Investigaciones Recientes Sobre La Litica Arqueológica en Mexico

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Estudio arqueologico acerca de la litica

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  • Investigaciones recientes sobre

    la ltica arqueolgica en Mxico

  • COLECCIN CIENTFICASErIE ArquEOLOgA

  • INSTITuTO NACIONAL DE ANTrOPOLOgA E HISTOrIA

    Investigaciones recientes sobrela ltica arqueolgica en Mxico

    Lorena MirambellLeticia Gonzlez Arratia

    Coordinadoras

  • Primera edicin: 2009

    D.R. Instituto Nacional de Antropologa e Historia Crdoba 45, col. Roma, C.P. 06700, Mxico, D.F. [email protected]

    ISBN: 978-607-484-573-0

    Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproduccin total o parcial de esta obra por cualquier medio o procedimiento, comprendidos la reprografa y el tratamiento informtico, la fotocopia o la grabacin, sin la previa autorizacin por escrito de los titulares de los derechos de esta edicin.

    Impreso y hecho en Mxico.

    Investigaciones recientes sobre la ltica arqueolgica en Mxico / coordinadoras, Lorena Mirambell, Leticia Gonzlez Arratia. Mxico: Instituto Nacional de Antropologa e Historia, 2010.

    160 p.: il.; 23 cm. (Coleccin Cientfica; 561. Serie Arqueologa). ISBN: 978-607-484-573-0

    1. Ltica Tipologa. 2. Raspadores de maguey (Ltica) Metztitln, Hidalgo. 3. Obsidiana, objetos de. I. Mirambell, Lorena, coord. II. Gonzlez Arratia, Leticia, coord. III. ser.

    LC: CC79.5 S7 I58

  • ndice

    IntroduccinLorena Mirambell y Leticia Gonzlez Arratia 9

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano: una mirada desde el sitio Clovis de El BajoGuadalupe Snchez y John P. Carpenter 19

    La ltica chalchihuitea del norte de DurangoFernando Berrojalbiz Cenigaonaindia 37

    La cadena operativa en la fabricacin de mscaras en los talleres de lapidaria de La Ventilla, TeotihuacanJulie Gazzola 61

    Obsidian Lapidary without PolishingJohn E. Clark and Phil C. Weigand 79

    Los raspadores de maguey de la regin de Metztitln. un enfoque tecnolgicoGianfranco Cassiano y Ana Mara lvarez Palma 95

    La comunidad de produccin y el intercambio de instrumentos de obsidiana en Huapalcalco, HidalgoMargarita Gaxiola Gonzlez 111

    Aproximacin a una clasificacin del material de moliendaMara Elena Ruiz Aguilar 133

    Aprovechamiento de la slice en las culturas mesoamericanasAdolphus Langenscheidt 147

  • 9El marco terico de referencia de la mayora de los autores que participan en este libro es la cadena operativa en su sentido ms amplio, la cual considera en el estudio de la ltica1 las caractersticas de la materia prima y su yaci-miento, los diferentes estadios de manufactura del artefacto, las modificaciones que sufre por el uso que se le dio, y su desecho. En general, los trabajos presentados destacan el aspecto tecnolgico de la manufactura, lo que da cierta homogeneidad a las obser vaciones y al vocabu-lario y permite la comparacin entre ellos.

    Excepto tres, los textos se refieren al estudio de artefactos caractersticos de la arqueologa mexicana, como son las manos y metates (ruiz Aguilar); el espejo de obsidiana (Clark y Weigand); el raspador de maguey (Cassiano y lvarez); la punta tipo Clovis (Snchez y Carpenter); la mscara teotihuacana (gazzo-la), mientras que Margarita gaxiola aborda el conjunto de artefactos y derivados de manu-factura caractersticos del Posclsico del Alti-plano Central, particularmente en Huapalcalco, Hidalgo, que incluye bifaciales, raspadores de maguey y navajillas prismticas de obsidiana. Fernando Berrojalbiz, por su parte, realiza una

    * Subdireccin de Apoyo Acadmico, inah.** Centro inah Coahuila.1 Y en el estudio de otros materiales y tcnicas como

    la cermica, cestera, etctera.

    primera aproximacin al estudio de la totalidad de artefactos lticos arqueolgicos (ncleos, so-portes, productos y desechos de talla) presentes en los sitios Chalchihuites, en Durango, exca-vados por l. Adolphus Langescheidt, desde una pers pectiva geolgica, presenta una selec-cin de piezas individuales de museo sin con-siderar su contexto, con el objetivo de ejempli-ficar la amplia seleccin de rocas con contenido de slice que la po blacin mesoamericana uti-liz para elaborar artefactos, sobre todo obje-tos suntuarios.

    La utilizacin de trminos semejantes por los autores al referirse a los desechos de talla, a los productos terminados o a los diferentes tipos de lascas tpicas de las secuencias de re-duccin, facilita al lector la comparacin entre sitios y materiales. De esta forma, a la lasca caracterstica de ciertas secuencias de reduc-cin, como es el caso de la lasca pasada (o puente), en dos de los artculos que la men-cionan se le asignan dos interpretaciones di-ferentes: cuando se trata de la manufactura de la punta Clovis se ha interpretado como un error2 (Snchez y Carpenter, en este volumen), mientras que cuando se trata del raspador de maguey es evidencia de que se logr el sopor-te adecuado (Casiano y lvarez, en este volu-

    2 Comunicacin personal con Dennis Stanfford, octubre, 2008, Washington, D. C.

    Introduccin

    Lorena Mirambell*Leticia Gonzlez Arratia**

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    men). resulta ilustrativo que en este caso una lasca tipo no necesariamente puede ser inter-pretada de la misma manera, sino en trminos de la secuencia de reduccin y de la cadena operativa correspondiente.

    El concepto de cadena operativa surgi en Europa en el siglo xx y se populariz a partir de la dcada de 1960. Si bien en Europa ha tenido su mayor aplicacin y desarrollo en el estudio de la ltica tallada de sociedades caza-doras-recolectoras, particularmente del Paleo-ltico europeo, en Mxico se ha aplicado ms al estudio de la ltica de las sociedades meso-americanas que a la de los cazadores-recolec-tores del Cenoltico mesoamericano o de Aridoamrica, o sea, se ha estudiado ms in-tensamente la ltica de las sociedades que muestran el nivel de estado, y no slo la tallada sino tambin otras tcnicas en que se privilegia el desgaste, por ejemplo. Y su aplicacin ha resultado muy fructfera, como puede obser-varse en los trabajos que se refieren a esta rea y periodo histrico en el presente volumen.

    Otro punto que destaca de los artculos aqu incluidos es que mientras en la manufac-tura de los instrumentos lticos tallados se aplican una, dos o tres tcnicas (percusin directa, percusin indirecta, presin) segn el caso, la elaboracin de un objeto suntuario, como las mscaras teotihuacanas de piedra, estudiadas por July gazzola, implica el uso de una gran variedad de tcnicas de manufactura y acabado: el desgaste, el vaciado, la perfora-cin en sus dos modalidades, bicnica y ciln-drica, la incisin, el pulido, todo ello precedi-do seguramente por el trazo de los rasgos faciales que ubicara los puntos que se deben vaciar o resaltar. Destacar la variedad de ins-trumentos utilizados, como son percutores, fibras para cortar, cinceles, gubias, leznas, pulidores y bruidores (de cuero, tela y hueso humano), perforadores y punzones, revela la complejidad tecnolgica y el grado de espe-cializacin contenido en este tipo de objetos suntuarios. Pero al objeto suntuario per se no necesariamente se le aplica esta diversidad de

    tcnicas, como es evidente en el caso del es-pejo de obsidiana, el cual, de acuerdo con el experimento de Clark y Weigand, en una de sus modalidades requiere sobre todo tres tcnicas: la percusin directa con un percutor grande y blando, la presin y la perforacin, y tambin de una estrategia y control de la fuerza para desprender por percusin grandes lascas bulbares.

    La calidad y el enfoque de los trabajos que aparecen en esta obra permiten una lectura individual y enriquecedora de cada artculo por s mismo, y alientan a realizar a su vez una lectura comparativa.

    LOS AuTOrES Y Su CONTrIBuCIN

    Inicia este libro con el artculo La industria ltica Clovis sonorensedel Pleistoceno tardo/Holoceno temprano: una mirada desde el sitio Clovis de El Bajo, de guadalupe Snchez y John, P. Carpenter. Si bien la punta Clovis no representa el artefacto ms antiguo reconoci-do como tal en el Continente Americano, se puede decir que es el ms antiguo con carac-tersticas distintivas (la acanaladura, la lasca pasada, el pulido de sus bordes, entre otros) y sistematizacin en las tcnicas utilizadas en su manufactura, lo que permite su identifica-cin y fechamiento aproximado aun en super-ficie, o sea, que tiene una presencia original en la arqueologa y una larga tradicin de estudio en Estados unidos.

    Pocos son los estudiosos en Mxico dedi-cados al Cenoltico inferior (Paleoindio en Estados unidos), en particular al anlisis de artefactos especficos como las puntas Clovis, Folsom y Plainview, que presentan una anti-gedad m xima para Estados unidos de 11 600 a.p. Por lo general, se han reportado en M-xico slo puntas Clovis aisladas en superficie y podran contarse con los dedos de una mano los casos en que se menciona su asociacin con algn otro tipo de artefacto de la misma tradicin. gianfranco Cassiano es uno de los

    Lorena Mirambell y Leticia Gonzlez Arratia

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    pocos estudiosos que a lo largo de los aos ha insistido en el tema a partir de los materiales arqueolgicos de Hidalgo, como se puede observar en su bibliografa,3 en la que destaca el estudio tecnolgico y la contextualizacin de la punta Clovis.

    En la actualidad se puede agregar el inters de Snchez y Carpenter, autores de este ca p-tulo, por llevar a cabo un proyecto a largo plazo que pretende el conocimiento de la industria Clovis a partir tanto de la sistematizacin del anlisis de los artefactos derivados de esta tecnologa, como de la bsqueda, prospeccin, registro sistemtico y excavacin de sitios de este tipo en Sonora, en el rea conocida como El Bajo, identificada localmente por la canti-dad de puntas acanaladas tipo Clovis que se han encontrado en ella a lo largo del tiempo, as como de otro tipo de artefactos pertene-cientes a la misma industria. La ausencia de sitios de este tipo en Mxico y/o el desinters por estudiarlos o buscarlos aade importancia al presente trabajo.

    En la mencionada regin sonorense se ha recolectado en el pasado, sobre todo por sa-queadores (o aplicando tcnicas propias del saqueo, lo que significa ausencia de informa-cin detallada y/o confiable), una buena cantidad de puntas Clovis en superficie y/o desecho de talla asociado con su manufactura, como son las lascas pasadas o puente y otros artefactos indicadores como los pequeos raspadores sobre lasca.

    Los autores del artculo se dieron a la tarea de localizarlos y estudiarlos bajo una misma ptica, logrando reconocer siete de los tipos hasta ahora identificados en Estados unidos, que actualmente se aceptan como parte de esta industria. gracias al desarrollo que ha tenido el estudio de la etapa Paleoindia, en

    3 gianfranco Cassiano, Cambios en la tecnologa ltica entre el Pleistoceno tardo y el Holoceno tempra-no en el rea de Meztitln-Mezquititln, Hidalgo, en Leticia gonzlez Arratia y Lorena Mirambell, Reflexiones sobre la industria ltica, inah, Coleccin Cientfica 475, Mxico, pp. 49-82.

    particular en el estado de Arizona, regin que colinda con Sonora, les ha sido posible esta-blecer el grado de semejanza o los aspectos en que radica la diferencia entre las dos zonas.

    A este trabajo de recuperacin de materia-les e informacin que se encuentra tanto en museos como en colecciones particulares de Sonora y Arizona, Snchez y Carpenter han sumado un proyecto profesional arqueolgico al realizar trabajo de prospeccin y excavacin, lo que ha aumentado la cantidad de artefactos y datos especficos sobre su contexto. Si bien una fase del estudio de esta industria radica en identificar el proceso tecnolgico, el avan ce en este sentido permitir desarrollar otros aspectos relacionados con la organizacin social y estrategias de movimiento de la socie-dad Clovis, como lo exponen los autores en su introduccin al tema.

    El captulo La ltica chalchihuitea del norte de Durango, de Fernando Berrojalbiz muestra los resultados del estudio de los ma-teriales lticos excavados en el valle del alto ro ramos, en Durango y Zacatecas, regin que forma parte de la importante expansin me-soamericana hacia el norte de Mxico, cono-cida como cultura Chalchihuites. Se trata de una primera aproximacin a la ltica que Be-rrojalbiz obtiene por excavacin en dos sitios conocidos como La Tutuveida y El ngel, que datan de entre 600 y 1 300 d.C. Esto implica la presencia de diferentes tipos de artefactos que incluyen una amplia variedad de desechos de talla. A partir de la cadena operativa como referencia terica el autor aborda el primer problema que plantea esta perspectiva: la clasificacin de los materiales con base en el anlisis tecnolgico, y menciona, cuando puede ubicarla, la procedencia de la materia prima.

    La heterogeneidad de los artefactos repre-sentados mostrar a la larga un cierto nmero de cadenas operativas, pero la histrica ausencia de estudios de la ltica arqueolgica en Duran-go y Zacatecas no proporciona elementos para avanzar en este sentido (a diferencia de la

    Introduccin

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    industria Clovis, por ejemplo, o de los raspa-dores de maguey en la Mesoamrica nuclear). Se tiene que establecer el lugar que ocupa cada uno de los artefactos en trminos de una se-cuencia de reduccin, al desconocer los carac-tersticos de la regin. Su detallado estudio permite al autor identificar ms de seis dife-rentes lascas tipo y el lugar que ocupan de manera general en torno a la manufactura de artefactos de forma definida, repetida y sancionada por la sociedad, como son las lascas de adelgazamiento, de prueba, de decorti ca-do, de decalotado, de correccin de cara, de reavivado de margen, de reavivado de plata-forma, etctera.

    Es un hecho que la aplicacin de la cadena operativa ha mostrado su mayor desarrollo en el anlisis de tipos especficos de artefactos cuya morfologa se repite de manera constan-te en largos periodos. Aislar nuevos tipos que pudieran considerarse caractersticos de una regin especfica y poco estudiada, como es la de Durango, implica un largo y acumulativo estudio que tiene como eje central las caracte-rsticas de su manufactura, que es el punto de partida del autor. Si bien la investigacin que presenta Berrojal biz es slo un segmento de la cadena operativa, como puede ser la secuencia de reduccin, se perfila como una contribucin pionera al anlisis de la ltica en una regin que prc ticamente careca de este tipo de es-tudios. Podra decirse que se trata de una re-flexin preliminar y necesaria para avanzar en el futuro sobre esta misma lnea terica.

    En otra ubicacin geogrfica, y plenamen-te en la Mesoamrica nuclear, el artculo La cadena operativa en la fabricacin de mscaras en los talleres de lapidaria de La Ventilla, Teotihuacan, de Julie gazzola, como su ttulo lo indica, toma tambin como punto de par-tida el enfoque de Leroi-gourhan, en particu-lar el eslabn de la cadena operativa dedicado a la manufactura de piezas caractersticas de la cultura teotihuacana, como son las mscaras de piedra, y se dedica a identificar las tcnicas utilizadas en su elaboracin. El tema que pre-

    senta forma parte de un estudio mayor que la autora ha venido desarrollando con materiales procedentes del barrio de La Ventilla, fechado entre el 200-250 d.C. (fase Tlamimilolpa temprana), hasta el 650 d.C. (fase Metepec).

    La observacin y anlisis que ha realizado de los materiales encontrados en distintos contextos funcionales (y que incluyen otros barrios o reas en Teotihuacan) relacionados tanto con la manufactura como con la utiliza-cin (y desecho en algunos casos) de la ms-cara, le permiten reconstruir la manera como fue elaborado este objeto suntuario. Siguiendo la sistematizacin y orden en el anlisis que propone su enfoque terico, gazzola presen-ta los resultados de una observacin minucio-sa que incluye las huellas de ma nufactura plasmadas en las propias mscaras en diferen-tes estadios de elaboracin y acabado; los dese-chos de manufactura presentes en los talleres, y las herramientas (incluyendo los abrasivos) con que se elaboraron.

    Esta combinacin de observaciones (meto-dologa) le permite identificar la utilizacin de una gran diversidad de instrumentos de trabajo (como ms arriba describimos), as como la variedad de tcnicas aplicadas para lograr este producto. Logra distinguir secuen-cias en la aplicacin de las tcnicas, el orden de stas y la correlacin entre tcnica e instru-mento utilizado. Incluso cuando no tiene la evidencia del instrumento de trabajo espec-fico, lo deduce a partir de la huella de manu-factura, ya que la sistematizacin propuesta por Leroi-gourhan, citado por la autora, hace posible identificar las secuencias lo mismo si han sido efectuadas fuera del sitio o si faltan sus productos.

    As, el meollo del artculo de gazzola radi-ca en la reconstruccin minuciosa de las tc-nicas de trabajo lapidario y las diferentes etapas que implica la elaboracin tanto del anverso como del reverso de la mscara, y destaca el hecho de que la tcnica principal aplicada fue el desgaste en sus diferentes modalidades, como el corte, perforacin,

    Lorena Mirambell y Leticia Gonzlez Arratia

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    pulido y bruido. Se podra decir que uno de los mtodos que aplica a partir de las observa-ciones mencionadas es el ensamblaje mental al utilizar la evidencia material, lo que le ha per-mitido re construir el proceso de manufactura de prin cipio a fin, adems de identificar el complejo equipo de herramientas utilizadas.

    Otra forma de aproximarse al artefacto arqueolgico de tipo suntuario es por medio de la experimentacin, lo que hacen John E. Clark y Phil C. Weigand en su contribucin titulada Obsidian Lapidary without Polishing (Lapidaria de obsidiana sin pulimento). Los autores dividen su trabajo en dos partes. La primera describe una especie de aventura in-telectual y prctica cuyo punto de partida es obtener resultados que permitan afirmar o desechar la hiptesis propuesta por Weigand de que en el yacimiento de obsidiana en San Juan de los Arcos, Jalisco, que data aproxima-damente del Formativo tardo y del Clsico, se elaboraron objetos de lapidaria del tipo de espejos de obsidiana. Se complementa con la observacin de este tipo de objetos en el Sitio de Cinega de los Patos, a pocos kilmetros del mencionado yacimiento.

    La enumeracin sistemtica, por parte de los autores, de las equivocaciones y aciertos tpicos del trabajo de investigacin y de experimenta-cin es muy ilustrativa. Se inicia con el malen-tendido que existi de entrada entre ellos, al observar el objeto lapidario desde diferentes ngulos asumiendo que ambos hablaban de lo mismo. Como queda establecido, el primer paso tiene que ver con la definicin del objeto, ms all de su nomenclatura general. Pero el espejo de obsidiana de su inters es un objeto lapida-rio al que, en este caso, no se le aplic pulimen-to como es caracterstico de otras piezas seme-jantes, sino que prevalece la percusin directa para obtener el soporte y la presin para darle la forma deseada. Para intentar validar esta hi-ptesis, Clark se apoya en la experimentacin para reproducir el objeto suntuario.

    El estilo narrativo de los autores permite al lector participar de la dinmica y de las restric-

    ciones que implic la observacin insuficiente del dato arqueolgico, el intento de la repro-duccin del artefacto y de sus desechos, pasan-do por la reflexin, la elaboracin de hiptesis, la prueba y desecho de las mismas y la creacin de nuevas hiptesis cuya pauta la proporciona la experimentacin. Al respecto, una de las grandes limitantes para avanzar en la solucin de este problema, segn lo dejan asentado los autores, es la lejana del contexto arqueolgico en el caso de Clark, que no le permite compa-rar de manera inmediata sus resultados de experimentacin con la realidad arqueolgica. Muestra cmo las limitantes en la observacin del contexto arqueolgico restringen y/o equivocan el experimento tendiente a repro-ducir la secuencia de reduccin que da cuenta de la tecnologa aplicada en la elaboracin del objeto bajo estudio. Los autores estn cons-cientes de este hecho y describen los errores en metodologa que se presentan para dejar en claro la diferencia que existe entre repro-ducir un artefacto semejante al arqueolgico y reproducir todo el proceso de manufactura, que incluye la seleccin de la materia prima adecuada, la elaboracin del soporte, el arte-facto y el desecho de talla de ste.

    La segunda parte relata la experiencia de Clark al reproducir espejos de obsidiana de una coleccin del Museum of Peoples and Cultures de la universidad de Brighton Young en utah, que aprovecha para sistematizar su experimento y ordenarlo en una secuencia de reduccin dividida en tres pasos. Las caracte-rsticas del artefacto conocido como espejo de obsidiana son, por una parte, la presencia de una superficie lustrosa lisa, carente de las t-picas ondas y lneas de fisura producidas por la fuerza de la percusin aplicada a la materia prima para obtener un soporte adecuado en la fabricacin de esta pieza. La forma final es va-riada, pues existieron diferentes opciones, pero una particularidad de toda la coleccin es que los espejos muestran una o varias perforaciones por donde se introduca un cordn para colgar-se posiblemente al cuello.

    Introduccin

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    El trabajo de experimentacin se orient a: 1) la preparacin de un soporte; 2) darle la forma adecuada, y 3) hacer las perforaciones. Clark recurre a la experimentacin y experien-cia personal en los dos primeros puntos, y a la de gene Tithmus para explicar la manera en que se pudo haber logrado el tercero. Sus con-clusiones son mltiples e interesantes, pero la principal es que el soporte para la elaboracin de los espejos de obsidiana podra haberse obtenido a partir del desprendimiento de la lasca bulbar de una macrolasca.

    Clark y Weigand presentan en la primera parte lo que podra considerarse un experi-mento fallido y lo utilizan para fortalecer la premisa de que es necesario experimentar observando permanentemente el contexto y el objeto arqueolgico. Desde esta perspectiva, el hecho de que la primera observacin in situ no fuera suficiente se convierte en una limi-tante de la experi mentacin en sus diferentes niveles. En la segunda parte demuestran que el trabajo de experimentacin, aunque no soluciona el problema inicial, s proporciona alternativas sobre la manera en que se pudo haber manufacturado el soporte de un espejo de obsidiana.

    El siguiente artculo es de gianfranco Cas-siano y Ana Mara lvarez Palma, intitulado Los raspadores de maguey de la regin de Metztitln, Hidalgo. un enfoque tecnolgico. En l se refieren particularmente a materiales de dos sitios del Posclsico tardo: la Feria de los raspadores y la Mesa del Pixtli, donde se ha obtenido una serie de artefactos de obsidiana del tipo de raspadores de maguey. Incluyen una muy til distribucin geogrfica del mismo en el territorio mexicano, la poca en que hace su aparicin y una hiptesis respecto al motivo por el cual en un momento dado su presencia se vuelve im portante en el contexto arqueol-gico, o sea cundo y por qu se empieza a estandarizar su manufactura. Antes de entrar de lleno en el tema de la tecnologa de los raspadores, los autores hacen una reflexin sobre el problema del tipo en arqueologa.

    Explican la diferencia entre aislar un artefacto como tipo basndose nicamente en su forma, y la metodologa que aplican, que consisten sobre todo en dar seguimiento a la historia de vida del artefacto (con la referencia terica implcita de la cadena operativa) y destacan cmo el uso origina modificaciones que necesariamente afectan a la forma y el tamao originales.

    Esto pone en tela de juicio la validez de una tipologa basada en lo que se supone una morfologa esttica del instrumento: la que muestra al momento en que el arquelogo lo incorpora a su estudio. un anlisis dinmico que vincula los diferentes eslabones de la ca-dena entre s sirve para cuestionarla, ya que la forma original del instrumento no necesaria-mente es la misma cuando se termina de ela-borar, que cuando el arquelogo lo convierte en su objeto de investigacin. Esto ltimo es relevante sobre todo cuando fue utilizado intensamente, ya que contiene nuevos proce-sos de modificacin causados por su funcin, lo que a la vez implica la modificacin del mismo, en particular de sus mrgenes funcio-nales, lo cual conlleva cambios fsicos que afectan a su tamao, forma, etctera.

    La segunda parte se refiere al tema del ttu-lo, esto es, la aplicacin de un enfoque tecno-lgico para explicar la produccin y utilizacin de raspadores de maguey. Inicia con la descrip-cin de las particularidades del yacimiento de obsidiana de Zacualtipan, de donde se obtuvo la materia prima utilizada en Metztitln para la elaboracin de los raspadores de maguey; contina con el tipo de ncleo del que se ob-tiene el soporte y las caractersticas del mismo (lasca pasada con pronunciada forma curva en su extremo distal); la modificacin del so-porte hasta obtener el raspador magueyero, y finaliza con su utilizacin y su eventual rea-condicionamiento cuando el desgaste de sus partes funcionales lo requirieron. Los autores abarcan as toda la secuencia clsica de la ca-dena operativa: adquisicin de la materia pri-ma, manufactura del artefacto (que actualmen-

    Lorena Mirambell y Leticia Gonzlez Arratia

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    te implica la iden tificacin y descripcin del soporte), utilizacin, reacondicionamiento y abandono. una conclusin del enfoque tecno-lgico que aplican los autores a este artefacto es que la complejidad tecnolgica recae ms en la elaboracin del soporte que en la del objeto final en s.

    Tanto la obtencin de la materia prima como la elaboracin del soporte y del artefacto final denotan un proceso bien regulado logra-do a partir de la prctica y transmisin del co-nocimiento entre generaciones de artesanos y que se refleja en el tamao, forma, distribucin del retoque y otras caractersticas del artefacto final, de tal manera que hoy en da los raspa-dores de maguey arqueolgicos que atravesa-ron todo el proceso de manufactura planeado de antemano pueden ser identificados como tales sin mayores complicaciones.

    Si recordamos, la cadena operativa promue-ve llegar en el anlisis hasta el individuo mismo que manufactura y/o utiliza el tipo de artefac-to bajo estudio. Le geste, el trmino popula-rizado por Leroi-gourhan, se refiere prctica-mente al acto o gesto mismo realizado por el artesano al elaborar los instrumentos y que debera de vislumbrarse desde el artefacto en s, o en el rea de actividad, y deducirse a partir de un enfoque de investigacin conse-cuente que logre aprehender el estilo del in-dividuo que le dio una forma determinada a la piedra. O, en palabras del prehistoriador francs, retrouver lhomme derrire le caillou (encontrar al hombre tras el guijarro). Tal vez bajo la influencia de esta premisa, los auto res intentan rebasar el mero hecho tecnolgico contenido en el artefacto al buscar caminos para alcanzar, utilizando herramientas de an-lisis tecnolgico y conceptual, la accin indi-vidual [del artesano o tallador] en su capacidad de interpretar la normatividad social con rela-cin a la manufactura y uso de los artefactos.

    La presencia del raspador de maguey de obsidiana analizado desde la perspectiva de las actividades laborales en torno a su manufactu-ra, y el efecto que stas debieron haber tenido

    en las relaciones de produccin de la comuni-dad de artesanos de la obsidiana en sitios de Hidalgo, es el tema que presenta Margarita gaxiola gonzlez, quien busca rebasar los lmi-tes que presenta el concepto de la cadena operativa. A partir de la informacin derivada de las cadenas operativas, previamente estu-diadas por la autora, de varios artefactos de obsidiana claves como indicadores de activi-dades tecnolgicas, explora la interaccin entre las primeras y otros componentes de la sociedad de artesanos encargados de su ma-nufactura, en particular respecto al factor econmico y sus relaciones de produccin.

    El yacimiento de obsidiana local, El Pizarrn, y los talleres adyacentes al mismo, constituyeron la principal fuente de abastecimiento de la ma-teria prima y productos de obsidiana de la cercana ciudad prehispnica de Huapalcalco. Ambos se localizan al noreste del Altiplano Central en el valle de Tulancingo, Hidalgo. En El Pizarrn se manufacturaron tanto productos preliminares en la forma de soportes y ncleos, como terminados y listos para su uso, como los raspadores de maguey, las navajillas de obsidiana y bifaciales cuyo destino en su mayor parte se-ran los talleres y unidades habitacionales de la mencionada ciudad prehispnica.

    La autora destaca el raspador de maguey, caracterstico de la industria ltica de la ciudad y de El Pizarrn, y su asociacin con los mague-yales cultivados en los alrededores, lugar de utilizacin intensiva de ste y la posible moti-vacin econmica de su manufactura. Intro-duce la relacin manufactura/uso o consumo que puede derivarse de la presencia del arte-facto al insertarse ste en el proceso de trabajo conocido como raspado del maguey. En el estudio: La comunidad de produccin y el intercambio de instrumentos de obsidiana en Huapalcalco, Hidalgo, gaxiola organiza sus datos a partir de planteamientos tericos que le permiten exponer cmo las relaciones de produccin y del trabajo articulan a los agentes de la produccin, y propone a la vez la presen-cia de una red de intercambio, circulacin y

    Introduccin

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    consumo que vinculara el trabajo realizado en el yacimiento de El Pizarrn con la ciudad, que crea as, entre los artesanos, una comunidad de produccin.

    Otra de sus propuestas es que el medio por el que se realiz la circulacin del producto desde los talleres de manufacura especializada fue el mercado, reinsertndose as a la econo-ma regional a partir del consumo productivo de ncleos y soportes para obtener un instru-mento mejor acabado en las unidades doms-ticas o, en el caso de la adquisicin de raspado-res de maguey, al utilizarlos directamente en otra industria, como podra ser la del maguey pues, como arriba se mencion, este cultivo form parte importante de la agricultura inten siva local, al grado que parece haber ge-nerado una manufactura masiva del raspador.

    Para manejar el tema de las relaciones de produccin generadas entre los productores de uno y otro mbito, gaxiola introduce una serie de categoras, como industria (las di-ferentes secuencias de reduccin que dan como resultado artefactos identificables y sis-tematizados en cuanto a su forma y acabado), talleres, comunidad de produccin y plaza de mercado. La presencia o ausencia de las industrias y/o la combinacin de las mismas en una regin, as como la intensidad y siste-matizacin con que se manufacturaron los artefactos en diferentes espacios habitaciona-les y de trabajo, le da caractersticas distintivas a las relaciones de produccin. una de las conclusiones de la autora es que en torno a la produccin de artefactos que utiliza la obsi-diana de El Pizarrn el sector productivo logr organizarse como un grupo artesanal inde-pendiente, pues deduce que tena un libre acceso a la obsidiana local.

    En la parte final de su estudio, gaxiola ex-plora el fenmeno del intercambio de obsidia-na y sus productos en el mbito mesoamerica-no, sugerido en particular por la presencia de obsidiana de cinco regiones que aparecen en Huapalcalco, lo que le permite apoyar su hip-tesis de la existencia en este sitio de un impor-

    tante mercado interregional de obsidiana. Este trabajo es un excelente ejemplo de cmo los datos derivados del anlisis tecnolgico de artefactos lticos, desde la perspectiva de un proceso (que es el enfoque que subyace a la cadena operativa), pueden manejarse con mayor complejidad mediante conceptos que abarcan aspectos medulares y generales de la sociedad humana, como son la economa y las relaciones de produccin y consumo.

    Poco se estudian en Mxico los instrumen-tos de molienda, artefactos bsicos para la alimentacin a partir del maz, el cultivo central en la dieta mesoamericana, por lo que destaca en este volumen el artculo de Mara Elena ruiz Aguilar, Aproximacin a una clasificacin del material de molienda, en el cual reflexio-na en torno a la diversidad de formas tanto de metates como de manos presentes en la ar-queologa mesoamericana. Su contenido se divide en dos partes: un prembulo en el que la autora hace observacio nes sobre el material de molienda, relacionadas tanto con la materia prima como con la variedad de desgaste de la superficie funcional de los ar tefactos, y otras variables. Aun cuando a estos instrumentos se les conoce como de mo lienda, en realidad, nos informa la autora, se trata de artefactos multifuncionales que tambin sirven para ma-chacar y triturar y gracias a su utiliza cin se ob-tiene una diversidad de productos.

    La segunda parte est dedicada a proponer una tipologa de este instrumento de trabajo, el cual tiene dos componentes: la mano y el metate. De acuerdo con la manera en que se les utiliza, la mano es considerada como el elemento activo y el metate como el elemen-to pasivo, y a los dos juntos los designa la au-tora como unidad integral. La elaboracin de la unidad integral requiere de la aplicacin de una tcnica que comprende tres variantes: la percusin directa, el picoteado y el desgaste por friccin, lo que habla de la evolucin del proceso que se inicia con la seleccin de la materia prima y su transformacin en preforma y termina en el producto aca bado.

    Lorena Mirambell y Leticia Gonzlez Arratia

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    Las caractersticas de la materia prima selec-cionada, la secuencia de la aplicacin de las tcnicas y la formacin del producto sealan que los artesanos encargados de su elaboracin tenan ya una forma premeditada del objeto a manufacturar. Si bien la funcin del artefacto sera la variable ms importante a considerar, las caractersticas especficas de los diferentes grupos de metates que estudia ruiz Aguilar podran sealar aspectos de estatus social, particularmente cuando se aaden elementos que pudieran pensarse como decorativos y que implican mayor trabajo y habilidad. La meto-dologa que aplica la autora para desarrollar una tipologa se basa en cinco categoras: grupo, subgrupo, tipo, subtipo y variantes a partir de la observacin de variables como la presencia o ausencia de ciertos atributos como los sopor-tes y la forma de los mismos, los lados y el ex-tremo distal. Con la aplicacin de estas catego-ras a los metates y manos se logra un primer ordenamiento de tales materiales.

    En el artculo Aprovechamiento de la sli-ce en las culturas mesoamericanas, Adolphus Langenscheidt aborda el lugar que ocuparon las rocas con contenido silceo durante la po ca prehispnica mesoamericana en la elaboracin

    de diferentes artefactos tanto utilitarios como de adorno. El autor realiza una revisin desde el punto de vista geolgico de algunas piezas en exhibicin en el Museo Nacional de Antro-pologa elaboradas con este tipo de rocas, y muestra cmo la poblacin prehispnica mesoamericana realiz una amplia seleccin de las mismas para manufacturar tanto arte-factos prcticos como las puntas de proyectil y cuchillos bifaciales (tambin convertidos en objetos rituales), joyera, escultura y lapidaria. Incluye un cuadro sinptico con las diez va-riedades de rocas silceas representadas en las piezas arqueolgicas por l observadas, una somera y prctica descripcin del slice en cada caso, su dureza, el aspecto visual, la localizacin de probables yacimientos en Mesoamrica y observaciones generales sobre las variables geolgicas de estos materiales. Considerando que los estudios de la ltica mesoamericana han privilegiado a la obsidia-na y opacado, por as decirlo, la importancia de otras rocas en la vida cotidiana y ritual de la poblacin mesoamericana, el enfoque de este trabajo es interesante en la medida en que subraya las cualidades y el potencial de otras rocas.

    Introduccin

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    IntroduccinEl poblamiento de Amrica es uno de los temas ms fascinantes de la arqueologa del Conti-nente Americano (Stanford, 1991; Tankersley, 2000). Aunque han pasado 75 aos desde que el descubrimiento del Sitio Folsom demostr que en Norteamrica existan humanos simul-tneamente con megafauna ya extinta, la co-munidad arqueolgica est muy dividida res-pecto a la antigedad de muchos de los sitios declarados tempranos y la fecha de la entrada de los grupos humanos en el Nuevo Mundo (Bryan, 1991; Dillehay, 1989, 1997; Dillehay et al. 1999; Frison, 2000; Fiedel, 1999b, 2000; Haynes, 1999; Kelly y Todd, 1988; Meltzer, 1989, 1995; Owen, 1984; Stanford, 1991; Waters, 2000). Actualmente, el nico con senso entre los investigadores es que los primeros americanos ya eran Homo sapiens, y que ya es-taban en el continente por lo menos hace 13 000 aos (Metzler, 1995: 1).

    Los grupos cazadores-recolectores conocidos como Clovis pueden ser considerados como el primer horizonte cultural de escala continental, con una edad de radiocarbono de 11 600 aos antes del presente [13 350 cal AP] (Fiedel, 1999;

    Haynes, 1993, 2000a; Taylor et al., 1996). Varios artefactos han sido identificados como perte-necientes a la tradicin ltica Clovis, pero el artefacto diagnstico es la punta de proyectil Clovis, caracterizada por su forma lanceolada y su distintiva acanaladura basal (Krieger, 1947; Sellards, 1952; Wormington, 1957). Especme-nes de esta singular punta Clovis han sido en-contrados en la superficie de toda Norteam-rica, exceptuando las reas donde la masa de hielo del Wisconsin tardo estaba presente (Anderson et al., 1998; Collins, 1999; Faught, 1997). Alrededor de 11 000 aos antes del presente grupos de cazadores-recolectores Clovis se encontraban diseminados o por lo menos visitaron diversas reas de Norteamrica, incluyendo algunas regiones de Mxico, y se puede decir que los grupos Clovis formaron un complejo cultural de nivel suprarregional. Posteriormente a la poca Clovis, las tradiciones culturales que la precedieron se vuelven menos universales y surge una gran variedad de tradi-ciones regionales; entre las tradiciones de puntas de proyectil mejor conocidas que pre-ceden a la Clovis en el sur de Norteamrica estn la goshen-Plainview, Folsom, Agate Basin, los complejos Cody y Dalton (Frison, 1974, 1991, 1996; Haynes, 1964; Waldorf, 1987; Wheat, 1972; Wilmsen y roberts, 1978).

    La gran mayora de los materiales Clovis se limitan a distribuciones discretas de superficie

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano: una mirada desde el sitio Clovis de El Bajo

    Guadalupe Snchez*John P. Carpenter**

    * Subdireccin de Laboratorios y Apoyo Acadmico, inah.

    ** Subdireccin de Investigacin y Conservacin del Patrimonio Arqueolgico, inah.

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    y hallazgos de puntas Clovis aisladas; sitios Clovis con depsitos estratificados son extrema-damente raros (Metzler, 1993). La escasez de sitios Clovis con depsitos estratificados hace nuestro conocimiento de la poblacin Clovis muy limitado; slo ocho sitios tienen fechas absolutas y sabemos muy poco sobre su subsis-tencia, dieta, territorialidad y organizacin social.

    La gran diversidad de herramientas lticas (bifaciales, unifaciales, cuchillos, navajas, varios tipos de raspadores, buriles y lascas utilizadas) que conforman el conjunto de herramientas Clovis parece indicar que estos grupos realiza-ban una gran variedad de actividades (Collins, 1999a; Hofman, 2000; Stanford, 1991). Anlisis recientes de huellas de uso en puntas Clovis han demostrado que estos bifaciales fueron utilizados para realizar una gran variedad de actividades, y no slo como proyectiles (Co-llins, 1999a; Hofman, 2000). Adems, las re-cientes exploraciones arqueolgicas en el sitio gault en el centro sur de Texas han documen-tado que se trata de un sitio habitacional de grandes dimensiones, notable por la evidencia de ocupaciones mltiples, reas extensas de ocupacin con vastas cantidades de restos culturales, un extenso y diverso conjunto de herramientas y desechos de la talla de navajas y bifaciales, junto con una gran diversidad de restos botnicos y de fauna; todo en depsitos sepultados que se extienden sobre un rea de 1.5 km2. Este complejo sitio est situado en los alrededores de una fuente permanente de agua y de un yacimiento de calcedonia cafe-tosa de alta calidad, y existen evidencias de que algunos campamentos base fueron ocu-pados durante mucho ms tiempo que el que se pensaba con anterioridad (Collins, 1999b; Collins y Hester, 2001; Waters y Shafer, 2001).

    Aunque poco divulgada, la tradicin Clovis est bien representada en el estado de Sonora, con una amplia distribucin de sitios y hallaz-gos aislados de puntas Clovis. Hace ms de 30 aos, robles y Manzo (1972) reportaron 11 localidades con un total de 25 puntas Clovis,

    todas representaron hallazgos de superficie en la mitad norte del estado de Sonora; robles y Manzo registraron seis lugares cerca del golfo de California, y cinco en los valles inte-riores (1972). Desde 2002 iniciamos un pro-yecto a largo plazo enfocado en visitar, estudiar y revisar las localidades descritas por robles y sus colegas, junto con la revisin de varias co-lecciones privadas y materiales almacenados en el Centro-inah Sonora y en el Museo uni ver si-tario de la universidad de Sonora en Hermo-sillo, para tener un mejor conocimiento de las localidades y determinar cules sitios contie-nen contextos preservados para ser estudiados en detalle. Despus de cinco aos de investi-gaciones sabemos que tres de estas localidades representan complejos o conjuntos de sitios paleoindios que miden ms de 3 km2 y las otras 21 localidades son hallazgos aislados, sitios pequeos o sitios que no se han encontrado. El estudio ltico que aqu se presenta est ba-sado en las colecciones del sitio Clovis de El Bajo (figura 1).

    MetodologaLas herramientas y desechos lticos son virtual-mente los nicos restos arqueolgicos que se preservan de las sociedades forrajeras prehis-tricas (Bamforth, 1991; Shott, 1986). Para poder conocer la variabilidad de la industria ltica Clovis es necesario considerar los varios componentes de la tecnologa ltica, las estra-tegias de obtencin de la materia prima y de produccin de herramientas, y el uso/reuso de implementos. Este enfoque tambin nos permitir identificar los atributos funcionales del conjunto ltico, as como determinar la variabilidad local de estilos, y examinar la di-versidad de las actividades e intensidad del patrn habitacional Clovis (Hayden et al., 1996; Kooyman, 2000; Bamforth, 1991).

    El estudio del proceso de manufactura y de la obtencin de la materia prima utilizada en la elaboracin de las herramientas est relacio-nado directamente con el patrn de asenta-miento, la territorialidad y movilidad, y de

    Guadalupe Snchez y John P. Carpenter

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    manera indirecta con la obtencin de comida de un grupo humano determinado. El acceso a materia prima de buena calidad para la pro-duccin de herramientas es un recurso ele-mental de los grupos cazadores-recolectores, y es una actividad a considerar dentro de las estrategias de subsistencia de un grupo. Aun-que esta actividad no est del todo relacionada con la procuracin de comida, el tiempo y la energa invertidos en agenciarse la materia prima se reflejarn directamente en el tiempo y la energa disponibles para realizar las activi-dades de subsistencia (Kuhn, 1991: 250).

    Algunos modelos tericos intentan explicar la movilidad y el patrn de asentamiento de los

    cazadores-recolectores por medio de la forma en que organizaron sus tecnologas lticas. Cuando un grupo de cazadores-recolectores tiene una alta movilidad se ve expresada en su conjunto de artefactos lticos, con herramien-tas fcilmente transportables y verstiles que pueden reafilarse y modificarse muchas veces, y en preformas susceptibles de ser modificadas en diversos tipos de herramientas cuando sea necesario (Bamforth, 1991; Binford, 1979; Hayden et al., 1996; Kelley, 1988; Odell, 1996; Shott, 1986; Torrence, 1986). Adems, los estudios de los materiales lticos deben pro-porcionar informacin sobre las actividades que se realizaron en el sitio, ayudar a definir

    Figura 1. Localizacin del Sitio de El Bajo.

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    el patrn de asentamiento y la intensidad de ocupacin. Los sitios habitacionales contienen una gran diversidad de herramientas ya que una amplia variedad de actividades se realizan en los lugares de vivienda; tambin es muy probable que la manufactura de herramientas, su mantenimiento y reparacin se llevarn a cabo en las reas de vivienda (Binford, 1979; Kooyman, 2000: 129). En cambio, los sitios de actividades especializadas quiz reflejen ms un rango restringido de herramientas (Bam-forth, 1991; Kooyman, 2000).

    Como rara vez se encuentra un sitio Clovis con una coleccin relevante de artefactos, existen muy pocos anlisis de tecnologa ltica de colecciones de artefactos Clovis. La meto-dologa usada para estudiar los artefactos de El Bajo se basa en los anlisis lticos de Huckell (2007) y Collins (1999) y utiliza el manual de Sliva (1997) para la clasificacin. Siguiendo a Huckell (2007: 185-186), en trminos generales, la organizacin de la industria Clovis est com-puesta de cuatro procesos tecnolgicos dife-rentes: la tcnica bifacial, la tcnica de lasca, la tcnica expedita y la tcnica de navajas. Cada una de ellas se caracteriza por una secuencia de reduccin especfica que concluye en la elaboracin de herramientas especficas.

    Estudio de las herramientas diagnsticas Clovis del sitio SON k:3:1 (El Bajo)El sitio Clovis de El Bajo est constituido por una extensa distribucin de materiales arqueo-lgicos lticos sobre un rea de 4 km2. En su-perficie se pueden distinguir 22 localidades distintas, incluyendo un yacimiento de basalto vitrificado localidad 20 en el Cerro la Vuelta (figura 2). Este yacimiento se encuentra en la ladera alta del cerro ms prominente y consta de bloques polidricos de material que salen de una veta horizontal de por lo menos 700 m de largo y diez m de ancho. Junto a la veta se observan por lo menos diez tiraderos de material que se extienden sobre la ladera, constituyendo el yacimiento Paleoindio y Ar-caico ms gran de que se conoce hasta la fecha

    en el norte de Mxico. La mayora de las he-rramientas en el sitio (98 por ciento) estn elaboradas con materia prima del yacimiento local, incluyendo el taller de talla para elabo-rar herramientas bifaciales denominado loca-lidad 12 (figura 2). El componente del sitio mejor representado es la ocupacin Clovis, aunque en la superficie del sitio se advierten artefactos de diferentes ocupaciones arcaicas del Holoceno medio y tardo. En este estudio presentamos las herramientas que conside-ramos diagnsticas de la industria Clovis, aunque estamos conscientes de que no se puede entender la tecnologa ltica en su to-talidad sin tomar en cuenta todos los procesos y aspectos de la reduccin ltica, desde la ob-tencin de la materia prima hasta el uso de las herramientas elaboradas. Aqu ofrecemos un panorama general de las herramientas anali-zadas hasta la fecha de las diferentes coleccio-nes. Dos colecciones han sido analizadas: las herramientas diagnsticas recuperadas de la superficie en 2003 y las herramientas diagns-ticas recolectadas por Julio Montan (1978-1981).

    Figura 2. ubicacin de las localidades en el Sitio de El Bajo (mapa inegi La Poza 1:50.000).

    Se considera que el juego de herramientas diagnsticas de filiacin Clovis incluye la punta de proyectil lanceolada Clovis con su distintiva acanaladura basal, navajas prismti-

    Guadalupe Snchez y John P. Carpenter

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    cas y semiprismticas, ncleos cnicos y poli-dricos, delicados raspadores terminales, mu-chos con espoln, y una variedad de raspadores laterales y compuestos hechos en lascas, y navajas, punzones y bifaciales grandes que parecen reflejar preformas de puntas de proyectil (Haynes, 1980, 1987; Stanford, 1991). Lascas de acanaladura, lascas de adelga-zamiento de bifacial y lascas puente (overshots) son parte del conjunto diagnstico de herra-mientas Clovis (Collins y Hester, 2001).

    La textura del basalto vitrificado que se observa en el yacimiento del sitio es poco uniforme, hay fragmentos con muchos crista-les, mientras que otros son sumamente finos; los colores tambin presentan una gran variabili-dad, de negro a amarillo. Muchos artefactos exhiben una ptina de tono amarillo, atributo diagnstico que puede significar antigedad o el tiempo que estuvo la herramienta expues-ta a procesos de intemperismo. Sin embargo, nos dimos cuenta de que la ptina puede utilizarse como atributo diagnstico de Clovis slo hasta cierto punto, ya que en las herra-mientas vara enormemente; por ejemplo, en las puntas Clovis que hemos recolectado en la

    superficie, vara de la mucha o poca ptina, por esta razn fue utilizada slo como un atributo complementario para incluir artefac-tos que sospechamos que son Clovis, pero al presentar ptina fueron considerados como parte del complejo Clovis.

    La muestra de diagnsticos presentada contiene un total de 383 artefactos; 124 reco-lectados en la temporada 2003, y aunque todos son de superficie (con excepcin de los bifa-ciales de base cuadrangular excavados en la localidad 12) sabemos su procedencia apro-ximada; 215 especmenes son de la coleccin Montan (incluyendo cinco puntas Clovis re-colectadas durante dos visitas en 1998-1999), de los cuales no sabemos nada sobre su proce-dencia, si bien muchas parecen ser de recolec-ciones indiscriminadas de superficie; 31 ejemplares son de la coleccin McIntyre y 30 de la coleccin robles conservada en el Museo de la universidad de Sonora, sin procedencia especfica. Aunque en la siguiente tabla se in-cluyen las herramientas de las colecciones McIntyre y robles, en los conteos individuales de los grupos de herramientas stas no estn ya que no contamos con su anlisis detallado.

    Tabla 1ArTEFACTOS DIAgNSTICOS CLOVIS

    Bifa

    cial

    es g

    rand

    es-C

    lovi

    s

    Pref

    orm

    as C

    lovi

    s

    Punt

    as C

    lovi

    s

    Bifa

    cial

    es tr

    iang

    ular

    es d

    e ba

    se

    cuad

    rada

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    Nc

    leos

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    Tabl

    etas

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    Las

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    juve

    neci

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    nc

    leo

    Ras

    pado

    res

    term

    inal

    es C

    lovi

    s

    Ras

    pado

    res

    mis

    cel

    neos

    Tota

    l

    AArF 2003 18 7 3 17 33 6 1 3 6 13 107

    Coleccin Montan 48 10 9 14 35 3 3 7 45 41 215

    Coleccin McIntyre 5 2 2 15 6 1 31

    Coleccin robles 2 5 6 2 15 30

    Total 71 21 19 31 89 11 4 10 72 55 383

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    Herramientas bifaciales formalesSon herramientas que tienen forma de hoja de laurel o lanceoladas, las cuales presentan cla-ramente filos laterales rectos. un total de 121 herramientas bifaciales estn incluidas en este estudio preliminar. De la coleccin Montan 78, y 43 de la coleccin reunida en 2003. Los bifacia-les formales se clasificaron en cinco categoras.

    Tabla 2INDuSTrIA BIFACIAL DE EL BAJO

    Bifa

    cial

    es fo

    rmal

    es p

    rim

    ario

    s

    Bifa

    cial

    es fo

    rmal

    es s

    ecun

    dari

    os

    Bifa

    cial

    es c

    uadr

    ados

    Pref

    orm

    a C

    lovi

    s

    Punt

    as C

    lovi

    s

    Aislados 1 4 2

    Localidad 6 1

    Localidad 2 1

    Localidad 7 1 1

    Localidad 10 2 2

    Localidad 4-5 5 6 1 2

    Localidad 8 1 1

    Localidad 12 2 12

    Montan 17 31 14 10 6

    Total 26 40 31 17 9

    Bifaciales formales primarios. Los bifaciales cla-sificados en esta categora muestran cicatrices de lascas largas expansivas en una forma se-lectiva, la reduccin se realiza por medio de la remocin de lascas grandes, con algunas irregularidades en forma y espesor; pueden tener crtex y tienen una forma oval con poca diferenciacin entre el extremo distal y proximal (Huckell, 2007:189; gramly, 1990). Contamos en la muestra 26 bifaciales formales primarios, 17 de la coleccin Montan y nueve de la coleccin 2003. Si tomamos en cuenta la informacin de procedencia, pode-

    mos ver que las localidades 4 y 5 son las que mayor nmero de bifaciales de este tipo con-tienen, algunos (como se observa en la figura 3) lucen un lasqueo sobrepasado o de puente (overshot), un atributo caracterstico de la in-dustria Clovis. Por alguna razn las industrias que preceden a las Clovis no se vuelven a obser-var. El lasqueo sobrepasado o de puente puede definirse como la remocin de una lasca delgada, superficial y cubriente que va casi de un filo lateral hasta el otro. El objetivo general es remover la mayor cantidad de material de la superficie para hacer el bifacial lo ms delgado posible. Estas lascas son remo-vidas por medio de percusin directa utilizando como punto de apoyo plataformas auxiliares formadas en el borde lateral. Se puede decir que el propsito de este lasqueo de puente es el mismo que el de la acanaladura: remover una gran cantidad de material con un solo golpe directo. Al igual que en las lascas de acanala-dura, es necesario ser un experto lasqueador para lograr una lasca de puente y hay una alta probabilidad de que se rompa el producto.

    Figura 3. Bifaciales formales primarios, con lasqueos de puente o sobrepasados.

    Bifaciales formales secundarios. Los bifaciales secundarios son mucho ms delgados que los primarios y presentan una diferenciacin entre el extremo proximal y el distal (Huckell, 2007:191). un total de 43 bifaciales formales secundarios han sido analizados; nueve de la coleccin 2003, 31 de la coleccin Montan y

    Guadalupe Snchez y John P. Carpenter

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    tres de la coleccin McIntyre. Algunos de estos bifaciales podran ser preformas Clovis antes de que se prepare la base para sacar la acanala-dura, o tambin pueden ser preformas bifacia-les generales susceptibles de transformarse en muchas herramientas y son fcilmente trans-portables. En las localidades 2 y 3 se recolec-taron seis bifaciales secundarios, tres de stos estaban juntos formando un conjunto de bi-faciales que parecen estarse erosionando en un contexto enterrado (figura 4).

    Figura 4. Conjunto de bifaciales secundarios de la localidad 4.

    Preformas Clovis. En este grupo clasificamos los bifaciales formales que tienen el extremo basal plano y preparado para formar una plataforma y poder sacar lascas (probablemente acanala-das) y adelgazar la base del bifacial. En total

    contamos con 17 preformas Clovis, 10 de la coleccin Montan y siete de la coleccin 2003. En el bifacial del centro de la figura 5 se ve la plataforma que se prepar para sacar por medio de percusin directa o indirecta la lasca en forma de canal.

    Puntas Clovis. En esta categora se clasificaron todos los fragmentos bifaciales con acanala-dura, que es el atributo ms caracters tico de las puntas lanceoladas Clovis. En esta categora agrupamos 16 especmenes, seis de la colec-cin Montan (en realidad todos estos frag-mentos se encontraron entre 1998-2000) y tres recolectados en la temporada 2003, cinco puntas Clovis de la coleccin robles en el Museo universitario y dos fragmentos acana-lados de los McIntyre (figura 6). Sabemos de por lo menos 40 puntas Clovis procedentes de este sitio que se encuentran repartidas en di-ferentes colecciones. En los ejemplares de El Bajo que hemos analizado observamos que en la mayora de las veces la acanaladura se realiz en una etapa muy temprana de reduc-cin bi facial (figuras 8 y 9), aunque hay algu-nos casos en los que la acanaladura es una de las ltimas acciones que se lleva a cabo antes de terminar la punta Clovis. Catalogamos como Clovis todos los bifaciales con acanala-duras, aunque a muchos de ellos les falte mayor reduccin para que estn terminados.

    Figura 5. Preformas Clovis (los puntos en el bifacial de enmedio tienen una plataforma preparada para extraer la lasca de canal).

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    Figura 9. Dibujo de la punta Clovis 6 de la figura 7.

    Figura 6. Fragmentos acanalados recolectados en 2003.

    Figura 7. Puntas Clovis recolectadas entre 1998-2000.

    Figura 8. Dibujo de la punta 4 de la figura 7.

    Guadalupe Snchez y John P. Carpenter

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    En general, las puntas Clovis de El Bajo parecen presentar grandes acanaladuras para adelgazar la base en grandes preformas no terminadas, y en algunos ejemplares las bases comienzan a transformarse en convexas tam-bin muy temprano en el proceso de talla (vanse puntas 4 y 6 de las figuras 7, 8 y 9). Muchas de las puntas Clovis de Sonora presen-tan acanaladura slo en un lado y en el otro un adelgazamiento basal. Otra de las caractersticas especficas de las puntas Clovis de Sonora es que el eje medial siempre est cargado hacia uno de los filos, lo que parece ser consecuen-cia de que los lasqueos de puente a menudo abarcan las tres cuartas partes de la superficie y el eje medial no es simtrico.

    Bifaciales lanceolados/triangulares con bases cua-dradas. Bifaciales lanceo-triangulares con base cuadrada se encontraron en muchas localida-des del sitio, y en total tenemos 31 en las co-lecciones: 12 de la coleccin Montan y 17 de la coleccin 2003. Estos bifaciales no son parte de los artefactos diagnsticos tradicio-nales Clovis, pero podran describirse como puntas Clovis sin acanaladura a la manera del tipo Plainview. Tenemos una gran cantidad de bifaciales de este estilo, la tcnica de manufac-tura es muy similar a la de Clovis y podemos estudiar su proceso de talla ya que en la loca-lidad 12 se encontr un taller de lasqueo en una superficie de 55 m y a 10 cm de la super-ficie. En este taller los nicos productos ma-nufacturados fueron los bifaciales lanceo-triangulares con base cuadrada. Se decidi incluir estos bifaciales como parte de los arte-factos diagnsticos Clovis porque tienen ca-ractersticas similares, aunque es probable que sean bifaciales del Paleoindio tardo.

    Podemos describirlos como bifaciales lan-ceolados triangulares con bases cuadradas que van de rectas a cncavas, y presentan adelgaza-miento basal y lascas de puente o sobrepasadas (overshots) de las industrias Clovis. Aunque estos bifaciales parecen puntas Clovis listas para hacer acanaladas, es posible que la del-

    gadez, la forma semitriangular del bifacial, el extenso adelgazamiento basal por medio de lascas pequeas y el hecho de que por lo menos dos ejemplos presentan pulido en la base y en los bordes cerca de la base indiquen que se trata de herramientas terminadas (fi-gura 10, bifacial 9). Es probable que estos bi-faciales triangulares de base cuadrada sean parte de una industria ltica posterior a Clovis del Paleoindio tardo y podran ser una varian-te de las puntas Plainview.

    Hasta ahora desconocemos las caractersti-cas de los conjuntos de herramientas de piedra pertenecientes al periodo Paleoindio tardo en las regiones del norte de Mxico y el su-roeste de Estados unidos. Por ahora no pode-mos saber cules son los artefactos diagnsticos del periodo Paleoindio tardo. Sin embargo, en el Sitio Badger Springs de Arizona central se han encontrado puntas lanceoladas sin acanaladura semejantes a las que se describie-ron anteriormente. Estas puntas tienen una fecha de 9 000 aos antes del presente (Hess et al., 1999).

    La industria de navajasEn estudios recientes de la ltica Clovis ha quedado establecido que estos grupos de ca-zadores-recolectores tempranos desarrollaban una tecnologa especializada en la elaboracin de navajas prismticas derivadas de ncleos polidricos o por lo menos ncleos con caras subprismticas. Por medio de anlisis lticos y estudios experimentales, Collins y sus colegas (1999: 57-59) proponen que las navajas Clovis se hacan por medio de una tcnica de percu-sin directa o percusin indirecta, dando como resultado navajas con una o dos aristas, esto a diferencia de las navajas prismticas mesoamericanas.

    En el Sitio de El Bajo la industria de nava-jas est bien representada por muchos pro-ductos y subproductos; los bloques en bruto que se obtienen del yacimiento son polidricos y uno de los planos rectos se utiliza como plataforma natural. En el Sitio gault, cerca de

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    Figura 10. Bifaciales de base cuadrangular, excavados en la localidad 12.

    Figura 11. Dibujos de algunos de los bifaciales.

    Guadalupe Snchez y John P. Carpenter

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    Austin, Texas, la materia prima in situ la con-forman ncleos naturalmente polidricos. En un estudio reciente, Williams Dickens (2005) sugiere que muchos de los bifaciales en el sitio se manufacturan con lascas primarias de pre-paracin, provenientes de los ncleos poli-dricos naturales, y que del mismo proceso se obtienen las navajas prismticas, arguyendo que se trata de un mismo proceso de talla con productos y subproductos utilizados para hacer herramientas diferentes. Es muy posible que lo mismo pasara en el Sitio de El Bajo, aunque la falta de estudios en el yacimiento hace im-posible comprobarlo por ahora.

    Los ncleos agotados para obtener navajas observados en el Sitio de El Bajo son en forma de cua y polidricos. Los ncleos de cua son ncleos triangulares de los que slo se remue-ven navajas de un lado, y seguramente el ncleo fue detenido con un pie mientras se removan las lascas por percusin directa, como ha sido demostrado en estudios experimentales (Co-llins, 1999: 57-59). Aparentemente las navajas son el producto principal de esta industria y sus filos son utilizados tal cuales o en algunas ocasiones las navajas son transformadas en raspadores laterales y terminales. Los subpro-ductos observados en el sitio de esta industria estn constituidos por las tabletas de ncleo, lascas de cresta y de preparacin de plataforma.

    En total se analizaron 91 artefactos relacio-nados con la industria de navajas. De la colec-cin Montan, 48, y 43 de la coleccin 2003. Adems de estos artefactos, muchas navajas fueron modificadas para hacer raspadores terminales, que sern descritos en el prximo apartado. Nueve ncleos tenemos en la colec-cin, junto con cuatro tabletas de ncleo; 14 navajas primarias, 17 navajas secundarias y 28 navajas prismticas. Los subproductos con que contamos son nueve navajas de cresta (la cresta se logra por medio de lasqueos bifacia-les laterales que adelgazan la cara exterior y crean una cresta que puede desprenderse) y diez lascas de rejuvenecimiento de plataforma de ncleo (figura 12).

    Tabla 3INDuSTrIA DE NAVAJAS

    Nav

    aja

    1

    Nav

    aja

    2

    Nav

    aja

    3

    Nav

    aja

    de c

    rest

    a

    Nc

    leo d

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    (cu

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    Tabl

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    a de

    reju

    vene

    cim

    ient

    o de

    nc

    leo

    To

    Tal

    Aislados 1 1 2 1 5

    Localidad 6 1 1 3 1 6

    Localidad 7 1 1 6 3 1 2 14

    Localidad 10 1 1 4 1 7

    Localidades 4-5 1 1 5 2 1 1 11

    Montan 9 12 8 6 3 3 7 48

    Total 14 17 28 9 9 4 10 91

    La localidad 7 es la que tiene mayor nme-ro de artefactos relacionados con la industria de navajas en el sitio (n=14). Navajas, ncleos y subproductos muestran que la industria de navajas fue muy importante en esta localidad. En las localidades 4 y 5 esta actividad tambin fue importante (n=11) y por lo menos dos ncleos fueron recolectados en la superficie. Creemos que cuando podamos regresar al sitio tendremos que investigar con ms detalle la localidad 7 para saber si se trata de una lo-calidad de especializacin.

    Herramientas unifaciales (raspadores)En total tenemos 126 herramientas para raspar que pueden considerarse como diagnsticas de Clovis. La herramienta para raspar ms conocida perteneciente a Clovis es el raspador terminal Clovis; es un pequeo raspador ter-minal muy fino casi siempre hecho en navaja o lascas delgadas y que muchas veces presenta espoln (figura 13). La muestra que recolec-tamos en 2003 cuenta con 51 raspadores Clovis, 45 de la coleccin Montan. Segn

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    Figura 12. La industria de navajas de El Bajo.

    Montan, l recolect muchos de estos raspa-dores en superficie en las inmediaciones del Cerro rojo (figura 2). En la localidad 10 reco-lectamos cuatro de estos raspadores que se encontraban muy maltratados.

    Llama la atencin que muchos raspadores terminales Clovis estn elaborados en pedernal no local, de diferentes procedencias. En la localidad 6 se encontr un raspador en navaja de calcedonia/pedernal rojo que parece ser una copia fiel de un raspador encontrado en el sitio Clovis de Murray Spring en el sur de Arizona (figura 14). No sabemos por qu los Clovis de El Bajo buscaron otras materias primas para elaborar los raspadores, pero posiblemente se deba a que el basalto vitrifi-cado del El Bajo es demasiado duro. La pre-sencia de espolones individuales o mltiples en los raspadores parece indicar que el raspa-do fino junto con el puncionado fueron tareas

    comunes entre los grupos Clovis. un tipo de herramienta para raspar muy comn en la muestra es el raspador lateral, algunos elabo-rados en lascas de grandes dimensiones. En la figura 15 se puede ver un raspador con retoque lateral hecho en una gran lasca de cristal de roca. No sabemos si cristales de roca tan transparente y de este tamao (20 cm) puedan hallarse en las inmediaciones del sitio.

    No cabe de duda de que los raspadores fueron parte importante de la vida cotidiana Clovis y muy abundantes. La terminacin fina y los lasqueos con que fueron hechos es sor-prendente y son reveladores del tipo de acti-vidades artesanales que se estaban realizando en el sitio. El hecho de que muchos raspadores se hayan elaborado utilizando pedernales fo-rneos y exticos parece indicar que estas herramientas recorrieron grandes distancias con los grupos de cazadores y recolectores.

    Guadalupe Snchez y John P. Carpenter

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    Figura 13. Ejemplo de raspadores finos terminales del estilo Clovis, algunos con espoln.

    Tabla 4rASPADOrES

    Ras

    pado

    r te

    rmin

    al C

    lovi

    s

    Ras

    pado

    r en

    lasc

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    ande

    Ras

    pado

    r la

    tera

    l

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    rtug

    a

    Cep

    illo

    To

    Tal

    Aislados 1 1 2

    Localidad 6 1 1 2

    Localidad 2

    Localidad 7 1 2 1 1 5

    Localidad 10 4 4

    Localidad 4-5 3 1 4

    Localidad 8 1 1

    Localidad 12 1 1

    Montan 45 2 20 19 21 107

    Total 51 3 26 21 25 126

    Consideraciones finalesEl estado de Sonora es un espacio que fue habitado por muchos grupos de cazadores-recolectores Clovis que habitaron tanto en la planicie costera como en los valles paralelos inte riores de la provincia de valles y sierras sonorenses. El sitio Clovis de El Bajo es uno de los ms grandes y ms impresionantes del estado, con un yacimiento de basalto vitrifica-do que seguramente atrajo a los grupos de cazadores-recolectores. El estudio de las he-rramientas diagnsticas Clovis recolectadas en el sitio indica que los grupos Clovis acampaban temporalmente y regresaban al sitio, y sin duda el yacimiento de materia prima fue la mayor atraccin para los grupos nmadas. Sin em-bargo, la distribucin de las localidades, algu-nas a casi 2 km de distancia del yacimiento, y la variedad y reutilizacin de las herramientas lticas sugieren que existieron campamentos semipermanentes en este sitio.

    Las industrias lticas representadas en el Sitio El Bajo, a grandes rasgos, son tres. una industria bifacial representada por las puntas Clovis y las preformas bifaciales de extremos indiferencia-dos que seguramente se elaboraron para ser transportadas con facilidad, ya que se pue den transformar en una gran variedad de herra-mientas. La versatilidad de estos bifaciales ha sido estudiada por Kelly y Todd (1988). Los

    Figura 14. raspadores recolectados en 2003 (el cuarto es idntico a uno encontrado en el sur de Arizona).

    Figura 15. raspador lateral en lasca grande de cristal de roca.

    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    bifaciales muchas veces se transforman en cu-chillos, taladros y punzones. una de las carac-tersticas diagnsticas de la industria Clovis bifacial, aparte de la acanaladura basal, son las lascas de puente o lasqueos overshot. Este tipo de lasqueo utilizado por los grupos Clovis puede usarse como marcador temporal y cultural. Los grupos humanos que preceden a Clovis no realizan este tipo de lasqueos, difcil de lograr y con una gran posibilidad de romper la pieza.

    La industria de navajas est representada por los ncleos polidricos y de cua, tabletas obtenidas al preparar la plataforma, navajas de cresta, navajas utilizadas sin ser modificadas y navajas transformadas en herramientas unifaciales. La industria de navajas es muy similar a la observada en el Sitio gault, cerca de Austin, Texas, y aunque hasta ahora no tenemos alguna prueba de las relaciones entre estos dos sitios, las similitudes entre las dos industrias es de considerarse, ya que se piensa que los grupos Clovis se desplazaban a enor-mes distancias.

    La otra industria representada es la de n-cleo-lasca. sta es la ms simple y con ella se obtienen lascas de ncleos poco preparados, posteriormente las lascas y los ncleos se transforman en raspadores, cepillos, tajadores bifaciales y unifaciales. Es posible que los gru-pos Clovis de El Bajo tambin hayan utilizado la tcnica expedita para hacer algunas herra-mientas. Aunque en el sitio existe una conside-rable industria expedita, en este anlisis no se tom en cuenta ya que es im posible distinguir-la de las industrias lticas arcaicas, y como toda nuestra muestra es de superficie no pode mos saber a cul de los periodos pertenece.

    Los productos obtenidos de estas industrias Clovis indican que los grupos de cazadores y recolectores Clovis tenan campamentos esta-bles y probablemente de larga duracin en el sitio, donde realizaban una gran cantidad de actividades cotidianas domsticas, artesanales (raspadores terminales muy finos con espoln) y especializadas (puntas Clovis). Algunos de los conjuntos de herramientas pueden ser

    comparables a las herramientas que se encuen-tran en sitios habitacionales permanentes.

    Hasta la fecha se desconoce la relacin de los grupos de El Bajo con los otros grupos que habitaron en el norte de Mxico y el suroeste de Estados unidos, si bien hemos observado puntas Clovis hechas con el basalto de El Bajo en sitios de la costa central de Hermosillo, y adems un raspador terminal muy fino en pedernal rojo parece ser una copia fiel de uno encontrado en el sitio de Murray Spring, en el valle San Pedro, al sur de Arizona (Vance Haynes, comunicacin personal, 2003).

    El futuro de los estudios de la tecnologa ltica Clovis sonorense es muy prometedor. Seguimos investigando los otros sitios paleoin-dios reportados en Sonora y tambin las co-lecciones que existen en el centro inah Sono-ra, en el Museo de la universidad de So nora y en colecciones privadas. Desafortunadamente, desde la temporada 2003 no hemos podido regresar al Sitio El Bajo, ya que el dueo del rancho donde se localiza nos ha impedido entrar en su terreno y no hemos podido convencerlo de la importancia del sitio para el conocimiento de los primeros pobladores. Esperamos que en el futuro podamos conti-nuar nuestras investigaciones en el Sitio El Bajo y que una vez finalizados nuestros estu-dios podamos tener un panorama completo de la industria Clovis sonorense.

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    La industria ltica Clovis sonorense del Pleistoceno tardo/Holoceno temprano

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    ResumenEn este trabajo se analiza el complejo ltico chalchihuiteo, se estudian todas las piezas, desde los ncleos hasta los instrumentos utili-zados o los artefactos facetados bifaciales, y se contemplan todos los desechos, desde los ms pequeos hasta los ms grandes, por medio de la reconstruccin de las cadenas operativas. Se estudia la gestin de la diversidad de materias primas que usaban. En los sitios analizados se constataron todas las etapas de la manufactura. Se registr una variedad de mtodos de talla, aunque para la ltica pulida se hallaron pocas evidencias de su manufactura. La mayora de la ltica corresponde a una talla poco elabora-da para instrumentos sobre lascas de riolita, pero tambin se encuentra el facetado bifacial para los cuchillos y puntas de flecha. Se exa-minan los distintos mtodos de talla hallados y las tcnicas de retoque empleadas.

    IntroduccinEl presente texto est basado en el estudio que realic de un valle al norte de Durango, el valle del alto ro ramos (figura 1), en el marco del Proyecto Hervideros del Instituto de Investi-gaciones Estticas de la universidad Nacional

    Autnoma de Mxico.1 En este valle localic por lo menos tres ocupaciones diferentes du-rante la poca prehispnica: una anterior a la presencia mesoamericana; otra que correspon-de a la cultura chalchihuitea, la colonizacin mesoamericana de la regin, y la tercera re-lativa a la ocupacin tepehuana procedente del norte y con una tradicin distinta de la mesoamericana.

    En esta ocasin mi propsito es hacer una caracterizacin de la ltica chalchihuitea del norte de Durango basada en el anlisis que realic de la industria ltica hallada en los sitios de dicha cultura en el rea de estudio. Para este anlisis fue muy til la comparacin con la ltica de las otras dos ocupaciones del valle que he mencionado ms arriba, una anterior y otra posterior. El estudio de la ltica de estas otras dos culturas se expondr en otra oportunidad.

    El valle del alto ro ramos se localiza al norte de Durango (figura 1). Inicia en la con-fluencia de los ros Santiago y Tepehuanes, en la cuenca del alto ro Nazas, y tras dicha con-fluencia el ro adopta el nombre de ramos. Termina 8 km al norte al entrar el ro en el can de Pichagua. El alto ro ramos se halla encua-drado en el final del valle del ro Santiago por

    1 Este estudio dio origen a mi tesis doctoral, presen-tada en la Facultad de Filosofa y Letras de la unam en enero de 2005 (Berrojalbiz, F., 2005).

    La ltica chalchihuitea del norte de Durango

    Fernando Berrojalbiz Cenigaonaindia*

    * Instituto de Investigaciones Estticas, unam.

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    Figura 1. Mapa en el que se sealan las reas que ocup la cultura chalchihuitea, y la ubicacin del valle del alto ro ramos en el norte de Durango.

    su lado noreste, valle ms grande y amplio, y que sirvi como un gran corredor norte-sur.

    Este espacio tuvo ocupacin chalchihuitea en las dos pocas que los mesoamericanos colonizaron Durango: fase Ayala-Las Joyas (600-1000 d.C.), y fase Tunal-Calera (1000-1300 d.C.). Los materiales lticos analizados pueden corresponder a las dos pocas. El

    patrn de asentamiento y el paisaje construido corresponden a una sociedad mesoamericana nortea, en donde la agricultura y el control estratgico y defensivo tenan una gran impor-tancia. El paisaje simblico construido expre-sa la dualidad y la cosmovisin mesoamericana (Berrojalbiz, F., 2007).

    Fernando Berrojalbiz Cenigaonaindia

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    Enfoque del anlisis lticoEl estudio de la ltica chalchihuitea se plante como un anlisis de las tcnicas y los compor-tamientos tcnicos empleados en su manufac-tura.2 Creo que el estudio de la tradicin tcnica es la mejor aproximacin para caracte-rizar a la industria ltica de una cultura y poder dis tinguirla de la de otras sociedades.

    Para acercarnos a estos comportamientos tcnicos sigo a Marie-Louise Inizan et al., que, al explicar las actividades de talla de las pie-dras, dicen:

    Las actividades de talla son sustentadas por proyectos ms o menos elaborados identificables a partir de la reconstitucin de las cadenas operativas. En las operaciones de talla el pro-yecto est formado a partir de un esquema conceptual, de orden intelectual, que es puesto en aplicacin segn una sucesin de operacio-nes que se le nombra es que ma(s) ope rativo(s) de talla(s) (Inizan et al., 1995: 15).

    Esas actividades humanas, esas tcnicas, estn regidas por un esquema conceptual de orden intelectual, el cual est totalmente im-pregnado de la cultura de esa comunidad. Por tanto, al estudiar las tcnicas, los comporta-mientos tcnicos, nos acercamos a la cultura de una comunidad. En el estudio de los comportamientos tcnicos es posible detectar elecciones culturales, como pueden ser las diferentes maneras de seleccionar la materia

    2 A continuacin explico la definicin de tcnica que utilizo, para la cual sigo a Inizan et al.: un gesto, un golpe de mano, el empleo de un percutor duro o suave, la interposicin de un cincel son ejemplos de tcnicas (Inizan et al., 1995: 30). Los procedimientos tcnicos son cortas secuencias sistematizadas de gestos asegu-rando una preparacin: la abrasin de una cornisa, la preparacin de un borde antes de la extraccin por un golpe de buril, el facetado de un plano de percusin o de presin (Inizan et al., 1995: 30). Es necesario se-alar que fue Mauss (1947, citado en Inizan et al., 1995: 15) quien estableci la nocin de tcnica sin objeto material, ya que consideraba las actividades del cuerpo como tcnicas, como es el caso de la danza. En este con-cepto de tcnica est incluido el gesto, como accin liga-da a la psicomotricidad.

    prima para realizar el complejo ltico, el mayor o menor grado de descortezamiento de las piezas, distintas tcnicas de percusin o de realizar retoques. Estas elecciones llevan a diferenciar tradiciones tcnicas y, por tanto, tradiciones culturales.

    Para estudiar esos comportamientos tcni-cos, para llegar a conocerlos, he utilizado el concepto de cadena operativa creado por Andr Leroi-gourhan, que ha servido de fundamento para muchas investigaciones hasta la fecha. Segn Inizan:

    La cadena operativa, en el estudio de una indus-tria ltica, toma en cuenta todos los procesos, yendo del aprovisionamiento de la materia prima hasta su abandono, pasando por todas las etapas de fabricacin y de utilizacin de un til. Ella permite estructurar la utilizacin de los materia-les por el hombre, resituando cada pieza que va resultando en el proceso en un contexto tcnico, y ofrece un cuadro metod