Identidad 44 - JUN 2015
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PUNTOS DE INTERÉS
ESPECIAL :
L e b a s t ó m e d i a h o r a
p a ra d esc i f r a r e l e n t o r n o
y l a s i t u a c i ó n d e a q u é l
l u g a r , v i s i t a d o t a n t a s
v e c e s p o r r a z o n e s d e
t r a b a j o , y l a c e r c a n í a a
s u c a s a p a r a e n t e n d e r
q u e l o s h o m b r e s q u e
h a b í a v i s t o p o r a l l í
d e s d e n i ñ o s , tenían en su
mente el chip de que el
sexo, las drogas , l i c o r ,
m o t o s , d i n e r o f á c i l e r a
l o m e j o r , p a l a b r a s m á s
p a l a b r a s m e n o s , u n a
v i d a s u p e r f i c i a l y m i s e -
r a b l e e n l a q u e u n t i r o
o u n a c á r c e l l e s e s t a b a
d e s t i n a d a . . .
Ver páginas 9-12.
AÑO 5 — NO 044 IIdentidad
+ COMUNA O1 + MEDELLÍN + ANTIOQUIA + COLOMBI A + CELAC +
N i ñ a s e s c r i t o r a s 2
U n r i f f d e g u i t a r r a 5
Malen a e ra u n t an go 9
CONTENIDO:
CONTRIBUCIONE$
VOLUNTARIA$
JUNIO DE 2015 Una publ icación de ASOHUELLAS
Lagartija vieja
ISSN 2256-2206
Ella era una animal sin
identidad, era una lagartija
vieja, pero actuaba como
una joven pavo real, así
solo lograba verse como
una cacatúa ridícula e
infantil.
Su más fervoroso deseo
era la obediencia, así fue
como se convirtió en la
reptililla despreciable e
insignificante que era, a
pesar de su ascendencia de
iguanas sobrias.
Su madre, una iguana
maniaca por el control, no
quiso verla crecer y desde
entonces la trató como a
una lagar t i j a , un se r
inferior que podía usar
como juguete.
Desde s iempre los
deseos de la iguana mamá
se incrustaron, de la forma
más repulsiva, en la libido
de la lagartija hija, lo
que la tornó distraída,
ensimismada, y con un
afán incontenible de
hacerse notar, por lo que
su na tu ra l condic ió n
reptante se le prestaba
bien en esas situaciones.
Su act i tud se tornó
extremadamente compla-
ciente con quienes, le
decían, pertenecían a la
generación de su madre o
anteriores, ingenuamente
aprendió a reconocer el
mundo de forma vertical,
Quántico
Poeta de la Trascendencia
como una cadena natural
de seres en la que cada
eslabón inferior se debía a
al eslabón superior, por lo
que los de abajo debían a
los de arriba todo, donde
lo más importante era
siempre la obediencia.
Su vida la pasó obede-
ciendo e l d e s e o y l o s
caprichos de todos. Cada
cumpleaños aumentaba su
frustración al evidenciar
q u e l a c a d e n a n o
s e g u í a h a c i a a b a j o
t a n sólidamente como
ella quisiera, para que
otros seres hicieran
realidad (padecieran) sus
más bajos arrebatos.
Marzo 2012. I.I.
Imagen tomada de: http://www.panoramio.com/user/6241071/tags/lagartija
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Dirección, diseño y diagramación
Humberto Londoño
Edición
Humberto Londoño
Corrección ortotipográfica
Catalina Nanclares
Participan en este número
Quántico, Karen Rojas, Valeria Castaño del Valle, Sharon Nicole Agudelo García, Laura Correa Agudelo, Juliana Muñoz Madrid, Isabela Cardona Toro, Isabela Restrepo Garzón, Paula Jimena Lamus Contreras, Arley Salazar Blandón, Y Griega Winikott
Fotografías
Imágenes de internet
FLOR LINDA
Había una vez una flor que estaba
floreciendo, cuando un día apareció
una niña y le hecho agua, al verla
que estaba muy bonita se la mostró
a su mamá, su madre le dijo que era
muy hermosa que la cuidara mucho,
la niña siempre llevaba la flor a
todas partes, le encantaba llevarla
al parque a jugar con ella, la niña
jugó y jugó hasta que el sol secó la
matica, la niña se puso muy triste
porque la mata se había muerto, la
cogió y le echó agua y tierra nueva,
pasó el tiempo y la mata floreció
nuevamente, cuando la niña vio que
salió una florecita, salió corriendo a
su casa muy feliz a contarle a su
mamá lo alegre que estaba con su
nueva matica, ya la niña jugaba con
ella en el parque pero el tiempo
necesario, el sol se ponía fuerte y la
niña se iba para la casa con su
matica para que no se volviera a
marchitar y le echaba agüita. II
A S O H U E L L A S
A s o c i a c i ó n C o m u n i t a r i a
D e j a n d o H u e l l a s
N I T : 8 1 1 0 1 3 5 1 1 - 0
POR UNA NIÑEZ SANA, CREATIVA, SOLIDARIA Y ALEGRE
Calle 104 No. 36BB - 22 Barrio Granizal - Medellín, Colombia
IIdentidad
Ediciones Artesanales La Caverna
ISSN 2256-2206
Bib l ioteca Nacional de Colombia
Minis ter io de Cul tura
Repúbl ica de Colombia
31-01-2012
“... el sentido de las palabras solo pertenece a la representación de cada uno y por mucho que sea aceptado por todos, no tiene otra existencia que la que tiene en el pensamiento de los individuos
tomados uno por uno... ”
Michel Foucault.
Textos Cotidianos de Realidades Invisibles
Niñas escritoras
Karen Rojas
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
Textos escritos por niñas estudiantes del grado segundo (2o - 1) de la I. E.
Monseñor Perdomo, en la comuna 13, Medellín. Los que se publican a petición
de la profesora Berta Luz Barrera Roldan <[email protected]>
LA PRINCESA VALERIA
Había una vez una linda y
hermosa princesa llamada Valeria,
ella vivía en un castillo verde con
muchas plantas, el cual era muy
grande y hermoso, el castillo que-
daba cerca de un pueblito, allí vivía
la princesa con sus padres los
cuales la amaban mucho, el castillo
era muy grande y hermoso habían
jardines, flores, pájaros, conejos,
ardillas y caballos, a la princesa
Valeria le gustaba mucho jugar con
ellos. La princesa tenía un perrito
llamado King, él era su mejor
amigo, nunca la dejaba sola, ella lo
amaba con todo su corazón,
compartían en familia y jugaban
mucho los fines de semana ,
después de que hacia las tareas
de su escuela, organizaban las
plantas, les echaban agua y se
bañaban en el río con sus amigos
los cuales eran los animales del
castillo, a Valeria le parecía muy
divertido. II
Valeria Castaño del Valle
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
Imagen tomada de: http://eljardindelassreflexiones.blogspot.com/2014/10/
el-jardin-de-mi-vida.html
Imagen tomada de: https://tusrelatoscortos.wordpress.com/2013/02/10/la-princesa-nube/
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MATIAS Y SU GATICA
Había una vez un niño
llamado Matías, él estaba
jugando en el jardín de su
casa, jugaba con sus
juguetes, Matías tenía una gatica llamada Luna la cual quería
demasiado, un día él se puso a jugar con su gatica y su pelota,
él tiraba la pelota y Luna debía ir por ella, llegó la noche y
estaban cansados los dos y ya se querían ir para la casa, al rato
Matías y Luna llegaron a la casa, él le dijo a su madre que
estaba muy cansado porque había jugado mucho con Luna y
que quería comer para poder acostarse a dormir y al otro día
amanecer con mucha energía para poder volver a jugar
divertidamente con su gata Luna, siempre tuvieron juegos
divertidos y cada día inventaban juegos nuevos para que no se
cansaran de jugar siempre lo mismo y conocieron amigos
nuevos y jugaban con ellos también. II
Sharon Nicole Agudelo García
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
EL CASTILLO ENCANTADO
Erase una vez una reina
llamada Kora, cuando
Kora quedo en embarazo
y nació su hija ella le puso
una peineta mágica en su cabello, fue pasando el tiempo cuando
la hija de la reina fue creciendo, preguntó que por qué había un
brujo malvado cerca del castillo en el cual ellas vivían, que le
podía quitar sus poderes para él poder gobernar el castillo, y lo
iba a lograr hechizando la laguna y convirtiéndola en su guarida
para esconderse, la reina Kora le dijo a su hija las dos juntas
vamos a unir nuestros poderes y no vamos a dejar que ese brujo
nos robe nuestros poderes, la reina le dijo a su hija oye hija,
cuando yo ya no esté tú serás la reina por mí y gobernarás y
serás dueña del castillo y la hija, que tenía la peineta, le dijo que
sí, que ella cuidaría el reino cuando la reina faltara y nunca se
iba a quitar la peineta porque siempre la recordaría. II
Laura Correa Agudelo
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
LA BRUJA Y EL SAPO
En un bosque muy lejano
había una bruja llamada Sara,
un día Sara iba caminando por
un bosque oscuro y se encontró
con un sapo y lo llamo Tomas, este le hablo a la bruja Sara y ella
toda asustada le preguntó qué quería, el sapo Tomas le dijo que el
deseo que quería era que ella lo convirtiera en hombre, que si ella
cumplía su deseo estaría con ella para toda la vida y tendrían hijos, la
bruja asustada le dijo que cómo lo podía convertir en hombre si él
era un sapo, él le dijo que dándole un beso lo podía convertir en
hombre y así fue, ella le dio el beso a el sapo Tomas y el sapo se fue
convirtiendo en un hombre alto y apuesto, la bruja lo vio y se
enamoró de él, le dijo que nunca había conocido un hombre tan
apuesto, que quería que fueran esposos y tener hijos como él se lo
había dicho, pasó el tiempo, fueron felices para siempre y tuvieron
muchos hijos. II
Juliana Muñoz Madrid
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
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Imagen tomada de: http://www.divxclasico.com/foro/viewtopic.php?
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LOS CUADERNOS CANTORES
Tina y Tin son dos
cuadernos que cantaban
canciones de amor, de
felicidad y se inventan
divertidas historias, en la cual tú, ¡sí tú! la que estás leyendo
esta gran historia, eres la hermosa princesa y eres la protago-
nista, queremos que nos acompañes a recorrer el mundo, a
compartir grandes momentos con nosotros mientras nosotros
vamos cantando, queremos que conozcas gente nueva y
divertida, que hagas nuevos amigos para compartir con ellos
grandes momentos, ir a pasear con ellos conocer grandes
lugares del mundo y queremos que con tus amigos ayudes a
los animales de la ciudad y juegues también con los animales,
pero también, como te diviertes con tus amigos, debes ser
responsable y hacer las tareas que te ponen en la escuela y te
ayudaremos a que hagas las tareas juiciosa. II
Isabela Cardona Toro
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
LA PRINCESA Y LOS ANIMALES DEL BOSQUE
Había una vez una
princesa llamada Sofía,
un día la princesa se
perdió en el bosque, no
sabía que camino coger para llegar a su castillo, caminaba y
caminaba y no encontraba su casa, se sintió tan cansada que
decidió sentarse al lado de un árbol para descansar, pasó el
tiempo y Sofía se quedó dormida en el árbol y no llegó a su
casa ese día, al otro día amaneció, el rey y la reina que eran
sus padres se preocuparon mucho porque Sofía no había
llegado esa noche a su casa y salieron a buscarla en el
bosque. Cuando la encontraron vieron que jugaba con unos
animales del bosque, que estos animales cuidaron todo el
tiempo mientras la princesa dormía. El rey y la reina para
agradecer a los animales por haber cuidado a princesa
hicieron una fiesta en el castillo. II
Isabela Restrepo Garzón
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
JUAN Y SU GATICO
Estaba una vez Juan con su
gatico, a Juan le gustaba
siempre salir a todos lados
con su gatico, a la escuela a jugar con sus amigos, un día la mamá
de Juan le dice que debe ir a estudiar a la escuela, que ya es tarde,
Juan esconde su gatico en la maleta y se lo lleva para la escuela a
la entrada de la escuela se dan cuenta que Juan ha llevado una
mascota y no le dejan entrar su gatico, lo debe dejar afuera de la
escuela, Juan en la escuela pasó muy triste, no prestaba atención a
clase, solo pensaba que su gatico se iba a perder, cuando llegó la
hora de salida Juan salió muy triste pensando en su gatico, cuando
abrieron la puerta de la escuela, Juan vio a su gatico parado es-
perándolo y Juan se puso demasiado contento por haber vuelto a
ver a su gatico y nunca más lo volvió a llevar a la escuela para
que no se perdiera. II
Paula Jimena Lamus Contreras
Estudiante 2o - 1. I. E. Monseñor Perdomo
Comuna 13 — Medellín
Imagen tomada de: http://www.taringa.net/post/imagenes/3579225/Algunas-Hadas-
Y-Princesas-Parte-I.html
Imagen tomada de: http://jardindegaia.blogspot.com/2014/12/fauna-princesa-sofia-
glires.html
Imagen tomada de: http://www.argnoticias.com/sociedad/item/10368-
aprendiendo-a-leer-junto-a-los-gatos
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ma político que tene-
mos así digamos lo
contrario, nos en-
canta padecer,
sufrir, nos encanta
el método con el
que nos educan
tanto en la escuela
como en la univer-
sidad, decidir o
no, nos da igual,
por ello ¡Ahh, y porque soy
colombiano! Es que no me gusta
desentonar y me da igual a quién
elijan, así me la pase criticando, así
no haga nada para demostrar mi
inconformismo cuando se me con-
voca a la urna. Lo sé, los hijos de
mi hermano y los hijos de mis so-
brinos me habrán de reprochar mi
actitud tan colombiana en unos
quince a cuarenta años, aunque
pensándolo bien veo un idealismo
en mis palabras porque creo que en
ese futuro existirá eso que hoy día
denominamos ―Universidad públi-
ca‖. En fin, suelo perderme en mis
propios pensamientos y no llegar a
nada concreto, mi cerebro no tiene
una mathesis universalis con la
cual le pueda dar orden a mis pen-
samientos.
Como ya dije estoy sentado en el
lugar donde están las mesas del
bloque doce en la universidad, le-
yendo, escuchando el riff de guita-
rra, de pronto una algarabía: estu-
diantes saliendo al descanso del
primer bloque de clase, ellos con
sus bullas juveniles recrean con
griteríos los pasillos del bloque,
Un riff de guitarra suena como
intro de la canción que escucho, es
rápido mas no cae en lo que se le
pueda considerar pesado o estri-
dente, a la vez leo a don Manuel
Mejía Vallejo, para ser más exacto
La sombra de tu paso, Claudia y
Bernardo basando su relación en el
recuerdo y el olvido. Voy en el
capítulo VI que comienza así:
Antes de llegar a verte
sólo una pena tenía,
porque entonces no sabía
de la pena de quererte.
Esto es lo que leo.
La canción aún en su riff intro-
ductorio, leo sentado por las mesas
del bloque doce del Alma Máter,
hoy han elegido un nuevo rector, es
e c o n o m i s t a ¡ D i o s m í o !
¿Economista? La verdad no estoy
sorprendido, pareciese que sí por la
utilización de los signos de puntua-
ción, pero no, ya sabrán por qué:
soy colombiano, es normal que este
tipo de cosas, es decir, de decisio-
nes se tomen acá, nos gusta el siste-
esos rostros van y vienen por el
lugar. Se antojan de escándalos
que caen en el ridículo y evidente
juego de la coquetería descarada,
de las ganas extremas de aparearse
entre todos, unos con otros, así
haya una negación del asunto, el
inconsciente es una loca adorable
(parafraseando a Baudelaire, aun-
que él lo decía más por la esperan-
za, aquí lo hago pero con los deseos
que el humano constantemente lle-
va grabado en la piel); yo procuro
seguir leyendo a Mejía Vallejo,
escuchar la voz de Scott Weiland
Sex Type Thing que me ayuda en la
concentración, ya saben ustedes,
manías que uno coge con el tiempo.
Voy a dejar de mirar a todo ese
viaje de hormonas que corren por
aquellos cuerpos habidos de sentir,
cuando un rostro me atrapa, enton-
ces mis ojos se olvidan del libro
que tengo en mis manos, de los
STP, ¡Qué va, mirá! Me grita el
bendito subconsciente, miro, luego
¿qué hacer? Esa es una de las pre-
guntas que crean pequeñas dico-
tomías en lo cotidiano, son las da-
doras de sentido a la existencia
humana, en mi caso procuran un
terror casi siniestro al relacionarse
más con la impotencia que me cau-
sa el miedo que con los anhelos de
tomar alguna medida que pueda
causar alguna trascendentalidad y
cambie de raíz mi historia. Obvio,
gana el silencio, pero no evito dejar
(Continúa en la página 6)
Un riff de guitarra
Arbey Salazar Blandón
Pues ya uno metido en gastos… Es que si las
cosas van a salir se me paran en llegandito a la
boca. A veces no caben en las palabras lo que
quiero decir, entonces me trago las palabras para
que no me molesten. Yo me las trago. Manuel
Mejía Vallejo.
Imagen tomada de: https://albertogranados.wordpress.com/2011/12/16/mujeres-
leyendo/
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- Vos vivís en la Universidad –me
dice.
-Sí –le respondo y ya, pues no
encuentro algo para agregar.
Jocosamente lo dice para que los
otros compañeros que acaban de
sentarse en nuestra mesa lo escu-
chen.
-¿En qué baño guardás tu ropa?
–me pregunta y descaradamente se
ríe, pero labios y risas son la fiesta
del lugar. Ella se burla de mis au-
sencias racionales, por mis comen-
tarios, por mi falta de criterio por
argumentar por qué me mantengo
en la universidad. Los recién llega-
dos se ríen de mí, han entendido el
chiste de entrada.
Uno de ellos dice.
-En los casilleros de deportes ya
lo conocen, incluso hasta lo salu-
dan, uno de los rincones de allá le
tienen reservado, tiene el nombre
de él sobre unos clavos que es don-
de le ponen las bolsas con la ropa.
Otro repone.
-No, a él se la guardan en la garita
de los vigilantes y cuando a los
perros les da frío le ponen la ropa
de éste.
Entonces digo muy solemne en
mi tono de voz.
-Pasa que en mi casa no puedo
leer, ni escribir, hacen mucho
hemos alcanzado
el nivel de lo ce-
lestial, pienso en
ese asunto y aún
no logro entender
cómo ella soporta
tanto dramatismo
intelectual de mi
parte.
-Hola, -pienso
decirle lo básico,
deseo ser fuerte,
no darle impor-
tancia para que
ella no se crea el
Non plus ultra de la facultad de
comunicaciones.
-¿Cómo estás? –pregunta ella, a
mí me dan ganas de gritarle que
ando con ganas de satanizarla, de
regar el rumor que es hija del Aver-
no porque su belleza es la imposi-
bilidad de la salvación para el con-
denado.
-Bien, ¿Y tú? –le respondo con
frialdad, para no faltarme.
-Bien, -responde a secas.
Entonces se me antoja otra inge-
niosa respuesta: ¿Bien o muy bien?
Le preguntaría, luego me aprove-
charía de ese momento y remataría
mi comentario: porque si estás bien
significa que te encuentras en un
estado casi neutral, es decir, más
allá del bien y del mal, pero si estás
muy bien entonces vas llegando a
la esperanza. (Sí, ya dije que tengo
una manera dulzona de pensar las
cosas en mi mente, pero una forma
es cómo lo pienso y otra cómo lo
digo).
-Qué bueno.
de observarla y pensarla como una
de las modelos de Manet (El retrato
de Berthe), no Monet, entonces
procuro hacerme el ausente pero
ella me descubre mirándola, craso
error de mi parte, creo que ella se
ha de ver plasmada en mis ojos
como el máximo hecho numinoso
del buen Dios, me ha de encontrar
perdido en el dulce laberinto de
sus palabras, de sus pensamientos,
yo que todo lo poetizo, de una for-
ma tan mínima me voy quedando
enredado en su cabello , en su blusa
naranjada, en el jean azul que cubre
esos dos pilares que la mantienen
en pie sobre la faz de la tierra, en
sus delineados y abultados labios,
en la paz de sus ojos. Me saluda,
hago lo propio al tiempo que me
confabulo con la razón para no que-
dar en evidencia, sin embargo todo
es en vano, todo, pues siento que he
profanado el magnánimo espectá-
culo de la creación que es ella por
haber puesto mis normales ojos
sobre ella.
Sigue su camino, y se detiene en
el pasillo que une al doce y el tre-
ce, allí compra un tinto, yo me
hago el loco, como si ella no exis-
tiera, como si nunca pasara por mi
lado y yo no la hubiese saludado.
Al minuto se encuentra sentada al
frente mío, en la misma mesa.
-Hola –dice ella y todo lo ilumina
tal y como lo describe Gustavo
Cerati en Vuelta por el universo, la
saludo haciéndome el indiferente
pero ella conoce mi táctica, sabe
que tipos como yo nos creemos
tanto y estamos tan confiados de lo
que conocemos que pensamos esta-
mos elevados de lo terrenal y
(Viene de la página 5) Imagen tomada de: http://www.argnoticias.com/sociedad/item/10368-aprendiendo-a-leer-
junto-a-los-gatos
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-Es un viejito mantenido
–replica otro.
-No es un mantenido,
solo se ha dedicado a la
literatura –remata Va y yo
ahora la veo tan Atenea y
ha pasado del Averno al
Olimpo.
Se dicen otras dos cosas
o tres, pasa en ese momen-
to una profesora que des-
pierta ciertas sensaciones
en los estudiantes que ven
el curso de Literatura Na-
cional I con ella. Uno de
los de la mesa dice exalta-
do.
-Ahí pasó la profesora…
-Sí, esa profe solo con
abrir la boca, decir algo interesante
lo pone a uno a mil, demasiado
inteligente para mi gusto.
-Es el sueño de más de un filólo-
go.
-¿Te imaginás una noche de pa-
sión con ella?
-Ha de ser complicado, a lo mejor
me corcha en el acto carnal –digo,
todos me miran como buscando un
argumento inexistente en mis pos-
tulados. Al no tener algo interesan-
te que decir suelto el siguiente
deslenguado comentario-, piénsese
escándalos los vecinos y en las tar-
des el calor es insoportable, eso no
permite hacer es nada.
-En la mía sucede igual -responde
Va (Así me pidió que le siguiera
diciendo algunos días atrás por mis
confusiones mentales con su nom-
bre)-, resulta imposible realizar
algo ya sea académico o lúdico.
¿Lúdico? ¿Por qué no hablo así?
Pienso que mi estructura discursiva
se encuentra determinada por el
ambiente social en el que crecí, las
palabras que más utilizo son las que
me identifican en los lugares a los
que voy o pertenezco y los que me
conocen saben lo folclórico que
puedo llegar a ser al hablar e iden-
tificarme con ellos en lo que consi-
deramos mundo. Entonces es el
momento de decir algo inteligente,
de pedir indulgencia por faltar al
juicio lógico de considerar a la uni-
versidad como mi casa, quiero de-
cir, plantear un problema que de-
muestre ante Va que soy inteligen-
te, pero lo único que me sale es un:
-Además mi mamá me manda
para la universidad para que me
eduque y no siga siendo el bruto
que soy.
-¡Ahh, tu mamá te mantiene! -
dice uno.
con ella y justo en el instante más
candente le pide que le hable de la
literatura de la colonia porque es su
tema favorito y es el que más la
excita. Si me preguntan a mi ¿Qué
haría en ese instante? Mi respuesta
es contundente: yo ni me leí ―Mi
vida‖ de Josefa del Castillo.
Hay risas, pero Va, que es más
metódica y reflexiva que los otros,
pregunta.
-¿Cómo será encontrar a alguien
que se excite pensando, por ejem-
plo, en poesía o literatura?
Y como soy experto en hablar,
ante ella, sin controlar a la irreve-
rente de mi lengua y mi ingenuo
cerebro, y que ando balbuceando
ideas sin sentido a todas horas, se
me va saliendo.
-A mí me pasó una vez –Todos
me miran.
Debía decir: a un amigo de un
amigo, o un conocido, pero no, tuve
que decir a mí, luego pienso en mi
idiotez que no tiene límites, porque
me propongo no darle alargue al
asunto de Va y lo que termino
haciendo es retenerla con mis boba-
(Continúa en la página 8) Imagen tomada de: http://norte61.rssing.com/chan-13133883/all_p6.html
Imagen tomada de: http://www.taringa.net/posts/arte/15142126/El-misterio-
de-las-mujeres-que-leen-en-la-pintura.html
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-¿Qué tiene que ver eso con lo
que hablábamos?
Me avergüenzo por mi comenta-
rio, pero cambio de parecer y le
doy gracias a mi arrebatada len-
gua porque…
-Pues en que uno puede pensar
en otras cosas cuando está en mo-
mentos así.
Vienen otros comentarios sobre
la facultad de la mujer de pensar
en otras cosas mientras comparte
su místico mundo, no los hago yo,
los hace otras gentes más aveza-
das en el tema porque yo trato de
silenciarme pero ya es tarde, me
he traicionado, le di tanta impor-
tancia a ella, sol de la noche, que
dije cosas típicas de un arrebata-
capas. De un momento a otro se
levantan de la mesa, se despiden
de mí y vuelven al salón de clase.
Veo a Va perderse por las escalas
sin despedirse, maldigo mi suerte,
a mi lengua, a mis presurosos
pensamientos y decido escribir
éste relato, me he olvidado del
riff de guitarra, de la voz de Scott
Weiland, del nuevo rector ¡Pobres
ciencias humanas! De don Ma-
nuel Mejía Vallejo y La sombra
de tu paso. Ahora manda Va, ya
esto es un relato que la teoría lite-
raria nunca habrá de estudiar. I.I.
de los pájaros, el aleteo de las alas
de las mariposas que se habían
descendían del nudo al dejar de ser
crisálidas, estrenaban sus alas por el
abdomen de ella, revoloteando
como si volar fuera un regalo del
cielo, el silencio de las pieles del
pasado retumbaban en mis oídos
también.
Esa tarde decidí viajar por los ana-
les de la imaginación, procurando
rememorar el pasado, cosa que nun-
ca hago, en brazos, piernas, torsos,
caderas de cuerpos que han… re-
sulté confundiéndome en imágenes
venidas del fútbol: jugadas, tácticas,
contragolpes, defensas, mientras
que mis ganas de alcanzar el cielo
aferrado al cuerpo de ella se fueron
diezmando, mis antojos se hicieron
frágiles.
Pero no, lo dije al contrario de
como aquí lo escribo. Ya les dije
que me pierdo fácil en imágenes,
en cosas que pienso y que mi bo-
ca se suelta a hablar hasta más no
poder.
Los comensales quedan extra-
ñados por mi narración. Va
pregunta.
das para que no se vaya y yo la
pueda consumir en cada palabra,
cada mirada, cada pensamiento.
-Verán, -digo- un tiempo atrás
tenía un encuentro casual y fortuito
con una mujer… -relato la historia
de la manera como no la voy pen-
sando y ordenando en mi cabeza,
yo la quiero narrar así:
Un mujer con la que compartí por
algún tiempo atrás cariño, tenía
algo físico que no me gustaba, pi-
diéndoles a ustedes amigos discul-
pas de antemano porque creerán
que yo impongo el cuerpo por enci-
ma de los sentidos, pero es falso,
completamente falso, pues conside-
ro que de nosotros el cuerpo es algo
importante, pero lo que somos se
refleja en la forma en cómo senti-
mos y nos percibimos cuando com-
partimos lo que somos a través de
los sentidos con los otros que nos
pueden ayudar a trascender como
sujetos pensantes. La cuestión es,
ya aclarada mi posición, que una
pequeña criatura se le metió en la
barriga por nueve meses, después
que fue arrojado al mundo le deja-
ron un nudo gigantesco sobre el
monte de Venus para no permitirle
olvidar que ella es madre de la na-
turaleza, de la especie humana.
Pues bien, en ese nudo habitaban
mariposas que permitían escuchar
su aleteo cuando sobre el nudo salía
el sol, también se escuchaban los
cantos de los pájaros y cuando en
las tardes era cubierto aquel lugar
con arrullos lejanos de otras pieles
que pasaron cerca de allí se intuía
que la noche llegaba con sus gali-
matías silenciosas. Una tarde que
nos quemábamos por dentro y se
nos reflejaba en el afuera decidimos
luchar en la cama, combatirnos
cuerpo a cuerpo, sin cuartel, yo,
desde que había descubierto aquel
lugar ya no podía pastorear mis
ovejas en el monte porque el canto
Imagen tomada de: http://blocs.lescorts.cc/unaimagenyunaspalabras/2010/06/10/silvia-plath-pintora/
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hasta una banca de concreto cerca
al grupo de personas, observaba
con atención a los transeúntes que
por allí pasaban, de repente su mi-
rada empezó a hacer un recuento
minucioso de aquel grupo de per-
sonas que reconocía: una mujer
linda esposa de un hombre gordo,
que saludaba a todos con una son-
risa de carisma mal disimulado y
a sus dos hijos cada quien con su
pareja, junto a la familia una mujer
a quien le faltaba una oreja y que
fumaba insaciablemente, a su lado
estaba su hija , una adolescente que
exaltaba el culo cuando caminaba y
sonreía con su cara de tonta coque-
ta mientras mascaba chicle. Se rió
de la escena y pensaba en esa gente
con cierto pesar, pues la mujer
bonita sólo era un instrumento de
mostrar a quien ni siquiera había
escuchado hablar en todos los años
de verla por ahí. El tipo gordo tenía
un negocio de ventas que poco a
poco se fue convirtiendo en una
fachada limpiando dineros sucios
de hombres de la guerra y la extor-
sión, los hijos por su parte eran
unos mimados que gozaban de mi-
les de amigos, novias y fiestas,
(Continuación de la edición
No. 043 de Identidad)
IV
Después de cerrar su apartamento
bajó las doce escaleras y estuvo en
la calle, se arrepintió de no llevar
la chaqueta pero se abstuvo de de-
volverse por ella. Caminó cuesta
abajo primero, luego se encontró un
pequeño mirador y sólo estuvo allí
por dos minutos, se fue en búsque-
da de un parque hasta que encontró
uno obscuro y de árboles con hojas
secas y otros sin ellas eran como
chamizos para murciélagos. Se es-
cuchaba música por todos lados,
sin embargo lo recorrió todo en
redondo mirando aquí y allá; esto y
aquello, vio a la pareja besarse, a la
que discutía, escuchó en una de las
esquinas del parque a un grupo de
jóvenes casi adolescentes fumar,
reírse y hablar cosas sin sentido.
Cuando de pronto iba terminando
de recorrer el lugar, observó en una
esquina a un grupo de personas que
conocía de otros tiempos. Llegó
gracias a lo chueco de los negocios
del papá. De la señora sin una ore-
ja, sabía que era una pobre puta,
quien tuvo un hijo en el tiempo que
estuvo presa por asesinar a su vio-
lador, un chico que lentamente
mientras crecía fue ganando terreno
en el campo de malevaje, y de esta
manera hizo dinero suficiente para
aliarse a negocios turbios como
los que hacía con el hombre gordo.
Por otro lado, la niña hija de la mu-
jer sin una oreja, era una de esas de
las que estudiar no quieren, sin em-
bargo heredó un rostro bonito, al-
gunas manías de la mamá y la
perspicacia para lograr entender
que lujo y dinero sólo era cuestión
de estrategia, pues si lograba co-
quetear y calentarle los huevos al
hombre correcto, tendría cuanto
quisiera. Al menos eso era lo que
decían de ella.
Le bastó media hora para
descifrar el entorno y la situación
de aquél lugar, visitado tantas veces
por razones de trabajo, y la
cercanía a su casa para entender
que los hombres que había visto
por allí desde niños, tenían en su
mente el chip de que el sexo, las
drogas, licor, motos, dinero fácil
era lo mejor, palabras más palabras
menos, una vida superficial y mise-
rable en la que un tiro o una cárcel
les estaba destinada. Por otro lado,
las mujeres estaban destinadas a ser
relegadas y dominadas por esos
hombres seudorreales, quienes
viajaban en motos de alto cilindraje
a toda velocidad o en carros de en-
sueño al ritmo ensordecedor de
reguetón y bachata o electrónica.
Esos hombres que con su pinta y
algo de billete escondían en sus
caras de bravucones sus miedos
más internos, conquistaban a aque-
llas cándidas jovencitas con sus
rostros excesivamente maquillados,
(Continúa en la página 10)
Malena era un tango
Y Griega Winikott
Habitante de la Metagalaxia
Imagen tomada de: http://www.dsgnr.cl/2013/08/pinturas-abstracta-al-oleo-daniel-densborn/
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Ella se apresuró a responder mien-
tras se levantaba de la mesa – No,
no… espéreme ahí afuerita cinco
minutos ¿Sí?. Él salió del bar y
tuvo que esperar media hora en
una acera, cuando se abrió la pesa-
da persiana, ella salió con otro tipo.
Ambos iban sonrientes se despidie-
ron de besito en la boca y ella
cruzó la calle hasta la acera donde
el esperaba. -¿Qué más Danis? –
Dennis. Corrigió él sin ánimo algu-
no - ¿Para dónde vamos o qué
hacemos? - La verdad es que yo no
conozco mucho y no sé usted qué
quiera hacer – Pues si quiere
vamos al centro de la ciudad y nos
tomamos otros traguitos más – No.
La verdad es que ya está muy tarde.
¿No hay por ahí un lugar más cer-
ca? - ¿Usted vive muy lejos de
aquí? Porque si quiere conseguimos
guaro por aquí y nos vamos para
allá - Ah, esa es buena idea. Si no
le da miedo, como estoy viendo,
hágale. Tomaron un taxi y en el
camino se detuvieron a comprar
licor- No se le olviden los cigarros.
Grito ella, mientras esbozaba una
sonrisa más natural y guiñaba un
ojo. Subieron al apartamento y allí
él encendió el equipo luego de bus-
car un cd de tangos y puso la can-
ción de Malena canta el tango - ¿Le
gusta el tango?- Preguntó él. – Sí,
un poco ese se llama como yo,
creo.- Sí, es cierto. Por eso dije lo
Veía en su sonrisa que era fingi-
da, que saludaba con efusividad a
los clientes; la miraba charlar con
sus compañeras del bar, con des-
interés y fatiga, cuando ya había
perdido el interés en la chica y al
haber terminado la cerveza, pagó y
salió del bar. De pronto sintió tras
de sí una voz ronca con un fuerte
hálito a cigarrillo que le decía: -
¿Ya se aburrió tan rápido? Él miró
de inmediato, era la chica. Le res-
pondió con un sí lacónico, pero
amable. – No, venga, tómese otra
cerveza y me invita a un cigarrillo.
Intentó buscar una excusa, pero la
voz ronca y la tristeza infinita de
aquellos ojos miel lo hicieron de-
volverse al bar - Hágale, la invito
a un trago también si quiere. Le
dijo mientras ella encendía el ciga-
rrillo y asentía con la cabeza a la
vez.- ¿Cómo es su nombre? pre-
guntó él – Ah… titubeó un momen-
to ella. – No importa. Yo me llamo
Dennis ¿Qué quiere tomar? – Gua-
ro ¿puedo? -Sí, hágale.- Me llamo
Malena, pero me gusta más que me
digan Nena. -Malena, como el tan-
go. Afirmó él. Ella en cambio hizo
un gesto como de no entender.
– No importa ¡Salud! y brindaron.
Eran casi las tres de la madrugada
y la gente iba saliendo del lugar, él
se percató y se dispuso a pagar la
cuenta para irse.- Nena, me voy.
Otro día seguimos conversando.
cabellos aplanchados, con un bon-
bom bum siempre en la boca, ropa
insinuante y su sonrisa de estúpi-
das muñecas Barbie, haciéndose
las difíciles primero y luego de
subidas en las motos o autos
dándose a la lujuria.
Se aburrió de estar ahí cavilando
y sacando conclusiones de vidas.
Entonces tomó camino a su aparta-
mento, en el camino se detuvo a
comer algo rápido. Sin embargo
hubo una última escena que lo me-
tió de nuevo en sus lecturas sobre
la cotidianidad, sucedió que vio a
una chica a quien conoció cuando
apenas era una niña, ya hecha toda
una mujer y que trabajaba como
mesera en una discoteca del lugar,
tenía la boca pintada de rojo, fuma-
ba un cigarrillo con avidez y que la
hacía ver ridícula, como si no su-
piera fumar. La vio fea y ordinaria.
Ella lo saludó con ademán indife-
rente y como de rutina. Él la siguió
hasta el bar y con la mirada la veía
andar insinuante, ir de esta mesa a
la de más allá. Pidió una cerveza en
la barra sólo por poder quedarse
allí a observarla: admiró su blusa
blanca de boleros en las mangas y
que dejaba ver en su pecho un poco
más de sus senos blancos, un short
tela de bluyín ajustado y unas chan-
clas que enseñaban el decorado de
sus uñas.
(Viene de la página 9)
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de sorpresa - Espe-
re yo llamo un taxi
y la acompaño lue-
go le extendió va-
rios billetes. Ella le
dio las gracias,
cuando bajaban las
escaleras lo detuvo
en seco y lo besó
con pasión, casi le
lastimó los labios.
Él respondió el be-
so con naturalidad
a pesar de que Ne-
na emanaba un
fuerte olor a licor y
a cigarrillo -¿Nos
devolvemos? Pre-
guntó con una mix-
tura en sus palabras
de malicia y susto.-
No sé, lo que usted
quiera Nena. De
pronto y antes de
tomar la decisión el
pito de un taxi los empujó presuro-
sos a la salida y ambos sonrieron.
Ella se subió al auto y luego de
chantarle un beso infantil en la bo-
ca le dijo casi sin terminar las fra-
ses- vaya más tarde al bar y habla-
mos- Él asintió con la cabeza mien-
tras el carro tomaba el rumbo. Su-
bió a sus apartamento se tomó un
último trago y se quedó dormido
en el sofá cama vestido como esta-
ba.
Despertó de un golpe a eso de la
una de la tarde, a pesar del dolor de
cabeza y las náuseas recordaba
todo lo sucedido. Sin embargo no
pensó en Malena o Nena ni en nada
ni nadie. Entró al baño, orinó, se
pegó un baño largo y con agua bien
fría, después recogió el desorden,
se tumbó en el sofá cama de nuevo,
encendió la tele y se quedó hacien-
do zapping monótonamente hasta
que se durmió de nuevo, despertán-
dose a las cinco, hizo unas cuantas
llamadas, se vistió y se dispuso a
salir de su apartamento para cami-
nar hasta el bar donde vería a Ma-
del tango.- Sí, yo entendí, pero es
que no me gusta ni el nombre ni
quien me lo puso- ¿Puedo saber por
quién?- Mi padrino de bautizo,
quien fingía de muy varón. Una
vez me quedé sola en la casa y él
entró sin yo darme cuenta tenía yo
15 años de edad, e intentó violarme
además resultó ser un marica y un
pedófilo consagrado, dedicado a
desvirgar jóvenes de ambos sexos.
Pero no pudo, porque yo me de-
fendí con todas mis fuerzas y mis
uñas. Al tiempo supe que se había
ido con mi hermano para España a
prostituirse los dos. El guardó si-
lencio y al finalizar la canción dijo
- entonces ¿Qué música quiere que
le ponga Nena? – No sé, bachata o
cualquier otra cosa. - ¿Usted qué
hace? Le preguntó con su voz ron-
ca.- Vendo revistas y música en un
local comercial.- por eso tantas re-
vistas y cd´s- ¡Aja! Dijo él.- ¿Es
suyo?- Sí, es propio- Tan bueno.
Yo también quisiera tener mi nego-
cito propio-¿De qué? – De comidas
rápidas- Tiene que ahorrar Nena,
juiciosa e ir consiguiendo las cosas
que necesita - Sí, pero eso no es tan
fácil. Más si una tiene que llevar la
obligación de la casa sola, pues mi
mamá todo peso que coge lo gasta
en esos casinos de poca monta que
hay en el barrio, mi otro hermano
menor no sabe sino fumar ma-
rihuana y ver qué le roba a una Y
el papa de la niña, si le da $ 10.000
a la niña al mes es un milagro-
Comprendo ¿Y usted vive con el
papá de la niña?- No, ¿con ése
quién va a vivir?
Eran ya casi las seis de la mañana
cuando la chica le contó todas sus
penas y su única alegría, la hija
que tenía con un pillo, quien no era
más que un batidor y mandadero
de otros que sí asesinaban, extor-
sionaban, amenazaban y generaban
violencia o zozobra con otros ba-
rrios- Ya me tengo que ir, ya ama-
neció y todo. Dijo ella con ademán
(Viene de la página 10)
lena o Nena. Al llegar notó que ella
no estaba y que el lugar funcionaba
igual que ayer, mucha gente y las
meseras en su rutina, el administra-
dor en lo suyo; pero ella no estaba.
Se tomó primero una soda con un
antihistamínico, luego cerveza con
gaseosa, buscó algo de comer lige-
ro. Se devolvió al bar e inspec-
cionó nuevamente y ella aún no
llegaba. Pidió una cerveza bien
fría, el primer sorbo lo hizo arque-
arse un poco, pero lo superó, al ca-
bo de dos horas de espera no se
aguantó más . Viejo, ¿y Nena por
qué no vino? Preguntó por ella con
cierta naturalidad – Hermano… le
dijo el otro- pregúntele a Daniela,
la monita tetona que está al fondo,
ella sabe más que yo de eso.- ―De
eso‖ Le sonó extraño, no sólo el
tono sino la expresión final. Se
dirigió curioso hasta donde Danie-
la, la monita tetona, la saludó ama-
blemente, le ofreció un trago- Un
guaro doble ¿Puedo? Pidió ella
–Hágale. Ella misma fue y lo trajo
y fijó su mirada hacia la salida -¿Le
(Continúa en la página 12)
Imagen tomada de: http://www.imagui.com/a/artes-abstractas-cpearXqkB
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Imágenes tomadas de:
http://weblogs.clarin.com/antilogicas/page/
traído Daniela, la monita tetona. Y
salió a la calle.
Sin poder entender por qué,
Malena le estaba doliendo ahora en
el cuerpo y en el alma… Se re-
prochó con rabia inútil y con una
desazón infinita el no haberla en-
trado de nuevo al apartamento. La
hubiera salvado. Dijo. – ¿Perdón?
Preguntó el taxista- No, nada se me
chispotió. Ya en su apartamento
reconstruyó todo lo sucedido allí la
noche anterior y esa misma maña-
na, todo cuanto le había contado,
supo que no era nada que tuviera
que ver con el amor sino con la
impotencia, aunque no sintiera na-
da de culpa, pues a pesar de saber
mucho de ella, no pasó por su
mente aquel hombre criminal y
quien tal vez estaba como si nada
por ahí afuera después de cometer
tal crueldad.
-Ese era usted ¿cierto? Me animé
a preguntar luego de escucharlo
pacientemente por dos largas horas.
-Aquél recuerdo llega a mi mente
a menudo en sueños o a veces en
reflexiones acerca del actuar de la
vida, esa que nunca deja nada sin
cobrar aunque tampoco cobra de
inmediato. No sé qué fue del asesi-
no de Malena, pues nunca más
volví por ese bar ni por aquellas
calles. Lo único de lo que tengo
certeza es que esa noche y esa fría
noticia el mismo día marcó una
página en mi vida, porque así yo no
tenga culpa alguna en el suceso,
siento que si hubiera vuelto con ella
al apartamento la habría salvado
de tan atroz final.
Malena llenó una última página
indeleble de mi existencia, yo en
cambió sólo a parecí unas cuantas
horas en su página final.
Ella fue un tango de la vida real,
que tengo que hacer sonar hasta mi
página final.
Diciembre 2013 - Enero 2014. I.I.
Fomentamos
la lectura
y la escritura.
Este es tu espacio.
Está esperando tus
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poemas, tus pinturas,
t u s e s c u l t u r a s ,
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universo conocido
y d e s c o n o c i d o . . .
Da r ienda sue lta a
t u i m a g i n a c i ó n …
Invita:
A S O H U E L L A S
A s o c i a c i ó n
C o m u n i t a r i a
D e j a n d o
H u e l l a s
Más información con Humberto
Londoño. Correo Electrónico:
puedo preguntar por alguien? La
mujer lo miró sin interés y asintió
con la cabeza- ¿Nena por qué no
vino a trabajar? – Porque el hijue-
puta del marido la mató de diez
puñaladas esta mañana a las ocho.
Le respondió con una voz quebrada
y perdida en el bullicio del bar y
aunque fue muy clara ella, él sólo
atinó a decir -¿Qué? – Sí, el marica
ése estaba todo periquiado esperan-
do a que ella llegara. Cuando baja-
ba las escaleras para entrar al ca-
llejón por donde vivía ella, el mal-
parido este la cogió y entonces em-
pezaron a discutir y de un momento
a otro el güevón ese, sacó una na-
vaja grande y ahí la dejó tirada-
¿Cómo así? Y es que a esa hora no
había nadie por ahí que le ayudara
– Sí, pero cuando llegaron al hospi-
tal ella ya estaba más muerta que
nada.
-¡Mierda! Dijo él, se tomó dos
aguardientes de la media que había
(Viene de la página 11)