Iberian Houses

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ArquitecturaViva Aniceto Marinas, 32 E-28008 Madrid [email protected] www.ArquitecturaViva.com Arquitectura Viva 167. 10/2014 RCR Arquitectes · Estudio Entresitio · Campo Baeza · Loureiro · Aires Mateus Foster in Mexico · Brazilian Masters: Lelé and Bo Bardi · DOSSIER: CONCRETE Casas ibéricas Dossier Hormigón Arquitectura Viva 167 Iberian Houses Five Domestic Manifestos

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ArquitecturaViva.com

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Arte / Cultura

Técnica / Construcción

D ossier H ormigó n. Por su durabilidad, resistencia y plasticidad, además de por su capacidad para incorporar aditivos o fibras que mejoran sus propiedades, el hormigón sigue siendo un material indispensable en la arquitectura. Aquí se presentan cinco casos, incluidos por su carácter innovador desde el punto de vista técnico: una dotación de EM2N en un cruce ferroviario de Zúrich; una casa de vacaciones de Buchner Bründler en Linescio, en la Suiza italiana; un museo dedicado al dibujo arquitectónico en Berlín, del equipo Nps Tchoban Voss; unas oficinas en Múnich por Tillicharchitekten; y, finalmente, un centro de artes escénicas construido por Brasil Arquitetura en São Paulo.

P ara terminar, una reflexión sobre el confort, lección magistral impartida por Ignacio Paricio al jubilarse como Catedrático de Construcción en Barcelona.

56 Pepa Cassinello La Edad del Hormigón Pasado y futuro de un material 5 estudios de caso Dotación ferroviaria, Zúrich Casa de vacaciones, Linescio Museo, Berlín Oficinas, Múnich Centro artes escénicas, São Paulo Productos 80 Ignacio Paricio Sostenibilidad y sensualidad

49 Libros ‘Arts & Architecture’ Muertes de arquitectos El arte de pasear Eduardo Arroyo por sí mismo Una heroína moderna

41 Fernando Serapião Técnica y compromiso Lelé, 1932-2014 44 Guilherme Wisnik Construir para la vida Lina Bo Bardi, 1914-1992

Calif ornia en f acsímil. Editado por Benedikt Taschen, Arts & Architecture es una cuidada antología de la mítica revista del ‘Case Study Program’. Además, Necrotectónicas, una exploración literaria sobre las muertes de arquitectos; la dimensión estética del paseo según Walkscapes; un autorretrato arquitectónico de Eduardo Arroyo; y la primera biografía crítica de la italo-brasileña Bo Bardi.

Maestros brasileñ os. El fallecimiento en mayo de João Filgueiras Lima, Lelé, un gran arquitecto brasileño que hizo del compromiso social la razón de su obra, coincide con el centenario del nacimiento de Lina Bo Bardi, la romana que en la década de 1950 viajó a Brasil para transformarse en la mayor repre-sentante de una modernidad anclada en la cultura local y al servicio de la vida.

D irector Luis Fernández-Galiano

D irector ad j unto José Jaime S. Yuste D iagramación y red acción Cuca Flores Eduardo Prieto Laura Fernández Raquel Vázquez Miguel Fernández-Galiano Isabel Rodríguez Claudia Satrústegui Andrea Lusquiños Irene Ezquerra Jorge Martín Coord inación ed itorial Laura Mulas Gina Cariño P rod ucción Laura González Jesús Pascual Ad ministración Francisco Soler S uscrip ciones Lola González D istribución Mar Rodríguez P ublicid ad Cecilia Rodríguez Teresa Maza R ed acción y ad ministración Arquitectura Viva SL Aniceto Marinas, 32 E-28008 Madrid Tel: (+ 34) 915 487 317 Fax: (+ 34) 915 488 191 AV@ ArquitecturaViva.com www.ArquitecturaViva.com

P recio: 15 euros © Arquitectura Viva

Esta revista recibió una ayuda a la edición del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte en 2014

5 Actualidad Un nuevo aeropuerto de Foster Gehry inaugura en París Koolhaas: Garage moscovita Estambul en peligro La Torre de David, desalojada

11 Ana Tostões Hábitats modernos Casas ibéricas, 1950-1970

Entre muros 18 RCR Arquitectes Casa en Olot Estratos y fracturas 24 Estudio Entresitio House 1.130, Madrid Podio habitado 28 Alberto Campo Baeza Casa del infinito, Cádiz Rigor horizontal 32 João Paulo Loureiro Dos casas en Monção Maclas vernáculas 36 Aires Mateus Casa en Alcobaça

En breve. Norman Foster ha ganado el concurso para el nuevo aeropuerto de México D.F.; Frank Gehry inaugura la sede de la Fundación Louis Vuitton en París y una exposición sobre toda su carrera en el Centro Pompidou; comienzan las obras del museo Garage en Moscú, por Rem Koolhaas; Estambul demolerá tres de sus rascacielos; y se evacúa la polémica Torre de David en Caracas.

Cinco manif iestos d omé sticos. La arquitectura doméstica fue en buena medida la rendija por la cual se introdujo la modernidad en España y Portugal. Pasado el tiempo, la casa sigue siendo un privilegiado campo de experimentación estética, como demuestran los cinco ejemplos ibéricos aquí seleccionados, que pueden concebirse como una suerte de manifiestos de sus autores. Las tres pri-meras casas son españolas: el proyecto, a la vez material y atmosférico, que han levantado Rafael Aranda, Carme Pigem y Ramón Vilalta en un solar medianero de Olot; la monumental vivienda de vacaciones que, inspirándose en la imagen de un podio, ha erigido con hormigón y travertino Alberto Campo Baeza en la gaditana bahía de la Plata y el proyecto fragmentado y sinuoso que los madrile-ños de Estudio Entresitio han construido en la capital. Junto a ellos se presentan dos casas portuguesas: la primera, situada en Monção, al borde de la frontera española, es una rotunda afirmación horizontal y paisajística que João Paulo Loureiro ha levantado con técnicas de ingeniería civil; la segunda, en la localidad histórica de Alcobaça y obra de los lisboetas Aires Mateus, está compuesta por una plataforma excavada de la que emergen un pequeño volumen y un muro zigzagueante, revestidos con un inmaculado blanco que resuena con su contexto.

D ep ó sito legal: M. 17.043/ 1988 I S S N: 0214-1256 D istribució n en quioscos: Logintegral I mp resió n: Artes Gráficas Palermo, S.L. Cubierta: RCR Arquitectes, Casa Entremuros, Olot © Hisao Suzuki. T rad ucciones: E. Prieto (Tostõ es, Serapião, Wisnik); L. Mulas, G. Cariño (inglés).

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Art / Culture

Calif ornia in F acsimile. Published by Taschen, Arts & Architecture is an anthology of the mythical magazine of the ‘Case Study Program.’ Also: Necro-técnicas, a literary exploration of the passing away of architects; the aesthetic dimension of the stroll according to Walkscapes; an architectural self-portrait of Eduardo Arroyo; and a critical biography of the Italian-Brazilian Lina Bo Bardi.

Technique / Construction

T o close, a reflection on comfort, a master lesson from Ignacio Paricio on his retirement as chair professor of construction in Barcelona.

B raz ilian Masters. The passing away in May of João Filgueiras Lima, Lelé, a great Brazilian architect who made social commitment the essence of his work, coincides with the centenary of the birth of Lina Bo Bardi, the Rome-born architect who in the 1950s moved to Brazil and came to represent a modernity anchored in local culture and service to life.

41 Fernando Serapião Technique and Commitment Lelé, 1932-2014 44 Guilherme Wisnik Building for Life Lina Bo Bardi, 1914-1992 49 Books ‘Arts & Architecture’ Deaths of Architects The Art of Walking Eduardo Arroyo on Himself A Modern Heroine

5 Actualidad A New Foster Airport Gehry Opens in Paris Koolhaas: Moscow Garage Istanbul in Danger Tower of David Vacated

11 Ana Tostões Modern Habitats Iberian Houses, 1950-1970 Between Walls 18 RCR Arquitectes House in Olot Layers and Fractures 24 Estudio Entresitio House 1.130, Madrid Inhabited Podium 28 Alberto Campo Baeza House of the Infinite, Cádiz Horizontal Rigor 32 João Paulo Loureiro Two Houses in Monção Vernacular Macles 36 Aires Mateus House in Alcobaça

I n S h ort. Norman Foster wins the competition for Mexico City’s new airport; Frank Gehry inaugurates the Fondation Louis Vuitton in Paris and the exhibition on his career at the Centre Pompidou; construction of the Garage by Rem Kool-haas begins in Moscow; Istanbul contemplates demolishing three skycrapers; and the controversial Torre de David in Caracas is evacuated.

F ive D omestic Manif estos. Domestic architecture was to a large extent the crack through which modernity was introduced in Spain and Portugal, and the private house remains a privileged laboratory for aesthetic experimenta-tion in these two countries, as shown by the five Iberian houses featured here, each of which can be said to be a manifesto of its author. The first three are Spanish: the house, at once material and atmospheric, which Rafael Aranda, Carme Pigem, and Ramón Vilalta have raised in a party wall plot in Olot; the monumental holiday residence which, drawing inspiration from the Roman podium, Alberto Campo Baeza has erected in concrete and travertine in La Plata Bay of Cádiz; and the fragmented, sinuous project that the Madrid-based Estudio Entresitio has carried out in the capital. Then come two Portuguese houses: one in Monção, on the Spanish border, a bold horizontal landscaping manifesto executed by João Paulo Loureiro with techniques of civil engineer-ing; and the other in the historical city of Alcobaça, a work of the Lisbon office of Aires Mateus, consisting of an excavated platform from which a small volume and a zigzagging wall emerge, clad in an immaculate white that echoes the surroundings.

56 Pepa Cassinello The Concrete Age Past and Future of a Material 5 Case Studies Railway Facility, Zurich Vacation House, Linescio Museum, Berlin Offices, Munich Arts Center, São Paulo Products 80 Ignacio Paricio Sustainability and Sensuality

D ossier: Concrete. Because of its durability, resistance, and aesthetic potentials, besides its capacity to incorporate additives or fibers that improve its properties, concrete has continued to be an indispensable material in archi-tecture. Here are five examples chosen by virtue of their technical innovative-ness: a facility by EM2N at a train crossing in Zurich; a vacation house by Buchner Bründler in Linescio, in Italian-speaking Italy; a museum devoted to architectural drawings in Berlin, by the team Nps Tchoban Voss; offices in Munich by Tillicharchitekten; and a performing arts center built by Brasil Arquitetura in São Paulo.

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Ana Tostões

Hábitats modernosHouses in Spain and Portugal, 1950-1970

La vivienda, y en particular la casa individual, constituye el programa central de la producción arquitectónica moderna. Incorporando los va-lores civilizatorios de la cultura decimonónica, la casa llega al siglo xx en un momento en el que en Occidente se consolida la noción de espacio privado y confort doméstico. En 1951 Martin Heidegger, en su conferencia de Darm-stad ‘Bauen, Wohnen, Denken’, relaciona el término ‘construir’ con el verbo ser y con la acción de estar, para concluir que el «habitar es la traza fundamental del ser, la condición de la vida de los mortales». Replanteando la idea de ‘construcción’ y buscando identificar el ver-dadero ‘ser’, su crítica da cuenta de la quiebra de la solución materialista del racionalismo, abriendo un nuevo camino para la revaloriza-ción de los aspectos únicos, mágicos y creativos del proyecto de arquitectura.

Hacer un balance histórico de la arquitectura doméstica ibérica nos lleva a revelar la poten-cia de la producción de las décadas de 1950 y 1960, un periodo al rescate de una tradición moderna matizada con la incorporación de las preexistencias locales y culturales y la relec-tura luminosa y valiente de las vanguardias. En los años de la reconstrucción europea de la posguerra y de la revisión crítica de lo moder-no, España y Portugal presentaban un contex-to político-cultural con algunos paralelismos, como las dictaduras franquista y salazarista. La represión se ejercía en la vida cotidiana de los ciudadanos, y tuvo un eco concreto, sobre todo en Portugal, en la imagen de la arquitectura desde finales de los años 1920. Otras eran las circunstancias de España, que sobrevivía a una traumática guerra civil que había interrumpido un proceso más radical de afirmación moderna, por lo que el rescate de la modernidad lo que reclamaba era la continuidad que se había roto. Con todo, conviene mencionar el evidente pa-ralelismo que en ambos países se dio respecto a acciones y eventos. Justo después de la creación de las ICAT (1947), tiene lugar en Lisboa en 1948 el i Congreso de Arquitectura, un punto de inflexión en la reconquista de la libertad de expresión de los arquitectos. Al año siguiente,

En las décadas de 1950 y 1960 la casa fue un campo de experimentación para introducir la modernidad en España y Portugal, pero también para someter sus principios a revisión.

In the fifties and sixties, the house was the experimentation laboratory through which modernity was introduced in Spain and Portugal, but also subjected to revision.

The house, in particular the private house, constitutes the central program of modern ar-chitectural production. Bearing the civilizing values of 19th-century culture, the house came into the 20th at a moment of the history of the West that saw the consolidation of the notion of private space and domestic comfort. In a lec-ture given in Darmstadt in 1951, titled ‘Bauen, Wohnen, Denken,’ Martin Heidegger related the term ‘to build’ with the verb ‘to be’ and the action of being, concluding that “inhabiting is the fundamental trace of being, the condition of the life of mortals.” Readdressing the idea of ‘construction’ and seeking to identify the true ‘being,’ his critique reflected the failure of the materialist solution of rationalism, opening a new path for reassessing the unique, magical, creative aspects of the architectural project.

Working on a historical evaluation of Ibe-rian domestic architecture leads to a revelation of the power of peninsular production in the 1950s and 1960s. In the rescuing of modern tradition, it was a line nuanced by the incorpo-ration of local and cultural preexistences and the bright and brave rereading thereof by the avant-gardes. During the postwar years of Eu-ropean reconstruction and critical revision of modernity, Spain and Portugal presented some political and cultural parallelisms, such as the Franco and Salazar dictatorships. Repression was present in the everyday life of citizens, and this had a specific echo, especially in Portugal, in the image of architecture from the 1920s on. Other circumstances surrounded Spain, surviv-ing, as it was, a traumatic civil war which had interrupted a more radical process of modern affirmation; for Spain, then, rescuing moder-nity meant restoring a continuity that had been broken. Still, it helps to mention the evident par-allelism of actions and events in both countries. The creation of the ICAT (1947) was soon fol-lowed by the holding in Lisbon, in 1948, of Por-tugal’s first National Congress of Architecture, which was a turning point in the restoration of freedom of expression for architects. Spain had its turn the following year with the fifth National Assembly of Architects, with the presence of

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Curvilínea y adaptada con rigor a la topografía, la Casa Ugalde de José Antonio Coderch constituyó una suerte de manifiesto orgánico muy influyente en una generación de arquitectos españoles y portugueses.

Curvilinear and rigorously adapted to the topography, José Antonio Coderch’s Ugalde House as an organic manifesto was highly influential on an entire generation of Spanish and Portuguese architects.

en España tiene lugar la v Asamblea Nacional de Arquitectura, que cuenta con la presencia de Sartoris y Giò Ponti. En 1951 se crea el Grupo R en Barcelona y el Grupo ODAM en Oporto, y en 1953 coinciden el Manifiesto de la Alhambra y el Congreso de la UIA en Lisboa.

El programa de vivienda unifamiliar será el tema principal de investigación en la arquitectu-ra ibérica, en el marco de la crítica a lo moderno llevada a cabo en obras únicas en las que lo vernáculo se sintetizó a partir de referencias internacionales dispares, siguiendo una línea intensa de desarrollo en la que, según Alberto Sartoris, «la magia tradicional del arte ibérico se reencontró con el camino de una fuente in-terrumpida hacía mucho tiempo: la de la ima-ginación». A lo largo de los años 1950, el pro-totipo abstracto moderno se transforma en una ecuación que se resuelve con la naturaleza, la topografía, la luz, el viento, las vistas, el sentido del lugar y la intensidad de las raíces culturales. Es la época de la revisión de lo moderno, que en el contexto ibérico de atraso tecnológico cons-tituye un potencial susceptible de explorarse. Cada proyecto se estudia pacientemente, con pasión, desde el primer croquis hasta la pre-sencia obsesiva en la obra. La casa comporta la

magia de la experimentación; se convierte en el foco del debate de la arquitectura.

En 1951, José Antonio Coderch emerge con ese canto de libertad creativa que es la Casa Ugalde. Entre la curva expresionista y la ra-cionalidad funcional, Coderch se inspira en la arquitectura vernácula para llegar a una sor-prendente creación, como si el lugar, hecho de topografía y vistas, definiese la configuración de la casa para revelar mágicamente el genius loci. El proyecto sigue un fuerte orden radial; escalona el terreno y pone en relación a la ar-quitectura con el paisaje, tratando las curvas de nivel y los árboles como datos, y adaptándose al clima, la topografía, las vistas y la materialidad del enclave. Responde a la realidad y al tiempo, delineando una síntesis entre el expresionismo formal y las bases de una tradición organicista que, partiendo de Aalto, llegaría más tarde a Siza. Esta obra maestra, irrepetible, realizada para un cliente ilustrado, sensible y moderno, se ha convertido en un hito de la arquitectura mo-derna de todos los tiempos. La pasión por el de-talle, la obsesión por el rigor y la manipulación de los materiales, recuerdan la claridad de Mies. La sofisticación es una sofisticación rigurosa y moral, de la que resulta una síntesis de verdad

irreprochable. En este sentido, las semejanzas con la Casa das Canoas, de Oscar Niemeyer, resultan sorprendentes en su aproximación al Art Brut en cuanto nos damos cuenta de que las dos obras son estrictamente contemporáneas.

La referencia a los principios formales del Movimiento Moderno se asienta en la crítica permanente porque, como sugiere Ernesto N. Rogers, la arquitectura moderna no es una cues-tión de formas, sino de conceptos. El proyecto de la casa se usa críticamente para explorar el in-formalismo libre y espacialista de Le Corbusier, el expresionismo de Scharoun, las ondulaciones de Aalto, el límite de la referencia original de Mies o Neutra, y la construcción sencilla que no requiere tecnologías sofisticadas, explorando matices locales en experiencias innovadoras, con frecuencia operas primas de arquitectos. La influencia de Zevi conduce al abandono del Le Corbusier anterior a Ronchamp y la paralela exaltación del Wright de las Casas de la Pradera, dando cuenta con ello del interés por la materia y su adaptación a la naturaleza, rasgo que se extiende también al repertorio nórdico —una arquitectura periférica al igual que la ibérica—, y que por su naturaleza y su economía de medios se adaptaba a nuestra situación de escasez.

Entre Le Corbusier y MiesA diferencia de lo que pasaba en España, al inicio de los años 1950, la referencia insosla-yable en Portugal era Le Corbusier. A través de él se adoptaban las premisas racionales del Movimiento Moderno, referenciadas con el ex-presionismo de la moderna arquitectura brasi-leña. En Oporto, Viana de Lima recuperaba las ideas lecorbusianas en la Casa Aristides (1949) y en la Casa Rocha Gonçalves (1951) con una lectura brasileña evidente en la cubierta de ‘alas de mariposa’; las lecciones de Le Corbusier se siguen fielmente por Celestino de Castro, cuyas casas Santos Pousada (1948) y Ameal (1949) cumplen los ‘cinco puntos para una nueva arquitectura’.

Por esos mismos años, Ruy Athouguia, Eduardo Anahory y João Andresen son los más fieles seguidores de Mies en Portugal. Con un

J. A. Coderch, Casa Ugalde Ugalde House, Caldes d´Estrac, Spain (1951)

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Con su estructura de acero y madera, la Casa Férias Aiola o el bloque en la Serra de Arrábida, de Eduardo Anahory, son dos de las más tempranas adaptaciones del minimalismo miesiano al contexto portugués.

With its structure of steel and wood, Eduardo Anahory’s Férias Aiola House and the block in the Serra de Arrábida were two of the earliest adaptations of Miesian minimalism to the Portuguese context.

Sartoris and Giè Ponti. The year 1951 saw the formation of Grupo R in Barcelona and the group ODAM in Porto, and 1953 the signing of the Alhambra Manifesto in Granada and the celebration of the UIA Congress in Lisbon.

The one-family house program would be the main research theme in Iberian architecture, in the framework of criticism of the modern car-ried out in exceptional works executed with pro-grammatic materials, formal and spatial alike, and where the vernacular was synthesized on the basis of dissimilar international referenc-es, following an intense line of development in which, according to Alberto Sartoris, “the tra-ditional magic of Iberian art was reencountered with the path of a long interrupted fountain: that of imagination.” In the course of the 1950s, the modern abstract prototype became an equation which today we solve with nature, topography, light, wind, views, sense of place, and intensity of cultural roots. It was the period of the revi-sion of the modern, which in the Iberian context of technological backwardness constituted a potential to be explored. Each project was stud-ied with patience and passion, from first sketch to obsessive presence on site. The house bore the magic of experimentation, and thus became the focus of the architectural debate.

In 1951 José Antonio Coderch emerged with that chant to creative freedom that the Ugalde House was. Between the expressionist curve and functional rationality, Coderch drew inspi-ration from vernacular architecture to come up with a surprising creation, as if the place, made of topography and views, were what defined the configuration of the house, magically revealing the genius loci. The design followed a strong radial order; it terraced the ground and related the architecture to the landscape, treating slop-ing curves and trees as data and adapting to the climate, topography, views, and material character of the enclave. It responded to reality and time, delineating a synthesis between for-mal expressionism and an organicist tradition that came from Aalto and would reach Siza. This unrepeatable masterwork, carried out for an enlightened, sensitive, and modern client,

has become a milestone of modern architecture for all times. The passion for detail, obsession with rigor, and manipulation of materials are reminiscent of the clarity of Mies. The sophisti-cation is a rigorous and ethical sophistication, and it results in a truly irreproachable synthesis of truth. In this sense, the similarities to Oscar Niemeyer’s Das Canoas House are surprising in their closeness to Art Brut, as we realize that both works are strictly contemporary.

The reference to the formal principles of the Modern Movement situates itself in permanent criticism because, as Ernesto N. Rogers sug-gests, modern architecture is a question not of forms, but of concepts. The house project is critically used to explore Le Corbusier’s free, spatialist informalism, Scharoun’s expression-ism, Aalto’s undulations, the limit of Mies’s original reference, and simple construction without need for sophisticated technologies, exploring local nuances constituting innova-tive experiences, often first works of architects. Zevi’s influence led to the abandonment of pre-Ronchamp Le Corbusier and the parallel exaltation of Prairie-House Wright, revealing interest in material and its adaptation to nature, a feature that applies as well to the Nordic rep-

ertoire – a peripheral architecture, like Iberia’s –, which owing to its nature and economy of means adapts well to our situation of scarcity.

Between Le Corbusier and MiesUnlike in Spain, in Portugal at the start of the 1950s the unavoidable reference was Le Cor-busier. Through him the rational premises of the Modern Movement were adopted, which referenced with the expressionism of modern Brazilian architecture. In Porto, Viana de Lima retrieved the Corbusian ideas in the Aristides House (1949) and the Rocha Gonçalves House (1951), with an evident Brazilian reading in the ‘butterfly wing’ roof, but Le Corbusier’s lessons were faithfully followed by Celestino de Castro, whose Santos Pousada House (1948) and Ameal House (1949) complied with the ‘five points for a new architecture’ to the letter.

During those years, Ruy Athouguia, Edu-ardo Anahory, and João Adresen were the most loyal followers of Mies in Portugal. With in-transigent conceptualism, the Sande e Castro House (1956) materialized the idea of the glass house integrated in nature. The same logic of rigor and essentiality was present in Andre-sen’s Caxias House and Sostres’s MMI House

E. Anahory, Casa en Serra da Arrábida House, Portugal (1961)

E. Anahory, Casa Férias Aiola Férias Aiola House, Portugal (1959)

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intransigente conceptualismo, la Casa Sande e Castro (1956) materializa la idea de la glass house integrada en la naturaleza. La misma ló-gica de rigor y esencialidad está presente en la Casa Caxias de Andresen y en la Casa MMI (1955-1958) de Sostres, que se revelan seme-jantes en sus planimetrías. De la versión mini-malista da cuenta la casa que Eduardo Anahory construyó en el magnífico paisaje mediterráneo de la Serra da Arrábida, como un espacio per-sonal de evasión: usando sistemas modulares prefabricados, la casa funciona como un abrigo informal y cosmopolita, que recuerda la pro-ducción californiana de Craig Ellwood.

Vuelta a las raícesEntretanto, la creciente crítica de las premisas modernas promueve una nueva aproximación a las raíces, que implica una puesta en valor de asuntos como el contexto, las preexisten-cias o los materiales y sistemas constructivos tradicionales. Los principios y formas de la ar-quitectura racionalista, abstracta, generalista e internacional, cambiaban de cariz según fuesen las condiciones de cada lugar y cultura. En el tiempo de escasez y oscurantismo, y de aisla-miento internacional que la Península Ibérica

vivía —una época en la que, como reconocía Fernando Távora en 1947, «había que hacerlo todo y comenzar por el principio»—, los crea-dores insatisfechos buscaban colectivamente la renovación, abriéndose para ello al panora-ma internacional.

Aunque algunos se mantuviesen fieles al racionalismo ortodoxo y a la geometría orto-gonal, en aquellos años surgió la oposición entre la ortogonalidad propia de las vanguar-dias y lo curvilíneo, que puso de manifiesto las contradicciones que atravesaba el Movimiento Moderno. Alejandro de la Sota, en su vivienda en la calle Dr. Arce (1955), asume este expre-sionismo que señala a mediados de la década de 1950 tal momento de reflexión, y que acabará desencadenando un proceso de búsqueda de referencias locales y, en paralelo, exploraciones organicistas al calor del descubrimiento de la ar-quitectura popular. Tales indagaciones refleja-ban con precisión la influencia de Wright, de su discípulo John Lautner, o de Schindler, en su ca-pacidad para disgregar el volumen tradicional y desarrollar plantas de formas abiertas, radiales, escalonadas y ceñidas al terreno. Trabajaban así con la adaptabilidad del hexágono de acuerdo a una horizontalidad acentuada, partiendo del

paradigma orgánico establecido por Bruno Zevi y que se asociaba con la revelación que las cul-turas periféricas habían supuesto para el Movi-miento Moderno, desde el empirismo nórdico hasta la ‘libertad’ italiana de Scarpa, Albini y Gardella, y que en Portugal se traducía en la admiración por la escuela catalana, en especial gracias a la divulgación de las obras y escritos de Coderch llevada a cabo por Nuno Portas.

A la referencia a los principios fundamen-tales del Movimiento Moderno en las ideas de adecuación funcional y de lógica constructiva sigue una crítica permanente cuyo objetivo es la consideración de la historia cultural. Távora, en su Casa de Ofir, parece explotar la racionali-dad de Breuer, volviéndola orgánica. Federico Correa y Alfonso Milà, en la Casa Rumeu en Cadaqués (1963), elaboran una planta hexago-nal generada a partir de la directriz del mar y de las mejores vistas, para demostrar la libertad asumida respecto a un terreno abierto; por su parte, la forma de la Casa Julià (1956) se de-duce de los sistemas constructivos, y su planta pentagonal resulta de la relación con las vistas, la organización del interior producido por la geometría y la utilización de la piedra.

La arquitectura popular será, así, una fuente de inspiración, junto con la voluntad de inno-vación expresada por la prioridad que se da a lo moderno. Antonio Bonet, en La Ricarda (1953) establece una relación doble con lo mo-derno y lo vernáculo gracias al uso de la bóveda tradicional catalana, definiendo una secuencia de recintos abiertos y cerrados que se basa en la indeterminación de una serie de espacios de transición. El estudio para Joan Miró (1953-1957), de José Luis Sert, acrisola por su parte la modernidad lecorbusiana en la tradición ver-nácula. También en Miguel Fisac la adopción de tradiciones vernáculas y gestos orgánicos revela la influencia de Aalto.

Se produce, por tanto, un giro hacia formas y composiciones renovadoras, más abstractas y experimentales, sea a través de una traza organi-cista o de un racionalismo estricto, dándose pie este modo a un intenso proceso de depuración de las formas, un proceso a veces paradigmá-

En la década de 1950, arquitectos como Viana de Lima o Castro siguen en Portugal los dictados de Le Corbusier, mientras que otros, como el luso Althouguia o el español Sostres prefieren inspirarse en Mies.

In the 1950s, architects like Viana de Lima or Castro in Portugal followed the dictates of Le Corbusier, while others like the Portuguese Althouguia or the Spaniard Sostres preferred Mies.

C. De Castro, Santos Pousada House, Porto (1948)

Viana de Lima, Aristides House, Porto (1949)

Viana de Lima, Casa Rocha Gonçalves, Oporto Rocha Gonçalves House, Porto (1951)

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(1955-1958), which have similar floor plans. A minimalist version was given by the house that Eduardo Anahory built in the Mediterra-nean landscape of the Serra da Arrábida as a personal space of evasion: using prefabricated modular systems, the house worked like an in-formal and cosmopolitan coat, and echoed the Californian production of Craig Ellwood.

Return to RootsMeanwhile, growing criticism of the modern premises promoted a new approach to roots which involved emphasis on matters like con-text, preexistences, or the importance of tra-ditional building materials and systems. The principles and forms of rationalist, abstract, generalist, and international architecture were changing face, depending on the conditions of each place and culture. In the times of scarcity and obscurantism and of international isolation that the Iberian Peninsula was going through – a period when, as Fernando Távora admitted in 1947, “we had to do a lottery and start all over” –, unsatisfied authors collectively sought a renewal, and for this purpose opened up to the international scene.

Although some stayed true to orthodox ra-tionalism and orthogonal geometry, those years saw a tug-of-war between the orthogonality of the avant-gardes themselves on the one hand, and the curvilinear on the other, highlighting the contradictions that the Modern Movement was going through. In his house on Calle Dr. Arce (1955), Alejandro de la Sota took on on this expressionism which in the mid-1950s marked this moment of reflection, which would end up unleashing a process of looking for local refer-ences and, in parallel, organicist explorations in the heat of the discovery of popular architec-ture. These inquiries accurately reflected the in-fluence of Wright, of his disciple John Lautner, or of Schindler, in their capacity to break up the traditional volume and develop floor plates of open, radial, and terraced forms adapted to the terrain. In this way they worked with the adapt-ability of the hexagon in accordance with an accentuated horizontality, taking off from the

organic paradigm established by Bruno Zevi, and which was associated with the revelation that the peripheral cultures had brought into the Modern Movement, from Nordic empiri-cism to the Italian ‘liberty’ of Scarpa, Albini, and Gardella, and which in Portugal translated into admiration for the Catalan school, thanks especially to Nuno Portas’s dissemination of Coderch’s works and writings.

Reference to the principles of the Modern Movement in function and construction logic was followed by a permanent critique whose objective was the observation of cultural histo-ry. In his Ofir House, Távora seemed to explore Breuer’s rationalism, making it organic. In the Rumeu House in Cadaqués (1963), Federico Correa and Alfonso Milà devised a hexago-nal floor plan, generated from the directrix of the sea and the best views, to demonstrate the freedom gained with respect to an open terrain, while the shape of the Julià House (1956) was deduced from construction systems, and its pen-tagonal plan resulted from the building’s rela-tionship with views, the layout of the interior generated by the geometry, and the use of stone.

Popular architecture would be a source of inspiration, along with the desire for innova-

tion tackled through priority for the modern. In his La Ricarda House (1953) Antonio Bonet established a double relationship with the mod-ern and the vernacular thanks to the use of the traditional timbrel vault, defining a sequence of open and closed premises based on the indeter-mination of a series of transition spaces. In turn José Luis Sert’s studio for Joan Miró (1953-1957) put Corbusian modernity in vernacular tradition. In Miguel Fisac, too, the adoption of vernacular traditions and organic gestures revealed the influence of Aalto.

There was a turn to reformist forms and com-positions, abstract and experimental, through an organicist trace or through a strict rational-ism, generating a process of purifying forms, a process sometimes paradigmatic, as in the house in Vila-Viçosa by Nuno Portas and Nuno Teotónio. The Portuguese Survey of Regional Architecture, begun in 1955, would have cultur-al and political significance in this atmosphere of innovation made of resistance, whether to of-ficial conservatism or International Style sche-matism. It contributed to the effort to express a language of culturalist accents, reexamined to compromise between fidelity to the Modern Movement and attention to realities.

J. M. Sostres, Casa Moratiel (MMI) Moratiel House, Esplugues de Llobregat, Spain (1958)

R. Althouguia, Casa Sande e Castro House, Cascais, Portugal (1956)

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tico, como en es el caso de la Casa en Vila-Viçosa, de Nuno Portas y Nuno Teotónio. En este sentido, la realización de la Encuesta de la Arquitectura Regional Portuguesa, iniciada en 1955, tendrá un importante significado cultural y político en este ambiente de innovación hecho de resistencia —sea al conservadurismo oficial, sea al esquematismo del Estilo Internacional—, pues contribuirá al propósito de enunciar un lenguaje arquitectónico de acento culturalista, repensado entre la fidelidad al Movimiento Mo-derno y el compromiso con la realidad.

La reflexión impuesta por dicha Encuesta y el contexto que determinó aquellos años, defi-nen un momento crucial en el que la obra pio-nera de Fernando Távora revela una búsqueda basada en el equilibrio entre la vanguardia y el deseado compromiso con la historia. Heredero de Távora, el primer Álvaro Siza recupera el tema de las vanguardias históricas, relanzando el espacio en cuanto actor principal en lugar de las formas, y asumiendo los materiales tradi-cionales de una manera inédita. La preocupa-ción por el contexto conduce a una manera de proyectar abierta, que pone en valor las poten-cialidades del lugar, como ocurre en sus casas de Matosinhos, de 1954.

En todo ello influye el hecho de que, interna-cionalmente, se refuten los ‘cinco puntos’ de Le Corbusier: las cubiertas inclinadas se revisten de teja; se establece una relación estrecha con el plano del suelo; las ventanas vuelven a ser verticales; los muros son macizos; y los espa-cios se delimitan con claridad. Este enfoque está presente, por ejemplo, en las casas de Francisco Keil do Amaral o de Januário Godinho.

La arquitectura española, en su búsqueda de la modernidad auténtica que le había sido negada, recorrió caminos diferentes. Los años 1960 están marcados por la diversidad, con ar-quitectos que apuestan por la continuidad del racionalismo (Cabrero, Fisac, De la Sota), por el realismo vinculado a la influencia italiana en la Escuela de Barcelona (Bohigas y Martorell, Correa y Milà), por el organicismo de la Es-cuela de Madrid (Carvajal o Higueras con su Casa para Lucio Muñoz), por el regionalismo (Peña Ganchegui), por las influencias nórdicas y norteamericanas (Fernández Alba o Corrales y Molezún con su Casa Huarte), o por otras más radicales (Coderch o Sáenz de Oíza).

Por su parte, en Portugal, la afirmación de la madurez constructiva que caracteriza la pro-ducción de los años 1960, está protagonizada

por Mauricio de Vasconcelos, con su Casa en Restelo, por Manuel Tainha en la Casa Gallo, o por el joven Raul Hestnes Ferreira, con su Casa en Albarraque, donde sintetiza referen-cias que están entre la componente tectónica de Louis Kahn y la ambigüedad espacial de Robert Venturi. Con el cambio de los años 1970, la cuestión de la puesta en valor de los lenguajes arquitectónicos contribuirá a la superación del proyecto moderno. Prolongando su narrativa atemporal, Siza alcanza un momento de síntesis en la Casa Alves Costa en Moledo (1968): ex-puesta en su sofisticada modernidad loosiana; compleja en su trazado geométrico ligado a los puntos de referencia locales; intelectualizada en su complejidad formal.

‘No son genios lo que necesitamos’Octavio Paz, reflexionando en sus Hijos del limo (1969) sobre las raíces profundas del pa-sado, intenta abordar los retos del futuro: «La modernidad se separó del pasado; se la obligó a saltar hacia adelante en un ritmo vertigino-so que no permite echar raíces, empujándola hacia la supervivencia fugaz que se da de un día para otro. La capacidad de renovación de la modernidad depende de que sepa volver a sus orígenes.» En la cultura ibérica, la modernidad se llevó a cabo como un proyecto colectivo que pretendía la paradoja de no ser tradicionalista y a la vez no ignorar las raíces. En su texto ‘No son genios lo que necesitamos ahora’, publica-do en la milanesa revista Domus en noviembre de 1961 y al mes siguiente en la lisboeta Arqui-tetura, José Antonio Coderch se colocaba más allá del tiempo. El paralelismo con un famoso texto de Távora es evidente: «La arquitectura mitificada, la intocable virgen blanca, se acabó transformando en una manifestación de la vida, y el mito se deshizo. Y entre la obra maestra y la más humilde cabaña se vio que existían relaciones, al igual que las había entre el can-tero (o cualquier otro hombre) y el arquitecto.» La apología de una tradición viva, capaz de establecer una ética disciplinar verdadera y operativa está en la base de la potente contem-poraneidad de la arquitectura ibérica.

Durante los años 1960 las obras de Carvajal, Bonet, Peña Ganchegui, Siza, Portas o Higueras expresan diferentes maneras de entender el organicismo y la tradición vernácula como respuestas al Movimiento Moderno.

In the 1960s, the works of Carvajal, Bonet, Peña Ganchegui, Siza, Portas or Higueras presented different ways of understanding organicism and vernacular tradition as an answer to the Modern Movement.

Javier Carvajal, Casa Carvajal Carvajal House, Madrid (1965)

A. Bonet, Casa Ricarda Ricarda House, El Prat de Llobregat, Spain (1953)

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The reflection imposed by the survey and the context that determined those years defined a crucial moment in which Fernando Távora’s pioneering work threw light on the search for balance betweeen the avant-garde and the de-sired commitment to history. Heir to Távora, the early Siza revived the theme of the histori-cal avant-gardes, relaunching space as main actor in place of forms, and taking on tradi-tional materials in an unprecedented manner. The concern for context led to an open way of designing which highlighted the potentials of the place, as in the Matosinhos House of 1954.

Influential in all of this was the fact that Le Corbusier’s ‘five points towards a new archi-tecture’ were being refuted. Roofs sloped and were tile-clad, a close relationship was estab-lished between buildings and ground, windows were vertical again, walls solid, and spaces partitioned clearly, as in the houses by Fran-cisco Keil do Amaral or Januário Godinho.

Spanish architecture, in its search for the true modernity that had been denied it, traveled different paths. The 1960s were marked by diversity, with architects advocating the con-tinuity of rationalism (Cabrero, Fisac, Sota), by realism with Italian influences on the Barcelo-

na school (Bohigas and Martorell, Correa and Milà), by the organicism of the Madrid school (Carvajal or Higueras with the house for Lucio Muñoz), by Nordic and American influences (Fernández Alba or Corrales and Molezún with the Huarte House), or other things more radi-cal in concept and formalization (Coderch or Sáenz de Oíza).

In Portugal, for its part, the affirmation of constructive maturity – which character-ized the production of the 1960s – was led by Mauricio de Vasconcelos in the House in Restelo, Manuel Tainha in the Gallo House, or the young Raul Hestnes Ferreira in the House in Albarrque, where he synthesized references that belonged somewhere between Louis Kahn’s tectonic component and Robert Venturi’s spatial ambiguity. With the coming of the 1970s the question of emphasizing ar-chitectural languages would contribute to the surpassing of the modern project. Prolonging his timeless narrative, in the Alves Costa House in Moledo (1968) Siza arrived at a moment of synthesis – exposed in its sophisticated Loosian modernity, complex in its geometrical scheme linked to local reference points, intellectual-ized in its formal complexity.

It is not geniuses we needReflecting in his Hijos del limo (1969) on the deep roots of the past, Octavio Paz addressed the challenges of the future: “Modernity was separated from the past and forced to leap for-ward at a pace that did not allow putting down roots, pushing it toward fleeting, day-to-day survival. Modernity’s capacity for renewal de-pends on its knowing to return to origins.” In Iberian culture, modernity was carried out as a collective project that aspired to the paradox of being non-traditionalist without ignoring roots. In ‘It is not geniuses we need now,’ published in the Milan magazine Domus in November 1961 and in the Lisbon journal Arquitetura the next month, Coderch placed himself beyond time. The parallelism with a Távora text is clear: “Mystified architecture, the untouchable white virgin, ended up becoming a manifestation of life, and the myth broke down. And between the masterwork and the humblest hut it saw that relationships existed, just as they had be-tween the quarryman (or any other man) and the architect.” The apology of a living tradition capable of establishing a true, operative disci-plinary ethic lies at the heart of the powerful contemporaneity of Iberian architecture.

Fernando Higueras, Casa Lucio Muñoz Lucio Muñoz House, Torrelodones, Spain (1962-1971)

N. Portas y N. Teotónio, Vila-Viçosa House, Portugal (1962)L. Peña Ganchegui, Imanolena House, Motrico, Spain (1965) A. Siza, Matosinhos House, Portugal (1954)