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HIPERINFLACIÓN

El término hiperinflación hace referencia al desorden monetario provocado por la subida rápida e incontrolada de los precios. La moneda del país que la padece pierde su valor. Para adquirir mercancías y servicios es necesario el desembolso de grandes cantidades de numerario. Por su parte, los salarios crecen a menor ritmo que los precios y con ello se erosiona su poder adquisitivo. La masa monetaria circulante es enorme, pero su valor nominal no se corresponde con el real.

El estado que sufre este fenómeno asiste al derrumbe de su sistema productivo, pues los productos que fabrica dejan de ser competitivos en el exterior y las empresas se ven forzadas a disminuir su actividad o a cerrar. La principal secuela social de la hiperinflación es el desempleo.

Las repercusiones políticas se traducen en el agravamiento de las tensiones y en el rápido desprestigio del gobierno que ostenta el poder.  Psicológicamente da lugar a un generalizado pesimismo frente al futuro, llegando a modificar los hábitos de vida de amplias capas de la sociedad.

LA HIPERINFLACIÓN ALEMANA EN 1923

Durante el período 1922-1924 Alemania fue presa de este fenómeno. La principal causa imputable a tal hecho fue la necesidad que tenía la República de Weimar de hacer frente a las indemnizaciones fijadas por los vencedores de la Gran Guerra (Tratado de Versalles).

Julio de 1914 1Enero de 1919 2,6Julio de 1919 3,4Enero de 1920 12,6Enero de 1921 14,4Julio de 1921 14,3Enero de 1922 36,7Julio de 1922 100,6Enero de 1923 2.785Julio de 1923 194.000Noviembre de 1923 726.000.000.000

Evolución del índice de precios al por mayor en Alemania

Durante la Primera Guerra Mundial, Alemania había financiado la contienda  a cargo de la deuda nacional, provocando un aumento de la inflación que esperaba solventar en  la victoria con un cuantioso botín que finalmente no obtuvo. Tras la derrota, las naciones vencedoras pasaron la factura por los daños ocasionados.

A mediados de 1919 se firma el Tratado de Versalles por el cual Alemania debía ceder valiosas regiones fronterizas así como las colonias en África, Asia y Oceanía. Pero el golpe más fuerte lo recibió con el llamado Ultimátum de Londres, en el que se exigía a Alemania desembolsar 132.000 millones de marcos oro, cantidad que suponía casi el triple del PIB del país antes de la guerra. Este pago debía realizarse a razón de 2000 millones cada año y el 26% de las exportaciones anuales.

Por los tratados de Versalles, Alemania perdía el 75% de sus reservas de mineral de hierro, el 25% de las de carbón y el 20% de su capacidad productiva de hierro y acero. Mayor gravedad revestía

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su situación financiera, agudizada por la necesidad de pagar ingentes reparaciones de guerra. Al finalizar la contienda, la cantidad de moneda en circulación era cinco veces superior a la de 1914.

El gobierno socialista de Alemania no podía recurrir a los mercados, donde la caída libre del valor del marco ahuyentaba a inversores nacionales e internacionales, y la recaudación fiscal no era suficiente para hacer frente a los pagos, así que se decidió imprimir más dinero extra para hacer frente a la deuda. El resultado fue la descontrolada hiperinflación en octubre de 1923, que produjo desocupación, saqueos callejeros, caos social y toda clase de calamidades que finalmente condujeron a un horror aun peor: el nazismo. La abundancia de dinero en circulación indujo que los precios se dispararan y  el marco se desplomara frente al dólar y el oro. En unos meses se esfumaron los ahorros de toda una vida que, de repente no llegaban ni para pagar unas hogazas de pan. Esto contribuyó notablemente al desprestigio del sistema democrático y al empobrecimiento de los alemanes.

Esta situación explotó durante el verano de 1922, cuando la inflación se transformó en hiperinflación y, a principios de 1923, la República de Weimar suspendió los pagos.  Estados Unidos y Reino Unido apostaron por renegociar la deuda, sin embargo, Francia y Bélgica se decantaron por medidas más vehementes, invadiendo una de las zonas más industrializadas de Alemania como medida de presión para que ésta reiniciase los pagos que había suspendido unilateralmente. El gobierno llamó a la resistencia pasiva iniciando una huelga prolongada mientras se compensaba  a empresarios y obreros con la emisión de más billetes.

En el verano de 1923 la situación había alcanzado una magnitud que se refleja claramente en la relación del marco con el dólar que había pasado de 7.792 marcos en enero a 400.000 en julio, 160 millones en septiembre y 4,2 billones en noviembre. Durante esta vorágine, el marco había perdido su valor y el estado había contratado más de doscientas fábricas papeleras a tiempo completo para imprimir los billetes a la velocidad necesaria. Se imprimían directamente en una sola cara para ahorrar tiempo.

       Los billetes debían transportarse en carretillas o cochecitos de niño a las tiendas y para las transacciones cotidianas más mínimas las familias cargaban kilos de papel moneda, que debían gastarse a toda velocidad porque se devaluaba a cada minuto. Este clima de psicosis colectiva hizo que durante todo el año se sucedieran los estallidos sociales, mientras las prensas trataban de emitir nuevos billetes de cifras lo suficientemente altas para que las cantidades fueran transportables.

Los niños jugaban con los bloques de billetes y los adultos los empleaban para empapelar paredes o como combustible para las chimeneas, pues resultaba mucho más barato quemar billetes que madera.

El pan pasó de costar 163 marcos en 1922 a 1.500.000 en Septiembre de 1923. También volvieron al trueque y, durante un tiempo, los cigarrillos se usaron como 'moneda'. Hubo billetes de 100 millones de marcos pero también sellos por ese valor. Equivaldrían a unos 50-60 millones de Euros actuales.

No se exagera cuando se afirma que la hiperinflación provoca la disolución de una sociedad. Fue tal el desastre en Alemania que la vida se transformó en un verdadero absurdo. La escasez de alimentos provocó graves enfermedades en niños y grandes elevándose enormemente la tasa de mortalidad. Un anuncio periodístico de aquella época muestra lo grotesco de la situación: la asociación de dueños de funerarias anunció que, dado el aumento del precio del carbón, se veía obligada a elevar el costo de las cremaciones a 350 mil millones de marcos.

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Por todos los medios procuró el gobierno soslayar su responsabilidad en ese desastre acusando a los especuladores (que los nazis identificaban como “los judíos”) y a los aliados vencedores de la guerra. Pero por lo menos alguien pagó por tantos errores y mentiras: el doctor Rudolf Havenstein, de 66 años de edad, que había hipotecado irresponsablemente el futuro de Alemania con su política inflacionaria, abrumado por el fracaso y agotado por el exceso de trabajo y las preocupaciones, falleció el 20 de noviembre de 1923.

Su sucesor, el doctor Hjalmar Schacht (que paradójicamente ocuparía el mismo cargo en el gobierno de Hitler años más tarde) logró con enorme esfuerzo poner en circulación una nueva moneda denominada “Retenmark”, de carácter provisorio, que se canjeaba por la vieja moneda en una proporción de un Retenmark igual a un billón de marcos. Gracias a la favorable predisposición del pueblo alemán que estaba harto de la inflación y deseaba cooperar con las autoridades, se logró una primera etapa de relativa estabilidad. El 30 de agosto de 1924 se reorganizó el Reichbank cuyo valor fue el mismo que el de 1914 (4,2 Reichmark, igual a un dólar).

Otro aspecto fundamental de la recuperación fue el Plan Dawes que logró agilizar los pagos de la deuda con los aliados mediante préstamos de la banca de EEUU.

Finalmente, en la segunda mitad de los años veinte Alemania empezó a recuperarse económicamente. Sin embargo, el tremendo colapso habría de dejar hondas y muy dolorosas consecuencias en Alemania. Vino la inevitable deflación y con ella la desocupación. En el año 1933 Alemania tenía más de seis millones de desempleados. Para entonces ya todos creían que era necesario un dictador que viniera a poner orden. Así fue como Hitler, logró el poder absoluto en una de las naciones más civilizadas y cultas de la tierra, y llevó a la humanidad a una guerra mundial que costó la vida de más de cincuenta millones de personas.

BIBLIOGRAFIA

http://hammurabiseye.wordpress.com/2013/01/20/123/http://www.claseshistoria.com/entreguerras/periodocrisisalemania.htm