Hay Que Ser Mas Coherente Al Hablar de Drogas

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Hay que ser más coherente al hablar de “drogas” Este artículo, fundamentado en el derecho a réplica, presenta una visión social distinta al punto de vista presentado por la Sra. Sogela María Castillo Seman en la página editorial del Listín Diario del 5 de febrero del 2014. No se puede hablar de “drogas” sin diferenciar sus distintos efectos. Después de todo, el estado patrocina, y se beneficia de, el consumo de drogas que matan a sus usuarios, como el tabaco, o como el alcohol, que provoca la inmensa mayoría de los accidentes vehiculares, la violencia familiar y de género, y los homicidios en la República Dominicana. El alcohol y el tabaco son drogas que matan, y son legales. Las otras tres drogas que hay que diferenciar en cuanto a sus efectos son la heroína, la cocaína y el cannabis (marihuana). La clave para diferenciarlas es que dos de ellas producen adicción física (la heroína y la cocaína) y no tienen beneficios médicos de importancia mientras que la otra (el cannabis) produce afición no necesariamente adictiva y tiene muchas aplicaciones médicas de importancia además de ser fuente prácticamente inagotable, por ser renovable, de aplicaciones industriales como sogas, tejidos, plásticos no contaminantes, alimento animal, aceites esenciales y hasta combustibles de mucho valor económico. Es vital saber, y promover el conocimiento de, las diferencias entre estas cinco drogas. Como muy acertadamente han señalado José Mujica, recientemente nominado al premio Nobel de la Paz, y Fernando Henrique Cardoso, Kofi Annan, César Gaviria, y Ernesto Zedillo, integrantes de la Comisión Global Sobre Políticas de Drogas de las Naciones Unidas, es una iniquidad mantener el estado de represión generado por la fracasada “guerra contra las drogas” que, evidentemente, la señora Castillo Seman apoya, a pesar de que esa guerra genera ganancias para los narcotraficantes, sufrimiento para decenas de miles de dominicanos que son perseguidos por fuerzas represivas que muchas veces los extorsionan, torturan y hasta matan para mantener la corrupción que genera la ilegalidad de ciertas drogas. No abogo por la legalización de todas las drogas. Eso sería absurdo. Pero mantener la ilegalidad de una droga relativamente inofensiva, como el cannabis, genera más daño social que los “males” que remedia. Hay que diferenciar entre el cannabis, el tabaco, el alcohol, la heroína y/o la cocaína pues el cannabis es menos adictivo y menos dañino que todas ellas, dos de las cuales son patrocinadas por el estado, que se beneficia al ponerle impuestos a pesar de que son conocidos agentes causantes de muerte y enfermedades.

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Distinciones necesarias al hablar de drogas.

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Hay que ser más coherente al hablar de “drogas” Este artículo, fundamentado en el derecho a réplica, presenta una visión social distinta al punto de vista presentado por la Sra. Sogela María Castillo Seman en la página editorial del Listín Diario del 5 de febrero del 2014. No se puede hablar de “drogas” sin diferenciar sus distintos efectos. Después de todo, el estado patrocina, y se beneficia de, el consumo de drogas que matan a sus usuarios, como el tabaco, o como el alcohol, que provoca la inmensa mayoría de los accidentes vehiculares, la violencia familiar y de género, y los homicidios en la República Dominicana. El alcohol y el tabaco son drogas que matan, y son legales. Las otras tres drogas que hay que diferenciar en cuanto a sus efectos son la heroína, la cocaína y el cannabis (marihuana). La clave para diferenciarlas es que dos de ellas producen adicción física (la heroína y la cocaína) y no tienen beneficios médicos de importancia mientras que la otra (el cannabis) produce afición no necesariamente adictiva y tiene muchas aplicaciones médicas de importancia además de ser fuente prácticamente inagotable, por ser renovable, de aplicaciones industriales como sogas, tejidos, plásticos no contaminantes, alimento animal, aceites esenciales y hasta combustibles de mucho valor económico. Es vital saber, y promover el conocimiento de, las diferencias entre estas cinco drogas. Como muy acertadamente han señalado José Mujica, recientemente nominado al premio Nobel de la Paz, y Fernando Henrique Cardoso, Kofi Annan, César Gaviria, y Ernesto Zedillo, integrantes de la Comisión Global Sobre Políticas de Drogas de las Naciones Unidas, es una iniquidad mantener el estado de represión generado por la fracasada “guerra contra las drogas” que, evidentemente, la señora Castillo Seman apoya, a pesar de que esa guerra genera ganancias para los narcotraficantes, sufrimiento para decenas de miles de dominicanos que son perseguidos por fuerzas represivas que muchas veces los extorsionan, torturan y hasta matan para mantener la corrupción que genera la ilegalidad de ciertas drogas. No abogo por la legalización de todas las drogas. Eso sería absurdo. Pero mantener la ilegalidad de una droga relativamente inofensiva, como el cannabis, genera más daño social que los “males” que remedia. Hay que diferenciar entre el cannabis, el tabaco, el alcohol, la heroína y/o la cocaína pues el cannabis es menos adictivo y menos dañino que todas ellas, dos de las cuales son patrocinadas por el estado, que se beneficia al ponerle impuestos a pesar de que son conocidos agentes causantes de muerte y enfermedades.

Beneficios de la legalización del cannabis 1. Si sembrar cannabis fuera legal, como sembrar orégano, por ejemplo, se eliminarían, de un plumazo, las ganancias ilegales generadas por su venta. Nadie genera riquezas inimaginables vendiendo orégano. Se acabaría el negocio de los traficantes de cannabis. 2. Si el cannabis fuera legal, bajaría el consumo de alcohol en nuestro país, pues el cannabis ayuda a combatir el alcoholismo, la causa principal de violencia y muerte en la república. 3. Si el cannabis fuera legal, se acabaría la extorsión, tortura y muerte de decenas de miles de dominicanos. Si alguien comete un delito bajo su efecto, que se le persiga con todo el rigor de la ley, pero si viven su vida en paz, sin atentar contra la propiedad o la vida de los demás, lo lógico sería permitirles que consuman la planta cuyo consumo favorecen. A los dominicanos no se les puede juzgar por lo que consumen. Solo se les puede juzgar por sus acciones luego de consumir cualquier sustancia. 4. Si el cannabis fuera legal, los pacientes de espasmos musculares, dolor crónico, náuseas, pérdida de apetito, vómitos, glaucoma, cáncer, esclerosis múltiple, epilepsia, ansiedad, depresión u obsesión, alcoholismo, y más de 200 condiciones médicas en total, pudieran encontrar alivio para sus dolencias, tal y como lo hacen legalmente en Canadá, 20 estados de Estados Unidos, Colombia, España, Holanda, Argentina y Uruguay…sin que se derrumben esas sociedades como alega la señora Castillo Seman ocurriría en nuestro país si el cannabis fuera legalizado, como descarriada Casandra profetizadora de desastres. Condenar a los dominicanos a sufrir innecesariamente, manteniendo su medicina en la ilegalidad bordea el campo de lo absurdo. Por tanto, es justo y necesario mantener la interdicción de las drogas verdaderamente peligrosas, como la cocaína y la heroína, y legalizar la siembra y consumo de cannabis para consumo personal, manteniendo la interdicción sobre su venta. Eliminemos el estado de represión existente sobre una planta que ha sido usada desde hace 6,000 años por la humanidad…sin que se conozca de una sola muerte por sobredosis en ese largo tiempo, a diferencia de tantas drogas legales que matan por sobredosis. Aprendamos a diferenciar entre las distintas drogas; mantengamos un férreo control sobre las dañinas, pero aprendamos que el cannabis no es dañino para los humanos. Muy al contrario, es altamente beneficioso. ¡Legalicemos el cannabis ya! Juan T. Llibre [email protected]