Ficha Kart Un Ramos

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Seminario de Dramaturgia 2015 – Sportivo Teatral FICHA DE LECTURA LA ARQUITECTURA DE LA MENTIRA por PABLO RAMOS Hoy es el último día que tengo de tiempo para entregar una nota a la gente de Asesinos tímidos. Hace un mes que me la pidieron. Hace un mes que no tengo el valor de ponerme a pensar en lo que voy a escribir. No sé y sé qué es. Como no sé y sé por qué es. Entonces me dije “hacela corta y escribir sobre eso” ¿El miedo?, ¿la nada? ¿el instante anterior en el cual parece imposible la palabra? Algo así, aunque no es tan fácil definirlo, si fuera tan fácil no existiría la palabra escrita, al menos para mí. No escribo teoría ni opinión literaria habitualmente, esta es la primera vez que lo hago, o la segunda que sería más o menos lo mismo. Será que después de que a mi primera novela le fuera tan bien a mí me fue tan mal. Sí, me fue mal: casi no escribí por un año, y cuando no escribo, la paso mal. Responder a algunos reportajes, verme obligado a sacar a la luz determinados mecanismos inconscientes (que luego por fuerza dejaron de serlo) de cómo funciona la maquinaria de mi imaginación, me hizo daño. De hecho yo ni era consciente de que tal maquinaria existía. Escribía desde las tripas, casi sin usar la cabeza. Escribía porque el silencio, la soledad y la reclusión me dictaban algo que no podía transmitir a viva voz, algo así como un secreto (no su revelación) y ese secreto se iba armando palabra por palabra en la hoja blanca que yo ponía en el rodillo de mi máquina de escribir. Nunca sospeché que era literatura, nunca sospeché que le podía interesar a alguien más allá de algunos amigos. Eso lo perdí. Ahora, unas pocas personas ajenas esperan algo de mí. Esas pocas personas tienen la dimensión de una multitud. Pienso todo el tiempo en eso, y cuando pienso no soy el que era antes de hacerlo: me margino, me corrijo antes de sacar: me re primo. Creo ahora que la literatura, en el momento de la creación, en el momento del texto primero o primer borrador debe ser un acto de libertinaje. La libertad llega en el momento de corregir lo ya escrito, pero eso es otra cosa. Escribo ahora una novela (casi la tengo lista) y fue todo un ejercicio aparte recuperar el libertinaje de la escritura. Tuve que dejar otra novela que a duras penas venía escribiendo. Tuve que atravesar una crisis de vida, dejar de hacer cosas como atender el teléfono, contestar correos, ir al teatro al cine a la cancha. Tuve que dejar de vivir en pareja, aceptar los caprichos del insomnio, alterar los ratos de sueño con los ratos de escritura, etc, etc, etc. A veces es cansador. La tentación me invita a bajar los brazos. Y si pienso, peor. ¿Por qué me cuesta tanta vida hacer lo que hago?, ¿Por qué no puedo ser un poco menos radical, un poco más medido? ¿La soledad es un precio que tienen que pagar todos los que escriben en serio? ¿Yo soy una persona que escribe en serio? En tal caso, ¿qué es escribir enserio? Y por último, o por principio, habiendo un habla ¿por qué escribir? Estos son algunos de los interrogantes que me aplastaban antes de largarme con la novela en la cual estoy ahora embargado. Interrogantes a los cuales no estaba acostumbrado. De hecho, siempre me consideré un encontrador de respuestas. Respuestas que correspondían a interrogantes desconocidos, pero que

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Kartun Ramos

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LA ARQUITECTURA DE LA MENTIRA

Seminario de Dramaturgia 2015 Sportivo Teatralficha de lecturaLA ARQUITECTURA DE LA MENTIRA por Pablo Ramos

Hoy es el ltimo da que tengo de tiempo para entregar una nota a la gente de Asesinos tmidos. Hace un mes que me la pidieron. Hace un mes que no tengo el valor de ponerme a pensar en lo que voy a escribir. No s y s qu es. Como no s y s por qu es. Entonces me dije hacela corta y escribir sobre eso El miedo?, la nada? el instante anterior en el cual parece imposible la palabra? Algo as, aunque no es tan fcil definirlo, si fuera tan fcil no existira la palabra escrita, al menos para m.

No escribo teora ni opinin literaria habitualmente, esta es la primera vez que lo hago, o la segunda que sera ms o menos lo mismo. Ser que despus de que a mi primera novela le fuera tan bien a m me fue tan mal. S, me fue mal: casi no escrib por un ao, y cuando no escribo, la paso mal. Responder a algunos reportajes, verme obligado a sacar a la luz determinados mecanismos inconscientes (que luego por fuerza dejaron de serlo) de cmo funciona la maquinaria de mi imaginacin, me hizo dao. De hecho yo ni era consciente de que tal maquinaria exista. Escriba desde las tripas, casi sin usar la cabeza. Escriba porque el silencio, la soledad y la reclusin me dictaban algo que no poda transmitir a viva voz, algo as como un secreto (no su revelacin) y ese secreto se iba armando palabra por palabra en la hoja blanca que yo pona en el rodillo de mi mquina de escribir. Nunca sospech que era literatura, nunca sospech que le poda interesar a alguien ms all de algunos amigos. Eso lo perd. Ahora, unas pocas personas ajenas esperan algo de m. Esas pocas personas tienen la dimensin de una multitud. Pienso todo el tiempo en eso, y cuando pienso no soy el que era antes de hacerlo: me margino, me corrijo antes de sacar: me re primo. Creo ahora que la literatura, en el momento de la creacin, en el momento del texto primero o primer borrador debe ser un acto de libertinaje. La libertad llega en el momento de corregir lo ya escrito, pero eso es otra cosa.

Escribo ahora una novela (casi la tengo lista) y fue todo un ejercicio aparte recuperar el libertinaje de la escritura. Tuve que dejar otra novela que a duras penas vena escribiendo. Tuve que atravesar una crisis de vida, dejar de hacer cosas como atender el telfono, contestar correos, ir al teatro al cine a la cancha. Tuve que dejar de vivir en pareja, aceptar los caprichos del insomnio, alterar los ratos de sueo con los ratos de escritura, etc, etc, etc. A veces es cansador. La tentacin me invita a bajar los brazos. Y si pienso, peor. Por qu me cuesta tanta vida hacer lo que hago?, Por qu no puedo ser un poco menos radical, un poco ms medido? La soledad es un precio que tienen que pagar todos los que escriben en serio? Yo soy una persona que escribe en serio? En tal caso, qu es escribir enserio? Y por ltimo, o por principio, habiendo un habla por qu escribir? Estos son algunos de los interrogantes que me aplastaban antes de largarme con la novela en la cual estoy ahora embargado. Interrogantes a los cuales no estaba acostumbrado. De hecho, siempre me consider un encontrador de respuestas. Respuestas que correspondan a interrogantes desconocidos, pero que tenan el valor de funcionar como catalizadores de la emocin. Como fermentos de la ms pura de las esencias capaces de elevarlo todo, de inundar el alma sin necesitar ni una pizca ms de la inteligencia necesaria para el mero entendimiento de palabras comunes y corrientes que no encierran ni segundas intenciones, ni pretensiones secretas. Es decir, que no sobraran al lector, si no que lo invitaran a llevar consigo un poco de esa carga pesada pero dulce. Carga que ms all de poder contener toda la tristeza del mundo fuera una especie de alegra eterna, para usar palabras de Borges.

A veces creo que la soledad no es un precio. La soledad existe de antes, un escritor es bsicamente un solitario ms o menos disimulado segn los casos, pero un solitario al fin. La escritura es la justificacin (porque es una soledad que necesita ser justificada), la defensa de esa soledad. Si lo veo as, el crculo cierra perfectamente. Ya que la soledad le dicta la palabra al escritor, y el escritor no puede elegir sacarse esa soledad de encima como si fuera un abrigo pesado un da caluroso.

Escribo porque al hablar fracaso. Cada vez que hablo largamente (cada vez ms) siento, an antes de terminar de hablar, la contundencia de una derrota inevitable. Escribir viene a ser lo contrario de hablar. Al hablar me siento prisionero de lo dicho, las palabras se alejan de m o yo de ellas y son irrecuperables, apurado muchas veces por las circunstancias y las exigencias (ajenas a mi ser) y por ms que me ayuden a salir del apremio del momento dndome pequeas victorias parciales termino siempre sintiendo esa derrota. Una derrota humana, no ma en particular, una derrota que desequilibra la existencia.

Escribo entonces para reconciliarme con las palabras. Porque qu otra cosa puede ser ms una victoria humana que la reconciliacin? Nada. Hay victoria ah donde no hay vencidos, donde slo hay vencedores. No confundir esto con una filantropa, la literatura no es un amor impotente. Es algo que nace de todo un ser destinado a otro ser, y destinado tambin a ser. No entran ac ni la filantropa ni la vanidad. Hoy es-tamos acostumbrados a que el escritor sea una figura, a veces, de moda. Hay muchos casos tan solo en nuestro pas. Salir en revistas, que te saquen fotos, que vendas miles de ejemplares, que ganes un premio importante (prestigioso o no) te pueden inflar el pecho. Pero la hinchazn apenas alcanza para cubrir un interior hueco, vaco. Y en las palabras que escribas te vas a delatar, vas a pagar el precio de tu estupidez.

Por ltimo los quiero acercar a mi idea de La arquitectura de la mentira. Es sencillo: uno construye un texto de ficcin de la misma manera en que un arquitecto construye una casa. Uno quiere transmitir intacta una emocin y elige para hacerlo el mejor camino: la mentira. Si la mentira es hermosa puede que suceda el hecho esttico, si sucede hay arte, hay narrativa de calidad. Los cimientos, las paredes, los techos de esta casa no pueden ser meros adornos, meros impactos decorativos, globitos de colores, tortitas para el t. No. Tienen que sostener lo que hay que sostener, tienen que resistir lo que haya que resistir. De esa manera se construye un texto literario, cumpliendo rigores, salvando exigencias. La belleza hay que encontrarla ah, la pintura al final, los colores como resultado de la concepcin de un todo, no para tapar lo que al primer portazo se nos caera encima y nos dejara sepultados bajo una pila de mampostera barata. Si se escribe desde lo profundo de nuestro ser (de nuestra soledad) no hay riesgos, lo garantizo. Si se escribe en una mesa de un caf de Palermo imbcil, levantando la mano cada vez que alguien nos saluda como si furamos una especie de Papa, con nuestra notebook reluciente y nuestro ego ms erecto que el obelisco, estamos listos. Nada de mierdas a la hora de escribir. Que suenen las teclas de una vieja Hermes 2000 o una Undewood. Ampollas en los dedos, hay que darle y darle a esa cosa, deca Bukowski, y tena razn. No se olviden que la casa que construyen no es para que el lector la mire de afuera, es para que la habite. Nada de trucos, nada de sorpresas. Hay que escribir horas y horas y si al terminar cada pgina uno siente que se ha quedado vaco, que no hay manera de seguir... a poner otra hoja, a mirarla un rato, que vamos por buen camino.*Pablo Ramos. Naci en 1966, en Avellaneda, Provincia de Buenos Aires. Ha publicado un libro de poemas, el libro de relatosCuando lo peor haya pasado, las novelasEl origen de la tristeza,La ley de la ferocidad,En cinco minutos levntate Mara. Gan el premio Casa de las Amricas, de Cuba, y el premio del Fondo Nacional de las Artes.

El texto teatral en su rareza implica siempre una tercera dimensin. Es su propio tiempo y espacio, pero es adems una hiptesis de representacin escnica a la que contiene sin ilustrarla. Como esas cpsulas homeopticas que no contienen la droga sino a su energa. Cuando el autor no le entiende a la dramaturgia esa extravagancia y escribe olvidando la escena lo suyo queda en mera literatura y es cosa intil. Cuando tampoco se la entiende y escribe slo para ese escenario puede que resulte prctico pero nunca trascender su mdica condicin de utensillo. Ah est el asunto. Cuerpo y palabra en un solo objeto. Por ese escollo medio metafsico es que en el mundo hay tanta gente que escribe teatro pero tan pocosdramaturgos.* Mauricio Kartun. (San Martn,1946) Dramaturgo ydirector. Ha recibido numerosos premios en su extensa carrera. Algunas de sus obras son:El nio argentino,Chau Misterix,El partener,La casita de los viejos,Sacco y VanzettiyLa Madonnita.