Inmigrantes Cubanos

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A10. EL COMERCIO LUNES 20 DE ABRIL DEL 2015 LIMA E leva la mirada y sien- te el golpe en la cara otra vez, como cada día desde hace 35 años. “En Lima no hay cielo. Aquí hay un toldo”. De pronto, la voz de Mercedes Álvarez Navarro pierde esa fuerza tan cubana y se hunde en un susurro, como si quisiera guardar en secreto su pena. Los mototaxis que pasan por la avenida Guardia Republica- na –otrora arenal– no la sacan de su abstracción. Para Merce- des, la santera, como la cono- cen sus vecinos de la urbaniza- ción Pachacámac, en Villa El Salvador, es inevitable compa- rar. “En Cuba el cielo siempre es azul. Además –dice–, cada invierno de Lima me entristece. No está en mi ADN, y reniego. Pero hay que seguir adelante, aunque todos los días sienta nostalgia por mi patria”. A sus 54 años y sentada a pierna suelta en la vereda, fren- te a su casa, no puede evitar recordar, con la intensidad de quien dejó el alma en algún la- do. Ella y otros 10.800 cubanos ingresaron en abril de 1980 a la embajada peruana en La Haba- na, en busca de un futuro. El primer día de aquel mes, un bus lleno de isleños hizo añi- cos el cerco de la sede diplomá- tica, en busca de lograr asilo en CRÓNICA FOTOS: PAUL VALLEJOS POBREZA. En la urbanización Pachacámac de Villa El Salvador, la cubana Luisa Toledano vende jugo de manzana en la calle. Se refugió en el Perú de joven. Hoy, a sus 54 años, tiene una bisnieta peruana y sueños truncos. Entre la nostalgia y la resignación: cubanos en Lima, 35 años después En 1980 más de 10 mil cubanos entraron a la embajada peruana en La Habana en pos de asilo. Cerca de 850 de ellos llegaron a los pocos meses a Lima y hoy solo un puñado sigue en Villa El Salvador. DOLOR INCURABLE Fotos de su hija peruana María Vic- toria, actriz conocida como La Pán- fila, se lucen en las paredes de su casa, en la urbanización Pachacá- mac de Villa El Salvador. El cubano Pablo Santana Montoya tenía 39 años cuando entró a la embajada en La Habana y hoy se gana la vida cantando como mariachi. “Por mis ideas, en Cuba dejé otras dos hijas. Ahora sé que dejar a la familia no tiene remedio, y duele”, afirma. “Dejar a la familia no tiene remedio” ORGULLO. Mercedes Álvarez añora Cuba y aún ríe: “Agradezco al Perú, pero llevo a mi patria en el corazón”. MELANCOLÍA. De vez en cuando el cubano Pablo Santana coge la guitarra y entona “La gloria eres tú”, de su compatriota José A. Méndez. LUIS SILVA NOLE Periodista www.elcomercio.pe VEA EL VIDEO UNDÍACUALQUIERAENELBARRIOCUBANO DELDISTRITODEVILLAELSALVADOR. ESPERANZA. En abril de 1980, cubanos entraron a la embajada peruana en La Habana. Querían otra vida. su interior. Tres días después, Fidel Cas- tro retiró el resguardo a la emba- jada ante la negativa del Perú de entregar a los ahí refugiados. En- tonces, miles de isleños vieron en la sede peruana la oportuni- dad de dejar atrás un régimen con el que disentían y un salvavi- das para alcanzar la libertad. “El padre de mis tres hijos mayores me lo propuso. Debía tomar la decisión y la tomé para estar con mis hijos”, evoca Mercedes. De carpas al arenal Solo 850 cubanos de los que estuvieron hacinados en la em- bajada en esos días llegaron a Lima durante ese año en calidad de refugiados. Primero, fueron instalados en carpas en el otro- ra parque Túpac Amaru, donde hoy está la Videna, en San Luis. Al poco tiempo, la Organización de las Naciones Unidas gestionó módulos de vivienda en Villa El Salvador para unos 250 que de- cidieron quedarse, en lo que hoy se conoce como el barrio cuba- no. Allí llegó Mercedes en 1983. La mayoría partió rumbo a Esta- dos Unidos, como lo hizo, solo, su primer marido. “Ahora en Villa solo queda- mos 14 cubanos netos”, advier- te Mercedes, quien tuvo en Lima otros cuatro hijos con otro cu- bano, del que ya se separó. Acá echó raíces: 13 nietos peruanos lo prueban. “Y soy espiritista, de las que hacen el bien. Aún no soy santera”, aclara. Ella y sus vecinos compatrio- tas miran con desconfianza a los que no son del barrio. “No po- demos borrar la mala fama de la zona. Sí hay droga y rateros, pero los cubanos malos son los menos. Somos decentes”, se la- menta Mercedes. Luisa Toledano Quijano, también cubana y de 54 años co- mo Mercedes, se lamenta más: “Agradezco al Perú por acoger- me, pero esto no es lo que soñé. Tengo un hijo en Lurigancho. Ahora me he refugiado en Cris- to”. Ella vende jugos en la es- quina de las avenidas Guardia Republicana con Separadora Industrial. En general, los cubanos de Villa El Salvador no quieren ha- blar del reciente acercamiento diplomático entre su país y Es- tados Unidos. “Los presidentes van de cumbre en cumbre; y los pueblos, de abismo en abismo”, se anima a decir Raúl Montesi- nos, de 56 años, otro cubano y dueño de una factoría cercana a la casa de Mercedes. Pese a la nostalgia, los hijos de la isla que domaron el arenal limeño coinciden en que ya vi- vieron mucho en el Perú como para algún día retornar a Cuba de manera definitiva, a no ser que sea de visita. Las familias que construyeron los anclan en Lima.

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  • A10. el comercio lunes 20 de abril del 2015

    Lima

    e leva la mirada y sien-te el golpe en la cara otra vez, como cada da desde hace 35 aos. En Lima no hay cielo. Aqu hay un toldo. De pronto, la voz de Mercedes lvarez Navarro pierde esa fuerza tan cubana y se hunde en un susurro, como si quisiera guardar en secreto su pena.

    Los mototaxis que pasan por la avenida Guardia Republica-na otrora arenal no la sacan de su abstraccin. Para Merce-des, la santera, como la cono-cen sus vecinos de la urbaniza-cin Pachacmac, en Villa El Salvador, es inevitable compa-rar. En Cuba el cielo siempre es azul. Adems dice, cada invierno de Lima me entristece. No est en mi ADN, y reniego. Pero hay que seguir adelante, aunque todos los das sienta nostalgia por mi patria.

    A sus 54 aos y sentada a pierna suelta en la vereda, fren-te a su casa, no puede evitar recordar, con la intensidad de quien dej el alma en algn la-do. Ella y otros 10.800 cubanos ingresaron en abril de 1980 a la embajada peruana en La Haba-na, en busca de un futuro.

    El primer da de aquel mes, un bus lleno de isleos hizo ai-cos el cerco de la sede diplom-tica, en busca de lograr asilo en

    crnica

    fotos: paul vallejos

    pobreza. en la urbanizacin pachacmac de villa el salvador, la cubana luisa toledano vende jugo de manzana en la calle. se refugi en el per de joven. Hoy, a sus 54 aos, tiene una bisnieta peruana y sueos truncos.

    Entre la nostalgia y la resignacin:

    cubanos en Lima, 35 aos despus

    En 1980 ms de 10 mil cubanos entraron a la embajada peruana en La Habana en pos de asilo. Cerca de 850 de ellos llegaron a los pocos

    meses a Lima y hoy solo un puado sigue en Villa El Salvador.

    dolor incurAble

    Fotos de su hija peruana Mara Vic-toria, actriz conocida como La Pn-fila, se lucen en las paredes de su casa, en la urbanizacin Pachac-mac de Villa El Salvador. El cubano Pablo Santana Montoya tena 39 aos cuando entr a la embajada en La Habana y hoy se gana la vida cantando como mariachi. Por mis ideas, en Cuba dej otras dos hijas. Ahora s que dejar a la familia no tiene remedio, y duele, afirma.

    Dejar a la familia no tiene remedio

    orgullo. Mercedes lvarez aora Cuba y an re: agradezco al per, pero llevo a mi patria en el corazn.

    melancola. De vez en cuando el cubano pablo santana coge la guitarra y entona la gloria eres t, de su compatriota jos a. Mndez.

    luis silva nolePeriodista

    www.elcomercio.peVEA EL VidEoun Da Cualquiera en el barrio Cubano Del Distrito De villa el salvaDor.

    esperanza. en abril de 1980, cubanos entraron a la embajada peruana en la Habana. queran otra vida.

    su interior.Tres das despus, Fidel Cas-

    tro retir el resguardo a la emba-jada ante la negativa del Per de entregar a los ah refugiados. En-tonces, miles de isleos vieron en la sede peruana la oportuni-dad de dejar atrs un rgimen con el que disentan y un salvavi-das para alcanzar la libertad. El padre de mis tres hijos mayores me lo propuso. Deba tomar la decisin y la tom para estar con mis hijos, evoca Mercedes.

    De carpas al arenalSolo 850 cubanos de los que estuvieron hacinados en la em-bajada en esos das llegaron a Lima durante ese ao en calidad de refugiados. Primero, fueron instalados en carpas en el otro-ra parque Tpac Amaru, donde hoy est la Videna, en San Luis. Al poco tiempo, la Organizacin de las Naciones Unidas gestion mdulos de vivienda en Villa El Salvador para unos 250 que de-cidieron quedarse, en lo que hoy se conoce como el barrio cuba-no. All lleg Mercedes en 1983. La mayora parti rumbo a Esta-dos Unidos, como lo hizo, solo, su primer marido.

    Ahora en Villa solo queda-mos 14 cubanos netos, advier-te Mercedes, quien tuvo en Lima otros cuatro hijos con otro cu-bano, del que ya se separ. Ac ech races: 13 nietos peruanos lo prueban. Y soy espiritista, de las que hacen el bien. An no soy santera, aclara.

    Ella y sus vecinos compatrio-tas miran con desconfianza a los que no son del barrio. No po-demos borrar la mala fama de la zona. S hay droga y rateros, pero los cubanos malos son los menos. Somos decentes, se la-menta Mercedes.

    Luisa Toledano Quijano, tambin cubana y de 54 aos co-mo Mercedes, se lamenta ms: Agradezco al Per por acoger-me, pero esto no es lo que so. Tengo un hijo en Lurigancho. Ahora me he refugiado en Cris-to. Ella vende jugos en la es-quina de las avenidas Guardia Republicana con Separadora Industrial.

    En general, los cubanos de Villa El Salvador no quieren ha-blar del reciente acercamiento diplomtico entre su pas y Es-tados Unidos. Los presidentes van de cumbre en cumbre; y los pueblos, de abismo en abismo, se anima a decir Ral Montesi-nos, de 56 aos, otro cubano y dueo de una factora cercana a la casa de Mercedes.

    Pese a la nostalgia, los hijos de la isla que domaron el arenal limeo coinciden en que ya vi-vieron mucho en el Per como para algn da retornar a Cuba de manera definitiva, a no ser que sea de visita. Las familias que construyeron los anclan en Lima.