Historia de La Filosofia Por Gadamer

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1 LA FILOSOFÍA ANTIGUA El misterio de los orígenes ………………………………………………9 - EL PRODIGIO DEL LENGUAJE - LA DIFUSIÓN DEL ALFABETO - LA ÉPOCA DE LAS COLONIAS - LA ESCUELA DE MILETO - TALES EL SABIO - EL ENIGMA DE LOS NÚMEROS - EL MISTERIO DEL INICIO - LA AUDACIA DE LA DEMOSTRACIÓN - EL POZO DE TALES - LOS ALBORES DEL OCCIDENTE Parménides. …………………………………………………………………… 17 - Del mythhos al logos. - JENÓFANES EL TROVADOR - EL POEMA DE PARMÉNIDES - EL ASUNTO DE LA NADA - EL PENSAMIENTO DEL SER - UNIDAD Y MULTIPLICIDAD - EL EQUILIBRIO DE LOS OPUESTOS - SER Y DEVENIR - LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD De Heráclito a Sócrates. ………………………………………………… 25 - EL RAYO LO GOBIERNA TODO - LOS CONFINES DEL ALMA - LAS CONTAMINACIONES DE LA IGLESIA - LA AUTENTICIDAD DE LOS TEXTOS - EL LOGOS DE LA UNIDAD - EMPÉDOCLES Y ZENÓN - SÓCRATES, EL SOFISTA - SÓCRATES, EL EDUCADOR. - LA REALIZACIÓN DE UN IDEAL Platón …………………………………………………………………………… 34 - EL ALMA Y LOS NÚMEROS - LA IDEA DEL BIEN - EL ARTE DE LA DIALÉCTICA - LA SÉPTIMA CARTA - LA ARMONÍA DE LO BELLO - LA MEDIDA DE LAS COSAS - EL TEETETO Y EL CONOCIMIENTO

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LA FILOSOFA ANTIGUA El misterio de los orgenes9 EL PRODIGIO DEL LENGUAJE LA DIFUSIN DEL ALFABETO LA POCA DE LAS COLONIAS LA ESCUELA DE MILETO TALES EL SABIO EL ENIGMA DE LOS NMEROS EL MISTERIO DEL INICIO LA AUDACIA DE LA DEMOSTRACIN EL POZO DE TALES LOS ALBORES DEL OCCIDENTE

Parmnides. 17 Del mythhos al logos. JENFANES EL TROVADOR EL POEMA DE PARMNIDES EL ASUNTO DE LA NADA EL PENSAMIENTO DEL SER UNIDAD Y MULTIPLICIDAD EL EQUILIBRIO DE LOS OPUESTOS SER Y DEVENIR LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD

De Herclito a Scrates. 25 EL RAYO LO GOBIERNA TODO LOS CONFINES DEL ALMA LAS CONTAMINACIONES DE LA IGLESIA LA AUTENTICIDAD DE LOS TEXTOS EL LOGOS DE LA UNIDAD EMPDOCLES Y ZENN SCRATES, EL SOFISTA SCRATES, EL EDUCADOR. LA REALIZACIN DE UN IDEAL

Platn 34 EL ALMA Y LOS NMEROS LA IDEA DEL BIEN EL ARTE DE LA DIALCTICA LA SPTIMA CARTA LA ARMONA DE LO BELLO LA MEDIDA DE LAS COSAS EL TEETETO Y EL CONOCIMIENTO 1

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EL INSTANTE DE LA INTUICIN

Aristteles.41 LGICA Y FILOSOFA FSICA Y METAFSICA EL ORDEN DEL MUNDO LA ESENCIA DEL MOVIMIENTO ENERGA Y DINMICA LA ESENCIA DEL TIEMPO PLATN, ARISTTELES Y EL DILOGO LA DOCTRINA DE LAS CATEGORAS EL ESPRITU DEL FILSOFO TEORA Y PRAXIS

Epicuresmo y Estoicismo. ..50 LA FORMACIN DE LAS ESCUELAS EL JARDN DE EPICURO LA POCA DEL HELENISMO LA CONCIENCIA DE LOS LMITES EN EL SURCO DE DEMCRITO EL POEMA DE LUCRECIO EL PRTICO DE LOS ESTOICOS LA LIBERTAD DE LAS PASIONES LA ACTUALIDAD DEL ESTOICISMO CASUALIDAD Y VOLUNTAD ORDENADORA

DEL CRISTIANISMO A LA NUEVA CIENCIA..59

Plotino..59 CULTURA GRIEGA E IMPERIO ROMANO EL CARISMA DE UN NUEVO PLATN LA FUERZA POTICA DEL PENSAMIENTO EL ENCANTO DEL PURO BROTAR LA FUENTE INAGOTABLE DEL UNO EL PENSAMIENTO TCITO DE LA NATURALEZA EL XTASIS DE LA CONTEMPLACIN LA ELEVACIN DEL ALMA LA GNOSIS Y LA GRACIA EL VALOR DE LA FILOSOFA 2

Agustn..68 UN ALMA ARDIENTE ENTRE EL BIEN Y EL MAL LA CONVERSIN Y LAS CONFESIONES EL INICIO DEL TIEMPO EL FLUJO DE LA CONCIENCA LA ESPERANZA DEL FUTURO EL MISTERIO DE LA TRINIDAD LA ENCARNACIN COMO LOGOS UN MISIONERO DEL PENSAMIENTO

El Medioevo y Toms. 74 LA OSCURIDAD DE LA HISTORIA LOS TEXTOS DE LA TRADICIN GRIEGA CULTURA RABE Y CRISTIANISMO ARISTOTELISMO Y PLATONISMO LA DISPUTA DE LOS UNIVERSALES REALISMO Y NOMINALISMO OMNICIENCIA Y OMNIPOTENCIA EL DOMINIO DE LO INCONDICIONADO LA CREACION DEL MUNDO LA MATERIA Y LA FORMA LA NOCIN DE SISTEMA RETRICA Y SISTEMTICA

El Cusano. ...83 UN REFORMADOR ANTES DE LA REFORMA TRADICIN ECLESISTICA Y HUMANISMO LA DOCTA IGNORANCIA UN MEDIADOR DE LAS DISPUTAS MEDIEVALES TRAS LA HUELLA DEL MEISTER ECKHART UNA NUEVA CONCEPCIN DEL UNIVERSO LOS CONOCIMIENTOS COMO CONJETURAS EL SER COMO PODER SER LA COMPRENSIN DE LA TRINIDAD LA OMNIPRESENCIA DEL ESPRITU DIVINO

Bruno y Galileo. 90 POR LA SENDA DEL CUSANO EL SISTEMA HELIOCNTRICO DE COPRNICO EL FUNDAMENTO DE UNA HIPTESIS LA MATERIA DE TODAS LAS FORMAS EL CAMBIO DE PARADIGMAS LA CONCEPCIN ARISTOTLICA DEL MUNDO 3

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EL MTODO DE LA NUEVA CIENCIA LAS MATEMTICAS Y LA EXPERIENCIA LA REALIDAD DE LO QUE SUCEDE

ILUMINISMO Y ROMANTICISMO.97

Descartes, Leibniz y el Iluminismo. ..97 LA CIENCIAS DE LA EXPERIENCIA EL MTODO DE CONOCIMIENTO EL EXPERIMENTO Y EL HECHO VERDAD CIENTFICA Y VERDAD METAFSICA LA FILOSOFA COMO SISTEMA EL PENSAMIENTO Y LA EXTENSION EL SUEO DE LAS MNADAS EL OPTIMISMO DE LA RAZN EL PESIMISMO DE LA RAZN

Kant. .106 EL FIN DEL SUEO DOGMTICO LA TEORA DE LOS HBITOS LA NECESIDAD DE LOS CONCEPTOS LA POSIBILIDAD DE LA EXPERIENCIA EL A PRIORI Y LA CAUSALIDAD LA DEDUCCIN TRASCENDENTAL LOS LMITES DE LA RAZN LA FUNDAMENTACIN DE LA MORAL DEBER Y RESPONSABILIDAD LA SOFSTICA DE LAS PASIONES

De Kant a Fichte. 115 UN GENIAL GUARDIAN DE OCAS EL VIGOR MORAL DE LA RAZN LA LIBERTAD DE LA CONCIENCIA LA AUTONOMA DE LA MORAL EL YO Y EL NO YO LAS DISPOSICIONES DE UN NACIONALISTA LA SUPERACIN DE KANT EL SABER DEL GENIO LA FINALIDAD DEL JUICIO EL ORGANISMO DE LOS SERES VIVOS CONCLUSIONES 4

El Romanticismo. .124 POESA Y FILOSOFA SCHLEIERMACHER, EL TELOGO LA DIALCTICA Y EL DILOGO LA POESA EN LOS AOS DE FICHTE LA JUVENTUD DE HLDERLIN PAN Y VINO EL HIMNO DE NOVALIS LA UNIDAD DE NATURALEZA Y ESPRITU ARTE Y FILOSOFA LA GRACIA DE KLEIST LA INOCENCIA DE LA CONCIENCIA

De Hlderlin a Hegel. 132 EL MOVIMIENTO ALEMN EL PROBLEMA DE LOS DOCUMENTOS JUICIO Y SER LA ESCISIN DEL YO EL PROGRAMA MS ANTIGUO DE SISTEMA LA INTUCIN INTELECTUAL LA LIBERTAD ABSOLUTA EL ENGRANAJE DEL ESTADO ILUMINISMO Y ROMANTICISMO LA CONSOLACIN DEL ARTE

EL PENSAMIENTO DE HEGEL140

El joven Hegel..140 EL GENIO DE LA CONCILIACIN LO VERDADERO, LO BUENO, LO BELLO LO POSITIVO Y LO NEGATIVO LA VIDA DEL ESPRITU LA FUERZA DEL DESTINO EL ESTMULO DEL PENSAMIENTO EL SENTIDO DE LA VIDA

Hegel: la Fenomenologa del Espritu. 146 EL ESPRITU EN EL MUNDO UN LARGO CAMINO 5

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CERTEZA Y VERDAD EL JUEGO DE LAS FUERZAS EL ENIGMA DE SER SI MISMOS LA LUCHA POR EL RECONOCIMIENTO REALIZARSE A S MISMOS PERSPECTIVAS

Hegel: la Dialctica. 154 LA HERENCIA DE KANT EL DILOGO CON LOS ANTIGUOS EL ARTE DE TENER RAZN FILOSOFA Y DILOGO UN PROYECTO COLOSAL LA FILOSOFA ANTE EL ESPEJO EL HROE Y SU CAMARERO EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA ARTE, RELIGIN Y FILOSOFA

Hegel: la Ciencia de la Lgica. 161 MS ALL DE LO POSIBLE EL ALTAR EN EL TEMPLO DEL PENSAMIENTO DIOS ANTES DEL GNESIS EL SER Y LA NADA EL ESPEJO DE LA REFLEXIN LA ESENCIA DE LA VERDAD LA QUINTAESENCIA EL LOGOS DEL PENSAMIENTO A LA REALIDAD

Hegel: la Esttica. ..167 DEL SER AL ESPRITU LA VITALIDAD DE LA NATURALEZA ESPRITU OBJETIVO Y ESPRITU ABSOLUTO EL VALOR DEL ARTE LAS VISIONES DEL MUNDO LA RACIONALIDAD DE LA HISTORIA LA LIBERTAD DEL SER HUMANO LA MUERTE DEL ARTE

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LAS RACES DE LA FILOSOFA CONTEMPORNEA....174

Herencia de Hegel. .174 DERECHA E IZQUIERDA EL JUICIO DE LA HISTORIA Y DE LOS HISTORIADORES A LA CONQUISTA DE EUROPA LOS RETOS DEL SIGLO XIX LA CRTICA DE LAS ILUSIONES EL ARTE DE COMPRENDER LOS TEXTOS LA SOLIDARIDAD DE HEGEL A LA HERMENUTICA

Schelling y Kierkegaard. 180 EL MAESTRO Y EL ALUMNO LA REALIDAD Y EL LMITE DEL PENSAMIENTO EL ENIGMA DE LA EXISTENCIA EL ANSIA DE VIVIR UN TELOGO SIN FRONTERAS LA IRONA AUT-AUT EL POSIBLE SIEMPRE ES VERDAD LA COMUNICACIN INDIRECTA

Schopenhauer y Nietzsche. 189 LAS INSTANCIAS DE LA VOLUNTAD. LA EDAD DEL PESIMISMO LA VOLUNTAD RACIONAL LA VOLUNTAD CIEGA LA VOLUNTAD DE PODER HASTA LAS VETAS EXTREMAS EL PENSAMIENTO APELATIVO LA LIGEREZA EL ETERNO RETORNO COMO EL MUNDO VERDADERO SE CONVIERTE EN UNA FBULA EL AMOR POR LA VIDA

El Neokantismo. .196 LA RENOVACIN DE LA METAFSICA LA NATURALEZA Y EL CONOCIMIENTO UN VIAJE HACIA LO DESCONOCIDO CIENCIA Y SABER PRCTICO NO MS SUEOS METAFSICOS 7

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LA MEMORIA VOLVER A KANT EL SOBERANO DE MARBURGO EL VALOR DE LOS VALORES EL HECHO HISTRICO

Weber, Husserl, Dilthey. 206 LAS DOTES MISTERIOSAS EL DIOS DINERO LOS OBJETIVOS LTIMO EL PENSAMIENTO TRIDIMENSIONAL PENSAMIENTOS DE POCO VALOR LA CONCRETEZ DE LA VIDA LA PALABRA A LOS DOCUMENTOS LA HISTORIA DE LOS CONCEPTOS LA VIDA ES NEBULOSA

La Hermenutica. 214 ENTRE JURISPRUDENCIA Y TEOLOGA EL TIEMPO DE LA VIDA APRENDER A LEER EL ACTO DE COMPRENDER EL LENGUAJE LA COMUNICACIN EL ARTE DE ESCUCHAR ESCUCHAR AL ARTE COMO SE TOCA, SE BAILA

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LA FILOSOFA ANTIGUA Hans George Gadamer

El misterio de los orgenes. Filosofa es una palabra griega. Por ello, tiene sentido preguntarse por qu, eso que nosotros llamamos filosofa, haya venido a la luz en un determinado momento de la historia de la humanidad. Es preciso decir, en efecto, que en muchas culturas (bajo la forma, es verdad, de tradiciones religiosas, de ciclos legendarios y otras formas) se encuentran respuestas a las cuestiones ltimas de la vida humana: el misterio de la muerte, el milagro del nacimiento, infinitas formas de organizacin religiosa de la vida, de incorporacin de los adolescentes en el grupo y en la sociedad: todas estas cosas, representan, obviamente, un patrimonio cultural comn. Pero, solamente en una sola cultura antigua europea, es ms, casi en los mrgenes de Europa, nace la filosofa, como palabra y como problema.

EL PRODIGIO DEL LENGUAJE Qu tiene de especial este inters que nos liga a la filosofa? Ciertamente esta es una pregunta a la que podemos dar una respuesta slo a grandes lneas, ofreciendo, quiz, una idea acerca de lo que fue Grecia en aquellos tiempos, en los que se dieron los primeros pasos hacia la fundacin del conjunto de preguntas y doctrinas filosficas del Occidente (y ahora de todo el planeta) que representan hoy para nosotros la filosofa en su conjunto. Si queremos hacernos una imagen de todo esto, esta es la primera cosa a tener en cuenta, ms an en nuestros das, dado que hemos comenzado a darnos cuenta de los inmensos intervalos de tiempo de la historia de la tierra o, incluso de la historia del universo. Desde que la fsica ha comenzado a presentarnos el Big bang como el inicio de estructuracin del sistema csmico del que forma parte nuestro planeta, surge espontnea una pregunta: si a nuestras espaldas est la historia de la evolucin de estos sistemas de cuerpos celestes y el nacimiento mismo de la vida sobre nuestro planeta, si esta es el rasero con el que medimos nuestros orgenes, es en verdad sorprendente que la tradicin del pensamiento humano haya sido capaz de producir en unos cuantos siglos el conjunto de eso que llamamos filosofa. No cabe duda que el lenguaje fue el primer gran prodigio en la evolucin de la humanidad. Naturalmente, nosotros no sabemos cundo haya nacido, pero la escritura de esta y de la capacidad figurativa podemos fijar un inicio: de tales signosy trazos ha quedado testimonio. Hemos descubierto pinturas rupestres, hemos encontrado inscripciones, formas de escritura del texto hablado en los albores del mundo griego, pero lo que llamamos filosofa, y que ha representado la evolucin del pensamiento occidental en el seno del flujo ininterrumpido de la tradicin, tiene, en cambio, una historia relativamente reciente.

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Esta historia comienza en un cierto momento Sabemos, naturalmente, que Grecia, al igual que los dems pases europeos, ha sido colonizada por el movimiento migratorio y cultural de los pueblos indoeuropeos. Es notable, la prexistencia de otras grandes culturas en esas regiones, ms prximas a los orgenes incluso a los ojos de los propios griegos. Hay un paso estupendo en el Timeo de Platn en el cual Soln, uno de los grandes estadistas atenienses, habiendo llegado a Egipto ve algo que le interesa, al punto que pregunta: Ah, Aqu hacen como nosotros hacemos? Y el sacerdote del lugar le responde: ustedes, griegos, han seguido siempre siendo nios! No son capaces de entender lo tarde que han llegado en la historia de nuestra vida cultural.

LA DIFUSIN DEL ALFABETO Es verdad, pues, que la tradicin escrita comienza bastante tarde, pero el autntico paso hacia adelante, est marcado ms bien por algo distinto, es decir, por la forma particular en la cual se desarroll en Europa en este caso en Grecia el alfabeto, o bien, la nueva escritura alfabtica. Se trata de un proceso que, en verdad, nos deja sin respiracin, si pensamos, hoy en da, que en unos pocos decenios, el alfabeto, creado en Asia menor con pocas correcciones y modificaciones se ha convertido en el ABC del cual todos conocemos, al menos, la primera y la ltima el alfa y la omega. Esta evolucin del alfabeto ha conducido, en muy poco tiempo, a una transformacin de la tradicin oral relativa a leyendas, mitos, historias de dioses y hroes, memorias de grandes eventos, como por ejemplo la Guerra de Troya, testimonios existentes ya antes de que hubiese la posibilidad de un registro escrito. Lo mismo se puede decir, obviamente, de la historia hebrea de los orgenes, o bien, de todo lo que conocemos del Antiguo Testamento. Cuando era joven, la historiografa colocaba todava la prehistoria del pueblo judo (y con ella la conciencia histrica occidental) inmediatamente despus de las dinastas egipcias reinantes. En nuestros das, en el centro de nuestra atencin estn hiptesis de un inicio ms remoto; pero un hecho es tangible: el alfabeto, gracias al cual las narraciones homrics (el gran epos de la guerra de Troya y del regreso de Ulises) se ha convertido en uno de los textos fundamentales de la literatura universal. Despus de l, Hesodo conduce la historia de la tradicin religiosa an ms atrs en el tiempo, hacia los albores de la leyenda. Se trata de memorias ya existentes, evidentemente. En que tipo de cultura, en cul ambiente ha madurado todo esto? La proveniencia del alfabeto del cercano Oriente nos ofrece ya una respuesta: la navegacin, el comercio. Incluso desde el punto de vista geogrfico, es en el mar Egeo, en la porcin ms oriental del Mediterrneo, que se encuentran los lugares en que la filosofa conoci sus primeros testimonios. Esto sucede en un momento de la historia griega que llamamos poca de las colonias.

LA POCA DE LAS COLONIAS En nuestros das, la expresin edad colonial ha asumido un sabor polticamente negativo: somos conscientes de los lmites de la denominada civilizacin, que Europa ha pretendido ofrecer en la Edad Moderna. Pero el tiempo de las colonias griegas fue en realidad muy diferente. En esa poca se haba diseada ya la diferencia entre la aristocracia rural y el 10

artesanado urbano, y fue precisamente en este periodo cuando los griegos instrumentaron una amplia poltica de colonizacin, de fundacin de nuevas ciudades; en este arco de tiempo distribuyeron una multitud de jvenes a lo largo de todo el Meditarrneo, navegando sobre naves griegas. Es notable que sobre las costas de Asia menor, se encuentran las grandes ciudades como Mileto y feso que volveremos a mencionar ms tarde y lo mismo vale para la Magna Grecia, es decir Sicilia, el sur de Italia y de Espaa y el norte de frica el sur de Francia. Por doquier encontramos colonias griegas: este es el nombre que se dio a los asentamientos que se convirtieron en verdaderas ciudades griegas, caracterizadas por la laboriosidad artesanal griega, por el arte de la navegacin y la cultura de los griegos, de acuerdo con el modelo de las poleis de origen que haban inspirado estas fundaciones como por ejemplo, las grandes y florecientes ciudades comerciales, precisamente como Mileto y feso, sobre las cosas del Asia menor. El inicio de la filosofa no tuvo lugar en el ncleo territorial de Grecia. Atenas es, ciertamente, el punto culminante en el que se concentr la cultura griega con sus artes y ciencias, pero eso sucedi relativamente tarde. El inicio del pensamiento griego tuvo lugar, en cambio, en las ciudades porteas del Egeo, en un periodo en el cual era ya evidente la declinacin de los dominadores de estos puertos comerciales y navales, es decir, los fenicios, probablemente los responsables de la difusin del alfabeto en Grecia. Ellos se retiraron asentndose sore la costa septentrional de frica, donde sobrevivieron por largo tiempo en la historia de Cartago. Ahora, pues, se nos muestra, de modo aproximada, donde el primer filsofo alz la cabeza por usar un lenguaje figurdo e, incluso, un poco potico. Pero no sabemos, en efecto, cmo sucedi esto. Lo nico que conocemos de los primeros pensadores deriva de una reconstruccin creada con un propsito bien determinado, en Atenas y transmitida despus en sus trazos fundamentales por Platn y Aristteles, y que posteriormente ha sufrido nuevas integraciones por parte de sus comentadores eruditos.

LA ESCUELA DE MILETO Ya he mencionado Mileto: uno de los grandes puertos de la costa del Asia menor. Estas ciudades existen todava hoy, aunque slo en forma de ruinas, tanto ms porque los puertos estn ya desde hace tiempo cubiertos de arena y no pueden tener la importancia que tuvieron en otros tiempos. Incluso el descubrimiento de Troya, en la misma rea, al norte, en el punto de trnsito hacia el Mar Negro, forma parte ahora del patrimonio cultural de todos. Se debe hacer notar que hubo una guerra entre griegos y troyanos por motivos mticos, legendarios. Por otra parte, las razons de las guerras permanecen ocultas en la mayor parte de los casos. Ahora bien, Mileto es la primera de estas ciudades de las que sabemos algo con mayor precisin, ya que se habla, de hecho, hasta de una escuela de Mileto. Cules son las fuentes que nos hablan de esta escuela? Ante todo, Aristteles: pensador tardo, de la poca clsica, cuya vasta erudicin se remontaba a la tradicin griega y que, en confrontacin con su maestro Platn, se interes particularmente con los inicios del pensamiento griego. Es natural, sin embargo, que cuando alguien se ocupa de algo acabe por encontrar aquello que le interesa. Y es, precisamente esto, lo que le sucede a Aristteles. En seguida tendremos la oportunidad de decir por qu Aristteles haya sido atrado por los primeros pensadores 11

griegos que como Tales haban individualizado en el agua elemento que todo rige, que todo cubre y que todo vivifica. Sabemos tambin de otros pensadores que han considerado el aire como primer elemento sustancial; eso se dice de Anaxmenes. Pero por qu, precisamente, el agua y el aire? Esto es fcil de entender: es evidente que la vida depende del agua; sobre todo en los pases meridionales es imposible olvidarlo, aunque sea slo por un momento. Del mismo modo, se debe pensar que la vida depende del aire. As se genera una clase de circulacin: del agua al air, el vapor; del hielo y de la nieve a las formas ms areas, como la brisa o el viento de la borrasca. Se comprende, entonces, como haya sido posible decir: Este es el inicio! O bien, Esto es el todo! En el origen haba agua o aire y, en seguida, gracias a su evolucin, en una especie de cosmogona, se lleg al orden de nuestro mundo. Cosmogona es, de nuevo, una expresin griega me incomoda tener que citar tantos trminos griegos, pero ha sido precisamente Grecia la que ha madurado el lenguaje de la filosofa, transmitindolo como herencia. Cosmogona significa nacimiento del cosmos, gnesis del orden del mundo. Todo esto recuerdo mucho lo que le interesaba a Aristteles, y tendremos ocasin de mostrar como, en efecto, esa tradicin haya sido ordenada y presentada con base en determinados conceptos en los cuales, con una buena aproximacin, reconocemos ms que nada a Aristteles y no tanto lo que ellos intentaron describir con ellos.

TALES EL SABIO De Tales sabemos algunas cosas. Ante todo, que era un ciudadano eminente de Mileto, gracias a sus mritos: se dice que fue capaz de prever un periodo de sequa, o una cosecha abundante y en esos casos aconsejaba embodegar los productos de modo que se evitara el peligro de las carestas. Alguien como l era considerado sabio a los ojos de la sabidura griega, ms an que a los ojos de la filosofa. De l sabemos algo ms: elabor un teorema matemtico sobre el ngulo recto y el tringulo. Esto es ya un primer signo de alarma: aqu comienza algo nuevo. En la historia de la humanidad, al menos en la de nuestro mundo occidental, el cercano oriente incluido, encontramos, sin duda, que la observacin de las estrellas fue precoz: poseemos antiqusimos inventarios de los eclipses solares, ya que una de las grandes experiencias de terror de la humanidad primitiva era la visin del sol que se oscureca. Ah, se reconocan signos premonitiorios del futuro y, por ello, por ejemplo en Babilonia, exista una casta sacerdotal que en sus tablillas haba registrado ya una especie de recurrencia rtmica de los eclipses solares (y esto no carece de importancia para las ingeniosas previsiones de sequa atribuidas a Tales). Otro aspecto importante, era el alto grado de perfeccionamiento prctico alcanzado en Egipto por la medidas agrarias y, por lo tanto, por la geometra, en cuanto el faran necesitaba cobrar impuestos y estos estaban ligados a las dimensiones del terreno agrcola frtil. Efectivamente, para poder calcular la extensin del terreno agrcola frtil, los gemetras egipcios, los medidores de la tierra esto significa literalmente geo-metra conocan el sistema ms simple: subdividir el terreno en tringulos. A partir de aqu, se ha desarrollado la trigonometra, con todo el conjunto de nociones que conocemos como geometra euclidiana, la ciencia fundamental de los griegos.

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Volviendo a Tales, se dice que l habra enunciado una determinada verdad geomtrica que no es necesario explicar aqu. De ella se dice, con razn: es una banalidad los egipcios ya la conocan desde haca tiempo! Un matemtico holands, amigo muy querido, van der Warden, ha llegado a la conclusin correcta, a saber, que Tales no habra descubierto este principio, sino que habra sido el primero en buscar una demostracin capaz de fundamentarlo. Esta es, por decirlo as, la primera expresin que contraditingue al espritu griego y en realidad al espritu cientfico de occidente.

EL ENIGMA DE LOS NMEROS La geometra es el prodigio de los nmeros: en verdad, se trata de cuestiones que ejercer una grande fascinacin sobre todos los pensadores. An hoy, es difcil sustraerse ante el engima del nmero. Piensen, por ejemplo, en los nmeros primos, a esta singular particularidad, de la que tenemos una prueba cierta (como ha demostrado la matemtica moderna), es decir, que los nmeros continan hasta el infinito: en efecto, siempre existe un nmero mayor y parecera que eso no depende sino del hecho que le sigamos aadiendo. Y, sin embargo, existen los nmeros primos que no son divisibles entre dos. Por qu existen estos nmeros, si en el fondo no hacemos sino contar, aadiendo, del uno al dos, al tres, al cuatro y as al infinito? Creo que aqu estamos ante un primer problema cientfico que ha dado qu pensar. Tales aporta la prueba para un principio geomtrico evidente por s mismo. Pero a esto se aade un segundo aspecto, una observacin que yo mismo he hecho. De Tales se olvida que habra demostrado que determinadas cosas que flotan sobre el agua floreciendo siempre, incluso si se les arroja hacia el fondo. Podemos experiementarlo en cualquier alberca: por ejemplo, un trozo de madera reemerge siempre y por ms que alguien se esfuerce por enviarla hasta el fondo, el trozo vuelve siempre a la superficie. Qu es lo que sucede? Aqu se manifiesta un principio, una cuestin que ha comprometido a la humanidad desde el principio: cmo es posible que la Tierra sobre la que habitamos permanezca en equilibrio? Ya se trate de un disco plano o de una esfera o como se le quiera imaginar, el problema permanece. La mitologa cuenta que un gigante, un cierto atlante, fue condenado por el dios supremo a regir la Tierra, sostenindola sobre sus espaldas atlticas. Los hindus cuentan otra historia, de un elefante, que est sobre una tortuga. De cualquier modo, es evidente que esta historia que se cuenta de Tales se entiende en el sentido de la enunciacin de un principio fundamental: la tierra est en equilibrio. Y este principio ha quedado en el olvido. Anaximandro habla de un disco terrestre y as, hasta que se logr individuar, finalmente, la forma esfrica de la tierra. Aqu da inicio, por primera vez, la reflexin acerca del orden del mundo, una especie de cosmogona que no cuenta ya historias de dioses, ni sagas legendarias, sino que, en sustituicin de esas tradiciones mticas, osa proponer hiptesis audaces sobre la manera como, a partir de los hechos existentes y observables, se ha desarrollado progresivamente y formado el orden del mundo que conocemos, el orden celeste, las relaciones entre mar, aire y tierra firme, etc.

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EL MISTERIO DEL INICIO Evidentemente, la filosofa griega se ha desarrollado a partir de este primer estudio del ambiente, siempre enriquecido por muchas observaciones, hasta convertirse en una teora cosmognica. Es natural que a una comunidad de marineros le sucedan una gran cantidad de experiencias: se conocen fsiles, se encuentran animales o costumbres singulares. Se trata de una inmensa curiosidad por el mundo, la que surge en estas antiguas y audaces ciudades de marineros. El trmino griego para este saber es historia, que no significa historia, sino sed de saber, es decir, una curiosidad que quiere asimilar todo lo que es observable en el mundo. A propsito de estos hombres de Mileto y de las localidades vecinas, se habla de la escuela de Mileto. Esta es, obviamente, la tpica proyeccin hacia atrs que hacen los maestros de escuela y tambin Aristteles, el maestro de los que saben, como lo ha llamado Dante. Aristteles ha ubicado en el tiempo el nacimiento de las escuelas de pensamiento, de una de las cuales l mismo fue fundadaor eminente, haciendo de estas grandes figuras de pensadores de la tradicin, otros tantos inciadores de escuelas. Naturalmente, no exista una escuela de Mileto: podra, tal vez, tratarse de una tradicin de familia, o solamente de un par de personajes de renombre a los que, utilizando retrospectivamente categoras posteriores, fueron bautizados con el ttulo de lderes de escuela. Sin duda, se trataba de patricios provenientes de familias acaudaladas, que podan cultivar este inters totalmente terico, esta pasin por el conocimiento del mundo. A fin de cuentas, se ver que la llamada escuela de Mileto, o bien este determinado modo de pensar, ha osado por vez primera, preguntarse acerca de algo sorprendente: qu es todo? cmo se ha formado todo? Cmo ha surgido el orden csmico? Todas estas, son preguntas que profundizan en el sentido del inicio. Hay un clebre pasaje de Aristteles, en el que afirma: el inicio es la mitad del todo. Un proverbio alemn dice: todo inicio es difcil. De cualquier manera, podemos observar que estas interrogaciones fueron planteadas, con un caracterstico inters terico original acerca del orden del mundo, verdaderas preguntas-lmite. Como el problema-lmite de la muerte, suspendido sobre toda vida humana, representa para las religiones un punto de partida imprescindible que alimenta esperanzas y promesas, as hay otros problemas de este tipo: Qu haba antes del Big bang, antes de la grande explosin? ES una pregunta que, es verdad, hace sonrer a los fsicos y, sin embargo, nadie puede dejar de plantersela. Los primeros pensadores griegos se han ocupado crticamente de tales cuestiones fundamentales, en algunos textos que han llegado hasta nosotros.

LA AUDACIA DE LA DEMOSTRACIN El inicio de esta curiosidad cientfica por el mundo, hunde sus races en las otras grandes culturas del cercano oriente. Nosotros no pensamos ya que el mundo haya tenido su inicio con la creacin a la que se refiere el Antiguo Testamento, como an se sostena en tiempos del humanismo clsico o del humanismo cristiano, al inicio de la edad moderna. En el relato bblico reconocemos una verdad religiosa, no una verdad cientfica. Y, naturalmente, hoy en da, podemos profundizar, desde muchos puntos de vista, en esos dos mbitos, gracias a la ampliacin que poco a poco ha despertado el conocimiento histrico del pasado y gracias a las investigaciones de arqueologa prehistrica. Las excavaciones arqueolgicas representan otro 14

de los grandes eventos de la historia y para la historia de la humanidad. Por todas partes encontramos huellas de formas de vida y, de cuando en cuando, esta tradicin, reconstruible a travs de ruinas y rastros, se mezcla con nuestro horizonte histrico mediado por la tradicin escrita, y por ello, por el alfabeto y los alfabetos. Si observamos las cosas desde esta perspectiva, ahora s resultar evidente la nueva conquista de los griegos. Aprendieron de los egipcios muchos conocimientos, heredaron de los matemticos babilonios tcnicas importantes para las ecuaciones, para la teora de las ecuaciones, es decir, para el lgebra. Sin embargo, solamente los griegos recogieron estos materiales, como en el caso de Tales, en un concepto y, por decirlo as en el seno de un ideal de ciencia, que se podra formular as: es necesario demostrar lo que se afirma. Y es evidente para todos que, en efecto, el grande y definitivo resultado de este ideal de demostracin (que ha conducido a las primeras formas de ciencia) ha conservado todo su valor hasta nuestros das, gracias a la lgica de Aristteles, conociendo durante los dos siglos ms recientes un sorprendente proceso de afinacin y diferenciacin. De cualquier modo, gracias a todo esto, hoy sabemos que en aquellas ciudades comerciales (con su trfico mundial y con ese cmulo de conocimientos provenientes de todo el mundo conocido) se ha manifestado tambin la audacia de la investigacin cientfica.

EL POZO DE TALES Aqu puedo recordar otro episodio a propsito de Tales. Algunos manuales recurren frecuentemente y con plena conciencia a una ancdota que se cuenta de l, casi para reconocer ah, con satisfaccin, ya en la antigedad remota, el arquetipo del profesor distrado. Se dice que Tales cay en un pozo y que una sierva de Tracia lo habra ayudado a salir, puesto que no poda hacerlo por s mismo. Esta historia nace en el contexto de una crtica terica a la absurdidad de una existencia ingenuamente terica. Los espritus prcticos cuentas siempre con placer alguna extraa narracin sobre los pensadores y, como se puede notar, sobre los profesores. Qu es lo que pas en realidad? Hoy lo sabemos con cierta precisin. Naturalmente, Tales no cay en el pozo sino que se meti en un pozo seco, porque este era el telescopio de los antiguos. En efecto, gracias a la estructura de las paredes de la cavidad, se puede registrar con mucha precisin, la rbita de las estrellas enfocadas, siendo posible, adems, ver mucho ms que con el ojo desnudo: una especie de telescopio griego. No estamos, pues, ante un despistado que cae en un agujero. La verdad es otra y, en realidad, esta ancdota hace honor a la audacia del pensamiento, obligado en un primer momento a servirse de un medio exigente, como el de meterse en un pozo y, despus, de pedir la ayuda de alguien para poder salir de l. Audacia terica y pasin por el saber se expresan en esta ancdota casi con la misma eficacia con que comunica tambin el deseo de la tarda antigedad, de burlarse de las extravagancias delos sabios. Veremos, sin embargo, que este vasto conocimiento del mundo conservada a travs de un cmulo de testimonios, es desarrollada despus por Anaximandro y Anaxmenes (es decir, por la escuela de Mileto, como se ha dicho) se convirti en el presupuesto primario para que las cuestiones fundamentales, que fueron desde siempre un rompecabezas para la reflexin 15

humana, fueran confiadas a caminos de solucin racional, cada vez ms en el mbito del pensamiento, del pensamiento conceptual.

LOS ALBORES DEL OCCIDENTE La tradicin escrita de los griegos fue, sin duda, marcada por la pica de Homero y de Hesodo. Es verdad, sin embargo, que desde los albores se inici tambin la produccin de tratados, a pesar que Tales, como hemos consignado, no habra dejado ningn escrito, lo que, en su caso, es muy probable. Pero, de manera sorprendente, tenemos un texto antiguo que, por decirlo as, delimit el inicio de todos los textos filosficos. De otra manera, nos encontraramos solamente con proposiciones filosficas aisladas. En cambio, tenemos tambin un texto antiguo del que vamos a compartir brevemente la historia. Se trata del denominado Poema de Parmnides. De Parmnides hemos de dar cuenta en detalle, porque aqu estamos ante un texto propiamente tal, y un texto es una cosa muy diferente de una simpe frase. Una frase, no es un texto. Texto significa, como lo dice la palabra misma, lo que est tejido en un todo, la trama de un entero, un amplio recorrido del pensamiento. Se trata de un texto que encontramos en el seno de un comentario de Aristteles, recopilado por el ltimo erudito de la Academia platnica durante el periodo bizantino, en el siglo VI, cuando la Academia fue cerrada por decreto de Justianiano. Desde tiempos de Platn, en el siglo IV antes de Cristo, hasta el siglo VI de la era cristiana, oper en Atenas la Academia, en la cual haban estudiado, es intil decirlo, muchos romanos. El erudito se llamaba Simplicio, cuyo nombre fue usado posteriormente por Galileo en tono de burla. Simplicio, significa, en efecto, hombre simple, ya que en latn simplex significa simple. Pero este hombre simple era una persona bastante culta y con ocasin de la clausura de la Academia, haba encontrado el manuscrito con el poema de Parmnides. Simplicio tuvo el cuidado de copiar un extracto, un pasaje significativo sobre el cual volveremos despus. Tenemos solamente, pues, un solo escrito completo de la filosofa griega anterior a Platn y Aristteles. Este, nos permitir observar los primeros pasos de la filosofa en sentido estricto. Estamos ante una senda particular, ante un camino: aqu, el conocimiento del mundo, esa curiosidad omnvora que hemos observado en los griegos y que procede en todas direcciones para superar cualquier frontera, se encamina por un recorrido en que se pueden expresar los problemas lmite, ese conocimiento del mundo al que ninguna experiencia puede conducirnos. El poema de Parmnides debe, pues, ser el primer objeto de una profundizacin mayor, junto con un contemporneo suyo, Herclito, quien, en un contexto anlogo, hemos de considerar como uno de los padres del concepto occidental de filosofa.

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Parmnides. El inicio es siempre oscuro. A partir de una primera aproximacin a la cuestin, resulta que eso vale tambin para el inicio de la filosofa, la cual ha recorrido su camino en occidente, y que slo en occidente ha podido abrirse camino como filosofa. Hemos visto que este inicio ha tenido lugar en medio de la grande historia de la evolucin del universo, aunque, es verdad, ms bien tarde. Han transcurrido millones de aos desde la grande explosin que seala, para los astrnomos y cientficos de hoy, el origen del universo. Sin embargo, las preguntas que comenzaron a agitarse en el pensamiento humano en una tierra minscula como la griega, y las costas circunvecinas, tienen que ver, precisamente, con el enigma del ser y tienen que ver con el problema decisivo que nosotros mismos no podemos no plantearnos: Qu haba antes? Hemos visto que los primersimos inicios del pensamiento griego, en las costas del Asia menor, en torno al ao 600 antes de Cristo, tendan ya hacia el misterio de la cosmogona, al nacimiento del orden del mundo. Y, sin duda, que esta no fue otra cosa que la consecuencia natural de una cierta curiosidad, de una apertura al mundo, de una disposicin para el pensamiento, que haban madurado en estas florecientes ciudades comerciales de la costa egea. No sabemos nada de aquellos hombres, sino que fueron admirados por su saber y por sus premoniciones, no menos que por su profunda dedicacin a esa pasin terica que es tpica del ser humano. Hemos hablado de MIleto, es ms de la escuela de Mileto. Quiero recordar, brevemente, que no se trat propiamente de una escuela: fue ms bien el espritu escolstico de la doxografa posterior Aristteles y otros quienes presentaron como escuela aquello que fue la presencia individuos sabios bastante admirados, quienes, superando por mucho el rango espiritual de los otros, por primera vez, supieron llevar sus nobles ideas entre los hombres, en esas florecientes ciudades comerciales. Este fue el principio de la Escuela de Mileto. Aqu fue asumido ya el misterio del inicio, del nacimiento del orden La palabra orden, traduce el trmino griego kosmos. Que ya en estos tiempos se aferrase el gran enigma del pensamiento, depende ciertamente de una curiosidad insaciable, que nos nos admiramos de encontrar en ciudades porteas en las que confluyen y se encuentran pueblos provenientes de todos los pases. As fue la escuela de Mileto, a la que asociamos, ante todo, el nombre de Tales, que Aristteles defini como el primer fisilogo. Fisiologa, es una tpica palabra griega y significa, doctrina de la physis, pero ciertamente se trata de una denominacin tarda, debida a Aristteles y a sus contemporneos. Pero no es del todo inadecuada, ya que ste era, precisamente, el enigma, como he mostrado, es decir, cmo este mundo de agua, de tierra firme y cielos lejanos pueda moverse permaneciendo firme, sin que un Atlante deba sostener el universo entero sobre sus espaldas atlticas, como lo afirmaba la tradicin mitolgica. Fijamos, pues, un primer punto de partida desde el cual proseguir la historia del pensamiento occidental: y aqu vemos con claridad cul ha sido la contribucin de los pensadores de Mileto. Fueron ellos los primeros que, sin recurrir al mito, con la pura observacin de la realidad, elaboraron conocimientos provenientes de la experiencia, han buscado formular el misterio del ser. Y as han dicho: el agua es lo que viene antes de todo; o bien, el aire, que se 17

transforma en viento o en tempestad, en lluvia o en niebla, en una infinita variacin de fenmenos alternos, mantenindose idntico a s mismo; incluso la tierra firme puede ser considerada, por decirlo as, como una especie de depsito expulsado del elemento hmedo.

Del mythhos al logos. Se pasa, pues, del mythos al logos, con el esfuerzo consciente del pensamiento que da cuenta de las cosas, renunciando a todo el saber mtico conocido desde Homero y Hesodo, dejando de incomodar a los dioses, obligados a actuar para explicar las experiencias de la vida. Se trata de un intento poderoso y audaz que se sirvi, como he mostrado, de los conocimientos matemtcos de los gemetras egipcios y de los astrnomos babilonios, a los que le aadi, como novedad, el logos, es decir, la necesidad de demostrar los que se tiene por verdadero. Este fe, ciertamente, el primer paso hacia el Occidente. Es algo que no debemos esconder: nosotros tenemos manera de recordad esta primera peculiaridad de Occidente, y esto, en el momento en que la cultura y la civilizacin occidental y europea entran siempre ms en estrecho contacto con las grandes civilizaciones mundiales, por medio de la informacin y las tecnologas. El mundo chino, japons, hind, todo lo que podr ofrecernos todava la oscura tierra de frica, representan otras tantas ocasiones para tomar conciencia de nuestra peculiaridad y de los retos que sta comporta para nosotros y para los dems, con el fin de desarrollar modelos fecundos de vida en comn. Tenemos, pues, ptimos motivos para familiarizarnos con los inicios del camino que constituye nuestro destino. Por eso me esfuerzo por mostrarles que ese primer paso dado en la experiencia de la meditacin y la demostracin, se top, de inmediato con enigmas. La as llamada escuela eletica, fue la primera en conducir estos enigmas a la dignidad del concepto. Escuela eletica, es una expresin comn; pero, en realidad, estamos seguros que no se trat de una escuela, como nos la presente una sntesis de una tradicin posterior de pensamiento que se desarroll en la Magna Grecia, es decir en el sur de Italia y, en particular, en Velia, como se llama hoy la ciudad en la que Parmnides escribi el primer texto de una cierta amplitud que haya llegado hasta nosotros. Como ya he dicho, es algo inusual que esta poca nos consigne un texto plenamente filosfico redactado, por otro lado, en verso, de los que tenemos una serie completa. Se trata de un poema didasclico. Pero, como veremos, a pesar de estar escrito en la lengua de Homero, a pesar de haber sido redactado con el lxico de Homero, a pesar de tener la eficacia expresiva de la pica homrica formula argumentaciones extremadamente abstractas y conceptuales. Pero el hecho en verdad extraordinario es que se haya conservado un texto. En seguida, hemos de examinar las consecuencias que tiene el hecho de que los llamados presocrticos (o sea, todos los pensadores que preceden, en realidad, a Platn), no sean notables para nosotros, salvo en este caso, por medio de textos. Fue un erudito de nombre Simplicio quien, al cierre de la Academia de Atenas, decidi copiar el clebre texto del poema de Parmnides, hacindolo llegar hasta nosotros.

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JENFANES EL TROVADOR Ocupmonos ahora un poco de la escuela eletica. Si se acepta la costumbre escolstica (que en cierto modo inicia con Platn), se debe comenzar con Jenfanes, un trovador griego. Los trovadores eran cantores que solan declamar, cantando, las grandes historias de los hroes y las antiguas leyendas de la tradicin, en los nuevos centros de la cultura griega. Sabemos que despus de Homero, se dio una literatura denominada cclica, los kikloi, una gran cantidad de sagas y narraciones picas, de las que no sabemos nada. Despus, llega Jenfanes. (Todo esto forma parte de uno de los destinos de la historia griega, que advirti en las ciudades de la costa, en los centros portuarios de Asia menor, el mpetu de los persas, una amenaza para la libertad de las ciudades como Mileto y feso, al grado de obligar a muchos a emigrar hacia la Magna Grecia, hacia el sur de Italia). Aqu fue donde Jenfanes recit sus cantos, en Sicilia, especialmente, y en el sur de Italia. Pero stos no eran ya historias de los hroes y los dioses: Jenfanes fue, ms bien, el primer trovador que conocemos, que comenz a cantar, con xito, entre las aristocracias de la Magna Grecia, refirindose al cosmos, a la naturaleza, al nacimiento de todo, al orden que gobierna el mundo. Estos cantos se han conservado en parte, pero, por supuesto que nos son parangonables con el poema de Parmnides. stos deban divertir a las aristocracias y al pblico que frecuentaba a los reyes de Sicilia y deban suscitar la curiosidad de los hombres que tenan inters tambin por tales cuestiones y no slo por la guerra de Troya o, por el sacrificio de Efigenia o por todo aquello que ser reelaborado poco tiempo despus de diversas maneras por la tragedia griega. Jenfanes es, pues, el presunto fundador de la escuela eletica, y muchos se han preguntado, repetidamente, como un simple trovador haya llegado a tanto. Naturalmente, ya hace tiempo se ha comprendido que las cosas no son de ese modo: l no fue fundador de esta escuela, sino el primero que, como trovador, dio a conocer las nuevas teoras de la escuela de Mileto como algo sensacional y que, a travs de esta funcin ha hecho surgir un inters terico en la Magna Grecia, que se desarroll en la Italia meridional, dando as un primer paso que prepar, finalmente, el terreno al poema didasclico de Parmnides. Esto es todo lo que sabemos. Tambin Parmnides nos es poco conocido: todos los testimonios que tenemos sobre l son muy inciertos, pero tenemos un texto consistente de su poema.

EL POEMA DE PARMNIDES Veamos un poco ms de cerca este texto potico. Comienza con versos de grande potencia descriptiva, en los que se habla de un hombre de notable experiencia (que, evidentemente, debe ser el propio autor), el cual, en un viaje fabuloso sobre un carro solar guiado por las hijas de Hlios, es conducido fuera de las ciudades hacia el palacio de la diosa que, como seal de un favor muy particular, le clarificar acerca de la verdad del ser. Verdad, se dice en griego aletheia: esta palabra, si queremos explicar exactamente su uso lingstico, significa en realidad, no ocultamiento, en el sentido, por ejemplo, de no esconder nada en lo que se dice o se piensa. Pero, actualmente, y por buenos motivos, solemos traducir, de-ve-la-mien-to. Lo importante, en esta expresin, es, precisamente, el modo en que ah se transparente la 19

inmensa curiosidad de los griegos por el mundo, el esfuerzo por descubrir lo qu hay por debajo, de traer al descubierto lo que se esconde y de colocarlo bajo una nueva luz. Ahora bien, de este poema, como ya he dicho, se copi la primera parte, una pequea porcin con respecto al poema completo. Es sorprendente, que hay una composicin tan larga sobre la naturaleza, sobre el cosmos, sobre el origen y la esencia del mundo, ya en estos tiempos. Incluso los sabios requieren del inters de su pblico y por eso, Parmnides ha creado sus versos para representar al mismo tiempo el conocimiento completo de la fisiologa (hablamos de los physilogos), el nuevo conocimiento de la naturaleza, pero tambin, para exponerla crticamente y ste es el motivo por el que decimos que, con Parmnides, comienza propiamente a plantearse la pregunta por el ser. Esta primera parte del poema, la nica que se conserva, ha suscitado, por ello, desde el principio, un enorme inters en la historia de la filosofa. Platn ha escrito un dilogo completo, en el que hace que se encuentren el viejo Parmnides y Scrates. Los estudiosos ingleses, siguiendo con su carcter objetivo y realista, han hecho conjeturas acerca de la posibilidad de que este encuentro fuera posible, si pudo haber sucedido. Yo pienso que debemos ahorrarnos esta tarea: la fantasa griega no tena necesidad de legitimarse ante la el carcter prosaco de los ingleses: la credibilidad de estas narraciones radica en su verosimilitud; los griegos se deleitaban con ellas, reconocindolas como juegos del espritu, juegos de la fantasa, en los cuales, sin embargo, se hablaba de cosas importantes.

EL ASUNTO DE LA NADA El conocimiento del mundo que se tena en ese siglo que ahora afrontamos, entre el 600 y el 500 antes de Cristo, se ha ampliado enormemente. Pero la filosofa no es simple conocimiento del mundo; filosofa es preguntarse por los enigmas que aparecen sobre el fondo de este mundo que aparece ante nosotros. Cmo ha nacido este orden csmico? A partir de qu se ha generado? Qu haba antes de l? Si se ha generado, entonces, antes, no haba nada De verdad? Se puede pensar, de verdad que no hubiera nada? Precisamente sta es la grande pregunta con la que el pensamiento se encamina a la pregunta por el ser. Existe la nada? Podemos evitar esta pregunta? Qu haba antes? De dnde ha venido? Y de ah para adelante todas ellas preguntas planteadas ms tarde por Aristteles en su fsica y su cosmologa. De cualquier modo, aqu el pensamiento se ha convertido en pensamiento crtico. Un filsofo ha planteado a los sabios de Mileto la siguiente pregunta: Qu piensan, pues, del origen del orden csmico? Y de la nada que ha llegado a ser? Qu quieren decir acerca de esto?. En efecto, Parmnides sostiene que esta pregunta es el fruto de una autntica inspiracin divina. Y pone en boca de la diosa lo que habra debido aprender de ella. Cmo se puede aprender a entender nuestro conocimiento del mundo? Cmo se puede aprender a entender el mundo como orden, sin pensar un concepto inimaginable como la nada? Es, en verdad, algo absurdo, la nada? La filosofa, cuando piensa, tiene que habrsela de cuando en cuando con pensamientos obtrusos, pero quiz tiene tambin la fuerza para examinar crticamente ciertos trminos oscuros, como la nada, el no-ser. Este poema esta construido de tal manera que Parmnides es acogido como husped por la diosa, quien siempre se identifica con alethiea, 20

con la verdad misma. (Podemos entenderla as, queriendo, pero el poema no lo dice). Dice slo que ella expresa la aletheia, la verdad: como se debe pensar si se quiere permanecer en lo verdadero y en lo justo. Y esto s est explcito en las palabras de la diosa. El texto dice, en efecto, con palabras bastante claras. Si quieren pensar de acuerdo con la razn, deben mantenerse lejos de la va en la que sera necesario pensar la nada. Es claro, devenir, nacer, movimiento, alteracin, implican siempre una nada. De la nada, nace algo. Cmo podemos evitarlo? Es necesario aprender a pensar lo que significa ser, sin quererlo explicar a partir de la nada.

EL PENSAMIENTO DEL SER Qu es el ser? La diosa ensea Sigue al nos. Este es el trmino griego para decir razn, espritu o pensamiento; pero esta palabra nos tiene una peculiaridad muy particular, como veremos. El nos es, por decirlo as, la inmediatez del asir lo verdadero interiormente, como cuando se dice, por ejemplo, lo veo con mis propios ojos, pienso en lo que veo con mis ojos. Naturalmente, no es algo que veo ante m, sino algo que intuyo visivamente. Como se podra concebir, de otro modo, el inicio del ser? El ser no tiene ningn inicio. Slo el ente puede ser y no ser. Esta es la primera cosa que debes aprender, querido. Cuando dices que algo est presente, o bien, ausente, eso no significa que lo uno es y lo otro no. Ambos son. Debes aprender lo que lo que est presente y lo que est ausente son entre s. El ser es uno, todo entero y es, dondequiera, uniformemente ahora. No puede ser generado porque, de otra manera, habra un tiempo en que no era. No puede moverse, porque no sera en algn lado. El movimiento, la kinesis, la ghnesis, conducen al problema del devenir, del nacimiento, de la nada, ante el cual el pensamiento se encuentra siempre ante un enigma. Pero, en el poema de Parmnides hay todo un conjunto de argumentaciones, una especie de senda de la verdad sobre la cual la diosa quiere conducir a su discpulo indicndole algunos seuelos. No te desves de este camino y no recaigas en algo impensable como la nada. Y as, la diosa busca introducir a su discpulo a eso que entendemos como ser. El ser est por doquier, est siempre, no puede cambiar, no tiene ningn movimiento, ninguna transformacin: todo ello, no es ser. Y aqu llegamos al punto concreto que ha hecho historia: en efecto, bajo el signo del ser est la inseparabilidad de ser y nos, noin, que se traduce como pensamiento. Cmo podra no ser as? Sera mejor decir, como he propuesto, darse cuenta de algo, intuir, con la misma inmediatez que se da en el ver. Noen no es, por decirlo as, experiencia inmediata: hlo aqu! aqu est! Ya decir algo es decir demasiado. Se trata solamente de un es! No podemos hacer otra cosa que decir hay algo pero esto ya es una proposicin demasiado compleja. Hay algo. En seguida hemos de aprender cuntos programas se esconden detrs de este algo, los cuales debemos presuponer cada vez que pensamos.

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EL EQUILIBRIO DE LOS OPUESTOS El coloquio procede, pues, por caminos fatigantes y se ha dicho que noein y einai pensar y ser son inseparables, que se copertenecen. Sin el ser no podra encontrar este intuir. La nada no es, este pensamiento, en el cual nos perdemos como mortales desorientados, debe ser abandonado. Es verdad, esta invitacin a evitar el absurdo pensamiento acerca de la nada, es, por decirlo as, una leccin divina. Pero, los hombres pueden hacerlo? No deben pensar la pluralidad de lo que sucede, de lo que cambia, de lo que se organiza, de lo que est presente y de lo que est ausente? No es lcito que se piense en estas cosas? S, reponde la diosa y quiero mostrarte como se puede hacer conforme a la razn, sin pensar lo absurdo de la nada. Y con ello, se da inicio a la parte ms amplia del poema, la que se ha perdido, en la que Parmnides retoma el conocimiento de los pensadores de Mileto, bajo una nueva luz crtica. Cul es este pensamiento crtico? Los hombres deben expresarse siempre a travs de los opuestos. Esto depende de su modo de orientarse. Se conoce, por decirlo as, lo claro y lo oscuro, el calor y el fro. Se trata siempre de opuestos, lo haba dicho ya Anaximandro, uno de los filsofos de Mileto. Los opuestos se equilibran: esta es nuestra visin del orden del mundo. No hay invierno eterno, no hay verano que lo queme todo. Hay un orden en las estaciones, un orden de la noche y del da y, evidentemente, si slo pensamos bien las cosas, que todo ello est inseparablemente unido con el orden del mundo. Parmnides hace mencin tambin de ese actitud humana, no se queda atado a este ser nico, inmutable y omnipresente. Los griegos se han formado siempre sus opiniones, han intercambiado puntos de vista, han hecho distinciones y dado nombres diversos a cosas diferentes y, por ello, han hablado, por ejemplo, de la diversidad en tre el da y la noche, como si aqu combatiesen dos opuestos. O cuando sale el sol y se hace de da, la noche, tenebrosa, debe retirarse. En verdad es equivocado pensar as? En verdad estn as las cosas, es decir, que dos potencias se encuentran, noche y claridad del sol y del da? Lo griegos no saban todava, incialmente, que es el sol el que trae la luz. Por una experiencia ingenua, del sol no se ve nada todava cuando el alba difunde su claridad. Slo ms tarde, los griegos comprendieron que ya entonces es el sol el que ilumina. En efecto, esto supone conocimientos bastante complejos acerca del curso del sol y tambin acerca de la esfericidad de la tierra.

UNIDAD Y MULTIPLICIDAD En sntesis, no era tan sencillo explicarse como es que el da y la noche se relacionan entre s. Pero este era, precisamente, el nuevo pensamiento que ya los pensadores de Mileto posean, sin haberle encontrado su significado. Es decir, no se trata de una oposicin: da y noche son una sola cosa. En otros trminos, hay una va para explicar las diferencias y la multiplicidad, la variedad de la experiencia, sin tener que pensar en la nada. Esa va consiste en el concebir las cosas como presentes en la luz y desvanecindose en ella. As como el da y la noche se suceden porque son lo mismo, la luz y la oscuridad son formas en las cuales las cosas desaparecen a la vista, pero no por esto se convierten en nada. Esta es la nueva concepcin, gracias a la cual, la grande curiosidad por el mundo que tienen los fisilogos ha sido considerada de una manera ms aguda y ms crtica.

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Ahora bien, alguien podra decir: Cmo puedes explicar en verdad el orden del mundo? Si el ser es uniforme por todas partes, no se debe pensar algo como una mezcolanza de las muchas cosas que existen? Precisamente que son; no es necesaria la nada, pero, al menos, debera existir la multiplicidad. Y de hecho existe. Esta es la grande intuicin de los tomos, con los cuales, en clara relacin con el pensamiento eletico, los griegos desarrollaron la teora atomstica. Pensemos en Demcrito y en sus predecesores, de quienes sabemos muy poco. Los atomistas no han marcado la historia universal del saber, como lo ha hecho la teora atmica de la ciencia moderna, que desde el siglo XVII ha orientado nuestra imagen del mundo. De cualquier modo, los atomistas tuvieron un cierto rol. Demcrito fue un estudioso importante, aunque por motivos de los cuales hablaremos despus, sus doctrins no hayan llegado hasta nosotros de manera detallada. Sin embargo, ha dejado ms de cien manuscritos. Los alejandrinos tenan todava conocimiento de ello y la antigedad tarda en particula Epicuro ha tomado muchas de sus propias nociones, de la investigacin de Demcrito. Pero, como se ha dicho, esta es solamente una tarda consecuencia de aquel reto para el pensamiento que Parmnides pone en boca de la diosa: Ustedes deben pensar sl el ser, uno, inmutable y verdadero y nada ms. Slo esto es verdadero. Todo lo dems es luz cambiante y una sombra que avanza y, as, todas las otras variaciones en que los opuestos se separan como el calor y el fro, lo seco y lo hmedo. Este es el poema de Parmnides, cuya parte terica la doctrina del ser se ha conservado en sus versos. Ahora bien, no es fcil mostrar como se podra tener fe a este reto de pensar el ser como inmutable y uno, ante la pluraldiad y la multiplicidad de la experiencia del mundo que tienen los seres humanos. Y por ello, no debemos maravillarnos del hecho que el pensamiento eletico, y Parmnides en particular, tuvieran un concepto del ser como intuicin. Aqu, este aqu propuesto siempre de nuevo a la filosofa posterior, aunque si en el camino se hayan debido considerar formas ms complicadas, ms diferenciadas, para poder apresar la multiplicidad del acaecer, del cambiar, del morir y del nacer. Intentemos seguir la perspectiva aristotlica, a la que debemos nuestros conocimientos (de hecho el copista del poema de Parmnides era, a su vez, un aristotlico, Simplicio).

SER Y DEVENIR Siguiendo los manuales de divulgacin, con frecuencia encontramos un acercamiento, o mejor, una contraposicin, entre la doctrina eletica que inmoviliza el cosmos, negando todo movimiento y alteracin y como contraparte la doctrina de Herclito. Es idea fcil de entender y existe, adems, un famoso fragmento de Herclito que dice: todo cambia, todo fluye. Si se confronta esta afirmacin con aquel concepto del conocimiento del ser, surge una disolucin desconsoladora de la posibilidad de saber en cuanto tal. Si fuese verdad que todo fluye, slo sera posible aquella extrema desesperacin del saber que llamamos escepticismo. Y, de hecho, a la tradicin eletica le sigui ese supuesto, segn el cual, en realidad no podemos saber nada. Es la postura de los llamados sofistas, una palabra que en aquel tiempo 23

no sonaba como una acusacin, tal como sucede en nuestros tiempos, sino que era siplemente una expresin para aquel que ha hecho de la sabidura una profesin y la ensea. Pero qu decir de Herclito? No podremos hacer otra cosa ms que pretender mirarlo ms de cerca. Desgraciadamente, no contamos con textos de cierta amplitud; afortunadamente, conocemos, al menos, la primera frase de uno de sus escritos, en una referencia de Aristteles, quien encuentra ah un problema agudo. Coincidencias de este tipo nos hacen entender que Herclito haca uso, en sus escritos, de una prosa altamente diferenciada. Pero no lo sabramos, si tomramos en cuenta solamente aquellas citas que en la antigedad tarda encontramos retomadas de los escritos de Herclito. Llegamos as a un problema terico importante para nuestro conocimiento de los inicios de la filosofa, a saber, el hecho que slo tenemos citas. El poema de Parmnides es algo ms que una cita, es una transcripcin muy cuidadosa. Pero, en el caso de Herclito, tenemos slo frases sueltas, aunque con un sentido, con una profunidad y con una concisin, extremas. Pongo solamente un ejemplo. El camino, de subida y de bajada, es el mismo. Es posible darle una lectura aristotlica, que retoma la visin de la naturaleza de los milesios. Podra ser sta: Los eventos naturales son siempre cclicos. De lo alto vienen el fuego, el calor y la luz; despus, las nubes y el agua; en medio, el aire y, al final, la tierra firme. Con esta visin retrospectiva, viene individuada en este fragmento de Herclito el carcter cclico de los procesos de la naturaleza y, en efecto, muchos lo han entendido de esa manera. Sin embargo, si consideramos el conjunto de los fragmentos heraclteos que se han conservado, nos daremos cuenta que sta no es la manera ms adecuada de entender esta proposicin.

LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD El camino, de subida y de bajada una observacin grandiosa! es el mismo. En verdad, es necesario que alguien nos lo diga, que son lo mismo, porque son tan diferentes! La subida es fatigosa; es verdad que la bajada es penosa para las rodillas, pero, es ms fcil. Se podra tambin traducir: la ida y el regreso son el mismo camino en griego, las palabras son las mismas y aqu va otra experiencia que, incluso quien no es alpinista puede hacer. A la ida, el camino es ms largo y el regreso ms corto, porque ya lo conocemos. Por ello, quiz, es ms estoy seguro, Herclito no ha querido decir nada ms que esto: aquello que nos parece tan diferente, en realidad, es lo mismo. Y esto vale tambin para el famoso ro: todo fluye. No podemos entrar dos veces en el mismo ro: es agua siempre nueva la que toca. Despacio! No en el mismo ro! De hecho es el mismo ro en el que corre el agua! Y, entonces el todo fluye, no excluye que haya una igualdad, Y, as, podemos aprender de las citas de Herclito, muchas cosas interesantes, como hemos visto. Hay un pasaje, reportado por Platn, que es indudablemente de Herclito: El uno que se desdobla, vuelve a recluirse en s mismo. Aqu se resume todo: el desdoblarse, el ser diferente, que no es separarse, como condicin irreversible. Siempre, en todo distanciamiento, se da, de improviso, el volver a estar juntos. Es algo que se experimenta. He aqu otro ejemplo, evidente para todos y que, seguramente, es tambin de Herclito. el hambre y la saciedad. 24

Parece que no hay un trnsito entre los dos. Conozco personas que dicen drsticamente y con total seguridad. Gracias, estoy satisfecho y no comen ms. O bien, tomemos otro caso: la guerra y la paz. Que impacto provoca cuando la vida ordinaria en paz, de un da para otro literalmente se transforma en un mundo completamente diferente. Herclito, evidentemente, cuando ha buscado esta unidad en la diferencia, la unidad en la diversidad, tena delante algo de una importancia decisiva: la unidad que, en todas las diferencia, vuelve siempre a emerger. A este respecto, hay experiencias sobre las que volveremos despus que todos conocemos. Quiz, una de las formas ms impresionantes de este trnsito instantneo sea el que se da entre el sueo y la vigilia. Decimos que no dormimos placenteramente, mientras que, en nuestro mundo civilizado encontramos siempre bastante desagradable el despertar y, quiz, lo sea en verdad. Pero, en el fondo, como bien sabemos, se trata de un instante, y volvemos en s, cuando nos despertamos. As como es un instante aquel en que nos dormimos y no sentimos nada ya, como un muerto. Veremos que Herclito ha reflexionado sobre estos fenmenos y con ello, ha puesto a la filosofa junto a la concepcin parmendea del ser ante un nuevo y grande reto. Veremos como Platn, en la lnea de Herclito, hizo suyas estas dos grandes fuerzas del pensamiento, expresadas por estas imponentes figuras en torno al ao 500 antes de Cristo, antes incluso que la tragedia, produjese la grande poca de la cultura griega en Atenas. En este preciso momento, pues, haban sido establecidas ya las bases del que ser el camino del pensamiento y de las enseanza en las primeras escuelas filosficas, la de Platn para los socrticos y la de Aristteles para los platnicos.

De Herclito a Scrates.

En verdad es algo inslito recorrer las fases iniciales del pensamiento griego (la filosofa de los presocrticos, como se dice comnmente) evitando adoptar los criterios y los puntos de vista de la tradicin sucesiva, a saber, de la Academia platnica y de la escuela aristotlica, en particular. En estas interpretaciones se resume el entero destino que la historia le ha dado a dos figuras imponentes, como fueron Parmnides y Herclito. Ellos dos no son simples elementos de un edificio de la historia del pensamiento que Aristteles proyect y construy, y que fue diseado de acuerdo con una intencin filosfica bien precisa. Veremos, en seguida, que Aristteles en el esfuerzo de tomar distancia de la infinita superioridad y del carisma de su gran maestro Platn y asumir una va autnoma se vio obligado a moverse entre la tradicin de la que provena y su predileccin por la naturaleza viviente, sin orientarse hacia el misterio de los nmeros y sus relaciones. Para Aristteles esta fue, por decirlo de alguna manera, una atraccin imperativa que lo lanz a interpretar a todos los pensadores precedentes como una propedutica a su propia fsica y a su filosofa de la naturaleza. Por ello, hablando de Tales, he querido mostrar que en realidad, ah se esconde mucho ms que el solo elemento agua. En la era moderna, esta filosofa ha sido llamada inclusive ilozosmo, pero el trmino hyle, materia, es, precisamente, una categora aristotlica y no expresa lo que se tena en la mira desde el principio, es decir, el misterio de la totalidad del ser (dnde est, como se rige, qu orden existe, como se hace cosmos). De esto hemos tratado ya y hemos 25

visto que fue Parmnides quien propuso una primera objecin en relacin con este modo de pensar. Y su crtica fue retomada, despus, ms por Platn que por Aristteles. Pero el propio Herclito no puede ser encuadrado en estas categoras. He mencionado solamente un par de sus enunciados ms fascinantes, porque en su caso el citarlo es, por as decirlo, casi la forma ms adecuada de acercarnos a ese pensador. Herclito no fue una figura de maestro, como se podras suponer y se pueden encontrar ya en otras tradiciones de la antigedad que tena fama de ser oscuro, es decir, alguien que pronuncia mximas misteriosas y profundas. Un ancdota que ha llegado hasta nuestros das, cuenta que a Scrates le dieron el libro de las mximas de Herclito para que lo leyera y habra dicho: Lo que he entendido es excelente. Estoy convencido que lo que no he entendido debe ser excelente tambin. Pero se necesitara un pescador de excelencia para sacar a la luz esas exquisiteces del fondo del mar. Ese misterioso estilo de Herclito fue el que, desde el principio, atrajo la atencin, gracias a la paradoja, a la formulacin sorprendente, con la que dice: la subida y la bajada son uno y lo mismo. Las concepciones cotidianas de todos se hacen aicos y se abren as nuevos horizontes de pensamiento. Se trata, en realidad, de eso que en el lenguaje contemporneo llamamos lo especulativo, y tal uso lingstico lo especulativo fue propuesto por Jorge Guillermo Federico Hegel. Este ltimo gran griego estoy a punto de decir (si bien Hegel fue un suavo que consolid en Berln su fama mundial) afirma sobre los fragmentos de Herclito: No conozco alguna proposicin de Herclito que no haya podido retomar en mi Lgica, en el texto fundamental en el cual expongo mis doctrinas filosficas. Hasta ese punto el elemento especulativo (esa secreta contradiccin entre la asercin contradictoria y la convincente unidad de sentido que se expresa en ella) representa un rasgo comn que uni al brillante creador de aforismos, Herclito, con el dialctico, Hegel, cuyo mtodo, tambin a menudo misterioso, es tambin universalmente reconocido. De cualquier modo, ni siquiera Herclito se inserta adecuadamente en el esquema con el cual Aristteles ha querido seguir el rastro de los pasajes que han precedido y preparado su propio pensamiento.

EL RAYO LO GOBIERNA TODO Si nos preguntamos cul elemento juega en Herclito el rol decisivo con el fin de hacer comprensible el orden del mundo, la respuesta que de ella deriva es, ciertamente, singular: es el fuego. En verdad, el fuego explica el orden del mundo? Esto sera completamente incomprensible, si no supisemos ya que para los griegos, en el pensamiento de los albores, calor y fuego estaban estrechemente unidos entre s. l no tiene en mente el fuego que consume y devora, el fuego que todo destruye, sino ms bien, otro tipo de fuego, otra 26

sustancia. Qu es el fuego para el pensamiento griego? Es algo que pertenece a todos nosotros los seres vivientes, en cuanto somos animales de sangre caliente: una especie de materia prima de calor. As, podemos tener una primera explicacin acerca del por qu el fuego deba ser un elemento. Pero ste, en qu relacin est con los fuegos del cielo, con el sol y las estrellas? Hemos de pensar en combinaciones muy azarosas. Hemos de suponer que si Herclito ha hablado realmente del fuego con el nfasis que sabemos, ha de tratarse ms bien de algo semejante al rayo. Hay un dicho de Herclito en el umbral de la cabaa de Martn Heidegger en la Selva Negra que dice: El rayo lo gobierna todo. Es necesario escucharlo con atencin, para descubrir, de nuevo, esa contradiccin llena de tensin. No significa, por supuesto como podra creer el pensamiento mtico banal el rayo de Jpiter, que descarga sus dardos y domina as todo lo que acontece en el mundo. Esto es totalmente ajeno a Herclito y a la filosofa en general. Nuestra vida est ya en camino hacia el lgos. Pero qu significa esto? Pensemos en la experiencia del rayo. Sobre todo, ah donde aparece con todo su poder, en la noche. En un instante, todo se hace visible en una ms luz deslumbrante que, un instante despus, se hunde en una noche an ms profunda. Este es, evidentemente, el rasgo ms interesante del fuego: su fuerza imprevista, iluminadora.

LOS CONFINES DEL ALMA Hemos visto ya algunos ejemplos agudos y profundos de Herclito, que estas cosas estaban escondidas en el fondo y, de pronto, todo se transforma en su contrario. He hablado de sueo y vigilia, pero podemos sustituirlos por vida y muerte. Decimos, de hecho que alguien duerme como un muerto y, de pronto, se despierta. El rayo lo gobierna todo. Estamos, pues, ante un modo de pensar radicalmente diverso del que tiene en mente Aristteles e, incluso, el lenguaje es totalmente diferente. Se trata de ese modo de pensar en el cual se recorta netamente algo que no se puede pensar con categoras como la mezcla de elementos y la presencia a un tiempo de sustancias diversas, sino que que es misterioso como el despertar, como el volver en s y como el dormirse, el ausentarse de s. Qu sucede en estos casos? Herclito fue el primero en dar el paso gigantesco de separar el concepto de alma, de psyche, de su estrecha unin con la vida en cuanto tal. La fuerza vital es, en efecto, algo que tiene que ver con el calor y con la vida, pero todos estos enunciados que Herclito utiliza repetidamente, donde no tiene en la mira el alma, no se refieren a la vitalidad, sino a eso que nosotros llamaramos conciencia. Que entendemos, al decir no est ya en s o de nuevo est en s o, de quien se despierta ha recobrado la conciencia? Es, en estos trminos, en los que, aproximadamente, piensa el autntico misterio. El alma no es solamente el respiro del viviente, sino el elemento pensante, que en su amplitud lleva ya en s tantos enigmas y verdades. Hay un bellsimo dicho de Herclito que dice: Nunca llegars a los confines del alma por muy lejos que puedas ir. Este es el nuevo universo. Se puede imaginar que, siendo as, se pueda dar el salto, rpidamente, hasta, quiz, el idealismo alemn, para el cual, la autoconciencia, con su extensin, con su carcter universal, es, a un tiempo, fundamento de toda verdad, de la realidad y del mundo. Pero, en realidad, se proyectara un falso modernismo en el pensamiento de Herclito, si en verdad se le pusiese en relacin con la autoconciencia del 27

pensamiento moderno. Se podra mostrar tambin y creo que en el curso de esta panormica sobre la historia de la filosofa aparecer con bastante claridad que este concepto moderno de autoconciencia es inseparable del pensamiento del mtodo de la ciencia moderna. A final de cuentas, los escritos de Herclito proponen tareas muy diferentes al pensamiento filosfico y al examen cientfico de la tradicin.

LAS CONTAMINACIONES DE LA IGLESIA Herclito, a pesar de su oscuridad, fue un autor enormemente apreciado y, aunque los tiempos cambian, precisamente en ciertas aserciones muy oscuras, hay siempre modo de reconocernos a nosotros mismos. Esto forma parte de esas misteriosas formas en que se disfraza lo incomprensible para siguiendo viviendo. As ha sido en el caso de Herclito. Fue el autor predilecto de la primera edad helenstica, cuando la Estoa, la filosofa estoica, se dio a la tarea de extraer las consecuencias morales y psicolgicas de las doctrinas de la filosofa clsica griega. En este tiempo, muchos temas estoicos se reconocan en los dichos de Herclito. Despus, llegaron los Padres de la Iglesia, en su intento de confrontarse con la tradicin humanista, si se puede decir de esta manera, que se heredaba de la cultura griega, en la antigedad tarda. Y esos intentaron reformular el pensamiento griego de manera de encontrar en l, de manera anticipada, un sentido cristiano. En este sentido, por ejemplo, el fuego se prestaba perfectamente para traducir de manera visible las llamas del infierno. Adems, estaba esta frase de Herclito: Al final el fuego devorar y destruir todo. Y, por supuesto lo dicho por Clemente de Alejandra: y as, las almas de los pecadores impenitentes sern reducidas a cenizas, o algo por el estilo. En pocas palabras, en el curso de algunos siglos, se ejercita una tcnica de sobreposicin. Se interpretan los fragmentos buscando en ellos anticipaciones de algo posterior. Yo mismo he reconstruido un fragmento de Herclito, liberando de estas estratificaciones de conceptos cristianos incluso el de la resurreccin un escrito que he encontrado. Son aseveraciones engmticas, para nosotros al lmite de lo incomprensible, en las cuales, el culto a los muertos y la glorificacin de los hroes (costumbre muy comn en el mundo guerrero de los griegos de donde nace) se muestran al cristianismo como una anticipacin de la resurreccin de los muertos. En pocas palabras, la tarea que nos proponen los dichos de Herclito no el de entenderlos, sino el de descubrirlos. Muy probablemente, seguiremos encontrando en los escritos de los Padres de la Iglesia una gran cantidad de frases de Herclito que no han sido descubiertas todava. El fragmento que yo he identificado dice as en mi reconstruccin: El padre es hijo de s mismo. Evidentemente, eso significa que cuando el padre genera un hijo, se convierte en padre. Aqu se expresa una unidad paradjica. Es fcil imaginar que esta frase se presta de maravilla para explicar la Trinidad, al menos en un primer momento y es precisamente con esta intencin que la encontramos en la iglesia paleocristiana y en sus escritos. En pocas palabras, durante mucho tiempo (despus ha llegado a ser ms difcil) la ambicin de un buen fillogo era la de encontrar un dicho de Herclito liberndolo de las estratificaciones con las que la tradicin cristiana o de la antigedad tarda, haba subordinado las palabras heraclteas a las propias intenciones. 28

LA AUTENTICIDAD DE LOS TEXTOS Se puede entender muy bien. Se trata de algo muy diferente que leer las citas y los fragmentos de Parmnides que se han conservado, adems del Poema del ser. Este texto parece haber salido casi integralmente de la mano del propio Parmnides, al menos en su primera parte, pero naturalmente, tambin en este caso hay muchos particulares, como algunos versos individuales, de los que se puede pensar que han sido insertados posteriormente, en un contexto que, como hemos visto, constituye la parte de la argumentacin dedicada a la unidad del ser. De cualquier modo, tal como estn las cosas, es sorprendente el hecho que, de acuerdo con las interpretaciones corrientes, se diga esto: Parmnides ha pensado el ser esttico, inmutable, mientras Herclito ha mirado al flujo siempre cambiante de las cosas y, por ello, habra preparado el campo, por as decirlo, al escepticismo. Pienso que los ejemplos que he propuesto de frases heracliteanas, muestren algo mejor: esas paradojas son eso, paradojas, no quieren decir que no se pueda conocer la verdad. Al contrario. Esta est escondida y en forma de paradoja se pone al descubierto, como cuando se dice que el paso del hambre a la saciedad se da en un instante inesperado. Y, entonces, se reconoce que en realidad ambas testimonian lo mismo: la necesidad que tiene el organismo de alimentarse. Y as, naturalmente, Herclito puede ser considerado, desde muchos puntos de vista, de una manera distinta a como lo ha sido hasta ahora. Pero fue tambin un estilista incomprable. Todava hoy sostengo que el mejor sistema para determinar la autenticidad de los dichos de Herclito, o para interpretarlos, sea el que yo mismo he usado: hacer un anlisis estilstico, buscar una especie de morfologa de las proposiciones paradjicas. Si se procede de esta manera, se puede llegar a tener bastante certeza de que se trata de un dicho autntico de Herclito. Pero, en cuanto al significado, es necesario liberar las frases de las incrustaciones sobrepuestas por las tradiciones sucesivas. Cualquier cita es, en realidad, una forma de apropiarse de algo. Incluso cuando nosotros mismos nos servimos de las citas, queremos decir algo que valga para este momento preciso, pero con la ayuda de versos preconfeccionados, de proverbios, de afirmaciones o de elementos semejantes.

EL LOGOS DE LA UNIDAD He aqu la extraordinaria dificultad frente a la cual se encuentran dos pensadores y lo que provoca admiracin es esta: en la total diversidad son profundamente concordes, unnimes al hablar del Uno. Herclito dice: hn t sophn, uno es el sabio y con ello entiende la unidad ms all de las diferencias y entre los opuestos, es decir, esa unidad especulativa. Y, anlogamente, Parmnides afirma: el ser es el Uno y no los muchos. Ahora bien, se puede imaginar. Si esta doctrina es, por un lado, la enseanza, la inspiracin de la diosa inspiradora del poema didasclico de Parmnides y si, por otro lado, es la verdad provocativa de la profunda meditacin de Herclito, entonces habr que preguntarse. Cmo es posible hablar de este Uno, tener un lgos, formular un discurso que pueda asir lo que el Uno dice de s mismo? Es claro que este ser el problema y deba ser el problema que emerge de la crtica profunda dirigida a la curiosidad del mundo y a la intrepidez del pensamiento de los filsofos de Mileto. 29

Podemos, sin duda, decir que estos dos pensadores fueron ms o menos contemporneos. Uno vivi en feso y, con intuicin proftica, tom el peligro de un predominio extranjero (por parte del reino persa) sobre estas ciudades portuarias y, llam la atencin de sus conciudadanos, en reiteradas ocasiones, en tal sentido. El otro vivi en Elea (Velia) al sur de Napoles. Estaban separados, pues, por distancias enormes. Se ha tratado de encontrar alusiones del uno al otro. Es verdad que se puede jugar con estas fantasas, cuando los testimonios son tan pocos que no se pueden refutar esas ficciones. Pero yo me he convencido: es probable que no se conocieran para nada. Los dos han tenido el mismo contexto. Su background comn fue, precisamente la insurgencia de un pensamiento racional orientado al lgos, de frente a la nueva apertura al mundo madurada por la Escuela de Mileto por los filsofos de Mileto a lo largo de varias generaciones de filsofos importantes.

EMPDOCLES Y ZENN Desgraciadamente, no puedo exponer, como quisiera, otros grandes nombres de exponentes del pensamiento griego de los albores, llamados ordinariamente presocrticos, como lo he hecho con los autores ya tratados. Se trata de nombres notables, cuyo atractivo no es menor. Uno de ellos es Empdocles. Todos lo conocen por la historia de la literatura y, en particular, los alemanes recuerdan la referencia a la imagen ejemplar de Empdocles en la poesa de Hlderlin. Se sabe que Empdocles fue una figura mtica, tanto como su muerte, la que busc en el Etna (el crter del Etna, segn se dice), as como una serie de historias ligadas a su vida, a sus poderes prodigiosos e, incluso a su descenso al abismo. Dej una cantidad de cantos poticos de carcter filosfico, en los cuales ya se prepara y se desarrolla la teora de los tomos y la doctrina de los cuatro elementos que, de acuerdo con la tradicin griega, fue propuesta por l por primera vez: agua, aire, tierra y fuego. Podra hablar tambin es ms, debo hacerlo de la relacin tan estrecha que hubo en Elea, entre Parmnides y su discpulo Zenn. Ms adelante, al hablar de Platn, volveremos a decir que Zenn y Parmnides son considerados como una nica corriente o escuela de pensamiento, y eso se debe al hecho que Zenn hizo la afirmacin: Slo existe el Uno, el ser es el Uno y pretende corroborarlo o si se quiere, demostrarlo haciendo ver que la hiptesis de la multiplicidad conduce a contradicciones insolubles. Sostenemos que este arte de la refutacin, introducida por Zenn para reforzar la doctrina eletica, es el origen de la dialctica. Por ello, tambin desde esta perspectiva, es evidente la ntima afinidad entre Parmnides, por un lado, y Herclito, por otro: Parmnides, cuyo alumno ha puesto en marcha esa refutacin indirecta evidenciando las contradicciones; y Herclito, entre cuyos seguidores nace la superacin de las contradicciones, esa dialctica especulativa que Hegel ha vislumbrado en sus fragmentos. En efecto, podra hacer mencin ahora de un largo elenco de pensadores sucesivos. Por ejemplo, podra recordar, una vez ms, que la teora atomstica de Demcrito ha sido desarrollada en su forma, no ya matemtica, sino fsica, con profunda radicalidad. Cuando se habla de teora atomstica, es importante evitar confundirla con el concepto de tomo, fundado matemtica y fsicamente en la teora atmica de la ciencia moderna. Hay un fragmento de Demcrito que describe las formas de los atomos, gracias a las cuales se unen unos con otros, generando la materia cohesionada y compactada, el cuerpo slido; pero 30

encontramos tambin otras afirmaciones. Hago mencin de una para mostrar la diferencia. El tomo es aquello que no se puede subdividir ulteriormente; eso es todo! No se dice es la ms pequea partcula. Demcrito dice, efectivamente: Podra haber un tomo tan grande como el universo. A parte del hecho que Demcrito parte de la doctrina eletica del ser-uno para llegar al pensamiento de los tomos; no podemos, por desgracia, aadir mucho sin hacer referencia a Epicuro y a Lucrecio, o sea, a sus seguidores de la antigedad tarda.

SCRATES, EL SOFISTA Finalmente, nos estamos acercando al periodo de Scrates, a la poca en que las artes de la dialctica se difundieron como una especie de epidemia entre los jvenes de Atenas. En realidad, no se puede tratar de la filosofa sin considerar el concepto que se le opone, la sofstica. Sofstica es, por decirlo as, hacer girar en el vaco el arte de la dialctica, evidenciar contradicciones slo por el gusto de tener la razn. El slogan de los sofistas era: hacer que la cosa ms dbil, gracias a argumentaciones ingeniosas, se convirtiese la ms fuerte, en los tribunales y, sobre todo, en las disputas. Este aspecto de la dialctica fue, en tiempos de Scrates, sin duda alguna, el fenmeno dominante en la conciencia pblica ateniense. Y, dado que as estaban las cosas, Scrates (una figura decisivamente singular) se convirti en vctima de la indignacin popular contra esos virtuosos de la argumentacin y del discurso que eran los sofistas. Scrates fue condenado, precisamente, como sofista. Todo eso es bien sabido. Sin embargo, para nosotros, la figura de Scrates es otra, una figura epocal, que representa un cambio. Aqu, quiz, se puede recordar lo que dice Cicern acerca de Scrates: l ha hecho descender la filosofa del cielo para hacerla habitar en las calles de Atenas. En otras palabras, esas discusiones de Scrates con sus conciudadanos en los Gimnasios, en las palestras, en las reuniones pblicas y en las calles son las cuestiones prcticas de la vida que l ha trado consigo entre los seres humanos. Scrates fue, por decirlo as, el hombre incmodo que poda detener a cualquiera que caminase, orgulloso de su propia sabidura y someterlo a cuestiones a las que no podra responder. Parece que lo hizo sobre todo con los grandes de su tiempo: lo hizo con los almirantes y los estrategas, para saber lo que era el valor; lo hizo con los jueces para saber qu cosa es la justicia; lo hizo incluso con los videntes y los adivinos para mostrarles que de cuestiones divinas, los sacerdotes y religiosos no saben nada. Esta es la clebre figura de Scrates. Pero de qu fuentes la conocemos? Es verdad que tuvo una serie de imitadores, pero todos ellos palidecen ante la figura de Platn. Y, precisamente, a estas alturas, debo considerar aqu, la intervencin especfica de Platn y la tarea que fue para Platn la misin de su vida, como lo qued claro muy pronto. La intencin de Platn era la de liberar a Scrates, a quien tanto admiraba, del error de la democracia ateniense que lo haba considerado un sofista, slo porque saba argumentar agudamente, sirvindose de racionamientos dialcticos.

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SCRATES, EL EDUCADOR. La obra de Platn consta de dos partes, pero slo conocemos una. Lo que tenemos es la misin de toda su vida de escritor, con la cual Platn se propona mostrar que Scrates no era un sofista. Por este motivo escribi los dilogos socrticos, en los cuales el ethos, por decirlo as, la fuerza moral de la dialctica de Scrates es sacada a la luz de manera convincente, con el resultado que, finalmente, incluso las figuras importantes de aquel tiempo habran de darle, ms o menos, la razn, reconociendo no saber nada y que, por eso mismo, Scrates era ms sabio que todos ellos. Estas mismas cosas valen no slo para ellos. Hay, de hecho, otro pensamiento atrevido de Platn: la idea de un Scrates que discute con los sofistas, aquellos con quienes fue siempre confundido. Un producto de su imaginacin, ya que podemos decir, con cierta seguridad y con base en otras fuentes, que Scrates no ha intercambiado con ninguno de ellos palabra alguna y que, probablemente, no se encontrn nunca con Protgoras o Gorgias o algn otro de los sofistas como ellos. Ms bien, l asumi las consecuencias de la doctrina sofstica sobre la juventud ateniense y sobre la moralidad pblica y la hizo objeto de su crtica. Por ello, si consideramos la obra dialgica de Platn, podemos estar seguros que donde aparece Scrates como virtuoso de la refutacin, Platn pretende demostrar que no es un sofista. Por eso, lo pone en una confrontacin con los sofistas de la que resulta vencedor. Protgoras, Gorgias y los dems. Ms all de esto, en la evolucin de los escritos platnicos, encontramos algo absolutamente fuera de lo comn: que un pensador de enorme fuerza conceptual, capaz de ser en el mbito de las matemticas, si no un cientfico de punta, al menos un inspirador de nuevas vas (a Platn se remontan los problemas de astronoma matemtica, propuestos por l a sus contemporneos y otras cosas ms); en sntesis, que un hombre como l, que ha concebido clculos abstractos sobre las variaciones y ha anticipado computaciones complicadsimas sobre la probabilidad matemtica y otros rompecabezas por el estilo, al mismo tiempo haya sido uno de los mximos talentos poticos de la literatura universal. Creo que se trata de un evento nico y, tal vez, irrepetible en la historia de la filosofa, que uno de los mximos pensadores haya sido, al mismo tiempo, un grande escritor. Es notable, adems, la dimensin que Platn le ha dado a la figura de Scrates en las diversas circunstancias de la vida, mucho ms all del simple arte de la refutacin, dotndolo de las capacidades de un visionario. Y tambin est, como todos saben, ese estado ideal, la idea de una ciudad ideal organizada de tal manera que en ella slo haya justicia y ninguna iniquidad, que haya slo el bien y nada malo y esto es presentado como un ideal, que naturalmente podemos calificar slo con el concepto de utopa. Creo que debemos seguir el ejemplo de Aristteles, quien fue el primero que se divirti criticando a todo aquel que tomase en serio, muy en serio esta utopa platnica.

LA REALIZACIN DE UN IDEAL Todos conocen las propuestas que Platn hace para la realizacin de esta ciudad ideal: la promiscuidad de las mujeres, la comunidad de los hijos y cosas por el estilo, para despus 32

discutir, con toda seriedad, si es posible hacer realidad todo aquello. Y entonces, se dice: Ah, esto no es problema. Basta tomar a todos los que tienen ms de diez aos, alejarlos de la ciudad y quedarse slo con los nios para construir este nuevo tipo de comunidad. Pero, en verdad se necesita ser eruditos cegados por el exceso de erudicin para tomar en serio una propuesta de este tipo. Aqu, se requiere caer en la cuenta que se trata de una consideracin crtica, que tiene que ver con los peligros de los lazos familiares para la subsistencia del estado, las insidias del nepotismo y de la proteccin que deriva de la pertenencia a ciertos grupos familiares o clanes de afiliados, todo lo cual representa una amenaza para la sana vida en comn. Por ello, se puede leer la Repblica de Platn ms bien como un escrito crtico, pensado para una opinin pblica ms o menos extensa y tendiente a demostrar lo absurdo que es, a fin de cuentas, esa cosa pblica de la cual fue vctima , entre otros, el venerado maestro Scrates. Por ello, no hay que admirarse que eso suceda en otros dilogos como en El Banquete o en el Fedro, en los cuales Platn nos muestra un Scrates que se deleita en grandes fantasas mticas, mientras con toda la maestra de un artista hace creble este mundo de mitos como un vuelo fantstico por encima de una, ms bien modesta, verdad lgica. Todo esto hay en la obra platnica. Pero lo que ms nos debe interesar es el modo en el cual, en Platn, toma forma una sntesis filosfica del pensamiento griego que lo ha precedido. Posteriormnete, Aristteles se referir a ella y sobre ella hemos de detenernos, ya que se trata de uno de los captulos ms controversiales de la filosofa griega. El iniciador de la doctrina de las ideas ser criticado por su discpulo ms importante, Aristteles (si consideramos a fondo los dilogos platnicos, encontramos ya algunas huellas), ya que Platn habra formuado una teora dualstica en la que dos mundos no podran coexistitr y por ello, debera ser considerada, por decirlo as, como una desviacin del pensamiento. Y, en verdad, todo eso ya est presente en el Parmnides del propio Platn, en el cual se critica el pensamiento dualstico Esta es la ms grande de todas las dificultades en la teora de las ideas: pensar que las ideas sean para los dioses y que nuestro saber emprico sea para nosotros, simples mortales. Es Parmnides quien lo dice, de frente al joven Scrates, afirmando que esta es la apora ms seria, el ms grave error en la comprensin de las ideas. Son problemas que deberemos enfrentar: Qu ha dicho realmente Platn a propsito de las ideas? Y Por qu Aristteles ha obrado ese giro, de manera que ha sido considerado a lo largo de la historia de la filosofa como un crtico exasperado de Platn? Naturalmente, las cosas no se dan en estos trminos. Hay un clebre pasaje de Aristteles que dice: soy amigo de Platn, pero amo ms la verdad. Por ello, su crtica, sus modificaciones, estn ligadas siempre a una amistad nunca interrumpida y a la admiracin por Platn. Son todas estas, cuestiones a las que nos dedicaremos en los prximos encuentros.

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Platn Ahora que comenzamos a tratar la gran obra filosfica y literaria a la que Platn dedic toda su vida, nuestro discurso se puede apoyar sobre bases slidas. Ya no se trata ms de reconstruir y casi adivinar, intuitivamente, los motivos de fondo que han guiado el pensamiento, como sucede con los as llamados presocrticos. Aqu se celebra un gran evento, es decir, el giro introducido por Scrates, que crea un nuevo y originalsimo estilo filosfico dominado por el asunto del bien: este es, precisamente, el punto gracias al cual Scrates, entendido como personaje platnico, resulta vencedor respecto a todos sus interlocutores. l les hace ver claro que no saben que es el bien Hemos ya explicado que Platn, con sus dilogos, erige un monumento a su maestro Scrates, confrontndolo con los sofistas y con todo el fermento dialctico vacuo de la juventud ateniense del tiempo. La historia de la filosofa ha visto a Platn, como a los presocrticos, desde la perspectiva de Aristteles. En esta ptica, Platn es uno de los pitagricos, uno de los miembros de la secta religiosa fundada por