H 156 - unizar.es

24
PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA J . L . RODRÍGUEZ GARCÍA J . L . RODRÍGUEZ GARCÍA Postutopía

Transcript of H 156 - unizar.es

Page 1: H 156 - unizar.es

PUZ

Post

utop

íaPo

stut

opía

j.

l. r

od

ríg

ue

z g

ar

cía

156Humanidadesumanidades

Manuel Pérez Otero Vericuetos de la filosofía de Wittgenstein en torno al lenguaje y el seguimiento de reglas

Juan Manuel Aragüés Estragués El dispositivo Karl Marx. Potencia política y lógica materialista

Jesús Rubio Jiménez y Enrique Serrano Asenjo (eds.) El retrato literario en el mundo hispánico (siglos xix-xxi)

David Pérez Chico (coord.) Cuestiones de la filosofía del lenguaje

Jesús Rubio Jiménez La herencia de Antonio Machado (1939-1970)

Adrián Alonso Enguita El tiempo digital. Comprendiendo los órdenes temporales

Antonio Capizzi Platón en su tiempo. La infancia de la filosofía y sus pedagogos

David Pérez Chico (coord.) Wittgenstein y el escepticismo. Certeza, paradoja y locura

Aurora EgidoEl diálogo de las lenguas y Miguel de Cervantes

Pedro Ruiz Pérez (ed.)Autor en construcción. Sujeto e institución literaria en la modernidad hispánica (siglos xvi-xix)

Carlos Clavería LaguardaLibros, bibliotecas y patrimonios, una historia ejemplar

Juan Manuel AragüésDe la vanguardia al cyborg. Una mirada a la filosofía actual

José Antonio Vila Sánchez Javier Marías: el estilo sin sosiego

Guillermo Tomás FaciEl aragonés medieval. Lengua y Estado en el reino de Aragón

Horacio Muñoz-Fernández (coord.)Filosofía y cine. Filosofía sobre cine y cine como filosofía

Adrián Baquero GotorLa traición a Diógenes. Lecturas contemporáneas de la filosofía cínica

Humanidadesumanidades

Prensas de la Universidad

A partir de la diferenciación entre pasión eutópica y proyecto utópico, la presente investigación se centra en la delimitación de lo que signifique este —distinguiendo entre principios topológicos, morfológicos, conceptuales y activos desde los inicios de la Modernidad, y con-siderando que no hay propiamente escritura utópica con anterioridad—. Tal consideración desemboca en una conclusión que desvirtúa el papel emancipador de las utopías (Grey, Todorov), puesto que el principio activo impone la sumisión del sujeto político y menoscaba el vigor de la pasión eutópica. De aquí que se sugiera la posibilidad de una redefinición de la temporalidad que, al revalorizar el presente, inaugure la edad de la Postutopía.

ISB

N 9

78-8

4-13

40-1

16-4

PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

j. l. rodríguez garcíaj. l. rodríguez garcía

PostutopíaJ. L. Rodríguez García(León, 1949), filósofo y escritor, hapublicado textos sobre Artaud (1981),Hölderlin (Hölderlin: el exiliado enla tierra, 2 vols., 1987), Marx (Marxcontra Marx, 1996) y Sartre (Sartre:la pasión por la libertad, 2004),además de numerosos artículos,muy especialmente sobre filósofosfranceses contemporáneos (Foucault,Deleuze) y la escritura poética (Celan,Beckett). Se ha centrado, por otraparte, en el análisis de los movimientossociales vinculados a los procesosrevolucionarios de la Modernidad:La mirada de Saturno (1990),La palabra y la espada (1997) o Críticade la razón postmoderna (2006).Es autor, asimismo, de una veintenade libros de poesía y narración.

Page 2: H 156 - unizar.es

PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

POSTUTOPÍA

J. L. Rodríguez García

Page 3: H 156 - unizar.es

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.

© J. L. Rodríguez García© De la presente edición, Prensas de la Universidad de Zaragoza (Vicerrectorado de Cultura y Proyección Social) 1.ª edición, 2020

Colección Humanidades, n.º 156Director de la colección: Juan Carlos Ara Torralba

Prensas de la Universidad de Zaragoza. Edificio de Ciencias Geológicas, c/ Pedro Cerbuna, 12 50009 Zaragoza, España. Tel.: 976 761 330. Fax: 976 761 [email protected] http://puz.unizar.es

La colección Humanidades de Prensas de la Universidad de Zaragoza está acreditada con el sello de calidad en ediciones académicas CEA-APQ, promovido por la Unión de Editoriales Universitarias Españolas y avalado por la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación (ANECA) y la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT).

ISBN: 978-84-1340-116-4978-84-17873-96-7Impreso en EspañaImprime: Servicio de Publicaciones. Universidad de ZaragozaD.L.: Z 1006-2020

Page 4: H 156 - unizar.es

AGRADECIMIENTOS

Estas meditaciones han ido madurando a lo largo de los años gracias a interminables y afables conversaciones con G. Albiac y J. M. Aragüés, cuya amistad me ha hecho más agradable la vida. Pero su publicación ha sido posible por el ánimo que me transmitieron L. Beltrán y J. Ezquerra, colegas en la Universidad de Zaragoza. Sería desaprensivo no agradecer al Comité organizador del II Congreso Internacional de la SEF que me per-mitiese exponer algunas de las tesis centrales del libro en su conferencia inaugural —especialmente estoy en deuda con A. Campillo y Marina Garcés—.

Los libros se cuecen con los años. Por esto, no quiero olvidar a algu-nos estudiantes con los que intercambié impresiones y críticas: con Nacho Duque, Sergio Pons o E. Marqueta discutimos horas y horas sobre Jame-son, Bloch o Barthes. Su huella está presente en estas páginas más de lo que puedan suponer.

Finalmente, mi agradecimiento impagable al comité directivo y al equipo técnico de PUZ, cuya amabilidad y diligencia ennoblecen el heroi-co trabajo de la actividad pública.

Page 5: H 156 - unizar.es

Una breve meditación senequista

Puede afirmarse sin descuido que Séneca es uno de los personajes más fascinantes de la historia de la filosofía. Modelo de la práctica estoica, llevó, sin embargo, una vida disipada, enmarañado en el lujo y las argucias políticas hasta el momento cumbre que pudiera parecernos había soñado desde años antes. Al fin, nuestro amigo, conocedor de los recovecos del poder, sombra de Claudio y Nerón, sabía que estaba condenado a muerte. Tarde o temprano le llegaría la hora… Pero quiero iniciar este monólogo con su recuerdo porque, admirado por Montaigne e inteligente impostor, puede rastrearse en su obra, muy especial o esencialmente en sus cartas al imaginario Lucilio, que hemos conocido como Epístolas morales, una re-flexión sumamente oportuna en relación con la inquietud que animará nuestro texto.

Resulta que Séneca propone un casi interminable recetario sobre el buen vivir, sobre esa aspiración que voy a denominar pasión eutópica y que afecta a la adecuada alimentación, a la bastarda utilización de los viajes, a las prácticas gimnásticas, a la inconveniencia de las grandes fortunas… Et caetera… En verdad que podría hacerse un regocijante manual de urbanidad ética ordenando sus numerosas cláusulas. Mas hay una que me llama poderosamente la atención, ya que nuestro filósofo

Page 6: H 156 - unizar.es

Postutopía12

plantea sus recomendaciones como un cúmulo de sugerencias que no deben remitirse a un venturoso futuro. Es lo que quiero subrayar en este momento inicial.

Pues nos encontramos en el texto senequista con una potente e irre-cusable vinculación entre propuestas morales y ejecución inmediata, esto es, con una consideración de la temporalidad que será arrasada en la flecha occidental. La aventura de Séneca apunta a la valorización absoluta del pre-sente, llevando a cabo una desconsideración absoluta del futuro, si bien debe entenderse que la magnificencia del Hoy es la garantía de la fertilidad futura. Merece la pena, por ejemplo, leer la epístola xiii, donde Séneca le recomienda a Lucilio no inquietarse por los imprevistos avatares del futuro improbable: «porque lo que temes como muy cercano tal vez no llegará jamás».1 Apoteosis del presente, de lo que está sucediendo y estamos vivien-do: la pasión eutópica se alimenta de tal esfuerzo… Y en la misma epístola nuestro filósofo lleva a cabo una vitriólica voladura del pensamiento del futuro que podría agobiarnos: «¿es verosímil un mal futuro? De aquí no se deduce que sea verdadero […] Pero si aún no ha sobrevenido el mal, ¿de qué sirve anticiparlo? Demasiado te atormentará cuando llegue; entre tanto, prométete lo mejor. ¿Qué ganarás? Tiempo».2

Séneca piensa que la pasión eutópica es la tensión que anima el presen-te. Pasión, tensión, presente…

La enseñanza senequista es clara: reivindica una actualidad en la que la cotidianeidad no padezca la extrañeza del dolor y la incertidumbre. Y semejante espíritu puede hallarse en otras huellas de la filosofía estoica. Marco Aurelio hila sus Meditaciones como un ejercicio bien trabado orientado a facilitar la felicidad, con el mismo empeño que había regido las misivas de Séneca a su buen discípulo «Recógete en ti mismo. Por naturaleza posee el principio rector la facultad de bastarse a sí mismo, obrando bien y conservando la calma por eso»,3 recomienda el empera-dor romano.

1 Séneca, Epístolas morales, Madrid, Lib. de los Sucesores de Hernando, 1913, p. 33.

2 Ibid., pp. 34-35. 3 Marco Aurelio, Meditaciones, Madrid, Alianza Editorial, 1985, p. 90.

Page 7: H 156 - unizar.es

13El relato no cambia de ánimo

El relato no cambia de ánimo

He releído textos estoicos. Una y otra vez. Y lo que me parece extraño o extraordinario es que, de pronto, la relectura de Séneca o Marco Aurelio me ayuden a desembocar en las décadas pasadas. Cuando comencé a leer a Althusser. Aquel adulto que convocaba a unos y otros, militante del PCF mientras que a un tiempo ejercía la crítica más acerada del dogmatismo marxistoide, nos sedujo. Esta aventura no tiene importancia ahora. Porque lo que nos interesa, lo que me importa, es asistir al teatro postsenequista.

Presente, futuro…

Bien, Althusser escribió algo contundente. Me lo imagino tristón y animoso en el piso de la École… Escribiendo, pensando —lo que es lo mismo—. Expone una comunicación a finales de febrero del 68 en la Société Française de Philosophie. Tesis contundentes… El tema desarrolla la admiración leninista de la Filosofía y el carácter de esta. Optimista el maestro… Ustedes leerán al crítico Lenin dentro de algunos años, aventu-ra. De pronto, estallido del Fimmorduhals… Porque el maestro, agobia-do, pero aún valiente y atroz, nos dijo que «la filosofía no tiene realmente historia».4 No tiene historia porque la constitución de su objeto es un proceso endogámico que se retroalimenta de los objetos conceptuales que ella misma constituye para potenciar su reinado y que no tienen efectos empíricos reales —puede discutirse en la filosofía sobre el amor de los extraterrestres, asunto que provoca sorpresa en científicos y sociólogos—. Admirado Althusser: «hay, pues, un efecto dentro de la filosofía, más bien que una historia de la filosofía: una historia del desplazamiento de la repe-tición indefinida de un trazo nulo, cuyos efectos son reales».5

Se me preguntará a qué viene todo esto… Aterrizamos. Debe entenderse que, en tanto la filosofía se nutre de los alimentos de su selecta despensa, que presenta en su menú de restauración como lo esencial, aquello que propuso nuestro Séneca sobre la hipervaloración del presente —reenviando el sueño del futuro al inicio de nuestra hermosa literatura bíblica— aún se mantiene, aún pervive. Ya lo veremos… Porque la valoración del presente, que puede

4 L. Althusser, Lenin y la filosofía, México, ERA, 1970, p. 57. 5 Ibid., p. 70.

Page 8: H 156 - unizar.es

Postutopía14

conllevar una infravaloración del (improbable) futuro —que es la entidad más nebulosa y terrorífica en la oscuridad— despierta una y otra vez. Tendre-mos oportunidad de examinar con más precaución lo que ahora me limito a adelantar. Y es que Onfray, por ejemplo, analizando el último trasfondo del discurso utópico que analizaremos, y que, como intentaré mostrar, pende de una consideración de la temporalidad en la que el futuro hipoteca las exi-gencias del presente, rinde tributo a los insurgentes continuados y obsesivos contra la policial temporalidad dominante. Acaso esta advertencia sobre la literatura utópica nos provoque: «Ucronías y utopías se reparten el terreno de las ficciones éticas y políticas: Atlántida, Tierra Prometida, Ciudades de Dios milenaristas, ciudades del sol al estilo de Campanella, viajes a la luna al estilo de Cyrano, falansterios según Fourier, Icarias según Cabet y sovietismos a la manera de Lenin. Todos esos puntos de vista aspiran a la restauración de un paraíso perdido, a la instauración de un Edén sociológico. Ahora bien, los mañanas que cantan hipotecan los hoy que transcurren, y siempre desilusio-nan. El tiempo después del tiempo zozobra en el imperio del tiempo de hoy, siempre. De modo que la felicidad no está en la inocencia anterior al saber, ni en la posterior a la revolución. Está en el uso del tiempo aquí y ahora».6

Primera advertencia

De lo que debemos partir es, en consecuencia, de la reflexión sobre la exigencia eutópica —presente aquí y allá— pero también, paralelamente, sobre la consideración de la dualidad argumentativa y política a la pro-yección de la misma que presenta dos alternativas claras. Me he referido a una de ellas —la que identificamos en el afán senequista-estoico y que es avalada por la reflexión althusseriana que he introducido por cuanto señala que es constitución de un espacio teórico que no ha cesado de estar presente a pesar de su lejanía puesto que la filosofía no tiene historia, sino espacios constituidos sobre los que se retorna una y otra vez—, que apues-ta por volcarse emocionadamente en la realización inmediata de la pasión eutópica, en la hipervaloración del presente. Pero existe otra, una segunda, que es la que terminará por asediar de forma continuada a la ya citada has-

6 M. Onfray, El deseo de ser un volcán, Buenos Aires, Libros Perfil, 1999, pp. 225-226.

Page 9: H 156 - unizar.es

15Ilustración literaria de la pasión eutópica (1)

ta su ensombrecimiento político-cultural, abogando con decisión y manu militari —se me excusará la metáfora— por la desvalorización del presen-te, estrategia que discurre paralela, como no podía ser de otra forma, a la reivindicación de la supremacía categorial del futuro.

Es en el espacio de la proyección de la pasión eutópica donde juega la reflexión secular sobre lo que denominaremos proyección utópica, que debe ser comprendida como la lógica continuidad del discurso sobre una tem-poralidad en la que las instancias presente-futuro desempeñan un papel preponderante —otra cosa es incluir reflexivamente la reflexión sobre la categoría Pasado a la que habremos de volver más adelante, recogiendo como punto de partida algunas consideraciones sustanciales de autores tan alejados como el ontologicista Heidegger y el más metódico y cauto Ma-nuel Cruz en un reciente ensayo de recomendable lectura que se titula La flecha (sin blanco) de la historia (2017)—.

Creo conveniente que nos detengamos en ilustrar estos diferentes caminos.

Ilustración literaria de la pasión eutópica (1): la desventura ilusionada de Alonso Quijano

La referencia a la pasión eutópica obtiene fortuna en el horizonte re-nacentista y moderno. Su prestigio referencial es rápido. Posicionándose tempranamente a favor o en contra, Budé o Germain de Brie, por citar dos referentes de importancia, el término se extiende hasta el extremo de que «a principios del siglo xvii no era raro el que grandes escritores —Cer-vantes y Shakespeare, por ejemplo— interpolaran un episodio utópico o hiciesen alusión a determinados conceptos utópicos» y, desde luego, debe subrayarse que, «antes de acabarse el siglo xvi, la forma adjetival “utópico” había cobrado ya carta de naturaleza de modo que, en los casos en que no se empleaba como epíteto meramente despectivo, connotando un capri-cho ilimitado o una noción quimérica, podía referirse a un estado psicoló-gico ideal o a la capacidad de idealización».7

7 F. Manuel y F. P. Manuel, El pensamiento utópico en el mundo occidental, Madrid, Taurus, vol. i, p. 15.

Page 10: H 156 - unizar.es

Postutopía16

Pero quisiera referirme a algunos episodios de esta presencia en la lite-ratura.8

Los escritores del xvii parecen sumamente interesados en llamar la atención sobre el preciso mejoramiento de la precariedad mundana. El soñador Alonso Quijano, revestido como el Caballero Andante, recapacita tenazmente sobre ese horizonte ausente, ya sin presencia tangible, que per-mite circular a un tiempo la nostalgia y los esfuerzos de regeneración. En-contramos un monólogo de extraordinaria relevancia para nosotros. Está recogido en el capítulo xi de la Primera Parte, en el relato del archiconoci-do episodio con los sorprendidos cabreros, y el autor pone en boca de Don Quijote una extraordinaria reivindicación de la utopía —que muestra la vigencia de un sueño que, es verdad, malbarata la existencia del hidalgo, pero que, a un tiempo, realza su apoteosis como soñador—. Considere-mos algunas líneas. Proclama el caballero manchego: «Dichosa edad y siglos dichosos aquellos a quien los antiguos pusieron nombre de dora-dos, y no porque en ellos el oro, que en esta nuestra edad de hierro tanto se estima, se alcanzase en aquella venturosa sin fatiga alguna, sino porque entonces los que en ella vivían ignoraban estas dos palabras de tuyo y mío. Eran en aquella santa edad todas las cosas comunes […] Todo era paz entonces, todo amistad, todo concordia […] No había la fraude, el enga-ño ni la malicia mezclándose con la verdad y llaneza. La justicia se estaba en sus propios términos, sin que la osasen turbar ni ofender los del favor y los del interese, que tanto ahora la menosprecian, turban y persiguen».9 El fragmento del que extraigo este resumen es más amplio. Alonso Qui-jano, convertido en ese Don Quijote que se encamina infructuosamente a deshacer entuertos, es el soñador invencible de su epopeya gloriosa: es inútil que le adviertan de su desafuero aventurero porque tiene momen-

8 Me parece que la sistematización más extensa de las aportaciones literarias a la literatura utópica es la publicada por P. Versins, Encyclopédie de l’utopie et de la science fiction, Lausana, L’Âge d’homme, 1972. En sus casi mil páginas, el autor ordena las innu-merables presencias utópicas. En demérito de la obra cabe achacarle su tendencia a asimi-lar toda propuesta de otra mundanidad al pensamiento utópico. Otras aportaciones ilus-tradoras al respecto son las de V. Fortunati y R. Trousson, Dictionary of Literary Utopias, París, Honoré Champion, 2000, y M. Riot-Sarcey, Th. Bouchet y A. Picon, Dictionnaire des utopies, París, Larousse, 2002.

9 M. de Cervantes, Don Quijote de la Mancha, edición de Martin Alonso, Madrid, Unidad Editorial, 1999, vol. 1, pp. 75-76.

Page 11: H 156 - unizar.es

17Ilustración literaria de la pasión eutópica (2)

tos de júbilo explosivo y convincente —en mínimas aventuras, pero tam-bién en la estancia gloriosa en la Ínsula regida por el atrevido Sancho Panza—. Su ilusionada desventura no desmaya en cuanto a potencia: hasta parece convencido de poder arrastrar a su malencarado aunque afectivo escudero al reino de su ensoñación, de contagiarle de su euforia indesmayable porque la ensoñación utópica y su proyección más o me-nos posibilista, equilibrada entre el delirio y la sensatez, le alimentan. Pero, como advirtiera Kafka, «la desgracia de don Quijote no es su ima-ginación, sino Sancho Panza».10

Es preciso que insistamos en el abrumador entusiasmo del hidalgo porque los perfiles más rotundos de la pasión eutópica parecen consolida-dos con espontánea clarividencia en este fragmento que he evocado. En los orígenes de la Modernidad vibra el sueño y la posibilidad de la transforma-ción —si bien Cervantes, como a nadie se le escapa, introduce en su mul-tinovela el vinagre de la desafección o el afectuoso sarcasmo hacia las som-bras que mantienen el filo de la ensoñación…—.

Ilustración literaria de la pasión eutópica (2): la gloria del sueño en Piglia

Quiero referirme en este momento a un autor que ha relatado con pormenor y clara inteligencia la reivindicación socioantropológica de la pa-sión eutópica. Me refiero a R. Piglia. Y si lo recupero ahora es porque, a mi parecer, el conjunto de su obra retorna incansablemente a la reflexión sobre el ansia de dicha pasión que, enfrentada a la vulgaridad y sordidez del pre-sente, anhela su realización. ¿Dónde? Pues bien, en el ámbito de un afuera que se sueña y ansía. ¿De qué afuera puede tratarse? Dejémoslo así por ahora: de un Afuera que solo puede vislumbrarse en el otro lado del presen-te, más allá de la vulgar zafiedad del ahora, esto es, en un lugar situado al final de un viaje que nos aleja del horizonte que nos angustia y aniquila.

Todos los personajes de Blanco nocturno son viajeros. Algunos han via-jado de Irlanda a Argentina para establecer el juego de los sucesivos tránsitos

10 F. Kafka, Cuadernos en octavo, Madrid, Alianza Editorial, 1999, p. 39.

Page 12: H 156 - unizar.es

Postutopía18

en una búsqueda irrefrenable de su lugar feliz en el mundo, sobre todo Tony Durán y las gemelas, y, claro está, nuestro querido amigo Renzi, ya canoso, que nos deja noticias sobre su novela frustrada, sobre su amante alejada… Piglia subraya la idea de existencia como viaje, como perfil identitario del homo viator, como requisito para alcanzar una buenaventura que va más allá de la sordidez de lo real en la que se han educado sus sombras de ficción —to-dos ellos, aunque no hayamos entrado en la cuestión, carne de penal, sobre-venidos de familias destrozadas, amantes transeúntes de mujeres de la calle, de pobres putas que han llegado a la penuria amorosa de la calle sin conocer muy bien en qué consiste ese amor advenedizo de la cama alquilada…—.

Resulta especialmente revelador el breve «Epílogo»… «Muchas veces, así comienza, en lugares distintos, a lo largo de los años, Emilio Renzi se había dejado llevar por el recuerdo de Luca Belladona, y siempre lo recor-daba como alguien que había tenido el coraje de estar a la altura de sus ilusiones».11 El viaje hacia la Utopía es, una vez más, inútil, un tiempo arrojado a la basura porque el poder obsceno de la real todo lo mancha. La ficción termina invitándonos a reemprender el viaje. La lección de la fic-ción nos enseña que nada será posible —excepto ese sueño sin el que, al fin y al cabo, no es posible sobrevivir—.

El sueño delirante de Luca Belladona, ese personaje de Piglia tan ator-mentado como infecundo, protagonista enmascarado de Blanco nocturno, no facilita el latido de la sorpresa, sino el reconocimiento de una extrava-gancia que solo desentona desde la mirada de las sombras que han perdido la necesidad de viajar más allá de lo real que devora y marchita. La cons-trucción de un submundo en la extensión fría y alejada de la Pampa argen-tina es la metáfora de un deseo sin contención, de una vibración insólita que resuena peligrosamente entre el fárrago de astucias, de crímenes, de esa vulgaridad que se normaliza después de las operaciones quirúrgicas que lleva a cabo la dimensión de los poderes. Emilio Renzi evocará sin cesar su historia malograda: «recordaba la fábrica cerrada, la construcción perdida y a Luca paseándose entre sus instrumentos y máquinas, siempre optimis-ta, siempre dispuesto a tener esperanzas, sin imaginar que la realidad iba a

11 R. Piglia, Blanco nocturno, Barcelona, Anagrama, 2010, p. 297.

Page 13: H 156 - unizar.es

19La pasión eutópica puede desvanecerse

golpearlo definitivamente a él, como a tantos otros».12 Aunque sospeche-mos que el aislamiento de Luca Belladona está contenido por el augurio del desastre, seducen su silencio y su obcecación por fundar en los aledaños de la Ciudad un espacio otro, un horizonte de fogatas deslumbrantes.

Piglia convirtió su literatura en una reflexión sobre la fortaleza de la pa-sión eutópica, culminando su aventura literaria en la brevemente comentada Blanco nocturno, que es, a un tiempo, indicación del proyecto de la proyección utópica. Pero, como acabo de insinuar, gran parte de su obra se manifiesta como desarrollo de una constelación de rumbos aferrados a la pasión eutópica, y sería suficiente, por ejemplo, recordar ese hermosísimo y emocionante rela-to titulado «El joyero» —recogido en La invasión—, en el que un desventura-do expresidiario sueña obsesivamente reencontrarse con su hija: emprende el viaje armado con una pistola, compra una caja de música para regalársela a su hija, entra furtivamente en la casa donde vive la niña con su madre, huyen… Ya feliz, el Chino ha realizado su sueño tardío… La pasión eutópica se ha rea-lizado —aunque flote en el ambiente la cercanía de una tragedia…—.

La pasión eutópica puede desvanecerse —lo que no resta fortaleza a su vivencia—

Es curioso, significativo, revelador. Las empresas literarias centradas en renovar el ensueño de la pasión eutópica desembocan con frecuencia en un ámbito desalentador y oscuro que pone en cuestión la relación. A dife-rencia de lo que sucede con el texto filosófico —muy pronto lo comproba-remos—, el texto literario parece abocado a renegar de la proyección utópi-ca, de cualesquiera estrategia empeñada en roturar la tierra para profundizar surcos que garanticen la bondad de una cosecha político-moral.

Y no resulta ser algo propio de una modernidad decadente. Valga un recuerdo, el de la aventura literaria de Denis Veiras:13 las diferentes versio-

12 Ibid.13 Veiras publica una novela utópica en 1675 —The History of the Sevarites or Seva-

rambi— que pronto merecerá versiones y traducciones diversas. Cfr. un sucinto recuerdo del texto en J. Ch. Laursen, «El lado intolerante de la utopía de Denis Veiras», en Forja-dores de la tolerancia, Madrid, Tecnos, 2011, p. 101.

Page 14: H 156 - unizar.es

Postutopía20

nes de su novela nos presentan un mundo perfeccionado —alejado geográ-ficamente de Europa, descubierto azarosamente después de un traidor naufragio—, pero el entusiasmo ha decrecido y otros sentimientos sorpre-sivos ocupan su lugar. Los arrebatos en favor de la tolerancia decaen y Laursen lo ha subrayado con claridad: «quizás la manera de entender la tolerancia por parte de Veiras pueda parecer moderadamente progresista. […] Pero si enmarcamos su teoría de la tolerancia en el contexto del resto de sus ideas políticas y sociales, y si tenemos en cuenta su actitud hacia la ciencia y la ingeniería, llegaremos a la conclusión de que es mucho más retrógrado de lo que en principio parecía».14 Entiendo y comparto tal con-clusión de Laursen: asistimos a una degradación de los principios y virtu-des tan marcadamente exaltados por Moro —cuya obra vamos a conside-rar como la cepa del árbol genealógico de la literatura utopística, y, como indicaré, de la pasión eutópica que solo puede ser moderna—.

Monólogo que entiendo procedente

Múltiples variaciones. Reivindico mi derecho a hablar sin que me impi-dan hablar. El problema de algunos de los actuales proyectos constituyen-tes es que reivindican a un tiempo, a la vez, el hablar y su prohibición.

Hablar… Puede definirse. Es fácil. Hablar es el prestigio y la libertad a que todo ciudadano tiene derecho. El reconocimiento del Habla es funda-mento. Pero es imposible el diálogo con quienes entienden que el Habla no tiene sentido, o, en honor a la verdad, que solo tiene sentido su Habla.

Este es el panorama del Desastre.

Pero sigamos con nuestra aventura.

A vueltas con el viaje literario (3): arrebato y desilusión en Flaubert

Puede detectarse un momento crucial en la historia de lo que llama-mos modernidad (europea). A finales del xix, numerosos autores se insta-

14 Ibid., p. 106.

Page 15: H 156 - unizar.es

BIBLIOGRAFÍA DE LAS OBRAS CITADAS

Abensour, M., Para una filosofía política crítica, Barcelona, Anthropos, 2007.Albiac, G., Diccionario de adioses, Barcelona, Seix-Barral, 2005.Althusser, L., La revolución teórica de Marx, México, Siglo XXI, 1966.Althusser, L., Lenin y la filosofía, México, ERA, 1970.Apel, K. O., «Ética y Utopía», en Utopía hoy, Madrid, Instituto Fe y Secularidad,

Instituto Alemán de Cultura, 1986.Aragüés, J. M., Deseo de multitud, Valencia, Pretextos, 2019. Arenas, L., Fantasmas de la vida moderna, Madrid, Trotta, 2015.Bacon, F., Nueva Atlántida, México, Porrúa, 1980.Baldry, H. C., Ancient Utopias, Southampton, University of Southampton, 1956.Barthes, R., Sade, Loyola, Fourier, Caracas, Monte Ávila, 1977.Barthes, R., Œuvres complètes, París, Seuil, 1994, vol. ii.Beckett, S., Fin de partida. Teatro reunido, Barcelona, Tusquets, 2006.Beckett, S., Esperando a Godot. Teatro reunido, Barcelona, Tusquets, 2006.Bellamy, E., El año 2000, Madrid, Capitán Swing Libros, 2004.Benjamin, W., Tesis de Filosofía de la Historia, en Discursos interrumpidos I, Ma-

drid, Taurus, 1973, pp. 175-191. Benjamin, W., Paris, capitale du xixe siècle, París, Les éditions du Cerf, 1989. Berger, J., Y nuestros rostros, mi vida, breves como fotos, Madrid, Blume, 1986. Bergerac, C. de, El otro mundo, Madrid, Anaya, 2001.Bergson, H., La evolución creadora, en Obras escogidas, Madrid, Aguilar, 1963.Betrán Abadía, R., Leon Battista Alberti y la teoría de la creación artística en el

Renacimiento, Zaragoza, Colegio Oficial de Arquitectos de Aragón, 1992.

Page 16: H 156 - unizar.es

Postutopía250

Blanchot, M., «Heráclito», en El diálogo inconcluso, Caracas, Monte Ávila, 1970, pp. 149-162.

Bloch, E., El principio esperanza, 3 vols., Madrid, Aguilar, 1977.Borges, J. L., «El Inmortal», en Prosa completa 2, Barcelona, Bruguera, 1980.Bradbury, R., Fahrenheit 451, Barcelona, Mondadori, 1993.Cabet, É., Viaje por Icaria, 2 vols., Barcelona, Orbis, 1985. Campanella, T., La Ciudad del Sol, Madrid, Tecnos, 2007.Cervantes, M. de, Don Quijote de la Mancha, 1, Madrid, Unidad editorial, 1999.Cioran, E., Historia y utopía, Barcelona, Tusquets, 1988.Claeys, G., Utopía. Historia de una idea, Madrid, Siruela, 2011.Contat, M., y M. Rybalka, Les écrits de Sartre, París, Gallimard, 1970.Cruz, M., La flecha (sin blanco) de la historia, Barcelona, Anagrama, 2017. Danger, P., Sensations et objets dans le roman de Flaubert, París, Collin, 1973.Dawson, D., Cities of the Gods: Communistic Utopias in Greek Thought, Nueva

York-Oxford, Oxford, U. P., 1992.Deleuze, G., Michel Foucault y el poder. Viajes iniciáticos I, Madrid, Errata natu-

rae, 2014.DeLillo, D., Cero K, Barcelona, Seix Barral, 2016.Eagleton, T., Sobre el mal, Barcelona, Península, 2010.Engels, F., Del socialismo utópico al socialismo científico, en K. Marx y F. Engels,

Obras escogidas, vol. i, Madrid, Ayuso, 1975.Farrington, B., Francis Bacon, filósofo de la revolución industrial, Madrid, Ayuso, 1971.Fernández Buey, F., Utopías e ilusiones naturales, Barcelona, El Viejo Topo, 2007.Flaubert, G., L’éducation sentimentale, en Œuvres complètes, II, París, Seuil, 1984. Flaubert, G., Bouvard y Pécuchet, Barcelona, Tusquets, 1999. Flaubert, G., Cartas a Louise Colet, Madrid, Siruela, 1999.Foucault, M., «Espacios diferentes», en Estética, ética y hermenéutica, Barcelona,

Paidós, 1999, pp. 431-441.Fourier, Ch., El extravío de la razón, Barcelona, Grijalbo, 1974.Fourier, Ch., Doctrina social, Madrid, Júcar, 1978.González Blanco, A., «Utopía/Idealismo. Algunas reflexiones a propósito de la

literatura utópica», en F. Carmona Fernández y J. M. García Cano (coords.), La utopía en la literatura y la Historia, Murcia, Universidad de Murcia, 2008, pp. 161-178.

Gray, J., Misa negra. La religión apocalíptica y la muerte de las utopías, Barcelona, Paidós, 2008.

Haldane, J. B., y B. Russell, Dédalo e Ícaro, Oviedo, KRK, 2005.Hardt, M., Deleuze. Un aprendizaje filosófico, Barcelona, Paidós, 2003.Harvey, D., París, capital de la modernidad, Madrid, Akal, 2008.

Page 17: H 156 - unizar.es

251Bibliografía de las obras citadas

Heidegger, M., Ser y tiempo, Madrid, Trotta, 2003. Heidegger, M., Prolegómenos para una historia del concepto de tiempo, Madrid,

Alianza Editorial, 2006.Huxley, A., Un mundo feliz, Madrid, Unidad Editorial, 1999.Ignacio de Loyola, Obras completas, Madrid, La Editorial Católica, 1977.Jacobsen, M. H., «The Activating Presence –What Prospects of Utopia in Times

of Uncertainty?», Polish Sociological Review, 2 (2006), pp. 337-355.Jameson, F., «La política de la utopía», New Left Review, 25 (2004), pp. 37-54.Jameson, F., Arqueologías del futuro, Madrid, Akal, 2009.Kafka, F., Cuadernos en octavo, Madrid, Alianza Editorial, 1999.Laursen, J. Ch., «El lado intolerante de la utopía de Denis Veiras», en Forjadores

de la tolerancia, Madrid, Tecnos, 2011, pp. 100-115. Ledoux, C.-N., La Arquitectura, Madrid, Akal, 1994.Lemagny, J.-C., Visionary Architects: Boullée, Ledoux, Lequeu, Santa Mónica,

Hennessey & Ingals, 2002. Leonardo da Vinci, Cuadernos de notas, Madrid, Felmar, 1975.Lévêque, J.-J., L’art et la révolution française, Neuchâtel, Ides et Calendes, 1987.Lottman, H., Gustave Flaubert, Barcelona, Tusquets, 1991.Luciano, «Sobre la muerte de Peregrino», en Obras, Barcelona, Alma Mater, 1966.Lucrecio, De la naturaleza, Barcelona, Alma Mater, 1971.Mann, Th., La montaña mágica, Barcelona, Edhasa, 2005.Mannheim, K., Ideología y utopía, Madrid, Aguilar, 1966.Manuel, F. E., «Hacia una historia psicológica de las utopías», en F. E. Manuel (comp.),

Utopías y pensamiento utópico, Madrid, Espasa-Calpe, 1982, pp. 103-135.Manuel, F., y F. P. Manuel, El pensamiento utópico, 2 vols., Madrid, Taurus. Marco Aurelio, Meditaciones, Madrid, Alianza Editorial, 1985.Marcuse, H., El hombre unidimensional, Barcelona, Seix Barral, 1969.Marx, K., El capital, Madrid, Siglo XXI, 1975, vol. i.Mate, R., Medianoche en la historia, Madrid, Trotta, 2006.Morris, W., Noticias de ninguna parte, Barcelona, Hacer, 1981.Moser, W., L’éducation sentimentale de 1869 et la poétique de l’œuvre autonome,

París, Lettres modernes, 1980.Mucchielli, R., Le mythe de la cité idéale, París, PUF, 1960.Muratore, G., La ciudad renacentista, Madrid, Instituto de Estudios de Adminis-

tración Local, 1980. Nadeau, M., Gustave Flaubert écrivain, París, Denoël, 1969.Navajas, G., La utopía en las narrativas contemporáneas, Zaragoza, Prensas Univer-

sitarias de Zaragoza, 2008.Nietzsche, F., Así habló Zaratustra, Madrid, Alianza Editorial, 1972.

Page 18: H 156 - unizar.es

Postutopía252

Núñez, A., «Gilles Deleuze. Pensar el porvenir», Daimon, suplemento 3 (2010), pp. 107-116.

O’Neill, E., Más allá del horizonte, Teatro escogido, Madrid, Aguilar, 1963.O’Neill, E., Aquí está el vendedor de hielo, Madrid, Cátedra, 2001.Onfray, M., El deseo de ser un volcán, Buenos Aires, Libros Perfil, 1999.Onfray, M., Los libertinos barrocos, Barcelona, Anagrama, 2009.Orwell, G., 1984, Barcelona, Destino, 2003.Piglia, R., Blanco nocturno, Barcelona, Anagrama, 2010.Platón, La República, Madrid, Gredos, 2008.Poch, A., «Estudio preliminar» a T. Moro, Utopía, Madrid, Tecnos, 2006.Popper, K., La sociedad abierta y sus enemigos, Barcelona, Paidós, 2010.Portoghesi, P., Introduzione a L. B. Alberti, L’Architettura. (De re aedificatoria),

Milán, Il Polifilo, 1966.Rey, P.-L., L’éducation sentimental, París, Hatier, 1983.Riot-Sarcey, M., Th. Bouchet y A. Picon, Dictionnaire de utopies, París, La-

rousse, 2002.Rodríguez García, J. L., Mirada, escritura, poder, Barcelona, Bellaterra, 2002.Rosenau, H., La ciudad ideal, Madrid, Alianza Editorial, 1988. Sartre, J.-P., El ser y la nada, Buenos Aires, Losada, 1966.Sartre, J.-P., El existencialismo es un humanismo, Buenos Aires, Sur, 1970. Sartre, J.-P., El idiota de la familia, I, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1975.Sartre, J.-P., Crítica de la razón dialéctica, Buenos Aires, Losada, 1979, vol. ii.Schmidt, A., La república de los sabios, Barcelona, Minotauro, 1989.Schopenhauer, A., El mundo como voluntad y representación, Barcelona, Orbis,

1985, vol. ii.Séneca, Epístolas morales, Madrid, Lib. de los sucesores de Hernando, 1913.Servier, J., Historia de la utopía, Caracas, Monte Ávila, 1969.Shanin, Th., El Marx tardío y la vía rusa, Madrid, Revolución, 1990.Tamayo, J. J., Invitación a la utopía, Madrid, Trotta, 2012.Thoreau, H. D., Walden, Madrid, Cátedra, 2005.Tillich, P., «Crítica y justificación de la utopía», en F. E. Manuel (comp.), Utopías

y pensamiento utópico, Madrid, Espasa-Calpe, 1982, pp. 351-365.Todorov, T., Memoria del mal, tentación del bien, Barcelona, Península, 2002.Trousson, R., Historia de la literatura utópica, Barcelona, Península, 1995.Verne, J., París en el siglo xx, Barcelona, Planeta, 1995.Versins, P., Encyclopédie de l’utopie et de la science fiction, Lausana, L’Âge d’homme, 1972.Voltaire, Cándido, Madrid, Unidad Editorial, 1999.Wells, H. J., Una Utopía moderna, Barcelona, B. Bauzá, s/f.Zamiatin, Y., Nosotros, Zaragoza, Prames, 2005.

Page 19: H 156 - unizar.es

ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS .............................................................. 9

Una breve meditación senequista .............................................. 11El relato no cambia de ánimo ................................................... 13Primera advertencia .................................................................. 14Ilustración literaria de la pasión eutópica (1): la desventura ilusio-

nada de Alonso Quijano ................................................. 15Ilustración literaria de la pasión eutópica (2): la gloria del sueño

en Piglia .......................................................................... 17La pasión eutópica puede desvanecerse —lo que no resta fortale-

za a su vivencia— ........................................................... 19Monólogo que entiendo procedente .......................................... 20A vueltas con el viaje literario (3): arrebato y desilusión en Flau-

bert ................................................................................. 20Y nos adentramos en el siglo xx (4): aquel viajero y soñador que

tenía la mirada triste (O’Neill) ........................................... 30Reflexión transitoria… ............................................................. 33Fin del recorrido por la biblioteca literaria (5): desánimo, indife-

rencia, en S. Beckett ........................................................ 33La biblioteca literaria es interminable ....................................... 35

Page 20: H 156 - unizar.es

Postutopía254

La inmensidad de la biblioteca filosófica siembra el asombro y la sorpresa: pues podríamos esperar algo de sus textos ........ 37

¿Debe exigírsele algo original a la biblioteca filosófica? ............. 41Mannheim en nuestra proximidad ........................................... 42E. Bloch y el principio esperanza .............................................. 44Breve reflexión sobre la biblioteca filosófica .............................. 50Autores que no te permiten seguir viviendo como vivías… ....... 56¿Pero qué es la Utopía? .............................................................. 58Permítaseme una ilustración del desvarío teórico ...................... 64Breve meditación ...................................................................... 68Contra la indefendible operación extensiva ............................... 68La aventura intelectual exige desafíos que pueden parecer pro-

vocadores —y que no lo son— ....................................... 72Propuesta de una conclusión para avanzar ................................ 78Los factores constitutivos de la Utopía ...................................... 78Principios topológicos: (1) el Viaje ............................................ 80Los topoi utópicos: (a) la insularidad ......................................... 83Los topoi utópicos: (b) el enigma de los transmundos ............... 85Los topoi utópicos: (c) el disturbio espacio-temporal ................. 87Los topoi utópicos: (d) los heteroespacios .................................. 88Los topoi utópicos: (e) el sosiego de otro tiempo ........................ 95Breve recapitulación ................................................................. 97Segundo principio topológico: la Ciudad .................................. 99En torno a la Ciudad ideal, en torno a la Ciudad utópica ......... 103Los orígenes y el sentido de la Ciudad ideal .............................. 104Siguiendo a propósito de la Ciudad ideal .................................. 111Ciudad ideal, Ciudad utópica ................................................... 119El espejismo de la Ciudad utópica ............................................ 121Ciudad utópica y principios morfológicos ................................... 124Nos aproximamos al Segundo principio ................................... 125Sobre los principios morfológicos de la Ciudad utópica ............ 127La desidia horológica (1) ........................................................... 128

Page 21: H 156 - unizar.es

255Índice

Exergo ¿imprudente? ................................................................. 129La anarquía sensorial (2) ........................................................... 130La vestimenta: un caso ejemplar (3) .......................................... 134Primera meditación sobre los principios conceptuales ............... 137Segunda meditación sobre los principios conceptuales .............. 139Principios conceptuales: (1) la ruptura con el orden productivo .. 142Principios conceptuales: (2) el espacio doméstico ..................... 153Breve paréntesis: hacia la tecnificación social ............................ 158Principios conceptuales: (3) técnica, bellas artes ....................... 163La Utopía hacia el delirio ......................................................... 171Invocación sartreana ................................................................ 172Utopía y distopías .................................................................... 175Ausencia del Libro y dirigismo político .................................... 178La majestad del Sabio ............................................................... 179Lamentable constatación .......................................................... 187Por qué el dogmatismo alienante del Sabio ............................... 191Hacia la constitución utópica del siglo xxi ................................ 196Comenzamos la Ilusión ............................................................ 197Tesis contundente: la basura de la temporalidad —o, si lo pre-

fieren, ese mundo donde se ha jugado con el Müllwagen de la Weltlichkeit— ......................................................... 197

No olvidemos: llega el Samurái (1) ............................................ 198No olvidemos: llega el Samurái (2) ........................................... 198No olvidamos al Samurái (3) .................................................... 199Temporalidad y presente ........................................................... 208¿Y si fuera posible hablar de otra temporalidad…? ..................... 209Una breve visita a Schopenhauer ............................................... 210Diálogo con algunos de nuestros contemporáneos .................... 212Episodio Heidegger (1) ............................................................. 212Episodio Sartre (2) ................................................................... 217Siempre hay que resumir para avanzar… .................................. 219Por qué no, un juego… ............................................................ 221

Page 22: H 156 - unizar.es

Postutopía256

Deconstruir con fuerza ............................................................. 223Todo esto va en serio (Deleuze 1) .............................................. 223Recapacitación .......................................................................... 227El punto grave de inflexión (Bergson 2) .................................... 228Por esto es reprobable la utopía —pero no la pasión eutópica— .. 229Sigamos con Bergson ................................................................ 230Materiales para una posible discusión ....................................... 231Pasión eutópica y postutopía ..................................................... 232Algunas orientaciones ............................................................... 233Cuestionando la temporalidad (1) ............................................. 233Cuestionando la temporalidad (2). Benjamin pide la palabra .... 233El futuro como proyección de un para-sí inútil ......................... 237Prosigamos con la posible arquitectura de la postutopía (¿o de-

seable?) ............................................................................. 237La ley pública de la inmanencia ................................................ 238Recordando a Nietzsche ........................................................... 239Apuntes adversos sobre algunas inmanencias ............................ 240Algunas obviedades de las que quisiera que me disculparan ...... 241Una segunda consideración intempestiva .................................. 242¿Hacer algo…? .......................................................................... 243¿Propuestas? .............................................................................. 245Sobre el Azar ............................................................................ 246¿Propuestas? .............................................................................. 246Coda ........................................................................................ 246Coda ........................................................................................ 246Epílogo .................................................................................... 246

BIBLIOGRAFÍA DE LAS OBRAS CITADAS .......................... 249

Page 23: H 156 - unizar.es

PUZ

Post

utop

íaPo

stut

opía

j.

l. r

od

ríg

ue

z g

ar

cía

156Humanidadesumanidades

Manuel Pérez Otero Vericuetos de la filosofía de Wittgenstein en torno al lenguaje y el seguimiento de reglas

Juan Manuel Aragüés Estragués El dispositivo Karl Marx. Potencia política y lógica materialista

Jesús Rubio Jiménez y Enrique Serrano Asenjo (eds.) El retrato literario en el mundo hispánico (siglos xix-xxi)

David Pérez Chico (coord.) Cuestiones de la filosofía del lenguaje

Jesús Rubio Jiménez La herencia de Antonio Machado (1939-1970)

Adrián Alonso Enguita El tiempo digital. Comprendiendo los órdenes temporales

Antonio Capizzi Platón en su tiempo. La infancia de la filosofía y sus pedagogos

David Pérez Chico (coord.) Wittgenstein y el escepticismo. Certeza, paradoja y locura

Aurora EgidoEl diálogo de las lenguas y Miguel de Cervantes

Pedro Ruiz Pérez (ed.)Autor en construcción. Sujeto e institución literaria en la modernidad hispánica (siglos xvi-xix)

Carlos Clavería LaguardaLibros, bibliotecas y patrimonios, una historia ejemplar

Juan Manuel AragüésDe la vanguardia al cyborg. Una mirada a la filosofía actual

José Antonio Vila Sánchez Javier Marías: el estilo sin sosiego

Guillermo Tomás FaciEl aragonés medieval. Lengua y Estado en el reino de Aragón

Horacio Muñoz-Fernández (coord.)Filosofía y cine. Filosofía sobre cine y cine como filosofía

Adrián Baquero GotorLa traición a Diógenes. Lecturas contemporáneas de la filosofía cínica

Humanidadesumanidades

Prensas de la Universidad

A partir de la diferenciación entre pasión eutópica y proyecto utópico, la presente investigación se centra en la delimitación de lo que signifique este —distinguiendo entre principios topológicos, morfológicos, conceptuales y activos desde los inicios de la Modernidad, y con-siderando que no hay propiamente escritura utópica con anterioridad—. Tal consideración desemboca en una conclusión que desvirtúa el papel emancipador de las utopías (Grey, Todorov), puesto que el principio activo impone la sumisión del sujeto político y menoscaba el vigor de la pasión eutópica. De aquí que se sugiera la posibilidad de una redefinición de la temporalidad que, al revalorizar el presente, inaugure la edad de la Postutopía.

ISB

N 9

78-8

4-13

40-1

16-4

PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

j. l. rodríguez garcíaj. l. rodríguez garcía

PostutopíaJ. L. Rodríguez García(León, 1949), filósofo y escritor, hapublicado textos sobre Artaud (1981),Hölderlin (Hölderlin: el exiliado enla tierra, 2 vols., 1987), Marx (Marxcontra Marx, 1996) y Sartre (Sartre:la pasión por la libertad, 2004),además de numerosos artículos,muy especialmente sobre filósofosfranceses contemporáneos (Foucault,Deleuze) y la escritura poética (Celan,Beckett). Se ha centrado, por otraparte, en el análisis de los movimientossociales vinculados a los procesosrevolucionarios de la Modernidad:La mirada de Saturno (1990),La palabra y la espada (1997) o Críticade la razón postmoderna (2006).Es autor, asimismo, de una veintenade libros de poesía y narración.

Page 24: H 156 - unizar.es

PUZ

Post

utop

íaPo

stut

opía

j.

l. r

od

ríg

ue

z g

ar

cía

156Humanidadesumanidades

Manuel Pérez Otero Vericuetos de la filosofía de Wittgenstein en torno al lenguaje y el seguimiento de reglas

Juan Manuel Aragüés Estragués El dispositivo Karl Marx. Potencia política y lógica materialista

Jesús Rubio Jiménez y Enrique Serrano Asenjo (eds.) El retrato literario en el mundo hispánico (siglos xix-xxi)

David Pérez Chico (coord.) Cuestiones de la filosofía del lenguaje

Jesús Rubio Jiménez La herencia de Antonio Machado (1939-1970)

Adrián Alonso Enguita El tiempo digital. Comprendiendo los órdenes temporales

Antonio Capizzi Platón en su tiempo. La infancia de la filosofía y sus pedagogos

David Pérez Chico (coord.) Wittgenstein y el escepticismo. Certeza, paradoja y locura

Aurora EgidoEl diálogo de las lenguas y Miguel de Cervantes

Pedro Ruiz Pérez (ed.)Autor en construcción. Sujeto e institución literaria en la modernidad hispánica (siglos xvi-xix)

Carlos Clavería LaguardaLibros, bibliotecas y patrimonios, una historia ejemplar

Juan Manuel AragüésDe la vanguardia al cyborg. Una mirada a la filosofía actual

José Antonio Vila Sánchez Javier Marías: el estilo sin sosiego

Guillermo Tomás FaciEl aragonés medieval. Lengua y Estado en el reino de Aragón

Horacio Muñoz-Fernández (coord.)Filosofía y cine. Filosofía sobre cine y cine como filosofía

Adrián Baquero GotorLa traición a Diógenes. Lecturas contemporáneas de la filosofía cínica

Humanidadesumanidades

Prensas de la Universidad

A partir de la diferenciación entre pasión eutópica y proyecto utópico, la presente investigación se centra en la delimitación de lo que signifique este —distinguiendo entre principios topológicos, morfológicos, conceptuales y activos desde los inicios de la Modernidad, y con-siderando que no hay propiamente escritura utópica con anterioridad—. Tal consideración desemboca en una conclusión que desvirtúa el papel emancipador de las utopías (Grey, Todorov), puesto que el principio activo impone la sumisión del sujeto político y menoscaba el vigor de la pasión eutópica. De aquí que se sugiera la posibilidad de una redefinición de la temporalidad que, al revalorizar el presente, inaugure la edad de la Postutopía.

ISB

N 9

78-8

4-13

40-1

16-4

PRENSAS DE LA UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

j. l. rodríguez garcíaj. l. rodríguez garcía

PostutopíaJ. L. Rodríguez García(León, 1949), filósofo y escritor, hapublicado textos sobre Artaud (1981),Hölderlin (Hölderlin: el exiliado enla tierra, 2 vols., 1987), Marx (Marxcontra Marx, 1996) y Sartre (Sartre:la pasión por la libertad, 2004),además de numerosos artículos,muy especialmente sobre filósofosfranceses contemporáneos (Foucault,Deleuze) y la escritura poética (Celan,Beckett). Se ha centrado, por otraparte, en el análisis de los movimientossociales vinculados a los procesosrevolucionarios de la Modernidad:La mirada de Saturno (1990),La palabra y la espada (1997) o Críticade la razón postmoderna (2006).Es autor, asimismo, de una veintenade libros de poesía y narración.