GALTUNG Paz Por Medios Pacíficos Capítulo 1

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9 Prólogo L a obra de Johan Galtung por sí sola ya es de algún modo la mitad de la investigación por la paz: quien se asoma a cualquier área de ese amplio territorio se encuentra con alguna de sus tesis, con las que se puede estar o no de acuerdo, pero con las que es insos- layable establecer un diálogo para poder elaborar y asumir un planteamiento propio. Dentro de esa obra, inmensa, incesante y muy dispersa, Paz por medios pacíficos es el buque insignia, en el que Johan hace en 1995 una especie de antología, reuniendo en un solo texto los muchos temas que durante décadas había ido tratando en un sinfín de tra- bajos monográficos. Paz por medios pacíficos no es lo primero que de Galtung edita, junto con Bakeaz, Gernika Gogoratuz, un centro vasco de investigación por la paz, comprometido con lo propio y lo global, con el horizonte de reconciliación como referente, muy influido por Johan y que he tenido la suerte de dirigir durante catorce años. Ya en 1998 publicamos Tras la violencia, 3R: reconstrucción, reconciliación, resolución, un texto que Johan tenía medio hecho sobre su mesa, que acabó de redactar por encargo e insistencia nuestra y al que también me referiré aquí. En este prólogo trato de mostrar al lector cuál ha sido la influencia que han tenido los planteamientos de Johan en Gernika Gogoratuz, cómo los hemos asimilado, cómo nos han abierto caminos y nos han hecho avanzar por ellos, y a dónde nos ha llevado ese intento de avanzar. Trato así de presentarnos como un ejemplo de lo que puede generar un gran maestro leído con el compromiso por la construcción de paz. Voy a entresacar tres temas de lo mucho que hemos extraído y procesado de la mina de oro Johan Galtung: «Paz entre violencia y vida», «Reconciliación: estructura, pasado y horizonte», y «La integración del otro en una investigación participativa por la paz». Pero antes conviene echar una mirada a la metodología de Johan. LO QUE ESCONDE LA METODOLOGÍA DE GALTUNG Una figura histórica en la investigación por la paz, Kenneth Boulding, redactó en 1977 un escrito titulado «Doce querellas amistosas con Johan Galtung». En él Boulding compara a Galtung con Picasso y explica su inmensa producción por su vitalidad y creatividad, que, como seguimos viendo, no han disminuido lo más mínimo. A eso hay que añadir, sin embargo, un tercer factor, su metodología, que Boulding describió como una combina- ción de planteamientos estructurales y éticos. 1 Veintitantos años después sigue siendo la metodología de Galtung un entramado genial de dos planteamientos. Uno frío, estructural, que forma un andamio de conceptos,

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  • 9Prlogo

    L a obra de Johan Galtung por s sola ya es de algn modo la mitad de la investigacinpor la paz: quien se asoma a cualquier rea de ese amplio territorio se encuentra conalguna de sus tesis, con las que se puede estar o no de acuerdo, pero con las que es insos-layable establecer un dilogo para poder elaborar y asumir un planteamiento propio.

    Dentro de esa obra, inmensa, incesante y muy dispersa, Paz por medios pacficos es elbuque insignia, en el que Johan hace en 1995 una especie de antologa, reuniendo en unsolo texto los muchos temas que durante dcadas haba ido tratando en un sinfn de tra-bajos monogrficos.

    Paz por medios pacficos no es lo primero que de Galtung edita, junto con Bakeaz,Gernika Gogoratuz, un centro vasco de investigacin por la paz, comprometido con lopropio y lo global, con el horizonte de reconciliacin como referente, muy influido porJohan y que he tenido la suerte de dirigir durante catorce aos. Ya en 1998 publicamosTras la violencia, 3R: reconstruccin, reconciliacin, resolucin, un texto que Johan tenamedio hecho sobre su mesa, que acab de redactar por encargo e insistencia nuestra y alque tambin me referir aqu.

    En este prlogo trato de mostrar al lector cul ha sido la influencia que han tenidolos planteamientos de Johan en Gernika Gogoratuz, cmo los hemos asimilado, cmonos han abierto caminos y nos han hecho avanzar por ellos, y a dnde nos ha llevado eseintento de avanzar. Trato as de presentarnos como un ejemplo de lo que puede generarun gran maestro ledo con el compromiso por la construccin de paz.

    Voy a entresacar tres temas de lo mucho que hemos extrado y procesado de la minade oro Johan Galtung: Paz entre violencia y vida, Reconciliacin: estructura, pasado yhorizonte, y La integracin del otro en una investigacin participativa por la paz.Pero antes conviene echar una mirada a la metodologa de Johan.

    LO QUE ESCONDE LA METODOLOGA DE GALTUNG

    Una figura histrica en la investigacin por la paz, Kenneth Boulding, redact en 1977 unescrito titulado Doce querellas amistosas con Johan Galtung. En l Boulding compara aGaltung con Picasso y explica su inmensa produccin por su vitalidad y creatividad, que,como seguimos viendo, no han disminuido lo ms mnimo. A eso hay que aadir, sinembargo, un tercer factor, su metodologa, que Boulding describi como una combina-cin de planteamientos estructurales y ticos.1

    Veintitantos aos despus sigue siendo la metodologa de Galtung un entramadogenial de dos planteamientos. Uno fro, estructural, que forma un andamio de conceptos,

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    PRLOGO

    visibilizarse nuevos tipos de conflicto. Al desvanecerse el conflicto Oeste-Este, etnias ynaciones pasan de un segundo a un primer plano en el escenario, y en la teora deGaltung hay una mutacin: surge la violencia cultural y de los dos polos que hastaentonces formaban el sistema de la violencia se pasa a tres, convirtindose la lnea entrelos dos polos en un tringulo con tres vrtices: violencia directa, estructural y cultural.Algo bien creativo pero al mismo tiempo la demostracin de que los andamios de con-ceptos al definir las formas no controlan del todo los contenidos. Definen, pero no lograndefinir por entero.

    PAZ ENTRE VIOLENCIA Y VIDA

    Galtung, y con l Adam Curle, dieron un giro a la investigacin por la paz al reconocerque la paz tiene dos lados, uno negativo y otro positivo. Johan llama paz positiva al des-pliegue de la vida y paz negativa a la superacin de las tres formas de violencia, directa,estructural y cultural.

    Partiendo de la concepcin tradicional de la paz como superacin de la guerra, estegiro en la concepcin de la paz le ha dado un sentido nuevo, ha abierto nuevos territoriosy mostrado nuevas relaciones, que hoy son compartidos por todos los investigadores.

    En Gernika Gogoratuz tratamos de hacer propio este planteamiento de la paz comodespliegue de la vida, y nos ha parecido constatar que Johan tiende a desarrollar eseaspecto positivo de la paz a la sombra del negativo. l mismo lo seala argumentandoque el concepto de paz [debe percibirse] ms como suelo que como techo, porqueCuanto ms se detalla la paz, cuanto ms rica es su definicin, menor es el consenso (p. 27, nota 4), usando repetidas veces el smil de diagnstico, pronstico, terapia, toma-do de la teora de la enfermedad, o definiendo la vida en consonancia con la tradicinbudista como algo que puede sufrir daos y heridas y la violencia como herir ydaar (p. 20). La violencia pasa a ser la clave de la definicin de la paz positiva, quequeda as encajonada y estrechada sin ms espacio que el que cabe en el marco de la noviolencia.

    No siempre es, sin embargo, as: tambin hemos podido constatar que, mantenindo-se en la estela de Gandhi, Galtung introduce la ahimsa, que adems de no violencia esamor, que traduce en empata, que suma como dimensin positiva, junto con creatividad, ala no violencia.

    Con eso hemos enlazado y lo hemos desarrollado ms entendiendo la paz positiva,ese despliegue de la vida, como anchura y profundidad de vida. Anchura en la medidaen que no vive slo para s misma, sino que se liga con otras vidas prestndolas apoyo,apoyndose en ellas y constituyendo as un tejido formado por hechos que son sushebras y sus nudos, estructuras que les dan sostn y cultura que lo alienta. Aun cuandola violencia hiere, daa y amenaza ese tejido de vidas y aunque la paz positiva es insepa-rable de la paz negativa, del no a la violencia, la paz positiva trasciende como tejido devida a la violencia.

    Profundidad porque la paz positiva de vida no se encuentra despus de la guerra yla violencia, all donde ya han sido superadas, como ocurre con la paz negativa, sinodebajo de ellas, formando el tejido social de vidas sobre el que violencia y guerras se des-cargan y desde el que sale la resistencia que las puede superar. Debajo y con honduraporque en el seno de la vida diaria, en lo que no se hace pblico, se mueve con creativi-dad, chispa, empata, afanes y emociones la gran mayora de la humanidad, desapercibi-da, a la vez apolnea y dionisiaca, con estrategias de supervivencia y logro, enraizada en

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    determinante e implacable. El otro, discrepando del juicio de Boulding, que lo consideranormativo, axiomtico, es un planteamiento inspirado e inspirador, clido, de interpreta-cin, inmerso en culturas, cosmologas, civilizaciones, abierto a la trascendencia, a con-vicciones religiosas, a lo divino, que se alimenta de la sabidura de seres providenciales,Gandhi ante todo. Forma todo un cosmos en el que Johan, equipado con una educacinadmirable, una visin profunda y una riqueza de experiencias inalcanzable, navegaexplorando y transmitiendo mensajes. La brjula de esa navegacin no obedece a una leyde la gravedad impuesta por la necesidad, sino que es libre, suelta y se orienta magnti-camente en busca de sentido. Eso le permite fijar preferencias, como en sus manifestacio-nes de simpata por el budismo y en su interpretacin corrosiva y certera del Occidente,encabezado por Estados Unidos. Precisamente es Johan genial, creativo, proftico cuan-do, movido por la pasin, soberano y cido, hace tambalear la mera objetividad cientfi-ca. Un gozo enriquecedor sin igual es, por ejemplo, la lectura de su escrito proftico Lapoltica exterior de Estados Unidos como teologa.2

    Johan es un cientfico con sus planteamientos fros, un pensador con sus plantea-mientos clidos. Y sabe ligar ambos.

    Un ejemplo de esta trama de dos planteamientos se encuentra en la definicin deconflicto. Por un lado, Johan define el conflicto por medio de una construccin estructu-ral de tres elementos, personas, objetivos y sistema (p. 111 y ss.), a lo que aade unapareja ms de conceptos, contradiccin/contenido (incompatibilidad de un sistemacon objetivos para alcanzarlo) (p. 108), que introduce en una trada: actitudes/presun-ciones (A) + comportamiento (B) + contradiccin/contenido (C) (p. 108 y ss.). Aade aeso una tabla de seis espacios en los que tiene lugar el conflicto: Naturaleza, Persona,Sociedad, Mundo, Cultura y Tiempo (p. 116).

    Con todo eso construye Johan combinaciones, tablas, sistemas de coordenadasdonde hay algunas casillas vacas, y define as toda una coleccin de tipos de conflictoms o menos complejos, desde el conflicto nulo frustracin (p. 114) o el tomo dile-ma/disputa (p. 107) hasta gigantescas molculas (pp. 115 y 143-144). se es su plantea-miento estructural, sistmico.

    Pero con ese planteamiento estructural se entrecruza un conjunto no estructurado deideas como metafsica, cosmologa, cristianismo (con dios, catarsis y apocalipsis), budis-mo (karma), taosmo (yin/yang), cronos y kairos, dukkha y sukha, con trascendencia comoidea clave (p. 140 y ss.), definida como resolucin de la incompatibilidad (p. 160),transformacin creativa del conflicto (p. 140), que resulta ser algo muy heterogneo, uncajn, culminando todo ello con una frmula que Galtung atribuye a Gandhi: Compro-miso en lo no esencial por el bien de la trascendencia en lo esencial.

    Gracias a este cruce de dos planteamientos Johan supera una visin mecnica delconflicto como simple sistema cerrado, introduce en l la dimensin humana y lo mues-tra como un sistema abierto al entorno y al mundo con profundidad temporal.

    Este juego de planteamiento doble se repite al definir Johan cultura, reconciliacin,desarrollo, etc. Es un juego entre forma y contenido, en el que el planteamiento estructuralcon la construccin de andamios de conceptos se refiere a la forma, y el planteamiento dela trascendencia a los contenidos.

    Galtung, como su creador, puede permitirse incluso de cuando en cuando modificarsu andamio conceptual, y lo hace con una creatividad fascinante. As, por ejemplo, en1969 haba constatado la diferencia entre violencia directa y violencia estructural, con loque defini un sistema bipolar, que ha sido durante veinte aos determinante en la inves-tigacin por la paz. En 1989, sin embargo, se derrumba el muro de Berln, y empiezan a

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    LA INTEGRACIN DEL OTRO EN UNA INVESTIGACIN PARTICIPATIVAPOR LA PAZ

    Segn Kenneth Boulding, lo normativo en Galtung es la igualdad: pasin por igualdad,odio a la jerarqua, la dominacin, a los jefazos, a todo lo que significa opresin, comocorresponde a un ser humano entero y clido que arde de indignacin.5 Sin embargo,Boulding indica: qu curiosa paradoja que Galtung, siendo una persona de alta calidad,viole sus propios cnones de igualdad. Viene de las montaas, no del llano.

    Entretanto, esta pasin de Galtung por la igualdad se ha liberado del fetichismodel igualitarismo y ha abierto un nuevo territorio de la investigacin por la paz, el de larelacin nosotros-otros, y lo que ha encontrado es sorprendente: por el lado del Otronos muestra que la imagen de enemigo no es ms que el endurecimiento extremo y ladeshumanizacin fantasmagrica de lo que l denomina pendiente entre el nosotros yel otros. En el lado interno de esa pendiente, en lo propio, est la imagen del puebloelegido (chosen people), enraizada en el meollo de la cultura, es decir, en la religin y enlas cosmologas/ideologas que siguen de ella.

    Con lo elegido construye Johan, ligndolo con trauma y mito (p. 329), otro de sus trin-gulos, un andamio con el que interpretar y cuestionar las identidades tnicas, naciona-les, religiosas con profundidad temporal.

    Hay, sin embargo, muchas pendientes entre un nosotros y un otros que no se deben aque un lado se presente como elegido, sino a que entre los seres humanos hay un sinfn dediferencias, y a que muchas de ellas no son horizontales. El que ya sabe algo y el que anno lo sabe, el que maneja un poder institucional y el que no lo maneja, el que est afecta-do de lleno por un conflicto y el que apenas lo est, el que le ha dedicado diez aos y elque le ha dedicado diez minutos. En ese sentido, hay una pendiente bien pronunciada enla relacin entre Galtung como maestro y sus lectores y oyentes como discpulos.

    Esa pendiente va a contrapelo de la tendencia hoy dominante en el mundo del trata-miento de conflictos, que parte de que la transformacin de un conflicto ha de ser realiza-da y guiada por las partes afectadas por ese conflicto e involucradas en l. Puede inclusodecirse que en la clave tan central del tratamiento de conflictos, como es la mediacin,hay una polaridad entre dos paradigmas, el de la comadrona y el del sabio, que se encar-nan en las figuras de John Paul Lederach y de Johan Galtung.

    El estilo de Lederach parte de que el hilo conductor para la transformacin de unconflicto se encuentra ya en la cultura de las partes involucradas y de que el mediadorque intermedia en la comunicacin entre ellas lo que hace es ayudarlas a que haganexplcito lo que ya implcitamente tienen en su propia cultura. Las mismas partes involu-cradas han de idear, plantear, decidir y sostener conjuntamente el proceso de solucin delconflicto en que estn metidas. Sin aportar un diseo de solucin, el mediador las ayudacomo una comadrona.

    Con Johan Galtung es distinto: ante un conflicto se informa en profundidad, pone enjuego sus planteamientos estructurales y trascendentes, y presenta a los protagonistas delconflicto un diagnstico bastante acabado, uno o varios pronsticos y una serie de pro-puestas de terapia. Ofrece incluso frmulas de solucin para unos sesenta conflictos queafectan al mundo de hoy. Galtung no es una comadrona, sino un sabio. No es del valle,sino de la montaa.

    Los estilos son diferentes en ambos casos. En uno, ensea el mediador recetas decocina; en el otro, ofrece platos precocinados.

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    PAZ POR MEDIOS PACFICOS

    lo privado e ntimo, en el subsuelo de lo pblico. Lo privado con las pequeas rutinasde la vida diaria, impregnadas de sentimientos, constituye el espacio en que detrs de losdecorados se enraza lo pblico. La separacin tajante de ambas esferas impide que losanlisis polticos y sociales calen en las profundidades ocultas en que se anidan con fuer-za las ideologas escondidas. Esa dicotoma priva al pensamiento de un fundamento pri-mordial de la impronta del ser humano y mutila el anlisis de los grandes eventospolticos.3

    RECONCILIACIN: ESTRUCTURA, PASADO Y HORIZONTE

    La reconciliacin ha sido concebida tradicionalmente como algo meramente espiritual,incluso sobrenatural, que trasciende al ser humano y ante lo que la investigacin por lapaz no saba cmo posicionarse y tenda a dejar de lado. Johan Galtung, con su juego deestructura y trascendencia, ha sabido sin embargo entenderla como algo material, enrai-zado en la naturaleza humana y con dimensin temporal, al definirla como proceso y alrelacionarla con la resolucin del conflicto y con la reconstruccin, y formando as otrotringulo cuyo ltimo vrtice contiene dentro de s una trada: reconstruccin, reparaciny recuerdo histrico. De Johan hemos aprendido as que una reconciliacin exige quehaya habido resolucin del conflicto, es decir, superacin de regmenes o sistemas injus-tos, reparacin y reconstruccin de daos y la verdad histrica.

    Es un inmenso avance que permite reflexionar cientficamente acerca de los procesosde reconciliacin que estn teniendo lugar en el mundo, como por ejemplo, la Comisinde la Verdad y la Reconciliacin de Sudfrica.

    Gernika pueblo y ayuntamiento han manifestado durante dcadas la voluntad dereconciliacin, de esperar y aceptar a que vuelvan quienes causaron muerte y destruc-cin en aquel bombardeo, con la mano tendida pidiendo la reconciliacin. Eso ha ocurri-do con Alemania sesenta aos despus del bombardeo, pero se esperaba desde ya muchoantes. Por eso, al asumir Gernika Gogoratuz la actitud de la ciudad, el ayuntamiento y elpueblo, empezamos a reflexionar acerca de una reconciliacin futura, que an no sepoda dar, pero que ya compromete, da un tirn desde el futuro. De ah que acusemosya en 1995 el concepto de horizonte de reconciliacin.

    Ah se bifurc el camino que nos marcaba Galtung. Compartiendo su planteamientode la reconciliacin como algo que slo se puede alcanzar avanzando en paralelo con laresolucin y la reparacin, concebimos el horizonte de reconciliacin como un motorpara ese avance conjunto, que desde el futuro da tirn a lo largo de todo un conflicto concarga de violencia. Johan, en cambio, no presta atencin en sus escritos a esa dimensindel futuro ni a la orientacin que da al conflicto a lo largo de todo su desarrollo. Enfoca lareconciliacin como ltimo captulo de un conflicto y como cierre del pasado,4 pero nocomo apertura del futuro.

    Pero esta bifurcacin quiz lleve a un nuevo encuentro, porque tanto Martin LutherKing como Nelson Mandela pusieron el horizonte de reconciliacin como norte magnti-co a lo largo de toda su lucha. Y Galtung lo constata al final del texto escribiendo: Puedeser til un espritu de perdn por encima de la transformacin compleja y creativa delconflicto, un espritu como el puesto en prctica por el segundo gigante del siglo XX, des-pus de Gandhi: Nelson Mandela. Como Gandhi, un regalo para todos nosotros (p. 352). Esperemos pues a que Johan, que ya nos ha regalado su interpretacin deGandhi, nos regale ahora su interpretacin de Nelson Mandela.

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    Pero los escritos de Johan rezuman sabidura, profundidad y rigor de anlisis. Serasuperficial e ingenuo posicionarse sin ms a favor de un estilo y en contra del otro. Esosera aplanar valles y montaas. Ambos estilos pueden aplicarse de forma muy creativa.Lo que hay que poner en el orden del da de la investigacin por la paz es un dilogoemptico y crtico entre ellos. Sobre el engarce entre el saber formal en la cabeza del cien-tfico, y el saber material en las manos de los afectados y los actores, es decir, sobre lainvestigacin, accin participativa.

    Johan Galtung, tanto hecho y bien hecho hasta hoy, gracias, Johan, maana ms.

    Juan GutirrezNoviembre de 2002

    Notas

    1. Kenneth Boulding, Twelve friendly quarrels with Johan Galtung, en Nils Petter Gleditsch y otros,Johan Galtung: A Bibliography of his Scholarly and Popular Writings 1951-1980, Oslo, International PeaceResearch Institute, 1980, 7-26; p. 10 y ss.

    2. Johan Galtung, United States Foreign Policy as Manifest Theology, San Diego, University of California,1987.

    3. Luis Carlos Restrepo, El derecho a la ternura, Bogot, Arango Editores, 1994, p. 12.

    4. Johan Galtung, Tras la violencia, 3R: reconstruccin, reconciliacin, resolucin. Afrontando los efectos visiblese invisibles de la guerra y la violencia, Bilbao, Bakeaz/Gernika Gogoratuz, 1998, pp. 39-46.

    5. Boulding, o. cit., p. 13 y ss.

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    Prefacio

    E ste libro pretende ser una introduccin a las ciencias de la paz, pero en el sentido deque quiere abrir camino a muchas vas de investigacin, no porque sea un texto delectura elemental o fcil (la presentacin cumple esa funcin). A quienes tengan algnconocimiento de los campos explorados en cualquiera de las cuatro partes les puederesultar ms til el libro en su conjunto.

    La poltica de la paz es poltica blanda, en gran medida dependiente de decisionesmuy concretas adoptadas por lites, aunque cada vez ms por personas que estn desa-rrollando su propia poltica de paz: al micronivel del interior de cada persona y familia(donde siempre hay mucho que hacer); al nivel medio, el de la sociedad, y al macronivelde los conflictos intersociedades, incluso interregionales. En todos estos niveles hay lugarpara la poltica como conduccin pacfica hacia la paz.

    Pero detrs de las decisiones polticas hay realidades militares y econmicas, que eneste libro se analizan bajo los encabezamientos ms generales de conflicto y desarrollo. Ybajo stos subyacen, a su vez, las an ms profundas realidades de nuestras civilizacio-nes, en especial las culturas profundas, las cosmologas, que tan influyentes son en elcondicionamiento de nuestra conducta en los otros tres campos.

    Las cuatro partes de este libro son el resultado de exhaustivos programas de investi-gacin en las principales reas de las ciencias de la paz:

    Teora de la paz. Teora del conflicto. Teora del desarrollo. Teora de las civilizaciones.

    Este libro, sin embargo, es el nico esfuerzo que se ha hecho para reunir los cuatrocampos.

    Para que cada una de las cuatro partes sea ms independiente de las dems, hayalgunas repeticiones. Por otro lado, se trata de que todo quede engarzado; de ah lasnumerosas referencias entre las partes, y la conclusin.

    Una advertencia: no he constatado que los estudios sobre seguridad/relacionesinternacionales, estudios de conflictos, economa y teoras culturales enmarcados en lascorrientes dominantes puedan ser utilizados como lo estn siendo para los estudiossobre la paz, en el sentido de que lo nico que se necesitara es sencillamente reunirlostodos y posteriormente iniciar un dilogo interdisciplinar. Al contrario: hay que replan-

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    PREFACIO

    haciendo menos violentas, van sindolo cada vez ms por haber perdurado durantedemasiado tiempo. Y la siguiente tarea es no caer prisionero de quienes se presentancomo liberadores, incluido el autor de este trabajo.

    Quisiera expresar mi profunda gratitud a los muchos estudiantes de las universida-des de Alicante, Berna, Burg Schlaining (Universidad Europea de la Paz), El Cairo,Universidad de la Ciudad de Nueva York, Duke, Florencia, FLACSO de Santiago(Mxico), Universidad Libre de Berln, Gujarat Vidyapith, Hawai, ICU de Tokio, CentroInteruniversitario de Dubrovnik, Oslo, Princeton, Queensland, Saarland, Sichuan,Troms, Witten de Herdecke y Estudios de la Paz de todo el Mundo; por los incontablesencuentros activos, crticos y constructivos. Y a la Fundacin del Premio RightLivelihood (Sustento Justo), por su apoyo en un momento crtico.

    Muchas gracias a Dieter Fischer, Susan Hivik, Hajo Schmidt y Hkan Wiberg, y ami crtico Peter Lawler (Una cuestin de valores: las investigaciones de Johan Galtung sobre lapaz). Hay respuestas en mis escritos a lo que plantea, pero los temas son perennes.

    Este libro est dedicado a mi esposa, Fumiko Nishimura, quien me ha enseado msque nadie sobre la paz y el conflicto.

    Johan GaltungHonolulu (Hawai), marzo de 1995

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    PAZ POR MEDIOS PACFICOS

    tearlos desde el principio, y probablemente mucho ms de lo que se apunta a lo largo deeste libro (que, por cierto, ha tardado mucho en salir de todas formas; la tarea es cuandomenos problemtica).

    As, paz y violencia tienen que ser vistas en su totalidad, a todos los niveles de laorganizacin de la vida (y no slo de la vida humana). La violencia interestatal es impor-tante, pero ms an la violencia intergnero e intergeneracional. Tambin la violenciaintrapersonal, tanto dentro del espritu (por ejemplo, la represin de las emociones) comodentro del cuerpo (digamos, el cncer). Ms an, dado que el objetivo de todo el ejercicioes promover la paz, no slo estudios sobre la paz, es indispensable una epistemologa nopositivista, con valores y terapias explcitos, ms que pararse una vez que se ha pronun-ciado el diagnstico.

    Conflicto es mucho ms de lo que a la vista aparece como disturbios, violencia directa.Existe tambin la violencia petrificada en las estructuras, y la cultura que legitima la vio-lencia. Para transformar un conflicto entre partes, se necesita ms que una nueva arqui-tectura para su relacin. Las partes tienen que ser transformadas para que el conflicto nose reproduzca sin fin. Hay aspectos intraparte en la mayora de los conflictos entre partes.

    En este libro, la economa dominante se percibe en general como violencia cultural,que oculta y presenta como inexplicable lo que ocurre cuando la gente produce, distri-buye y consume. La mayora de las causas y efectos se hacen invisibles como externalida-des, efectos colaterales, fuera de la teora y prctica de la lnea principal. Explicitndolose integrndolos en la teora y la prctica podran surgir estructuras econmicas menosviolentas.

    Y en la teora de la cultura el centro de inters no es lo visible y audible, los instru-mentos, sino la cultura profunda sedimentada en el subconsciente colectivo, los supues-tos que definen, para una civilizacin dada, qu es normal y natural. El enfoque de lacultura no debe confundirse con el idealismo que un Hegel abraza y un Marx rechaza.Ms bien se trata de que el punto de partida es la penuria de instintos en el organismohumano, y, pese a todo, la necesidad de actuar y la imposibilidad de decidir cada actocomo si fuera la primera vez. Tiene que haber alguna programacin, algn automatismoque circunvale la conciencia individual. Referido a cada persona, ese programa es conoci-do como la personalidad, sedimentada en el subconsciente individual. Para los miembrosde una civilizacin, el programa colectivo se describir aqu como la cosmologa, lossupuestos compartidos colectivamente y mantenidos subconscientemente.

    Al ser subconscientes, estas suposiciones se promulgan sin ms, no se discuten. Y, alser colectivas, se refuerzan viendo que todos los dems hacen lo mismo. La direccin noviene de la traccin que ejercen las ideas, sino del empuje de la cosmologa, el cdigo, elprograma colectivo. Esto no significa que las ideologas, sistemas de creencias consciente-mente asumidos, individuales o colectivos, no sean muy importantes. Pero para nadaestn solos en la conduccin de la accin humana.

    Hagamos consciente lo subconsciente y podremos vernos liberados de mucha vio-lencia directa prolongada, estructural y repetitiva. Quizs eso tambin nos ayude a vercmo funciona la moderna economa occidental, y cmo la economa dominante es unadescodificacin de los supuestos profundos de una forma de civilizacin occidental. Yalgo de eso vale tambin para los anlisis de la lnea dominante sobre conflictos y seguri-dad: buena parte de ellos son la descodificacin de supuestos asumidos colectiva y sub-conscientemente, no sujetos a una investigacin rigurosa.

    En resumen, cuando abordamos estudios sobre la paz una de nuestras primeras tareas es liberarnos de formas de violencia cultural acadmica que, en lugar de irse

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    Presentacin. Visiones de la pazpara el siglo XXI

    1. PAZ: EL TRINGULO DIAGNSTICO-PRONSTICO-TERAPIA

    Las ciencias de la paz son tan parecidas a las ciencias de la salud que se les puede aplicarel tringulo diagnstico-pronstico-terapia. Tienen en comn la idea de un sistema (de acto-res, de clulas), de bienestares y de malestares.1 Las parejas de palabras salud/enfermedadde los estudios mdicos y paz/violencia de los estudios sobre la paz pueden entendersecomo precisiones de esas clasificaciones ms generales.

    De hecho, ambos estados requieren un diagnstico (o anlisis), no slo de la violenciay la enfermedad. Tambin la paz y la salud tienen sus condiciones y sus contextos, dife-rentes de las condiciones de violencia y enfermedad, pero pueden estar asimismo relacio-nadas con ellas. As, una relacin equitativa es, probablemente, una condicin para lapaz; pero tambin puede haber violencia en un sistema no explotador si algo falla en unsolo actor. De forma similar, una condicin para la salud es un equilibrio estable de losparmetros clave del cuerpo humano. Y, sin embargo, una sola clula o una colonia declulas puede fallar, por ejemplo, empezando a crecer desproporcionadamente.

    El investigador de la paz debe buscar causas, condiciones y contextos en variosmbitos: de la naturaleza, humano, social, del mundo, del tiempo, de la cultura. Esteespectro transdisciplinar hace que las ciencias de la paz sean a la vez un reto, intelectual-mente complicado, y problemticas en la prctica. Por otra parte, un enfoque estrecho demiras est condenado de antemano.2

    Si ahora, por alguna razn, el sistema sale de su estado de bienestar y muestra snto-mas de estados de malestar, la pregunta obvia a la que hay que contestar con un pronsticocorrecto es si el sistema es capaz de un autorrestablecimiento del estado de bienestar, o si senecesita alguna intervencin de otro.

    Una intervencin desde fuera no debe identificarse con terapia. En primer lugar, talintervencionismo podra de hecho acabar empeorando el sistema; en segundo lugar, pue-de que sea capaz por s mismo de proporcionar la terapia adecuada. Y, en tercer lugar, elautorrestablecimiento no significa necesariamente una intervencin consciente, intencio-nada. El sistema puede simplemente cuidarse a s mismo. Nuestros cuerpos tienen esamilagrosa capacidad de restaurar el equilibrio mediante mecanismos hipercomplejos queapenas somos capaces de comprender, menos an de influir sobre ellos. Lo que podemoshacer es proporcionar condiciones positivas para esas funciones restauradoras.3

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    PRESENTACIN. VISIONES DE LA PAZ PARA EL SIGLO XXI

    polticas y econmicas), y, por deduccin, cuatro tipos de paz. Antes de pasar a la cues-tin de cmo aparecen concretamente, hagamos algunas consideraciones sobre las rela-ciones entre los cuatro mbitos de poder.

    Todos inciden en los dems; se pueden trazar doce flechas. Pero, aunque eso sea cier-to, es la salida fcil, porque no se adopta ninguna posicin. Se debe aadir otra verdad.Existe tambin un impulso general en el sistema de poder: actos de violencia directa ni-cos surgen de estructuras de decisiones polticas y transacciones econmicas; y los dosltimos elementos son causa uno del otro. Pero detrs de todo ello acecha la cultura; legi-timando algunas estructuras y actos, deslegitimando otros.

    La suposicin realista de que slo cuenta el poder militar es la menos realista detodas. Sin embargo, la fe liberal en la estructura poltica correcta y la fe marxista en laestructura econmica correcta no son mejores. Todas importan, especialmente la cultura.Pero un culturalismo unidimensional es tambin insuficiente. Mi propia posicin eseclctica, pero situando el flujo de causalidad ms en la direccin desde la cultura pasan-do por la poltica y la economa hasta lo militar que al contrario. As, la direccin causalprincipal para la violencia va de la violencia cultural pasando por la estructural a la vio-lencia directa.

    3. CAMINOS HACIA LA PAZ: EL SENDERO OCTOGONAL

    Acabamos de sealar dos tipos de terapia o remedio: curativo y preventivo, que buscanla paz negativa y la positiva* respectivamente. Y se han identificado cuatro tipos de vio-lencia (con los dos subtipos). Nos da un total de ocho combinaciones, el sendero octogonaldel encabezamiento de esta seccin. Cada combinacin por ejemplo, poder cultural,paz positiva nos enfrenta a una pregunta: qu se puede hacer? Los lectores hallarnalgunas respuestas en el cuadro 1, y pueden sumar y restar. Los seis enunciados querodean el cuadro son quizs ms importantes que el propio contenido: su intencin esinspirar nuestra bsqueda. Por supuesto que son posibles otras clasificaciones de polti-cas de paz, por ejemplo, construccin sobre el esquema Naturaleza-Yo-Sociedad-Mundo-Tiempo-Cultura de espacios para localizar condiciones.

    No hay un punto de partida y desde luego no hay un punto donde acaban las polti-cas para la paz. El mejor consejo es trabajar sobre las ocho celdas a la vez. Es mejor obte-ner algunos avances en todas ellas que un solo impulso en una, a la espera de que losdems se las vayan arreglando solos o se puedan manejar con facilidad despus. Lasexperiencias con teoras de la paz basadas en un solo factor han sido casi siempre negati-vas. Kant aspiraba a las repblicas y la democracia, los liberales al libre mercado y lademocracia, los marxistas a la produccin social y las democracias tuteladas, los mundia-listas a una ONU fuerte. La estela de sus planteamientos no trajo la paz.

    La mayor parte de las propuestas aspiran al mundo como un sistema de pases conestados dentro de cada uno: el sistema interpases que generalmente se conoce como elsistema interestados. Con ligeras variantes, tambin se aplica a los sistemas intergnero,intergeneracionales, interclases e internaciones (tnicos), todos de aplicacin hoy.

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    PAZ POR MEDIOS PACFICOS

    Fijmonos ahora en el tercer ngulo del tringulo, la terapia, que se refiere a losesfuerzos intencionados del propio agente o de otro por mover el sistema de nuevo haciaalgn estado de bienestar. Estrechamente relacionada con la diferencia entre salud y paznegativas y positivas est la diferencia entre la terapia curativa y la preventiva. Los cua-tro conceptos representan estados de bienestar con ninguna (o muy poca) enfermedad oviolencia. Los sistemas estn (casi) libres de sntomas. Pero en el caso negativo, es lomximo que puede decirse de ellos. El equilibrio es tan inestable que incluso un insultomenor puede inclinar el sistema a un estado de malestar. En el caso positivo, el equilibrioes ms estable, en cuanto que hay ms capacidad de autorrestablecimiento incluso si elsistema no est completamente libre de sntomas. La terapia curativa se dirige al prime-ro, la preventiva al segundo. Ambas son necesarias para la salud, y para la paz.

    2. EL TRINGULO DE LA VIOLENCIA DIRECTA-ESTRUCTURAL-CULTURAL

    La creacin de la paz tiene que ver, obviamente, con la reduccin de la violencia (cura) ycon su evitacin (prevencin). Y violencia significa daar y/o herir. Por lo tanto, asumi-mos la existencia de algo que puede experimentar el ser daado y ser herido, y seguimosla tradicin budista al identificar ese algo como la vida. La vida puede sufrir (dukkha) laviolencia infligida al cuerpo y a la mente, violencias a las que nos referimos respectiva-mente como violencia fsica y violencia mental. Pero la vida tambin puede experimentarla felicidad (sukha), el placer que llega al cuerpo y a la mente. Algunos podran reservar eltrmino de paz positiva para esa experiencia.4

    Hasta ahora hemos mirado la violencia desde la perspectiva de quien la recibe. Sihay un emisor, un actor intencionado sobre las consecuencias de esa violencia, podemoshablar de violencia directa; si no lo hay, hablamos de violencia indirecta o estructural.5 Lamiseria es una forma de sufrimiento; por lo tanto, ah hay violencia en algn punto. Laposicin que se adopta aqu es que violencia indirecta es igual a violencia estructural. La vio-lencia indirecta proviene de la propia estructura social: entre seres humanos, entre con-juntos de seres humanos (sociedades), entre conjuntos de sociedades (alianzas, regiones)en el mundo. Y en el interior de los seres humanos existe la violencia indirecta, no inten-cionada, interna, que emana de la estructura de la personalidad.

    Las dos principales formas de violencia estructural externa son bien conocidas a par-tir de la poltica y la economa: represin y explotacin. Ambas actan sobre el cuerpo y lamente, pero no son necesariamente intencionadas. No obstante, escaso consuelo le pro-cura eso a la vctima.

    Tras todo esto est la violencia cultural: toda ella simblica, en la religin y la ideolo-ga, en el lenguaje y el arte, en la ciencia y en el derecho, en los medios de comunicaciny en la educacin. La funcin es bien sencilla: legitimar la violencia directa y estructural.De hecho, abordamos la violencia en la cultura, en la poltica y la economa, y despus laviolencia directa. Necesitamos un concepto ms amplio que violencia y tambin msamplio que paz. Ese concepto es el de poder. El poder cultural mueve a los actores con-vencindoles de lo que est bien y lo que est mal; el poder econmico por el mtodo dela zanahoria del quid pro quo; el poder militar (o la fuerza, en general) por el mtodo delpalo de o esto o si no; y el poder poltico mediante la produccin de decisiones.

    El esquema nos da cuatro tipos de poder, o discursos: cultural, econmico, militar ypoltico. Palabras bien conocidas, pero no para jugar alegremente con ellas. Representancuatro campos del poder y cuatro tipos de violencia (la violencia estructural tiene caras

    * Galtung utiliza paz negativa no en el sentido de contraponerla a paz positiva, sino para definir unapaz que supone decir no a aspectos conflictivos del sistema, como a una defensa agresiva, unplanteamiento cultural cerrado, etc., cambindolos. La paz positiva dice s a acciones para mejo-rarlo. En alguna ocasin utilizo expresiones como paz que dice no y paz que dice s como sin-nimos. (N. de la T.).

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    PRESENTACIN. VISIONES DE LA PAZ PARA EL SIGLO XXI

    en el sistema interestatal. La democracia tiene que ser global, en el sistema interestatal, enel sistema mundial. Pero ese sistema es hoy feudal-conservador, no liberal-democrtico.

    Esa constatacin abre dos enfoques: democratizar ms el sistema interestatal yhacer el sistema intraestatal an ms pacfico, por medios democrticos. Ambos sonobjetivos y enfoques loables: no hace falta justificar un pas ms democrtico con lasuposicin (como mnimo no probada, como mximo abiertamente errnea) de queintrapaz se traduce automticamente en interpaz. Si se fuera el caso, las principalesdemocracias del mundo no habran sido tambin esclavistas, colonialistas y altamentebeligerantes en general, salvo las democracias ms pequeas, que probablemente sonpacficas ms por ser pequeas que por ser democrticas. Eso tambin funciona alrevs: un sistema interestatal democrtico no garantiza automticamente que todas laspartes que lo componen pasarn a ser democracias de la noche a la maana.

    La aproximacin ms directa es democratizar el sistema interestatal. Un pas/un votoes una frmula que podra aplicarse a las instituciones de Bretton Woods, recortando elpoder financiero de los pases ms ricos del mundo. Probablemente se reducira tambinla cantidad de crdito disponible. La pregunta es si el historial del Banco Mundial hacetan lamentable esa posibilidad. Evidentemente, la frmula excluye el veto de los grandespoderes; hay que acabar con l.

    Pero la democracia tiene que ver ms con una persona/un voto, y eso apunta sin nin-guna ambigedad hacia un Parlamento mundial, como una Segunda Asamblea de lasNaciones Unidas, una Asamblea Popular de las Naciones Unidas (APNU), en la que losestados miembros seran las circunscripciones con derecho a un escao por cada millnde ciudadanos (los estados con menos de un milln tendran un escao), pero slo si losrepresentantes fueran elegidos por sufragio popular y secreto, no seleccionados por elestado. ste sera un canal de articulacin adicional a la AGNU, es decir, la Asamblea deGobierno de las Naciones Unidas. Las dos asambleas podran marcar una agenda para latransferencia de mayor poder de la AGNU a la APNU, haciendo que los gobiernos fue-ran responsables ante la poblacin, en vez de al revs.

    Los derechos humanos apuntan en la misma direccin, aunque tambin tienden a forta-lecer el sistema estatal haciendo a los estados garantes de los derechos humanos, respon-sables ante los mecanismos de la ONU. Hoy esos derechos tienen un inconfundible sellomasculino, adulto, occidental y de especie humana; todo se podra mejorar sin perder elpoder de esa noble tradicin contraria a la violencia directa y estructural.

    Tambin ayudara el acercar los gobiernos al pueblo, mediante formas confederalesde cooperacin ms que federaciones y estados unitarios; mediante la descentralizacindentro de los pases y con iniciativas y referendos. Pero esto no es la panacea: la gente nosiempre es pacfica. El pueblo, la sociedad civil, tambin puede matar.

    5. LA DIMENSIN MILITAR

    Defendemos aqu no la abolicin de lo militar, sino el otorgarle nuevas funciones. La ins-titucin militar ha tenido muy malas costumbres en el pasado, como atacar a otros pasesy naciones, y a otras clases sociales, generalmente por orden de las lites dominantes,matando y arrasando en guerras internas y externas. Pero tambin ha tenido sus virtu-des: buena organizacin, valor, disposicin al sacrificio. Hay que desterrar los maloshbitos, no necesariamente lo militar en s mismo, y por supuesto no las virtudes.

    Otorguemos nuevas tareas a la institucin militar, sustituyendo la guerra agresiva,externa, por una defensa defensiva, con medios defensivos (armamento militar conven-

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    PAZ POR MEDIOS PACFICOS

    Hacen falta muchos comentarios al cuadro 1, sin duda. Quienes trabajan por la pazmundial, sea en el sistema estatal o en el de las organizaciones no gubernamentales, reco-nocern algunos elementos; pocos los reconocern todos o estarn necesariamente deacuerdo con ellos. Ese debate es bsico para que el movimiento por la paz crezca y lleguea ser al menos tan influyente como lo fueron en su momento los movimientos contra laesclavitud y los anticolonialistas. Estar contra la guerra es una buena posicin moral,pero los interrogantes sobre alternativas a la guerra y sobre las condiciones para la abolicinde la guerra no van a desaparecer por ello. Hay que afrontarlos.

    Lo ideal sera abordar todos estos puntos a la vez para recalcar la sincrona por laque abogamos. Pero ese estilo de comunicacin no comunica bien, as que vayamos lneapor lnea, teniendo en cuenta que no se establece ningn orden de prioridades.

    4. LA DIMENSIN POLTICA

    La democracia es una idea estupenda, pero se ha entendido mal en relacin con los asun-tos interestatales. Si la democracia funciona bien dentro de un pas, en principio produciruna poblacin relativamente contenta que, por trmino medio y a lo largo del tiempo, versatisfechos muchos de sus deseos, dentro de lo posible. Una vez ms, en principio estodebera llevar a un excedente de paz dentro del pas, con la democracia funcionando comorbitro no violento entre partes de la poblacin que compiten por el poder y privilegios.Pero no hay garantas de que este plus de paz intraestado se traduzca en actividad pacfica

    Paz negativa Paz positiva

    Poltica Democratizar los estados Democratizar la ONUDerechos humanos en todo el mundo, Un pas, un votopero con desoccidentalizacin Abolicin del poder de veto de los Iniciativa, referndum, democracia grandesdirecta Segunda Asamblea de la ONUDescentralizacin Elecciones directas (un escao/

    un milln de votos)Confederaciones

    Militar Defensa defensiva Fuerzas de pazDeslegitimacin de las armas Tcnicas no militaresDefensa no militar Brigadas de paz internacionales

    Econmica Autogestin/Independencia I Autogestin/Independencia IIInternalizar las externalidades Compartir las externalidades o efectos colaterales o efectos colateralesUtilizar recursos propios Intercambio horizontalTambin a nivel local Cooperacin Sur-Sur

    Cultural Desafiar el: Civilizacin globalSingularismo Un Centro en todas partesUniversalismo Un tiempo relajadoConceptos de pueblo elegido Holstico, globalViolencia, guerra Asociacin con la naturalezaDilogo Justicia, igualdadentre duros y blandos Ensalzamiento de la vida

    Cuadro 1. Polticas de paz para el siglo XXI

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    PRESENTACIN. VISIONES DE LA PAZ PARA EL SIGLO XXI

    pararse a pensar que podran ser tambin males y deservicios. A estas variables se lasdenomina internalidades, internas al modelo. Un ejemplo es trminos de cambio, la cantidadde un producto necesaria para obtener a cambio una cantidad constante de otro produc-to, como cunto aceite hace falta para un tractor. Otra opcin sera comparar las horas detrabajo necesarias.

    La explotacin significa que una parte saca mucho ms del intercambio que otra,medida por la suma de lo externo y lo interno. Los trminos de cambio pueden ser malosy estar empeorando: adems, una parte se queda con todos los retos, dejando el trabajorutinario a la otra, que, encima, se lleva en el paquete toda la degradacin humana y eco-lgica. Dado que sta es una descripcin bastante adecuada del comercio entre los pasesricos (no todos en el Norte) y los pobres (no todos en el Sur) en el mundo hoy, nosenfrentamos a un caso clave de violencia estructural. Esta condicin desemboca con fre-cuencia en violencia directa con la intencin de cambiar o de mantener la estructura, yest slidamente protegida por la violencia cultural que proporcionan las teoras domi-nantes. Un pesado tringulo de violencia.

    Una forma de salida es comerciar menos, dependiendo ms de los propios recursos(factores), lo que significa que los efectos colaterales positivos se quedan en casa; losnegativos sern padecidos por uno mismo antes que repercutidos sobre otros. La espe-ranza est en que el inters propio pueda llevar a mejores formas de actividad econmica.Si esto es autogestin/independencia I, entonces autogestin/independencia II lo extien-de hasta incluir intercambios con otros pases, pero con sensibilidad por los efectos exter-nos. La frmula rpida es compartirlos. Lo que eso significa en la prctica es aportarmutuamente los efectos colaterales positivos y cooperar en la reduccin de los negativos.6

    En este punto se llega al callejn sin salida. Esa actitud de tomarse los efectos de lastransacciones internacionales sobre otros tan en serio (como mnimo) como los que tie-nen sobre uno mismo, supondra en general algn tipo de cercana, un sentimiento deparentesco. As se supone que son las buenas relaciones familiares. Una frmula puedeser pases vecinos, otra pases con afinidades, una tercera pases al mismo nivel dedesarrollo. Se supone que la autogestin II debe desarrollar esas afinidades, pero esasafinidades son a la vez la condicin necesaria para que se den.

    Pese a todo, la mejor actitud es sencillamente ponerse en marcha. Es lo que hicieronlos pases nrdicos, los de la ASEAN (Asociacin de Naciones del Sureste Asitico) y losde la Unin Europea. Probablemente sea la mejor, quizs la nica, forma de que se desa-rrollen los pases pobres/en desarrollo del Sur, levantndose no slo a s mismos, sinomutuamente, por sus propios esfuerzos. En esa perspectiva, la cooperacin Sur-Sur porla que abogaba la Comisin Nyerere es una poltica no slo para el desarrollo, sino tam-bin para la paz, al menos en los confines del Sur.7

    7. LA DIMENSIN CULTURAL

    Por qu mata la gente? En parte porque as ha sido criada, no directamente para matar,pero viendo que matar es legtimo en algunas condiciones. Eso nos trae a la cultura, esegran legitimador de la violencia, pero tambin de la paz. Dnde encontramos los princi-pales transmisores de la violencia? La respuesta fcil sera religin e ideologa, puestoque se sabe que las personas matan en nombre de ambos. Sin embargo, no todas las reli-giones ni ideologas son violentas; algunas incluso proclaman sin tapujos su defensa dela no violencia. O, por utilizar el enunciado que preferimos aqu: las religiones y las ideo-logas vienen en formatos duros y blandos: las duras tienden a centrarse en una meta abs-

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    PAZ POR MEDIOS PACFICOS

    cional de corto alcance, defensa paramilitar y no militar). La defensa pura no provoca anadie y no causa temor, pero deja claro que habr fuerte resistencia a los ataques.

    Se pueden utilizar las fuerzas de paz para prevenir la agresividad, incluso en lugaresdonde no ha habido episodios abiertos de violencia (pero hay buenas razones para pensarque algo puede suceder). Una propuesta podra ser estacionar esas fuerzas, de manerapreventiva, en la treintena de pequeos pases que no tienen fuerzas armadas, para ade-lantarse a la posibilidad de que algn Gran Hermano pretenda ser el protector en una crisis.

    Pero esto no es suficiente. Tiene que haber ms desarrollo en lneas no violentas, des-legitimando las armas, promoviendo tcnicas no violentas, reduciendo los componentesconvencionales y paramilitares; a la vez, construyendo la defensa no militar, orientndo-se hacia el mantenimiento de la paz por civiles y a las brigadas internacionales de paz enreas conflictivas. Estamos en el umbral de tan importantes esfuerzos; hay que profundi-zarlos mucho ms. Dense por invitados los militares!

    Todo esto tiene tambin un lado negativo. El objetivo a largo plazo es la abolicin dela guerra como institucin, un objetivo totalmente realista, pero exigente, difcil y absolu-tamente necesario, al igual que lo fueron la abolicin de la esclavitud y el colonialismo.Por supuesto que an quedarn focos de violencia por ah, algunos an organizadoscolectivamente como guerras. Pero no sern institucionalizados, no sern interiorizados.Tampoco sern legtimos.

    Qu sostiene la guerra? Muchos factores, siendo tres de ellos el patriarcado (domi-nacin de la especie humana por el gnero masculino), el sistema estatal con su monopo-lio de la violencia, y el sistema superestatal o de superpoderes con el definitivomonopolio de las hegemonas. Los varones tienden ms a la violencia que las hembras, yquienes poseen armas tienden a pensar y actuar de acuerdo con el viejo proverbio quedice que a una persona con un martillo el mundo le parece un clavo. Esto, dicho sea depaso, no es necesariamente porque la persona sea violenta, sino porque tiene el uso delpoder militar por profesin y como monopolio y simplemente quiere incidir.

    Luchar contra el patriarcado significa luchar contra las culturas y estructuraspatriarcales y llegar a un reparto del poder ms equilibrado entre los sexos. El peligro esque, en el curso de la lucha, las mujeres asuman algunos de los valores masculinos con-tra los que luchan.

    La lucha contra la tendencia de los estados a recurrir al poder militar pasa por alter-nativas que sean ms convincentes. Y la lucha contra las tendencias hegemnicas en lasociedad mundial de sociedades pasa por la democratizacin de esa sociedad, la creacinde alianzas de pases no hegemnicos dentro o a travs de sus esferas de intereses, y latoma de decisiones del estilo de un pas/un voto. Volveremos a eso ms adelante, en elcaptulo IV de la primera parte.

    6. LA DIMENSIN ECONMICA

    En este caso, el problema no es slo la prctica econmica, sino tambin la teora econ-mica con su cuidadosamente estudiado olvido de los elementos externos o efectos colate-rales de la actividad econmica, las externalidades. Algunos efectos son positivos, como elreto que se deriva de asumir problemas complejos para los cuales no hay solucionesinmediatas, rutinarias. Y algunos son negativos, como la degradacin ecolgica, por nomencionar la degradacin humana. No se reflejan en la teora econmica, o, como mucho,aparecen como reflexiones colaterales u ocurrencias tardas. Los economistas se centranen las cantidades y precios de productos, bienes y servicios ofrecidos en el mercado, sin

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    PRESENTACIN. VISIONES DE LA PAZ PARA EL SIGLO XXI

    Por otra parte, hay tambin serios problemas en que sea el sistema no estatal, nogubernamental, el transmisor de las estrategias de paz. Como ya se ha comentado, lagente no siempre es pacfica, e, incluso cuando lo es, lo que tiene a su disposicin es bsi-camente poder cultural, no los palos y las zanahorias del poder militar y econmico utili-zado por el sistema estatal. Los sistemas no estatales tambin pueden tender a ver elmundo como un clavo, aunque su martillo sea considerablemente ms blando: la persua-sin por la palabra y el ejemplo. Lo cual puede ayudar, pero tambin puede que no. Sepodra defender el sistema de doble carril, aadiendo un pacificador potencial que suelepasarse por alto: las corporaciones transnacionales.

    A la vista de dos posibles errores fundamentales que la paz slo pueden hacerlalas lites, o slo las no lites, el reto es no cometer ninguno de ellos, intentando utilizarambos carriles. Quizs el fin de la guerra fra pueda servir de ejemplo. El sistema estataldio pasos importantes, especialmente en relacin con el proceso de Helsinki. Pero msimportantes incluso fueron los pasos dados por el sistema no estatal, los movimientosdisidentes del Este que dejaron meridianamente clara la ilegitimidad del (post)estalinis-mo, y el movimiento pacifista en Oriente y Occidente que hizo lo mismo con lo nuclear.Las dos tendencias se unieron en la persona y actuacin de Gorbachov, con un final felizque acab en la cada de 1989.8 No podra repetirse ese xito?

    Notas

    1. Una persona se siente bien, o se siente enferma, pero los sistemas de actores no se sienten as. Sinembargo, se les pueden atribuir estados de bienestar y de malestar (indisposicin), o eufuncin y disfuncin. (El autor hace un juego de difcil traduccin escrita, con eu-functioning y dis-functioning,utilizando la partcula eu como sinnimo de buen. He optado por respetrselo al mximo posible.[N. de la T.]). La palabra malestar (mal-estar) de los estudios sobre la salud se puede relacionar conlo segundo. Pero quin decide, segn qu criterios? Nos inclinamos hacia el subjetivismo (las per-sonas mismas deciden si estn sufriendo o no) o hacia el objetivismo (otros deciden, segn su crite-rio, que deben estar sufriendo)? Yo me inclino por ambos/y, y por un dilogo, la nica conclusinposible desde una perspectiva yin/yang (hay sufrimiento en la felicidad y felicidad en el sufrimien-to). A menudo las personas pueden ganar en profundidad personal del malestar; la sociedad puedeaprender a conocer sus puntos fuertes y sus debilidades a partir de una conmocin violenta, comopuede serlo una invasin. Pero quiere eso decir que siempre hay que pagar ese precio?

    2. Un ejemplo sera el enfoque unilateral sobre el terror y la propaganda que se dio durante la guerrafra, y lo que empez a ocurrir cuando la guerra fra se dio por acabada oficialmente. Los problemasmulticausales o multicondicionados requieren remedios multi-mbito/capa/nivel. La frmulaactualmente en vigor en los estudios sobre la salud, psicosomtica, es un reconocimiento de ello, aun-que podra enmendarse a sociopsicosomtica para ser an ms satisfactoria. Y sin embargo, los anli-sis oficiales de, por ejemplo, los conflictos en la ex Yugoslavia se hicieron en la lnea de la guerrafra: slo dos partes, las partes son estados, quien no est catalogado como bueno es malo, etc.

    3. Para la restauracin de la salud, el ejemplo tpico seran unos hbitos alimentarios y de ejercicio fsi-co razonables, en otras palabras, el estilo de vida. Para la restauracin de la paz, un ejemplo seramantener abiertos los canales de comunicacin.

    4. Una razn por la cual eso no se hace aqu es que el esfuerzo se centra en percibir el concepto de pazms como suelo que como techo, algo sobre lo que puede haber un amplsimo grado de acuerdo.Cuanto ms se detalla la paz, cuanto ms rica es su definicin, menor es el consenso.

    5. En otras palabras, la estructura es el medio por el cual se transmite la violencia, similar al campo dela gravedad, la electricidad y el magnetismo en fsica. El colonialismo es un buen ejemplo: hay unaentrada inicial de megaviolencia que se utiliz para construir la estructura conocida como colonia-lismo, que est en gran medida operativa tras una descolonizacin formal.

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    PAZ POR MEDIOS PACFICOS

    tracta, trascendente, y las ms blandas lo hacen en la empata, incluso en la compasin.Muestras de las primeras seran el triunfo de un dios trascendente, por ejemplo en la ver-sin occidental de una deidad masculina que est en los cielos, o una utopa polticaextendida por todo el mundo (capitalismo, socialismo, democracia, fascismo), o algunagran nacin. Muestras de objetivos ms blandos o suaves seran un dios inmanente, comolo que hay de dios en cada persona; la satisfaccin de necesidades bsicas concretas enlos seres humanos; el respeto a toda forma de vida.

    Evidentemente, las mayores religiones e ideologas occidentales, el islam y el cristia-nismo, el liberalismo y el marxismo (ste tendr, probablemente, algn tipo de renaci-miento), tienen rasgos de ambos, as que deberamos hablar de aspectos duros y blandosms que de religiones e ideologas duras y blandas, o incluso de variedades duras y blan-das. Adems, las cuatro son tambin singularistas reclaman ser el nico, vlido, trans-misor de la verdad y universalistas reivindican validez mundial y para todo eltiempo venidero.

    Estos dogmas resultan especialmente peligrosos cuando definen a un pueblo elegido(gnero, generacin, raza, clase, nacin), con el derecho y la obligacin de extender ydefender la fe. Las religiones occidentales (y no slo ellas) tienen elementos de ese plan-teamiento, siendo arquetpica la concepcin judaica de un Pueblo Elegido con una TierraPrometida.

    Todas estas nociones deben ser desafiadas, cargadas como estn de violencia y gue-rra. Y hay que desafiar directamente a la violencia misma. En el pragmtico Occidentequizs la mejor manera de hacerlo es subrayar cmo la violencia engendra violencia, proba-blemente uno de los enunciados ms seguros de las ciencias sociales. Y la mejor forma dedesafo es el dilogo. El cristianismo viene en versin dura y blanda, el dilogo entre lasdos variedades dentro de una misma fe puede ser ms significativo para los creyentesque los dilogos ecumnicos entre distintas religiones. Sin embargo, un enfoque no tienepor qu excluir necesariamente al otro.

    Como suele ocurrir, el mejor enfoque es probablemente el positivo. Los cuatro siste-mas criticados ms arriba son transmisores de un mximo de fe, con respuestas para(casi) todo. Pedir la misma fe a todo el mundo es como recetar zapatos del mismo tama-o para todos. Sin embargo, la civilizacin mundial necesita algunos mnimos en losque creer.

    El cuadro 1 da algunas ideas que pueden ser tiles. Un mundo donde cada lugar seaun centro y ninguno una periferia. Un concepto menos trgico del tiempo; son normaleslas subidas y los bajones, pero deben mantenerse en ciertos lmites. El mundo slo puedecomprenderse de una forma razonablemente holstica y global. Asociacin con la natura-leza, en la que los seres humanos y la naturaleza se sirven mutuamente, cubriendo lasnecesidades bsicas de ambos. Igualdad y justicia dentro de y entre las sociedades.Ensalzamiento de la vida como el fin, y como los medios. Palabras, palabras, palabras;pero importantes, de todas maneras.

    8. QUINES SON LOS TRANSMISORES DE LAS ESTRATEGIAS DE PAZ?

    En principio, la respuesta es todo el mundo. Pero en la prctica surgen problemas cuan-do el transmisor es el sistema estatal. Antes se ha mencionado una razn: la tendencia atransformar el sistema, o al menos su imagen, de forma que los medios de que uno dis-pone sean influyentes o al menos parezcan serlo. Se acaba con palos lo que significaviolencia, premios y lites negociadoras.

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    6. Si A solicita a B un producto que reta y estimula a B, entonces B debera, a su vez, solicitar un pro-ducto igualmente estimulante a A, no un simple producto de cadena. Y si uno o ambos de estos pro-cesos llevan a degradacin ecolgica y/o humana, tanto A como B deberan cooperar para reducirlas consecuencias donde quiera que aparezcan.

    7. Vase The South Commission Report (Informe de la Comisin del Sur), Ginebra, South Center, 1990.

    8. Para un intento de anlisis de lo que ocurri, vase mi trabajo Eastern Europe Fall 1989WhatHappened and Why? (La cada del Este de Europa 1989. Qu pas y por qu?), en L. Kriesberg yD.R. Segal, Research in Social Movements, Conflict and Change (Investigacin en movimientos sociales,conflicto y cambio), Greenwich (Connecticut), JAI Press, 1992, vol. 14, 75-97.