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FILOSOFÍA Y FAMILIA famllla hacer 46 www.hacerfamilia.es Azar y necesidad Los docentes, padres o profesores, y las personas en general, saben que el azar es una creencia muy extendida a nivel popular. Todos conocemos a alguien en nuestra vida social que juega a la lotería. Algunos creen incluso que hay personas con suerte. Numerosos individuos no creen en la providencia, pero creen a pies juntillas en amuletos, símbolos y talismanes que ayudan en el amor, la salud, la fortuna y el conocimiento, por ejemplo, el talismán de Venus, la flor de Araws, la Herradura de la Suerte y la Salud, el Pentáculo Cabalístico, el anillo de Claddagt, etc. Los docentes, padres o profesores, y las personas en general, saben que el azar es una creencia muy extendida a nivel popular. Todos conocemos a alguien en nuestra vida social que juega a la lotería. Algunos creen incluso que hay personas con suerte. Numerosos individuos no creen en la providencia, pero creen a pies juntillas en amuletos, símbolos y talismanes que ayudan en el amor, la salud, la fortuna y el conocimiento, por ejemplo, el talismán de Venus, la flor de Araws, la Herradura de la Suerte y la Salud, el Pentáculo Cabalístico, el anillo de Claddagt, etc. 249_Filosofía.indd 2 20/10/2014 22:35:52

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Azar y necesidadLos docentes, padres o profesores, y las personas en general, saben que el azar es una creencia muy extendida a nivel popular. Todos conocemos a alguien en nuestra vida social que juega a la lotería. Algunos creen incluso que hay personas con suerte. Numerosos individuos no creen en la providencia, pero creen a pies juntillas en amuletos, símbolos y talismanes que ayudan en el amor, la salud, la fortuna y el conocimiento, por ejemplo, el talismán de Venus, la flor de Araws, la Herradura de la Suerte y la Salud, el Pentáculo Cabalístico, el anillo de Claddagt, etc.

Los docentes, padres o profesores, y las personas en general, saben que el azar es una creencia muy extendida a nivel popular. Todos conocemos a alguien en nuestra vida social que juega a la lotería. Algunos creen incluso que hay personas con suerte. Numerosos individuos no creen en la providencia, pero creen a pies juntillas en amuletos, símbolos y talismanes que ayudan en el amor, la salud, la fortuna y el conocimiento, por ejemplo, el talismán de Venus, la flor de Araws, la Herradura de la Suerte y la Salud, el Pentáculo Cabalístico, el anillo de Claddagt, etc.

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47NOVIEMBRE

Emilio LÓPEZ-BARAJAS ZAYASCatedrático de Universidad en Fundamentosde Metodología Científica

¿Todo ocurre por azar y necesidad? Ante el espectáculo maravilloso del universo y la

evolución del mismo, se hace necesario preguntarse ¿qué desencadenó la singularidad espaciotemporal que explica la teoría del Big Bang? ¿Qué lugar jugó el azar y la necesidad, y juega, en la expansión actual del universo? Christian de Duve, Premio Nobel, biólogo, aceptó la explicación de la evolución del neo-darwi-nismo, pero añadió: “El azar no operó en el vacío. Actuó en un universo gobernado por leyes precisas y constituido por una materia dotada de propiedades potenciales específicas. Estas leyes y propiedades ponen coto a la ruleta evolutiva y limitan los números que pueden salir” (De Duve, Ch., 1984). De Duve con-cluye que la evolución es compatible con la existencia de un plan divino, y la evolución misma ofrece pistas que nos llevan a admitir la existencia de un cierto plan (Giberson, K. Y M. Artigas, 2012).

Lo que parece patente es que lo que ocurre en la naturaleza siempre o de ordinario no es casual ni fortuito (Tomás de Aquino, Suma contra gentiles, III, c.3.). Ya que lo casual, por definición, es lo excepcional. Jacques Monod (1910-1976), insiste en una reflexión más metafísica que física o biológica, cuando afirma que: “La antigua alianza está rota; el hombre sabe al fin que está solo en la inmensidad indiferente del universo en donde ha emergido por azar. Igual que su destino, su deber no está escrito en ninguna parte. A él le toca escoger entre el reino y las tinieblas” (Monod, J., 1993:179). Retóricamente es una frase brillante, pero ¿qué significa elegir entre el reino y las tinieblas? Dado que el azar y la necesidad seguirán, según él, actuando en el futuro. Ciertamente lo necesario es consecuencia de una carencia o exigencia de los seres vivos y de las cosas en general. Dado pues, que todos los seres vivos son también contingentes, han de tener necesidades como consecuencia de sus limitaciones. Lo que no significa en el caso de la especie humana que lo nece-sario sea siempre, y en todo momento de la evolución, lo esencial. Lo sustantivo y esencial, en la vida huma-na y animal, es aquí y ahora, el impulso vital, o si se prefiere esa causa que es el fundamento último de lo real. Porque la propiedad fundamental que caracteriza a los seres vivos es la de estar dotados de un cierto “proyecto vital”, que a la vez ejecutan o desarrollan en sus respectivos nichos y estructuras ecológicas (cf. Monod, J., 1984). Si el azar se incorpora a veces, positivamente, al “proceso vital” es porque éste es compatible con el “proyecto vital” necesario. La suma de los “fallos o mutaciones” explicaría desde luego, con el paso del

tiempo, que se pueda hablar de algo sustancialmente nuevo. Pero el azar se incorporará, insistimos, si lo permite la naturaleza, la estructura y la finalidad que rige el “proyecto de vida”, es decir, si es compatible con el estatuto epistemológico, genético y potencial propio. Monot llega a decir que la vida misma y la existencia de la especie humana, si fuese un proceso vital solamente dinamizado por el azar, se podría decir lógicamente, que no debería de existir (1984). En suma, la explicación del “proyecto vital” no resulta inteligente sustituirla simplemente por el azar, pero tampoco tendría ciertamente sentido en la evolución sin el concurso de este. La “mutación” ocurre por azar, pero no deslegitima el hecho, a su vez, de que esta sea causa de la evolución misma.Un hecho parece plausible. Me refiero al principio de causalidad que nos advierte de algo tan cierto a la inteligencia universal humana como es el hecho de que “no hay efecto sin causa”. Lo que permite afir-mar de forma plausible que en el origen, -que mejor sería decir creación del universo- hubo alguna Primera causa. La existencia de esta, en consecuencia, debe ser considerada, por ello, como un hecho de inteligen-cia natural. La creación no se opone a la evolución. La propuesta fundada es creación y evolución.

Habrá que decir, finalmente, que la naturale-za, en cualquier caso, depende principalmen-te en su dinamismo complejo, sobre todo de fuerzas interiores, interacciones “morfoge-néticas”, que son, por propia definición, del propio organismo. Las fuerzas externas, por otra parte, que pueden modificar el desarro-llo del ser vivo, no se puede decir con propie-dad que lo causan ni lo dirigen” (Forment, E., 2009). Por ello se dice que un animal está vivo si se mueve por sí mismo, y que está muerto si ya no se mueve por su propio impulso (Tomás de Aquino, Suma Teológica, I, q. 18, a. 1, in c.).

Las cosas, en suma, suceden principalmente, por nece-sidad, pero conforme a ley (Aristóteles, Metafísica, VII, 1072b, y ss.).

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