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Hedonismo, utilitarismo y kantismo. 2.3. subjetivista Las subjelivist2s de 1a m oral son aqucilas que nicga."1 Ja necesidad de todo la rcalidad a Ja naturaieza del hombre para ascntar Ia moral, afinnando que 1a umca fueme de Ja mlsma se situa en 12 conciencia subjctiva del hombre. eual sea 1a conducta que el hombre ha de seguir, cuaIcs sean sus dcberes. que sea 10 buena y que sea, lo, todo ,esto sera algo ,que el hombre descubrira mediante el mero de subJetlVldad: Anallzando la propla conciencia, ei suje(Q ha1!ara las nonnas que debe scgUl,r en su que esta sea una praxis moralmente CQrrecta, La concicncia se asf en. pnnclplO y criterio de moralidad, Es moral, se dice, el que actua segun su es :1 ,que , en cont ra de su conciencia. En el subjclivismo. Ja conClcnC I2 cs eJ cnteno ultimo y declslvo de mo r alidad, a) EI hedu ni sillo y el ut ilitar i sTTlo . Un modo tfpicameme subjclivisla de plantear 1a fundamentaci6n de Ja clica cs cI propio del hedonismo (del griego iledon e, placer) . Pm cI hcdonisla, el problema de dccidir fiios6ficamente que es 10 bueno y que es 10 malo, que es 10 que cl hombre debe buscar y que es 10 que debe evitJr, se resuelve de un modo muy simple: medianle el cstudio de las sensaciones y l os semimiemos que cada COS3 0 cad.1 acci6n produccn en mr. es 10 buena? Lo que produce en mr una sensJci6n de agrado. i,Que es 10 mal o? La que me ca us a disgusto 0 dolor. De este modo, 1a concicncia subjetiva del hombre es la que se convicne en fucnte de criteria ullimo, Pero no se {rata de una con- cicncia abstra cta, sino de la sensibi!idad concrela del sujcIO. La pregunta par 10 buena y p::>r 10 malo se traduce en una pregunta par el efeClo que me produce placer y 10 malo es aqucllo que me causa dolor. Placer y d olo r, dos sens3cioncs de mi subjclividJd, son las dos 3 01

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Hedonismo, utilitarismo y kantismo.

2.3. Fund~lmentaci6n subjet ivista

Las fun~a~cmaciones subjelivist2s de 1a moral son aqucilas que nicga."1 Ja necesidad de todo conoclmlCnt~ ~e la rcalidad a ~c Ja naturaieza del hombre para ascntar Ia moral, afinnando que 1a umca fueme de Ja mlsma se situa en 12 conciencia subjctiva del hombre. eual sea 1a conducta que el hombre ha de seguir, cuaIcs sean sus dcberes. que sea 10 buena y que sea, lo, ~alo. todo ,esto sera algo ,que el hombre descubrira mediante el mero an~iisis de s~ subJetlVldad: Anallzando la propla conciencia, ei suje(Q ha1!ara las nonnas que debe scgUl,r en su praxl~ ~a~a que esta sea una praxis moralmente CQrrecta, La concicncia se conv,len~ asf en. pnnclplO y criterio de moralidad, Es moral, se dice, el que actua segun su conc~enc:a; es m~or~ :1 ,que actu~ ,en contra de su conciencia. En el subjclivismo. Ja conClcnCI2 cs eJ cnteno ultimo y declslvo de moralidad,

a) EI heduni sillo y el ut ilitarisTTlo . Un modo tfpicameme subjclivisla de plantear 1a fundamentaci6n de Ja clica cs cI propio del hedonismo (del griego iledone, placer) . Pm cI hcdonisla, el problema de dccidir fiios6ficamente que es 10 bueno y que es 10 malo, que es 10 que cl hombre debe buscar y que es 10 que debe evitJr, se resuelve de un modo muy simple: medianle el cstudio de las sensaciones y los semimiemos que cada COS3 0 cad.1 acci6n produccn en mr. i,Qu~ es 10 buena? Lo que produce en mr una sensJci6n de agrado.

i,Que es 10 malo? La que me causa disgusto 0 dolor. De este modo, 1a concicncia subjetiva del hombre es la que se convicne en fucnte de criteria ullimo, Pero no se {rata de una con­cicncia abstracta, sino de la sensibi!idad concrela del sujcIO. La pregunta par 10 buena y p::>r 10 malo se traduce en una pregunta par el efeClo que me produce placer y 10 malo es aqucllo que me causa dolor. Placer y dolo r, dos sens3cioncs de mi subjclividJd, son las dos

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intr!oseco e incondicionado; 10 buena en todo lugar y tiempo, en todas las circunstandas, cualquiera que sea el acto moral de que se trate, a la situacion concreta en que este se efectue. Partiendo del reconocimiento de que los hombres, al comportarse moral­mente, aspiran al bien, es decir, a realizar actos moralmente buenos, se pugna par dar una respuesta universalmente valida a la pregunta acerca de 10 bueno,

AI deseartatse eI termino «bueno>} en un sentido no moral (<<bueD» reloj, «buena» cosecha, «buem> paema), dicha termino design a exclusivamente ciertes aetes humanas que consideramos positivos a valiosos desde eI punta de vista moral. Reservamos, consecuentemente, el termino «malo» para calificar los aetos morales de signa opuesto.

La buena y 10 malo se hallan en una relad6n reclproca y constituyen un par de conceptos axiol6gicos inseparables y opues· tos, Definir 10' buena implica, pues, definir 10 malo, Toda con­cepcion de 10 buena entrafia necesariamente, de un modo expl£. cito a impllcito, una concepcion de 10 malo. Pero no se trata de una conexion puramente logica, sino historica y real: de una epoca a otra, 0 de una a otra sociedad, cambian las ideas ~e 10 ,' buena y 10 malo, En los pueblos primitivos, 10 buena es ante, todo la valentia, y 10 malo, la cobard!a. Can la divisi6n de 1.) sociedad en clases, pierde su significado universal humane; y~ ", no todos los hombres son, a pueden ser, buenos, sino solo u~.~ sector 0 una minoria de ello5O los hombres libres; los otros -los, escl~vos- no pueden ser buenos ni malos, par la sencilla raz6rr de que no son considerados propiamente seres humanos, dotado.s} de razon sino casas 0 instrumentos. As! sucede, por ejemploJ ~'~ en la Gr~cia antigua, En la Edad Media, es buena 10 que Pt<>-:~ viene de la vol un tad divina a concuerda con ella, y malo 0 di.b~,~~ lico, 10 que la contradice, , '>"~

En los tiempos modernos, 10 bueno es 10 que concuerda c~n/, la naturaleza humana, entendida esta de un modo universal.~'YJ~ abstracto; las ideas de 10 buena y 10 malo tienen tarnbien, ,pO:): ello un canlcter universal, coneordante con esa verdadera na~~_~ rale~a del hombre como ser racional a espiritual, dada de~nl" ;;

, . I'd d d I idea de 0:, vez y para Slempre. Pero tras esta umversa 1 a e a .".)~:; .. . -,.~,:'!;%.'.

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buena (que se pone clara mente de maniHesto en la etica de Kant, 10 bueno 10 es absolutamente, sin restricci6n 0 condici6n alguns), se esconden aspiraciones e intereses human os concretos que son, sobre todo, los de la clase social dominante. Ninguna clase social acepta como «bueno}} 10 que entra en contradicci6n con sus intereses sodales. Por elio, 10 buena para una clase, en una misma sociedad, no 10 es para otta . Pero ello no significa que 10 bueno pierda todo contenido objetivo, pues cuando una clase social -en su fase aseensional- tiene intereses propios que se confunden can los del progreso hist6rico y social, su idea de 10 buena -en contradicci6n con la de una clase social ya deca· dente, que se aferra a su particularidad- contribuye a una con­cepci6n mas universal de 10 bueno, aunque esta universalidad se presente todavfa un tanto abstractamente, como sucede con la "buena voluntad" en Kant. Lo bueno, en este sentido, resulta entonces mas provechoso para una moral universal humana -a la que tiende, como ya hemos senalado, el progreso moral- que '10 buena en el sentido estrecho y limit ado de la moral ante­rior, la eselavista, 0 Ia moral feudal-aristo",ltica.

As!, pues, las ideas de 10 buena y 10 malo cambian hist6rica· '-mente de acuerdo can las diferentes fund ones de la moral efecti­:,va de cada <poca, y esos cambios se reflejan bajo la forma de i:;.-nuevos conceptos en las doctrinas eticas. Tomando en cuenta 13 )"spiraci6n comun de los hombres de alcanzar 10 buena por consi­::aetarlo el valor moral fundamental, aunque siempre de acuerdo .~::con sus aspiraciones concretas en cada epoca 0 en cad a sociedad, iye,mos -en el plano de la teoda etica- algunas de las respues­ttlS principales a la pregunta ace rca de la naturaleza de 10 buena. tEntre estas concepciones principales, tenemos las que definen ';lo buena como feliddad, placer, buena voluntad a utilidad, ~> Heroos de advertir que dichas concepciones no 2gotan el reo jpertorio de las definiciones dadas en el pensamiento etico, ya que :ilo buena ha sido caracterizado tambien como la verdad, el poder, ~'~a riqueza, Dios, etc. Del examen de las concepciones citadas en ~~ri.~er lugar, asi como de las relaciones entre elias (ya qu .. e.l2. i4.~h~ld2d se hace desean"r tambien en el placer, 0 en 10 uul), f~~~r'aeremos finalmente algunas conclusiones propias tendientes

a considerar 10 bueno, sabre la base de 1a aportaci6n de dichas respuestas, con un contenido mas concreto, y acorde con nuestro tiernpo .

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en I. que domina la apropiacion privada y en la que el hombre vale, ante todo, no por 10 que es, sino por 10 que liene, la felici­dad se cifra en la posesion de bienes materiales, y particular­mente en la adquisicion de aquello que tiene la cualidad de apro­piarse de todos los obietos, y de dotar de verdaderc ser a quien 10 posee, 0 sea: el dinero. En una sociedad asi constituida, la felici­dad se cifra, por tanto, en la satisfaccion del «espiritu del tener», en la posesion de dinero, y en ella el hombre rico, en sentido ma­terial, sera feliz, en tanto que el pobre, el desposeldo, sera desdi­chado. Aqu! el sistema econ6mico-social da un contenido concre­to al concepto de felicidad -como satisfacci6n de las tendencias egolstas, 0 del «espfritu de posesi6n» del individuo-; a su vez, la busqueda de esa felicidad contribuye, asimismu, a fortalecer y desarrollar el sistema. Con esto vemos como una sociedad de­terminada foria su propio concepto de la felicidad, y como este concepto responde, a su vez, a las necesidades de las fuerzas so­dales empeoadas en mantener su osamenta social.

En conclusion: la tesis de que la felicidad es 10 unico bueno result a demasiado general si no se precisa su contenido concreto. Este contenido varia de acuerdo con las relaciones saciales que 10 determinan, y a ,uyos intereses responde. Es 10 que vemos, al d­frarse la felicidad en la contemplaci6n en la sociedad esclavista griega, 0 en la posesion de dinero en la sociedad burguesa mo­derna. Resulta asi que la felicidad no puede concebirse como algo abstracto al margen de unas condiciones sociales dadas, y que estas condiciones no favorecen u obstaculizan la felicidad en general, sino una felicidad concreta. Por ello, no puede consi­derarse ~como acorde con una naturaleza humana en general­la felicidad que hoy se cifra en las tendencias egoistas del indivi­duo, 0 en su «espfritu de posesiom). En una sociedad en la que no riia el principio de la apropiacion privada ni la omnipotencia del dinero, y en la que el destino persona! no puede concebirse separado del de la comunidad, los hombres habran de buscar otro tipo de felicidad.

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set aislado de sus consecuencias. Recordemos a este respecco «el placer de la venganza»; quien lIeva a cabo una calculada y perfi­da venganza puede experimentar un placer pIe no, pero impreg­nado moralmente de las consecuencias y de la naturaleza negativa del acto.

A esto podni replicar el hedonista que el placer experimenta­do por el vengador es intrfnsecamente bueno, 0 que es un «buen» placer. Perc agu! nos encontramos con un significado extra moral de «bueno) que ya hahfamos descartado. Lo ciena es que s6Io as! -y no en su sentido intrinseco- el placer adguiere una cali fica­cion moral. Por tanto, para que tenga una significacion eriea debo juzgarIo no intdnsecamente (como placer en 51), sino ex­trfnsecamente (placer en relacion con la naturaIeza 0 las conse­cuencias del acto), Pera, entonees, un ({buen» placer no es neee­sariamente buena en un sentido moral; a sea, 13 tesis que estamos exam inando y segun la cual todo placer, considerado en sf mis­mo, independientemente de la naturaleza del acto 0 de sus con­secuencias, es bueno (es decir, intrfnsecamente), es una tesis falsa.

2) 5610 el placer es inlrlnsecamenle bueno

Con esta tesis se contribuye a borrar de nuevo 13 linea divi­soria entre 10 bueno y 10 malo en sentido moral, ya que eI placer acompafia a las experiencias mas variadas, incluyendo aquellas que -como la contemplacion de un cuadro- no tienen -al me­nos esencialmente- un significado mora1. Por otro lado, una buena accion -en sentido moral- tambien produce satisfaccion en quien la ejecuta; pero, de acuerdo con la doctrina hedonista, su \'~l or moral radieada no en una bandad intrinseca, 0 inheren­te 31 acto 0 a sus consecueneias, sino al placer que produce. Pero ya hemos \'isto que una aecien moralmente negativa tambien produce pl,cer: 10 siente, por ejemplo, el asaltante que ataca de im proviso a un desprevenido transeunte , en tanto que eI desvali­jado noctambulo experiment' displ,cer 0 dolor. Para eI hedonis· ra, 12 bondau intrlnseca estarfa en el primer acto, y la maldad en el segundo. La bonclad )' Ia m,ldad en sentido moral tendr"n, pues, lin valor puramente instrumental; es decir, tanto una como

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otra estarfan al servicio de 10 tinieo que es intrJnsecamente bue­no: el placer. Pero, con ello, hemos quedado fuera del verdadero dominio de la moral.

3) La bondad de lin acto a experiencia depende del (0 es proporcional a Ie cantidad de) placer que contiene

A diferencia de las dos tesis anteriores que son compartidas par todos los hedonistas eticos, en esta tercera se oponen los he­donistas cuantit,tivos (como Epicuro y Bentham, para los cuales las diferencias eualitativas de placer no implican diferencia algu­guna en cuanto al v,lor a bondad), y los hedonistas cualitativos (como John Stuart Mill), para los cuales las diferencias cualita­tivas producen diferencias de valor. 0 sea: para los hedonistas cuantit,tivos, la bond ad depende de Ia cantidad de placer, mien­tras que para los hedoni~tas cualitativos las diferencias cuaIitati· vas de placer producen diferencias de valor.

Con respecto a las tesis de unos y otros puede objetarse 10 siguiente:

a) Contra los hedonistas cuantitativos: muchas personas ob­tienen mas cantidad de placer escuchando una cancion ramplo­na, de rnusica pegadiza al aldo, que una sinfonfa de StrawinskYi de aquf h,br" que sacar I. ,bsurd. conclusion de que aquella es mas valios3 que la segunda, ya que proporciona mas placer . Por otro Iado, hay que dudar de la posibiJid,d de medir y comparar los placeres si no es sabre 1a base de estimaciones suhjetivas; pero, si es aSl, (como se puede calcular el valor intrfnseco en terminos cuantitativos, 0 sea, su proporcionalidad respecto a la cantidad de placer?

b) Contra los hedonistas cualitativos: puede estableceise ciertamente -como ya hemos sefialado- una diferencia entre el placer como estado afectivo que acompafia a ciertas experien­cias, y el placer como sens2cion agradable provoca.da por cier.tos estimu!os, pero no es tan c1a.o que pueda establecerse una dIfe­rencia cualitati\'a -no s6lo de intensidad- entre los estados he­d6nicos que acompafian a diferentes experienci~s (morales: es~e. ticas, politicas, etc.) 0, con respecto a una mlsma expenenCla,

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hasta e1 punto de que puedan registrarse en esos estados hedoni­cos rasgos 10 5uficientemente precisos como para establecer dife~ rencias de valor.

Por ultimo, al hedonismo etico en general puede hacersele la misma cdtica que a todo subjetivismo axiologico, ya que reduce un valor -« 10 bueno» en este caSQ- a reacciones pSlquicas 0 vi­vendas subjetivas. Y se Ie puede objetar asimismo que comete Ia falacia 16gica que estriba en deducir, de un juicio de hecho nee rca del comportamiento psicologico de los hombres (<<todos los hombres desean el placer como fin»), un juicio de valor (<<solo el placer es bueno»). EI juicio de hecho actua como premisa; el de valor, como conclusion. Ahara bien, como se acepta gene­ralmente desde Hume, es itegftimo desde el punto de vista 16gico pasar de semejante premisa a tal conclusion.

5, La BUENO COMO «BUENA VOLUNTAD» (FORMALISMO

KANTIAI'O)

Kant considera que 10 bueno ha de ser algo incondicionado, sin restricci6n alguna; es decir, no depende de cireunstancias 0

condiciones que escapen a nuestro control ni tampoco de las con­secuencias de nuestros aetas, Perc chay algo buena en este sen­tido absoluto, irrestricto 0 ineondicionado? Vearnos las dos con­cepciones de 10 bueno examinadas anteriormente.

La felicidad se halla sujeta a ciertas condiciones, y si no se dan estas -como ya advertfa Aristoteles- no se puede ser feliz. Lo bueno como felicidad entrana una bondad condicionada. Otras cosas a cualidades humanas, como la moderaei6n, el autocontrol a la reflex ion serena, son buenas, pero no en toda situaci6n 0 circunstancia. Un criminal puede alltocontrclarse para cameter mas perfectamenre su crimen, es dedr, para ~centuar la rnaldad de su accion. EI valor, la lealtad y otras cualtdades de los hom­bres son buenas, perc no de un modo irrestricto, ya que pue~en est.lr a1 servicio de fines morJlmente reprobables (,el aseSJno pllede h<lcer gilla de derto \'alor, sin el ella1 no podna compor-

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tarse como tal, y Ia Iealtad mutua forma parte del codigo de «ho­nor» de los delincuentes). Y por 10 que toea a la concepcion de 10 bueno como placer, ya hemos subrayado que este puede acom­panar a actas 0 experiencias de signa moral opuesto.

IQue es entonces 10 que puede ser bueno de un modo abso­luto, sin restriccion alguna, en toda circunstancia y en todo mo­menta, y cualesquiera que sean los resultados 0 consecuencias de nuestra acdon?

He aqui la respuesta de Kant: «Ni en el mundo, ni, en gene­ral, tam poco fuera del mundo, es posible concebir nada que pue­da considerarse buena sin restrieeion, a no ser tan solo una buena voluntad» (Fundamentacion de 10 metajisica de las cos­tull/bres, cap. 1). Y un poco mas adelante agrega: «La buena vol un tad no es buena por 10 que efectue a realice, no es buena por su aptitud para aleanzar un fin que nos hayamos ptopuesto; es buena s610 par el querer, es deeir, es buena en Sl misma, Considerada par sf misma, es, sin comparaci6n, muchlsimo mas valiosa que todo 10 que pudieramos obtener por medio de ella».

Pero esta buena \'oluntad no debe ser confundida con un mero deseo que se quede 5610 en eso, sin echar mano de tados los medios de que dispone, 0 en una simple inteneion que no va mas alIa de ella, es decir, sin intentar ponerla en practica. Por el con­trario, se trata de un in ten to de hacer algo, aunque ciettamente no se consiga 10 que se guerra, 0 aungue las consecueneias de nuestra accion no respondan a nuestro proposito. Por ella dice tambien Kant, en la misma obra, trat ando de que quede bien claro 10 que enriende por (ibuena voluntad»: «Aun cuanda se dieta el caso de que, por una particular ingratitud de la fortu­na, 0 1a mezquindad de una naturaleza madrastra, Ie faItase por completo a esa voluntad ]a faculrad de realizar su proposito; in­cluso si, a peS2f de sus mayores esfueizo5, no pudiera canseguir nada y solo quedase la buena ,·oluntad -no, desde luego, como un mero desea, sino como e! acopio de tados los medias que tstan a nuestro alcance-, seria esa buena voluntad como una ioya que brilla par sf misma, como alga que tiene en Sl misma ~u plena valor. La utilidad 0 la inutilidnJ no plIcdcn afiaJir nJ

; quitar nada a ese valor»,

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As!, pues, la buena voluntad no se ve afectada -no deja de ser buena- por el hecho de que las circunstancias 0 condiciones impiclan que se cllmplan sus prop6sitos, perc tampoco puede re­ducirse a la buena intencion que se queda en un simple deseo. Tampoco basta actuar con/orme al deber. Asi. por ejemplo, es un deber nuestro cumplir 10 prometido. Pero este deber puede ser cumplido por diversas razenes: por las ventajas que padamas ob· tener de ello; por temor a las consecuencias de su incumplimien­to; por una inclinaci6n nuestra a obrar aS1, etc. En tadas esos casas se ha cumplido 10 prometido; es decir, se ha actuado Con. forme a[ deber, perc no por debeT. En ningun,:> de esos casos, a juicio de Kant, resplandece 10 unico que es buena moraImente sin candidon 0 restriccion algllnas: 12 buena voluntad, 0 sea, la voluntad que actua no s610 de acuerdo con el deber, sino por respeto al deber, determinada unica y exc1usivamente por 1a razon.

Pero (que voluntad es esta y donde podemos hall"la? Esta buena voluntad, independiente de las circunstancias y de las in­clinaciones e intereses humanos concretos, y solo determin2.da por la razon, no es la mluntad de los hombres reales, determi· nados hist6rica y social mente, e insertos en 12 malla de las ex i­gencias, intereses y aspiraciones de su existencia efectiva. Lo bueno, as! concebido -como «buena voluntad»-, se inscribe en un mundo ideal, ahist6rico e intemporal. que se convierte para los hombres reales en un nuevo «mas al1::1».

Contra esta concepci6n formalista r apriorfstica de 10 bueno, pueden forrnularse las objeciones siguientes:

1) Por su cadeter abstracto, formal y universal, esta mo­ral de 12 «buena voluntad» es impotente e infructuosa en d mundo concreto de los hombres reales para regular efectivamen­te sus relacianes mutu2S.

2) Si 12 «buena voluntad) no es un mero deseo, es eviden­te que no puede ser juzgado s610 desde e1 angulo del sujeto gu, 12 posee, sino tambien desde el angulo del que se ve afeccado par ellJ.. Par tanto, desde cl momenta en que otro sujeto humano esta irnpJicado -y no como puro objete de mi «buena voluntad>.l,

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sino como persona-, debo ponerla en relaci6n con 01, y hacer frente a los problemas que esta relaci6n plantea.

J) Si en cad a acto moral no puedo des en tenderme del que es afectado por el, no puedo ignorar entonces las consecuencias que 10 afectan practica y efectivamente, aunque no afecten a mi «buena voluntad».

4) Si el otro -como persona- debe ser tornado en cuenta, ,por que hemos de preferir una voluntad buena, pero impoten. te, 0 que siendo pura puede incluso acs.rrearle males, a una vo­luntad no tan «buena» 0 tan «pura) que, sin embargo, Ie aporta mas bien al otro?

5) Si la «buena voluntad» no basta para evitar a otro las malas consecuencias de su aceion, <puede desentenderse el sujeto de ella, de 10 que pudiera evitar esas consecuencias negativ.s; por ejemplo, el conocimiento de determinadas circunstancias? o tambien, (una «(buena vo!untad» que por ignorancia de las dr­cunstaneias, que pudo y debio conocer, tiene consecuencias nega­tivas para oero, podda ser considerada verdaderamente buena?

6) AI priv,r de toco valor moral a 10 que se cum pIe por un impulso a inclinaci6n, y admitir solo como bueno 10 que se cumple por deber, surgen una serie de dificultades. ,Quien es mas buena moralmente: quien no roba por la convicci6n de gue ese es su deber, 0 el gue se abstiene de hacerlo no por esa conviceion, sino tras de una larga y dura lucha para veneer sus tentaciones e inclinaciones? (Par que elladr6n que ha de reeorrer un duro y, a veces, largo camino para abstenerse de rabar habria de tener menos valor moral que el que se abstiene de haeerlo, sin necesidad de librar esa dura lucha, porque esta plena mente convencido de que ese es su deber? Pero, per otro lado, si consi­defames que el ladron, en este caso, es mas buena moralmente, nos eneontrarfamos entonces con la paradaja de que el hombre:: mas conformado 0 mas hecho desde el pun to de vista moral ten· dda menos valor, al ·actuar, que el menos conformado maralmen­te. Pero la paradoja s610 se produce por esta tajante oposici6n kantiana entre acruar por debe" y cualquier otro tipo de obrar que no tenga por base este motivo, aunque se trate de un obrar con/orme al deber.

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En, suma.' la concepcion kantiana de la «buena voluntad», por su caracter Ideal, abstracto y universal, nos da un concepto de 10 bueno totalmente inasequible en este mundo real y, par tan­to, inoperante para la regula cion de las relaciones entre los hom­bres concretos.

6, La BUENO COMO La UTIL (UTILITARISMO)

La concepcion de 10 bueno como 10 uti! tiene en Jeremy Ben­tham (1748-1832) y John Stuart Mill (1806-1872) a sus principa­les exponentes; por esta razon, al exponer y objetar al utilitaris­rno en este punto, tendremos presente, sobre todo, sus ideas.

Para esclarecer la relaci6n que los utilitaristas establecen en­tre 10 buena y 10 uti!, hay que comprender sus respuestas ados preguntas fundamentales, a saber:

a) ',Util para quien? b) ,En que consiste 10 util?

La primera pregunta se justifica para disipar una falsa idea del utilitarismo, entendido en un sentido egofsta, que se halla bastanre extendida, y de acuerdo can la cuallo buena s610 serfa 10 util 0 provechoso para mi; es decir, 10 que contribuye al bien­estar de un individuo, independientemente de que sea tambien ventajoso para otras personas, 0 para la sociedad entera. En una concepci6n de este genera, seria inconcebible el sacrificio de uno en aras de otro, 0 de la colectividad, EI utilitarismo asi conce­bido serfa una forma de egoismo hieo, pero no es estO 10 que sos­tienen los grandes pensadores utilitaristas antes citados,

Descartada esta significaci6n de ,do utib (como 10 util para ml, independientemente de que 10 sea 0 no para los demas), ca­bria en tender el utilitarismo en el sentido opuesto: como una docrrina que concibe 10 bueno como 10 uti! para los demas, inde­pend1entemente de que coincida 0 no con nuestro propio bienes­tar personal. De acuerdo con esta posici6n, 10 buena serla 10 l!til para los otros, aunque esta utilidad entrara en contradicci6n con

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mis intereses personales. EI utilitarismo seria aSl -en diametral oposici6n a1 egofsmo etico- un altruismo elico.

Ahara bien, el utilitarismo pretende ser mas bien la supera­~i?n de ambas posiciones extremas y unilaterales, EI egofsmo etlco excluye a los demas: 10 buena es solo 10 que responde a un interes personal. EI altruisrno etico excluye este interes perso· nal, y solo ve 10 buena en 10 que responde a un interes general (el de los demas), EI uti!itarismo sostiene, en cambia, que 10 buena es 10 uti! 0 beneficioso ,<para el mayor numero de hom­bres», entre cuyos intereses figura tambien el mfo prapio,

Pero ,c6mo conciliar los diversos intereses -el de los demas y el mfo- cuando entran en conflicto? Un conflicto de este ge­nera puede presentarsc, POt ejemplo, cuanda un palS pequeno es agredido POt una potencia extranjera, y se libra enronees una guerra justa, defensiva y patriotica, EI interes personal exige, POt un lado, conservar la propia vida, 0 no renunciar a las como­didades de ella, pero el interes general reclama, por el contrario renunciar a dichas comodidades y arriesgar la vida incluso en el campo de batalla, EI utilitarismo aceptad en este caso el sacrifi­cia del interes personal, de la felicidad propia a incluso de la pra­pia vida, en aras de los demas, 0 en beneficia de la comunidad entera. Perc este sacrificio no 10 considerara util 0 buena en sl sino en cuanto que contribuye a aumentar 0 extender 13 cantidad de bien para el mayor numero, Incluso el ofrendar la vida, en este caso, sera util 0 provechoso (es decir, buena), porgue de 10 contrado se acarrearfa mas mal (a sea, las consecuencias se· dan peores) que cualquiera otro acto que se realizara en lugar de oJ.

Asf, pues, 10 buena (10 util) depende de las consecuencias, Un acto sera buena si tiene buenas consecuencias J independiente· mente del motivo que impulso a hacerlo, 0 de la intenci6n que se pretendio plasmar. 0 sea; independientemente de que el agen­te moral se haya propuesto 0 no que un acto suya sea ventajoso para ell para los dem2s 0 para toda la comunidad, si el acto es beneficioso por sus consecuencias sera util, y, par consiguiente, bueno. Pero, como las consecuencias s610 podemos conocerlas despues de realizado el acto moral, se requiere siempre una va-

Page 8: i,Qu~ mrbiblio3.url.edu.gt/publiclg/lib/2009/etica/5.3.pdf · 2016-11-14 · 150 ETICA en I. que domina la apropiacion privada y en la que el hombre vale, ante todo, no por 10 que

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lora cion a un d!culo previos de los eEectos a consecuencias pro­babIes, que Bentham incluso trato de cllantificar.

EI uti!itarismo considera, pues, 10 buena como 10 util, pero entendido no en un sentido egofsta ni altruista, sino en el gene· ral de 10 buena para eI mayor numero de hombres. Can esto, te· nemos la respuesta a la primer a pregunta: (1.ltil para quien? Veamos ahara Ia segunda.

La segunda cuesrion so reHere al contenido de 10 util: (Que es 10 que se considera mas proveehoso para el mayor numero? Las respuestas varian: para Bentham, el placer es 10 unicarnente buena a util; eI utilirarismo se combina aquf can el hedonismo. Para Stuart Mill, 10 uril a buena es Ia felicidad. Y como par ella no se entiende exclusivamente Ia felicidad personal, sino Ia del mayor numero posible de hombres, su doctrina viene a set una forma de eudemonismo social. Pero 10 que se considera buena a util puede set tambien el conocimiento, el pader, la riqueza, etc., Y I en este caso, tendremos diferentes tipos de utilitarismo toman­do en euenta el distinto modo de concebil' el contenido de 10 util para el mayor numero. Si los bienes intdnsecos que nuestros ac· tos pueden aportar no se reducen a uno solo, sino a una pluralidad de eIlos, tendremos entonces un utilitarismo plurolisto) de acuer· do can el cual 10 buena no es una sola cosa -el placer a la feli­cidad-, sino varias que pueden considerarst', al rnismo tiempo, como buenas. Una eoncepci6n pluralista semejante es la que sos­riene, par ejemplo, G. E. Moore.

Al utilitarismo se Ie pueden hacer una serie de objeciones . Las mas importantes se rdieren a su principia distributivo: «La mayor felicidad para el mayor numero de hombres». Este princi­pia dene que enfrentarse a graves conflictos en su aplicaci6n. Par ejemplo: si eI acto A trae mas felieidad para un numero X de personas, y el acto B aporta menas felicidad a un numero Y mayor, (cual de los dos aetas escoger: el que trae mas felid· dad a menos hombres, a el que aporta menos, felieidad a mas hombres? Si recurrimas al principia utilitarista de la «mayor felicidad para el mayor numerQ), veremos que no nos saca del atolladero, ya que estamos obligados a descomponer clicho prin­cipio en dos criterios llnilaterales que entran en confiicto, y a

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apliear forzosamente uno u otro (el de la «mayor felicidad. a eI del «mayor numero»), sin poder conjugar los dos a la vez, como quiere eI utiJitarismo.

Pero, par otro Iado, las diHeultades ereeen si se tiene en cuenta que, en una sociedad dividida en c1ases antagonicas eI «mayor numero posible» tropieza can Iimites insuperables ';m­puestos par Ia propia estruetura social. Asf, par ejemplo, si eI eontenido de 10 util se ve en la felieidad, eI poder a la riqueza, veremos que la distribucion de estos bienes que se consideran valiosos no puede extenderse mas alia de los Iimites impuestos par Ia propia estructura eeonomico-social de la sociedad (tipo de relaciones de propiedad, correlacion de c1ases, organizacion esta­tal, etc.). Finalmente, par no tener presente las condiciones his­torico-sociales en que ha de aplicarse su principio, eI utilitarismo olvida que, en las sociedades basadas en la explotaci6n del hom­bre par el hombre, la feliCidad del mayor numero de hombres no puede ser separada de la infelicidad que Ia haec posible. Si, a titulo de ejemplo, tenemos presente la soeiedad esclavista griega y, particularmente, la polis ateniense, veremos que la felicidad del mayor numero (de hombres !ibres) tenfa por base la infeli­cidad de un numero mayor aun (de esclavos). La mismo cabe decir de una s6ciedad eoloni21 en 12 que la felicidad del mayor numero (la min ada de los colonizadores) se da sabre la base de la infelicidad de la inmensa mayoda (los colonizados) 0 cuando se trata de un Estado industrial, regido par Ia ley de la produc­cion de la pIlls valia, y en eI cual can el progreso de la industria y la teenica, y el incremento de bienes de consumo, la infelicidad del hombre manipulado a cOli fica do no hace mas que extenderse, aunque a veces no sea consclente siquiera -a tal punto.lkga su enajenacion- de su propia infelicidad.