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milenio.com/filias #FiliasMilenio @Milenio 30 DE NOVIEMBRE DE 2014 La biblioteca de José Emilio Esta es la primera Feria Internacional del Libro sin José Emilio Pacheco entre nosotros. Su hija Laura Emilia ha escrito para FILIAS un texto entrañable sobre su padre y sus libros. Este es nuestro pequeño homenaje a un gigante de nuestra literatura, previo al que hoy le rinde la FIL a las cinco de la tarde . p.06 PARA ENTENDER LA LITERATURA ARGENTINA Alberto Díaz, editor entre editores, hace una radiografía de la literatura argentina contemporánea. p.11 “Alguien escucha, mira y rumia en un rincón la idea que había preferido no tener. En el salón del desayuno, cien o doscientos hombres y mujeres. Miradas satisfechas se agolpan tras chilaquiles...” La primera crónica de Caparrós en FILIAS. CONVERSAN MAGRIS Y VARGAS LLOSA Ofrecemos un fragmento del diálogo que empezó en una mesa y terminó en un libro. Los participantes: dos de los grandes de la literatura contemporánea. El tema: La Odisea. p.10 FOTO: ROGELIO CUÉLLAR

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milenio.com/filias #FiliasMilenio@Milenio 30 de noviembre de 2014

La biblioteca de José EmilioEsta es la primera Feria Internacional del Libro sin José Emilio Pacheco entre nosotros. Su hija Laura Emilia ha escrito para FILIAS un texto entrañable sobre su padre y sus libros. Este es nuestro pequeño homenaje a un gigante de nuestra literatura, previo al que hoy le rinde la FIL a las cinco de la tarde . p.06

Para EntEndEr La LitEratura argEntina

Alberto Díaz, editor entre editores, hace una radiografía de la literatura argentina contemporánea. p.11

“Alguien escucha, mira y

rumia en un rincón la idea que había preferido no tener. En el salón del

desayuno, cien o doscientos hombres y mujeres. Miradas satisfechas se agolpan tras

chilaquiles...” La primera crónica de Caparrós

en FILIAS.

ConvErsan Magris y vargas LLosaOfrecemos un fragmento del diálogo que empezó en una mesa y terminó en un libro. Los participantes: dos de los grandes de la literatura contemporánea. El tema: La Odisea. p.10

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PARAHOY

HOMENAJE A JOSÉ EMILIO PACHECO

Álvaro Uribe, Rafael Olea Franco, Vicente Quirarte y Martí Soler en el homenaje al autor de Las Batallas en el desierto. En el Salón 4 a las 17:00 horas.

KEN FOLLET

El autor best seller presenta su libro El umbral de la eternidad. En el Salón 2 a las 17:00 horas.

SEXO EN MONOS

Jis dibuja sobre sexo en su último libro que presentan Mariana H y Alejan-dro Magallanes a las 17:00 horas en el Salón 1.

JOSÉ MARÍA YAZPIK DESAPARECE

El actor José María Yazpik hará un performance en la presentación del libro de Juan José Rodríguez, La novia de Houdini. En el Salón 2 a las 17:30.

Nada tan complicado como elegir entre los cientos de eventos diarios algo que recomendar. Con esa advertencia, aquí van los que pensamos son los imprescindibles de la jornada.

Va por José Emilio

carta dE intEnción

A FILIAS, el más antiguo suplemento de la Feria Internacional del Libro de Guadala-jara, hemos decidido darle una renovada en forma y fondo. Nuevo diseño, mayor distribución y un nuevo carácter en los contenidos.

Este año queremos hacer la crónica de la Feria de manera diferente. Para empezar, hemos pedido a los autores, a los escritores, que sean ellos que de una y mil formas cuenten la FIL. A lo largo de estos días publicaremos textos de Élmer Mendoza, Sabi-na Berman, Silvana Paternostro, Julieta García, Paco Ignacio Taibo II, Alberto Díaz, Jorge G. Castañeda o Héctor Aguilar Camín escritos para nuestro FILIAS. Todos los días, Martín Caparrós pondrá su ojo sobre la feria y el país invitado. Jesús Alejo, ve-terano de estas batallas, editará la crónica del día. Tenemos un espacio para los edito-res, a quienes hemos puesto una pregunta sobre qué significa hacer libros hoy, y cada día nos regalaremos un poema.

FILIAS además vivirá en nuestros medios digitales y Milenio TV con coberturas especiales.

Crítica, creación, provocación. De eso queremos que trate FILIAS. Tuvimos la fortuna que Laura Emilia Pacheco aceptara escribir para nuestro primer

número un texto entrañable sobre su padre. Será nuestra primera FIL sin José Emilio. A él dedicamos éste y todos los FILIAS.

Salud.

Carlos Puig y Julio Patán

(†) JESÚS D. GONZÁLEZFUNDADOR

FRANCISCO A. GONZÁLEZPRESIDENTE

FERIA INtERNACIONAL DEL LIbRO 2014

CARLOS PuIG DIREccIóN EDITORIAl JuLIO PAtÁN DIREccIóN EDITORIAl GALIA GARCíA PALAFOx EDITORA CECILIA EStRADA EDITORA ALbERtO PRADO DISEñO ANGéLICA vÁZquEZ DISEñO IxChEL véLEZ DISEñO

DOmICILIO:MORElOS 16, cOl. cENTRO, MéxIcO, D.F., c.P. 06040

PARA vENtAS E INFORmES:T: 5140.2979 / F: 5140.2964

FRANCISCO D. GONZÁLEZ DIRECTOR GENERAL JESÚS D. GONZÁLEZ DIRECTOR GENERAL ADJUNTO CARLOS mARíN DIRECTOR GENERAL EDITORIAL huGO ChAPA GAmbOA DIRECTOR EJECUTIVO ALFREDO CAmPOS DIRECTOR EDITORIAL RObERtO LÓPEZ SUBDIRECTOR EDITORIAL NéStOR OJEDA SUBDIRECTOR EDITORIAL héCtOR ZAmARRÓN SUBDIRECTOR EDITORIAL CARLOS PuIG DIRECTOR EDITORIAL mILENIO DIGITAL bÁRbARA ANDERSON DIRECTORA DE INNOVACIóN EDITORIAL RAFAEL OCAmPO DIRECTOR EDITORIAL DE DEpORTES mIGuEL ÁNGEL vARGAS DIRECTOR DE ENLACE EDITORIAL PEDRO GONZÁLEZ DIRECTOR GENERAL DE OpERACIONES JAvIER ChAPA DIRECTOR GENERAL DE mEDIOS ImpRESOS ÁNGEL CONG DIRECTOR DE mILENIO DIGITAL ADRIÁN LOAIZA DIRECTOR TECNOLOGíA y pROCESOS GuILLERmO FRANCO DIRECTOR DE INGENIERíA y REGULACIóN mAuRICIO mORALES DIRECTOR DESARROLLO CORpORATIVO ADRIANA ObREGÓN DIRECTORA COmERCIAL FRANCISCO SOmOhANO DIRECTOR DE COmUNICACIóN ESTRATéGICA DyANA REyES DIRECTORA INNOVACIóN COmERCIAL vALERIA GONZÁLEZ DIRECTORA CREATIVA tOmÁS SÁNChEZ DIRECTOR DE mERCADOTECNIA CORpORATIVA mARCO A. ZAmORA DIRECTOR pROyECTOS ESpECIALES FERNANDO RuíZ DIRECTOR pRODUCCIóN

somos lEctorEs

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DÍA UNO. Alguien lo piensa, se pregunta

AlguienPAPArruchAs. LA coLumnA de mArtín cAPArrós

se acomoda una guedeja oscura –negra, tintura negra negra– tras la oreja derecha y repasa los he-chos: acaba de vender 112.000 ejemplares de su última novela solo en Guatemala, y todavía no llegan las cifras del resto del mundo; Alguien vende, sonríe, le hacen fotos, sonríe, dice frases, suena profunda encantadora di-vertida combativa; Alguien es número puesto en cada encuen-tro, en cada festival, en cada llanto por la violencia contra-fáctica o la desigualdad de gé-nero o la injusticia viperina o el hambre en el mundo –y acaba de vender 112.000 ejemplares de su novela solo en Guatemala.

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más, cabezas menos, el resulta-do es previsible: acabar con la mitad de los editores hispano-americanos, casi todos los agentes literarios, treinta o cua-renta de los autores más vendi-dos o más admirados o más vendidos y admirados, diez o doce periodistas de esos que se creen reverendos e incluso –pura ñapa– algún ministro con veleidades culturales y dos se-ñoras buenas.

Alguien lo piensa, se pregun-ta. Hace mucho que le da ver-güenza lo que escribe; hace mu-cho que supone que la literatura en castellano necesita un gran cambio; hace mucho que sabe que nunca sabrá hacerlo; hace mucho que imagina el final del sistema de números y estrellas;

hace mucho que vislumbra que, algún día, todo se acabará para que todo empiece. Recién ahora –ahorita– termina de entender que si pone la bomba.

Alguien recuerda a Eróstrato, que quemó el templo de Artemi-sa en Éfeso para grabar su nom-bre en las memorias de los hom-bres y fue condenado por sus contemporáneos al olvido total –pero nadie se acuerda de sus contemporáneos y algunos, to-davía, de Eróstrato. Alguien se dice que no quiere que la recuer-den: que su gesto final no tendrá autor ni vanidad; que será, por una vez, pura literatura. Alguien lamenta que, para eso, no tenga más remedio que saltar por los aires. Alguien decide que a las 9.43 en punto, esta mañana.

Alguien escucha, mira y rumia en un rincón la idea que habría preferido no tener. En el salón del desayuno cien o doscientos hom-bres y mujeres, miradas satisfe-chas, se agolpan tras chilaquiles, chiles, cuchipandas y huitlaco-ches varios como si cada trozo fuera siempre el último; las ma-nos ocupadas con platos y plati-llos se saludan, palmean, se son-ríen: se reconocen como miembros. Alguien los mira des-de su mesa, acodada frente a un café ya tibio, y vuelve a conside-rar la idea que habría preferido.

Alguien se dice que no es por resentida; que ella no es una re-sentida, no tiene por qué serlo, y

Alguien, se dice una vez más, no es una resentida pero la idea la seduce tanto.

Alguien tiene que hacerlo, piensa, y ni siquiera es tan di-fícil –pero por qué yo, piensa, se pregunta. Alguien sabe que ni siquiera es tan difícil: alcan-za con calibrar la potencia de la bomba, el sitio de la coloca-ción, la hora del estallido. No es difícil: aquí mismo, en el sa-lón del desayuno del Hilton, entre las 9,30 y las 9,50 del primer domingo de la Feria –cuando más y más satisfechos se abalanzan–, bajo la mesa de los chiles ensopados. Cabezas

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El argEntino dEl día

rodrigo Fresánpor Alejandra Arteaga

Al argentino Rodrigo Fresán, cuentista, ensayista, novelista (Historia argentina, La veloci-dad de las cosas), se le clavó la literatura en la vida cuando te-nía cuatro años. Es por esa filia a la literatura, y por su profun-do interés en los escritores, que Fresán explora la literatura y el conflicto de los escritores con la novela La parte inventada.

¿Cómo crees que la literatura ayuda en situaciones críticas, como el caso de la violencia en México?El ejercicio de la literatura cumple una función social tan

ayuda a reflexionar también y que se dedica a esos temas, pero para mí la literatura siem-pre fue un punto de fuga hacia adelante.

¿Por qué decidiste con la parte inventada hablar de literatura?Es lo único que me interesa a nivel profesional. En todos mis libros está presente la figura del escritor, el objeto libro, la prác-tica de la literatura.

A mí me gustan los escritores como animales: me interesan, me gusta leer biografías de es-critores, me gusta enterarme de

importante y tan atendible como pueden ser la odontolo-gía, los cultivos de los campos o la física nuclear, en el sentido de que una de las cosas que se-paran a los humanos de los animales es que necesitan que les cuenten historias todo el tiempo, por distracción o por una cuestión mucho más inte-resante: que leer es lo que te permite tener vidas alternativas y hacer cosas que tal vez nunca vas a hacer.

Con los temas políticos muy puntuales, siempre he utilizado la literatura para no pensar en ellos. Hay una literatura que

cosas, me gustan los libros de cartas de escritores. Básicamen-te, porque siempre quise ser escritor.

La vocación literaria, salvo casos de escritores muy tardíos, es una vocación infantil en el mejor sentido de la palabra. El querer ser escritor corre parejo al querer ser Batman. Más o menos por la misma edad se te ocurre la posibilidad.

De hecho, yo creo que en algún momento todo somos escritores, pero hay mucha gente que lo va dejando porque se da cuenta de que es mucho más complicado de lo que pa-rece, y mucho menos reditua-ble: es muy difícil vivir de es-cribir o vivir de la literatura.

El personaje de tu novela es nostálgico de un mundo antiguo.El personaje de mi novela no soy yo exactamente, es una especie de versión alternativa, exagerada y extrema de mi persona. Quiero pensar que es alguien más tonto que yo. A la hora de armar el personaje me establecí una serie de diferen-cias, que a mí me parecían de-cisivas para separarme de este personaje, que también ha quedado atrapado en una idea de literatura muy adolescente, ya no infantil, el pensar que todo, absolutamente todo, es literatura.

La gran diferencia, y para mí el rasgo decisivo, entre el personaje del libro y yo es que no se ha casado y no ha tenido hijos. Un hijo te ecualiza y te pone en un lugar completa-mente diferente.

¿Crees que un escritor para ser bueno debe haber vivido?La idea del escritor vitalista, del viva primero y escriba después, o sea, la idea de Hemingway co-rriendo en Pamplona con los to-ros detrás para poder escribir de eso, se me hace una tontería, tan tontería como el del que está en-cerrado en su cuarto con la má-quina de escribir o con una plu-ma de ganso. Sí ayuda, hay que conocer, hay que ver las cosas.

El escritor en tu libro interac-túa con lectores, ¿qué pasa con los lectores? Hay tanta clases de escritores como de lectores. Una de las maneras de dividir a los escri-tores es que están los lectores que escriben y los escritores que leen. Yo soy claramente un lector que escribe.

Luego está el lector que lee el libro que tiene que leer porque todo el mundo lo está leyendo en ese momento, que entonces tiene una necesidad de pertenencia, y el que  tiene que leer al que no está leyendo nadie para sentirse singular y único. Los dos extre-mos me parecen “enfermitos”.

El EsCritor quE quiso sEr BatMan

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Los ojos de ese perro nunca cambianSon los mismos que brillan de día y de noche. el mundo parece girar de lejos cuando él miray todo es gris y casi blancocomo si hubiera un aire que los traspasara. Los ojos de ese perro son de aire,no guarda nunca ni el eco de un ladrido,ni siquiera un parpadeo que señaleel fondo de las cosas. no mires a los ojos a ese perro,Su corazón es nieblay su sombrala voz invisible de otro sueño. La casa del dragón y otros poemas de honor, de maría baranda. ediciones Sm. 2014.

POEMA DEL DÍA

Por María Baranda

El libro, la gran promesaEDitAr En MéxicO hOy: cristóbAL PErA

y solidez de las editoriales inde-pendientes mexicanas. Pero el motivo que está empujando a las editoriales mexicanas a un prota-gonismo que nunca habían vivi-do como hoy es la caída de las ventas de la industria editorial en España cuando en México au-mentan los lectores, y sobre todo los jóvenes lectores. En un país de 120 millones de habitantes con solo 1,200 puntos de venta de libros, el potencial de la industria del libro sigue siendo una gran promesa. Que el mayor creci-miento se dé en la franja juvenil nos deja la esperanza de que esos lectores sigan buscando en otros libros esa misma emoción de per-derse en una historia, o el interés de enterarse de lo que pasa en su país y no siempre encuentran en los periódicos. Y ahí es donde reside nuestra responsabilidad como editores, la responsabilidad de encontrar, cuidar y promover a los autores y sus obras para que lleguen a la mayor cantidad de lectores posibles. EnPenguin Random House, con 22 sellos que cubren casi todas las aventu-ras lectoras posibles, la indepen-dencia de los sellos es justamente una de las responsabilidades que

Uno está aquí por los libros en esta feria que los celebra, en esta profesión de editor, y en esta edi-torial, PenguinRandomHouse Grupo Editorial. Y al decir libros invoco a los autores y los lectores a quienes tratamos de enlazar con la ayuda de los libreros, en una cadena donde el entusiasmo sigue siendo la mejor razón de ser.

Editar en México ha tenido muchos significados distintos, en un país donde más del 60% de los libros son publicados por el gobierno o comprados por el mis-mo, o donde por mucho tiempo grandes editoriales, dependientes de sus centros de decisión en Es-paña, se dedicaron a traer (o más bien les mandaban) saldos de ul-tramar. Estos son algunos de los lastres del pasado que van des-apareciendo para dejar que el mundo editorial de interés gene-ral para librerías esté cambiando a pasos agigantados de un tiempo a esta parte. A esta moderniza-ción en curso (en formatos, mo-delos de distribución, relación con los autores, en el papel de los agentes, en la revolución digital, y otros muchos rubros) están contribuyendo tanto los grandes grupos como la profesionalidad

nos tomamos muy en serio, res-paldada por el gusto y la pasión de cada uno de los editores que trabajan para seleccionar un pro-grama editorial donde los libros locales, contratados en México, son mayoría. Se dice que México es un país más abocado a la no ficción que a la ficción. La reali-dad es que los libros de actuali-dad política son uno de los gran-des cauces donde el periodismo de este país vuelca su desencanto, su análisis, su investigación o su protesta y nuestro grupo editorial ha tenido en esta línea una de sus grandes señas de identidad. Como decía recientemente el gran periodista Juan Gossaín, “No importa cuántos te leen, im-porta cuántos te creen”.

Regreso a los lectores. La pro-mesa de un futuro de crecientes lectores y librerías (y dispositivos electrónicos) que acompañen el futuro de México es un deseo que algunos calificarían de egoís-ta. Si nos va bien a los editores significa que los lectores mexica-nos confían. Esperemos estar a la altura.

Director editorial de Penguin Random House México.

LOs OjOs DEL PErrO

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Retrato de escritor con biblioteca

En celebración de Juan Goytisolo¿De cuántas personas está hecho un escritor? A esta pregunta, adaptada del ensayo de Claudio Magris (Premio FIL 2014) sobre Elias Canetti, podría responderse: de todas las personas que, cons-ciente o inconscientemente, cruzaron por su vida de manera fugaz o definitiva; con luminosidad o de forma eclipsada; trayendo consigo una cadencia o imponiendo una pausa. ¿De cuántos li-bros está hecho un escritor? De todos los que haya entendido, de aquellos que escribió y aun de los que quiso haber escrito.

José Emilio Pacheco (1939-2014) –comprenderán que me es difícil cerrar el paréntesis que contiene los años de su vida– fue capaz de leer y escribir a muy temprana edad. Desde entonces y hasta el último día estuvo fascinado con el poder de las 29 letras de nuestro alfabeto y la posibilidad de describir mediante ellas el universo de lo humano.

“Todo lo escribimos entre todos”, decía con frecuencia, en parte, creo, refiriéndose a que no hay nada nuevo bajo el Sol. Siguiendo esta idea acuñada por Ezra Pound (Make It New), es necesario renovarlo todo para que se adapte a nuestro tiempo, huela a fresco y, a la vez, perdure sin hundirse en el abismo de la fugacidad. Para quien no escribe puede parecer sencillo. Quien sí lo hace sabe que el don y la autocrítica necesarios para lograr-lo distan mucho de serlo. Por más grande que sea la habilidad de un autor, el esfuerzo es inútil si no lee, y lee bien, lo propio y lo ajeno. El ejercicio literario requiere de una dedicación absoluta. Es muy celoso.

Gran parte de la vida de José Emilio Pacheco giró en torno a su biblioteca. Desde los primeros volúmenes que resumía ante su padre para convencerlo de haberlos leído y merecer que le com-prara otros, hasta las maletas incargables con que regresaba de sus viajes (sin importar lejanía o duración), los libros fueron su gran placer y una compañía permanente.

“Prefiero pegarme un tiro”, decía al imaginar la posibilidad de que la biblioteca quedara reducida a cenizas a causa de un incendio, o se diluyera bajo el súbito Amazonas en que a veces se transformaba la esquina de su casa debido a la intensidad de la lluvia.

Hoy que su ausencia física me pesa tanto, los libros que escri-bió son, desde luego, una forma de consuelo, pero de una mane-ra muy inesperada también lo son los libros que leyó. Descubro ahora que estamos habitados por nuestras lecturas pero, para mi sorpresa, dejamos mucho de nosotros en todo aquello que leemos. Imposible hacer esta reflexión si la biblioteca de la que hablo fuera digital. En tal caso no tendría el placer de acariciar los to-mos, de aspirar los distintos aromas que despide el papel según su edad y su origen, de encontrar pequeñas huellas que me mues-tran el camino que él tomó o que me hablan de su vida y su mundo interior: ligeras marcas (nunca subrayados) en algunos párrafos que le parecieron dignos de estudio; el precio en pesetas de un volumen comprado en la Casa del Libro de Madrid; un tomo de la poesía de Góngora que leyó durante una estancia en Harvard en 1983; el boleto de tren con el que viajó a un festival de poesía en Europa; una fotografía en Isla Negra; el cheque que buscamos incansablemente y que nunca cobró por no recordar en qué libro lo había guardado.

Considero un error deslindarse de las evidentes ventajas que ofrece la tecnología y no alabar las posibilidades ilimitadas de los libros electrónicos, sin embargo encuentro un poco triste la frase: “Te heredo mi Tablet. Contiene diez mil libros.” Así, car-gando la cruz de nuestra parroquia, Cecilia, mi hermana, mi madre y yo mantenemos la biblioteca viva y la alimentamos con cariño, nutriéndola como ella nos ha nutrido a nosotras. De sus

Laura Emilia Pacheco

josé emilio pacheco. estantes salieron los pies de cría que mi herma-na y yo hurtamos en secreto hace muchos años para fundar nuestras propias bibliotecas. Ahora entiendo cómo habremos atormentado a nues-tro padre ocultándole el paradero de sus libros, pero también adivino su emoción al reencon-trarlos en los anaqueles de nuestras casas como si se tratara de viejos amigos con los que tenía pendiente la nueva etapa de su prolongada con-versación.

Cuando yo muera alguien encontrará el papelito con el que hoy señalo la página de un poema en prosa en donde él resume el drama del escritor y su biblioteca:

Lo compré hace muchos años. Pospuse la lectura para un momento que no llegó jamás. Moriré sin haberlo leído. Y en sus páginas esta-ban el secreto y la clave.

Sabemos que no fue sencillo para su autora termi-nar este texto. Nos lo dijo, no insistimos. Hace unos días llegó el correo. Es un privilegio arrancar con ella y su padre, esta nueva etapa del suplemento.

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Lo compré hace mu-chos años. Pospuse la lectura para un

momento que no llegó jamás. moriré sin haberlo leído. Y en sus páginas estaban el se-creto y la clave”.

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En la mEjor compañíaSilvana Paternostro

Creo que al hombre que más tiempo he dedicado tratando de en-tenderlo es a Gabriel García Márquez. Todo empezó cuando yo tenía casi la misma edad de Fermina Daza al principio de El amor en los tiempos del cólera. Esos años de adolescencia cuando una es híbrido de niña y mujer; cuando se juega a las tinieblas con los chicos de la cuadra y se hojean con palpitaciones los libros de la biblioteca paterna. En esa biblioteca no me llamaron la atención sus libros, pues en esos años de mediados de los 70, en mi caribe co-lombiano, García Márquez no era tan, tan reverenciado. Ya había salido Cien años de soledad y ya el mundo se le había lanzado en-cima con un abrazo universal, pero para las familias de mi cuadra barranquillera García Márquez no estaba todavía en el escaparate de los clásicos. Seguía siendo Gabito, el muchacho pobre, mal ves-tido, tímido y medio hueva que había llegado a la mesa del bar Japi buscando quien lo pudiera ayudar a seguir con el destino que se había trazado desde niño: el de ser escritor. Los encontró y pasó dos

años de su mano hasta irse a Bogotá y luego a París, a donde también llegaba la mano generosa de sus amigotes barranquilleros.

Un viernes por la noche en casa de mi abuela oí que después del programa de Topo Gigio entrevistarían a Gabriel García Márquez, que estaba de visita en el país. Mis hermanos se fueron “a la camita” después de la despedida del ratoncito con acento italiano, pero yo me quedé a escuchar lo que iba a decir el tal Gabriel García Márquez, ya escritor famosillo que a nadie en mi casa le interesaba. Me acuer-do de un señor de bigote que me sedujo con una voz más melosa que las voces masculinas a las que estaba acostumbrada. Habló de cuando salió de Colombia. Recuerdo que le preguntaron qué era lo que más le había llamado la atención de la vida europea. Respondió que haberse dado cuenta de que en Londres crecía la misma grama que en Aracataca. Yo no conocía Londres y le creí.

Al salir yo también de Colombia y con la decisión tomada de dedicarme a escribir, me di cuenta de que García Márquez tenía razón. El mensaje que recibí de niña, ávida de querer saber cómo era el mundo de afuera, fue contundente: tú puedes formarte tus propias conclusiones; puedes ver todo como tú quieras. Todo es como lo mires. Además puedes decirlo.

Años después, en 1995, ya radicada en Nueva York, escribiendo para

periódicos norteamericanos y terminando mi primer libro, pasé tres días en Cartagena escuchándolo y observándolo muy de cerca. Fui su alumna en uno de los tres talleres que dictó. Desde ese mo-mento, Gabriel García Márquez, el autor que definió mi mundo al mundo, el nombre que casi todos evocaban cuando yo mencionaba que era colombiana (a veces era el de Pablo Escobar), se convirtió en un hombre de carne y hueso con olor a la colonia de mi abuelo y el don y la disciplina para hipnotizar con palabras. Encontré un exceso de contradicciones que no hicieron más que aumentar mi interés y alimentar mi obsesión literaria. Había encontrado un gran personaje. Me tocaba ahora seguir su dictamen: encontrar la mane-ra perfecta para contar su historia.

Por eso me pasé los últimos cuatro años escuchando a otros hablar sobre él. Entrelazo esas voces en Soledad & Compañía, el libro que me trae a la FIL este año. El resultado es el retrato de mi Gabo: un hombre de mi tierra que decidí convertir en mi profesor de vida, aquel que entendió que para manejar la soledad rilkeana --como lo hizo en Barranquilla, en París y en México ni se diga-- se necesita la mejor compañía.

AutorA de: Soledad & Compañía. Un retrato Compartido de Gabriel GarCía márqUez.

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La literatura es mi venganza

MARIO VARGAS LLOSACreo que Odiseo es el símbolo del anhelo más permanente y extendido entre los seres humanos: la aventura. Vivir más allá de los límites que nos inflige la realidad, escapar de esa cárcel en la que estamos atrapados por nuestra condición y rompiendo esas barreras, tener vidas extraordinarias, vivir lo imposible, ir más allá de todos los límites que nos impone la condición humana. Eso es lo que representa Ulises y al mismo tiempo al final de esa aventura volver a donde estaba, volver al sitio del que partió. Ese poema funda en cierta forma la cultura occidental, la tradición más sólida de nuestra historia. Seguimos escribiendo y leyendo novelas para vivir aventuras, para ser en la medida de lo posible Ulises. Qué vida extraordinaria la de él. La literatura occidental comienza contando esa maravillosa rapsodia que es las mil y una aventuras de este personaje que se enfrenta a seres humanos, a dioses, a demonios, está constantemente sometido a pruebas y las vence todas no sin caer muchas veces en la tentación pero, al fin, consiguiendo siempre superar-las. Es un poema que nos hace vivir mil vidas, que nos saca de esa vida pequeñita que es la nuestra y al mismo tiempo, a pesar de lo azaroso de su trayectoria a lo largo de todo el Mediterráneo, a pesar de enfrentarse con el trasmundo, con seres fabulosos, nunca despega totalmente de la realidad, nunca sentimos que con él hayamos cortado las amarras de lo humano, del mundo real, sino que siempre hay un ancla que, dentro de la prodigiosa existencia de Ulises, lo mantiene en la vida tal como es. Desde luego es una historia deslumbrante. Es fantástico que nuestra literatura naciera tan perfecta, tan grandiosa, tan monumental. La influencia de los poemas homéricos y sobre todo de La Odisea se ha mantenido viva desde hace tres mil años. Leer La Odisea en cualquiera de las traducciones modernas, para quienes no podemos leer la lengua original, es leer una aventura que parece contemporánea, algo que sólo las grandes obras literarias consiguen: superar las barreras del tiempo y mantenerse frescas y lozanas.

Mario Vargas Llosa y Claudio Magris

Vargas LLosa. en el Hay Festival del 2010.

Se reúnen en un libro de Anagrama dos de los escritores más importantes de la literatura contemporánea, o de la literatura y punto: el peruano Mario Vargas Llosa y el triestino Claudio Magris, ganador del Premio FIL de este año. El motivo: hablar de libros y autores. Ofrecemos enseguida un fragmento de La literatura es mi venganza, con nuestra gratitud para la editorial.

CLAUDIO MAGRISLa Odisea quizá sea el libro de los libros. Existen dos formas fundamen-tales de La Odisea: la circular, en la que Odiseo al final regresa a Ítaca, regresa a sí mismo reafirmado en el fondo en su propia identidad –en su propio modo de ser, en sus valores– de todo aquello que ha encontrado en el viaje a través de la vida; o la forma rectilínea, en la que ningún retorno es posible y en la que Ulises (sobre todo aquel Ulises tantas veces reprendido, durante los siglos, desde la literatura posterior a Homero) es el símbolo de una humanidad que se pierde por el camino, que no puede regresar a casa, es decir a sí misma, sino que continúa en un viaje rectilíneo sin fin, en una pérfida infinitud en la que el hombre se convierte en otro, se convierte continuamente en otro, se convierte verdaderamente en “nadie”, como había además ya intuido Homero.

Ya en Homero, además, es cierto que Ulises regresa a Ítaca, pero sólo para partir otra vez, como él dice –tras la horrible, victoriosa y sangrienta conclusión de su retorno– en aquella inolvidable escena conyugal entre él y Penélope, aquella conversación después del amor, en la que él le dice que deberá partir nuevamente. En el fondo, el Ulises más tradicional, más conservador (en el sentido fuerte y también positivo del término, en el sentido de conservar los valores esenciales humanos) es el Ulysses de Joyce, porque al final Leopold Bloom regresa a casa, a una casa que ha sido seguramente violada y contaminada pero que ha conservado su sacralidad; aquel tálamo conyugal violado es, no obstante lo sucedido, sagrado y él es el hombre de siempre, con los sentimientos y los valores humanos de siempre.

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AlgunAs clAves pArA entender lA literAturA ArgentinA contemporáneA

En el poco espacio que dispongo es difícil dar algunas claves para tratar de entender la literatura argentina. Tal vez sería posible intentar dar una respuesta limitándonos a la literatura que existe en la Argentina a partir del siglo XX, e ignorando los siglos precedentes. Si aceptamos este arbitrario corte cronológico, podemos apreciar en el pla-no lingüístico, temático y estético una tradición original y vigorosa. Basta citar los nombres de Lugones, Macedo-nio Fernández, Roberto Arlt, Ezequiel Martínez Estrada, Borges y Bioy Casares, Cortázar y Silvina Ocampo, Oli-verio Girondo, Leopoldo Marechal, Ernesto Sábato, An-tonio Di Benedetto, Juan L. Ortiz, Juan Gelman, Abelar-do Castillo, Andrés Rivera, David Viñas, Luisa Valenzuela o Noé Jitrik para comprobar que tanto en la poesía como en el ensayo, en la novela o en la literatura fantástica, esa tradición, de la que aparecen aquí solo los nombres principales, es rica y diversa, creadora y viviente.

En 1953 Borges dio su famosa conferencia sobre “El escritor argentino y la tradición”, en la que se pregunta: ¿Cuál es la tradición argentina? Y responde que la tra-dición de los escritores argentinos es toda la cultura oc-cidental, pero que pueden sobresalir dentro de esa cul-tura porque al mismo tiempo que actúan dentro de esa cultura occidental no se sienten atados a ella por una devoción especial. El hecho de sentirse distintos, al igual que los irlandeses dentro de la cultura inglesa, les per-mite innovar, ser irreverentes o ensayar todos los temas. Si esto es así, el escritor argentino no necesita concretar-se a lo argentino para ser argentino. Creo que esta ase-veración de Borges es válida, pero incompleta. Es válida no solo para la Argentina, sino para cada país de nuestro continente en el que la cultura europea haya penetrado. Pero es incompleta porque parece ignorar las transfor-maciones que el elemento propiamente local impone a las influencias que recibe. Además nuestra literatura se forjó siempre en la incertidumbre, en la violencia y mu-chas veces bajo la amenaza del caos. En estas temáticas abrevaron no pocos autores.

Releyendo esta breve descripción y la lista de autores citados más arriba, veo que se corresponden a la primera mitad del siglo, o quizás a una década más. No es ocioso indicar que este período, por lo menos hasta los años 40, estuvo cruzado por la pertenencia a dos grupos, con sus respectivas revistas. El grupo Florida que, simplificando, agrupaba a los escritores más elitistas y esteticistas, y el grupo Boedo, que agrupaba a los escritores más preocu-pados por la cuestión social y el compromiso político con la izquierda. De cualquier manera las divisiones de estos dos grupos nunca fueron tan tajantes y con la aparición de la revista Contorno, en la década de los 50, las discu-siones en el campo literario-político pasaron a ser otras.

Ricardo Piglia, en un recordado seminario que dictó en los años 90 en la Facultad de Filosofía y Letras, esta-bleció que en los 60 surgen tres vanguardias en la narra-tiva argentina, representadas por Manuel Puig, Juan José Saer y Rodolfo Walsh. Estas vanguardias vienen después de Borges, quién debido a su ceguera considera que su obra se cierra con El hacedor (1960), su último gran libro.

Además, con estas tres vanguardias, la literatura argen-tina por primera vez pasa a ser contemporánea de las fic-ciones que se producen en el mundo. Por supuesto que estas tres poéticas establecidas por Piglia no incluyen a todos los autores que comienzan a destacarse en los 60 y que dominan el panorama de la literatura nacional hasta los 90, pero a efectos pedagógicos es una clasificación útil. Estos escritores van a estar marcados por los trágicos efec-tos de la salvaje dictadura cívico-militar de 1976-1983.

Al camino abierto por los nombrados más arriba sigue la enumeración siguiente que no solo es arbitraria, sino que deja afuera a más escritores de los que incluye. Hecha esta salvedad, la lista de escritores que vienen a mi memo-

Ya que el país invitado a la FIL de 2014 es Argentina, preguntémonos: ¿a qué autores de ese país hay que leer sí o sí? ¿Cómo ha cambiado la literatura argentina desde los días de Borges y Cortázar? ¿Mantienen los más jóvenes la vitalidad y el carácter innovador de sus mayores? Nos lo responde uno de los grandes editores de las últimas décadas.

Alberto Díaz

ria son: Héctor Tizón, Daniel Moyano, Haroldo Conti --asesinado por la dictadura al igual que Rodolfo Wal-sh--, Osvaldo Soriano, María Elena Walsh, Enrique Fogwill, Mempo Giardinelli, Vlady Kociancich, Hebe Huart, Marcelo Cohen, César Aira, Liliana Heker, To-más Eloy Martínez, Antonio Dal Masetto, Ricardo Piglia, Tununa Mercado, José Pablo Feinmann, Grisel-da Gambaro. Ya en los 80 tenemos a Guillermo Sacco-mano, Belgrano Rawson, Alan Pauls, Martín Caparrós, Ana María Shua, Sylvia Yparraguirre, Guillermo Mar-tínez, Pablo De Santis, Leopoldo Brizuela, Federico Jeanmaire, Martín Kohan, Esther Cross, Juan Forn, Fabián Casas y muchos otros que ya enuncian o anun-cian las nuevas poéticas que surgen en los 90 y conti-núan hasta hoy, cuyo rasgo más marcado sería una ruptura con la escritura de los 70 y la pacífica convi-vencia de múltiples poéticas y estéticas.

El libro de la crítica literaria Elsa Drucaroff Los prisioneros de la torre que publiqué en 2011 aporta una valiosa información sobre “lo nuevo” en la narra-tiva argentina. Para este fin la autora trabajó con más de 500 libros de ficción narrativa y más de 200 auto-res. Todas esas obras se publicaron a partir de 1990 y todas las escribió gente postdictadura. Destaco este registro, que llega hasta el año 2007, para mostrar la vitalidad de una narrativa que se renueva permanen-temente y con niveles de calidad asombrosos. En la nueva narrativa argentina la tendencia es la duda y el abandono de las certezas del pasado, pero sin aban-donar las utopías, por lo menos para la obra de arte, según el concepto de Adorno.

De este vastísimo mundo de jóvenes escritores voy a cometer una gran injusticia y nombrar a una sola escritora, Pola Oloixarac y su novela Las teorías salva-jes, considerada por Ricardo Piglia “el gran aconteci-miento de la nueva narrativa argentina”.

La tradición de los escri-tores argentinos es toda la cultura occidental,

pero pueden sobresalir dentro de esa cultura porque no se sienten atados a ella por una devoción especial.Juan Gelman

Adolfo Bioy Casares

Tomás Eloy Martínez

Pola Oloixarac

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El sexo de JisSin tacones de punta ni corpiños pero con las grandes dosis de talento que le conocemos, Jis sigue los pasos de Madonna y publica Sexo. A eso sabe la Reina, en la editorial Sexto Piso. Le agradecemos a nuestro amigo y a sus editores que nos hayan permitido reproducir estas es-tampas.

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AyotzinApA rompe lA rutinA

lA pÁginA de jesÚs Alejo

Aquí estamos de nuevo, casi los mismos rostros año tras año. Cambian unas cuantas caras, pero son las menos desde hace unos tres décadas. Y si las personas no cambian tanto, los discursos están igual o peor. Pero la realidad del país vino a darle un tono distinto a lo que muchas veces se convierte en una larga y aburrida rutina. La constante en los discursos de inauguración fue la solidaridad con las familias de los normalistas desaparecidos.

Aunque también hay cambios en el espacio que alberga a las cerca de dos mil casas editoriales de 43 países y los casi 440 mil títulos (lo que sin duda consolida el lugar que ocupa la FIL Guadalajara en el ámbito hispanoamericano). La ad-quisición de Penguin Random House de algunos sellos de Santillana hizo que ahora parezca un verdadero bodegón que le dio la oportunidad de crecer a otras editoriales, incluso de llegar al pasillo principal de la feria, ese que se pelean mucho.

Y lo hacen, aun cuando el representante de los editores privados suele quejarse de la crisis de la industria, porque algo se logra de las miles de personas que circularán hasta el 7 de diciembre. Pues si bien la mayoría de los grupos edito-riales suelen quejarse del alto costo que significa venir a la FIL, al final aquí están e invierten miles de pesos en el diseño y acondicionamiento de sus espacios.

El año pasado la estimación del volumen de negocios fue de 41 millones de dólares. Ese es el principal aliciente de los 20 mil profesionales del libro, para estar en estas tierras, a lo que habría que sumar las conversaciones que aquí se ini-cian para terminarlas a lo largo del siguiente año.

Sin duda es la fiesta del libro, el sueño de infinidad de personas vinculadas con las letras y la lectura, donde las historias no solo se escriben al interior del área de exposicio-nes: hay muchos asuntos que pasan fuera, en las celebracio-nes que organizan las editoriales. Hay que estar ahí no por alguna razón lúdica, dancística o mucho menos etílica: más bien, la nota puede salir de esos cocteles y ni modo de no estar presentes para conocer esas historias, aun cuando no siempre puedan contarse.

Una FIL soLIdarIaSuele pasar que en la inauguración de la Feria internacional del Libro de Guadalajara hay alguna manifestación, gritos de rechazo, sil-bidos, abucheos, pero pocas veces se veía venir eso desde el presidium. en la ceremonia de inauguración y entrega del Premio FiL al escritor italiano Claudio magris, la desapari-ción de los normalistas de Ayotzinapa fue protagonista.

el presidente de la Feria, raúl Padilla se so-lidarizó con las familias de los normalistas des-aparecidos y se unió a la exigencia. “nos suma-mos a la solicitud de que se restituya el estado de derecho en nuestro país”, dijo.

La solidaridad con los familiares de los nor-malistas también vino del ministro de relacio-nes exteriores y Culto de Argentina, Héctor Ti-

merman, y del rector de la Universidad de Guadalajara, Tonatiuh bravo.

Uno de los momentos más emotivos fue el anuncio de la presencia de estela de Carloto, fundadora de las Abuelas de la Plaza de mayo. el otro vino cuando tomó el micrófono el ga-lardonado magris y dijo por qué se escribe: “por amor, por miedo, como protesta, para distraerse ante la imposibilidad de vivir, para exorcizar un vacío”.

“escribir es también un intento de construir un Arca de noé para salvar todo lo que amamos, para salvar -deseo vano e imposible, quijotesco pero inextirpable- cada vida”, dijo.

Así comienza la fiesta de los libros, con Ar-gentina de vuelta a la capital tapatía 17 años después de su primera vez como país invitado.

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@JuanVilloro56Me uno a la iniciativa de Fabrizio Mejía Madrid de comenzar las presentaciones de la FIL contando del 1 al 43. “¡Presentes!”

@AntonioOrtugno¿Cómo conseguir que la agotadora FIL lo sea aún más? Beba usted la noche anterior y despierte destrozado antes de la inauguración. De nada.

Tonatiuh Bravo @tonatiuhbpEn #FIL, reiteramos postura de @udg_oficial: solidaridad a padres de normalistas de #Ayotzinapa, exigencia de justicia y reformas de Estado.

Aída Beatriz Sánchez @AidaBSanchez “La escritura es a la vez un agente de aduana y un contraban-dista; establece fronteras y las transgrede”: #ClaudioMagris

@rtovarydeteresaClaudio Magris reveló en su discurso su método escritural y cómo decidió novelar sobre el Danubio. @FILGuadalajara

@chumeltorresSí, voy a presentar el libro de Andrés Oppenheimer. Sí, en la FIL de Guadalajara. Sí, me creo mucho.

@mariansivoriHoy! Con @Escalandrum_ en #Mexico #FILGuadalajara2014 junto a @julietav

@MongeEmilianoVine a la #FIL para hablar de #Ayotzinapa (cc @fabriziomejia @zingarona @andres_ramirez0 @surpluseros @tumbona-libros @Aliaseditorial).

@julietavenegaspAcá en la #FIL pura energía positiva :D

@ferlariosNecesito pies nuevos para seguir recorriendo. Lamentablemen-te, ninguna editorial los maneja. #FILGuadalajara2014 #FIL

Elena Crespo @LaNellieBly “La cultura es la capacidad crítica de no creerse el centro del mundo” #ClaudioMagris

Los invitados

coLumna de arieL gonzáLez

Podría decirse, de forma coloquial, que ni son todos los que están, ni están todos los que son. Sin embargo, eso sería entrar en honduras críticas que mejor es eludir, so riesgo de entrar en ásperas polémicas como las que animó el comentario del gran To-más Eloy Martínez cuando, en pleno me-nemismo, allá por los años 90 del siglo XX, cambalache (“problemático y febril, el que no llora no mama y el que no roba es un gil”), siendo la Argentina invitada de honor por primera vez, no fue convidado a formar parte de la delegación oficial. El autor de Santa Evita señaló en aquella ocasión, se-gún nos lo acaba de recordar Constanza Bertolini (La Nación, 27-XI-2014), que ha-bía “un elenco estable del gobierno” en la delegación oficial de escritores que había palomeado --como se dice en la picaresca política mexicana-- el responsable de asun-tos culturales de la cancillería que entonces presidía Guido Di Tella.

El hecho es que a las comitivas oficiales de escritores de Argentina las persiguen duras controversias. Para no ir más lejos, en el pasado Salón del Libro de París los funcionarios del kirchnerismo (los ismos se acuñan con la eternización en el poder de algunos nombres y clanes) dejaron fuera a

escritores como Beatriz Sarlo, Santiago Ko-vadloff y Martín Caparrós. Este último resumió para Radio Francia Internacional la situación que él y otros vivieron (y siguen viviendo): “Yo no he denunciado a nadie, pero sí supe que un alto funcionario del gobierno argentino me rayó de la lista, des-de hace varios meses. Es triste que así sea. Es una muestra de cómo procede tonta-mente el gobierno argentino. En este caso, como en otros, los criterios fueron premiar lealtades y castigar a los críticos”.

Uno querría que las letras fueran por un lado y la sucia política por otro, pero en nuestros países (donde vaya que es sucia) eso resulta poco menos que imposible. Por suerte, en torno de un encuentro librero como la FIL de Guadalajara, cada vez todo depende menos de la generosidad de los políticos. No hace falta, por ejemplo, que Magdalena Faillace, directora general de Asuntos Culturales de la Cancillería de Ar-gentina, diga (aludiendo a aquellos que no vinieron) “pedí que hubiera libros de ellos”. Quizá no lo sepa (o finge no saberlo para que luzca más su bondadoso gesto) pero los libros, como sus autores y editores, pue-den viajar por otros medios y ser también, fuera de la lista oficial, invitados de honor.

#Filiasmilenio

editando a gabo

Esta es la primera vez en muchos años que Do-ris Bravo no paseará con Gabriel García Már-quez por los pasillos de la FIL.

“Le gustaba recorrer los pasillos y firmar libros”, dice su editora en México.

Aunque este año ya no está Gabo, su edito-ra dice que quizá ahora lo lean más que nunca. Su muerte, en abril, despertó el interés de mu-chos jóvenes por leer su obra y de muchos adul-tos por releerlo.

Para ella “publicar un premio Nobel es lo máximo que le puede pasar a un editor”. Haber sido la editora de Gabo es su gran orgullo.

Editar al Nóbel era fácil. Su pluma era casi perfecta. Las correcciones a sis textos mínimas. “Los textos llegaban listos, revisados. A veces solo con alguna duda de fecha o algo, pero listos ya para formarlos tipográficamente”, cuenta.

Bravo conoció a García Márquez por el es-critor Álvaro Mutis. Para entonces ya había ga-nado el Premio Nobel Tres años después Diana se convirtió en su editorial y Doris en su editora.

“Me lo presentó Álvaro Mutis y la verdad me quedé muda del asombro, de la impresión y de la emoción de conocerlo en persona. En editorial Diana ya teníamos Crónica de una muerte anunciada y El olor de la guayaba. A partir de ahí tardamos un año más en que nos volvimos oficialmente los editores de García Márquez. La primera obra que nos llegó fue el Amor en tiempos del cólera en el 85”, cuenta.

El oficio de escritor no podría haber sido mejor descrito que por él. Su editora recuerda así las palabras con las que en un discurso en Colombia contó cómo ser un buen escritor. “Decía que el escritor, y que él personalmente, todos los días de su vida se levantaba, se arre-glaba y se sentaba frente a la hoja en blanco y con las 28 letras del alfabeto”.

por Alejandro Domínguez

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El SNTE promotor de la lectura en la FIL

Con el orgullo de pertenecer al gremio de más noble vocación, los maestros de México regresan a la Feria Interna-

cional del Libro (FIL) de Guadalajara.

Por segundo año consecutivo el Sindicato Na-cional de Trabajadores de la Educación (SNTE) participa en esta gran fiesta de la cultura, para hacer visible el trabajo que los maestros reali-zan fuera de las aulas y para difundir su vasta obra editorial.

Con el lema “El SNTE promotor de la lectura”, el Sindicato expondrá 419 títulos de 385 auto-res, que representan el doble de publicaciones del año anterior.

En un stand de 162 m2, profesores de las distin-tas Secciones Sindicales del país compartirán los libros de su autoría y su amplia experiencia, con el propósito de enriquecer el ejercicio pe-dagógico y contribuir a formar mejores ciuda-danos y con ellos un mejor futuro.

El objetivo es conquistar espacios nacionales e internacionales de la cultura, para difundir la aportación de la educación pública y la parti-cipación de las y los docentes del SNTE en la construcción y consolidación de las institucio-nes y de la ciudadanía del México actual.

Además de presentaciones de libros, conferen-cias y talleres, quienes visiten el stand, encon-trarán diversos atractivos didácticos respalda-dos con tecnologías de la información, como un kiosco virtual, juegos interactivos y realidad aumentada.

Contarán también con una librería digital y el ágora, espacio abierto al diálogo y reflexión de diversos temas de interés para el magisterio y público en general.

La 28 edición de la FIL de Guadalajara es una oportunidad más para refrendar el lema del SNTE: “Por la Educación al Servicio del Pueblo”.