Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

7
From: Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America 12.2 (1992) : 127-36. Copyright © 1992, The Cervantes Society of America ARTICLE Las brujas de Cervantes y la noción de comunidad femenina STEVEN HUTCHINSON PESAR de los mejores esfuerzos de los historiadores en los últimos 30 años, no se ha probado ni refutado la existencia entre los siglos XIV y XVII del culto de la brujería centrado en la celebración del Sabbat. Sobrevivían sin duda formas más antiguas de prácticas ocultas incluyendo lo que tradicionalmente se llamaba la brujería. Se ha intentado explicar el culto demoníaco de brujería, en cambio, como el puro producto de interrogación por parte de una élite (una tesis ya no sostenible como tal), o como la fusión específica de una cultura erudita —u ortodoxia religiosa— con sistemas tradicionales de creencias. En su libro más reciente, Carlo Ginzburg arguye que ciertas creencias y prácticas populares, tales como ritos de fertilidad, vuelos nocturnos, metamorfosis y comunicación con los muertos, se transformaron en el Sabbat debido a la persecución religiosa. Para él no hubo ningún culto ni ritos satánicos, sino sólo creencias y mitos (pp. 6-13, 300-301). En efecto, numerosos historiadores han documentado la demonización de creencias y prácticas tradicionales. Lo que queda sin resolver es la cuestión de un culto diabólico y la correspondiente organización o “secta” de la brujería. Si se toma en cuenta el hecho de que casi toda la documentación viene de fuentes o instituciones hostiles, la coincidencia de los testimonios 127 128 STEVEN HUTCHINSON Cervantes prueba muy poco en sí, pudiendo ser explicada tanto como imposición ortodoxa, como creencia difundida, y tal vez también como la existencia de un culto constituido por organizaciones locales. En cualquier caso, aun los escépticos de los siglos XVI y XVII se inclinaban a creer que por lo menos algunos de los acusados sí estaban convencidos de ser brujas y brujos participantes en un culto satánico con algún tipo de rito correspondiente. Para estos escépticos, el Sabbat no existía como tal, tratándose más bien de una ilusión del Sabbat inducida por el sueño, por sustancias alucinógenas, y a veces por el diablo mismo. El entendimiento del episodio de brujería en el “Coloquio de los perros” no depende en absoluto de una resolución al problema de si había o no una “secta” de brujería. Pero, sobre todo en el caso de la brujería cervantina, no podemos refugiarnos, como han hecho algunos críticos, en el cliché de que lo único que importa en la literatura es la “forma.” La Cañizares está bien informada sobre los debates corrientes referentes al Sabbat, y su autocensura respecto a lo que ella cree que ocurre en el aquelarre presupone un conocimiento del Sabbat por parte de los lectores de la novela. Al mismo tiempo, como señalaré más adelante, hay diferencias de sustancia y énfasis muy significativas entre su versión y los testimonios de los acusados. Tomo como punto de partida una observación sumamente obvia cuyas implicaciones merecen explorarse más de lo que se ha hecho hasta ahora: el que la gran mayoría de los supuestos practicantes de la brujería, tanto en la realidad histórica como en la ficción cervantina, son mujeres. Esto no era ningún secreto para los contemporáneos de Cervantes: con matices diferentes, se hablaba de la natural propensión femenina hacia la

Transcript of Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

Page 1: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

From: Cervantes: Bulletin of the Cervantes Society of America 12.2 (1992): 127-36.Copyright © 1992, The Cervantes Society of America

ARTICLE

Las brujas de Cervantes y la noción de comunidad femenina

STEVEN HUTCHINSON

PESAR de los mejores esfuerzos de los historiadores en los últimos 30 años, no se ha probado ni

refutado la existencia entre los siglos XIV y XVII del culto de la brujería centrado en la celebración del

Sabbat. Sobrevivían sin duda formas más antiguas de prácticas ocultas incluyendo lo que tradicionalmente se

llamaba la brujería. Se ha intentado explicar el culto demoníaco de brujería, en cambio, como el puroproducto de interrogación por parte de una élite (una tesis ya no sostenible como tal), o como la fusión

específica de una cultura erudita —u ortodoxia religiosa— con sistemas tradicionales de creencias. En sulibro más reciente, Carlo Ginzburg arguye que ciertas creencias y prácticas populares, tales como ritos de

fertilidad, vuelos nocturnos, metamorfosis y comunicación con los muertos, se transformaron en el Sabbatdebido a la persecución religiosa. Para él no hubo ningún culto ni ritos satánicos, sino sólo creencias y mitos

(pp. 6-13, 300-301). En efecto, numerosos historiadores han documentado la demonización de creencias y

prácticas tradicionales. Lo que queda sin resolver es la cuestión de un culto diabólico y la correspondiente

organización o “secta” de la brujería. Si se toma en cuenta el hecho de que casi toda la documentación viene

de fuentes o instituciones hostiles, la coincidencia de los testimonios

127

128 STEVEN HUTCHINSON Cervantes

prueba muy poco en sí, pudiendo ser explicada tanto como imposición ortodoxa, como creencia difundida, y

tal vez también como la existencia de un culto constituido por organizaciones locales. En cualquier caso, aun

los escépticos de los siglos XVI y XVII se inclinaban a creer que por lo menos algunos de los acusados sí

estaban convencidos de ser brujas y brujos participantes en un culto satánico con algún tipo de rito

correspondiente. Para estos escépticos, el Sabbat no existía como tal, tratándose más bien de una ilusión del

Sabbat inducida por el sueño, por sustancias alucinógenas, y a veces por el diablo mismo.

El entendimiento del episodio de brujería en el “Coloquio de los perros” no depende en absoluto de una

resolución al problema de si había o no una “secta” de brujería. Pero, sobre todo en el caso de la brujería

cervantina, no podemos refugiarnos, como han hecho algunos críticos, en el cliché de que lo único queimporta en la literatura es la “forma.” La Cañizares está bien informada sobre los debates corrientes

referentes al Sabbat, y su autocensura respecto a lo que ella cree que ocurre en el aquelarre presupone un

conocimiento del Sabbat por parte de los lectores de la novela. Al mismo tiempo, como señalaré más

adelante, hay diferencias de sustancia y énfasis muy significativas entre su versión y los testimonios de los

acusados.

Tomo como punto de partida una observación sumamente obvia cuyas implicaciones merecen explorarse

más de lo que se ha hecho hasta ahora: el que la gran mayoría de los supuestos practicantes de la brujería,

tanto en la realidad histórica como en la ficción cervantina, son mujeres. Esto no era ningún secreto para los

contemporáneos de Cervantes: con matices diferentes, se hablaba de la natural propensión femenina hacia la

Page 2: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

superstición y hacia el mal, la cual señalaba o bien una debilidad o bien un peligroso poder maléficointrínsecos a la mujer. Los testimonios de los procesados dan por sentado el trascendente papel

desempeñado por mujeres tanto en las organizaciones locales de brujería como en el Sabbat. Las mujeres

ocupaban los puestos más altos entre los seres humanos, mientras que los hombres hacían papeles

subalternos de ayudantes o músicos. En efecto, todo lo relacionado con la brujería de aquel entonces —el

nacimiento y la mortandad infantil, la fertilidad o esterilidad de los campos, los vuelos nocturnos, la cocina y

la orgía— se asociaba más bien con el dominio femenino. Mientras que los doctos de aquella época veían

conexiones con las famosas magas de la mitología clásica, las investigaciones actuales apuntan vagamente

12.2 (1992) Las brujas de Cervantes 129

hacia la demonización de cultos de fertilidad centrados en diosas paganas. Por otra parte, las estadísticas

referentes a la brujería en todas partes de Europa comprueban la preponderancia de mujeres, y sobre todo

de grupos compuestos más de mujeres que de hombres, entre los acusados. Todo esto sugiere no unacultura femenina separada sino más bien una serie de imágenes de comunidades principalmente femeninas

con dominio propio, comunidades marginales y cada vez más marginalizadas, y comunidades dobles que serealizaban como organizaciones locales y como conjuntos de participantes en el Sabbat. Aunque la Cañizares habla de las grandes reuniones del aquelarre, no hay ningún indicio en el “Coloquio”

de que haya organizaciones locales tales como las que se describen en los procesos del País Vasco. Añadocomo nota histórica que, según Gustav Henningsen (p. 23), la noción del Sabbat no penetró en Andalucía, lo

cual implica que Cervantes ha transferido la supuesta práctica del Sabbat a una región donde no estáarraigado ni el conocimiento del aquelarre ni mucho menos la “secta”. Lo que sí se encuentra en el

“Coloquio” es la historia de tres mujeres unidas por una especie de convivencia compleja que comprendeamistad, amor, envidia y malicia y sobre todo la práctica compartida de dos artes ocultas —la hechicería y la

brujería. Cabe recordar en seguida la distinción articulada por Julio Caro Baroja entre la hechicería comoarte solitario y la brujería como culto comunitario (Mundo, p. 126).

Si exceptuamos ciertas parejas formadas por mujeres, ya sean éstas amigas o rivales, las novelascervantinas ofrecen muy pocos casos de relaciones femeninas. El relato de la Cañizares en el “Coloquio”deja vislumbrar un mundo principalmente femenino a través de un conjunto de tres mujeres cuyas relaciones

entre sí excluyen lo masculino. El que sean tres mujeres es significativo porque es a partir de tres personascuando se constituye un grupo social —y un grupo, como se sabe muy bien desde los análisis de Georg

Simmel, tiene características muy diferentes de las de una relación entre dos personas. Dos veces se nos presenta a la Cañizares a través de sus colegas muertas. Tan pronto como el atambor

alude a la famosa hechicera la Camacha, la hospitalera aparece dramáticamente en el relato de Berganza. Demodo parecido, el relato de la Cañizares comienza con una larga descripción de la Camacha y sus poderes

mágicos, antes de pasar a la Montiela y luego a la Cañizares misma. Hasta este momento ni siquiera se sabesu nombre.

130 STEVEN HUTCHINSON Cervantes

En ambos casos se efectúa una transferencia de lo que es y hace la Camacha a lo que es y hace la Cañizares,ya que ésta sólo adquiere identidad mediante la identidad de la otra, al mismo tiempo que se proyecta la

imagen de un grupo de mujeres estrechamente relacionadas. En asuntos de hechicería hay un efecto de gradación de poder, del más al menos. Pero la Cañizares no

concede ninguna ventaja en asuntos de brujería, lo cual parece negar la noción de jerarquía en la brujería

Page 3: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

cervantina, a diferencia de la de los testimonios contemporáneos. Si no hay papeles rituales en el Sabbat, sepuede suponer que el aquelarre tal como lo entiende la Cañizares carece de los famosos ritos diabólicos que

invierten y distorsionan los ritos religiosos oficiales. Las brujas se acompañan en el viaje nocturno, festejanjuntas y gozan de deleites no nombrados con su cabrón: el aquelarre es una experiencia compartida en la cual

el yo se subsume en el pronombre nosotras. También hay que destacar en este contexto la estrecha amistadque une a la Cañizares y a la Montiela: aquélla comparte los infortunios y los regocijos de ésta, asume un

papel materno hacia los hijos de ella, pasa los “convites” con ella y la acompaña a la sepultura, de todo locual se desprende una profunda simpatía y una transferencia de identidad.

Las relaciones entre las tres mujeres y los hombres a los que se refiere la Cañizares ponen de relieve loespecíficamente femenino tanto de la vida cotidiana de las tres como del aquelarre mismo. Por un lado, hay

un conflicto asimétrico entre el sistema de justicia y las practicantes de hechicería y brujería. La Cañizaresdeclara en público que fue injustamente acusada de hechicería por unos “testigos falsos” y castigada por un“juez arrojadizo y mal informado” (p. 335); en privado dice que ella y la Montiela sufrieron los rigores de un

“juez colérico” y de un verdugo no sobornado (p. 343). Aunque los dos pasajes pueden referirse al mismocaso, el contexto del segundo parece indicar que se trata de brujería y no hechicería. En cualquier caso, salta

a la vista el poder hostil del sistema judicial, y sus cómplices entre el mismo pueblo, frente a las brujas yhechiceras. En otro momento, la Cañizares habla en tono medio especulativo de los experimentos que han

hecho “los señores inquisidores” con “algunas de nosotras que han tenido presas” (p. 340). Por otro lado, si el sistema judicial victimiza a las acusadas, la hechicería puede también dominar y

subyugar a los hombres: la Camacha los acerca desde muy lejos en un instante y, como

12.2 (1992) Las brujas de Cervantes 131

Circe, convierte a los hombres en animales, como en el caso de un sacristán de quien “se había servido . . .

seis años en forma de asno” (p. 337). Por su parte la Montiela sabe conjurar una legión de demonios, y laCañizares media legión. Estos ejemplos de maléfica dominación de lo masculino, tratados con un toque de

humor y con posibles matices sexuales en un caso, contrastan netamente con los fines benéficos de lahechicería para con las doncellas, casadas y viudas, cuyos intereses eróticos y matrimoniales la Camachaayuda a realizar. De ese modo, la hechicería obra no sólo en contra de hombres determinados sino también

en contra de un sistema matrimonial basado en la castidad femenina.

Otro aspecto que hay que tener en cuenta es que estas tres mujeres son al mismo tiempo hechiceras y

brujas —aunque la Cañizares haya procurado dejar la hechicería. Esto demuestra que la hechicería y labrujería no denotan diferentes categorías de personas, sino diferentes esferas de actividad. Mientras que la

hechicera ejerce control sobre lo masculino, la bruja somete su propia voluntad al placer. Repetidas veces la

Cañizares se refiere a la brujería como un vicio adictivo, un pecado carnal, una “costumbre” que “se vuelveen naturaleza“ (p. 342). Los aquelarres a los que va la Cañizares se caracterizan principalmente por la

indulgencia de apetitos carnales y no por ritos diabólicos. El demonio en forma de cabrón, burlador y

engañador, domina a las brujas, aunque se ponen en duda su credibilidad y poder vaticinador y maléfico —lo

cual contrasta con la autoridad que da la Cañizares a las adivinanzas de la Camacha. En efecto, el dominiodel diablo sobre las brujas parece reducirse a una función de capacitación para que ellas cumplan sus propias

fantasías. Descontando el pasaje poco convincente en el que la Cañizares admite el infanticidio perpetrado

por las brujas, la brujería no hace daño a los demás: es un vicio deleitoso concebido como entrega extática,ya sea como fantasía dirigida por el diablo o como realidad centrada en el diablo. El carácter transitivo de la

metamorfosis y del movimiento en la hechicería es intransitivo o reflexivo en la brujería, ya que las brujas se

convierten en aves nocturnas para efectuar el viaje al aquelarre. Significativamente, aparte de una sola

referencia a “brujas y brujos” (p. 339), la Cañizares siempre se refiere a los practicantes de brujería entérminos de nosotras y con adjetivos y participios femeninos. Es esto más que nada lo que da la impresión

Page 4: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

de un encuentro entre un conjunto de mujeres y su cabrón.

132 STEVEN HUTCHINSON Cervantes

Otro aspecto que hay que anotar es que el papel paterno en el proceso reproductivo parece casi

superfluo. La Camacha le dice a la madre de los recién nacidos cachorros: “no te dé pena alguna este

suceso, que ya sabes tú que puedo yo saber que si no es con Rodríguez, el ganapán tu amigo, días ha que no

tratas con otro; así que este perruno parto de otra parte viene y algún misterio contiene” (p. 338). De modosignificativo, la Camacha se ha interpuesto por medio de un hechizo entre la madre y su amante, si éste

realmente es el progenitor, transformando a los hijos en perros. También es significativo que al parecer

ninguna de las tres mujeres tenga otros hijos. Aunque la Camacha ha sido la autora del maleficio, pone en tela

de juicio la noción convencional de paternidad, sugiriendo que esta concepción maculada tiene unindeterminado origen externo. Lo que no se pone en duda son la maternidad y el espacio femenino ocupado

por la madre y las dos comadres durante el parto. Ya he aludido al papel materno de la Cañizares hacia

Berganza, manifestado en su lenguaje, sus gestos y sentimientos. En este contexto, Patricia Finch ha señaladode modo muy sugerente los paralelos entre el triángulo Montiela-Cañizares-Berganza en el “Coloquio” y el

triángulo Claudina-Celestina-Pármeno en La Celestina. Debería notarse además que aunque siempre se ha

asociado a las brujas no sólo con el parto sino también con la muerte de niños pequeños, el pasaje sobre el

infanticidio en el relato de la Cañizares —con el expresado deseo de dar pesadumbre “a sus padresmatándoles los hijos, que es la mayor que se puede imaginar” (p. 341)— no cuadra con otros elementos de

la brujería cervantina, tales como la evidente compasión que siente la Cañizares por el parto malogrado y

luego por la muerte de la madre, o como su afirmación de que la brujería es un mero vicio.

Los dones de entendimiento y discurso poseídos por Berganza y Cipión se asocian tenuemente con elparto perruno que a su vez sugiere una agencia extrahumana. Hay dos misterios relacionados, entonces: el del

nacimiento y el del habla —y los dos parecen originarse en un ambiente sobrecargado de maternidad,

brujería y hechicería. Los dos misterios juntos constituyen el fondo inexplicable de donde sale el relatoautobiográfico de Berganza, por no decir el coloquio mismo. Como sustituto de la supuesta madre de

Berganza, la Cañizares es la que tiene que decirle de dónde viene y de quién viene, y la comadre la Camacha

es la que adivina, aunque quizás de manera poco satisfactoria, cómo y cuándo asumirán los perros su “forma

verdadera”

12.2 (1992) Las brujas de Cervantes 133

(p. 338). Como dice la Cañizares, el problema es que el modo de que ha de recuperar su forma primera está

fuera del alcance de Berganza: “este tuyo va fundado en acciones ajenas, y no en tu diligencia” (p. 339), yestas acciones ajenas se remontan a un momento anterior al nacimiento. No es inverosímil que la cuestión de

origen referente a lo materno y lo paterno sea uno de los problemas fundamentales del barroco español, a

veces expuesto y otras veces suprimido: considérense, por ejemplo, los casos de don Quijote y el licenciado

Vidriera, o Andrenio y Critilo, o los personajes picarescos en lo que concierne a su dudosa ascendencia. Porotro lado, como señalé en un artículo (“Counterfeit Chains of Discourse”), que yo sepa la adivinanza

corresponde al momento más complejo de la literatura occidental en términos de los múltiples procesos de

citación e invención textual: son palabras intencionadamente proféticas, apartadas de la prosa del texto;

palabras cuyo poder varía entre absoluto y nulo según los que las re-citan; palabras originarias que generanotros discursos que las incluyen. Esta adivinanza generadora tiene como “madre” la Camacha, y pasa,

mediante sus dos colegas, en forma escrita y hablada a Berganza y luego a Cipión, sin mencionar al delirante

Page 5: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

alférez Campuzano. Según esta novela, en el principio de la vida y del verbo está el dominio de lo femeninocomunitario.

Podrían destacarse más en este contexto los efectos producidos por las hechiceras sobre la fertilidad o

esterilidad de los campos, y también las diversas conexiones entre las brujas y la muerte: la Cañizares se

comunica con los muertos en los cementerios y encrucijadas, vive más en el mundo de sus colegas muertasque en el de los vivos que la rodean, habla del infanticidio, se tiende en el suelo como si estuviera muerta, se

ausenta de su cuerpo en un estado de “éxtasis” (en el sentido etimológico), etc. Desde luego no hay ninguna

exaltación de lo femenino en este episodio. Feas y malas, las tres viejas contrastan marcadamente con todos

los jóvenes y bellos personajes femeninos dentro de la obra de Cervantes. Pero aun así, las treshechiceras/brujas están, en general, más cerca que éstos de los procesos de creación y disolución, y, junto

con otras mujeres maléficas como Cenotia en el Persiles, ejercen una enorme influencia sobre la imaginación

cervantina. Para concluir, quiero subrayar sobre todo el carácter comunitario de la vida de estas mujeres, tanto en su

vida compartida como en sus arrebatos de brujería. Las tres conviven con todo su

134 STEVEN HUTCHINSON Cervantes

amor y rencor, rodeadas de una sociedad entre ambivalente y hostil, más masculina que femenina. Lasrelaciones entre ellas no están mediadas por ningún personaje masculino. Donde la Cañizares y sus colegas

encuentran un ambiente más a su gusto es en zonas despobladas —montes y campos— en las que celebran

sus reuniones efímeras e infundidas por lo prohibido en compañía de otras que son “nosotras”. Al referirse alaquelarre emplea los términos convite y jira; los dos denotan “fiesta”, el primero poniendo énfasis en la

invitación, y el segundo, en el lugar campestre. Sólo mediante el desplazamiento a un mundo apartado se

realiza una comunidad algo más ajustada al deseo, y no hace falta señalar el carácter transitorio por no decir

ilusorio de los convites, del que es muy consciente la Cañizares. Como las otras comunidades en las Novelasejemplares que manifiestan ciertas características de diferentes mundos —el ajuar de gitanos y las casas de

Monipodio y Carrizales— la comunidad de brujas está infundida de inestabilidad e incertidumbre. A

Cervantes, más que a ningún otro escritor español de su tiempo, le fascina la alteridad colectiva a la vez que

parece mostrar su inviabilidad.

UNIVERSITY OF WISCONSIN-MADISON

12.2 (1992) Las brujas de Cervantes 135

OBRAS CONSULTADAS

Ankarloo, Bengt, and Gustav Henningsen, eds. Early Modern European Witchcraft: Centres and

Peripheries. Oxford: Oxford UP, 1990.

Caro Baroja, Julio. Las brujas y su mundo. Madrid: Revista de Occidente, 1961.

——. “Arquetipos y modelos en relación con la historia de la brujería.” Brujología: Congreso de San

Sebastián. Madrid: Seminarios y Ediciones, 1975. 179-228.

Page 6: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

——. “Witchcraft and Catholic Theology.” Early Modern European Witchcraft: Centres and

Peripheries. Ed. Bengt Ankarloo y Gustav Henningsen. Oxford: Oxford UP, 1990. 19-43.

Cervantes, Miguel de. “Coloquio de los perros.” Novelas ejemplares. 2 vols. Ed. Harry Sieber. Madrid:Cátedra, 1981. 2: 297-359.

Cuccu, Maurizio, y Paolo Aldo Rossi, eds. La strega, il teologo, lo scienzato: Atti del Convegno“Magia, stregoneria e superstizione in Europa e nella zona alpina”. Genoa: ECIG, 1986. 21-73.

El Saffar, Ruth. Cervantes: El casamiento engañoso and El coloquio de los perros. London: Grant & Cutler,

1976.

Finch, Patricia S. “Rojas' Celestina and Cervantes' Cañizares.” Cervantes 9 (1989): 55-62.

Flores Arroyuelo, Francisco J. El diablo y los españoles. Murcia: Universidad de Murcia, 1976.

Forcione, Alban K. Cervantes and the Mystery of Lawlessness: A Study of El casamiento engañoso y El

coloquio de los perros. Princeton: Princeton UP, 1984.

Ginzburg, Carlo. Ecstasies: Deciphering the Witches' Sabbath. Trans. Raymond Rosenthal. New York:

Random House, 1991.

Harrison, Stephen. “Magic in the Spanish Golden Age: Cervantes's Second Thoughts.” Renaissance and

Reformation 4 (1980): 47-64.

Henningsen, Gustav. The Witches' Advocate: Basque Witchcraft and the Spanish Inquisition (1609-

1614). Reno, Nevada: U Nevada P, 1980.

136 STEVEN HUTCHINSON Cervantes

Huerga, Álvaro. “El proceso inquisitorial contra la Camacha.” Cervantes: su obra y su mundo. Actas del ICongreso Internacional sobre Cervantes. Ed. Manuel Criado de Val. Madrid: EDI, 453-62.

Hutchinson, Steven. “Counterfeit Chains of Discourse: A Comparison of Citation in Cervantes'

Casamiento/Coloquio and in Islamic Hadith.” Cervantes 8 (1988): 141-58.

Morris, Katherine. “The ‘Lascivious’ Witch.” The Mankind Quarterly 36 (1985): 285-303.

Préaud, Maxime. “Le rêve du sabbat.” Revue des Sciences Humaines vol. 211, no. 3 (1988): 103-13.

Rico, Francisco. “Brujería y literatura.” Brujología: Congreso de San Sebastián. Madrid: Seminarios y

Ediciones, 1975. 97-117.

Schneider, Monique. De l'Exorcisme à la psychanalyse: Le Féminin expurgé. Paris: Retz, 1979.

Simmel, Georg. The Sociology of Georg Simmel. Trans. Kurt H. Wolff. New York: Macmillan, 1950.

Vicente García, Luis Miguel. “La Cañizares en el Coloquio de los perros: ¿bruja o hechicera?” Mester 18

(1989): 1-7.

Page 7: Hutchinson, Steven. Las Brujas de Cervantes y La Noción de Comunidad Femenina.

Fred Jehle [email protected] Publications of the CSA H–CervantesURL: http://www.h-net.org/~cervantes/csa/articf92/hutchins.htm