Fuego cruzado en el Alto Huallaga

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a24 I EL COMERCIO DOMINGO 1 de marzo del 2009 Re g iones CONTÁCTENOS 3 [email protected] Hallan nave intacta Ayer, a unas 12 millas de la playa El Negro, la Marina encontró intacta la nave Aimar-Aile II. Aún se busca a seis de sus tripulantes. La Huaca de la Luna Ayer fueron mostrados los nuevos hallazgos arqueológicos de la Huaca de la Luna, en Trujillo. Una moto modelo Pulsar puede alcanzar una velocidad de hasta 120 kilómetros por hora: es ideal para escapar después de haber asesinado a alguien a plena luz del día, en la calle y ante decenas de testigos, ¿por qué no? “Todos lo vieron”. Un periodis- ta local observó el crimen a pocos metros de distancia: él llegaba con sus dos hijos al jirón Huaraz, en el centro de Aucayacu; ahí queda el colegio Wiracocha, donde un grupo de vecinos se reúne a jugar fulbito. Juan Carlos Simón Urday (28) también iba a ingresar al lo- cal, también iba a jugar fulbito, pe- ro aparecieron dos sujetos a bordo de una moto y se desató una esce- na de violenta rapidez (y vicever- sa): alguien sacó un arma, le apun- tó a la cabeza, disparó, la víctima acusó el golpe, otro disparo, la víctima cayó, silencio, asomaron los curiosos. Los asesinos fugaron sin siquie- ra cubrirse el rostro: ¿para qué, si nadie los iba a delatar? Solo dieron la vuelta en u y se fueron en una Pulsar. La vida es muerte que vie- ne, diría Borges. En el Huallaga, esa muerte viene en moto. EL PASADO CONDENA Se comentó: fue un ajuste de cuentas. Se dedujo: la víctima tenía algo que esconder. Luego se conocieron detalles relacionados al descubrimiento, en octubre del 2008, de un laboratorio donde se procesaba clorhidrato de cocaína, ubicado en una chacra del caserío Las Mercedes (cerca de Auca- yacu). Allí, los narcotraficantes habían enterrado una tonelada de acetona, un insumo para la elaboración de la droga. La policía no la encontró, co- mo tampoco la encontraron sus dueños una vez que regresaron a buscarla. La chacra pertenecía a un familiar de Simón Urday, y era este uno de los pocos que conocía el escondite. Lo buscaron, le advir- tieron, lo amenazaron, y él no hizo caso. Por las buenas, le exigieron devolver el monto equivalente (al- rededor de US$60 mil) y nada. Por las malas, le cobraron la deuda el pasado 12 de febrero, cuando ves- tía ropa para jugar fulbito. Con este ya son cerca de 20 los asesinatos similares registrados en el circuito Huánuco-Tingo María- Aucayacu, una muy fluida ruta del narcotráfico. Dice el fiscal Edison Fuego cruzado en el Alto Huallaga MIENTRAS LA POLICÍA COMBATE EL TERRORISMO, EL NARCOTRÁFICO AJUSTA SUS CUENTAS ‘Artemio’ Carlos Rodríguez ‘Papujo’ (Principal narcotraficante) ‘Piero’ ‘Clay’ ‘JL’ William Neyra ‘Loro’ Hernán Tapia ‘Rambo’ Wilder Venancio ‘Chinchay’ Los nuevos protagonistas A la muerte de los lugartenientes de ‘Artemio’, pequeños narcos se aventuraron en el negocio de las drogas. Por años, los mandos militares de Sendero Luminoso (SL) mantuvieron nexos con el narcotráfico. SL, a través de sus mandos militares, llegó a imponer reglas en la zona. Ellos eran la ley en el mundo del narcotráfico. En la zona, además de estos grupos pequeños, aún subsisten algunas grandes firmas que operan aunque, en la mayoría de casos, sus cabecillas están presos. MANDOS MILITARES 1 2 3 Aparecieron nuevos inversionistas de la droga. Esto devino en ajustes de cuentas por desencuentros entre pequeños narcos. 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Zona del Alto Huallaga Asesinos a sueldo han matado a cerca de 20 personas en lo que va del año La mayoría de las víctimas estuvo vinculada al delito de tráfico de drogas La lista de muertos en ma- nos de sicarios alcanza a de- lincuentes comunes: ellos también pagan sus culpas en clave de sangre. Uno de los más conoci- dos era José Valdivia Quispe ‘Piernitas’. A él se le sindicó como integrante de la ban- da –el nombre es sugesti- vo– ‘Los dedos flojos del Monzón’, dedicada al robo, homicidio y con vinculacio- nes al tráfico de drogas. En octubre del año pasado, de- lincuentes mataron a Ronal Ramírez, cuando este inten- tó proteger a su esposa, una distribuidora de golosinas, y se acusó a ‘Piernitas’ de ha- ber brindado la información a los asaltantes. Una semana después, vinieron dos tipos en una Pulsar y le dispararon tres balazos: alguien lo había vengado y se sospechaba de un sujeto llamado ‘Chica- piernas’. A las pocas semanas mu- rió ‘Chicapiernas’. Fuentes policiales aseguran que lo mataron los hermanos de ‘Piernitas’ y que le dispara- ron en la cara, desfigurándo- la. Así le arruinaron la vida y obligaron a la familia a velarlo con el ataúd cerrado. Violencia extrema en todos los niveles CRIMEN A LA VISTA DE TODOS. A Juan Carlos Simón Urday lo mata- ron frente a decenas de testigos. Había recibido amenazas de los narcos. EDGARDO PANDURO / ARCHIVO PROTECCIÓN. Ronderos de la localidad de Naranjillo vigilan la ruta Tingo María-Aucayacu. Por aquí circulan las mafias del tráfico de drogas. LINO CHIPANA / ENVIADO ESPECIAL El 4 de diciembre del 2008 la población se sumó a una multitudinaria marcha por la paz, que recorrió las princi- pales calles de Huánuco y en la que participaron las prin- cipales autoridades, empre- sarios y representantes de la sociedad civil. EN PUNTOS muertos aparecieron regados por las calles. Uno de los primeros asesinatos de esta oleada fue el de Nelson Neyra Jaimes, el pasado 8 de enero. Dos sicarios –siempre en una Pulsar– le dispararon cuando cerraba el local de su empresa de transportes, Brisas del Monzón. Años atrás había sufrido un aten- tado muy similar, pero sobrevivió a las balas. Esta vez no. La Policía Antidrogas ya cono- cía el pasado de Neyra, que años atrás fue presidente del club León de Huánuco. Un atestado de ene- ro del 2007 lo sindica como pre- sunto narcotraficante tras el de- comiso de 150 kilos de cocaína en Huánuco que pertenecería a una firma de la que, según la policía, él formaba parte. Fuentes judicia- les de Huánuco comentan que la familia de Neyra no quiso colabo- rar con las investigaciones, que no dijeron nada. Que ese silencio ali- mentó las suspicacias. “El sicariato se volvió un nego- cio”, comenta un policía de la Di- rincri. Y rentable, además, porque las muertes se sucedieron. El 12 de febrero –el mismo día de la muerte de Simon Urday en Aucayacu– aparecieron los cadá- veres de Julio César Campoverde Valle ‘Gato’ y de un sujeto conoci- do como ‘Culón’, ambos con balas en la cabeza y con denuncias por tráfico de drogas sobre la espalda. La policía supo del crimen porque al Frente Policial Huallaga llegó un sujeto identificado como Joel Carvajal y contó lo sucedido. Los asesinos secuestraron a los tres y los trasladaron desde Puerto Pizana (cerca de Tocache) has- ta Santa Cruz (al norte de Tingo María). Carvajal logró escapar de una muerte segura forcejeando con uno de los secuestradores y huyendo por el monte, pero a los otros dos les dispararon en la ca- beza: quisieron asegurarse. BALAS PEDIDAS Toda muerte violenta genera preguntas, más aun si viene en- cadenada a otras similares. Desde la jefatura del Frente Policial Hua- llaga, el general Ítalo Perochena tiene su propia lectura. Las muertes de Héctor Aponte Sinaragua ‘Clay’, Epifanio Espíritu Acosta ‘JL’ y Juan Laguna Domín- guez ‘Piero’, los mandos militares que ‘Artemio’ perdió, vinieron con rumores respecto de que los infor- mantes de la policía habían llega- do hasta el entorno más familiar, por así decirlo, del líder sende- rista. “‘Artemio’ quiere limpiarse de cualquier posible delator por- que se siente rodeado, ‘sicoseado’. Si sospecha de alguno, lo ‘quie- bra’”, sostiene Perochena. En términos económicos, un ajuste de cuentas implica regula- rizar el saldo de una cuenta. En términos criminalísticos, ese sal- do lo determina el asesino. En el Alto Huallaga, ese saldo –la vida– no vale nada. n RICARDO LEÓN Enviado especial Entre las últimas semanas de diciembre del 2008 y las prime- ras de este año, en plena efer- vescencia criminal, la policía de Huánuco sufrió varios cambios. Al mando del Frente Policial Huallaga llegó el general PNP Ítalo Perochena (antes fue jefe en Arequipa), en reemplazo del general PNP Edwin Palomino. Poco después, la Región Terri- torial Policial Huánuco la ocu- pó el coronel PNP Máximo Sán- chez, quien reemplazó al coronel Marlon Savitzky. Fuentes policiales de la zo- na comentan que, durante esta seguidilla de muertes por con- trato, las autoridades alzaron la voz y prometieron apoyo logís- tico a los policías. Pero la prome- sa se disolvió. Ni siquiera la visita del enton- ces ministro del Interior, Remigio Hernani, el pasado 13 de febrero, sirvió para concretar esfuerzos; es más, en aquella oportunidad el ministro debió interrumpir su discurso en la plaza de armas por los gritos de la población que exi- gía más seguridad. Dentro de esta región policial hubo también otros cambios muy comentados (y criticados desde un sector de la institución). En la Dirección de Criminalística se re- levó a varios agentes, a pesar de que algunos de ellos habían sido felicitados pocos días antes por el nuevo comando, tras haber cap- turado días antes a peligrosos de- lincuentes. Quien sí permanece en su puesto es el coronel PNP Juan Manuel Narbasta, jefe de la Di- visión Policial de Leoncio Pra- do. Cada noche de viernes y sá- bado, los agentes bajo el mando de Narbasta recorren Tingo Ma- ría y sus alrededores en busca de delincuentes en los bares, canti- nas y burdeles. Durante el 2008 se detuvieron a 280 personas, la mayoría de ellas con requisi- toria. Este año ya se han captu- rado a 15. Pero aun así, el crimen sigue recorriendo Huánuco, Tingo Ma- ría y Aucayacu, ese tórrido circui- to de sangre. n Cambian a mandos policiales en plena ola de crímenes en Huánuco RELEVOS EN EL MOMENTO MÁS TENSO AUTORIDAD. Escenas como esta se viven cada noche en Tingo María. LINO CHIPANA / ENVIADO ESPECIAL Una clara amenaza El viernes fue hallada, en el frontis de la casa del jefe de la Dirincri-Huánuco, mayor PNP Luis Milla, una granada tipo ‘lanzapepa’ desactivada. Trascendió que en esta misma urbanización viven también dos fiscales. ‘Servicio Mazzetti’ La presencia policial en la re- gión se basa en el denomina- do ‘servicio Mazzetti’ (fue la ex ministra del Interior, Pilar Ma- zzetti quien lo promovió), es decir, el patrullaje a pie como medida disuasiva. MÁS DATOS En la semana que pasó, el Poder Ejecutivo amplió por 60 días la declaratoria del estado de emergencia en la provincia de Leoncio Prado , y en los distritos de Monzón (provincia de Huamalíes) y Cholón (Ma- rañón). Una región insegura Salas –titular de la Segunda Fis- calía Provincial de Huánuco– que ni en la peor época sembrada por el terrorismo hubo tanta muer- te junta. Sobre un mueble de su oficina hay un chaleco antibalas nuevo: “Lo pedí hace unos días, por si acaso”. Paradójicamente, la pérdida de dominio territorial de SL en esta región ha dado lugar a una proliferación de narcotraficantes de rango medio y bajo sin ningún control, sin ninguna regla. Los te- rroristas, aliados al narcotráfico, habían impuesto una especie de ‘reglamento interno’ para las fir- mas dedicadas al tráfico ilícito de drogas y sus miembros. Pero la muerte de los principales man- dos militares de ‘Artemio’, ca- becilla del Comité Regional del Huallaga de SL, sumada a la cap- tura de varios ‘capos’ de la droga, terminó con este control del mal (ver infografía). MUERTE POR CONTRATO Entonces, la disciplina del caos se implantó en la región y los

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Asesinos a sueldo han matado a cerca de 20 personas en lo que va del año. La mayoría de las víctimas estuvo vinculada al delito de tráfico de drogas.

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a24 I EL COMERCIO DOMINGO 1 de marzo del 2009

RegionesCONTÁCTENOS 3 [email protected]

Hallan nave intactaAyer, a unas 12 millas de la playa El Negro, la Marina encontró intacta la nave Aimar-Aile II. Aún se busca a seis de sus tripulantes.

La Huaca de la Luna Ayer fueron mostrados los nuevos hallazgos arqueológicos de la Huaca de la Luna, en Trujillo.

Una moto modelo Pulsar puede alcanzar una velocidad de hasta 120 kilómetros por hora: es ideal para escapar después de haber asesinado a alguien a plena luz del día, en la calle y ante decenas de testigos, ¿por qué no?

“Todos lo vieron”. Un periodis-ta local observó el crimen a pocos metros de distancia: él llegaba con sus dos hijos al jirón Huaraz, en el centro de Aucayacu; ahí queda el colegio Wiracocha, donde un grupo de vecinos se reúne a jugar fulbito. Juan Carlos Simón Urday (28) también iba a ingresar al lo-cal, también iba a jugar fulbito, pe-ro aparecieron dos sujetos a bordo de una moto y se desató una esce-na de violenta rapidez (y vicever-sa): alguien sacó un arma, le apun-tó a la cabeza, disparó, la víctima acusó el golpe, otro disparo, la víctima cayó, silencio, asomaron los curiosos.

Los asesinos fugaron sin siquie-ra cubrirse el rostro: ¿para qué, si nadie los iba a delatar? Solo dieron la vuelta en u y se fueron en una Pulsar. La vida es muerte que vie-ne, diría Borges. En el Huallaga, esa muerte viene en moto.

EL PASADO CONDENASe comentó: fue un ajuste de cuentas. Se dedujo: la víctima tenía algo que esconder. Luego se conocieron detalles relacionados al descubrimiento, en octubre del 2008, de un laboratorio donde se procesaba clorhidrato de cocaína, ubicado en una chacra del caserío Las Mercedes (cerca de Auca-yacu). Allí, los narcotraficantes habían enterrado una tonelada de acetona, un insumo para la elaboración de la droga.

La policía no la encontró, co-mo tampoco la encontraron sus dueños una vez que regresaron a buscarla. La chacra pertenecía a un familiar de Simón Urday, y era este uno de los pocos que conocía el escondite. Lo buscaron, le advir-tieron, lo amenazaron, y él no hizo caso. Por las buenas, le exigieron devolver el monto equivalente (al-rededor de US$60 mil) y nada. Por las malas, le cobraron la deuda el pasado 12 de febrero, cuando ves-tía ropa para jugar fulbito.

Con este ya son cerca de 20 los asesinatos similares registrados en el circuito Huánuco-Tingo María-Aucayacu, una muy fluida ruta del narcotráfico. Dice el fiscal Edison

Fuego cruzado en el Alto HuallagaMIENTRAS LA POLICÍA COMBATE EL TERRORISMO, EL NARCOTRÁFICO AJUSTA SUS CUENTAS

‘Artemio’

Carlos Rodríguez‘Papujo’(Principal

narcotraficante)

‘Piero’ ‘Clay’ ‘JL’

WilliamNeyra‘Loro’

HernánTapia

‘Rambo’

WilderVenancio

‘Chinchay’

Los nuevosprotagonistas

A la muerte de los lugartenientes de ‘Artemio’, pequeños narcos se aventuraron en el negocio de las drogas.

Por años, los mandos militares de Sendero Luminoso (SL) mantuvieron nexos con el narcotráfico.

SL, a través de sus mandos militares, llegó a imponer reglas en la zona. Ellos eran la ley en el mundo del narcotráfico.

En la zona, además de estos grupos pequeños, aún subsisten algunas grandes firmas que operan aunque, en la mayoría de casos, sus cabecillas están presos.

M A N D O S M I L I T A R E S

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Aparecieron nuevos inversionistas de la droga. Esto devino en ajustes de cuentas por desencuentros entre pequeños narcos.

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Zona del Alto Huallaga

Asesinos a sueldo han matado a cerca de 20 personas en lo que va del año

La mayoría de las víctimas estuvo vinculada al delito de tráfico de drogas

La lista de muertos en ma-nos de sicarios alcanza a de-lincuentes comunes: ellos también pagan sus culpas en clave de sangre.

Uno de los más conoci-dos era José Valdivia Quispe ‘Piernitas’. A él se le sindicó como integrante de la ban-da –el nombre es sugesti-vo– ‘Los dedos flojos del Monzón’, dedicada al robo, homicidio y con vinculacio-nes al tráfico de drogas. En octubre del año pasado, de-lincuentes mataron a Ronal Ramírez, cuando este inten-tó proteger a su esposa, una distribuidora de golosinas, y se acusó a ‘Piernitas’ de ha-ber brindado la información a los asaltantes. Una semana después, vinieron dos tipos en una Pulsar y le dispararon tres balazos: alguien lo había vengado y se sospechaba de un sujeto llamado ‘Chica-piernas’.

A las pocas semanas mu-rió ‘Chicapiernas’. Fuentes policiales aseguran que lo mataron los hermanos de ‘Piernitas’ y que le dispara-ron en la cara, desfigurándo-la. Así le arruinaron la vida y obligaron a la familia a velarlo con el ataúd cerrado.

Violencia extrema en todos los niveles

CRIMEN A LA VISTA DE TODOS. A Juan Carlos Simón Urday lo mata-ron frente a decenas de testigos. Había recibido amenazas de los narcos.

EDGARDO PANDURO / ARCHIVO

PROTECCIÓN. Ronderos de la localidad de Naranjillo vigilan la ruta Tingo María-Aucayacu. Por aquí circulan las mafias del tráfico de drogas.

LINO CHIPANA / ENVIADO ESPECIAL

El 4 de diciembre del 2008 la población se sumó a una multitudinaria marcha por la paz, que recorrió las princi-pales calles de Huánuco y en la que participaron las prin-cipales autoridades, empre-sarios y representantes de la sociedad civil.

EN PUNTOS

muertos aparecieron regados por las calles. Uno de los primeros asesinatos de esta oleada fue el de Nelson Neyra Jaimes, el pasado 8 de enero. Dos sicarios –siempre en una Pulsar– le dispararon cuando cerraba el local de su empresa de transportes, Brisas del Monzón. Años atrás había sufrido un aten-tado muy similar, pero sobrevivió a las balas. Esta vez no.

La Policía Antidrogas ya cono-cía el pasado de Neyra, que años atrás fue presidente del club León de Huánuco. Un atestado de ene-ro del 2007 lo sindica como pre-sunto narcotraficante tras el de-comiso de 150 kilos de cocaína en Huánuco que pertenecería a una firma de la que, según la policía, él formaba parte. Fuentes judicia-les de Huánuco comentan que la familia de Neyra no quiso colabo-rar con las investigaciones, que no dijeron nada. Que ese silencio ali-mentó las suspicacias.

“El sicariato se volvió un nego-cio”, comenta un policía de la Di-rincri. Y rentable, además, porque las muertes se sucedieron.

El 12 de febrero –el mismo día de la muerte de Simon Urday en Aucayacu– aparecieron los cadá-veres de Julio César Campoverde Valle ‘Gato’ y de un sujeto conoci-do como ‘Culón’, ambos con balas en la cabeza y con denuncias por tráfico de drogas sobre la espalda. La policía supo del crimen porque al Frente Policial Huallaga llegó un sujeto identificado como Joel Carvajal y contó lo sucedido. Los asesinos secuestraron a los tres y los trasladaron desde Puerto Pizana (cerca de Tocache) has-ta Santa Cruz (al norte de Tingo María). Carvajal logró escapar de una muerte segura forcejeando con uno de los secuestradores y huyendo por el monte, pero a los otros dos les dispararon en la ca-beza: quisieron asegurarse.

BALAS PEDIDASToda muerte violenta genera preguntas, más aun si viene en-cadenada a otras similares. Desde la jefatura del Frente Policial Hua-llaga, el general Ítalo Perochena tiene su propia lectura.

Las muertes de Héctor Aponte Sinaragua ‘Clay’, Epifanio Espíritu Acosta ‘JL’ y Juan Laguna Domín-guez ‘Piero’, los mandos militares que ‘Artemio’ perdió, vinieron con rumores respecto de que los infor-mantes de la policía habían llega-do hasta el entorno más familiar, por así decirlo, del líder sende-rista. “‘Artemio’ quiere limpiarse de cualquier posible delator por-que se siente rodeado, ‘sicoseado’. Si sospecha de alguno, lo ‘quie-bra’”, sostiene Perochena.

En términos económicos, un ajuste de cuentas implica regula-rizar el saldo de una cuenta. En términos criminalísticos, ese sal-do lo determina el asesino. En el Alto Huallaga, ese saldo –la vida– no vale nada. n

RICARDO LEÓNEnviado especial

Entre las últimas semanas de diciembre del 2008 y las prime-ras de este año, en plena efer-vescencia criminal, la policía de Huánuco sufrió varios cambios.

Al mando del Frente Policial Huallaga llegó el general PNP Ítalo Perochena (antes fue jefe en Arequipa), en reemplazo del general PNP Edwin Palomino. Poco después, la Región Terri-torial Policial Huánuco la ocu-pó el coronel PNP Máximo Sán-chez, quien reemplazó al coronel Marlon Savitzky.

Fuentes policiales de la zo-

na comentan que, durante esta seguidilla de muertes por con-trato, las autoridades alzaron la voz y prometieron apoyo logís-tico a los policías. Pero la prome-sa se disolvió.

Ni siquiera la visita del enton-ces ministro del Interior, Remigio Hernani, el pasado 13 de febrero, sirvió para concretar esfuerzos; es más, en aquella oportunidad el ministro debió interrumpir su discurso en la plaza de armas por los gritos de la población que exi-gía más seguridad.

Dentro de esta región policial hubo también otros cambios muy comentados (y criticados desde un sector de la institución). En la Dirección de Criminalística se re-levó a varios agentes, a pesar de que algunos de ellos habían sido

felicitados pocos días antes por el nuevo comando, tras haber cap-turado días antes a peligrosos de-lincuentes.

Quien sí permanece en su puesto es el coronel PNP Juan Manuel Narbasta, jefe de la Di-visión Policial de Leoncio Pra-do. Cada noche de viernes y sá-bado, los agentes bajo el mando de Narbasta recorren Tingo Ma-ría y sus alrededores en busca de delincuentes en los bares, canti-nas y burdeles. Durante el 2008 se detuvieron a 280 personas, la mayoría de ellas con requisi-toria. Este año ya se han captu-rado a 15.

Pero aun así, el crimen sigue recorriendo Huánuco, Tingo Ma-ría y Aucayacu, ese tórrido circui-to de sangre. n

Cambian a mandos policiales en plena ola de crímenes en Huánuco

RELEVOS EN EL MOMENTO MÁS TENSO

AUTORIDAD. Escenas como esta se viven cada noche en Tingo María.

LINO CHIPANA / ENVIADO ESPECIAL

Una clara amenazaEl viernes fue hallada, en el frontis de la casa del jefe de la Dirincri-Huánuco, mayor PNP Luis Milla, una granada tipo ‘lanzapepa’ desactivada. Trascendió que en esta misma urbanización viven también dos fiscales.

‘Servicio Mazzetti’La presencia policial en la re-gión se basa en el denomina-do ‘servicio Mazzetti’ (fue la ex ministra del Interior, Pilar Ma-zzetti quien lo promovió), es decir, el patrullaje a pie como medida disuasiva.

MÁS DATOS

En la semana que pasó, el Poder Ejecutivo amplió por 60 días la declaratoria del estado de emergencia en la provincia de Leoncio Prado , y en los distritos de Monzón (provincia de Huamalíes) y Cholón (Ma-rañón).

Una región insegura

Salas –titular de la Segunda Fis-calía Provincial de Huánuco– que ni en la peor época sembrada por el terrorismo hubo tanta muer-te junta. Sobre un mueble de su oficina hay un chaleco antibalas nuevo: “Lo pedí hace unos días, por si acaso”.

Paradójicamente, la pérdida de dominio territorial de SL en esta región ha dado lugar a una proliferación de narcotraficantes de rango medio y bajo sin ningún control, sin ninguna regla. Los te-rroristas, aliados al narcotráfico,

habían impuesto una especie de ‘reglamento interno’ para las fir-mas dedicadas al tráfico ilícito de drogas y sus miembros. Pero la muerte de los principales man-dos militares de ‘Artemio’, ca-becilla del Comité Regional del Huallaga de SL, sumada a la cap-tura de varios ‘capos’ de la droga, terminó con este control del mal (ver infografía).

MUERTE POR CONTRATOEntonces, la disciplina del caos se implantó en la región y los