Imenez - Luis Noriega

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    ACERCA DEL AUTOR

    Luis Noriega (Cali, 1972) es autor deImnez(Taller de Edicin, 2011), novela ganadora del Premio UPC de ciencia ficcin en 1999, y Donde mueren losckie Books, 2013).

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    Luis Noriega, 2013Diseo de portada: Guillem Molina

    Todos los derechos reservados

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    ImnezLuis Noriega

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    NDICE

    Acerca del autorCrditos

    mnezimera partegunda parte

    ercera parte

    uarta parte

    osdata

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    Sea una ciudadxcua

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    PRIMERA PARTE

    Quienes se afilian al sistema de privilegios de Ciudad Andina estn obligados a suscribir un contrato de eliminacin con una seccin ms o menos allamada Determinacin de Vacantes. Con excepcin de las sucursales encargadas de tramitar las solicitudes de ingreso, Determinacin de Vacantes esdependencia del sistema que se encuentra fuera de los lmites de la Cpula y su personal lo componen exclusivamente individuos del exterior. Su relativa afue en un primer momento una suerte de subterfugio legal y solo en aos recientes empieza a ser cuestionada dentro del gobierno. Se dice a menudo que el entre un afiliado y Determinacin de Vacantes es muy diferente de la afiliacin propiamente dicha, pero la distincin es engaosa. Decir que la eliminafiliados no es una consecuencia de la afiliacin, sino una eleccin libre de aquellos beneficiarios incapaces de abandonar el sistema por s mismoscumplir los cuarenta y cinco aos, es disfrazar los hechos. Decir que ello no compromete la totalidad del sistema de privilegios es mentir. Para todo comparecer ante Determinacin de Vacantes es firmar una sentencia de muerte, un paso definitivo hacia la marginacin, la culpa y el miedo.

    lvaroPatologas de la abundanc

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    DA UNO

    Apenas me vio en el monitor, el tipo empez a gritar que l no haba hecho la llamada, que deba haber algn error, que uno de sus amigos haba querido gama. Las inevitables excusas de los que se arrepienten a ltima hora. De nada les sirve saber que nunca funcionan. No hay errores. No hay amigos. No hay

    histeria, subrayara el profesor Groot, no tiene obligacin de ser ingeniosa. Cinco minutos despus, cuando comprob que no me iba a ir, el tipo ctegia:Solo quiero otra semana. Tiene que entender que no saba lo que haca. Por Dios! Esto no es fcil.a tarde. No me molest en recordarle que nada era fcil y que, como decan en la Central, si las cosas fueran fciles, Ciudad Andina no existira. En cam que Ciudad Andina exista, que el sistema no tolera las dilaciones y que si el tipo no paraba de gritar por el intercomunicador, abrira la puerta a patadas.ntes de que terminaran los diez minutos reglamentarios (clusula contractual nmero veintids: sobre el ingreso violento a las residencias de Ciudad Andinalm, abri la puerta y me invit a sentarme en la sala. Pospuse la oferta con un gracias, fui a la cocina, serv agua, lo hice sentarse en uno de esos c

    nes de cuero que no es extrao encontrar an en los apartamentos de los afiliados, y puse las pastillas sobre la mesa. Cogi una y, sin quitarle la mirada,mo intento: me pidi perdn. No le dej continuar. Con la mayor cortesa de la que fui capaz, le record que no era un sacerdote, y que a menos que quisie

    ra cosa, solo me estaba haciendo perder el tiempo.o haba nada ms que decir. En silencio, continu mirando la past illa hasta que, de repente, pareci decidirse. O resignarse. Entonces se puso de pie, tom trag. Como estaba algo retirado, no pude impedir que el vaso se rompiera contra el suelo.ientras meta el cuerpo en el incinerador, llam a Ingresos y Reacomodacin para confirmar la nueva vacante. Luego revis las habitaciones en busca depero ms all de algn material pornogrfico el tipo estaba limpio. Iba a salir cuando me di cuenta de que haba olvidado las formas de sellamiento y

    rdar a que llegaran los de la limpieza. Treinta minutos contemplando lo que nuestra poca llama espacios para vivir con clase.

    Al regresar a casa, encontr al profesor Groot sentado en las escaleras, esperndome. Quera entregarme en persona el ltimo de sus volantes antes drtirlos al bar de Chang. Una mentira, por supuesto. El sbado era un mal da para encontrar lectores, y uno psimo para encontrar alguien que lo invitaraso en el bar de Chang.Alfredo Wolf, futurlogole con inters fingido.Es importante que la gente no olvide recit el profesor con el convencimiento habitual.

    n realidad no tena ningn inters en or de nuevo la historia del hombre que tras dedicar toda su obra a imaginar un futuro lleno de libertades muri confampos de purificacin e higiene, la primera vctima de la Gran Prohibicin, pero decid que poda ofrecerle un caf y lo invit a seguir. Acaso buscaba, habe fuera, olvidar la cara del tipo pidiendo perdn. Fue intil. Media hora despus, el tema haba dejado de ser el desgraciado Alfredo Wolf y la discutible efiolantes del profesor.Me enferma que los afiliados pidan perdn. Cuando acept el empleo, an ramos los hombres de las past illas. Los afiliados nos despreciaban, pero no no. Eran orgullosos, arrogantes. Les gustaba alardear y echarnos en cara una vida a la cual nunca tendramos acceso.Y ahora?Ahora no son ms que una pandilla de llorones.nosotros, claro, los encargados del perdn y el castigo.Bueno, del perdn sin duda no, pero del castigoCastigo? Nadie los ha condenado. Firmaron un contrato. Nosot ros simplemente les ayudamos a cumplirlo. No somos verdugos.Sin embargo, los llaman ejecutores.

    S, pero son ellos los que decidieron tener ejecutores.Puede que sea as. Puede que ustedes solo sean servicios fnebres a domicilio, como dice su amigo Mayorga. Pero la Muerte no deja de ser la Muerte porue para tenerla en la puerta baste hacer una llamada. El sistema de privilegios no ha conseguido modificar los terrores de nuestra especie.n otras ocasiones le haba odo aplicar la misma sentencia, pero en ese momento me pareci una conclusin adecuada y as se lo hice saber. Lo mir esbozasa.Profesor Groot, una taza de caf hace de usted un iluminado.e pidi que no lo molestara y que, obvia eleccin, pasramos al vino. Un brindis por los cados en los campos de purificacin e higiene, un brindis por laspre bien provistas de Ciudad Andina, un brindis por el mercado negro de Chic Oriental y as sucesivamente. Qu bamos a comer?

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    DA DOS

    Los reclutas que fueron a buscarme a la maana siguiente no saban qu clase de problema tena Villegas. Saban que haba llamado a la Central, que Gordnado buscarme, que Mayorga haba advertido que yo intentara negarme, que Gordon era el que enviaba las tres libras de tabaco, que yo me levantara y dirEl comisario conoce a sus muchachos.

    uando llegu al apartamento de Ciudad Andina, Villegas estaba en la puerta, descompuesto, afnico. Con dificultad articul una frase: Este es uno de los tce lo que pude. Me entreg las formas y, algo impropio de l, se march sin siquiera dar las gracias. Tena el estmago revuelto.

    onoca a Villegas desde que entr a trabajar en Determinacin de Vacantes. Saba que no era de los que perdan con facilidad el control de la situacin. No ovez, el afiliado haba hecho una exigencia para la que l no tena respuesta: quera que lo metieran vivo al incinerador. El entrenamiento es intil ante evento esa y estoy seguro de que Villegas se dijo que no lo haban contratado para hacer esa clase de barbaridades (clusula contractual nmero treinta y cincoso de oposicin de conciencia).a fcil reconstruir la escena. Primero, la entrada sin contratiempos. Despus, la solicitud. Por ltimo, un duelo de gritos que Villegas no tena posibilidades echo, cuando entr, el tipo segua gritando desde la cocina, todo el cuerpo dentro del incinerador, que estaba en su derecho, que el contrato deca que l porma, que lo de las pastillas era una convencin, que l no era capaz de tragar ni una aspirina. Yo tambin conoca las reglas (clusulas contractuales nmere los mtodos de eliminacin; nmero cinco: carcter protocolario de las pastillas; y nmero seis: preparacin para la buena muerte). Convencido de que sara con una forma de aplazamiento por incompetencia (clusula contractual nmero once, inciso diez), el tipo debi de entrar en pnico al verme en la pu

    na. Con un movimiento torpe y afanado intent salir del aparato, pero bastante esfuerzo le haba costado meterse en l. Empez a chillar cuando lepuerta. Chill an ms cuando presion el botn de encendido. Entonces record el tiempo desp erdiciado la tarde anterior y apagu.Alcohol? Tabaco? Caf?

    a cosa que haba dentro articul algo que me son a cama y volv a poner el aparato en marcha.a honestidad de los moribundos: bajo la cama, en un compartimento ms o menos oculto, haba dos kilos de caf molido.ace muchos aos, el truco del incinerador todava tena xito. Provocaba renuncias y caus, mientras estuvo de moda, la parlisis de Ingresos y Reacomnte semanas. Incluso se lleg a hablar de suicidios.

    de suponer que Villegas conoca la historia de Beltrn y, en particular, la versin de su viuda. Segn Gordon, Elas Beltrn fue un oficial modelo, experimntarioso, sin discusin, el primero que supo enfrentar el truco del incinerador como lo que era, un truco, y cocinar vivo a quien quera que lo cocinaran rtar cunto gritara despus. Su viuda, en cambio, deca que Beltrn nunca logr convencerse de que el truco del incinerador no era ms que un truco, y hab

    ropias pastillas tras pasar una semana repitiendo que no poda soportar el olor a carne quemada en sus ropas. En ambos casos se trata de hechos (aunquagregar, de hechos distanciados en el tiempo), y en esa poca un buen nmero de afiliados consigui prolongar sus plazos patrocinando la idea de que erano.

    einte aos despus, lo de Beltrn no pasaba de ser un cuento, como el del ejecutor canbal (en cualquiera de sus dos versiones: la del que se hace rico vende de sus afiliados en el mercado negro, el carnicero, o la del que los prepara al horno en sus propias cocinas, el gourmet), pero sin el suficiente ptras no era extrao encontrarte con alguien que te haca prometer que no lo descuartizaras para la cena, solo un idiota confiaba su suerte al truco del inciner

    entral sobraban los Villegas, ahora amparados por la clusula treinta y cinco, pero Gordon tena a sus Imnez.hora bien, lo de la carne quemada es inevitable.Si las ratas no hubieran acabado con los perros razonaba el profesor Groot, hoy podramos comrnoslos, los filetes seran comunes, todos oleramos a c

    que nos diera la gana, y a ustedes nadie podra reconocerlos.ac tarde. El profesor Groot no lleg a conocer las vacas. Yo no alcanc ni a los perros. En este sentido, los ejecutores somos una vctima ms de un error os exploradores de Ganmedes.

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    DA TRES

    El lunes por la maana, el profesor Groot se invit a un caf y aprovech la visita para preguntarme si haba escrito algo para sus amigos de la Unublicana de Madagascar. Tuve que recordarle que nunca haba prometido escribir algo, y l volvi con el cuento de que el mundo necesitaba saber. Desde ha

    cuando lo rescat de manos de una banda de traficantes y le consegu un apartamento en el piso de abajo, no olvidaba repetir la solicitud todos los meualidad.aber qu? Llegu a la Central hacindome la pregunta. El sistema de privilegios era pblico. La Sociedad de Naciones lo haba alabado como el mtodo mel control de la poblacin y eso que decidieron llamar aprovechamiento racional de la fuerza laboral disponible. Cada cierto tiempo el presidente rec

    cio de la Constitucin comits de notables africanos o asiticos interesados en implementar proyectos similares en sus respectivas capitales, y haca aos las o simulacros de cpulas por todo el hemisferio. Durante sesenta y tres aos, nicamente la Unin Caribe y las colonias en M arte y Calope haban crma, y eso de una manera bastante ambigua porque, acto seguido, trasladaron sus embajadas al interior de la Cpula y aceptaron tratar solo con residentescho, que, a diferencia de los afiliados, pueden hacer turismo y dedicarse al comercio exterior. El hecho de que los afiliados tuvieran que esterilizarse y fato con Determinacin de Vacantes era conocido y, sobre todo, celebrado.

    Qu era entonces lo que el mundo necesitaba conocer? Me saba de memoria la respuesta del profesor Groot: Las miserias de la vida cotidiana, los mencia anmalos que ha creado el sistema de privilegios, las amarguras de los afiliados y de todos los que estn al servicio de los afiliados, las vendedoras darcs Navas, las compradoras de vulos de la Cpula, los polticos convertidos en traficantes de aplazamientos, los mdicos convertidos en mercaderma fundado en la negacin de la vida, los publicistas de Ingresos y Reacomodacin, los reducidores de Dotacin y, por supuesto, ustedes, los amrminacin de Vacantes. En resumen, como le repliqu una tarde: las noticias de las nueve.epasando el tema consegu elaborar una lista bastante digna. Pesadillas de ejecutor: la gorda que no puedes meter en el incinerador y debes cocinar directameFantasas de ejecutor: la modelo de Agua Pura pidindote que le hagas el amor mientras mastica las pastillas de efecto retardado. Ancdotas de ejecutor: el prefiere lanzarse desde el piso cincuenta y nueve antes que tomar las pastillas. Ms pesadillas de ejecutor: el afiliado que apela a la clusula seis y te reo horas autorizadas de preparacin para la buena muerte repasando los videos de infancia. Ms fantasas de ejecutor (o, al menos, de este ejecutor): el afilgar de fumrselos, atesora sus Mohicanos en la despensa, decenas, centenares de ellos. Mitologas de ejecutor: Layo, el oficial que atiende la llamada de sal que debe cocinar para que se cumpla el destino y poder conservar el empleo.

    e esa gimnasia me sac Gordon. Haba llamado el general Arocha, alguna vez aspirante al Ministerio de Defensa, y quera saber si prefera ir acompaado. Mayorga, pero haba atendido la llamada de la seorita Ciudad Andina 67 mientras yo solucionaba lo de Villegas y nadie lo haba visto desde entonces.

    La suerte siempre est con otros dijo.Y tanta suerte ha hecho de Mayorga un necroflico dije cogiendo la ficha.comentario no le caus gracia.efer ir solo.

    El general Arocha consigui sorprenderme. No me recibi, como esperaba, con una escolta dispuesta a insubordinarse contra la clusula tres (irreversibilidaadas), no grit, no intent ningn truco. Estoico, trag su pastilla sin agua, en posicin de firmes, en una sala llena de condecoraciones, mientras quince moro de veteranos interpretaban el Himno Nacional. Tales demostraciones no son raras entre los afiliados que hacen carrera militar, aunque s menos comunodos creen. A su manera, el general Arocha haba conseguido fabricarse un funeral de hroe.r fortuna, las pastillas son tan eficaces con los hroes como con los cobardes, y apenas el general estuvo en el suelo desped al coro. Me demor sacan

    bosos que protestaban por no poder quedarse hasta ver el cuerpo convertido en cenizas y a algn llorn que quera llevarse un recuerdo. Una vez me des

    ico, pude continuar mi tarea y, segunda sorpresa, descubrir que el general no caba en el incinerador. Con su modesto metro setenta, Arocha no sobrepa exigida por Dotacin para el incinerador estndar, pero casos haba visto. Tuve que sacar el cuerpo, quitarle las botas y volver a empezar. Fue intil. Ar intento, descubr que algo se mova dentro del aparato.ra poder liberar al gato, tuve que meterme de cabeza y sacar las condecoraciones que no haban encontrado lugar en la sala, una coleccin de revlveres, umadre del general y una de esas radios para uso exclusivo de las fuerzas militares con las que se divierten los traficantes de Chic Oriental. El general habcionar las basuras que lo acompaaran en su prxima morada, y supuse que desear vivir toda la eternidad vigilado por el retrato de su seora madre era alg

    erversin, una debilidad de quien tiene huevos en una comunidad en la que los huevos no abundan. Dej todo en el suelo y desat al gato, lo que me valitico que Arocha haba utilizado, un par de araazos. Mientras meta por fin el cuerpo, renegu de la Iglesia Protocolombina y repet mi decisin,ergada, de afiliarme a la Orden de Jesucristo Cosmonauta, que al menos promete un ms all en el que no necesitars equipaje.dems de un frasco de mostaza que destinara a la mesa del profesor Groot, lo nico digno de atencin que haba en las habitaciones del generaometabolizador. Para ser ms exactos, un TPS de nivel cinco modelo 47, un tesoro de coleccionista. Calcul con rapidez cunto poda obtener por una mo esa, y apunt que deba enserselo a Mayorga para que supiera qu se haba perdido por andar con sus reinas de belleza. Llam a Ingresos y Reacomconfirmar la nueva vacante e informar sobre el equipo militar con el que el general haba intentado marcharse al otro mundo, p ero, es evidente, no sol

    bra sobre el gato y, mucho menos, sobre el TPS.evar el gato a casa fue ms complicado de lo que imagin. Sin mscara para el pobre animal era intil intentar el subterrneo, y conseguir otra clase de t

    abandonar Ciudad Andina es bastante difcil. Y el gato, ahora totalmente desp ierto, contribua a empeorar la situacin. Detuve sin xito seis deslizadorde las cosas que una insignia de Determinacin de Vacantes no soluciona: los afiliados no pueden salir de la Cpula y los residentes autorizados a circulior suelen negarse o cobran recargos prohibitivos. Resuelto a no irme sin mi gato, opt por abandonar la Cpula a pie y buscar algo afuera.

    ue la pesadilla que haba previsto. Tan pronto estuvimos a cielo abierto las ratas empezaron a seguirnos. Para evadirlas, decid salir de la carretera circuesar el antiguo cordn sanitario. Tena la esperanza de encontrar transporte al llegar a Santo Domingo, pero dos francotiradores autorizados a disparar p

    untar despus estuvieron cerca de matarme en cuanto intent refugiarme en los niveles superiores. Terminamos en Santaf sin haber perdido a las ratas y, a tenido que hacer en el cordn sanitario, saqu el incinerador porttil y cocin un par que se acercaron demasiado. Haba sido suficiente. Corr tres o cuatro

    encontrar un acceso seguro a la autova y con ayuda del coprometabolizador detuve el primer vehculo que pas y me hice llevar a casa.ontento con deshacerse de m, el conductor no esper pago alguno y se despidi con una alusin a las alimaas de Chic Oriental que fue fcil disculparta, dije hogar dulce hogar y me olvid del asunto.profesor Groot estaba en su apartamento, imprimiendo una edicin corregida y aumentada de uno de sus volantes de mayor xito (una semana de alm

    ul). Lo salud ponindole la mostaza en la mano, pero, como era inevitable, hall ms interesante el gato. Lo alz sin preguntar de dnde lo haba sacadogusto encargarse de l mientras yo preparaba algo para los tres.

    gato, sin embargo, no evit que me diera una conferencia sobre cmo la legislacin de convivencia del treinta haba dado origen a la figura del francot

    oco me ahorr la lectura en voz alta de suBreve gnesis de la Cpula: los debates finiseculares sobre vida digna y monopolio del aire.os comentarios del profesor se prolongaron ms all de la cena. Le dej hablar mientras, fumando, repasaba la lista de la maana. Ms ancdotas de ejecracia, no de este ejecutor): el afiliado que ahorra durante veinte aos para pagar un soborno intil. Ms mitologas de ejecutor: Skywalker, el oficial que

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    debe eliminar a su propio padre y renuncia a Determinacin de Vacantes para ingresar a la Comunidad de los Duendes Dislxicos. Y as sucesivamente. Hastma.

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    DA CUATRO

    Los miembros de la Iglesia Protocolombina siempre han constituido un problema para Determinacin de Vacantes. No es extrao que quieran compaa enro mundo, y en ocasiones la consiguen: la ltima vez que a uno de ellos se le haba ocurrido poner una bomba en el incinerador, tuvieron que demoler un ede pisos y nosotros perdimos a Salcedo, que, segn el Libro, ahora est en el Reino, sirviendo como esclavo al creyente que se lo llev consigo. Trag

    utor. Si el general hubiera querido una despedida con fuegos artificiales y en lugar de un gato y una radioum.Imnez, como dice el poema, en tomos volando.general Arocha haba preferido unas exequias modestas, pero, como militar, tena acceso a explosivos y la omisin de su filiacin religiosa en la ficha del Mteligencia era, sentenci Gordon, imperdonable. Sin hacer ms comentarios, el comisario se apresur a redactar una nota de protesta. Saba que la nota n

    n efecto inmediato (la seguridad del personal de Determinacin de Vacantes nunca ha sido una de las prioridades del Ministerio), pero confiaba en que sque mostrar al Congreso, siempre reacio a declarar ilegales las prcticas religiosas ms clebres de la Cpula. El consuelo final.Me contaron que haba un gato dijo cuando me dispona a salir de su oficina.Los chismes vuelan.En los controles no estn acostumbrados a ver salir gatos.o es cierto. Llevaba seis o siete aos sin encontrar uno.Yo nunca tuve tanta suerte. Me invitar a conocerlo?Si est dispuesto a visitar Chic OrientalEstamos hablando de un gato.Y de uno precioso, se lo aseguro.

    na tos nos interrumpi. Era Montenegro. Si me preguntan, el mayor cretino en la historia de Determinacin de Vacantes. El nico oficial que tuteaba a Goo que lo llamaba jefe.Jefe, tienes algn aplazamiento?i fastidio tuvo que ser evidente p orque de inmediato agreg:Est siendo una semana dura.

    Qu puta excusa era esa? Todas las semanas eran duras. Todas. Para todos. Y aunque no hay clusula que se ocupe del tema, en la Central tenamos un cd

    go deca que los aplazamientos eran para los novatos. Montenegro haca mucho que no lo era. Gordon, sin embargo, tena otra opinin y, peor an, tzamientos.ra contrariar a Montenegro me apoder de una de las fichas que sujefe estaba a punto de entregarle. Gordon me dirigi una mirada de reproche, pero no hioncentr en la ficha: Ana Zimmermann, bacteriloga, cuarenta y cuatro aos, afiliada a los veintids en el 46, aplazamiento de siete meses con posib

    vacin.a seorita Zimmermann, apost, se pondra dichosa. Y yo me mereca una invitacin a la fiesta.a seorita Zimmermann, por desgracia, estaba lejos de compartir mi entusiasmo. Ley la declaracin, indignada, mientras yo, ignorante, procuraba imaginan sido sus piernas veinte aos atrs. Haba logrado hacerme una bonita imagen cuando me lanz el papel en la cara y me pregunt si tena algn motivo pendo. No era la pregunta usual para el correo de las buenas noticias, y con torpeza le contest que un aplazamiento con posibilidad de renovacin mvo suficiente. Estall. Su afiliacin venca la prxima semana, estaba preparada para que la cocinaran. No haba solicitado ningn aplazamiento. No lo qur de ah se explay en un discurso sobre su infelicidad y la ma que conoca de sobra, pero que nunca haba tenido que or al entregar un aplazamiendo, empez a gritar que mi obligacin era cocinarla ah mismo, lo que supona no solo una anulacin del aplazamiento sino una violacin del contrato: su a siendo vlida, ella no haba hecho la llamada. Mientras evada su cocneme!, cocneme!, empec a repasar los treinta y nueve incisos de la clustando encontrar uno aplicable a la situacin.e buena gana le hubiera disparado con el porttil, pero los aplazamientos son un asunto delicado, y procur hacerle entender que lo que me peda era impoa orme, sino provocarme, y comenz a lanzarme todo lo que encontr a mano: el llavero, un portarretratos, un vaso que se est rell contra la pared, un z a

    dio en la oreja al girarme para ver el estropicio. Para intentar calmarla, le di una bofetada, y luego, cuando la bofetada se revel intil, un golpe que la po necesario para inmovilizarla y evitar que fuera a hacerse dao antes de que hubiera podido informar de la situacin y lavarme las manos. Despus de atarresos y Reacomodacin para que me reemplazara un psiclogo y me largu.i primer aplazamiento desde que era un novato se haba resuelto como los p eores chistes de Chang. Ms ancdotas de ejecutor.

    Como premio final de un da desconcertante, tuve una noche imposible. Fue difcil conciliar el sueo y todava ms difcil mantenerlo. A las tres o cuaana, estaba nuevamente despierto. Sudando.co a poco pude reconstruirlo todo. Desde el principio la situacin no tena lgica, pero en el sueo (habra podido ser diferente?) me pareca muy naer elemento anmalo era la llamada: acuda a una cita sin saber con qu clase de afiliado iba a encontrarme. El segundo, el afiliado mismo: un nio de unos tras la legislacin vigente estableca los trece como edad mnima para el ingreso al sistema de privilegios. El tercero, que pese a ello actu como siempr

    na, servir agua, sintese por favor, pastillas sobre la mesa, esperar. El cuarto, que perd la calma: cuando el nio empez a llorar y a recitar su perdnnt, saqu el porttil y lo cocin en la sala, sobre el silln de cuero.n ganas de volver a la cama, busqu el gato. Lo encontr dormido sobre el almohadn que le haba trado el profesor Groot. Me tranquiliz saberlo incorante, exento de pesadillas.odo ejecutor tiene fantasmas. En eso, como en tantas otras cosas, no somos excepcionales. Por esa razn, Determinacin de Vacantes tiene uno de los culogos ms calificados de la capital, incluida la Cpula. Y por esa misma razn, es el cuerpo de psiclogos al que menos pacientes acuden.n casi una dcada he atendido cerca de tres mil llamadas, y en no pocas me encontr con afiliados que no aceptaron tomarse las pastillas o me recibieron coelaborados que el de meterse vivos en el incinerador. Al menos una docena de veces me he visto obligado a acogerme a la clusula cuarenta y dos (s

    aciones en legtima defensa) y en alguna oportunidad me descubr frente a un cadver que me pareci demasiado atractivo. Pese a ello, o precisamente a he asistido a una sesin de Asesora Psicolgica y Espiritual. No vivo atemorizado por una horda de afiliados deseosos de quemarme vivo en Plaza Ansaltan las imgenes del afiliado que resucita de sus cenizas. Y tampoco padezco esas nuseas recurrentes que sufren los que no consiguen acostumbrtualidad del incinerador descompuesto. Mi fantasma siempre ha sido el mismo y aparece, irregularmente, desde antes de haber atendido mi primera bian los contextos, pero no las soluciones. Estbamos en el lugar equivocado, en el momento inoportuno, y eso bast para convertirlo en mi mrtir multiuscurri durante las manifestaciones que precedieron a las revueltas del 59. Yo acababa de superar el adiestramiento, lo que significa que no era ms que un

    adizo escondido detrs de un incinerador porttil, y alguien dispar sobre el comisario Kaminsky y todo fue un caos de afiliados armados, policas ales armados. Saldo: cuarenta y siete vctimas. Entre ellas M artn, y yo s que fui quien dispar sobre l.n otro mundo, estar en el lugar equivocado en el momento inoportuno quizs te convierta en hroe. En mi mundo, estar en el lugar equivocado en el m

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    ortuno es correr el riesgo de matar al nio que deberas estar cuidando. Es la nica ocasin en que he eliminado a alguien que no haba dado su autorizacino algo equivalente a dar su autorizacin. Un inocente de libro.lvo Mayorga, que estaba ah, a mi lado, el nico que lo supo fue Gordon, y no lo hubiera sabido si yo no se lo digo. Su primer acto administrativo al reeminsky fue negociar con el Ministerio de Inteligencia el cierre de las investigaciones sobre la actuacin de sus reclutas.Si debo creer en lo que usted me dice, crame usted dos cosas. Primera, un nio cocinado no es diferente de un adulto cocinado. Incluso si sus padres lo

    os, no existe forma de probar que estaba all.PeroNo he terminado. En segundo lugar, si un nio de esa edad estaba en Plaza Andina ese da, significa que tena unos padres ineptos. En conclusin, tarde o t

    mismo nio hubiera acabado vctima de las ratas o de un grupo canbal o algo peor. Usted de cierta forma le hizo un favor. Uno rpido e indoloro. EntendidComisario, usted no comprende.Mire, Imnez, no es el momento de echarse para atrs. No voy a recordarle de dnde lo saqu p ara traerlo aqu, p ero s que usted dijo que era capaz

    quier cosa para salir de all. Pues bien, de eso se trata. Ha sido un buen aprendiz, ahora ya sabe lo que es usar un porttil en situaciones reales. D gracias ar superado esa prueba y p represe para empezar a atender sus llamadas.Lo que quiero decirLo que usted quiere decir es que, desde este momento, va a dedicar las veinticuatro horas del da al servicio, y que lo va a hacer de tal forma que se convella de esta administracin. Si lo prefiere, tmese una semana y pase por Asesora Psicolgica y Espiritual. Pero no olvide lo que acabo de decirle.s fue. Dos semanas ms tarde atend mi primera llamada y, desde ese momento, Gordon no ha vuelto a recomendarme una visita al psiclogo.hora bien, el soldado que por error, imprevisin, pnico o exceso de confianza mata a un menor o a una madre o a un anciano paraltico o, incluso, a su comas es un lugar comn de lo que el profesor Groot acostumbraba llamar historias de violencia edificantes. Lo de Martn no tiene nada que ver con eso. Ddi no he vuelto a verme involucrado en una escena similar, pero he hecho cosas cercanas.unque no me he topado con la gorda que hay que meter en la tina, he perdido la cuenta de cuntas compradoras de vulos he tenido que cocinar en el mismndo el Congreso aprob como edad mnima de afiliacin los trece aos, cocin afiliados de trece aos. Y algn da, cuando el Congreso baje la edad mnim

    cocinar al imprudente que llame tras descubrir que las comodidades y el futuro lleno de oportunidades no valen lo que ha perdido a cambio.o es una cuestin de edades. Martn no era simplemente el nio que se atraviesa en la lnea de fuego. Era el sobrino de Mndez, que tambin muri aquelll no se escondan unos padres irresponsables, sino un to y un par de amigos que lo utilizaban para el trfico de tabaco, y a los que les pareci fcil pndolo de paseo a la Cpula aprovechando la confusin de esos das.oy Martn es innecesario: la insignia soluciona casi cualquier problema relacionado con el trfico. No lo extrao ni lo recuerdo con cario, pero tampoco ola un afiliado. Mi inevitable dosis de culpa. No me arrepiento de nada de lo que he hecho como ejecutor, pero reniego haberlo llevado con nosotros esa tard

    volver a matarlo cada tres o cuatro meses. Eso es todo.

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    DA CINCO

    Qu significa para un ejecutor tener un cliente normal? A comienzos de los aos cincuenta, lvaro lvarez, profesor de psiquiatra de la Universidad de bi un volumen de cuatrocientas pginas tituladoPatologas de la abundancia que yo nunca he ledo y, sin embargo, podra decir que conozco casi de mn el profesor Groot, ese estudio demostr que la condicin de afiliado era incompatible con una salud mental ptima. De hecho, es de sobra conocido que u

    e de los recursos del sistema de privilegios se destina a terapias de grupo, clnicas de reposo y centros psiquitricos. Un ejecutor, sin embargo, tiene que sente. Como dice Mayorga: Quien sabe que va a morir slo puede querer una de tres cosas: hablar, tirar o echarse un pedo. Llevaba aos intentando entend, pero con gusto suscriba los dems componentes de la lista. En ese sentido, y pese a ser una celebridad, el doctor Silva era un cliente normal. Quera h

    o extrao era que le interesaba tambin hacerme hablar a m.n esta ocupacin no es comn que te reciban con amabilidad, mucho menos que te ofrezcan whisky. Yo nunca haba probado el whisky. Acept lleno de sobeb hasta que el doctor Silva lo hizo, e incluso entonces con creciente desconfianza. Silva iba a morir, yo estaba all para garantizarlo, pero enviar a un e

    ampo de purificacin e higiene poda ser uno de esos consuelos contra los que nunca se est lo bastante prevenido. Recorr la habitacin en busca de cfonos, revis la cocina y cada uno de los cuartos, confirm que el intercomunicador no estuviera conectado. Cuando regres, Silva haba vuelto a llenar los vna ocasin especial. Sin prisas. El whisky atenuaba las implicaciones, siempre incmodas, de la clusula seis (preparacin para la buena muerte), peroenciones. Le advert que antes de cruzar la puerta haba quitado el seguro del incinerador porttil y que esperaba que no fuera a intentar algo, porque sabacohol nicamente me hara ms rpido. Eso le caus risa. Haba hecho la llamada: saba que no poda escapar de m. Aunque me pona otra vez en el ugo, la frase me halag y me permit alardear de que nadie lo haba hecho.anquilo, con una calma que no haba visto y no he vuelto a ver en ningn afiliado, Silva me pregunt entonces si saba quin era. Saqu la ficha ymacin que posea: Eugenio Silva, escritor, cuarenta y nueve aos, afiliado a los diecisiete en el 36, prrroga de diez en el 64, individuo pacfico. No saba nse lo hice saber. Por qu haba despreciado el resto de la prrroga?

    lva me mostr su obra, convencido, supongo, de que no haba respuesta ms apropiada. Estaba ante el autor de la saga del ejecutor Jaramillo. El doctor Silv. Mir las novelas dispersas sobre la mesa.El ejecutor Jaramillo.El ejecutor Jaramillo se enamora.El ejecutor Jaramillo contra el Ministerio de Inteliganza del ejecutor Jaramillo. No haba ledo ninguna de ellas, pero haba visto la pelcula que hicieron con la tercera. No ignoraba que estaban entre los libidos dentro y fuera de la Cpula. El tipo de lecturas que llevaban a un ingenuo como Villegas a pensar que una insignia de Determinacin de Vacantenzo de una vida emocionante y, en cambio, le garantizaban un encuentro con el afiliado que pide perdn. De eso quera hablar el doctor Silva, del ejecutor Imnez. Que el ejecutor real hiciera lo que no poda hacer el ejecutor de ficcin: decirle que haba tomado la decisin adecuada. Gordon, pens, tena r

    na) suerte siempre est con otros.A diferencia de mi poesa, mis novelas fueron escritas pensando en qu quera el pblico de Ciudad Andina. Necesitaba que gustaran si quera obtroga, pero nunca imagin que tendran algn xito fuera de ella. Escribir para quien ha aceptado morir antes de los cuarenta y cinco no es lo mismo que escnes viven fuera de la Cpula.Que probablemente morirn antes. Y que en su mayora no suelen leer dije.Muy perspicaz. Pero la esperanza media de vida es eso, una media. Y y o insistira en la p alabra esp eranza. Los afiliados no tienen, no tenemos, es

    mos fecha de caducidad.lva hizo una pausa, se llev el vaso a los labios y me lanz una mirada que era tambin una pregunta: entenda su argumento? S, lo entenda. Lo que no sime pareciera convincente.Quien tiene fecha de caducidad continu no quiere modelos para imitar o envidiar. Quiere, sin saberlo, alguien a quien temer. Alguien que lo convenzvez tomada la decisin no hay salida y que, entonces, no tiene sentido pensar una y otra vez en ello. Convert mi miedo en un miedo para todos: Jacable. Insensible. Casi todopoderoso. Me alegra decir que mis imitadores no han logrado crear un personaje a su altura. Le confieso que al principio temo fuera a ser contrario al esperado.El ejecutor Jaramillo se public en el 61, un ao complicado, como usted sabe, el exterminio del Muerte a Residentes s los peridicos y la novela pareca acogerse a una suerte de oportunismo macabro. Yo no saba cul iba a ser la respuesta de los lectores. Por fortuna, lan buenas, de hecho, fueron excelentes, y entend que obtener una prrroga solo sera una cuestin de tiempo. Escrib las secuelas con esa idea en la cabque fue ms sencillo de lo que esperaba. La aparicin deJaramillo contra el Ministerio de Inteligencia coincidi con un aumento de solicitudes de ingreso

    ue quera. Una prrroga por mritos artsticos que certificaba mi xito comercial y, a juzgar por lo que dijeron los crticos, mi fracaso literario. Entonbi. Para qu me serva una prrroga? Para escribir tres novelas ms y demostrarle a Hacienda que haba hecho un buen negocio conmigo? Era una ironro suficiente para comprar un derecho de residencia, pero no poda hacerlo. Porque era un afiliado y un afiliado nunca podr ser un residente. Porquerogas que acumule, la fecha de caducidad siempre estar ah, recordndole que su futuro lleno de oportunidades depende en realidad de los caprichos de oSi le sirve de consuelo, puedo asegurarle que afuera la gente piensa lo mismo. Aunque, bueno, a ellos no les han vendido un futuro lleno de oportunidades

    vendido, pero no lo han comprado. An.Y qu hacen?Les gusta creer que un da se largarn.A dnde?No importa. A cualquier parte. Es solo un sueo. Saben que hagan lo que hagan, nunca se irn.Usted tambin?S. Si pudiera largarme, me ira a Galpagos. Pero s que no puedo y aqu estoy.Curiosa eleccin. Yo tambin elegira una isla. Si pudiera. La diferencia es que usted todava puede soar con escapar y yo no. Antes s. La primera con

    xito fue que empec a pensar que poda escapar. Desaparecer. Me propuse contar la derrota del ejecutor Jaramillo. Y fracas. Escrib a cambio La venostr que no haba escapatoria. Los crticos siempre me han acusado de ser un enemigo del realismo. Es su forma de decir que soy incapaz de escribir una nad.La venganza fue un intento de responderles con un t ipo de realismo ms p rofundo. Acept que tarde o temprano yo tambin iba a hacer la llamada. Qdos no podan escapar de Jaramillo, yo no tena derecho a escapar del seorImnez.

    o era en absoluto el discurso de un derrotado. Hablaba con orgullo. Jaramillo le haba permitido lo que la mayora de los afiliados no puede ni siquiera soarde la Cpula. Haba recorrido medio mundo imaginando cmo sera su vida en los escenarios en los que, ms tarde, Jaramillo perseguira a su presa ms d

    momento tem que la conversacin no fuera ms que un tortuoso rodeo para pedirme ayuda; pero, era verdad, Silva simplemente quera que le confirmaradentro, no haba forma de escapar del sistema de privilegios. De nada hubiera servido recurrir a las frmulas del curso de psicologa aplicada al que hace refeula siete (formacin idnea del personal de Determinacin de Vacantes) y decirle que la muerte era la verdadera puerta de salida que anhelaba. El desca

    o y la nada. La situacin quizs era ms pattica que la del afiliado que pide perdn, pero Silva haba sabido comprar mi simpata. Acept el tercer whiskygarrillo y continu escuchndolo.e revel intimidades de los afiliados que yo nunca hubiera imaginado. Y a propsito de su editor, analiz las complejas relaciones entre los residentes y los una sut ileza que el p rofesor Groot envidiara. Para corresponderle, p rocur responder con igual honestidad a sus preguntas. En determinado momento, quguna vez pens en afiliarme, y le cont sin adornos cmo fue que termin aceptando trabajar en Determinacin de Vacantes. Con todo, el asunto qu

    esaba estaba claro desde el principio. Yo no tena nada que agregar al respecto. En las novelas de Silva abundan las intrigas, las conspiraciones, los caidad, los disparos, las especulaciones sobre el significado de la vida y la muerte. La realidad de un ejecutor es mucho ms simple, y los servicios f

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    cilio nicamente eran la antesala de grandes aventuras en su imaginacin. Atribuir las purgas que siguieron a las revueltas del 59 a un solo hombre, uniadado capaz de tomarse la justicia por su mano para defender el statu quo, haba sido una apuesta macabra, s, pero rentable. El exterminio del Mdentes fue obra del Ministerio de Inteligencia, no de Determinacin de Vacantes, pero la verdad, o al menos la verdad del Ministerio de Inteligencia, suelemoda que la ficcin, y Silva supo sacar provecho de, segn sus propias palabras, el gusto del pblico por las respuestas fciles envueltas en prosa de era.Toda novela ambiciosa es una reescritura de la historia dijo.

    a frase no pretenda ser una excusa y, en cualquier caso, apenas era aplicable a la primera entrega de la saga. No hay nada de histrico en suponer que une ponerse en contra del Ministerio de Inteligencia y eliminar al hombre que promete acabar con las ratas, algo que Silva reconoci sin problemas.Jaramillo contra el Ministerio de Inteligencia es mi novela ms vendida, pero no pasa de ser un malogrado guion de ciencia ficcin.n embargo, y aunque venganza no sea el trmino ms apropiado para describir la captura de un fugitivo, escapar era, efectivamente, una ilusin. El silegios sop orta todas las formas de corrupcin, excepto la compra y venta de absoluciones. Clusula contractual nmero uno: sobre la diferencia entre af

    cho de residencia. Incluso cuando logra un permiso para salir de la Cpula y pasar el verano en Canarias, un afiliado solo puede ser un afiliado. Acept qugradara que se repitiera un intento de fuga como el del 52, que daba base a las fantasas de La venganza, y visitar los cultivos de tabaco de la Unin Cta de Hacienda. Pero, saba y lamentaba, era una posibilidad remota. Por lo general, un intento de fuga finalizaba mucho antes de los controles y no con uorttil, sino con un interrogatorio en los calabozos de Inteligencia.Me dejara verlo? dijo.Qu?El porttil. Nunca me dejaron ver uno. Es por eso que Jaramillo dice que solo ves un port til si has hecho la llamada y cometes una imprudencia.Por supuesto.qu el arma, la descargu y se la entregu. Le sorprendi lo liviana que era y la longitud que alcanzaba el can extensible. Haba basado todas sus descripcrafas e ignoraba, por ejemplo, que pudiera usarse como lanzallamas. Termin de examinarla y, satisfecho, me la devolvi y sigui hablando.As es, seor Imnez. Cada una de sus palabras confirma mi malestar ms ntimo. Yo quera ser escritor porque crea que no haba una sola vida que no e

    misterio y que la literatura nos enseaba a verlo. Con el tiempo, entend que lo que hace es crear un misterio donde en realidad no hay ninguno, que es uno cualquier otro. La gente viene a Ciudad Andina pensando que el bienestar con fecha de caducidad de la Cpula es preferible a las incertidumbres y pelior. Que un ao de abundancia vale ms que toda una vida en la pobreza, cuando no en la miseria. Imaginan que aqu tendrn todo lo que necesitan. ida. Dinero. Y, por supuesto, tambin todo lo que suean. Una vida de felicidad ininterrumpida hasta el momento de hacer la llamada. No los mueven lolas fantasas alimentadas por las campaas promocionales del gobierno: la Cpula libre de ratas, con su aire limpio y sus provisiones ilimitadas. Al llamde los estriles Jaramillo no est siendo solamente literal. Perdida la fe adolescente en que su historia ser diferente de la del resto, el afiliado descubre q

    que un parsito o un esclavo condenado al olvido. Y crame, quienes no se rinden a esa conclusin tampoco viven mejor. Como el bilogo de Jaramillo sterio de Inteligencia, se dedican a investigar cmo revertir la mutacin de las ratas o la bsqueda de algn otro logro excepcional. Pero nunca lo consigueubren que no tienen posibilidades de ganar su p articular carrera contra el tiempo, y desisten. Si no son capaces de matarse, van a que un psiquiatra los conr la llamada antes de los cuarenta y cinco. As funciona el sistema, es eso lo que lo hace viable. Ustedes son apenas el decorado siniestro. Los noticierosquier excusa para convertir a los ejecutores en noticia porque son los nicos que pueden serlo. Lo dems son frivolidades. El afiliado ms elegante. Laad Andina. Nos enorgullece pensar que hace treinta aos un afiliado lleg a ser ministro, como hace doscientos la gente se enorgulleca pensando que el hij

    ndera lleg a ser p residente. Somos una especie de proletariado opulento. Los verdaderos pobres de espritu.a conclusin difcilmente poda ser ms histrica, pero Silva no perdi la compostura. Y cuando pregunt si haba valido la pena, asum que se tratabunta retrica que no pretenda que respondiera.os afiliados comunicativos suelen pasar sus ltimas horas imaginando vidas alternativas: de no haber sido el novelista de la Cpula, Eugenio Silva habra comde los grupos terroristas que segn el Ministerio de Inteligencia todava amenazan con destruirla. Y quizs tambin esa experiencia habra culminado en pcin.o s, no saba, si los afiliados compraban sus novelas p or las retorcidas razones que sealaba. Me pareca que lo que la gente encontraba en ellas era ot r

    mesa de una vida emocionante y significativa, el consuelo de un final feliz. Jaramillo vuelve a casa a compartir con sus hijos. Esos hijos a los que el cliles ha renunciado. Pero, de nuevo, tuve que corregir su realismo: mientras los hombres de las pastillas tenan hijos, los ejecutores no.Trat de prescindir de todas esas licencias en una novelita que nunca me decid a publicar. No es un testamento literario ni nada parecido, sino un experim

    vez, decid hacer caso a la crtica y sustituir los disparos y las persecuciones por la cotidianidad gris que adivinaba al verlos atravesar Plaza Andina cargadostines y esa, no s indiferencia fingida?Le parece?S, o al menos me lo pareca. Se siente indiferente?Es posible. No me lo haba preguntado.Fingidamente indiferente?No creo. Tal vez cuando nos vea caminar por Plaza Andina solo estbamos haciendo eso: caminar.Tal vez, s. Sea como sea, el resultado es una obra en la que mis lectores echarn en falta la accin Luis Noriega trepidante de las novelas de Jaramillo, yos probablemente volvern a considerar fallida. La diferencia es que esta vez no estar all para darles la razn. He dejado el manuscrito en mi estudio, sua ser un buen regalo de despedida para mi Jaramillo de carne y hueso.Es un honor dije, en verdad sorprendido.Los derechos son propiedad de Hacienda. Pero creo que podr sacarle algo a mi editor, un hombre singular, como le he dicho.doctor Silva tambin haba resultado un hombre singular, y antes de que se tomara la pastilla, se me ocurri contarle la lista de Mayorga. l tampoco ente

    e poda haber detrs de lo del pedo.ncontr la novela indita en el lugar que me haba indicado y de inmediato llam a los de Ingresos y Reacomodacin. No perd tiempo buscando caf o tms de los libros, nicamente me llev lo que quedaba del whisky. De algo me haba servido or los cuentos del profesor Groot durante tanto tiempo. Aalidad: el caso de William Flrez. Desde que la prohibicin impuso controles de dopaje en la industria del ocio ningn escritor corra riesgos. Un whiskyastillas. Una ocasin especial, sin duda. Mientras llenaba las formas de sellamiento, filosof que sabemos cundo hacemos algo por primera vez, pero qs sabemos que lo estamos haciendo por ltima vez. El doctor Silva, me dije orgulloso, no habra tenido inconveniente en poner una sentencia as enmillo.

    Al abrir la puerta de mi apartamento, el profesor Groot dio un salto. No esperaba que llegara temprano y haba decidido hacerle compaa al gato. Aunquedesde haca tiempo, el hecho era una novedad y no me atrev a decirle que el gato no era el que necesitaba compaa. Quera contarle lo de Silva, pero de preguntar antes por qu haba trado el lanzallamas. Paranoias. Yo estaba advertido. Tema que en un cuarto piso, en un edificio adecuadamente ele

    enares de metros del acceso ms cercano a los niveles inferiores, el indefenso animal fuera presa fcil para las ratas. No solo acompaaba al gato, lo protema. Me gustaba que el profesor se sintiera til, pero no quera tenerlo rondando por mi casa con mayor frecuencia que antes. De nada sirvi que le recoraos las ratas no invadan un edificio en Chic Oriental. Para l todos los datos sobre el tema, como todos los datos sobre todos los temas, deban ser revi

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    Pueden olerlos dijo. El gas del subterrneo ya no les hace nada.ra evitar que me contara de nuevo cmo era la vida antes de que gasearan el subterrneo, volv a ponerme la chaqueta y le promet que hara u

    nocimiento de los alrededores. Desde una silla en el bar de Chang.as tomarme un par de cervezas y discutir con Chang la comisin que iba a llevarse si encontraba un cliente para el coprometabolizador, regres a casa porEl profesor Groot segua en su puesto, pero haba encontrado una labor ms urgente y absorbente que la proteccin de nuestro gato. Lea El ejecutor Jra el Ministerio de Inteligencia y estaba indignado.Este farsante le ha vendido al mundo la idea de que Ciudad Andina es una urbe fascinante. Cuando en Delhi crearon un sistema parecido fue a recitar p

    ar las virtudes de la civilizacin sostenible. Tiene el talento para hacer la crtica ms severa del sistema de privilegios y se dedica a escribir novelitas de intrigSe dedicaba. Hizo la llamada esta maana.Bromea?No. Es verdad. Fue l quien me regal los libros. En realidad, para ser un afiliado, era un buen tipo. Tena whisky. Me llam seor Imnez, incluso.

    a noticia lo sorprendi. Lo afect, de hecho. Me pregunt si saba que Silva haba rechazado un asilo en Calope gestionado por sus traductores. Le respin haba despreciado cinco aos de su prrroga por mritos artsticos, e intent explicarle sin xito que el doctor Silva haba querido ser consecuente. Nme. Consecuente? Doctor? Buen tipo? Odiaba a Silva por haberse hecho afiliado, por no haber apoyado la (intil) Declaracin de So Paulo y negarse atras se mantuvieran los controles antidopaje, por haber recorrido medio mundo patrocinando la imagen del afiliado exitoso, satisfecho y feliz, por haber ada en lugar de fugarse durante alguna de sus giras. Demasiados motivos. Para Groot resultaba til mostrar a los afiliados como vctimas, pero la verdad ea evitar despreciarlos. l tambin tena su historia, y acaso la de Silva representaba muy bien lo que ella hubiera podido ser y no fue. El intelectual al que eivilegios saca del fango para permitirle hacer una obra. Aunque esa obra le pareciera poco menos que basura, su existencia bastaba para convertir al doctor

    anco perfecto de sus resentimientos.No era un escritor, era un publicista. En el momento en que un hombre de sus capacidades se dedica a escribir semejante bazofia se convierte en un traidor

    omo es evidente, no se neg a probar el whisky del traidor, pero se march al instante, llevndose los libros sin siquiera pedirlos.na mucho que hacer, dijo.

    an pronto cerr la puerta, pens que sera una bendicin tenerlo ocupado por un tiempo. Fue peor de lo que hubiera podido prever entonces.

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    SEGUNDA PARTE

    La historia de todas las sociedades es la historia de la lucha de clases, y en la historia de la lucha de clases, Ciudad Andina es algo ms que un nuevo cbatalla, es el escenario del enfrentamiento definitivo. El enemigo nunca haba sido tan franco. La apuesta nunca haba sido tan alta. Apuntalados por esinagotable de mano de obra esclava que se extiende ms all de las fronteras de la Cpula, los residentes han construido un rgimen de opresin que conhan llamado sistema de privilegios. Un sistema que nosotros, sus sirvientes estriles, hemos aceptado con la gratitud abyecta del eunuco al que serecoger las migajas que caen de la mesa del amo. Ha llegado el momento de decir: Basta. Ha llegado el momento de decir: Nosotros o ellos. Nada difereinsurreccin cambiar un estado de cosas que nuestros supuestos lderes han perpetuado a cambio de prebendas que nicamente confirman su condiciLibertad o muerte!, cantaban los antiguos hroes. Como afiliados, nuestro destino est decidido: la muerte no es una op cin porque ya hemos muerto. Les nuestra nica alternativa. La libertad y la victoria.

    Muerte a RM

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    DA SEIS

    Conoc a Isabel en un stano de Chic Oriental. Al principio no se llamaba Isabel sino la chica de la esquina. Fue Chang el que me cont que se llamaba Isbre me gust tanto como ya me gustaba el resto. Encontrarla fue cuestin de promesas electorales. Muy temprano alguien confirm que el Congreso iniciaente el debate sobre la reforma de la clusula dos (vencimiento de afiliaciones), y como suceda cada vez que se presentaba el proyecto, no hubo llamadas. Paana haciendo cbalas sobre qu afiliados votaran en contra de l a cambio de una prrroga no renovable de cinco aos, y a las cuatro de la tarde Go para rifar el nico vencimiento del da. Alguno tendra que ir a interrumpir la fiesta de cumpleaos, los dems podamos largarnos. Quin iba a oponerar que no habamos sido los afortunados, M ayorga prop uso visitar a Chang.

    n el bar estaba el profesor Groot y apenas nos vio se nos uni en la mesa. Haba tenido xito con los volantes y, por tanto, estaba ms elocuente que de coacabar de sentarse, le pregunt a Mayorga si yo le haba contado que bamos (el profesor se senta cmodo utilizando plurales) a escribir un artculo slas de Eugenio Silva. Para ahorrarme el discurso, ni siquiera intent corregirlo, pero eso no impidi que M ayorga mostrara un repentino inters. M e repreabrselo dicho y se dispuso a ganar la atencin del profesor. Tarea fcil. Que quin era ese Silva. Que de qu novelas se trataba. Que le explicara el asur. Las palabras mgicas. El profesor haba pasado la maana leyendoEl ejecutor Jaramillo se enamora: el asunto era largo de explicar, pero Mayorga quizarle. Por supuesto, dijo. Aunque las novelas estaban lejos de ser su fuerte, en cuestiones de ejecutores enamorados era prcticamente un experto. Las mes del ejecutor Mayorga. El momento de escapar. Me excus diciendo que tena que arreglar un negocio con Chang y me dirig a la barra. Corriendo.alas not icias. Haba varios clientes interesados en el coprometabolizador, p ero ninguno estaba dispuesto a p agar lo que yo peda. A menos que tuviera prisartidario de que esperramos al menos un par de semanas. Yo no estaba de acuerdo. El 47 fue uno de los ltimos modelos que se fabric, una autntamos organizar una subasta y obtener el doble de lo que estbamos pidiendo. Fue imposible convencerlo. Si la polica lo sorprenda subastando un arma entara solo con alcohol y tabaco. Era cierto. Y aunque segn mis clculos la polica no reaparecera hasta finales del mes, acept esperar dos semanas rselo a otro distribuidor.

    cordado lo del coprometabolizador, Chang pas a su plan de retiro: el premio gordo. Lo habamos discutido otras veces y saba que tampoco esta llegan acuerdo. En la mesa, sin embargo, no me esperaba una conversacin ms entretenida y a cambio de un trago volv a tomar asiento en la barra. El plan. Las que se te ocurren cuando empiezas a tomarte en serio el hecho de que el personal de Determinacin de Vacantes se refiere a tu inmundo stano como la Sng llevaba meses dndole vueltas al asunto y no paraba de insistir. Se lo haba presentado tambin a Mayorga y a Villegas y, probablemente, al restoanos y lo nico que faltaba era que se lo contara al profesor Groot para que todo Chic Oriental lo supiera. Primera parte: arrebatarle el control del trfentes. Segunda: hacernos ricos. Tercera: huir a Galpagos.

    traficante ms cauto de la ciudad se deshizo en cifras, tantos por ciento, comisiones, y finaliz su disertacin con un muchacho que haba dejado demigo desde que sus chicos de los recados nos convertimos en oficiales de Determinacin de Vacantes. Viniendo de alguien que no se atreva a ometabolizador en la bodega, concebir un plan tan ambicioso era una prueba de que Dios exista y nos tentaba en sueos. Con todo, mi recelo segua s

    mo de Mayorga y Villegas y cualquier otro al que le hubiera ido con la idea.xiste un nico modo de poner vendedores propios dentro de la Cpula, y por eso Chang nos necesitaba a nosotros o, al menos, a uno de nosotros: falsnias. La frontera final. Enfrentarse a las mafias de residentes era un riesgo que cualquiera de nosotros estaba dispuesto a correr, pero terminar en msterio de Inteligencia acusado de terrorismo no era un riesgo sino un suicidio. Una insignia no solo te deja entrar a la Cpula, sino tambin salir, y nada garuna vez descifrado el cdigo el verdadero negocio no fuera en realidad la venta de salvoconductos a los afiliados. Un error que no podamos permitirnhos, dentro y fuera de la Cpula, queran que cometiramos.as cosas no siempre haban sido as. Una dcada atrs el afiliado desesperado p or escapar no pensaba en los hombres de las p astillas, sino en los residentesalcance sin necesidad de llamadas y estaban sometidos a menos controles para entrar y salir de la Cpula (en caso de que quisieran salir). La tcnica era estrabas al residente ms p arecido a ti que tuvieras a mano, te hacas con su certificado de residencia e intentabas superar los controles hacindote p asar entaje de xito era muy bajo. Bajsimo, si se entiende por xito sobrevivir ms de veinticuatro horas fuera de la Cpula. Pero quien tena los cuarenta y cierda nada por intentarlo.o cambi despus de las revueltas del 59, cuando el Ministerio de Inteligencia encontr una forma de disuadir a los afiliados de enfrentarse a sus enem (el lapsus pas desapercibido), a saber, darles un nuevo blanco. Aument los controles para los residentes, elimin el furgn que cada media hora una la Cpula y se invent unas insignias, personales e intransferibles, que haran la entrada y salida de los oficiales de Determinacin de Vacantes ms eficama de transporte que, en medio siglo, solo en una ocasin se emple para superar de forma ilegal los controles: el da que Mndez, Mayorga y yo llen a la Cpula. Luego, filtr a la prensa el rumor de que las insignias no eran en realidad tan intransferibles como se deca, porque nada es perfectoestros de residentes se acabaron.n poco tiempo, las insignias demostraron ser una contribucin mucho ms importante a la paz social que el exterminio a sangre y fuego del Muerte a Reartir de entonces, pertenecer a Determinacin de Vacantes se convirti en una fuente inagotable de tentaciones, encarnadas en traficantes como Conalmente, peligros, encarnados en el afiliado que cree que una insignia y un dedo son su tiquete de salida (no lo son). Y lo nico que te protege es la

    enta y dos, que estipula que puedes defenderte legtimamente de un afiliado armado, pero sirve de p oco frente a quienes vienen a proponerte negocios.hang, sin embargo, no quera enterarse de todo eso. Para l, el plan era de una sencillez cristalina: un ao de trabajo duro, mximo dos, y despus la Cpsterio de Inteligencia podan irse a la mierda. Contraatac. Prefera seguir esperando a que los gases del subterrneo me mataran o a que un protocolomra volar por los aires? Era un buen argumento, sin duda. No obstante, la respuesta era que seguira pensndolo, y como Mayorga y Villegas y dems, lamr que eso, por el momento, significaba no. Antes de volver a la mesa, vi a Isabel y pens que poda confiarle a Mayorga el regreso a casa del profesor Grootomo todas las chicas de la esquina que haba conocido desde que acept el empleo, Isabel estableca tres tipos de tarifas: en orden creciente, nativos,

    dentes) y cocineros (ejecutores). Estaba preparado.ersin economa domstica de la historia del pastillero suicida Beltrn. Comienzos de los aos cincuenta, Determinacin de Vacantes sigue siendo una inda, los hombres de las pastillas no han aprendido que el negocio est ms en lo que pueden sacar de la Cpula, que en lo que pueden entrar en ella, pero sus omerciantes y las putas, s, y los precios para los cocineros han empezado a subir de manera escandalosa. Beltrn descubre que con el olor a carne nuncescuento, y el trabajo con el que antes sostena a su familia, amenaza ahora con arruinarlo. Y cada da, al regresar a casa, se topa con una mole que no tiene diarle a la gorda de la tina y que, adems, habla y se queja y pide. Cocinarla a ella, concluye Mayorga habra sido ms fcil.gar cinco o diez veces ms que los clientes habituales permite, sin embargo, ser exigente. A Isabel no le gustaba la idea de ir a mi casa, pero yo era el qundo. Cuando fui a despedirme, Mayorga haba convencido al profesor de que nuestro artculo sera una obra maestra.

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    DA SIETE

    Me sorprendi que se quedara. Estaba acostumbrado a que saquearan mi despensa y desaparecieran antes del amanecer, no a que se ducharan y se prepaen casa. Eso significaba que no era del barrio y necesitaba esperar a la reapertura del subterrneo, pero me gust salir de la habitacin y encontrarla sentajugando con el gato, y lo nico que se me ocurri pensar en ese instante fue que el animal me traa buena suerte. Ella contino acaricindolo como si mi p

    mportara poco. Fui a la cocina, me serv una taza, volv a la sala, me sent frente a ella. Ni siquiera levant la cabeza. A la luz del da me pareci incluso mgustaba as, sin otro maquillaje que los labios coloreados de verde, con el pelo hmedo enmarcndole el rostro de mueca cnica, menos sugerente que en able, pero ms cmoda consigo misma, en absoluto preocupada por lo que su cliente all presente pudiera pensar o querer, ms Isabel.

    magino que, por el contrario, ella segua viendo en m lo que haba visto en el bar. Para quienes viven fuera de la Cpula, los ejecutores somos poco menarios, no ejecutores sino cocineros. Nos ven con asco, pero tambin con envidia. Entrar y salir de Ciudad Andina, visitar el paraso para volver tes al basurero. Aunque la imagen del basurero estaba demasiado cerca de la verdad, lo del paraso era la mentira por excelencia. Pero nadie quera enterarse l no era la excepcin.La prxima vez podra haber un descuento si no usa prot eccin dijo.No necesito descuentos.Necesitar prxima vez.Eso lo decido yo.Yo no estoy tan segura.Cunto estn pagando?Suficiente.Suficiente para qu?Suficiente.Est bien. Tampoco tengo ganas de hablar de eso. Podemos hablar de otra cosa.ro no seguimos hablando. En silencio acab su caf y al marcharse solo se desp idi del gato. M e pregunt cuntos aos podra tener (veintids, veintitrs)llevaba en el negocio (cuatro, cinco), cuntos aos tardara en descubrir que nunca era suficiente (muchos, demasiados, todos). El parecido fsico no era gmbargo, era inevitable que me recordara a Mara, la hermana mayor de Mndez, la madre de Martn. Dieciocho aos, buenas piernas, un deseo tenaz de cerecho de residencia para irse a la Cpula y, como deca, no volver a ver en su vida nuestras caras de perdedores.

    ara, ms optimista, ni siquiera cobraba. Se conformaba con llenarse de hormonas, embarazarse, vender el vulo fertilizado y volver a embarazarse. Eray estaba sana: carne de traficante de Garcs Navas.negocio deba ser ms rentable entonces, porque no exista la clusula treinta y nueve (nacimientos ilegales) y porque la clusula dos an no especificab

    arazo no era causa suficiente para anular un vencimiento: en esa poca todo embarazo se atribua todava a errores en el proceso de esterilizacin y, aunqutados, los errores llevados a trmino podan vivir cuatro o cinco aos en los mrgenes del sistema antes de ser enviados al orfanato de Chic Oriental. Pecio fuera rentable no significa que fuera rentable para las chicas que asuman los riesgos.primer contratiempo fue Martn, un desliz que la puso fuera de circulacin durante casi un ao. El segundo, contagiarse. Entonces la carne empez a pud

    ubo ms contratiempos ni ms Mara. Cuando muri, descubrimos que ni habiendo sido frtil hasta los cincuenta y cinco habra reunido el capital necesibirse en la lista de espera. M alos recuerdos de los buenos t iempos.

    n esa poca, Mndez sola hacer el chiste de que Mayorga era uno de los candidatos a padre de Martn. Despus del 59 ni l ni yo queremos recordarlo, yque volvimos sobre el tema, me di cuenta de que haba empezado a tomarse el chiste en serio, lo que lo converta a l en uno de los padres ms irresponsabria, y a su mejor amigo en el asesino de su hijo. Por eso, imagino, tampoco Mayorga va al psiclogo. Vendedoras de vulos, compradoras de vulos. Los ejmos suficiente de qu preocuparnos para andar buscando hijos que no se nos han p erdido.profesor Groot p oda gastar todo el tiempo que quisiera pensando en sus modos de existencia anmalos, y o tena treinta minutos de retraso.

    A Gordon no le gust que llegara tarde. No tena nada que ofrecerme, pero tena un reglamento y al reglamento no le interesaba si haba o no llamadas. Segmisin del debate sobre la reforma de la clusula dos como quien sigue el campeonato mundial de domin. Bostezando, corrigiendo apuestas, chiflando alguien nos mencionaba. No voy a negar que encontr algunos datos que hubieran excitado la imaginacin del profesor Groot (la edad media de las llamado a descender en el ltimo ao; el ministro de Salud calific de alarmante la tasa de natalidad entre las afiliadas, pero de nuevo se neg a revelar cdente de la Alianza por el Progreso, cuarenta y nueve aos, prrroga no renovable de diez en el 63, volvi a proponer el destierro como alternaeracin), pero ms all de eso, me aburr tanto como los dems. Y cuando, para ver algo de accin, Mayorga fue a hacer la llamada de la bomba (tietos para aprobar el proyecto o evacuar el Congreso, qu eligen?), Gordon apareci para anunciar que al da siguiente tendramos libre hasta las cuatro dar los vencimientos del da. Rif dos y me castig con el restante. Que Gordon fuera susceptible a la disciplina era comprensible, pero un vencimient

    mento era el peor encargo posible. Un da! Un da! Ap enas falta un da! No p uedo morir por un da!. Mala suerte, amigo, y si no te tragas eso rpido mismo. Confirmar que el sistema de privilegios tampoco ha conseguido modificar las ilusiones de nuestra especie no era, pese a los discursos del profesor

    era ms apropiada de finalizar un da que haba empezado tan bien, pero no tena alternativa.

    guion era el mismo siempre. Tardaron tres dcadas en ampliar el vencimiento de afiliaciones de cuarenta y dos a cuarenta y cinco aos, pasarn tres ms os afiliados puedan llegar a los cincuenta, y yo, con seguridad, no estar all para ver las celebraciones. El debate poda prolongarse una semana entera oel resultado no sera distinto, y muchos de los que haban seguido la transmisin con optimismo difcilmente llegaran a ver uno nuevo, y en medio del l

    onsuelo empezaran a llamar.Es la tortura por la esperanza deca el profesor Groot .rcord vigente era de cuatro aos atrs: doscientas treinta y nueve llamadas entre las cinco de la tarde y las once de la noche. La mayora de nuestros

    ds tambin eran de esa fecha: Zrate: dieciocho; Villegas: diecinueve; Montenegro: veintitrs; Imnez: veinticuatro; Salcedo (q. e. p. d.): treinta. Mayta y tres debera haber sido declarado fuera de concurso, pero por algo era quien organizaba las apuestas.a pensando en lo mucho que le disgustaba a Gordon el tema de las apuestas, cuando le la ficha. A fin de cuentas, el comisario tena su sentido del humorla Seorita Ciudad Andina 46? Imagin a la gorda de la tina, creo haberme equivocado por unos doce kilos.

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    DA OCHO

    bado. El Congreso sesionando y la Central en servicios mnimos. Alguien tena que tener mucha prisa. La situacin era poco usual, pero bienvenida. Heci el profesor Groot, que indiferente al hecho poltico de la semana lleg a las siete de la maana para hablar sobre su dichoso artculo. Intent quitma dicindole que tena la jornada libre: podamos hablar ms tarde. Pero, inmune a las indirectas, no se le ocurri, o no le import, que tal vez quer

    miendo.Mucho mejor. Tenemos que empezar cuanto antes. Por qu no le cerr la puerta y volv a la cama? Ahora s que eso quizs me habra ahorrado p roblem

    se momento no lo saba y el profesor Groot utiliz una estrategia que hubiera convencido a cualquiera en mi lugar. Pienso que de alguna manera fue suanza por haberlo abandonado dos noches atrs en el bar. Un intercambio de informacin: yo le proporcionaba unos datos y l me revelara el secreto ms eterminacin de Vacantes. En la madrugada, cuando Mayorga iba por su noche ciento veinticinco, haba conseguido que le explicara lo del pedo. Noesto el secreto ms p reciado de Determinacin de Vacantes, y tampoco me cre por completo que M ayorga se lo hubiera explicado, pero mord el anzueloofesor estaba instalado en mi mesa con un cargamento de notas y libros y preguntas. No era solo cuestin de unos datos. Las novelas del ejecutor Jaran permitido volver con renovadas fuerzas sobre lo del artculo para la Universidad Republicana de Madagascar, y la nica diferencia era que ahora estaba dbirlo l mismo. Me someti toda la maana a la exposicin de lo que iba a ser, con mi ayuda, la obra maestra que haba predicho nuestro amigo.las once, yo segua sin abrir la boca para nada diferente de fumar o tomar caf y l continuaba hablando. Por la forma en que miraba al gato cualquierado que en realidad se diriga a l, y sin esfuerzo me lo imagin practicando con el animal el discurso que ahora me echaba a m. La mayora de los cuentca, eran mos o Groot los saba por m, y cuando lleg la ronda de preguntas lo nico que tuve que hacer fue confirmarle que s, que era cierto, que erdo, que nadie lo habra dicho mejor. Sonri satisfecho, acaricindose los tres pelos que formaban lo que segn l era una barba, y una vez ms comprob qro mundo.

    ecir que los verdaderos enemigos de los afiliados no somos nosotros sino el sistema de privilegios estaba lejos de ser una revelacin. Y sugerir que el doctora dedicado a ocultar esa verdad era una tergiversacin descarada. En manos de Groot, el escritor ms importante que haba producido la Cpula era poco mexcusa, un trampoln para otra clase de especulaciones. Modos de existencia anmalos. Estaba aburrido de esa cantaleta y de las cuatrocientas pginas drez y de la economa de la infelicidad, pero el profesor Groot era el profesor Groot, y yo haba aprendido a seguirle el juego sin darle demasiadas esperanz

    u eficacia. Mientras terminbamos de almorzar lleg a los titulares con los que la prensa anunciara nuestra incursin en el mundo de las letras. El ejecutorhistoriador Pablo Groot desenmascaran la tragedia. La verdad sobre el ejecutor Jaramillo por fin al descubierto. El sistema de privilegios demuestra seorrupcin y vicio. Fue int il decirle que como titulares eran todos uno y el mismo bodrio, p ero al menos comprendi que yo no quera incursionar en el m

    etras.os discursos que tuve que or al final de la tarde en la Central no fueron ms entretenidos. El debate se haba empantanado en una discusin sobre la equiecto que no iba p ara ningn lado: era justa una ley que daba cinco aos ms de op ortunidades a los afiliados sin ninguna contrapartida para los resi

    adero sostn del sistema? Un grupo se empe en que una prolongacin en los plazos de los afiliados deba acompaarse de algn beneficio para sucficamente, de la ampliacin del tiempo que sus descendientes podan vivir en la Cpula sin tener que comprar su derecho de residencia. Una parlamendi en una perorata sobre lo que llam las angustias de la maternidad, algo que, subray, desconocan por completo las afiliadas, que por voluntanciaban a esa faceta de sus vidas para centrarse en intereses cortoplacistas. La ovacin, como era obligatorio, fue atronadora.argaret, la secretaria de Gordon, que era la nica mujer de la Central, solt un Jesucristo Cosmonauta y grit a la pantalla que todos, residentes y afiliaes, iguales de degenerados, iguales de corruptos, iguales de traidores. Gordon aprob su escndalo. Mayorga la invit a apagar la transmisin. Y el runtamos hasta qu hora tendramos que or semejante mierda.espuesta: hasta las seis y treinta, la hora en que aplazaron la votacin para el lunes y por fin pudimos largarnos.llegas propuso ir en masa al bar de Chang. Como siempre que alguien mencionaba el local clandestino que haca las veces de sucursal oficiosa de Determinntes, Gordon se limit a toser y mirar para otro lado. Sin darse por enterado, Villegas insisti anunciando que invitaba a la primera ronda. Hasta variotos se apuntaron.

    sabel estaba en la barra. La vi apenas entr y segu mirndola desde la mesa, mientras oa cmo, al amparo de la ronda a la que haba invitado, Villegas brometenegro sobre los inconvenientes de la oferta de Chang. Una imprudencia que Mayorga cort desviando la atencin hacia m:Vale lo que cobra? dijo.

    ard un instante en entender la pregunta. Y cuando atin a responderla (no, qu va, igual que todas), Mayorga haba logrado reconducir la conversacin.Pues para ser igual que todas, te dej cara de encoado.Qu dice? Es la misma cara de idiota de siempre.La verdad es que est buena.Eso se llama subir de categora.Despus de Roxana, cualquier cosa es subir de categora.Pues ella ahora est en Santaf y nosotros seguimos aqu.Es que Roxana tena un par

    s hasta que convencieron a uno de los novatos, un debutante en lo que a antros se refiere, de que le enviara una copa.abel acept el trago y le dedic un guio al recluta que lo pagaba, pero nada en la mirada que pase por la mesa de los cocineros permita pensar quencias entre el cliente que necesitaba una prxima vez y sus colegas.os horas despus, los nicos que quedbamos ramos Mayorga, Villegas y yo, y Mayorga decidi que era el momento oportuno para pedirle cuentas al

    ms de haber descendido varios niveles en la escala de la estupidez como para hacer chistes sobre la oferta de Chang con Montenegro, le pasaba algas se disculp por haberse ido de la lengua, sobre todo delante de los novatos, pero en lugar de responder a la pregunta que le haba hecho Mayorga, dijo qimportante que contarnos, pero que prefera dejarlo para maana. Ya que ninguno tena turno, nos invitaba a almorzar. En su casa. Maana, repitiarrestar la cara de qu ridiculez ests diciendo de Mayorga, agreg:Estar Vilma.Quin es Vilma? pregunt yo.Mi cuada.Las tetas ms finas que he tocado sin pagar desde el Tecnolgico dijo Mayorga. Sin contar la Cpula, se entiende.Y para m qu hay? dije.Puedes llevar a tu puta dijo Mayorga.

    cara de Villegas deca que no era una buena idea.Isabel ya no estaba en la barra.

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    DA NUEVE

    Vida social de ejecutor. La decoracin de la sala de Villegas me haca sentir incmodo. Y viajar en el tiempo. Cuando tena seis o siete aos el orfanato me ptones de salas similares, con p arejas no muy distintas de Villegas y Astrid, sentadas en sofs estampados, rodeadas de fotografas de padres y abuelos qucido mejores tiempos, hasta que los trabajadores sociales dieron por hecho que no iban a librarse de m. El nico buen recuerdo que conservo de esas salaguritas de porcelana que robaba al primer descuido y que coleccion hasta que, aos despus, en el Tecnolgico, aprend que un trozo de porcelana es todsitas p ara romper el vidrio templado de las ventanas de los deslizadores.ajo la mirada severa de Astrid, yo observaba la figurita de la bailarina atndose (o desatndose) las zapatillas y pensaba que al profesor Groot le hara grsegundos de distraccin seran suficientes para echrmela al bolsillo, que robarla era lo mejor que poda hacer para reconocer, y elevarme a, la (pretendida)

    ta. As hasta que primero las figuritas, y luego la mesa y la casa entera, empezaban otra vez a temblar sealando el paso del subterrneo perifrico, y tbamos y sonreamos como si semejante estremecimiento pudiera obviarse con caras de aqu-no-pasa-nada.Son todas originales dijo Villegas.

    uizs estaba orgulloso de la coleccin, aunque lo ms probable era que quisiera evitar que alguno sealara (de nuevo) el dudoso acierto de cambiar un aparuna casa en las afueras que, todos los das, de cinco de la maana a nueve de la noche, pareca a punto de derrumbarse cada media hora.Nunca se me habra ocurrido sacar algo as de la Cpula dije yo.Y a Andrs tampoco dijo Astrid. Son una herencia familiar. No somos ladrones.

    o que implicaba que yo s lo era. O, para ser ms exactos, que nunca haba dejado de serlo.Sacar cosas de la Cpula no es robar sino redistribuir dijo M ayorga. Pese a su empeo, continuaba sin sacarle una sonrisa a Vilma, que, circunspectaana, pareca haber olvidado que era el mejor par de tetas que nuestro colega haba tocado sin pagar. Excepto, claro, si lo que uno saca de la Cpula es un g

    a alusin surti el efecto deseado.Un gato vivo? Un gato de verdad? dijo Vilma.S, un gato vivo.Quin ha sacado un gato vivo?l.

    a mirada de Vilma se desplaz de Mayorga a m. La de Astrid, de su hermana a Villegas. Y la imagin recriminndole esa misma noche por qu nunca le habaato. Un gato vivo! Quizs previendo esa discusin, Villegas, alias Andrs, se apresur a manifestar su desacuerdo:

    Los gatos traen mala suerte dijo.ndrs Villegas. A diferencia de nosotros, que habamos aceptado el empleo porque no tenamos opcin y nos limitbamos a ver pasar los aos, el ejecutor as Villegas tena objetivos, y si bien esos objetivos eran pospuestos ao tras ao, no haba relacin entre ellos y su trabajo en Determinacin de Vaca

    ca en la cara de Astrid no nos dejaba olvidarlo. Para ella nosotros ramos ejecutores, mientras que su marido era un hombre de bien luchando contra circursas en un empleo que, por desgracia, no haba resultado como lo pintaban en las novelas (que ella, una mujer culta y educada, s lea) y en el que ionarse con gente de su condicin haba trabado amistad con dos alimaas sin futuro de Chic Oriental. Si Astrid aceptaba nuestra presencia era porqrnos algo, a saber, que lo nico que le faltaba a su marido era el ndice de la mano derecha y no algo ms.ambiar la sala por el comedor no alivi mi incomodidad, pero le permiti a Mayorga sentarse ms cerca de Vilma. Comimos casi en silencio, refugindos tpicos de la cocina de la casa, que para quienes surtamos nuestras despensas en la Cpula era bsicamente inspida. El ambiente no era el apropiadoersacin animada, y tener que demostrar que puedes comportarte como una persona decente y no como el patn que en teora eres, no contribua a h

    dable la velada. Sin alcohol, por respeto a nuestra anfitriona, Vilma era impenetrable, y Mayorga se refugi en una serie de chistes sobre el ejecutor cantaron entretenidos hasta que Villegas tambin se rio, algo que deba tener prohibido.strid no ocult su afn, que yo comparta, porque la velada terminara pronto. Por supuesto, se abstuvo de probar el caf que yo haba trado. De nada sgas contara que, segn el profesor Groot, antes de la prohibicin, tomar caf despus de las comidas era una tradicin inveterada entre las familias de m

    engo de la capital. Para ella, seguramente, tambin ramos culpables de los malos hbitos de su marido. La escena quizs no hubiera pasado de ser el finpromiso ridculo, si a Mayorga no se le hubiera ocurrido sealar que seguamos sin conocer el motivo de una velada tan agradable, eso tan importante que

    haba atrevido a revelarnos en el bar de Chang. Qu era? Un aumento, un ascenso, la lotera, regresan a Santaf? Descartada la lotera (que no era una posregreso a Santaf (que era una posibilidad remota), la pregunta iba dirigida a Astrid, la nica de los dos que poda aspirar a un aumento o un ascenso, perode responder, le lanz una mirada fulminante a Villegas, la seal de que probablemente haban acordado el aplazamiento sine die de la revelacin.

    sta: no se t rataba de un gato.Vamos a tener un hijo.silencio fue la respuesta ms apropiada que se me ocurri.Qu? dijo Mayorga escupiendo caf hasta el centro de la mesa.paso p untual del subterrneo no estuvo acompaado esta vez de sonrisitas de aqu-no-pasa-nada. Para empezar, porque aqu s pasaba algo.Vamos a tener un beb repiti Villegas, creyendo quizs que no se le haba entendido.No puedes estar hablando en serio. Estn locos?No. Para nada. Es cierto: vamos a tener un beb.Estoy de catorce semanas dijo Astrid y toda su superioridad pareci desvanecerse.Supongo que debemos actuar como si fuera una bonita noticia dijo Mayorga.

    Actuar? Actuar! Te advert que sera as!Tranquila. No te alteres. Estn sorp rendidos. No es cierto? Es lo ms natural. De hecho, yo tambin sigo sorprendido. Estoy contento, pero sigo sorprenPues no deberas.a el momento de largarnos, pero Astrid se nos adelant. Con los puos ap retados, cerrando los ojos p ara no ir a llorar delante de los colegas de su marido (s el gusto), se puso de pie y sali del comedor. Villegas dijo algo que son a cario, pero no hizo nada por detenerla. Vilma, por su parte, nos mir

    amos nosotros los que hubiramos metido la pata y corri a consolar a su hermana.llegas s hizo algo por detenernos al ver que bamos a seguir el ejemplo de Astrid:Pero si todava no hemos hablado de negocios dijo.ir a Mayorga y asent con la cabeza dndole la razn: el cretino de verdad estaba pensando venderle la insignia a Chang.

    Hijos. La culpa haba sido de Villegas. Si lo que quera era hablar, para eso estaba el bar. Nuestra reaccin habra sido la misma, pero nos habramos aho

    erito. Por desgracia, la familia de Astrid y, en menor medida, la de Villegas haban conocido la fortuna y ciertas solemnidades deben grabarse en los genes. Aamigos la llegada de un vstago formaba parte de los rituales en los que el padre de Astrid y Vilma haba sido formado en la Cpula, esto es, antes de lleora de edad y descubrir que sus padres no podan pagarle su derecho de residencia. El problema era que los colegas del marido no eran un par de p

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    esionales dispuestos a competir entre s por el honor de apadrinar al primognito de la feliz pareja, sino ejecutores, y los ejecutores no tenan hijos.ersin soy tu padre de la historia del pastillero suicida Beltrn. La jubilacin todava est lejos y el hogar dulce hogar ha quedado definitivamente en elhijos han crecido. En lugar de esperar a pap ansiosos por ver qu regalito trae de la Cpula, se han convertido en adolescentes descontentos que si alguran, es para hacerle la lista de todo lo que su sueldo de oficial de Determinacin de Vacantes no puede pagar. El mayor se subleva. Beltrn le dice que se bujo. El chico se va de la casa. Tres meses despus, Beltrn se topa con l en Ciudad Andina. El adolescente rebelde se ha convertido en un afiliado orgullose niega a reconocer a su padre delante de sus nuevos amigos, otros afiliados, igual de jvenes, igual de orgullosos, y juntos se burlan del gracioso hombllas que se ha quedado petrificado y a duras penas tartamudea un que-que-qu haces-aqu. Aconsejado por Kaminsky, Beltrn acude a Asesora Ps icoritual, donde le sugieren pedir una licencia y pasar ms tiempo con sus otros hijos, esos que todava no son afiliados, y redactan un informe cuestioncidad para seguir desempeando las tareas propias del cargo. Beltrn toma las pastillas convencido de que la indemnizacin salvar al resto de su familia. No que se dio cuenta de que esa era la salida, concluye Gordon, pero s el nico que tuvo los huevos para llegar hasta el final. Los hombres de las pastillalias y conceban planes desesperados y tomaban su propia medicina y heredaban indemnizaciones. Los ejecutores no. Incluso cuando se permitan escuos de sirena de Chang, los ejecutores no.ltando tres p aradas p ara Chic Oriental, sorp rend a Mayorga mirndome a travs de la mscara de gas. El subterrneo estaba abarrotado desde que nos s

    abamos hablado.Pensando en Villegas? dije.No. Pensando en no volver a montar nunca en una mierda de estas.Puedes comprarte un deslizador a p lazos dije sealando la tentadora publicidad del Banco de Crdito y Comercio Nueva Santaf: Date un caprich

    ras antes de.O podra robarlo.Como en los viejos tiempos.Por qu no?Claro, por qu no. Haba olvidado lo bien que nos fue la ltima vez.No te preocupes. He estado practicando.se a la mscara, era evidente que se estaba riendo.entonces me ense la figurita de la bailarina.

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    DA DIEZ

    El robo de deslizadores era una prctica tan natural para los menores de Chic Oriental, que cuando alguien descubra que el suyo haba desaparecido iba anes en los que hacamos prcticas los estudiantes del Tecnolgico que a la polica. Sin embargo, solo los cretinos con exceso de confianza seguan movinzadores robados despus de cumplidos los diecisis. M ndez, Mayorga y yo habamos sido tres cretinos inusualmente confiados. Y habamos aprendido lo crea.Me lo prest mi primo dijo Mayorga, una vez me acomod en el asiento del pasajero.Vaya mquina tiene el primo.Es muy trabajador. Y desprendido. Bast con decirle que estbamos en una emergencia y me fue entregando el mando.Y estamos en una emergencia?Lo estaremos antes de las dos de la tarde.

    n realidad, tuvimos que esperar hasta las seis.as una p rimera votacin poco favorable para los intereses de los afiliados, el senador Pomponio Schultz, ponente del proy ecto, pidi un receso y hacia laaana reapareci con una versin sensiblemente diferente. A cambio de la promesa de que su partido no resucitara el proyecto en las prximas dos legislamoreaba, una generosa prrroga por su decidida apuesta por la paz social), el nuevo proyecto propona que los vencimientos fueran aplazndose, a raz

    cada ao, hasta llegar al lmite de cincuenta aos prometido en un primer momento. Eso s, siempre que se cumplieran las metas de control de la natalidad acmo si poner el destino de los afiliados en manos de los residentes, que eran los que decidan (y por regla general incumplan) esas metas, no fuera ya bastaoyecto prevea un perodo de estudio, previo a su implementacin, no inferior a cinco aos. Aprobado. Calcul que un diez por ciento de sus electoreos de cinco aos por delante, y apost que lo iban a matar tan pronto p usiera los p ies en la calle.r desgracia, a las dos de la tarde todava nadie lo haba matado y, en cambio, los telfonos haban estado sonando desde que se transmiti la noticia.ocedimientos especiales. En das as, la apertura de las puertas del Reino depende de los clculos de Hacienda, y Gordon tena que esperar rdenes antes quier movimiento. Qu factores entran en esos clculos es informacin confidencial, pero la clave, como cualquiera puede imaginar, es el supervit (o ditudes de afiliacin y el crecimiento previsto dentro de la Cpula. Y lo usual es que la Cpula tenga afiliados de sobra. En casi diez aos, solo en una ocan mandado provistos de varias solicitudes de aplazamiento, en el 63, cuando el suicidio de la actriz Victoria Egan, provoc ciento ocho llamadas en una hera Gordon pudo explicar entonces por qu lo hicieron. Los afiliados conocen bien las reglas de la apuesta. La noticia de que se est produciendo una avaadas se difunde con rapidez. Y a los que llaman desesperanzados y tragarn las pastillas sin reparos, se suman los que llaman para probar suerte, p

    enda establece un lmite, o Determinacin de Vacantes colapsa, muchos tendrn la posibilidad de llegar a los cuarenta y seis o cuarenta y siete (clusula coero once, incisos ocho: aplazamientos por sostenibilidad; y nueve: aplazamientos por incomparecencia). Est lejos de ser el premio gordo, pero para qun ms que unos pocos meses por delante, sin duda se t rata de un bonito consuelo.

    acienda, en cualquier caso, saba tomarse su tiempo. A las cuatro de la tarde, Gordon continuaba sin recibir rdenes y, mientras tanto, haba cubierto la cuona con los oficiales de menos experiencia y un par de novatos. A las cinco y cincuenta, lo llamaron para verificar el nmero de llamadas activas y el

    onible, y quince minutos desp us para darle luz verde: haba que atender todas las llamadas, o t antas como pudiramos, cuantas ms, mejor.e inmediato, mientras M argaret nos daba a cada uno un p rimer p aquete de diez fichas, M ayorga empez a recoger las apuestas: un dinero que, habamos Montenegro, Zrate y los dems veteranos, Villegas ganara contra todo pronstico, en una demostracin de que prear a la mujer te convierte en un horesa.

    Regres a Chic Oriental poco despus de la medianoche. Agotado. Aunque segua sin poder superar mi propio rcord (veinticuatro llamadas, muy lejo

    ce de esa noche), haba sido una jornada provechosa. El truco est en no dejar que te enreden con la clusula seis: tienes prisa y ellos tambin, aunque no lo a convencerlos de que las famosas cuatro horas de p reparacin p ara la buena muerte escasamente sirven para prolongar la agona. Por suerte, los desespen tiempo de organizarse una despedida en forma y, menos an, ganas de retenerte repasando los videos de infancia. Y como un instante antes de llaargaba el optimismo, suelen estar bien aprovisionados. Empec echando los mejores hallazgos en el maletn, pero al final me acord del primo de Maegu una caja. Si haba un da para volver a robar deslizadores, admit, era este: con semejante carga hubiera sido imposible entrar en el subterrneo.ientras acompaaba a Mayorga a dejar a Villegas en su casa (qu buen gusto tiene tu primo; y dices que te lo deja toda la semana?; qu envidia; rana te va a costar un ojo de la cara), pensaba que uno de los aspectos ms tentadores de la propuesta de Chang era la promesa de no volver a urrneo. Haba subterrneos en Galpagos? Haba ratas en Galpagos? Cargado con mi caja de provisiones y optimismos ajenos, incluso me dije qu

    untar por uno de esos crditos quizs mueras antes de.uba las escaleras, cuando o la msica y las risas. El vecino del profesor Groot daba una fiesta. Y se me ocurri que ramos nosotros los que tenamos confiesta, un banquete. Pese al cansancio, estaba de buen nimo y lament saber que a esa hora el profesor sin duda estara ya en cama. Quera verle la cara al dargamento. Adivine profesor qu hay en esta botella? Un brindis por su seora, el traidor Pomponio Schultz , y un brindis por la odiada clusula dos (venfiliaciones), fuente inagotable de proyectos legislativos y promesas electorales, y un brindis p or el sistema de privilegios, que p remia tan bien a sus servidosivamente.ro Groot s estaba desp ierto. Y, adems, en mi apartamento. Sin embargo, saltaba a la vista que no estaba en condiciones de ir a ninguna fiesta. Asus