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1 Género, cuidados y responsabilidades familiares de los jóvenes venezolanos: una tipología de las trayectorias migratorias en contexto de crisis Robin Cavagnoud 1 Sumilla El capítulo propone examinar los cursos de vida de los jóvenes venezolanos tanto hombres como mujeres, tomando como eje de análisis los conceptos de género, cuidados y responsabilidades familiares entre las generaciones a través de la migración de Venezuela al Perú. Algunos y algunas jóvenes, solteros y sin hijos, migran sin miembros de su familia o entre pares en la búsqueda de una migración “de aventura” o para brindar un soporte a distancia a su familia, mientras que otras jóvenes, en particular madres solteras, migran con sus hijos pequeños para asegurarles mejores condiciones de vida en términos de salud, alimentación y educación. Entre estas dos situaciones, existe un espectro amplio de trayectorias migratorias en las cuales se plantean de forma variable las cuestiones de maternidad y paternidad, de arreglos familiares y de organización del cuidado entre el país de origen y el de destino. Si en todos los casos observados, la preocupación por apoyar económicamente a los miembros de la familia quedados en Venezuela es casi constante, las distintas trayectorias familiares, reproductivas y laborales son importantes para interpretar la diversidad de trayectorias y situaciones migratorias de los jóvenes venezolanos presentes en el Perú y, de forma específica, la búsqueda de un equilibrio entre la búsqueda de realización personal y las responsabilidades familiares. Introducción El capítulo propone analizar la diversidad de trayectorias migratorias hacia el Perú de los jóvenes venezolanos tanto hombres como mujeres, considerando conjuntamente el contexto de crisis y las responsabilidades que resultan de su situación familiar. Algunos jóvenes, solteros y sin hijos, se marchan solos o entre pares en la búsqueda de nuevas opciones laborales, mientras que otros, en particular mujeres solteras, salen para asegurar a sus hijos un porvenir más estable en términos de salud, alimentación y educación. Entre estas dos situaciones, existe un espectro amplio de trayectorias migratorias en las cuales se plantean de forma variable las cuestiones de maternidad y paternidad, los arreglos familiares, la organización de los cuidados y la búsqueda de 1 Socio-demógrafo, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), grupo de investigación Edades de la Vida y Educación (CISEPA), [email protected]

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Género, cuidados y responsabilidades familiares de los jóvenes venezolanos:

una tipología de las trayectorias migratorias en contexto de crisis

Robin Cavagnoud1

Sumilla

El capítulo propone examinar los cursos de vida de los jóvenes venezolanos tanto

hombres como mujeres, tomando como eje de análisis los conceptos de género,

cuidados y responsabilidades familiares entre las generaciones a través de la migración

de Venezuela al Perú. Algunos y algunas jóvenes, solteros y sin hijos, migran sin

miembros de su familia o entre pares en la búsqueda de una migración “de aventura” o

para brindar un soporte a distancia a su familia, mientras que otras jóvenes, en particular

madres solteras, migran con sus hijos pequeños para asegurarles mejores condiciones

de vida en términos de salud, alimentación y educación. Entre estas dos situaciones,

existe un espectro amplio de trayectorias migratorias en las cuales se plantean de forma

variable las cuestiones de maternidad y paternidad, de arreglos familiares y de

organización del cuidado entre el país de origen y el de destino. Si en todos los casos

observados, la preocupación por apoyar económicamente a los miembros de la familia

quedados en Venezuela es casi constante, las distintas trayectorias familiares,

reproductivas y laborales son importantes para interpretar la diversidad de trayectorias

y situaciones migratorias de los jóvenes venezolanos presentes en el Perú y, de forma

específica, la búsqueda de un equilibrio entre la búsqueda de realización personal y las

responsabilidades familiares.

Introducción

El capítulo propone analizar la diversidad de trayectorias migratorias hacia el Perú de

los jóvenes venezolanos tanto hombres como mujeres, considerando conjuntamente el

contexto de crisis y las responsabilidades que resultan de su situación familiar. Algunos

jóvenes, solteros y sin hijos, se marchan solos o entre pares en la búsqueda de nuevas

opciones laborales, mientras que otros, en particular mujeres solteras, salen para

asegurar a sus hijos un porvenir más estable en términos de salud, alimentación y

educación. Entre estas dos situaciones, existe un espectro amplio de trayectorias

migratorias en las cuales se plantean de forma variable las cuestiones de maternidad y

paternidad, los arreglos familiares, la organización de los cuidados y la búsqueda de

1 Socio-demógrafo, profesor asociado en el Departamento de Ciencias Sociales de la Pontificia Universidad

Católica del Perú (PUCP), grupo de investigación Edades de la Vida y Educación (CISEPA), [email protected]

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realización personal entre el país de origen y el de destino. Si la preocupación por

apoyar económicamente a los familiares en Venezuela resulta (casi) recurrente, la

homogeneidad del fenómeno migratorio incita a estudiar el conjunto de las trayectorias

– en particular familiares, residenciales, educativas, laborales y reproductivas – que

estructuran la biografía de los jóvenes y expresan la diversidad de las movilidades entre

Venezuela y Perú. Para ello, queda esencial considerar el género y el curso de vida

como categorías de análisis conjunta sobre la construcción de los roles, estatus y

responsabilidades de cada joven en el desarrollo de su trayectoria migratoria. El nivel

de observación que proponemos se ubica pues desde la perspectiva de los actores

sociales entrevistados y de los datos tanto objetivos como subjetivos que permiten

restituir los itinerarios biográficos en su pluralidad. Este enfoque contribuye entonces a

lograr el objetivo planteado en estas páginas, de construir una tipología de las

migraciones en contexto de crisis que involucran a la juventud venezolana y sus

responsabilidades familiares entre el país de origen y de destino.

El capítulo se divide en cuatro partes. Después de revisar los elementos contextuales,

teóricos y metodológicos que organizan la investigación y el análisis de los resultados,

caracterizaremos la noción de crisis que configura la actualidad política, social y

económica de Venezuela desde el año 2015. Las dos partes siguientes presentarán los

principales hallazgos de la investigación y la tipología que permite clasificar las

trayectorias migratorias estudiadas. En primer lugar, nos enfocaremos en la experiencia

de los jóvenes cuya migración se ha realizado de forma individual y con objetivos

variados con respecto a la consideración y el cumplimiento de responsabilidades

familiares. A continuación, analizaremos los casos de jóvenes cuya migración se ha

llevado a cabo en una perspectiva colectiva con miembros de la familia que pueden ser

de la generación anterior, posterior o similar a ego. En la conclusión del capítulo,

propondremos una reflexión final sobre la tipología expuesta frente a la heterogeneidad

de las trayectorias migratorias y agregaremos un balance sobre las principales

diferencias de género observadas en los cursos de vida analizados.

1. Elementos contextuales, teóricos y metodológicos

1.1. El éxodo de la población venezolana: un caso sin precedente en el continente2

Desde 2016, América latina es el escenario de un éxodo masivo de ciudadanos

venezolanos, causado por el deterioro de las condiciones de vida y la crisis humanitaria

que atraviesa el país. La escasez de alimentos y medicinas, sumada a las dificultades

2 Sobre la contextualización de las migraciones venezolanas en el Perú, ver el capítulo 1 del libro.

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de suministro de agua, gas y electricidad, son algunas de las manifestaciones de esta

situación que ha provocado una emigración sin precedentes en la región. En 2018,

según la Encuesta de Condiciones de Vida (ENCOVI) en Venezuela, casi el 91% de la

población vivía por debajo de la línea de pobreza y 8 de cada 10 hogares sufrían

inseguridad alimentaria, mientras que la mortalidad infantil estaba aumentando y la

esperanza de vida había disminuido en un promedio de 3,5 años3. En junio de 2019,

aproximadamente 4 millones de venezolanos habían salido de su patria y los países de

América del Sur eran los principales receptores de migrantes venezolanos; Colombia

siendo el principal país de destino (1.300.000 personas), seguido de Perú (768.000),

Chile (288.000), Ecuador (263.000), Argentina (130.000) y Brasil. (168.000)4. Esta

afluencia de personas se considera como el segundo éxodo más importante del mundo

en la última década, después del experimentado por Siria en el Medio Oriente.

El colapso de la industria petrolera en la década de 2010, la crisis económica que

atraviesa el país, así como la falta de servicios públicos y empleos formales debido a

una deficiencia en el funcionamiento del Estado son las principales causas de la

migración venezolana (Salazar, 2017). La hiperinflación, la falta de alimentos y

medicinas, el alto nivel de inseguridad y la represión política son también mencionadas

como las principales razones de los flujos migratorios desde Venezuela hacia otros

países de América del Sur (Biderbost & Nuñez, 2018). Sobre la situación de los

migrantes venezolanos en Uruguay, Facal & Casal (2018) destacan también la grave

crisis política y económica que atraviesa el país como primer factor de salida. Un estudio

regional realizado en Colombia, Ecuador, Brasil y Perú con niños, niñas y adolescentes

venezolanos que salieron de Venezuela con su familia, muestra el impacto de la

migración en el estado emocional de los más jóvenes, su exposición a la violencia

durante y después del viaje, así como la expresión de sus preocupaciones y esperanzas

en el país de destino (Herrera & et al., 2019).

1.2. Sobre las emigraciones venezolanas hacia el Perú

Con respecto a la literatura sobre el movimiento migratorio y la presencia de personas

venezolanas en Perú, Koechlin et al. (2018) confirman los efectos de la hiperinflación y

de la devaluación de la moneda nacional sobre las decisiones de salida del país por

parte de los venezolanos que representan la primera cohorte de inmigrantes al Perú en

los años 2016 y 2017. Los problemas de inseguridad y de violencia reflejada en el

3 Fuente: 4 Fuente: https://www.acnur.org/noticias/press/2019/6/5cfa5eb64/refugiados-y-migrantes-de-venezuela-superan-los-cuatro-millones-acnur-y.html et https://r4v.info/es/situations/platform

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aumento de los homicidios en Venezuela entre 2013 y 2017 aparecen también entre las

causas de migración. Berganza & Solórzano (2019) analizan la integración de la

población venezolana en el Perú, en particular en el ámbito laboral a través del sector

informal de la economía, reconocido como asequible y ventajoso para generar ingresos

de manera rápida, pero con consecuencias nefastas en términos de exposición a formas

de explotación y de vulneración de sus derechos, los cuales pueden ser difícilmente

protegidos. Por otro lado, su investigación muestra que la socialización de los

inmigrantes venezolanos en Perú se realiza principalmente a través de una misma

comunidad nacional reencontrada en el país de instalación o conocida en el trayecto

migratorio hacia éste. Blouin & Freier (2019) subrayan los límites del Permiso Temporal

de Permanencia (PTP), así como el sentimiento de incertidumbre que ocasiona la

obtención de este documento por las complicaciones del trámite y los requisitos que se

deben presentar a la oficina de Migraciones. Confirman que esta situación trae como

consecuencia una inserción laboral de los migrantes venezolanos ampliamente

concentrada en el sector informal de la economía peruana, en condiciones de

explotación y de sub empleo. Sobre la relación entre migración forzada y salud, cabe

enfatizar el trabajo de Carroll et al. (2020) sobre la prevalencia de los factores de

depresión y ansiedad en la población venezolana migrando hacia Perú. De igual

manera, Mendoza & Miranda (2019) subrayan el acceso limitado a los servicios de salud

de la población venezolana en Perú y particularmente en la atención en salud sexual y

reproductiva. Al mismo tiempo, la inmigración de profesionales venezolanos representa

una oportunidad para el sector de la salud en el país frente a la emigración importante

de médicos y enfermeros desde la década de 1990.

Por último, sobre la situación particular de los niños, niñas y adolescentes venezolanos

en el Perú, Cavagnoud & Céspedes Ormachea (2019) analizan relatos de vida sobre su

experiencia migratoria y post migratoria, la evolución en la organización de su vida

cotidiana y las diferentes formas de vulnerabilidad desde el inicio de la crisis en el país

de origen. En particular, muestran que la violencia en sus distintas dimensiones está

presente a lo largo de las trayectorias migratorias de los adolescentes; desde la etapa

de vida anterior en Venezuela, el tránsito hasta Perú, y en la instalación e integración

en ese país. Asimismo, algunos adolescentes migran sin familiares, buscando formas

de salir adelante gracias a un sentido de la autonomía desarrollado desde la

adolescencia y a pesar de los dispositivos de protección social que buscan clasificarlos

en una categoría de “menores de edad” con la cual no se identifican (Cavagnoud, en

prensa).

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1.3. Población estudiada y método de análisis

El análisis que proponemos se fundamenta en los resultados de una investigación

cualitativa basada en el recojo de biografías individuales en una muestra de 51 jóvenes

venezolanos, de ambos sexos, de 18 a 40 años, las cuales están enfocadas en su

experiencia migratoria y post migratoria entre Venezuela y Perú, así como en la

evolución de su vida cotidiana y sus medios de existencia entre ambos países5. A partir

de sus relatos de vida y de la reconstitución de sus cursos de vida, se analizaron las

condiciones de vida en Venezuela y los factores que los llevaron a tomar la decisión de

salir del país, así como la secuencia correspondiente al proceso migratorio desde

Venezuela hasta Perú, y la instalación en Tumbes, Lima y Tacna que fueron las tres

ciudades seleccionadas para el contacto y la realización de las entrevistas.

En lo que se refiere al análisis de los datos, se ha empleado la versión “renovada” de la

matriz Ageven (Cavagnoud et al., 2019), la cual es una herramienta que permite

representar y analizar el conjunto de la información referida a la biografía de un individuo

ego en cada una de las trayectorias que estructuran y organizan su curso de vida

(familiar, escolar, laboral, migratoria, etc.) y que contribuyen a entender la situación

observada en el momento de la entrevista. Asimismo, este instrumento propone una

articulación entre los niveles de observación a la vez individual, familiar y contextual, y

una identificación de las principales secuencias que marcan su historia personal de cada

individuo.

El trabajo de análisis desde la noción de trayectoria y más específicamente de

trayectoria migratoria permite tomar en cuenta el continuum de posiciones que ocupan

los jóvenes en términos de situación residencial desde el periodo anterior a la crisis de

Venezuela hasta el momento de su llegada a Perú. Ésta depende de las otras

trayectorias – familiar, educativa, profesional, social, entre otras – que constituyen el

curso de vida de cada uno. En la tipología elaborada más adelante, cada grupo

enfatizará los principales aspectos que lo caracteriza y diferencia de los demás en un

enfoque cualitativo del análisis biográfico.

2. La caracterización de la crisis como factor contextual condicionante de las

emigraciones venezolanas

En adecuación con el enfoque biográfico que busca combinar los diferentes niveles de

observación, desde la dimensión contextual hasta la individual y familiar de los jóvenes

5 La investigación de campo fue realizada en el marco del proyecto CAP “Trayectorias migrantes: Un

acercamiento a los factores que estructuran los proyectos y estrategias migratorias de personas jóvenes venezolanas en Perú” financiado por la Dirección de Gestión de la Investigación (DGI) de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).

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migrantes, un primer aspecto fundamental remite a la necesidad de caracterizar el

contexto de crisis que consta como proceso de alteración profunda de las condiciones

de vida de los entrevistados. Esta especificación es imprescindible para comprender el

efecto de esta variable en el funcionamiento de las familias venezolanas y en las

decisiones de movilidad que se toman en ellas para enfrentar esta situación de extrema

precariedad. Abordaremos pues aquí la noción de crisis en su articulación entre los tres

niveles; contextual, familiar e individual.

2.1. La crisis social y económica como denominador común

Los factores de orden contextual que motivaron a los jóvenes salir de su país se

relacionan con la crisis social que atraviesa Venezuela, un fenómeno conocido y

mediatizado desde los años 2015 y 2016, haciendo eco con graves problemas

económicos y políticos. El relato de todos los jóvenes entrevistados evidencia este

contexto común a la población venezolana desde mediados de la década y para muchos

desde el fallecimiento del presidente Hugo Chávez y el inicio de la hiperinflación y de la

devaluación de la moneda nacional. Esta crisis se plasma en situaciones cotidianas

sumamente complicadas y que pone en cuestión la misma supervivencia alimentaria de

las familias en ese país.

“La crisis comenzó a ponerse muy fuerte con las colas y en Venezuela antes no

había colas. Todo el mundo tuvo que ponerse en las colas y uno no podía

comprar un pollo, comerse un pollo porque eso era una lucha muy grande. En

mi caso, la gente tenía que amanecer dos, tres o cuatro días para poder comprar

y lograr comer un pollo, entonces, cosas así muy feas. Usted no podía comprar

cinco kilos de arroz, eso era razonado. (…) La situación de nuestro país es tan

fuerte, pero tan fuerte; uno verse sin agua, sin luz, sin gas, verse que los niños

le piden comida, de que no tienen para el desayuno, para mandarles a los niños

a la escuela… Entonces lo obliga a uno, ‘voy a luchar, voy a ver cómo hago para

salir’”. (Adriana, 24 años, en Tumbes con su pareja y dos hijos desde 2018,

comunicación personal, 1º de febrero de 2020)

La noción de crisis se suele definir como una alteración de las estructuras sociales y de

las condiciones de vida cotidianas. Acarrea un quiebre en el curso de vida de las familias

y de los individuos, así como una redefinición de los medios de existencia para enfrentar

el nuevo contexto y las presiones económicas que derivan de ella. La crisis se manifiesta

de diferentes maneras, en particular a través de las colas que las personas deben hacer

para conseguir alimentos. A estos problemas de inseguridad alimentaria, se suman

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otras dificultades significativas como la falta de medicamentos en caso de emergencia

sanitaria, en el seguimiento de embarazos o para partos.

“Desde un principio pues empezó a complicarse más, hasta hace mucho ya no

había medicinas, alimentaciones para los niños, más que todo a los bebés, usted

iba por los hospitales o escuchaba por las noticias, todos los días había que se

morían niños, por medicinas, por la leche, por la alimentación”. (Adela, 24 años,

en Tumbes con su prima desde hace unas semanas, comunicación personal, 2

de febrero de 2020)

Los relatos recogidos expresan situaciones duraderas de indigencia que muestran la

emergencia social de las condiciones de vida actuales en Venezuela y la desesperación

de una amplia parte de la población. El aumento de la mortalidad infantil desde 2015

constituye a este respecto un indicador que ilustra la degradación de la situación social

y sanitaria en el país (García et al., 2019).

“Había muchas personas que se veían en las calles ya comiendo de la basura,

se peleaban por eso como si fueran unos perros y era algo feo ya que los niños

también lo hacían y a uno le daba dolor por sus hermanos, como que sin poder

ayudarlo… No se conseguía arroz, no se conseguían las cosas, todo era escaso,

se hacían enormes colas para poder conseguir y en verdad eso me afectó

mucho. (…)”. (Romina, 23 años, en Tumbes con ambos padres y su hermano

desde 2018, comunicación personal, 4 de febrero de 2020)

Los testimonios de miseria y de crisis extrema se expresan en todos los relatos de vida

recogidos, sin excepción alguna… A ello se suman los problemas de inseguridad o de

enfrentamiento violento con las policías, muchas veces con consecuencias funestas a

raíz de la represión de las autoridades.

"Nosotros comenzamos a quemar cauchos, echábamos diésel, poníamos

alambres para que los carros no pasaran, esa era nuestra forma de protestar,

nosotros no usábamos armas de fuego, no usábamos cuchillos, lo único que

usábamos eran piedras, usábamos botellas, las llenábamos de diésel, les

metíamos un trapo y las encendíamos”. (Carlos, 19 años, recientemente llegada

a Tumbes y migrando solo, comunicación personal, 1º de febrero de 2020)

Los elementos presentados líneas arriba permiten caracteriza las distintas dimensiones

de la crisis y un panorama común a la amplia mayoría de la población de Venezuela que

engendra migraciones calificadas de “supervivencia” (Betts, 2013) y un desplazamiento

de refugiados en los países de la región. Este contexto se refleja en las condiciones de

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vida de las familias y de las personas de manera relativamente homogénea a pesar de

las responsabilidades familiares de cada uno.

2.2. La crisis a nivel familiar

Las consecuencias de la crisis económica en las familias son obvias. Éstas se expresan

en un conjunto de factores de vulnerabilidad que se han ido agudizando a lo largo de

los últimos años a partir de la pérdida de poder adquisitivo de los hogares. Para enfrentar

la disminución considerable de su nivel de bienestar, éstos no han tenido otro remedio

que adaptarse recurriendo a diferentes estrategias basadas en la búsqueda de otros

tipos de fuente económica u otras formas de provisión alimentaria.

“Mi esposo antes de venirse era docente, pero el sueldo de docente no le daba

y un tío mío que tiene tierras le dijo que sembraran juntos; él tenía una moto y la

vendió para comprarse semillas y sembrar”. (Carmen, 22 años, en Tacna con su

pareja e hijo desde 2019, comunicación personal, 15 de febrero de 2020)

El impacto de la crisis en el presupuesto familiar ha sido drástico para todos los jóvenes

entrevistados. Los problemas económicos se repercutan en la imposibilidad de pagar

las facturas de luz y de otros servicios básicos, los cuales terminan siendo cortados o

suspendidos, con efectos directos en el nivel de bienestar de las familias. La escasez

de medicamentos provoca dificultades de atención médica de primera importancia para

las poblaciones más necesitadas, en particular para aquellas que requieren una

vigilancia especial como los niños pequeños y las personas mayores de edad. Abundan

los testimonios de mujeres que no pueden recibir una atención adecuada para el

seguimiento de su embarazo y/o que no pueden tener acceso a un parto en condiciones

sanitarias seguras, sobretodo en caso de complicaciones para ellas y los neonatos.

Adicionalmente a los problemas en salud, los efectos de la crisis traen consecuencias

directas en la educación de los niños y adolescentes. Muchos se encuentran en la

obligación de dejar el colegio por falta de recursos para la compra de útiles o para el

transporte público hacia la institución educativa. Mientras tanto, otros adolescentes

deciden con sus padres y familiares dejar el colegio para dedicarse a alguna actividad

económica que permita aportar recursos al presupuesto doméstico. Las consecuencias

de la crisis se hacen notar entonces en todos los ámbitos de bienestar de las familias,

además de provocar problemas de salud mental y depresión. Otros testimonios enseñan

también las tensiones y formas de violencia que pueden surgir en el espacio doméstico

a raíz de la dureza de las condiciones de vida producidas por la crisis.

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2.3. De la crisis a nivel personal a la decisión de salir

Por último, a nivel personal, las consecuencias de la crisis se reflejan principalmente en

problemas de desnutrición o de mala nutrición, así como de depresión y desesperación

frente a la imposibilidad de hacer frente a las necesidades cotidianas y a la incertidumbre

hacia el futuro. En particular, las dificultades para alimentarse provocan una situación

de inseguridad alimentaria que pone en peligro la misma supervivencia de cada uno.

“Yo estaba embarazada, pero por la situación del país, que no me alimentaba

como debía porque ya en ese tiempo la comida escaseaba; la carne y el pollo ya

no los comías, que sí el huevo lo comíamos mitad y mitad”. (Emilia, 28 años, en

Tacna desde 2017, comunicación personal, 14 de febrero de 2020)

Por otro lado, son frecuentes los relatos de decisiones extremas que muchos individuos

tuvieron que tomar para deshacerse de todos sus bienes y sencillamente conseguir lo

básico para sobrevivir. La crisis se expresa pues en situaciones de angustia personal,

en las cuales el vínculo social y en particular familiar es el último soporte existente. Estas

experiencias enseñan la fragilidad que puede cobrar la vida cuando las condiciones

sociales ni siquiera permitan alimentarse y que las necesidades biológicas son las

primeras en ser atendidas, por temor de fallecer.

“Lo poquito que tenía en Venezuela lo vendí para que ellas [mis hijas] comieran,

vea pues, yo estando aquí en Perú tuve que vender la cama, porque en

Venezuela ahorita todo es así, si hablamos de vajillas por decir los platos, lo hace

cambio con comida y eso fue lo que hizo mi hermana, vender todo lo mío, toda

mi ropa la cambió por comida”. (Cristina, 31 años, en Tacna desde 2018 con su

pareja y tres hijos, comunicación personal, 13 de febrero de 2020)

A ello se suma la imposibilidad para los jóvenes de iniciar, continuar o terminar sus

estudios superiores o una carrera de profesionalización, por la misma necesidad de

trabajar en una actividad inmediatamente rentable y permitiendo generar un ingreso

básico para ellos mismos y sus familiares. Este abandono o postergación de los

proyectos educativos y de formación supone una acumulación de frustraciones frente al

impedimento de planear proyectos personales y desarrollar una autonomía económica

y residencial, lo cual se suele ser un rasgo característico de la juventud. En estas

circunstancias de depresión social y de empobrecimiento continuo, la migración fuera

del país aparece como el medio de existencia más asequible para enfrentar las

necesidades básicas y contemplar una posibilidad de supervivencia individual y familiar

a este contexto.

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“Ya llega un momento que nos apoyábamos, pero no alcanzaba, no alcanzaba

y entonces decidimos salir”. (Enrique, 27 años, en Tumbes desde 2018 con su

madre, dos hermanos y un sobrino, comunicación personal, 5 de febrero de

2020)

En el espectro de opciones al alcance de los jóvenes aparece entonces la salida del

país. El número cada vez creciente de jóvenes, de ambos sexos, que tomó la decisión

de emigrar desde 2016, en una dinámica personal o colectiva, difunde un modelo de

comportamiento y de medio de subsistencia para salir adelante y hacer frente a las

condiciones de vida relacionadas con la crisis en Venezuela. A continuación, nos

adentraremos en la diversidad de trayectorias migratorias de los jóvenes venezolanos

que salen de su país con la idea de llegar a Perú. Entre ellos, evidenciaremos los grupos

distintivos que permitan analizar las diferencias según las responsabilidades familiares

in situ y a distancia.

3. La migración como iniciativa individual con diferentes grados de apoyo

familiar a distancia

En los tres primeros tipos de trayectoria migratoria que proponemos, los jóvenes han

optado por una forma de movilidad individual desde Venezuela. Eso significa que no los

acompaña ningún familiar de su círculo doméstico cercano, aunque sí pueden viajar con

una persona que forma parte de su red de parentesco extendido. Dado que los familiares

coresidentes en Venezuela no están presente, se plantea la cuestión de sus cuidados a

distancia y de las perspectivas de la migración en el proyecto familiar.

3.1. Las migraciones “de aventura”

El primer tipo de trayectorias migratorias, identificado y designado como migraciones

“de aventura”, se refiere a los jóvenes que migran de Venezuela a Perú sin plan inicial

de viaje ni objetivo específico de apoyo económico a la familia de origen en Venezuela.

Son jóvenes, únicamente hombres, que migran solos en la búsqueda de mejores

opciones personales gracias a la migración a otro país de la región, sin

responsabilidades paternas ni encargo de enviar remesas a los familiares quedados en

Venezuela6. La mayoría de ellos tiene entre 18 y 22 años y no terminó la educación

secundaria (o abandonaron sus estudios superiores), por lo cual ocupaban trabajos

precarios y eventuales en el mercado informal en Venezuela, en particular desde el inicio

de la crisis económica. Tomaron la decisión de salir del país, a veces de forma

improvista, para transitar por el espacio transnacional que se extiende entre Venezuela

6 Este grupo abarca a trece jóvenes de la muestra.

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y Perú, y en el cual pueden hacer diferentes etapas, en particular en Colombia donde la

presencia venezolana es históricamente importante y donde pueden permanecer varios

meses para ocupar distintos trabajos como obreros, meseros o vigilantes, entre otros.

La elección de permanecer un tiempo en este país o a veces en Ecuador depende de

las oportunidades que se presentan, de las amistades que se van construyendo en el

viaje o de los pares salidos anteriormente que informan sobre las opciones laborales en

alguna localidad de este espacio de movilidad transnacional.

La decisión de estos jóvenes de migrar se fundamentó en la constatación de una

degradación de su situación personal y no se trata aquí, a diferencia de otros grupos,

del resultado de una deliberación colectiva en la familia. No les incumben

responsabilidades familiares particulares como la necesidad de cuidar a sus padres y/o

hermanos, y tampoco tienen hijos (o si lo tienen, ya no mantienen contacto con la madre

y no se involucran con su cuidado), por lo cual gozan de mayores márgenes de libertad

para viajar solos o entre pares, y aprovechar la migración previa de un amigo para

encontrar un empleo e incluso recibir alojamiento. Salvo algunos envíos de dinero a sus

abuelas como forma de apoyo ocasional, no experimentan la obligación de mandar

remesas a sus familiares en Venezuela, lo que prima en este grupo siendo la solvencia

individual. Aunque la gran mayoría son solteros, algunos jóvenes se marchan también

por motivos amorosos con la intención de encontrarse con su pareja (masculina o

femenina) quien migró previamente.

Una vez llegados e instalados en Perú, los jóvenes de este grupo ocupan trabajos

diversos, mayormente en el sector informal de la economía como vendedores

ambulantes o albañiles, mientras que otros se dedican a trabajar en bicicleta o moto en

servicios de entrega de comida a domicilio. Además de tener un acceso muy escaso a

los servicios de salud, un punto común entre ellos es el hecho de expresar situaciones

de explotación en el mercado laboral. En efecto, suelen testificar un número de horas

de trabajo a la semana sumamente importante y desventajoso en comparación a los

ingresos que reciben. Sin embargo, aceptan estas condiciones y las matizan con

respecto a lo que les tocó vivir Venezuela y lo que sus familiares siguen atravesando en

su día a día en la miseria. A las situaciones de explotación laboral se asocian

discriminaciones experimentadas en sus relaciones cotidianas y que las llevan a no

proyectarse necesariamente en Perú a largo plazo. En efecto, su movilidad no queda

limitada a la llegada a este país y contemplan la posibilidad de continuar el viaje de

acuerdo a las oportunidades que se puedan presentar más adelante en otro sitio.

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“Honestamente no me pienso quedar acá, pero no queda mucho tiempo, no por

el trato o por la situación o por el país, sino porque la verdad, al no poseer una

carrera y acá la vida realmente es un poco movida y difícil, y el sueldo no alcanza

para muchas cosas. Yo estoy buscando hacer un poco más de dinero y emigrar

a otro sitio donde el dinero pueda realmente rendir un poco más, donde pueda

ahorrar de mejor manera. En este momento, en todo caso, no tengo en mis

planes volver a Venezuela". (Jorge, 24 años, en Lima desde 2018, comunicación

personal, 26 de febrero de 2020)

Para los jóvenes entrevistados en Tacna, Chile aparece como el destino migratorio

idóneo, pero de difícil ingreso por las restricciones migratorias en ese país. En este caso,

permanecen en Perú, aprovechando las posibilidades de trabajo en el sector informal y

esperando que se presente otras oportunidades fuera del país.

Se puede observar que el tipo de migración “de aventura” se mantiene a lo largo de su

trayectoria migratoria dado que no buscan entrar en unión, ni formar una familia,

dedicando su tiempo principalmente en trabajar, pagar el alquiler de su alojamiento y

pasar tiempo de recreación con sus pares. Al no tener la obligación familiar de enviar

dinero, su decisión migratoria no se identifica como una estrategia de subsistencia

colectiva a la crisis que atraviesa su país de origen. Ello no impide, sin embargo, que

algunos jóvenes se encuentren en una situación más estable por el tiempo de instalación

en Perú y su grado de integración en el mercado laboral, que les permita generar un

ingreso suficiente y apoyar a sus familiares en Venezuela. A diferencia del grupo

analizado en el acápite siguiente, la migración no ha tenido aquí como punto de partida

un objetivo de supervivencia colectiva, sino que se inscribe en un proyecto individual

cuya experiencia favorable deja contemplar la posibilidad de enviar remesas, aunque

de forma irregular.

Por último, cabe notar que algunos jóvenes de este grupo llegaron a Perú antes de junio

de 2018, por lo cual pudieron tramitar el PTP, teniendo ahora una condición migratoria

formal que les da mejores condiciones de vida y la posibilidad de tener un puesto de

trabajo en el mercado formal. Mientras tanto, otros llegaron después de esta fecha,

solicitando un estatus de refugiado pendiente en la oficina de Migraciones, lo cual les

ubica en un limbo administrativo que no les garantiza ninguna estabilidad. Esta

vulnerabilidad legal se encuentra reforzada por frecuentes experiencias de

discriminación y xenofobia por parte de peruanos con los cuales interactúan a través del

trabajo o en el barrio donde viven.

Page 13: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

13

3.2. Las migraciones “de abnegación”

El segundo grupo propuesto abarca a jóvenes quienes viajan también solos desde

Venezuela hasta Perú, pero en este caso con un objetivo explícito de apoyo a distancia

integral a favor de su núcleo familiar de origen. Designamos estas migraciones como

formas de “abnegación”, en una aceptación cercana las nociones de “sacrificio” y de

“dedicación”. A diferencia del grupo anterior, los jóvenes son un poco mayores (tienen

entre 25 y 35 años) e incluyen de forma balanceada a hombres y mujeres7. La decisión

migratoria se debe al grado de intensidad de la crisis que golpea el presupuesto

doméstico en Venezuela y pone en cuestión la misma supervivencia de los miembros

de la familia.

“Me dije ‘Yo no tengo quien esté conmigo a mi lado y mi mamá se me está

muriendo, siento que se me va a ir muriendo la familia si no salgo y la ayudo, y

me dije ‘salgo del país porque yo voy a buscar la manera de resolver por fuera y

mandar dinero; y estando aquí, me gano 10 o 15 soles, y de esos 10 a 15 soles,

guardo 10 y gasto 5, así coma pan con agua, para buscar la manera de mandarle

a mi familia”. (Santiago, 34 años, en Tumbes desde hace pocas semanas,

comunicación personal, 2 de febrero de 2020)

Los jóvenes migran solos con el propósito de apoyar a la brevedad posible a sus

familiares quienes, por su edad, siendo niños pequeños o adultos mayores, no pueden

hacer un viaje de esta importancia con el cruce de diferentes fronteras. El viaje se realiza

en situaciones sumamente precarias, con muy pocos recursos incluso para tomar

medios de transporte en la totalidad del trayecto y comprar alimentos. Estos jóvenes

son la generación intermedia de su familia, la que se encuentra en mejores condiciones

físicas para viajar a través del continente y representan en este sentido la esperanza de

sus familiares y particularmente de las generaciones más vulnerables, para conseguir

el mínimo vital y evitar un riesgo de hambruna. Migrando solos, dejan a sus hijos que

pueden ser niños pequeños o adolescentes en el país de origen bajo la protección de la

pareja o, en caso de familias monoparentales, de tíos o abuelos, es decir dentro del

sistema de solidaridades que representa la parentela. Se trata pues aquí de una forma

de migración de crisis que se solidariza a distancia con toda la unidad familiar en el país

de origen gracias al envío de remesas. A cambio de los cuidados a sus hijos, el dinero

enviado representa una forma de compensación y, más allá del aspecto económico, un

compromiso moral con los miembros de la familia quedados en Venezuela. El hecho de

7 Este grupo abarca a ocho jóvenes de la muestra.

Page 14: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

14

caracterizar estas migraciones como “individuales” no descarta las decisiones de viajar

entre hermanos, primos o amigos que comparten el mismo objetivo de cuidado a

distancia de la familia. Ahí se encuentran tanto a hombres que apoyan a su pareja e

hijos en Venezuela, como a mujeres quienes son madres solteras y que salieron del

país con el propósito de enviar dinero para la supervivencia alimentaria no sólo de sus

hijos sino también de sus padres mayores de edad o ancianos con necesidades

especiales de atención.

“Entonces, ya completamente, siendo sargento y pues allá me trataban muy bien con

todo, pero como el sueldo no me alcanzaba, nada, entonces no podía seguir, allá

muchos querían que no me fuera, que me quedara, que podía hacer mucha falta, pero

yo iba a dejar, yo me quedo, pero ¿quién le lleva la comida a mi casa a mi familia? ¿A

mi hijo? ¿A mi mamá? ¿A mis hermanos?” (Adela, 24 años, encontrada en Tumbes y

en camino hacia Lima, comunicación personal, 2 de febrero de 2020)

El objetivo aquí es colectivo; aunque la migración se realiza de manera individual, su

propósito tiene que ver con el cuidado y el apoyo a distancia de la unidad doméstica

para enfrentar la crisis en Venezuela, sin planificación contemplada de reagrupación de

la familia. Los trabajos que ocupan los jóvenes al llegar a Perú se ubican en el sector

informal de la economía y en particular en el comercio ambulatorio como la venta de

jugos o de comida en la calle, la realización de actividades domésticas en casas

privadas y diversas ocupaciones como meseros. Algunas mujeres pueden trabajar

también en el cuidado de niños o de adultos mayores, y para muchos se reconocen las

habilidades de los jóvenes venezolanos en oficios especializados en los salones de

belleza, peluquería y barbería.

Por otro lado, cabe notar que los jóvenes de este grupo ingresaron a Perú de forma

ilegal, es decir sin presentarse por el puesto fronterizo entre Ecuador y Perú, y que

algunos han presentado una solicitud de refugiado para legalizar su estadía en el país.

Nuevamente, un aspecto recurrente que los afecta son las situaciones de

discriminación, las cuales se manifiestan particularmente en el ámbito laboral y de la

vida cotidiana.

“Yo tengo ya más de un año trabajando acá y me han dicho, ‘venezolano de

mierda, vete para tu país’, que no sé qué y entonces aquí algunas personas

tienen la mente muy cerrada y piensan que tú estás acá por gusto o porque tú

estás de gratis, cosa que es falso. (…) ¿Por qué vienen a humillarme? Me dicen

‘no, que tú no tienes derecho, que no sé qué, que estas en mi casa’. Un día tuve

un problema con una señora que me decía: ‘no me vengas a decirme órdenes a

Page 15: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

15

mí, yo soy peruano, tú no eres nadie aquí’. Bueno, esos son temas diarios acá.”

(Daniel, 26 años, en Lima desde 2018, comunicación personal, 27 de febrero de

2020)

Por otro lado, los jóvenes pueden aprovechar la presencia de otros familiares o amigos

en el territorio peruano sin que ello quite el objetivo fundamental del viaje a Perú:

encontrar rápidamente un trabajo, percibir un ingreso y enviar éste a Venezuela para la

compra de alimentos a los familiares. Se apoyan así en la red de parentesco ya

establecida para recibir un soporte parcial y puntual al llegar al país e insertarse en el

mercado laboral, sin implicar una coresidencia con estas personas.

“Mi tío hizo el esfuerzo y me compró un carrito de broaster y me tocó trabajar en la calle,

yo que no estaba acostumbrada a eso me tocó trabajar en la calle”. (Isabel, 20 años, en

Lima desde 2018, comunicación personal, 28 de febrero de 2020)

A diferencia del grupo presentado a continuación, la migración no se inscribe en un

proyecto a largo plazo y de hecho muchos jóvenes contemplan la posibilidad de

continuar su trayectoria migratoria hacia otro país, Chile o en algunos casos a Europa.

Es cuestión de un medio de subsistencia al alcance de los jóvenes que se inspiran de

la experiencia de otros familiares o pares, encontrando un recurso para enfrentar las

necesidades más básicas de la crisis experimentada en el país de origen.

3.3. Las migraciones “de exploración”

El tercer tipo de trayectoria migratoria identificado se refiere a los jóvenes que salen de

Venezuela con el propósito de trabajar, enviar remesas a sus familiares y, según la

evolución de su situación, contemplar la posibilidad de traer a sus familiares cercanos

(pareja hijos, hijos, padres) a Perú. Los designamos como migrantes “de exploración”

aunque podrían ser entendidas también como migrantes “de prueba”, y abarcan una

mayoría de mujeres8. En este grupo, los jóvenes experimentan la migración y sus

beneficios en una dinámica individual, y evalúan las opciones laborales y la estabilidad

de las condiciones de vida en el país de destino con respecto a la calidad de su

instalación e integración. En función este balance, pueden contemplar la migración

posterior de los demás miembros de su unidad doméstica de origen, en particular de su

pareja hombre o mujer, y de sus hijos. La decisión de marcharse solos de Venezuela se

explica por la duración y el costo del viaje en bus hasta Perú y de la incertidumbre en

torno a la satisfacción relativa de su experiencia migratoria en ese país. Se trata de un

proyecto migratorio parcial por el momento y que se inscribe en una perspectiva

8 Este grupo abarca a cinco jóvenes de la muestra.

Page 16: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

16

colectiva en caso de elección posterior de reagrupación familiar en el país de destino.

Este tipo de trayectoria migratoria se asemeja a las demás por su exposición a

situaciones de explotación e incluso al riesgo de ser víctima de una red de prostitución

o de trata de personas a lo largo del trayecto entre ambos países, como lo han

demostrado diferentes testimonios.

“Mira, la situación fue así: yo lo conocí a una persona en la Plaza de

Bucaramanga y le dije que necesitaba trabajo. En ese rato nomás hablamos y él

me dijo que tenía algo que ofrecerme. Y yo sin pensar me fui, porque yo tengo a

mi hija en Venezuela. Mi hija estaba enferma, mi papá también, y el papá de mi

hija no se hizo más cargo de mi hija. Entonces yo era el único sustento. Me fui y

me hicieron unos exámenes, yo no sabía que era, pero era para trabajar en la

prostitución. Cuando me pusieron la ropa, unos cacheteros, un sostén así, pues,

yo lloraba, yo decía que no me quería ir para allá y todo. Al final me obligaron a

muchas cosas…” (Ximena, 19 años, en Tumbes desde hace unas semanas,

comunicación personal, 2 de febrero de 2020)

A través de este tipo de trayectoria migratoria, se busca un punto de apoyo en el país

de destino para desarrollar un foco de instalación a partir de un ingreso económico y de

un alojamiento estable, para contemplar a continuación la migración de los familiares,

particularmente de los hijos cuando los jóvenes son padres, o de sus hermanos cuando

no tienen todavía una familia de procreación. Al concretarse la migración de otros

miembros de la familia, la migración “de exploración” se convierte en una reagrupación

familiar como lo abordaremos en la siguiente sección. Este tipo de experiencia

migratoria representa pues una etapa delimitada en la trayectoria de los jóvenes. Puede

durar varios meses o incluso varios años hasta que la migración de la pareja, de los

hijos, hermanos o padres se haga posible. Si los jóvenes ingresaron a Perú antes de

junio del 2018, pueden tramitar el PTP y luego el carnet extranjería, mientras que los

que llegaron después de esta fecha tienen mayores dificultades para formalizar su

estadía en Perú. Nótese entonces que la fecha de llegada es un dato decisivo en la

posibilidad de concretar de la migración de otros familiares porque permite crear un

soporte seguro hacia la reagrupación familiar.

Este tipo de trayectoria migratoria se inscribe desde el inicio en un proyecto colectivo

que involucra toda la familia o al menos una parte significativa de ella. De hecho, tanto

el viaje como el primer periodo de estadía en Perú se realizan de manera individual,

aunque no descartan algunas experiencias en pareja, pero con un proyecto a largo plazo

de reunificación familiar. El proyecto migratorio puede incluir también la familia política

Page 17: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

17

de ego, es decir los padres y hermanos de su pareja. A diferencia del grupo descripto

anteriormente, la migración individual se asocia no sólo con el envío preliminar de

remesas, sino también con un proyecto de convivencia familiar en Perú. Más adelante,

al concretarse éste, la llegada de los familiares implica una reconfiguración de la vida

cotidiana de los jóvenes venezolanos a través de un cuidado presencial y la resolución

de otras necesidades cotidianas como la inscripción escolar de los hijos.

“Ya cuando llegaron ellos [hijos] yo les busqué colegio, no fue fácil tampoco, en

el colegio no me dejaban ni siquiera entrar a hablar con la directora, nada, decían

que no, que no había vacantes, pero no me daban tampoco la oportunidad de

preguntar de qué podía hacer, de si podía esperar para el otro año, nada. No, la

señora de la puerta no. ‘No hay, la directora no está, está de licencia’. Tantas

cosas me dijeron en diferentes colegios, porque fui a varios”. (Paola, 26 años,

en Tacna desde 2018, comunicación personal, 16 de febrero de 2020)

Después de un periodo de cuidados a distancia y del envío de remesas, la

responsabilidad de protección de los hijos y de la gestión de su vida cotidiana se hace

de forma presencial. Aunque el proyecto colectivo existe desde el inicio, en este tipo de

trayectoria migratoria existe una experiencia significativa de vida individual en Perú. En

los siguientes tipos de trayectoria, las implicancias colectivas de la migración se

observan desde la salida del país de las personas migrantes.

4. Las migraciones inscritas en una dinámica familiar y de cuidado colectivo

“presencial”

Esta sección se enfoca en las trayectorias migratorias de jóvenes que se realizan a

través del grupo familiar, principalmente con los hijos, hermanos o padres desde

Venezuela hasta Perú. A pesar de mostrar diferencias, los tres tipos presentados a

continuación comparten este aspecto común y completan las tres categorías

presentadas anteriormente como parte de la misma tipología.

4.1. Las migraciones de reunificación familiar

Este tipo de trayectoria migratoria es la otra cara de la moneda de la última categoría

presentada en la sección anterior. El foco de atención se ubica aquí en el joven ego y

eventualmente sus familiares acompañantes que han migrado de Venezuela a Perú

para encontrarse con la pareja, el hermano o el padre habiendo viajado anteriormente

entre ambos países. Se trata pues de migraciones que tienen como objetivo una

reunificación o reagrupación familiar después de una migración “de exploración”. En

este grupo, los jóvenes tienen una edad comprendida entre los 18 y 22 años y tienden

Page 18: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

18

a ser mayormente mujeres9. Permanecen en el seno de su familia de origen entre el

periodo anterior y posterior a la migración, por lo cual viven con sus padres una vez

llegados a Perú. En este país, se dedican mayormente a trabajar para aportar al

presupuesto doméstico, aunque algunos logran iniciar estudios superiores técnicos.

Este tipo de trayectoria migratoria se diferencia en particular de la migración “de

aventura” presentada anteriormente dado que los jóvenes no se hacen autónomos ni

económica ni residencialmente de su núcleo familiar de origen. A diferencia de aquellos

que buscan a través de la migración un medio de supervivencia para su familia en

Venezuela, los jóvenes que muestran este tipo de trayectoria viven en condiciones

relativamente estables; sus padres primo migrantes tramitaron su PTP, lo cual les

permite conseguir una regularización de su estadía en Perú. La mayoría no tiene pareja,

ni venezolana ni peruana, y si la tienen, no forman todavía un nuevo núcleo familiar.

Otra situación recurrente en este grupo se refiere a la migración de mujeres que buscan

reencontrarse con su pareja que migró meses antes. La mayoría viaja con sus hijos

hacia Perú, mientras que otras jóvenes sin hijos buscan sencillamente una nueva

convivencia después de la migración. En la etapa post migratoria, la reconstitución de

estas familias de procreación puede dar lugar al nacimiento de nuevos hijos que

consiguen la nacionalidad peruana por el derecho del suelo que rige el Código peruano,

así como un seguro de salud. Notemos que el proceso de reagrupación familiar no se

restringe entonces al núcleo familiar constituido por los padres e hijos, sino que se puede

realizar también dentro de la red de parentesco extendido. Por ejemplo, cuando tíos

migraron primero a Perú en un periodo que permitía tramitar el PTP, pueden incentivar

luego a sus sobrinos jóvenes de hacer el viaje, ofreciéndoles alojamiento y condiciones

de vida estables en la localidad de destino en Perú.

El viaje de los jóvenes desde Venezuela hasta Perú se realiza por lo general en

condiciones aceptables, trasladándose en bus y cruzando los puestos de fronteras sin

mayores inconvenientes. Los primo migrantes de la familia que ya radican y trabajan en

Perú, les han podido enviar el dinero suficiente para realizar el viaje en estas

condiciones. Además, la obtención previa del PTP permite al resto de la familia

beneficiarse de una regularización rápida de su estatus migratorio con tal de haber

llegado a Perú antes de junio de 2019. Para este grupo de jóvenes, al igual que el

siguiente, existe una ruptura con la posibilidad de volver a vivir en Venezuela en el

futuro; pertenecen a familias que buscan romper los vínculos con el país de origen y que

9 Este grupo abarca a diez jóvenes de la muestra.

Page 19: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

19

se proyectan a largo plazo en un país diferente. Este fenómeno se plasma en muchos

casos por la venta de las propiedades en Venezuela.

“A mi papá le salió la oportunidad de venirse él solo hasta aquí, hasta Perú,

porque él iba a pasar a Chile e iba a tramitar la visa desde aquí, la visa chilena,

pero no le salió. Él se vino antes entonces, luego a nosotros nos tocó vender

nuestra casa para poder venirnos”. (Carla, 19 años, en Tacna desde 2019 con

sus padres y hermano, comunicación personal, 15 de febrero de 2020)

Sin embargo, para otros jóvenes que no tienen suficientes recursos a disposición, el

viaje desde Venezuela hasta Perú resulta más difícil.

“Cuando llegué a Rumichaca, ya no contaba nada más que 10 dólares, entonces

o comía o pagaba el pasaje y tenía mucha hambre. Tanto así que me quedé allá,

vendí unos zapatos míos que yo me llevaba nuevos de Venezuela, en 5 dólares

lo vendí para poder comer, porque ya no me alcanzaba nada porque yo me fui

así, sin saber, sin nada, tenía eso”. (Jesús, 19 años, en Ecuador durante el año

2018 y en Tacna desde 2019 para encontrarse con su hermana que había

migrado dos años antes, comunicación personal, 14 de febrero de 2020)

Para la mayoría de estos jóvenes, la experiencia migratoria de reunificación familiar

significa mejores condiciones de vida en Perú con respecto al periodo de vida anterior

en Venezuela. Sin embargo, estas satisfacciones muestran algunos límites en los

ámbitos laborales y sociales. En particular, la necesidad constante de trabajar para

asumir sus gastos o apoyar a otros familiares en Venezuela los aleja para muchos de

proyectos de estudios superiores, por lo cual en varios relatos se nota cierta frustración

y una inclinación a migrar hacia otro país. A ello se suman los problemas similares a los

grupos anteriores, relacionados con su inserción en el sector informal de la economía a

través de actividades ambulatorias, así como frecuentes situaciones de discriminación

y xenofobia. Estos factores dificultan la calidad de su integración y pueden perjudicar su

proyecto de permanecer en Perú en el largo plazo. En particular para los jóvenes que

viven en Tacna, la cercanía de Chile representa una opción migratoria en el futuro, en

un país donde los ingresos son mayores y el mayor nivel de formalidad contribuye a

evitar situaciones de explotación laboral.

4.2. Las migraciones de un núcleo familiar

Los jóvenes que migran de Venezuela a Perú con el conjunto de los miembros que

constituyen su núcleo familiar representan el grupo más numeroso de la investigación10.

10 Este grupo abarca a doce jóvenes de la muestra.

Page 20: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

20

Éstos no se concentran en un grupo de edades específico dentro de la juventud y son

tanto hombres como mujeres. Su trayectoria migratoria presenta dos principales

configuraciones: una en que salen con los miembros de su familia de origen (padres y

hermanos) cuando no están en una unión formal y no tienen hijos, y otra en que se van

con los miembros de su familia de procreación (pareja e hijos). En vez de optar por una

dispersión de los miembros de la familia como en los grupos analizados anteriormente,

los jóvenes migran aquí con las personas que son parte de su primer círculo.

“Por la situación en Venezuela, mi mamá cayó en depresión, mi papá se la

pasaba llorando todos los días, mi hermano casi no quería ir al colegio porque

somos una familia bien unida, somos apegados unos con otros, nunca nos

hemos separado”. (Romina, 23 años, en Tumbes con ambos padres y su

hermano desde 2018, comunicación personal, 4 de febrero de 2020)

En este grupo, se toma la decisión de migrar entre todos los miembros de la familia y

de hacer el viaje de manera unida hasta Perú, lo cual implica una inversión económica

mayor a una migración de forma individual como en los casos anteriores. Una vez

instalados en la localidad de destino, la residencia compartida de los jóvenes con los

miembros de su familia de origen no impide la posibilidad de tener una pareja y

eventualmente de tener hijos de esta unión. De esta forma, estos jóvenes pueden llegar

a formar una familia de procreación después de su migración y eventualmente seguir

viviendo con sus padres y hermanos.

Los jóvenes que integran este grupo suelen trabajar en diferentes ocupaciones,

aprovechando así las oportunidades del mercado laboral en el sector tanto formal como

informal de la economía peruana. Los ingresos generados por su actividad permiten

sostener el presupuesto doméstico y en algunos casos los mismos jóvenes pueden ser

el principal soporte económico de su familia después de la migración a Perú y en la fase

de instalación e integración en este país. Esta situación no descarta la posibilidad de

enviar remesas a los miembros de la familia que todavía se encuentran en Venezuela,

en particular a los abuelos quienes, como ya fue mencionado, no constituyen la mayor

población involucrada en el proceso migratorio fuera de Venezuela. Cabe notar también

que la mayoría de familias que presentan este perfil de migración colectiva pudieron

tener acceso al PTP, lo cual les proporciona una relativa estabilidad en Perú por no

verse expuestos a un riesgo de deportación de parte de las autoridades migratorias.

La segunda configuración que involucra la unidad familiar en su conjunto se refiere a los

jóvenes de ambos sexos que migran junto con su pareja y por lo general con los hijos

que tienen de esta relación o de otra anterior. En este caso, la decisión de salida de

Page 21: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

21

Venezuela se toma de manera conjunta como consecuencia de los efectos de la crisis

sobre el nivel de bienestar del núcleo familiar.

“Yo no quería separarme de mis hijos, no, pero él [su pareja] también lloraba

porque decía que los niños estaban flacos, desnutridos que en cualquier

momento se podían morir que no sé qué, yo también estaba flaquita y él me

decía, ‘vámonos, vámonos’… Yo le decía ‘vamos a hacerlo por nuestros hijos’,

yo le decía que no me quería separar de mis hijos. Y luego de dos semanas me

dijo, ‘vámonos, vámonos, vamos a buscar el futuro de nuestros hijos, vámonos’.

Yo le decía que no hasta que por fin decidí que sí ...” (Cristina, 31 años, en Tacna

desde 2018 con su pareja y cuatro hijos, comunicación personal, 13 de febrero

de 2020)

En este grupo de jóvenes migrantes, las amistades y pares que migraron a Perú

anteriormente constituyen una red social importante para informarse sobre las

posibilidades de trabajo en Perú, así como las opciones de alojamiento y la organización

de la fase de instalación en el país de destino. El trayecto desde Venezuela hasta Perú

se puede realizar de manera directa o a través de diferentes etapas en los países

intermediarios, en particular en Colombia. Muchos tomaron la decisión de irse a Perú

antes de junio de 2019 y de la imposición de la visa humanitaria para el ingreso al país,

mientras que otros son parte del primer grupo de venezolanos que llegó a Perú en 2016

al inicio de la crisis. Todos ellos consiguieron tramitar el PTP para formalizar su estadía

en el país, aunque ello no les aleja de problemas de discriminación que dificultan su

inserción en el mercado laboral.

“Mi esposo y yo comenzamos a buscar trabajo y nadie, absolutamente nadie nos

quería dar trabajo. Nos decían ‘No, venezolanos no, no queremos venezolanos’”.

(Nuria, 27 años, en Tumbes con su pareja e hijo, comunicación personal, 4 de

febrero de 2020)

Una vez instalados en Perú, los hijos de estos jóvenes están escolarizados nuevamente

y se suelen encontrar con otros niños venezolanos en su colegio. Después de un periodo

de adaptación a la vida en Perú, estas familias logran conseguir cierta estabilidad y

realizar envíos regulares de remesas a sus padres que se quedaron en Venezuela. Se

convierten en personas que han superado su condición inicial como migrantes y que no

muestran intención alguna de regresar a Venezuela, conscientes de la dureza de las

condiciones sociales y de la dificultad de cambiar el orden político actual, que fueron los

motivos al origen de su decisión de salir. En este grupo, se encuentran también jóvenes

mujeres que prefirieron marcharse del país con otros miembros de la familia y tener una

Page 22: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

22

forma de protección en el viaje y en la instalación en Perú frente a los riesgos de abuso

y de explotación.

“Si hubiese viajado sola por ejemplo sí me hubiese sentido insegura porque tal

vez como te miran, como que los hombres aprovechan que estás sola, entonces,

tal vez por eso nos fuimos juntos, porque hay muchos hombres malos que se

quieren aprovechar, entonces, más que todo en Latinoamérica yo pienso que es

más complicado para las mujeres. Entonces, si hubiese viajado sola me hubiese

sentido insegura.” (Luciana, 22 años, en Tacna desde 2018 con su madre,

hermanos y abuela, comunicación personal, 14 de febrero de 2020)

Por último, notemos que este grupo de jóvenes que migraron con los miembros de su

núcleo familiar suelen constituir el soporte para la migración de otros familiares; por

ejemplo, de los padres o suegros, u otros miembros del parentesco extendido como

primos, tíos, etc. Estas movilidades se inscriben en un proyecto de largo plazo que se

distinguen de las migraciones “de abnegación” observadas en el acápite anterior,

cuando involucran a dos miembros de la misma familia, por ejemplo dos primas, quienes

migran juntas para conseguir ingresos inmediatos y servir de apoyo de supervivencia

para el resto de la familia en Venezuela. En estos casos, las migraciones responden a

un objetivo de envío de remesas y al hecho de asumir responsabilidades de cuidado en

el país de origen, lo cual no es necesariamente el caso cuando se trata de una migración

del núcleo familiar.

4.3. Las migraciones de un núcleo familiar monoparental

El último tipo de trayectoria migratoria evidenciado se refiere a las jóvenes que son

madres de familia separadas de su pareja o del padre de sus hijos, y que migran en

condiciones sumamente precarias con niños pequeños y muchas necesidades

inmediatas11. Las mujeres que constituyen este grupo tuvieron hijos desde el final de la

adolescencia y su entrada en la juventud, con un uso muy limitado de métodos

anticonceptivos, llegando a tener tres a cuatro hijos antes de cumplir los 25 años. En el

periodo anterior a su migración a Perú, estas mujeres ocupaban actividades en el sector

de los servicios en Venezuela como la limpieza de casas, el cuido de niños o la venta

en comercios, sin recibir más el apoyo del padre de sus hijos para el cuidado de éstos.

Su origen familiar se caracteriza por distintas formas de vulnerabilidad como un débil

apoyo de sus padres, la no culminación de la educación secundaria y una ausencia de

formación profesional que les permita conseguir un empleo en condiciones estables

11 Este grupo abarca a tres jóvenes de la muestra.

Page 23: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

23

fuera del subempleo. Al igual que en los grupos anteriores, las mujeres que migraron

solas con sus hijos se suelen apoyar en la red migratoria de amigos venezolanos ya

presentes en el territorio peruano para tener un primer soporte, imprescindible, para

concretar el proyecto migratorio y tener un punto de llegada en ese país. No obstante,

no se trata de migraciones de reunificación como en el grupo anterior dado el objetivo

de la migración no es de encontrarse ni con la pareja, ni con familiares cercanos.

“Es muy importante para cualquiera que sale de su país, es muy importante que

tengas a alguien que te espera, que te reciba, mientras tú empiezas a trabajar,

mientras tú arriendas, mientras tú te solventas, eso es muy importante, es muy

difícil salir así a la deriva y llegar a un país que no conoces o donde nadie te

espera. Es muy difícil pues, empieza a pasar muchas ronchas, como decimos

nosotros, o sea penas y calamidades. Entonces, por eso nos fuimos a Perú

porque tengo un amigo aquí, porque nos recibió y ya después yo me arreglé

acá.” (Giovanna, 32 años, en Tumbes desde 2019 con su madre e hijo,

comunicación personal, 3 de febrero de 2020)

Las mujeres de este grupo representan un caso clave de lo que son las migraciones de

supervivencia. Tuvieron que afrontar muchas veces solas todos los efectos de la crisis

social y económica en Venezuela, con un apoyo débil o inexistente de su pareja y de

sus familiares. En estos casos también, las migraciones no se realizan necesariamente

de manera directa desde Venezuela hasta Perú, sino que las jóvenes pueden recurrir a

los amigos y conocidos que les pueden proporcionar ayuda y alojamiento en el trayecto.

A pesar de las restricciones migratorias impuestas por las autoridades peruanas desde

el 2019, las jóvenes que presentan este perfil con hijos pequeños pueden ingresar al

país y ser beneficiaria de las excepciones otorgadas a las personas en situación de

vulnerabilidad. Dada la escasez de recursos económicos y la urgencia de salir del país,

las mujeres que presentan este tipo de trayectoria migratoria a veces no consiguen

tomar medios de transporte en la totalidad del camino hacia el país de destino.

“Muchas nos arriesgamos a, como quien dice, quedarnos en el camino y no

saber si terminamos de llegar o no, entra el frío, entra el calor, entra el páramo…

Y tener que caminar un buen camino en el frío, no es nada fácil. El frio te pega

en los huesos, no puedes a veces ni moverte, ni caminar [...] No es que te subes

a un bus y te vas directo”. (Norma, 30 años, en Lima desde 2019 con sus dos

hijos, comunicación personal, 16 de mayo de 2020)

En la etapa de instalación e integración en Perú, estas mujeres se desempeñan en

actividades de venta ambulatoria que les permiten generar un ingreso básico para el

Page 24: Género, cuidados y responsabilidades familiares de los ...

24

cuidado de sus hijos, de forma complementaria al apoyo que pueden recibir por parte

de amigos o miembros de la parentela que las hospedan. Para ellas, la migración ha

representado un medio de subsistencia imprescindible para mejorar sus condiciones de

vida y la de sus hijos, fuera de la supervivencia que vivieron en el país de origen.

Aunque este tipo de trayectoria migratoria involucra a pocas personas en la

investigación, las formas de vulnerabilidad que se asocian a la monoparentalidad

combinada con las necesidades de cuidado de niños pequeños merecen ser

enfatizadas, la incertidumbre con respecto al desenlace de la migración y el riesgo que

corren por ellas y sus hijos a lo largo del viaje hasta el Perú. Los testimonios son

escasos, pero reflejan trayectorias migratorias e historias de vida recurrentes desde

2019.

Conclusiones

La presentación de una tipología puede presentar el riesgo de caer en la exposición de

categorías muy delimitadas y de cierta manera “cerradas”. Sin embargo, no es el caso

en este capítulo. Por ejemplo, podemos notar que migraciones que aparecen como

formas de “aventura” en un primer tiempo, pueden tomar luego la forma de migraciones

duraderas con un proyecto de instalación y estabilización en el país de destino, con la

posibilidad de enviar regularmente dinero a los miembros de la familia quedados en el

país de origen. Es el caso de Angélica por ejemplo quien, después de una migración

caracterizada por una forma de incertidumbre, logró estabilizar su situación en el Perú

gracias a su trabajo en una peluquería y enviar regularmente dinero a su madre en

Venezuela. Después de una secuencia calificada “de aventura” y de una forma explícita

de migración de supervivencia, los jóvenes pasan después a una fase de integración y

de definición de proyectos que los ubican fuera de condiciones de supervivencia.

Aunque el proyecto inicial de la migración es netamente individual, éste no excluye a

continuación una forma de ayuda a la familia en Venezuela. De igual manera, algunos

jóvenes se pueden encontrar en una migración “de abnegación” al inicio de su

trayectoria migratoria y luego encontrarse en una migración “de exploración” cuando se

dan cuenta que las condiciones permiten contemplar la posibilidad de traer a los

familiares.

El capítulo ha mostrado que las responsabilidades familiares que condicionan el tipo de

trayectoria migratoria de cada joven descansan básicamente en el envío de remesas,

los cuidados que pueden ser asumidos a distancia y la implementación de proyectos

migratorios que permitan en algunos casos una reunificación de la unidad familiar. En

estas diferentes configuraciones, la red migratoria constituida por el sistema de

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parentesco o, más ampliamente, las relaciones sociales de los jóvenes migrantes con

sus pares representan un factor clave en la implementación del proyecto migratorio y la

concretización de la experiencia de movilidad entre ambos países.

Por último, en lo que se refiere a las diferencias de género, la tipología enfatiza algunos

grupos que concentran uno de los sexos. Las migraciones “de aventura”, por ejemplo,

tienen una representación exclusiva de hombres y muestran la dimensión de la

movilidad en la construcción de la autonomía y de la masculinidad a lo largo de la

juventud. Al contrario, el grupo que incluye a familias monoparentales viajando con niños

pequeños concentra únicamente a mujeres que se encuentran en una situación

altamente vulnerable por su exposición a riesgos de violencia y de depresión. Las

migraciones “de exploración” revelan también una representación más importante de

mujeres, pero el enfoque cualitativo de la investigación invita a la prudencia y no permite

avanzar conclusiones definitivas. En los otros grupos propuestos en la tipología, se

observa cierto equilibrio en los sexos y diferencias entre las trayectorias que se deben

esencialmente a la calidad del vínculo social de los jóvenes con su familia de origen y a

su compromiso con los cuidados de sus familiares, en particular cuando ésos son niños

pequeños o adultos mayores. En última instancia, la trayectoria genésica y reproductiva

de cada uno, la composición y estructura de su familia de origen, combinada o no con

una familia de procreación y la búsqueda de realización personal a través de la

migración, son varios de los factores que permiten entender la construcción de las

trayectorias migratorias de los jóvenes y la importancia de su rol familiar como migrante.

La diversidad del fenómeno migratorio se articula con la heterogeneidad de la juventud,

más allá del contexto de crisis.

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