Jefatura de hogar e identidad femenina: un análisis de...

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Jefatura de hogar e identidad femenina: un análisis de casos de hogares con jefatura femenina en Monterrey, México Félix Acosta 1 Marlene Solís 2 En este trabajo presentamos información cualitativa útil para entender dos aspectos básicos de la experiencia vital de las jefas de hogar y de sus hogares: en primer lugar, queremos indagar acerca del papel de tres ejes (la maternidad y el ser madre; el matrimonio o la unión y la relación de pareja; el trabajo o la profesión y el ser trabajadora o profesionista) 3 en la construcción y reconstrucción de la identidad de las jefas de hogar de distintos estados civiles, considerando que en su cotidiana interacción con la estructura social, estas mujeres se construyen y reconstruyen a sí mismas de manera simúltánea como mujeres (el género) y como figuras reconocidas al interior de sus hogares (la jefatura), es decir, no sólo como mujeres, sino como mujeres jefes de hogar. En segundo lugar, estamos interesados en entender mejor la naturaleza y el papel de los distintos procesos familiares que son generadores de bienestar en hogares con jefatura femenina de distintos estados civiles y las maneras específicas en que los diferentes miembros de estos hogares se involucran en aspectos centrales de su estrategia de vida familiar, como son la realización del trabajo doméstico, el cuidado de los hijos, la obtención de ingresos, la adquisición y el mejoramiento de la vivienda, y la construcción y el mantenimiento de redes familiares y sociales de apoyo. Asimismo, comparamos los hogares con jefas de distintos estados civiles, con el objetivo de entender mejor la relación entre la jefatura de hogar y el bienestar familiar y aportar de esta manera elementos para la reflexión teórico-metodológica sobre el tema. De antemano aclaramos que los resultados obtenidos de esta investigación tienen un carácter limitado, en el sentido de que no pueden extrapolarse al conjunto de hogares con jefatura femenina, pues el análisis se basa en una muestra no probabilística. Sin embargo, pensamos que introducirnos en el mundo de las jefas de hogar a través de las entrevistas a profundidad, nos permitió dar cuenta de la 1 El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a Argentina 260, Col. Vista Hermosa, Monterrey, N.L., México, 64620, tel. (8) 348-5703, fax (8) 333-1626, e-mail [email protected] 2 Consultora independiente. Se le puede enviar correspondencia a Guatemala 111, Col. Vista Hermosa, Monterrey, N.L., México, 64620, tel. (8) 346-3039. 3 Ver Cervantes (1994); según este autor, la identidad de género de las mujeres en un tiempo y en un espacio históricamente determinados se define a partir de las articulaciones de estos tres ejes. Con la doble acepción en estos tres ejes, Cervantes reconoce la distinción entre el mundo exterior y el mundo interior de las mujeres, entre el mundo de los hechos y el mundo de los significados.

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Jefatura de hogar e identidad femenina: un análisis de casosde hogares con jefatura femenina en Monterrey, México

Félix Acosta1

Marlene Solís2

En este trabajo presentamos información cualitativa útil para entender dos aspectosbásicos de la experiencia vital de las jefas de hogar y de sus hogares: en primer lugar,queremos indagar acerca del papel de tres ejes (la maternidad y el ser madre; elmatrimonio o la unión y la relación de pareja; el trabajo o la profesión y el sertrabajadora o profesionista)3 en la construcción y reconstrucción de la identidad de lasjefas de hogar de distintos estados civiles, considerando que en su cotidianainteracción con la estructura social, estas mujeres se construyen y reconstruyen a símismas de manera simúltánea como mujeres (el género) y como figuras reconocidas alinterior de sus hogares (la jefatura), es decir, no sólo como mujeres, sino como mujeresjefes de hogar.

En segundo lugar, estamos interesados en entender mejor la naturaleza y elpapel de los distintos procesos familiares que son generadores de bienestar enhogares con jefatura femenina de distintos estados civiles y las maneras específicasen que los diferentes miembros de estos hogares se involucran en aspectos centralesde su estrategia de vida familiar, como son la realización del trabajo doméstico, elcuidado de los hijos, la obtención de ingresos, la adquisición y el mejoramiento de lavivienda, y la construcción y el mantenimiento de redes familiares y sociales de apoyo.Asimismo, comparamos los hogares con jefas de distintos estados civiles, con elobjetivo de entender mejor la relación entre la jefatura de hogar y el bienestar familiar yaportar de esta manera elementos para la reflexión teórico-metodológica sobre eltema.

De antemano aclaramos que los resultados obtenidos de esta investigacióntienen un carácter limitado, en el sentido de que no pueden extrapolarse al conjunto dehogares con jefatura femenina, pues el análisis se basa en una muestra noprobabilística. Sin embargo, pensamos que introducirnos en el mundo de las jefas dehogar a través de las entrevistas a profundidad, nos permitió dar cuenta de la

1 El Colegio de la Frontera Norte. Se le puede enviar correspondencia a Argentina 260, Col.Vista Hermosa, Monterrey, N.L., México, 64620, tel. (8) 348-5703, fax (8) 333-1626, [email protected]

2 Consultora independiente. Se le puede enviar correspondencia a Guatemala 111, Col. VistaHermosa, Monterrey, N.L., México, 64620, tel. (8) 346-3039.

3 Ver Cervantes (1994); según este autor, la identidad de género de las mujeres en un tiempo yen un espacio históricamente determinados se define a partir de las articulaciones de estos tres ejes.Con la doble acepción en estos tres ejes, Cervantes reconoce la distinción entre el mundo exterior y elmundo interior de las mujeres, entre el mundo de los hechos y el mundo de los significados.

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complejidad de esta realidad, proporcionando mayores elementos para la discusiónacerca de la vulnerabilidad social de estos hogares. Asimismo, nos fue posibledetectar las formas en las que, en lo cotidiano, estas mujeres luchan por mejorar suscondiciones de vida, generándose una estrecha relación entre su estrategia de vidafamiliar y el proceso de construcción de su identidad como mujeres jefas de hogar.

Antecedentes: jefatura femenina y bienestar familiar

Los estudios sociodemográficos pioneros en América Latina y el Caribe acerca de loshogares con jefes mujeres se remontan a mediados de la década de los setenta. Enestos años, la demografía de la familia tuvo uno de sus mejores momentos con elvolumen publicado por el CELADE (Burch, Lira y Lopes, 1976), que contiene una granparte de los trabajos más sobresalientes realizados hasta esa fecha en los diferentespaíses de la región.

Del volumen publicado por el CELADE nos interesa resaltar un grupo detrabajos en los que la preocupación de los investigadores estuvo orientada más haciael análisis de las características sociodemográficas (tamaño y composición) de loshogares, usando información generada por censos de población o por encuestas dehogares. Se investigaron en estos trabajos además las variaciones que presentabanlas características sociodemográficas de los hogares según la edad, el sexo, el estadocivil y los atributos socioeconómicos del jefe de hogar, como una manera de acercarseal análisis de los condicionantes sociales de la estructura familiar (Lopes, 1976; Vander Tak y Gendell, 1976; Lira, 1976).

La preocupación de estos autores por estudiar los condicionantes sociales dela estructura de los hogares hizo posible que se destacaran ya entonces algunasdiferencias entre las jefas y los jefes de hogar y en las característicassociodemográficas de sus hogares: primero, a diferencia de los jefes, las jefas seconcentraban en las etapas más avanzadas del ciclo vital familiar; segundo, laprevalencia de la familia extendida era mayor en los hogares con jefas, comparadoscon los hogares con jefes; tercero, el tamaño de los hogares con jefatura femenina eramenor que el de los hogares con jefes hombres, debido en parte a que en la mayoríade los primeros la pareja masculina estaba ausente; y finalmente, las tasas departicipación femenina en el mercado de trabajo eran mayores entre los hogares conjefes mujeres.

La investigación más reciente sobre hogares con jefes mujeres en México(Acosta, 1996, 1995, 1994, 1992; Chant, 1989; Cortés, et al., García y Oliveira, 1994;González de la Rocha, 1986, 1988; ICRW, 1989; Salles. et al., 1992) y los demáspaíses de América Latina y el Caribe (Buvinic, 1990; Folbre, 1991, 1991a) ha mostradola validez de los resultados obtenidos en los trabajos incluidos en el volumen delCELADE; sin embargo, los estudios más actuales sobre el tema se distinguen de losprimeros trabajos porque en ellos los hogares con jefes mujeres se han convertido yaen algunos casos en el objeto de investigación y porque existe una marcada

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preocupación por la situación social de estos hogares y por sus implicaciones entérminos del bienestar de sus miembros.

Para Buvinic (1990),4 quien ha llevado a cabo una revisión de los trabajos sobrejefatura femenina de hogar y pobreza realizados recientemente en los diferentespaíses de América Latina y el Caribe, este renovado interés por la vulnerabilidad socialde los hogares con jefes mujeres está relacionado con la evaluación que, al interior delos países de la región, se está llevando a cabo acerca de las consecuencias socialesdel "decenio perdido" de los años ochenta y de la modificación de los modelos dedesarrollo económico que está siendo implementada en estos países.

Las conclusiones de los 22 trabajos empíricos revisados por Buvinic (1990)apoyan la idea de una relación positiva entre la jefatura de hogar femenina y lapobreza. La mayoría de los estudios muestran que, comparados con los hogares conjefatura masculina, los hogares con jefes mujeres enfrentan un riesgo mayor de serpobres. Conclusiones similares se obtuvieron al analizar las consecuencias de lajefatura femenina de hogar sobre el bienestar infantil. Solamente en dos (uno paraGuatemala y uno para México precisamente)5 de los quince estudios que se ocuparonde la relación se encontraron resultados mixtos; en el resto de ellos la evidencia apoyala idea de que la jefatura femenina tiene efectos negativos sobre el bienestar infantil.

Al revisar los condicionantes de la situación de mayor vulnerabilidad económicay social de los hogares con jefatura femenina, comparados con los hogares con jefeshombres, los estudios analizados por Buvinic (1990) apuntan hacia tres grupos defactores cuya distinción es extremadamente importante en la formulación de políticaspúblicas diseñadas para el combate de la pobreza. Estos tres grupos de factores estánasociados a la estructura del hogar, al sexo del jefe de la familia y a esa condiciónsingular vivida por las jefas de hogar, de ser mujeres y constituir al mismo tiempo elprincipal sostén económico de la familia (Buvinic, 1990).

En primer lugar, aunque la familia puede tener un tamaño menor en los hogarescon jefes mujeres en los que la pareja masculina está temporal o permanentementeausente del hogar, el número de dependientes por trabajador puede ser mayor einclusive puede darse la situación en la que la responsabilidad del mantenimiento

4 Buvinic y Youssef (1978) tuvieron el acierto de llamar la atención, a mediados de los setenta,

acerca de la prevalencia y las implicaciones sociales de la jefatura femenina de hogar en los llamadospaises en desarrollo. El trabajo de estas autoras es considerado pionero dentro del tema.

5 El estudio para México es el llevado a cabo por Chant (1989) con 244 hogares pobres deQuerétaro; de éstos, 22 eran hogares con jefatura femenina y la pareja masculina ausente. Chantencontró que, comparados con los hogares con jefatura masculina, en los hogares con jefes mujeresexistía en general un mejor ambiente familiar pero que, en contraste, los niños de estos hogares podíanabandonar la escuela debido a las necesidades de ingreso de la familia. En general, en los diferentesestudios se reconoce que las jefas tienen, comparadas con los jefes, una mayor preferencia por invertiren los hijos, pero que las condiciones sociales que enfrentan estos hogares les impiden realizarla.

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económico del hogar recaiga enteramente en la mujer jefe de hogar.6 La evidenciaobtenida para Perú en el trabajo de Tienda y Salazar (1982) sugiere que ante estasituación, los hogares con jefes mujeres responden incorporando a otros familiares a launidad doméstica o alternativamente, integrándose a su vez a otra unidad doméstica,dando como resultado en ambos casos la formación de un arreglo familiar extenso.

En segundo lugar, la mayor pobreza de los hogares con jefatura femenina estáasociada al género sexo jefe de hogar. Por su condición de mujeres, comparadas conlos jefes hombres, las jefas tienen en general menos educación y acceso a recursosproductivos y, por lo tanto, obtienen menores ingresos cuando participan en elmercado de trabajo.

Finalmente, la condición de ser jefa de hogar puede todavía imponerrestricciones económicas adicionales a las mujeres, ya sea porque enfrenten unamayor discriminación en el mercado de trabajo o porque la responsabilidad del trabajodoméstico y el cuidado de los hijos7 las obligue a "escoger" empleos más compatiblescon esa responsabilidad, pero de menor remuneración, o porque se conviertan enmadres solteras siendo aún adolescentes.

Una manera diferente de acercarse a los hogares con jefatura femenina

En el trabajo de Acosta (1996) se llevó a cabo un análisis con datos de la EncuestaNacional sobre Fecundidad y Salud (ENFES) de la jefatura de hogar femenina enMéxico, usando el concepto de jefatura declarada8 y a partir de la consideración de los

6 En algunos estudios de hogares de sectores medios y populares, sin embargo, se ha mostradoque aún en presencia de sus cónyuges, un número considerable de mujeres tienen que asumir, dehecho y aunque no se perciban como jefas, la responsabilidad económica del hogar, ante situaciones depobreza extrema, desempleo o irresponsabilidad de los cónyuges por alcoholismo, drogadicción, etc.Véase especialmente el trabajo de García y Oliveira (1994), quienes encontraron que en 14 de 93hogares de una muestra de sectores populares y medios de Mérida, la Ciudad de México y Tijuana, lapareja femenina se hacía cargo regularmente del sostenimiento de la familia. En otro estudio con unamuestra de 142 hogares de Xochimilco (Salles, et. al., 1992) se encontró que 65 de 129 esposas-madres-amas de casa llevaban a cabo también algún tipo de trabajo remunerado ocasional (26 de ellas)o fijo (39 de ellas), mientras que la totalidad (13) de las jefas-madres-amas de casa realizaban trabajoremunerado ocasional (3 de ellas) o fijo (10 de ellas); véase el capítulo "Configuración de RolesFemeninos en la Comunidad de Xochimilco", preparado por María Luisa Tarrés, pp. 76-110.

7 La doble responsabilidad del trabajo doméstico y el sostenimiento económico de la familiaimpone además a las jefas de hogar en sectores de bajos ingresos serias restricciones para laconstrucción y mantenimiento de redes de relaciones sociales, las cuales constituyen un elementoimportante de las estrategias de vida de los hogares pobres en general (González de la Rocha, 1986,1988; González de la Rocha y Escobar Latapí, 1989). Para estas mujeres, el no disponer de tiempo nirecursos suficientes las coloca en una situación en la que la condición de igualdad, requisito para elintercambio social, no se da.

8 El uso de este concepto de jefatura de hogar establece que el entrevistador llega al hogar y lepide a la persona que contesta la entrevista, quien usualmente es el jefe o la jefa del hogar o elcónyuge, o una persona mayor de edad, que conteste a la siguiente pregunta: "¿quisiera decirme elnombre de cada una de las personas que normalmente viven en este hogar, empezando por el jefe del

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tres grupos de factores que, en opinión de Buvinic (1990), constituyen lascondicionantes más importantes de la situación de bienestar o vulnerabilidad social delos hogares con jefatura femenina.

Estos tres grupos de factores, como se ha señalado anteriormente, estánasociados con la estructura del hogar, el sexo del jefe de hogar y esa condiciónsingular vivida por las jefas de familia de ser a la vez mujeres y responsableseconómicos de un hogar. En la operacionalización de la tercera variable, Acosta(1996) utilizó al estado civil de las jefas de hogar como una aproximación para ubicardiferentes posibilidades sociales que pudieran enfrentar las jefas de hogar, sugiriendoque la manera de vivir la condición de ser jefa de hogar está bastante relacionada conel estado civil (por ejemplo, la condición de ser jefa de hogar se vive socialmente demanera diferente si se es viuda que si se es divorciada, pues el estado civil puededeterminar de manera diferencial los contenidos, los significados y las posibilidadessociales de la condición de ser jefa).

Los resultados obtenidos por Acosta (1996) corroboraron la imagen primera ygeneralizada que se tiene de los hogares con jefes mujeres y de las característicassociodemográficas y socioeconómicas de las jefas de hogar: es decir, comparadas conlos jefes hombres, las jefas de hogar tienen en general más edad, tienen menoresniveles de escolaridad, participan menos en el mercado de trabajo y obtienen ingresosmenores; además, en el caso de algunos atributos como el estado civil, la edad, laescolaridad y el ingreso, variables todas asociadas con el bienestar de la familia deljefe de hogar, las diferencias pueden llegar a ser muy grandes. Adicionalmente, lamayor parte de los hogares de las jefas de hogar se encuentran en las últimas etapasdel ciclo vital, tienen menor tamaño y mayor prevalencia de tipos extendidos cuando seles compara con los hogares de los jefes.

En el mismo trabajo de Acosta (1996), una indagación de los efectos del estadocivil de las jefas de hogar en la configuración de diferentes condiciones de bienestarllevó a establecer una primera distinción (posterior a la establecida entre jefes y jefasde hogar en general) entre jefas viudas y jefas no viudas; estos dos grupos de jefasexhibieron características sociodemográficas significativamente diferentes. Enparticular, la exclusión de la muestra de las jefas de hogar viudas provocó quemejoraran significativamente las características sociodemográficas de las jefas dehogar, que pueden convertirse en condicionantes potenciales del bienestar familiar,aunque prevalecieron las diferencias entre los jefes y las jefas de hogar, es decir, lasdiferencias asociadas al género.

hogar". Con este procedimiento, el entrevistado designa generalmente como jefe a la persona que tieneal interior del hogar el reconocimiento general como tal; esta designación está condicionada por unaserie de contenidos culturales, entre los que puede o no encontrarse presente el de la responsabilidadeconómica del mantenimiento de la familia.

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Así, los resultados anteriores fortalecieron la idea de que el sexo del jefe es uncondicionante importante del bienestar de los hogares. Pero la investigación mostrótambién que en el análisis del bienestar de los hogares con jefes mujeres es necesariodistinguir diferentes antecedentes y modalidades de la jefatura femenina que puedencondicionar de manera importante la situación de bienestar observada en estoshogares. La distinción entre jefas viudas y jefas no viudas utilizada por el autorconstituye apenas un ejercicio inicial pues, dadas las características de la informaciónutilizada en ese análisis, poco se pudo hacer para documentar los distintos procesos yel papel de los diferentes miembros del hogar en la generación de bienestar al interiorde los distintos tipos de hogares de jefas.

En un intento por avanzar en los resultados de las dos investigacionesanteriores, los autores de este trabajo volvieron a revisar, ahora con la información dela Encuesta Nacional sobre Fecundidad y Salud (ENFES), la relación entre lascondiciones de la vivienda y la jefatura de hogar, por sexo y por estado civil. Losresultados obtenidos a nivel nacional fueron similares a los reportados por Schteingarty Solís (1995), en la monografía sobre vivienda y familia en México, que realizaron apartir de una muestra del 1% del censo de población y vivienda de 1990: comparadascon los jefes de hogar, menores porcentajes de hogares con jefas de hogarpresentaron deficiencias en el acceso a servicios públicos esenciales como el aguapotable, el drenaje sanitario y la electricidad. Sin embargo, los resultados quemostraban que los diferentes indicadores relacionados con el bienestar familiarempeoraban a medida que nos movemos de las areas metropolitanas a las areasrurales sugirieron investigar el lugar de residencia de los jefas y las jefas de hogar dedistintos estados civiles. Al revisar estos datos, los resultados mostraron que mientrasque un porcentaje importante de jefes de hogar vive en areas rurales, porcentajesimportantes de jefas divorciadas, separadas y solteras viven en las areas urbanas ymetropolitanas.

De esta manera, una nueva hipótesis emergió: las diferencias observadas anivel nacional en la situación de la vivienda y sus servicios entre los hogares de jefassin cónyuge y los hogares de jefes pueden ser explicadas parcialmente por diferenciassociales asociadas al lugar de residencia de los hogares; o escrita de otra manera: lascondiciones de vivienda de los hogares con distinta jefatura (por sexo y por estadocivil) y mismo lugar de residencia no deben mostrar diferencias significativas.

A partir de estas reflexiones establecimos dos premisas básicas para eldesarrollo de nuestra investigación:

i) que un mayor conocimiento de los antecedentes y modalidades de la jefaturafemenina de hogar puede ser una parte de lo que se está necesitando paracomprender mejor la relación entre la jefatura de hogar y el bienestar; así, en lugar deinteresarnos en ofrecer evidencia estadística acerca de los diferenciales en elbienestar entre hogares con jefes y hogares jefas, en este trabajo estamos interesadosen aprehender mejor los antecedentes que llevan a la formación de la jefatura de

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hogar en diferentes modalidades (en base al estado civil de la jefa), así como entendermejor las formas en las que en estas distintas modalidades de hogar con jefaturafemenina se resuelve cotidianamente su estrategia de vida. Además, el análisislongitudinal de la información generada por entrevistas a profundidad (en las que serecoge la experiencia de vida de las jefas) permite visualizar el efecto del ciclo vital enla explicación de la relación entre jefatura femenina y bienestar.

De esta manera, los resultados de esta investigación ofrecen posibilidades dedocumentar con información cualitativa algunos de los elementos y las maneras deorganización familiar que producen resultados concretos en términos de bienestar endistintas categorías de hogares con jefatura femenina y en distintas etapas del ciclovital; creemos que éste puede ser paso importante para entender mejor lasimplicaciones de bienestar del fenómeno de la jefatura de hogar femenina y paraofrecer elementos que puedan ser considerados por instituciones que tienen interés enimplementar acciones de apoyo a distintas categorías de hogares en desventaja social;

ii) que debíamos ubicar nuestro estudio en un contexto urbano, seleccionando alas jefas de hogar inicialmente a partir del lugar de residencia, de manera que todosellos se localizaran en colonias populares del área metropolitana de Monterrey (AMM).El desarrollo de esta área urbana presenta características que la hacen especialmenteinteresante para el tipo de análisis que proponemos, pues dicho poblamiento ha sidoimpactado particularmente por dos momentos del desarrollo económico del país: de1950 a mediados de los setenta fue una de las ciudades de mayor crecimientoindustrial y económico; y durante los ochenta y lo que va de los noventa es una de lasciudades más afectadas por la crisis económica y por el proceso de modernizaciónindustrial.

De tal manera que aunque el comportamiento del mercado de trabajo abrióoportunidades para las mujeres, principalmente durante los setenta, la crisiseconómica presente desde principios de los ochenta ha implicado la aparición deempleos precarios, no asalaridos y de baja remuneración. Por otra parte, como en lamayoría de las ciudades de países subdesarrollados, el proceso de urbanización hasido muy poco planeado, y como efecto de un flujo migratorio intenso en los setenta yparte de los ochenta, se generaron fuertes desigualdades en lo que se refiere alacceso a servicios y a la calidad de la vivienda. A estas condiciones se han enfrentadolos hogares de los sectores populares del área metropolitana de Monterrey.

El abordaje teórico: identidad femenina y estrategias familiares de vida

Identidad de género y estrategia familiar de vida constituyen los dos ejes teóricos deesta investigación. Ambos conceptos remiten a construcciones sociales. La naturalezade dichas construcciones sociales está anclada en el concepto de dualidad como unacaracterística que le es propia a la estructura social; es decir, el funcionamiento deljuego de los géneros y las estrategias familiares se entiende a partir de la relación en

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ambas direcciones entre acción individual y estructura social (Berger y Luckmann,1967; Cervantes, 1994; Giddens, 1984; Pzeworski, 1982 ). Además, como loescribimos en párrafos anteriores, existe una relación estrecha entre ambosconceptos, pues la solución cotidiana de la estrategia de vida familiar implica lareconstrucción de la identidad de género de las mujeres que son jefas de hogar.

Entre los aportes de la discusión sociodemográfica acerca del concepto deestrategias familiares de vida que consideramos útiles rescatar para los propósitos deeste trabajo está el reconocimiento de la influencia del ciclo vital familiar y de las redessociales de apoyo como dos elementos que deben considerarse en cuenta paraentender las posibilidades de respuesta de las familias ante los condicionamientos dela estructura social. A estos factores agregamos los procesos asociados con el trabajo,entendido éste en su carácter más amplio, y la "construcción" y uso cotidianos de eseespacio vital constituido por la vivienda.

El segundo aporte enfatiza precisamente el cuestionamiento al carácterdeterminístico y homogenizador de la estructura social, vía las clases sociales, sobreel comportamiento social de los individuos en su vida familiar (Duque y Pastrana,1976; Torrado, 1978, 1981; Chayanov, 1974; De Oliveira, Pepin lehalleur y Salles,1989; Roberts, 1973, Lomnitz, 1975, 1977; González de la Rocha, 1986, 1988;Hareven, 1977, 1990; Moch, et al., 1987; Giddens, 1984, Pzeworski, 1982; Bourdieu,1976).

En la literatura mencionada, el debate acerca del papel homogenizador de lasclases sociales sobre los comportamientos individuales y familiares está abiertotodavía; la discusión teórico-metodológica continúa y existen, al mismo tiempo,algunos esfuerzos de operacionalización para el análisis de esta relación desde elpunto de vista empírico.

La discusión teórico-metodológica acerca de la relación entre la estructurasocial y el género ha seguido un camino similar. Las preguntas sin respuesta queplantea Cervantes en su excelente sistematización revelan el estado del debate: "...¿laclase y el género son sistemas que coexisten en un tiempo histórico-determinado, peroque son fundamentalmente paralelos? Si realmente no son sistemas paralelos, ¿quétipo de relación tienen? ¿Es general y por tanto podemos encontrarlos vinculados entodos los espacios y dimensiones de la sociedad? ¿o es más bien específica y, porende, sólo se relacionan en ciertas condiciones histórico-espaciales? Más aún,¿estamos realmente frente a un encuentro entre dos sistemas, o es que su vínculo esmás bien una articulación completa? Finalmente, si la respuesta a la pregunta anteriorfuese afirmativa, ¿qué tipo de articulación tienen?, ¿cómo es que se ha modificado a lolargo del tiempo? y ¿cómo esperamos que se comporten frente al fenómeno de lasactuales reestructuraciones políticas y sociales?” (Cervantes, 1994:12).

La única respuesta de Cervantes a las preguntas anteriores es elreconocimiento de que "...como consecuencia de la estructura desigual de la sociedad,

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cada mujer experimenta la presión genérica de manera distinta, de acuerdo con elestrato social y económico al que pertenece. Esta es la misma lógica opresiva,aunque su interpretación se ajusta a la forma -material, discursiva y simbólica- en laque cada grupo participa en la reproducción de los grandes paradigmas culturales dela sociedad" (Cervantes, 1994:13).

En esta investigación partimos de este reconocimiento de los condicionamientosde la clase social sobre los comportamientos familiares e individuales asociados a laestrategia de vida y los procesos de construcción de la identidad de género yestablecemos, como punto de partida en la investigación, que aún controlando elefecto potencial de la clase social, al interior de un mismo estrato, las mujeres que sonjefas de hogar "viven e interiorizan socialmente" esa doble condición de ser mujeres yser jefas de manera diferente dependiendo del estado civil en que se encuentran; elestado civil es útil, en nuestra opinión, para capturar, condicionamientos sociales queactúan muy específicamente sobre las posibilidades de vida de las jefas y sushogares.9 Por esta razón, en nuestro análisis usamos como eje al estado civil paradiferenciar procesos de construcción de la identidad femenina de las jefas de hogar,como una manera de mejorar el conocimiento que se tiene del fenómeno de la jefaturafemenina de hogar y de su relación con el bienestar de la familia.

En la indagación de los procesos de formación de la identidad de género de lasmujeres que son jefas de hogar seguimos la tesis de Cervantes (1994), que estableceque en los procesos de construccción de la identidad de género existen patrones queno dependen de la adscripción a la clase social sino a "factores vivenciales comunes y... experiencias simbólicas compartidas" (Cervantes, 1994:16); partimos, como losugiere el mismo autor, de la consideración de tres ejes que, en su opinión, definen laidentidad de género de las mujeres. Estos tres ejes, esferas o dimensiones son lossiguientes: la maternidad y el ser madre; el matrimonio o la unión, y el ser esposa ocompañera; y el trabajo o la profesión, y el ser trabajadora o profesionista.10 Así, la

9En palabras de Berger y Luckmann (1967), las distintas categorías de estado civil remiten adiferentes subuniversos y a distintos procesos de socialización secundaria. Estas diferencias existen asu vez, porque el conocimiento se distribuye de manera desigual también por estado civil. Además, alinterior de cada categoría de estado civil o “tipificación”, el proceso de socialización no se completanunca. De acuerdo con las categorías analíticas de Berger y Luckmann, las ambivalencias que surgennecesariamente en el proceso de formación de la identidad de las jefas, no sólo como mujeres, sinocomo mujeres-jefas de hogar, que Cervantes (1994) explica en términos de la interacción de los tresejes mencionados anteriormente, constituyen lo que Berger y Luckmann explican en términos de lasiempre posible asimetría entre la realidad socialmente definida (en la que las jefas son atrapadas “defacto” mediante distintos procesos) y su propia realidad subjetiva, modificada mediante procesosposteriores de socialización.

10 La doble acepción de estos tres ejes se debe a la distinción que Cervantes hace entre elmundo de los hechos y el mundo de los significados, pues por ejemplo, una cosa es el valor y elsignificado que las mujeres le atribuyen al ser madre y otra cosa es cómo se vive esa situación. De estamanera, una mujer puede ser madre o no, pero sí puede tener una idea de que ser madre significacontar con más recursos para la sobrevivencia, o que el ser madre es una forma de realización personalpara las mujeres.

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identidad femenina “...es la manera como se percibe, se valora, se interioriza y se vivesimbólicamente y factualmente cada una de las dimensiones mencionadas”(Cervantes, 1994:16)

A lo largo de su vida, las mujeres viven un proceso contínuo de rearticulación delas tres dimensiones de su identidad, cada una de las cuales compite y entra enconflicto con las otras para dominar la identidad de las mujeres; incluso puede habermomentos en los que se anulan recíprocamente. Pero también hay mujeres ymomentos en los que es posible articular las tres dimensiones sin negar ni disolver: enesta situación se es madre, esposa y trabajadora.

Sin embargo, es frecuente que las mujeres enfrenten disyuntivas: se tiene queelegir entre tener hijos y continuar trabajando o entre tener una carrera profesional yser esposa, de manera que en lo cotidiano existe una tensión constante entre elejercicio de la voluntad individual y los condicionamientos económicos, políticos,culturales y simbólicos. Esta tensión produce en la mujer situaciones de ambivalenciay momentos en los que se puede privilegiar alguna de las dimensiones de la identidadfemenina.

El orden de importancia que las mujeres asignan a estos tres ejes no es casual;juegan un papel importante determinados condicionamientos sociales y culturales.Algunos estudios han encontrado que en paises como México la maternidad y elmatrimonio son muy valorados por las mujeres, probablemente debido a que la tasa departicipación de la mujer en el mercado de trabajo no ha alcanzado todavía los nivelesexistentes en paises de mayor desarrollo económico; además, suele ocurrir que lasmujeres fusionan ambas dimensiones, pues la pareja no se concibe como un fin en símismo sino como un medio para ser madre (García y Oliveira, 1994).

La solución metodológica: entrevistas a profundidad a jefas de hogar

Para recoger la información que se analiza en esta investigación se utilizó la entrevistaa profundidad (Fontana y Frey, 1990; McCracken, 1990; Morse, 1994; Vidich y Lyman,1994), una técnica que permite la reconstrucción longitudinal de la experiencia vital delas jefas y de sus hogares; esta técnica de investigación cualitativa ha mostrado serútil en el análisis sociodemográfico cuando lo que se busca en una investigación esentender el significado que los distintos actores asignan a los diferentes procesos deorganización social al interior de los hogares.

Los informantes clave en esta investigación fueron precisamente las jefas dehogar de distintos estados civiles y etapas del ciclo vital familiar. De esta manera, lasentrevistadas fueron seleccionadas en base al sexo del jefe del hogar declarado yposteriormente en base al estado civil y al ciclo vital.

En el proceso de selección de las entrevistadas se utilizaron los cuestionariosde una encuesta sobre violencia doméstica llevada a cabo recientemente por el

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Consejo Estatal de Población de Nuevo León, lo que facilitó en gran medida laidentificación y selección de las entrevistadas y lo que permitió contar además con unexpediente inicial acerca de algunas características del hogar y de la entrevistada.

Se llevaron a cabo 24 entrevistas completas a jefas de colonias populares delárea metropolitana de Monterrey en la segunda mitad de 1996. De estas 24 jefas, 8son divorciadas, 5 son separadas, 6 son viudas, 3 son madres solteras y 2 soncasadas. Aunque fue bastante difícil conseguir jefas en etapas tempranas del ciclo vitalfamiliar, 10 de las 24 jefas tienen 40 años o menos.

Para llevar a cabo la entrevista se utilizó un cuestionario semiestructuradoorganizado en dos secciones, además de una ficha familiar en la que se recogióinformación para cada uno de los miembros del hogar que se refiere al parentesco conla jefa del hogar, el sexo, la edad, el último grado aprobado en la escuela y el nivel, lacondición de ocupación, la ocupación en el trabajo principal, el ingreso semanal, lacontribución monetaria a la manutención del hogar, las horas dedicadas a las laboresde la casa y el estado civil.

En la primera sección del cuestionario se recoge la información relacionada conlos antecedentes sociodemográficos inmediatos de la jefatura de hogar, así como lapercepción que la jefa tiene de aspectos de su experiencia vital como son elmatrimonio o la unión, la ruptura de la unión, la posible fuente del reconocimiento delos demás miembros del hogar de la jefatura femenina, y los grados de compromiso(significados) de la jefatura para la propia jefa de hogar.

La segunda sección del cuestionario se diseñó para captar la información quese refiere a los tres condicionantes de bienestar de los hogares con jefatura femeninaidentificados por Buvinic (1990) con algunas adiciones, lo que en su conjunto define laestrategia de vida de las jefas y sus familias.

Así, los apartados de esta segunda sección del cuestionario tratan de recoger laexperiencia de las jefas en relación a los efectos de la ausencia del cónyugemasculino, las maneras en las que se dividen las tareas al interior del hogar, laexperiencia laboral de la jefa y los posibles condicionamientos de género sobre lasoportunidades laborales y de ingreso de las jefas, las implicaciones de la doblecondición de seu mujer y jefa sobre las posibilidades de conseguir trabajo y buenosingresos, la percepción de la jefa en relación al bienestar de su familia cuando secompara con la situación anterior en la que el cónyuge masculino estaba presente, elpapel de las redes familiares y sociales de apoyo y los obstáculos que la condición dejefa impone sobre las posibilidades de construcción y mantenimiento de estosmecanismos sociales de apoyo, y la percepción y experiencia de la jefa de hogar enrelación a la construcción y mantenimiento de ese espacio vital que es la vivienda.

Para llevar a cabo la entrevista se instruyó a las entrevistadoras para que, encada una de las partes de cada una de las dos secciones se le solicitara a la jefa “que

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contara” su experiencia a partir de un planteamiento bastante general del tema.Siguiendo el relato inicial de la jefa, la entrevistadora se ocupó luego de asegurarse,con preguntas más concretas, de que se recabara toda la información que se requeríaen el cuestionario. Por supuesto y como se esperaba, el cuidado que lasentrevistadoras pusieron en su trabajo no pudo evitar que algunas jefas mostraron másinterés que otras y más disposición para contarle a la entrevistadora algunas partes desu vida. Estas diferentes disposiciones de las jefas se vieron obviamente reflejadas enla extensión de las entrevistas y en su riqueza analítica.

Las mujeres que son jefas de hogar se constituyen como tales a partir deprocesos más o menos complejos: son mujeres que tienen que asumir en ocasionesroles asignados socialmente al hombre. En general podemos decir que la identidad delas jefas de hogar constituye un caso particular de identidad femenina y que lo que nosinteresa es investigar cómo se modifica esa identidad ante la situación presentada porla necesidad de asumir la jefatura del hogar.

En el análisis de la información recolectada se privilegia una visión longitudinalque trata de recoger los aspectos relevantes de la experiencia vital de las jefas dehogar y de sus familias que pueden resultar específicos a cada categoría de estadocivil considerada. Creemos que esta visión longitudinal en la parte empírica del trabajonos permite visualizar los distintos aspectos de la vida de las jefas de hogar comoprocesos; esto quiere decir obviamente que consideramos y abordamos el análisis dela jefatura femenina de hogar como un proceso también, cuyos resultados en untiempo y un espacio determinados dependen de la constante interacción entre elmundo objetivo subjetivizado por las jefas y las posteriores realidades subjetivas de lasjefas, y no como una condición estática o inmanente. Además, la visión longitudinal de la información nos permitió analizar el papeldel ciclo vital como condicionante del bienestar de las jefas y de sus hogares utilizandopara ello a la totalidad de las jefas. Podemos, con este recurso analítico, observar loque sucedió en la experiencia vital de las jefas a partir del inicio de la condición dejefatura y observar también los mecanismos utilizados por la jefa para enfrentar esasituación. Podemos observar también los significados iniciales que las jefas de hogarle asignan a esa condición y las reconstrucciones subjetivas posteriores producto delos reacomodos de las jefas a su nueva condición. Por esta razón, el “antes” y el“ahora” están siempre presentes en el cuestionario que se utilizó y en el análisis de lainformación.

En el análisis empírico tratamos de mantener un diálogo constante entreidentidad de género y estrategias de vida, tratando de distinguir los elementos quehacen específica la experiencia vital de las jefas según su estado civil. No tenemos laintención todavía de elaborar una tipología de hogares con jefatura femenina deacuerdo al estado civil; creemos sin embargo, que el estado civil puede ser útil comocategoría organizativa en el análisis de las diferencias y que esta manera de distinguirlas experiencias de vida de las jefas puede servir para el propósito de elaborar másadelante una tipología de hogares de jefas que distinga especificidades en términos de

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las implicaciones de bienestar de la jefatura femenina que pueda servir a su vez parael diseño de una política social de apoyo a hogares vulnerables.

Por ahora, nos parece relevante señalar que más allá de su función como ejeorganizador en nuestro análisis, el estado civil alude a una dimensión de la identidadfemenina que marca diferencias importantes entre estas mujeres, sus hogares y losprocesos que han emprendido para asumir la jefatura del hogar: nos referimos a ladimensión de la pareja. Así, cada estado civil implica formas diferentes de vivir un rol,el de ser esposa o compañera, que ha sido altamente valorado socialmente y que hafuncionado como el medio básico para formar una familia y continuar con lareproducción social.

Con excepción de las jefas de hogar que son casadas, en los otros casos(madres solteras, divorciadas y viudas) el cónyuge está ausente, pero el significado deesta ausencia y la forma de asumirla es muy diferente para cada estado civil: así, lasmadres solteras no han tenido una relación de pareja, pues negaron esta dimensióncomo opción de vida; las jefas divorciadas o separadas pasaron por un proceso denegación de su ser esposas o compañeras, lo cual generó en ellas una actitud frente ala pareja tradicional (compartir un espacio, un tipo de organización familiar, etc.) deincredulidad y hasta de rechazo en los casos más extremos, además de que sucondición de divorciadas o separadas revela un fracaso no solo en su elecciónindividual sino un fracaso ante la sociedad, lo cual también las marca y limita para elestablecimiento de una nueva relación de pareja; las jefas viudas, en cambio, jugaronel rol de esposas o compañeras y con ello cumplieron una etapa de sus vidas ycuentan con el reconocimiento social del cumplimiento de una tarea esencial para lasociedad: formar una familia; finalmente, las jefas casadas viven su relación de parejacon contradicciones, pues desempeñan dentro de esta dimensión una función quesocialmente no le corresponde, la de proveer a la familia del sustento económico.

Monterrey: el contexto socio-espacial del estudio

Como se mencionó anteriormente, el trabajo de campo se llevó a cabo en hogares conjefas de colonias populares del área metropolitana de Monterrey, México: un espacioeminentemente urbano y con una profunda tradición industrial, aunque la crisiseconómica ha tenido el efecto, como en todo México, de terciarizar la actividadeconómica, incrementando la participación del comercio y de los servicios en laeconomía local.

El AMM constituye un espacio privilegiado para el análisis de las estrategiasfamiliares de vida de las familias de sectores urbanos de bajos ingresos porque hasido una de las metrópolis más afectadas por la crisis económica mexicana. Losniveles de desempleo observados mensualmente durante 1996 en esta área urbanafueron de los más altos a nivel nacional, producto de otro proceso social paralelo al yamencionado y que ha tenido igualmente efectos negativos muy similares sobre elempleo y los niveles de vida de las familias: nos referimos al proceso de

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reestructuración industrial que la mayoría de las empresas de los grandes gruposindustriales regiomontanos inició desde mediados de los ochenta y cuyo costo socialprincipal ha sido la pérdida de empleos y la recesión económica. Como consecuenciade este último proceso, los efectos locales de los problemas económicos nacionales sehan visto agudizados, colocando al AMM entre los contextos más afectados a nivelnacional.

Constituida actualmente por 9 municipios, el AMM posee las divergenciassociales que caracterizan a México, pues dentro del conglomerado social-urbano quela integra se encuentra uno de los municipios más ricos de México (San Pedro GarzaGarcía), asiento y lugar de residencia de los grandes corporativos industriales y de lasfamilias que ostentan su propiedad; al mismo tiempo, en el AMM existe ciudadGuadalupe, lugar-dormitorio de los obreros de las fábricas regiomontanas y nicolaítas,de los trabajadores del comercio regiomontano y de una buena cantidad de las todavíapocas maquiladoras que existen en Nuevo León.

Los empadronadores estatales del conteo de población y vivienda de 1995contaron 2,987,653 habitantes en el AMM, los cuales representan un 84.2% de lapoblación total del estado de Nuevo León. Dentro del AMM, la mayor parte de lapoblación vive en Monterrey: en este municipio-ciudad-capital vive el 36.4% de lapoblación del AMM.

Con las cifras del censo de población de 1990 podemos tener una ideaaproximada de los arreglos familiares dominantes en el AMM, tomando como unaaproximación a las familias que viven en localidades de 50,000 y más habitantes. Elanálisis de estas cifras revela que los hogares familiares constituyen el arreglo familiarmás común en el AMM, pues su participación relativa en el total de hogares es de95%.

Al interior de los hogares familiares, el hogar nuclear (formado por el cónyugecon o sin pareja y sus hijos) alcanza una participación de 80.6% y es seguido por loshogares extensos, los cuales alcanzan un 17.5% del total; los hogares compuestosocupan el 1.9% restante. Por otro lado, las cifras del censo de población de 1990revelan que un 14.1% de los hogares del AMM está encabezado por una mujer, y queeste porcentaje es bastante más bajo (9.8%) entre los hogares nucleares, pero seincrementa significativamente entre los hogares extensos (23.1%) y los hogarescompuestos (26.8%).

Resultados del análisis: identidad de las jefas de hogar y estrategias familiaresde vida

El análisis de la información generada en esta investigación nos permitió fortalecer lahipótesis de que el estado civil es una variable útil para diferenciar procesos deconstrucción de la identidad de las jefas de hogar y maneras de vivir socialmente lajefatura femenina de hogar, pues el tipo de situación a la que se enfrentan las mujeres

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en cada una de las categorías del estado civil sugiere diferentes significados, maticesy resultados en los procesos de constitución de la jefatura femenina y tambiéndiferentes situaciones de vulnerabilidad social. La información que se presenta y seanaliza en esta investigación constituye de esta manera una contribución alentendimiento de los condicionantes de la vulnerabilidad social de los hogares conjefatura femenina.

El análisis que hemos llevado a cabo sugiere que las jefas de hogar divorciadasy separadas, por el hecho de afrontar la ruptura de su unión en situaciones deconstante violencia física y sicológica asociadas a la infidelidad, el maltrato, elalcoholismo y la irresponsabilidad económica del cónyuge masculino, experimentancontínuos conflictos producto de la constante asimetría entre su realidad objetivasubjetivizada mediante procesos de socialización primaria y posteriores realidadessubjetivas, conflictos que las llevan a cuestionar algunos de sus roles tradicionales queconforman su identidad como mujeres e incluso su proyecto más amplio de vida; estasmujeres emprenden en algunos casos acciones que implican una profundasocialización secundaria y en consecuencia, una reconstrucción radical de suidentidad a partir de su experiencia como jefas de hogar.

Analizado como un proceso, en la internalización de la jefatura de hogar en laexperiencia de vida de las jefas divorciadas o separadas pueden distinguirse variasetapas no necesariamente secuenciales: la ruptura de la unión por diferentes razones,algunas veces mezcladas en una combinación bastante conflictiva y en algunos casosmuy violenta; la internalización de la jefatura de hogar a partir primero, de la negaciónde la pareja que se tuvo, y segundo, de la necesidad de asumir la responsabilidadeconómica del hogar (con más o menos necesidades y más o menos recursos,dependiendo de la etapa del ciclo vital familiar y de la disponibilidad de apoyosfamiliares y de amistades, pues los apoyos institucionales son prácticamenteinexistentes); el fortalecimiento de la maternidad y el ser trabajadora como ejesalrededor de los cuales descansa su reconstrucción como mujeres y su construccióncomo jefas de hogar (este proceso fortalece aún más la negación ya no de su parejaanterior, sino de la relación de pareja tradicional como eje constructor de la identidadfemenina); el abandono posterior de su papel como proveedoras, cuando los hijos oparejas ausentes asumen esa responsabilidad; y el establecimiento de relaciones depareja no tradicionales. En todo este proceso, vale la pena señalar la presenciaconstante de conflictos y ambivalencias en las percepciones de las jefas de hogar y elcuestionamiento cotidiano de su propia capacidad para resolver las responsabilidadesque la sociedad les ha asignado tradicionalmente como mujeres.

Los elementos que forman parte del proceso anterior tiene matices diferentes enlos casos de las jefas de hogar que son madres solteras, casadas o viudas, paraquienes las ambivalencias y los conflictos propios de la internalización de la jefatura nogeneran procesos de socialización secundaria tan radicales. Las jefas que son madressolteras se caracterizan porque no han tenido de hecho una relación de parejatradicional o simplemente no han tenido una relación de pareja. Estas mujeres se han

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construido como jefas a partir de la decisión de no ser esposas, de manera que el sermadres ocupa un lugar muy importante en sus vidas y el ser trabajadoras se vive comoun medio para cumplir con las responsabilidades económicas y los roles propios deuna madre soltera. Esta negación de la posibilidad de la relación de pareja o de larelación tradicional de pareja está relacionada también con el tipo de proyecto decomportamiento reproductivo elegido por estas mujeres, pues las jefas de hogar queson madres solteras construyen su identidad reconociendo primeramente como suyo eltipo de proyecto de comportamiento reproductivo que está basado más en el interésindividual. Así, la combinación madre-trabajadora es vivida de manera diferente porestas mujeres que han renunciado a ser y tener pareja. En la experiencia de vida deestas mujeres no ha estado presente tampoco el vínculo entre la maternidad y elmatrimonio (o la relación de pareja), como sucede generalmente en el inicio de lacarrera reproductiva de las mujeres de los demás estados civiles.

A diferencia de las jefas de los demás estados civiles, las jefas casadas siguensiendo esposas. Lo que ha cambiado en la vida familiar cotidiana de estas mujeres esla incapacidad de la pareja masculina de hacerse cargo de su papel de proveeedor ode proveedor principal del hogar; de alguna manera, los maridos de estas jefas están“ausentes” del mundo familiar. A diferencia de las jefas de los demás estados civiles,las jefas casadas viven esta ausencia de la pareja masculina más en términossimbólicos que factuales. Este hecho genera al interior de los hogares de las jefascasadas una serie de situaciones complejas en las que pareciera que nada estáclaramente definido: los roles de la pareja están cambiados pero no soncompletamente aceptados o internalizados; la presencia física del marido-padre y suincapacidad manifiesta para ejercer los roles tradicionales o para internalizar losnuevos provoca, en los demás miembros del hogar, profundos cuestionamientos yambivalencias; la jefa se sabe jefa pero la cercanía del marido le recuerda diariamenteque las cosas podrían funcionar de manera “normal”; los hijos cuestionan la actitud delpadre pero se siguen sometiendo a su autoridad; la jefa carga con el peso de laresponsabilidad económica y el marido “ayuda” en el trabajo doméstico.

En resumen, en la construcción de la identidad de estas mujeres como jefas dehogar existe una combinación bastante complejizada de las tres dimensiones de laidentidad femenina en la que todo está relativizado. Lo único que parece estar claro enla identidad de estas mujeres es el respeto o el miedo que le tienen al orden social: deahí su negativa de dar por terminada su relación de pareja.

Las jefas que son viudas viven la ausencia de la pareja masculina de maneradistinta. El hecho de no haber tenido la experiencia de un proceso de deterioro de lavida en pareja y su consecuente negación les hace afrontar la ausencia del cónyugede una manera bastante idealizada. Además, a pesar de que la unión pudo haberdurado poco tiempo, es como si su propia vida en pareja hubiera cumplido un ciclonatural de vida y muerte, aunque los costos emocionales y afectivos pueden ser muyprofundos. Dado que las jefas viudas no tuvieron que negar por ellas mismas su seresposas ni fueron negadas como tales por su pareja masculina, su condición de

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mujeres “solas” tiene también significados sociales distintos: si bien son percibidas enuna situación de vulnerabilidad social asociada a su condición de viudas, no viven elrechazo que acompaña al estigma de ser divorciada o separada o madre soltera.

La lectura longitudinal de las entrevistas de todos los casos de jefas de hogarde este estudio muestra además la importancia del ciclo vital de la familia en elmomento de la adopción inicial de la jefatura de hogar en la determinación de lavulnerabilidad social de ellas y de sus hogares: entre estas jefas de hogar de coloniaspopulares, el haberse enfrentado a la ruptura de la unión y a la necesariaresponsabilidad económica asociada a la ausencia del cónyuge o de la parejamasculina en una etapa en la que la mayor parte de los hijos son todavía pequeñoscoloca a estas mujeres y a sus hogares en una situación social muy desventajosa,porque las necesidades económicas de la familia son siempre mayores que losrecursos que se pueden generar en esa situación.

De la misma manera, las redes sociales y familiares de apoyo constituyeron enla experiencia de vida de estas jefas de hogar uno de los elementos que hicieronposible la sobrevivencia inmediata y cotidiana de las jefas y sus hijos, a pesar de quelas responsabilidades de la jefatura les imponen obviamente serias restricciones parasu construcción y mantenimiento. En algunos casos, el regreso de la jefa de hogar a lacasa paterno-materna fue decisiva para enfrentar inicialmente los problemas de lapérdida o la ausencia de la pareja masculina; en otros casos, el apoyo familiar lefacilitó a la jefa de hogar el establecimiento de un nuevo domicilio, de una nueva casa,con todo lo que ello significa (vivienda, muebles,etc.); en otros casos, el apoyo de unavecina hizo posible que la jefa descargara parte del tiempo requerido para el cuidadode los hijos y, de esa manera, poder salir a trabajar.

Curiosamente, la reciprocidad que han mencionado algunos autores (Gonzálezde la Rocha, 1986, 1988) como condición necesaria para la construcción y elmantenimiento de estas redes sociales de apoyo, no salió a relucir de manera evidenteen las experiencias vitales de nuestras entrevistadas, lo que sugiere que, además dela reciprocidad, persisten en nuestra sociedad algunas prácticas sociales desolidaridad no necesariamente recíproca, a pesar de la difícil situación económica porla que atraviesan las familias de menores ingresos de México.

Podríamos decir que las jefas de hogar son madres ante todo. Esta condicióndetermina su comportamiento frente a la ruptura de su unión, frente a su ingreso almercado de trabajo, frente el tipo de empleo que se desempeña, y frente a laposibilidad de volver a ser compañeras o esposas. Así, en la forma de vivir einternalizar las otras dimensiones de la identidad femenina, los hijos tienen unapresencia muy importante, sobre todo si son menores de edad.

El trabajo extradoméstico es una actividad fundamental en los procesos deconstrucción de la identidad de las mujeres como mujeres-jefas de hogar. El sertrabajadoras facilita a estas mujeres su transición de madres-esposa a madres-

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trabajadoras; es también determinante de su mayor capacidad para internalizar lanueva realidad que les impone la pérdida o la ausencia de la pareja.

Por otra parte, podemos distinguir entre las jefas que eran trabajadoras antes deasumir la jefatura y aquellas que como parte del proceso de asimiilación de la jefaturase conviertieron en mujeres trabajadoras. Esta diferencia nos parece importanteporque para el primer grupo de mujeres, el haber jugado el rol de trabajadorascontribuyó a que se enfrentara en mejores condiciones el nuevo rol de jefas de hogar,mientras que para las otras jefas implicó un proceso de redefinición más profunda desu identidad.

Sin embargo, a pesar de que el trabajo es muy valorado por las jefas de hogar,el hecho de que ellas y sus familias estén enfrentadas a situaciones extremas devulnerabilidad social impide que se constituya en algo más que un medio para hacerfrente a las necesidades asociadas a la manutención de la familia.

Entre estas mujeres, los condicionamientos de género se encuentran muyunidos con su condición de ser jefas de hogar y de tener, al menos durante una parteimportante de su vida, la casi total responsabilidad económica del hogar. El peso de lamaternidad como la dimensión fundamental en el proceso de reconstrucción de laidentidad de estas mujeres y de su construcción como jefas se manifiesta en laimposibilidad acrecentada socialmente de acceder a oportunidades de empleo bienremuneradas. Así, el trabajo doméstico parece ser una constante en la experiencialaboral de las jefas de hogar estudiadas.

Para finalizar, la situación de vulnerabilidad social que acompaña a las jefas dehogar y sus familias principalmente al inicio de la jefatura, genera un costo social y uncírculo vicioso de reproducción generacional de la pobreza. Enfrentadas “de pronto” asu responsabilidad como jefas, estas mujeres se ven obligadas a recurrirconstantemente al trabajo infantil tanto doméstico como extradoméstico; así, en lanecesidad de resolver en lo inmediato la situación de sobrevivencia de la familia sesacrifica generalmente la educación de los hijos. Con la ausencia de mecanismosinstitucionales de apoyo, el largo plazo no existe para estas mujeres y sus hijos, o másbien, en el largo plazo sólo hay más de lo mismo para los hijos de estas mujeres.

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