible —hizo una pausa, parecía que trataba de recobrarse—. Somos

de un lugar pasando Abell.

—¿Abell?

—Es la galaxia más lejana a la tuya, a unos trece billones de años luz

de acá. Y nosotros estamos más o menos a otros diez billones. No hay

telescopio o transbordador espacial lo suficientemente poderoso para

viajar a nuestra casa. Nunca lo habrá. —Miró sus manos abiertas, sus cejas

bajaron—. No es que importe si lo hubiera. Nuestro hogar ya no existe. Fue

destruido cuando éramos chicos. Es por eso que nos tuvimos que ir, buscar

un lugar que se pareciera a nuestro planeta en términos de comida y

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134 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

atmósfera. No es que necesitemos respirar oxígeno pero no duele. Ahora lo

hacemos más por hábito que otra cosa.

Otro recuerdo cobró sentido.

—¿Así que no necesitas respirar?

—No realmente —se veía un poco tímido—. Lo hacemos como un

hábito, pero a veces nos olvidamos. Como cuando estamos nadando.

Bueno, eso explicaba como hizo Daemon para permanecer bajo del

agua tanto tiempo.

—Sigue.

Me miró por un momento y asintió.

—Éramos demasiado jóvenes para saber el nombre de nuestra

galaxia. O incluso si nuestra especie sentía la necesidad de tenerlo, pero

me acuerdo del nombre de nuestro planeta. Se llamaba Lux. Y nosotros nos

llamamos Luxen.

—Lux —suspiré, recordando una de mis clases de primer año—. Eso

en latín significa luz.

Se encogió de hombros. —Vinimos acá en una lluvia de meteoritos

hace quince años con otros como nosotros. Pero muchos vinieron antes,

probablemente por los últimos miles de años. No todos vinieron a este

planeta. Algunos fueron más lejos. Otros debieron haber ido a planetas en

los que no pudieron sobrevivir, pero cuando se descubrió que la Tierra era

perfecta para nosotros, más vinieron acá. ¿Me estas siguiendo?

Lo miré —Creo que sí. Estas diciendo que hay más como tú. ¿Los

Thompson son como tú?

Daemon asintió. —Todos estamos juntos desde entonces —Eso

explicaría el por qué Ash era tan territorial, supuse—. ¿Cuántos de ustedes

hay?

—¿Aquí? Al menos un par de cientos.

—Cientos —repetí. Y me acordé de las extrañas miradas en la

ciudad, la gente en el restaurante me miraba porque estaba con Dee, un

alienígena—. ¿Por qué aquí?

—Nosotros… vivimos en grandes grupos. No es… bueno, eso no

importa ahora.

—¿Dijiste que viniste durante una lluvia de meteoritos? ¿Dónde está

tu nave espacial?—Me sentí estúpida por decir eso.

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135 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Levanto una ceja, mirándome como el Daemon que conocía. —No

necesitamos naves espaciales para viajar. Somos luz, podemos viajar con

la luz, es como conseguir quien te lleve.

—Pero si tu planeta está a millones de años luz y viajas a la velocidad

de la luz… ¿Te tomo millones de años llegar hasta acá? —Mi antiguo

maestro de física estaría orgulloso.

—No. De la misma forma que te salve de ese camión, podemos

desafiar el espacio-tiempo. No soy científico, así que no sé cómo funciona,

solo que podemos. Algunos mejor que otros.

Lo que dijo no tenía sentido, pero no lo detuve. Como él había

señalado, lo que había visto antes no tenía sentido así que quizás ya no

podía juzgar que tenía sentido y que no.

—Podemos crecer como un ser humano, lo que nos permite

mezclarnos. Cuando llegamos acá, elegimos nuestra… piel —notó mi

mueca de dolor con otro encogimiento de hombros—. No sé cómo

explicarlo sin asustarte, pero no todos podemos cambiar como nos vemos.

Estamos estancados con lo que elegimos cuando vinimos aquí.

—Bueno, eligieron bastante bien.

Las esquinas de sus labios se elevaron mientras pasaba sus manos

sobre el pasto enfrente de él. —Copiamos lo que vimos. Eso solo funciona

una vez para casi todos nosotros. Y como nos vemos mientras crecemos,

bueno, nuestro ADN se debe haber encargado del resto. Siempre

nacemos tres al mismo tiempo, en caso de que te preguntes. Siempre fue

así —Hizo una pausa, levantando la mirada—. En mayor parte somos como

los humanos.

—¿Con la excepción de ser una gran bola de luz que puedo tocar?

—Dejé escapar un suspiro.

Sus labios temblaron de nuevo. —Sí, eso y somos mucho más

avanzados que los humanos.

—¿Cuán avanzados? —pregunté.

Sonrió un poco, volviendo a pasar sus manos sobre el pasto. —

Digamos que si estuviéramos en guerra con los humanos, ustedes no

ganarían. Ni en un billón de años.

Mi corazón se estremeció fuertemente y se volvió a acomodar, sin

darme cuenta de que había estado inclinándome hacia delante, hacía él.

—¿Qué cosas pueden hacer?—Los ojos de Daemon sacudieron los

míos.

—Entre menos sepas es probablemente mejor.

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136 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Sacudí mi cabeza. —No. No puedes decirme algo como esto y no

contarme todo. Tú…tú me lo debes.

—Del modo en que yo lo veo, tú me debes a mí. Como tres veces —

replicó.

—¿Cómo tres veces?

—La noche que fuiste atacada, justo ahora y cuando decidiste que

a Ash le quedaban bien los fideos —Lo fue contando con los dedos—. Es

mejor que no haya una cuarta.

—¿Me salvaste de Ash?

—Oh si, cuando dijo que podía acabar contigo, lo dijo en serio—

suspiró, inclinando su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos—. Demonios.

¿Por qué no? No es como si no supieras ya. Todos nosotros podemos

controlar la luz. La podemos manipular de forma que no nos puedan ver si

no queremos. Podemos disipar las sombras, lo que sea. No solo eso, sino

que podemos dominar las luces y usarlas. Y créeme cuando te digo que no

quieres que te golpeen con algo como eso. Dudo que un humano pueda

sobrevivir.

—Está bien…—apenas estaba respirando—. Espera. Cuando vimos al

oso vi una luz.

—Ese fui yo y antes de que preguntes, no mate al oso. Solo lo asuste.

No estoy seguro de porque te desmayaste. Estabas muy cerca de mi luz.

Creo que tuvo algún efecto en ti. Como sea, todos tenemos alguna

especie de propiedades sanadoras, pero no todos somos buenos con ellas

—continuó, bajando su barbilla—. Soy bueno en eso, pero Adam, uno de

los Thompson, prácticamente puede sanar cualquier cosa mientras siga

viva. Y, prácticamente somos indestructibles. Nuestra única debilidad es si

nos atrapas en nuestra verdadera forma. O quizás cortar nuestras cabezas

humanas. Supongo que eso serviría.

—Si, cortar cabezas usualmente sirve. —Mi mente estaba en blanco

y solo era capaz de procesar lo que me estaba diciendo y un pensamiento

coherente por minuto. Mis manos se deslizaron por mi cara y se quedaron

ahí, sosteniendo mi cabeza.

—Eres un alienígena—Él levantó sus cejas.

—Hay muchas cosas que podemos hacer, pero no hasta que

alcanzamos la pubertad e incluso ahí tenemos problemas para controlarlo.

A veces, lo que podemos hacer se sale un poco de control.

—Eso debe ser… difícil.

—Sí lo es.

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OBSIDIAN

Baje mis manos curvándolas sobre mi pecho.

—¿Qué mas puedes hacer?

Me miró detenidamente mientras hablaba. —Promete que no vas a

salir corriendo otra vez.

—Si —acepté, pensando, no es como si pudiera asustarme más.

—Podemos manipular objetos. Cualquier objeto que se pueda

mover, animado o no. Pero podemos hacer más que es —Agarró una hoja

y la sostuvo entre nosotros—. Mira.

Inmediatamente empezó a salir humo de la hoja. Brillantes, llamas

naranjas salieron de la punta de sus dedos, curvándose sobra la hoja. En

unos segundos la hoja se había ido pero el fuego seguía saliendo de sus

dedos.

Me deslicé hacía adelante, acercando mis dedos al fuego. Calor

salía de sus dedos, retiré mi mano, mirándolo.

—¿El fuego no te lastima?

—¿Cómo puede lastimarme algo que es parte de mí? —Pasó sus

dedos llenos de fuego por el pasto. Ascuas salían de su mano pero el suelo

no se quemó. Sacudió su mano—. Ves. Ya está.

Con los ojos abiertos me incline más cerca. —¿Qué más puedes

hacer?

Daemon sonrió y luego ya no estaba. Retrocediendo, miré

alrededor. Estaba apoyado contra un árbol bastante lejos.

—Como… ¡espera! Ya lo hiciste antes. Esa cosa de moverte en

silencio. Pero no es que seas silencioso —Me volví a sentar contra el árbol,

aturdida—. Te mueves así de rápido.

—Rápido como la velocidad de la luz, Kitten —reapareció en frente

mío y lentamente se volvió a sentar—. Algunos de nosotros podemos

manipular nuestros cuerpos a parte de la forma que elegimos

originalmente. Como cambiar a cualquier cosa viva, persona o criatura.

Lo miré.

—¿Es por eso que Dee ese desvanece a veces?—pestañó.

—¿Viste eso?

—Sí, pero pensé que estaba imaginando cosas —estiré un poco mis

piernas—. Ella lo hacía cuando se sentía bien o eso parecía. Solo su mano,

el contorno de su cuerpo se desvanecía y volvía a aparecer.

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OBSIDIAN

Daemon asintió. —No todos tenemos control sobre lo que podemos

hacer. Algunos luchan contra sus habilidades.

—¿ Tú lo tienes?

—Soy así de impresionante.

Rodé mis ojos, pero luego me senté derecha. —¿Qué hay de tus

padres? Dijiste que trabajaban en la ciudad, pero nunca los vi.

Volvió a mirar al suelo.

—Nuestros padres no lograron llegar acá —Una sensación de dolor

por él y Dee llenó mi pecho.

—Lo… lo siento.

—No lo hagas. Fue hace mucho tiempo. Ni siquiera los recordamos.

Eso parecía triste. Aunque mis recuerdos de mi padre parecían

deteriorarse con los años, todavía los tenía. Y tenía tantas preguntas sobre

como sobrevivieron sin padres, alguien que los cuidara cuando eran

chicos.

—Dios, me siento tan estúpida. Ya sabes, pensé que trabajaban en la

ciudad.

—No eres estúpida, Kat. Creíste lo que quisimos que creyeras. Somos

muy buenos en eso —suspiró—–. Bueno, aparentemente no tan buenos.

Alienígenas… Vaya, esa gente loca de la que Lesa estaba

hablando tenía razón. Probablemente habían visto a alguno de ellos. Por

ahí el Hombre Polilla era real. Y el Chupacabras en realidad estaba ahí

afuera tomando sangre de cabras.

Los ojos de Daemon brillaron por un momento y luego se

estancaron en mi cara.

—Estas manejando esto mejor de lo que esperaba.

—Bueno, estoy segura que voy a tener tiempo suficiente para entrar

en pánico y tener un mini ataque después. Probablemente voy a pensar

que me volví loca. Después de que hablé tuve una idea. —¿Puedes…

puedes controlar lo que otros piensan? ¿Leer mentes?

Sacudió su cabeza. —Nuestros poderes tienen origen en lo que

somos. Quizás si nuestro poder, la luz, fuera manipulado por otra cosa,

quien sabe. Todo es posible.

Mientras lo miraba, enojo y desconfianza corrían dentro de mí.

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139 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Todo este tiempo pensé que me estaba volviendo loca. En

cambio, me decías que estaba viendo cosas o inventándolas. Es como si

me hubieras hecho una lobotomía alienígena. Lindo.

Sus ojos se abrieron, la ira brilló en ellos junto con algo más que no

pude descifrar. —Tenía que hacerlo —insistió—. Nadie puede saber sobre

nosotros. Solo Dios sabe que nos va a pasar sino.

Forzándome a dejar el tema, pregunté: —¿Cuántos… humanos

saben sobre ustedes?

—Hay algunos locales que creen que somos solo Dios sabe que —

dijo—. Hay una sección del gobierno que saben de nosotros, dentro del

Departamento de Defensa, pero eso es todo. Ellos no saben sobre nuestros

poderes. No pueden saberlo —casi gruñó, encontrando mis ojos—. El DOD

cree que somos fenómenos inofensivos. Mientras sigamos sus reglas, nos

dan dinero, nuestras casas y nos dejan solos. Así que cuando cualquiera de

nosotros se vuelve loco con sus poderes, son malas noticias por muchas

razones. Tratamos de no usar nuestros poderes, sobre todo cerca de los

humanos.

—Porque expondría lo que son.

—Eso y... —se frotó la mandíbula—. Cada vez que usamos nuestros

poderes cerca de los humanos, bueno, deja un rastro en esa persona que

nos permite ver que estuvo cerca de otro como nosotros. Así que tratamos

de no usar nuestras habilidades cerca de humanos, pero tú… bueno, las

cosas nunca van de acuerdo al plan contigo.

—¿Cuándo detuviste el camión, eso dejo un… rastro en mí?

Él pestañó y miro hacia otro lado.

—¿Y cuándo asustaste al oso? ¿Así que los Thompson y cualquier

otro extraterrestre cerca saben que fui expuesta a tu luz alienígena?

—Más o menos —dijo—. Y no están exactamente contentos por eso.

—¿Entonces por qué paraste el camión? Obviamente soy un gran

riesgo para ustedes.

Lentamente Daemon se giró hacia mí. Sus ojos estaban protegidos,

cerrados. Otra vez, no contestó. Respiré profundamente lista para correr,

pelear. —¿Qué vas a hacer conmigo?

Cuando habló su voz vaciló. —¿Qué voy a hacer contigo?

—Ahora que sé lo que son, eso me hace un riesgo para ustedes…

puedes prenderme fuego y Dios sabe que otra cosa.

—¿Por qué te habría contado todo si te iba a lastimar?

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140 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Buen punto. —No lo sé.

Se movió para adelante y cuando me alejé, se detuvo a punto de

tocarme. —No te voy a hacer nada. ¿Está bien?

Me mordí el labio. —¿Cómo puedes confiar en mí?

Hizo otra pausa y finalmente acunó mi mentón con su mano. —No lo

sé. Solo lo hago. Y honestamente, nadie te creería. Y si haces un gran

escándalo traerías al DOD5 y no quieres eso. Ellos harían lo que sea para

asegurarse de que los humanos no están conscientes de nosotros —Me

quedé quieta mientras Daemon todavía me tenía en su suave agarre.

Muchas emociones pasaron por mí. Mirándolo ahora, mientras su

presencia me encerraba, era muy fácil caer en algo de lo que sabía que

probablemente nunca iba a volver a salir. Me alejé.

—¿Es por eso que dijiste todas esas cosas antes? ¿No me odias?

Daemon miró hacia abajo, a su mano todavía alargada. La bajó.

—No te odio, Kat.

—¿Y es por esto que no querías que fuera amiga de Dee?, ¿Por qué

tenias miedo de que descubriera la verdad?

—Eso y porque eres humana. Los humanos son débiles. Traen más

que problemas.

Mis ojos se estrecharon. —No somos débiles. Y estás en nuestro

planeta. Que tal un poco de respeto, amigo.

Sus ojos esmeraldas brillaron con diversión —Buen punto —Hizo una

pausa, sus ojos recorrieron mi cara—. ¿Cómo estas llevando todo esto?

—Estoy procesando todo. No lo sé. No creo que vaya a tener otro

ataque.

Daemon se puso de pie. —Bueno, entonces volvamos antes de que

Dee piense que te maté.

—¿De verdad pensaría eso? —Una mirada oscura se formo en su

cara—. Soy capaz de lo que sea, Kitten. Matar para salvar a mi familia no

es algo que dudaría, pero no tienes que preocuparte de eso.

—Bueno, es bueno saberlo.

Inclinó su cabeza hacia un costado. —Hay otras personas allá afuera

que darían lo que fuera para tener el poder de los Luxen, especialmente el

mío. Y harían lo que fuera para atraparme a mí y a mi especie.

5 DOD: Department of defense. (Departamento de defensa)

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141 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

La ansiedad hizo su camino hacia mi pecho. —¿Y qué tiene eso que

ver conmigo?

Daemon se agachó enfrente mío, su mirada recorría el denso

bosque que nos rodeaba. —El rastro que deje en ti cuando pare el camión

puede ser rastreado. Y justo ahora eres tan luminosa como un cuatro de

julio —Contuve el aliento—. Te van a usar para llegar a mi —Daemon se

acerco sacando una hoja de mi pelo. Su mano permaneció cerca de mi

mejilla por un segundo antes de caer junto a su rodilla. —. Y si te atrapan…

la muerte sería un alivio.

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OBSIDIAN

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Traducido por: Mimu_14

Corregido por: Deydra Ann

a luz brillante se abrió paso a través de las ventanas, perforando

la oscuridad que había sido tan cómoda. Gemí y empujé la

cabeza en la almohada. Tenía la boca seca y mi cabeza latía

violentamente. Sin embargo, no me quería despertar. No podía recordar

exactamente por qué pensé que era mejor que yo me quedase dormida

tanto como fuese posible, pero yo sabía que debía ser una buena razón.

Me dolían los músculos mientras me di la vuelta y forcé mis ojos a

abrirse. Dos vibrantes ojos verdes miraban intensamente los míos. Me

atraganté con un grito y salté en sorpresa. En mi asombro, mis piernas se

enredaron en la ligera sábana y tropecé fuera de la cama.

—Santa madre... —dije con voz ronca.

Dee me agarró, poniéndome en posición vertical mientras que

desenredaba mis piernas. —Lo siento, no quise asustarte.

Empujé la sábana hasta que se estableció en un charco

desordenado a mis pies. Mis piernas estaban desnudas. Y la camisa de

gran tamaño no era la mía. Mis mejillas se pusieron rojas cuando me

acordé de Daemon lanzando la camisa en la habitación. Tenía su olor, una

mezcla exuberante de especias y aire libre.

—¿Qué estás haciendo aquí, Dee?

Las puntas de sus mejillas se sonrojaron mientras se sentaba en el

diván, al otro lado de la cama grande. —Estaba viéndote dormir.

Hice una mueca. —Bueno, eso es raro.

Se veía aún más avergonzada. —No era como si estuviera mirando.

Era más como esperando a que te despertaras. —Ella se apartó el pelo

despeinado—. Quería hablar contigo. Necesitaba hablar contigo.

L

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OBSIDIAN

Me senté en la cama. Dee se veía cansada, casi como si no hubiera

dormido en toda la noche. Había manchas oscuras bajo sus ojos y sus

brazos colgaban sin vida a su lado.

—Aun así, fue un poco inesperado. —Hice una pausa—. Y todavía

espeluznante.

Dee se frotó los ojos. —Quería hablar contigo... —su voz se fue

apagando.

—Bueno, yo... necesito un momento.

Ella asintió y apoyó la cabeza contra los cojines pálidos, cerrando los

ojos. Después de una rápida mirada alrededor de su habitación de

huéspedes, me dirigí al cuarto de baño. Encontré mi cepillo de dientes,

además de otras cosas personales en su lavabo que había recogido de mi

casa cuando Daemon me había traído de vuelta.

Abrí la llave del agua hasta que fue ahogando todos los sonidos a mí

alrededor. Terminé de cepillarme los dientes y comencé a lavarme la cara.

Una mirada en el espejo me dijo que no parecía más descansada que

Dee. Tenía un aspecto horrible. Mi pelo era un lío enredado. Había una

línea roja grabada en mi mejilla como un fino rasguño. Ahuequé las manos

bajo el agua caliente, salpicando mi cara. El rasguño picó.

Es curioso cómo una pequeña chispa de dolor, desata algo más

poderoso que el dolor fugaz que causó. Los recuerdos de la última noche

chocaron a través de mí. Me acordé de todo.

Y me sentí mareada.

—Oh, Dios mío. —Agarre el frío mármol del lavabo hasta que mis

nudillos palpitaron—. Mi mejor amiga es una alienígena.

Dando la vuelta, abrí la puerta. Dee estaba en el otro lado, con las

manos cruzadas detrás de la espalda. —Eres una alienígena.

Ella asintió lentamente.

La miré fijamente. Tal vez debería haber sentido miedo o más

confusión, pero eso no era lo que ardía dentro de mí. Curiosidad. Intriga. Di

un paso adelante. —Hazlo.

—¿Qué?

—La bombilla de luz alienígena —le dije.

Los labios de Dee se extendieron en una amplia sonrisa. —¿No tienes

miedo de mí?

Negué con la cabeza. ¿Cómo podría tener miedo de Dee? —No.

Quiero decir, estoy un poco asombrada por todo, pero eres un maldito

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OBSIDIAN

alienígena. Eso es genial. Raro, pero definitivamente en el lado guay de las

cosas.

Le tiemblan los labios. Las lágrimas vuelven a su mirada en joyas

brillantes. —¿No me odias? Me gustas y no quiero que me odies, o que

tengas miedo de mí.

—Yo no te odio.

Dee apareció adelante, moviéndose más rápido de lo que mis ojos

humanos pudieran registrar. Ella me dio un abrazo sorprendentemente

fuerte y se apartó, sollozando. —Estuve tan preocupada durante toda la

noche, sobre todo porque Daemon se negó a dejarme hablar contigo.

Todo lo que podía pensar era que había perdido a mi mejor amiga.

Ella seguía siendo la misma Dee, alienígena o no. —No me has

perdido. Yo no iré a ninguna parte.

Un segundo después de que ella me abrazara con fuerza, me dejo

respirar. —Está bien. Me muero de hambre. Te cambias y yo hago el

desayuno.

Ella desapareció de la habitación en un abrir y cerrar de ojos. Me

llevará algún tiempo acostumbrarme. Agarré el cambio de ropa que había

tomado ayer por la noche, después de decirle a mi mamá que me estaba

quedando en casa de Dee. Me cambié rápidamente y me dirigí escaleras

abajo.

Dee ya estaba preparando el desayuno y charlando en su teléfono

celular. El ruido de las ollas y el suave atractivo del agua corriendo, silenció

la mayor parte de lo que estaba diciendo. Al cerrar el teléfono, se dio la

vuelta.

Entonces ella estaba frente a mí, empujándome a la mesa de la

cocina. —Con todo lo que pasó anoche, lo único que podía pensar era

que debías creer que somos un montón de monstruos.

—Bueno... —empecé—. ¿Estás segura de que no son normales?

Ella se rió. —Sí, pero lo normal es tan aburrido a veces.

Me estremecí ante su elección de palabras y fue a sacar una silla. Se

movió antes de que pudiera tocarla, retrocediendo varios centímetros.

Sorprendida, miré hacia arriba.

—¿Tú? —Dee sonrió—. Bueno, eso fue muy útil. —Me senté

lentamente, con la esperanza de que no se moviera de nuevo—. Así que,

¿eres más rápido que la luz?

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OBSIDIAN

—Creo que puedo ser un poco más rápida. —Fue hacia la cocina.

Puso la mano sobre la sartén y de inmediato comenzó a crujir bajo su

mano. Por encima del hombro, sonrió.

La estufa no estaba encendida, pero el olor de tocino cocido

llenaba el aire.

Me incliné hacia delante. —¿Cómo haces eso?

—Calor —dijo—. Es más rápido de esta manera. Me toma segundos

freír el tocino.

Y realmente fue sólo minutos, cuando me entregó un plato de

huevos con tocino. Entre el movimiento súper rápido y la mano

microondas, estaba empezando a tener un caso grave de envidia

alienígena.

—Entonces, ¿Qué te mostró Daemon anoche? —Se sentó, con una

montaña de huevos en el plato.

—Él me mostró algunos de sus trucos alienígenas. —La comida olía

deliciosa y yo me moría de hambre—. Gracias por el desayuno, por cierto.

—No hay de qué. —Se recogió el pelo hacia arriba en un moño

complicado—. No tienes idea de lo difícil que es estar fingiendo ser algo

que no somos. Es una de las razones por las cuales no tenemos una gran

cantidad de amigos que son... humanos. Por eso, Daemon cree que

“humano es igual a ningún amigo” o lo que sea.

Jugué con el tenedor, mientras ella devoraba la mitad de su plato

en cuestión de segundos. —Bueno, ahora no tienes que fingir más.

Levantó sus ojos, brillantes. —¿Quieres saber algo bueno?

Viniendo de ella sólo pude imaginar lo que iba a ser. —Sí.

—Podemos ver cosas que los humanos no pueden. Como la energía

que ustedes aplazan a su alrededor. Creo que la gente de la Nueva Era lo

llama auras o lo que sea. Esto representa su energía, o unos podrían

llamarle la fuerza de vida. Cambia cuando sus emociones lo hacen, si ellos

se sintieran enfermos.

Mi tenedor se detuvo a medio camino de mi boca. —¿Puedes ver la

mía ahora?

Negó con la cabeza. —Hay una huella que te rodea en estos

momentos. No puedo ver tu energía, pero era de un rosa pálido cuando te

conocí, que parece normal. Solía hacerse realmente de color rojo cuando

hablabas con Daemon. —El rojo probablemente representaba la ira. O la

lujuria—. Sin embargo, no soy buena leyendo. Algunos poderes vienen más

fáciles que otros, pero Matthew es genial en la lectura de energías.

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146 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¿Qué? —Muevo mi tenedor hacia abajo—. ¿Nuestro profesor de

biología es un alienígena? Mierda... todo lo que puedo pensar es en

aquella película The Faculty6. —Sin embargo era lógico; la forma en que

había actuado cuando nos vio a Daemon y a mí juntos, las miradas

extrañas en la clase.

Dee se ahogó con su jugo de naranja. —Él no te hará daño.

Espero que no. —Wau. Entonces ustedes tienen como trabajos

normales.

—Sí. —Saltando de su silla, miró a la puerta—. ¿Quieres ver en que

soy buena?

Cuando asentí, ella se apartó de la mesa y cerró los ojos. El aire a su

alrededor parecía tararear en voz baja. Un segundo después, se pasó de

adolescente a una forma hecha de luz y luego a un lobo.

—Umm —aclaré la garganta—, creo que he descubierto cómo la

leyenda de los hombres lobo se inició.

Al pasar junto a mí, empujó mi mano con su nariz caliente. Insegura

de lo que debía hacer, le di una palmadita en la parte superior de su

peluda cabeza. El lobo dejó escapar un ladrido que sonó más como una

risita y luego dio marcha atrás. Unos segundos más tarde, fue Dee nuevo.

—Y eso no es todo. Mira. —Ella sacudió sus brazos—. No te asustes.

—Está bien. —Apreté el vaso de jugo de naranja.

Cerrando los ojos, su cuerpo se desvaneció en la luz, y luego, se

convirtió en alguien totalmente diferente. Pelo castaño claro cayó de sus

hombros y su cara era un poco más pálida. Sus cejas arqueadas sobre

unos ojos grandes, gama, y sus labios de color rosa formaron una media

sonrisa. Ella era más baja, con un aspecto un poco más normal.

—¿Yo? —chillé. Yo me estaba mirando.

—Hey —dijo Dee—, ¿Puedes decirnos qué nos diferencia?

Con el corazón acelerado, empecé a ponerme de pie, pero no

pude. Mi boca se movía, pero no salían las palabras.

—Esto es... raro. —Entrecerré los ojos—. ¿Mi nariz se ve realmente así?

Date la vuelta. —Ella lo hizo. Me encogí de hombros—. Mi trasero no se ve

mal.

6 Película del año 1998, dirigida por Robert Rodríguez, donde los estudiantes

descubren que sus maestros son extraterrestres.

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147 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

La réplica exacta de mí se echó a reír y luego se desvaneció. Por un

momento pude ver la silueta de un cuerpo, pero podía ver el refrigerador a

través del centro. Un segundo más tarde estaba Dee. Ella se sentó de

nuevo.

—Puedo parecerme a cualquier persona, excepto a mi hermano.

Quiero decir, puedo parecerme a él, pero eso sería asqueroso. —Ella se

estremeció—. Todos podemos cambiar, pero puedo mantener la forma

durante una eternidad. La mayoría de nosotros sólo puede simular una

parte superior unos pocos minutos. —Su pecho se hinchó de orgullo.

—¿Has hecho alguna vez eso? ¿Has sido otra persona que me

rodea?

Sacudió la cabeza. —Daemon se pondrá como loco si sabe que

hago esto. No dejaría un gran rastro en ti, pero ahora estás tan brillante

ahora, que no importa.

—Entonces, Daemon, ¿puede hacer eso también? ¿Transformarse en

un canguro si quisiera?

Dee se río. —Daemon puede hacer casi cualquier cosa. Él es uno de

los más poderosos de nosotros. La mayoría de nosotros puede hacer una o

dos cosas con facilidad, el resto es una lucha. Todo es fácil para él.

—Él es tan impresionante —murmuré.

—Una vez, realmente movió la casa un poco —dijo Dee, con la nariz

arrugada—, y rompió totalmente los cimientos.

—Dulce Jesús... —Tomé un sorbo de mi jugo—. ¿Y el gobierno no

sabe qué puede hacer algo de eso?

—No. Al menos, no pensamos que ellos lo saben —dijo Dee—,

siempre hemos escondido nuestras capacidades. Sabemos que asustaría a

los seres humanos saber que podemos hacer cosas. Y también sabemos

que la gente tomaría ventaja de eso. Así que tratamos de no correr el

riesgo de exposición.

Absorbí la información mientras tomaba otro trago. Mi cerebro se

sentía como si estuviera a dos segundos de estallar. —Entonces, ¿por qué

ustedes vienen aquí? Daemon dijo algo que le sucedió a su casa.

—Sí, ocurrió algo. —Dee recogió los platos y se dirigió al lavabo. Tenía

la espalda rígida mientras limpiaba los platos—. Nuestro planeta fue

destruido por los Arum.

—¿Los Arum? —Entonces lo entendí—. ¿Oscuros? ¿No? ¿Son esas las

personas que se encuentran fuera y les gusta robar sus habilidades?

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148 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Sí. —Miró por encima del hombro, asintiendo con la cabeza—. Ellos

son nuestros enemigos. Casi los únicos enemigos de los Luxen además de

los humanos, no dejaron de seguirnos aun cuando llegamos aquí. Los Arum

son como nosotros, sólo lo contrario, vienen de nuestro planeta hermano.

Destruyeron nuestra casa. Mi madre solía contarme un cuento para dormir

que cuando se formó el universo estaba lleno de la luz más pura, brillando

tan intensamente que hizo que las sombras se sintieran envidiosas. Los Arum

son los hijos de las sombras, celosos y decididos a sofocar toda la luz en el

universo, sin darse cuenta que por uno existe el otro. Muchos Luxen sienten

que cada vez que un Arum es asesinado, una luz en el universo se

desvanece. Es lo único que recuerdo de mamá.

—¿Y tus padres murieron en esta guerra? —le pregunté,

arrepintiéndome inmediatamente de hacerlo—. Lo siento. No debería

haber preguntado.

Dee dejó de lavar los platos. —No, está bien. Debes saber, pero no

debe asustarte.

Yo no sabía cómo la muerte de sus padres podría asustarme, pero yo

había empezado a sentirme alarmada por lo que podría saber.

—Hay un Arum aquí. El gobierno cree que son Luxen. Tenemos que

seguir así o hay posibilidad de que el DOD pueda aprender de nuestros

poderes a través del Arum. —Dee me enfrento, poniendo sus manos en el

borde del fregadero—. Y ahora, eres como un faro para ellos.

Mi apetito desapareció y aparte mi plato. —¿Hay alguna forma para

poder apagarlo?

—Va a desaparecer con el tiempo. —Dee forzó una sonrisa—. Hasta

entonces sería bueno que te quedaras con nosotros, sobre todo con

Daemon.

Que dulce sorpresa. Pero podría ser peor. —De acuerdo, así que se

desvanece… eventualmente. Puedo tratar con eso si es mi único

problema.

—No lo es —dijo—. Tenemos que asegurarnos que el gobierno no

sabe que tú conoces la verdad. Su trabajo es asegurarse de que nosotros

no nos expongamos. ¿Te imaginas si la población humana supiera que

existimos?

Imágenes de disturbios y saqueos parpadearon en mi cabeza, que

sería la forma en que todos reaccionarían a todo lo que no entendieran.

—Y harán cualquier cosa para asegurarse de que permanezcamos

en secreto. —Los ojos de Dee estaban fijos en los míos—. Nunca le puedes

decir a nadie, Katy.

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—Yo no lo haría. Nunca haría eso. —Las palabras se precipitaron de

mí—. Nunca traicionaría a cualquiera de ustedes así. —Y lo decía en serio.

Dee era como una hermana para mí. Y Daemon era... bueno, era lo que

sea, pero nunca los traicionaría. No después de que me confiaran algo tan

increíble—. No se lo diré a nadie.

Dee se arrodilló a mi lado y puso su mano sobre la mía. —Yo confío

en ti, pero no podemos permitir que el DOD averigüe sobre ti, porque si

alguna vez lo hacen, entonces desaparecerás.

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OBSIDIAN

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Traducido por Mimu_14

Corregido por Melii

aty, has estado muy callada hoy. ¿Qué hay en tu mente?

Hice una mueca, deseando que mi mamá no fuera tan buena

para leerme. —Sólo estoy cansada. —Forcé una sonrisa para su

tranquilidad.

—¿Estás segura?

La culpa me comió. Rara vez pasó tiempo con ella, y deseé no

haber estado pensativa. —Lo siento, mamá. Creo que estoy un poco

distraída hoy.

Ella empezó a lavar los platos de la cena. —¿Cómo están las cosas

con Daemon y Dee?

No habíamos hablado en todo el día de ellos. —Están bien. Creo que

iré a ver una película con ellos más tarde…

Sonrió. —¿Vas con los dos?

Estreché mis ojos. —Mamá, por favor.

—Mi amor, soy tu madre. Tengo derecho a preguntar.

—No estoy segura, de verdad. No sé si vamos a estar los tres. Era sólo

una idea. —Agarré una manzana del frutero y le di un mordisco—. ¿Qué

vas a hacer en la noche?

Ella trató de parecer indiferente. —Saldré a tomar un café con el Sr.

Michaels.

—¿Sr. Michaels? ¿Y quién es?—Le pregunté entre mordiscos—.

Espera. ¿Es aquel doctor atractivo del hospital?

—Sí, él.

—¿Es esto una cita? —Me apoyé en el mostrador, con una sonrisa

alrededor de la manzana—. Vaya, mamá.

Mi madre se ruborizó. —Es sólo un café. No es una cita.

K

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Eso explicaba por qué estuvo eligiendo vestidos hoy, por lo que me

hizo elegir al menos dos de las cosas más bonitas de su armario.

—Bueno, espero que te diviertas, pero suena como una cita.

Riendo, ella habló sobre sus planes de la noche y luego de un

paciente que tuvo ayer. Antes de irse para prepararse, me trajo un par de

vestidos que había encontrado en la parte posterior de su armario.

—Bueno, si vas a salir esta noche, ¿por qué no te pones uno de

estos? Te verás muy bonita en ellos. Se ven demasiado juveniles para que

yo los uses. —Arrugó la nariz.

—Mamá, yo no soy la que tiene una cita esta noche.

Ella se burló. —Yo tampoco.

—¡Lo que sea!—Grité mientras corría escaleras arriba.

No tardó mucho para prepararse y salir. Ya que no era

técnicamente una cita, su encuentro sería en un restaurante pequeño de

la ciudad. Esperaba que ella lo pasara bien, merece divertirse. Desde que

papá había muerto no ha mirado dos veces a un hombre. Lo que

significaba el Sr. Michaels debe ser especial.

Aparte de señalar que me reuniré con Dee, no había ningún plan

para la noche. Sabía que Daemon mantenía un ojo sobre mi desde su

casa todo el día, pero me negó a dejarle entrar en mi casa. Me habían

dicho que los Arum son más fuertes en la noche y prefieren atacar

entonces. Me sentía bastante segura durante el día. Quería pasar un día

normal leyendo y viendo blogs y estando con mi mamá.

Pero era extraño hacer cosas normales después de saber tan gran

secreto. Sentí que ellos debían detener los accidentes, curar el hambre del

mundo, y salvar los gatitos atrapados en los árboles.

Lanzando el corazón de la manzana en la basura, jugueteé con el

anillo en mi dedo mientras miraba los vestidos sobre la mesa. No estaría

usandolos en una cita a corto plazo.

Un golpe seco en la puerta de atrás me sacó de mis pensamientos.

Fui a la puerta y Daemon estaba allí. Incluso vestido con pantalones

vaqueros y una camisa informal blanca que se tensaba contra su torso, se

veía totalmente magnífico. Era inquietante. Y lo que era aún más

desconcertante fue la forma en que estaba allí y me miraba. Su mirada

brillante jade era intensa y me consumió.

—¿Qué? —dije.

Él asintió con la cabeza, sin darme una idea de qué tipo de humor se

encontraba.

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152 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Oh, hombre. —Umm, ¿Quieres entrar?

Negó con la cabeza. —No, ¿pensé que tal vez podríamos ir a hacer

algo?

—¿Hacer algo?

La diversión brilló en sus ojos. —Sí. A menos que haya una reseña que

publicar o un jardín que necesitas atender.

—Ja. Ja. —Empecé a cerrar la puerta en su cara.

Metió la mano, fácilmente deteniéndola sin tocarla. —Está bien.

Déjame intentarlo de nuevo. ¿Te gustaría hacer algo conmigo?

En realidad no, pero sentía curiosidad. Y una parte de mí estaba

empezando a entender por qué Daemon era tan distante. Tal vez —sólo

tal vez— nosotros podríamos hacer algo sin querer matarnos entre sí.

—¿Qué tienes en mente?

Daemon se aparto de la puerta y se encogió de hombros.

—Vamos a ir al lago.

—Veré la carretera antes de cruzar esta vez.

Le seguí, evitando su mirada divertida. Metí las manos en los bolsillos

de mis pantalones cortos y decidí no andar con rodeos. —No me estás

sacando en el bosque porque cambiaste de opinión y decidiste que tu

secreto no está a salvo conmigo, ¿verdad?

Daemon rompió a reír.

—Estás muy paranoica.

Resoplé. —Bueno, eso viene de un alienígena que al parecer puede

mover las cosas sin tocarlas.

—No te has encerrado en alguna habitación o mecido en una

esquina, ¿verdad?

Rodé mis ojos y empecé a caminar de nuevo. —No, Daemon, pero

gracias por asegurarte de que estoy mentalmente sana y todo.

—Oye —Levantó sus manos—. Es necesario asegurarme de que no te

volviste loca y posiblemente le dirás a todo el pueblo lo que somos.

—No creo que debas preocuparte sobre eso por varios motivos —le

contesté secamente.

Daemon me dirigió una mirada puntiaguda. —¿Sabes cuánta gente

ha estado cerca? Quiero decir, muy cerca de acusarnos.

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153 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Hice una cara. No era difícil imaginar a qué se refería. Curiosamente,

vi que no me gustaban esas imágenes.

Su risa era profunda y ronca. —Luego, una niña nos descubre y

puede exponernos. ¿Puedes ver lo difícil que es para mí... confiar?

—Yo no soy una niña, pero si pudiera volver atrás en el tiempo y

hacer todo lo más, no me hubiera atravesado frente a ese camión.

—Bueno, eso es bueno saberlo —respondió.

—Pero no me arrepiento de descubrir la verdad. Esto explica tanto.

Espera, ¿puedes retroceder en el tiempo? —Le pregunté en serio. La

posibilidad no se me había pasado por la cabeza antes, pero ahora yo me

lo preguntaba sinceramente.

Daemon suspiró y sacudió la cabeza. —Podemos manipular el

tiempo, sí. Pero no es algo que nosotros haríamos, y solamente en el

presente. Por lo menos yo nunca he oído hablar de nadie que fuera capaz

de volver al pasado.

Mis ojos se sentían como si se fueran a salir hacia fuera.

—Jesús, ustedes hacen que Superman parezca aburrido.

Sonrió mientras bajó la cabeza para evitar una rama baja. —Bueno,

al menos nuestra debilidad no es la kriptonita.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —Le pregunté después de un par

de momentos de silencio mientras caminamos por el sendero cubierto de

hojas. Cuando él asintió con la cabeza, tomé una respiración profunda—.

La chica Bethany, que desapareció, ella se involucró con Dawson,

¿verdad?

Me interrumpió con una mirada de reojo molesta.

—Sí.

—¿Y ella se enteró de ustedes?

Pasaron varios segundos antes de responder. —Sí.

Le eche un vistazo otra vez. Su rostro era estoico mientras miraba

fijamente hacia adelante. —¿Y es por eso que desapareció?

Una vez más, hubo un vació de silencio. —Sí.

De acuerdo. Él solamente me iba a dar respuestas de una sola

palabra. Agradable. —¿Ella quiso contarle a alguien? Quiero decir, ¿por

qué... desapareció?

Daemon suspiró pesadamente. —Es complicado, Kat.

Complicado significaba un montón de cosas. —¿Está ... muerta?

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154 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Él no respondió.

Me detuve, buscando una piedra que se adentró en mi sandalia. —

¿Simplemente no vas a decirme?

Me sonrió con una facilidad exasperante.

—Entonces, ¿por qué has querido venir aquí?—Saqué la piedra y me

puse la sandalia de nuevo—. ¿Por qué quisiste salir a caminar si estarás

evasivo?

—Bueno, es divertido ver tus mejillas obtener todo ese color rosa

cuando te sientes frustrada.

Lo fulminé con la mirada.

Daemon sonrió y comenzó a caminar de nuevo. No dijo nada hasta

que llegamos al lago. Él fue a la orilla y me observó mientras me detuve

unos metros detrás de él.

—Además del hecho retorcido que te gusta obtener todas las

respuestas, me imaginé que tendrías más preguntas.

Bueno, era enfermo que le gustaba fastidiarme. Incluso más enfermo

era el hecho de que observarlo conseguía enojarme, también.

—Las haré.

—Algunas no responderé. Algunas sí. —Daemon se detuvo,

pensativo—. Más vale que hagas todas tus preguntas. Así no tendremos

que hacer todo esto de nuevo, pero piensa bien en esas preguntas.

¿Nunca sacar a colación el hecho de que eran alienígenas otra

vez? Ja. Bueno. —¿Comienzo ya?

—Vayamos a la roca. —Se volvió hacia el lago y se quitó los zapatos.

—¿Qué? No estoy usando un traje de baño.

—¿Y? —Se dio la vuelta con una sonrisa—. Te puedes desnudar

descendente.

—No va a suceder. —Crucé los brazos.

—Me lo imaginé —respondió—. No sé ¿Alguna vez has ido a nadar

en ropa interior antes?

—Sí. ¿Quién no lo ha hecho? Pero era cuando hacía calor. ¿Por qué

tenemos que ir a nadar para que pueda hacer las preguntas?

Daemon se quedó mirándome un momento, luego bajó sus

pestañas, avivando sus mejillas. —No es por ti, pero si por mí. Parece una

cosa normal hacerlo. —Las puntas de sus mejillas se volvieron rosadas al

sol—. ¿Recuerdas el día que nos fuimos a nadar?

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—Sí —dije, dando un paso adelante.

Levantó la vista, sus ojos se encontraron con los míos. El verde se

opacó lentamente, dando un aspecto de la vulnerabilidad. —¿Te la

pasaste bien?

—Cuando no estabas siendo un idiota, y si ignoro el hecho de me

llevaste porque era una obligación, entonces claro que sí.

Una sonrisa tiró de sus labios cuando miró hacia otro lado. —Me

divertí más ese día de lo que puedo recordar. Sé que suena estúpido, pero

así es.

—No es estúpido. —Mi corazón se sacudió. De alguna manera lo

entendía mejor. Debajo de todo eso, creo que quería ser normal—. Está

bien. Vamos a hacer esto. Eso sí, no te sumerjas en el agua durante cinco

minutos.

Daemon rió. —Trato.

Me quité las sandalias, mientras que él se quitó su camisa. Traté de

no mirarlo, sobre todo porque me miraba como si él esperaba que yo

cambiara de opinión. Dándole una sonrisa rápida, me acerqué a la orilla

del agua y metí los dedos de los pies. —¡Oh mi Dios, el agua está fría!

Me guiñó un ojo a mí. —Mira esto.

Sus ojos tomaron aquel misterioso resplandor, todo su cuerpo vibró y

convirtiéndose en una bola de fuego de luz... él voló hacia el cielo y se

sumergió en línea recta, alumbrando el fondo del lago como una luz de

una piscina. Él se movió alrededor de las rocas del centro, por lo menos

una docena de veces en unos segundos. Fanfarrón.

—¿Poderes alienígenas?—Pregunté, castañeteando los dientes.

El agua corrió por su cabello cuando se inclinó sobre el borde de la

piedra. —Adelante, está un poco más caliente ahora.

Apreté los dientes preparándome para el agua helada, me sorprendí

al descubrir que su temperatura no estaba mal. No estaba caliente, pero

no estaba helada tampoco. Él subió arriba de una roca. Y me ofreció su

mano.

—¿Algún otro talento interesante?

—Puedo hacer cosas sí que tu ni siquiera me puedas ver.

Tomé su mano y él me sacó del agua y me puso sobre la piedra, mi

ropa mojada y todo. Me soltó, alejándose rápidamente. Temblando, me

dio la bienvenida la calidez de la piedra quemada por el sol.

—¿Cómo puedes hacer las cosas sin que yo te vea?

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OBSIDIAN

Apoyó sus codos sobre la roca, se veía cómodo.

—Estamos hechos de luz. Podemos manipular los diferentes espectros

que nos rodea, usándolos a nuestro favor. Es como si fracturáramos la luz,

si eso tiene algún sentido.

—En realidad no. —Necesitaba poner más atención en clase de

ciencias.

—Me has visto en estado natural, ¿verdad? —Cuando asentí con la

cabeza, continuó—: Yo creó una especie de vibración hasta que me

separo en pequeñas partículas de luz. Bueno, podemos eliminar de

manera selectiva la luz, lo que nos permite ser transparentes.

Tiré mis rodillas a mi pecho. —Eso es algo increíble, Daemon.

Sonrió hacia mí, mostrando un hoyuelo en la mejilla antes de que

recostara en la piedra, cruzando las manos detrás de la cabeza. —Sé que

tienes dudas. Pregunta.

Tenía tantas preguntas que no estaba segura sobre con cuál

empezar. —¿Ustedes creen en Dios?

—Parece un buen tipo.

Parpadeé, sin saber si reírme de eso o no. —¿Ustedes tienen un Dios?

—Recuerdo que era algo así como una iglesia, pero eso es todo. Los

ancianos no hablan de ninguna religión —dijo—. Por otra parte, no vemos

a ningún anciano.

—¿Qué quieres decir con "anciano"?.

—Lo mismo que me refiero. Una persona mayor.

Hice una mueca.

Él sonrió. —¿Siguiente pregunta?

—¿Por qué eres tan gilipollas? —Las palabras salieron antes de que

pudiera pensarlo dos veces.

—Todo el mundo tiene que sobresalir en algo, ¿verdad?

—Bueno, estás haciendo un gran trabajo.

Abrió los ojos, encontrándose con los míos por un segundo antes de

cerrase. —Te disgusto ¿no?

Vacilé. —No me disgustas, Daemon. Es que eres difícil de... no lo sé.

Es difícil de conocerte.

—Así que... —dijo con los ojos cerrados, la cara relajada—. Has

aceptado lo imposible. Eres amable con mi hermana y conmigo, aunque

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OBSIDIAN

admito que he sido un imbécil contigo. Podías haber corrido directamente

hacia tu casa ayer y le decirle al mundo sobre nosotros, pero no lo hiciste.

Y no soportas ninguna de mis tonterías —agregó con una risa suave—. Me

gusta eso de ti.

Wau. Espera. —¿Te gusto?

—¿La siguiente pregunta? —dijo.

—¿Está permitido salir con humanos?

Se encogió de hombros. —Permitido es una palabra extraña.

¿Sucede eso? Sí. ¿Se aconseja? No. Así que podemos, pero qué sentido

tendría. No es como que pudiéramos tener una relación duradera cuando

tenemos que ocultar lo que somos.

—Entonces, ustedes son como nosotros, en otros, eh, ¿aspectos?

Daemon se sentó, arqueando una ceja. —¿Venga otra vez?

Sentí el rubor en mis mejillas. —Tú sabes, como… ¿el sexo? Quiero

decir, ustedes son todos de luz y esas cosas. No veo cómo ciertas cosas

pueden funcionar.

Los labios de Daemon se curvaron en una media sonrisa, y esa fue la

única advertencia que me dio. Moviéndose increíblemente rápido, yo

estaba sobre mi espalda y él estaba encima de mí en un instante.

—¿Estás preguntando si me atraen las chicas humanas —preguntó.

Oscuras ondas, húmedas de cabello cayeron hacia delante. Pequeñas

gotas de agua cayeron de los extremos, salpicando contra mi mejilla—. ¿O

estás preguntando si me siento atraído por ti?

Con sus manos, se agachó lentamente. No había un centímetro de

espacio entre nuestros cuerpos. El aire huyó de mis pulmones con el

contacto de su cuerpo contra el mío. Él era masculino y fuerte en todos los

lugares donde yo era suave. Estar tan cerca de él fue sorprendente, causó

una serie de sensaciones de chispas a través de mí. Me estremecí. No por

el frío, sino de cuan cálido y maravilloso se sentía. Podía sentir cada respiro

que él daba, y cuando movió sus caderas, mis ojos se agrandaron y jadeé.

Ah, sí, ciertas cosas definitivamente funcionaban.

Daemon rodó sobre mí, acostándose sobre su espalda a mi lado.

—¿Siguiente pregunta?—Pidió, con voz profunda y gruesa.

Yo no me moví. Me quedé con mis ojos muy abiertos mirando el cielo

azul. —Solo podrías habérmelo dicho, ¿sabes? —Me fijé en él—. No tenías

que demostrármelo.

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—¿Y qué habría de divertido si te lo hubiera dicho? —Volvió su

cabeza hacia mí—. ¿Siguiente pregunta, Kitten?

—¿Por qué me llamas así?

—Me recuerdas a un pequeño gatito confundido, con garras y que

no muerde.

—Bueno, eso no tiene sentido.

Él se encogió de hombros.

Busqué en mis pensamientos dispersos otra pregunta. Había tantas,

pero él había roto mi concentración en mil pedazos. —¿Crees que hay

más Arum alrededor?

Sólo la más ligera pista de sus emociones se dibujó en su rostro.

Inclinó la cabeza hacia atrás, estudiándome mí. —Ellos siempre están

cerca.

—¿Y te están cazando?

—Es lo único que les importa. —Volvió a mirar al cielo—. Sin nuestros

poderes, ellos son como... los seres humanos, pero viciosos e inmorales. Ellos

quieren destruir todo a cualquier precio.

Tragué con fuerza. —¿Has... luchado con mucho de ellos?

—Sí. —Relajó su expresión, usando su mano para apoyar su cabeza.

Un mechón de pelo le caía sobre los ojos—. He perdido la cuenta de

cuántos me he enfrentado y matado. Y a como estas iluminada ellos

vendrán.

Mis dedos se morían de ganas de apartar el mechón de cabello

hacia atrás. —Entonces, ¿por qué detuviste el camión?

—¿Hubieras preferido que permitiera que te hiciera un panqueque?

Ni siquiera me moleste en responder a eso. —¿Por qué?

Un músculo apareció en su mandíbula mientras su mirada se desvió

de mi rostro hacia arriba. —¿La verdad?

—Sí.

—¿Voy a obtener puntos extras? —Preguntó en voz baja.

Conteniendo la respiración, levanté la mano y peiné hacia atrás el

mechón de cabello. Mis dedos apenas le rozaron la piel, pero él contuvo el

aliento y cerró los ojos. Saqué mi mano, no sé por qué hice eso. —Depende

de cómo contestes a la pregunta.

Daemon abrió los ojos. Las pupilas eran blancas, extrañamente

bellas. Se recostó sobre su espalda una vez más, su brazo contra el mío.

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—¿Siguiente pregunta?

Junté las manos, por encima de mi estómago. —¿Por qué el uso de

tus poderes deja un rastro?

—Los seres humanos también brillan como nosotros. Cuando usamos

nuestras habilidades a tu alrededor absorbes nuestra luz. Con el tiempo, el

brillo se perderá, pero mientras más poderes ejerzamos, más energía

usamos, más brillante deja el rastro. Dee borrosa no dejaría nada de nada.

El incidente del camión y cuando asusté al oso, deja una marca visible.

Algo más poderoso, como curar a alguien, deja un rastro más visible.

Aunque uno débil, nada grande, así me han dicho, pero persiste más

tiempo por alguna razón. Debí haber sido más cuidadoso a tu alrededor—

continuó—. Cuando asuste al oso empleaba una ráfaga de luz, que es

como una especie de láser. Esto dejo un rastro lo suficientemente grande

para el Arum pudiera verlo.

—¿Quieres decir que esa noche fui atacada por eso? —Susurré, mi

voz ronca.

—Sí. —Llevó una mano su cara—. Los Arum no vienen mucho por

aquí, ya que no creen que ninguno Luxen esté aquí. El cuarzo beta en las

rocas esconde nuestra firma energética, nos oculta. Esa es una de las

razones por las que hay muchos de nosotros aquí. Pero debe haber sido

uno que tiene mucha experiencia. Vio tu rastro y sabía que debía de haber

uno de nosotros cerca. Fue mi culpa.

—No fue tu culpa. No fuiste quien me atacó.

—Pero, básicamente, lo lleve a ti—dijo, con voz tensa.

Al principio no podía hablar. Había un terrible puñetazo en mi

estómago, todo tipo de sentimientos se extendían desde la punta de mis

dedos hasta los dedos del pie. Sentí la sangre drenarse fuera de mi cara

tan rápido que me dejó mareada. De repente, lo que el hombre había

dicho tenía sentido. ¿Dónde están ellos? Él me había estado preguntando

por ellos.

—¿Dónde está ahora? ¿Sigue ahí? ¿Va a volver? ¿Cómo…?

La mano de Daemon encontró la mía y la apretó. —Kitten, cálmate.

Te va a dar un ataque al corazón.

Mis ojos se posaron en nuestras manos. No puse distancia. —No voy a

tener un ataque al corazón.

—¿Estás segura?

—Sí. —Rodé los ojos.

—Él no es un problema más —dijo después de unos segundos.

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—¿Tu... tu lo mataste?

—Sí, claro que lo hice.

—¿Cómo lo hiciste? No vi que lo matarás.

—Bueno, sí, yo lo maté. —No había una sola onza de duda o

remordimiento en su voz, como si matar a alguien ni siquiera le afectara.

Debería tener miedo, mucho miedo. Daemon suspiró—. Somos enemigos,

Kitten. Él me hubiera matado a mí y a mi familia después de absorber

nuestras habilidades si no lo detenía. No sólo eso, él ha traído a más aquí.

Otros como nosotros han estado en peligro. Tú has estado en peligro.

—¿Qué pasa con el camión? Soy más brillante ahora. —No hice

caso al apretón de mi estómago—. ¿Habrá otro?

—Esperemos que no hay ninguno cerca. Al menos hasta que tu

rastro desaparezca. Estarás a salvo.

Él movió su dedo en silenciosos círculos sobre mi mano. Fue algo

calmante y reconfortante. —¿Y si no?

—Entonces, tendré que matarlos, también. —No dudó—. Por un

tiempo, vas a tener que permanecer cerca de mí, hasta que se

desvanece el rastro.

—Dee dijo algo así —Me mordí mi labio—. Así que, ¿No quieres que

me permanezca lejos de ustedes más?

—No importa lo que yo quiero. —Miró su mano—. Pero si por mí fuera,

no deberías estar cerca de nosotros.

Tomé una respiración fuerte, aparté mi mano. —Vaya, que honesto.

—No entiendes —Respondió Daemon—. En este momento, puedes

llevar un Arum directo hacia mi hermana. Y tengo que protegerla. Ella es

todo lo que me queda. Y tengo que proteger a los demás. Soy el más

fuerte. Eso es lo que hago. Y mientras lleves mi rastro en ti, no quiero que

vayas a ninguna parte con Dee si no estoy contigo.

Sentada, miré hacia la orilla. —Creo que es hora de regresar.

Sus dedos se enredaron en mi brazo. Mi piel se estremeció. —En este

momento, no puedes andar allí sola por tu cuenta. Tengo que estar

contigo hasta que se desvanezca el rastro.

—No te necesito de niñera. —Me dolía la mandíbula de lo mucho

que apretaba los dientes. Todo lo de mantenerme alejada de Dee me

molestó, pero le entendía. Eso no significa que sus palabras no me

dolieran—. Voy a estar lejos de Dee hasta que esto desaparezca.

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—Todavía no he terminado —Su agarre no apretaba, pero tenía la

sensación de que quería sacudirme, aunque sé que él nunca lo haría—. Si

un Arum se adueña de ti, no te van a matar. El de la biblioteca estaba

jugando contigo. Iba a llegar al grado de que tú le rogaras por tu vida y

luego te obligaría a llevarlo a uno de nosotros.

Tragué saliva. —Daemon…

—No tienes elección. En este momento, corres un gran peligro con el

rastro. Eres un peligro para mi hermana. No voy a dejar que le pase nada a

ella.

Su amor por su hermana era admirable, pero no hizo nada para

detener el flujo de la ira corriendo por mis venas. —¿Y después de que se

desvanezca? Entonces, ¿Qué?

—Preferiría que te mantuvieras lo más lejos posible de todos nosotros,

pero dudo que vaya a pasar. Y mi hermana se preocupa por ti. —Dejó ir mi

brazo y se echó hacia atrás, apoyándose en los codos—. Mientras no

tengas el rastro, entonces yo no tengo ningún problema con que seas su

amiga.

Apreté mis manos en puños.

—Estoy tan agradecida de tener tu aprobación.

Su sonrisa no alcanzó sus ojos. Su sonrisa esta vez era rara. —Ya perdí

a un hermano por lo que sentía por un humano. No voy a perder a otro.

La ira todavía estaba latente en mí, pero sus palabras me llamaron la

atención.

—Háblame de tu hermano y Bethany.

Se produjo una pausa y luego dijo: —Mi hermano ser enamoro de

una humana... y ahora los dos están muertos.

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OBSIDIAN

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Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Melii

omo si él apagara mi interruptor para ser una perra, todo lo

que pude hacer fue mirarlo. Había un sentimiento en mi interior

que me decía que yo ya sabía que había algo entre nosotros,

pero no quería reconocerlo. Dios, él era in idiota, pero mi ira se

apagó, reduciéndose y dejando una sensación de incertidumbre.

—¿Qué ocurrió? —pregunté.

Él estaba mirando por encima de mi hombro, concentrado en los

árboles detrás de mí.

—Dawson conoció a Bethany, y te juro, fue como amor a primera

vista. Para él, su vida era ella. Matthew —Sr. Garrison—le advirtió. Yo le

advertí que eso no iba a funcionar. No había manera de que pudiéramos

tener una relación con un humano —Presionando sus labios juntos, él se

detuvo un momento—. No sabes cuan duro es esto, Kat. Tenemos que

ocultarnos todo el tiempo, e incluso con los de nuestra propia especie

tenemos que ser cuidadosos. Hay muchas reglas. Al DOD y a los Luxen no

les gusta la idea de relacionarnos con humanos —Hizo una pausa,

negando con su cabeza—. Es como si ellos pensaran que somos animales,

inferiores a ellos.

—Pero no son animales —dije. Definitivamente no son como nosotros,

pero no eran inferiores.

—¿Sabes que cualquier movimiento es rastreado por ellos? —Me

miró, sus ojos turbios. Enojados—. La licencia de conducir, lo saben. Una

aplicación a la universidad, lo ven. ¿Una licencia de matrimonio para un

humano? Olvídalo. Tenemos un registro que llenar si queremos mudarnos.

Parpadeé. —¿Ellos pueden hacer eso?

Rió sin humor. —Es su planeta, no el nuestro. Incluso tú lo dijiste. Y ellos

financian nuestras vidas. Tenemos chequeos al azar, por lo que no

C

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OBSIDIAN

podemos escondernos o nada. Una vez que ellos saben que estamos aquí,

eso es todo.

No muy segura de que decir, permanecí en silencio. Todo en su vida

parecía controlado, planeado. Era espantoso y triste.

—Y eso no es todo. Cuando encontramos a otros Luxen, debemos

permanecer allí.

Una sensación de alarma se encendió en mi sistema. ¿Estaba

obligado a estar con Ash? Parecía un mal momento para preguntar.

—Eso no parece justo.

—No lo es —Daemon se sentó en un movimiento fluido, dejando

caer sus brazos sobre sus rodillas dobladas—. Es fácil sentirte humano. Sé

que no lo soy, pero quiero las mismas cosas que todos los humanos desean

—Se detuvo, sacudiendo su cabeza—. De todos modos, algo pasó entre

Dawson y Bethany. No sé qué. Él nunca lo dijo. Se fueron de excursión un

sábado y regreso más tarde, su ropa estaba rasgada y cubierta de sangre.

Estaban más unidos que nunca. Si Matt y los Thompsons no tenían

sospechas antes, las tuvieron entonces. El siguiente fin de semana, Dawson

y Bethany salieron al cine. Nunca regresaron.

Apreté con fuerza mis ojos.

—El DOD lo encontró al día siguiente en Moorefield, su cuerpo fue

arrojado como basura —su voz era baja y áspera—. No tuve una

oportunidad de despedirme. Se llevaron su cuerpo antes de que pudiera

verlo, debido al riesgo de exposición. Cuando nosotros morimos o somos

heridos, recurrimos a nuestra forma verdadera.

Me dolía la noticia… por él y Dee.

—¿Estás seguro de que él… está muerto, a pesar de que nunca viste

su cuerpo?

—Sé lo que un Arum le hizo. Drenó sus habilidades y lo asesino. Si él

estuviera vivo, encontraría una manera de contactarse con nosotros. Tanto

su cuerpo como el de Bethany fueron retirados antes de que alguien

pudiera verlos. Sus padres nunca sabrán lo que le ocurrió. Y todos sabemos

que él había hecho algo para dejar un rastro en ella, permitiendo que el

Arum lo encontrara. Esa es la única posibilidad. Ellos no pueden sentirnos

aquí. Él tuvo que haber hecho algo importante.

Mi pecho se apretó. No podía imaginar lo que él y Dee debieron

haber sentido. La muerte de mi padre fue algo que se esperaba. Me dolió

—Había sentido su enfermedad y finalmente la muerte llevándoselo— pero

él no fue asesinado.

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—Lo siento —susurré—. Sé que no hay nada que pueda decir. Sólo lo

siento.

Él se removió un poco, levantando su cabeza hacia el cielo. En un

segundo, la máscara que usaba cayó. Y allí estaba el Daemon real. Siento

un total idiota, pero tenía dolor dentro de él, unas líneas vulnerables en su

rostro que dudaba que alguien más llegara a ver. Y repentinamente, me

sentí como una intrusa, siendo testigo de este momento. Ser yo, de todas

las personas, quien viera debajo de esas capas de actitud no me parecía

bien. Debería ser alguien por quien se preocupara, alguien importante

para él.

—Yo… lo extraño —dijo, con voz entrecortada.

Mi corazón se apretó. El dolor en su voz me atravesó. Sin pensarlo,

me di la vuelta y llegué a él, envolviendo mis brazos alrededor de todo su

cuerpo rígido. Lo abracé tan fuerte como pude. Y luego me alejé antes de

que él me apartara y me lanzara de la roca.

Daemon aun así no se movió. Me miró, sus ojos muy abiertos, como si

nunca hubiera sido abrazado antes. Tal vez los Luxen no creían en los

abrazos.

Bajé la mirada. —Extraño a mi papá, también. Nada hace que eso

sea más fácil.

Su respiración fue expulsada con dureza. —Dee dijo que estuvo

enfermo, pero no que estaba mal con él. Lamento… tu perdida. Las

enfermedades no son algo a que nosotros estemos acostumbrados. ¿Qué

fue?

Le dije sobre el cáncer de mi papá, fue sorprendentemente fácil de

hablar. Y luego le dije sobre las mejores cosas —cosas que papá y yo

compartíamos antes de que enfermara. Como creamos un jardín juntos y

pasábamos los sábados por la mañana durante la primavera buscando

nuevas plantas y flores.

Y él compartió sus recuerdos de Dawson. La primera vez que

subieron a las montañas Seneca. Y la primera que Dawson se había

transformado en alguien más y no podía cambiar de regreso. Y allí

estábamos nosotros, de alguna manera encontrando paz hablando de

ellos hasta que el sol comenzó a desaparecer y las rocas perdieron su

calor. Y éramos solo yo y él, en el atardecer, mirando las estrellas llenando

el cielo.

Estaba renuente a irme, no porque el agua estuviera fría, sino porque

sabía —yo sé— que esta pequeña pieza de mundo que creamos, donde

no estábamos discutiendo u odiándonos el uno al otro, no iba a durar.

Parecía que Daemon necesitaba habla con alguien, y ocurrió que estoy

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aquí. Yo hice las preguntas correctas. Y él hizo lo mismo conmigo. Él estaba

aquí. Al menos, eso es lo que me estaba diciendo a mí misma, porque sé

que mañana no sería diferente a como fue una semana atrás.

Teníamos que regresar al mundo real. Y Daemon desearía nunca

haberme conocido.

Ninguno hablo hasta que estuvimos en mi pórtico. La luz estaba

encendida en la sala, así que cuando hablé, mantuve mi voz baja: —¿Qué

pasara ahora?

Las manos de Daemon eran puños a sus lados mientras aparto la

mirada, sin responder.

Comencé a darme la vuelta, pero en lo que me tomó parpadear,

Daemon ya se había ido.

—¿No hiciste nada el Día del Trabajo? —Lesa señaló detrás de ella—.

Vives una vida tan emocionante como Carissa.

No era como si pudiera decirles que tuve un emocionante fin de

semana, uno que envolvía a un camión casi golpeándome y probándome

la existencia de la vida extraterrestre, así que me encogí de hombros y

garabateé en mi cuaderno. —Sólo estuve en casa.

—Puedo ver por qué —Lesa levantó la barbilla hacia el frente del

salón de clases—. También lo haría si viviera en la casa de al lado.

—Debiste haber nacido como hombre —comentó Carissa, y disimuló

una sonrisa. Ellas dos eran una contrariedad; discutían pero eran muy

unidas. Siempre me sentía como si estuviera observando un loco partido

de tennis entre un ángel a mi izquierda y un demonio a mi derecha.

Pero no necesité levantar la mirada para ver que ellas estaban

hablando de Daemon. Anoche casi no había dormido. La única cosa de

la que estaba segura era que cuando llegara el martes por la mañana, yo

debía actuar indiferente. Lo ignoré, lo cual hubiera podido seguir

haciéndolo si él se hubiera sentando muy, pero muy lejos.

Y hubiera funcionado bien, pero se sentó detrás de mí y sentí su

pluma presionando contra mi espalda. Lentamente, bajé mi pluma y

casualmente me di la vuelta. —¿Sí?

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Bajó sus pestañas, pero no antes de que pudiera ver el brillo en sus

ojos. —Mi casa. Después de la escuela.

Lesa dejo escapar un suspiro audible que me avergonzó.

Sabía que tenía que pasar el rato con Daemon hasta que ese

maldito rastro se desvaneciera, pero no me venía bien que me lo

ordenara. —Tengo planes.

Su cabeza se movió un centímetro a un lado. —¿Disculpa?

Una pequeña y malvada parte de mí se deleitaba con su sorpresa.

—Dije que tengo planes.

Pasó un segundo de silencio, y luego sonrió. No fue tan devastadora

como yo esperaba, pero fue malditamente cerca. —No tienes planes.

—¿Cómo puedes saberlo?

—Lo sé.

—Bien, pues estás equivocado. —No lo estaba. No tenía planes.

Su mirada se deslizó a las chicas. —¿Estarás con ellas después de la

escuela?

Carissa abrió su boca, pero Lesa la interrumpió. —Nop.

Que buenas amigas. —Quizás mis planes no son con ellas.

Daemon se inclinó sobre su escritorio, cerrando el espacio entre

nosotros. —Además de ellas y Dee, ¿Qué otros amigos tienes?

Le disparé una mirada de muerte. —Tengo otros amigos.

—Sí, nombra alguno.

Maldición. Me lanzó una trampa. —Bien. Como sea.

Me dio una sonrisa sexy y se acomodó en su asiento, dando

golpecitos con la pluma sobre el escritorio. Lanzándole una vez más una

mirada de puro odio, me giré de regreso. Sí, nada había cambiado.

Daemon me siguió a casa después de la escuela. Literalmente. Él me

siguió en su nueva Infiniti SUV. Mi viejo Camry, con el tubo de escape

echando mucho humo no era competencia para la velocidad con la que

él quería ir.

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Frené para ver qué es lo que él quería en varias ocasiones.

Tocaba el claxon fuertemente.

Eso me hacía sentir entre confundida y bien.

Tan pronto como di un paso fuera de mi auto, él estaba en frente del

lado del conductor. —¡Jesús! —Llevé mi mano a mi pecho—. ¿Podrías

dejar de hacer eso?

—¿Por qué? —inclinó su cabeza más abajo—. Eres como nosotros

ahora.

—Sí, pero eso no quiere decir que no puedas caminar como un ser

humano normal. ¿Qué pasa si mamá te ve?

Sonrió. —Me encantaría hacerle creer que está viendo cosas.

Pasé a su lado. —Tengo que cenar con mamá.

Daemon apareció delante de mí, haciéndome gritar. Lo empujé,

pero él se movió a un lado. —¡Dios! Creo que te gusta hacerme cabrear.

—¿Quién? ¿Yo? —Sus ojos se abrieron de inocencia—. ¿A qué hora

es la cena?

—Seis —Pisoteé subiendo los escalones—. Y no estás invitado.

—Como si yo quisiera comer contigo —replicó.

No me moleste en mirar atrás, levante mi dedo medio.

—Tienes hasta las 6:30 para estar en mi casa, o vendré por ti.

—Sí. Sí. —Me adentré en el interior sin mirarlo.

Mamá estaba de pie junto a la ventana de la sala, quitándole el

polvo a un retrato que sostenía. Era su foto favorita de nosotros. Ella había

detenido a un adolescente que pasaba y le preguntó si podría tomarnos

una fotografía mientras estábamos en la playa. Una sonrisa y el chico no

pudo negarse. Recordé cuan avergonzado había dejado al chico. Aparté

la mirada con frustración. Odio esa imagen.

—¿Cuánto tiempo has estado allí?

—El suficiente para verte mostrándole a Daemon el dedo medio.

—Se lo merecía —me quejé, dejando caer mi mochila en el suelo—.

Iré con él después de cenar.

Ella arrugó su nariz. —¿Hay algo que debiera saber?

Suspiré. —Ni en un millón de años.

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Cuando me presenté en la puerta de al lado, a las 6:34, parecía

como si la Tercera Guerra Mundial hubiera estallado en la casa. Me permití

entrar una vez que nadie abrió la puerta.

—¡No puedo creer que te hayas comido todo el helado, Daemon!

Me estremecí y me detuve en el comedor. De ninguna manera iba a

entrar en la cocina.

—No me comí todo.

—Ah, entonces, ¿Se comió solo? —Dee gritó tan fuerte que vi las

vigas del techo vibrar—. ¿La cuchara se lo comió? Oh, espera, lo sé. El

cartón se lo comió.

—En realidad, creo que el congelador se lo comió —respondió

secamente Daemon.

Sonreí cuando escuché el sonido de un envase vacío golpeando lo

que sospechosamente parecía un cuerpo.

Girándome, regrese a la sala y me quedé allí hasta que escuché

pasos detrás de mí.

Daemon descansaba contra el marco de la puerta que conducía

de la sala al comedor. Lentamente lo observé. Su cabello estaba

despeinado y la débil luz de la lámpara rebotó sobre sus pómulos altos. Sus

labios se curvaron en una media sonrisa, e incluso con una simple camisa y

jeans, él parecía… bueno, no había palabras.

Absorbía todo en la habitación, y ni siquiera lo sabía.

Arqueó una ceja mientras esperaba. —¿Kat?

Me pateé a mi misma mentalmente, aparté la mirada. —¿Te

golpearon con un cartón de helado?

—Sí.

—Maldición. Me lo perdí.

—Estoy seguro de que a Dee le encantaría hacer una repetición

para ti.

Sonreí un poco por eso.

—Oh, crees que es divertido —Dee llegó explotando a la sala, las

llaves de su auto en su mano—. Debería hacer que vayas a la tienda y me

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traigas helado, pero porque quiero a Katy y valoro su bienestar, voy a ir yo

misma.

Eso significa que me dejara sola… Oh, diablos, no. —¿No puede ir

Daemon?

Daemon me sonrió.

—No. Si un Arum está por ahí, él únicamente vería tu rastro —Dee

cogió su bolso—. Necesitas estar con Daemon. Es más fuerte que yo.

Mis hombros cayeron. —¿No puedo irme a mi casa?

—¿Te das cuenta que dejas un rastro desde afuera? —Daemon se

apartó del marco de la puerta—. Sería tu funeral, sin embargo.

—Daemon —espetó Dee—. Todo esto es culpa tuya. Mi helado no

era tu helado.

—Ese helado debió de haber sido muy importante —dije.

—Era mío —Dee trató de golpear a Daemon con su bolso, pero él lo

esquivó—. Y él se lo comió.

Daemon rodó sus ojos. —Solo ve y compra más.

—¡Sí, señor! —Hizo un saludo militar—. ¿Quieren ustedes algo?

Negué con mi cabeza.

En un parpadeó Daemon desapareció y volvió a aparecer. Ahora

estaba junto a Dee y abrazándola rápidamente. —Cuídate.

No había duda en mi mente de que Daemon amaba y adoraba a

su hermana. Alegremente daría su vida por ella. La manera en que él

siempre estaba protegiéndola era más que admirable. No había una

palabra suficientemente buena para esto. Y eso me hizo desear tener un

hermano.

—Como siempre —sonrió ella, despidiéndose de mí con su mano, y

dirigiéndose a la puerta.

—Wau. Recuérdame nunca comerme su helado.

—Si lo haces, ni siquiera yo seré capaz de salvarte —Me dirigió una

sonrisa sardónica—. Entonces, Kitten, si voy a ser tu niñera durante la tarde,

¿Qué vamos a hacer?

Mis ojos inmediatamente se entrecerraron. —En primer lugar, yo no te

pedí ser mi niñera. Y tú me hiciste venir hasta aquí. Y no me llames Kitten.

Daemon echó su cabeza hacia atrás y rió. El sonido envió una onda

de temblores a través de mí, recordándome como desperté con él, mi

cabeza en su regazo. —¿No has planeado nada?

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—No me conoces nada aún.

Sin dejar de reír, se dirigió a la cocina. —Te creo. Nunca tengo un

momento aburrido cuando estás cerca. —se detuvo—. ¿Vendrás o no?

Tomé una profunda respiración y exhalé lentamente. —¿Ir a donde?

Él abrió la puerta de la cocina. —Tengo hambre.

—¿No te comiste todo el helado?

—Sí, pero todavía tengo hambre.

—Dios mío, los extraterrestres comen tanto —Me quedé donde

estaba.

Daemon me miró sobre su hombro. —Tengo una fuerte inclinación

de necesitar tener un ojo sobre ti. Donde yo voy tu vienes —Esperó a que

me moviera, y cuando no lo hice, su sonrisa se volvió malévola—. O puedo

forzarte a moverte.

Estaba bastante segura de que yo quería saber cómo planeaba

hacer eso. —Muy bien, vamos —Pasé a su lado y me dejé caer en una silla

al lado de la mesa.

Daemon agarró un plato con sobras de pollo. —¿Quieres un poco?

Negué con la cabeza. A diferencia de ellos, yo no comía diez

comidas al día.

Estuvo en silencio mientras se movía alrededor de la cocina. Desde la

noche en la roca, no habíamos estado peleando. No era como si nos

estuviéramos llevando bien, pero me parece que existía una tregua no

declarada. No tenía idea de que hablar con él ahora que no estábamos

discutiendo.

Apoyando mi mejilla contra la palma de mi mano, me costó mucho

apartar mi mirada de él. Era alto y grande, pero se movía como un bailarín.

Cada paso era suave y flexible. Incluso el más simple movimiento parecía

una forma de arte.

Luego estaba su rostro.

En ese momento, levantó su mirada del plato. —Entonces, ¿Cómo lo

llevas?

Aparté mi mirada de él y me centré en el plato de comida a medio

comer. ¿Cuánto tiempo había estado observándolo? Esto se estaba

volviendo ridículo. ¿Este rastro me estaba convirtiendo en una hormona

caminante?

—Estoy bien.

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Él tomó un bocado de pollo y masticó lentamente. —Lo haces bien.

Estás aceptado esto con normalidad. Estoy sorprendido.

—¿Qué pensaste que haría?

Daemon se encogió de hombros. —Con los humanos, las

posibilidades son infinitas.

Mordí mi labio. —¿Crees que de alguna manera somos más débiles

que tu, solo porque somos humanos?

—No es que crea que eres débil, sé que lo eres —Me miró por

encima de su vaso de leche—. No estoy tratando de ser desagradable por

decirte eso. Eres más débil que nosotros.

—Quizás físicamente, pero no mental o… moralmente —repliqué.

—¿Moralmente? —sonaba confundido.

—Sí, por ejemplo, yo no voy gritándole al mundo como ustedes

consiguen dinero. Y si fuera capturada por un Arum, yo no los traería de

regreso a ti.

—¿De verdad?

Ofendida, me eché hacia atrás y crucé mis brazos. —No. No lo haría.

—¿Incluso si tu vida está en peligro? —La incredulidad coloreaba su

tono.

Negando con mi cabeza, reí. —Sólo porque soy humana no quiere

decir que soy una cobarde o traicionera. Nunca haría nada que pusiera

en peligro a Dee. ¿Por qué mi vida es más valiosa que la de ella? Ahora, si

hablamos de la tuya… es debatible. Pero no Dee.

Me miró por un par de segundos, luego siguió comiendo. Si estaba

esperando una disculpa, no iba a conseguirla. Qué gran sorpresa.

—Entonces, ¿Cuánto tiempo tomara que el rastro se desvanezca? —

Mis ojos se encontraron con los suyos. Muy molesta.

Los ojos de Daemon eran intensos y brillantes, el verde parecía arder

a través de mi. Él tomó un largo sorbo a su bebida.

Tragué saliva, mi garganta seca.

—Probablemente una o dos semanas, quizás menos —dijo,

entrecerrando sus ojos—. Ya ha comenzado a desvanecerse.

Era extraño que él hablara de una luz alrededor de mil que yo no

podía ver. —¿Qué aspecto tiene? ¿Parezco una enorme bombilla o algo

así?

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Él rió entre dientes, sacudiendo su cabeza. —Es un suave resplandor

blanco alrededor de tu cuerpo, como una especie de halo.

—Oh, bueno, eso no parece tan malo. ¿Has terminado? —Cuando él

asintió, tomé su plato como de costumbre. No para lanzárselo a él, pero

para tener algo que hacer—. Al menos no parezco un árbol de navidad.

—Pareces la estrella encima del árbol. —Su respiración movió mi

cabello alrededor de mi mejilla.

Jadeando, me di la vuelta.

Daemon estaba directamente detrás de mí. Nuestros cuerpos

separados sólo por unos centímetros. Colocando mis manos en el borde

del mostrador, tomé una profunda respiración. —Odio cuando haces esa

cosa de la super-velocidad-alienígena.

Sonriendo, él inclinó su cabeza a un lado. —Kitten, ¿Qué vamos a

hacer?

Un millón de imágenes pasaron por mi mente. Gracias a Dios, leer la

mente no era uno de los poderes de los extraterrestres. Una extraña

pesadez invadió el aire a mí alrededor, y este deseo abrumador despertó a

la vida.

—¿Por qué no me entregaste al DOD? —escupí.

Daemon dio un paso atrás, sorprendido. —¿Qué?

Desearía no haberlo dicho, pero lo hice, y no había manera de

regresar atrás. —¿No sería todo más fácil para ti si me hubieras entregado

a otras personas? Así no tendrías que preocuparte por Dee ni nada.

Daemon permaneció en silencio. El color de sus ojos incremento,

llegando a ser brillante. Quería dar un paso atrás, pero no sabía a dónde ir.

En voz baja, él dijo: —No lo sé, Kitten.

—¿No lo sabes? ¿Estás arriesgando todo y no sabes por qué?

—Eso es lo que dije.

Lo miré fijamente, desconcertada por el hecho de que él arriesgara

tanto y pareciera no tener idea de por qué. Esto era una locura para mí.

Absurdo. Admitiéndolo, era desconcertante, porque eso significaba

muchas cosas.

Cosas que yo no me atrevía a reconocerlas.

Sus brazos rápidamente me atraparon, cayendo pesadamente

contra el mostrador. Las bandas de músculos crearon con éxito una

trampa, acorralándome sin tocarme. Él bajó su cabeza y los mechones

oscuros cayeron sobre sus ojos. —De acuerdo. Sé por qué.

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Al principio no tuve idea de qué estaba hablando. —¿Lo sabes?

Daemon asintió. —No sobrevivirías un día sin nosotros.

—Tú no sabes eso.

—Oh, lo sé —Echó su cabeza a un lado—. ¿Sabes a cuantos Arum

me he enfrentado? Cientos. Y ha habido ocasiones en que apenas he

podido escapar. Un humano no tiene ninguna oportunidad contra ellos, o

el DOD.

—Bien. Como sea. ¿Puedes quitarte?

Recobrando la compostura, Daemon sonrió. Dios, él era

exasperante. Podía quedarme aquí, mirándolo como una idiota, o

apartarme de él. Opte por lo último. Mi plan era empujar sus brazos tan

fuerte como pudiera.

No alcancé a moverme mucho.

Él era como una pared de ladrillos que únicamente un tren podría

moverlo. Él sonrió ampliamente, entretenido por mi falta de progreso.

—Imbécil —murmuré.

Daemon rió. —Tienes una boca sucia. ¿Con eso besas a los chicos?

Mis mejillas ardieron. —¿Besas a Ash con la tuya?

—¿Ash? —su sonrisa desapareció y sus ojos rápidamente se

ensombrecieron—. ¿De verdad quieres saberlo?

Una irracional chispa de celos se encendió en mí, pero la ignoré.

Sonreí. —No, gracias.

Daemon se inclinó aún más. Su aroma picante y masculino me

rodeó. —No eres una buena mentirosa, Kitten. Tus mejillas se sonrojan cada

vez que mientes.

¿En serio? Oh, diablos. Traté de empujarlo otra vez, pero él se

acercó, agarrando mi brazo. No era un fuerte agarre, pero podía sentirlo

hasta los huesos. Su mano ascendió. Un hormigueó le seguía, pero

placentero. No quería mirarlo, pero no parecía capaz de detenerme.

Estábamos demasiado cerca y había demasiada tensión entre

nosotros. Su mirada ardió mientras se encontraba con la mía. Bajó su

cabeza, y olvidé cómo respirar. Fascinada, observé sus labios curvarse

lentamente en una sonrisa. Era difícil ponerle atención a sus palabras

cuando hablaba, pero de alguna manera pude escucharlo a través de la

neblina que envolvía mi mente

—Tengo una extraña idea de que debería probar esto.

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—¿Probar qué? —Mis ojos se posaron en sus labios. Me sentí a mi

misma acercarme.

—Creo que te gustaría saberlo —se acercó más, sus manos se

deslizaron por mi brazo y descansó con cuidado en mi nuca—. Tienes un

cabello hermoso.

—¿Qué?

—Nada —sus dedos se extendieron a lo largo de mi nuca, tocando

lentamente los mechones de mi cabello.

Sus dedos hábiles llegaron a la base de mi cráneo. Mis labios se

entreabrieron, y esperé.

Él dejó caer su mano mientras yo me quedaba allí, ansiosa —quizás

demasiada ansiosa— descubriendo que él sentía el mismo dolor

inesperado que yo. Si estaba tan afectado como yo.

En su lugar, Daemon tomó una botella de agua del mostrador.

Me apoyé contra la barra. Diablos.

Sus ojos bailaban con burla mientras se daba la vuelta hacia la

mesa. —¿Qué es lo que preguntabas, Kitten?

—Deja de llamarme así.

Tomó un trago. —¿Dee dijo algo de una película?

Asentí. —Sí, lo mencionó temprano en clases.

—Bueno, vamos. Veamos una película.

Me aparté del mostrador y lo seguí. Me detuve en la puerta mientras

él tomaba un DVD y fruncía el ceño. —¿De quién fue la idea de esto?

Me encogí de hombros y luego vi sus cejas arquearse a medida de

que leía la propaganda en la parte de atrás. —Como sea —murmuró.

Aclarando mi garganta, di un paso dentro de la sala. —Mira,

Daemon, no tienes porque sentarte y ver una película conmigo. Si tienes

otras cosas que quieres hacer, estoy segura de que estaré bien.

Levantó la mirada de la película y luego se encogió de hombros. —

No tengo nada que hacer.

—De acuerdo —Aún estaba insegura. Imaginarlo disfrutando de una

película conmigo era más descabellado que la idea de que los

alienígenas viven entre los humanos.

Atravesé la habitación y me senté en el sofá mientras él ponía la

película. Después de introducir el disco, fue al sofá y se sentó en el otro

extremo. Luego, la televisión se encendió, y juraría que el mando a

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distancia estaba al lado de la T.V. Probablemente era una buena cosa

que yo no tuviera esos poderes. Me volvería una perezosa.

Él me miró, y yo inmediatamente encaré la televisión.

—Si te duermes durante la película, me las pagaras.

Me volví hacia él con el ceño fruncido. —¿Por qué?

Daemon me dirigió una sonrisa lobuna. —Sólo ve la película.

Hice una mueca, pero permanecí en silencio. Daemon se removió.

La gran distancia en el sofá pareció estrecharse entre nosotros. Contuve la

respiración hasta que necesite el aire. Él no parecía notar nada cuando los

créditos comenzaron a mostrarse en la pantalla.

Observé su perfil y me pregunté por enésima vez lo que él podría

estar pensando y, como siempre, no pude adivinarlo. Frustrada, me volví a

la película y decidí que mi extraña atracción que sentía por él era mi

imaginación. No podía ser otra cosa. Tesan y sin saber lo que estaba

sintiendo, conté los minutos hasta que Dee regresó.

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176 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

20

Traducido por Elena Vladescu.

Corregido por Melii

orprendentemente, Daemon estaba tranquilo en la clase de

matemáticas el miércoles. El inevitable golpeteo de su bolígrafo

contra mí lo hizo solo una vez, y era para recordarme que los

únicos planes que tenía después de la escuela eran con él.

Sí, lo que sea, como si pudiera olvidarlo.

En clase de biología, como el día anterior, la mirada aguda del Sr.

Garrison seguía yendo hacia mí. Sabía que él vio el rastro, y no tenía ni idea

de en qué estaba pensado.

Daemon no había mencionado si él y Dee le habían dicho a los otros

Luxen. A lo largo del día anterior, varios profesores me habían dado

miradas raras. Hoy, pasé junto al entrenador en mi camino a la cafetería, él

paró en el medio del pasillo y me miró de arriba abajo. O era un pervertido

o era un alienígena. O ambos, lo que nos daría una combinación

ganadora.

Mientras estaba en la cola del almuerzo, hice todo lo que estaba en

mi poder para no mirar hacia atrás en la cafetería. Mirando la comida,

caminé hacia adelante y casi reboté en la espalda de una montaña

andante.

Simón Cutters se dio la vuelta y miró hacia abajo. Sonrió cuando me

vio.

—Hola, Katy.

Le pasé mi dinero a la cajera y me giré hacia Simón.

—Lo siento por eso.

—No hay problema.

Me esperó al final de la cola con su plato lleno de comida. Él comía

casi tanto como Dee.

S

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177 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¿Tienes alguna idea de sobre qué estaba hablando Monroe en

trigonometría? Juro que era un idioma diferente.

Considerando que pasé la mayor parte de la clase ignorando al

chico que estaba detrás de mí…

—Ni idea. Espero que alguien haya tomado notas —moví mi plato—.

¿Tenemos un examen la próxima semana, verdad?

Simón asintió.

—Justo antes del juego, también. Creo que Monroe hace eso a…

Alguien se interpuso entre nosotros para agarrar una bebida,

forzándonos a separarnos un paso el uno del otro, lo cual no era necesario

ya que cualquiera podría haber caminado fácilmente alrededor nuestro.

Cuando inhalé el aroma fresco, me di cuenta de quién era.

Daemon cogió un cartón de leche fuera del mostrador y lo pasaba

de una mano a la otra. Dándome una mirada indescifrable, se giró hacia

Simón. Los dos tenían la misma altura, pero Simón era mucho más fornido.

Pero aún así, Daemon daba más vibras de chico malo.

—¿Cómo estás Simón? —le preguntó, pasando el cartón de nuevo

Parpadeando mientras retrocedía, Simón se aclaró la garganta.

—Bien. Estoy bien, dirigiéndome a mi eh, mi mesa —me miró

nervioso—. Te veo en clase, Katy.

Con el ceño fruncido miré a Simón tropezándose con sus propios pies

para llegar a su mesa. Volteé hacia Daemon.

—¿Y bien?

—¿Estabas planeando sentarte con Simón? —preguntó, cruzando los

brazos sobre su pecho.

—¿Qué? No. —reí—, estaba planeando sentarme con Lesa y Carissa.

—Al igual que yo —intervino Dee, apareciendo de la nada. Ella

balanceaba un plato en una mano y dos bebidas en la otra—. Eso es si

crees que seré bienvenida.

—Estoy segura de que lo serás —miré a Daemon, pero él ya se

estaba dirigiendo a su mesa. Me quedé parada ahí por un momento,

confundida. ¿Qué diablos había sido todo eso? Ahí estaban los gemelos

Thompson y Ash, todos apiñados. Algunos de los otros chicos estaban

hablando. No tenía ni idea de si eran alienígenas o no. Daemon se sentó

junto a ellos, sacó un libro y empezó a hojearlo. Ash levantó la vista y no

parecía muy emocionada.

—¿Crees que a alguien más le importará? —pregunté finalmente.

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OBSIDIAN

—No. Odié no sentarme ayer contigo. Y creo que es momento para

un cambio —Dee se veía tan esperanzada que no pude contradecirla—.

¿Verdad?

Lesa y Carissa se sorprendieron quedándose en un aturdido silencio

durante unos cinco minutos después de que Dee se hubiera unido en su

mesa, pero se las ganó y todos se relajaron con bastante rapidez. Todos

menos yo.

La mitad de la cafetería me miraba, seguramente esperando que

me enzarzara en otra pelea de comida épica con Barbie. Ya había

pasado una semana y todavía todos me consideraban una ninja de la

comida.

De vez en cuando, Ash miraba hacia nuestra mesa, con un profundo

ceño fruncido en su rostro. Vestía un top de un azul eléctrico que

combinaba con sus ojos. La camisa blanca que tenía encima estaba

desabotonada, revelando que tenía un cuerpo matador. ¡Dios! ¿Qué

pasaba con el ADN alienígena? Ya entendí que son de otro mundo, pero

Jesús, ¿eso incluía pechos perfectos también?

Dee me dio un codazo mientras Carissa y Lesa charlaban con un

chico pecoso al final de la mesa.

—¿Qué? —pregunté.

Ella se inclinó sobre mi hombro, de manera que solo yo la escuchara.

—¿Qué está pasando entre tú y mi hermano?

Le di un mordisco a mi pizza, reflexionando sobre cómo responder a

eso.

—Nada, ya sabes, lo de siempre.

Dee arqueó una ceja perfectamente delineada.

—Sí, él estuvo fuera todo el domingo. Al igual que tú. Y mientras él no

estaba cierta persona vino a buscarlo.

Mi porción se resbaló de mi mano.

Ella agarró su bebida, sonriendo levemente.

—No llegué a decírtelo ayer porque él estuvo con nosotras todo el

día, pero no vayas a decirme que no has notado como Ash te lanza

cuchillas con los ojos.

—Yo lo noté —Lesa la interrumpió, poniendo los codos en la mesa—.

Se ve como si te deseara muerta.

Hice una mueca.

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179 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Caramba. Eso es bueno.

—¿Y no tienes idea del por qué? —Dee me preguntó, volteándose

para estar de espaldas a la mesa de ellos—. Finge que me estás mirando.

Ahora mismo.

—Te estoy mirando ahora mismo —apunté, tomando otro bocado

de mi pizza. Lesa rió.

—Mira sobre su hombro, genial. Hacia su mesa.

Rodé mis ojos mientras hacía lo que me dijeron. Primero, noté que

uno de los chicos rubios estaba volteado en su asiento, hablando con un

chico de la mesa que estaba enfrente de la suya. Luego moví mi mirada y

mis ojos se encontraron con los de Daemon.

A pesar de que varias mesas nos separaban, se me cortó la

respiración. Había algo… malvado en esos ojos color esmeralda.

Atrapantes. No podía desviar la mirada, y él tampoco lo hizo. La distancia

entre nosotros parecía haberse evaporado.

Un segundo después, él sonrió y se dio la vuelta, concentrándose en

lo que Ash le estaba diciendo. Tomando una respiración rápida, me

concentré en mis amigas.

—Sí —murmuró Leah soñadoramente—, ese es el por qué.

—Yo… no hay una razón —sentí mi cara arder—. ¿Pueden verlo? El

solo se burla de mí.

—Esa cosa de burlarse es sexy —Lesa miró a Dee—. Lo siento. Sé que

es tu hermano y todo eso.

—Está bien. Estoy acostumbrada —Dee apoyó el mentón en su

mano—. ¿Te acuerdas de ese día en el porche?

Entrecerré los ojos hacia ella.

—¿Qué pasó en el porche? —preguntó Lesa, lo suficientemente

curiosa como para que sus ojos oscuros brillaran

—Nada —dije.

—Ellos estaban como así de cerca —Dee levantó el índice y el

pulgar de modo que solo quedara casi un centímetro entre los dos—. Y

estoy segura de que han estado más cerca.

Mi boca cayó abierta.

—Claro que no, Dee. Ni siquiera nos llevamos bien, ni en un nivel

básico de llevarse bien.

Carissa se sacó los lentes y los sopló.

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OBSIDIAN

—¿Qué está pasando?

Lesa le contó todo, para mi horror.

—Sí —Carissa asintió—. Ellos estaban mirándose súper intensamente

en clase el viernes. Era bastante caliente, toda la cosa de “te estoy

desvistiendo con los ojos” que estaban haciendo.

Me atraganté con mi bebida.

—Eso no era lo que estábamos haciendo. ¡Estábamos hablando!

—Katy, claro que lo estabas haciendo —Lesa tomó una servilleta y

empezó a enrollarla—. No es nada de lo cual estar avergonzada. Yo lo

haría si él siguiera el juego.

La miré por un segundo y luego rompí a reír.

—Ustedes chicas están locas. No hay nada entre nosotros —miré a

Dee—, y tú deberías saberlo.

—Sé muchas cosas —dijo ella inocentemente.

Fruncí el ceño.

—¿Qué se supone que significa eso?

Ella se encogió de hombros y señaló mi segunda porción.

—¿Vas a comerte eso?

La tomé y se la pasé. Ella ignoró mi mirada mientras devoraba

felizmente mi porción extra de pizza.

—Oh, chicas, ¿escucharon lo de Sarah? —Carissa cerró su celular

mirando hacia arriba—. Casi lo olvido.

—No.

Lesa me miró.

—El hermano mayor de Carissa, Ben, es amigo del hermano de

Sarah. Van juntos a la WVU7.

—Oh —giré mi bebida y empecé a despegar la etiqueta. Cuando

pensé en Sarah, pensé en el hospital y en cómo había escuchado de su

muerte. Y pensé en los Arum, y en cómo ellos estaban por ahí.

—Robbie le dijo a Ben que la policía no cree que haya sido un

ataque del corazón o una causa natural —Carissa miró alrededor de la

mesa, bajando la voz—, O al menos no una causa natural de la que ellos

fueran consientes.

7 West Virginia University, en español: Universidad de Virginia del Oeste.

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181 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Dee bajó la piza de su boca. Así es como supe que esto era serio.

—¿A qué te refieres?

—Aparentemente, había tanto daño en el corazón que no había

ninguna manera de que pudiera estar viva, independientemente de si

tenía problemas del corazón o no —explicó Carissa.

Dee se encogió.

—Lo sé, ¿pero qué más pudo haber sido?

Miré a Dee teniendo una idea de qué o quién pudo haber sido.

Después del almuerzo, la aparté hacia un lado.

—¿Qué tal si fue uno de ellos? —pregunté—. ¿Uno de los Arum?

Dee se mordió el labio y luego me tiró lejos de las puertas de la

cafetería y de su hermano, quien estaba saliendo de la habitación. Más

abajo en el pasillo, se detuvo.

—Ellos fueron, pero Daemon se hizo cargo de él.

Dudé.

—¿Fue el mismo que me atacó?

—Sí —Dee miró detrás de ella, presionando los labios—. Daemon

piensa que fue puramente una coincidencia, que el Arum tropezó con

ella. Ella no nos conocía. Lo juro.

Eso no tenía ningún sentido para mí.

—¿Entonces por qué?

Dee encontró mi mirada.

—Ellos no necesitan una razón, Katy. Los Arum son malvados. Nos

asesinan por nuestros poderes —hizo una pausa—. Y matan humanos por

diversión.

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182 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

21 Traducido por ♥...Luisa...♥

Corregido por ★MoNt$3★

orprendentemente, las cosas estaban ahora en una especie

de... normalidad. Mi rastro se desvaneció en una semana y

media. Daemon había actuado como si hubiera sido liberado

de una pena de prisión de veinte años, y ya nunca estaba

cuando me encontraba con Dee.

Septiembre y la mayor parte de octubre transcurrieron sin que

ocurriera nada. Mamá siguió trabajando en sus dos puestos, y tenía un par

de citas con el Sr. Michaels. A ella le gustaba, y estaba feliz por ella. Había

pasado tanto tiempo desde que había visto su sonrisa, sin que estuviera

teñida de tristeza.

Carissa y Lesa ambas habían estado en mi casa, y muchas veces

habíamos ido al cine o al centro comercial en Cumberland con Dee. A

pesar de que había pasado tiempo cerca de las dos chicas humanas y

teníamos en común muchísimas más cosas, me sentía más cercana a Dee.

Lo hacíamos todo juntas, todo menos hablar de Daemon. Lo intentó, en

varias ocasiones.

—Sé que le gustas. —Había dicho una vez, mientras se suponía que

estábamos estudiando—. Veo la forma en que te mira. Se pone tenso,

incluso si sólo te menciono.

Suspiré y cerré el cuaderno.

—Dee, creo que la razón por la que me mira es porque está

pensando en la manera de matarme y ocultar mi cuerpo.

—Eso no es lo parece.

—Entonces, ¿cómo es la mirada, Dee? —Arrojó su libro en la cama y

subió sus rodillas, colocando las manos sobre su pecho.

—Es la mirada “te odio pero te quiero”.

Me reí tontamente.

—Eso es terrible.

S

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183 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Es verdad. —Bajó sus manos—. Podemos tener citas con humanos

si queremos, ya sabes. Es algo sin sentido, pero podemos. Y yo nunca le ha

prestado atención a cualquier otro ser humano.

—Ha sido obligado a prestarme atención, Dee. —Dejé caer mi

espalda sobre la cama. Mi estómago tenía un nudo al pensar en que

Daemon secretamente quiere estar conmigo. Por supuesto, sabía que se

sentía atraído por mí. Lo sentí, pero la lujuria es diferente a gustar—. ¿Y tú?

¿Qué pasa con Adam?

—Absolutamente nada, en absoluto. No sé cómo Ash se siente

atraída por Daemon. Hemos crecido con ellos, y Adam es como un

hermano para mí. No creo que él se sienta diferente tampoco. —Hizo una

pausa, su labio inferior temblaba—. No me gusta nadie de mi especie.

—¿Hay un chico... humano que quieras? —Sacudió la cabeza.

—No. Pero si lo hubiera, no debería tener miedo de él. Tengo

derecho a ser feliz. No debería importar si es gracias a uno de los de tu

clase o a uno de los de la nuestra.

—Completamente de acuerdo. —Dee se acostó a mi lado,

acurrucándose.

—Daemon se volvería loco si me enamorara de un ser humano.

Casi sonreí ante eso, pero luego recordé a su hermano. Tenía toda la

razón, Daemon enloquecería. Tal vez con razón, porque si su hermano no

se hubiera enamorado de una humana, todavía estaría vivo. Espero por el

bien de Dee que nunca se enamore de uno. Daemon definitivamente se

volvería loco.

A mediados de octubre, parecía que hubiéramos regresado en el

tiempo. Quería encontrar la pluma de Daemon y destruirla. Había perdido

la cuenta de cuántas veces se había metido conmigo después de que el

rastro se borrara de mí. Parecía que vivía para meterse debajo de mi piel.

Y había una parte de mí que medio lo esperaba, sólo porque era

entretenido... hasta que uno de nosotros se enojaba en serio, sobre todo

cuando yo estaba siendo francamente antisocial. Al igual que el viernes en

clase, Simón me había preguntado si quería estudiar para nuestro examen

de trigonometría. Antes de que pudiera responder, la mochila de Simón

había volado de su escritorio, su contenido se había dispersado por el suelo

como si alguien hubiera extendió el brazo sobre el escritorio. Con la cara

roja y confusa, Simón había estado absolutamente avergonzado por la

clase riendo mientras él recogía sus cuadernos y lápices dispersos.

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184 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Mire por encima del hombro a Daemon, sospechando que era el

responsable de la mochila voladora, pero lo único que hizo fue sonreírme

perezosamente.

—¿Cuál es tu problema? —le pregunté en el pasillo después de

clase—. Sé que hiciste eso.

Él se encogió de hombros. —¿Y? —¿Y? Me detuve en mi casillero,

sorprendida al encontrar que Daemon me había seguido hasta allí.

—Eso fue grosero, Daemon. Lo avergonzaste. —Después bajé la voz

hasta que fue un susurro—. Y yo que pensaba que no usarías tus… cosas

para atraerlos aquí.

—Eso era apenas un punto en el mapa. Que no deja huella en

cualquier persona.

Bajó la cabeza hasta que los bordes de sus oscuros rizos me rozaron

la mejilla. Estaba atrapada entre el deseo de gritar en mi casillero o gritarle

a él.

—Además, te estaba haciendo un favor. —Me reí.

—¿Y cómo es que me hiciste un favor? —Daemon me sonrió y luego

bajó la mirada para que sus gruesas y oscuras pestañas le cubrieran los

ojos.

—El estudio de las matemáticas no era lo que él tenía en mente.

Eso era discutible, pero decidí seguir el juego. No retrocedía ante él,

ni aun sabiendo que podía tirarme al aire con un solo pensamiento.

—¿Y que si fuera el caso?

—¿Te gusta Simón? —Irguió su barbilla, la ira brillando en sus ojos

esmeraldas—. No es posible que te guste. —Dudé.

—¿Estás celoso? —Daemon miró hacia otro lado. Y aproveché la

oportunidad de finalmente tener una cosa para restregarle en la cara y di

un paso hacia adelante. No se movió ni respiro.

—¿Estás celoso de Simón? —Bajé la voz—. ¿De un ser humano? ¡Qué

vergüenza, Daemon! —Respiró fuertemente.

—No estoy celoso. Lo único que estoy tratando de hacer es ayudarte

a escabullirte. Los tipos como Simón sólo quieren conseguir meterse entre

tus piernas. —Mis mejillas se encendieron mientras lo miraba.

—¿Por qué? ¿Crees que es la única razón por la que podría gustarle

a un chico? —Daemon sonrió con complicidad mientras poco a poco

retrocedía.

—Simplemente digo.

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185 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Se fue después de eso, desapareciendo en la sala llena de gente. Lo

cual fue bueno, porque si se hubiera quedado un rato más, le habría dado

un puñetazo. Cuando me di la vuelta, vi a Ash de pie fuera de su clase. Su

mirada casi me fríe en el acto.

Nadie hablaba de Sarah. No es que en la escuela la hubieran

olvidado. Era sólo que habían continuado, como la mayoría lo hizo. Saber

cómo y por qué murió era algo en lo que yo trataba de no pensar.

Cuando lo hice, mi estómago se agrió como la leche cuajada. Murió

porque Daemon me salvó y el Arum había necesitado a alguien para

desahogar su ira.

Y por la noche, he soñado con el estacionamiento detrás de la

biblioteca. Vi su cara, la frialdad y la rabia en sus ojos mientras él me

arrancaba la vida. Esas noches, me despertaba con un grito pegado en la

garganta, cubierta de un sudor frío. Aparte de las pesadillas y el ocasional

abuso de poder alienígena por de parte de Daemon, no había nada más

fuera de lo normal.

Era como vivir al lado de adolescentes normales. Adolescentes que

no tienen que levantarse para cambiar el canal de televisión y que se

ponen un poco tensos después de una lluvia de meteoritos.

Dee me había explicado que el Arum utiliza los despliegues

atmosféricos como una forma de bajar a la Tierra sin ser detectado por el

gobierno. No entiendo cómo, y ella no me explica pero unos pocos días

después de la lluvia o incluso de una estrella fugaz, los hermanos

quedaban al borde. También desaparecían, a veces teniendo un fin de

semana de tres días o faltando un miércoles sin previo aviso. Dee

finalmente me explicó que habían estado siendo checados por DOD.

Continuó diciéndome que el problema no era un Arum, pero no les creí.

No cuando se toman tantas molestias para evitar hablar de ellos.

Sin embargo, Dee estaba al borde por una razón completamente

diferente en la clase del jueves. El baile de bienvenida era el próximo fin de

semana y ella no había encontrado aún un vestido. Tenía una cita con

Andrew. ¿O era Adam? No podría decir a la distancia con cuál de los dos

increíbles rubios.

Todo el mundo estaba emocionado por el baile, al parecer.

Serpentinas colgaban de los pasillos. Mantas anunciando el partido contra

la otra escuela y el baile. Las entradas se vendían por todas partes. Lesa y

Carissa también tenían citas. Ninguna de ellas tenía vestidos, según la

conversación del almuerzo de ayer.

Yo, en cambio, no tenía una cita.

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186 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Trataron de convencerme ayer de que ir sola no era lo más alto en el

desastre social, y lo sabía, pero estar de pie junto a la pared durante toda

la noche o jugar a ser la tercera entre una pareja no era para mí.

Todos se conocían en una escuela tan pequeña como PHS. Parejas

que habían estado juntas durante toda la secundaria. Amigos que se

juntaban entre ellos para ir al baile. Y yo, que no tengo una conexión real

con nadie, parecía más como una sin pareja. Asesinato total de mi

autoestima.

Después de pasar la clase de matemáticas ignorando los intentos de

Daemon para fastidiarme, Simón apareció en mi casillero, mientras

cambiaba un pesado e inútil libro, por otro pesado e inútil libro.

—Hola —le dije, sonriendo. Tenía la esperanza de que Daemon no

estuviera cerca, porque sólo Dios sabía lo que haría—. Te veías como si te

estuvieras quedando dormido en clase hoy.

Se echó a reír.

—Como que lo hice. Y estaba soñando con formulas. Todo fue muy

aterrador. —Me reí, empujando el libro de texto en mi mochila y cerrando

la puerta de mi casillero con un empujón de mi cadera.

—Me imagino.

Simón no era feo. No, si te gustan los deportistas grandes y

corpulentos que se veían como si pudieran lanzar balas de heno en el

verano. Tenía los brazos del tamaño de troncos de árboles y una sonrisa

suficientemente encantadora. Ojos azules, también, y cuando sonreía, la

piel alrededor de ellos se arrugaba. Pero sus ojos no eran verdes, sus labios

no eran poéticos.

—Nunca te he visto en cualquiera de nuestros juegos —dijo, su piel

haciendo la cosa de las arrugas—. ¿No eres una fanática del fútbol?

Simón era el defensa, o el apoyador8. Honestamente, no tengo idea.

—Fui a uno —le dije. Y me había ido en el medio tiempo con Dee.

Las dos nos habíamos aburrido más allá de lo soportable—. El fútbol no es

lo mío. —Esperaba que se fuera después de eso, debido a que el fútbol era

como una religión por aquí, pero se apoyó en el casillero de al lado,

cruzando los brazos sobre el pecho.

—Así que… me preguntaba si tenías planes para el próximo sábado.

—Mis ojos se dirigieron a la bandera roja y negra sobre su cabeza. El

próximo sábado era el baile de bienvenida. Tenía la garganta seca, como

un animal acorralado, y mis ojos se abrieron.

8 Linebacker: Los linebackers son miembros del equipo defensivo.

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187 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—No. No tengo planes en absoluto.

—¿No vas a ir al baile? —me preguntó. ¿Debo decirle que no tengo

cita, o eso suena muy patético? Me decidí por sacudir mi cabeza. Simón

parecía aliviado.

—¿Te gustaría ir? ¿Juntos?

Mi primer pensamiento fue decirle que no. Apenas si conocía al tipo,

y supongo que él ha estado saliendo con una porrista flexible, y no estaba

interesada en él. Pero ir con Simón no significaba que nos íbamos a casar.

O si quiera a salir juntos. Simplemente iría a bailar con él. Y un horrible

pensamiento apareció en mi cabeza. No podía esperar para ver la cara

de Daemon cuando se enterara de que tenía una cita.

Le dije que sí, e intercambiamos números y eso fue todo. Iba a ir al

baile de bienvenida, y ahora también necesitaba un vestido. Mamá

estaría emocionada con esto. En el almuerzo, le di la noticia a Dee,

pensando que estaría emocionada.

—¿Simón te pidió que fueran al baile? —La boca de Dee cayó

abierta. Incluso paró de comer durante cinco segundos enteros—. ¿Le

dijiste que sí?

Asentí con la cabeza.

—Sí, ¿Y qué?

—Simón tiene una reputación —dijo Carissa, mirándome por encima

del borde de sus gafas—. Como si quisieras que él pedaleara tu bicicleta.

—Quiere montar a todo el mundo —aclaró Lesa con un

encogimiento de hombros—. Pero es lindo. Me gustan sus brazos.

—Sólo porque tenga una reputación, no significa que me vaya a

añadir. —Empuje mi ensalada alrededor de mi plato. El pastel de carne

había estado en el menú de hoy. Así que no me esforcé demasiado—. Y

fue un poco como lindo cuando me lo pidió.

—Kimmy y él terminaron hace como una semana —dijo Carissa—.

Supuestamente la había estado engañando con Tammy. —Ah, Kimmy. Ese

sí que era un nombre de porrista flexible.

—¿Cuál es su problema con los nombres que terminan en Y? —

resopló Lesa.

—Aw, justo como tú, Katy. Es una mezcla hecha por el cielo. —Puse

mis ojos en blanco.

—Bueno, como sea. Tienes una cita. Ahora todas podemos ir a la

tienda a comprar vestidos este fin de semana. —Carissa aplaudió—. ¡Oh! Y

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188 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

podemos ir en el mismo auto juntas, suena divertido ¿no? ¿Qué me dices

Dee?

—¿Eh? —Dee parpadeó. Carissa le repitió la pregunta, y Dee asintió

con una lejana mirada en sus ojos—. Estoy segura que Adam estará bien

con eso.

Hicimos planes para ir a Cumberland el sábado, Lesa y Carissa

estaban prácticamente saltando en sus asientos. Dee no se veía

emocionada. Ni siquiera se veía feliz. Y la cosa más extraña de todas, ni

siquiera terminó su almuerzo ni se comió la mitad del mío.

Cuando dejé la escuela, tuve que hacer todo el camino hacia la

parte posterior del estacionamiento. Esa mañana había llegado tarde. El

espacio estaba alineado con la pista y el campo de futbol, que estaba

desocupado. Era una mierda aparcar aquí. El frío aire, azotado desde las

montañas volaba por toda el área.

—¡Katy!

Me giré, reconociendo la profunda voz. Mi corazón subió a mi

garganta. Ya no sentía más el viento. Apretando la correa de mi bolso,

esperé a que me alcanzara. Daemon se detuvo en frente de mí y extendió

la mano, arreglando la torcida correa.

—Tú sí sabes cómo elegir un lugar para estacionar. —Sorprendida por

el gesto, me tomó un momento responder.

—Lo sé.

Caminamos hacia mi auto, y mientras arrojaba mi mochila en el

asiento trasero, Daemon espero detrás de mí, sus manos en sus bolsillos.

Había una oscura mirada en sus ojos, una opresión en sus labios. Sentí un

pequeño vacío.

—¿Está todo bien?¿No es…?

—No. —Daemon se pasó una mano por su cabello—. Nada… uh,

cósmico-relacionado.

—Bien. —Respiré en señal de alivio, apoyándome en el coche junto

a él—. Me asustaste por un segundo. —Se volvió hacia mí, y de esa

manera, sólo quedaban unos pocos centímetros entre nosotros.

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189 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Escuché que iras al baile con Simón Cutters. —Me aparté un

mechón de pelo que había soplado hacia mi cara. El viento lo golpeó de

regreso.

—Las noticias viajan rápido.

—Sí, así es por aquí. —Extendió la mano de nuevo, pero esta vez,

atrapó el mechón de pelo y lo puso tras mi oído. Sus nudillos acariciaron mi

mejilla. El toque ligero me produjo un extraño cosquilleo, junto con un

escalofrió que nada tenía que ver con el frío—. Creí que no te gustaba.

—No está mal —dije. Los chicos estaban rodeando la pista que se

extiende, preparándose para correr—. Es algo amable, y me lo pidió.

—¿Iras con él porque te lo pidió? —¿No es así como funcionan las

cosas? Asentí. No me respondió inmediatamente, mientras yo jugaba con

las llaves de mi coche.

—¿Y tú, iras al baile? —Daemon se acercó, sus rodillas acariciaban

mis muslos.

—¿Acaso importa? —Me tragué una cadena de maldiciones.

—No realmente. —El ángulo de su cuerpo hacia mí.

—No deberías ir con alguien, sólo porque te lo pide.

Bajé mi mirada hacia las llaves, preguntándome si podría sacarle los

ojos a alguien con ellas.

—No veo porque esto tiene algo que ver contigo.

—Eres la amiga de mi hermana, por lo tanto tiene que ver conmigo.

Lo miré boquiabierta.

—Esa es la cosa más ilógica que he escuchado. —Empecé a rodear

el auto, deteniéndome en el capo—. ¿No deberías estar más concentrado

en lo que Ash hace?

—Ash y yo no estamos juntos. —A una estúpida parte de mí le

agradó la idea de ellos dos separados. Sacudiendo mi cabeza, caminé

hacia la puerta del conductor.

—Guarda tu aliento, Daemon. No voy a dar marcha atrás sólo

porque tú tienes un problema con eso.

Maldiciendo bajo, me siguió.

—No quiero verte metida en ningún tipo de problema.

—¿Qué clase de problema? —Abrí bruscamente la puerta de mi

coche. Él la atrapo. Una oscura ceja se arqueo.

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190 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Conociéndote, no puedo ni comenzar a imaginarme en cuantos

problemas te puedes meter.

—Oh, si claro, porque Simón va a dejar una huella en mí, que atrae

vacas asesinas en lugar de aliens asesinos. Suelta la puerta de mi auto.

—Eres tan frustrante —espetó, sus ojos se dilataron con irritación—.

Tiene una reputación, Kat. Quiero que tengas cuidado.

Me quedé mirándolo por un momento. ¿Estaría Daemon

genuinamente preocupado acerca de mi bienestar? Tan pronto como el

pensamiento salto a mi mente lo alejé.

—Nada va a suceder, Daemon. Puedo cuidar de mí misma.

—Bien. —Soltó la puerta de mi coche tan rápido que rebotó de

regreso—. Kat…

Demasiado tarde. La puerta había atrapado mis dedos. Grité

cuando el dolor se disparó a través de mi mano hacia mi brazo.

—¡Ouch!

Sacudí mi mano, tratando de aliviar el dolor en mis dedos. El dedo

índice estaba sangrando. El resto estaban definitivamente golpeados y se

verían como una salchicha por la mañana. Las lágrimas ya corrían por mis

mejillas.

—¡Cristo! Eso me dolió. —Sin previo aviso, o decir una palabra, su

mano se disparo, envolviéndose alrededor de la palma de mi mano. Un

destello de fuego pasó por mis manos, hormigueó, extendiéndose desde

las puntas de los dedos hasta el codo. En un instante el dolor había

desaparecido. Mi boca cayó abierta—. ¿Daemon?

Nuestros ojos quedaron atrapados. Soltó mi mano como si le

estuviera quemando.

—Mierda…

—¿Dejaste… hay otro rastro en mí? —Limpié la sangre de mi dedo.

La piel estaba rosa, pero estaba sellada—. Mierda. —Él trago saliva.

—Es débil. No creo que haya ningún problema, apenas si puedo

verla, pero deberías…

—¡No! es débil. Nadie la vera. Estoy bien. No más hacer de niñera.

Dibujé una respiración superficial. Nudos se formaron en mi

estómago.

—Puedo cuidarme a mí misma. —Daemon me miró por un momento.

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191 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Tienes razón. Obviamente puedes, siempre y cuando no implique

puertas de autos. Has durado más de lo que cualquier humano que sabe

de nosotros lo ha hecho.

Las palabras de despedida de Daemon se cernían sobre mí como

una nube espesa, presagiando el resto de la noche y hasta bien entrado el

sábado. Había durado más que cualquier otra persona que había

conocido la verdad sobre ellos. No podía dejar de preguntarme si mi

tiempo se acabaría.

Fui con Dee, y recogimos a las chicas después del almuerzo. No pasó

mucho tiempo para llegar a Cumberland y encontrar la tienda de ropa a

la que ellas habían querido ir. Había esperado no encontrar ningún vestido

para escoger desde el momento en que entramos en el Dress Barn, pero

sus bastidores estaban llenos.

Carissa y Lesa ya tenían una idea de lo que querían: algo apretado.

Dee parecía inclinarse hacia el color rosa y con volantes. Yo quería un

vestido que no pareciera que había sido encandilado por una abuela o

tragado por una fábrica de lazos. Dee terminó eligiéndome un vestido rojo

de estilo griego que se ceñía a mi cintura y se soltaba alrededor de mis

caderas y piernas. Tenía un escote en v, un poco atrevido, pero nada

como en lo que Lesa y Carissa se pavoneaban.

—Lo que haría por un pecho así —murmuró Lesa, disgustada

mientras miraba el pecho de Carissa saliéndose de su vestido—. No es

justo. Tengo culo y no tetas.

Carissa se miró en el espejo de la pared, mientras que Dee se

probaba un vestido de color rosa hasta la rodilla que había encontrado.

Recogiendo su pelo hasta sus hombros, Carissa sonrió a su reflejo.

—¿Qué piensan ustedes?

—Te ves ardiente —le dije. Y así se veía. Tenía la figura perfecta.

Dee salió, viéndose absolutamente impresionante en color rosa. Su

vestido tenía pequeñas correas y abrazaba su estructura esbelta. Se echó

una mirada, asintió con la cabeza, y volvió al cambiador. Intercambié una

sonrisa con Lesa.

—Nuestra opinión no era necesaria.

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192 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Sí, porque no hay nada en el mundo en lo que Dee no se vea bien.

—Ella puso sus ojos en blanco, agarrando su vestido para ponérselo.

Cuando llegó mi turno de probarme el vestido, tuve que

agradecerle a Dee. Tenía un ojo extraordinario para la moda. El vestido se

ajustaba a mi cuerpo como si hubiera sido hecho para mí. Con el sujetador

incorporado, me hizo sentir que podía estar al lado de Carissa y no

sentirme como una niña pequeña. Me volteé frente al espejo, mirando la

parte de atrás. No está mal.

—Deberías recoger tu cabello —dijo Dee, apareciendo a mi lado—.

Se acercó, artísticamente recogió mi pelo largo encima de mi cabeza—.

Tienes un cuello tan largo. Muéstralo. Lo puedo hacer por ti si quieres y tu

maquillaje, también.

Asentí con la cabeza, pensando que sería divertido.

—Gracias. Nunca habría pensado que me vería bien en este vestido.

—Te ves bien en cualquiera de estos vestidos. —Dee soltó mi

cabello—. Ahora lo que necesitas son zapatos. —Señaló hacia los estantes

de zapatos—. Cualquier cosa de color rojo o claro funcionará. Entre más

tiras, mejor.

Hurgué todos los zapatos, pensando en un par de tacones de tiras

que tenía en casa. Dios sabe que este vestido me iba a costar hasta el

último centavo que mi mamá felizmente me había entregado esta

mañana. Tomé un par de tacones rojos, sin embargo.

Eran divinos.

Una sensación desagradable corrió a través de mí mientras estaba

parada allí. Miré a mi alrededor. Las chicas estaban en la parte de atrás,

mirando los bolsos de mano, y el empleado estaba detrás del mostrador.

La puerta se abrió, haciendo un sonido con el repiquetear del viento. No

había nadie allí. El empleado miró con el ceño fruncido. Sacudiendo la

cabeza, volvió a leer su revista.

Me estremecí cuando mi mirada se arrastró por la puerta a las

ventanas en la parte delantera de la tienda. Más allá de los maniquíes

vestidos, un hombre estada parado en la acera, mirando hacia adentro.

Su pelo oscuro peinado hacia atrás sobre su rostro pálido. La mayoría de

sus rasgos estaban cubiertos con un par de grandes gafas de sol que

parecían fuera de lugar en un día tan nublado. Llevaba unos vaqueros

oscuros y una chaqueta de cuero.

Y me produjo escalofríos.

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193 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Me fui detrás de los estantes y pretendí mirar otros vestidos.

Causalmente, levanté la cabeza y miré por encima del estante. Todavía

estaba allí.

—¿Qué demonios? —dije. O estaba esperando a alguien aquí o era

un completo acosador. O un Arum. Me negaba a considerar la última.

Echando un vistazo por la tienda casi vacía, me dirigí hacia el acosador.

—¿Qué estás haciendo? —Salió Lesa, tirando de la cremallera de un

vestido de color rosa trompeta que le daba curvas a su figura infantil—.

¿Ocultándote detrás de los estantes?

Empecé a señalar al acosador, pero cuando miré por la ventana, se

había ido.

—Nada. —Me aclaré la garganta—. ¿Están listas?

Asintió con la cabeza y me dirigí de nuevo a los vestuarios para

cambiarme rápidamente. Desde el momento en que nos fuimos, no dejé

de mirar por la ventana. Esa extraña sensación todavía estaba allí,

siguiéndonos hasta donde Dee había estacionado. Esperaba que el tipo

saltara y nos asustara sacando la mierda de vida fuera de mí en cualquier

momento.

Doblamos nuestros vestidos cuidadosamente y los colocamos en el

maletero, mientras que Carissa y Lesa subieron al asiento trasero. Cerré el

maletero, Dee ese volvió hacia mí. Una pequeña sonrisa en su rostro.

—No te dije esto porque estoy segura de que habrías cambiado de

opinión sobre el vestido.

—¿Qué? —Fruncí el ceño—. ¿Hace que mi trasero se vea grande?

Se río.

—No. Te ves impresionante en él.

—Entonces, ¿cuál es el problema? —Su sonrisa se volvió francamente

maliciosa.

—Oh, tu sabes, sólo que el rojo es el color favorito de Daemon.

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OBSIDIAN

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Traducido por Panchys

Corregido por ★MoNt$3★

a noche del baile estaba llena de nervios. Una gran parte de mí

quería llamar a Simón y disculparme, especialmente desde que

rechazó la idea de compartir el viaje con las chicas, pero ya mi

mamá había comprado el vestido y Dee había hecho un excelente

trabajo haciéndome ver linda.

Mi cabello había sido rizado y recogido en un moño, exponiendo mi

cuello. Unos pocos rizos estratégicamente puestos colgaban por mis sienes

y descansaban sobre mis hombros desnudos. Incluso había rociado esta

cosa brillante con esencia de vainilla en mi cabello, así que cuando giré mi

cabello brillaba. Mis ojos eran de un marrón cálido, debido a la delineada

que ella les había dado. También estaba bastante segura de que había

aplicado pestañas postizas, porque mis pestañas nunca habían sido tan

largas o gruesas. Su toque final antes de salir corriendo a reunirse con Lesa

fue el brillo que pintó en mis labios, volviéndolos una perfecta sombra de

rubí.

Me inspeccioné en el espejo antes de bajar. Era como mirar a una

extraña, e hice una nota mental para usar maquillaje con más frecuencia.

Mamá se puso a llorar en el momento que me vio. —Oh, Dios mío,

cariño, te ves tan hermosa. —Fue a abrazarme, pero se detuvo—. No

quiero arruinar nada. Déjame tomar mi cámara fotográfica.

Aunque no la envidiaría en este momento. Esperé hasta que regresó

y tomó una docena de fotos. Vestida con su bata de enfermería, se vio un

poco divertida tomando fotos.

—Ahora bien, este tipo Simón —comenzó, con arrugas en la frente—.

Nunca hablaste de él.

Oh, Señor. —Somos amigos. Nada más, así que no tienes nada de

qué preocuparte.

L

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195 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Me lanzó una mirada maternal. —¿Qué pasó con el chico de al

lado, Daemon? Saliste con él un par de veces, ¿verdad?

Me encogí de hombros. Esa era una conversación que no podía ni

siquiera comenzar a abordar con mi mamá. —Uh, estamos enemistados.

—¿Qué? —Su entrecejo se frunció.

—Nada —suspiré, mirando mi mano. No había una sola marca en mis

dedos. Había un rastro, sin embargo, aún permaneciendo débilmente,

según dijo él—. Somos amigos.

—Bueno, es una pena. —Se estiró, alisando un rizo errante—. Parecía

un buen chico.

¿Daemon? ¿Un buen chico? Mmm, no. Un alto sonido de motor

desde el exterior terminó nuestra conversación. Me acerqué a la ventana,

echando un vistazo. Buen Señor. El camión de Simón era del tamaño de un

submarino.

—¿Por qué no van a cenar como Dee estaba diciendo? —preguntó

mi madre, preparando la cámara para otra ronda de disparos.

Desde que Simón había vetado la idea de compartir el viaje, yo veté

la cena. Simón pasaría por mí aquí, por lo cual no estaba muy

emocionada, pero encontrarnos en el baile parecía estúpido. Por no

hablar de que él tenía las entradas.

No le respondí mientras iba a la puerta y la abría. Simón estaba allí,

vestido de esmoquin. Estaba una poco sorprendida de que tuvieran uno

que le encajara. Sus ojos, que parecían un poco nublados, viajaron por mí

de una manera que convirtió mi piel en el color de mi vestido.

—Te ves caliente —dijo, sacando un ramillete que fue alrededor de

mi muñeca.

Hice una mueca, oyendo a mi mamá aclararse la garganta.

Tomando el ramillete, me hice a un lado y dejé entrar a Simón. —Mamá,

este es Simón.

Simón dio un paso adelante, sacudiendo la mano extendida de mi

madre. —Ahora me doy cuenta de dónde sacó Katy su forma de verse.

Mi madre arqueó una ceja, convirtiéndose en la reina del hielo.

Simón no había hecho un fan. —No eres amable.

Me escabullí a su lado mientras me deslicé mi ramillete, agradecida

de que no era uno que tenía que ser puesto. Simón tomó las cantidades

épicas de fotografías con buen humor, envolviendo sus brazos alrededor

de mi cintura y sonriendo para la cámara.

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OBSIDIAN

—Oh. Casi se me olvida. —Mamá desapareció en la sala, volviendo

con un chal negro de encaje. Ella cubrió mis hombros—. Esto va a

mantener el calor.

—Gracias —dije, abrazándola más cerca, más agradecida por la

cobertura de lo que ella jamás podía imaginar. El vestido parecía estar

bien antes, pero ahora con Simón prácticamente babeando en mi escote

me sentí incómoda dejando al descubierto tanta piel.

Mamá me llevó a un lado mientras que Simón esperó fuera.

—Asegúrate de llamarme cuando llegues a casa. Si ocurre algo,

llámame. ¿De acuerdo? Estoy trabajando en Winchester esta noche. —

Miró hacia la puerta, con el ceño fruncido—. Pero puedo dejarlo de ser

necesario.

—Mamá, voy a estar bien. —Me incliné, besándola en la mejilla—. Te

amo.

—Yo también te amo. —Me acompañó a la puerta—. Te ves

hermosa.

Antes de que las lágrimas pudieran llenar de nuevo sus ojos, huí de

casa. Entrar en el camión requirió una escalada estratégica. Me sorprendió

que no necesitara una escalera.

—Hombre, si que te ves caliente. —Simón se metió una pastilla de

menta en la boca antes de retirarse del largo camino de entrada.

Esperaba que no estuviera planeando utilizar las pastillas para el

aliento después. —Gracias. Te ves bien, también.

Ese fue el punto de nuestra conversación. Resultó que Simón no era

un conversador ingenioso. Impactante. El viaje a la escuela fue largo y

difícil, y estaba agarrando el borde de mi chal, como si no hubiera

mañana. Varias veces miró, sonrió y se metió otra pastilla de menta.

No podía esperar para llegar al baile.

Cuando llegamos, en el estacionamiento me enteré de por qué

estaba comiendo tantas mentas para el aliento. Simón sacó una petaca

de plata desde el interior de su traje y tomó un largo trago. Me lo ofreció a

continuación.

Estaba bebiendo. Esto ya estaba empezando a lo grande. Rechacé

la oferta, ya haciendo planes para encontrar otro aventón a casa. Que

bebiera no me molestó. Terminar con un conductor ebrio lo hizo.

Pareciendo no importarle, lo empujó hacia atrás en su chaqueta.

—Un momento. Te ayudaré a bajar.

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OBSIDIAN

Bueno, eso estaba muy bien por su parte, porque me preguntaba

cómo en el mundo se suponía que tenía que bajar. Abrió la puerta y sonreí.

—Gracias.

—¿Quieres dejar tu cartera aquí? —preguntó.

Oh, claro que no. Negué con la cabeza y dejé que la pequeña

bolsa colgara de mi muñeca. Simón tomó mi mano y me ayudó a bajar del

camión. Tiró un poco demasiado duro, y choqué contra su espeso pecho.

—¿Estás bien? —preguntó, sonriente.

Asentí con la cabeza, tratando de ignorar el repulsivo sentimiento

edificándose en mi estómago.

Fuera, podía escuchar el constante latido de la música del gimnasio.

Nos detuvimos frente a las puertas empañadas, y Simón me atrajo hacia él

en un abrazo incómodo.

—Me alegro de que quisieras ir al baile conmigo —dijo, su aliento de

menta y teñido con el olor áspero del licor.

—Lo mismo digo —dije, tratando de sentirlo. Puse mis manos sobre su

pecho fornido y empujé hacia atrás—. Deberíamos entrar.

Sonriendo, deslizó sus brazos fuera de mí. Una de sus manos se deslizó

por mi espalda, a lo largo de la curva de la cadera. Me puse rígida y me

dije que fue un accidente. Tuvo que serlo. Seguramente no tenía un

sentimiento así. No hemos bailado hasta el momento.

El gimnasio se había convertido en un baile de tema de otoño. Las

cadenas de follaje de otoño colgando de los techos y cubriendo las

puertas. Había cuernos y calabazas llenas de hojas apiladas en las

esquinas y paredes del escenario.

Tan pronto como entramos, estábamos rodeados de amigos de

Simón. Algunos de ellos me miraron y le dieron a Simón un, no tan discreto,

“dame esos cinco” o palmadas en la espalda. Era como si ahora que ellos

podían ver que tenía tetas, de pronto era genial. Los chicos pueden ser tan

inmaduros. Mientras pasaron la botella que Simón había traído, yo

intercambié tensos saludos con las citas de los otros chicos. Todas ellas

eran porristas. Bostezo.

Recorrí la multitud, espiando a Lesa con su cita. —Ya vuelvo.

Antes de que Simón pudiera detenerme, salí corriendo hacia ella. Se

dio la vuelta cuando su cita asintió con la cabeza en mi dirección. Sonreí.

—Te ves hermosa. —Tuve que gritar para hacerme oír por encima de

la música.

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OBSIDIAN

—¡Tú también! —Me dio un rápido abrazo y luego se echó hacia

atrás—. ¿Se está comportando?

—Hasta ahora. ¿Te importa? —Puse el chal y el bolso en la mesa

mientras ella sacudió la cabeza—. Hicieron un buen trabajo con el lugar.

Lesa asintió con la cabeza. —Sigue siendo un gimnasio, sin embargo.

—Se rió—. Tiene ese olor.

Eso era cierto. Carissa rápidamente se unió a nosotros, tirando de las

dos a la pista de baile, lejos de los chicos. No me importaba. Bailamos con

las demás, riendo y siendo normal-estúpido. Lesa bailaba como una puta

con convulsiones, y creo que Carissa se volvió atrevida en un momento

dado.

Cogí un vistazo de Dee hablando con Adam cerca del escenario.

Dando a las chicas un rápido ademán, me dirigí a ellos. —¡Dee!

Se volvió hacia mí, sus ojos brillando bajo las luces deslumbrantes.

—Hola.

Me detuve en seco, con los ojos saltando entre ellos. Adam me dio

una sonrisa forzada antes de desaparecer entre la multitud de bailarines.

—¿Está todo bien? —Le tomé la mano, apretándola—. ¿Has estado

llorando?

—No. ¡No! —Borró debajo de su ojo con la mano libre, usando su

dedo meñique—. Es sólo que… creo que Adam no quería venir conmigo, y

no estoy segura de querer incluso estar aquí. Y es… —Sacudió la cabeza y

tiró de su mano liberándose—. De todos modos, ¡te ves muy bien! ¡Ese

vestido es para morirse!

Mi corazón se fue hacia ella. No me parece justo que se limitara con

quien pudiera salir. Especialmente teniendo en cuenta que todos los

hombres Luxen que conocía eran unos tontos. Ya que todos ellos crecieron

juntos, debe ser como ir al baile con tu hermano.

—Oye —le dije, teniendo una idea—. Podemos rescatarte en esto si

lo deseas. Ver películas y comer helado usando nuestros hermosos vestidos.

Suena divertido, ¿verdad? Podemos alquilar Corazón Valiente. Te encanta

esa película.

Dee se echó a reír, sus ojos llorosos de nuevo mientras me tiró en un

fuerte abrazo. —No. Vamos a disfrutar de esto. ¿Cómo está tu cita?

Miré a mí alrededor, sin verlo. —Probablemente borracho en alguna

parte.

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199 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¡Oh, no! —Cepilló un mechón de pelo hacia atrás. Llevaba el pelo

suelto y liso de forma que cayó sobre sus hombros como una ola de agua

oscura—. ¿Va mal?

—Todavía no, ¿pero me preguntaba si podía irme a casa con

ustedes?

—Por supuesto. —Comenzó a tirar de mí hacia la pista de baile—.

Probablemente vamos a la fogata después. Puedes venir con nosotros o

podemos ir a dejarte.

Simón no había mencionado una fiesta. Tal vez tendría suerte y se

olvidaba de mí. Dee y yo bordeamos la pista, de la mano. Casi me había

dado por vencida en detectar a Lesa entre la multitud, pero luego llegué a

un punto muerto.

Había una pequeña vela cubierta de vidrio sobre una mesa blanca.

Envió un suave resplandor sobre los altos pómulos y labios carnosos de

Daemon. Ash no estaba a la vista, y honestamente no me importaba

dónde estaba.

La mirada de Daemon estaba tan concentrada así que tomé un

intencional paso atrás, pero no rompimos el contacto visual. Un deseo

profundo desplegó en mi estómago, disparado a través de mí como un

caliente relámpago, y esa… esa era la clase de sentimiento que no podías

forzar, ni siquiera podías replicar si querías.

Y entonces Simón estaba delante de mí, atrapando mi mano y

tirando de mí lejos de Dee y saliendo a la pista de baile. No era un baile

lento, pero cubrió su brazo fornido alrededor de mi cintura y me tiró contra

su pecho de todos modos. El borde duro de su botella cortando en mis

costillas.

—Desapareciste —dijo, sus labios rozando mi oído, rociando mi cuello

con los humos del alcohol—. Pensaba en ti y me dejaste.

—No, salude a mis amigas. —Intenté retroceder, pero estaba

pegada a él—. ¿Dónde están tus amigos?

—¿Ah? —gritó, sin poder escucharme mientras la música

incrementaba—. Hay una fiesta esta noche en el campo. Todo el mundo

va. —Una de sus manos fue bajando en mi espalda, con el dedo apoyado

en la curva de mi trasero—. Deberíamos ir.

Maldita sea. —No sé. Toque de queda —le grité de vuelta, tratando

de maniobrar su mano de mi trasero.

—¿Y? Regresas a casa y después escapas.

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200 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

No me molesté en responder. Estaba demasiado ocupada evitando

sus manos, que estaban por todas partes. Nos pusimos a bailar otra

canción antes de que pudiera salir con éxito, y la única razón fue porque

Carissa me salvó.

Las cosas estaban por todas partes entonces. Me fijé en Ash sentada

en la mesa, mirando enojada mientras Daemon miró el suelo. Varios

descansos al cuarto de baño y bailes más tarde, terminé de nuevo con

Simón.

Para un ser humano, él sí que sabía sorprender a alguien.

No olía a alcohol en esta ocasión, pero maldita sea, sus manos

estaban súper amables a medida que avanzábamos en un estrecho

círculo. Podía sentir cada centímetro de él, y no parecía importarle. Estaba

empezando a sudar cuando una de sus manos bajó de mi hombro,

apenas evitando mi pecho.

Me eché hacia atrás, mirándolo. —Simón.

—¿Qué? —Se veía inocente—. Lo siento. Mi mano se deslizó.

Su mano se deslizó por mi trasero de color rojo. Aparté la vista,

debatiéndome en qué hacer. Tenía que desaparecer. Rápido.

—¿Te importa si interrumpo? —preguntó una voz profunda detrás de

mí.

Los ojos azules de Simón se abrieron mientras me volvía. Daemon

estaba allí de pie, una mirada dura en su rostro. No me miraba. Sus ojos

estaban centrados en Simón en desafío. Como si retara al muchacho a

decir que no.

Después de un breve segundo, Simón me soltó. —Justo a tiempo.

Necesitaba conseguir una bebida de todos modos.

Él arqueó una ceja a Simón y luego me miró. —¿Bailas?

Sin tener idea de lo que estaba haciendo, con cautela puse mis

manos en sus hombros. —Esto es una sorpresa.

No dijo nada mientras envolvió un brazo alrededor de mi cintura y

extendió la mano, apoderándose de una de las mías. La música se

desaceleró hasta que pareció arrastrarse por una melodía inquietante

sobre un amor perdido y encontrado de nuevo. Miré hacia arriba a esos

extraordinarios ojos, sorprendida de que me podía sostener así tan…

tiernamente. Mi corazón dio un vuelco mientras la sangre se agolpó en

todos los puntos de mi cuerpo. Tenía que ser el baile, el vestido… la forma

en que él llenó su traje.

Me tiró más cerca.

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201 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Emoción y temor luchaban dentro de mí. Las deslumbrantes luces de

arriba se reflejaban en su pelo de medianoche. —¿Estás pasando un buen

rato con… Ash?

—¿Estás pasando un buen rato con Manos Felices?

Me mordí el labio. — Te crees muy listillo, ¿eh?

Se rió en mi oído, enviando escalofríos a través de mí. —Los tres

vinimos juntos, Ash, Andrew y yo. —Su mano se posó sobre mi cadera,

teniendo un impacto totalmente diferente en mí. Mi piel se estremecía

debajo de la gasa. Daemon se aclaró la garganta mientras miraba lejos—.

Tú… te ves hermosa, por cierto. Realmente demasiado bien para estar con

ese idiota.

Un rubor se apoderó de mi piel, y bajé la mirada. —¿Estás drogado?

—Desafortunadamente, no, no lo estoy. Sin embargo, tengo

curiosidad por qué preguntas.

— Nunca dices nada agradable de mí.

—Buen punto —suspiró. Daemon se acercó un poco más y volvió un

poco la cabeza. Su mandíbula rozó mi mejilla y salté—. No te voy a morder.

O bien, manosearte. Puedes relajarte.

Mi réplica ingeniosa murió en mis labios cuando movió su mano en

mi cadera y guió mi cabeza a su hombro. En el momento en que mi mejilla

tocó el hombro cubierto con esmoquin, hubo una avalancha de

sensaciones de vértigo. Su mano se posó en mi espalda baja nuevamente

y nos movimos lentamente con la música. Después de un tiempo, él

comenzó a tararear en voz baja, y cerré los ojos. Esto… esto no era

agradable. Era emocionante.

—En serio, ¿cómo va tu cita? —preguntó.

Sonreí. —Es un poco amistoso.

—Eso es lo que pensaba. —Volvió la cabeza, y por un momento su

barbilla descansaba sobre mi cabello, y luego levantó la cabeza—. Te

advertí sobre él.

—Daemon —dije en voz baja, esperando que no arruinara el estado

de ánimo. Había algo pacífico acerca de esto, adormecedor—. Lo tengo

bajo control.

Soltó un bufido. —Claro que parece eso, Kitten. Sus manos se movían

tan rápido que me estaba empezando a preguntar si era humano o no.

Me puse rígida, abriendo mis ojos. Conté hasta diez. Lo hice hasta

tres antes de que él volviera a hablar.

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—Debes escapar de aquí y volver a casa mientras está distraído. —

Su mano se apretó alrededor de la mía—. Incluso puedo hacer que Dee se

transforme en ti si es necesario.

Sorprendida de que iría a ese extremo, me eché hacia atrás y lo

miré. —¿Está bien si él manosea a tu hermana?

—Sé que ella puede cuidar de sí misma. Estás fuera de tu liga con

ese tipo.

Habíamos dejado de bailar, haciendo caso omiso a las otras parejas.

La incredulidad corría por mí. —¿Perdón? ¿Estoy fuera de mi liga?

—Mira, conduje hasta aquí. Puedo dejar que Dee vuelva con Adams

y llevarte a casa. —Sonaba como si lo tuviera todo planeado. Luego sus

ojos se entrecerraron—. ¿Estás realmente pensando en ir a la fiesta con ese

idiota?

—¿Tú vas a ir? —pregunté, tirando de mi mano para liberarla de él.

Mi otra mano estaba sobre su pecho y su brazo aún alrededor de mi

cintura.

—No importa lo que estoy haciendo. —La frustración puntuaba cada

una de sus palabras—. No vas a ir a esa fiesta.

—Tú no puedes decirme qué hacer, Daemon.

Sus ojos se estrecharon, pero pude ver el misterioso resplandor

comenzando a tomar forma en sus ojos, eclipsando sus pupilas.

—Dee te llevará a casa. Y te juro, si tengo que tirarte por encima del

hombro y sacarte de aquí, lo haré. —Mi mano se curvó en un puño inútil

contra su pecho.

—Me gustaría ver que lo intentes.

Sonrió, sus ojos empezando a brillar en la oscuridad. —Apuesto a que

sí.

—Lo que sea —dije, haciendo caso omiso de las miradas que

empezaban a llegar de todo el mundo. Encima de su hombro, vi al Sr.

Garrison mirándonos, lo que trabajó para mi beneficio—. Tú eres el que va

a causar una escena al llevarme de aquí. —Daemon hizo un ruido que

sonaba realmente como un gruñido.

Cualquiera en su sano juicio habría estado aterrorizado, y debería

haberlo estado, teniendo en cuenta que yo sabía de lo que era capaz. No

lo estaba.

—Porque tu profesor alienígena nos está viendo en estos momentos.

¿Qué crees que va a pensar cuando me tires por encima del hombro,

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203 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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amigo? —Cada centímetro de él se puso tenso. Sonreí como el gato que

se comió un acuario repleto de peces—. Ya me parecía.

Sorprendentemente, me devolvió la sonrisa. —Sigo subestimándote,

Kitten.

Simón en modo-sigilo apareció antes de que tuviera la oportunidad

de regodearme con la gran victoria.

—¿Estás lista? —preguntó Simón, mirando entre Daemon y yo—.

Todo el mundo se está yendo a la fiesta.

La mirada de Damon me retó a no irme, y eso fue el por qué acepté.

No controlaba mi vida. Yo lo hacía.

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204 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

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Traducido por Panchys

Corregido por ★MoNt$3★

l campo era de unos dos kilómetros a las afueras de

Petersburgo, en la dirección opuesta de mi casa. Era

literalmente un enorme campo de maíz cosechado. Enormes

fardos de heno cubrieron el paisaje hasta donde podía ver, iluminado en

color naranja y rojo. No podía dejar de pensar que la combinación de

heno seco y fuego no terminaría bien.

Alguien golpeó un barril.

Corrección: la combinación de heno, fuego, y cerveza barata no

podía terminar bien.

Simón había mantenido sus manos para sí todo el camino hasta aquí,

así que me sentía muy bien con mi decisión, con la excepción del

inmediato problema anterior. Me llevó a través de los tallos de maíz

pisoteados hacia el fuego.

—Las chicas están ahí. —Señaló al otro lado del fuego, donde varias

chicas se agruparon juntas, compartiendo vasos rojos de plástico—.

Deberías ir a saludar. Mezclarte un poco.

Asentí con la cabeza, sin tener intención de ir allí.

—Voy a conseguirnos un trago. —Se inclinó, apretando mis hombros

antes de salir. En el momento en que llegó al barril, le dio a tipo corpulento

otro “dame esos cinco” y dejó escapar un fuerte—: ¡Hurra!

Una gran multitud se estaba reuniendo en torno al fuego,

retrocediendo a los bosques de los alrededores. Alguien había acercado

una camioneta, encendió la radio, y dejó las puertas abiertas, por lo que

era casi imposible oír nada. Sosteniendo el chal sobre mis hombros, me

trasladé a lo largo de los bordes, en busca de un rostro familiar. Aliviada, vi

a Dee de pie con los trillizos Thompson. Junto a ellos, Carissa y Lesa

compartían una manta. Daemon no estaba por ninguna parte.

E

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205 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¡Dee! —llamé, moviéndome de la misma forma que una niña

balanceándose con tacones altos—. ¡Dee!

Se dio la vuelta, y luego segundos después, saludó con la mano

violentamente. Di un paso en dirección a ella, y Simón apareció de la

nada, dos vasos en la mano.

—Oh, Dios mío —dije, dando un paso atrás—. Me asustaste.

Simón se rió, y me entregó una copa. —No veo cómo. Estaba

diciendo tu nombre.

—Lo siento. —Tomé la bebida, arrugando la nariz por el distintivo olor.

Tomando un trago, me enteré de que no sabía mucho mejor de lo que

olía—. Es un poco difícil escuchar con todo el ruido.

—Lo sé. Y no hemos tenido la oportunidad de hablar en absoluto. —

Simón pasó el brazo sobre mi hombro, tropezando un poco—. Y eso es

horrible. He querido hablar contigo toda la noche. ¿Te gustó el ramillete?

—Es hermoso. Gracias otra vez. —Era muy lindo, una combinación de

rosas rosadas y rojas—. ¿Lo conseguiste en la ciudad?

Asintió con la cabeza y luego se bebió el contenido de su vaso a

medida que nos alejamos de la camioneta. —Mi mamá trabaja en una

florería local. Ella lo hizo.

—Wau. Eso está muy bien. —Me alejé de él, con cuidado de no

derramar la cerveza—. ¿Trabaja tu padre en la ciudad?

—No, conmuta en Virginia. —Tiró la copa a un lado y sacó su

petaca—. Es un abogado —se jactó, desenroscando la tapa con una

mano—. Maneja los reclamos por lesiones personales. Su hermano es

médico en la ciudad, sin embargo.

—Mi mamá, es enfermera y trabaja en Virginia, también. —Todos sus

movimientos estaban tirando de mi chal. Estaba a mitad de camino en mis

hombros—. ¿Sabes a dónde vas a ir la universidad hasta ahora? —

pregunté, luchando por algo que decir. Manos amistosas a un lado, él era

algo agradable.

—Iré a la universidad del estado con los chicos. —Frunció el ceño

hacia bebida intacta—. ¿No bebes?

—Oh, no, lo hago. —Tomé un sorbo para demostrarlo. Sonrió y miró,

hablando de cuáles de sus amigos estaban planeando en ir a Marshall en

lugar de la WVU. Cuando no estaba mirando, tiré la mitad de mi vaso.

Simón seguía haciendo preguntas, interrumpido cada pocos minutos

cuando uno de sus amigos se daban una vuelta. Me deshice de más de mi

bebida, lo que me valió varias recargas. Simón me dijo que nos paráramos

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206 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

donde quiera que fuera mientras se balanceaba hacia atrás y adelante

entre el barril. Por mi tercer vaso fingiendo, Simón estaba probablemente

pensando que estaba exuberante pero al menos él estaba teniendo un

gran entrenamiento.

Antes de darme cuenta, estábamos a una buena distancia de la

hoguera, entre el primer cultivo de árboles. Cada paso se hizo más difícil.

En parte debido al terreno accidentado y mis tacones, y hasta el más

mínimo peso de Simón era difícil de soportar.

Simón se enderezó y tiró de su brazo sobre mis hombros, llevándose el

chal con él. Lo agitó en alguna parte detrás de mí, rápidamente

mezclándose con la tierra oscura y la espesa maleza.

—Mierda —dije, dando la vuelta, entrecerrando los ojos.

—¿Qué? —Arrastró las palabras un poco.

—Mi chal… se me cayó. —Tomé un par de pasos hacia el fuego.

—Mmm, te ves mejor sin él —dijo—. Ese vestido… ¡¡Demonios!!9

Le dirigí una mirada molesta por encima del hombro antes de volver

a mirar a… todo se veía negro. —Sí, bueno, pertenece a mi mamá, y me

va a matar si lo pierdo.

—Vamos a encontrarlo. No te preocupes de eso ahora.

De repente, envolvió su brazo alrededor de mi cintura, tirando de mí

hacia atrás. Sorprendida, se me cayó el vaso con cerveza y dejé escapar

una risa nerviosa mientras me torcía fuera de su alcance. —Creo que

tengo que encontrarlo ahora.

—¿No puede esperar? —Simón dio un paso más cerca de mí, y di

uno hacia atrás. Estaba de pie delante de mí, y me di cuenta de que

estaba atrapada entre él y un árbol—. Estábamos hablando, y hay una

cosa que quería hacer. —Miré hacia la hoguera. Parecía demasiado lejos

ahora.

—¿Qué?

Puso una mano enorme en mi hombro, y su agarre era fuerte. La

sensación que se apoderó de mí era algo más que el factor de puajj. Era

otra cosa. Era más poderosa, dejando un sabor extraño en mi paladar,

como cuando el Arum me había hablado fuera de la biblioteca. Se inclinó,

tirando de mí hacia adelante al mismo tiempo, sumergiendo su cabeza.

Me quedé inmóvil por un segundo, y eso fue todo lo que tomó. Su

boca estaba en la mía, degustando la cerveza y pastillas de menta. Hizo

9 En el original Dayum: que es una versión más enfatizada de “demonios”

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207 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

un sonido y empujó hacia delante. Mi espalda estaba contra un árbol

antes de que pudiera empujarlo hacia atrás, y todavía siguió empujando

hacia adelante, besando mis labios bien cerrados. No podía respirar.

Poniendo mis manos sobre su pecho, empujé hasta que fui capaz de

liberar mi boca.

—Guau, Simón, eso es demasiado —dije, arrastrando el aire. Traté de

liberarme, pero era inamovible.

—Oh, vamos, no es demasiado. —Su mano se abrió paso entre mí y

el árbol, hasta que estaba contra mi espalda, sosteniéndome en el lugar.

Empujé de nuevo contra su pecho, enojada. —¡No he venido aquí

para esto!

Simón se rió. —Todo el mundo viene aquí para esto. Mira, los dos

estamos tomando, divirtiéndonos. No hay nada malo en ello. Ni siquiera

voy a decirle a alguien si no quieres. Todo el mundo sabe que lo hiciste con

Daemon durante el verano.

—¿Qué? —chillé—. Simón, déjame…

Sus descuidados, húmedos labios cortaron mis palabras. Su lengua se

deslizó en mi boca, y quería vomitar. Mi ritmo cardíaco se triplicó, y en un

instante, deseé haber escuchado a Daemon, que hubiera aceptado su

oferta de ir a casa, porque esto estaba fuera de mi liga.

Me las arreglé para conseguir liberar mi cabeza. —Simón, ¡detente!

Y entonces Simón se detuvo. Me apoyé contra el árbol, aturdida y sin

aliento. Se escuchó el sonido de alguien golpeando el suelo y luego un

grito herido.

Alguien se inclinaba sobre un tendido Simón, acercándose hacia

abajo y levantándolo por la piel de su cuello. —¿Tienes un problema de

comprensión de simple Inglés?

Reconocí ese profundo barítono. Era la misma voz que Daemon

había utilizado el día en que había estado en el jardín. Mortal silencio,

peligrosamente bajo. Respiraba con dificultad, mientras miraba al

muchacho encogido.

—Hombre, lo siento. —Simón arrastró las palabras, agarrando la

muñeca de Daemon—. Pensé que ella…

—¿Pensaste qué? —Daemon lo levantó sobre sus pies—. ¿Qué no

significaba sí?

—¡No! ¡Sí! Pensé…

Daemon levantó la mano, y Simón sólo… sólo se detuvo. Brazos

alzados, las manos extendidas en el aire delante de su cara. La sangre que

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OBSIDIAN

había estado goteando de su nariz, se detuvo en su boca abierta. Los ojos

muy abiertos y sin pestañear. Una expresión de miedo y confusión de

borracho fue congelada en su rostro.

Daemon había congelado a Simón. Literalmente.

Di un paso adelante. —Daemon, ¿qué… qué hiciste?

No me miró, sus ojos entrenados en Simón. —Era esto o lo mataría.

No había duda en mi mente de que era capaz de matarlo. Agarré el

brazo de Simón. Se sentía real, pero rígido. Como un cadáver. Tragué.

—¿Está vivo?

—¿Debería? —preguntó.

Una mirada pasó entre nosotros, pesada con comprensión y

arrepentimiento.

La mandíbula de Daemon se tensó. —Está bien. En este momento, es

como si estuviera durmiendo.

Simón parecía una estatua, una estatua borracha y pervertida.

—Dios mío, qué desastre. —Retrocedí, envolviendo mis brazos

alrededor de mí—. ¿Cuánto tiempo se quedará así?

—Tanto como yo quiera —respondió—. Podría dejarlo aquí. Dejar

que los ciervos mearan en él y los cuervos lo cagaran.

—No puedes… hacer eso, ¿lo sabes? ¿No?

Daemon se encogió de hombros.

—Debes traerlo de vuelta, pero en primer lugar, me gustaría hacer

algo.

Daemon levantó una ceja con curiosidad.

Tomando una respiración profunda, que todavía sabía a cerveza

barata, mentas, y a la lengua de Simón, le di una patada entre las piernas

rectas. Simón no reaccionó, pero lo sentiría mas tarde.

—Wau. —Daemon soltó una carcajada medio estrangulada—. Tal

vez debería haberlo matado. —Frunció el ceño cuando vio la expresión en

mi cara. Se volvió hacia Simón y agitó su mano.

El chico se dobló en dos, ahuecando las manos entre sus piernas.

—Mierda.

Daemon empujó a Simón hacia atrás. —¡Lárgate de mi vista!, y te

juro que como la mires de nuevo, será la última cosa que hagas.

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OBSIDIAN

Simón estaba tres tonos más blanco mientras se limpiaba con la

mano la nariz ensangrentada. Sus ojos se movían de mí a Daemon.

—Katy, lo siento…

—Vete De. Aquí. —Daemon se alejó un poco, dando un paso

amenazador hacia adelante.

Simón se dio vuelta y se fue, tropezando y cojeando sobre los

arbustos. Un silencio mortal cayó entre nosotros. Incluso la música parecía

haber enmudecido. Daemon se volvió lentamente y se alejó. Me quedé

allí, temblando.

Daemon me iba a dejar aquí.

No lo culpo. Me advirtió varias veces, y no había escuchado.

Lágrimas de rabia y frustración me quemaban los ojos.

Pero luego volvió, sujetando mi chal en sus manos. Me lo entregó,

maldiciendo en voz baja. Con las manos temblando, tomé el manto y vi

que sus ojos brillaban. ¿Cuánto tiempo habían estado así? Podía sentir sus

ojos en mí, fuertes e intensos.

—Lo sé —susurré, sosteniendo la manta en la parte delantera de mi

vestido desgarrado—. Por favor, no lo digas.

—¿Decir qué? ¿Qué te lo dije? —Parecía disgustado—. Ni siquiera yo

soy tan idiota. ¿Estás bien?

Asentí con la cabeza y respiré profundo. —Gracias.

Daemon maldijo de nuevo y entonces estaba moviéndose más

cerca, dejando caer algo caliente que olía a él sobre mis hombros.

—Aquí —dijo con brusquedad—. Ponte esto. Te… cubrirá todo.

Miré hacia abajo. El manto de encaje no hacía nada para ocultar el

desastre de mi vestido. Sonrojándome, deslicé mis brazos en su chaqueta

del esmoquin. Las lágrimas estaban obstruyendo mi garganta ahora.

Estaba enojada con Simón, conmigo misma, y avergonzada. Una vez

puesta la chaqueta, me abracé y el chal se cerró. Daemon nunca iba a

dejar pasar esto. En este momento quizás no esté tirándomelo a la cara,

pero siempre hay un mañana.

Los dedos de Daemon rozaron mi mejilla, apretando un mechón de

pelo que me caía suelto detrás de la oreja. —Vamos —susurró.

Alcé mi cabeza. Había una suavidad inesperada en sus ojos. Me

tragué el nudo en la garganta. ¿Ahora sería amable?

—Te voy a llevar a casa.

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OBSIDIAN

Esta vez no fue una orden arrogante o presunción. Fueron palabras

simples. Asentí con la cabeza. Después del desastre que ha ocurrido y el

hecho de que me imagino que hay otro rastro en mí, no iba a discutir.

Entonces se me ocurrió.

—Espera. —Parecía que estaba dispuesto a venir con su amenaza

anterior y tirarme encima de sus hombros.

—Kat.

—¿Simón no tiene una huella en él, como yo?

Si el pensamiento cruzó su mente, no parecía que le molestara. —La

tiene.

—Pero…

Daemon estaba delante de mi cara en un abrir y cerrar de ojos.

—No es mi problema ahora.

Entonces me tomó del brazo. Su agarre no era estricto, pero se

mantuvo firme. No hablamos mientras me conducía a través del aire de la

noche a paso ligero hacia su auto estacionado cerca de la carretera

principal. Varios de los coches que pasábamos estaban empañados.

Algunos estaban incluso en movimiento. Cada vez que lo miré, sus ojos se

estrecharon y apretó la mandíbula.

La culpa masticaba a través de mi interior, como el ácido. ¿Qué

pasa si Arum todavía estaba alrededor, y veía el rastro de Simón? Sí, era un

violador a la fecha, pero ¿qué le haría un Arum? No podía dejarlo ahí,

dando vueltas con un rastro en él.

Me soltó el brazo y abrió la puerta de su camioneta. Me metí en ella,

moviendo la correa del bolso en mi muñeca y colocándola junto a mí. Lo

vi rodeando el coche, escribiendo en su teléfono.

Daemon se metió en el asiento del conductor, dándome una mirada

protectora. —Le hice saber a Dee que te llevaré a casa. Cuando llegue

aquí, me dijo que te vio, pero no pudo encontrarte.

Asintiendo con la cabeza, empecé tirando el cinturón de seguridad,

pero no se movió. Toda mi frustración se levantó y lo tiré fuerte. —¡Maldita

sea!

Daemon se inclinó sobre mí y quitó mis dedos. En un espacio tan

pequeño, no había mucho espacio para moverse y antes de que pudiera

protestar, él ya estaba tirando en el cinturón de seguridad. Su mandíbula

rozó mi mejilla y después siguieron sus labios. Fue un toque rápido,

accidental, pero me encontré con dificultades para respirar, no obstante.

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211 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Daemon consiguió que el cinturón de seguridad se despegara y

como lo llevó a través de mi estómago, la parte posterior de sus nudillos

rozaron la parte delantera del vestido. Me sacudí en el asiento.

Él levantó la cabeza, sobresaltado. Y estaba tan sorprendida.

Nuestras bocas se estaban casi tocando. Su aliento era cálido y dulce.

Intoxicante. Su mirada cayó en mis labios, y mi corazón empezó a hacer

toda clase de cosas locas en mi pecho.

Ninguno de los dos se movió durante lo que pareció una eternidad.

Y luego el cinturón hizo click y regresó a su asiento, respirando con

dificultad. Agarró el volante durante varios minutos tensos mientras yo

trataba de recordar lo importante que era respirar normal y no bocanadas

de aire.

Sin decir una palabra, salimos a la calle. Se hizo un silencio espeso,

tenso en el coche. El viaje a casa estaba cerca de la tortura. Quería darle

las gracias y preguntar acerca de lo que pensaba hacer con Simón, pero

tenía la sensación de que no iría bien.

Terminé apoyando mi cabeza en el respaldo, fingiendo dormir.

—¿Kat? —dijo, más o menos a la mitad del camino.

Hice como que no le oí. Infantil, lo sé, pero no sabía qué decir. Era un

completo misterio para mí. Cada acción estaba en contradicción con otra

acción. Podía sentir sus ojos en mí, y era difícil hacer caso omiso de eso.

Tan difícil como lo fue ignorar lo que estaba entre nosotros.

—¡Mierda! —explotó Daemon, presionando fuertemente los frenos.

Mis ojos se abrieron de golpe, sorprendida al encontrar a un hombre

en el medio de la carretera. La camioneta patinó hasta detenerse,

lanzándome hacia adelante y luego el cinturón de seguridad mordió

dolorosamente en mi hombro y tirando de mí hacia atrás. A continuación,

el coche simplemente se apagó, motor, luces, todo.

Daemon habló en un idioma que era suave y musical. Lo había oído

antes, cuando un Arum me había atacado en la biblioteca.

Reconocí al hombre en frente de nuestro coche. Llevaba los mismos

jeans oscuros, gafas de sol y chaqueta de cuero que había visto el día

fuera de la tienda de ropa. Y entonces apareció otro hombre, casi idéntico

a él. Ni siquiera podía ver de dónde venían. Eran como una sombra,

saliendo de los árboles. Luego un tercero apareció, sumándose a los otros

que estaban detrás del primer chico. No se movieron.

—Daemon —susurré, mi corazón saltando en mi garganta—.

¿Quiénes son?

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OBSIDIAN

Una luz intensa, un blanco deslumbrante, se encendió en sus ojos.

—Son Arums.

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213 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

24

Traducido por Panchys

Corregido por Mary Ann♥

l miedo se levantó tan rápido que me dejó mareada, casi

entumecida. Y, ¿cómo podía estar tan insensible, cuando

debería estar sintiendo una docena de emociones?

Daemon se agachó y tiró de su pantalón. Hubo un sonido rasgado,

como velcro. Él sostuvo algo largo y oscuro, y brillante. Sólo cuando lo

metió en mis manos temblorosas que me di cuenta que era una especie

de cristal negro en forma de una daga con una punta afilada en un

extremo y una encuadernación de cuero en el otro.

—Esta es la obsidiana, vidrio volcánico. El borde es fuerte y

cortará cualquier cosa —explicó rápidamente—. Es la única cosa en este

planeta, además de nosotros, que puede matar a un Arum. Esta es su

kriptonita. —Lo miré mientras mis dedos se envolvían alrededor de la funda

de cuero.

—¡Vamos, niño bonito! —gritó el Arum en la parte delantera, su voz

aguda, como maquinillas de afeitar y gutural. Tenía un grueso acento

extranjero—. ¡Vamos a jugar!

Daemon no le hizo caso y me agarró las mejillas, con manos firmes y

fuertes. —Escúchame, Kat. Cuando te diga que corras, corre y no mires

hacia atrás sin importar qué. Si alguno de ellos, cualquiera, te atrapa, todo

lo que tienes que hacer es darles puñaladas en cualquier lugar con la

obsidiana.

—Daemon…

—No. Corre cuando te diga que corras, Kat. Di que entiendes.

Había tres de ellos y sólo un Daemon. Las probabilidades no eran

buenas. —¡Por favor, no hagas esto! Corre conmigo…

—No puedo. Dee se encuentra en esa fiesta. —Sus ojos se

encontraron con los míos por un segundo—. Corre cuando lo diga.

E

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214 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Y luego se volvió, dejando escapar un suspiro de resignación, y abrió

la puerta del coche. Encuadró los hombros, y su arrogancia estaba llena

de confianza. Esa sonrisa engreída, que yo había querido golpear muchas

veces en su cara, apareció en sus labios.

—Guau —dijo Daemon—. Ustedes son más feos como seres humanos

que en su verdadera forma. No pensé que eso era posible. Parece que has

estado viviendo bajo una roca. ¿Ves mucho el sol?

El de la parte delantera, presumiblemente su líder, gruñó. —Tienes tu

arrogancia ahora, como todos los Luxen. Pero, ¿dónde estará tu

arrogancia cuando absorbamos tus poderes?

—En el mismo lugar que mi pie —respondió Daemon, con las manos

en puños.

El líder parecía confundido.

—Tú sabes, metida en tu trasero. —Daemon sonrió y los dos Arum

silbaron—. Esperen. Ustedes me parecen familiares. Sí, lo sé. He matado a

uno de sus hermanos. Lo siento mucho. ¿Cómo se llamaba? Ustedes son

todos iguales para mí. —Sus formas comenzaron parpadear, pasando de

humano a sombra y viceversa. Alcancé la manija de la puerta, apretando

la daga en mi mano. La sangre bombeaba a través de mi cuerpo de

manera rápida, todo más lento.

—Voy a arrancarte la esencia de tu cuerpo —gruñó el Arum—, y

rogaras por misericordia.

—¿Al igual que tu hermanos lo hizo? —respondió Daemon, voz baja y

fría—. Porque él pidió, lloró como una niña antes de que pusiera fin a su

existencia.

Y eso fue todo. Los Arum gritaron al unísono; como el sonido de los

vientos huracanados y la muerte. Me cortó la respiración en la garganta.

Daemon levantó las manos y un gran rugido comenzó en el coche,

sacudiendo la carretera, y los árboles. Un fuerte chasquido sonó como una

explosión de un trueno, seguido rápidamente por varios más en

sucesión. La tierra parecía temblar y retumbar.

Me volví hacia la ventana y abrí la boca. Los árboles eran

arrancados fuera de la tierra, sus raíces gruesas y retorcidas goteaban en

grupos en la tierra húmeda. Un olor a tierra llenó el aire.

Oh, Dios mío, Daemon estaba arrancando árboles.

Uno golpeó directo en la parte trasera de un Arum, lanzándolo a

varios metros por el camino. Árboles derribados. Algunos aterrizaron en la

carretera, cortando la posibilidad de que cualquier conductor inocente

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215 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

viera la escena. Las ramas se rompieron, volando por el aire como

dagas. Los otros dos Arum las evitaron, parpadeando a medida que

avanzaban hacia Daemon, las ramas pasaban a través de su forma de

sombra sin resistencia.

El suelo debajo de la camioneta se estremeció. A lo largo de la orilla

de la carretera, pedazos de asfalto se liberaron de la carretera. Grandes

secciones de asfalto giraban en el aire, volviéndose de color naranja

brillante, mientras se calentaban desde dentro, e iban directo a los Arum.

¡Buen Dios! Lo pensaría dos veces antes de hacer enojar a Daemon

la próxima vez.

El Arum esquivó el asfalto y los árboles, echando hacia atrás con lo

que parecía como gotas de aceite. Cuando las cosas turbias aterrizaron, el

camino humeó. El alquitrán quemado llenó el aire.

Luego Daemon no era más que una luz blanca cegadora, un ser

que no era humano, sino de otro mundo, hermoso y aterrador al mismo

tiempo. El brillo aumentado en torno a sus miembros extendidos, formando

una bola chisporroteante de energía que se rompió. La luz caía sobre la

carretera. Las líneas de alta tensión se rompieron y luego explotaron. El

Arum parpadeó, pero su sombra no podía ocultar la luz de Daemon. Pude

ver que avanzaba hacia él todavía. Uno salió corriendo hacia un costado,

dispuesto a atacarlo.

Daemon juntó sus manos y siguió una explosión que sacudió el

coche. Luz brotó de él, zumbando directamente al más oponente más

cercano, enviando al Arum girando en el aire, donde por un momento

estuvo en forma humana. Sus gafas de sol oscuras destrozadas. Piezas

flotando en el aire, suspendidas. Otro aplauso seguido y el Arum explotó en

una serie de luces brillantes que cayeron como un millar de estrellas

brillantes.

Daemon tiró de su brazo, y el otro Arum voló varios metros, girando y

revolviéndose en el aire, pero cayó en cuclillas.

Corre. La voz se oyó en mi cabeza. Corre ahora, Kat. No mires hacia

atrás. ¡Corre!

Tiré la puerta del coche y salí a trompicones. Cayendo de rodillas,

bajé por la cuneta, dando un respingo al oír los aullidos de los Arum. Llegué

al primer árbol que estaba todavía en pie y me detuve. El instinto me dijo

que siguiera corriendo, para hacer lo que Daemon instruyó, pero no podía

dejarlo allí. Yo no podía huir.

Con el corazón saltando en mi garganta, me di la vuelta. Los dos

restantes Arum estaban rodeándolo, desapareciendo a nada más que

sombras y luego de nuevo en sus formas altas, imponentes.

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216 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Grumos gruesos de aceite de la medianoche dispararon a través de

Daemon, casi perdiendo el halo de luz que le rodeaba. Una de las

corrientes oscuras se estrelló contra un árbol al otro lado de la carretera,

partiéndolo en dos.

Daemon respondió lanzando bolas de luz contra ellos, rápidas y

mortales. Que pasaron zumbando por el aire, formando paredes de llamas

que se esfumaron cuando se estrellaron contra los Arum. Los Arum no eran

tan rápidos como Daemon, pero se las arreglaron para evitar cada uno de

sus misiles. Después de unos treinta que lanzó, me di cuenta que los

movimientos de Daemon se volvían lentos, el tiempo entre bombas se

extendía más y más. Me acordé de lo que había dicho después de que

había dejado la camioneta. Usar sus poderes lo dejaban fuera de

juego. No podía seguir así.

El terror corría a través de mí mientras los vi acercarse a Daemon, su

oscuridad casi envolviendo su luz. Una bola de fuego brillante de color rojo

se formó y salió disparado hacia el Arum, pero Daemon falló. La bola de

fuego se deslizó por la carretera, burbujeando sin causar daño.

Uno de los Arum se apagó por completo, mientras que el otro se

mantenía lanzando bombas aceitosas a Daemon una y otra vez, nunca

más lento. Daemon titiló, volviendo a aparecer unos metros de distancia

de cada proyectil. Se movía tan rápido, la escena empezó a verse como si

estuviera viendo bajo luces estroboscópicas.

Daemon se centró en el Arum que lanzaba las bombas de aceite y

no vio aparecer al otro detrás de él. Los brazos de la sombra se envolvieron

alrededor de lo que parecía ser la cabeza de Daemon, llevándolo hasta

las rodillas en el lado de la carretera. Grité, pero el sonido se perdió en la

risa del Arum.

—¿Listo para mendigar? —Se mofó uno de los Arum delante de él,

tomando forma humana—. Por favor. Significaría mucho para mí oír la

palabra “por favor” saliendo de tu boca mientras tomo todo de ti.

Daemon no respondió, pero su luz era intensa y crujiente.

—El silencio hasta el final, ¿eh? Que así sea. —El Arum dio un paso

adelante, levantando la cabeza—. Baruck, es el momento.

Baruck obligó a Daemon a levantarse. —¡Hazlo ahora, Sarefeth!

Una parte de mi cerebro se apagó. Yo estaba en movimiento, sin

pensar, corriendo hacia la misma cosa de la que Daemon me había

ordenado huir. La obsidiana se calentó en mi mano mientras me precipité

al barranco, ardiendo como brasas. Un tacón de mi zapato se desprendió

cuando se enredó en las ramas caídas, pero seguí adelante.

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217 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Yo no era valiente. Yo estaba desesperada.

Sarefeth se convirtió en una sombra, metiendo un brazo hacia

delante, en el centro del pecho de Daemon. El grito de Daemon rompió a

través de mí, aumentando el temor, mezclándose entre ira y la

desesperación. La luz de Daemon estalló, cegado y concentrado. La tierra

se sacudió con un temblor gigante.

Sólo unos metros detrás de Sarafeth ahora, tiré mi brazo hacia atrás,

la obsidiana en la mano, y salté hacia adelante y lo dejé caer con toda la

fuerza que tenía. Yo esperaba encontrar resistencia, de carne y hueso,

pero la obsidiana cortó a través de la sombra, como Sarefeth fuera nada

más que humo y aire, y me encontré en mis rodillas.

Sarefeth se echó hacia atrás, tirando de su brazo libre de la luz de

Daemon. Se dio la vuelta, con los brazos oscuros para alcanzarme. Yo me

escabullí hacia atrás, cayendo. La obsidiana brillaba en mi mano,

zumbando con energía.

Y luego Sarefeth se detuvo. Pedazos de él se liberaron de su forma,

grupos de oscuridad fueron a la deriva en el cielo, oscureciendo las

estrellas hasta que todo él estaba allí un minuto y luego flotando al

siguiente.

Baruck liberó a Daemon, dando un paso atrás. Por un momento, él

estaba en forma humana, jeans oscuros y una chaqueta, su expresión de

horror, la mirada clavada en la obsidiana brillando en mis manos. Sus ojos

se encontraron con los míos sólo un segundo. La venganza se había

prometido en esa mirada. Y entonces él era una sombra, tirando de la

oscuridad dentro de él, huyendo hacia el otro lado de la carretera como

una serpiente enroscada y desapareciendo en la noche.

Me hundí en las ramas y grietas del pavimento en una loca carrera

para llegar a lado de Daemon. Todavía era nada más que luz, y yo no

tenía idea de dónde tocarle o que tan mal estaba herido.

—Daemon —susurré, cayendo sobre mis sangrientas rodillas delante

de él. Mis labios, mis manos, todo, se estremeció—. Demonios, por favor, di

algo.

Su luz estalló, lanzando una ola de calor, pero no hizo ningún ruido o

movimiento, ni siquiera un susurro de palabras en mis pensamientos. ¿Qué

pasaba si alguien se acercaba por el camino? ¿Cómo en el mundo podría

explicar algo de esto? ¿Y si estaba herido, muriendo? Un sollozo se levantó

en mi garganta.

¡Mi teléfono celular! Podría llamar a Dee. Ella sabría qué hacer. Tenía

que hacerlo. Empecé a levantarme cuando sentí una mano sobre mi

brazo.

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218 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Me di media vuelta y ahí estaba Daemon en forma humana, de

rodillas en el suelo, la cabeza inclinada y un fuerte agarre.

—Daemon, oh Dios, ¿estás bien? —Me arrodillé, poniendo mi mano

en su mejilla caliente—. Por favor, ¿dime que estás bien? ¡Por favor! —Poco

a poco, levantó la cabeza, colocando la otra mano en la mía.

—Recuérdame —hizo una pausa, elaborando un tartamudeante

jadeo—, que nunca más te cabree. Cristo, ¿eres en secreto un ninja?

Me reí y lloré en el mismo aliento. Entonces tiré mis brazos alrededor

de él, casi tirándolo de espaldas. Enterré mi cara en su cuello, inhalando su

olor a tierra. No tenía otra opción que abrazarme de vuelta. Sus brazos se

envolvieron a mí alrededor, una mano ahondó profundamente en mis rizos

sueltos que habían caído.

—No me escuchaste —murmuró contra mi hombro.

—Nunca te escucho. —Lo apreté con fuerza. Tragando, retrocedí un

poco, buscando en su rostro cansado pero hermoso—. ¿Te has hecho

daño? ¿Hay algo que pueda hacer?

—Ya has hecho suficiente, Kitten. —Se puso de pie, llevándome con

él. Elaborando una respiración, miró a su alrededor—. Tenemos que salir de

aquí antes de que alguien venga.

Yo no estaba segura de cómo podría ayudar. Parecía como si un

tornado hubiera pasado por aquí, pero luego Daemon dio marcha atrás y

agitó su mano. Todo lo largo de la carretera, los árboles se levantaron de la

carretera y rodaron hacia los lados, dejando libre el camino. La acción

apenas le inmutó.

—Vamos —dijo Daemon.

En el camino de vuelta al coche, me acordé de que todavía tenía la

obsidiana en mi puño. El coche encendió tan pronto como Daemon dio

vuelta a la llave, tanto para nuestro alivio mutuo.

—¿Estás bien? ¿Herida de ninguna manera? —preguntó.

—Estoy bien. —Yo estaba temblando—. Es sólo… mucho, ¿sabes?

Se echó a reír, pero luego golpeó el volante con el puño. —Yo

debería haber sabido que habrían más en camino. Viajan en grupos de

cuatro. ¡Maldita sea!

Sostuve su obsidiana más cerca, mirando al frente. La adrenalina se

estaba desvaneciendo y yo estaba tratando de procesar todo lo que

había sucedido esta noche. —Había sólo tres de ellos.

—Sí, porque yo maté al primero. —Sacó su teléfono de su bolsillo—. Y

estoy seguro de que se molestaron por eso.

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219 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Mataron a dos más, así que pensé que eso significaba que el

restante estaría realmente molesto. Alienígenas enojados. Una risita

histérica burbujeó, y sujeté mi boca cerrada.

Él llamó a su hermana después, ordenando a Dee buscar a los

Thompson y quedarse con el señor Garrison hasta que ya fuera de

día. Mientras que los Arum eran más fuertes en la noche, con la oscuridad

para pasar desapercibidos y se alimentan de las sombras, los Luxen eran lo

opuesto, más fuerte durante el día. Daemon les dio más detalles al

descubierto de lo que había sucedido, y le oí decir a Dee que yo estaba

bien.

—Kat, ¿estás bien? ¿En serio?—preguntó después de colgar,

preocupado.

Asentí con la cabeza. Yo estaba con vida. Él estaba vivo. Estábamos

bien. Pero yo no podía dejar de temblar, no podía olvidar el sonido del

grito de Daemon.

Daemon quería que me pasara la noche en su casa. Su

razonamiento era la pura verdad. Había otro por ahí, y hasta que

supiéramos donde estaba el Arum, era más seguro estar con él. Por

segunda vez esa noche, no discutí. No me engañe con que la invitación

era más que preocupación por mí. Era más de necesidad.

Después llamé a mi mamá y le dije que pasaría la noche con Dee,

protestó, pero finalmente cedió, Daemon me llevó hasta la habitación en

la que había despertado en la mañana después de enterarme sobre

ellos. Parecía toda una vida atrás.

Daemon había estado en silencio desde que llegamos a su casa, sus

pensamientos un millón de kilómetros a distancia. Me dejó en la habitación

de invitados con un par de desgastados pantalones de franela y una

camisa de pijama que parecía pertenecer a Dee. En el baño de visitas,

rápidamente me quité el vestido en ruinas, lo enrollé y lo arrojé en su bote

de basura. Nunca quería volver a verlo.

El agua caliente no podía calmar el dolor en mí. Nunca me había

sentido como lo hacía ahora. Cada músculo gritó, y mi mente estaba

cansada por el agotamiento. Salí de la ducha, me temblaban las piernas,

e incluso en el calor del baño de vapor sentí frío.

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220 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Poco a poco limpié el vapor del espejo, sorprendida por el reflejó

que vi de mí. Mis ojos estaban muy abiertos. Tenía las mejillas de un

espantoso pálido y demacrado sobre mis pómulos. Me parecía más a un

alienígena de lo que mis amigos lo hacían.

Me reí y luego me encogí de inmediato. Sonaba ahogada y feo,

chocante en la silenciosa habitación.

Baruck iba a volver. ¿No era por eso que Daemon había estado

tranquilo? Sabiendo que el Arum buscará venganza contra su familia, no

había nada que pudiera hacer. O que incluso pudiera esperar.

—¿Estás bien ahí dentro? —Daemon llamó través de la puerta

cerrada.

—Sí. —Rápidamente me pasé los dedos por mi cabello húmedo,

presionando las secciones gruesas de mi cara—. Sí —susurré de nuevo. Me

puse la ropa que me había traído, y se sentía caliente, con un olor

ligeramente a detergente y hojas crujientes.

Estaba sentado en el borde de la cama, cuando volví, con aspecto

cansado y joven. Ya se había cambiado a un par de sudadera y camisa.

—¿Estás bien? —pregunté.

Él asintió con la cabeza. —Cada vez que usamos nuestros poderes,

es como… perder una parte de nosotros mismos. Se tarda un poco en

recargar. Una vez que salga el sol, voy a estar bien. —Hizo una pausa,

mirándome a los ojos—. Siento mucho que tuvieras que pasar por todo

esto. —Me detuve frente a él. Sentirlo, no era algo que estaba en su

vocabulario a menudo. Tampoco fueron sus siguientes palabras, sospeché.

—No te di las gracias —dijo, mirándome fijamente—. Deberías haber

corrido, Kat. Ellos te habrían… matado sin pensarlo dos veces. Pero me

salvaste la vida. Gracias.

Las palabras se atascaron en mi respiración. Lo miré fijamente. —¿Te

quedarás conmigo esta noche? —Froté mis brazos—. No tienes que

hacerlo, pero…

—Lo sé. —Se puso de pie, su frente arrugada—. Déjame ver la casa,

y ya vuelvo.

Me metí en la cama, tirando de las sábanas hasta la barbilla,

mientras miraba el techo. Cerrando los ojos, conté en silencio hasta que oí

los pasos de Daemon. Cuando abrí los ojos, él estaba parado en la puerta,

mirándome.

Me deslicé hasta el borde de la cama, dejándole mucho

espacio. Un pensamiento extraño pasaba por mi mente cuando vi que me

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OBSIDIAN

observaba. ¿Alguna vez había estado en una cama con una chica

humana? Parecía una cosa tan estúpida para pensar. Las relaciones con

los seres humanos no estaban prohibidas. Ellas simplemente tienen poco

sentido. Y después de todo lo que había sucedido, ¿por qué estaba

pensando en eso?

Daemon cerró la puerta, comprobó los grandes ventanales, y luego

sin decir palabra se instaló en la cama, con los brazos cruzados sobre el

pecho, al igual que los míos. Nos quedamos allí, mirando hacia el techo. Y

mi corazón estaba acelerado. Podría haber sido todo lo que había

sucedido o el hecho de que Daemon estaba allí, tan cerca y con vida,

pero yo estaba hiper-consciente de todo. De su respiración lenta y

constante. El calor que irradia fuera de su cuerpo. Y mi propia necesidad

de ser envuelta en esa calidez.

Un tenso silencio descendió mientras pasaba los dedos por el borde

de la manta. Entonces, en contra de mi voluntad, lo miré. Daemon me

devolvió la mirada, una sonrisa torcida en su rostro.

Una risa burbujeo fuera de mí. —Esto… esto es tan incómodo.

La piel alrededor de sus ojos se arrugó mientras sonreía. —Lo es, ¿no?

—Sí. —Jadeé para recuperar el aliento, riendo. Me pareció mal reír

después de todo lo que había sucedido, pero no podía evitarlo. Una vez

que empecé, no pude parar. Me enfrenté a una posible cita con un

violador y un alienígena empeñado en absorber la esencia de

Daemon. Salsa de locos.

Su risa se unió a la mía hasta que pequeñas lágrimas siguieron por

mis mejillas. El sonido de su risa se desvaneció mientras se acercaba,

persiguiendo las gotas con el dedo. Me calmé, mirándolo fijamente. Sus

dedos dejaron mi mejilla, pero su mirada permanecía fija en mí.

—¿Lo que hiciste allí? Fue un poco increíble —murmuró.

Una dulce emoción me sacudió. —Igualmente. ¿Seguro de que no

estás lesionado?

La sonrisa torcida de Damon regresó. —No. Estoy bien, gracias a ti. —

Se giró, apagó la lámpara junto a la cama antes de volverse de nuevo.

Busqué algo que decir en la oscuridad. —¿Estoy brillando?

—Al igual que un árbol de Navidad.

—¿No sólo la estrella?

La cama se movió un poco, y sentí su mano rozar mi brazo. —No. Eres

muy brillante. Es un poco como mirar al sol.

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Ahora eso era extraño. Yo levanté la mano, apenas capaz de ver el

contorno de la misma en la oscuridad. —Va a ser difícil para ti dormir,

entonces.

—En realidad, es una especie de consuelo. Me recuerda a mi propia

gente.

Volví la cabeza, y él estaba acostado sobre su lado, mirándome. Un

alboroto se formó en mi pecho. —¿Toda la cosa de la obsidiana? Nunca

me hablaste de eso.

—No pensé que fuera a ser necesario. O al menos yo esperaba que

no lo fuera.

—¿Puede hacerte daño a ti?

—No. Y antes de que preguntes que puede, no tenemos la

costumbre de decirle a los seres humanos lo que nos puede matar —

respondió de manera uniforme—. Ni siquiera el Departamento de Defensa

sabe lo que es mortal para nosotros. Sin embargo, la obsidiana niega los

puntos fuertes de los Arum. Al igual que el cuarzo beta en las rocas lanza

una gran cantidad de la energía fuera, pero con la obsidiana, todo lo que

necesita es un corte y… bueno, ya sabes. Es la cosa de la luz, la forma en

que la obsidiana rompe.

—¿Son todos los cristales perjudiciales para los Arum?

—No, sólo este tipo. Supongo que tiene algo que ver con el

calentamiento y enfriamiento. Matthew me lo explicó una

vez. Honestamente, no estaba prestando atención. Sé que puede

matarlos. Llevamos una nosotros mismos cada vez que salimos, por lo

general oculta. Dee lleva una en el bolso.

Me estremecí. —No puedo creer que haya matado a alguien.

—Tú no has matado a alguien. Has matado a un alienígena, un

demonio que te habría matado, sin pensarlo dos veces. Que me iba a

matar —añadió en el último momento, ausente frotando su pecho—. Me

salvaste la vida, Kitten. —Aún así, sabiendo que el hombre había sido

malvado no cambiaba la forma en que lo apuñalé en el estómago.

—Eras como Snowbird —dijo Daemon, finalmente.

Tenía los ojos cerrados, la cara relajada. Era posiblemente la primera

vez que lo había visto así… abierto—. ¿Cómo lo sabes?

Una pequeña sonrisa se dibujó en sus labios. —Podrías haberme

dejado allí y correr, como había dicho. Pero en su lugar regresaste y me

ayudaste. No tenías que hacerlo.

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—Yo… yo no podía irme —Evité mirarlo—. No habría sido justo. Y yo

nunca habría sido capaz de perdonarme a mí misma.

—Lo sé. Duerme un poco, Kitten.

Estaba cansada, agotada, pero se sentía como si el hombre del

saco estuvuera esperando en la puerta—. ¿Pero qué pasa si el último

regresa? —Hice una pausa, dándome cuenta de un nuevo temor—. Dee

está con el Sr. Garrison. Él sabe que yo estaba contigo cuando

atacaron. ¿Qué pasa si él se molesta? ¿Qué pasa si el Departamento de

Defensa…?

—Shh —murmuró Daemon, su mano encontrando la mía. Sus dedos

rozaron por encima de los míos. Como un simple toque, pero lo sentí todo

el camino hasta los pies—. Él no va a volver, todavía no. Y no voy a dejar

que Matthew te moleste.

—Pero…

—Kat, no lo dejaré. ¿De acuerdo? Te lo prometo. No dejaré que te

pase nada.

El aleteo estaba allí de nuevo, pero ahora se sentía como una

docena de mariposas que se habían dado a la fuga a la vez. Traté de

sellar el sentimiento. Negocios alienígenos a un lado, Daemon y yo…

bueno, éramos como imanes que se repelían el uno al otro. Sentir algo que

no fuera molestia hacia él no era posible, pero ese maldito aleteo estaba

allí.

No dejaré que te pase nada.

Mi pecho se hinchó. Su contacto me quemó. Esas palabras me

llenaron de un anhelo que era abrumador e inesperado. Y se sentía bien

estar al lado de él. Mi cuerpo se relajó. Segundos, quizás minutos más

tarde, me quedé dormida al lado del chico que yo no podía soportar.

Justo antes de que el sueño me reclamara, mi último pensamiento

fue si me despertaría en la mañana al lado de este Daemon o del Daemon

idiota.

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25

Traducido por Annaiss

Corregido por Mary Ann♥

uando desperté a la mañana siguiente, el sol iluminaba las

montañas que rodeaban el valle. Ya no estaba en el lado de

mi cama. Diablos, ya no estaba en la cama. La mitad de mi

cuerpo estaba sobre el pecho de Daemon. Nuestras piernas

estaban entrelazadas debajo del edredón. Uno de sus brazos estaba

alrededor de mi cintura como una banda de acero. Mi mano sobre su

estómago. Podía sentir su corazón latiendo en mi mejilla, constante y

fuerte.

Me quedé allí, mi respiración atorada en mi garganta.

Había algo íntimo en la manera en que estábamos sobre el otro en

la cama. Como amantes.

Un fuego dulce y ardiente se apoderó de mi piel y apreté mis ojos

cerrados. Cada centímetro de mí estaba súper consiente de él. De cómo

mi cuerpo encajaba con el suyo, la forma en que sus muslos presionaban

contra los míos, la dureza de su estómago en mi mano.

Mis hormonas se apoderaron de mí como una patada en el

estómago. Rayos de fuego atravesaron por mis venas. Por un momento,

pretendí. No que no éramos de dos especies diferentes, porque yo no lo

veía así, pero que realmente nos gustábamos.

Y luego él se movió y rodó. Estaba sobre mi espalda y él aún seguía

moviéndose. Enterró su cara en el espacio de mi cuello y hombro,

suspirando. Dulce niño Jesús… Su aliento cálido bailaba sobre mi piel,

enviando millones de escalofríos por mi cuerpo. Su brazo era firme contra

mi estómago, su pierna entre la mía, empujando más y más arriba. El aire

abandonó mis pulmones.

Daemon murmuró algo en un idioma que no entendí. Fuera lo que

fuese, sonaba hermoso y suave. Mágico. Sobrenatural.

C

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OBSIDIAN

Podría haberlo despertado, pero por alguna razón no lo hice. La

sensación de él tocándome era mucho más fuerte que cualquier otra

cosa.

Su mano estaba en el dobladillo de la camisa prestada, sus largos

dedos acariciando la piel expuesta entre el dobladillo de la camisa y la

banda de los pantalones de pijama. Su mano se deslizó debajo de la

camisa, a través de mi estómago, donde disminuyó ligeramente. Mi pulso

se disparó a un ritmo cardíaco. Las yemas de sus dedos rozaron mis

costillas. Se movió, su rodilla presionada contra mí.

Solté un gritito ahogado.

Daemon se detuvo. Ninguno de los dos nos movimos. El reloj de la

pared marcó la hora.

Y me estremecí.

Él levantó la cabeza. Sus ojos como verde hierba líquida me miraron

con confusión. Éstos rápidamente se aclararon, volviéndose filosos y duros

en cuestión de segundos.

—¿Buenos días? —chirrié.

Usando sus poderosos brazos, se levantó. Sus ojos nunca dejaron los

míos. Daemon tomó una respiración profunda. Y no estaba segura si la

dejó escapar. Algo pasó entre nosotros, silencioso y pesado. Sus ojos se

estrecharon. Y tuve la extraña sensación de que estaba analizando la

situación y que de alguna manera yo sería la culpable de sus —muy, muy

agradables— caricias.

Como si nada de esto fuera mi culpa.

Sin decir palabra alguna, su peso abandonó mi cuerpo. La puerta se

abrió y se cerró de golpe detrás de él sin que tuviera la oportunidad de

vislumbrarlo.

Me quedé allí, mirando el techo, el corazón palpitando

enloquecedoramente. Las mejillas enrojecidas y mi cuerpo muy, muy,

acalorado. Sin saber cuánto tiempo había pasado, la puerta se abrió de

nuevo a una velocidad humana.

Dee se asomó con los ojos muy abiertos. —¿Ustedes dos…?

Era gracioso que de todo lo que había sucedido en las últimas

veinticuatro horas, esa era la pregunta que tenía que cuestionar.

—No —dije, apenas reconociendo mi propia voz. Me aclaré la

garganta—. Quiero decir, dormimos juntos, pero no dormimos, dormimos

juntos.

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OBSIDIAN

Me di la vuelta, enterrando la cara en la almohada. Ésta olía como

él —crujiente y cálido. Como hojas de otoño. Gruñí.

Si alguien me hubiese dicho que algún día yo me encontraría

sentada en una habitación junto con una media docena de alienígenas

un sábado por la tarde, le hubiera dicho que dejara de consumir drogas.

Sin embargo, aquí estaba yo, sentada en un sillón reclinable en la casa

Black, con las piernas dobladas debajo de mí pero lista para correr hacia

la puerta si era necesario.

Daemon estaba sentado en el brazo del sillón, con sus brazos

cruzados sobre el pecho. El mismo pecho en el cual había dormido. El

rubor llegó hasta mi garganta. No habíamos hablado. Ni una sola palabra,

lo que estaba de perlas para mí.

Pero su posición actual había sido notada por todos. Dee parecía

extrañamente feliz. Ash y Andrew tenían sus ceños fruncidos, pero el

hecho del por qué Daemon estaba jugando al perro guardián

ensombrecía cualquier razón.

El Sr. Garrison se había quedado mudo. —¿Qué está haciendo aquí?

—Ella está iluminada como una jodida bola de discoteca —dijo Ash

con tono acusador—. Tal vez podría verla desde Virginia.

De alguna manera, ella hacía que todo eso de la luz extraterrestre

sonara como si estuviera cubierta de ampollas en lugar de luz. La fulminé

con la mirada.

—Ella estaba conmigo ayer por la noche cuando los Arum atacaron,

—Daemon respondió con calma—. Ustedes saben. Las cosas se pusieron

un poco… explosivas. No había manera de que pudiera inventar una

excusa para lo que pasó.

El Sr. Garrison pasó una mano por su pelo castaño. —Daemon, tú, de

todas las personas, esperaba que fueras más cuidadoso.

—¿Qué rayos se suponía que debía de haber hecho exactamente?

¿Noquearla antes de que los Arum atacaran?

Ash arqueó una ceja. La expresión de su rostro decía que esa no era

una mala idea.

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—Katy ha sabido sobre nosotros desde el comienzo de la escuela—

dijo Daemon—. Y créanme cuando les digo que hice todo lo posible para

evitarlo.

Uno de los chicos Thompson contuvo la respiración. —¿Ella ha sabido

acerca de nosotros todo este tiempo? ¿Cómo pudiste permitirlo, Daemon?

¿Nuestras vidas están a manos de una humana?

Dee puso los ojos en blanco. —Obviamente, ella no ha abierto la

boca, Andrew. Relájate.

—¿Relajarme? —El ceño de Andrew era la misma perfección que el

de Ash. Y ahora sabía quién era Andrew, ahora sí podía distinguirlos.

Andrew tenía un arete en la oreja izquierda. Adam, quien hasta el

momento aún seguía en silencio, no lo tenía—. Ella es una estúpida…

—Ten cuidado con lo que digas después. —La voz de Daemon era

baja, pero furiosa—. Porque lo que no sabes y lo que no puedes

comprender te ganará un rayo de luz en el rostro.

Mis ojos se abrieron, al igual que los demás. Ash tragó fuerte y volteó

su rostro, dejando que su cabello rubio cubriera su semblante.

—Daemon —dijo el Sr. Garrison, dando un paso adelante—.

¿Amenazando a uno de tu especie por ella? No esperaba eso de ti.

Sus hombros se tensaron. —No es así.

Tomé una respiración profunda. —No le diré a nadie sobre ustedes.

Sé los riesgos que eso conlleva para ustedes y para mí si lo hiciera. No

tienen nada de qué preocuparse.

—¿Y quién eres tú para que podamos confiar en ti? —preguntó el Sr.

Garrison, sus ojos entrecerrados en mi dirección—. No me malinterpretes.

Estoy seguro que eres una buena chica. Eres inteligente y pareces tener los

pies sobre la tierra, pero esto es de vida o muerte para nosotros. Nuestra

libertad. Confiar en un humano no es algo que podemos pagar.

—Ella me salvó la vida ayer en la noche. —dijo Daemon.

Andrew rió. —Oh, vamos, Daemon. Los Arum debieron haberte

pegado duro. No hay manera de que un humano pudiese haber salvado

nuestras vidas.

—¿Cuál es tu problema? —Le espeté, incapaz de contenerme—. Te

comportas como si nosotros no fuéramos incapaces de hacer algo. Claro,

ustedes son lo que sea, pero eso no quiere decir que nosotros somos

organismo unicelulares.

Una risa ahogada escapó de la garganta de Adam.

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—Ella sí me salvó la vida. —Daemon se puso de pie, atrapando la

atención de todos—. Eran tres Arum los que atacaron, los hermanos del

que maté. Fui capaz de aniquilar a uno, pero los otros dos me dominaron.

Me tenían atrapado y ya habían comenzado a absorber mis poderes. Era

un hombre muerto.

—Daemon, —dijo Dee, palideciendo—. No nos dijiste nada de esto.

El Sr. Garrison aún parecía tener sus dudas. —No veo cómo pudo ella

haberte ayudado. Ella es humana. Los Arum son poderosos, indiferentes y

viciosos. ¿Cómo puede una chica hacerles frente?

—Le había dado la navaja de obsidiana que llevo y le dije que

corriera.

—¿Le diste la cuchilla cuando tú podrías haberla utilizando? —Ash

sonaba sorprendida—. ¿Por qué? —Sus ojos me observaron—. Ni siquiera te

gusta.

—Ese puede ser el caso, pero no la iba dejar morir por el hecho de

que no me agrade.

Me estremecí. Boom. Un dolor se instaló en mi pecho, como un

carbón encendido, a pesar de que no me importaba.

—Pero podías haber sido lastimado. —protestó Ash. El miedo tiñendo

su voz—. Podías haber sido asesinado porque le diste tu mejor defensa a

ella.

Daemon suspiró, regresando a su posición antigua en el brazo del

sillón. —Tengo otras maneras de defenderme. Ella no. No corrió como le

indiqué. En su lugar, volvió y mató al Arum que estaba a punto de

terminarme.

Un orgullo renuente brilló en los ojos de mi profesor de biología. —Eso

es… admirable.

Puse los ojos en blanco, sintiendo un dolor de cabeza abrirse paso.

—Eso fue mucho más que admirable —intervino Dee, mirándome

atentamente—. Ella no tenía por qué hacerlo. Eso cuenta por algo más

que admirable.

—Es valiente —dijo Adam silenciosamente, mirando a la alfombra—.

Es algo que cualquiera de nosotros hubiera hecho.

—Pero eso no cambia el hecho de que ella sabe sobre nosotros, —

contraatacó Andrew, lanzando una mirada de desprecio a su gemelo—. Y

se nos prohíbe decírselo a un ser humano.

—No se lo dijimos —dijo Dee, removiéndose en su lugar—. Sólo fue

algo que sucedió.

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229 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Oh, como sucedió la última vez. —Andrew rodó los ojos y se volvió

hacia el Sr. Garrison—. Esto es increíble.

El Sr. Garrison negó con la cabeza. —Después del fin de semana del

Día del Trabajo, me dijiste que algo ocurrió, algo de lo cual te habías

encargado.

—¿Qué pasó? —Preguntó Ash, claramente esta era la primera vez

que oía sobre ello—. ¿Están refiriéndose a la primera vez que estaba

radiando?

Al parecer, era como una luciérnaga.

—¿Qué sucedió? —preguntó Adam, curiosamente.

—Me puse frente a un camión. —Esperé por la inevitable mirada

“duh,” la cual recibí.

Ash miró a Daemon, sus ojos azules lanzándole dagas. —¿Detuviste el

camión?

Él asintió con la cabeza.

Una expresión de derrota apareció en su rostro mientras miró hacia

otro lado. —Obviamente eso no podía explicarse. ¿Desde entonces ha

sabido?

Pensé que ese no era el momento para decirles que tenía mis

sospechas desde mucho tiempo atrás.

—Ella no se asustó. —dijo Dee—. Nos escuchó, entendió por qué es

importante y eso es todo. Hasta anoche, ni siquiera habíamos tenido un

solo problema.

—Pero me mintieron, ambos, —dijo el Sr. Garrison recargándose

contra la pared, entre el espacio de la televisión y una estantería

abarrotada de libros—. ¿Cómo debo confiar en ustedes nuevamente?

Un dolor agudo punzó detrás de mis ojos.

—Miren, entiendo el riesgo. Más que ninguno de ustedes en la

habitación —dijo Daemon, frotándose el pecho donde el Arum había

metido su mano oscura—. Pero lo hecho, hecho está. Tenemos que

continuar.

—¿Te refieres a contactar al Departamento de Defensa? —Preguntó

Andrew—. Estoy seguro de que ellos sabrían que hacer con ella.

—Me gustaría verte intentarlo, Andrew. Realmente me gustaría,

porque incluso después de anoche y todavía no estoy completamente

cargado, aún así puedo patearte el culo.

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230 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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El Sr. Garrison se aclaró la garganta. —Daemon, las amenazas no son

necesarias.

—¿No lo son? —Preguntó Daemon.

Un silencio pesado llenó la habitación. Creo que Adam estaba de

nuestro lado, pero estaba claro que Andrew y Ash aún no lo estaban.

Cuando el Sr. Garrison finalmente habló, me costó mucho encontrarme

con su mirada.

—No creo que esto sea correcto, —dijo—. No con lo que… con lo

que sucedió antes, pero no voy a echarte de cabeza. No a menos que me

des una razón para hacerlo. Y tal vez no lo harás. No lo sé. Los humanos

son… criaturas volubles. Lo que somos, lo que podemos hacer, tiene que

ser protegido a toda costa. Creo que entiendes eso. —Hizo una pausa,

aclarándose la garganta—. Tú estás a salvo, pero nosotros no.

Andrew y Ash no parecían estar muy contentos con la decisión del

Sr. Garrison, pero no objetaron. Después de intercambiar miradas entre sí,

avanzaron a buscar la manera más firme de atacar al último Arum.

—Él no esperará. No son conocidos por tener paciencia, —dijo el Sr.

Garrison, sentándose en el sofá—. Podría avisar a los otros Luxen pero no

estoy seguro que sea la decisión correcta. Nosotros podemos confiar en

ella, pero ellos no lo harán.

—Y además está el problema de que ella ahora parece ser una

bombilla radiactiva en este momento —añadió Ash—. No importa que no

digamos nada, en cuanto ponga un pie en el pueblo sabrán que algo

sucedió de nuevo.

Fruncí el entrecejo. —Vale, no sé qué hacer al respecto.

—¿Tienen algunas ideas o sugerencias? —dijo Daemon—. Porque

entre más pronto deje de tener la luz, mejor.

Sí, porque apostaba a que él moría de ganas de cuidarme otra vez.

—¿A quién le importa? —dijo Andrew, poniendo los ojos en blanco—.

Tenemos al Arum para preocuparnos. Él la verá sin importa el lugar dónde

la pongamos. Todos nosotros, en este momento, estamos en peligro.

Cualquiera de nosotros que esté cerca de ella está en riesgo. No podemos

esperar. Tenemos que encontrar al último Arum.

Dee sacudió la cabeza. —Si podemos borrar el rastro de ella,

entonces ganaremos tiempo para encontrarlo. Deshacernos de su luz

debe ser nuestra prioridad.

—Yo digo que la llevemos a un lugar lejos en medio de la nada y

dejemos su trasero allí. —musitó Andrew.

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231 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Gracias —dije, frotándome las sienes—. Estás realmente aportando

al tema.

Él me sonrió. —Hey, sólo estoy ofreciendo mis sugerencias.

—Cállate, Andrew, —dijo Daemon.

Andrew rodó los ojos.

—Una vez que el rastro desaparezca de ella, estará a salvo, —insistió

Dee, colocando un mechón de su cabello detrás de su oreja—. Los Arum

no se meten con los humanos, de verdad. Sarah… ella estaba en el lugar

equivocado, en el momento equivocado.

Después todos se enfocaron en otra discusión sobre que era más

importante: encerrarme en algún lugar, lo cual no tenía sentido puesto que

la luz se podía ver a través de todo, o buscar alguna otra manera de

eliminar el rastro sin tener que matarme. Y Andrew realmente lo

consideraba una opción válida. Idiota.

—Tengo una idea —dijo Adam. Todos lo miraron—. La luz alrededor

de ella es un subproducto de nuestros poderes, ¿verdad? Y nuestros

poderes se concentran en la energía. Y nosotros nos debilitamos entre más

usamos nuestros poderes y usamos más energía.

El Sr. Garrison parpadeó, sus ojos brillando con interés. —Creo que te

entiendo.

—Pues yo no —murmuré.

—Nuestros poderes se desvanecen más cuando los usamos, entre

más energía ejercemos —Adam se volvió a Daemon—. Debería ser igual

con nuestros trazos, ya que la huella es la energía residual que le dejamos

a alguien. Tenemos que ejercerle su propia energía; y la luz que está a su

alrededor desaparecerá. Tal vez no del todo, pero sí a un nivel al cual no

atraerá a cada Arum en la Tierra hacia nosotros.

Eso no tenía sentido para mí, pero el Sr. Garrison estaba asintiendo

con la cabeza. —Puede funcionar.

Daemon se rascó el pecho, su expresión dudosa. —Y cómo vamos a

conseguir que ejerza su energía.

Andrew sonrió desde el otro lado de la habitación. —Podríamos

llevarla a un lugar desierto y perseguirla con nuestros coches. Eso suena

divertido.

—Vete a la mie…

La risa de Daemon me interrumpió. —No creo que esa sea una

buena idea. Divertido, pero no una buena idea. Los seres humanos son

frágiles.

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232 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Ah sí, tal vez debería meter mi frágil pie en tu trasero —le dije,

irritada. La cabeza me latía con fuerza y no encontraba ninguna de sus

ideas divertidas. Empujé a Daemon del brazo del sillón y me levanté—. Iré a

beber algo. Avísenme cuando se les ocurra algo que probablemente no

me mate en el proceso.

La conversación continuó mientras me apresuraba fuera de la

habitación. No tenía sed. Sólo tenía que salir de aquí, lejos de ellos. Tenía

los nervios de punta. Entrando a la cocina, me pasé las manos por el pelo.

El preciado silencio alivió algo del dolor de cabeza. Apreté los ojos

cerrados hasta que los puntos pequeños bailaron detrás de mis párpados

cerrados.

—Sabía que estarías escondiéndote en la cocina.

Solté un grito ante el sonido tranquilo de la voz de Ash.

—Lo siento —dijo, apoyándose contra el mostrador—. No era mi

intención asustarte.

No estaba segura de creerle. —Está bien.

De cerca, Ash era del tipo de chica de las cuales me hacían querer

bajar diez kilos y correr hacia el departamento de maquillaje más cercano.

Y ella lo sabía, también. Había confianza en la inclinación de su

barbilla. —Esto debe ser mucho para ti, comprender todo lo que somos y

luego enfrentarte a lo que hiciste anoche. —Me miró con recelo.

A pesar de que no estaba tratando de arrancarme la cabeza, no

me iba a relajar. —Ha sido diferente.

Una pequeña sonrisa cruzó sus labios carnosos. —¿Qué decía ese

programa de televisión? “La verdad está ahí afuera.”

—Los expedientes secretos X —le dije—. He querido ver Encuentros

cercanos del tercer tipo desde que me enteré de la verdad. Parece ser la

película más realista sobre extraterrestres que hay.

Otra pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y luego me miró. —No

voy a pretender que vamos a ser mejores amigas o que confío en ti. No lo

hago. Tiraste pasta sobre mi cabeza. —Hice una mueca ante eso, pero ella

continuó—. Y sí, tal vez me estaba comportando como una perra, pero tú

no lo entiendes. Ellos son todo lo que tengo. Haré todo lo que esté a mi

alcance para mantenerlos a salvo.

—Nunca haría nada para ponerlos en peligro.

Ella se acercó, y luché con cada uno de mis instintos para

enfrentarla. Para mantenerme segura. —Pero ya lo has hecho. ¿Cuántas

veces Daemon ha intervenido por ti, corriendo el riesgo de exponer lo que

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233 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

somos y lo que podemos hacer? Estás poniendo a cada uno de nosotros

en peligro.

La ira atravesó dentro de mí como un fuego. —Yo no estoy haciendo

nada. Y anoche…

—Anoche le salvaste la vida a Daemon. Bravo. Bien por ti. —Ella

colocó un mechón súper-liso tras su oreja—. Por supuesto, la vida de

Daemon no hubiera estado en juego si no hubieses atraído a los Arum a él.

Y lo que pienses que tienes con Daemon, no lo haces.

Oh, por el amor de todos los bebés del mundo. —No creo que

tenga nada con Daemon.

—Te gusta Daemon, ¿no?

Sonriendo, tomé una botella de agua del mostrador. —En realidad,

no.

Ash inclinó la cabeza a un lado. —A él le gustas.

Mi corazón no dio un salto estúpido en mi pecho, por supuesto que

no. —No le gusto. Incluso tú misma lo has dicho.

—Estaba equivocada. —Se cruzó de brazos mientras me miraba con

atención—. Siente curiosidad por ti. Tú eres diferente. Nueva. Brillante. A los

chicos, incluso los de nuestra especie, les gustan los juguetes nuevos y

brillantes.

Tomé un largo trago de agua. —Bien, este es un juguete con el cual

él no tiene intención de jugar. —Cuando está despierto, obviamente—. Y

realmente, los Arum…

—Los Arum terminarán matándolo. —Su tono no había cambiado.

Era sin emociones—. Gracias a ti, pequeña humana. Él terminará

matándose a sí mismo por ti.

ti.

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234 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

26

Traducido por Annaiss

Corregido por Mary Ann♥

ariño, ¿estás segura que te sientes bien? —preguntó mamá,

inclinándose sobre el sofá, su ceño fruncido—. ¿Necesitas

algo? Sopa de pollo. ¿Abrazos? ¿Besos?

Me reí. —Mamá, estoy bien.

—¿Estás segura? —preguntó nuevamente, tirando de la sábana

sobre mis hombros—. ¿Sucedió algo en el baile?

—No. No pasó nada. —Nada si no contaba el millón de mensajes de

texto que Simón me había enviado pidiéndome disculpas por la forma en

que había actuado, o el ataque de alienígenas. Nah. Nada en absoluto—.

Estoy bien.

Estaba cansada de pasar la mayor parte del sábado en una casa

llena de extraterrestres discutiendo. Dos de ellos no confiaban en mí. Uno

de ellos pensaba que sería la muerte para Daemon. Adam no parecía

odiarme, pero no era mi “amigo.” Había huido antes de que la pizza que

ordenaron llegara. Ash tenía razón. Ellos eran una familia. Todos ellos, y yo

simplemente no encajaba.

Cuando mamá se fue a trabajar, me acurruqué en el sofá y traté de

ver una película en SyFy10, pero, obviamente, resultó ser una sobre invasión

alienígena. Los extraterrestres no eran seres de luz, eran insectos gigantes

que comían a humanos.

Cambié el canal.

Estaba lloviendo afuera—con tanta fuerza que muy apenas podía

escuchar sobre el ruido. Sabía que Daemon estaría cerca, sobre todo

porque aún no sabían qué hacer para extraer mi energía, lo suficiente

10 Syfy: Es un canal temático internacional, dedicado mayoritariamente a la

emisión de series y películas ciencia ficción, si bien, también dedica espacios a los

géneros de fantasía, horror y fenómenos paranormales.

C

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235 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

como para que el rastro desapareciera. Todas sus sugerencias eran al aire

libre y un esfuerzo físico extremo, lo que no sucedería el día de hoy.

El sonido de la lluvia era arrullador. Después de unos minutos, mis ojos

era demasiado pesados como para mantenerlos abiertos. Cuando estaba

a punto de dormirme, un golpe en la puerta me sobresaltó.

Tiré la manta a un lado y me dirigí a la puerta. Dudando que los

Arum tocaran la puerta, abrí. Daemon estaba frente a mí, apenas con

unas gotas de lluvia sobre él a pesar de que ésta caía pesadamente

detrás de él. Apostaba a que usó su súper-velocidad-alienígena. ¿Quién

necesitaba un paraguas? ¿Y por qué diablos estaba en pantalones

deportivos?

—¿Qué sucede?

—¿Vas a invitarme a entrar? —Preguntó.

Presioné mis labios, haciéndome a un lado para que entrara. Él entró,

escaneando la habitación. —¿Qué buscas?

—Tú mamá no está, ¿verdad?

Cerré la puerta. —Su coche no está afuera.

Sus ojos se estrecharon. —Tenemos que trabajar en desvanecer tu

rastro.

—Está lloviendo. —Me dirigí a tomar el control remoto para apagar el

televisor. Daemon se me adelantó. Lo apagó antes de que yo tuviera la

oportunidad de pulsar el botón—. Presumido —murmuré.

—Me han llamado peor —Frunció el ceño y después se echó a reír—.

¿Qué llevas puesto?

Miré hacia abajo, mis mejillas encendiéndose. Una cosa que no

estaba usando era un sujetador. Jesús, ¿cómo pude olvidarlo? —Cállate.

Se rió de nuevo. —¿Qué son? ¿Los elfos de Keebler11?

—¡No! Son los duendes de Santa. Me encanta este pijama. Mi padre

la compró para mí.

Su sonrisa petulante se desvaneció. —¿Los usas porque te recuerdan

a él?

Asentí con la cabeza.

Él no dijo nada. Al contrario, metió las manos en los bolsillos de sus

deportivos. —Mi gente piensa que cuando uno de nosotros muere, nuestra

esencia es la que da luz a las estrellas en el universo. Parece infantil creer

11 Keepler es una marca de panaderías, su publicidad se carateriza por usar duentes horneando pan.

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236 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

en algo así, pero cuando miro al cielo por la noche me gusta pensar que al

menos dos de las estrellas son mis padres. Y una más es Dawson.

—No es estúpido. —Hice una pausa, sorprendida por esa fe. ¿No era

lo mismo para nosotros, creer que nuestros seres queridos están en el cielo

velando por nosotros?—. Tal vez una de ellas es mi padre.

Sus ojos se encontraron con los míos. —Como sea, los elfos son sexy.

Y un momento serio y profundo se redujo a nada. —¿Encontraron

otra manera de desvanecer el rastro?

—En realidad, no.

—Estás pensando que haga ejercicio, ¿no?

—Sí, esa es una manera de lograrlo.

Me senté en el sofá, rápidamente enfadada. —Bien, no hay mucho

que podamos hacer hoy.

—¿Tienes algún problema en salir bajo la lluvia?

—Cuando son los últimos días de octubre, sí. —Agarré la sábana y la

puse sobre mi regazo—. No voy a salir allá afuera y correr todo el día.

Daemon suspiró. —No podemos esperar, Kat. Baruck está por ahí

afuera y cuanto más esperamos, más peligroso es.

Sabía que tenía razón, pero aún así, ¿correr bajo la fría lluvia y

congelarme el trasero? —¿Qué pasa con Simón? ¿Les comentaste a los

demás sobre él?

—Andrew está echándole un ojo. Ayer tuvo un juego, por lo que la

mayoría parte del rastro desapareció. Es muy débil ahora. Lo que de

alguna manera demuestra que esta idea va a funcionar.

Le eché un vistazo. En lugar de ver la expresión impasible, vi la

mirada de ayer. La expresión en sus ojos antes de que se diera cuenta que

estaba con él en la cama. Mi cuerpo se calentó. Estúpidas, estúpidas

hormonas.

Estiró la mano a su espalda y sacó la cuchilla de obsidiana. —Esto es

otra razón por la que vine.

La obsidiana era de un color negro brillante mientras él la dejaba

sobre la mesa de café. No era de un color rojo brillante como lo había sido

cuando estaba cerca del Arum.

—Quiero que lo lleves contigo, por si las dudas. Ponlo dentro de tu

mochila, bolsa o lo que sea que lleves.

Miré la navaja por un momento. —¿En serio?

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237 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Daemon evitó mi mirada. —Sí, incluso si logramos eliminar la huella,

mantenlo contigo hasta que nos encarguemos de Baruck.

—¿Pero no lo necesitas tú más que yo? ¿Dee?

—No te preocupes por nosotros.

Más fácil decirlo que hacerlo. Me quedé mirando la obsidiana,

preguntándome cómo en el sagrado mundo escondería algo así en mi

bolsa. —¿Crees que Baruck aún está aquí?

—En los alrededores, sí, —afirmó—. El cuarzo de energía desvanece

nuestra presencia, pero él sabe que estamos aquí. Él sabe que yo estoy

aquí.

—¿Piensas que vendrá detrás de ti? —Por alguna razón, mi

estómago se contrajo ante ese pensamiento.

—Maté a dos de sus hermanos y te di la razón para matar al tercero.

—Él estaba totalmente tranquilo discutiendo el hecho de que había un

extraterrestre loco depuesto a matarlo. Él tenía agallas. Me gustaba eso

de él—. Los Arum son vengativos, Kitten. No se detendrá hasta que me

tenga. Y él te utilizará para encontrarme, especialmente porque

regresaste. Ellos han estado en la Tierra lo suficiente como para saber lo

que puede significar. Qué tú serás una debilidad para mí.

—No soy una debilidad. Puedo defenderme.

Él no respondió, pero la intensidad de su mirada me llegó hasta la

médula. Mi seguridad se desmoronó pedazo por pedazo. Para él yo era

una debilidad, y tal vez para Dee, también. El resto de los Luxen también lo

pensaban.

Pero maté a un Arum… mientras estaba de espaldas a mí. No fue

como si hubiese sido un ninja.

—Basta de charla. Tenemos cosas que hacer —dijo mirando a su

alrededor—. No sé qué podamos hacer aquí que pueda hacer una

mínima diferencia. ¿Tal vez saltos de tijera?

Saltos de tijera sin un sujetador no iba a ocurrir. Ignorándolo, abrí mi

portátil sobre la mesa de café y revisé mi última publicación. Filmé un “In

My Mailbox12” después de regresar de su casa, necesitaba la comodidad

de los libros y mi blog para recordar como lo “normal” se sentía. Era corto

ya que sólo había adquirido dos libros. Y yo parecía una mierda. ¿Y qué

demonios me había poseído para hacerme trenzas?

12

Sección en blog dedicados a reseñas que consiste en grabarse a sí mismos mientras muestran sus nuevas adquisiciones literarias.

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238 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—¿Qué estás mirando? —preguntó.

—Nada. —Iba a cerrar la tapa, pero ésta no se movió—. Deja de

usar tus malditos poderes en mi portátil. La vas a romper.

Él arqueó una ceja divertidamente y se sentó a mi lado. Aún no

podía cerrarla. Y el ratón ni siquiera se movía. No podía tan siquiera cerrar

la maldita página web. Inclinándose hacia adelante, Daemon inclinó la

cabeza hacia un lado. —¿Eres tú?

—¿Qué parece? —Susurré.

Una lenta y sensual sonrisa se apoderó de su rostro. —¿Te filmas a ti

misma?

Tomé una respiración lenta y profunda. —Haces que suene como si

estuviera haciendo un show porno o algo así.

Daemon hizo un sonido desde la parte de atrás de su garganta. —

¿Es eso lo que estás haciendo?

—Esa fue una pregunta estúpida. Puedo cerrarla ahora, ¿por favor?

—Quiero verlo.

—¡No! —La idea de que él me mirara toda friki sobre libros que

compré la semana pasada me horrorizaba. No había manera de que él

entendiera.

Daemon me lanzó una mirada de soslayo. Mis ojos se estrecharon

cuando miré la pantalla nuevamente. La flecha pequeña se movió por la

página, haciendo clic en el botón de reproducir.

—Te odio a ti y a tus poderes alienígenas —murmuré.

Unos segundos después, el video comenzó y allí estaba yo, en toda

mi gloria nerd, mostrando libro tras libro delante de la jodida. Mostré

algunos marcadores. Gracias a Dios que no estaba cantando en este

video.

Me senté allí con los brazos cruzados, esperando inevitablemente un

motón de comentarios sabihondos de Daemon. Nunca en mi vida odié

más a Daemon que en esos momentos. Nadie que yo conociera había

prestado atención a mi blog antes. Los libros eran una pasión que

compartía con mis amigos virtuales. No con Daemon. Me frustraba que él

estuviera viendo esto.

El video terminó. En voz baja, dijo: —Incluso en el video brillas.

Con la boca cerrada, asentí. Y esperé.

—Realmente te gustan los libros. —Cuando no respondí, cerró el

portátil sin tocarlo—. Es lindo.

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239 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Mi cabeza se giró hacia él. —¿Lindo?

—Sí, es lindo. Tu entusiasmo —dijo, encogiéndose de hombros—. Es

lindo.

Creo que mi mandíbula golpeó el suelo.

—Pero por muy linda te veas con coletas, no ayudará a desvanecer

la huella en ti. —Se puso de pie y se estiró. Por supuesto, su camisa se tenía

que subir, atrayendo mi mirada—. Tenemos que eliminar ese rastro.

Aún estaba en shock por el hecho de que él no se había burlado de

mí, dejándome con la boca abierta y aturdida. Él acaba de ganarse unos

cuantos puntos extra.

—Entre más pronto desaparezcamos el rastro de ti, menos tiempo

tenemos que estar juntos.

Y allí se fueron los puntos. —Sabes, si no te gusta la idea de estar

cerca de mí, ¿por qué uno de los demás no viene aquí y hace esto?

Realmente preferiría cualquier otro a ti, incluso a Ash.

—Tú no eres su problema. —Sus ojos se encontraron con los míos—. Tú

eres mi problema.

Mi risa fue sarcástica. —No soy tu problema.

—Pero sí lo eres —razonó animosamente—. Si hubiera sido capaz de

convencerte de que te alejaras de Dee, nada de esto hubiera pasado.

Puse los ojos en blanco. —Bien, no sé qué decirte. No hay mucho

que podamos hacer aquí que pueda hacer una diferencia, así que por

qué no contamos el día como perdido y nos ahorramos a ambos el hecho

de tener que respirar el mismo aire.

Él me lanzó una mirada suave.

—Oh, sí, es cierto. Tú no necesitas respirar oxigeno. Mi culpa. —Me

puse de pie, deseando que se fuera de mí casa—. ¿No puedes volver

cuando deje de llover?

—No —Daemon se apoyó contra la pared, cruzando sus brazos—.

Quiero terminar con esto cuanto antes. Preocuparse sobre el Arum y tú no

es divertido, Kitten. Tenemos que hacer algo al respecto ahora. Hay cosas

que podemos hacer.

Apreté mis manos en puños. —¿Cómo qué?

—Bueno, los saltos de tijera por… una hora o así debería funcionar. —

Deslizó su mirada por mi pecho. Algo brilló en sus ojos—. Aunque, tal vez

primero deberías cambiarte.

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240 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

El impulso de cubrirme era fuerte, pero me rehusé. No me iba a

acobardar frente a él. —No saltaré por una hora.

—Entonces podrías correr por la casa, subiendo y bajando las

escaleras. —Hizo una pausa y su sonrisa malvadamente petulante creció

cuando sus ojos se encontraron con los míos—. Podemos tener sexo. He

oído que eso consume mucha energía.

Mi boca se abrió. Una parte de mí deseaba reírse en su cara. Había

una parte de mí ofendida por sugerir algo tan ridículo, pero también había

otra parte a la que le gustó la idea. Lo que era tan, tan malo que no era

divertido.

Daemon esperó.

—Eso no sucederá ni en un millón de años, amigo. —Di un paso

adelante, apuntándolo con el dedo—. Ni aunque fueras el último, espera,

ni siquiera puedo decir que el último hombre sobre la faz de la Tierra.

—Kitten —murmuró perezosamente. Una clara advertencia en sus

ojos.

Lo ignoré. —Ni aunque fueras lo último que parece ser humano sobre

la faz de esta Tierra. ¿Entendiste? ¿Capiche?

Daemon ladeó la cabeza hacia un lado, y varios rizos de pelo

cayeron sobre su frente. Daemon sonrió, una cantidad de peligro en la

línea de su sonrisa, pero yo estaba en una buena racha.

—Ni siquiera estoy atraída a ti. —Mentira. ¡Ding! ¡Ding! Mentira—. Ni

siquiera un poco. Eres, eres…

Daemon estaba frente a mí en un abrir y cerrar de ojos, a un

centímetro de mi cara. —¿Soy un qué?

—Ignorante —le dije dando un paso atrás.

—¿Y? —Avanzó hacia mí.

—Arrogante. Controlador. —Di otro paso atrás, pero él aún estaba en

mi burbuja personal y algo más—. Y eres… eres un cabrón.

—Oh, vamos, sé que puedes hacerlo mejor, Kitten. —Habló en voz

baja mientras avanzaba hacia mi dirección. Apenas lo oía ante la fuerte

lluvia y el latido de mi corazón—. Porque realmente dudo que no te sientas

atraída a mí.

Forcé una risa. —No me atraes para nada.

Un paso más de Daemon hacia adelante y mi espalda estaba

contra la pared. —Estás mintiendo.

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241 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Y eres demasiado confiado. —Respiré, pero todo lo que olí fue a él

y eso hizo cosas raras en mi estómago—. Sabes, toda esa arrogancia que

mencioné antes. No es atractivo.

Daemon puso sus manos en cada lado de mi cabeza y se inclinó.

Una lámpara estaba a un lado y la TV por el otro. Estaba atrapada. Y

cuando él habló, su aliento bailó sobre mis labios. —Cada vez que mientes,

tus mejillas se sonrojan.

—Nuh-uh. —No era lo más inteligente que podría haber dicho, pero

fue lo mejor que se me ocurrió.

Sus manos se deslizaron por la pared, deteniéndose a un lado de mis

caderas. —Apuesto a que piensas en mi todo el tiempo. Sin parar.

—Estás loco. —Presioné mi espalda contra la pared, dejando

escapar mi respiración.

—Probablemente sueñas conmigo. —Su mirada se movió a mi boca.

Separé mis labios—. Apuesto a que escribes mí nombre dentro de un

corazón una y otra vez en todos tus cuadernos.

Me reí. —En tus sueños, Daemon. Tú eres la última persona en el que

pensa…

Daemon me besó.

No hubo un momento de vacilación. Tenía su boca en la mía y dejé

de respirar. Se estremeció e hizo un sonido desde atrás de su garganta;

mitad gruñido, mitad gemido. Pequeños estremecimientos de placer y

pánico se dispararon a través de mí cuando él profundizó el beso,

separando mis labios. Dejé de pensar. Me alejé de la pared, acortando la

pequeña distancia entre nosotros, presionando mi cuerpo contra él,

hundiendo mis dedos en su cabello. Era suave, sedoso. Aún cuando nada

de él se sentía de esa manera. Regresé a la vida, mi corazón estaba a

punto de estallar. El torrente de sensaciones arrastrándose por mi cuerpo

era enloquecedor. Espeluznante. Apasionante.

Sus manos estaban en mis caderas y me levantó como si estuviera

hecha de aire. Mis piernas envolvieron su cintura, y nos movimos hacia la

derecha, golpeando la lámpara. Se vino abajo, pero no me importó. Una

luz se encendió en algún lugar de la casa. El televisor se encendió y se

apagó, una y otra vez. Nuestros labios permanecían sellados. Era como si

no pudiéramos conseguir suficiente el uno del otro. Estábamos

devorándonos uno al otro, ahogándonos en nuestro aliento.

Habíamos estado esperando y deseando esto por tanto tiempo, y,

¡Dios, sí que valió pena la espera! Y quería más, deseaba más.

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242 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Deslizando mis manos, tiré de su camisa, pero estaba atrapada entre

mis piernas. Me removí hasta que mis pies tocaron el suelo. Entonces, tomé

su camisa y tiré de ella hacia arriba. Daemon se separó lo suficiente para

quitársela y echarla a un lado.

Sus manos se movieron alrededor de mi cabeza, tirando de mí a su

boca. Se oyó un crujido en la casa. Una fisura de electricidad atravesó por

la habitación. Algo olía a quemado. Pero no me importaba. Nos

estábamos trasladando hacia atrás. Sus manos se movían hacia abajo, por

debajo de mi camisa, sus dedos acariciando mi piel, enviando un torrente

de sangre a cada rincón de mi cuerpo. Y mis manos siguieron su camino.

Su estómago era duro y ondulado en todos los lugares indicados.

Y luego mi camisa le siguió a la suya en el suelo. Piel contra piel. Él

zumbaba, lleno de poder. Recorrí mis dedos por su pecho hasta llegar al

botón de sus pantalones. Mis piernas golpearon en el sofá y ambos caímos

sobre él, una maraña de piernas y manos explorando el uno al otro.

Nuestras caderas se moldeaban juntas y nos movimos al unísono. Creo que

susurré su nombre, y después sus brazos se envolvieron alrededor de mí,

apretándome contra su pecho y sus manos se deslizaron entre mis piernas.

Y yo estaba ahogándome en las crudas sensaciones.

—Tan hermosa —murmuró contra mis labios hinchados. Y entonces

me besó de nuevo. De ese tipo de besos que dejaban muy poco espacio

para pensar o reflexionar. Sólo había deseo y ganas de más. Eso fue todo.

Envolví mis piernas alrededor de sus caderas, tirando de él más cerca,

diciéndole lo que quería con mis suaves gemidos.

Nuestros besos disminuyeron, llegando a ser tiernos e infinitamente

más. Era como si nos estuviéramos preparando para llegar a conocernos a

un nivel más íntimo. Estaba sin aliento y aturdida, sin estar preparada para

todo esto, pero mí cuerpo deseaba algo más que besos y caricias—más

de él. Y sabía que él también lo hacía. Su poderoso cuerpo temblaba al

igual que el mío. Era fácil de perderse en él, perderse en esta conexión

entre nosotros. El mundo —el universo— dejó de existir.

Y después Daemon se detuvo, su respiración áspera y jadeante,

levantando su cabeza. Mis ojos se abrieron lentamente, deslumbrados. Sus

pupilas eran blancas, brillando desde el interior.

Daemon respiró hondo. Una eternidad pareció pasar mientras me

observaba, sus ojos muy abiertos, y luego retomó su control. La luz se

apagó. Su mandíbula se endureció. Una máscara se deslizó por su rostro.

La sonrisa arrogante que tanto odiaba apareció en una esquina de sus

labios hinchados. —Ya casi no brillas.

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243 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

27

Traducido por Annaiss

Corregido por Melii

diaba a Daemon Black—si es que ese era su nombre—con

una fuerza que igualaba la energía de mil soles. Ya casi no

brillas. Él se fue después de eso, agarrando su camisa del suelo

y saliendo de mi casa.

Ese hijo de puta quemó mi portátil.

Eso era lo que olía a quemado. Resulta que su extraño mojo tenía un

efecto importante en las luces y electrodomésticos. Ahora tenía que usar

las computadoras de la escuela para actualizar mi blog. Ugh. Y además,

después del episodio en el sofá, duré una hora remplazando las bombillas

por toda la casa. Por suerte, la televisión no se había frito.

Pero mi cerebro sí. ¿Qué diablos estaba pensando? ¿Haciendo?

Tenía que haber sido el argumento entre nosotros. Esa era la única

explicación de por qué comenzamos a besarnos. Y él no estaba tan

inafectado como pretendía. Nadie podría fingir eso.

Lo odiaba.

No sólo por el hecho de que me había probado de ser una

mentirosa, o que ahora tenía que esperar hasta mi cumpleaños para un

nuevo ordenador portátil, o el hecho que Dee sospechaba el cómo mi luz

había desaparecido, pero lo odiaba por lo que me hacía sentir, por

hacerme admitirlo en voz alta.

Y si me codeaba en la espalda con ese jodido bolígrafo una vez

más, yo misma lo tiraría delante de un Arum.

Mi celular sonó en mi mochila mientras me dirigía hacia mi coche,

agachada para evitar el viento implacable de las Rocks. Sin mirar, sabía

que era un texto de Simón. Durante la última semana había estado

enviándome mensajes de texto disculpándose una y otra vez. No se

atrevía a dirigirme la palabra en clase o en público, mucho menos con la

amenaza de Daemon colgando sobre su espalda. No lo perdonaría

O

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244 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

pronto. Borracho o no, no era una excusa por ser un jodido idiota que no

entendía la palabra “no.”

—¡Katy!

Salté ante el sonido de la voz de Dee. Reajustando mi bolso, me volví

y esperé.

Como siempre, Dee estaba increíblemente hermosa. Hoy se había

puesto jeans oscuros y un jersey ligero. Con su cabello negro sedoso y sus

ojos brillantes, ella era impresionante. Su sonrisa era amplia y amable, pero

se desvaneció rápidamente mientras se acercaba.

—Hola, pensé que no te ibas a detener, —dijo.

—Lo siento. Estaba perdida en mis pensamientos. —Empecé a

caminar de nuevo, mi mirada en mi coche—. ¿Qué pasa?

Dee se aclaró la garganta. —¿Estás evitándome, Katy?

Había estado evitando a todos, lo que era difícil. Vivían al lado.

Estaban en mis clases. Se sentaban conmigo en el almuerzo. Y extrañaba a

Dee. —No.

—En serio, porque no has charlado mucho desde el sábado, —

señalo—. El lunes ni siquiera te sentaste con nosotros en el almuerzo,

alegando que tenía que estudiar para un examen. Ayer, creo que no me

dirigiste ni dos palabras.

Mis entrañas se revolvieron de culpa. —He estado… ocupada.

—Es demasiado, ¿no? ¿Lo qué somos? —Su voz era pequeña e

infantil—. Tenía miedo de que esto sucediera. Somos unos bichos raros.

—No son raros, —le dije, lo cual era verdad—. Ustedes son… más

humanos de lo que ustedes creen.

Dee parecía aliviada al oír eso. Se acercó a mí. —Los chicos, ellos

aún siguen buscando a Baruck.

La esquivé y abrí la puerta de mi coche. La navaja de obsidiana

rebotaba en el compartimiento en el lado de la puerta. Llevándola en la

mochila me hacía sentir como si en cualquier momento fuera a herir a un

estudiante o algo así. Así que la dejé en el auto. —Eso es bueno.

Ella asintió. —Los chicos seguirán buscando y se mantendrán listos a

cualquier cosa, y además Simón y tú apenas tienen el rastro en ustedes. —

Dee hizo una pausa—. A lo que aún me gustaría saber cómo ocurrió tan

rápidamente.

Se me revolvió el estómago. —Uh, sí, hubo mucha... actividad física.

Sus cejas se elevaron. —Katy…

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245 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—De todos modos, —dije rápidamente—. Eso es genial, el rastro

desvaneciéndose de Simón, especialmente porque él no tiene idea de

nada de esto, así que estoy feliz.

—Estás diciendo incoherencias. —dijo ella, sonriendo.

—Sep, algo así.

—Entonces, ¿Qué vas a hacer mañana? —Preguntó, esperanzada—.

Es sábado y Halloween. Pensé que tal vez podríamos alquilar algunas

películas de terror.

Negué con la cabeza. —Le prometí a Lesa que repartiría dulces con

ella. Ella vive en una subdivisión, así que… —Una expresión de dolor cruzó

por la cara de Dee. ¿Qué estaba haciendo? ¿Evitando a una amiga

porque su hermano era un patán? Esa no era yo—. Pero puedo ir después,

¿y podemos ver películas si quieres?

—¿Tú quieres? —Susurró.

Inclinándome, abracé sus delgados hombros. —Por supuesto que

quiero. Sólo asegúrate de comprar toneladas de palomitas de maíz y

dulces. Esos son un requerimiento.

Dee me abrazó de vuelta. —Eso sí lo puedo hacer.

Me retiré con una sonrisa. —De acuerdo. Nos vemos mañana por la

noche, ¿entonces?

—Espera. —Me tomó del brazo, sus dedos fríos—. ¿Qué sucedió entre

Daemon y tú?

Mantuve mi cara en blanco. —No pasó nada, Dee.

Sus ojos se estrecharon. —Yo sé más de esto que tu, Katy. Debiste

haber estado corriendo mucho tiempo para eliminar la mayor parte del

rastro en una sola tarde.

—Dee…

—Y Daemon ha estado más gruñón de lo normal. Algo pasó entre

ustedes dos. —Se apartó el pelo de la cara, pero sus rizos se deslizaron

enseguida—. Sé que tú me dijiste que no sucedió nada entre ustedes

aquella vez, pero…

—En serio, no sucedió nada. Lo prometo. —Me metí en el coche,

forzando una sonrisa—. Te veré mañana por la noche.

Ella no me creía. Diablos, tampoco yo lo creía, ¿pero que podía

decir? Admitir que algo pasó entre Daemon y yo no era algo que quisiera

compartir con su hermana.

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246 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Cada Halloween extrañaba ser un niño, disfrazarme y comer

toneladas de caramelos. Lo único que hoy en día llegaba a hacer era…

comer las toneladas de dulce. Lo que no estaba mal del todo.

Lesa rió cuando saqué otra caja de Nerds. —¿Qué? —Le di un

codazo—. Amo estas cosas.

—Y las mini barras de chocolate, Kit Kats, goma de mascar,

Starbursts…

—¡Mira quién habla! —Hice un gesto al montón de envolturas en las

escaleras a un lado de sus pies—. Eres un monstro como dulces.

Nos detuvimos cuando un niño pequeño arrastró los pies por las

escaleras, vestido como un integrante de Kiss. Una elección extraña.

—¡Dulce o Truco! —Exclamó el niño.

Lesa le dio varios dulces. —Tú no estás aquí por los niños, —dijo ella,

mirando al niño correr de nuevo junto a sus padres.

Metí un pedazo de dulce en la boca. —¿Qué te dio esa idea?

—¿Crees que ese niño era lindo? —Lesa retiró el tazón de dulces lejos

de mí.

Me encogí de hombros. —Supongo que sí. Quiero decir, él olía a…

No sé. Niño.

Lesa se echó a reír. —¿Te gustan los niños?

—Los niños me dan miedo. —Una momia y un vampiro se acercaron

a nosotros. Lesa revoloteó sobre ellos hasta que salieron corriendo—. Sobre

todo los más pequeños, —continué, frunciendo el ceño cuando vi que

todos los Nerds se habían terminado—. Hablan si parar y esas cosas, y no

tengo idea de lo que están diciendo, pero tu hermano pequeño es lindo.

—Mi hermano pequeño se hace popo.

Me reí. —Bueno, tal vez es porque, tiene como, ¿un año?

—No importa, es igual de asqueroso. —Le dio unos cuantos

caramelos a un vaquero con una flecha en la cabeza. Dulce—. ¿Cuál es

tu asunto?

—¿Mi asunto? —Como un ninja, mi mano salió disparada y tomó un

rollo de Smarties—. No tengo ningún asunto.

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247 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Eres tan obvia. —Estaba tan oscuro que no podía ver sus ojos. Su

vecindario no creía en las farolas—. Has estado deprimida, al igual que

todas las chicas en los libros que he leído, toda la semana.

Puse mis ojos en blanco. —No es cierto.

Ella me dio un codazo en la rodilla. —No le has dirigido la palabra a

nadie, especialmente a Dee. Y eso es raro, ustedes son como uña y mugre.

—Aún lo somos. —Suspiré, entrecerrando mis ojos en la oscuridad. Las

figuras de los padres y sus hijos caminaban por el lado de las calles—. No

estoy enojada con ella ni nada. Iré a su casa después de aquí.

Lesa acunó el tazón. —¿Pero?

—Pero algo sucedió con su hermano, —le dije, cediendo a la

necesidad de contárselo a alguien.

—¡Lo sabía! —Gritó—. ¡Oh, Dios mío, tienes que decírmelo todo! ¿Se

besaron? Espera. ¿Tuvieron relaciones sexuales?

Un padre de un hada le lanzó una mirada de desprecio mientras

alejaba a su hija del porche de Lesa.

—Lesa, en serio, relájate.

—Como quieras. Tienes que decírmelo todo. Te odiaré para siempre

si lo hicieron, pero no me digas. ¿Cómo huele?

—¿Cómo huele? —Arrugué la nariz.

—Tú sabes, él parece que huele bien.

—Oh. —Cerré mis ojos—. Sí, huele bien.

Lesa suspiró soñadoramente. —Detalles. Ahora.

—No llegó a tanto. —Recogí una hoja del suelo, haciéndola volar.

Mis labios hormiguearon, recordando el beso—. Fue a casa el domingo

pasado y nos besamos.

—¿Eso es todo? —Ella sonaba decepcionada.

—No dormí con él. Por Dios. Pero… sí fue demasiado fuerte. —Dejé la

hoja y me pasé una mano por el pelo—. Estábamos discutiendo y al

momento siguiente, ¡BAM! Estábamos el uno sobre el otro.

—Carajo, eso es... ardiente.

Suspiré. —Sí, algo así. Pero luego él se marchó abruptamente.

—Por supuesto, porque ustedes tienen esta pasión ardientemente

explosiva y él no pudo aguantar el calor.

Le di una mirada burlona. —No tenemos nada.

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248 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Lesa no me hizo caso. —Me preguntaba cuánto tiempo iban a durar

antagonizándose entre sí.

—No lo antagonizo, —murmuré.

—¿Qué es lo que siempre están discutiendo?

¿Cómo podía explicarle? ¿Qué sólo nos habíamos incitado

mutuamente a hacer algo porque le dije que no me sentía atraída a él y

que él tenía que eliminar el rastro? Sep, eso nunca sucedería.

—¿Katy?

—No creo que haya sido su intención darme un beso, —dije

finalmente.

—¿Qué? ¿Se resbaló y cayó en tu boca? Esas cosas son comunes en

suceder.

Me reí. —No. Es sólo que él parecía molesto después de eso. No, él

estaba enojado.

—¿Le mordiste la lengua o algo? —Lesa echó su cabello hacia atrás,

su ceño fruncido—. Tiene que haber una razón para que se molestara.

Dado a que estaba oscureciendo y los niños cada vez eran menos,

tomé el tazón de sus manos y comencé a buscar entre las sobras. —No sé.

Me refiero a que no hemos hablado de ello. Él literalmente se fue después

y todo lo que ha hecho es codearme con su pluma.

—Probablemente porque quiere codearte con otra cosa, —dijo

secamente.

Mis ojos se desorbitaron. —No puedo creer que hayas dicho eso.

—Lo que sea. —Agitó su mano en el aire—. Él no regresó con Ash,

¿no? Es decir, esos dos son…

—Sí y no, lo sé. No lo creo. No importa. —Abrí un caramelo. A este

paso, me iría rodando del porche de Lesa—. Es sólo que…

—Te gusta, —terminó por mí.

Me encogí de hombros, tomando una barra de Snickers. ¿Me

gustaba? Tal vez. ¿Estaba atraída a él? Obviamente. Había estado a

segundos de estar con el trasero de fuera con él.

—Es la cosa más loca. Nadie en este planeta me molesta más que él,

pero… ¡Ah, no quiero hablar de esto! —Cogí una bolsita de Skittles—. De

todas maneras, ¿Cómo van las cosas con Chad?

—Estás cambiando el tema. No me estás engañando.

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249 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Sin levantar la vista, hurgué en el tazón. —Salieron ayer por la noche,

¿verdad? ¿Te besó? ¿Huele bien?

—En realidad, Chad huele bien. Creo que usa la nueva versión de

Old Spice. No del tipo que mi padre usa, porque eso sería desagradable.

Me eché a reír. Charlamos por un rato más y luego me fui a casa.

Dee tenía toda la casa adornada con calabazas talladas que no estaban

allí antes. Ella me llevó adentro, un olor extraño en el aire.

—¿Qué es eso? —Arrugué mi nariz.

—Estoy horneando semillas de calabaza, —exclamó—. ¿Las has

probado?

Negué con la cabeza. —No. ¿Cómo saben?

—Igual que una calabaza.

Y, por supuesto, ella en verdad las estaba cocinando. Las semillas

estaban en una bandeja para hornear, pero eran las manos de Dee las

que las horneaban y no la estufa. El interior de la calabaza estaba

esparcido por toda la mesa cubierta de periódicos.

—Pediré prestadas tus manos durante el invierno, cuando el hielo

haya congelado mi parabrisas.

Dee sonrió. —No tengo ninguna objeción con eso.

Sonriendo, me deslicé a la pila de películas sobre el mostrador. Leí los

títulos, echándome a reír. —Oh, Dios mío, Dee estas películas son

impresionantes.

—Pensé que te gustaría la combinación de Scream y Scary Movie. —

Movió sus manos sobre la bandeja. Las semillas se estallaron y saltaron. El

olor a canela llenó el aire—. Dejaremos las películas de Halloween hasta

más tarde.

Miré hacia la puerta. —Umm, ¿está Daemon aquí?

—No. —Ella agarró la bandeja, vaciando las semillas en una bola

decorada con murciélagos y calaveras—. Está fuera con los chicos,

tratando de que Baruck los enfrente.

Llevando nuestros bocadillos y películas a la sala de estar, pensé en

lo que dijo. —¿Están intencionalmente tratando de que Baruck los

enfrente? ¿Quieren luchar contra él?

Un DVD voló de la pila a su mano. Ella asintió con la cabeza. —No te

preocupes. Daemon y Adam están revisando en la ciudad. Matthew y

Andrew están verificando los alrededores. Van a estar bien.

La inquietud me revolvió el estómago. —¿Estás segura?

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250 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Dee sonrió. —Esta no es la primera vez que hacen algo como esto.

Saben lo que están haciendo. Todo estará bien.

Sentándome en el sofá, intenté no preocuparme. Era realmente

difícil, especialmente porque yo había visto la mirada en los ojos de Baruck.

Dee se acomodó a mi lado y probé unas cuantas semillas de calabaza. No

estaban mal. Estábamos a la mitad de la película de Scream cuando su

móvil sonó.

Levantando su mano, Dee lo encendió y el celular voló de la mesa y

cayó en su mano. Respondió con los ojos en blanco. —Más vale que esto

sea importante, Daemon, porque… —Sus ojos se abrieron como platos. Se

puso de pie, apretando su mano libre—. ¿Qué quieres decir? —Mi

estómago se contrajo cuando la vi rodear la mesa de café—. Katy está

conmigo, ¡pero su rastro es casi imperceptible! —Hizo una pausa y luego su

rostro palideció—. Está bien. Ten cuidado. Te amo.

Tan pronto como arrojó el teléfono en el sillón, me puse de pie. —

¿Qué está pasando?

Dee me enfrentó. —Vieron a Baruck. Se dirige hacia aquí.

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Traducido por EffyLove

Corregido por Melii

or supuesto que eso no significaba que iba a venir justo aquí,

pero si había una posibilidad —una gran posibilidad —de que

él lo hiciera. Suficiente como para que Dee anduviera por la

sala como un tigre enjaulado. Ella no tenía miedo, pero estaba lista para

dar batalla.

—Si Baruck viene aquí, ¿Puedes pelear con él? —pregunté.

Dee me dio una mirada dura. Ella era una persona totalmente

diferente, parecía una ruda princesa guerrera. ¿Cómo es que nunca vi

este lado de ella?

—No soy tan rápida ni tan poderosa como Daemon, pero si puedo

detenerlo por mi propia cuenta hasta que Daemon llegue. —Mi estómago

cayó. Detenerlo por su cuenta no era suficiente. ¿Qué pasaba si Daemon

no llegaba aquí a tiempo? Dee se detuvo frente a la ventana, sus

delgados hombros se cuadraron. Me golpeó de una vez. Todo por lo que

Daemon había estado preocupado se estaba volviendo realidad. Yo era

una debilidad —una responsabilidad para Dee. Yo no podía— no dejaría

que eso pasara.

—¿Es mi rastro lo suficientemente fuerte para que él me vea dentro

de tu casa?

Ella se detuvo. —No realmente.

—¿Qué hay del camino principal? ¿El bosque?

Hubo otra pausa. —No lo sé, Katy, pero lo detendré antes de que

llegué a ti.

—No. Tengo una idea. —Caminé hacía adelante, casi chocando

con el estante de películas—. Es algo loco, pero podría funcionar.

Sus ojos se entrecerraron. —¿Qué?

P

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252 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Si tú haces mi rastro más fuerte, puedo definitivamente guiarlo

lejos de aquí. No vendrá aquí y Daemon…

—Absolutamente no —dijo, dando vueltas a mi alrededor—. ¿Estás

loca?

—Tal vez —dije mordiendo mi labio—. ¡Mira, es mejor que sentarte

aquí conmigo cuando yo muy bien podría guiarlo justo a tu casa! ¡Y

entonces ellos sabrían dónde viven! ¿Entonces qué? Nunca estarás a salvo,

necesito llevarlos lejos de tu casa.

—No. —Dee negó con la cabeza—. No puedo hacer eso. Puedo

pelear…

—¡No hay nada más que puedas hacer! Yo no puedo luchar contra

él. ¿Qué pasa si se escapa? ¿Qué tal si les dice a los otros dónde vives? —

Las palabras de Daemon vinieron a mí.

Tú serás una debilidad para mí. Excepto que no estaba siendo su

debilidad. Estaba siendo la de Dee. No podía vivir con eso.

—Y yo seré una responsabilidad. Baruck lo sabrá. Tú tienes que

quedarte aquí. Si Baruck nos encuentra juntas me usará para destruirte. El

mejor plan es atraer a los Arum lejos y dejar que los chicos me encuentren

en el campo y lo destruyan juntos.

—Katy…

—¡No tomaré un no como respuesta! ¡No tenemos mucho tiempo! —

Me moví hacía la puerta, tomando mis llaves y el celular—. Ilumíname. Haz

esa cosa loca de las bolas de luz. Parece que eso funciono la última vez.

Yo iré... ¡Iré a dónde fue la fiesta en el campo! Dile a Daemon que es ahí

donde iré. —Cuando ella se quedó ahí, solo mirándome, grité—: ¡Hazlo!

—Esto es una locura. —Dee negó con la cabeza, pero ella dio un

paso hacia atrás, balbuceando. Un segundo después tomo su verdadera

forma, su hermosa silueta se lleno de luz. Esto es una locura, su voz susurro

en mis pensamientos.

Deje de pensar. —¡Apúrate!

Dos bolas de luz chisporroteantes se formaron en sus ante brazos.

Ellas se dispararon alrededor de la habitación, haciendo que explotara la

TV y las luces, termino por rebotar en las paredes si hacerles ningún daño.

Los vellos de mi cuerpo se levantaron por la estática en el aire.

—¿Estoy brillando?

Como el sol.

Bien, esto funcionó. Tomando una respiración profunda, asentí. —

Llama a Daemon y dile a dónde iré.

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253 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Ten cuidado. Por favor. Las luces comenzaron a desvanecerse.

—Tú también. —Me di la vuelta y me apresuré a salir de la casa

hacía mi auto antes de que pudiera pensar dos veces lo que estaba a

punto de hacer.

Porque era una absoluta locura —la cosa más loca que jamás había

hecho.

Más que conocer a un actor, más aterrador que pedir una entrevista

con el autor de un libro favorito o ir a almorzar con él, más estúpido que

besar a Daemon.

Pero esto era todo lo que podía hacer.

Mis manos estaban temblando cuando metí las llaves en el contacto

y salí de la calzada, perdiendo de vista el Volkswagen de Dee, aceleré,

haciendo ruido en la calle principal, estaba apretando el volante como

una abuela pero manejando como si estuviera en una prueba para el

NASCAR.

No dejaba de mirar el espejo retrovisor mientras volaba por la

autopista, esperando encontrar al Arum persiguiéndome. Pero cada vez

que checaba, el camino estaba vació.

¿Tal vez esto no estaba funcionando? Oh Dios, ¿Que si Baruck fue a

la casa y encontró a Dee? Mi corazón subió hasta mi garganta. Esto era

estúpido, una estúpida idea. Mi pie fallo sobre el pedal del acelerador. Por

lo menos él no podrá usarme para llegar a Dee.

Mi celular sonó desde el asiento de pasajero. ¿Número

Desconocido? ¿Ahora? Casi lo ignoraba, pero lo tome de todas maneras y

contesté de todas formas. —¿Hola?

—¿Estas loca?—Daemon me grito por el teléfono. Me encogí—. Esta

debe ser la cosa más estúpida que…

—¡Cállate Daemon!—chillé. Los neumáticos se desviaron un poco

hacia la otra línea—. Está hecho. ¿Vale? ¿Está bien Dee?

—Si, Dee está bien. ¡Pero tú no! Lo perdimos y desde que Dee dijo

que tú brillas como una maldita luna llena ahora, estoy apostando a que él

está justo detrás de ti.

El miedo disparó mi ritmo cardíaco. —Bueno, ese era el plan.

—Juro por cualquier estrella en el cielo, que voy a estrangularte

cuando tenga mis manos sobre ti. —Daemon se detuvo, su respiración

pesada en el teléfono—. ¿Dónde estás?

Mire por la ventana. —Estoy casi en el campo. No lo veo.

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254 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

—Claro que no lo ves. —sonaba disgustado—. Él está hecho de

sombras… de la noche, Kat. No lo verás hasta que él lo quiera.

Oh. Bien. Mierda.

—No puedo creer que hayas hecho esto. —dijo él.

Mi temperamento bajo el miedo. —¡No empieces conmigo! Tú dijiste

que era una debilidad. Y era una responsabilidad para Dee. ¿Qué pasa si

él llegaba ahí? Tú dijiste que él me usaría en contra de ella. ¡Esto era lo

mejor que podía hacer! ¡Así que deja de ser un maldito idiota! —Hubo tal

brecha de silencio que pensé que me había colgado, pero cuando él

hablo, su voz era tensa.

—No quería decir que tu hicieras esto, Kat. Nunca que hicieras algo

como esto.

Su voz envió escalofríos por mi cuerpo. Mis ojos veían las sombras

borrosas de los arboles. Tome una respiración profunda pero se quedo

atascada. —Tú no me hiciste hacer esto.

—Sí, lo hice.

—Daemon…

—Lo siento, no te quiero lastimada, Kat. No puedo—no puedo vivir

con eso.

Otra brecha de silencio pasó mientras sus palabras se hundían en mí

y luego agregó: —Quédate en el teléfono, voy a encontrar un lugar para

dejar el auto y luego te encontraré ahí. No me tomará más de unos

minutos llegar. No salgas del auto ni nada de eso.

Asentí mientras estacionaba el auto en una parada del campo. La

luna rodaba atrás de las nubes haciendo que todo se pintara de negro. No

podía ver nada.

Un horroroso y enfermo presentimiento se instalo en mi estómago. Me

incliné y alcancé la hoja de obsidiana y la sostuve con fuerza. —De

acuerdo. Tal vez esta no fue la mejor idea.

Daemon soltó una risa dura y corta. —No jodas.

Mis labios temblaron cuando vi por el espejo retrovisor. —Así que,

umm, eso de no vivir con tu…

Había una sombra en la oscuridad... más solida que el resto. Se

movió a través de aire, espeso como el petróleo, cayendo sobre los

árboles, esparciéndose por el suelo. Llegando a la parte trasera del coche.

Mi garganta se secó y mis labios se entre abrieron.

La hoja calentaba mis manos. —¿Daemon?

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—¿Qué?

Mi corazón dio un vuelco. —Yo creo que…

Los seguros automáticos se desactivaron y la puerta del conductor

salió volando. Un grito salió de mí. En un segundo yo estaba sosteniendo el

teléfono y al siguiente estaba volando hacía el piso, mis dedos a punto de

perder el control sobre la hoja. El dolor atravesó mi brazo de un lado

mientras escondía la daga tras de mí.

Levanté mis ojos. Mi vista viajo por unos pantalones negro y los

bordes de una chaqueta de cuero. Un rostro pálido. Una fuerte mandíbula

y un par de lentes oscuros cubriendo sus ojos aunque fuera de noche.

Baruck sonrió. —Nos encontramos de nuevo.

—Mierda. —susurré.

—Dime —dijo él, inclinándose y levantándome por un mechón de

cabello. Su cabeza giro hacía a un lado mientras hablaba, de un lado a

otro como un pájaro—. ¿Dónde está él?

Tragué pesado. —¿Quien?

—¿Vas a jugar a hacerte la tonta conmigo? —Dio un paso hacia

adelante, quitándose sus gafas de sol, deslizándolas dentro de su

chaqueta. Sus ojos eran dos orbes negras—. ¿O todos los humanos son

estúpidos?

Mi pecho subía y bajaba bruscamente. La hoja era solo buena en su

verdadera forma.

Y estaba quemando la piel de mi mano.

—Quiero al que mató a mis hermanos.

Daemon. Mi cuerpo entero estaba temblando. Abrí mi boca pero

nada salió.

—Y tú... tú mataste a uno de ellos, protegiéndolo a él. —Él se detuvo.

Ahí estaba mi oportunidad, pero antes de que me pudiera mover él se

solidifico en frente de mí—. Llévame a él o te haré rogar por la muerte.

Negué con la cabeza, apretando mi mano.

—Vete al diablo.

Se desvaneció, convirtiéndose en una masa de sombras retorcidas y

oscuras. Lanzándose a mis pies, dejo salir un grito digno de una batalla, e

hizo mi brazo torcer.

Mi golpe nunca aterrizó.

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256 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Una mano humeante tomo mi brazo. El toque era helado. Su voz era

un insidioso susurro sobre mis pensamientos, como una serpiente dentro de

mi cabeza. ¿Crees que iba a caer en la trampa? Por favorrr...

Él se retorció. Escuché un crujido antes de sentir el dolor. Mis dedos se

retorcieron y la hoja cayó al suelo, rompiéndose en una docena de

fragmentos como si no fuera más que un frágil cristal, grité cuando una

oleada de dolor paso por a través de mí.

Essoo fuee por mi hermanooo.

Una mano oscura rodeo mi cuello y me levanto hasta que mis pies

no tocaban el suelo. Y estoo ess porquee tú me molessstaas.

Baruck me tiró hacía atrás. Golpeé el suelo y luego me deslicé varios

metros sobre el maíz pisoteado. Aturdida, miré hacia el cielo nocturno

oscuro.

Dime dónde está él.

Jadeando por aire, rodé sobre mis pies levantándome y salí de los

arboles. Corrí.

Sosteniendo mi brazo como protección sobre mi pecho, corrí lo más

rápido que podía, mis tennis golpeando duro contra el suelo, la hierba y las

hojas caídas. No miré hacia atrás. Mirar hacia atrás sería malo. Rompí a

través del bosque, golpeando las ramas bajas. El dejá vu flotó a través de

mi, mientras tropezaba con las raíces expuestas del terreno irregular.

Baruck llegó de la nada, moviéndose en un torbellino de sombras. Él

se solidifico frente a mí, lanzándome. Patiné hasta detenerme, giré

alrededor. Y él estaba ahí, y me tiro al suelo.

—¿Aún no lo has entendido ? —Una cruel sonrisa se formo en sus

pálidos labios—. ¿O quieres correr más?

Me arrastré en la tierra y tragué saliva en cada forzada respiración

que podía. El horror se formo con fuerza sobre mi sentido de control.

Estaba fuera de tiempo.

Baruck arremetió contra mí. Sus brazos no me golpearon, pero su

fuerza me echo hacía atrás y aterricé con un ruido sordo en el piso. El aire

salió de mis pulmones. Pequeñas rocas se clavaron dolorosamente en la

tela de mis jeans.

Él se agachó, hundiendo sus manos en mi cabello y tomándolo en un

puño. Mordí mi labio para detener el llanto que iba a salir mientras me

arrastraba tras él.

Materia alrededor de mis rodillas hizo que se rasguñaran. El dolor

irradió a través de mí, amenazando con consumirme. Estaba segura que

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OBSIDIAN

iba a tirar de cada hebra de mi cabello mientras se rasgaba la piel de mis

rodillas.

Me dio otro doloroso tirón y yo grité.

—Oops. —se detuvo—. Siempre olvido que tan dolorosamente frágil

son los de tu tipo. No quiero accidentalmente arrancar tu cabeza. —Luego

de eso rió de su propio comentario—. No todavía. Por lo menos.

Tomé sus brazos con mi mano buena, tratando de disminuir la fuerza

con la que jalaba, pero no fue de mucha ayuda. Me llevo por el camino

lleno de ramas, raíces y rocas, mis músculos estaban gritando en protesta y

me encorve, comenzando a sentirme mareada y a pocos momentos de

sucumbir al dolor.

—¿Cómo vas haya abajo? —pregunto haciendo conversación.

Baruck jaló abruptamente mi cabeza levantándola. Un dolor agudo se

disparo en mi cuello y espalda—. Vas bien por lo que veo —Él se detuvo, y

sentí la pequeña distancia del suelo.

Estábamos cerca del borde del bosque de nuevo. Se cernió sobre

mí. —Dime dónde está él.

Puse mi mano en el suelo jadeando. —No.

Su bota se levanto, golpeando uno de mis costados. Sabía que algo

se había roto. Algo malditamente malo, porque había algo húmedo y

caliente corriendo por dentro de mí camiseta.

Dime.

Con una mueca de dolor, me encorve. El frió de su verdadera forma

enfriaba mi alma.

Él se acercó. Hay cossass peoress que lo físico, tal vess eso te

motivee.

Baruck me agarró de la garganta de nuevo, levantándome en las

puntas de mis pies.

Él se inclino y rudamente me jalo hacía él. Su rostro estaba a nada

del mío. Consumiendo mi mundo.

Puedo tomarr tu escenciaa; drenarte hasta que tu corazónn se

detengaa. No es nadaa para mí, peroo solo imaginaa el lentoo dolor.

Dime dónde está.

No era valiente, pero no iba a lanzar a Daemon hacía él. Si Baruck lo

derrotaba, iría tras de Dee después. Nunca podré vivir conmigo misma. No

era una persona débil. No era una responsabilidad de ellos.

No dije nada.

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258 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Se echó hacia atrás y metió su mano en mi cintura. Podía sentirlo —

su oscura mano dentro de mí, volviendo cada célula fría. El pequeño

espacio de aire entre nosotros se estrecho. El aire en mis pulmones salió

rápida y dolorosamente.

Y solo así, no pude respirar más.

Mis pulmones se cerraron mientras el continuaba respirando mi aire.

El ardor en mi garganta y pulmones se convirtió rápidamente a un fuego

abrasador mientras un dolor agudo irradio a lo largo de todo mi cuerpo.

Cada célula en mi cuerpo grito. Rogando por alivio, y en protesta mi

corazón latió de manera irregular. No era el preciado oxigeno lo que él me

estaba robando, si no la energía que me mantenía viva. Estaba perdiendo

rápidamente la fuerza, y el pánico que estaba consumiéndome no me

estaba ayudando. Mis manos estaban entumecidas y mi buen brazo

colgaba a mi lado. Todo se hizo lento y el dolor bajo un poco. Vagamente

sentí la mano dejar mi garganta, pero no me podía mover. Sus poderes me

tenían atrapada a él mientras se alimentaba.

Él dijo algo, pero no podía distinguir las palabras. Estaba tan

cansada, tan pesada, y solo el fiero dolor en la boca de mi estómago

evitaba que desfalleciera. Mis ojos se estaban cerrando según su acuerdo,

y lo sentí tomar otra inhalación profunda y el dolor apareció de nuevo.

Algo se rompió dentro de mí, como una cuerda estirada hasta

hacerla demasiado delgada. Lo partió y retrocedió a una velocidad

implacable. Un destello de luz brillante azul exploto tras mis ojos cerrados, y

quede momentáneamente ciega. Un sonido rugiente invadió mis oídos. La

muerte había llegado por mí.

La muerte parecía dolorosa, con furia y desesperada. No era

pacifica. Pensé que no era justo. Después de todo lo que había pasado,

¿No podría la muerte recibirme con brazos cálidos y visiones de mi padre

esperando por mí?

Sin calidez, una figura choco contra nosotros y me mando en una

espiral hacía el piso contra un montón de tierra desordenada. Con intenso

esfuerzo, abrí los ojos y lo vi agazapado como un animal delante de mí.

Daemon gruño con furia mientras se levantaba, quedando frente a

mí como un ángel vengador, envuelto en luz.

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Traducido por EffyLove

Corregido por Melii

a risa molesta y enloquecida de Baruck hizo eco alrededor de

mi cráneo. —¿Has venido a morir con ella? Perfecto. Esto lo

hace mucho más sencillo, porque creo que la he roto.

La sombra de Daemon seguía los salvajes movimientos de Baruck,

desvaneciéndose y tomando su forma real—la forma en la que él podría

ser asesinado.

—Tiene buen sabor, también. Diferente de alguna manera —se

burló—. No como Luxen, pero valió de pena al final.

Lanzándose contra Baruck, Daemon se lanzó a si mismo varios

metros de distancia con una poderosa explosión de luz con su brazo

extendido. —Voy a matarte.

Baruck rodó sobre su espalda, casi ahogándose con su risa.

—¿Crees que puedes conmigo, Luxen? He devorado algunos más

fuertes que tú.

Daemon aulló con coraje, la ira ahogo cualquier cosa que Baruck

podría haber dicho, envió otra ráfaga de luz hacía él. Sentí el suelo debajo

de mí temblar, me las arregle para levantarme sobre mis codos. Cada

movimiento, no importa cual pequeño, enviaba un dolor agudo a través

de mí, podía sentir mi corazón luchar. Rayos de luz danzaban en la

oscuridad del Arum. Ellos intercambiaban golpes, sin tocarse.

Brillantes bolas naranjas de fuego se formaban en las puntas de los

dedos de Daemon. Ellas se dispararon a través de Baruck, serpenteando

hasta chocar contra los arboles. El mundo se convirtió en color ámbar y

oro.

El calor me golpeó, brasas en el aire, flotaron antes de mandarme de

nuevo al suelo.

Cada golpe hizo la tierra temblar, dejándome de nuevo en el suelo,

cayendo de bruces en la hierba húmeda con un gruñido, me levanté, vi un

L

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rayo de luz moviéndose por el campo, como si fuera una estrella fugaz,

pero a través del suelo con una velocidad vertiginosa.

La luz se disparó entre Daemon y Baruck, serpenteando hasta

alcanzarme.

Manos cálidas tomaron mis hombros y me levantaron. —Katy, habla

conmigo —rogó Dee—. ¡Por favor háblame!

Nada paso cuando traté de hablar. Ninguna palabra salió.

—Oh, mi Dios. —Dee estaba llorando, sus lágrimas caían de su

hermoso rostro y aterrizando en mi pecho en silencio.

Me jalo a sus delgados brazos mientras gritaba por su gemelo.

Daemon se apartó de la batalla, al mismo tiempo que Baruck lo hizo.

En un pestañeo un rayo de oscuridad se disparó directamente hacía

nosotros, golpeando a Dee en la espalda. Ella gritó de dolor y cayó en sus

rodillas. Miro hacia arriba, sus ojos brillando en un blanco intenso.

Se levantó en cuclillas, su forma humana borrosa envuelta en luz

brillante.

Daemon devolvió el golpe con más fuerza y retumbo en el suelo.

Baruck esquivo el ataque de Daemon y fue después hacía Dee que

gritando con furia, se abalanzó contra Baruck.

Él la agarró de nuevo. Por un segundo la oscuridad la trago, luego

ella se derrumbo en el suelo retorciéndose. Daemon fue hacía Baruck,

tacleándolo y tirándolo al suelo en un ataque que fue tan potente que

ilumino todo alrededor. De las ramas se sacudieron las hojas secas, como

una lluvia macabra y muerta que cayó al suelo. El aire estaba cargado de

poder.

Lo sentía en mis huesos. Gruñendo. Me levanté en mis pies y tome un

respiro. No iba a morirme de esta manera. Mis amigos no iban a terminar

de esta manera.

Dee estaba de pie, balanceándose de un lado a otro. Sangre salía

de su nariz.

Ella sacudió la cabeza, se tambaleó y camino hacia adelante.

Vi lo que iba a ocurrir continuación a través de una vista muy

estrecha. Las cosas parecían pasar en cámara lenta, me apresuré hacía

adelante, Daemon miro sobre su hombro a su hermana. Baruck saco su

brazo hacía atrás, preparándose para otro ataque. La imagen del árbol

partiéndose a la mitad paso como un flash frente a mí.

Corriendo hacia adelante, choque contra la luz que era Dee en el

momento en que Baruck libero la explosión de energía. La oscuridad me

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261 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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rodeó, y escuche un grito —un grito penetrante que no era mío. Y luego

estaba volando —realmente volando. El cielo daba vueltas, estrellas y

oscuridad, una y otra vez. El mundo entero brillaba.

Golpeé el suelo con fuerza, ya sabiendo que era muy tarde.

Un cuerpo choco contra el mío. Un brazo blando cayó contra mí.

Dee. No fui lo suficientemente rápida. El brazo caliente estaba contra mí,

convirtiéndose menos... solido. Su luz sobre mí. La pena me cortaba como

miles de hojas de navaja. Ella no se estaba moviendo, pero podía ver su

pecho moviéndose, lentamente y con poca profundidad.

Distraído, Daemon se dio la vuelta e hizo un error fatal. Tú lograrás

que él sea asesinado. Ash lo había dicho. Baruck hizo sus brazos hacia atrás

y soltó la explosión en la espalda de Daemon. Él se levantó, rodando por el

aire, pasando a su forma humana. Aterrizó a solo unos metros de nosotros.

Baruck rió y cambió a su forma de sombra. Tres por uno essspecial.

Las lágrimas quemaban mis ojos, mientras mi mejilla se situaba en el

abrigo que me daba la hierba húmeda

Daemon trato de incorporarse, pero él solo colapso en su espalda, su

rostro se contorsiono de dolor.

Se acaboo. Todos ustedes morirán. Baruck avanzó.

Daemon volteó su rostro hacía mí. Nuestros ojos se encontraron.

Había mucho arrepentimiento en su mirada. Su rostro se desvaneció,

borroso e irreconocible. Él no podía mantener su forma humana. Segundos

después, él era, su verdadera forma.

La forma de un hombre encerrado en la más hermosa e intensa luz.

Un brazo se extendió hacía mí. Sus dedos se formaron. Con el

corazón roto lo alcancé y mis dedos desaparecieron en su luz. Calidez

rodeó mis dedo, la ligera presión de la mano de Daemon alrededor de la

mía.

Él la apretó, como tratando de tranquilizarme, y un sollozo se atoró

en mi garganta.

La luz de Daemon parpadeó pero continuó subiendo por mi brazo,

abrazándome con la intensidad de su calor. Como el día del primer

ataque del Arum, en el despertar de su calidez, mi cuerpo comenzó a

recuperase, a unirse.

Daemon estaba utilizando su última fuerza para salvarme.

—¡No! —grité, pero salió más como un susurro ronco. Traté de alejar

mis manos, pero Daemon se rehusaba a dejarme ir. Y él no entendía lo que

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había hecho... yo estaba demasiado herida para ser salvada. Debió haber

tomado su última fuerza para salvarse. O salvar a Dee...

Le rogué con mis ojos pero él apretó mi mano con más fuerza.

Esto no era justo. No estaba bien. Ellos no merecían esto. Yo no

merecía esto. El dolor y odio broto en mí. Me iba a morir, mi madre estará

perdida, y Daemon... no podía ni entender el propósito tras todo esto. ¿El

Arum codiciaba poder? ¿Valían la pena todas estas vidas? La injusticia de

todo me caló y con eso surgió la energía que vino de muy dentro de mí,

sacudió todo mi cuerpo.

No iba a morir de esta manera. Ni Daemon ni Dee, no en un campo

abandonado en West Virginia.

Usando la fuerza que Daemon me había dado, me obligue a

sentarme y tomar el caliente brazo de Dee, teniendo aún el agarre de

Daemon, jalándolos para levantarlos, para luchar.

Baruck se movió hacía la luz de Daemon. Por supuesto, iría primero

con el más poderoso. Él no iría tras de mí de inmediato, yo no estaba ni un

poco en su radar a este punto.

La mano de Daemon tembló y su luz estalló en el borde de la sombra

de Baruck que ondulaba sobre él.

Y algo inesperado paso.

Un pulso de luz fue a través de él, brillando con tanta fuerza que me

hizo dar un respingo. Se arqueó alto en el aire, crujiente y potente. Se

encontró a la mitad, reconociendo la otra forma al lado de mí. Lo mismo

estaba pasando con la luz de Dee incluso aunque estaba inconsciente. Su

luz brillante, se conecto con la de Daemon, la luz de Baruck se detuvo.

El arco de luz pulso hacía arriba para caer abajo, justo en el centro

de mi pecho. El impacto me envió profundamente al suelo... fui levantada

del suelo, cabello volando a mi alrededor. El poder construido entre los

tres. Brillaba, y por el rabillo del ojo vi a los dos regresar a su forma humana.

Dee se desplomo en el suelo, gimiendo suavemente, Daemon se puso

sobre sus rodillas, volteando hacía mí.

Pero yo... yo estaba flotando. Por lo menos eso es lo que sentía. No

me concentré en eso o incluso en lo que Daemon estaba haciendo. Solo

éramos Baruck y yo.

Quería que se fuera, que desapareciera, quería que su sola

presencia se limpiara de la tierra. Deseé eso más de lo que había deseado

nunca. Cada fibra de mi ser se había centrado en él. Saque todo lo que

había dentro de mí: Cada miedo, cada lágrima que derramé por papá, y

cada momento en mi vida.

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263 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

El poder colaciono dentro de mí, desde mi centro. Con un salvaje

grito de batalla, lo deje ir. La fuerza estalló y salió de mí.

El cielo sobre nosotros estallo en un rayo blanco. Lo sentí irse, y

escuché a los viejos arboles alrededor romperse y gruñir cuando los

alcanzó. El fuerte roble, sin lugar para esconderse, se rindió al poder. Los

flashes de luz siguieron a su objetivo, viniendo desde Daemon y Dee,

golpeando a Baruck en el pecho.

Su sombra cayó. Se escuchó un ruidoso golpe y la luz exploto una

vez más, envolviendo completamente.

Daemon se tambaleó hacía atrás y se protegió de la explosión. La luz

quemaba, luego rápidamente cedió, y sin una sola palabra, Baruck no

existía más. Daemon lentamente bajo sus brazos y miro en blanco el lugar

vació. Él volteó hacía mí antes de darse cuenta. Su voz fue prácticamente

un susurro. —¿Kat?

Estaba en mi espalda antes de que me diera cuenta. El cielo oscuro

sobre mi comenzó a borrarse. No sabía que estaba pasando o que es lo

que había hecho, pero podía sentir el poder resbalándose fuera de mí, y

junto con él, algo más importante.

No sentí nada y deje salir un respiro cansado. Hice ese extraño ruido

que sabía debía de preocuparme, pero no me importo. Había oscuridad

de nuevo, pero era diferente a la de los Arum. Esta era más suave, me

adormecía.

Daemon cayó en sus rodillas al lado de mí. Jalándome a sus fuertes y

sólidos brazos.,

—Kat, di algo que insulte. Vamos.

Fuera en la distancia podía escuchar a Dee, su agitación mientras se

ponía de pie, el pánico llenaba su voz. Sin mirar hacia atrás, Daemon

movió suavemente sus dedos por mi rostro y hablo: —Dee, ve a la casa

ahora. Trae a Adam, él está por ahí en algún lado.

Los brazos de Dee estaban envueltos alrededor de su cintura, y ella

se inclinaba en un ángulo que indicaba que tenía rotas una costilla o dos.

—No quiero irme. ¡Ella está sangrando! Tenemos que llevarla a un

hospital.

¿Estaba sangrando? Uh, no lo sabía. Sentí humedad en mi rostro:

bajo mis labios, mi nariz, y había una extraña humedad también en mis

ojos, pero no me dolía. ¿Estaba llorando? Podía sentir a Daemon

alrededor de mí, pero todo parecía muy lejano.

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OBSIDIAN

—¡Ve a la casa ahora! —gritó Daemon, y su agarre alrededor de mí

se hizo más fuerte, pero su voz se suavizo—. Por favor, déjanos. Ve. Ella está

bien... solo necesita un minuto.

Tan malditamente mentiroso. Yo no estaba bien.

Daemon le dio la espalda, quitando el cabello de mi rostro. Solo

después de que ella se fuera, él me hablo suavemente: —Kat, no te vas a

morir. No te muevas o hagas nada. Solo relájate y confía en mí. No luches

con lo que está a punto de pasar. —miré mientras Daemon bajo su

cabeza. Él descansó su frente contra la mía. Su forma se desvaneció y

volvió a su verdadero cuerpo. Mis ojos se cerraron contra la intensidad de

su luz. El calor casi era demasiado. Estaba muy cerca de él.

Espera, no te dejes ir. Su voz me llegó. Solo espera.

Sentí que me hundía más profundo, y su mano acunaba mi cabeza.

Daemon exhalo por largo tiempo y firme sobre mis labios. Calidez se

esparció de él hacía mí, lentamente, llegando a mi garganta, luego a mis

pulmones, llenándome con tan glorioso calor que sabía que no había

mejor manera de irme que está.

Como un balón que se inflaba lentamente, comencé a levantarme.

Mis pulmones se llenaron mientras su calor se esparcía por cada vena y mis

dedos comenzaron a cosquillear. La presión en mi cabeza comenzó a

ceder. Mis sentidos comenzaron a procesar las cosas a mi alrededor, y no

estaba más en el mundo insensible y débil.

Él continuó hasta que pude mover mi brazo, me levanté agarrando

sus brazos con fuerza, siguiéndolo mientras me sacaba del abismo oscuro,

lo alcancé a ciegas. Mis labios rozaron los suyos y mi mundo exploto en

sentimientos. Ellos cambiaron hasta que pude comprenderlos. Y no eran

todos míos, no enteramente.

¿Que estoy haciendo? Si ellos se dan cuenta lo que he hecho... pero

no puedo perderla. No puedo.

Me faltaba el aire, rodeada con el conocimiento de que estaba

escuchando los pensamientos de Daemon. Él estaba hablando conmigo—

no como antes cuando estaba en su verdadera forma. Esta vez era

diferente, como si sus pensamientos y sentimientos estuvieran bailando

alrededor de los míos. El miedo me golpeó, algo más suave, incluso más

poderoso que el miedo.

Por favor. No puedo perderte. Por favor abre tus ojos. Por favor no

me dejes.

Estoy aquí. Abrí mis ojos. Estoy aquí.

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OBSIDIAN

Daemon se levantó, su luz desvaneciéndose lentamente fuera de mí,

sobre mi piel y de vuelta a él.

—Kat —susurró, mandando escalofríos a través de mí. Se sentó

conmigo aún contra su pecho. Sentí su corazón latiendo violentamente,

latiendo al mismo ritmo que el mío, en perfecta sincronía.

Todo a nuestro alrededor parecía... aclararse. —Daemon ¿Que fue

lo que hiciste?

—Necesitas descansar. —Se detuvo, su voz cansada y ronca—. No

estás al cien por ciento. Te tomará un par de minutos. Creo, no he curado

nada en este nivel antes.

—Lo hiciste en la biblioteca —murmuré—. Y en el auto...

Bajo su cabeza junto a la mía. —Eso era solo para curar un esguince

y moretones. Nada era como esto.

El brazo que había sido quebrado ya no dolía cuando lo levantaba.

Volteé mi cabeza hacía él, mi mejilla rosando la suya, miré con asombro

mientras los arboles nos rodeaban en un perfecto circulo. Mi vista cayó en

el suelo dónde había estado Baruck. La única pista que él estuvo aquí fue

un montón de tierra que dejo atrás.

—¿Como hice eso?—susurré—. No lo entiendo.

Él enterró su cabeza en el hueco de mi cuello, respirando

profundamente, —Tal vez hice algo en ti cuando te cure, no sé que fue,

no lo sé, no tiene sentido, pero algo paso cuando nuestras energías se

unieron. No debería haberte afectado, tú eres humana.

Estaba comenzando a preguntarme eso.

—¿Cómo te sientes?—preguntó.

—Bien, algo adormilada, ¿tú?

—Igual.

Mire en silencio como sus curiosos ojos siguieron su pulgar sobre mi

barbilla, y él lo llevó a mi labio inferior.

—Creo que por ahora, sería lo mejor, si dejamos esto entre los dos,

todo lo de la curación ¿De acuerdo?

Asentí, pero me quede quieta mientras su mano se deslizo alrededor

de mi rostro, removiendo la suciedad que dejo la batalla.

Mechones de ondas negras cayeron por su frente y una sonrisa se

extendió por su rostro, alcanzando sus ojos, profundizándolos a un verde

brillante. Sus dedos se extendieron a través de mis mejillas y su cabeza se

inclino y no pude evitar pensar en lo que había escuchado cuando su

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boca rosó la mía. Había una infinita ternura en su suave beso. Alcanzó lo

más profundo de mí, acelerando a mi corazón. Era inocente, intimo, hizo

mi alma arder mientras eché mi cabeza hacia atrás y exploraba mis labios

como si fuera la primera vez que nos besamos. Y tal vez lo era—un beso

real.

Cuando él finalmente se alejo, se rió inestable. —Estaba preocupado

de que te hubiéramos roto.

—Ni de cerca—mi vista se movió por cada centímetro de su rostro

cansado—. ¿Tú te rompiste?

Bufo. —Casi.

Tome una respiración profunda, un poco mareada. —¿Ahora qué?

Una lenta y cansada sonrisa se extendió por sus labios. —Vamos a

casa.

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267 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

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Traducido por EffyLove

Corregido por Melii

iteralmente dolió muy profundamente no poder publicar mi

Waiting On Wednesday, pero aún tenía bastantes semanas

antes de mi cumpleaños. He incluso aunque Dee me dejo

prestada su computadora, no quería usarla para eso. Con mala cara,

tome la lata de soda del refrigerador de Dee y regresé a la habitación.

Los Aliens pueden con seguridad comer mucha comida.

—¿Quieres más pizza? —Dee me ofreció, mirando la última

rebanada con tal anhelo que estaba comenzando a pensar que ella y

Adam necesitaban revaluar su relación.

Negué con la cabeza. Dee había comido lo suficiente como para

alimentar una pequeña villa y francamente, yo no tenía hambre. Comer

mientras Dee y Adam me miraban se estaba volviendo algo tedioso e

incomodo. Dee no piensa que me doy cuenta, y Adam hacía casi siempre

una pausa para hacer otra pregunta sobre que paso esa noche con

Baruck.

Por lo que todo el mundo sabía, Daemon lo había matado y yo no

había estado tan mal herida como Dee había pensado. De alguna

manera Daemon la había convencido que solo estaba en shock.

Pero lo que yo sabía —había matado a alguien. De nuevo.

Sorprendentemente, la idea no llenaba con la misma cantidad de

terror y enfermedad con la que lo había hecho inicialmente.

Durante el último par de días, llegue a una cierta aceptación de mis

actos. Era un nivel de temblorosa aceptación que lo hacía mucho más

sencillo de tragar, incluso aunque nunca lo olvidara.

Era él o yo y mis amigos.

El extraterrestre tenía que irse.

Todo el mundo me seguía mirando. Adorable.

L

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268 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Dee se sentó a mi lado y tomo un trago de su soda. Convincente o

no, Dee sabía que algo había pasado cuando yo regrese con Daemon

esa mañana... y algo había sucedido.

Ella golpeó mi rodilla con la suya, llamando mi atención. —¿Te estás

sintiendo bien?

Si tuviera un dólar por cada vez que ella me hacía esa pregunta, ya

tendría una nueva laptop. No era como si no supiera lo afortunada que

era de estar viva, y debería estar sufriendo estrés-post traumático, pero me

sentía bien. Nunca me sentí físicamente mejor, para ser honesta, me sentía

como si pudiera ir y correr un maratón o escalar una montaña. No quería

mirar las razones muy de cerca.

Suficientes cosas ya me habían asustado demasiado.

Alguien aclaro su garganta, sacándome de mis pensamientos. Miré

hacia arriba para ver a Dee y Adam mirándome expectantes. No podía

recordar que era lo que querían. —¿Qué?

Dee sonrió un poco demasiado brillante. —Nos estábamos

preguntando como estabas manejando las cosas, si estas preocupada de

que haya más Arum.

—Oh. ¿Crees que haya más?—contesté inmediatamente.

—No —contesto Adam. Desde la batalla con Baruck, él comenzó

hablar conmigo. Era un buen cambió. Ash y Andrew eran otra historia—.

No creemos eso.

Me moví incómodamente y me picaba la piel. No estaba segura de

cuánto tiempo podía estar sentada aquí con ellos mirándome como si

fuera un experimento que estaba yendo mal.

—¿Pensé que dijiste que Daemon estaría aquí pronto?—Adam se

acomodó en el declinable.

Los ojos de Dee se posaron en Adam y luego en mí. —Daemon

debería estar aquí en cualquier momento.

No había visto a Daemon desde la mañana en la que le había

preguntado a Dee muchas veces dónde había ido, pero ella siempre me

contestaba. —Regresara pronto. —así que me rendí en estar persistiendo.

Los dos comenzaron a hablar, haciendo planes para el receso de

Día de Gracias que estaba a unas cuantas semanas. Yo deje de poner

atención, como lo había estado haciendo los pasados tres días. Era algo

extraño. No me podía concentrar. Me sentía fuera, como si una parte de

mí estuviera perdida.

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El calor se deslizo por mi piel, como una brisa cálida. Vino de ningún

lado. Miré hacia arriba, viendo si alguien había notado lo que yo había

sentido. Ellos seguían hablando. Me acomode en el sillón cuando el

sentimiento incremento.

La puerta de enfrente se abrió, y mi respiración se atoró en mi

garganta.

En segundos, Daemon entró a la casa. Su cabello era un desastre y

había sombras bajo sus ojos. Sin decir una palabra, se dejo caer en el sofá,

sus pesadas pestañas escondían sus ojos, pero podía sentir su mirada.

—¡¿Dónde has estado?!—pregunté y mi voz sonó chillona en mis

oídos.

El silencio cayó, mientras dos pares de hermosos ojos me miraban.

Sentí mis mejillas sonrojarse y me incline, sintiéndome idiota. Crucé las

manos y mantuve la vista fije en ellas. Qué manera de llamar la atención

hacia mí.

—Bueno, hola, cariño, he estado afuera emborrachándome y con

prostitutas. Mis prioridades son bastante importantes.

Mis labios temblaron por su respuesta sarcástica. —Idiota —murmuré.

Dee gruño. —Daemon, no seas idiota.

—Sí. Mami, estuve con otro grupo, buscando por todo el maldito

estado para asegurarnos que no hubiera ningún Arum por ahí —dijo

Daemon, su voz era profunda y suave, un extraño dolor vino a mí. Quería

estar con él y golpearlo al mismo tiempo.

Adam se inclinó hacia adelante. —¿No hay ninguno verdad? Porque

le dijimos a Katy que ella no tenía nada de qué preocuparse.

Sus ojos me dejaron por un breve momento. —No hemos visto ni uno.

Dee grito feliz y aplaudió. Ella se dio la vuelta hacia mí, su sonrisa era

genuina esta vez. —Mira, nada de qué preocuparse. Todo se ha

terminando.

Le sonreí. —Es un alivio.

Escuché a Adam hablar con Daemon sobre su viaje, pero era difícil

poner atención. Cerré los ojos. Cada célula de mi cuerpo estaba al tanto

de su presencia, como aquel día en mi sala de estar pero a un nivel

diferente.

—¿Katy? ¿Estás aquí?

—Creo que sí. —forcé una sonrisa para el bien de Dee.

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—¿Están volviéndola loca?—pregunto Daemon, suspirando—.

¿Bombardeándola con millones de preguntas?

—¡Nunca! —lloró Dee. Entonces ella rió—. Vale, quizás…

—Figúrate. —murmuró Daemon, estirando sus largas piernas.

Sin poder detenerme, me di la vuelta hacía él. Nuestros ojos se

encontraron. El aire entre los dos parecía estrecharse con calor y

electricidad. La última vez que lo había visto, nos habíamos besado. Y no

tenía ni la menor idea de dónde nos dejaba eso.

Dee se sentó a mi lado, aclarando su garganta. —Aún estoy

hambrienta, Adam.

Él rió. —Tú eres peor que yo.

—Es cierto —Dee se levantó—. Vamos a Smoke Hole. Creo que hoy

tienen pastel de carne hecho en casa. —Ella me rodeó, inclinándose y

dándole un beso a Daemon en la mejilla—. Estoy feliz de que hayas vuelto.

Te extrañaba.

Daemon sonrió a su hermana. —Te extrañé también.

Cuando la puerta se cerró tras de Dee y Adam, deje salir un suspiro

que estaba aguantando. —¿Todo está bien? —pregunté.

—En gran parte —Alargo una mano y paso sus dedos por mi mejilla.

Daemon dio un fuerte respiro—. Infiernos.

—¿Qué?

Se levanto para acercarse a mí, sus piernas presionadas contra las

mías. —Tengo algo para ti.

No era lo que estaba esperando. —¿Va explotar en mi rostro?

Echándose hacia atrás, él río y saco algo del bolsillo de sus jeans.

Saco una pequeña bolsa de cuero y me la entrego.

Curiosa tiré de la cadena y con cuidado vacié lo que estaba dentro

de la bolsa en la palma de mi mano. Levanté la vista, él sonrió. Sentí mi

corazón dar un vuelco. Era una pieza de obsidiana de tres centímetros,

pulida y en un colgante. El vidrio era de un negro brillante. Parecía que

zumbaba contra mí piel, frío al tacto. La cadena plateada de la que se

colgaba era delicada. Había una espiral en la parte superior del pendiente

y terminaba en una punta.

—Lo creas o no —dijo Damon—. Incluso algo tan pequeño como

eso puede cortar la piel de un Arum y matarlos. Cuando se pone muy

caliente sabrás que un Arum está cerca incluso aunque no lo veas. —

Cuidadosamente tomo la cadena y la sostuvo por los broches—. Me tomo

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siglos encontrar una pieza como esta dado que la otra se volvió mierda.

No quiero que te lo quites, ¿Vale? Por lo menos no cuando... bueno, la

mayor parte del tiempo. —En shock, hice mi cabello a un lado y lo retorcí,

dejándolo ponerme el collar en el cuello. Una vez que estaba asegurado,

lo miré.

—Gracias, quiero decir, por todo.

—No es gran cosa, ¿Te ha preguntado alguien acerca de tu rastro?

Negué con la cabeza. —Creo que ellos esperan ver uno debido a

todo lo de la pelea.

Daemon asintió. —Infiernos, eres tan brillante como un cometa

ahora. Tendrá que desaparecer o volveremos al punto de partida.

Un calor lento se construyo dentro de mí. No el de los buenos.

—¿Y qué punto de partida exactamente?

—Ya sabes, nosotros estando... atorados juntos hasta que el maldito

rastro desaparezca. —Su mirada parpadeó a otro lado.

¿Atorados juntos?

Mis dedos se enterraron en mis rodillas. —Después de todo lo que he

hecho, nosotros estando juntos ¿Es estar atorados?

Daemon se encogió de hombros.

—¿Sabes qué? Que te den, amigo. Por mí, Baruck no encontró a tu

hermana. Debido a lo que hice, casi me muero. Tú me curaste. Es por eso

que tengo el rastro. Nada de esto es mi culpa.

—¿Y es mía? ¿Debía dejarte morir? —Sus ojos ardían ahora, como

dos piscinas color esmeralda—. ¿Es eso lo que quieres?

—¡Eso es una pregunta estúpida! No me arrepiento de que me

hayas curado, pero no voy a lidiar más con esta actitud tuya de frío a

caliente, ya no más.

—Yo creo que protestas mucho con eso de que me gustas. —una

sonrisa irónica se torció en sus labios—. Suena como si tratarás de

convencerte a ti misma.

Tomé una respiración profunda y la deje salir lentamente. Por mucho

que me molestará decir esto, porque había una parte de mí que lo quería,

lo hice. —Creo que será lo mejor si te mantienes alejado de mí.

—No puedo hacerlo.

—Cualquiera de los otros Luxen puede vigilarme o lo que sea. —

protesté—. No tienes que ser tú.

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272 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Sus ojos se encontraron con los míos. —Tú eres mi responsabilidad.

—No soy nada para ti.

—Tú eres definitivamente algo.

Mis palmas picaban por tener un encuentro cercano con su rostro. —

Te desagrado demasiado.

—No. No lo haces.

—De acuerdo. Necesitamos quitar este rastro de mí. Ahora.

Una sonrisa perversa jugaba sobre sus labios. —Tal vez podemos

besarnos otra vez. Veamos que hace eso con el rastro. Parece que sirvió la

última vez.

A mi cuerpo le gustaba esa idea. Sin embargo, no lo hice. —Eso no

volverá a pasar.

—Era solo una sugerencia.

—Una que nunca sucederá —dije lentamente, deliberadamente—.

De nuevo.

—No actúes como si no te hubieras divertido…

Le di un golpe en su duro pecho con fuerza. Él solo río, y lo comencé

a empujar pero... espera. Presione mi mano contra su pecho mientras lo

miraba.

Daemon arqueó una ceja. —¿Me estas sintiendo, Kat? Me está

gustando hacia donde se están dirigiendo las cosas.

Era —un buen pecho y todo eso—pero ese no era el punto. Su

corazón latía contra mi palma, un fuerte latido que estaba ligeramente

acelerado. Thump. Thump. Thump. Thump. Puse mi otra mano contra mi

pecho. Thump. Thump. Thump .Thump.

Lo miré sintiéndome algo mareada. —Nuestros latidos... son iguales.

—Nuestros corazones comenzaron a acelerarse ahora, completamente

sincronizados—. Oh Dios mío, ¿cómo es eso posible?

Daemon comenzó a ponerse pálido. —Oh, mierda.

Mis pestañas se levantaron. Nuestros ojos se encontraron. El aire

parecía sacar chispas a nuestro alrededor, lleno de tensión. Oh mierda.

Pensaba lo mismo.

Él puso una mano sobre la mía y la apretó. —Pero no es tan malo,

quiero decir, estoy bastante seguro que te convertí en algo y toda esta

cosa del corazón prueba que estamos conectados. —Sonrió—. Podría

haber sido peor.

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—¿Que podría haber sido peor exactamente?—Le pregunté

sorprendida.

—Nosotros estando juntos. —Se encogió de hombros—. Podría haber

sido peor.

Una parte de mí no estaba segura de haberlo escuchado bien. —

Espera un segundo. ¿Crees que deberíamos estar juntos porque alguna

clase de extraño alienígena mojo nos ha conectado? ¿Pero hace dos

minutos estabas quejándote sobre estar atorado conmigo?

—Sí, bueno, no me estaba quejando. Estaba señalando que los dos

estábamos atorados juntos. Esto es diferente... y tú estás atraída hacía mí.

Mis ojos se entrecerraron. —Volveré a la pasada afirmación en un

segundo, pero ¿Tú quieres estar conmigo porque ahora te sientes...

forzado?

—No diría forzado exactamente, pero...pero me gustas.

Lo miré fijamente. Fue muy fácil recordar lo que escuché cuando él

me curó. Parte de mí había pensado que tal vez lo que él sentía era real.

Pero tal vez era producto de lo que fuera que él había hecho. Eso tenía

sentido considerando lo que él había dicho.

Daemon frunció el ceño. —Oh, no, conozco esa mirada, ¿Que es lo

que estas pensado?

—Esta es la más ridícula declaración de atracción que he

escuchado —dije, levantándome—. Esto es tan mediocre, Daemon. ¿Tú

quieres estar conmigo debido a las cosas locas que pasaron?

Él rodó los ojos mientras se paraba. —Nos gustamos. Lo hacemos. Es

estúpido negarlo.

—Oh, ¿Esto viene del chico que me dejo en el sofá en topless?—

Negué con la cabeza—. Nosotros no nos gustamos.

—Vale, debería disculparme por eso. Lo siento —Daemon dio un

paso adelante—. Nosotros nos atraíamos antes de que te curará. No

puedes decir que eso no es verdad, porque siempre... he estado atraído

hacia ti.

Di un paso hacia atrás.

—Estar atraído hacia mí es la más pobre excusa para estar conmigo,

tanto como el hecho de estar atorado conmigo.

—Oh, tú sabes que es más que eso —se detuvo—. Sabía que serías

un problema desde el principio, desde el momento en que tocaste mi

puerta.

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Reí secamente. —Este pensamiento es definitivamente mutuo, pero

eso no excusa la doble personalidad que tienes.

—Bueno, estaba como que esperando eso, pero obviamente no —

Una rápida sonrisa se dibujo en su rostro—. Sé que te gus…

—Sentirme atraída a ti no es suficiente. —dije.

—Nos llevamos bien.

Le di una mirada inexpresiva.

Otro flash de sus dientes apareció cuando se separaron sus labios. —

A veces lo hacemos.

—No tenemos nada en común —protesté.

—Tenemos más en común de lo que te das cuenta.

—Como sea.

Daemon atrapo un poco de mi cabello y enredo sus dedos en él. —

Sabes que quieres.

El recuerdo del dulce beso que habíamos compartido en el campo

volvió. Frustrada, sacudí mi cabello y lo hice hacía atrás. Me concentré.

—Tú no sabes que es lo que quiero. No tienes ni una pista. Quiero a

un chico que quiera estar conmigo porque realmente lo quiera. No porque

este forzado a estar por algún torcido tipo de responsabilidad.

—Kat…

—¡No!—lo corté, haciendo mis manos puños.

—Vamos, Kittycat, no seas así.

No iba a soportar eso, no más. Lo cual significaba no ceder a

Daemon. No cuando sus razones para quererme eran tan pobres que

podía enumerarlas. —No, lo siento. Tu haz pasado meses siendo el idiota

más grande del mundo conmigo. No puedes decidir que me gustes un día

y que olvide todo eso. Quiero a alguien que se preocupe por mí como mi

papá lo hacía con mamá. Y tú no eres él.

—¿Como sabes eso? —Sus ojos se iluminaron, volviéndolos dos

brillantes joyas.

Negando con la cabeza me di la vuelta hacía la puerta. Daemon

apareció bloqueando la salida. —Dios, ¡Odio cuando haces eso!

Él no se río o sonrió como normalmente lo haría. Sus ojos estaban muy

abiertos y brillantes, consumidos. —No puedes seguir fingiendo que no

quieres estar conmigo.

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275 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Podía... trataría, incluso aunque muy adentro, quería estar con él.

Pero quería que él me quisiera, no porque estamos atorados juntos o

porque estábamos conectados, a mí siempre me gusto su Yo real. El

Daemon que podía ser... que podría amar. Pero él Daemon que siempre

aparecía era el presionado con los temas de su familia y su raza.

Tristemente por eso, presioné mis labios juntos.

—No estoy fingiendo —dije.

Sus ojos buscaron los míos. —Estas mintiendo.

—Daemon.

Puso sus manos en mis caderas y tiro de mí hacia adelante

cuidadosamente. Su respiración se aceleró alrededor de mi cabello, por mi

sien.

—Si quiero estar...—Comenzó, sus manos intensificaron su agarre—. Si

quisiera estar contigo ¿Me lo pondrías difícil cierto?

Levanté mi cabeza. —Tú no quieres estar conmigo.

Sus labios se torcieron en una sonrisa. —Creo que si quiero.

A partes de mi cuerpo les gustaba eso. Mi pecho se hinchó, por

dentro se hicieron nudos. —Pensar y creer no son lo mismo que saber.

—No, no lo es, pero es algo —sus pestañas se bajaron, protegiendo

sus ojos—. ¿No es así?

Pensé en el amor que tenían mamá y papá de nuevo. Lo empuje,

negando con la cabeza. —No es suficiente.

Los ojos de Daemon se encontraron con los míos. —Vas a hacer esto

difícil.

No dije nada. Mi corazón estaba latiendo con fuerza cuando pase a

su lado, dirigiéndome a la puerta del frente.

—¿Kat?

Tomando una respiración profunda, lo enfrente. —¿Qué?

Una sonrisa apareció en sus labios. —¿Te das cuenta de que amo los

desafíos?

Reí bajo mi aliento y me di la vuelta de la puerta de frente dándole

un lindo saludo con mi dedo. —También yo, Daemon. También yo.

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Escenas Extras

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277 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Espagueti

Traducido por Mary Ann

Corregido por Mali..♥

n el momento en que entre en clase de trigonometría, vi a Kat.

Era un poco difícil de no reconocerla con esa luz brillante a su

alrededor. Noté un par de pupitres vacíos en el otro extremo

del aula y decidí que ese era el lugar donde debería sentarme.

En su lugar, cambié mi cuaderno a mi otra mano y me dirigí a donde

ella estaba sentada. EMantuvo sus ojos pegados en su cuaderno, pero

sabía que era consciente de mí. El ligero rubor en sus mejillas la delataba.

Sonreí.

Pero luego mi mirada se deslizó sobre la férula cubriendo su delgado

brazo, y mi sonrisa se desvaneció. Una rabia potente se deslizó a través de

mi ante el recuerdo de cómo ella estuvo a punto de convertirse en el

juguete de un Arum. Mis dientes rechinaron mientras los recuerdos me

acechaban y me senté en el asiento detrás de ella.

Me asaltaron imágenes de cómo ella se veía después del ataque del

Arum —estremeciéndose, aterrada y tan pequeña en mi camisa mientras

esperábamos a que la inútil policía llegara. En todo caso, eso debió de

haber servido para recordarme levantar mi trasero y cambiarme de

asiento.

Saqué mi bolígrafo afuera del espiral de mi cuaderno y le di un

codazo en la espalda.

Kat miró por encima de su hombro, mordiendo su labio.

—¿Cómo está tu brazo, Kittykat? —pregunté.

Su cara estaba cansada, y luego levantó sus pestañas, sus ojos claros

encontraron mi mirada. —Bueno —dijo ella jugando con su cabello—. Me

quitaran la férula mañana, creo.

Aproveché y coloqué mi bolígrafo en el borde de la mesa. —Eso

ayudara.

—¿Ayudar con qué? —Su tono de voz con cautela.

E

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278 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Jugueteé con la pluma. — Con eso que llevas allí.

Sus ojos se entrecerraron, y recordé que ella no era capaz de ver

que se iluminaba como un árbol de navidad. Debería haberle aclarado las

cosas, pero era muy divertido molestarla. Cuando parecía que estaba a

punto de golpearme en la cabeza con su férula, no pude evitar lo que iba

a hacer.

Me incliné hacia adelante, mirando la llamarada de sus ojos. —

Menos personas te mirarían si no trajeras la férula, es todo lo que digo.

Sus delgados labios se presionaron en incredulidad, pero no apartó

la mirada. Kat se encontró con mi mirada y la mantuvo. No retrocedió —

nunca ha dado marcha atrás. Me encontraba reacio a lo que continuaba

creciendo dentro de mí, pero debajo de eso, algo más surgía. Estaba a

dos segundos de besarla para quitar esa expresión cabreada de su rostro.

Me pregunté qué haría ella. ¿Golpearme? ¿Responder el beso?

Apostaba por la parte de golpear.

Billy Crump dejó escapar un silbido de alguna parte detrás de

nosotros. —Ash va a patearte el trasero, Daemon.

Los ojos de Kat se entrecerraron tanto que parecía estar celosa.

Sonreí. Sólo necesitaba cambiar mi juego. —No, le gusta demasiado mi

trasero como para lastimarlo.

Billy rió entre dientes.

Inclinándome en mi escritorio, nuestras bocas respiraron en el mismo

espacio. Un rápido flash de calor pasó cerca de sus ojos, y yo lo disfrute. —

¿Adivina qué?

—¿Qué? —murmuró, deteniendo su mirada en mi boca.

—Revisé tu blog.

Sus ojos me fulminaron nuevamente. Por un segundo se abrieron de

sorpresa, pero luego relajó su expresión. —Acosándome otra vez, ya veo.

¿Necesito conseguir una orden de restricción?

—En tus sueños, Kitten —Sonreí —. Oh, espera, ya soy el protagonista

de ellos, ¿no?

Puso los ojos en blanco. —Pesadillas, Daemon. Pesadillas.

Sonreí, y sus labios se curvaron. Maldita sea. Si yo no la conociera

mejor, pensaría que le gustan nuestras peleas, también. El maestro

comenzó a pasar lista, y Kat se dio la vuelta. Me senté otra vez, riendo en

voz baja.

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279 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Varios chicos aún continuaban mirándonos, lo cual no me traía de

regreso al sentido común. No es que estuviera haciendo algo malo.

Burlarme de ella no traería al Arum a nosotros o la pondría a ella en peligro

— O a mi hermana. Cuando el timbre sonó, Kat salió corriendo del aula.

Negando con la cabeza, recogí mi cuaderno y me dirigí a la multitud de

estudiantes.

Durante un cambio de clases después, me encontré con Adam

quien cayó al lado mío. —Necesitamos hablar.

Arqueé una ceja. —¿Hablar de qué? ¿Cómo todos aquí conducen

camionetas? ¿O cómo las vacas pasan el tiempo? ¿O cómo mi hermana

nunca, nunca, va a ir en serio contigo?

Adam suspiró. —Hablar sobre Katy, listillo.

Ocultando mi sorpresa, miré hacia delante mientras caminábamos

por los pasillos. Ambos éramos inteligentes, al menos más que la mayoría.

Éramos como gigantes en la isla de los humanos.

—Billy Crumps dijo…

—Clase de trigonometría, sí, ya sé.

—Él estuvo hablando en historia acerca de tu flirteo con la chica

nueva —dijo Adam mientras se deslizaba por un grupo de chicas que nos

miraban abiertamente—. Ash lo escuchó.

Con cada segundo que pasaba, mi enfado llegaba a un nuevo

record.

—Sé que tú y Ash no se están saliendo más.

—Sí —Apreté los dientes.

—Pero sabes cómo se pone —Adam continuó rápidamente—. Es

mejor que tengas cuidado con tu pequeña humana…

Me detuve en medio pasillo, a dos segundos de lanzar a Adam a la

pared. Chicos caminaba alrededor de nosotros mientras hablaban en

susurros.

—Ella no es mi pequeña humana.

La mirada de Adam fue inflexible. —Bien. Lo que sea. No me importa,

no me importa si la llevas a la sala de vestuario, y lo hacen, pero ella esta

brillando… tan brillante como tus ojos. Y esto es muy familiar. —Mierda. Esto

no debía pasar. Luchando contra una paciencia que yo no tenía

comencé a caminar, dejando atrás a Adam. La necesitaba, para

mantener lo más lejos posible a Kat. Y mantenerla lejos del resto de los

Luxen, es decir de Ash.

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280 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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¿Cuándo fue el momento en que Kat se convirtió en algo diferente

de la manada —del resto de los humanos? ¿Alguien que quería conocer?

Adam tenía razón. Todo esto era tan familiar, excepto que nosotros tuvimos

esa conversación con Dawson sobre Bethany.

Maldición. Esto no estaba pasando.

Me deslicé hacia el resto de mis clases aburridas, volviéndome loco.

En muchas ocasiones, traté de convencer a Matthew de conseguirme el

diploma de secundaria. No hubo suerte. El DOD probablemente pensaba

que la escuela era un privilegio para nosotros, pero sus enseñanzas no

podían mantener mi interés. Aprendíamos a un ritmo acelerado, dejando a

los humanos hechos polvo. Y el DOD podría aprobar mi solicitud si decidía ir

a la universidad. Prefería encontrar un trabajo al aire libre, afuera —algo

que no incluyera pequeñas paredes.

Cuando la hora de almuerzo llegó, me sentí tentado a terminar el

día. La escuela no era lo mismo sin Dawson. Su entusiasmo por todo, hasta

lo mundano, había sido contagioso.

Sin hambre, agarré una botella de agua y me dirigí a la mesa. Me

senté al lado de Ash y me eché hacia atrás, quitando la etiqueta de la

botella.

—Sabes —dijo Ash, apoyándose en mí brazo—. Dicen que es algún

signo de frustración sexual.

Le guiñé un ojo.

Ella sonrió y se volvió hacia su hermano. Esto fue lo que pasó con Ash.

A pesar de que salimos por años, ella podría ser genial…cuando quería

serlo. Ninguno de nosotros estaba enamorado del otro, no como Dawson

lo estuvo con Bethany, como debería ser.

Levantando mis ojos, encontré rápidamente a Kat en la fila de

almuerzo. Estaba hablando con Carissa —la más tranquila de las chicas en

la clase de trigonometría. Mi mirada tropezó con sus zapatillas y poco a

poco más arriba.

Creo que amo esos vaqueros. Apretados en los lugares correctos.

Fue realmente increíble —cuan largas las piernas de Kat se veían con

cualquier cosa corta.

No podía entender cómo.

La mano de Ash cayó sobre mi muslo, llamando mi atención. Señales

de alarma se dispararon. Estaba tramando algo. —¿Qué? —pregunté.

Sus ojos brillantes fijos en los míos. —¿Qué estás mirando?

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281 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Nada. —Centrándome en ella, cualquier cosa para quitar su

interés en Kat. A pesar de lo luchadora que era Kitten, no se comparaba

en absoluto con Ash. Coloqué la botella a un lado, balanceando mis

piernas hacia ella—. Te ves bien hoy.

—¿Cuándo no? —Ash sonrió—. Pero tú siempre estás como para

comerte —Echó un vistazo por encima del hombro, luego volteó otra vez,

deslizándose más rápido de lo que debería.

Un par de chicos parecían como si cambiarían a sus madres para

estar en mi lugar. —¿Qué estás haciendo? —Mantuve mis manos en mí.

—¿Por qué piensas que tramo algo? —Presionó su pecho contra mí,

hablándome al oído—. Te extraño.

Sonreí. —No. No lo haces.

Poniendo mala cara, juguetonamente me golpeó el hombro. —De

acuerdo. Pero hay cosas que echo de menos.

A punto de decirle que tenía idea de que cosas eran, el grito jubiloso

de Dee me interrumpió.

—¡Katy! —gritó ella.

Maldiciendo en voz baja, sentí la rigidez de Ash volver a mí.

—Siéntate —dijo Dee, golpeando la parte superior de la mesa—.

Estábamos hablando sobre...

—Espera —Ash torció el gesto. Me podía imaginar su cara. Labios

volviéndose abajo, ojos entrecerrados. Igualaban a mal, malos tiempos—.

¿La invitaste a ella a sentarse con nosotros? ¿Es en serio?

Me concentré en la pintura de la mascota de la escuela —un rojo y

negro Vikingo, con cuernos. Por favor no te sientes.

—Cierra la boca, Ash, —dijo Adam—. Vas a hacer una escena.

—No voy a hacer nada. —Ash apretó el brazo alrededor de mi cuello

como una boa constrictora—. No necesita sentarse con nosotros.

Dee suspiró. —Ash, deja de ser una perra. Ella no está tratando de

robarte a Daemon.

Mis cejas se alzaron, pero mantuve mi oración. Por favor no te sientes

aquí. Mi mandíbula apretada. Por favor, no te sientes aquí. Ash se la

comería viva de puro resentimiento. Nunca entiendo a las chicas, Ash no

me quería más, no en verdad, pero el cielo se volvería infierno si alguien

más quería.

El cuerpo de Ash comenzó a vibrar suavemente. —No es de eso de

lo que me preocupo. De verdad.

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282 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Solo siéntate —dijo Dee a Katy, su voz tensa con exasperación—.

Se le pasará.

—Sé buena. —susurré al oído de Ash, demasiado bajo para que solo

ella oyera. Ash golpeó fuerte mi brazo. Me dejará un moretón. Apreté mi

mejilla en su cuello—. Lo digo en serio.

—Haré lo que yo quiera —dijo otra vez entre dientes. Y lo haría. Peor

de lo que estaba haciéndolo ahora.

—No sé si deba. —dijo Kat, sonando increíblemente pequeña e

insegura.

Cada estúpido, estúpido pensamiento me decía que sacará a Ash

de mi regazo, y me llevara a Kat lejos, lejos de lo que seguramente

terminaría en algo horrible.

—No deberías. —espetó Ash.

—Cierra la boca —dijo Dee—. Discúlpame que conozca a perras tan

insoportables.

—¿Estás segura? —preguntó Kat.

El cuerpo de Ash tembló y se calentó. Su piel era demasiado caliente

de lo que debería ser, incluso si un humano la tocara notaría que había

algo diferente, muy diferente. Exponerse a ella misma no era muy

probable, pero parecía demasiado loca como para hacer algo.

Voltee la cabeza hacia Kat por primera vez desde que la vi en la

línea. Y sé que probablemente me odie por lo que voy a decir, ella no lo

merecía. —Creo que es obvio si eres bienvenida aquí o no.

—¡Daemon! —Los ojos de mi hermana se llenaron de lágrimas, y fue

oficial. Irrevocablemente fui un hijo de perra—. No habla en serio.

—¿Estás hablando en serio, Daemon? —Ash se retorció en mí.

Mi mirada se detuvo en Kat, y quise acabar con todo. Ella tenía que

salir de toda esta mierda. —De hecho, sí, hablaba en serio. No eres

bienvenida aquí.

Kat abrió su boca, pero no dijo nada. Sus mejillas ardiendo en rosa —

como a mí me gustaban, pero el color desapareció rápidamente. Ira y

vergüenza llenaron sus ojos grises. Que brillaban debajo de las luces de la

cafería. Algo perforaba mi pecho, y tuve que mirar hacia otra lugar —

porque yo puse eso en sus ojos. Apreté la mandíbula, me enfoque

nuevamente en el hombro de Ash, en la estúpida mascota otra vez.

En este momento, quería darme un puñetazo en la cara.

—Puedes irte. —dijo Ash.

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283 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Unas cuantas risas sonaron y la ira azotó a través de mí, quemando

mi piel. Era ridículo que estuviera cabreado con las personas que se

estaban riendo, cuando fui yo quien la avergoncé, hiriéndola más que

nadie.

El silencio cayó sobre la mesa, y el alivio era apremiante. Ella tenía

que irse. No había forma…

Cosas frías y húmedas cayeron sobre mi cabeza. Me quedé inmóvil,

consciente de no abrir la boca si no quería comer… ¿Espagueti?

¿Acaso ella...? Fideos con salsa cubierta se deslizaron por mi rostro,

cayendo sobre mi hombro.

Uno colgaba en mi oreja, golpeando contra mi cuello.

Mierda. Me quedé sin habla mientras poco a poco me volví a

mirarla. Una parte de mi estaba completamente sorprendido…

Ash saltó de mis rodillas, gritando mientras levantaba sus manos

arriba. —Tú…. Tú…

Cogí una de las pastas de mi oído y la dejé caer en la mesa,

mirando por debajo de mis pestañas a Kat. La risa llegó antes de que

pudiera detenerla. Bien por ella.

Ash bajó sus manos. —Voy a acabar contigo.

Mi humor se desvaneció. Saltando arriba, pase el brazo alrededor de

la cintura de Ash. —Cálmate. Hablo en serio. Cálmate.

Se puso en mi contra. — Juro por todas las estrellas y soles que voy a

acabar contigo.

—¿Qué significa eso? —Kat jugó con sus manos, mirando a la chica

más alta que ella, no tenía miedo ni un poco, debería. La piel de Ash fue

abrasadora, vibrando bajo la superficie. En ese momento, realmente

empecé a dudar de que ella no hiciera nada estúpido y nos revelara a

nosotros en público—. ¿Has estado viendo demasiadas caricaturas de

nuevo?

Matthew asechó nuestra mesa, sus ojos conectando con los míos por

un momento. Hablaríamos más tarde.

—Creo que ya es suficiente. —dijo.

Sabía que no discutiría con Matthew, Ash se sentó en su asiento, y

cogió un puñado de servilletas. Trató de limpiar el desastre pero fue inútil.

Casi me reí otra vez cuando comenzó apuñalar su camisa. Sentándome,

me encontré con fideos en mi hombro.

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284 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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—Pienso que debes buscarte otro lugar para comer—Le dijo

Matthew a Katy, su voz sonando demasiado baja para que solo las

personas en nuestra mesa pudieran escucharla—. Hazlo ahora.

Levantando la mirada, miré a Kat coger su bolsa de libros. Ella vaciló,

y luego asintió con la cabeza, como vacilando. Volviendo con su rigidez,

salió de la cafetería. Mis ojos la siguieron todo el camino, y ella mantuvo la

cabeza bien alta. Matthew se apartó de la mesa, probablemente fuera a

hacer algo con el control de los daños. Me pase el dorso de mi mano por

mi mejilla pegajosa, incapaz de evitar reír en voz baja.

Ash me golpeó de nuevo. —¡No es divertido! —Estaba temblando,

sus manos temblaban—. No puedo creer que pienses que fue divertido.

—Lo fue. —Me encogí de hombros, agarrando la botella de agua.

No es como si no lo mereciera. Mirando al otro lado de la mesa, me

encontré que mi hermana observándome—. Dee…

Lágrimas aparecían en sus ojos mientras se levantaba. —No puedo

creer que hicieras eso.

—¿Qué esperabas? —exigió Andrew.

Ella le lanzó una mirada de muerte, y luego volteo los ojos a mí. —

Apestas. De verdad eres un jodido imbécil, Daemon.

Abrí mi boca, ¿pero que podía decirle? Apestaba. Me comporté

como un cabrón, y no podía defenderme de ello. Dee tuvo comprender

que era lo mejor, pero cuando cerré los ojos, vi el dolor en los ojos de Kat y

no estaba tan seguro de que hice lo correcto…por lo menos lo correcto

para ella.

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285 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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El Baile

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Mali..♥

justando mi corbata, salí de la SUV y agarré la chaqueta del

esmoquin del asiento trasero, poniéndomela. Prácticamente,

era el último lugar en la Tierra que quería estar. Una noche

observando a sudados y desgarbados adolescentes humanos unos sobre

otros, esa no era mi idea de una noche de diversión. Pero no tenía muchas

opciones.

Miré a Ash. Al lado de su hermano, usando un vestido blanco,

realmente se veía grandiosa. Lástima que nunca, nunca funcionaría algo

entre nosotros. Nuestros sentimientos, incluso si ella se negaba a admitirlo,

se habían transformado en algo más familiar.

Andrew me miró mientras abrochaba sus puños. Sus cejas se

arquearon. —No sé porque viniste aquí, hombre.

Su hermana hizo un ruido impaciente. —Estoy de acuerdo, ¿Pero

podemos tener esta conversación adentro? —Ondeó una mano hacia la

escuela—. Tengo personas esperando a tenerme celos.

Sonreí. —¿Que quieres decir?

—Mi vestido —Dio una vuelta, y juro que pude ver a través de él por

un segundo. Andrew apartó la mirada, pero no antes de que lo viera

palidecer. Sip, el vestido era casi transparente—. Mi vestido podría

alimentar un pueblo pequeño durante un año, lo que significa que esas…

personas no han visto nunca tanta belleza y perfección.

Negando con la cabeza, reí. Ash… bueno, tenía un buen gusto.

Mientras nos dirigíamos dentro, sabía que ellos no me creerían si les dijera la

razón porque estaba aquí.

Tenía que ver con una sudorosa y torpe humana en particular.

Después de enterarme de que Kat había aceptado la petición de venir al

baile con ese idiota, no había manera de que me quedara en casa. El

instinto estaba gritándome que ella iba a necesitarme. O era una mala

necesidad territorial de… ¿De hacer qué?

A

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286 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

¿De venir aquí, golpear hasta el cansancio a Simón y reclamar a mi

chica?

Uh, no, porque eso de golpear hasta el cansancio a los humanos

terminaría en muerte y ella no era mi chica. De ninguna jodida manera lo

sería.

Ash desapareció entre un grupo de chicas que estaban chillando y

gritando sobre su vestido. Me obligué a respirar y parecer casual mientras

observé la habitación, vi todos los globos que probablemente les tomó un

día entero inflar en el techo, hasta que encontré una mesa vacía y me

senté. Siguiendo mi ejemplo, Andrew hizo lo mismo. Él comenzó a hablar

sobre un juego de futbol que yo no había visto y fingí escucharlo.

Y esperé.

Y esperé un poco más.

Y entonces vi al imbécil de Simón dirigirse hasta la puerta y supe que

significaba que Kat estaba aquí. Echándome hacia atrás en mi silla, miré

casualmente por encima de mi hombro.

Algo inesperado ocurrió en mi pecho. Se sintió como si alguien

hubiera caminado hasta mí y me golpeara. Dejé de respirar. Justo allí,

rodeado de humanos, frente al aún hablante Andrew.

—Oh, Dios mío —murmuré.

Kat estaba en la puerta, sus manos cerradas en pequeños puños

mientras sus ojos vagaban alrededor del gimnasio, nerviosa. El vestido…

hombre, ese vestido debería ser ilegal. Apretado alrededor de su cuerpo y

cintura, luego caía sobre sus caderas como un río de seda carmesí. Su

cabello estaba recogido, revelando un largo y grácil cuello que no sabía

que tenía.

Rojo.

Rojo era mi color favorito.

Kat no era linda. Ni siquiera era sexy. Ella era hermosa…

absolutamente e impresionantemente hermosa.

Lo observé mientras iba hacia Lesa y una sonrisa de aprobación se

extendió por mis labios. Eso es, Kitten, pensé, mantente alejada de Simón.

Él no merece estar en el mismo lugar que tu.

No tengo idea de cuánto tiempo la observé, pero eventualmente la

perdí de vista en la multitud. Una parte de mi quería levantarse, golpear a

Andrew en la boca para callarlo, e ir a buscarla. Pero eso levantaría

sospechas, así que me quedé allí, agarrando mi silla tan fuerte que crujió

de la presión.

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287 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Luego, ella reapareció con mi hermana, cerca de la pista de baile.

Se detuvo, girando con gracia hasta que su mirada se posó en mi mesa,

como si ella hubiera estado buscándome. Algo dentro de mí rugió en

aprobación masculina.

Nuestros ojos se encontraron, y ahí estaba esa sensación de golpe

sacando el aire de mis pulmones, excepto que esta vez la sensación viajo

a mi estómago. Estaba fascinado, hechizado. Sus labios se entreabrieron

y…

Y Simón se abrió paso entre la multitud, ocultándola de mí. Cada

músculo en mi cuerpo se tensó mientras un impulso primario me atravesó.

Comencé a levantarme, pero al último momento, me obligué a mí mismo

a sentarme.

Unos momentos más tarde, Ash llegó a la mesa. Estaba diciendo

algo, pero no la escuchaba. Luego, Andrew se inclinó, chasqueando sus

dedos en mi rostro.

—Hombre —dijo—. ¿Qué te tiene así?

—Cállate.

—Bien —Andrew se apartó—. Iré a conseguir algo de beber.

Por fin paz, pensé. Mantuve mis ojos en Simón… y en las manos de

Simón. No me gustaban.

—¿Quieres bailar? —Preguntó Ash—. ¿O quieres quedarte aquí

sentado y fruncir el ceño? —Cuando no respondí, resopló mientras se

levantó—. Como sea. Que aburrido.

Apenas noté que ella se había marchado y que estaba sentado solo

en la mesa, como un idiota. Mi mirada seguía en la pareja. ¿Pareja? Dios.

Era un insulto para Kat referirme a ella y Simón como una pareja.

Pero yo debía dejar de observarlos. Lo que Kat hiciera no era de mi

incumbencia. En realidad, ella puede hacer lo que quiera. Si eso significa

bailar…

Las manos de Simón se deslizaron por la parte delantera de su

vestido, causando que Kat se apartara. Su expresión molesta se perdió en

un mar de caras y… bueno, eso fue todo. Estaba de pie antes de que yo lo

notara, moviéndome entre los bailantes, mis manos cerradas en puños.

Me acerqué a ellos, deteniéndome detrás de Kat. —¿Te importa si

interrumpo?

Los ojos de Simón se ampliaron, y debió de haber visto su inminente

muerte en mi cara, porque bajó sus brazos y dio un paso atrás. —Justo a

tiempo. Necesitaba conseguir una bebida de todos modos.

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288 FORO’ LIBROS DEL CIELO

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Arqueé una ceja y luego me giré hacia Kat, deshaciéndome del

idiota. —¿Bailas?

Me regresó la mirada por un momento, luego cuidadosamente puso

sus manos sobre mis hombros. —Esto es una sorpresa.

Maldición, claro que lo era. Pasé un brazo alrededor de su cintura y

tomé una de sus manos entre la mía. Y maldición, ella se sentía tan bien en

mis brazos, realmente perfecto.

Trajo un pensamiento estúpido y extraño.

Sus increíblemente largas pestañas se elevaron y sus ojos buscaron

los míos. Un bonito sonrojo se esparció por sus mejillas y bajó a su garganta.

Iba a hacer algo terrible para saber lo que ella estaba pensando. Tiré de

ella más cerca.

La confusión y una… placentera emoción marcó sus rasgos. —¿Estás

pasando un buen rato con… Ash?

—¿Estás pasando un buen rato con Manos Felices?

Chupó su labio inferior, y tragué un gemido. —Te crees muy listillo,

¿eh?

Reí y ella se estremeció en mis brazos. —Los tres vinimos juntos, Ash,

Andrew y yo. —¿Por qué estaba diciéndole esto? Mi mano se deslizó a su

cadera y aclaré mi garganta, mirando por encima de su cabeza—. Tú… te

ves hermosa, por cierto. Realmente demasiado bien para estar con ese

idiota.

Sus ojos se abrieron. —¿Estas drogado?

—Desafortunadamente, no, yo no lo estoy. Sin embargo, tengo

curiosidad por qué preguntas.

—Nunca dices nada agradable de mí.

—Buen punto —maldición, era un imbécil a veces. Bueno, la mayoría

de las veces. Bajé mi barbilla y ella saltó cuando mi mandíbula rozó su

mejilla—. No te voy a morder. O bien, manosearte. Puedes relajarte.

Se quedó en silencio, así que lo tomé como una buena señal.

Actuando por instinto, guíe su cabeza a mi pecho y luego coloqué mi

mano en su espalda. Bailar con ella parecía algo normal. Nadie podía

arruinar el momento, incluyéndome a mí.

Respirando el aroma a melocotones de ella, cerré mis ojos y dejé

que la música nos guiara. Había algo extrañamente íntimo en bailar lento.

No del mismo tipo de restregarte y frotándote hasta dejar poco a la

imaginación, pero esto —dos cuerpos juntos, moviéndose al mismo ritmo,

tocando en todo los lugares correctos. Era íntimo.

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289 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Bueno, quizás si estaba drogado.

Mi mano se curvó contra su espalda. —En serio, ¿cómo va tu cita?

Kat sonrió. —Es un poco amistoso.

—Eso es lo que yo pensaba —Lo busqué en la multitud, queriendo

golpearlo—. Te advertí sobre él.

—Daemon —dijo—. Lo tengo bajo control.

Solté un bufido. —Claro que parece eso, Kitten. Sus manos se movían

tan rápido que me estaba empezando a preguntar si era humano o no. —

Ella se tensó en mis brazos Debes escapar de aquí y volver a casa mientras

está distraído. Incluso puedo hacer que Dee se transforme en ti si es

necesario.

——¿Está bien si él manosea a tu hermana?

Bueno, no, pero… — Sé que ella puede cuidar de sí misma. Estás

fuera de tu liga con ese tipo.

Habíamos dejado de hablar completamente en ese momento. Una

tormenta estaba creciendo y tenía un nombre: Kitten. Casi sonreí.

—¿Perdón? —dijo—. ¿Estoy fuera de mi liga?

¿Por qué ella no lo entendía?

—Mira, conduje hasta aquí. Puedo dejar que Dee vuelva con Adams

y llevarte a casa. —Sonaba como un buen plan para mí, pero la mirada en

su cara decía que no lo era—. ¿Estás realmente pensando en ir a la fiesta

con ese idiota?

—¿Tú vas a ir? —tirando de su mano para liberarla.

—No importa lo que estoy haciendo —Y no estaba listo para dejarla

irse aún—. No vas a ir a esa fiesta.

—No puedes decirme qué hacer, Daemon.

La frustración me consumió. ¿Es que no entendía que estaba

tratando de cuidar de ella?

No era un concurso de “Quien manda aquí”. —Dee te llevará a

casa. Y te juro, si tengo que tirarte por encima del hombro y sacarte de

aquí, lo haré.

Su mano golpeó contra mi pecho. —Me gustaría ver que lo intentes.

Sonreí. —Apuesto a que sí.

—Lo que sea. Tú eres el que va a causar una escena al llevarme de

aquí.

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290 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Hice un sonido bajo en mi garganta, pero ella me sonrió, una mezcla

de presunción e inocencia.

—Porque tu profesor alienígena nos está viendo en estos momentos.

¿Qué crees que va a pensar cuando me tires por encima del hombro,

amigo?

Maldición.

—Ya me parecía. —dijo.

Todavía estaba seriamente considerando lanzarla sobre mi hombro y

sacarla de aquí con toda la escuela observándonos. Creo que también

quería besarla… con toda la escuela observando. Probablemente hacer

cosas que deberían hacerme sonrojar.

Su mirada se volvió desafiante y maldición, a una parte de mi,

realmente le gusto eso.

Una sonrisa se formo en mis labios. —Sigo subestimándote, Kitten.

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OBSIDIAN

La Mañana Después

Traducido por Mery St. Clair

Corregido por Mali..♥

o estaba seguro de si estaba soñando, pero si lo estaba, no

quería despertar. El aroma de melocotón y vainilla me

envolvía, me rodeaba.

Kat.

Sólo ella olía tan maravilloso, a verano y a todas las cosas que quería

y nunca tendría. Su cuerpo estaba presionado contra el mío, con su mano

apoyada en mi estómago. El ritmo constante de su pecho subiendo y

bajando se volvió mi mundo entero, y en este sueño —porque debía ser un

sueño— sentí mi propio pecho emparejarse con su respiración.

Cada célula de mi cuerpo se despertó y ardió. Si yo estaba

despierto, seguramente tomaría mi forma verdadera. Mi cuerpo estaba en

llamas.

Sólo era un sueño, pero se sentía real.

No pude resistir deslizar mi pierna sobre las suyas, descansando mi

cabeza entre su cuello y su hombro, e inhalé profundamente. Divina.

Perfecta. Humana. Respirar se volvió más difícil de lo que había imaginado.

La lujuria crecía dentro de mí, pesada y consumiéndome. Probé su piel —

Un pequeño toque de mis labios, un poco de mi lengua. Ella se sentía

perfecta debajo de mí; suave en todos los lugares que hacía duro

controlarme. Moviéndome sobre ella, contra ella, amé el sonido que hizo

—un suave murmullo femenino que hizo que todo dentro de mí ardiera en

pedazos.

—Eres perfecta para mí —susurré en mi propio idioma.

Ella se removió, y soñé que ella respondía, queriéndome en vez de

odiarme.

Bajé mis manos, deslizándolas debajo de su camisa. Su piel se sentía

como satín debajo de las yemas de mis dedos. Preciosa. Apreciada. Si ella

N

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OBSIDIAN

fuera mía, adoraría cada centímetro de ella. Y quería hacerlo. Ahora. Mi

mano subió, subió, subió.

Kat jadeó.

La nube de ensueño se disipó mientras el sonido hizo un camino

hacia mí.

Cada músculo se tensó. Muy lentamente, me obligué a abrir mis ojos.

Su esbelto y agraciado cuello estaba frente a mí. Una sección de piel

estaba rosa de la barba de mi mandíbula…

El reloj en la pared sonó.

Mierda.

La sentí levantarse, en mi sueño.

Levanté mi cabeza y bajé mi mirada. Kat me observaba, sus ojos

eran de un ahumado y maravilloso gris y me cuestionaba. Doblemente

mierda.

—Buenos días —dijo, su voz ronca por el sueño.

Usando mi brazo, me empujé hacia arriba y aun así, sabiendo que

nada de esto había sido un sueño, no podía apartarme de ella, no quería

hacerlo. Una necesidad infinita estaba allí, en ella, en mí. Exigiendo que me

arrodille ante el sentimiento, y yo quería—maldición, ni siquiera sé lo que

quiero.

La única cosa que llegó a mí, después de que las capas de lujuria e

idealista estupidez se desvanecieran de mi mente, fue el rastro de luz

alrededor de ella. Parecía una estrella brillante.

Ella estaba en peligro. Era un peligro para nosotros.

Con una última mirada, me levanté para cruzar la habitación con

una velocidad inhumana, cerrando la puerta detrás de mí. Cada paso que

me alejaba de esa habitación, de esa cama, era tenso y doloroso. Al

doblar la esquina, casi choque con mi hermana.

Dee me estudió, sus ojos se entrecerraron.

—Cállate —murmuré, pasando a su lado.

—Yo no he dicho nada, idiota —Su rostro traicionaba sus palabras.

Una vez dentro de mi dormitorio, rápidamente me cambié en un par

de sudaderas y amarré mis tennis. Casi haber chocado con mi hermana,

casi me había calmado, pero había algo en mis nervios que no

desaparecía y tenía que estar fuera de esta casa, lejos de ella.

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OBSIDIAN

Sin molestarme siquiera en cambiarme mi camisa, tomé más

velocidad, saliendo disparado a través de la casa y atravesando la puerta

principal. En el momento en que mis tennis tocaron el pórtico, me los quité

y me adentré en el bosque aumentando la velocidad. El cielo era gris y

sombrío. La llovizna golpeaba mi cara como un millón de pequeñas

agujas. Lo tomé como una bienvenida, adentrándome y adentrándome

en la profundidad del bosque.

Luego me deshice de mi piel humana, tomando mi verdadera forma

mientras corría entre los árboles, moviéndome hasta que no fui nada más

que un rayo de luz.

Esto estaba mal. Piensa en Dawson. Mira lo que pasó con él.

¿Quieres correr el mismo riesgo? ¿Dejar a Dee totalmente sola? Pero aún

ahora podía sentir su piel, su sabor—dulce y azucarado como un

caramelo. Escuchar ese maravilloso sonido que hizo una y otra vez, que no

haya ni un centímetro de distancia entre nosotros.

Una idea comenzó a formarse —Una que Dee posiblemente odiará,

pero no tenía ninguna otra opción. Podría ir al DOD y pedirles mudarnos a

una de las otras comunidades. Estaríamos renunciando a nuestra casa,

dejando atrás a nuestros amigos y Matthew, pero sería lo mejor. Sería lo

correcto. Dee estaría a salvo.

Kat estaría segura.

Porque Dee no podía estar alejada de ella, tanto como yo tampoco

podía. Pero no importa a donde fuera, estaba huyendo de algo que

estaba conmigo, de Kat.

Ella no estaba en esa cama cuando regresé a la casa.

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OBSIDIAN

Laptop

Traducido por Larosky_3

Corregido por Mali..♥

at estaba a dos segundos de perder el control, y me

encantaba. Sus manos se curvaron en pequeños puños.

—¿Cómo qué?

—Bueno, los saltos de tijera por… una hora o así debería funcionar. —

No estaba hablando en serio cuando hice la sugerencia, pero luego mi

mirada cayó al frente de su camisa. De repente no quería más que verla

saltando alrededor—. Aunque, tal vez primero deberías cambiarte.

Ella respiró hondo. —No saltaré por una hora.

Y eso era una pena. Las puntas de sus mejillas se tiñeron de rojo. Un

signo de que estaba enojada. No evitar seguir.

—Entonces podrías correr por la casa, subiendo y bajando las

escaleras. —Encontré sus ojos y sonreí—. Podemos tener sexo. He oído que

eso consume mucha energía.

Su boca cayó abierta. —Eso no sucederá ni en un millón de años,

amigo. —Dio un paso hacia atrás levantando el dedo del medio hacia

mi—. Ni aunque fueras el último, espera, ni siquiera puedo decir que el

último hombre sobre la faz de la Tierra.

—Kitten —murmuré.

—Ni aunque fueras lo último que parece ser humano sobre la faz de

esta Tierra. ¿Entendiste? ¿Capiche?

Incliné mi cabeza hacia un lado y sonreí. Ella realmente estaba

molesta ahora. Ojos brillosos y cara sonrojada. Una parte de mi odiaba

admitirlo, pero se veía increíble cuando se ponía así. Absolutamente

increíble.

—Ni siquiera estoy atraída hacia ti. Ni siquiera un poco. Eres…

Estaba en su cara antes de que pudiera pestañear. —¿Soy qué?

—Ignorante. —dijo dando un paso atrás.

—¿Y? —Igualé sus pasos, obligado. ¿Obligado por qué? No sabía.

K

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—Arrogante. Controlador. —Dio otro paso hacia atrás, pero no la

deje alejarse. Oh no, estaba sobre su cara, compartiendo el mismo aire—.

Y eres… eres un cabrón.

—Oh, vamos, sé que puedes hacerlo mejor, Kitten. —Y sabía que

podía. Kat tenía una gran boca. Mi mirada calló hacia ella. Sus labios se

separaron. Maldita sea—. Porque realmente dudo que no te sientas

atraída a mí.

Ella se rió —el sonido era bajo y ronco. Sexi. —No me atraes para

nada.

Di un paso más y su espalda estaba contra la pared. Mirándola, creo

que quizás olvide respirar. —Estas mintiendo.

—Y eres demasiado confiado. —Humedeció sus labios, y la energía

golpeó mi cuerpo—. Sabes, toda esa arrogancia que mencioné antes. No

es atractivo.

Hombre, ella estaba llena de eso. Diría lo que sea para seguir

discutiendo. Poniendo mis manos a cada lado de su cabeza, me incliné,

mi boca estaba tan cerca de la de ella que casi podía saborearla.

Dudaba que sus labios fueran dulces. Serían más como esos dulces rojos

picantes, como una bola de fuego.

Realmente me gustan esos dulces.

—Cada vez que mientes, tus mejillas se sonrojan.

—Nuh-uh—dijo.

Deslicé mis manos hacia abajo por la pared, parando al lado de sus

caderas. —Apuesto a que piensas en mi todo el tiempo. Sin parar.

Tanto como yo pensaba en ella, que se había convertido en… sin

parar, así que parecía justo que ella hiciera lo mismo.

—Estás loco. —Se presiono contra la pared, su pecho subiendo y

bajando bruscamente.

—Probablemente sueñas conmigo. —Mi mirada volvió a caer en su

boca. Bola de fuego—. Apuesto a que escribes mí nombre dentro de un

corazón una y otra vez en todos tus cuadernos.

Ella rió, sonaba sin aliento. —En tus sueños, Daemon. Tú eres la última

persona en el que pensa…

Cansado de discutir, la bese… solo para callarla. Y si, me seguía

diciendo eso. Solo seguía con ese pensamiento. Pero cuando nuestros

labios se tocaron, un escalofrió recorrió mi cuerpo y mitad gruñí mitad

gemí. Porque tenía razón—ardiente como una bola de fuego.

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296 FORO’ LIBROS DEL CIELO

OBSIDIAN

Kat ya no discutía. No, ella estaba temblando. Besarla ya no era

realmente necesario pero luego ella se alejó de la pared, encajando su

cuerpo con el mío. Sus dedos se hundieron en mi pelo y gimió contra mi

boca.

Esto ya no era sobre callarla.

Algo se trastornó en mí. Como si se hubiera abierto una puerta. O se

hubiera reventado una presa. O, demonios, era como ser golpeado por un

rayo, atropellado por un camión y luego volver a la vida. Me estaba

moviendo sin pensar.

Mis manos agarraron sus caderas, y la levanté. Sus piernas rodearon

mi cintura y ella me devolvía el beso con una pasión que casi me

asombraba, y esperaba que ella no notara el temblor de mis manos.

Demonios, todo mi cuerpo estaba temblando. Había un fuego bajo mi piel,

y estaba fuera de control. Estaba a segundos de volverme Luxen sobre ella

y… ¿Qué bien haría eso?

Ah… no importaba. No cuando me presione contra ella e hizo esos

sonidos hermosamente femeninos que tenían a mi sangre golpeteando. Y

pude sentirlo creciendo en mí. Puro poder que no tenía a donde ir excepto

afuera. Habíamos estado construyendo esto por meses. Quizás siempre

dirigiéndonos hacia esto.

Y luego nos estábamos moviendo a lo largo de la pared. Una

lámpara se cayó. A Kat pareció no importarle, gracias a dios, porque

estaba más allá del punto de preocuparme por nada que no fuera lo que

tenía en mis brazos.

Kat.

Estaba vagamente consiente de la TV prendiéndose y apagándose.

Traté de refrenarlo, pero sus manos bajaron por mi camisa y luego ella

estaba balanceándose hacia abajo tirando de mi camiseta. Solo pude

obedecer su comando silencioso. Me alejé y la deje sacarme la camisa.

Más o menos la dejaría hacer lo que sea en este punto. Daba un

poco de miedo… y todo tipo de calor.

Capturé sus mejillas, tirándola de vuelta hacia mi boca. Hombre, no

podía tener suficiente de su sabor, de cómo me devolvía todo. Sus manos

fueron al botón de mis jeans.

Hubo un sonido en la casa. Como si algo se estuviera incendiando.

Pero nos estábamos moviendo hacia el sofá y luego estábamos en él,

nuestras manos en todos lados, tirando de nuestras ropas. Nuestras caderas

fueron moldeadas junta como nuestros labios.

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OBSIDIAN

Kat suspiró mi nombre, y yo estaba estrujando con ella un segundo y

al siguiente, estaba dándonos espacio para explorar —dándome espacio

para explorar. Deslizándome sobre su brazo, bajando por el frente de su

camisa y más abajo, y su camisa no estaba. No sé cómo, pero no estaba.

—Tan hermosa —dije, porque era hermosa. Y luego la volví a besar.

La bese hasta que supe que necesitaba aire, reclamando su boca tanto

como pude.

Mi cuerpo tomo el control completamente, rodando contra el suyo,

pero algo más hizo clic dentro de mí. Otra puerta escondida estaba

abriéndose. Me desaceleré, tomándome mi tiempo. Donde antes todo

había sido tan frenético y alocado, ahora era más tierno y controlado.

Todavía estaba temblando aunque estaba al borde de… De no ser

capaz de parar —de no querer hacerlo, de necesitarla más de lo que

debería.

Me calmé y forcé a mis pulmones a trabajar como los de ella.

Respirando irregularmente lo que no era suficiente, levante la cabeza y

abrí los ojos. Sabía que estaban brillando, diciendo miles de cosas que no

podía decir y que ella nunca entendería. Probablemente no las quisiera oír

tampoco.

Nuestras miradas se encontraron. La mirada en sus ojos, la forma en

que su cuerpo se derretía con el mío, supe que ella me dejaría hacer… lo

que sea. Pero si no paraba ahora, no lo haría nunca. Y aunque era

propenso a tener momentos de ser un “gran idiota” como diría Kat, no

estaba bien. No en estas condiciones. No en un maldito sofá. No cuando

su vida estaba en mis manos.

Así que dije la única cosa que se me vino a la mente. Lo único que

supe que nos iba a devolver a la fría realidad.

Forcé mis labios en la media sonrisa que sabia siempre se mete bajo

su piel y dije: —Ya casi no brillas.

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OBSIDIAN

SHADOWS

Lo último que Dawson Black

esperaba era Bethany Williams. Como

un Luxen, una forma de vida

alienígena en la Tierra, las chicas

humanas eran… bueno, divertidas.

Pero dado a que los Luxen debían

mantener sus verdaderas identidades

en secreto, enamorarse de una sería

una locura. Peligro. Tentador.

Innegable.

Bethany no puede negar la

inmediata conexión entre ella y

Dawson. Y a pesar de que los chicos

son una complicación que no quiere,

no puede estar lejos de él. Sin

embargo, cada vez que cierra los ojos

piensa en él. Cautivador. Atractivo.

Encantador.

Dawson guarda un secreto que

podría cambiar su existencia… y

poner su vida en peligro. Pero ni siquiera él puede dejar de arriesgar todo

por una humana. O su destino es tan inevitable como su amor.

21 de Febrero del 2012

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