Francis Marion Crawford - La Calavera Que Gritaba

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La he oído gritar a menudo. No, no estoy nervioso, no; no me dejo llevar por laimaginación, y sigo sin creer en fantasmas, a menos que esto sea uno. Sea lo quesea, me odia casi tanto como odiaba a Luke Pratt, y sus gritos me estándestinados.

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  • FRANCIS MARION CRAWFORD - LA CALAVERA QUE GRITABA

    La he odo gritar a menudo. No, no estoy nervioso, no; no me dejo llevar por laimaginacin, y sigo sin creer en fantasmas, a menos que esto sea uno. Sea lo quesea, me odia casi tanto como odiaba a Luke Pratt, y sus gritos me estndestinados.Yo, en lugar de usted, no explicara nunca una historia referente a los mtodosde asesinato ms ingeniosos; nunca se puede saber si alguien, sentado en sumisma mesa, no siente cierto cansancio de su cnyugue. Me he reprochado amenudo, enrgicamente, la muerte de la seora Pratt, y supongo que tengo algunaresponsabilidad en su defuncin, si bien, el cielo es testigo, nunca le deseenada que no fuera una larga y feliz existencia. Si yo no hubiera explicadoaquella historia, quizs la seora Pratt continuara con vida. Me parece que espor esto que esa cosa me grita sus amenazas.La seora Pratt era una buena mujer; tena, bien mirado, un temperamentoagradable y una bella voz. Pero recuerdo haberla odo chillar, un da, alimaginarse que su hijo haba fallecido a causa de un disparo; el revolver sehaba disparado solo, cuando nadie lo crea cargado. Aquel chillido era elmismo, exactamente el mismo, con una especie de trino agudo al final; entiendelo que quiero decir? Claro que s.En verdad, yo no haba comprendido que el doctor y su mujer no congeniaban.Discutan de tanto en tanto, delante mo, y haba observado a menudo que ladelicada seora Pratt se enrojeca y se morda los labios con violencia paraconservar la calma, mientras Luke palideca y la atacaba con palabrasarrogantes. Acostumbraba a portarse as cuando iba a prvulos, y tambin msadelante en las diversas escuelas. Era primo mo, sabe? Por eso he venido.Despus de su muerte y de la de su hijo Charlie, en Africa del Sur, la familiaentera qued extinguida. S, el lugar es muy agradable, de lo ms convenientepara un viejo marino que ha decidido, como yo, pasar el resto de sus daspracticando la jardinera.Se recuerdan siempre los errores con mayor intensidad que las accionesinteligentes, no es cierto? Lo he observado a menudo. Cenaba con los Pratt,cierto atardecer, cuando les expliqu aquella historia destinada a generar tangrandes cambios. Era una de aquellas hmedas noches de noviembre, y la margema. Silencio! Si calla podra orla...Oye la marea? Su sonido es lgubre, no? A veces, en esta poca del ao... eh?Escuche! No tenga miedo, amigo! No ser comido. Al fin y al cabo, slo es unruido. Pero estoy contento que lo haya escuchado, porque siempre hay quien habladel viento, de mi imaginacin, o de cualquier otra cosa. Esta noche ya novolver a escucharlo, me parece; habitualmente, grita una sola vez. S, muybien! Ponga ms lea en chimenea y aada un poco de tabaco a esa mezcla que legusta. Recuerda el viejo Blauklot, el carpintero de aquel bajel alemn que nosrecogi cuando el Clontarf naufrag? Nos batamos en medio de la tempestadaquella noche, tan cmodos como en un saln, claro, y no haba tierra en unradio de quinientas millas. Y, despus, lleg aquel navo, que se alzaba y caacon la regularidad del tic-tac de un pndulo. El viejo Blauklot cantaba mientrasentraba de guardia en el velero. He pensado a menudo en aquel suceso ahora queme he quedado en tierra para siempre.S, era una noche como aquella; estaba pasando una temporada en casa, a laespera de tomar el mando del Olympia, en la que sera su primera travesa.Transcurra el ao 1892, a principios de noviembre.El tiempo era detestable. Pratt estaba con un humor de perros, y la cena, queera infame, verdaderamente infame, y adems estaba fra, para acabar deredondearlo, no contribua a mejorar el ambiente. La pobre seora estabarealmente desolada por todo aquello, e insisti en prepararnos un pastel dequeso que redimiera los nabos demasiado crudos y el cordero poco hecho. Pratt,seguramente, haba tenido un mal da. Quizs se le haba muerto algn paciente.Fuera como fuese, su comportamiento era bastante antiptico.

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  • -Mi mujer intenta envenenarme, sabe? -dijo-. Un da u otro lo conseguir.Not que esta observacin haba ofendido a la seora Pratt, e hice ver que readiciendo que la seora era demasiado inteligente para deshacerse del marido conun procedimiento tan elemental; y entonces me puse a hablar de los mtodosjaponeses: vidrio picado, pelos desmenuzados de caballo, y yo que s ms.Pratt, siendo su profesin la medicina, conoca el tema, seguramente, muchomejor que yo, pero aquella superioridad suya me provoc. Les expliqu entoncesuna historia, la de una irlandesa que haba sido capaz de asesinar tres maridosantes que sospecharan nada de ella.Ya ha odo hablar de esta historia? El cuarto marido se las compuso parapermanecer despierto y cogerla por sospresa. Fue colgada. Cmo se las ingeniabaaquella mujer? Haca tragar un somnfero al marido de turno y, cuando stedorma profundamente, le derramaba plomo fundido en las orejas con la ayuda deun pequeo embudo de cuerno... No, esto es solo el viento que silba. Nuevamentesopla viento del sur. Lo s por la calidad del sonido. Y, adems, el otro sonidonunca se produce ms de una sola vez en el transcurso una misma noche, inclusoen esta poca del ao... si llega a producirse! Era tambin noviembre. La pobreseora Pratt muri, sbitamente, en su cama, poco despus de aquella velada. Nopuedo precisar la fecha, porque la noticia me lleg, en Nueva York, en el navoque sigui al Olympia tras su primer viaje conmigo como capitn. As, ustedmandaba el Leofric aquel mismo ao? S, lo recuerdo. Qu par de tipos, usted yyo! Ya casi se cumplen cincuenta aos desde que ramos grumetes a bordo delClontarf. Ser posible olvidar algn da al viejo Blauklot y su cancin? Ja!,ja! Pero srvase, haga el favor! ste es el viejo Hulstkamp que hall en labodega cuando tom posesin de la casa..., el mismo que traje de Amsterdam paraLuke veinticinco aos atrs. Nunca lleg a beber una sola gota. Quizs ahora lesepa mal, pobre chico!Por dnde iba? Ah, s: le explicaba que la seora Pratt muri sbitamente. Lukedebi sentirse muy solo, aqu, tras aquella prdida. Yo lo visitaba de tanto entanto. Daba la impresin de estar preocupado, nervioso; me explicaba que suclientela era demasiado numerosa para atenderla l solo, pero se negaba acontratar un ayudante. Pasaron los aos. Su hijo encontr la muerte en Africadel Sur, y entonces Luke se convirti en una persona extraa. No s qu haba enl que lo haca distinto a los dems. Me parece que continu en sus cabaleshasta su muerte; no hubo quejas contra l por su labor, pero corrieronrumores...De joven Luke era rubicundo, ms bien plido, y tras la muerte de su hijocomenz a adelgazar, a adelgazarse cada vez ms, hasta el punto que su cabezaasemej una calavera cubierta de pergamino; los ojos le ardan con un brillo tanextrao que incomodaban a quien los observara.Luke posea un perro viejo, que la seora Pratt haba querido mucho y que lasegua a todas partes. Aquel magnfico bull-dog era la bestia con mejor carcterdel mundo, aunque encoga el labio superior de una forma muy pocotranquilizadora. A veces, durante la velada, Pratt y Bumble (as llamaban alperro) se sentaban y se miraban horas y horas, recordando, sin duda, los buenosviejos tiempos, los tiempos, supongo, cuando la mujer de Luke se instalaba enesta silla de brazos que usted ocupa. ste fue siempre su lugar, mientras que eldoctor se sentaba en la silla de brazos donde estoy yo ahora, Bumble seencaramaba ayudndose con las patas de la silla; se haba vuelto viejo y gordo,no poda saltar gran cosa, y los dientes le bailaban cada vez ms. Miraba aLuke, directamente a los ojos, mientras ste miraba al perro... Y el rostro deLuke pareca cada vez ms un crneo en cuyo centro brillaran dos brasas condestellos rojizos; a los cinco minutos, a veces menos, el viejo Bumble comenzabaa temblar de un extremo a otro, y, de pronto, dejaba ir un aullido espantoso,como si acabaran de golpearlo, se dejaba caer de la silla y corra a escondersebajo el bufete, y, all, gema de una manera extraa.El comportamiento del perro no tiene nada de particular para quien recuerde lamirada de Pratt en los ltimos meses. No soy nervioso, ni poseo demasiadaimaginacin, pero creo que podra haber puesto histrica a una mujer demasiadosensible... se pareca tanto a una calavera envuelta de pergamino!Lo visit el da de Navidad, al atardecer, mientras mi barco se encontraba en

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  • dique seco, lo que me dejaba tres semanas de vacaciones. Bumble no estaba, y,durante la conversacin, coment que quizs hubiera muerto.- S -contest Pratt.Encontr algo extrao en su voz, no s qu; lo observ incluso antes queprosiguiera.- Lo mat; ya no lo soportaba.Le pregunt por los detalles, aunque ya, ms o menos, haba entendido.-Tenia una manera de sentarse en la silla y de mirarme, antes de aullar...!-dijo, tembloroso-. No sufri ms, el pobre Bumble -prosigui, inmediatamente,como si yo pudiera sospechar que haba dado pruebas de crueldad-. Le drogu labebida, para dejarlo profundamente dormido, y despus lo cloroformic poco apoco para que no se sintiera morir. Desde entonces, todo va mejor.Me pregunt qu haba querido decir, ya que las palabras se le haban escapadode los labios como si no hubiera podido contenerlas. Ms tarde comprend. Queradecir que ya no escuchaba el grito con tanta frecuencia, tras la muerte delperro. Quizs crey, de principio, que se trataba del viejo Bumble, que aullabaa la luna, en el patio..., pero no es el mismo tipo de grito, verdad? Por otraparte, s lo que es, aunque Luke quizs no lo supiera. Es solo un ruido, al finy al cabo, y nunca un ruido ha matado a nadie. Pero Luke era ms imaginativo queyo. Estoy convencido que este lugar oculta algo que no puedo comprender, pero,cuando no comprendo algo, me digo que se trata de un fenmeno y no comienzo aimaginar que me matar, como pens Luke. No lo entiendo todo, realmente, y ustedtampoco; no ms que cualquier otro hombre que haya pasado largo tiempo en lamar. Se hablaba de las trombas, pongamos por caso, y no nos ponamos de acuerdosobre su naturaleza; ahora se habla de terremotos submarinos y se exponencincuenta teoras, que podran explicar los terremotos si supiramos qu son.Sufr uno, un da, y el escritorio peg contra la mampara de mi cabina. Estomismo pas al capitn Lecky; supongo que usted debe haber ledo esta historia ensu libro Reflexiones. Muy bien. Si este tipo de fenmenos se produjeran entierra, en esta habitacin, por ejemplo, un tipo nervioso hablara de espritus,de levitacin y de otras tonteras que nada quieren decir, en lugar declasificar este misterio, sencillamente, dentro la categora de los fenmenosan pendientes de explicacin. Esta es mi opinin, me sigue?Por otro lado, qu cosa puede demostrar que Luke mat a su mujer? No meatrevera nunca a sugerir una monstruosidad tal a nadie que no fuera usted. Solouna cosa inquieta: la coincidencia de que la pobre seora Pratt muriera en lacama al poco tiempo de la cena donde expliqu aquella historia. No es la nicamujer que ha muerto de esta manera. Luke fue a buscar al mdico de la parroquiavecina; los dos concluyeron que haba muerto a consecuencia de un paro cardaco.Por qu no? Es un mal muy frecuente.Haba aquello de la cuchara, claro. No he hablado nunca de ello a nadie, yconfieso que me sobresalt cuando la hall en el armario del dormitorio. Era unacuchara nueva, un tanto estropeada aunque no haba sido puesta entre las llamasms de un par de veces. Tena an, en su fondo, restos de plomo derretido. Erauna cuchara gris, manchada de impurezas. Pero esto no demuestra nada. Un mdicorural suele ser un individuo avispado que realiza toda suerte de trabajosmanuales, y Luke poda haber tenido veinte motivos diferentes para fundir unpoco de plomo en una cuchara. Le gustaba pescar en la mar, por ejemplo, y talvez necesit un pedazo de plomo para fabricarse una caa; o quizs necesitara unpeso para el reloj del saln, o cualquier otra cosa por el estilo. De todasformas, al descubrir la cuchara, sent en mi interior algo extrao, porque meacordaba de aquello que haba descrito al explicar mi historia de asesinatos.Me entiende? La cuchara me impresion, y de manera negativa. La tir. Ahora seencuentra en el fondo de la mar, a una milla del Spit y, si algn da la mareala sacara, estara tan oxidada que nadie la podra reconocer.Mire, Luke debi haberla comprado en el pueblo, aos ha..., y an hoy, elcomerciante que se la vendi no vende de otra clase. Supongo que las utilizanpara cocinar. De cualquier manera, no era conveniente que una camarera demasiadofisgona descubriera aquel utensilio manchado de plomo: se habra preguntado dequ iba la cosa, y quizs lo habra contado, en la hora del servicio, que me oyexplicar la historia durante la cena; aquella chica se cas con el hijo del

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  • fontanero del pueblo, y podra recordar no pocos detalles.Usted me entiende, verdad? Ahora que Luke Pratt est muerto y enterrado junto asu esposa, en una tumba de hombre honesto, no me gustara nada que ciertosacontecimientos ensuciaran su memoria. Los dos estn muertos, y tambin lo estsu hijo. Por otro lado, la muerte de Luke est rodeada de un misterioconsiderable.Qu misterio? Una maana lo hallaron muerto en la playa. El juez de instruccinabri una encuesta. El veredicto estableci que haba muerto a manos o entrelos dientes de alguna persona o animal desconocidos. La mitad del juradoconsider que, con probabilidad, algn perro le haba mordido la arteriatraqueal tras lanzarse sobre l; pero no haba orificios en la piel del cuello.Nadie saba a que hora haba salido Luke, ni dnde haba ido. Lo encontrarontendido de espaldas, sobre las seales de la marea alta; bajo su mano haba,abierta por completo, una vieja caja de sombreros, hecha de cartn, que habasido propiedad de su mujer. La tapa haba cado. Pareca como si Luke hubieraintentado transportar, en su interior, una calavera... Los mdicos suelenaficionarse a coleccionar este tipo de objetos. La calavera haba rodado por laarena, y se haba detenido junto la cabeza de Luke. Era una calavera bastantebonita, ms bien pequea, admirablemente proporcionada y de un perfectoblanco..., tan perfecto como la dentadura. Ms exactamente, la hilera superiorera perfecta, ya que, cuando la vi por primera vez, le faltaba la mandbulainferior.S, encontr aqu aquella calavera, cuando regres. Era blanca y pulida, como loson las calaveras que se conservan bajo cristal. La gente, aqu, no saba dedonde proceda, ni qu deban hacer con ella; de nuevo la haban metido dentrode la caja de cartn, y la haban guardado en el armario del mejor dormitorio.Naturalmente, me la ensearon cuando tom posesin de la casa. Tambin mellevaron a la playa, para mostrarme el lugar exacto donde haban encontrado elcadver de Luke; un viejo pescador me describi la posicin del cuerpo, comoyaca tendido junto a la calavera. Solo un detalle no consegua explicarse: porqu el crneo haba rodado sobre un terreno fangoso hasta la cabeza de Luke, yno, siguiendo la pendiente, hacia sus pies? En aquel instante el detalle no mellam en absoluto la atencin, pero luego he pensado con frecuencia, porqueaquel lugar es considerablente escarpado. Maana ya le acompaar, si ustedquiere..., all mismo he alzado un tmulo de piedras.Cuando Luke cay, o cuando lo hicieron caer, la caja golpe contra la arena y sutapa salt. Su contenido cay, y debera haber rodado hacia abajo. Pero no. Seencontraba cerca de la cabeza de Luke, casi tocndolo, y pareca mirarlo defrente. Ya he dicho que aquel detalle no me preocup al principio, pero despusno he podido dejar de pensar en ello, cada vez con mayor frecuencia, hasta elpunto de imaginarme la escena con tan slo cerrar los ojos. Comenc apreguntarme por qu aquel maldito objeto haba rodado hacia arriba y no alcontrario, y por qu se haba detenido cerca de la cabeza de Luke y no encualquier otro lugar, un paso ms all, pongamos por caso.Naturalmente, usted querr conocer a qu conclusin he llegado, no es as? Misconclusiones no explican para nada el fenmeno, no lo explican ms quecualquiera de las muchas ideas que he tenido. Pero, al poco, me rond por lacabeza otra cosa que me inquiet sobremanera.Oh, no hago intervenir elementos sobrenaturales! Quizs los fantasmas existan,o quizs no. Si existieran, no creo que pudiesen provocar dao alguno a losvivos, como no sea asustndolos; por lo que a m respecta, preferira habrmelascon un fantasma, de la manera que fuese, antes que con una niebla en el canal dela Mancha en un da de abundante navegacin. No. Aquello que me preocup fue unaidea estpida, nada ms; no sabra decirle cmo naci, ni cmo creci hastaconvertirse en una certeza.Pensaba en Luke y en su pobre mujer, una noche, fumando una pipa, y con ungrueso libro entre las manos, cuando me dije que aquella calavera poda ser lade la seora Pratt, y desde entonces nunca he podido quitarme esa idea de lamente. Usted, claro, me dir que esto no tiene ni pies ni cabeza, que la seoraPratt fue enterrada como buena cristiana, y que descansa en el cementerio de laparroquia; incluso me dir que es monstruoso suponer que su marido quisiese

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  • conservar aquella calavera dentro de una caja de sombrero, justo en medio deldormitorio. Ya lo s; esto lo dictan la razn, el sentido comn y las mselementales probabilidades. Pero estoy convencido de que Luke hizo aquellalocura. Los mdicos cometen, a veces, extraos actos que pondran la piel degallina a personas como usted o como yo, y que no nos parecen ni probables, nilgicos, ni tan solo humanos.Y, luego..., no lo entiende? Si aquella calavera era la de la seora Pratt,pobre mujer, la nica manera de explicar la actitud de Luke est muy clara:verdaderamente asesin a su esposa, de la misma manera que aquella mujer de lahistoria que yo les haba explicado, y tema que algn anlisis acabaraacusndolo. Yo tambin haba explicado este ltimo detalle, sabe usted?, y meparece que todo sucedi de la misma manera que hace cincuenta o sesenta aos.Los investigadores exhumaron las calaveras y encontraron un pequeo pedazo deplomo que rebotava en el interior de cada una. Fue por esto que colgaron aaquella mujer. Luke lo record, estoy seguro de ello. No quiero saber qupretenda hacer cuando tuvo aquellos pensamientos; mis inclinaciones no mellevan hacia las historias horripilantes, y no creo que a usted le gusten enespecial, no es as? No. Si le gustan, no le costar imaginar lo que falta a mirelato.Aquello debi ser siniestro, no cree? Me gustara dejar de ver aquella escenade manera tan clara, dejar de imaginar con tanta precisin lo que sucedi. Prattccgi la calavera la noche anterior al entierro, estoy seguro, tras cerrarse elfnetro, cuando la criada se durmi. Apostara que, tras separar la cabeza delcuerpo, algo puso en el fnetro para substituirla. Qu cree usted que puso bajola ropa que cubra al cadver?No me sorprende en absoluto que me interrumpa! Primero le confieso que no deseosaber lo que sucedi, y que odio pensar en historias horripilantes, y comienzo,inmediatamente despus, a describirle aquella escena como si yo la hubiesepresenciado. Incluso estoy seguro de que Pratt remplaz la cabeza con la bolsade costura de su esposa. Recuerdo muy bien aquella bolsa que la seora Prattusaba cada atardecer; era de felpa marrn y cuando estaba bien llena podallegar al tamao de..., verdad que me entiende? Pues bien, s, as sigo! Rasesi quiere, pero usted no vive aqu solo, en el lugar donde todo sucedi, y ustedtampoc explic a Luke aquella historia del plomo fundido. No soy nervioso, lorepito, pero en ocasiones comienzo a entender por qu lo son algunas personas.Pienso en todo esto cuando estoy solo; por la noche sueo con ello y, cuando esacosa chilla, le ser franco, su grito no me gusta ms que a usted, aunquedebera estar acostumbrado tras tanto tiempo...No debera estar nervioso. Navegu en un barco maldito, que tena un activsimofantasma, se lo juro! Dos tercios de la tripulacin murieron por causa de unafibre maligna antes de haber transcurrido diez das de levar anclas; yo siemprehe tenido suerte. No habr visto pocas cosas espantosas; tantas como usted, sinduda, y tantas como cualquier otro marinero. Pero nunca nada me ha obsesionadotanto como esta historia.Sabe?, he intentado librarme de ello, librarme de ese objeto. Pero no se deja.Quiere estar aqu, en su lugar, dentro de la sombrerera de la seora Pratt, enel armario del mejor dormitorio. No est contento en ningn otro lugar. Cmo los? Porque lo he intentado. No pensar usted que nunca lo he intentado?Mientras permanece aqu se conforma con gritar de tanto en tanto, por lo generaldurante esta poca del ao, pero si la sacara fuera de la casa, chillara todala noche... Ningn criado permanecera aqu ms de veinticuatro horas. Inclusocon las actuales condiciones, con frecuencia he tenido que depender de m mismoy arreglrmelas solo durante un par o ms de semanas. Ya no queda nadie en elpueblo dispuesto a pasar una noche entera bajo este techo; adems, resultaimpensable vender la propiedad, incluso alquilarla. Las viejas murmuran que, sime quedo aqu, conocer espantosas desgracias antes no transcurra demasiadotiempo.Esto no me da miedo. Usted sonre con la idea misma de que alguien sea capaz deconceder algn credito a estas habladuras. De acuerdo. Tiene razn. Es unaestupidez evidente. No le he dicho que tan slo era un sonido? Pero parecenervioso; mira a su alrededor, como si esperara encontrar un fantasma detrs de

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  • su silla.Quizs me equivoco por completo respecto a la calavera... y me gustara creerque quizs estoy equivocado... cuando me lo puedo creer. Quizs sea slo unbello espcimen que Luke recogiera quin sabe dnde, hace mucho tiempo... Y,respecto al objeto que rebota dentro de la calavera al menearla, quizs slo setrate de una piedrecilla, o un pedazo de tierra endurecida, o alguna otra cosapor el estilo. Las calaveras que han permanecido enterradas por largo tiemposuelen contener algo que hace ruido, no es as? No, nunca he intentado sacar elobjeto del interior de la calavera, sea lo que sea. Temo descubrir un trozo deplomo, me comprende? Y, de ser ste el caso, no quisiera conocer la historia...porque deseo no poseer la certidumbre. Si en verdad se tratara de plomo, yohabra asesinado a aquella mujer, como si yo mismo hubiera cometido el acto.Todo el mundo lo entendera as, me parece. Mientras no me halle ante lacertidumbre, puedo decirme para mi consuelo que la seora Pratt muri de muertenatural, y que esa magnfica calavera perteneca a Luke desde sus tiempos deestudiante en Londres. La certeza, creo, me obligara a abandonar la casa y,cuanto ms pienso en ello, ms veces me digo que debera abandonarla. Al menos,he abandonado la idea de dormir en el mejor de los dormitorios, aquel donde seencuentra el armario.Usted me pregunta por qu no he tirado la calavera al estanque; se locontestar, pero, hgame el favor, deje de llamarla espantajo..., no le gustanada que le pongan nombres.Escuche! Dios mo, qu chillido! Ya se lo haba dicho! Querido amigo, le veomuy plido. Llnese la pipa, acrquese al fuego, y tome algo ms de alcohol. Lasbebidas holandesas nunca han hecho dao a nadie. En Java vi como un alemn sebeba medio barril de Hulstkamp, en una sola maana y sin parpadear. Yo no bebodemasiado, porque con mis resfriados la bebida no me sienta demasiado bien, perousted no est resfriado y el licor no le causar dao alguno. Adems, de noche,all fuera, est demasiado hmedo. Vuelve a soplar el viento, y pronto girar asudoeste; oye el golpeteo de las ventanas? La marea debe haber cambiado, sijuzgamos por el gemido de la mar.No habramos vuelto a or nada si usted no hubiera dicho aquello. Estoy seguro.Si usted quiere explicar el fenmeno mediante una coincidencia, yo estar,naturalmente, muy contento, pero deseara que, si no le importa, dejara de ponermotes a esa cosa. Quizs la pobre seora Pratt lo oye y los eptetos laentristecen, no cree? Fantasmas? No! No podemos llamar fantasma a un objetoque se puede coger entre las manos y mirar a plena luz del da, y que suenacuando es meneado, no es as? Pero es algo capaz de or y de comprender. No lequepa la menor duda.Al instalarme aqu intent dormir en el mejor dormitorio, porque, sencillamente,aquella habitacin era la ms cmoda. Pero me vi obligado a abandonar mi idea.Era el dormitorio de los Pratt, all estaba el lecho donde ella muri, ytambin, cerca de la cabecera de la cama, a la izquierda, el armario empotrado.Es all donde la calavera quiere ser guardada, dentro de su caja de sombreros.Solo dorm en aquella habitacin durante los primeros quince das tras millegada, tuve que dejarla y ocupar el pequeo dormitorio de la planta baja,junto al gabinete de consulta, donde Luke sola pasar la noche cuando preveaque algn paciente lo enviara a buscar a altas horas de la noche.En tierra siempre he dormido bien. Ocho horas son mi dosis, desde las once de lanoche hasta las siete de la maana cuando estoy solo, y desde media noche hastalas ocho cuando tengo visita. Pero en aquella habitacin no pude conciliar elsueo hasta las tres de la madrugada..., desde las tres y cuarto para serpreciso..., como pude comprobar con mi viejo cronmetro de bolsillo, que anfuncionaba con exactitud; me despertaba a las tres y diecisiete minutos,exactamente. Me pregunto si no ser la hora en que ella muri.En aquel tiempo, el grito an no era lo que usted ha odo. Con un chillido asno habra permanecido dos noches seguidas en la habitacin. Tan slo era uncomienzo de grito, como un gemido, como una respiracin acelerada durantealgunos segundos, en el armario; era un ruido sordo que, en circunstanciasnormales, no me habra despertado, estoy seguro. Supongo que en esto usted se meparece, y que, por otra parte, esta peculiaridad es compartida por todos

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  • aquellos que hemos navegado por la mar: no existe sonido natural que nosmoleste, ni siquiera el estruendo de un velero encarado a una tormenta cuando seescora para luchar mejor contra el viento. Pero si un vulgar lpiz, en un cajonde nuestra cabina, comenzara a rebotar contra la madera, nos despertaramos alinstante, no est de acuerdo?... Usted siempre me entiende. Pues bien, dentrodel armario el ruido no era ms fuerte que el de un lpiz a la deriva en uncajn..., pero me quitaba el sueo de inmediato.Ya he dicho que se trataba de una especie de inicio de grito. S lo que quierodecir, pero es difcil explicrselo sin que crea que desvaro. Naturalmente,usted nunca podr escuchar a nadie comenzar a gritar; como mucho escucharun aliento acelerado entre los labios abiertos, entre los dientes prietos,escuchar un sonido casi inaudible que sale de manera tan sbita como discreta.Pues era as.Usted ya sabe que, en alta mar, cuando uno est en la barra del timn puedesaber cmo reaccionar el bajel con dos o tres segundos de antelacin. Losjinetes afirman lo mismo de sus monturas, pero su caso me parece menos extraoporque los caballos son seres vivos y poseen sentimientos, mientras que slo lospoetas y la gente de tierra se atreven a hablar de los barcos como de seresvivos. Pero yo siempre he notado, de una manera o de otra, que un barco, almargen de su valor como mquina que transporta determinadas cargas, es uninstrumento sensible y un medio de comunicacin entre la naturaleza y el hombre,y entre, ms particularmente, la naturaleza y el hombre que se halla en la barradel timn, si la nave es gobernada manualmente. El navo obtiene sus impresionesdirectamente del viento y la mar, de la marea y las corrientes, y las transmitea la mano del piloto, de la misma manera como, en lo alto del mstil, eltelgrafo sin hilos recoge las ondas y las transmite hacia abajo en forma demensaje.Puede ver donde quiero ir a parar; percib que dentro del armario comenzabaalgo, y con tanta viveza lo percib que logr escucharlo, aunque quizs nohubiera nada a escuchar y slo haba sido despertado por un ruido nacido de mimente. Pero el otro sonido s logr orlo. Se podra decir que aquel ruidoestaba envuelto por una caja, y que sonaba lejano como si llegara en forma deuna comunicacin telefnica a larga distancia. Saba que naca en el armario,cerca de la cabecera de la cama. Los pelos no se me pusieron de punta, ni se mehel la sangre. Sencillamente, me senta aturdido al ser despertado por algo queno posea necesidad alguna de sonar, de la misma manera que, a bordo de unnavo, un lpiz no tiene necesidad de rebotar en el cajn de la cabina. Por otrolado, no entenda nada. Supuse que el armario comunicaba con el exterior y queel viento, slo el viento, gema por la abertura, y haba emitido aquellaespecie de dbil chillido. Encend una cerilla para mirar el reloj. Eran lastres y diecisiete minutos. Despus me gir para poder dormirme sobre la orejaderecha. Es la que me funciona. Casi no oigo nada por la otra, desde el da enque, de pequeo, me choqu contra el agua al lanzarme desde lo alto del palo demesana. El proceso quizs es discutible, lo acepto, pero el resultado esbastante cmodo cuando quiero dormir rodeado de ruidos inoportunos.As transcurri la primera noche; en la siguiente el fenmeno volvi arepetirse, y tambin las otras noches, no cada noche, pero s en el mismoinstante, segundo ms segundo menos. Algunas noches dorma sobre mi oreja sana,otras no. Examin con detalle el armario sin encontrar fisura alguna por dondeel viento pudiera filtrarse: el viento o cualquier otra cosa, ya que las puertascerraban con precisin, con toda probabilidad para no dejar entrar polillas. Contoda seguridad, la seora Pratt guardaba su ropa de invierno en aquel armario,porque siempre ola a naftalina y alcanfor.A las dos semanas, ya tuve suficiente de aquellos sonidos; y eso que me habadicho que sera una estupidez dejarme impresionar por tales fenmenos y quesacara la calavera de la habitacin. Verdad que todo parece distinto a la luzdel da? Pero aquella voz iba cogiendo fuerza..., supongo que puede hablarse deuna voz..., e incluso una noche consigui llegar a m por el odo sordo. Loentend cuando estuve despierto del todo, porque mi oreja sana, en aquelmomento, se hunda en la almohada, y en aquella posicin no debera haber sidocapaz de or ni siquiera una sirena. Pero s escuch aquel grito, y me hizo

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  • perder la sangre fra..., o quizs me asust, porque estos dos estados del almase presentan juntos a menudo. Encend la luz, me levant, abr el armario, cogla sombrerera y, con todas mis fuerzas, la lanc por la ventana.Entonces se me erizaron los pelos. La cosa chill al volar, como una bala decan del calibre noventa. Cay al otro lado del camino. La noche era muy oscuray pude verla caer, pero saba que haba aterrizado mucho ms all del camino. Laventana se abre justo sobre la puerta de entrada, a quince pasos de la estacada,y el camino tiene una anchura de diez pasos. Un poco ms all hay una gruesavalla vegetal que bordea las tierras pertenecientes al presbiterio.Ya no pude dormir ms aquella noche. Quizs a la media hora de haber lanzado lasombrerera, casi seguro no ms tarde, escuch un grito, all fuera, un gritoparecido a los que hemos odo esta noche, pero peor, ms desesperado dira.Puede que mi imaginacin me la jugara, pero habra jurado que los chillidos seacercaban, se acercaban cada vez ms. Me fum una pipa paseando un buen rato deun lado a otro, luego cog un libro y comenc a leerlo; pero que me cuelguen sirecuerdo lo que le, ni siquiera el ttulo del libro, porque sonaba, aintervalos regulares, un grito que habra removido un cadver en su ataud.Poco antes del alba, alguien llam a la puerta principal. No haba ningn tipode confusin. Abr la ventana y mir abajo; esperaba encontrar algn cliente quebuscara al doctor, porque la gente, sin duda, crea que el nuevo mdico debavivir en la casa de Luke. Me sent casi aliviado al escuchar un sonido humano,tras aquellos odiosos chillidos.Resulta imposible ver la puerta desde arriba, porque la cubre un pequeo porche.Volvieron a llamar, y pregunt quien haba. Nadie contest, aunque el sonidovolvi a repetirse. Grit de nuevo, aclarando que el doctor ya no viva all. Nohubo respuesta, pero me dije que tal vez se tratara de algn viejo campesino queera sordo. As que cog la vela y baj a abrir la puerta. Ya no pensaba enaquella cosa, palabra, y casi haba olvidado los otros sonidos. Baj con laseguridad de encontrar all fuera, delante de la puerta, alguien que trajera unmensaje. Puse la vela sobre la mesa del recibidor, de manera que el viento nopudiera apagarla al abrir la puerta. Mientras manejaba la cerradura, volvieron allamar. El sonido no era ya imperioso; pareca, al contrario, vaco y extraoahora que ya no lo tena tan lejos. Recuerdo muy bien aquellas sensaciones, peroquiero convencerme de que aquellos sonidos procedan de algn cliente impacientepor entrar.Pues bien, no! All fuera no haba nadie; pero al abrir la puerta,mantenindome a un lado para mejor ver al visitante, algo rod por el suelo y sedetuvo tocando mi pie.Al sentir aquello, volv a cerrar la puerta; saba lo que era incluso antes demirarlo. No puedo decirle cmo lo saba, y aquella seguridad poda parecerirracional, ya que estaba seguro, lo recordaba, de haber lanzado el objeto alotro lado del camino. El dormitorio tiene una ventana con dos postigos que seabren de par en par, y haba cogido un buen empuje, bien calculado, cuando lolanc. Adems, al salir, al da siguiente encontr la caja al otro lado de lavalla vegetal.Me dir usted que quizs la caja se abri cuando la lanc y que tal vez cay lacalavera. Es imposible, porque nadie puede lanzar una caja vaca a tantadistancia. Esto es indiscutible. Es como intentar lanzar una bolita de papel, ouna cscara de huevo a veinticinco pasos.Cerr de nuevo la puerta, afianc la del recibidor, recog el objeto con muchocuidado y lo coloqu sobre la mesa, al lado de la vela. Realic todo esto deforma mecnica, de la misma manera que una persona en peligro logra, sinpercatarse de ello, ejecutar los gestos que la conducen a su salvacin..., amenos que haga aquello que no conviene hacer. Puede parecer extrao, pero creoque mi primer pensamiento fue si alguien poda llegar en aquel instante, yencontrarme all, en la entrada, mientras aquella cosa me tocaba el pie, untanto ladeada, fijndome con uno de sus ojos cavernosos, como si me acusara. Yla luz mezclada con sombras que la vela introduca en sus rbitas las hacaparecer, a la vez, abiertas y cerradas. Despus, la vela se apaginexplicblemente, ya que la puerta volva a estar cerrada y yo no notaba el msmnimo soplo del viento. Sacrifiqu, con toda seguridad, al menos media docena

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  • de cerillas para volver de nuevo a encenderla.Me sent con brusquedad, sin saber la razn. Haba experimentado un intensomiedo, y usted admitir que no es vergonzoso el estar asustado. La cosa habaregresado a su casa y quera subir y volver a meterse dentro del armario. Mequed sentado en silencio, mirando la calavera, hasta que sent con intensidadel fro. Despus cog el objeto, lo traslad al armario y lo coloqu alldentro; recuerdo, incluso, haberle hablado, prometindole devolverlo a su caja ala maana siguiente.Quiere saber si permanec en aquella habitacin hasta el alba? S, pero con unaluz encendida a mi lado, mientras fumaba y lea, para protegerme, sin duda, delmiedo..., un miedo cierto, innegable, que puede calificarse como cobarda,porque la cobarda nada tiene que ver con lo que yo senta. No podra habermequedado all solo con aquella cosa en el armario..., me habra muerto de miedo,aunque no soy ms pusilnime que los dems. Pero piense, amigo mo: sin ningunaayuda la cosa haba atravesado el camino, haba subido los escalones de laentrada y haba llamado a la puerta.Al llegar el alba, me calc las botas y sal a por la sombrerera. Me vi obligadoa buscar un buen rato por los alrededores, cerca de la carretera. Por fin,encontr la caja, abierta; colgaba al otro lado de la estacada. El cordel que larodeaba tena adheridos algunas briznas de hierba, y la tapa, que se habadesprendido, yaca en el suelo. Esto demuestra que la caja no se abri en elmomento de lanzarla, sino ms tarde; y, si no se abri en el mismo instante desalir de mi mano, aquello que contena debera haber cado al otro lado delcamino. Se da cuenta?Sub la caja al dormitorio, volv a meter la calavera en su interior, y lacerr. Cuando mi joven criada me trajo el desayuno, me pidi disculpas: tenaque marcharse, y tanto le daba si perda un mes de su paga. La mir; su caraestaba plida, con matices desagradables. Fing sorpresa al preguntar qu le ibamal; mi esfuerzo fue intil, porque ella, sencillamnete, se gir hacia m y mepregunt si tena intencin de quedarme en una casa maldita y, en casoafirmativo, por cuanto tiempo pensaba continuar viviendo, ya que, aunque ellahaba observado que yo era en ocasiones duro de odo, no consegua creer que unsordo pudiera dormir con aquellos chillidos; y si yo poda por qu me habapaseado por la casa, y abierto y vuelto a cerrar la puerta principal, entre lastres y las cuatro de la madrugada? No haba nada a contestar, pues me habaodo. Me dej librado a mi suerte. En el pueblo, aquella maana, encontr unamujer que acept venir aqu, para poner un poco de orden en la casa y hacerme lacomida, con la condicin de volver a su casa cada noche. Abandon el dormitorioaquel mismo da, me instal en la planta baja y, desde entonces, no he vuelto aintentar dormir en la mejor habitacin. A los pocos das, contrat los serviciosde dos hermanas de mediana edad, dos criadas escocesas procedentes de Londres; ypor algn tiempo gozaron de tranquilidad. Les expliqu que aquel lugar era muyexpuesto, que el viento soplaba con violencia durante buena parte del otoo ydel invierno, y que aquellas circunstancias haban dado una mala reputacin a lacasa, porque los campesinos tienden a creerse las supersticiones y las historiasde fantasmas. Las dos hermanas, de rasgos duros y negrsimos cabellos, casisonrieron y me contestaron, despectivamente, que no les preocupaban losfantasmas meridionales, que haban trabajado en dos casas malditas, enInglaterra, y que slo haban visto al Chico Gris, una aparicin que erarelativamente banal en Forfashire.Se quedaron aqu algunos meses y, durante todo el tiempo que vivieron en lacasa, disfrutamos de paz y silencio. Una de ellas an vive por aqu, pero antesde final de ao se marchar con su hermana. Era la cocinera. Se cas con elsepulturero, quien trabaja en mi jardn. Esto no tiene nada de extrao. Elpueblo es pequeo, y el sepulturero no tiene demasiado trabajo. Entiendebastante de flores, suficiente como para ayudarme de manera adecuada, y para,sobre todo, realizar los trabajos ms duros de jardinera; aunque me gusta elejercicio, mis articulaciones se vuelven cada vez ms rgidas. Es un individuosobrio, silencioso, que no se mete en asuntos que no son de su incumbencia;haba enviudado cuando lleg aqu... Su nombre es Trehearn, James Trehearn. Lasdos escocesas nunca quisieron admitir que la casa estaba maldita, pero cuando

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  • volvi a soplar el viento de noviembre vinieron a avisarme de su marcha;arguyeron que la capilla, que se hallaba en la parroquia vecina, les hacacaminar demasiado, y que no podan or misa en nuestra iglesia. La ms jovenregres por la primavera y, en cuanto se publicaron las amonestaciones, se cascon James Trehearn delante del cura... Por otro lado, ya no parece tenerescrpulos, desde entonces, para escuchar su prdica. Si ella est contenta, yotambin! La pareja vive en una pequea granja que da al presbiterio.Usted se pregunta, sin duda, qu relacin tiene todo esto con la historia que leexplicaba. Me encuentro tan solo que, cuando me visita algn viejo amigo, melanz a hablar, a veces, slo por el placer de or mi propia voz. Pero hay algoms que simple palabrera en esto que acabo de explicar. Fue James Trehearnquien enterr a la pobre seora Pratt, y despus a su marido, que se le uni enla misma tumba no muy lejos de su granja. sta es la relacin, en mi mente, loentiende? Est claro. James Trehearn sabe algo. Estoy seguro de que sabe algo,aunque es muy reticente.S, por la noche vuelvo a estar solo, aqu, porque la seora Trehearn duerme ensu casa; cuando me visita algn amigo, la sobrina del sepulturero viene paraocuparse de la mesa. l se lleva su mujer a casa cada atardecer, durante elinvierno, pero en el verano, cuando en el campo clarea hasta tarde, vuelve sola.No es una mujer nerviosa, pero, desde hace algn tiempo, parece estar menossegura de que los fantasmas ingleses sean indignos de la atencin de unaescocesa. No es divertida esta idea de que Escocia tenga el monopolio de losobrenatural? Yo lo llamara una extraa manifestacin del orgullo nacional; nole parece?Cuando la madera a la deriva prende bien, no existe mejor. S, encontramosbastante, porque, lamento decirlo, hay muchos naufragios en esta zona. Vive pocagente en esta costa; uno puede llevarse toda la madera que quiera solo tomndosela molestia de ir a buscarla. De tanto en tanto, Trehearn y yo cogemos una carroprestado y cargamos, entre el Spit y el pueblo. No quiero saber nada de lashogueras de carbn, mientras pueda conseguir lea de cualquier clase. Un leoacompaa, aunque solo sea un pedazo de tabln de cubierta o de maderaaserrada... Adems, la sal que lo recubre estalla en chispas bonitas; mire comosaltan..., son autnticos petardos japoneses. Palabra que un viejo compaero, unbuen fuego y una pipa son suficientes para olvidar aquella cosa, all arriba,sobre todo ahora que el viento se ha calmado. Pero slo es una pausa, porquesoplar una tempestad antes de amanecer.Le gustara ver la calavera? Le parece? No veo inconveniente alguno. No hayrazn alguna para que no pueda echarle una mirada, y seguro que no ha visto ensu vida ninguna tan perfecta, excepto por un detalle: le faltan los dos primerosincisivos de la mandbula inferior.Es cierto; an no le he hablado de esa mandbula. Trehearn la encontr en eljardn, el ltimo verano, mientras cavaba un hoyo para plantar un asplato.Sabe?, aqu los asplatos se plantan en hoyos de seis a ocho pies deprofundidad. S, s, claro, haba olvidado explicarle esto. Trehearn cavaba elsuelo con energa, como cuando abre una tumba; si usted quiere que su asplatoquede bien plantado, le aconsejo contrate a un sepulturero: estos individuossaben como debe hacerse, esto de plantar flores y arbustos!Trehearn haba llegado hasta los tres pies de profundidad, cuando hall una masablanca de cal junto a la excavacin. Observ que en aquel lugar la tierra eraalgo ms hmeda, aunque, segn deca, no haba sido removida en aos. Crey,supongo, que la cal no convena a los asplatos, de manera que comenz aromperla y a sacarla a la superficie. Estaba muy dura, me explic; estabaformada por fragmentos bastante grandes; movido por la fuerza de la costumbre,fue rompiendo los pedazos grandes a picotazos tras sacarlos del agujero. De unode los trozos rotos sali una mandbula. El sepulturero dice que l mismo rompide un golpe de pico los dos incisivos, pero la verdad es que no los encontr porningn lado. Es un entendido en la materia, ya se lo puede imaginar; afirm deun modo inmediato que aquella mandbula corresponda probablemente a una mujerjoven que conservaba todos sus dientes en el momento de fallecer. Me trajo elobjeto y me pregunt si deseaba conservarlo; si yo no lo quera, el lo arrojaraa la primera tumba que abriera en el cementerio; se trataba sin duda de una

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  • mandbula cristiana que mereca una sepultura decente. Le expliqu que losmdicos, con harto frecuencia, tiraban huesos en la cal viva para darles unbello color blanco, y que supona que el doctor se haba fabricado una especiede pozo de cal con ese fin. Y son seguridad haba olvidado aquella mandbulaall dentro. Trehearn me mir, muy tranquilo.-Tal vez ir bien con la calavera del armario de all arriba, seor -me dijo-.Quizs el doctor Pratt tir la calavera dentro de la cal para blanquearla y, alsacarla, se dej la mandbula inferior. Dentro de la cal an hay cabelloshumanos, seor.En efecto, all estaban; Trehearn tena razn. Si Trehearn no sospechaba nada,por que demonios haba sugerido que la mandbula encajaba con la calavera? Yas fue. Esto demuestra que Trehearn sabe ms de lo que est dispuesto aadmitir. Usted cree que no ech un vistazo al cadver antes de enterrarlo? O,quizs, cuando enterr a Luke en la misma tumba...Muy bien, muy bien, es intil extenderse en este tema, verdad? Le contest quedeseaba quedarme con la mandbula. La llev a la habitacin, y la coloqu en lacalavera. No haba duda posible: las dos piezas formaban un todo, como ahora.Trehearn sabe muchas cosas. Hace algn tiempo, hablbamos de volver a blanquearla cocina, y l record, casualmente, que aquel trabajo no haba vuelto ahacerse desde la semana en que la seora Pratt muri. No dijo que el albail, enaquella ocasin deba haberse dejado un poco de cal, ni que sta fuera la mismaque haba encontrado en el hoyo abierto para el asplato, pero lo pens. Sabemuchas cosas. Trehearn es de aquellas personas taciturnas que saben muy biencmo sumar dos ms dos. La tumba no est demasiado lejos de su granja, ya lo hedicho, y el tipo es increiblemente rpido cuando trabaja con el pico. Si hubieradeseado conocer la verdad, habra podido arreglrselas para descubrirla, y nadiehabra sabido nunca nada, a menos que l decidiera contarlo. En un pueblecitotranquilo como el nuestro, la gente no se va a pasar la noche al cementerio parasaber si el sepulturero trabaja o no por su cuenta entre las diez de la noche yel alba.Es horrible, cuando uno lo piensa, la determinacin reflexiva de Luke, si enverdad cometi..., su fra certidumbre de gozar de impunidad. Pero, por encimade todo, es necesario admirar la resistencia de sus nervios, porque aquelasesinato debi ser extraordinario. A veces, pienso que es horrible vivir en elmismo lugar donde sucedi todo aquello, si verdaderamente... Siempre acabo porestablecer esta condicin: si verdaderamente..., sabe?, por bien de sumemoria, y tambin, un poco, por mi propio bien.Subir a buscar la caja de aqu a un minuto. Djeme encender la pipa. No hayprisa! Hemos cenado muy temprano, y ahora slo son las once y media. No hepermitido nunca que un amigo se fuera a dormir antes de media noche, o con menosde tres vasos en el estmago... Beba todo lo que quiera, pero no beba menos queesto, en memoria de los buenos viejos tiempos.El viento vuelve a soplar, lo oye? Era solo una pausa, hasta ahora, y tendremosuna mala noche.Sucedi algo, cuando descubr que la mandbula encajaba perfectamente..., algoque me sobresalt. No me asusto con facilidad, pero a menudo he visto genteespantada, con la respiracin cortada, cuando, creyendo estar solos, descubran,al girarse de golpe, la presencia de alguien a quien no esperaban. A esto no selo puede llamar miedo. Usted no lo llamara, verdad? Pues bien, en el precisomomento que acababa de poner la mandbula en el lugar correspondiente de lacalavera, los dientes se cerraron de golpe sobre mi dedo; uno podra haber dichoque quera morderme, y debo admitir que me sobresalt, antes no comprend que,con la otra mano, haba presionado la parte superior de la calavera contra lamandbula. Le aseguro que no estaba nervioso en absoluto. Era en pleno da, unda hermoso, y el sol luca dentro del dormitorio, que era la mejor habitacinde la casa. Era absurdo ponerse nervioso de aquella manera..., slo era unasensacin errnea, aunque me hizo sentir incmodo. Era una tontera, peroaquello me hizo pensar en el extrao veredicto del jurado sobre la muerte deLuke: ...de la mano o entre los dientes de una persona o de un animaldesconocidos. Desde entoces a menudo he deseado poder examinar aquellas sealesen el cuello de Luke, aunque, anteriormente, hubiera faltado la mandbula

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  • inferior.A menudo he visto a un hombre llevar a cabo, con sus propias manos, actosinsensatos que l mismo no entenda. Un da, vi un tipo colgado de un gancho,con una sola mano, en la parte exterior de la borda, mientras, con la otra mano,se dedicaba a cortar un nudo con su navaja; lo cog en aquel momento.Navegbamos en medio del ocano, avanzando a veinte nudos. El hombre no tena lams mnima idea de lo que haca. Yo me hall en el mismo caso cuando aquellacosa me mordi los dedos. Ahora lo entiendo. Uno habra jurado que aquelloestaba vivo, y que pretenda morderme. Lo habra hecho de haber podido, porquedebe odiarme mucho, pobre cosa! En verdad cree usted que aquello que suena ensu interior es un pedazo de plomo? Bien, ahora traer la caja, y si algo, sea loque sea, le cae entre las manos, ser problema suyo! Si slo es una piedrecitao un trozo endurecido de tierra, todo este asunto se desvanecer, y me pareceque no volver a pensar nunca ms en esta calavera; pero, a veces, no soy capazde hacerme el propsito de sacar yo mismo este pedazo de algo. La sola idea depensar que podra tratarse de plomo me incomoda, y estoy convencido que lo sabrpronto. Tambin estoy convencido de que Trehearn sabe algo; pero es un tipo quenunca dice nada.Subir a buscarla. Cmo? Dice que sera mejor acompaarme? Ja! Ja! Creeusted que me dan miedo una caja de sombreros y un ruidito?Al diablo esta vela! No se encender! Parece como si esta ridcula cosaentendiera que la necesitamos. Mire esto: la tercera cerilla. Se encienden biencuando es mi pipa. Lo ve? Es una caja nueva de cerillas, y la guardo en estepote de latn, donde protejo las cosas a las que no conviene la humedad. Ah!Piensa que la mecha de la vela est demasiado hmeda? Bien, encender estaporquera en el fuego. All, al menos, no se apagar. Crepita un poco, cierto,pero quedar encendida. No quema ahora como una vela normal? Es un hecho que,aqu, las velas no son de calidad. Desconozco de dnde las traen, pero a vecesse portan de forma extraa: no dan tanta luz, la llama es verdosa y echanchispas; incluso a veces se apagan solas, y esto es, al mismo tiempo, enervantey molesto. Debe aceptarse, porque an queda para rato antes no instalen laelectricidad en nuestro pueblo. Es un brillo muy triste, no cree?Piensa usted que hara bien si le dejara la vela y tomara el quinqu? Laverdad, no me gusta llevar quinqu. Nunca se me ha caido ninguno, pero siempreme han atemorizado..., son peligrosos si lo pensamos. Adems, con el tiempo mehe acostumbrado a estas asquerosas velas.Puede apurar el vaso mientras subo. No quiero que se vaya a dormir sin, almenos, tres vasos en el estmago. Ni tan solo tendr que habrselas con laescalera, pues dormir aqu abajo, junto al gabinete de consulta que, por ahora,es mi domicilio. As est la cosa: no permito que un amigo duerma en eldormitorio de arriba. El ltimo que all durmi fue el viejo Crackenthorpe, quepas, segn cuenta, toda la noche despierto. Recuerda al viejo Crack? Se aferraa la Armada, y acaban de ascenderlo a almirante. S, ya voy, a menos que seapague la vela. No he podido evitar el preguntarle si se acordaba del viejoCrackenthorpe. Si alguien nos hubiera predicho que, de todos nosotros, aquelenclenque bobalicn hara la carrera ms brillante, todos nos habriamos echado arer. A usted y a m no nos ha ido tan mal las cosas, claro... Pero ya voy,ahora mismo. No quiero que piense que, con la charla, deseo retrasar el momentode ir. Cmo si existiera algo de lo que asustarse! De tener miedo, se loconfesara sin rodeos, y le pedira que me acompaara arriba.* * *Hela aqu! La he trasladado con muchsimo cuidado, por miedo a molestarla,pobre cosa. Mire, si sacudieramos la caja, quizs la mandbula volvera asepararse de la calavera, y de seguro esto no le gustara nada. S, la vela seha apagado mientras bajaba por la escalera, pero ha sido por culpa de unacorriente de aire que ha entrado por la ventana del rellano. Ha odo eso? S,ha sido otro grito. Dice que estoy plido? No es nada. El corazn me juegamalas pasadas, a veces, y he bajado demasiado deprisa. De hecho, sta es una delas razones por las que prefiero vivir en la planta baja.Este grito, venga de donde venga, no ha salido de la calavera, por que tena lacaja en la mano cuando he odo el chillido..., y aqu la tenemos, ahora. Hemos

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  • demostrado, pues, irrefutablemente, que es otra cosa quien profiere los gritos;nunca dud, que un da u otro conocera la causa exacta. Alguna grieta en lapared, sin duda, o alguna fisura de la chimenea, o tal vez alguna rotura en lamadera de una ventana. Todas las historias de fantasmas terminan as. Mire, mealegro de haber ido arriba y traerle el objeto, porque este ltimo gritoresuelve definitivamente la cuestin. Y pensar que he tenido la debilidad decreer que esta pobre calavera poda gritar como un ser vivo!Ahora abrir la caja, sacar el objeto, y lo examinaremos bajo la luz. Resultaespantoso recordar que la pobre mujer tena la costumbre de sentarse ah, en lasilla donde ahora est usted, una tarde tras otra, con una luz como esta.Pero..., acabo de convencerme que todo esto slo han sido tonteras, de comienzoa fin... Nada ms es una vieja calavera que Luke conservaba de su poca deestudiante y que, tal vez, sumergi en la cal para blanquearla, sin poderencontrar despus la mandbula.Sell el cordel, lo ve?, tras colocar en su lugar la mandbula inferior, yescrib algo sobre el papel. Vea..., la vieja etiqueta continua ah, la etiquetade la modista con la direccin de la seora Pratt, puesta el da que le enviaronel sombrerero; haba espacio, y escrib: Calavera que perteneci al seor LukePratt, ahora difunto. No s por qu razn escrib esto... Quizs para explicarcmo haba ido a parar a mis manos. A veces, no puedo dejar de preguntarme qutipo de sombrero guardaba la caja. De qu color le parece que podra ser?Sera un simptico sombrero primaveral, con plumas delicadas y caprichosascintas? Es extrao pensar que la misma caja contiene la cabeza que, quiz,llevaba aquellos fantasiosos ornamentos! Pero no: acabamos de convencernos deque esta calavera proviene del hospital de Londres, donde Luke realiz susprcticas. No es mucho mejor verlo bajo este prisma? No hay ms relacin entreesta calavera y la pobre seora Pratt que la existente entre mi historia delasesinato con plomo y...Dios mio! Coja el quinqu... no deje que se apague; cerrar la ventana en unsegundo... Vaya! Qu soplido del viento! Ahora se ha apagado! Ya se lo habadicho! Carece de importancia; an queda el resplandor del fuego. Vea, ya hecerrado la ventana! El pestillo estaba medio descorrido. Y las cerillas? Lasha hecho caer de la mesa el viento? Dnde diablos estn? Ah, aqu! La ventanano volver a abrirse, porque he puesto la barra, una barra como las que antes sefabricaban..., es insustituible. Ahora, busque la sombrerera, mientras yo vuelvoa encender el quinqu. Demonio de cerillas! Un sencillo encendedor de mechafuncionara mucho mejor..., deber encenderlo en el fuego..., no lo habapensado..., muchas gracias... Vaya, por fin! Pero donde est la caja? S,vulvala a poner sobre la mesa, que la abriremos.Es la primera vez que el viento hace crujir la ventana de esta manera pero esporque no la he cerrado bien. S, claro, he odo el grito. Ha parecido como sidiera la vuelta a toda la casa antes de precipitarse por la ventana. Estodemuestra que el viento es el nico culpable..., el nico culpable de toda estahistoria, no es verdad? Y, si el viento no lo es, lo ser mi imaginacin.Siempre he sido imaginativo, aunque no lo saba, sin duda. Es al envejecercuando nos conocemos y entendemos mejor, no cree?Tomar unos tragos de este Hulstkamp excepcional, aprovechando que usted sellena el vaso. La humedad de esta borrasca me ha dejado helado y, con mipropensin a los resfriados... Me dan miedo los resfriados, porque el fro, aveces, parece clavarse en todas mis articulaciones cuando me atrapa en invierno.

    Caramba! Esto es casualidad! Encender otra pipa, ahora que todo parececalmado alrededor, y luego abriremos la caja. Estoy muy contento de haberescuchado, los dos, ese ltimo grito mientras la calavera permaneca sobre lamesa, entre usted y yo, porque una cosa no puede hallarse en dos sitiosdiferentes al mismo tiempo, y el grito vena, con toda seguridad, del exterior,como es el caso de todos los sonidos del viento. A usted le parece haber odo ungrito atravesar la habitacin al abrirse la ventana con tanta violencia. S, am tambin, pero era natural, no?, porque todo estaba abierto. No hemos odonada ms que el viento, claro. Qu ms podamos esperar?Eche una ojeada aqu, haga el favor, antes no abramos la caja quiero que

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  • compruebe que el sello est intacto. Necesita mis gafas? Ah, ya tiene lassuyas. Muy bien. El sello est intacto, y debe poderse leer con facilidad laspalabras grabadas en la cera: Suave, lentamente; es una alusin al poema Elviento del mar occidental, que ruega al viento que me lo vuelva a traer ycosas parecidas. Aqu tengo el sello original, en la cadena del reloj, donde lollevo desde hace cuarenta aos. Me lo regal mi esposa, pobrecilla, antes decasarnos, y nunca he llevado otro. Esto era muy propio de ella, que le gustaranestas palabras..., siempre le gust Tennyson.Es intil cortar el cordel, porque est fijado a la caja; me conformar conromper la cera y desatar el nudo, y luego volveremos a sellarlo. Mire, megustar saber que esta cosa est intacta, en su lugar, y que nadie puedecogerla. No se trata que sospeche que Trehearnn se meta en todo esto, perosiempre me ha parecido que sabe ms de lo que dice.Mire, he logrado desatarlo todo sin romper el cordel, aunque cuando lo sell nocre que la volvera a abrir. Mire, la tapa sale ella sola. Mire, ahora!Qu? Nada? Vaca? Se ha esfumado! La calavera se ha esfumado!No, no me pasa nada grave. Slo intento centrar mis ideas. Todo esto es muyextrao. Estoy seguro de que la calavera se encontraba dentro de la caja cuandola sell la primavera pasada. No lo puedo haber imaginado; no es posible. Si detanto en tanto me emborrachara con los amigos, podra aceptar haberme equivocadoalguna vez, tras beber en exceso. Pero no bebo, ni he bebido nunca. Una pinta decerveza durante la cena, un poco de ron antes de acostarme, esto es todo lo quebeba en mis mejores tiempos. Me parece que siempre somos los pobres individuosconstantemente sobrios quienes acaparamos las crisis reumticas y de gota! S,mi sello estaba intacto, y la caja est vaca. Es muy extrao.Pero esto no puede ser! No es lgico. Mi opinin es que hay algo de sospechosoen este asunto. Y no me hable de manifestaciones sobrenaturales, por que no creoen ellas..., nada, en absoluto. Alguien debe haber tocado el sello y robado lacalavera. A veces, cuando en el verano salgo a trabajar al jardn, dejo el relojy la cadena sobre la mesa. Trehearn ha tenido ocasin de coger el sello durantecualquiera de estos momentos y utilizarlo sin miedo: l sabe que yo no suelollegar antes de una hora, como mnimo.Si no fuera Trehearn..., oh, no insine usted que aquella cosa ha sido capaz desalir sola de la caja! Si ha sido capaz debe hallarse en algn lugar de la casa,emboscada, al acecho, en algn rincn oscuro. Podemos dar con ella en cualquierinstante..., porque nos espera, nos espera en las tinieblas. Y, cuando me vea,me lanzar su grito..., me lanzar su grito en medio de la oscuridad, porque meodia, se lo digo!La caja est vaca. No estamos soando, ni usted, ni yo. Mire, la vuelvo delrevs...Qu ha sido eso? Algo ha caido de la caja cuando la he girado. Aqu, en elsuelo, a sus pies... S que est aqu, debemos encontrarlo. Aydeme aencontrarlo, amigo. Ya lo tiene? Por amor de Dios, dmelo, deprisa!Plomo! Lo saba, desde el instante que lo he odo caer. Aquel ruido sordo sobrela alfombra, saba que no poda ser nada ms. As pues, era plomo en definitiva,y Luke...Me he turbado... No estoy nervioso, se lo aseguro, solo algo turbado, eso estodo. Cualquiera lo estara. Al fin y al cabo, usted no podr decir que me dmiedo esa cosa, ya que he subido a buscarla y la he traido hasta aqu... Vaya,crea que la llevaba aqu, lo que es lo mismo, y demonios!, antes de permitirque una tontera as me trastorne, prefiero llevar la caja arriba y guardarla ensu sitio. Estoy convencido de que la pobre mujer muri de aquella manera por miculpa, porque les haba explicado aquella historia. Es esto lo que me entristecey me inquieta. A veces esperaba que nunca tendra la certidumbre, pero ahora yano puedo dudar. Vea esto!Vea! Un trozo de plomo, sin forma particular. Piense lo que hizo este pedazode plomo! No se horroriza? Luke administr a su mujer alguna droga para que sedurmiera, pero, con todo, ella debi padecer un momento de dolor abominable.Piense! Plomo hirviente que entra en el cerebro! Piense! Antes de podergritar ya estaba muerta, pero piense slo..., oh!... oh!... Otra vez!... Estoviene de fuera..., s que viene de fuera... No puedo quitarme este chillido de

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  • la cabeza!... oh!... oh!...* * *Cree usted que me he desmayado? No. Me hubiera gustado, porque as todo sehabra parado. Est muy bien el decir que esto es tan slo un ruido, y que unruido nunca ha daado a nadie. Pero tambin usted est blanco como una sbana!Slo podemos hacer una cosa, si queremos conciliar el sueo esta noche. Debemosencontrarla, volverla a meter dentro la caja y encerrarla en el armario queparece gustarle tanto. No s como sali, pero desea volver a su lugar. Por esochilla de esta manera tan espantosa esta noche. Nunca haba gritado as,nunca... Excepto la primera vez que...Enterrarla? S, si logramos encontrarla, la enterraremos, aunque nos lleve todala noche. La hundiremos seis pies bajo tierra, y compactaremos bien la tierraencima... Nunca saldr y, aunque contine chillando, difcilmente la oiremos siest tan profunda. De prisa! La linterna, y busqumosla! No debe estardemasiado lejos! Seguro que est all afuera... Estaba a punto de entrar cuandohe cerrado la ventana, lo s.S, tiene razn: estoy perdiendo el tiempo y debo volver a controlarme. No mediga nada en un par de minutos; me sentar tranquilo, cerrar los ojos yrepetir algo que me sea familiar. Es lo mejor que puedo hacer.Es menester sumar la longitud, la latitud y la distancia polar, dividir portres y restar la longitud a esta media; despus es necesario aadirle ellogaritmo de la secante de la longitud, la cosecante de la distancia polar y suseno menos la longitud... Qu le parece? No me dir que he perdido losestribos, pues mi memoria continua intacta, no?Usted objetar, claro, que esto es un recitar mecnico, y que lo aprendido en lainfancia y que hemos usado casi cada da de nuestra existencia, nunca loolvidamos. Pero es al contrario! Cuando un hombre enloquece, la parte mecnicade su espritu es la primera en deteriorarse y dejar de funcionar; uno recuerdaentonces acontecimientos que nunca se han producido, o contempla falsasrealidades..., o escucha ruidos donde slo hay silencio. Ahora bien, no es esteel caso, ni para usted ni para m, no es cierto?Venga, recojamos la linterna y registremos los alrededores. No llueve. El vientosopla como mil demonios. La linterna est en el armario, bajo la escalera, en elsaln. Siempre la he guardado a punto de funcionar, en previsin del mal tiempo.

    Dice que es intil buscarla? No entiendo cmo puede decir algo parecido. Peroes insensato el pensar enterrarla, claro..., por que no quiere ser enterrada.Quiere volver a su sombrerera, y a su armario, all arriba, pobrecilla!Trahearn la sac de la caja, ahora lo s, y rehizo luego el sello. Tal vez lallev al cementerio, sin otra intencin que proceder con correccin. Debipensar que dejara de gritar cuando se hallara yaciendo, en reposo, en la tierraconsagrada a la que pertenece. Pero ha regresado. Trehearn no es mala persona ylo supongo algo beato. No es natural y razonable todo esto, incluso agradable?Trehearn se dijo que la calavera gritaba porque no estaba enterrada de maneradecente..., con el resto del cuerpo. Pero se equivocaba. Cmo poda adivinarTrehearn que la calavera me gritaba su odio porque me detesta y porque soyresponsable del trocito de plomo que sonaba en su interior?Sostiene entonces que es intil buscarla? Absurdo! Ya le he dicho que deseaser encontrada... Ah! Qu ha sido ese golpe en la puerta? Lo oye? Toc...toc... toc..., tres veces, luego una pausa, luego otras tres veces. No loencuentra un sonido grave?Ha regresado. Antes ya haba oido este sonido. Quiere entrar, quiere subir alpiso de arriba, quiere su caja. Ahora est delante de la puerta principal.Me acompaa? La entraremos. S, debo admitir que no me gustara nada ir yo soloa abrir la puerta. La cosa rodar ella sola por el suelo y se detendr tocandomi pie, como la ltima vez, y la luz se apagar. Me he amedrentado al descubrirel pedazo de plomo y, adems, el corazn me juega malas pasadas... Quizs abusode un tabaco demasiado fuerte. Y adems admito que estoy un tanto nervioso estanoche, ms nervioso de lo que he estado nunca en mi vida.Muy bien! Venga! Vayamos con la caja, as no nos har falta volver. Oye esosgolpes? No se parecen a nada. Si usted mantiene abierta esta puerta, yo podra

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  • encontrar la linterna, bajo la escalera, slo con la iluminacin de la estancia,sin necesidad de llevar una luz al saln, all se apagara.La cosa sabe que vamos... Ah! Est impaciente por entrar. Pase lo que pase, nocierre la puerta hasta que la linterna est preparada. Supongo que volveremos atener problemas con las cerillas. Vaya! La primera ha fallado, demonio! Ya selo he dicho: quiere volver a entrar... No existe ningn otro problema. Por loque respecta la puerta, todo est bien ahora; cirrela, haga el favor. Venga asujetar la linterna, que el viento sopla fuerte all fuera, tanto que necesitarlas dos manos. As, muy bien: mantngala muy baja. An oye aquellas cosas? Yaestamos. Abrir muy poco la puerta y la retendr con el pie. Adelante!Cjala! Slo es el viento que sopla contra la puerta, nada ms... Casi pareceun huracn, aqu afuera! Ya la tiene? La caja est sobre la mesa. Un momento,djeme volver a poner la barra. Ya est!Por qu la ha lanzado dentro de la caja con tanta violencia? Eso no le gustanada, sabe?Qu me dice? Qu le ha mordido la mano? Tonteras! A usted le ha pasado lomismo que a m. Con la otra mano ha cerrado la mandbula..., se ha herido ustedmismo sin quererlo. Djeme ver. No me dir que le sale sangre? Se ha golpeadoen todos los dedos! Tiene toda la piel levantada. Le pondr una solucin defenol antes no se vaya a dormir; dicen que un rasguo hecho por el diente de uncadver puede traer complicaciones.Volvamos dentro y djeme mirar la herida a la luz. Llevar la caja; lvide lalinterna, no importa si continua encendida en el saln; adems, la necesitarpara subir. S, cierre la puerta si lo desea; la habitacin estar ms alegre,tendra ms claridad. Le contina saliendo sangre del dedo? Le traer el fenolahora mismo; pero djeme ver la calavera.Eh! Tiene una gota de sangre en la mandbula superior. En el colmillo. No esespantoso? Cuando la he visto rodar por el suelo, en el saln, me ha parecidoque mis manos casi se quedaban sin energa; me han fallado las rodillas; luegohe comprendido que era la borrasca quien la haca resbalar sobre los tabloneslisos. No me echar la culpa? No, me parece que no. Hemos crecido juntos, yjuntos hemos visto cosas de toda ndole; ambos somos capaces de reconocer quehemos sentido pnico cuando la calavera ha resbalado por el suelo hacia usted.No es nada extrao que tras esto se haya pellizcado el dedo; a m me pas lomismo de tan nervioso como estaba, y a plena luz del da, iluminado por losrayos de sol.No es sorprendente que estas mandbulas encajen con tanta perfeccin? Debe ser,supongo, por la humedad, porque cierran como tijeras. Ya he limpiado la manchade sangre, no era nada agradable de ver. No tema, que no intentar abrir estasmandbulas. No volver a jugar jams con esta pobre cosa... Sencillamente,volver a sellar la caja; a continuacin la llevaremos al piso de arriba y ladejareemos all donde quiere estar. La cera est en el bufete, cerca de laventana. Gracias. Pasar tiempo antes de que vuelva a dejar solo mi sello, nosea que Trehearn... Explicar? Yo no explico los fenmenos naturales, pero siusted prefiere creer que Trehearn haba escondido la calavera entre la maleza,que la tormenta la ha empujado hasta dejarla delante de la casa, en la puertaprincipal, y la ha hecho llamar a la pared como si deseara entrar, no estarsuponiendo nada que no sea posible, y le dar la razn.Lo ve? Podr jurar haber visto colocar el sello en esta ocasin, en el caso deque la historia volviera a repetirse. La cera une tan bien el cordel a la tapa,que ya no puede pasar un dedo entre aquel y el cartn. Est convencido? S,adems cerrar la puerta y guardar la llave en mi bolsillo, para siempre.Ahora podemos recojer la linterna y subir. Poseo cierta inclinacin a compartirsu teora, segn la cual ha sido el viento quien ha llevado la calavera ante lapuerta. Como me conozco la escalera, ir delante. Aguante la linterna a laaltura de mis pies y subamos. Cmo gime el viento, cmo sopla! Ha odo comocruja en el suelo la arena bajo los pies cuando hemos atravesado el saln?S, ya estamos ante la puerta del mejor dormitorio. Levante la linterna, hgameel favor. Por este lado, a la cabecera de la cama. He dejado la puerta delarmario abierta, cuando he cogido la caja. No le parece extrao sentir an,tras tanto tiempo, este olor peculiar de ropa de mujer? Aqu tenemos el estante.

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  • Usted ha visto cmo he dejado la caja, y ahora me ve girar la llave en lacerradura, y guardrmela en el bolsillo. Ya est!Buenas noches. Est seguro de que no necesita nada? El dormitorio nada tiene deextraordinario, pero creo que esta noche le gustar dormir ms aqu que noarriba. Si necesitara algo, llmeme. Solo nos separar un dbil tabique demadera y cal. Y aqu el viento sopla con mucha menos intensidad. Si quieretomarse un ltimo trago antes de dormir, encontrar un frasco de Hulstkamp sobrela mesa. Por segunda vez, buenas noches y, si puede, no suee con aquella cosa.* * *La siguiente noticia apareci publicada en el Penraddon News, el 23 de noviembrede 1906:MUERTE MISTERIOSA DE UN CAPITAN RETIRADOLa extraa muerte del capitn Charles Braddock ha conmocionado el pueblecito deTredcombe. Corren historias inverosmiles en relacin con las circunstancias delasesinato, unas circunstancias que continuan siendo difciles de explicar. Elcapitn retirado, que haba mandado con buena fortuna los ms rpidos eimportantes navos de una de las principales compaas martimastransatlnticas, fue hallado muerto en la cama el pasado martes por la maana,en su propio casern, a un cuarto de milla del pueblo. El mdico local lepractic una autopsia y revel que el infortunado haba sido mordido en elcuello por un agresor humano, con una violencia tal que la arteria traquealqued literalmente destrozada, siendo sta la causa del bito. Las sealesdejadas por los dientes de las dos mandbulas eran tan claras que se pudo contary comprobar que al agresor le faltaban dos incisivos inferiores. Se espera queesta particularidad permitir identificar al asesino, que slo puede tratarse deun loco peligroso fugado. La vctima, a pesar de contar con sesenta y cincoaos, estaba considerado un hombre enrgico que haba conservado sin problemassu vitalidad fsica. Es sorprendente, en consecuencia, no haber hallado en lahabitacin seal alguna de lucha; tampoco se ha podido descubrir de qu manerael asesino se introdujo en el edificio. Se han remitido anuncios a todos loscentros psiquitricos del Reino Unido, pero an no se han recibido noticias dela fuga de algn paciente.El jurado ha emitido un veredicto que se pude clasificar de singular; segn eljurado: "el capitn Braddock hall la muerte a manos o entre los dientes de unapersona desconocida". El mdico local, por lo que parece, ha aventurado lahiptesis que el loco pudiera ser una mujer, conclusin a la que ha llegado porla pequeez de las mandbulas revelada por las marcas dejadas por los dientes.Todo el asunto est rodeado de misterio.El capitn Braddock era viudo y viva solo. No dej hijos.Nota del Autor: Quien se interese por las casa malditas y los fantasmas,encontrar las fuentes de esta historia en una leyenda referida a una calavera;la leyenda se conserva en un casern llamado Bettiscombe Manor, sito, segncreo, en la costa de Dorsetshire.

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