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  • 8/22/2019 Gruzinski La Memoria Mutilada l

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    La memoria y el olvidoSegundo Simposio de Historia de las Mentalidades

    Direccin de Estudios HistricosINSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGA E HISTORIA

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    Portada. Pintura de Ren MagritteFotografa de Alejandro Maass

    Primera edicin, 1985 Ins t i t u t o Naci onal de Ant ropol og ae HistoriaCrdoba 4 5 , Col. Roma, M xi co , D . F .Impreso y hecho en MxicoISBN-968-6038-02-7

    INDICE

    Introduccin 7PRIMERA JORNADA

    Memoria, grupo e identidad cultural: los indiosLa reconstruccin histrica elaborada por la nobleza indgena y susdescendientes mestizos. Enrique Florescano 11La expresin del pasado, del nhuatl al castellano. Monique Legros 21La memoria muti lada: construccin del pasado y mecanismos de lamemoria en un grupo otomf de la mitad del siglo X V I I .Serge Gruzinski. 33Recordando el futuro, anticipando el pasado: tiempo histrico y tiempo csmico entre los mayas de Yucatn. Nancy Farriss 47Letrados y analfabetas en los pueblos de indios de la ciudad de Mxico : la historia como alegato para sobrevivir en la sociedad poltica.Andrs Lira Gonzlez 61La construccin de la memoria. Alfredo Lpez Austin 75

    SEGUNDA JORNADAInfames, elegidos y memoria

    Resentimiento, rencores y venganza en el Mxico lustrado. FrancoisGiraud 83Memoria de la herencia tnica: la lite criolla del siglo XVIII mexicano.Patricia Seed. 99La memoria y las nias violadas. Carmen Castaeda 107La memoria sobre la niez y el estereotipo del nio santo. Siglos X V I,X V I I y X V I I I . Cristina Ruiz Martnez 117La memoria familiar de los negros y mulatos. Siglos XVI - XV I11.Mara Elena Corts Jcome 125Olvidar o recordar para ser. Espaoles, negros y castas en la Nueva Espaa, s ig los XVl-XVII . Solange Alberro 135Comentar io. Margo Glantz 145

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    I 1 el carcter de "consecuencia ulterior" al introducir un presente: "En mercedrecibo, el favor que me aueys hecho".En la descripcin, por definicin, suponemos la simultaneidad del objeto descrito o definido y de las caractersticas que se le atribuyen, y porlo tanto no se presta a la expresin del pasado. Sin embargo, nos interesaen la medida en que, como pasa en el texto e studiado, una descripcin puedeintercalarse dentro de un relato, y por consiguiente situarse en el pasado porello implica que se site en el pasado o en el presente; notemos en la descripcin la alta frecuencia de las frases nominales.1* Por ejemplo: Imacxoiauh.quetzal/i (. . .), iniacatapaiol teucuitlatl (. . .) (sus ramos, plumas ricas; suspelotas de heno, oro). En semejantes frases no cabe ningn valor temporal,ni aspectual, ni modal, y el traductor del siglo XVI supo restablecer los verbos faltantes o, mejor d icho, los verbos que requiere el espaol: " En lugarde ramos, ofreca plumas ricas (. . .), y en lugar de pelotas de heno, pelotas de oro. . ." En otros casos, el verbo as restablecido es la cpula "ser". Encuanto al tiempo en que se emplean estos tiempos aadidos, depende de lalocalizacin de la descripcin en el presente o en el pasado. En el presente,se emplea el presente; en el pasado, se emplea el llamado imperfecto , quecomo el tiempo correspondiente del espaol, puede connotar la duracin.En efecto, la descripcin supone que la relacin que une un objeto y suscualidades no es momentnea o "puntual", sino ms bien duradera.

    Cuando el objeto descrito es una cosa, la descripcin puede incluirverbos, pero se notar que estos verbos, con sentido propio o figurado, denotan "estados" o "sentimientos" ms que "acciones". La escena que describe el temor de los dioses, en el principio del texto, dice: Aiac motlapa-loaia (. . J. an muchi tlacatl momauhtiaia, izinquiaia (. . .) (Nadie se atreva, todos sentan miedo, se echaban atrs, etctera). El imperfecto nhuatl,como el del espaol, es propio para expresar los aspectos de duracin y derepet ic in.Para concluir, quisiera subrayar una vez ms la importancia que representa, para el estudio de la expresin modo-aspecto temporal en nhuatl,la existencia de los subsistemas complementarios que hemos sealado en elrelato, en el discurso y en la descripcin. Al crear el tiempo alguna vez allen Teotihuacan, quiz no previeron los dioses la complejidad de su criatura.Nican tlami, aqu concluye esta exposicin.

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    L A M E M O R IA M U T I L A D A : CONSTRUCCINDEL PASADO Y MECANISMOS DE LA MEMORIAENUNGRUPOOTOMI DE LA MITAD DEL S IGLO XVI I

    14 La Frase nominal es la que une, sin cpula ni otro verbo, un sujeto nominal y un predicadoigualmente nominal. Ej.: Tehuatl tecutl i: t eres un seor, t eres prncipe; l i teralmente: t seor.32

    Serge GruzinskiOlvidamos a veces que la colonizacin de las inmensas tierras del norte mexicano no hubiese sido posible sin el imprescindible apoyo prestado por losauxil iares indgenas. La necesidad imperativa de proteger los caminos hacialas riqusimas minas de plata llev a los espaoles a recurrir a la colaboracin india. As pues, mexicas, tlaxcaltecas, tarascos y otomesa veces solos,a veces unindose con los colonizadores, multipl icaron las entradas contralos indios chichimeca s, sirviendo no slo de soldados sino tambin de espas,negociadores, exploradores antes de fi jarse en pueblos sedentarios. Graciasa su colaboracin el poder colonial logr a lo largo de la guerra chichimeca,de 1550 a 1600, si no acabar con las resistencias de los nmadas, por lo menos alejar la amenaza que representaban.1Episodios de menor alcance en las zonas de San Juan del Ro y de Que-rtaro precedieron la guerra chichimeca. Cabe recordar que poco despusde la cada de Tenochtitln, frente a la progresin de los conquistadores,grupos de indios otomes se retiraron a los espacios semidesrticos que seextienden al norte de Tula y Ji lotepec. Hacia 1531 algunos de ellos, encabezados por un mercader l lamado Conni, originario de Nopala en la provinciade Jilotepec, se establecieron en el paraje de Quertaro. El indio Conni logrentablar buenas relaciones con los chichimecas de los alrededores. Pas eltiempo hasta que un encomendero espaol, Prez de Bocanegra, se puso encontacto con Conni, quien acept ser bautizado y reconocer la soberanadel rey. Desde entonces Conni se nombr Hernando de Tapia. El recin convertido supo conjurar la ruptura con los indios chichimecas, que fueron a suvez bautizados por un sacerdote venido de Acmbaro. Se conoce el papeldestacado que iba a desempear Hernando de Tapia: fue gobernador delpueblo de Quertaro, particip en la sumisin y conversin de numerososgrupos chichimecas, fund varios pueblos tales como el de San Miguel ElGrande. . . Siempre segn la Descripcin de Ramos de Crdenas, 2 otro indiootom originario de Jilotepec fund el pueblo de San Juan del Ro despusde haber intentado alejarse de la dom inacin espaola. A semejanza de Conniacab por someterse y volverse cristiano.Tal era hacia 1582 la versin "oficial" del origen de San Juan del Roy Quertaro. Tal es lo que l lamaremos la "memoria blanca" de los acontecimientos, el relato de referencia consignado por los cronistas de la Coloniay repetido por la historiografa moderna.3

    1 Vanse las obras de Philip Wayne Powell, La Guerra Chichimeca (1550-1600), Mxico, FCE,1977 y Capitn mestizo: Miguel Caldera y la frontera nortea. La pacif icacin de los Chichimecas11548-1597). Mxico, FCE. 1980.2 Ramos de Crdenas, "Descripcin de Quertaro", en: Primo Feliciano Velazquez, Coleccinde documentos para la historia de San Luis Potos. San Luis Potos, 1897, vol. I., p. II sq. Vase tambin Guil lermo S. Fernndez de Recas, Cacicazgos y nobiliario indgena de la Nueva Espaa, Mxico,UNA M, In stituto Bibliogrfico Mexicano, 1 961 . p. 305 sq.: "Inform acin de los mritos y serviciospresentados por Don Fernando de Tapia. . .". Segn este documento de 1571 , "A donde ahora estpoblado el pueblo de Quertaro estaba despoblado y puede haber treinta aos poco ms o menos queel dicho Don Fernando con sus amigos y deudos, comenz a poblar y atrajo a s a los chichimecasque haba en la comarca que andaban en las sierras y barrancas de ella. . ." Ip . 306).3 Sobre Quertaro y su historia: Rafael Ayala Echavarri, Bibliografa histrica y geogrfica deQuertaro. Mxico, Secretara de Relaciones Exteriores, 1949; Bernardo Garca Martnez y Andrs

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    I. El pasado recordado. 1 . La "Relac in ann ima"

    Sin embargo, disponemos de un texto o ms bien de una copia que proporciona una versin distinta de los hechos. Este texto constitua un "cuaderno antiguo y maltratado" que se encontraba depositado en el Archivo delColegio Apostlico de Propaganda Fide de Quertaro a principios del sigloXVIII (1717). Segn un testimonio algo posterior se trataba de una relacinannima de origen otomi' que hubiese sido traducida al castellano a peticinde los franciscanos de Quertaro, deseosos de reunir noticias sobre la evan-gelizacin de Quertaro y el origen milagroso de la cruz all venerada. De estetexto slo conozco una copia realizada en 1717 y depositada en un fondoromano.4 Ignoro tanto el nombre de su autor como su fecha de redaccin.No obstante, varios indicios sugieren que el documento fue elaborado porcaciques otomes de Que rtaro, probab lemente a mediados del siglo X V I I I . 5Aunque slo subsiste la versin castellana, el documento conserva un excepcional valor histrico. Basta recordar las palabras de un destacado especialista de los otomes, Jacques Soustelle: " La historia de los Otomes no ha sidonunca escrita por ellos mismos dado que nunca escribieron algo." 6 Un examen detallado del texto, su "esti lo tosco y mazorral", su contenido l leno de"quimelas y despreciables ficcione s"7 que llega a veces a ser casi incom pren sible, impiden considerarlo como un escrito de procedencia europea. Perootras observaciones que sera demasiado largo referir aqu, inclinan a pensarque gran parte del texto fue directamente redactado en castellano en lugarde ser traducido del otom.

    Lira Gonzlez, "Quertaro: la historia y sus instrumentos", en: Historia Mexicana, 19 6 8, XV I I I - 2 ,PP. 286-292: Peter Gerhard, A Guide to the Historical Geography of New Spain, Cambridge, Cambridge University Press, 1972. p. 226: John C Super. La vida en Quertaro durante la Colonia, 1531-1810. Mxico, FCE, 1983." El manuscrito se encuentra en el archivo general franciscano en Roma (Cf. P. Borges OFM,Documentacin americana en el Archivo General OFM de Roma", en Archivo Ibero-Amencano,1959, segunda poca. 13. pp. 16-119). Pertenece al Ramo Cronache et altre carte. 2. Carte Varie(Ms. XII y constituye el inicio del volumen XI/35 in t i tu lado Mxico, Quertaro y Guadalupe. SigloXVIII. desde la hoja 3 hasta la hoja 15. Lleva el ttulo: "Origen de la Santssima Cruz de milagros dela ciudad de Quertaro, fundacin del pueblo de San Juan del Ro y conquista de los Chichimecos queestaban en el cerrito de Sangremal donde al presente esta el Collegio Apost lico de Propaganda Fide" .En una breve introduccin, el padre Joseph Diez, Guardin del Colegio, asegura haber fielmente copiado el original con todos sus errores e incorrecciones. Lo hizo el 5 de julio de 1 717.Existe otra copia incluida dentro de un ensayo annimo intitulado "Disertacin histrico-apo-logtica sobre la conversin a la fee de los indios de Quertaro. . . Escrevala un clrigo secular de lamisma ciudad en nombre de un estado". La Dissertacin pertenece al volumen XI/62 Mexict Missiones

    II, hojas 96-176v; fue probablemente escrita entre 1 746 y 1755 y participa de una larga polmica sobre la calidad (secular o regular) de los evangelizadores de los indios de Quertaro. El texto conservado por la Dissertacin fue constantemente corregido y. a veces, interpretado por el autor, por lo quepreferimos uti l izar la versin 1717. Sin embargo, la Dissert r'n ofrece precisiones interesantes sobreel origen de la Relacin annima.Sobre la descripcin de estos manuscritos, vanse Borges 11959), p. 112. y Eulalia Guzman, Manuscritos sobre Mxico en Archivos de Italia, Mxico. Sociedad Mexicana de Geografa y Estadstica.1964, pp. 311-313 para la Relacin annima del Colegio Apostlico, y pp. 375-376, para la Dissertacin. En 1948 Rafael Ayala Echavarri public la "Relacin de 1717", en: Boletn de la SociedadMexicana de Geografa y Estadstica, tomo L X V I , n. 1-2 ulio-octubre de 1948, pp. 111-152.5 Anterior al ao de 1717. la relacin annima parece ser posterior al liderazgo de los Tapiasque no hubieran podido tolerar una versin que reduce tanto el papel desempeado por don Fernando . Por otra parte, puede haber sido contempornea de la fundacin del Colegio Apostlico de Propaganda Fide en 1683.6 Jacques Soustelle. Les Quatre Soleils. Pion, Pars. 1967, p. 137.7 Dissertacin, hoja 103 v.3-1

    En breves trminos, la Relacin annima ofrece un testimonio indgena de primera mano sobre la manera de cmo ms de un siglo despus de lafundacin de Quertaro ciertos grupos de caciques conservaban la memoriadel hecho. Pero una memoria que difiere mucho de la informacin recabadaen la Descripcin de Ramos de Crdenas.La relacin narra acontecimientos que se ubican en los meses de mayo,junio y jul io de 1502; pone de relieve el papel del capitn general don Nicols M untaez, que proyecta conquistar el Gran Chichimeca. El relato se divide en tres partes: la primera describe el preludio a la conquista del 20 al 31de mayo de 1502 (la primera l legada al paraje de Que rtaro; las proposiciones hechas a los chichimecas; la respuesta de aqullos, que fijan el da delencuentro mil i tar) ; la segunda parte expone la fundacin de San Juan del R odel 23 al 26 de jun io; en fin, la tercera y ltima parte versa sobre la conquista propiame nte dicha de Q uertaro y el origen de la cruz milagrosa del 24 al30 de ju l io.Obviamente estamos lejos de la versin de Ramos de Crdenas, ya setrate de la identidad del protagonista p rincipal (Nicols Muntaez en vez deHernando de Tap ia), de las modalidades de los contactos establecidos con loschichimecas o de la ausencia de referencia al encomendero Prez de Bocanegra.1.2. Ajustes de cuentas?Cabe subrayar, en primer lugar, el hincapi hecho sobre el pueblo de Tulay su cacique don Nicols Muntaez en detrimento de Jilotepec y Hernandode Tapia. No slo Nicols constituye el mayor foco de atencin sino queaparece como el narrador en gran parte del texto.8 A don Nicols se reservanlos ms altos ttulos: es hidalgo, descendiente del rey, capitn general y hastaemperador; siempre se le nombra inmediatamente despus del rey y del virrey. Sin embargo, la relacin no desconoce la existencia del famoso Hernndo de Tapia cuyo hijo, don Diego, fue cacique y seor natural de Quertaro hasta su muerte hacia 1614.9 Pero no deja de asignarle roles de segundoplano: se le nombra entre los principales que acompaan a Nicols, lleva elmurrin de don Nicols, figura como padrino de bautizo del jefe chichimeca,quien lo propon e com o gobernador y capitn de lo que iba a ser Quer taro,10aunque luego se corrige el dato al indicar que un don Alonso Gusmn " fueprimer gobernador en la dicha fundasin"." Mientras se minimiza el papelreal de Hernando de Tapia, la relacin le sustituye un protagonista que noes nada ficticio; pues existi un don Nicols de San Luis Montanez, caciquey noble del pueblo de Quertaro, quien fue el ms prestigiado jefe mil i taren la primera dcada de la guerra chichimeca a mitad del siglo X V I. Fue capitn general y capitn de las fronteras de las villas de San Felipe, San Miguely Valle de San Luis; encabezaba a los "principales e indios del pueblo deQuertaro" en las expediciones mil i tares que diriga 13 contra los indios n -

    s Podramos multiplicar los ejemplos: "Digo yo Don Nicols, cappitn geneial, caminamos tresdas ( . I Digo yo Don Nicols que, en numbre de su Magestad, que no duerme a mis bnssallos esta nochi (. . .) Digo yo, Don Nicols, cappitn general espond que de muy buena gana los traire los veintey cinco mil y tresientos y bentinuebe hombres cathlicos en mi pueblo de Tula", etctera.9 Super (19831. p. 200 sq.: "Informacin de los mritos. . .", en: Fernndez de Recas 11961 ),p. 305 sq.10 "Respondi Don Juan Bautista que ha de ser Don Fernando de Tapia, governarior y cappitn de dicha fundasin. .". (hoja 10).11 Hoja 12 v' - Fernndez de Recas 11961). pp. 313-31 5: Powell 11977), pp. 167-169. 35

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    1 madas. O sea, el papel ficticio que se confiere a Nicols, resulta plausibleaunque fechado en un periodo anterior a su actividad real.Por otra parte, al ser dos veces equiparada con Tlaxcala, Tula aparececomo uno de los centros poli'ticos de Nueva Espaa. De acuerdo con la relacin ambos pueblos fueron los primeros lugares en recibir la fe cristiana, porlo que se califica Tula de "cabecera primera de la Ch ristiand ad", una cabecera capaz de reunir a 25 329 indios en lucha contra los chichimecas. A lcontrario, los indios de Jilotepec, "histricamente" los autnticos fundadores y conquistadores de San Juan del Rio y Quertaro, heredan un papel lamentable. Despreciados por las tropas de don Nicols, llevados forzosamenteal combate, encerrados en el presidio de San Juan o en las cuevas del cerrocolorado, los "desconfiados" o sea los que no son confiables reciben uncastigo cuyo motivo desconocemos por completo, como ngoramos los intereses que alentaron esta manipulacin poli'tica del pasado. Tal vez la Relacin procedi de un grupo de caciques originarios de Tula que aprovecharon la progresiva desaparicin de los Tapia del escenario queretano paraimponer una versin menos favorable al fundador del lugar. Hubiesen deliberadamente compuesto un pasado ms acorde a sus ambiciones y a la composicin del grupo dirigente o tomi ' a mediados del siglo X V I I I , y eso mediante el desplazamiento y la inversin de los papeles de los principalesprotagonistas..3. Autonoma e identificacin

    Pero lejos de limitarse a una sencilla manipulacin del pasado, el trabajo dela memoria abre perspectivas que dejan mucho ms perplejo, pues se tratade una "historia" casi exclusivamente indgena, o sea integralmente actuadapor grupos autctonos. Salvo contadas excepciones (Carlos Quinto, el virreyLuis de Velasco, la Real Audiencia, el padre Juan Bautista), 13 los espaolesno slo quedan excluidos del terreno de los acontecimientos, sino tambindel escenario novohispano, mientras sabemos que siempre supervisaban y muchas veces acompaaban las expediciones de sus auxiliares indgenas. Hechoms sorprendente an: salvo una vez, nunca los protagonistas son calificadosde indios otomes. Son nombrados y se autodenominan los "Cathl icos",unos catlicos cuya conversin brevemente referida remonta a una pocaremota y vaga, pues es ante rior a la fecha de los sucesos aqu relatados, 1502.Si bien la Relacin recuerda que Tula y Tlaxcala fueron los dos primerospueblos evangelizados, nunca trata de la Conquista espaola como si estechoque militar y poltico hubiese sido borrado al mximo. La eleccin misma de la fecha de 1502 elimina la necesidad de mencionar las circunstanciasreales y dramticas de la Conquista de 1518. Un poco a la manera de estossouvenirs-crans que segn el sicoanlisis, pese a su aparente precisin espacial y temporal, no son ms que construcciones que slo sirven para ocultaracontecimientos decivisos y ms cercanos.14Una vez ms, el pasado aqu descrito no es totalmente ficticio. El esti lo de la expedicin dirigida por don Nicols, los objetivos que se le prestan,la poltica de congregacin y conquista del Gran Chichimeca, las estrategiasdesarrolladas proceden de un pasado real, el de la Guerra Chichimeca, ,s" A las que podemos aadir una referencia vaga a Corts y la mencin inesperada en la ltimafrase de un "Fray Juan de Quemada de la Orden de Nuestro Padre San Francisco ", el cual nunca habaintervenido en el curso del relato." Oliver Flournoy. "L'image-cran" dans Mmoires. Nouvelle Revue de Psychanalyse, Paris,Gallimard, n. 1 5, printemps 1977, pp. 177-184.5 Powell (1977).

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    que ocup la segunda mitad del siglo XVI. Pero la Relacin proyecta esteconjunto de datos y recuerdos hacia un pasado ms remoto que para nosotros remite al periodo prehispnico.Asimismo al tiempo ficticio corresponde una geopoltica ficticia. Losindios otomes gozan de una situacin ptima que simboliza su doble condicin de conquistadores y catlicos; pueden reivindicar privilegios intocablesy slo reconocer al rey y al virrey como autoridades superiores. Ademsno dejan de particip ar activa y directame nte en la evangelizacin de sus adversarios chichimecas, explicndoles "lo que es la Christiandad". 1 ' ' En cambio, por supuesto, se pasan por alto las condiciones precarias de estas expansiones, se dejan a un lado los motivos reales de la emigracin, por no decirde la huida de la provincia de Jilotepec, y sobre todo se callan la subordinacin estrecha a los invasores espaoles tanto como sus excesos y malost ratos.17 En vez de eso, la memoria otom fabrica una imagen idealizada delpasado en la que tanto en lo material como en lo espiritual los otomes deTula reproducen a sus vencedores hasta casi confundirse con ellos, al insinuarse en la categora amplia de "cathlicos". Logran identificarse con losespaoles sin, por lo tanto, perder su autonoma. En otros trminos, estamemoria intenta combinar el prestigio de las armas de los autctonos con loslogros de una aculturacion exitosa y "sin lgrimas", por lo que ataecabesubrayarlo a los jefes otomes. Sin constituir una flagrante deformacindel pasado, sino ms bien la fantasa de lo que hubiera podido ser, esta versin idealizada parece ser determinada por el presente.Me explico. Detrs de la seleccin sistemtica de ciertos rasgos y de laaculturacion de los aspectos menos halagadores, creemos poder descifrarla imagen invertida de un presente mediocre, el que viven los indios de Quertaro en la mayor parte del siglo X V I I . Los antiguos fundadores no constituyen ms que un grupo tnico al lado de otros grupos: nahuas, tarascos,mestizos, mulatos y negros; su especificidad cultural se reduce a las dimensiones de una subcultura urbana que reposa esencialmente sobre el idiomay los lazos de parentesco.18 Caciques y principales llevan entonces una existencia poco bril lante en una ciudad que ha dejado de ser un puesto military fronterizo para caer en las manos de ricos ganaderos y comerciantes espaoles que se apoderan de las mejores tierras.19 Pocas son sus actividades ag rcolas y comerciales mientras el poder del gobernador indgena -cargo quelos Tapia desempearon en el siglo XVI declina lentamente. Es decir, laRelacin se elabor en un clima de crisis y de ocaso social y poltico enel que hasta para los caciques la aculturacion ya no significa el acceso y la integracin al estrato dominante de la Colonia. Es probable que este contextohaya pesado sobre la redaccin de la Relacin, llevando tal vez a buscar unpasado perdido e ilustre en el que los otomes escapan por completo a losestereotipo s de que son tachados a lo largo de la Colonia y a n despus:"Estos Otomites (son) tenidos por los indios ms rsticos, yncapaces e Yn-tractables de todos los de esta tierra. . ." . :o El presente constituira el revs

    16 ". . . que traemos; que ay Dios, que estn nuestro Dios en el cielo. Padre Eterno, y su Sant-ssmo Hijo derramn su santssma sangre por nosotros, hombres peccadores. porque no vamos ondeest el castigo que nos tiene guardado en su fuego ardiendo de muy altos l lama. . . " (hoja 7).17 Fernndez de Recss (1961). p . 306: " . . . Con algunos amigos y deudos que (Don Fernn-dol tena, salieron de Gilotepec e andando muchos aos vestidos de pieles de animales pasando muchos trabajos de hambres y otras necesidades que padeci por mucho tiempo. . .".18 Super (1983), pp. 210-211: del mismo, 'The agricultural Near North, Quertaro in the 17th.century" en: Ida Altman de James Lockhart, Provinces of Early Mexico, Los Angeles. UCLA, University of California, 1976. pp . 231 -251." Super (1983), passim.20 Segn un testimonio jesuta de fines del siglo XVI, en: Flix Zubil laga SJ.. Monuments Mexicana, Roma, Tomo 11, p. 416. Podramos multiplicar las citas.37

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    - , p ujouu. a la mediocrida d actual se opond ra la asimilacin bri l lante deantao, a la sujecin y dependencia de hoy responderan la fuerza mil i tar ylas responsabilidades que eran las de los "C ath licos " de la Relacin.Dicho sea de paso, tal representacin no hace ms que recoger una delas ficciones que supo aumentar la ideologa real y cristiana de la C onquista:mediante su cristianizacin y sumisin al rey los indios podan pretenderuna cierta autonoma poli'tica bajo el amparo de la Corona. Aunque la real/dad colonial se alej mucho de este planteamiento, la Relacin parece inspirarse en este discurso para pensar y concebir un pasado "aceptable" queasocia la adquisicin de una identidad nueva (la de Cathlicos) con la preservacin y hasta la consolidacin de una autntica fuerza mil i tar. Es muy probable que este grupo otomf haya sido ya tan aculturado que le fuese imposible mentalmente o insoportable imaginar un pasado no cristiano o precristiano, y ms insostenible an idear una actitud adversa al dominio espaol.Pero tal vez convenga ms bien hablar de enajenacin que de aculturacin,pues no slo la memoria resulta amputada del episodio primordial de la Conquista, sino profundamente acondicionada por la ideologa colonial. Es poreso que la identidad de "Cathlicos" no es ms que el sueo y la fantasade una identificacin con el colonizador.21

    1.4. La Conquista negadaEmpero, el que la Relacin refleje ciertos ajustes de cuentas entre ldereslocales o que prevea con una visin idealizada del pasado no agota el alcancede su contenido. Parece encubrir una dimensin adicional sobre la que quisiramos ahora l lamar la atencin. Todo el texto est construido en torno aun encuentro mil i tar que en vano intentamos localizar en la narracin. Seguimos la entrada de los 25 829 otomi'es al Gran Chichimeca a las 4 de lamaana; leemos su temor ("muy espantados y sustados [aj los Cathlicosporque este di'a est puesta su vida |en peligro/"),22 hasta la aparicin en elcielo de una cruz alta "como quatro brasadas de alto con su rresplandor".Los "Cathlicos" pierden su miedo, "lipiando sus lagrimar y sudor". Comohaba sido convenido, ambos ejrcitos se deshacen de armas respectivas yse preparan a la batalla "hombre a hombre". Aqu'el texto describe repentinamente, pero sin ninguna ruptura en su trama, la ceremonia del bautismodel jefe chichimeca. Ni una sola palabra sobre la batalla. Sin embargo, msadelante la Relacin alude a "los 25 800 (que) estn todos heridos y escalabrados y ensangrantados por esta batalla y a mis injrcitos (del jefe chichi-meca) los 25 800 chichimecas los mismos manera". Tal es el curioso procedimiento que consiste en eludir y escamotear un acontecimiento sin por lotanto negarlo. Es verdad que para explicar el origen de la cruz milagrosa ysatisfacer a la demanda de los franciscanos era necesario inventar un episodio

    belicoso que, como sabemos, nunca tuvo lugar. Pero cmo explicar que lamemoria y la imaginacin tan extraordinariamente proli jos sobre puntos demnima relevancia, de repente se paralizan y se callan?Todo sucede como si se hubiese querido borrar de la Conquista susaspectos de enfrentamiento violento y de derrota hum illante. En cambio, sepretendi ofrecer una representacin ms equil ibrada de las relaciones entrevencedores (los "Cathlicos") y vencidos (los chichimecas). Si no cmointerp retar que desde el inicio de los acon tecim ientos los chichimecas son los

    21 Sobre tal fenmeno, Cf. Sigmund Freud, L'avenir d'une illusion, Pan's, 1973. pp. 9 -20.22 Hoja 8 v.38

    que dictan las modalidades del futuro combate, fi jan la fecha, el nmero decontendientes decidiendo que "se haga la batalla homb re a hom bre {. . .)para que estn ingual"? Mejor an: el jefe chichimeca y su esposa piden conanticipacin el bautismo, el matrimonio y campanas "para que se alegren(a) mis basallos", sin olvidar una cruz que se pondr en el "cerrito". En unacarta que dirige al jefe chichimeca, don Nicols aade esta sorprendenteclusula: "Todo a de ser lo que Vuestra Merced manda" (!). Podramosmencionar tambin el caluroso abrazo que cierra el primer encuentro conel jefe chichimeca quien pidi la mano y dijo "abrasamos, hemos de seramigo. . . " .As pues, desde el principio del texto los chichimecas programan eldesarrollo de los sucesos en vez de sufrir pasivamente la agresin dess conquistadores "cathlicos". Al mismo tiempo la Relacin hace hincapi sobresu buena disposicin. Veamos las palabras del jefe chichimeca: "Hijos mos,de buena gana biene los Catlicos, offrece el bautismo y matrimonio y unasmantas y ropa y regalo para que estemos en una confor mida d (. . .) Digoque de muy buena gana como que aiga una conformidad. . .".La reciprocidad, la igualdad (tanto en el nmero de los beligerantescomo en las heridas recibidas), la "conformidad" y el respeto de la voluntaddel otro nos alejan de la prctica ordinaria de la Conquista. Es verdad queciertas expediciones de pacificacin, ms frecuentes a finales del siglo X V I,recurran tambin a la persuacin, las promesas, la entrega de regalos y alimentos. Es cierto tambin que la Relacin precisa el sentido dado al trmino conquista al describir la distribucin de ropa hecha a los jefes chichimecas: "Los vistieron muy bien ( ... ) y quedaron muy contentos de paz porque(.. .) Don M art n, intrprete , aquella media nochi lo (s) estaba (. . .) conquistando como se a de aser". Sin embargo, la conquista pacfica nunca signific la aceptacin de las condiciones de los futuros vencidos. He aqu entoncesuna sorprendente paradoja por parte de un texto tan preocupado en hacerresaltar la grandeza de los oto mes , su pasado mil itar y e xpansionista.A menos de considerar la hiptesis siguiente que se inscribe en la lgica de la negacin que ya mencionamos: as como la memoria indgena logr cancelar del pasado la Conquista de Mxico, se empe en d e-dramatizarel enfrentamiento entre indios y catlicos, transformndolo en un encuentrosin verdaderos vencidos. Todo sucede como si la Relacin hubiese pretendido negar lo que fue realmente la Conquista, la derrota y degradacin de losvencidos ya fuesen los chichimecas o sencillamente estos otomes. Puessi bien la Relacin trata explcitamente de la lucha entre catlicos otomes eindios chichimecas, desarrolla un arquetipo de la Conquista en el que lacategora "catlico" puede confundirse con la de espaol y la de "indiomeco, brbaro" aplicarse a los otomes. O sea, este modelo de conquista casiconcertada procura una vez ms el marco de un pasado aceptable a unosindgenas cuy o l iderazgo se debil i ta considerablemente en el siglo X V I I .En pocas palabras, este breve examen del contenido de la Relacin sugiere que la m emoria acta en distintos registros que corresponden a distintos niveles de co nciencia:

    1) arregla y modifica las huellas de un pasado militar posterior a 1550y a la fundacin de Quertaro, conforme a intereses inmediatos y estrategias loca les;2) en un plan ms latente, la memoria parece obedecer a un clivage,una divisin que caracterizan la mente del grupo: pues, si por una parte lees imposible no recordar el episodio de la Conquista, por otra trata de negarla como acontecimiento blico mediante una reconstitucin fantasiosa.39

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    Esta operacin contradictoria de "escotomizacn" de la realidad, debida aun "clivage" del Yo para inspirarnos en la terminologa sicoanaltica,"trae obviamente consigo la alteracin definitiva del pasado, como si hubiesesido sometido a un proceso de represin. 2 ' ' Pero sobre todo el fenmenoconfirma que la memo ria es una manifestacin del presente, un te stimon ioprimordial sobre las angustias y preocupaciones de un grupo ind/'gena a mitad del siglo X V I I .II , Los medios y las formas de la memoriaEl trabajo de memorizacin y de construccin del pasado resulta bastantecomplejo, ya que la elaboracin del contenido, adems de seguir las orientaciones que acabamos de esbozar, depende de la forma de los materiales quealimentan la memoria ind/'gena. No basta pretender idealizar o corregir elpasado, es preciso tambin hallar ima'genes y medios capaces de expresarloy resucitarlo.

    11.1. Memoria y fiesta colonialIgnoramos demasiado los mecanismos de la tradicin oral en este grupo decaciques otomes para explorar este campo, por lo que enfocaremos nuestroanlisis sobre aspectos ms fcilmente dtectables. En primer lugar, ciertoparentesco con los festejos coloniales no puede pasar desapercibido. Pareceninspirar varias secuencias de la Relacin, desde la descripcin minuciosa delos paseos, tropas, armas, trajes y msicas hasta las manifestaciones colec

    tivas de regocijo y "bailes de Mecos". Tanto para el siglo XVI como para elsiglo xvir los cronistas refieren peleas de indios "vestidos de espaoles"contra chichimecas haciendo "moneras y ademanes"; otros recuerdan festejos ms directamente ligados a la fiesta de la Santa Cruz. Es muy probableque la difus in del culto de la Santa Cruz de Quertaro se haya acompaadode la m ultipl icacin de las danzas de moros y cristianos o indios cristianos ychichimecas en su versin de Michoacn y del Bajo. 25 Se sabe, por otra parte, que en 1680 Quertaro fue el teatro de una mascarada, reuniendo a"montaraces chichimecas", compaas de infantera indgenas, reyes prehis-pncos y msicas de teponaztl i .26 En Quertaro, tambin para la fiesta dela Santa Cruz, "se haca un alarde en que muchos se vestan de Moros yotros de soldados cristianos i ponan en la plaza un castillo en que estabauna cruz como cautiva de los Turcos". 2" Asimismo, el relato de la Aclamacin al Rey Felipe V en 1710 contiene descripciones muy cercanas a las dela Relacin, con vestidos abigarrados, sombreros adornados con plumas yperlas y "esquadrn de rraiados Chichmecos".28 Del desfi le urbano l lenode referencias cultas e histricas, del "folklorismo barroco" a la danza y las

    *3 Fenmenos anlogos se encuentran en el estudio del fetichismo; vase: Objets du ftichisme.Nouvelle R evue de Psychanalyse, n. 2, automne 1970, Pan's, Gall imard, passim.24 Francois Gantheret. "Trois mmoires", en Mmoires (1977), pp. 81-91.25 Vanse al respecto Arturo Warman, La Dama de Moros y Cristianos, Mexico, SepSetentas46, 1972. Nicolas Rangei. Historia del toreo en Mxico, poca colonial, 15291821, Mxico. Ed i tor ia lCosmos, 1980.26 Warman (1972), pp. 120-212.- 7 Archivio Genrale dei Frati Minori. Roma, vol. XI/69, Joseph de Castro. "Primera parte dela chronica del Colegio ... de la Santa Cruz. . . de Quertaro", hoja 17 v.28 Archivo General de Indias, Sevil la. Audiencia de Mxico, 546, "Certificacin solemne de laAclamacin que hizo lo ciudad de Quertaro. . .", Quertaro, l/XH/1710.10

    peleas rituales de pueblo, era fcil encontrar imgenes espectaculares que permitiesen imaginar un pasado ya lejano, sin que descartemos la existencia ycirculacin de l ibretos destinados a espectculos relativamente elaboradosdentro del teatro indgena.2"Por lo dems, nada impide que en vez de inspirarse en los festejosurbanos, la Relacin en s haya sido un l ibreto, un apunte que guiaba lospasos de los figurantes y actores en las calles de Quertaro. Su sucesin dedilogos y escenas, sus coros de cathlicos y mecos, sus secuencias litrgicasy mil i tares, breve pero claramente esbozadas, los movimientos de la muchedumbre varias veces pintados, la programacin expresamente indicada de lospasos (a las 2 y 5 de la tarde) en San Juan del Ro, todo contribuye a despertar en la mente la visin bastante fastuosa de un espectculo barroco cuyotexto constituira gran parte de la Relacin. Basta citar cmo uno de loscapitanes de don Nicols se disfraza de chichimeca: "se hiso de su forma deMeco. . ."; 10 para representarse comparsas con vestidos y accesorios, bastamencionar la msica que acompaa muchas de estas imgenes, los toques decampanas y los sonidos de cajas y clarines.11.2. Memoria y escrituraPero tampoco la Relacin puede reducirse a las dimensiones del guin deuna fiesta local. Es tambin un conjunto de documentos y de fuentes comocualquier otro trabajo histrico. No cabe duda que los caciques otomeshayan tenido amplio acceso a archivos indgenas, o sea papeles oficiales talescomo ttulos, nombramientos, informaciones de mritos, ordenanzas, cartasejecutorias, reales cdulas, as como a varios instrumentos que trataban delas entradas y pacificaciones del Gran Chichimeca. 31 Desde los primerostiempos de la Conquista nobles y caciques indgenas se empearon en reuniry transmitir documentos expedidos por el Rey, el Virrey o la Real Audienciaque expresaban y protegan sus privilegios y bienes. Empero, en lugar deextraer tales diplom as la substancia de la informa cin, la Relacin se contenta con reproducirlos, cuando no plagiarlos. As por ejemplo, se inicia de lamanera siguiente: "Jecutoria que dio el rey Nuestro Seor. . .", y, repetidasveces, a lo largo del texto aparecen fragmentos ms o menos amplios atiborrados de largos ttulos, frmulas y declaraciones estereotipadas, ya se tratede la Peticin dirigida al virrey, al maestro arquitecto, de la Facultad otorgada por la Corona a don Nicols. La primera parte de la Relacin est engran parte construida sobre tales textos, ya fuesen citados o sencil lamentealudidos; la "Jecutoria" de Carlos Quinto/ el Despacho del rey/ la Facultad

    del virrey para conquistar y congregar el paraje de Quertaro/ los mandamientos de Don Nicols para convocar juntas/ la Facultad otorgada por elrey, etctera.

    29 Vase Fernando Horcasitas. El teatro nhuatl. pocas novohispana y moderna, Mxico,UNAM. 1974, passim.3 0 "Don Martin entiende la lenguaje de los Chichmecos. Se hizo de su forma de Meco, rrod iadode las plumas de su cabesa. se ciu en un cuero de benado. cargado de sus flechas con su arco, treintaflechas en las manos con el arco, con dose hombres: lleb los la misma manera, se armaro como losMeco, sus carcage dellos los llebavan ciido. . ." (hoja 5).-11 Tales como los que publica Fernndez de Recas (1961),

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    Basta, por to dems, cotejar estos pasajes con textos similares preservados por la historia para percatarse del parentesco que une a la Relacincon estos productos de la burocracia colonial.32 No obstante, no pudimoslocalizar los originales aprovechados por el medio que elabor la Relacin.Ms bien nos inclinamos a pensar que se fabricaron textos para incluirlos enel relato y, sobre todo, que se busc en los documentos oficiales una formay un marco mas que un conjunto de datos autnticos. Parece ser el caso delos ttulos multipl icados a lo largo de la narracin que se confieren generosamente al protagonista principal, don Nicols Muntaez; "Hijo y dalgo,descendiente de rey, emperador, capitn general que fue congregador, conquistador, poblado r y alcalde y fiscal y alguacil mayor. . .". En otro lugar,don Nicols aparece con los tr'tulos de "emperador de Tula, emperador de laNueva Espaa, y su governador, alcalde y fiscal mayor y su doctrinero deeste pueblo de Tula (. . .), capitn general de esta Nueva Espaa, emperadorde la gran provincia del pueblo de Tula. . .". Ms an, don Nicols encabezaa veces los documentos integrados en la Relacin, ocupando el lugar usual-mente reservado al rey y a su virrey. Tales detalles sugieren que la Relacinse inspira estrechamente de la retrica oficial. Pasa lo mismo con expresionesestereotipadas o trminos jurdicos que salpican constantemente la Relacin.Ci temos, entre muchos, "conducta", "bassal los", "amparo", "despacho","cabi ldo", "en numbre de su Majestad", "dar facultad". Convendra aadirformas de cortesa epistolaria, fragmentos de catecismos y frmulas l i trgicas como la invocacin trinitaria.

    La influencia de los textos coloniales se manifiesta tambin a travsde una marcada predileccin por los datos numricos, ya fuesen fechas omedidas. La Re lacin logra acum ular una tal ca ntidad de precisiones de estandole que es difcil concebir que pudiesen haber sido transm itidos por cualquier tradicin oral. As por ejemplo, la primera parte, que concierne la tomade contacto con los chichimecas y el regreso a Tula, se desarrolla durante unlapso de dos semanas: los otomes salen de Tula un mircoles, llegan a lazona de los chichimecas un sbado, pactan las condiciones del encuentroun domingo , regresan a Tula el mircoles siguiente donde organizan juntas eljueves y el domingo; el martes que sigue redactan la peticin dirigida al virrey. Llegan a Quertaro a las 7 de la maana, esperan un da y una nochela respuesta de los chichimecas, salen del lugar a las 4 de la tarde, entran enTula tambin en la tarde, y renen las juntas en las maanas. El paseo de lafundacin de San Juan del Ro se hace a las 2 y 5 de la tarde del 24 de juniopara acabarse a las seis de la tarde; el presidio que all se construy fue visitado a las 7 de la maana. Mismos detalles para la conquista propiamentedicha de Quertaro, que se extiende sobre ocho das.Sin embargo, el afn de precisin tropieza a veces con la numeracin

    usada por el calendario cristiano. Si bien, en la primera parte se observa lasucesin normal de los das de la semana los nmeros correspondientesson parcialmente equivocados: a un jueves 28 de mayo sucede un domingo30 (en lugar del 31) y un m artes 31 (en lugar de un 2 de junio ), notamos semejante confusin en el episodio de la conquista de Quertaro, en el quemuchas libertades se toman con el calendario gregoriano: despus de los 24,25 y 26 de jul io, el relato menciona de nuevo la fecha del 25 seguido deotro 26, vspera de un 22 de jul io (!) que figura tambin como un 3 de jul io,antes de reanudar con una serie correcta (28, 29 y 30 de jul i o).32 V a n s e , p o r e j e m p l o , e n F e r n n d e z d e Recas ( 1 9 6 1 , p. 313) el Nombr ami en to de Capitn dela Ohichimeca o t o r g a d o a D o n N i c o l s e n 1 5 5 7 , o bien e l M a n d a m i e n t o d e l v i r r e y Mar t i n E n r i q u e zd i r i g i d o a l a l c a l d e m a y o r d e X i l o t e p e c ( p . 3 1 ) .

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    La obsesin por las cifras se manifiesta tambin en el campo de la enumeracin de las tropas, de la construccin del presidio de San Juan del Rode la fabricacin de la cruz de Quertaro o de la traza de un pueblo. La Relacin m ultipl ica las indicaciones de efectivos indgenas (1 007 Catlicos25 329 hombres. . .) y no nos ahorra ninguna medida.Intentamos detectar detrs de la incoherencia de ciertas fechas o I eleccin de ciertos nm eros una lgica autcton a. En vano. Es verdad quelos datos numricos presentan alguna regularidad, pero es la de un sistemsdecimal y de sus mltiplos, o sea un concepto europeo de la numeracin.33Asimismo se observa una predileccin por secuencias de una duracin trejdas, pero sin bastante constancia para que eso traduzca una intencin desubyacente o un esquema significativo.34 Por eso preferimos leer en esteafn de precisin el esfuerzo de una mente aculturada que no concibe elrecuerdo del pasado ni la descripcin de la realidad sin el recurso a una cuant i f icac in de t ipo occidental .De manera general se podra atribuir a una gran famil iaridad con laburocracia colonial el hincapi insistente hecho sobre el papel y la presenciade los intrpretes, escribanos y testigos que pueblan ciertos episodios de laRelacin. Es l lamativo, por ejem plo, que en el curso de la ceremonia que sanciona oficialmente la fundacin del pueblo de San Juan del Ro el 25 de junio de 1502, las expresiones relacionadas con el acto de firmar aparecen 22veces ("firma, firmar, rubricar, tener la pluma. . . " ) .15 Los otomes cuentancon tres notarios (don Vicente, don Origela de la Vilafaa y don Fernandode Tapia), un escribano (don Pedro de Christo y Tapia), un intrprete (donAlonso de Gusmn y Tapia), sin olvidar a un personaje enigmtico, calif icado de "Intrprete de la Christiandad de Letra y Pluma", "Notadora, No

    tario, Escribano": se trata nada menos que de la Malinche, doa JuanaMal inz i .36Qu deducir de esta convergencia de datos? 1 ) que el grupo estaba msque famil iarizado con los productos de la legialacin colonial y su aparatoadm inistrativ o; 2) que posea numerosos ttulos otorgados por las autoridadescoloniales; 3) que haca del escrito un instru mento privi legiado para recordarel pasado en la medida en que proporciona tanto un criterio de autenticidad(las fechas, las firmas. . .) como un marco de m emorizacin (el calendario).De hecho toda la Relacin demuestra una innegable fascinacin por eltexto escrito que figura como el medio privi legiado de comunicacin de estosotomes de 1502 que no vacilan por lo dems en escribir a sus adversarioschichimecas, envindoles una carta anunciando la fundacin de San Juan delRo. Esta fascinacin l lega a incluir en el relato un importante fragmento dela epstola ded icatoria de una obra novohispana. Con sus efectos retricosy su esti lo ati ldado en que la forma prevalece sobre el sentido, la dedicatoriaconfiere a este pasaje de la Relacin una ornamentacin literaria que se vuelve rpidamente un galimatas irremediablemente confuso y una acumulacin de frmulas mal entendidas y estropeadas.37 Aqu estamos obligados adejar las expresiones prudentes de medio, grupo o caciques que usamos para

    3 3 A l g u n o s e j e m p l o s d e cifras "dos m i l y qu in ie ntas bra sadas . . . T re in ta c ap i tane s . . . de a l t os incue nta brasadas . . . qu in ie ntas per sonnas . . . t rec ien tos y s iquenta p r i n c i p a l e s . . . " .31* As . por e jemplo, l a i da a Quertaro , e l regreso a Tu la , l a fundac in de San Juan de l Ro see f e c t a n e n t r e s d i a s .35 Hojas 4 y 4v .36 " D i g o y o . M a l i n z z i , c o r t o e n t o d a l a l e n g u a c a s t e l l a n a , de l a Nueva Espaa, notadora de l aNueva Espa a, de l a Real Audi enc ia do nde es taba una guila rea l con su pico de oro, un pa lac io rea lque es t e l rey mi ma r ido q ue es Don Mutesuma de l a Nueva Espaa. . " . Fa l ta t i em po y espac io paraa n a l i z a r e s t a m u y e x t r a a f i g u r a c o m o l o m e r e c e .37 A q u e l f r a g m e n t o : " E s c o s t u m b r e h a s e r i n g u a l c o s a d e la v o l u n t a d q u e d e l s e r v i c io y s u p l i rl a fa l ta de l o que se dan con l o que sobre e l deseo de dar. aseguraba para no buscar defenson cont ra l a

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    referirnos a los que produjeron el texto, pues nos parece que la inclusin deesta dedicatoria revela la presencia de un autor indgena que fue probablemente el que elabor la versin castellana de la Relacin. Un auto r otom co npretensiones l i terarias, que hubiera querido dirigirse a "los virtuosos lectores" mencionados en la dedicatoria y elogia a don Martn Mutesuma por serde "muchssima letra". Un autor famil iarizado con las tcnicas del carpinteroy del albail y que es capaz de citar el nombre de Bramante, el i lustre arquitecto i ta l iano del Renacimiento: " juntamente con un arqui tetura de l 'An-tigua (Roma?) l lamada Bramante".38 O sea que la Relacin no slo es laformulacin de una tradicin oral colectiva y la expresin de los interesesy la mentalidad de un grupo de caciques queretanos; resulta ser tambin laobra de un individuo cuya pe rsonalidad in fluy indudablemente sobre la redaccin del texto.Este aspecto llama la atencin sobre la repercusin del uso de la escritura para fi jar una memoria indgena que es predominantemente ora l . Seraabsurdo, por supuesto, olvidar que los caciques, los principales y ms an losescribanos indgenas de Quertaro mantenan un contacto constante con unacultura dominante que manejaba la escritura como una de las formas privilegiadas de su dominacin. Por los canales mltiples de la ley, de la religiny del comercio la escritura alfabtica compenetraba su existencia cotidiana.Sin embargo, es preciso tener en mente que en todos estos casos los indios noeran ms que los consumidores de documentos jurdicos, econmicos, espirituales elaborados por los colonizadores. Nunca tenan la oportunidad deconcebir y redactar textos en su integralidad. Ahora bien, la Relacin parecepertenecer a esta categora excepcional en la que, de "consumidor" pasandoa ser creador y autor, un grupo y un individuo que lo expresa, estn l levados a someter una tradicin oral a las tcnicas y los lmites de la escritura.Cules son algunas de las posibles repercusiones de este paso de la ora-lidad al texto escrito para la memoria indgena? En primer lugar, la memoriaque viva dispersa en distintos relatos orales narrados en contextos especficos (reuniones famil iares, fiestas de ba rrio y de cofradas, fiestas de la ciudad de Quertaro) se inmovil iza en las lneas de un tex to. La memoria escritaes una cristalizacin del pasado (real y soado) que escapa a las vicisitudes,a la pluralidad y diversidad de la cultura y de la tradicin oral; por eso, adquiere una autonoma material ("un cuaderno antiguo y maltratado"), sevuelve un objeto dotado de un sentido preciso que denominamos la versinindgena de la Conquista de Quertaro. Las formas jurdicas usadas y mencionadas en la Relacin, los juramentos, las firmas, atestiguan el deseo decrear un documento fidedigno, autntico y anlogo a los ttulos otorgadospor las autoridades coloniales.La objetivacin de la memoria por medio de un texto escrito trae tam

    bin consigo una relacin algo distinta con el pasado. Crea una profundidadtemporal (de 1502 para adelante. . .) que se percibe ms difci lmen te en unanarracin oral, introduce una referencia fi ja que facil i ta la reflexin sobre loscambios y agudiza la confrontacin entre el presente y lo que ha sido. 3* Talvez el carcter poco usual (en una cultura oral) de esta proyeccin hacia unojec in de pocas veces un semejante su pac iones sue le fa l tar y quedar es ta boz q u e s u a u t o r t i e n e p o rp r i n c i p a l . Porque de l a suerte e l que usa de anto jo , no se l as pone para vernos , e l l os embarasar al l lav i s t a , s ino para pasar ade lante por med io de l l os ver o t ra cosa y as en e l camin ar a Vues t ra Merced ensu executor i a de su metr ia en que saque ante no fue para cor. s l o c u m p l i r c o n o b l i g a c i o n e s q u e aV u e s t r a m e r c e d t e n g o , sino p a r a haser c a m i n o p r i n c i p i o d e d i c a r a l l u s t r e numbre d e V u e s t r a M e r c e dtodos que de aqu alante sacar. . . " (ho ja 7v .3 8 Hoja 1 1 v .3 9 J a c k G o o d y , Literacy in traditional societies. C a m b r i d g e , C a m b r i d g e U n i v e r s i t y P r e s s 1981P . 3 4 .44

    pasado meticulosamente fechado explica las ncertidumbres en el manejodel calendario cristiano; es obviamente uno de los factores que aclaran laeleccin de la fecha poco ortodoxa en 1502.Al volverse texto de referencia, la Relacin supone necesariamente unintenso trabajo de organizacin y clasificacin sistemtica de la informacin.En efecto, el proceso de redaccin facil i ta e impone a la vez la eliminacinde variantes, la desaparicin de datos contradictorios, l leva a escoger hilosdirectores. La disposicin visual y simultnea de los datos se aleja notablemente del f lu jo con t inuo, m vi l , d i f c i lmente cotejable de la narrac in ora l .El texto escrito autoriza la marcha atrs, consiente la comparacin de lossucesos, tiende a desarrollar secuencias cerradas, paralelas o simtricas. Laescritura tiende a una perfeccin formal que alcanza ms di f c i lmente eldiscurso ora l . Veamos aqu algunos ejemplos. No parece casual si la primeraparte de la Relacin se desarrolla e ntre el 23 y el 31 de may o; corresponderaa una voluntad de simetra calculada en funcin de las dos fechas clave queson San Juan Apstol o 24 de junio (fundacin de San Juan del Ro) y la deSantiago o 25 de jul io, da de la "batalla" de Quertaro. As pues, 30 dasseparan las primeras negociaciones con las chichimecas (24 de mayo) de lafundacin de San Juan del R o y otros 30 das pasan entre este 24 de junio yla de Santiago, el 25 de jul io. Tal distribucin del tiempo se debe probablemente mucho a las facilidades ofrecidas por el proceso de redaccin. De lamisma m anera, si contemplam os la organizacin global del texto , la Relacinaparece como la realizacin, el cumplimiento de las instrucciones inicialescontenidas en la "Jecutoria" y, repetidas veces, los acontecimientos sepresentan como la ejecucin de una programacin fi jada por documentos dela misma ndole. Asimismo, el evento adquiere su plena realidad una vezratificado por un texto oficial. Adems de ser una fuente y un modeloformal, el documento escrito funciona tambin como uno de los mecanismosde la progresin del relato.La astuta ocultacin del papel real de Hernando de Tapia es otro ejemplo de los recursos proporcionados por una redaccin deseosa de manipularel pasado. Semejante trabajo se manifiesta en la idealizacin minuciosa delgrupo oto m , pues la Relacin logra asociar en el plan l in gst ico, social, econmico, alimenticio y religioso una extensa gama de rasgos que oponen demanera antittica y esquemtica los chichimecas a los Cathlicos. Los Cath-licos o sea los otomes son sede ntarios, agriculto res, viven en pueb los,son capaces de trazarlos y de elevar presidios mientras los chichimecas soncazadores, viven en cuevas y cerros, desconocen la religin y sus ritos. Aqullos son bil inges o tri l inges (oto m, chichimeca, castellano) mientras stosno se pueden comunicar en otro idioma que en el suyo. De hecho, por medio de un hbil desplazam iento, la Relacin procura aplicar a los chichimecas

    lo que se dice de ordinar io de los otome s: "Son m uy amigos de abitar enpartes silbestres y remotas donde nadie los vea (. . .), todos son de baxo entendimiento muy terrestre, son muy sucios en su bestir y comer ( . . . ) , esmuy grande la barbaridad de su lenguaje".40 Por lo dems el carcter compuesto y artif icial de la dicotoma se manifiesta en la idealizacin que yamencionamos del grupo otom que se identifica con los espaoles a travsde la categora de Cathlicos. A los Cathlicos corresponden ttulos y apellidos castellanos, sus jefes son caballeros de Santiago. A los chichimecas sereservan nombres que connotan su medio y act iv idad: "gui la" , "Benado"4 0 R a m o s d e C r d e n a s , e n : Velazquez ( 1 8 9 7 ) , t o m o I. p p . 2 3 - 2 4 . S e g n l a Oissertacin H o j a9 7 v . l , " S o n l o s d e e s t a n a c i n o t o m d e v a j o e n t e n d i m i e n t o n o t i e n e n h o n r r a , s o n d e v i l y c o b a r d e n i m o , brbaros y tard os en entender l as buenas cos tumbres y su l enguaje es mu i d u r o y c o r t o " .

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  • 8/22/2019 Gruzinski La Memoria Mutilada l

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    "F l e c h a d o r " , o a p e l l i d o s a l g o d e s p r e c i a t i v o s ( "Ch o c h o n e " , "Pa t a n o " ) . Susarmas son ca rca jes "redado con pe l ledos de qualquier a n i ma l f i e r c i mo s . . . " ,adargas con "pun tas de pederna l " y f lechas , " ' 1 f ren te a las a rmas de fuego ya la p lvo ra de los o tomi 'es .As , por med io de una se lecc in de da tos comp lementa r ios , la Re la c in com pone dos iden t idades tn icas , dos categoras a b s t r a c t a s ! Ca t h l i -cos y B rbaros (o " in f ie les ") . U na vez ms , c reemos que la esc r i tu ra , con e ldistanciamiento que in t roduce , o f rece a la memor ia ind gena los med ios dec rear una rep resen tac in ms s in t t i ca , homognea y es t ruc tu ra da de l pasado .A la vez man ipu lac in , idea l i zac in , ob je t i vac in y c r i s ta l i zac in de lpasado , la memor ia o tom cons ignada en la Relacin annima ar ro ja pocaluz sobre e l o r igen de Q uer ta ro . Es c ie r to . Pero los "anac ro n ism os e inexac t i t u d e s " q u e l e r e p r o c h a l a c r t i c a t r a d i c i o n a l 4 2 para ignora r la , son jus tamente los rasgos que hacen de la Re lac in un documento excepc iona l , la mues t rara ra de un ensayo de l i te ra tu ra ind gena , e l tes t imon io de una memor ia m u t i l ada en su con ten ido e inmov i l i zada en la r ig idez de la esc r i tu ra occ iden ta l .Produc to de un med io dos veces marg ina l po r se r ind io y o tom , la Relac in descubre los es fue rzos de un g rupo que p rocura esc r ib i r e l pasado y lah is to r ia que p re tend a y soaba haber hecho .

    4 1 H o j a 8v .4 2 Desde el padre Diez en 1717 hasta John C. Super!'16

    R E C O R D A N D O E L F U T U R O , A N T I C I P A N D O E L P A SA D O :T I E M P O HISTRICO Y T I E M P O CSMICOE N T R E L O S M A Y A S D E YUCATAN

    Nancy Farriss

    El ob je to de es ta ponenc ia es exp lo ra r , po r med io de l caso pa r t i cu la r de losmayas de Yuca tn , e l tema genera l de cmo se pe rc ibe e l pasado . La p regunta central que planteo es: Por qu se percibe el pasado de dist intas maneras?Qu re lac in t ienen es tas ideas d ive rsas con los modos d is t in tos de comunicarias y con la cosmovision to ta l? En p r imer lugar qu is ie ra bosque ja r lasteo r as g loba les p lan teadas po r e l an t rop logo Jack Goody , mismas que handominado la d iscus in de es te tema en los l t imos aos (vase Goody ,19 6 8 ; Go o d y y W a t t , 19 6 8 ; Go o d y , 19 7 7 ) . Ac t o s e g u i d o p o n d r a p r u e b ad ichas teo r as en e l caso pa r t i cu la r de los mayas .La discusin relat iva a las maneras de percibir e l pasado ha seguido unen foque es t ruc tu ra l i s ta ; se ha p lan teado en t rminos de una opos ic in b i na r ia en t re lo c c l i co y lo l inea l . La concepc in c c l i ca cons ide ra e l t iempocomo una repe t ic in pe rpe tua que co r responde a los r i tmos d iu rnos y es ta c ionar ios de l mundo na tu ra l . Po r cons igu ien te , se le conc ibe como algo qu ese rep i te de manera l imi ta da . Segn la concepc in l inea l , en camb io , e lt iempo s igue un camino ta l que seme ja una cadena de acon tec imien tos , unasecuencia nica e irreversible. En la una la concepcin del pasado es profec a , anunc io de lo que s igue ; en la o t ra es un p r logo .Este contraste, a su vez, ha sido relacionado con la presencia o la ausenc ia de las fo rmas de comun icac in esc r i ta . Es ta re lac in enca ja en un mode lo que pod r am os l lamar tec no lg ic o de los s is temas cogn i t i vos . Se haceh incap i en e l modo de comun icac in que in f luye en e l con ten ido de lo quese com un ica . Es dec i r , s igu iendo a Marsha l l Mc Luh an , "e l m ed io es e l mensaj e " . La esc r i tu ra es necesar iamente l inea l ; s igue po r una so la d i recc in . Unocomienza en e l pun to de pa r t ida y p rocede po r una l nea , desde a r r iba hac iaabajo, o desde un lado hacia otro, segn el caso. En los s istemas de comun icac in no esc r i ta , sob re todo en las imgenes v isua les , la in fo rmac in set ransmi te como una to ta l idad de impres iones . Inc luso en la tranmisin o ra l ,aunque por fuerza las palabras t ienen que seguir una secuencia l ineal paraser in te l ig ib les , hay un fue r te e lemento v isua l (vase Ong , 1982 : 101-102) .Sobre to do en la t ransm is in o ra l pb l i ca de las soc iedades t rad ic iona les ,po r la cua l se comun ican los conoc imien tos y va lo res co lec t i vos , e l e lemen toverba l fo rm a par te de un co n ju n to ; es un mecan ismo en t re va r ios d i r ig idos

    hac ia una comun icac in s imu l tnea y po l i va len te . En resumen, e l mode lonos p lan tea e l con t ras te en t re dos pa res de fenmenos : po r una pa r te la c o n cepc in c c l i ca de l t iempo y de l pasado , re lac ionada con s is temas de comun icac in no esc r i ta ; y po r o t ra pa r te , la concepc in l inea l re lac ionada consistemas escri tos.Inmed ia tamente su rge un p rob lema fundamenta l en una teo r a quepre tende se r un ive rsa l . Su rge en fo rma de excepc iones , y son tan tas que re duce esta regla general a un solo caso. Resulta que la correlacin entree l pensamien to l inea l y la comun icac in esc r i ta ex is te tan s lo den t ro de lat rad ic in occ iden ta l . En todas las o t ras soc iedades , pasadas y p resen tes , t engan s is tema de comun icac in esc r i ta o no , p redomina e l pensamien to c c l i co .Goody ha aad ido un co ro la r io a su teo r a o r ig ina l pa ra exp l i ca r es te fen -