Ganaderia Ecológica Capitulo 9

© Asociación Vida Sana

CAPÍTULO 9

MANEJO SANITARIO

Introducción

Principios básicos del manejo sanitario

Programas sanitarios

El criador y sus animales

El criador y su veterinario

Bibliografía

AUTORIA: JOAN BASSETS

CAPÍTULO 9 Curso online de Ganadería Ecológica

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MANEJO SANITARIO

1. INTRODUCCIÓN

La ganadería ecológica tiene como finalidad la obtención de productos inocuos

y de alta calidad para una sociedad que cada vez es más exigente en mejorar

sustancialmente las condiciones de vida y su entorno.

Desde esta perspectiva, en ganadería ecológica la sanidad es un pilar

fundamental para maximizar el bienestar del rebaño y obtener productos de

calidad diferenciados, sin riesgos de contaminación medioambiental, e inocuos

para los consumidores.

La sanidad en ganadería ecológica tiene un objetivo cuádruple:

• Alcanzar niveles óptimos de bienestar animal en el conjunto del rebaño.

• Proporcionar alimentos saludable, libres de agentes microbianos y/o

parasitarios, además de libres de residuos para el consumidor

• Prevenir riesgos de transmisión de patologías a la fauna silvestre en

medio natural.

• Preservar el ecosistema de elementos contaminantes para su

funcionalidad y fomentar la diversidad biológica.

En efecto, la gestión sanitaria ecológica se diferencia de otros modelos

ganaderos en que evita el uso sistemático, rutinario y mayoritario de métodos

químicos y medicamentos alopáticos. La sanidad ganadera en producción

ecológica se basa en una medicina preventiva que se apoya sobretodo en la

epidemiología de los procesos infectocontagiosos y parasitarios. La

programación estratégica de lucha contra las patologías en agrosistemas

ganaderos se basa en esta prevención.

Curso online de Ganadería Ecológica CAPÍTULO 9

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Figura 1: Animales en condiciones extensivas, pudiendo expresar su

comportamiento de forma natural. Fuente: J. Bassets.

En estas condiciones, además de los programas sanitarios, el otro aspecto en

el que deben incidir las producciones ecológicas es acoplar el manejo más

conveniente a la etología de cada raza para garantizar la salud y bienestar

animal. De esta forma, además, se optimizan las capacidades productivas

reales y se imprime un sello de calidad al proceso productivo.

Los programas sanitarios en ganadería ecológica también ayudan a evitar los

problemas de resistencias a medicamentos en las poblaciones bacterianas,

que tantos problemas ocasionan a la salud animal y humana. El hecho de

evitar los tratamientos alopáticos convencionales y la potenciación de la

prevención con medicamentos alternativos disminuye la expresión de estas

resistencias.

En consecuencia, la gestión de los programas sanitarios en ganadería

ecológica se apoyará en planes de control y/o prevención que modulen de


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forma sincrónica, en función de la tipología de las patologías, epidemiología,

raza animal y características del agro-sistema, una serie de medidas de

manejo, medidas higiénico-sanitarias y medidas de lucha biológica, además de

tratamientos estratégicos si fuera necesario, preferentemente con terapias

naturales.

2. PRINCIPIOS BASICOS DEL MANEJO SANITARIO

La gestión sanitaria en explotaciones ecológicas debe basarse en programas

sanitarios concebidos con los objetivos de prevenir, controlar y erradicar los

procesos patológicos.

Estos programas deben conseguir:

• Asegurar la rentabilidad de la producción minimizando las pérdidas.

• Alcanzar equilibrio con los agentes bióticos del entorno.

• Eliminar totalmente las patologías que sean altamente contagiosas,

peligrosas para la ganadería, peligrosas para el ser humano u objeto de

campañas de saneamiento por parte de la administración.

• Fortalecer las defensas y el sistema inmunitario del ganado

• Alcanzar altas cotas de bienestar animal y protección medioambiental.

Para llegar a conseguirlo, debemos conocer muy bien los aspectos etiológicos

y epidemiológicos del ecosistema en el que trabajamos. La información

bioecológica es prioritaria para planificar las estrategias de lucha y llegar a los

resultados esperados. Por ejemplo, la lucha antiparasitaria no es la misma en

zonas de secano del centro de España, que en zonas húmedas de Cantabria.

No olvidemos que desde el punto de vista preventivo, en ganadería ecológica

no está permitido trabajar con sustancias alopáticas o de síntesis química. En

este contexto, por ejemplo, no se admiten los bolos ruminales antiparasitarios

de liberación lenta. Son incompatibles con la ganadería ecológica porqué


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interfieren en el desarrollo de un sistema defensivo competente, y además no

es posible controlar los tiempos de espera reglamentados.

Figura 2 : Cultivo de avena en terrenos de secano en Ciudad Real. Fuente: C.

García Romero.

Sí se admiten, en ganadería ecológica, los tratamientos convencionales,

siempre y cuando estén sustentados por un control y diagnóstico veterinario

previo. La utilización de estos medicamentos estará siempre condicionado, en

ganadería ecológica, a los siguientes puntos:

• Existencia de un diagnóstico.

• Existencia de una receta veterinaria.

• El tiempo de espera será el doble del legalmente recomendado.

• No se superarán los límites de tratamientos establecidos por la norma

(no más de un tratamiento en ciclos inferiores a un año, no más de dos

por año en ciclos superiores).

• Se priorizarán los tratamientos alternativos.

La profilaxis vacunal está admitida en ganadería ecológica. De nuevo, existen

dos tipos de profilaxis vacunales: las obligatorias (campañas de saneamiento

de la administración) y las optativas.


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Las primeras deben cumplirse correctamente. Las segundas deben formar

parte de un plan sanitario concebido por un veterinario de acuerdo con los

riesgos patológicos de la zona en la que nos hallamos. En animales jóvenes,

en lactación, no recomendamos la aplicación de vacunas, para no interferir con

la inmunidad transferida por el calostro y la leche materna.

No está admitido, como parte de un programa sanitario, el aplicar productos

químicos de síntesis en el agro-sistema. Esta es una práctica contraria a los

planteamientos ecológicos. Es necesario, en ganadería ecológica, trabajar para

alcanzar un equilibrio con la población biótica del ecosistema. Destruirla,

además de caro e imposible, resulta desequilibrante para el ecosistema.

Otra práctica prohibida en agricultura es la quema de rastrojos. Esto elimina el

componente biológico del suelo, modifica sus características, daña la

biodiversidad y anula la capacidad de regulación del ecosistema.

La quema de rastrojos supone:

• La aniquilación de la fauna por el propio fuego, o por la eliminación de

nutrientes y pequeños animales con los que ésta se alimenta.

• La reducción de capacidad de retención del agua, puesto que la paja

mezclada con la tierra aumentaría estas propiedades del suelo.

• La destrucción de un recurso (la paja) que es utilizable por el ganado, o

en otras actividades agrícolas e industriales.

• El uso masivo de fertilizantes artificiales que merman sensiblemente la

rentabilidad de las cosechas, perjudican el propio suelo y contaminen las

aguas subterráneas.

• El humo de las quemas contamina la atmósfera, agravando el efecto

invernadero y aumenta el agujero de ozono.

• El frecuente incendio de arroyos, lindes y bosques que proporcionan

sombra, sirven de refugio a la fauna y a un gran número de plantas

comestibles o medicinales.


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• Degrada el paisaje

• El aumento de la erosión y la desertización.

Figura 3: la quema de rastrojos es una práctica prohibida en producción ecológica.

Fuente I. Lozano.

Abstenerse de quemar supone:

• Un aumento de la Biodiversidad permitiendo que la fauna amenazada y

cinegética se recupere.

• El reciclaje de la paja como abono natural para la tierra, alimento para el

ganado o recurso para la industria.

• Cobijo y alimento para la mayoría de especies de los cultivos cerealistas,

especialmente a las cinegéticas (perdiz, codorniz, liebre, conejo …).

• La reducción de las cantidades de agrotóxicos que se vierten cada año

al campo, y posteriormente van a parar a las aguas subterraneas.

• La eliminación de buena parte de los incendios forestales que se dan en

zonas agrícolas rodeadas de bosques.


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• Recuperar con el tiempo la sombra que históricamente han

proporcionado los árboles o arbustos de los arroyos, caminos, lindes o

sotos, al evitar su quema año tras año.

Si el rastrojo se entierra, se consigue un aporte de humus muy importante:

Rastrojo y raiz de trigo: 400-600 Kg. Ha/año de humus.

Rastrojo y raiz de cebada: 300/400 Kg…

Rastrojo y raiz de maiz: 700-900 Kg…

Para eliminar la paja, la quema del rastrojo es el método más rápido, pero

también el más irracional.

3. PROGRAMAS SANITARIOS

La gestión sanitaria de las explotaciones debe basarse en un programa

sanitario integral. Este programa sanitario deberá:

• Considerar los ciclos productivos de la explotación

• Conocer la realidad epidemiológica del territorio

Estos dos parámetros son de vital importancia. En ellos se basa nuestra

capacidad de coordinar una gestión medio-ambiental perfecta y unos buenos

resultados económicos de la explotación.


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Figura 4: Explotación de raza Avileña en Segovia. La expresión del

comportamiento etológico de los animales es básica en producción ecológica.

Fuente: Leticia Mantecas Bravo.

El programa sanitario debe tomar en consideración la situación epidemiológica

del territorio en el que se halla situada la explotación. Este análisis nos

permitirá definir los riesgos potenciales a considerar al planificar las estrategias

de defensa de nuestro rebaño.

Para conocer este aspecto, debemos profundizar en el conocimiento del

entorno. Es necesario tomar en consideración:

• La climatología: es necesario conocer las épocas de lluvia y las épocas

de estrés hídrico. Además es interesante conocer los vientos que

afectan más a menudo nuestra finca.

• El suelo: especialmente para controlar la presencia de aguas

estancadas en épocas de lluvia. El tipo de suelo nos explicará su

tendencia a encharcarse y a compactarse.

• Las parasitosis más frecuentes en su entorno. Estas pueden variar de

forma espectacular en distancias cortas, por ejemplo en zonas

montañosas.


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• Los antecedentes epidemiológicos: es interesante consultar, a los

responsables sanitarios de su partido, las enfermedades más

comúnmente diagnosticadas en su entorno.

• No es erróneo consultar con su veterinario los productos convencionales

más utilizados en su entorno. Esto puede informarnos de las posibles

resistencias generadas por un uso excesivo.

• Explotaciones más cercanas y estado sanitario de las mismas.

El paso siguiente, una vez definido el entorno, se centrará en analizar el

proceso productivo de la explotación, y ordenarlo de forma que este proceso

contribuya al aumento de las defensas de los animales y a la disminución de

los riesgos.

Este estudio partirá de un conocimiento del ganado con el que trabajamos, su

comportamiento etológico, y el territorio que necesita para expresarlo. Es muy

diferente trabajar con cerdos de producción ecológica en condiciones de

estabulación con zonas de ejercicio, que trabajar en Andalucía, con dehesas en

las que pastan los cerdos, a veces en combinación con otras especies como el

bovino.


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Figura 5: Pasto de cerdas gestantes en Suiza. El conocimiento del entorno es

básico para la gestión sanitario del rebaño. Fuente: Lluis Vila.

El control de los aspectos que acabamos de mencionar nos permitirá trabajar

para asegurar el bienestar del ganado. Por otra parte debemos conocer los

objetivos productivos de la explotación, cosa que nos permitirá ordenar el

manejo del ganado para conseguir estos objetivos, sin modificar por ello el

comportamiento etológico del rebaño.

El plan sanitario que definamos para nuestra explotación actuará sobre

diferentes aspectos, de acuerdo con todo lo que hemos indicado hasta ahora.

Deberá incidir en el manejo del Agro-ecosistema, en el manejo zootécnico del

rebaño, en el manejo alimentario, en las medidas higiénicas, medidas de

prevención sanitaria y finalmente en tratamientos terapéuticos.


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El manejo del Agro-ecosistema nos permitirá asegurar una gestión ecológica

del entorno, este punto es básico para recuperar el equilibrio biótico con el

entorno.

El manejo zootécnico del rebaño nos asegura el bienestar animal, pero

también alcanzar la máxima expresión productiva de nuestros animales.

Figura 6: Explotación de bruna dels pirineus, en Ogassa. El bienestar animal

está muy relacionado con la carga ganadera. Fuente García Romero.

Las medidas higiénicas, aunque podrían ser consideradas como medidas de

prevención sanitaria, no es una actuación sobre los animales sino sobre el

entorno de los mismos. Actúa creando sinergias con las otras medidas.

Las medidas de prevención sanitaria incluye todos los tratamientos con

medicamentos alternativos, que contribuyan a aumentar las defensas de los

animales.


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Los tratamientos terapéuticos se limitarán a situaciones de crisis aguda, y se

harán respetando estrictamente el reglamento de producción ecológica.

3.1 Manejo del agro-ecosistema

El agrosistema es una unidad biológica dentro del ecosistema. Cuando está

bien equilibrado, proporciona energía y nutrientes para una correcta

alimentación de la ganadería. El manejo del agro-ecosistema deberá tomar en

consideración las producciones deseadas, las cargas ganaderas, el control de

las zonas de riesgo y la gestión temporal de las producciones.

Desde esta óptica, una agricultura basada en el monocultivo, además de

perder biodiversidad, acelerar los ciclos naturales y aumentar la contaminación

medioambiental, favorece el desarrollo de muchos parásitos y

microorganismos.

Por el contrario, las alternativas agrícolas bien planificadas, con criterios

rotacionales, contribuyen a aumentar la biomasa disponible y romper ciclos

biológicos de parásitos.

Como ya hemos comentado con anterioridad, la lucha química es contraria al

espíritu de la producción ecológica. Como alternativa, debemos conseguir las

condiciones más favorables para controlar las poblaciones potencialmente

nocivas.

La carga ganadera, como ya hemos comentado en anteriores temas, tiene un

efecto directo sobre aspectos de bienestar animal, pero también sobre

aspectos de concentración de patógenos, y de compactación del suelo. La

carga ganadera debe ser gestionada con tres objetivos muy claros:

• Bienestar animal

• Carga biótica

• Mantenimiento del suelo


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El bienestar animal se ve garantizado, en el agro-ecosistema, si permite que

los animales se expresen etológicamente de forma natural. Esto se consigue

evitando el estrés derivado de una carga ganadera excesiva.

Pero además, esta carga ganadera va a dar lugar a una compactación del

suelo, que redundará en el mantenimiento del mismo. Y también, el exceso de

ganado conducirá a un aumento de la carga microbiana y parasitaria,

aumentando inexorablemente las manifestaciones patológicas.

Las zonas de riesgo, básicamente aguas estancadas, pueden mejorar en base

a drenajes, saneamientos (filtros verdes) y cercados de terrenos pantanosos

para evitar los riesgos de parasitación de los animales si acceden a los

mismos.

Figura 7: las aguas estancadas no deben utilizarse en ganadería ecológica,

para evitar riesgos sanitarios. Fuente García Romero.


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En praderas y pastos, es necesario conocer su composición botánica y

edafológica. A veces enmiendas cálcicas pueden tener efectos reductores de

agentes bióticos.

Figura 8: Henificación en Santander. El proceso de henificación puede ayudar a

controlar los riesgos bióticos. Fuente García Romero

El conocimiento del agro-ecosistema implica también conocer las épocas de

producción de biomasa y las épocas de parada vegetativa. Es importante

planificar la henificación, práctica de manejo que bien organizada, además de

proporcionarnos alimento en épocas desfavorables, elimina poblaciones

larvarias de helmintos que mueren por desecación. Además, la acción directa

del sol sobre el suelo y la pradera tiene un efecto de control sobre diferentes

agentes bióticos.

Todo esto debe ir acompañado de un plan de fertilización correcto. Este plan,

para responder al reglamento ecológico, debe estar orientado al

enriquecimiento del suelo. Muy a menudo, la agricultura convencional ha


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fertilizado pensando sólo en el cultivo, considerando el suelo sólo como un

soporte inerte. La producción ecológica entiende el suelo como parte vital de la

producción. Hay que alimentar el suelo para que este, a su turno, alimente los

cultivos.

3.2 Manejo zootécnico.

El conocimiento de nuestro ganado es una parcela básica en la producción

ganadera ecológica. Debemos conocer los objetivos productivos que con ellos

podemos alcanzar. Pero también debemos dominar su comportamiento

etológico, sus formas de relacionarse con sus semejantes y las estrategias

para evitar conflictos en el seno del rebaño.

Figura 9: las cargas ganaderas en pastoreo son aspectos básico para la

gestión ecológica del rebaño. Fuente J. Bassets


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Cuando hablamos de herbívoros y rumiantes, debemos trabajar muy bien los

conceptos de pastoreo y carga ganadera. El pastoreo estante y el sobre

pastoreo son prácticas indeseables. Favorecen el desarrollo completo de

muchos ciclos biológicos de agentes patógenos, así como el contagio con las

fuentes de infección.

En contraposición a estas prácticas se encuentran los sistemas racionales de

aprovechamiento de las cubiertas vegetales, el pastoreo rotacional y diferido,

adaptado a la curva de crecimiento de la hierba, etc…

En el caso de animales omnívoros, debemos manejar muy bien los conceptos

de espacio de ejercicio y, de nuevo, carga ganadera. La carga ganadera debe

asegurar que los animales pueden manifestar sus hábitos de relación

naturales, y además debemos evitar una carga microbiana excesiva,

consecuencia de una carga ganadera desmesurada.

Las cargas ganaderas aceptadas por el reglamento de la producción ecológica

toman como referencia los kg de nitrógeno por hectárea. El máximo es de 170.

Sin embargo, esta carga ganadera está pensada para la Europa Verde, con

producciones mucho más elevadas que en la Europa Mediterránea.

En las zonas del centro-sur de España, secanos muy duros, sobrepasar las 0.5

UGM (unidades de Ganado Mayor)/hectárea es a menudo excesivo, mientras

que en la España húmeda las concentraciones pueden ser superiores, aunque

raramente superar las 2 UGM/hectárea.

El manejo zootécnico del rebaño debe trabajar, en primer lugar, en los

aspectos de carga ganadera.

Otro aspecto a tener en cuenta, es el bienestar etológico de los animales. Hay

que asegurar que puedan establecer relaciones sociales con su entorno de una

forma natural. Para esto hay que conseguir, en primer lugar, que las jerarquías

no generen enfrentamientos entre los animales. Esto suele suceder, por


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ejemplo, cuando no hay suficiente espacio vital para los animales, o cuando el

acceso al alimento es limitado.

Finalmente, una vez hemos dibujado una carga ganadera adecuada para

nuestro rebaño, y hemos establecidos los espacios adecuados para garantizar

el bienestar animal de nuestros rebaños, podemos tomar decisiones de gestión

orientadas a reducir los riesgos. Estas decisiones parten de un conocimiento

profundo del territorio en el que trabajamos y de las pautas epidemiológicas de

los parásitos y gérmenes comunes a dicho territorio.

Por ejemplo, sabemos que en los rocios primaverales y otoñales, las

infecciones por nemátodos digestivos son superiores por la mañana,

descendiendo a medida que suben las temperaturas y baja la humedad

relativa. Por otra parte, sabemos que el pasto a primeras horas de la mañana,

en invierno, modifica las condiciones fisiológicas del aparato digestivo del

vacuno, favoreciendo la multiplicación de ciertos gérmenes como Chlostridium

spp., Escherichia coli, Salmonella spp., y otros. Una medida eficaz para evitar

que ingieran pastos húmedos y fríos, es retrasar la salida a las parcelas.

3.3 Manejo alimentario

La alimentación tiene un efecto directo sobre el funcionamiento del sistema

inmunitario. Por lo tanto, es primordial tener unos animales bien nutridos.

Esta alimentación debe hacerse de acuerdo con las necesidades de cada

animal en su estado (novillas en crecimiento, vacas gestantes, vacas en

lactación, etc…). Pero también debe tomar en cuenta las características del

animal. No es lo mismo alimentar una oveja que un cerdo o una gallina

ponedora.


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Además, la alimentación deberá garantizar a los animales el acceso a los

elementos limitantes. Estos son todas las vitaminas o minerales que no pueden

producir ellos mismos, y que deben recibir a través de la dieta diaria.

Figura 10: el acceso a alimento debe garantizar a los animales la cobertura de

sus necesidades. Fuente J. Cámara

El reglamento de la producción ecológica establece ya algunos parámetros

mínimos que debemos cumplir en la alimentación. Es necesario, cumpliendo

estas obligaciones, cubrir las necesidades del animal y evitar que los animales

sufran estrés alimentario.

El uso de complementos alimentarios (absorbentes, probióticos, enzimas,

aditivos naturales, etc…) debe hacerse utilizando sólo aquellos que esten

autorizados para fines ecológicos. En estos casos podemos obtener buenos

resultados asegurando, al mismo tiempo, las mejores garantías sanitarias para

los animales y los consumidores.


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3.4 Manejo higiénico y bioseguridad

Las medidas higiénicas, dentro del plan sanitario, ayudan a potenciar las

estrategias preventivas y el resto de medidas de manejo. Las normas

higiénicas pretenden asegurar un entorno seguro para los animales. La

bioseguridad intenta evitar la entrada de elementos patógenos del exterior.

Estos protocolos se basan en los siguientes puntos:

• Control de la entrada de animales

• Separación de los animales enfermos

• Eliminación de cadáveres

• Limpieza y desinfección de los útiles e instalaciones.

• Conservación adecuada de los alimentos

• Control de los accesos a la explotación

• Control de la calidad del agua

La cuarentena y observación de los animales que entran por primera vez en la

explotación es una medida primaria ineludible. Durante esta cuarentena nos

aseguraremos que los animales no presentan síntomas ni signos de cualquier

patología, y además aplicaremos los protocolos sanitarios y vacunales

preventivos, para asegurar que los animales se incorporarán al rebaño en

idénticas condiciones inmunitarias.


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Figura 11: La higiene de las instalaciones forma parte de las necesidades para

el control sanitario del rebaño. Fuente J.F. Irazabal.

La separación de los animales enfermos es otra medida sanitaria primordial.

Estos animales deben alojarse en lazaretos bien protegidos, aislados, limpios,

con facilidad de manejo para realizar las pruebas diagnósticas, fáciles de

limpiar y dotados de agua corriente.

El sacrificio de los animales, en los casos en que sea necesario, y la

eliminación de los cadáveres, desechos, excrementos y otros residuos, a

instalaciones autorizadas, es básico para prevenir contagios, especialmente en

procesos altamente infecciosos. No hay que olvidar que la mejor gestión en el

caso de enfermos crónicos y de portadores asintomáticos es el sacrificio y

destrucción de los mismos.

La limpieza y desinfección de las instalaciones, utensilios, vestimentas,

vestuarios, etc … es básica como norma habitual en cualquier explotación.

Pero además es primordial efectuarla tras cuarentenas o diagnósticos positivos

de enfermedades. Con carácter periódico, la limpieza con agua caliente a

presión y desinfección con productos autorizados, de todas las infraestructuras

e instalaciones, es muy recomendable. Las camas deben renovarse cada cierto

tiempo o, en su defecto, aplicar productos naturales secantes e higienizantes.

También son interesantes mosquiteras, jaulas atrayentes y otros métodos


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naturales de control de los insectos. El control de la ventilación, y

especialmente el diseño destinado a evitar corrientes de aire a la altura de los

animales ha demostrado ser básico para evitar los procesos respiratorios.

Figura 12: Productos autorizados para desinfección en ganadería ecológica.

Fuente García Romero, C.

Los alimentos en la explotación han de conservarse de forma higiénica,

evitando su contaminación y deterioro. Es interesante hacer controles

periódicos que eviten el desarrollo tanto de bacterias, como de hongos y

micotoxinas.

Los badenes sanitarios a la entrada de la explotación, e incluso previos a las

explotaciones, con desinfectantes autorizados es interesante para garantizar la


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entrada de vehículos extraños a la granja, sin peligro de contaminación de

nuestras instalaciones y ganado. Es también interesante situar la recogida de

cadáveres lo más alejada posible de las instalaciones. A menudo los medios de

recogida no son seguros epidemiológicamente. Paralelamente, un cierto control

de la fauna salvaje, conociendo los riesgos y evitando, en la medida de lo

posible, su acceso al entorno de nuestro ganado, puede incrementar los

índices de bioseguridad de nuestra explotación.

El agua es un componente primordial de la vida de nuestro ganado. El acceso

a ella es tan importante que es más fácil sobrevivir a periodos prolongados sin

alimento, que a periodos reducidos sin agua. Las distintas especies domesticas

tienen unas demandas de agua que hay que satisfacer en función de las

variaciones de su estado productivo, teniendo presente ciertos parámetros

como la temperatura y el tamaño de la especie y/o raza, de tal forma que

cuando los animales pesan menos tienen un recambio hídrico

proporcionalmente más abundante y por tanto son más sensibles a la privación

de agua como es el caso de las aves frente a los rumiantes.

En la próxima figura podemos ver las necesidades de consumo de agua en las

especies domésticas, según Hernández Benedi. Esto consumo es variable

según la temperatura ambiente, incrementándose a partir de 4ºC de forma

progresiva.


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Figura 13: Necesidades de consumo de agua en las especies domésticas

(Hernández Benedi, 1984)


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El concepto de calidad integral implica no solamente atender en cantidad, no

es suficiente, sino mantener unas cualidades saludables respecto a las

condiciones físicas,bioquímicas, microbianas y parasitarias. En efecto, se trata

de suministrar agua potable con un alto nivel de exigencia zootécnica, exenta

de sustancias orgánicas, inorgánicas, agentes bióticos, toxinas, etc., lo que

lleva aparejado un esfuerzo añadido y necesario, técnicamente justificado

cuando se trata de producciones ecológicas de alta calidad diferenciada.

Figura 14: La disponibilidad de abrevaderos en condiciones, con aguas

adecuadas, es básica en la gestión de una explotación. Fuente García Romero.

3.5 Prevención sanitaria

En producción ganadera ecológica la prevención sanitaria, además de basarse

en los protocolos de gestión que hemos analizado anteriormente, puede

también realizarse a través de tratamientos preventivos con terapias naturales.


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Las terapias naturales son de uso preferente en producción ecológica, a través

de productos homeopáticos y fitoterapéuticos. Estos son las que mejor se

adaptan a los ciclos productivos y regulan las infecciones, potenciando la

actuación de los sistemas inmunológicos del animal.

Además, son productos sin riesgos para la salud y el medioambiente. La

Homeopatía existe desde Hipócrates, que fue el primero en aplicar el principio

de la similitud. Este principio se basa en la teoría de que la enfermedad es

producida por el similar y por él puede ser curada. Es decir, toda sustancia que

provoca ciertos síntomas, es capaz de curarlos.

A partir del siglo XVII se desarrolló la homeopatía, especialmente gracias a

Hahnemann, y todavía hoy en día se sigue investigando aunque hay mucho

que hacer en la investigación biomédica.

La fitoterapia quizás sea la medicina natural más antigua. En este caso

utilizamos los principios activos presentes en las plantas, para tratar los

procesos patológicos.

La composición de los principios activos es variada: alcaloides, aceites

esenciales, flavonoides, taninos, glucósidos, saponinas, mucílagos, etc…

La homeopatía trabaja elaborando las tinturas madre macerando en alcohol

los elementos que contienen el principio activo. A partir de aquí se van

preparando diluciones decimales o centesimales, que finalmente son

administradas por vía oral, a menudo en el agua de bebida.

La fitoterapia también prepara tinturas madre a partir de la planta, para ser

administradas a dosis y diluciones muy diferentes, en función de la actividad de

la sustancia o principio activo.


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Existen multitud de sustancias terapéuticas naturales, que actúan sobre

diversos aparatos. Algunos ejemplos de plantas utilizadas para tratar dolencias

en animales son:

- Plantas que favorecen o estimulan varios sistemas ayudando a eliminar los

desperdicios de la sangre: Alfalfa, Bardana, Trebol rojo

- Plantas antiinflamatorias: Regaliz, Uva de oregón, Harpagofito, Yuca

- Plantas antimicrobianas: Equinácea, Uva de Oregón, Salvia, Malvavisco

- Tónicos cardiovasculares: Espino blanco, Ginkgo biloba, Milenrama

- Plantas para las flatulencias, cólicos y dispepsias: Hinojo, Eneldo, Menta,

Camomila

- Plantas diuréticas: Diente de león, Maiz, Bolsa de pastor

- Inmunotónicos: Equinácea, Astrágalo.

- Plantas sedativas: Valeriana, Pasiflora, Hiperico, Avena sativa

- Plantas nutritivas: Ortiga, Alfalfa, Lino, Diente de león

En las siguientes figuras podemos ver algunos de los productos que actúan

sobre aparato digestivo y aparato respiratorio.

Es posible, en producción ecológica, establecer dentro del programa sanitario

protocolos de tratamiento preventivo con productos de medicina alternativa. Tal

y como hemos estado indicando hasta ahora, será primordial un profundo

conocimiento de la población biótica de nuestro agro-ecosistema, y la

epidemiología de los procesos susceptibles de desarrollarse en nuestro

ganado.

A partir de este conocimiento, podemos diseñar programas preventivos que

contribuyan a aumentar las defensas de nuestro ganado, o a prevenir las

patologías actuando sobre sus causas antes de que estas desarrollen la

enfermedad.


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Producto Propiedades/indicaciones

Tomillo (Thymus vulgaris) Espasmolítico, eupéptico, carminativo

y colagogo, antiséptico y

citoinmunoestimulante

Salvia (Salvia officinalis) Antiséptica, eupéptica, colerética,

espasmolítica

Romero (Rosmarinus officinalis) Tonificante, digestivo, espasmolítico,

colerético y colagogo, aperitivo y

depurativo

Menta (Mentha x piperita) Carminativa, analgésica,

antiespasmódica, antiséptica y

tonificante, virucida, vermífuga y

colerética

Hipérico (Hypericum spp.) Antiséptico, espasmolítico, colagogo y

ansiolítico

Hinojo dulce (Foeniculum vulgare) Antiséptico, carminativo y

expectorante

Orégano (Origanum vulgare) Carminativo, colerético y

espasmolítico

Solanáceas (Capsicum spp.) Eupépticas

Genciana (Gentiana lutea) Colerética, colagoga, aperitiva y

depurativa.

Cardo mariano (Silybum marianum) Hepatoprotector.

Cola de caballo (Equisetum arvense) Reepitelizante, cicatrizante y

antihemorrágica

Extracto de ajo (Allium vulgare) Antibiótico, diurético y vermífugo

Anís verde (Pimpinella anisum) Carminativo, tonificante, digestivo,

expectorante y antiséptico

Manzanilla (Anthemis nobilis,

Matritaca camomilla)

Digestiva, carminativa, eupéptica,

aperitiva, espasmolítica,

antibacteriana y antiparasitaria

Figura 15: Fitoterapia y sustancias naturales para el aparato digestivo


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Equinácea (Echinácea spp.) Inmunoestimulante, antiviral,

antigripal, reepitelizante

Tomillo (Thymus vulgaris) Antibacteriano, antifúngico, antivírico,

espasmolítico, expectorante,

antitusivo y balsámico

Eucalipto (Eucalyptus spp.) Antitusivo, antibacteriano,

espasmolítico, expectorante y

balsámico. Estimulante respiratorio

Esencia de pino (Pinus spp.) Antiséptico, antivírico, expectorante,

antipirético e inmunoestimulante

Extracto de ajo (Allium spp.) Antibiótico, diurético y expectorante

Anís verde (Pimpinella anisum) Expectorante, antiséptico,

carminativo, tonificante y digestivo

Orégano (Origanum vulgare) Antiséptico respiratorio y

espasmolítico

Malva (Malva Sylvestris) Antiinflamatoria, mucolítica y

citoinmunoestimuladora

Figura 16: Fitoterapia y sustancias terapéuticas naturales sobre el aparato

respiratorio.


Aconitum napellus, Belladonna Síndrome gripal incipiente. Elección o

combinación según la sintomatología

Phosphorus, Antimonium, Tartaricum,

Arsenicum album, Carbo vegetabilis

Traqueobronquitis en diversos grados.

Elección o combinación según la

sintomatología

Sulfur, Hepar sulfur, Hydrastis o

Kalium Bichromicum

Neumonías en diversos grados.

Elección o combinación según la

sintomatología

Figura 17: Algunos remedios en homeopatía frente a procesos respiratorios


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3.6 Tratamiento terapéuticos

El reglamento de producción ganadera ecológica incluye la opción de realizar

tratamientos convencionales para luchar contra los procesos patológicos que

se desencadenen en nuestra explotación.

Para ello, es necesario cumplir una serie de condiciones básicas y necesarias:

• Se recomienda intentar realizar tratamientos con productos alternativos

• Debe haber siempre un diagnóstico veterinario y una receta veterinaria.

• El tratamiento se hará respetando escrupulosamente dosis y pautas

preestablecidas.

• El tiempo de retirada será el doble del que marquen las instrucciones del

producto utilizado.

• En ciclos productivos inferiores a un año, se aceptarán como máximo un

tratamiento.

• En ciclos superiores a un año, nunca más de dos tratamientos al año.

Estas condiciones nos permiten mantener nuestro ganado dentro de la

producción ecológica. Sin embargo, estas instrucciones no incluyen los

tratamientos obligatorios impuestos por la administración (vacunación contra la

lengua azul, por ejemplo), ni tampoco las vacunas que se aplican dentro de

programas sanitarios diseñados para nuestra explotación por parte de nuestro

veterinario.

Si el programa sanitario concebido para nuestra explotación, después de

haber analizado en profundidad las características del entorno, decide que es

interesante aplicar ciertas vacunas, los protocolos aceptan los programas

vacunales establecidos. Lo que en ningún caso sería aceptable es un programa

sanitario que estableciera como rutinaria la aplicación de antibióticos

convencionales para prevenir la presencia de resfriados, por ejemplo.

Antibióticos y otros medicamentos convencionales de síntesis sólo pueden ser

aplicados cuando se cumplan las condiciones que hemos expuesto


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anteriormente. Si disponemos de un diagnóstico, no existen tratamientos

alternativos viables, y respetamos dosis, pautas y tiempos de retirada,

entonces podemos utilizar medicamentos convencionales.

Ante estas obligaciones es primordial, por parte del ganadero, desarrollar muy

atentamente los dos próximos apartados del tema. La responsabilidad del

ganadero frente a sus animales, el conocimiento de los mismos y la relación

que con ellos se establece, es básica para asegurar actuaciones rápidas ante

los problemas que puedan presentarse.

Por otro lado, la selección del veterinario de confianza, el trabajo en común y

la distribución de competencias simplifica y agiliza las actuaciones.

4. EL CRIADOR Y SUS ANIMALES

El ganadero es básico para detectar las enfermedades del rebaño, por la

proximidad diaria a sus animales y por el conocimiento de los mismos.

Figura 18: el trabajo con razas autóctonas facilita la adaptación a los riesgos

sanitarios del entorno. Fuente: Prof Orozco.


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Hay dos etapas importantes en esta relación: la observación del ganado

enfermo y la toma de decisiones idóneas.

Un ganadero profesional conoce bien sus animales. Ante cualquier sospecha,

debe ser capaz de hacer un análisis sanitario “cronológico” del animal. Edad,

fecha de parto, fecha de los últimos celos, estado gestacional, últimas

enfermedades y posibilidad de recaída, últimos tratamientos, cambios en la

alimentación, afectaciones individuales o colectivas, …

El ganadero debe ser capaz de analizar el estado general del animal:

vivacidad, posición de las orejas, posición de la cabeza. También la movilidad y

el apetito, agresividad, posiciones anti-álgidas, y también su estado corporal.

Además, el ganadero debe ser capaz de tomar la temperatura a los animales,

y controlar el aspecto de sus deyecciones. Observar la frecuencia respiratoria,

conocer el aspecto de la leche y el estado de las ubres en animales en

producción lechera, y controlar el estado de los cascos con la ayuda de los

utensilios adecuados.

Todos estos procesos pueden acelerar la toma de decisiones y facilitar el

trabajo posterior del veterinario.

Una vez se ha efectuado el examen y se han recogido el máximo de

elementos, el ganadero puede apreciar y evaluar la situación. Es posible que

su experiencia y la localización de las causas le permita gestionar el problema

personalmente, o quizá juzgue necesario llamar al veterinario para curar

conjuntamente los animales afectados.


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5. EL CRIADOR Y SU VETERINARIO

La salud del ganado puede verse afectada por procesos infecciosos virales,

bacterianos, parasitarios … además de enfermedades metabólicas,

enfermedades de origen genético o accidentes.

El veterinario que el ganadero escoja debe responder a las necesidades del

ganadero. El ganadero acudirá al veterinario después de haber observado, a

partir de su propia experiencia, a los animales afectados y el entorno de los

mismos.

El veterinario, cuando acudamos a él, deberá analizar globalmente los

problemas planteados a nivel de la explotación. Los consejos que recibiremos

del veterinario deberán actuar tanto en el tratamiento adecuado de los

procesos que se presenten, como en la prevención y el control de los mismos.

Estos consejos deben conducir al ganadero, en colaboración permanente con

el veterinario, a construir un plan sanitario sólido, y a revisarlo periódicamente.

Este plan sanitario concederá autonomía de decisión al ganadero para que

pueda actuar de forma diligente en la prevención y corrección de los

problemas. La modificación del plan debe partir siempre de un acuerdo o al

menos de una consulta con el veterinario.


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Figura 19: El trabajo sanitario debe basarse en una colaboración constante

entre el veterinario y el criador. Fuente: A. Ortiz Hernández.

Muchas enfermedades que amenazan al rebaño no son eliminables. Hay que

optimizar los mecanismos de prevención contra estas enfermedades. Para ello

es interesante, de forma periódica, incluso aunque no haya signos de

enfermedad, realizar controles del estado sanitario del rebaño.

De esta forma es posible organizar la acción sanitaria para cada explotación.

El plan sanitario creado en colaboración con el veterinario permite que:

• El ganadero disponga de procedimientos de actuación sanitaria

escritos. Sabrá que aspectos de prevención debe controlar, como

identificar los procesos, que tratamientos aplicar y en que casos debe

llamar al veterinario.

• Los límites de competencia entre el ganadero y el veterinario pueden

establecerse de forma clara. Según el grado de autonomía que desee el

ganadero (y que dependerá de su competencia, su disponibilidad y su

voluntad), el plan sanitario limitará claramente sus acciones e indicará

también en que circunstancias debe llamar al veterinario.


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Gracias a este tipo de organización, el ganadero llama al veterinario cuando

este puede aportar aspectos positivos para su explotación. Establecemos una

relación “beneficio-beneficio” en la que ganaderos y veterinarios progresan

conjuntamente con responsabilidades claramente definidas, por ellos mismos,

en el programa sanitario.

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Ganaderia Ecológica Capitulo 9

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