Identidad 44 - JUN 2015

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PUNTOS DE INTERÉS ESPECIAL : Le bastó media hora para descifrar el entorno y la situación de aquél lugar, visitado tantas veces por razones de trabajo, y la cercanía a su casa para entender que los hombres que había visto por allí desde niños, tenían en su mente el chip de que el sexo, las drogas, licor, motos, dinero fácil era lo mejor, palabras más palabras menos, una vida superficial y mise- rable en la que un tiro o una cárcel les estaba destinada ... Ver páginas 9-12. A ÑO 5 N O 044 I Identidad + COMUNA O1 + MEDELLÍN + ANTIOQUIA + COLOMBI A + CELAC + Niñas escritoras 2 Un riff de guitarra 5 Malena era un tango 9 CONTENIDO: C ONTRIBUCIONE $ V OLUNTARIA$ J UNIO D E 2015 Una publicación de ASOHUELLAS Lagartija vieja ISSN 2256-2206 Ella era una animal sin identidad, era una lagartija vieja, pero actuaba como una joven pavo real, así solo lograba verse como una cacatúa ridícula e infantil. Su más fervoroso deseo era la obediencia, así fue como se convirtió en la reptililla despreciable e insignificante que era, a pesar de su ascendencia de iguanas sobrias. Su madre, una iguana maniaca por el control, no quiso verla crecer y desde entonces la trató como a una lagartija, un ser inferior que podía usar como juguete. Desde siempre los deseos de la iguana mamá se incrustaron, de la forma más repulsiva, en la libido de la lagartija hija, lo que la tornó distraída, ensimismada, y con un afán incontenible de hacerse notar, por lo que su natural condición reptante se le prestaba bien en esas situaciones. Su actitud se tornó extremadamente compla- ciente con quienes, le decían, pertenecían a la generación de su madre o anteriores, ingenuamente aprendió a reconocer el mundo de forma vertical, Quántico Poeta de la Trascendencia [email protected] como una cadena natural de seres en la que cada eslabón inferior se debía a al eslabón superior, por lo que los de abajo debían a los de arriba todo, donde lo más importante era siempre la obediencia. Su vida la pasó obede- ciendo el deseo y los caprichos de todos. Cada cumpleaños aumentaba su frustración al evidenciar que la cadena no seguía hacia abajo tan sólidament e como ella quisiera, para que otros seres hicieran realidad (padecieran) sus más bajos arrebatos. Marzo 2012. I. I. Imagen tomada de: http://www.panoramio.com/user/6241071/tags/lagartija

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Ella era una animal sin identidad, era una lagartija vieja, pero actuaba como una joven pavo real, así solo lograba verse como una cacatúa ridícula e infantil. Su más fervoroso deseo era la obediencia, así fue como se convirtió en la reptililla despreciable e insignificante que era, a pesar de su ascendencia de iguanas sobrias

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Page 1: Identidad 44 - JUN 2015

PUNTOS DE INTERÉS

ESPECIAL :

L e b a s t ó m e d i a h o r a

p a ra d esc i f r a r e l e n t o r n o

y l a s i t u a c i ó n d e a q u é l

l u g a r , v i s i t a d o t a n t a s

v e c e s p o r r a z o n e s d e

t r a b a j o , y l a c e r c a n í a a

s u c a s a p a r a e n t e n d e r

q u e l o s h o m b r e s q u e

h a b í a v i s t o p o r a l l í

d e s d e n i ñ o s , tenían en su

mente el chip de que el

sexo, las drogas , l i c o r ,

m o t o s , d i n e r o f á c i l e r a

l o m e j o r , p a l a b r a s m á s

p a l a b r a s m e n o s , u n a

v i d a s u p e r f i c i a l y m i s e -

r a b l e e n l a q u e u n t i r o

o u n a c á r c e l l e s e s t a b a

d e s t i n a d a . . .

Ver páginas 9-12.

AÑO 5 — NO 044 IIdentidad

+ COMUNA O1 + MEDELLÍN + ANTIOQUIA + COLOMBI A + CELAC +

N i ñ a s e s c r i t o r a s 2

U n r i f f d e g u i t a r r a 5

Malen a e ra u n t an go 9

CONTENIDO:

CONTRIBUCIONE$

VOLUNTARIA$

JUNIO DE 2015 Una publ icación de ASOHUELLAS

Lagartija vieja

ISSN 2256-2206

Ella era una animal sin

identidad, era una lagartija

vieja, pero actuaba como

una joven pavo real, así

solo lograba verse como

una cacatúa ridícula e

infantil.

Su más fervoroso deseo

era la obediencia, así fue

como se convirtió en la

reptililla despreciable e

insignificante que era, a

pesar de su ascendencia de

iguanas sobrias.

Su madre, una iguana

maniaca por el control, no

quiso verla crecer y desde

entonces la trató como a

una lagar t i j a , un se r

inferior que podía usar

como juguete.

Desde s iempre los

deseos de la iguana mamá

se incrustaron, de la forma

más repulsiva, en la libido

de la lagartija hija, lo

que la tornó distraída,

ensimismada, y con un

afán incontenible de

hacerse notar, por lo que

su na tu ra l condic ió n

reptante se le prestaba

bien en esas situaciones.

Su act i tud se tornó

extremadamente compla-

ciente con quienes, le

decían, pertenecían a la

generación de su madre o

anteriores, ingenuamente

aprendió a reconocer el

mundo de forma vertical,

Quántico

Poeta de la Trascendencia

[email protected]

como una cadena natural

de seres en la que cada

eslabón inferior se debía a

al eslabón superior, por lo

que los de abajo debían a

los de arriba todo, donde

lo más importante era

siempre la obediencia.

Su vida la pasó obede-

ciendo e l d e s e o y l o s

caprichos de todos. Cada

cumpleaños aumentaba su

frustración al evidenciar

q u e l a c a d e n a n o

s e g u í a h a c i a a b a j o

t a n sólidamente como

ella quisiera, para que

otros seres hicieran

realidad (padecieran) sus

más bajos arrebatos.

Marzo 2012. I.I.

Imagen tomada de: http://www.panoramio.com/user/6241071/tags/lagartija

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Dirección, diseño y diagramación

Humberto Londoño

[email protected]

Edición

Humberto Londoño

Corrección ortotipográfica

Catalina Nanclares

Participan en este número

Quántico, Karen Rojas, Valeria Castaño del Valle, Sharon Nicole Agudelo García, Laura Correa Agudelo, Juliana Muñoz Madrid, Isabela Cardona Toro, Isabela Restrepo Garzón, Paula Jimena Lamus Contreras, Arley Salazar Blandón, Y Griega Winikott

Fotografías

Imágenes de internet

FLOR LINDA

Había una vez una flor que estaba

floreciendo, cuando un día apareció

una niña y le hecho agua, al verla

que estaba muy bonita se la mostró

a su mamá, su madre le dijo que era

muy hermosa que la cuidara mucho,

la niña siempre llevaba la flor a

todas partes, le encantaba llevarla

al parque a jugar con ella, la niña

jugó y jugó hasta que el sol secó la

matica, la niña se puso muy triste

porque la mata se había muerto, la

cogió y le echó agua y tierra nueva,

pasó el tiempo y la mata floreció

nuevamente, cuando la niña vio que

salió una florecita, salió corriendo a

su casa muy feliz a contarle a su

mamá lo alegre que estaba con su

nueva matica, ya la niña jugaba con

ella en el parque pero el tiempo

necesario, el sol se ponía fuerte y la

niña se iba para la casa con su

matica para que no se volviera a

marchitar y le echaba agüita. II

A S O H U E L L A S

A s o c i a c i ó n C o m u n i t a r i a

D e j a n d o H u e l l a s

N I T : 8 1 1 0 1 3 5 1 1 - 0

POR UNA NIÑEZ SANA, CREATIVA, SOLIDARIA Y ALEGRE

Calle 104 No. 36BB - 22 Barrio Granizal - Medellín, Colombia

[email protected]

IIdentidad

Ediciones Artesanales La Caverna

[email protected]

ISSN 2256-2206

Bib l ioteca Nacional de Colombia

Minis ter io de Cul tura

Repúbl ica de Colombia

31-01-2012

“... el sentido de las palabras solo pertenece a la representación de cada uno y por mucho que sea aceptado por todos, no tiene otra existencia que la que tiene en el pensamiento de los individuos

tomados uno por uno... ”

Michel Foucault.

Textos Cotidianos de Realidades Invisibles

Niñas escritoras

Karen Rojas

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

Textos escritos por niñas estudiantes del grado segundo (2o - 1) de la I. E.

Monseñor Perdomo, en la comuna 13, Medellín. Los que se publican a petición

de la profesora Berta Luz Barrera Roldan <[email protected]>

LA PRINCESA VALERIA

Había una vez una linda y

hermosa princesa llamada Valeria,

ella vivía en un castillo verde con

muchas plantas, el cual era muy

grande y hermoso, el castillo que-

daba cerca de un pueblito, allí vivía

la princesa con sus padres los

cuales la amaban mucho, el castillo

era muy grande y hermoso habían

jardines, flores, pájaros, conejos,

ardillas y caballos, a la princesa

Valeria le gustaba mucho jugar con

ellos. La princesa tenía un perrito

llamado King, él era su mejor

amigo, nunca la dejaba sola, ella lo

amaba con todo su corazón,

compartían en familia y jugaban

mucho los fines de semana ,

después de que hacia las tareas

de su escuela, organizaban las

plantas, les echaban agua y se

bañaban en el río con sus amigos

los cuales eran los animales del

castillo, a Valeria le parecía muy

divertido. II

Valeria Castaño del Valle

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

Imagen tomada de: http://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2014/10/

el-jardin-de-mi-vida.html

Imagen tomada de: https://tusrelatoscortos.wordpress.com/2013/02/10/la-princesa-nube/

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MATIAS Y SU GATICA

Había una vez un niño

llamado Matías, él estaba

jugando en el jardín de su

casa, jugaba con sus

juguetes, Matías tenía una gatica llamada Luna la cual quería

demasiado, un día él se puso a jugar con su gatica y su pelota,

él tiraba la pelota y Luna debía ir por ella, llegó la noche y

estaban cansados los dos y ya se querían ir para la casa, al rato

Matías y Luna llegaron a la casa, él le dijo a su madre que

estaba muy cansado porque había jugado mucho con Luna y

que quería comer para poder acostarse a dormir y al otro día

amanecer con mucha energía para poder volver a jugar

divertidamente con su gata Luna, siempre tuvieron juegos

divertidos y cada día inventaban juegos nuevos para que no se

cansaran de jugar siempre lo mismo y conocieron amigos

nuevos y jugaban con ellos también. II

Sharon Nicole Agudelo García

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

EL CASTILLO ENCANTADO

Erase una vez una reina

llamada Kora, cuando

Kora quedo en embarazo

y nació su hija ella le puso

una peineta mágica en su cabello, fue pasando el tiempo cuando

la hija de la reina fue creciendo, preguntó que por qué había un

brujo malvado cerca del castillo en el cual ellas vivían, que le

podía quitar sus poderes para él poder gobernar el castillo, y lo

iba a lograr hechizando la laguna y convirtiéndola en su guarida

para esconderse, la reina Kora le dijo a su hija las dos juntas

vamos a unir nuestros poderes y no vamos a dejar que ese brujo

nos robe nuestros poderes, la reina le dijo a su hija oye hija,

cuando yo ya no esté tú serás la reina por mí y gobernarás y

serás dueña del castillo y la hija, que tenía la peineta, le dijo que

sí, que ella cuidaría el reino cuando la reina faltara y nunca se

iba a quitar la peineta porque siempre la recordaría. II

Laura Correa Agudelo

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

LA BRUJA Y EL SAPO

En un bosque muy lejano

había una bruja llamada Sara,

un día Sara iba caminando por

un bosque oscuro y se encontró

con un sapo y lo llamo Tomas, este le hablo a la bruja Sara y ella

toda asustada le preguntó qué quería, el sapo Tomas le dijo que el

deseo que quería era que ella lo convirtiera en hombre, que si ella

cumplía su deseo estaría con ella para toda la vida y tendrían hijos, la

bruja asustada le dijo que cómo lo podía convertir en hombre si él

era un sapo, él le dijo que dándole un beso lo podía convertir en

hombre y así fue, ella le dio el beso a el sapo Tomas y el sapo se fue

convirtiendo en un hombre alto y apuesto, la bruja lo vio y se

enamoró de él, le dijo que nunca había conocido un hombre tan

apuesto, que quería que fueran esposos y tener hijos como él se lo

había dicho, pasó el tiempo, fueron felices para siempre y tuvieron

muchos hijos. II

Juliana Muñoz Madrid

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

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Imagen tomada de: http://www.divxclasico.com/foro/viewtopic.php?

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LOS CUADERNOS CANTORES

Tina y Tin son dos

cuadernos que cantaban

canciones de amor, de

felicidad y se inventan

divertidas historias, en la cual tú, ¡sí tú! la que estás leyendo

esta gran historia, eres la hermosa princesa y eres la protago-

nista, queremos que nos acompañes a recorrer el mundo, a

compartir grandes momentos con nosotros mientras nosotros

vamos cantando, queremos que conozcas gente nueva y

divertida, que hagas nuevos amigos para compartir con ellos

grandes momentos, ir a pasear con ellos conocer grandes

lugares del mundo y queremos que con tus amigos ayudes a

los animales de la ciudad y juegues también con los animales,

pero también, como te diviertes con tus amigos, debes ser

responsable y hacer las tareas que te ponen en la escuela y te

ayudaremos a que hagas las tareas juiciosa. II

Isabela Cardona Toro

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

LA PRINCESA Y LOS ANIMALES DEL BOSQUE

Había una vez una

princesa llamada Sofía,

un día la princesa se

perdió en el bosque, no

sabía que camino coger para llegar a su castillo, caminaba y

caminaba y no encontraba su casa, se sintió tan cansada que

decidió sentarse al lado de un árbol para descansar, pasó el

tiempo y Sofía se quedó dormida en el árbol y no llegó a su

casa ese día, al otro día amaneció, el rey y la reina que eran

sus padres se preocuparon mucho porque Sofía no había

llegado esa noche a su casa y salieron a buscarla en el

bosque. Cuando la encontraron vieron que jugaba con unos

animales del bosque, que estos animales cuidaron todo el

tiempo mientras la princesa dormía. El rey y la reina para

agradecer a los animales por haber cuidado a princesa

hicieron una fiesta en el castillo. II

Isabela Restrepo Garzón

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

JUAN Y SU GATICO

Estaba una vez Juan con su

gatico, a Juan le gustaba

siempre salir a todos lados

con su gatico, a la escuela a jugar con sus amigos, un día la mamá

de Juan le dice que debe ir a estudiar a la escuela, que ya es tarde,

Juan esconde su gatico en la maleta y se lo lleva para la escuela a

la entrada de la escuela se dan cuenta que Juan ha llevado una

mascota y no le dejan entrar su gatico, lo debe dejar afuera de la

escuela, Juan en la escuela pasó muy triste, no prestaba atención a

clase, solo pensaba que su gatico se iba a perder, cuando llegó la

hora de salida Juan salió muy triste pensando en su gatico, cuando

abrieron la puerta de la escuela, Juan vio a su gatico parado es-

perándolo y Juan se puso demasiado contento por haber vuelto a

ver a su gatico y nunca más lo volvió a llevar a la escuela para

que no se perdiera. II

Paula Jimena Lamus Contreras

Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo

Comuna 13 — Medellín

Imagen tomada de: http://www.taringa.net/post/imagenes/3579225/Algunas-Hadas-

Y-Princesas-Parte-I.html

Imagen tomada de: http://jardindegaia.blogspot.com/2014/12/fauna-princesa-sofia-

glires.html

Imagen tomada de: http://www.argnoticias.com/sociedad/item/10368-

aprendiendo-a-leer-junto-a-los-gatos

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ma político que tene-

mos así digamos lo

contrario, nos en-

canta padecer,

sufrir, nos encanta

el método con el

que nos educan

tanto en la escuela

como en la univer-

sidad, decidir o

no, nos da igual,

por ello ¡Ahh, y porque soy

colombiano! Es que no me gusta

desentonar y me da igual a quién

elijan, así me la pase criticando, así

no haga nada para demostrar mi

inconformismo cuando se me con-

voca a la urna. Lo sé, los hijos de

mi hermano y los hijos de mis so-

brinos me habrán de reprochar mi

actitud tan colombiana en unos

quince a cuarenta años, aunque

pensándolo bien veo un idealismo

en mis palabras porque creo que en

ese futuro existirá eso que hoy día

denominamos ―Universidad públi-

ca‖. En fin, suelo perderme en mis

propios pensamientos y no llegar a

nada concreto, mi cerebro no tiene

una mathesis universalis con la

cual le pueda dar orden a mis pen-

samientos.

Como ya dije estoy sentado en el

lugar donde están las mesas del

bloque doce en la universidad, le-

yendo, escuchando el riff de guita-

rra, de pronto una algarabía: estu-

diantes saliendo al descanso del

primer bloque de clase, ellos con

sus bullas juveniles recrean con

griteríos los pasillos del bloque,

Un riff de guitarra suena como

intro de la canción que escucho, es

rápido mas no cae en lo que se le

pueda considerar pesado o estri-

dente, a la vez leo a don Manuel

Mejía Vallejo, para ser más exacto

La sombra de tu paso, Claudia y

Bernardo basando su relación en el

recuerdo y el olvido. Voy en el

capítulo VI que comienza así:

Antes de llegar a verte

sólo una pena tenía,

porque entonces no sabía

de la pena de quererte.

Esto es lo que leo.

La canción aún en su riff intro-

ductorio, leo sentado por las mesas

del bloque doce del Alma Máter,

hoy han elegido un nuevo rector, es

e c o n o m i s t a ¡ D i o s m í o !

¿Economista? La verdad no estoy

sorprendido, pareciese que sí por la

utilización de los signos de puntua-

ción, pero no, ya sabrán por qué:

soy colombiano, es normal que este

tipo de cosas, es decir, de decisio-

nes se tomen acá, nos gusta el siste-

esos rostros van y vienen por el

lugar. Se antojan de escándalos

que caen en el ridículo y evidente

juego de la coquetería descarada,

de las ganas extremas de aparearse

entre todos, unos con otros, así

haya una negación del asunto, el

inconsciente es una loca adorable

(parafraseando a Baudelaire, aun-

que él lo decía más por la esperan-

za, aquí lo hago pero con los deseos

que el humano constantemente lle-

va grabado en la piel); yo procuro

seguir leyendo a Mejía Vallejo,

escuchar la voz de Scott Weiland

Sex Type Thing que me ayuda en la

concentración, ya saben ustedes,

manías que uno coge con el tiempo.

Voy a dejar de mirar a todo ese

viaje de hormonas que corren por

aquellos cuerpos habidos de sentir,

cuando un rostro me atrapa, enton-

ces mis ojos se olvidan del libro

que tengo en mis manos, de los

STP, ¡Qué va, mirá! Me grita el

bendito subconsciente, miro, luego

¿qué hacer? Esa es una de las pre-

guntas que crean pequeñas dico-

tomías en lo cotidiano, son las da-

doras de sentido a la existencia

humana, en mi caso procuran un

terror casi siniestro al relacionarse

más con la impotencia que me cau-

sa el miedo que con los anhelos de

tomar alguna medida que pueda

causar alguna trascendentalidad y

cambie de raíz mi historia. Obvio,

gana el silencio, pero no evito dejar

(Continúa en la página 6)

Un riff de guitarra

Arbey Salazar Blandón

Pues ya uno metido en gastos… Es que si las

cosas van a salir se me paran en llegandito a la

boca. A veces no caben en las palabras lo que

quiero decir, entonces me trago las palabras para

que no me molesten. Yo me las trago. Manuel

Mejía Vallejo.

Imagen tomada de: https://albertogranados.wordpress.com/2011/12/16/mujeres-

leyendo/

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- Vos vivís en la Universidad –me

dice.

-Sí –le respondo y ya, pues no

encuentro algo para agregar.

Jocosamente lo dice para que los

otros compañeros que acaban de

sentarse en nuestra mesa lo escu-

chen.

-¿En qué baño guardás tu ropa?

–me pregunta y descaradamente se

ríe, pero labios y risas son la fiesta

del lugar. Ella se burla de mis au-

sencias racionales, por mis comen-

tarios, por mi falta de criterio por

argumentar por qué me mantengo

en la universidad. Los recién llega-

dos se ríen de mí, han entendido el

chiste de entrada.

Uno de ellos dice.

-En los casilleros de deportes ya

lo conocen, incluso hasta lo salu-

dan, uno de los rincones de allá le

tienen reservado, tiene el nombre

de él sobre unos clavos que es don-

de le ponen las bolsas con la ropa.

Otro repone.

-No, a él se la guardan en la garita

de los vigilantes y cuando a los

perros les da frío le ponen la ropa

de éste.

Entonces digo muy solemne en

mi tono de voz.

-Pasa que en mi casa no puedo

leer, ni escribir, hacen mucho

hemos alcanzado

el nivel de lo ce-

lestial, pienso en

ese asunto y aún

no logro entender

cómo ella soporta

tanto dramatismo

intelectual de mi

parte.

-Hola, -pienso

decirle lo básico,

deseo ser fuerte,

no darle impor-

tancia para que

ella no se crea el

Non plus ultra de la facultad de

comunicaciones.

-¿Cómo estás? –pregunta ella, a

mí me dan ganas de gritarle que

ando con ganas de satanizarla, de

regar el rumor que es hija del Aver-

no porque su belleza es la imposi-

bilidad de la salvación para el con-

denado.

-Bien, ¿Y tú? –le respondo con

frialdad, para no faltarme.

-Bien, -responde a secas.

Entonces se me antoja otra inge-

niosa respuesta: ¿Bien o muy bien?

Le preguntaría, luego me aprove-

charía de ese momento y remataría

mi comentario: porque si estás bien

significa que te encuentras en un

estado casi neutral, es decir, más

allá del bien y del mal, pero si estás

muy bien entonces vas llegando a

la esperanza. (Sí, ya dije que tengo

una manera dulzona de pensar las

cosas en mi mente, pero una forma

es cómo lo pienso y otra cómo lo

digo).

-Qué bueno.

de observarla y pensarla como una

de las modelos de Manet (El retrato

de Berthe), no Monet, entonces

procuro hacerme el ausente pero

ella me descubre mirándola, craso

error de mi parte, creo que ella se

ha de ver plasmada en mis ojos

como el máximo hecho numinoso

del buen Dios, me ha de encontrar

perdido en el dulce laberinto de

sus palabras, de sus pensamientos,

yo que todo lo poetizo, de una for-

ma tan mínima me voy quedando

enredado en su cabello , en su blusa

naranjada, en el jean azul que cubre

esos dos pilares que la mantienen

en pie sobre la faz de la tierra, en

sus delineados y abultados labios,

en la paz de sus ojos. Me saluda,

hago lo propio al tiempo que me

confabulo con la razón para no que-

dar en evidencia, sin embargo todo

es en vano, todo, pues siento que he

profanado el magnánimo espectá-

culo de la creación que es ella por

haber puesto mis normales ojos

sobre ella.

Sigue su camino, y se detiene en

el pasillo que une al doce y el tre-

ce, allí compra un tinto, yo me

hago el loco, como si ella no exis-

tiera, como si nunca pasara por mi

lado y yo no la hubiese saludado.

Al minuto se encuentra sentada al

frente mío, en la misma mesa.

-Hola –dice ella y todo lo ilumina

tal y como lo describe Gustavo

Cerati en Vuelta por el universo, la

saludo haciéndome el indiferente

pero ella conoce mi táctica, sabe

que tipos como yo nos creemos

tanto y estamos tan confiados de lo

que conocemos que pensamos esta-

mos elevados de lo terrenal y

(Viene de la página 5) Imagen tomada de: http://www.argnoticias.com/sociedad/item/10368-aprendiendo-a-leer-

junto-a-los-gatos

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-Es un viejito mantenido

–replica otro.

-No es un mantenido,

solo se ha dedicado a la

literatura –remata Va y yo

ahora la veo tan Atenea y

ha pasado del Averno al

Olimpo.

Se dicen otras dos cosas

o tres, pasa en ese momen-

to una profesora que des-

pierta ciertas sensaciones

en los estudiantes que ven

el curso de Literatura Na-

cional I con ella. Uno de

los de la mesa dice exalta-

do.

-Ahí pasó la profesora…

-Sí, esa profe solo con

abrir la boca, decir algo interesante

lo pone a uno a mil, demasiado

inteligente para mi gusto.

-Es el sueño de más de un filólo-

go.

-¿Te imaginás una noche de pa-

sión con ella?

-Ha de ser complicado, a lo mejor

me corcha en el acto carnal –digo,

todos me miran como buscando un

argumento inexistente en mis pos-

tulados. Al no tener algo interesan-

te que decir suelto el siguiente

deslenguado comentario-, piénsese

escándalos los vecinos y en las tar-

des el calor es insoportable, eso no

permite hacer es nada.

-En la mía sucede igual -responde

Va (Así me pidió que le siguiera

diciendo algunos días atrás por mis

confusiones mentales con su nom-

bre)-, resulta imposible realizar

algo ya sea académico o lúdico.

¿Lúdico? ¿Por qué no hablo así?

Pienso que mi estructura discursiva

se encuentra determinada por el

ambiente social en el que crecí, las

palabras que más utilizo son las que

me identifican en los lugares a los

que voy o pertenezco y los que me

conocen saben lo folclórico que

puedo llegar a ser al hablar e iden-

tificarme con ellos en lo que consi-

deramos mundo. Entonces es el

momento de decir algo inteligente,

de pedir indulgencia por faltar al

juicio lógico de considerar a la uni-

versidad como mi casa, quiero de-

cir, plantear un problema que de-

muestre ante Va que soy inteligen-

te, pero lo único que me sale es un:

-Además mi mamá me manda

para la universidad para que me

eduque y no siga siendo el bruto

que soy.

-¡Ahh, tu mamá te mantiene! -

dice uno.

con ella y justo en el instante más

candente le pide que le hable de la

literatura de la colonia porque es su

tema favorito y es el que más la

excita. Si me preguntan a mi ¿Qué

haría en ese instante? Mi respuesta

es contundente: yo ni me leí ―Mi

vida‖ de Josefa del Castillo.

Hay risas, pero Va, que es más

metódica y reflexiva que los otros,

pregunta.

-¿Cómo será encontrar a alguien

que se excite pensando, por ejem-

plo, en poesía o literatura?

Y como soy experto en hablar,

ante ella, sin controlar a la irreve-

rente de mi lengua y mi ingenuo

cerebro, y que ando balbuceando

ideas sin sentido a todas horas, se

me va saliendo.

-A mí me pasó una vez –Todos

me miran.

Debía decir: a un amigo de un

amigo, o un conocido, pero no, tuve

que decir a mí, luego pienso en mi

idiotez que no tiene límites, porque

me propongo no darle alargue al

asunto de Va y lo que termino

haciendo es retenerla con mis boba-

(Continúa en la página 8) Imagen tomada de: http://norte61.rssing.com/chan-13133883/all_p6.html

Imagen tomada de: http://www.taringa.net/posts/arte/15142126/El-misterio-

de-las-mujeres-que-leen-en-la-pintura.html

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-¿Qué tiene que ver eso con lo

que hablábamos?

Me avergüenzo por mi comenta-

rio, pero cambio de parecer y le

doy gracias a mi arrebatada len-

gua porque…

-Pues en que uno puede pensar

en otras cosas cuando está en mo-

mentos así.

Vienen otros comentarios sobre

la facultad de la mujer de pensar

en otras cosas mientras comparte

su místico mundo, no los hago yo,

los hace otras gentes más aveza-

das en el tema porque yo trato de

silenciarme pero ya es tarde, me

he traicionado, le di tanta impor-

tancia a ella, sol de la noche, que

dije cosas típicas de un arrebata-

capas. De un momento a otro se

levantan de la mesa, se despiden

de mí y vuelven al salón de clase.

Veo a Va perderse por las escalas

sin despedirse, maldigo mi suerte,

a mi lengua, a mis presurosos

pensamientos y decido escribir

éste relato, me he olvidado del

riff de guitarra, de la voz de Scott

Weiland, del nuevo rector ¡Pobres

ciencias humanas! De don Ma-

nuel Mejía Vallejo y La sombra

de tu paso. Ahora manda Va, ya

esto es un relato que la teoría lite-

raria nunca habrá de estudiar. I.I.

de los pájaros, el aleteo de las alas

de las mariposas que se habían

descendían del nudo al dejar de ser

crisálidas, estrenaban sus alas por el

abdomen de ella, revoloteando

como si volar fuera un regalo del

cielo, el silencio de las pieles del

pasado retumbaban en mis oídos

también.

Esa tarde decidí viajar por los ana-

les de la imaginación, procurando

rememorar el pasado, cosa que nun-

ca hago, en brazos, piernas, torsos,

caderas de cuerpos que han… re-

sulté confundiéndome en imágenes

venidas del fútbol: jugadas, tácticas,

contragolpes, defensas, mientras

que mis ganas de alcanzar el cielo

aferrado al cuerpo de ella se fueron

diezmando, mis antojos se hicieron

frágiles.

Pero no, lo dije al contrario de

como aquí lo escribo. Ya les dije

que me pierdo fácil en imágenes,

en cosas que pienso y que mi bo-

ca se suelta a hablar hasta más no

poder.

Los comensales quedan extra-

ñados por mi narración. Va

pregunta.

das para que no se vaya y yo la

pueda consumir en cada palabra,

cada mirada, cada pensamiento.

-Verán, -digo- un tiempo atrás

tenía un encuentro casual y fortuito

con una mujer… -relato la historia

de la manera como no la voy pen-

sando y ordenando en mi cabeza,

yo la quiero narrar así:

Un mujer con la que compartí por

algún tiempo atrás cariño, tenía

algo físico que no me gustaba, pi-

diéndoles a ustedes amigos discul-

pas de antemano porque creerán

que yo impongo el cuerpo por enci-

ma de los sentidos, pero es falso,

completamente falso, pues conside-

ro que de nosotros el cuerpo es algo

importante, pero lo que somos se

refleja en la forma en cómo senti-

mos y nos percibimos cuando com-

partimos lo que somos a través de

los sentidos con los otros que nos

pueden ayudar a trascender como

sujetos pensantes. La cuestión es,

ya aclarada mi posición, que una

pequeña criatura se le metió en la

barriga por nueve meses, después

que fue arrojado al mundo le deja-

ron un nudo gigantesco sobre el

monte de Venus para no permitirle

olvidar que ella es madre de la na-

turaleza, de la especie humana.

Pues bien, en ese nudo habitaban

mariposas que permitían escuchar

su aleteo cuando sobre el nudo salía

el sol, también se escuchaban los

cantos de los pájaros y cuando en

las tardes era cubierto aquel lugar

con arrullos lejanos de otras pieles

que pasaron cerca de allí se intuía

que la noche llegaba con sus gali-

matías silenciosas. Una tarde que

nos quemábamos por dentro y se

nos reflejaba en el afuera decidimos

luchar en la cama, combatirnos

cuerpo a cuerpo, sin cuartel, yo,

desde que había descubierto aquel

lugar ya no podía pastorear mis

ovejas en el monte porque el canto

Imagen tomada de: http://blocs.lescorts.cc/unaimagenyunaspalabras/2010/06/10/silvia-plath-pintora/

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hasta una banca de concreto cerca

al grupo de personas, observaba

con atención a los transeúntes que

por allí pasaban, de repente su mi-

rada empezó a hacer un recuento

minucioso de aquel grupo de per-

sonas que reconocía: una mujer

linda esposa de un hombre gordo,

que saludaba a todos con una son-

risa de carisma mal disimulado y

a sus dos hijos cada quien con su

pareja, junto a la familia una mujer

a quien le faltaba una oreja y que

fumaba insaciablemente, a su lado

estaba su hija , una adolescente que

exaltaba el culo cuando caminaba y

sonreía con su cara de tonta coque-

ta mientras mascaba chicle. Se rió

de la escena y pensaba en esa gente

con cierto pesar, pues la mujer

bonita sólo era un instrumento de

mostrar a quien ni siquiera había

escuchado hablar en todos los años

de verla por ahí. El tipo gordo tenía

un negocio de ventas que poco a

poco se fue convirtiendo en una

fachada limpiando dineros sucios

de hombres de la guerra y la extor-

sión, los hijos por su parte eran

unos mimados que gozaban de mi-

les de amigos, novias y fiestas,

(Continuación de la edición

No. 043 de Identidad)

IV

Después de cerrar su apartamento

bajó las doce escaleras y estuvo en

la calle, se arrepintió de no llevar

la chaqueta pero se abstuvo de de-

volverse por ella. Caminó cuesta

abajo primero, luego se encontró un

pequeño mirador y sólo estuvo allí

por dos minutos, se fue en búsque-

da de un parque hasta que encontró

uno obscuro y de árboles con hojas

secas y otros sin ellas eran como

chamizos para murciélagos. Se es-

cuchaba música por todos lados,

sin embargo lo recorrió todo en

redondo mirando aquí y allá; esto y

aquello, vio a la pareja besarse, a la

que discutía, escuchó en una de las

esquinas del parque a un grupo de

jóvenes casi adolescentes fumar,

reírse y hablar cosas sin sentido.

Cuando de pronto iba terminando

de recorrer el lugar, observó en una

esquina a un grupo de personas que

conocía de otros tiempos. Llegó

gracias a lo chueco de los negocios

del papá. De la señora sin una ore-

ja, sabía que era una pobre puta,

quien tuvo un hijo en el tiempo que

estuvo presa por asesinar a su vio-

lador, un chico que lentamente

mientras crecía fue ganando terreno

en el campo de malevaje, y de esta

manera hizo dinero suficiente para

aliarse a negocios turbios como

los que hacía con el hombre gordo.

Por otro lado, la niña hija de la mu-

jer sin una oreja, era una de esas de

las que estudiar no quieren, sin em-

bargo heredó un rostro bonito, al-

gunas manías de la mamá y la

perspicacia para lograr entender

que lujo y dinero sólo era cuestión

de estrategia, pues si lograba co-

quetear y calentarle los huevos al

hombre correcto, tendría cuanto

quisiera. Al menos eso era lo que

decían de ella.

Le bastó media hora para

descifrar el entorno y la situación

de aquél lugar, visitado tantas veces

por razones de trabajo, y la

cercanía a su casa para entender

que los hombres que había visto

por allí desde niños, tenían en su

mente el chip de que el sexo, las

drogas, licor, motos, dinero fácil

era lo mejor, palabras más palabras

menos, una vida superficial y mise-

rable en la que un tiro o una cárcel

les estaba destinada. Por otro lado,

las mujeres estaban destinadas a ser

relegadas y dominadas por esos

hombres seudorreales, quienes

viajaban en motos de alto cilindraje

a toda velocidad o en carros de en-

sueño al ritmo ensordecedor de

reguetón y bachata o electrónica.

Esos hombres que con su pinta y

algo de billete escondían en sus

caras de bravucones sus miedos

más internos, conquistaban a aque-

llas cándidas jovencitas con sus

rostros excesivamente maquillados,

(Continúa en la página 10)

Malena era un tango

Y Griega Winikott

Habitante de la Metagalaxia

[email protected]

Imagen tomada de: http://www.dsgnr.cl/2013/08/pinturas-abstracta-al-oleo-daniel-densborn/

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Ella se apresuró a responder mien-

tras se levantaba de la mesa – No,

no… espéreme ahí afuerita cinco

minutos ¿Sí?. Él salió del bar y

tuvo que esperar media hora en

una acera, cuando se abrió la pesa-

da persiana, ella salió con otro tipo.

Ambos iban sonrientes se despidie-

ron de besito en la boca y ella

cruzó la calle hasta la acera donde

el esperaba. -¿Qué más Danis? –

Dennis. Corrigió él sin ánimo algu-

no - ¿Para dónde vamos o qué

hacemos? - La verdad es que yo no

conozco mucho y no sé usted qué

quiera hacer – Pues si quiere

vamos al centro de la ciudad y nos

tomamos otros traguitos más – No.

La verdad es que ya está muy tarde.

¿No hay por ahí un lugar más cer-

ca? - ¿Usted vive muy lejos de

aquí? Porque si quiere conseguimos

guaro por aquí y nos vamos para

allá - Ah, esa es buena idea. Si no

le da miedo, como estoy viendo,

hágale. Tomaron un taxi y en el

camino se detuvieron a comprar

licor- No se le olviden los cigarros.

Grito ella, mientras esbozaba una

sonrisa más natural y guiñaba un

ojo. Subieron al apartamento y allí

él encendió el equipo luego de bus-

car un cd de tangos y puso la can-

ción de Malena canta el tango - ¿Le

gusta el tango?- Preguntó él. – Sí,

un poco ese se llama como yo,

creo.- Sí, es cierto. Por eso dije lo

Veía en su sonrisa que era fingi-

da, que saludaba con efusividad a

los clientes; la miraba charlar con

sus compañeras del bar, con des-

interés y fatiga, cuando ya había

perdido el interés en la chica y al

haber terminado la cerveza, pagó y

salió del bar. De pronto sintió tras

de sí una voz ronca con un fuerte

hálito a cigarrillo que le decía: -

¿Ya se aburrió tan rápido? Él miró

de inmediato, era la chica. Le res-

pondió con un sí lacónico, pero

amable. – No, venga, tómese otra

cerveza y me invita a un cigarrillo.

Intentó buscar una excusa, pero la

voz ronca y la tristeza infinita de

aquellos ojos miel lo hicieron de-

volverse al bar - Hágale, la invito

a un trago también si quiere. Le

dijo mientras ella encendía el ciga-

rrillo y asentía con la cabeza a la

vez.- ¿Cómo es su nombre? pre-

guntó él – Ah… titubeó un momen-

to ella. – No importa. Yo me llamo

Dennis ¿Qué quiere tomar? – Gua-

ro ¿puedo? -Sí, hágale.- Me llamo

Malena, pero me gusta más que me

digan Nena. -Malena, como el tan-

go. Afirmó él. Ella en cambio hizo

un gesto como de no entender.

– No importa ¡Salud! y brindaron.

Eran casi las tres de la madrugada

y la gente iba saliendo del lugar, él

se percató y se dispuso a pagar la

cuenta para irse.- Nena, me voy.

Otro día seguimos conversando.

cabellos aplanchados, con un bon-

bom bum siempre en la boca, ropa

insinuante y su sonrisa de estúpi-

das muñecas Barbie, haciéndose

las difíciles primero y luego de

subidas en las motos o autos

dándose a la lujuria.

Se aburrió de estar ahí cavilando

y sacando conclusiones de vidas.

Entonces tomó camino a su aparta-

mento, en el camino se detuvo a

comer algo rápido. Sin embargo

hubo una última escena que lo me-

tió de nuevo en sus lecturas sobre

la cotidianidad, sucedió que vio a

una chica a quien conoció cuando

apenas era una niña, ya hecha toda

una mujer y que trabajaba como

mesera en una discoteca del lugar,

tenía la boca pintada de rojo, fuma-

ba un cigarrillo con avidez y que la

hacía ver ridícula, como si no su-

piera fumar. La vio fea y ordinaria.

Ella lo saludó con ademán indife-

rente y como de rutina. Él la siguió

hasta el bar y con la mirada la veía

andar insinuante, ir de esta mesa a

la de más allá. Pidió una cerveza en

la barra sólo por poder quedarse

allí a observarla: admiró su blusa

blanca de boleros en las mangas y

que dejaba ver en su pecho un poco

más de sus senos blancos, un short

tela de bluyín ajustado y unas chan-

clas que enseñaban el decorado de

sus uñas.

(Viene de la página 9)

Imagen tomada de: http://www.imagui.com/a/artes-abstractas-cpearXqkB

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de sorpresa - Espe-

re yo llamo un taxi

y la acompaño lue-

go le extendió va-

rios billetes. Ella le

dio las gracias,

cuando bajaban las

escaleras lo detuvo

en seco y lo besó

con pasión, casi le

lastimó los labios.

Él respondió el be-

so con naturalidad

a pesar de que Ne-

na emanaba un

fuerte olor a licor y

a cigarrillo -¿Nos

devolvemos? Pre-

guntó con una mix-

tura en sus palabras

de malicia y susto.-

No sé, lo que usted

quiera Nena. De

pronto y antes de

tomar la decisión el

pito de un taxi los empujó presuro-

sos a la salida y ambos sonrieron.

Ella se subió al auto y luego de

chantarle un beso infantil en la bo-

ca le dijo casi sin terminar las fra-

ses- vaya más tarde al bar y habla-

mos- Él asintió con la cabeza mien-

tras el carro tomaba el rumbo. Su-

bió a sus apartamento se tomó un

último trago y se quedó dormido

en el sofá cama vestido como esta-

ba.

Despertó de un golpe a eso de la

una de la tarde, a pesar del dolor de

cabeza y las náuseas recordaba

todo lo sucedido. Sin embargo no

pensó en Malena o Nena ni en nada

ni nadie. Entró al baño, orinó, se

pegó un baño largo y con agua bien

fría, después recogió el desorden,

se tumbó en el sofá cama de nuevo,

encendió la tele y se quedó hacien-

do zapping monótonamente hasta

que se durmió de nuevo, despertán-

dose a las cinco, hizo unas cuantas

llamadas, se vistió y se dispuso a

salir de su apartamento para cami-

nar hasta el bar donde vería a Ma-

del tango.- Sí, yo entendí, pero es

que no me gusta ni el nombre ni

quien me lo puso- ¿Puedo saber por

quién?- Mi padrino de bautizo,

quien fingía de muy varón. Una

vez me quedé sola en la casa y él

entró sin yo darme cuenta tenía yo

15 años de edad, e intentó violarme

además resultó ser un marica y un

pedófilo consagrado, dedicado a

desvirgar jóvenes de ambos sexos.

Pero no pudo, porque yo me de-

fendí con todas mis fuerzas y mis

uñas. Al tiempo supe que se había

ido con mi hermano para España a

prostituirse los dos. El guardó si-

lencio y al finalizar la canción dijo

- entonces ¿Qué música quiere que

le ponga Nena? – No sé, bachata o

cualquier otra cosa. - ¿Usted qué

hace? Le preguntó con su voz ron-

ca.- Vendo revistas y música en un

local comercial.- por eso tantas re-

vistas y cd´s- ¡Aja! Dijo él.- ¿Es

suyo?- Sí, es propio- Tan bueno.

Yo también quisiera tener mi nego-

cito propio-¿De qué? – De comidas

rápidas- Tiene que ahorrar Nena,

juiciosa e ir consiguiendo las cosas

que necesita - Sí, pero eso no es tan

fácil. Más si una tiene que llevar la

obligación de la casa sola, pues mi

mamá todo peso que coge lo gasta

en esos casinos de poca monta que

hay en el barrio, mi otro hermano

menor no sabe sino fumar ma-

rihuana y ver qué le roba a una Y

el papa de la niña, si le da $ 10.000

a la niña al mes es un milagro-

Comprendo ¿Y usted vive con el

papá de la niña?- No, ¿con ése

quién va a vivir?

Eran ya casi las seis de la mañana

cuando la chica le contó todas sus

penas y su única alegría, la hija

que tenía con un pillo, quien no era

más que un batidor y mandadero

de otros que sí asesinaban, extor-

sionaban, amenazaban y generaban

violencia o zozobra con otros ba-

rrios- Ya me tengo que ir, ya ama-

neció y todo. Dijo ella con ademán

(Viene de la página 10)

lena o Nena. Al llegar notó que ella

no estaba y que el lugar funcionaba

igual que ayer, mucha gente y las

meseras en su rutina, el administra-

dor en lo suyo; pero ella no estaba.

Se tomó primero una soda con un

antihistamínico, luego cerveza con

gaseosa, buscó algo de comer lige-

ro. Se devolvió al bar e inspec-

cionó nuevamente y ella aún no

llegaba. Pidió una cerveza bien

fría, el primer sorbo lo hizo arque-

arse un poco, pero lo superó, al ca-

bo de dos horas de espera no se

aguantó más . Viejo, ¿y Nena por

qué no vino? Preguntó por ella con

cierta naturalidad – Hermano… le

dijo el otro- pregúntele a Daniela,

la monita tetona que está al fondo,

ella sabe más que yo de eso.- ―De

eso‖ Le sonó extraño, no sólo el

tono sino la expresión final. Se

dirigió curioso hasta donde Danie-

la, la monita tetona, la saludó ama-

blemente, le ofreció un trago- Un

guaro doble ¿Puedo? Pidió ella

–Hágale. Ella misma fue y lo trajo

y fijó su mirada hacia la salida -¿Le

(Continúa en la página 12)

Imagen tomada de: http://www.imagui.com/a/artes-abstractas-cpearXqkB

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Imágenes tomadas de:

http://weblogs.clarin.com/antilogicas/page/

traído Daniela, la monita tetona. Y

salió a la calle.

Sin poder entender por qué,

Malena le estaba doliendo ahora en

el cuerpo y en el alma… Se re-

prochó con rabia inútil y con una

desazón infinita el no haberla en-

trado de nuevo al apartamento. La

hubiera salvado. Dijo. – ¿Perdón?

Preguntó el taxista- No, nada se me

chispotió. Ya en su apartamento

reconstruyó todo lo sucedido allí la

noche anterior y esa misma maña-

na, todo cuanto le había contado,

supo que no era nada que tuviera

que ver con el amor sino con la

impotencia, aunque no sintiera na-

da de culpa, pues a pesar de saber

mucho de ella, no pasó por su

mente aquel hombre criminal y

quien tal vez estaba como si nada

por ahí afuera después de cometer

tal crueldad.

-Ese era usted ¿cierto? Me animé

a preguntar luego de escucharlo

pacientemente por dos largas horas.

-Aquél recuerdo llega a mi mente

a menudo en sueños o a veces en

reflexiones acerca del actuar de la

vida, esa que nunca deja nada sin

cobrar aunque tampoco cobra de

inmediato. No sé qué fue del asesi-

no de Malena, pues nunca más

volví por ese bar ni por aquellas

calles. Lo único de lo que tengo

certeza es que esa noche y esa fría

noticia el mismo día marcó una

página en mi vida, porque así yo no

tenga culpa alguna en el suceso,

siento que si hubiera vuelto con ella

al apartamento la habría salvado

de tan atroz final.

Malena llenó una última página

indeleble de mi existencia, yo en

cambió sólo a parecí unas cuantas

horas en su página final.

Ella fue un tango de la vida real,

que tengo que hacer sonar hasta mi

página final.

Diciembre 2013 - Enero 2014. I.I.

Fomentamos

la lectura

y la escritura.

Este es tu espacio.

Está esperando tus

opiniones, tus cuentos,

tus ensayos, tus

poemas, tus pinturas,

t u s e s c u l t u r a s ,

t u s p a r t i t u r a s ,

t u s fotografías, tus

imágenes, tu música,

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e x p r e s i o n e s . . .

Tu s l e c t u r a s d e l

universo conocido

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Da r ienda sue lta a

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Más información con Humberto

Londoño. Correo Electrónico:

[email protected]

puedo preguntar por alguien? La

mujer lo miró sin interés y asintió

con la cabeza- ¿Nena por qué no

vino a trabajar? – Porque el hijue-

puta del marido la mató de diez

puñaladas esta mañana a las ocho.

Le respondió con una voz quebrada

y perdida en el bullicio del bar y

aunque fue muy clara ella, él sólo

atinó a decir -¿Qué? – Sí, el marica

ése estaba todo periquiado esperan-

do a que ella llegara. Cuando baja-

ba las escaleras para entrar al ca-

llejón por donde vivía ella, el mal-

parido este la cogió y entonces em-

pezaron a discutir y de un momento

a otro el güevón ese, sacó una na-

vaja grande y ahí la dejó tirada-

¿Cómo así? Y es que a esa hora no

había nadie por ahí que le ayudara

– Sí, pero cuando llegaron al hospi-

tal ella ya estaba más muerta que

nada.

-¡Mierda! Dijo él, se tomó dos

aguardientes de la media que había

(Viene de la página 11)