Goytisolo, Juan - Varios Articulos (98 Pags)

8/20/2019 Goytisolo, Juan - Varios Articulos (98 Pags)

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ESPAÑOLAS EN PARÍS, MORITAS EN MADRID

En la actual temporada turística, la presencia española en Marraquech puede

difícilmente pasar inadvertida. Grupos de jóvenes y menos jóvenes, pertrechados a

menudo de todo lo necesario para su aventura "personalizada" en el desierto, pasean por

los zocos de la medina vestidos de oronel !apioca o eploradores de El orte #n$l%s.

&isan fuerte y recio, en una actitud de condescendencia simp'tica con los indí$enas.

(iscuten en los caf%s de compras y re$ateos, de las maneras de eludir la invitación aviesa

de los )azaristas, de sus encuentros "casuales" con $uías no oficiales, del peli$ro

hipot%tico de hipot%ticos carteristas. *na ami$a me refirió la irrupción de un mozo de mil

)olsillos, distri)uidos en su pantalón, chaleco y $orro, en uno de los estancos m's

concurridos de la plaza. +e ha)ía adelantado a la cola de los que espera)an y asestócontundentemente a su dueño "-Eh, t, dame un paquete ru)io marroquí/". Me acord%

de0 la frase de 1or$es "2os españoles no ha)lan mejor que nosotros3 ha)lan m's alto".

Esta lle$ada masiva de nuevos ciudadanos europeos - lo somos ya, por la $racia de (ios,

desde hace 45 años0 me recuerda a veces la que, a comienzos de los sesenta, se volcó en

España, ansiosa tam)i%n de sol y eotismo. 67a)la)an tal vez de nosotros aquellos

franceses y alemanes como nosotros ha)lamos hoy de los moros? Mientras intenta)a

esta)lecer un posi)le paralelo entre am)as situaciones y sus prota$onistas, unacampatriota admiradora como yo, dijo, "de Marruecos y los 'ra)es" se presentó a

saludarme en una de las terrazas a las que suelo ir al anochecer. 7a)ía se$uido mi

intervención en al$n acto cultural madrileño y sintoniza)a, afirmó, con mis ideas y

sentimientos.

"Sí, es un país atrasado, pero me gusta. Aunque muchos digan

que los moros son muy distintos de nosotros y que no te puedes fiar

de ellos, si les educas un poco, te son fieles y se portan bien. Figúreseque en casa tengo a una morita del norte, que habla español. La

pobre no sabía ni ota de nuestra cocina ni de nuestras costumbres, y

he debido enseñ!rselo todo c#mo guisar, la$ar la ropa en la

la$adora, ser$ir la mesa... Si no le dices ha% esto y eso y aquello&, se

queda sentada en un rinc#n, con la fatalidad de esa gente. Pero es

limpia y muy escrupulosa con el dinero de la compra. A $eces me

ol$ido el monedero en casa y nunca me ha faltado nada ..."

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2a msica sona)a de modo familiar en mis oídos. 8unque los emi$rantes españoles de

los cincuenta y sesenta del si$lo que nos deja no naufra$a)an en pateras ni de)ían escalar

cercas con torres de vi$ilancia y alam)re de pas, sufrían no o)stante de las

humillaciones del racismo cotidiano y administrativo de los países de aco$ida. 9os% :n$el

;alente me recorda)a hace poco que en 4


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nada para comer, ni dónde dormir... pero so)re todo no piense que tiene que hospedar, a

la fuerza, a toda España y que los Españoles son unos invasores y unos frescos ..."

"'l 'spañol tiene el sentido del deber y no el de la rei$indicaci#n,

tan querido del Franc(s. 'n general, no se quea y acepta sucondici#n, con esa fatalidad heredada de la ocupaci#n !rabe".

")o intente tampoco discutir y ra%onar, utili%ando su l#gica

deducti$a francesa. 'n la mayoría de los casos, el 'spañol no le

comprender!, pues es m!s bien intuiti$o".

"*on buena $oluntad de las dos partes para adaptarse, para

aceptar mutuamente las diferencias de mentalidad... tendr! en su

casa a una empleada española fiel, trabaadora y alegre ..."

!ras estas $eneralidades socioló$icas 0cuyo posi)le parecido con las epuestas por la

)uena señora so)re su "morita" sería pura coincidencia0, el manual se etiende en conse

jos y eplicaciones tocantes a la limpieza, el silencio, las )uenas maneras, todos los

cuales merecerían una reproducción in extenso. 8nte la imposi)ilidad de hacerlo, me

limitar% a espi$ar de ejemplo las refleiones acerca de la cocina

" 'l trabao de la empleada española consistir! en hacer la cocina

cotidiana y los platos franceses m!s corrientes... 's necesario que en

adelante aqu(lla se ol$ide de las costumbres españolas, muy

diferentes de las nuestras, y no se acuerde de ellas sino el día en que

la familia francesa, !$ida de no$edad y fol+lore, le pedir! de sic-

hacer un plato español típico. 'l franc(s tiene un pri$ilegio o una

pega con respecto a las otras naciones /tiene un hígado. *uídelo y

conser$e intacto este #rgano al cual sic- nos interesamos tanto. )o

querernos decir con esto que la cocina española sea incomible ni

menospreciada en Francia, /Leos de nosotros tal afirmaci#n, que

sería contraria a la realidad y a nuestros propios gustos0 1ero el

franc(s est! muy orgulloso de la reputaci#n de su cocina y se muestra

puntilloso en preser$arla", etc(tera.

>otocopi% al$unas p'$inas del manual con la intención de ofrec%rselas a mi simp'tica

interlocutora madrileña3 pero no volví a verla en el caf%. Escuch%, eso sí, varias

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conversaciones so)re los moros y Marruecos. &ese a las incomodidades del viaje y altas

temperaturas de la estación, el desierto parece ha)er fascinado a todo el mundo @sus

ha)itantes, mucho menosA. &ero no oí nin$n comentario de mis compatriotas a la

lectura de los diarios, con titulares referentes al muro de la vergüenza de euta, al

naufra$io de las pateras y al )aile de m'scaras de los $iles y $ilis de Melilla

&ro)a)lemente porque se trata de sucesos y hechos acaecidos en un planeta distinto.

2uan 3oytisolo

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4. A)'*567A896 9)9*9:79*6

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pro$ramada so preteto de permitir que los alumnos acudieran a +evilla a reci)ir al &apa3

otro profesor em%rito, lue$o de manifestar su oposición a la presencia en el alma mater

de un sujeto de mis características @rojo, maurófilo y otras cosas y cosillasA, se$n me

confiaron lue$o dos universitarios $raduados, quiso apuntarse el tanto de mi

presentación en un ejercicio de vacuidad $'rrula que provocó la hilaridad del p)lico. 8

la pre$unta a mi diri$ida por uno de los asistentes 0 "6+a)e usted que en esta universidad

estudiamos las novelas de !orcuato 2uca de !ena, pero no las suyasH" 0, mi introductor,

con un )rioso a lo hecho, pecho, le espetó en un arranque rayano en lo su)lime "-Eh,

esto lo dice usted contra mi/ -+i no est' contento aqui, v'yase a estudiar a +alamanca/".

2a hilaridad fue $eneral y yo me sum%, $ozoso, al coro de carcajadas.

8n%cdotas, sí, pero reveladoras de una concepción patrimonial de la cultura y sus

instituciones de parte del $remio de sus titulares, celosos $uardianes de sus privile$ios yde un sa)er a menudo vetusto y precario, amenazado por la falta de respeto y "rareza" de

cuanto acaece fuera de sus )astiones y prolifera etramuros, )osque de letras en

movimiento como el profetizado por las hechiceras de acbet$.

2uan 3oytisolo

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; LA 6*ranco.

+u)siste disfrazada, con caracteres menos dram'ticos, en numerosos departamentos de

humanidades en los que la clerecía que los ocupa se aferra a conocimientos y m%todos ya

est%riles y ve con alarma, como una potencial amenaza, cualquier innovación eterior.2os estudiantes e investi$adores jóvenes y curiosos, con ideas personales y al corriente

de cuanto acaece fuera se ven forzados, se$n me consta por aseveración oral o escrita

de los interesados, a disimular lo que sa)en so pena de $anarse un previsi)le suspenso. +i

ayer ha)ía que memorizar las smulas de +anto !om's de 8quino y cu)rir con su espeso

manto las lecturas de +pinoza o (escartes, hoy los autores y doctrinas condenados a la

ineistencia son distintos pero la situación es id%ntica. El horror a pensar fuera de los

cauces esta)lecidos conduce a la resi$nación y par'lisis intelectual de muchos y a laconjura de silencio en torno a las escasísimas voces críticas que osan alzarse en el campo

de las diversas especialidades de la filolo$ía e historia literaria patrimonio de los

mandarines.

Me permitir% reproducir el testimonio anónimo de una de las víctimas de esta

situación de prepotencia y censura que, por sus efectos en las actuales $eneraciones de

universitarios sometidos a un r%$imen de restricción mental y de sa)er tullido, podría ser

calificada sin ea$eración de nueva forma de calamidad p+blica

"!odavía continua siendo tristemente ha)itual en el 'm)ito universitario español la

ocultación o no desenvolvimiento de ideas propias, m's o menos críticas respecto a las

de quienes son los $uardias y jueces en el cruce de fronteras llamado entre nosotros

oposiciones, paso necesario para "lle$ar" a ser funcionario, esto es, profesor titular o

catedr'tico y $ozar de una privile$iada posición de relativa independencia. 7asta

entonces, se hacen "m%ritos" en calidad de profesores contratados @en la actualidad se

denominan 8sociados y 8yudantesA en condiciones de aut%ntica miseria económica @el

sueldo mensual de un profesor asociado a tiempo parcial es de 5J.JJJ o de KL.JJJ ptasA

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e intelectual @a la som)ra del c'tedro o mandarín de turno, esperando se di$ne "sacar" a

concurso0oposición "tu" plaza, sin apenas opción a ayudas y )ecas de investi$aciónA. En

ese atolladero, resulta en etremo contraproducente y arries$ada la eposición y

pu)licación de ideas ori$inales y críticas. 2os puestos de poder y responsa)ilidad si$uen

ocupados en $ran parte por personas y personajes en su mayoría ineptos o malea)les."

El desconocimiento y menosprecio de muchas o)ras "molestas" de nuestra tradición

unidos al de cuanto se produjo o produce fuera $eneran por des$racia una mediocridad

satisfecha alrededor de los caciques encastillados en la fortaleza, a veces ruinosa, de su

especialidad. En otra ocasión señal% el elocuente silencio de los re$idores del sa)er en

torno a o)ras de la enjundia de ilva gongorina de 8ndr%s +'nchez o)ayna o &l

concepto cultural alfons de >rancisco M'rquez ;illanueva. 8 estos ejemplos ha)ría que

añadir, por citar sólo uno, el de la confa)ulación 0 no encuentro otra pala)ra m's justa 0urdida para escamotear la renovadora y fecunda istoria y mito de la gramatica

transformatoria de Manuel respillo, cuyo posterior ensayo pol%mico "!eoría del

comentario de tetos" suscitó una serie de dicterios e infundios sotto voce que en

tiempos menos dichosos hu)ieran conducido a su autor a las mazmorras del +anto

Ificio. &odría citar al$unos otros nom)res y li)ros sancionados, mas detendr% mi letanía

aquí.

6u% diría un +arrailh redivivo ante un panorama de tanta frustración y an$osturaH 2aenseñanza literaria desmedra en España en predios de sa)er acotado y a menudo caduco,

como en un triste sequedal de iniciativas e ideas y la cicatería del presupuesto destinado

a las universidades completa la castradora la)or. 2o tenido por )ueno es viejo y se

sepulta lo vivo en nuevos infiernos a acumular rencorosamente el polvo. 2os efectos de

treinta y cinco años de franquismo su)sisten así dos d%cadas despu%s de la muerte del

dictador las estructuras patrimoniales no han cam)iado y, en t%rminos $enerales, los

dueños de pre)endas y parcelillas de poder tampoco.

2uan 3oytisolo

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> ?'59'@AL9S?6 ?65'8)95A5

8l omitir el an'lisis de las realidades creadas por el intercam)io de len$uas,

costum)res, modelos literarios y artísticos y formas civiles de convivencia, el anacrónico

encasillamiento de sa)eres entre latinistas, ara)istas y he)raístas o)staculiza el

conocimiento ca)al de la sociedad y cultura españolas de la Edad Media. Esta nociva

deficiencia metodoló$ica a)arca y alza muros ficticios en otros 'm)itos vaya de ejemplo

la i$norancia recíproca de medievalistas y profesores de literatura contempor'nea del

'rea de investi$ación de sus cole$as, la$una o, por mejor decir, $ran la$o que, de ser

su)sanados, permitirían a aquellos reivindicar la modernidad, tal como la perci)imos hoy,

de elementos y o)ras juz$ados remotos aproim'ndolos así a quienes se interesan en

ellos y evitaría a los se$undos el presunto descu)rimiento de novedades que se remontana veces a m's de seis si$los.

2os escasos y mal su)vencionados departamentos de literatura comparada son

no o)stante esenciales a la correcta apreciación de la española en la medida en que su

cotejo con otras puede modificar e invertir escalas de valores crust'ceas y rí$idas. +ólo

quien domina distintas culturas alcanza a distin$uir la imitación m's o menos feliz de

o)ras y corrientes de fuera de lo que )rilla con luz propia en virtud de un ars

com)inatoris de elementos de irrepeti)le sin$ularidad. Este compartimiento deespecialidades, sumiso adem's a c'nones anticuados, es responsa)le entre otros

entuertos del menosprecio y desd%n que mantuvieron en la $ehena del sa)er erudito a un

"mamotreto" de la importancia y enjundia del de (elicado.

*n intercam)io fructífero de conocimientos intemporal y plurilin$uístico contri)uiría a

derri)ar fronteras artificiales y ayudaría a los jóvenes reacios al estudio de o)ras de otras

%pocas a arrimarse a ellas con menor dificultad.

ecuerdo que a comienzos de los setenta tuve la feliz oportunidad de alternar

mis cursos para estudiantes $raduados en la BeN OorC *niversity con otros de un

escalón muy inferior en el departamento de literatura de una de las universidades m's

hu%rfanas del 1ron, cuyo alumnado se componía casi eclusivamente de

puertorriqueños. 2a decana del departamento me advirtió de entrada que de)ería

limitarme al estudio de autores y o)ras de la isla pues los estudiantes, me ase$uró, no se

interesa)an por los del resto de #)eroam%rica y, menos an, España. uando le dije que

consa$raría mis clases a %a /elestina rompió a reír con risa reventona "El primer día del

curso tendr' usted los veinte y pico inscritos3 el se$undo, la mitad y el tercero, nin$uno."

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";amos a ver", repuse. ompr% por mi cuenta dos docenas de ejemplares de una edición

)arata de la tra$icomedia y en la fecha inau$ural del curso los distri)uí entre las alumnas

O alumnos. "El autor de esta o)ra, les dije, tenía la edad de ustedes cuando la compuso.

omo ustedes, era s)dito de la mayor potencia imperial de la %poca y pertenecía

i$ualmente como ustedes a una minoría discriminada como la de los puertorriqueños en

Estados *nidos. El li)ro es la tra$edia de un amor enfrentado a las normas y valores de

una sociedad tradicional rí$ida."

El cursillo, a su manera, fue un %ito. Bin$n estudiante desertó del aula y todos

leyeron a >ernando de ojas con seriedad e incluso apasionamiento. 2os lances de la

o)ra les evoca)an episodios similares acaecidos en &uerto ico la vecina de una joven

se ha)ía inmolado por amor como Meli)ea3 un día co$í un tai en Manhattan cuyo

chófer, casualmente un estudiante inscrito en el curso, permanecía al volante en la paradaenfrascado en la lectura de 2a elestina. 2as composiciones de fin de semestre peca)an

desde lue$o de in$enuas, pero nadie se su)strajo a ellas. "En las relaciones entre el

hom)re y la mujer el papel de la mujer es muy importante", escri)ió un meli)eo apuesto

de )i$otico y perilla. 2a frase 0 y la risa irresisti)le que desencadenó 0 recompensaron

con lar$ueza mi empeño.

-2os puertorriqueños mar$inados del $ueto podían leer con provecho la o)ra

de ojas/ Esta prue)a maciza de su universalidad apunta)a a los culpa)les de su lejanía ydistanciamiento a los profesores incapaces de adaptarse a las condiciones sociales y

culturales del alumnado y de tener en cuenta su inesta)le condición de emi$rados a

horcajadas de dos mundos ni su mediocre nivel educativo.

-alito y Meli)ea o los amantes de Maya$uey/ 8l$uien me epuso la idea de

musicalizar la tra$icomedia y convertirla en otra est +ide +tory. 2amento que su ilusión

no cuajara ha)ría sido el mejor homenaje popular, a cuatrocientos setenta años de

distancia, al )achiller de 2a &ue)la de Montal)'n cuyo "cuento de horror", se$n

pala)ras de Gilman, fue la respuesta al horror que le cupo vivir desde el desa)ri$o y

vulnera)ilidad de la infancia.

2uan 3oytisolo

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B ?A39S7'8 59C97

*na )reve ojeada al pasado nos ayudar' a comprender el presente. 2os males que

epon$o no son eclusivos de España ni de nuestra %poca eistieron y eisten en todas

las sociedades literarias apiñadas en las que la lucha por el favor de los poderosos y el

deseo de ascender en el escalafón se entremezclan con la envidia, el mal $usto, la vanidad

y el c'lculo. 2os autores m's independientes y aislados, carentes de arrimos y cuya o)ra

molesta son así el )lanco del ataque de esos mandarines clarividentes que cu)rían de

$uirnaldas a 8rsPne 7oussaye 0 novelista y redactor jefe del influyente periódico %a

resse 0 y sometían a un puntual e implaca)le varapalo al autor de adame 0ovary.

epasemos a titulo de ejemplo los dict'menes de que fue o)jeto %a 1egenta en el

momento de su pu)licación "Es menester proclamarlo muy alto. larín es uno de losescritores m's incorrectos y menos castizos de España @...A su estilo adolece casi

siempre de $raves defectos de sintais o de construcción." "Es, como novela, lo m's

pesado que se ha hecho en todo lo que va de Era ristiana @...A un novelón de padre y

muy señor mío QescritoR por supuesto, en un estilo atroz y pla$ado de $alicismos y otros

defectos de len$uaje." "(isforme relato de dos mortales tomos Q...R delata en su forma

una premiosidad violenta y cansada, di$na de cualquier principiante cerril." "2a mayor

parte de los capítulos de %a 1egenta producen un sueño instant'neo, tranquilo yreparador. El insomnio m's tenaz cede con un par Qde ellosR", etc%tera. incuenta años

despu%s, el "inmortal" señor otarelo ase$ura)a muy ufano que ;alle #ncl'n carecía de

m%ritos para in$resar en la 8cademia que %l presidía a causa de sus incorrecciones y

rarezas de estilo.

ontra $ustos no hay disputas, dice el refr'n. &ero fundar la tarea crítica en $ustos

y dis$ustos, amores y antipatías conduce a emitir juicios desatinados y perentorios como

los que aca)amos de des$ranar. Iímos a menudo, como ar$umento indiscuti)le, "9oyce o

&roust o 2ezama 2ima me a)urren". Bo dudo de que la lectura de sus o)ras y de tetos

como &l criticón o oledades hastíen a muchos lectores, salvo a los peyorativamente

desi$nados "escasos y fervientes"3 mas ello no o)sta a su indemne ri$or y )elleza. 2os

humores del crítico muestran sólo que la inteli$encia y capacidad de an'lisis no proceden

del vientre ni tampoco del hí$ado. Elevar prejuicios y sentimientos viscerales a cate$oría

de m%todo es sumarse a la clerecía de los 1onafou +i)oni, (ionisio de 2as 7eras y el

&adre 1lanco García ejecutores de %a 1egenta y a los +aint ;ictor, +arcey y +aint en%

!ellandier cuando reprocha)an a >lau)ert su falta de composición y diseño, a)urrimiento

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e ile$i)ilidad. #ntil decir que los supuestos dict'menes no condenan ni afectan a las

novelas incriminadas reflejan, pat%ticamente, la incultura mostrenca, ar)itrariedad y

miopía de sus autores.

El creador de)ería desconfiar por principio de los ataques y ala)anzas de sus

contempor'neos. Estos no suelen tener en cuenta la su)stancia de la o)ra sino las

simpatías o animadversión que el autor concita. +i los prejuicios morales y est%ticos

indujeron a un polí$rafo de la talla de Men%ndez &elayo a escri)ir lo que escri)ió so)re

%a lozana andaluza y a ensañarse cie$amente en 1lanco hite, 6qu% ca)e esperar de

jueces de menor fuste que, $uiados por sus humores, i$norancia o estrate$ias tri)ales,

aventuran opiniones ne$ativas o entusiastas sin disponer de los elementos necesarios

para pronunciarseH 2o ocurrido con muchas o)ras innovadoras del pasado de)ería

incitarles a la prudencia. &ero la amnesia se repite a lo lar$o de la historia. 2as inepciasde ayer son las mismas de hoy y ser'n las de mañana. 7ay que aprender paciencia y

a$uardar serenamente la hora en la que los creadores y los que les demolieron con

plumas como lanzallamas est%n unos y otros criando malvas para una valoración

ecu'nime de la o)ra de los primeros, de su contri)ución a la florescencia y ramaje del

'r)ol de la literatura. 8 veces, la espera es lar$uísima. Gón$ora no fue leído durante m's

de tres si$los. 2a resurrección de %a lozana se demoró cuatro y medio.

2uan 3oytisolo

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D 619)9E)A?6S

2a ende)lez real de la literatura se disfraza a menudo entre nosotros, como en

>rancia, con el ajetreo y oropeles de la vida literaria. El ritmo verti$inoso de las

presentaciones, coloquios y charlas justifica en verdad el madrileñísimo nom)re de

Movida. El p)lico puede disfrutar a diario de la presencia de ídolos medi'ticos,

$anadores de premios, promotores histriónicos de sus propios productos e incluso, m's

espaciadamente, de autores aislados, retraídos y ariscos como es el caso de 9os% 8n$el

;alente o el mío. Entrada $ratuita, lleno ase$urado. *na pre$unta quema no o)stante los

la)ios 6aumenta esto el nivel de la literaturaH

2os fue$os fatuos del pantano o camposanto no se reducen a ínsulas tan

equisitas. uienes no pueden correr de acto en acto, presentar y ser presentados,acaparar espacios televisivos, reiterar discursos fiam)res, apuntarse a todas, cultivar

o)sesivamente su ima$en retocada e invertir en ello unos dones artísticos de los que

adolecen desdichadamente sus li)ros, disponen adem's de la posi)ilidad de dispersar a

trav%s de las ondas el rocío odorante de su pala)ra. En el reco$imiento y sosie$o de unos

estudios insonorizados, propicios al ri$or conceptual y la $erminación de ideas, los

tertulianos opinan a sus anchas de lo divino y humano, piropean o atacan, lanzan sus

flechas o cu)ren de flores a ami$os y enemi$os. Estrate$ias de matrero ju$ador deajedrez se com)inan con mañas de florentino arri)ismo y rstica visceralidad. 7ay

atedr'ticos de !ertulia, ríticos de !ertulia, >ilósofos de !ertulia, &oetas de !ertulia y

!ertulianos químicamente puros, cuya razón de ser, elevada a imperativo cate$órico, es

la opinionitis. 2os opíniónamos $ozan de la portentosa facultad de poder ensalzar o

destruir una o)ra sin ha)erla leído cuanto tocan se convierte en materia opina)le en

virtud de una mirífica ciencia infusa. 2as ondas radiales nos ponen así en contacto con

una asam)lea de doctos, epertos en todas las ciencias y artes que, desde los ru)ores del

al)a a los dudosos t%rminos del día 0 e incluso de so)recena 0, nos deslum)ran con su

sa)iduría y conocimientos, hondura de an'lisis y ar$umentación florida.

Itra particularidad nuestra en nin$n país del mundo eisten tantos y tan )ien

dotados premios como en el Estado de las 8utonomías @al etremo de que resulta difícil

dar con un autor h')il y de reiterativo discurso que no acumule media docena de ellosA.

(ejando de lado los privados y sus naturales y distintos criterios de renta)ilidad,

advertiremos que la intervención del Estado en tal lotería, en vez de paliar las inevita)les

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desi$ualdades creadas por las leyes del mercado entre el teto literario y el producto

editorial 0 por ceñirnos ahora al caso de la novela 0, acta en función de criterios

$remiales y se somete al "fiero sufra$io universal" @Men%ndez &elayo diitA de los

defensores de lo esta)lecido.

En lo que toca a los autores españoles, cualquiera que fuere su especialidad, el

valor de la o)ra no cuenta sino a medias importa m's la fidelidad del $alardonado a la

escala de valores consensuada por los jefes de la tri)u, la "destreza social eterna" de la

que ha)la ernuda, el nadar conforme a la dirección de la corriente, el hala$o a las

fi$uras y fi$urones que tienen la sart%n por el man$o a la hora de distri)uir lauros y

lar$uezas.

6&or qu% fue olvidado hasta su postrimería la "ec%ntrica" pero admira)le la)or de

9ulio aro 1aroja y se coronó la o)ra de críticos, poetas y novelistas menores oanodinosH 2a in$ente empresa, solitaria y tenaz de un M'rquez ;illanueva, 6no merece

cervantes aun desvalorizados por su frecuente mal usoH

eleamos a 1lanco hite, larín y ernuda y encontraremos la llave de muchos

eni$mas. omo decía 2arra a la España de su tiempo, "-para usted no pasan días/". &ara

la nuestra, tampoco. esi$n%monos pues somos nosotros los que pasamos.

2uan 3oytisolo.

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tri$esimocuarto/ Entre mis admiradísimos 9os% María Gironella y Mercedes +alisachs,

-soy 9uan FFF#;/ 2a noticia me supo a $loria y me colmó de dicha. (espu%s de un

lar$o pur$atorio de espera los pro$resos de la demoscopia señala)an sin lu$ar a dudas el

puesto

@6sillón, triclinio, colchón acu'ticoHA que ocupo en el &arnaso. -En adelante podía ser

conocido por 9uan FFF#; y autentificar mis li)ros y artículos con ese no)le título de

nim)o din'stico o pontifical/ @ecuerdo que en 4


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G. )


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los escritores, so pena de etinción, de)en conducirse y actuar en equipo, como los

ju$adores enriquecidos con +amaranch/ 6u% mayor $loria para ellos que la de ser

fichados por un clu) millonario y de irradiante presti$ioH +i unos imitan las t%cnicas del

1arca o los hica$o 1ulls, otros in$resan en cuadras o Pcuries de reputación )ien

esta)lecida /son poneys o premiados ca)allos de al$n opulento chalan aficionado a las

apuestas y proezas equinas/. Mientras unos viajan con el tratante a los zocos, otros

a$uardamos a pie quedo la compraventa por fa/.

Buestro &arnaso es ya estadio e hipódromo. #ntil )uscarlo en los montes de

Grecia, al sureste de (órida y >ócida. 2os epertos lo sitan, se$n sus preferencias, en

hamartín o en las pistas de la Varzuela y 2on$echamp.

2uan 3oytisolo

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H. 5' 'S1'*9' 1867'395A

En dos Ipiniones pu)licadas el pasado año en El &aís, 2uis 2andero y 8ntonio &%rez0

amos a)orda)an con una $ravedad em)e)ida de ironía o fría clarividencia el

desmantelamiento de la enseñanza literaria en los institutos y la de$radación impara)le de

nuestra len$ua. +u voz de alarma ante la trivialidad venal, la su)stitución de la cultura

por su simulacro, el conformismo )orre$uil y el a)andono de la ascesis inherente a la

creación por la $'rrula icono$rafía medi'tica ilustra)a la impotencia an$ustiada del

artista inmune a los espejismos y trampantojos de una modernidad incontrolada e

irracional, de un supuesto mundo feliz de irresponsa)ilidad ilimitada.

6u% hacer frente al histrionismo, pasarela de $ala, cultivado empo)recimiento

moral y mental, desertización del paisaje humano, simonía del don, devaluación incesantede la pala)raH

2a literatura es producto del hom)re inte$ral y se diri$e al universo inte$ral, dije

en otra ocasión parafraseando al escritor )osnio !zevad Darahas'n es fruto del hom)re

material y espiritual, sutil y craso, compuesto de razón y de instinto3 o)ra del hom)re en

el que anidan los sueños y el anhelo inconfesado o confeso de trascendencia y cuyo

a$nosticismo racional se complementa con la inteli$encia intuitiva del corazón. 2a )usca

del %ito inmediato y el aplauso f'cil ecluyen lo inmerso y anónimo en la creación,aquella la)or humilde y recatada por la que el artista y poeta no ser'n recompensados

nunca.

En el centro de la )erlinesa 8leander &latz, prota$onista de la espl%ndida novela

de 8lfred (o)lin y arrasada despu%s por los )om)ardeos aliados al fin de la +e$unda

Guerra Mundial, las autoridades de la difunta ep)lica (emocr'tica 8lemana alzaron

una $i$antesca torre circular, visi)le siempre desde el otro lado del Muro, que al)er$a)a

su antena de televisión estatal y un restaurante panor'mico $iratorio desde el que los

clientes

disfrutan, se$mento por se$mento, de una vista privile$iada so)re la ciudad. 9unto a los

descampados y ruinas, )loques de viviendas $rises y desan$elados, reconstruidos, se

diría, con cicatera maldad, conforme a los c'nones de una est%tica de fealdad sañuda, el

visitante encaramado a la cima puede contemplar tam)i%n los tejados rojizos de unos

pocos edificios prusianos del si$lo F;### que escaparon indemnes al fue$o y

devastación. +im%tricos, armoniosos, trazados con un ri$or y ei$encia insólitos, su

perfección sólo puede ser captada desde arri)a.

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*na conciencia artística y profesional llevada a tal etremo, me conmovió.

67a)ían previsto acaso sus artífices que si$los m's tarde centenares de personas

atalayarían a diario su o)ra desde el avieso descu)ridero de cemento eri$ido como

sím)olo de un sistema caduco y condenado tam)i%n a la ruinaH 67a)ían intuido la

invención de aviones y artefactos celestes, de instrumentos de visión y foto$rafía a%reaH

6I tra)ajaron sencillamente para (ios y sus 'n$eles, inflamados por la fe que ilumina)a

sus vidasH 3!anta )elleza y ri$or destinados a permanecer incó$nitos eran en cualquier

caso fruto de artistas cuyo anhelo de perfección a$re$a)a a lo percepti)le por sus

conciudadanos una parte preciosa y secreta, vedada, sin intrusos, territorio del sacrificio

a lo sa$rado, pura llama de amor sin retri)ución al$una/W

#d%ntico empeño a)ne$ado y silente, de quien alquitara el verso y se enzarza con

%l en tenaz cuerpo a cuerpo, )usca la in$ravidez de la materia ver)al y el peso específicode la pala)ra es la su)stancia misma de la literatura. Bo importa que el miope no la

advierta y admire a moco de candil lo )arato esfuerzo no renta)le, impuesto por una

ei$encia íntima, ser' reconocida quiz', mero azar, años o centurias m's tarde.

2o sumer$ido en la o)ra literaria la mantiene a flote como el ice)er$ la nitidez y

ful$or manifiestos no eistirían sin ella. Bo o)ra muerta, como se dice del )uque, sino

callada sustentación ncleo irreducti)le a la superficialidad de la ima$en, densidad,

espesor, radicalidad salvífica. Bo importa que quienes sostienen el ri$or %tico de toda creación est%tica sean

cada vez m's escasos. on uno solo )astaría. +u rareza y condiciones de su)sistencia

difíciles

de)erían inducir no o)stante a un eventual Ministerio del Medio 8m)iente a declararlos

desde hoy especie prote$ida.

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'L L'3A56 A)5ALilipo y su valido el duque de 2erma. on la misma tesitura

que al$unos ara)istas de ayer 0para quienes la civilización 'ra)e se detenía en el si$lo

F#; y su aproimación a ella se$uía las pautas de los latinistas respecto al latín0, se

proclama)a el reconocimiento y admiración a un patrimonio que, no o)stante el hecho

de ser nuestro, no mantendría nin$una coneión con el arte, cultura y sociedad de la

España contempor'nea.

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2os tiempos han cam)iado, desde lue$o, y lo que antes se perci)ía como ultraje,

lue$o como curiosidad y por fin como valor 0un valor pertur)ador, eso sí, a causa de su

naturaleza anómala0, se ehi)e hoy en los tratados arquitectónicos, $uías artísticas y

folletos destinados al turismo como una de "las $lorias imperecederas del viejo solar

hispano". 8un así, la ocultación contina pues, como sa)emos, la llamada econquista

se acompañó con una destrucción sistem'tica de los monumentos musulmanes, tanto

civiles como reli$iosos, como la llevada a ca)o en fechas recientes por los $rie$os en

hipre y los ser)ios en 1osnia. +e$n muestra por ejemplo Mi$uel 1arceló, la #sla de

Mallorca sufrió las consecuencias de dicho etnocidio purificador y sólo la intervención

de 8lfonso F salvó a la Giralda de la demolición ei$ida por el clero @l%ase el li)ro de

1allesteros 1eretta so)re el rey +a)ioA. 2a hermosura y ma$nificencia de al$unos

monumentos c%le)res hoy en el mundo entero, desde la mezquita Imeya de órdo)a al palacio nazarí de la 8lham)ra, les preservó felizmente de la piqueta y, aunque afectados

una y otro por la construcción en el si$lo F#; de una capilla real de estilo $ranadino y la

erección del incon$ruente y severo palacio de arlos ;, si$uen )rindando a sus

visitantes la insólita perfección de su arte. &ero todos los conquistadores incurren en ese

$%nero de asimilaciones y afeites y los monarcas ara$oneses y castellanos no fueron una

ecepción.

El influjo de la mirada ajena fue decisivo en el cam)io de nuestra percepción delle$ado arquitectónico andalusí. *na antolo$ía de los escritos de los viajeros europeos

por España desde el si$lo F;## hasta comienzos del actual con respecto al tema

reflejaría su asom)ro y maravilla en a)rupto contraste con la apatía e indiferencia de los

indí$enas. ;arias an%cdotas reco$idas por 1orroN y >ord so)re esas cosillas de los

moros arrojan una luz cruda so)re la hondura del desinter%s e i$norancia casi $enerales

del propio pasado, producto de la )eli$erancia antisl'mica de la #$lesia y del castizo

desd%n de los campesinos e hidal$os.

+i la mirada de los dem's forma parte del conocimiento inte$ral de nosotros mismos,

la de los visitantes franceses, an$losajones y alemanes contri)uyó a rectificar poco a

poco la visión de las o)ras de arte isl'micas y la escasa atención que merecían. 1asta con

comparar las increí)les opiniones de un ara)ista como +imonet referente a la 8lham)ra

con las de ashin$ton #rNin$, para captar de inmediato el a)ismo de prejuicios que 4as

separa)a. Muy si$nificativamente, las primeras apreciaciones positivas de la España

musulmana vinieron de la pluma de los afrancesados y li)erales eiliados en 2ondres.

+i$los de hostilidad epresa o sorda condenaron a los monumentos conservados a la

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incuria y vej'menes del tiempo como a los millares de manuscritos ar')i$os de El

Escorial y otras )i)liotecas a acumular polvo. El ara)ismo español no sur$iría sino en la

se$unda mitad del F#F.

Ello tiene una eplicación plausi)le. 2a decadencia militar, social, económica y

cultural de España con el ocaso de los 7a)s)ur$o ori$inó una reacción en los espíritus

m's lcidos, im)uidos de las ideas re$eneradoras de la #lustración, contra la opresión y

oscurantismo reli$ioso culpa)les de nuestro atraso. 2a frasecilla de "8frica empieza en

los &irineos" fue vivida a la vez en la &enínsula como realidad dolorosa e insulto. 7a)ía

que deshacerse del peso inerte de la historia, asumir las doctrinas del pro$reso, ser

europeos como los dem's. &ara los autores de ese proyecto )ienintencionado y

saluda)le, cualquier alusión a elementos de nuestro pasado que no se compa$inaran con

el a)stracto ideal europeizador, resulta)a incómoda e incluso molesta. El entusiasmo delos viajeros por los tesoros omeyas, almor'vides, almohades y nazaríes caía en un terreno

yermo y tardaría en calar en %l.

(i$'moslo )ien alto el complejo de inferioridad acerca del retraso histórico y nuestro

pasado 'ra)e ha perdido su razón de ser. En la Europa omunitaria a la que nos hemos

incorporado, nuestra diferencia no ha de ser ya un recordatorio penoso ni causa de

frustración la huella musulmana en nuestro suelo, visi)le en todos sus 'm)itos, es

epresión al contrario de una riqueza y ori$inalidad nicas. Bin$n país europeo cuentacon un patrimonio como el le$ado por 8l 8ndalus y ello no redunda en men$ua de

nuestro europeísmo. +omos europeos distintos, europeos en m's.

2a historia nos enseña en efecto que no eisten esencias nacionales ni culturas

intrínsecamente puras como sostenían los cristianos viejos y sostienen los etremistas

ser)ios de hoy. El mosaico de países que componen el espacio comn europeo se ha

confi$urado a lo lar$o de los si$los con el choque seminal de influencias opuestas,

mediante fenómenos de hi)ridación, permea)ilidad, contraste y emulación. 2a irrupción

de lo hetero$%neo es a la vez la del espejo en el que nos vemos reflejados y un incentivo

imprescindi)le. uanto m's viva sea una cultura, mayores ser'n su apertura y avidez

respecto a las dem's. !oda cultura es a fin de cuentas la suma total de las influencias que

ha reci)ido.

2a eperiencia de España 0como la del mundo 'ra)e0 revela que sus periodos de

)uena salud y epansión coinciden con los de su receptividad y multiplicación de

contactos con lo eterior mientras que los de descaecimiento y postración se caracterizan

por la )usca )aldía de unas "esencias" que constituirían el ncleo de su alma primitiva y

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sin mezclas ortodoia nacional y reli$iosa, autosuficiencia, rechazo de lo etraño,

replie$ue a valores identificatorios petrificados, miedo o)sesivo a la contaminación del

vecino.

uando se a)olió la convivencia medieval y los eyes atólicos y sus sucesores

impusieron una homo$eneidad sin $rietas, nuestra cultura se transformó en erial España

se desen$anchó paulatinamente del tren de la historia y se privó hasta fecha reciente del

acceso a la modernidad.

Este desdichado ejemplo cifra una amar$a lección y advertencia. 2a Europa

omunitaria no de)e adoptar en nin$n caso, como propu$nan sus ultras, una actitud

conservadora fundada en un 'm)ito cultural estricta y reductivamente europeo por muy

rico y deslum)rador que a primera vista aparezca. *n proyecto cerrado a la movilidad y

mestizaje concomitantes a lo moderno nos convertiría en $estores prudentes del pasado,despoj'ndonos de esa curiosidad por lo ajeno que es el ras$o m's destacado de los

mejores escritores, arquitectos y pintores de nuestro si$lo. El etraordinario patrimonio

artístico y cultural de 8l 8ndalus formó parte durante centurias del mundo occidental

antes de ser desalojado de %l por la nueva idea de Europa, devuelta a sus raíces hel%nicas

sin intermediario de los 'ra)es, forjada en el enacimiento. Esa Europa inventada a

finales del si$lo F; separó )rutalmente las dos orillas del Mediterr'neo y repudió como

ajena la realidad cultural que la alimentó durante la Edad Media. Es hora ya, próimos aentrar en el nuevo milenio, de que reincorporemos dicho patrimonio al lu$ar que le

corresponde como epresión de una occidentalidad distinta, representada por 8l

8ndalus en el terreno de la arquitectura, filosofía, ciencia y literatura.

2as $randes creaciones omeyas, almor'vides, almohedas y nazaríes 0fruto de los

trasvases y corrientes mi$ratorias entre la &enínsula y el actual reino de Marruecos0, así

como sus ramificaciones ma$re)íes, sursahariamas y mud%jares, han de ser vistas hoy

como paradi$ma de una visión ecum%nica que incluya las nociones de diferencia,

anomalía, mescolanza y fecundación. 8prendamos la lección ma$istral de Gaudí y de

&icasso y compartamos su apetito voraz por el arte de todos los continentes y %pocas.

2uan 3oytisolo

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A)79*rom 2e)riaXs Grammar to artesian 2an$ua$e !heory,

arlos &. Itero, tras descartar la pretensión de que ideas y concepciones previamente

refutadas o desmentidas por hechos y datos empíricos pudieran se$uir circulando, como

sucede a menudo en los )aluartes del "sa)er" hispano en virtud de su i$norancia

protectiva y heredado apoltronamiento, o)serva)a "resulta evidente que la

reconstrucción del curso de los procesos históricos es sólo posi)le desde el mirador del

presente, esto es, desde el actual nivel de conocimientos" para a$re$ar a continuación,

matizando dicho aserto, "aunque nuestras posi)ilidades de ser justos tocante a los lo$ros

del pasado aumenten conforme a se incrementa nuestro $rado de comprensión, nuestras

conclusiones nunca ser'n a)solutamente incuestiona)les". Buevos descu)rimientos en elcampo del len$uaje, de la investi$ación interdisciplinaria capaz de leer diacrónicamente

tetos y contetos arrum)an en efecto las tesis y cate$orías vetustas de la ideolo$ía

oficial del mismo modo que la filosofía cartesiana despachó las smulas tomistas al

desv'n de los mue)les viejos. Ello no invalida, claro est', el estudio ri$uroso, por

ejemplo, del aristotelismo averroista en su cuadro histórico 0vaya de muestra la nota)le

la)or de Gilson y 8lain de 2i)era en dicho terreno 0 sino las tentativas de los escol'sticos

aferrados a sus do$mas de presentarlo como actual y vi$ente, de espaldas a los rum)osdel pensamiento moderno. En este ltimo caso, los epositores de ideas rancias y

apolillados conceptos pueden ser definidos, como lo hace arlos &. Itero, como

epositores de anti$Yedades adquiridas de lance o, por mejor decir, como )aratilleros.

2as universidades y los estamentos culturales de España son una rica alm'ci$a de

anticuarios de diferentes ramas y sa)eres. 8 fin de preservar la necesaria quietud de sus

verdades incontrovertidas y la ima$en de la España occidental cristiana, y a fin de

cuentas nacionalcatólica, forjada por Men%ndez &elayo y sus sucesores y epí$onos 0

ima$en irremedia)lemente dañada hace medio si$lo por los planteamientos innovadores

de 1ataillon, 8m%rico astro y (omín$uez Irtiz 0 los anticuarios, lue$o de arremeter a

lo "+antia$o y cierra España" contra el $rupillo de pertur)adores 0rectificando de paso, a

re$añadientes, al$unas de sus propias tesis y adoptando lue$o posiciones "ecu'nimes"

como las atri)uidas a Maravall por su ")lanqueo" de la especificidad medieval hispana en

aras de un europeísmo retroactivo en sintonía con los aires del tiempo 0 han optado por

o)viar al fin, como si no eistiese, la constante multiplicación de prue)as y ar$umentos

que contradicen sus tam)aleantes doctrinas y el precario edificio de sus ideas. omo los

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)uenos frailes que me enseñaron en mi niñez unas nociones filosóficas recalentadas

despu%s de una centenaria conservación en nevera, nuestros anticuarios prosi$uen su

encomia)le la)or didasc'lica escamoteando la enjundia de los cl'sicos, em)otando el filo

de sus mordaces críticas a la España castiza y unt'ndolos de un arrope medieval

cristiano, renacentista o )arroco encu)ridor de su ori$inalidad y talento.

6+e puede ha)lar an de las fuentes visi$odas del antar del Mio id, de la estirpe

latino0eclesi'stica del onde 2ucanor, del didactismo cristiano del 2i)ro de 9uan uiz,

del epílo$o moral de 2a elestina, del humorismo a secas del 2azarilloH 2os anticuarios

cit'ndose unos a otros, apuntal'ndose unos a otros, si$uen eponiendo como vivas y

fecundas unas "verdades históricas" que en países menos conformistas e intelectualmente

menesterosos que el nuestro ha)rían sido condenadas desde hace tiempo a acumular

rencorosamente el polvo. Bo importa que año tras año una paciente la)or de documentación y de crítica, desde

Galm%s de >uentes a M'rquez ;illanueva, esta)lezca con )ases firmes la denominación

de mud%jar de un vasto y ori$inal conjunto de o)ras mestizas que a)arca los cuatro

primeros si$los de nuestra len$ua3 que Gilman y numerosos investi$adores españoles y

etranjeros hayan epuesto de forma indiscuti)le las raíces del racionalismo hispano0

semita que alimentan el mundo sin &rovidencia de 2a elestina y la causticidad y cinismo

de la picaresca3 que el acopio de datos y estudios asentados en hechos fehacientes yconectados entre sí prue)en el ori$en converso de una lar$a nómina de autores que cu)re

mayoritariamente las distintas parcelas de una cultura paulatinamente sometida a un

rí$ido control del pensamiento, así como los sufrimientos cautela, eilio, c'rceles y

censura que confi$ura)an la vida de aquellos y nos procuran la clave de unas o)ras a

menudo estratificadas y complejas, siempre conflictivas, que nuestros anticuarios

empo)recen con sus levitaciones sinópticas y lecturas an%micas3 que el lar$o proceso de

etirpación del "quiste" morisco 0fra$uado entre los partidarios del manso etnocidio

asimilador, los del $enocidio puro y simple y los de la epulsión preconizada con

tenacidad y elocuencia por el &atriarca i)era, santo de la #$lesia 0 se llevó a ca)o

$racias al consenso popular aunado por escritores como 2ope de ;e$a, uevedo y otros

con$%neres de menor fuste en inconta)les comedias y poemas cuya dema$o$ia

oportunista, llena tam)i%n de fo)ia antijudía, no desmerece de la de los plumíferos nazis

que a)onaron el terreno a la aceptación por sus compatriotas de una de las mayores

monstruosidades, si no la mayor, de todos los tiempos.

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El conocimiento cada vez m's preciso de la sin$ularidad social y artística de la

España medieval @con sus aljamas de judíos y moros y su cultura mestizaA y del acoso

implaca)le a todas las ramas del sa)er @ciencia, pensamiento, literaturaA por el empeño

conju$ado del +anto Ificio, del prejuicio cristiano viejo y del ri$or doctrinal de !rento

no hace mella en nuestros anticuarios supon$amos que dentro de unos si$los los

analistas de la $ran literatura rusa del si$lo FF ensalzaran su admira)le constelación de

poetas, novelistas e investi$adores de la literatura y el len$uaje omitiendo toda referencia

al destino cruel al que se enfrentaron y apreciaremos en su justa medida la nada inocente

asepsia de semejante lectura.

8sumir un pasado como el nuestro no es tarea de escritores atentos al )rillo y

provecho de sus carreras. 6&ara qu% a$itar la lum)re del a$ua en cuya serenidad y arro)o

medran tantos y tan )ellos nenfares H eleer a los cl'sicos sin anteojeras ei$e no sóloun esfuerzo de reapropiación de muchas claves perdidas sino tam)i%n de encarar las

acusaciones de leso patriotismo concomitantes a todo atentado a la sacrosanta

homo$eneidad de nuestra cultura. 8priscar a autores de individualidad tan variada y recia

en cate$orías ajenas a la su)stancia de su o)ra no es sólo una forma se$ura de pasar por

alto a %sta sino tam)i%n de practicar una san$ría de sentido que, mas que "normalizar" a

aquellos les convierte en fi$uras inocuas y, so)re todo, etrañas a la pro)lem'tica de

nuestro tiempo. Bo se puede leer correctamente la Eposición del li)ro de 9o), eluijote, 'ntico espiritual ni Guzm'n de 8lfarache sin una aprehensión ca)al de la

sociedad en la que sur$ieron como precavida evasión o encu)ierta, pero acer)a protesta.

Bo predico con ello un )io$rafismo suplantador insisto en la necesidad de incluir el

conteto como parte inte$rante del teto y de pesquisar en ciertos ras$os del ltimo 0

am)i$Yedades, alusiones, $uiños al "discreto lector" 0 elementos indicativos de la

realidad y pesantez del primero. En un país como España, víctima durante m's de tres

si$los de una cerrada ortodoia ideoló$ica y de la inmanencia castiza, el conflicto de la

intelectualidad de ori$en converso podía epresarse nicamente a trav%s de unas claves

que si hoy nos parecen enrevesadas y oscuras, no lo eran para quienes por el apremio de

las circunstancias poseían, como advirtió 1lanco hite, "la viveza de los mudos para

entenderse por señas".

En un ensayo titulado "2a peculiaridad literaria de los conversos", Eu$enio

8sensio, espejo de anticuarios, pretendía demostrar las "chapuzas" y "arte de ju$laría" de

los tra)ajos de astro 0 fundados se$n %l en )ases ende)les y juicios previos cuando no

en simples corazonadas 0 "pro)ando" )urlonamente a su vez el ori$en he)reo de

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uevedo. (esdichadamente para %l, un )uen nmero de documentos rescatados del

lim)o de los archivos en los ltimos años confortan la tesis opuesta, como el

descu)rimiento de la traducción alfonsí del 2i)ro de la Escala de Mahoma convalidó con

efecto retroactivo la controvertida hipótesis de 8sín so)re el ori$en musulm'n de la

escatoloqía de la (ivina omedia.

2a cuestión del linaje, tal como se plantea)a en España desde el si$lo F; a fines del

F;##, no es una mera "an%cdota )io$r'fica" conforme ar$Yía 8sensio. 2o que en verdad

unía a la $alaia de intelectuales y escritores de ori$en cristiano nuevo era el comn

denominador de una situación social y vital que les forza)a a ele$ir individualmente

diferentes estrate$ias de su)sistencia, desde a)razar la saña implaca)le de los

inquisidores contra sus con$%neres hasta practicar en secreto el criptojudaismo de

al$unos conventos y sectas.2a virtud de opinar li)remente, sin sujeción a patrones estereotipados, aplaudida

recientemente por un ilustre critico no aporta como %l cree una )ocanada de aire fresco a

nuestros a$ostados predios. 2os literatos españoles han epresado siempre sin pelos en

la len$ua antipatías y fo)ias viscerales respecto a sus cole$as y se han puesto por

montera, si se tercia, el mismísimo moño de la ;ir$en. 2os denuestos y perfidias de

uevedo tocante a Gón$ora y uiz de 8larcón o de 2ópez de *)eda a Mateo 8lem'n

superan con creces en maldad y a$udeza los de quienes afilan hoy plumas y len$uascontra sus coet'neos sin tomarse la molestia de leer sus escritos. 8unque no sea

uevedo quien quiera, el &arnaso hispano cría y alimenta, $eneración tras $eneración,

camadas de opiniónamos que se despachan con cuatro frasecillas de in$enio le$o acerca

de los autores ajenos a su cuadra o círculo.

(e lo que padece en cam)io nuestro país es de una tradicional escasez de críticos

solventes, capaces de analizar sin tra)as las o)ras que leen y de plasmar sus )ien

aquilatados juicios en ensayos de ri$or condi$no.

ar$arse en unas líneas al autor eecrado o calificar de Maestro a cualquier histrión

de tertulia sólo contri)uye a perpetuar, con trazos cada vez m's esperp%nticos, el cuadro

pintado por ernuda "en España las reputaciones literarias han de formarse entre $ente

que, desde hace si$los, no tiene sensi)ilidad ni juicio, donde no hay espíritu crítico ni

crítica y donde, por lo tanto, la reputación de un escritor no descansa so)re una

valoración o)jetiva de su o)ra".

oncluyamos los anticuarios se esponjan en sus aureolas de decretada

sa)iduría y la )oyante oficialidad con ellos. 8ntonio Gala distri)uye millares de relicarios

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e indul$encias en su capilla mila$rera de la >eria. ;ivimos así una de las %pocas m's

fastas de nuestra cultura di$an lo que di$an los resentidos y los a$uafiestas.

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IMPORTAR COCODRILOS

2a o)stinación cerril de los ma$re)íes y su)saharianos en a)rirse paso a la

fuerza a trav%s del muro @perdón, de las vallas di'fanas3 perdón, de los perímetros

dotados de alto tecnolo$ía de control, destinada a separar el $rano de la paja, aleve

candidato a la inmi$ración del hijo privile$iado de +chen$enA e irrumpir impune en

nuestras plazas de so)eranía de euta y Melilla ei$e una respuesta adecuada y pr'ctica.

Oo su$iero la construcción de un foso eterior al perímetro de se$uridad de cuatro

metros de altura con fondo acu'tico y la importación inmediata de ?.JJJ cocodrilos o

caimanes de f'cil aclimatación en %l. El efecto disuasivo ser' fulminante.

2uan 3oytisolo. ?arraquech.

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SOBRE DUELOS Y UEBRANTOS

2a edición del 2ui#ote de >rancisco ico nos permite leer al fin el teto que podemos

estimar definitivo de la o)ra, epur$ado de las erratas acumuladas como capas de polvo

a lo lar$o de los si$los. Es un tra)ajo admira)le y merece desde lue$o los elo$ios y

recompensas que ha reci)ido. +us notas aclaratorias a pie de p'$ina que ocupan a

menudo tres cuartas partes de las mismas invitan par otra parte a dos niveles de lectura

la del lector comn y corriente, interesado ante todo por las vicisitudes de la novela y

arrastrado par ellas a nave$ar en dicha, y la del lector curioso y discreto que, conociendo

ya aqu%llas, se enfrasca en el estudio de las $losas y escolios de nuestro acad%mico.

ecuerdo que, varias d%cadas despu%s de la lectura comentada de %as soledades por

('maso 8lonso, al$unos $on$oristas que conocí en los años en que fui profesor visitanteen diversas universidades de Estados *nidos me decían con una dosis mayor o menor de

humorismo "Bos ha puesto las cosas muy duras para aportar al$o nuevo". 8 juz$ar por

lo que leemos, el 2ui#ote de >rancisco ico nos pone tam)i%n el listón muy alto. &ero,

de i$ual modo que un hispanista polaco cuyo nom)re no recuerdo aclaró posteriormente

al$unos versos del poeta cordo)%s, como reconoció con ele$ancia el propio ('maso

8lonso, creo que no de)emos perder la esperanza en la posi)ilidad de esclarecer an

al$unos puntos no ehumados por el la)oreo intensivo de ico. omo modesto lector dea pie de ervantes, me atrever%, sin ir m's lejos, a señalar uno en la primera p'$ina del

primer capítulo de la &rimera &arte de la novela se trata de la c%le)re frase tocante a la

dieta de don uijote, "duelos y que)rantos los s')ados".

omenta >rancisco ico "2os duelos y 3uebrantos eran un plato que no rompía la

a)stinencia de carnes selectas que en el reino de astilla se o)serva)a los s')ados, podría

tratarse de "huevos con tocino". (esde la edición del 2ui#ote de odrí$uez Marín de

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En una reciente cala en el /ancionero de obras provocantes a risa, top% con las

deliciosas coplas del judeo0converso 8ntón de Montoro, m's conocido por su apodo el

opero @45J5045LJAZun )ardo muy popular en su tiempo, c%le)re par sus pol%micas

con otros poetas conversosZ, que reproduzco a continuación So! #e! Ro$ero !

corregidor de /órdova, por3ue no falló en la carnecera sino tocino, y ovo de mercar

de él4 "*no de 2os verdaderos [ del señor rey fuerte muro [ han dada en los carniceros [

causa de me hazer perjuro [ no hallando por mis duelos 5 con qu% mi ham)re matar, [

hanme hecho quebrantar5 la jura de mis a)uelos".

omo puede apreciar el lector, la asociación del tocino con duelos y 3uebrantos no

puede ser m's eplícita. O si tenemos en cuenta que la sección de 0urlas del /ancionero

general se imprimió siete veces en España @de 4=44 a 4=54A y dos en 8m)eres @4==K,

4=KTAZpese a la creciente presión de la #$lesia y del +anto Ificio tocante a la epresiónescrita del seo , no resulta aventurado suponer que la fórmula duelos y 3uebrantos era

conocida, si no popular, en los medios cristianos nuevos que frecuentó ervantes. *n

enfermo de libropesa67la fórmula no es mía ni de 9uli'n íos, sino de uevedo/Z

como el autor del 2ui#ote, capaz de inspirarse en la totalidad del corpus literario de su

%poca, homenajea)a así, a su manera, la amar$a ironía del opero0 se$n advirtió ya en

4rancisco ico frente al clamor

pasional suscitado por el secuestroZy posterior asesinato de un inocente por los sicarios

de E!8. 2os cervantistas no de)en desanimarse, pues, ante la ma$na empresa de nuestro

acad%mico. El inventor de la novela moderna nos reserva todavía al$unas sorpresas.

2uan 3oytisolo

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I9S7689AS, I9S7689'7AS ' I9S7689A

" %a $istoria, si no es nuestra, no debe existir " @adovan DaradzicA.

En nuestro país de nuevos ricos, nuevos li)res y nuevos europeos, or$ulloso del

papel de cancer)ero del lu) de los resos y henchido de desd%n a los vecinos del sur

que le evocan im'$enes de su pasado, esta europeización socioló$ica deslucida y

maltrecha por la corrupción y encanallamiento de la vida política oculta un inquietante

proceso de )alcanización interior, o)ra de nacionalismos de calidad , cuya )squeda

ansiosa de señas de identidad y esencias eclusivas se remonta hasta pasados remotos,

)orra si$los de historia y llena las p'$inas en )lanco con leyendas enno)lecedoras y

$enealo$ías miríficas. 2a incapacidad inte$radora de la Monarquía española de

7a)s)ur$os y 1or)ones condujo, a lo lar$o del si$lo F#F, a un resque)rajamiento paulatino del modelo uniformador centrado en astilla. 2as $uerras carlistas, la a)olición

de los fueros, la industrialización de ataluña y el &aís ;asco, así como la introducción

en la península de las ideas rom'nticas alemanas so)re el alma de los pue)los conju$aron

sus fuerzas contra un edificio mal tra)ado y vetusto. El nacionalismo tardío de la

$eneración del rancisco 8yala, imponía su visión

castellanista a las dem's nacionalidades históricas y re$iones administrativas, esto es, la

disolución de su historia, cultura y len$uas en el a$uachirle de la retórica casticista deGanivet, *namuno, Maeztu, García Morente et alii, retórica de la que deriva el discurso

florido de la >alan$e. 2a ruzada +alvadora de 4


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un conteto económico y político mucho m's propicio a ellas, alimentaron los recientes

conflictos %tnicos en la e >ederación Ou$oslava.

2a propuesta de la actual titular del Ministerio de Educación de encontrar un comn

denominador a las diversas y contradictorias historias e historietas peninsulares era desde

lue$o razona)le y fue lamenta)lemente descartada por razones políticas de )aja laya.

&ero su consecución ha)ría ei$ido un empeño colectivo de historiadores y especialistas

de distintas corrientes de pensamiento y enfoque destinado a revisar uno a uno los

do$mas decr%pitos y verdades rancias. En corto un an'lisis ri$uroso de los

acontecimientos, causas y situaciones históricas a partir de mltiples perspectivas. El

punto de vista de &ayne so)re la $uerra civil y el llamado 0con eufemismo neutralizador0

periodo de >ranco" no es el de &reston, ni el de icardo de la ierva el de 9uan &a)lo

>usi y +antos 9uli'. 6ómo desideolo$izar y desnacionalizar el pasado reciente y elmucho m's ne)uloso que sirve de punto de partida a patriotas e ideólo$osH 6Es posi)le

un acuerdo mínimo entre interpretaciones opuestasH 2a duda de)ería ser nuestra nica

certeza, y a la crónica escrita por los vencedores ha)ría que añadir, con sus refutaciones

y matices, la correspondiente a los vencidos.

2a historia española, desde los eyes atólicos a arlos ## el 7echizado, muestra, par

ejemplo, el do)le rostro de 9ano si, por un lado, la epansión imperial en Europa y en lo

que fue Mesoam%rica cuenta en su ha)er con "episodios $randiosos" y "creacionesimperecederas" y, en pala)ras de 2uis ernuda, "como admira)le paradoja se imponía",

por otro refleja una sucesión de talas y desmoches que arruinaron al país, le privaron de

la inteli$encia y la)oriosidad de centenares de miles de sus hijos, des)arataron poco a

poco el sa)er, la ciencia y la emer$encia de una clase )ur$uesa )asada en el m%rito y el

tra)ajo y acallaron las voces disidentes de la espiritualidad cristiano nueva hasta convertir

a España en el p'ramo fantasmal de finales del si$lo F;## un mundo herm%tico y vuelto

hacia su pasado, autista, víctima de su feroz ensimismamiento.

6+e puede estudiar el reinado de #sa)el y >ernando sin mencionar las consecuencias de

la creación del +anto Ificio, 2os decretos de epulsión de judíos y $itanos la a)olición

del secular estatuto mud%jar, la quema de millares de presuntos judaizantes, la condena a

la ho$uera de )í$amos y sodomitasH 8 lo lar$o del si$lo F;# la lista de r%pro)os se

alar$a 0erasmistas, luteranos, místicos, racionalistas, alum)rados...Zmientras en las altas

esferas del poder se discute y prepara la solución final del "pro)lema morisco", fruto de

un peculiar y $uerrero nacional catolicismo hispano ajeno del todo a la doctrina oficial de

oma tocante al poder re$enerador del )autismo. ualquier teólo$o de nuestros días

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calificaría de a)erración las medidas )rutales de epulsión y de acoso a los cristianos

nuevos en cuanto nie$an los efectos i$ualitarios del primer sacramento de la #$lesia. 2a

llamada limpieza de san$re, a la que se opusieron con mayor o menor cautela nuestros

mejores escritores e intelectuales @fray 2uis de 2eón, san 9uan de 8vila, santa !eresa,

Mateo 8lem'n, ervantes, etc%teraA es en ri$or una doctrina contraria al corpus doctrinal

del catolicismo y así tendría que ser juz$ada desde la atalayaZsiempre modifica)leZdel

presente. *na historia inte$radora de las distintas verdades del pasado de)ería incluir

i$ualmente la versión de los indios sometidos y aculturados, tan )ellamente epuesta por

arlos >uentes en al$unas de sus novelas, la de los hispanojudíos e hispano0moriscos

desterrados3 la de la clase )ur$uesa frustrada por los valores retró$rados de la fe, honra y

san$re3 la de los representantes del humanismo cristiano enfrentados al catolicismo

oficial.+ortear las arenas movedizas y trampas de la historia es una tarea difícil, casi heroica,

ya que o)li$aría a poner en tela de juicio los cimientos de nuestra historia, desde la

fantasiosa invasión 'ra)e de una España an ineistente hasta las causas y

responsa)ilidades de la ltima $uerra civil. 2a retahíla de interro$antes es m's lar$a que

la de las amantes de (on Giovanni leída por 2eporello a la desdichada doña Elvira

6hu)o realmente una )atalla del GuadaleteH, 6hay una documentación fidedi$na acerca de

la de ovadon$aH3 6est' en verdad el cad'ver de +antia$o en su sepulcro deompostelaH, 6cómo eplicar que la conquista de la península por unos millares de

jinetes

mal pertrechados durara menos de un decenio mientras que la supuesta econquista

que se enseña an en las aulas se prolon$ara durante ocho si$losH 2a espesa

estratificación de mitos y leyendas no resiste a un an'lisis crítico conforme a los criterios

de racionalidad y prue)a documental propios de nuestra %poca. Entre la versión

mitoló$ica de Men%ndez &idal @y la de los 8rzallus y >err'n +oldevilaA y la de un

proyecto inte$rador de las mltiples versiones del nacimiento histórico de los reinos que

compondrían m's tarde España media un trecho muy lar$o y accidentado que ha)ría que

recorrer con ri$or y prudencia.

+i de nuestros orí$enes medievales pasamos al si$lo F#F, los epí$rafes del proyecto

ministerial, al calarse 0mucho me temo0 las anteojeras de Men%ndez y &elayo y el

retrocasticismo de los autores del rancia e #n$laterra, a la que consa$ró su vida mi maestro

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;icente 2lor%ns. 6+e puede omitir impunemente la fi$ura central de 1lanco hite y la de

pensadores como &i y Mar$all sin desar)olar de entrada la empresa en la que nos

em)arcamosH

2as pre$untas son infinitas y de ardua respuesta. El funesto nosotros identificatorio

tiende a ecavar fosos y trincheras patrióticos, mirar atr's y fomentar cuidadosamente lo

privativo cuanto nos separa de ellos, los otros. &ara llevar la tarea desmitificadora a

)uen puerto ha)ría que evitar en lo posi)le el peli$ro que acecha a proyectos de esta

índole la caracterización a)stracta e intemporal, el recurso a las cate$orías metafísicas y

esencias eternas. Bo eisten caracteres españoles @ni vascos ni catalanesA inmuta)les. 2a

España y los españoles de hoy @y la ataluña y los catalanes, EusCadi y los vascos...A no

son los de hace cincuenta, cien o quinientos años. !ampoco lo ser'n dentro de medio,

uno y cinco si$los. 2as sociedades humanas han sido confi$uradas por la historia y setransforman o evolucionan con ella. Mas el acelerado proceso de $lo)alización

económica fomenta el retorno de los viejos fantasmas identitarios. 2a )alcanización

teórica en curso tiende a provocar respuestas autoritarias pr'cticas la emer$encia de la

taifa de #ueces indomables nos advierte que los rescoldos pueden avivarse de pronto.

!odo ello era previsi)le desde hace tiempo y el desea)le convenio en torno a una historia

fra$mentada e incómoda requerir' un paciente esfuerzo de autocrítica y de refleión. 2os

ciclos del pasado pueden repetirse con actores nuevos y, si dejamos al país en manos desalvapatrias y desaprensivos, entraremos quiz' en otra variación sinfónica del conocido

1olero de avel.

2uan 3oytisolo.

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'L *9)*


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adversarios, eran meras "intuiciones" o "corazonadas"Zla cultura moz'ra)e de 9uan

uiz, el ori$en judío de ;ives, etc%teraZson hoy verdades esta)lecidas y apoyadas en

documentos y hechos fehacientes. El cam)io de rum)o emprendido audazmente por

astro ha a)ierto paso a un nmero creciente de o)ras que convalidan la justeza de su

sin$ladura 2os efectos perdura)les de la España de las tres castas despu%s de la ruptura

definitiva de su convivencia por los eyes atólicos3 el terror antiintelectual y

antijudaico del +anto Ificio3 el inte$ralismo de la persona de los cristianos viejos y su

rechazo del comercio y de la t%cnica, tildados de judaicos3 la denominación mud%jar del

%ibro del 8rcipreste y, en $eneral, de la literatura castellana desde el /antar de o /id

hasta el si$lo F#;3 los orí$enes 'ra)es del tema alcahuetesco de %a /elestina9 la

sin$ularidad artística y literaria de España en el conjunto occidental europeo...

2as $ruesas anteojeras de los historiadores im)uidos de la certeza del canonoccidental, latino0eclesi'stico, de nuestra cultura son producto, como señala a$udamente

astro, de la funesta "manía de la especialización". Mientras los ara)istasZcon al$unas

raras ecepciones, como la de 8sínZse atrinchera)an en la fortaleza de su sa)er erudito

y desdeña)an el estudio del influjo de las costum)res, instituciones y formas de vida

'ra)es en las sur$idas en astilla a partir del si$lo F#, los romanistas, desconocedores de

aqu%llas, las analiza)an con criterios eclusivamente latinos o con concesiones a ;ossler

y, en su )squeda ansiosa de fuentes eplicativas de una ori$inalidad perci)ida comoanomalía, acudían a la influenciaZen realidad parcial o escasaZde la %pica $oda o

franca, de la o)ra amatoria de Ividio y del pesimismo filosófico de &etrarca...

Eplicaciones paticojas, como la la)or de los estudiosos posteriores a astro se ha

encar$ado de demostrar.

Entre otras muchas cosas, el autor de 8udos, moros y cristianos fue el primero en

advertir al desespecializarse, que junto a los inconta)les ara)ismos vivos o etintos de la

len$ua española eistían en %sta injertos o $iros sint'cticos con seudomorfosis 'ra)es,

como la personalización de ver)os intransitivos o de formas refleivas, ajenas a las

dem's len$uas neolatinas, con ecepción del portu$u%s :manec cansado, anoc$eció

)orracho, nos ha llovido poco, me desayun%, no me toques a mi niño, no me lo mates,

etc%tera. +i a estos injertos, verificados por mí $racias a mi contacto con el 'ra)e

dialectal marroquí a$re$amos la traducción pura y simple de eclamaciones, fórmulas

reli$iosas o de cortesía y met'foras eufemísticas, tenemos que admitir la conclusión

formulada por astro "&or lo que hace a la len$ua, el español es un idioma occidental,

aunque moteado y estructurado a veces par el 'ra)e. @...A En el len$uaje y en todo lo

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restante la historia hispana es una realidad sui géneris, )iselada, que no se entiende sino

conju$ando lo latino0eclesi'stico0europeo con lo isl'mico, judaico",

En nuestra sociedad de nuevos ricos, nuevos líderes y nuevos europeos, el mero

recordatorio de un pasado distinto del de los dem's miem)ros del lu) de los resos

resulta desesta)ilizador y molesto. 8 causa del secular complejo de inferioridad respecto

a nuestros vecinos del Borte somos a menudo incapaces de perci)ir que la principal

aportación española al conjunto europeo consiste precisamente en esta diferencia no

sólo la presencia en la &enínsula del arte y los monumentos del :ndalus, sino tam)i%n

nuestra etraordinaria arquitectura y literatura mud%jares, desde el %ibro o %ibrete del

8rcipreste hasta el 2ui#ote y Gaudí.

2uan 3oytisolo

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LA 1LAJA 5' ?A88AK


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con ellas y fueron trasladadas al floreciente Mercado Buevo @sólo los li)reros sufrieron

un cruel destierro a 1a) (uCala y allí desmedraron y se etin$uieronA. 2as compañías de

autocares sitas en el v%rtice de iad Vitn 0el trajín incesante de viajeros, almahales y

pre$oneros de )illetes, ci$arrillos y s'n$uiches0 se lar$aron tam)i%n con su incentiva

msica a otra parte la ordenada y flamante estación de auto)uses. on los fastos del

G8!!, Fema'0El0>n' fue alquitranada, acicalada y )arrida el mercadillo que invadía

su espacio a horas re$ulares y se esfuma)a en un am%n a la vista de los emjazníes,

emi$ró a m's propicios climas. 2a &laza perdió al$o de )ehetría y )arullo, pero

preservó su autenticidad.

2a muerte entretanto causó sus naturales estra$os en las filas de sus hijos m's

distin$uidos. &rimero fue 1aCchich, el payaso con el )onete de col$ajos, cuya actuación

imanta)a a diario al or)e insular de su halca a un apretado anillo de mirones, adultos yniños. 2ue$o Mamadh, el artista de la )icicleta, capaz de )rincar del manillar al sillín

sin dejar de dar vueltas y vueltas veloces en su círculo m'$ico de equili)rista. 7ace dos

años llamó a la puerta de +aruh @oheteA, el majestuoso alfaquí y pícaro $oliardo,

recitador de historias sa)rosas de su propia cosecha so)re el c'ndido y astuto Fuh'

dueño de un len$uaje amplio y sin em)arazo, sus tropos alusivos y elusivos vi)ra)an

como flechas en torno a la innom)ra)le diana seual. +u estampa imponente, cr'neo

rasurado, )arri$a pontificia, se inscri)ían en una anti$ua tradición del lu$ar,encarnada hace d%cadas por 1er$hut @la &ul$aA y cuyos orí$enes se remontan a tiempos

m's recios y 'speros, cuando re)eldes y zaínos a la au$usta autoridad del sult'n pendían

de escarmiento en ensan$rentados $ara)atos o se mecían ante el pue)lo silente y

amedrentado en el siniestro ]columpio de los valientes^. M's recientemente, me enter%

con retraso de la muerte accidental de !a)i) 8l 7acharat @(octor de los insectosA, a

quien Mohamed 8l Oamani consa$ró un )ellísimo ensayo en la revista 7orizons

Ma$hre)ins. 2os adictos a Fema'0El0>n' conocíamos )ien a ese hom)recillo de ca)ello

ralo y al)orotado que, entre sus cada vez m's raras apariciones en p)lico, camina)a

tam)ale'ndose por los aledaños de la &laza y ronca)a como una locomotora asm'tica

)ajo las arcadas de los fi$ones y sus cocinas )eni$nas. +u historia, compuesta de

verdades y leyendas, emula)a a la de +aruh tam)i%n ha)ía esco$ido como %l la vía de

la po)reza y erranza, pernoctado en cementerios y comisarías, pasado )reves temporadas

en la c'rcel0que %l denomina)a ]7olanda^0 por em)ria$uez p)lica y, cuandose cansa)a

de Marruecos, decía, empaqueta)a sus ha)eres en un pañuelo y se i)a a ]8m%rica^ 0esto

es, a los descampados conti$uos al 7oliday #nn0. +u $enio ver)al, narraciones

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fant'sticas , jue$os de pala)ras , palíndromos, enlaza)an sin sa)erlo con los MaCamat de

8l 7ariri 0lamenta)lemente i$norados por el casi siempre tullido y menesteroso ara)ismo

oficial hispano0 y compartían un 'm)ito literario que, como ha visto muy )ien +hirley

Guthrie, conecta las audacias de aqu%l con la ]est%tica del ries$o^ de aymond oussel,

los surrealistas y I*2#&I. +us parodias del diario ha)lado de la televisión, la receta del

mayor taín @ estofado A del mundo, intercaladas de pre$untas rituales al p)lico, son un

dechado de inventiva y humor. Bo me resisto a reproducir unos p'rrafos so)re las

virtudes terap%uticas de los productos que aconseja)a al auditorio no ]polvillos de

amor^ ni ]zumos de jerin$a^ como los curanderos de oficio, sino vidrio molido o 'm)ar

etraído del culo del dia)lo...

]06O el car)ónH

^0Muy til para los ojos, para el $rifo del '$ata del iris del ojo, de la iluminación$iróva$a del faro ocular. -(epositad el car)ón so)re el ojo enfermo, dejadlo actuar hasta

que estalle, co$ed un clavo KJJ, hundidlo )ien en la ór)ita y cuando lo ten$'is a punto en

la mano podr%is ver a una distancia de TK años luz/

^"+i ten%is pul$as en el estóma$o, ratas en el hí$ado, una tortu$a en el seso,

cucarachas en las rodillas, una sandalia, un trozo de cinc, un revoltillo de polvorín, he

encontrado un calcetín en casa de una mujer de (audiyat. -8divinad dónde lo he hallado/

^06(óndeH^0-En el cere)ro de un profesor/

&ero la p%rdida m's $rave fue el cierre inesperado, durante amad'n del pasado año,

del caf% Matich aunque ha corrido mucho a$ua desde entonces 0lluvias, ram)lazos,

inundaciones0 Fema'0E#0>n' no ha encajado todavía el $olpe.

6ómo definir lo indefini)le, lo que por su índole proteica y cordialidad

impre$nadora escapa a todo esquema reductorH +u posición estrat%$ica, en la esquina

m's concurrida de la &laza, le convertía en el ncleo de los ncleos, en su verdadero

corazón. El ojo avizor a)arca)a desde %l todo su 'm)ito y atesora)a sus secretos las

riñas, encuentros, saludos, trapazas, ma$reos de mano furtiva o de quienes arriman la

vara allí donde hallan un hueco, correcorres, insultos, )ordoneo itinerante de cie$os,

ras$os de caridad. 8pretujones del $entío, inmediatez de los cuerpos, espacio en

perpetuo movimiento componían la trama renovada de un filme sin fin. 8lm'ci$a de

historias, semillero de an%cdotas, centón de moralidades con colofón en pinza eran dieta

diaria de sus asiduos. En %l se reunían msicos $naua, maestros de escuela, profesores de

instituto, )azaristas, jayanes arrechos, pequeños traficantes, pícaros de $ran corazón,

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vendedores de ci$arrillos sueltos, periodistas, fotó$rafos, etranjeros atípicos, po)res de

solemnidad. 2a llaneza del trato los i$uala)a. En Matich se ha)la)a de todo y nada

escandaliza)a. El trujam'n re$idor de la taifa poseía una sólida cultura literaria y su

atención intermitente a la clientela no sorprendía sino a los novatos, enfrascado como

esta)a en la lectura de una traducción 'ra)e de im)aud.

8llí viví la cristalizada tensión y devastadora amar$ura de la Guerra del Golfo, su

cuarentena dura e inolvida)le. 2os turistas ha)ían desaparecido del horizonte y hasta los

residentes añejos, con ecepción de un puñado de ec%ntricos, no se aventura)an en el

lu$ar. *n viejo maestro $naui escucha)a las noticias del desastre con la oreja pe$ada a su

radio port'til. 2as terrazas panor'micas del Glacier y el af% de >rance esta)an

desesperadamente vacías. *n sol rojo, heraldo de la matanza, se desan$ra)a en los

atardeceres y teñía a$oreramente la &laza.!am)i%n pas% en %l la Bochevieja m's leve y po%tica de mi vida. Me halla)a sentado

en su acera con un puñado de ami$os y a$uarda)a )ien a)ri$ado la lle$ada del nuevo

año. (e pronto, como en un sueño, asomó por la esquina un carruaje sin car$a en cuyo

pescante un mozo conse$uía a duras penas tenerse tieso. +u mirada em)rumada se

demoró en una muchacha ru)ia acomodada en una de las mesas. Encandilado, aflojó la

presión de las riendas y el carro frenó poco a poco su marcha hasta parar del todo. omo

en una escena de cine mudo filmado a c'mara lenta, el modesto auri$a saluda)a a la )ella y la invita)a a su)ir a su armatoste. 8l fin se apeó, se aproimó a ella con paso

incierto y con un tra)ajoso mad'm, mad'm, reiteró el señorial adem'n, el mayest'tico

envite al olls o carroza real, a su landó so)er)io. 2a solicitud de los clientes arropa)a

su af'n, sus viejas prendas transmutadas en $alas, el vehículo alí$ero de su $loria

efímera. 8l$uien intervino no o)stante a cortar el idilio y le escoltó del )razo a su puesto.

El mozo no conse$uía romper el hechizo, mira)a atr's, echa)a )esos y, para consolarse

del fiasco, palmeó con inefa)le ternura los muslos de su ye$ua @hu)o risas y vítoresA.

2ue$o intentó encaramarse al pescante, lo lo$ró con esfuerzo y al punto cayó de

espaldas en la plataforma vacía, enroscado como una )ola @nueva salva de aplausosA.

;arios voluntarios le enhestaron y, riendas en mano, es)ozó con los la)ios un ósculo de

adiós a la escandinava deidad, antes de perderse a un trote vivo en el mu$riento y

olvidadizo alquitr'n, en la melancolía de su ed%n deshecho. (esde la %poca feliz de las

películas de haplin, no ha)ía disfrutado de una escena así tan delicada, onírica,

em)e)ida de humor, deliciosamente rom'ntica. errado el caf%, los asiduos nos

dispersamos como una di'spora de insectos privados de su hormi$uero. 2os $naua se

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apiñan de noche en el asfalto inclemente o se renen en el ta)uco de un viejo fonduC de

(er) (a)achí. 2os dem's nos confortamos como podemos de la desaparición de aquel

centro internacional de culturas, reviviendo episodios y lances de su mítico y esplendente

pasado, como emi$rados nost'l$icos en sus refu$ios provisionales de eilio. &ero

Fema'0El0>n' resiste a los em)ates conju$ados del tiempo y una modernidad de$radada

y o)tusa. 2os halcas no desmedran, emer$en alentos nuevos y un p)lico siempre

ham)riento de historias se apandilla jovial en torno a sus ju$lares y artistas. 2a increí)le

vitalidad del 'm)ito y su capacidad di$estiva a$lutinan lo disperso, suspenden

temporalmente las diferencias de clase y de jerarquía. 2os auto)uses car$ados de turistas

que, como cet'ceos, varan en %l son envueltos de inmediato en su telaraña finísima y

neutralizados por sus ju$os $'stricos. 2as noches de amad'n de este año han

convocado a decenas de millares de personas en su centro y calzadas, alrededor de lascocinas de quita y pon y en el re$ateo a $rito herido de zapatos, prendas de ropa,

ju$uetes y chucherías. 8l claror de las l'mparas de petróleo, he creído advertir la

presencia del autor de Gar$anta, de 9uan uiz, haucer, #)n Vaid, 8l 7ariri, así como

de numerosos $oliardos y derviches. 2a ima$en zafia del )o)o )esuqueando su tel%fono

celular no afea ni a)arata la ejemplar nitidez de su e$ido. El ful$or e incandescencia del

ver)o prolon$an su mila$roso reinado. Mas a veces su vulnera)ilidad me inquieta y el

temor se a$olpa en mis la)ios cifrado en una pre$unta67asta cu'ndoH2uan 3oytisolo

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1AL6?6S A?A'S78A56S

7ace una veintena de años, uno de los ju$lares m's conocidos de MarraCech

acudía diariamente a la &laza y se acomoda)a en su puesto ha)itual con una jaula llena de

palomas. *na vez formado su anillo de curiosos en torno al territorio en donde lucía su

arte, a)ría la jaula y ordena)a a los palomos que se plantaran de una volada en el

frontispicio del 1anco del Ma$re). Mantenía entonces una lar$a conversación con las

hem)ras, intercalada de consejos y pre$untas, a las que %stas respondían con zureos y

arrullos. *na vez informadas de los de)eres y astucias de la )uena esposa, las interesadas

partían en )usca de sus parejas y re$resa)an a la halca con ellas. El p)lico premia)a con

unas monedas el discurso zum)ón de la perfecta casada y el ajuste puntual de los machos

a las pautas del $uión. El ju$lar desapareció un día. pero el recuerdo del amaestramientoy disciplina de los palomos no se disipó. 8 menudo me traen a la memoria la conducta

o)ediente, conforme a las sendas trazadas, de esa intelectualidad que en España y fuera

de ella se autodenomina posmoderna.

El amaestramiento del joven escritor o intelectual inicialmente )ien dotado comienza

desde el instante en que se propone hacer carrera desde las aulas universitarias a las

escuelas de creative Nritin$ se le inculca una suave, paulatina adaptación a las re$las

consensuadas, el respeto a las supuestas autoridades de los estamentos esta)lecidos, laconformidad de cuanto escri)a y ha$a a la opinión dominante o los $ustos del p)lico.

2os temas considerados ta)es para el estudioso que aspire a una c'tedra y las

"anomalías" creadoras que no encajen en la perspectiva $eneracional de los vates

le$isladores del día ser'n o)jeto de un tratamiento reductivo e hi$i%nico. 2a carrera y

ascenso lento o veloz a los peldaños superiores del escalafón requieren, no sólo un

sentido muy claro de la oportunidad al mover una pieza en el ta)lero, sino tam)i%n el

rechazo de toda forma de sa)er o conocimiento que no sea de inmediato renta)le.

El vuelo del escritor e intelectual posmodernos no se aventura allende el campo

trazado desde su jaula acad%mica, corporativista o medi'tica, vuela al frontispicio del

1anco y re$resa a ella. El mundo eterior y sus dramas no le conmueven ni le inquietan.

2o importante es el retorno a la jaula, el respeto a lo que se declara respeta)le y su cauta

esquivez de los ries$os y animadversiones que implica el ejercicio de la li)ertad.

"2o que no se puede decir, no se de)e decir", escri)ía 2arra. El escritor e intelectual

posmodernos han interiorizado esta m'ima y esco$en cuidadosamente sus dómines y

valedores. 2a esforzada la)or de crítica y revisión del pasado español de al$uien eterior

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al cotarro, por esencial que sea, ser' sistem'ticamente omitida y cualquier "necrófa$o

indotado" @('maso 8lonso diitA o tertuliano polifac%tico ser'n enhestados en cam)io al

ran$o de Maestro. (ime a quien citas y te dir% qui%n eres. 2os citados pertenecen

siempre a ese ne)uloso patrimonio nacional que confi$ura a lo lar$o de si$los de

manipulación y ocultamiento nuestra presunta entidad castiza.

El empeño solitario y asc%tico del escritor 0 o)viado todo espíritu de crítica y

refleión m's all' de las querellas ruidosas con sus pares cuando estos ensom)recen su

carrera o amenazan unas posiciones medi'ticas tenazmente adquiridas 0, cede paso al

af'n a veces o)sesivo, de vender la ima$en @convenientemente acicalada y aderezada, si

se tercia, con salsa de $ato o perrillo falderoA y de promocionar sus li)ros @6es la

cantidad sinónimo de c

Goytisolo, Juan - Varios Articulos (98 Pags)

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