HISTORIA ECLESIASTICA · marco de la Historia Universal y sus demarcaciones en cuatro eras o...

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1 HISTORIA ECLESIASTICA Por Moisés Chávez

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HISTORIA ECLESIASTICA

Por Moisés Chávez

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Porcentaje mundial de las religiones en el 2005 (los cristianos son el 33.06 % de la población mundial)

A continuación incluimos nuestro enfoque general de la Historia Eclesiástica en el marco de la Historia Universal, ampliando, por ahora sólo lo relativo a la Edad Antigua. No se trata de un simple estudio sumario de Historia Eclesiástica, sino más bien de un enfoque misionológico de la historia. LA CRISIS DE LA FALTA DE MEMORIA HISTORICA En medio de nuestro pueblo evangélico existe una aproximación deficiente al tema de la Historia Eclesiástica, lo cual genera una gama de actitudes y creencias nocivas. Por ejemplo, piensan algunos evangélicos que los Padres de la Iglesia, entre los cuales destacan hombres reconocidos como santos, y también mujeres reconocidas como santas, ellos nada tienen que ver con nosotros, los cristianos evangélicos. Ellos son sus santos de los católicos, y por tanto no nos interesa saber de ellos. Otros consideran que existe un gran espacio vacío entre la Iglesia del Primer Siglo (la Iglesia neotestamentaria), y la Iglesia Reformada. Concebida la historia como tal, la Iglesia neotestamentaria se conecta directamente con la Iglesia protestante de nuestro tiempo. Como consecuencia se sublimiza la Iglesia neotestamentaria y se intenta vivir de manera similar, con la misma organización y el mismo gobierno eclesial, la misma forma de culto y adoración.

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De esta perspectiva histórica incorrecta derivamos que las glorias del cristianismo son nuestras, mas no así sus tragedias y vergüenzas. Por ejemplo, es exclusivamente nuestra la Reforma, y nos llamamos “cristianos reformados”, y algunos son “recontra-reformados”. Pero nada tenemos que ver con la Inquisición; esa infamia es de los católicos. Otros extremos más vulgares nos llevan a pensar que Dios recién existe o recién se ha manifestado vivo pocos años atrás en algún rincón de Estados Unidos, con mayor probabilidad en Pasadena, California, o a lo mejor, en Uta. Toda la historia del pasado queda anulada y todos los seres humanos se han ido a la perdición hasta que a Dios se le ocurriera revelarse a un puñado de santos en estos últimos días.

* * * La falta de formación histórica conlleva una serie de errores conceptuales que tienen repercusión en nuestra experiencia evangélica formándonos como seres religiosos e irresponsables respecto de la teología práctica, engreídos y dignos de conmiseración. Para contrarrestar esta situación en el seno de la comunidad evangélica y en su gente sedienta de superación, la Santa Sede de la CBUP y el Centro de Estudios Bíblicos “Casiodoro de Reina” (CEBCAR) se han aliado para producir una serie de publicaciones en los campos de la Misionología, de la Eclesiología y de la Historia Eclesiástica con la intención de cubrir veinte siglos olvidados de la historia de la Iglesia, desde la Iglesia neotestamentaria (erróneamente llamada “iglesia primitiva” por cristianos de mentalidad primitiva) hasta nuestros tiempos. No es nuestro propósito repetir la gesta del prominente historiador Justo L. González, que escribió su serie de siete volúmenes de Historia Eclesiástica intitulada Y hasta lo último de la Tierra: Historia ilustrada del cristianismo, publicada por Editorial Caribe en Miami en 1978. Lo que ofrecemos es simplemente un bosquejo para servir de brazo derecho a los estudios de Misionología y Eclesiología. En la presente separata académica sólo desarrollaremos el Período Apostólico y el Período Post Apostólico en la Edad Antigua. El lector se sentirá motivado para examinar el resto de la historia en la obra mencionada de Justo L. González, o con otras obras asequibles que señalamos al final de la presente separata, siempre recordando a nuestros estudiantes que la lectura de obras de Historia Eclesiástica puede demostrar ser una actividad muy amena y provechosa. BOSQUEJO DE LA

HISTORIA UNIVERSAL En la presente separata académica expondremos la Historia Eclesiástica dentro del marco de la Historia Universal y sus demarcaciones en cuatro eras o edades: La Edad Antigua, la Edad Media, la Edad Moderna y la Edad Contemporánea. Dentro de este marco hemos de situar los acontecimientos de la vida de la Iglesia como lo indica el cuadro sinóptico a continuación.

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Nuestro bosquejo cubre desde el primer siglo de la Edad Antigua. La demarcación del comienzo de la Edad Antigua es subjetiva, porque se remonta muy lejos en el pasado, antes del comienzo de la era cristiana. Pero para nuestro objetivo, empieza con el nacimiento de Jesús. Edad Antigua (1-476) Desde la perspectiva de la historia de la Iglesia, abarca desde el comienzo de la era cristiana hasta la caída del Imperio Romano de Occidente. Edad Media (476-1942) Abarca desde la caída del Imperio Romano de Occidente en el Siglo 5, hasta el Siglo 15. Generalmente se fija el final de la Edad Media en el año 1453, año de la captura de la ciudad de Constantinopla, capital del Imperio Romano, por los turcos otomanos. Nosotros preferimos seguir la demarcación propuesta por los historiógrafos franceses que hacen coincidir el final de la Edad Media con el gran acontecimiento del descubrimiento de América. Edad Moderna (1492-1789) La Edad Moderna empieza con el descubrimiento de América y termina con la Revolución Francesa que difundiera los conceptos de la libertad y de los derechos humanos. Edad Contemporánea (1789 hasta el presente) Algunos historiadores prefieren llamar a esta cuarta parte de la Historia Universal, Edad Post-moderna o Posmoderna.

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BOSQUEJO DE HISTORIA ECLESIASTICA

Dentro del marco de la Historia Universal presentamos a continuación un bosquejo sumario de la Historia Eclesiástica. EDAD ANTIGUA 1. Período Apostólico: a) Los tiempos iluminados (30-68) b) Los tiempos oscuros (68-100) 2. Período Post-Apostólico (100-200) a) Los Padres Post-Apostólicos b) Proceso de formación del canon del Nuevo Testamento c) La elaboración del Credo Apostólico d) El comienzo de la Sucesión Apostólica e) La vida de los cristianos en el Imperio Romano 3. La Iglesia del Siglo 3 (200-300) a) El balance de las fuerzas sociales b) El balance de las fuerzas políticas c) La política de represión d) Los Padres Apologistas e) Constantino y el fin de las persecuciones 4. El colapso del Imperio Romano de Occidente (300-476) a) La Iglesia imperial b) Resurgimiento de Roma como metrópoli cristiana c) La cristianización de los invasores bárbaros LA EDAD MEDIA (476-1942) (Un milenio de sombras) 1. La formación de los reinos cristianos de Europa 2. El encumbramiento del Papado 3. El conflicto con el Islam

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4. El “Santo Imperio Romano” 5. Las Cruzadas 6. La vida de la Iglesia medieval 7. La caída del Imperio Romano de Oriente (1453) LA EDAD MODERNA (1942-1789) 1. El descubrimiento de América 2. El Renacimiento 3. La Reforma Protestante 4. La Contra-Reforma católica 5. La formación de las Denominaciones Evangélicas a) Las Iglesias Reformadas clásicas i) La Iglesia Luterana ii) La Iglesia Anglicana b) Los movimientos protestantes posteriores a la Reforma i) El movimiento Puritano ii) El movimiento Wesleyano EDAD POST-MODERNA 1. La Revolución Francesa 2. La Independencia de los Estados Unidos 3. Formación de las empresas misioneras protestantes 4. Las iglesias autóctonas 5. Empresas misioneras para-eclesiásticas 6. Congresos de evangelización

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7. Surgimiento de la Misionología como ciencia bíblica 8. El movimiento de Democratización de la Educación Teológica en América Latina 9. El movimiento de Profesionalización del Pastorado Latinoamericano (PROPALA)

LA EDAD ANTIGUA La historia de la Iglesia dentro de las demarcaciones de la Edad Antigua transcurre a partir del Primer Siglo hasta la caída del Imperio Romano de Occidente en el año 476, fecha que marca la división entre la Edad Antigua y la Edad Media. En la presente separata académica sólo abarcaremos el Período Apostólico y Sub-Apostólico de la Edad Antigua, alargando este último hasta el Siglo 3, al cual hemos denominado “Período Pre-Constantino”, por cuanto en el transcurso de este siglo se sientan las bases para la conversión del cristianismo en la religión del Estado en las tierras europeas. Es verdad que es un siglo de intentas persecuciones de los cristianos, pero también es un período de un acelerado crecimiento de la población cristiana en Europa, como para indicar que el peso de la balanza, ineludiblemente tenía que inclinarse del lado de la cristiandad. Desde antes de ser emperador, Constantino supo leer el mensaje de los tiempos y de la historia para optar por el camino más adecuado a seguir, es decir, identificarse con la fe cristiana. Esto tuvo antecedentes; previamente se había incrementado el número de los cristianos en el mismo seno de la familia imperial. LOS TIEMPOS ILUMINADOS Cuando hablamos de “tiempos iluminados” nos referimos al marco de la obra historiográfica de Lucas, Padre de la Historia Eclesiástica. El escribió su obra que ha venido a ser llamada Hechos de los Apóstoles que es la principal fuente para el estudio de los primeros años de la Iglesia. Otros libros del Nuevo Testamento sirven para ampliar el enfoque de Lucas. Pero este tipo de inquietud historiográfica no tuvo seguidores después de Lucas, sino hasta mucho después, razón por la cual el período siguiente queda sumido en la oscuridad hasta que los nuevos destellos del enfoque historiográfico nos vienen de la obra de Papias, fragmentariamente conservada en las citas del historiador Eusebio

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1. El origen de la Iglesia La primera mención de la Iglesia en el Nuevo Testamento la tenemos de labios de Jesús mismo, cuando le dice a Pedro: “Sobre esta roca edificaré mi iglesia y las puertas del Sheol no prevalecerán contra ella” (Mateo 16:18). Si vamos al texto original griego de Mateo encontraremos la palabra griega, ekklisía, una palabra frecuente en la Septuaginta para traducir la palabra hebrea, qahal, “congregación”. Al hablar Jesús de “mi iglesia”, “mi congregación” no haría otra cosa que referirse a un pueblo dentro del pueblo de Israel, o un pueblo al lado o al margen de Israel. Esta manera ambigua de hablar era extraña en Israel, registrada entre los evangelistas sólo por Mateo, y una sola vez. Este hecho ha llevado a algunos comentaristas a suponer que el concepto de “iglesia” ha sido puesto en labios de Jesús y constituye un anacronismo que apunta a la institución de la Iglesia o congregación gentílica en tiempos posteriores a Jesús. Otros comentaristas van más lejos, hasta suponer que Jesús no debe ser considerado el fundador de la Iglesia, crédito que se adjudicaría en todo caso al Apóstol Pablo. Jesús no habría hablado a Pedro originalmente en griego, por lo que se hace necesario retraducir al hebreo o al arameo. En el texto arameo de la Peshita aparece el término eidáh, que se traduciría al español como “comunidad”. David Ginsburg, en su traducción del Nuevo Testamento del griego al hebreo tiene quehiláh, que deriva de la misma raíz de qahal, y que se traduciría del mismo modo. En el judaísmo oficial se le llama kenesiyáh, que tiene el mismo significado que kenéset, “sinagoga”. 2. La Iglesia neotestamentaria Se suele llamar a la Iglesia del Primer Siglo o neotestamenaria, “iglesia primitiva”. Como la palabra “primitiva” conlleva un sentido negativo en contraste con “desarrollada” o “evolucionada”, esta designación parece un tanto alejada de la realidad, ya que en varios aspectos la iglesia del Primer Siglo podría ser considerada más desarrollada, incluso que la iglesia en nuestro tiempo. Nosotros preferimos llamarla “Iglesia neotestamentaria”, porque el Primer Siglo coincide con el proceso de formación del Nuevo Testamento cuya literatura nos aporta la totalidad de la información historiográfica sobre el particular. 3. Conformación étnica de la Iglesia En sus primeros momentos la Iglesia estaba conformada exclusivamente por judíos. El evangelio apeló positivamente, tanto a los judíos nativos de Judea o de habla hebrea, como a los judíos provenientes de otras regiones de la cuenta del Mediterráneo, identificados por el idioma griego, el idioma internacional en los primeros siglos del Imperio Romano. A ambos grupos, Lucas denomina con las designaciones corrientes en el pueblo, referentes a su lengua madre: A los primeros llama “hebreos”, y a los segundos

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“helenistas” (griego: helinistón), como traduce adecuadamente la Biblia Reina-Valera Actualizada en Hechos 6:1 (ver nota RVA para la palabra “helenistas”). La designación de “griegos” en lugar de “helenistas” ha llevado a muchos lectores a suponer que la Iglesia de Jerusalem en sus primeras fases haya tenido componentes étnicos judío y gentílico, cosa que no es correcta.

* * * Tanto dentro de la comunidad de los hebreos como de los judíos helenistas se hallaban los prosélitos, que eran judíos convertidos al judaísmo. Su origen gentílico podía ser recordado durante la primera generación, aunque a la verdad, legalmente eran considerados judíos con todos sus derechos y deberes. Sin duda éste era el caso de aquel funcionario de la reina de Etiopía a quien evangelizara Felipe como lo refiere el Apóstol Lucas en Hechos 8:26-39. Vemos a este importante funcionario etíope subiendo a Jerusalem desde su lejano país de origen con motivo de la peregrinación de la festividad de la Pascua y profundamente interesado en el estudio de las Sagradas Escrituras, sin lugar a dudas en la versión griega de la Septuaginta. Este también podría ser el caso de Lucas. El podría haber sido un prosélito de primera o segunda generación, proveniente de una prestigiosa familia de un elevado nivel de instrucción. Su conocimiento y sensibilidad por la literatura hebrea que se deja ver en su traducción de los salmos pre-cristianos en los primeros capítulos de su Evangelio constituye un indicio de su arraigo en la cultura y literatura del pueblo judío.

* * * Desde los primeros momentos entraron a formar parte de la comunidad de creyentes, muchos samaritanos. La labor misionera de los creyentes de Jerusalem se debió a la ola de persecución que se suscitó en el seno del judaísmo (Hechos 8:4). Si ello no hubiera ocurrido, los creyentes habrían permanecido embelesados dentro de las murallas de Jerusalem. La dispersión hizo que fueran activos en el territorio en el territorio de Judea y Samaria. La predicación a los samaritanos no causó a los creyentes judíos el shock que les ocasionara la inclusión de los gentiles en la iglesia. Sin dada, esto se debió a que el mismo Jesús dio comienzo a la obra misionera en Samaria. El concedió tal importancia a la evangelización de los samaritanos que en sus palabras de comisión a sus discípulos les instó a no pasar por alto Samaria: “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y me seréis testigos, en Jerusalem, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la Tierra” (Hechos 1:8). Aunque Jesús se refiriera en cierta ocasión a los samaritanos como “extranjeros” (Lucas 17:18), sin duda su evaluación y aprecio de ellos indica que en el fondo los consideraba también como “ovejas perdidas de la casa de Israel”, ya que los samaritanos tienen como ancestro a los antiguos israelitas del reino de Israel.

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Acto seguido, la comunidad de creyentes se vio asimilando también a creyentes de origen gentílico como muestra el relato de la conversión de Cornelio (Hechos 10). En los primeros momentos, y aun dentro del territorio de Judea, Samaria y Galilea se concebía la admisión de estos gentiles como que llegaban a formar parte de Israel, por lo cual quedaban automáticamente incluidos en las demandas normativas de la Toráh de Moisés. Sólo a partir del incremento del número de los creyentes gentiles y del surgimiento de un nuevo centro misionero en Antioquía, ciudad portuaria de Siria fue necesario reflexionar acerca de la manera cómo la Toráh de Moisés alcanzaba a afectar la vida de estos nuevos creyentes. Fue con motivo de reflexión sobre este asunto que se reunió la Iglesia de Jerusalem en lo que se ha venido a considerar el primer concilio. El relato de lo ocurrido lo incluye Lucas en Hechos 15. Allí vemos cuán importante fue la participación de Pedro, Bernabé, Pablo y Jacob (Santiago) el hermano de Jesús, que al parecer remplazaba en el liderazgo a Jacob, el Apóstol que había sido asesinado por orden de Herodes (Hechos 12:2; Comparar con el versículo 17 y la nota RVA para el nombre “Jacobo”). El evangelio también impactó la vida de aquellos participantes del judaísmo, llamados en hebreo yer’éi Adonay o “temerosos de Dios”. Ellos tenían acceso a la sinagoga, aunque aún no habían sido admitidos de lleno como prosélitos o convertidos a la religión de Israel. LA VIDA DE LOS

PRIMEROS CREYENTES La conversión masiva de muchos judíos a la fe del Mesías, hasta formar una comunidad de 5000 creyentes en Jerusalem, revela cómo el evangelio apeló con poder a judíos de todos los estratos sociales. Uno de los primeros efectos del evangelio en la vida de los judíos ricos fue producir una profunda generosidad hacia sus hermanos pobres, hasta el punto de vender algunas de sus propiedades con el propósito de proveer para sus hermanos en necesidad, de manera que en el seno de la comunidad de creyentes se viviera con cierta igualdad. Una muestra de este fenómeno vemos también en el caso de Zaqueo, el publicano o cobrador de impuestos que tenía su sede en la ciudad de Jericó (Lucas 19). La misma generosidad condujo a que en el seno de la Iglesia se desarrollara un ministerio especial para atender a las viudas, las cuales al mismo tiempo eran protegidas y mantenidas con los fondos de la comunidad. Esta política de la Iglesia neotestamentaria era sensible al peligro de que dichas mujeres se volvieran a casar con no creyentes o simplemente quedaran sumidas en el abandono. Retribuyendo a la atención que les brindaba la comunidad, ellas ejercían una labor de servicio en lo que se refiere a los preparativos para el culto y las actividades de comunión o koinonía. Ellas no tenían un desempeño en el local de la Iglesia o de las iglesias, porque en los primeros años las iglesias no tenían local propio o especialmente diseñado para las reuniones de los creyentes. Pero sí debe haber habido algunas viviendas destinadas para cobijarlas.

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EL GOBIERNO DE LA IGLESIA En la cúspide del liderazgo tenemos a los Apóstoles, considerados como “columnas” de la Iglesia de Jerusalem. No todos los apóstoles ocupaban este sitial de honor. En el Concilio de Jerusalem, del cual se nos habla en Hechos 15 destacan como “columnas”, Pedro, Jacob (hermano del Señor y sucesor de Jacob hermano de Juan) y Bernabé, quien pudo también haber sido incluido en el número de los Doce Apóstoles, representantes de la integridad o pléroma del pueblo de Dios. Sin embargo, es evidente que el término “apóstol” había sido extendido también a otras personas en un número mayor que doce, dada su etimología que lo interrelaciona con el concepto de “misionero”, concepto que califica a la perfección a Bernabé.

* * * El crecimiento de la comunidad de creyentes en Jerusalem pronto requirió del nombramiento de diáconos o administradores de los recursos financieros de la iglesia (Hechos 6:1-7). El concepto de “servir a las mesas” (griego: diakonín trapézes) no tiene nada que ver con servir de mozos para atender a los comensales. La palabra griega trapéza, “mesa”, en nuestro idioma equivale a “banco” en el sentido de entidad administrativa. Así, por ejemplo, el Banco de Grecia se llama en griego Trapéza tis Helados, ¡y ello no significa “mesa de helados”!

* * * Mientras las funciones de los diáconos pueden haber sido variadas, incluyendo la predicación, la institución fue originalmente concebida para la tarea administrativa. Los prerrequisitos para ella eran los siguientes: 1. Tener buen testimonio, es decir, testimonio de otros que los reconozcan como personas con sólidas bases éticas. 2. Estar lleno del Espíritu Santo, que es el principal requisito para llevar a cabo una actividad en el cumplimiento de la misión de la Iglesia. Al estar llenos del Espíritu se está bajo su dirección divina. 3. Tener sabiduría, es decir, excelencia profesional. Una de las acepciones de la palabra “sabiduría” (hebreo: jojmáh) es casualmente habilidad para ejercer un oficio o profesión. Esto quiere decir que nunca se debe ubicar en un puesto de tanta responsabilidad a un neófito, a un mamarracho, y lo que es peor, a un patán.

* * * Con el transcurso del tiempo se fue ampliando el radio de acción de otros funcionarios en la Iglesia, pero sin que se acentuara el factor jerarquía. Así, por ejemplo, en el Nuevo Testamento los términos “ancianos” y “obispos” son intercambiables, si bien con el tiempo el obispo adquirió ascendencia en una circunscripción territorial ocupando una

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jerarquía más alta que otros funcionarios bajo su jurisdicción. Este hecho se debe al significado mismo de la palabra “obispo” (griego: epískopos), que significa “supervisor”. Los pastores no asumen en la iglesia neotestamentaria ningún sitial jerárquico. Si bien concebimos que cada iglesia local debe tener su pastor, eso no evita que en ella haya más de un pastor. El pastor es una persona dedicada a nutrir o alimentar a los creyentes con la enseñanza de las Escrituras y guiarlas en la vida, a la manera de Jesús, el Principe de los Pastores. Para el oficio de pastor se requiere condiciones de atención espiritual y docencia. En otras palabras, no existe el oficio pastoral que no sea docente (Efesios 4:11). EL CULTO Y LA ADORACION 1. Las iglesias domésticas Los primeros creyentes en Jesusalem no concebían la fe evangélica como una religión diferente, como llegaría a ser con el transcurso del tiempo. La vida de ellos estaba identificada con la nación judía y con su centro cúltico: El Templo de Jerusalem (Hechos 3:1-11). Aunque no tanto como sus connacionales judíos, ellos también sufrieron un enorme trauma cuando el templo fue destruido por las huestes romanas. En parte, el sanar dicho trauma motivó al autor de la Epístola a los Hebreos. Pero en el templo en Jerusalem los creyentes en Jesús no podían llevar un culto concorde con su experiencia mesiánica. Para ello tenían que reunirse en sus casas o en otros lugares. La tradición indica que el lugar donde fue celebrada el último Séder o cena pascual de Jesús con sus discípulos fue el mismo lugar donde estaban reunidos cuando descendió sobre ellos el Espíritu Santo en Pentecostés. Allí solían reunirse para sus actividades de culto. Se identifica este lugar como el Cenáculo, que está situado en el Monte Sión. Dicho local habría sido parte de la casa de un acomodado discípulo de Jesús. Pero pronto, con el incremento del número de los discípulos, se requirió de otros lugares para tales reuniones. Las primeras congregaciones se reunían en casas provistas por sus dueños, ellos mismos comprometidos en la obra del evangelio. En Romanos 16:3-5 se da a entender que Priscila era la pastora de una de esas iglesias domésticas.

* * * La primera iglesia cristiana identificada como tal ha sido descubierta en las excavaciones arqueológicas en Dura Europos, en el desierto de Haurán, en Siria. Dura Europos era la antigua ciudad de Tadmor. Por su arquitectura y su distribución dicha iglesia también era parte de una casa particular. Se la reconoce como consagrada al culto cristiano por su decoración de murales con escenas de la Biblia y de la celebración de la comunión o Santa Cena. Antes de que se construyera edificios especiales para las iglesias cristianas, ocurrió la adaptación para el culto cristiano de edificios públicos como las basílicas o centros

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cívicos. Eso se hizo convirtiendo su ápice en altar y ampliando sus flancos cerca del ápice para dar al plano del edificio la forma de una cruz. Pero esto ocurrió después de los tiempos neotestamentarios, en la época llamada “pre-constantina”. 2. El primer día de la semana Se ha enfatizado en casi la generalidad de los libros sobre historia de la Iglesia neotestamentaria el hecho de que los primeros creyentes se reunían en el “primer día de la semana” llamándolo en latín, Dominus, “Señor” o “del Señor”, y en español, “Domingo”. También se enfatiza que tal día ha sido escogido para la adoración del Señor, porque en este día resucitó el Señor, cambiando por completo el significado del Shabat o Sábado de la Iglesia de Judea. La verdad es otra. Los primeros creyentes judíos guardaban el Sábado, el cual termina a las 6.00 pm del séptimo día, según la manera de contar el comienzo y final de los días en el pueblo de Israel. Esto quiere decir que su reunión “en el primer día de la semana” habría sido inmediatamente tras la ceremonia de Havdaláh, en Motsaéi Shabat o “Salida del Sábado”. Para ellos, que eran judíos, se trataba ya del primer día de la semana. Para los romanos y otros pueblos seguía siendo sábado hasta la 1.00 pm. Este criterio de contar los días es ilustrado por el gráfico a continuación:

En este gráfico se ha representado un día mediante un círculo con dos mitades, una iluminada que representa el día, y otra oscura que representa la noche. La tradición temprana de que los cristianos se reunían cuando oscurecía para participar de su ritual secreto de la comunión confirma nuestra explicación. Además, todo día festivo en la tradición judía empieza con la cena de gala al estilo de la cena del Señor en cuanto esta significa e involucra la participación de su presencia en medio de los suyos hasta el día de su retorno físico que coincide con la plena manifestación de su Reino. Del recuerdo semanal de la resurrección del Señor no hay evidencia histórica, por el mismo hecho de que su recuerdo anual coincidía con el 16 de Nisán, que no necesariamente caería cada año en domingo, es decir, Domingo de Resurrección.

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Sin embargo, con el devenir del tiempo se produjo la gradual separación con las prácticas de los creyentes judíos. Este proceso podría haber empezado antes del final del Primer Siglo, y no en Judea o en el Medio Oriente, sino en Europa. Esto era inevitable, dado el hecho de que el evangelio pasó de Judea a Europa, de una cultura a otra, de una a otra cosmovisión. Este cambio trajo consigo un acalorado e inútil debate teológico entre evangélicos y adventistas, y en su respectiva apologética, ambos sectores de la Iglesia cristiana demuestran estar mal informados. 3. El orden del culto Las evidencias históricas demuestran que el culto de los creyentes del Primer Siglo al principio pudo haber estado centrado casi exclusivamente en la celebración de la Cena del Señor, y que esta cena haya sido realmente una cena festiva con todas las de la ley y no solamente con un sorbito de vino y un mordisconcito de pan que no alcanza ni pa mi muela, como llegaría a evolucionar el ritual, que en el seno de la Iglesia Evangélica ha venido relativizándose hasta utilizar cachangas en lugar de matsót, y Coca Cola y chicha morada en lugar de vino, porque los evangélicos semos demasiado santos como para tomar un traguito de vino, del añejo, que según Jesús, es el mejor. La homilía desarrolló a partir de una especie de conversación informal sobre el significado de la Santa Cena hasta dar origen al sermón homilético a cuya cúspide lo llevara el gran predicador Juan Crisóstomo en el Siglo 4. Sobre la evolución de la homilía cristiana hablamos en la separata académica de Homilética, incluida en el Nuevo PUT- CEBCAR. Tras la homilía, a la cual estaban invitados todos en general, se pasaba a la celebración de la Santa Cena. Se supone que de esta parte estaban excluidas las personas no bautizadas, por lo que tenía que realizarse, no tanto en secreto, pero sí en un ambiente más exclusivo, aunque sin duda no habrían faltado los “paracaidistas”, o como se dice en Bolivia, “los devotos de la manga” o “mangueros”. El nombre original de la Santa Cena era Agape (griego: Agápi) o banquete de amor. El calificativo “de amor” dio rienda suelta a la imaginación de los paganos que estaban excluidos de esta celebración, y se difundió la creencia de que se trataba de orgías de amor, sex included. LA EXPANSION MISIONERA Los primeros tiempos de la Iglesia de Jerusalem estuvieron marcados por una profunda experiencia mística y devocional. De una manera similar a Pedro en el Monte de la Transfiguración, los creyentes hubieran preferido hacer allí una enramada para quedarse disfrutando de tan bella experiencia. Quién sabe, pensaban que los pueblos convergerían en Jerusalem para escuchar de parte de ellos el mensaje del evangelio en el día de Pentecostés.

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Pero el plan de Dios no era como ellos se lo imaginaban. Lo que ocurrió fue que el Santo Bendito Sea les dio una sacudidita mediante una corta persecución de parte de las autoridades judías. Dicha persecución se debió al celo de parte de las autoridades y estuvo dirigida contra creyentes judíos. A los judíos les importaba un bledo lo que ocurría con otros pueblos desde el punto de vista de sus prácticas de religión. Tan pronto como en la Iglesia fue creciendo el número de los creyentes de origen gentílico, las autoridades judías perdieron el interés en ellos y la persecución cesó. Es un error pensar, a partir de la lectura del Nuevo Testamento, que las autoridades judías hayan perseguido a la Iglesia cristiana como tal.

* * * La dispersión de los creyentes de Jerusalem y de Judea se llevó a cabo en todas direcciones, tanto en la cuenca del Mar Mediterráneo, como hacia las áreas periféricas del mundo antiguo. A ellos se refiere el Apóstol Pedro cuando escribe su Primera Epístola dirigida “a los expatriados de la Dispersión en Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia” (1 Pedro 1:1). Aunque Pedro escribe a todos los creyentes, judíos y gentiles, se puede observar su énfasis particular en la dispersión judía. Los que fueron dispersados llevaron consigo el mensaje del evangelio. En realidad, ellos fueron los primeros evangelistas y misioneros transculturales, preparando el terreno en una fase cuando aún no estaban preparados para fundar y organizar iglesias, labor que sería llevada más adelante por misioneros mejor capacitados y con autoridad apostólica.

* * * Entre los primeros misioneros tenemos a los Apóstoles, si bien la trayectoria apostólica de la mayoría de ellos se pierde en la noche oscura de la historia. Así, por ejemplo, según la tradición, Bartolomé predicó en Armenia; Tomás en Partia (Persia) y la India; Mateo, en Etiopía; Jacob el Menor en Egipto; y Judas Tadeo en Asiria y Persia. La tradición española que dice que el Apóstol Jacob (o Santiago) llevó el evangelio a España, choca con numerosas incoherencias de las cuales no parece haberse informado mi chochera, Paulo Coelho, el famoso guía de los peregrinos a Santiago de Compostela.

En primer lugar, el Apóstol de Compostela no sería Jacob, el hermano del Apóstol Juan, porque él fue muerto por el rey Herodes Agripa muy temprano en la historia de la Iglesia neotestamentaria. ¿Sería entonces Jacob el Menor, otro de los Apóstoles? ¿O acaso Jacob, el hermano del Señor, autor de la Epístola de Santiago? De todas maneras, la tradición es tardía y no tiene fundamentos históricos convincentes, salvo que se tratase de algún otro misionero judío llamado Jacob o Santiago. Con todo, Santiago ha llegado a ser el Santo Patrón de España.

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De ningún otro Apóstol se ha enfocado su ministerio evangelístico en tiempos neotestamentarios como del Apóstol Pablo, y eso debido a un destacado miembro de su equipo evangelístico. . . ¡el mismo Apóstol Lucas, Padre de la Historia Eclesiástica! Tras su admirable encuentro con Jesús, camino de Damasco, fue lleno del Espíritu Santo, y recibió el bautismo en agua como discípulo de Jesús. Después de eso pasó tres años en Arabia, sumido en la reflexión de la fe que había nacido en su corazón etapa que Lucas pasa por alto en su libro de Hechos de los Apóstoles. Luego regresó a su tierra natal, Tarso, en la actual Turquía. Tras otros 14 años regresó a Jerusalem acompañado de Bernabé quien logró que los demás apóstoles lo recibieran y aprobaran (Gálatas 1:16-21). Bernabé mismo parece haber sido considerado como Apóstol. Su nombre era Yoséf, un levita natural de Chipre. Muy acertadamente entre los Apóstoles era llamado Bernabé (arameo: Bar Naba, “hijo de la exhortación”, o “el exhortador”) por ser una persona con un marcado ministerio exhortativo e intercesor.

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Cuando Bernabé y Pablo volvieron de Jerusalem a Antioquía, el Señor reveló a la Iglesia que quería que ellos dos se dedicaran a la actividad misionera. Con la unánime bendición de la Iglesia, ellos partieron para llevar el evangelio a judíos y a gentiles en países distantes. Recorrieron los territorios de Chipre y Asia Menor y regresaron nuevamente a Antioquía. Tras su llegada a Antioquía se suscitó el problema de los judaizantes en la Iglesia, lo cual motivó la convocatoria del Concilio de Jerusalem en el año 50. Para dicho acontecimiento viajaron Pablo y Bernabé a Jerusalem, juntamente con otros dirigentes de la Iglesia. El Espíritu Santo guió al Concilio a decidir que la normatividad de la Ley, que era una carga imposible de llevar para un judío, no se impusiera a los convertidos de origen gentílico.

* * * En su segundo viaje misionero Pablo fue acompañado por Silas. Es muy interesante el hecho de que ambos fueran judíos y ciudadanos romanos a la vez (Hechos 16:37). Como tales, tenían un nombre hebreo o arameo, y al mismo tiempo un nombre latino. También es curioso que ambos tenían, prácticamente, el mismo nombre: Pablo se llamaba Shaúl (mal transcrito en griego y en español como “Saulo”), y su compañero se llamaba Shila, que es la forma del nombre Shaúl en arameo. El nombre latino de Shaúl era Paulo (Pablo), y el de Shila era Silvano. Seguramente la condición de ser ciudadanos romanos fue considerada como requisito para la naturaleza del viaje misionero que estaban a punto de emprender. Ambos volvieron a visitar las iglesias de Asia Menor, y luego pasaron a Grecia donde establecieron iglesias en Filipos, Tesalónica, Berea y Corinto. Pablo permaneció en esta última ciudad como año y medio, desplegando con éxito su obra de evangelización. En este viaje también visitó Atenas, donde predicó su famoso sermón en el Areópago (Hechos 17).

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Pablo hizo un tercer viaje misionero, y volvió a visitar las iglesias fundadas en Asia Menor. Entonces se detuvo en Efeso por espacio de tres años, tras una portentosa victoria sobre las huestes de la diosa Artemisa o Diana, patrona de aquella ciudad. Después de volver a visitar las iglesias de Grecia regresó a Jerusalem, donde fue tomado prisionero por los dirigentes judíos. Como él apelara para que su caso fuera juzgado ante el emperador romano, siendo él mismo romano, fue finalmente conducido a Roma. En Roma, permaneció bajo arresto domiciliario por espacio de dos años (Hechos 28:30), teniendo libertad de predicar el evangelio a judíos y a gentiles. Hasta aquí nos acompaña el enfoque historiográfico de Lucas, fiel compañero y asociado de Pablo. Según una tradición, Pablo fue puesto en libertad y emprendió un cuarto viaje misionero recorriendo en esta ocasión España y posiblemente las regiones del sur de Francia. Además parece haber estado en Creta y visitando las iglesias establecidas previamente allí. Otra tradición indica que Pablo murió como mártir en la persecución desatada por el emperador Nerón. LOS TIEMPOS OSCUROS La segunda mitad del Período Apostólico queda sumida en la oscuridad debido a la falta de escritos historiográficos producidos por creyentes e inclusive por autores paganos. Algunos pocos destellos de luz nos vienen de las Epístolas, y también de Apocalipsis. Este período abarca desde el año 68, fecha de la primera persecución contra los cristianos en los días de Nerón, hasta las postrimerías del Siglo Primero, período acerca del cual tenemos las últimas referencias que traslucen de las páginas de Apocalipsis. 1. Antecedentes de las persecuciones En Hechos 18:2 tenemos un dato que constituye un antecedente de las persecuciones desatadas contra los cristianos por decreto imperial. El texto dice: “Y habiendo llamado a un judío llamado Aquiles, natural de Ponto, recién llegado de Italia con Priscila su mujer (porque Claudio había mandado que todos los judíos fueran expulsados de Roma), Pablo acudió a ellos.” Analicemos historiográficamente esta referencia de Lucas. Claudio fue un emperador que gobernó desde el año 41 hasta el año 54. El acontecimiento referido por Lucas tendrá que haber ocurrido entre estas fechas. La evidencia externa nos viene del historiador latino, Suetonio, en su obra, Claudio, Párrafo 25, donde se nos informa que él expulsó de Roma a los judíos por producir alborotos ante “la instigación de Cresto”. Existe la posibilidad de que “Cresto” sea una deformación del nombre “Cristo” y que el problema en Roma haya sido un conflicto entre judíos respecto del carácter

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mesiánico de Jesús, similar a lo ocurrido en Corinto siendo Galión procónsul de Acaya (Hechos 18:12-17). Observe que el dato que nos aporta Lucas habla de la expulsión de los “judíos”, no de los cristianos. En esta etapa las autoridades romanas consideraban a los cristianos como una facción del judaísmo. La distinción del cristianismo como una religión independiente se desarrollaría después. 2. La persecución bajo Nerón Nerón llegó al poder en el año 54. Al principio, él no cometió los crímenes por los que se hiciera famoso, pero gradualmente fue presa de los afanes de grandeza y la locura, estando rodeado de una corte de adulones y chupamedias. Al cabo de diez años ya era despreciado por una parte del pueblo, sobre todo por los poetas y músicos a quienes este improvisado artista hacía quedar mal o simplemente los eliminaba de su camino. La noche del 18 de julio del año 64 estalló un enorme incendio en Roma. Nerón se encontraba entonces en su residencia en Antium, a unos 70 kilómetros de Roma. El acudió a la ciudad, dizqué para dirigir las operaciones de socorro y lucha contra el fuego que se enardeció por más de una semana. Pero se decía que mientras Roma ardía, el locó pasó el tiempo en el Palatino, vestido de actor de teatro, tañendo su lira y cantando versos acerca de la destrucción de Troya por los aqueos.

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El historiador Tácito nos cuenta de las diferentes versiones respecto del origen del incendio, inclinándose por la que dice que el fuego empezó en un almacén de aceite (Anales 15:44), pero el pueblo de Roma sospechaba del enajenado emperador. Para librarse de las sospechas, Nerón pensó en culpar del incendio a los cristianos. Tácito descarta esta versión, pero de paso se refiere a las “abominaciones” de los cristianos y a su “odio a la raza humana”. En realidad, Tácito da expresión a la opinión generalizada en el Imperio respecto de los cristianos. La sentencia contra los cristianos no se hizo esperar. Tácito refiere que además de matarles se les hizo servir de entretenimiento para el pueblo. Otros fueron crucificados en los jardines de Nerón, y a otros se les prendió fuego para que convertidos en antorchas humanas alumbraran la noche. Aquellos jardines de Nerón donde fueron crucificados y quemados vivos los cristianos de Roma son ahora el emplazamiento de Ciudad del Vaticano, al lado oriental del Coliseo Romano. La persecución de Nerón que sucediera a estos tristes hechos fue local. En el año 68, buena parte del Imperio se rebeló contra este tirano, y el Senado Romano lo depuso. Prófugo, y sin tener a dónde ir, Nerón se suicidó. Con el devenir del tiempo su nombre ha llegado a ser símbolo de crueldad, y sólo ha sido usado como nombre de perros, lo cual, en opinión del Dr. Pedro Torres Valenzuela, es un asqueroso atentado contra los Derechos de los Animales.

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3. El martirio de Pedro Aunque no está indicado en el Nuevo Testamento, existe buena evidencia de que Pedro, como Pablo, también llegó a predicar el evangelio en Roma, la capital del Imperio. Existe evidencia en grafitti de algunas catacumbas de la Vía Apia y de las excavaciones realizadas en el área de la Catedral de San Pedro en el Vaticano. Tras haber sido martirizado, Pedro habría sido sepultado en las inmediaciones del Coliseo Romano. Posteriormente sus restos fueron trasladados a un pequeño templete fúnebre, tipo “trofeo”, en el mismo sitio, que se convirtió en lugar de culto y de peregrinación. Sobre este emplazamiento se edificó posteriormente la Catedral de San Pedro. En las excavaciones realizadas en un punto del área de la catedral se ha descubierto una inscripción bastante rústica que parece haber sido la inscripción original y provisional sobre terracota. En ella aparecen tan sólo dos palabras en griego, no en latín, evidentemente teniendo en cuenta a los peregrinos de diversas partes del Imperio. Esas dos palabras son PETROS ENI, que traducido es “Pedro está aquí”. Todo lo expresado, desde el punto de vista arqueológico es auténtico. Lo que no es del todo claro es si Pedro alguna vez fue dirigente de la Iglesia de Roma que él no fundó, ni tampoco Pablo. Menos aun hay evidencia de que haya ostentado alguna vez el título de Obispo de Roma. Estos datos surgen de tradiciones posteriores. 4. La persecución bajo Domiciano En el año 81 subió al trono de Roma el emperador Domiciano para sucederle al emperador Tito. Fue hacia el final de su gobierno que se desató la persecución contra los cristianos en un intento de restaurar las viejas tradiciones de los romanos, las cuales involucraban el culto a los dioses y al emperador. Parece que esta persecución originalmente estaba enfocada contra los judíos que resistían el pago de una ofrenda de amor al emperador. Pronto la persecución también abarcó a los cristianos. En Roma, Domiciano hizo ejecutar a su pariente Flavio Clemente y a su esposa Flavia Domitila. Se les acusó de “ateísmo” y de “costumbres judías”. Es probable que estos mártires hayan sido en realidad, cristianos. Ellos son los únicos mártires bajo Domiciano que conocemos por nombre. No sabemos cuán difundida y organizada haya estado esta persecución, pero sí tenemos noticias de un área tan distante de Roma como es Asia Menor. Esto sabemos por referencias muy fragmentarias que nos aporta el libro de Apocalipsis. El anciano Apóstol Juan habría sido tomado preso en su sede en Efeso y confinado a la isla de Patmos donde tuvo las visiones que refiere el libro de Apocalipsis (Apocalipsis 1:9). Juan se refiere a Roma como “una gran prostituta embriagada con la sangre de los santos y con la sangre de los mártires de Jesús” (Apocalipsis 17:1, 6).

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A Pérgamo, la capital de Asia Menor en aquellos tiempos describe como el lugar “donde está el trono de Satanás” (Apocalipsis 2:13). La referencia evidente es que ahí se encontraba la imagen deificada del emperador Domiciano, a la cual los súbditos del Imperio estaban impelidos a rendirle culto.

PERIODO POST-APOSTOLICO Al período de la Iglesia neotestamentaria le sucede el Período Post-Apostólico que abarca desde el año 100 hasta el año 200 de la era cristiana. Este período es también conocido como el de los Padres Post-Apostólicos, porque la designación de “padres” se difunde para los dirigentes o personalidades prominentes de la Iglesia. Los acontecimientos más importantes de la vida de la Iglesia durante este siglo son los siguientes: EL CONFLICTO CON EL GNOSTICISMO De todas las diversas interpretaciones del cristianismo que aparecieron en el Primer Siglo, ninguna fue más peligrosa ni estuvo a punto de triunfar como la del gnosticismo. El término “gnosticismo” deriva de la palabra griega gnosis, “conocimiento”. Según los gnósticos, su doctrina era un conocimiento especial y verdadero, reservado para los iniciados en el pensamiento gnóstico. El gnosticismo no era una doctrina de un grupo organizado; tampoco tenía posturas o prácticas uniformes, por lo que los historiógrafos hallan difícil distinguir entre ellos. Fue, más bien, un sistema de pensamiento que se manifestó tanto fuera como dentro de la Iglesia. El gnosticismo cristiano intentaba interpretar la fe en términos que resultaban inaceptables a los demás cristianos. Por ejemplo, enseñaban que el mensaje divino había dejado sus enseñanzas en manos de algún discípulo preferido, y así circulaban supuestos evangelios que pretendían contener esos secretos. Uno de ellos era el Evangelio de Santo Tomás. Otro era el Evangelio de María Magdalena, descubierto en nuestro tiempo en Hag Namadi, Egipto en una versión copta que ha sido traducida y publicada por Elaine Pagel. Cada grupo gnóstico pretendía tener su propio Evangelio y una tradición secreta que les unía con el Salvador. Algunos aspectos del pensamiento gnóstico de los primeros siglos han sido reciclado en nuestros días por el movimiento de la Nueva Era, como lo ilustran las obras de numerosos autores en la actualidad. Tres enfoques doctrinales heréticos derivan de las ideas del gnosticismo: El Docetismo y la herejía de Marción, y el cuestionamiento de la autoridad apostólica de la Iglesia.

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1. El Credo: Reacción contra el Docetismo Parte fundamental de la doctrina del gnosticismo era la clave secreta mediante la

cual se logra la salvación. Esta era la preocupación principal de los gnósticos. Esta doctrina se fundamenta en la evaluación del mundo material como necesariamente malo y nocivo. Al ser humano lo concebían como un espíritu eterno que de algún modo ha quedado encarcelado en este cuerpo. Puesto que el cuerpo es la cárcel del espíritu y oculta nuestra verdadera naturaleza, el cuerpo es malo y constituye un obstáculo para la salvación. La meta final del gnóstico era escapar de este cuerpo y de este mundo material en que nos encontramos atrapados.

¡Cuál lejanos eran estos malos vientos de doctrina que las sanas enseñanzas bíblicas confiadas a manos de los profetas de Israel! Mientras en Israel se disfrutaba del sex y de los placeres de la carne, en la Iglesia cristiana empezaba a gestarse una tendencia ascética y faquírica que indefectiblemente conduciría con el paso del tiempo al “infierno de Dolibech” del cual nos habla elocuentemente San Giovanni Boccaccio en su Epístola del Decamerón.

* * *

¿Cómo explicar entonces el origen del universo físico, del mundo material? Los gnósticos afirman que originalmente toda la realidad era espiritual. El Ser Supremo no tenía intención alguna de crear un mundo material. Fue otro ser espiritual de rango inferior el que originara este mundo. Los gnósticos llamaban a dicho ser en griego, “Sofía”. El resultado de su acción creadora es el mundo material, un aborto del espíritu y no una creación del Ser Supremo. Sin embargo, en el mundo material quedaron atrapadas chispas o segmentos de naturaleza espiritual dentro de los cuerpos de algunos de los seres humanos. Eso es lo que hay que liberar. Otros seres humanos podrían carecer de todo rastro espiritual; para ellos no existe salvación.

* * * ¿Cómo se puede lograr la liberación? Los gnósticos explicaban que para ello se hacía necesario el advenimiento de un mensajero del “reino espiritual” para despertarnos de nuestro “sueño”. Se trata de algo semejante al Príncipe Azul atrapado en un cuerpo de sapo, que requiere que venga una princesa angelical y lo despierte con un beso de amor en los labios para que él recobre su verdadera naturaleza. Dicho mensajero del reino espiritual lograría la liberación o salvación espiritual transmitiéndonos gnosis, el conocimiento verdadero que nos sirve a manera de santo y seña para ascender y atravesar todos los estratos del cielo que nos sujetan a nuestra esclavitud. Para el gnosticismo cristiano dicho mensajero era Cristo. Por el hecho de ser un ser espiritual libre, no podría haber sido engendrado físicamente, ni haber nacido, ni haber tenido un cuerpo material como el nuestro.

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Explicaban que el cuerpo visible de Jesús era pura apariencia (griego: dókima, del verbo dokéo, “parecer”). Esta interpretación gnósticas con respecto al Jesús histórico se conoce como “docetismo”, término derivado de estas palabras griegas.

* * * Las ideas del gnosticismo cristiano no eran un sistema surgido recién en el Siglo 2. Pablo y los demás apóstoles tuvieron que confrontar ideas que ponían en tela de juicio la doctrina de la encarnación real de Cristo, de su sufrimiento vicario en la cruz, así como de su resurrección de la muerte. Pero fue en el siglo segundo cuando los creyentes se vieron enfrascados de manera más profunda en el debate teológico sobre el particular, viéndose obligados a formular un “credo”, una síntesis de la doctrina básica del cristianismo, que produjese una distinción entre verdaderos cristianos y gnósticos cristianos. El Credo (del latín, credo, “yo creo”) es una formulación sumaria de carácter doctrinal para distinguir a los creyentes ortodoxos de los grupos heréticos como los que proclamaban las enseñanzas docetistas.

* * * Los orígenes del Credo no se remontan más allá de mediados del Siglo 2, de modo que la designación “Credo de los Apóstoles” se refiere más bien al conjunto de doctrinas transmitidas por los Apóstoles, y no a su paternidad literaria. Su origen parece remontarse a la confesión de fe requerida para el bautismo, cuando se le hacía al catecúmeno tres preguntas: 1. ¿Crees en Dios Padre Todopoderoso? 2. ¿Crees en Jesús el Mesías, el Hijo de Dios que nació del Espíritu Santo y de la Virgen María; que fue crucificado bajo Poncio Pilatos, y murió, y se levantó de nuevo al tercer día, vivo de entre los muertos; y ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre, y vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos? 3. ¿Crees en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia y la resurrección de la carne?

* * * Al leer estas palabras varias cosas resultan claras 1. La primera es que el Credo fue formado sobre la base de la fórmula trinitaria que se empleaba en el bautismo. 2. La segunda es que la pregunta acerca de Dios Padre incluye el adjetivo “Todopoderoso”, que en griego significa mucho más que “omnipotente”. El término griego es Pantokrátor, es decir, soberano o gobernador de todas las cosas. No hay ninguna realidad que quede fuera de su poder.

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No se trata, como pretendían Marción y los otros grupos gnósticos, de que haya dos realidades: Una espiritual que sirve a Dios, y otra material que se le opone. Este mundo, con toda su materialidad es parte de la creación que está bajo el gobierno absoluto de Dios. Y lo mismo ha de decirse acerca de nuestros cuerpos. 3. La tercera cosa que observamos es que con respecto al Hijo de Dios se hace un mayor número de declaraciones doctrinales. Esto se debe a que precisamente era la Cristología la arena del mayor debate de la Iglesia con los diversos grupos gnósticos. La mención de su nacimiento de la Virgen María está allí para enfatizar que realmente Jesús nació, y no descendió del cielo, o apareció de repente como un hombre adulto, como enseñaban los gnósticos.

La referencia a Poncio Pilatos no tiene el propósito de culpar al procurador romano de su crucifixión, sino de ubicar el acontecimiento en un momento concreto de la historia.

Para refutar al docetismo, el Credo procede a declarar que Jesús fue crucificado y que murió, y se levantó de nuevo al tercer día vivo de entre los muertos, y ascendió al cielo y se sentó a la diestra del Padre.

Y un detalle más, que sin duda apunta directamente a las enseñanzas de Marción, es que el Hijo de Dios vendrá “a juzgar”. Marción enseñaba que Dios y Padre de Jesucristo era un Ser totalmente amoroso que no juzgaba ni condenaba a nadie.

4. En cuarto lugar, en el párrafo que trata sobre el Espíritu Santo, aparecen dos

frases a manera de apéndice: La primera está relacionada con la “Santa Iglesia”, para subrayar de nuevo la

estrecha relación de la Iglesia ortodoxa con el Credo, como depositaria de la fe. La segunda está relacionada con la “resurrección de la carne”, pues los herejes

pretendían que el cuerpo y todo lo material era malo y finalmente se tendrá que desechar al tacho de basura.

2. El Canon Reacción contra Marción La manera como el gnosticismo y el decetismo influyeron en la conformación del

Canon bíblico se deja ver en otro sub producto del gnosticismo: El canon de Marción. a) El canon de Marción Marción era originario de la región del Ponto, en la actual Turquía, donde llegó a

conocer la fe cristiana. Pero por razones que no son del todo explicables, incluidas quizás algunas imperfecciones físicas de su personal secreto, él llegó a desarrollar dos fuertes aversiones: Una contra el mundo material y otra contra el judaísmo, quizás porque el judío se deleita en el mundo material que su Dios ha creado, incluidos el sex y los

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bienaventurados placeres de la carne y los asados, lo cual se refleja en su salud física y mental.

A partir de esta doble aversión, Marción elaboró una doctrina que constituye un adicional sub-producto del pensamiento gnóstico, dualista, sino politeísta. El llegó a disentir con la Iglesia cristiana universal y formó su propia iglesia que perduró por varios siglos. El pensaba que el mundo material era malo, y que por lo tanto, su creador debía ser un dios, si no malo, al menos inferior. Según Marción, el Dios del Nuevo Testamento y Padre de Jesucristo no es el mimo Jehovah del Antiguo Testamento. Hay un Dios Supremo que es el Padre de Jesucristo, y un ser inferior, que es Jehovah.

Fue Jehovah quien hizo este mundo material. El propósito del Padre no era que existiese un mundo material con todas sus imperfecciones, sino que hubiera un mundo puramente espiritual. Pero Jehovah hizo este mundo y colocó en él a la humanidad.

* * * Para Marción, esto quiere decir que el Antiguo Testamento es palabra de dios, pero

no del Dios Supremo, sino de ese ser inferior llamado Jehovah. El es un dios celoso y arbitrario, que escoge a un pueblo por encima de los demás pueblos y que constantemente está llevando la cuenta de quien le desobedece para tomar venganza contra él. En pocas palabras, Jehovah es un dios justiciero.

Aunque sincretizado con el pensamiento cristiano, se detecta en Marción las tinieblas del pensamiento mitológico politeísta, fruto del mundo antiguo en que le tocó vivir. Tras elaborar su pensamiento teológico sobre esta base, Marción se vio en la urgencia de deshacerse de la Biblia Hebrea que hasta entonces había sido la parte principal de las Escrituras para el pueblo cristiano. Si la Biblia Hebrea era palabra de un ser inferior, no debía ser leída en la iglesia, ni podía ser la base de la enseñanza cristiana. Por tanto, Marción hizo una lista de libros que, según él, deberían ser “las Escrituras cristianas”. Estos libros eran el Evangelio de Lucas y las Epístolas de Pablo, puesto que Marción pensaba que Pablo era el único entre los apóstoles que había comprendido verdaderamente el mensaje de Jesús. Los demás eran demasiado judíos como para poderlo comprender.

* * * ¿Qué decir, entonces, de las citas de la Biblia Hebrea que aparecen en el Evangelio

de Lucas y en las Epístolas de Pablo? Naturalmente, tales citas no podían ser genuinas, y llegó a la conclusión de que

habían sido incluidas por judaizantes que trataban de adulterar el mensaje de Lucas y de Pablo.

Según Marción, frente a Jehovah, y muy por encima de él, está el Padre de los cristianos. El no es un Dios vengativo, sino que es todo amor. Este Dios no requiere nada de nosotros, sino que nos lo da todo gratuitamente, incluso la salvación. Este Dios no establece leyes, sino que nos invita a amarle. En fin, este Dios se ha compadecido de nosotros, pobres criaturas de Jehovah, y ha enviado a su Hijo para salvarnos.

El gnosticismo de Marción se revela claramente en sus conceptos docetistas. Según él, Jesús no nació de la Virgen María, como lo especifica, casualmente, Lucas, puesto que

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tal cosa le habría hecho súbdito de Jehovah. El apareció repentinamente como un hombre adulto, en los días del emperador Tiberio.

Naturalmente, al final no habrá juicio alguno, puesto que el Dios supremo es absolutamente amoroso que nos perdonará sin más. b) El Canon de la ortodoxia cristiana En los tiempos de Marción, el canon de la Biblia Hebrea ya estaba establecido en el judaísmo, y la Iglesia cristiana lo aceptó sin ningún debate. Es así que las “Escrituras” de los cristianos ortodoxos eran los libros sagrados de los judíos a los cuales tenían acceso en la versión griega de la Septuaginta. El Dios que se revela en la Biblia Hebrea es el mismo Dios, a la vez amante y justo, que nos ha revelado Jesús el Mesías. La fe cristiana es la consumación de la esperanza de Israel, y no una repentina aparición del cielo. Sin embargo, aún no se había establecido consenso con respecto al canon del Nuevo Testamento. En las iglesias se acostumbraba a leer alguno de los Evangelios y las Epístolas de los Apóstoles. Según su acceso a esta literatura, en algunas iglesias se leía un Evangelio, y en otras, otro. Lo mismo sucedía con las Epístolas. Pero ante el reto que le significó la doctrina de Marción, la Iglesia se vio compelida a establecer una lista de los libros sagrados del Nuevo Testamento, es decir, un canon oficial. El canon del Nuevo Testamento no se llevó a cabo de manera formal, sino que poco a poco se fue formando un consenso dentro de la Iglesia. Algunos libros que habían sido usados en algunas iglesias localmente cayeron en desuso y no se incluyeron en el canon. Otros libros, pronto lograron una aceptación general, y unos pocos fueron discutidos por algún tiempo antes de ser generalmente aceptados.

* * * La formación del canon del Nuevo Testamento tiene dos fases que son: La producción de la literatura y la selección de la misma. La literatura del Nuevo Testamento ha sido producida como una respuesta efectiva, tanto a la necesidad de la edificación de la Iglesia como la reacción contra la falsa doctrina que surgió en los dos primeros siglos. Así, por ejemplo, las Epístolas de Pablo y de sus imitadores que le sucedieron, responden a problemas específicos de iglesias específicas. La suma de esta literatura responde a todo el consejo de Dios, pudiéndose encontrar en la misma respuesta para las interrogantes de la Iglesia universal. La selección de los libros que llegarían a formar parte de la lista sagrada o canon involucra a la Iglesia en pleno. Ha sido el pueblo de Dios con sus dirigentes al frente quienes han ido señalando mediante un proceso gradual qué obras tenían autoridad en el seno de la Iglesia, y qué obras debían ser descartadas o no admitidas. Este proceso responde, a su vez, a dos factores: i) En primer lugar responde al consenso con el contenido total de la doctrina y la relación de los libros de la Biblia Hebrea con los libros que llegarían a formar parte del Nuevo Testamento.

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ii) En segundo lugar responde a los conflictos y planteamientos que le fueron presentados a la Iglesia por los sistemas teológico-filosóficos del gnosticismo y del marcionismo.

* * * Los libros que primero encontraron acogida general fueron los Evangelios. Resulta interesante observar que aquellos cristianos decidieran incluir más de un Evangelio. En tiempos posteriores, algunos han tratado de ridiculizar el cristianismo señalando que hay muchos detalles acerca de los cuales los Evangelios no concuerdan. Pero los cristianos del Siglo 2 que decidieron incluir Cuatro Evangelios, no eran tontos. Ellos estaban conscientes de que los Evangelios tenían diferencias. Si no lo habrían sabido no tenían razón para incluir más de un Evangelio. La razón para que hicieran lo que hicieron es que las iglesias estaban enfrentadas con las enseñanzas de Marción y de otras comunidades de cristianos gnósticos. Frente a las pretensiones de estas comunidades, la Iglesia optó por demostrar que sus doctrinas tenían el apoyo no sólo de un evangelio, supuestamente escrito por tal o cual apóstol, sino de varios Evangelios. El hecho mismo de que todos estos Evangelios diferían entre sí, pero al mismo tiempo concordaban con los fundamentos de la fe, era prueba de que sus doctrinas no eran una invención reciente, sino que reflejaban las enseñanzas originales de Jesús. De la misma manera, mientras Marción pretendía que el Evangelio original era el de Lucas, salvo adiciones de origen judío, la Iglesia respondía señalando a Cuatro Evangelios escritos cada uno desde un punto de vista particular, pero todos opuestos a las enseñanzas de Marción. Frente a las tradiciones secretas y a las interpretaciones particulares de los herejes, la Iglesia apeló a la tradición abierta y a la multiplicidad de testimonios. Junto a los Evangelios, el libro de Hechos de los Apóstoles y las Epístolas de Pablo lograron aceptación general desde fecha muy temprana. Otros libros, tales como el Apocalipsis, la Tercera Epístola de Juan y la Epístola de Judas, tardaron más tiempo en ser universalmente aceptados. Pero a fines del Siglo 2 la mayor parte del Nuevo Testamento había venido a formar parte de las Sagradas Escrituras de todas las iglesias cristianas. EL PRINCIPIO DE LA SUCESION APOSTOLICA Juntamente con el conflicto con el gnosticismo se desarrolló dentro de la Iglesia un nuevo fenómeno que tenía que ver con la autoridad que la Iglesia tenía como respaldo. Los que cuestionaban la autoridad y legalidad de la Iglesia decían que las verdaderas enseñanzas de Jesús habían sido pasadas a través de apóstoles escogidos, y que ellos eran los verdaderos depositarios de esas enseñanzas. En el caso de los gnósticos se trataba de una supuesta tradición apostólica secreta. Según ellos, Jesús le había enseñado la verdadera

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gnosis a tal o cual apóstol, y éste a su vez la había transmitido a un determinado grupo gnóstico. La Iglesia negó la factibilidad de la supuesta enseñanza secreta. Por tanto, las pretensiones de los herejes de poseer una tradición secreta que es superior a la de la Iglesia, era falsa. Pero para darle fuerza a este argumento era necesario mostrar que los actuales obispos de las iglesias eran sucesores de los apóstoles. Esto no era del todo difícil, por cuanto en varias de las más antiguas comunidades cristianas existían listas genealógicas de iglesias que servían para unir el presente con el pasado apostólico.

* * *

Roma, Antioquía, Efeso, y otras sedes episcopales poseían listas. Los historiadores dudan acerca de algunos de los datos que algunas de estas listas aportan, pero es un hecho que muchas de las iglesias del Siglo 2 podían demostrar su conexión con los Apóstoles.

¿Qué entonces de aquellas iglesias fundadas después del tiempo de los apóstoles y que no podían reclamar para sí la sucesión apostólica? ¿No eran apostólicas?

Sí que lo eran; pues no se trataba aquí de que todas las iglesias pudiesen demostrar su conexión directa con los Apóstoles, sino de que todas concordaban en la fe y podían demostrar que esa fe había sido enseñada por los Apóstoles.

En fechas posteriores la idea de la sucesión apostólica fue llevada mucho más lejos y se llegó a pensar que la ordenación de los funcionarios de la Iglesia sólo era válida si eran ordenados por obispos que poseían la sucesión apostólica, es decir, que podían mostrar una línea de tradición ininterrumpida que se remonta al tiempo de los Apóstoles.

Como consecuencia de este requisito, algunas iglesias en ciudades importantes como Alejandría y Constantinopla inventaron sus propias leyendas acerca de sus orígenes apostólicos.

LA IGLESIA CATOLICA O UNIVERSAL Tras el debate contra las formas del gnosticismo cristiano y otras enseñanzas

heréticas, la Iglesia fue fortalecida como una Iglesia universal. Así surgió la antigua designación de la Iglesia como “católica”.

La palabra “católica” viene de las palabras griegas kath, “según”, y holos, “todo”, “totalidad”. Etimológicamente esta palabra significa “según todos”, o “según la totalidad”, y el concepto de la catolicidad o universalidad de la Iglesia debe ser enfocado desde varias perspectivas:

1. En primer lugar, esta designación se refería a su universalidad geográfica. La Iglesia no era, como en el caso de los gnósticos, algún pequeño grupo de personas que se limitaba a uno o a unos pocos lugares. Era la Iglesia que existía en todos los lugares del mundo, del ikuméni, conforme está escrito en Mateo 24:14: “Y este evangelio del Reino será predicado en todo el mundo (griego: en holi ti ikuméni) para testimonio a todas las naciones, y luego vendrá el fin.” Y que a pesar de su difusión concordaba con la totalidad de la doctrina canónica.

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2. En segundo lugar, la Iglesia era también “católica” porque predicaba y enseñaba “todo el consejo de Dios”. Su visión no era parcial, como la de Marción, que reclazaba la totalidad de la Biblia Hebrea y la mayor parte del Nuevo Testamento.

La Iglesia aceptó las Escrituras de los judíos por cuanto constituyen la base de la revelación neotestamentaria.

Igualmente, la Iglesia optó por el consenso de Cuatro Evangelios en conjunto, mientras que Marción optó solamente por el Evangelio de Lucas, y otros grupos gnósticos optaron por uno u otro evangelio gnóstico.

3. En tercer lugar, entre los cristianos gnósticos algunos decían poseer el Evangelio

de Santo Tomás, mientras otros decían poseer los conceptos revelados de Santiago o de algún otro de los Apóstoles. Marción enseñaba que sólo Pablo había interpretado el evangelio correctamente. Frente a tales visiones parciales, la Iglesia expuso su visión “católica”, es decir, según todos los Apóstoles. En resumen, la palabra “católica” significa que la Iglesia presente en todo lugar, enseña todo el consejo de Dios, según todo el consenso de los Cuatro Evangelios y la exposición de todos los Apóstoles. REPRESENTATIVOS DE LA IGLESIA POST-APOSTOLICA En el Siglo 2 surgieron los pensadores y dirigentes de la Iglesia que conocemos con la designación de “Padres Post-Apostólicos”. Ellos respondieron, representativamente, a los ataques de fuera y los problemas de dentro de la Iglesia. Ellos fueron también los primeros sistematizadores de la totalidad de la doctrina cristiana que nos han legado en sus obras literarias. Los Padres Apostólicos 1. Clemente de Alejandría Mientras el Apóstol Juan escribía el Apocalipsis en la isla de Patmos o en Efeso, Clemente de Alejandría desempeñaba el puesto de anciano o dirigente de la Iglesia en Roma. Fue como tal que se tomó la responsabilidad de responder a una apelación de la Iglesia de Corinto, como lo hiciera Pablo medio siglo antes (1 Corintios 7:1), cuando se le pidió su consejo para sofocar un disturbio que había surgido. Clemente de Alejandría les envió una Epístola instándoles a aplicar las virtudes cristianas en las relaciones diarias y a obedecer a los ancianos y diáconos contra quienes algunos se estaban rebelando. Siendo su Epístola la más antigua escritura cristiana fuera de la Biblia, Clemente de Alejandría ha alcanzado un lugar prominente entre los padres del Período Post-Apostólico.

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Una segunda Epístola de Clemente de Alejandría a los Corintios data de mediados del Siglo 2 y también fue escrita en Roma. Su contenido insiste en la vida cristiana práctica y en el sano punto de vista de Jesús. Por lo visto, estos hermanos carismáticos-pneumáticos de Corinto estaban especializados en escándalos. 2. Hermas Como medio siglo después de Clemente de Alejandría, otro dirigente de la Iglesia de Roma, llamado Hermas, escribió una obra conocida como El Pastor, o El Pastor de Hermas. En ella incluye cinco visiones que sirven de base para desarraigar los males que existían en la Iglesia de aquellos días. En su descripción de aquellos males, Hermas nos provee de un cuadro general de la vida cristiana por el año 150; por cierto, un cuadro no muy alentador. 3. Ignacio de Antioquía Ignacio de Antioquía fue un padre post-apostólico natural de Siria y llegó a ser obispo de Antioquía. Por el año 110 fue hecho prisionero por las autoridades romanas a causa de su profesión cristiana y fue enviado a Roma para sufrir el martirio. En el camino escribió siete epístolas a varias iglesias con el propósito de fomentar la unidad en ellas. Tal unidad debía alcanzarse, por un lado, desarraigando las herejías que negaban la plenitud de la personalidad divino-humana de Jesús el Mesías. Por otro lado, debía lograrse mediante la sujeción de los dirigentes de las iglesias locales a un obispo gobernante. Así se da impulso al poder de los obispos, pero sólo sobre una congregación local. 4. Policarpo de Esmirna Policarpo era obispo de Esmirna. El había sido discípulo del Apóstol Juan. De Policarpo se ha conservado una de sus epístolas que fue dirigida a los cristianos filipenses. Como se habría de esperar de un discípulo de Juan, en su epístola Policarpo insiste en la fe en Jesús el Mesías y en los consecuentes resultados de esta fe en la vida diaria. Al contrario de Ignacio de Antioquía, el interés de Policarpo no se dirige a la organización de la Iglesia ni a temas de disciplina.

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5. Papias Papias era obispo de Hierápolis, en Frigia. El escribió como a mediados del Siglo 2, unos 37 años después que lo hiciera Policarpo. Su obra, que lamentablemente se ha perdido, se llamaba, Interpretaciones de los oráculos del Señor. Pero algunos extractos han sobrevivido en citas de Ireneo y Eusebio, padres de la Iglesia. Dichos extractos tratan de la vida y enseñanzas de Jesús, y son un esfuerzo por preservar la información obtenida de aquellos que habían conocido al Señor. Son particularmente interesantes sus referencias históricas, tales como la de que Marcos consiguió del Apóstol Pedro la información para escribir su Evangelio, y las relativas a la paternidad literaria de los Cuatro Evangelios. Dicha información respalda la tradición que la Iglesia ha heredado hasta el día de hoy. Más detalles sobre Papias encontrará en nuestra separata académica, El Evangelio de Mateo, incluida en el Nuevo PUT-CEBCAR. 6. Bernabé Este Bernabé no es el Apóstol Bernabé de la Biblia, sino un padre del Período Post-Apostólico que vivió en el norte de Africa.

La Epístola de Bernabé fue escrita desde Alejandría, probablemente entre los años 70 y 120 después de Cristo.

Su Epístola se refiere básicamente al problema de la observancia de la Ley normativa por el cristiano. El sostiene que no es de necesidad pues la obra de Jesús el Mesías es suficiente para la vida del creyente. El llega a tal extremo de anti-judaísmo, que casi niega la relación histórica entre el judaísmo y el cristianismo.

Al igual que la mayor parte de la literatura producida en Alejandría, su texto es de carácter sumamente alegórico. Se entrega al abuso de analogías y abusa de la numerología.

7. El Didajé Enseñanza de los Apóstoles Se cree que también esta obra de autor desconocido se haya originado en

Alejandría, durante las primeras décadas del Siglo 2. Se trata de un manual de la Iglesia, dividido en tres partes que tratan de la ética

cristiana, de temas litúrgicos y de temas disciplinarios. El libro enfatiza la expectativa del inminente retorno de nuestro Señor. En conjunto, los Padres Apostólicos describen una iglesia que conserva su fervor

misionero, en la cual todavía se reconoce por todas partes la responsabilidad individual, y cuya organización jerárquica está todavía reducida a un mínimo.

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Los Padres Apologistas Tertuliano Se conoce con el nombre de “Padres Apologistas” a un grupo de teólogos cristianos

que se abocaron a la tarea de destruir por medio de sus escritos las enseñanzas en el seno de la iglesia consideradas heréticas, refutando los escritos de quienes las propulsaban.

Entre los Padres Apologistas destaca Tertuliano, un abogado oriundo de Cartago que se convirtió al cristianismo a la edad de 40 años.

Su trasfondo legal trasluce en su agresiva y convincente argumentación contra las herejías de aquellos que se atrevían a utilizar las Escrituras para dar fundamento a sus enseñanzas erróneas.

Uno de sus escritos, de alrededor del año 200 se intitula, Prescripción contra los herejes, y su argumentación ha sido utilizada por la Iglesia Católica contra los protestantes y su uso de las Escrituras en los días de la Reforma.

OFICIALIZACION DEL CRISTIANISMO El conflicto de la Iglesia era tanto interno como externo. Por dentro estaba sumida

en debates teológicos y en su lucha contra las herejías, y por fuera estaba siendo agredida por las autoridades imperiales que desataban oleadas de persecución.

Mientras esto ocurría en la vida de la Iglesia, aumentaba el número de los cristianos en Europa, particularmente en los territorios del Imperio Romano, hasta que ocurrió lo que tarde o temprano tenía que ocurrir, sea por razones políticas o espirituales, o por ambas combinadas: Asumió el trono imperial un hombre que se convirtió al cristianismo, la declaró la religión oficial del Imperio Romano y fue acelerando el final de la Edad Antigua. Ese hombre fue Constantino.

Constantino, tras vencer a Magencio en la batalla del Puente Milvio, se unió a Licinio, quien controlaba la mitad oriental del Imperio, para proclamar juntos el fin de las persecuciones contra los cristianos. Este era el primer indicio de su tolerancia religiosa que crecería hasta una franca identificación con el cristianismo.

En adelante, Constantino fue progresando en la arena militar y política, hasta posesionarse de la mitad occidental del Imperio.

Posteriormente, reunido con Licinio en Milán, de acuerdo a su promesa casó a su hermana Constancia con Licinio, fortaleciendo de este modo su alianza con él.

* * * En realidad, ambos emperadores buscaban el poder total, pero las circunstancias

favorecieron a Constantino, tras descubrirse una conspiración de gente allegada a Licinio. En la confrontación que sucedió, Constantino logró tomar posesión de Bizancio, capital del Imperio Romano de Oriente, y esperaba una oportunidad mejor para tomar posesión de todo el territorio del imperio.

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La tregua con Licinio duró hasta el año 322 cuando las tropas de Constantino incursionaron en territorios de Licinio, so pretexto de perseguir a un contingente bárbaro. Licinio reaccionó militarmente.

Fue en esta confrontación cuando por primera vez las tropas de Constantino desplegaron entre sus emblemas el Labarum, emblema cristiano que porta las letras griegas X y P, las primeras dos letras del nombre o CRISTO. Ver la separata académica de Griego Bíblico, que forma parte del Nuevo PUT-CEBCAR.

Esta vez, Constantin o entró en Bizancio de manera definitiva, y tras el asesinato de Licinio quedó como dueño y señor de todo el Imperio Romano. Estas cosas ocurrían por el apo 324.

* * *

En adelante, Constantino concentró su atención en el lado oriental de su imperio y

consciente de su importancia estratégica convirtió a Bizancio en una nueva Roma. Después le cambió su nombre por “Constantinópolis” o “Ciudad de Constantino” (Constaninopla), y decidió hacerla su capital en lugar de Roma.

Por entonces, aunque era un hecho que Constantino abrigaba en su corazón la fe cristiana, su identificación abierta con el cristianismo era algo gradual y lenta. Sin embargo, su impacto fue grande en medio de las multitudes cristianas que vieron en él al emperador que puso fin a las persecuciones. No faltaron los aduladores que lo señalaron como “el Ungido de Dios” o “Mesías”, cuya obra constituía la culminación de toda la historia. Pero en otros sectores no se veía con agrado el acercamiento gradual de la Iglesia al Estado.

En medio estuvieron aquellos que aprovecharon las circunstancias y lograron involucrar al emperador para actuar a manera de árbitro en medio de sus conflictos teológicos. Así es como vemos a Constantino involucrado en los debates sobre la doctrina de la Trinidad al convocar el Concilio de Nicea en el año 325.

* * * Juntamente con las postrimerías de la Edad Antigua, el cristianismo se yergue como

vencedor en Europa y Asia Menor con una teología establecida y con un control político cada vez más evidente, que algunos historiadores creen que fue lo que finalmente condujo a la antítesis de la experiencia de la civilización cristiana: Nos referimos a la tenebrosa Edad Media.

Hasta este punto conducimos nuestro enfoque de la Historia Eclesiástica ceñida al marco de la Historia Universal. Este ámbito temporal se hace necesario y urgente para nuestros estudiantes del nivel de Bachillerato en Teología con el Nuevo PUT-CEBCAR. Lo que viene adelante, nuestros estudiantes conocerán mediante la obra citada e Justo L. González, Y hasta lo último de la Tierra: Una historia ilustrada del cristianismo.

Otras obras accesibles en el mundo evangélico, empezando por la más elemental y motivadora, de. . .

Howard F. Vos, Breve historia de la Iglesia Cristiana, Editorial Moody, Chicago, 1965.

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Kenneth Scott Latourette, Historia del cristianismo, Tercera Edición en español, Casa Bautista de Publicaciones, El Paso, Texas, 1977.

Hurlbut, Narro, Flower, La historia de la Iglesia Cristiana, Editorial Vida, Miami, 1952.

Michael Green, La evangelización en la iglesia primitiva: La evangelización de los judíos, Ediciones Certeza, Buenos Aires, 1976.

Juan Fletcher Hurst, Historia compendiada de la Iglesia Cristiana, Casa Editorial de la Iglesia Metodista Episcopal del Sur, Sexta Edición, 1923.

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BOSQUEJO DETALLADO DE LA EDAD ANTIGUA

PERIODO APOSTOLICO 1. Los tiempos iluminados (30-68) a) El origen de la Iglesia b) La Iglesia neotestamentaria (Iglesia Primitiva) c) Conformación étnica de la Iglesia Los judíos (hebreos y helenistas) Los prosélitos Los samaritanos Los gentiles (los “temerosos de Dios”) d) La vida de los primeros creyentes El aspecto social (el problema de las viudas) El aspecto económico El aspecto religioso e) El gobierno de la Iglesia

Los encargados de la predicación Los encargados de la administración (los diáconos) Las columnas de la Iglesia Los ancianos/obispos f) El culto y la adoración El primer día de la semana Las iglesias domésticas (en las casas) La homilía El ágape o fiesta de amor g) La expansión misionera La dispersión de la Iglesia de Jerusalem La formación de nuevos centros misioneros (Antioquía) Los viajes misioneros de Pablo 2. Los tiempos oscuros (68-100)

a) La expulsión de los judíos en tiempo de Claudio (41-54) b) La persecución bajo Nerón (68) c) El martirio de Pedro y Pablo

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d) La persecución bajo Domiciano (90-95) e) Las postrimerías de los Apóstoles (el caso de Jacob o Santiago) PERIODO POST-APOSTOLICO (100-200)

1. Los Padres Apostólicos (Clemente, Ignacio, Policarpo, Papias)

2. La formación del Canon del Nuevo Testamento a) La reacción contra el gnosticismo b) La reacción contra Marción 3. La elaboración del Credo Apostólico 4. El principio de la Sucesión Apostólica 5. La vida de los cristianos en el Imperio Romano a) El estrato social b) El crecimiento numérico c) Las catacumbas d) La actitud ante la Sociedad y el Estado (Testimonios de Celso, Suetonio, etc.) LA IGLESIA EN EL SIGLO 3 (200-300) 1. El balance de las fuerzas sociales 2. El balance de las fuerzas políticas 3. La política de represión a) Los edictos acerca de los cristianos b) Los juicios contra los cristianos c) Las actas de martirio 4. Los Padres Apologistas (Tertuliano) 5. El fin de las persecuciones contra los cristianos a) La conversión de Constantino b) La oficialización del cristianismo

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COLAPSO DEL IMPERIO ROMANO DE OCCIDENTE (300-478) 1. La Iglesia Imperial 2. Resurgimiento de Roma como metrópoli cristiana 3. La cristianización de los invasores bárbaros

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INFORMACION IMPORTANTE

Para tener información sobre la Biblia Decodificada del Dr. Moisés Chávez sírvase

acceder a la separata, Biblia Decodificada. Para tener información sobre la Biblia Reina-Valera Actualizada (RVA) sírvase

acceder a la separata, Biblia RVA. Para tener información sobre el contenido de las 1.050 historias cortas, 165

separatas académicas, 150 libros, 76 tesis de grado CBUP y los volúmenes del Indice Expurgatorius – Libros Prohibidos que conforman la Biblioteca Inteligente MCH, sírvase acceder a la información que presenta la separata, Biblioteca Inteligente.

Para obtener información sobre los Estudios Universitarios del CEBCAR y de la CBUP-VIRTUAL, sírvase acceder a la separata, Estudios Universitarios CEBCAR-CBUP.

Para tener acceso a la bibliografía de la Biblioteca Inteligente MCH, sírvase acceder al documento, Bibliografía WORD.