Hoja Dominical n. 3692 del 13-12-20

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Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.692 Carta Dominical dominical HOJA H oy quisiera hablaros de las personas con discapacidad o, mejor dicho, con «capacidades diferentes». Lo digo así porque muchas personas que trabajan en este campo afirman que no hay personas discapacitadas. La discapacidad real —di- cen— se encuentra en la misma sociedad, dado que «la disca- pacidad no es otra cosa que nuestra incapacidad para entender que todos tenemos capacidades diferentes». Personalmente, me gusta más decir que son personas con «necesidades espe- ciales». Tanto si se trata de diferencias sicas como sensoria- les o intelectuales, se convierten en la minoría más amplia del mundo. En Cataluña, podríamos hablar de unas 600.000 per- sonas. No se trata de personas anónimas, sino que cada una de ellas ene nombre, apellidos y senmientos. Forman parte de nuestra sociedad y, por tanto, no son incorpóreas. Si ahora —ante la crisis agravada por la pandemia—, a muchos les cuesta encontrar un trabajo estable, la situación se agra- va en las personas con necesidades especiales. Eso sí, cuan- do encuentran, impresiona constatar cómo el trabajo no les es nunca un casgo, sino un premio, y lo valoran mucho más que el resto de trabajadores. Saben lo que vale y cada día nos dan ejemplo, ulizan las habilidades que enen y no pierden el empo en pensar en las que no enen. Pero las personas con necesidades especiales suelen tener menos oportunida- des económicas, un peor acceso a la educación y a la vivienda y una falta de recursos que les faciliten la vida. Por norma ge- neral, una persona de estas caracteríscas conlleva un sobre- esfuerzo económico valorado en unos 24.000 euros al año. Hay una discriminación social hacia estas personas, que a ve- ces existe en el mismo entorno inmediato. A menudo, esta se agrava en medio de la complejidad que conlleva aplicar una legislación que resulte adecuada a su realidad concreta. En la mayoría de los casos, estas personas se vuelven más vulnera- bles ante la violencia. Así, los niños enen cuatro veces más posibilidades de ser vícmas de actos violentos, e igualmente los adultos con problemas mentales. El soporte fundamental de las personas con necesidades espe- ciales está en sus respecvas familias. Pero estas se encuentran con tres problemas principales: sienten mucha desigualdad y soledad ante la duración de su esfuerzo, que durará mientras vivan; también llevan en su interior, sin poder comparrlos, muchos miedos e inquietudes por la incerdumbre del tramo de vida que espera al miembro «diferente», que suele ser su hijo o hija; finalmente, el apoyo de la Administración ha dis- minuido en estos úlmos años por los sucesivos recortes a la llamada «ley de dependencia». En nuestra archidiócesis hemos creado recientemente, en la Vicaría de la Caridad, una Delegación para la Pastoral de la sa- lud y las personas con necesidades especiales. Esperamos que pueda ofrecer un buen acompañamiento humano y espiritual, tanto a estas personas como a sus familias. Vuestro, 13 de diciembre de 2020 III Domingo de Adviento PERSONAS CON «NECESIDADES ESPECIALES» † Joan Planellas i Barnosell Arzobispo metropolitano de Tarragona y primado Enfoca el código QR y accede al video de la Carta dominical «LA DISCAPACIDAD NO ES OTRA COSA QUE NUESTRA INCAPACIDAD PARA ENTENDER QUE TODOS TENEMOS CAPACIDADES DIFERENTES»

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Arzobispado de Tarragona www.arqtgn.cat n. 3.692

Carta Dominical

dominicalHOJA

Hoy quisiera hablaros de las personas con discapacidad o, mejor dicho, con «capacidades diferentes». Lo digo así

porque muchas personas que trabajan en este campo afirman que no hay personas discapacitadas. La discapacidad real —di-cen— se encuentra en la misma sociedad, dado que «la disca-pacidad no es otra cosa que nuestra incapacidad para entender que todos tenemos capacidades diferentes». Personalmente, me gusta más decir que son personas con «necesidades espe-ciales». Tanto si se trata de diferencias físicas como sensoria-les o intelectuales, se convierten en la minoría más amplia del mundo. En Cataluña, podríamos hablar de unas 600.000 per-sonas. No se trata de personas anónimas, sino que cada una de ellas tiene nombre, apellidos y sentimientos. Forman parte de nuestra sociedad y, por tanto, no son incorpóreas.

Si ahora —ante la crisis agravada por la pandemia—, a muchos les cuesta encontrar un trabajo estable, la situación se agra-va en las personas con necesidades especiales. Eso sí, cuan-do encuentran, impresiona constatar cómo el trabajo no les es nunca un castigo, sino un premio, y lo valoran mucho más que el resto de trabajadores. Saben lo que vale y cada día nos dan ejemplo, utilizan las habilidades que tienen y no pierden el tiempo en pensar en las que no tienen. Pero las personas con necesidades especiales suelen tener menos oportunida-des económicas, un peor acceso a la educación y a la vivienda y una falta de recursos que les faciliten la vida. Por norma ge-neral, una persona de estas características conlleva un sobre-esfuerzo económico valorado en unos 24.000 euros al año.

Hay una discriminación social hacia estas personas, que a ve-ces existe en el mismo entorno inmediato. A menudo, esta se agrava en medio de la complejidad que conlleva aplicar una legislación que resulte adecuada a su realidad concreta. En la mayoría de los casos, estas personas se vuelven más vulnera-bles ante la violencia. Así, los niños tienen cuatro veces más

posibilidades de ser víctimas de actos violentos, e igualmente los adultos con problemas mentales.

El soporte fundamental de las personas con necesidades espe-ciales está en sus respectivas familias. Pero estas se encuentran con tres problemas principales: sienten mucha desigualdad y soledad ante la duración de su esfuerzo, que durará mientras vivan; también llevan en su interior, sin poder compartirlos, muchos miedos e inquietudes por la incertidumbre del tramo de vida que espera al miembro «diferente», que suele ser su hijo o hija; finalmente, el apoyo de la Administración ha dis-minuido en estos últimos años por los sucesivos recortes a la llamada «ley de dependencia».

En nuestra archidiócesis hemos creado recientemente, en la Vicaría de la Caridad, una Delegación para la Pastoral de la sa-lud y las personas con necesidades especiales. Esperamos que pueda ofrecer un buen acompañamiento humano y espiritual, tanto a estas personas como a sus familias.

Vuestro,

13 de diciembre de 2020 III Domingo de Adviento

PERSONAS CON «NECESIDADES ESPECIALES»

† Joan Planellas i BarnosellArzobispo metropolitano de Tarragona y primado

Enfoca el código QRy accede al video de la Carta dominical

«la discapacidad no es otra cosa que nuestra incapacidad para entender que todos tenemos capacidades diferentes»‘

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Ciclo B

Liturgia de las Horas: Semana III

Domingo 13: III Domingo de Adviento «Gaudete» [Is 61,1-2a.10-11; Salmo Lc 1, 46-48.49-50.53-54; 1 Tes 5,16-24; Jn 1,6-8.10-28(LE/LH propias)] Santa Lucía, virgen y mártir

Lunes 14: San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia (MO) [Núm 24,2-7.15-17a; Salmo 24,4bc-5ab.6-7bc.8-9; Mt 21,23-27]

Martes 15: [Sof 3,1-2.9-13; Salmo 33, 2-3.6-7.17-18.19 y 23; Mt 21,28-32]

Miércoles 16: San José Manyanet i Vives, presbítero (MO) [Is 45,6c-8.18. 21b-25; Salmo 84,9ab-10.11-12.13-14; Lc 7,19-23]

Las ferias de Adviento, del 17 al 24 de diciembre, son días para preparar más directamente la Navidad.

Jueves 17: [Gén 49,1-2.8-10; Salmo 71, 1-2.3-4ab.7-8.17; Mt 1,1-17]

Viernes 18: [Jer 23,5-8; Salmo 71,1-2.12-13.18-19; Mt 1,18-24] Nuestra Señora de la Esperanza

Sábado 19: [Jue 13,2-7.24-25a; Salmo 70,3-4a.5-6ab.16-17; Lc 1,5-25]

Domingo 20: IV Domingo de Adviento [2 Sam 7,1-5.8b-12.14a.16; Salmo 88,2-3.5-4.27 y 29; Rom 16,25-27; Lc 1,26-38 LE/LH propias)] Santo Domingo de Silos

LecturasIII Domingo de Adviento

Lectura del libro de Isaías (61, 1-2a.10-11)

El Espíritu del Señor, Dios, está sobre mí, porque el Señor me ha ungido. Me ha enviado para dar la buena noticia a los pobres, para curar los corazones desga-rrados, proclamar la amnistía a los cau-tivos, y a los prisioneros la libertad; para proclamar un año de gracia del Señor. Desbordo de gozo en el Señor, y me ale-gro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuel-to con un manto de justicia, como no-vio que se pone la corona, o novia que se adorna con sus joyas. Como el suelo echa sus brotes, como un jardín hace brotar sus semillas, así el Señor hará brotar la justicia y los himnos ante todos los pueblos.

Salmo responsorial [Lc 1, 46 b-48.49-50.53-54 (R.: Is 61, 10b)]

Proclama mi alma la grandeza del Señor, se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador; porque ha mirado la humildad de su esclava. Desde ahora me felicitarán todas las generaciones.

R. Me alegro con mi Dios

Porque el Poderoso ha hecho obras grandes en mí; su nombre es santo, y su misericordia llega a sus fielesde generación en generación. R.

LITURGIA DE LA SEMANA

A los hambrientos los colma de bienesy a los ricos los despide vacíos. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia. R.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses (5, 16-24)

Hermanos: Estad siempre alegres. Sed constantes en orar. Dad gracias en toda ocasión: esta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. No apaguéis el espíritu, no despreciéis las profecías. Examinadlo todo; quedaos con lo bueno. Guardaos de toda clase de mal. Que el mismo Dios de la paz os santifique totalmente, y que todo vues-tro espíritu, alma y cuerpo, se manten-ga sin reproche hasta la venida de nues-tro Señor Jesucristo. El que os llama es fiel, y él lo realizará.

Lectura del santo Evangelio según san Juan (1, 6-8.19-28)

Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: este venía como testi-go, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. No era él la luz, sino el que daba testimo-nio de la luz. Y este es el testimonio de Juan, cuando los judíos enviaron desde Jerusalén sacerdotes y levitas a que le preguntaran: «¿Tú quién eres?». Él con-fesó y no negó; confesó: «Yo no soy el Mesías». Le preguntaron: «¿Entonces, ¿qué? ¿Eres tú Elías?» Él dijo: «No lo soy». «¿Eres tú el Profeta?». Respon-dió: «No». Y le dijeron: «¿Quién eres, para que podamos dar una respuesta

El misterio de la encarnación del Hijo de Dios por obra del Espíritu Santo en el seno de María, la Virgen (Ev.), es el centro de la liturgia de hoy. El Hijo de Dios se hace hombre para que, por su pasión y cruz, alcancemos la gloria de la resurrección. En Jesucristo se cumplirán las promesas hechas por Dios a David, cuyo «reino se mantendrá siempre firme al Señor». En la misa, el Espíritu Santo, de manera análoga a cuando fecundó con su poder las entrañas de María, viene sobre el pan y el vino y los hace Cuerpo y Sangre del Señor.

a los que nos han enviado? ¿Qué dices de ti mismo?». Él contestó: «Yo soy la voz que grita en el desierto: “Allanad el camino del Señor”, como dijo el profeta Isaías». Entre los enviados había fari-seos y le preguntaron: «Entonces, ¿por qué bautizas si tú no eres el Mesías, ni Elías, ni el Profeta?». Juan les respon-dió: «Yo bautizo con agua, en medio de vosotros hay uno que no conocéis, el que viene detrás de mí, y al que no soy digno de desatar la correa de la sanda-lia». Esto pasaba en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan estaba bautizando.