Golding, William - Los Herederos

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    William Golding

    Los herederos

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    Resumen

    En primavera, la tribu de Lok regresa a los pastos donde, desde tiemposinmemoriales, su gente pasa las pocas de bonanza. Esta vez, sin embargo, sonidos yolores inexplicables los sorprenden y atemorizan: sus tierras han sido ocupadas por

    unos extraos seres que, si bien guardan cierto parecido con ellos, muestranfascinantes habilidades y sofisticacin. Se trata de la tribu de Tuami, de una nuevaraza: el homo sapiens, cuya crueldad y corrupcin los convertir en los herederos deunos humanoides condenados a la extincin.

    En esta novela, por la que l mismo senta una especial predileccin, el premioNobel Golding traslada el tema de El seor de las moscas, la crueldad consustancialal hombre, a la prehistoria. Con inigualable virtuosismo, que otorga una dimensintangible a las descripciones, construye una obra deslumbrante y perturbadora quedesvela la barbarie inherente a la llamada civilizacin, donde el progreso es enrealidad una larga cada.

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    MinotauroTtulo del original en ingls: The InheritorsTraduccin de Luis Echvarri

    Primera edicin: mayo de 19931961 Faber & Faber Ltd.Ediciones Minotauro, 1968,1993Rambla de Catalunya, 62. 08007 Barcelona. Tel. 900300127ISBN: 84-450-7192-0Depsito legal: B. 16.716-1993Impreso por Romany / Valls Verdaguer, 1. Capellades (Barcelona)Impreso en Espaa Printed in Spain

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    ...Sabemos muy poco del aspecto del hombre de Neanderthal, pero se le atribuyeuna pilosidad extrema, una fealdad o rareza repulsivas, una frente baja y ceuda, uncuello de mono y una estatura escasa... Sir Harry Johnston, en sus Views andReviews, hablando de la aparicin del hombre moderno dice: El oscuro recuerdoque tiene la raza de estos monstruos parecidos a gorilas, de mente astuta, andar

    bamboleante, cuerpo peludo, dientes recios, y acaso tendencias canbales, es quizs elorigen del ogro folklrico...

    H. G. WELLS

    Esquema de la Historia

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    Para Ann

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    Captulo 1

    Lok corra rpidamente. Llevaba la cabeza baja y el espino horizontal paramantener el equilibrio, y apartaba con la mano libre los capullos de colores brillantes.Liku iba a horcajadas y se rea, tomndose con una mano de los rizos castaos delcuello y la espina dorsal de Lok, y sosteniendo con la otra a la pequea Oa, que iba

    apretada bajo el mentn de Lok. Los pies de Lok eran hbiles. Vean. Lo apartaban delas races extendidas de las hayas, saltaban cuando un charco de agua se interponaen el sendero. Liku golpeaba el vientre de Lok con los pies.

    Ms aprisa! Ms aprisa! Lok se lastim los pies, trastabill y aminor lamarcha. Ya podan or el ro que corra paralelamente, pero oculto, a la izquierda. Lashayas comenzaron a espaciarse, el matorral desapareci, y de pronto se encontraronen el claro de fango donde estaba el tronco.

    All, Liku.El agua pantanosa de color de nice se extenda ante ellos y se ensanchaba

    internndose en el ro. El sendero que corra junto al ro comenzaba de nuevo en elotro lado, en un terreno que se elevaba hasta perderse entre los rboles. Lok,sonriendo satisfecho, dio dos pasos hacia el agua y se detuvo. Dej de sonrer y sequed boquiabierto, mirando. Liku baj deslizndose hasta las rodillas de Lok yluego salt a tierra. Se llev la cabecita de Oa a la boca y mir.

    Lok se ri, perplejo.

    El tronco se fue.

    Cerr los ojos y frunci el ceo imaginndose el tronco. Haba estado sobre el aguadesde este lado hasta el otro, gris y podrido. Cuando se pisaba el centro se podasentir el agua que corra debajo de uno, un agua horrible, tan profunda en algunoslugares que llegaba a la cabeza de un hombre. El agua no estaba despierta como el roo la cascada, sino dormida; se extenda as hasta el ro y luego despertaba y sederramaba a la derecha por un yermo de pantanos infranqueables, matorrales y

    cinagas. Lok estaba tan seguro de ese tronco que utilizaba siempre la gente queabri otra vez los ojos y sonri como si despertara de un sueo; pero el tronco haba

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    desaparecido.

    Fa lleg trotando por el sendero. El nuevo dorma en su espalda. Fa no tema quese cayera, porque senta que las manos de l la tomaban por el pelo del cuello y que

    apoyaba los pies en el pelo de ms abajo de la espalda; pero no obstante ella trotabasuavemente para no despertarlo. Lok oy que se acercaba antes que apareciese bajolas hayas.

    Fa! El tronco se fue!

    Fa se acerc directamente al borde del agua, mir, oli, y se volviacusadoramente hacia Lok. No necesit hablar. Lok comenz a sacudir la cabezahacia ella.No, no. Yo no saqu el tronco para que la gente se riese. Se fue. Extendilos brazos para indicar que la desaparicin era irremediable; vio que Fa comprenda

    y los dej caer. Liku lo llam. Trataba de alcanzar una rama que colgaba como uncuello largo, y suba otra vez con una brazada de capullos pardos y verdes. Lokabandon el tronco que no estaba all y puso a Liku en la curva de la rama, y fueretrocediendo paso a paso mientras la rama cruja.

    Basta!

    Lok solt la rama y cay sentado. La rama salt hacia adelante y Liku gritalegremente.

    No! No! Pero Lok tir una y otra vez, y la brazada de hojas llevaba a Likugritando, riendo y protestando a lo largo de la orilla del ro. Fa miraba el agua ymiraba a Lok, y frunca otra vez el ceo. Ha lleg por el sendero, apresuradamente,pero sin correr; era ms reflexivo que Lok, el hombre indicado para una emergencia.Cuando Fa comenz a llamarlo no le contest inmediatamente, y mir el agua vaca yluego hacia la izquierda, donde poda ver el ro ms all del arco de hayas. Luegoescuch y oli el bosque, en busca de intrusos y slo cuando pens que no habapeligro dej en tierra el espino y se arrodill junto al agua.

    Mirad!

    Seal con el dedo las huellas que haba dejado el tronco debajo del agua. Losbordes de tierra eran ntidos an, y en el fondo haba unos terrones que el agua nohaba desintegrado. Sigui con los ojos puestos en las huellas curvas que sealargaban en el agua hasta desaparecer en la oscuridad. Fa mir al otro lado, dondereapareca el sendero interrumpido. La tierra estaba revuelta en el sitio donde sehaba apoyado el otro extremo del tronco. Hizo una pregunta a Ha y l contest conla boca:

    Un da. Quiz dos das. No tres. Liku chillaba aun de risa. Nil apareci en el

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    sendero. Gema suavemente como de costumbre cuando estaba cansada yhambrienta. Pero aunque la piel le colgaba en pliegues, tena los pechos tensos yllenos y una leche blanca le flua de los pezones. Si alguien pasaba hambre, no serael nuevo. Mir cmo se tomaba del pelo de Fa, vio que estaba dormido y luego se

    acerc a Ha y le toc el brazo.

    Por qu me dejaste? Tienes en la cabeza ms imgenes que Lok.

    Ha seal el agua.

    He venido rpidamente para ver el tronco.

    Pero el tronco ha desaparecido.

    Los tres se quedaron mirndose. Luego, como le suceda con tanta frecuencia a lagente, nacieron sospechas entre ellos. Fa y Nil compartan una imagen de Ha, quepensaba. Ha haba pensado que era necesario saber si el tronco estaba todava en susitio, porque si el agua se lo haba llevado, o si el tronco se haba alejado por supropia cuenta, la gente tendra que hacer un da de viaje alrededor del pantano y esosignificaba peligro y todava ms incomodidad que de costumbre.

    Lok apoy todo el peso del cuerpo contra la rama y no dej que se soltara. Hizocallar a Liku. Liku descendi y se puso junto a Lok. La anciana se acercaba por el

    sendero y se oa ya un ruido de pisadas y de respiracin. Apareci alrededor delltimo de los troncos; era gris y menuda y caminaba doblada hacia adelante,contemplando la carga envuelta en hojas que llevaba en las manos, junto a los pechosmarchitos. Los otros se mantuvieron juntos y el silencio fue como un saludo. Laanciana no respondi y esper con una suerte de paciencia humilde. Slo la carga sele inclin un poco en las manos y la levant otra vez para que la gente recordase qupesada era.

    Lok habl primero. Les habl a todos, riendo, y slo se oan las palabras que lesalan de la boca, pero l pensaba en la risa. Nil gimi otra vez.

    Ahora alcanzaban a or al ltimo de la gente, que se acercaba por el sendero. EraMal, que avanzaba lentamente y tosa de vez en cuando. Dio la vuelta al ltimotronco de rbol, se detuvo al comienzo del espacio abierto, se apoy pesadamente enel extremo roto del espino y empez a toser. Cuando se inclinaba los otros podan verel mechn de pelo blanco que naca sobre las cejas, pasaba sobre la cabeza ydescenda a la mata de pelo que le cubra los hombros. La gente no deca nadamientras Mal tosa y se limitaba a esperar, inmvil como un ciervo en acecho, y elfango se alzaba alargndose y se le meta entre los dedos de los pies. Una nube

    ntidamente esculpida se alejaba del sol y los rboles cernan la luz fra sobre loscuerpos desnudos.

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    Al fin Mal dej de toser. Se enderez apoyndose en el espino y cambiando laposicin de las manos, movindolas hacia arriba, a lo largo del espino. Luegoobserv el agua, y lo mismo hicieron los otros por turno, y esperaron.

    Tengo una imagen

    dijo.Solt una mano y se la puso de plano sobre la cabeza, como para aprisionar unas

    imgenes revoloteantes.

    Mal no es viejo sino que se agarra a la espalda de la madre. Hay ms agua noslo aqu sino tambin a lo largo del sendero por el que hemos venido. Un hombre essabio. Hace que los hombres tomen un rbol cado y... Los ojos profundamentehundidos en las rbitas se volvieron hacia la gente suplicando que compartiera unaimagen. Volvi a toser, suavemente. La anciana levant con cuidado la carga. Por fin

    habl Ha:

    Yo no veo esa imagen. El anciano suspir y apart la mano de la cabeza.

    Buscad un rbol cadodijo.

    Los otros obedecieron diseminndose por la orilla del agua. La anciana fue haciala rama en que se haba columpiado Liku y apoy all las manos juntas. Ha fue elprimero que los llam. Corrieron hacia l y retrocedieron ante el barro lquido que les

    llegaba a los tobillos. Liku encontr unas bayas ennegrecidas. Mal se acerc y sequed mirando el tronco con el ceo fruncido. Era el tronco de un abedul, no msgrueso que el muslo de un hombre, un tronco medio hundido en el lodo y el agua.Estaba descortezado en algunos lugares y Lok empez a arrancarle las setascoloreadas. Algunas de las setas eran buenas para comer y Lok se las dio a Liku. Ha,Nil y Fa se pusieron a tirar torpemente del tronco. Mal volvi a suspirar.

    Esperad!dijo. Ha aqu. Fa all. Tambin Nil. Lok!

    El tronco subi fcilmente. Le quedaban algunas ramas que se enganchaban en los

    matorrales, recogan el lodo y molestaban a los hombres, mientras lo arrastrabanpesadamente de vuelta al agua negra. El sol se ocult de nuevo.

    Cuando llegaron al borde del agua el anciano se qued mirando con la carafruncida la tierra revuelta en el otro lado. Dejad que el tronco flote. Esto eradelicado y difcil. No haba modo de manejar la madera empapada sin que los piestocasen el agua. Por fin el tronco qued flotando y Ha se inclin hacia adelantesostenindolo. El otro extremo se hundi un poco. Ha cambi la orientacin deltronco con una mano y tir con la otra. La cabeza con ramas del tronco se mova

    apenas y por fin fue a apoyarse en el lodo del otro lado. Lok charlaba alegremente,admirado, con la cabeza echada hacia atrs, y las palabras le salan confusamente de

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    la boca. Nadie haca caso de Lok, pero el anciano frunca el ceo y se apretaba lacabeza con las manos. El otro extremo del tronco estaba sumergido hasta quizs eldoble de la longitud de un hombre y era la parte ms delgada. Ha mirinquisitivamente al anciano, que volva a apretarse la cabeza y tosa. Ha suspir y

    deliberadamente meti un pie en el agua. Cuando los otros lo vieron, gimieroncompadecindose. Ha camin con cautela, hizo una mueca y los otros hicieronmuecas tambin. Ha jadeaba y se oblig a seguir adelante hasta que el agua le llegms arriba de las rodillas y las manos tomaron la corteza podrida del tronco, que sedesprenda. Ahora empujaba con una mano y levantaba con la otra. El tronco rodaba,las ramas revolvan un barro pardo y amarillo que se arremolinaba formando un

    banco de hojas giratorias, y el extremo se tambaleaba posndose en un bancodistante. Ha empujaba sin darse descanso, pero las ramas extendidas eran demasiadopara l. Haba todava una brecha donde el tronco se curvaba bajo el agua en el lado

    ms lejano. Ha volvi a la tierra seca y la gente lo observ gravemente. Mal lomiraba, expectante, otra vez con las dos manos sobre el espino. Ha fue al lugar dondeel sendero entraba en el claro. Recogi su espino y se agach. Durante un minuto seinclin hacia adelante y luego tom impulso y se lanz a travs del espacio abierto.Dio cuatro pasos sobre el tronco, tan inclinado durante todo el tiempo que parecaque la cabeza le golpeaba las rodillas; de pronto el tronco sali del agua y Ha fuevolando por el aire, con los pies hacia arriba y los brazos extendidos. Cay sobrehojas y tierra. Estaba en el otro lado. Se incorpor, tom la cabeza del tronco y lalevant, y los dos lados del sendero quedaron unidos a travs del agua. La gentelanz gritos de alivio y de satisfaccin. El sol reapareci en ese momento de modoque el mundo entero pareca participar de aquella alegra. Aplaudieron a Hagolpeando las palmas de las manos contra los muslos y Lok comparti su triunfo conLiku.

    Ves, Liku? El tronco est a travs del agua. Ha tiene muchas imgenes!

    Cuando volvieron a guardar silencio, Mal seal con el espino a Fa.

    Fa y el nuevo.

    Fa busc a tientas al nuevo. La mata de pelo le cubra el cuerpo y slo se le veanlas manos y los pies agarrados firmemente a los rizos. Fa se acerc al borde del agua,tendi los brazos lateralmente, corri con destreza a lo largo del tronco, salt sobre laltima parte y se encontr junto a Ha. El nuevo se despert, atisbo sobre el hombrode Fa, cambi la posicin de un pie y se volvi a dormir.

    Ahora Nil.

    Nil frunci el ceo. Apart los rizos de la frente echndolos hacia atrs, hizo una

    mueca de pesar y corri al tronco. Mantena las manos levantadas por encima de lacabeza y cuando lleg a la mitad del tronco se ech a llorar:

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    Ay! Ay! Ay!

    El tronco comenz a inclinarse, hundindose. Nil lleg a la parte ms delgada, dioun brinco los pechos enormes rebotarony fue a caer en el agua, que la cubra

    hasta las rodillas. Gritando y tratando de sacar los pies del barro, tom la mano quele tenda Ha y subi a tierra firme, jadeante y temblorosa, absorta. Mal se acerc a laanciana y le pregunt amablemente:

    Quiere cruzar ella ahora?

    La anciana abandon slo en parte aquel estado de contemplacin interior. Seacerc al borde del agua, llevando todava las dos manos con la carga a la altura delpecho. Era delgada: huesos y piel, y unos mechones blancos. Cuando cruzrpidamente el tronco apenas removi el agua.

    Mal se acerc hacia Liku y le pregunt:

    Quieres cruzar?

    Liku se sac a la pequea Oa de la boca y frot el mechn de rizos rojos contra elmuslo de Lok.

    Ir con Lok.

    Esto encendi una especie de luz solar en la cabeza de Lok. Abri la boca, ri yhabl a la gente, aunque haba poca relacin entre las imgenes rpidas y laspalabras. Vio que Fa se rea y que Ha sonrea gravemente.

    Nil les grit:

    Cuidado, Liku. Agrrate bien.

    Lok tir de un rizo del cabello de Liku.

    Subele dijo.

    Liku le tom la mano, apoy un pie en la rodilla de Lok y trep a los rizos de laespalda. Lok sinti bajo el mentn la mano tibia de Liku, que sostena a la pequeaOa.

    Liku grit:

    Ahora!

    Lok retrocedi por el sendero hasta las hayas. Mir el agua con el ceo fruncido,

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    corri, patin y se detuvo. Al otro lado del agua la gente se ech a rer. Lok corrahacia atrs y hacia adelante, y se detena cada vez al llegar cerca del extremo deltronco. De pronto grit:

    Mirad a Lok, el gran saltador!Orgullosamente se lanz hacia adelante, pero casi en seguida se acobard,

    agazapndose y retrocediendo. Liku brincaba y gritaba:

    Salta! Salta!

    La cabeza de Liku rebotaba involuntariamente contra la de Lok. Lok baj hasta elborde del agua como Nil, con los brazos en alto.

    Ay! Ay!grit.

    Hasta Mal sonri entonces. La risa de Liku haba llegado a la etapa silenciosa yjadeante y el agua le caa de los ojos. Lok se ocult detrs de una haya y Nil se apretlos pechos sacudidos por la risa. De pronto reapareci Lok. Se lanz hacia adelantecon la cabeza baja. Corri a lo largo del tronco dando un grito terrible, salt y cay enterreno seco, levantndose de un brinco; continu saltando, burlndose del aguavencida hasta que Liku comenz a hipar y la gente se abraz, riendo. Por fin callarony Mal avanz. Tosi un poco y les hizo una mueca.

    Ahora, Mal.

    Sostuvo el espino ante l, para mantener el equilibrio. Corri el tronco, apoyandoy alzando los viejos pies. Comenz a cruzar, moviendo el espino a un lado y a otro.No avanzaba con la velocidad suficiente para cruzar con seguridad. Los otros veanla angustia que le asomaba a la cara, los dientes descubiertos. Luego un pie de Malarranc un trozo de corteza y dej un trecho desnudo, y no se movi con la rapideznecesaria. El otro pie resbal y Mal cay hacia adelante. Rebot de costado ydesapareci en un remolino de agua sucia. Lok corra de un lado a otro aullando:

    Mal est en el agua!

    Ay! Ay!

    Ha se meti en el agua y el fro le torci la cara en una mueca. Consigui tomar elespino y Mal estaba en el otro extremo. Sostuvo a Mal por la cintura y mientrasavanzaban tropezando pareca que luchaban entre ellos. Mal se desprendi y searrastr a gatas hasta la tierra firme. Dej un haya entre l y el agua y se tendiencogido y temblando. Los otros se reunieron a su alrededor en un grupito apretado.Se agacharon y frotaron los cuerpos contra el de Mal, entrecruzando los brazos en

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    una especie de enrejado para protegerlo y confortarlo. El agua se escurra alisndoleel pelo. Liku se abri paso en el grupo y apret el vientre contra las pantorrillas deMal. Slo la anciana segua esperando sin moverse. El grupo, agazapado, compartalos escalofros de Mal.

    Liku habl:

    Tengo hambre.

    La gente rompi el crculo alrededor de Mal y Mal se levant. Todava temblaba.Este temblor no era un movimiento superficial de la piel y el pelo, sino algo msprofundo, de modo que el espino temblaba tambin.

    Vamos! dijo. Encabez la marcha a lo largo del sendero. En ese lado haba

    ms espacio entre los rboles y muchos matorrales. Pronto llegaron a un clarocercano al ro y todava dominado por el cadver en pie de un rbol enorme. Lahiedra se haba apoderado del tronco y los tallos incrustados eran una maraavaricosa y terminaban en las ramificaciones del rbol. En la madera medrabantambin las setas, semejantes a platillos, llenos de agua de lluvia, y unas ampollasrojas y amarillas como jalea, de modo que el viejo rbol se deshaca en polvo y en unapulpa lechosa. Nil le llev comida a Liku, y Lok arrancaba con los dedos las larvas

    blancas. Mal los esper. El cuerpo ya no le temblaba constantemente, pero an sesacuda a veces. Luego de esas sacudidas se apoyaba en el espino como si se

    deslizara hacia abajo. Haba un nuevo elemento para los sentidos: un ruido tanconstante y penetrante que la gente no necesitaba recordarse mutuamente de qu setrataba. Ms all del claro, el terreno comenzaba a elevarse con brusquedad, barroso,pero punteado con rboles ms pequeos; y all los huesos de la tierra asomabancomo protuberancias de lisa roca gris. Ms all de esa cuesta estaba el barranco entrelas montaas, y desde el borde del barranco, el ro caa en una cascada, dos vecesms alta que el rbol ms alto. Todos guardaban silencio y escuchaban el distantezumbido del agua. Se miraban unos a otros y al fin rieron y charlaron. Lok le explica Liku:

    Esta noche dormirs junto al agua que cae. No ha desaparecido, recuerdas?

    Tengo una imagen del agua y la cueva.

    Lok palme amistosamente el rbol muerto y Mal los llev hacia arriba. Ahoraestaban contentos, pero empezaron a sentir la debilidad del anciano, aunque nosaban an qu honda era esa debilidad. Mal levantaba las piernas como quien tratade sacarlas del lodo y los pies no le obedecan. Pisaban aqu y all, torpemente, comosi algo los empujara hacia los lados, y Mal se tambaleaba apoyndose en el garrote.

    Los que iban detrs seguan los movimientos de Mal con facilidad y destreza.Atentos a los esfuerzos de Mal, lo imitaban afectuosa o inconscientemente. Cuando el

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    anciano se inclinaba y trataba de recuperar el aliento, tambin ellos jadeaban, setambaleaban y movan los pies con torpeza deliberada. Ascendieron por un trechosembrado de cantos rodados grises y peascos hasta que los rboles fuerondesapareciendo y llegaron a un espacio abierto. All se detuvieron y Mal tosi, y

    todos comprendieron que deban esperar. Lok tom a Liku de la mano y le dijo:

    Mira!

    La loma llevaba al barranco y la montaa se alzaba ante ellos. A la izquierda laladera se interrumpa y descenda por un risco hasta el ro. En el ro haba una islaque asomaba como si una parte se hubiese levantado apoyndose en la cascada. Elro corra por ambos lados de la isla, estrecho en la parte ms cercana, pero msancho e impetuoso en la otra; y nadie poda ver dnde caa a causa de la espuma ydel vapor. Haba rboles y espesos matorrales en la isla, pero una niebla densa

    oscureca el extremo prximo a la cascada, y a los lados el ro era slo un centelleolimitado.

    Mal reanud la marcha. Dos caminos llevaban al borde de la cascada; uno subazigzagueando a la derecha y el otro ascenda entre las rocas. Aunque el primercamino hubiese sido ms fcil para Mal, no lo eligi, como si slo le importaradescansar lo ms pronto posible. Fueron, pues, por el camino de la izquierda. Allhaba pequeos arbustos que ayudaban a subir, y mientras pasaban entre ellos Likule habl otra vez a Lok. El ruido de la cascada apag el sonido de las palabras:

    Tengo hambre.

    Lok se golpe el pecho y grit tan alto que todos lo oyeron:

    Tengo una imagen de Lok encontrando un rbol con orejas muy gruesas.

    Come, Liku.

    Ha estaba junto a Lok con bayas en la mano. Las ech en las manos de Liku y la

    nia comi hundiendo la boca en el alimento, sosteniendo a la pequea Oa bajo elbrazo. El alimento le record a Lok que l tambin tena hambre. Ahora que habandejado la hmeda cueva del invierno junto al mar y los alimentos amargos de lacosta y las marismas, tena de pronto una imagen de cosas buenas, de miel y tallos

    jvenes, de bulbos y larvas, de carne sabrosa. Recogi una piedra y golpe la rocaestril que se alzaba junto a su cabeza, como esperaba golpear, pronto, un rbolprobable. Nil arranc una baya seca de un arbusto y se la puso en la boca.

    Mirad a Lok golpeando una piedra!

    Cuando los otros se rieron brome simulando que escuchaba lo que le deca la

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    roca y grit:

    Despertad, larvas! Estis despiertas?

    Pero Mal los conduca hacia adelante.

    La cima del risco se inclinaba un poco hacia atrs, de modo que en vez de treparpor la parte escabrosa podan ir a lo largo de la ladera ms suave, donde el ro dejabalas turbulencias de la catarata. El sendero ganaba altura a cada paso; era un caminovertiginoso, con declives y salientes sobre el vaco, barrancos y contrafuertes, y lonico que daba seguridad eran los accidentes del terreno, que permitan afirmar lospies, y la roca que descenda en pronunciado declive, y dejaba un vaco de aire entreellos y el humo de la isla. All los cuervos revoloteaban como los tizones negros deuna hoguera, las algas ondulaban brillando apenas, indicando dnde estaba el agua,

    y la isla, empinada contra la cascada, interceptando la cada del agua, pareca tanlejana como la luna. El risco se inclinaba como si se mirase los pies en el ro. Las algaseran muy largas, ms largas que muchos hombres, y se movan hacia atrs y haciaadelante con la regularidad de los latidos de un corazn o las oscilaciones del mar.

    Lok record cmo graznaban los cuervos:

    Cuac!

    El nuevo se movi en la espalda de Fa y cambi las posiciones de las manos y lospies. Ha avanzaba muy lentamente, pensando en su propio peso, arrastrndose,tomndose con manos y pies de la roca inclinada. Mal habl otra vez.

    Esperad. Le leyeron los labios cuando se volvi, y se agruparon a su lado. All elsendero se ensanchaba en una plataforma y haba sitio para todos. La anciana apoylas manos en la roca para aliviar la carga. Mal se inclin y tosi hasta casi dislocarselos hombros. Nil se sent en cuclillas y le puso una mano en el vientre y la otra en laespalda. Lok miraba el ro para olvidarse del hambre. Respir hondamente y enseguida fue recompensado con una verdadera mezcla de olores, pues el vaho de la

    cascada magnificaba todos los aromas, como la lluvia intensifica y diferencia loscolores de un campo florecido. Estaban tambin los olores de la gente, individuales,pero todos mezclados con el olor del sendero barroso por donde haban pasado. Esoera tan concretamente la prueba de que llegaban a la vivienda de verano que se echa rer de alegra y se volvi hacia Fa, sintiendo que le gustara acostarse con ella apesar de toda su hambre. El agua de lluvia del bosque se le haba secado en elcuerpo, y los rizos que se arracimaban alrededor del cuello y sobre la cabeza delnuevo eran de un color rojo lustroso. Lok tendi la mano y le toc el pecho y ella ritambin y se ech hacia atrs el pelo que le caa sobre las orejas.

    Encontraremos comida dijo Lok con toda la ancha bocay nos acostaremos

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    juntos.

    La mencin de la comida hizo su hambre tan real como los olores. Se volvi otravez hacia donde ola la carga de la anciana. No vio ms que el vaco y el humo de la

    cascada que suba hacia l desde la isla. Se tendi en la roca con los brazosextendidos, apoyando los pies y las manos en las asperezas, como lapas. Alcanzaba aver las algas, no movindose, sino congeladas en un instante de extrema percepcin.Liku se quejaba en la plataforma y Fa estaba tendida junto al borde y tomaba a Lokpor la mueca. El nuevo se agitaba y lloriqueaba entre los cabellos de Fa. Los otrosvolvan. A Ha se lo vea desde los lomos para arriba, cuidadoso pero rpido yapoyndose en su otra mueca. Senta el sudor del terror en las palmas. Mova un pieo una mano cada vez hasta que qued agazapado en la plataforma. Se dio vueltagateando y les farfull a las algas que volvan a moverse. Liku gritaba. Nil se incliny puso la cabeza de Liku entre sus pechos y le acarici suavemente los rizos de laespalda. Fa tir de Lok de modo que qued frente a ella.

    Por qu?

    Lok se arrodill durante un instante y se rasc el pelo bajo la boca. Luego seal laespuma hmeda que vena hacia ellos cruzando la isla.

    La ancianadijo. Estaba all.

    Los cuervos alzaron el vuelo bajo la mano de Lok. El aire azotaba el risco. Faapart su mano de Lok, que la miraba fijamente.

    Ella estaba all...

    No entendan, y callaron. Fa arrugaba la cara otra vez. No era una mujer con laque se poda acostar. En el aire que le envolva la cabeza haba algo invisible y queera parte de la anciana. Lok se disculp:

    Me volv hacia ella y cay.

    Fa cerr los ojos y dijo austeramente:

    No veo esa imagen.

    Nil llevaba a Liku detrs de los otros. Fa los sigui como si Lok no existiera. Loktrep tras ella tmidamente, dndose cuenta de su error, pero mientras avanzabamurmuraba:

    Me volv hacia ella...

    Los otros se haban reunido en un grupo a cierta distancia en el sendero. Fa les

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    grit:

    Ya vamos!

    Ha le contest gritando:

    Hay una mujer de hielo.

    Ms all y sobre Mal haba en el risco una hondonada de nieve a la que no haballegado el sol. El peso y el fro y luego la lluvia del invierno anterior habancomprimido la nieve y ahora colgaba peligrosamente en una masa de hielo, y el aguacorra entre el borde que se funda y la roca ms caliente. Aunque nunca haban vistouna mujer de hielo en aquel barranco cuando volvan de la cueva de invierno junto almar, no se les ocurri que Mal los haba llevado a las montaas demasiado pronto.

    Lok olvid su equivocacin y la extraa e indefinible novedad del olor a espuma ycorri hacia adelante. Se detuvo junto a Ha y grit:

    Oa! Oa! Oa!

    Y los otros gritaron con l:

    Oa! Oa! Oa!

    Sobre el estruendo insistente de la catarata las voces eran dbiles y apagadas, pero

    los cuervos las oyeron y temblaron y luego planearon suavemente una vez ms. Likugritaba y sacuda a la pequea Oa, aunque no saba por qu. El nuevo volvi adespertar, se pas la lengua rosada por los labios como un gatito y atisbo por entrelos rizos de la oreja de Fa. La mujer de hielo colgaba sobre ellos y ms all. Aunque elagua mortal todava le goteaba en el vientre, no se mova. Los viajeros guardaronsilencio y pasaron rpidamente hasta que la roca ocult a la mujer. Llegaron a laspiedras de la cascada, donde el risco se miraba los pies en las aguas turbulentas y lahumareda blanca. Casi al nivel de los ojos, y antes de caer sobre el antepecho, el aguadescriba una curva; era un agua tan clara que podan ver el fondo. Haba all unas

    malezas que no se movan con un ritmo lento, si no que se estremecan furiosamentecomo si quisieran irse. Cerca de la cascada la espuma mojaba las rocas, y los helechoscolgaban sobre el espacio. La gente apenas mir la cascada y sigui adelanterpidamente.

    Sobre la cascada, el ro pasaba por una brecha en la cadena de montaas.

    Ahora que el da casi haba terminado, el sol tocaba la brecha y resplandeca en elagua. Al otro lado de la brecha la corriente se deslizaba junto a un monte escarpado,

    negro y sombro, pero este lado era menos peligroso. Haba una repisa inclinada, unaterraza que se converta poco a poco en risco. Lok no hizo caso de la isla no visitada y

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    de la montaa que se alzaba detrs en el otro lado del barranco. Se apresur a seguira los otros recordando lo segura que era la terraza. Nada poda amenazarlos desde elagua porque la corriente se lo llevara y lo arrojara sobre la cascada; y el risco sobrela terraza era para las zorras, las cabras, la gente, las hienas y las aves. Hasta el

    camino que descenda de la terraza al bosque estaba defendido por una entradaestrecha. Bastaba para guardarlo un hombre con un espino. En cuanto al sendero quesuba por el risco escarpado, sobre las columnas de espuma y la confusin de lasaguas, slo estaba gastado por los pies de la gente.

    Lok lleg al recodo en que terminaba el sendero. El bosque que daba ahora atrs, aoscuras, y las sombras avanzaban por el barranco hacia la terraza. La gente descansall ruidosamente. Ha solt su vara, posando en el suelo el extremo espinoso. Searrodill y olfate el aire. En seguida, los otros guardaron silencio y se colocaron enfila, delante de la saliente. Mal y Ha se adelantaron con los espinos preparados, ysubieron por una pequea loma de tierra hasta que pudieron ver la saliente desdearriba.

    Pero las hienas se haban ido. Aunque las piedras diseminadas que haban cadodel techo y la hierba escasa que creca en la tierra desde haca generacionesconservaban el olor, era el olor de haca un da.

    Todos vieron que Ha levantaba el espino de modo que ya no era un arma ydistendieron los msculos. Avanzaron unos pocos pasos loma arriba y se detuvieron

    ante la saliente mientras la luz del sol arrojaba sus sombras oblicuas. Mal contuvo latos que le suba del pecho, se volvi hacia la anciana y esper. La anciana se arrodillen la saliente y dej la bola de arcilla en el centro. Luego esparci la arcilla, alisndolay amoldndola, sobre la vieja capa anterior. Acerc la cara a la arcilla y sopl. En elfondo mismo de la saliente haba unos nichos, a ambos lados de una columna deroca, que guardaban palos, ramitas y ramas grandes. La anciana fue rpidamentehacia los montones y volvi con dos ramitas y hojas y un tronco podrido y blando.Puso esas cosas sobre la arcilla esparcida y sopl hasta que apareci un poco dehumo y una chispa solitaria salt en el aire. La rama cruji y una llama de color

    amatista y rojo subi en espiral y luego se enderez de modo que el lado oscuro delrostro de la anciana se ilumin de pronto, y los ojos le brillaron. Fue otra vez a losnichos y volvi con ms lea que ech al fuego, del que brotaron llamas y chispas.Luego se puso a amasar la arcilla hmeda con los dedos, levantando los bordes demodo que el fuego qued en medio de un plato poco profundo. En seguida selevant y les dijo:

    El fuego est otra vez despierto.

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    Captulo 2

    La gente habl entonces otra vez, excitada. Entraron de prisa en la cavidad. Mal sesent en cuclillas entre el fuego y los nichos y tendi las manos, mientras Fa y Nilllevaban ms lea y la dejaban preparada junto a la hoguera. Liku trajo una rama y sela dio a la anciana. Ha se agazap contra la roca y se restreg la espalda hasta

    sentirse cmoda. Estir la mano derecha, encontr una piedra y la levant. La mostra los otros y dijo:

    Tengo una imagen de esta piedra. Mal la us para cortar una rama. Mirad!Aqu est la parte que corta.

    Mal tom la piedra de Ha, la sopes, frunci el entrecejo un instante y luego lessonri.

    sta es la piedra que us dijo. Mirad! Aqu pongo mi dedo pulgar y aqumi mano aprieta alrededor.

    Alz la piedra y simul que cortaba una rama.

    La piedra es buenadijo Lok.

    No desapareci. Esper junto al fuego la vuelta de Mal.

    Se incorpor y escudri la tierra y las piedras de la loma. Tampoco haban

    desaparecido el ro ni las montaas. La saliente los haba esperado. De pronto sintiuna corriente de felicidad y regocijo. Todo los haba esperado. Oa los haba esperado.

    En aquel momento empujaba hacia arriba las espigas de los bulbos, engordaba laslarvas, sacaba los olores de la tierra, arrancaba pimpollos de las grietas y las ramas.Lok se puso a bailar en la terraza junto al ro, extendiendo los brazos.

    Oa! Mal se alej un poco del fuego y examin el fondo de la saliente. Escudrila superficie y barri unas pocas hojas secas y excrementos de animales al pie de lacolumna. Se sent en cuclillas y se encogi acomodando los hombros.

    Aqu es donde Mal se sientadijo.

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    Toc la roca con el afecto con que Lok o Ha podan tocar a Fa.

    Estamos en casa!

    Lok volvi de la terraza. Mir a la anciana. Libre ahora de la carga del fuegopareca un poco menos remota, un poco ms como ellos. Ahora poda mirarla a losojos y hablarle, y quizs ella le contestara. Adems, senta la necesidad de hablar, deocultar a los otros la inquietud que le producan siempre las llamas.

    Ahora el fuego est en el hogar. Sientes calor, Liku?

    Liku se quit la pequea Oa de la boca y contest:

    Tengo hambre.

    Maana encontraremos comida para toda la gente.

    Liku levant a la pequea Oa.

    Tambin ella tiene hambre.

    Ella ir contigo y comer.

    Ri mirando a los otros.

    Tengo una imagen...

    Entonces los otros rieron tambin, porque aquella era la imagen de Lok, casi lanica que tena, y la conocan tan bien como l.

    ... una imagen de encontrar a la pequea Oa.

    Fantsticamente, la vieja raz retorcida y combada y alisada por los aos, pareca elvientre de una mujer embarazada.

    ... Estoy entre los rboles. Toco. Con este pie toco.Representaba la escena paraellos: cargaba el peso del cuerpo sobre el pie izquierdo y con el derecho exploraba elterreno.

    Toco. Qu toco? Un bulbo? Un palo? Un hueso? El pie derecho de Loktom algo y lo pas a la mano izquierda. Lo mir.

    Es la pequea Oa!Sonri triunfalmente.

    Y ahora donde est Liku est la pequea Oa.

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    La gente lo aplaudi, sonriendo en parte a Lok y en parte al relato. Tranquilizadocon el aplauso, Lok se instal junto al fuego y los otros guardaron silencio,contemplando las llamas.

    El sol cay en el ro y la luz abandon la saliente. Ahora el fuego era ms quenunca central: ceniza blanca, un punto rojo y una llama que oscilaba hacia arriba. Laanciana se mova lentamente y echaba ms madera al fuego para que el punto rojocomiera y la llama se hiciera fuerte. Los otros observaban y los rostros parecantemblar a la luz vacilante. Las pieles pecosas haban enrojecido, y en las profundascavernas que tenan bajo la frente habitaban reproducciones del fuego, y todos losfuegos bailaban a la vez. A medida que se convencan de que haca calor distendanlos miembros y aspiraban el vaho, agradecidos. Movan los dedos de los pies yestiraban los brazos, cuidando de apartarlos del fuego. Cay sobre ellos un silencioprofundo, que pareca mucho ms natural que el lenguaje hablado, un silencio eternoen el que haba al principio muchos recuerdos de la saliente, y luego quiz ningnrecuerdo. Tan completamente descontado estaba el estruendo del agua que oan elsuave roce del viento en las rocas. Los odos, como si tuviesen una vidaindependiente, clasificaban la maraa de pequeos sonidos y los aceptaban: elsonido de la respiracin, el sonido de la arcilla hmeda que se desconchaba, elsonido de las cenizas que caan en la arcilla.

    Luego Mal habl con una inseguridad poco habitual:

    Hace fro? De vuelta otra vez a s mismos, separados, los otros miraron a Mal.Ya no estaba mojado y ahora tena rizos en el pelo. Se movi hacia adelantedecididamente y se agach de modo que las rodillas tocaran la arcilla, extendiendolos brazos como soportes a los lados. El calor le golpeaba el pecho. Luego el vientoprimaveral sacudi ligeramente las llamas y envi la delgada columna de humodirectamente a la boca abierta de Mal. Mal se atragant y tosi. Sigui tosiendo y lastoses parecan salirle del pecho sin advertencia ni consulta. Retiraron el cuerpo de laproximidad del fuego y Mal sigui jadeando. Qued tendido de costadoestremecindose. Los otros vieron que sacaba la lengua y los miraba, asustado.

    La anciana habl:

    Es el fro del agua donde estaba el tronco.

    Se acerc y se arrodill junto a Mal, y le frot el pecho y los msculos del cuello.La cabeza de Mal cay sobre las rodillas de la anciana, que lo defendi del vientohasta que dej de toser y call. El nuevo despert y descendi a gatas de la espaldade Fa. Se arrastr entre las piernas extendidas con la cabeza roja centelleando a la luz.Vio el fuego, se desliz bajo las rodillas levantadas de Lok, se tom del tobillo de Mal

    y se levant. Dos fuegos pequeos le brillaban en los ojos mientras permaneca as,inclinado hacia adelante y agarrado a la pierna temblorosa. La gente miraba al nuevo

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    y luego a Mal. De pronto estall una rama. Lok dio un salto y las chispas volaron enla oscuridad. El nuevo cay de bruces antes que las chispas descendieran. Corrientre las piernas, trep por el brazo de Nil y se ocult en el pelo de la espalda y elcuello. Luego uno de los fuegos apareci junto a la oreja izquierda de Nil, un fuego

    que no parpadeaba y observaba cautelosamente. Nil volvi la cara y frotsuavemente la mejilla en la cabeza del nio. El nuevo estaba otra vez encerrado, en lacueva de su propia cabeza, entre los rizos de la madre. Poco despus el puntito defuego, junto a la oreja de Nil, desapareci.

    Mal se enderez de modo que qued sentado y apoyado contra la anciana. Mir atodos, uno por uno. Liku abri la boca para hablar, pero Fa le dijo que callara. Malhabl entonces:

    En un principio estaba la gran Oa. El vientre de Oa pari a la tierra. Le dio de

    mamar. La tierra pari a la mujer y el vientre de la mujer pari al primer hombre.

    Lo escuchaban en silencio. Esperaban ms, todo lo que saba Mal. Era ladescripcin de la poca en que haba habido mucha gente, el relato que a ellos lesgustaba tanto de la poca en que era verano todo el tiempo y las flores y los frutoscolgaban de la misma rama. Haba tambin una larga lista de nombres quecomenzaba con Mal y retroceda pasando siempre por el hombre ms viejo de lapoblacin en cada poca. Pero Mal no dijo nada ms. Lok estaba sentado entre l y elviento.

    Tienes hambre, Maldijo. Un hombre que tiene hambre es un hombre fro.

    Ha levant la boca.

    Cuando vuelva el sol encontraremos comida. Qudate junto al fuego, Mal, y tetraeremos comida y entonces te sentirs fuerte y caliente.

    Fa se acerc y apoy el cuerpo contra Mal, de modo que los tres lo defendan delfuego. Mal les habl entre toses:

    Tengo una imagen de lo que hay que hacer.

    Inclin la cabeza y examin las cenizas. La gente esperaba. Podan ver cmo lavida haba ido despojndolo. Los largos cabellos le raleaban en la frente, y los rizosque deban haber descendido por la loma del crneo haban retrocedido, y ahora,sobre las cejas, asomaba una franja de piel desnuda y arrugada, ancha como un dedo.Bajo las cejas, las cuencas de los ojos eran profundas y oscuras; y los ojos, tristes ydoloridos. Alz una mano y se mir atentamente los dedos.

    La gente tiene que encontrar comida. La gente tiene que encontrar madera. Se

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    tom los dedos de la mano izquierda con la otra mano; los tom fuertemente, comosi la presin fuera a mantener las ideas adentro.

    Un dedo para la madera. Un dedo para la comida.

    Sacudi la cabeza y comenz de nuevo:

    Un dedo para Ha. Para Fa. Para Nil. Para Liku...

    Lleg al final de los dedos y se mir la otra mano, tosiendo suavemente. Ha semovi en su asiento, pero no dijo nada. Luego Mal afloj la frente y se dio porvencido. Baj la cabeza y entrelaz las manos sobre el cabello gris de la nuca. Losotros lo oan, sintiendo qu cansado estaba.

    Ha traer madera del bosque. Nil ir con Ha y el nuevo.

    Ha se movi otra vez y Fa retir el brazo de los hombros del anciano, pero Malsigui hablando:

    Lok conseguir comida con Fa y Liku.

    Ha habl:

    Liku es demasiado pequea para ir a la montaa y salir a la llanura.

    Liku grit:

    Ir con Lok!

    Mal murmur con la cabeza apoyada en las rodillas:

    He hablado.

    Ahora que todo estaba resuelto la gente se senta inquieta. Saban que algo andaba

    mal, pero la palabra estaba dicha. Cuando la palabra estaba dicha era como si yaestuviesen haciendo las cosas, y eso los preocupaba. Ha tir una piedra contra la rocade la saliente y Nil volvi a quejarse en voz baja. Slo Lok, que tena el menornmero de imgenes, recordaba la generosidad de Oa y las imgenesdeslumbradoras que lo haban hecho bailar en la terraza. Dio un salto y enfrent a lagente, y el aire nocturno le sacudi los rizos.

    Traer la comida en mis manos dijo, e hizo un amplio ademn, tantacomida que no me tendr derecho. As!

    Fa se burl:

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    No hay tanta comida en el mundo.

    Lok se puso en cuclillas y replic:

    Ahora tengo una imagen en la cabeza. Lok vuelve a la cascada. Corre por laladera de la montaa. Lleva un ciervo. Un gato ha matado al ciervo y le ha chupadola sangre. As, bajo este brazo izquierdo. Y bajo el brazo derecho lo extendiloscuartos de una vaca.

    Simul que se tambaleaba delante de la saliente bajo el peso de la carne. Los otrosrean con Lok. Luego se rieron de Lok. Slo Ha guardaba silencio, sonriendo unpoco, hasta que los otros lo advirtieron y se quedaron mirndolos a l y a Lok.

    Lok exclam, enojado: Es una imagen verdadera! Ha no dijo nada con la boca,

    pero sigui sonriendo. Luego, mientras los dems lo observaban, movi las dosorejas, volvindolas lenta y solemnemente hacia Lok de modo que decan con tantaclaridad como si l hubiera hablado: Te escucho! Lok abri la boca. Se le eriz elpelo. Comenz a farfullar mudamente a las orejas sarcsticas y los labiosentreabiertos. Fa los interrumpi: No lo molestis. Ha tiene muchas imgenes ypocas palabras. Lok tiene un bocado de palabras y ninguna imagen. Ha soltentonces una carcajada y sacudi los pies, y Lok y Liku rieron sin saber por qu. Lokdese de pronto la paz sin imgenes de la buena armona de todos. Olvid el malhumor y se acerc de nuevo al fuego, fingiendo que era muy desdichado, y los otros

    fingieron tambin que lo consolaban. Luego volvi el silencio, y slo hubo unpensamiento o ningn pensamiento en la saliente. Todos compartan ahoraespontneamente la misma imagen. Era una imagen de Mal, al parecer un pocoapartado de ellos, iluminado y claramente definido en toda su desdicha. Vean noslo el cuerpo de Mal, sino tambin las imgenes lentas que le crecan y lemenguaban en la cabeza. Una sobre todo desalojaba a las otras y asomaba entre losargumentos nebulosos, las dudas y las conjeturas, hasta que supieron qu pensabaMal tan tristemente convencido.

    Maana o pasado maana morir.

    La gente volvi a separarse. Lok tendi la mano y toc a Mal. Pero Mal no sinti elroce a causa de su propio dolor y el cabello protector de la anciana. La anciana mir aFa.

    Es el fro del agua.

    Se inclin y murmur en el odo de Mal:

    Maana habr comida. Duerme ahora.

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    Ha se levant y dijo:

    Habr ms madera tambin. No quieres dar de comer al fuego?

    La anciana fue al nicho y sac unos leos. Ajust hbilmente los trozos de modoque cuando las llamas se elevaron pudieron morder en madera seca. Pronto lasllamas azotaron el aire y la gente de la saliente retrocedi. Eso agrand el semicrculoy Liku se meti entre la gente. Los pelos crujieron con el calor y todos se sonrieronmutuamente complacidos. Bostezaron, amontonndose alrededor de Mal, hacindoleuna especie de cuna de carne caliente con el fuego frente a l. Restregaban los pies ymurmuraban. Mal tosi un poco y luego tambin l se qued dormido.

    Lok se sent en cuclillas a un lado y se qued mirando afuera las aguas oscuras.No haban tomado una decisin consciente, pero l estaba en guardia. Bostezaba

    tambin y examinaba el dolor que senta en el estmago. Pensaba en la buena comiday baboseaba un poco y estuvo a punto de hablar, pero record que todos los demsdorman. Se levant, en cambio, y se rasc los rizos tupidos que tena bajo el labio. Faestaba a su alcance y de pronto volvi a desearla, pero su deseo era fcil de olvidar,porque ahora prefera pensar en la comida. Record las hienas y avanz en silenciopor la terraza hasta que pudo mirar el bosque, loma abajo. Kilmetros de oscuridad yde manchas fuliginosas se extendan hasta la faja gris que era el mar; ms cerca, el ro

    brillaba en pantanos y meandros. Alz los ojos al cielo y vio que estaba despejado;slo unas capas de nubes aborregadas se cernan sobre el mar. Mientras observaba, y

    se le desvaneca la imagen accidental del fuego, vio aparecer una estrella. Luegoaparecieron otras, diseminadas, formando campos de luces titilantes que seextendan de horizonte a horizonte. Los ojos de Lok contemplaban las estrellas sinpestaear, mientras husmeaba las hienas y descubra que no haba ninguna cerca.Trep por las rocas y mir abajo la cascada. Haba siempre luz donde el ro caa. Laespuma humeante pareca atrapar toda la luz y distribuirla sutilmente. Sin embargo,esa luz no iluminaba ms que la espuma, de modo que la isla quedaba en unaoscuridad total. Lok observ sin pensar en nada los rboles negros y las rocas queasomaban entre la blancura nebulosa. La isla era como la pierna entera de un gigante

    sentado: las rodillas, empenachadas con rboles y matorrales, interrumpan la cadacentelleante de la cascada, y los pies desmaados se extendan ms abajo,desapareciendo en la oscuridad. El muslo del gigante, que deba de haber soportadoun cuerpo como una montaa, estaba en el agua que bajaba por el barranco ydisminua hasta perderse en las rocas dislocadas que se curvaban, acercndose a laterraza, a una distancia del largo de unos pocos hombres. Lok contemplaba el muslodel gigante como poda haber contemplado la luna: era algo tan remoto que no tenarelacin alguna con la vida tal como l la conoca. Para llegar a la isla la gente habratenido que saltar por encima de esa brecha entre la terraza y las rocas a travs del

    agua, que quera atraparlos y arrojarlos a la cascada. Slo alguna criatura ms gil yasustada se habra atrevido a dar ese salto, por lo que nadie visitaba la isla.

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    Le vino una imagen ahora, muy lejos de la cueva junto al mar, y se volvi paramirar el ro. Vio los meandros y los charcos que brillaban dbilmente en la oscuridad.Se le presentaron extraas imgenes del sendero que llevaba del mar a la terraza, atravs de las tinieblas que se extendan debajo. Miraba y se senta cada vez ms

    turbado, pensando que el sendero estaba realmente all donde l miraba. Aquellaparte de la regin, con su confusin de rocas, que parecan haberse detenido en elinstante ms tempestuoso de su arremolinamiento, y aquel ro de abajodesparramado en el bosque eran demasiado complicados y no alcanzaba aentenderlos, aunque sus sentidos podan encontrar un sendero tortuoso. Abandon,aliviado, la meditacin. Husme el aire, en busca de hienas, pero habandesaparecido. Descendi hasta el borde de la roca y orin en el ro. Luego volvisilenciosamente y se agazap a un lado del fuego. Bostez una vez, volvi a desear aFa y se rasc. Haba ojos que lo vigilaban desde los riscos, y tambin ojos en la isla,

    pero nada se acercara mientras las cenizas del fuego siguieran brillando. Como si sehubiera dado cuenta de lo que Lok pensaba, la anciana se despert, ech un poco delea al fuego y atiz las cenizas con una piedra lisa. Mal tosi secamente en sueos ylos otros se agitaron. La anciana se acost otra vez y Lok se puso las palmas de lasmanos en las cavidades de los ojos, los frot soolientamente, y unos puntos verdesflotaron sobre el ro. Mir pestaeando a la izquierda, donde la cascada resonaba demodo tan montono que ya no poda orla. El viento se movi en el agua y revolote,y luego subi con fuerza del bosque a travs de la barranca. La lnea bien definidadel horizonte se borr y el bosque se ilumin de pronto. Una nube se cerna sobre lacascada, la niebla ascenda desde la cuenca esculpida y el viento azotaba y hacaretroceder el agua del ro. La isla se oscureci, la niebla hmeda subi a la terraza,colg bajo el arco de la saliente y envolvi a la gente con gotas diminutas. La nariz deLok se abri y aspir el complejo de olores que llegaban con la niebla.

    Lok se sent en cuclillas, perplejo y temblando. Llev las manos a la nariz yexamin el aire atrapado. Con los ojos cerrados, atento, se concentr en el airecaliente, y durante un instante crey estar al borde mismo de la revelacin. Luego elolor se sec como el agua, se borr como un pequeo objeto lejano cuando lo ahoganlas lgrimas. Lok dej que el aire se fuera y abri los ojos. El viento alejaba ahora la

    niebla de la cascada y el olor de la noche era el de todas las noches. Mir ceudo laisla, y el agua oscura que se deslizaba hacia el borde, y luego bostez. No podaconcebir una imagen nueva; no haba, aparentemente, ningn peligro. El fuegodisminua y era apenas un ojo rojo que slo se iluminaba a s mismo, y la genteestaba inmvil y tena el color de la roca. Se sent y se inclin hacia adelante paradormir, apretndose la nariz con una mano para no sentir la corriente de aire fro.Alz las rodillas hasta el pecho y present al aire nocturno la menor superficieposible. Levant el brazo izquierdo y meti los dedos en el cabello de la nuca,hundiendo la boca en las rodillas. Sobre el mar, en un lecho de nubes, haba una luz

    anaranjada que se extenda. El aro de la luna creciente se abra paso entre los brazosdorados de las nubes. El antepecho de la cascada centelleaba; las luces corran de un

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    lado a otro a lo largo de la orilla o saltaban en un chisporroteo sbito. Los rboles dela isla eran ahora ms ntidos, y el tronco del abedul que se alzaba sobre ellos se pusode pronto blanco y plateado. A travs del agua, en el otro lado del barranco, el riscoconservaba todava la oscuridad, pero en todos los otros sitios las montaas

    mostraban sus cimas de nieve y hielo. Lok dorma, en equilibrio sobre las nalgas.Una dbil seal de peligro lo habra enviado volando por la terraza como uncorredor que salta desde la lnea de partida. La cascada centelleaba sobre Lok comoel hielo de la montaa. El fuego era un cono romo que contena un puado de luzroja. Unas llamas azules oscilaban y se apagaban en los extremos intactos de lasramas y los troncos. La luna se elev lenta y casi verticalmente. En el cielo slo habaunos pocos restos de nubes desparramados. La luz descendi a la isla y envolvi lascolumnas de espuma, descubriendo unas formas grises que se escabullanretorcindose de la luz a la sombra, o corran rpidamente por los espacios abiertos

    en las laderas de las montaas. Unos ojos verdes observaban la luz; caa sobre losrboles del bosque y unas manchas dispersas de color marfil plido se movan sobrelas hojas marchitas y la tierra. Se extenda sobre el ro y las algas fluctuantes; y en elagua relumbraban las ondas, y haba crculos y remolinos de fuego fro y lquido.Lleg un ruido desde el pie de la cascada, desde el estruendo, sin eco ni resonancia,la forma de un ruido. Las orejas de Lok se crisparon a la luz de la luna y la escarchaacumulada en los bordes superiores tembl levemente. Las orejas le preguntaron aLok:

    ...?

    Pero Lok estaba dormido.

  • 7/27/2019 Golding, William - Los Herederos

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    Captulo 3

    Lok not que la anciana haba comenzado a trabajar antes que nadie, ocupndosedel fuego a la primera luz de la aurora. Prepar un montn de lea y Lok oy ensueos que la lea comenzaba a arder y crepitar. Fa estaba an en cuclillas; la cabezainquieta del anciano se sacuda en el hombro de Fa. Ha se movi y se levant. Sali a

    la terraza y orin, y luego volvi y mir al anciano. Mal no se despertaba como losotros. Estaba sentado pesadamente sobre las nalgas, mova la cabeza de un lado aotro en el cabello de Fa y respiraba rpidamente como una gama preada. Tena la

    boca abierta hacia el fuego ardiente, pero otro fuego invisible lo consuma ahora;estaba en todas partes: en la carne de los miembros y alrededor de las cuencas de losojos. Nil corri al ro y llev agua en las manos. Mal bebi el agua antes de abrir losojos. La anciana ech ms lea al fuego. Seal los nichos y movi la cabeza hacia el

    bosque. Ha toc a Nil en el hombro.

    Ven!El nuevo despert tambin, trep por el hombro de Nil, maull un instante y se le

    acomod en el pecho. Nil sigui a Ha hacia el atajo que descenda al bosque mientrasel nuevo mamaba. Dieron la vuelta al recodo y desaparecieron en la niebla matutinaque se cerna casi al nivel de lo alto de la cascada.

    Mal abri los ojos. Los otros se inclinaron para or lo que deca:

    Tengo una imagen.

    Los tres esperaron. Mal levant una mano y se la puso en la cabeza, sobre las cejas.Aunque le temblaban dos fuegos en los ojos no miraba a la gente, sino a algo muylejano al otro lado del agua. Tan intensa y temerosa era esta atencin que Lok se diovuelta para ver si poda descubrir por qu Mal estaba tan asustado. No haba nada;slo un tronco, arrancado de alguna tortuosa orilla del ro por la fuerte corriente,pas delante de ellos y fue a detenerse en silencio al borde de la cascada.

    Tengo una imagen. El fuego vuela por el bosque y devora los rboles.

    La respiracin de Mal era ms acelerada, ahora que estaba despierto.

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    Se quema. El bosque se quema. La montaa se quema.

    La cabeza del anciano se volvi hacia cada uno de ellos. Haba pnico en su voz.

    Dnde est Lok?

    Aqu.

    Mal lo mir, perplejo, con el ceo fruncido.

    Quin es ste? Lok est en la espalda de su madre y los rboles son devorados.

    Lok movi los pies y ri tontamente. La anciana tom la mano de Mal y se la lleva la mejilla.

    Esa es una imagen de hace mucho tiempo dijo. Todo eso pas ya. Lo hasvisto en sueos.

    Fa lo palme en el hombro. Luego aplic la mano a la piel y abri los ojos. Pero lehabl a Mal amablemente, como si le estuviera hablando a Liku.

    Lok est aqu de pie. Mralo! Es un hombre.

    Aliviado al comprender por fin, Lok les habl vivamente a todos.

    S, soy un hombre!Tendi las manos.Aqu estoy, Mal.

    Liku despert, bostezando, y la pequea Oa se le cay del hombro. Se la puso en elpecho.

    Tengo hambre.

    Mal se dio vuelta tan rpidamente que casi se desprendi de Fa y ella tuvo queagarrarlo.

    Dnde estn Ha y Nil?

    T los mandaste afuera contest Fa. Los mandaste a buscar lea. Y a Lok, aLiku y a m a buscar comida. Te traeremos algo.

    Mal se balanceaba hacia atrs y adelante, con la cara entre las manos.

    sa es una mala imagendijo.

    La anciana lo abraz:

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    Duerme ahora.

    Fa apart a Lok del fuego y le dijo:

    No conviene que Liku vaya a la llanura con nosotros. Djala junto al fuego.

    Mal lo ha dicho.

    Tiene enferma la cabeza.

    Ha visto arder todas las cosas. Tengo miedo. Cmo puede arder la montaa?

    Fa replic en tono desafiante:

    Hoy es como maana y ayer.Ha y Nil, con el nuevo, trabajaban a la entrada de la terraza. Llevaban brazadas de

    ramas rotas. Fa corri hacia ellos.

    Debe Liku venir con nosotros porque Mal lo ha dicho?

    Ha se tir del labio y contest:

    Eso es una cosa nueva. Pero se ha dicho.

    Mal vio la montaa ardiendo.

    Ha mir la montaa oscura que se alzaba dominndolos.

    Yo no veo esa imagen.

    Lok ri con nerviosidad.

    Hoy es como ayer y maana.

    Ha sacudi las orejas hacia ellos y sonri gravemente.

    Se ha dicho.

    Inmediatamente desapareci la tensin indefinible y Fa, Lok y Liku corrieron a lolargo de la terraza. Saltaron al risco y comenzaron a trepar. Estaban a bastante alturapara ver directamente la lnea de espuma humeante al pie de la cascada y oan elestruendo. Cuando el risco se inclin algo hacia atrs Lok hinc una rodilla en tierray grit:

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    Arriba!

    La luz era ms brillante ahora. Podan ver el ro reluciente entre las montaas y lasvastas extensiones de cielo cado donde se embalsaba el lago. Debajo la niebla

    ocultaba el bosque y la llanura y se apoyaba tranquilamente en la ladera de lamontaa. Echaron a correr por la ladera empinada, deslizndose hacia la niebla.Cruzaron por la roca desnuda, llegaron a donde haba altos montones de piedrasrotas y filosas, descendieron por barrancas escarpadas y llegaron por fin a unas rocasredondeadas donde haba algo de hierba y unos pocos arbustos encorvados por elviento. La hierba estaba hmeda y las telaraas tendidas entre las hojas se rompanadhirindose a los tobillos. La inclinacin de la ladera disminua y los arbustos eranms frecuentes. Llegaban al lmite de la niebla.

    El sol beber la niebladijo Lok.

    Fa no le prest atencin. Buscaba con la cabeza baja, y los rizos arrancaban gotasde agua a las hojas. Un ave grazn y se alej por el aire revoloteando pesadamente.Fa se abalanz sobre el nido y Liku golpe con los pies el vientre de Lok.

    Huevos! Huevos!

    Descendi de la espalda de Lok y se puso a bailar entre las matas de hierba. Facort una espina de un arbusto y agujere el huevo por los dos extremos. Liku se lo

    arranc de las manos y lo chup ruidosamente. Haba un huevo para Fa y otro paraLok. Los tres quedaron vacos entre dos aspiraciones. Despus de comerlos se dieroncuenta del hambre que tenan y se pusieron a buscar. Siguieron adelante, inclinadosy buscando. Aunque no levantaban la vista saban que seguan a la niebla en retiradahasta el terreno llano, y que la opacidad luminosa, all sobre el mar, contena losprimeros rayos del sol. Separaban las hojas y escudriaban los arbustos y descubranlas larvas dormidas y los plidos retoos que yacan bajo un montn de piedras.Mientras trabajaban y coman Fa los consolaba:

    Ha y Nil traern un poco de comida del bosque.

    Lok buscaba larvas, bocados exquisitos y blandos, fortificantes.

    No podemos volver con una sola larva. Y volver. Y luego una sola larva.

    Llegaron a un espacio abierto. Una piedra haba cado de la montaa desplazandoa otra. El trecho de tierra descubierta haba sido invadido por gruesos retoos

    blancos que salan a la luz, pero eran tan cortos y gruesos que estallaban al tocarlos.Se sentaron en crculo para comerlos. Era tanto lo que hablaban como lo que coman,

    entre breves exclamaciones de placer y excitacin, y al fin comieron sin sentirhambre. Liku nada deca, pero se sentaba con las piernas extendidas y coma con las

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    dos manos.

    Poco despus Lok hizo un amplio ademn y dijo:

    Si comemos en este extremo del camino podemos llevar a la gente a comer enaquel extremo.

    Fa habl confusamente:

    Mal no vendr y ella no lo dejar solo. Volveremos por este camino cuando elsol vaya al otro lado de la montaa. Llevaremos a la gente lo que podamos sosteneren los brazos.

    Lok eruct y mir afectuosamente el sendero.

    ste es un buen lugar.

    Fa frunci el ceo y mastic.

    Si el camino estuviera ms cerca...

    Trag el bocado entero.

    Tengo una imagen. La buena comida crece. No aqu. Crece junto a la cascada.

    Lok se ri.

    No hay plantas as junto a la cascada!

    Fa separ las manos, observando a Lok todo el tiempo. Luego comenz a unirlasde nuevo. Pero a pesar de la inclinacin de la cabeza, las cejas que se movanligeramente hacia arriba y hacia los lados hacan una pregunta para la que no tenapalabras. Trat de nuevo:

    Pero s... Veo esta imagen. La saliente y el fuego estn aqu abajo.

    Lok levant la cara y ri:

    Este lugar est aqu abajo, y la saliente y el fuego estn all arriba.

    Arranc ms tallos, se los meti en la boca y sigui comiendo. Mir a la luz msclara y vio las seales del da. Poco despus Fa olvid la imagen y se levant. Lok selevant tambin y habl para ella:

    Vamos!

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    Descendieron con dificultad entre las rocas y los arbustos. Casi inmediatamentesali el sol, un crculo de plata mate que corra oblicuamente entre las nubes, aunquesiempre estaba en el mismo sitio. Lok iba delante, y lo segua Liku, seria eimpaciente, buscando comida por primera vez. La ladera se hizo ms suave y

    llegaron al borde empinado que daba al mar de hierbas de la llanura. Lok se detuvo ylas mujeres esperaron inmviles, detrs. Se volvi, hizo una pregunta muda a Fa yalz otra vez la cabeza. De pronto ech aire por la nariz y aspir. Probdelicadamente el aire, retenindolo en la nariz hasta que la sangre se le calent ysinti el olor. Haba verdaderos milagros en aquellas cavernas de la nariz. El olor eraapenas perceptible. Si Lok hubiese sido capaz de hacer esas comparaciones se habrapreguntado si el rastro era un verdadero olor o slo el recuerdo de un olor. Tan dbily rancio era ese olor que cuando mir interrogativamente a Fa ella no le entendi.Lok le sopl entonces la palabra:

    Miel?

    Liku se puso a saltar hasta que Fa le dijo que se quedara quieta. Lok aspir el airede nuevo, pero esta vez le lleg una rfaga distinta y estaba vaca. Fa esperaba.

    Lok no necesit pensar de dnde llegaba el viento. Trep a una roca en la que nodaba el sol y comenz a buscar rastros. La direccin del viento cambi y sinti el olorde nuevo. Esta vez era excitante y real, y Lok no tard en seguirlo hasta un pequeorisco que la escarcha, el sol y la lluvia haban gastado convirtindolo en una red de

    grietas. Alrededor de una de las grietas haba manchas parecidas a marcas de dedosmorenos; una sola abeja, apenas viva, aunque el sol brillaba plenamente en lasuperficie de la roca, estaba pegada a una profundidad de quizs el ancho de unamano. Fa sacudi la cabeza y dijo:

    Habr poca miel.

    Lok invirti el espino y meti la punta en la grieta. Unas pocas abejas comenzarona zumbar lnguidamente, heladas y hambrientas. Lok movi el cabo del espino en lagrieta. Liku brincaba.

    Hay miel, Lok? Quiero miel!

    Las abejas salan de la grieta y revoloteaban alrededor. Algunas caanpesadamente a tierra y se arrastraban moviendo las alas. Una se le pos en el pelo aFa. Lok sac el espino. En el extremo haba un poco de miel y cera. Liku dej de

    brincar y se puso a lamer la punta del palo. Ahora que los otros haban satisfecho suhambre disfrutaban viendo comer a Liku.

    Lok charlaba:

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    La miel es lo mejor. Hay fuerza en la miel. Mira cmo le gusta la miel a Liku.Tengo una imagen de un tiempo en que la miel saldr de esta grieta en la roca ypodremos tomarla en los dedos. As!

    Pas la mano por la roca y luego se chup los dedos y sabore el recuerdo de lamiel. Luego meti otra vez la punta del espino en la grieta, para que Liku pudieracomer. Fa se mostr inquieta.

    sta es miel vieja del tiempo en que bajamos al mar dijo. Tenemos queencontrar ms para los otros. Vamos!

    Pero Lok introduca otra vez la punta del espino en la grieta para gozar viendocomer a Liku, mirndole el vientre y recordando la miel. Fa descendi por las rocas,siguiendo la niebla que se retiraba a la llanura, pas ms all del borde y se perdi de

    vista. En seguida oyeron que gritaba. Liku trep a la espalda de Lok, y Lok corrihacia donde haba sonado el grito con el espino preparado. En el borde del roquedalhaba un barranco escabroso que llevaba a la llanura. Fa estaba agazapada en la bocadel barranco, mirando la hierba y los brezos de la llanura. Lok corri hacia ella. Fa selevant temblando ligeramente. Haba all abajo dos animales amarillentos, con laspatas ocultas por los brezos, tan cerca que ella poda verles los ojos. Los animalesalzaban las orejas, alarmados por la voz de Fa, y la miraban fijamente. Lok baj aLiku, y dijo:

    Sube.

    Liku trep por la ladera del barranco y se agazap, a una altura que Lok no podaalcanzar.

    Los animales amarillos mostraron los dientes.

    Ahora!

    Lok se lanz hacia adelante con el espino de lado. Fa describi un crculo a su

    izquierda. Llevaba una piedra afilada como una espada en cada mano. Las doshienas se acercaron juntas gruendo. Fa sacudi de pronto la mano derecha y lapiedra fue a golpear a una de las hienas en las costillas. La hiena ga y corriaullando. Lok avanz blandiendo el palo y meti las espinas en el hocico grun delmacho. Los dos animales huyeron hasta ponerse fuera de alcance, hablandoperversamente y asustados. Lok se coloc entre ellos y el animal muerto.

    Pronto, huelo a gato.

    Fa estaba ya de rodillas, bregando con el cadver.

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    Un gato le ha chupado toda la sangre. No hay dao. Los amarillos ni siquierahan llegado al hgado.

    Desgarraba furiosamente el vientre del ciervo con la lmina de piedra. Lok blanda

    el espino amenazando a las hienas.Hay mucho alimento para toda la gente.

    Oa a Fa que refunfuaba y jadeaba mientras desgarraba la piel peluda y lasentraas.

    Rpido.

    No puedo.

    Las hienas, habiendo terminado aquella charla perversa, avanzaban por laizquierda y la derecha.

    Mientras Lok las enfrentaba vio ante l las sombras de dos grandes aves queflotaban en el aire.

    Lleva el ciervo a la roca.

    Fa comenz a tirar del ciervo y luego les grit furiosa a las hienas. Lok se coloc

    detrs, se inclin, y tom al ciervo por una pata. Arrastr al cuerpo hasta el barranco,blandiendo constantemente el espino. Fa alcanz una pata delantera y tir tambin.Las hienas los seguan desde lejos. Lok y los otros llevaron al ciervo hasta la entradaestrecha del barranco, donde estaba Liku, y las dos aves descendieron. Fa hundi denuevo en la carne la espina de piedra. Lok encontr un canto rodado y golpeo elcuerpo para romperle las coyunturas. Fa refunfuaba, excitada. Lok charlabamientras sus manazas desgarraban, retorcan y arrancaban los tendones. Entre tantolas hienas corran de un lado a otro. Las aves se posaron en la roca que se alzabafrente a Liku, y la nia baj hasta donde estaban Lok y Fa. El ciervo estaba ya

    descuartizado. Fa le abri el vientre y luego el estmago, y tir al suelo la hierbafermentada y los tallos masticados que haba dentro. Lok le golpe el crneo pararemoverle los sesos y le abri la boca para sacarle la lengua. Llenaron el estmagocon los bocados ms exquisitos y enrollaron las entraas de modo que el estmago seconvirti en una bolsa hinchada.

    Mientras, Lok deca entre gruidos:

    Esto es malo. Esto es muy malo.

    Ahora que los miembros del animal estaban rotos y desarticulados, Liku se

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    agazap junto al ciervo y comi el trozo de hgado que Fa le haba dado. El aire entrelas rocas los molestaba; era un aire violento, que ola a carne y a maldad.

    Pronto! Pronto!

    Fa no hubiese podido decir qu tema; el gato no volvera en busca de un animalmuerto desangrado. Estara ya a medio da de distancia en la llanura, rondandoalrededor del rebao, quiz saltando sobre otra vctima para clavarle las garras en elcuello y chuparle la sangre. Sin embargo, haba una especie de oscuridad en el aire,

    bajo las aves vigilantes.

    Lok habl en voz alta, reconociendo la oscuridad:

    Esto es muy malo. Oa sac el ciervo de su vientre.

    Fa murmur entre dientes mientras desgarraba con las manos:

    No hables de eso.

    Liku segua comiendo, ajena a la oscuridad; sigui comiendo el sabroso hgadocaliente hasta que le dolieron las mandbulas. Luego del reproche de Fa, Lok ya nocharlaba y rezongaba de cuando en cuando.

    Esto es malo. Pero un gato te mat y no hay culpa.

    Baboseaba moviendo los gruesos labios.

    El sol haba disipado la niebla y ahora podan ver ms all de las hienas lasondulaciones cubiertas de brezos de la llanura, y ms all todava, en un nivelinferior, las copas de color verde claro de los rboles y el destello del agua. Detrs, lasmontaas se alzaban austeras. Fa se enderez y respir. Se pas el dorso de la manopor la frente.

    Debemos subir hasta donde los amarillos no puedan seguirnos.

    Del ciervo ya no quedaba ms que la piel rasgada, los huesos y las pezuas. Lokentreg su espino a Fa. Fa lo blandi en el aire y les grit rudamente a las hienas. Lokenlaz las ancas del ciervo junto con las entraas enroscadas y se las puso alrededorde la cintura de modo que poda sostenerlas con una mano. Se inclin y tom con losdientes el extremo del estmago. Fa alz una parte de los restos del animal y Lok unacarga doble de restos desgarrados y temblorosos. Comenz a retirarse rezongando yen actitud feroz. Las hienas entraron en la boca del barranco y los milanos levantaronvuelo describiendo crculos un poco ms arriba del matorral. Liku, muy valienteentre los dos mayores, amenaz con su trozo de hgado a los milanos.

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    Fuera de aqu! sta es la comida de Liku!

    Los milanos chillaron, renunciaron y bajaron a discutir con las hienas, quetascaban los huesos rotos y la piel ensangrentada. Lok no poda hablar. Aquellos

    restos de ciervo era todo lo que hubiese podido llevar a hombros en terreno llano.Ahora colgaban de l y le pesaban principalmente en los dedos agarrotados y en losdientes. Antes de llegar a lo alto del roquedal iba ya doblado bajo el peso de lacomida y le dolan las muecas. Fa se dio cuenta, sin tener ninguna imagen. Se acerca Lok y le quit el estmago donde haba guardado los restos del ciervo. Lok pudorespirar ms fcilmente. Luego Fa y Liku fueron adelante. Lok tuvo que distribuir lacarga de tres maneras distintas, y al fin pudo trepar detrs de las mujeres. Laoscuridad y la alegra se le confundan de tal modo en la cabeza que poda or loslatidos de su propio corazn. Le habl a la oscuridad que se haba cernido sobre la

    boca del barranco.

    Hay poca comida cuando la gente vuelve del mar. Todava no hay bayas nifrutos ni miel ni casi nada para comer. La gente est delgada y hambrienta y tieneque comer. No les gusta el sabor de la carne, pero tienen que comer.

    Suba con esfuerzo por la ladera de la montaa a lo largo de una loma de roca lisaapoyndose slo en los pies. Baboseando an, mientras se tambaleaba a lo largo delas rocas, concluy con un pensamiento brillante:

    La carne es para Mal, que est enfermo.

    Fa y Liku encontraron una falla en la ladera de la montaa y trotaron hacia labrecha. Lok qued muy atrs, forcejeando y buscando una roca en la que pudieradejar la carne, como la anciana haba dejado el fuego. Encontr una dondecomenzaba la falla: una losa ancha, extendida sobre el vaco. Se agach y dej caer lacarne. Debajo y detrs los milanos enfurecidos eran cada vez ms numerosos. Seapart del barranco y la oscuridad y busc a Fa y a Liku. Estaban muy adelante,todava trotando en la saliente, donde anunciaran a los otros que traan comida.Quizs enviaran a Ha para que lo ayudase a llevarla. No tena ganas de seguiradelante y descans un rato observando la actividad del mundo. El cielo tena uncolor azul claro y la lejana faja del mar no era ms oscura. Las sombras ms densaseran unas manchas violceas que avanzaban sobre la hierba, las piedras, los brezos ylos afloramientos grises de la llanura. Cuando se posaban en los rboles humedecanlas hojas verdes y borraban los centelleos del ro. A medida que se acercaban a lamontaa se ensanchaban arrastrndose sobre la cima. Lok mir hacia la cascadadonde Fa y Liku eran figuras minsculas, ya apenas visibles. Frunci el ceo,

    boquiabierto. El humo del fuego se haba movido y era ahora distinto. Durante unmomento pens que la anciana lo haba cambiado de lugar, pero la imagen era tantonta que se ri. La anciana no poda hacer un humo como se. Era una espiral

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    amarilla y blanca; el humo que sale de la madera hmeda o de una rama verde y conhojas; y slo un tonto o una criatura que no supieran nada de la naturaleza del fuegopoda cometer esos errores. Tuvo la imagen de dos fuegos. Las llamas caan a vecesdel cielo y brillaban en el bosque, un rato, o despertaban mgicamente en la llanura,

    entre los brezos, cuando las flores se haban marchitado y el sol calentaba demasiado.

    Lok volvi a rer ante aquella imagen. La anciana no haca esa clase de humo y losfuegos no despertaban solos en la primavera hmeda. Observ cmo el humo sedesarrollaba y se alejaba por encima del barranco adelgazndose cada vez ms.Luego oli la carne y se olvid del humo y de la imagen. Recogi la carga y avanztambalendose detrs de Fa y Liku a lo largo de la falla. El peso de la carne y la ideade llevar toda aquella comida a la gente le sacaron de la cabeza las imgenes delhumo. Fa se acerc corriendo, le quit de los brazos parte de la carga y los dosdescendieron arrastrndose y deslizndose a medias por la ltima loma.

    Un humo denso se elevaba en los riscos; era un humo azul y caliente. La ancianahaba extendido el lecho de fuego, de modo que entre las llamas y las rocas haba una

    bolsa de aire. Las llamas del fuego y el humo eran como una pared e impedan que elviento entrara en la saliente. Mal yaca en esa bolsa, encogido, como una mancha grisen un fondo pardo, y tena los ojos cerrados y la boca abierta. Respiraba rpidamentey el pecho le lata como un corazn. Se le vean los huesos y la carne era como grasaque se derreta al fuego. Nil, el nuevo y Ha bajaron al bosque en el momento en queapareci Lok. Coman mientras caminaban y Ha felicit a Lok con un ademn. La

    anciana estaba junto al fuego y examinaba el estmago que Fa le haba dado.

    Fa y Lok bajaron a la terraza y corrieron al fuego.

    Mientras dejaba la carne en las piedras Lok le grit a Mal por encima de las llamas:

    Mal! Mal! Tenemos carne!

    Mal abri los ojos y se apoy en un codo. Mir a travs del fuego el estmagobamboleante y esboz una sonrisa. Luego se volvi hacia la anciana. La anciana lesonri y se golpe el muslo con la mano libre.

    Esto es bueno, Mal. Esto es fuerza.

    Liku saltaba junto a la anciana.

    Yo com carne dijo. Y la pequea Oa comi carne. Y asust a los pjaros,Mal.

    Mal los miraba sonriendo y jadeando.

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    Al fin y al cabo, Mal vio una buena imagen.

    Lok cort un trozo de carne y lo mastic. Se ech a rer y corri tambalendose porla terraza, simulando que llevaba la carga como en la noche anterior. Habl

    confusamente con la boca llena:Y Lok vio una imagen verdadera. Miel para Liku y la pequea Oa. Y brazadas

    de carne, de la vctima de un gato.

    Los otros se rean con Lok y se golpeaban los muslos. Mal se recost, dej desonrer, y se qued en silencio, atento a su propia respiracin entrecortada. Fa y laanciana distribuyeron la carne y apartaron unos trozos dejndolos en salientes de laroca o en los nichos. Liku tom otro pedazo de hgado y evitando el fuego se acerc aMal. Luego la anciana puso suavemente el estmago sobre una roca, lo desenroll y

    comenz a registrar el interior.

    Traed tierra.

    Fa y Lok salieron a la terraza, donde las piedras y los matorrales descendan hastael bosque. Arrancaron manojos de hierba gruesa, junto con los terrones de las races,y los llevaron a la cueva. La anciana tom el estmago, lo puso en el suelo y rasp laceniza del fuego con una piedra lisa. Lok se sent en cuclillas en la terraza y empeza deshacer los terrones con un palo, diciendo:

    Ha y Nil han trado lea para muchos das. Fa y Lok han trado comida paramuchos das. Y pronto llegar el tiempo de calor.

    Mientras Lok recoga la tierra seca y desmenuzada, Fa la humedeca con el aguadel ro. Luego se la llev a la anciana, que la apret alrededor del estmago,apresurndose a sacar del fuego las cenizas ms calientes y amontonndolasalrededor de la tierra. Las cenizas eran ahora una capa espesa y sobre ellas vibraba elaire caliente. Fa llev ms tierra y csped. La anciana los amonton alrededor de lascenizas. Lok dej de trabajar y se levant para observar la comida. Poda ver la boca

    plegada del estmago y la tierra apretada y luego las hierbas. Fa lo apart de uncodazo, se inclin y ech en la boca del estmago el agua que traa en las manos. Laanciana observaba crticamente mientras Fa corra de la terraza al ro. Fue y vinomuchas veces hasta que el agua desbord en el estmago como una espuma

    burbujeante. La hierba de los terrones, sobre las cenizas, comenz a rizarse,retorcindose, ennegrecindose y humeando. Unas llamas diminutas saltaban de latierra y corran por las hierbas y suban por los tallos como destructoras bolasamarillas. Lok retrocedi y recogi otros terrones. Mientras los echaba sobre lasllamas le dijo a la anciana:

    Es fcil no dejar salir el fuego. Las llamas no se escaparn arrastrndose.

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    No encontraran comida all afuera.

    La anciana le sonri sabiamente, en silencio. Lok se sinti tonto. Arranc una tirade msculo del anca fofa del ciervo y baj a la terraza. El sol estaba sobre el barranco

    entre los montes y la jornada terminaba ya. La primera parte del da haba pasadotan rpidamente que Lok tena la impresin de haber perdido algo. Imagin de algnmodo la saliente, cuando l y Fa no estaban en ella. Mal y la anciana habanesperado; la anciana examinando la enfermedad de Mal, Mal jadeando y aguardandoa que Ha volviera con la lea y Lok con la comida. De pronto comprendi que Malno haba estado seguro de que ellos fuesen a encontrar comida. Sin embargo, Mal erasabio. Aunque Lok se senta otra vez importante pensando en la comida, elconocimiento de que Mal no haba estado seguro era como un viento fro. Elconocimiento, tan parecido al pensamiento, lo cans al fin; sacudi la cabeza y volvia ser el Lok cmodo y feliz cuyos superiores lo aconsejaban y lo cuidaban. Record ala anciana, tan prxima a Oa, que saba tanto y para quien todos los secretos estabanabiertos. Se senta otra vez dominado por un temor reverente, feliz e ignorante.

    Fa estaba sentada junto al fuego asando unos trozos de carne en una ramita. Elfuego quemaba la rama y los trocitos de carne chisporroteaban y goteaban, y Fa sequemaba los dedos cada vez que tomaba la carne para comerla. La anciana recogaagua en las manos y la verta en la cara de Mal. Liku se haba sentado con la espaldaapoyada en la roca y tena en el hombro a la pequea Oa. Coma ahora lentamentecon las piernas extendidas hacia adelante. La anciana fue a sentarse en cuclillas junto

    a Fa y se qued observando la columnita de vapor que se elevaba de las burbujas enel estmago del ciervo. Arrebat un bocado, se lo pas rpidamente de una mano aotra, y se lo meti en la boca.

    La gente guardaba silencio. La vida estaba colmada, no haba necesidad de ir abuscar ms comida. El da de maana estaba asegurado y el de pasado maana eratan remoto que no le preocupaba a nadie. Cuando se satisfaca el hambre la vida eradeliciosa. Mal comera pronto los sesos blandos. La fuerza y la agilidad del ciervocomenzaran pronto a crecer en Mal. Sintiendo la presencia de ese prodigio, no

    tenan necesidad de palabras. Se hundieron por lo tanto en un silencio tranquilo quehubiese podido parecer una melancola distrada si no fuera por el movimiento delos msculos que subiendo desde las mandbulas sacuda los rizos a ambos lados delas cabezas abovedadas.

    La cabeza de Liku se inclin y la pequea Oa se le cay del hombro. Las burbujasse elevaron activamente en la boca del estmago, se deslizaron hasta el borde y unanube de vapor subi y fue absorbida lateralmente por el aire ascendente del fuegomayor. Fa tom una ramita, la hundi en la comida, prob el extremo, y se volvihacia la anciana.

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    Pronto.

    La anciana prob tambin.

    Mal debe beber el agua caliente. Hay fuerza en el agua dada por la carne.

    Fa se mir ceudamente el estmago con el ceo fruncido, se puso la manoderecha sobre la cabeza y dijo:

    Tengo una imagen.

    Dej la saliente y seal el bosque y el mar.

    Estoy junto al mar y tengo una imagen. Es una imagen de una imagen. Estoy...

    levant la cara y frunci el ceo

    pensando.

    Volvi y se sent en cuclillas junto a la anciana. Se balance un poco hacia atrs yhacia adelante. La anciana apoy los nudillos de una mano en la tierra y con la otrase rasc bajo el labio. Fa continu hablando.

    Tengo una imagen de la gente vaciando caracoles junto al mar. Lok saca aguamala de un caracol.

    Lok comenz a decir algo pero Fa lo hizo callar.

    All estn Liku y Nil...

    Se interrumpi, perpleja. La imagen era demasiado vivida y no le encontrabasignificado. Lok ri y Fa lo apart como una mosca.

    ... agua en un caracol...

    Mir a la anciana con esperanza. Suspir y comenz de nuevo:

    Liku est en el bosque...

    Lok seal, riendo, a Liku, que se apoyaba en la roca y dorma. Fa lo golpe estavez como si tuviera un nio en la espalda.

    Es una imagen. Liku viene por el bosque. Trae a la pequea Oa...

    Miraba fijamente a la anciana. Lok advirti que la tensin desapareca en el rostrode la anciana y supo que las dos mujeres compartan una imagen. Vio entonces, l

    tambin, una escena confusa de caracoles, Liku, el agua y la saliente. Comenz ahablar:

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    No hay caracoles en las montaas. Slo algunos pequeos, en cuevas.

    La anciana estaba inclinada hacia Fa. Luego se ech hacia atrs, levant las dosmanos de la tierra y se toc las nalgas huesudas. Lenta, deliberadamente, la cara le

    cambi y pareci de pronto que estuviese viendo a Liku demasiado cerca de loscolores ostentosos de la baya venenosa. Fa se apart, llevndose las manos a la cara.La anciana habl:

    sa es una cosa nueva.

    Dej a Fa inclinada sobre el estmago del ciervo y agitndolo con una ramita.

    La anciana puso una mano en el pie de Mal y lo sacudi suavemente. Mal abri losojos, pero no se movi. Tena en los labios un poco de tierra, oscurecida por la saliva.

    La luz del sol entraba oblicuamente en la saliente desde el lado nocturno de labarranca y lo iluminaba brillantemente de modo que las sombras se extendan hastael otro lado del fuego. La anciana acerc la boca a la cabeza de Mal y le dijo:

    Come, Mal.

    Mal se apoy en un codo, jadeando.

    Agua!

    Lok baj corriendo al ro y volvi con agua en las manos, y Mal bebi. Luego Fa searrodill en el otro lado y dej que Mal se apoyara en ella. Mientras, la ancianahunda un palo en el caldo ms veces que los dedos de todo el mundo y lo pona enla boca de Mal. Respiraba entrecortadamente, y apenas tena tiempo para tragar elcaldo. Al fin comenz a mover la cabeza de un lado a otro eludiendo el palo. Lok lellev ms agua. Fa y la anciana lo tendieron cuidadosamente de costado y Mal seapart de ellas, cerrndoles la mente. La anciana se qued junto al fuego mirando aMal.

    Los otros podan ver que algo del secreto de Mal se le haba transmitido a ella; y lotena en la cara como una nube. Fa corri al ro. Lok le ley los labios.

    Nil?

    Fue tras ella a la luz del atardecer y juntos atisbaron a lo largo del acantilado sobreel ro. Ni Nil ni Ha estaban a la vista, y ms all de la cascada el bosque se oscurecaya.

    Traen demasiada madera.

    Fa carraspe, aprobando.

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    Pero traern madera grande por la loma. Ha tiene muchas imgenes. Traermadera por el acantilado es malo.

    Luego notaron que la anciana los miraba, pensando que slo ella entenda a Mal.

    Volvieron para compartir la nube que la anciana tena en la cara. Liku dorma contrala roca y el vientre redondo le brillaba a la luz del fuego. Mal ni siquiera habamovido un dedo, pero tena an los ojos abiertos. De pronto la luz del sol brillhorizontalmente. Se oyeron unos golpes en el acantilado, sobre el ro, y luego laspisadas acompasadas de alguien que llegaba al recodo. Nil corri por la terraza conlas manos vacas.

    Grit:

    Dnde est Ha?

    Lok la mir estpidamente.

    Est trayendo madera con Nil y el nuevo.

    Nil corri hacia ellos y se puso a temblar aunque estaba a un brazo del fuego.Luego habl rpidamente a la anciana:

    Ha no est con Nil. Mirad!

    Dio la vuelta a la terraza corriendo para demostrar que all no haba nadie. Volvi,escudri la saliente, tom un trozo de carne, y comenz a desgarrarla. El nuevodespert bajo el pelo de Nil y asom la cabeza. Un momento despus tom la carnede la boca de Nil y mir atentamente a los otros.

    Dnde est Ha?pregunt Nil.

    La anciana se apret la frente con las manos, pens un momento en el nuevoproblema, y renunci. Se agazap junto al estmago y empez a sacar carne.

    Ha recoga lea contigo.

    Nil se puso violenta.

    No! No! No!

    Daba saltitos nerviosos sacudiendo los pechos y la leche aflua a los pezones. Elnuevo la olfate y se le trep al hombro. Nil lo sujet furiosamente con ambas manos,y el nuevo maull antes de chupar. Nil se sent en cuclillas en la roca y llam a los

    otros con los ojos.

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    sta es la imagen. Hacemos un montn con la lea. Donde est el gran rbolmuerto. En el claro. Hablamos del ciervo que trajeron Fa y Lok. Remos juntos.

    Mir a travs del fuego y tendi una mano.

    Mal!

    Mal, jadeando, volvi los ojos hacia ella. Nil le habl mientras el nuevo le chupabael pecho. Detrs, la luz del sol dejaba el agua.

    Luego Ha va hacia el ro para beber y yo me quedo junto a la lea. Tena laexpresin que haban visto en la cara de Ha cuando los detalles de la imagen eranexcesivos.Despus l va tambin a hacer su necesidad y yo me quedo junto a lalea. Pero l grita: Nil!. Cuando me levantoMal se levantveo a Ha que corre

    hacia el risco. Corre detrs de algo. Mira hacia atrs y est alegre y luego estasustado y alegre. As! Luego no puedo verlo ya. Los otros siguieron la mirada deMal risco arriba y ya no podan ver a Ha.Espero y espero. Luego voy al risco en

    busca de Ha para t