Jardín Andalusí
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JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
1
Jardín andalusí
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
2
Todos los derechos reservados
Título: Jardín andalusí
Autor: Antonio García Vargas
Portada: Flamenca de Orly Frid
Editorial: Bubok Publishing S.L.
Impreso en: Publicaciones digitales, S.A.
Calle San Florencio, 2
41018 Sevilla
Spain
Depósito Legal: PM 1404-2008
ISBN: 978-84-92500-55-0
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
3
Jardín andalusí
Antonio García Vargas
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
4
Toda poesía aspira al menos
a ser leída por el viento,
interpretada por las brisas,
sentida en el silencio,
pronunciada, soñada,
mas nunca a ser plegaria,
sentencia o mandamiento.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
5
Dedico esta obra a todas aquellas personas pequeñitas que
sembraron en la tierra y en la mente — en propios y extraños—,
sin importarles raza, sexo o condición. Seres anónimos unos,
más o menos conocidos otros; magníficos todos.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
6
Introducción
Lenguaje y Poesía
Afirmar, según Paz, que el lenguaje es exclusiva del hombre,
contradice una creencia milenaria. Recuerdo cómo comenzaban
aquellas fábulas: “Cuando los animales hablaban…”
Curiosamente, esta creencia fue resucitada por la ciencia de
hace apenas cien años. Los hay incluso, que afirman todavía
que los sistemas de comunicación animal no difieren gran cosa
de los usados por el hombre y para algunos sabios no es ni
mucho menos una metáfora hablar del lenguaje de los pájaros.
El estudio de los lenguajes primitivos confirma lo que nos
revela la antropología cultural: a medida que penetramos en el
pasado no encontramos, como se pensaba en el siglo XIX,
sociedades más simples, sino dueñas de una desconcertante
complejidad.
La ciencia moderna confirma sorpresivamente la teoría de
Herder y los románticos alemanes: “parece indudable que
desde el inicio el lenguaje y el mito permanecen en una insepa-
rable correlación… Ambos son expresiones de una tendencia
fundamental a la formación de símbolos: el principio radical-
mente metafórico que está en la entraña de toda simbolización”
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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Lenguaje y mito pues, ¿son bastas metáforas de la realidad?
La esencia del lenguaje es simbólica porque consiste en repre-
sentar un elemento de la realidad por otro, tal como ocurre
con la metáfora. La ciencia verifica esa arraigada creencia en
los poetas de todos los tiempos: el lenguaje es poesía en estado
natural y, junto con el mito, constituyen vastas metáforas de la
realidad.
¿Cabe deducir de ello que el hombre lo es gracias al lenguaje?
¿Gracias a la metáfora original que le hizo Otro y lo separó
del mundo natural? ¿Se creó el hombre a sí mismo al crear el
lenguaje? ¿Cabe deducir que gracias a la palabra el hombre
es una metáfora en sí mismo?
Cada día nos llegan, afloran a la superficie, palabras y frases
en estado puro mientras otras desaparecen. De súbito, el erial
de un idioma aparentemente fatigado se viste de hermosas flo-
res verbales. Remotas criaturitas aparecen en lo frondoso del
habla, copulando, engendrando sin cesar, ebrias de sí.
El lenguaje visto desde el alma es material inflamable que se
incendia al contacto con la imaginación y fantasía individual
dando origen al poema. Lautréamont profetizó que un día la
poesía sería hecha por todos. Como profecía revolucionaria
es deslumbrante, qué duda cabe, pero ello implicaría un regre-
so a lo original de los tiempos: cuando hablar era un cons-
tante crear y supongo que al paso que vamos, por ahora al
menos, estamos bastante lejos de ello.
La creación poética se ha enfrentado siempre a la resistencia
de lo inerte y lo horizontal. Ya Esquilo padeció en sus carnes
el ser acusado de oscuro. Eurípides fue asimismo tachado de
poco claro. Garcilaso fue llamado descastado y cosmopolita.
Los románticos, claro, fueron juzgados como herméticos y
decadentes. Los modernistas tampoco escaparon del acoso.
Parece ser que la dificultad de toda obra nueva reside en su
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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novedad. Toda creación provoca recelo, equívocos, ¿miedo?
Está visto que el goce poético no se da sin antes vencer dificul-
tades análogas a las de la creación en sí. Curiosamente, en
casi todas las épocas, es la crisis o decadencia social el periodo
más fértil de la poesía. Es el caso de Góngora y Quevedo;
Rimbaud y Lautréamont; Donne y Blake; Melville y Dickinson.
Según el criterio histórico, Poe es la expresión de la decadencia
sudista y Rubén Darío de la extrema postración de la sociedad
hispanoamericana. Asimismo, la poesía profética de los hebreos
coincide con sus épocas de esclavitud; Villon y Manriqu e es-
criben en lo que se ha llamado el otoño de la Edad Media.
¿Qué decir de la sociedad de transición en que vivió Dante? La
España de Carlos IV produce a Goya. A la vista está que la
poesía, al parecer, no es un reflejo mecánico de la historia aun-
que la relación de ambas es bastante sutil y compleja: mientras
la poesía cambia pero no progresa ni decae, la sociedad decae
irremisiblemente.
Esta obrita poética que tienes en tus manos, lector, es el pro-
ducto de la ilusión y del desencanto a partes iguales. Es un
canto a mi tierra, Almería y, al tiempo, es un testimonio de
mi ser andaluz y español, aun cuando haya pasado bastante
tiempo fuera de mis tierras. Es asimismo, una forma de entre-
tenimiento pues nada me seduce más que escribir poesía pese
a que por lo que se me remunera es por la creación de guiones
que puedan generar películas en USA.
Aprovecho para dar a conocer aquí unas pequeñas piezas lla-
madas ágavas que ya usan en sus creaciones bastantes amigos
poetas en todo el mundo. Son en esencia como el haiku, con su
misma concepción silábica, 5-7-5, pero más adaptadas al
sentir occidental pues toman todos los elementos del haiku y
también todos los que éste rechaza, es decir: permite tanto ex-
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teriorizar como interiorizar.
En su momento creí que se podían andar ambos caminos y ha-
brá quien vea sólo el entorno tal cual y otros que "escucharán"
la música producida por las copas de los árboles y la metáfora
que encierran pues el ágava admite la personificación, la rima,
la suposición, los verbos presentes, pa- pasados y futuros, las
metáforas, etc., manteniéndose, eso sí dentro de la línea gene-
ral 5-7-5. Además, así como el Haiku admite, permite y, a
veces, exige el Kigo, el Ágava acepta sin imponerla, la dedica-
toria entre paréntesis.
Otra composición que ya se conoce en varios países pero que
fue creada en nuestra tierra, Almería, es la Amoraima. Tanto
la amoraima como el ágava se estudian en los departamentos
de español de algunas universidades estadounidenses, latino-
americanas y canadienses. La amoraima es muy parecida a la
seguiriya flamenca. Se trata de estrofas de cuatro versos,
5-5a-10, 11, 12-5, con rima asonante aunque también admite
la consonante. El tercero, dividido en dos hemistiquios de 5-5,
de 5- 6 o de 6-5, o de 6-6 que-da libre de rima.
A la hora de contabilizar las sílabas, se puede obrar a conve-
niencia estableciendo sinalefas o no, a voluntad y contabilizan-
do u omitiendo las particularidades de las palabras finales de
verso agudas o esdrújulas. Lo que realmente importa es que
el sentido de lo que se quiere expresar no se vea perjudicado
por cuestiones formales.
La Amoraima viene a ser casi como la seguiriya flamenca,
6-6a-11-6 o la seguidilla gitana 6-6-10, 11, 12-6 y su “decir”
está dedicado exclusivamente a la temática amorosa y/o de tin-
te erótico-festivo, típico de las provincias españolas e hispano-
americanas y, sobre todo, de Andalucía.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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El librito cuenta también con una serie de poemas romántico-
filosóficos, aderezados con algunas notas cáusticas pero sin
que la sangre llegue al río, sobre Andalucía y Almería, así co-
mo de su entorno natural, costumbres, historia real y mitología
subyacente, unas veces real y otras sugerida para que no sean
sólo otras ciudades las que tengan sus propios héroes inventa-
dos y Almería haya estado hasta ahora prácticamente sin algún
que otro Hércules, Ulises o sendos caballeros cruzados con los
que epatar al visitante.
El autor
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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«Liberarse de la creencia
de que no hay libertad
es en realidad ser libre»
—Martin Buber—
Murmuraste de mí el año pasado
y debo beberme tu sangre
—dijo el lobo al cordero.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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Se confunde la alondra
Preñado de augurios y secretos
ruge el fusil de muerte entre los setos.
Federico de nombre. Y García
de apellido. Y Lorca por su madre.
¡Madre mía!
Hay mil rayos de luz
haciendo día,
dos banderillas negras,
¡ah torero!
y un tal García Lorca
que moría
de un cruel rejón de fuego
en el albero.
Se confunde la alondra,
canta,
pía,
mezcla la triste noche
con el día.
Deshojando la jasja andalusí
Desfallezco en el tacto de la noche
feneciendo cual flor en el ocaso,
se desnudan las musas y el Parnaso
muta abriendo su ojal cual lindo broche.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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Sueño un verde desierto de palmeras,
la boca sensual de una muchacha,
mas… ¿dónde vas chaval con esta facha?
¡no me vengas a mí con peteneras!
¡Ah, Andalucía!
Lozana y bella mater abadesa,
étimon enterrado en la espesura,
un hálhal transparenta tu hermosura,
soberana de miel en su calesa.
Almería
y su sol fosforescente,
Granada
verderío lujuriante,
Málaga
es un gemido desafiante,
Jaén
verde olivar resplandeciente.
Córdoba
sarracena; poderío,
Huelva
sueño de brisa enamorada,
Cádiz
hermosa hurí desmelenada
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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y Sevilla
¿Sevilla?
¡sí, Sevilla!
por designio divino
maravilla
preñada por las aguas
de su río.
Una guita colgando de una viga,
fandanguillos,
verdiales,
bulerías,
farfolla de coplillas,
naderías,
unas gachas con leche en la barriga.
Un diábolo girando panza arriba,
la morena de Berja en ensalada,
trompa mora,
moruna,
mareada,
peonza que ya viene… ¿o se iba?
Pobre vespa vulgatis sin alitas
ahogada en la acequia de su llanto,
pirindola borracha, triste canto
de blancas amapolas ya marchitas.
Sombrilla gaditana solitaria,
garrotillo del alma abandonada,
la mata de panizo amodorrada
musita en andaluz una plegaria.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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Xerampolino a lomos de cayuco,
mil lienzos de miseria pasajera,
caballitos troyanos de madera,
reloj a la deriva sin su cuco.
¡Ah, Almería!
Recuéstate, mi amor, en el sendero,
recuéstame tú a mí y en la distancia
hallemos en lo nuestro la fragancia
de un acto de amor puro y sincero.
Busca el amanecer, querida mía,
en mi revuelta sábana de piel,
se abrirá cual capullo de papel
en el acontecer del nuevo día.
Un JB a oscuras con mi dama
Hay un amor, cual húmedo rocío,
que se posa en las flores del camino
y en la sucia cagada de los perros.
En una habitación de aliento cutre
una dama se jode los silencios
a cien euros el polvo cada hora.
Ah, mi feroz putita melenada,
me distrae el vaivén de tus caderas,
el suspiro fugaz de tu cintura
y el sabor a sifón de tu sobaco.
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Señora de un poder y orgasmo inédito,
agazapado tigre entre sus muslos
aguardando señales de humo y pasta
para mostrar volcanes y misterios.
Es la historia del círculo vicioso
enlazado al vinilo, la maría,
pegamento a granel, una mamada,
un jota be a oscuras en el wáter
y apenas algo más; apenas nada.
Decálogo in vitro
1
¿Para qué el amor
si en tu corazón, hombre,
ya no hay latido?
Busco en lo profundo del bosque la perdida herencia como paso
previo a mi fatiga ante la noción estoica de los indiferentes.
Consume mi carne la maligna interpretación del otro, en mi
conciencia encarnado. Pulso, exploro, extraigo la savia del
viejo amigo árbol, el alma antigua se asoma, se hermana, soy
rama virgen escindida de mi celda milenaria. Reparo sin
sorprenderme en que toda metafísica supone una constatación
del conocimiento recíproco. Mi lágrima de tiempo corre por
las laderas del viento, me hago brisa niño gaviota y humedezco
con mi semen la copa amiga de las nubes en un acto de amor
nacido de la eterna duda.
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2
Barranco abajo
precipito palabras
buscando ecos.
Desde lo alto la tierra es muy pequeña y el humano exiguo.
Rectas y curvas copulando entre teoremas surgidos del encanto
mágico de la teoría de las cuerdas, geométrica concepción de
esquivas líneas trazadas al azar, socavando el liso vientre de los
pájaros. Una película sin encajes muestra un parco romance,
presente futuro de amores inciertos entre lo curvo del alfanje y
el estricto bordado occidental de la cosmología de las formas.
Al fondo inicia la inocencia un canto a la vida. No hay relieves.
La fe de las montañas desconfía del rugido de los ríos y abajo,
en la cascada, el agua devuelve el caudal vertido a ciegas.
Ella sabe. Es vieja. Desconfía.
3
No habitará
bajo cara pintada
un sentimiento.
La vieja espita de la historia cierra la puerta del tiempo ido.
Capítulo cerrado, sellado, visto para sentencia en el portal del
olvido. Hilemos, hermanos, de nuevo en la gastada rueca.
Atentos, cambio de decorado, se rueda escena segunda. Hoy
nacemos al mundo de la idea, somos espacio vacío rellenando
viejos cerebros de aire, des-congestionando la estirpe de la
angustia y la zozobra. El día gris se ilumina y cubre con sus
gestos sollozos de viejas celdas en Auschwitz. No más
belenes con figuras decapitadas y restos de hollín en esas caras
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fugaces, ham- brientas, difuminadas por la voz del miedo y la
monstruo- sa palabra adulterada.
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Extiendo manos,
sólo encuentro destellos
de agudas garras.
Aguzando el oído escucho músicas sincopadas en el vientre de
las iras. No existe el lirio, ni la rosa, sólo la herida provocada
por la garra inmisericorde de la bestia. En un extremo del aire
titila yerto el último alarido. La fiera ha despertado, el teorema
se embrutece desligándose del arco y la parodia. El humano
revuelca sus miserias intentando confundirse con el cieno,
mas ya es tarde. Al otro lado de la mesa, comensales de plástico
y oropel entonan cánticos desconocidos heredados de la piedra
del primer rascacielos, en la gran urbe de casinos y submarinos
de bolsillo. Hace frío detrás de las paredes; en la calle
desnuda. Mucho frío.
5
Estrecho cerco
constrictor de palabra.
Más. Más barrotes.
La caja de música ha callado para siempre. En los andenes, el
viejo tren espera a la mesnadas, en reposo. Se escuchan voces y
sables en las redes de los viejos gladiadores. No hay tregua.
Resplandece la matriz viva en la máquina, el genoma
reconstruye el esquema antiguo de la carne, con su piel,
líquidos, intestinos y ritmos palpitantes. El yerto cuerpo
humano con su cáscara de acero da su primer paso hacia el
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vacío. Una estatuilla de papel, inerme ante la catástrofe, sella el
destino de la hembra emparedándola en el burka sin cara, ojos,
ni palabra.
6
¿Qué plantas, hombre,
en esa alambricada
cerca de espinos?
Las puertas del tiempo son meros espejismos de la época, tal
como las arenas de una playa lo son de sus caracolas. La
ilusión de los trasmundos de Nietzsche evoluciona a través de
la esencia de la apariencia, aporta espuma a los nuevos
hemisferios condensando líquenes bajo la sombra del dulce
durazno. Se angosta el tramo que recorren los otoños
amenazando dormir bajo las límpidas sábanas de la otra
lluvia. Nada hay en la sequía que no contenga el gen de la
burla y el desafío expresados en la Lógica menor de Hégel.
Apenas queda tiempo para reinventar, a ciegas, la noche.
7
¡Ah, la razón!
¡Mínima realidad
hilando brumas!
El movimiento es mera sucesión de inmovilidades amenazadas
por ese ínfimo instante que ya no es. En el codiciable fruto de
todo cuerpo de mujer, subyace la respuesta al conocimiento de
la cosa. Todo es intuición en la mañana del discurso y la
metáfora. Tintemos de blanco las ventanas del alba y hagamos
del futuro un ente indiscernible. La razón del mundo es la
enfermedad del vacío, del mismo modo que el movimiento es un
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accidente que lleva a la lo- cura bellísima de las formas
helicoidales.
8
Pintamos caras
en banderas y luchas
buscando un nombre.
Absorto, me pliego a las exigencias de una mirada que
despliega sus distancias como propias. No quiero ser mirado en
el seno de una mirada como quien sangra el corazón de los
relojes de arena. Puede que no amanezca en la retina ajena,
mas no por ello renegaré de la sabiduría de un mar en calma.
Nombraré por orden las cosas importantes y del núcleo
escanciaré en el rostro de la piedra los pétalos de la flor que
ayer pisaste en tu momento de ira y mordedura. Hoy, hasta
siento vergüenza de ser objeto sin nombre en el mausoleo de tus
recuerdos.
9
Abandonada;
escindida del tronco,
muere la rama.
Me visto cuidadosamente tratando de ocultar mi propia
objeticidad. Por primera vez me noto desnudo, me conozco en
estado libre tal y como estuve en la caída original de mi padre.
Retengo un nombre perdurable de las cosas que me incendia,
me desprende de la rama y me argumenta con e l sutil engarce
de una misa negra. Me cerca el celeste aroma de la
alquimia y la caída, tensando mis pulmones, penetrando mis
arterias perladas de sudores y subjetividades que mi objetividad
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jamás ha elegido. Aun así, me contengo en mis humores,
abro el ventanal a tus efluvios de madreselva que acaricia mis
paredes y me tor- no grácil cordillera acariciada por las nieves
de tus montes, tus veredas y la estrechura del grito que
sacude tu cintura.
10
La cara oculta
muestra siempre un lunar
desconocido.
Hoy al fin lo sé, intuyo la presencia de la carne en mis
costillas y la música del aire trae gemidos y ayes lastimeros en
sexos carcomidos por el hambre de los sentidos. Amanece
también el nuevo día de una noche ya pasada. Hoy me siento
trascendente, trascendido. Soy ser que sabe que es sabido, que
piensa y se es pensado y me asumo en la hermosísima verdad
de otra verdad que me es propia. Me derramo en la madrugada
del más puro asombro, soy río, charca, sombra, nave que
surca los espejos de destinos venideros. Siembro mariposas
entre ramas almendradas girando entre los clavos del pobre
carpintero, lamiendo sus heridas, cargando con la cruz de un
mundo que es y no es mío. Hoy, hoy sí, renazco entre las
brasas blandiendo mis versos, una ramita de olivo dulce como
la desaparecida uva de Dalías, mi espada de luz y mi yo
universal: ¡la palabra!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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Flor de sol
Mi brujilla,
tú, Almería,
ciudad mía,
maravilla.
Zagalilla
consentía,
flor de día,
buganvilla.
Yo te adoro
por tu olor,
mi tesoro;
mi flor pura,
pura flor,
mi criatura.
Mujer gata
Yo dibujé tu cuerpo
y te habité,
me acogiste desnudo
sin dudar
y en castillo de arena
desposé
a la gentil doncella
sin igual.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
24
En el límpido mar de Cabo de Gata
una mujer desnuda se alimenta de sal;
misteriosa dama de roca que de niña
dibujó arenas que habitó.
Sus ojos son desierto, silencio, tumulto interno,
soledad que despierta al conjuro de versos marineros
desprendidos de las flores coralinas.
Cuentan que debajo de su cuerpo corre un río
que endulza con leche sus pezones de sal.
Oí que un día vino un marinero,
la poseyó con su canto y después se fue,
prometiendo regresar para hacer de ella
selva prodigiosa donde el húmedo lamento
de sus silencios de arenosa roca serían palabra.
Ella sueña el momento y perfuma las noches
para despejar la flora que recubre la orilla
del otro lado de la playa.
La mujer gata se recuesta cada tarde en la arena
y apoyando su cabeza en las cristalinas aguas
se hace piedra preciosa, iluminando el mar
con sonidos marineros de luz amorosa,
dejando en la superficie su hermoso cuerpo,
extendidos sus cabellos, sus manos sumergidas
y sus pétreos dedos fuera del agua,
apuntando al cielo en un mensaje de roca
y amor aún no descifrado.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
25
Quiero pintar en verso (a la memoria de Federico García Lorca)
Quiero un soneto hilar de fuego y luna
y tu cielo andaluz poder rozar;
quisiera sin fusil poder trocar
aquel disparo cruel verde aceituna.
Quiero pintar en verso tu amargura
con colores de viento, olivo y cal,
tus lágrimas de luto, furia, sal
y desterrar tus noches una a una.
Quiero ser del laúd nota sincera
aedo del mar que tú amaste tanto,
loar tu nombre, ansia, vida, pena,
quiero, en fin, ser guitarra, no lamento,
siguiriya espiral, rumba, taranto,
de tu poesía elipse, acorde, tiento.
Una lejana nota que se ahoga
Hay que desalojar la oscuridad
de duendes y reclamos de alcanfor.
Sólo eras una cita ciega y muda,
un rayo de esperanza sumergido
en tarros envasados al vacío.
Perfil, geografía, mezcolanza
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
26
que brinca cual teorema musical
tapizando en el vientre arabescos
y mil acordes mímicos.
Más tarde, entre sábanas de lino,
apenas se refleja el excremento
en el espejo cóncavo del cosmos.
Mas, la duda persiste.
Un pescador, un mar, una coplilla
Un pescador,
un mar,
una coplilla,
piar de pajarillos
en el cielo,
una frágil barquita,
remo y quilla,
un aquilón de miel
y caramelo.
Pececillos dorados
cola y nalgas,
sirenos de marfíl
cantando al sol,
un salmón de cristal
entre las algas,
un ballenato azul,
un caracol.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
27
Una luna de gasas
y jazmines
derrama en una nube
su pasión;
entre notas de banjo
y violines
copula con la escarcha
el halcón.
El manto de la noche
cubre al día,
varada ya la barca,
el pescador
contempla el fértil cielo
de Almería
y entona una coplilla
a su Creador.
Ven a mi vera; ven zagala hermosa
Ven a mi vera; ven zagala hermosa,
aquí conmigo, cuéntame tu pena,
ven hasta mí, hurí, ven sarracena,
dame tu hermosa flor, ¡dámela, moza!
Hoy hilaré para ti la primorosa
miel carmesí; pondré sobre tu pelo,
junto a la trenza añil, un nuevo anhelo,
un torrente de luz, pequeña diosa.
A la noche, entre velos y topacios,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
28
libaremos amor, versos, ternuras,
en el remanso udrí de mis palacios.
Y ya en la madrugada, hechos caricias,
surcaremos del cielo los espacios
donde mora el jardín de las delicias.
Viejas claves (a la memoria de María Zambrano)
La mano agazapada el ojo alerta,
sentidos naufragando en mares planos;
entre arbustos cubiertos de reyerta
vate y árbol anidan mil veranos.
Hay una soledad
que el alma toca,
húmeda como un mar
de fría roca.
Naturaleza en crisis, rebelada,
hombre-árbol absorto en su apatía,
agoniza la efigie derrotada
entre gritos de tarde y mediodía.
Hay vocablos salados
y asambleas;
epidermis ardiendo
como teas
El cielo confundido se retira,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
29
el alma se protege en su ruina,
no queda nada, sólo la mentira
de mil pájaros muertos en la esquina.
Sepultados rescoldos
a la espera,
mil palabras ardiendo
en la hoguera.
Con los brazos abiertos de Zambrano
cubro la imagen pétrea del camino
¡Ya no existe la palma de mi mano!
¡Ya no quedan vestigios de mis ojos!
… mis ojos que, desnudos ya de antojos,
se rindieron al ímpetu del sino
en el mar de renuncias de un verano.
Calla el orbe, solloza
en su afasia
-escindido su núcleo-
la galaxia.
¡Ah, hombre del milenio equivocado!
¡ni siquiera la lluvia te interroga!
¡ni los vientos! ¡ni el lago! ¡ni el venado!
… ni el ayer que en silencio se deroga.
Se ocultan en la nieve
los caminos
protegiendo la huella
de sus trinos.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
30
Ya no habrán buganvillas, lirios, hiedra,
ni piará el gorrioncillo en la mañana,
ni habrá sombra cubriendo al hombre-piedra,
ni alegre golondrina en la ventana,
si acaso… un epitafio entre la arcilla
recordará al futuro viejas claves:
¡Cuando el hombre la faz del día mancilla
ni en los hombros del poeta anidan aves!
Musas y mariposas en la noche
andalusí
(Dedicado a la memoria de Marosa di Giorgio, lumínica criatura, minúscula
druida flora niña del jardín de los sueños)
“Al subir los soles de la medianoche, dos, como monedas de cobre y oro, las
cosas reaparecieron. Hicimos lo de siempre” –Marosa diGiorgio–
1
La musa se acerca,
se aleja,
nos besa con su boca chiquita,
abre el jazmín de su seda
y la noche se enciende,
etérea,
ligera,
de pronto nos deja,
de lejos sonríe,
bosteza,
esta es la hora bruja,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
31
la hora del lobo,
del búho,
la araña,
y la luna lunera
sumisa los baña.
2
El espejo se cubre de polvos,
la imagen se seca,
poemas de azúcar,
de sal y pimienta,
poeta que muerde suspiros de alcoba
en la boca cereza,
tiniebla de olvido,
paredes sin sangre en las venas,
jóvenes nubes que embisten las naves
en noches serenas,
buscan refugio las hadas
en la flor de la dalia,
dos gotas de lluvia
fabrican con líquenes
diademas de lágrimas,
un gato de plomo maúlla su risa,
se agita,
se calma.
3
Un punto de hilo cosiendo sonrisas,
dos pájaros fríos
amándose en torno al manzano,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
32
las flores,
las brisas.
Un árbol sin plumas abierto en las ramas
muestra indecoroso sus jóvenes nalgas,
abate pestañas impúdica y tierna
la virgen rocalla,
un fauno retoza a sus anchas
tocando la flauta,
en los cañaverales
ríen juguetonas y alegres
traviesas muchachas.
Es fiesta en el cielo,
riman las zagalas jazmines y versos.
4
Naufragio de olvidos,
de prímulas áureas que sueñan despiertas
enigmas de muros y malvas,
dos bocas de arena,
dos bocas de sauce que lloran,
se abrazan,
dibujando en el aire ciegas mariposas,
un cuerpo que lanza silbidos de piedra
y recoge los ecos
de un largo cabello-estribillo
que en silencio peina.
Gime en la playa lejana una gheisa.
5
En el filo del ojo se estira la ninfa,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
33
sílfide,
estrella,
un sátiro ingrávido posa en el barro
su insólita estela,
inicia la rana su danza,
surge del bosque de grillos
el tenue runrún de la orquesta,
se visten de azules los lotos,
plateadas gencianas
pintan sus pétalos de seda
y brillan luciérnagas nómadas
allá en la floresta,
los gnomos se asustan,
escapan,
se acuestan.
El azul y la tierra se tienden,
se aman;
la cópula estalla.
6
La noche dormita,
noche de gozo,
poesía,
solaz y armonía,
noche de fiesta,
sus ojos de sombra descansan,
a medias despierta.
Un claro del bosque se duerme con ella.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
34
7
Refulge a lo lejos el sol que se acerca,
asoman su cresta diminutos los llanos,
hongos-paloma cabalgan a lomos
de claveles y gamos,
un gallo que canta,
un mirlo que otea,
un perro que ladra al lucero del alba,
ventanas que gritan,
puertas que chirrían,
humanos que pisan los lagos en calma
espantando las aguas, las aves,
gatos y arañas.
8
Ha llegado el hombre.
Ha poblado el día.
El mundo de sueños se hace misterio,
se oculta,
se calla.
La poesía se encoge,
se hace chiquita.
Se acaba.
Poemas de cal y arena
Alejados bajeles, densa bruma,
poemas malparidos, del no tiempo,
son aquellos fugaces estallidos
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
35
nacidos de la duda, del lamento.
Un paso para atrás, dos adelante,
una oda al amor, otra al averno,
maravilla que brota, ciñe, abraza,
culebra que te asfixia, aire infecto.
Sientes, vate, un infierno que te araña
y te aferras al flujo del instante,
sufres la quemazón del ígneo dardo
sofocando la musa que en ti arde.
Y te inmolas, poeta, sí, te quemas
en la pira iniciática de un verso
que nada dice al alma ni se acopla
con la entraña sutil del sentimiento.
Mas aguarda el susurro lapidado,
respírate, sé sabio cocodrilo,
los relojes ya saben de tu espera
y tus pasos del polvo del camino.
El hombre de barro ante el espejo
No nieva nunca en esas ciudades sucias,
llenas de muñecas de trapo, trapecistas
y sacos de arena turbia.
Si nuestros dioses y nuestras esperanzas
no son sino fenómenos científicos,
nuestro amor y sentido de la libertad
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
36
es igualmente algo científico, insustancial.
Entonces…
¿tal vez nuestras múltiples carencias
sean también un freno
impuesto por la ciencia divina
para evitar nuevos dioses de barro?
Dejad,
dejadme caminar solo, conmigo,
con muy pocos deseos,
como los elefantes en el bosque.
Cuanto más ligero sea el equipaje
menor será la pérdida.
El mundo no necesita vivir
al nivel intelectual de sus grandes hombres;
tampoco destruirlos.
No obstante, se cuida mucho
pero sí lo segundo.
Lo que el cuerpo crea
es tanto una expresión del adeene
como el propio cuerpo.
Recuerda la metáfora del arrecife de coral:
«Si la esencia de la vida
es la información contenida en el ADN
entonces la suciedad y la civilización
no son más que sistemas
de transmisión de información
con su memoria externa algo cascada».
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
37
Miles de marionetas bailan y danzan
sin ton ni son en el escenario de la vida.
Cuando se cortan los hilos, inermes,
se desmoronan sin más.
Dios geometriza continuamente
sirviéndose de ángulos humanos,
permitiendo a políticos y desaprensivos
piratear nuestra memoria milenaria
y colectiva.
Llegamos a la verdad
gracias a que nuestro espíritu
nos la susurra continuamente
pero no la afrontamos
por lo que a la larga, la perdemos.
Lloramos por el lamento de un pájaro
pero no por la sangre de un pez.
¡Benditos aquellos que tienen voz!.
Si los muñecos pudieran hablar
sin duda gritarían angustiados:
¡No quiero convertirme en humano!
Saber implica riesgo para el alma
pero no la muerte necesariamente.
¿Quién puede mirarse al espejo
sin hacerse malvado?
Un espejo no refleja la realidad
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
38
sino que la crea.
Así pues, el espejo alberga un abismo
pero no acepta su escrutinio
a cambio de nada.
Un valor nostálgico
sería sentirse seguro y feliz.
Vendría a ser como vivir libre y en paz.
Me gustaría saber
que si accedo a un estadio superior
de inteligencia,
seguiré siendo yo
y estando a tu lado.
Mas, si algún día desaparezco
búscame, querida,
en lo profundo del escote del tiempo;
en ese estado pasado
en que aún era materia
te estará esperando mi yo paralelo.
El hombre de barro
es imbuido de vida
al extraer energía
de la palabra verdad.
Los humanos
no somos más que el ovillo
del que se toma el hilo
que teje la vida.
Sin sueños,
conciencia,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
39
incluso espíritus,
no somos más que fisuras
y distorsiones
en la trama uniforme
de la matriz de la realidad.
Si no crees en espíritus
nunca conocerás la locura
ni la esquizofrenia.
El propio paso del tiempo
no puede ser almacenado,
por lo que nunca sabrás
si vives en estado real
o inducido.
¿Nos hemos preguntado
si existe de verdad la familia,
el amor, el sol que nos alumbra
y la vida tal como la conocemos?
Y si nos lo preguntáramos…
¿estaríamos seguros
de querer saber la verdad?
Puede que algún día
lleguemos a entender el paso
que lleva al conocimiento
de nuestros espíritus cósmicos
y seamos uno con el universo.
Cuando ni tienes razón
ni estás equivocado
es hora de tocar con fuerza los tambores
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
40
y hacer ruido, mucho ruido,
para que se percaten de nuestra presencia.
Cuando falla el monólogo
es hora de sumirse en el diálogo
aunque destruya para siempre
nuestra percepción íntima del yo yo yo.
En el inicio todo era poesía
Inaudible son que inaudible llevas tu inaudible ton.
¡Ah, sugerente prosa poetizada! ¡Serás siempre un poema
horizontal!
Relajada, amiga, amante, cubierta tu faz con flotante velo que
muestra, oculta, canta, rima, sueña.
Tus versos agazapados esconden dulces garras de purpurina
prestas a la delicia amorosa, ¡oh Sherezade pródiga en
filtros y deleites!.
Cuando el lector se asoma a la profundidad del texto, tu misterio
camaleónico, embriagador, atenaza lo profundo del ser y lo
envuelve en la danza de lo ignoto, desentrañando para él los
secretos códices de la palabra primera.
Una vez roto el sello, tú, coqueta odalisca musicalizada por los
dioses, te haces espíritu carnal y copulas con la sensibilidad del
entorno, vistiendo de luz las sombras circundantes, despojando
de gasas y ataduras tu ancestral conjuro anatómico.
Cuando el ojo cómplice, humano desnudo, te hace suya, vibran
lejanas las sensibles fibras cuerdas liras del universo y miles de
luminarias hadas estrella, escriben en el archivo galáctico un
nuevo mensaje de amor y esperanza.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
41
Infinitud de un tiempo intuido
finita magnitud espacio ido
Una armoniosa risa
armoniosa seduce
a la armónica brisa
con ternura infinita
en la infinita noche
la infinitud musita
y la luna lunera
lúnida alunizada
alucinada espera
el viento trae suspiros
suspirada poesía
suspiro de papiros
mientras vate y poema
mezclan prosa poesía
en un sublime tema
suena un rumor de besos
en rumorosos labios
rumores y embelesos
una estrella se tiñe
de topacios nocturnos
que entre risas la ciñe.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
42
y en su esférica estola
copulan extasiados
abismo y caracola
Pulso el acorde íntimo de un hada
Y brota entre anaqueles y vitrinas
la música que suena do re mi
como un beso robado mí de ti
y en el vientre rebeldes golondrinas.
Te tomo mientras ríes mientras cantas
te rizo como rizo en el papel
leves mentirijillas y oropel
besa que te besé me dan las tantas.
Tu garganta tu pecho tu cadera
la sombra del carmín girón de piel
desprendido del ojo anillo riel
en lo oscuro un amante ansioso espera.
Qué será de nosotros no lo sé
ni siquiera si somos quién o qué.
Último vuelo de ave enamorada
(La chiquilla subió al acantilado
en su último contacto con la nada)
Me cerraste la puerta. Murió el sol.
Apenas leve sal en la mirada,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
43
ocasional escarcha de mi sueño,
minúscula rendija enmascarada.
No caben llantos risas o estertores,
ni siquiera una flor deshilachada,
madreselva me siento de mi noche,
pequeñísima rosa masacrada.
Trinan las avecillas por mi alma,
sacude terciopelos la genciana,
escorzos de la tarde me acarician,
el trazo de mi vuelo se engalana.
Levito por las ondas; pluma, aire,
extraña sensación; soy abutarda
suave cual suspiro; pajarillo
buscando el dulce nido que le aguarda.
Mil mundos atraviesan el ojo de la
aguja
Sin apenas esfuerzo creo para ti una flor.
Un gesto de mi mano y acaricio tu pecho.
Digo: ¡ven! y la magia de tu cuerpo interroga
lo ancestral del mí ignoto hasta llegar a la esencia.
Después se abren los cielos. Nosotros. Todo. Nada.
Sutil interrogante. Al fin y al cabo, ¿sabes?,
la fuerte tempestad, antes que fiera, fue calma.
Durmámonos querida. Juntos. Mañana es siempre.
El ayer nunca importa. Hoy es siempre mañana.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
44
Sabor de antiguos labios
Nacen brillos y pechos tatuados
en cada primavera adolescente
en tanto el piercing –ácaro insurrecto-
transparenta la estética del ángel.
En un mundo futuro no habrá sangre
ni el beso añorará lejanas bocas,
ni el susurro entre sábanas y versos
descifrará la vocecilla de los barcos.
No anidará el flamenco entre los senos
de la gentil doncella enamorada
ni se desdoblará la luz del alba
desflorando su vientre adormecido.
Quedarán las cenizas esparcidas
entre brillos de espejos venecianos,
añorando el candor del minotauro
que lloró por el útero del alba.
Tendremos que inventar nuevos acordes
que nos hagan soñar panteras blancas
y nubes de metal de esquinas llanas
donde plantar la flor de la esperanza.
Y tal vez algún grito no castrado
deshoje levedades y sonrojos
del alma inmaculada de la rosa,
rescatando el rumor de antiguas fuentes
de cristalinas aguas subterráneas.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
45
Borrar al cisne blanco
Tras la refriega, los vencedores escriben la nueva historia. Los
restos del vencido sólo son despojos expuestos al sol
y al olvido. Únicamente la poesía sobrevive en la memoria de
las plantas que, a la noche, la cantan a los diminutos animalitos
del bosque y éstos la memorizan para recitarla
a generaciones venideras. Ellos, los señores del acero,
lo saben, la temen, la persiguen.
Disonancia cromática del ojo
oculto tras la espada vencedora.
La levedad de un acto placentero
es simple desacato a la armonía,
una salivación casi venérea;
¡un puñal indagando en carnes blandas!
La sutil melodía del magnolio
- enfermiza leyenda victoriana
que un alfiler sujeta a la solapa-
es mano oscura; cóndor y antebrazo.
Si miras el abismo muy de cerca
te verás reflejado en su interior,
serás agua, luz, símbolo maldito
y se te tornará áspera el alma.
No basta con matar al cisne blanco;
hay que esparcir las vísceras, ideas,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
46
maquillar el azogue de su sangre
hasta donde el recuerdo se hace senda.
Consigna: degollar el sol con circo
violando sin piedad su reticencia.
El neandertal lo sabe desde siempre:
¡un poema cautivo es siempre herida!
¡mil conos reflectándose en espejos!
¡una provocación innecesaria!
Sinestesia
Necesito encontrar mi rastro
de entidad congelada
en el profundo sueño.
Sensación paradójica
-sinestesia-
gravitando nostalgias.
De estar seguro de sobrevivir
perdería el temor
que me impide encontrarme.
Ah, alcanzar tu talle y morir
en él temporalmente,
reencarnarme después
mil veces,
nuevo y yo mismo
en cada rincón de tu cuerpo.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
47
El amor es un hecho poético
muy particular,
sin precedentes aparentes,
que se repite a sí mismo
en mil formas de mujer
que desembocan en una única
fantasía.
Recodo verbal
que termina en un ataúd
de sombras y desencanto.
En la tiniebla
En la tiniebla noche
vive, amor, la secreta duda
de tu encanto.
Palideció lo dulce de mi mano
al notar en tu vientre
la huella grosera
de otra mano.
Ante lo inesperado
de tus agujas de opio
clavadas en mis abanicos,
decidí cabalgarte
–hasta morir-
del todo a la nada
y diluirme
en el nihilismo pasivo
de tu sexo.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
48
Señales de humo
Necesito escapar del aire
que aprisiona mi carne verso
en el claustro poético
de tu garganta.
Querida mía, ¡cómo duele!
Escuece el daño interno
-absorta ambigüedad
de la percepción esférica-
del frío desencuentro.
Mientras indago en huesos
de polvos y cenizas
amontonadas,
descifro en la penumbra
la maravilla andrógina
de tu salvaje instinto.
Lo siguiente será mostrar
ese tóxico encanto
de hembra perra
a la casta mirada de los sioux;
puede que les libere al fin
de sus plumas
y compartan conmigo su tipi,
squaw, flechas
y señales de humo.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
49
Poliesis
El poeta observa, huele, toca, sueña las múltiples naturalezas de
la Naturaleza. Después en su alquimia las transmuta y del
sublime proceso nace la poesía de la que brotarán mil
apreciaciones diferentes del hecho poético. Otras veces, el verso
se rebela y la psique del poeta se proyecta silbante cual hidra
policrítica.
¡Díme, amor!
¿qué es un beso?
El beso es, querida mía,
sutil transposición
de dos bocas
que se acercan.
Apenas intento
de conectar
lo que oculta
la seca piel del labio
con la savia universal
que enlaza el Universo
-por medio de la magia de lo bello-
al simple conocimiento
de la carne.
Leve flor declinada
(A ti, mujer silenciosa que yacías en los desiertos; pequeña,
leve, etérea squaw redondeada por el fragor de las olas y el
viento de la intolerancia milenaria)
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
50
La agreste redondez
de tu seno
acumulando noches baldías,
timbres, pautas
y fábulas truncadas
Un beso por lo bajo
y observo mi caída
colgando en lo más hondo
de mi profundo ego.
Quejido existencial de atolones
y promesas al viento
penetrando sin gritos
tu garganta.
Amplias palmas de manos
de caoba expuestas al sol.
Versos confabulados
con lo más tenebrosos del alma.
Mujer de sal y espacios
sellados.
Leve flor declinada,
postrada ante la historia,
asumiendo ser sombra
de otras sombras
donde casi no brilla el sol.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
51
Azulada luna
Gotitas de piedad
desnudas cual lágrimas
escindidas de mártires
y biombos.
Mis huesos en declive,
huyendo de mi cuerpo
a tu cuerpo inconsistente.
Fugaz desierto de ojos
donde la arena copula.
Hambre de cuerpos,
trémulo instante.
Rebaso en dos zancadas
el portón de tus pechos
y toco con mis dedos
-un rapto de ternura-
tu azulada luna.
Gaviotas diminutas
Necesito abolir
noches oscuras,
bordear archipiélagos
de dientes
y remontar el trazo
de azules lloviznas
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
52
que llevan a lo profundo
de tu anatomía.
Cuerpos oscuros,
noche de abandonos,
llanto de azucenas
marchitas, a la espera
de la lágrima de rocío
que las libre del ocaso.
Mínimas gaviotas diminutas
atrapadas en su vuelo
a mitad de camino
entre la muerte
y el señuelo permanente.
Todo me sale al revés
Hoy quisiera donar mi corazón,
no lo quiero, me sobra, se me ha roto,
aquí he quedado como flor de loto,
solito y sumergido en mi marrón.
Se ha ido de mi lado la fortuna,
mi nena y mi Mercedes ¡uy, qué atraso!
¡un euro en el bolsillo! ¡qué fracaso!
apenas pa’ vinillo y aceituna.
No sé si suicidarme o ir de fiesta,
la duda existencial me atosiga,
esta vida me agobia, me fustiga,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
53
hasta mi pobre gato me detesta.
Bah, no lo pienso más, voy a buscarme
una moza que quiera consolarme.
Y hay en la penumbra cantos salinos y
lágrimas
Y hay muchos tigres en la orilla
y una leoparda azul melancolía
impresionante ama
esclava
tigra
bordando su manchita oscura y nata.
Y en el profundo bosque amurallado
habita el pajarillo carpintero
desbrozando madera
plumas
libro
pletórico de historias y paisajes.
Y hay mínimos nenúfares danzantes
deslumbrantes sus blancos
rojos
reos
en el presidio líquido, y las algas
que habitan el recuerdo del ayer
lo saben mas lo ocultan,
lo cuidan,
lo protegen,
desde antiguo.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
54
Hambruna en las ocultas islas del
hombre
Con un sonoro grito de alcoba incendiada
aulló en la noche el hambre de tu cuerpo.
Lamento de arbolito que abate el vendaval.
Tu pubis reflejado en la ventana suspira
cual blanca porcelana que resiste al lamento.
Los astros y los hombres -brevísimas luciérnagas-
navegan en la noche mordedora del sueño.
En un lúgubre antro de Trifonio
entonan el mea culpa, bajo el escupitajo
de un Pan encabritado, las abejas.
El tigre amantísimo atraviesa murallas
hasta llegar al rizo que protege el tesoro.
Y lo devora,
ávido del flujo vital.
Con mil lenguas.
Cinderella andalusí
Una nube coqueta se derrite,
un avión la penetra entre crespones,
grácil manoletina pronta al quite,
bolero de Raquel
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
55
en tus pezones.
Una silla
una mesa
una guitarra,
un ágava y pasión en un vasillo,
un acero en la faja,
de Mudarra…
¡y soy José María el Tempranillo!
Una cintura leve como brisa,
un mordisco voraz y calentura,
un pubis a la sal
y una sonrisa
son de un himno al amor fiel partitura.
Ah, tímida amazona, cinderella
cubierta en su pudor por una estrella.
La brasa carmesí
Se desmorona
–distraído y argente- todo
tu espeso cabello
entre mis dedos.
En tu hombro florece
- impúdica-
la flor del almendro.
La luz asedia el pórtico
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
56
en sombras de tu garganta
incendiando tu cutis
hasta erradicar,
de tus arreboladas mejillas,
la brasa carmesí
que la cabalga.
Muñequitas y heroínas animadas
Pasé dos o tres meses de locura
buscando a Cenicienta y su madrina,
un semáforo en rojo tras la esquina
puso punto final a mi aventura.
Quedé con Blancanieves en Marbella,
preparé una manzana redondita,
la sumergí en azúcar quemadita
y se la di a probar tras la paella.
Se adormeció y llegaron los enanos,
captaron la sonrisa de su cara,
vieron la situación la mar de rara…
¡por poco si llegamos a las manos!
Quedé con tres políticos de altura,
con sus hembras, dinero, coca y playa,
me hablaron de mazmorras y malaya
¡salí de allí pitando con premura!
Rescaté a la princesa prometida
con mi traje de cuero repujado,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
57
en mi Harley gozamos en un prado
y me piré una vez quedó dormida.
Con la Barbie llegué hasta la locura,
su sexo depilado me fascina
mas tienes que pasarlo por harina
si en él quieres hacer cualquier fritura.
Se acerca el veranillo; ya veremos
qué tal se nos presenta el liguerío.
La verdad, no estoy para mucho lío.
Me iré a una isla desierta. ¡Allí nos vemos!
Trinos en la alborada
Los amantes sabemos
que amar no es buen invento.
Los cuerpos son sierpes
de mortal mordedura.
Hay quien cree en las hadas
y atraviesa sus puertas.
No es extraño ver
al filo del ocaso
cadáveres rientes
volando con las aves
por las nubes.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
58
Asonancia utópico-cromática de un
soneto isabelino
Gacela de la tarde se hace noche
el tigre acecha fiero en la espesura
la luna abre caricias rima roce
aman libres gacela tigre luna.
En el claro una estrella tibia joven
una nube rosada leve espuma
dos ardillas lagartos al galope
una zorra dos lobos ¡qué locura!
Se abre el nuevo día danza el roble
maúlla en chino un gato ¡qué finura!
el sol reluce en plata oro cobre
¡buenos días don tigre hormiga puma!
De deseos vive el hombre y de misterios
está llena la alforja de los sueños.
Descenso a los infiernos de la duda
Figuras de lo extraño,
de la otra realidad;
la que nos mira
oye
sufre
rehúye.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
59
En el Inicio
hubo un primer latido de Amor
¿también en el Final?
En la rebelión del huracán
no sólo brota el trueno
y la fogata.
Surge, además,
la implosión primera
del predecible caos
de la luz rosada.
¿Adónde irá la paz
si mutilamos al hermano
sembrándole fronteras
a la puerta de su casa?
¿Adónde la poesía,
el amor y las hadas?
¿Adónde, di, gran hermano feroz?
¿Adónde?
Me pienso
Me pienso arena tibia del desierto.
Fui, fuimos, hermosa fotografía del momento, rendida al paso
del tiempo y a los elementos.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
60
Mi ojo, sincronizado con la magia del instante, grabó en ágavas
la imagen del amor preservándola de perros y desvencijados
peldaños de sal gorda.
Tú no lo sabías entonces. Creíste en un éxtasis eterno alejado de
la verdad del hexagrama.
Todo evoluciona, incluso lo aparentemente inerte. No existe el
azar sino como consecuencia de algo.
Intuimos el lamento de la gota pero sólo oímos el grito, fragor,
estruendo, de la inmensa ola.
Los actos hermosos o simplemente rutinarios, igual que la
palabra, mal usados, pueden modificar, incluso quebrar, aquello
que tocan o nombran.
El mundo que vemos instante a instante, es como un mínimo
haiku que apenas recoge un lapso de realidad única y
esplendente que nunca más será reproducido.
Nada ocurre porque si, querida, en la voluble noria de la vida.
A veces… ni siquiera ocurre.
Matriz
¡Ah, circulo inteligente que en un determinado momento se
cierra y comienza otro camino distinto! ¡Dime, estás?
¡Desciende! ¡Ven a mí en esta crisis de azufre y desamparo!
Necesito desconectar mi sistema nervioso de la caja negra que
me asfixia.
Preciso visitar la Aleph de nuevos universos donde sea posible
evitar el encapsulamiento del poema y de la brisa.
No puedo alejar del todo la imagen del laberinto.
Me siento tren vagabundo; eterno Moebio que intenta conectar
la matriz con el tiempo real sin conseguirlo.
Conjugar matemática, ajedrez y música, como lo hiciera
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
61
Bach en Las variaciones Goldberg, me es, sin duda, imposible.
Puedo, en cambio, glosar la sublime magia de ese tu ambiguo
triángulo rizoso bajo el que late el misterio y la malicia.
Criaturas desnudas
Mil mundos retoman el sabor de tus labios en el cáliz de una
flor silvestre.
Mientras, Abdullad , en un último rezo, pulsa el botón de su
bomba, un niño sahariano deshidratado hunde sus ojos en la
arena del sueño y, en el replay de la vida, un hombre
emprende un último viaje al Calvario en busca de respuestas.
Tu cuerpo es modelo de un proceso abstracto donde los caminos
conducen a la locura. Habitamos espacios diferentes plagados de
columnas; frío mármol de Macael configurando agazapados
relieves y angustias.
Tal vez si limpio y ordeno mis modelos mentales accederé a una
realidad diferente donde tú y yo seamos simple metáfora
funcional sin consistencia; dos amantes escindidos, motas de
arena perdidas en el desierto de la sed; apenas criaturas que ayer
fueron maravillosa desnudez.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
62
Sutra versal
Un poema viene a ser como una red de versos abrazados al alma
de tal manera que si miras uno de ellos podrás ver y leer los
demás en su reflejo.
Cada letra palabra es nombre corazón acento de las demás
palabras.
Todas ellas se adhieren estrechan riman enlazan saltan en un
único y maravilloso contenido que no sólo forma parte del
mismo verso sino que es ese mismo verso reflejado en sí.
Animalitos de colores
Una vez se inicia el silencio, las bocas enmudecen y el cuerpo
gira. Todo es posible.
Explicar algo desde el cuerpo es muy sencillo; entenderlo no
tanto. Compartirlo es nacer a otra dimensión que enmascara la
vorágine del Tao. Mas el cuerpo no precisa de palabras.
Me pregunto a oscuras: ¿Y si despeñamos nuestra realidad y
soñamos un poco?
La noche está hambrienta de sueños. Soñemos suave, despacio,
no a zancadas.
Pararé mis pensamientos, sólo un poco, para entrar por el sueño
en el conocimiento de mi verdadera esencia. Si detengo la
cadena tal vez acceda a mí y logre desatarme.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
63
Quiero ser océano en calma, sin picos de montañas aflorando ni
simas abisales, invisible, silencioso y terrenalmente absorto.
Apenas ser espacio que brilla, se serena, refulge y mordisquea el
ángulo desnudo de la luna. Mínima y clara fuente sin derecho ni
revés. Ser el zazen que sueña ser águila jugador de dados que en
una sola jugada forma piedras, flores, risas, yedras y
pequeñísimos animalitos de colores hasta llegar a la perfección
de lo ignoto.
Es ahí, precisamente ahí, donde mora la respuesta antropófaga.
Tigre
Alfa relampagueante en tu reino natural
eres ¡oh, hermoso tigre! luz y penumbra.
¡Sé hambre que camina! ¡Salta gime ama!
¡Devora el verso antiguo que te hermana
con la llave de toda maravilla!
Mil ojos como ascuas. Eres fuego auroral,
violencia saludable levemente moteada.
Lince ibérico
¡Oh, lince!, ¡bello amigo!
¿Cómo pudo Andalucía
encajar en tu figura
tan simétrica armonía?
¡Isométrica criatura
nacida de la cántara
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
64
y del tiento;
airosa maravilla,
ágava sol lamento!
Refulgente copla felina,
arrebujada en tu cinética milenaria.
Malos tiempos corren, amigo,
tu horizonte se estrecha;
tu mundo se desmorona
mientras maúllan los gatos
bajo murallas de acero
y codicias envasadas al vacío.
Algún día regresaremos al valle,
a la libertad del viento amarillo
donde el trigo germina y el lagarto
medita en su particular filosofía.
Regresaremos, sí, al valle sin la ira
ni cantos de sirena, ni tambores.
Allá donde florece la prímula ¿recuerdas?
Sí, allá donde el verso bebe de las aguas y el verbo
al fin logró la cópula ideal con el silencio.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
65
Camino del Gólgota
Arrodillado lamo el pezón de sal de aquella vieja estatua...
Toco,
reblandezco el mármol y su vientre
se agita y desmorona.
El anverso penetra victorioso la tigra
del ocaso.
El semen derramado en buganvillas
cual doblegadas espinas,
multiplica la cópula del alba
mientras Poncio Pilatos,
desvelado,
reabre interrogantes en la arena
de sus playas.
Las sombras masturbando
el sueño de las ranas
farisean espasmos en imágenes
de espejos que caminan fragmentando
la límpida semilla apolillada.
¡Dime Padre! ¿Así? ¿Así querías
quebrar la débil llama que me asola?
Brotan fuegos y lava en las gorgonas
y en ángeles de fruta caídos
de sus ramas.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
66
Remonto el terregoso promontorio
en este sinestar y fedencanto
que anida en mi corona espinada..
Oteo aquella cruz en el Gólgota,
tan yerta, mausoleo amaderado,
y soy cristal de sangre. Y ventana
cerrada a los ardores. Y al desánimo
entreabierta.
Soy… ¿Soy?. ¡No soy nada, Padre!.
¡Nada!.
¡Tu mensaje de amor ha fracasado!
Perfume de pantera
Tu cuerpo arenoso,
purísima esencia.
Turbadora batalla de la piel
rendida a los encantos de la seda.
Contacto escindido de la carne,
de las carnes. Cadencia inmaculata.
Inocencia.
Perfume de pantera. Sentimiento
cadencioso, urgente, de fiera
cautiva entre las garras del placer.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
67
Altiva y romancera, esquiva reina
del bosque, de la selva.
Desafiante tigra. Ama. Dueña.
Pensé una noche en el jardín del Edén
Una grieta se está abriendo, querida,
y no creo ser yo quien la provoca.
He vuelto al sitio de puntillas.
Nada pido ni quiero, sólo mirarte
tal vez por última vez y recordar el sitio.
Te he visto amar y cantar,
bailar a la luz de la luna.
Y te he visto besar como a mí me besabas
cuando el mundo era pequeñito.
He leído en tu cuerpo las letras que compuse
y que ya son de otro.
He visto una mano abordando la casa
que yo bordé bajo el temblor de tu vientre
y la he visto, la casa, abrirse al despego
y al momento pasajero
y temblar de pasión simulada.
He leído en tu cuello un diente que no es mío
y tu pecho retoza entre manos desconocidas,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
68
cambiando de forma cual sierpe danzante,
colgando del punto donde posé mi mano antigua.
He querido leerte a oscuras como entonces hacía
y no he visto letras,
sólo manchas y marcas de nombres,
como se marca una muesca al abatir enemigos.
No consigo descifrar el rímel caído
que rompe en tus pestañas ríos de mugre
y desencanto.
No entiendo tu libro, mi diosa caída;
ya no entiendo nada.
Viejas claves poéticas
Brinca el beso
-confluencia de dos bocas-
igual que una emboscada a los deseos.
Y nos hacemos ríos. Galopante espuma.
Cascada de materia sedienta de su sed.
El amor es un vuelo;
dos aves que se cruzan
en el campo visual
de dos linces hambrientos.
Hay que volver a abrir los frutos.
Medir la oscuridad de los sueños.
Sofocar la reseca voz de la piedra.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
69
Paliar la realidad de la locura.
A veces surge un río de asombros
que no figura en mapa alguno.
Se asombra el ojo,
pecho,
sexo,
boca,
hasta el alma se asombra,
y el verso,
de improviso aparece,
llega al labio seco, cual intruso,
humedeciendo viejas claves poéticas
hasta encontrar los rizos de la noche.
El viejo teatro del amor
¿Por qué no nacen juntos los amantes?
¿Por qué la eterna búsqueda de las almas
jugándose al albur el no encontrarse?
Esa constante búsqueda de cuerpos
por lejanos caminos sin señales
ni algún signo vital que aporte luz
o mínimas presencias entre el punto
y la base lineal de la pirámide.
Hojas muertas que el viento desmenuza
multiplicando antiguas cerraduras
que se abren, se cierran y de nuevo
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
70
se abren o se entornan en un juego
que existe y no existe, en que eres
y no eres, apenas marioneta
en el viejo teatro del amor.
Jaula de versos sur-realista
¡Ah, poesía!
Poesía no se angosta en un estricto poema
problema fonema dilema
precisa de ejercicios de prestidigitación
vista magia pasión ternura encanto rima
encima mima estima
midiendo los espacios con el alma alba
generar emociones no en lo extraordinario
ordinario sectario canario
sino en lo cotidiano cual luz barroca
foca oca roca
Atender sin desmayo a lo invisible visible
intangible sensible discernible
la construcción geofísica junto a lo imaginario
relación con la propia naturaleza
como nueva Palladio casa en la espesura sura
mesura locura singladura
forjar Villa Rotonda junto al apartamento
de 30 metros y la casa Tupperware de 25
construir un pajar ex novo robo ovo ovo
para legar a hijos las bases de lo bello ello
aquello destello regomello
Poesía enana plena de mundos en miniatura
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
71
sutura escultura basura
realzados con músicas, colores y gestos estos
junto al acero vidrio del buen arquitecto
afecto insecto perfecto
Hacer como YouTube de cada humano un artista
racista simplista realista
Glosar realizaciones plagio de lo anónimo
la poesía es trabajo de metamorfosis
artrosis cirrosis fimosis
internet nos permite hacer la rima en pijama ama
retama soflama mojama
situar lo marginal junto a lo prestigioso oso oso
rumboso saleroso tramposo
y distanciar el blanco del negro posibilitando
la inclusión en el núcleo de colores intermedios
buscando adecentar la estratosférica indolencia
cadencia dolencia solvencia
de la cachonda prótesis tesis inacabada.
Simple grano ano de pus frontispicio del prepucio
¡Lelo ciberespacio! ¡Pe + pe! ¡Pedo cósmico!
Levitación pueril del desencanto canto darwiniano
en la taza de té de las cinco y punto to to to final.
Regreso al origen
Abrí la puerta trasera de mi vieja casona
y sentí el pellizco del recuerdo.
Vi el jardín abandonado,
resquebrajado el cemento,
con mis huellas intactas.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
72
Aprecié un sonido viejo
de una tristeza profunda
entre la fuente y la estatua.
Creí ver líneas sombrías
columpiándose en la haya.
Mil duendes imposibles
horadando la penumbra,
aguardando mi llegada.
Un adiós no modulado,
un espectro vagabundo,
un no sé qué terrorífico
que la mirada no admite
salvo con ojos cerrados.
En el ángulo, en la umbría,
entre la dormida hiedra y una acacia taciturna,
el reloj de sol, extenuado,
mostraba una hora extraña,
como de época pasada.
Bordando acordes en la seda de tu
cuerpo
La musicología del amor
se expande por tu pecho de alondra
en un multicolor lenguaje
de notas y corcheas.
Ah, mi amada,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
73
quiero cantar la historia
entre puntos andaluces
y acordes místicos.
Debo intensificar el lirismo del romance,
atravesar la tierna concha de Venus
y plantar un clavel en los ojos de Gileta.
Cubrir tu dulce aliento con la flor del Moncayo,
aromatizar pares de primeros tonos
con una singular polifonía sacrílega
de resonancia luso andalusí.
Quisiera
convertir un romance con o sin estribillo
en jardines de prímulas y ardores.
Extraer una décima plena de misterios
de la profunda sima de tus pechos.
Penetrar lo insondable de las folias.
Dibujar en pizarras de escarcha
mil letrillas que ensalcen tu hermosura.
Quisiera componer
liras de acordes áureos correteando
por la negra vereda de tus pestañas.
Endechas hilvanadas en tus cabellos
con odas, seguidillas y sextinas.
Octavas hechizadas, embrujos de luna,
coplas de la morena de Córboba
y sonetos gitanos de vino y palmeros.
Musicalizaré para ti, oh querida,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
74
la tierna melodía de las flores
con arpa clave tiorba guitarra y laúd,
abrazando recodos madrigalescos
a la nota pedal de tu cintura.
Con los suaves acordes de la séptima
articularé notas plácidas y rubíes
para engarzar la grana de tu pecho
al fulgor de una fuga nacarada.
Y en un sutil stile antico a dúo,
perdido en la penumbra del deseo,
loaré la versión ancestral de un aria
de virginalidad profana, al intenso
lirismo de un desnudo climateo.
Dios es número
Cero por uno igual a cero,
más una promesa ambigua
en la que el alma decimaliza su trascendencia.
La noche del número es un exceso de tiniebla
que sana el quebrado de la enfermedad de la luz.
Tamiz de vacío. Metáfora antiquísima
donde amor y odio llegan a ser primos.
La muerte es el cero absoluto del cuerpo.
Morir es simple número desplomado,
tríada deshilachada de final plausible;
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
75
fracción intrascendente que se despoja
de la divina matemática de la vida.
Amores, cordura y desenfreno
son variables resueltas en una tercera vía.
Superan al presente uniéndose al pasado
en un futuro fuera de todo tiempo
y distancia discernibles.
La quietud y el vacío
regresarán por siempre
a lomos del relámpago,
-o en la insonoridad de un verso
aún no descifrado-,
al frugal refrigerio
de la endecha primera.
Homofonía carnal
Me hiciste en una noche de luces
sin que mi grito agónico escalara
la bóveda de sal de mi garganta.
Al calor de tu brasa cubriste
la desnudez del cuerpo,
mi cuerpo,
deshojando mi alma,
mi calma.
Fuiste halcón,
yo palomo maculado,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
76
pichón pasivo, inexperto,
mártir del morbo, el misterio,
confundido el aliento al sentir
penetrada en dolor, en goce,
mi inocencia adolescente.
Mujer salvaje
Ah, mi hembra de sal,
trapecista del sexo y del azogue.
Estás ahí, en medio de la pista
mostrando tus infiernos,
flagelando tus nalgas de metal
entre lobos y aullidos.
Mil ánimas te adoran, mujer salvaje,
cuando rompes tus pechos con la zarpa
de la desesperanza.
Almería en su sal
Naciste entre dos lágrimas salinas
como un higo, chumbera o mar de esparto;
el zorro un alacrán y hasta el lagarto
tejieron para ti mil clavellinas.
Tus cerros, dos gatitos, un jilguero
un par de gorrioncillos y una encina
glosaron con gorjeos tu almedina,
tus parras, buganvillas y un te quiero.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
77
Eres vergel de luz ¡qué maravilla!
Apegada a la mar ¡qué marinera!
La joya andalusí ¡dátil, morera!
¡Virginal ciudadela! ¡mi chiquilla.
Un candil con su llama es tu bahía,
de alabastro es tu puerto cincelado,
son ágavas las flores que han besado
tus labios carmesí de mediodía.
Eres fiesta, brocado y poderío,
rodaja de limón, aperitivo,
golondrina silvestre en un tiovivo;
¡capitán de mi nube es tu navío!
Una silla de anea muy gastada,
una sombra alargada en el tejado,
un ciempiés dando tumbos por un prado;
dos notas de un laúd en madrugada.
Broche de mantecados y alfajores,
castañitas asadas, castañuelas;
vestido de volantes, lentejuelas,
¡al fondo en el tablao los cantaores!
Una noche de farra y calentura,
un corderito asado y unos tientos;
cuatro besos furtivos y pa dentro
bajo aquella farola medio oscura.
Al cielo amodorrado una cigarra
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
78
recita un fandanguillo de Almería;
entre palmas, coplillas y alegría
desgrana sus quejíos una guitarra.
Punta Entinas, un canto que no acaba,
Cabo Gata, coqueta y danzarina,
en el centro Almería y su Almedina;
¡en el mar, reflejada, su Alcazaba!
Se dice que brotaste, tierra mía,
de un jardín de ensueño entre zarcillos;
que en ti moran desnudos duendecillos
sesteando entre las flores noche y día.
El mismísimo Ulises en su barco,
encerados los oídos con sordina,
flirtea con tus sirenas cosa fina;
¡Penélope en Itaca con su arco!
Y en esas noches moras y herejía,
que no tocan las almas y la tocan
las ansias de ser tú se te desbocan
pugnando por salir de tu alcancía.
¡Ya es primavera!
Avecilla danzante,
filigrana
mecida por la brisa
tempranera.
Piar de joven pájara
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
79
altanera
trenzando su nidito
en mi ventana.
Hoy nacen mil olores,
tierra y piedra,
resopla el suave sol
de mediodía
y entre guiños de copla
y melodía
florece el alelí
junto a la hiedra.
Madura ya el durazno
y a la higuera
le brotan retorcidas
ramas grises,
retozan madreselvas
y perdices
¡el huerto es un vergel!
¡ya es primavera!
Andalucía en ágava y haiku
Viejos mundos se rompen y un raro viento defenestra voluntad
al tiempo que nuevas caras aparecen por el horizonte,
mostrando rasgos que no nos son del todo desconocidos.
Actores sin papel se erigen en protagonistas de obras
condenadas al fracaso mientras el soplo de la experiencia lucha
por hacer asomar al ojo una lágrima que se rebela. Nuestra
tierra no puede por menos que lamentar su desconsuelo
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
80
en coplillas, fandangos, ágavas y amoraimas, para no caer
en la tentación de abrir la reja que sujeta al tigre dormido.
Signo de copla,
castañuela, poderío;
¡bruja Andalucía!
Somos un pueblo pacífico, / soñador filosófico de la nada y del
todo, / amos y sumisos en el amor a la tierra, / dominados-
dominantes ante el invasor. / Dueños y señores del secreto de la
poesía planetaria./ Pobre de aquél que desconozca los códigos /
y rompa las selladas puertas que encierran / el puño en la otra
orilla.
Suspiro andaluz
hecho amoraima;
un coro de voces / palmeo y arrullos
sones del alma.
Andalucía; ah, mi Andalucía: ocho luceros, ¡ocho!, dormitando
al sol de tus montes y playas. Ocho ágavas refrescando las
memorias del mar de tierra y agua que nos ciñe; que nos
provoca con sus besos de espuma y verso.
Ocho provincias
y una guitarra;
noche flamenca / cielo andalusí
¡La luna canta!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
81
ANDALUCÍA
cicatriz ondulante
duende y bulería
ALMERIA
Lágrima de luz
escanciada en noches
de luna fértil
GRANADA
Sonrisa verde
persiguiendo vírgenes
en tus ocasos
MÁLAGA
Parpadeo de sol
contraste simbiótico
con la pupila
JAÉN
Llanto de olivas,
vuelo de golondrinas
encadenadas
CÓRDOBA
Tarde moruna,
diálogo permanente
con tus ancestros
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
82
SEVILLA
Poema virginal,
concubina preñada
de risa y coplas
HUELVA
Lecho de amor
donde besan tus brisas
vientos y mares
CÁDIZ
Gota de rocío
suspendida del trazo
de tus playas
¡Déjame que te cante en verso, mi amor!.
¿NO ERES, ANDALUCÍA,
galope de mi sangre, respirando?
Dime, bella flor,
tú, tan hermosa,
¿en qué agua, verso / prosa, nube, bebes?;
¡dímelo, rosa!
Eres como esa eterna mujer
de caliza vulva espejeante,
tendida al borde del sendero:
¡Penetrado surco de la historia!
Criatura milenaria,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
83
llena de exilios,
piedra olivar, lagartijas
y sabor a molusco; a mar.
Memoria viva anclada al nudo del tiempo
El gesto veloz de tu aire de vino seco
se escurre entre las piedras de caminos,
promesas, parras, verbos y culebras.
Vieja puta, coqueta,
de posaderas abiertas
a la penetración de nadie;
fertilizada in vitro
por el saber antiguo.
Tu cuerpo es un bosque cultural sellado
donde las ansias de conquista perecen.
Hay una costra muda recubriendo tus tierras,
vigilada por el antiguo lagarto superviviente.
Tu verdad está ahí,
al alcance de los sentidos,
fluyendo, hasta el agobio,
quebrándose al sol;
escurridiza silueta
aspirando caracolas
entre bullir de burbujas
y cangrejos de roca.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
84
En la noche constelada
se dibujan suspiros
de sombras vegetales
en tu alma de copla.
En ti, con letras arábigas,
aún se escriben epigramas
en hojas de morera.
Supiste resistir la polinización mitológica
del bárbaro
en un “Non serviam” que emanaba
de tus entrañas.
Tu ojo vio el comienzo del mundo
desde la orilla del mar.
Tierra sabia como pocas,
has hecho de tu siesta en paz,
en un mundo de mentes basálticas,
la mayor de tus conquistas.
En tu corteza infinita,
-sin pinturas de guerra-,
reside tu plenitud.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
85
Almería, mi ciudad
“Todas las tierras, en su diversidad, son una.
Y los hombres todos son vecinos y hermanos”
-Al Zubaidi-
Cuando la piedra despierte
en su vertical caída hacia su origen
¿sentirá la libertad del vértigo?
Es difícil traspasar silencios heredados
y domar esos tigres y panteras al acecho.
Del crudo ladrido de la temblorosa noche
puede que lleguen, lejanos, los recuerdos
que esperan inflamar memorias apagadas.
Las palabras y vientos no tienen propietario,
ni la vida en el planeta, el alba o los alientos;
por eso se agitan cuando la brisa les separa.
Crecen suspiros desde la espiral en fuga;
el tiempo se fragmenta, salta, otea, escarba
la desnuda interrogante del destello del aire
y, entre signos, olores, música y tus ramblas
descifra su asimétrica sinfonía tu alcazaba.
Reluce la blanca y tibia estela
de tu cuerpo de arcilla,
abrazada al zócalo azul
de la abierta ventana sureña.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
86
Muestras, coqueta, tu alegría
tras el cristal de tus ojos,
levantando los pliegues
de tu falda cubierta de encajes.
Mientras, suenan distantes
arpegios de notas vírgenes,
viejas guitarras disfrazadas;
aires de mediodía.
¡Ah, mi Almería!.
Penetrando tu morada es tu piel
un suspiro, un velero, un bajel.
Flotas, cantas, te ciernes, te deslizas;
gozo de cuerpos iniciando la carrera,
trinos de luna inundando viejos cielos,
gen oculto, poema, prosa, verso, oda.
¿Dónde, dime, las hadas tejen capullos
de glicinas enamoradas en copas de luna?
La criatura nocturna con sus manos de cieno,
¿pretende copular tus armónicas formas?.
La mano en el papel condena los veranos;
en cúpulas-turbantes agonizan los teoremas
y en el escorzo de un plano bañado por la arena
vislumbro la caricia cristalina de otras manos.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
87
La historia roza tu cuerpo y lo sacude
agitando la piel, huesos, rimas y un clavel.
Te internas en el oído avivando memorias
de músicas pasadas y pueblos cautivos,
caricia breve, hasta el hueso,
mutación de gorriones espesando el aire.
Eres como el remoto mar
de las infancias de la orilla.
Tu faz recostada en el regazo de la roca;
el golpear de las olas -cincel maduro-
no logra restañar tu encanto,
ni evitar ecos de búsquedas
en tu comunión espontánea con las algas.
II
El viento arrasa cuerpos debilitados
y las estaciones al cambiar, hacen
aflorar el alma de los que confían.
De tanto abrirse tus piedras
para alimentar otras luces,
tus pupilas apenas resisten
golpes de manos extrañas;
sirenas proclamando barcos
perdidos en las nieblas,
aires anunciando vientos
procedentes de otras costas,
imperios desnudos
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
88
reclamando ángulos de sol dorados.
Al fondo la gota de agua
traza círculos más amplios
y, junto al estanque, la genciana,
lame un pétalo rebelde.
Miro la alcazaba y me siento pájaro,
replegadas las alas,
absorto en la memoria
compartida del tiempo.
Tu rambla antigua,
pendiente embaldosada
con cabelleras florales,
otrora cicatriz que dividía
tu sufrido trazado ciudadano.
El rostro afilado de Zhurí
contempla el antiguo canal
del gran río de antaño,
convertido en avenida milagrosa.
III
Dicen los que saben,
que las tranquilas aguas marinas,
curan con esmero todas las heridas
En lo agreste de tus montañas,
-en el yermo páramo-
esmerilando cielos,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
89
entre oleajes de esparto,
mi mano encuentra
la hendidura que lleva
a lo elemental de tu nexo.
Mientras, el niño descifra signos
que brotan del desierto de arena,
el polvo sacude el aire,
devora su identidad y una pequeña voz
se alza sobre el sueño de las aves.
Al atardecer, la ciudad se esconde
entre sus montes y fluye, caliente,
sangre desde sus senos de sombra
hasta lamer la mano del huésped.
Y de las estrellas surge la remota
palabra enterrada, derramando
cantos que son vuelo y caída
mostrando efímeras existencias.
Miradas que borran y escriben
tenues líneas suspendidas
en arcadas de otros puentes.
Mensajes dibujando mensajes,
trinos que crean nuevos ecos,
formas nacidas de las formas,
completando códigos, alumbrando
enigmas viejos a flor de agua.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
90
IV
Hay rostros que corren
detrás del humo para regresar, a la noche,
convertidos en nubes
Amanece. Ojo frío. Clandestino.
Símbolos de rosas y pájaros
exhalando claridades, luz
de breve tañido matinal,
inflorescencia escondida
en el turgente latido
de un racimo persistente.
Sueño al borde del silencio
deleitando colores de aire
en la sombra casi hueca del hombre.
Busco espacios olvidados
en lluvias de primaveras
sobre antiguos muros secos.
Mi palabra es ruego, no grito.
Petición, no rebeldía. Hablo
en voces resumidas en silencio,
silencio resumido en tu todo.
Oculto en el instante, vestido
de presente o despedida.
Una piedra es ciudad
cuando el hombre es para el hombre,
para todos. O ninguno.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
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V
“La luz es tu amante ¡Tierra afortunada!”
–dijo de ti Aldous Huxley
Decía Saqundí
que encontraba en tus playas
raras piedrecitas de colores
que echaban en los botijos de Marrakus;
que tu río, Wady Bayyana,
era de los más placenteros,
con riberas de jardines,
y Platón escribió
de tu Portus Magnus natural,
que tenía capacidad para cobijar
diez mil bajeles
en los días ventosos del Estrecho.
Aquel gran canal, tallado
en el flanco de la montaña,
tras cortejar la alcazaba,
cortaba el monte por el frente,
separando pechos de tierra rocosa
con sus aguas duras,
cruzando por la Bâd Mùsa
en su profundo barranco,
donde se apoyaba
la primera muralla de tu medina
-la que fuera socavada
por Mu ´iz al-Dawla
y se abandonó por la fuerza
del invasor almorávide-
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
92
en la época en que se rompió
el muro que emparentaba la medina
con el arrabal de la al-Musalla.
VI
Suspendida entre el cielo y la tierra,
sobre hombros de ochocientos telares,
manantiales de finas sedas,
se yergue orgullosa
la bellísima Madina al-Mariya
Mira, oscila, mimetiza
latidos, movimientos, vibración.
Horizontes respirando mar;
preludio, músicas, alma, tiempos,
avivando el puro canal del ser,
flujo de aguas, fútiles reflejos
regresando al origen incierto
de sí mismo; del comienzo.
Abriendo espacios nuevos
con que sumar otros mundos,
tomando del positivo su modelo.
Implosiona en mí todo un universo
de nuevas sensaciones
con la sordera del vacío interminable
que reside en la lejana
dimensión del hecho inalcanzable.
Me afianzo en la certidumbre
del dominio de mi propio juicio,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
93
rechazando penetraciones
de sombras equívocas
que lleguen a distorsionar bellezas
con espejismos de espesos ramajes,
difuminando presencias
de calles, gentes, soles y aromas.
VII
Pisar guijarros de tus playas
en noches de amor y luna,
calman penas causadas
por el ardor de las llagas
Necesito recorrer tu cuerpo entero,
ciudad mía, internarme
en el eclipse que proyecta sobre ti
sombras de eternidad,
restar tristezas de tu semblante,
recuerdos de otros tiempos
en que fuiste hija
de la más terrible ira
de las ciegas nieblas
-hermanos contra hermanos,
sin cara, sin rostro; ciegos ojos-
de la historia,
batallando en silencio,
con penas y espartos,
contra el invencible ejército
del intransigente poder oscuro.
¡Ah, aquel siglo esplendoroso
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
94
de la Almería pujante!,
eras entonces capital
y señora de un reino de taifas,
paz, prosperidad y respeto,
en un tiempo de batallas,
de internas discrepancias
por el poder del trozo de tierra;
peregrinaje continuo
de nuevos adoradores de tu gracia,
creciste desmesuradamente,
tanto que hubo que amurallarte.
Jairán cercó tu borde oriental,
el arrabal de la Musalla y Zuhayr
el arrabal occidental de Hawd
y pasaste a ser, tras Córdoba y Toledo,
la ciudad musulmana más poblada
y tu alcazaba,
la más esplendorosa joya
de tu corona; tu hija predilecta.
VIII
“Almería es como un cubo de cal
–dijo Brenan- arrojado al pie
de una desnuda montaña gris”
Subiendo y bajando falsos escalones
de nuevos comienzos,
sumando ciegos silencios
a cada llamarada del recuerdo;
terquedad celeste
al apagar naufragios,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
95
arpas sin lluvia,
muros enterrados,
estrellas incoloras,
trozos de nada,
difusos en la espalda
de aullidos agujereados
por olvidos y máscaras.
Saliste al callejón
del nuevo comienzo
encontrando el instante
de otro instante trasladado
al presente instante ya vivido.
Después, de nuevo
entraste en la zona obscura,
las hordas de Alfonso VII;
destrucción en masa,
edificios demolidos,
tu hermoso barrio del Aljibe arrasado,
quedaste tierra mía,
herida de muerte,
te abandonaron filósofos y poetas,
todos ellos escaparon
de la maldición que había caído sobre ti.
Fueron siglos de incertidumbre,
con un único defensor en activo:
tu Alcazaba,
protegida en todo momento por tus siervos,
caballeros brotados de tus entrañas
defendiéndote, incluso,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
96
del bárbaro asedio
de las tropas del infausto Jaime II.
IX
¿Y si la historia fuera una enfermedad?
¿Como si hubiera que encorvarse
para seguir escribiéndola?
Naciste de la mar,
de manos de militares y economistas,
musulmana de pura cepa,
tanto como Bagdad o Marrakech,
tendida en la acariciante superficie
de tierras de sol desnudo,
perdida en el extremo pobre
de una madre que nunca tuviste;
camino a ninguna parte
hasta que se abrieron otros pórticos
en aire y mar, confluyendo
con la limpidez de tu luz radiante.
Eres la Almería dorada
que Machado supo ver diferente,
ciudad itinerante con caminos
que conducían al inicio;
senderos bordeando el río
desde los Millares y la Urci,
los árabes te concedían
tres barrios formando el arrabal
de la Atalaya de Pechina:
Chanca, la Hoya y San Cristóbal.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
97
las casas escalaron cerros
hasta la entrada de la muralla,
formando el barrio
del barranco de la Puerta de Musa.
X
Situemos los ojos alertas de los viejos sabios
junto a delirios de amantes mordiendo la flor
Soy ave que contempla
desde la Alcazaba tus calles moras,
sucesión constante
de pequeñas azoteas
salpicadas de patios,
árboles y palmeras rompiendo
la monotonía del paisaje,
columnas de minaretes y mezquitas,
entre el caprichoso desparpajo
de sus zigzagueantes callejuelas polvorientas,
construida para la vida privada
y el recogimiento, cerrada,
hermética y familiar,
sin rasgos,
sin rostro,
sin fachada.
¿Fracasó nuestro sueño
de ser ventana de lunas amarillas?
no importa la edad sino el latido
que lleva a la edad del rocío;
la suma de impulsos ciegos
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
98
no siempre conduce a la arboleda,
ni el verso impacta la noche
atravesando el levadizo puente
que aísla incongruencias maquilladas
por aires de revuelta,
¿acaso fuimos invitados
a dialogar con sombras y turbantes?
¿ofrecieron los cruzados
oxigenar nuestras almas dolientes?
XI
Puede que algún día la piel
vacíe su memoria y podamos
dormir confiados, cerca del fuego
Sueños de supervivencia
entre adobes, madera y yeso,
calles, callejones y adarves,
sin plazas ni adornos vanos,
los puntos de reunión en zocos,
bazares y alcaicerías,
la diversión en las correderas,
alamedas y cementerios,
la vida musulmana levantaba
cercas protegiendo su reposo
del sol, el viento, la lluvia,
tempestades y tumultos indeseados,
ruidos y el acre olor a polvo,
muchedumbres,
sudor y especias.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
99
Tus olas traen murmullos eternos
entre conchas marinas y noches de luna;
ecos antiguos multiplicándose
en la gris profundidad
de un grano de arena.
Extraños sones
surgen de tus rocas,
lamentos de musgos,
algas y cangrejos,
marejada indolente
que pulsa, alegre,
la geometría hipnótica
de tus playas,
encallando canciones y salmos,
procedentes de viejas voces
que te habitaron.
Doscientos escalones
llevan al secreto néctar
protegido por la rueda del tiempo
y brotarán cuando lluevan
sudarios por la grieta
que acogió al primer huésped.
XII
“He pisado una tierra
donde los guijarros son perlas;
la tierra, almizcle
y los jardines, majestades”
-Verso de Ibn Hani al-Ilbirí siglo X-
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
100
Dicen, Alcazaba,
que tu vientre ha parido
hasta diez criaturas.
Eres una fortaleza en construcción,
destrucción y reconstrucción permanente,
desde tu alumbramiento
hace más de mil años.
Los árabes te llamaban
al-hisana y Calaa Jairán
y los almerienses
te nombraban por alcazaba,
en su dialecto andaluz de entonces.
Su terquedad hizo que tu nombre
designara todas las fortalezas.
¡Tan terca como tú,
que te rendiste a la naturaleza,
no al invasor!.
Cuenta la leyenda,
que en la gruta bajo el castillo de San Telmo,
semioculta por el agua del mar,
se protegió Ulises de las sirenas.
XIII
Hay siglos que emergen
con nuevas luces silenciando
incógnitas de pasadas contiendas
Me ha contado un geniecillo
que, el mismísimo Túbal, nieto de Noé,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
101
arribó a tus playas tras un naufragio
y ante tamaña belleza
decidió instalar aquí
el primer asentamiento humano.
Después fue Osiris
quien te visitó
cuando perseguía al tirano Gerión
y cuando Hércules luchó
contra los hijos de éste,
fue en tus playas donde preparó
la estrategia para tan singular combate,
dejándonos después,
como primeros reyes, a Hispalo
y posteriormente Hespero.
Hoy llegan a tus costas
los hijos modernos de aquellos
que te engrandecieron.
Vestidos de miseria,
buscando cobijo
en el trozo de hierba
que plantó su padre,
sin más equipaje
que recuerdos desnudos,
vidrios sin brillo
en tierras de hambre,
hileras de caminantes
entre edificios hostiles,
esperando heredar
la espesa lluvia.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
102
No caben lamentos,
ni prolongar los soles
en la recreación de la derrota antigua,
¿bajo qué recóndito árbol
enterrarán la piel?.
Se rebela el aire
huyendo de ellos,
y queda sólo
la mancha desierta,
protegida por la gula
del cordero insaciable
XIV
¿Quién eres tú, que llegas
arañando mis costillas,
traspasando vísceras
y huesos como un grito?
Cerca de la alcazaba,
en la zona de la Chanca,
hay una gran cueva
excavada en la montaña.
De niños la llamábamos el Refugio.
Comunicaba con el mar
por uno de sus ramales
y por el otro llevaba
a la Noria del Viento,
donde, dejándose arrastrar
por la corriente, podías visitar
sus compartimentos secretos.
Cada uno de ellos guardaba,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
103
expresada en ideogramas,
una historia diferente
sobre hechos acaecidos
a lo largo de los siglos,
que el tiempo y el olvido
han ido transformando en cuentos
y leyendas casi olvidadas.
Estás triste de sombras
y recuerdos esparcidos
por habitáculos de odios.
En la profundidad
de tu seno de piedra, Alcazaba,
quiebra el silencio nocturno
el llanto lejano del niño Farag,
hermano del rey granadino Muhamad VI,
preso y muerto en mazmorra
por la codicia del visir Almaruc,
que engañó a su rey.
Dicen que la noche
del cumpleaños de su muerte,
el fantasma de Farad pasea
con la lámina de oro
en que grabó con un clavo
la conspiración del visir,
esperando los besos de arrepentimiento
que le trae su hermano Muhamad.
XV
¡Ah, bellísima Alcazaba,
centinela y amante
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
104
de Madina-al-mariya!
No necesito tocar tus muros
para tener conciencia
de mi mano y de tu historia
Apoyando el oído
en las inmediaciones
de la Noria del Viento,
junto al seco pozo,
se oyen músicas exóticas
y brisas correteando
por los distintos pasadizos de su interior;
en ciertas noches del año,
suenan voces y susurros,
lamentos de almas,
cánticos enamorados
y el llanto triste de Almotacín;
la dulce voz de la bellísima Odalisca,
el acre sonido de armaduras
de los templarios custodios,
que protegen secretos aún sellados,
misterio milenario
que ocultara Hugo de Payens.
Cuentan que Aben Abas,
al intentar succionar
el veneno que una abeja
había introducido al picar
uno de los pechos de su hija,
concibió por ella
tal lúbrico deseo,
que engendraron hijo incestuoso.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
105
Asustado de su acción,
arrojó a Aixa, su hija,
a las profundidades del pozo
de la Noria del Viento,
después ordenó
hacer desaparecer
aquella criatura
nacida contra natura,
abandonándola en el mar,
a cierta distancia de las costas almerienses
donde, una vez en el fondo,
fue alimentado por el agua milagrosa
de una fuente submarina,
en las proximidades de la actual Aguadulce,
después, Habib fue reclamado
por profundas corrientes de aire
y conducido a la estancia espiritual
de su madre Aixa que le cuidó
en su secreto aposento,
convirtiéndose con el tiempo
en Guardián de las selladas Puertas del Viento.
XVI
Cuando nos volvemos íntimos
caen las máscaras del lenguaje
y lejos de los alfanjes
bebemos la misma copa
La España almohade,
quebrada postreramente
en pequeños reinos; taifas,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
106
fue absorbida,
conquistada,
por el empuje cristiano,
una tras otra:
Córdoba primero,
Valencia y Sevilla después
de múltiples escaramuzas.
Los musulmanes, hostigados,
buscaron refugio en tierras de Granada,
protegidos por las defensas naturales
de la Sierra Nevada, en sus campos
permanentemente regados,
florecidos de olivares
y hermosos naranjales,
hermanados en una propicia naturaleza;
en estrecha simbiosis envidiable.
Los siguientes doscientos sesenta años,
Granada, Almería, Málaga, Jaén y Jerez,
fueron el último baluarte
del llamado reino de Granada,
repeliendo ataques
y maravillando al mundo
con sus aportaciones en el arte y las ciencias,
mostrando la cultura de una civilización
por la que la nación de Al Andalus
fue durante ochocientos años
honor, espejo y guía de la cultura universal.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
107
XVII
Escribo voces en el sonido de unos versos
mientras la insensible araña teje sin prisas;
ojos rodantes sobre asimétricos suelos,
almas oscuras estrangulando silencios
No debemos traicionar al viento
manchando su transparencia
pues mancharla es perder
la posibilidad de aprenderlo.
Tal vez mañana comprendamos
que hay momentos para adorar
la piedra, el aire, los elementos
y surgirá del desnudo relámpago
la sonrisa de labios desde afuera.
o un brote de luz hacia adentro.
Pulso, perforo,
buscando abrigo en rescoldos
de otras pieles que abrazaron
mi cuerpo; viejos romances
expresados en ocultos,
anónimos cantos suaves
con que los muladíes
recitaban sus moaxajas
y pequeñas jarchas,
buscando la senda perdida
que lleva al bosquecillo donde habita
el dragón adormecido.
Veo en sueños arenas de desiertos,
dorando bucles en rizos de miércoles,
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
108
oasis protegidos por salvajes potros,
cuna del desasosiego que me habita,
y en esta tristeza de nubes y recuerdos,
laten euforias nacidas de otras lluvias.
Te veo Almería
y dejo de hurgar leyendas escritas
y gestos de duras piedras;
recupero la parte más sabia de mi cuerpo,
la que sabe descifrar mis sueños,
y propongo sonrisas
y abrazos de hermano
que amurallen espiritualmente,
con vínculos afines,
la codicia que golpea
la soledad de los viejos húmeros.
En el fondo de la jarra
universal de la Vida,
figuran citas y salmos olvidados,
debemos esperar
el alumbramiento del lucero de la tarde,
buscando el paso misterioso
que nos lleve lejos,
hacia donde no vuelve sino lo que olvidamos.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
109
Amoraimas
Naciste almeriense, Amoraima, (Registro de la Propiedad Intelectual con el
número AL-04-2004-2113) coqueta y muy traviesa, entre seguiriya
flamenca o seguidilla gitana y suave fandango de almadrabilla)
1
Acaríciame,
hunde mi cuerpo
en lo más hondo / lejos del límite;
fuera del tiempo
2
Aquel verano
fuiste mi brisa
vestida de fiesta / escote fandango
y una sonrisa
3
Aquella noche
de amor y celos,
brotó en lo profundo / del sentimiento,
un mundo nuevo.
4
¡Ay, Almería!
Es tu Alcazaba
junto a tus gentes / paz música y luz
¡una gozada!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
110
5
¡Ay, mare mía!
¡qué desaliento!
mi zagalilla / me mandó anoche
a tomar viento.
6
Campanilleros
repiqueteando;
por las veredas / de Andalucía
vienen sonando
7
Dame un respiro
hermosa mía
déjame descansar / unos minutillos
no más, querida
8
De madrugada
tu respiración
alza tu pecho / mostrando el rosado
y grueso pezón.
9
Dicen los sabios,
de los amores,
que hay que vivirlos / antes que la vida
nos los jorobe.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
111
10
Dijiste amarme,
lo juraste, amor,
ahora vienes / y con toa tu jeta
dices que no
11
Dijiste que no
mas fue que sí,
las cosas del querer / se arreglan con besos
sin discutir
12
Dime, bella flor,
tú, tan hermosa,
¿en qué agua, verso / prosa, nube, bebes?;
¡dímelo, rosa!
13
¡Dime, chiquilla!
¿conservas tal vez
aquella braguita / de fino encaje
que te regalé?
14
¡Dime, mi amor!
cuando en tu mano
pongo mi mano / ¿no te estremeces
d´arriba´bajo?
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
112
15
Dos tomates,
una lechuga,
centrada ella / ellos a los lados,
¡novia a la fuga!
16
El dobladillo
de tu faldita
está descosido / ¿quién lo pisaría?,
¡ay, Margarita!
17
En Almería,
las zagalillas,
si abren los ojos / alumbran la noche
como bombillas
18
En el tablao luz,
copla y gitana;
taconeo, palmas, / cascabel de risas,
vino y jarana.
19
Entre Aguadulce
y Cabo Gata,
en línea recta / vete sin coche
¡mójate y nada!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
113
20
Hay en tus besos
puntos y aparte
diéresis, tildes / acentos y comas
¡eso sí es arte!
21
Hay en mi barrio
una zagala
cuando me mira / se me derrite
toíta, el alma.
22
Hay una esquina
frente a tu casa;
cada mañana / por si acaso pasas
me dan las tantas
23
Hija de la luz
de vientos y mar
eres Almería / una bella diosa
de arenas y sal
24
Hoy conocí
a una chavala
y al mirar sus ojos / Cupido y su flecha
hirieron mi alma
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
114
25
Hoy la vi pasar
por el camino;
una abubilla / por no asustarla
cesó en su trino.
26
Hoy le cantaré
a mi morena
una amoraima / pa´encender risas
y apagar penas.
27
Hoy me ha mirado,
y en su pupila
cabalgaban brisas / gritando al viento
que ella era mía.
28
Junto a tu vera,
niño, echada en ti,
siento en mi cosa / tus tibios dedos
¡qué gustirrinín!.
29
La flor de almendro
y la aceituna;
en primavera / brotan salvajes
todas a una
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
115
30
La rima escala
tus rizos negros
y anuda versos / de mis poemas
entre tu pelo
31
Las amoraimas
y fandanguillos,
en Almería / comparten músicas
¡no estribillos!
32
Leí en tus ojos
que no me amabas
y sentí clavarse / un puñal de acero
en toa mi alma.
33
Metí la mano
bajo tu falda,
encontré el refajo / y allá en lo hondo
tu carne blanca
34
Mi pelo es rubio
zagala mía;
no uso refajo / soy de posibles
¡y de Almería!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
116
35
No me quieras más,
no me des tu amor,
déjame creer / que todo comienza;
que nada pasó.
36
Ponme la mano
aquí, mi vida,
nota este fuego / que incontenible
por ti respira.
37
Ponme tu mano
en el pirulí
despacito, nena / con buena letra,
¡así, amor, así!.
38
Qué exagerá
cuando me aprietas
entre tus muslos / y tras el orgasmo
te quedas quieta
39
Risas de azúcar
roban mi calma,
labios de tiza / en oscuro papel;
muerte del alma.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
117
40
Se hace seda
mi mano al cubrir
tu piel crujiente, / reteniendo aromas
y esencias mil
41
Sé que me amas
a ciencia cierta,
me lo dice el temblor / del labio en mi labio
cuando me besas.
42
Son tus ardores
los que me tientan
cuando de noche / entre suspiros
a mí te acercas
43
Suspiro andaluz
hecho amoraima;
un coro de voces / palmeo y arrullos
sones del alma.
44
Talle de avispa,
ojos de cartón;
en el cabello / una larga trenza
y a tu vera, yo.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
118
45
Tiene mi niña
junto al ombligo
un cepo esperando / atrapar mi mano
si me “despisto”
46
Tienen tus ojos
al acostarte
puntos suspensivos / acentos y comas
punto y aparte
47
Tienen tus ojos
una mirada
entre dulce y salá / y cuando me miran
siento que hablan
48
Tienen tus ojos
en las pestañas
un mar de rizos / que bañan las playas
de toda España
49
Tienen tus ojos
gitana mía
presagios de luna / misterio y besos
cuando me miran
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
119
50
Tienes los ojos,
niña del alma,
como dos luceros / y cuando se abren
despunta el alba
51
Tocan las palmas
cuatro palmeros
y una amoraima / van desgranando
entre sus dedos
52
Tomé tus besos
aquella noche
y desde entonces / estoy que muero
del mal de amores
53
Tras las caricias
y el toqueteo
se abrieron de golpe / todos los infiernos
al primer beso
54
Tu barriguita
se pone tensa
cuando mi mano / como al descuido
roza tu pierna.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
120
55
Tus castañuelas
y mi guitarra;
la bota de vino / y la suegra a cuestas
¡vamos de farra!
56
Tus ojos negros
hablan y mienten
cuando me dicen / tras las pestañas
cuánto me quieren
57
Una coplilla,
las castañuelas,
un par de miradas / zapateao y olé
y una mozuela.
58
Una mocita
que me camela
me dijo anoche / ¡méteme mano!
¡dame candela!
59
(Seguidilla gitana)
Una adolescente
toda peripuesta
perdió bailando / su braguita rosa
y se aguó la fiesta
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
121
Seguidillas
1
Un pequeño tanguita
usa mi Frasca.
cuando mea esta niña
¿no se lo mancha?
2
Una caricia tuya
roba mi calma;
no sé lo que me has hecho
niña del alma
3
Una nena bailando
perdió el resuello
y lo encontró colgando
de un limonero
4
Tiene mi zagalilla
un par de tetas
que cuando las columpia
veo las estrellas
5
Dame la mano, niña,
no tengas miedo;
te enseñaré esta noche
cuánto te quiero
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
122
6
Necesito en tu boca
una sonrisa
y en tu carita toda
mucha alegría.
7
(Seguidilla con bordón)
En un arrebato, ella
me dio un beso
y se marchó a su casa
con regomello.
No llores, niña,
el beso te devuelto
y una sonrisa.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
123
Ágavas
Nacidas, al igual que la amoraima, en Almería,
casi a la misma hora, la misma noche del mismo día.
Alternativa del sentimiento andalusí
a la filosofía zen del haiku japonés.
1
Resplandeciente
como chorros de oro
tú, Almería
2
Como epilios
o pequeñas réplicas
caen los exilios
3
Savia de sabios
y en la boca bonita
rojo de labios
4
Decae la tarde;
gráciles luciérnagas
regalan luz
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
124
5
Triste caricia
sin un pecho amoroso
donde posarse
6
Río sin agua,
cascabel sin gatita
mundo sin eme
7
Náufrago inerme,
ninguna playa espera;
ninguna arena
8
Quien nada espera
nada pierde ni gana
si nada llega
9
Soy vulnerable
como la débil caña
arrodillada
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
125
10
La suave brisa
a veces, te recuerda
qué y quién eres
11
Sonido urbano,
claxon, voces distantes,
almas en pena
12
Dedos íntimos,
recodos por descubrir,
carne en suspenso
13
Cuando no hay nada
que perder, ni un por qué,
sobran salivas
14
SOLA EN EL DINTEL,
baile de sombra y luz;
TU
CARA
UN
PINCEL
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
126
15
Tic tac perenne,
el espejo es mi reloj,
rugen las horas
16
Desciende el dedo.
Veloz, del pecho asciendes,
respiración
17
Abrí el corazón
y, como por ensalmo,
brotó un te amo
18
¡Hoy nazco poema!
broto en mi espacio vital,
acto de amor
19
Busqué tus besos
con los labios de antaño;
¡hallé vacíos!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
127
20
De niña dudé
y una flor me respondió,
no mi muñeca
21
MIRADA FUGAZ,
hubo un roce furtivo
Y
SE
ABRIÓ
EL CIELO
22
Éste tu cuerpo
cicatriz ondulante
¡en guerra abierta!
23
Fragancia verde;
olor, misterio, frescor,
¡niña albahaca!
24
Sarta de piedras
engarzadas, ¡de fiera!,
son tus dientes
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
128
25
Rompe el misterio
tu ojo azul con pecas
desnudándome
26
Huyen los besos
encontrando refugio
en otros labios
27
Una guitarra,
un par de castañuelas,
trío de notas
28
La noche eres tú;
cuando llega el nuevo día
te vistes de luz
29
Una peineta,
vestido de volantes
y una verbena
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
129
30
(a Almería)
Un fandanguillo,
claras fachadas al sol;
¡fúlgida y mía!
31
A
G
A
Z
A
P
A
D
A
en el sombrío silencio,
esperas, MUERTE
32
(Mantis macho)
Postrer deleite;
DOLOR,
PLACER,
ORGASMO;
sexo sin seso
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
130
33
BROTA un arpegio
esparciendo músicas
¿BAILAMOS
AMOR?
34
NOCHE MÁGICA;
un verso cauteloso
ESCALA
TU
PIEL
35
¡Rómpete,
noche!
CIUDAD ALETARGADA
¡Dame
rock-and-roll!
36
Moza
ANDALUSÍ,
exudas OCIO animal
en
HUESO Y PIEL
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
131
37
Ottava rima
io escribo a mia ragazza
a medianoche
38
Yo me pregunto:
¿hizo Dios a los hombres
o éstos a Dios?
39
Suben y bajan
-ánimas en tránsito-
las Siete Esferas
40
Armonía tonal,
universo sonoro
¡VIVE MÚSICA!
41
Ritmo y melodía;
baile terapéutico
con los sonidos
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
132
42
Cuerdas sonoras
totalidad del mundo
en movimiento
43
Camina absorto
el pensamiento móvil
sobre sus pasos
44
Versos ÁUREOS;
G
N
O
M
O
S
pitagóricos
hendiendo el AIRE
45
El verde laurel,
aroma de membrillos;
¡NATURALEZA!
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
133
46
Aterradora
la duda, SER, NO SER,
¡vital cuestión!
47
D
O
S
mil abrazos
apenas abarcarían
MEDIA
GA
LA
XIA
48
Sol platónico
CORAZÓN
NO
VISIBLE,
mística negra
49
Negro
agujero,
espacio donde el cero
CREA
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
134
I
N
F
I
N
I
T
O
S
50
Olor antiguo,
SECA
FLOR
OLVIDADA
en aquel libro
51
IDEAS
desnudas
regenerando ÁRBOLES
casi
SIN HOJAS
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
135
52
Punta pincel
sustrayendo ensueños
DE
ROCA
INERME
53
AMORES NEGROS
cabalgando cinturas
GALOPE
INCIERTO
54
Cuerpo sin pulso
cadáver emocional
esfera hueca
55
Proyecto judío
homus imposibilis;
solución final
56
MARES DE TINTA
Estanques de cálamos
CUAL
PERGAMINOS
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
136
57
Mil movimientos,
caderas en desorden
¡RUGEN
LOS
CUERPOS!
58
MANIPULACIÓN,
ordenado desorden,
¡ESO
ES
EL
COSMOS!
59
Pechos turgentes,
cinturas quebradizas
¡CEPOS
FUGACES!
60
Estanque claro
IMPULSO
DE
LA
PIEDRA
sobre el líquido
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
137
61
Lo dijo César:
“IO
VINI
VIDI
VINCI”
¡Ave, imperator!
62
PIEDRA
EN
EL
AGUA
círculos concéntricos
NACEN
Y
MUEREN
63
CINTA DE PELO
torniquete cerebral
DE
ADOLESCENTES
64
UN VENTILADOR;
verborrea política
PARA
OBTUSOS
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
138
65
Los DIEZ MIL pinos
del
laúd
del
monje
Chun
NO ERAN PAISAJE
66
Palabra viva
LAMENTO
AÑIL
DEL
VIENTO
entre silencios
67
Hay espíritus,
EL
MAR
Y
ALREDEDORES
saben sus nombres
68
Diez macetas
adornando mi balcón
privado vergel
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
139
69
Gato confuso
filigrana felina
maullido leve
70
(A mi primer beso de amor)
Dentro de sí
guardaba un universo
inimitable
71
Una sonrisa
dos besos y un abrazo
es cuanto quiero
72
Pellizquito ahí,
toque de culete allá
¡hostia segura!
73
Oye, cara mía,
¿que tal si nos amamos
a mediodía?
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
140
74
Un cierto temblor,
¿una mirada hambrienta?
¡es eso amor!
75
Me pica, zagal,
-dice la moza ansiosa-,
¡ráscamelo ya!
76
(hacia el paredón)
Hoy nos fusilan,
compañero de viaje,
¡ah, compañero!
77
(a Federico)
Tras los postigos,
luna y verde aceituna,
¡mudos testigos!
78
(Ágava triple a la memoria de Javier Verdejo)
Un tiro en la sien,
“Pan, trabajo y libert...”
no dio para más.
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
141
Sólo 17 años,
una vida por vivir,
segada en flor.
¿España libre?,
escombros a flor de piel,
¡trágica herencia!
79
¡Elemental,
mires por donde mires,
querido Watson!
80
“Sí, venceréis
pero no convenceréis”
-dijo Unamuno
81
No es lo mismo,
Sr. Cela, estar jodiendo,
que estar jodido
82
Hace unos años:
“Más cornadas da el hambre”
-dijo Benitez
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
142
83
(A La pasionaria)
“Es preferible,
a vivir de rodillas,
morir de pie”
84
“¡Se sienten..., coño!”
-gritó el del tricornio,
pistola en ristre
85
Cabellera azul,
zapatitos de tacón
¡fría muñequita!
86
Rayos y truenos,
relámpagos, centellas;
¡furia del cielo!
87
La mano sube
se acuna en tu cara;
feliz se duerme
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
143
88
Amor + amor:
dos amores. ¿Otro más?:
¡un gran conflicto!
89
Una manzana
se descuelga del árbol,
¡uf, coscorrón!
90
Gota de rocío
pende en la verde hoja
¡húmedo arrullo!
91
Pepita cayó
de lo alto del árbol
y se jodió
92
Tras lo contado
aunque no lo parezca
sólo hay cuento
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
144
93
Abre la rosa
sus pétalos vírgenes
es primavera
94
Adiós, amor, adiós.
el arrullo se ha roto;
parpadeo fugaz
95
Alzó las alas,
se posó en mi boca;
espiga de paz
96
Amalgamadas
olvidadas del mundo
yacen las auras
97
Amor primero
alquímico ensayo
telepático
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
145
98
A nuestros pies
yace tronchada, rota,
la frágil peonía
99
Bajo la sombra
de mi tranquila calle
oigo tus pasos
100
Boca huérfana
cicatriz marchita
ausente beso
101
Bofetada
ruptura espacio tiempo
cruel resonancia
102
Brasa sesgada
quemando impasible
la paz nocturna
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
146
103
Cabeza hueca,
tronco y extremidades;
¡un ser humano!
104
Cae en zig zag
tu hoja muerta de frío
viejo nogal
105
Cae la noche
tiñendo de presagios
tu blanca cama
106
Cae la tarde
en lo profundo del abismo
cual sepultura
107
Calle desierta
demonios deambulando
por el asfalto
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
147
108
Canta el gallo,
el día parturiento
está alumbrando
109
Canto del grillo,
complicidad sonora
con mi silencio
110
Canto del mirlo,
algaraza gozosa.
Renace Marzo
111
Cayó herido
sin saber la causa
el sentimiento
112
Cazorla, sierra
vida en movimiento;
naturaleza
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
148
113
Cesa el viento,
se han ido los fantasmas;
tierra de nadie
114
Chisporroteo,
estornuda mimosa
la luciérnaga
115
Desgarro mortal
dentellada canina
¡miau!
116
Dibujo brotes
de lirios erráticos
en tu coraza
117
Duele la pasión
argumentando gritos
en tu pupila
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
149
118
Dulce muchacha,
con la flor del almendro
meces tus labios
119
Eleva la voz
y salen las palabras
sin ton ni son
120
El murciélago
esquivó mis abrazos
sin petulancia
121
En diciembre
lamentos de escarcha
besan la luna
122
En el silencio
sus labios se abrieron
sonó un beso
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
150
123
En lontananza
dibuja el nuevo día
una esperanza
124
En tus adentros
proteges la imagen
de tus silencios
125
En tu sonrisa
liba el pajarillo
néctar divino
126
En un suspiro
los besos se perdieron
entre tu pelo
127
Eslabón roto
cadena incompleta
muerte anunciada
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
151
128
Fecunda nubes,
ominosa presencia
metalizada
129
Fija mirada
prendida en el techo,
pobre cadáver
130
Gime la arena
llena de caracolas
espuma de mar
131
Guiño nocturno,
leve nota adormecida,
oda de espejos
132
Guirnalda rosa
cubriendo tus pechos
arrebolados
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
152
133
Guitarra
lamento armonioso
de alma en pena
134
Hambre, penuria,
en medios políticos
cantan cigarras
135
Labio en labio
corazón en corazón
tañen campanas
136
Labios en flor
pétalos recogiendo
rocío de amor
137
La cama vacía
descubre en silencio
sus soledades
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
153
138
La madreselva,
atardecer reptante
pleno de aromas
139
Lanza el necio
piedras hacia un cielo
que las devuelve
140
La vida pasa
y al pasar nos lleva
de nuevo a casa
141
Luz recorriendo
en rueda de fuego
el firmamento
142
Maceta
pequeño ataúd
brota la vida
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
154
143
Mirada fugaz
sutil interpretación
del verbo amar
144
Mira tu alma
rechaza injerencias
y sé tu dueño
145
Miro tus ojos,
recreo el firmamento
en tu mirada
146
Mosca tras cristal,
palpitación extrema
agonía visual
147
Nevada cima
cual lejano pálpito
titubeante
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
155
148
Noche eterna
pálpito lujurioso
de amor carnal
149
Noche sin luna
entraña desprovista
de sentimiento
150
Nube que pasa
algodonosa forma
canto de lluvia
151
Nuestro cielo
se ha tornado gris
tras la ventana
152
Ojos de hielo
congelan la palabra
entre mis labios
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
156
153
Ojos que no ven
luz negra atormentando;
sepulcro interno
154
Párpado quieto
reteniendo lágrimas
aprisionadas
155
Penumbra lisa
mutación ondulante
ritmo incierto
156
Primavera en flor
estallido emocional
de los sentidos
157
Quito el tapón
y desborda burbujas
el corazón
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
157
158
Río sin caudal
anquilosada esencia
del ser o no ser
159
Ruedo pasional,
bestia, torero, olés,
muerte y no más
160
Se despereza
subiendo y bajando
el viejo yo yo
161
Silba el aire
aullido de ballesta
llanto de aves
162
Sin un lamento
corté la torpe lengua
que te ofendía
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
158
163
Sobre la rama
bosteza el mochuelo
su aburrimiento
164
Sobre mi hombro
reposa tu cabello
recién lavado
165
Soy la cometa
que grácil revolotea
lidiando brisas
166
Suena el crac crac
arañando silencios
de mi butaca
167
Suena un beso
estancia en penumbra
sonríe la abuela
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
159
168
Suena un disparo
y una liebre expira
en pleno salto
169
Sueño tu boca
esparciendo esencias
embriagadoras
170
Tal vez mañana
recordarás el ayer
que te negaste
171
Tango danzante
que cubre los despojos
de mi ocaso
172
Tenue silencio
en tu rama plateada,
viejo eucalipto
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
160
173
Tienes el porte
de la brizna de hierba
pálido rostro
174
Tigre, gacela,
mecánica de vida
en movimiento
175
Tras la ruptura
tu cabello languideció
sin mis caricias
176
Trémulo canto
sus piernas se abrieron
parió mi llanto
177
Triste mirada,
sangrientas las palmas
crucificadas
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
161
178
Trueno
bostezo incontrolado
de Dios iracundo
179
Tus bellos ojos
conjugan el misterio
del firmamento
180
Una canción de luz
nace del multicolor
ensueño fugaz
181
Un arco iris
aureoló tu cabello
y murió el día
182
Una virgen,
página en blanco
de un libro por escribir
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
162
183
Un colibrí
instantánea movida
de aficionado
184
Un estampido,
ecos en el páramo;
vida quebrada
185
Uno tras otro
llegaron los inviernos
segando poesías
186
Un quieto beso
enredó tu cabello
de madreselva
187
Un rayo de sol
besa en mi pupila
el nuevo día
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
163
188
Un relámpago
apuñalando cielos
vómito de luz
189
Vuela airoso
el papel impulsado
por el viento
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
164
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
165
L autor, Antonio García Vargas, es miembro del Directorio
Mundial de Poesía de la Unesco, de la Asociación Canadiense de
Hispanistas, de la Asociación de Escritores y Artistas españoles y
presidente de la Comunidad Internacional Poetas por la Paz, entre
otros. Nacido en Almería, España, en 1942. Colabora con distintos
organismos y universidades de América y Canadá. Ha sido publicado
en las más sobresalientes antologías internacionales en lengua
castellana. Primer premio Formas fractales en la poesía, Brasil 2003.
Primer premio Boa Pessoa, Brasil 2004, Primer premio Asociación
literaria Juan Uceda, España 2005. Premio BBC World de relato
2005, Premio I Certamen RENFE Haiku, España 2006. Sus últimos
libros en 2008 son: «INTIMÍSSIMO», «Y TÚ COMO SI NADA» y
este «JARDÍN ANDALUSÍ» que tienes entre tus manos.
E
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
166
Jardín andalusí
Vista de la alcazaba de Almería
Índice
Páginas:
6 ……….Introducción
13 ……….Se confunde la alondra
13 ……….Deshojando la jasja andalusí
16 ……….Un JB a oscuras con mi dama
17 ……….Decálogo in vitro 23 ……….Flor de sol
23 ……….Mujer gata
25 ……….Quiero pintar en verso
25 ……….Una lejana nota que se ahoga
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
167
26 ……….Un pescador, un mar, una coplilla
27 ……….Ven a mi vera; ven zagala hermosa
28 ……….Viejas claves
30 ……….Musas y mariposa en la noche andalusí
34 ……….Poemas de cal y arena
35 ……….El hombre de barro ante el espejo
40 ……….En el inicio todo era poesía
41 ……….Infinitud de un tiempo intuido
42 ……….Pulso el acorde íntimo de un hada
42 ……….Último vuelo de ave enamorada
43 ……….Mil mundos atraviesan el ojo de una aguja
44 ……….Sabor de antiguos labios
45 ……….Borrar al cisne blanco
46 ……….Sinestesia
47 ……….En la tiniebla
48 ……….Señales de humo
49 ……….Poliesis
49 ……….Leve flor declinada
51 ……….Azulada luna
51 ……….Gaviotas diminutas
52 ……….Todo me sale al revés
53 ……….Y hay en la penumbra…
54 ……….Hambruna…
54 ……….Cinderella andalusí
55 ……….La brasa carmesí
56 ……….Muñequitas y heroínas animadas
57 ……….Trinos en la alborada
58 ……….Asonancia…
58 ……….Descenso a los infiernos
59 ……….Me pienso
60 ……….Matriz
61 ……….Criaturas desnudas
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
168
62 ……….Sutra versal
62 ……….Animalitos de colores
63 ……….Tigre
63 ……….Lince ibérico
65 ……….Camino del Gólgota
66 ……….Perfume de pantera
67 ……….Pensé una noche…
68 ……….Viejas claves
69 ……….El viejo teatro del amor
70 ……….Jaula de versos
71 ……….Regreso al origen
72 ……….Bordando acordes…
74 ……….Dios es número
75 ……….Homofonía carnal
76 ……….Mujer salvaje
76….…….Almería en su sal
78 ……….Ya es primavera
79 ……….Andalucía en Ágava y Haiku
85 ……….Almería, mi ciudad
109 ……...Amoraimas
121 ……...Seguidillas
123 ……...Ágavas
165 ……...El autor
166 .......... Índice
JARDÍN ANDALUSÍ Antonio García Vargas
169
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