Jekyll y Hyde
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Jekyll y Hyde:
Dos caras de una
moneda
Romy Mariel Palacios Díaz
Chiclayo - Perú
JEKYLL Y HYDE
DOS CARAS DE UNA MONEDA
“JEKYLL Y HYDE. DOS CARAS DE UNA MONEDA” presenta un
análisis axiológico, a la luz de los valores cristianos, de los actos del
médico Henry Jekyll, personaje principal de la novela. Se analiza la
conducta de los personajes de “El extraño caso del doctor Jekyll y
mister Hyde” parangonándola con el ideal de persona que el
cristianismo dibuja en las escrituras.
La motivación para desarrollar esta investigación fue la de
explorar la obra de Robert L. Stevenson, desde el punto de vista
axiológico cristiano, y proponer una simbología dentro de la novela.
Con ello se intenta demostrar que la literatura es una excelente
herramienta para la formación y el cultivo de valores.
R. L. Stevenson: una vida como la de Gauguin
El escritor escocés Robert Louis Stevenson publicó en 1866 “El
extraño caso del doctor Jekyll y mister Hyde”. Esta novela, junto con
cuentos como “William Wilson”, de Edgar Allan Poe, constituye una
exploración del tema del desdoblamiento de la personalidad.
Stevenson nació el 13 de noviembre de 1850 en Edimburgo. Hijo
de un ingeniero, estudió también esta profesión y más tarde leyes en la
universidad de su ciudad natal. Desde su niñez, sin embargo, siempre
había sentido una especial inclinación hacia la literatura. Ello influyó,
más adelante, en su dedicación a las letras, y fue perfeccionando su
estilo de tal modo que en pocos años se situó entre los escritores más
destacados de su tiempo.
Enfermo de tuberculosis, se vio obligado a viajar continuamente
en busca de climas apropiados a su delicado estado de salud. Al igual
que Paul Gauguin, Robert Louis viajaba por los lugares más lejanos y
exóticos buscando la paz y tranquilidad. Para Stevenson, su paz se
encontraba en permanecer sano; para Gauguin, en satisfacer sus
necesidades para crear mejor, para ser más fecundo artísticamente.
Los primeros libros de Stevenson son descripciones de algunos de
estos viajes. Viaje tierra adentro (1878) cuenta un recorrido en canoa a
través de Francia y Bélgica que había realizado en 1876, y Viajes en
burro por las Cevannes (1879), las vicisitudes de un periplo a pie por
las montañas del sur de Francia, en 1878.
Se casó con una mujer de origen norteamericano, Frances
Osbourne, a quien conoció en una de las tantas travesías que
emprendió. Uno de sus viajes consistió en un crucero de placer por el
sur del Pacífico (1889) hasta las islas Samoa, donde él y su esposa
permanecieron hasta 1894, en un último esfuerzo por recuperar la
salud del escritor. En esta ciudad, Samoa, vivió durante un tiempo
hasta que su frágil salud se lo permitió. Allí murió a finales de 1894, el
3 de diciembre, y fue enterrado en la cima de una montaña, cerca de
Vailima, su hogar samoano.
Jekyll y Hyde: dilema moral
En la alegoría moral en forma de historia de misterio “El extraño
caso del doctor Jekyll y mister Hyde”, los dos extremos, el bien y el
mal, se unen en una sola persona, el médico Henry Jekyll, que descubre
una sustancia química capaz de transformarlo, primero a voluntad y
después incontroladamente, en el monstruo Hyde.
En la persona de Jekyll podemos palpar con exactitud lo que para
algunos valen las apariencias. El doctor sólo buscaba la separación de
su parte negativa, malvada, por motivos de apariencia (Evang. San
Lucas 11, 39). La solución que Jekyll encontraba a su vergüenza por
hacer lo indebido era separar sus impulsos animales de sus actos
racionales. La fórmula que obtiene, luego de mucha investigación, es la
llave a lo ilimitadamente posible, a lo extremadamente cómodo: “yo no
lo hice, mi cuerpo sí”.
Él, Jekyll, se convertía en otra persona, con otra forma de actuar.
Los dos manipulaban un mismo cuerpo, únicamente que en Hyde
operaba una deformación, no visible sino interna. Todo el que lo
observaba notaba que era deforme, pero no sabía cómo explicar de
forma precisa en qué se fundamentaba esa deformidad. Todo el que lo
veía recalcaba que su mirada aterraba por lo malvada y retorcida que
podía llegar a ser. Por alguna razón se dice que los ojos son el espejo
del alma, ¿la deformidad?, puede bien asumirse así.
¿Qué perseguía Henry Jekyll al transformarse en Edward Hyde?
¿Por qué quiere dividir su persona en dos entes que comparten el
mismo espacio pero que son distintos? Jekyll lo dice en estas líneas
(Stevenson, 2002):
“Cada día que pasaba, y en ambos lados de mi mente, el moral y
el intelectual, me fui acercando más a aquella verdad por cuyo
conocimiento parcial fui condenado a tan aterrador naufragio: que el
hombre no es uno realmente, sino dos.”
Una visión cristiana
La historia de Jekyll – Hyde es muestra de lo susceptibles que los
hombres pueden ser frente a los instintos de la naturaleza humana.
Diariamente, cada momento de nuestra vida, nos presenta dos caminos
por los cuales transitar: el ancho y el angosto.
El ser humano está en la capacidad y la obligación de elegir
correctamente entre lo bueno y lo malo. Una persona que hace lo
correcto sólo porque le interesa lo que las personas digan sobre su
conducta, mas no lo que su Dios le solicita, está actuando movida por la
vanidad (Evang. San Mateo 6, 1-4).
La simbología de “El extraño caso...” es clara:
1. El Dr. Henry Jekyll representa al ser humano que no tiene un
espíritu cristiano, que no conoce a Dios ni espera un mundo
distinto, libre de la concupiscencia. Además, se presenta como
“buen hombre” a los ojos del mundo, presume de su virtud.
2. El Sr. Edward Hyde es la bestia humana que se deja llevar por los
instintos y solicitudes de su cuerpo. Es, a la vez, la tentación y el
deseo de satisfacer las necesidades instintivas del cuerpo, la
carne.
3. La transformación que sucede en el cuerpo de Jekyll simboliza la
lucha interna entre la conciencia y la tentación, en esa
preocupación por no hacer lo indebido. La pelea se vuelve cada
vez más difícil, hasta que la tentación se convierte en pecado,
vence y se apodera del hombre. Esta perspectiva es reducida. Se
pierde el sentido cristiano y la esperanza de trascender, de llegar
a un lugar mejor, de ser premiados por el esfuerzo SINCERO
hecho en este mundo. Este pensamiento tan triste aparece en la
carta que deja el Dr. Jekyll antes de morir-desaparecer, al decir
que fue condenado al aterrador naufragio de saber y sentir que él
no era uno sino dos. El paso incontrolado de Jekyll a Hyde es ese
naufragio.
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde representa la lucha
entre el bien y el mal dentro de uno mismo, pero sin una guía, a la
deriva. Ya lo decía El propio Jesucristo (Evang. San Mateo 23, 27-28):
“¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que
son como sepulcros blanqueados, bonitos por fuera, pero llenos por
dentro de huesos muertos y de toda clase de impureza. Así son ustedes:
por fuera parecen buenos ante la gente, pero por dentro están llenos
de hipocresía y de maldad.”
Como puede constatarse, la lectura de obras literarias puede
brindar espacios de reflexión sobre las situaciones de la vida, y
sobretodo, una aventura existencial, la identificación con el
protagonista en su deambular por la vida. Con la literatura se forma un
talante crítico que permite emitir juicios de valor, afianzar la
personalidad y desarrollar las facultades interiores del ser humano
(1992).
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
ESCOBAR ISAZA, Javier (2002). A propósito de R.
L. Stevenson y su obra: Una luz desde el faro de
Skerryvore. En “El extraño caso...” México: Norma.
SOCIEDADES BÍBLICAS UNIDAS (1983). Dios
habla hoy. La Biblia – Versión popular. 2° edición.
Canadá: Kim Sotheren.
STEVENSON, Robert Louis (2002). El extraño caso
del Dr. Jekyll y Mr. Hyde. Colección Cara y Cruz.
México: Grupo Editorial Norma.
GARCÍA HOZ, Víctor (1992). ENSEÑANZA DE LA
LENGUA Y LA LITERATURA EN LA EDUCACIÓN
SECUNDARIA. Tratado de Educación
Personalizada. Madrid: Ediciones Rialp, S.A.