Fortificaciones American As y La Convencion Del Patrimonio Mundial

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World Heritage

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Fortificaciones Americanas y la Convencin del Patrimonio Mundial American Fortifications and the World Heritage Convention

Reunin Internacional Campeche (Mxico) 12-15 marzo, 2004 International Meeting Campeche (Mexico) 12-15 March, 2004

World Monuments FUND

Reunin Internacional Valdivia (Chile) 19-21 enero, 2005 International Meeting Valdivia (Chile) 19-21 January, 2005

Fortificaciones Americanas y la Convencin del Patrimonio Mundial American Fortifications and the World Heritage ConventionNuria Sanz (Ed.)

Esta publicacin ha contado con la colaboracin de: This publication was prepared with the assistance of: Alcira Sandoval Ruiz

Fotografas de la portada/Cover Photos: 1. Fuerte Real de San Carlos en la Punta de Tecque, en la isla de Chilo, CHILE, 1770. (fragmento). Carlos de Berenguer (1719-1793). Biblioteca de Catalua TOP: Ms. 400/1-I. 2. Batera de San Lus, Campeche, MXICO, 2006. Xaviera Garca Durn. 3. Puertos de comunicacin con Asia, Amrica del Sur y Europa desde la Nueva Espaa, sobre un original de Thomas Cowperthwait & Co. 1851.

DisclaimerLos autores son responsables de la eleccin y presentacin de la informacin contenida en la presente publicacin. Las opiniones aqu expuestas pertenecen a los autores, no reflejan necesariamente las opiniones de la UNESCO y no comprometen en forma alguna a la Organizacin. Las denominaciones empleadas en esta publicacin y la presentacin de los datos que en ella figuran no implican, por parte de la Secretara de la UNESCO, ninguna toma de posicin respecto al estatuto jurdico de los pases, territorios, ciudades o zonas, sus autoridades, ni respecto al trazado de sus fronteras o lmites. El editor es responsable de la actividad en el Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO, en la Unidad de Amrica Latina y el Caribe y ha sido responsable de la organizacin cientfica e institucional de las dos reuniones internacionales, en colaboracin con las instituciones participantes.

DisclaimerThe authors are responsible for the choice and the presentation of the facts contained in this publication and for the opinions expressed therein, which are not necessarily those of UNESCO and do not commit the Organization. The designations employed and the presentation of material throughout this document do not imply the expression of any opinion whatsoever on the part of the UNESCO Secretariat concerning the legal status of any country, territory, city or area of their authorities, or concerning the delimitation of their frontiers or boundaries. The editor is responsible for this activity at the World Heritage Centre, Latin America and Caribbean Section and has been responsible for the scientific organization of the two international meetings in coordination with the participating institutions.

Published in 2006 by UNESCO World Heritage Centre7, place de Fontenoy 75352 Paris 07 SP France Tel : 33 (0) 1 45 68 15 71 Fax : 33 (0) 1 45 68 55 70 e-mail : [email protected] http://whc.unesco.org

Table of ContentsPrefacio ForewordFrancesco Bandarin

ndicePage 6

Editorial EditorialFortificaciones en Amrica Latina y el Caribe y la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO Fortifications in Latin America and the Caribbean and the UNESCO World Heritage List Nuria SanzPage 9 Page 37

Reunin de Expertos para la Recuperacin de Fortificaciones AmericanasCampeche (Mxico) 12-15 marzo, 2004

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Experts Meeting for the Recovery of American FortificationsCampeche (Mexico) 12-15 March, 2004

Programa Programme Lista de Expertos List of Experts Ceremonia de Apertura Opening CeremonyJorge Carlos Hurtado Valdz Gobernador del Estado de Campeche Governor of the State of Campeche Nuria Sanz Especialista de Programa, Unidad de Amrica Latina y el Caribe, Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO Programme Specialist Latin America and Caribbean Section, UNESCO World Heritage Centre Norma Barbacci Directora de Programas, World Monuments Fund Director of Programmes, World Monuments Fund Carolina Stone de Herrera Directora de Desarrollo de Recursos, Fundacin Cisneros Director of Resource Development, Cisneros Foundation Francisco Javier Lpez Morales Director de Patrimonio Mundial, Instituto Nacional de Antropologa e Historia (INAH), Mxico Director of World Heritage, National Institute of Anthropology and History (INAH), Mexico

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Patrimonio Mundial World HeritageLos valores patrimoniales de las fortificaciones del Caribe: logros, conservacin y perspectiva Tamara Blanes Las fortificaciones del Caribe Panameo: Una visin integral para su conservacin Almyr AlbaPage 80 Page 85

Ciudad Colonial de Santo Domingo, Patrimonio Cultural Mundial: sus murallas y fuertes Gustavo Lus Mor y Esteban Prieto Vicioso El Plan Director de las murallas de Ibiza Fernando Cobos Morfologa y estratos de significacin en los recintos suroeste y sur de las murallas de la Fortificacin de San Juan, Puerto Rico Hctor Francisco Santiago Cazull Puerto Rico monumental: identificacin del significado de sus fortificaciones antiguas Interpretacin y usos en el mundo moderno Milagros Flores Romn Re-fortifying the Historic Forts of Bermuda Edward Harris

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Una Mirada Diacrnica a la Historia de un Continente A Diacronic Vision to a Continents HistoryTres proyectos para la ordenacin del territorio en la Amrica Hispana de la segunda mitad del S. XVIII Carlos Sambricio El sistema de fortificaciones del Camino Real Intercontinental Juan Antonio Rodrguez Villasante y Prieto El Castillo de la Inmaculada: Breve historia y rehabilitacin Jorge E. Arellano Military architecture as a factor in the significance of Fortifications David Hansen Fortificaciones hispnicas en Chile El caso de Valdivia: Anlisis preliminar del complejo defensivo en el Pacfico sudamericano Mireya Danilo BrzovicPage 128 Page 131 Page 134 Page 139 Page 142

Fortificaciones Mexicanas Mexican FortificationsArquitectura militar de Mxico Jos Enrique Ortiz Lanz Fortificaciones y Patrimonio Mundial en Mxico y el Caribe. El caso de San Juan de Ula Francisco Lpez Morales, Francisco Martn Muoz Espejo Preservacin del patrimonio fortificado de la Ciudad de Campeche, Mxico Jos G. Buenfil Ausencias y divergencias en la historia de las fortificaciones de la Pennsula de Yucatn, Mxico Jorge Victoria Ojeda El rea de historia del proyecto integral La coleccin Historias de San Juan de Ula en la historia Pablo MonteroPage 145 Page 151 Page 158 Page 164 Page 168

Proyectos de Intervencin Intervention ProjectsThe fortifications of the island of Santa Catarina as a case study for the need of better management and sustainable conservation practices for American sites Mara Isabel Correa Kanan and Peter Widmer El Castillo de San Severino de Matanzas, Cuba: Estado actual de las acciones para su restauracin y reestructuracin Nelson Melero Lazo Fort Jefferson Dry Tortugas National Park Steve Foran and Mary Catherine Martin Un enfoque integral en la recuperacin de fortificaciones: la Fortaleza de Santiago de Arroyo de Araya, Venezuela Fernando Rodrguez RomoPage 172

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Manejo y Uso Pblico Management and Public UseField experience and recommendations for scientific and value-based management in preserving historic fortification fabric: a call for help from the field with some suggestions Deborah Marcella Rehn Experiencias de un programa socio-cultural en las fortalezas del Parque Histrico Militar Morro-Cabaa Mara de los Angeles Cordov Fernndez Cambios en el uso y percepcin del conjunto patrimonial en la ciudad de Cartagena de Indias, Colombia Claudia Fadul Rosa El desarrollo de productos tursticos en sitios de patrimonio cultural. Caso de estudio: Las fortificaciones de Amrica Latina Maria Eugenia BacciPage 194

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Relatora y Conclusiones Anexos Meeting Report and Conclusions Annexes

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Las Fortificaciones Americanas en el PacficoProyecto de Nominacin Transnacional a la Lista de Patrimonio Mundial Valdivia (Chile) 19-21 enero, 2005

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Programa Lista de Expertos PresentacionesLos ingenieros militares en Chile. Parte de un itinerario transnacional Padre Gabriel Guarda (O.S.B.) El caso de Valdivia: Complejo defensivo en el Pacfico sudamericano Ivannia Goles Amrica: un Proyecto de territorio en el S. XVIII Carlos Sambricio Las Fortificaciones del Callao y el Virreinato de Per en el S. XVIII Franco Giannuzzi Acapulco y el Galen de Manila: La Fortaleza de San Diego y su puesta en valor con las fortificaciones del Pacfico Francisco Martn Muoz Espejo Un continente a la defensiva Michel Antochiw Las defensas en el contexto del Atlntico Sur: imgenes y experiencias del patrimonio brasileo Mara Isabel Correa Kanan

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Fotografas del Evento Conclusiones

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PrefacioLas fortificaciones americanas aportan la visin de conjunto de un continente, y por ello han sido reconocidas como los escenarios propicios de la cooperacin internacional. Los resultados que aqu se presentan demuestran la necesidad de seguir trabajando por una mayor coordinacin de esfuerzos tcnicos y por una lectura compartida de la historia, tarea para la cual las fortificaciones, lejos de recurrir a su funcin original de ejercer la defensa, aproximan orillas y se comportan como puertas de entrada a los saberes del continente americano. A pesar de tratarse de fortalezas respetadas por el tiempo, las fbricas de sus paramentos y el estado de las tramas de sus conjuntos fortificados necesitan soluciones urgentes, y los daos ponen en riesgo los valores universales excepcionales por los que estos sitios fueron inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial. El mar, el desarrollo urbano y la prdida de funcionalidad han producido deterioros difciles de revertir. La temtica que aqu se presenta ha sido ya examinada en diferentes ocasiones por el Comit de Patrimonio Mundial, pero cada vez el proceso discursivo se alimenta con nuevos derroteros. En este caso, una especial llamada de atencin a la lectura histrica del proceso de pensar un continente resulta tarea inaplazable a la hora de sostener los atributos de autenticidad e integridad de los sitios ya inscritos o los que an esperan en las Listas Indicativas, que seguro encontrarn en estas pginas argumentos para definir el valor singular de su paisaje o de su razn de ser, a lo largo de las costas o territorios del interior del continente. La fortificacin prehispnica ha ocupado un lugar destacado en las discusiones, as como la necesidad de mantener formas de lectura y crtica que no pierdan la visin de conjunto. An queda mucho por hacer, pero entre las tareas pendientes bien vale destacar la necesidad de dotar a la Lista de Patrimonio Mundial de un escenario fortificado caribeo de conjunto, que aglutine una fisonoma hoy fragmentada y permita avanzar en una nominacin seriada transnacional. Del mismo modo, el grupo invita a pensar en otros mares, en especial, el Pacfico. La sinuosa vertical es otra asignatura pendiente en la Lista, otro modelo, otra forma de pensar sobre Amrica, complementaria como narracin histrica, necesaria como exigencia de universalidad. Los estados miembros de la Convencin del Patrimonio Mundial van a encontrar buenas razones para fomentar esfuerzos compartidos que articulen y completen una geografa fortificada de las Amricas en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.

Francesco Bandarin Director Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO

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ForewordAmerican Fortifications provide a unique overall vision of a continent and, for this reason, have been recognized as useful scenarios for international cooperation. The results presented here clearly show the need for a continuous effort to enable a greater coordination of technical collaboration to establish a shared reading of history. Fortifications, far from serving their original function of defence, now reduce the distance between our shores and act as gateways to stores of knowledge of the American continent. Despite the fact that certain defensive complexes have been respected by the course of time, the construction of their walls and the overall condition of fortified structures demonstrate a need for urgent solutions. Damage sustained by these structures endangers their outstanding universal value, the reason for their inscription on the World Heritage List. The sea, urban development and the loss of original function have brought about a deterioration which is difficult to reverse. The issues presented here have already been examined on a number of occasions by the World Heritage Committee; however, the discursive process is being increasingly nurtured by new courses of action. In this case, the attention to detail as regards to the historical reading of the thought processes of a continent is a task that cannot be delayed when it concerns sustaining the attributes of authenticity and integrity of sites already listed or which remain on the Tentative Lists. One finds in these pages arguments which define the singular value of fortified landscapes, their raison dtre along the coastlines or throughout the interior of the continent. Pre-hispanic fortifications have occupied a prominent position in the discussion, in an equal measure to the need for maintaining ways of revision and criticism that does not lose sight of the broader issue. There is however, still much to be done, and among the tasks pending should be emphasized the need to include on the World Heritage List a comprehensive Caribbean fortified scenario. A scenario that will bring together a new concept of fortifications that at the present time is fragmented and would allow the advancement of a transnational serial nomination. Similarly, the group extends an invitation to reflect upon other marine zones, in particular, in the Pacific Ocean. The sinuosa vertical is another outstanding grouping for potential inclusion on the List which exemplifies another way of thinking of the Americas which complements historical narration and is necessary as a demand of universality. The State Parties to the World Heritage Convention serve as a motivation for encouraging a joint effort to facilitate an articulation and a subsequent completion of a fortified geography of the Americas on the UNESCO World Heritage List.

Francesco Bandarin Director UNESCO World Heritage Centre

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EditorialFortificaciones en Amrica Latina y Caribe y la Lista de Patrimonio Mundial de la UNESCONuria SanzEspecialista de Programa Unidad de Amrica Latina y el Caribe Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO

Notre monde vient den trouver un autreMichel de Montaigne1

La nave es la heterotopa por excelencia, en las civilizaciones sin barcos, los sueos se secan.Michel Foucault2

Quines fueron los portugueses, pertenecientes a una nacin con una de las poblaciones ms pequeas de Europa pero ms familiarizados que ninguna otra con los ocanos, que respaldaron a los castellanos en las Canarias, en el Caribe, en el archipilago de las Molucas y pilotaron sus barcos a travs del Pacfico? Quines son los genoveses cuyas flotas y finanzas consolidaron la presencia espaola del Mediterrneo? Quines los africanos, que crearon la economa del Caribe y defendieron La Habana, Portobelo y Callao frente a la rapia de los extranjeros? Quines los chinos, que dominaron la economa de Manila, construyeron sus barcos y dirigieron su comercio?Henry Kamen3

Es necesario en primer lugar establecer las orillas de las aguas y evitar de esta manera que las montaas parezcan flotar.Wang Wei4

[] Ya no con la espada, sino con la pluma y el cuaderno de notas. Ya no en pos de la riqueza material, sino buscando la comprensin y el anlisis [].Alexander von Humboldt5

1. MONTAIGNE, Michel de, Essais. Journal en Italie, Pars, Pliade, 1962, libro III, captulo VI, p. 886. 2. FOCAULT, Michel, Espacios Otros, conferencia dictada en Tnez en 1967, publicada en 1984, referida en MARTN BARBERO, J.: Pensar juntos espacios y territorio, en Desterritorialidades y [No] Lugares de D. HERREA y Carlos E. JARAMILLO (editores), INER, Instituto de la Universidad de Antioquia, Medelln, 2006, pp. 17-28. 3. KAMEN, Henry, Imperio: la forja de Espaa como potencia mundial, Madrid, Aguilar, 2003, p. 559. 4. WANG WEI, Secrets pour ltude de la peinture, esthetique et peinture de paysage en Chine (Secretos para el estudio de la pintura, esttica y pintura de paisaje en China), Pars, Klincksieck, 1982, p. 69. 5. HUMBOLDT, Alexander von, Del Orinoco al Amazonas, Barcelona, Timun Mas, 1997.

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Entre la primera y la ltima cita aqu seleccionadas transcurre el propsito de esta publicacin. El 12 de octubre de 1492 se comunicaron dos orbes que nunca antes mantuvieron relacin histrica, dos mundos que no tenan referencia alguna del otro. Durante la primera Navidad celebrada en Nuevo Mundo, Coln se vio en la necesidad de reflotar la Santa Mara para salvar sus provisiones y su marinera. El mejor aliado que prest asistencia en tierra firme fue el cacique Guacanagar, quien envi sus canoas y asistentes para comenzar la descarga de la nave, a fin de acabar la tarea antes de que finalizara el da de Navidad. Los locales velaron para que nada del cargamento o del aparejo fuera robado. Tan grande result la ayuda que el almirante dej constancia en su diario de la fidelidad y la falta de codicia de aquel rey virtuoso. Coln aseguraba que el naufragio de la nave estaba predestinado porque le permitira descubrir la mina de oro de Cibao, y fundar as su primer asiento. Bartolom de las Casas confirma que de aquel gran desastre vino una gran ventura, y retoma las palabras del genovs para regocijarse en la suerte del accidente, ya que si la nave no llega a encallar, hubieran pasado de largo, por encontrarse el lugar dentro de una gran baha. El viaje no hubiera dejado gente en el sitio y no se hubieran podido recuperar pertrechos, mantenimientos ni aderezos para la fortaleza. Como la Santa Mara haba quedado descalificada para el oficio de descubrir, debido a su peso y envergadura, Coln continu su periplo con la piadosa esperanza de que los hombres que dejaba atrs encontraran la especiera con cuyos productos los Reyes Catlicos podran ir a conquistar la Casa Santa antes de tres aos, la Jerusaln redimida. Coln no haba decidido fundar un enclave en el primer viaje de los descubrimientos, ya que del nmero de hombres dependa la maniobra de sus barcos. Sin embargo, el azaroso percance permiti dar destino a las gentes de la Santa Mara, y el almirante dio rdenes para que una torre y fortaleza se erigieran en tierra y se las llamara de la Navidad en honor al da del desastre, que se haba tornado, de modo tan inesperado, en provecho (Eliot Morison, 1991, p. 422). Dicho fuerte se construy con las tablas, las cuadernas y las encapilladuras de la nave accidentada y se le dot con una gran cava o lugar de almacenamiento de vino, bizcochos, artculos de trueque, semillas y dems artilugios rescatados de la nave encallada. El sastre, el calafate, el carpintero, el tonelero, el contramaestre, el pintor del barco conocedor de ingenios, el intrprete judo converso, el secretario, los dos cirujanos y el intendente de los estrados reales se contaban entre los voluntarios afortunados para poblar el fuerte.

Sin duda, los complejos defensivos precolombinos del territorio americano eran el resultado de pericias constructivas de larga tradicin, pero destacamos este episodio porque resulta cuando menos curioso que el primer pie de Occidente en La Espaola, la primera forma de asentamiento, recibiera el nombre de fortaleza, como alusin a la primera forma para Occidente de estar en Amrica, un primer germen, un conato de uno de los patrimonios edificados ms recurrentes del territorio americano como reducto, defensa, proteccin, coraza y refugio frente a lo desconocido. Se trataba de un hito, de un inicio de permanencia, y un punto de abastecimiento que deba procurar seguridad y prever adems el escenario de los conflictos. Las fortificaciones son las protagonistas del volumen n 19 de la serie de Patrimonio Mundial. Compilamos aqu los resultados obtenidos en las dos reuniones de expertos internacionales, realizadas en Campeche (Mxico), entre el 12 y el 15 de marzo de 2004, y en Valdivia (Chile), entre el 19 y el 21 de enero de 2005, sobre las fortificaciones americanas y la Convencin del Patrimonio Mundial. Sin duda, la fortificacin puede ser considerada como uno de los patrimonios que mejor resume y asume la historia comn intercontinental de Amrica. Cada lugar fortificado aporta una significacin singular, pero la suma de todos conlleva una escala de conjunto, y sa es la pretensin del libro que el lector tiene entre sus manos. Lejos de ordenar una lectura tipolgica de parapetos, bateras, fortines, baluartes, antepechos, troneras, barbacanas, garitas y las diversas formas de artillera aparejadas, este volumen trata de situar el conjunto de fortalezas como referencia de diferencias inclusivas. Cada una es hija de una parte de la historia, con sus atribuciones estratgicas propias, con su perfil constructivo y funcional singular, pero todas ellas encuentran una articulacin narrativa en una tradicin con la que se escriben, al menos, cuatro siglos de historia en Amrica. La lectura histrica de muchas fortificaciones da cuenta de asedios, bloqueos, cercos, asaltos y tcticas de ataque y defensa que, al reunirse, obligan a una visin integradora, estableciendo entonces la significacin de sus contemporaneidades. Los captulos que aqu se presentan son un intento de explorar parmetros y proponer frmulas para identificar el valor excepcional universal, y con ello volverlas pertinentes a las expectativas de los pases miembros de la Convencin, como sitios fortificados sujetos a una lectura intercontinental, desde donde adquieren todo su sentido y su razn. Algunos de los escritos aqu publicados instauran una modalidad reflexiva que difumina fronteras, e inauguran una nueva manera de mirar, una etapa de reestructuracin conceptual del fenmeno del patrimonio fortificado.

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No faltan pginas dedicadas a la lectura detallada de los procesos de intervencin, incorporando una mirada crtica, nada autocomplaciente, sobre el estado de conservacin actual de los grandes conjuntos fortificados de Amrica. La excepcionalidad de estos lugares se acompaa de la complejidad de su mantenimiento. El paso del tiempo y los impactos climticos o antrpicos estn debilitando estructuras que se erigieron para proteger y durar y que ahora encuentran dificultades para sostenerse por s mismas. Se incorporan en el texto trabajos minuciosos en curso de realizacin, tanto en sitios inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial como en aquellos que aguardan su momento, desde los que se pueden extraer y derivar referencias para otros lugares que requieren tratamiento de urgencia. Los lugares fortificados en Amrica son espacios de vidas simultneas y de experiencia histrica comn, y es precisamente en esa clave desde la que se deben generar espacios de alianza y de cooperacin internacional tcnica/institucional en el marco de la Convencin del Patrimonio Mundial. Tal y como aparece recogido en el texto de las Directrices Prcticas para la implementacin de la Convencin6, tanto en el caso de bienes transfronterizos, o de bienes seriados, nacionales o internacionales, destaca la voluntad de trabajar conjuntamente en procesos de nominacin de bienes que pertenezcan a un mismo grupo histrico, cultural o geogrfico, a condicin de que el sistema, el conjunto, pueda atestiguar un valor universal excepcional. Las fortificaciones se adaptan bien a esos marcos de reflexin. El fenmeno de la fortificacin es un hecho multidimensional. La defensa de un continente provoc ciertas formas de identidad constructiva de escalas mltiples. Dicho fenmeno reivindica un cruce de disciplinas, un tejido intercultural que recorre su historia y su geografa, en lecturas que entretejen sistemas de competencia, pero tambin de reciprocidad. En estas pginas se entreveran lo tcnico, lo narrativo y lo reflexivo para ensayar diversos futuros posibles de cooperacin, y no slo en trminos de Patrimonio Mundial. En el caso de las rutas culturales7, conforman tambin un marco privilegiado de cooperacin que asegura la comprensin mutua, y un marco terico y metodolgico de trabajo que garantiza una aproximacin plural de la historia, en el convencimiento de que tal prctica puede contribuir a afianzar una cultura de paz entre los pases. Para justificar su inscripcin en la Lista del Patrimonio Mundial, las rutas deben definir su trazado material, su funcionalidad, y su espacialidad, y deben justificar su existencia como espacio de dilogo y de intercambio a lo largo de su historia.

La obra hace acopio de la evolucin de la historia de las fortificaciones americanas, principalmente en Amrica del Sur, en el marco de la Convencin del Patrimonio Mundial. Son sitios de mltiples destinos, desde lugares donde la vegetacin va borrando sus perfiles del imaginario colectivo hasta sitios que enarbolan la bandera nacional como representacin por excelencia del orgullo patrio. Del examen atento de la Lista de Patrimonio Mundial y de las listas indicativas se obtiene una lectura histrica que comporta dos momentos territoriales, dos secuencias histricas de dimensin continental: desde la extraccin de riqueza a la creacin de riqueza en Amrica, que a su vez genera dos formas de geometra diferentes del territorio y que requiere otras lecturas, adems de la del urbanismo, la arquitectura, la arqueologa o la ingeniera. Se presentan en estas pginas evidencias de la estrategia, logstica y tctica que respondieron a decisiones polticas en un espacio-mundo desde el siglo XVI.

Una imagen del mundoLa difusin en Europa desde 1493 de la carta de Cristbal Coln a Luis de Santngel, bajo el ttulo De insulis nuper inventis, en la que el genovs narra su primer viaje, fue el inicio de una revelacin progresiva a los cosmgrafos europeos sobre la existencia de una cuarta parte del mundo, e iba a producir un profundo impacto en la representacin antigua del ecmene, hasta entonces dividido siempre en tres mbitos. Esa nueva imagen del mundo no se instal de manera inmediata, sino que tuvo que acompaar los pasos de la asimilacin del descubrimiento o, ms exactamente, de la elaboracin de su horizonte de admisibilidad. Hubo que construir intelectual y grficamente el espacio en cuyo interior la experiencia del descubrimiento, como fuente autnoma de conocimiento legtimo, pudiera ser aprehendida y admitida, partiendo de una empresa que no dejaba de pertenecer a monarquas medievales de reinos an feudales, pero donde los aprendices de navegantes conocan astrolabios y cartas nuticas ms adecuadas a las nuevas expectativas monrquicas. De las cocas a las carabelas, la tipologa se completaba con carracas y naos. Algunos consideraron que el nuevo mundo ya haba sido conocido, como Kepler; para otros, la presencia de un cuarto continente estaba clara desde San Isidoro de Sevilla, y otros, como Mnster, pensaron que se trataba de una regin nueva, extra ptolemaecu. El genovs prob la

6. Operational Guidelines for the Implementation of the World Heritage Convention, febrero 2005, Anexo 8. 7. Operational Guidelines for the Implementation of the World Heritage Convention, febrero 2005, Anexo 3, prrafos 21-24.

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esfericidad de la Tierra, pero su error estuvo en no saber medir la cintura del globo. En 1502 Amerigo Vespucci da el anuncio del Nuevo Mundo y desde Florencia la noticia se difunde por Europa. Su carta, publicada en Venecia en 1504, bajo el ttulo de Mundus Novus, no se limita a posicionar Amrica, sino que sirve para representar todo el mundo ndico, descubierto ms all del cabo de Buena Esperanza, incluyendo la cuarta parte del mundo de la que ya hablara Ptolomeo. El orbe se abre en longitudes y anchura al oeste y el sur, y entonces el trmino Nuevo Mundo designa menos un lugar determinado que un acontecimiento el conocimiento de tierras nuevas que se situaban ms all de los mrgenes del horizonte tradicional de los navegantes, y con ello la aparicin de un discurso nuevo sobre la Tierra (Besse, 2003). Occidente se resiste a aceptarlo con prontitud, a pesar de que la navegacin atestiguaba la existencia de las antpodas. Desde los trabajos de los sabios de Saint Dieu hasta Mercator y Ortelius ha de recorrerse un siglo de representaciones cartogrficas, de implicaciones geogrficas, polticas, religiosas y antropolgicas. Un continente ignoto se instalaba como antemural de Asia. A principios de siglo XVI en los monasterios europeos se trataban todava mapas fabulosos, enmarcados con figuras mitolgicas y nubes con rostros, hasta que en Lorena (al Este de Francia) Martin Waldseemlller comienza a trabajar sobre la publicacin de la Geografa de Ptolomeo con el nuevo mapa del mundo, en donde aparece una gran masa continental de nombre Amrica. La misma carta de Vespucci mostr el escenario en el que Toms Moro hospeda su Utopa, que deja de ser desde entonces un emplazamiento sin lugar. Estimulado por Erasmo, clav en un mapa su repblica ideal. Mientras, en Polonia la lectura de la carta impulsa a Coprnico a pasar 30 aos estudiando constelaciones, hasta poder proclamar que la tierra firme de Amrica se encuentra en una posicin diametralmente opuesta a la de la hoya del Ganges, en la India. Al surgir otro continente se vuelve navegable el mar que tena cerrado Platn, (Arciniegas, 2001). Hasta entonces, tanto Asia como Europa se movan dentro de su propia esfera de accin. Y los imperios fabulosos de Oriente mantuvieron siempre una distancia respetable; los propsitos comerciales no albergaban la conquista oriental. Pero en los 40 aos posteriores a 1492 se explor desde la pennsula del Labrador hasta el estrecho de Magallanes, y la empresa fue tan enorme que ya no se habl de los descubrimientos, sino que se singulariz el evento. El descubrimiento geogrfico ayudaba a extender la duda sobre todo sistema cosmogrfico del viejo mundo conocido y entreteja pre-

guntas a la vieja ciencia, donde durante siglos apoyaron su filosofa los hombres de Occidente. Durante el siglo XVI se forma el concepto de una Tierra universal que corresponde al globo terrestre, considerado en su totalidad y habitable en todas sus superficies: un suelo universal para la existencia humana como un cuerpo homogneo, tanto desde el punto de vista fsico como matemtico. La historia de la geografa se encuentra en la necesidad de pensar una ruptura conceptual y metodolgica local para incluirse en el seno de la estructura hemisfrica universal, a travs de un largo proceso de objetivacin. El problema especfico de la geografa del siglo XVI puede enunciarse como la necesidad de definir y formalizar un marco de pensamiento y de representacin del espacio que no solamente d cuenta de una nueva talla del mundo. La racionalizacin de la experiencia del espacio se acompaa con la tarea de fabricar una nueva escala del mundo humano, que establecer una relacin distinta entre las nociones de lo prximo y lo lejano (Besse, 2003). Se trataba de una geografa mvil, fluida. Galileo introduce el primer quiebro al pensar el espacio no como localizacin de lo sagrado, lo profano, lo celeste y lo terrestre, sino como un espacio abierto y finito que deja sin anclajes a los antiguos astros. En Galileo est la semilla de un espacio extenso, que posteriormente desarrollar Descartes (Martn Barbero, 2006). La historia de la cartografa se confirma como escenario de las ambiciones humanas, segn lo expres Italo Calvino en su estudio sobre la genealoga universal de los mapas. Difcilmente podramos separar la significacin del tema que nos ocupa de la prctica de la cartografa. Con el transcurrir del tiempo hay algo de genealoga en el caso de las fortificaciones en la regin de Amrica Latina y el Caribe, que conlleva tintes innegables de filiacin formal e histrica y que teje una geopoltica de tramas de cuatro siglos. Mientras el mundo del viaje cambiaba el conocimiento de la realidad, el mundo del mapa marcaba derroteros practicables y eficaces que articulaban las relaciones entre los centros de poder. Los mapas aportaban un poder casi teraputico al hacer que los mares parecieran ms hospitalarios, sin duda por el hecho de poder disear sus orillas. Bartolom Das, Coln y Cabot rellenaron de respuestas prcticas los interrogantes de la geografa humanista del Renacimiento, y fueron eliminando de los portulanos dogmas cosmolgicos, lo inductivo y las verdades reveladas, gracias al empirismo explorador de sus periplos. Esta introduccin se escribe con un objetivo concreto: tratar de ilustrar la evolucin de los procesos de can-

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didatura y las nominaciones del Patrimonio Mundial americano fortificado, como una forma de cartografiar una secuencia de ms de 30 aos, y la significacin de esos procesos, especialmente en la regin de Amrica Latina y el Caribe (LAC). Una cartografa siempre es algo ms que la plasmacin de un territorio en un soporte de dos dimensiones. Los mapas arrojan luz sobre la concepcin de la realidad, del espacio propio o del espacio mundo. Una cartografa no slo expresa grficamente y a escala la realidad fsica de un espacio, sino que adems trata esa realidad conforme a cnones de geografa humana, de concepciones culturales y simblicas. Se trata de leer en la historia de la Convencin la interpretacin de los procesos de inscripcin y sus implicaciones en el patrimonio fortificado. La lectura pausada de la informacin recopilada por el Centro de Patrimonio Mundial de la UNESCO permite ilustrar un proceso evolutivo de conocimiento sobre la vastedad de las costas americanas, sobre la complejidad de transitar por sus mares, sobre el espionaje internacional necesario para afrontar la piratera y sobre el reconocimiento de las proezas de la ingeniera; en suma, sobre la comprensin de un enorme escenario donde las fortificaciones deban funcionar como fronteras de poderes europeos en territorios americanos. La geografa no se puede divorciar de la historia, y prueba de ello son los expedientes de candidatura de esos bienes ya inscritos. La definicin de su valor universal excepcional y la verificacin de su autenticidad e integridad han mostrado lo complejo que resulta pensar sobre el espacio y el tiempo de un continente. El descubrimiento de Amrica por parte del Viejo Mundo se fue leyendo en clave cientfica, sin dejar por ello de ser una empresa humana, y su impronta se extendi por las orillas atlnticas, conformando una especie de civilizacin litoral de bordes enfrentados, pero indisociables. A travs del patrimonio fortificado se constata no slo el encuentro de dos mundos, sino la historia de las relaciones entre cuatro continentes: Amrica, Europa, frica y Asia. Hablar de las fortificaciones en Amrica es acercarse a uno de los temas ms recurrentes del Patrimonio Mundial en la regin. Desde los albores de la historia de las candidaturas a la Lista de Patrimonio Mundial, los conjuntos fortificados, las bateras, los baluartes, los lienzos de muralla, las plazas-fuerte y los puertos fortificados son escenarios habituales en la Lista de Patrimonio Mundial en la regin de Amrica Latina y Caribe. El muro y el encintado son trazas universales urbanas evidentes en ms de 200 lugares que hoy forman parte de la Lista de Patrimonio Mundial. La muralla marca una definicin y una proteccin que dota a los espacios de una significacin fsica y cultural, desde

fuera y desde dentro. Con el correr de los tiempos, esa fisonoma ha sido constreida por el crecimiento urbano o se ha visto engullida por infraestructuras que han superado la empresa histrica anterior para conformar un medio ambiente histrico nuevo, donde la presencia fsica de lo fortificado resulta an innegable. Despus de una pausada lectura de los expedientes de candidatura, dichos escenarios se muestran como una de las expresiones culturales ms recurrentes de un continente, y con ello se hace evidente la necesidad de avanzar una reflexin internacional sobre cmo abordar el futuro de su conservacin y la significacin universal de estos lugares, mientras la Estrategia Global hace llamamientos a un esfuerzo compartido para evitar repeticiones y acercar a la Lista proposiciones y categoras de bienes hasta ahora desodas. Esta contribucin trata de avanzar razones sobre la significacin del patrimonio fortificado de Amrica y abocetar lo que an falta para completar un proceso de significacin cultural que ha marcado la singularidad histrica del continente americano. El inters por las fortificaciones americanas que nos llev a Campeche no es nuevo, los objetivos, s. Despus de la realizacin de los foros PatrimonioUniversidad en Veracruz y en Cartagena de Indias, y la reunin sobre fortificaciones americanas en el Caribe, el Centro de Patrimonio Mundial ha realizado una lectura panormica de la regin y de la presencia actual y futura del patrimonio fortificado en la Lista de Patrimonio Mundial. La necesidad de plantear una lectura de conjunto continental, el inters de situar la reflexin sobre las fortificaciones en el marco de la Estrategia Global del Patrimonio Mundial y el anlisis de las listas indicativas de la regin, ponan en evidencia una recurrencia consciente por parte de los pases a la hora de presentar candidaturas emparentadas con la historia de la Amrica fortificada. Con este fin, organizamos la reunin de Campeche en marzo de 2004, con la colaboracin de otras instituciones que han trabajado tanto en la intervencin como en la reflexin acerca de los procesos de significacin de los lugares fortificados de Amrica. Para poder avanzar en los anlisis comparativos entre fortificaciones se echaban en falta los significados histricos y geopolticos del paisaje fortificado americano. La Lista de Patrimonio Mundial contena unidades, pero a la hora de cambiar la clave y disear posibles estrategias seriadas transnacionales pareca necesario avanzar en lecturas compartidas de la historia, a escala continental o pluricontinental. Ese primer marco de anlisis permiti definir temas, asistencia y prospectiva para la reunin de Campeche.

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Lo novedoso de la intencin no empaaba la necesidad de volver a viejas tentativas. A medida que leamos los extractos de las ponencias, cada vez resultaba ms evidente la urgencia de crear un inventario comparable de tcnicas, de variantes tipolgicas o secuencias tecno-cronolgicas, as como de realizar un glosario comprensible, y practicable en el rea, respecto a un patrimonio que nos tiene acostumbrados a mezclar formas genricas, usos y funciones en la definicin de sus categoras. La reunin de Campeche surga asimismo como intento de releer la historia de las intervenciones de restauracin practicadas en el patrimonio fortificado americano. El paso de los aos ha permitido identificar los fallos de las actuaciones menos agraciadas, la esperanza de vida de las intervenciones, los tiempos de la restauracin y los esfuerzos del mantenimiento y el seguimiento. Las discusiones entabladas entre profesionales durante las dos reuniones han funcionado a modo de plataforma de cooperacin tcnica y se han discutido formas de documentar las intervenciones, bsquedas de sustitutos al coral, tcnicas de los enlucidos, mtodos para sellar rejuntes frente a las agresiones de los sulfatos, etctera. En cierta medida, los resultados que aqu se presentan son una forma de ordenar la investigacin aplicada hasta la actualidad en lugares en los que aparecen problemas recurrentes como las sedimentaciones de las bahas, los hundimientos y las grietas producidos por los embates del mar, los problemas de cimentaciones (ya sea sobre coral o arenas), las respuestas de las artes de la cal, los desplomes de los elementos estructurales, las erosiones qumicas o fsicas (oleajes, canales de navegacin), el problema de los vertidos y el estancamiento de las aguas, que fueron lugares comunes de discusin entre los profesionales responsables de las fortalezas inscritas. Las pginas que siguen muestran ejemplos ilustrativos, nunca transplantables, entre sitios inscritos o por inscribir en la Lista de Patrimonio Mundial. Las recurrencias fueron trabando los hilos de las posibles formas de cooperacin en un futuro prximo, como en el caso de la sinergia que puede establecerse entre San Juan de Ula (Mxico) y Portobelo (Panam). Hoy por hoy, las prospecciones geotcnicas, las frmulas para controlar la vegetacin, los drenajes, la reintegracin de materiales y los morteros de cal, acompaados de recalces, de diques y drsenas, requieren un seguimiento permanente, y es en este punto donde aparecen los principales talones de Aquiles de la conservacin integrada. Segn fueron llegando las comunicaciones de esta reunin, cada vez se haca ms palpable una evidencia: las intervenciones de obra fsica eran campo abonado,

con mayor o menor fortuna de resultados. Sin embargo, el proceso de significacin histrica pareca menguado. La falta de lectura comparada entre Europa y Amrica resultaba evidente, as como la necesidad de trabajar conjuntamente desde cada orilla en un corpus documental que rellenara de significacin los vacos histricos, al mismo tiempo que se profundizaba en una reflexin plural de la historia de la Amrica fortificada entre los especialistas de Patrimonio Mundial. Hablar de fortificaciones implica tambin hablar de un paisaje continental fortificado americano en el que cada unidad se inspira en el funcionamiento de un conjunto. Implica hablar de cultura de mar, de ingeniera, de comercio, de conocimiento geogrfico, de geografa poltica, de cambios tecnolgicos, del arte de la guerra y de ingenios, adems de los distintos tipos de patologas que afectan a sus paramentos y estructuras. De todos estos temas se discuti en Campeche y en Valdivia.

Horizontes compartidosLas fortificaciones siempre estuvieron presentes en el descubrimiento, ocupacin y poblamiento de Amrica. Las pginas que siguen a continuacin tratan de leer en clave histrica el papel de la defensa del continente americano desde 1492. La historia, no tanto la ciencia histrica como su objeto, consiste en una serie de desplazamientos imperceptibles (Todorov, 1982), la historia nos desplaza. En el caso americano, el concepto de frontera debe entenderse enlazado con el concepto de fluidez, movilidad, y esa aportacin se debe sin duda a la obra de Frederick Jackson Turner en The Frontier in American History, editada en 1920. De esta manera es ms fcil aprehender y explicar procesos histricos tan complejos como lo fueron el conocimiento, la invasin y la conquista de Amrica, y es ah donde la fortificacin cobra un significado fundamental. La frontera puede ser entendida entonces como espacio de interrelacin y de contacto, considerada como lugar donde se cruzan distintas influencias polticas, econmicas, sociales y culturales, como un lmite entre territorios de distinta jurisdiccin. Las fortificaciones americanas prehispnicas son el primer freno a la conquista, tal y como se constata en el caso de las culturas andinas. La frontera tambin puede ser considerada como un lmite en la expansin territorial, y en este sentido siempre implica la relacin entre el avance y el retroceso de los procesos de expansin. Hubo sitio para todas estas concepciones en Amrica. Las fortificaciones fueron marcando el ritmo del control del territorio durante tres siglos.

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El mar de las Antillas, el ro de la Plata, la frontera norte del actual territorio de Mxico son escenarios constantes de diversas formas de conflicto. Existen dos tipos de frontera mvil: la primera, cuando se trasladan a las Indias conflictos de intereses europeos, una segunda corresponde a etapas de enfrentamiento con la poblacin originaria. Durante los siglos XVI y XVII existe un centro de dominacin que est directamente relacionado con la produccin de metales preciosos que justificaba la inversin de fuertes sumas en la manutencin de los territorios. Las Antillas fueron incrementando la presencia no espaola a mediados del siglo XVI y la Corona espaola empez a invertir cuantiosas sumas en la defensa de los territorios que disminuan los beneficios provenientes de los tesoros peruanos y novohispanos. Segn recoge en su esplndida lectura histrica Armando de Ramn (1992), en marzo de 1518 Magallanes trataba de sortear otra frontera fsica y comenz su viaje para encontrar el paso que comunicara el ocano Atlntico y el otro lado del mar. Despus de enormes riesgos y de atravesar la difcil Patagonia, lleg a una masa de aguas tranquilas que recibieron el bien justificado nombre de mar Pacfico. Elcano an tuvo que soportar mayores penurias, por lo que el Pacfico en el siglo XVI fue un mar inhspito, alejado, aunque algunos conseguiran sortear sus peligros, como por ejemplo Drake. La ruta del Estrecho no poda ser considerada como un lugar que permitiera dar estabilidad a los intercambios comerciales. El peligro de un asalto a puertos y convoyes comenz a estar presente en los planes defensivos espaoles y las autoridades otorgaron mayor importancia a la defensa de las flotas que a la de las poblaciones costeras. Sin embargo, no fue hasta despus del asalto a Cartagena de Indias y al puerto de La Habana en la dcada de los cuarenta o de los asaltos a Santiago de Cuba en 1554, cuando se empez a considerar la organizacin de la defensa como un asunto prioritario. A principios del siglo XVI Espaa se vale en el arte de fortificar del extranjero, slo entre 1598 y 1599 se publican La teora y prctica de fortificacin, de Cristbal de Rojas, y Examen de fortificacin, de Diego Gonzlez de la Medina Barba. Se trata de dos obras pioneras de la arquitectura militar en Espaa que sirven de manuales para formar a soldados e ingenieros en el arte militar (Garca Melero, 2002). Comenzaba a definirse un gnero arquitectnico sin arquitecto. En 1548, en el consulado de Sevilla constataron que las ciudades indianas especialmente Santa Marta, Cartagena, Nombre de Dios y La Habana no tenan proteccin alguna. Como consecuencia de ello, John Hawkins segua haciendo incursiones en la zona en la

dcada de los sesenta, horneando el primer conato de comercio triangular. El almirante Pedro Menndez de Valds aconsej en 1562 la fortificacin de los principales puertos, y se comenz por las ciudades de Cartagena, Santo Domingo, San Juan de Puerto Rico y La Habana. Tambin recomend la fortificacin de las costas de Florida para evitar que los extranjeros pudieran instalarse en ellas. Mientras el plan se converta en realidad, Francis Drake arrasaba costas tanto antillanas como sudamericanas, y caus estragos incluso en Valparaso, en la costa del Pacfico, desde donde se dirigi a las Molucas y posteriormente a Inglaterra, bordeando frica, en 1580. En las Ordenanzas al Consejo de Indias en Valladolid (27 de agosto de 1600), Felipe III dispuso la creacin de la Junta de Guerra de las Indias. Desde que Drake asaltara Santo Domingo y Cartagena (1586), Felipe II haba ordenado que se elaborara un plan defensivo. Para ello se contrat a Juan de Texeda, los italianos Juan Bautista Antonelli, Cristbal de Roda y Claudio Ruggero, el holands Adrian Boot y el alemn Jaime Frank. Se comenz por las grandes Antillas y especialmente por La Habana, que ya haba reemplazado a Santo Domingo como base de concentracin de la armada en la Carrera de Indias. Entre 1589 y 1594 se disearon las fortalezas del Morro, Fuerza Real y San Salvador de la Punta8. Aos ms tarde Drake reapareci en el Caribe dispuesto a tomar La Habana y Cartagena de Indias, y a desarticular el comercio espaol americano para evitar que Espaa obtuviera los tesoros americanos con los que financiar sus guerras europeas; pero esta vez las defensas de La Habana fueron demasiado poderosas. No obstante, antes de regresar a Inglaterra destruy todas las defensas construidas en la Florida. En su siguiente viaje al Caribe, en 1595, la mejor defensa de Puerto Rico evit la conquista de la ciudad, pero Drake sigui hasta Nombre de Dios, donde arras el puerto en 1596, el cual nunca fue reconstruido por los espaoles. Algn tiempo despus, a su vera se construira el conjunto fortificado de Portobelo. Con la muerte de Drake se cerr una fase de las guerras de piratas y corsarios en el Caribe, que asumiran despus

8. En 1589 Antonelli traz la fortaleza y las murallas de Santo Domingo y tambin dise parte del plan de construccin de los fuertes de San Juan de Puerto Rico; en 1635 se inici la construccin de las murallas de la ciudad y su recinto slo pudo ser completado en 1782.

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distintas formas y denominaciones sin desaparecer completamente. La fortaleza ms importante del Virreinato de Nueva Espaa fue San Juan de Ula, frente al puerto de Veracruz. Los trabajos comenzaron en 1590, pero en 1683 los ataques franceses demostraron la ineficacia de sus trazos constructivos. Poco despus, se busc la forma de hacerla resistente a los asaltos y se contrat al ingeniero alemn Frank, quien en 1692 complet el conjunto con 85 piezas de artillera y cuatro morteros para dar abrigo a la armada. Campeche, puerto de exportacin del palo de tinte, fue saqueado en diversas ocasiones a finales del siglo XVI y no complet todas sus defensas hasta mediados del siglo XVII. Durante ms de un siglo se fue pasando de la necesidad al acto, y el patrimonio edificado americano necesit permanentes replanteamientos y remodelaciones para no perder su eficacia antes de que la traza fuera finalizada. De entre todos los esfuerzos constructivos es digno de destacar el conjunto de Cartagena de Indias. A finales del siglo XVI, Antonelli y Texeda concluyeron la definicin del plan de defensas: el fuerte del Boquern y el de San Matas, las defensas del arrabal de Getseman, el castillo Grande... Slo en 1657 se construy la gran obra del castillo de San Felipe de Barajas, pero, a pesar de todo su empaque, no pudo con el ataque francs, aunque posteriormente tuvo mejor suerte frente a los navos ingleses. Durante el siglo XVII los holandeses comenzaron el reconocimiento de la costa de Venezuela, a propsito de la bsqueda de sal en distintos puntos de las costas atlnticas, principalmente en las salinas de Araya. Tambin ocuparon la ciudad de San Juan de Puerto Rico y cavaron trincheras frente al Morro para obligar a claudicar a los defensores a causa del hambre. A pesar de bombardear sistemticamente el Morro, no lograron abrir brechas en sus murallas. Pero las derrotas anteriores no pueden apagar el xito conseguido por los holandeses al atacar los navos que haban zarpado el 8 de agosto de 1628 desde Veracruz. La armada de Nueva Espaa fue sorprendida por la Corona holandesa al trasladar mercaderas y la plata mexicana en la baha de Matanzas. A partir de la dcada de los aos cuarenta la presencia holandesa dio paso a la inglesa; se trataba de intentar desarticular el trfico de las flotas. Inglaterra no consigui derrotar Santo Domingo, pero s consigui hacer claudicar a Jamaica. Sin embargo, algunos de los tesoros que los ingleses no consiguieron capturar en las Antillas fueron apresados en 1662 por tres fragatas inglesas al mando de

Robert Blake en las costas de Andaluca, frente al puerto de Cdiz. Los ingleses tambin saquearon Santiago de Cuba y en 1663 hicieron lo propio con el puerto de Campeche. En 1670, desde Port Royal se dirigieron al istmo de Panam, lograron revertir el castillo de San Lorenzo de Chagres y avanzaron hasta la ciudad de Panam en 1671. En Chile los enfrentamientos afectaban a la costa pacfica desde finales de siglo XVI hasta principios de siglo XVIII por la actividad de los piratas. Otro frente se abra hacia el interior contra los indgenas, quienes decidieron confederarse en su lucha a partir de 1553. Entre los paralelos 30 y 40 latitud sur se desarroll un conflicto de larga duracin. En el primer siglo de combates destac la capacidad del pueblo mapuche para adaptarse a las tcnicas militares del enemigo en cuanto a tcticas y armamento. Poco a poco, se fue relegando la colonizacin hispana de Chile al norte del ro Bobio y se construyeron fuertes que jalonaron el curso del ro. En cuanto a la frontera pacfica, era necesario proteger el estrecho de Magallanes despus de las incursiones de Drake. Felipe II encomend a Pedro Sarmiento de Gamboa la tarea de fundar una colonia para defender el paso. Nombre de Jess y Rey Don Felipe fueron fundadas en 1584, pero las desgracias se repitieron y el sitio, despus del apresamiento de Sarmiento por piratas ingleses, pereci a su suerte, en una de las geografas ms extremas del planeta. Cavendish borde el estrecho de Magallanes en 1587, y otros tantos holandeses llegaron a las costas chilenas, desde Chilo a Valparaso. Muchas campaas blicas se emprendieron bajo el pabelln holands de diversas compaas comerciales, pero la del asiento en la ciudad de Valdivia tuvo un impacto especial. El virrey Pedro de Toledo y Leiva, marqus de Macera, equip la ms grande expedicin espaola del Pacfico, una flota de guerra de 12 galeones con piezas de artillera que iban destinadas al fuerte que iba a construirse en Valdivia. Zarp del Callao en 1644. El conjunto se sigui construyendo hasta el siglo XVIII Niebla, Amargos, Corral, isla Macera y San Francisco de Baides y se convirti en una de las plazas fuertes ms importantes de la Amrica espaola, como antemural del Pacfico. La Paz de Utrecht (1713) puso fin a la piratera del Caribe, pero este fenmeno fue reemplazado por la guerra abierta entre naciones y escuadras de guerra, cuyo teatro de operaciones fue el mar de las Antillas durante todo el siglo XVIII. Espaa tuvo que poner a buen recaudo su empresa colonial y proteger el trfico entre Espaa e Indias gracias a convoyes acompaados por naves de guerra, adems de disponer de pequeas flotas que intentaban bloquear a la piratera.

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El siglo XVIII presencia notables cambios en el territorio americano, ya que las colonias comenzaron a constituirse como slidos territorios manufactureros. Los tratados de paz fueron configurando distintos dameros de poder de las guerras europeas en Amrica: los ingleses y rusos peleaban por las costas pacficas de Amrica del Norte y llegaban hasta California, mientras que ingleses y franceses seguan disputndose la costa atlntica de Norteamrica, sin olvidar sus contenciosos de antao en el Caribe. A lo largo del siglo XVIII la plata va quedando desplazada por productos de carcter agrcola; adems, Amrica cont con una especializacin regional, de la misma manera que tambin la organizacin del espacio, la ocupacin del territorio y la fisonoma del paisaje comenzaron a regionalizarse. La minera dej de perder la fuerza que haba cohesionado hasta entonces todos los espacios coloniales (Malamud, 2005). Las colonias deban abastecer de materias primas a la metrpoli y comportarse como potenciales mercados de la produccin manufacturera metropolitana. Adems, en el siglo XVIII se inici el segundo descubrimiento de Amrica, abierto a los cientficos de todo el mundo: astrnomos, botnicos, ingenieros, naturalistas o mdicos empeados en la gran hazaa de medir la cintura de la Tierra. Jorge Juan, Antonio Ulloa, La Condamine, Bonpland, Francisco Hernndez, Loefling, todos ellos buscadores de datos tiles, movidos por la universalidad del conocimiento, pero en nombre de una nacin. Curiosamente, en sus expediciones no falt la compaa de ingenieros pertenecientes al recientemente creado Cuerpo de Ingenieros de Madrid. Ahora la exploracin del territorio buscaba formas de creacin de riqueza y no slo la manera de extraerla de sus entraas. El siglo XVIII representa el proyecto de ordenacin territorial a escala continental en Amrica. En 1724 Gernimo de Ustriz public Terica y prctica de comercio y de marina. Abogaba por seguir el modelo francs e ingls para desarrollar la industria y el comercio en Hispania, sin embargo, con la eliminacin de las cargas fiscales, el reino hispano no conseguira los mismos resultados que los pases vecinos, puesto que en ellos exista una base industrial y agrcola mucho ms slida y consolidada. Otros, como Jos del Campillo y Cosso, ministro de Felipe V, intentaban aplacar la imagen de Amrica como mero proveedor de metales, y destacaban el papel de las materias primas y su carcter de mercado para las manufacturas espaolas. En la primera mitad del siglo XVIII se puede hablar de un comercio colonial que cuenta con una parcial revitalizacin, mientras que la

guerra poco a poco fue acelerando el abandono del monopolio (Lynch, 1999). El gobierno de los Borbones comenz la poltica de recuperacin sobre el control de las riquezas y de los recursos americanos, y desde 1750 puede decirse que se inaugura un proyecto colonial de implicaciones polticas, militares y econmicas. La figura de Jos de Calpe, ministro de Indias, fue decisiva a la hora de desamericanizar la administracin de las colonias. Se trataba de conseguir una gestin menos dependiente de criollos, que defraudara las expectativas de estos ltimos al final del gobierno de Carlos III. La Corona espaola nunca tuvo una posicin militar slida en el continente americano. Slo en la primera mitad del siglo XVIII se establecieron batallones en La Habana, en Cartagena, en Santo Domingo, en Veracruz, en Panam y en San Juan, a fin de reforzar las bases en momentos de guerra. Esta poltica acab en 1786 cuando se decidi poner fin al envo de batallones espaoles a Amrica. A partir de entonces la milicia colonial sostuvo la defensa, y la americanizacin del ejrcito se consider como un riesgo que deba correrse, ya que el nuevo imperio nunca se sostuvo gracias a su podero militar. Se acabaron los tiempos del imperio fortaleza. El poder de la Corona se legitimara con la fuerza de una administracin ms eficaz en las colonias. Despus de 1750 se rompe el monopolio espaol de comercio con las Indias y Amrica empieza a intercambiar productos con el resto del mundo, consolidando el mercado interno y expandiendo sus lazos interamericanos. Slo en el siglo XVIII logr establecerse como ruta estable el cabo de Hornos, al sur de Tierra del Fuego, entre los dos ocanos. Entonces Amrica era un territorio que produca riqueza. La extraccin de metales ocupaba slo una parte de toda una nueva esfera de produccin de recursos.

En trminos de la Convencin del Patrimonio MundialDesde los esfuerzos de Nicols de Ovando en la construccin de la torre del homenaje de Santo Domingo en 1505 o las primeras fortificaciones de La Habana de 1539, contemporneas a la batera del Morro de San Juan de Puerto Rico, hasta la construccin de la fortaleza de Sans Souci en Hait en el siglo XIX, pasaron ms de tres siglos de avatares polticos en la historia de la regin (fig. 1). Buena parte de las fortificaciones inscritas fue el escenario del comercio de los primeros siglos coloniales de Europa en Amrica.

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Figura 1. Patrimonio fortificado en Amrica inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial. (MAPA 1)Pas Bermuda(Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte)

Bien cultural Ciudad histrica de Saint George y las fortificaciones relacionadas.

Inscrito 2000

Criterios C (iv)

Bolivia Colombia Cuba

Fuerte de Samaipata. Puerto, fortaleza y conjunto monumental de Cartagena de Indias. Ciudad Vieja de La Habana y su sistema de fortificaciones. Castillo de San Pedro de la Roca, Santiago de Cuba.

1998 1984 1982 1997 1982 1999 1980 1983

C (ii) (iii) C (iv) (vi) C (iv) (v) C (iv) (v) C (iv) (vi) C (ii) (iv) C (i) (iv) C (vi)

Hait Mxico Panam Puerto Rico(Estados Unidos de Amrica)

Parque Nacional Histrico: Ciudadela, Sans Souci y Ramiers. Ciudad histrica fortificada de Campeche. Fortificaciones de la costa caribea de Panam: Portobelo/San Lorenzo. Fortaleza y sitio histrico de San Juan.

Repblica Dominicana Ciudad colonial de Santo Domingo. Saint Kitts y Nevis Uruguay 11 pases Parque Nacional de la Fortaleza de Brimstone Hill. Barrio histrico de la ciudad de Colonia del Sacramento. 12 sitios

1990 1999 1995

C (ii) (iv) (vi) C (iii) (iv) C (iv)

Fuente: Unidad Amrica Latina y el Caribe. Centro de Patrimonio Mundial, UNESCO.

Resulta claro que una lectura de los expedientes de candidatura pone rpidamente en evidencia que hasta la fecha han sido inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial fortificaciones de los siglos XVI, XVII y XIX, principalmente. El siglo XVIII est pendiente de ser abordado en profundidad, en un intento de completar un fragmento esencial en la historia del continente americano. Muchas de las intervenciones que se recogen en este volumen abogan por una lectura compartida de la historia del Caribe en los siglos XVII y XVIII, y por una lectura litoral de conjunto para el Pacfico durante el siglo XVIII. Las razones de sus emplazamientos, su evolucin constructiva, su papel en la evolucin del conocimiento y el control del territorio reclaman una narracin contextual geohistrica internacional. Hasta hoy, la Lista de Patrimonio Mundial cuenta con 12 propiedades inscritas como lugares fortificados en Amrica. Si bien es cierto que encontramos los puertos

y parapetos ms significativos en la historia del descubrimiento y la colonizacin de Amrica por el Viejo Mundo, no es menos evidente que la lista contiene los escenarios esenciales para comprender la geopoltica de los siglos XVI y XVII, principalmente. Muchos de ellos forman parte de un sistema defensivo elaborado por la Corona espaola para proteger el comercio transatlntico. El acceso a los metales preciosos de las Indias perturbaba las relaciones entre todas las naciones europeas. El oro y la plata de las colonias sostenan el poder del imperio castellano, pero cualquier ventaja pasaba por el tamiz de la contraprestacin por los servicios demandados. Durante los primeros siglos de la conquista, Castilla alcanz enormes cotas de habilidad en la capacidad de aprovechar los recursos de otros. Ese colaboracionismo socav la capacidad y la responsabilidad de innovacin tecnolgica. Los conocimientos de las finanzas de los flamencos y genoveses, la experiencia

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MAPA 1?Patrimonio fortificado Patrimonio fortificado en Amrica inscrito en Amrica inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial en la Lista del Patrimonio Mundial ?en la Lista Indicativa y en la Lista Indicativa1 Bermuda(Gran Bretaa)

MXICO

4 6 9 HAIT

REPBLICA DOMINICANA 5 11 11 10 9 SAN KITTS Y NEVIS Puerto Rico(EEUU.)

7 CUBA

7 GUATEMALA EL SALVADOR 10 NICARAGUA 8 3

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1 BARBADOS 6 GRANADA GUYANA SURINAME

COSTA RICA FORTIFICACIONES INSCRITAS EN LA LISTA DE PATRIMONIO MUNDIAL (Fig.1)

VENEZUELA PANAM

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COLOMBIA BERMUDA 1. Ciudad Histrica de St. George y las Fortificaciones relacionadas (C, 2000) BOLIVIA 4 2. Fuerte de Samaipata (C, 1998) COLOMBIA 5 ECUADOR 3. Puerto, fortaleza y conjunto monumental de Cartagena de Indias (C, 1984) CUBA 4. Ciudad Vieja de La Habana y su sistema de Fortificaciones (C, 1982) 5. Castillo de San Pedro de la Roca, Santiago de PER Cuba (C, 1997) HAIT 6. Parque Nacional Histrico: Ciudadela, Sans Souci y Ramiers (C, 1982) MXICO 7. Ciudad histrica fortificada de Campeche (C, 1999) PANAM 8. Fortificaciones de la costa Caribea de Panam: Portobelo y San Lorenzo (C, 1980) PUERTO RICO 9. La Fortaleza y el sitio Histrico de San Juan (C, 1983) REPBLICA DOMINICANA 10. Ciudad colonial de Santo Domingo (C, 1990) SAN KITTS Y NEVIS 11. Parque Nacional de la Fortaleza de Brimstone Hill (C, 1999) CHILE URUGUAY 12. Barrio histrico de la ciudad de Colonia del Sacramento (C, 1995)

BRASIL

BOLIVIA 2 2 PARAGUAY

FORTIFICACIONES INCLUIDAS EN LA LISTA INDICATIVA (Fig.9)BARBADOS 1. Bridgetown y su guarnicin (C, 2005) BOLIVIA 2. Incallajta: El mayor enclave del poder en el Kollasuyo (C, 2003) CHILE 3. Complejo defensivo de Valdivia (C, 1998) ECUADOR 4. Complejo de fortificaciones precolombinas de Pambamarca (C, 1998) 5. Sitio arqueolgico de Ingapirca (C, 1998) GRANADA 6. Sistema fortificado de San Jorge (C, 2004) GUATEMALA 7. Castillo de San Felipe de Lara, Izabal (C, 2002) GUYANA 8. Fuerte Zeelandia (C, 1995) HAIT 9. Centro histrico de Jacmel (C, 2004) NICARAGUA 10. Fortaleza de la Inmaculada Concepcin/San Carlos (C+N, 1995) REPBLICA DOMINICANA 11. Centro histrico de Puerto Plata (C, 2001) VENEZUELA 12. Ciudad La Guaira (C, 1999) ARGENTINA

URUGUAY 12

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LEYENDA Fortificaciones inscritas en la Lista de Patrimonio Mundial Forificaciones incluidas en la Lista Indicativa

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de la navegacin portuguesa, el armamento italiano en el Mediterrneo y la tecnologa alemana y holandesa de la guerra pasaron factura a la Corona espaola. Castilla confi en el tributo ms que en una explotacin racional y Espaa reexport la plata de Amrica para financiar sus operaciones militares contra los pases protestantes (Rubert de Vents, 1997). Hasta la fecha, la lista de fortificaciones inscritas en Amrica Latina y el Caribe (LAC) muestra una filiacin evidente con el comercio colonial. Los casos de La Habana, Cartagena de Indias y Portobelo/San Lorenzo son esenciales para comprender la empresa colonial hispana de los siglos XVI y XVII. Han sido inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial como unidades, completando la secuencia de las singladuras de la flota de Indias. Los secretos de las corrientes y la constatacin de la existencia de vientos regulares que soplan en direccin constante, independientemente de la estacin del ao, propiciaban que las desembocaduras del Tajo y del Guadalquivir fueran necesariamente punto de partida y acceso privilegiado a gran parte del mundo. Segn el padre Jos de Acosta, en 1590 las flotas de Indias salan de Sevilla rumbo a Canarias, atravesando dificultades de varios vientos. Bajaban hasta encontrar la corriente trrida y despus la brisa (los alisios) para seguir despus navegando a popa, sin necesidad de tocar las velas, hasta la Dominica, Guadalupe, Deseada y Marigalante, donde las flotas se dividan. Las que se dirigan a Nueva Espaa ponan rumbo a La Espaola, y desde el cabo de San Antn llegaban a San Juan de Ula. La flota que se diriga a tierra firme, al reconocer la altsima sierra Tairona, tocaba en Cartagena y pasaba a Nombre de Dios; desde all, a Panam por tierra, y despus por mar hacia el sur, a Per. Al volver la flota de Per, una vez pasado San Antn, entraba en La Habana, donde se juntaba con la flota de la Nueva Espaa, que llegaba desde Veracruz. Desde este punto, las flotas regresaban juntas a Espaa, buscando altura fuera de los trpicos hasta encontrar las islas Azores o Terceras, y continuar despus rumbo a Sevilla. En La Habana, tres grandes fortalezas definen el embrin de su paisaje. Gracias a su privilegiada posicin geogrfica concentr en su puerto la flota de Indias por decisin real, para el tornaviaje a Sevilla, lo que garantizaba su crecimiento desde finales del siglo XVI. La Fuerza fue la primera construccin defensiva de la villa (a la que le sigui Fuerza Real, de geometra rigurosa y tcnica perfecta), completada por los castillos del Morro y la Punta. El amurallamiento de la ciudad prefigur la urbe futura y orient su evolucin desde finales del siglo XVII. El fuerte de San Carlos de la Cabaa y el castillo del Prncipe completaran el proyecto en el siglo XVIII. Cuba, adems, inscribi la

fortificacin de San Pedro de la Roca como incuestionable ejemplo de una privilegiada y estudiada insercin en el paisaje y de adaptacin topogrfica. Su escala y proporcin la convierten en el ejemplo ms comprensible de arquitectura militar renacentista. Con este mismo espritu fue inscrito el sitio de San Juan de Puerto Rico, como exponente de la adaptacin de la arquitectura militar europea en el Caribe. Cartagena de Indias, por su parte, inscribi una sucesin de unidades fortificadas que, desde 1533 y por obra de Pedro de Heredia y Bautista Antonelli, alcanzaron la categora de inexpugnables durante varias dcadas, conformando el sistema ms extenso y ms completo de fortificacin americana. El paso obligado en continuidad era Portobelo/San Lorenzo, en Panam, inscritos desde 1980 (fig. 2 y 3).

Plano del Castillo de San Lorenzo y desembocadura del rio Chagres.

Museo Naval (Madrid, Espaa) MN. 13-A-14

Fig. 2 San Lorenzo.

En el Atlntico, la nominacin de Colonia del Sacramento cerraba la cartografa de los grandes puertos coloniales que durante los siglos XVII y XVIII exportaban metal a Europa. A pesar de que su fisonoma no reproduce en la actualidad su inicial perfil de colonia

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Nuria Sanz, 2004

su inscripcin en la Lista de Patrimonio Mundial, Campeche sigue escribiendo captulos sobre su autenticidad y sobre el valor universal excepcional de sus fortificaciones. Nuria Sanz, 2004

Fig. 3 Portobelo.

portuguesa. La trama urbana actual y su encintado de murallas recuerda a otras tantas plazas fuertes de las colonias europeas en las Indias. En relacin a la exportacin del metal por parte de la colonia, la Lista se completa con el fuerte de Samaipata, que debe su inclusin no solamente porque se trata de una fortaleza, sino por su extraordinaria representacin de arte rupestre prehispnico, que la fortaleza protegi a lo largo del tiempo. La fortificacin bordea una manifestacin de arte rupestre de escala colosal y encinta un centro ceremonial prehispnico, protegiendo a la vez el paso de la plata de Potos. Parece como si el destino hubiera situado la roca de Samaipata en el camino de otras fortificaciones histricas, protegiendo el paso de Asuncin/Santa Cruz a los Altos Andes. El caso de la ciudad fortificada de Campeche, fundada en 1540, se configura como la puerta de expediciones europeas a Yucatn, cuya razn de existir inicial no era sino enfrentarse a los que buscaban palo de tinte en sus tierras. Frente a ellos se levant un impresionante hexgono de ocho metros de altura y dos metros y medio de grosor, con un permetro de dos kilmetros y medio de traza barroca. La abundante investigacin cartogrfica sobre Campeche (Antochiw, 2004) y la lectura atenta de las crnicas9 han revelado nuevas razones para la eleccin de su emplazamiento y nuevas formas de comprensin de un territorio desde el olfato militar, que sin duda singulariza la excepcionalidad de su concepcin y construccin y da cuenta de la necesidad del conocimiento capilar del territorio como elemento decisivo del proyecto. Despus de

En el caso del Parque Nacional de la Fortaleza de Brimstone Hill, nos topamos con un ejemplo bien preservado de arquitectura militar de los siglos XVIII y XIX en el Caribe, diseado por ingenieros britnicos y construido por esclavos africanos, testigo de la expansin colonial europea, del comercio triangular y de la emergencia de las nuevas sociedades en el Caribe. El siglo XIX cuenta con la inscripcin de la ciudadela de Sans Souci y Ramiers, como smbolo universal de libertad, escenario de la primera repblica independiente de esclavos negros en el continente americano. Sans Souci, adems de ser un referente de la independencia haitiana, cuenta con una hectrea de extensin y miles de metros de paramentos. Es un ejemplo de ingeniera militar del siglo XIX, de muros colosales y de sofisticados drenajes, acompaados de un lenguaje arquitectnico inspirado en Potsdam, Viena o Versalles. A pesar de la slida representacin de la Amrica fortificada en la Lista de Patrimonio Mundial, es cierto que se echa en falta una visin ms sistmica del Gran Caribe y se percibe la ausencia del mundo prehispnico fortificado. Adems, el mar Pacfico, de esencial importancia en la empresa colonial, no cuenta con ninguna inscripcin de fotificacin en la actualidad. Propiciar la estabilidad en el comercio colonial intercontinental desde el siglo XVI provoc como resultado una arquitectura militar en Amrica que hoy requiere un tratamiento de conjunto y una nueva etapa de trabajo concertado en vas de posibles nominaciones seriadas nacionales y transnacionales, que completen la secuencia histrica y analicen sus implicaciones en todas las orillas e interior del continente. Adems, a la complejidad del anlisis constructivo e histrico se une la tcnica de intervencin en el marco de la conservacin integrada. El anlisis de toda esta secuencia de implicaciones requiere conectividad entre muy diversas disciplinas y esfuerzos institucionales entre pases. Las candidaturas seriadas exigen una razn de ser comn, y para articularla se necesitan otras frmulas de identificacin y de reflexin, basadas en un profundo conocimiento de las secuencias histricas de la geopoltica de los mares y de los territorios del interior, a la hora de definir el papel esencial de Amrica en la historia de las relaciones mundiales. A travs de una lectura detallada de los expedientes constatamos cmo se describen las propuestas ideales o las construidas por insignes tratadistas, pero sabe-

9. Como en el caso de la obra del primer cartgrafo de la pennsula de Yucatn, Alejandro Joseph de Guelle, Diario y relacin de viaje que execut a la Villa Vieja de Bacalar, fechado en Mrida en junio de 1726.

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mos poco sobre el abastecimiento de los materiales, la talla local de la piedra y su gesto, el lenguaje domstico de los estilos europeos, los emplazamientos en su relacin con el estudio de mareas en el caso de fortalezas costeras, o las proezas tcnicas de primicia. En general, la tecnologa constructiva est menos desarrollada que los estilos arquitectnicos que la expresan. Existe una menor evidencia explcita de cmo juegan entre s diseo y ejecucin de la obra. De la misma manera, esta constatacin cuenta con repercusiones a la hora de intervenir para preservar, ya que la restauracin de los 50 ltimos aos ha ahondado someramente en el estudio de la tecnologa constructiva, que requiere siempre una necesaria complementariedad con otras fuentes de anlisis (Tllez, 1998). Los expedientes hasta ahora examinados por el Comit han privilegiado ms las artes que las tcnicas y que las respuestas geopolticas esenciales en la comprensin del papel de un continente en la historia universal. Se sigue aduciendo por parte de los profesionales la necesidad de avanzar una candidatura seriada transnacional del Caribe fortificado. Este inters no es novedoso. CARIMOS, la Organizacin del Gran Caribe para Monumentos y Sitios, ha avanzado proposiciones para la preservacin de lugares fortificados con valor local, nacional y tambin interregional, contribuyendo a fortalecer la identidad cultural del Gran Caribe. Su marco de intervencin se extiende desde Florida y el golfo de Mxico a los estados insulares, los estados continentales del mar de las Antillas y las zonas limtrofes del ocano Atlntico. En la reunin qued patente la necesidad de unir esfuerzos con CARIMOS para desarrollar una estrategia subregional del Caribe con el fin de ordenar el paisaje fortificado y definir la singularidad, autenticidad e integridad de un proyecto histrico de defensa y ataque que pudiera completar aspectos recogidos por Brimstone Hill o Sans Souci. Los holandeses se establecieron en Curaao en 1630 y la conquista inglesa de Jamaica se fecha en 1655. Es a mediados del siglo XVII cuando el Tratado de Westfalia fund el derecho internacional de los tiempos modernos y se comenzaron a perfilar otro tipo de relaciones de igualdad, de inferioridad y de clientelismo entre los pases europeos en Amrica. Desde ese momento, Inglaterra y Francia redisean su papel en la escena del sistema atlntico de los siglos anteriores. A pesar de la significacin de estos procesos, las geopolticas del Caribe durante los tiempos coloniales cuentan con un reconocimiento menor en la Lista de Patrimonio Mundial. Si en el Caribe se perfila el intento de completar lagunas, en el Pacfico la estrategia est ms cerca de poner lmites al ocano. Un ocano que cuenta con una

significacin especial para la conceptualizacin del territorio americano en el siglo XVIII. El XVIII es un siglo de transformaciones singulares. La guerra esttica obligaba a operaciones de sitio muy costosas en su primera mitad, y la ingeniera defensiva reforzaba su papel frente a una artillera demasiado pesada y de poco alcance. Sin embargo, a finales de siglo la organizacin de las fuerzas defensivas basadas en las fortalezas sufri cambios trascendentes y estas estructuras tendieron a convertirse en fortines para la proteccin de arsenales, dejando de ocupar un lugar destacado en la planificacin de la guerra. Pero no fueron slo las tcticas de guerra las que cambiaron el panorama fortificado, sino los proyectos polticos territoriales. Una lectura en profundidad de estos procesos puede implicar nuevas formulaciones a la hora de presentar como candidatos nuevos lugares a la Lista de Patrimonio Mundial en el caso del Pacfico.

Fig. 4a Fuerte de San Carlos en Valdivia, en 1763 No 11. (Biblioteca de Catalunya TOP: MS. 400/11)

Fig. 4b Fuerte del Real Felipe en el Callao y ruinas de la antigua fortaleza al llegar Amat al Virreinato, en 1761 No. 23.

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(Biblioteca de Catalunya TOP: MS. 400/23)

A pesar de que las fortalezas del Pacfico son de calidad y monumentalidad ms discreta, el caso de Valdivia, (fig. 4a) entendido como antemural del Pacfico para proteger el puerto del Callao (fig. 4b), resulta de enorme inters para avanzar una estrategia de candidatura que complete la visin de la Amrica fortificada y, con ello, ensaye otras formas de cooperacin tcnica internacional de Acapulco a Chilo, siguiendo la costa pacfica, la sinuosa vertical (Sambricio 2004, en esta publicacin, Reunin de Valdivia, pg 251). La excepcionalidad de la escala nos enfrenta a un compromiso mayor. Mientras La Habana desarrollaba un modelo radial, central, el Pacfico desplegaba una estrategia litoral, cuya finalidad no se reduca a auxiliar a quien pasaba la dura prueba de superar el cabo de Hornos, sino a generar un proyecto de territorio a escala continental. Un proyecto de territorio del siglo XVIII que puso en evidencia la necesidad de ajustar la naturaleza a la empresa humana, superando los mecanismos de las leyes de Indias. El Pacfico se convierte en un borde de red, resultado de pensar otro proyecto para Amrica. El Pacfico fortificado requiere un compromiso compartido de reflexin y un proceso de candidatura al que el Gobierno chileno ha invitado a participar a Mxico, Ecuador, Per y Panam. Se trata, por tanto, de la arquitectura de un territorio, y no un territorio visto desde su arquitectura. El borde de red corresponde a un proyecto poltico de Estado, donde lo militar articula un territorio de costa y de interior, una unidad intencional de defensa/ocupacin en el Pacfico desde el siglo XVIII.

Criterios de inscripcin del patrimonio fortificado de Amrica en la Lista de Patrimonio MundialSer un ejemplo sobresaliente de un tipo de edificacin, conjunto arquitectnico o tecnolgico o de paisaje que ilustra una(s) fase(s) significativa(s) de la historia humana es la definicin que acompaa al criterio (iv) de una nominacin cultural, y es el criterio ms recurrente en la inscripcin de las fortificaciones americanas, tanto en la dcada de los ochenta como de los noventa, e incluso se mantiene en el caso de la ltima fortaleza inscrita en la lista en el ao 2000 (fig. 5): la ciudad histrica de Saint George y su sistema de fortificaciones (Bermuda, Gran Bretaa). La expresin fortificada est unida a las historias de luchas europeas en el continente americano. Es una fase de la historia de ms de cuatro siglos de andadura y de manifestaciones arquitectnicas elaboradas para el ataque y contraataque. La fortaleza es el resultado de una respuesta previsible y funcional, cuya lgica constructiva debe responder a una utilidad prctica. Los espacios fortificados americanos estn asociados a alguna de las tramas urbanas ms importantes de la traza colonial, como en el caso de La Habana. En ocasiones, como en Santo Domingo o en Campeche, la rasante y el perfil de la muralla son las trazas que ms influyen en sus historias urbanas. En otros casos, la muralla va definiendo trozos de costa encastillados que propician diferentes garantas de defensa. A veces se trata de proezas constructivas que, una vez finalizadas, resultaban inservibles, cuando la empresa constructiva se prolongaba ms que su razn de ser.

Figura 5. Comparacin de los criterios bajo lo cuales estn inscritos algunos de los bienes fortificados entre las dcadas de los ochenta, noventa y 2000-2005.(i) Ochenta Noventa 2000-20056 5 4 3 (i) (ii) (iii) (iv) (v) (vi) 2 1 0 1 0 080s

(ii) 0 4 0

(iii) 0 2 0

(iv) 4 5 1

(v) 1 1 0

(vi) 3 1 0

1 0 0

5 4 3 2 1 090s

4

1

1 0 0 0

1 0 0

2000-2005

Fuente: Unidad Amrica Latina y el Caribe. Centro de Patrimonio Mundial, UNESCO.

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Le sigue despus el criterio (vi), que vincula el bien con el hecho de estar directa o materialmente asociado a eventos y tradiciones vivas, con ideas, con creencias, con trabajos artsticos o literarios de significado universal excepcional, y que, curiosamente, es muy evidente en el caso de las fortificaciones, donde el significado poltico-histrico ha acumulado un determinado capital simblico que confiere buena parte de su singularidad a los sitios inscritos, como en el caso de Sans Souci o San Juan de Puerto Rico. Le acompaa el criterio (ii), que muestra un importante intercambio de valores humanos, a lo largo de un periodo de tiempo o en un rea cultural del mundo, sobre los desarrollos en arquitectura o tecnologa, artes monumentales, planificacin urbana o diseo paisajstico. En este caso se trata de resaltar el aspecto relacional, articulado entre geografas comunes y visiones obligatoriamente complementarias de ataque y defensa. Curiosamente, en aquellos lugares fortificados donde el intercambio esttico y comercial resultaba ms evidente, como en el caso de Cartagena o en San Pedro de la Roca de Cuba, no se ha manejado el criterio (ii) en sus expedientes de declaratoria. Slo Cuba ha asociado el criterio (v) a sus fortalezas inscritas, como ejemplo sobresaliente de un tipo de asentamiento humano tradicional, uso de la tierra o del mar, representativo de una cultura (o culturas) o de la interaccin humana con el medio, especialmente cuando ha llegado a ser vulnerable bajo el impacto de un cambio irreversible. El criterio (iii) slo cuenta con dos exponentes en Saint Kitts y Nevis y en Bolivia. Es un criterio que ciertamente asla, singulariza en vez de privilegiar relaciones, ya que se emplea en el caso de que el bien que se postula como candidato sea un testimonio nico o excepcional de una tradicin cultural o de una civilizacin que sobrevive o que ha desaparecido. Tan slo en el caso de Panam ha sido utilizado el criterio (i) como representativo de una obra maestra del genio creativo humano, y que combina, en el caso de Portobelo y San Lorenzo, tanto aspectos artsticos como tcnicos en la proeza. Tras una relectura pausada de los expedientes, lo primero que resulta evidente es una clara ausencia de definicin de la zona de amortiguamiento de los bienes inscritos, incluso de problemas ms graves derivados de la ausencia de lmites para la zona de mxima proteccin. No se trata de una ausencia que afecta especialmente a las fortificaciones, sino que es recurrente en todas las nominaciones de los aos ochenta y principios de los noventa. Slo en casos

muy limitados la puesta en marcha de sus planes especiales de conservacin ha avanzado en la definicin de las extensiones de terrenos afectados por las regulaciones de preservacin. Esta ausencia requiere una respuesta urgente (fig. 6) pues las amenazas ya son muy evidentes, por ejemplo en el caso de Portobelo, donde la fortaleza ha quedado agazapada en un crecimiento urbano desordenado y de graves consecuencias para la conservacin de sus estructuras, que se encuentran en un momento de degradacin acelerada. Las fortalezas incluidas en cascos histricos reflejan una mayor superficie de proteccin, como en el caso de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, La Habana Vieja, Campeche o Saint George, y aun as, slo en el ltimo caso se hace explcita la zona de amortiguamiento, que es la que verdaderamente asegura un futuro sostenible al rea de mxima proteccin, y con ello, un futuro a los valores por los que un sitio ha sido inscrito en la Lista. No sin amenaza se encuentran otros lugares fortificados ajenos a tramas urbanas. Conceptos como visibilidad, paisaje defendible, fachadas costeras y aguas limtrofes son consustanciales al valor de estas fortificaciones y son muy dbilmente tenidos en cuenta a la hora de disear sus permetros de preservacin. Adems, algunos lugares han comenzado a redefinir la zona tampn, ya que sufren las consecuencias del desarrollo turstico incontrolado o bien las prcticas de arqueologa subacutica, como en el caso de Colonia del Sacramento en Uruguay. Los lechos marinos son escenarios consustanciales a la vida de una fortaleza costera. No parecera posible comprometerse en una lectura detallada sobre la autenticidad de esos lugares y de sus costas sin reservar un maana posible a la arqueologa subacutica que espera ser investigada cientficamente. Las fortificaciones costeras constituyen un escenario privilegiado para analizar las implicaciones entre la Convencin del Patrimonio Mundial y la Convencin de Patrimonio Subacutico (fig. 7), adoptada por la Conferencia General de UNESCO en su 31 reunin, celebrada en Pars del 15 de octubre al 3 de noviembre de 2001. El objeto de la Convencin es garantizar y fortalecer la proteccin de los rastros de existencia humana que tengan un carcter cultural, histrico o arqueolgico y que hayan estado bajo el agua, parcial o totalmente, de forma peridica o continua, por lo menos durante cien aos, tales como sitios, estructuras, objetos, restos humanos en contexto arqueolgico, buques, aeronaves u otros medios de transporte (o parte de ellos), su cargamento y su contenido en su contexto arqueolgico, as como los objetos de carcter prehistrico, tal y como versa el artculo 1 del mencionado texto de derecho internacional pblico. El texto est inspirado en una voluntad de cooperacin

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Figura 6. Superficies de los bienes inscritos en la Lista de Patrimonio Mundial. Superficies de las zonas de mxima proteccin y de las zonas de amortiguamiento.Pas Bien cultural Zona de mxima proteccin 257,5 Ha. (total) Zona de amortiguamiento

Bermuda(Reino Unido de Gran Bretaa e Irlanda del Norte)

Ciudad histrica de Saint George y las fortificaciones relacionadas.

746 Ha. (para la ciudad histrica)

Bolivia Colombia Cuba

Fuerte de Samaipata. Puerto, fortaleza y conjunto monumental de Cartagena de Indias. Ciudad Vieja de La Habana y su sistema de fortificaciones. Castillo de San Pedro de la Roca, Santiago de Cuba.

20 Ha. no indicada 142,5 Ha. no indicada 25 Ha. (total) 181 Ha. no indicada 18,22 Ha.

240 Ha. no indicada no indicada no indicada 25 Ha. (total) no indicada no indicada no indicada

Hait Mxico Panam Puerto Rico(Estados Unidos de Amrica)

Parque Nacional Histrico: Ciudadela, Sans Souci y Ramiers. Ciudad histrica fortificada de Campeche. Fortificaciones de la costa caribea de Panam: Portobelo/San Lorenzo. Fortaleza y sitio histrico de San Juan.

Repblica Dominicana Saint Kitts y Nevis Uruguay

Ciudad colonial de Santo Domingo. Parque Nacional de la Fortaleza de Brimstone Hill. Barrio histrico de la ciudad de Colonia del Sacramento.

93 Ha. 15,37 Ha. 16 Ha.

no indicada 1,6 km alrededor de la colina no indicada

Fuente: Unidad Amrica Latina y el Caribe. Centro de Patrimonio Mundial, UNESCO.

internacional y no en una reglamentacin de sanciones, y ms que dirimir sobre el concepto de propiedad, se privilegian las mejores formas de preservacin in situ, antes de autorizar o emprender actividades que afecten al patrimonio subacutico. Un acceso responsable y con fines de observacin y documentacin debe ser alentado, segn confirma el artculo 2 del texto, como medida de fortalecimiento de la sensibilizacin. En este sentido, y segn el artculo 7, se definen de forma clara las competencias y responsabi-

lidades en el mar territorial, donde el Estado parte tiene derecho exclusivo a reglamentar y autorizar las actividades dirigidas al patrimonio cultural subacutico. En el artculo 10 se establecen los procedimientos de consulta que el Estado parte debe seguir en el caso de efectuar una actividad en su zona econmica exclusiva y en su plataforma continental. El artculo 11 se dirige a los fondos marinos y reglamenta el procedimiento segn el cual los estados deben comunicar al Director General de la UNESCO y al Secretario de la

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Autoridad Internacional de los Fondos Marinos los descubrimientos o actividades relacionados con el patrimonio subacutico. En ese caso, el Director General de la UNESCO comunicar a todos los estados parte cualquier informacin que afecte a la zona, y los estados confirmarn o no su inters en ser consultados sobre los procedimientos que se deben seguir para asegurar la proteccin efectiva del bien. Sin duda, estas reglamentaciones afectan a fortificaciones costeras que cuentan con historias an no reveladas y que pueden contribuir a afianzar el valor universal excepcional de los lugares inscritos en la Lista. De toda esta zonificacin es importante retener la significacin de las aguas interiores y el mar litoral, en el caso de la definicin de las zonas de amortiguamiento de los sitios inscritos o susceptibles de ser inscritos. En este sentido, conviene destacar el caso de Colonia del Sacramento (Uruguay). Las autoridades de Uruguay han informado sobre su decisin de proceder a una renominacin del siti