Fichte Etica 1798

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Johann Gottlieb FichteTICAoEl sistema de la doctrina de lascostumbres segn los principios dela Doctrina de la CienciaEdicin deJacinto Rivera de RosalesPRESENTACIN1. FichteJohann Gottlieb Fichte, aunque en general siga siendo un autor bastante mal com-prendido y bajo la aplastante sombra de la interpretacin hegeliana o, peor an, arrin-conado entre los tpicos comunes sobre el idealismo!, ya no es un pensador descono-cido enel panorama filosficoespaol;contamosconnopocastraduccionesdesusobras y con algunos estudios sobre F. Por tanto, no se necesita una extensa presen-tacin del personaje. Baste recordar algunos datos significativos.Nace en1762, en Ramenau(Estado de Sajonia, Alemania), como primognito deuna familiapobre y numerosa. Cuando tena ocho aos, logra repetir de memoria unsermn recin escuchado en la iglesia al barn Van Miltitz, quien, admirado, se con-vierte en su protector; el pequeo Fichte puede dedicarse al estudio. En 1774 entra enla famosa escuela pietista de Pforta (all estuvieron Klopstock, Lessing, Novalis y des-pus Nietzsche), y entre 1780 y 1784 estudia Teologa (para llegar a ser pastor) y De-recho en las Universidades de Jena, Wittenberg y Leipzig. El barn haba muerto en1780 y en1784la familiaVanMiltitzdejdemandarle layaescasasubvencin, demodo que hubo de abandonar la Universidad y ganarse la vida como preceptor. Es 10que hace tambin enZurichdesde septiembre de1788 hasta marzo de1790, dondeconoce a su futura esposa, Johanna Rahn, y se compromete con ella. De nuevo mar-cha como preceptor a Leipzig y all, en agosto,un estudiante le pide unas clases par-ticulares sobre Kant. El encuentro con la filosofa transcendental significa para l unarevolucin decisiva en su pensamiento y en sus proyectos de vida. Hasta entonces ha-1 Algunos de ellos los he tratado en El primer principio en Fichte, en o.Markety J. Rivera de Rosales(coords.), El inicio del Idealismoalemn) Madrid, EditorialComplutense encoedicinconlaUNED, 1996,pp. 63-102.2 Vase la bibliografa al finalde esta Presentacin,as como mi artculo La recepcin de Fichte en Espa-a, Endoxa: Series Filosficas 7 (1996), Madrid, UNED, pp. 59-114.6TIC Aba sido racionalmente determinista3, y sin embargo su corazn peda libertad. ConKant encuentra la sntesis, a saber, la afirmacinracional de la libertad: Vivo en unmundo nuevo desde que he ledo la Crtica de larazn prctica. Proposiciones que yocrea incontestables me han sido refutadas;cosas que yo crea que no me podran sernuncaprobadas, porejemplo, elconceptodeuna libertadabsoluta, el delaobliga-cin,etc., me hansido probadas, y me siento por ello tanto mscontento. Es incal-culable el respeto hacia la humanidad y la fuerzaque nos da este sistema!4.De aquen adelante piensa dedicarse a predicar esa buena nueva.En julio de 1791 visita a Kant en Konigsberg, al que presenta su Ensayo de una crti-ca de toda revelacin. ste recomienda al editor su publicacin. El libro aparece en 1792sin la mencin de su autor, el pblico lo toma como la cuarta Crtica de Kant,y, cuandoste desvela elogiosamente al autor, Fichte se convierte de golpe en una celebridad. To-dava trabaja hasta finalesde ese ao como preceptor en Danzig, y escribe dos libritospolticos defendiendo la libertaddepensamiento y la RevolucinFrancesa, pues todapoltica, moral y cultura deben estar al servicio de la libertadde todos los individuos5.Esta reflexin acerca de la libertad real, piedra angular tambin en el sistema kantiano,le condujo hacia su propio sistema6. A ello hay que aadir las crticas deF. H. Jacobi alconcepto de cosa ens7y los intentos idealistas de superarlas por parte de SalomanMaimon (Ensayo sobre la Filosofa transcendental de 1790), Por ltimo, hay que researel empeo de K. L. Reinhold de sistematizar la obra de Kant desde un primer principio,3 Unos piensan que ese determinismo era de origen spinozista, otros que leibniziano (V. LPEZ-DoMNGUEZ,Fichte:acciny libertad, Madrid, E. Pedaggicas, 1995, pp. 39-40). ArminG. WILDFEUER defiende ensu libroPraktischeVernun/t und System. EntwicklzmgsgeschichtlicheUntersuchungenzurursprnglichenKant-Rezeption]ohann Gottlieb Fichtes (Stuttgart, Frommann, 1999, pp. 203-219)que el determinismo del joven Fichte tiene encuantoa sucontenido semejanzas con el deSpinoza, pero que su fuentese encontrara en eljurista Karl Ferdi-nandHOMMEL(1722-1781) yensu libro Alexal1der von Jochber Belohnung und Strafe nachTrkischenGeset-zen(Bayreuth/Leipzig, 1770). Una posicin contraria la encontramos en VicenteSERRANO, Metafsicay filosofatranscendental en el primer Fichte, (Coleccin Leibnizius Politechnicus, Valencia, Universidad Politcnica de Va-lencia, 2004, pp. 17-29), segn el cual Fichte distingue entre una especulacin determinista, conforme a la tradi-cin de Leibniz y Wolff, y un mbitoprctico, en donde estara la libertad, la moral y la religin, al que se acce-de slo mediante el sentimiento o corazn.-1Carta a su amigoF. A. WeiEhuhn de agosto / septiembrede1790(GA III / 1, p. 167).5 Esta cultura para la libertad es el nico finfinal posible del hombre en la medida en que es una parte delmundo sensible; pero este supremo fin finalsensible no es a su vez fin finaldel hombre en s, sino el ltimo me-dio para alcanzar su supremo fin final espiritual, que es la completa concordancia de su voluntad con la ley de larazn. Todoloque los hombres hacene impulsan se hadeconsiderar como mediopara este ltimo finfinalenel mundo sensible, o bien es un impulsar sin objetivo, un impulsar irracional (Contribucina larectzficacindeljuicio del pblico sobre la RevolucinFrancesa, FW VI, 89 =GA l/1, 243).6>129, has-ta los ltimos fundamentos de lo real. Despus hay que pasar de la proposicin el con-cepto es el fundamentodel ser, del mundo,a la que dice:La razn o el concepto esprctico. Eso sucede en el Yo, y sin ello no sera posible una tica130.Adems de la tica encontramos otras ciencias filosficas particulares, entre las cua-les se observa la misma jerarqua que ya tomaran en la Doctrina de la Ciencia nova me-thodo: La tica [o Doctrina de las costumbres]ocupa un rango superior en la serie delas ciencias particulares, sobre ella slo conoce la Doctrina de la religin, y bajo s tie-ne a la Doctrina del derecho y a la de la naturaleza. Las ideas (Ansichten)procedentesde ella seran tambin de hecho las ms verdaderas, correctas y profundas, por cuantoque precisamente el punto de vista de su reflexin rectifica a los otros. Por eso podrasuceder que, descontando el finpropiamente dichode establecer una tica, desde es-tas investigaciones se proyecte unal ~ z enteramente nueva sobre las verdades de la Doc-trina de la Ciencia en general131. Y eso es lo que tambin sucede con la tica del 98.4. Gua de lectura de la ticaTantoel Fundamentodel Derecho natural de1796como la ticade1798sonin-vestigaciones y desarrollos de la parte prctica de la Doctrina de la Ciencia, tienen la127 FW XI,3.128 bid.129 FW Xl, 5.no FW XI, 7.13J FW XL8.PRESENTACIN33n1islna estructura bsica y comparten varios puntos de su desarrollo. En un primer es-tadio se deducen los principios, los de la legalidad y los morales, y con ellos los mbi-tosmismosdelderecho y de la moralidad, como necesarios en la construccinde lasubjetividad,esto es, encuantocondicionesdeposibilidadde laautoconciencia: nosonarbitrarios, sino momentos fundadosen las exigencias y mtodo filosficos; sloque el principio y el mbito de la tica apuntan ms alto en la direccin del principiode la filosofa en general, mientras que el derecho se queda en las meras condicionesexternas de la libertad. En un segundo momento se investigan las condiciones mate-rialesque posibilitan la realizacin efectiva en el mundo sensible de la libertad y susleyes; aqu se deduce, por ejemplo, nuestro cuerpo en ambas obras. El tercer paso con-siste en aplicar los principios y deducir unaserie de derechos jurdicos y de deberesmorales132. Este articulado desarrollo va precedido de una Introduccin.4.1. En la Introduccin de la tica Fichte presenta su obra desde dentro, mostran-do filosficamente su asunto de manera esquemtica, y haciendo un recorrido por al-gunos de los temas que se vern mspormenorizadamente en los dos primeros cap-tulos. Para eso parte de la situacin o dato primario de la conciencia reflexiva, la mscercana a sus reflexivos lectores / estudiantes y a la conciencia cotidiana en general: enla conciencia se distingue entre lo subjetivo y lo objetivo, entre nuestras ideas o fanta-sas y el mundo, entre la representacin y el objeto. Pero ambos trminos estn a la vezunidos cuando decimos o pensamos la verdad y cuando actuamos. Esa unin y esa se-paracin tiene lugar en el Yo, que es identidad originaria de sujeto y realidad, de acti-vidad real y actividad ideal, pues l es en la medida en que sabe de s (autoconciencia,tanto intelectual como emprica). Las distintas formasde esa unidad y de esa identi-dad configuran el contenido completo de la filosofa. La filosofa terica explica cmoun ser se convierte en una representacin reflexiva, cmo el Yo logra conocerlo, obje-tivarlo, mientrasque la filosofaprctica tiene por tarea mostrar cmo de unarepre-sentacin surge un objeto gracias a la accin del Yo, cmo el Yo se sabe exigido des-de s a actuar y transformar el mundo.Toda conciencia comienza con la accin: slo para un ser que acta realmente enel mundoste adquiere realidad y llega a ser conocido. sa es la primaca(gentica)de lo prctico sobre lo terico:la racionalidad es fundamentalmente actividad trans-formadora. En esa accin hay una primaria conciencia de m como activo real e ideal-132 De este modo resuma Schleiermacher en su resea de la obra la tarea de la misma: Segn lo dicho, la fi-losofa ha de mostrar bajo qu condiciones puede darse una ciencia, y una tica segn los principios de la Doc-trina de la Ciencia no ha de ser otra cosa, por tanto, que un sistema de los preceptos morales conforme a los prin-cipios filosficos. Ahora bien, la Doctrina de la Ciencia quiere que toda la realidad objetiva no sea otra cosa queun necesario enlace con la autoconciencia, un pensar necesario ligado con la autoconciencia; por tanto,si la ti-ca ha de ser real, se ha de mostrar que es una condicin necesaria de la autoconciencia, que el Yo se atribuye unafacultadprctica. Este concepto necesario,y por tantodado,ha de ser analizado y desarrollado,y con ello a ladeduccin del mismo se ha de aadir la deduccinde 10 contenido enl. Luego se ve fcilmenteque una ticasegn principiosde la Doctrina de la Ciencia ha de contener en s una Crtica de la razn prctica, y a la vez yjunto a ella, que slo puede servir como fundamento de la moral propiamente dicha,una doctrina de los debe-res, o, como 10 llama Kant, una doctrina de la virtud (Fichte in Rezensionen 2, pp. 241-242).34TICAmente. Todos losdems elementos del sistema se obtienen encuanto condicionesdeposibilidad de esa autoconciencia. En primer lugar,de ah se deduce la existencia realde 10 objetivo en general, pues slo en contraposicin con ello 10 subjetivo logra tomarconciencia de s, dado que toda conciencia precisa distincin, escisin. Gracias a esa au-toconciencia real el Yo se hace real, y en l se da la unidad fundante entre ser y saber.Para que el Yo se haga consciente de su actividad(y se es el hecho del que partela propia conciencia cotidiana), el Yo acto hade sentir y superar paulatinamenteunaresistencia. De esa necesidad estructural de la conciencia Fichte deduce la exis-tencia real de la materia o No-Yo, al cual la actividad prctica del Yo o libertad nuncapuede hacer desaparecer sin destruirse a s mismo. se es el mtodo o modo transcen-dental de razonar: todo 10 que aqu se deduce,se deduce como condicin de la con-ciencia, luego tan cierto como soy consciente de m y de mi accin real, soy conscien-te de la existencia real de la materia o mundo en general, del queaquella concienciadepende, no porque sea su fundamento, pero s su condicin indispensable. Explicarcmo ese ser, independiente de la libertad al ser resistencia a la misma (incondiciona-do en cuanto a su forma, dira Fichte, en cuanto a que es), llega a ser conocido, obje-tivado, es el asunto de la filosofa terica.Peropara poderactuar sobre la materia el Yoha de ser tambin objetivo, y paraserconscientedescomoactivohadeaparecersuladosubjetivodeterminandosuladoobjetivo, esdecir, miaccinsensible hadeaparecer comodeterminada por miconcepto de fin libremente elaborado; esa independencia del concepto respecto de 10objetivo es el aspecto de categoricidad que tiene la exigencia moral. Libertad es cau-salidad por medio de conceptos. A la realidad del concepto de finse le llama querer,y a su aspecto objetivo-material, cuerpo, mi cuerpo orgnico articulado. ste ha de es-tar en conexin con toda la naturaleza, y conformarse a sus leyes. Mi actividad apare-ce como yendo hacia algo fuera de m, y toda la multiplicidad del mundo se me mues-tra encuanto intermediarios y fenmenosde mi autonoma,esdecir, filosficamentededucidos como momentos necesarios de mi conciencia. Con ese modo de pensar ge-ntico, como si de una anmnesis platnica se tratara, descubrimos 10 que permane-ce desconocido para nosotros desde el punto de vista de la conciencia comn133.4.2. El captulo primero est dedicado a la deduccindel mbitodelamoralidad yde su principio, en cuanto ley incondicionada para la voluntad libre. Para ello se ha demostrar que el Yo, si ha de encontrarse como Yo y conocerse(y slo as se constituyecomounYo), se hade vercomoaccinlibre, y eso necesariamenteen la formadelprincipio de la moralidad o imperativo categrico. La tica no comienza con la ley mo-ral como un factum de la razn, sino que se busca sus condiciones transcendentales deposibilidad en el Yo puro entendido como actividad real/ideal. As se ofrece un fun-damento explicativo de ese imperativo moraly, nosdice Fichte, se le quita toda apa-riencia de qualitas occulta que an tena en Kant, porque no se entiende nada plenay correctamente sino aquello que se ve surgir a partir de sus fundamentos134. .133 tica, FW IV, 14 =GA 1/5, 34.134tica, 3, FW IV, 49-50=GA I/5, 62.PRESENTAcrN351. Yo me encuentroqueriendoalgo,se es el hecho delque parte la concienciareHexiva. El filsofo, por reflexin abstractiva, que era el mtodo utilizado tambin enel FundamentodetodalaDoctrinadelaCiencia135 , ha de llegar desdeah hasta el yooriginario apartando del querer lo extrao,a saber, lo querido. Entonces lo que que-da es la tendencia a la actividad como tal. El Yo, considerado como objeto (en el sen-tido de algo real)es una tendencia a la espontaneidad por la espontaneidad.El filsofoquierealzarse hasta el Yo puro. Pues bien, aunque pensramos que elcontenidode nuestrosdeseos y de nuestras ideas viene derivadode influencias exte-rioresode impulsosinconscientes(que seranpara Fichte tambinaccionesdelYo,pues l toma este trmino enunsentido msamplioque el psicoanaltico), la espon-taneidad del sujeto se encuentra en el hecho de que es l el que desea y piensa. El pen-samientoy elquerer noslodirigenlaconciencia haciaalgo, sinoquesontambinconstitutivamente autoconciencia, un para s, de manera inmediata, y slo un pors puede dar cuenta de un para s. Ningn contenido puede ser para el Yo si al me-nos idealmente no lo ha elaborado l desde s, eso es lo que se desprende de la Crticade la razn pura. Pero eso, a su vez, no sera posible si el mismo Yo no pusiera desde ssu propiarealidad(la libertad), en la queapoyar ontolgicamente su meraactividadideal oconciencia. Estarealidad es actividad, pero no puede ser infinita,sino nica-mente tendencia hacia esa infinitud, ya que en caso contrario no habra contraposicinreal, y por tanto tampoco conciencia. Pues bien, es esa realidad / idealidad originariala que llega a la conciencia reflexiva como querer en la forma de exigencia moral, y esah donde el Yo se encuentra primeramente siendo algo real y siendo a la vez un suje-to. La espontaneidad aqu se manifiesta en la responsabilidad. 2. El Yo ahora ha de darse cuenta plenamente de esa tendencia absoluta a la accinpor la accin.se es el mtodo, que tambin se encontrar en Schelling y en Hegel: lopuestoanteriormenteenel Yointuyente, peroreflexivamentesloparael filsofo(