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Jorge Priego Martínez www.heytabasco.com Monedas con olor a pólvora La paciencia Beatriz Pérez Pereda de llamarse La minifalda Marina Lugo Jugada inocente Andrés Ignacio Sánchez El cuadro que pintó Edén García Carlos Coronel Pascual Junco Martínez

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Contenido en forma de revista del sitio web Hey Tabasco, del 30 de Junio al 6 de Julio. Colaboran: Jorge Priego Martínez, Beatriz Pérez Pereda, Alejandro Hernández-García, Carlos Dzul, Pavel Santa Rosa, Marina Lugo Martínez, Andrés Ignacio y Carlos Coronel.

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Jorge Priego Martínez www.heytabasco.com

Monedas conolor a pólvora

La paciencia

Beatriz Pérez Pereda

de llamarse La minifaldaMarina Lugo

Jugada inocente Andrés Ignacio Sánchez

El cuadroque pintóEdén García

Carlos Coronel

Pascual JuncoMartínez

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Colaboradores: Fracisco Magaña Magaña, Jorge Priego Martínez, Sergio Antonio Reyes Ramos, Marcos Rojas Gutiérrez, Gerardo Rivera, Antonio Solís Calvillo, Pablo A. Graniel, Sara Emilia Medina, Moisés Villareal, Andrés Ignacio, Francisco Payró, Carlos Dzul, Juan de Jesús López, Mario Guzmán, Diego R. Barrionuevo, Aníbal Santiago, Josimar Reyes Mosqueda (q.e.d.), Ulises Rodríguez, Alejandro Rabelo, Didier Garaven, Alejandro May, Luis Acopa, Pedro Luis, Beatriz Pérez Pereda, Jesús Heredia Cañaamo, Liz Marín, Nezih Einar, Cecilia Díaz de León, Jasmín Simone, Fernando Abreu, Alejandro Breck, Manuel Campos, Francisco Cubas, Manuel Felipe, Garbro, Rubén Mondragón, Pavel Santa Rosa, Marina Lugo Martínez.

www.heytabasco.com

Semanario digital=Ideas+Gente+Cultura;

Cuento+Poesía+Ensayo;Crónica+Entrevista+Noticia;

Ajedrez+Cartones+Audio;Radio por internet.

EditorCarlos CoronelInfomáticaWilberth de la O

ArteAlejandro Hernández-GarcíaRadioGilberto Vigil

El cartón de Pavel

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Carlos Coronel

El cuadrode Obrador

¿ Quién pintó ese cuadro?”, fue la pregunta

que corrió entre los segui-dores de la cuenta de An-drés Manuel López Obra-dor en Facebook, luego de

que el tabasqueño colgara una foto familiar. Muy po-cos lograron identificar al creador de la obra plástica que domina el comedor de la casa Obrador Gutiérrez.

La pieza se llama “Los músicos”, mide 1,50 por 2,80 metros, y fue hecha por el pintor cardenense Edén García en los años noventa.

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A Edén García, originario del municipio de Cárdenas, Tabasco, le “da mucho gusto” ver su tela “en un lugar privi-legiado”. Y sobre todo porque tenía muchos años que no la recordaba.

La imagen hogareña, sub-ida el 19 de junio, muestra al reconocido político tabasqueño desayunando con su hijo Jesús Ernesto, horas previas a una gira de trabajo por el Estado de México, y al fondo sobresale el acrílico “Músicos”.

“Es una obra que mide aprox-imadamente 1,50 por 2,80 metros. Se trata de un acrílico sobre tela que titulé ‘Músicos’”, cuenta el pintor choco.

Los personajes que se alca-nzan a ver son dos de la esqui-na inferior del cuadro, de acen-tos caribeños y estilizados, que ejecutan el clarinete y el trom-bón respectivamente.

“La obra se elaboró a la pri-mera, si mal no recuerdo, por ahí de los años noventa”, detal-la el también escultor.

Su memoria se sitúa en una calle del centro de Villahermo-sa, en casa del diseñador Ricar-

do Torres, que fuera punto de reunión de amigos artistas, fo-tógrafos y escritores de aquella época.

“Llegó el poeta Ramón Bolí-var, argumentando a Fonta-nelly Vázquez –un dibujante destacado–, que el licenciado Obrador quería un trabajo plástico que tuviera como tema central una banda musical de viento. ‘Fonta’ argumentó que no lo haría, entonces la pro-puesta pasó a un servidor que estaba presente en ese momen-to. Me di a la tarea de realizar el trabajo de inmediato porque el licenciado iba a viajar y no había más tiempo”.

Además de los personajes mencionados, “Músicos” cuen-ta también con un saxofonista, cuyas llaves apenas asoman en la imagen, detrás de la espalda de Andrés Manuel, y un trom-petista y un tamborilero que quedan fuera de foco.

“Por lo general muy pocos (políticos) tienen esa visión de adquirir arte de calidad. Hay personas que prefieren com-prar arte menor”, señala quien estudió promotoría cultural en

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veta de trabajo. Lo que vi de él me deja un buen sabor; hay imaginación”.

Aunque el presidente del Consejo Nacional del Mov-imiento de Regeneración Nacional (Morena) es muy conocido en tu tierra, Edén sólo pudo platicar una vez con él , “cuando fue presiden-te del PRD nacional”. La im-presión que le dejó es que “el licenciado es un gran hom-bre, de principios e ideales, le mandamos nuestro recon-ocimiento y respeto desde nuestra tierra”.

el Centro de Estudios de las Bellas Artes, una escuela fun-dada en tiempos del goberna-dor Enrique González Pedre-ro y que, cada sexenio, amagan con cerrar los de la adminis-tración en turno.

Edén, de 47 años actual-mente, sigue pintado y ex-poniendo en su tierra. El li-bro Bajo la mirada de la ceiba (UJAT, 2006), un catálogo razonado de la plástica ta-basqueña en el siglo XX, rec-oge un comentario de la crítica de arte Raquel Tibol sobre su obra: “hay ahí una interesante

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Jorge Priego Martínez

Monedas con

Como antes dijimos, todas las facciones o grupos rev-

olucionarios imprimieron sus propios billetes, pero se dice que quien se llevó la palma fue Francisco Villa, que emitió más de un millón de pesos en billetes en denominaciones desde un centavo hasta 100 pe-sos, aumentando el tamaño del billete según el valor facial del mismo, por lo que se les conoce a los de mayor denominación

como “sábanas villistas”.Por los vaivenes de la lucha

armada, como ya hicimos ver, los billetes dejaban de tener valor en los sitios donde no dominaba la facción que los imprimía, pero si por azares del destino, volvía a sentar sus reales en un lugar donde antes estuvo, sus billetes recupera-ban su valor, previo el “resel-lo”, consistente en las palabras “revalidado” o “resellado” que

Los billetes de los revolucinarios no eran bien aceptados y la gente escondía mejor sus monedas de oro y plata.

olor a pólvora

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se imprimía sobre dichos bil-letes. Hubo quienes aceptaron los billetes de la facción ven-cida, previa la impresión de la consabida palabra de “reval-idado” junto con la marca o sello del grupo vencedor.

Ante el gran alud de bil-letes de toda especie, denom-inación, material y tamaño, los comerciantes establecidos prefirieron cerrar sus nego-cios a seguir aceptando estos papeles que los llevaban a la ruina, pues la gran cantidad de numerario y la escasez de alimentos, propició la más in-creíble inflación. Los precios aumentaron en gran propor-ción; por ejemplo de julio de 1914 a julio de 1915, el precio del maíz se incrementó en un 2, 400 por ciento, el del frijol en un 2,200 por ciento, mien-tras los salarios permanecieron estables en 2 o 3 pesos diarios.

La gente se negó a aceptar cualquier tipo de billetes re-curriéndose al trueque o al in-tercambio de cheques bancar-ios y de billetes emitidos por los grandes comercios.

También se imprimía mone-

da fraccionaria en pequeños pe-dazos de cartón o cartoncillo en denominaciones desde un cen-tavo hasta cinco pesos. A éstos, se les llamó comúnmente “car-tones”.

En Tabasco, durante el gobi-erno pre-constitucionalista en-cabezado por el coronel Aquileo Juárez, quien inició su gestión administrativa el 2 de febrero de 1915, se emitieron billetes de 20 y 50 centavos, conforme al decreto de 22 de marzo de 1915. Estos billetes ostentaban en el anverso la leyenda: “Go-bierno Provisional de Tabasco.”, el valor facial de los mismos (20 o 50 centavos), “Bonos de Es-tado.”, y las firmas del Tesorero General, Rodolfo Moguel; el Gobernador, Aquileo Juárez y el Secretario General, Fernando Aguirre Colorado. Por el reverso estaba impreso del Número fo-liado ascendente y la Serie que les correspondía, seguidos de la leyenda: “La Tesorería del Es-tado de Tabasco pagará al por-tador cincuenta centavos, 50, de conformidad con el decreto de 22 de marzo de 1915. San Juan Bautista, Marzo de 1915”.

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El catalogo mencionado con anterioridad nos informa que hubo dos tipos de billetes de 20 centavos: uno con el núme-ro 20 en el centro, que segu-ramente fue el más común porque le asignaba un precio al muy bueno, de 35 dólares y al muy fino, de 75 dólares, mientras que al que describe con el número 20 a la izquier-da, le asignaba un precio de 80 dólares al muy bueno y de 125 dólares al muy fino.

De los billetes de 50 centa-vos hubo también dos tipos: el de mayor circulación, que tiene el número 50 por ambos lados, al que dicho catálogo le marca un valor de 35 dólares al muy bueno y de 75 al muy fino; el otro, que circuló segu-ramente en menor cantidad, ostenta el número 50 en un solo lado y está valorado en 80 dólares en su calidad de muy bueno y en 125 el muy fino. Estas calificaciones de muy bueno y muy fino, se le dan a los billetes de poca circu-lación, es decir, aquellos cuyo papel, en el primer caso, está sin maltrato y la impresión sin

machas y clara, y en el segun-do, cuando el billete está casi nuevo. (El catálogo al que nos referimos es una edición de los años setenta del siglo pasado, por lo que actualmente los bil-letes mencionados, deben ten-er un precio mucho mayor).

Estos billetes del gobierno provisional, no se crea que tu-vieron general aceptación, pues al igual que otros lugares de la República, también en Tabas-co la gente se negaba a aceptar cualquier tipo de moneda emitida por los diversos gobi-ernos o grupos revolucionarios. Para que nos ilustre sobre esta situación, cedemos la palabra a Elías Balcázar Antonio:

“En 1915 los billetes consti-tucionalistas no tenían mucha aceptación y las personas es-condían las monedas de oro y de plata, así como los antiguos billetes de banco; estos billetes eran acaparados por el comer-cio, por los bancos o bien, eran exportados al extranjero. Por esa razón el 28 de junio de ese año se prohibió la exportación de esos billetes y se decretó que aquellos bancos de emisión,

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como el Banco de Tabasco, que tuvieran que remitir sus propios billetes al extranjero sólo podrían hacerlo con per-miso previo de la Secretaría de Hacienda. En ese mismo año se hizo otra emisión de bonos, esta vez por 500 mil pesos para satisfacer la necesi-dad de moneda fraccionaria pues la escasez de circulan-te era cada vez mayor. Esa ocasión se emitieron 35 mil bonos de a cinco pesos, 125 mil bonos de a un peso, 200 mil de a 50 centavos y 500 mil bonos de a 20 centavos. La circulación de esos bonos era voluntaria y sólo estaban obligadas a aceptarlos las ofi-cinas de Hacienda del Esta-do y de los municipios. Pero como el comercio no quisiera aceptarlos se crearon muchos

problemas en su circulación y las transacciones cotidianas siguieron entorpecidas. Sólo con la llegada de Múgica al gobierno de Tabasco se impu-so la circulación forzosa de los billetes carrancistas emitidos el 28 de septiembre y el 20 de octubre de 1914”.

Al consolidarse Venustiano Carranza en el poder, se em-itieron los llamados billetes “infalsificables”, impresos por el American Bank Note Com-pany de los Estados Unidos, en papel especial y con diseños y grabados de tan alta calidad que impedían fuesen falsifi-cados con la facilidad, que los anteriores. Al ponerse en cir-culación los infalsificables del 5 de junio al 5 de diciembre de 1926, se procedió a retirar del mercado los otros billetes,

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cambiándolos a razón de 10 bilimbiques por un infalsifica-ble. Este nuevo papel moneda estaba parcialmente respalda-do en oro y su mayor mérito fue, sacar de circulación a toda la inmensa gama de billetes que fueron impresos de 1914 a esa fecha, ya que no tuvieron el éxito que el gobierno espe-raba, pues tan luego se logró la estabilización monetaria del país —que dichos billetes lograron en parte—, como por arte de magia salieron de sus escondites monedas de oro y plata, las que se preferían en todos los intercambios comer-ciales, usándose los billetes gubernamentales únicamente para el pago de impuestos. Por lo anterior, el gobierno se vio forzado a acuñar sus propias monedas de oro y plata, lo que ayudó a que se estabilizara aún más, la economía nacional.

A raíz de esta medida gu-bernamental, se procedió a re-tirar de la circulación los bil-letes infalsificables, que fueron destruidos al igual que todos los impresos anteriormente por los gobiernos provisional y constitucionalista.

faldaLa mini

Marina Lugo Martínez

Las señoras que ahora llegan a los 60 años de edad fueron las que estrenaron esa moda.

Ilustr

acion

es de

Alej

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nánd

ez-G

arcía

L a gente joven no puede imag-inarse que señoras de casi 60

años hayamos usado minifalda. Pues, les tengo noticias: ¡sí las usa-mos y bien cortitas!.Los mini vestidos venían con

calzón a juego, porque estirándote o agachándote un poquito se te veía. Por supuesto que, igual que hoy con cualquier moda atrevi-da, tu mamá te hacia un dramón en cuanto te la ponías y entonces tenías que hacer uso del recurso de la liga. Sí, sí, una liga, de esas que se usan para los billetes. La rompías y te la ponías alrededor de la cintura apenas salías de tu casa, y con ella te subías la falda.Es cierto que, como decía tu

mamá, eras blanco más fácil de abusivos en el metro y en el auto-bús, pero juro que la falda larga te hacia sentir fea, insegura, y antic-

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Ilustr

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uada. Eso no lo entendía tu mamá y a diario te regañaba, hasta que se acos-tumbraba a verte así, pero para entonces ya la minifalda era cosa del pasado y lo que querías ponerte era el pantalón más acampanado que pudieras encontrar.Eso no lo entendía tu mamá y a diario

te regañaba, hasta que se acostumbraba a verte así”Esa misma generación usó pestañas

postizas y delineador negro a pasto; ma-quillaje mucho más teatral que el que hoy se usa.Desde luego que lo vivido no me da

derecho alguno a criticar a las nuevas generaciones, pero si sería bueno irse con cuidado, porque estar a la moda

hoy, deja huellas per-manentes en el cuerpo, y conozco a más de uno que está arrepentido de haberse perforado y/o tatuado, entre otras cosas, porque algunas empresas tienen como política no emplearlos, al igual que no admiten a fumadores porque los cuatro o cin-co cigarros al día, como han de consumirlos en lugares destinados a fu-madores, representan al menos una hora diaria de improductividad.Esto es bueno que lo

recordemos a nuestros hijos o nietos, aunque como hicimos nosotros, ni caso nos van a hacer. Vamos acostumbrarnos a convivir con ellos, de manera natural, como con los respetables gays, ya que hasta las empresas van a tener que emplear a nuestros angelitos tatua-dos y agujereados o serán acusadas de discrimi-natorias. Al paso que vamos a lo mejor hasta habrán marihuanómetros para evitar accidentes de tránsito.

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La paciencia

La soledad y la creación se complementan en el libro Entre acera y asfalto (ICT, 2014).

L a prisa y la precipitación suelen ser dos de los males asociados a los autores que publican por primera vez;

la pasión, los anhelos de fama, la vanidad, suelen mal acon-sejar a los escritores primerizos. A veces se acierta, están las leyendas: Arthur Rimbaud escribió a los diecinueve años Una temporada en el infierno, Lautréamont muere a los vein-ticuatro años, después de publicar Los cantos de Maldoror, Rubén Darío publica Azul a los veintiuno dándole esplendor al modernismo, Keats muere con veintiséis años, Alejandra Pizarnik publica a los diecinueve años La tierra más ajena, etc., que antes de los veinte, o en los veinti pocos escribieron las obras por las que serían recordados. A la par de estos afortunados, también está el grupo de escritores arrepenti-dos de sus primeros libros, esos, generalmente publicados en su primera juventud y que luego borran de las semblanzas, de las solapas de presentación, los niegan como los amores que uno quisiera no haber vivido.Son distintos los caminos que llevan a una persona a escri-

bir, también son distintos los caminos que llevan a publicar un primer libro, elegir el momento para hacerlo. Hay escri-tores que han publicado tardíamente, algunos han llegado demorados a la escritura, otros han escrito desde siempre pero han escogido la madurez para sacar al escrutinio pú-

de llamarsePascual Junco

Beatriz Pérez Pereda

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blico sus textos. El Marqués de Sade publicó su primera novela empezando la cincuentena, Ray-mond Chandler su primer cuento a los 45 y su primera novela a los 51 años, José Saramago, todos son ejemplos de personas en la madu-rez de la edad que inician entonces sus carreras de escritor.A Pascual Junco lo considero

dentro de este último grupo de es-critores, lo conozco ya desde hace muchos años, el punto de encuen-tro fue el taller del Jaguar Desper-tado coordinado por el profe An-tonio Solís Calvillo, lugar donde

conocí a casi todos mis amigos de ahora, y desde entonces Pascual disciplinadamente nos mostra-ba sus cuentos y poemas. Pascual es una persona multifacética, es-cribe poemas y cuentos (jamás le he preguntado dónde se siente más cómodo, si en el verso o en la narrativa), ha ganado el cer-tamen estatal de cuento y poesía, además es actor y ha recibido el reconocimiento a mejor actor en la muestra estatal de teatro, pro-motor de la lectura y actualmente estudia el diplomado en narración oral, será un cuentacuentos profe-

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sional pues. Enumero todo esto para dejar claro que no es un es-critor improvisado y éste, su primer libro publicado, es el resultado de largo tiempo de trabajo y espera, de paciencia.Entre acera y asfalto, es un poemario donde la soledad y la

creación se complementan, se buscan. Es un poemario agridulce, de chocolate amargo. En este libro se habla de la espera, una es-pera ocupada, entretenida en la escritura, en la actuación, en la contemplación, en uno de los poemas finales el poeta lo declara Hombre hecho para la contemplación/desnuda tu alma. En los poemas deambula un personaje poético que encuentra en el paisaje moti-vos para sopesar su soledad, pero con la convicción de que la espera tendrá un fin, mientras tanto se cultiva, procura la belleza, la ju-ventud, consciente de las exigencias habituales y contemporáneas del amor.

Repaso el último sueñoesbozo una sonrisael animal que dormita despiertaSé que alguien vendrá a mi encuentroen eso consiste la longevidadNo están de más las caminataslas dietas de apio y toronjalos baños de arcilla

En estos poemas hay varios despliegues de ternura, la ternura es un término que está muy vilipendiado últimamente, junto con la inocencia, sin embargo hay pasajes donde se ensaya el cuidado, el amor en otros seres vivos; en uno de los poemas, haciendo un pequeño homenaje, una versión más esperanzadora de Cortázar y su “Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda a un reloj”: Pi-ensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas…La versión de Pascual dice:

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Cuando te regalan un árbolte regalan un pequeño cielo justificado

Y así como en el texto de Cortázar, la ansiedad lo llena todo, en este otro poema te regalan un árbol como un bálsamo, dice el argentino: Te regalan -no lo saben, lo terrible es que no lo saben-, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mis-mo… Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días… El tabasqueño contesta:

Cuando te regalan un árbolte regalan la esperanza de heredar algo

“Tengo un árbol en miniatura con destino a tu nombre”

Pero la espera no siempre es optimista, no siempre se tiene la fortaleza necesaria y suficiente para resistir los embates de la soledad, porque la vida solitaria también es un lugar se-guro, una trinchera inaccesible donde podemos manejar, eso creemos, todas las variantes para resistir el asedio, donde na-die puede traspasar nuestro perímetro de silencio y ahí nos ponemos las trampas comunes a los solitarios, no sabemos ya distinguir a los enemigos de los amigos.

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Imposible construir barricadas en medio del combateLibres las alas no resisten al vueloAcudí a los pretextos de que el destinoImpide puentes a una isla cercanaVaga en las calles con un bisturí en el sacoConvencido de que el arrepentimientoEs un perro asustadoPermití que ocultaras mi nombreEn cesta de frutos podridos

O también esa soledad elegida se convierte en un campo de batalla, la casa, la habitación donde se desarrolla el enfrentamiento del que aún no se sale bien librado.

Es aquí donde te esperoen la recámara como cuarto de pólvora

En eso días de contemplación, de imaginar la felicidad que está por venir, hay sueños que parecen casi al alcance de la mano, en que no importa si los riesgos están calculados o no, hay que aventarse de cabeza, reconocer el vértigo:

Ese día nos pasamos imaginandocómo sería nuestra vida unidos y sin hijos

Para asegurar nuestra cotidianidadhabrá que enlistar casualidades del pasadoy amar el orden

Todo justifica el mayor riesgoYo prefiero el silencio tonos secosy fruta picadatú analgésicos y edredones afelpados

La actuación, el ser otro, el ser todos para no ser nadie, para no morir, también es un tema presente en todo el libro. Es la evasión, ese otro recurso para no ser uno o para ser otro menos solitario. Por

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eso es que el poeta nos confiesa:

Soy otro si me pongo el traje azul marinoO el de época de Luis XV

Otro es quien dialogaQuien tras mi ojo atisbaMi memoria es recordada por otro

A veces este otro hábito es un paliativo mientras la palabra está ausente:

No está del todo mal este circoMientras me sea vedada la palabra escrita

Actúo para pasar inadvertido ante los ojos de la muerte

Marguerite Yourcenar emprendió a los veinte años la enorme tarea de escribir su primera versión de Memorias de Adriano, arrepentida, la dejó olvidada más de una década y nos legó la siguiente frase que nos hace pen-sar en la paciencia del escritor que sabe que primero tiene que conocerse, adueñarse de sí mismo, para luego afrontar la tarea de escribir las palabras necesarias: hay libros que uno no debe atreverse a escribir sino después de los 40. Gracias a Pascual Junco por entregarnos este su primer libro con la serenidad de quien ya ha visto muchos días de tormenta.

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Andrés Ignacio

Jugadainocente

En ocasiones en mejor asumir el ajedrez como un taoísta y dejar que las conexiones fluyan.

Hace como dos años es-taba perdiendo mi ti-

empo mirando la televisión, como la mayoría de la gente, cambiaba de canal en canal hasta que en una de esas vi unas imágenes de tableros de ajedrez, enseguida regresé atrás y ubiqué la frecuencia correcta, la película se tit-ulaba en la guía de usuario Jugada inocente, faltaban diez minutos para que ter-minara, una vez concluida, quedé muy feliz y con ansias de conseguirla y verla des-de el inicio, tuvo que pasar un año para que la obtu-

viera, y la vi muy contento, me gustó mucho, además el lanzamiento del filme fue en el año de 1995, mi fecha de nacimiento.

¿Y a qué viene esta pelícu-la? Para mí, la cinta tiene historia: hace una semana se la presté a un amigo que da clases de ajedrez , estuvo

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toda la semana insistiéndome y presionándome a que se la diera, hasta que el mismo día de la proyección de la película vino hasta mi casa a buscarla. A los tres días me la devolvió, le pregunté cómo le había ido, él da clases a niños de 6 a 12 años, más o menos, y me sorprendió su reacción, pues

después de verle la sema-na pasada muy emocionado porque les iba a proyectar el filme, ahora me contestaba con la cabeza agachada un simple “mas o menos”. Me explicó que los niños se abur-rieron y la mayoría se fue, al final solo quedaron dos en la sala, y ni interés le pusieron, me dijo esto tremendamente decepcionado, ¡como cuan-do uno anda ligando a una chica y resulta que ya tiene novio! ¡Todo el esfuerzo que hizo resultó infructífero!

Es claro que uno da lo me-jor de sí para llevar a cabo algo, pero cuando no somos correspondidos, nos enoja-mos, a veces con los demás, y lo que es peor, en otras ocasiones con uno mismo. Pero esto ocurre en todo, así que no hay por qué ponerse tristes, simplemente hay que aceptar con serenidad lo que uno no puede cambiar.

A veces escuchamos, lee-mos y comprendemos cosas que quisiéramos que cierta persona también a nuestro lado las oyera, pero simple-

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mente no se puede: todos so-mos y pensamos diferente. Hay a quien le gusta ver las aguas borbotear y a quien le parece una tremenda tontería; otros son felices durmiendo bajo la sombra de un árbol y si tienen una novia quieren que también le guste, y he ahí el problema, no hay porque forzar ni obli-gar, simplemente compartir, y si no funciona, pues aceptarlo y ya.

Lo que digo es que así como no a todos les gusta el futbol, tampoco a medio mundo tiene que gustarle del ajedrez, no hay que ser egoísta, más bien un taoísta y así no les pasará como a mi amigo o como a mí muchas veces, que nos apasio-na el ajedrez y quisiéramos que todos sintieran lo mismo, cosa imposible.

¡Ah!, la película pueden bus-carla en español bajo el titulo de En busca de Bobby Fischer.

La tira de Carlos Dzul