Forstchen, William R - Arena [Rtf]

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And now, one of fiction. Something of the famous TCG Magic The gathering.

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ArenaWilliam R. Forstchen

Serie Magic El Encuentro Traduccin de Albert Sol

Para Kevin Malady y John Mina..., porque s que les gustar.

1Retroceded! Hacedles sitio! Garth el Tuerto obedeci las rdenes del hombre sucio y harapiento que se haba nombrado a s mismo rbitro del crculo de combate y curv los labios en una leve sonrisa de diversin mientras lo haca. Se desperez lnguidamente y se puso en la ltima fila del creciente gento. El propietario de un puesto de fruta colocado a la sombra del edificio estaba contemplando todo aquel ajetreo con gran inters y un poco de preocupacin, y Garth aprovech su distraccin para coger una naranja de Varnalca. Despus se alej del puesto, sac su daga y abri la fruta de un tajo mientras alzaba la cabeza hacia el cielo para beber su zumo, que le quit el polvo del camino de la garganta. Se puso bien el parche que cubra el hueco en el que haba estado su ojo izquierdo y empez a dar vueltas alrededor del gento, buscando ms oportunidades semejantes. No vio ninguna, y se acerc un poco ms para no perderse el espectculo. Los dos luchadores iban y venan por el centro de la calle, movindose con gran cautela sin dejar de mirarse fijamente el uno al otro mientras se iban despojando de sus capas para quedar expuestos al fro aire del anochecer. La multitud iba aumentando rpidamente a su alrededor, alimentada por un continuo afluir de recin llegados que salan de los callejones, tugurios y tabernas gritando y riendo. Despus de todo, tener la ocasin de ver un combate sin pagar no era algo que ocurriese cada da, y no haba que dejar escapar la ocasin a pesar de que existiese un pequeo riesgo de salir malparado cuando los hechizos empezaran a volar por los aires. Los postigos ya se estaban abriendo encima del gento, y los mirones se asomaban a las ventanas para disfrutar de la diversin. El hombre harapiento se haba estado pavoneando de un lado a otro, sacando pecho y moviendo sus sucias piernas con tanta marcialidad como si fuese un autntico Gran Maestre de la Arena, y un instante despus dibuj un crculo en el barro utilizando un palo en vez de un bculo de oro. Nombres y Casas? pregunt. Webin de Kestha gru el ms corpulento de los dos luchadores, abombando el pecho y golpendoselo con un puo. Okmark, de la Casa Fentesk. Tipo de combate? Un solo hechizo y un hechizo como premio, igual que en el ltimo combate dijo Okmark. Webin asinti con visible irritacin. El gento se apresur a gritar los nombres a los que se encontraban

demasiado lejos para poder ver lo que ocurra. Ancianos, mujeres e incluso muchachos empezaron a recitar las victorias y derrotas de los dos combatientes, y enseguida surgieron discusiones sobre quin iba a ser el vencedor. El luchador de Fentesk, que superaba a su rival por ms de una cabeza de altura, le lanz un bufido despectivo mientras acababa de quitarse la capa sin ninguna prisa y se la entregaba a un bribonzuelo de la calle que se haba colocado junto al crculo. El chico examin los delicados bordados de la prenda y empez a retroceder poco a poco. El luchador de Fentesk gir sobre s mismo y le fulmin con la mirada, y el chico se qued inmvil al instante. Okmark volvi los ojos hacia su oponente. No existe ninguna necesidad de luchar dijo en voz baja y tranquila. Un atronador rugido de burla surgi de la multitud, pero Okmark no le prest ninguna atencin. Sigui sin apartar la mirada del luchador del jubn gris y despus extendi lentamente los brazos con las palmas levemente inclinadas hacia abajo en el gesto de la reconciliacin, pero lo hizo de tal manera que el movimiento tambin incluyera la sutil distincin de la ausencia de sometimiento. Webin escupi en el barro con una mueca de ira, y la multitud le vitore. Okmark se encogi de hombros, resignado a lo que iba a ocurrir. El hombre de los harapos sigui pavonendose alrededor del crculo, esperando mientras los dos luchadores llevaban a cabo el ritual e iban haciendo acopio de fuerzas con las cabezas inclinadas y los brazos extendidos. Cuatro a uno por el Gris... Cubrir vuestras apuestas si creis que el Gris ganar! grit una voz en la ltima fila de la multitud, y al instante hubo un frentico movimiento de cuerpos en esa direccin cuando la turba se apresur a hacer sus apuestas. Garth permaneci en silencio y observ cmo los dos luchadores se preparaban mientras pensaba en lo obvio que resultaba todo aquello. Meti la mano en la faltriquera que colgaba debajo de su brazo derecho y acarici las pocas monedas de cobre que quedaban dentro de ella. Bastaran para pagar una cena y un alojamiento. Garth fue hacia el apostador, sac las monedas y esper sin impacientarse hasta que pudo alargar la mano. El apostador contempl su apuesta con expresin despectiva. Por el Naranja dijo Garth, refirindose al jubn de la Casa Fentesk. Los ojos del apostador recorrieron a Garth de arriba abajo y el hombre abri la boca para empezar a rerse, pero volvi a cerrarla al sentir el peso de la glida mirada de Garth. Te sugiero que la aceptes dijo Garth.

Los apostantes que le rodeaban dejaron escapar risitas burlonas como si pensaran que Garth estaba loco, pero no consiguieron atraer su atencin. Slo cubrir apuestas en favor del Gris acab diciendo el hombre . No me molestes, tuerto. Garth ignor el insulto. Trabajas para l? Qu ocurre, es que habis amaado el combate? replic, sin inmutarse y sin apartar su mirada del rostro del hombre. El apostador lanz un rpido y furtivo vistazo al gento, que se haba quedado callado de golpe a pesar de que todos consideraban que Garth era un patn llegado de algn pueblo perdido, ya que slo un estpido ignorante poda tirar su dinero apostando contra Webin en un combate que estaba claro iba a ganar sin ninguna dificultad. Uno a dos replic sarcsticamente. Uno a cuatro dijo Garth en voz baja y suave, y su mano fue hacia la empuadura de su daga. El apostador recorri con la mirada los rostros que le rodeaban y vio que no poda contar con ningn apoyo por parte del gento. Uno a cuatro gru, y traz su marca sobre un trocito de madera blanda que meti entre los dedos de Garth. Garth se volvi para disfrutar del espectculo, y cruz los brazos y se envolvi en los pliegues de su capa para protegerse del fro. La multitud se fue quedando callada en cuanto se hubieron hecho las ltimas apuestas, y todos aguardaron el final del ritual de preparacin. El luchador Gris fue el primero en terminar. Alz la cabeza, extendi los brazos hasta dejarlos rectos y dio un paso fuera del cuadrado neutral dibujado al lado del crculo. El luchador Naranja todava no haba terminado con su ritual, pero el luchador Gris alz las manos y el silencio se hizo absoluto. Garth mene desdeosamente la cabeza. Eso era una infraccin de las reglas, pero no haba que olvidar que se trataba de un combate callejero, y quien creyera que un encuentro de ese tipo se desarrollara segn las reglas era sencillamente demasiado estpido para vivir. Una neblina empez a formarse dentro del crculo agitndose en lentos giros, pero el luchador Naranja no slo sigui sin moverse, sino que ni siquiera dio ninguna seal de haberse dado cuenta de que el Gris haba iniciado su ataque. La neblina se fue arremolinando y se volvi cada vez ms brillante hasta relucir con una claridad que se reflej sobre los plidos rostros de la multitud que aguardaba en un silencio expectante. Despus se oscureci de repente, y una oleada de fro surgi de ella y se fue extendiendo rpidamente. Un no muerto... jade alguien. Una silueta en avanzado estado de putrefaccin apareci en el centro

del crculo y fue hacia el luchador Naranja, que por fin se movi y alz la cabeza. El luchador Naranja entr en el crculo y meti la mano en la pequea bolsa que colgaba de su cadera derecha. Una nubecilla apareci al instante encima del no muerto y una cortina de fuego surgi de ella, cegando a la multitud y hacindola retroceder ante el rugido atronador que la acompa. Un remolino de humo se extendi hacia fuera, y Garth se tap la cara con los pliegues de su capa para proteger sus fosas nasales de la repentina pestilencia a carne putrefacta que acababa de ser quemada hasta quedar convertida en cenizas. Un murmullo de respetuoso asombro recorri toda la calle. Okmark, que segua sin apartar la mirada de su oponente, por fin permiti que sus labios mostraran el fugaz destello de una sonrisa. Creo que os he vencido, mi seor, por lo que puedo reclamar vuestro hechizo. Los ojos del luchador Gris recorrieron los rostros de la multitud, y Garth no tuvo ms remedio que menear la cabeza mientras pona cara de diversin. Haca tan slo unos segundos, el luchador Gris haba sido su campen y su hroe, pero su campen acababa de hacerles perder casi todo su dinero. Garth se volvi hacia el apostador, y todo le qued muy claro en cuanto vio que ste haba empezado a retroceder hacia la entrada de un callejn. Haba sido una estafa realmente maravillosa, un timo clsico impecablemente concebido y ejecutado para vaciar las bolsas de una pandilla de paletos que haban acudido a la ciudad para presenciar el Festival y ardan en deseos de hacer apuestas. Webin contempl a la multitud con cara de preocupacin. A muerte, a muerte! El grito surgi de las ltimas filas de la multitud y fue coreado instantneamente. La turba avanz hacia el crculo, cantando, riendo y pidiendo ver sangre. Webin, que haba parecido tan altivo y seguro de s mismo haca tan slo unos momentos, movi la cabeza de un lado a otro y acab volviendo la vista hacia Okmark. Lo deseas? pregunt en voz baja, indicando que estaba dispuesto a volver a luchar con un lento retroceso hacia el cuadrado neutral dibujado junto al crculo. El luchador Gris vacil durante unos momentos y acab dejando escapar un juramento ahogado. Meti la mano en su bolsa de hechizos y sac de ella un amuleto que arroj al suelo, haciendo que cayera a los pies del luchador Naranja. Despus gir sobre s mismo y sali corriendo del crculo, huyendo a toda prisa bajo el diluvio de maldiciones, barro, patadas, despojos y basura que la multitud hizo llover sobre l. Okmark se agach y recogi con expresin desdeosa el amuleto que haba controlado el hechizo del no muerto. Despus se volvi hacia el

chico que le haba estado sosteniendo la capa y la recuper. El chico se qued inmvil esperando una recompensa, pero el luchador Naranja le ignor. La multitud se haba callado, y Garth mir a su alrededor. El hombre de las apuestas se haba colocado al lado del luchador Naranja, y Garth se percat de la rpida mirada de reconocimiento que intercambiaron. Garth fue hasta el crculo. Paga sus servicios al muchacho dijo, y su voz se abri paso a travs de las discusiones que haban empezado a surgir alrededor del crculo a medida que la multitud comentaba apasionadamente el combate que acababan de presenciar. El luchador Naranja se volvi hacia Garth, y todo el mundo se qued callado al instante. Pgale t, si tanto te preocupa el que cobre por ellos replic el luchador Naranja. Si no te apetece pagarle, entonces quiz tu amigo pueda prescindir de una parte del dinero que habis ganado entre los dos dijo Garth, y una sonrisa ilumin sus rasgos delgados y morenos mientras sealaba al apostador. Todos los ojos se volvieron hacia el apostador, que permaneci inmvil y en silencio durante un momento. Despus acab alargando la mano hacia su bolsa, sac de ella una moneda de plata y la arroj al interior del crculo. Tus ganancias, tuerto anunci el apostador. Tmalas y paga al muchacho con ellas. Garth entr en el crculo sin vacilar, y un jadeo ahogado recorri rpidamente la masa de cuerpos apelotonados a su alrededor. El hombre de los harapos empez a bailotear de pura excitacin. Ha entrado en el crculo... Un desafo, un desafo! La multitud empez a corear su cntico y el apostador sonri. Garth se inclin, cogi la moneda y se la meti en la faltriquera despus de haberla limpiado de barro. Sigo creyendo que le debes una recompensa al muchacho por sus servicios dijo. Okmark le contempl con una mezcla de desdn y fra superioridad. Dicho dentro del crculo, eso es un desafo replic. Creo que ser mejor para ti que te vayas antes de que salgas malparado, tuerto. Garth se quit lentamente la capa, y fue retrocediendo hasta el cuadrado trazado junto al crculo mientras lo haca. Acab de quitarse la capa, y vio que el muchacho que haba motivado su discusin ya estaba preparado para recogerla. Espero volver a verla cuando esto haya terminado dijo Garth en voz baja, y el chico asinti con una sonrisa.

Si te mata... Bueno, podr quedrmela? Garth sonri. Claro dijo. Si me mata, entonces la capa es tuya. Okmark se encogi de hombros como si estuviera harto de todo aquello. El apostador sali del crculo y clav la mirada en Garth durante un momento. El hombre de los harapos fue hacia l. Nombre y Casa? Garth, y ninguna Casa. Trabajo por mi cuenta. El hombre de los harapos se ech a rer. Garth el Tuerto de ninguna Casa, de ninguna Casa... y bailote alrededor del crculo, repitiendo las palabras en un sonsonete burln . Tipo de combate? pregunt despus, mirando a Garth al ser l quien haba lanzado el desafo. Un solo hechizo y el hechizo como premio, al igual que en el ltimo combate. El hombre de los harapos se volvi hacia el luchador Naranja, que asinti. El apostador ri y alz la mano. Dos a uno a favor del luchador Naranja, y slo se aceptan apuestas a favor del Tuerto. La multitud no reaccion. De acuerdo... Cuatro a uno, entonces. Nadie se decidi a apostar. Diez a uno! Diez a uno a favor del luchador Naranja... Slo aceptar las apuestas de quienes crean que este hanin sin Casa ganar. Un grito surgi del gento y los cuerpos se apelotonaron alrededor del apostador, haciendo nuevas apuestas y entregando una moneda de cobre con la dbil esperanza de que Garth ganara el combate. Garth esper a que el frenes de las apuestas se fuera calmando. Despus meti la mano en su bolsillo y sac la moneda de plata. Apuesto por m mismo anunci. Arroj la moneda al apostador y la multitud se ri. Un autntico luchador canturre el hombre de los harapos mientras bailoteaba alrededor de Garth. Es tan pobre que apuesta por l mismo... S, es un autntico luchador! La multitud volvi a rer y hubo otro frenes de apuestas, pues nadie haba odo hablar jams de un luchador tan pobre que se rebajase a s mismo apostando por el desenlace del combate en el que iba a tomar parte. Garth baj la cabeza, extendi los brazos y orden sus pensamientos, centrndolos y disponindolos en una estructura firme y llena de calma, recordando sin recordar nada y expulsndolo todo de su mente. Despus inici su sondeo, buscando el corazn del otro, percibiendo y sabiendo hasta que todas las cosas desaparecieron ante

l y la tierra y las aguas que contena quedaron reveladas con una nitidez tan grande como la de la nieve ms cristalina. El man, el origen de todo el poder de los hechizos, estaba all y esperaba ser utilizado. Garth entr en el crculo y alz la mirada. El luchador Naranja tambin entr en el crculo. Garth esper. No necesitaba mirar hacia arriba para saber que una nube estaba volviendo a formarse sobre el crculo e iba oscureciendo la calle. Oy el jadeo ahogado de la multitud sin orlo. Poda sentir la tensin, la fortaleza que estaba surgiendo del luchador Naranja y que se centraba en el poder que estaba extrayendo de tierras y lugares lejanos el man que controlaba, y cmo iba llevando ese poder hasta el crculo para servirse de l. La bola de fuego que estaba creando empez a adquirir una terrible intensidad gnea, y ba toda la calle con un resplandor infernal. Garth alz la mirada y extendi su mano. Otra nube surgi de la nada al instante y se despleg sobre la que haba creado el luchador Naranja. Una rfaga de aire fro surgi de ella. La calle se hallaba tan oscura como si fuese de noche. Hubo un veloz parpadeo luminoso seguido por un arremolinarse blanco. Era nieve, una ventisca de nieve que se enrosc sobre s misma y se retorci, devorando la nube creada por el luchador Naranja. Despus se oy el aullido del vendaval, y un instante despus todo haba desaparecido y los ltimos rayos del sol crepuscular volvieron a caer sobre la angosta calleja para reflejarse en las delgadas lminas de hielo que haban aparecido en los muros de los edificios y que empezaron a derretirse enseguida. El fro manto de hielo se desprendi y se hizo aicos. Los trocitos de hielo cayeron sobre la multitud, obligndola a protegerse las cabezas con los brazos. El tintineo del pequeo diluvio de trocitos de hielo se fue disipando, y la calle qued sumida en el silencio ms absoluto. Una salva de aplausos y vtores brot del gento, especialmente de los que slo haban apostado una monedita de cobre y que pronto tendran una moneda de plata en el bolsillo. Haban encontrado un nuevo hroe y emplearon todo su vigor en aclamarle, mientras aquellos que haban pensado que apostar por l equivala a tirar el dinero se maldecan en silencio a s mismos por no haber sido lo suficientemente perspicaces para apostar. Los que lo haban perdido todo en el primer duelo tambin estaban radiantes de alegra al ver que el luchador causante de sus prdidas acababa de ser derrotado. Garth fulmin al perplejo luchador Naranja con la mirada. Bien, me parece que tu hechizo de la bola de fuego ha pasado a ser mo dijo en voz baja y suave. Okmark le mir, boquiabierto. Garth aguard en silencio.

Okmark se volvi hacia el apostador, cuyo rostro haba empezado a hervir de furia mientras la multitud se iba agolpando a su alrededor para exigir que les entregara sus ganancias. Despus se volvi nuevamente hacia Garth. Okmark alarg la mano hacia la daga que colgaba de su cinturn, la cogi y la arroj haciendo que se clavara en el suelo en el centro del crculo. A muerte sise. Garth le mir y no dijo nada. A muerte, maldito seas! El hombre de los harapos mir nerviosamente a su alrededor. Todo su entusiasmo anterior se haba esfumado de repente. Eso va contra la ley salvo cuando se lucha en la arena de los combates sise. Si el Gran Maestre se entera, todos podramos acabar arrestados. Quin eres t para citarme la ley, basura de las calles? Exijo un combate a muerte! El duelo an no ha terminado! grit el apostador. Si se retira, el luchador Naranja gana! No es verdad! replic con voz estridente y quejumbrosa el hombre de los harapos. El duelo haba terminado. sas son las reglas del crculo. El luchador Naranja gir sobre s mismo y clav la mirada en su rostro. El hombre de los harapos se desplom con los ojos en blanco y se llev las manos a la garganta mientras un espantoso sonido gorgoteante brotaba de su pecho. La multitud contempl en silencio el frentico debatirse del hombre de los harapos, que se revolcaba desesperadamente sobre el barro. Garth desenvain su daga y la arroj, haciendo que se clavara en el suelo muy cerca de la de Okmark. A muerte, pues. El luchador Naranja se volvi hacia l. El hombre de los harapos dej escapar una tos entrecortada y sali del crculo arrastrndose sobre las manos y las rodillas. El luchador Naranja asinti con una breve inclinacin de cabeza y salt al interior del crculo, prescindiendo de todo el ritual. Garth se tambale bajo el impacto de un chorro de llamas y retrocedi mientras alzaba los brazos para protegerse la cara. Un pequeo crculo apareci en el barro delante de l y la andanada de fuego qued desviada. Garth pudo or los gritos de la multitud a su alrededor. Los espectadores se apresuraron a retroceder, algunos de ellos retorcindose en una agona de dolor con las ropas envueltas en llamas. El muro del edificio que se alzaba detrs de Garth empez a arder. Garth alz una mano y una silueta esqueltica apareci entre el fuego

y empez a cruzar las llamas avanzando hacia Okmark, cuyos ojos se desorbitaron de terror al ver cmo el esqueleto continuaba avanzando sin ser afectado por las llamas. Okmark retrocedi, y el fuego empez a disiparse. De repente hubo un rugido atronador y el suelo se abri debajo del esqueleto, y ste se precipit con un estrepitoso repiqueteo de huesos por la grieta que acababa de atravesar el crculo. Pero Garth inclin la cabeza y el esqueleto dej de caer, qued suspendido en el aire y reanud su implacable avance. Okmark lanz una maldicin, alz la mano y seal al esqueleto con un dedo. Una explosin hizo temblar las calles y un chorro de polvo se arremolin en el aire. Garth pareci encogerse ante aquel salvaje contraataque. Okmark, que haba empezado a sonrer, alz la mano y seal a Garth con un dedo. Un haz de luz cegadora sali disparado hacia l, y un instante despus un espejo iridiscente se materializ delante de Garth. El haz rebot en l. El luchador Naranja apenas tuvo tiempo de gritar. Las llamas le rodearon. Okmark se retorci y se tambale de un lado a otro mientras haca frenticos esfuerzos para apagar aquel fuego que se negaba a extinguirse. Garth le observaba con los brazos cruzados sobre el pecho y el rostro impasible. Los gritos se fueron debilitando poco a poco a medida que Okmark se enroscaba sobre s mismo e iba quedando convertido en una bola de carne ennegrecida, y se apagaron definitivamente cuando muri. El fuego se desvaneci, perdiendo su existencia mgica despus de que quien lo haba conjurado muriese debido a su propio hechizo. Un jadeo de asombro brot de las bocas de los espectadores, que permanecieron inmviles y en silencio sin enterarse de que el edificio que tenan detrs cruja y chisporroteaba mientras una cortina de llamas iba subiendo velozmente por su pared, o de que haba media docena de muertos y ms de veinte heridos que lanzaban gritos y quejidos lastimeros yaciendo esparcidos por la calle detrs de donde haba estado Garth. Garth cruz la grieta de un gil salto, fue hasta el cuerpo retorcido y quemado de su oponente y se inclin para coger la bolsita que colgaba de su cinturn y que, sorprendentemente, pareca no haber sido afectada en lo ms mnimo por el fuego. No tienes derecho a quedarte con ella dijo secamente el apostador, entrando en el crculo. Eres un hanin sin Casa, y acabas de asesinar a un luchador de la Casa de Fentesk. Sus propiedades han pasado a pertenecer a la Casa. Bien, pues entonces intenta detenerme dijo Garth en voz baja y suave. Clav la mirada en el rostro del apostador y el hombre guard silencio, titube durante unos momentos y acab retrocediendo. Les contar lo que ha ocurrido, tuerto! grit el apostador. Irn

a por ti. Antes de que salgas corriendo, quiz tendras que recordar que debes algn dinero a estas personas..., y a m. La multitud, que haba estado contemplando el enfrentamiento en silencio, cobr vida de repente y se apeloton alrededor del apostador. Los espectadores cruzaron el crculo a la carrera, y al hacerlo algunos cayeron dentro de la grieta aullando y gritando, y sus gemidos de angustia se interrumpieron de repente cuando chocaron con el fondo. Garth se inclin y cogi la bolsita. Despus gir sobre s mismo, mir a su alrededor y vio al chico, que segua sosteniendo su capa. Garth volvi a cruzar la grieta de un salto, cogi la capa y meti la mano en su faltriquera para coger una moneda..., y descubri que estaba vaca. El hombre de los harapos surgi de repente de entre la confusin de cuerpos que rodeaba al apostador y se puso al lado de Garth. Tengo tu dinero dijo, y extendi una mano mugrienta y la abri para revelar nueve monedas de plata. Menos tu comisin como rbitro del crculo de combate, naturalmente dijo Garth. Cogi las monedas y arroj una al chico, que se la agradeci con una nerviosa reverencia y sali corriendo sin perder ni un instante ms. Por supuesto. Lo lamento, pero te ha tocado pagarla... El luchador Gris ha desaparecido, y en cuanto al Naranja... El hombre de los harapos volvi la vista hacia el cadver. Bueno, la nica manera de cobrarle su comisin es descontarla de tus ganancias, no? Garth meti la mano en la bolsita de Okmark, hurg en ella y se sorprendi ante la forma de algunos de los amuletos que contena y las sensaciones que experiment al tocarlos. Aquel hombre era realmente poderoso..., bastante ms de lo que Garth haba imaginado. Pero Okmark haba sido un estpido al no prever que un oponente poda disponer de una inversin de hechizos para algo tan peligroso como el fuego que no muere. Probablemente haba pensado que se enfrentaba a un luchador de primer o segundo nivel que deseaba labrarse una reputacin, por lo que no querra revelar los hechizos que utilizara ms tarde en el Festival. Garth acarici una moneda con las yemas de los dedos y la sac. Era de oro, y un destello de codicia ilumin los ojos del hombre de los harapos. La comisin que te deba el luchador Naranja dijo. Y ahora, ocpate de que su cuerpo sea tratado como se merece y que se disponga de l con todo mi respeto. El luchador Naranja ha dejado de formar parte de mis responsabilidades canturre el hombre de los harapos, y agarr a Garth por el brazo. Sus amigos ya estn aproximndose, y quiz ha

llegado el momento de que busquemos un lugar ms seguro. Garth alz la mirada hacia el extremo de la calle que el hombre de los harapos estaba sealando con un dedo. Una falange de hombres vena por ella, y a juzgar por sus rostros resultaba obvio que estaban de muy mal humor. Todos llevaban el atuendo de los luchadores: camisas cubiertas de bordados, holgados pantalones de seda que ondulaban por encima de sus relucientes botas de media caa, y capas de cuero adornadas con ribetes anaranjados que aleteaban de un lado a otro mientras avanzaban con un paso rpido y decidido que haca rebotar sobre sus caderas las bolsitas doradas que contenan sus hechizos. Detrs de ellos venan los guerreros de la Guardia, los hombres de la patrulla de vigilancia ciudadana que no podan usar hechizos, pero que eran altamente eficientes a la hora de matar. Garth se meti en un callejn mirando por donde iba para no pisar a ningn herido en el duelo, y sigui al hombre de los harapos. Ya poda or lo que pareca el comienzo de un disturbio callejero de considerables dimensiones detrs de l, y un instante despus oy el repicar de una campana, lo que le indic que los hombres del servicio de vigilancia y extincin de incendios por fin haban empezado a llegar al lugar. El hombre de los harapos mir por encima de su hombro un instante antes de que los dos se metieran por un callejn lateral. Ah, adoro el Festival... anunci. La fachada del edificio en llamas se derrumb sobre la multitud que haba estado contemplando el duelo al final de la calle. Un diluvio de chispas sali disparado hacia el cielo del crepsculo, y el vacilante movimiento de retroceso iniciado por el gento para alejarse del edificio en ruinas hizo que unos cuantos cuerpos cayesen por la grieta y desaparecieran. Se abrieron paso por una calleja llena de basura y barro viscoso, y Garth tuvo que reprimir un acceso de nuseas producido por la pestilencia de los restos putrefactos, desperdicios humanos, animales muertos ya imposibles de identificar y, en un caso, lo que pareca parte de un ser humano asomando de un montn de basuras. El hombre de los harapos se detuvo al ver el cadver y lo contempl con expresin pensativa durante unos momentos. Vaya, ya me estaba preguntando qu haba sido de ella... murmur. Despus se encogi de hombros y continu guiando a Garth hasta que acab dirigindose hacia la entrada trasera de un edificio muy viejo, una precaria estructura de aspecto semiderruido que se haba ido volviendo de color gris con el paso de los aos y que pareca estar a punto de convertirse en un montn de polvo. Garth contempl con curiosidad lo que le rodeaba mientras el hombre de los harapos abra la puerta, y el viejo le sonri con una sonrisa a la

que le faltaban unos cuantos dientes. Cmo, es que no confas en m despus de que te he conseguido tu dinero y te he sacado de ese lo? pregunt. No confo en nadie replic Garth en voz baja, entrecerrando su nico ojo en un intento de ver algo entre la penumbra. Ah, hermanos, tenemos compaa anunci el hombre de los harapos, y cruz el umbral. Garth pudo distinguir movimientos en la oscuridad y arrug la nariz al percibir el desagradable olor que brotaba de varios cuerpos sin lavar. Oy speras carcajadas, y un viejo empez a rerse y no tard en ser imitado por otro. Sugiero que entres de una vez o que te vayas, Garth el Tuerto que no tiene Casa dijo el hombre de los harapos. Los luchadores de la Casa Naranja te estn buscando, y no cabe duda de que estn de un psimo humor. Adems, la guardia del Gran Maestre tambin anda tras de ti. Garth fue hacia la puerta y su ojo empez a acostumbrarse a la penumbra. Un pequeo fuego arda en un hogar abierto a un lado, y una silueta encorvada remova el contenido de una marmita suspendida encima de las llamas. Garth inclin levemente la cabeza a un lado y escuch con gran concentracin. El carecer de visin en su lado izquierdo le haba enseado a confiar en otras cosas. Acab cruzando el umbral, y despus retrocedi con gran rapidez mientras saltaba hacia un lado en el mismo movimiento. El golpe fall el blanco, y el cayado de madera sise atravesando el aire vaco. Garth agarr al hombre por la mueca en una reaccin de agilidad felina, y tir de l hacindole salir de detrs de la puerta abierta mientras empuaba la daga con su otra mano y la alzaba hasta colocarla debajo del mentn del hombre, haciendo que la afilada punta rozara su garganta. Haces demasiado ruido al respirar murmur, y adems hueles lo suficientemente mal como para dar nuseas a un gusano. El hombre de los harapos lo haba estado contemplando todo con franca diversin, e inclin la cabeza en un gesto de aprobacin. Oh, s, servirs, no cabe duda dijo, y se ri. Y ahora te ruego que sueltes a mi hermano, de acuerdo? Garth clav la mirada en los ojos de su atacante, y percibi su miedo y pudo oler la fetidez de su aliento. Movi la daga haciendo un pequeo corte debajo de su mentn y despus le solt. El anciano aull de dolor, y los otros ocupantes de la habitacin lanzaron rugidos de deleite. Eres el hombre ideal, desde luego dijo el gua de Garth, y movi una mano indicndole que viniera a sentarse al lado del fuego. Se acabaron los trucos, de acuerdo? Lo juro por el honor de mi hermandad.

Los otros ancianos de la habitacin se rieron y Garth les contempl. Casi todos parecan espantapjaros que llevaran muchos aos en un campo olvidado. A varios les faltaban dedos y a algunos la mano derecha, y al que estaba sentado junto al fuego le faltaban las dos manos. Ladronzuelos y hurgadores de bolsillos? pregunt Garth. Acaso debo aceptar la palabra de la hermandad de los ladrones de bolsas? El hombre de los harapos se ri. Creme, Hombre Sin Casa: tiene tanto valor como la palabra de cualquiera de las Casas que se enfrentan en los combates. Hubo un coro general de murmullos de asentimiento, como si Garth acabara de lanzarles el ms terrible de los insultos al dudar de su anfitrin. El viejo movi una mano indicando a Garth que se sentara y un instante despus alguien coloc una hermosa copa tallada delante de l. El hombre de los harapos cogi una pesada jarra que haba debajo de la mesa, llen la copa de su invitado con vino y despus se llen la suya. Garth cogi la copa y tom un sorbo. Es vino borleiano! exclam, obviamente sorprendido. Ah... Veo que conoces bien nuestras uvas. Cmo habis conseguido echar mano a una cosecha tan magnfica? Y cmo es que un hanin sin Casa sabe reconocer una cosecha tan magnfica? He viajado bastante. El hombre de los harapos dej su copa sobre la mesa y mir fijamente a Garth. Cuntos aos tienes? Garth sonri y no dijo nada. Resulta difcil saberlo con alguien que puede controlar el man, claro... Podras tener los veinticinco que aparentas, o podras estar a punto de cumplir cien aos. Estoy dispuesto a apostar por los veinticinco. Y se supone que he de responderte? El hombre de los harapos mene la cabeza. Eres un hanin, por lo que ya sabrs que estar en esta ciudad durante el Festival es un autntico suicidio dijo. No tienes colores, y el Gran Maestre ha prohibido la presencia de cualquiera que utilice man y no tenga colores..., bajo pena de muerte. El Gran Maestre... dijo Garth en voz baja y suave, y el hombre de los harapos pudo captar una repentina dureza en su tono. Cierto, pero antes ese bastardo tendr que dar conmigo. Oh, el Gran Maestre tiene sus truquitos replic el hombre de los harapos.

Despus recorri con la mirada los rostros de sus amigos, que asintieron enfticamente mientras el que no tena manos alzaba sus brazos y dejaba escapar una risita deformada por los ecos de la locura. Garth tom otro sorbo de vino mientras el hombre de los harapos obsequiaba a sus camaradas con una descripcin del combate y de la victoria de Garth. Cuando hubo terminado su historia, desliz la mano debajo de su tnica, sac media docena de bolsas y las arroj sobre la mesa. Parece que te las has arreglado para sacar un considerable beneficio de los espectadores mientras desempeabas las funciones de maestre del crculo, eh? observ Garth en voz baja y suave. Oh, es una forma como otra cualquiera de ganarse la vida haciendo pequeos negocios. El Festival debe de ser un buen momento para hacer esos pequeos negocios de los que hablas. Las carcajadas hicieron vibrar las paredes de la habitacin. La mayora de habitantes de esta ciudad nos tienen demasiado vistos dijo el hombre de los harapos. Pero todos los idiotas que vienen aqu durante el Festival... Bueno, poder aliviarles de su exceso de equipaje es algo que hacemos con sumo placer. Llmalo impuesto para hacer obras de misericordia con los pobres, si lo prefieres... Durante los siete das prximos obtendremos el dinero suficiente para aguantar todo el invierno. El hombre de los harapos volvi a llenar su copa y la de Garth. As que has venido por el Festival, eh? pregunt despus. Garth no dijo nada. Tena toda su atencin concentrada en la copa, como si estuviera estudiando la complicada trama de los adornos de oro. El hombre de los harapos se inclin sobre la mesa y clav la mirada en el rostro de Garth. Cmo perdiste el ojo? Una broma infantil que acab teniendo consecuencias inesperadamente serias repuso Garth sin inmutarse. El hombre de los harapos asinti lentamente sin apartar la mirada de su rostro. A juzgar por la cicatriz de tu mejilla, se dira que te lo sacaron con un cuchillo. Algo as. El hombre de los harapos se reclin en su asiento y contempl a Garth sin decir nada. Garth se ech hacia atrs, apur su copa y la dej sobre la mesa. El hombre de los harapos se apresur a volver a llenarla. Vers, podramos ponerte un parche sobre el otro ojo... Una tela lo bastante delgada como para que pudieras ver a travs de ella,

entiendes? Despus te quitaramos el parche autntico, y eso te convertira en un ladrn condenadamente bueno. El hombre de los harapos celebr su chiste con una risita, pero sigui observando a Garth con gran atencin. Garth dej escapar un resoplido desdeoso y tom otro sorbo de su copa. Pero t eres un luchador, no un ladrn de bolsas. La forma en que mataste a Okmark de Fentesk... Fue una inversin realmente magistral, un hechizo muy raro dotado de ese inmenso poder que slo un verdadero adepto es capaz de controlar. Okamar haba obtenido catorce victorias en la arena y era un luchador de tercer nivel, eso como mnimo... Cmo es posible que un Hombre Sin Casa como t llegase a obtener semejante hechizo? Mientras hablaba el hombre de los harapos haba estado contemplando la bolsa de los hechizos de Garth con franca curiosidad, como si estuviera teniendo que hacer un considerable esfuerzo para reprimir la tentacin de arrancrsela y examinar lo que contena. Garth alz la vista de su copa y clav su nico ojo en el rostro del hombre de los harapos. El hombre de los harapos extendi las manos hacia l fingiendo estar horrorizado y se apresur a retroceder. Nunca preguntes a un luchador dnde ha obtenido sus victorias y de dnde ha sacado sus poderes dijo el hombre de los harapos. Lo s, lo s... Conozco las costumbres. Un anciano fue hasta la mesa y coloc delante de Garth una bandeja de plata mientras otro traa un pato asado del hogar. Garth arranc una pata y empez a masticarla con expresin pensativa. Tienes hambre, eso est claro dijo el hombre de los harapos. Despus observ en silencio a Garth mientras ste cortaba rebanadas de carne del ave y se apresuraba a metrselas en la boca, engullndolas a toda velocidad con la ayuda de otra copa de vino. Eres el jefe de esta hermandad? pregunt Garth entre un bocado y el siguiente. El hombre de los harapos se ri y extendi los brazos en un gesto tan amplio como si estuviera invitando a Garth a contemplar sus dominios. Soy el maestre de todos estos hermanos mos a los que ves aqu y de otros que se esconden en distintas madrigueras. La leal orden de los ladrones de bolsas, con un linaje tan augusto como el de cualquiera de las Casas que se enfrentan en la arena de los combates, y tan antiguo como el de ellas... Ah, e incluso podra aadir que mucho ms honesto. Cmo es eso? Las Casas... Vers, Fentesk, Kestha, Bolk e Ingkara afirman ser las defensoras del honor, pero en realidad no son ms que rameras Los

otros ocupantes de la habitacin emitieron un gruido de asentimiento. Desde la noche en que Zarel se convirti en Gran Maestre de todos los colores, las Casas ya slo piensan en los beneficios que pueden obtener mediante sus poderes y en el man que puede ser extrado de las tierras para sustentar sus hechizos, y dejan que quienes no tienen poderes mgicos paguen el precio de todo eso. Por lo menos nosotros somos sinceros en todo cuanto hacemos. Robamos y admitimos que robamos, y eso nos convierte en hombres honrados por comparacin. No nos ocultamos detrs de ese chorro de tpicos y frases hechas que han perdido todo significado hace mucho tiempo, y eso ya es algo. Sus compaeros de latrocinios lanzaron al aire una ruidosa andanada de maldiciones, y el loco que no tena manos enton con su voz cascada una cancin obscena sobre el Gran Maestre mientras sostena delante de l una copa que haba sido tallada de tal manera que pudiese cogerla con los muones de sus brazos. Garth acab de consumir el resto de su comida en silencio, escuchando cmo los viejos daban rienda suelta a su odio y su ira. Cuando hubo terminado se limpi los dientes con un trocito de hueso sin que su expresin pensativa variase ni un instante, y despus ech su escabel hacia atrs y se puso en pie. Gracias por la comida, viejo. Creo que ya va siendo hora de que siga mi camino. Puedes pasar la noche aqu. Por qu? Porque te encuentro divertido, y un poquito misterioso. Ah, s? Me divierte que te costara tan poco acabar con Okmark y desplumar a su encargado de las apuestas. Al principio pens que eras el tpico patn recin llegado del campo... Ya sabes, el chico hinchado de orgullo que tiene un par de hechizos dentro de su bolsa y que est convencido de que demostrar lo que vale, y que normalmente acaba perdiendo la vida antes de que el Festival haya terminado. Ha pasado mucho tiempo desde la ltima vez que me llamaron chico dijo Garth con voz glida. Hijo, para m sigues siendo un chico. Matar a Okmark puede haberte permitido obtener sus poderes, pero ahora tienes aproximadamente a un centenar de enemigos jurados buscndote para vengar la afrenta que has infligido a su Casa. Adems, a estas alturas el Gran Maestre ya debe de haberse enterado de que un hanin tuerto mat a Okmark. Todos los guerreros y luchadores que obedecen sus rdenes te estarn buscando frenticamente. Ya me las arreglar. Ah, y adems no debemos olvidarnos del gran misterio,

naturalmente... Qu has venido a hacer aqu? Si quieres que te d un consejo, creo que deberas ir hacia el sur antes de que amanezca e interponer la mayor distancia posible entre tu persona, esta maldita ciudad y el Festival. El hombre de los harapos sonri y alz la mano antes de que Garth pudiera contestar. Ya lo s dijo. No quieres mis consejos y planeas quedarte en la ciudad, y desde luego prefieres morir antes que decirme lo que has venido a hacer aqu. Ms o menos. Pues entonces qudate a pasar la noche con nosotros. El alojamiento es gratis, y adems te he dado la promesa de la hermandad. Nadie te molestar. La Guardia! Garth gir sobre s mismo y vio a un mendigo sin piernas que acababa de cruzar el umbral saltando gilmente sobre sus muones. La psima imitacin de centinela a quien Garth haba herido debajo del mentn corri hacia la puerta y la atranc con un madero, y la habitacin qued sumida en el silencio ms absoluto. Todos pudieron or los pesados pasos que se iban aproximando por el callejn. Los pasos se detuvieron durante un momento, y despus siguieron adelante y se alejaron. Pagamos a esos bastardos el dinero suficiente para que nos dejen en paz dijo el hombre de los harapos con una risita, pero nunca se sabe quin puede haberles dado una suma mayor. Se volvi hacia Garth. Me atrevera a afirmar que eres t quien les ha puesto tan nerviosos sigui diciendo. Eres un criminal, Hombre Sin Casa. Incluso es posible que los luchadores de la Casa Naranja hayan decidido gastarse algn dinero para conseguir que te rajen el cuello lo ms discretamente posible a fin de recuperar los hechizos que han perdido. Si eres un tonto de pueblo que ha venido aqu pensando en el honor y las reglas, ya puedes irte olvidando de todo eso. Garth mene despectivamente la cabeza. Tpico Su mirada recorri la habitacin. Cul es el rincn con menos piojos y pulgas?

Varnel Buckara, Maestre de la Casa de Fentesk, dej su copa de oro sobre la mesa y clav su glida mirada en su anfitrin. Si quieres que te sea sincero, debo confesar que no me gustan nada las implicaciones de lo que acabas de decir murmur. Fue vuestro hombre el que inici el incidente librando un duelo ilegal, primero con Webin de Kestha. Lamentable, mi buen seor... S, es realmente lamentable ver cmo dos luchadores se enfrentan entre la basura para mayor diversin del populacho. Mis luchadores son impulsivos y arrogantes, pues de lo contrario no seran luchadores. Sabes muy bien que eso no te molesta en lo ms mnimo, verdad? No, lo que realmente te molesta es el hecho de que convirtieran su duelo en una exhibicin pblica y que tus agentes no pudieran controlar las apuestas de la multitud. El Gran Maestre Zarel Ewine ri, y su abultado estmago tembl como un montn de gelatina. Despus dej su copa sobre la mesa e indic al sirviente que volviera a llenar las dos copas y que se marchara en cuanto lo hubiese hecho. Como si necesitara perder el sueo por unas cuantas monedas de plata acab replicando. Esas cosas dejaron de preocuparme hace ya mucho tiempo aadi, inclinndose hacia adelante y mirando fijamente a Varnel. Varnel no dijo nada y se limit a contemplar la habitacin, inspeccionando los tapices importados de Kish, las delicadas tallas en madera de la legendaria La y las gemas que adornaban las manazas de Zarel. Sirvo al Caminante administrando las Tierras del Oeste, y la supervisin de los juegos es algo que va unido de manera inseparable a la administracin de todos esos lugares sigui diciendo Zarel. Como honor, eso es ms que suficiente. La hipocresa de su rplica hizo que Varnel sintiera un deseo casi incontenible de rer a carcajadas, pero el miedo se lo impidi. No tema a Zarel, sino a lo que poda estar acechando a su espalda en aquel mismo instante, aguardando invisible entre las sombras. Mir nerviosamente a su alrededor, y un instante despus comprendi que Zarel haba percibido su fugaz momento de miedo. No, no est aqu... No vendr hasta el ltimo da del Festival, cuando acuda para el informe anual y para llevarse a quien haya vencido en el ltimo combate. Y este incidente... Figurar en el informe? pregunt Varnel, llegando por fin a lo que realmente importaba. Ah, mi viejo amigo... Has sido muy generoso en el pasado. Bien, esta noche no va a ser necesario ejecutar el desagradable ritual del soborno para conseguir que el asunto sea olvidado. Considralo como un regalo. Muchos combates se libran fuera de la arena, cierto, y si hubiese intentado acabar esa costumbre... Bueno, me temo que ya

habra enloquecido hace mucho tiempo. Lo que t y los otros Maestres de las Casas hagis en vuestros territorios es asunto vuestro, no mo. Durante el resto del ao podis mataros en vuestras tierras como y cuando os plazca, y contratar a quien deseis. Pero ahora vuestra Casa y las otras tres os habis reunido en mi ciudad para poner a prueba las habilidades de vuestros luchadores, y eso s que me concierne. Puedo esperar alguna que otra pelea con apuestas, pero un duelo a muerte librado ante los ojos de las turbas... No, eso est reservado para la arena. De lo contrario el caos se adueara de todo, y no pienso tolerarlo. Ya s que las Casas lucharn entre ellas y no me sorprende que eso ocurra, pero os ruego que lo hagis dentro de vuestros recintos. Es la tradicin, pero las exhibiciones pblicas quedan totalmente descartadas... Ese tipo de combates son para la Arena, y si los campesinos y gentes de ms calidad quieren presenciarlos, siempre pueden pagar la entrada. Eso tambin es tradicional. Varnel sinti el deseo de replicar que adems el populacho pagaba para ver los combates en la arena, pero que no lo hara si poda ver todos los combates que quisiera gratis y en las calles. Nos hemos entendido el uno al otro? acab preguntando Zarel. S, nos hemos entendido replic Varnel en voz baja y suave. Bien, y ahora pasemos al otro problema. Ese luchador sin Casa, ese hanin... Tenis alguna descripcin de l? Nadie de los mos estaba all. Venga, venga... Qu hay del apostador de vuestro combatiente? Varnel se removi nerviosamente en su asiento. Zarel ri y tom otro sorbo de su copa. O vuestro hombre era un idiota que pele nicamente porque quera obtener un hechizo ms, o contaba con un apostador que se encargara de desplumar a la multitud dijo. No me gustara nada tener que pensar que todos tus combatientes son idiotas. El apostador fue arrojado a la grieta por la turba cuando se le acab el dinero para pagarles sus apuestas despus de que mi hombre fuese derrotado replic Varnel. Una reaccin muy lgica, desde luego. Y ya que hablamos de eso, ahora hay una enorme grieta que tendr sus buenos cuarenta metros de profundidad en el centro de una de mis calles de ms trfico... Sabes cunto dinero me va a costar hacerla desaparecer? Adems, medio bloque de casuchas ardi hasta los cimientos, y hubo casi cincuenta muertos. Bueno, despus de todo no son ms que campesinos. Son mis campesinos, y eso significa cincuenta campesinos menos a la hora de pagar impuestos. Eso quiere decir que estos campesinos hacan su pequea aportacin al conjunto del man mediante su mera existencia. Vamos, vamos, Varnel... La factura se incrementa

continuamente. No estoy hablando de sobornos, sino de daos y perjuicios. No s cuntas carretas de tierra se necesitarn para rellenar ese enorme agujero que cre tu hombre. Los costes de los funerales, reconstruir el bloque de casuchas... Todo eso va a costar mucho dinero. Como si ese dinero fuera a salir de tu bolsa replic Varnel sin inmutarse. No, maldicin! rugi Zarel. Saldr de la tuya, y esto no es un soborno. Es un resultado del compromiso que tu Casa y las otras Casas han asumido, y de su obligacin de cargar con los daos que se produzcan en mi ciudad durante el Festival. Y qu hay de la Casa de Kestha? Fue el hombre de Kestha el que empez la pelea replic Varnel. Oh, te aseguro que Tulan y su Casa tambin pagarn dijo Zarel con dulzura. Apuesto a que lo harn, pens Varnel con irritacin mientras coga el jarro de vino y se volva a llenar la copa, pensando que por lo menos esos pequeos gastos corran por cuenta de Zarel y que deba sacar el mximo provecho posible de ese hecho. Ese guerrero sin Casa tambin debera cargar con las consecuencias de lo que ha hecho, no? pregunt despus. Oh, lo har replic Zarel. Antes de que ordene su descuartizamiento por haber luchado en mi ciudad sin contar con la sancin de una Casa, l tambin contribuir a reparar los daos causados por el combate. El problema es que nadie sabe quin es ni adonde fue. Varnel se sonri. Pero seguramente los leales sbditos del Gran Maestre deben de arder en deseos de ayudar a la ley dijo. Son escoria, eso es lo que son... Piensan que fue un espectculo muy divertido. Ha hecho que ganaran dinero, y eso le ha convertido en su hroe... Escoria repugnante! Se estn riendo por las calles, y tu Casa tambin tiene su parte de culpa en lo ocurrido. Oh, cuento con las descripciones de costumbre, desde luego... Era negro, era blanco, era amarillo. Era alto, bajito, gordo, flacucho, tena la cara marcada por la viruela, era de piel muy blanca y no haba ni una sola seal en ella, con dos ojos, con un solo ojo... Lo nico en lo que todos estn de acuerdo es en que no perteneca a ninguna Casa. Varnel se reclin en su asiento y desvi la mirada. Qu ocurre? pregunt Zarel de repente Varnel se sobresalt y se volvi hacia su anfitrin. Nada... No, nada. Zarel mir fijamente a su invitado. Algo de lo que he dicho te ha puesto nervioso dijo. No, es slo que... Bueno, estaba hacindome unas cuantas

preguntas a m mismo, nada ms. Como cules? Quin es ese hombre? Mat a un luchador de tercer nivel, y eso resulta un poco inusual para un hanin. Normalmente cuando llegan a ese nivel de habilidad ya han conseguido entrar en alguna Casa..., o que les maten. Eso significa que es bueno, tan bueno como un maestro del tercer nivel... Y sin embargo carece de colores y no tiene Casa. Qu extrao... Zarel desvi la mirada durante un momento. Varnel tena razn. Era algo muy extrao, y aparte de eso tambin estaba el hecho de que el hombre se hubiera esfumado sin dejar rastro. Tambin haba algo ms que era ms bien un presentimiento indefinible que un conocimiento claro, una sensacin inexplicable de que algo no andaba bien y de que aquello no era meramente otro incidente, una pelea estpida que ya habra sido olvidada al da siguiente. Zarel no saba con exactitud de qu se trataba, pero ese curioso desasosiego supona una advertencia a la que haba que prestar la debida atencin. Daremos con l acab diciendo con voz glida. Varnel le contempl por encima del borde de su copa y respondi a sus palabras con una sonrisa.

2Bien, qu planes tienes para hoy? Garth, que se estaba rascando las mordeduras que las pulgas le haban infligido durante la noche, recorri con la mirada la habitacin llena de viejos que empezaban a removerse mientras la primera claridad del amanecer se infiltraba a travs de las rendijas de los postigos y las grietas del techo. Para empezar, salir de aqu. El hombre de los harapos dej escapar una risita. Para hacer aquello que te ha trado a la ciudad, sea lo que sea... Ah, s, tu gran empresa envuelta en el misterio, verdad? Algo por el estilo replic secamente Garth. Ir contigo. Garth baj la mirada hacia el viejo desdentado. Tena el presentimiento de que lo haras dijo en voz baja, y el hombre de los harapos le contempl poniendo cara de sorpresa. Por qu? pregunt. Porque te fascinan los misterios replic Garth. Siempre quieres averiguar qu ocurrir despus. El hombre de los harapos se meci de un lado a otro sobre su escabel al lado del fuego, y solt una carcajada de puro deleite. Quiero estar presente para disfrutar de la diversin dijo. Creo que alguien acabar perdiendo la vida, y quiero estar all cuando eso ocurra. Ese tipo de situaciones siempre ofrecen muy buenas oportunidades comerciales. El viejo se inclin sobre el fuego y cort dos gruesas tajadas de carne del asado que se haba estado dorando lentamente sobre el reluciente montn de ascuas. Arroj una a Garth, que la pill al vuelo y se la pas cautelosamente de una mano a otra hasta que la carne se hubo enfriado lo suficiente para que pudiese comerla. El viejo acab su desayuno, abri la puerta y ech un receloso vistazo por el hueco. El mendigo sin piernas estaba sentado al otro lado de la calle, y movi una mano como si estuviera espantando una mosca en cuanto le vio. No hay peligro anunci el hombre de los harapos. Bien, vamos... Cogi un bculo apoyado junto a la puerta, sali a la calle, gir sobre s mismo y orin en la pared del edificio. Garth le contempl sin tratar de ocultar su desdn, pero un instante despus comprendi que no tendra ms remedio que acabar imitndole y se reuni con el viejo. Por cierto, me parece que ste es un momento tan bueno como cualquier otro para presentarse dijo el hombre de los harapos. Me

llamo Hammen de Jor. Acab de orinar, se aboton sus pantalones manchados de grasa y mugre y le ofreci la mano. Garth, que tambin haba acabado de orinar, se aboton los pantalones y baj la mirada hacia Hammen, que le sonri revelando una dentadura amarillenta que haca pensar en unos cuantos postes de madera putrefacta clavados en una caverna tenebrosa. Garth acept la mano de Hammen sin excesivo entusiasmo, y despus no intent ocultar sus acciones mientras se limpiaba la palma en una pernera de sus pantalones. Hammen se ri. Te aseguro que es un apretn de manos bastante ms limpio que el que puedas esperar de cualquier Maestre de una Casa dijo. Garth no pudo reprimir una sonrisa. Dnde puedo encontrar la Casa Gris? pregunt. Y por qu quieres ir all? Porque quiero echarle un vistazo. Curiosidad, nada ms. Hammen alz su bculo en un aparatoso arco y lo us para sealar el callejn repleto de basura, y los dos emprendieron la marcha. Garth sigui al viejo que se haba nombrado a s mismo gua suyo sin dejar de lanzar cautelosos vistazos a los callejones laterales que iban dejando atrs. Ya haca un buen rato que haba amanecido, y sin embargo la ciudad apenas mostraba ninguna seal de actividad. Estaba claro que el bullicio de las celebraciones del inminente Festival haban consumido todas las energas de los ciudadanos. Hammen se detuvo un momento para empujar con la punta del pie varias siluetas que yacan al lado de un barril para recoger el agua de lluvia que estaba volcado en el suelo. Una de ellas se removi levemente, y las otras dos permanecieron totalmente inmviles. Garth baj la mirada hacia ellas. Enseguida se dio cuenta de que los tres hombres estaban vivos, pero tambin supo que no tardaran en lamentar la penosa situacin econmica en que se hallaran cuando despertasen. Ya les han limpiado anunci Hammen, y sigui avanzando hacia una avenida que tena casi veinticinco metros de anchura. Garth se volvi y ech un vistazo al extremo de la calle del que todava brotaban tenues hilillos de humo en un recordatorio casi invisible de la diversin que haba acogido el da anterior. Los vendedores callejeros estaban empezando a abrir sus puestos y desplegaban sus mercancas sobre mesas colocadas delante de sus puertas. Unos cuantos clientes madrugadores ya estaban comprando comida y Garth avanz lentamente por entre ellos, incapaz de ocultar su asombro ante la multitud de mercancas que los puestos ofrecan a la venta. Hammen se volvi hacia l.

Me parece que no has tenido muchas experiencias con las ciudades dijo. Garth asinti. S, ya me haba dado cuenta... sigui diciendo Hammen. Slo un idiota me habra seguido por un callejn tal como hiciste t unos momentos despus de que nos hubiramos conocido. Ese tipo de confianza slo se encuentra en los patanes del campo. Ningn habitante de esta ciudad sera tan estpido. Puede que ests tratando con un estpido, pero tambin cabe la posibilidad de que ests tratando con alguien que puede cuidar de s mismo replic Garth con voz glida. Hammen alz la mirada hacia Garth y asinti. S, creo que eres capaz de cuidar de ti mismo murmur. Pero sobrevivir en la ciudad... Bueno, resultar muy interesante ver si lo consigues. Hammen empez a ir ms despacio y seal un puesto de fruta. Ah, granadas de Esturin... dijo. Mi fruta favorita. Hammen fue hacia la vendedora, que estaba colocando montones de granadas, naranjas, filagritos exticos trados del otro lado del gran ocano, exquisitos y delicados lollins y dems relucientes delicias vegetales que tenan los tonos rojo, verde, anaranjado y azul ms intensos que Garth haba visto en toda su existencia. La vendedora alz la mirada hacia Hammen, mene la cabeza mientras curvaba los labios en una sonrisa de exasperacin y le arroj una granada. Hammen seal a Garth, pidindole en silencio que extendiera su amabilidad a su acompaante. Garth pill la fruta al vuelo, la mordi y sonri al sentir cmo el zumo se deslizaba por su garganta. Es muy buena dijo. Nunca la habas probado, eh? Garth no dijo nada mientras se terminaba la fruta, y escuch distradamente cmo Hammen y la vendedora, que estaba claro se conocan desde haca mucho tiempo, comentaban las ltimas noticias de la ciudad. Los guardias del Gran Maestre pasaron por aqu anoche tan deprisa que parecan un enjambre de moscas siguiendo el olor de la carroa anunci la vendedora sin apartar la mirada ni un instante de Garth . Andaban buscando al luchador. Y consiguieron dar con l? pregunt Hammen. Oh, arrestaron a los sospechosos habituales. Hammen se ri y le dio la espalda disponindose a irse. La vendedora sonri, arroj tres granadas ms hacia la mano de Garth y le gui el ojo. Garth se guard las granadas debajo de su tnica. Ayer hiciste ganar un montn de dinero a esas personas, y adems te cargaste a un luchador de la Casa Naranja dijo Hammen.

Podrs comer gratis durante una temporada. Hammen movi la cabeza sealando los sucios estandartes marrones que aleteaban sobre muchos de los puestos de mercancas alineados a lo largo de la calle. Como puedes ver, casi toda la gente de este barrio es partidaria de los Marrones le explic. Por qu? pregunt Garth. Las Casas no significan nada para ellos, y estoy seguro de que a las Casas les importa un comino lo que piense el populacho. Cmo lo sabes? Creo que es algo que se puede dar por sentado sin mucho temor a equivocarse. No pareces saber mucho sobre el alma humana, mi tuerto amigo replic Hammen. Para la inmensa mayora de estas gentes, el Festival es el nico gran acontecimiento que pueden esperar en toda su vida..., eso y la esperanza de ganar un premio de la lotera, claro. Los combates lo son todo para ellos. Puedes ir a prcticamente a cualquier puesto callejero o tugurio donde sirvan bebida sigui diciendo mientras mova una mano sealando una taberna que ya estaba casi llena, e incluso el mendigo ms miserable ser capaz de recitarte la lista de victorias y todos los hechizos que posee su luchador favorito, especialmente si ese hombre o mujer le ha hecho ganar unas cuantas monedas de cobre en las apuestas. Gana dinero para la turba, y pasas a ser un hroe. Menuda clase de hroe... resopl Garth. Hoy en da un luchador es capaz de quemar vivo a un campesino slo para poner a prueba un nuevo hechizo, y despus de hacerlo sentir muchos menos remordimientos que si hubiese aplastado a una cucaracha con la suela de su bota. Qu quieres decir con eso de hoy en da? pregunt Hammen. Oh, he odo contar las historias de los viejos tiempos, cuando las cosas eran distintas y cuando los luchadores tenan que ir en peregrinacin para servir a quienes necesitaban su ayuda. Hammen escupi en el suelo. Los viejos tiempos estn muertos, hanin dijo. Si has venido aqu con alguna otra idea en la cabeza al respecto, creo que me limitar a separarme de ti aqu y ahora para que te las arregles por tu cuenta. He empecido a cogerte un cierto cario, y no me gustara verte muerto antes de que haya acabado el da... Slo un idiota podra llegar a creer que a los luchadores les importa lo que pueda ser del resto de nosotros. Bueno, y entonces por qu debe importar a los dems lo que pueda ser de los luchadores? A eso me refera replic Hammen. No entiendes el alma

humana. Las turbas ya saben todo eso, pero siguen vitoreando a su hroe, y al hacerlo tienen la sensacin de que participan un poco en su gloria y en su poder. En cuanto empieza el Festival, se ven transportados al cielo durante tres das. Pueden olvidar la miseria, las enfermedades y las vidas cortas y brutales que les consumen. Mientras estn en la arena pueden escuchar el rugir de los cnticos, y es como si fueran ellos los que estuvieran librando duelos por el poder y el prestigio, luchando por sus vidas y por obtener la aprobacin del Caminante, que se lleva consigo al ganador del combate final para que ste pueda servirle en otros mundos... La turba puede vivir ese sueo maravilloso durante tres das de cada ao. Garth lanz una mirada interrogativa a Hammen, cuya voz se haba vuelto ms suave y que acababa de adoptar un tono mucho ms serio en el que, y eso era lo ms sorprendente, Garth acababa de detectar la sombra de un acento de alta cuna. Hablas como si hubieras estado alldijo Garth mirando fijamente a Hammen. Hammen le devolvi la mirada, y durante un instante muy corto Garth tuvo la sensacin de que estaba caminando junto a una persona muy distinta del ladrn acostumbrado a vivir entre las ruinas que haba conocido en el duelo. Percibi un poder lejano, como si aquel hombre pudiera controlar el man, los fundamentos del poder de todos los luchadores, que derivaba de las tierras y de todas las criaturas que vivan sobre ellas. Hammen afloj el paso y Garth percibi una tristeza infinita, y un momento despus Hammen volvi a convertirse en el viejo de los harapos con tanta rapidez como se derrite la escarcha bajo la luz del amanecer, y empez a toser, escupir en el suelo y soltar risitas mientras iba sealando las maravillas de la ciudad a un forastero. Siguieron caminando por la calle, que estaba empezando a llenarse. Garth sac dos de las tres granadas que se haba guardado debajo de la tnica y arroj una a Hammen. Despus hundi los dientes en la fruta y la fue comiendo lentamente mientras seguan avanzando. Pasaron junto a la calle de los aceros, y Garth se detuvo durante un momento para ver cmo los comerciantes colgaban sus hojas baratas delante de las tiendas. Se par delante de una para inspeccionar el interior sumido en la penumbra, y vio las armas ms hermosas colgadas dentro y a los guardias del comerciante sentados entre las sombras. Cimitarras, enormes espadas para ser manejadas con las dos manos y estoques capturaban y reflejaban el resplandor palpitante de las forjas que mantenan su incesante actividad en las profundidades del local, donde los herreros daban vida a sus creaciones a martillazos y entre diluvios de chispas. Las mejores hojas siempre estn en la parte de atrs. Son hojas

que tienen largas historias y nombres slo conocidos por quienes entienden en armas refinadas, hojas capaces de abrirse paso incluso a travs de un campo de hechizos para acabar derramando la sangre de un luchador... susurr Hammen, como si se sintiera invadido por un lejano anhelo. Despus lleg la calle de los que trabajaban el estao, y despus la de los plateros y los orfebres, donde cada puesto estaba vigilado por hombres armados y hasta se poda ver algn que otro lanzador de hechizos de primer nivel, que era capaz de conjurar a una criatura del ms all para matar ladrones. Garth contempl a aquellos hombres del primer nivel y mene la cabeza. Casi todos eran ancianos que nunca haban ido ms all del primer nivel porque carecan de las habilidades y el poder dado de manera innata que permita utilizar el man, sin el que slo se podan controlar los poderes ms sencillos. Si libraran un autntico duelo con otro luchador perderan su nico hechizo en cuestin de segundos y, muy probablemente, tambin perderan la vida, por lo que se vean condenados a los callejones y a proteger los tesoros de los avaros y los gordos mercaderes. Garth se dio cuenta de que la inmensa mayora de ellos ocultaban en lo ms profundo de su corazn el temor de que algn da podran llegar a verse desafiados por cualquier enemigo un poco ms serio que un campesino armado con un estilete, e incluso ese campesino ya era una fuente constante de miedo en sus vidas. Dejaron atrs las calles de los metales y se fueron acercando al corazn de la ciudad, y Hammen mir cautelosamente a su alrededor y observ con gran atencin cmo un pelotn de luchadores del Gran Maestre pasaba patrullando delante de ellos con sus jubones, capas y pantalones multicolores despidiendo reflejos iridiscentes bajo el sol de la maana. Ni uno solo de ellos volvi la mirada hacia Garth, y su compaero dej escapar una risita. Esos petimetres presumidos slo saben pensar en su atuendo... murmur. Probablemente te estn buscando, pero son demasiado estpidos para percibir las pistas que podran acabar llevndoles hasta ti. Garth se dio cuenta de que el color de los estandartes que flotaban sobre la calle haba empezado a cambiar. Durante varios bloques hubo una mezcla de marrones y grises, con algn que otro estandarte naranja o prpura perdido entre ellos. Nos estamos aproximando al centro de la ciudad, donde convergen los cinco barrios. El palacio del Gran Maestre est justo delante de nosotros, en el centro de la Plaza, y los cuarteles de sus luchadores y guerreros tambin estn all... Las Casas de los cuatro colores flanquean la Gran Plaza. Garth volvi la mirada hacia el final de la calle y la Plaza, que tena casi seiscientos metros de anchura, y acab viendo la enorme

pirmide de cinco lados en la que viva el Gran Maestre. El edificio meda como mnimo sesenta metros de lado y casi otros tantos de altura, y estaba recubierto de piedra caliza pulimentada que despeda una claridad tan intensa como la de las llamas al reflejar los rayos del sol. El palacio principal estaba flanqueado en sus cinco lados por las oscuras estructuras achaparradas de los cuarteles de los guerreros de la guardia y los luchadores del Gran Maestre. Todo el complejo estaba rodeado de fuentes en las que el agua bailaba y se derramaba bajo la luz matinal. Las columnas de agua suban hacia el cielo hasta rivalizar en altura con el gran palacio, y el agua de las fuentes estaba teida con todos los colores del arco iris. Garth afloj el paso cuando ya estaba a punto de entrar en la Gran Plaza. Cuatro palacios ms eran claramente visibles en los cuatro lados de la Plaza. Cada uno era distinto, y cada uno mostraba el color de una de las cuatro grandes Casas. Fentesk, al otro lado de la Plaza, era una estructura imponente y no muy alta con la fachada llena de gigantescas columnas y con cuatro enormes estandartes color naranja ondeando en las cuatro esquinas de lo que Garth acab decidiendo era un edificio francamente feo. Junto a l se alzaba la Casa de Ingkara, similar a la Casa Naranja salvo porque all la impresin de monotona producida por las columnas quedaba aliviada gracias al gran arco de entrada del que colgaba un estandarte prpura. Al otro lado de Fentesk estaba la Casa de Bolk, que pareca una fortaleza debido a sus torres almenadas y baluartes; y finalmente, al lado de la Casa Marrn, estaba la de Kestha, cuya fachada estaba adornada con colosales estatuas que representaban luchadores alzando las manos hacia el cielo como si se dispusieran a lanzar hechizos contra los otros edificios. No s quin dise estos palacios, pero tendra que haber sido ahogado en la cuna para proteger a la humanidad de su mal gusto resopl Hammen. Son Casas de luchadores, no palacios para potentados replic Garth. Las antiguas Casas eran distintas, pero las cosas han cambiado mucho en los ltimos tiempos, y erigieron estas nuevas edificaciones. Bueno, pero sigue existiendo algo que se conoce con el nombre de buen gusto, no? Garth fue hacia la Casa de Kestha, y Hammen apret el paso para no quedarse atrs. Supongo que ya sabes que ests cometiendo una estupidez, verdad? buf Hammen. Te estn buscando por toda la ciudad. Tanto mejor. Siguieron avanzando hacia la Casa de Kestha, pero Garth no tard en aflojar el paso y se volvi hacia el quinto lado de la Plaza. El

permetro estaba lleno de tiendas y casas de comidas, y tambin haba unos cuantos palacios menores de comerciantes que deban ser bastante acaudalados. Garth gir sobre s mismo, fue hacia esos edificios y acab detenindose en un lado de la Plaza y mir a su alrededor. Aqu es donde estaba la quinta Casa dijo Hammen en voz baja. Garth se volvi hacia l. La quinta Casa? S, la Casa Turquesa... Hace veinte aos haba cinco Casas. Ya lo s. Pues entonces tambin sabes que las otras Casas masacraron a la Casa de Oor-tael la noche del ltimo da del Festival, con el antiguo Gran Maestre y su ayudante Zarel al mando de sus fuerzas combinadas. Cayeron sobre ellos al amparo de las tinieblas, quemaron la Casa y asesinaron a casi todos los luchadores. Has dicho casi todos. Se supone que algunos escaparon replic Hammen. El hombre de los harapos guard silencio durante unos momentos y mir fijamente a Garth. Bueno, por aquel entonces probablemente eras demasiado joven para que te importaran esas cosas dijo secamente Hammen por fin, con una sombra de ira en la voz. Garth no dijo nada y se volvi hacia aquel rincn de la Plaza, que pareca extraamente fuera de lugar entre el esplendor de los otros cuatro lados. Y el ltimo Gran Maestre dijo Garth, y su tono era ms de afirmacin que de pregunta. Kuhtuman? Ah, ese bastardo... dijo Hammen, murmurando la imprecacin. Quin infiernos crees que es el Caminante? Dnde crees que rob el man que le abri las puertas a otros mundos? La Casa Turquesa era la ms poderosa de las cinco, y se neg a ayudarle en su empresa. Hammen movi la cabeza sealando el lugar en el que se haba alzado la Casa Turquesa. As que mataron al Maestre de Oor-tael, a toda su familia y a prcticamente todo el mundo, y se llevaron su man murmur. Y Zarel? Por qu te interesa tanto todo esto? l se interesa por m, verdad? Hammen mene la cabeza. Algunos dicen que Zarel odiaba al Maestre de Oor-tael y que eso fue la causa de todo le explic, y que fue Zarel quien sugiri la idea y que el Caminante acab dejndose convencer a pesar de que Cullinarn, el Maestre de Oor-tael, era un viejo amigo suyo y de que le haba salvado la vida en una ocasin.

Y entonces por qu lo hizo? Ya te he dicho antes que no estaba muy seguro de si eres condenadamente bueno o de si sencillamente eres un estpido replic Hammen. A veces pienso que debera inclinarme por la segunda hiptesis... Cuando se trata del poder, la amistad suele ser la primera vctima. Kuthuman anhelaba el poder de un Caminante, y Zarel saba que si le ayudaba despus se convertira en el nuevo Gran Maestre en cuanto Kuthuman se hubiera ido. Zarel organiz y dirigi el ataque, y el man de la Casa Turquesa fue utilizado para atravesar el velo entre los mundos. Kuthuman se fue y Zarel se hizo con el poder, y todo ha cambiado con l. Los Maestres de las otras Casas le ayudaron o miraron hacia otro lado mientras el Maestre de la Casa Turquesa era asesinado, y desde aquel entonces sus sobornos han llegado con tanta regularidad como salen los excrementos del trasero de un ganso obligado a comer sin parar. El tesoro perdido de la Casa Turquesa sirvi para edificar esa monstruosidad de palacio sigui diciendo, y movi la cabeza sealando la pirmide y las nuevas Casas. Todo el mundo sali beneficiado. Garth permaneci inmvil y en silencio durante un momento, y despus gir sobre s mismo y se abri paso a travs del gento que haba empezado a invadir la Plaza. Fue rpidamente hacia la Casa de Kestha, y no afloj el paso hasta que las losas que pisaba cambiaron de color y pasaron del rojo de la caliza que pavimentaba la mayor parte de la Plaza al gris oscuro de la pizarra. Garth se detuvo y alz la mirada hacia las seis imponentes estatuas de luchadores que dominaban la entrada principal de la Casa. Despus mene despectivamente la cabeza y sigui avanzando. Una mano surgi de la nada y le agarr. Qu infiernos quieres hacer ah dentro? pregunt Hammen. Si no tienes redaos para esto, viejo... Bueno, entonces ser mejor que vuelvas a tu casa sise Garth, y se retorci quitndose de encima la mano de Hammen. El gento del que haba estado rodeado hasta haca unos momentos acababa de esfumarse, como si una barrera invisible marcara el punto en el que el populacho ya no poda acercarse ms a las Casas de los luchadores. Garth atraves el semicrculo de piedra gris que delimitaba el recinto de la Casa Gris, y fue hacia ella avanzando con tranquila despreocupacin. Un instante despus oy pasos que se apresuraban a seguirle y mir por encima del hombro para ver a Hammen tratando de alcanzarle. El viejo estaba resoplando y golpeaba el pavimento con su bculo. Media docena de luchadores emergieron de las sombras proyectadas por las grandes estatuas. Llevaban tnicas y pantalones grises, y sus

capas eran del ms fino cuero y estaban adornadas con signos msticos y runas. Lucan fajines cubiertos de complejos bordados que iban desde su hombro izquierdo hasta su cadera derecha y de los que colgaban bolsas doradas dentro de las que guardaban sus amuletos y hechizos, y los diminutos paquetitos de tierra envuelta en seda que contenan el man de tierras lejanas que controlaban. Los montoncitos de tierra ayudaban al luchador a crear su conexin psquica con el poder de aquella tierra de la cual surga su magia. Los luchadores avanzaron hacia Garth, movindose con una altiva falta de prisa, y se detuvieron ante l para obstruirle el camino. Fuera, mendigo. Acabas de entrar en nuestras propiedades sise uno de ellos, y puso la mano en el hombro de Garth y le dio un feroz empujn. Garth retrocedi un paso, pero no se fue. Te he dicho que te vayas! He venido a unirme a esta Casa dijo Garth sin inmutarse. Los seis luchadores se miraron los unos a los otros con exageradas expresiones de sorpresa en el rostro. Un espantapjaros tuerto seguido por un mendigo! rugi el luchador que haba empujado a Garth. Insultas a nuestra Casa trayendo tu suciedad a nuestra avenida, y pagars tu arrogancia limpindola con tu lengua hasta que brille. Pero antes quiero ver tus dientes esparcidos por el suelo... El hombre dio un paso hacia adelante para golpear a Garth, pero ste se hizo rpidamente a un lado cuando el puo ya iba hacia l y agarr al hombre por la mueca y lo derrib, haciendo que cayera al suelo y dejndole sin aliento. Garth se agazap, gir sobre s mismo como si hubiera percibido que iba a ser atacado por detrs y extendi la pierna, golpeando a su segundo agresor en un lado de la rodilla. Se oy el seco chasquido de un hueso que se rompe y el hombre se derrumb entre aullidos de dolor. Garth se incorpor y oy un nuevo crujido, y vio por el rabillo del ojo una daga que resbalaba sobre el pavimento y a un tercer luchador que retroceda con paso tambaleante mientras se agarraba una mueca rota. Hammen movi su bculo en un elegante arco, golpe al hombre en la espalda y le derrib. Los otros tres luchadores empezaron a retroceder. El del centro hurg en su bolsa de hechizos, sac algo de ella y extendi los brazos. Garth pudo or el rugido de la multitud como si llegara desde muy lejos, un confuso clamor de gritos avisando de que se estaba librando un combate. Garth avanz hacia el luchador que se estaba preparando para lanzar un hechizo y se dispona a sealarle con un dedo. No! exclam. No lo intentes... Ahora tenemos otro enemigo al que combatir. El hombre le mir con los ojos muy abiertos, y su estado de

concentracin qued obviamente roto por las palabras de Garth. Un instante despus dej escapar un chillido de dolor, pues haba cometido el error de recurrir a su man sin concentrarlo inmediatamente en un hechizo a continuacin. El luchador se tambale de un lado a otro bajo los efectos de la quemadura de man, y se llev las manos a la frente mientras Garth le contemplaba con la expresin compasiva que se mereca semejante exhibicin de falta de profesionalidad. Ese hombre es nuestro! Garth volvi la mirada hacia el luchador Gris. No lo hagas dijo. Creo que tenemos asuntos ms importantes de los que ocuparnos. Despus le dio la espalda como si ya no le importara en lo ms mnimo que estuviera all. Un grupo de luchadores de la Casa Naranja estaba cruzando la Plaza con largas zancadas llenas de decisin. Uno de ellos, que llevaba una capa adornada con bordados de oro y plata y que estaba claro tena un nivel muy alto, pareca ser su lder. Garth extendi lentamente los brazos preparndose para un combate, y el hombre afloj el paso. Un testigo de la multitud afirma que eres el que mat a Okmark ayer dijo el recin llegado. Eres nuestro. Pues entonces cogedme replic Garth en voz baja y suave. El luchador fue hacia l como si hubiera decidido que Garth ni siquiera mereca que se tomase la molestia de emplear un hechizo con l. Garth sonri y le seal con la mano. El hombre empez a moverse cada vez ms despacio, como si hubiera tropezado con una barrera invisible, y acab retrocediendo mientras lanzaba una maldicin ahogada. Despus Garth alz la mano hacia el cielo. Una nube negra surgi de la nada, un remolino zumbante y envuelto en chisporroteos que baj hacia el suelo movindose a una gran velocidad. Avispas tan grandes como el pulgar de un hombre se lanzaron sobre los luchadores Naranja, clavndoles sus aguijones con tal ferocidad que los hilillos de sangre no tardaron en correr por los rostros de los enemigos de Garth. El recinto pavimentado de la Casa de Kestha ya haba quedado rodeado por un gento que ruga y gritaba. Los alaridos de placer y las carcajadas se hicieron todava ms estruendosas cuando algunas avispas se apartaron de la media docena de luchadores a los que estaban atormentando y cayeron sobre la multitud, haciendo que sus vctimas gritaran y agitaran los brazos en un frentico intento de alejar los aguijones de sus cuerpos. Las contorsiones de los campesinos y miembros del populacho que estaban siendo

aguijoneados por las avispas hicieron que la algaraba de placer del gento llegara a ser realmente insoportable. El lder de los luchadores de Fentesk lanz un grito de rabia, se puso en pie y levant los brazos hacia el cielo. Las avispas cayeron al suelo con sus alas envueltas en humo y llamas, pero aun as se las arreglaron para pegarse a los tobillos de sus objetivos mientras se retorcan sobre el pavimento y clavaron sus aguijones incluso a travs de las botas, con el resultado de que los compaeros del lder empezaron a dar ridculos saltitos de un lado a otro. Garth volvi a mover la mano y las avispas se incendiaron. Las llamas se comunicaron a las botas de los luchadores y los campesinos torturados del gento. Los campesinos huyeron gritando, corriendo desesperadamente a las fuentes para mojar su calzado en llamas, y fueron seguidos por los luchadores Naranja. El lder fue el nico que no huy. El lder de los luchadores se envolvi el cuerpo con los brazos haciendo aletear su capa, y una neblina empez a formarse a su alrededor. Garth meti la mano en su bolsa y despus volvi a extender el brazo en el mismo instante en que la niebla letal empezaba a avanzar hacia l. El lder de los luchadores de la Casa Fentesk se tambale, y durante un momento pareci como si un remolino palpitara a su alrededor, absorbiendo sus poderes y arrastrndolos hacia un vaco en el que se disipaban. Garth movi las manos hacia atrs y hacia adelante como si estuviera agitando el remolino mientras el luchador se retorca y se debata dentro del sumidero de poder que estaba robndole toda su fuerza. El lder acab derrumbndose sobre el pavimento. Hammen corri hacia el luchador inmvil en el suelo y alarg la mano hacia su bolsa de hechizos. Slo uno orden Garth. Es lo que dicen las reglas, ya que no era un combate a muerte. Hammen meti codiciosamente la mano en la bolsa del luchador y extrajo un anillo-amuleto de ella. Su hechizo repulsor de las criaturas que vuelan... dijo. Lo utiliz contra tus avispas. Garth asinti y despus volvi la mirada hacia los luchadores de la Casa Gris, que permanecan inmviles y boquiabiertos. Un estruendoso trompeteo reson por toda la Gran Plaza llenndola de ecos, y unos segundos despus pareci repetirse desde el interior de la Casa Kestha. Ya haba un grupo de tnicas grises alrededor del umbral, y unos momentos despus aparecieron varias docenas de luchadores ms. La multitud que haba estado presenciando el espectculo gratuito se agit y tembl como si una nueva fuerza acabara de golpearla por detrs. El gento acab separndose en dos masas de cuerpos

apelotonados, y ms luchadores Naranja entraron en el semicrculo que rodeaba la Casa Gris. Unos segundos despus media docena de ellos estaban enfrentndose a otros tantos luchadores de la Casa Gris, y varios de ellos conjuraban hechizos mientras los dems se limitaban a desenvainar sus dagas para lanzarse sobre sus adversarios. Bien, amo, no creis que ya va siendo hora de irse? Garth baj la mirada hacia Hammen, que estaba muy ocupado escondiendo varias bolsas debajo de su tnica. La multitud ruga de placer, y grit y aull con histrico abandono cuando hubo el primer derramamiento de sangre y un luchador de la Casa Gris se derrumb con las manos engarfiadas alrededor de su garganta, que acababa de quedar rajada de oreja a oreja. Una bola de fuego choc con su agresor cuando ste ya se inclinaba para coger la bolsa de su vctima, y le hizo caer al suelo y retorcerse envuelto en llamas hasta que uno de sus compaeros lanz un hechizo de proteccin que las extingui. Dos luchadores de la Casa Gris se apresuraron a ayudar a su hermano de logia, y utilizaron las manos y encantamientos para detener la abundante hemorragia. Una andanada de relmpagos surgi de la cima del palacio de Kestha y cay sobre la plaza, derribando luchadores de la Casa Fentesk como si fueran hileras de bolos. Garth se agach para esquivarlos y se peg al muro del edificio, escondindose bajo la sombra que proyectaba una de las gigantescas estatuas de luchadores que servan como columnas. Desliz la mano debajo de su tnica, sac la granada que le quedaba y empez a comerla sin inmutarse. Por favor, amo! gimoteo Hammen, apareciendo al lado de Garth y agazapndose junto a l. Salgamos de aqu. Todava no. Eh, creo que voy a apostar por los Grises... Por qu no apuestas unas cuantas monedas en mi nombre? Se oyeron ms trompetas, y Hammen mir a su alrededor. El Gran Maestre de la Arena se acerca. Tenemos que largarnos ahora mismo. Dentro de un momento. Una gran falange apareci en un extremo de la multitud, que rea y bailaba mientras contemplaba el espectculo. Haba por lo menos veinte hombres capaces de emplear la magia en el centro de la columna, y los luchadores iban flanqueados por varios centenares de ballesteros. El Gran Maestre de la Arena en persona cabalgaba al frente de la columna, y su capa polcroma destellaba reflejando todos los colores del arco iris. Los ballesteros se desplegaron alrededor del semicrculo gris con sus armas preparadas para disparar. Algunos se volvieron hacia la multitud, que fue retrocediendo de mala gana, y la gran mayora se volvi hacia el interior del recinto, alzando sus ballestas y apuntando

a los combatientes con ellas. Se oyeron ms trompetas y hubo un redoblar de tambores. El combate empez a perder intensidad. Sal, Tulan de Kestha! rugi un heraldo, inmvil junto al estribo del Gran Maestre. Su voz pareca estar amplificada por algn poder mgico que le permiti hacerse or incluso por encima del estrpito de la multitud, entre la que haba algunas personas que estaban lanzando gritos de dolor y agona despus de haber recibido dardos de ballesta disparados desde muy poca distancia. Estoy aqu! Garth gir lentamente sobre s mismo y alz la mirada. Un hombre que supuso era el Gran Maestre de la Casa de Kestha acababa de aparecer sobre la cabeza de uno de los gigantescos luchadores de piedra. Garth acab su granada y arroj la piel a un lado. Este combate debe cesar ahora mismo, o sers colocado bajo interdicto! grit el heraldo. Pues entonces di a esos bastardos de la Casa Naranja que dejen de ensuciar nuestro pavimento con su basura. El Gran Maestre hizo volver grupas a su montura y contempl al grupo de luchadores de la Casa de Fentesk, que haban formado un crculo alrededor de sus heridos. Habis entrado en una propiedad ajena dijo. Tendris que pagar una multa por haber violado la ley, y adems debis marcharos inmediatamente. El lder que haba luchado con Garth, que ya pareca estar bastante recuperado, fue ayudado a incorporarse. Hemos venido aqu para tratar de arrestar a un hombre que asesin a uno de nuestros hermanos dijo. Quin es ese hombre? pregunt el Gran Maestre. El lder recorri la plaza con la mirada. Ahora, amo, por favor! gimote Hammen. Garth se puso en pie y avanz despreocupadamente hacia el Gran Maestre. Creo que soy el que anda buscando anunci, alzando la voz para hacerse or. Es l! grit el lder de los luchadores de la Casa Naranja. Es el que mat a uno de nuestros hombres ayer. El Gran Maestre hizo volver grupas a su montura de nuevo. El heraldo movi una mano, y varios ballesteros alzaron sus armas y apuntaron a Garth con ellas. Garth no les prest ninguna atencin. Dio la espalda al Gran Maestre y alz la vista hacia la cabeza de la estatua sobre la que se encontraba Tulan. He venido a unirme a la Casa de Kestha dijo. Estoy pisando

tierra que no pertenece al Gran Maestre de esta ciudad, sino a la Casa de Kestha. Vais a permitir que alguien que luch por vosotros sea hecho prisionero y sacado a la fuerza del mismsimo umbral de vuestra Casa? Tulan se asom por encima del crneo de la estatua, y despus se volvi para lanzar una nerviosa mirada al anillo de luchadores del mximo nivel que tena detrs. Oh, vamos! Estoy seguro de que no consentiris semejante insulto a vuestra reputacin y vuestro honor... grit Garth, con una sombra casi imperceptible de sarcasmo en su voz. Ese hombre es mo y est en mi propiedad! acab gritando Tulan, aunque el nerviosismo resultaba evidente en su tono. El Gran Maestre detuvo su montura justo detrs de Garth. sta es mi ciudad dijo, y soy el Gran Maestre de la Arena. Si las cuatro Casas no estuvieran aqu para luchar en vuestra arena, no tendrais ni una moneda replic Garth, clavando la mirada en el rostro del Gran Maestre. Despus gir sobre s mismo y alz la vista hacia Tulan. No es as, mi seor Maestre de Kestha? As es, as es! grit Tulan. Ponedle un solo dedo encima y nos declararemos en huelga el primer da del Festival, y las otras Casas se unirn a nosotros. No tenis ningn derecho a practicar un arresto en nuestra propiedad. La mera mencin de la posibilidad de una huelga hizo que la turba que estaba presenciando aquel drama empezara a lanzar aullidos de protesta. Garth gir sobre sus talones, contempl a la multitud y se inclin ante ella en una espectacular reverencia que fue recompensada con estruendosas salvas de aplausos. Despus alz la mirada hacia los luchadores de la Casa de Fentesk y vio que incluso ellos parecan estar dispuestos a renunciar a su pretensin inicial de capturarle, incapaces de resistirse a la invocacin de una solidaridad ms alta que les impulsaba a proteger sus preciosos derechos. Este hombre es un luchador de la Casa de Kestha! rugi Tulan. Se encuentra en un terreno propiedad de Kestha, y se halla bajo mi proteccin. No hay nada ms que decir al respecto. Garth se volvi y mir al Gran Maestre, que estaba contemplndole con expresin glida desde lo alto de su silla de montar. Lamento haberos causado tantos problemas, mi seor dijo. El Gran Maestre sigui contemplndole, pero la expresin de su rostro cambi y se volvi extraamente pensativa, como si estuviera utilizando sus poderes mgicos en un intento de averiguar algo sobre l. Garth sinti el poder que se agitaba a su alrededor como si fuese el roce de una brisa helada. El poder se retir un instante despus. No sobrevivirs al Festival sise por fin el Gran Maestre, y sus palabras apenas resultaron audibles.

Despus tir de las riendas de su montura, hizo que volviera grupas y la espole, ponindola al galope mientras la turba se apartaba ante l para dejarle pasar. Garth hizo una reverencia al Gran Maestre que se alejaba, y despus gir sobre s mismo y fue hacia la entrada de la Casa de Kestha. Cuando pas por debajo de las sombras que proyectaban las enormes estatuas mir a su alrededor y acab viendo a Hammen, agazapado y asomando la cabeza por detrs de los inmensos pies de la estatua ms cercana a la puerta. Levntate, y mantente erguido como ha de hacer un hombre dijo Garth en voz baja. El sirviente de un luchador de Kestha debera mostrar ms dignidad. Un sirviente, eh? dijo Hammen. Que los demonios se te lleven... Eres peor que la peste. Quien se acerque a ti acabar muerto. Garth dej escapar una suave carcajada. Ahora necesito un sirviente replic. El puesto es tuyo, con una moneda de plata a la semana como salario. Puedo ganar eso en una sola maana ejerciendo mi profesin habitual. Tengo la impresin de que el cambio te resultar divertido. Slo te necesitar para el Festival. Son las fechas de ms trabajo en mi profesin. Si no vienes, creo que siempre te preguntars qu te has perdido al no aceptar mi oferta. Hammen baj la cabeza y habl en susurros consigo mismo. Oh, maldito seas y vete al demonio... dijo por fin. De acuerdo, t ganas. Pero tengo la exclusiva de todas tus apuestas fuera de la arena. Luchar fuera de la arena es ilegal. Hammen ech la cabeza hacia atrs y se ri. Igual que lo era ayer y que lo es hoy dijo. De acuerdo: tienes esa exclusiva sobre mis apuestas. Hammen sali contonendose de su escondite y se puso detrs de Garth sin dejar de sonrer. Los luchadores Grises ya estaban volviendo a su Casa, ayudando a sus heridos. Todos miraron a Garth con franca curiosidad, pero ninguno intent acercarse a l. Las puertas del palacio estaban abiertas de par en par, y Garth sigui a los luchadores. Una corpulenta silueta surgi de entre las sombras. Aquel hombre era un poco ms alto que Garth, por lo que deba de rozar el metro noventa de estatura, pero Garth calcul que deba de pesar como mnimo el doble que l. Ya nadie esperaba que un Gran Maestre luchara en la arena, y resultaba evidente que aquel hombre estaba convencido de que no tena que preocuparse por esa posibilidad, y haba permitido que su estmago fuera creciendo a la

sombra de esa seguridad. Sus gruesos carrillos y papadas temblaron cuando fue hacia Garth, y enseguida pudo ver que sus gordas manos relucan con el brillo de los anillos que adornaban sus dedos parecidos a salchichas. Aquel hombre tena mucho poder, y Garth pudo percibirlo; y aunque lo haba empleado para revolcarse en la disipacin, segua siendo alguien capaz de vencer a casi cualquier persona que se alzara contra l. Bien hecho, muchacho, muy bien hecho... rugi Tulan mientras se plantaba ante Garth, que llev a cabo el ceremonial de la gran reverencia. Tulan le puso las manos en los hombros e hizo que se incorporase. Has sabido plantar cara a ese maldito Zarel, ese Maestre de la Arena al que ojal se lleve la plaga... dijo. Un gran espectculo, muchacho, un gran espec