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A NUESTROS LECTORES

Advertencia editorial. . . . . . . 1059

LUIS I y LA ORLEANS, por Alfonso Pérez. Nieva, con 3 dibajos de N. Méndez Bringa, impresos en color, . 1061

MARÍA LA BRAVA. Novela sevillana original de Luis Fernández García, con 10 dibajos de A. Huertas, im­presos en negro y en color - . . 1066

RECETA IVIORROCOTUDA. Nota cómica en 6 viñetas, por E. Donaz . 1099

LOS FAROS DE LA HUMANIDAD. Fausto, por Alfre­do Opisso, con un d;'¿íu/o ííe/. Pey. 1100

ÍNDICE GENERAL de los veinte tomos de la Revista. 1105 ÍNDICE DE AUTORES (por orden alfabéiico de

apellidos). 1136 Í N D I C E DE RETRATOS <por orden alfabético de

apellidos).. 1149

ÍNDICE GENERAL DEL TOMO XX. . - . . 1159

BSPASA: 8 pesetas el número * Ua año completo: SO PESETAS ÉTRANGEE: 3 ' 2 5 pesetas le niiiiiéro » UneaDnéecoiiipléle: 2 5 PESETAS

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Isabel solió cuanto la hertia en el pecho al anciano embajador..

(LUIS I Y l.A ORI-EANS. Pág. 1064.)

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NUESTROS LECTORES

A D V E R T E N C I A E D I T O R I A L

11E los días felices de nuestras mocedades • ^ guardamos el recuerdo de una pequeña aldea en la alta montaña, con una magnífica iglesia sufragánea de un antiguo convento ya desaparecido. La iglesia era tan ancha y suntuosa como escasos los feligreses, lo que hacía más sensible su falta de asistencia a la parroquia. El cura, que era de aquellos •que gustan más de pintar las penas del pur­gatorio que las delicias de la gloria, no se cansaba de recomendarla asistencia al sun­tuoso templo, y cada plática dominical era una nueva filípica, con más carácter de re­primenda que de súplica, dirigida a los asis­tentes al divino oficio, precisamente los •únicos que cumplían. Un día en que el cura se quejaba amargamente de que sus feli­greses no acudiesen a cumplir con el pre­cepto pascua!, uno de los asiduos concu­rrentes, no pudiendo ya contener por más tiempo su impaciencia, hubo de exclamar: — I Pero, Padre, si nosotros ya hemos ido!

Si al dirigirnos a nuestro público, en el momento de pedirle nuestra venia para un cariñoso saludo de despedida, le expu­siéramos las circunstancias que nos obligan a suspender nuestra querida publicación y nos lamentáramos de sus causas, nuestros lectores podrían exclamar como el aldeano del cuento; ¡Pero si nosotros ya hemos ido! Los demás no habrían de escucharnos.

Quépales, no obstante, a nuestros bené­volos suscriptores, entre los cuales se cuenta una gran mayoría cuya asiduidad data de la aparición de HOJAS SELECTAS, la noble sa­tisfacción de saber que entre las clases eru­ditas de todas las naciones ha gozado siem­pre nuestra Revista la más alta considera­ción y que muchos de sus artículos han sido traducidos y adaptados a todas las lenguas de los países cultos.

No podemos decir si un cambio de con­ducta hubiese dado mejor resultado eco­nómico; pero ciertamente fuera a expensas de la imparciaUdad y el decoro, dejando de ser aquella revista ecuánime donde no han hallado cabida ni la apología del crimen ni el impúdico reclamo. En nuestras modestas páginas, cuidadas con esmero, no se ha visto nunca el retrato del hombre ilustre junto al del desequilibrado, ni aquellos de­talles de hechos desagradables que sólo a una curiosidad malsana pueden interesar.

Ya sabemos que una corriente de frivo­lidad invade al mundo entero, que nos vamos acostumbrando a adivinar ia verdad a través de una serie de mentiras conven­cionales, que la audacia ha rasgado todos los velos y que las gentes fían más en la popularidad que en su propio valer, y por eso el periódico se ha hecho un instru­mento del reclamo en todas sus manifesta-

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¡o6o HOJAS SELECTAS

clones. Acuden a él lo mismo la alta que la baja política, el mercantilismo desenfrenado y la vanidad de las gentes sencillas; y así vemos repetirse los asuntos sin otro interés que el que les presta un fia puramente es­peculativo.

Nosotros no hemos querido ni podemos seguir este camino, y aun dudamos que dé a la larga resultados materiales positivos; pues la prensa que marcha por esos sen­deros tampoco pisa terreno firme, y arras­trada por la corriente turbulenta de una vana popularidad, vive al día sin paso se­guro, como caminante empujado por tumul­tuosa muchedumbre.

Al dar las gracias a nuestros lectores, sólo podemos decirles que HOJAS SELECTAS

no se detiene en su camino por falta de vo­luntad, pues pecando tal vez de inmodestos, consideramos su desaparición como un per­juicio de carácter general, ya que suprimi­mos una revista única en su género entre el público hispano-americano (i), que estamos seguros lamentará como nosotros mismos la falta de este lazo de uuión entre todos los países de habla no tan sólo castellana, sino ibérica; pues las páginas de HOJAS SELECTAS,

que sin exclusivismos han estado abiertas a las producciones literarias y artísticas del mundo entero, han acogido con cordial simpatía todas aquellas manifestaciones que la moderna y lozana intelectualidad del nuevo continente nos enviaba de continuo.

Nuestro fin primordial había sido siem­pre encauzar la corriente de simpatía que existe entre todas las naciones hermanas, haciendo sentir entre unas y otras aquellos latidos unísonos que los corazones de una

(1) Podríamos citar innunierablts comentarios, pero escogemos al azar el número de Review of Ke-views, de Enero de 1913, poco antes de la guerra euro­pea, cuyo testimonio no puede tildarse de parcial. Dice asi; « The liveliesl and most ¡lopularly ediled of lite Spanish mac¡azines is undoubtedly the Hojas Selec­tas (Selected Leaves), broughf out by ihe fumous pu-blishing hoiise of Salvai, in Barcelona. Hojas Selectas is finely illiistrated.»

misma raza no pueden ocultar y que por medio de nuestras relaciones comerciales fué más posible extender a los países trans­atlánticos.

Sin embargo, al enviar nuestro saludo cordialísimo a todos nuestros lectores, no podemos olvidar la suscripción que noso­tros llamábamos extranjera, por no perte­necer a países de habla española; ésta se había formado sola. Cada suscriptor solía acompañar al año siguiente a uno u otros varios, con cartas siempre laudatorias para nuestra publicación, y sólo el hondo tras­torno que el mundo ha sufrido en su cul­tura pudo entorpecer este movimiento. Al­gunas escuelas francesas la habían adoptado de texto para que sus alumnos aprendieran el español. Pecaríamos de ingratos si, al despedirnos de nuestro público hispano­americano, no hiciéramos esta especial men­ción de los suscriptores extranjeros.

De los literatos y artistas que han puesto a contribución su talento y t o d o su ca­riño en esta empresa, no podemos despe­dirnos. Forman el estado mayor de nuestra obra y juntos aguardaremos serenos el día de reanudar la tarea.

En el mundo todo es cuestión de opor­tunidad, y la historia está llena de empresas cuyos héroes perecieron en la vanguardia y los sucesoresrecibieron el galardón. Como tenemos fe en el porvenir, si alguien, anti­cipándose a nuestros deseos, continuase nuestra obra, puede desde luego contarnos como primer suscriptor. Por otra parte, si las circunstancias lo permiten, aun a pesar del esfuerzo personal y económico que re­presenta, nosotros volveremos a la lucha, pues nos basta p a r a ello la satisfacción moral de un deber cumplido. No seríamos sinceros si no dijéramos que el suspender e.sta publicación nos causa un inmenso pe­sar, tanto como halagaba nuestro espíritu patrio el haber logrado extender a uno y otro lado de los mares un instrumento de cultura universal nacido y elaborado en el propio solar de nuestros amores.

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El joven rey, que salía de palacio a altas horas, disfrazado de menestral, se divertía a veces hurtando frutas de

sus propios jardines reales...

LUIS I Y LA ORLEANS

1

^ o ignoraba la noble condesa de Álta­l a mira, primero por su cargo de cama­rera mayor de Palacio, y luego porque pú­blico era el hecho y comidilla de todo Ma­

drid, desde los palacios de la aristocracia a las tabernas de la manolería, que el casi in­fantil matrimonio regio, pues él frisaba en los diez y ocho años y ella no había cumplí-

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io62 HOJAS SELECTAS

do los doce, no congeniaba poco ni mucho, ni se tenía la menor simpatía y apego.

Acusaba Don Luis I a su esposa de cas­quivana, d e caprichosa, d e voluble, de rebelde y hasta de coqueta a pesar de sus tiernos años. Procedía de Francia, venía de París y traía en su sangre el virus de li­bertinaje de sus dos hermanas las duque­sas de Berry y de Valois. De aquí sus mi­radas lánguidas a los cadetes de guardias de Corps y a los pajes del Rey, sus galo­padas sola, sin dama alguna, por las ala­medas de la Casa de Campo; sus encuen­tros, en tales paseos, con algún mancebo de la linajuda n o b l e z a madrileña, harto sospechosamente repetidos. Apenas llegada a Madrid había descubierto su voluntad virgen y voluntariosa, encerrándose a pie­dra y lodo en su cámara con pretexto de enfermedad, negándose a presentar sus res­petos a la reina madre y desdeñando el asistir al baile dado en su obsequio y con motivo de sus nupcias, repulsa que la eti­queta española rígida y formalista no podía olvidar tan fácilmente.

Pero ella, Isabel de Orleans, la niña apenas púber, un poco gorrión, no se de­jaba abrumar por este aguacero de dicte­rios, y desenvuelta de lengua acusaba a su vez a su marido de mujeriego y trasnocha­dor. No había faltado camarista que la con­tase los primeros pasos del joven Borbón en el gobierno del país, luego de la abdica­ción inesperada y súbita de Felipe V, su desdén hacia los negocios del Estado, sus salidas de Palacio, a altas horas, disfrazado de menestral, para ir a recorrer las calles madrileñas de los barrios bajos y visitar tugurios sospechosos en los que se codeaba con guitarristas, toreros y mozas de partido, o más inofensivamente, emulando a los aris­tocráticos sobadores de c a p a s de París, en tiempos de la minoría de su homónimo Luis XIV, hurtando frutas de sus propios jardines reales por el placer de reñir al día siguiente a los guardas.

Últimamente parecía algo atenuada la mutua tirantez y disminuido el público es­cándalo, cuando he aquí que de improviso recibía la camarera mayor, confirmando los rumores que la antevíspera habían venido de San Ildefonso con las brisas de la sierra, una carta de puño y letra de Su Majestad Don Luis, en la que, censurando sin amba­

ges ni rodeos la conducta de la reina, que calificaba de descomedida y procaz, mani­festaba a la de Altamira que no pudiendo corregirla, h a b í a dispuesto imponerla un castigo, el de que aquella noche no dur­miera en el palacio del Buen Retiro, en el que la corte moraba a la sazón.

II

La carroza se detuvo en firme, refrenado súbitamente el tiro por la dura mano del auriga galoneado, de voluminoso pelucar, y con un ruido chirriante de herrajes, conse­cuencia de la parada brusca. El cochero levantó la fusta y los dos lacayos que iban a la zaga, de pie derecho, se tiraron a tie­rra, impulsados los tres por la misma idea defensiva al ver adelantarse a aquel hom­bre, mano en alto, haciendo señas de de­tención en la misma verja de entrada al pa­lacio del Buen Retiro. Pero el asombro de los tres fieles criados no tuvo límites ni su confusión medida, cuando hubieron reco­nocido en la casaca de raso, en los finísi­mos encajes, en los bordados de plata, en el rostro a plena luz, pues llevaba el som­brero de tres candiles en la mano, en vez de al forajido o al criminal, a uno de los mayordomos de semana más ilustres de Su Majestad, dos veces grande de España y título de Castilla.

Hubo un instante de remolino, de re­vuelo, de pataleos de caballo. Una cabecita de mujer, de niña casi, linda de facciones y empolvada la voluminosa yrizada cabellera asomó por la ventanilla, y con las facciones lindas asomaron los dos ojos como cente­llas y asomó la lengua iracunda de Isabel de Orleans, que gritó en un español inco­rrecto, dejando adivinar su origen transpi­renaico en el acento y entremezclado de palabras francesas:

—^'Pourquoi es que os detenéis, vilaines? Ni el auriga ni l o s lacayos tuvieron

tiempo de contestar. Tomóles la vez el apuesto y elegante magnate, que adelan­tándose a la reina, y luego de saludarla con una profunda reverencia en señal de aca­tamiento, la dijo respetuoso pero resuelto:

— Señora, no puede Vuestra Majestad continuar, no le es posible penetrar en Palacio.

La soberana se puso roja.

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LUIS I Y LA ORLEANS 1063

— <Qtie no puedo yo entrar che% inoi? ¿Vos sois toutájait loco, señor conde?

— Estoy en mi sano juicio, señora. •—i Pero no me conocéis yaf ¿He dejado

de ser la reina? — Sigue siéndolo Vuestra Majestad. — Alors, si no sois loco, es que habéis

abusado hoy de ese voLre déliciexx Xerez, Y la reina, que era incisiva y procaz de

palabra, subrayó las suyas con un supremo ademán de desprecio. Luego añadió, sin dignarse mirar al procer y dirigiéndose al auriga:

— ¡Jeanl Duro sur los caballos y an­dando.

Pero el cochero no pudo ejecutar el mandato. El noble agarró por junto al freno las riendas de los delanteros e impidiéndo­les moverse, exclamó con severa firmeza, sin responder a las hipótesis ofensivas, por respeto a la señora y a la dama, sino con un relámpago de altivez en los ojos:

— Orden expresa de su majestad el Rey de no permitirla entrar en el palacio del Buen Retiro.

— Pero fipourquoi? — Lo ignoro, señora. Los subditos del

Rey no tenemos ni podemos por qué entrar en el análisis ni en las causas de sus man­datos. Nuestra única misión es obedecerlos y cumplirlos.

—-¡Esto es inicuo, e s t o es dégotdanl para mi honor y yo no acato ni me someto al atropello. ¡Cocher, adentro 1 ¡ A palacio!

Pero el cochero, intimidado por el con­tinente del noble y presintiendo su pleno revestimiento de poderes, no requirió el lá­tigo ni movió u n a rienda. En cuanto al magnate, soltó la brida que sujetaba y de un bolsillo de su casaca sacó un pliego que mostró a la soberana.

— El Rey lo manda, señora. He aquí la orden por escrito. Evíteme Vuestra Majes­tad la violencia de tener que apelar a la fuerza, y evite el escándalo que ya empieza a iniciarse.

Los valonas de la guardia militar, que habían acudido a formarse, contemplaban la escena con ojos de asombro, como asi­mismo los porteros y algún que otro indi­viduo de la servidumbre a quien había sor­prendido allí la llegada de la reina.

— jYadónde se me ordena trasladarme? — Al alcáiar, señora.

— Está bien, cedo a la violencia. Pas un mot de plus.

Y haciendo un esfuerzo para refrenar sus lágrimas, que la ira le agolpaba a los ojos, se escondió en el fondo del carruaje sin mirar siquiera al magnate. Un caballo esperaba a éste allí próximo, montó con ligereza y echó tras la carroza regia, que se alejaba al trote cuesta abajo del Retiro.

111

¡Seis días, seis días eternos de quietud y aislamiento para aquella naturaleza fogosa y en exceso comunicativa, habituada a la libertad, a las correrías, a la vida indepen­diente! Iban transcurridos seis días de en­cierro, sin otro trato con las gentes que la comunicación necesaria con su servidum­bre, con las azafatas y camaristas puestas a sus órdenes, si corteses y respetuosas como convenía a su prosapia regia, todas fr ías y rígidas, inconmovibles, escogidas entre las más celosas cumplidoras de la etiqueta palatina y a propósito para des­empeñar su papel de altas carceleras. Hasta la estancia elegida, amueblada severamente dentro del estilo solemne de aquellos pa­sados tiempos del segundo Felipe, cortino-nes de terciopelo obscuro, sillones de bro­cado, mesas de nogal, vargueños, contri­buía a aumentar la tristeza de Isabel de Orleans. El mismo panorama melancólico que se descubría desde los dos anchos ven-tanones del aposento completaba su nostal­gia: las alamedas de la Casa de Campo, los encinares del Pardo, la línea indecisa, azu-losa del Guadarrama,

El anuncio del mariscal Tessé, embaja­dor de Francia, la h i zo arrojar sobre un diván el libro en que procuraba hundir su aburrimiento. Presintió la transcendencia de la visita.

— Espera en el salón de recibo, — le dijo la azafata,

— ¡No, no, que pase aquíl Esta habita­ción es más clara, el il me faut bien verle la cara.

La rígida azafata no contestó nada y se retiró, c o m o siempre, escandalizada del continuo atropellar de la etiqueta.

Entró el embajador, un septuagenario venerable y correcto, de rostro bondadoso y mirada serena, que se inclinó profunda­mente ante la reina, permaneciendo de pie

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a dos pasos de ella. No había servilidad en su rostro, y su figura erguida conservaba algo de juvenil, a lo que contribuía el fastuoso arreo cuajado de encajes y botones, propio de la es­pléndida indumentaria francesa.

Isabel le hizo sentar, y arrollada por su vo­lubilidad ingénita, mitad entre lágrimas, mitad entre quejas, ya sarcástica, ya iracunda, soltó cuanto la hervía en el pecho, exacerbado por seis días de encerrona: su despecho por el des­amor del rey Luis, sus aficiones a la vida nó­mada, que pugnaban contra la etiqueta espa­ñola, su ansia de correr, de volar, de gozar, su rencor contra la segunda esposa de Felipe, y su enemiga la Farnesio, y contra su suegro el débil Felipe de Borbón.

Eso sí, aseguró en redondo y bajo jura­mento que podían tildarla de loca, de atolon­drada, de extravagante, pero no de prostituida. Las acusaciones que se le dirigían de perjura y liviana eran una pura calumnia. Conocía que su proceder díscolo no cuadraba a su condi­ción de buena casada y hallábase dispuesta a pedir humildemente perdón a su marido.

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LUIS I Y LA ORLEANS io65

— Tout ce qui vous voudrez, monsieur ie mar ¿chai, \ pero yo me muero de estar aquí sola!

IV

La gente arremolinábase aquella tarde en los alrededores del Puente Verde, que cruzaba el arroyo del Prado, y chicos y mujeres del pueblo agrupábanse donde po­dían para ver mejor: en las cercas de los huertos, en las ondulaciones del terreno, tendiendo sus miradas ya al camino que venía de lo hondo de Madrid, por donde había de llegar la reina, ya al golpe de oro, raso y encajes de los magnates de la corte <iue rodeaban al joven monarca, más apues­to que nunca, y como nunca radiante y son­riente de satisfacción; detrás de ellos, a cua­renta pasos, aguardaban dos o tres áureas carrozas. La voz había cundido de que el egregio matrimonio se había reconciliado, y como sus diferencias públicas eran, y co­mentadas por todo el mundo, nadie quería perder la primera entrevista, promesa de muy incitante interés.

— ¡Ahí vienel |Ahí viene!,—gritaron de pronto los rapaces encaramados en los ár­boles, portavoces precursores de todos es­tos acontecimientos al aire libre.

Y vino en efecto, envuelta en una nube de polvo, la esperada carroza, que no llegó, por cierto, por donde las gentes la espera­ban, sino de hacia la puerta de Antón Mar­tín, que entonces facilitaba el acceso al olivar de Atocha, señal de haber tomado la ruta de la ronda; variante que no dejó de indignar a los que habían atrapado buen puesto aguardando distinto itinerario.

Y descendió la adolescente reina, ves­tida de celeste y plata, radiante de belleza, y aunque confusa y ruborosa, no encogida ni atortolada. Era siempre la corza hecha al aire libre, el carácter indomable.

Hubo un vítor en la muchedumbre, un revuelo entre los cortesanos descubiertos, un instante de indecisión, una mirada uná­nime al rey para acomodarse a su intención y ponerse a tono con su actitud.

—¡Señor! Isabel de Orleans fué a inclinarse ante

«u regio esposo, avanzó dos pasos con más

o menos sincera intimidad e hizo ademán de cogerle la mano para besársela respe­tuosamente.

El rey no lo consintió. — ¡No, no! ¡A mis brazos! ¡Sois mi

esposa! Y estrechándola fuertemente, entre los

aplausos de los concurrentes, la arrastró con él y la hizo subir a su propia carroza, que tomó al trote, seguida del séquito real, en derechura al Buen Retiro.

V

Doce días duró la enfermedad de Luis I, el desdichado mancebo que si apenas tuvo tiempo en su reinado de gozar de las deli­cias del solio, sobróle, en cambio, para pa­ladear sus amarguras y acerbidades dentro del hogar con las volubilidades de su mu­jer y las incertidumbres de los desterrados de San Ildefonso, el rey pesaroso de su abdicación y la reina despechada de ha­berla consentido, y fuera, con la lucha can­cilleresca entablada con Francia y Austria y los manejos y cabalas de Grimaldo y Orendayn.

Terrible fué la dolencia del joven mo­narca : la viruela negra. Y con este triste motivo vióse entonces un caso extraordi­nario, vióse a la voluble y ligera Isabel de Orleans, cien veces reconciliada y cien ve­ces reñida con su esposo, correr a la cabe­cera de su lecho sin miedo al contagio y no apartarse de su lado hasta que lanzó el úl­timo suspiro, cuidándole con una ternura y una asiduidad ejemplares, dando al olvi­do hasta el último motivo de queja, el ex­pediente de divorcio entablado por su sue­gra la Farnesio por causa de demencia. La misma joven viuda cayó en cama atacada del espantoso mal, del que escapó con vida gracias a su robustez.

Y es lo que decía la plebe madrileña, ajena a intrigas palaciegas:

— La de Orleans podrá carecer de sesos pero no de corazón.

, ALFONSO PÉKEZ NIEVA. , ri

{Dibujos de N. Méndez Brlnga.)

T. XX.

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/AARfA LA BRAVA

N O V E L A S E V I L L A N A

PRIMERA PARTE

I

USA vez cerradas las puertas del estableci­miento, m a r i d o y mujer se dedicaron, como de costumbre, a contar el dinero

recaudado en la venta del día. Señor Isidro iba haciendo calmosamente pa

quetes de calderilla, al par que se dibujaba en su plácida fisonomía de hombre feliz, una dul­ce sonrisa de satisfacción.

iVIaría Jesús contaba los paquetes, examina­ba con minuciosidad las monedas de plata, echando a un lado aquellas que consideraba de calidad dudosa, y, de vez en cuando, hacía números en una manoseada libreta.

Su semblante no se a n i m a b a ni aun a la contemplación de la venta extraordinaria de aquel día; su rostro moreno, que ya surcaban las primeras arrugas de la vejez, seguía sellado por la hosquedad que le era característica y en él brillaban, como dos pinceladas frescas aún, la negrura incomparable de sus pupilas gitanas, penetrantes e inquietas.

Con las puertas cerradas, era casi irrespira­ble la atmósfera de la taberna; fatigaba los pulmones aquel a m b i e n t e alcoholizado que hacía lagrimear los ojos, como si el zumo de la uva saltase a ellos.

I a luz del mechero de gas, reducida por se • ñor Isidro al cerrar la tienda, lucía turbiamente, como entre gasas, arrojando sus débiles res­plandores sobre el mostrador y dejando que las sombras se adueñasen casi totalmente de la amplia estantería, que mostraba en su parte superior numerosas botellas de vinos de marca y en su parte inferior las redondas caras de los barriles. En algunos de éstos campaba, escrito con grandes letras, el nombre con que capri­

chosamente había sido bautizada aquella clase de vino: Manzanilla «La Esperanza», Montilla -íQuita Penas», Jerez «Pa Ministros».

En uno de los barriles, que descollaba entre los otros por su gran tamaño, había colgado un cartelito en el que torpemente se podía leer:

No me meto con la gente s j ni le doy a nadie un mal rato, soy un vino muy juncal y muy decente y cuesto a real el chato.

Al final de la tienda veíase la puerta enne­grecida de otra habitación; era una pieza hú­meda y obscura, en donde el tabernero había establecido su minúscula bodega: varios boco­yes de gran cabida que atesoraban añeja sole­ra, capaz de convertir en olorosa manzanilla el vino más vulgarote. Tales envases eran un te­soro inapreciable que había acreditado la ta­berna del madrileño, atrayendo cual moscas a los devotas del barrio y llenando de dinero los cajones del mostrador.

Próximo a la puerta de la bodega estaba el hueco de la escalera que daba acceso al pri­mero y único piso de la casa.

Aquellos gastados escalones de madera eran recorridos a diario con incansable actividad por la mujer del tabernero, que, celosa en ex­tremo de su hacienda, distribuía sus cuidados entre la vivienda y el establecimiento.

María tenía clara inteligencia, gran iniciativa y un carácter entero y varonil, La prosperidad de la taberna debíase a lo acertado de su di­rección. Ella dosificaba la mezcla de algunos vinos; indicaba la iafa que había de darse con

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MARÍA LA BRAVA ,1067

cada consumación; se ocupaba de los pedidos de género y pagos de las letras, y, en ocasio­nes, si una demostración de virilidad era ne­cesaria, también sabía entendérselas con los parroquianos tramposos o pendencieros.

Más de una vez, cuando ante la intolerable actitud de. algún borracho, señor Isidro se dis­ponía a utilizar •a-ajunquillo, María había sur­gido ante el beodo y, cogiéndole por las sola­pas, le había lanzado al centro de la calle de un empellón, diciéndole con voz iracunda:

— i Aquí se viene a bebé, pero no a dá la lata, so permaso!

María Jes lis era de origen semigitano; una me'zcla de payo y de cañí. Excesivamente mo­rena, alta, bien proporcionada, dejaba entre­ver en la firmeza y agilidad de sus movimien­tos un desarrollo muscular poco frecuente en las hembras. La expresión de sus ojos y un plieguecillo casi imperceptible que torcía las comisuras de sus labios en un gesto constante de fiera rebeldí-i, hablaban claramente de una fuerza de voluntad a prueba de contrariedades.

En el barrio respetábanla por su genio bra vio, al mismo tiempo que la estimaban y que­rían por sus caritativos sentimientos. Toda desgracia hallaba eco en su corazón, pronto siempre a conmoverse y a sufrir por el dolor ajeno; pero, ante la violencia o la injusticia, su espíritu se rebelaba furioso y su sangre gitana, caldeada por la cólera, la impulsaba a las más peligrosas resoluciones, atropellando por todo sin que nada la atemorizase.

En cierta ocasión en que viera a un carrero maltratar brutalmente a un niño, había caído sobre el moderno Heredes propinándole tal serie de bofetadas, mordiscos y arañazos que, 8Ín la pronta intervención de unos agentes de la autoridad, no hubiese salido el hombre muy bien parado de la refriega.

Aquella impetuosidad de su carácter habíale conquistado en el barrio el sobrenombre de la Brava. María la Brava había llegado a ser en la Macarena algo tan característico y familiar como su célebre arco o sus murallas.

Era María, como buena macarena, gran de­vota de la Virgen de la Esperanza, a la que, tomando por confidente de todas sus preocu­paciones, solía consultar, arrodillada ante su altar, en esta o parecida forma:

— Mare raía de la Esperansa. i Qué piensa tú que debo hasé con este hijo tan juerguista que Dio m'ha dao? Ya sabes lo que estoy lu­chando pa meterlo en verea. Tócale en er co-rasón, Mare mía, pa que yo no tenga que rom­perle un gUeso, porque ya te habrás percatao de que al carsonaso de su padre se le da tó lo mismo. ¡Que mi hijo se gijerva una persona desente, Vigen de la Esperansa, has ese mila­gro por mí!

Y, pareciéndole que el rostro de la imagen se ¡animaba con celestial sonrisa al escuchar sus ruegos, María la Brava salía de la parro­quia de San Gil con el alma fortalecida por una ciega confianza en la Madre de Jesús.

Señor Isidro aceptaba gustoso la tutela de su mujer y acataba sumiso sus disposiciones.

Reconocía, admi rado , las excelentes dotes para el gobierno doméstico de aquella incan­sable luchadora, y hallábase muy a gusto en su cómoda postura de subordinado exento de res­ponsabilidades.

Se había unido a ella, perdidamente enamo­rado de aquel carácter entero y de aquel genio indomable; él poseía un temperamento apaci­ble, su voluíitad era blanda y moldeable como la cera; sin duda alguna, la ley irrefutable de las compensaciones engendró este cariño.

Ni remotamente habría podido pensar el alegre mozo madrileño de hacía veinticinco años, que una inesperada coincidencia le lle­vase a contraer esta unión en la alegre ciudad andaluza.

Solo y en posesión de algunos ahorros que le dejara al morir su padre, el actual tabernero pasaba entonces la vida en la villa y corte, entre fáciles conquistas en los merenderos de la Bombilla y animadas excursiones a la cuesta de las Perdices. No trabajaba ni pensaba en semejante vulgaridad; tiempo le quedaría cuan­do se,le agotase el contenido de su ya ané­mica bolsa.

Por aquella época recibió señor Isidro la no­ticia del fallecimiento de un su tío cai-iial, que, domiciliado desde hacía años en Sevilla, había logrado amasar un capitalito ejerciendo la ca­ritativa misión de dar de beber al sedie?ito.

Marchó a recoger aquella herencia providen­cial, y aunque era su firme propósito no estar separado de su adorado Madrid más que el tiempo imprescindible para despachar el asun­to que le llevaba, quiso la suerte que en su camino se atravesase María jesús, cautivándole con su gracia, y desde entonces los propósitos de señor Isidro cambiaron totalmente.

Echó en olvido su querida tierra, consideró estúpida la vida que había llevado hasta allí j Sevilla le pareció una ciudad de encanto, el barrio macareno lo más atrayente del mundo y María la mujer más hermosa y más castiza de las mujeres. El gaio se dejó cazar como un ratonciíld.

De esta unión nació Pepe Luis, un mocito más flamenco que un tango, con mucha labia y gran cantidad de picardía para las hembras, pero tan poco amigo de trabajar, que le dolía todo el cuerpo con sólo tener que hacerse el nudo de la corbata.

No podía haber sacado el mozo carácter más contrario al de su madre, tpieii veíase obliga­da a sostener una constante lucha contra tan aguda vagancia.

A señor Isidro le parecía la cosa más natural del mundo que su hijo aborreciese el trabajo. Veía reflejada en él su lejana juventud y se le caía la baba ante las graciosas ocurrencias del muchacho.

En las continuas reyertas familiares, solía interceder lleno de inapreciable bondad:

— Pero, mujer, {qué quieres que haga el chico si todavía no ha cumplido los veintidós?

— ¿Es que vamo a espera a que yegue ar siglo pa que trabaje? —contestaba María Jesús rebosando justa indignación.

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io68 HOJAS SELECTAS

— Está en la edaz de expansionarse, señor, está en la edaz,—seguía el amante padre, quien para estas breves polémicas, desenterraba el hablar característico de los barrios bajos ma­drileños.— ¿Has visto por un casual que algún chico en ese pex'íodo de la existencia no piense en divertirse? .;De dónde?

— De cuai-quié sitio donde tenga vergüensa la humanidaz,— replicaba María Jesús, reme­dando a su marido.

Estas solían ser las únicas nubes que turba­ban la paz dichosa del matrimonio.

Aquella noche, luego de empaquetada la calderilla 3' hechas por María Jesús las anota­ciones de costumbre, dijo a! par que señalaba con un dedo al reloj colocado en la parte alta de la estantería:

— ¡Las dó y media y er niño sin vení! ¿A ti te párese que esto se debe aguanta?

Señor Isidro bajó los ojos ante la mirada in­terrogadora de su mujer, que siguió diciendo:

— Esto se va a termina, pero que mañana mismo. Y no quiera tú meterte po r medio, porquevamo a salí a farolaso. Entérate: desde ayéle tengo buscao a Pepe Luí una colocasión, mañana empesará a ir al trabajo, y, o se hase un hombre honrao y como Dios manda, o lo pongo en mita de la corriente pa que yene er buche de aire como los camaleone.

— ¡María, que es tu hijo! — i Pue por eso que es mi hijo, cacho de mos­

trenco! Si no lo fuera, me se importaría un rába­no que se pasara la vida rondando a toas las mosita de la vesindá y gastándose las perra con la cuadriya de vagos que siempre le acompaña. ¡Ah!,— dijo con enérgico acento,—que yo no me entere de que tú le das dó reale siquiera pa una cajiya de tabaco; si quié fuma que lo gane.

— (Y en dónde le has buscao trabajo a la criatura?

—Muy seixa de aquí, en la fábrica de torniyo. — (De operario! — ¡Hombre, de dirertó no lo van a queré!

Entrará de operario o de aprendí, o de lo que haga farta, y no hay que haíslá más de esto.

Hubo una larga pausa. Señor Isidro, sumido en hondas reflexiones, había dejado caer la cabeza sobre el pecho. La luz tristona del me­chero se reflejaba débilmente en su calva su­dorosa. Con inmovilidad tan absoluta, su cuer­po coi'to y redondo, de abultado abdomen, pa­recía un barril más, colocado sobre una silla.

María Jesús repiqueteaba en el suelo con sus tacones, y con mal contenida impaciencia, mi­raba de vez en cuando al reloj.

Sonaron unos golpes miedosos en la puerta del establecimiento. Con ademán rápido María Jesús se puso de pie en actitud agresiva. Señor Isidro tendió hacia ella una mano en ademán suplicante y murmuró quejumbroso: — ¡Por Dios, María, ten en cuenta que es un niño!

11 Sonó una vocecita fresca en la puerta de la

habitación. — ¿Estorbo, madrina? — Tú, nunca, rosita de Mayo.

Entró Consuelillo; una real moza; quince primaveras rebosantes de lozanía. Con resuel­to andar y gracioso contoneo se aproximó a. María Jesús hasta ceñirle el cuello con los bra­zos y puso en sus mejillas un desgrane de ale­gres besos.

—¿Cómo tan tempranito por aquí, pimpoyo? ¿Viene a ayudarme? ' —A ayudarla a usté tó lo que quiera, y a que

me explique una cosa que no he comprendió y que me ha dejao con un parmo de boca abierta. Mire usté, mire usté; todavía no la he podio serrá.

Y con gracioso gesto abría cuanto le era po­sible su pequeña boca, de labios carnosos y grana, mostrando unos dientecitos gatunos de imponderable blancura.

— ¿Qué cosa é, si pué saberse? — Pue que estaba yo, no hará todavía medía

hora, dándole de bebé a las maseta de mi ven­tana, cuando he visto pasa a Pepe Luí con una ropiya asú, y una gorra , y er canastiyo de l'armuerso ar braso. Ar prinsipio me dio una tentasión muy grande de risa al verlo asín, y lo yamé, pero él me contestó con un bufío y apretó er paso caye arriba. ¡Josú, qué cara yevaba, como si acabaran de pisarle en un cayo! ¿Es que se ha metió a fogonero, madrina, o que ha sah'o a casa con ré?

María Jesús escuchaba sonriendo el hablar alocado de la mocita.

—No es nade lo que te figura, so curiosona, sino que Pepe Luí va a sentá la moyera, por­que a raí me s'ha puesto en e l'arma que sea asín, y desde hoy empiesa a trabaja, como las persona desente, en la fabrica de aquí ar lao.

— ¡Pobresiyo!,— e x c l a m ó compungida la moza.— ¡Tan guapo como é y t e n e r s e que tisná la cara!

María Jesús se echó a reír ante la ingenua compasión de Consuelillo. La acarició mater-nalmente }• haciéndola sentar a su lado, dijo, indicándole un cesto con ropa:

— Coge hilo negro y aguja, que me vas a repasa unos carsetine.

— i Josú, Mare mía la Esperansa, cuántos tomate! Había pa pone un puesto en la «En-carnasión»,— exclamó asombrada del gran nú­mero de calcetines que tenía que zurcir.— ¡Párese mentira que er padrino, sin salí nunca de detrá der mostrado, rompa de esta manera! ¿Usté se ha fijao si, en ve de cayo, le nasen espolone?

María Jesús gozaba con el charlar alegre de la niña; quería a su ahijada como si fuese san­gre de su propia sangre y procuraba tenerla a su lado continuamente.

Señor ?.íanuel, padre de Consuelillo y dueño de una de ¡as barberías del barrio, llegaba a sentir verdaderos celos de progenitor hacia aquellos padrinos cariñosos que de tal forma habían sabido atraerse la voluntad de su hija.

— Ya pa lo que farta, — solía decirle en son de queja; — que te yeven la cama a casa de la madrina y te quedas a viví ayí con ayos.

Consuelillo respondía a estas manifestacio­nes celosas con réplicas llenas de ingenio y

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MARÍA LA BRAVA 1065

zalamería 3' con mimos traviesos, que iban des­arrugando paulatinamente el entrecejo del se­ñor Manuel, hasta hacerle reír alegremente como a un chiquillo.

La mocita, que había quedado muy peque­ña sin madre, encontró al lado de María Jesás el calor femenino tan necesario a la niñez.

También señor Isidro había tomado ley a la muchacha y dejaba reflejar en su semblante gran satisfacción cuando la veía aparecer por la puerta de la taberna.

— .Sube, pimpoyito, que te está esperando tu madrina como agua de Mayo.

Luego, cuando el calor de la siesta apretaba, señor Isidro solía mandar al montañesillo que le servía, con unos vasos de gaseosa para que refrescaran las dos mujeres.

Pepe Luis se había acostumbrado a ver en Consuelillo una hermana menor, a quien mu­chas veces había sentado sobre sus rodillas para acariciarla, y con quien otras muchas había tenido que enfadarse, al ser víctima de sus constantes travesuras.

— ¿Qué hacía tu padre cuando saliste?,— preguntó María Jesús.

— Ronca como un bendito. Vino anoche mu tarde y ya se pue usté figura: una mijiya alegre.

— Tu padre no tiene enmienda. — ¡Dichosa bebía!, — murmuró, poniéndose

grave, Consuelillo.— Debía acabarse er vino pa íneterno, o que mandaran serrá toas las ta­bernas; bueno, toas meno ésta, se entiende.

— Pues con que ésta no'la serraran, tenía tu padre de sobra pa emborracharse.

— Dice usted bien; aquí es donde más se apipa, porque es también donde más barato le cuesta. ¿Por qué no le dice usted ar padrino que no le despache ni una copa?

— (Quiere que no te deje tu padre vení a esta casa ?

— Tie usté rasón; capá es, si le retiran er bebeero, de enserrarme pa que no vuerva a ve a ustede.

Permaneció un momento meditando, luego siguió con triste acento:

— ¡Si viera usté la pena que me da que sea asín!... Yo creo que le querría más si no be­biera... Y luego, que er negosio marcha de mal en peo; er ofisiá hase lo que quiere y yo no sé adonde vamo a ir a para. Esta semana se han borrao del abono dos de los alterno, de los que van a afeitarse un día sí y otro no, gente de pasta. Claro está. ¡Como mi padre no coge las herramienta ni por chiripa! Y aunque las coja. Señó; ,;quién é er guapo que se pone en sus mano, como no sea pa suisidarse? ¡Capá é de afeitarle a uno la nué!

María Jesús escuchaba asintiendo con lentos movimientos de cabeza. Hubo luego tma pau­sa breve. De repente preguntó Consuelillo:

— Diga usté, madrina, ¿es verdá que mi pa­dre no probaba er vino en vía de mi madre?

— Verdá es como la lú der só, — respondió con amargura María Jesús, adivinada en sus meditaciones.—Tu padre, en vía de su mujé, no probaba er vino ni en la comía. Vivía úni­camente pa tu madre; la quería como saben

queré lo s'hombre de corasen. Era la pareja simpática y más barbiana que me he echao a la cara, con alegría pa armasená y pa repartí: un matrimonio de eso que te lo encuentra en la caye y, aunque no lo conosca, te dan gana de abrasarlo. Tú no te pué acordá de tu madre, eras muy chiquita cuando murió.

— Ya ve usté: tres anos y medio. — Pues no te guíe por los retratos que tie­

nes en casa, porque siempre la sacaban muy mal; pai-ecía que no jjagaba ar fotógrafo. Tu madre era de lo má bonito y má florío que s'ha criao en er bai-rio la Macarena. ¿Tú ves túf, pues no servías ni pa ponei-le los sarsiyo. Tu padre la chifló con la labia que ha tenío siem­pre er pajolero, y más de cuatro se quearon tirándose rabioso de los pelo der cocote.

Consuelillo escuchaba enternecida aquel re­lato; sus ojos estaban húmedos de emoción.

— He oído desí que mi madre cantaba muy bien las malagueña.

— Y tó lo flamenco. Entraba hormiguiyo en er corasón cuando se arrancaba por lo jondo con aqueya temblaera en er cante, que tan pronto paresía que yoraba como que reía. Ar-gunas noche en er verano, yo me iba con eyos, apena apagaban er gá de la barbería, y aya adentro, con la puerta abierta y sin más Id que la der faro de enfrente, trincaba tu padre la guitarra, que ya sabes que la hase habla, y rompía a canta tu madre, con una vó que pa­resía que acarisiaba por dentro der pecho. La. gente se paraba a oí y se arremolinaba como, si hubiera bronca; yo creo que hasta lo s'an-gelito abrían las ventana der sielo pa escucha mejó. Luego, luego fué cuando tu padre cam­bió su natura irnato y se gorvió otro hombre. La muerte de su vigensita, como él la yamaba, estuvo a pique de acaba con su persona. A los primero día paresía táviro, según se puso de atontao, flaco y amariyo. A lo mejó se ense-rraba en su cuarto con la guitarra y desde fue­ra sentíamo toca cosas muy triste, muy triste, paresía que doblaba a muerto. \ Pobre Manué ? Empesó a darse a la bebía... cada vé má... ¡Qué

'le va a hasé !; ¡la suya es una enfermedá que-no tiene arreglo! Hay quien se emborracha de alegría; tu padre se emborracha de pena, y er día que no puea haserlo, las pena le echarán un núo a la garganta y Jo ahogarán.

Dejó de hablar María Jesús, y con la cabeza caída sobre el pecho, pareció sumirse en un mundo de recuerdos.

De los ojos de Consuelillo había brotado el llanto, q u e resbalaba quedamente sobre el raso de sus mejillas. Era un llorar mudo, exen­to de contracciones y huérfano de sollozos; desahogo de un alma que diríase ya maestra en dolores, aun cuando estaba naciendo a la vida.

Había caído de sus manos la aguja con la prenda que em'jjezó a coser. Permanecía inmó­vil con sus turbios ojos fijos no se sabe en qué punto. Diríase que era una estatua que lloraba.

Comenzaba el sol a entrar a raudales por el único balcón de la estancia. Mambrú, un so­berbio angora, blanco y sedoso como un copo

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I OJO HOJAS SELECTAS

de algodón, tendióse panza arriba junto al ces­to de la costura y comenzó a juguetear con un carrete de hilo.

Sonó en la calle el pregón lento y cadencio so de un vendedor de frutas.

Subía hasta allí el confuso rumor de la ta­berna, llena de bebedores.

María Jesús fijó de pronto su mirada en Consuelillo.

— ¿Pero estás yorando, criatura?—La atrajo a sí con maternal impulso y la besó en la fren te.—,;Yorando tú, que ere la alegría del barrio? <Pa qué te habré yo contao esas cosa? ¡Si me-resía que me dieran un palo! ¡ Por vía de los moro!

Y María la Brava tuvo que hacer un sobera­no esfuerzo para vencer las ganas tan fuertes de llorar que la acometían.

I I I

— i Cuatro quinses más, niño! V a ve si cam­bia las tapa, que párese que te han regalao un

. sardo de boquerone y nos quiere hasé ahórre­se er pescao.

— Ponles queso, — ordenó señor Isidro al montañés; luego, aproximándose a la mesa en la que jugaban al rentoy los cuatro parroquia­nos más asiduos al establecimiento, se dedicó a observar la jugada.

Palique, el chalán cobista y presuntuoso, do­minaba a sus contrincantes en aquel juego de viveza y mentira. Envidaba con cartas pésimas y apuntábase gran cantidad de tantos, ganados con su mímica engañosa y su voce^-c faroler'o, que desorientaba a los demás jugadores.

— i Envío cuatro! ¿Quién es er guapo que •quiere? ¡Me estai dando la fló de la baraja!

Señor Domínguez jugaba con calma, tan lle­no de dudas y vacilaciones que exasperaba a sus compañeros, provocando un diluvio de protestas.

— ¡Cámara, ni que estuviera usté hasiendo •er plano de l'Arcasa!

— ¡Avive usté un poco, que yega ñn de mé! ^ ¡ E s usted más perma que ertren de Car-

mona 1 Pero, señor Domínguez, como si tales pala­

bras no fuesen con él, seguía meditando tran­quilamente sus jugadas.

Esto ponía fuera de sí al chirigotero Curro el largo, quien, cosa rara en su carácter, solía mostrarse serio y hablaba, frunciendo las ce­jas, de no volver a jugar más con aquel alma­cén de asaúra.

Curro era uno de esos mocitos tan abundan­tes en la tierra andaluza, para quienes la vida es una continua risotada y el m u n d o pura broma. Las partidas de rentoy en casa del ma­drileño resultaban sosas faltando Curro el lar­go, quejas animaba con su extraordinario buen humor.

Hacía contraste con esta alegría la expre­sión de profunda tristeza que se reflejaba en el ensombrecido rostro de Manuel el barbero.

Diríase que jugaba sin darse cuenta de lo que hacía; arrojaba las cartas automáticamen­

te y ni los más graciosos percances del juego conseguían sacarle de su indiferencia.

— Vamos, señó Manué,—solía decirle Pali­que el chalán;—hable usted una mijiya, que párese que l'han dao cayaera pa un trimestre.

— Pa mí que está usté hasiendo la novena der Niño múo, — agregaba Curro el largo. — Como siga usté asín, se le apoliya la sin güeso, por mi salú.

Algunas veces intervenía señor Isidro. — Anímate, Manué; que no se diga... Manuel salía entonces de su abstracción para

ordenar al montañesillo: — ¡Niño, tráete otros cuatro quinse! ; ; Y bebía con avidez, como sediento. Aquellas partidas de rentoy solían durar ge­

neralmente desde las doce del día, después del almuerzo, hasta la caída de la tarde.

Asustaba pensar en el enorme sacrificio que supondría para otros seres, que no fuesen aquellos, las siete horas largas de juego y de tragos, sin moverse de la incómoda silla o del duro banquillo.

Se enrarecía con el calor de la siesta la at­mósfera del establecimiento y zumbaba un enjambre de moscas, pesado y desesperante como el calor.

De vez en cuando interrumpía la charla de los jugadores un ronquido estrepitoso. Era se­ñor Isidro que, en aquella hora de calma, solía descabezar el sueño.

A veces el farruquillo era vencido también por el cansancio, yamo y dependiente obse­quiaban a los jugadores con el más inarmónico de los dúos.

Fuera, el sol caía ardiente como oro derre­tido, cegando con su luz intensa. Caldeábase como el suelo de un horno el piso de la calle,

.y quemaban como calentadas por un incendio las barandas de los balcones y los hierros de las ventanas.

La luminosidad del sol, filtrándose a través de la endeble cortinilla que cubría la entrada de la taberna, evaporaba rápidamente el agua con que era refrescado el suelo.

Los cuatro inseparables bebían y sudaban como energúmenos, sin preocuparse siquiera de espantar de sí las moscas, que a veces les ennegrecían cara y manos.

Algunas tardes faltaba a la reunión Palique el chalán. Era indudable que un negocio de ganado le apartaba de aquella obligación. Sus compañeros respetábanle el sitio, al comenzar la partida le echaban cartas como si estuviese allí y uno de ellos se encargaba de jugar por él.

En las convidas servíanse cuatro vasos, como de ordinario, y los correspondientes a Palique se iban dejando aparte hasta el final de la se­sión, en que los apuraban los tres bebedores a la salud del ausente. Es decir, que el chalán sólo faltaba en cuerpo, en espíritu seguía asis­tiendo al culto sagrado del dios del mosto.

lira otras veces Curro el largo quien dejaba de ir algunos días. Le había caído faena.

Curro era pintor de brocha gorda, y aunque hábil en su profesión, estaba totalmente des­acreditado por sus constantes borracheras.

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MARÍA LA BHAVA 1071

Los chiquillos del barrio reían no poco a costa de aquel sempiterno bebedor, que, con su elevada estatura y extrema delgadez, pre­sentaba la más ridicula figura dando traspiés por medio de la calle, con la vergüenza y el equilibrio perdidos.

La granujería c a l l e j e r a solía ir gritando tras él:

Curro, Cúrrete, ., , • duerme liao en un carrete.

Curro, curdela, pinta las muestras sin escalera.

Manifestaciones burlonas de la musa popu­lar infantil, que la gente celebraba con risas y r^ue a Curro le entraban por un oído y le salían por otro.

Señor Domínguez y el padre de Consuelillo no faltaban a la reunión ni por casualidad; eran tan constantes en su asistencia como el mismo tabernero, o como el calor y las moscas.

Señor Domínguez, dueño de un herradero situado muy próximo a la tabei'na, creía a pie juntillas que para la vigilancia de su negocio el sitio ideal era aquél, en donde dejaba trans­currir las tardes en unión de sus camaradas.

— Si yo hisiera farta ayí, ya me avisaría el encargao,—solía decir para justificar su flojera. Y, realmente, no debía hacer falta nunca, por­que jamás se daba el caso de que lo llamasen.

Gozaba fama en el barrio de hombre instruí-do, de lo cual hacía gala en continuas discu­siones, sacando a relucir una burda filosofía, pictórica de frases rebuscadas y lugares comu­nes, que era el asombro y la admiración de cuantos le escuchaban. Había leído un poco a Nietzsche y otro poco a Kant y había digerido tan mal la escasa lectura, que en su pobre ce­rebro se agitaban confusamente amalgamadas las más contrarias y absurdas ¡deas. Sin embar^ go, presumía de lógico y en todas sus conversa­ciones procuraba que imperase la más absoluta reflexión. Condenaba severamente a los hom­bres impulsivos. Por esto evitaba discutir con Palique el chalán, quien fácilmente se acalo­raba y quería suplir con palabras mal sonantes su escasez de argumentaciones.

El hombre,—solía decir sentencioso el señor Domínguez,.— ha de sabe antes de ná reprimí su yo. Dejarse yevá del impeluosismo es ir recu­lando hasia el atraso. «Asujétate y yegará» ha dicho Sarrairusia.

Se le escuchaba con la boca abierta, como a un apóstol, y hasta el mismo Palique callaba dominado por aquella sabiduría y aquel apaci­ble temperamento que vencía sin violencia.

Lástima grande, decíase en el barrio, que le gusten tanto el vino y las cartas. Sí, en vez de un herradero, tuviera escuela, se hacía rico.

Aquella tarde, cuando el tabernero, tras dar sus últimos ronquidos, abría los ojos volvien­do a la realidad, y el montañesilío sacudía la pereza y corría de un lado para otro sirviendo a la gente trabajadora que entraba a refrescar de vuelta de la faena, el grupo de los cuatro jugadores escandalizaba más de lo permitido.

Esto no extrañaba al señor Isidro, quien sa­bía por experiencia que tales manifestaciones eran de rigor en aquella hora, en que el alco­hol ingerido anteriormente comenzaba a hacer su efecto.

Y ¡oh milagro del vino! ¡Qué cambio tan radical y absoluto se había operado en aque­llos caracteres!

Curro el largo, el alegre y dicharachero pin­tor, discutía, presa de un llorón enfado, con el razonador y pacífico señor Domínguez sóbrela legalidad de una jugada, y éste, enrojecido por la borrachera y el coraje, con la mirada ase­sina y crespos los pelos de la coronilla, como la cresta de un gallo furioso, juraba que al que le contradijese, «le iba a pone con su na- : vaja más cálao er peyejo que una mantij^a de blonda.»

El chalán impetuoso, como si de él se hu­biese adueñado el temperamento pacificador del señor Domínguez, procuraba poner paz en ambos contrincantes, predicándoles como el más sesudo moralista, mientras el barbero, manifestando gran júbilo, reía exageradamen­te de svis tres amigos y celebraba la discusión con frases burlonas.

— A mí no ha nasío quien me diga que no sé jugá, — rugía iracundo rechinando los dien­tes señor Domínguez.

— ¡Pero home!... ¿Está usté viendo, home, cómo se pone este home?, — respondía Curro el largo, asomándole las lágrimas a los ojos.

Palicjue mediaba conciliador: — ¡Señó, hay que comprimirse! Aquí no ha

pasao ná. O somo o no somo. A lo que contestaba el barbero sin dejar

de reir: — ¿f io r rachos? Y'a lo creo que lo somo.

¡Jofú qué tíos con más grasia! ¡Hay que vé la cara de primos alumbrao que tenéis tó!

Quien momentos antes hubiese observado á acpiellos hombres y los viese ahora, creería en algo extraordinario que justificara la extraña metamorfosis de tan diversos caracteres, eñ una obra de maquiavelismo, tal vez en, un milagroso escamoteo de espíritus, eñ el que cada uno había pasado a ocupar, por arte d© magia, una envoltura humana distinta a la que tuvo antes.

Señor Isidro, para librarse de aquellos es­candalosos, echó mano al recurso infalible que empleaba siempre.

— ¡ Curro!, — dijo al pintor, — tengo que ha­blarte, con permiso de estos señores,— j" se dirigió con él hacia la puerta. Una vez allí, le habló en tono confidencial;

— Esos se han puesto borrachos como cubas y me están espantando la parroquia. Tú, que eres el <XXÁK.O fresco de los cuatro y mi mejor amigo, hazme el favor de marcharte para que eyos te sigan.

— Sí, señó; volando. Yo te quiero como Cosa propia; tú lo sabe; porque soy tó corasón,. sino que no me entienden; tú lo sabe, —sollo­zó enternecido el pintor. — Yo no le farto a nadie; yo soy muy alegre, tú lo sabe, a mi lao no hay pena, —y echándole los brazos ai

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V^'-X

1072 HOJAS SELECTAS

cuello, como si fuese a emprende r un viaje a América, repet ía en t re lloriqueos :

— i Adió, adió por si no nos vemos más!,— y al fin se alejaba calle abajo, dando los con­sabidos traspiés. Un grupo de gente m e n u ­da, que salía de la escuela, celebró la apa r i ­ción del borracho con algazara y, como de costumbre, fuéronse t ras él gri tando :

Curro, Cúrrete, duerme liao en un carrete, etc.

Apenas señor Isidro hubo perd ido de vista al pintor, aproximóse a señor Domínguez, que seguía voceando, y dijo encarándose con é l :

— i Cómo va Cur ro ! Dise que no le aguanta a nadie lo que t á le has dicho.

— Si no me lo aguanta le saco un riñon, — vociferó el aludido.

— Y dise, — siguió el tabernero , — que se va p o r q u e respe ta esta casa, pei^o que en tu mismo herradero te espera, para que allí le hagas bueno eso de la mantilla de blonda.

Señor Domínguez se levantó tan rápidamen­te como pudo y, después de cerciorarse de que conservaba en la faja su inseparable alba-ceteña, se dirigió gesticulando furioso, y h a ­ciendo eses, hacia el her radero , en donde ya su mujer, que conocía la costumbre, le e s p e ­raba para ayudarle a subir a su habitación 5 acostarle.

Tras él salió a poco Palique. No podía con­sentir, el ahora pacificador chalán, que dos amigos se matasen. — O somo o no somo.— Y se alejó en busca de ambos.

Únicamente quedaba en la t aberna Manuel el barbero, quien seguía r iéndose con toda el alma de aquellos tras jumeras que tenían cara de primos.

Era el suyo un reir triste, más de idiota que d e borracho; producía lástima y cr ispaba los nervios . ^ ,

Poco después l l e g ó Consuelillo. Venía a acompañar a su padre hasta casa. En t ró con la cabeza caída sobre el pecho, avergonzada de que la mirasen curiosos los que bebían próxi­mos al mostrador . Acercóse a Manuel invitán­dole con un gesto a levantarse. Tenía un nudo en la garganta que no la dejaba hablar.

El borracho tendió hacia su hija una mano torpe, quer iendo acariciarla; luego, obediente a su indicación, se dejó llevar tambaleándose, amenazando caer a cada ins tante ; ella le r o ­deaba con un brazo la cintura, empleando sus escasas fuerzas en sostenerle . Salieron a la calle. La distancia de la taberna a la barbería no era muy larga, mas para Consuelillo supo­nía un calvario interminable. A cada tropiezo, a cada amenaza de caer, él reía e s túp idamen­t e ; en el ros t ro de ella, surcado por lágrimas silenciosas, marcábanse h u e l l a s crueles de amargura. La gente miraba compasiva aquel grupo de p a d r e e hija, en el que parecían sim­bolizarse el vicio y el dolor.

Caía la t a rde ; la azul lejanía se teñía de rojo; «1 sol alejábase lentamente , en triunfal r e t i ­rada, como un guerrero vencedor y altivo.

rv Volvía del trabajo con un humor pésimo. Al

entrar, tiró sobre una silla del comedor el ca ­nastillo que llevaba al brazo, haciendo sonar es t repi tosamente los cubiertos y l o s platos, que iban tapados con una blanca servilleta.

María Jesús alzó la vista de la costura y le miró fijamente:

— i Se pué sabe qué mosca te ha picao ? Pepe Luis se encogió de hombros, echó un

trago del botijo que estaba sobre la mesa y murmuró con enfado:

— I La niña tonta 1... ¡Como vuelva a que­r e rme habla!...

— ( Quién é esa niña tonta? — ¿Quién quié usté que sea? Consueliyo.

No paso una vé por delante su ventana, que no tenga q u e mete rse conmigo. Que a dónde voy tan asú; que si paresco un rea de añí; que desde cuando no me lavo la cara...

María Jesús contestó sonr iendo : — ¿Y no t e da vergUensa de que un hombre

con veintidós año se achare porque una chi-quiya se meta con é ? ¡ Vaya una correa !

— Siempre no se está de humó pa aguanta tontería.

— Pero si esas cosa te las dise Consueliyo po rque te tié ley; de sobra sabes que te quiere como a un hermano. ; Has echao en orvío que se ha criao junto anosot ro , so puerco espín?

— Es que se ha pues to muy tonta de poco t iempo a esta par te . En cuanto que se le han quedao corto los vestío de niña y se ha mirao dos vese al espejo, y arguien l ' h a dicho, pa engañarla, que t iene buenos ojo, s 'ha güerto más presumía que un pavo rea. No pueo r e ­mediar lo; me se está atragantando la nena, y, como no me deje tranquilo, voy a tené que hablarle ai pad re pa que la amarre cuando yo pase por ayí.

María la Brava lanzó a su hijo una mirada furiosa;

— Te guardará muy bien de desirle ar p a d r e ná. Estás sor tando barbaridade sin sabe lo que te pesca. ¡ Vete , que no quiero oirte, ve t e ! — Y, nerviosa en extremo, arrojó contra P e p e Luis un ovillo de hilo que tenía en la mano. Aquél dio un salto a un lado, fingiendo t emer el golpe, y dijo sin poder dominar la r i sa :

~ j Cuidao, mamá, que si ycga usté a darme, me rompe un güeso !

Seguidamente ent ró en la habitación inme­diata, en donde, a poco, se le oyó chapuzarse, qui tándose la tizne que tenía encima.

Su madre levantóse a recoger el proyect i l y continuó su costura refunfuñando.

Pasado un rato, volvió a aparecer el mocito en el comedor. Vestía un terno flamante; ca l ­zaba finas botas de color claro y llevaba, gra­ciosamente inclinado a ia izquierda, el típico sombrero de ala ancha.

— Güeno, mamá, si u s t é no manda otra cosa, me voy a ventila por ahí un poquiyo el cuerpo. ; Se 1' ha pasao a usté el enfado ?

Ella DO contestó, l imitándose a poner la cara p a r a que la besase.

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MARÍA LA BPAVA 1073

— Güeno, rae voy, — siguió diciendo Pepe Luis, pe ro no se movía de donde estaba, como si esperase algo. — Me voy ,—rep i t ió nueva­mente, y viendo que su madre no se daba por enterada, preguntó al fin :

— i Pero es que no me va usté a dá siquiera pa er tranvía ?

— Cuando cobres la semana, pues quear te con to el jorná. Yo no te doy ni un séntimo.

Se hizo cargo de cjue era in- "* útil insistir y salió sin agregar una palabra.

^ Su madre le sintió bajar pre­cipi tadamente la escalera, que ­dó un momento reflexionando, luego se levantó de pronto y fuese t ras él de puntillas.

Desde el mediado de la esca­lera le vio hablando quedamen te c o n su padre, que escuchá­bale sonriendo, y oloservó cómo éste metía la mano en el cajón del dinero y andaba en la e s ­portilla.

— ¡ I s i d r o ! , — g r i t ó con voz tenante .

Ambos h o m b r e s quedaron sobrecogidos.

.Señor Isidro se repuso en se­guida y, con repent ino enfado, ahuecando exageradamente la voz, dijo a Pepe Luis :

— i Repito que no puede se r ! i I-Iemo acabao ! ¡ Márchate !

El mozo giró sobre sus t a lo ­nes y salió de la taberna.

Había anochecido. Alumbra­ban débi lmente las luces de los faroles de gas, que no eran, por cierto, muy numerosos en el ba­rr io . A las puer tas de las casas formaban tertulias los vecinos, /,!' ansiosos de respirar e l fresco '' de la noche. Grupos de niííos jugaban en medio de la calle, cantando las consabidas histo­rias de Mambrú y de la Viudita.

Pepe Luis cruzó el arco de la Macarena y se internó en un dé­dalo de tortuosos callejones. Tras varios minu tos de marcha se detuvo ante una tapia de re­gular altura, por cima de la cual asomaban las copas de varios árboles. Un t repador jazmín s\ibía hasta el borde de la recién enjalbegada pared y rebosaba sus flores a la calle. Se res­piraba en aquel trozo de t e r r eno una embria­gadora mezcla del perfume de todas las llores andaluzas.

El mozo se aproximó a una vieja puer ta de madera que había al mediado de la tapia y llamó con los nudillos.

Oyó ladrar seguidamente a un perro y notó a poco, a través de los intersticios de la pue r ­ta, una luz que se aproximaba; luego chirrió un mohoso cerrojo y Pepe Luis franqueó el umbral .

T. XX.

— Buenas noche, Madalena. ¿No está Rosío?, — dijo, encarándose con la mujer que había abierto.

— Buenas noche te dé Dio, Pepe Luí. Rosío está un poquiyo mala y por eso no ha salió pa abrir te .

E ra un huerteci l lo to ta lmente cuajado de macetas con gran variedad de plantas, y cir-

Consuelillo estaba dándoles de beber a las macetas de su ventana cuando v¡ó pasar a Pepe Luis... (Pág. 1068)

cundado por un ancho arriate sembrado de rosales, albahacas y miramelindos.

En el fondo del huer to estaba situada la vivienda. Una blanqueada casita de un solo piso con dos amplias ventanas, para llegar a la cual había que subir varios escalones. A la en­t rada había un tupido empar rado y un banco de madera pintado de verde, en el que solía sentarse la reducida familia, una vez t e rmina­das las faenas, a respi rar el airecillo fresco de la ta rde .

Aquel huertecillo, además de un puesto de flores en la calle de la Sierpe, constituía todo el patr imonio del anciano señor Juan, quien, desde muy joven, había sabido mantener a los suyos con el producto de las flores cultivadas por sus exper tas manos de jardineroj^su pues-

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1074 HOJAS SELECTAS

teci to en la calle de la Sierpe era, sobre todo en la t emporada de Semana Santa y feria, una pequeña mina. Así lo proclamaba señor Juan con orgullo. Nadie presentaba claveles tan do­bles, y lozanos como los que él ponía a la venta; sus combinaciones en la extensa varie­dad de claveles del señorito, llamaban ve rda­de ramente la a tención: rojos con pequeños lunares blancos; amarillos y r o j o s ; blancos con diminutas manchitas rojas, como salpica­duras de sangre.

Señor Juan tenía cumplidos los setenta, y el cuidado del puesto resultábale una carga inso­portable. Hacía ya algunos años que esta obli­gación pesaba equi ta t ivamente sobre su hija y su nieta. Magdalena y Rocío turnaban en el despacho, mientras el viejo cuidaba las flores del huerto, poniendo en su faena tal delicade­za y cariño que, diríase, las iba acariciando con sus manos temblorosas una por una.

A veces solía caer mala Rocío, cuya salud era bastante endeble. Madre y abuelo no se separaban entonces de su cabecera, como si la vida d e a m b o s estuviese compendiada en aquella delicada figurita de niña enferma, que parecía una flor próxima a mustiarse.

No por eso dejaba de abrirse el puest<j un solo día. De ello se encargaba Mosqueia, un florero ambulante c¡ue se surtía del huer to de señor Juan y en cjuien tenía la familia absoluta confianza.

Moscjueta se había criado en el barrio, seña­lándose en t re los demás chiquillos por sus muchas travesuras, que le habían valido, en ocasiones, no pocos consejos y cogotazos de señor Juan.

Cuando ya fué un hombrecito, el viejo flore­ro, que sentía inclinación hacia el mozo, le in­dicó aquella forma de ganársela vida. Le regaló un canasto lleno de flores y le dijo, animándole con cariñosos golpecitos en el hombro :

— Ahora to es cuestión de pregona y de ja rabe de pico.

Mosqueta mantenía a su madre del producto de las flores; hacíase simpático a cuantos le t ra taban por su carácter alegre y dicharachero y había llegado a conseguir mucha clientela.

Pero la fortuna de Mosqueta no estaba en su mercancía ni en su labia de cobero,s ino en su garganta, en aquella voz dulce y agradable, lle­na de melodías; en sus pregones, que acari­ciaban el oído y con sus dejos sent imentales de malagueñas se adentraban hasta el corazón.

El había puesto en verso a su manera lo que pregonaba, y a su manera también, lo había musicado.

¡ Y qué flores ! Envidia tienen destas las de I'Arcasa.

Yevo los pensamientos de tos colore, marimonas, jazniine, nardos y dalia. Pa las que estén queriendo, claveles dobles; pa las niñas sin novio, rosas temprana.

¡Y qué flores! Un jardín yevo en er braso.

¡Niñas, que pasa er florero 1 A las mosas bonitas der barrio yo les doy las flores y no se las vendo.

¡Y qué flores!

Llamábanlo de muchas par tes por oirle p re ­gonar, y ni un solo día dejaba de volver a su casa con el canasto vacío.

— Tiene un ruiseñó en la garganta, — decían algunos de sus admiradores.— .Si ese niño sor-tara er canasto y se metiera en er cante jondo, no había dinero pa pagarle.

Delante de la familia del huerto, Mosqueta sentía una cortedad inexplicable. Cuando iba por la mañana a llenar su canasto de mercan­cía, no sabía responder más que con monosí­labos a las bromas cariñosas de señor Juan y a las palabras llenas de afecto de Magdalena y Rocío.

— No te quejará der negosio, — solía decirle el viejo. — Vendes má que ningún Horero de Seviya.

!\Iagdalena solía agregar, por gusto de aver­gonzarle:

— ¡Buenos ahorro estarás hasiendo! Y qué, ¿ cuándo te casa ?

Mosqueta bajaba el rostro, encendido como los claveles que iba poniéndole en el canasto señor Juan, y trataba de eludir la respuesta , haciendo cualquiera observación, tan fuera de lugar, que obligaba a reir a todos. Y desde aquel punto no volvía a desplegar los labios hasta el momento de marcharse, en ciue profe­ría en voz baja un i hasta la vista» tembloroso y tristón. Luego, cuando se cerraba tras él la puerta del huerto, íslosqueta lanzaba junto a la tapia su pr imer pregón, que sonaba como un canto de amor y de protesta.

Pepe I^uis y Magdalena se dirigieron hacia la casita por un pasadizo abierto entre varias filas de macetas.

— ;Qué es lo que le pasa a Rosíor, —preguntó el mozo.

— ; ^ a y a unas pregunta que t ienes!, — r e s ­pondió con tono de resent imiento Magdalena. — ¡Te yevas cuatro día sin párese y clises que qué le pasa!

; Por vía los morol... Más lo siento yo que nadie. Si uno fuera dueño de su persona como es rasón... ¡Quita, Malaspurga!

Apartó de sí a un enorme mastín, digno guar­dador de cualquier cortijo, cjue, regocijado por su presencia, le saludaba echándole las patas cariñosamente.

Llegaron a la vivienda. Desde la puer ta dis­tinguió la silueta de Rocío sentada a un extre­mo de la habitación, como si huyese de la d é ­bil luz del quinqué de petróleo colocado sobre la mesa. Señor Juan, caladas sus gafas de grue­sos cristales, leía, muy próximo a la luz, los deshojados cuadernos de una novela por en­tregas.

A las buenas noches de Pepe Luis, r e spon­dió .secamente, echándole una mirada severa por encima de las gafas, luego continuó leyen do; Rocío no contestó, Magdalena se dejó caer en una silla, suspirando hondamente ; Adalas-purga bostezó y se fué a enroscar a los pies de Rocío.

Pepe Luis tomó asiento pró-ximo al señor Juan y sacó con calma la petaca. .Se sabía de memoria aquellas escenas, en las que todo era

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MAR IA LA BRAVA 1075

ai principio hostilidad hacia él y que termina­ban, por regla general, en fraternales y alegres tertulias.

—¿Un sigarriyo, agüelo?—le alargó la petaca. — No fumo. Me he quitao cier tabaco. — l iase usté bien: er tabaco no es bueno pa

la salú; asín yegará usté a viejo. Hubo una larga pausa, en la que se cruzaron

varios suspiros de Rocío y Magdalena. Pepe Luis encendió su pitillo en el quinqué y p r e ­guntó luego:

—¿Qué edád isen ustede que tenía er difunto? — ¿Qué difunto?, ^ p r e g u n t ó Magdalena sor­

prendida . — ¡Ah! ¿pero no estamo de velatorio?, pues

lo párese . ¿Verdá que sí, he? ¿Se han quedao us tede múo? Está bien, hablaré con mi p e r s o ­na. ¡Mira que ere desgrasio, l 'epe f^uí! Qu ie ­res a una mujé con fatigas de hoyín, que son las más negra, te pasas la vía trabajando más que un gayego der mueye, y, cuando vas a verla, te resibe con er pico serrao, como un canario en la pelecha. ¿Y pa eso sudas sangre? ¿pa eso tese están poniendo las mano más bas­ta que unos sajoneí ¡Yenas de cayo! sí señó, sí, míralas pa que te convensas, Pepe Luí, míralas.

Y se las metía por delante de los ojos al señor Juan.

— Los cayo hasen honrao a lo s 'hombre, — murmuró el viejo.

— ¿ Ah, sí? Pues yo he conosío un guarda de consumo que no podía dá un paso por mó de los cayo y... Bueno, honrarán cuando usté lo dise, pe ro ¿y la tisne? ¿y er dinerá que me yevo yo gastao en jabón pa que no me vea mi niña con las fasione embetuna?. . ¿Y por quién hase tú tó esto, Pepe Luí? ¡Contesta! ¿Y cómo te lo pagan?... ¡Porque has fartao t res noche! Tres noche que tú te has p a s a o velando en er trabajo y...

— ¡Mentira!,— exclamaron al unísono las dos mujeres y el abuelo.

— ¡Cámara!, — añadió sonriendo el mozo,— si son us tede múos, revientan.

Aproximó su silla a la d e su novia, y, sin preocuparse de la actitud de ésta, que le volvía la espalda, comenzó a hablarle quedamente . El abuelo siguió impasible su lectura; Magdalena púsose a coser junto a la luz.

Pasados algunos minutos, escuchóse la risa mal contenida de Rocío. Señor Juan miró a través de sus gafas a Magdalena y ambos son­rieron.

Para la mocita en fenna , en lucha constante con la herencia cruel que minaba su naturaleza poco a poco, aquel cariño era salud y vida. Bastaba una breve ausencia del galán para que la enfermedad dominase to ta lmente las esca­sas energías de la juventud , y, asimismo, la presencia del mozo parecía inyectar en sus ve­nas sangre vigorosa, que asomaba a las mejillas con los colores de una vida fuerte.

Madre y abuelo conocían es te milagro del que re r y sufrían atrozmente con la inconstan­cia amorosa de Pepe Luis.

Magdalena había perdido otra hija, víctima de la misma enfermedad. Habían sido inútiles

cuantos medios emplearan para salvarla, in­útiles los más grandes sacrificios. Respecto a Rocío, los dos viejos luchaban en t re crueles temores y alentadoras esperanzas. El médico afirmaba que había mucho ganado. La edad peligrosa iba t ranscurr iendo para ella y en su corazón de enamorada existían ansias de vivir y de amar.

Pepe Luis había iniciado aquellos amores, ajeno a la responsabilidad moral que echaba sobre sí. Había p e d i d o relaciones a Rocío, como a otras muchas mocitas del barrio, sin idea de comprometerse a nada serio, por pasar el rato agradablemente exi pavas más o menos entretenidas, que solían terminar de un modo definitivo con un p re tex to fútil y, casi s iempre, a voluntad de ambos. Luego, al darse cuenta de su compromet ida situación, había querido cortar por lo sano, pero ya era t a rde para s o ­lucionar en esta forma el compromiso. A pesar de su fama de mujeriego y de hombre sin co­razón, tenía buenos sentimientos, y convencido como estaba de que la terminación del noviaz­go sería Ja muer te de Rocío, se sentía sin fuer­zas para romper aquellas ligaduras que cada día le sujetaban más y más. Su alejamiento sólo conseguía aumentar la hoguera; sus e n o ­jos, s iempre injustificados, eran seguidos de un diluvio de lágrimas; su excesiva frialdad servía sólo de acicate a tan gran cariño. Pepe Luis tenía que resignarse a mantener su papel de enamorado, representándolo ahora por lás­tima como había comenzado a represen ta r lo por capricho.

— Vamos a pasea un poco por el güerto, — dijo R o c í o levantándose; - aquí no se pué aguanta la caló.

Señor Juan advirtió t emeroso : — No vayas por el lao de los clávele, que los

troncha con er vuelo de la farda. — No hay cuídao, agüelo. — Las flore entre sí no se hasen daño, —

observó galante Pepe Luis. La muchacha sonrió agradecida. —A cobista y a piyo no hay quien t e las em­

pate, — agregó sonr iendo Magdalena. Rocío estaba transfigurada; un color rosado

había sucedido a la palidez que antes le dema­craba el rostro, un rost ro de muñeca con gran­des ojos pardos, que ahora fulguraban llenos de animación bajo los arcos graciosos de ias cejas, tenues como débiles pinceladas.

Bajó l o s escalones q u e la separaban del huerto, saltando como una colegiala. Pepe Luis la siguió liasta aproximarse a ella. Magdalena y señor Juan sentáronse en el banco, bajo el emparrado. Desde allí se avizoraba todo el huerto, i luminado a h o r a in tensamente por la luna.

Los novios comenzaron a pasear recorr iendo con lentitud las estrechas veredas formadas en t re las macetas y el sendero próximo al arr iate. La breve figurita de Rocío contrastaba con el robusto y elevado corpachón de Pepe Luis. Ella, para hablar le , veíase obligada a dejar caer hacia atrás la cabeza en incómoda postura, que le hacía exclamar algunas veces:

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— No me conviene que hablemo los dó de pie. Párese ([ue pelamo \s. pava por el barcón y que soy yo la que está en la caye.

Hasta al abuelo y Magdalena llegaba de vez en cuando la risa de la niña, que escuchaba con regocijo el hablar chirigotero de su galán.

:^*í.

.M^f^T..-

Los chiquillos del barrio reían no poco a cosfa de squel sempiterno bebedor... (Pan,, ¡mi.)

—Lo que estás oyendo. Ahora me ha entrao a mí e l'afán del ahorro, y, muy mal tien que vení las cosa, si ante de la Pascua no he juntao pa que nos casemo. Desde mañana no fumo ni tomo er tranvía, ni voy a una corría de toro,

ni me pelo ni me afeito; compro una arcansía, como una tinaja, y no paro hasta que la tenga yena de monea de sinco duro.

— ;Josú, avemaria purísima!.. . ¡Ni que nos bisiera farta pa casarno er Banco de España!

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MARÍA LA BRAVA 1077

— Pa que tú esté como yo quiero tener te , no hay dinero bastante en er mapa.

—¿Y cómo quiés tú t ene rme , exagerao? —Pisando mantone de ¡Manila por arfombra

y comiendo seso de ru iseñore . — Conque no me farte tu queré , me sobra

a mí tó er lujo der mundo. — Pues ese, haste cuenta cjue lo has amarrao

con cadenitas de oro y que no se irá de ti aun -que lo desamarre .

Pasaban bajo la sombra de un árbol; ella re­clinó sobre un brazo de él su cabecita, llena de rizos de un rubio obscuro.

— ¿IMe quer rás s iempre, l 'epe Luí? — ¡.Siempre! — júramelo . — ¡Por mi salú! — No, por tu madre . Hubo un estremecimiento en el cuerpo del

mocito. — ¡Por mi madre!, —respondió , tan pronto

como la emoción le dejó hablar. Rocío, ruborosa, l e ofreció la frente para

que la besara. Bajo el emparrado, Magdalena y señor Juan

dormitaban plácidamente .

V

Rebosando animación extraordinar ia estaba aquella noche el her radero propiedad del s e ­ñor Domínguez, quien, como en años anterio­res en el día de su santo, San Antonio, ponía ampliamente de manifiesto su espíritu rumbo­so, haciendo un verdadero derroche de dulces y manzanilla.

El destar talado corralón, lugar de la fiesta, había sido previamente enarenado para cubrir las desigualdades del piso, blanqueadas sus ta­pias ennegrecidas por el humo de la fragua, y adecentado, en fin, como un mendigo a quien se viste de limpio para un ceremonial.

No podía quejarse el señor Domínguez del afecto q u e l e demostraban s u s numerosas amistades. El local estaba concurridísimo, sin duda alguna, por más gente aún de la invitada, pues la puer ta no se había cerrado para nadie.

Abundaba el e lemento femenino )', entre éste, los rostros morenos y graciosos de l a s mocitas macarenas.

Señor Domínguez y su mujer se multiiilic.a-ban atendiendo a todo el mundo.

A un ex t remo del local habían sido coloca­das varias mesas unidas a modo de mostrador y sobre ellas veíanse las bandejas con pest i ­ños y pasteles y las bateas con cañas de man -zanilla.

Este era el lugar predilecto de muchos de los concurrentes , y de allí no se habían sepa­rado desde que entraron Curro el largo y el p in turero chalán.

Tampoco había faltado a la reunión Manuel el barbero, a quien acompañaba Consuelillo, que estaba bonita como nunca, con su rojo pa­ñuelo de flecos terciado al busto y el puñado de ñores graciosamente sembrado en la negru­ra del pelo. Consuelillo procuraba evitar que

su padre bebiera y sorteaba habilidosa las in­vitaciones de l o s amigos, dis trayéndole con pueri les pre tex tos y apartándole de los grupos de los bebedores . Manuel se dejaba llevar como un autómata, haciendo abdicación completa de la voluntad y sintiéndose halagado en su orgu­llo de padre ante las frases de elogio que es­cuchaba al paso de su chiquilla.

Palique el chalán no le quitaba ojo. — ¿Sabe, — le decía a su amigo el pintor, —

cjue la niña de Manué se está poniendo que corta los estornudo?

Una comadre del barrio se aproximó al bar­bero y a su hija, diciendo sonr ien te :

— No te esponje tanto, Manué, que vas a estayá la americana por las costura. Aunque ya puedes estar satisfecho, que yevas a tu lao la hermana más chica de la Vigen de la E s p e -ransa.

— Grasia, — dijo ruborosa Consuelillo. — La pura, varita de nardo. ¡Qué milagros

base Dio! Ahora mismo te párese a tu madre como dos gota de agua.

Se ensombrecieron las facciones de Manuel. Consuelillo t iró de su brazo y se apartaron de la vieja.

relegaba en aquel momento María la Brava, acompañada de Pepe Luis. Consuelillo corrió hacia ellos y besó a su madrina.

— Ya estaba yo digustá pensando que no iba usté a vení. ¿Y tú?, — dijo encarándose con el mozo. — ¿Cómo es que has venío?

— Porc|ue no sabía que estaba tú aquí, —res pondió él malhumorado.

— Grasia, hombre ; estás ca día má fino. Si sigue así, te va a quebrá.

Pepe Luis la miró de arriba abajo duran te unos segundos y se apartó luego de las dos mujeres, murmurando con mal h u m o r :

— ¡La niña tonta!... ¡Presume poco! Se dirigió hacia un compacto grupo, en e!

centro del cual filosofaba, animado de gran en­tusiasmo oratorio, el cuUo dueño de la casa.

— No existe lo bueno ni lo malo, ni lo feo ni lo bonito, — afirmaba con enérgica voz. — Tó es según er coló der crista con tjue se mira.

Los oyentes afirmaban con el gesto. — A l o raejó le da usté una limosna a un po­

bre, creyendo que hase un bien, y aqueyas per ra le sirven pa compra una faca y con aque-ya faca mata a un cristiano. Por cont ra : ¡e lar­ga usté una torta a un gachó, y cuando cree usté que le ha hecho la pascua, resurta que le ha sacao de raí una muela que tenía pica y que no le dejaba pega lo s'ojo, es desí, que le ha hecho usté un favor. Esto lo dijo Rubosiein, que era un filósofo.

En el círculo hubo un murmullo de ap ro ­bación.

— Lo que pa uno es gUeno, es malo pa otro, — continuó el orador para ampliar la tesis.

— No estoy'conforme, — interrumpió Curro el largo.

— ¡Lo ha dicho Sas<¡¡iepeare, er má mejó de los númene que ha parió m a d r e !

— Aunque lo diga el inventó de la pórvora . Y si no, vamo a vé: ¿la mansaniya, es mala pa

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loyS HOJAS SELECTAS

arguien? \ , al r evé : ¿hay arguien a quien le paresca güeña e Tagua de Carabaña?

Aplaudieron todos, y cuando señor Domín­guez iba a rebatir aquella argumentación, oyé­ronse siseos que partían de varios sitios y sonó el rasgueo de una guitarra.

Los concurrentes habíanse sentado, los que encontraron dónde, formando ancho círculo, e n c u y o centro quedaba espacio suficiente para que bailasen las parejas. La guitarra iba a iniciar la pr imera copla de las sevil lanas; varias mocitas preparaban ios palillos, y la can­tadora, muchacha de elevada estatura y carnes abundantes , carraspeaba esperando el momen • to de la salida. Varias voces la animaban:

— jVenga de ahí, que eres buena I — ¡Vamos a oí pr imore ! — i Vamos a ve ese pecho, niña!... No me mi-

ros, que no va con segunda. Consuelo se había sentado lo más próximo

que le fué posible de su madrina. De pie, al lado d e Consuelo, hallábase Pal ique, quien procuraba pegar con ella la hebra, p i ropeán­dola melosamente.

— ¿Irla visto usté qué caló, niñar — Mucha. — Guiñe usté lo s'ojo unas cuantas vese por

su salú. — ;Pa qué? — Pa que se levante argán airesiyo con el

abaniqueo de las pestaña y no nos asfisiemo. — ¿Y por qué no va usté ar café de la Perla,

que hay ventilado? — ¡Cámara, tié usté respuesta pa tó, como

er catecismo! — Y usté mucha gana de palique. — Asín me yaman. — ¿Y latoso, no le han yamao a usté nunca? — Le diré a usté. Una ve se atrevió un gita­

no, en er t ra to de un bicho, a yamarme latoso, y ar día siguiente le hisieron la autosia.

— ¡Josú, qué mieo! — Pero usté pué desirme tó lo que se le an­

toje y hasta mandarme como a una cria de quinse peseta .

— ¿Y haría usté lo que yo le mandara? — .Sin pensarlo. — Pues erapiese usté por dejarme en pá,

Cjue me duelen los oído de tanta conversación. Habían salido a bailar varias parejas, )' la

voz de la cantadora, el sonar de la guitarra y el repiquetear de las palmas y de los palillos hacía imposible las conversaciones.

Pepe Luis no sabía expl icarse lo que le p a ­saba aquella noche. Apar tado de la fiesta, pa­seaba d e un ex t remo a otro del herradero , p reocupado y nervioso. Sin él querer lo, hacía t iempo que observaba el animado charlar de Consuelillo y Palique y esto molestaba y ofen día su amor propio como un desprecio o como una burla. —¿Qué tendrá que hablar con ese borracho de Palique?,— se decía. — ¡Y no se ríe poco! ¡Temprano empieza la niña a ser co­queta! Está poniendo en ridículo a su padre y a los que la miramos como de la familia.

Vio entonces que su madre le hacía señas de que se aproximase Se acercó.

— ¿Por qué no sacas a baila a Consueliyo? Respondió de mal talante, alzando mucho la

voz para que Consuelo pudiese oir le : —No me gusta baila con las niña pamplinosa. — ¡Josú, hijo, qué antipático t e pone! Iba a bailarse otra copla y alguien añadió: — Que cante Consuelo. — Que cante, que cante, — agregaron varias

voces. Pepe Luis, que ya se alejaba del grupo, se

detuvo. La moza no se hizo rogar ; con voz clara y sentida cantó, ajustándose al rasgueado de la guitarra:

Dices que me aborreses; no me odies tanto, que del odio ar cariño no hay más que un paso.

Cantó mirando fijamente a Pepe Luis, que sintió la indirecta de la copla como un latigazo.

Nuevamente se apartó de todos; estaba rojo de indignación. ¿Qué era lo que quería decirle aquella mocosa? ¿Qué se haljía llegado a pen­sar? ¿Es que se había propues to burlarse de él constantemente? Ya se lo diría en la pr ime­ra ocasión que tuviera.

Notó que un grupo de muchachas le seguía con los ojos y cuchicheaba entre sí . — Esas han entendido la copla, — pensó, y esto acabó de turbarle.

Estaba visto que por culpa de Consuelillo iba a ser la irrisión del barr io. Lo menos que estaría murmurando aquella colección de cur­sis es que se había él enamorado de la hija del barbero. Decidió marcharse de la fiesta.

Ya salía del her radero sin ser notado, cuan do al lanzar una mirada de despedida a la r e ­unión, fijóse en Consuelillo y en Palique, que , sentados muy próximos el uno del otro, char­laban amar te ladamente como si fuesen novios. Se detuvo y sonrió burlón; acababa de ocu-rrírsele una idea. No debía marcharse ; esto equivalía a confesar q u e cuanto Consuelillo había dado a en tender era cierto. Además, un hombre de correa sabe buscar el desquite. . . Aquel noviazgo lo deshacía él antes que cua­jara. S e encaminó hacia la pareja, pero en aquel instante sintió q u e le tocaban en el hombro.

— Escucha, Pepe Luí. Era Mosqueta el florero. Acababa de entrar

y venía jadeante y sudoroso. — ¿Eres tú, Mosqueta? ¿Qué quieres? — ¡Cámara! Déjame toma resueyo. He co­

rrió media Macarena buscándote. — S e hizo aire con el sombrero y se enjugó el sudor.

— Bueno, ¿qué pasa? — Pues que t e traigo un recao de par te de. . .

ya t e lo pues imagina: de Rosío. — ¿ Está mala ? — Lo has asertao. Mala está y con un coló

d e sera que da mieo. La voz de Mosqueta temblaba dolorida. Pepe Luis contestó malhumorado: — A r médico es ar que deben de avisa y no

a mí.

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MARÍA LA BRAVA 1079

El florero le miró fijamente. — De sobra sabes, PejDe Luí, que no hay má

médico que tú en este caso. Sei día hase que no vas por ayí, según me ha dicho e l 'agüelo. ¡Por vía e Dio! Yorando estaba como un chi-quiyo, y no te quiero desí la pobre Madalena.

— Lo siento, pe ro no puedo ir esta noche. — í Q u e no jíués, Cjue no vas? — Eso mismo. — ¿Pero tú sabe cómo está aqueya criatura? — Me lo figuro; jjor eso iré mañana. — Eso é, y mientras tanto, esta noche que se

pudra de sentimiento y de pena. Los ojos del chiquillo brillalian de indigna­

ción, — (Sabe tú íjue te mete más de lo que te

importa en este asunto?,— dijo enfadado Pejse Luis.

Mosqueta no respondió ; con la cabeza caída sobre el pecho, parecía aj^lanado por una de­cepción enorme.

— Ahora cuando vuervas, — siguió aquél ,— dices que no me has encontrao y en pá.

— ¡Yo no digo eso!, -- replicó en un arran­que furioso Mosqueta. — Diré (|ue te he en­contrao y que tú no has querío ir, porcjue no t iene sangre de cristiano en las vena, ni has tenío en tu vía corasen.

Iba Pepe Luis a contestar en tono apropia­do a las circunstancias, pero el florerillo volvió las espaldas y se alejó precipi tadamente .

Quedóse el m o z o medi tando breves ins­tantes, sintiéndose acusar jDor la conciencia; mas consiguió dominar la vacilación d e su ánimo y, firme en el j jropósito cjue antes se hiciera de tomar cumjjlida venganza de la niña tonta, desbaratando aquellos amores que co­menzaban a iniciarse en t re ella y Palique, diri­gióse a la embebida pareja, con el rostro son­r iente y unas intenciones de las más malas.

En aquel momento decía Palique casi al oído de su p re t end ida :

— Más de un t r imestre hase q u e me trae usté loco, aunque yo no le haya dicho na.

— i Josú y lo que habrá usté sufrió! —- obser­vó ella bur lonamente .

— No se lo pué usté imagina. Yo no sé lo cjue me pasa ; he jaerdío por completo la cha­veta; la gente me se quea mirando porque de tanto pensá en usté, V03' por la caj'e que no asierto a anda.

— Pos pa que vea usté si la gente es mala, hay quien dise que eso é der vino.

— No le diré que no tenga también er vino su mijiya de curpa, pero yo le p rometo que, si usté vega a que re rme er canto siquiera de una telaraña, Palique no prueba má er vino.

— ¿ De vera ? — Que me envarsamen si miento, Pepe Luis, que se había aproximado por

detrás de las sillas a la pareja sin ser notado, dijo met iendo la cabeza en t re las de ambos :

— ¿De verdá, de verdá que no tienen us t e -de caló? Me extraña, porque no se pué está asín tan juntos con er t iempesi to que hase.

Consuelillo y Palique volvieron ráp idamente ía cara sorprendidos .

— Pero que una barbaridá de caló, — siguió aquél .—¿Me quiere emjjrestá tu abanico, s e ­r rana ?

Ella se lo alargó sin responder . No compren­día aquella actitud.

— (Irasia, p impoyo. Ca día estás má presio-sa. Desde ayí te comparaba con toas las mosita que hay en la reunión, y toa resur tan unos güeso ar lao tuyo.

Palique ladeó un poco su silla y se quedó mirando a Pepe Luis fija y gravemente.

Consuelillo enrojeció hasta la raíz del pelo comenzaba a darse cuenta del propósi to del mocito y en lo más íntimo de su ser se d e s -l^ertaba una alegría inmensa.

— ¿Y qué hay. Palique, qué me cuentas, hombre? , — continuó aquél, abanicándose con jiarsimonia.

— Muy jaocas gana de que me mareen. — Como que jsa marearte , tú solo te basta,

¿no es eso ? — Eso mismo. — Pué por curpa tuya me he yevao yo esta

ta rde un mal ra to ; lo que son las cosa: rae encontré a tu mujé en la caye Tetuán y...

— ¿ Mi mujé? — ¿.Su mujé?, — exclamaron los dos al mis ­

mo t iempo. — Sí, hombre, ¿qué t iene eso de jjarticu-

lar ? Empesó a des i rme que hasía t res noche que no ibas por tu casa y que...

— Oye, pero ¿ es que has venío a t omarme er pelo ?

Él chalán estaba lívido de coraje. Sobre él jjosábase la mirada iracunda de Consuelillo, que, aunque comprendía la falsedad de aque­lla afirmación, ayudaba a! mozo, aparen tando tomar en serio la pesada broma.

— No sabía yo cjue el hablarte de tu mujé fuera tomarte er pelo. ¡Buena se puso la po-bresiya recordando tus bor rachera! Desía yo­rando que eso no era ni que ré a lo s'hijo.

— i Párese mentira. Palique!,— dijo e n t o n ­ces entre enfadada y enternecida Consuelillo. — 1 .Ser asín con la mujé, qué sentraña !

Palique, que saltaba en la silla de puro n e r ­vioso, con tes tó :

— Oiga usté, niña, yo no tengo en mi casa más jembra que una gata, y esta misma noche la echo a jjatás. Acjuí lo que jjasa, pa que usté se entere, es que a este mosito le jDesa la ver-gUensa meno que si fuera una per ra chica de azafrán, ¿se va usté en terando? Y ha venío a compromete a un hombre, pa que este hombre le marque en la cara con el j ierro de una ga­nadería.

Se había levantado fuera de sí, Consuelillo temió que la broma tuviese un desenlace trá­gico y procuró tranquilizar a Palique y hacerle sentar. Varios del grupo, a las palabras del chalán, dichas en tono destemjjlado, fijaron en los t res su atención.

Pepe L u i s , jaara alejar la curiosidad de aquéllos, j jreguntó sonriente a Palique, como si éste le estuviera refiriendo algo:

— ¿Y cuando te dijo eso, tú qué le con­testaste ?

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io8o HOJAS SELECTAS

Palique replicó con un gruñido y sentóse, siguiendo las indicaciones de Consuelo.

Entonces Pepe Luis tocó en un hombro al

Mosqueta habla puesto eo verso, a su manera, que pregonaba .. (Pág. 1074.)

chalán y, en voz muy baja, procurando (¡ue ni la mocita le oyera , dijo con reconcentrado coraje:

—^Eso no se dise delante de la gente. Ahí fuera te espero.

Y se alejó con disimulo, saliendo del loca!.

Poco después, Palique se apartaba de Con-sueliilo pre tex tando un urgente quehacer.

Ai salir del her radero se le acercó Pepe Luis. — Vamo ar camino der se-

raenterio,— dijo a media voz. Y preguntó nob lemen te : — ¿Y'evas herramienta?

— Sí,— contestó el chalán, palpándose bajo la guaya­bera.

Echaron a andar hacia el hospital, a cuyo lado, como una consecuencia irremedia­ble, empieza el camino que finaliza en el cementer io. Tras ellos quedaban el arco de la Macarena y el trozo de vieja muralla que a ú n p e r ­manece en pie.

Alumbraba poco la luna en aquella hora; por tales sitios escaseaban m á s cj ue por ningún otro los faroles de gas, y sólo el fulgurar de las estrellas combatía débil­mente las sombras.

Los d o s rivales camina­ron duran te a l g ú n t iempo sin hablar palabra; l u e g o , como si se hubiesen puesto de acuerdo sobre el lugar exacto e n donde había de solucionarse la contienda, detuviéronse de pronto.

— ; T e párese güen sitio éste?. — preguntó el chalán.

— Pa s a c a r t e l a s t r ipa cuarquié sitio es gUeno, — respondió Pepe Luis.

Seguidamente se despren­dió de la americana y la do­bló sobre el brazo izquier­do. Palique hizo lo mismocon su guayabera. En las manos de ambos aparecieron las na­vajas; dos buenos e jempla­res albaceteños, cuyos mue­lles crujieron briosos como si se lanzasen un reto bra­vucón.

P e r o e n t o n c e s sucedió algo inesperado, a l g o que dejó inmóviles de es tupor a los dos rivales. Rápidamen­te, como si hubiera brotado del suelo, se in terpuso en t re ellos un bulto negro, una for-

,. ma humana que, a tan escasa claridad, no era posible de­finir con exactitud.

El chalán sintió un golpe en el brazo con que sostenía el arma, que cayó a! suelo a influjo de la sorpresa más que del dolor. Seguidamente recibió una t remenda bo­fetada, que le hizo contemplar las estrellas do-lorosamente. Y aún Pepe Luis no había salido de su asombro, cuando ¡a misma mano que

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MARÍA LA BRAVA 1081

golpeara a Palique descargó sobre una de sus rnejillas otro soberbio bofetón, que no tenía que envidiar nada al que recibiera su contrin­cante . Al mismo t iempo, la voz de María la Brava vibró colérica y dominadora :

— ¡A casa ahoi-a mismo! ¿Quién t' ha dao permiso pa que te mates con nadie, so sin-vergOensa? • • ' ' ¡ ; ' -•• • •• •

.• • VI

María Jesús llamó a capítulo a su esposo y le habló con el tono resuel to de quien no está d ispues to a permi t i r que se le discuta.

— Hay que casa ar niño lo ante posible. Señor Isidro se quedó mirándola con gran

asombro . Creyó que había entendido mal, y p r e g u n t ó :

— ¿Cómo has dicho? —- Que hay que casa a Pepe Luí y que t iene

•que sé prontito. — ¿ Casa ar niño con veintidós año ? ; Tienes

gana de broma ? — Tengo gana de que acaben, de una vé

y pa siempre, los m a l o rato que me estoy yevando.

— Pero, inocente, < qué vamos a conseguir con amarra a la criatura ?

— Eso mismo, amarrarlo, y hasé de él un hombre forma y trabajaó. i Que estoy ya muy harta, Isidro, que estoy ya muy harta, y esto •der casamiento está pensao y muy repensao !

— Pero si ahora el niño se está por tando •bien. < Puede hacer má el pobre ?

— ¡Gaya, caya, cacho de lila, que no te e n ­t e r a de las cosa hasta que no te las meten por los oído con un cucharón! ¿ No sabe que en tó lo que yevamo de mé no ha aparesío por la fábrica ? i No sabe que ca día se t rae en er •barrio má jaleo de farda, y que, por haseiTe cucamona la otra ta rde a la mujé de un siví, por poqui to si le largan un tiro ? < No t 'has en-terao de que la noche de San Antonio fartó er canto de una peseta pa que Palique y él se co-•sieran a púnalas ? ^

El t abe rne ro palideció. — Er día menos pensao nos lo t raen a casa

•con una rotura de las que no t ienen arreglo. Hazme caso, Isidro, esto no pué seguí de esta manera .

— No pué seguí, — reafirmó él convencido, y agregó, después de meditar un momento: —• ¿Pero tú c ree que se va a sujetar casándose?

— ¡Ahí quería yo que fuéramo a pa ra ! ,— exclamó María Jesús con acento de triunfo. — Si lo casáramo con cuarquié mosita que a •él le iniportara poco, sería lo mismo que atar­le con tramiya, pero lo gUeno der caso es que •er niño está enamorao, pero enaraorao hasta e r gtSeso.

Señor Isidro abrió los ojos ex t raord inar ia ­mente .

— ¿Es posible ? ; De quién ? — De nuestra ahijada. — ¡Vamo! ¡Cuando yo digo que tú estás

hoy de broma! ¿No sabes que Pepe Luis no p u é traga a Cons'ueliyo ni con a súca í

T XX

— Eso te párese a ti, cacho de tonto. Lo que le pasa con Consueliyo es que la t iene tan adent ro der corasen, que se pone rabioso por­que no la puede echa fuera, pa que te en te re . Esa antipatía no es má que cariño; ese coraje, hipocresía, de la que no se da cuenta. Ya sa­bes que me equivoco pocas vese en lo q u e pienso, y t ra tándose der niño, no m e equivoco nunca. La bronca de la otra noche con Palique fué por eya.

El buen hombre iba convenciéndose á pesar suyo.

— ¡ Válgame Dio, qué cosas má i-ara pasan en la vida!, — agregó por t o d o comentario tras un rato de silencio.

María observó entonces : — Mujé como esa pa nues t ro hijo ni con un

candí la podíame encont rá : honra, mujé de su casa y siega por Pepe Luí, que no se quea atrá en cuestión de queré . A los loco hay que asu-jetar lo con camisa de fuerza, y pa los que son como nues t ro hijo, no hay más c a m i s a d e fuerza que er casamiento cuando yegan a ena­morarse ; una casa y una obligación amarran mucho, y una mujé bonita y buena es una e s ­posa, pero de las que se le ponen a los preso .

— Sin embargo, no me párese que al niño le resul te lo del casorio.

— Eso corre de mi cuenta, ya veremo. Aquella tarde , María Jesús mandó llamar

a Consuelillo y sostuvo con ella una larga con­ferencia. Señor Isidro, que subió varias veces al comedor, quedó ext rañado del misterio de aquella charla, que se interrumpía cuando él llegaba y que indudablemente debía t ra tar de . los amores de Consuelillo y Pepe Luis, pues, según pudo observar en la moza, tenía las me­jillas encendidas como si le hubiesen dado sendos cachetes y le brillaban Jas pupilas con fuego extraordinar io . Al marchar Consuelo, señor Isidro oyó que su mujer le decía desde lo alto de la escalera;

— No olvides la lersión y a vé si la hases ar pie de la letra.

— Esté usté descuida, madrina, —respondió Consuelillo, — que me por t a ré bien.

De lo que dedujo señor Isidro que alguna cosa t ramaban madrina y ahijada con relación al casamiento.

Volvía Pepe Luis con el canastillo del al­muerzo al brazo y tiznadas cara y manos como quien ha pasado el día ganando con el sudor de su frente el pan para su casa; esto p e n s a ­ban al verlo cuantos le conocían en el barrio, extrañados de a q u e l l a rnetamorfosis moral operada en el mozo juerguista.

Sin embargo, Pepe Luis no había pasado si'-quiera por la puer ta de la fábrica en donde le buscara colocación su madre . El día había t ranscurr ido para él en una juerga campest re a orillas del Guadaira. Luego todo había sido cuestión d e ennegrecerse y d e adoptar un aire de hombre rendido por la faena.

Mucho antes de llegar frente a la casa en que vivía Consuelo, apretó el paso y agachó la cabeza; quería evitar las pesadas bromas de la •mocita. —jrg^2-

',• [; -A

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I082 HOJAS SELECTAS

Pero, al mirar de reojo hacia la ventana, sufrió todo su ser una intensa sacudida ner­viosa, e inconscientemente se detuvo. Cogido a los hierros y muy pegado a ellos el rostro, el chalán pelaba la pava con Consuelillo, en ani­mada y misteriosa conversación.

Tal temblor de coraje acometió a Pepe Luis, que los cubiertos que llevaba en el canastillo tintinearon alocadamente.

Dio varios pasos hacia la amartelada pareja, pero de pronto se detuvo, giró rápidamente sobre los talones y entró en su casa.

— i Vaya una cara que traes ! i Qué te ocu­rre ?, — le preguntó María Jesús, reparando en el descompuesto semblante de su hijo.

— No me pasa ná, ¿ sabe usté ? ¡ Ná !, ¡ pero que ná!

— Bueno, hombre, que no soy sorda. No me chiye asín porque te sacúo.

En los ojos de la madre había una burlona compasión.

— ¿Te han despedío de la fábrica? — No señora. Se dejó caer sobre una silla en la actitud de

un hombre agobiado por la desgracia. Hubo un largo silencio, de repente ella preguntó:

— ¿Hase mucho que no ves a Consueliyo ? Con tono demasiado indiferente para ser

real, contestó Pepe Luis: — No sé, la verdá, no me he fijao; creo que

hase cuatro o sinco día. : -—;Y te sigue paresiendo tan niña tonta como ante?

Enrojeció el mocito a pesar suyo y dijo con repentino enfado:

— ¿ A qué viene ahora esa pregunta ? Párese que tiene usté gana de achara a uno.

— Es que voy a darte una noticia que te va a alegra. Consueliyo y Palique se han hecho novio.

— Ya lo sé. — Pero lo que tú no sabe es que ar galán le

ha entrao una prisa muy grande por casarse, y como es hombre que tiene guita, ante de un mé le han echao a la pareja las bendisione.

No pudo contestar, subió a su garganta un grito de fiera protesta y allí quedó ahogado, como si una mano de hierro le oprimiese el cuello brutalmente. Viéndole palidecer, su ma­dre agregó con presteza:

— Aunque eya... — ¿ Qué?, ¿ no quiere? •— Párese que no le corre tanta prisa er ca­

sorio como al chalán. Callaron. María Jesús púsose a trajinar, al par

que observaba con disimulo hasta los menores gestos de Pepe Luis, quien, hondamente pre­ocupado, había ido a sentarse junto al balcón.

— IA qué vendrá tó esto ?, — se preguntaba. — ¿Qué querrá darme a entendé mi madre hablándome de Consuelo ? Cuarquiera diría que me dise esas cosa con segunda.

De repente María Jesús encaróse con él y dijo mirándole fijamente:

— ¿Qué te paresería a ti, si, en vé der cha­lán, fuera,tú quien ante de un mé se casara con Consueliyo?

Pepe Luis no entendió bien y se hizo repe­tir la pregunta.

— Diría,— replicó al fin con voz entorpecida por la emoción, — diría que es usté la madre má buena que hay bajo la capa der sielo.

El rostro de María Jesús resplandeció de alegría.

— Pues haste cuenta que es cosa hecha. — i Hecha? — Y firma como una escritura. — Por lo que usté más quiera, mamá, no-

gaste usté esas broma. — ¿ Cuándo me has visto tú a mí bromear ? Pepe Luis le echó los brazos al cuello y la

besó con ternura. • - Pero ¿ eya estará conforme ?, — preguntó

desconfiando aún. — ¿Usté sabe si me quiere? — ¡ Hijo, tienes cosa de tonto ! — ¿ Entonse er chalán qué pinta aquí? — ¡ Qué sé yo ' ¡Pregúntaselo a eya, que ahí

la tienes. Se ojreron unos pasos menuditos en la esca­

lera 5' entró en el comedor Consuelillo. Contra su costumbre venía seria, muy seria.

Besó gravemente a su madrina y dio a Pepe I^uis las buenas tardes, clavando la mirada en el suelo. Tenía el rostro encendido como la grana.

Tampoco él se atrevía a mirarla frente a frente; sentía una cortedad inexplicable, ridi­cula, i Quién lo dijera!, ¡ él tan osado para las mujeres!

La observaba de reojo y cada vez se embo-baJDa más y más en su disimulada contempla­ción, i Vaya si estaba bonita !

— Siéntate una miaja c|ue en seguía güervo; voy a darle un vistaso ar cosió.

Y, antes de que pudiera responder, salió-María la Brava del comedor.

Consuelillo tomó asiento y, como si no ad­virtiera la presencia de Pepe I uis, empezó a recorrer con la vista, primero los cuadros que-adornaban las paredes, y luego los muebles» saltando la mirada de la mesa al aparador y de éste a las sillas, con tan aparente curiosidad como si viese todo aquello por vez primera.

El tragaba saliva, sin saber cómo entrar en materia. En su vida se había visto más aturdi­do delante de una mujer. A! fin dijo con voz temblorosa;

— Tenía gana de verte. — <Sí f i Qué raro ! No sé como es eso, por­

que hay quien dise que no me pues vé. — ¿Óyú&n lo dise? — Dos niña que me lo cuentan tó. — ¿ Quiéne son esas niñita ? — Esta, — dijo ella sonriente, señalándose

los ojos. — Pue a esa, — siguió Pepe Luis animándo­

se,— a esas les daba yo un par de beso en cas­tigo, pa que no mintieran.

~ i Josú L.. ¿ Y pa riué querías verme, si se pué sabe?

— Pa darte la enhorabuena po er novio c ue tienes. ¿Te ha tocao en una rifa por casualiá?

— No, hijo de mi arma, que é un regalo que dan con er chocolate.

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MARÍA LA BRAVA IG83

— ¡Bien amartelaíto estabai los dó hase un rato!

— i Quién te lo ha dicho ? — Otras dó niña por el estilo de las tuya. — i Qué embusteras! . :;:, — Castígalas, si quiere. •— No, hijo, que me dan mucha lástima lo

s'angelito,— contestó con g rac iosa malicia. Ambos se echaron a reir. El aproximó su silla a la de Consuelo.' — i Cuidao,—exclamó ella con repentina se­

riedad , — cuidao que eres trolero con las mu-jere! Dime la verdá, ¿cuántas novia tienes este mé?

— Este mé ninguna; er treinta y uno der pasao acabé con toas.

— Sí, sí.,! Y Encarna la del confitero? — La dejé por empalagosa, no sabía hablar­

me más que de lo cara que está el armiva y der mó de hasé los merengue.

— i Y Trini la de la ditera > — Me declaré a eya er jueve y reñimo er

I \ I m

El sonar de la guitarra y el repiquetear de las palmas hacia imposible las conversaciones. (Pág. 107S.)

sábado. Era muy dominante. Se empeñó en que tenía que estudia pa guardia siví y la man­dé a paseo.

- Í Y . . . ? — No me nombres má, porque con toas he

reñío. — No, es que si las fuera a nombra toas,

tenía que echa mano al armanaque. — Ya he cambiao de manera de sé. Anoche

me he fijao en que estoy echando la muela der juisio y ¡ excuso desirte lo que esto sirnifica! Ahora no quiero tené más que una novia, sólo una a quien camela mucho. ; De cabesa me trae!

— I Es que eya no te quiere ? — Hazte cuenta: creo que piensa en casarse

•con otro ante de un mé. — No hagas caso, eso serán infundio. — i Lo cree tá asín?,— exclamó él dando un

brinco de contento. — Yo creo, — dijo ella, con voz pausada y

grave,—que si esa mujé se convensiera de que empesabas a queré como Dio manda...

— ¿Y cómo cree tú que manda Dio que se quiera ?

— Con er corasen y no por capricho, como son tus querere. Si esa mujé viera que te ha-sías un hombre forma, que dejabas la juerga y te apegaba ar trabajo... vamo que, si ésa mujé viera eso, seguramente que te desía que sí.

— Fué lo verá, Consueliyo de mi arma, — replicó con calor el mozo.-^ Te lo juro por mi madre y por esas niña de quien habíame, que son pa mí lo que más quiero en er mundo.

— iJosú, con qué caló lo dise! Pero, oye, explícame, ¡ cómo te ha entrao asín tan de re­pente ? i Es qué te ha flechao de pronto ?

— ¿De pronto? Yo creo que la he querío siempre sin darme cuenta.

— ¿Y quién te lo tuvo que desí pa que te enterara ?

— Tú.

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1084 HOJAS SELECTAS

— i Yo ? i Embustero ! — Acuérdate de aqueya copla. Más clava la

yevo en la memoria que si la hubieran grabao en eya con un sinsé:

Dises que me abónese; no me odies tanto...

— Que del odio al cariño no hay más que un paso,— terminó Consuelo.

Habíase hecho de noche. La escasa claridad de las luces de las tiendas entraba por el bal­cón, combatiendo débilmente las sombras que envolvían la estancia. Ambos mocitos, en la mutua declaración de sus quereres, habían ido bajando poco a poco la voz hasta terminar en el susurro propio de todas las confesiones; rumor de charla pasional y misteriosa que lle­va en sí el encanto del secreto.

— Bueno, niños,— dijo María Jesús entrando con un quinqué encendido. — Creo yo que, para la primera/aya, ya está bien.

vn María ¿a Brava ocupábase, con su actividad

acostumbrada, de los preparativos p a r a la boda. Señor Isidi-o acataba, como siempre, con ciega obediencia las disposiciones de su mtijer, convencido de que no se podía obrar más sa­biamente, o por lo menos, de que él no sabría hacerlo mejor.

Una tenaz oposición por parte de Manuel el barbero a que dicha boda se efectuase, había dado lugar, en no pocas ocasiones, a que el fo­goso carácter de la madre de Pepe Luis esta­llara como furiosa tormenta sobre su futuro consuegro.

Alegaba éste la necesidad absoluta que te­nía de los cuidados y atenciones de su hija; era lo único que le restaba, lo que consolaba su tristeza con el recuerdo de días muy felices, I Qué iba a ser de él sin su chiquilla ? Llevár­sela de su lado era acortarle los años de vida que le quedaban.

A tan tristes argumentaciones solía respon­der María en esta o parecida forma:

— Pero ven acá, pedazo de mostrenco, ¿piensa tú que los chiquiyo se van a ir a la China cuando se casen ? < Ño van a viví en mi casa, que está ar pie de la tuya, y no vas a podé verla tantas vece como se te antoje ?

Manuel ponía entonces de manifiesto su le­gítimo egoísmo de padre, diciendo que, de todos modos, los cuidados de su niña no serían ya sólo para él y que, al fin y al cabo, aquello iba a ser vivir separadamente.

Y aquí era cuando estallaba la indignación de la macarena, y cuando el barbero tenía que batirse en retirada ante un diluvio imponente de crueles insultos.

Pero al fin, la indomable voluntad de María Jesús supo.vencer esta dificultad; Manuel ca­pituló, aunque a regañadientes, y quedó con­venido que ambas familias tendrían un solo hogar, pasando Manuel a vivir con sus consue­gros y el nuevo matrimonio. Aquel arreglo llegó casi a convencer al padre de Consueüllo,

comprendiendo que así podría atender per­fectamente a la barbería, estando como antes al lado de su mocita y teniendo, aún más que antes, al alcance de la mano el vino, infalible medicina de su espíritu, que le hacía olvidar y reír.

Desde el principio de sus nuevos amores, Pepe I..UÍS daba sin cesar pruebas de una rege­neración absoluta; no faltaba un solo día a su obligación en la fábrica y habíase dejado de amistades bullangueras y de fáciles amoríos, transformándose en un hombre formal y razo­nable. Xo exageraríamos asegurando que había cambiado casi por completo el carácter del mozo. A veces, notábase en él un asomo de melancolía, algo como el reflejo de un pesar oculto, que, aunque duraba poco, preocupaba en gran manera el celo maternal de María la Brava.

Y otra clase de celos solía también desper­tarse en el alma apasionada de Consuelillo, cuando, algunas noches, con fútiles pretextos, Pepe Luis no asistía a la acostumbrada pava, o cuando de repente, y como si el recuerdo de una obligación olvidada le impeliese, se alejaba del lado de la moza mucho antes de la hora de costumbre.

¿A qué obedecía aquello? María procuraba tranquilizar a la ingenua primeriza en quere­res, explicándole que los hombres tienen a ve­ces ciertos compromisos ineludibles, que en nada pueden aminorar el cariño que sienten hacia su novia, y que ella debía vivir tranquila, porque nunca se había conocido a un niño más chalao por sujembra que su Pepe Luí.

Sin embargo, a causas muy distintas de las que suponía María Jesús obedecían estas cor­tas ausencias del mocito, Consuelillo, con su perspicacia de mujer celosa, casi llegaba a adi­vinar aquel misterio, agigantándolo aún más con amargas suposiciones, A las tristes quejas de sus temores, María la Brava solía contestar con reprensiones cariñosas, fortalecidas por ese tono de seguridad absoluta que dan los años. Consueüllo fingía convencerse y callaba, pero en lo jnás hondo de su ser, algo parecía decirle que en esta ocasión, y a pesar de su inexperiencia, su instinto de enamorada iba n5ás allá que la experiencia de madre.

Más de una vez, desde el comienzo de su noviazgo con Consuelillo, habíase hecho Pepe Luis el firme propósito de terminar definitiva­mente sus relaciones con Rocío; pero cuando después de varios días de no aparecer por el «huerto de los Claveles», llegaban hasta él noticias, casi siempre por conducto de Mos-queta, de! estado peligroso de la salud de la mocita, sentía, ai par que la honda punzada del remordimiento, un gran temor de que pudiese Consuelillo tener conocimiento de aquellos amores.

Por eso, obligado, más que por la compasión, por el miedo, presa de un desasosiego cobar­de, acudía de vez en cuando al «huerto de los Claveles», pa ra contener con su presencia cualquiera determinación que, a impulso de los celos, pudiese tomar Rocío.

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MARÍA LA BRAVA 1085

La triste comedia de aquellos amores le era ya insoportable. Cada vez le repugnaba más su propia mentira, y en balde se devanaba los sesos buscando una forma prudente de romper las cadenas que él mismo había forjado con fingidos halagos y falsas promesas.

_ Un día sintió pesar aún más sobre su con­ciencia lo grave de su falta.

Habíase despedido hasta el día siguiente de ROCÍO, quien sonreía de felicidad saboreando las cariñosas palabras de su novio; con arre­boles de vida se animaba la triste carita de la enferma. Señor Juan acompañó a Pepe Luis hasta la puerta del huerto y allí le dijo, tem-blándole la voz de dolor y de cólera;

— Tú pues matarla o darle la vía. Ten en cuenta, Pepe Luí, que a mí no me se engaña como a eya, y no orvíe que si la matas, en­toavía me quean fuersa pa buscarte con mi cuchiyo er corasón.

El mocito tembló, más que por la amenaza, por el dolor de aquel viejo; él hubiese hablado lo mismo en el caso del señor Juan. La ver­güenza de su proceder le hizo agachar la frente y sintió que se humedecían sus ojos. Hubiese dado medía vida por borrar el pasado.

Un atardecer, ya casi al final del verano, pelaban la pava Consuelo y Pepe Luis en aquel mismo comedorcito en donde meses antes se hicieran mutuamente la declaración de sus quereres. Mar ía la Brava, muy próxima al balcón, y aprovechando la poca luz que res­taba del día, entregábase con afán a la costura. De la taberna subía el rumor de la charla de los bebedores, del chocar de los vasos y del rastrear de las fichas de dominó sobre la mesa. De pronto sonó en la calle un pregón lejano, lento y cadencioso.

María suspendió la costura y quedóse escu­chando con agrado acjuella voz distante.

Volvió a repetir más cerca el pregón. —Es Mosqueta eríiorero, —exclamó María.—

Ese niño tiene ruiseñores en la garganta. —-¿Er florero ha dicho usté, madrina?,—pre­

guntó sonriendo Consuelillo. — Misté qué ca-sualiá; hoy no había en mis maseta más que esta rosiya de pitiminí, que é lo que he podio ponerme. — Y señaló una florecilla roja que parecía una gota de sangre en la negrura de su pelo.

— Pa ti va la indirerta, mosito, — dijo son­riendo a su hijo María la Brava.

Pero, contra lo que esperaban las dos muje­res, Pepe Luis guardó silencio y arrugó las facciones.

.Su madre le miró sorprendida: — {Tan pocas perra tiene que no te quea pa

comprarle un ramo de flore a tu novia? — No, si yo no quiero más flore, madrina,—

terció con tono de resentimiento la mocita. Pero María, asomándose al balcón, hizo señas

a Mosqueta de que subiese. Cuando el florerillo hubo entrado en el co­

medor, nubláronse sus facciones con expresión de coraje. Quedóse mirando hoscamente a Pepe Luis y preguntó con voz destemplada:

— ¿Es aquí donde m'han yamao?

Y como Pepe Luis no j-espoudiera, contestó su madre:

— ¿Pues dónde quiés que sea, arma mía? Ea, pon ensima de la mesa er canasto, que este mosito te va a compra lo más mejó del escaparate pa esa claveyína que tiene a su lao. ¿No é asín, so esavorío?

Pepe Luis no encontraba palabra con que responder. Veía clavada en su rostro la ame­nazadora mirada de Mosqueta, y el odio que brotaba de aquellas pupilas parecía quemarle la piel. Hacía grandes esfuerzos por dominar su sorda rabia.

— ¿Es que te has queao múo?, — volvió a decirle su madre, molesta ya por aquel silen­cio.—Vaya, niña, no hagas caso de este pasmao y coge de ahí las flore que má te gusten. Mira aqueyos clávele der señorito, que están pi­diendo a vose un florero como er de tu pecho.

Mosqueta, que no había soltado del brazo el canasto, exclamó con voz grave y temblorosa:

— Siento mucho que no pueda sé lo que ustede quieren, pero toas esta flore las tengo ya vendía.

— ¿Vendía? — Sí, seiiora. Una mosita de aquí der barrio,

que se yama Rosío y que é más bonita que un só, mejorando lo presente, me tiene pedía desde ayé toas la flore que pudiera hoy ye-varle.

— Entonse ¿por qué pregonas? A María Jesús le parecía aquello increíble. — Pregono por no perdé la costumbre y por

desajogarme er pecho; porque hay vese que no sabe uno si yorá o reí... 3 acaba echando un pi'egón al aire.

Pepe Luis se había puesto de pie, con el sem -blante descompuesto por la ira.

— ¡Vete!, — dijo al florero, señalando con gesto amenazador la puerta.

Las dos mujeres se aproximaron a él sobre­saltadas.

— ¿ Qué tienes ? ¿ Por qué te pone asín ? Mosqueta lanzó al novio de Consuelillo una

mirada cargada de profundo desprecio y salió del comedor.

Poco después sonaba en la calle el pregón de Mosqueta, enérgico y vibrante como una amenaza.

VIH ,

El veinticinco de aquel mes era el día seña­lado para el casamiento.

María la Brava multiplicaba su actividad, desviviéndose en el arreglo de las habitaciones Ciue en la misma casa había de ocupar el futuro matrimonio. No quería regatear gastos en tal ocasión; y así, con gran desprendimiento, iba transformando aquella parte del piso en có­moda y bonita vivienda.

Tampoco se olvidaba de la habitación desti­nada a Manuel el barbero, quien a medida que la fecha de la boda se aproximaba, emborra­chábase más frecuentemente, como si ahora fuese doble que antes la pena que trataba de amortiguar con los efectos de la bebida.

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io86 HOJAS SELECTAS

El chalán no había vuelto a aparecer por la taberna, ni aun por aquella calle del barrio, corrido como una mona por el desairado papel que había desempeñado en sus breves rela­ciones con Consuelillo.

Señor Isidro no cabía en sí de satisfacción; notificaba a todo el mundo el próximo casa­miento de su hijo, como si se tratase de algo extraordinario, e invitaba a la boda a cuantos hablaban con él.

— Va a ser una cosa soná, — solía decir con entusiasmo; — la manzaniya va a corre por de­bajo la puerta.

A tal afirmación, más de cuatro bebedores sentían hacérsele los dientes agua y no faltaba quien, grandemente interesado por la felicidad de los novios, propusiera al rumboso tabernero que adelantase unos diítas el casamiento.

A Pepe Luis se le hacían interminables los días que aun faltaban para la fecha deseada y cortísimas las horas de pava, que ambos moci­tos dejaban transcurrir soñando con un porve­nir lleno de felicidad.

María la Brava solía decirse, contemplando con honda satisfacción la amoi^osa charla de los novios:

— i Qué ajeno estaba ese mostrenco de hijo de que a su lao tenía a la única mujé capá de haserlo dichoso!... ¡Si no fuera porque las ma­dre nos fijamo en tó!...

Una tarde en la que aun no había vuelto Pepe Luis del trabajo, ni Consuelillo pasado a casa de su madrina, oyó Mai-ía la Brava la voz de señor Isidro llamándola desde el pie de la escalera.

— ¿Qué quieres?, —preguntó malhumorada al verse interrumpida en su trabajo.

— Aquí hay un señor que desea habla con­tigo,— contestó el tabernero — Yo no puedo subí ahora porque está la tienda yena de gente.

— Que suba ese señó. Crujió la escalera bajo unas pisadas lentas

y torpes y María vio entrar a un anciano cuya cara no le era del todo desconocida.

Señor Juan, o sea el visitante, saludó a María con algo de cortedad y dejóse caer como un cuerpo desmayado sobre la silla que aquélla le señalaba. Tras breve silencio, comenzó a decir con voz que la emoción hacía temblorosa:

— No sé si recordará usté de mí; yo tengo un gUertesiyo de flore ar prinsipio de la' caye Malpartía, y soy tan viejo en er barrio como las piedra de la caye.

— ¡Es vei-dá!,—contestó María, dándose una palmada en la frente.— Ya desía yo que de qué le conosía a usté. Yo he comprao en su gUerto argunas maseta de las que tengo en los barcones, —y agregó con amable tono; —Dí­game usté lo que quiere y si le pueo servir en arguna cosa.

Señor Juan pasóse el pañuelo por la frente para enjugar el sudor que la inundaba y habló así:

— Tengo una nieta que é la alegría de mi casa y la lú de mi s'ojo; su madre y yo sólo vivimo pa eya y Dio sabe con cuánto sacrinsio hemos conseguío sacarla adelante; es como

una matita de clávele que se quisiera seca y que usté regaría de buena gana con sangre de sus vena por verla ñoresé.

Hubo una pausa; sus ojos estaban hámedos por el llanto y la voz salía de su garganta como un suspiro.

María la Brava sintió una piedad infinita hacia aquel pobre viejo.

— .Siga usté,— le instó cariñosamente.— ¿ Se ha puesto mala su nieta? ¿Pueo yo ayudarle en argo ?

El anciano contestó, al par que rompía en sollozos: -• , •

— ¡ Mi nieta se muere! ' — ¿Que se muere? No será asín... Ya verá

usté como podrá curarse. No hay que ponerse en lo peo.

— Su enfermeá no tiene remedio; se muere del mal de amere.

— Con amó disen que se cura ese mal. No hay que desesperarse, agüelo, seque usté eso s' ojo, hágase usté fuerte y busque la medisina pa su nieta. ,Si viene usté a que yo le ayue, cuente usté conmigo.

— Quien pué curarla le importa poco que aquel ange se muera; no tiene sentimiento de cristiano.

— Yo iré con usté a convenserlo y le ase­guro...

— I\'o asegure usté na. Er que tiene la curpa de tó, er que asesina a mi nieta es Pepe Luí, es su hijo de usté, y yo sé que va a casarse con otra.

— ¿ Mi hijo ? i No es verdá! — exclamó María irguiéndose airada ante el anciano.

— Que Dios condene mi arma si estos labio se manchan con la mentira, — replicó con tono solemne señor Juan. — Pero, si no miento, que la mardisión de una madre y la de este pobre viejo caiga sobre ese malvao.

— i Caye, caye usté! Se había p u e s t o intensamente pálida, y

había vuelto a sentarse, aproximando su silla a la del viejo, quien, sin poder contener su dolor, sollozaba sordamente.

— No pueo creé lo que usté me dise. Mi hijo ha sío ante un poco ligero de casco, pero no es capá de una infamia como esa.

— Venga usté conmigo si se quiere con-vensé, — dijo señor Juan, haciendo ademán de levantarse.—Venga usté pa que vea una vía que se acaba, una carita que va tomando er coló dé la aisusena y uno s'ojo que ya no sa­ben mira más que pa er sielo. Quinse día hase que él no apárese por ayí, quinse día de tor­mento y de angustia pa mi pobre nieta. El lo sabe, sabe que asín la mata... No tiene corasen.

Hubo una pausa en la que ambos se entre­garon a hondas reflexiones. De pronto, María Jesás púsose resueltamente en pie.

— Vamo, agüelo , —dijo cogiéndole de un brazo, —vamo a verla.

En las pupilas del anciano brilló un destello de esperanza.

Poco después, ambos marchaban con direc­ción al huertecillo. Señor Juan siguió hablando por el camino a María de su dolor incensóla-

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MARÍA LA BRAVA 1087

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ble y poniéndola al corriente del curso de aquellos amores. ^ Magdalena había hecho sentar a Rocío en el

sillón del abuelo bajo el emparrado. En una laxitud, en un abandono completo

de todo su ser, la figurita de la enferma, empeque­ñecida en el amplio asien­to, triste e inmóvil como sujeta por las garras del dolor, más semejaba una esfinge que un ser vivien­te. Los brazos caían lán­guidos a los lados de l cuerpo y descansaba so­bre el pecho la cabeza, ocultando casi las dema­cradas facciones.

«Magdalena se aproxi­maba a e l la frecuente­mente para preguntarle:

— ¿Te fatigas? ¿Quiere argunacosa?

Al gesto negativo de la mocita, la pobre madre se alejaba suspirando amar­gamente y mirando con impaciencia hacia la en­trada del huerto.

.Sonaron, por fin , unos golpes dados con precipi­tación en la puerta. Mag­dalena corrió a abrir, im­pulsada por una gran an-s iedad . ¿Qué resultado habrían tenido las gestio­nes del abuelo?

Al ver a s e ñ o r Juan acompañado d e aquella mujer a quien no cono­cía, su corazón de madre le dejó entrever algo de lo ocurrido. Antes que el abuelo pudiese hablar, co­gió entre las suyas una mano de María y con la desesperación con que se p i d e al médico la vida del que agoniza, dijo, de­jando escapar un sollozo:

— i Sárvela usté ! María Jesús quiso res­

ponder, y no pudo; la im­presión que le había pi"o-ducido el sentimiento del anc iano , se aumentaba ahora al ruego atí'gustioso de la madre.

Echaron a andar hacia el emparrado. Rocío no parecía haberse dado cuenta de la

visita. Seguía con la cabeza ca ída sobre el pecho. Su pálido ro s t ro , circundado por los rubios r izos de la cabellera, semejaba una miniatura de marfil en un marco de oro. A la voz del abuelo, alzó la frente.

— Esta señora, que quería sabe cómo esta­bas y te ha venío a ver.

— Estoy mejó, grasia, — e interrogó con la mirada a su madre. María dijo entonces:

— Tenía ganas de conosería, porque mi hijo me ha hablao tanto de xisté...

— ¿Su hijo ?, — preguntó débilmente.

— Tú pues matarla o darle la vía. Ten en cuenta, Pepe Luf, que a m( no me se engaña como a eya... (Pcig. Í0S5.)

--Si, Pepe Luí, — añadió Magdalena. Se incorporó en el sillón con nervioso im­

pulso, brillaron sus pupilas, animadas por un fuego extraño, y preguntó con voz temblorosa:

— ¿Que usté es la madre de Pepe Luí ? — Sí, hija mía, yo soy. — ¿Y por cj ué no, viene él?, ¿qué tiene con­

migo? ¿Por qué me deja asín? ¿Qué le be hecho yo ?...

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io88 HOJAS SELECTAS-/

María le indicó que se tranquilizara, y sen­tándose próxima a ella, comenzó a hablarle en tono dulce y reposado. Magdalena y el abuelo entraron en la casa.

— Pepe Luí ha estao un poquiyo malo y por encargo suyo vengo yo a verte.

Esta mentira piadosa no pareció convencer a la enferma.

— 1 Ay, señora, usté es muy buena y me dise eso pa que yo no sufra!... Pepe Luí ya no me quiere, no vorverá por aquí...

Maiúa se apresuró á consolarla. — ¿Cómo habla usté asín, cuando ér sólo

piensa en su persona? Dime, hija mía,— siguió tuteándola cariñosamente. — ¿No has t e n í o más novio que mi hijo? ¿No has querío nunca a otro hombre?

Rocío la miró como si le preguntase un gran absurdo. ¿Tener otro novio? ¿Querer a otro? Ella había dado por completo el corazón a Pepe Luis, y todas sus aspiraciones, toda la ilusión de su vida se encerraban en aquel cariño. Había sido su primer novio, el ánico hombre que había murmurado a su oído pala­bras de amor y de ternura; él la despertó a la vida, enseñándola a querer.

— ¿Y te ha hablao arguna vé de casarse contigo?

— ijosú, mare mía! j.Si é de lo que más hablamo!, — contestó Rocío ingenuamente.— i Nos hemo jurao tantas vese no ser más que el uno del otro!..

— ¿ El te lo ha j urao así ? — Ya lo creo, por su salú y... y por su madre.

La Vigen es testigo de esos jui'amento. Y animándose al recuerdo de tales prome­

sas, siguió hablando calurosamente con un op­timismo conmovedor. Por eso ella pensaba, en ocasiones, que Pepe Luis no podía olvidarla; él era muy bueno y había dado pruebas de quererla mucho. ¿ Se puede acaso mentir con palabras que salen del alma? No, al que miente cariño se le nota en la voz, se le conoce en los ojos, y e l la hab ía observado muchas veces, asomada a las pupilas de Pepe Luis, la verdad de sus palabras.

María Jesús no escuchaba ya a Rocío. Bata­llaban en ella los más contrarios sentimientos y sufría atrozmente. Aquella moza moría, víc­tima del mentido cariño de Pepe Luis. Esto era un crimen horrible, que podía burlar las leyes humanas, pero no la divina justicia. .Su conciencia estaría siempre torturada por el re­mordimiento y su hijo nunca podría ser feliz, porque pesaría sobre él la maldición de aque­llos viejos. A ella le tocaba resolver enérgica­mente; había que ser justa. Pero la firmeza de tal propósito se debilitaba al contemplar en el fondo de su imaginación el semblante apesa­dumbrado de su hijo y la carita dolorida de Consuelo. ¿Tendría ella valor para hacer des­graciados a dos seres tan queridos? Miraba fi­jamente a Rocío sin darse cuenta de lo que le decía, esclava su voluntad de una contempla­ción profunda y dolorosa. Aquella carita exan­güe, en la que brillaban ahora los ojos febril­mente animados, como dos hogueras entre

ruinas; aquellas manos largas y huesudas, pro pías de una imagen; aquella voz débil como un sonido lejano, como algo que se apaga, aquel respirar fatigoso... todo daba a María Jesús la triste im_presión de lo irremediable. .Sin em­bargo, recordó una frase del médico, repetida a ella por señor Juan: «Vive por el amor y el amor puede salvarla.» Se levantó súbitamente. Magdalena y el abuelo se aproximaron a ella con expresión de súplica en la mirada. Estre­chó sus manos; besó y acarició a la enferma, y con andar presuroso salió del huertecillo. No podía más, se ahogaba.

Encaminóse hacia San Gil. Ante el altar de la Virgen trató de ordenar sus ideas y una súplica fervorosa brotó de su alma contristada.

— ¡Aconséjame tú, Vigensita mía, lo que debo hasé!

Y aquella mujer fuerte, de voluntad indo­mable, lloró como la más débil de las mujeres, sintiéndose por un momento sin fuerzas para luchar con sus tribulaciones.

Al entrar María en su domicilio, llamó la atención al tabernero el gesto avinagrado de su mujer, inquietándole una arruga pronuncia­da que sólo surcaba su frente en los momen­tos precursores de las grandes tormentas.

— Sube,— dijo al cruzar ante el mostrador. Señor Isidro, obediente al mandato, siguió

tras ella. ¿Qué le habré hecho?, íbase preguntando, a

medida que subía los escalones, preocupado y temeroso, como el chiquillo travieso que pre­siente una reprimenda.

Pepe Luis, que había vuelto hacía poco del trabajo, se lavaba en la próxima habitación. Su madre le llamó, en tono que no admitía demora. Salió al comedor en mangas de ca­misa.

— I Qué pasa, mamá, qué quiere? — Na, no tiene importansia, —contestó, que­

riendo aparentar una calma que desmentía su voz. —Es para que tu padre y tú se enterei de lo que me se ha ocurrió pensá sobre tu ca­samiento.

— ¿Qué ie se ha ocurrió pensar, mujé, que nos tiene con el alma en un hilo?

— Pue que en vé de casarse Pepe Luí con Consuelo, como habíamo acordao, se case con Una mosita que se yama Rosío y que vive ahí en un güerto que le disen er de los clávele.

El mozo palideció intensamente y le vio su madre" tambalearse como si hubiese recibido un mazazo en !a cabeza.

Señor Isidro abrió la boca y se quedó mi­rando con ojos espantados a su mujer.

— ¿Pero qué estás diciendti?, — exclamó al fin. — ; Te has vuelto loca ?

Ella aproximó al de su marido el rostro des­compuesto por la ira, y advirtió, con palabras que silbaban al salir de sus labios como ráfagas de huracán:

— En esto der casorio se hará lo que yo quiera, ;me entiendes bien?, lo cjue a mí me dé la gana.

— Pero, mujer, — se atrevió aún a observar el débil esposo. — Fíjate que en un asunto tan

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MARÍA LA BRAVA 1089

delicao como éste hay que tener sentío co­mún y...

— Y consiensia,— afirmó María la Brava con firme acento; — sobre tó:, hay que tené con­siensia. . •

• SEGUNDA PARTE

Había llegado el invierno, ese invierno sevi­llano que tiene como característica su breve­dad, cual si temiera permanecer mucho tiempo en aquella tierra adorada del sol.

La taberna de señor Isidro el madrileño se­guía tan favorecida como de costumbre por sus numerosos parroquianos, a quienes la frial­dad del tiempo parecía avivarles la sed tanto como el calor.

Manuel el bai'bero y sus inseparables cele­braban ahora por la noche aquellas partidas de mus, que solían durar hasta que el vino les permitía apreciar, sin grandes errores, el valor de las cartas.

No faltaba en la reunión Palique, el chalán, quien, al tener conocimiento de la desastrosa terminación de los amores de Consuelillo, ha­bía vuelto por allí, esperanzado en renovar con la mocita sus antiguas y brevísimas relaciones, con el propósito de tomar el desquite en la primera ocasión favorable, dejando a la novia tan desairada como ella le dejara a él. Acari­ciando esta innoble esperanza. Palique no se apartaba del barbero, entregándose a la adora­ción del santo por la peana.

Aquella noche, víspera de Reyes, era grande la animación que había en la taberna. Señor Isidro y el dependiente corrían d e un lado para otro, sirviendo a los bebedores que se agrupaban al pie del mostrador y en torno de las mesas. Por la calle pasaban de vez en cuan­do patrullas de. muchachos que iban a esperar a los Reyes, tocando caracoles y golpeando latas de petróleo, con tan infernal estruendo, que, de ser cierto que los santos monarcas pensa-

. ran entrar aquella noche en Sevilla, hubieran seguramente cambiado de itinerario por no aturdirse con tan horrible orquesta.

A Curro el largo se le ocurrió dar una bro­ma al montañesillo, y consultó la idea con sus compañeros, que la, celebraron con grandes risotadas.

— Para eso hay que pone en convinasión a Tamo, — observó Palique.

— Pa luego es tarde, — replicó Curro. Llamaron ai señor Isidro, quien al principio

mostróse reacio a secundar el plan, pero acce­dió al fin por no disgustar a tan buenos parro­quianos y porque se convenció de que iba a reír no poco con la feliz ocurrencia.

Puestos los cinco de acuerdo, hicieron venir a Santiago, que así se llamaba el dependiente.

Era éste un muchachote de extraordinaria robustez; de sus mejillas redondas y abultadas parecía que iba a brotar la sangi-e, según lo arrebatado de sus colores. Sólo una salud como la suya podía resistir aquel trajinar incesante

y aquel viciado ambiente en que el mozo se desarrollaba. Era un arbolillo montañés que, transplantado a tierra enfermiza, seguía cre­ciendo fuerte y robusto como si aún se nutrie­se de la savia de su propio terreno.

Su ancho cuello y redonda cabeza, pelada al rape, eran una provocación a los cogotazos con que frecuentemente le obsequiaba, no sólo el señor Isidro, sino también algún que otro pa­rroquiano. Manifestaciones cariñosas que San-tiaguillo aceptaba sonriendo, como si las agra­deciera.

Hacía aún pocos meses que estaba en Sevilla y había Sido objeto de más de una broma pe­sada, por lo cual íbase despabilando y almace­nando más picardía de lo que dejaba suponer la inocentona expresión de su cara.

— I A qué hora piensas ir a espera a los Re­yes Mago ?, — preguntóle Curro.

— ¿Yo?... a ninguna. — ¿Cómo que no?, — intervino Palique.—

¿No sabes tú que tó los forastero tienen la obligasión de ir a espera a los Reye?

— Y ar que no va, lo meten en la casiya,— agregó Manuel el barbero.

— Yo tengo mucho quehacer esta noche, — El amo te dará permiso. — Sí, — apoyó el señor Isidro. — Puedes ir

cuando serremo. — {Pues a qué hora llegan ?, — preguntó can­

didamente el montañés. — Este año,—respondió señor Domínguez,

— después de la una, porque creo que vienen los cameyos con retraso.

— ¿Y tengo que ir muy lejos a esperarlos? — No, hombre,—dijo Curro.— Er mejó sitio

es ahí en lo arto de la muraya. Eyos vienen siempre por er lao de Capuchino, y asín los podrá distinguí a una legua de Seviya.

— i Claro! ¡ Naturarmente!, — afirmaron los demás, pugnando por contener la risa.

111 muchacho se rascó la cabeza y quedóse un momento pensativo. Sin duda rio conside­raba empresa fácil siibir a la muralla. Al ñn manifestó sus temores.

— ¿Y cómo me voy a valer parasubir? — Valiéndote, cacho de torpe, -^replicó se­

ñor Domínguez. — ¿Pa.qué tengo yo en mi herraero una escalera que arcansa hasta er Girardiyo?'

Aquella última argumentación pareció aca­bar de convencer a Santiago, quien prometió solemnemente cumplir su deber de forastero en cuanto llegase la hora de ceirrar la tienda.

Y, en efecto, llegada que fué la hora, cargó el montañés con la escalera, que señor Domín­guez había corrido a proporcionarle, y marchó en dirección al lugar indicado en unión de los cinco bromistas y seguido por un grupo de curiosos.

— No nos podemo entretené,—decía Curro. — Ya deben está los Reye ar yegá.

— En cuantito que subas,'— agregaba Pali­que, — nos avisa si los ve.

Llegaron a la muralla; Santiago subió a ella precipitadamente, azuzado por !a curiosidad. Pero apenas hubo puesto el pie en lo alto.

T. XX.

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I09.0 ^ HOJAS SELECTAS

cuando sus acompañantes retiraron la escalera y se alejaron por donde habían venido, des­pués de aconsejar al burlado mozo, entre gran­des risas, que observase bien cómo eran los tales Reyes, para que lo pudiese contar por la mañana.

Santiaguillo suplicó, amenazó y lloró en bal­de. Las voces se fueron perdiendo a lo lejos.

Intentó bajar, cogiéndose a los salientes de las piedras, pero ante lo difícil y peligroso de la empresa tuvo que desistir. Resignado con

Señor Juan pasóse el pañuelo por la frente para enjugar el sudor que la inundaba... (Pág. 1086.)

su suerte, sentóse al fin, tiritando de frío, en espera de que alguien que pasara po r lugar

' tan solitario le ayudase a'salir de aquel apuro. Señor Isidro y sus acompañantes llegaron al

establecimiento dispuestos a celebrar, con los últimos tragos de la noche, el éxito de su in­geniosa ocurrencia. Hasta pasado un buen rato no pensaban sacar al pobre dependiente de tan crítica situación.

Al abrir la puerta de la taberna, "un aconte­cimiento imprevisto vino a aguar la alegría de todos, y muy particularmente la del señor Isi­dro. Este, que fué el primero en entrar, notó que sus pies chapoteaban en un líquido que inundaba el suelo. Encendió el mechero de gas

•y quedóse como petrificado a n t e e! desastre que se presentaba a sus ojos. Por bajo la puer­ta de la bodega corría con pródiga abundancia el vino contenido en los bocoyes, convirtiendo el local en una laguna de manzanilla.

Sin duda, en su precipitación al salir el mon-tañesillo, habíase dejado abierta la espita de

untonel o tal vez la de todos los toneles que allí dentro se amontonaban. Corrió el contris­tado tabernero a abrir la puerta de la bodega, pero empeño inútil: estaba cerrada con llave, y ésta no aparecía en la cerradura ni en nin­gún otro sitio visible. _ — ¡Se la ha llevado ese mostrenco en el bol­

sillo!,— exclamó angustiado.— ¡Vamos, vamos pronto por ella! ¡No me va a queda ni gota de vinol

Pero ninguno de los amigos se movía; esta­ban como hipnotizados an t e aquella prodigiosa inundación, cuyo penetrante o lor parecía embriagarles transportándolos al paraíso de Mahoma. Tuvo que tirar de ellos hacia la calle.

Cogieron nuevamente la es­calera y corrieron como deses­perados en dirección a la mura­lla, a cuyo pie gritaron a un tiempo al montañesillo que ba­jase lo más rápidamente po­sible.

Pero, con gran sorpresa de todos, aquél respondió calmosa­mente, mirando con fingido in­terés hacia Capuchinos. "

— Déjenme y no me distrai­gan ahora, que han empezado a entrar los Reyes.

— i Échame la yave, anima!,— gritó iracundo señor Isidro.

— Espere un poco, mi amo. Esto es más bonito de lo que yo pensaba.

— í Que me se está escapando todo el vino!

— Aguarde un poco, que esto sólo se ve de año en año.

— ¡Te voy a matar, voy a sa­carte un riñon!

— Después de ver cosa tan bonita, no me importa morir.

Un buen rato d u r ó acjuella porfía, y cuando, ya desesperados por la burla, se preparaban a subir para arrancar de allí a viva fuerza al tozudo montañés, éste advirtió, disponiéndose a bajar:

— Que nadie quiera pegarme, porque, si lo intentan, tiróla llave donde no puedaú encon­trarla.

Prometieron respetarle, y apenas se hubo apoderado de la llave señor Isidro, corrieron todos nuevamente hacia la taberna.

No se había equivocado el tabernero en su predicción. Cuando logró abrir la puerta de la bodega, no quedaba en los toneles ni gota del dorado zumo que habían contenido.

II y

— Deje usté que la ayude, mamá María. Me da vergUensa verla siempre de trajín y no echarle una mano.

— Oiga usté, señora, — respondió con cómi­co enfado María ¿a Brava;— ¿quién le ha dao a

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MARÍA LA BRAVA iQgi

usté permiso pa quererme quita mi entreteni­miento? Usté se sienta aquí, — agregó, lleván­dola mimosamente hasta una silla próxima al balcón, por cuyos cristales pasaban los rayos del sol mañanero; — y desde aquí me charla usté tó lo que quiera, mientras yo arreglo una mijiya este comedó, que párese que ha pasao por él una compañía de sordao.

Rocío, dócilmente, sin vo lun tad , sentóse donde le indicaba, y cogiendo del cesto de la costura una camisita, se puso a coser.

Sus grandes ojos circundados por ojeras vio­láceas, ocupaban la mayor parte de aquel ros­tro de angulosas facciones, pájidas mejillas y rosados pómulos. Llevaba la rubia cabellera trenzada sobre la espalda, lo cual aniñaba aún más su menuda figurita de adolescente.

Tras un rato de coser en silencio, mostró a María la prenda terminada. • —Ya está lista. ¿ Qué le parece a usté?

,: —Muy mona. Cuando venga tu marío se la enseña pa que se le caiga la baba.

Se sonrió ruborosa. — ¡Si viera usté, mamá María, — dijo ani­

mándose a medida que hablaba,—si viera usté las gana que tengo de está güeña der tó para salí de paseo con Pepe Luí! Desde cjue nos hemo casao no he salió más que una vé, y pa eso en er tranvía; ¡claro, como yo me canso como una tonta! ¡Josú, qué nuera má inser­vible se ha echao usté! Si yo...

Una tosecilla seca y fatigosa le cortó la pa­labra. María le aconsejó:

— No hables tan seguío. Ya viene er buen tiempo y pronto podrás salí lo que quiera. ¡Poquitas gana que tiene Pepe Luí de pasearte por tó Seviya! ¡Está má chiflao contigo!...

— Es muy güeno,— añadió Rocío con dulce voz y se quedó pensativa, mirando con fijeza hacia la calle. IVIambrú, el perezoso angora, zunzuneaba sordamente refregando su lustroso lomo por la falda de la enferma.

— Santo y güeno, — dijo desde la puerta se­ñor Juan. , — i Agüelo! —exclamó Rocío alegremente.— ,JNO viene mamá con usté?

— Vendrá a la tarde. Ahora no pué deja solo er gUertesiyo.

Besó a la nieta y estrechó con efusión la fnano que le tendía María la Brava.

Diariamente visitaba el señor Juan a Rocío, acompañado de Magdalena. A los dos viejos la presencia de la niña les era'tan necesaria como el aire y la luz. Aquel día, siendo imprescindi­ble que permaneciese uno de los dos en el huerto, padre e hija habían reñido por cuál era el que podía salir y quién el que había de que­darse, venciendo al fin en la contienda señor Juan.

Quien tampoco faltaba ni un solo día para saber de la salud de Rocío, era Mosqueta el flo­rero. Apui-aba en el mostrador una copa, me­dio de cjue se valía para poder charlar con señor Isidro, y habitualraente íbase enterando poco a poco, no sólo del estado de la enfer­ma, sino tamlaién de otros detalles que le in­teresaban.

— fCómo se encuentra hoy mi nena?,—le preguntó el viejo acariciándola.

— Muy bien, agüelo, pero mamá María se empeña en que no tengo que hasé na y no me deja ni mové una siya. Si le valiera, me metía dentro de un fanalito.

Señor Juan envolvió a María en una mirada de agradecimiento.

— ¡ Que se enterara Pepe Luí que yo la dejaba^trabajá!, — dijo María. — ¡Bueno se iba a pone!

— En cambio, él trabaja demasiao. ¡Si viera usté, agüelo! ¡Hay vese que hasta de noche! Asín se está quedando, que no é ni sombra de lo que era.

En esto no exageraba Rocío. Pepe Luis, entregado a un mudo pesar, buscaba en el tra­bajo el olvido de sus amargas reflexiones, tra­tando de vencer la excitación constante de sus nervios para que el cansancio de la carne se impusiera a la tribulación del espíritu.

Había enflaquecido no poco, y su cuerpo, que antes se erguía firme y robusto como el tronco de una palmera, se encorvaba ahora levemente, cual si comenzara a dejarse vencer por el peso de una vejez prematura.

La madre sufría ante el aspecto desastroso de su hijo, y su dolor aumentaba a las duras pa­labras de reconvención de señor Isidro, quien, incapaz de comprenderla y desechando ante el amor de padre la timidez de esposo dócil, solía desahogarse en esta o,parecida forma:

— ¡Ahí lo tienes! ¡Mira lo que has hecho dé nuestro hijo! Se,va consumiendo como una pavesa y la culpa es na má que tuya. . ,

Ella, quería responderle, pero se formaba en su garganta tan api-etado nudo, que, sin fuer­zas para hablar, se alejaba del marido con las lágrimas en los ojos y la muerte en el alma.

Esto no obstante, señor Isidro, como María, deshacíanse en atenciones a la nuera, llegando a veces, en su afán de cuidarla, a resultar mo­lestos.

Señor Juan escuchaba embebido a Rocío, que se animaba hablándole de sus proyectos para cuando estuviese completamente buena, for­mando grandes castillos de ilusiones a base del cariño de Pepe Luis. María trajinaba yendo de un lado para otro e interviniendo en la conversación de vez en cuando.

De pronto, acometió a la enferma un nuevo acceso de tos; llevó el pañuelo a sus labios y señor Juan la vio retirarlo manchado de san­gre. Por el rostro del anciano se extendió una palidez de muerte. ¡Dios mío, él que había llegado a creer en la curación .de su nieta!... María, que los observaba, sintió una congoja infinita. ¿Habría sido inútil tanto sacrificio por salvar aquella vida?

El casamiento de Pepe Luis con Rocío le­vantó en el ba'rrio una gran marejada de co­mentarios y opiniones diversas, que fué du­rante muchos días el tema obligado de todas las conversaciones.

Unos censuraban duramente a María tachán­dola de inhumana por destrozar, tan sin reparo,

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loga HOJAS SELECTAS

la felicidad de su hijo y de su ahijada, a quienes debía haber sacrificado todos sus escrúpulos. Otros, por el contrario, admiraban la concien­cia y rect i tud de aquella mujer y aplaudían su acto justiciero, comparándolo con los de Don Pedro I de Castilla.

Señor Domínguez era de los más apas iona­dos defensores de María la Brava. Con tema de tan gran novedad, prodigaba sus cultas con­ferencias en el patio del her radero , disertando horas y horas, rebosante de filosofía, ante un escogido auditorio de vecinos de ambos sexos, q u e olvidaba sus quehaceres delei tándose con los profundos razonamientos del sabio.

— Desde los sert ívero hasta l o s fransese, y desde los moro hasta er corr iente año, — solía empezar diciendo señor Domínguez, — ningún mosito s'ha podio casa den t ro la Ley con una gachí habiendo dao palabra de casamiento a otra. ¿Somo seré o somo in rasión ale? Por e n -sima de toas las cosa está er yo reflersivo 5'' consiente der super-hombre, que, como dise Trujené, es er que dirta er pedrominio de la l i ­bre consiensia y combate en e l 'hombre su in-diasinsingrasia. María la Brava, es una s u p e r -mujé, o para que us tede lo entendai roejó, una mujé supe. Si yega a nasé en t i empo de los romano le hasen una estatua, como l a de Mu-riyo, y la ponen e n e l parque , y si su hijo fio-rese en la época de los finisío, lo yevan a la guiyotina por queré ser perjurio.

Los oyentes asentían dominados por aquella lógica tan rica de erudición.

Desde el casamiento de Pepe Luis con Ro­cío, a María Jesús veíasela m u y poco en la taberna y rara vez en la calle; atendía con solí­citos cuidados a la quebrantada salud de su nuera, quien, t ras unos días de gran alivio en su mal, había recaído, agravada ahora por e n ­cont ra rse encinta.

Pepe Luis era amable y cariñoso con su mu­jer, tanto como le permit ía la honda pena que llevaba en el alma y que había cambiado por completo su' carácter, haciéndole melancólico y t r is tón. La madre procuraba, por todos los medios posibles, alejar de él aquella tristeza, q u e no pasaba inadvert ida para Rocío. Obser­vaba hasta los menores detalles de la conducta de Pepe Luis con su mujer, y, a veces, pare-ciéndole que la t ra taba con algún despego, a solas los dos, solía l lamarle al orden.

— Hijo de mi arma, e re más áspero que un cardo con Rocío. La pobresi ta s iempre está pend ien te de ti y no sabes agrádese er cariño que t e t iene. Adema, debes p reocupar te de alegrarle la vía, no sólo por eya, q u e bien se lo mere se la pobre, sino por lo que tiene qite vení.

Pepe Luis promet ía enmendarse , aunque su conciencia d e nada le acusaba en e-sta ocasión y estaba convencido de no poder hacer m á s d e lo que hacía.

Pepe Luis y Consuelillo no se habían vuelto a ver desde la t a rde £n que María la Brava echara por t ierra, en un momento, todos los planes y todas las ilusiones de aquellos amo­re s tan desgraciados.

Al ir y volver d e la fábrica el mozo, lo hacía por camino distinto al que había seguido siem­pre , para evitarse el pasar ante la casa de Con­suelo, quien, a su vez, no había vuelto desde entonces a visitar a su madrina.

María iba de vez en cuando a ver a su ah i ­jada y ambas sostenían largas conversaciones, consolándose mutuamente en sus pesares .

— ¡No me guardes renco, no me aborresca, Cottsueliyo!,— decía María Jesús cogiendo una mano de la niña y acariciándola tiernamente.-7-Tú no te puede imagina lo que sufro, no po rque me pese lo que hise, mi corasóu me lo mari^ daba y yo creo que hasta la Vigen de la Espe-ransa me lo aconsejó, sino por ese hijo que es un desgrasiao y por ti, también desgrasiá, me-res iendo sé la más felí de las mujere. ',

Consuelo respondía echándole los brazos al cuello y besándola. '•

— Lo q u e usté hiso es lo que yo hubiera hecho en su caso. Rosío tenía más derecho que yo ; e y a le había entregao su que ré cuando Pepe Luí no pensaba en mi persona, pero. . . Si usté viera; yo misma no sé en tenderme . Hay vese que le pío a Dio que Pepe Luí y Rcí-sío se quieran mucho, mucho, que sean muy felise... Y ar mismo t iempo que se lo estoy p i ­diendo a Dio, me pongo a pensá en que hay una mujé que está ar lao de l 'hombre que tanto he querío, que él vive pa eya, que le habla, que le acarisia. Me entra una rabia muy grande, siento gana de pegarme a mí misma, y acabo por yorá como una tonta. ¡Ay, madrina, si su­piera usté cuánto sufro yo también, en esos momento!

María trataba entonces de desviar la conver­sación y preguntaba:

— ¿Cómo está ahora tu padre? ¿Se va en­mendando argo?

— Ai revé , madr ina ; bebe más que an tes ; no hay quien lo puea baraja. Argunas vese sé pone como loco. ¡Me t iene más asustaítal A ló mejó se pasa la noche fuera de casa y po r la mañana apárese sin sabe desí dónde ha estao. Al re t ra to de mi madre que tenía en la habita-sión, le ha quitao el marco y lo yeva ahork s iempre en el borsiyo. Cuando no está bebió, que ya sabe usté lo tr iste cjue se pone, se mete en cuarquié rincón donde er c ree que no le vé nadie y se pasa las hora mirando el re t ra to . iQué desgrasiá, madrina, qué desgrasiá!,— ter­minaba dando un gran suspiro .—¡Pero qué ha­bré hecho yo, Vigen mía, pa está sufriendo de esta manera!

Luego, cuando la madrina, disponiéndose a marchar, la besaba con maternal cariño, Con­suelo solía aventurar t ímidamente una p r e ­gunta:

— ¿ Está mejó Rosío ? y al gesto negativo de María la Brava, s e n ­

tía, al mismo t iempo que una gran piedad hacía la mujer de Pepe Luis, bienhechora sensación, pareciéndole que en lo más hondo de su ser brillaba un átomo de esperanza, como la luce-cita titilante de una estrella, y entonces se in­dignaba, despreciándose a sí misma, por aquel sent imiento tan ruin y tan humano. •

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MARÍA LA BRAVA 1093

I I I

•i Con la pr imavera mejoró grandemente la salud d e Rocío, aun cuando el avanzado pe ­ríodo de su embarazo teníala sujeta a gravísí-^ ma postración. . ; ' :

Al llegar la Semana Santa, sintió deseos de salir a ver las procesiones; ella no se las había perdido ningún año. Pero Ma-,, ' ' n a la hizo desistir de sus p ro ­pósi tos; aquello podía perju­dicarla: i tanto bullicio, tantas ap re tu ras ! .., No hay ciudad que se t rans­forme y embellezca tanto en la celebración de u n a fiesta como Sevilla en Semana Santa. Flotan esos días en el ambien­te de sus morunas calles, aca­riciadores efluvios de religio­sidad y de belleza, huele toda a incienso y a flores, y hasta el cielo pa rece de un azul más puro y de un brillo más po ten­t e los rayos del sol. , Sevilla, como una hermosa agarena convert ida al crist ia­nismo, orla su rost ro moreno con los pliegues airosos d e la mantilla y atrae y cautiva la voluntad con el mirar acar i ­ciador de sus pupilas africa­nas, por las que la fe brota a raudales .

Las calles resul tan estrechas p a r a contener a la mult i tud q u e se aglomera al desfile de las cofradías. Vibran los sones es t r identes de las cornetas, r e ­doblan acompasados los tam­b o r e s ; ensordece el clamor confuso de, la multitud, mezcla de entusiastas exclamaciones y de fervorosas súplicas; óyese la voz au tor i ­tar ia d e los capataces q u e dirigen la marcha de los / a j c r , a cuya aproximación brota al aire un desgrane d e saetas q u e parece caer como lluvia de flores a los pies de las imágenes.

No hay sevillano que en días así pueda per­manecer t ranqui lamente en su casa percibien­do el rumor más o menos lejano de las cofra­días. Empieza por sentir nervioso desasosiego y termina por lanzarse a la calle, impulsado por algo más fuerte q u e la curiosidad.

Esto fué lo que le ocurrió a María la Brava. Hasta la noche del Jueves Santo pudo vencer _sus imperiosos deseos de salir, no quería se­para r se de Rocío, pero cuando, en la madi-u-gada del Viernes , oyó_ el rumor del público q u e se encaminaba hacia San Gil para presen-,ciar la salida de la Virgen d e la Esperanza ; cuando llegó hasta ella el sonar de las c o r n e ­tas de los armados q u e forman el séquito de l paso del Cristo, no pudo resistir más, se puso sobre los hombros el mantón y, besando a su nue ra y promet iéndole v o l v e r en seguida, echó a correr hacia la cercana parroquia .

Iba a salir el paso de la Virgen, de su Virgen y santa consejera: la cofradía había de pasar algo más tarde, como todos los anos, por d e ­lante de la taberna, pe ro María no había dejado ninguna vez de presenciar la salida.

Cuando llegó a la plaza d e San Gil, en d o n d e una compacta multi tud se aglomeraba a p r e t u ­jándose y disputándose l o s mejores puestos,

María miró hacia atrás, queriendo reconocer la voz del que liabía cantado... (Pág. 1094.)

comenzaban a desfilar las parej as d e nazarenos del paso de la Virgen.

L o s escudos bo rda ­dos con oro y seda en las capas de lana blan­ca, y los antifaces de ter­ciopelo verdes , tenían débiles reflejos d e san- —".-ii. gre a las luces m o r t e ­cinas de los cirios. Pasaban los hermanos c a ­nastilleros con su cestita d e plata y su varilla para encender las velas; los d e las bocinas, en cuyo paño campeaba, r icamente bordado, el escudo de la he rmandad ; luego la bandera, conducida por un cofrade, en t re otros dos con grandes varas de plata. De un lado a otro c o ­r r ían incesantemente , p o r en t re ambas filas, los diputados , de gobierno, reglamentando la distancia en t re pareja y pareja y procurando que marchasen con la mayor compostura y or­den, que tradicionalmentfi había de al terarse algunas horas después de un modo lamentable, debido en gran pa r te al religioso entusiasmó

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1094 HOJAS SELECTAS

de los hermanos macarenos y, en pa r te no pe­queña, a los alborotadores efectos del vino.

Apareció en la puer ta de la iglesia el paso de la Virgen, tan cuajado de luces y colmado d e o r o y pedrer ía q u e semejaba un ascua gigantesca.

Un vocerío ensordecedor se alzó en tonces ; los elogios a la Virgen, las súplicas expresadas en alta voz, los vivas y las saetas brotaban por doquiera ; de los balcones, de las azoteas, de todos los lados de la plaza.

El bello semblante de la Virgen parecía que, animado por un soplo d e vida, sonreía du lce ­mente a la multi tud.

La banda de música militar que seguía al paso lanzó al aire los acordes de una marcha sent imental . Algunos macarenos entusiasma­dos bendecían a su Virgen, proclamándola la más hermosa de Sevilla. Muchas mujeres llo­raban de emoción.

María la Brava se abrió camino a fuerza de codazos y empel lones hasta cerca d e la ima­gen; allí, y exponiéndose a ser pisoteada, cayó de rodillas con los ojos turbios por el llanto y sus labios se agitaron en súplica angustiada y fervorosa:

— ¡Mare mía la Esperansa! , sarva a aqueya pobres i ta y sarva a mi hijo.

Y como si alguien recogiera esta súplica y la elevara a la Virgen en las alas de oro de una saeta, una voz armoniosa rompió a cantar a espaldas suyas, con dejo de sent imiento tan profundo que la gente enmudeció po r oírla:

Mare mía la Esperansa, por tu gloria bendesía, sarva a la mujé que quiero y toma en pago mi via.

Una salva de aplausos acogió e s t a saeta. María mii-ó hacia atrás, quer iendo reconocer la voz del que había cantado. Pronto descubrió su rost ro en el centro de un grupo de viociios: era Mosqueta. Muchos como María le habían conocido y d e boca en boca se repet ía el nom­bre del florero. In.stábanle para que cantara otra vez, pei-o él se negaba ro tundamente . María Jesús pudo oir q u e decía: «Cantaré otra, pero no aquí.»

Comenzó a alejarse el paso de la Virgen y t ras él el gentío. La plaza de San Gil quedó desier ta .

María la Brava se había adelantado y m a r ­chaba ap resu radamen te hacia su casa. A l lle­gar, vio en el balcón a Rocío con Magdalena j ' señor Juan.

— Por la esquina d e esta caye viene ya la crú de la cofradía, — dijo cuando hubo ent rado en el comedor .

— ¿Ha conosío usté a Pepe Luí?, —preguntó Rocío.

María contestó negat ivamente. Pepe Luis per tenecía a la he rmandad e iba

de nazareno en la procesión. S e ñ o r Isidro también hubiese quer ido acompañarle, pe ro no podía abandonar la taberna aquella noche, una de las de más venta del año. .

— Güela usté aquí, mamá María, — dijo R o ­cío aproximándole al ros t ro un soberbio ramo de claveles. — Me los ha t raído e 1' agüelo. Fíjese us té ; no los hay más hermoso en toa Seviya.

— i josú, q u é pres ios idá! C o m o éstos s e ven poco.

Señor Juan sonrió satisfecho, con el orgullo del artista a quien elogian sus obras.

— Ahí están yá, — exclamó entonces Magda­lena señalando hacia un ex t remo de la calle.

Comenzaban a aparecer las pr imeras parejas de nazarenos a cuya cabeza marchaba la cruz, llevada en alto por un corpulento cofrade, que apoyaba en la cintura la par te inferior de la sagrada insignia. El público iba ocupando las aceras y los balcones y ventanas se llenaban de vecinos.

Desfiló el paso del Cristo, cuya con templa ­ción d e s p e r t a b a e n la muchedumbre, al mismo t iempo que religiosa piedad, un fuerte sent imiento d e indignación contra aquellos judíos que juzgaban a Jesús.

Rocío examinaba con curiosidad a cuantos nazarenos iban desfilando, quer iendo r e c o n o ­cer en t re ellos a su marido.

— Aquél es, — dijo indicando por fin a uno que, como otros que habían p a s a d o antes, marchaba descalzo.

El nazareno miró hacia el balcón y saludó con la m a n o ; Rocío palmoteo alegremente como una chiquilla. Con los ojos cerrados co­nocería ella a Pepe Luis.

El paso de la Virgen se aproximaba y ilumi­nando in tensamente la calle, varios monacillos agitaban incansables los incensarios, formando una nube de perfumado humo, a cuyo través veíase el rostro de la imagen como una apari­ción milagrosa. La música seguía tocando y la multitud mezclaba sus entusiastas exclamacio­nes con súplicas y saetas.

— ¡Una paraíta suave, valientes!, — dijo el capataz. — ¡A esta é !

Sonó el l lamador del paso y és te se detuvo frente a la casa d e señor Isidro.

Como una manada de topos que sale de su madriguera, comenzaron a surgir de bajo el paso los cargadores con los costales arrol lados a la cabeza y la frente sudorosa. Ent ra ron en la taberna, y con ellos el capataz, que mandó echar una ronda para todos . Había que cobrar energías, era grande la distancia que tenían que recorrer y no poco el peso que soporta­ban sobre sus espaldas.

Señor Isidro no quiso cobrar el impor te del convite. Bastante pagado estaba con que la Virgeci se detuviese a su puer ta .

Las t res mujeres y el anciano habían caído de rodillas y, desde el fondo d e sus corazones, los cuatro elevaban una súplica fervorosa que e ra la misma.

— ; Devuélveme la sala, Vigen s a n t a ! , — p e ­día Rocío. — i Soy ahora tan felí a su lao !...

— i Ponía buena , Vigensi ta! ,— le suplicaba María.

— i Sárvala!,— murmuraba el abuelo, y Mag­dalena r e p e t í a ; - ^ ¡ S á r v a l a !... • ,

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MARÍA LA BRAVA í<,|5

Rocío besó y regó con sus lágrimas el ma­nojo de claveles que retenía en la mano y lo dejó caer a los pies de la Virgen.

La voz de Mosqueta se elevó entonces, en la calle, dulce y temblorosa:

Seca tan amargo yanto, ,; manojito de aausena,

y ampárala con tu manto. Por Dios, que no sufra tanto, que es, como tú, Macarena.

IV

— (Pero es posible, padre?,— exclamó Con-suelillo dirigiéndose a Manuel, que entraba en

• aquel momento con un aspecto desastroso. Había salido de su casa la tarde anterior y

volvía ahora, a las siete de la mañana, con la ropa manchada de polvo, el sombrero aplasta­do, deshecho el nudo de la corbata y la cara enrojecida por el alcohol. Habían pasado los efectos de la borrachera y estaba,_ como siem­pre, abatido por una tristeza infinita.

— ¡Josú cómo viene usté! ¡Qué traje!, ¡qué sombrero! ¿Dónde ha pasado usté la noche?

El se encogió de hombros y echó á andar hacia el interior de la casa. Estaba abierta la habitación de Consuelo y ensimismado entróse en ella en vez de entrar en la suya. Se dejó caer sobre un asiento al lado de la reja, cuyos cris­tales abrió la mocita para dar paso a la brisa mañanera, que, al penetrar, se saturaba, del perfume de numerosas flores. Las enredade­ras con los rosales, los claveles y las damas de noche formaban en la ventana un tupido en­rejado que apenas permitía ver la calle.

Consuelo puso sobre una silla próxima a su padre una palangana con agua y una toalla.

— Refresqúese usté un poco, — dijo, al par que le cepillaba el sombrero.

Manuel no pareció enterarse; miraba fija­mente al suelo con embrutecida expresión.

Acostumbrada a tales e s c e n a s , Consuelo comprendió que era inútil insistir y salió del cuarto, dejando entornada la puerta.

Entonces sacó Manuel de un bolsillo el re­trato de su difunta mujer, y colocándolo sobre el alféizar de la ventana, reclinó la cabeza so bre un brazo, descansó éste sobre una maceta de claveles y entregóse a muda contempla­ción, fijas en el retrato sus pupilas, incendia­das por un principio de demencia.

Palique hablaba a la puerta de la taberna con señor Isidro. Desde hacía algún tiempo solía madrugar de modo extraordinario. Cuan­do aquél abría la tienda, y esto lo hacía a las seis en verano, el primero que le daba los bue­nos días era el chalán, quien, según confesión, ya llevaba un ratito paseando por la acera.

El tabernero no era curioso, pero, intrigado al fin, se atrevió aquella mañana a preguntarle:

— ,1 Qué te trae por aquí tan temprano? ¿Vie­nes a casa vencejos a la muraya ?

El chalán, sintiéndose con ganas de expan­sionarse, le aclaró el misterio. Madrugaba por la chiquilla de Manuel. Sabía que cuidaba muy

de mañana sus flores y estaba esperando una ocasión oportuna para hablarle. Ya lo había intentado dos o tres veces, pero ella metíase para adentro negándose a oirle.

— Ahora, que como la coja a tiro, — decía sin disimular su enojo, — me va a escucha esa niña, aunque se tapone con corcho la s'oreja.

— Muy colao te veo. Palique se limitó a sonreír. ' — Yo que tú, pondría los ojos en otra mu­

chacha que se interesara un poquito más por mi persona, porque a mi ahijada párese que le tienes más sin cuidao que una coliya.

— Mositas que se interesen por mí, — res­pondió presuntuosamente Palique,— las tengo yo a esportone, pa que usté se empape. Toso yo en cuarquié esquina de la Macarena y se asoman a la reja cuarenta niñas con er pelo desgreñao, porque no se entretienen ni en po­nerse las horquiya. Lo que pasa es que Con-sueliyo m'ha entrao por el ojo derecho como ninguna, y como no hay motivo pa que me diera la conversasión y luego me plantara... yo creo que tó pué arreglarse.

Palique-se guardaba muy bien de dar a com­prender sus propósitos vengativos.

— Me párese que no basemos mala pareja. Eya es bonita como un só; pero un servido, aunque esté mal er desirlo, — se acarició con la mirada, — no me negará usté que se pué presenta en cuarquié lao.

Entró a beber una copa de aguardiente, se-^ guida de otras varias.

— Hoy quiero está animaíto por si pueo ha­bla con eya.

— A vé si te animas de sobra. — No hay cuidao. Voy a dá por ayí una

gUertesiya. Hasta luego. Se sacudió con el pañuelo el polvo de las

botas, corrigió la posición del sombrero, dióse un tirón de las solapas de la americana y salió contoneándose. Señor Isidro rompió a reir.

Palique cruzó a la acera en que estaba situa­da la casa de Consuelillo, y con andar un poco apresurado, pasó ante su ventana. Algo más allá se detuvo; había creído notar que estaban abiertas las puertas de cristales; hasta se le había figurado oír ruido en la habitación.

Volvió atrás pausadamente, y arrimando el rostro a la reja, trató de avizorar el interior. Dentro reinaba la penumbra y la espesa mara­ña que tejían las plantas no le dejaba ver. Se esforzó inútilmente. ¡Malditas flores! Sin em­bargo, él juraría que ella estaba por allí den­tro; aquél era su cuarto, y aquélla la hora en que lo arreglaba y regaba las macetas. \ Si has­ta creía sentir su respiración!

— No hay que sé miedoso,—se dijo a media voz para animarse. — Con las mujere, contra más osadía, mejó, — y aproximando la boca a los hierros, murmuró en tono débil: —¡Con­suelo ! — Escuchó con impaciencia y volvió a llamar cada vez más alto: — ¡Consuelo! ¡Con-sueliyo!

Algo como un hondo suspiro llegó hasta él. — ;Si estará llorando?,— pensó. — ¿Le penará lo que hizo conmigo ?

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I0&6 HOJAS SELECTAS

, __ ¡Chiquiya! ¡Serrana! ¡Presiosa! ¿No quiés escucharme? Cuando oigas lo que te voy a desí vas a convenserte de que soy e I'hombre que Dio ha criao pa tu personita.

Queriendo abrir un claro entre las macetas, apartó con precaución algunas hojas. Entonces

Palique se quedó frfo por la sorpresa y por el agua que recibió en pleno rostro.

apareció ante su vista una mano lánguidamen­te abandonada sobre unos claveles tronchados. Rápidamente se apoderó de ella y la llevó con frenesí a los labios, llenándola de besos, sin preocuparse del fuerte olor a vino que des­pedía.

El poseedor de aquella extremidad, o séase Manuel el barbero, sacado bruscamente de su abstracción y casi sin poderse explicar lo que le ocurría, levantó con la mano Jibire la palan­gana que su hija le dejara aliado y lanzó sobre

la ventana su contenido, c¡ue el pretendiente recibió en pleno rostro.

Palique se quedó frío por la sorpresa y por el agua. Dejó escapar, a poco, una interjección propia de su oficio y tartamudeó, queriendo decir algo que no le dejaba pronunciar el ex­ceso de coraje. Luego, reparando en que algu­nos transeúntes se habían detenido, haciendo comentarios y riéndose de su figura, dijo con voz sorda, a prudente distancia de la reja:

— [Le juro a usté, mosita, que me las paga-^ rá en cuanto me seque!

Y echó a andar presuroso hacia la taberna, enjugándose con el pañuelo.

Señor Isidro charlaba en aquel momento con Curro el largo, precisamente de las amorosas pretensiones del chalán, cuando vieron entrar a éste goteando, como si hubiese descargado sobre él una nube.

— ;Oué es eso. Palique?, — preguntó Curro. — ¿Has reñío con un manguero?

El chalán le lanzó una mirada fulminante. — Si no quiés buscarte una ruina, no me

gastes broma. Estoy que me ensiendo en er baño; me daba de púnalas con un maniquí.

— Por lo que se ve, es que te ha resibío mal la muchacha, — observó señor Isidro.

— Peor que ar de la sédula. Pero yo le ase­guro a usté que me las paga.

Contó lo ocurrido y terminó diciendo: — Jlientras yo viva en er mundo, no se arri­

ma a la ventana de esa niña ningún hombre, se lo juro: va a morí con parma y marti.

— Poco a poco, — terció el tabernero. — La muchacha no está sola; tié quien mire por eya.

— Se quea pa vestí santo, aunque sea hija adortiva de la guardia siví. Lo dise Palique, ua hombre. ¿Se van ustede empapando?

— .Sí, hombre, — respondió Curro burlona-mente, — aunque no tan emfapao covao tú.

• V

Aquella tarde, una de las más calurosas del mediado de Junio, todo eran preocupación, temores y tristeza en casa de ¡Vlaría la Brava. Rocío había dado a luz la noche anterior, y era tal la gravedad de su estado que el médico re­conocía su impotencia para salvarla.

No se puede vencer un mal que no perdona, arraigado en la sangre por ley fatal de heren­cia. Sólo un milagro de la voluntad, el ansia de existir, había podido prolongar la vitalidad de aquel organismo, apresado desde hacía algún tiempo por la garra cruel de la muerte.

Magdalena y señor Juan hallábanse en la ha­bitación de la enferma, así como Pepe Luis, que, .sentado a la cabecera del lecho, retenía entre las suyas una mano de su mujer. Ella no apartaba de él sus ojos mortecinos, como si, al partir de esta vida, quisiera llevarse bien gra­bada Ja imagen de aquel ser tan querido. María pasaba frecuentemente de la habitación de la enferma a otra inmediata, en donde estaba el recién nacido.

También Magdalena y el abuelo salían de vez en cuando al comedor para dar suelta, a

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MARÍA LA BRAVA 1097

unos sollozos imposibles de c o n t e n e r más tiempo. Entonces, sin desplegar los labios, padre e hija se miraban con desesperada ex-pi'esión, como pidiendo el uno al cariño im­ponderable del otro un remedio p a r a aquel desenlace fatal que se avecinaba.

Pepe Luis quedaba solo con su mujer, mi­rando aquella carita pálida, aquellos ojos que a veces tenían extraños fulgores, hundidos en las profundas cuencas como dos luciérnagas que se quisieran ocultar, escuchando su fati­gada respiración, estertores dolorosos de algo herido que se destroza, que se acaba...

Sentíase lleno de amargura; su pecho rebo­saba compasión tan inmensa, que, por serlo tanto, podía compararse al más grande amor.

Con orden y precisión asombrosos, iban desfilando por su memoria todos los detalles de su conducta con Rocío desde el día que la conociera. Unos recuerdos confortaban su es­píritu con la grata caricia del bien realizado; otros punzaban dolorosamente su conciencia, haciéndole estremecer al juzgarse. D i r í a s e que era él quien iba a morir, según la claridad con que percibía el pasado. «¡La he hecho su­frir mucho!» se decía. Y, como si ciuisiera en­mendar en un momento sus antiguos errores, besaba aquella manita descarnada que retenía entre las suyas y miraba lloroso a su mujer en muda súplica de perdón.

Rocío, como si adivinara el doloroso batallar de aquellos pensamientos, sonreía dulcemente a Pepe Luis y movía de un modo casi imper­ceptible los labios, cual si su alma, próxima a volar, rogase a Dios por él. Hubo un momento en que ella animóse de modo extraordinario, como si fortalecieran su ser nuevas energías; se incorporó con la ayuda del esposo y medio se sentó, reclinándose en las almohadas.

— No conviene que hagas fuersa,— le advir­tió él.

Ella sonrió y con voz débil le habló así: — Estamo los dó solo. Siento a mi madre y

al agüelo yorá muy bajito en lo úrtimo del co-medó; tu madre debe está con el niño, óyeme, porque no quisiera morir sin desirte una cosa.

Tosió brevemente y siguió: —Yo he sio contigo muy egoísta, he sío mala.

Yo supe, ante que nos casáramo, que tú que­ría a otra mujé, que estabas enamorao de una mosita que se yama Consuelo.

El se levantó bruscamente de la silla. Rocío le hizo ademán de que se sentara.

~ Lo supe,— continuó,— porque una noche oí que se lo desía mi agüelo a mi madre. Supe que te ibas a casa con eya, y... no he creído nunca que se pudiera sufrí tanto. Luego, no sé qué ange veló por mí y fuiste mío, fui tu mujé, mi ilusión más grande. Pero yo, que he leído día por día en tu pensamiento; yo, que conosía tus pena como si estuviera dentro de ti, me he curpao mil vese der queré que te tengo, por­que por sé yo felí, te hise a ti desgrasiao... No, no me digas ná, no tiene que discurparte, soy yo quien nesesita que la perdones, pues te he sacrificao, Pepe Luí... Has sío cormigo muy bueno... ¡Que Dio te lo pague!

Pepe lloraba en silencio, apoyada la frente sobre la cama y mojando con su llanto la mano de Rocío. Durante un rato, mezclóse el rumor de la respiración angustiosa de la enferma con los sollozos de Pepe Luis.

— Quiero pedirte una cosa, — dijo ella des­pués. El alzó la frente, mirándola interroga­dor. — Pero tienes que jurarme que has de cumplirla, — y agregó al gesto de asentimiento-de él:— Júrame por nuestro hijo que te casará con esa mosita que dejaste por mí.

Y cuando Pepe Luis sellaba aquel juramento besándola en la frente, entró en la habitación María /a Brava.

No era cosa fácil de decir lo que venía a, proponerle a la enferma; pero, al fin, entre titubeos y medias palabras, se lo fué dando a entender: debía recibir los últimos auxilios espirituales; no porque la gravedad fuera tanta pero... siempre era conveniente estar prepa­rados por si Dios se dignaba llamarnos con El. Ella, cuando su última enfermedad, los había recibido y allí estaba tan sana y tan buena.

No hubieran precisado tales argumentos para convencer a Rocío; desde las primeras pala­bras acogió la proposición con deseos de que se realizara pronto.

Algo después, cumplidos estos sagrados de­beres, Rocío pidió que le llevaran un momento su hijo. Al besarlo, miró fijamente a PepeLuis^ como recordándole su promesa.

Declinaba la tarde cuando la enferma moría.. Diríase que su alma pasaba de la tierra al cielo-envuelta en los últimos rayos de sol.

Señor Isidro, que, en el estado de ánimo que es de suponer, despachaba, sirviéndole vino al. que pedía aguardiente y cometiendo mil tor­pezas, después de haber roto en aquel día más-vasos y copas que en toda su larga carrera de tabernero, sintió los llantos d é l a familia, y, dejando la tienda al cuidado de Palique, pues desde el día de Reyes no tenía dependencia, subió con rapidez la escalera de su casa.

También por el mofletudo rostro del taber­nero corrieron abundantes las lágrimas; él no podía tratar a nadie sin tomarle ley... ¡Pobre niña!, y, queriendo calmar el dolor de todos, lo exacerbaba con frases que creía de consuelo:

— ¡Esto no tiene arreglo ya!... ¡Ar fin, des­cansó la pobre!... ¡Qué agonía más durse ha tenío!...

Fué amortajado el cadáver y puesto sobre un paño negro entre cuatro blandones.

María Jesús atendía al recién nacido, que lloraba sin que le pudieran hacer callar, como si se diese cuenta de lo enorme de su des­gracia.

Distrajo la pena de todos, alguien que en­traba en el comedor precipitadamente. Era Mosqueta. Venía pálido, jadeante; llevaba al brazo el canasto con la mercancía y al entrar habíase quitado el sombrero. Se detuvo frente al cadáver, clavando en aquel rostro de mar­mórea blancura sus ojos desorbitados y enro­jecidos, pero secos; así permaneció unos mo­mentos, sin desplegar los labios, sin derramar una lágrima; luego, calmosamente, con la calma

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logS HOJAS SELECTAS

terrible de un dolor que mata, fué cogiendo puñados de flores del canasto y esparciéndolos sobre el cuerpo de la muerta.

EPÍLOGO

^Algdn tiempo después de la muerte de Ro­cío, María la Brava visitaba casi a diario a Consuelo llevando consigo a su nieto, del que nunca se la veía separada.

Estas constantes entrevistas, en las que am­bas charlaban larga y cariñosamente, servían a la moza de alivio a su tristeza y de distrac­ción a sus preocupaciones; prodigaba las cari­cias al niño, reía con él y se ingeniaba para hacerle callar en sus lloros. De tal forma se iba acostumbrando a esto, que, si por casuali­dad alguna vez dejaba de ir María, notaba la falta más del pequeño que de la madrina; sin embargo, no había vuelto a pisar la casa de Pepe Luis, ni María Jesds le había hecho indicación alguna sobre este particular.

Fueron así transcurriendo los meses. Una tarde Consueliilo se presentó desolada en la taberna, inquiriendo noticias del paradero de su padre. Este había salido de casa la tarde anterior y la niña había esperado inátilmente su regreso toda la noche y todo el día.

Señor Isidro mandó llamar a señor Domín­guez, que aun dormía la liltima borrachera, pero el culto herrador no pudo dar otros in­formes sino que había estado bebiendo con el barbero el día antes y que, con sol todavía, se habían separado. Iguales o parecidas noticias facilitaron Curro el largo y Palique. Nadie en el barrio sabía dar razón de Manuel.

Presa de negros presentimientos pasó Con­sueliilo algunas horas más, hasta que los he­chos vinieron a confirmar sus temores. .

Uno de los guardas del cementerio de San Fernando, al pasar ya anochecido por entre varias sepulturas, reparó en un hombre que, tendido sobre la lápida de una de ellas, pare­cía desmayado; al aproximarse reconoció en él al individuo que había visto en varias ocasio -nes llegar hasta las puertas del cementerio, luego de cerradas, y dejarse caer al lado de la

tapia como vencido por los efectos de la bebi­da. Creyéndole ahora en tal estado, le sacudió de un brazo fuertemente, instándole a que se levantara y saliese de allí; pei'o al observar el abandono de aquel cuerpo y la frialdad de sus carnes, corrió a avisar a otros compañeros y dióse, por último, parte al juzgado.

Al levantar el cadáver, se vio que aprisio­naba en una mano un retrato de mujer.

Consueliilo quedó sola en el mundo, ven­cida por el peso de su desgracia. Cuando em­pezó a darse cuenta exacta de su situación, tembló por aquel presente de desamparo. I Qué iba a ser de ella ? Pero María Jesús no le dejó repetirse la pregunta.

— Mi casa es desde hoy la tuya,—le dijo.— Así pueo cumplí la obligasión que eché sobre mí al sacarte de pila. Tu padrino traspasará la barbería y tú no tienes que ocuparte de na.

Consueliilo objetó razonadamente: —-Grasia, madrina, pero eso, hágase usté

cargo, eso no pué sé. María la Brava contestó sonriendo: — I Por qué, chiquiya ? { Crees tú que no he

pensao en tó? Y trayéndola a sí y besándola, murmuró: — Ya base más de un año que murió aqueya

pobresita; mi nieto está nesesitando una ma­dre y Pepe Luí una mujé que le quiera mucho.

Poco tiempo después, se casaban Pepe Luis y Consuelo. Al enterarse, Palique comentó, sintiéndose magnánimo:

— Que se case. Le perdono lo de la moja­dura. Despué de tó, esa mosita no meresía un marío como mi persona. Yo la había cálao muy bien.

Alo que hubo de replicar Curro el largo, que le escuchaba:

— Pues pa mí que fué eya quien te cald.

En la paz bendita de aquel hogar feliz, re­gido por María la Brava, se conservó siempre sagrado culto a la memoria de la pobre niña a quien no pudo salvar el sacrificio de un amor.

LUIS FERNXNDEZ GARCÍA. ,

(Dibujos de A. Huertas.)

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RECETA MORROCOTUDA o LA TORPEZA DE UN CRIADO (NOTA CÓMICA POR E . DONAZ)

El doctor Mendicuti, que es tan temible con la es­copeta como con sus recetas, ha tenido un buen día de caza.

Pero Celedonio es muy bruto, y a pesar de las re­comendaciones de su amo, cambia lamentablemente los recados que le di6.

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— ¿Tomó su marido lo que le envié? ¿A que ya está mejor del estómago?...

— I Vaya!, ya se ve. El pobrecito la ha entregado ¿uando se comía el tercer conejo.

— Mira, vas a llevar esos cuatro conejos adonde dice el papel, y esa caja de pildoras adonde dice la receta.

— Dice el doctor que envfa este regalo para que tii te luzcas como cocinera... [Una caja de pildoras!

— 1 Eso es una burla! No debemos consentirla.

— ¿Qué está usted diciendo? [El tercer conejo! ¿Y quién ha dispuesto semejante barbaridad?

— Usted lo decía en el papelito que vino con los cuatro conejos: «Tomar dos cada tres horas...»

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LOS FAROS DÉ LA HUMANIDAD

FAUSTO

^iGURAde extraordinario relieve es la de Juan 4" Wolfango Goethe (1749-1832), reconocido § como «el padre y promotor de todas las ideas modernas». Numerosas son sus obras, pero aunque no hay una sola de ellas que deje de revestir una importancia extraordinaria, lo mismo las literarias que las científicas, y tal vez más aún éstas que aquéllas, es Goethe co­nocido sobre todo como.autor del poema Faus­to, no menos leído y admirado hoy que en. los

años en que fueron apareciendo sus distintas partes.

Como ocurre con tantas otras obras maes­tras, la idea del poema no fué exclusivamente concebida por el autor, sino que databa de luenguísimos siglos. Esas ansias de realizar en la tierra lo que es inasequible al esfuerzo hu­mano; ese afán de alcanzar el conocimiento de lo ignoto, de realizar lo que está fuera del alcance de nuestras facultades, aparece ya en

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FAUSTO •méi

la antigüedad, con Pigmalión, el escultor em­peñado en animar la estatua marmórea de Ga­laica, y con Prometeo, robador del fuego de los dioses.

Más persistente la idea a compás del avance de la humanidad, contó con un nuevo elemen­to de realización al advenimiento del cristia­nismo, en virtud de la invención de los tratos con el d iablo , especialmente para alcanzar amorosa correspondencia o riquezas sin tasa; tal Cipriano de Alejandría, al vender su alma al demonio para obtener el cariño de Justina, hasta que por fin, en la primera mitad del si­glo XVI, encarnóse aquel satanismo en la per­sona de cierto doctor Juan Fausto, quien, gra­cias a un pacto con el espíritu infernal, o sea Meñstófeles, pudo entregarse a la vita iona, comiendo y bebiendo a más y mejor, y dispo­niendo de la bella Helena, en la que hubo un hijo que se llamó Justo.

Llevado a los infiernos por los diablos a su muerte, apareció a poco su historia, libro que alcanzó inmensa popularidad en Alemania y otros países; multiplicábanse las nuevas ver­siones respecto a la vida del endemoniado doctor, hasta llevar el asunto a la escena el inglés Cristóbal Marlowe, antecesor • de Sha kespeare. •

Cayó en olvido el Fausto de Marlowe, pero no el asunto, que se convirtió en objeto de gran número de obrillas representadas en los teatritos alemanes de títeres o fantoches. A pe­sar de tan baja popularidad, enamoróse Les-sing del argumento y comenzó a escribir un drama basado en el mismo, pero no llegó a terminarlo, aparte de lo cual había alterado •esencialmente el d e s e n l a c e , haciendo que Fausto se salvara, dejando burlado a Meñstó­feles.

Tales fueron los orígenes de la inmensa creación goethiana, en la que se reflejan las diversas modalidades de su larga y gloriosa "existencia. El primer fragmento apareció én 1774, y se refería a los amores de la inocente Margarita, en la tranquilidad de su modesto hogar; hermosísimo trozo de poesía inspirado én dulces recuerdos de su adolescencia.

Cincuenta años después de publicado aquel episodio, o sea en 1824, vio la luz la primera •parte de F'aüsio, exactamente tal como ha lle­gado hasta nosotros, y ya desde entonces no pudo pasarse sin insistir más y más en el des­envolvimiento de la obra, muchas veces inte­rrumpida, por lo cual no vio la luz la Segunda parte o el Segundo Fausto, como suele decirse, hasta 1831, ya octogenario el autor, y qué por la variedad de asuntos que én ella aparece, puede calificarse de poema enciclopédico.

Procuraremos dar una resumida idea de la obra.

I I

Precede al poema una magnífica dedicatoria, en la que Goethe evoca las hermosas imáge­nes flotantes que alegraron sus años juveniles y sigue un prólogo en el teatro, en el que dis­

cuten animadamente él dífefctor, atentó a su negocio, el poeta, sumida la mente en los más altos ideales, y el gracioso, que sólo piensa en que la obra entretenga e interese; todo ello sembrado de evidentes alusiones a la Talía alemana de entonces.

Iniciase la acción en el Empíreo, donde los celestiales ejércitos y los tres arcángeles Ra­fael, Gabriel y Miguel entonan cánticos de alabanza al Creador, y a p a r e c e Meñstófeles, apostando ante el Señor a que, si le deja, le arrebatará el alma de su siervo Fausto; obteni­do el permiso, baja a la tierra y va en busca del viejo doctor, a punto en que éste, ansioso de descubrir los secretos de la Naturaleza, evo­caba al Espíritu de la tierra. Inmediatamente surge del suelo una llamarada y aparece Meñs­tófeles, con terror del anciano sabio, desvane­ciéndose en seguida su imagen.

Al siguiente día salió Fausto a dar un paseo por las afueras, en compañía de su discípulo el bachiller Wagner, advirtiendo con asombroj que le iba siguiendo un enorme perrazo qu( dejaba en pos de sí un rastro de fuego; metiós' en casa de Fausto y por fin acabó por revestir la figura de Mefistófeles. Es de advertir que en la primitiva historia del doctor Juan Fausto el diablo se le aparece en un bosque de Witten-berg en forma, no de un perro, sino de un frai­le gris, versión que siguió Arrigo Boito en su conocida ópera.

No se decidió todavía Fausto a cerrar el pacto, pero sí lo hizo algunas noches después, ante la seguridad del diablo de que podría gozar de todos los placeres de la vida, poniéndose in-condicionalmente a su servicio, pero haciendo lo mismo, recíprocamente, en el otro mundo.

Apresuróse Mefistófeles a conducir a Fausto a la bulliciosa taberna de Auerbach, en Leip­zig, donde sólo acudía la gente más pervertida; pero no le produjo otro efecto al anciano que el de sentirse disgustado ante el grosero espec­táculo que ofrecían aquellos estudiantes bo­rrachos, en vista de lo cual Uevóselo Mefistófe­les por los aires, y para volverle a la mocedad y hacerle sentir un profundó amor bajan a una cueva de brujas, para que le den a beber un filtro que produzca aquellos efectos. Inmedia­tamente de ingerido, tórnase en apuesto mozo y ve reflejada en un espejo la imagen encanta­dora de una joven, que desaparece de pronto.

Mefistófeles calma la desesperación de Faus­to diciéndole qué pronto podrá contemplar en carne y hueso aquella dulce visión. Así fué: rápida será la seducción. Para adormecer a su madre, mientras permanecía bajo su techo el galán, Margarita, que así se llamaba la joven, la administraba un narcótico, hasta que la produjo un envenenamiento fatal. Poco des­pués, sorprendiendo Valentín, soldado, a Faus­to y Mefistófeles cantándole una burlona sere­nata a la qufe era su hermana, cruzó su espada con el primero, que le dejó muerto.

Desaparecieron el diablo y el doctor y como la desventurada joven penetrara en la catedral, en ocasión en que se entonaba el Dies ira de una misa de réquiem, colocóse el demonio tras

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no2 HOJAS SELECTAS

ella para atormentarla con la idea de su des­honra, harto pública por el estado en que se hallaba, y gritándola: — ¡Ay de ti!

Después de esto lleva Meñstófeles a Fausto a la montaña del Harz, donde millares de bru­jos y b ru jas celebraban su aquelarre de la noche de Santa Walpurgis, escena verdadera­mente grandiosa, en la cual no puede llegar más allá lo fantástico. Fausto ve una imagen d e una muerta, parecida a Margarita, con una especie de cinta roja alrededor del cuello, mos­trando haberle sido cortada la cabeza.

Margarita, en efecto, había cometido un in­fanticidio, arrojando a su hijo a una balsa, y sido encarcelada y condenada a muerte. Con­siguieron el diablo y Fausto llegar ha s t a el calabozo donde esperaba Margarita su último momento, para ponerla en salvo, pero la en­contraron con la razón perdida, y agonizante. En vano fueron las súplicas para que huyese con ellos; próxima ya a expirar invocó la di­vina misericordia, y al arrojarse sobre ella el demonio para llevársela, gritando:—¡Está con­denada !, — respondieron coros celestiales ex­clamando: — ¡Está salvada!

—Tú vienes conmigo, — le dice Meñstófeles a Fausto, desapareciendo con él.

Aquí termina la primera parte del poema, que no puede ser más hermosa ni producir más profunda impresión. Aparte de las es­cenas referidas, aparece intercalada en ellas, después de la noche de Walpurgis, una serie de epigramas comprendidos bajo el epígrafe de Intermedio, dirigidos a satirizar a multitud de literatos, poetas, políticos y filósofos de su tiempo, lo cual no quita que constituyan hoy mismo una interesantísima página, perfecta-rnente actual todavía.

I I I ,

Refiere Eckermann que, poco tiempo des­pués de la primera parte de Fausto, un joven­zuelo le escribió a Goethe diciéndole que se proponía continuar el poema, a lo cual observa el autor de las Conversaciones que le parece­ría más factible continuar las conquistas de Napoleón o terminar la catedral de Colonia (no concluida aún en 1825) que escribir la se­gunda parte del poema. Esta especie de petu­lantes escritores no ha desaparecido desde entonces, sino que constituyen hoy legión.

Diez y seis años, de 1815 a 1831, invirtió Goe­the en la composición del Segundo Fausto, divi­dido en cinco actos, al contrario de la primera parte, dada la rapidez con que se desarrolla en ésta la acción.

Cumpliendo Meñstófeles su promesa de in­troducir a Fausto, no ya entre la gente del pueblo, sino en el gran mundo, le presenta en la corte del emperador, y como cundiera ge­neral descontento por los apuros de la hacien­da, acoge benignamente el monarca a aquellos dos extranjeros, que al parecer se hallaban re­vestidos de sobrenaturales facultades. Y, en efecto: Meñstófeles aconsejó al soberano la emisión de papel moneda, con la garantía,

puesto que no había absolutamente en las ar­cas ni la menor cantidad en metálico, de los te­soros enterrados en el suelo del imperio.

Así se hizo y no pudo ser más brillante el éxito.

Como estaba visto que aquellos dos seres lo podían todo, antojósele al emperador pedir a Fausto evocase, para verla, a la bella Helena, la divina esposa de Menelao, causa de la gue­rra de Troya, y al hermoso pastor Paris, como al fin consiguió, no sin grandísimas dificulta­des, por intercesión de las Madres. Repenti­namente prendado Fausto de aquella beldad, sintióse furioso al ver que Paris se le acercaba; corrió hacia ellos, amenazando al joven, pero en aquel mismo instante resonó un horrísono trueno, desapareció todo, cayó Mefistófeles con Fausto y se lo llevó hasta el borde de un pre­cipicio, desde donde, adormecido, lo transpor­tó a su viejo gabinete de astrólogo, alquimista, teólogo, medico, jurista y mágico.

Acto segundo. — Llegado al antiguo cuarto de estudio del doctor, vio Mefistófeles a Wag-ner, discípulo de aquél, que inclinado sobre el hornillo del laboratorio, tenía en la mano una redoma dentro de la cual resplandecía una lucecita. Saludóle el diablo, pero en lugar de contestarle, exclamó sin volverse: — ¡Callaos! Está para realizarse la obra maravillosa.—Y en efecto, a los pocos instantes se produjo un vi­brante sonido en la redoma; la espesa masa líquida que contenía se encogió y pudo verse cómo se precisaba la forma corpórea de un hombrecillo, de bien proporcionados miem­bros, que gesticulaba en el fondo del recipien­te, y exclamó luego dirigiéndose a Wagner: — Buenos días, padre, — y volviéndose al diablo: — ¡Hola, primo, aquí me tienes a tu disposición!

Ya de pie fuera de la botella, Homúnculus, como así se llama, lleva volando a Fausto a la noche de Santa Walpurgis, pero, esta vez, no romántica o nórdica, como la del Harz, sino clásica en los campos de Tesalia; espectáculo completamente diverso, pues, en vez de brujas y trasgos, habíanse congregado allí todos los fantásticos seres de la mitología pagana: las esfinges, las sirenas, los centauros, grifos, dác­tilos, pigmeos, nereidas, tritones, las forkias, las gorgonas, cisnes y ninfas.

Anheloso Fausto por volver a ver a Helena, interroga al centauro Chirón, que pasaba galo­pando ; invítale éste a que monte en él, pues no puede detenerse, y acaba por decirle q u e no sabía, al cabo de tanto tiempo, dónde podría encontrarla, a pesar de haberla llevado a la grupa.

Decidió en su vista conducirlo al templo de la profetisa, pero mientras tanto Mefistófeles, con un amuleto que le prestó una horrible forkia, llegábase hasta la corte de Menelao y conseguía raptar a Helena para entregarla a Fausto, satisfaciendo de este modo su más ar­diente deseo.

En el tercer acto rivaliza Goethe con Home­ro en punto a la belleza de la escena y al sabor completamente helénico del estilo. Helena es conducida al maravilloso palacio encantado de

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FAUSTO- 1103

Fausto, y nuevo Paris, goza de una vida felicí­sima al lado de su adorada beldad. Nace de sus nupcias Euforión, en quien suponen algu­nos simbolizada la poesía moderna, y tal vez la figura de Byron, pero al cabo perece prema­turamente. Llena de dolor Helena, se desva­nece en los aires; queda roto el hechizo del sortilegio y Fausto, arrebatado por las nubes, se encuentra transportado al suelo de su patria.

Cuarto acto. — Gracias a unas botas de siete leguas, que caen del aire y se calza Mefistófe­les, aléjanse de aquel lugar. El diablo pregun-

• ta al doctor qué más anhela, y le responde que ambiciona un señorío. Quiere conquistar un reino, gobernar, mandar; luchar contra los hombres y contra la naturaleza; desafiar el poder del enemigo detrás de altísimas mura­llas; hacer retroceder el mar ante los fuertes diques, convertir en fértiles campos las dunas y pantanos y edificar en ellos magníficas ciu­dades, para lo cual le pedirá al emperador un territorio en feudo.

La ocasión es propicia; el emperador sos­tiene una terrible guerra contra un rival que pretendía apoderarse de su trono, y todo el imperio es presa de la anarquía. Mefistófeles propuso acudir en su auxilio con el concurso de las legiones infernales. Llega Fausto en el momento en que la batalla va a quedar perdi­da para el emperador; toma el mando de las tropas; surgen de la montaña tres colosales guerreros y corona la victoria las sienes del atribulado soberano, que se apresura a ceder a Fausto el inmenso territorio que le pedía, a lo largo del mar.

Muchos años transcurren del cuarto al quinto acto. No podía haber llegado a más el poderío de Fausto, pero no podía alejar de sí las más tristes preocupaciones. Desde el magnífico pa­lacio contempla la pobre cabana donde habitan dos viejecitos, llamados Filemón y Baucis,— aunque nada tienen que ver con la famosa pa­reja de la antigüedad, — y aquella humilde fe­licidad le amarga la alegría de su grandeza. Laméntase de ello con Mefistófeles, y éste, en un momento, incendia y convierte en pavesas la cabana, con viva indignación de Fausto, que no se proponía cometer semejante crimen.

Al toque de media noche, de la iglesuela contigua a la cabana avanzaron hacia el palacio de Fausto cuatro grises sombras de mujer: eran el Hambre, la Deuda, la Miseria y la Zo­zobra. Llegadas a la puerta exclamaron: «Aquí vive un poderoso*, por lo cual prosiguieron su camino las tres primeras, quedándose tan sólo la Zozobra.

Apenas dentro, acercóse a Fausto, en el mo­mento en que éste se lamentaba de no haber llevado una vida sencilla y apacible, y soplán­dole en los ojos le dejó ciego. Anheloso de poder ver realizados sus propósitos de hacer grande y libre a su pueblo, pide al momento fugaz que se detenga, pero no es oído y muere.

Al punto comparece el demonio para llevár­selo al infierno, según el pacto convenido y firmado con su sangre, pero resuena un coro celeste, que esparciendo rosas sobre su lecho

mortuorio, canta: « El hombre que trabaja y se afana sin descanso por un ideal, es digno de pei-dón.» Arrebatada su alma por los ángeles, sube al cielo, donde le aguarda el alma hermo­sa de la dulce Margarita, mientras Mefistófeles desaparece para siempre en el Averno.

No es necesario decir el inmenso número de comentarios que ha sugerido Fausto, y so­bre todo, la segunda parte. El hecho no es de extrañar, pues como Goethe estuvo pensando cincuenta años seguidos en el poema, se en­contró con muchísimas cosas que decir, y de las cuales tuvo que estar haciendo continua­mente una selección.

Todos los personajes encierran una alusión, y llega a tal extremo el simbolismo que mu­chos lo descubrieron en pasajes de que no se había dado cuenta el propio poeta. Otras veces resultan incomprensibles ciertas cosas, como ocurre con las Madres, por más que Goethe se excusaba diciendo que lo había leído en Plutarco, que hablaba de ellas como de divini­dades. En cuanto a la Noche clásica parece que el primer sorprendido por la extrafieza era él mismo.

Respecto a la unidad del poema, no hay que pensar en ello; el héroe, Fausto, no es más, como hace observar Eckermann, que un tenue hilo que pone en comunicación múltiples y pe­queños mundos cerrados: la taberna de Auer-bach, la cocina de las brujas, el Harz, el Con­sejo imperial, el papel moneda, el laboratorio del bachiller Wagner, la noche clásica, Helena.

Es de notar la variedad de tonos del poema, pues si no pueden ser más dulces los coloquios amorosos, ya con Margarita, ya con Helena, ni más dolorosas ciertas escenas, como las de la agonía de Valentín, la catedral, la cárcel, la muerte de Euforión, en cambio jamás se aleja él sarcasmo de labios de Mefistófeles, el espí­ritu de negación, y superabundan las malicio­sas alusiones a gran número de literatos, es­critores y filósofos de su tiempo, entre estos últimos el famoso idealista Ficlite, sabiéndose por otra parte que no concedía grande impor­tancia a Hegel, según dice Eckermann, su con­fidente.

IV

Aunque dijese Goethe que sus obras no po­dían ser populares, pues no las escribía para la masa sino para algunas personas de incli­naciones parecidas a las suyas, fué mucho, y siempfe valioso, lo que produjo. Citemos en­tre sus obras la celebérrima novela: Las pa­siones del Joven Werter y Las afinidades electivas, novela también, inspiradas una y otra en per­sonales lances; Los años de viaje de Guillermo Meisier, en la que se destaca la dulce figura de Mignon; el encantador idilio de Hermán y Do­rotea', el drama romántico Goetz de Berlichin-gen; las comedias El general burgués y Clavija, inspirada en una aventura de Beaumarchais, el autor de El Barbero de Sevilla, a quien tenía en muy pobre concepto; las maravillosas trage­dias Ifigenia, del más puro acento griego, y Tasso.

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1104 HOJAS SELECTAS

Sus poesías fueron numeros í s imas : cortas las unas, como las baladas y varias fábulas ; largas las otras, como los poemas orientales •del Diván; pe ro si todas estas obras ocupan p reeminen te lugar en la l i teratura uaiversal, tal vez las exceden en importancia los magní­ficos libros t i tulados: Teoría de los colores y Las metamorfosis de las plantas, CVLJÍ influencia en los progresos de la Física y las Ciencias natu­ra les ha sido inmensa.

Pero si tamaña influencia ha ejercido Goethe e n tales ramas del saber y de las letras, no menos se ha dejado sentir en el A r t e ; así t e ­nemos e n música la v a s t a composición de Schúmann, Fausi, no terminada, por desgracia, y dest inada a ser ejecutada, no en ópera, sino en conciertos, pudiendo afirmarse que ninguna o t ra obra aparece tan ín t imamente ligada con el pensamiento del Júpi ter de Weimar ; una averiara, del mismo título, de Wagner, poema sinfónico de imponderable fuerza psicológica; la Faust-Simpkonie, de Liszt, de bril lante efecto musical; la romántica y arbitraria Condenación de Fausto, de Berlioz, escrita para concierto, como el poema de Schúmann, aunque ha aca­bado po r ponerse e n escena; la manoseada ópera de Gounod, y, por fia, el Mefistófeles, d e Arrigo Boito.

E igual ha ocurr ido en pintura y dibujo, des­collando pr incipalmente en la interpretación de los asuntos los franceses Eugenio Delacroix y Ary Scheffer y el alemán Kaulbach, apar te

-de gran número de otros maestros de distintos •países.

Por t r is te que sea confesarlo, en España es muy poco conocido el Fausto, s iendo muchos los que no t ienen más noticia de él que lo que ven e n la ópera de Gounod, cuyo l ibreto no

r e sponde e n nada a l a concepción original. Que yo sepa, la pr imera traducción, contraída a algunas escenas de la pr imera pa r te del poe­ma, apareció hacia 1863 en la revista La Abeja, de Barcelona, dirigida por D. Antonio Bergnes de las Casas, en prosa, por lo cual puede ase­gurarse que sólo se enteraron contado número d e personas. Después lo leyeron muchos en la traducción francesa d e Gerardo d e Nerval, mu3' celebrada por Goethe.

E n 1878 apareció lujosamente editada, en Madrid, la pr imera par te del Fausto, por doxi Guillermo English, revisada y prologada por don Juan Valera. Está en prosa, salvo algunos fragmentos en verso, debidos a la pluma d e aquel docto académico.

Por fin, en 1905, v i o la luz en I3arcelona la admirable y magistral t raducción e n v e r s o debida a l insigne poeta D. Teodoro Llórente , siendo d e lamentar únicamente que quien tan maravil losamente t ranspor tó al castellano la primera par te del Fiusio,no in tentara darnos también la segunda, alegando razones hijas so­lamente de su excesiva modestia. No vacila­remos en afirmar que el Fausto, de Llórente , debe ocupar un lugar privilegiadísimo en la moderna poesía española.

No menores elogios merece la magnífica tra­ducción catalana d e la t ragedia Tfigenia, por don Juan Maragall, pues ta en escena con so r ­p renden te exactitud en los jardines del «Labe­r into >, cedidos al objeto por el procer catalán señor m a r q u é s d e Alfarrás, propietar io de dicho sitio, habiendo quedado inolvidable r e ­cuerdo de aquel peregr ino acontecimiento.

ALFREDO OPISSO.

(Dibujo di f. Pey.)

W * 9

Page 51: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL DE LAS MATERIAS CONTENIDAS EN LOS VEINTE TOMOS DE LA REVISTA

(AÑOS 1902 A 1921) . , :

Constituyendo líOjAS SELECTAS un verdadero caudal enciclopédico donde el artista y el científico hallarán infinidad de trabajos, más o menos importantes, cuyo conocimiento puede serles útil en un momento determinado, además de la parte puramente literaria, tan copiosa también como selecta, el Editor lia creído necesario cerrar su publicación con este índice general, al que siguen otro de autores y otro de retratos, en la seguridad de que liabrán de agradecérselo sus ilustrados lectores. Para facilitar todo lo posible su consulta,

las materias se lian agrupado en las siguientes secciones:

ARTES BIOGRAFÍA CIENCIAS COSTUMBRES CUENTOS

y Leyendas FOTOGRAFÍA

GACETA de la MUJER GEOGRAFÍA

HISTORIA

HISTORIA NATURAL INDUSTRIA LITERATURA

MÚSICA NOTAS CÓMICAS NOVELAS POESÍAS POLÍTICA

Contemporánea TEATRO

Tomos Págs. A R T E S

El pintor Moreltl, con 8 grabs. . . . £1 caballero San Jorge, con 10 grabs. . La traslación de un cuadro. 4 grabs. . Influencia de Cliina y el Japón en el arte

europeo, con 20 grabs. . . . . . Agustín Querol, por G. Martínez Sierra,

con 14 grabs Monumenlo al principe Amadeo de Sa­

baya, con 8 grabs La basílica de Armentla, por M. Díaz de

Arcaya, con 7 grabs El arte urbano en Parts, con 12 dibs. . La construcción moderna, con 9 grabs.. La Exposición de Brujas, con 8 grabs. . El cementerio de Pisa, por A. Qarcla

Llansó, con 6 grabs El pintor Domínguez, por Roberto de

Palacio, con 10 grabs Tarjetas postales, por ¡Wanuel Carrete­

ro, con 15 grabs, Exposición de arte antiguo en Barcelo­

na, por iW, Rodríguez Codulá. 6 grabs. Exposición de arte antiguo en ¡iarce'.ona,

por M. Rodríguez Codolá. 5 grabs. . Historia de la careta, por E. Contreras

y Caniargo.con 16 grabs El genio y la infancia. Pepito Arrióla,

con 7 grabs Las celebridades del pasado Inmortaliza­

das en monumentos, con 8 grabs., . Historia de la espada, con 22 grabs,. .

T. XX,

1 195 I 345 1 413

I 513

I 579

I 675

I 715 I 801 I 879 I 929

I 936

I 1059

1 1073

I 1123

11 65

11 139

n 201

a 243 U 257

Ocho cuadros de Domingo Tiépolo. La Pasión de Cristo, con 8 grabs.. . .

Los huevos de Pascua convertidos en jo­yas de arte, con 5 grabs

Galería real de mujeres hermosas, por Augusto de Clecf, con 30 grabs. , .

Los ex librls, por R. Miquel y Planas, con 40 grabs. en negro y color. . .

Nuevas composiciones escultóricas. . . Don José Giménez Arando, con 5 grabs. Un cuadro ignorado de Rafael Sanzio.. Enrique Serra, por Marcio Greco. . . La casa-museo de Víctor Hugo en París. Las tumbas de nuestros mayores.. . * Victoriano Codina Langlín, por Luis de

Flguerola Fcrrettl, con 13 grabs. La construcción moderna en Barcelona,

por M. Rodríguez Codolá. , . , El mausoleo de Colón en Santo Domin­

go, por Francisco Carreras y Candi con 4 grabs. . . . . . . . .

Peines, peinetas y peinetones, por M. J Bertrán, con 32 grabs

Repujado del cuero y sus aplicaciones arlístico-industriales, con 9 grabs.

Rosario de Montserrat, con 14 grabs. Breve noticia de las porcelanas japone

sas, por R. I. Geare,con 4 grabs. . Casas de baños de los musulmanes en Es-

paña, por R. Amador de los Ríos. 10 gr Las últimas creaciones del arte monu.

mental, con 6 grabs , ,

Tomos

n n it

n 11 H II il II 11

Págs,

305

317

401

41T 85T 653 •727 771 802 963

11 980

II 1037

in

ni

11! nt III

III

m

61

127

217 433

494

675

737

70. r.

gj ] W " i-.

Page 52: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

iio6 HOJAS SELECTAS

En la falda del Tibidabo, con 5 grabs. . La edificación urbana en Buenos Aires,

con 9 grabs Joyas de la bibliografía, con 13 grabs. La Alhambra, por Francisco de P. Va­

lladar, con 11 grabs Bronces arilsiicos japoneses, por R. i.

Qeare, con 7 grabs La basílica de Ntra. Sra. de Esltballz,

por M, Díaz de Arcaya, con 6 grabs.. Moreno Carbonero y algunos de sus cua­

dros, por M. Carretero, con ! 1 grabs. Francisco Pradilla, por M. Carretero,

con 5 grabs Parques y jardines, Qon \2 grabs. . . El sepulcro de Cánovas, por G. Martínez

Sierra, con 4 grabs ¿Será un boceto de Velázguez?, por Nar­

ciso Díaz de Éscovar, con un grab. . Algo sobre historia de las sortijas, por

Carlos Bungart, con 36 grabs. . . . íoyas del arte español en Florencia, por ^ J. Pij'oán, con 7 grabs 'Origen y transformaciones de la careta,

• con 15 grabs 'Emilio Sala. El artista y sus obras, por •' G. Martínez Sierra, con 7 grabs. . . El foro romano, por Rafrel Síniboli,

con 10 grabs Via Viíce, con 2 grabs. . . . . . . La construcción moderna en Barcelona,

con 12 grabs £/a/-/e de comer, con 4 grabs Ultimas producciones de las Bellas Ar­

tes, con 12 grabs La alfarería coreana, por R. I. Geare,

con 3 grabs Joyas y atavíos, con 12 grabs. y un dib.

de Q, Camps Las vidrieras de color, su historia y sus

aplicaciones, con 11 grabs Artes de los esquimales, con 10 grabs. . Estatuas de nieve, por E. G., con 5 grbs. Cruces de piedra, con 9 gtabs... i . . •Recientes producciones del arte monu­

mental, con 11 grabs La obra de un ciego, con 5 grabs.. . . Arquitectura moderna en Buenos Aires,

por L. A. Bazzano, con 5 grabs. . . Exposiciones de Venecia y Barcelona.

Primavera de 1907, con 12 grabs . . Renacimiento de la cerrajería en Espa­

ña, con 17 grabs Retratos funerarios de ios Tolomeos de

Egipto, por R. 1. Qeare, con 16 grabs. Procedimiento para esmaltar, con 3 gr.. Lacas japonesas, por R. I. Qeare. 3 grabs. Encuademaciones de arte, por J. Fabré

y Oliver, con 12 grabs Nueva aplicación de la caricatura. 13 gr. Notas de arte, con 16 grabs Manifeslaeiones del arle en ¡as últimas

exposiciones de primavera, con 21 grs. El arle conmemorativo en nuestra época,

con 18 grabs , Escultura grotesca, por J. Pijoán. 5 grbs. El centenario de Daumier, con 4 grabs,. Tumbas de animales, con 11 grabs. . . Nuevos monumentos funerarios. 10 grbs. Una industria arilsiica olvidada, por

E. Ventosa, con 11 grabs. en color. . Monumento de fray Cristóbal de Torres,

por Carlos Pigrau, con 4 grabs. . . Les falles de Sen Chusep, por J. Hoyos,

con 8 grabs. . . . . . . . . .

Tomos

m III II!

IV

IV

IV

IV

IV IV

IV

IV

IV

V

V

V

V V

V V

V

V

V

V V VI Vi

VI VI

VI

VI

VI

VI VI VII

VI!

vn :VII

VI!

VI5 vn vn VII VII

vil

VIH

vm

Págs.

937

985 J075

3

212

229

601

771 867

1000

1008

1097

3

124

195

291 317

358 494

771

782

977

994 1081 68 225

257 271

426

554

609

993 1118 205

229 235 264

675

801 875 941 949 994

1089

170

276

Tomos Pág.s.

El pintor Cesáreo de Quirós, con S grbs. VIII 363 Una colección original, con & gtsbs.. . VIII 417 Notas de arte, con 18 grabs VIH 463 El pintor Anglada Camarasa, por Fer­

nando Periquet, con 6 grabs. . . . VIH 564 /ojias del arte piclórico poco conocidas,

con 18 grabs VIO 771 Aljareria indiana, por R.l. Geare. 16 gs. VIH 873 La mansión de un principe en la isla Do­

rada, por A. García Llansó. 10 grabs. VIH 904 Ultimas obras del arte monumental, con

19 grabs VIII 868 Escultura contemporánea, con 7 grabs.. IX 81 Notas de arqueología, con 4 grabs. . , IX 182 Excursión artística por los Museos de

Aíadnrf, por José Ramón Mélida. 8 gr. IX 200 Industrias tunecinas, con 4 grabs. . . IX 229 Un joven pintor cubano. F. Beltrdn. 5 grs. IX 373 Monumento de Don Alfonso XÍI.T gibs. IX 377 Ñolas de arle. Arqueología. 13 grabs. . IX 469-La exploración del Asia central,por]. Pi­

joán, con 9 grabs IX 520 Exposición de retintos y dibujos de i3ar-

ce/o/;a, por AlfieJo Opisso. 14 grabs.. IX 652 Fuentes artísticas y monumentales, por

F. Climent Terrer, con 24 grabs. . . IX 675 ÜJ/píri/orO/yyre, porfí.Ribes-Mery. 7gr. IX 759 Obras de escultura ornamental. 10 grbs. IX 855 La traslación de un obelisco, con 7 grabs. IX 953 Ultima Exposición Nacional de Bellas

Artes, con 16 grabs IX 1121 Los reyes magos, por Apeles Mcslres,

con 48 grabs Xl 49 Joyas de la escultura ornamental. 26 grs. X 121 Pleitos científicos. Arqueología.\Zgtbs, X 377 ^otos de aríe, con 76 grabs X 410 Representaciones de la vida de Cristo,

con 11 grabs.. . , • X 422 Exposiciones italianas del Cincuentena­

rio, con 26 grabs. y un plano. . . . X 606 Nicolás Raurich, por F., con 8 grabs. . X 661 La catedral de Ciudad Rodrigo, por José

Sánchez Rojas, con 20 grabs. . . . X 723 La catedral de Ferrara, por Mario Tiz-

zani, con 8 grabs X 828 Baldomcro Gilt y Rolg, por A. Oplsso,

con 8 grabs X 923 San Pedro de las Puellas y la capilla de

Marcas en Barcelona, por I. Vicente Cascante, con 23 grabs. X 945

Las tres maravillas del arte árabe espa-ño;, por P. S., con 17 grabs X 1011

Cortos V'azguei;, por R.Malnar. 10 gibs. X 1107 Escultura monumental, con 15 grabs. . XI 169 La iglesia de la Sangre en Liria, por Ma­

nuel González Martí, con 5 grabs. . XI 203 Pipas históricas y artísticas, con T grbs. XI 232 <4r/e argentino. La escuela nacionalista,

con 8 grabs X) 279 Santa María de las Gracias. La Cena,

de Leonardo, con 12 grabs XI 291 Escultura ornamental, por C. Mendoza,

con 19 grabs.. , • XI 463 Exposición de Bellas Artes. Arte espa­

ñol. Los polacos, con 20 grabs.. . . XI 649 Blena Dufau, por Rafael Mainar, 8 gibs. XI 757 Retratos con sombra, con 9 grabs. . . XI 771 Nuevos monumentos escultóricos. \6 grs. XI 847 Proyecto de Cementerio ideal, con iZ gr. XI 939 Exposición de Bellas Artes de Venecia,

con 6 grabs XI 1039 Los Zutiaurre, por C. Mendoza. 6 grs. XI 1069 El tocado de plumas de los indígenas de América, por !. Krickeberg, con 15 acuarelas en negro y tricromía. , , Xil 33

Page 53: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1107

Barcelona monumental, por Ignacio A. Cascante, con 9 grabs. y 8 dibujos. .

Ultimas producciones de la escultura monumental, con 19 grabs

El dibujo espontáneo de ¡os niños, por Víctor Masriera, con 28 dibs. . . .

El monasterio del Parral, por A. Garda Llansó, con 5 grabs. . . . " . .

Obras postumas del pintor Juan Brull, con 19 grabs i

La Iréveris romana, por W. Bremen, con 13 graba..

El pintor Ricardo Urgell, con 6 grabs. . Los tejidos antiguos. La colección Pas­

có,JIOT]. Folcli y Torres, con 12 grabs. Antigüedades americanas: arqueología,

con 18 grabs Exposición de cuadros de J. Llimona,

con 8 grabs El arte de los primitivos actuales, por

José Pijoán, con 14 grabs Escultura. Pintura. Orfebrería. 17 gibs; Monumento-asilo de San Sebastián, por

Teodoro de Anasagasti, con 4 grabs. Joyas arqueológicas, con 10 grabs. . . Tumbas orientales, con 10 grabs.. . .

'La Adoración de los Pastores en el arte, con 9 grabs , .

Ultimas producciones de los escultores españoles, con 14 grabs. . . . . .

Rávena, por ÍVlarlo Tizzani, con 7 grabs. Fuetites monumentales de Alemania, con

14 grabs. El drama lírico sagrado Parsifal, por

Vicente M.° de Qibert, con 18, grabs. El Museo Jacquemart-André. 14 grabs. Tres obras de Alonso Berruguete, por

A. Garda Llansó, con 11 grabs. . . Un sarcófago del siglo III, con un grab. Ultimas producciones de la escultura

monumental, con 35 grabs. . . . . Arte español contemporáneo. 10 grabs,. 1 Arqueología precolomblana. Armadura '

de Felipe U. Un cuadro de Carlos Vtó^ucz, con 9 grabs

Arte de las cicatrices, por J. P. 10 grabs. Reforma de las grandes ciudades ame-

ricanas, con 9 grabs. . . i . . . El renacimiento de Tolosa, por Roberto

Ríbcs Méry, con 9 grabs,. . . ;. . . •Estilización de las plantas, por Víctor

Masriera, con 3 dibs. del autor. . La pinlura y los pintores. Un escultor

yanqui. Un ceramista español. 9 grs.. El arco romano de Gabanes, por C.

Sarlhou, con un grab La colección Camondo en el Museo del

Louvre, con 5 grabs •El pintor Federico Beltrdn, por A. O.,

con 7 grabs Los monumentos seldjúcidas de Icónium,

por J. P., con 9 grabs Los orígenes del arte de la escultura,

por J. B. van Brussel, con 9 grabs. . Notas de arte, con 32 grabs El monasterio de San Pedro de Roda,

por J. P., con 9 grabs La restauración de San Martin Sarroca,

por Luis A.varez, con 8 grabs. . . . Exposición internacional de Bellas Ar­

tes, en Madrid, con 19 grabs. . . . El arte búdico, expansión del arte greco-

romano, por ].P., con ^ glabs.. . . A orillas del Esla. El arte visigodo, por Julio Hoyos, con 4 grabs

Tomos Págs.

XII

XII

XII

XII

XII

XII XII

XII

XII

XII

XII XII

XII XH XII

Xil

XII XIII

XIII

XIII XIII

XIII-XIII

XIII XIII

XIII XIII

XIII

XIII

XIII

XIII

XIII

XIV

XIV

XIV

XIV XIV

XIV

XIV

XIV

XIV

XIV

45

65

315

322

375

423 657

681

771

849

897 905

929 944 971

1059

1137 41

99

161 176

195 225

226 273

468 519

809

- 897

1011

1068

1106

34

40

99

232 359

417

609

656

802

867

Tomos PágB.

Cerámica Japonesa, con 8 grabs.. . . XIV 897 La catedral de Reims, por J. P. 15 grs,. XIV 96.3 El monumento de Cavantes. Concurso

nacional de proyectas, con 13 grabs. XIV 1047 El Museo de Bellas de Barcelona. 7 grs. XIV 1136 El maestro Sorolla, por Manuel Mari-

nel-Io, con 12 gtabs. . . * , . . XV ., ,3 Exposición Irene Narezo de Beltrdn, : |

con 6 grabs . , . ) . ' . . ; XV. í,5 Las últimas exposiciones de Madrid,

con 12 grabs . . . . XV .. 87 El estilo mudejar en los techos españo- ••

les del siglo XVI, por ]. Pijoán, con . ,.l 19 grabs. . . . . . . . . . . XV 195

Notas de arte, con 38 grabs. . . . . XV 27,9 Imágenes de la vida y pasión de Cristo, ¡

con 13 grahá..: . . . . . . . . . XV 32,1 Mariano BcnHíure, por M;MarineI-Ip,

con 17 grabs.. . . . . . . . . XV ,387 El arte cartaginés en España. 30 grabs. XV í 483 El arte y la guerra, con 9 grabs. . . ; XV i 52,5 El proyecto de monumento a Cervantes i

de L. CouIIaut Valera, con 9 grabs. . XV 553 El Decálogo, cuadros de José Villegas,

con 13 grabs XV 64S, El II Salón de Arquitectura, con 5 grs.. XV 665 Cons/ruccráfz y ofiras, con 15 grabs.. . XV 756 Fríftargo monumcníaf, con 11 grabs. . XV 771 La catedral de Cuenca, por C. Huerta,

con 12 grabs XV 867 Los soldaditos de plomo, por O. Rittva-

gen, con 49 grabs XV 968 El Museo Alaulde Túnez, con 7 grabs. XV 1071 Heráldica o tratado del blasón, por Ig­

nacio Vicente Cascante, con 61 grbs. XVI 36 El nuevo hospital de San Pablo en Bar­

celona.— Exposiciones de arte en JWa-í/ntf, con 15 grabs . XVI 79

El pintor Marqués, por C. Pirozzini, con 8 grabs XVI 18$)

El Belén italiano de los duques de Me-dinaceli, — Nuevos edificios de Ma­drid. — Campanas alemanas. 10 grs. XVI 273

El condado de Benavente, por J. Hoyos. XVI 321 Dos edificios nuevos de Barcelona. —

Carolas Durand.— La iglesia de San­ta María del Mar, con 9 s,ts.bs.. . ., XVI 375

Odisea de un cuadro de Goya, por J. Ciervo, con un grab . XVI 423

El arte de Ceorge Minne. — Un cuadro de Marqués. ~ El pintor Ferrater. — Paisajes de Enrique Serra. 20 grabs.. XVI 465

La cerámica decorativa, por Daniel Zu- ' loaga, con 8 grabs. . XVI 513

Exposición de Arte francés en Barcelo­na, por Alfredo Opisso, con 27 grs. . XVI 545

La última exposición de Bellas Artes en Madrid, por Margarita Nelkcn. 7 grs. XVI 753

La Exposición de Artistas argentlnos.— Un cuadro de Oíli Roig, con 7 grabs. XVI 853

Techos limeños de estilo mudejar, por T. Castillo, con 11 grabs. . . . . XVI 963

Estatuas yacentes del siglo XV, por Eduardo R. Viñas, con 12 grabs. . . XVI 1003

Zuloaga en Fuendetodos, por Q. Fillol, con 10 grabs. XVI 1032

Busto de Cervantes.— El castillo de Pe-ñafiel.— Exposición de tapices en Za­ragoza.—El pinior Masriera. li %ts. XVI 1130

El palacio de Medlnaceli, por Q. Fillol, con 12 grabs XVIi 86

El maestro Villegas, por Manuel Mari-ncl-lo, con B grabs XVH 136

El enriquecimiento del Museo del Prado, por Margarita Nelken, con 6 grabs. . XVII 225

Page 54: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

iio8 HOJAS SELECTAS

El progreso urbano en Barcelona. 17 gr. 'Notas gráficas de actualidad. 37 grabs. . El dogma de la Inmaculada en Sevilla,

con 8 grabs Joyas arqueológicas de Zamora, por Ju­

lio Hoyos, con 11 grabs La obra del pintor Juan Cardona, por

Joaquín Ciervo, con 12 grabs. . . . Nuestros colaboradores en la Exposición

de Arte de Barcelona, con 2 í g r abs . . Segundo salón de humoristas, por Ma­

nuel Marinel-lo, con 19 g r a b s . . . . El arle románico en Zamora, por Julio

Hoyos, con 16 grabs Monumento al educacionista uruguayo

Várela, por J. C , con 6 grabs. . . . Las estatuas orantes. El arfe español,

por A. O. V., con 22 grabs Peritaje científico de los cuadros, por

J. Bayer, con 7 grabs Las bichas y verracos ibéricos, por P.

Bosch Gimpera, con 16 grabs. . . . XVIII La exposición Alenza, por M. Nelken,

con 6 grabs XVIII Li ciudad de Doña Elvira, por Julio

Hoyos, con 7 grabs XVIII Notas de arte, con A3 gtibs X V I I I Bartolomé Esteban Murillo, por M. Ro­

dríguez Codolá, con 9 grabs. . . . XVIII Los tesoros de Mérida, con 13 grabs. . XVIII Bl ex convento de dominicos en Valen­

cia, por el Dr. C. Sarthou. 17 grabs. XVII! Tallas japonesas de madera, con 7 grs. XVIII Retratistas españoles d; 1800 a 1850,

por Margarita Nelken, con 19 grabs . XVIII La capilla real granadina, por Miguel

Medina, con 7 grabs XVIII Bl escultor Elisas, por Joaquín Ciervo,

con 6 grabs XVIII La muerte interpretada por el arte. Cua­

dros funerarios, con 12 grabs. . . . XVIII Segovla. La ciudad del acueducto. 17 grs. X V 1!I Mariano Fortuny, por Joaquín Ciervo,

con 12 grabs. y un dibujo XIX La casa del Arcediano, por Buenaven­

tura Bassegoda, con 7 grabs, . . . XIX Notas de arte, con 24 grabs. . . . . XIX Las pinturas gótica y renacimiento en

la provincia de Castellón, por e! doc­tor Carlos Sarthou, con 41 g rabs . . . XIX

La Casa de convalecencia del hospital de Barcelona, por B . Bassegoda. 6 grs. XIX

Cruces caminales, con 12 grabs. . . . XIX Exposición de Arte en Baicetona. 8 grs. XIX La Exposición Nacional de 1920. 9 grs. XIX Muestras alemanas de liierro forjado,

con 10 grabs XÍX Bl castillo de la Geltrú, con 8 grabs. . XfX Carlos V desnudo, por Gil Fillol. 3 grs. XIX Bl arte en la república checo-eslovaca,

por Magda Donato, con 4 grabs. . . XiX Salón de Otoño en Madrid, por G, Fillol. XIX Tribunas halconeras, con 12 grabados . . XX Los patios de Mallorca, por B. Bassego­

da, con 15 id XX Notas de arte, por G. Fillol, con 19 grs. XX Bl Museo de Constantlnopla, con 17 id. XX Plantas artísticas, con 8 id. . . . . XX Exposición Antonio Parré, por Alfredo

Opísso, con 7 ¡d XX JS/aríc raí», con I I id XX Exposición de Primavera, por G. F. 5 id. XX Iglesias y campanarios toledanos, por

B. Bassegoda, con 17 id XX José Segrelles, con Tiú. . . . . . . XX

Tomos Págs,

XVII XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

257 372

419

483

579

641

652

771

949

963

1096

65

99 267

291 392

483 620

682

771

801

1002 1065

99

133 167

387

465 615 646 7S9

801 839 945

I04I 1127

129

195 261 291 329

358 387 465

518 550

Tomos P ig s .

Exposiciones de Arte, por G. Fillol, con 12 giabados XX 561

Aliares y retablos toledanos, por.B. Bas­segoda, con 10 id XX 585

La talla del marfil, con íí Id . . . . XX 610 Puertas antiguas de casas alemanas,

con U ¡J XX 706 Pilas bautismales, por B. Bassegoda,

con 16 id XX 714 Pulpitos notables, por B. Bassegoda,

con 9 id XX 849 El arte de las tribus indias del A^or-

Ofste d-íAmíríca, por J. Pijoan. 16 grs. XX 867 Los Rolandos alemanes, con 14 id. . . XX 900 El palach del margues de Cerralbo,

con 12 id XX 963 Una visita al Museo de Brema. \0 ii. . XX 1001

BIOGRAFÍA . : ., -

Don Alfonso Xni, por Roberto de Pa­lacio, con 24 grabs

El general Prim, por C. de Campflorit, con 14 grabs

La emperatriz Josefina, por A. Bonilla y SaiiinarKn, con 9 grabs.

Edmundo Ro>tand, por F. Menefrler, con 4 grabs

Guillermo Shakespeare, por A. Opisao, con un retrato y 2 dibujos

Jorge Wdshinglon, por id., con 2 grabs. Don Diego Veldzquez, por id. 2 g rabs . . Galilea Calilei, por id., con 2 grabs . . Napoleón Bonapart", pot id., con 2 id . . Don José de San Martin, por Roberto

J. Payró, con dos grabs Luis van Beelhoven, por A. Opisso, con

un retrato y un dib Pedro el Grande, por id., con 2 g r a b s . . Emilio Castelar, por id,, con 5 grabs. . Miguel Aiii¡el Buonarroll, por id. 2 grs. Federico el Grande, por id., con 2 grs. , Juan Gu'enberg, por id., con 2 grabs. . Miguel de Cavantes, por id., con 2 grs. Dante Alighleri, por id., con 2 grabs. . Z.1ÍÍÍ Pastear, por id., con 2 grabs. . . Jerónimo Savonarola, por id. 2 grabs. . Pablo de Tarsos, por id,, cor» 2 grabs. . Abraham Lincoln, por id., con 2 grabs. Cristóbal Colón, por id., con 2 grabs. . Benjamín Fránklin, por Roberto J. Pay-

ró, con 3 grabs Isaac Nev.'!on, por A. Opisso. 2 grabs. . Juan Wolfango Goethe, por id. 2 grabs. Santiago Watt, por id., con 2 grab,s.. . Heriberlo Spencer, por Id , con 2 grabs. Gustavo Wasa, por id,, con 2 grabs. . Otón de Bismarck, por id., con 2 grabs. Hernán Cortés, por id., con 2 gr.ibs. OUvirto Cromwell, por id., con 2 grabs. Bartolomé B. Murillo, por id. 2 g rabs . . Marco Tulio Cicerón, por id,, con 2 grs. Carlos de Llnné (Linneoj, por id, 2 grs . Conde de Cavour, por id., con 2 g rabs . . Vasco de Gama, por Id,, con 2 grabs. . Guillermo Tell, por id., con 2 grabs. . Juan W. Mazarí, por id., con 2 grabs. . Jaime Balnies, por id., con 3 grabs . . . Melchor Gaspar de Joveltanos, por id„

con 2 grabs. , , Simón Bolívar, por E. Descliauíps, con

u:i retrato y 4 dibulos de J. Pey. . . Don Francisco Ooya y Lucientes, por

A. Opisso, con dos grabs, . . . .

I 387

II

111

VI

VII vil VII vil VII

va VII VII vil VII VII VII Vil VIII VIH VIII VIH VIII VIII

VIH VIII

vm VIH VIII

vm IX IX IX !X IX IX IX IX IX IX IX

IX

X

X

1059

99

171

53 154 243 312 433

535

602 697 737 794 917 1008 1032 56 134 232 347 442 529

596 691 784 911 1019 1068 38 115 212 305 399 499 593 689 785 832 1009

1072

38

!09

Page 55: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1109

Carlos Darrvln, por Alfredo Opisso, con 2 grabados

Rafael Sanzio, por id., con 2 grabs.. . Fray Bartolomé de las Casas, por id,,

con 2 grabs Carlomagno, por id., con 2 grabs. . . Juan Sebastián Bach, por id. 2 grabs, . Pericles, por id., con 2 gr^bs Luis Camoens, por Id., con 2 grabs.. . David Livingstone, por id., con 2 grabs. Hipócrates, por id., con 2 grabs. . ., . Benito Juárez, por id., con 2 grabs.. . ¡Ricardo Wagner, por id., con un retrato

y 2 dibs. de J. Pey.. . . . . . . . Carlos III, por id., con 2 grabs. . . . Lord Byron, por id., con 2 grabs.. . . Magallanes, por id., con 2 grabs.. . . Homero, por id., con 2 grabs Renato Descartes, por id., con 2 grabs. J. Federico Schiller, por id., con 2 grabs. Demóstenes, por id., con 2 grabs.' . . Horacio, por id., con 2 grabs Claudio Galeno, por id., con 2 grabs. . Fray Luis de León, por id., con 2 grabs. /osií Verdi, por id., con 2 grabs. . . . El general Concita, marqués del Duero,

con 8 grabs La emperatriz Eugenia, por Angci Gue­

rra, con 5 graba..y un dib. de J. Pey. Natalia de Servia, por id., con 6 grabs. La emperatriz Carlota, por id., con tres

grabs. y un dib Sofia de Ñápales, por id., con 6 grabs. Amelia de Portugal, por id , con 8 gra­

bados y un dib Mme. Tallien, por Anita Marín. 3 grabs. Porfirio Díaz, con un grab.. . . . . Rubén Darlo, por Alfonso JVIaseras, con

un grab Kaimundo Lulio, por M. Rubio y Borras,

con 5 grabs Ecltegaray, por J. Pablo Ribas. 2 grabs. Enrique Prat de la Riba, con 3 grabs. . La hija del Caribe (Trinidad Padilla),

por Maria Luisa .Castellanos. Un rtr. Elisa Ferrari, por id., con un retrato. . Josefina Smhit de Sanfuentes, por id.,

con un retrato Dolores Sdncliez-Granados, por id., con

un retrato Carlos Caldo Spano y Carlos Octavio

Blinde, con 2 retratos.. . . . . . . Gyp (novelisla contemporánea). Un rtr. Margarita Nellcen, por María Luisa Cas­

tellanos, con un retrato Músicos españoies, por IWargarita Nel-

Itet), con 20 grabs. El presidente de México, Venustiaiio

Carranza, por T. del Olmo. Un retr. Adela Rodríguez Rlvadeneyra, por Ma­

ría L. Castellanos, con un retrato. . Elena Edwards de López, por id. 1 retr. Elvira Santa Cruz, por id , con un retr. Luisa Pérez de Zambrana, por id. 1 retr. Franz Liszt, por M. Nelken, con 6 grabs. Magda Sudermann, por María L. Caste­

llanos, con un retrato . Marta Margüelles Romano, por id.,

con un retrato i . La vizcondesa de Campo-Grande, por id.,

con un retrato, Carlota Renfry de Kldd, por Id. Un rtr. Teresa Wilms Monlt, por Id., con un "rtr. Benito Pérez Galdós. — Miguel de ¡os

Santos Oliver, con un.grab. y 2 retrs. XIX

Tomos

X X

X X X X X : X X X

XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI

XII

xm XIII

Xlll XIII ©

XlIl XIV XIV

XV

XV XV XVI

XVII XVII

XVII

XVII

XVII XVII

XVII

XVII

XVII

XVIII XVIII XVIII XVIII XVIII

XVIII

xvm

XVIII XVIII XIX

Fágs.

258 363

493 545 678 773 866 939 1036 1163

58 122 252 316 408 504 604 698 786 923 1012 1106

225

3 129

231 331

417 591 741

266

397 950 853

144 298

406

747

s-ie 860

984

1063

1142

149 208 331 400 518

521

585

688! 1089

6

XIX XIX XÍX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX

XX XX

XX XX XX

10 139 225 322 417 487 611 714 808 1O04

85 364

462 569 848

XX 935

73

. ' Tomos Fág.s.

LOS GRANDES HOMBRES CUANDO ERAN PEQUEÑOS' '*

Santiago Ramón y Cajal, por Fernando Luque, con 14 grabs \ . .

Amadeo Vives, por id., con 7 grabs. Miguel Moya, por id., con ,5 grabs. . . Armando Palacio Valdés, por id. 7 grs. Joaquín Sorolla, por id., con 5 grabs. . Pío Baraja, por id., con 11 grabs. . . Manuel Linares Ribas, por id. 4 grabs. Enrique Borras, por id., con 7 grabs. . Mariano Benlliure, por id., con 6 grabs. . Antonio Maura, por id., con 6 grabs. .

El nuevo Presidente de Chile. Un retr. . Don Eduardo Dato, con 3 grabs.. . . Muerte de la ex emperatriz de Alema­

nia, con 5 ítabAáos. . . . . . . Miguel de los Santos Oliver, con un id.. Bartolomé Mitre, con un retrato.. . . Tomás Alva Edison, por A. O. Viñas,

con un dibujo de J. Pey

CIENCIAS

Estadística de fuerzas, por José Eche-garay, con 14 grabs. . . . . . .

Algo sobre la física lunar, por José Co­mas Sola, con 6 grabs

La duna de Torroella de Montgrl, por R. Pulg y Valls, con 8 grabs. . . .

El aire liquido, por E. Mascareflas, con 12 grabs

Los explosivos, por J. Ecliegarayj con 2 grabs. y 3 dibs. de J. Diégu; z. é .

La navegación submarina, poi J. Boyer, con 14 grabs

El alud de la Téte-Rousse, por R. Pulg y Valls, con 7 grabs .

El ecl pse total de sol de 30 de Agosto de/905, por José J. Landerer. . . .

Inmunidad contra las corrientes eléctri­cas, con 4 grabs

Orígenes y progresos de la navegación aérea, por J. Boyer, con 24 graba.. .

Telefonía sin itilos, por Joaquín, Usu-náriz, con 12 grabs. . . . . . .

La tracción tangencial. Nuevo sistema de locomoción eléctrica, con 4 grabs.

Viaje a dos sanatorios «atóos, por Mar­cos Jesús Bertrán, con 10 grabs. . .

Hemerologia o Ciencia del calendario, por R. Miquel y Planas, con 13 grbs.

Las escuelas dd Ave-Maria, por Fermín de Panlagua, con 9 grabs

Fauna y flora peculiares de la numis­mática española, por E. Reyes Prói-per, con 77 monedas antiguas.. . .

La telefonía novísima en Alemania, por L. Rainakers, con 4 grabs

El para-proyectiles Benedetti, pot Ra­fael Símboli, con 10 grabs. • . . .

El radio y los fenómenos de radiactivi­dad, por L. Ramakers, con 7 grabs. .

La curación del lupus par medio de la /M2, con 5 grabí.. . . . . . . . . .

En las cavernas de Francia, por Jacobo Boyer, con 15 grabs. . . . . . . .

Tracción eléctrica por el sistema de trole sin carriles,"poi E. Ouarini. 13 grabs.

Los modernos proyectiles de guerra y sus efectos, ppr el Dr. Salvador Car­denal, con 25 grüb.!

Pruebas de tracción eléctrica a gran ve­locidad,, con un grab

I

I

I

I

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II

II

II

II

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111

111

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483

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874

1110

49

65

337

429

443

525

540

609

631

709-

759,

Page 56: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

i n o HOJAS SELECTAS

Las maravillas de la tierra, con 10 grs. Casa giratoria para la curación por

medio de la helioterapía, por L. Ra-•'makers, con 5 graba

El torpedo en las guerras modernas, por E. Emerson, con 8 grabj. . . .

El eclipse total de sol del 30 de Agosto de 1905, por J, Laiiderer, con 2 grab3.

Las salinas de Cardona, por S. Th3s y Codina, con 14 grabs

Maniobras eléctricas en los baques, por L, Ramakers, con 14 grabi

El túnel más largo del mando, por Ra-fiel Síniboli, con 12 grabi

Las modernas armas de la reina de las '• batallas, con II grzbi

Amenidades de la Ciencia, por Mariano D. Berrueta, con 3 dibs

Los sordo-mudos y ciegos, por M. Carre­tero, con 12 grabs

Estudios y observaciones del eclipse so-'lar, con 12 grabj

La cirugía estética en nuestros días, por el Dr. Morré, con 4 grabi

Congreso antituberculoso de París. 3 gr. Progresos de la locomoción a vapor,

con 8 grabs Progresos de la locomoción eléctrica,

con 10 grabados La mina del Espirita Santo en la co­

marca del Darién, con 10 grabs. . . La erupción del Vesubio, con 7 grabs. . La eleclrlcidad en las minas, por E.

Guarini, con 8 grabs . La corteza terrestre y ¡os volcanes, por

Emilio H. del Villar, con 18 grabs. • Las manchas solares y las conmociones

terrestres, con 4 grabs El ozono y sus aplicaciones industriales,

por E. Guarini, con 8 grabs. . . . La telegrafía sin hilos, por E, Guarini,

con 14 grabi Los terremotos de Chile, con 9 grabs. Nueva facultad de Medicina y hospital

Clínico de Barcelona, con 8 grabs. . La microestruetura del hierro en sus

aplicaciones a la industria, co:i 6 grbs. Ferrocarril funicular de Vallvidrera,

con 4 grabi Paleontología lacaya, por Narciso Al-' berti, con 13 grab idos. . . , . .

Travesía del Sena por la línea del Me-iropolllano, con 4 grabs

Estación ambulante radL-telegrdfica, con 3 grabs.

El conmutador telefónico Lorimer, por J. Brussel, con 4 grabj

interesantes experimentos de higiene industria!, con 5 grabs

Maravilloso invento giroscópico, pjr J, Brussel, con 4 grabs

Estudio histórico de los cometas, ñ grbs. Los proyectores eléctricos y su funcio­

namiento, por M. Rublo, con 8 grabs. Novísimo invento fonográfico, por L. Ra­

makers, con 6 gribs Procedimientos empleados en la cimen­

tación de los araña-cielos, con 18 grbs. Conquistas del ingenio, con 19 grabs. . Paleontología lacaya, por N. Alberti,

con 26 grabi. Cómo nos engañan los sentidos, 11 grs. Conquistas de la ciencia, por E. Cánip-

bell, con 7 grabs La estabilidad en lo ¡iiestable,.CQn 5 gr.

Tomos Págs.

111

111

IV

IV

IV

IV

IV

IV

ÍV

IV

IV

IV IV

V

V

V V

V

V

V

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V V

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VI

VI

VI

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VI

VI

VI

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818

195

24S

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1005 1029

115

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301 449

529

6T5

811

• 816

891 1025

1142

41

65

124

16T

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320

35ff

TTt 874

1089

184

291 369

417 483

617 65J

Maravillas de ¡a electricidad, por J. B. van Brassel, con 14 grabs

Relojes de sol, por R, I, Geare. 12 grbs. Curiosidades religiosas del Thibet y de

la India, por F. Cliiiient, con 10 grbs. Los terremotos di Üalia, po¡ ¡. Comas

y Sola, con 19 grabs Nieves alpinas, porN. FoiitSagué, Pbro..

con 5 grabs Cómo nos engañdn los sentidos- 18 grbs. Los terremotos de Sicilia y Calabria, por

N. Font y Sagué, Pbro., con 8 grabs.. La civilización en marcha, con 7 grabs.. La conquista del aire, por F. Climent

Terrer, con 13 grabs Nuevas aplicaciones de las ondas eléctri­

cas, por F. Savorgnan de Brazza. 7 gr. Supersticiones remanentes en medicina,

con 5 grabs Los nu:vos cañones de la casa lirupp,

por J. Brussel, con'5 grabs influencia de les metales en el sistema

nervioso, con 2 grabs Composiciói del cuerpo humano. 9 grbs. Los instrumentos milenarios del hombre,

por Hudson Máxim, con 5 grabs. . . El gran cometa de 1910, por J. Comas

Sola, con 2 grabs. y un dib El cometa de Halley, por J. Comas Sola, • con 7 dibs

Efectos de sombra, por Giillernio Ackroyd, con 12 dibs

Invenciones contemporáneas, por 1. Brus­sel, con ft grabs

Bl sol y la luz en medicina, con 2 grabs. El aparato salvavidas en los buques sub­

marinos, por id,, con 8 grabs. . . . Últimos terremotos en Europa y Améri­

ca, con 5 grabs. y un mapa,. . . . Anestesia eléctrica, por id., con 4 grabs. Transmisión de la hora a 3.000 kilóme­

tros de distancia, por J. Boyer. 6 grbs. Las montañas flotantes de hielo, por

N. Fonf y Sagué, Pbro., con 10 grabs. El nuevo remedio «606*, por el Dr. O.,

con 4 grabs Enfermedades contagiosas de los meta­

les, por J, Boyer, con 8 grabs. . . . Los latidos del cirazún fotografiados a

distancia, por J. Boyer, con 4 grabs.. Estadislicas expresivas, por Federico

Rahola, con 5 dibi. de R. Opisso.. . Nuevo cable submarino, con 7 grabs. . El problema del nitrógeno, porj. Pueyo

Luesma, con 8 grabs El meridiano de Greemvich en Francia,

con 8 grabs .• . . . ¿as aguas potables de Pittsburgo, pot

J. Brussel, con 12 grabs. . . . . . La hora oficial en los Estados Unidos,

por J. Brussel, con 7 grabs Bl mejoramiento de los obreros, por

J. Brussel, con 14 grabs Lü modificación del calendario, por

F. Rahola, con 4 dibs. de R. Opisso. . El rendimiento de la máquina humana,

por J. Boyer, con 8 grabs El trabajo del agua. Las maravillas de

bajo tierra, por José M. Co de Trióla, con 13 grabs

Oula y templanza, por Hook»r. 6 grbs. Los prodigios de la estática, con 9 grbs. Modulaciones del rostro humano. 8 grs. La lucha contra la viruela, por ¡. Boyer,

con 12 grabs.. :. . . , . ,. .. , XII 202

Tomos

Vil Vil

VII

VIH

VIII VIII

VIH VIII

VIII

VIII

VIII

VIII

VIII IX

IX

IX

IX

IX

IX IX

IX

IX IX

IX

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IX

IX

IX

X X

X

X

X

X

X

XI

XI

XI XI XI xt

Págs.

705 907

973

177

204 225

281 291

849

963

1000

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1142 44

133

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362

417

492 568

619

649 71T

780

803

1048

1058

1134

109 187

477

509

537

634

819

81

109

321 332 458 989

Page 57: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL W 1 1

La escuela mililarde West-Polnl. 8 gtbs. Nuevo elcclro-imán para ocallsias, par

J. Brussel, con 4 grabs La producción, del oro, conundlb, . . El jubileo del Instiluto Pastear. 12 grbs. Estado actual de la telegrafía sin hilos,

por Eloy Noriega, con 2 dibs. . . . La ciudad encantada. Cuenca, pot César

Huerta, con 6 grabs La institución Carnegie de V/dsliingíon,

por J. Brussel, con 13 grabs. . . . Los materiales de escritura a través del

tiempo, por R. I. Oeare, con 13 grabs. La instalación radlotelegrdflca del Ini-

perdtor, por J. Brussel, con 4 grabs.. LT artillería en la guerra actual, por

Warrior, con 10 grabs Séllales electro-especulares en la avia­

ción. Ancora para dirigibles. 6 grabs. Proyectiles y explosivos, con 13 grabs. . Artificios de guerra, con 9 grabs.. . . Póívora y cañoítes, con 12 grabs.. . . La flota aéreaitaliana,pot'V\7.zín\,9&. Las fuerzas Invisibles,poi Amado Ñervo,

con un dib, de J. Ttladó Modernos artefactos di guerra. 13 grbs. Grupos tipleas de aborígenes america­

nos, por R. L Oeare, con 13 grabs. . Canopus, por Amado Ñervo, con un grb. Instalación aerodinaniométrica de Eiffel

en Parts, por J. Brussel, con 5 grabs. Polígonos de prueba para el material de

artillería, por J. Boyer, con 8 grabs. . Plañías aromáticas silvestres, por R. I.

Geare, con 3 grabs.. . • . . . . La vida en las trincheras, con 9 grab-.. Nuevos progresos de la radiotelegrafía,

por J. Boyer, con 8 grabs El cañón rey de las batallas. 21 grabs.. Submarinos y aeroplanos, con 11 grabs. Propiedades atribuidas a la turquesa,

por R, I, Oeare, con 6 grabs. . . . Artificios de ia guerra, con 17 grabs. . La reeducación auditiva, con 4 grabs. . Artificios pedagógicos, con 3 grabs.. . El triunfo del cañón, con 17 grabs. . . Historia de la ametralladora, por]. Bo­

yer, con 11 grabs La desnivelación de sexos, por A'fcñique,

con 2 dibs, de R. O p i s s o . . . . . Las subsistencias y la guerra, con 6 di­

bujos de R. Opisso En el aire y el mar. Naves y aeronaves,

con 16 grabs Hábitos nocivas y malas costumbres, con

2 dibs. de R. Opisso Potencialidad económlcade los seis gran­

des estados beligerantes, con 2 dibs.. La cirugía en la guerra, con 8 grabs. . La telegrafía simultánea, con 7 grabs. . La guerra en los aires, con 10 grabs.. . La gimnasia terapéutica, con 5 grabs. . Examen psicoflsico de los aviadores, por

J. Boyer, con 7 grabs. . . . . . . El nuevo Eldorado, con 4 dibs. de Ri­

cardo Opisso. . . . -Los illtlmos Congresos españoles. 12 grs. El cataclismo de San Salvador, con 8 gra­

bados y 3 croquis. . . . . . . . Observacioner, astronómicas, con 3 grbs. La guerra en el aire y bajo el mar, 11 grs. Meditaciones astronómicas, porT.Ven-

drell, con un grab. y 2 dib? Arqueología americana, con 5 grabs. . £1 canal del Lozoya, con 10 grabs. . .

Tomos

XII

XII XII XIl

XIII

xni

XIII

Xlll

XIII

XIll

XIII

xm XIV XIV XIV

XIV XIV

XIV XIV

XIV

XIV

XIV XIV

XIV XIV XIV

XV XV XV XV XV

XV

XV

XV

XV

XV

XV XVI XVI XVI XVI

XVI

XVI XVI

XVI XVI XVII

XVII XVII XVII

Paga.

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492

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1094 1134 65 280 300

470 552

705 724

809

870

894 902

993 1098 U21

125 225 234 291 328

421

695

796

809

893

1178 108 195 327 391

483

532 654

936 1096 129

211 232 300

La cultura física en El Salvador, por A. Ramírez Peña, con 4 grabs.. . .

Bl espacio y el tiempo, por Alfeñique, con 4 dibs. de R. Opisso

El adelanto científico-industrial. 11 grs. Perfeccionamiento de los Inslrunentos

geodésicos, por J. Boyer, con 10 grabs. Nuestro 'Egipto americano», porj. Ga-

lindo y Villa, con 5 grabs. . . . . La medición del tiempo, con 6 grabs. , La pirámide invertida, por P. S., con 5

dibujos de J. Triado. . . . . . . Ciencia de la Salud. El año higiénico, ^oi

A. Opisso. 12 artículos; el primero.. El esfuerzo científico de Inglaterra du­

rante la guerra, por J, Boyer. 12 grbs. Últimos progresos de la aviación. 7 grbs. Buques partidos por la mitad, por J. Bo­

yer, con 7 graljs Retiros obreros, por Alfeñique. 4 dibs.. ¿as energías del cuerpo humano, por Al­

feñique, con 5 dibs. de A. Jarque.. . Medición de la velocidad del sonido, por

J. Boyer, con 10 grabs Los balnearios Japoneses, con 12 grabs. Dime lo que comes, por Alfeñique, con

5 dibs. de A. Jarque. . . . . . . La difusión de los Idiomas, por Alfeñi­

que, con 5 dibs. de A. Jarque. . . . Medición de las sensaciones, por J. Bo­

yer, con 10 grabs La aerosldtlca a principios delsiglo XVIII,

con 5 grabs. . . . . . . . . . Comunicación interplanetarla. 3 grabs,. Telefonografla inalámbrica. 12 grabs. . El albinismo en el hombre y los anima­

les, con 4 grabs Aparatos eléctricos para sordos. 6 grabs. Curiosidades déla naturaleza, con 8 Id. Alimentos exiraños, con 22 id.. . . . El centenario de la máquina de calcular,

por J. Boyer, con 12 id Monumentos megalítlcos de Francia,

por id., con 10 id. . . . . . . . , Curiosidades del reino animal. 8 Id.. . La moderna Paleontología, por Jacobo

Boyer, con 12 id Curiosidades zoológicas, con 13 id. . . Los acorazados del reino animal. 5 id..

COSTUMBRES P O P U L A R E S

Los chinos y sus costumbres, con 12 grbs. Las corridas de toros en Portugal. 6 grbs. El Corpus en Burgos,,pot A. Salva, con

4 dibs. y 10 grabs Representaciones populares del Naci­

miento de Cristo, con 10 g,iai)s. . . El litio en Extremadura alta, por García

Plata de O ima, con 6 grabs.. . . . Alcañlz en Viernes Santo, por Manuel

Díaz de Arcaya, con 7 grabs. . . . El drama de la Pasión en Oberammer-

gau, por A. Q,ircfa Llansó. 5 grabs. . Cómo se Casan los vecinos de Plougastel

(Bretaña), con 4 grabs • La romería de Tejares, por C, Oomis,

con 8 grabs . . • El Conceja, por Julio Puyol, con dibujos

de N. Méndez Briuga El Cake-Walk (danza de negros), con

dibujos de R. Marín Tres Nochebuenas, por C. Oomis, con 3 . dibujos de Carlos Vázquez

Tomos Págs.

XVII 398

XVII XV!I

xvn

XVII XVII

xvni

XVIII

XVIIt XVIII

•XVIII

xvín

XVIII

XVIII XVIII

xvni

XIX

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XIX XIX XIX

XIX XX XX XX

XX

XX XX

XX XX XX

537 707

801-

86T 904

3

60

200 263

38T 508

635

673 712

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1098 70 181 225

299

393 429

579 617 856

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11

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506

625

849

U 1067

Page 58: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

i n 2 HOJAS SELECTAS

La Semana Santa en Marchena, por To­más Mendigufia, con 12 grabs . . .

De romería, croquis madrileño, por Luis Gabaldón, con 3 grabs

La festividad del Corpus en Madrid, por julio Poveda, con 4 grabs

¡A la aceituna/, por R. García-Plata de Osma, con 3 dibujos de L. C. Valera.

El nacimiento de Cristo representado es­cénicamente, con 11 grabs

La sardana ampurdaiiesa, por Francesc Pujol. 4 dibs. de R. Opisso y 3 grabs.

La fiesta del triunfo cristiano, por Fe­derico Climent Terrer, con 10 grabs..

Una vendimia en Castilla, por Q. Martí­nez Sierra, con 7 grabs

La mi Nochegüeña, por R. Garda-Plata de Osma, con un dib. de C. Vázquez.

Lacara de Dios, por G. M, Sierra. 6 grbs. El cutio de los muertos a través del tiem­

po, con 20 grabs Los Carnavales de antaño, por F. Cli­

ment Terrer, con 21 grabs La fiesta de los crisantemos en Kobe,

por A. García Llansó, con 4 grabs. , La muerte del Inca, por Alcides Argue-

das, con uii dib. de Gosé y 3 grabs., Cómo se llevan las criaturas, por F. Cli­

ment Terrer, con 15 grabs La Serenata de San Nicolás, por Alfefli-

que, con 3 grabs Procedimientos de tatuado, por R. I.

Giare, con 6 grabs Cómo curan los chlppewas a sus enfer­

mos, por R. I. Qeare, con 4 grabs.. . Por la España desconocida, por Julio

Arija, con 13 grabs Manjares extraños de diferentes pueblos

delglobo, porjacobo Boyer. 21 grabs. Lü procesión de los espiritados en Jaca,

por Ignacio V. Ciscante, con 9 grabs. Deportes de los indios norte-americanos,

por R. I. Geare, con 8 grabs. . . . Fuentes públicas urbanas, por Ignacio

V. Cascante, con 18 grabs Los estudiantes en Alemania, por Ma­

nuel de Montoliu, con 8 grabs.. . . Las fiestas provenzales de Arles. 5 grabs. Las momias reales del Perú, por F. de

Reitzenstein, con 4 grabs El mes de Diciembre en la antigua Lima,

por R. Palma, con un dib. de J. Pey.. Notas de Carnaval. Fiestas reales de

antaño, con 7 grabs Los carnavales de hogaño, por Anita Ma­

rín, con 6 grabs La rondalla, por B. Morales San Mar­

tín, con un dibujo de R. Opisso. . . Supersticiones en Medicina. 18 grabs. . El peyote entre los indios mexicanos,

con 2 grabs Sevilla y sus fiestas religiosas, por José

López de Flores, con 5 grabs.. . , Albergues y refugios, con 30 grabs.. . Literas y palanquines, con 8 graba.. . El Coya, por A. Sux, con dibs. de J. Pey. La coronación del Mikado, con 9 grabs. Los funerales en Extremo oriente. 7 gr. Costumbres funerarias de los salvajes,

por R. I. Geare, con 10 dibs. . . . La infancia Japonesa, can 8 gtsbs, . . El año nuevo en Buenos Aires, por Ale­

jandro Sux, con 4 grabs El matrimonio en diferentes épocas y

países, con 35 grabados.. . , , ,

Tomos

III

III

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I!I

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IV

IV

IV

V V

V

VI

VI

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XI

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XII

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XIII

XIII

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XV XV

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1003 1059

1142

3

Tomos Págs.

Momo en Buenos Aires, por Alejandro Sux, con 3 dibs. de B. Qili y Roig. . XVII 99

La romería de Valme, con 4 grabs. . . XVII 474 Una tarde en Sania Anita, por Carlos

Barajas. 3 grabs. y un dib, de J. Pey. XVlt 909

CUENTOS T L E Y E N D A S

La sortija encantada, con 4 grabs. . . I 295 ¿afirmo, por Apeles Meslres, con 48 di­

bujos del autor I 441 Lluvia de cuernos, por R. Palma, con

3 dibs. de Apeles Mestres I 701 La fortuna áe Aldeabuena, por Zeda,

con 8 dibs. de F. S. Covísa. . . . I 1066 Don de Reyes, por G. Martínez Sierra,

con 3 dibuios de Méndez Bringa.. . II 60 El fiambre aguza el ingenio, por Luis

G. Salvador, con 3 dibs. de Cornet.. II 12T El pescador generoso y el centinela bur­

lado, con 5 dibs. de Murray. . . . II 445 El jubón de Fernando el Católico, por

A. Pérez Nieva. 3 dibs. de C.Vázquez. II 488 Doña Inés de Castro, por F. Cliinent

Terrer, con 8 grabs ÍI 675-Una moda que no candió, poT Ricardo

Palma, con 2 dibs. de A. Mestres. . II 702 El trébol y el alud, por J. Menéndez,

con 4 dibs. de F. Xumetra II 753-La lámpara de Aladlno, por M. R. Blan­

co BaJmonie, con 3 dibs. de Valera. II 86T El amuleto, por Julio V, Toniey, con

3 dibs. de C. Cornet II UOS El Caramillo, por A. Mestres. 5 dibs. . III 9 El puente del atablo, por F. de Iracheta,

con 2 dibs. de J. Diéguez lll 312 La última rubia, por Clemente Palma,

con 3 dibs. de R. Opisso III 531 El peso de la honradez, por R. García

Plata de Osma. 3 dibs. de A. Mestres. III 705-Infante, arzobispo y mártir, por el conde

de Cedillo, con 6 dibs. deVarela. . III 771 La hlia del Consejero, por A. Opisso,

con 4 dibs. de C. Vázquez lll 108& La herencia del iio Roque, por F. Luis

Obiol», con 6 dibs. de L. C. Valera. IV 593 ¡Anji-jdl, por R. Garda-Plata de Osma,

con 2 dibs. de C. Vázquez. . . . . IV 686 -El hada de los sueños, por M. Escuder,

con 6 dibs. de L. C. Valera IV I08T Cuando se puede ser terco..., por J. V.

Tomey, con un dib. de Cornet.. . . IV 1121; Cuento de lobos, por O. Martínez Sie­

rra, con 2 dibs. de S. Regidor. , . V 14 A-B-C, por Apeles .Mestres. 29 dibs,

impresos en negro y 3 colores. . , V IT El cocinero y el gato, por J. Carlos Bru­

na, con un dib. de Apeles Mestres. , V 849> £/a6o/er¡go, por id. e id V 951 El loco y su sombra, x>or \á. e. \á. , , V 1041 La conciencia, por id, e id V 107& Laforluna y los tres compañeros, por

id., con 2 dibs. de id VI 10 Lágrimas y bombones, por id. e Id.. , VI 147 El suicidio, por iú. z\á VI 223 Ernesto y Germán, pot iá. ^M. . . . VI 305 Ascensión y descenso, por id. e id. , , VI 446 El concierto europeo, por id. e id. . , VI 506 Zapatero... a tu zapato, por /d. e id. . VI 639 La igualdad, por id. e id VI 701 El mono miope, por id. e id VI 785-En la oposición y en el poder, por id. . VI 915 La avaricia, por id e id VI 686 Recompensas tardías, por id. e id. . . VI 1112. ElcmsrísodelascoloTraa,pQi\iX.ald. VI 1H4-.

Page 59: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL I I I 3

Et librillo de la Jambre, por R. García Plata de Osma. 4 dibs. A. Mestres. .

El Peral, por Apeles Meslres, traduc­ción de R. Marquina, con 25 dibs. •.

Pilosofla infantil, por ]. Carlos Bruna, con 2 dibs. de M. Feliu d'Lenius.. .

Cuento de amor, por Emilio Muñoz, con 2 dibs. de Carlos Vázquez. . .

Cuento de Reyes, por José Francés, con 2 dibs. de Luisa Vidal

La desposada del mar, por B. Morales San Martin, con 2 dibs. de J. Pey. .

El ¡trio azul, por id., con 2 dibs. de id. El triunfo de San Bartolo, por M. A.

Fuente, con 3 dibs. de A. Mestres. . El Cristo de Huamantanga, por Ricardo

Palma, con un dibujo de j . Pey. . . La htja del poeta, por B, Morales San

Martín, con 2 dibs. de J. I^ey. . . . El soldado encantado, por Wásliington

Irving, con 3 dibs. de A. Mestres.. . Ensueño. Cuento de la zagala duquesa,

por F. Trujillo. 8 dibs. de Regidor. . El Mahuari, por Alejandro Sux, con

2 dibujos de ] . Calderé El arriero y el diablo, por E. Marcbal,

Pbro., con un dib. de J. Pey. . . . La poesía del recuerdo, por A. Martínez

Olmedllla, con un dib. de G. Camps. Pin-Pin segundo, por F. Trujillo, con

6 dibs, de P. Antequera Azpii i. . . La casa del ahorcado, por I. Ruiz de

Esparza, con 3 dibs. de J. Calderé. . En todo, amor, por Jesusa Alfau, con 2

dibs. de A. Huertas Perlas de Oriente, por Magdalena S.

Fuentes, con un dib. de J. Cabrinefy.. El hallazgo, por B. Morales San Mar­

tin, con un dib. de F. Labarta.. . . La poesía que pasa, por B. Morales San

Martin, con un dibujo de F. Labarta. Los tres hermanos y los nueve gigantes,

por T. Llórente Falc6, con 3 dibs. da R. Opisso

La tragedia de Pellica Rabia, por Manuel Marine'.-lo, con 4 dibs. de R. Opisso,

El castillo maldito, por Ignacio Ruiz Es­parza, con 2 dibs. de J. Pey. . . .

La venganza de las llamas, por María Luisa Castellanos. 2 dibs. Segrelles.

Justicia del rey, por Enrique Feyjóo y Rubio, con 2 dibujos de ]. Segrelles.

Tesoros inútiles, por Manuel Marinel-lo, con 4 dibs. de R. Opisso

Abenhamet y Zoralda, por J. López de Flores, con 4 dibs. de J. Segrelles. .

La promesa del diablo, por Juan Oller Pinol, con 2 dibs. de J. Segrelles.. .

El cuento de los tres hermanos, por T. Llórente, con 5 dibí. de L. Auglada..

Al calor del nido, por F. Trujillo, con 2 dibs. de S. Regidor

El edicto de MIztfuff 11, por Luis Qabal-dón, con 2 dib-. de C. Cornet.. . .

El rosal del milagro, por F. Trujillo, con 2 dibs. de M. Feliu d'Lemus. . .

El collar de turquesas, por Anita Ma-rin, con 2 dibs. de I'. Labarla. . . .

Calilarco, por A. Maseras. Un dib. Pey. La reina de la Cava, por Luis Fernán­

dez Garda, con 3 dibs. dé Apa. . . La mejor conquista, por Federico Tru­

jillo, con 4 dibs. de J. Junceda.. . . El asado de potranca, por Alejandro

Sux,. con un dib. de J. Pey. . . . .

Tomos

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VIII

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XII

XII

XII

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XII

XII

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XIV

XIV

XIV

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XV

XV

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691 823

882

979

990

La torre de Lujan, por E. Feyjóo, con un dib. de J. Segrelles y 3 grabs.. .

El pájaro de la hija del rey, por M. Alon­so Acuña, con 2 dibs. de L. Angiada.

Cuento de celos, por E. Pérez Castellví, con 2 dibs. de M, Feliu d'Lemus.. .

El oro del rio, por Pedro Luis de Cal­vez, con 2 dibs. de Apa

Lo que conviene a casa viene, por M. Mendoza, con un dib. de J. Pey. . .

No por mucho madrugar, por Rodolfo Gil, con un diib. de J. Segrelles. . .

Salvia la forastera, por Alfonso Mase­ras, con 2 dibs. de J. Segrelles. . .

La dama blanca, por Rafael Morales, con 3 dibs. de S. Regidor

Los tres hermanitos, por Anita Marín, con 3 dibs. de A. Huertas, en color..

La casa parlante, por José A. Luengo, con 19 dibs. de P. An'equera Azpiri.

Calvario, por Federico Trujillo. 6 dibs. de J. Junceda..

Un candil que da mucha luz, por Luis Gabaldón, con 3 dibs. de A. Huertas.

La estrella alada, por Manuel Marinel-lo, con 3 dibs. de R. Opisso. . . .

El réjalo de reyes, por F. Trujillo, con 3 dibs. de A. Farré

El cuento del tío Samuel, por Abigail Mejía, con 2 dibs. de J. Junceda. . .

Caramurú, por Alfonso Maseras, con 2 dibs. de Max Ramos

Juanita y el gigante, por T. Llórente Falcó, con 3 dibs. de R. Opisso •. .

Margarita de Lérida, por Alfonso Mase­ras, con 2 dibs. de j . Segrelles.. . .

El sueño de Marcialito, por José A. Luen­go, con 4 dibs. de P. Antequera. , .

Resucitado, por M. Mendoza Mendoza, con un dib. de J. Pey

Juicio artístico, por Narciso Díaz de Es-covar, con un dib. de E. Pfaff.. . .

El divino arte de sufrir, por Federico Trujillo, con 2 dibs. de M. Ramos. ,

El recato en la maldad, por Ignacio So­das Aldape. 3 dibs de J. Segrelles..

La vieja de los claveles, por Federico Trujillo, con 3 dibs. de R. Opisso. .

El ejército fantasma, por Guillermo Ritt-wagen, con 2 dibs. de J. Segrelles. .

Cosme Damián, por M. Mendoza Men­doza, con un dib. de J. Pey

Cómicos al desnudo, por Enrique Pove-dano, con 4 dibs. de A. Huertas. . .

Entre bastidores, por Enrique Poveda-no, con 4 dibs. de A. Huertas. . . .

El error del curandero, por Roberto Mo­lina, con 2 dibs. de J. Junceda. . .

El senlenciero, por Federico Reaño, con un dib. de A. Huertas, en tricromía..

La silfide del acueducto, con 6 grabs. . La mejor belleza, por J. Redondo Men-

duiña, con 2 dibs. de P. Prat. . . . La fantasma, por F. Trujillo, con 3 di­

bujos de Q. Vicente, La grulla y el cangrejo, por Alfeñique,

con 4 dibs. de R. Opisso., . . . . El hallazgo de Sancho IV el Bravo, por

Julio Hoyos, con 4 grabs.. . . . . La dádiva de'Bollche, por Cecilio Bení-

tez, con 2 dibujos de J. Calderé. . . Balada de Neufchatel, por María Do-

raénech, con 2 dibs. de Baidrich.. . Ama Blrglña, por F. Trujillo, con 2 di­

bujos de N. Méndez Briaga. . . .

Tomos Págs.

XV

XV

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

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XVII

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XVI!

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XVII

XVII

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XVIII

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XVIII

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XX

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824

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81

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314

661

742

Page 60: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

1114 HOJAS SELECTAS ;

La rebellón de Jacoblta, por Mira, con 2 dibs. de Baldrich

El sabor del pan, por F. Trujillo, con 2d¡b3. de M, Ramos

El edicto del rey Asaero, por F. Aróla .y Sala, con 3 dibs del autor

Leyenda del Gran-Kitege, por Tatiana ' Euko de Valeío. 2 dlbs. dej. Caldera,

La niña de nieve. 2 dibs. de M. Ramos..

FOTOGRAFÍA

La fotografía arllstlca, por Qraphos. El arte en ¡a fotografía, por A. Cánovas, La fotografía artística Fotografías ictíneos La fotografía artística, con 7 grabs.. La mayor fotografía del mundo. 5 grs. La fotografía artística, con 7 grabs.. Fotografías del interior del ojo, por L,

Ramakers, con 4 grabs La fotografía artística, con 4 grabs.. El libro fotógrafo, con 3 guaibs. . . //ovisimas fotografías etéclrícas. 22 grs La fotografía artística La fotografía desde las cometas. 5 grbs La mujer y ¡a liermosura, con 14 grabs, La fotografía artística, con 5 grabs. Fotografía a distancia, con 4 grabs. Elogio de la fotografía, por M. Jesús

Bertrán, con 13 grabs La fotografía artística, con 9 grabs.. Perspectivas aéreas, por F. CiimentTe-

rrer, con 9 graba,. . . . , . . Nuevas sorpresas de la fotografía. La

fotoescultura, por J. Brussel. 7 grabs. Cinematografía de los insectos, por Ja

cobo Boyer, con 6 grabs Cinematografía en colores del natural,

con 10 grabs Pruebas fotográficas con negativa opa

co, con 2 grabs

Tomos Pá,gs.

XX

XX

XX

XX XX

11 11 II II III III III

IV i\r IV IV V V VI V! VII

VII VIII

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IX

IX

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49 99 411 729 331 717 1067

55 225 759 814 239 IIOJ 137 455 325

867 32 í

483

301

908

924

1098

GACETA DE L A M U J E R

los Cuidados de que debemos rodear a pequeñttelos, con 10 grabs. . .

Higiene del cabello en los niños. 4 grabs. El punto de Alenzón, con 7 grabs. . El abanico, por E. Contreras. 23 grabs Galería de princesas europeas. 12 grabs, Arte de servir a ¡a mesa, con 4 grabs. Habitaciones infantiles, con 14 grabs. El arte en el peinado, con 10 grabs. . Notas gráficas de información. 5 grabs Bordados y encajes, con 5 grabs.. . Encajes portugueses, con 8 grabs. Código de la belleza, con 5 grabs. Un equipo de novia, con 5 grabs,. La muler argentina, por C. Navarro La

marca, con 10 grabs. . . . Cartas Ilustradas, con 6 grabs. Una extravagancia qw. reincide. 5 grabs, ¿aceros de/a/ma, con 19 grabs. . , Los encajes catalanes, con 8 grabs. . Una Industria primorosa, con 7 grabs. Sanare latina. E. Deschampí. 13 grabs. La jornada de una elegante, con 5 grabi. La maniilla española, por J. Francés,

con 11 grabs... . . . . Arle indio de tejer perlas, con 7 grabs Los modistos y la Indumentaria feme­

nina, con 9 grabs Los encojes catalanes, con 6 grabs. Culinaria doméstica, con 9 grabs.

1 I 1 I I I i ít II II II ni líi

III IV IV IV V V V VI

VI VI

VI VI VI

250 393 467 705 771 1015 1031 55 149 293 897 17

316

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1059 1113 44

230 329

429 737 980

Blfigurín en la escena, con 4 grabs. «• Los vestidos de las sirvientas. 4 grabs. . Feminismo deportivo, con 10 grabs. . . La escuela en el teatro y el albergue

Radslock, con 7 grabs Cuatro jornadas de una reina de Babi­

lonia, por C. Mendozj. 3 dibs. de Pey. La jornada de una princesa india, por

id., con 3 id La jornada.de una egipcia bajo la XVIH

dinastía, por id , con 3 id La jornada de una lieteria en tiempo de

Pírícícs, por id., con 3 id La jornada de una dama romana en

tiempo de Adriano, por id., con 3 ¡d. Tres fechas memorables en la vida de

una princesa romana, por id., con 3 id. La jornada de una emperatriz bizanti­

na, por id,, con 3 id La jornada de una castellana, por id.,

con 3 id Tres jornadas de una gran dama del

renacimiento italiano, por id. 3 id. La jornada de una gran dama en tiempo

de Luis XIV, por id., con 3 id.. . . La jornada de una gran señora bajo el

primer imperio, por id., con 3 id.. . El mando femenino, por F. Climent Te-

rrer, con 18 grabs La jornada de una millonarta moderna,

por C. .Mendoza, con 3 dibs. de J. Poy. Mujeres víSlidas de liombre. 9 grabs. . Carias ilustradas, por Fernanda. 6 grbs. Bl feminismo intelectual, con 9 grabs. . Miscelánea femenina, con 66 grabados. Las campesinas romanas, con 5 grabs.. Bordados artísticos, con 8 grabs.. . , La falda-panta'.ón y sus precursores,

con 15 grabs Notas de aclualidad femenina, 8 grabs. Reinas futuras, con 11 grabs. . . . . Miscelánea femenina, con 10 grabs.. . Aberraciones de l.i Moda, con 22 grabs. La actuación femenina en el fiogar, con

15 grabs; Miscelánea de actualidad, con 15 grabs. La mujer españo'a y las relaciones in­

ternacionales de España, por Blanca de los RÍOS y Lampérez, con un grab.

Crónica femenina, con 80 grabs, . . . Notas de economía doméstica, 7 grabs. La aldea de las mujeres, por Anita Ma­

rín, con 11 grabs El traje y el baño, por ¡d., con 5 Id.. Tango y Boston, coa 3 grabs.. . Crónica femenina, con 75 grabs. . La mujer vienesa, con 5 grabs. , La danza helénica, con 7 grabs. . La mujer en la guerra actual. 13 grabs. El contrapeso de ia guerra. Heridas y

cicatrices, por A, Marín, con 1 i grabs. Crónica femenina, con 34 grabs.. . . Labores femeninas. La hilatura en rue­

cas, por A, Marín, con II graba. . . Crónica femenina, coa 53 grabs. . . . Semblanzas femeninas, por J. Ciervo,

con un dib. y 2 grabs Semblanzas femeninas, por J. Ciervo,

con 29 grabs.. Solomillos y chuletas, por Maritornes,

con 5 dibs. de R. Opisso Semblanzas femeninas, por J. Ciervo,

con 34 grabs. La mujer inglesa en el campo. 11 grabs. La moderna edacac ón/emenina. 3 dibs.

Tomos

VI VII VII

vil

VIH

VIH

VIII

VIO

VIII

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VIII

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VIII

VIH IX IX IX X X X

XI XI XI XI

XI XI

XII XI! XII

XII XII XIII XIII XIII XIII XIH

XIV XIV

XIV XV

XV

XVI

XVI

XVII XVIU XVIII

Págs.

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427,

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1111 99 755 849 113 373 805

897 65 226 270 511

615 854

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513 662 26 73

387 654 1142

165 465

518 107

1065

31

62

3 587 1018

Page 61: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL t'i,i:5^

La fundación de las exploradoras berli­nesas, con 7 grabs

Escuela de paericuUara de París, con 6 grabs

Casa de maternidad de Berlín. 4 grabs. ¿os campesinas del Spree, con 6 grabs. Doña Anua de López Gutiérrez, por

Santiago Arguello, con un retrato. .

.;• _ a E O G R A F Í A

(EXCURSIONES Y VIAJES)

Tres dtas en el Stabal (Tirol), por J. Ompteda, con 12 grabs

Andorra, con 12 grabs. Corea, por E. de Hesse-Wartegg, con

12 grabs. en color . . Guatemala, por M. Leras, con lít grabs. La ribera de Ebro, por C. Gomis. 43 gis. Lá reina del Adriático, por F. Climent

Terrer, con 16 grabs . A pie por la España desconocida, por

V. Díaz Pérez, con 13 grabs. . . . Expedición a través de Siberla, por Jo­

ñas Stadling, con 12 grahs, . . ; . La moderna metrópoli del Piala, por Ju­

lián de la Cal, con 13 grabs Una excursión a Rio de Oro. Sahara es­

pañol, por N. Font y Sagué. 14 grabs. Bl Imperio del Sol naciente, por Anto­

nio García Llansó, ¡lustrado por J. M. Triado, con 11 grabs >

Viafe de Don Alfonso XUI por el norte de España, con 11 grabs

El monasterio de Piedra, por C. Gomis, con 11 grabs .

Descubrimiento de ana ciudad edificada por Alejandro IVÍagno, con 10 grabs. .

Santiago de Otile, por Arturo FonteclUa y Larrain, con 16 grabs

Expedición francesa al polo Sur, por J. F. Alcaide, con 16 grabs

t/na visto a Lourdes, con 12 grabs.. . Bl naufragio del Antattic en el polo Sur,

con 2 grabs A pie por la Español desconocida, por

V. Díaz Pérez, con 3 grabs S. M. el rey en Catalana, con 14 grabs.. Excursión a San Juan de la Peña, por

J, María González, con 13 grabs. . . La isla de Cerdeña. R.Slmboli. 14 grabs. La secunda ciudad de la isla de Cuba,

Matanzas, con 6 grabs, Recuerdos de Madagascar, con 3 grabs.. Fuentes monumentales suizas, por M. J.

Bertrán, con 5 dibs. de C. Vázquez.. Sitjes, el Cau Ferrat y las costas de Oa-

rraf, por A. Oarcia Llansó. 16 grabs. Los arribes del Duero, por Miguel de

Unamuiio, con 15 grabs De Nueva York a Venezuela, por J. G.

Acuña, con 34 grabs. La cuenca del Naión, por Rafael Alta-

mira, con 21 grabs.. . . . . . . La conquista del Monte Blanco, por M.

J. Bertrán, con 4 grabs. y B trlcroras.. El Istmo y la República de Panamá, con

4 grabs. y un dibujo. , Bl primer viaje del rey de España al ex­

tranjero, con 12 grabs Boliviaysuorganización militar. 8 grbs. San Sebastián y Biarritz, con 13 grabs. El Estado de Paraná, por Raimundo de

Sa Valle, con II grabs ,

Tomos Págs. ,. Tomos Págs.

El veraneo en el valle de Ribas, i grabs. IV 820 XVIII 1091 Los Andes de la Patagonia, por Emilio

H. del Villar, con 21 grabs IV 881 XIX 471 El vencedor de un coloso, can 15 grabs. IV 1059 XIX 1138 Del Atlántico al Pacifico, '^oiV-.n.átX XX 513 Villar, con 9 grabs IV 1078

Impresiones de una escala en Kingston, XX 839 por E. Guarini, con 5 grabs.. . . . V 221

Impresiones de la Albufera, por Julio de Hoyos, con 10 grabs V 225

La República de Colombia, por E. Ber-cedo y García, con 9 grabs.. . . . V 344

Un abanico geográfico, por G. Marcel, con 3 grabs. V 415

El delta del Guayas, por V. M. Rendón, con 9 grabs V 437

Del Atlántico al Pacifico a través de Costa Rica, por César Nieto. . . . V 528

Panamá la Vieja, por Elpidéforo Ber-cedo y García, con 2 grabs V 610

La pella del Pacifico, por Víctor M. Rendón, con 13 grabs. . . . . . V 711

La capital de Rumania, por Jocavenz, con 13 grabs V 785

La urbe de las cataratas, con 9 grabs. . V 903 La Véncela del Norte, por F. Ventura y

Lluhl, con 5 grabs. . . . . . . . V 987 Dos Quijotes del siglo XX, pat César

Nieto, con 3 grabs V 1010 Expedición a ¡a isla de los Diamantes,

con un grab. V 1055 Una península africana. Somalia. 8 grbs. V 1057

Cosía Rica, poir César Nieto, con 11 grabados y 18 retratos. . . . . . V 1089

Un pueblo qite progresa, Rumania, con 10 grabs VI 74

Almaclgal, por Víctor M. Rendón, con 10 grabs Vt 129

Las repúblicas centro-americanas, por César Nieto, con 12 grabs. y 12 retrs, VI 195

El Uruguay actual, por Norberto Es­trada, con 3 grabados y 8 retratos. . VI 323

A orillas del Magdalena, con 6 grabs. . Vi 363 El principado de Monaco, por Marcos

Jesús Bertrán, con 14 grabs, . . . VI 483 Catügó y el Vemet,poc P. S. 16 grabs. VI 641 El archipiélago de Peroc, por A. Sée,

con 9 grabs. , VI 801 Tucumán y su colonia española, por

Joaquín Roses Abella, con 5 grabs. . VI 855 Almería, por F. de Panlagua. 13 grabs. VI 900 Montecarlo, por M. J. Bertrán. 7 grabs.. VI 963 Notas de un viaje por hlandla, por

Ana Sée, con U grabs. . . . . . VI 1002 Curazao a vuela pluma, por E. Bercedo,

con 7 grabados VI 1098 Por los desiertos, por N. Font y Sagué,

Pbro., con 8 grabs. y 2 tricromías. . VII 41 La ciudad de Concepción, con 5 grabs.. VII 77 Los progresos del Japón, con 7 grabs. . Vil 81 El amor en los Alpes, cíia li gr^bs, , Vlí 195 En el Oriente musulmán, con 5 grabs. . Vil 321 Una ciudad fortificada. Carcasona, con

10 grabs Vlí 545 Buenos Aires, por Roberto J. Payró,

con 13 grabs.. . . . . . . . . VII 963 Jerusatény la Palestina, por J. van Brus-

sel, con 12 grabs VIH 295 Viaje a los puertos del Danubio, por

F. Grau Granel!, con 11 grabs.. . . VIII 514 El Congo belga, con 18 grabs VIH 579 La arquitectura escandinava, por P. S., con 28 grabs.. . . , VIH 675 Exploración del duque de los Abrazos IV 777 en eí Asto Ccnífaí, con 6 grabs. . . VIII 1137

I I

I • - , 1 .

I

1

11

11

11

II

II

II

11

II

II

11 III

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III III

III III

III III

III

III

IV

IV

IV

IV

IV

IV IV IV

321 497

609 , 6 8 0

825

899

129

225

297

495

,803

939

989

998

1073

1121 113

204

403 458

696 867

905 977

1041

1101

19

138

218

313

617

645 689 705

Page 62: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

i i i 6 HOJAS SELECTAS

Una dudad gloriosa. Sagunto, por Fran­cisco Rosario Peñalver, con 6 grabs,

Un ferrocarril en Noruega, por V. S. con 16 grabs

El Cairo y Heliépolis, con 13 grabs. La expedición Charcof, por el Dr, Jua

Charcot, con 12 grabs Montevideo moderno, por Norberto Es

trada, con 6 grabs Lord Roberts en los Pirineos catalanes,

por P. S., con 8 grabs. . . . Las reglones gomeras de Bolivia y Perú

con 29 grabs Etnografía boliviana, con 12 grabs.. Entre el Comerán y el Congo. 14 grabs Los indios de Panamá, por R. 1. Geare,

con 6 grabs Primitivos pobladores del Japón. 4 grs Reproducción de las viviendas de tos • indios de América, con 12 grabs..

Alt>a de Tormes, por J. Sánchez Rojas con 7 grabs

La Ciudad de Bonifacio, con 16 grabs. La ciudad de los Césares, por P. S. - con 28 grabs

Francfort del Mein, por el Dr. S. Grae fenberg, con 7 grabs

Cáceres, por J. Sánchez Rojas, 6 grabs Un departamento francés colonizado por

españoles, por F. Olié, con 6 grabs. Una visita a Islandia, porj . Herzber

con 5 grabs La Palestina y el mar Muerto. \ I grs. Fuenterrabia, por J. Usunáriz. 10 grs. . Excursión a Maltón, por Ju l io Arija

con 15 grabs . Ciudades populosas del mundo, un dlb. Las maravillas de la India: Agrá y Se­

ñares, con 12 grabs La vida en Puerto Rico, por F. Amador, . con 15 grabs. . . . . . . . .

Laponia y los tapones, con 6 grabs., Una visita a Montserrat, por C. Sarthou

Carreres, con 9 grabs El valle de Ansó, por Rafael Mainar,

con 7 grab? En tierras de Venezuela, con 12 grabs. Fernando Pao, por J. Mas, con 18 grabs Bagdad y Conslantínopla, con 9 grabs Rio Janeiro al vuelo, por Carlos Maul,

con 7 grabs. La República Chino, con 12 grabs. . Volcanes de Guatemala, con 14 grabs. La ciudad de Sanghal, con 7 grabs., En Tierra Santa, por el barón Homem

de Mello, con 4 grabs: En las sierras del Guadarrama. 5 grabs LOS Baños del Inca, por Amalia P. di

Losada, con 9 grabs Avila la mística, por Edgardo Garridí

Merino, con 13 grabs La Isla de Pascua, por Harry O. Sand'

berg, con 11 grabs París, arbitro de la moda, por P. S., con

17 dibs. de A. Masson. . . . . Enire el Tigris y el Eufrates, por F. Cli

nientTerrer, con 18 grabs. . . . La antigua Guatemala, por J. Crespo,

con 5 grabs San Vicente de la Barquera, por María

Luisa Castellanos, con 5 grabs. , Islandia, con un dibujo y un mapa., Los ingleses en el polo Sur, con 8 grabs, La ría de Marín o de Pontevedra, con

7 grabados y un plano

Tomos PágB,

IX 333

Tomos Págs,

IX IX

IX

IX

X

X X XI

XI XI

XI

XI Xf

XI

XI XI

XII

XII XII Xií

XII XII

XIII

XIII Xíll

Xlll

XIII XIII XIIÍ XIII

XIII Xíll XIII XIV

XIV XIV

XIV

XIV

XIV

XV

XV

XV .

XV XV XVI

483 771

867

993

512

753 857 135

275 369

387

394 483

675

1002 1089

291

332 369 587

778 1118

107

202 291

321

371 483 579 675

857 906 1001 236

353 771

907

929

1088

17

295

SIS

716 986 184

Recuerdos de Brihuega, con 5 grabs . . XVI Cuadros de Suecia, por F. Climent Te-

rrer, con 16 grabs XVI £a rfa £/e V'íjo, con 9 grabs XVI Los países escandinavos, por F. Climent

Terrer, con 12 grabs XVI La ría de Arosa, con 6 grabs. y 1 mapa. XVi Posesiones españolas del N. de África,

por Q Araceli, con 6 grabs XVI Almadén. Las minas de la muerte, por

José Mas, con 7 grabs. . . . . . XVI La noche junio a! Escalda, por E. Do­

mínguez Rodiño, con 4 grabs. . . . XVII El canal de Panamá, con 7 grabs. . . XVII Por Macedonia con los ejércitos búlga­

ros, por E. Domínguez, con 7 grabs.. XVII La república cubana, por Alfeñique, con

5 dibs. de R. Opisso . XVII Vilabertrán. Cataluña histórica,porCar-

los Rahola, con 5 grabs XVII Reims. Aspectos de la guerra, por Qa-

zlel, con 5 grabs. . . . . . . . XVII De Sofía a Conslantínopla, por E. Do­

mínguez Rodiño, con 4 grabs. , . . XVII El submarino tcTurquoisen, por E. Do­

mínguez Rodiño, con 2 grabs. . . . XVII La ciudad de Méxlto, por S. C. 9 grabs. XVII Riesgos del oficio, por E. Domínguez

Rodiño, con 7 grabs. " XVII Los patios granadinos, por Miguel Me­

dina, con 7 grabs XVII Construcción de los Cuadrantes de sol,

por R. I. Geare, con 6 dibs XVilI La reforma del mapa, con 3 grabs. . . XVIII Volcanes ceniro-amerlcanos, por M.

Walls y Merino, con 17 grabs.. . , XVIII De Londres a Dakar, con i grabs. , . XVIII La isla de Pascua, por Narciso Alberti,

con 7 grabs XVIII La ciudad de Ronda, por el Dr. C. Sar-

Ihou Carreres, con 10 grabs. . . . XVIII La capital de Egipto, con 8 grabs. . . XVIII El archipiélago de Spitzberg. 4 grabs. . XVIII Huesca la invicta, por M, Medina, con

12 grabs X'X La Naremberg de Sajonia, Baufzen, con

7 grabs XIX Los oasis africanos, por Boyer. 6 grabs. XIX La comarca del Cadore, por M. Tizzani,

con 8 grabs XIX Hameln del V/eser, con 8 grabs. . . . XIX Roncesvalles, por Miguel Medina, con

16 grabs XIX Por tierras de Guipúzcoa, por L. To­

rres, con 8 grabs XIX Aspectos de Leipzig. M. Neiken. 5 grabs. XIX Una isla misteriosa, por I. Vives Solar,

con 8 grabs XPX De tierras de Galicia, por C. Benftez,

con 5 grabs XIX La ciudad de Bellune, por M. Tizzani,

con 7 grabs XIX En la reglón del Himalaya, con 16 grs. XX La perla del Frlul. Udine, con 6 Id.. . XX En el Continente neiro, con 11 l<i. . . XX El archipiélago filipino, con 4 id.. . . XX

HISTORIA

XVI 467

Orduña, poi Francisco Barado, con 4 dibujos de Banda

El apóstol Saniiago, con 9 grabs. . . Madroños, caireles y faralaes, por M. J.

Berliáfl, con 20 dibs. . . . . . . .

619

675 705

771 905

998

1099

321 492

589

638

680

716

814

953 1000

1046

1059

276 312

417 442

657

705 963

1101

202

262 483

550 561

584

'935 953

1101

1049.

1144 6

167 322 675

291 593

33

Page 63: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1117

La noche de San Daniel, por Ángel R. Chaves, con 3 dibs. de F. Mota. . .

Cosas de entonces, por J. Valero de Tor­nos, con 7 giabs

Recuerdos de la España colonial, por Orestes Araújo, con 3 grabs. . . .

Los españoles en Rusia durante la cam­paña napoleónica, poíjuan B. Perales, con 6 dibs. de Carlos Vázquez. . .

Conmemoración de las Jornadas del Bruch, con 3 grabs

Bl Perú en la época precolombiana. . , Los Juegos Florales, con un dibujo de

J. M. Triado, otro de Apeles Meslres, 4 grabs. y 57 retratos

Isabel n y su reinado, por C. O. )5 grbs. Un Juramento, por la baronesa de Wil-

son, con 3 dibs. de Nicanor Vázquez. Los placeres de la mesa, por E. H. del

Villar, con 12 grabs El oso y el madroño, con 10 graba. . . Exequias reales, por F. Climení Terrer,

con 15 grabs La dinastía más antigua de Europa, por

F. Climent Terrer, con 17 grabs. . . Los días solemnes en que llora la Igle­

sia, con 21 grabs Topografía cervantina, por F. Climent

Terrer, con 27 grabs. . . . . . . El castillo germánico de Wartburg, por

Juan Fastenrath, con 3 grabs. . . . El palacio de la Malmaison, por Simón

BIocli, con 22 grabs. Los teatros de Madrid en la temporada

de 1870-1871, por R. Amador de los Ríos, con 19 retratos

Monumentos megaliticos de Menorca, porC. Parpal y Marqués, con 8 grabs.

Un autógrafo de Moratln, por C. Ossorio y Gallardo, con 5 grabs

Un paseo artístico por Foniainebleau, por Jorge Bellissent, con 8 grabs., .

Misterios de bastidores, por C. Ossorio y Gallardo, con 2 retratos y un grab.

Remembranzas del segundo imperio.con 14 grabs

Un saínete desconocido de D. Ramón de la Cruz, por C. Ossorio y Gallardo. ,

Crónica marroquí, pot}. Fabré y Oliver, con 4 grabs

Una estación prerromana en Cataluña, por J. Pijoán, con 9 grabs

Un rasgo de José I, por N. Diaz de Es-covar, con un dib, de C. Vázquez. .

El corazón de la villa y corte. 14 grabs. Mayas y azlecas, por K. I. Oeare. 13 grs. Decretos de la tertulia, por N. Diaz de

Escovar, con 3 dibs. de Junceda. . . Las neblinas de la tiisloria, coa 7 dibs.

de R. Opisso y 2 grabs Profanación de las lambas de los condes

de Urgel, por C. Rocafort. 6 grabs. . Los druidas del siglo XX, con 3 grabs. Babilonias que fueron, por O. Rittwa-

gen, con 7 grabs Los chambergos de Squilace, por Alfon­

so Pérez Nieva. 4 dibs. de J, Junceda. Numismática de los países del extremo

Oriente, por A. García Llansó. 36 grs. Los regios vdslagos, con 20 grabs. . , El 2 de Mayo de 1808, por F. Climent

Terrer, con 12 grabs. y 12 retratos . La conspiración del Rusillón de 1674,

por José Q. Acuña, con 3 dibs, de J. Llaverías. , . , . . . . . .

Tomos Págs^

n 346

11 433

II 662

U 716

II II

III III

III

ni III

iii

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

V

V

V

V

V

V

V V V

V

V

V V

V

VI

VI VI

737 919

387 446

684

918 925

963

99

291

545

609

633

913

964

1125

106

135

161

200

257

483

504 ,537 579

624

921

937 1108

1137

118

237 291

VI 387

VI 405

El Buen Retiro, por Emilio H. del Villar, con 7 grabs .

Pompeya y Herculano, por F. Climent Terrer, con 8 grabs- . . . . . .

La tumba definitiva de Colón, poi Enri­que Descliamps, con 19 grabs., . .

La muerte de Dasmariñas, por Mariano Turnio, con 2 dibs. de F. Sarda. . .

La conspiración del Dux, por Carlos Mendoza, con 13 grabs

El aillo de Tarragona y la guerra de la Independencia, con 16 grabs. . . .

La patria en peligro, 1808, por Octavio V. Sala, con 12 grabs

Godoy y su tiempo, con 10 grabs.. . . Los sitios de Zaragoza, con 13 grabs. . Sesenta años de reinado. Francisco José I,

por F. Climent, con 14 grabs. . . . Los sitios de Gerona, con 11 grabs.. . Excavaciones de Ampurias, con 9 grabs. La caricatura napoleónica, por C. Men­

doza, con 11 grabs Felipe II y el talabartero de milaneses,

por A. Pérez Nieva, con 3 dibs. . . La doncella de Orleáns, con 10 grabs. . María de Navas, por N. Díaz de Esco­

var, con un dibujo de Calderé.. . . Las siete maravillas de la antigüedad,

con 7 grabs. La revolución argentina de 1890, por José

Q. Acuña, con 2 dibs. de j . Pey. . . El reinado de la Commune, por Octavio

V. Sala, con 34 dibs. de J. Pey. . . Daroca, por J. Garcia Mercada!, 11 grs. Episodio de la guerra del Rif, con 3 dU

bujoa de F. Sarda El Egipto antiguo, por J. Pijoan. 13 grs. El balance de un siglo. Méjico. 28 grbs.. Los cometas y su aparición, por J. Fer­

nández de la Reguera, con 12 grabs.. Las Cortes de Cádiz, con 9 grabs. . . Un siglo de ludias y triunfos. La repú-

bllca argentina, con 57 grabs. . . . La repilbllca de San Marino, por Mario

Tizzani, con 4 grabs El monte Sinaí y el convento de Sania

Catalina, con 14 grabs Vislumbres del Celeste Imperio. 14 grbs. Tumbas antiguas y modernas, por Igna­

cio Vicente Cascante, con 16 grabs. . Liberta, por Luis M." Soler, con H grs. Los a%uadoies de Lima, por R. Palma,

con 3 dibs. de Apeles Me-.tres.. . . El misterio de la explosión del Maine,

por J. B. Brussel, con 12 grabs. . . Fray Cristóbal de Torres, por Fabio

Lozano, con 2 grabs Tragedias del mar. Naufragio del Titá-

nlc, con 32 grabs La Universidad alemana, por Manuel de

Montollu, con 9 grabs La guerra de la independencia en Cata^

/«ña, con 18 grabs El baile de la Victoria, por Ricardo Pal­

ma, con un dibujo de J. Pey El castillo de Marracq, por José O. Acu­

ña, con 2 grabs. . . . . . . . . El Centenario, de Moscou, con 7 grabs. . A la luna de falencia, por J. Hoyos.5 id. Los carlaglneses en América, por Nar­

ciso Albeitl, con 5 grabs El nido del águila. Infancia y juventud

de Napoleón, por Maestrall. 14 grabs. Paraguas y quitasoles, por J. M. Feld-

liaus, con 11 grabs.».

Tomos Págs.

VI

VI

Vi

VI

VII

VII

VII VII Vil

vil VII VII

VII

vm Vía

VIH

VIII

VIII

IX IX

IX IX ÍX

IX IX

X

X X X

X X

XI

XI

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XI

XI

XI

XI

XI X! XI

XI

XI

579

620

709

1021

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559 579 713

771 850 1002

1015

589 652

688

992

1073

54 106

144 291 579

625 940

147

282

324 467

1041 1089

54

195

246

559

585

810

884

897 945 993

997

1059

uoo

Page 64: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

i i i 8 HOJAS SEtECTM

Tomos Págs,

Elogio de la mujer romana, con 21 grs. 'Napoleón y las mujeres, con lO-grabs. . El tercer centenario de los Romanof, • con 9 grabs. . , La Gran Cartuja de Grenoble. 3 grabs. Lucrecia Borgia en Ferrara, por Julio

Gandí, con 5 grabs.

CASTILLOS TRÁOieOS

El castillo de Santángelo, por Eduardo R. Viñas, con un dib. de J. Pey. . .

El castillo de Warlburg, por id. 4 grabs. La Alhambra de Granada, por id. 4 grs. La torre de Londres, por id., con 5 grs. El castillo de Canoso, pot id., con 5 grs. El castillo de Holy-Rood, por María

Monteverde, con 10 grabs. y un dib. El Kremlin de Moscou, por Eduardo R.

Viñas, con 3 grs. y un dib. de J. Pey. El palacio real de Cintra, por id. 3 grs. La torre de Nesle. La Bastilla. El Tem­

ple, por id., con 5 grabs. y un dib.. . El castillo de Bellver, por id., con 3 grs. La cindadela de Barcelona, por id. 3 grs. La fortaleza de Bati. El palacio de Fe­

rrara, por id., con 2 grabs

XII XII

Un virrey relámpago, por Alíonso Pérez Nieva, con 3 dibs. de Méndez Briaga.

El castillo de Benisanó, por B. Morales- . San Martín, con 4 grabs. y. un dib. .

La isla de Elba y el palacio de la Mal-maison, con 14 grabs

Los orígenes del imperio alemán, por Alfredo Opisso, con 40 grabs. . . ,

Monumentos funerarios, con 9 grabs. . El centenario del general Prim. 6 grabs.

* • DIVISAS REALES Y NACIONALES

S I quiere el rey, quiere la ley. La flor de lis, por A. Opisso. 2 dibs. de J, Pey..

£/ a e i o u líe Austria, por id„ con ¡ 2 dibujos de ]. Pey.. . . . . .•

Los motes imperiales de Inglaterra, por • id., con 2 dibs. de J. Pey. . , . El tperh de la casa de Sabaya, por id.. El Toisón de Oro, por id., con 2 dibs. , La orden rusa de San AndréSi por id. . Los Países Bajos y la casa de Orange.. El lema de España, por id., can.2 dibs.. El lema del reino de Bélgica, por id.. . Las quinas de Portugal, por id. 2 dibs. El lema de los Estados Unidos, por id.. El lema de la República francesa. 2 dibs. El imperio alemán, por Alfredo Opisso,

con 30 grabs. y 2 dibs. de J. Pey. . . El reino de Polonia, por id. 16 grabs. . El imperio ruso, por id., con 24 grabs. . Las grandes batallas, por B. Morales • San Martín, con 24 grabs El sitio de París en 1870, con 5 grabs. . Tratados de paz del siglo XIX, por Al­

fredo Opisso, con 7 grabs No hay plazo que no se cumpla..., por la

baronesa de Wilson, con 2 dibs. . . Literatura caballeresca española, por

Eduardo R. Viñas, con 13 grabs. . . Zamora ¡lislórica, por J. Hoyos. 4 grbs.. Las desventuras del comendador Reque-

sens, por F. Barado, con un dib. . . Recuerdos cervantinos, por A. Opisso,

con 7 grabs. ., , .

XIII

3 107

Xn 359 XII 392

XII 579

XII xn Xli xa XII

xn

XII Xil

XII XI! XII

21 139 235 326 417

497

609 705

808 877 980

XII 1098

XIII

•XIII

XIII

XIII XIII XIII

35

6í8

771

963 993

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60

XIII 145

XII! XIII XIII XIH XIII XIII XIII XIH XIII XIII

XIV XIV XIV

XIV XIV

XIV

XV

XV XV

XV

XV

210 307 444 500 604 696 788 892 988

1116

45 138 387

483 545

675

304

518 587

1082

1101

Los amantes de Teruel, por B. Morales San Martin, con 2 dibs. de F. Labarfa

El autor del Quijote, Narración histó rica por A. Opisso, con 16 dibs. .

El emperador Francisco José I. 6 grbs. Lo de ayer y lo de hoy, por Alfeñique

con 2 dibs. de R. Opisso„' . . . Los latinos de Oriente. Rumania, 8 grb: El primer centenario de Zorrilla, por

Carlos Mendoza, con 2 grabs. . . Centenario de Campoamor, con 2 grbs.. El centenario de Cisneros, con 7 grabs,

>iEBLINAS DE LA HISTORIA

Barinya, rey de Persia, por A. Opisso, con 2 dibujos de J, Pey. . . . .

El rey Ñama, por id., con 2 dibs.. . Don Rodrigo, por id., con 2 dibs.. . El emperador excomulgado, por id. 2 Id. El infanle de ¡a Cerda, por id,, con 2 id. El encubierto de Valencia, por id. 2 id. El pastelero de Madrigal, por id. 2 id. Los falsos Demetrios, por id. 2 dibs.. El primer Alfonso XII, por id. 2 dibs. El rey de los moriscos, por id. 2 dibs. El hombre de la máscara de hierro. 2 id Los falsos Delfines, por id., con 2 dibs

Tomos Págs.

XV 1106

XV XVI

El capricho de los reyes. Siluetas escé­nicas del pasado, por N. Díaz de Es-covar, con 2 dibujos de J. Segrelles.

La ruina de {res capitales, por Enrique M. Sobral, con 6 grabs

No se ganó Zamora en una hora, por Julio Hoyos, con 7 id

Los HOMBRES DE PAZ

Virgilio, per A. Opisso. 2 dibs. de Pey Pablo de Tarsos, pot id., con 2 dibs.. San Francisco de Asís, por id. 2 dibs. Francisco de Vitoria, por id. 2 dibs.. Hugo Orocio, por id. 2 dibs. de J. Pey, Enrique IV. Saint Fierre. Schiller, poi

id,, con 2 dibs. de J. Pey El sistema Metternich, por id. 2 dibs. Los Utopistas, por id. 2 dibs. de J. Pey Gladstone, por id., con 2 dibs. de J. Pey Juan E. Dunant, por id. 2 dibs. de J. P,ey Nicolás II, por id., con2 dibs. de]. Pey Benedicto XV, por id, 2 dibs. de J. Pey

34 85

XVI i 154 XV! 426

XVI 440 XVI 1117 XVI 1121

XVI XVI XVI XVI XVI XVI XVI XVI XVI XVI XVI XVI

26 131 212 311 411 505 634 722 788 883 988 1108

XVII . 2 5

XVII 743

XVII 897

XVII 18 XVII 116 XVII 214 XVII 308 XVII 434 XVII . 497 XVII 604 XVII 722 XVII 796 XVII 884 XVII 978 XVII 1078

La alcazaba malagueña, por N. Diaz de Escovar, con 6 grabs XVIII 321

Jerusalén libertada, con 5 grabs. . . . XVIII 332 La batalla del Puig, por T. Llórente,

con 4 grabs XVIII 878 San Lorenzo del Escorial, pot el doctor

C. Satihou Carreres, con 23 grabs. . XVIH 901 Napoleón II, pot Eduardo R, Viñas, con

Í2grsbs XVIII 90T Napoleón IV, por Id., con 8 grabs. y

un dibulo de J. Segrelles. . . . . XVII! 973 El centenario de la fundación de Pa­

namá, con 5 grubs.. . . . . . . XVIII 1130 Zorita de los canes, por Manuel Asenjo,

con 6 grabs XIX 33 Santa Juana de Arco, por Anita Marín,

con 8 grabs XIX 567 La ciudad de Valencia, por Carlos Sar-

ftiou Carreres, con 15 grabs.. , . . XIX 675 La expedición del'Mayflover'. VngrSíb. XIX 1018

Page 65: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE I GEfiEftAL « 1 9

LOS GRANDES ESTADISTAS

Solón, por Alfredo Opisso, con 2 dibs. Octavio Augusto, por id,, con 2 dibs. . El emperador Jusiiniano, por id, 2 dibs, Don Alfonso X el Sabio, por id, 2 dibs. Nicolás Maquiavelo, por id. 2 dibs.. . Jiménez de Cisneros, por id., con 2 dibs. Riclielieu, por id., con 2 dibs. de J. l'ey. Juan B. Colberl, por id., con 2 dibs. . Los dos Guillermo Pitt, por id. 2 dibs.. Metternich, por id., con 2 dibs. de J, Pey. Guillermo Gladstone, por id., 2 dibs. . A. Cánovas del Castillo, por id. 2 dibs.

¡Rendición de Granada. Ni. Medina. 6 grs. Primer centenario de Napoleón. 8 id. . El motín de la Truclia. J. Hoyos. 3 id. . El baile a través de los tiempos. 25 id.. Desafio de Monsalve y Mazariegos, por

Julio Hoyos, con 6 grabs

HISTORIA N A T U R A L

Las planta» acuáticas, con 11 grabs . . Los ánades, por C. Schwarzlcopf, con

10 acuarelas de C. Votteler. . . . Cangrejos y otros crustáceos. 12 grabs.. Cómo construyen sus nidos algunos pá­

jaros, con 9 grabs El trigo y la alimentación del hombre,

con 13 dibujos Los murciélagos de España, por el doc­

tor E. Reyes Prósper, con 8 dibs.. . La impostura y la ficción como armas

defensivas de los animales inferiores. Cómo nadan ¡os animales, por Bunsow. Los moradores del aire. Esludio sobic

el mecanismo del vuelo en ios ani­males, por E, Reyes Prósper. 15 dibs.

Aclimatación y cruce de los animales salvajes, con 3 grabs

El caballo, por el marqués de Mari nao, con 7 acuarelas de J. Cusachs.

Insectos venenosos, con 18 dibujos, . La atmósfera y los árboles, por E. Reyes

Prósper, con 9 dibs, , . . . Las serpientes venenosas, por Randolfo

I. Oeare, con 9 grabs.. . . 4 La vida normal de los Insectos. 7 grabs, Los pigmeos del Congo, con 2 grabs. Rarezas zoológicas, con 6 grabs. . . La Real Yeguada de Aranjucz, por Ri

cardo del Rivero, con 14 grabs. . Flores alpinas, por F. Climenl. 7 grabs. Los Iguanodontes de Bernissart, poi

L. Ramakers, con 3 grabs. . . . Miscelánea zoológica, con 11 grabs. Pájaros raros y sus moradas. 14 grabs. Generación artificial, con 5 grabs. . Miscelánea zoológica, por F. Climent

Terrer, con 11 grabs Cria de caimanes, con 4 grabs. . . Los precursores del hombre. 13 grabs. Curiosidades de la vida animal. 22 grs. Injerto de los árboles frutales. 35 grabs Los magnates del reino vegetal, por Fe

derico Climent Terrer, con 25 grabs Miscelánea canina, con 12 grabs.. Comercio de animales para coleccione,

zoológicas, con 11 grabs.. . . , Curiosidades de la domesticación. 7 grs. Casa de salud para animales^ 8 grabs. La i migración de ¡os pájaros. 13 grabs

Tomos

XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX

XX XX XX XX

Págs.

57 155 210 315 401 507 624 689 795 918 987 1082

86 366 426 679

XX 973

15

Animales exóticos de tiroy siüa. 12 grs. E¡ cactus, su utilidad y beUeza. 8 grbs. La alimentación de los salvajes, por

RandoUo I. Geare, con 12 grabs. . . E¡ trabajo det agua, por José M.° Co de

Trioia, con 26 grabs Frente a ¡as astas del ciervo. 17 grabs. La reina de los jardines, con 5 grabs. . Notas de indumentaria africana. 17 grs. La cria de avestruces, con 4 grabs. . . La filarmónica irracionat, con 21 grabs. Las plantas venenosas más comunes,

con 14 grabs El parque zoológico de Nueva York, por

J. van Brussel, con 9 grabs La pesca del tarpán, coa Q gr-dbs.. . . Curiosidades zoológicas, con 21 grabs.. La sensibilidad de las plantas. 11 grbs. La cigarra norte-americana, por J. B,

van Brussel, con 9 grabs. . . . . ios insectos de los libros, por Jacobo

Boyer, con 8 grabs Aves exóticas de lejano nido. 12 grabs.. De la flora americana, con 12 grabs. . Miscelánea zoológica, con 11 grabs.. . La luz de ¡a luciérnaga, con un grab. . Algo sobre la flora oceánica, por Ran­

doUo I. Geare, cotí 3 grabs.. . . . Curiosos peces exóticos de acuario, por

Jacobo Boyer, con 10 grabs iapíanía de/coca, con 2 grabs. . . . Exposición entomológica, con 6 grabs.. La cria de canarios', por J. Boyer. 8 grs. El nuevo Acuario de Berlín, con 6 grbs.' Conchas y perlas, por R. I. Geare. 13 gr. Rarezas zoológicas, por id., con 4 grbs. El diamante, con 19 grabs.. . . . . Las piedras oscilantes, con 9 grabs.. . Animales y plantas nocivos, por Ran­

dolfo I. Oeare, có'íi 22 grabs. . . . Plantas medicinales y alimenticias de

Puerto Rico, por R. I. Geare. 6 grbs.. El musgo acuático. Eikivi de Australia,

con 2 grabs. . . . ' . . . . . . Ddliles de Egipto y Sudán, con 7 grabs. Aeeile de palma cohuna. ha mt'éz del

acayoiba, con 5 grabs.. . . . . . Los animales fotografiados por si miS'

mos, por]. Boyer, con 11 grabs. . . El Jardín de las serpientes, por J, Boyer. Las plantas de los libros, por J. Boyer,

con 10 grabs El arroz en el Japón, por id., con 7 grs. Loé animales voladores, con 5 iá, . . La guerra entre ¡os Insectos, por Jacobo

Boyer, con 10 grabs E¡ hambre y el ingenio, con 4 grabs. . Una familia de aves canoras. 6 grabs. . Las orquídeas del Espíritu Santo, por

R. I. Qcare, con 2 grabs Las agallas de los vegetales, por Jacobo

Boyer, con 10 grabs. . . . . . . Cultivo de orquídeas raras, por Jacobo

Boyer, con 10 grabs. El matrimonio de las flores, por Jacobo

Boyer, con 8 grabs. . . . . . . Aves que no vuelan, con 7 grabs,, . . INDUSTRIA

VIII 1059 Las transformaciones del hierro, por C. IX 236 Cornet, con 23 grabs IX 393 El tráfico de pieles en la América del IX 609 Norte, con 8 grabs

1 I

I

I

I

II II

III

10

III III

IV

IV IV V V

VI VI

VI VI VI VII

VII VII VII VIH VIII

VIII VIII

33 225

417

620

1018

235 633

225

596

881 997

311

407 895 1007 1043

417 522

684 775 1059 491

609 902 1059 37 326

387 897

Tomos Págs,

IX IX

IX

X X X X X X

X

XI XI XI XI

XII

XII XII XII XII XIII

xm XIII XIII XII! XIII XIV XIV XIV XIV XIV

705 1006

1097

21 243 254 273 348 564

665

3 176 417 871

297

.387 801 963 1067 505

541

588 600 801 972 201 291 600 681 715

XIV 786

XV 429

XV XV

XVI

XVI XVI

xvn XVII XVII

XVII XVIII XVIII

XVIII

XVIÍI

XIX

XIX XIX

734 897

608

613 712

610 675 892

993 111 326

798

1059

579

771 877

I 59

I 107

Page 66: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

1120 HOIA.S SELECTAS

La producción vinícola, con 12 grabs. . La navegación sobre el hielo, por M.

Beckles, con 8 grabs Historia de la locomotora, por M. Fos-

ter, con 20 grabs, .^ El Banco de España, por R. de Palacio,

con 20 grabs.. . •. El trigo y la alimentación del tiombre,

con 13 dibs Fabricación de sombreros de paja, por

R. de Palacio, con 16 grabs. . . . Ferrocarriles de montaña, por J. Fowier,

con 22 grabs El trust del acero y sus fautores. 8 grbs. El problema de los cambios en forma

gráfica, por F. Rahola, con 12 dibs. . El puerto de Tarragona, por A. Alegret,

con 5 grabs La Exposición internacional de Atenas,

con 6 grabs. . , Historia del buque de vela, por Q. J.

Henderson, con 21 grabs El puerto franco de Hamburgo, por Pe­

dro Corominas, con 8 grabados. . . Los tranvías eléctricos, por A. Wallis

JVlyers y C. Montañés, con 12 grabs. . El abastecimiento de aguas en Btrmin-

gham, por G. Archer, con 10 grabs. . El centro de la producción del acero, por

W. Fawcet, dibs. de E. Blumenscliein. Etiqueta del coche de lujo, con 3 grabs. La moderna arquitectura naval, por A.

Foerster y C. Terror, con 19 grabs. . Las tetras de molde, pur R. de Pa'acio,

con 16 grabs. y 3 dibujos Historia del buque de vapor, por Máxi­

mo Foster, con 27 grabs. y un diseilo. Aplicaciones de la electricidad a la agri­

cultura, por E. Guarini, con 14 grabs. Invento práctico en la esfera doméstica.

Máquina de lavar platos, con 4 grbs. Fabricación del aziicar de remolacha,

con 16 grabs Buques-pontones del gobierno dinamar­

qués, por E. Quarinl, con 2 grabs.. . La protección del obrero en Alemania,

con 16 grabs Fabricación dé leche en polvo, por L.

Ramakers, con 3 grabados Las canoas automóviles, por Fidelio,

con 10 grabs. k Exposición Universal de L'ej'a, por L.

Ramakers, con 9 grabs. . . . . . El buque mayor del mundo, con 4 grabs. Culíivo artificioso de las setas. 6 grabs. La esencia de las flores en las redomas

del perfumista, por J. Boyer y F. Cli-menf Terrer, con 8 grabs

í/na industria poco conocida, por L. Ra­makers, con 6 grabs .

El rey de los metales, con U grabs. . . La Exposición de Milán, con 4 grabs. , La recolección del trigo, por F. Climent

Tener, con 7 grabs. . . . . . , Fabricación eléctrica del acero, por E.

Guarini, con 7 grabs. La enseñanza agrícola en el ejército, por

F. Clinieut Terter, con 6 grabs. . . Nuevo sistema de puertas, con 5 grabs. Evolución del piano, con H grbB.. . . La pesca de la ballena, con 6 grabs.. . Las nuevas armas de fuego, con 4 grg. Monumentos de la Industria, con 7 grs. El nuevo puerto de Ostende, con 6 grs. La cuestión agraria en Rumania. 6 grs.

Tomos

I

I

I

I

I

I

I I

I

I

I I

I I

I I

11

u n ri

I I I

in m

m

i i i

I I I

I II

IV

IV

IV

IV IV IV

Págs.

147

204

234

369

620

657

785 977

1103

1121

449

513

580

705

793

881 894

33

32!

417

821

878

897

1007

48

374

579

714 797 987

V • 25

V 209 V , 399 V 545

V 601

V 628

V V

VI VI VI VI VI VI

689 1003 513 588 606 675 782 867

Las energías del Extremo Oriente, por A, García Llansó, con 8 grabs. . .

La canalización del Nilo, por E. Camp­bell, con 12 grabs

Perfeccionamientos del automóvil, con 6 grabs

Del tabaco, de las tabaquerías y de ¡os iabaquislas, p r A. Opisso. 17 grabs.

La presa del Cataract, con 9 grabs.. . ijltimos invenios industriales, con 3 grs. Los diamantes del rey de Inglaterra,

con 10 grabs.. . Renacimiento de la industria orfebrera

del peltre, con 5 grabs Los precursores del automóvil, con 6 grs. La Exposición de Valencia, con 12 grbs. Locomoción urbana, con 17 grabs. . . El alpinismo y la ingeniería, por J. Brus-

sel, con 6 grabs El canal de Panamá, con 10 grabs. . . Cómo viaja la reina de Inglaterra, por

J. Brussel, con 6 grabs El vehículo sin ruedas, con 23 grabs. . Las vías férreas del porvenir. Los mono­

carriles, por J. Brussel, con 8 grabs. Fabr.'cación ríe cerveza, con 19 grabs. . Hiistoria del órgano, con 17 grabs.. . Cepiitos y betunes, con 11 graba. . , . La industria de la carne en la América

del Norte, por J. Brussel, con 15 grbs. La Exposición de Bruselas, por L. Ra­

makers, con 10 grabs Industrias del mar. La caza de focas,

con 10 grabs Evoluc ón de la Industria vidriera, por

R. I. Geare, con 7 grabs. Cultivo y elaboración de la col blanca,

con 5 grabs Los modernos leviaianes, con 21 grabs. La cosecha de la naranja, por T Lló­

rente y Falcó, con 6 grabs. . . . . El nuevo aeroplano Bleriot, por J. Brus­

sel, con 5 grabs El funicular más escarpado de Europa,

con un grab Fabricación de vidrios planos, con 5 grs. Falsificación de objetos artísticos, por

J. Boyer, con 8 grabs. . . . . . . La industria del alcanfor, por R. I. Qea-

re, con 3 grabs Producción y empleo del copra, por id.,

con 9 grabs El ensanche de un túnel, por J. Martí­

nez de Espinosa, con 5 grabs. . . . Ül'.imos adelantos de las industrias me­

cánicas, con 9 grabs Progresos científicos industriales. 7 grs. Ferias urbanas. Leipzig, con 4 grabs. . Propagación de ios motores de gas, con

7 grabs Lüs ciudades flotantes, por Juan Herz-

berg, con 12 graba Miscelánea de la construcción. 15 grabs. El ferrocarril alpno de Semina, por

Juan Herberg, con 18 grabs La industria del ozono, por J. Brussel,

con 6 grabs Nuevo edificio de la casa Salvat. 5 grbs. Apuntes sobre el canal de Panamá, por

J. Plummer, con 10 grabs Estación monumcnlal de Nueva York,

con 7 grabs, Transmisión inalámbrica de energía,

con 6 grabs. . . . . . . . . . El mar y su» sales, con 6 grabs.. . .

Tomos Págs.

VI

VII

VII

VII VIII

vm VIII

VIII VIII VIII VIII

VIH IX

IX IX

IX IX IX IX

IX

IX

IX

X

X X

X

X

X X

X

X

X

X

XI XI XI

XI

XI XI

XI

xr XI

XII

XII

xri xií

929

9

65

513 9

172

421

609 613 662 704

867 3

195 321

387 425 513 801

897

950

1059

231

369 435

531

733

767 801

849

854

915

1054

236 328 491

778

867 905

963

1094 1131

183

675

7 H 814

Page 67: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

Í N D I C E GENERAL 1I2I

Cestería india, por R. I. Geare. 11 grabs. Invenciones útiíísy curiosas, coii 17 grs. Un alumbrado económico: U luz fría,

por j . Boyer, con U grabs Li Exposición de San Fiancisco de Cali­

fornia en 1915, por N. O. Guille. 5 gr. Historia del carruaje, por F. Cliiiient

Terrer, con 12 grabs. Progresos de la ingenleria, con 9 grabs. Los mosaicos de vidrio, con 8 grabs.. . Bt automóvil quirúrgico Boulant, por

]. Biussel, con 5 grabs Cola vegetal Japonesa, con nn grab,. , Cultivo de la caña de azúcar, con 3 grs. XIII Vehículos de dos ruedas, por F. Climent

Terrer, con 34 grabs XIII Exposición Internacional 'del Libro, en

Leipzig, con 15 grabs., XIII Los botones de concita, con 6 grabs . . XHI Últimas exposiciones nacionales, 10 gr. XIII Vehículos de cuatro ruedas, coa 16 gtbs. XIII El cultivo del te en los Estados Unidos,

con 2 grabs XIII Elaboración mecánica de estatuas, con

2 grabs XIV El queso de bola, con 5 grabs,. , . , XIV La cría de faisanes, con 10 grabs. . . XÍV Las salinas de lorrevleja, con 9 grabs. XIV Los cigarrillos turcos, con 15 grabs. . XIV La elaboración del corcho, con 9 grabs. XlV Plantas textiles de México y Australia,

por R. 1 Geare, con 5 grabs. . . . XIV Entre olivos y aceitunas, por A. Marn,

con 10 grabs XIV La reoLcción de la goma,, por R. I.

Geare, con 8 grabs XIV El arroz silvestre de Norte-América,

por R. I. Geare, con 4 grabs. . . . XV Lü industria del azafrán, con 5 grabs. . XV Orígenes del bronce, por R. I. Geare,

con 17 grabs XV Fabricación de cañones franceses, por

J. Boyer, con 6 grabs XV Fabricación de abuses, con 12 grsbs.. . XV La nueva casa Salvat, íOñ \'¿ g(nbi.. . XV El canal de Marsella y la n.ivsgacivn

del Ródano, por J. Boyer, con 10 grbs. XVI El metal amarillo, con 7 grabs. . . . XVX Material de guerra, con 11 grabs. . . XVI ¿Se acabará el carbón?, con 2 dibs. . . x y i Transportes militares, con 9 grabs, . . XVI Fideos y macarrones, con 8 grabs. . . XVI' La fabricado ! del hielo, con 10 grabs. . XVÍ Fabricación de uniformes, con 6 grabs,. XVI Los servicios /«rroi'iaríos en la guerra,

coví 5 (iibi. de R. Opisao XVI Nacimiento y muerte de los billetes de

/ianco, por]. Boyei; con 10 grabs. . XVl La flota mercanle espaiiola, con 3 dibs, XVÍI Los ojos artificiales, coaXa gi&bi. . . XVJI Fabricación de balines, por id. 9 grabs, XVII SimpH/icacié.i dci trabajo, con 10 graba, XVll X-as canleras norte-americanas, por id ,

con 8 grabs. . . . . . . . . . XVH La seda en el Japón, con S grabs.. , . XVII La mecano-iaqui¡rafia entre los ciegos,

con 15 grabs XVll El papel vate má% con i á\bz XVII Sirenas avisadoras de los bombardeos

«¿reos, por J. Boyer, con 5 grabs.. . XVII Cria de mariposas, por F. Climent Te­

rrer, con 5 grabs XVHt El entroje y transporte del trigo en el

Canadá, con 7 grabs XVIII Obtención de semillas, con 8 grabs. . . XVIII

T. XX.

Tornos Págs,

XII XII

XIII

XIII

xm XIII XÜI

XIII XIII

993 1089

28

237

296 326 392

397 507

703

753 805 849 871

904

16 106 321 397 425 775

974

1059

316 494

579

675 874

U36

231 387 417 436 ,716 779 867 993

1021

10.59 37

108 235 291

387 424

520 561

879

428

5 51 579

Cebamiento de aves de corral. 5 grabs. Puertos y puertas, coa i ú\bí La aviación al día, con 8 grabs. . . , Evolución de la máquina de vapor, por

J. Boyer, con 13 grabs. . . . . . Bancos y Bancas, con 2 dibs. . . . . Evolución de la canoa, por R. I. Geare,

con 8 grabs Pro.^resos de la ntotocullura, con 9 grs. Cincuentenario del canal de Suez, con

17 grabs. . . . . . . . . . Cultivos domésticos, con 7 grabs.. . . Extracción y talla del granito. 6 grabs, Nu'jva red de telegrafía inalámbrica en

¡a isla de Borneo, con 12 grab,!. . . Nuevos aparatos para bazos, con 10 grs. Los funiculares aéreos y la explotación

de los bosques, con 10 grabs. . . . Los desechos de París transformados en

electricidad, por ]. Boyer, con 6 gtbs. La casa editorial P. Salvat. Entrega de

un premio del Ayuutaniienlo. 7 gtbs. Medidas e instrumentos de peso en la

industria y el comercio; con ¡1 grabs. Corte y soldadura autójenos del hierro,

con 11 grabs La seguridad de los trenes, con 15grabs. El bacalao y su pesca, con 10 grabs. La pesca al vaivén, por ]. Boyer. 6 grbs. Li vida en las colmenas, con 12 gr bs.. Pintura industrial y metalización al ca­

chorrillo, por J. lioyer, con 8 grabs.. La feria de muestras de Barcelona. 5 gr. Explotación de nitratos chilenos. 10 gr. La cosecha del lino, con 9 grabs. . . . Pesca y cultivo de las esponjas. 6 grbs.. Construcción de violines, con 12 grabs.. Fabricación francesa de alfombras, por

Jacobo Boyer, con 10 id Moderno material ferroviario, con 6 id. Auiomóvll de viaje, con 3 grabs. . . . Las campanas y su fundición, con 10 id. Perfumes y cosméticos, con 10 id. . . La Industria de la porcelana, con 13 id. La lucha contra el Incendio de los bos­

ques, por Jacobo Biyer, con B id.. . La reloj tria de Besanzón, por id. 12 id. Del reino de las muñecas, con 19 grabs. Reconstitución de las piedras preciosas,

por J. Boyer, con 8 id.. . . . . , L I T E R A T U R A

Eltnarqaés de Perales, por Ángel R. Clia-ves, con 3 dibs. de N. Míndez. Briaga.

Sevüla. Ñolas de \iaie, por L. Hitcli-cock, con 5 dibs. en color. . . . .

El banquete de D." Inés la Esforzada, porA.Daüv¡Ia,con 6 dib. deE. Várela.

Los hijos de Padilla, por F. Climeiif Te­rrer, con 5 dibs. de F. Sans Castaño.

La verdadera dicha, por ), IWeníndei Agusty, con 5 dibs. de Á. UtriUo,. .

El dios Chico (epis. de 1825), por Ángel R. Cliaves, con 6 dibs. de A. Mélida,

La conquisla del Nidgara,potO. Dmilap, con 29 grabs.

El rey imberbe, por A. Pérez Nieva, con 5 dibs. de la. C. Valera

El suspiro del diablo, por Alfonso Dan-vila, con 6 dibs. de Apeles Meslres. .

Los caprichos de la suerte, con 5 dibs. . Paisajes del año, por Caireteio (T ),

Danvila (A.), Ruiz Castillo (].), B!an-. co Belmoiiíe (M. R.), Riisiíioi (S,'),

Tomos Págs.

xvaí XVIII XVIII

XVIII XVÍII

XVIII XIX

XIX XIX XIX

XIX XIX

XIX

XIX

XIX

XIX

XiX XlX XIX XlX XlX

XIX XlX XlX XlX XlX XX

XX XX XX XX XX XX

XX XX XX

778 829 833

867 949

968 44

65 129 177

195 230

29!

420

663

705

763 887 903 949 969

993 1030 1059 1066 1139

34

99 137 185 202 234 419

483 771 802

XX 906

53

99

161

273

331

506

721

859

914 1148

7i. E,

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Page 68: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

I I 2 2 HOJAS SELECTAS

Tomos Págs.

• Palma (R.), Gabaldón (L.), Rueda • (S.), Rahola (F.), Mestres (A ), Mara-

• gall (J.) y Sawa (A.), ilustrados por L. C. Valera

Perdigón, por E. Zamacois, ilustrado porj . Pedrero

La madre del asistente, por Blanca de los Ríos, con 4 dibs. de A. Huertas. .

Las viejas del Salvador. Mosaico grana­d/no, por Nicolás M. López . . . .

Farsalia, por Leopoldo López de Saa, con 3 dibs. de B Qill y Roig. . . .

Juegos florales de Colonia, por Juan Fas-tenratli, con un díb. y 5 grabs.. . .

La nariz de camello, por R. Palma, con 3 dibs, de Apeles Mesfres

Niño-Cruz, por J. Tomás y Salvany, con 4 dibs. de F, Sans Castaño

Minucias históricas, por R. Palma, con 4 dibs. de Apeles Meslres

Dios y la patria, por S. Carrera, con 3 dibs. de Carlos Vázquez

Moka, por J. Alcaide de Zafra, con 6 di­bujos de L. C. Valera

Las picas españolas, por A. Pérez Nie­va, con 3 dibs. de A. Utrillo. . . .

La estatua orante, por Ramón A. Urba­no, con 4 dibs. de C. Vázquez.. . .

El sufragio del garbanzo, por F. Barado, con 3 dibs. de N. Méndez Bringa.. .

Pastoral, por G. Martínez Sierra, con 8 dibs. de L. C, Valera

Estocadas por una comcdianta, por N. Diaz Escovar. 3 dibs. de A. Meslres.

Trinitaria, por Enrique Deschamps, con 3 dibs. de R. Opisso

Celos, por Manuel Bueno, con 3 dibs. de F. Sarda

El legado del orfebre, por M. J. Bertrán, con 4 dibs, de J. Pey

Homenaje a Cervantes, con 12 grabs. y un dib. de A. Gual

Las Cortes de la Muerte y sus autores, por N. D. Escovar. 2 dibs. de Mestres.

Derecho de asilo, por Tomás Mendigu-tia, con 4 dibs. de A. Utrillo. . . .

Agüeros reales, por Federico Schwartz, con 3 dibs. de J. Pey

Un héroe anónimo, por César Niefo, con 3 dibs. de B. Gili y Roig

Mística de amor, por Marcos J. Bertrán, con 3 grabs

La princesa de los Ursinos, por A. Pérez Nieva, con 4 dibs. de Carlos Vázquez.

Anacreóntica, por Fidelio, con un dib. de Gaspar Camps y 5 grabs. . . .

El Salvador rindiendo homenaje a Cer­vantes, con 3 grabs

El niño de San Antonio, por Ramón A. Urbano, con 3 dib. de Méndez Bringa.

El asistente listo, por N. Díaz de Esco­var, con un dib. de Carlos Vázquez..

A mi pluma, por A. Lugo, con 2 dibs. . Pituso, por César Nieto, con un dib. . Las cinco gotas, por Julio Víctor To-

mey, con 4 dibs. de Junceda. . . . En tierra extraña, por la baronesa de

Wilson, con 5 dibs. de N. Vázquez. . ínclitos varones, por M. Martínez Ba-

rrionuevo, con 3 dibs Sobre el Quijote en América, por Ricar­

do Palma, con 5 grabs La ciencia de un ignorante, por E. Ba­

yona, con 2 dibs. de C. Vázquez.. . Síntesis prologa!, por Abul-Bagl,. , .

¡1

n n II

11

II

III

III

III

III

III

III

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IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

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V

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V V V

V

V

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99

143 308 320

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636

696

731

801 1023

El peregrino ilusionado, por G. Martí­nez Sierra, con H grabs

El Nazareno de Monterrojo, por J. C. Bruna, con 4 dibs. de J. Gosé. . . .

La diabla, por Ramón A. Urbano, con 2 dibs. de C. Vázquez

La Coja de las Muñecas, por J. Usuná-riz Bernat, con 2 dibs. de J. Nogués..

Misterio, por Francisco Camba, con 4 id. Amor de paje, por M. Enríqiiez Ureña,

con 3 id. de L. Coullaul Valera. . . Bl aparecido de Galdiz, por E. Bertrán

Rubio, con 3 id La leyenda del castillo, por G. Ritlwa-

gen, con 6 id. de Coullaut Valera. . Recuerdos de campaña, por Edmundo

Ceivar.tes, con 2 id. de F. Sarda.. . El Año, por J. Maragal!, con 4 grabs. . Los paisajes pequeños, por Rafael Alta-

mira, con 2 dibs. de Apeles Meslres.. Viernes Santo madrileño, por Marcio

Greco, con 9 grabs De lavida, por L, A. Bazzano, con 3 dibs. Sugestión, por E. García Godoy, con un

dib. de ]. Ferrer El Dr. Juan Fastenralh, por A. García

Llansó, con un retrato La leyenda del tabaco, por E. Zamacois,

con 2 dibs. de Q. Camps. . . . . Al fin mujer, por J. Usunáriz Bernat,

con 2 dibs. de Nogués Sylvia dormida, por A. Martínez Olnie-

dilla, con 3 id. de Apeles Mesties. . Neblinas portuguesas, por Orlando Mar­

gal, con 4 grabs La cueva del francés, por Mariano Tur­

nio, con 2 dibs. de j . Calderé. . . . El ajedrez y el Nuevo Mundo, por R. Pal­

ma y E, P. Duelos, con 2 dibs. de Pey. Una página de historia, por J. Giménez

Serrano, con 6 id. de M. Foix.. . . Un billete, por E. Pérez CasteUví, con

un dib. de J. Calderé Chucho, por la condesa de Pardo Ba-

zán, con 4 id. de S. Regidor. . . . La cruz del barrio, por R. A. Urbano,

con 3 id, en color de Cailos Vázquez. La hidalguía española, por A. Pérez Nie­

va, con 3 dibs. de N. Méndez Bringa. La copla, por E. Pérez CasteUví, con un

dib. de J. Calderé Amparo, por Octavio V. Sala, con 4 id.

de Borras Abella La mona de Pascua, por J. Hoyos. 8 grs. Aquilea J. Echeverría, por César Nieto,

con un relrato y un dib Mistral y losfehbres J. B. Enseñat. 9 grs. La heroína de Alquézar, por el Bachiller

Corchuelo, con 2 dibs. de R, Opisso . La muerte del Mallcu, por Alcides Ar-

guedas, con 2 dibs Entre Garibaldi... y yo, por Ricardo Pal­

ma, con 2 id. de J. Pey Murió como un perro, por E. Cervantes,

con 3 dibs. de R. Opisso. Riña de santos, por Roberto J. Payró,

con 2 id. de Apeles Mestres. . . . La venganza de la Historia, por el Ba-

cbiller Corcliuelo; un id, de R. Opisso. Juan J. Cañas, por A. Qjrcla Llansó, con

una poesía y un retrato Despido, por E. Pérez CasteUví, con

2 dibs. de José Calderé En el Zoo de Buenos Aires, por Julio

del Romero y de Leivar, con 3 grabs.

Tomos Págs.

VI

VI

VI

VI VI

VI

VI

VI

VI VII

VII

vil Vil

VII

vil

VII

vil

vil

VII

vil

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VII

VII

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129

178

350

461

528

714

Page 69: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1123

Tomos Págs.

Cómo odian ios que aman, por el Bachi­ller Corchuelo. 2 dibs. de J. Calderé..

Los dos secreios, por R. Ru!z López, 2 id. Mi retrato, por Alcides Arguedas, con

un id. de Apa El hijo imaginario, por ]osé Zalionero,

con 3 id. de J, Pey Las dos hermanas, por el barón Honieiu

de Mello, con un dib. de J. Triado. . Granada, por G. Martínez Sierra, con

2 id. de C. Vázquez, inip. a dos tintas. ¿Escarmiento?, por ]osé A. Luengo, con

un id. de N. Méndez Bringa. . . . Los Cien camellos de Abde:motdtib, por

]. T. Salvany, con 6 id. de S. Regidor. El triunfo de la verdad, por F. Péiez

Triana, con 2 id. de Apeles Mestres.. Mujeres, por E. Pérez CastelWÍ, con

2 id. de Josí Calderé La bandera españo'.a, por Narciso Al>

berti, con 3 grabs Zoraida, porT. Mendigutla, con 2 dibs.

de F. Segura El duelo del clown, por Ramón A. Urba­

no, con 2 id. de F. Labarta La verdad sobre todas las cosas, por el

BaclilUet Corchuelo, con 3 dibs. , . El fin correccional, por José G. Acuña,

con 4 id, de Santiago Regidor.. . . La voz, por A. Sux, con un id. de J. Pey. Una ciencia nueva, por Calvo Gutiérrez,

con 2 id. de R. Opisso El alma de los minerales, por Colatlno

Barroso, con un id. de A. Gual. . . Amores de llanura, por J. Sánchez Ro­

jas, con un id. de j . Cabrinety.. . , El asunto para el cuento, por ]. A. Luen­

go, con 4 id. de C. de Grau La lección de anatomía, por Reis Car-

•valho, con un id. de ], Pey Cantaba el ruiseñor, por Rubén Darlo,

con un grab La casa solariega de ñor Paco, por M.

Mendoza. 2 dibs. de J. Calderé. . . El ladrón, por José A, Luengo, con 3 id.

de C. de Grau ,

PARÁBOLAS

La lotería, por Apeles Meslres, con un dibujo del autor

El perro del pobre, por id., con un id. La herradura, por id., con 2 id. . El gran cazador, por id., con 2 id El gigante, por id., con un id. Los dos rebaños, por id. con 2 id. El poeta, por id,, con un id.. . . El héroe, por id., con un id. . , La gran muralla, por id., con un id. El Jardín del rey, por id,, con un id, El sabio, por id., con un id, . . La felicidad y la forí ana, por id. Un Id La estatua, por id., con un id. . ,

La puñalada de Pedro Villegas, por A. Pérez Nieva. 2 dibs. Méndez Biinga.

Canción de esquilas, por Federico Tru-jillo, con 4 id. de S. Regidor. . . .

El caudillo de las rosas, por José Fran­cés, con 3 id. de ]. Cabrinety. . . .

La venganza del sargento, por Alejan­dro Siix, con 2 id. de Id

Corazón preso, por Luis O. Manegat, " con 3 dibs. de A. Huertas. . . . .

IX IX

IX

IX

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X

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451 584

769

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874

9i9

934

1058

1133

La familia Javera, por la baronesa de Wiison. 3 gr. y un dib. de R. Opisso.

La tragedla de los gorriones, poi Yuste Arias. 5 dibs. de S. Meunier-Poiní. .

Las perdices. Cuento baturro, por E. Fiol, con 2 id. de V. Gañeres. . . .

Vida por vida, por Carlos Mendoza, con 2 id. de A. Huertas.. . . . . . .

El sueño de un poeta, por E. Yuste Arias, con 2 id. de V. Carreres. . .

Amor inmortal, por A. Péríi?; Nieva, con 2 id. de F. Labarta..

RONDALLAS

San Crispía y el diablo, con 2 dibs. de Apeles Mestres ; .

El señor y el rústico, con 2 id. de id. El cazador feroz, con 2 id. de id. . El Cadl, con un id, de id. . , , . San Remado y el lobo, con un id, de id Por el puente, con un id. de id. . . Juan y Margarita, con un id. de id. . El perro y el cuervo, con 7 id. de id. Ruiponce, con 3 id. de id Los músicos de Brema, con 3 id. de id. Los tres hermanos, con 3 id. de id. . El hombre de la piel de oso, con 2 id.

X X X X X X X X X X X X X

XI

XI

XI

XI

XI

66 67 175 271 475 590 683 782 872 937 1070 1160 1161

n 27

129

427

C09

La mano y la canonjía de Alonso Cano, por Pérez Nieva. 2 dibs. de Bringa. .

La soledad de las ruinas, por ]. de Cha-tras, con un grab

El gabán de pieles, por J. G. Acuña, con 2 dibs, de J. Cabrinety

Lo que no vuelve, por Marianela, con 2 id. de id

Lo que enseña una comedia, por Ramón A. Urbano. 3 id. de Meunier-Point, .

Los ojos grises, por Angeles Vicente, con 2 id. de J. Calderé

Los ladrones, por César Campo, con 2 id. de R. Opisso

El picaro de Arlanza, por Luis G. Ma­negat, con 3 id. de A. Hueitas.. . .

Alma vencida, por F. Restrepo Gómez, con 2 id. de j . Cabrinety

Las babuchas de Boabdll, por José A. Luengo, con 2 id. de A. Huertas.. .

El desertor, por José O. Acuña, con 2 id. de J. Cabrinety

La risa del esqueleto,pot Angeles Vicen­te, con un id. de J. Calderé

Un crepúsculo en Biarrltz, por Magda­lena S. Fuentes, con un id. de L. Vidal.

Idilio rolo. P. Viia. 4 id. de A. Huertas. Donde menos se piensa, por José A.

Luengo, con 2 id. de id El gallo bola tuerto de Ángulo, pot H,

Mendoza Mendoza. 4 id, de Regidor.. Leyenda de blasón, por Federico Truji-

11o, con 2 id. de Carlos Vázquez.. . Lo que cuesta el amor, por P.Vila San-

Juan, con 2 Id. de J, Cabrinety. . , Conjunción de almas, por José G. Acu­

na, cou 2 id. de id El mensaje del viento, por Marianela,

con 2 id. de J, Cabrinety.. . . . . Rayito de sol, por E. Feyjóo y Rubio,

con 2 id. de F, Labarta Vesania ambiente, por José Q. Acuñí,

con 2 id. de J, Calderé. Cantón independíente, por Tomás Men­

digutla, con 7 id. de L, C, Vaiera. ,

Tomos Págs.

XI 794

XI 890

XI 974

XI 977

XI 1072

XI 1084

XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI XI

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XII

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XII

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45

242

313

496

693

794

882

Page 70: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

U24 HOJAS SELECTAS

La Hiitoria del Perú por el P. Urías, por R, Palma, con uii dib. de J. Pey. .

Sombra de dolor, por Jesusa Alfau, con 2 id. de J, Calderé

/ Calalepsia!, por Ramón A. Urbano, con un id. de J. Cabrinety

Don Juan Caduco, por E. Pérez Casfell-ví, con un ¡d. de R. Opisso

¡Se ha rolo el cielo, madrecilat O. Bus­tos Villarreal. 2 id. de J. Cabrinety. .

Parisina, por M. M., con un id. de M. Feliu d'Lejnus, iuip. a cuatro f in tas . .

Bajo las ramas, por F. Resfrepo Gó­mez, con 2 id. de S. Regidor. . . .

El idilio del hambre, por B. Morales, con un id. de F. Labarla

El entierro del Amor, por id., con un id. Entre sombras, por J. Héctor Picabia,

con 4 id. de J. Cabrinety. . . . . Canto de juventud, por Nogueras Oller,

con 2 id. de F. de Myrbacli. . . . Capullos entreabiertos, por J. Gtanger,

con un id. de Luisa Vidal. . . . . La tía de Paquita, por Marianela, con

un id, de Carlos Vázquez Calatumbo, por M. Mendoza Mendoza,

con un id. de S. Reg 'dor . . . . . Épico. M. A. Garrido. Un id. de Triado. El dios alcohol, por M. Laverde, con

un id. de J. Segrelíes . Al pie de las tumbas, por Alfeñique, . Panfila y sus novillos gordos, por M.

Mendoza, con un id. de S. Regidor. . ¿Culpable?, por M. Laverde, con un id.

de J. Segrelles 4 Esclava t Cuento sentimental, por A. Es-

camilla, con 2 id. de M. Izquierdo. .

La primera noche en París, por Víctor M. Rendón, con un id. de J, Pey. . .

Bachiller en ciencias, por id., con un id. El Gran Premio de París, por id. 2 grs. El milagro de San Antonio. Id. Un id. La casa del malecón, por id., con un id. / Condenadot, por id., con un id £1 primer baile de fantasía. Id. Un id. . El brazalete, por id., con un id La familia Perejil, por id,, con un id. .

Los negocios de Estado en Vaste, por A. Pérez Nieva, dibs. de M. Br inga . .

La cicatriz, por B, Morales San Martín, con 2 id. de Cir ios Vázquez. . . .

Las tres victorias, por Víctor M. Ren­dón, con un id. de J. Pey

La flor de azahar, por ] . Héctor Pica­bia, con un id. de J. Segrel les . . . .

Los agüeros de Cleopatra, por Víctor M. Rendón, con un id. de J, Pey, . . .

Bl traje de etiqueta,^OT id. Un id. de Id. Cómicos de afición, por E. Bertrán Ru­

bio, con 2 id. de V, Carreres. . . . Aves de rapiña, por José Lucas de Ace-

vedo, con 2 id. de R. Opisso. . . . El Quijote según Heine, trad. del ale­

mán por José Pablo Rivas La tocara de Mr. Aiberl, por Francisco

Iribarne, con 2 dibs. de J. Calderé. . El tío de los nenes, por A. Ramírez Peña,

con 2 Id. de L, Anglada Al maestro, cuchillada, por ]QSéh. Luen­

go, con 2 ¡d. de S. Regidor Xa civilización avanza, por Luis Redo-

net , con 2 id. de A. Farré

Tomos

xm

XIII

Xill

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Xlll

XIV

XIV

XIV XIV

XIV

XIV

XIV

XIV

XIV XIV

XIV XIV

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XIV

XIV XÍV XIV XIV XIV XIV XIV XIV XIV

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XV

XV

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XV XV

XV

XV

XV

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XV

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Págs.

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332

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410

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782 992

1022

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402

505

532

7O0

818

Noche de pavor, por Víctor M. Rendón, con 2 dibs. de M. Feiiu d 'Lemus. . .

A'L> maiards, por Ángel Suárez, con 2 id, ' de J, Segrelles. . ,

La boda de Serafín, por Víctor M. Ron­dón, con un id. de J. Pey

El cementerio de los ingleses, por Enri­que Feyjóo Rublo, con un id. . . .

Bl maestro Vegui'.a, por A. Escamilla Rodríguez, con 2 id, de L. Anglada. .

La moral del cine, por José Mas, con 2 ¡d. de I. Sniilli

La juventud, por Manuel Vallvé, con un id. de J. Segrelles, iinp. en tricromía.

Por un beso, por Carlos A, Molina, con un id. de id

El compañero Pierrol, porFeder icoTru-i iüo, con 2 id, de Apa

La arruga, po rM, Laverde Liévano, con un id. de J. Segrelles

Las desventuras de D. Sebastián, por J. Pallares, con 2 id. de A, Farré. . .

Las atas rolas, por Pedio Massa, con 2 id. de J. Calderé

Depotencia a potencia, por Zlvlf i Casa-blanca, con un id, de F. Cuyas. . .

En la selva, por M, Laverde, con un id. de J. Segrelles

La Miranda y los Duques, por A. Pérez Nieva, con 2 id. de id

Madreabuela, por Federico Trujillo, con 2 Id. de A. Parré

La ciencia de la vida, por Ni. R Blanco Belmonle. 2 Id. de M. Fcliu d'Lemus.

El Duende de palacio, por N. Díaz de Escovar, con un id. de J. Segrelles. .

Los mirtos del Alcázar, por P. Vila San-Juan, con 8 id, de A, Qual

Pa ziempre, por I. S o d a s Aldape, con 2 id. de La Portilla

Herido de muerte, por E. Deschanips, con 2 id. de M. Feliu d'Leiims.. . .

Bl triunfo de la derrota, por E. Yusle Arias, con 2 id. de C. Vázquez. , .

Y la alegría huyó de la tertulia, por Ale-iandro Sux. 2 id, de M. Feliu d'Lemus.

Los lobos de Carlos III, por A. Pérez Nieva, con 2 id. de C. Vázquez. . .

Leyenda castellana, por I. Socias Alda-pe, con un id. de J. Segrelles. . . .

Un caso frenopático, por José loáñez Jaso, con 2 id. de id

/ Cania, Bellinal, por Qeorge. Un reír . . Paz entre los reñidores, por N. Díaz de

Escovar, con 2 id. de j . Segrelles,. . El retracto, por A5. R, Blanco-Belmoníe,

con 2 id. de Apa. . . . . . . . La amisiad y la guerra, por E. Dís -

clrainps, con 2 ¡J. de F. Labarla. . . El quinto, no malar, porjosé A. Luengo,

con un id. de J. Pey El caso del Dr. Olmedo, por F. Gonzá­

lez Rigaberf. 3 Id. de N, I, Duran.. . Bl Rey Corazón, por I, S o d a s Aldape,

con un id. de J, Segrelles Aria, por E, Deschamps, con un id. de

M. Feiiu d'Lemus La misa de Lope, por A. Pérez Nieva,

con 3 id. de N, Síéndez Bringa. . . La literatura tspar'iola en el sl:.¡¡0 XIX,

por José Escofet, con 42 grabs.. . . Historia de otro siglo, por Je.-fusa Aifau,

con 3 id. de C, Vázquez La tradición del beso, por Gloria de la

Prada, con 2 id, de Ramos

Tomos

XV

XV

XV

XV

XV

XV

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII XVIÍ

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVII

XVIII

xviii

XVIII

XVIII

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ÍNDICE GENERAL 1125

Las tristezas de Moíeculizoma, por L. González Obregón. 2 dibs. de J. Pey,

La copia robado, por], Cinnamoiid, con 2 dibs. de J. Segrelles

El collar ducal, por M. Marine!-lo, con 3 id. de S. Regidor

El héroe anónimo, por Anita Marín, con 3 grbs. y un dilj. de Feliu d'Lemus. .

El económico D. José, por F. Trujlllo, con 2 dibs. de Apa . . . . . . .

La fuerza de huir, por P.VIla San-Juan, con 3 id. de A. Farré

Un interviú de María Provenza, por A. Cliampsaur. Un id. de B. Olil y Roig,

Compelencia generosa, por N. Díaz de Escovar, con un Id. de R. Opisso. .

Aventara sin amor, por P. Vila San-Juan, con 4 id. de id

La telefonisla, por J. Ibáñez Jaso, con 2 dibs, de M. Feliu il'Leinus . . . .

Responso seniimcntal, por A. Maseras, con 2 ¡d. de A. Farté

El paso de la farándula, porF. Trujillo, con 2 id. de S. Regidor

El secreto de Guido Rcni, por A. Pérez ISieva, con 3 id. de Aléndez Brliiga. .

El zapato de la abuela, por 13. Feyjóo Rublo, con 2 id. de A. Huertas, . .

Es ¡a vida, por Félix Cuquerella, con 2 dibs. de A. Farré

Frente de cristal, por P. Vila San-Juan, con 3 id. de J. Segrelles

El encanto de id colonia, por N. Delga­do E , con 3 id. del autor

La señorita tGibiT, por iVl. Sáncliez de las Malas, con 3 id. de J. Calderé. .

Entre la espada... y el pastel, por F. Lu-que, con 2 id. de J, Segielles. . . .

Después de la visila, por Roberto Moli­na, con un id. de A. Farré

El sacrificio de Morosa, por M, de Vi-Ileneuve, con 2 Id. de Baldrich. . .

¡Lladres!... por J. Ibdñez Jaso, con 2 id. de M. Ramos

La voz dulce, por F, Luque, con 2 id. de ]. Juiíceda

La muñeca de la muerte, por F. TruiUlo, con 3 id. de R. Opisso

Wladimiro, por I. Sodas Aldape, con 2 Id. de J. Segrelles

El hidalgo, por J. Héctor Picabia, con 4 dibs. do F. Sans Castaño

La obra genial, por Julián de Torresa-no, con 4 id. de A. Farré

Una tragedia florentina, por Jesusa Al­ian, con 2 id. de O. Vicente. . . .

El drama del Españoleta, por A, Pérez Nieva, con 3 id. de C. Vázquez. . .

Desde la tierra del Sol, por A. Palma (Marlancla), con un id. de J. Pey. .

De antaño y liogaño, por J. Pallares, con un Id. de A. Farré

De la vida rústica, por Roberto Molina, con 3 id. de S. Regidor

El rapto de Nadina, por María de Ville-ncuvc, con 4 id. de M. Feliu d'Lemus.

El paredaño, por J. Adán. 2 id. de J. Pey. tVanitas Vanitaluní', por J, Qarrigós,

con 2 id. de A. Farré La campana de plata, por María de VI-

lleneuve, con 3 id. de R. Roqueta. . El amor del compadre Celestino, por N. Dfaz de Escovar. 2 id. de S. Regidor. La sonrisa, por Alfonso Maseras, con 3 id. de B. Gili y Roig. . . . . .

Tomos Págs.

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XVIII

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XVIII

XVIII

XVIII

XVII!

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Tomos Págs.

Retoño de Eva, por Luis Máselas, con un dib. de Baldricii. . . . . . .

Mariana Romero, la Comedlanta, por A, Pérez Nieva. 3 id. de Méndez Bringa.

Don Ricardo Palma tradicionado, por Marco A. de la Fuente. 2 id. de J. Pey.

Las saetas del pecado mortal, por J. Re­dondo, con 3 ¡d. de A. Huertas. . .

Por tierras de Extremadura, por C. Be-nítez, con 5 grabs.

Luis I y ta Orleans, por A. Pérez Nieva, con 3 dibs. de N. Méndez Bringa.. .

LOS FAROS DE LA HUMANIDAD

La Biblia, por A. Opisso, un dib. de Pey. Los poemas lioméricos, por id. con un id. La Eneida, por Id., con un id. de id. . La Divina Comedia, por id. Un id. de id. El Romancero, por id., con un id. de id. La Imitación de Cristo, por id. Un id. . El teatro de Shalcespeare, por id. Un id. Faus/o, por id., con un Id. de id.. . .

L I T E R A T U R A F E S T I V A

Grafolo'iia, por Luis Oabaldóii, con 17 dibujos de Karilcato

Muestras literarias, por Luis Oabaldón, con 5 dibs, de C. Cornet.. . . . .

La oratoria en sus diversas manifesta­ciones, por Luis Oabaldán. . . . .

El tranvía, por id., con dibs. de Rojas. El delirio postal, por Juan Pérez Zúfii-

ga, con dibujos de A. Cual.. . . . Música de verbena. Pitos, por Luis Oa­

baldón, con dibujos de R. Marín. . . Historias del año pasado, por T. Carre­

tero, con 7 dibs. de B. Gilí y Roig. . El .'sistema solar, por L. Gabaldón, con

10 dibujos de E. Saiz,. Los ex libris, por id., con dibujos de

Karilcato . Un hombre aparado, por J. V. Tomey,

con dibujos de R. Opisso El veraneo en Roma, por L. Qabaldfln,

con 4 dibs. de C. Cornet. . . . . Los veraneantes, por E. Coca y Vall-

niajor, con 7 dibs. de B. Conili. . . El /tambre en ridículo, por L. Gabaldón,

con 2 dibs. de C. Cornel Un folletín interesante, por id., con 3 di­

bujos de R. Opisso Etthonor a la ciencia, por J. V. Touiey,

con 5 dib.s. de C. Cornet Escetiassevillanas, por Martínez Barrio-

nuevo, con 3 dibs. de C. Vázquez. , Un curioso ejemplar, por Luis G.ibal-

d6n, con 2 dibs. de C. Cornet.. . . Un Invento despampanante, por E. Ber­

trán Rubio, con 3 dibs. de Opisso. , La carta de Celipico, por León Fogoso,

con 7 dibs. de T. Gascón En busca de nuevo esposo, por J. Víctor

Tomey, con 4 dibs. de Junceda. . . Revista de salones, por Luis Oabaldón,

con 3 dibs, dg: Rojas • . Extranjeros en su patria, por J. Víctor

Tomey, con 5 dibs. de Inglada. . . Floricultura del arroyo, por Luis Gabal­

dón, con 3 dibs. de C. Cornet.. . . El juramento, por J. Víctor Tomey, con

4 dibs. de Junceda..

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1126 HOJAS SELECTAS

Tomos Pigs.

Frescos recuerdos de un caluroso día, por id,, con 5 dibs. de R. OpissD.. . VI 314

Patatas fritas y congrio, por id., con 3 dibs. de J. Juiíceda VI 730

La señal de redención, por id,, con 8 di­bujos de T. Gascón V! 988

El loro de lengua de oro, por id., con 3 dibujos de C. Cornet VI 1079

El saínete de Arlurito, por ]. O. Acuña, con 4 dibs. de C. Cornet Vil 148

En pos de una ilusión, por Luis Gabal-dón, con 2 dibs. de Apa VII 319

Por una invitación, por id., con 3 dibu­jos de I. Smlth VH 543

A lo que el amor conduce, por ]. Víctor Tomey, con 4 dibs. de C. Cornet.. . Vil 598

jGurruñaut, ¡gurruñaul, por León Fo­goso, con 3 dibs. de A. P a r r é . . . . VII 689

Escenas de la vida cursi, por J. Víctor Tomey, con 7 dibs. de Apa. . . . VII 1106

Correspondencia particular, por Luis Gabaldón, con 8 dibs. de ]unceda, . VIH 62

La suerte del Guripa, por J. V. Tomey, con 3 dibs. de Apa VIH 606

B/cr«/co, por id., con dibs. de Cornet. . VIH 818 Caza fantástica, por Luis Gabaldón,

con 3 dibs. de Apa VIII 881 El resucitador, por J .V. Tomey, con

7 dibs. de R. Opisso Vlil 978 Por donde viene ¡a fama, por id., con 3

dibujos de I. Smitli IX 50 Cualquiera acierta, por id., con 3 dibu­

jos deC. Cornet IX 241 El tratamiento, por León Fogoso, con

2 dibs. de A. Parré IX 311 ¿Quiere usted aprender el argentino?,

por J. V, Tomey. 3 dibs, de R. Tomey. IX 721 Bruja incompleta, por León Fogoso,

con 2 dibs. de A. Parré IX 931 Perder el tiempo, por Luis Gabaldón,

con 2 dibs. de A. Parré IX ¡066 Cosas bonaerenses, por J.V. Tomey, con

4 dibs. de R. Tomey X 73 Soltando el grifo, por Luis Gabaldón,

con 3 dibs. de C. Cornet X 78 Pobre moneda, por J. V. Tomey, con

4 dibs. de R. Tomey X 303 Escenas bonaerenses, por id,, con 3 di­

bujos de id X 355 La verdad de la mentirá, por id., con

,4 dibs. de A. Farré X 577 El desquite, por el Baciiiller Corchuelo,

con 3 dibs. de id X 779 ¿Noche buena?, por Luis Gabaldón, con

3 dibs. de C. Cornet XI 52 Escenas bonaerenses, por J. V. Tomey,

con 2 dibs. de R. Tomey XI 181 Militares incipientes, por id., con un di­

bujo de F. Labarta XI 250 Escenas paraguayas, por id., con 2 di­

bujos de R. Tomey XI 311 Escenas bonaerenses, por Floridor, con

2 dibs. de R. Tomey y 3 grabados. . XI 472 Mañana por ¡a mañana, por J. Víctor

Tomey, con 5 dibs. de J. Junceda. , Xí 692 El ojo que más ve, por Luis Gabaldón,

con un dib. de Luisa Vida! XI 784 Dos años antes, por J. Víctor Tomey,

con 2 dibs. de R. Opisso XI 1076 jYo quiero escribir I, por Luis Gabaldón,

con 2 dibs. de C. Cornet XII 26 Banqueteemos, por id., con 2 dibs. de C. Cornet XII 146 Cómo se hace una revista de Sociedad, por id., con 2 dibs. de A. Parré. . . XII 219

Tomos •

Ideales de artistas, con 9 dibs. , . . XII 532 Cómo se forma una suegra, por J. Víc­

tor Tomey, con 3 dibs. de A, Huertas. XII 541 ¿Cuánto cuesta esto?, por A, Escamilla

Rodríguez, con 2 dibs. de C. Cornet. XII 593 Escenas bonaerenses, por J. V. Tomey,

con un dib. de J, Junceda XII 696 El asesino, por A, Escamilla Rodríguez,

con 2 id. de J, Caldero XII 785 La revista, por Manuel Soriano, con

7 d.bs. de A. Huertas XII 883 Amor microbicida, por Luis Gabaldón,

con 5 dibs, de A. Huertas XIII 254 La virtud de un sombrerero, por A. Esca­

milla Rodríguez. 3 dibs. de Gilí Roig. XIII 317 Perrerías, por A. Martínez Olmedilla,

con un ¡d. de A. Huertas. . . . . XIII 489 La emigración de Talla, por Luis Ga­

baldón, con 3 dibs. d» R. Opisso.. . XIII 690 Cómo se habla en Buenos-Aires, por J.

Víctor Tomey. 2 dib.5. de R. Tomey. XIII 798 La palazzina Raquel, por José Carlos

Bruna, con 3 dibs. de R. Opisso. . . XIII 1075 A tiro limpio, por A. Escamilla Rodrí­

guez, con 3 dibs. de R, Opisso. . . XIV 116 Un. viaje ctenlifico, por Luí? Gabjldón,

con 4 dibs. de Teodoro Gascón, . . XIV 209 Un filatelista, por José O. Acuña, con

2 dibs. de P, Mateos XIV 408 Bl hijo del bohemio, por José A, Luengo,

con 3 dibs. de R. Opisso XIV 505 Bl último grito, por id,, con 3 dibujos

de P. Prat XIV 597 Patología musical, por Luis Gabaldón,

con 3 dibs. de T, Gascón XIV 690 Aventuras de To-Fló, por Pedro Ponce,

con 9 dibs. de 1, Smitli XIV 825 Un yanqui en Madrid, por José Q, Acuña,

con 3 dibs, de F, .Mjteos XIV 925 ¿Qué cuarto se alquila?, por Federico

Trujillo, con 3 dibs, de A, Huertas. . XIV 1018 Bl doctor Iturrlago, par Luis Gabaldón,

con 3 dibs, de A. Huertas XV 31 La herencia de mi tía, por A, Escamilla

Rodríguez, con 2 dibs. de id. . . . XV 236 Aguas medicinales, por N. Díaz de Es-

covar, con 2 dibs, de id XV 436 Una digestión laboriosa, por Luis Ga­

baldón, con 3 dibs, de id XV 1012 Zoología comparada, por id,, con 7 di­

bujos de R. Opisso XVI 217 Con ayuda de vecino, por id., con 2 di­

bujos de A. Huertas XVI 434 Y lodo es vanidad, por F. Trujillo, con

3 dibujos de C, Cornet XVI 1085 Al,pie de la letra, por Luis Gabaldón,

con 3 id, de A. Huertas XVH 126 El solcalorificómetro, por Luis Gabal­

dón, con 3 dlbi. de R. Opisso.. . , XVIII 81 Los amálelos, por J, Carlos Bruna, con

3 dibujos de R. Opisso XVIII 228 Lulo por el suegro, por José A, Luengo,

con 3 dibs, de C, Come! XVIII 316 Tfay que ingeniarse, por Luis Gabaldón,

con 3 oibs, de A. Huertas XVIII 369 Tortillas confesionales, par José Ibáñez

Jaso, con un dib. de C, Cornet. . . XVIII 982 Bl hombre pesimista, por Sinesio Dar-

nell, con un dib. de A. Huerlas. . . XVII! 1106 Crónica alegre, por id., con un dibujo

de P. Prat XIX 7 Conocidos Irrecordables, por id., con

un dibujo de A. Huertas XIX 622 Va a cometerse un crimen, por J. A. Luen­go, con 5 dibs, de Apa XIX 695

Page 73: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1127

Crónica alegre, por Sineslo Darnell, con un dib. de A. Parré

La proni'.sa del inglés, por N. Díaz de Escovar, con un dib. de A. Parré.. .

Sovletísmo zoológico, por Alfeiiique, con 3 dibujos.

Isidoro quiere suicidarse, por Magda Donato, con 3 dib;. de C. Cornet.. .

El mejor aceite, por N.Díaz de Escovar, con un dib. de A. Parré

Conatos de rebelión, por Alfeñique, con 2 dibs

No perdía ocasión, por N. Díaz de Es­covar, con un dib. de A. Farfé.. . .

Poetas y cómicos, por E. Povedano, con 2 dibujos dej.junceda

MÚSICA Y CANTO

La trilogía Los Pirineos, del Mtro. Pe-drell, por A. Llansó, dibs. A, Mestres.

El ángel y el niño, por el Mtro. Grana­dos, con 2 dibs. de Gaspar Camps. .

Cantos populares de Navidad, por el Mtro. Pedrell, con dibs. de A. Mestres.

Canción de Arlequín, del Miro. Salvat.. Habanera Aurora, por el niño Arrióla. . El Cake-Wallc, por el Miro. Walsata. . Canción de Marsilio, por el Miro. La-

niole de Grignon Minaeto, original del Mtro. F, Pujol, con

6 dibs. de R. Opisso Gaveta para piano, del Mtro. Martínez

linbert, con un id. de R. Opisso. , . ¿Qué es poesía?, composición del Mtro.

E. Bicocchi y letra de Q. A. Bécquer, con un id. de R. Opisso

Rimas, composición de Conrado Mol-gosa, con un id. de C. Vázquez. . ,

Pastoral. Cuatro composiciones del Mtro. Pedrell

mu. Sardana larga del Mtro. Serra.i , Himno patriótico de Panamá La danza easlcara o Aurresicu, por M.

Díaz de Arcaya. 4 dibs. de R. Opisso, Romanza para plano,áa A. Pérez Moya,

con un id. de Gaspar Camps. . . . Rima de Bécquer, por el Mtro. E. Bl-

cocclii, con un id. de A. Qual. . . . Dos esperanzas de la música. 3 grabs. Nuestra Juvenlui folk-lorisia. — Focha

follets, canto escolar del Mtro. J. B. Lambert, con dos páginas de música, 3 retratos y 2 tricroniias de A. Giial..

Para ti. Vals del Mtro. José M." Corne­lia, con un dib. de M. Feliu d'Lemua.

Romanza sin palabras, del Mtro. B. Ba­yona, con un Id. de Apa

Sospirs, Composición del Mtro. Mlllet, letra de J. Verdaguer; un id. de Pey..

Al volver de la Jira. Corapos. music. del Mtro. T. Biix5, con un id. de Caldera.

Serenata, letra y música de Víctor M. Reudón, con un id. de C. Vázquez. .

Rima de Qustavo A. Bécquer, música de Enrique Bicocchi, con un id. de Qual,

Romanza sin palabras, por Teresa Par-tagás, con un id. de Q. Camps.. . .

Va/sHojAS SELECTAS, por CiiftonWors-ley, con un id. de M. Fcllu d'Lomus..

Oeniileza: tanda de valses, compuestos por ]. de D. Raveio

J¡va y Walíer, pieza sinfónica del Mtro, Granados, coa un dib. de F- Labatta.

Tomos Págs.

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El Maestro, canción popular catalana de S. Bartolí, con un id. de R. Opisso. .

Lección de danza, minué del Mtro. Cu-mellas, con un dib. de Apeles Mestres.

Hojas de primavera, danza m iderna del Mtro. J.M.Lambert.2 id. de Cabrinety,

21 de Mayo, marcha, por E. Mateus., Canieur, vals lento, de B. Morales San

raartin, con un dib. de J. Cabrinety Canción Infantil, letra de A. Mestres y

música del Miro. Mas y Serracant. Alma boliemia. Vals Boston, por J. Cas

tro Carazo, con su retrato. . . . El Orfeó Cátala en tierras amigas. 5 gr Danzas populares catalanas, bailes por

J Missip, texto de J.M. Gassó 4 grbs Instrumentos músicos del Japón. 4 grbs Parsijal en el jardín de Kllngsar, por R

Wagner, con 2 dibs. de J. Pey.. . Himno a Colón, mÜ5ica de Adrián Ozae

ta M , letra de Ricardo Miró. . . Mary, vals serenata, del Sr. Santi-Bru,

con un dib, de Labarta, imp. en Iricr Papillons, capricho, por j . Marticristiá,

con un id de J. M. López Mezquita. Oriental-galop, por el Mtro. M. Domé

nech Español, con un id. de M. Ramos. España canta i., por José Francés, con

6 grabs. y 3 dibs.de Carlos Vázquez Gente del Bronce, vals para piano, por

Víctor M. Rendón, con un dib.. . La Cenicienta o el zapatlto de cristal,

pantomima, música del Miro. Conrado Molgosa, con 2 dibs. de R. Opisso. .

Brisas levantinas, fox-trot, por Sara Vilá, con un id. de R. Roqueta. . .

Hojas Selectai, two-step para piano, por el Mtro. S. Alvarez, con su retrato. .

Juan Sebastián Bacíi, preludio-pastoral, con su retrato

Jorge Federico Haendel, gavota; un dib. José liaydn, allegretto, con un id. . . Wolfgang Amadeo Mazarí, valsj un id. Luis van Beetliovcn, arioso dótente de

la sonata op. 110, con un id. . . . Pranz Scliilberí, scherzo (ob. póst.); 1 id. Félix Meudelssolm, romanza sin pala­

bras, con un retrato. . . . . . . Federico Chopln, preludio en si menor,

con un id Roberto Sehúmann, curiosa hist.; un id. Franz Liszt, consolación, con un id.. .

NOTAS CÓMICAS

La fotografía lnstantánea,pot C. Cornet. Algún cadáver más... poi¡. P.Montseny, Cuento baturro, por T. Gascón. . El perro rabioso, por E. Donaz. . No ¡lay nial.... povK-iñk'ito. . . Excelencias del impermeable, T. Gascón, Equivocación lamentable, por E. Donaz. Cómo se caza un avestruz. D. Poveda, Un tenorio expresivo, por A. Mestres. El chambergo, por R. Marín. . . . Ascensión al Zuckerhutl, por Atiza. . Cosas de chicos, por P. Casabarca. . Elefante travieso, por D, Poveda.. . Sesión de cinematógrafo, por Karikato. Modernismos, por T. Gascón. . . . Er cante jondo, por L. Alegret. . . Aventura extraordinaria, por Atiza.. Un juicio oral, por E. Donaz. . . . Influencia de los deportes, por Cornet. Una prueba de valor, por V. Tur.. .

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Page 74: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

m^ HOJAS SELECTAS

Sorpresa desagradable, por j . Xaurado, La reforma del Zodiaco, por Karikato. Viajes despampanantes.E, Sa!z Abascal Prueba movida, por J. Román.. . . Rarezas de la publicidad, por K. Luga. Prodigios de la vegetación, por Rojas. Visiia de inspección, por Arveras. . El ánade atrevido, por V. Tur., . . ¡ Y tenía razón I, por E. Donaz. . . Por el hilo se saca el ovillo, por V. Tur, A grandes males, poi iá Origen del estilo Luis XV en las artes

suntuarias, por C. Cornet, en color, El disfraz salvavidas, p.jr V. Tur . . Muslquerlas, por C. Cornet. . . . Imprudencia temeraria, por V. Tur. ., El ladrón de pilos, por Rojas , . . Ceferinilo Badulagu-, por Rojas.. . Lámparas de arco voltaico, por Pradera / Vaya ana tarde I, por E. Donaz. , . El burlador burlado, por Rojas. . . Excelencias de los deportes, por Donaz Distracción amorosa, por Rojas. . . Salvarse en automóvil, por R, Opisso. Plnlarrerlas, por C. Cornet. , . . Los perros serviciales, por Robert. . El viajante de muñec .s, por Karikato. Los aprendices traviesos, con C grabs. Desquite artístico, por E, Donaz . . Los domadores, por Rijas ¿Sigue usied a las mujeres?, por Grau. Pesca de segunda mano, por Robert. Una distracción pesada, por Rojas. , El queso animado, por C. Cornet. . Ventajas del viento, por J. Jimceda. . Peflexión de un bañista, por Id. . . A orillas del Ndo, iior Rojas. . . . Atropello Improvisado, por Karikato. El despertador, por Rojas Una broma pesada, por J. Junceda. . El nuevo Sansón, por E. Donaz. . ; Los niños sensibles, por J. Junceda.. Entusiasmo y decepción, por Alejre.. El chapuzón oportuno, por E. Donaz. Él cercado ajeno, por Navarrefe.. . El mendigo forastero, por Apa. . . El clavo salvador, por E. Donaz. . . I Se aguó la fiesta I, por R, Opisso. . Con las glorias, poT Ro¡33 Amor que mala, po! Apa Un dentista improvisado, por J. Junceda El arreglo de la casa, por E. Donaz.. La barrera automática, por J. Junceda. Práctica definición del eje. Navarrcte. El perro cariñoso, por E. Donaz. . . En las fiestas de Zaragoza, por Gascón, Un rentista desmemoriado, por Apa. De como las mismas causas, por Donaz, Cuento baturro,, por T. Gascón, . . El insomnio, por Karikato Macario Pingüino, por C, Cornei. . Cómo cambia la moda, pot Apa. , . Los baturros, por T. Gascón. . . . Una buena compradora, por E. Donaz. El mercader y el devoto, por Apa. . Donde las dan las toman, por Cornet. El aspirante a corneta, por J. Junceda. El enfermo aprensivo, por T. Gascón. Del cercado ajeno, por E. Donaz.. . El triunfo de la bencina, por A. Parré. La vida rencorosa, por J. Junceda. . En plena luna de miel, por E, Donaz. En busca de un manantial, por Cornet Un rapio siglo XX, por A. Parré.. . El suicida, por E. Donaz. - . . .

Tomos

II JII

m IM III III 111 III lit III III

IV IV IV IV IV iV IV IV IV IV IV IV V V V V V V V V V V V V VI VI VI v¡ VI VI VI V! VI VI VI VI VII VII

vn Vil VII VII vil vil vil vil VII

, vn VIH VII! VI» VIH VIH VIH VIH

vni vm VIO VIH VIH IX IX IX

Págg.

1089 81 145 304 400 539 624 793 880 1046 IIGO

46 122 209 335 424 528 640 728 785 910 1023 •1151

13 134 212 299 422 525 623 730 854 902 1012 1088 60 159 256 334 414 544 598 734 800 928 1018 Itl6 64 160 256 309 432 490 638 596 792 914 1024 lOBÍ 55 159 224 318 415 528 595 697 830 895 991 1019 12 148 255.

Invento contra importunos, por Cornet.. Un joven fí-io, por E. Donaz, . . . . Cosas c?<? fratorroíj por T. Gascón. . . El cometa Halley, por K. Op'\?,s!}.. , . El hambre aguza el ingenio, por V, Tur. Los precursores de la telegrafía sin hi­

los, por C. Corr.eí El fumador alumbrado, por .4. Parré. . La confusión de lenguas, por T. Gascón. Finales obligados, por E, Donaz,. , , Cabeza de turco, por Apa La civilización reden/ora, por R. Opisso. Un lance de Carnaval, por id Un concurso de altura, por A. Parré. , Un ciudadano obediente, por A. Mesires, Blpoder de Marte, por A. Huertas, . . £/oso opócn/o, por E. Donaz La intrepidez de un tenorio, por A. parré. U:t cazidor afortunado, por J. JunceJa. Un escritor en bo^a, por T. Gascón,. . Un fumador testarudo, por A Parré. . Vengarse por mano ajeno, por J.Junceda. La felicidad no existe, por E. Donaz, . Mí'sce/dnea/ocosa, por T. Gascón. . . Un tenorio equilibrista, por A. Huertas. Los líos foztfrfos, por A. Parré. . , . La mujer discreía, por T. Gascón. . . Los siete infantes de Lara, por E. Donaz. Gimnasia de salón, por A. Huertas.. , De ios tiempos feudales, por V. Tur. . Bl bienliechor inoportuno, por E, Donaz. En la ocasión se conocen los vállenles,

por A. Parré. El nuevo cierre automático, por Junceda, Hasta el fin nadie es dichoso,por Donaz, El baturro en tranvía, por T. Gascón. , Inconvenientes del paso gimnástico, por

J.Junceda,. El pavo de Navidad, por A. Huertas.. . Percances del oficio, por A, Parré, . . El último bohemio, por T. Gaicón. . . Bl jardín zoológico, por J. JunceJa. . : Una prueba que sale mal, por E, Donaz. Duelo a muerle, por A, Hneitas. . . . £í ar/e .'mevo, por A. Parré El primer parroquiano, por E. Douaz. . El palo del explorador, por T. Gascón.. La guerra en el hoaar, por J. Junceda. . Cuento baturro, por T. Giscón. , . , Bl rapio de la odalisca, con 12 viñetas. Bl arte y la lluvia, por J. Junceda. . . El galo revoltoso, por A. Huerta'-,.. . . Astucia de un enamorado, por E.Djnaz. Sorpresas de la moda, por A. Antequera, Laabuellta, por A Huertas De exámenes, por T. Gascón Intermedio acrobático, por A, Huertas.. Una equivocación lamentable, por id. , Una carta interesante, por A. Huertas.. Victima de la obediencia, porj. Junceda. La guerra futura, po! ii Aventuras del corresponsal de un rotati­

vo mundial, por R, Opisso Petición de mano, por E, Donar. . . . Bl asistente baturro, por T. Gascón.. . Remedio contra el aburrimiento. Cornet, Ofensiva devuelta, por A, Huertas. , . Cuenlos baturros, pot T, Q.incbn, . . La guerra moderna, por R. Opisso. . . £1 negro tronera y el mono, por Bergan, Los huéspedes gorrones, por E. Donaz,. Peligros de la nalanterla, por A. Huertas, El enfermo obediente, por E, Donaz, , Azares de la guerra, por R. Opisso. . . Cuentos baturros, por T. Qascóíi. , .

Tomos

IX IX IX IX IX

IX IX IX IX IX X X X X X X X X X X X X XI XI XI XI XI XI XI XI

XI XI XI XI

XI XH XH

xn xn XH XII XII XH

xn XII

xn xm XHl Xlll Xill XIII XiU

xm Xlll Xlll XIV XIV XIV

XIV XIV XIV XIV XIV XIV XIV XIV XV XV XV XV XV

Págs.

337 447 604 555 598

683 800 907 992 1095 34 167 257 347 482 588 676 752 848 955 1072 105S 16 43 145 225 33ft 41S b2S 602

719 832 894 985

1088 32 160 224 303 447 60t 704 794 928 1024 1079 50 128 209 305 410 540 627 793 987 15 120 255

402 5U G08 732 800 928 982 1085 156 233 310 428-531

Page 75: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1129

Cinematografía realista, por C, Cdrnet, De pequeñas causas, por E. Donaz. . Los chiguiltos traviesos, por A. Parré. Cuentos baturros, por T. Gascón., . Un aterrizaje puntiagudo, por A. Huerta El diorama del baturro, por T. Gascón La mejor solución, por E. Donaz . , El vecino oficioso, pox M El dentista del baturro, por T. Gascón Perrcr/as, por A. Hueitas. . . . . . Los feligreses de Samper, por T. Gascón Salida ingeniosa, por E. Donaz. . . Tres picaros ingeniosos, por T. Gascón Causa justificada, por E. Donaz. , , Marea alta, por A. Huertas . . . . a i / re 6a/íírros, por T. Gascón. . . C/í¡7e rfiíto', por J.Junceda El jamón de muestra, por E, Donaz.. Profecías sobre la paz, por R. Opisso. Cuadros de Navidad, por A. Huertas. Llovidos del cielo, por E. Pfaíf.. . . El vino solitario, por C. Cornet. . . La guitarra, por E, Donaz . . . . Los conciertos cursis, por E. Ffaff. . i ycnif/o?, por E. Donaz Mala puntería, por E.Píoff.. . . • La ducha inopinada, por id. . . . í/«a mo/mda, por A, Huertas. . . , El amor y el llempo, por R. Opisso.. La buena voluntad, por E. Ptaff.. El principio de aulorldad, porj.junced. El santo de la novia, por E. Pfaff,' , Suicidio salvador, por E. Prat. . . Los buenos parroquianos, por E. Donaz, Apuesta interesante, por E. Pfaff. , Intermedio cómico-bailable. A. Huertas Buena puntería, por E. Pfaff. . . . Clínica quirúrgica, por T. Gascón. . Nu:vo sistema de engordar, por E. Pfaíl Muj'expresivo, por ]. Junceda. . . Palo de ciego, por A. Huertas.. . . Atraco espelúzname, por E. Pfalt. . Ascensión inesperada, por A. Huertas. Cuentos balurros, por T. Gascón. . La bomba misteriosa, por A, Huertas. Los guardias burlados, por E. Pfaff. Receta morrocotuda, por E. Donaz. .

ESPIGAS SUELTAS (ilustradas por R. Opisso)

Véanse los índices de los tomos VIH al XIX. NOTAS POLÍTICAS (R. OPISSO)

Véase, en cada tomo, el Índice respectivo.

NOVELAS

Pascua Florida, por G.iVSarlínez Sierra, ilustrada por A. ¡Vlestres, —Publicada en 4 números sucesivos; comienza. .

El rio (le aro, por L. Biart, traducida del francés por C, Qomis, ilustrada por F. Lix y A. Ulrillo.—Nueve núms.

Elisa, por A. Lanslon, con 3 graba.. . Bl triunfo del amor, por J. iVlenéndez

Agusly, ilustrada por J Cabrlncty. . Alma de artista, por F. Navarro Ledes-

ma, i'ustrada por S. Regidor. — Cua­tro núms

Frente afrente, por i". Acebal, ilustrada por C. Lezcano.—Ocho núms.. . .

El rey de las praderas, por L. I3iatt, ilus­trada por Lix y Ulrillo.— Ocho núms.

Tomos

XV XV XV XV XV

XVt

xvt XVI XVI XVI

XVII XVil XVII XVII XVII XVII XVI! XVII XVII XVII

XVIII

xvín XVIII XVIII

xvni XVIII XVIII XVIll XVIII XVIII

XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XX XX XX XX

x-x XX XX XX XX

PágS.

640 699 923 989

1120 56

307 530 704 923

24 145 347 512 721 820 891 986

1119 1148

28 151 339 448 606 790 917 981

1 U 2 1134

32 216 352 493 733 829 928

1021 55 64

152 233 283 539 657

1000 1099

22

81 427

601

I

II

II

817

81

90

Las alas de Icaro, por F. CUnient Terror, ilustrada por J. Pey.— Cuatro núms.

Cruzada de amor, por R. Pérez de Ayala, con 15 dibs, de J. Pey.— Cinco núms.

Entre dos Océanos, por Luciano Biart, con 30 dibs. de F. Lix.—Doce núms.

Por las carreteras de polvo y de lágri­mas, por Q. Martínez Sierra, con 27 dibujos de L, C. Valera.— Seis núms.

En el remanso, por Francisco Acebal, con 12 dibs. de Carlos Vázquez.— Cinco núms

En las Pampas, por Emilio H. del Villar, con 24 dibs. de L. Camarero.— Cinco números

El último vásiago,vo[ R.Pérez de Ayala, con 15 dibs. de J. Pey.— Seis núms. .

Aventuras de un grillo, por el Dr, M. Ernesto Candéze, con 67 dibujos de C. Renard.—Siete núms

Nuevos fiorizontes, por Emilio H. del Villar. 10 dibs. de J. Pey.—Cinco núms.

Rulamán, por el Dr. D. F. Weiland, con 42 grabs.—Once núms

Tirios y iroyanos, por M. Turnio, con 5 dibs. de C. Vázquez.— Tres núms.

Augusta, por Pilar Lluy, con 10 dibujos de J. Pey.— Cuatro núms

Aventuras maravillosas de Arquibaldo, por Rountre y Hamer, con 47 dibujos y 4 tricromías.— Once núms. . . .

Violeta, por Ramón A. Urbano, con 11 dibs. de J. Pey. —Cuati o núms.. .

La odisea de Alvar hihVz Cabeza de Vaca, por A. Opisso, con 6 dibs. de R. Opisso.—Tres núms

La Esposa, por G. iWarllnez Sierra, con dibujos de C. Vázquez.—Tres núms..

Laura de liuelva. Nove]di del siglo XVII, por Ramón A. Uibano, con 6 dibujos de J. Pey.— Tres núms. . . . .

Bl Justicia del llano, por A. Querrá, con 6 dibujos de J. Calderé.— Dos núms.

El bandolerismo romántico, por R. A. Ur­bano, con 5 dibs. de C. Vázquez, .

Bl Fraile, por Emilio H. del Villar, con 10 dibs. de J. Pey.— Cuatro núms. .

Ojos malignos, por H. I. Hancock, tra­ducida del inglés por J. Casadesús. 8 dibs. de J. Calderé.—Siete núms. .

Limosna de amor, por el Bachiller Cor-chuelo, con 9 dibs. de Carlos Váz­quez.— Seis núms

La muy amada, por G. IVlartfnez Sierra, con 14 dibs. de J. Gosé.—Tres núms.

La conversión de Angelila, por A. Mar­tínez Olmedilla, con 4 dibs. dc j . Cal-deié.— Dos núms

Los Qaitanes, por R. A. Urbano, con 6 dibs. de C. Vázquez.—Tres núms..

El alférez Armentla, por M. Turnio, con 10 ditas, de Apa.—Seis núms. . . .

Los piratas del aire, por R. Martín, con 3 dibs. de R. Opisso,— Dos núms. .

¡Aúpal, por C, Mendoza, con 10 dibujos de ]. Pey.~ Cuatro núms

Doña Nieves, por R, A. Urbano, con 6 di­bujos de J, Calderé,—Tres núms,, .

Perseverancia, por el gran duque Miguel Michailovitíc, con 8 dibs. de F. La-barta.—Tres núms

La felicidad de Tereslta, por G.Martínez Sierra, ron 3 dibs.— Dos núms. . ,

Un viaje de novios en 1970, por K. Mar­tin. 6 dibs. de R, Opisso,—Dos núms.

Tomos Pág».

II 85T

ni 27

III 8T

ni 506

IV 57

IV

IV

IV

V

V

V

V

VI

VI

VI

VI

VI

VII

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VII

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VIII

VIH

VIII

IX

IX

IX

X

X

X

X

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21

313

7 9 !

488

738

1025

1063

Page 76: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

Í I 3 0 HOJAS SELECTAS

Horas de lucha, por R. A. Urbano, con 7 dibs. de C. Vázquez.— Dos núms. .

La balanza de la justicia, por F. M. White, con 16 dibs. de J. Calderé.— Ocho nilras

El mundanal ruido, por R. A. Urbano, con 4 dibs. de N. Méndez Bringa,— Cuatro núms

Los amores de un mosquito, por J. C. Bruna, con 8 dibs. de j . Cabrinety. .

En busca del agua, por J. A. Luengo. 17 dibs. de R. Opisso.— Cinco núms.

Luz, por María Teresa, con 3 dibs. de Carlos Vázquez

La vara del licenciado, por A. Opisso. 8 dibs. de S. Regidor.— Cuatro núms.

Entre damas y galanes, por R. A. Urba­no, con 6 dibs. de J. Cabrinety. — Tres números

Dtos dispone, por R. A. Urbano, con 6 dibs. de A. Huertas.— Dos núms. .

El periodista detective, por Mr. H, Hill. 21 dibs. de J, Cabrinety.—Diez núms.

La Animosa, por R. A. Urbano, con 7 dibs. de C. Vázquez.—Tres núms.,

El Prometeo de Santa Elena, por F. Cli-ment Terrer. 14 dibs.—Oclio núms. .

La esclava, por Federico Trujillo, con 6 dibujos de B. Gilí y Roig

Capitulas di amor y de gesta, por José Granger, con 2 dibs. de J. Cabrinety.

El caballero rufián, por Luis O. Manegat, con 2 dibs. de R. Opisso

Mar adentro, por F. Restrepo Gómez, con 2 dibs. de J. Cabrinety.. . . .

Regalo de bodas, por T. Mendigutía, con 3 dibs. de J. Pey

El mantón de la China, por R. A. Uí-bano, con 5 dibs. de Q. Cainps. — Tres números.

El Juglar, por Luis G. Manegat, con 12 dibs. de J, Segrelles.— Seis núms.

Vencida, por Aíarianela, con 6 dibujos de Carlos Vázquez.—Cinco núms. .

¡Ajena, ajenal,., por A. Ramírez Pena, con un dib. de Julio G, Mencia. •. .

Nieves, por José A. Luengo, con 6 dibu­jos de S. Regidor.—Tres núms. . .

Los dos reyes, por B. Morales San Mar­tin, con 2 dibs. de S. Regidor. . . .

Flor del Valle, por José Mas, con 6 di­bujos de A. Huertas

Los que no triunfan, por Guillermo Her­nández Mir, con 6 dibs. de id. . . .

Mister Watson, por L Fernández García, con 4 dibs.de M. Ramos.—Dos núms.

Morbus áureas, por Marianela, con 3 di­bujos de C. Vázquez.— Dos núms. ,

El último estoico, por Juan Pallares, con 4 dibs. de A. Huertas.—Dos núms. .

El último hidalgo, pot P. Trujillo, con 8 dibs. de S. Regidor.—Tres núms. .

La dicha interna,pot F. ClImeníTerrer. 14 dibs. de A. Huertas. —Tres núms.

Amores y caireles, por L.Fernández Gar­cía. 4 dibs. de Huertas. — Tres núms.

Sor Consuelo, por B. Morales S. Martin, con un dib. de M. Felfu d'Lemus.. ,

Alma trlanera, por L. Fernández García, con 5 dibs. de B. Oili y Roig. . . .

Lorenzo Cilda. Novela ecuatoriana, ori­ginal de Víctor M. Rendón, con 24 grabados.— Ocho núms

Carmen. Novela postuma de E.Bertrán Rubio. 7 dibs. de C.Vázquez. . . .

Tomos Págs.

XI 33

XI

XI

XIÍ

XII

XII

XII

XIII

XIII

XIV

XIV

XIV

XIV

XIV

XIV

XIV

XV

XV

XVI

XV!

XVI

XVI

XVI

XVI

XVI

XVII

XVII

XVII

XVII

XVIII

XVlIt

XVIII

XVIII

XIX

146

304

911

58

521

630

889

18

52

3

20

579

814

914

984

II06

22

343

45

499

535

597

820

978

1012

337

440

628

919

49

372

623

210

17

El espectro del pasado, por A. Applin, trad. del inglés por F. Climent, con 14 dibs. de Al. Ranios,- Nueve núms.

La prima Pilar, por José A.Luengo, con 9 dibs, de B. Gil! y Roig.—Tres núms.

Blseñor Lucio el Bolcheviqui, pot F.Tru­jillo, con 5 dibs. de A. Huertas. . .

La novela de un bibliófilo, por Ramón Míquel y Planas, trad. castellana de Alfredo Opisso, con 12 dibs. de J. Pey. —Cuatro núins

El tesoro del dios Indra, por F. Trujillo. 14 dibs. dej. Segreiles.— Cinco núms.

La pasión que vence, por A. Estévez, con 6 dibs. de Baldrich. —Tres núms.

El alma vieja, por J. de Torresano, con 7 dibs. de J. Segreiles.—Tres núms. .

Dt mal agüero, por M. J. Bertrán, con 12 dibs. de A. Parré.—Tres núms. .

Marta la Brava, por Luis Fernández García, con 10 dibs. de A. Huertas. .

POESÍAS

Soberbia, por Ricardo Qil, con un dib. de S. Regidor

Acuarela, soneto de Juan de Dios Peza, con un id. de J, M. Tamburini.. . .

La risa de! sátiro, por Ricardo Gil, coa un id, de Vareia

A España, por Juan de Dios Peza. . . Mi reloj, por J. Tomás y Salvany, con

dibs. de J. Diéguez,, La noche del jueves Santo en Sevilla,

por S. Rueda, con un id, de Fontdevila. Soneto, por Juan de Dios Peza, con un

dibujo de M. Felíu d'Lemus Una leyenda, por R, Romero León, con

dibs. de Apeles Mesfres. . . . . . A rey muerto... por Luis E. Garrido, con

dibs. de A, Gual A los juegos Florales de Colonia, por

Ramón D. Peres A la Natividad de Cristo, por Ramírez

Pagan, con dibs, de A. Gual. . . . COMR, poema por R. de Canipoamor,

con 16 id. de J. Pascó, 5 de Xumetra y 2 de Cabrinety. — Odio números. .

Una poesía, de Marelo Greco, con di­bujos de F. Mofa

Ruinas, por Salomé Urefia, con 2 id. de J. Pey.

Criolla, por A. B. Pelierano, con un id. de R, Opisso

Rimas, por Enrique Henríquez, con un id. de Carlos Vázquez

Hombres de ciencia, de J, Pérez Zúñiga, con 2 id, de Zuñiguit-d

Americana, de A. B. Pelierano, con 2 id, de J. M Xiró.

Miguel de Cervantes, por S. Carrera, con 5 id. de C. Vázquez. ,

La lucha, de .Samuel Vclázquez, con un dib. de S. Regidor

Sidérea, de M. Henríquez Ureüa, con un dib. de A. Gual. . . . . . . . .

En ta última página del Quijote, de Ri­cardo Palma, con un grab

Campo santo, de Ricardo E. Lleras, con un dib. de A, Gual

Vicio de la sangre, de Juan Pérez Zúñi­ga, con un id. de Rojas

Episodio de Carnaval, de Juan Pérez Zú­ñiga, con 2 id. de C. Cornet. . , .

Tomos Págs.

XIX 217

XIX 236

XX 17

XX 40

XX 208

XX 442

XX 685

XX 726

XX 1066

I 42S

I 5i05:

I u

II

n II

II

II

II

III

III

III

III

III

IV

IV

IV

IV

IV

IV

IV

V

V

778 64

215

291

386

559

801

1031

1107

177

770

895

1048

1112

32

210

305

438

533

555

992

54

142

Page 77: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1131

¡El Progreso I, de J. Pérez Zilñlga, con 2 dibs. de Cornet

Del álbum de la Srta. D." Blanca Bor-doy, por C, Prieto, con un id. . . .

El Juego de ajedrez, de F. Calvo Gu­tiérrez,con un id. de R. Opisso. . .

Figurines de playa, de ¡. Pérez Zúfíiga, con 2 id. de J. junceda

Epilogo, de N. Díaz de Escovar, con un dib. de ]. Pey. . . . . . . . .

Piedras finas, de Samuel Velázquez, con un id. de Gaspar Campj. . . .

Al Guadalquivir, por R. García-Plata de Osma, con un id. de C. Vázquez.. .

En un álbum, por Ramón D. Peres, con un id. de C. Vázquez

El alcayde de Antequera, pat N.DIaz de Escovar, con 3 id. de E. Elias. . . .

El naCimienlo del conde, por J. Pérez Zúñiga, con 2 id. de J. Junceda. . .

El Cristo de Alonso Cano, por Manuel S. Picliardo, con un grab

Sellos hispanos. 6 sonelos de id. tO grbs. Cuento viejo, por E. Coca y Vallmajor,

con 5 dibs, de C. Cornet El yate, por M.Ugarte, con un id.de Apa, Madre redentora, por R. Garcia Plata de

Osma, con un id. de Apa Era la entraña del monte, por J. Pérez

Zúñiga, con 2 id. de Elias La regia aureola, por José Carlos Bru­

na, con 2 id, de S. Regidor.. . . . Via Crecis, por J. Tomás Salvany, con

un id. de A. Gual Las palmas, por Víctor M. Renden, con

2 grabados La viuda misteriosa, por J. Pérez Zúñi­

ga, con un dib. de Apa Galante, por Armand A. Vasseur, con

un id. de M. Foliu d'Lemus. . . . Cantos eslavos: Los violines, por Rodol­

fo Gil, con un id. de Gaspar Canips.. A un laurel, por Manuel S. Pichardo,

con un id. impreso en tricromía. . . Tres páginas, por Jesús Garza Flores,

con un id. de M. Felin d'Lemus. • . La nación más grande, por Juan J. Cañas. El cóndor y el pensamiento, por J.Carlos

Bruna, con un dib. de S. Regidor.. . El gallo, por Manuel S. Pichardo, con

un id. de S. Regidor ta lira portuguesa, por Rodolfo Gil, con

un id. de Gaspar Canips El castillo de la sangre azul, por Julio

Vives Guerra, con un id. en color,. . En el Poiit-Karló, por Teodoro Lloren-

te, con un id. de M. Fellu d'Lemus. . Lux et umbra. Poesía port. de C. Maul, Púbula, por Aureliano Jaramillo F., con

2 dibs. de S. Regidor Ei dirigible, por José Pérez Zúñiga, con

2 id. de R, Opisso A la hora de nona, por F, Restrepo Gó­

mez, con u n i d . . . . Mañanica de San Juan, por Rodolfo QU,

con 2 id. de A. Gual El postrer canto, por S. Carreta. 2 dibs. Atlántlda, por Saritín Carlos Rossij.con

un id. de J. Perrer Palleiá, . . . . Et diablo de Maruja, por José A. Luen­

go, con 2 id. de A. Huertas Cantos marroquíes, por Rodolfo Ql|,con

2 id. de Canips y Triado A Noite de Navidá, por Luis Corral, con

utl id. de J. Calderé. . . . . . .

Tomos Págs

V

V

V

V

V

V

V

VI

VI

VI

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VI VI

VI

VI

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1088 462

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33

65

77 97

253

264

352

581 685

736

956

17

32

Inviolable, por Julián de Charras, con un dib. de O. Junyent

Ofelia. Soneto de id., con id. de A. Gual. La víspera del combate, por C. N. Pen-

son, con un id. de J. Cabrinety. . . Rodrigo de Bastidas, por G. Castañeda

de Aragón, con un id. de C. de Qrau. Memorial de D. Eusebia de Vergara, con

un id. de J. Calderé. . . . . . . . Playera normanda, por A. Merino Rey-

na, con un Id. de M. Feliu d'Lemus. . Resignación, por ]ssíis Garza Flores, con

u« id. de S. Meunier-Point A la lengua castellana, por J. de Clia-

rras, — A España, por A. Merino.— ¡Salud, España I, por Pedro Sanabia.

De la vida, por Roberto J. Payró.. . . Dos tempestades, por N. Díaz de Esco­

var, con un dib. de A. Gual.. . , , Postales, por D. M. Ciiumaceiro, con id. La fe de los ejércitos, por S. Carrera,

con un id. de G. Camps El consejo de la abuela, por José Carlos

Bruna, con un id. de Luisa Vidal. . . De saya y manto, por Marianela, con

un id. de J. Pey El ángel de la Guarda, por Jesiis Garza

Flores, con 2 Id. de Luisa Vidal. . . ¿os volátiles, por J. Pérez Zúñiga, con

un id. de R. Opisso La musa americana, por J. Níaury.—

¡Ave, Nonónl, por D. M, Ciiumaceiro, El genio no muere, por G. Segovia. . . ¡No le atiendas, linda florl, pos Sarlhou, Crepúsculo romántico, por Emilio Mu­

ñoz, con un dib. de C. Vázquez. , , Los progresos del amor, por Campoanior,

con 2 Id. de MUe. Meunier-Point.. . Romance serrano, por A. Valero Martin,

con un Id. de C, Vázquez. . . Visión gloriosa, por C. Torres Hernán­

dez, con un iJ. de M. Feliu d'Lemus, Mármoles, por Miguel Luis Recuant. Septiembre. Octubre, Sonetos de J. Wen Ave Marta, por J. Bayona, dib. de Vidal Nochebuena, por F. Rsstrepo Gómez, La balada de los conquistadores, por

J. Vives Guerra, con dibs. de A. Gual La Jitveníud y el Desengaño, por A. Ja

raniiilo, con un id. de G. Camps. . Mi mejor estrofa, por N. Díaz de Esco

var, con un id. de A. de Riquer. . Mirtos, por Rodolfo Gil, con un Id. de

M. Feliu d'Lemus. . . . . . . El brulote, por M. Hernández . . La voz de la abuellta, por Santiago Ar­

guello, con un id. de Feliu d'Lemus. A la bandera dominicana, por Julio A,

Piñeyro, con su retrato. . . . El jabegote, por José Carlos Bruna, con

un dib. de V. Carrerea. . . . Heridas de muerte, por R. Gil.. . Flores de América, por R. Garcia Escobar, ¡Miserere!, por E. Henriquez. . . . Cantares, por N. Díaz de Escovar, co

un dib. de C. Vázquez Oración, porJ.Bayona, dib.deSegrelles, Trova, por J. de Castro, dib, de Feliu Flor de mármol, por J. de Cliarras. , La mujer de Malabar, por J. Pérez Zú

ñlga, con 2 dibs. de C. Cornet. , ¡Perdónalos, Señorl, por F. Henriquez

Carvajal, con un grab En el báratro, por Amalla Puga de Lo

sada, con un dib. de J. Segrelles ,

Tomos Paga.

XI XI

XI

XI

XI

XI

XI XI

XI! XII

XII

XII

XII

XII

XII

XII

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XIII

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XIV

XIV

XIV

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XIV XIV XIV XIV

XIV XIV XÍV XIV

XV

XV

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231 358 415 503

504 714 801 1084

57

80

144

Page 78: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

rrja HOJAS SELECTAS

El amor de Magdalena, por J, J. Pérez, con un dib. de Luisa Vidal

Cantares, por N. Díaz de Escovar. . . La musa americana. Cualro sonetos de

F. Reslrepo Gómez Las dos velas, por Luis M. Vidal . . . La isla de oro, por Rafael Lasso de la

Vega, con un dib. de L. Anglada. . , El poema de las rosas, por O. Arrióla. . Insolación, por Rafael A. Deligne. . . Sueños blancos, por J. R. Zarama.. . . Puesta de sol, por Allerino Reyna, con

un dib. de Gaspar Caiiips En un castillo provenzal, por N. Díaz de

Escovar, con un i.l, de L. Anglada. . Charllo, por Víctor M. Rendón, con 2 id,

de iW. Feliu d'Leinus A una rosp, por M. Gómez Tobaliua. , En el sendero, pon Salvador L. Erazo,

con un dib. de M. Feliu d'Lemns.. . Idilio criollo, por Mercedes Quintero. . ¡Deslertol.. por N. Díaz de Escovar, . La reliquia, por V. M. Rendón. Un retr. Carta de un soldado, por Elvira Casa-

blanca, con su retrato ¡Siempre enigmal, por Rodolfo Gil.. . Medallones, por id,; dib. de M. Ramos.. Añílelos. Predestinación. Sonetos de J.

R. Zarama y J Vargas Colmenareí. . Tumbas y blasones, por ]»\\é.n de Cha­

rras, con un dib. de ]. Segrelles. . Contestación a la Carla de un soldado,

por Elvira Casablanca. . . . . . Sangre alegre, por Víclor M. Rendón,

con 2 dibs. de M. Feliu d'Leinus.. . Los caballos del Oran Capitán, por M. R.

Blanco Belinonle, con 2 id. de Apa.. Todo el encanto de tu alma, por Caslsñé. Orquídea. Bien amada. Dos sonetos ori­

ginales de A. Z. López Penlia. . . . En el álbum de una sud americana.

Poesía por Federico Raliola. . . . Dios. Poesía de Raíail A. Del gne. . . Rima. Poesía de N. Díaz de E-Jcovar. , Desmayo, por Rafael García Escobar. . Vespertina, por iVlercedes Quintero, con

nn dib. de B. Gilí y Roig El orlo, por Amalia Fuga de Losada. . Balada, por Virgilio Maitintz Reyna. . La columna a los proceres de 1820. Oda

de Víctor M. Rendón, con 21 grabs. . En el Generallfe. Sonelo de N. Díaz de

Escovar, con un dib. de J. Segrelles.. La perla de la aldea, por R. Ramírez

Grande, con un id. de M. Ramos.. . La elegía deClori, por Huberto Pérez

de la Ossa, con 2 dibs Parábola de la ciega, por E. González

JWarlinez, con un id. de J. Segrelles. . Paisaje tropical, por Salvador L. Erazo. Pétalos. Poesía de R. García Escobar. . Crespones, por E. R., con un grab. , . Dicen... por S. Ortlz Vidales, con un dib. Trovas del Albalcln, por Rodolfo Gil,

con un dibujo de A. jarque . . . . Heme enamorado...—Nicanor, por S. Or-• liz Vidales, con 2 dibujos

Nueva Magdalena, por N. Díaz de Es­covar, con 2 id. de V. Gañeres. . ,

Noche, fuente y ruiseñor, por R. Lasso de la Vega, con nn id. de B. Gilí Roig.

La última Jura en Buenos Aires, por Ju­lián J. Bernat, con un id, dej . Pey. .

Elegía del bosque, por Octavio Ripoll Mora, con un dibujo

Tomos

XV XV

XV XV

XV XV XV XV

XVI

XVI

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XVI XVÍ XVI XVI

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XVI

XVI

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1095 1120 1120 i l 3 7

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121

140

145

152

238

283

Tomos

Eugenia de Montljo. Sonetos originales de Amalia Puga de Losada . . . . XVIII

La Mazorca, por Julián J. Bernaf, con un dibujo de J. Pey XVUI

El dolor de llegar, por J. Bayona Posa­da, con un dibujo de A. Jarque . . . XVII!

A un hidalgo de lioy, por Marianela, con un dibujo de Apa XVlü

Guitarra española. Cantares originales de N. Díaz de Escovar XVIII

La leyenda del iagUique, por V. iVIartí-nez Reyna, con un dib. de A. Jarque . XVII!

Glosas de! romancero, por J, Pallares, con un dib. de M. Ramos XVIII

Logran aldea, por Julián J. Bernat, con un dib. de ]. Pey XVIII

En el presidio... por N. Díaz de Esco­var, con un dib. de J. Segrelles, . . XVIII

La ofrenda del beso, por E. de Ory, con un dib. de M. Runos XVill

Poema de ausencia, por R. García Es­cobar, con un dib. de R. Dalniau. . XVII!

En el tránsito de Angela Carbo de A/aí-donocío, por Víctor .M. Rendón . . , XV!1!

¡Padre mió! Monólogo de N. Díaz de Escovar, con un dib, de J. Segrelles. XVIII

Los principes de los cuentos, por J. Ri­poll Lamarca. 2 dibs. de J. Segrelles. XIX

Mañana de Abril, por Rafael Lasso de laVega.2 d:bs. de M. Feliu d'Lemns . XIX

Frente al mar, por Max Chaves, con un dib, de .M. Ramos XIX

El sueño de fray Fermín, par Julián J. Bernaf, con nn dib. de J. Pey. . . XIX

Nocturno, por R. Lasso de la Vega, con un dib. de G. Vicente XIX

Aquel viejo vals, por O. Gómez de )a Mata, con un dib. de Apa XIX

El sueño de Colón. Noche de lana. Poe­sías de V. Mürtinez Reyna. . . . XIX

La tía Ciguidueña, por Félix Ciiquerella, con un dib. de N. .Méndez Bringa . . XIX

La musa sonríe, por Juiio Ruiz. . . XIX Poema campestre, por R. Qarcla Esco­

bar, con 2 dibs. de O. Vicente . . . XiX Guitarra del poeta. —De Heine. Poesías

de N. Díaz de Escovar XIX Vibración de la Raza, por V. Martínez. XIX La tragedia de la modistilla, por Q. Rilt-

wagen, con 2 dibs. de G. Vicente. . XIX Bl Cristo de las a-juas, por Julio Ruiz. . XIX ¡Madre míal Monólogo de N. Díaz de

Escovar, con 2 dibs. de O. Vicente. XIX Amor muerto, por M. Chaves, con nn

dib. de J, Segrelles, en color, . . . XX Cantares, por J. R. Ramírez Grande. . XX Venus viviente, por J. Caballero Rodrí­

guez, con 2 dibs. de R. Roqueta. . XX A la luna, por M. Chaves, con 2 dibs.

de B. Güi y Roig XX Hastio, por Aníbal Díaz, con un dib. . XX Musa salvadoreña, por M. Quintero. . XX Altos anhelos. A María Inmaculada,

Soneto de Mercedss Quintero . . . XX Frases del corazón, por Al. Chaves, coa

nn dib. de M. Feliu d'Lemus. . . . XX P O L Í T I C A G0N"TEMP0RA3SrEA

Porfirio Díaz y su obra, por V. Salado Alvarez, con 11 grabs I

¿Cuándo quedará lleno el mundo?, por J. Holt, con seis dibs í

441

446

474

565

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955

992

5

129

Page 79: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL 1133

El imperio otomano y el sulldn Abdal-Hamld, por P. CliiiientTerrer. 7grabs,

Crtslidii de Wet y su campaña, por A. Sangree, con 22 graba

León XIH y el Ponlificado, por F. Cli-nient Terrer, con 15 grabs

Conferencia Americana de México, con 24 grabs

La nueva república cabana. 16 grabs. . Coronación de Eduardo VI! de Ingla­

terra, con 10 grabs . El Parlamento británico, con 21 grabs., Leónidas Plaza, por Rubín Darlo, con

un retrato Nuevos consejeros de la Corona de Es­

paña, con 9 grabs La cuestión de Occidente, por J. Boada

y Roineu, con Hgiabs Polonia, por Sofía Casanova . . . . Insurrección de Macedonia. 4 grabs. . El nuevo Presidente del Uruguay, por

C. Sáenz deZumarán, con un retrato. Albania, el pueblo y su causa, por J. Ruiz

Castillo, con 5 grabs La República de Sanio Domjngo, por

A. Alfau y Baralf, con 21 grábs. . . Muerte de León XIIl y proclamación de

Pío X, con 15 grabs Expedición comercial española a la Amé­

rica del Sur, con iQ gtáhs Evolución del Japón, por A. García Llan-

só, con 9 grabs Viaje del Rey de España a la corle de

Portugal, can 13 gt3.b3. . . . . . El patriarca de Venecia en la silla de

San Pedro, con 12 grabs El conflicto de Oriente, por A. Garda

Llans6, con 14 grabs. . . . . . Colombia y el canal de Panamá, por

John O. Leigli, con 20 grabs. . . . La guerra en el Extremo Oriente, por

F. Altolaguifre, con 170 grabs. . . El convenio angla-francés sobre Ma­

rruecos, poi ¡. Boada Romeu. 12 grbs. El progreso actual de la República DO'

mín/caria, con 14 grabs El úllimo boer, con 8 grabs Pedro I de Servia, con O grabs. , . . La lucha económica en Cataluña, por

Pedro Coroniinas, con 10 retratos. . Una página luctuosa de la corle espa­

ñola, con 5 grabs La guerra en el Extremo Oriente, por

Fernando Altolagnirre, con 18 dibs.de F. Sarda y 13 grabs.— Nueve níims. .

El nuevo presidente del Peni y sus mi­nistros, con 7 retratos

Hoslllidad del sulldn de Marruecos a la influencia francesa, con 4 grabs. . .

Presuntas reinas de España, con 4 grbs. Glorificación de Ecliegaray, con 8 graba. La revolución en Rusia, con 5 grabs. , Un diplomático ilustre del Ecuador. Víc­

tor M. Rend6n Nueva fase del problema marroq :t, por

Alfefíique, con 7 grabs El viaje de M. Loubet y la política inter­

nacional, con 14 grabs La presunta reina de España, con 6 grbs. Ultima etapa del vioje de Don Alfon-

so XIII a las corles extranjeras, . . El divorcio de Suecia y Noruega, con

12 grabs La conferencia de Aigeciras, con 8 grbs. El general Mitre, ton un grixb. , . .

Tomos '.

I

I

I

I I

1 1

I

11

11 II II

11

11

II

II

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III

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III III III

III

III

IV

IV

IV IV IV IV

IV

IV

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V

V V V

Págs.

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833 867

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721 833 1037

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166 237 357 L07

456

737

1105 65

72

214 261 265

Las exequias del general Mitre. . . . El fallecimiento del Dr. Quintana. . . Bodas reales históricas, con 14 srabs. . El nuevo Presidente de Costa Rica, . . La odisea de una raza, con 8 grabs.. , Un alto en la lucha, por F. Rahola, con

8 grabs Boda de D. Alfonso XIII, con 15 grabs. Los secretarios de Bslado de Colombia,

con 7 retratos. . Coronación de los Reyes de Noruega,

con 8 grabs Un pueblo que marcha, por Alcides Ar-

guedas, con 9 grabs. La conflagración actual de Rusia, por

Alfeñique, con 13 grabs Crónica internacional, pox Sdnliago Pé­

rez Triana, con 18 grabs. . . . . Asamblea de las Diputaciones. . . . Crónica internacional, con 31 grabs. . Postrimerías de un reinado en Persia,

con 5 grabs Acción combinada de España y Francia

en Tánger, con Vi gtabs Preliminares de la acción europea en

Marruecos, con 7 grabs El segundo Parlamento ruso. La aper­

tura de la Dama, con 4 grabs.. . . El conflicto franco-mogreblno, con 10

grabados . Bosquejos de política rusa, con 6 grabs. Los futuros soberanos, con 5 grabs.. . Bodas de oro de los reyes de Suecia,

con 14 grabs El fin de un imperio. Corea, con 8 dibs. El desquite de China, por j . G. Acuña. , La conferencia de la Paz, por S. Pérez

Triana, con 18 grabs . El regicidio de Porlngal, con 8 grabs. . Crónica marroquí, con 16 grabs.. . . El rey de España en Barcelona. 7 grabs. La paz en la América latina, un grab. . Crónica internacional, con 36 grabs. . Los reyes de España en Cataluña, con

16 grabs. Los presupuestos del Estada español,

por F. Rahola. 7 dibs. de R. Opisso. . Crónica internacional, con 1II grabs.—

Siete núms. . . . . . . . . . Las fuerzas navales del Japón. 5 grabs. Bulgaria y el Czar de los búlgaros, por

F. Climent Terrer, con 11 grabs. , . Los regios vastagos, con 6 grabs. . . . Las armas españolas en el Rij. 14 grbs. Crónica internacional, con 44 grabs.—

Cinco nrínis Muerte de Eduardo VII de Inglaterra. . Las exequias de Eduardo VII,co\> 6 grbs. Dos pueblos absorbidos, por B. Sanin

Cano, con 6 grabs. . . . . . . . La revolución de Portugal, con 18 grbs. El porvenir de la América española, con

un dibujo de J. Triado El incidente Savarkar, por B. S. Cano. . Las penitenciarlai de Siheria. 15 grabs. La embajada de México, con 7 grabs. . La coronación de Jorge V, con 11 grabs. El XXII Congreso Eucaiisíico. 18 grbs. Proclamación íf^elprincipe de Oales. 4 gr. La guerra Hato-turca, con 27 grabs.. . La acción de España en Marruecos,

con 27 grabs La rcvolucló'i de China, con 14 grabs. , El problema del divorcio en Cuba, por

Federico Raliola, con 2 grabs. . . . .

Tomos Págs.

V V V V V

V • V

V

V

V

V

V V VI

VI

VI

VI

Vi

VI VI Vi

VI VI VI

VII VI! VII VII VII VII

vil

vil

VIII VIII

VIH VIII \III

IX IX IX

IX IX

IX X X X X X X X

X X

353 357 337 458 597

641 648

687

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794

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370

449 550 652

753 849 1043

161 262 275 353 367 833

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195 748 843

75 556 657

945 1035

1116 32! 339 407 785 797 905 1095

1137 1169

X 1183

Page 80: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

1134 HÓJÁS SELfiCTAS

La guerra italo-iurca. Revolución de Cfiina. Conflicto ruso-persa. 13 grabs.

El rey Jorge en la India. Revolución de China. España en Marruecos. 24 grbs.

El gran ducado de Luxemburgo. Las su­fragistas y la huelga del carbón. La guerra ítalo-turca. España en el Rif, con 17 grabs

La sublevación de Fez y el prolectorado francés. llalla en el mar Egeo. 9 grbs.

La tierra de tas amazonas, por Jorge C. La Torre, con 4 grabs

Muerte del Mikado. La crisis turca. Ma­rruecos y el sultán de tos franceses, con 13 grabs

El nuevo Presidente del Paraguay, con 2 grabs. . . . . . . . . . .

El reinado de Mutsu-Hlto, con 18 grabs. Una gloría de la Cruz Rofa universal,

por José G. Acuña, con 8 grabs. . . El centenario de las Cortes de Cádiz,

con 25 grabs La guerra en los Balkanes, con 44 grbs. Entierro y funerales del emperador

Mutsu-Hlto, con 17 grabs La guerra en los Ballcanes, con 92 grabs.

—Siete núms Woodrow Wilson, por W.Jordán . . . Las nueva colonias Italianas. 13 grabs. Renovación presidencial en Francia, con

8 grabs La revolución de México, con 17 grabs. El Dr. Nouel, de Sto. Domingo. . . . El Rey de España en París. 10 grabs. Mr. Coltcn, gobernador de Puerto Rico. Crónica Internacional, con 19 grabs. . Ouillermo II de Alemania, con 18 grabs. Marruecos español. Impresiones de un

viaje por Yebala.K. Cabrera. 18 grabs. Crónica internacional, con 126 grabs.—

Oclio núnis Renovación presidencial en Colombia. La guerra europea, con 162 id.—Cuatro

núms El nuevo sucesor de San Pedro, con 5 id. Londres en tiempo de guerra, por B. Sa-

nín Cano, con 4 grabs La guerra europea, con 456 grabs.—

Doce núms Italia en África, La Erilrea. 10 grabs. La revolución de México, con 5 grabs. . Luchas de razas, por A. Opisso . . . La actuación de Turquía, con 16 grabs. La recluta británica, por Aiiita Marín. La guerra europea, con 281 grabs.—

Doce núms España en Marruecos, por Aifefíique. . Un pueblo en armas, por Qaziel. La batalla del Marne, por id. . . . La elasticidad francesa, po! iú. . , . La Conferencia de París, por id. . . La batalla de Verdún, por id. . . . Los horrores de la guerra, por F. Cli-

ment Terrer, con 21 grabs. . . . ios sínlomas finales, por Gaziel. 3 id. Alemania y la guerra, por Enrique Do­

mínguez Rodiño, con 4 grabs. . . La fábula de actualidad, por Gaziel . , La acción de España en Marruecos, por

F. Climent Teircr, con 13 grabs. . ¿Por qué lucha Francia?, por Qaziel. . Espejismos verbales, por id. 2 grabs. . Conmemoración del descubrimiento de

América, con 3 grabs La segunda fase, por Qaziel, 4 grabs.

Tomos Págs.

XI 85

Xí 179

XI 353

XI 552

XI 754

XI 833

XI xt XI

XI XI

XI

XII XII XI!

XII XII XII XII XII XII XII

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XlII

XIV XIV XIV XIV XÍV XV

XV XV XV XV XV XV XV

XV XV

XV XV

XV XV XV

XV XV

837 948

1007

1025 1029

1140

80 88 195

273 353 399 545 561 562 867

1041

82 473

838 948

1139

69 Í95 549 796 1025 12

69 99 165 273 371 473 563

614 657

752 762

778 857 953

1032 J04I

Tomos Págs.

Los herederos de coronas, por F. Cli­ment Terrer, con 10 grabs. . . . XV 1089

El doble resorte de Francia, po! Güzie]. XV 1146 La guerra europea, con 197 grabs.—

Doce núms . . . . . . . . . XVI 65 La política colonial frar.cesa, poxQazie.]. XVI 89 Del espíritu francés, por iá XVI 177 ¿a paz, por id., con grabs., . . . . XVI 277 Lcr aía/a>ia, por id., con id XVI 366 Derrocación de un imperio, con Iñgt&bs, XVI 461 El mundo de mañana, por Gaziel. 2 id. XVI 473 La pérdida del África alemana. 14 id. XVI 518 El peor enemigo, por Gaziel. 2 grabs. XVI 565 Italia en la guerra, por F. Ciiment. . XVI 579 Las flotas de guerra, con 2 díbs. . . XVI 604 Campos de batalla y de labranza. . , XVI 651 Los Estados Unidos en la guerra. 21 id. XVI 806 El esfuerzo briláníco, por Qaziei. 6 id. XVI 837 El Brasil en 'a guerra actual, con 9 id, XVI 841 La tragedia de la paz, poí OAZIHÍ. 3 id. XVI 941 £/;!aevo íV/o/o, por Gaz el XVI 1044 De la Rusta revuelta, con 6 grabs. . . XVI 1047 La crisis política española y la Asam­

blea de parlamentarlos, con lí íú. . XVI 1126 La guerra europea, con 164 grabs. —

Doce núms. XVII 65 España ante la guerra, por Qaziel, . . XVII 72 La Grecia moderna, por id,, con 9 grbs. XVII 81 Calendario de la guerra, po! MUmqun. XVII 122 Lo que jamás volveremos a ver. Gszís], XVII 174 La intervención de los Estados Unidos. XVII 182 La liberación de Jerusalén, con 12 grbs. XVII 195 Las burlas del bloqueo, con 3 dlbs, . . XVII 253 El caso de lialia, por Qaziel. 9 grabs. . XVII 279 La desamortización del oro. 3 dlbs. . , XVII 314 La República de Finlandia. 7 grabs.. . XVII 326 España en Áfrico, por Gabriel Araceli . XVII 353 El espionaje en Francia, con 8 grabs, . XVII 358 La descomposición del imperio ruso, por

Gaziel, con 3 id XVII 362 La fisonomía de París, por id., con 9 id. XVII 468 La guerra submarina, por Alfeñique,

con 2 dlbs. de A. Jarque XVII 733 El centenario de Covadonga, por José

Escofet, con 13 grabs XVII 942 El esfuerzo norte-americano, coa \2\á. XVII 1040 El ex imperio austro-húngaro, con 1 \á. XVII 1144 Crónica internacional. De la guerra a la

paz, con 135 ¡d. —Doce núms. . . . XVIII 68 Cuento de cuentas, con i áihs. . . . XVIII 185

• Las ruinas de Francia, por Gaziel. 6 Id. XVIU 195 ¿os íro/eos f/e París, por Id, con 7 id.. XVIII 297 Eí congreso socialista de Berna. 10 id.. XVIU 353 La revolución de Alemania, con II id. . XVIU 449 La desmembración de Alemania. 8 id. . XVIU 662 España en la zona marroquí, con 5 M.. XVIII 737 Zj£/asííerrasrcc//m/£/aj.IialiayPolonia. XVIU 741 La situación de Rusia, con 6 grabs.. . XVIU 849 La Fiesla de la Raza, con 4 id. . . . XVIII 1030 La lucha por la felicidad, por Qaziel,

con 3 dlbs. de J. Triado XIX 3 La batalla de Vittorio- Véneto, por Ma­

rio Tizzani, con 7 grabs XIX 76 Crónica internacional, con 122 id. —

Doce núms XIX 80 Trampa adelante, por Alfeñique.. . . XIX 252 La cueslión de Fiume, por Mario Tizza­

ni, con 9 grabs.. . , XIX 273 Divagaciones de actualidad, por E. Cap-

devíla, con 2 Id XIX 363 Costa Rica y su nmvo Presidente, por César Nieto, con 6 id XIX 426 Escribir y contar, por Alfeñique.. . . XIX 446 El tratado de San Germán y ¡os nuevos territorios i'alianos, con 7 grabs. . . XIX 'SQ9

Page 81: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE GENERAL II35

Vicloria sin paz, por Gaziel, con 3 dibs. de J. Triado

La soberanía popular, por P, S., con 2 id. do J. Segrelles

Crónica Internacional, con 13 grabs.— Once núms

La derrota de la locura, por Gaziel . . Equilibrio inestable, por P. S. 10 grabs. El error de Francia, por Gaziel. . . . La Sociedad de las Naciones. Conferen­

cia de Comunicaciones y Transpor­tes en Barcelona, con 6 grabs . . .

Los fascistas de Italia, por Mario Tiz-zani, con 5 id. » ,.

TEATRO

El amor en el teatro, por S. y J. Alva-rez Quintero, con 6 dibs. de Valera..

Talismán de amor, por G. Martínez Sie­rra, con 23 dibs. de R. Marín. . , .

XX

XX

XX XX XX XX

65 177 273 280

Tomos Pág£. I'omos Págs.

Coríe rfe «mor. Poema dramático por O. 3 Martínez Sierra, con dibs. de Valera. I! 1091

La devoción de la Cruz, comedia de don H P. Calderón de la Barca, con 8 dibs.

de ] . Pey.—Cuatro núms ÍV 8Í la escena del batean, con 10 gtabs.. . IV US El milagro por ios celos, comedia de

fray Félix Lope de Vega, con 8 dibs. de A. Utrillc —Cuatro núms. . . . IV 465

Teatro de la Naturaleza en Tolosa, por R. Ribes, con 6 grabs. . . . . . VII 944

XX 372 Teatro ambulante de Gemier, con 5 grs. XI 360 Teatre inttm. Auditorlum, por J. M. Co

XX 646 de Trióla, con 5 grabs XIII 270 Fotógrafo y burlador. Juguete cómico

en dos actos, por R. Garcla-Plata de Osma, con 4 dibs. de R. Opisso. . . XIII 402

Slr Herbert Tree, famoso actor inglés, con 9 grabs XIII 460

I 1009 Madr/nas cíe guerra. Saínete en un acto, por Víctor M. Rendón, con 5 grabs. . XV 993

II 113 El teatro de polichinelas, con \0 grabs. XIX 106

Por no dar a este ÍNDICE excesivas proporciones, no se han incluido en él las secciones

de Variedades y Panorama Universal, formadas siempre por asuntos de palpitante actualidad, que en el índice dé cada tomo pueden hallarse debidamente registrados.

•g^ qg|f ^ b

Page 82: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE AUTORES ( P O R ORDEN ALFABáTICO DE APELLIDOS)

ACEBAL, Francisco. Frente a frente, — En el remanso . . . . . .

ACEVEDO, J. Lucas de. Aves de rapiña ACKROYD, Q. Efectos de sombra. , ACUÑA,J.Q. De Nueva Yurica Venezuela

— La conspiración del Rusillón. — El desquite de China. . . . — El saínete de Arturito. . . . — Revolución argentina de 1890, — El fin correccional. . . . . — El castillo de Marracq. . . — Una gloria de la Cruz Roia. . — El gabán de pieles — Ei desertor . — Conjunción de almas. . . . — Vesania ambiente. . . . . — Un fiiatelisía, . . . . . . — Un yanqui en Madrid. , • .

ADÁN, J. El paredaño ALBERTI, N. Paleontología lucaya. .

— La bandera española. . . . — Los cartagineses en América. — La isla de Pascua

ALCAIDE, J. F. Expedición al Polo Sur, ALCAIDE DE ZAFRA, J. Moka. . . . ALEORET, A. El puerto de Tarragona. ALFAU, Jesusa. En todo, amor, . .

— Sombra de dolor — Historia de otro siglo. . . . — Una tragedia florentina. . .

ALFAU Y BARALT, A. La república de Santo Domingo

ALFEÑIQUE (F . Ciiment Terrer). El pro bleraa marroquí

— La conflagración de Rusia,, . — Arte monumental.. . é , . — Indumentaria femenina.. . . . — Escenas en la nieve — La serenata de San Nicolás. , — Albergues y refugios. . . . — AI pie de las tumbas. . . . — España en Marruecos. , . . — La infancia protegida. . . . — Imágenes de la pasión.. . , — Desnivelación de sexos, . . — Lo de ayer y lo de hoy. . . — La recluta militar — La instrucción en los cuarteles — Flota mercante española. . . — Calendario de la guerra. . , — Ei espacio y el tiempo,. . . — La república cubana.. , . , — La guerra submarina. . , .

Tomos Págs.

11 IV XV IX IV VI VI VII VIII X XI XI XII XII XIII XIII XIV XIV XX VI X XI

XVIII 11 ¡11 I

XIII XIII

XVIII XX

II

IV V VI VI VII iX

XIV XíV XV XV XV XV XVI XVI XVI XVII

xvu XVII XVII XVII

81 57 311 417 138 405 1043 148 1073 451 897 1007 230 796 313 794 408 925 157 124 286 997 657 1121 598 1121 594 980 217 ,24

601

737 838 257 429 465 !4¡ 615 992 99 161 321 695 154 733 794 37 ¡22 637 638 733

ALFESÍQÜE ( F . ciiment Terrer). Cartas volanderas

— Aves canoras. . . . . . . — De Londres a Dakar. . . . — Retiros obreros — Energías del cuerpo — Puertos y puertas. . . . — Dirae lo que comes.. . . — La difusión de ios idiomas, , — Trampa adelante. , . . — Escribir y contar.. . . . , — Sovietismo zoológico. . . .

ALFOKSO ACUÑA, M. El pájaro de la hija del rey. , . . . . . ,

ALTAMIRA, Rafael. La cuenca del Nalón. — Paisajes pequeños. , . ,

ALTOLAGUIRRE, F. La guerra en el Ex tremo Oriente

— Escuelas prácticas del ejército ALVAREZ, Luis. San Martin Sarroca. ALVAREZ QuiN'TERO, S. y J. El amor en

el teatro AMADOR, FÍ La vida en Puerto Rico. AMADOR os LOS Ríos, R. Casas de baños

de los musulmanes en España, — Los teatros de Madrid. . .

ANASAQASTI, T . Asilo de S, Sebastián APPLIN, Arturo. El espectrcdel pasado ARAÜJO, Oresíes. Recuerdos de la Es

paña colonial AROUEDAS, Alcides. Un pueblo que

marcha. — La muerte del Inca. . . . . — La muerte del Malleu. . , . — Mi retrato

ARIJA,]. Por la España desconocida, — La ínsula Augusta. . . . .

ARÓLA Y SALA, F . El edicto de Asuero, ASE.N'JO, Manuel. Zorita de los Canes, AYALA, R. Pérez de. El último vastago,

B BACHILLER CORCHUELO. Limosna de

amor. — La heroína de Alquózar. . . — La venganza de la historia. — Cómo odian los que aman. . . — La verdad sobre todas las cosas — El desquite

BAKER, S. Corridas de toros en Portugal BARAÜO, Fr.incisco. Oruuña. . . .

— El suf.'agio del garbinzo, . , — El comendador Requesens, , ,

BARAJAS, C, Una tarde en Santa Anita BARROSO, C. El alma de los minerales

Tomos Págs.

XVIII XVIII XVIII XVIII XVIII XVIII XVIII XIX XIX XIX XIX

XV IV VII

DI VI

XIV

I XIII

III IV XII XIX

11

V VI

VIH IX X

XII XX XIX IV

VIH VIII IX IX X X I I IV XV

XVII X

141 326 442 508 635 829 1108 148 252 446 1022

1117 218 60

545 347 609

1009 202

675 913 929 217

662

794 341 877 977 627 778 1018 33 626

48 808 350 815 447 779 303 291 14

1082 909 832

Page 83: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

BASSEOODA, Buenaventura. La Casa del Arcediano en Barcelona.

; — Casa de Convalecencia. . 1 - Los patios de Mallorca. . — Iglesias y campanaiios toledanos. •— Aliares y retablos toledanos . — Pilas bautismales — Pulpitos notables

BAYONA, E. La ciencia de un ignorante BAYONA,]. AveMaria.. . . .

— Oración. . . . . . . . . . — El dolor de llegar. . . .

BAZZANO, L. A. La arquitectura en Bue nos Aires

— De la v i d a . . . . . . . . . BEKLES WlLSON, M. El tráfico de píele

en América. — La navegación sobre el hielo.

BELUS-EN-T, Jorge. Fontainebleau. . BENÍTEZ, C. De tierras de Galicia..

— La dádiva de Boliclie. . . . — Por tierras de Extremadura.

BEKCEDO y GARCÍA, E. Colombia. — Panamá la Vieja. . . . . "— Curazao a vuela pluma, .

BERO, ¡Vi. Cuidados de que debemos rodear a los pequen..elos. .

BERNAT, Julián J. La última jura en Buenos Aires. . . . .

— La Mazorca. . . . . . — La gran aldea

—í- El sueño de Fr. Fermín. . . BtoTRAN, Marcos JJSÚS. Madroños

caireles y faralares. . . . — Viaje a dos sanatorios suizos. — Peines, peinetas y pelnetones. — Fuentes monumentales suizas. — El legado del orlebre. . . ~ 1.a conquista del Monte Blanco — Mística de amor. . . . . . . . — El principado de Monaco.. . — El tapete verde y el mar azul.

> — Elogio de la fotografía. . . . — De mal agüero

BERTRÁN RUBIO, E. Un invento des­pampanante. . . . . .

~ El aparecido de Galdiz.. . — Cómicos de aíición ~ Carmen

BERRUETA, Mariano D. Amenidadesde la ciencia

BiART, Luciano. El río de oro. . — El rey de las praderas. . .

• — Entre dos Océanos. . . . BLANCO BELÍWONTE, M. R. La lámpara

de Aladino — La ciencia de la vida. . . . — Los caballos del Gran Capitán. ~ El retracto. . . . . . . .

BLOCH, S. El palacio de la Malmaison SOADA y RO.NÍEU, José. La cuestión de

Occidente — Convenio anglo-franees. ,

BONILLA Y SAN MARTÍN, A. La empera' triz Josefina

BoscH GiMPERA, P. Bichas y verracos ibéricos. . . . . . . .

BOYER, J, La navegación submarina. — La navegación aérea. . . . — lin las cavernas de Francia. .

• ^ Li esencia de las flores. . . — Transmisión de la hora. . . — Cinematografía de los insectos. — Enfermedades de los metales. — Fjtogralfa de los latidos. . . T. XX.

ÍNDICE DE

Tomos Págs.

XIX XIX XX XX XX XX XX

V xni XIV

XVIII

VI VH

I I

V XIX XX XX

V V

VI

I

XVIII XVIII XVIII

XIX

II 11

III I I I IV IV IV VI VI

VII XX

V VI

XV XIX

IV I

11 111

11 XVI

XVII XVII

IV

11 111

I I I

xvrii I I I I

111 V

IX IX IX IX

133 465 195 518 585 714 849 801 999 714 474

426 442

Í07 204 106

1049 314

1035 344 610

1098

250

238 446 853 144

33 1110

127 1041 417 S13 888 483 963 857 726

425 787 251

17

756 81 90 87

867 784

45 728 633

161 585

99

8 104 609 699

25 780 903

1068 1134

AUTORES

BOYER, J. Falsificación de objetos ar

• • —

— — i _

_ — — — — — — —

, — — — — .— — — — — — — i —

— .— — ^ —

— ._ _ — _ — —

. _ — — — — _ _ _ _ — _ _ .._ ,—

— _ --__

t lst lcos. . . . . . ,

La lucha contra la viruela.. . LOS insectos de los l ib ros . . , . La luz fria . , . Peces de acuario. . . . . . Cria de canar ios . . . , . ;. La cría de lalsanes. . . . . Polígonos de prueba. . . . , Radiotelegrafía. . . . . . La prensa de las tr incheras. . Historia de la ametra l ladora . .

El canal de Marsella. . . , Exainen de los aviadores. . . Los animales fotografiados. . El Jardín de las serpientes, . Fideos y macarrones. . . , . Fabricación de hielo. . . . Fabricación de uniformes.. . Los billetes de Banco. . . . Los ojos a r t i f i c i a l e s . . . . . Fabricación de bal ines . . . . Simplificación del trabajo.. . Canteras norte-americanas. . Las plantas de los libros. . . El arroz en el Japón.. . . . Instrumentos geodésicos. . . Sirenas avisadoras La guerra entre los insectos . . Peritaje de los cuadros.. . . El esfuerzo de I n g l i t e t t a . . . Buques partidos por la mita . Obtención de semi l las , . . .

Aves de c o r r a ' . . . . . . . . . . La máquina de vapor. . . . Agallas vegetales Cultivos domésticos.. . . . Radiotelegrafía en Burneo. . . Medición de las sensaciones. . Los desechos de P a r í s . . . . Los oasis africanos

Medidas de p e s o . . . . . . Matrimonio de las flores. . . La seguridad de los trenes. . La pesca del vaivén.. . . . Pintura industrial. . . . , Fabricación de a tombras . . . Peifumes y cosméticos. . . Centenario máquina de calcular Contra el incendio de bosques. La moderna paleontología. . , La relojería de Besanzón Reconstitución piedras preciosas

BREMEN, W . La Tréverla romana. . B R U N A , José C. El cocinero y el gato.

— —

• _

.^

— — — ~ , _

El loco y su sombra . . . . . La conciencia La Fortuna y los t res compañeros Lágrimas y bombones

El cóndor y el pensamiento . . . El consejo de la abuela. . . .

El Nazareno de Monterrojo. . .

El concierto europeo. . . .

i'i37

. Tomos

X XI

. X i l

. X!I . X l i l . X l l t . . XI11

XIV XIV

. XIV XV

. • XV

. XV XV

XVI . XVI . XVt . XVI . XVÍ . XVI

XVJ XVI

. XVII . XVI! . XVII . XVII . XVÜ

XVII XVII

. XVII XVII XVII

XVIII . XVIIÍ

XVIII XVIII XVIII

. XVIII

. xvín

. XiX

. XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX XIX

^ XIX XIX XX XX XX XX XX XX XX XII

V V V •

v VI VI VII IX

XIl XIV

VI Vi VI VI Vi

Págs.

849 18

109 202 387

28 588 972 321 870 993 129 421 675 ^ 7 4 291 483 613 712 779 867 993

1059 108

'235 291 387 610 675 801 879 993

1096 200 387 579 €75 778 867

1059 129 195 297 420 483 579 705 771 867 949 .993

99 234 299 483 579 771 906 423 849 951

1041 1079

10 147

18 75 í 504 231 223 250 305 446 505

Page 84: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

II38 HOJAS SELECrikS

BRUNA, José C. Zapatero a tus zapatos — La igualdad.. . . . . . . — El mono miope. . . . . . . — Los amores de un mosquito. . — En la oposición y en el poder. — La avaricia — Recompensas tardías. . . . — El congreso de las cotorras. . — Filosofía i n f j n t i l . . . . . .

. — La palazzina Roquet. , . . ^^ Los amuletos

BRÜSSHL, Juan B. Travesía del Sena. — El conmutador Lorimer. . . — Higiene industrial

. — Invento giroscópico — JWaraviUas de la electricidad.. — Jerusalén y la Palestina. . .

. — Diamantes del rey de Inglaterra — El alpinismo y la ingeniería. . — Comercio zoológico — Empresa colosal — Cómo viaja una reina. . . .

, — La fotoescultura — Los monocarriles

•— Invenciones contemporáneas. — Aparato salvavidas. . . . . — Anestesia eléctrica. . . . .

, — La industria de la carne. . . — Las aguas de Pittsburgo. . . — Hora oficial en Estados Unidos, — El aeroplano Bleriot — El mejoramiento de los obreros — El parque de Nueva Yoik.. . — La explosión del Maine; , . — La industria del ozono.. . . — La cigarra norte-americana. • — Electroimán para oculistas. . — Automóvil quirúrgico. . . . — Institución Carnegie. . . .

- : — Insfa'ación del «Imperator» . — Orígenes de la escultura. . . — Instalación de la torre Eiffel..

BUENO, Manuel. Celos. . . . . . BUNOART, C, Historia de las sortijas BUSTOS, G. ¡Se ha roto el cielo 1. . CABALLERO R., J. Venus viviente. . CABRERA, Ángel. Por Yebala.. . . CAL, J. de la. La metrópoli del Plata CALDERÓN DE LA BARCA. La devoción

de la Cruz CALVO GUTIÉRREZ, F. Juego de ajedrez

— Una ciencia nueva. . . . . CAMBA, Francisco. Misterio. . . . CAiMPBELL, C. La canalización del Nllo,

— Conquistas de la ciencia. . . CAMPFLORIT, C. de. El general Prim CAMPO, César. Los ladrones. . . . CAMPOAiViOR, Ramón de. Colón (poema),

— Los progresos del amor. . CANDÉZE, E. M. Aventuras de un grillo, CÁNOVAS, A. El arte en totografia. . CAÑAS, Juan J. La nación más grande CAPDEVILA, Enrique. Divagaciones. CARDENAL, Dr. Salvador. Los modernos

proyectiles de guerra, . . CARVALHO, Reis. Lección de anatomía, CARRERA, Salvador. Dios y la patria.

— Miguel de Cervantes. . . . . — El postrer canto

— La fe de los ejércitos. . . .

Tomos

VI VI VI VI VI VI VI VI

VII XIII

XVilI VI VI VI VI

VII VIII VIH VIII VIII

IX IX IX IX IX IX IX IX X X X X

XI XI XI

XII XII

XIII XIII xni XIV XIV

IV IV

xin

Pigs.

639 701 785 911 915 986

1112 1114 « 9

1076 228 167 320 358 771 705 295 421 867

1059 3

195 301 387 492 619 717 897 537

'634 733 819

3 195

109* 297 585 397 513 879 232 809 343

1097 1023

XX XII

11

IV V X VI

VII VII

II XII III

xm IV II IX

XIX

III X

III IV-X

XII

254 1041 297

81 608 769 600

9 617

1059 596 177 24

569 99

462 363

709 929 421 305 685 337

CARRERAS Y CANDI, F . El mausoleo de Colín en Santo Domingo. .

CARRETERO, M. Tarjetas postales.. — Moreno Carbonero — Francisco Pradilla — Los sordo-mudos y los ciegos.

CARRETERO, T. Historias del año. . CASABLANCAJE. De potencia a potencia

— Carta de un soldado. . . — Contestación a la carta de un

soldado CASANOVA, Sofía. Polonia. . . CASCANTE, Ignacio V. San Pedro de las

Fuellas, en Barcelona. . • — Tumbas antiguas y modernas. — Los espiritados de Jaca. . . — Fuentes urbanas,. . . . . — Barcelona monumental,, . . — Heráldica o tratado del blasón.

CASTAÑÉ, J, Todo el encanto de tu alma CASTAÑEDA DE ARAGÓN, Q. Rodrigo

de Bastidas CASTELLANOS, .M," Luisa. Lavenganz

de las llamas — San Vicente ¿e la Barquera. . — Escritoras americanas (6 aits.). — Escritoras americanas (8 arts.).

CASTILLO, T, Techos limeños.. . . CASTRO, J. de. Trova CEDILLO, Conde de. infante, arzobispo

y mártir CERVANTES, E. Recuerdos de campaña

— Murió como un perro. . . CIERVO, J. Semblanzas iemeninas. .

— Semblanzas femeninas (12 arts. — Odisea de un cuadro, . . . — Semblanzas ftraeninas (12 arls — El pintor Juan Cardona . . . — El escultor Lusas — Mariano Foituny

CLARK, E. LOS chinos y sus costumbres, CLÍMENT TERRER, FederiíO. El imperte

otomano — Los hijos de Padilla.. . . — León Xlli y el pontificado romano — La reina del Adriático. . . — Doña Inés de Caslro. . . — Las alas de Icaro — La guerra en el Extremo Oriente, — Exequias reales — La Natividad en la escena. . — La dinastía más antigua. . . — La fiesta del triunfo cristiano. — Topografía cervantina.. . . — La recolección del trigo. . . — La enseñanza agrícola.. . ; — Los carnavales de antaño.. . — Los regios vastagos — El prólogo de una epop(ya. . — Flores alpinas.. . . . . . — Resurrección de dos ciudades. — Feminismo deportivo. , . . — Miscelánea zoológica. . . . — Sesenta años de reinado. . . — Bulgaria y su monarca. . . . — Los megnates del reino vegeta — Perspectivas aéreas — Locomoción urbana — La conquista del aire. . . .

_— Cómo se llevan las criaturas.. — Fuentes monumentales.. . , — Cepillos y betunes — Historia del Carruaje. . . . — Vehículos de dos ruedas. • . ._—. El Prometeo de Santa Elena..

Tomos Fágs.

III I

IV J V IV III

XVI XVI

XVI 11

X X

XI XI

XII XVI XVII

XI

XIV XV

XVII XVIII

XVI XIV

III VI IX XV XVI XVI

XVll XVII

XVIII XIX

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I I I I

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III in III IV IV IV V V

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VIII VIII VIII VIII VIII

IX IX IX

XIII xm XIV

61 1073 601 771 899

24 510 711

1094 195

945 1041 579 801 45 36

121

249

513 716 144 149 963 801

771 1104 129

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579 801 99 42

155 273 483 899 675 857 353 963

1059 99

483 545 601 689 99

291 387 522 620 135 609 771 195 387 483 704 849

13 675 801 296 705

20

Page 85: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DÉ AUTORES H39

CLIMENT TEPRER, Federico. Entre el Tigris y el Eufrates. . .

— Los liorrores de la guerra.. — Casas de correos — España en Marruecos. . . . — Los herederos de coronas.. — Cuadros de Saecia, . . . — Los países escandinavos. . — La dicha interna — Jerusalén libertada. . . . — Cría de mariposas

COCA y VALLMAJOR, E. Los veraneantes — Cuento viejo

CO DE TRIÓLA,]. ¡VI. El trabajo del rgua . — Maravillas de bajo tierra.. .

•— Auditoríum COMAS Y SOLA, José. Algo sobre la fl

sica lunar. . . . . . • — Los terremotos de Italia. . . — El cometa de 1910. . . . . — El cometa de Halley. . . , .

CONTRERAS CAMARQO, E. El abanico — Historia Ce la caicta

COROMINAS, Pedro. El puerto íranco de Hamburgo

— La lucha económica en Cataluña, CORNET, C. Transformaciones del hierro. CORRAL, Luis. A noite de Navidá. , CRESPO, J. La antigua Guatemala. , CÜQUERELLA, Félix. Es la vida, . ,

— La tía Ciguidueña

Tomos

XV XV XV XV XV

XVI XVI

XVII XVÜI XVIII

ni VI X

X I X I I I

I VIH

I X I X

I 11

I I I I I

I XI

XV XIX XIX

Págs.

295 614 681 778

1039 675 771 919 332 428 693 604

21 321 270

761 177 270 362 705 139

580 1097

59 32

513 348 424

, ; / : . . , ; , O H i •..,;

CHARCOT, Dr. J. Expedición Cliarcot., XI 867 CHARRAS,Julián de. Inviolable,. . . XI 64

— Ofelia XI 117 — A la lengua castellana XI 988 — La soledad de las ruinas XII 105 — Flor de mármol . XIV 1084 — Tumbas y blasones. . . . . . XVI 1010

CHAVES, A. R. El marqués de Perales. I 53 — El dios chico 1 605 — La noche de San Daniel. . . . II 346

CHAVES, Max. Frente al mar.. . , . XIX 112 — Amor muerto XX 32 — A la luna. XX 334 — Frases del corazón. . . . . . XX 992

CHUMACEIRO, David M. Postales. . . XII 241 — ¡Ave, Nonónl XII 695

D DANVlLA, A. El banquete de D." Inés. I 161

— El suspiro del diablo. . . . . I 914 DARÍO, Rubén. Leónidas Plaza. . . . I 897

— Cantaba el ruiseñor., . . . . X 934 DARNELL,S¡nesio. El hombre pesimista. XVIII 1106

— Conocidos Irrecordables. . . . XIX 622 — Crónica alegre XIX 895

DELGADO, E. El encanto de la colonia.. XIX 536 DELIONE, Rafael A. Insolación. . . . XV 1024

— Dios XVII 231 DE8CHAMPS, Enrique. Trinitaria. . . IV 241

~ Sangre Satina. . . . . . . . V 1113 — La tumba de Colón IV 709 — Simón Bolívar.. . . . . . . X 38 — Herido de muerte.. . . . . . XVI 968 — La amistad y la guerra XVH 289

DÍAZ, Aníbal. Hastio. . . . . . . XX 517 DÍAZ DE ARCAYA, M. La basílica de

Armenlla I 715 — Alcañlz eii Viernes Santo.. . . II 319 — La basílica de Eslíbaliz. . . . IV 229

ez?.

Es

DÍAZ DE EscovAR, Narciso. Estocadas por una comedíanla. .

— Las Corles de la Muerte. — ¿Será un boceto de Velázqu — El asisfenfe listo.. . . — Un rasgo de José I. . . «- Decretos de la tertulia.. — E p i l o g o . . . . . . . — El alcaide de Antequera. — María de Navas. . . . — Dos tempestades. . . -— MI mejor estrofa. . . — Cantares. . . . . • . — Aguas medicinales. . . — En un castille provenzal. — 1 Desierto 1 — El duende de Palacio. . — El capricho de los Reyes. — Paz entre los reñidores. — En el GeneraliSe. . . . — Nueva Magdalena. . . — La alcazaba malagneña. — Juicio artístico. . . . — Guitarra española. . , — La promesa del inglés. , — Competencia generosa.. — 1 Padre mlol . . . . — De Heine. . . . . . — 1 Madre mial . . . . — El mejor aceite. . . . — No perdía ocasión. . . — El amor de! compadre..

DÍAZ PÉREZ, Vlriafo. A pie por la paña deíconocida.. . .

— A pie por la Espafia desconocida DOMÉNECH, M. Balada de Neufchatel. DOMÍNGUEZ RODiÑO, Enrique. Alema

nía y la guerra — De noche ¡unto al Escalda. — Por Macedonia. . . . . — De Sofia a Constantinopla, — El submarino Tuiquoise. , — Riesgos del oficio. . . .

DONATO, M. El arte en Checoslavia. — Isidoro quiere suicidarse.. ,

DUNLAP, O. E. La conquista del Niágara ' " " ' • " '•^' E ^ •'

ECHEGAEAY, ]. Estadística de fuerzas. — Los explosivos

EMERSON, Edvíln. El torpedo.. . , ENSEÑAT, Juan B.Mistral y los íeiibres, ERAZO, Salvador L. En el sendero..

— Paisaje tropical, . . . . . ESCAMILLA RODRÍGUEZ, A. — ¿ Cuánt

cuesta esto?. — El asesino — La virtud de un sombrero.. . — A tiro limpio. . , . . . . — I Esclava 1 — La herencia de mi tía. . . . — El maestro Veguita. . . . .

ESCOFET, J. Centenario de Covadonga — La literatura española.. . .

ESCUDER,M. El hada de los sueños. ESTÉVEZ PADÍN, A • La pasión que venc' ESTRADA, Notberto. El Uruguay. ,

— Montevideo moderno. . . . FABRÉ Y OLIVER, J. Crónica marroquí.

— Encuademaciones de arte. . ,

Tomos Págs.

I V IV IV V V V V

VI VIH

XII XIV XV XV XVI XVI

XVI XVII XVII XVII

XVII I XVII I XVIII

X V O I XVII I XVIII

XIX XIX

XX XX XX

11 111 XX

XV XVII XVII XVII XVII XVII X I X

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XVII

X I I X I I

X I I I XIV XIV XV XV

XVII XVIII

IV XX VI I X

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125 529

1008 143 504 624 815

38 ^ 8 8 128 44

396 436

61 640 816

25 715 903 145 321 465 640 978 990

1095 713

1089 150 666 969

129 406 661

752 321 589 814 953

1046 1041

29 721

401 26

195 758 332

1120

593 785 317 116

1116 236

1018 942 177

1087 442 323 993

257 229

Page 86: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

#14® HOJAS SELECTAS

,; ; . " Tomos Págs,

FASTENRATH, Juan. Juegos Florales de Colonia n 1033

— El castillo de Warlburg. . . . IV 609 FELDHAUS,?. M. Paraguas y quitasoles. XI 1100

— Mosaicos de vidrio XIII 392 FfiíJóO, Enrique. Rayito de sol. . . . XIII 693

— Justicia del rey . XIV 686 •— Cementerio de los ingleses. . . XV 1014 — La torre de Lujan. XV 1096 — El zapato de la aljuela XIX 327

FERNÁNDEZ GARCÍA, Luis. La reina de la Cava XV 882

, — iWister Watson. . . . ._. . . XVI 1012 — Amores y caireles. . . ". . . XVilI 49 — Almatrianera. XVIII 623 — María la Bava; XX 1056

FERNÁNDEZ DE LA REOUERÁ, J. LOS cometas y el vulgo. . . . . IX 625

FIDELIO. Las canoas automóviles. . . IV 579 , — Anacreóntica IV 993 FiouEROLA FERRETTI, Luis. Victoriano

Codina Langlín 11 930 FlLLOL, Gil. Zuloaga en Fuendetodos.. XVI 1032

— El palacio de Medinaceli.. . . XVJI 86 — Carlos V desnudo. . . . , , XIX 945 — Salón de Olofio en Madrid. . -. XIX 112T — Exposición de Primavera.. . , XX 465 — Exposiciones de Arte. . . . . XX 561

FOLCH y TORRES, J. Tejidos antiguos.. XII 681 FONT y SAQUÉ, Norberto. Una excur­

sión a Río de Oro TI ,495 — Por los desiertos.. . . . . . Vil 41 — Nieves alpinas. ' . . . , . . VIII 204 — Los terremotos de Sicilia. . . . VHI 281 — Montañas de hielo. . . . . . IX 808

FONTECILLA, Arturo. Santiago de Ciiile, II 1073 FOSTER, M. Hstoria de la locomotora. I 234

— Historia del buque de vapor.. . III 417 FRANCÉS, José. La mantilla española. . VI 230

— El caudillo de las rosas, . . . XI 129 — Cuento de reyes;. • , . * . ,. . Xí l 28 — España canta. . . . , . . . XVIII 32

FUENTE, Marco A, de la. El triunfo de San Bartolo XII 221

— Ricardo Palma tradicionado.. . XX 1013 FUENTES, Magdalena S. Un crepúsculo

en Biarrifz XII 986 — Perlas de Oriente XIII 702

Q

GABALDÓN, Luis. Oratología.. . , . I 993 — Muestras literarias. I 1114 — La oraforiay sus manifestaciones, II 21« — El tranvía. . . . . . . . . I I 337 — Música de verbena. . . . . . II 598 — El sistema solar. . . . . . . III 123 — Los ex-líbris III 253 — El veraneo en Roma III 606 — El hombre en ridículo. . . . . I II 995 — Un folletín interesante.. . . '• . III 1117 — Un curioso ejemplar IV 543 — Rev'sta de salones. . . . . . V 1049 ^ Floricultura del arroyo. . . . VI 49 — En pos de una ilusión VII 319 — Por una invilación. . . . . . Vil 543 — Correspondencia particular. . . VXII 62 — Caza fantástica VIII 831 — Perder el tiempo JX 1066 — Soltando el grifo X 78 — ¿Nochebuena? XI 52 — El ojo que más ve XI 784 — ¡Yo quiero escribir! XII 26 — Binquefeemos X l l 146

ame

GABALDÓN, Luis. Revista de sociedad — Amor microbiclda, . . — Emigración de Talia. . — Un viaje científico, . . —' Patología musical, . . — El dictor Iturriaga. . .

— El edicto de Mizifuíf il. — Una digestión laboriosa. — Zoología comparada. — Con ayuda de vecino." . .— AI pie de la letra.. . . — El solcalorificómetro. . — Hay que ingeniarse. . ,

GALI.S'DO, Jesús, Nuestro «Egipto ricano»

OÁtVEZ, José. La cometa. . CALVEZ, P. Luis de. El oro del río.. GANDÍ, J. Lucrecia Borgia en Ferrara GARCÍA ESCOB\R,R. Flores de América,

— Desmayo — Pélalos. . . . . . — Poema de ausencia.. — Poema campestre. . . . .

GARCÍA GODOY, F. Sugestión, . , GARCÍA LLANSÓ, Antonio. La trilogía

Los Pirineos, del Mtro. PedrelL — El cementerio de Pisa, . . — El drama de la Pasión.. . — El imperio del Sol naciente, — Evolución del Milcado. . . — Las armas en Oriente. . . — Sifges y el Cau Perrat. . . — Numismática oriental. . . — La fiesta de los crisantemos. — Energías del Extremo Oriente. — El Dr. Juan Fastenrath.. . — En la isla Dorada. . , . — Juan J. Cañas. , , . . . — El monasterio del Parral. . — Tres obras de Berruguete..

GARCÍA .MERCADALJJ. Daroca. . GARCÍA-PLATA DE OSMA, R. El lino

la Extremadura alfa. . . — Al Guadalquivir — Madre redentora.. . . . — El peso de la honradez. . — A la aceituna. . . . •. . — ¡ Anji-'á!, , , . . . . — Lamí Nochegiiena.. . . — El librillo de la janibre.. . — Fotógrafo y burlador. . .

GARRIDO, Luis E. A rey muerto.., GARRIDO, .Miguel A. Épico. . . GARKÍDO MERINO, E, Avila la mlstl GARRIÓOS, José. Vanitas vanilatam GARZA FLORE.'Í, jesús. Tres páginas

— Resignación. . , . — El ángel de la Guarda.

OAZIEL (Calvet, Agustín). Un pue en armas. . . . . .

— La batalla del ,^iar^e. . — -La elasílcidad francesa. — La Conferencia de París, — La batalla de Verdún. . — Los síntomas finales. . — La fábula de actualidad. _ — ¿Por qué lucha Francia? — Espejismos verbales, . — La segunda fase, ._ . . — El doble resorte. . ' . . — Ptíllíica colonial, . . . — Del espíritu francés.. . — La paz — La atalaya — El mundo de mailatia. .

ca

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Tomos Págs.

XII XIII Xfíl XIV XIV XV XV XV

XVÍ XVI

XVIt XVIII XVIII

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XVI XII XIV

XVII XVII

XVTÍI XiX vn

I I

11 II

III TII 10 VI VI VI

VII VIH

IX XII

XIII IX

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VI III III IV V

VII XVIII

II XIV XIV

XX VIII

XI XII

XV XV XV XV XV XV XV XV XV XV XV

XVI XVI XVI XVI XVI

219 254 690 209 690 31

448 1012 217 434 126 81

369

867 1009

157 579 415 234

1120 1016 526 417

134 936 333 803

3 ,257 1101 237 264 929 463 904 461 322 195 106

220 992

1096 705

1021 686 39

495 402 801 640 929 625

1088 626 019

166 273 371 4/3

•563 657 762 857 953

1041 1146

89 177 277 366 473

Page 87: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE AUTORES 1141

Tomos Págs.

es

GAZIEL. El peor enemigo . — Campos de batalla.. , — El esfuerzo británico. — La tragedia de la paz. — El nuevo Ídolo. , . — El pueblo español ante la guerra,

• — La Grecia moderna. . — Lo que jamás volveremos a ver, — El caso de Italia — La descomposición de Rusia, — La fisonomía de París. . . — Reims — Las ruinas de Francia. . . — Los trofeos de París. . . — La lucirá por la felicidad. . — Victoria sin paz — La derrota de la locura. .

. — El error de Francia. . . . OrARE, R. I. Porcelanas japonesas,

— Insectos venenosos. . . . — Bronces japoneses. . •. . — Las serpientes venenosas. . — Mayas y aztecas — Alfarería coreana — Retratos de los Toiomeos.. — Lacas japonesas — Relojes de sol — Industria del peltre.. . . — Alfarería indiana — Historia del órgano. . . . — Procedimientos del tatuado, — La alimentación de los salvaj — La industria vidriera. — Los cliippewas y sus enfermos. — La industria del alcanfor. — Él copra — Los indios de Panamá. . — Viviendas de los indios. —• Deportes de los indios.. — Cestería india — Flora oceánica. . . . ^~ JWateriales de escritura. — Botones de concha, . . — Conclias y perlas,. . . — Rarezas zoológicas. . . — Aborígenes americanos. ~ Animales y plantas nocivos. — Plantas aromáticas. , . — Plantas textiles. . . , — Recolección de la goma. — La turquesa. . . . . — El arroz silvestre, , , — Plantas medicinales.. . — Orígenes del bronce. . — El musgo acuático. . . — Dátiles de Egipto. . , — Aceite de palma. . . . — Cuadrantes de sol. . . . — Orquídeas — Evolución de la canoa..

OlBERT, Vicente M.^ Parsifal. OiL, Ricardo. Soberbia.. . .

— La risa del sátiro. . . GIL, Rodolfo, Los violines, .

— La lira portuguesa, . . ~ f/laüanica de San Juan.. ~ Cantos marroquíes. . . — Mirlos — Heridas de muerte. . . -^ No por muclio madrugar. — [Siempre enigma I . . — Medallones — Trovas del Albaicin.. . GIMÉNEZ SERRANO, J. Página liistóric GÓMEZ déla MATA, O. Aquel viejo vals.

xvr XVI XVI XVI XVI

XVII XVII XVII XVII XVII XVII XVII

XVIII XVIII

XIX XX XX XX III m IV IV V V

VI

vn VII

vm VIII

IX IX IX X X X X

XI XI XI

XII

xm XIII xui XIV XIV XIV XIV XIV XIV XIV XV XV XV XV

• XV XV

XVI XVIII XVIII

xvm XIII

I I

Vlll X X

XI XIV XIV XVI XVI XVI XVIII VII XIX

565 651 837 941

1044 72 81

174 279 362 468 716 195 297

3 3

177 280 494 997 212 4U7 579 782 993 205 907 609 873 513 970

1097 231 574 854 915 275 387 712 993 541 609 805 291 600 705 786 894 974

1059 125 316 429 579 734 897 608 276 798 968 161 425 778 352

33 581

17 64

358 432 832 904 121 813 277

GÓMEZ ToBALlNA, M. A una rosa. . GOMIS, Celso. La ribera del Ebro, .

— La romería de Tejares . . .' — El monasterio de Piedra, , . — Tres Nocliebuenas

GONZÁLEZ, J, M.". Excursión a San Juan de la Peña

GONZÁLEZ FiOL, E. Las perdices. . GONZÁLEZ MARTÍ, M. La iglesia de Liria GONZÁLEZ MARTÍNEZ, E. Parábola de

la ciega GONZÁLEZ OBREQÓN, L. Las tristezas

de Moteen iizoma,,, . . . GONZÁLEZ RIOABERT, F . El caso de

doctor Olmedo GRANADOS, Enrique. El ángel y el niño GRANOER,José. Capullos entreabiertos

— Capítulos de amor. . . . . GRAU GRANELL, F . Los puertos del Da

nublo. . ' , GRECO, MARCIO (O. Maríiuez Sierra),

El niño Pepito Arrióla. . — Enrique Serra — Una poesía. — Viernes Santo madrileño, , .

GUARINI, E, Tracción eléctrica. . . — Aplicaciones déla electricidad, — Los nuevos buques pontones, — Impresiones de Kingston. . . — La electricidad en las minas.. — Fabricación eléctrica del acero — El ozono y sus aplicaciones, . — La telegrafía sin liilos. . , .

GUERRA, Ángel. EI justicia del llano. — La emperatriz Eugenia.. . . — Natalia de Servia ~ La emperatriz Carlota. . . . — Sofía de Ñápeles — Amella de Portugal.. . . . H

HANCOCK, H. I, Ojos malignos. , . HEADON, Hill. El periodista detective HENRÍQUEZ, Enrique. Rimas.. . .

— iMiseiere! HENRÍQUEZ CARVAJAL, F. ¡Perdónalos,

Señor! HENRÍQUEZ UREÑA, M. Sidérea.. ,

— Amor de paje.. , HERNÁNDEZ, Marcial. El bruiofe, , HERNÁNDEZ MIR, G, Los que no triunfan HERZBERO, Juan. Ciudades flolantes,

— El ferrocarril de Semina., . — Islandla

HESSE WARTEO, E, Corea. . . •, HOLT SHOOLING, I. ¿Cuándo quedará

lleno el rauniio?. . . . HOVOS, ]ullo de. Impresiones de la AI

bufera r - Les falles de Sen Cliusep. — La mona de Pascua, . , . — A la luna de Valencia. . . . — El arte visigodo — Zamora histórica. . , . — El condado de Benavenie. — Joyas fie Zamora. . . . . — El arte en Zamora. . , . — No se ganó Zamora — La ciudad de D." Elvira, . , — La sllfide dei acueducto, . r- El hallazgo de Sancho el Bravo,

.., — El motín de la truchn, ,. .

Tomos

XVI I

II II II

iir XI XI

XVII

XVIII

XVII I

XIV XIV

vm II 11

Hl VII III

m III V V V V V

VII XIII XIII XIII XIII XIU

Págs.

229 825 506 989

1067

696 974 203

1095

309

1112 962 336 814

514

201 771 770 329 631 821

1007 221 529 628 816 891

26 3

129 231 331 417

VII XIII

III XIV

XV IV VI

XIV XVI

XI XI

XII I

I

V . vm

VIII XI

XIV XV

XVI XVII XVII XVII

XVIII XIX

XX XX

526 52

1112 503

80 533 705 110 978 867 963 332 609

129

225 276 369 993 867 587 321 483 771 897 99

776 239 426

Page 88: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

1142 HOJAS SELECTAS

." ., ; Tomos Págs.

HOYOS, Julio de. Desafío de Monsalve y Mazariegos. . . . . . . XX 973

HUERTA STERN, César. Cuenca,. . . XIII 492 — La catedral de Cuenca. . . . XV 867

IBÁÑEZ JASO, J. Un caso frenopático. . XVIl 528 — Tortillas confesionales, . . . XVIII 982 — La telefonista XVIII 1098 — iLladres!.. . . . . . . . XIX 830

IRACHETA, F . El puente del diablo. . III 312 IRIBARNE, F. La.locura de Mr. Albert.. XV 505 IRVING, W. El soldado encantado. . . XII 602

Tomos Págs.

de las

JARAMILLO, Aureliano. Fábula. . . . — La juventud y el desengaño.. .

JOROAN, W. Woodrow Wilson. . . .

KRICKEBERO, Isabel. El tocado de plu­mas de los indígenas de América.

LALANDE, P . El punto de Alenzdn.. . LANDERER, J. El eclipse total de sol de

30 de Agosto de 1905. — El eclipse de sol de 1905.

LANSTON, A. Elisa LASSO DE LA VEGA, R. La isla d

— Noche, fuente y ruiseñor. .— Mañana de Abril., . . — Nocturno. . . . . .

LA TORRE, Jorge C, La tierra amazonas, , . . .

LAVERDE, M . El dios alcohol. — ¿Culpable? — La arruga . . . . . — En la selva. . . . .

LEIOH, Juan de. Colombia y el canal d Panamá,. . . . . . .

LERAS, M. La república de Guatemala LOPE DE VEGA. El milagro por los celos. LÓPEZ, Nicolás M. Mosaico granadino LÓPEZ DE FLORES, J. Sevilla. . .

— Abenhamet y Zoraida. . . . LÓPEZ DE SAA, L . Farsalia, . . . . LÓPEZ PENHA, A. Z. Orquídea. Bien

. amada LOZANO, F . Fray Cristóbal de Torres, LUESOO, José A. ¿Escarmiento?.

— El asunto para el cuento. . - — El diablo de Maruja. . .

— El ladrón — En busca del agua, . . — Las babuchas de Boabdil. — Donde menos se piensa.. . — El hijo del bohemio. . . — El último grito — Al maestro, cuchillada. . — Nieves — La casa parlante. . . . — El quinto, no matar. . . — El sueño de Marcialito. . — Luto por el suegro. , , . — La prima Pilar — Va a cometerse un crimen.

LÜOO, A.-A mi pluma. . . . . ,

X XIV XII

253 33

XII 33

467

11 IV

I XV

XVIII XIX XIX

XI XIV XIV XVI XVI

III I

IV 11

XIV XIV

II

xvn XI X X X X

XII XII XII XIV XIV XV

XVI XVII XVII

XVIII XVIII

XIX XIX

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483 246 427 800 152 49

229

754 782

1071 304 527

291 680 465 689 328 876

1015

160 246

81 874 956

1133 58

790 1U5 505 597 700 535 53

1021 17

315 236 695 308

LUQUE, Fernando. Los grandes hombres cuando era.T pequeños,.

— Entre la espada y el pastel. — La voí dulce

LLERAS, Ricardo, Campo Santo.. LLUy, Pilar. Augusta LLÓRENTE, Teodoro, En el Pont-Karló LLÓRENTE Y FALCÓ, T. La cosecUa de

la naranja — Los hermanos y los gigantes, — Los tres hermanos. . . . . — Juanito y el giganle., . . . ~ La batalla del Puig.. . . .

MAESTR,VTI, L. El nido del águila.. MAINAR, Rafael. Carlos Vázquez. .

— Elena Dufau. . . . . . . — El valle de Ansó

MANEQAT, Luis G. Corazón preso . — El picaro de Arlanza. . , , — E! caballero rulián — El juglar

MARAGALL, Juan, El año. , , . . MARQAL, O . Neblinas portuguesas., MARCEL, G, Un abanico geográfico, M, RCHAL, E. El arriero y el diablo. MARIANAO, Marqués de. El caballo, MARIA>fELA (AiigáUca Palma). Lo que

no vuelve — De sayí y maiito.i, . . . . — El mensaje del viento., . . — La tía de Paquita. , . . . — Vencida — Morbus aureus — A un hidalgo de hoy. . . . — Desde la tierra del sol.. , .

MARÍM, Anita, Economía doméstica. — La aidea de las mujeres. - . — El traje y c-I bdño — Carnavales de hogaño.. . . — La mujer en la guerra. , , . — Heridas y cicatrices. . , . — La hilatura en ruecas. . . . — Aíadame Talllen — Entre olivos y aceitunas, , , — El collar de turquesas., . , — La recluta brilánica. . . . — La vida neoyorquina. . , , . , ^ Los fres hcrmanitos. . , , — El héroe anónimo, . . . . — Educación femenina. . . . — Sania Juana de Arco. , . ,

MARIN'EL-LO, Manue", Pellica-Rubia. — Tesoros inúiiles — El maestro Sorolla. • . . , — Mariano Beniüure — El maestro Villegas. ,. . . — Salón de humoristas. . . . — El collar ducal

MARTIN, Rodolfo. Los piratas del aire — Historia del porvenir. , , — Un viaje de novios.. . .

MARTf.-íEZ BARRIONUEVO, M. Esceiias sevillanas

— ínclitos varones.. . . . MARTÍNEZ DH ESPINOSA, J, El ensanche

de un lúnel MARTÍNEZ OL-MEDILLA, Augusto. Sylvi

dormida — La conversión de Angelita. . — La pojsia del recuerdo. . . ; — Perrerías, . , , . , . .

XIX XIX XIX

IV V

. X X'

XIII XIV

XVII XVIII

10 685 924 992 722 - 77

531 1109 ,978 786 878

xr . X

XI xra XI XII

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V XII III

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XX XII XII XII xin XIII XIV XIV XIV XIV XV XV XV

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XVII XVII

XVIII IX IX X

IV V

X

VII

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1059 1107 757 371 609 690 914 343

2 654 415

1087 881

483 512 496 410 45

,337 565

56 505 513 662 141

1142 165 518 591 998 691

12 185 41

782 1018 567 28

725 3

38T 136 652 615 791

1078 1063

,397 696

1054

633 917 33

489

Page 89: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE AUTORES "43

MARTÍNEZ REYNA, Virgilio. Balada — La leyenda del TagUlque... — El sueño de Colón. . — Vibración de la razx

MARTÍMEZ SIERRA, G. Pascua Florida, — Agustín Querol.. . . — Habitaciones infantiles. — Don de Reyes. . . , — Talismán de amor.,. . — Corte de am^r. , . , — Por las carreteras de polvo

lágrimas — Pastoral — Una vendimia en Castilla — El sepulcro de Cánovas. — Cuento de lobos.. . . — Emilio Sala — La cara de Dios.. . . — El peregrino ilusionado. — La esposa — La muy amada. . .• . — Granada — La felicidad de Teresita.

MAS, J. Fernando Poo.. . . — Lí moral del cine. . . — Flor del valle. . . . _ Almadén. . . . . .

MASCAREÑAS, Eugenio. El aire líquido MASCÍAS, Luis. RetoBo de Eva. MASERAS, Alfonso. Rubén Darí

— Calitarco — Salvia la forastera. . . — Caramurú . . . . . -^ Margarita de Lérida. . — Responso sentimental., — La sonrisa

MASRIERA, V. El dibujo de los — Estilización de las plantas

MASSA, Pedro. Las alas rotas. MAUL, Carlos. Luxeturabra..

— Rio Janeiro MAURY, J . La musa americana. MAXIM, H. Instrumentos milenarl MEDINA, M. Los patios granadi:

— Capilla real granadina. — Huesca la invicta. . . — Roncesvalles

— La rendición de Granada MEJÍA, A. El cuento del tío Samuel. MÉLID;) , ] . R. Los Museos de Madrid MELLO, Horaem de. Las dos liermanas

— En Tierra Santa MENDIGUTIA, T. La Semana Santa en

Marchena — Derecho de asilo. . , — Zoraida — Cantón independiente.. — Regalo de bodas. . .

MENDOZA, C. La conspiración del Du, — Una epopeya preterida. . •— Manifestaciones del arte. . — La caricatura napoleónica, — Aupa. , . . . • • . — Escultura ornamental. . . — Vida por vida — Los Zubiaurre. . . . . — Centenario de Zorrilla. .

MENDOZA M., M . La casa solariega — El gallo de Ángulo.. — Catatumbo. . . • — Pinfila y sus novillos, — Lo que conviene a casa viene — Resucitado. , . — Cosme Damián. . MENéNDEZ A., J. La verdadera diciía,

03, nos

Tomos Págs.

XVII XVIII

XIX XIX

I I I

11 I I II

III I V IV I V V V V

VI V I

VI I I X X

xin X V

X V I X V I

I XX

X V X V

X V I XVII XVII XVIII

XX X I I

X I I I XVI

X X I I I

XII IX

XVII XVII l

X I X X I X

XX X V I I

I X X

XIV

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XI I I XIV VII vil V I I vi l

X XI X I X I

X V I X

Xü X I V X I V X V I

X V H I X V I I I

I

832 735 321 823

22 579

1081 60

113 1091

506 33

809 1000

14 195 340

16 687 621

69 1025 579

1112 820

1099 953 986 266 823 72 ií 623

1O05 H 1 3

978 315

1011 446

97 867 695 133

1059 771 202 584

86 541 200

63 353

303 695 353 882

1106 99

387 675

1015 98

463 977

1069 440

1058 1143

509 1022 350 137 953 331

Tomos Págs.

MENÉNDEZ A., J. El triunfo del amor. . I 601 — El trébol y el alud. . . . . . II 753

MÉNÉTRlER, F. Edmundo Rostand.. . VI 171 MERINO REYNA, A. Playera normanda. XI 529

— A España Xt 988 MESTRES, Apeles. La Brivia I 441

— El Cararaiilo. . . . . . . . III 9 — A-B-C V 17 — El Peral VIII 18 — Los reyes magos. . . . . . X 49 — La lotería X 66 — El perro del pobre X 67 — La herradura. . . . . . . X 175 — El gran cazador X 271 — El gigante X 475 — Los dos rebaños X 590 — El poeta X 683 — El héroe X 782 — La gran muralla X 872 — El jardín del rey. . . . . . X 937 — El sabio X 1070 — La felicidad y la fortuna. . . . . X I 1 6 0 — La estatua X 1161 — San Crispin y el diablo. . . . XI 63 — El señor y el rústico XI 114 — El cazador feroz XI 242 — El Cadí Xt 314 — San Rentado y el lobo XI 413 — Por el puente XI 509 — Juan y Margarita XI 623 — El perro y el cuervo XI 695 — Ruiponce XI 791 — Los miisícos de Brema. . . . XI 881 — Los tres h e r m a n o s . . . . . . XI 986 — Él hombre de piel de oso.. . . XI 1079

MlCHAlLOVlTZ, Miguel. Perseverancia. X 738 MIQUEL Y PLANAS, R. Los ex-libris. , II 417

— Ciencia del calendario III 49 — La novela de un bibliófilo. . . XX 40

MOLINA, Carlos A. Por un beso. . . XVI 208 MOLINA, R. El error del curandero . . XIX 532

— Después de !a visita XIX 734 — De la vida rústica XX 105

MONTOLIU, M. La Universidad alemana. XI 586 — Los estudiantes en Alemania. . XI 900

MORALES, Rafael. La dama blanca.. . XVI 911 MORALES SAN MARTÍN, B. El lirio azul. XII 212

— La hija del poeta. XII 304 — La rondalla XIII 509 — El castillo de Benisanó. . . . XIII 618 — El hallazgo . XIII 977 — La poesía que pasa.. . . . . . XIII 1072 — El idilio del hambre. . . . . XIV 62 — El entierro del Amor XIV 112 — Las grandes batallas XIV 483 — La cicatriz XV 46 — Los amantes de Teruel. . . . XV 1108 — Los dos reyes . XVI 597 — Consuelo XVII! 372

MORRÉ, Dr. La cirugía estética.. . . IV 1005 MULTFORD, Carlos R. El arle urbano

en París I 801 MUÑOZ, Emilio. Cuento de amor. . . VIH 1102

— Crepúsculo romántico XIII 17

N NAVARRO LAMARCA, Carlos. La mujer

argentina. III 579 NAVARRO LEDESlttA, F. Alma de artista, I 817 NELKEN, Margarita. Las Bellas Artes

en Madrid XVI 753 — El Museo del Prado XVII 225 — Los músicos españoles. . . . XVII 1063

Page 90: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

W f HOJAS SELECTAS

NELKEN, Margarita. Exposición Alenza. — El artista apóstol. . . . .. . ' - Retratistas españoles... -, . . — Aspectos de Leipzig. . . . . - .

ÑERVO, Amado. Las fuerzas Invisibles. — Canopus. . . . . . . . .

NIETO, César. Un héroe anónimo... . — Pitusa — Del Atlántico al Pacífico. . , . .— Dos Quijotes del siglo XX.. <. . — Costa Rica. . . . . . . . — Centro-América... — Aquiieo J. Echeverría. . , . . — El Presidente de Costa Rica.. .

NOQUERAS OLLER, R. Canto de juventud. NORIEGA, Eloy. Telegrafía sin hilos. .

OBERBERO, M, . Higiene de! cabello.. . OBIOLS, F . Luis. La herencia del tío

Roque OLIÉ, F , Un departamenlo francés.. . OLLER PINOL,J, La promesa del diablo. 0P13S0, Alfredo. La hija del consejero.

— La odisea de Alvar Núñez. . . — Héroes y genios (12 artículos). . -^ Del tabaco. . . . . . . . — Emilio Casfelar — Héroes y genios (12 artículos) . ^ Héroes y genios (12 artículos). .

. — Exposición de .retratos. . . . ^- Héroes y gejiios (12 artículos) . — Baldomero Qili y Roig. . . . — Héroes y genios (12 artículos).. — La vara del licenciado. . . . — Divisas reales (6 artículos). . . — El imperio.alemán. , . — El reino de Polonia. .

. — El imperio ruso. . . . — Tratados de paz famosos.. — El autor del Quijote^ . — Recuerdos cervantinos. — Neblinas de la Historia. — Arte francés (3 artículos) — Artistas argentinos.. . — Los hombres de paz,(12 arts ). . — El año higiénico (12 arts ). . . — Los grandes estadistas (12 arts.). — Faros de la humanidad (8 arts,),

ORTIZ VIDALES, S. Dicen — Nicanor. . . . . . . . . .

ORY, Eduardo de. La ofrenda del beso. OssoRio Y GALLARDO, Carlos. Un autó­

grafo de Moratln . . . . . — Misterios de bastidores. . . . — Un saínete de don R. de la Cruz,

Tomos Págs.

X V I I I

xvm X V I I I X I X X I V X I V

I V V V V

VI VI I I X I X X I V

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65 518 682 953 470 724 877 320 526

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195 569 426 332

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IV XII

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IX IX X X

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XIII XIII XIV XIV XIV XV XV

XVI XVI XVI

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630 60

963 138 387 675

34 1101

26 545 853

18 60 57

434 31

140 1001

1125 135 200

PALACIO, R. de. El Banco de España... — Don Alfonso Xlll — Fabricación sombreros de paja, — Manuel Domínguez., . . . , — Las letras de molde

PALMA, Clemente. La última rubia.. . PALMA, Ricardo. Lluvia de cuernos. .

— Una moda que no cundió.. . . — La nariz de camello. , . . . — Minucias históricas. . . . . — En la última página del Quijote.. — Sobre el Quijote en América. . — El ajedrez y el Nuevo Mundo, ,

I .1 I I

I II

m 1 I I

I I I I I I IV V

VJI

36.9 387 657

1059 321 5 3 ! 701 702

83 238 555 731 785

Tomos Págs.

PALMA, Ricardo, Entre Garlbaldi... y yo. VIH 1144 — Los aguadores de Lima. . . . XI 54 — El baile de la Victoria. . . . -XL 884 — El Cristo de Huamantanga. . . XH 255 — Diciembre en Lima.. . . . . XII 1112 — Historia del Perú por el P. Urías. XUI 924

PALLARES, Juan. Desventuras de D. Se­bastián XVI 316

— El último estoico XVIt 440 — Glosas del romancero. . . , . XVIII 777 — De antaño y hogaño XX 63

PAMAGlíA, Fermín. Las escuelas del Ave-María IH 65

— Almería. . . . . . . . . ^l -900 PARDO BAZÁN-, Emilia. Chucho-.. , . VII -1041 PARRAL Y MARQUÉS, C. Monumentos

raegalificos.. . . . . . . IV 984 PAYRÓ, R. J, Don José de San Martin. . V i l 535

— Buenos Aires.. . . . . . . . Vil 963 — Benjamín Fránklln VIH 596 — Riña de santos, , ., . . . . IX 178 — De la vida.. . , , . . . . Xt 996

PE0RELL, Felipe. Cantos populares, de Navidad. . . . . . . . . I 1099.

PELLERANO CASTRO, A. B. Criolla.. . Ill- 1043 — Americano.. . , . , . . . IV 210

PÉNSON,CN. La víspera del combate, XI 208 PERALES, J .B. Los españoles en Rusia. II 716 PERES, Ramón D. A los Juegos Florales

de Colonia II 1031 — En un álbum. . . . . . . . VI 2

PÍREZ, J. J. El amor de Magdalena. . XV 249 PÉREZ CASTELLVi, E. Un billete. . . Vi l 924

— La copla VIII 175 — Despido IX 528 — Mujeres. . X 266 — Don Juan Caduco, . . » . . XIII 1019 — Cuento de celos XVI 13

PÉREZ DE AYALA, R. Cruzada de amor. Ili 27 PÉREZ DE LA OsSA, H. Elegía de Clorl. XVII 991 PÉREZ NIEVA, Alfonso. El rey imberbe. I 859

— El jubón de Fernando el Católico. II 488 — Las picas españolas ! III 913 — Lí princesa de los Ursinos, . . IV 973 — Los chambergos de Squllace. . VI 118 — La hidalguía española VIH 141 — Felipe II y el talabartero.. . . VIII 589 — La puñalada. XI 11 — Amor inmortal ; . XI 1084 — Alonso Cano. . . . . . . . XII 53 — Un virrey relámpago XIII 35 — En Yusle • . . XV 40 — La Miranda y los Duques. . . XVI 592 — Los lobos de Carlos.III, . , . XVII 401 — La misa de Lope. , . , , , . XVIII 43 — Guido Reni XIX 51 — El drama dei Españólelo. . . . XX 49 — Mariana Romero la Comedíanla. XX 994 — Luis I y laOrleans XX 1061

PÉREZ TRIANA. S. La Conferencia déla Paz Vil 161

— El triunfo de la verdad. . . . X 163 PÉREZ ZlJíÑ iGA, Juan. El delirio postal, H 531

— Hombris de ciencia,. . . . . IV 32 — Victo de la sangre. . . . . . V 54 — Episodio de Carnaval V 142 -- Figurines de playa. . . . . . V 721 — El naciiiiienio del conde. . . . VI 72 — En la entraña del monte. . . . VI 1135 — La viuda misteriosa VII 1070 — El dirigible. . . . . . . . . X 264 — Los volátiles XII 560 — La mujer de Malabar XV 57 PERIQUET, Fernando. El pintor Anglada Camarasa,. ,, . , .. . : ; . . Y l l l ,564

Page 91: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE AUTORES 11.45

fray

PEZA, Juan de Dios. Acuarela. . — A España — No me vuelvas a ver. . .

PlCABlA, J. Héctor. Entre sombras — La flor de azaliar. . . .. — El hidalgo

PlCHARDO, Manuel S. El Qtisto de Alonso Cano, . . . .

— Sellos liispanos. . . . . — A un laurel.. . .. ., .. . — El gallo

PlORAU, Carlos. Monumento de Cristóbal de Torres.. .

PIJOAN.J. El arte españolen Plotencia — Una estación prerromana. — Escultura grotesca — El Egipto antiguo. . . . — Exploración del Asia Central — Los primitivos actuales. . — Arte de !as cicatrices. . . . — Monumen'os seldjúcldas. . — San Pedro de Roda . . . . — El arfe búdico — La catedral de Relms. . . — El estilo mudejar. . . . — El arte de las tribus indias del

noroeste de América, PlfíEYRO, J. A la bandera dominicana. PlROZZtNl, Carlos, El pintor Marqués, PLUMMER, J. El canal de Panamá. . PONCE, Pedro, Aventuras de To-FIo. POVEDA, Julio. El Corpus en Madrid. POVEDANO, E, C6micos al desnudo,

— Entre bastidores., . . . . — Poetas y cómicos

PRADAj Gloria de. Tradición del beso PRIETO, Casimiro. Del álbum de I;

Srta. D." Blanca Bordoy. . PUEYO LUESMA, J. El problema del

nitrógeno. . . , . . . PUOA DE LOSADA, Amalia. Los baño

del Inca.. . . . , . , — En el báratro,., •. , . . •. — El orto. , , ., . ., — Eugenia de Montijo ,

PuiQ Y V / U S , R. La duna de Torroella — El aludde la Tfite-Rousse. .

rujOL, F. La sardana ampurdanesa PuYOL,Julio. El Concejo.. . . a

Tomos Págs.

. 1 U 11

XIV XV

XIX

VI VI

VIII IX

V I H V V

v i l I X I X

X I I X I I I X I V X I V X I V X I V :

X V

XX XIV

X V I X I I

X I V I I I

xvm X I X XX

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505 64

386 306 112

1074

236 494 544 875

170 3

483 875 291 520 897 519

99 417 802 963 195

867 219 180 183 826 499 826 152 759 280

X 477

X I V X V

X V I I X V I I I

I I I

I V I I

907 144 706 441 811 387 143 849

QUINTERO, Mercedes. Idilio criollo. — Vespertina » . — La musa salvadoreña. . . . — A María Inmaculada. . . .

XVI 585 XVII 609

XX 650 XX 955

RAHOLA, Carlos. Viiabertráil. . . RAHOLA.F. El problema de los cambios

— Un alto en la lucha,. . , . — Los presupuestos del Eslado, — Estadísticas expresivas. . , — El divorcio cri Cuba. . . , — Modificación del calendario.. — El álbum de una sud-americana,

RAMAKERS, L, Telefonía en Alemania — El radio y sus fenómenos.. . — Casa giratoria. . . , , , — Fotografías del interior del ojo — Fabric.ición de leche en polvo. — Maniobras eléctricas en bugues

X V I I I

V

vil X X

X I XVII

I I I I I I I I I I V I V I V

680 1103 641

1137 109

1183 81

167 429 525 818

55 374 429

503 -

RAMAKERS, L. Exposición de Lieja.. — tos iguanodontes de Bernissart — Novísimo invento fonográfico — El Congo belga. . , . . . — La Exposición, de Bruselas, .

RAMÍREZ GRANDE, J. R, Perla de aldea — Cantares

RAMÍREZ PAGAN, J. A la Natividad. RAMÍREZ PEÑA, A. El lio de los nenes:

— ¡Ajena, a j e n a ! . . . . . — La cultura en El Salvador.

REAÑO, Federico. El sentenciero. REDONDO M., Juan. La mejor belleza, REDONET, Luis. La civilización avanza, RENDÓN, Víctor M. Él d,elta del Guayas,

T- La perla del Pacifico, . . — Almacigal , . — Las palmas. , , . . , — La primera noche en Paiís. — Bachiller en ciencias, . , — El gran premio de París. . — El milagro de San Antonio. — La casa del malecón. . , — I Condenado 1 — El baile de fantasía,. , , — El brazalete , . ,, . .' . — La familia Perejil. . , . — Las tres victorias. . . . — Los agüeros de Cleopatra, — El traje de etiqueta. . . , — Noche de p a v o r , . . . . — La boda de Serafín.. , . — Madrinas de guerra. . • — Charito.i , ; . ,; , . — La reliquia., . . , , .. . — Sangre alegre, — La columna de Octubre, . ,

Lorenzo Cilda, , , ; . , En el tránsito de Angela Garbo.

RESTREPO GÓMEZ, F. Ala hora de nona — Alma vencida — Nochebuena — Bajo las, ramas — Mar adentro — La musa.americana, , , .

REYES PRÓSPER, Eduardo, Los murcié lagos de España, . . . .

— Los moradores del aire. , , — Fauna y.flora de la numismática — La atmósfera y los árboles. .

REYNA.Allerino. Puesta de sol, , RIBES MÉRY, R, Espectáculos al aire

libre. E! teatro de Tolosa,. — El pintor Dllfe. , , . . . — El Renacimiento en Tolosa. .

RÍOS, Blanca de los. La madre del asIS' tente.. . , , . , , ,

-t- La mujer españolaj,, . . . RiPOLL LAMARCA, Jaime. Los principes

de los cuentos,, . , . . RiPOLLMORA, O. Elegía del bosque. RlTTWAOEN, G, Babilonias que fueron

~ La leyenda del castillo. . . ~ SoUladltos de plomo. . . , — El ejército fantasma. . . . ~ La tragedia de la niodiatilla.,

RlVAS,JuanP, Echegaráy,, . . , RiVERO, R. La yeguada de Aranjuez;. ROCAFORT, C. Las tumbas de Urgel. RocUANT, Miguel. Mármoles.. . . RODRÍGUEZ CODOLÁ, M, Exposición

regional de arte antiguo. , — Exposición de arte antiguo. — La construcción moderna , , ¿r- Bartolomé Esteban Murillo.

JV V I

vn V I H I X

XVII XX

II X V

X V I X V I I X I X X I X X V

V V

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X I V X I V X I V X I V X I V X I V X í V X I V X I V

XV XV XV XV XV XV

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XVII XVII

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X XII

XIII XIV XIV XV

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II X I I

XIX

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XV

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Xlll

I 11 II

XVIII

7 U 684 184 579 950 917

74 1107 532 499 398 609 824 818 437 7 U 129 783 161 404 525 604 720 822 890

1014 1076

59 116 218 826 915 993 113 649

15 855 210

1041 352 699

1088 37

984 608

1018 225 337 311

25

944 759 897

395 173

8 283

1137 975 968 812 975 950 417 937 566

1125 65

1037 291

Page 92: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

1146 HOJAS SELECTAS

ROi«ERO, Julio del. En el zoo de Buenos Aires

ROMERO LEÓN, R. Una leyenda . . . ROSARIO PEÑALVER, F. Sagjnto. . . ROSES ABELLA, J. Tucumán y su colo­

nia española ROUNTREE y HAMER. Aventuras de Ar-

quibaldo RUBIO YBELLVÉ. Mariano. Proyectores

eléctricos RUBIO Y BORRAS, M. Raimundo Lulio.. RUEDA, S. Jueves Santo en Sevilla. . Ruiz, Ju'io. La musa sonríe

— El Cristo de las aguas RUiz CASTILLO, J. Albania y su causa.. ROIZ ESPARZA, I. La casa del ahorcado.

— El castillo maldito RuiZ LÓPEZ, R. Los dos secretos. . .

s

Tomos

IX II IX

VI

VI

Vi XV

II XIX XIX

n Xlll XIV

IX

Págs,

714 579 333

855

3

1089 397 291 475

1003 589 424 212 876

tres

SAENZ DE ZÜMARAM, Carlos. El nuevo .: Presidente del Uruguay. . . 11 453

SALA, Octavio. La patria en peligro. . Vil 559 — Qodoy y su tiempo • Vil 579 — Los sitios de Gerona. . . . . VII 850 — Monumentos funerarios. , . , Vil 994 — Amparo .- VIH 269 — El reinado de la Commune. . . IX 54

SALADO ALVAREZ, V. Porfirio Díaz y su obra. . , . , . , . , I 5

SALVA, A. El Corpus en Burgos.. . . I 53T SALVAT, Pablo. La perla de los Pirineos

orientales. . . . . . . . VI 64t — La arquitectura escandinava.. . VIII 675 — En los Pirineos catalanes.. . . X 512 — JWaraviilas arte árabe esp:iñol. . X lOil — El apogea latino XI 675 — El corazón de Francia.. . . . XV 17 — La pirámide invertida XVIII ' 3 — La soberanía popular XX 14 — Equilibrio inestable XX 273

SANABIA, Pedro P. ¡Silud, España! . XI 988 SÁNCHEZ DE LAS MATAS, M. La Seño­

rita «Gibi» XIX 630 SÁNCHEZ ROJAS, J . La catedral de

Ciudad Rodrigo X 723 — Amores de llanura. . . . . . X 864 — Alba de Torraes.. . . . . . XI 394 — Cáceres XI 1089

SANDBERQ, H. O. La isla de Pascua. , XIV 1088 SANGREE, A. Cristian De Wet y su

campaña I SANIN CANO, B. DOS pueblos absorbi­

dos. IX — El incidente Savarkar X — Londres en tiempo de gujrra. . XIII

SANTÍN, Carlos R. Atlánlida.. . . . X SARDA, F. Episodio del Rif IX SARTHOU, Vicente. ¡No le atiendas,

linda «orí XII 1120 SARTHOU CARRERES,C. Montserrat. , XIII 321

— El arco de Gabanes XIII 1106 — El ex convento de dominicos de

Valencia XVÍII 483 — La ciudad de Ronda. . . . . XVIII 705 — El Escorial XVIII 901 — La pintura en Castellón. . , . XIX 38T — La ciudad de Valencia XIX 675

SAVORQNAN DE BRAZZA. Ondas eléctri­cas. VIII 963

SCHWARTZ, Federico. Agüeros reales.. IV 787 SCHWARZKOPF, C. Los ánades. . . . I 33 — Nidos de pájaroj, I 417

SÉE, Ana. El archipiélago de Feroe, — Viaje por Islandia

SBOARRA y JULIA. Sir Herbert Tree. SEOOVIA, Gertrudis. El genio no muere SiMBOLl, Rafael, El túnel más largo del

mundo —• El Foro romano

SOBRAL, Enrique M. La ruina de capitales

SocUs ALDAPE, J. Pa zienipre. . — Leyenda castellana. . . . — El rey corazin.. . . . . — Wladlmiro ,

SURIANO, Manuel. La revista, , SUÁREZ, Ang;l. No matarás. . . • SuX, Alejiddro La voz. . . .

— La venganza del sargento. — El .Mahuarí, — El Coya , . — El asado de potranca. , , — Año nuevo en Buenos Aires, — Momo en Buenos Aires. . — y la alegría huyó de la tertulia.

SYMONS, A, La ciudad de Pragi. .

THOS CODINA, S. Salinas de Cardona., latkm, Mario. La república de San

Marino — La catedral de Ferrara.. — R á v e n a . . . . . . — La flota aérea italiana.. — Li batalla de Vittorio-Veneto, — La cuesció.i de Fiume. . — La comarca del Cadore. , — El tratado de San Germán. — La ciudad de Bellune. . . — Los fascislas de Italia. . .

TOMÁS Y SALVANY, Juan. Mi reloj, — Niño Cruz , — Via crucis — Los cien camellos. . . .

TOMEY Julio Víctor, El amuleto. — Un hombre apurado. , , — En honor a la ciencia. . • — Cuando se puede ser terco., — Las cinco gifas. . . . . — En busca de nuevo esposo. — Extranjeros en su patria, . — El juramento — Un caluroso dia.. , . .

Patatas fritas y congrio. ., — La señal de redención.. . — Ei loro de lengua de oro. . — A lo que el amor conduce. — Escenas de la vida cursi. , — La suerle del Guripa. , , — El crifico ; , — El resucitador. , , . • — Por dónde viene la fama. . — Cualquiera acierta. . • . — Para aprender el argentino. — Casas bonaerenses.. . . — Pobre moneda. . . . . — Escenas bonaerenses. . . — La verdad de la mentira. . — iMllitares incipientes. . . — Escenas paraguayas. , . — Mañana por la mañana* , — Dos años antes, . , . . — Una suegra , — Una ciudad en una casa, , — Cómo se habla en Buenos Aires

310 —

945 — 321 — 1139 — 736 — 144 —

Tomos

VI Vi

XIII XII

IV V

XVII XVI

XVII XVII XIX XII XV

X XI XII XV XV XV

XVII XVII

I

Págs.

801 1002 460

1073

497 291

743 924 430

1138 1070 883 910 584 427

1074 158 990

1142 99

208 965

IV 387

X X

XIII XIV XIX XIX XIX XIX XIX XX n in VII X n III IV IV V V V VI VI VI VI VI VII VII VIH VIII VIII IX IX IX X X X X XI XI XI XI XII XIII XIII

282 828 41 300 76 273 550 999 1144 645 215 207 328 85

1103 344 348 1121 521 945 1073 245 314 730 988 1079 598 1106 606 818 978 50 241 721 73 303 356 577 250 311 692 1076 541 465 798

Page 93: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE AUTORES 1147

TORRES, L. Por tierras de Guipúzcoa,. TORRES HERNÁNDEZ, Carlos. Visión

gloriosa, . . . . . . . TORRES,\NO, Juliáa de. La obra genial

— El alma vieja TREBOS, Carlos. El baile de moda. TRUJILLO, Fdrco. Canción de esquilas

— Ensueño. . . . . . . — Leyenda de blasón., , . — Pin-Pin segundo.. . . , — La esclava — ¿Qué cuarto se alquila?. . — Al calor del nido. . . , — El rosal del milagro. . , — La mejor conquista.. . — El compañero Pierrot. . , — Madreabuela — Y todo es vanidad. . . , — Calvario. , — El regalo de reyes . . . — El último hidalgo.. . . — El divino arte de sufrir. — La vieja "de los claveles. — El económico don José.. — El paso de la farándula . — La fantasma — La muñeca de la muerte. — El señor Lucio el Bolcheviqu — El tesoro del dios Indra. . — Ama Blrgiña — El sabor del pan.. . . ,

TURMO, Mariano. Tirios y troyanos — La muerte de Dasmariñas. — Ls cueva del francés. . — El alférez Armentia. . .

Tomos Págs

XIX

XIII XIX XX Xill XI XII XIII XIII XIV XIV XV XV XV XVI XVI XVI XVII XVII XVII XVIII XVIII XVIII XIX XIX XiX XX XX XX XX V VI VII IX

933

512 1010 685 26 27 619 45 114 379 1018 205 634 979 220 698 1086 219 532 628 467 700 787 39 909 981 17

203 742 1008 409 1021 692 313

u UOARTE, Manuel. El yate . . . . . VI 899 UNAMUNO, Miguel de. Los arribes del

Duero IV 19 URBANO, Ramón A. La estatua orante.. lll 1009

— El niño de San Antonio. . . . V 99 — Violeta. . . . . . . . . . V! 51 — La diabla VI 500 — Laura de Huelva VI 917 — El bandolerismo romántico. . . Vil 144 — La cruz del barrio Vil 1098 — Los Qaitanes IX 21 — El duelo del clown. . . . . . • X 360 — Doña Nieves . X 488 — Horas de lucha. . . . . . . XI 33 •— El mundanal ruido XI 304 — Lo que enseña una comedia.. . XII 488 — Entre damas y galanes XU 889 — Dios dispone XIII 48 — iCatalepsiiI. XIII 1009 — La Animosa XIV 3 — El mantón de la China XV 22

UREfiA, Salomé. Ruinas. . . . . . lII 895 USUNARIZ, Joaquín. Telefonía sin hilos. 11 817

— La caja de las muñecas. . . . VI 540 — Al fin mujer VII 592 — Fuenterrabla. . . . . . . . XIl 587 VALERO DE TORNOS, Juan. Cosas de

entonces II 433 VALERO MARTlN, A. Romance serrano. XIII 401 VALLADAR, F. de P. La Alhambra. . . IV 3

Tomos Págs.

VALLE, R. de Sa. El Estada de Paraná. IV 777 VALLVÉ, Manuel. La juventud. . . . XV! 17 VARGAS COLMENARES. Predestinación, XVI 928 VASSEUR, Armando A. Galante. , . . VIH 64 VEOA iNCLÁN (Marqués de la). La casa

de Cervantes. . . . . . . XIV 1140 VELÁZQUEZ, Samuel. La lucha. . . . IV 438

— Piedras finas . V 883 VENDRELL, T . Meditaciones astronó­

micas XVÍI 211 VENTOSA, E.L. Una industria olvidada. Vil 1089 VENTURA Y LUJHÍ, F . L I Venecia del

Norte V 987 VICENTE, Angeles. Los ojos grises. . XII 509

— La risa del esqueleto XII 977 VIDAL, Luis Mariano. Las dos velas. XV 715 ViLA SAN JUAN, Pablo. Idilio roto. . . XH 1080

— Lo que cuesta el amor.. . . . Xill 242 — Los mirtos del a l c á z a r . . . . XVI 888 — La fuerza de huir XVIII 881 — Aventura sin amor. . . . . . XVIII 1073 — Frente de cristal XIX 367

VILLAR, Emilio H. del. Los placeres de la mesa 01 318

— En las Pampas , . IV 89 — Los Andes de la Patagonla. . . IV 881 — Del Atlántico al Pacifico. . . . IV 1078 — Nuevos horizontes V 55 — La corteza terrestre V 675 — El Buen Retiro. . . . . . . VI 579 _ El fraile Vil 250

VILLENEUVE, María. El rapto de Nadina. XX 153 — La campana de plata XX 753

VIÑAS, A. O. Tomás Alva Edison. . . XX 935 VIVES GUERRA, JJIÍO. El castillo de la

sangre azul . . . . . . . X 65 '— La balada de los conquistadores. XIV 18

VIVES SOLAR, I. Una isla misteriosa. . XiX 1101 W

WALLS Y MERINO, M. Volcanes centro­americanos XVIII

WEILAND, D . F . Rulamán WEN, M.J, Septiembre (soneto). . .

— Octubre (soneto) . . . . . . . WHITE, F. M. La balanza de la justicia. WlLSON, Baronesa de. En tierra exiraña.

— La familia Juvera — No hay plazo que no se cumpla.

VIII V

XIII XIII XI V XI XV

417 81 808 928 146 636 794 304

YUSTE ARIAS, Enrique. La tragadia de los gorriones

— El sueño de un poeta — El triunfo de la derrota. . . .

ZAH0NERO, José. El hijo Imaginario. . ZAMACOIS, Eduardo. Perdigón. . . ,

— La leyenda del tabaco ZARAMA, J. R. Sueños blancos. . . .

— Anhelos ZEDA (J. Villegas) La fortuna de Aldea-

buena. ZULOAQA, DanleL

XI 890 XI 1072

XVll 29

La cerámica decora­tiva

IX II

vil XV XVI

I

XVI

998 210 481 1095 928

1065

513

Page 94: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE RETRATOS ( P O R ORDEN ALFABÉTICO D E A P E L L I D O S )

Aage de Dinamarca. . Abadía, Rafaela . . . Abarzuza, Felipe. . . Abbas II Abd-el-Azis Abdul-Aliad-Klian. . . Abdul Hamid II . . . Abdulá-Bajá Abdur-Ralimáit.. . . Abruzzos, Duque de. . Acosta García, Julio. . Adaniuz, Anita. . . . Adelaida de Luxembg. Adler, Feder ico . . . Ador, Gustavo. . . . Aelirenihal, Luis A, . Agrassof, Joaquín. . . Aguüar, Asunción. . . Aguilar, Florestán. . . Aguilera, Alberto. . . Aguirre, Card. Fr. Q eg. Alimed-Fuad Bajá. . , Atimed-Riza. . . . . Aicard,Juan B. . . . Alba, Duquesa de. . . Alba, M i g u e l . . . . Albarrán, Joaquín. , . Albéniz, Isaac . . , Alberdi, M. F. . . . Albert, Catalina. . . Alberto e Isabel de Bel. Alberto I de Bélgica. . Alberto de Inglaterra . Alberto de Míinaco. . Alberto de Sajonia. . Albo Martí, Francisco. Alcalá Galiano, M.. . Alcalá Zamora, N. . . Alcover, Juan. . . . Alcover Pu¡ol, Teresa. Akoverro , José. . . . Alejandra de Rusia. , AIejand. ' 'deSchleswig. Alejandro ! de Grecia . Alejandro 1 de Rus ia . . Alejandro 11 de Rusia,, Alejandro III de Rusia. Alejandro de Servia. . Alejo, Gran duque ruso. Alejo, Pr. hered.Rusia. Alentorn, Eduardo B. . Alenzón, Duquesa d e , , Alessandri P . , Arturo.

TomoB

xin , XVI

XV XIV VH

X XVM

XI I

• X

XIX XVIII xin

XVilI XVIII

XI XVIII

XIV XVI XIII Xíl

XVI VIII

IX XVIII

X XI

VIH IV

XVI IX

XV XIII XV

I XVII XVII XVI VIII

IX VIII XIV xm XVII

XI XIV XIV XV VIH XIV XIX

IX XX

PágB.

378 6T3

8 183 937 215 271

1127 74

1177 427 385

1145 353 253 364 26S 673 361 172

1035 1146 378 171 552 502 261 648 270 555 186 108 932 929 748

1035 207

1127 553 549 168 392

77 85

946 45

387 1093

66 392 942 742 181

-'-

Alexeieff, Almirante, Alexeieff, Grai, ruso. Alexis, Gral. ruso. . Alfau, Gral. Felipe , Alfonso XII. . . , Alfonso X l ü . . . , Alfonso, Infante Don. Ali Mirza, Sha Persia. Alicia de Batfenberg. Alix, Miss Mina. . Alma Tadema, L, , Alraazán, Duquesa de Alnieida, A. J. de. . Almeida, Dr, J. A. . Almenas, Conde de las Almera, Rdo. Dr. Jaime Almodóvar, Duque de Alvarez, Agustín. . Alvarez, Cas ta , . . Alvarez, Josefina. . Alvarez, Luis. . . Alvarez Calderón, M. Alvarez de Castro, M. Alvarez, Santiago, , Alvarez Quintero,S.yJ Alverá, Sofía. . . Allenby, Edmundo . Amade, Gral. francés. Amador, Manuel. . Amargos Saniarancl i j Auiboage, Marqués de Amelia de Portugal. Ametle, Mons. León A Amicis, Edmundo. . Amiuídsen, H. . , Andersen, E. C. . , Andrassy, Conde de. Anglada Camarasa, H. Ángulo, Amalia d e . Ángulo, Luis d e . , Ángulo de Reyes, Sofía Annunzio, Gabriel de. Antequera, José d e . Antonia de Portugal, Antonio, Infante Don. Antonio, Julio. , , Aragón, Agustina de . , Antúnez, Luis . . , Aosta, Duquesa de . Arabi-Bajá. . . . Ararigo, J. Agustín.. Araujo, Manuel E. , Arcentaies, Conde de. Argeles Escrícíi, R..

Tomos

•MI XIV Vfl XII

, XIV vn III VI

XII III XI

XVI xviir

IX I

XVIII xtv

. XIIl vil IV

I V

VII XIX

, xvni IV

XVII Vil VIH

XVII XVII XIII XIX VI! XI IV

XIV VIH

V XVII

V XVil XVII Xill

VI XVIII

VII XV

X I

vm XII

X . XIII

Pá«s.

264 1127 456 366

48 1124 1131

188 857 270 750

1071 847

1036 577 251

54 357 719 917

77 932 853 528 425 917 455 173 553

1037 1091

419 941 362 367 557

46 565 350 665 349

1143 857

1063 383 268 716

86 1177

73 648 267 800

1069

Argüelleí, Agustín., Arias, Ricardo. . , Aria.4, Tomás. . . Arias de Miranda, D Arista, Mariano.. . Arjona, l iabel . . . Arnim, Conde de . , ArniiU Muiler, M. . Artenionoff, Gral. ruso Artigas, José G . . . Arregui, Vicente. . Arriaga, Manuel de . Arrióla, Pepito. . . Aschaii, Adolfo O. , Asquifli, Enrique H. Astor, Jolin J,. , , Asturias, Príncipe de, Asturias, Pr incesa de. Afienza, Antonio. . Aubry, Augusto.. , Audígard, Capt. franc Augusta de Alemania. Augusta Holienzollern Auguste, Tancredo . Augusto de Prusia . . Aulés, Eduardo. . . Avellaneda, Marcos. Averesco, A . . . . Avila, Mtro. Juan de .

Aza, Vital Azcárate, Gumersindo Azcárraga, Marcelo. Aznar, Ángel.. . ,

B Baccarl, Guido. . . Bacli, Juan Sebastián. Badén, Grandes duqs. Badger, Alnite. Carlos Badoglio, Gral. ital Bahanionde, José. Balaguer, Víctor. Balarf, Federico. Bilmes, Jaime, , Baila, José, . . Balíha, Mlíe. Renata. Banderas, Quintín. Bafluls, Vicente.. Barcena, Catalina. Barclay, Arturo.. Baró, b r . Lorenzo. Baró Sureda, Teodoro Baroja, Pío. , , ,

Tomos Viga.

IX 943 VII 75) IV 940 IX 260 IX 581

XVI 590 XIV 46

VI 353 XIV 563 XII 1141

XVII 1066 XVI 361

X 981 XX 162

XIV 1135 XI 548

XVI 267 III 1130 V 940

XIII 72 VI 464

XIV 53 XI 228 XI 844

XII 470 XII 167 XV 1130

XVII 550 VIH 935 XII 77

XVil 76 XIV 653

IX 260

IX 459 X 678 VI 564

Xlil 550 XVIII 742

XVI 1127 VIH 758

IV 457 XVIII 181

IV 69 XV 861

V 940 VI 475

XVI 374 X 1092

IX 1031 XV 1036

XIX 491

Page 95: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE RETRATOS H49

Barra, F. León de la. . Bar rera , ] . M.Salvador. Barrías, Luis E , . . . Barrientes, María, . . Barrio y Mier, Matías . Barriobero, Eduardo. Barrón, Eduardo. , Barros Luco, Ramón, Barroso, Antonio. . Barsesaní, Oral, austr.. Bartolini, P Barton, Ciara. . , , Bastmann, Carlos. . . Batayef, Eapiridión. • BalUe, Juan B. . . . Ballle Ófdóñez, José. , Battenberg, Alicia d e . . Baltenberg, Beatriz de. Battenberg, Mauricio.. Balteiiberg, Victoria. . (Bau Bonaplata Carmen Bauditz, Sra, de. . . Baviera, Jorge de, . . Baviera, Luis Fdo. d e . Baviera, Princesas de.. Bjviera, Reyes de. . . Bayer, Dr. Federico. . Bazzano, Leonardo A.. Beatriz de Sajonia.. . Beatly, Sir David. . . Beauharnais, Josefina.. Bebel, Augusto F. . . Beck-Frus, Barón de. . Beetlioven, Luis van, . Behm, Doro tea . . . . Behm-Scliuch, Sra. C , . Behring, Emilio A . . ,. Beidler, Mtro. F r a n c " . Beldt, Juana . . . . Beltrán, Federico. . . Bellincioni, Gemma. . .Benavente, Jacinto.. . Benavides, Osear R. . Benedetti , Conde V. , Benedicto XV. . . . Benlliure, José. . . . iBenlliure, Mariano.. . Benllocli y Vivó, Card. Benot, Eduardo. . , . Benson, Almíe. O. . , Berclitold, Leopoldo. . Berenguer, Dámaso. . Herniejillo, Carmen. , Bernaerth, Augusto. . Bernadotte, Mar isca l . . •Eernard, Claudio. . . Bernlrardl, Sa ra . . . Beinstorf, Conde de. . B ; r lh í lo t , Marcelino. . Beruete, Aureliano d e . Beruete y Moret, A. . Bjrruele , María.. . . Bertrán Quintana, M. . Besant, Mrs. Annie . . Besseler, Oral, J. de. . fiessleres, Mariscal. . iBeltinianu-HolIweg, T. Beusí, Conde de. . . Bib-Doda de Albania . . Bieberstein, Marshall.. Bielovucic, Juan . . . BlUie Butko, Miss . . . BiUingburst, Guillerm, Binilerling, Oral. ruso. Bins, Jacobo. , . . ,

Tomos

X V

IV XVIl

, VIII , XV

IV IX

XV VIU XII XI XI IV

xm VI

XII V

XIII V

XII XIII

XI XIV

XI

xm VIII

V Vil

XVI XII XII

XVII Vil

XVIII XVIII

XVI XIII XII XIV

IX XVIII

XIII XIII

XVII III

XIX XX VI

XVi XIII XX

XVU IX VI

XIII IX

XVI VI

XVIII XI

VIII ' X,

X XIV

XI XX XIII XIII VII

X XX XI IV

VIII

Paga.

690 367 362 289 738 183

1037 U48 103S 472 200

1007 172 508 757 353 857 168

1128 65

577 78

274 373 226

1093 168 843 253

72 107 847 378 602 353 358 458 164 859

42 260 425 360

1034 1081

176 811 377 846 455 840 934 394

72 759 260 851 455 471 269 456 263 137 999

85 811 174

1062 835 162 794 289

1137 453 262

Biernstjerne Bjornson.. Bismarck, Otón de. . . Bissing, Oral, alemán. Blake, Oral. Joaquín. . Blanc, Rdo. P . francisc, Blanco, Josefina. . . Blanco, Oral. Ramón. . Blasco, Euseb lo . . . Blasco, Laura. . . . Bliss, Oral. Tasker de . Biowilz, Enrique. . . Bofill y Matas, Jaime. . Boisvenu, V.zconde de. Boixader, María . . . Boixet, Ezequiel. . . Boldún, Elisa, . . . Bolívar, Simón. . . . Bonaparte, Carlos. . . Bonaparte, Clotilde, . Bonaparte, José.. . . Bonaparte, Luis N.. . Bonaparte, Matilde. , Bonaparte, Napoleón. . Bonaparte, Víctor N. . Bonet Amigó, Joaqu ín . Bonneteau, M . , . Booth, Guillermo, i ,

Bordas, M Borbón, Beatriz de . . Borbón, Carlos M . ' de. Borbón, Felipe d e . . . Borbón, Franco, de P . . Borbón, M." Antonia. . Borbón, M.» Cristina. . Borbón-Este,Carlos de. Borbón-Oitra, Elena de. Borbón-Parma, Robrto. Borbón-Parma, Zita de. Boreli Mnie. Emilia. . Borgathi, José . . . . Borgia, Lucrecia. . . Bori y Fontestá, A. . . Borls III de Bulgaria. . Borisotf, W a n d a . . . Borras, Enrique. . . Borras Mompó,Vicen(e. Borsos, ] . de C . . . . Botha, Miss. . . . . Botha, Oral. Luis, . . Boulanger, Oral. Jorge. Bourgeols, León, 4 .

Bowen, Mr Boyd, Federico . . . Boyden, Miss Silvia. . Boza Jankovilz, Oral. . Braga, Dr. Alej mdro . . Braga, Dr. Teófilo.. . Braganza, Ana de. . . Braganza, Isabel de. . Branko Descovltz. . . Brazza, Saborgnaii d e . BreitUaupt, Capt. alem. Brenner, Ernesto. . , Bretón, Tomás. . . . Bretón de los Herreros. Briet d2 Islandia,Mlle. Brisson, Enrique. , . Brizzolara, Luis.. . . Broca, Guillermo de . . Brockdoiff-Ranlzau, C. Bruck, Margarita. . .

Brull, Juan Brum, Dr. Bal tasar . . Brunet, Lorenzo. . . Bxunswick, Duquesa. .

Tomos Págs.

IX Xlll XIV vil XV

XVI •V 11

XV)I XVI

II XI

VIII XX XV

XIV X

XI X

VI V

111 XII IX

XII VIII

XI VI

XVU vil XV vil VI V!

VIH XVI vil

XVI Xlll

IX XII VI

XVII II

i l l 11 V

Vil XVIII

XIV vil

II IV

XVIII XIV

IX IX XI XII XX IV

XV vil

XVU xviii

IX X

VIII XVII

XVIII IX

XII XVIII

XVI

xm

549 971 365 852 467 289 463 363 577 851 270 550 948

97 270 569

38 1062 793 394 168 176 108

1144 941 938 9 3 !

1130 463 589 271 589 398 399 747

1066 73 85 78

459 7

13 1146

367 650 171 848 451 941

48 164 268 844 570

85 1037 1036 354 179 264

1033 814 170

1065 179 6T

221 958

1132 272 549 378 463 175

,571

Brunswick, Ernesto de, Bryan, Guillermo. . Buclianan, Guillermo J Buchanan, Miss M.. Budberg, Barón de.. Bulgaria, Príncipes de Bulow, Enrique d e . Bullock-Workman, J Bunge, Carlos Octavio Bunsen, Mauricio. . Buonanot i , Miguel A. Bureta, Condesa de . Burgos, Javier de. , Burlianedin-Effendi. Burlan, Barón de . . Bustaraante, Carlos M Butíizac, Cecilia. . B j r o n , L o r d . . . ,

Tomos "BigB.

X!I 469 XiV 650

V 933 XIV 664 XV 365 Vil 1046

XIV 54 X 712

XVII 847 XI 166 Vil 794 VII 719

1 574 VIII 378 XIV 271

IX 581 VII 72 XI 252

Cabarriis, Teresa. . Cáceres, Aurora . . Cadorna, Gral. Luis. Caillaux, José. , . Caillaux, Mme. E. R. Cairón, Sa lvadora . . Calbetón, Fermín. . Calderón Collantes, F, Calderón, Serap lo , . Calmette, Gastón. . Calpena, Rdo. Lu i s . Calvi Bergolo, Conds. Calvo, Joaquín B. . Calzada, Rafael.. . Cámara, Fr. Tomás J. Camoens, Luis de. . Camondo, Isaac de . Gampball, Elena. . Canipeny, Damián . . Campoamor, Ramón de. Canipogrande, Vizcdsa, Camps, Marqués de. . Canalejas Méndez, José Canalejas Méndez, Luis Candamo, Manuel. . Canevá, Oral. Carlos. Cánovas del Castillo, A, Cantaren, J u a n . . . Canz'o, Ora l , i l a i a n o Cañas, Juan José. . Capdevila, Jaime. . Capmany, Antonio,. Caprivi, Conde J. L. Capus, Alfredo. . . Caragiale, F. L. . . Carbo Maldonado, An.' Carbono, Adela. . . Cardenal, Dr. León. . Cardona, Dr. Ja ime. Cardona, Juan, . . Carduce!, José. . . Caries García, Cándida Carlos, Archiduque. Carlos, Infante D jn . Carlos de Dinamarca. Carlos de Rumania. Carlos de Suecia. . Carlos I de Portugal, Carlos III de España. Carlos, IV y M." Luisa Carlos IV y familia. Carlos VIII de Austria Carlota de México.,

XIV 591 Xii 179

XIV 755 XVU 358 Xlil 452

IV 914 XVIII 261 XIV 48

III 650 Xlll 452

X 797 XIII 379

VI 208 I 944

III 656 X 865

XIV 34 XVIII 749

IX 653 XVI I ! 17

XVIII 688 III 1099 IX 260 IX 1141 II 1135 X 1097

XIV 49 III 1099

VIII 25S IX 461 X 315

IX 943 XIV 52 XVI 749

XI 750 XVIII 1041 XVIII 97

XV 460 X 797

XVII 587 VI 88 X 895

Xll l 746 X 799 IV 176

XX 67 VI 756

XIII 419 XI 122 VI 388 VI 390

XVi 86 Xll l 232

Page 96: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

• - ~ • ' : " \

Carnegie, Andrés. . Carner, José. . . . Carolina de Sajonia. Carsalade du Pont, J. Garulla, María Angeles Camila, Valentín. . Caruso, Enrique . . Carvajal, Francisco S. Carvalho,José C. . Carranza, Venustiano.. Carrasquilla, Dr. R. M Carrel, Dr. Alejo. . Carreño, T e r e s a . ,-Carreres, Vicente. . Garrió, Mauricio. . Carson, Eduardo. . CasaRiera, Marqués de Casablanca, Elvira.. Casana, Severino de. Casanova, Arzobispo. Casanova Estrada, Dr Casañas, Cardenal . . Casas, Fr. Bartolomé. Casasús, Joaquín D. Casasús, Justo Ramón Casellas, Raimundo. Castelar, Emil io . . CasteInau,Qral. francés Casteilote Pinazo, S. Castiglione, Duque de Castro, Dolores . , . Castro Carazo,Jo3é. Cátala, Concepción. Catalina, Manuel. . Catalina I de Rusia. Catalina II de Rusia, Cavaignac, Jacobo , . Cavia, Mariano d e . . Cavour, Conde de. . Cazaban Laguna, A. Cecean!, Palmira, . Gelii, Mlle. Renata . . Cenci, Beafrlz. . , Cerebotani, Dr. . . Cerero y Sauz, Rafael. Cerezo, Mariano. . Cerralbo, Marqués de. Cerrelti, Monseñor . Cervantes, Miguel de. Cervera, Almirante * Cerveto, Antonio. . Cid, Miguel. . . . Cirici Ventalló, D. . Cirilo, Gran D u q u e . Cisneros, Eleonora de Claretie, Julio. . . Claik, Margari ta, . Clary, Deseada. , . Clasenti, Esperanza. Clayton, Miss Etliel. Clemeiiceau, Jo rge . . Clementina de Bélgica. Cleo de Merode.. . Cióse, Miss Lilian. . Cobeña, Carmen . . Cobián, Eduardo, . Cobos, Dr. F. de los. Coclier, de Berna, Dr. Codina LangUn, V, . . Goleman, Williara D. Coloma, P. Luis.. . Colomé, Salvador. . . Colón, Cris tóbal . . Colonna, Victoria. . Colton, Jorge R. . .

Tomou P¿ge.

XVIII IX IV

XI!I xr

XII XX

XIII X

XVII XI

. XII II

XVllI XI

XV! XIV XVI vil vi l XII VII

X V

XIX IX

VII XIII

VI vil XX

XIII XVII

IV xn

XIlI IV

XIX IX

Vil XII

. XIII XII IX V

vi l XX XX

X VIH XII

xvn XVII XVI XIII X!1I XX XII

XIV XX

XVIII IX

XII Vil XII IX IV IX X X

XIV VI

VIII XII XII

847 550 268 561 550

1126 844 835 221

1142 246 750 459

75 815

72 1045 711 170 751 847

1132 483 931

10 1141 738

1030 186 855 171 436 193 919 613 180

1037 752 593 456

15 865

8 752 463 718 967 845

1)88 453

1141 419

76 462 481 172 193 109

1057 961 647

1144 769 455 865 260

76 72

415 1091

654 187 529

5 561

HOJAS SELECTAS

Collell, Dr. Jaime, . Collier, Constancia . Combarieu, M. A. . Combes, Justino.. . Comillas, Marqués de. Conioníort, Ignacio.. Concas, Víctor María. Concha, Dr. José V. Concha, Oral. O. de la Connaughf, Duque de Connaught, Patricia de Connaught, Victoria de Conslant, Benjamín. Constantino de Grecia Cook, Federico. . . Coppée, Francisco. , Coquelin, Alejandro J Coquelin, Constancio. Córdoba, Gonzalo de, Córdobez-Moure, J. M Coronado, Carolina. Corral, Ramón, , . Corral, Ignacio, . , Cortejón, Clemente, Cortés, Hernando, , Costa, Alfonso. , . Costa, Joaquín, . , Cox, Jaime M.. .- . Crespo Azorín, E, . Cristallys O , Soledad Cristian X de Dinam." Cristian X y íamilia, CromweII, Oliverio. Crookes, Guillermo. Cruz, D. Ramón de la., Cumberland, Pr. de. Curie, P e d r o . . , . Curie, Mnie, viuda de, Cusachs, Jo sé . . .

CH

Tomos Págs,

XX 556 Xni 961

IV 103T 1 747 X 799

IX 681 XV 1036

XIII 473 XII 225

X 309 XI 231 tv 258

I 669 XX 76

VIH 933 VII 642

vm 265 vm 264 XV 364 vn 361

X 309 X 690

IX 494 XI 78 IX 115 IX 1036

XVlil 422 XIX 1124 VIII 842 VIII 665

268 Xlll 762

IX 212 XVín 205

V 201 XII 645

V 560 IX 852

Vil 1134

Chabas, Pablo, , . , Cliabás, Roque. , , . Chagas, Dr, Juan, . . Chambord, Conde de, , Chanoux, Fh Pedro, , Chapí, Ruper to , , , , Charíres , Duque de, . Chasse, Paulina . , , Chaumont, Duque de. . Chávez, avdr, peruano. Checha, El cald, , . , Cheeseman, José J . , , Chesnel, Mlle. de, , . Chicote, César, . . , Chicharro, Eduardo. . China, Emperatr iz de. Choate, José W. . , . Chopin, Federico. , , Chow-Tsch¡,dpl, clilno. Chueca, Federico. . , Chulalongkorn de Sianí Cliukri Bajá, . . . . ChurchiU, Winsfon S, . Chwa, rey de Uganda. .

XI XI IX

Xiv

vm vm

X X

XII IX XI X

X l l l X

XII VIII

Vlt XX

11 vil IX

XII XV XII

643 551

1037 45

357 453 137 117 911

1031 836

1091 769 599 267

88 163 712

80 743

1145 261

73 651

Dagmar de Dinamarca. Xl 229 Dahlander, Concha . , lli 80 Dalén, H. Gus tavo . . Xil ,78

Dalrymple, Leona. Dalton, Dorotea . Dallwifz, H. J, de, Damad-Ferid Bajá Daniels, Mr. F. , Danjou, Mlle. J . . Danjuro, actor japonés Danki, Víctor, , Dante Alighieri. . Darío, Rubén, , Darly, C . , , , Darwin, Leonardo, Dato, Eduardo. . Daussmond, Srta, d Dávila, Miguel R, Decoud, José , , , Dechenaud, Adolfo Dehesa, Teodoro, Delarey, J, H . . Delcassé, Pablo. , Delcassé, Teófilo. Delgado, Pedro. . Delza, Monna, . Demósfenes. . . Descartes, Renato Deschamps, Enriquf Deschamps, Manuel Deschanei, Pablo. Delaille, Eduardo Deucher, Adolfo. D'Harcourt, Jo sé . Dhulip-Manek. . Díaz, Armando E, Díaz, Félix. . . Díaz Ordóñez, E, Díaz, Porfirio. . Dicenta, Joaquín. Diez, Matilde. . Dikolf, Almirante. Dilke, Carlos. . Dimitrielf, Oral, ruso Disraeli, Benjamín Ditte, Gral . inglés. Djavid Bey. , . Doménech, Luis , Domingo y Marqués, F Domlngi.ez, Manuel Donnay, Mauricio, Dopfer, Dr, M, . , Dorgére, Mlle. Arlette Doria y Bonaplafa, E Doria, Margarita. . Douglas Haig, Gral, Doumcr, P a b l o . . . Doyen, Eugenio. . Drackmann, Holger. Draga de Servia . . Draga Maschin. . . Drago, Luis María . Drexel, Constanza, , Duarte, Cipriano, , Dubel, Mlle, Ivonne, Dubois, Cardenal, . Dubois, Gral, francés, Dubost, Antonlno. . Duchesne, Monseñor. Duchesnoi, Mlle, de. Duelo y Font, Luis , Dumont, Santos . , Dunant, Enrique, , Dupuy de Lome, E, Duran y Bas, Manuel Duran, Carlos. , , . Duran, Daniel y David Dürand, Car los . .

TomoB Fágs.

. XIII 376 XX 577

XIII 559 XVIII 649

XVI 455 XV 577 IV 1070

XIII 1025 vm 56

XVIII 423 XVl 193

XI 841 XX 460

XIII 289 X 221 V 932

XII 750 I 668 1 573

IV 742 XIV 49

IV 71 XVIII 577

XI 698 XI 504

XIII 80 XVII 268 XIX 81 XII 167

VIH 168 IV 364

VII 451 XVll 163

XII 356 X 1087

XII 354 XVI 364

IV 913 VI 282 X 309

XI 1125 XIV 46

X 599 XI 835 ur 1097

XIX 859 V 560

Vil 174 VIII 452 XVI 574 XVI 555 XVI 555 XV 176

V 176 XVl 77 Vil 258

II 651 XIII 135 Vil 163

XIV 664 X 986

XiV 468 XX 68 IV 1037

XVll 358 X 307

XII 110 VI 1028

I 76 VII 743 III 752 VI 282

XIX 428 X 896

XVl 377

Page 97: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE RETRATOS I l 5 l

Tomoe Paga.

E Ebert, Federico. . . . XVUI 272 Eclisgüe, Ramón. . . IX 930 Ecliegaray, José. . . XVIU 181 Echeverría, Aquileo J. VIII 569 Edin-Bajá VIH 657 Edison, Tomás Alva. . XV 185 Eduardo Vil de la O. B. xiV 52 Eduvigis,archiduquesa XIH 75 Edwards de López, E. XVIII 208 Elirlich, Pablo. . . . XIV 952 Eíchorn, Oral, a lemán. XV 72 Eizagulrre, J. Q . . . XVII 845 El-Menebhi vil 937 Elena de Grecia, Prsa . XX 67 Elena de Montenegro. iv 106 Ellzalde, Juan Franco. , xvii 857 Elklns, Ca ta l ina . . , vi! 451 Enjuto, Rosar io . . . XVI 971 Enrique de Baviera. . xil 935 Enrique de Prusia. . . XV 368 Enver-Bajá XIV 183 Enver-Bcy vil 838 Erdmann, H. d e . . . . xiv 460 Erzberger, H xix 261 Escobedo, Gregorio. . xvii 856 Escrina, Rafael. . . . )X 73 Escriu, José IV 919 Esguerra, Nicolás. . . Xlll 473 Espiella, Juan A. de la. 1X1148 Espina, Qoncha . . . XVill 424 Espinilla, Feo. de la. . iv 844 Espronceda ,Joséde . , XVlll 178 Esquerdo, Dr. Alvaro . XVll 643 Esquerdo, Dr. J. M. . XI 261 Essad-Bajá. . . . . xix 651 Estefanía de Bélgica. . XVI 88 Estébanez, Nico lás . . xm 951 Estrada, Emil io . . . . X 308 Estrada, Norberto. . . VI 323 Estrada Palma, Tomás, vil 1132 Eugenia de Montijo. . Xlll 1062 Eugenio de Suec ia . . . vi 757 Eultcn, Dr .R. . . . . vill^ 168 Evans, AImte. yanqui. . vil 75 Eyasu de Abis ln ia . . . ix 466

F Fabre, Enrique. . . . xiv 1146 Fabre, Víctor. . . . x m 452 Fábregas, Virginia . . xvi 900 Fahltebrun, Srfa.de. . XIV 858 Falques Urpf, Pedro. . XV 940 Falla, JWanuelde. . . XVII 1067 Fallieres, Ana. . . . Vil 848 Farabelli, Almirante. . XI 358 Fargas, Miguel A. . . XV 365 Farnesio, Julia. . . . XII 3 Farré, Antonio. . . . XX 356 Farzhaneh de Persia. . XVI 363 Pastenralh, Juan. . . Vil 463 Fe, Fernando . . . . XiV 188 Pebres Cordero, L. de. XVll 856 Federico, Archiduque.. XiV 184 Fdco. Augt. de Salonla. VI 470 Fdco. 111 de Alemania.. XilI 1064 Fdco. VII de Dinamarca V 268 Federico el Grande . . VH 917 Federico I de Hesse. . Xiil 1062 Federico II de P rus ia . . Xll 868

Tomos Paga.

Felipe IV de España. . vi 581 Fergusson, Elsa . . . XX 769 Fernán Caballero. . . xviii 181 Fernández Bremón, J . . IX 267 Fernández Cabal le ro . . V 367 Fernández Gtilo, A.. . V 745 Fernández, Máximo. . XIX 428 Fernández Prida, J. . XVI 1127 Fernández Navarro, M. VIH 1031 Fernández Sliaw, C. . X 6C6 Fernández Silvestre, M. XX 844 Fernando, Infante don. Xlli 763 Fernando de Bulgaria. . Vil 1046 Fernando, Archiduque. X 118! Fernando VIIdeEspaña VII 588 Fernando de Rumania . x m 1050 Feírá, Miguel. . . . III 560 Ferrán, Alejandro de. . IX 653 Ferrán, Pedro Enrique. XVI 749 Ferrant, Alejandro . . XVI 276 Ferrari, Elisa. . . . XVII 298 Ferrari, Emilio. . . . IV 653 Ferrata, Domingo. . . XIII 949 Ferrater, Antonio de. . XVI 469 Ferreira do Amoral. . VI! 263 Ferreira,Juan Cándido. VI 565 Ferrer y Vidal, Luis. -. III 1098 Ferri, Ana Xlll 193 Ferrier, Gabriel . . . Xlll 1069 Feíy-Bognar, María. . XiV 856 Felti, Renata . . . . xil! 97 Fiallo, Pablo. . . . X 934 Flfe, Duqne de. . . . XI 264 Figuera, Rosa de la. . VIH 664 Figueroa Alcorta, José. XI 1027 Flgueroa, Clara . . . . XI 1027 Figueroa, Emi l i ano . . XI 1027 Flgueroa, Josefina B. . XI 1027 Figueroa, Marqués de. IV 76 Flguerola, Laureano. . l! 368 Fiorin, Leonor. . . . XIII 577 Firmin, GraL A . . . . VII 456 Flacher, H. A. . . . XI 841 Fita, Rdo. P. Fidel . . XVI! 163 Fiter e Inglés, José . , xiv 654 Fitzgerald, comandante Vil 374 Flandes, Condesa d e . . XII 179 Focli, Mariscal francés. XVl! 455 Fogazzaro, Antonio. . X 404 Foich y Capdevlla, R. . XV 559 Folch y Torres, Manuel. XIII 561 Fonseca, Mariscal H. . IX 355 Font y Sagué, Norberto. IX 549 Fornarina, La. . . . Xll 9 Portea, Julián. . . . ix 938 Fortuny, Mariano. . . XIX 101 Forrer, Luis V 176 FournáP, Blas de. . . X! 815 Fournier.vicealnilrante. IV 170 Francls, Mrae. E. S. . XVIU 750 Francisco II t e Borbón. xiil 333 Fco.Fe:nando,archidq. XIII 746 Feo, José I de Austr ia . XVl 88 Feo. José Otón, archidq. Xll 471 Feo. Ranlero, archidq. Xll 267 Franco, Juan . . . . XIII 419 Fránklin, Benjamín. . VIH 586 Frederlck, Paul ina . . . XVll 769 French, Gral. Inglés, . XV 7g Frevalles, Mlle. de.. . xiv 577 Frontaura, Carlos. . . IX 1141 Fílenle!", F. de. . . . XV 949 Fulton, Roberto . . . ix 176 Furnó y Abad, Joaquín, xvn 1132 Fyzec, Prsa. india. . . vil 933

Tomos Págs.

G

Gabriel y Galán, J. M Gabriela de Baviera. Oaby de Morlay, Mlíe, Gaché, Samuel. . . Galeno, Claudio . . Qalileo Galilei. . . Qalofre, Baldomcro. Gallego, Juan Nicasio. Gallleni, Gral. italiano Ganibetta, León.. . Gamboa, Federico. . Oamazo, Germán. . Gándara, A. de la. . Ganivef, Ángel. . . Gapon!, El pope ruso, García Alix, Antonio. Ga rda Conde, Jaime, García, Julián. . . Garda , Manue l . . . G a r d a KohIy ,M. . G a r d a Llansó, Antonio Garcia-Plata Osma, R„ G a r d a Prieto, Manuel Ga rda Ramos, J.. . García Robles, José. G a r d a Vélez, Jus to . Oailbaldi, José. . . Garnelo, José.. . , Garrido, Miguel Ángel Qarriga, Ramón. . Gasparri, Pedro. , . Gayé, Elena. . » . Gaynor, Guiliermo J. Gemier, Fermín. . . Gener, Ponipeyo. . Genis Aguilar, Martin Gennari, Ca rdena l . . Genorero, Oral, niexic. Oeorge, David Lloyd. Georgesco, H. B.. . Georgi, Federico de. Gernsback, Dr. J. de. Ghimes, Conde d e . . Qlaccosa,José. . . Giardino, Gral. italiano, Glbbons, Cardenal . . Gilbert, Hiida. . . , Gilí y Roig, Baldomero Gilinsky, Gral. ruso. Olmeno, Amallo.. . Gimeno, Concepción. Qiner, Salvador. . . Qlolittl, Juan. . . . Glrbal Jaume, E.. . Gircke, Señora d e . . Gludice, María. . . Oirona, Ignacio. . . Glrona, Manuel. . . Gladstone, GuiUerino Qleichen, Elena. . . Goblet, Renato. , . Qoday, José. . . . Godoy, Dag^ber to . . Godoy, Manuel. . . Goethals, Jorge W . . Goethe, Juan W. . . Gold, Catalina. . . Ooldmann, Luisa. . Goldoni, Callos. . . Oolgl, Camilo. . . Gollizln, Pr, M. de. Ooíovln, Teodoro A,

XVIII 423 xn 179

XVt 191 VI 1128 XI 923

Vil 312 I 845

IX 942 XV 654

Xlll 1066 X 407 I 174

XVI 758 XVIU 422

IV 508 X ¡087

Xt 815 IX 456 IV 364

XIII 72 XIV 188

XVIU 78 Xli 77 XI 456 IX 257 XI 1026

XIII 1066 XIV 653 VII 642 XX 556 XIII 1050 XV 94T XII 941 XI 362

XIX 1135 XX 556

XIII 268 XIV 551 XVI 72

I! 931 XIV 79 XX 72 Vlll 472

V 1034 XVII! 742

XX 558 XII 474

X 924 XV 69 XVI 182

XVIU 751 IX 1139 X 503 X 605

XVIU 361 IX 459 in 1098 IV 1119

XVII 799 XV 1047 IV 1033

Xi» 1132 XVIlI 558

VI 391 XU 183

vm 784 XI 858

XUI 571 VI 378 V 1127

XVI 462 VI 553

Page 98: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

M 5 2 HOíAS SELECTAS

Qoltz, F. von der. . . Gómez Jordana .Qral . . Gimez , José Miguel. . Gómez, Juan V. , . , Gómez, ju l io . . , . , Gomis, Celso Gondra, César. . . . Gonne, Miss Maud . . Gonzalbo Soley, María. González, Manuel. . • González Besada, A. . González Flores, A.. . González Ortega, J. González Rotliwos, C.. González Tapia, S . . . González Víquez, Cleto.. Gouraud, Oral, francés. Gorki, Máximo. . . . Gortscliakotf, Pr. de. . Gosé, Francisco J. . . Gj t l i , Jerónimo. . , . Coya, Francisco.. . .

Graebe, H. C Gráham, Margarita.. . Graiiiby Rutland, Lord. Granados, Enrique.. . Grandais, Mlle. ] . ,. . Gratia, Carlos L. . . Grassini, Amalia. . . Grey, EJuardo Qrieg, Eduardo. .- . . Griffitii Chibbs, W . . . Gr.giiard, F Grippenberg, Grl. ruso. Qual, Adriano. , . . Guardia,Santiago de la. Guasch, Juan M.". . . Qüell Bacigalupi, E. . Guerra Junqueiro, F. . Guerrero, Manuel A, . Guerrero, María.. . . Guerrero, Rosario. . . Guerrero, Vicente. . . Guido Spano, Carlos. . Qji l lamet, Ramón. . . Guillermina deHoland. Guillermo I de Prusla.. Quillermo II de Alem." Quimera, Ángel . . . . Guirola, Rafael. . . , Ouisasola, Victoriano., Guridl, Jesús . . . . . Gustavo Adolío Suecia. Gustavo V de Suecia. . Gutchkoff, Alejandro. . Gutenberg, Juan., . . Gutiérrez Guerra, J, N.

Tomos PágB.

. XIII 1035

. XVII 1134

. VII 1032 , VIII 268 . XVI! 1066 . XIV 654

XI 1026 II 464 X 810

IX 488 XVIII 654

XIII 646 IX 582 II 929

IX 1148 V 458

. XIV 760 XVI! 845 XIV 46 XIV 461

II 751 X 169

XVIII 200 XIII ,'568 XV 476

. XV 460 XV 385

X 992 XI! 111

XII 840 VI 954

XIV 8 t XII 78 III 112? II 453

IV 844 XVIII 559 XVII 764

IX 1037 IV 620

XIII 567 XIII 385

IX 680 IX 154

XIX 174 XV 806

XIV 50 XII 866

VIII 758 Xrl026

X'X 941 XVII 1069

VI 756 VII 170

XVI 464 VII 100 3

XVI 1041

Haase, Hugo. . . . Habib-Ulla-Khan. . Haeckel, Ernesto. . Haendel, Jorge F. . Hagenbeck, Carlos. Hakki Bey. . . •, Halley, Edmundo, . Haniilton, Alicia. . Hamon-ben-Said. . Hamsun, Canuto. . Harding, Warren O, Haro, Rafaela, . . Hartzenbuscli, Juan E, Hauptmann, Gerardo.

XVIII 1141 I 174

VIII 353 XX 126 XII 652 IX 171 IX 363

XVIII 1025 I 845

XVIII 1141 XIX 1124 XIX 1057

XVIII 179 XII 78

Haydn, José. • . . Hazai, Samuel de. , Heine, Enrique. . .. Helferich, H. de. , Helguero, L. . . . Heredia, José M.° de. Hermosa, María. , Hertling, Jorge de. . Herrera Linares, E. Herrero, Cardenal . . Hesse, FJco. Carlos de Heyden, Conde P. A. Heyse, Pablo. . . Hidalgo, Consuelo . Hidalgo, Miguel. . Hijosa, Josefa. , . Hlndenburg, Bernardo. HinIzeRibeiro,Ernesto Hipócrates. . . .. Hiram Máxixti. , . Hiro-Hito del Japón. Hirschaner, Gtal. Al. Hoíbauer, S. Clemente Hofer, Augusto H. Hoffmann, Arturo. . . Hohenborn, Oral. W. . Holienlohe, Conrado de, HohenzoIlerB,L. de. Holguin, Jorge. . .

Homero Horacio Flaco, Quinto Horowitz, María B., Horszowski, Miedo . Horty,iNicolás de. . Houvolmans, Mlle. de HoNvard, Daniel E. . Howard, W a r d a . . . Huang-Su,Einp. China Hubner de Fresno, Sara< Hudson, Enrique. . Huerta, Victoriano . Hiighes, Carlos E. . Hughes, Catalina. . Hurabert, Carlos. . Huínbérto I de llalia. Hume, Martin A, . Husein-Bajá. . . ,

Ibor, Jorge.. . . , Ibsen, Enrique. . . Icaza, Francisco A. di Iglesias de Abadal, C, Iglesias, Raf lel. , . Infantado, Duque del. Inona, Conde japonés Inurria, Maleo. . . lovanovilz, Sofía, . Irazusta, Srta. de. . Irigoyefl, Hipólito. . Irving, Enrique. . . I rruarrizaga,J . M. , Isabel, Archiduquesa. Isabel de Baviera. . Isabel H de EspaBa. Isabel, Infanta doña. Isabel de Inglaterra. Isabel de Rumania. . Isabel, O. D. de Rusia, Isabel de Sa jonh . . Isaura, Amalia. . . Israail-Bajá. . . . l iwolsky, Conde, .. .

Tomos Pá.g8.

. XX 222 . XIV 79

'XV 402 XIV 274 XII! 662

IV 1037 XIX 961

xvn 370 xm 357

III 80 XV» 940

V 839 X 135

Xvm 769 IX 580 IV 914

Xill 1127 Vi 846 X 1036

XV 421 XX 459

XlV 84 Vil! 641 XIll 757 XIII 73 XiV 469

554 656 164

V IV vil Xf 408 XI 786

XVIII 162 V 559

XiX 361 X 939 X 1092

Xi-I 577 VIH 86

XVIII 521 IX 175

x m 278 XV 751

XVII 1043 xvn 358

\'I 654 IX 934

XÍV 174

Vil V

;. XI XV

. XIX

. XIII iii

XV X!l XV XV IV

. Vi.l II

, Xill 111 X

Xil . XIll . XIV

XI XV

. XM VII

716 655

1026 539 423 646 550 852 132

1053 1130 1119 267 363 333 453 799 501

74 337 846 673

88 1146

-; ..., " Tomos Paga.

I toHlrobumi.Pr .Japón. Vlll 1128 Itúrbide, Agustín de. . IX 580 Ivanoff, Oral . ruso . . . Xil 454 U z e t S a J á . . . . . . . XII 261

Jacobovitz, Rev. ruso. . Jacquemarf-Andté, M. . Jankovilz, Oral. ruso. . Janssen, Pedro J. . . Jaurés, Juan Jenner, Eduardo . . , Jerónimo Napoleón. . Jilinsky, Oral, ruso , . Jimena, Rafael. . . . . Jiménez, Carmelita. . Jiménez, Juan. . . . Jiménez, Julián. , , . Jiménez, Venancio. . . JInieno, Amallo. . . . Joariztl Lasarte, Miguel. Joffre, Oral, francés. . Jojiason, H'lary R. W, Johnstone, J i s t i na . . . jordana, Gral. L.. . . Jordanuska, Rev. griega Jorge I de Grecia. ,. , Jorge !II de Inglaterra. Jorge V de Inglaterra. . jorge de Sajonia. . . Jorge de Servia. . . . JorgevifzWitte, Sergio. Josefa Amalia de Sajonia Jovellanos, Agustina. . }ovellanos,Qa3pa rM.de Juárez, Benito. . . . juchaz, María.- .• . . juila, J jaquín. . . •-. juliana de Holanda.Prsa.

Jurado, Dr. S Just Valenll, Francisco ,

Kallmowski, Brnsa. de. Kamimura, Vicealmrte. Kammerlingh Onnes. . Karagaorgevifz, Aiejnd. Karageorgevitz, Jorge., Karolyi, Conde M'guel. Katsura, Principe. . . Kaulbars, Gral. rusa. . Keller, Elena . . . . Keller, Gral. ruso. . . Kerbyroeí, Mme. de. . Kerensky, Alejandro P. Kern, Juan W.. . . . Khuen Hedervary, H. . K amil-Baj i. , . . . Kider en-Waechter, A.. Kindelán, A'fredo. . , Kítchener, Lord . . . . Kleeberg, Clotilde. . . Kluck, Oral, alemán. . Knusden, Juan. . . . Kodam), Oral, japonés. Kocli, Roberto. . . . Kollcliack, Almiranle, . Korniloff, Oral. ruso. . Kossel, A'berto. . . . Kossuth, Francisco.. . Kovalewsky, Isabel. . Krassjn, Revol. ruso. -. •

IV XUI

XI VII

xm Xil

XIII XIII

XVII XVIII

I X IV X

IX X X

XIV XI

VII XII XI

XVII

xm IX 11

VI XIX

IX IX

XVIII V

IX X

VI

512 177

112S 173 847 203 570

1035 856 193 669 039 689 501 355 895

1091 858 186 72

453 948 850 744 463 930 398 577

1072 583 3á1

1012 70

307 273

XIII III

XIII XI II

XVII XII IV

XII III

XlV XVI VII IX

VII XII VI

XV 111

XIII

vm IV iX

XVIII

xVi IX

XIII IV

XX

378 1127

186 162 746

1145 363 453 643 933 193 741

1050 260

1146 167 846 656 366

1035 963 165 647 849

1048 1144 646 508 749

Page 99: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE RETRATOS n53

Krogh, Augus to . . . Kroyer, pintor danés. Kfüger, Pablo. . . Krupp, Federico A. . Krupp, Margarita. . Kulilmanii, F. de. . Kuni, Príncipe J.. . Kuroki, Oral, japonés. Kuropallíine, A. N. . Kusmaneit, Qral. F. .

Tomos PágS'

XX 66 IX 70

XIV 49 II '78

IX 846 XVII 550

III 933 m 644 111 551

Xltl 11-27

Tomos Piígs.

XIX 614 VIH • 442

Labra, Rafael M.» de. Lacy, Gral. Luis. . Ladrón de Guevara, M Lagasca, P. Pedro. . Lagerlocf, Selma.. . Laguarda, Juan José. Lalande, J. de. . . Lamadrid, Teodora . Lamberl, Eulalia. . Lamberl, Juan B., , Lampírez y Romea, V Landowska, Wanda. Lange, Valeria. •. . Langlel, Dr. M. F. . Langlois, Oral, francés Lannes, Juan . . . . Lansing, Roberto. . Lantelnie, Q;noveva. Lapeyrere de Bonne. Larclié, R.iúl. . . . Laredo Carranza, E. Laroche, Baronesa de, . Lana , Mariano José de Larrea, General F, . Lirr inaga, Tulio. . Latorre, Mercedes de. Lavayén, Franc." de P Lauréncfn, Marqués de Lavallard, Mauricio. Lázaro, Juan B. . . Leboettf, Mariscal E. Leczinska, Maria. . Lee, Miss Lila. . , Lefevbre, Mariscal , . tef ló. Oral, Adolfo C. Leguía, Auguslo B. de Leguina y Vidal, E. de Leigues, Jorge. , . Lemán, Gral. be lga . Lemire, Rdo .P . . . Lenine, Nicolás . . . León XIII . . . . León, Fray Luis de. . León, Ricardo. . . León y Castillo, F. de. Leoncavallo, Rogelio. Leoiiis, Rosar lo . . . Leonor de Bulgaria. Leopoldo de Baviera. Leopoldo deHohenzoil Leopoldo 11 de Bélgica Lerdo de Tejada, S. Lerma, Matilde d e . . Lesseps, Fernando de. Letaniendi, Miguel.. Li-Hiin^-Chang.. . Liaplcliier, Señor de. LleberI, Miles. L. y M Ligne. Carlos José de. Limantour, José Vives Linares Rivaa, A, .

XVII XI

XVIII IX IX

XIII XI IV IV IV

XV IX XI

XV X

VII XVI

X XIII

IX X

IX VJII

XI V

XV XVII XVII VIH

VI XIII VIII XX Vil

XIV IV

XIII VI

XIII XIII

XVII II

• XI XVIII XVII

XVIII XV

XVI XII

. XIII IX IX

XII XIX

XVII I

vi l XV

XIII IX II

460 815 865 653

73 69 20

915 654 655 653

73 855 182 307 848 455 891

1050 860 987 746 450 186 932

1057 857 271 937 188

1064 360 385 715

43 69

353 186

1040 260 364 750

1012 426 379 847 481 951

77 1063

73 583 481

65 856 172

1146 1048 847 491 455

IV 453 XI 261

XVIII 519 XX • 896 XX 673

X 939 XIV 464

I 1136 IV 913 V 554 V 173

VI 282 XVIII 673

X 1087 XII 366 XX 839 VIII 843

XVIII V

Linares Rivas, Manuel Lincoln, Abraham. . Linievitz, Gral. ruso. Lister, Doctor J . . Liszt, Coshna. . . Liszt, Franz. . . . Litlle, Miss Aniía. . Livingstone, David . Loelfler, Federico. , Lolton, Johnson. . . Lombia, Clotilde. . Lonibroso, César. . Longworlh, Nicolás. Loño, Francisco de.. Lopetegui, Anita. . López Domínguez, Or!. López Ferrer, L . . . López Gutiérrez, Anita López Ñuño, Eduardo. López Peláez, Antolín.. XVIII 175 López Puigcerver, J. . V 745 Lorenzelli, Dr. Benito. XIV 955 Lorenzo, Tina di. . . Xll 673 Loridán, Avdr. francés. X 794 Love, Miss Bessie. . . XVI 385 Luandra de Folcli, M. . XI .538 Luborsínirski, Principe. XIV !I46 Liica de Tena, Cayet. . X 936 Luis II de Baviera . . . XIII 1063 Luis Felipe de Portgal. Xlil 419 Luis Fernando de Bav. XIV 373 Luis Leopoldo de Bav. xii 162 Luis de Prusia. . . . Xll 874 Luis Salvador, Archid . XV 85 Luisa Antonia Sajonia. ll 175 Luisa de Francia. . . Vil '90 Luisa de Prus ia . . . . Xlll 77 Luilpoldo de Baviera. . X 593 Lullo, Raimundo. . , xv 398 Luna, Rita., . . . . v 141 Lung-Yu, de China . . Xll '367 Luque, Gral. Agustín. . v 79 Luxemburgo, Prsa. de. vil 646 Luzzatti, Lu s. . . . IX 467 Lvoff, Jorge de. . . . XV! 462 Lyautey, Qral. francés.. XVI 72

' L L Llanas, Alberto . . . xv '86 Llaneces, José. . . . xix 171 Llipiona, Juan. . . . xil 849 Llimona Caries, M . . XVII 636 Llórente Olivares, T. , Viii 1128

M Mac-Kinley, Guillermo. I 79 Mac-Lane, María. . . XVII 1037 Mac-Mahón, Mariscal. Xill 1054 Mac-Sweéney,Terencio XIX 932 Mackensen, Gral. G. . XlV 271 Mackenzie, Guillermo. x.V 205 Machado, Bernardina , IX 1037 Machado, Freo, de P . IX 1029 Machado, Vicente, . . VI 555 Madero, Francisco . , xil 6. ,6 Madrazo, Cecilia. . . xix 103 Madrazo, Raimundo de xix 942 Madriz, Dr. José, . . x 1087 Maelcc, Mlle. M. . . Xdl 1057 Maetorlinck, Alauricio. x 1087 Mafalda de Saboya. . IV 107

Magalhaes Lima, F., Magallanes, Fernando Ataba Vajird. de Siam Mahier, Gus tavo . . Mahnuid-Sajá. . . Mahomed Burhán-Edin Mahomed deTi inez . , Mahomet 11 Mahoniet V de Turquía. Maiquez, Isidoro. . . Majoresco, M . , . , Alakarolf, AImte. ruso. Malats, Joaquín. , . Malbrán, Manuel E. . Manceron, Almte.tranc. Manen, Juan Mangin, G a l . francés., Manini, Pedro. , . . Manjiro í i iagaki. . . Manjón, P. Andrés . . Maiin, Sir Donald. . . Manso y Sola, José . . Manteg izza, Pablo . , Manuel H de Portugal, Mané y Flaquer, Juan, . Maragall Oorina, Juan, Maragall Noble, Srta..E. Marcos, Francisco . . Margarita de Dinamrc. Alargarita de Prusia. . Alargarita de Saboya. , M irgüelles R , María, . Marí.i Estuardo. . , . Alaria Imda., Arciiidsa, Maria Josefa, Archdsa. •Alaría Luisa de Austria. María Pía de Portugal. María Sofía de B.iviera María Teresa, Archdsa, María Teresa, Infanta . María de Bélgica. . , María de Grecia, . . M.iría de Inglaterra, . Ataría de Orleans, , . María de Rumania. . . Marlani, Teresa . . , Marinión Juliachs, José Mariscal, Ignacio, . . MarkTvi'ain, M"-, , , Aíarkey, Miss Enid, . Marquievicz, Condesa.

' Marqués, José M." . . Marqués Puig, J. M. . Márquez Bustilios, V,, M;árquez, Manuel. . , M'arqulna, Eduardo, , Marte!, Condesa de. . Martel, M Martin Herrera, Card,. Martínez Abades, Juan. Mart ínez Anido, S.. . Martínez del Campo, E.

: Martínez Cubells, S. , Martínez Imbert, C, . Martínez Montañés, J. . Martínez de la Rosa, F. Martínez Ruiz, J- , . Martínez Sierra, Q . . Martínez Vigil, R. . . Mjrt ínez Zapatero, R., Martitegui, Vicente. . Mas, Dr. Freo, de P, . Masaryk, Dr. F. M,. . Mascayano, Leonor. , Mascaró, Jo;.í, , , .

Tomos Págs.

IX I03T XI 316 IX 1145 X 696

XII 261 XIII 660

XI 751 XI 1127

vm 557 V 141

XII 953 III 551

66 65

I! 645 XVI 457

VI 455 11 457

xvi 263 X! 1026

VIH 111

XIV 2 0 5 XI 815 IX 934 IX 1039 XII 78 XI 80

XIII 551 XVll 857 XIII 1093

XI IV

228 105

XVIII 585 XII 498 Xll

XV! Xll

856 87

112 X 793

x m 333 Xiv 168

XI 1037 XIII 78 XI 647

XIII 1146 IX 73

XX ¡66 IV 558 IX 1029 IX 546 IX 546

XVI 769 XV 808 XVI 180 XX 264

XIII 744 XV 558

XVIII 425 XVII 960

llt 610 XV

XIX XX

180 171 939

X 503 xm 353 XIX XIX

IX

90 855 943

XVIII 426 XVIII 425

III 944 XV IX

553 930

XIX 361 XVIII

XIII 80

455 •V H i í

T. XX,

Page 100: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

.1154 HOJAS SELECTAS

Masriera, Francisco. Massanés de Q,Josefa Massenet, Julio. . •. iWasson, Federico. . Mata, J o s é . . . . ¡Vlataafa de Samoa , . Matlieu, Montser ra t . Matliieu, Cardenal J. Matilde de Toscana. MatoSjOral. venezolanc Matte, Augusto. . . .^lauctiamp, Dr. F. . Maude, Gral. inglés. . Maul, Carlos JVÍaunoury,Gral. francés Maura, Antonio . . . Maura y Montaner, G . Maurioux, Mlle de. . Mauser, Pablo . . . Maxence, Edgardo . . iMaximiliano de Badén. Maximiliano de Méjico Mayoral, Encarnación. .Meclcleniburgo, Cecilia Meciílemburgo, M.^de Medina, Vicente . . Mejorada, Conde de. Meléndez, Carlos, . Meiéndez, Jorge.. . Meléndez, Porfirio.. Meneos, Alber to . . Mendelief, Demetrio, Mendelssolin, Félix, fflendes, Cátulo . . , Méndez Reissig, Ern.° Mendoza Mendoza, M Mendoza Tenorio, Elis. Meneliclt, El Negus. Menelicic 11 de Abisinia Menéndez Pelayo, M Menéndez Pidal , J . . . MeneseSjJ. de. . . Menocal, Mario Q. • Menzel, Adolfo de. , Merey de Kapos-Mere MeriUon, Danie l . . Merino, Fernando. . Merino, Fernando A, Merode, Cleo de. . Merry del Val, Alfonso Merry del Val, Rafael, Metchnlkoff, Pablo.. Metternicli, Conde de. Metternicli, Princesa. Metternich, Principe, Metliuen, Lord Q. . Meyer-Waldeclc, Cnidt Michaelis, Jorge.. . Miclielson, Profesor, Miguel 11 Feodorovitz Miguel, Or. D. de Rusia Miicado del Japón, El. Miláns del Bi)scli ,0ra Milena de Montenegro Miiiuiíoff, Pablo. . . Mil ián, Mfro. M.. . Millán Astray, J o s é . Mil lerand, Alejandro, Millet, Francisco, . Mület , Miro. Luis. . Miliet, Pedro. . . . Millot, M Míquel y Planas, R.. Mir, P. Miguel. . . Miropoisky, E lena . .

Tomos

I XV XI II

IV Xi

XX VII XII

II XII VI

XVI XIII XIV XIX

VI IX

Xlli XIII XVII XIII

IV III IV

XVIII IV

xviii XVIII

V XI VI

XX VIII

VI IX

i IV vil IX X

XV IX

XII IV

VII , XVII

IX V

XV VII

XIII XV XV

XIII XVII

I XIII XVI XVI XII

. XIV VI XI IX

XVI . XIV

XX . XIX . XVI . XVII , XVi

iV , Xill

X VI

Págs .

576 91

844 742 171 364 556

1132 421

75 367 454 359 847 459

1004 475 858 646

1069 1030 231 654

1029 259 423 171

1049 556 745

1026 551 622 268 327

1148 913

1031 188 799 182

1037 460 359 162 358 260 940 388 362 949 750 182 968 607 573

1127 851

1096 359 387 651 815 838 464

91 934

1034 181

1071 1S2 270 757 797

1124

Mistral, Federico. . Mitre, Bartolomé. , Mohamed el Nasr. . Mohamed Recliad. . Moizo, Avdr. italiano Mokri, El. . . . . Aíoitke, Conde de . . Mollke, Juan Luis. . . Mommsen, Teodoro. Monasterio, Jesús de. Moncerdá M., Dolores Monela, Teodoro. . Monis, Antonio. . , Montaner, Ramón de. Montebello, Duque de Montenegro, Prpe . de Montero Ríos, Eugenio, Montes, Isniae!. . , Montoliu, Mercedts de Montserrat, José.. . Montt, Pedro. . , . Moníuríol, Narciso. . Mora, Flora . . . , Moragas Obiois, Carm, Morales San Martín, B Moralfn, Leandro F . MoreiraPenna, Alfonso Moreno Eliza, S.. . Moreno, Franco, de P , Moreno Carbonero,}, Moreno, Mati lde. , Morera, Enrique.. . Moret, Segismundo. Moreíli, Oaetano. .

Mosca, E Mosso, Ángel . , . Móstoles, Alcalde de. Motta, José. . . . Mounet Sully, M, F. Moya, Francisco. , Moya, Miguel. . . Mozart, W. Amadeo. Muike, Capilán F. de. Mucktar-Bajá. . . Muley Hafíd. . . . Muller, Eduardo . . Mulier, S. de . . . , Muñiz, Pedro., . , Muñoz, Carmen. . , Muñoz, Jorge.. . . Muñoz, Dr.,ob. de Vicli Muñoz Toirero, Diego, Murawieff, Nicolás \V, Murllio, Bartolomé E, Muro y López, José, Muromzef, Sergio. . Mutis, Aurelio. . . Mufsu-Hito del Japón, Muzaffer-ed-Din.. .

Tomos Páífs.

Xlll 455 XX 848

V 655 VI» 557

XI 938 VII 275

XIII 971 XIII 1025

11 1136 II 1025

VIII 553 VI! 173

X 405 XX 653 VI! 723 IX 838

XIII 559 ? 799 X 605

XVII 859 IX 836

XVII 552 XIf l 72

!I 743 XV 654 IV 1128

VIH 836 XV 848

XIX SO IV 601

XVI! 481 XVII 1C67

xn 267 vm 968 XIV 266

X 135 Vil 561

XIV 188 IV 76

XIX 226 XIX 846 XX 319 XIV 365

XI 835 X 503

XII 162 XIII 1127

£V 69 XIX 769

V 932 XV 1038 IX 942 II 1026

IX 305 VI 751 V 636

XVil 379 XI 833 Vi 90

N Nabuco, Joaquín , • Nagl, Card. F.Javier. Nájera, Marquesa de. Napier, Lord. Juan.. Napoleón Ilf.. . . Napoleón, Pr. Eugenio. Nassau, Guillermo de, Nassau, M.°' Adelaida Natalia de Servia. . Navarro, Anlonio. . Navarro Ledesma, F. Navarro Rodrigo, C.

V XI XI

xm . XIII . XIII

XI XI

I X IV

m

931 937 161 744

1063 1062 354 355 670 605

1033 176

Negri, Miss Ada., . Nelidof, Señor H. de. Neiken, Margarita. . Ñervo, Amado, . . Newton, Isaac. . . Nicolás, Gran Duque. Nicolás 11 de Rusia.. Nicolás I iVIontenegro. Nicolau, Antonio. . Niconeff, Almte. ruso.

Nieva, Mar ía . . . . Nivelle, Gral. francés. Nocedal y Romea, R. Nodzu, Oral, japonés. Nogga, Felipe. . . Nogi, Gral. japonés. Nomura, C o n d e . , . Nonel!, Isidro. . , Noradungián-tffendi. Nordenskiold, Olón. Normand, Miss Mabel Noruega, Reyes de . . Noíer, Rafael de.. . Nouel, Dr. Adolfo A. Nozaleda, Fray B. . Kúñer de Arce, Gaspar Nusciía Butze, Fr, .

Tomos

IX Vil

xvn XVIII

VIII VI

XIV IX

XVII V

XiX XVI

VI III

XIII III in X

XI I

XVI V

XII XII

III XVIII

xia

Táge.

84 850 162 984 654 691 553 394 838

1071 83&

1037 481 173 475 741 278 935 550 415

1127 384 961 742

78 399 176 182 377

Obaldia, José Domingo. Obregón, Alvaro. . . Obrenowitz, Alejandro. O'Donnell, Enrique. . O'Donnell, Leopoldo . . Oku, Gral. japonés. Okiíma, Conde id, . . Olaf, Pr. de Noruega. , Olga, Rt ina de Grecia. Olieslagers, Avdr. M. . Olivares, Conde-Duque Oüver, Ester . . . . . Oliver, M. de los Santos Olmedo.JoséJoaquín de Ollivier, Emilio. . . Oporto , Duque d e . . Oriol, San José. . . Orlando, Víctor, . . Orleans, María Luisa d Orozco, Gabr ie l . . Orozco, Gral. E. . . Ortega Morejón, M, Osear, Pr. de Prusia, Osear II de Suecia . Osorio, Pilar . . . Osuna, Duque de. , Oswaid, Dr. M. . . Otón de Baviera . . Oviés, Paulina. . , Oyama, Marqués de, Oyama, I w a o , . ,

Pacheco, Car los , . Pacliifcii, Nicolás. . Paderewski, Ignacio. Padilla, Trinidad. . Paes, Gtal. Sidonlo. Pahissa,Jaime, , . Painievé, Pablo, ,

vil 751 XIX 1037 XIII 135

XI 815 XII 366. III 645

XV 269 VI 654

XX 75 IX 836 VI 578

XVII! 961 XX 670

XVII 857 XII 934

XIX 174 VIH 641

XVIII 647 XV 271

X 1146 XI 358

XVI 553 XIII 760 VII 73

VIII 259 v m 453

IX 72 XII 1129

V 448 ¡II 933

XVI 460

IX XII

V xvn

xvm

488 953 664 144 80

x v n 1069 XVI 452

Page 101: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DE RETRATOS 1155

Paíva Couceiro, P . . . I 'alacio, Manuel del . . Palacio Valdés, A. . . Paiafox, Gral. José de. Paiau, Melchor de . . Palma, Ricardo , . , . Pallerola, Francisco, . Pando, Gral. M.. . . Panizza, Miro. H. . . Panltliurst, Miss C . ,

Pardo, Mercedes. . . Pardo Bazán, Emilia. . Pardo Barreda, José. . l lardo de Figueroa, M Pardo Sastrón, José. . Parker, A. B Parra, Gonzalo de la. .

Pastor, Aniceto . . . Pateras-Pescara, M. de. Pat l i , Adelina. . . , Pan, Gral. francés. . . Paulof, Oral. Vladimiro. Payer, Dr. Federico. . Payró, Roberto J , . . Paz, Dr. José . . . . Peary, expl. del Polo. Pe?anlia, Dr. Nllo. . . Pedrel l , Felipe. . . . Pedro el Grande. . , Pedro I de Yugoslavia. Pella y Porgas, José, . Pellegrini, Dr. Carlos . PelUcer, José Lu i s . . . Peñalver Zamora, N. . Peralta, Manuel de . . Perdlcaris , M. . . . Pereda, José M. de. . Perelió, Mariano. . . Peret, M. Raúl, . . . Pérez de Ayala, Ramón. Pérez Casas, B. , . . Pérez Oaldós, Benito . Pérez de Vargas, M. . Pérez de Z , Luisa . . .

Per ier ,Pablo Casimiro. Peris Menclieta, F . . . Perojo, José del . . . Perosi, El abale . . . Persliing, Gral. yanqui. Pessoa, Epitacio. , . Petkoff, Demetrio. , . Petrow, Gral. ruso.. . Pefrunltievilz, Iván. . Peza, Juan de Dios . . Pezuela, Juan de l a . . Pía y Denieí, Dr. E. . Plana, Antonia. . , . Planas, Bernabé . . . Pianquellc, Roberto. . Plaza, Victorino de la.. Plelnve, Mr. C. . . . Pllillips, Mr. Jack. . . Phisalix, Mnie. M. . . Pi y Margal!, Franco, . Picliardo, Manuel S, . Pichón, Es teban . . . Pickford, Marfa. . . Picó Campamar, R.. Picón, Jacinto Octavio, Pidal, Marqués d e . . . P ida l y Mon, Alejandro.

Tomos

X V

XIX VH VII

XVÜI XH lU

v i l XI IV

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XIX I

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XIX XV

I X

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Págs.

1180 745 325 714 260

1141 941 944

1032 938

69 673 653 847 271 557 847

77 301

1121 187 269

1019 264 553 370 361 364 933 836

1063 359 847

1132 848 647

1132 206 650 367

78 174 738

1065 74

481 400 773 473 940

1134 284 812 941 473

1133 656 546

1127 652 289

1027 271 156 847 571 657 175 954 360 662

1135 1134 799

1127

Pidal Rebollo, J , . . Pieralli , Angelo M. . Piérola, Nicolás de.. Pierpont-Morgan, J. Pilar de Baviera . . Pi lsudski , Oral , polaco Pinienta Castro, Oral. Pinazo, Ignacio . . . Pineda, P . Juan de.. Pino, Joaquina. . . Pino, Rosar io . . , Piñeyro, Julio A.. . Pío IX Pío X Pirala, Anton io . . . Pizarroso, Antonio, , Pobedonostjef, Dr, J, Poe, Dr. Jorge. . . Poincaré, Enrique, . Poincaré, Mme. B, . Poincaré, Raimundo. Poiré (Carán d'Aclie). Pol y de Barait, F. de. Polar, Jorge, , . . Polavieja, Oral. Camilo Pons, Francisco. . . Popea, mujer de Nerón Porras, Belisario. . Porro, Oral, italiano. Pradilia, Francisco.. Prado Ugarteclie, J. Prat de la Riba, E. . Prevost, Comdte, J , Prieto Valdés, C , . Prim, Gral. D. Juan. Primo de Rivera, F., Primo de Rivera, M. Pucliol, Luisa. . . Puente, José de la. . Puerto, Pedro . . . Puig, Dionisio. • . Pulg y Valls, Rafael. Putnik, Gral. servio. Pu-Yi, Enip. de China.

Q,

Quadrado, José María. Queipo de Llano, J,. . Querol, Agustín.. . Query, Dr. J. . . . Quesada, Gonzalo de. Qucvedo Quintano, P . Quiniby, Miss E.. . Quintana, Dr. Manuel. Quintero, Manuel. .

.Quintero, Mercedes. Quiñones, Dr. Alfonso Qulrno Costa, Dr. N. Qniroga Losada, M. Quirós, Cesáreo d e .

R Rabell, Prudencio. . Rabindranalli Tagore. Radowilz, Conde. . Ragni, Gral. italiano. Ragonesi, Mons. F . Rallóla, Federico. . Ramolino, Leticia. . Rani6nyCajai,Santiagt Ramón Roca, Vicente.

Tomos Paga.

X 501 IX

XII

xn X

XIX x t v XV

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XIV x n i XIII

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XII

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IX XIX XII I

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XVIII IX IX IX

VII IX XI V

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XIX . XVII

459 847 460 713 932 379

1129 419 289

1127 219

1063 948 742 916 512 622 841 277 273 362 647

69 175 853

4 1132 755 771

69 853 943 463

1102 653

1087 865 549 895 456 174 838

1172

755 941

73 1050

165 942 857 357 844 585

1131 379 895 363

940 186 261, 200 377 555 367

15 857

Ramos Carrión, Migue RampoUa del Tlndaro Ratazzi, Madanie, . Ratiiaus, Daniel, , , Ratziwill, Prpe. de. Raúl, Amalia . , , l?auricli, Nicolás. . Recaséns Oirol, S. . Recoder, José M. . Regalado, Tomás. . Regnault, Enr ique. . Regoyos, Darío de , Reguier, Enrique de. Reibell, Criil. inglés. Reiclistadt, Duque de. ReigCasanova,Enriquc Reinhardt, H. de. . Renart, Dionisio. , Renden, Víctor M. . Rennenkampf, Qrai. Renner, Carlos . , Reixoir, Augusto . . Rentry de Kidd, Carlota Restrepo, Carlos A . Reuss, Príncipe de . Reuter, Floritzel de. Revy, Aurelia. , . , Reyes de Ángulo, Nina. Reyes, Bernardo. . . Reyes, Rafael. . . . Reyes de Valenzuela, S Rilo Guerriero, V. M. Rliodes, Cecilio , . Ribé, P. Lorenzo. . Ribera y Sans, J. . . Ribot, Alejandro. . . Richard, Cardenal . Richardson, Dr. J, . Ricliet, Car los . . , Ridaura, Lorenzo. . Riera y Sans, Pablo. Rinaldini, Arístides. Ríos, Blanca de los. Ríos, Diego de los . . Ríos Rosas, Antonio. . RIpamonte, Carlos P. Riquelme, José. . . Riquer, Alejandro de. Ristori, Adelaida. . Ritter de Auffenberg. Riu y Dalniau, Fidel. Riba, Eugenio de la. Rivas, Duque de. . . Rivero, Antonio G. de Rizz i -Bey . . . . Ryneck, Sra. de . . Robert, Bartolomé. . Roberts, Federico S. Roberts , José J. , . Robertson,Oral . inglés Robinsón, Elena R. , Robinsón, V. L. . Roca, Joseüna. . . Roca, Ora!. Julio A.. líoca de Togores, F. Roche, Baronesa de la líockefeller, Juan D. Rodés, Felipe. . . Rodin, Augusto. . . Rodrigáñez, Tirso. . Rodríguez, A, . . Rodríguez, Manuel . Rodríguez Alves, F. Rodríguez Chaves, A. Rodríguez Marín, Freo

Tomos

1 XIV 11 I

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vni XLX

XV V

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X XV XII XV

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XV XVIII

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X XIII

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VI XI

P á g s .

847 75! 480 743 261 385

90 367 454 848 677 561 307 450 907

1133 272 170 456

U2T 648 171

1089 137 644 457 711 349 690 750 350

1133 573 550 166 452 260

1092 186

1141 951 563 175

1180 752 279 173

1135 1033 1025

55) 1132

173 668 454 358 576

1133 1091 856 858 935 481

1133 855 751 368

1127 1147

501 662 455 555 563 643

Page 102: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

II56. HOJAS SELECTAS

Rodríguez Méndez, R. Rodríguez Rivad,, A. Rodzianko, Miguel V Rogstadt, Ana. . . Rojestvensky, Almte. Roldan, Bellsario. Roldan, Lolita. , , Roídos, Antonio,. . Roídos Vínolas, Rafael, Romanonts , Conde de Romana, Franco, de P Romea, Julián. . , Romero, Eulogio. . Romero de Torres , J.

Romeu, C Romeu, José. . . . Roosevelr, Mr. K. . Roosevelf, Teodoro, Root, El ias . . . . Roques, Gral. francés Rosales, Eduardo. . Rossell, Ramón. . . Rossum, GuiUeimo W. Rostand, Edmundo . Roure, Conrado . . , Rousseiiére, Carlos. Rouvier, E, . . . Roux, Dr. Q. . . . Rovetta, Jerónimo. . Rubinstein, Ida. . . Rubio, Federico.. . Ruchet, Marcos , , ', Rueda, Salvador . . Ruiz, Jacinto . . . . Ruiz Valarino, Trinit.", Rumania, Isabel de.. Rusiñol, Alber to . . Russell, J u a n . . . . Russky, Oral. ruso . . Ruszlíowska, Elena, Ruy Barbosa, Dr. M

Saavedra Font, Joaquina Saavedra, Teresa . . Sabatier, P. . . . Sabbia y Oribe, María Sackvllle Stoner, V. Sada Yacco. , . . Sadurni, Celest ino. . Saenz Peña, Roque.. Sagasta, Práxedes M. Sal), Almte. chino. . Sahii, Hermán. . . Saíd-Alí Said-Bajá Saint-Cyr, Gouvion. Sainl-Pierre, Ireneo. Saionji, Marqués de. Sajonia, Federico A. de Sajonia, Jorge de. . Sala, Antonio. . . Sala, Emilio. . . . Sala Julién, J . . . . Saiandia, Antonio, . Salaverría, E l í j s . , Salfsbury,.Marqués de Salmerón y Alonso, N, Salvador, Elena.. . Salvat y Espasa, M.. Salvat y Espasa, Pablo, Sal laré ' , Juan, . . San Bernardo, Conde.

XVIII XVIII

XVI X

m iX V

VI XVIJ

IX VIII

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XV XII XI

XIII V

xni XV XV IV XI 11 X

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,941 , 149 464

,502 1127 260 448 187

1037 260 450

76 69

818 941 750 378

1134 186 466

87 919 937 644 605 164 845

1121 647 928 940 137 75

362 260 767

1099 757

1127 72

163

VIH 665 XIX 673 XII 78 VI 327 XI 63

I 579 IX 456 IX 647 II 170 X 1172 X 404

IX 66 X 1095

XI 812 XVII 499

V 268 III 1133 III 1133 V 559 V 195

IV 916 XIV 91 XIV 473 XiV 46 VII 1032

XVI 865 XX 558

XIIi 757 III 1097 iV 209

San José, Mtro. T. . , San Qiuliano, Marqués. San Martín, Alejandro, San Sebastián, José A... Sanclia, Ciríaco Ai.". , Sánchez Castilla, Q. . Sánchez Qavagiiacli, F. Sanchís Mas, Inés. . . Sand, Jorge Sanfuentes, Juan Luis, . Sanguilly, Manuel. . . Sanlleliy, Domingo. , Sanpere y Miquel, S. . Sans-Géne, Madame, , Sania Auna, Antonio L. Sania Lucía, Marq. de . Sanios Suáiez, José. , Sanz Barrera, Pascual , Sanzio, Rafael. . . . Sarabia, Aparicio. . , Sarasate, Pab lo . . . . Sarda y Salvany, Félix. Sardou, Victoriano., . Sari, Miss Ada. . . . Sarrien, J. M. . . . , Sas, S a n t i a g o . . . .

Saunde r s , ] Saunderson, Nicolás. , Savage-Landor, J. . , Savignon, M. F. . . . Savoff, Oral. ruso. , . Savonarola, Jerónimo., Sazonoff, Pablo. . . , Scemsi-Edfn-Bajá. . . Scott, Oral. Hugo L. . Scliaerer, Eduardo. Schartzenberg, C.F. de. Scheidemann, Federico. Scfíiapparelli, Juan V . . Schiffer, H. de. . . . Scliiller, Federico. . . Schaltr, Gra!. a íemán. . Sclu'ibeit, Franz, . . . Scliullhess, Edmundo. . Schúmann, Roberto. . Seagrave, Mabe l . . . Seco, Carinen. . . . Seeckt, Oral. H. von. . Segarra, Jo sé . . . . , Segovia, Oerirudis. . , Scgrelles, José, . . . Seminario, Miguel.. , Senfenacli, Narciso, . Sergio, Gran Duque, . Serra, Enrique. . . . Serrano, Emilio,. , Sen , José M. . . . . Seva Menocal, María. . Sliacklelon, Ernesto.- . Shadi de Turquía, Psa. Shermao, Jaime J. . . Shuane, Capf. inglés. , Sidí-Mohamed. . . . Sidney-Sonnino, Barón. Sienkiewícz, Enr ique . .

Sierra, Justo Sígsbef, Carlos D. . . Silvela, Francisco, , . S imtse l , Jorge. . , . Simón, Gral. Juan. . . Simotis, Dr. M. von, , Singer, Pablo. . . . Sirvent, Angeles, . . Slavka Tomilcl i . . . Smh¡t de Sanfuentes, J,

Tomos

XV Xl l t

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IX XVIII

VIII IX XI X V

XIV XV XI XI

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Págs.

IS3 1(5] 1134 1066 362 916 940 655 518 847 165 221

1045 998 581 361 662

1035 363 367

1040 182

1132 E6I 367 718 385 521 554 162

1125 232

1035 200 812 837 968 272 742 261 604

72 510 174 826

1040 IC57 362

1012 1073 550 3-54

1132 512 271

1067 653 161 450 468

1139 598 655 188

1135 938 201

1026 472

8S 362 309 941 378 406

Tomos 'PkgB,

Smüh, Eduardo J. . Sniuis, Gral. Juan C. Sofía de Grecia . . . Sofía de Suec ia . . . Soi y Griega, Juan. . Soldevila Romero, Crd Soler, Acisclo. . . Soler, Francisco . . Soler Miquel, Angeles Soler, Rosario. . . Solsky, Conde D. M. Sorel , Cecilia. . . Soriano Palomo, E.. SoroUa, Joaquín. . Sosa, Juan B , . . . Sostres Rey, Joaquín. Souciion, Almirante, Soveral, Marqués de. Spahn, Pedro J. . . Spee, Almte, inglés. Spencer, Heriberto. Stackelberg, Gral.ruso, Slanley, Enrique. . Sfarr, B. F. , . , Stead, Guillermo T . Sfefanlai, Emerico de Stoessel, Gral, ruso. Stolipín, Pedro A. . Strauss, Ricardo. . Strohlendorf, Elsa de Suárez, Francisco. . Suáiez, Nieves. . . Suárez de Figueroa, A Sucliet, Mariscal, . Sulíán de Marruecos. Sully Prudhomine, J. Sun-Yat-Sen . , . Suñol, Ildefonso. . Suñol, Jeróiiiino . . Sufheiland, Duque de Suflierland, Duquesa. Suttner, Beita de. . Svampa, Crd, Domingo Sv/ansoii, G:oria. .

T Taboada, Luí?. . . Taft, Guillermo H. , Taillandier, Renato. Taiíú de Abisinia. . Takelto Arisugawa . Talaat Bey. . , . Tailaví, José. . . . Tamagno, Francisco, Tamayo, Consuelo , Taniayo, Viclorino , Tamayo y Baus,Manue Tammo, Cpnde J . A Tarsos, Pablo de. , Tascher de P., Josefina Tattenbacli , Conde de Tche-Tclien. , Tcliung, Reg. de China Teixidor, Pepita. . Tejada Valdosera, C. Tell, Giiiilerino . . Teilería, Juan. . . Tennanl, Catalina. . Teodorolf, Gral. ruso. Terauclil, Gral. japonés Teresa de Jesús, Sania, Terestcheuko, j . Tesla, Nicolás. .

XI XVI x i n x i i i xll

XIX XIII XV

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XIV

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XVIII XIX XVI XIV

X XI

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X XII

I XII XII

V

11 XX

571 518 378 173 934 90 268 663 664 289 655 190 1035 418 750 69 363 74 264 184 80

1127 559 466 269 90 933 839 941 97

104S 289 133 815 262 954 1172 934 1132 750 858 172 751 865

V VII IV IX IV

XII XV IV V

IV el XVIII

IX . VIH

1. XIII :, IV

I 1. v i n

XV X

IX

. xvn XV

. XVII 3 IV . XIV . XVI

XII

367 1050

166 464 656. 261 365-940-366 918 179 360 347 776-742

1032 87

I05I 503 785

1071 476.

1030 165. 935 741 711

Page 103: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

ÍNDICE DK RETRATOS II57

Tomos F á g s Tomos P á g s .

Tessandier, Madanie Tetuán, Duque de. . Tewfilc-Bajá. , . . I h i e r s , Adolfo. . . Tliitige, Coronel chino, Tilomas y Higas, José Thompson, M. . Tliyra de Dinam,, Prsa Tisza , Esteljan. . . Togo, Almte. japonés, Tolosa Lalour, M. . Tolstoi, León . . . Torras y Bages, José, Torras Guardiola,Juan Torres, Fr. Cristóbal de Torrenls y Monner, A. Torres Hernández, C Tor res , Jaime. . . Torres, Mahonied. . Torres, Sebastián. . Torres Quevedo, L,. Touchard, Almte. F. Tree, Sir Herbert. . Trígona de Santelia, J Trochansky, Dr. Al . Trosl", Gustavo. . . Trolzky, León. . . Tseng-Tsiang de China Tshin-Pom-Yi, de id. Tsu-Iisi, Rgte.de Clüna Tuan-Tchi-Joei, Oral, Tubau, María, . . Tudó, Pepita. . . Turín, Conde de. . Turina, Joaquín . . Turkhán-Baiá. . . Tusquets, Ramón. .

u Unceta, Marcelino d e . , Urach, Duque G, de. , Urbano, Ramón A. . . Urdaneta, Rafael. , . U.rgell, Modesto . . . Urgell, Ricardo. . . , Urgellés deTovar.Félix Uribe Uribe, Oral. R. . Urrabiefa Vlerge, D, . Usandizaga, José M. ,

V:

II n

v n i XIII v i l IX

XIV XI

XVI ( III

XVIII VII XV JX XI

XIV IX

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VI XIII x u IV

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X XVII XIII

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76 272 557

1066 167

1029 664 229

1145 1U7 753 934 270 257 247 274

1148 1132

264 1099 1136 257 460

13 508

73 364 750 266 89

744 36! 581

1177 1069 361 559

IV XII

XIV XVII XVIII

XH XVIII

XIV III

XIV

364 652

3 856 554 657 554 91

559 1045

Vacaresco, Elena. , Vajiravud de Sianí,. Valcárcel, Almirante. . Valera, L, Coullaut. Valera, Ramón de. . Valero, José. . . , Vales Failde, J. . . Valverde, Balblna. . . Vallecerrato, Marq. de Valles, José. . . . Vallmitjana, Agapito. Vallmitjana, Venancio Vanderblidt, Cornello, Vannuielll, QeorginaC Vannutelli, Crd. Serafii Várela, José Pedro..

IX XI u

XV XVIII

IV X

IX XV III

V XVIII

XIX

xu 1 XIV

xvn

852 166 550 553

1121 913 696 261

1134 944 79

934 846

12 952 949

Vasco de Gama . . . . Vauglián, Card. L, . . Vaughn, Miss Vivían. . Vázquez, Carlos.. . . Vázquez, Gral. E. . . Vedrines, Avdr. francés Vega, Emilio . . . . Vega de Armijo, Marq, Vega, Ricardo de la. . Veintemilla, Marta de. . VelázquezSilva, Diego. Venizelos, Eleuterlo. . Ventosa Calvell, Juan. . Vera de Montenegro. . Veragua, lauque de, . Verdaguer, Jacinto. . . Verdagner Callls, N. .

Verdi, José Verdier, Oral, francés. Vergara Bulnes, R. . . Verhaereii, Emi l io . . . Verne, Julio. . . . . Vialtzeva, Anastasia. . Vicenti, Alfredo,. . . Vico, Antonio. . . . . Víctor Manuel III. . . Víctor Napoleón. . . Victoria, Alfredo. . . Victoria, Eladio . . , . Victoria, Nicolás. . . Viíitoria Eugenia, Reina Victoria de Alemania. . Victoria de Batlenberg. Victoria de Portugal . . Victoiia de Prusia. . . Victoria I de Inglaterra. Vidal Barraquer, Card. Vldiella, Carlos O. . . Viglioiie-Borgliese, S. . Vik-Kunefika, Bealriz.. Vilanova, Emilio. . . Vilaseca Casanovas, J. Villa, Miro. Ricardo. . Villa-Urrutia, Sr. de. . Villach, Otón. . . . Villaespesa, Francisco.

, ViUamil, José. . . . Villar, Rogelio. . . . Villar y Villate, César. Villaurrulia, W. R . d e . . Villaverde, Raimundo . ViUazón, Heliodoro. . Villegas, Amparo F, . Villegas, José. . . . Vinent, María. . . . Viniegra, Salvador . , Virchow, Rodolfo. . . Visconti-Venosta, E. . Vitoria, Fr. Francisco. . Vives, Amadeo. . . . Vives, Camilo. . . . Vives y Tuto, Crd. José. Vogel, Everardo. . . Voisin, Carlos, i . . Volckmann, D; . M . . .

w Wagner, Ricardo. . . x m Waldberg, Conde de. . x i Waideck-Rousseau, J . . m

IX II

XI X X X X

V H IX VI

Vi l x v n XVI

XI XI

x v n IX

v n VIH

x v n IV

XII XV IV VI

XX XI xt IV X

XII V

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XV XX

XIV x i n

XI IV IX

XV VII

X x v n i XVII XVII x m

IV IV

VIII XV

I x v n XIV

1 XIV

XVII XIX XIX

II XI XI

XIII

Wfalker Martínez, J. Waldersee, Alfredo de Walewska, Condesa. Waiker, Edita. . . WalIsyMerinOiManuel Ward Hovire, Julia. . Warneford, avr. inglés Wasa, Gustavo. , . Washington, Jorge. . Washington, BookerT Watt , Santiago. , . Wen-Pou de China. Wernz, Franco. Javier. Westminster, Duquesa Wexelsen, Dr. G. . . Weygand, Grl. Máximo Weyler Nicolau, Grl.V.

. Wliilney, Clara. . . Wied, Quillermo de. Wied, Isabel de. . . Wiehe, Carlota. . . Wilms Montt, Teresa Wilson, Miss Jessie. Wilson, Luisa, . . Wilson, Margarita. . Wilson, Tomás W. . Willard, Miss B.. . Wil lard ,José . . . . WiUiman, Claudio. . Windthorst, Dr. L. . Wirtii, Dr. Carlos. . Wirlli, Sra. Mizzi. . Wilhoff, Almte. J. . Wood, Leonardo. . Worsley, Clifton. . Wortley Montagne, lady Wrangel, Barón Pedro, Wrigth, María R.

689 749 856

1107 505 69S 599 642 742 473 243

85 1127 230

I14I 671 450

1106 852

66 84

464 469

1030 918 106 460 647 647 844 113 871 550 571 227 855 377

1045 164 857 940 355

85 Xirgu, Margarita. 165 135 ~ V 423 X 856

1070 360 271 752

1027 97 • 77

865 569 940

91 311 139 143 751 551

1139 753

V III

x u x i y XII

X XIV VIH v i l IX

VIII IV V

XIll V

XIX VIII

XV XIII

XV IV

XÍX x m XX

XVIII XII

XIII XII VI

XIV XX

XVI

III XIII

IX XII

XIX IX

932 367 113 665

1040 115 648

1068 154 934 911 271

1034 1143 744

1028 1128

108 78

368 270

6 74

1057 163 88

378 1130 • 3 2 8 .

46 549 900 933 550

31 205

1028 850

X

Yamada, Oral, japonés. Yaiuamoto, Almte. id. . Yi-Syek de Corea. . . Yolanda de Saboya. , YosIii-Híto.Pr. Japón . . Yuan-Shi-Kai,QI. chino

XIV 4 8 1

x i y x u

VI

267 363 849

XV 1094 XI

XV

161 855 847

Zahic, Sra. M. de. . Zamacols, Eduardo.. Zamenhof, Luis L. . Zanardelli .José. , . Zaragoza, Ignacio., . Zem, Giuseppe. , , Zeppelln, Conde de. Ziegler, Almte. austr. Zola, Emilio. . . . Zorbas, Oral, griego. Zubiaurre, Ramón. . Zubiaurre, Valentín. Zuloaga, Danie l . . Zunipc, Mtro. F..- .

834 84

IX 70 IV 918

XV! 458 ni 176 IX 581 I 57,4

XVI 364 Vil 357

I 1040 IX = 181 Xi 1069 XI 1069

XIII'1071 II 931

Page 104: Hojas selectas [ÍNDEX].pdf

REÍMÍiS DE m CMfflIiES ilillSIKOS f ÍIIEMiS (pL'BI.rCADOS BN EL TOMO x )

Pags. Págs» PAgs.

Acebal, Francisco. . . Acuña, José G. , . . AlberSi, Narciso. . . Alcaide, J. Fernando.. Alcaide de Zafra, J. . Alegret, Adolfo. . . ' Altaniira, Rafael. . . Alfolaguirre, Fernando. Alvarez Quintero, J. y S Asenjo, Manuel. . .

Barado, Francisco. . Bayona y Rodón, B. . Bruna, José Carlos. . Brussel , J. B. v a n . , , Bueno, Manue l . , .

Cabrinety, José. . . Calderé, José. . . . Camps, Gaspar . . . Cardenal, Salvador. . Carrera, Salvador . . Casanova, Sofía. . . Casas, Ramón. . . . Casas Abarca, Pedro . . Cedillo, Conde de . . CÜnient Terrer, Federic Co de Trióla, José M.». Comas Sola, José. . . Cornet, Cayetano. . . Covisa, F. S Cusachs, José. . . .

Desciíamps, En r ique . . . . Díaz de Arcaya, M. . . Díaz de Escovar, Narciso. Díaz Pérez, Viriato. Duarte Velloso, D., ,

Echegaray, José de. . Elfas, Félix Es t rada , Norber to . .

Farré, Antonio . . . Fasteii ialh, Juan. . . Feliu d'Lenius, Manuel. Font y Sagué, Norberto

Qabaldón, Luis, . . , García Llansó, Antonio. García Mercadal, J . . Qarcia-Plata de Osnia, R Gascón, Teodoro, . Geare, Randolfo I . . . Gil, Rodolfo. . . .

5 5

11 5 5 5 6 5 6 6 6 6 6 6 3

6 7 7 7 7

7 7 7

Gilí Roig, Baldomero . . . Goniis, Celso, . . , , , Qosé, Francisco Javier. , , Granados, Enrique. , , , Gual, Adriano. . . . . .

Henriquez Ureña, M. . , Honieni de Mello, Barón. .

Junceda, Juan. . . . . .

Labarta, Francisco, . . . Lanibert, Juan B. . , . , Landerer, José j . . . . . Luengo, José A . . . . .

Llórente, Teodoro . , , .

Maragali, Juan Marianao, Marqués de. . . Martínez Imbert, Claudio. . Martínez Olmedilla, Augsto, Martínez Sierra, Gregorio, , Mélida, José Ramón. , . , Méndez Bringa, Nicolás. . Mestres, Apeles Millet, Luis Miquel y Planas, Ranián. .

Navarreíe, Miguel. . , . Navarro Ledesma, Francisco Nieto, César

Oliver, Miguel de los Santos. Opisso, Alfredo. . . . . Opisso, Ricardo Ossorio y Gallardo, Carlos.

Palma, Ricardo. . , , . Panlagua, Fermín d e . , . Pardo Bazán, Emilia . , . Parpal, Cosme Pascó, José , Payró , Roberto J, , . . . Pedrell, Feüpe . . . . . Pedrero, Mariano , . , , Peres, Ramón D. . . , , Pérez de Ayala, Ramón . . Pérez Caslellví, E , . . . Pérez Nieva, Alfonso . . . Pérez Triana, S, . . . . Pérez Zúñiga, J„ . . , . Pey, J o s é . . . . . . , Peza, Jaan de Dios, , . , Picliardo, Manuel S.' . , . Pi |oán, José

9 9 9 9 9.

9 10

10

10 ¡0 10 10

10

11

n n ¡I

n 133

11 5

11 12 12

3 12

12 12 12 12

13 133

13 13 3

13 13 13 13 14 14 14 14 14 13

3 14 14

Poveda, Daniel, , . . Poveda, Julio. , , , . Pujol, Francisco, . . ,

Queroi, Agustín. . . .

Rahola, Federico. . . . Raniaiíers, L Regidor, San t iago , . , Renden, Víctor M. . , Reyes Prósper, E. . , , Ribes Mery, Roberto . , Ríos, B'anca de los. . . Riquer, Alejandro d e . . Rivero, Ricardo del. , . Roca Masferrer, Ramón . Rodríguez Codol;i, Manuel fíodriguez Chaves, A . . Rosario Peñalver, F. . . Rueda, Salvador, . . . Rusiño!, Santiago. . , .

Salado Alvarer, V. . . Salvador, Luis G, . . , Saivat, Juan Salvaf, Maniiel. . . . Saivat, Pablo Sanín Cano, B Sans Castaño, Francisco, Sawa, Alejandro, . , . Sclnvartz, Federico. , , Serra, José. . . . . . Smid!, lamas! Sux, Alejandro . . . .

Tamburinl, José M. . . Thos y Codina, Süvino, . Tomás Salvany, Juan,. . Tomey, Julio Víctor. . . Triado, José M. . . .

Ugarte, M a n u e l . . . . Unamuno, Miguel d e . . Urbano, Ramón A, . . ,

Valladar, Francisco de P, Vázquez, Carlos Vázquez, N icanor , , . Villar, Emilio H. del, . .

Wfíson, Baronesa de . . Worsley, Clifton. . . .

Xomefra, Fernando. . . ,

Zamacois, Eduardo. , , .

133 133

15

12

15 15 15 15 15

133 15 8

15 15 15

3 15 16 16

133 16 16 3

16 16 16 16

133 16 16 16

14 17 17 17

9

17 17 17

17 10 17 17

17 17

.17

•7

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índice general del tomo XX (año 1921) (Núms. 229 a 240)

PAGS,

C U E N T O S T L E Y E N D A S

La grulla y el cangrejo, por Alfeñique, con 4 di­bujos de R, Opisso 81

El hallazgo de Sancho IV el Bravo, por Julio Hoyos, con 4 grabados. . 239

La dádiva de Boliche, por Cecilio Benitez, con 2 dibujos de J. Calderé 314

Balada de Nevfchatel, por Maria Doménecb, con 2 dibujos de Baldricli. . . . . . . . 661

Ama Birgiña, por F. Trujillo, con 2 dibujos de N. ¡Wéndez Bringa ' ' 2

La rebelión de Jacobita, por Mira, con 2 dibu­jos de Baldrich.. 951

El sabor del pan, poi Federico Trujillo, con 2 di­bujos de M. Ramos 1008

El ediclo del rey Asuero, por Francisco Aróla y Sala, con 3 dibujos del autor 1018

Leyenda del Gran-Kitege, por Tallan a Eulío de Valero, con 2 dibujos de J. Caldeié 1025

La niña de nieve, con 2 dibujos de M. Ramos. , 1039

O A G É T A D E L A M U J E R

513 Las campesinas del Spree, con 6 grabados. . . Doña Añila de López Giitlérrcx, por Santiago

Arguello, con un retrato 839 La moda parisiense, por Mnie. Gagnier, con 47

grabados. 91 , 188, 284, 380, 476, 572, 668, 764,860, 956 y 1052

I N F O R M A C I Ó N A R T Í S T I C A

rn'ftunns 6a/coneras, con 12 grabados . . . . 129 Los palios de Mallorca, por Buenaventura Bas-

aegoda, con 15 id 195 Notas de arte, por A. Opisso y Qil Fillol, con

19 grabados 261 El Museo de Conslantínopla, con M id. . . . 291 Plantas attlslicas, con 8 id . 329 Exposiciótt A, Parré, por A. Opisso, con 7 id. . 353 El arte ruso, con U id 387 Exposición de Primavera,xot Gil Fillol. 5 id. . 465 Iglesias y campanarios toledanos, por B. Bas-

segoda, con 17 id 518 El pintor José Segrelles, con 7 id 550 Exposiciones de Arte, por O. Fillol, con 12 id. . 561 Altares y retablos toledanos, por B. Bassegoda,

con,10 id. . . 585 La talla del marfil, con II Id 610 Puertas antiguas de casas alemanas, con 11 id.. 706 Pilas bautismales, por B. Bassegoda, con 9 id. . 714 í'ií/p/íos noía6/cs, por id , con 16 id 849 El arte de las tribus Indias dtl ¡noroeste de

ylmfínía, por J. Pijoiín, con 16 id 867 Los Rolandos alemanes, con 14 id. 900 El palacio del marqués de Cerralbo, con 12 id . . 963 Una visita al Museo de Brema, con Vi id.. . . lOOl

I N F O R M A C I Ó N B I O G R Á F I C A

El nuevo Presidente de Chile, con un retrato. Don Eduardo Dato, con 3 grabados. . . . Muerte de la ex emperatriz de Alemania. 5 id Miguel de ¡os Santos Oliver, con un id. . . Bartolomé Mitre, con un retrato Tomás Alva Edison, por A. O. Viñas, con un

dibujo de J. Pey 935

85 364 462 569 848

INFORMACIÓN CIENTÍFICA

Apáralos eléctricos para sordos, con 6 grabados, Curiosidades de ¡a naluraleza, con 8 id. . Alimentos extraños, con 22 id El centenario de la máquina de calcular,

Jacobo Boyer, con 12 Id.. . . . . . Monumentos mcgalllicos de Francia, por

con 10 id Curiosidades del reino animal, 8 id. . . La moderna Paleontología, por Jacobo Boyer,

con 12 id Curiosidades zoológicas, con íí id., . , Los acorazados del reino animal, con 5 id.

por

id.,'

pAes,

70 181 225

299

393 429

579 617 85S

I N F O R M A C I Ó N G E O G R Á F I C A

En la región del Himalaya, con 16 grabados. . 6 ¿ a pcr/fl rfc/Fr/íi/. Udlne, con 6 id 167 En el Coníineníe nigro, con M Id 322 El archipiélago filipino, con 4 id 675 Por tierras de Exln madura, por C. Benitez,

con 5 grabados 1035

I N F O R M A C I Ó N H I S T Ó R I C A

Rendición de Granada, por M. Medina. 6 grbs. . Primer centenario de Napoleón, con 8 id. . . El moiln de la Trucha, por J. Hoyos. 3 id. . . El baile a través de los tiempos, con 25 id. . . Desafio de Monsalve y Mazariegos, por Julio

Hoyos, con 6 grabs.

I N F O R M A C I Ó N I N D U S T R I A L

Construcción de violines, con 12 grabs. . , . Fabricación francesa de alfombras, por Jacobo

Boyer, con 10 id Moderno material ferroviario, con 6 id. , , Automóvil de viaje, con 3 id Las campanas y su fundición, coa 10 id. . . Perfumes y cosméticos, por j . Boyer, con 10 id. La induslrla de la porcelana, con 13 id. . . La lucha contra el incendio de los bosques, por

Jacobo Boyer, con 8 id Li: relojería de Besanzón, por id. con 12 id . . Del reino de las muñecas, con 19 grabs. . . Reconstilución de las piedlas preciosas, pot jd.-

cobo Boyer, con 8 id

L I T E R A T U R A

Una tragedla florentina, por Jesusa Alfau, con 2 dibujos de O. Vicente

El drama del Espaiíoleto, por A. Pérez Nieva, con 3 dibujos en color de Carlos Vázquez. .

Desde la tierra del Sol, por Angélica Palma (Marianela) , con un dibujo de J. Pey. . . .

De antaño y hogaño, por J. Pallares, con un di­bujo de A. Parré

De la vida lúsiica, por Roberto Molina, con 3 dibujos de S. Regidor

Eí rapto de Nadina, por Maria de Villeneuve, con 4 dibujos de M. Feliu o 'Lemus . . . .

El Paredaño, por Joaquín Adán, con 2 dibujos de J. Pey

« Vaniias Vanltalum», por José Oarrigós, con 2 dibujos de A. parré

La campana de plata, por María de Villeneuve, con 3 dibujos de R. Roqueta. . . . . . .

86 366 426 679

973

34

99 "137 185 202 234 419

483 771 802

90S

24

49

56

63

105

153

157

625

753

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i i 6 o H03AS. SELECTAS

PAGS.

El,amor del compadre Celestino, por Narciso Díaz de Escovar, con 2 dibs. de S. Regidor. . 969

La sonrisa, por Aifonso Maseras, con 3 dibujos de B. Gili y Roig : 978

Retoño de Eva, por Luis Máselas, con tin di­bujo de Baldricli 986

Mariana Romero, la Comedíanla, por A. Pérez Nieva, con 3 dibujos de N. Méndez Bringa. . 994

Don Ricardo Palma iradicionado, por Marco A. de la Fuente, con 2 dibujos de J. Pey. . . 1013

Las saetas del pecado mortal, por J. Redondo y Menduiña, con 3 dibs. de A. Huertas, . . . 1029

Luis 1 y la Orleans, por A. Pérez Nieva, con 3 dibujos de N, Méndez Bringa !06I

LOS FAROS DE LA HUMANIDAD

LaBiblia, porA. Opisso, con un dib. de J. Pey. 434 Los poemas homéricos, por id., con un dib. de id. 540 La Eneida, por id., con un dibujo de id. . . . 629 La Divina Comedia, por id., con un dibujo de id. 721 Bl Romancero, por id., con un dibujo de id. . 828 ¿fl/m/7oCíd/r (fe C m t ó , p o r id., con un dib. de id. 924 El teatro de Shakespeare, por id. Un dib, de id. 988 Fausto, por id., con un id. de id., . . . . . 1100

L I T E R A T U R A F E S T I V A

Isidoro quiere suicidarse, por Magda Donato, con 3 ¿ibnjos de C. Cornet 29

Ei mejor aceite, por Narciso Díaz de Escovar, con un dibujo de A. Parré 150

Conatos de rebelión, por Alfeñique, con 2 dibs. 658 "No perdía ocasión, por N, Díaz de Escovar, con

un dibujo de A. Parré 666 Poetas y cómicos, por Enrique Povedano, con

2 dibujos de J. Junceda 759

M Ú S I C A Y C A N T O

Juan Sebastián Bach. Pre ludio-pastoral , con un retrato 60

Jorge Federico Haendel. Qavota, con un id. . . 126 José Haydn. Allegretio, con un id 222 Wolfgang Amadeo Moxart. Vals, con un id . . . 319 Luis van Beelhoven. Arioso doiente de la so­

nata op. 110, con un id 439 Franz Schúbert. Sclierzo (obra póstiinia). Un id, 510 Félix Mendelssohn. Romanza sin palabras , con

un retrato 622 Federico Chopln, Preludio en si menor. Un id. . 712 Roberto Schúmann. Curiosa liistoria, con un id. 826 Franz Liszt. Consolación, con un id. . . . . 896

N O T A S C Ó M I C A S

Nuevo sislema de ensordar, por E. Ptuíi., . . 53 Muy expresivo, por J. Junceda 64 Pato de ciego, por A. HaeiUs , . ¡52 Atraco espeluznante, por E. Pfaff 233 Ascensión Inesperada, por A. Haertis 283 Espigas sueltas, con i albulos, 3 l 3 Cuernos baturros, por T. Gascón, con 4 viñetas. 539

Los guardias burlados, por E. Pfaff.. Receta morrocjluda, por E. Donaz..

PAOS.

1000 1099

La bomba misteriosa, por A. Huertas 657

NOT.AS POLÍTICAS (de R. OPISSO)

96, 192, 288, 384, 480, 576, 672, 768, 864, 960 y 1055

N O V E L A S

El señor Lucio el Búlchevigui, por F. Trujillo, con 5 dibu os en colores de A. Huertas. 17 y 117

La novela de un bibliófilo, por R, Miquet y Planas, traducción castellana de A. Opisso, con 12 dibujos de J. Pey. . . 40, 141, 244 y 306

Bl tesoro dei dios Indra. Novela fantást ica, por F. Trujiilo, con 14 dibujos de J. Segrelles, 208

338, 405, 494 y 591 La pasión gae vence. Novela corta, original de

Antonio Eitévez Padin; con 6 dibujos de Baldrich 442, 527 y 634

Bl alma vieja. Novela original por J. de To-rresano, con 7 dibs. de J. Segrelles. 685, 815 y 912

De mal agüero. Novela dramática original de Marcos Jesús Bertrán, con 12 dibujos de A, Parré 726, 784 y 882

María la Brava, por Luis Fernández García, con 10 dibujos de A, Huertas 1065

P O E S Í A S

Amor muerto, por Max, Chaves, con un dibujo en colares de J. Segrelles 32

Ccníareí , por J. R, Raniíreí Grande 74 Venus viviente, por J. Caballero Rodr íguez , con

2 dibujos de R. Roqueta. . . . . . . ^ 254 A la ¡una, por Max. Chaves, con 2 dibujos de

B. Qüi y Roig 334 //flí//o, por Aaíbai Díaz, con un dib. de id . . . 517 La Musa salvadoreña, por Mercedes Quintero. 650 A María inmaculada. Soneto de id ' 955 Frases del corazón, por Max. Chaves, con un

dibujo de ,M. Feüu d'Lemus 992

P O L Í T I C A C O N T E M P O R Á N E A

Victoria sin paz, por Gaz'el, con 3 dibujos de j , M. Triado 3

La soberanía popular, por P, S., con 2 dibujos de J, Segrelles H

La derroJa de la locura, por Oaziel, con 2 grs. 577 Equilibrio inestable, por P. S., con 10 grabados, 273 El error de Francia, por Qaziel. 280 La Sociedad de las Naciones. Conferencia de

Comunicaciones y Transpoi tes de Barcelona, con 6 grabados 372

Los fascistas de Italia, por Mario Tizzanl, con 5 grabados 646

Crónica internacional, con 82 id 75 161, 257, 357, 449, 545, 6 41, 737, 833, 929 y 1041

V A R I E D A D E S

Ei somatén armado de Cataluña, con 5 graba. . 434 El espectador mundial, con 9 gtabaáos, .. . . 470 Cosíumbres escolares, con 10 grabJdos. . . . 488 Perspectivas japonesas, con 7 grabados. . . . 945

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ÍNDICE DEL TOMO XX 1161

PANORAMA UNIVERSAL

Londres. Exp. de arte español en la Acad. Real. 65 Thiauniont (Francia). Monumento funerario.. . 65 Madrid. Junta organz. déla colecta del soldado. 66 Poinl-Isabel (Texas), Mr. Harding en la playa.. 66 Madrid. Homenaje póst. al Oral. Riva Palacio.. 67 Berlín. Selección de libros para los EE. UU. . 68 París. Entrada del nuevo arzob. Mons. Dubois. 68 Berlín. Navidad de 1920 en un asilo de niños.. 69 Marruecos. Ocup. del poblado de Behi-Ulichelc. 171 Barcelona. Exposición Regional de Higiene. . 172 Guayaquil. Fiesta cívica de los Proceres. . . 172 ]«adrid. La infanta D." Isabel en el hotel Ritz,. 172 Barcelona. Caja Pensiones. Edificio premiado.. 173 Madrid. Nuevo ministro del Petú, Sr. Bárrelo.. 173 Cayo Hueso (EE. UU.). El hidroavión Sla. María. 174 Madrid. El caíd de Árcíla con sus secretarios . 174 Concepción (Chile). El infante Don Fernando. . 175 Id. Desfile de las tropas de la guarnición. . . 175 Madrid. El drama argentino : Barranca abajo. . 176 Barcelona. El helicóptero Pateras-Pescara.. . 269 Madrid. Llegada de los reyes de Bélgica. . . 270 Id. Recepción de los reyes de Bélgica. . . . 270 Id. El iluslre médico argentino Dr. Chutro. . . 271 Id. El presidente de Liberia, Mr. Klng.en palacio. 271 td. Los reyes de Bélgica y los de España. . . 271 Barcelona. Inaug. cátedra de Derecho marítimo. 272 Madrid. El Sr. Ortega MunlUa condecorado. . 272 Id. Una escena de la zarzuela: Los Papiros. . 376 Id. Obsequio del Casino Español de la Habana. 376 Tarragona. Entr. de la birreta al Dr. Barraquer. 377 Madrid. Entrg. de la birreta a Mons. Ragonesi. 377 Barcelona. Escuela de ciegos de Vallvldrera. . 378 Id. Clases al aire libre de la escuela de ciegos. 379 Madrid. El nuevo ministerio Allende Salazar. . 379 Barna. Instalaciones de la Feria de Muestras. . 457 MlraDores (Lima). Monum, de Ricardo Palma.. 458 Madrid. Monumento erigido al. Dr. Cortezo. . 458 Id. Banquete en el Ritz al Sr. García Kohly. . 459 París. Víctor Napoleón y su esposa Clementina. 460 Madrid. Oficiales italianos desfilan ante palacio. 460 Barna. M. Bourgeois en la Escuela del Trabajo. 461 Id. El patio de los Naranjos el día de San Jorge. 461 Hohenburgo. Boda del prín. Ruperto de Baviera, 554 Madrid. Fiesta de los esludlantes americanos.. 554 París. El centenario de la muerto de Napoleón. 555 Figueras. Bendición de la bandera del somatén. 555 Valladolid. La fiesta del arma de caballería. , 556 Barcelona. La Capilla Sixllna en el Oríeó. . . 557 Id. Inauguración de la Exposición de Cerámica. 557 !d. Homenaje al gobernador Sr. Martínez Anido. 558 Madrid. La famosa actriz Sara Bernhardt. . , 559 Id. El nuevo embajador de Francia en Palacio. 559

P ies .

Barcelona. Fiesta de la Sardana en Vallvidrera. 651 Madrid. Llegada del infante Don Fernando,, . 651 Málaga. Vista panorám. del pantano El Chorro. 652 Madrid. Llegada del nuevo Nuncio de S. S.. . 652 Villaverde (Madrid). Catástrofe ferroviaria.. . 653 Madrid. Lápida en honor de Urrabieta Vierge.. 654 Id. El Nouvel-An, ganador del Gran Premio.. . 654 Barcelona. El hipódromo durante las carreras.. 655 Madrid. Monum. al Miro. Chapí, en el Retiro.. 655 Barna. Fiesta anual de los Niños y las Flores,. 748 Id. Celebración de la VII Semana municipal. . 748 Londres. El gran partido de tenis de Wímbledon. 749 Toledo. El cardenal Almaraz en su palacio.. . 750 París. Alfonso XIII y M. Millerand en Versalies. 750 Barcelona. El yate real italiano Trinacria. . . 751-Jersey. Partido de pugilato Denipsey-Carpentier. 75Í Barcelona. El río Llobregat nuevo límite urbano. 752 Burgos. Traslado de los restos del Cid. . . . 84(í Id. El nuevo Nuncio del Papa, Mons. Tedeschlni. 840-Id. El famoso «Cofre del Cld> en la catedral. . 841 Barce:ona. Pabellones de la Escuela de Mar. . 841 Id. Niños premiados en un concurso de bebés.. 842 Id. Primera fiesta del Árbol frutal. . . . . . 843 Santiago de Chile. Nueva Legación de España, 843 El Havre. M. Millerand revistando la escuadra. 844 París. La legión americ. en el Arco de Triunfo. 844 Barcelona. Colecta de tabaco para los soldados. 845-Id. Proyecto de un nionunienlo a Granados.. . 846 Madrid. Primera reunión del gabinete Maura. . 848 Londres. El explorador inglés Shackieton. . . 847 Barna. El Kanguro, buque de guerra español. . 939 Laredo. La fiesta cívica del Indiano 940 Barna. Nuevo pabellón de la Casa Maternidad. 940 Montornés (Lérida). Inaug. de la casa-escuela,. 94(í Madrid. Te en el Ritz por el Mtro. del Salvador. 941 Barna. Escuadrilla torpederos y submarinos, . 941 Id. Bendición solemne del hidroavión Español. 941 Brescia. Concurso italiano de automóviles.. . 942 Madrid. Apertura de los Tribunales del Reino. 942 Hull (Inglaterra). Catástrofe del dirigible R-35. 942 Madrid. Donativo de Chile para nuestras tropas. 943 Cuadro de N. Raurich adquirido por el Estado. 943 Potsdam. La torre del Observatorio de Einsfein. 1046 Oppau (Baviera). Catástrofe en una fábrica. . 1047 París. Incendio de los almacenes Le Printemps. 1047 Madrid. El Roy preside la apertura de curso. . 1048 Id. Fiesta escolar hispano-americana 1048 Barna. Carrera internacional de la Peña Rhin.. 1049 Id. Fiesta infantil rfe/s Pomeí/s de/ovcntof. . . 1049 Madrid, Acto de bautizar un nuevo aeroplano,. 1049 Barna. Vista parcial de la Exp. de Astronomía, 105O Madrid. El nuevo embajador de los EE. UU. . 105L

T, XX.

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I l62 HOJAS SELECTAS

RETRATOS

Juan Sebastián Bich. . . Adolfo 0. Asclian.. . .

Pr. Carlos de Rumania. . Prsa. Elena de Grecia. . Reina Oiga de Grecia.. . Rey Constantino de Grecia Arturo Alessandri Pa'ma.

Jorge F. Haendel. . . . Rey Baris de Bulgaria. . Prsa. María de Rumania. Srta. Lolifa Castro. . . Dr. Edmundo Scliultiiess. T. Betiimann-Hollwdg. . Margarita Clark. . . .

Branlco Descovitz.. . . J. M. Marqués Puig. . . JVlarqués de Pateras-Pascara

W. Amadeo iWozart. . .

General H. vnn Seeclct. . Dr. M, von Siraons. . .

60 66 66 67 67 75 76 85 9T

126 165 166 171 174 174 193

264 234 269 289 319 356 3S2 362

, • • • . : - 1 P A 3 S .

Eduardo DJto. . . . . . 364 Carlos Bonaparte.. , . . 367 Leticia Riraolino. . . . . 367 Napoleón Bonaparte.. . . 368 Dr. F. Vidal Barraquer. . . 37T Moni. Francisco Ragonesi.. 377 Dr.J. Benllocli y Viíó. . . 377 iVíiss Lila Lee 38) Luis vin B;ethoven. . . . 439 Pr. Hiro-Hiío del Japón.. . 459 Pr. Víctor Napoleón. . . , 460 Enip. A'igusta Victoria. . . 463 Paulina F r e d e r i c í c . . . . 431 Franz Sclubert.. . . . . 510 Dr. Carlos Wiríh. . . . . 549 José Segrelles , 550 IWartln Genis y Aguilar.. , 556 JWosén Jaime CoUel! . . . 556 Srti. Montserrat Matheu.. . 556 Mosén Ramin Garriga. . . 558 Emilia Pariio Bazán. . . . 557 Card. Jii.ne Gibbons.. . . 558 Dr. M. Salvat y Espasa,, . 558 Darla de Regoyos.. . . . 561 Miguel délos Santos Olivar. 570

Dorotea Dalion. . . . Félix Mendeissohn. . . Krassin, comunista ruso. FernMJo Primo de Rivera. Ramón de Montaner y Vila Luis Marii Drago.. . . M.ss Anita Litlie. . . . Federico Cliopin. . . . Eisa F<;rgusson. . . . Roberto Schúmann. . . Anlta de López Gutiérrez. Qrl. M. Fernández Silvestre Enrique C a r u s o . . . . Mons. Cerreti, nuncio de S.S Pedro I de Yugoslavia. . Bartolomé Mitre. . . . Gloria Swanson. . . . Franz Liszt Gral. Dimaso Berenguer. José Millán Astray. . . Oral. S. Martínez Anido. Miss Etliel Clayton. . . Marqués de Cerralbo.. . Engalberto Ilunipcrdinclc. Luisa Wilson

577 622 653 653

*• 653 653 673 712 769 836 839 844 84t 845 847 848 865 896 931 934 939 961 967 1050 1057

SUPLEMENTOS ARTÍSTICOS EN COLOR

Amor muerto Un ador muy expresivo. Ensueño Frases del corazón. . .

Dibujo de J. Segrelíes. . , Id. de J. Jimceda, , . , ¡d. de A. Huertas. . . , id. de M, Feliu d'Lsmus.

A NUEI3TR0S LECTORES (adver tencia editorial) . . . . . . índice general de las mater ias contenidas en los veinte tomos

d e HOJAS SELECTAS (años 1902 a 1921). . . . . . . índice de autores (por orden alfabético de apel i idos) . . . índice de re t ra tos (por orden alfabético de apel l idos) , índice de re t ra tos de los colaboradores artísticos y literarios

publicados en el tomo X (año 1911)

PAS3,

1059

1105

1136

1148

1158

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