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E l positivismo llegó a Méxi- co durante la República restaurada gracias al Dr. Gabino Barreda. En esos años sir- vió como filosofía para organizar al país, también se aplicó al siste- ma educativo y después servirá para legitimar al porfiriato. En este artículo se pretende explicar que el positivismo aplicado en México desde finales del siglo XIX y principios del XX, difería mucho del positivismo clásico aplicado en Francia. El positivismo se volvió mexi- cano al llegar a nuestro país; esto fue porque había puntos comunes entre dicha filoso- fía y la situación mexicana en la segunda mitad del siglo XIX. Sobre esto Leopoldo Zea afirmó: “El positi- vismo será una doctrina con pretensión universal, pero la forma en que ha sido interpretada y utilizada por los mexicanos, es mexicana. Para poder saber lo que de mexicano hay en esta interpretación, es me- nester ir a nuestra historia, a la historia de los hom- bres que se sirvieron del positivismo para justificar ciertos intereses, que no son los mismos de los positi- vistas creadores del sistema” (Zea, 1993:27). Augusto Comte, Gabino Barreda. El positivismo y la realidad de México Durante el siglo XIX en Europa hubo un despertar en las ciencias naturales que no fue producto de la casualidad. La Revolución francesa conmovió todas las capas de la sociedad, pues la conformación de ésta en general no constituía ningún problema para la conciencia. La visión existen- te de la sociedad era la de un en- foque monolítico, en la que las relaciones sociales, la cultura, el pasado y el porvenir de dicha sociedad, funcionaban incons- cientemente, como si fueran las fuerzas elementales del cosmos (Mardones, 1997:21). Cuando la sociedad europea hizo crisis, su modo de organiza- ción se convirtió en un problema y los intelectuales se dieron cuen- ta que no existían teorías para un modo de comprensión de ella. A partir de este momento, quedaba el camino abierto para la aparición de las ciencias re- lativas al hombre y a la sociedad. A mediados del si- glo XIX, la ciencia natural estaba afianzada dentro de la tradición galileana y las ciencias humanas tenían grandes pretensiones científicas. Una de estas cien- cias humanas fue el positivismo decimonónico repre- sentado por Augusto Comte y John Stuart Mill (Mardones: 1997:21). Augusto Comte nació en Montpellier, Francia, en 1798; estudió en la Escuela Politécnica de París donde llegó a ser profesor. Su principal preocupa- ción fue el estudio de la sociedad y el principio de la ciencia positiva. Según Comte, existe una ley uni- versal del conocimiento y de la sociedad, la ley de los tres estadios, que plantea que todo conocimiento pasa por tres estadios: el teológico, ficticio, mitológi- co; el metafísico, especulativo-abstracto; el positivo, científico, ciencias positivas empíricas. Comte es el exponente de una clase burguesa que se desarrolló a raíz del triunfo de la Revolución fran- cesa. Otros grupos en Francia deseaban el poder que tenían los burgueses y utilizaban la frase que la bur- guesía esgrimió contra el antiguo régimen: “Libertad, EL POSITIVISMO EN MÉXICO GUADALUPE ÁLVAREZ LLOVERAS* (Primera Parte) * Licenciada en Historia, maestra en Metodología de la Ciencia, profesora de tiempo completo en el CECYT “Ricardo Flores Magón”, IPN. análisis 29 Augusto Comte. http://www.uom.edu.mx/rev_trabajadores/pdf/61/61_Guadalupe_Alvarez.pdf

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El positivismo llegó a Méxi-co durante la Repúblicarestaurada gracias al Dr.

Gabino Barreda. En esos años sir-vió como filosofía para organizaral país, también se aplicó al siste-ma educativo y después servirápara legitimar al porfiriato. Eneste artículo se pretende explicarque el positivismo aplicado enMéxico desde finales del siglo XIXy principios del XX, difería muchodel positivismo clásico aplicadoen Francia.

El positivismo se volvió mexi-cano al llegar a nuestro país; estofue porque había puntos comunes entre dicha filoso-fía y la situación mexicana en la segunda mitad delsiglo XIX. Sobre esto Leopoldo Zea afirmó: “El positi-vismo será una doctrina con pretensión universal,pero la forma en que ha sido interpretada y utilizadapor los mexicanos, es mexicana. Para poder saber loque de mexicano hay en esta interpretación, es me-nester ir a nuestra historia, a la historia de los hom-bres que se sirvieron del positivismo para justificarciertos intereses, que no son los mismos de los positi-vistas creadores del sistema” (Zea, 1993:27).

Augusto Comte, Gabino Barreda.

El positivismo y la realidad de México

Durante el siglo XIX en Europa hubo un despertaren las ciencias naturales que no fue producto de lacasualidad. La Revolución francesa conmovió todaslas capas de la sociedad, pues la conformación deésta en general no constituía ningún problema para

la conciencia. La visión existen-te de la sociedad era la de un en-foque monolítico, en la que lasrelaciones sociales, la cultura, elpasado y el porvenir de dichasociedad, funcionaban incons-cientemente, como si fueran lasfuerzas elementales del cosmos(Mardones, 1997:21).

Cuando la sociedad europeahizo crisis, su modo de organiza-ción se convirtió en un problemay los intelectuales se dieron cuen-ta que no existían teorías para unmodo de comprensión de ella. Apartir de este momento, quedaba

el camino abierto para la aparición de las ciencias re-lativas al hombre y a la sociedad. A mediados del si-glo XIX, la ciencia natural estaba afianzada dentro dela tradición galileana y las ciencias humanas teníangrandes pretensiones científicas. Una de estas cien-cias humanas fue el positivismo decimonónico repre-sentado por Augusto Comte y John Stuart Mill(Mardones: 1997:21).

Augusto Comte nació en Montpellier, Francia,en 1798; estudió en la Escuela Politécnica de Parísdonde llegó a ser profesor. Su principal preocupa-ción fue el estudio de la sociedad y el principio de laciencia positiva. Según Comte, existe una ley uni-versal del conocimiento y de la sociedad, la ley de lostres estadios, que plantea que todo conocimientopasa por tres estadios: el teológico, ficticio, mitológi-co; el metafísico, especulativo-abstracto; el positivo,científico, ciencias positivas empíricas.

Comte es el exponente de una clase burguesa quese desarrolló a raíz del triunfo de la Revolución fran-cesa. Otros grupos en Francia deseaban el poder quetenían los burgueses y utilizaban la frase que la bur-guesía esgrimió contra el antiguo régimen: “Libertad,

EL POSITIVISMO EN MÉXICO

GUADALUPE ÁLVAREZ LLOVERAS*

(Primera Parte)

* Licenciada en Historia, maestra en Metodología de la Ciencia,profesora de tiempo completo en el CECYT “Ricardo Flores Magón”, IPN.

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Augusto Comte.

http://www.uom.edu.mx/rev_trabajadores/pdf/61/61_Guadalupe_Alvarez.pdf

igualdad y fraternidad”. Por lo cual, la burguesía te-nía que abolir la filosofía que le llevó al poder, perosin hacer tambalear su estructura, establecida porellos.

Para abolir una filosofía revolucionaria se necesi-taba otra contrarrevolucionaria, que implantara elorden sin caer en los excesos del antiguo régimen.Comte trató de demostrar que “no hay orden sinprogreso ni progreso sin orden”, para justificar los in-tereses de su clase burguesa y para demostrar queaun en un gobierno de origen revolucionario podíaexistir el orden (Zea, 1993:41).

Con el apoyo de las ciencias positivas, Comte es-tableció el ideal de un nuevo orden social en el quelos intereses de su clase estuvieran justificados. Lasolución fue sustituir a la Iglesia católica por unanueva Iglesia: la religión de la humanidad, de lo po-sitivo. Enfrentó a la libertad revolucionaria desorde-nada contra la libertad ordenada; la igualdad fueopacada por la jerarquía social, los seres humanos noson iguales, cada uno tiene un determinado nivel so-cial. Este nivel, no está dado, como se decía en elantiguo régimen, por Dios, sino por el trabajo.

Esta diferencia que marca el trabajo no significa-ría un desajuste dentro de la sociedad, al contrario,permitiría aceptar que todas las clases son necesarias,ya que todos tienen obligaciones que cumplir. Lasociedad estará formada por los que dirigen y los queson dirigidos. Los que dirigen a la sociedad serán lossabios y filósofos que, dentro del orden, la conduci-rán al progreso más alto (Zea, 1993: 45).

En México, durante la segunda mitad del sigloXIX, ya se hablaba de una burguesía triunfadora en laReforma, según palabras de Justo Sierra: “A quien sedebió el triunfo reformista fue a la clase media en losestados, a la que había pasado por los colegios, a laque tenía lleno de sueños el cerebro, de ambicionesel corazón y de apetitos el estómago: la burguesía diooficiales, generales, periodistas, tribunos, ministros,mártires y vencedores a la nueva causa” (Zea,1993:46) […]“aquí no hay más clase en marcha quela burguesía” (Matute, 1984:330).

Los reformistas se opusieron a los conservadorespor medio de la lucha. Al triunfar, no convenía queotros grupos exigieran con las armas lo que ellos ha-bían reclamado a los conservadores. Para afianzar elpoder fue necesario buscar una filosofía que permi-tiera el orden; esta filosofía ya estaba creada: era elpositivismo (Zea, 1993:46-47).

Los positivistas mexicanos identificados con lasideas de Comte, establecieron que el progreso de la

historia de México estaba representado por tres eta-pas o tres estadios: el teológico, cuando la políticaestuvo en manos del clero y la milicia; el metafísico,durante la época de combates entre liberales yconservadores, y el positivo, con el triunfo de la Re-forma liberal, donde el orden positivo sustituiría alorden teológico y al desorden metafísico (Zea,1993:49).

Gabino Barreda nació en Puebla en 1818, estudióla carrera de abogado y medicina. En 1847 luchócontra la intervención norteamericana; meses mástarde partió a Francia, donde Pedro Contreras Elizal-de fue quien lo presentó con Augusto Comte, quehabía iniciado el “Curso de filosofía general de lahumanidad”. Después de obtener el diploma deDoctor en la Escuela de Medicina, regresó a Méxicoen 1851. Ejerció como médico en Guanajuato y, en1867, después de pronunciar un famoso discurso quele abriría las puertas a la política mexicana, BenitoJuárez lo llamó como colaborador (Zea, 1993:55).

La Oración Cívica, discurso que pronunció elDr. Gabino Barreda el 16 de septiembre de 1857 enGuanajuato fue una interpretación de la historia me-xicana bajo la influencia de las ideas de Comte. Ba-rreda afirmó en ese discurso que: “la historia era unaciencia sujeta a leyes que hacen posible la previsiónde hechos por venir y la explicación de los que yahan pasado”. Exaltó al espíritu científico, mostró laacción de éste en la práctica al decir: “tan imposiblees hoy que la política marche sin apoyarse en la cien-cia como que la ciencia deje de comprender en sudominio a la política”.

Barreda presentó la historia mexicana como unproceso de emancipación del orden colonial; la cau-sa de dicha independencia fue una transformaciónque desencadenó todas las demás, como la de “laemancipación mental”, caracterizada por la gradualdecadencia de las doctrinas antiguas y su progresivasustitución por las modernas (Villegas, 1982: 69-70).Para Barreda el liberalismo es una expresión del espí-ritu positivo, a diferencia de Comte, para quienrepresentaba el negativo. No combatió Barreda alcatolicismo como lo hizo Comte, sino que veía enel clero católico sólo un obstáculo más para eldesarrollo del espíritu positivo (Zea, 1993:57).

Una revisión de la historia de México, desde quese creó la República hasta la caída del SegundoImperio, nos muestra el caos y la inestabilidad políti-ca que había existido, ya que además de las diferen-cias en los proyectos políticos internos, se sufrieronintervenciones extranjeras y pérdidas de territorio.

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En la Oración Cívica del Dr. Barreda se hacía refe-rencia al pasado reciente de la intervención francesay se relacionó estos eventos con la lucha de los espí-ritus “positivos” y “negativos”, según el positivismo:“Los soldados de la República en Puebla salvaroncomo los de Grecia en Salamina, el porvenir delmundo al salvar el principio republicano, que esla enseña moderna de la humanidad. México encar-na en esta lucha contra las fuerzas negativas en-carnadas en las huestes de Napoleón III. Europaentera ha sucumbido ante estas fuerzas, sólo Méxicologra enfrentarse a ellas y decidir con su victoria, lavictoria del espíritu del progreso. En este conflictoentre el retroceso europeo y la civilización america-na, en esta lucha del principio monárquico contra elprincipio republicano, en este último esfuerzo delfanatismo contra la emancipación, los republicanosde México se encontraban solos contra el orbeentero (…) Al detener la invasión, salvó a lademocracia americana de caer en las garras delespíritu negativo” (Zea, 1993:61).

El triunfo del partido republicano encabezado porJuárez fue el triunfo del progreso contra el retroceso.En forma inteligente, Gabino Barreda “acomodó” elpositivismo a las circunstancias mexicanas del año1867, al triunfo de la República sobre el Imperio. Sise compara la Oración Cívica con la doctrina de lostres estadios de Comte, se encuentra que en México,a diferencia de Europa, el espíritu metafísico, corres-pondiente al estadio revolucionario en Francia, ha

sido un espíritu consciente de sumisión: ha destruido a las fuer-zas que se oponían al progreso y,una vez destruidas, se dispuso aestablecer el nuevo orden. Es laRevolución en Francia la que setransforma en orden. En el casomexicano no existía, como en lafilosofía de Comte, una oposiciónal orden, la oposición está repre-sentada por el clero y la milicia.

Barreda no atacó a los libera-les como lo hizo Comte en Fran-cia, éste los consideraba la encar-nación del espíritu negativo. Losliberales mexicanos victoriosos re-presentaban al positivismo. Mástarde los liberales entraron en po-lémica con Barreda y con sus dis-cípulos; entonces éstos, como enel caso de Comte, considerarán al

liberalismo como la expresión del espíritu negativo.En los momentos de la victoria en 1867, los

liberales encomendaron a Barreda la organizaciónde la educación en México. La ideología revolucio-naria de los liberales mexicanos necesitaba transfor-marse en una ideología de orden y para lograrlo sesustentaría en una ideología conservadora como lade Comte. Si el lema del positivismo comtiano era“Amor, Orden y Progreso”, Gabino Barreda lo trans-formaría en “Libertad, Orden y Progreso”: la libertadcomo medio, el orden como base y el progreso comofin. En la palabra “libertad” se expresaba la ideolo-gía de los liberales mexicanos. Sin embargo, los libe-rales comprobarían que la interpretación de liber-tad de los positivistas no era igual a la suya (Zea,1993:66-69).

El positivismo en la República restaurada

La ley del 2 de diciembre de 1867 consagró la secula-rización de la enseñanza al disponer en las escuelasoficiales la supresión de la educación religiosa y deuna moral inspirada, necesariamente, en creenciastambién religiosas. Separada la Iglesia del Estado, eranecesario que el poder público cumpliera con la obli-gación de la instrucción, la cual debía inculcar en laconciencia de los educandos la necesidad del ordeny, sobre todo, del nuevo orden de cosas.

En febrero de 1868 abrió sus puertas la EscuelaNacional Preparatoria, situada en la calle de SanIldefonso, en la ciudad de México, bajo la dirección

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Entrada de Juárez a la capital, el 15 de julio de 1867, lo que significó

la restauración de la República liberal.

de su creador, el Dr. Gabino Barreda. Esta escuelabuscaba capacitar a los estudiantes que deseaban ha-cer una carrera profesional, ya que no se contabacon preparación adecuada para hacerle frente a losestudios superiores (Blanquel, 1984:3).

El proyecto educativo de Barreda no se limitabasolamente a la Escuela Nacional Preparatoria, sinotambién abarcó la enseñanza primaria. Para 1875propuso que ésta fuera obligatoria para todos los me-xicanos, a lo que se opondrían los liberales, puespensaban que ello atacaría los derechos del hombrede pensar y actuar libremente (Zea, 1993:126). Aeste argumento Barreda respondió que los derechosdel hombre se reducen a “vivir y procurarse su des-arrollo y bienestar y que los derechos de la sociedadestán sobre los derechos del hombre”. Barreda se en-frentó a la tesis liberal sobre la libertad, mostrandocómo ésta no puede concebirse como un “dejar ha-cer”, sino como algo limitado por las necesidades dela sociedad. En 1873 el ataque a Barreda y al positi-vismo se hará más fuerte al ser eliminadas las mate-rias de analítica y el cálculo infinitesimal a quienes sepreparaban para medicina y jurisprudencia (Zea,1993:127).

En 1880, durante el gobierno de Manuel Gonzá-lez, el ministro de Instrucción Pública fue EzequielMontes; éste expidió un decreto en el cual se agredíaa la instrucción basada en el positivismo. En estedecreto se ordenaba la sustitución de la Lógica deJ. Stuart Mill y la de Alejandro Bain por la de Ti-berghein. Las razones que sustentaban este mandatoestablecían que “en la filosofía positiva no existíacertidumbre alguna respecto a las cuestiones de or-den moral, como lo eran la existencia de Dios, elalma y el destino del hombre” (Zea, 1993:134).

A pesar del ataque gubernamental, los positivis-tas mexicanos defenderán la tesis de que el ordenbasado en la doctrina positiva es el que necesitaba lasociedad mexicana (Zea, 1993:136). En diciembrede 1880 salió a la luz en la ciudad de México elperiódico La Libertad, publicado por Justo Sierra,Miguel y Pablo Macedo, José Ives Limantour y Fran-cisco Bulnes. Su lema era: “Periódico liberal-conser-vador” y su orientación era rigurosamente científica(Blanquel, 1984:4). Algunos diputados liberales for-mularon un plan de reforma educativa, el cual serádesbaratado por Gabino Barreda en cada uno de suspárrafos en un artículo llamado “Instrucción Públi-ca”, publicado en la Revista Positiva (Zea, 1993:136).

También Justo Sierra replicó al decreto deEzequiel Montes en el periódico La Libertad, en

1881; afirmaba: “En adelante, todo lo que sea con-trario al punto de vista de nuestros positivistas, serátachado de retroceso, de anarquía, de desorden. Elprogreso y el orden es el predicado por ellos. Lo quese les oponga tendrá necesariamente que ser lo con-trario: no cabe otra ideología que la positiva” (Zea,1993:136).

Finalmente el positivismo resultó triunfador y seadaptó la Lógica de Porfirio Parra para su enseñanzaen la Escuela Nacional Preparatoria, junto con la deMill y Spencer (Zea, 1993:386). En dicha obra, seenfatizó el saber de los positivistas mexicanos y, ade-más, se hizo evidente la originalidad dentro de unsistema cerrado como el positivista. También se res-petó el contenido del positivismo, se le acomoda-ron nuevas formas, nuevos agrupamientos, para ob-tener mayor claridad. El positivismo doctrinalalcanzó su apogeo en México con Porfirio Parra(Zea, 1993:393).

Esta polémica se desarrolló durante el gobiernodel general Manuel González. Fue durante este go-bierno que entró en la Cámara de Diputados un gru-po de jóvenes quienes andando el tiempo serían losque justificarían y apoyarían la dictadura de PorfirioDíaz. Ellos eran Justo Sierra, Pablo Macedo, Rosen-do Pineda, Francisco Bulnes y Jorge Hammeker Me-xia. Opuestos a ellos se encontraban en dicha Cáma-ra los viejos liberales Guillermo Prieto, Vicente RivaPalacios y otros (Zea, 1993:397).

Gabino Barreda murió en marzo de 1881, con élterminaría la etapa del positivismo comtiano. Sinembargo, la ideología positiva había arraigado enlos liberales de la época porfirista, uno de ellos se-ría Justo Sierra, quien formaría la “Escuela CientíficaPolítica de México”, que más adelante se converti-ría en el Partido Unión Liberal, apoyo político y filo-sófico de la dictadura de Porfirio Díaz (Blanquel,1984:2). �

Bibliografía

Zea, Leopoldo (1993), El positivismo en México: nacimiento, apogeo ydecadencia, México, FCE.

Mardones, J. M. y N. Ursúa (1997), Filosofia de la Ciencias Humanasy Sociales, México, Editorial Fontanamara.

Matute, Álvaro (1984), México en el siglo XIX, fuente e interpretacioneshistóricas, México, UNAM, Lecturas Universitarias, n. 12.

Villegas, Abelardo (1982), “El positivismo: justificación ideológica”, enIsmael Colmenares M., et al., Cien años de la lucha de clasesen México (1876-1976), México, Ediciones Quinto Sol, t. I.

Blanquel, Eduardo, et al. (1984), Tiempo de México, nn. 17, 19 y 20,México, SEP.

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