Grandes Lineas de La Esp. Sanjuanista

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    89 Capitulum Generale Ordinis Carmelitarum DiscalceatorumAvila 28 abril - 18 mayo 2003

    Documentos

    Las grandes lneas de la espiritualidad sanjuanista

    Jos Vicente Rodrguez

    Saludo e introduccin

    Buenos das, Padre General y Hermanos todos en el Carmelo!

    Vengo a esta asamblea acompaando a San Juan de la Cruz, que tena ganas de llegarse a saludarosy a recordaros, como Padre y Hermano Mayor, algunas cosas importantes de su vida y de sudoctrina para que mejor acertis en esa vuelta a lo esencial en que ha estado la Orden trabajandocon el conocido Instrumentum laboris , trabajo en que tendris que emplearos en las jornadascapitulares . Tiene nuestro santo todo el derecho y la obligacin de asistir al Captulo General, yaque "al realizar la santa Madre su proyecto, la divina Providencia le dio a san Juan de la Cruz porcompaero(1)" (CC 11.); y ya que l tiene experiencia de lo que es un Captulo General, habiendoasistido a los tres primeros de la descalcez en 1588, 1590 y 1591. Y antes haba tambin intervenidoen todos los Captulos de la Descalcez : 1581,1583,1585, 1587, y en las dos reuniones de descalzosms informales en 1576 y 1578.

    En las Constituciones de la Orden se nos dice: "Dios prepar a la santa Madre con una vida yexperiencia espiritual, que la iban a convertir en maestra y egregio modelo de nuestra vida. Perohemos de ver la imagen viva del autntico carmelita en nuestro padre san Juan de la Cruz, quien

    puede repetirnos aquella invitacin del apstol:'Sed imitadores mos, como yo lo soy de Cristo'(1Cor 4, 16; 11, 1), ya que en su vida, actividades y doctrina se manifiesta esplendorosa la vocacindel Carmelo renovado"(CC n.11).

    Desde este dato fundamental de ser l imagen viva, icono y nuestro modelo de identificacin,podemos discernir las lneas maestras de su espiritualidad, y desde esas lneas bien diseadaspodemos volver a repetir la invitacin que l nos hace para imitarle o, dicho de otra manera, para

    parecernos a l como se deben parecer los hijos a los padres. Parecernos, no copiarlemimticamente, que esto es otra cosa.

    I.Lneas maestras de la espiritualidad sanjuanista

    Las lneasmaestras de su espiritualidad se descubren escrutando su vida y recorriendo su magisteriooral y escrito. Desde los datos o acontecimientos de su vida, se ilumina su doctrina, lo mismo quedesde su doctrina se ilumina su vida y nos es dado conocer tambin por ese camino ms y mejor suntima biografa.

    La vida de Juan de la Cruz no fue muy larga: 49 aos. Vida con poca geografa , aunque recorriera

    dentro de la pennsula ibrica unos 27.000 kilmetros. Los kilmetros de entonces tenan losmismos metros que los de ahora pero resultaban ms largos y pesados por el estado de los caminos

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    y los medios de trasporte. Con poca geografa, pero con mucha historia y doctrina, de las que se estbeneficiando ahora mismo la Orden y pienso que se beneficiar cada vez ms en el futuro.

    Con qu criterio hay que mirar la vida de Juan de la Cruz?

    Personalmente me gusta mirar la vida del santo desde un gran principio que formul la santa MadreTeresa. En una de sus cartas dice a su destinataria Mara de San Jos, la famosa Priora de Sevilla yde Lisboa: "Ya debe estar hecha persona con los trabajos" =sufrimientos que ha pasado (Carta 1 defebrero de 1580, n.5).

    Este juicio de valor acerca del sufrimiento, de las pruebas, de los trabajos en la construccin de lapersonalidad alcanz en el caso y en la persona de Juan de la Cruz su mayor altura y aplicacin alos ojos de la propia santa cuando su primer descalzo tuvo que afrontar la crcel de Toledo, desdediciembre de 1577 a agosto de 1578. De hecho ella misma, que se haba preocupado tanto porque fuera localizado yliberado de la prisin, cuando, ya libre, se entera de lo mucho que ha tenido que sufrir, llega a

    decir:"No merezco tanto como fray Juan para padecer tanto"(Carta a Roque de Huerta , fines deoctubre de 1578).

    La crcel fue un punto cumbre , pero el aprendizaje para hacerse esa gran persona que conocemos,lo tuvo que emprender desde su ms tierna infancia y lo sigui practicando hasta su muerte. Por loque se refiere a sufrimientos a lo largo de su vida hay que sealar :

    - su orfandad prematura, al morir su padre;- la pobreza, cuasi miseria de la familia;

    - la itinerancia con su madre por diversas tierras en busca de un medio de subsistencia digna.- ya acogido al colegio de "los Doctrinos" en Medina del Campo, y despus de enfermero en elHospital medinense de las bubas, hospital de sifilticos y otras enfermedades terminales, adems deltrabajo de los estudios y de la asistencia a los enfermos, le toca otra prueba especial: ir pidiendolimosna por las calles a feriantes y ciudadanos corrientes primero para el colegio y despus para losenfermos. Este menester de pedir, de pordiosear es siempredesagradable y expuesto a desprecios y desplantes, por ms justa que sea la causa.- Siendo ya carmelita descalzo, es cuando llueven ms trabajos sobre l y en esa medida se vahaciendo ms y ms persona, ms rica en experiencia y santidad. Todos conocemos el episodio dela crcel, al que ya he aludido. Nueve meses de encierro con todo lo que acompa aquella soledad

    tan sola. Y recordad su ltima enfermedad y la infame persecucin de Diego Evangelista en 1591.Vivi constantemente la ciencia de la cruz, que se fue convirtiendo en l en la teologa, en lasabidura, en la mstica de la cruz, como lo ha visto con tanta perspicacia Edith Stein que ya en el

    prlogo de su obra La ciencia de la cruz, deja claro que el mensaje de la cruz es la clave para"comprender a San Juan de la Cruz en la unidad de su ser tal como se manifiesta en su vida y en susescritos, y esto desde un punto de vista que permita captar plenamente", esa unidad y esa su

    personalidad.

    El aspecto ms positivo de esta su situacin existencial de pruebas y cruces se iluminamagnficamente desde la cancin 36 de su Cntico. Al comentar el verso: entremos ms adentro enla espesura, seala que esa espesura es la vida de Dios tan llena de riquezas incomprensibles, en las

    que hay sabidura y ciencia de Dios inmensa y profunda (n.10). Tambin por esa espesura en quedesea entrar se entiende muy propiamente "la espesura y multitud de los trabajos y tribulaciones enque desea esta alma entrar , por cuanto le es sabrossimo y provechossimo el padecer ; porque el

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    volver a lo esencial, aqu est lo ms esencial no slo para la vida de cualquier cristiano, sinotambin de cualquier religioso, y de cualquier carmelita descalzo.

    2. Espiritualidad eclesial

    El objetivo primordial y total de todo el magisterio sanjuanista es la unin con Dios. Ya en lasprimeras lneas de la Subida del Monte Carmelo, seleccionando o escogiendo su lenguaje cambia lapalabraperfeccinporla unin del alma con Dios (Subida, argumento del libro), queriendo que ellector entienda que unin con Dios es mucho ms personal e interrelacional que no la palabra

    perfeccin. As quedan ya desde el principio identificados los protagonistas de toda su doctrina,como lo son de toda la vida espiritual, Dios y el hombre: los dos amantes, aunque dir bien claro :el principal amante es DIOS(CB 31, 2).

    Al ir desentraando esta realidad relacional, se ha encontrado con lo ms profundo de la Iglesia deDios. Pablo VI subray con gran fuerza que "la realidad de la Iglesia no se agota en su estructura

    jerrquica, en la sagrada liturgia, en los sacramentos, en la articulacin de sus instituciones; sino

    que su esencia ntima, la fuente original de la eficacia con que santifica a los hombres, radican en sumstica unin con Cristo"(Pablo VI, sesin de clausura de la tercera etapa conciliar: 21-XI-1964:AAS., 56 (1964) 1014).

    Al ser la unin perfecta con Dios , por una parte, el ncleo central y la esencia ntima de la Iglesia y,por otra, la aspiracin ms alta de la vida espiritual, es claro que cuando Juan de la Cruz trata de esaunin con Dios est, equivalentemente, hablando de la Iglesia. De esa Iglesia que, segn elConcilio, "es en Cristo como (veluti) sacramento, es decir, signo e instrumento de la ntima unincon Dios y de la unidad de todo el gnero humano" (LG 1); constituida por Dios "para que sea paratodos y cada uno sacramento de esta unidad salvfica de los hombres en Cristo"; "La Iglesiasacramento universal de salvacin"(LG 48), "que manifiesta y al mismo tiempo realiza el misteriodel amor de Dios al hombre"(GS 45).

    De la eficacia eclesial que nace de ese amor, es decir, de esa sustancia o esencia o razn de ser de laIglesia, habla extraordinariamente bien Juan de la Cruz en la famosa cancin 29 de su Cntico B:

    pues ya si en el ejido..., donde proclama "lo mucho que aprovecha e importa a la Iglesia un poquitode ese amor "(CB 29, 2) puro y perfecto. Y, aunque no se haya llegado a esas alturas pronostica quecuanto ms brotare la actividad apostlica del encuentro con Dios y de su vida de oracin tanto ms

    provecho harn a la Iglesia los distribuidores de la palabra y de los misterios de Dios (Ibid., 3). Paravislumbrar las riquezas mentales que contienen los escritos sanjuanistas y las aplicaciones prcticasque se derivan de ese su magisterio, nada mejor que fijarse en la identificacin sealada: unin del

    alma con Dios tema principal sanjuanista y mstica unin con Cristo, esencia ntima de la Iglesia.Pongo

    un ejemplo clarificador: cuando Juan de la Cruz denuncia los desastres que causan en la vidaespiritual de las personas, es decir, en su vida de unin con Dios, los directores ineptos, no se quedaen ese simple dao a esta o a la otra persona sino que , se trata de un dao o perjuicio eclesial, de

    perjuicio a toda la sociedad eclesial. Hay quien sigue pensando que la doctrina de Juan de la Cruz esdemasiado individualista o personalista. Nada ms falso. Del modo ms amplio dice todo locontrario, y lo hace cuando comenta el verso de su cancin 30 haremos las guirnaldas yexplica:"este versillo se entiende harto propiamente de la Iglesia y de Cristo, en el cual la Iglesia,Esposa suya, habla con l, diciendo: haremos las guirnaldas; entendiendo porguirnaldas todas las

    almas santas engendradas por Cristo en la Iglesia"(CB 30, 7). As reconvierte todo su lenguaje delalma esposa a la Iglesia Esposa, situando su doctrina en la dimensin eclesial ms pura, de modoque las alegras de las almas son alegras eclesiales y los daos de las almas desastres y daos

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    eclesiales. Y pintando el gozo de Cristo: "este amoroso Pastor y Esposo del alma, es admirable cosade ver el placer que tiene y gozo de ver al alma ya as ganada y perfeccionada, puesta en sushombros y asida con sus manos en esta deseada junta y unin". Este Buen Pastor no se guarda paras esta alegra sino que convoca a la Iglesia entera , haciendo "partcipes a los ngeles y almassantas de su alegra" (CB 22, 1). Desde estos planteamientos se entiende perfectamente que todo

    nuestro apostolado, todas nuestras atenciones espirituales a cualquier alma son de tipo y de alcanceeclesial; y por eso habr que cuidarlas al mximo.

    Cerrando ya este apartado quiero subrayar algo bien importante: Si la doctrina de Juan de la Cruz"acerca de la unin con Dios es tan excelente, su magisterio eclesial lo es en igual medida y por lamisma razn. La eclesiologa ms honda que ha de nacer de las enseanzas del Concilio Vaticano IIestaba ya escrita ante litteram por el doctor mstico que, adems de expositor de esa realidadeclesial ms vital y sustancial, es testigo experiencial. Pablo VI dej dicho de una vez para siempreel 2 de octubre de 1974: "El hombre contemporneo escucha ms a gusto a los testigos que a losmaestros, y si escucha a los maestros es porque son testigos". As hay que escuchar a Juan de laCruz: maestro porque testigo" (Cfr. Jos Vicente, Rev. de Espiritualidad 49 (1990), 495).

    3. Espiritualidad cristologal

    Uso la palabra cristologal, no cristolgica: cristolgica suena a algo abstracto, cristologal a algovital y concreto, lo mismo que teologal es ms concreto que teolgico y ms personal. Esto lo digo,sin ignorar que hay lenguas en las que no se da acaso esta diferencia de matices en los vocablos.

    Para configurar este tipo de espiritualidad, aparte lo ya encerrado en la espiritualidad eclesial, en laque Cristo es el Esposo de la Iglesia y la Iglesia y las almas las esposas, hay que atender a los varioscaptulos sanjuanistas sobre la misin de Cristo en la vida del mundo, de los hombres, de la Iglesia.La doctrina vertida en esos lugares sobre el misterio de Cristo y sus dimensiones (cfr. CB 36, 10-13;CB 37, 3-5) es de un espectro tan amplio que hace que todo lo que se refiere a l quede constituidoen clave de interpretacin total o de todo su magisterio. Y adems hay est la piedra de toque paralas aplicaciones y vivencias prcticas que tienen que configurar la vida espiritual del cristiano.Todos conocemos el vigor con que est escrito el cap.22 del libro 2 de la Subida, cuandointerpretando el inicio de la Carta a los Hebreos:' multifariam multisque modis olim Deusloquens....etc., comenta rpido:"En lo cual da a entender el apstol que Dios ha quedado comomudo y no tiene ms que hablar, porque lo que hablaba antes en partes a los profetas ya lo hahablado en l todo, dndonos al Todo, que es su Hijo"(2S 22, 4). Desde ah combate las

    pretensiones de quienes quieren preguntar a Dios, de quienes quieren pedirle ms revelacin comosi no tuviramos lo necesario y suficiente en la persona de Cristo. Hacer esto implica un doble

    agravio: al Padre Eterno y a Cristo Jess al mismo tiempo. La fuerza expresiva de esas pginas esenorme como cuando tratando de exponer ms y mejor su pensamiento dice que "en darnos [elPadre Celestial] como nos dio, a su Hijo, que es una(=la nica) Palabra suya, que no tiene otra, todonos lo habl junto y de una vez en esta sola Palabra, y no tiene ms que hablar" (2S 22, 3). Msadelante, a pesar de haber dicho que el Padre Celestial se ha quedado como mudo le hace hablarlargamente y hasta cita el Padre Celestial a San Pablo. En esa especie de reprimenda del Padre aquien busca algo fuera de Cristo dice entre otras cosas:"Lo cual [es decir todo] os he ya hablado,respondido, manifestado y revelado, dandosle por Hermano, Compaero, y Maestro, Precio yPremio" (ibid., 5). Este captulo con algunas de sus clusulas fue citado en el Concilio Vaticano II,en la sesin 92 del 1 de octubre de 1964, por 67 padres Conciliares africanos, encabezados por elentonces arzobispo y ms tarde Cardenal Zoungrana, para corregir y enriquecer el esquema de la

    Constitucin DEI VERBUM.

    4. Espiritualidad bblica

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    La Biblia es una de las fuentes de sus escritos, como el mismo Juan de la Cruz lo seala alcomienzo de sus grandes libros (Subida, prlogo 2; CB, prlogo 4; CA, prlogo, 4; Ll B, prlogo,1; Ll A, prlogo 1). Era su libro de cabecera; era su vitico para los largos caminos que tuvo querecorrer. Cuando en 1585 en Lisboa los capitulares se van a ver a la famosa monja de las llagas, l,desconfiando abiertamente de aquellos prodigios y tachndolos de fraudes, se iba a la orilla del mar

    con la Biblia y all lea y meditaba la Palabra de Dios.

    En sus escritos la presencia de la Sagrada Escritura /no usa nunca la palabra Biblia/ es tanabundante que no slo le sirve para cimentar sus grandes ideas sino para sacar de ella ejemplos yfiguras con que enriquecer su exposicin. Su Cntico Espiritual es como el Cntico Espiritual de unmstico. Hay estrofas tan adheridas a la letra del Cantar de los Cantares que no lo pueden estar ms.As, por ejemplo, de la cancin 23: Debajo del manzano/ all conmigo fuiste desposada/, etc.,dice:"Lo que en esta cancin se contiene, a la letra dice el mismo Esposo a la Esposa en losCantares" (CB 23, 5).

    Ms que de la letra, aunque hay tanta letra bblica en sus escritos, lo que triunfa en el magisterio

    sanjuanista es el espritu de la palabra inspirada.

    Si nos fijamos en el uso que haca Juan de la Cruz en sus comunidades, animando la vida de lasmismas con la palabra de Dios, entonces comprendemos mejor la importancia que tiene esa misma

    palabra bblica en sus escritos. Escuchamos el testimonio de fray Juan Evangelista, compaero,amigo y confesor del santo. Dice as:"...y en esto de hablar de Dios y exponer lugares de laEscritura asombraba, porque no le pidieran lugar que no lo dijera con muchas explicaciones; y enlas recreaciones algunas veces se gastaba la hora. y mucho ms, en exponer lugares que le

    preguntaban. Sera nunca acabar tratar de esto" (BMC 10, 341).

    Y Fernando de la Madre de Dios que vivi con el Santo en varios conventos y que era Suprior enUbeda cuando all muri fray Juan, certifica:"tena don particular del cielo y grande eminencia paradeclarar cualesquier dificultades que se ofrecan de la Sagrada Escritura"(BMC 14, 144). Esemismo declara sobre el arte de fray Juan en explicar "cualquier salmo o pasos de la Semana Santa"(BMC 14, 325). Lo que estos y otros testigos llaman "don particular", "arte" exegtico nosotros lollamaramos, lo llamamos carisma.

    5. Espiritualidad de lo cotidiano

    Aqu entrara lo que Juan de la Cruz pretende:

    * al escribir las Cautelas y ensear a vivir las virtudes teologales en la vida comunitaria,la fe, fundamento de la obediencia, la esperanza, vida de la pobreza, la caridad, ideal de la castidad.Entra tambin en este tema de lo cotidiano:

    * su estilo de hacer comunidad* educando en la sencillez evanglica,* en el trabajo,* en la alegra, ahuyentando la melancola, la antepasada de las actuales depresiones,* en la atencin exquisita a los enfermos de la comunidad contndoles chistes, ponindoles msicay otras mil invenciones de su amor fraterno, practicando lo que se llamarageloterapia: curacin

    provocando la risa y meloterapia: curacin por medio de la msica.* en cmo enseaba a leer y estudiar la Biblia como escuela y vehculo de enamoramiento de Dios,encontrado en ella "edificacin, exhortacin y consolacin"(1Cor 14, 3).

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    * en su arte de reprender evanglicamente,* en el acompaamiento a sus religiosos en el ejercicio de la oracin, aclarando a cada uno lasdificultades que pudiera tener en esa va y vida de oracin;* en ensearles a leer la presencia de Dios en la naturaleza, etc., etc.,

    * en las exhortaciones que les haca, particularmente a ltima hora de la jornada, no omitiendonunca algn buen consejo, alguna buena consideracin. A esto daba tal importancia que a veceshaba pasado todo el da en cama por sentirse mal; cuando estaba para terminar la cena o colacin se

    presentaba en el refectorio y tena la exhortacin correspondiente. Era algo as como las buenasnoches que introdujo don Bosco en su congregacin salesiana. Aparte los errores que Juan de laCruz pudiera cometer, y de los que era bien consciente, hay que atender a su secreto pedaggico delms claro estilo teresiano, conforme al consejo que la Santa daba a las Prioras de susmonasterios:"Procure ser amada para que sea obedecida" (Constituciones 1567-1568, n.34). Dehecho , "fue tan amado de sus sbditos como si fuera su padre de cada uno"(BMC 14, pp. 12-13:declara Martn de San Jos). As habla uno de sus religiosos, y otro declara:"con los religiosos

    trataba como hermano, con mucha llaneza" y cuando mandaba alguna cosa a los religiosos de lacomunidad l era el primero en hacerla (BMC 14, p.64: declara Inocencio de San Andrs).Nos

    podramos extender en otros aspectos de la vida comunitaria, de la vida de cada da, tal como elsanto la entenda y tal como la implant, fijndonos, por ejemplo, en el mundo litrgico-oracional,del que era muy cuidadoso; en la ley del trabajo; en las dos horas de recreacin de cada da, en lasrecreaciones extraordinarias; en el estilo de vida en que le estuvo informando la Santa cuando se lollev medio secuestrado a la fundacin del monasterio de Valladolid y all lo tuvo instruyndolocomo a dcil novicio, entre otras cosas "en el estilo de hermandad y recreacin que tenemos

    juntas"(Fundaciones 13, 5)

    Todo lo que pudiramos decir aqu de lo mucho que ensea Juan de la Cruz acerca de lo mscotidiano con palabras y obras, me hace pensar en el caso de la Santa Madre Teresa. Ella, despusde escribir tan altamente en los primeros captulos de las Sptimas Moradas acerca del matrimonioespiritual, en el captulo cuarto y ltimo aterriza en lo que es tarea de cada da y de cada momento,las virtudes intracomunitarias: caridad, humildad, oracin de unas por otras, ejemplaridad mutua,apostolado recproco, etc., As haca Juan de la Cruz, enseando a tener los pies bien plantados en elsuelo, aunque el corazn anduviese por el cielo. En esta lnea de lo cotidiano vivido con amor, confidelidad, con espritu tienen que encontrarse todas las aportaciones de las otras lneas de laespiritualidad sanjuanista, vivificando esta fidelidad y dejndose vivificar por ella. Aqu como en lacosa litrgica, lo externo ha de ser expresin de lo interior y al mismo tiempo camino y lugar paraaumentar esas mismas riquezas interiores.

    II. Modelo de identificacin carmelitana

    Para que las lneas principales de su espiritualidad incidan claramente en la vida prctica personal yde nuestras comunidades habra que considerar a Juan de la Cruz como modelo de identificacin entantos aspectos.

    Basta enumerar los siguientes:

    1.- modelo de identificacin ensu amor a la palabra de Dios, a la Biblia. Aparte lo ya dicho, bastapensarlo por los caminos recitando, el captulo 17 de San Juan . Era su oracin preferida por los

    caminos la oracin sacerdotal de Cristo. En la Regla carmelitana encontraba ya tantos textosbblicos explcitos y tantos otros implcitos, que comentaba a los religiosos conforme a lo que seordenaba al prior local en las Constituciones:"Los priores de los conventos estn obligados a

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    amonestar y corregir a sus sbditos y hacer leer cada viernes la Regla y declararla o hacerla declarara otros"(Pars II, cap. 5 al principio).

    Explicando, adems, a los religiosos textos bblicos durante horas, en la recreacin y saltndose loshorarios. No es extrao que dijesen que sacaban ms fruto de las recreaciones as pasadas con el

    padre fray Juan que de las horas de oracin mental. Adems de hablar y explicar la Biblia en lasrecreaciones, lo haca en el refectorio y en el captulo conventual.

    2.- modelo de identificacin en su amor al trabajo, en la laboriosidad tan recomendada en la Reglacarmelitana, trabajo intelectual, apostlico, manual el suyo. Ejemplar en el trabajo manual ordinariode las comunidades y en el extraordinario, como puede ser la acomodacin de la moradaconventual, como por ejemplo en Duruelo, donde trabaj de sol a sol; o en la edificacin del nuevoconvento de Segovia donde trabaj como pen de albail. Uno de los religiosos que estaba entoncesall con l Pablo dice admirado de cmo se entregaba al trabajo:"... en lo ms riguroso del inviernoy con mucha nieve se iba sin reparo en los pies a la cantera donde se sacaba la piedra a sersobrestante de los peones, y nevando y granizando su cabeza y calva descubierta, parece que pegaba

    fuego a todos. Y muchos das de stos, con ser de edad, coma a la una del da sin habersedesayunado...; que pareca ms de bronce que de carne" (Pablo de Santa Mara: declaracin desdeVillanueva de la Jara, 8 de noviembre de 1614:BMC 13, p.375).

    3.- modelo de identificacin en su amor a la naturaleza y en saber servirse de ella para subir a Dios,para alabarle y glorificarle con el mejor espritu de oracin. Juan de la Cruz certifica desde suexperiencia mltiple:"hay almas que se mueven mucho en Dios (=hacia Dios, en su camino a Dios)

    por los objetos sensibles" (3S 24,4). Una de esas personas era el propio Juan de la Cruz, por artistay santo; y desde lo sensible suba a Dios, a ese Dios, de cuya trascendencia, inmanencia ycondescendencia estn llenos sus libros. Este camino ascensional era tambin el que enseaba a susreligiosos y a otras personas.

    4.- modelo en su entrega a la oracin y contemplacin. Estoy seguro de que l se entreg a estatarea tan carmelitana ms que todos los ms celotes que comenzaban a alardear de retirocontemplativo, de amor a la soledad y al silencio. Para enjuiciar toda esta su entrega al dilogo conDios nada mejor que recordar la estupenda nocin de contemplacin que daba Pablo VI en elConcilio cuando configura la imagen del Seor tal como la ha querido el Concilio : " que Dios sexiste, que es real, que es viviente, que es personal, que es providente, que es infinitamente bueno;ms an, no slo bueno en s, sino inmensamente bueno para nosotros, nuestro creador, nuestraverdad, nuestra felicidad", aade:"de tal modo que el esfuerzo de clavar en l la mirada y elcorazn, que llamamos contemplacin, viene a ser el acto ms alto y mas pleno del espritu, el acto

    que an hoy puede y debe jerarquizar la inmensa pirmide de la actividad humana"(Discursopronunciado en la sesin de clausura del Concilio, el 7 de diciembre de 1965, [4]).

    De este esfuerzo contemplativo estuvo surcada la vida de Juan de la Cruz, y desde este afn vivatambin e iluminaba su relacin con los dems y con todas las criaturas del universo entero.

    5.- modelo de identificacin en el ejercicio del ministerio apostlico. Apostolado ante toda clase depersonas: en la direccin espiritual de religiosos, religiosas, sacerdotes seculares o diocesanos,personas seglares en Alcal, y mucho ms en Baeza, Segovia, G ranada; enseanza del catecismo alos sencillos labriegos desde Duruelo, lo mismo que a los nios del barrio de Ajates junto almonasterio de La Encarnacin de Avila . Apostolado amplsimo y especial entre los religiosos y

    religiosas de la Orden y hacia los miembros de otras familias religiosas. Su mxima orientadora eneste campo del apostolado era: atender a las personas por ser almas redimidas por la sangre de

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    Jesucristo nuestro Seor, y por ser almas criadas para el cielo. Los que convivieron con l y levean actuar apostlicamente comentan que "era universal para todos y no particular para nadie".

    6. modelo de identificacin en su amor a los hermanos de comunidad, en su atencin a losenfermos, ancianos, a los ms necesitados. A lo dicho anteriormente sobre estos extremos quiero

    aadir el ejemplo de caridad fraterna dado poco antes de morir cuando, ayudado por

    otro religioso, fue quemando una por una todas las cartas recibidas con sus sobrescritos en las que lehablaban de la persecucin del padre Diego Evangelista contra l. Cuando le pregunta elacompaante por qu hace eso, responde: "para que se conserve el buen nombre y honra de todos",

    y no padezca detrimento la caridad fraterna.

    III. Cmo quera Juan de la Cruz que se asistiera a las reuniones: captulos provinciales,

    Captulos Generales?

    Me permito aadir este apartado final como recuerdo histrico de los consejos del Santo. Para

    hablar de esta materia Juan de la Cruz tomaba las aguas desde lejos: desde la formacin que sedeba dar a los religiosos. Su pensamiento nos lo trasmite el padre Eliseo de los Mrtires, primer

    provincial de Mjico, quien en lo que llamamos DICTMENES de espritu, certifica:" - el padrefray Juan de la Cruz deca que cuando cran a los religiosos con estos rigores tan irracionales,vienen a quedar pusilnimes para emprender cosas grandes de virtud, como si se hubieran criadoentre bestias....; y deca que se poda temer ser traza del demonio el criar los religiosos de estamanera; porque, criados con este temor, no tengan los superiores quien les ose avisar ni contradecircuando erraren. Y si por este camino o por otro llegare la Orden a tal estado que los que por lasleyes de caridad y justicia, esto es, los graves de ella, en los Captulos y Juntas y otras ocasiones noosaren decir lo que conviene por flaqueza o pusilanimidad o por miedo de no enojar al superior, y

    por esto no salir con oficio, que es manifiesta ambicin, tengan la Orden por perdida y porenteramente relajada". Y sigue cargando la mano:"Y tanto, que afirmaba el buen padre fray Juan dela Cruz que tendra por mejor que no profesasen en ella, porque la gobernar entonces el vicio de laambicin, y no la virtud de la caridad y justicia". Y sigue ms duro:"Y que se echar de verclaramente cuando en los Captulos nadie replica, sino que todo se concede y pasan por ello,atendiendo a slo sacar cada uno su bocado; con lo cual gravemente padece el bien comn y se crael vicio de la ambicin, que se haba de denunciar, sin compasin [creo que hay que leer as, y nosin correccin], por ser vicio pernicioso y opuesto al bien universal".

    Y apostilla Eliseo de los Mrtires:"y siempre que deca estas cosas, era habiendo tenido grandesratos de oracin y coloquios con nuestro Seor".

    * * *

    Como por fortuna nuestra ya no se nos ha criado con esos rigores o temores irracionales,

    es claro que, siguiendo los buenos consejos y deseos de Juan de la Cruz aqu y ahora, en esteCaptulo General se buscar el bien de la Iglesia y de la Orden y la gloria de Dios con todahonradez, sinceridad y libertad o parresa, de las que Juan de la Cruz dio ejemplos extraordinariosen las aulas capitulares y fuera de ellas.

    Y como ltima palabra de Juan de la Cruz para que ningn capitular viendo las deficiencias o

    carencias que se pueden descubrir en el mundo, en la Iglesia, en la Orden, se pierda de nimo, aqucierro ya con este primer Dicho de Luz y Amor, que se nos conserva de puo y letra de Juan de laCruz: dicho lleno de realismo cristiano y entonado al optimismo y a la esperanza. Dice as: Siempre

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    el Seor descubri los tesoros de su sabidura y espritu a los mortales, mas ahora que la

    malicia va descubriendo ms su cara, mucho los descubre.

    A este Dios tan generoso "sea honra y gloria in saecula saeculorum. Amn" (Final de la Llama 4,17).

    Acerca de aquellas mortificaciones insensatas a todos hoy da nos viene a la mente tambin el juiciodado por el Santo en 1N 6, 2 cuando habla de la gula espiritual y sentencia: eso "no es ms que

    penitencia de bestias, a que tambin como bestias se mueven por el apetito y gusto que all hallan".Aqu sera bien leer una paginita del libro de Gracin CONSTITUCIONES DEL ...

    Su estilo de hacer comunidad

    Su estilo de hacer comunidad estaba animado y tejido de varios mtodos pedaggicos ya conocidosque hacen de l el autntico animador espiritual de sus comunidades. De sus 23 aos en el Carmen

    descalzo la mayor parte los pas en prelacas ; y en los ltimos tiempos andaba repitiendo:"cuandome acuerdo de los disparates que he hecho siendo prelado, me salen colores al rostro"(BMC 14,

    p.284: declara Lucas de San Jos) .

    Entre los que llamamos mtodos de enseanza y animacin hay que contar, como ya dejo indicadoanteriormente, el uso y comentario de los textos bblicos con gran abundancia.

    Otro recurso pedaggico al que daba una importancia singular era la parnesis o exhortacinpositiva a la prctica de las virtudes y a vivir con generosidad los compromisos de la vida cristianay religiosa . Esta preocupacin por exhortar a los religiosos diariamente era tal que nunca dejaba dehacerla, siendo superior. Su gran confidente, amigo y confesor, Juan Evangelista dice:"...en lasnoches despus de cenar , de ordinario haca unas plticas divinas, y nunca dej de hacer pltica alas noches"(BMC 13, 386). Y en ocasiones en que haba estado todo el da en cama aquejado dealguna dolencia, cuando estaba para terminar la colacin o la cena se levantaba, entraba en elrefectorio y tena la charla acostumbrada, correccin de las faltas ordinarias, exhortacin al silencio,al recogimiento, a la caridad fraterna, etc.,. Era algo as como las buenas noches de Sasn JuanBosco en su familia religiosa.

    Aparte las instrucciones comunes o comunitarias, cuidaba mucho la instruccin personal oindividual con la que trataba de que se integrasen todos debidamente en la vida comunitaria. Y laeducacin personal en el ejercicio y en la vida de la oracin era uno de los quicios de la vida

    personal y comunitaria. Y "para esto los llamaba en las noches por su orden, cada noche el suyo, yles enseaba en camino del espritu y cmo se haba de haber en la oracin, y tambin en lastentaciones, y con este cuidado y el don que tena de guiar almas espirituales los aprovechabamucho" (Declaracin de Diego de la Concepcin, BN-Madrid, ms. 8568, fol. 121). 13, 5).

    No me detengo en estos puntos, pero s quiero decir una palabra sobre el tema atencin al enfermo,en la que sobresala el santo y era tan original, con la experiencia de enfermera que tena desde susaos mozos en el hospital de Medina del Campo.

    Hay sobre su atencin al enfermo datos muy simpticos y llamativos para algunos que tienen otraidea de cmo era Juan de la Cruz. Uno de sus religiosos declara:"Era grandsima su caridad,

    especial con los enfermos y muy necesitados; l mismo iba a darles dc comer y les deca cuentospara alegrarles y deca que aquellos , aunque eran del mundo, no eran ociosos, sino de provecho,pues alegraban y aliviaban al enfermo; y as nos avisaba lo podamos hacer sin escrpulo, siendo

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    Los sufrimientos de su ltima enfermedad, que fueron atroces, contribuyeron tambin a modelar esagran persona que fue Juan de la Cruz.

    Persona no slo hecha de trabajos y en virtud de los trabajos sino de su vida teologal, con la quedaba sentido a todas sus pruebas, as se presenta Juan de la Cruz como imitable por todos los

    carmelitas descalzos.

    Su gran personalidad se fue empleando para bien de la Orden y de la Iglesia en una entrega singulara la vida de oracin y contemplacin y al apostolado mltiple.

    Ya hace aos escrib algo que he repasado ahora y me confirmo o reafirmo en ello:" Juan de laCruz, como resulta del ms simple guin biogrfico, no fue nunca, jerrqicamente hablando, el

    primero entre los carmelitas descalzos. Los oficios ms altos en la Reforma, mientras l vivi,fueron el de Provincial y el de Vicario General. Provinciales fueron Gracin y Doria: en 1588 fueelegido en Primer Vicario General el P.Nicols Doria.

    Esto no quiere decir que fray Juan haya estado ausente de oficios de responsabilidad y de gobierno,con el consiguiente influjo en la descalcez.

    De hecho, este primer carmelita descalzo fue:- el primer maestro de novicios en Duruelo-Mancera;- Rector de los Colegios de Alcal y Baeza, entonces grandes ciudades universitarias.- Maestro de novicios un tiempo en Pastrana;- Superior-Prior en olos conventos de El Calvario, Granada y Segovia;- Vicario Provincial de Andaluca;- Definidor Provincial;- Primer Definidor General;- Consejero en el gobierno de La Consulta y presidente de la Consulta por algn tiempo...;

    Pero su verdadera misin en la Reforma - entre religiosos y religiosas - fue la de doctory maestro yformador , como corresponda a su categora de iniciador y padre de la nueva familia religiosa delCarmelo. Primero, pues, en la santidad de la vida y maestro indiscutible en las cosas espirituales ymistagogo.Esta misin suya no se agot, evidentemente, dentro del mbito de la Orden, sino que se extendiasimismo a otras Ordenes religiosas, a buen nmero de sacerdotes seculares o diocesanos, amuchsimas personas seglares del mundo, de quienes fue maestro y gua en los caminos de la vida

    interior y del espritu" (Jos Vicente Rodrguez, Magisterio oral de san Juan de la Cruz, Rev. deEspiritualidad 33 (1974), p.109 ).

    Camino muy bueno y no demasiado difcil para ver- quin fue,- quin puede ser,- quin ha de seguir siendo para nosotros Juan de la Cruz sera considerarlo como modelo deidentificacin carmelitana en la vida concreta, en la vida prctica.