Guía de Budapest

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BUDAPESTUNA PERLA A ORILLAS DEL DANUBIO

APUNTES HISTÓRICOS

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GASTRONOMÍA Y PRINCIPALES EVENTOS

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ESPECTÁCULOS

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iudad de puentes, como París, Londres o Praga, Budapest se extiende a orillas del Danubio, el

segundo río más caudaloso y largo de Europa, después del Volga. Su cauce imprime carácter y belleza a la capital húngara, en sí misma un verdadero puen-te entre Oriente y Occidente donde se conservan notables edificios de la época imperial. En sus aguas se reflejan, entre otros encantos, el Parlamento y el palacio de Buda, además del espíritu de un país que ha superado los horrores de la Se-gunda Guerra Mundial y el aislamiento del régimen comunista para situarse en ca-beza de la nueva Europa. La actual urbe es el resultado de la unificación de tres núcleos: Buda, Pest y Óbuda. El primero, el antiguo enclave medieval, se asienta sobre una colina, mientras que el segundo se corresponde con el ensanche cons-truido entre los siglos xix y xx en la otra ribera del omnipresente río. En Óbuda, allí donde los romanos instalaron su primer campamento, se respira la nostalgia de tiempos mejores. Budapest también es si-

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BudapestUNA PERLA A ORILLAS DEL DANUBIO

metría, grandes avenidas, baños termales, música y tilos olorosos. Amplia, romántica y melancólica, la cuna del fotógrafo André Friedman, más conocido como Robert Capa, atrae cada año a miles de visitantes que desean congelar en una imagen tanta

Una guía prácticaLa información que se facilita a continuación no pretende abarcar toda la ciudad, sino que se limita a los lugares más interesantes desde el punto de vista turístico. Budapest tiene más de dos millones de habitantes –una quinta parte de la pobla-ción húngara, aproximadamente– y ocupa 525 kilómetros cuadrados, una superfi-cie demasiado amplía como para poder ser visitada en pocos días. La ciudad está distribuida en 23 barrios (kerületek). Cerca de la capital húngara se encuentra, por ejemplo, San Andrés (Szentendre), una pequeña localidad fundada en el siglo xviii por habitantes originarios de los Balcanes. Sin embargo, en esta guía nos centrare-mos en los reclamos urbanos más conocidos y, al mismo tiempo, en rincones que tal vez pasan desapercibidos, pero que permiten captar la esencia de Budapest y tomarle el pulso a su día a día. El abigarrado Buda se encuentra al oeste y se caracteriza por sus calles estrechas de adoquines, en las que se mezclan edificios medievales y neoclásicos reconstruidos tras la Segunda Guerra Mundial. El llano barrio de Pest se sitúa al este y está constituido por amplios bulevares flanqueados por edificios de estilo Art Déco.

majestuosidad. Muchos ya lo han intenta-do, con suertes muy diversas. Si quieres probar tú, sólo tienes que recalar en esta magnífica metrópoli y dejarte llevar por el seductor fluir de su vida.

ApuntesHistóricosudapest se fundó como ciudad uni-ficada en 1873, pero su pasado se remonta a la época de los celtas,

que habitaron la cuenca del Danubio des-de aproximadamente el año 1000 a.C. Los ejércitos romanos de Julio César conquis-taron la región en el año 35 a.C. y después la anexionaron a su Imperio bajo el nombre de Pannonia. Oleadas de pueblos germá-nicos y turcos expulsaron a los romanos a mediados del siglo v y se establecieron en la zona. Las luchas intestinas se sucedie-ron durante décadas, hasta la llegada en el año 896 de los magiares, ancestros del actual pueblo húngaro y cuyos orígenes aún no están claros. Hungría se fundó en el año 1000 con el coronamiento de su primer rey: Esteban I. Los mongoles atacaron estas tierras en 1241 y arrasaron con todo. Una tercera parte de la pobla-ción murió en menos de un año. Por fortu-na para los húngaros, las disputas internas en el seno de los conquistadores propicia-ron una retirada de las hordas mongolas, pero el país quedó devastado y las tareas de reconstrucción se alargaron durante décadas. Budapest se convirtió en la capital en 1361 y a partir de entonces se vivieron unos años de prosperidad. Todo quedó trucando de nuevo en 1526 con la derrota a manos del Imperio otomano. La ocupación turca se prolongó durante 160 años, hasta que los Habsburgo alcanzaron el poder en 1686. Bajo el control directo de Viena, Budapest inició un período de rejuvenecimiento, tanto económico como arquitectónico, hasta el punto de que llegó a competir en esplendor con la mismísima capital del Imperio.

Movimientos reformistasEl siglo xviii trajo para Hungría en gene-ral y Budapest en particular un enorme crecimiento económico y demográfico. El territorio, dominado por nobles afines a los Habsburgo, jugó un papel decisivo en el salvamento de un Imperio que atrave-saba por una época de profunda crisis. El régimen viró hacia un sistema de despo-tismo ilustrado, que se acentuó durante el reinado de José II [1780-1790]. A pesar

de todo, se inició una lenta modernización de la sociedad gracias a la transformación de la agricultura, el puntal económico por aquel entonces, una situación que promovió el nacimiento de un movimiento político opositor al régimen y de carácter liberal. Esta visión de progreso se plasmó en la construcción del puente de las Ca-denas, el primero permanente que unía Buda y Pest. En 1848, en plena oleada revolucionaria en Europa, fracasó el levan-tamiento contra los austriacos, pero algo cambió a partir de entonces. Los Habs-burgo se vieron forzados a realizar conce-siones a los húngaros, como la firma en 1867 de un compromiso, en base al cual el Imperio se transformó en un Estado federativo y dualista, con dos capitales de igual rango: Viena y Budapest. Las llama-das ciudades gemelas experimentaron un crecimiento, que en el caso de la ciudad húngara se acentuó en 1896, coincidien-do con la celebración del milenario de la presencia magiar en la zona. Se crearon nuevos suburbios y se proyectaron gran-des avenidas a imagen y semejanza de la capital austriaca.

Breve independenciaTras la Primera Guerra Mundial y a conse-cuencia de la derrota imperial se estable-ció un Estado húngaro independiente con capital en Budapest. Las bajas humanas de la contienda y la pérdida de dos ter-cios del territorio de la antigua Hungría constituyeron un trauma temporal, ya que Budapest se convirtió en aquel entonces en la capital de un país pequeño, pero totalmente soberano. En el período de entreguerras se registró un notable auge y la urbe alcanzó el millón de habitantes. Esta tendencia quedó cortada de raíz con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, durante la cual sufrió los bombardeos aéreos de los Aliados, que provocaron importantes destrozos. La comunidad judía de Budapest fue deportada en masa a los campos de concentración y el cerco al que fue sometida posteriormente por el Ejército Rojo también causó estragos en la población. En 1945 se celebraron unas

elecciones en las que el Partido Indepen-diente de los Pequeños Propietarios –for-mación política que reunía a burgueses y campesinos– salió ganador. Sin embar-go, a petición de las grandes potencias vencedoras, se formó un gobierno de coalición. Hasta 1948 prevaleció en Hun-gría una democracia peculiar y limitada, aunque la suerte del país se decantó del lado de los comunistas, que colectivizaron la tierra y nacionalizaron las industrias. Decenas de miles de personas fueron deportadas o encarceladas por el régimen satélite de Moscú.

Revolución y represiónLa desesperación popular estalló en octu-bre de 1956 en forma de levantamiento. Rompiendo con su pasado comunista, Imre Nagy se puso al frente del movimien-to y del gobierno, pero las tropas rusas sofocaron la revuelta dos semanas más tarde. La represión posterior superó a cualquiera anterior. A finales de la década de 1960 se introdujeron modestas refor-mas en un régimen vetusto que empezó a desmoronarse con la destitución del septuagenario János Kádár en 1988. La República Socialista del Pueblo Húngaro abandonó el comunismo al año siguiente y pasó a denominarse República Húngara. Rapad Gïncz fue elegido presidente en 1990, el mismo año en que Budapest al-canzó los dos millones de habitantes. Des-de entonces se han sucedido los cambios a un ritmo vertiginoso. Hungría se integró en la OTAN en 1999 y pasó a formar parte de la UE en 2004.

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Moverte en BudapestConsejos útiles

bmovingLos platos tradiciones húngaros son ricos en sabores picantes y aromas. A la clásica cocina casera, que se sirve en los popula-res vendégló, se sumó el refinamiento más contemporáneo e internacional hace diez o quince años. En los platos típicos de esta tierra se entremezclan influencias de la gastronomía campesina húngara junto con otras francesas, aunque transmitidas por los austriacos, por lo que suele con-tentar a todos los paladares. La carne, principalmente la de caza, es un alimen-to indispensable en cualquier mesa de Budapest, ya sea a la plancha, asada, a la

Hungría se encuentra en la misma franja horaria que el resto de Europa central, es decir, GMT + 1 hora, como en países como España. Cualquier época del año es buena para visitar Budapest, aunque con-viene evitar las épocas de mayor afluencia de turistas, como Semana Santa, Navidad y los meses de julio y agosto. El clima, de marcado carácter continental, se caracte-riza por una acentuada oscilación térmica entre el invierno y el verano. Es habitual que nieve entre diciembre y febrero, y las abundantes lluvias se reparten bastante a lo largo del año. La temperatura media ronda los 11°C, con un promedio de 0°C en enero, el mes más frío, y de cerca de 23°C en julio, el mes más caluroso.

La mejor forma de conocer los principales atractivos del centro de Budapest es a pie y con la ayuda del transporte público, que está gestionado por la empresa Budapesti Kozlekedési Vállalat (BKV). La red incluye metro, tranvías, autobuses, trolebuses, trenes y trasbordadores para atravesar el Danubio, en este último caso sólo en

verano. El servicio nocturno de autobuses, que es limitado, está indicado con una “É”. Existen tres líneas de metro (M1, amarilla; M2, roja; y M3, azul) que convergen en la plaza Deák. La primera de las líneas del suburbano se construyó con motivo de la Exposición Universal de 1896 y es la más antigua de la urbe. Un telesilla (libego) fun-ciona a diario de septiembre a mayo des-de el barrio de Zugliget hasta la colina de János, el punto más elevado de la capital húngara. Los trenes suburbanos de cer-canías (HÉV) completan la oferta de trans-porte público, que es excelente y suele operar entre las 4.30 y las 23.00 horas. Las líneas más importantes, como las de los tranvías 4 y 6, también funcionan por la noche. Los billetes pueden comprarse en los autómatas ubicados en las paradas, en los quioscos y en las ventanillas de BKV. Se deben adquirir con antelación y vali-darlos a la entrada. En cuanto al servicio de taxis, se deben evitar los vehículos que no posean una placa numerada de color amarillo, así como los que no exhiban una acreditación en los laterales o una tabla

con las tarifas en el interior. No vale la pena conducir por Budapest, a no ser que se conozca al dedillo la ciudad. Los atas-cos son frecuentes y pueden arruinar un precioso día de turismo.

Budapest es un destino seguro, siempre y cuando se use el sentido común. Como ocurre en otras muchas ciudades turísti-cas, el carterista es el principal enemigo y suele aprovechar los descuidos en las zonas más masificadas. Lo mejor es dejar los objetos de valor en casa o mantenerlos fuera del alcance de los ladrones.

Casi todos los negocios suelen abrir de 8.30 o 9.00 a 17.00 o 18.00 horas los días laborables, y hasta las 11.00 o 13.00 los sábados, aunque al tratarse de una ciudad bastante turística hay establecimientos que atienden a los clientes a todas horas. En cuanto a las propinas, no son obligato-rias, aunque en los restaurantes se suele redondear la cuenta si el servicio ha sido satisfactorio.

Gastronomíaparrilla… El pollo a la paprika –pimentón dulce– con galuska –una especie de ño-quis– es una de las recetas más recurren-tes. El roston, carne asada a la parrilla, el caldo de buey con tuétano y el pörkölt, un estofado de carne variada, son otros de los platos que se encuentran en casi cual-quier carta, así como el gulash, una sopa elaborada con pequeños tacos de carne y que se acompaña con patatas, crema csi-petke –de harina y huevo– y, por supuesto, aderezada con paprika. Los amantes del pescado no deben preocuparse, ya que este alimento también ocupa un lugar des-

tacado en las mesas húngaras. En este sentido, el plato más representativo es la sopa halaszle, que contiene pescado, ce-bolla y paprika, aunque también abundan los pescados de agua dulce, como el bar-bo a la parrilla y la trucha con almendras. La repostería, de corte vienés, es de gran calidad, como queda demostrado en el somló –bizcocho con crema y ron–, en el puré de castañas y en la enorme variedad de crêpes, que en el país se conocen con el nombre de palacsinta. ¡Buen provecho, jó étvágyat!

La carne, especialidad de la casa

Día de Año NuevoEl 1 de enero, el primer día del año. Se or-ganiza el Concierto del Día de Año Nuevo, en el que se interpretan clásicos populares de Hungría.

Festival de Cine de BudapestA comienzos de febrero el séptimo arte invade la ciudad.

Domingo de CarnavalEl último domingo antes de Cuaresma se organiza una procesión de disfraces.

Levantamiento de PrimaveraEl 15 de marzo se conmemora el inicio de la revolución de 1848 con teatro en las calles.

PRINCIPALES EVENTOS Y FIESTAS

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Festival de Primavera de BudapestSe centra en la música clásica y folclórica, y se desarrolla durante dos semanas, en-tre marzo y abril.

Día del TrabajoEsta jornada, fundamental durante la épo-ca comunista, se celebra el 1 de mayo con espectáculos en diferentes puntos de la ciudad, un mercado de artesanía y pues-tos de salchichas y cerveza.

Feria del LibroExposición de libros en el centro de Pest que se celebra el primer fin de semana de junio.

Fiesta de la MúsicaSe celebra a mediados de junio en diferen-tes escenarios al aire libre.

BúcsúEl 24 de junio tiene lugar uno de los prin-cipales festivales populares para conme-morar la retirada de las tropas soviéticas en 1991. Se organizan conciertos, espec-táculos y mercados al aire libre en varios parques y espacios públicos.

Fiesta de SantiagoUna de las grandes fiestas nacionales se celebra el 20 de agosto.

Festival Judío de VeranoSe organiza a finales de agosto o comien-zos de septiembre por toda la ciudad.

Fiesta de la RevoluciónEl 23 de octubre se conmemora el levan-tamiento popular de 1956 y se recuerda a las víctimas.

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BudaEl centro de esta barriada coincide con la plaza de la Santísima Trinidad, donde se levanta la columna barroca homónima. A unos pasos se encuentran la iglesia de Matías, el Bastión de los Pescadores y el funicular, un conjunto declarado Patrimonio de la Huma-nidad por su belleza y su eclecticismo arquitectónico. En esta zona de la capital húngara, que se extiende a orillas del Danubio so-bre un saliente montañoso de la margen derecha del río, hay numerosos restaurantes y cafeterías. Se trata de uno de los espacios más turísticos de la ciudad, por lo que el trasiego de gente es constante y reina siempre el buen ambiente. Con un paseo por sus calles se puede repasar la historia del país desde la llegada de las tribus magiares hasta el fin del régimen comunista. Aquí se asen-taron los primeros pobladores, que dominaban desde las alturas la vasta llanura que se extiende al otro lado del río. La calle Tárnok, eje fundamental de esta zona, comienza en el extremo norte de la plaza Dísz y sus casas fueron destruidas durante las luchas que enfrentaron a cristianos y turcos a principios del siglo xviii. De ahí que las viviendas se reconstruyesen en estilo barroco, el predomi-nante en la actualidad. Por el contrario, algunas de las casas que flanquean la calle Országház dan fe de lo que fue el barrio en la Edad Media. La calle de la Fortuna, paralela a la anterior, se denominaba anteriormente calle de los Alemanes en alusión al origen de sus habitantes.

VízivárosEste topónimo significa la ciudad del agua y hace referencia a la estrecha franja de tierra encajonada entre el Danubio y la colina del Castillo, que se ensancha hacia el norte. En la Edad Media estuvo habitada por artesanos, pescadores y comerciantes, época a la que siguió la ocupación otomana, de la que se conservan varios vestigios, como los baños Király. La eclosión de Víziváros se pro-dujo a mediados del xix, una vez construido el puente de las Cadenas. La calle Mayor (Fő utca), que discurre en paralelo al río, es la arteria principal y en ella se levantaron los primeros palacios entre los años 1860 y 1870. Los edificios más llamativos se sitúan en los alrededores de la plaza Corvino (Corvin tér). Siguiendo al norte se alcanza la plaza Batthyány, un importante nudo de comunica-ciones urbanas, ya que en ella confluyen el metro, el tren de cercanías y numerosas líneas de autobuses. Este espacio está domina-do por la iglesia barroca de Santa Ana.

Isla MargaritaEste remanso de paz se considera uno de los pulmones verdes de la metrópoli, junto con Városliget y Gellért, y el centro deportivo más popular gracias a su piscina olímpica, sus pistas de tenis y su inmejorable entorno para la práctica del atletismo. Este parque, muy frecuentado los domingos por familias, se corresponde con el principal islote de este tramo de meandros del Danubio y ofrece la posibilidad de alquilar bicicletas o montarse en carrozas de caballos. En época romana florecieron las villas, que fueron sustituidas en la Edad Media por monasterios de las más variadas órdenes religiosas: dominicos, franciscanos… En el siglo xiii, en plena incur-sión de los mongoles, Margarita, hija del rey Béla IV y de la princesa bizantina María Lascaris, fue enviada a la isla –que hoy lleva su nombre– para llevar una vida piadosa. Las ruinas del convento en el que se recluyó durante veinte años aún yacen en la ribera este, cerca de los restos de una iglesia franciscana. Los otomanos arrasaron con casi todo y este pedazo de tierra rodeado por los bra-zos del Danubio quedó abandonado. La construcción de una mansión en 1796 y el manantial de agua mineral que empezó a brotar en 1867 influyeron en el despertar de un islote que quedó unido a tierra firme a partir del año 1900 a través del puente de Margarita. Otra de las bondades de la isla: los coches no están permitidos, excepto en alguna zona designada al efecto.

BelvárosVale la pena descender con el funicular desde la colina del Castillo y cruzar a la otra orilla del río para contemplar Buda desde otra

perspectiva totalmente nueva. El paseo por la ribera izquierda del Danubio brinda panorámicas de ensueño de la otra mitad de la urbe. El visitante avanzará por calles poco transitadas y salpicadas de restaurantes. En verano se aconseja reservar mesa en algu-na de las terrazas, desde las que se divisan los monumentos y puentes iluminados aflorando entre la oscuridad. En la calle Váci y en la plaza Vörösmarty también se encontrarán innumerables tiendas, librerías y cafeterías, ya que se trata de una zona peatonal y comercial. Esta última plaza, el corazón del núcleo histórico de Belváros, que tuvo continuidad en el ensanche del siglo xix, es uno de los lugares más concurridos de Budapest. A escasos metros surge la confitería Gerbeaud, tal vez el establecimiento de mayor renombre de la capital magiar. Creada en 1858, fue adquirida unos veinte años después por el pastelero suizo Émile Gerbeaud, que la transformó en un gran salón de té de estilo vienés, con su suntuosa decoración barroca y sus tapices de terciopelo. Delante se encuentra la boca de la línea de metro más popular de la ciudad, que entró en funcionamiento en 1896 y permite remontar toda la avenida Andrássy.

TerézvárosEsta última avenida, la más distinguida de Budapest, se trazó en el siglo xix a partir de la referencia de los Campos Elíseos de París y constituye el eje básico del polo cultural de la urbe, encabezado por la Academia de Música y el Teatro de la Ópera. Andrássy une el centro con la plaza de los Héroes a través de una sucesión de palacios y mansiones más bien neorrenacentistas y rodeados de elegantes jardines. El bullicio de su primer tramo, hasta la plaza Oktogon, deriva en un ambiente aristocrático y residencial en la parte más próxima al parque de Városliget. No en vano, la calle Nagymező, perpendicular al Teatro de la Ópera, se conoce como Broadway por su frenesí neoyorquino. En ella se concentran los teatros y clubes nocturnos. De nuevo en Andrássy se recomienda hacer un alto en el camino en alguno de sus famosos cafés, como el Muvész (café de los Artistas), donde sirven sabrosos pasteles en un ambiente eminentemente clásico, y después coger el metro para conocer la línea más antigua de todo el continente europeo. La carrocería de los vagones y las mismas estaciones trasladarán al visitante a los orígenes del suburbano. Este medio de transpor-te tiene parada en el enorme parque de Városliget, una de las áreas verdes más apreciadas por los habitantes de Budapest.

LipótvárosSignifica la ciudad de Leopoldo, en alusión al rey de Hungría homónimo, hijo de María Teresa, y se caracteriza por la suntuosidad de sus edificios, entre los que abundan las oficinas, los bancos y los ministerios. Está presidido por el Parlamento y la animación de sus calles es muy cambiante, ya que oscila entre el bullicio diurno y la más absoluta de las tranquilidades de noche. Desde la plaza Lajos-Kossuth, situada delante del Parlamento, se puede avanzar por la calle Nádor en paralelo al Danubio para desembocar en la plaza de la Libertad (Szabadság tér), que ocupa el centro de una zona rehabilitada en el año 1900. Desde Roosevelt, otra de las grandes plazas de esta barriada, se accede a un bonito paseo a lo largo del muelle que ofrece extraordinarias vistas de Buda.

ÚjlipótvárosLa nueva ciudad de Leopoldo se extiende encima del anterior barrio y está acotada por la calle Váci, el bulevar de San Esteban (Szent István körút), la calle Bessenyei y el Danubio. Muchos de sus edificios datan de 1930 y antes de la Segunda Guerra Mundial se consideraba la zona residencial favorita de la burguesía acomodada. En la actualidad, esta parte de la ciudad es muy apreciada por la tranquilidad que en ella reina y por su elegancia, que se aprecia sobre todo en los alrededores de los muelles y al principio del parque Szent-István. Junto con Nagykörút se convirtió en el barrio judío más importante de Pest.

NagykörútEl Gran Bulevar une los puentes de Margarita y Petőfi, y supone un símbolo de la expansión de finales del xix. Su construcción obli-gó al derribo de numerosos edificios y a la rehabilitación de los barrios insalubres que se encontraban en los alrededores del puente de Margarita. En esta arteria de cerca de 4 kilómetros de longitud se concentra buena parte de la vida nocturna, entre teatros, cines, bares y cafeterías. A partir de la plaza Oktogon, el bulevar pasa a llamarse Erzsébet y atraviesa el barrio de Erzsébetváros (ciudad de Isabel, en alusión a la reina homónima, esposa del emperador Francisco José). Se trata de una de las zonas más den-samente pobladas de la capital, así como de las más activas gracias a sus cines, cafés y tiendas instaladas en los patios y en las plantas superiores de los edificios. Al sur se extiende el antiguo barrio judío, que evoca un mundo casi desaparecido: el 70% de la comunidad pereció en la década de 1940 a manos de los nazis. De las 110 sinagogas que había antes de la Segunda Guerra Mundial sólo han llegado a nuestros tiempos una veintena, entre ellas la más grande de Europa. Las calles adyacentes a este tem-plo, Király, Dob y Wesselényi, constituyen el núcleo central de la vieja judería, una de las áreas más atractivas de la metrópoli por su belleza y la melancolía que desprende.

ÓbudaEn el extremo norte de la orilla derecha del Danubio se emplaza este barrio, el mismo en el que los romanos establecieron su primer campamento militar, que dio lugar a un núcleo habitado bautizado con el nombre de Aquincum, hace varias centurias. Esta barria-da, denostada en época otomana, recobró su vitalidad en el siglo xviii gracias el esplendor de la familia Zichy, aunque poco queda de aquellos años de armonía entre alemanes, judíos y húngaros, más allá de algunos edificios de la calle Mókus.

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Puente de las CadenasAntaño sólo se podía cruzar el Danubio en barcazas o caminando sobre el hielo en los inviernos más rigurosos. A principios del siglo xv se instalaron una serie de ponto-nes para salvar el cauce del río y facilitar así los intercambios comerciales, aunque esta solución nunca llegó a ser definitiva. Los planes para conectar ambas orillas se multiplicaron a principios del xviii y en un principio se pensó en el puente de Carlos de Praga como modelo. Sin embargo, el proyecto final aún tuvo que esperar algunos años. El más antiguo de los puentes de la capital húngara y también uno de los más conocidos sobre el Danubio se construyó entre 1839 y 1849 en piedra y hierro, según los planos del ingeniero inglés William Tier-ney Clark y bajo la dirección del escocés Adam Clark. Nadie podía imaginar en aquel entonces que aquella obra de ingeniería civil permitiría fraguar en menos de tres décadas la unión de los núcleos de Buda, Pest y Óbuda. Las tropas alemanas lo dina-mitaron al final de la Segunda Guerra Mun-dial, pero fue reconstruido y reinaugurado el 21 de noviembre de 1949 como festejo inigualable de sus primeros cien años de majestuosa presencia. Y así ha llegado hasta nuestros días, con sus líneas clásicas y elegantes. Dos leones de piedra vigilan la entrada de este puente, mirador de excep-ción y símbolo de Budapest, sobre todo en plena noche, cuando la iluminación artificial realza sus formas neoclásicas. Sus pilares se elevan como si fueran pequeños arcos de triunfo a los que se amarran las cadenas que sujetan el tablero. Otros puentes más recientes acompañan al de las Cadenas en su paseo por la historia, entre ellos los de Petfi, Isabel, Margarita y Árpád.

Bastión de los PescadoresEsta especie de terraza situada en Buda, detrás de la iglesia de Matías, ofrece una espléndida vista del Danubio y de Pest. De estilo neorrománico, se construyó en 1905 sobre la muralla medieval y en el lugar ocupado posteriormente por una lonja de pescado. Su autor, Frigyes Schulek, ideó un elegante sistema de escaleras que as-cendían desde el Danubio hasta la cumbre de la colina y previó que la estructura final, engalanada con siete torres de observación

–que simbolizan las tribus magiares que fundaron Hungría en el año 896–, volutas, arcadas y estatuas, fuera el punto más ele-vado. Los pescadores eran los encargados de defender esta zona en la Edad Media –de ahí su nombre–, aunque la función de la construcción actual nunca fue defensi-va, sino ornamental. Sus piedras blancas y el entorno arbolado sitúan al conjunto en el catálogo de las visitas obligadas de la ciudad. Entre este monumento y la iglesia de Matías se alza una estatua ecuestre de bronce de Esteban I de Hungría, patrono de la urbe.

Palacio Real de BudaLa colina en la que se asienta este recinto siempre se consideró una plaza estratégica, un lugar privilegiado que no quedó desban-cado hasta el siglo xix, cuando la ciudad se extendió por la orilla opuesta, Pest, donde había espacio casi ilimitado para crecer en pleno arranque de la era industrial. Los pri-meros pobladores se instalaron en la falda este y sur de este promontorio, pero sus ca-sas fueron asoladas durante las incursiones

de los mongoles, a mediados del siglo xiii. Tras la devastación, el rey Béla IV mandó levantar en este enclave un castillo que vi-vió su apogeo durante el reinado de Matías Corvino [1458-1490], quien lo convirtió en uno de los centros del saber europeo. Un nuevo saqueo, en este caso por parte de las tropas otomanas, redujo a cenizas ese mundo ilustrado, que no empezó a recupe-rarse hasta 1715 con la construcción de un palacio barroco más pequeño, que dupli-caría sus proporciones a finales del xix. De nuevo la sinrazón tumbó sus paredes en el transcurso de la Segunda Guerra Mundial y una vez más el pundonor erigió un nue-vo edificio, compendio de estilos y mora-da de algunos de los principales baluartes culturales del país: el Museo de Historia de Budapest, el de Arte Contemporáneo, la Galería Nacional Húngara y la Biblioteca Nacional. La primera de estas muestras repasa los avatares de la ciudad desde la liberación de Buda de los turcos en 1686 hasta 1970. El Museo Ludwig, situado en el ala norte del palacio, debe su nombre al mecenas Peter Ludwig, cuyas donaciones

incluyen cuadros de Picasso y Warhol. La Galería Nacional Húngara se encuentra en el corazón del palacio y exhibe cerca de 600 obras, en un recorrido que empieza en el siglo xi y llega casi hasta nuestros días, y en el que destacan los trípticos de estilo gótico y los lienzos de los pintores román-ticos. El Palacio Real, con sus extensos jardines, dispone de magníficos miradores sobre Pest.

ParlamentoEn la otra orilla del Danubio aparece este edificio descomunal, otro de los emblemas de Budapest y una de las Cámaras Bajas más grandes del mundo. Se necesitaron más de mil operarios y 17 años de esfuerzo para construir esta mole en estilo neogótico, que se dio por concluida en 1902. Guarda ciertas similitudes con el Parlamento bri-tánico y la catedral de Milán, y se levantó para conmemorar el centenario de la fun-dación de Hungría, cuando siete tribus ma-giares procedentes de las estepas asiáticas derrotaron a los romanos. El edificio, con su elegante cúpula neorrenacentista rema-tada por una aguja neogótica, se extiende a lo largo de 265 metros. Reyes, príncipes y personajes históricos húngaros esculpidos en piedra contemplan el Danubio desde una privilegiada posición, en los nichos de la fachada. Sus 691 salas albergan la pre-sidencia de la República, la Asamblea Na-cional, la oficina del primer ministro y una biblioteca con más de 40.000 volúmenes,

en especial de historia y ciencias políticas. La decoración interior está dominada por la profusión de frescos, vidrieras, esculturas y techos de maderas nobles, como roble, nogal y caoba, que realzan la solemnidad del conjunto.

Iglesia de MatíasTras el paso de los años y de las invasio-nes, poco queda del templo original erigi-do en el siglo xiii, excepto la parte baja del campanario, los pilares interiores y la puer-ta de la Virgen. Después de la ocupación turca, fue reconstruida casi en su totalidad entre 1873 y 1896. Su tesoro se considera una de las más ricas colecciones de arte sacro de la capital húngara. Esta iglesia, el santuario más visitado de la ciudad, ha sido escenario de bodas reales –la del rey Matías Corvino y Beatriz de Aragón– y co-ronaciones, como la de Francisco José I en 1867. Sus azulejos son tan coloridos y elaborados como la piel de una serpiente. Como otros muchos edificios históricos de Budapest, ha sufrido todo tipo de vicisitu-des, desde su transformación en mezquita en el período de dominio otomano hasta su uso como cocina y establo por parte de los nazis y del Ejército Rojo, respectivamente.

CiudadelaLa agradable ascensión al monte Gellért, visible desde cualquier punto de la urbe, permite descubrir Budapest entre el follaje de los árboles y recorrer la fortaleza que co-

rona la cima. Construida por el ejército aus-triaco después de la guerra de Independen-cia de 1848-1849, ahora es un recuerdo de la opresión que se vivió en aquella época. No en vano, los cañones que apuntaban continuamente a la ciudad garantizaban el sometimiento de la población. A finales del xix este bastión pasó a manos de la admi-nistración y en la actualidad se valora sobre todo como mirador de excepción. Esta co-lina también está dominada por un colosal monumento a la liberación erigido en 1947 por el régimen soviético.

Basílica de San EstebanLa mayor iglesia de Budapest se constru-yó en 1845, aunque no se consagró hasta 1905. Una tormenta destruyó la cúpula ori-ginal en 1868. El templo, dedicado a san Esteban, primer rey de Hungría, se recons-truyó desde cero en un estilo neorrenacen-tista, aunque posteriormente volvió a sufrir daños durante la Segunda Guerra Mundial. En el interior, el cuadro de Gyula Benczúr en el que san Esteban ofrece la corona húnga-ra a la Virgen María simboliza la alianza en-tre Hungría y Europa occidental. La cúpula, que evoca a la de la basílica de San Pablo de Londres, ofrece excelentes vistas de la ciudad, lo que supone el principal atractivo del conjunto.

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Gran SinagogaLa mayor sinagoga de Europa tiene capaci-dad para albergar a 3.000 fieles y fue dise-ñada por Ludwig Förster en 1859 en un es-tilo bizantino-mozárabe. Liszt y San Saëns son algunos de los célebres músicos que han tocado su espléndido órgano. Profana-da por los nazis, las dos cúpulas mozárabes vuelven a relucir tras una reforma de diez años financiada por el gobierno húngaro y por la fundación Tony Curtis Emmanuel. El Museo Judío, situado a escasos metros, reúne diferentes objetos de culto, así como fotografías del gueto de 1944. Junto a la sinagoga se encuentra un monumento en el que pueden leerse los nombres de miles de víctimas del nazismo y una placa que recuerda que en una casa contigua nació Theodor Herzl, autor de El Estado judío y fundador del movimiento sionista. Las ca-lles adyacentes a este templo constituyen el núcleo central de la antigua judería.

Plaza de los HéroesLa avenida Andrássy, uno de los ejes más majestuosos de la metrópoli, desemboca en este imponente espacio, donde se le-vanta el famoso monumento conmemorati-vo del milenio, construido en 1896 con mo-tivo del aniversario de la conquista magiar. La estatua del arcángel Gabriel en lo alto de una columna de 36 metros, ganadora

del Gran Premio en la Exposición Universal de París de 1900, se encuentra rodeada por las estatuas ecuestres de los siete jefes de las tribus magiares y de los dirigentes húngaros más célebres, desde el rey Este-ban a Kossuth. También hay sitio para los héroes caídos en defensa de la patria en la tumba del Soldado Desconocido y para las alegorías del trabajo, el bienestar, el honor, la gloria, la guerra y la paz. La plaza está acotada por dos de los principales museos de Budapest: el de Bellas Artes y la Pinaco-teca Nacional. Suele ser escenario de todo tipo de eventos, desde manifestaciones hasta celebraciones populares, pasando por ceremonias protocolarias. Durante la revolución proletaria de 1919 fueron derri-badas las estatuas de los Habsburgo de la galería de los reyes, que durante la época soviética fue cubierta con una tela roja cada 1 de mayo. En el inmenso lienzo se podía leer: “Proletarios del mundo, uníos”.

Castillo de VajdahunyadJusto detrás de la plaza de los Héroes se extiende un enorme parque embellecido por un lago artificial y un castillo de cuento de hadas, construido originalmente en ma-dera y cartón para conmemorar el milenio del Estado de Hungría. Con este edificio

de aspecto ecléctico –mezcla de los estilos gótico, barroco y romántico– se pretendía mostrar el rico pasado arquitectónico del país. Cosechó tal éxito que fue reconstrui-do a principios del siglo pasado utilizando materiales más resistentes, como piedra y ladrillos. En invierno supone un inigualable telón de fondo para la pista de patinaje en la que se convierte la superficie del lago, que brinda la posibilidad de disfrutar de un paseo en barcas de pedales o de remos en verano. El zoológico se encuentra muy cerca de este emplazamiento, coto de caza real durante la Edad Media.

Baños termales de SzéchenyiEl lugar soñado para descansar durante un

par de horas de las caminatas. Se recono-cen a distancia por su gran cúpula neoba-rroca. El ala sur de este complejo termal está decorada con mosaicos de estilo Art Nouveau. Una escalera facilita el acceso a la piscina exterior, cuya agua mantiene una temperatura de 38°C. Los habitantes de Budapest suelen acudir en invierno a tomar un baño en familia o entre amigos, bajo la atenta mirada de las estatuas cubiertas de nieve. En la capital húngara hay más de medio centenar de baños públicos, algu-nos con casi medio siglo de historia.

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OTROS LUGARES DE INTERÉS

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ESPECTÁCULOSLa oferta es muy amplia, aunque varía en función de la época del año. La música está muy presente en toda la ciudad y alcanza sus máximas cotas durante la celebración del Festival de Primavera (entre marzo y abril), de la Fiesta de la Música (mediados de junio) y del Búcsú (24 de junio). Los afi-cionados al deporte y al teatro tampoco tienen motivos para aburrirse durante su estancia.

Teatros y salas de conciertos

Ópera Estatal de HungríaAndrássy út 22(36-1) 353 0170www.opera.huEdificio inaugurado en 1884 que ocupa un lugar preeminente entre los grandes teatros operísticos de Europa.

Academia de MúsicaLiszt Ferenc tér 8(36-1) 342 0179Institución en la enseñanza de música des-

de hace un siglo y uno de los principales centros de conciertos de la ciudad. Su aula magna, de excelente acústica, dispone de 1.200 butacas. Vale la pena comprar una entrada para un recital simplemente para contemplar su interior.

Teatro de la OperetaNagymezõ u. 19(36-1) 353 2172

Teatro ThaliaNagymezõ u. 222-224(36-1) 312 4230

Teatro MadáchErzsébet krt. 29-33(36-1) 478 2041

Bares, cafeterías y discotecasNo existe un barrio específico para salir de noche, pero la oferta de locales satisface a cualquier visitante. Algunos abren hasta el amanecer, aunque la mayoría cierra sobre las 4.00 horas. Los borozos son bodegas relativamente baratas, mientras que los so-rozos son cervecerías donde también se

INFORMACIÓNLa Oficina de Turismo de Budapest depende del Ayuntamiento y facilita información a través de personal especializado y folletos. Su sede tiene las siguientes señas:

1056 Budapest Marcius 15 tér 7(01) 266 0479www.budapestinfo.hu

Las sucursales de Ibusz situadas cerca del puente de las Cadenas y de la estación de Keleti también ofrecen información turística, al igual que las oficinas ubicadas en el vestíbulo principal de la estación de Nyugati, en Budaörs y en el barrio del Castillo.

sirve comida a precios razonables. La calle peatonal Liszt tiene un ambiente moderno y joven, del mismo modo que la calle Ráday, situada cerca del puente de la Libertad. A continuación se enumeran algunos locales:

Dokk BistroHajógyári Sziget 122Cuenta con buenos pinchadiscos y ofrece recitales de jazz.

Jazz GardenVeres Pálné u. 44/awww.jazzgarden.huPara los amantes del buen jazz.

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