Ferria de Santiago 2009

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Juan Antonio Sandoval

Edita: Prensa y Medios de Cantabria S.A.EL MUNDO CANTABRIAEditor: Miguel Macho OseteDirector: Félix VillalbaGerente: Javier MaruriDirector comercial: Juan VigueraSubdirector: Alfonso RuizRedactor jefe: Javier Fernández RubioJefe de fotografía: Bruno MorenoJefe de diseño: David Vázquez Mata

FERIA DE SANTIAGO 2009Retazos de once días de toros

Crónicas de los festejos: Juan Antonio SandovalSección Tendidos: Mada MartínezSección Por los adentros: Juan Antonio Sandovaly Fernando De la IglesiaOpinión: José Antonio Donaire, Juanjo Palazuelos,José Antonio Del Moral y Pedro Mari AzofraMaquetación: David Vázquez Mata, Fridda Crespoy Laura CortésFotografías: Bruno Moreno, Joaquín Gómez Sastre,Pedro Puente Hoyos, David S. BustamanteFotografía de portada: Joaquín Gómez Sastre

IMPRESIÓN: GRÁFICAS CALIMA

FESTEJOS

l valor es lacualidad esencial

que debe reunir un as-pirante a matador de toros. Los

redaños han fabricado más figurasdel toreo que el arte. El viejo dicho«los del valor amandar y los del ar-teaacompañar»estávigentedesdehace siglos, y un repaso a la nóminade figurones históricos nos hacecomprender por qué.

Así pues, y por lo visto en la no-villada inaugural de la Feria deSantiago de Santander, el novillerosalmantino Juan del Álamo es unfirmecandidato a alcanzar el gradode doctor en tauromaquia.

Su primer contacto con el novi-llo de Yerbabuena que hizo terce-ro fue el más brutal que puededarse en la lidia: se fue a recibirlo aporta gayola. Mientras recorríacon paso firme, torero y decididolos cuarenta metros que separanel burladero de matadores de lasrayas de picar en su punto máscercano a toriles, crecía el run-rundeexpectaciónde las grandesoca-siones. Esta lo era. Esperar de ro-dillas la primera y siempre inciertaembestida de un animal que salede la oscuridad de su chiquero y li-brar el choque con una larga cam-biada, es algo así como dar un pa-seo por los arrabales de la vida yvolver después de haber estadocharlando con los muertos.

Un tópico muy extendido ac-tualmente dice que esta suerte dela larga a porta gayola no es renta-ble para un matador. El tópico nosiempre se acerca a la realidad delas cosas. Porque Juan del Álamose metió al público en el bolsillocon esta declaración de intencio-nes. A un novel, sobre todo a unoque apenas lleva unos meses en elescalafóndenovillerosconpicado-res, se le debe exigir valentía y vo-luntad de quedar por encima desus oponentes. Con su espectacu-lar portagayola, le dijo al respeta-ble: «Sí, yo soy JuandelÁlamo, no-villero con picadores, y como talme presento ante ustedes, comoun novillero que ha venido aquí apegarle mordiscos al destino».

El caso es que a este extraordi-nario tercer novillo de la tarde lecortó la oreja. Y lo curioso delasunto es que no le toreó bien. Elde Ortega Cano deslizaba conprofundidad en su muleta por el

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JO PREMIO AL VALOR DE

JUAN DEL ÁLAMO

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Juan del Álamo, recetando una larga cambiada a porta gayola. David S. Bustamante

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pitón izquierdo, pero requeríaque se le hicieran las cosas bien.No admitía los errores de coloca-ción, ni la destemplanza a la horade correr la mano. Cuando esta-ba muy encima de la res o queda-ba descubierto en la pala del pi-tón, llegaban los aprietos. Pero es-tas carencias técnicas no debencolocarse en el debe de su balan-ce, a día de hoy. Habrá tiempo pa-ra ir adquiriendo el oficio, descu-brir las distancias exactas que pi-den los utreros, pulir la capacidadpara pulsear las embestidas.

La oreja obtenida fue un pre-mio que le otorgó el público porsu voluntad de agradar y por elgesto de sobreponerse a la volte-reta que le propinó la res. Lo ma-

tó de una estocada casi entera ytendida de rápidos efectos.Primera oreja de la feria.

En el sexto, el joven diestro ex-perimentó una metamorfosis sor-prendente. Fue un novillo mansocon marcada querencia hacia losadentros, así que el bicho no que-ría saber nada de la muleta que lepresentaba su matador y lo quequería era el amparo de las tablas,donde se sentía más a gusto yprotegido. Ya con el capote pare-cía otro torero, sin las destem-planzas anteriores. Toreó bien a laverónica, las plantas asentadas y ellance mecido. El quid de la cues-tión en la faena de muleta era có-mo ligar los pases a un animal convocación de delincuente, que sólo

quería escapar del incordio de lastelas. Hacerlo toreando en redon-do a base de derechazos y natu-rales era misión sólo apta paradiestros experimentadísimos. Asíque optó por una solución inteli-gente: el toreo accesorio de mu-letazos por alto y circulares, eso sí,sin mover las zapatillas y pasándo-se al toro por la faja.

Sufrió una voltereta, se rehizo yentró a matar atacando en recti-tud, pero lo pinchó por quedarseen la cara. Después, otro pincha-zo saliendo rebotado y mediaatravesada.

En conclusión, Juan del Álamotiene el salvoconducto para infil-trarse en el territorio comanchedonde patrullan los gallos, y en la

Profundo derechazo del novillero Pablo Lechuga. David S. Bustamante.

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cabecera de este documento fi-gura la palabra valor.

A Javier Cortés, el tiempo y elazar le jugaron una mala pasada. Eltiempo es una lepra que terminapor devorarlo todo en la existen-cia, y lo mismo ocurre en la con-densación de la misma que es unacorrida de toros. El mucho tiem-po que tardó en doblar el primerole costó la oreja. Muleteó digna-mente a este torazo bien presen-tado, con poca fuerza, que termi-nó defendiéndose. Cortés le cogióel aire ya mediada la faena, cuandosurgió el toreo en redondo ligadoy sin enmendarse.

Y sobre todo, lo mató muybien. Ejecutó la suerte supremamuy despacio y dejó la espada entodo lo alto. La lógica hacía pensaren una muerte rápida, pero llega-ron a sonar dos avisos. El públicole echó cuentas por ello y tambiénpor la tardanza en asir el descabe-llo, frente a una res que dificultabala ejecución de esta suerte. Debiópesar mucho más la gran estocadaque recetó.

El cuarto fue otro astado mo-numental, que no sirvió, de reco-rrido corto y que siempre estuvoa la defensiva. Aquí no pudo re-dondear nada.

Pablo Lechuga abusó del citemuy en la pala del pitón en elquinto, y las posibilidades de unnovillo bondadoso y con ciertorecorrido se diluyeron. Con la es-pada no lo vio claro y lo pinchóreiteradamente.

El segundo fue devuelto por in-válido y salió el sobrero, con dospitones muy astifinos. Lechuga loaprovechó en dos series enjun-diosas donde compuso la figura

con plasticidad barroca, algo re-torcida. Lo mató muy bien vol-cándose sobre el morrillo y salu-dó una ovación.

La Empresa Municipal Plaza deToros de Santander, S. A., volvió aacertar programando una novilla-da con picadores para abrir la fe-ria. En estos tiempos de crisis, losescenarios habituales de los queempiezan -las plazas de tercera

categoría- han reducido drástica-mente el número de novilladas.Esto ya es un problema serio pa-ra los novicios, sin contar que nose ha extinguido la figura del em-presario que les pide dinero paraorganizar el festejo. Es loable queuna feria como la santanderina seasensible a las dificultades de loschicos, y les brinde esta oportuni-dad de adquirir oficio.

Javier Cortés citando al novillo de Yerbabuena. David S. Bustamante

l rejonea-dor Diego

Ventura le cortó el ra-bo al sexto de la tarde, 23 años

después del último obtenido enCuatro Caminos. Tal honor le cu-po al matador venezolano JoséNelo Morenito de Maracay, que loconsiguió el 2 de agosto de 1986en la Corrida de Beneficencia, deun toro de María del CarmenCamacho. Gran cosecha de trofe-os ladeaquel año,porqueunosdí-asantes,el24de julio,VicenteRuizEl Soro lograba los máximos trofe-os del toro Zarandillo, de SánchezArjona.

Un rabo se concede cuando haocurrido en el ruedo algo trascen-dente, sublime, sobrenatural.¿Reunieron estas características lasfaenas de El Soro y Morenito deMaracay? No. ¿Fue trascendentalla actuación del rejoneador DiegoVentura con el sexto de FermínBohórquez? No. Fue una actua-ción importante, pero no merece-dora de los máximos trofeos. Elpalco presidido por Juan ManuelYubero se desmelenó en la segun-da de abono de la Feria deSantiago. Las ocho orejas y raboque arrojó finalmente el festejofueronunpremioexcesivo, desor-bitado, que no se correspondecon la calidad de lo acontecido.Fue una gran tarde de toros, perono para tal inflación orejera.

El toro del gran acontecimientofue Taberdillo, nº 30, de 516 kilosdepeso,de laganaderíadeFermínBohórquez, que esperaba en loschiqueros de Cuatro Caminos co-mo sobrero. Dado que el tercerode la tarde fue devuelto a los co-rrales, Ventura optó por correrturno y lidiar como tercero bis elque iba a ser sexto. Así que el so-brero fue protagonista del últimocapítulo del festejo. Frente a él,Diego Ventura comenzó a obrarprodigios sobre Manzanares. Secambió de pitón por los adentros,en un palmo de terreno, casi sinespacio físico entre las tablas y lospitones del toro. Fue un desafío alas leyes de la física y de la geome-tría. Si estuviéramos hablando delidia a pie, diríamos que se pegó unarrimón, que se pasó los pitonespor la barriga, que se ciñó las em-bestidas. Clavó las banderillas congran ajuste, embrocando a la altu-

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JO DIEGO VENTURA

CORTA UN RABO

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Diego Ventura, a hombros por la puerta grande de la plaza de Cuatro Caminos. Joaquín Gómez Sastre

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ra del estribo, que es la maneramás pura de ejecutar el toreo acaballo. Sobre Morante llegaronlos alardes efectistas. El caballo letiró mordiscos al toro. Sí, es co-rrecto. El caballo tiraba mordis-cos, y este tipo de accesorios en-cantó al público. El detonanteque disparó la temperatura de uncoso ya en ebullición fue la es-pectacular muerte del toro. A lo-mos de Califa cobró un rejonazoal primer encuentro y descendiódel caballo.

Se agarró con las dos manos alos pitones del toro, que cayó pa-tas arriba y, tras asomar el segun-do pañuelo por el antepecho delpalco, el escándalo festivo au-mentó su intensidad. «¡El rabo, el

rabo!», clamaba el respetable. Yrabo al canto. Histórico, sí, perono trascendental, solicitado porun público mucho menos exi-gente que el de las corridas conmatadores de toros a pie y resesen puntas. Un público feliz deasistir no sólo a la buena ejecu-ción de las suertes del toreo a ca-ballo, sino también del mero he-cho de presenciar las evolucionesde caballos y caballeros, los pro-digios de la doma, los desplantes

triunfantes de los rejoneadores,que siempre que solicitaban unaovación encontraban cascadasde aplausos. Contento simple-mente por estar, por formar par-te de un espectáculo fruto de unaevolución histórica que arrancóen la Reconquista, cuando la ca-ballería de los reinos cristianosencontró en el toro bravo unperfecto compañero de entrena-miento. Un espectáculo, el deltoreo a caballo, que ha alcanzadola cima técnica y estética en elmomento presente, crisol de lamencionada evolución de variossiglos.

El tercero se rompió el asta iz-quierda por la cepa al rematar enun burladero. Ventura solicitó al

Diego Ventura asiste a la muerte del sexto de la tarde, al que le cortó el rabo. Joaquín Gómez Sastre

Se cortaron un total deocho orejas y un rabo,premios excesivos en unfestejo muy triunfalista

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presidente su devolución a loscorrales para que saliera el so-brero o se corriera turno. Noquería competir con el númerouno, Pablo Hermoso deMendoza, en inferioridad decondiciones, un toro él frente ados del rejoneador navarro. Elpresidente, aplicando el vigenteReglamento que impide devol-ver un toro que se lesiona duran-te la lidia, se negó. Comenzó lapresión sobre el palco.

Primero, Ventura y el público.Después, los miembros delConsejo de Administración de laEmpresa Municipal propietariade la plaza, desde el callejón, consu presidente Constantino Álva-rez a la cabeza. Bienintencionadapresión, porque iba en favor delespectáculo. El público no queríauna pelea desigual con un toromutilado. El presidente cedió ydevolvió el toro. Salió el que es-taba en principio destinado a sersexto.

Ventura armó un alboroto so-bre Nazarí y Distinto, con unbuen equilibrio entre espectacu-laridad y clasicismo. Pinchó, perosiguió barrenando hasta empujarel rejón dentro de la anatomíadel toro de Bohórquez, ejecu-ción defectuosa de la suerte quebastaba para que el palco se hu-biera ahorrado la segunda oreja.Finalmente la concedió.

Pablo Hermoso de Mendozaestuvo sensacional en el buen se-gundo, donde lo bordó. Sabedorde que era tarde de máxima res-ponsabilidad por la presencia enel ruedo de su perseguidor másavieso, Ventura, llegó a dejarsetocar el vientre de Ícaro, pues

trataba de encelar al toro, de ha-cerle ver que si perseguía la ca-balgadura tenía al menos una op-ción de hacer presa, que tal es elmecanismo en el que se basa laembestida. Hermoso se arrimómuchísimo y templó el galopehasta la abolición del tiempo. Lomató de un rejonazo muy caídocon derrame. Dos orejas.

El quinto fue un manso que separó, y a pesar de esto estuvomuy por encima de la res. Fue

otro arriesgado intento por ex-traer agua de un pozo seco, conel consiguiente peligro para susmonturas. Destacadísima labor.

Fermín Bohórquez no tuvosuerte en el primero, que se le-sionó una mano. Tras una laboracadémica, a favor de la corrien-te triunfalista de la tarde, desore-jó al cuarto.

La afición y el palco no quisie-ron dejar a nadie fuera de la sali-da a hombros por la puerta gran-de, y hasta el ganadero, FermínBohórquez padre, fue izado ca-mino de las calles atestadas de unrespetable ebrio de triunfalismo,testigo de una tarde en la que secortó un rabo en el coso deCuatro Caminos, tras 23 años.

Hermoso de Mendoza yendo de frente al toro. Joaquín Gómez Sastre

El rejoneador DiegoVentura alcanzó un buenequilibrio entre clasicismoy espectacularidad

ecir que noha ocurrido na-

da trascendental cuan-do se han lidiado seis toros bien

presentados, serios y astifinos, po-dría parecer un contrasentido.Una contradicción en los térmi-nos. Siempre que sale el toro-toroa una plaza de Iberia, siempre quese fija una cita con la muerte, haytrascendencia. Pero el balance ar-tístico de la tarde fue casi nulo,ramplón, vacío.La corrida de Fuente Ymbro tu-

vo la presentación ideal. Pareja, sindesigualdades, con pitonesmás querespetables, con mesura en las car-

nes. El toro ideal para Santander, elqueinfundetemorconsumerapre-sencia en el ruedo y noestá ni pasa-do de kilos ni de volumen. Con he-churasdeembestir. Perono lohizo.Esto resulta muy decepcionante

cuando a priori se dan las condicio-nesnecesariasparavivirunagrantar-de de toros. En la tercera de abonohabía argumentos interesantes y va-riados. A saber. En primer lugar, losentimental. Luis FranciscoEsplá ha-cíaelpaseílloporúltimavezenlapla-zadeCuatroCaminos,yaquesere-tiradelosruedosenestatemporada2009. En sí mismo, este hecho nogarantiza que el agasajado diestroquede bendecido por lasmusas ins-piradoras. Pero este tipo de efemé-rides creanenelpúblicounclima fa-vorablehaciaeldiestroquesedespi-de,yessabidoquelasreaccionesdelrespetable sonun factor importanteenelbalancedeloquehayasidounatardede toros.ElalcaldedeSantander, Íñigode la

Serna,entregóuntrofeoalalicantinonadamásromperseelpaseíllo.Sonóunagranovación,ycomosueleocu-rrir en estos casos, Esplá invitó acompartirla a sus compañeros decartel.Conelde laspatasnegrasyaen la

arena no cambió la amable decora-cióndelosprolegómenos,porqueelprimero de Fuente Ymbro fue untoro noble y conbuen son, pero sinfuerzas.Eltoreoessuperacióndedi-ficultades, trabajos hercúleos, obrarprodigios.Asíqueconsemejante te-mática, lahistoriaquepudocontarelelocuente Esplá no fue muy lucida.Lo banderilleó fácil y tuvo la virtudde saber leer las condiciones de lares y aplicar a la faena demuleta unmetraje breve.

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JO ESPLÁ SE DESPIDE

DE SANTANDER

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Luis Francisco Esplá, que se despedía de Santander, recibe el brindis de Miguel Ángel Perera. Pedro P. Hoyos

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A medida que se iban suce-diendo las series de muletazos, eltoro empezaba a orientarse, has-ta que fue capaz de discernir dón-de estaba el torero. Prolongaraquello hubiera ido en contra de lalógica lidiadora, del instinto deconservación y el placer del res-petable. El cuarto se rajó en cuan-to se sintió podido, tras un iniciomuleteril donde hubo una trin-chera y dos cambios de mano de-liciosos. Así de breve fue la despedida

santanderina de Esplá, un diestrode dilatadísima trayectoria que hasobrevivido tres décadas nadandoen el «chocolate espeso de las co-rridas duras», como él mismosuele decir. Esto es muy difícil,

porque el público que asienta susreales para ver a los gladiadoresdel toreo «habitualmente tomapartido por el toro, que ademásen este tipo de festejos acostum-bra a salir duro y bronco», nos de-cía Esplá. Bien merecido tiene eldescanso el casi emérito y augus-to diestro, uno de los escasos he-rederos de la tauromaquia de JoséGómez Ortega Gallito, Joselito ElGallo en la terminología popular(aunque quien se anunciaba ElGallo era su hermano Rafael).Esplá, divino gallista, siempre pre-ocupado en enriquecer la lidia conmúltiples suertes de toreo de ca-pote, también con variadas face-tas en banderillas y hasta con la es-pada, con la que frecuentaba la

suerte de recibir, prácticamenteen desuso hoy día. Esplá, tambiéncapaz de grandes faenas mulete-ras, como la reciente e histórica altoro Beato, de Victoriano del Río,el pasado viernes 5 de junio de2009 en la plaza de Las Ventas deMadrid. Esplá, un reptil que ha so-brevivido a casi todo y deja al to-reo un poco huérfano de varie-dad.A Esplá le brindó Perera su pri-

mero, un toro al que dejó crudoen el caballo. Fue un trasteo don-de predominaron suertes acceso-rias como los circulares y las face-tas ojedistas: el torero en planmástil y el toro describiendoochos en torno al diestro. El oje-dismo es mucho más que eso, pe-

Media verónica de Luis Francisco Esplá. Pedro Puente Hoyos

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ro nos entendemos. El fuenteym-bro nunca se entregó, iba con lacara a media altura y salía sueltode la suerte, con el deslucimientoque ello conlleva. Perera estuvosolvente, lo templó e incluso hu-bo una serie en redondo, al iniciode su labor, donde hizo el buentoreo. Después de un pinchazo yuna estocada desprendida le pi-dieron la oreja de forma no ma-yoritaria y Fernando Fernández,que presidía el festejo, con buencriterio no la concedió. El quinto tampoco sirvió.

Brusco y de acometidas desigua-les, Perera logró extraerle a lo su-mo dos o tres derechazos ligadosy profundos. No fue demérito deltorero, ya que la ramplona embes-tida no permitía más. La primera de las dos tardes del

torero pacense en la Feria se le ibaen blanco. Era el único diestro quehacía doblete, y como luego relata-remos, irse de vacío aunque fuerasin responsabilidad por su parte,debió tocarle el amor propio,puesto que en la última corrida deabono afiló los espolones y realizóunas de las actuaciones más im-portantes de todo el serial. Alejandro Talavante echó por

delante el toro más chico y escu-rrido de carnes del encierro. Era elque más le gustaba a su apodera-do, Antonio Corbacho, encanta-do con el burel en el sorteo mati-nal. Parecía ser el que tenía he-churas más adecuadas para em-bestir. Corbacho razonaba de la ma-

nera habitual entre las gentes deltoro: si dejas el toro de más ga-rantías para el segundo y últimolugar, siempre cabe la posibilidad

de que el primero te pegue unacornada, con lo que no sólo no loaprovechas tú, sino que ademásse lo pones en bandeja a un com-pañero y rival. Pero el toro se reveló como un

manso con descarada querencia atablas. En los adentros trató el dies-tro de darle fiesta, sin franquear la lí-nea que separa una labor digna dealgo cercano a lo sublime. Con el sexto, descastado como

todo el encierro, Talavante cometióel error de prolongar una faena ano-dina mientras el público continuabasu deserción de unos tendidos que

recibieron lluvia intermitente en lasegunda mitad del festejo.La divisa de Fuente Ymbro dio

al traste con la tercera de abono. Elpúblico asistió a la inanidad de unatarde ramplona y un sector delmismo enfiló el camino de los vo-mitorios apenas las primeras gotasresbalaban por los tendidos. No seperdieron nada. O quizás sí.Porque asistir al mayor espectá-culo del mundo, aunque éste nodepare emociones artísticas,siempre es refrescante. Si la lluviaes suave y no constituye diluvio, loes aún más.

Alejandro Talavante tampoco tuvo suerte con su lote. Pedro P. Hoyos

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eis toros,seis, de El

Puerto de SanLorenzo, embistieronen lasmu-

letas de Enrique Ponce, El Cid yLeandro Marcos, además de estarmuy bien presentados. No es pre-ciso vestir literariamente este he-choparadisfrutar de la deliciosa re-alidadque implica.Seisembistiendoen lamismacorridaesunmilagro,yno porque la cabaña brava esté enmal momento. Aunque ferias se-ñerascomoSevilla yMadridnoha-yan arrojado un buen balance ga-nadero, el toro de hoy día es elmásbravode lahistoria. Soporta la

suerte de varasmás dura de todaslas épocas y en la muleta se le exi-ge una duración y calidadmayoresque nunca.Pero seis, seis que brindaron

opciones de triunfo a sus matado-res, reunidosendoshorasymediade espectáculo, es algo no habi-tual. Se dio la concatenación preci-sa para una lección magistral deEnrique Ponce, un faenón deLeandroMarcos no rubricado conla espada y unCid que arreó en elsegundo de su lote.El 100% es un porcentaje re-

dondo,mágico,matemáticamenteperfecto y estamos hablando dearte, de componer arte con seisejemplares de una de las fuerzasmás bestiales de laNaturaleza, ca-da uno hijo de su padre y de sumadre, siempre con la posibilidadde rajarse ante el castigo recibidoo ante la dureza de perseguir losengaños con elmorropor los sue-los. Además, la corrida tuvo unapresentación magnífica. Seria pordelante, con volúmenes más quesuficientes y pareja.Claro que una parte del mérito

del gran resultado global de la tar-de hay que atribuírselo al maestroPonce.El primerodeElPuerto tu-vo tanta nobleza comoescasez defuerzas. Quería perseguir la mule-ta pero nopodía hacerlo humillan-doy con largura, así que a veces sedefendía con la cara amedia alturay nunca iba hasta el final. Sólo unconsumado propietario de ese ar-ma esencial llamada temple -llevarla muleta siempre a una cuarta delos pitones, sea cual sea la veloci-dad y clase de la embestida del to-ro-, podía prender una acometidaasí en torno a la cintura, ligándole y

LECCIÓN DEENRIQUE PONCE

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rematando los muletazos en re-dondo en las cercanías de su ana-tomía, entregada y abandonadaen pos del buen toreo.Como estaba justísimo de po-

der, para obligarle a embestir ha-bía que invadir su terreno, cruzar-se con él y citarle en la perpendi-cular del testuz, y esto fue lo quehizo Ponce. Ante un toro que re-quería precisión total en los to-ques, las distancias y la altura delmuletazo, cuajó una faena de no-ta. Lo mató de una estocada caí-da, y la petición mayoritaria moti-vó la concesión de la oreja. Durante toda la lidia se le notó

enrabietado en los instantes pre-vios a los cites. No le molestabaque algunos espectadores le re-criminaran injustamente el uso delpico de la muleta. Él no estabaempleando este recurso en estaocasión. La historia de amor-odio de

Ponce con un sector del públicode Santander se remonta al 28 dejulio de 1995, cuando le abronca-ron tras una actuación simple-mente no lucida en una corrida deJoaquín Buendía, con un sobrerode Antonio Pérez, que no se de-jó. Tan descarnada fue la repri-menda, que el torero de Chivalloró aquella tarde en el callejón.Esta cicatriz interna la tiene bienpresente en el ánimo, y a pesar deque con posterioridad a aquellatarde triste ha triunfado otras enCuatro Caminos, cada vez que pi-sa esta arena lo hace con la nece-sidad de saldar una cuenta pen-diente.Así que toreó para él y para

vengar afrentas pasadas en tablasdel tendido 3, donde se sitúan al-

gunos de los espectadores máscríticos con su tauromaquia, elgesto crispado y dedicando cons-tantes miradas de educado des-afío a los espectadores de estetendido, que mayoritariamenteterminaron por entregarse a laevidencia. Y en el cuarto, corniveleto y as-

tifino, armó una faena de antolo-gía. El de El Puerto llegó a la mu-leta cabeceando y rebrincado. Eramás difícil de templar y de llevarque el anterior, porque el mínimodesajuste al correr la mano termi-naría en un enganchón, y el mule-tazo tropezado es la victoria delanimal sobre el Hombre. El toro

Enrique Ponce reconquistó al público cántabro. D. S. Bustamante

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persigue el engaño porque quierecogerlo. Su sistema nervioso esmuy excitable, y ese trapo que semueve y ondula ante sí le moles-ta. Unos lo siguen despacio y des-lizando, y otros pegando cabeza-zos y destempladamente, comoeste que le correspondió a Ponceen cuarto lugar. Pero al menos re-petía las embestidas. Ponce se lo enroscó una y otra

vez, pasándose la generosa arbo-ladura por la faja, templando esadestemplanza del toro, que ter-minó pareciendo mejor de lo querealmente era. Fue una faena depundonor, torería y magisterio,con derechazos ligados impeca-

bles y cambios de mano y trinche-ras deliciosos. Sólo una mentepreclara podía aprovechar estematerial; sólo un torero inteligen-te. Porque solamente quien tienetemplanza de ánimo delante de lacara del toro es capaz de pensar yde administrar tanta sutileza en losmuletazos. El burel terminó en-tregado en la fase final de la lidia,donde cada muletazo era unanueva diablura.Justo antes del embroque en la

suerte suprema el toro se distrajo,y lo pinchó. Al segundo envite co-bró una estocada desprendidahasta la bola. Oreja y puerta gran-de merecidísima.

Siendo importante lo dePonce, el toreo de cante grandeno había terminado tras la muer-te del cuarto. Porque el vallisole-tano Leandro Marcos bordó eltoreo al natural en el sexto, don-de perdió dos orejas seguras pordemorarse con la espada. Fue unfaenón. Certificada la calidad deltoro en la primera serie en re-dondo, comenzó a conducirlopor abajo con el mimo propio deun arpista y la composición de fi-gura de un bailarín que estuvieraatornillado en la arena. Brotó suconcepto artístico del toreo, seolvidó del cuerpo y al mismotiempo ofreció el pecho saliente

El Cid compuso una buena faena de muleta con el segundo de su lote. David S. Bustamante

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cada vez que el toro describía ór-bitas en torno al diestro, que gira-ba la cintura con belleza. Cuando surge una faena así,

donde el acoplamiento es total,toda la plaza empuja el brazo queempuña la espada. Es preciso cer-tificar el triunfo. Así de difícil es eltoreo, disciplina en la que no essuficiente crear una obra de artede la categoría de la cincelada porLeandro Marcos, sino que ade-más hay que ser rápido y certeroen la ejecución de la suerte supre-ma. No lo fue Leandro Marcos enesta ocasión, y su disgusto escomprensible. Tenía las dos orejasen la mano, los titulares de prensae internet para él, la atención me-diática a su disposición. Y aunquela faena no morirá nunca en el ol-vido, perdió la posibilidad de untriunfo épico. Dio una clamorosavuelta al ruedo en la que invitó aacompañarle al mayoral de ElPuerto de San Lorenzo.También estuvo bien en el ter-

cero, que tuvo un gran pitón de-recho y su único defecto por el iz-quierdo fue quedarse corto. Le li-gó los derechazos sin enmienda ycon su estimable composición defigura, dándole mucho sitio en elmuletazo inicial. Cobró una esto-cada caída que le valió una oreja.El Cid sorteó un buen segundo

de la tarde que se desplazó porambos pitones. Con el capote lecuajó a la verónica. En el últimotercio comenzó ligándole el toreoen redondo pero perdiendo mu-chos pasos entre muletazo y mu-letazo, en una labor digna en laque sólo asentó las zapatillas me-diada la faena. Con los circularesfinales desató la pasión en los ten-

didos. Lo pinchó tres veces per-diendo un trofeo seguro. Estuvomucho mejor en el buen quinto,donde sí fue El Cid al que estamosacostumbrados. Le impuso su ley de toreo ligado,

esta vez con quietud absoluta. Porel pitón izquierdo profundizó mu-cho la embestida. Fueron dos series

de naturales bellas y meritorias. Asióuna justa oreja.Tarde histórica pues, con un

Enrique Ponce magistral, unLeandro Marcos tocado por losdioses y un Cid que en el segun-do de su lote desgranó lo mejorde su tauromaquia toreando alnatural.

Leandro Marcos dio una clamorosa vuelta al ruedo. D. S. Bustamante

uando mu-rió el segundo

torodelatarde, latíaenlaplazaunasatisfacciónpropiade

un banquete pantagruélico. Deagradable hartazgo. Sin ser ningunamaravilla, los dos primeros astadosde Matilla habían colaborado conlos toreros. El Juli yEl Fandi salierona oreja por coleta y ocho toros ha-bían embestido consecutivamente,contando los seis de El Puerto deSan Lorenzo del día anterior. En elnoveno se truncó la racha, y ya novolvimos a la senda de la bravuraduranteel festejo,cuyasegundami-tad fuemuy pobre.

Peroantes volvió a revelarseunaverdad esencial del toreo: para serfigura es preciso reunir una larga lis-ta de cualidades.Nobasta condes-tacarenunaodos facetas.Hayqueser valiente, tener afición, sobrepo-nerse a las cornadas, poseer unatécnica depurada, estar hechode lamateria con la que se forjan los dio-ses... ymás.Quizás la cualidad más decisiva

junto al valor sea la inteligencia,que además está ligada a la valen-tía. Para pensar en la cara del toroy determinar cuál es la lidia ade-cuada, hay que tener la mismatranquilidad que cuando él no estádelante. En eso consiste el valor. YEl Juli acreditó poseer este don.Se encontró en primer lugar

con un material muy moldeable,un toro que apuntó muy buenasmaneras en el saludo a la verónica,de viaje profundo y humillado.Además soportó bien el quite porchicuelinas, rematado con unamedia verónica de cartel, muydespaciosa.El inicio de la faena demuleta lo

compusieron dos series de dere-chazos ligados sin enmendarse,muy templados. En la que iba a serla tercera tanda del trasteo, El Julicogió lamuleta en lamano izquier-dayenvezdeatacarlebajándole lamano, para lograr el lucimientoque implica el muletazo de manobaja, le alivió los pases a media al-tura, por lo que el toro punteó elengaño un par de veces. ¿Por quéhizo esto? Porque sabía que el as-tado estaba a punto de rajarse.Dehaberle llevado con la mano porlos suelos, probablemente no lehubiera respondido ni ahí ni en loque quedaba de faena.

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JO EL JULI, TEMPLE E

INTELIGENCIA

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José María Manzanares, templando la embestida. Joaquín Gómez Sastre

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Y así fue. Nada más recetar elpase de pecho, el de HermanosGarcía Jiménez dimitió y se fue atablas. Se le planteaba a El Juli la siguien-

te cuestión: sólo tres series son in-suficientes para armar una faenacon contenido y el toro estaba apunto de acabarse. Solución: noprolongar mucho la lidia y compo-nerla con suertes accesorias -nocon muletazos en redondo- dondela exigencia para el toro es menor.Demandando del animal lo pocoque podía ya ofrecerle, logró undigno lucimiento. Con la espadalanzó su habitual batería de cohetesKatiusha y a pesar de que el esto-que cayó muy trasero, el burel mu-rió rápido. Oreja. Su gran mérito,además de la templanza y ligazón

de todo lo que hizo, fue saber ad-ministrar el modesto material quetuvo delante. La inteligencia y la cla-ridad de ideas son esenciales.El cuarto tenía el defecto de pe-

gar un molesto cabezazo a mitadde pase. No fue problema suficien-te para impedir el lucimiento de ElJuli, que profundizó la embestidacon gran solvencia técnica. De for-ma sorprendente lo pinchó cuatroveces antes de cobrar una estocadaque tumbó al toro patas arriba. Enconjunto, realizó un quehacer muysólido. Vuelve a demostrarse que en

una feria importante comoSantander las figuras deben toreardos tardes. Los mejores son quie-nes tienen más capacidad para ha-cer disfrutar al público. Por tanto, a

ellos hay que facilitarles las condicio-nes para lograr el objetivo del toreo,la creación artística por parte de losmejores diestros. Todas las justificaciones para no

hacer varios dobletes en la feria sonescapatorias argumentales. Es cier-to que eso encarece los carteles,pero los organizadores deben defi-nir qué tipo de feria quieren cons-truir.El Fandi es torero que tiene su

fuerte en los dos primeros tercios.A su primero lo toreó con mimo ala verónica y en banderillas armó eltaco habitual. Sobre todo tras el ter-cer par al violín, donde corriendohacia atrás con el toro galopandohacia sus femorales terminó porpararlo de puro agotamiento, entreovaciones y expresiones de admi-

El Juli atemperó a este rebrincado toro de Hermanos García Jiménez. Joaquín Gómez Sastre

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ración. De acuerdo con que todo lobueno en el toreo es lo que se hacedespacio. Pero es innegable el mé-rito y la espectacularidad que supo-ne parar a un toro corriendo másque él a unos centímetros de los pi-tones. El toreo es quietud, pero eltercio de banderillas ofrece un res-quicio para la ejecución de suertesatlléticas que, si no se abusa de ellas,pueden refrescar una tarde de to-ros. Este segundo había perdido las

manos en el caballo, estaba justo defuerzas y esto condicionó el mule-teo, que fue casi siempre a media al-tura, de forma que el de HermanosGarcía Jiménez se rebrincaba algo.Así suplía su escasez de poder. Juntoa los tendidos de sol, El Fandi le diofiesta a su aire. No fue la quintae-sencia del toreo aquello, pero supomantener la conexión con el públi-co e incluso templar en tres dere-chazos de enjundia, justo antes decobrar una estocada, perdiendo lamuleta, trasera pero que mató conceleridad. Cortó una oreja. En el quinto, montó otro delirio

en banderillas. El tercer par fue degran mérito, cuadrando en la cara yaguantando el cabezazo del toro,que le puso los pitones en la pe-chera. Luego el astado se apagó y eltrasteo no deparó grandes calida-des. La estocada desprendida, se-guida de un descabello, dio paso auna petición en la frontera de lamayoría que el palco presidencialno atendió, lo cual motivó la censu-ra del respetable.José María Manzanares se estre-

lló ante un lote de lucimiento cer-cano a la imposibilidad. Compusouna faena demasiado larga ante eltercero, un toro de embestidas po-

co uniformes, casi nunca entrega-das, con tendencia a quedarse cor-to. Fue un empeño por agradarque sólo alcanzó calidad en conta-dos instantes. Y quedó por encimadel sexto, un toro muy desigual alque logró meter en la muleta, in-cluso componiendo la figura.En la segunda mitad del festejo

la lluvia importunó a los 10.000 es-pectadores que abarrotaron laplaza de Cuatro Caminos. No fue aquello un diluvio, pero

motivó un trasiego constante ha-cia los vomitorios, revelándose lasdeficiencias de una plaza construi-da en 1890, cuyos accesos y vías

de evacuación son propias de unacatacumba de la Roma de Nerón.Dios no lo quiera, pero si un díauna emergencia obliga a una eva-cuación masiva y rápida del coso,los estrechos pasillos que comuni-can los tendidos con la calle pue-den actuar a modo de trampas. Laplaza de Santander precisa de unareforma integral, no sólo en ordena lograr el confort necesario en elsiglo XXI, también por algo si ca-be más importante: la seguridadde las diez mil personas que laabarrotan durante las corridas detoros que se celebran en el mesde julio.

El Fandi, colocando un par al violín. Joaquín Gómez Sastre

a decididavoluntad de for-

jarse un destino esesencial para convertirse en figu-

ra del toreo. Rubén Pinar se impu-so al tercerode la tarde gracias a suvalor, a su capacidad para templaruna embestida descompuesta y ca-beceante y, sobre todo, a una vo-luntaddedestacarpropiadeunfor-jador de imperios.Sóloasíescomprensibleelenor-

me esfuerzo realizado. Cada vezqueel toro llegabaa lascercaníasdesusmuslos pegaba un tornillazo tanviolentoquelospitones llegabanalaaltura de la yugular. Tan desabrido

era el cabezazo, que ponerle denuevo la muleta y citarle era comojugar a la ruleta rusa.Pinar se sobrepuso al hecho de

quelacabezadel torofueseunade-vanadera. Y lo hizo de la mejor ymás complicada manera: a pesardel testarazo inclemente del toro,consiguiómuletazosconciertapro-fundidad y largura. No contentocon librar el chocazo y conducir lamontaraz acometida, además sequedó en el sitio, le dejó la muletapuesta sabiendoqueveníaotro tra-llazo, y así fue ligándole los pases.Sensacional.El temple obró el prodigio. Hay

quien dice que es una cualidad in-nata. Llevar el engaño siempre a lamisma distancia de los pitones su-poneun recurso fundamental quese podrá aprender o no. Peroquien loadquiere, yanunca lopier-de. Así que Rubén Pinar, que ya hadegustado las mieles de la puertagrandede laplazadeLasVentasdeMadrid, opuso dulzura al broncoviaje de su antagonista gracias eltemple. Si lo empleó en esta tardesantanderina, el cálculo de proba-bilidades indica que continuarádesplegándolo por toda la piel detoro. Ojo a este torero.Fue una faena importante rema-

tada con una estocada muy delan-tera con derrame. Cortó la únicaoreja de la tarde, que resultódeslu-cidaporelpobre juegode los torosde Antonio Bañuelos, bien presen-tados pero sin contenido de bravu-ra alguno, con la única excepcióndel colaborador quinto. El sexto ledio aún menos facilidades para ex-playarse artísticamente. Escuchóuna ovación tras otra actuaciónmuy voluntariosa.

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JO RUBÉN PINAR FORJA

SU PROPIO DESTINO

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Francisco Marco hizo el paseíllocon la cabeza caliente y los pies frí-os. Los toreros coinciden en que elmiedo se les insinúa en forma defrío en las extremidades. El casomás extremo es el de José MiguelArroyo Joselito, a quien el dedomeñique de la mano se le quedabacongelado antes de una tarde degran responsabilidad. La calenturade la testa es un contrapunto lógi-co a manos y pies gélidos, perocuando Marco atravesaba el ruedode Cuatro Caminos, su tempera-tura emocional se había disparadopor otros motivos. Nacido en la localidad navarra

de Estella, fue a vivir a Santoña consu familia cuando era un crío, y allípasó la infancia, suponiendo quelos toreros experimenten como elresto de los mortales esta etapa dela vida. Más que algunas cornadas,le había dolido verse fuera de laFeria de Santoña, cuyos carteles de2009 se hicieron públicos la víspe-ra de su actuación en Santander. Con el primero en la arena, la

quemazón descendió al muslo deltorero. Nada más saludarlo a la ve-rónica, el toro se le paró en seco yun pitonazo rasgó el aire y cercaestuvo de rajar también el muslodel diestro. El toro de Bañuelos eramanifiestamente peligroso por elpitón derecho y por el izquierdotomaba la muleta sin deslizar y sa-lía distraído de la suerte. Es decir,que no había por donde meterlemano. Marco hizo todo lo humana-

mente posible para quedar por en-cima de él, y lo logró. Se entregóen los cites, cruzándose para ro-barle muletazos que no iba a rega-lar fácilmente. Al ir a rematar una

serie en redondo, con el toro mi-rando hacia su querencia de tablas,un arreón tremebundo supusouna nueva voltereta. El frágil cuer-po del torero fue arrojado al airecon violencia, y luego al suelo.Quedó casi a merced del toro jun-to al estribo de los tableros, y pro-videnciales llegaron los capotes au-xiliadores de los compañeros, queconjuraron una situación de peli-gro máximo. Tras dos pinchazos lo mató de

media atravesada. Aunque puedaparecer lo contrario, no es mal ba-lance estoqueador, porque el toro

no le ayudó nada en la ejecucióndel volapié. Cuando dobló el tercero de la

tarde, había en la plaza un clima deexpectación, ya que el público deSantander, conocedor de la trayec-toria profesional de Marco, sabíaque se estaba gestando la largacambiada a porta gayola: ese cami-nar en sentido inverso al paseíllocon parada obligada y genuflexiónfrente a la puerta de chiqueros,donde hay que esperar de rodillasla salida del obús y rezar para queno impacte en la carne. Efectivamente, hacia el reclina-

El primero volteó a Francisco Marco. Pedro Puente Hoyos

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torio de los sustos fue FranciscoMarco, sabedor de que era su últi-mo cartucho de la primera mitadde la temporada para reivindicarse.Caminaba seguramente con lacornada de los despachos fresca,caliente, abierta. Salió la fiera y ejecutó el torero la

larga cambiada con limpieza y buenhacer técnico. Respiró la plaza, queasistió a la impotencia del diestroante un astado que no abrió el másmínimo resquicio a la esperanzadel triunfo. Fue muy soso, embis-tiendo sin humillar y sin entregarse.No permitía ni el toreo bueno ni lafaena a tumba abierta. Con todo, Marco saludó dos

ovaciones que testimoniaron el ca-riño de los paisanos y el reconoci-miento a su buena actuación, so-bre todo de gran entrega, en unatarde en la que su lote no sirvió.Ya quedó dicho que el único to-

ro que ofertó algo de nobleza fueel quinto. Le correspondió a DanielLuque, de quien firmas tan solven-tes como la del escritor y críticoDomingo Delgado dicen que seráquien mande en el toreo en un fu-turo no muy lejano. Luque meciólas suaves embestidas iniciales enun mazo de verónicas deliciosas,que tuvo poco eco en los tendidos.Resultaron templadas y suavísimas,lo mismo que los lances al delantalcon los que respondió al quite dePinar. Era tarde de toreros jóvenesy en cuanto un toro sumó diezarrancadas consecutivas los espo-lones salieron a relucir.La calidad del quehacer de

Luque bajó con la muleta, donde elprincipal activo de su faena fue la li-gazón, la rima que enhebró los ver-sos, los muletazos, que esta vez sítuvieron aceptación en los tendi-dos pero no la suficiente como pa-

ra suscitar una petición de orejamayoritaria. A colocar en el debeque, en los cites, dejó el engañofrecuentemente retrasado. El primero de su lote fue un

manso que hizo de la fuga la cons-tante de sus últimos y más impor-tantes minutos de existencia.Cuando le daba por acudir a lastelas, lo hacía topando y arrollan-do. Tomó la decisión correcta deabreviar y no prolongar aquello.Al abandonar los diestros el co-

so de Cuatro Caminos, un levedesencanto comenzaba a pren-der en el ánimo de la afición, quedespués de la orgía de bravuraque el martes ofrecieron los torosde Lorenzo Fraile, vio descenderla tónica ganadera. En los corralesesperaban los toros de CebadaGago y Victorino Martín, que es-toquearían la habitual nómina degladiadores.

Revolera de Rubén Pinar, que estuvo muy importante con el cuarto toro de Bañuelos. Pedro Puente Hoyos

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Daniel Luque enjaretando un pase de pecho. Pedro Puente Hoyos

l tedio y elodio son las dos

experiencias más capi-tales de la existencia. El amor

apasionado es evanescente, una fic-ción que asalta al mono patéticoque llevamos dentro, que si nuncahubiera descendido de los árbolesnos habría ahorrado el peso de te-ner que cargar con la Historia. Yconhistoriasplomizascomolade laséptima de abono, tediosa, una co-rrida deslucida de Cebada Gagodondesólohubountoronotable,elsegundo. Le correspondió a JavierValverde, quien consintió que ledieran un puyazo bestial que valió

porcuatro.Traselmorrillonacióungéiser sanguinolento, un volcán deplasma en erupción que amenaza-ba con vaciar las arterias del animal.

Valverdeestuvopordebajode labuenacondicióndel toro, cuyoúni-co defecto era vencerse en ocasio-nesendirecciónal cuerpodel tore-ro, loqueenargotseconocecomoacostarse. Siempre lo citó con lamuleta retrasada, y así es muy difícillucir la embestida porque se le cer-cena la mitad de su profundidadidónea, que se alcanza cuando seadelanta el engaño.

El toreo tiene una vertiente geo-métrica que es inapelable, y no seaplicaron bien en esta ocasión losteoremas que conducen a la solu-ción de los problemas que planteatodaresbrava.Trasunaestocadaal-go trasera, el burel se aferró breve-mente a la vida y murió de las rayashacia fuera, locuales indiciodebra-vura. El otro toro del lote fue unmanso ilidiable, donde Valverde tu-vo el buen criterio y el buen gustode abreviar.

La única oreja de la tarde la cor-tó Juan José Padilla, que lució unode esos horribles vestidos de tore-ar descargados de oro, por lo queparecen cualquier cosa menos untraje de luces. Tampoco fue lucidasu labor.El torode laoreja, el cuar-to, fue un bicho que repetía lasembestidas con sosería, y su viajeno era muy largo. Lo banderilleódeprisa, fácil, sin ajustarse muchoen los embroques. Con la muletapredominó el medio pase, fre-cuentemente enganchado y casisiempre con destemplanza. A mi-tad de faena, Padilla se volvió haciala andanada donde se asientan losprofesores de la Banda Municipal

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JO DESLUCIDA CORRIDA

DE CEBADA GAGO

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Juan José Padilla se dispone a clavar un par de banderillas al violín. Joaquín Gómez Sastre

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solicitándoles que comenzaran atocar. Hicieron mal en hacerle ca-so. El torero debe hablar con losengaños y con la espada. Si la cali-dad de su obra no es suficientecomo para merecer la música,que se aguante. Lo pinchó y luegoatacó el morrillo muy en rectitud,tanto que los pitones impactaronen la chaquetilla, afortunadamen-te sin más consecuencias que elmero topetazo. En el primero dela tarde, el de menos trapío de to-

do el encierro, no ocurrió absolu-tamente nada digno de mención.

A Luis Bolívar le animaban suspaisanos colombianos con ense-ñas nacionales. Se echó en falta lapresencia del periodista especiali-zado en Hispanoamérica,Federico Lucendo Pombo, quienjugó su papel en la célebre tardedel 29 de julio de 2006, cuandoBolívar triunfó en Santander con lacorrida de Victorino Martín.Aquel día, el primero le cogió fea-mente, y mientras Bolívar se le-vantaba de la arena para volver ala cara del toro, Lucendo le espe-tó desde el tendido, con un giropropio de las tierras caleñas:«¡Con verraquera, Luis, con ve-rraquera!» (según el diccionario

de la RAE, verraquear es dar se-ñales de enfado o enojo). O sea,que sacara la vergüenza torera pa-ra superarse a sí mismo y a la ad-versidad. Y vaya que si lo hizo.Porque al toro de la cogida le cor-tó una oreja tras una entonadafaena. Y en el sexto y último de laferia armó una faena antológicaque supuso su resurrección comotorero.

Pues bien, en esta ocasión lostoros no le dieron opción a Bolívar,

Asentado derechazo de Luis Bolívar. Joaquín Gómez Sastre

Sólo sirvió un astado detodo el encierro, el se-gundo, que recibió unpuyazo bestial

La única oreja de lacorrida fue para Juan JoséPadilla, que toreó deprisay destemplado al cuarto

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y Lucendo Pombo asistió al funeralde un amigo dejando vacante su lo-calidad en Cuatro Caminos. El ter-cero se lo brindó a su ex apodera-do, Victorino Martín hijo, que ocu-paba una localidad de barrera. Ni lacercanía de tan ilustre criador debravo pudo infundir la más mínimadosis de casta en el toro, que se ra-jó prontísimo. El sexto desarrollópeligro y le puso las astas en los ala-mares de la chaquetilla con granfrecuencia. Sin opción para el to-reo lucido.

Y esto es lo que dio de sí la co-rrida, si nos ceñimos a lo aconteci-do en el ruedo. Porque los torosno se circunscriben a la árida cir-cunferencia, el lugar de la Tierradonde la soledad puede llegar a sermás lírica y devastadora. Los torosson cultura y fomentan la cultura.Son objeto de la atención de losmedios de comunicación, y cómono, han ocupado su espacio en in-ternet. Antes de entrar a la plaza, elcrítico y escritor José Antonio delMoral me contaba los pormeno-res del ataque informático que ha-bía sufrido escasas fechas antes suportal detorosenlibertad.com,donde imparte magisterio junto ala otra figura de Alianza Editorial,Domingo Delgado de la Cámara.

Parece ser que las críticas a JoséTomás vertidas en detorosenliber-tad, no sólo despertaron las irasdesabridas del crítico de ABC,Vicente Zabala de la Serna, que ensu blog ha calificado de «nazi» aDomingo Delgado, a quien salidasde tono como esta de Zabalita ledan exactamente igual. Los piratasde la red bloquearon el acceso a lapágina durante un día entero, y hanborrado una parte sustancial de las

crónicas guardadas en los archivosy que estaban a disposición de losinternautas. Esto sí es propio denazis, tratar de cercenar la libertadde expresión. Van listos. La páginaweb de Del Moral sigue navegan-do por los mares cibernéticosviento en popa a toda vela. Es unportal donde realmente se escribeen libertad, y está abierto a las opi-niones de los navegantes, que apa-

recen reflejadas, también las dis-crepantes, salvo las frecuentes quecontienen insultos y vejaciones. Esel odio que orbita en la periferiade la tauromaquia. En los arraba-les de la galaxia carnívora de latauromaquia, que diría AntonioLucas. Es también el absurdo depretender coartar su libertad deexpresión con bagatelas corsarias.Salud y oros, compañeros.

Bolívar no tuvo suerte con su lote. Joaquín Gómez Sastre

l buen toroofrece posibili-

dades a los grandes to-reros de reivindicarse como ta-

les. Claro que también descubre lascarencias de aquellos que no estánen buen momento o que no han si-do bendecidos por el baño bautis-mal de las muchas cualidades nece-sarias para ser un gran matador.

Por todo esto, los toros deVictorino Martín no suelen matar-los las figurasdelescalafón.Tambiénporque el malo de Victorino puedellevar por la calle de la amargura almás pintado, y porque el buenoexige un esfuerzo sobrehumano.

Peroenesoconsisteel toreo,en lo-grar el más difícil todavía.

La jornada del sábado 25 de juliose reservó, como viene siendo tra-dición durante los últimos años, a lacorrida de Victorino Martín. Fue unencierro cuyo defecto fue la pre-sentación,unescalónpordebajodelo exigible en Santander, pero quetuvo muchísimas virtudes.

Toro por toro, el sexto tuvo unviaje noble y largo por ambos pito-nes. El quinto fue bueno; aprove-chable el cuarto; desigual el tercero;encastadísimo, agresivo y plantean-do problemas el segundo; y en planalimaña peligrosa el primero. Coneste material tan rico, el contenidoartístico de la tarde tendió a cero.

El mejor para el torero fue elsexto, que deslizaba bonancible enla muleta de Joselillo. El vallisoletanoreaparecía en Santander tras el per-cance de San Fermín, donde un to-ro de Dolores Aguirre le fracturódos costillas. Estuviera en plenitudde facultades o no, el caso es quedejó escapar este manantial de no-bleza, al que no fue capaz de tem-plar ni de llevar embebido en el en-gaño. Además lo toreó despegadoy despidiendo las embestidas haciafuera.

Con estas premisas geométricasni siquiera el bondadoso público deSantander se alborozó lo más míni-mo. Tras pincharlo, dejó la espadaen los bajos, lo que constituyó la tó-nica matadora de la tarde.

El otro toro de su lote, el terce-ro de la tarde, empezó a orientarsetras la segunda serie de muletazos.Comenzó entonces a reponer te-rreno por el pitón derecho y a que-darse a la altura de los muslos deltorero. Joselillo cambió de mano

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JO VICTORINO MARTÍN

PUNTÚA DE NUEVO

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Antonio Ferrera, colocando un arriesgado par de banderillas por los adentros. Pedro Puente Hoyos

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con buena lógica lidiadora, y por elizquierdo sí se desplazaba el victori-no, mas el diestro no se confió. Lopinchó reiteradamente, ya que ni eltoro descubría la cruz ni el diestrohizo la idem pasando la frontera delos pitones.

El quinto fue otro toro con po-sibilidades que llevaron al desolla-dero con las orejas puestas.Antonio Ferrera caldeó el ambien-te en el tercio de banderillas. El ter-cer par al quiebro por los adentrosresultó muy meritorio; ejecutó lasuerte con pureza, no desplazó laembestida más que lo justo paraque el embroque fuera emocio-nante y ajustado. En los dos paresanteriores, al cuarteo, fue hacia eltoro muy deprisa, y es sabido que

en el toreo las prisas y la calidad sonincompatibles. Es cierto que cua-dró siempre en la cara de la res,con los pitones en la pechera, peroa velocidad tal que la calidad de lospares disminuyó notablemente.

También con la muleta estuvoacelerado, ante un toro que repe-tía las acometidas con buen sonpor el pitón derecho. De mitad defaena en adelante comenzó a qui-tarle el engaño de la cara tras re-matar cada muletazo y la virtud ini-cial de la faena, la ligazón de los pa-ses, se esfumó. Lo mató de una es-tocada caída, seguida de una peti-ción minoritaria que el presidente,Fernando Fernández, interpretócorrectamente no concediendo laoreja.

En el segundo, Ferrera se jugó laexistencia al ejecutar el primer parde banderillas. Mientras cuarteabaen dirección a la res, el toro le cor-tó mucho. Se le planteaban al tore-ro dos caminos. Uno, pasar en fal-so. Dos, continuar a sabiendas deque el resultado del encuentro eraincierto. Escogió la segunda op-ción, cuadrando en la cara y con lospitones en la garganta.

Para no saltar la barrera, lo quesiempre desluce el epílogo de unpar de rehiletes, se quedó de piesobre el estribo. El toro pegó unfuerte arreón hacia su figura y tuvoque lanzarse de cabeza al callejón,afortunadamente sin lamentarconsecuencias negativas para su in-tegridad física.

Joselillo se vuelca sobre el morrillo en un ajustado volapié. Pedro Puente Hoyos

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El toro ofreció embestidas des-iguales por el pitón derecho -oradeslizando, ora quedándose máscorto-, y bruscas por el izquierdo.No ocurrió nada relevante.

El Fundi recibió una fuertebronca en el primero. Lo mache-teó por bajo, y sin ejecutar el toreofundamental en redondo se fue apor el acero entre una lluvia de gri-tos. Al público le sorprendió estemodus operandi en El Fundi.

Un diestro tan aguerrido comoél no acostumbra a quitarse de en-cima a las primeras de cambio a suantagonista, incluso aunque tengatan malas intenciones como estetoro que rompió plaza, que pre-sentaba todos los indicios de ser laalimaña de la corrida.

En los primeros tercios pegabaun frenazo en los capotes y no pa-saba. Había un 99% de posibilida-des de que hiciera lo mismo en elúltimo tercio, con el consiguienteriesgo para su matador.

Sólo quedaba un 1% de opcio-nes de que, aun así, pudiera verseun intento por componer algo re-levante -y más vibrante que estéti-co- con tan peligroso material, y aEl Fundi no le pareció un porcen-taje suficiente como para jugársela.

Trató de redimirse en el cuarto,que regaló nobles acometidas porel pitón derecho. Las dos primerasseries diestras de la faena fuerontempladísimas, despaciosas y liga-das. Toreo grande.

Pero tras el desarme al intentarenjaretar el pase de pecho, la faenase vino abajo. Hubo luego una se-rie de naturales abortada por losproblemas del toro por el pitón iz-quierdo y ya no levantó el vuelo suquehacer. Corrida de Victorino,

pues, con muchas opciones, quese fue sin torear. El único lunar fuela presentación. Dos toros fueronrechazados en los reconocimien-tos previos, por tener los pitonesescobillados.

Y los que salieron al ruedo tu-vieron una factura demasiado mo-desta para la categoría que ha ad-quirido la plaza de Santander. Parael próximo año, donde es deseable

que retorne en el sábado del últi-mo fin de semana de la feria, los or-ganizadores debieran solicitarleuna mejora en la presencia de suencierro.

Sin exageraciones, sin pedir lomás grande de la camada, que ten-drá reservado para otras plazas.Porque al mejor de los criadoresde bravo, es más que lícito exigirlelo máximo.

Ceñida chicuelina de El Fundi. Pedro Puente Hoyos

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a conve-niencia de pro-

gramar dos corridasde toreo a caballo en una feria

de diez días de duración es, cuan-do menos, revisable. Y lo es apriori, independientemente delresultado artístico del festejo queahora nos ocupa, que dicho seade paso fue pobrísimo por culpade los toros de Los Espartales.Los organizadores utilizan esta

proporción de 1:5 porque les re-porta grandes beneficios econó-micos. Son dos días de plaza llena,la experiencia lo viene demos-trando, en un festejo cuyo coste

organizativo es menor que el deuna corrida de a pie. Pero compa-rativamente con otras ferias, esunaproporcióndesacostumbrada.A pesar de que los toros man-

searon, se cayeron y se cargaronel espectáculo, gran parte del pú-blico hasta puede decirse que selo pasó en grande.Ayudó que lo mejor ocurriera

al final, condos entonadas laboresde Sergio Galán y el debutanteSergio Domínguez. El público derejones ya se reveló como hiperbondadoso en el primer festejo,enel que sepidió con fuerza el ra-bo para Diego Ventura, en últimainstancia concedido por el presi-dente. Lejos de cabrearse legíti-mamente por estar asistiendo auna corrida sin lamásmínima do-sis de bravura ni poder, decidióquedarse con los aspectos positi-vos de la tarde e instalarse enellos.Apenas se escucharon débiles

y ocasionales protestas cuandolos toros rodaban por la arena, loque hubiera desencadenado unatormenta de ira entre una concu-rrencia medianamente exigente.No era el caso, y el respetable seabonó a la felicidad consistente enaplaudirlo casi todo y no echarcuentas de que el elemento esen-cial, el toro, estaba fallando conestrépito.Cuando salió el tercero de la

tardesecumplíaunahoraexactadeespectáculo. El preludio habitual enlas corridas de rejones con el desfi-le de los caballeros sobre susmon-turas, la vuelta al ruedo de AndyCartagena con la oreja del primeroy el desarrollo de la lidia,motivaronquesufrierapormástiempodelde-

INFUMABLE CORRIDADE LOS ESPARTALES

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seable la musculatura de los espec-tadores que abarrotaban los inco-modísimos tendidos de la plaza deCuatro Caminos. Pero la gente parecía pasarlo

bien. Bastó que Andy Cartagena sedirigiera al respetable tras evolu-cionar facilón, sin ajustarse en losembroques y clavando a la grupa,para que le regalaran fuertes ova-ciones. Las cabalgaduras llegaron asufrir algún topetazo de las astasdespuntadas, en uno de los inten-tos de Cartagena por encelar a unares con descarada querencia a ta-blas. Esta fue la constante del en-cierro, que se acentuó a medidaque iban saliendo los cuatreños deLos Espartales, a cual más manso ycon menos fuerzas. Oreja. El segundo llegó a caerse. Fue

un ejemplar que sólo se desplazó altrote, no galopó nunca y dejó casiinédito a un templado SergioGalán, que lo mató de un defec-tuoso rejonazo en los costillares. El tercero fue todavía peor, más

parado, más tendente a buscar elabrigo de las tablas -el refugio delos mansos-, con menos fuerza yperdiendo las manos continua-mente. Así que la ambición del de-butante Sergio Domínguez quedósin posibilidad de galvanizar untriunfo tan necesario para quien dasus primeros pasos en la profesión.También Cartagena necesitaba

un poco de colaboración para abrirla puerta grande, que estaba a una

oreja de distancia cuando salió elcuarto. Fue un toro sin fuerzas quetrató de saltar al callejón y tambiénse cayó. No le dio opción.Lo mejor de la tarde llegó al fi-

nal. En el quinto, Sergio Galán hizoun esfuerzo y arrimó sus cabalga-duras, que resultaron tropezadas.Cosió las astas a las grupas en galo-

pes templados y suyos fueron losembroques más ajustados de latarde en la colocación de las ban-derillas. Medio rejón caído no bas-tó para tumbar al toro. Pinchó des-pués y por último enterró el rejónde muerte, completando una bue-na labor que no tuvo premio nu-mérico por su tardanza en el ma-nejo de las armas toricidas, puesnecesitó además dos descabellos.Sergio Domínguez estuvo bien

con el sexto, decidido, templado yclavando generalmente al estribotras quiebros en los que dejó llegarmucho al toro, que no escapó a la

Sergio Domínguez se impuso a un lote deslucido. Joaquín G. Sastre

Sergio Domínguez tuvouna actuación muydestacada frente a dostoros con pocas opciones

Los toros, mansos y sinfuerzas, dieron al trastecon la segunda corrida detoreo a caballo de la feria

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falta de poder de sus hermanos yse derrumbó, justo antes de queDomínguez lo pinchara y clavaraluego un rejón de muerte caído yatravesado. Descendió del caballo, se echó

de rodillas para adornar la muertedel toro y este detallito desató laeuforia del público. Oreja. Fue unalabor muy destacable, por variosmotivos. Uno, la bisoñez del caba-llero. Dos, todo trató de hacerloconforme a reglas de obligadocumplimiento en el rejoneo, cualesson ir de frente al toro y clavar a laaltura del estribo, no a toro pasadoo a la grupa. Tres, el mérito au-

menta considerablemente al teneren cuenta el poco celo del bichoque tuvo enfrente.Decididamente, el público de las

corridas de rejones es el paradigmade la bondad. Abofeteado por lamansedumbre de una corrida deLos Espartales que fue un petardo,no es que pusiera la otra mejilla,pues lo que se dice sufrir no sufrió.Al contrario, aplaudió hasta el másmínimo detalle lucido de los caba-lleros rejoneadores. Que varios toros se cayeran re-

sultó sorprendente, dado que enlas corridas de rejones el toro noestá obligado a humillar, que es la si-

tuación en la que acomete más exi-gido. La conclusión está bien clara.Con una de rejones es más que su-ficiente. Juntar dos es romper laproporción habitual, y dos son pre-cisamente los años consecutivosen que el segundo y último festejode a caballo del ciclo sale rana. No pasaría absolutamente nada

por acortar la feria un día o inclusopor programar una corrida de a pieque sustituya a este segundo es-pectáculo caballeresco. Porque esprecisamente en los festejos conastados en puntas donde se en-cuentra la máxima verdad de lafiesta de toros.

Andy Cartagena acariciando el testuz del toro de Los Espartales. Joaquín Gómez Sastre

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Uno de los auxiliadores, en el patio de cuadrillas de Cuatro Caminos. Joaquín Gómez Sastre

ebast iánCastella le cor-

tó las dos orejas al se-gundo toro de la tarde, de

NúñezdelCuvillo. Premio excesi-vo, por cuanto fue una faena po-pulista, con sólo una serie de mu-letazos en redondo con la manoderecha de verdadera calidad. Suquehacer tuvo un mérito añadidoque disparó definitivamente la co-tización de la faena: en el epílogofue prendido por el toro, que hizocarne de forma superficial y lo sol-tó sinmayores desperfectos.La sangre de un torero es fe-

cunda. Incrementa las emociones

de la tarde. Ver a un diestro heri-do reponerse como si hubiera ex-perimentado la caricia de unamu-jer y volver a las astas que acabande zaranderarle, es cosa prodigio-sa y a la vez habitual. En esta oca-sión, determinante para el doblecorte de oreja.Castella inició con estatuarios,

suerte accesoria donde el toreroejerce de guardabarreras sin ne-cesidad de invadir las vías del tren.Y finalizó con abundantesmanole-tinas que encantaron al público deSantander. Eso de ver al toreroenfrentado a la res, que se arrancaen dirección a la aparente unidadque forman hombre y engaño,también sumó puntos.Donde semide la calidad de un

trasteoesenel toreo fundamentalen redondo, donde hay que en-roscarse la embestida en el cuer-po veinte o treinta veces, quedán-dose lo más quieto posible, com-poniendoplasticidad con la expre-sión del cuerpo y dejando el enga-ño puesto para que el obús vuelvaaexplosionar en las cercanías de lacarne.En esta decisiva etapa, sólo una

serie diestra fue realmente impor-tante, destacando sobre otras dosagradables y medianas. El restodel nudo gordiano del muleteo locompusieron muletazos por altoengarzados sin enmendarse.A pesar de que la espada cayó

baja y tendida, el presidente, JoséManuel Yubero, sacó con gran ra-pidez losdospañuelos.El segundosobraba.El quinto fue un manso con

marcada tendencia a la huida.Hubomuletazos de bellísima fac-tura pero que se sucedieron de

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PUERTA GRANDEPARA CASTELLA

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uno en uno y sin ligazón, porquela res salía suelta buscando refu-giarse en tablas. Lo pinchó en dosocasiones antes de dejar una es-tocada desprendida.El que iba a ser el último toro de

la feria salió de toriles con un pitóndestrozado. Debió machacárselocontra las paredes del chiquero, loque generó una gran bronca quemotivó que el palco lo devolviera alos corrales con buen criterio. Elcorralero Kankel lo arropó biencon la parada de cabestros. No precisó esta vez de arriesgar

la vida citándolo a cuerpo limpio,suerte que suele practicar cuandola maniobra cabestrera no tieneéxito a la primera, y es preciso no

demorarse mucho en la operación. Salió el sexto bis, un serio ejem-

plar de El Puerto de San Lorenzocon el que Miguel Ángel Pereraestuvo muy importante.El toro repetía las embestidas,

pero antes siempre miraba al to-rero y nunca estaba muy claro cuáliba a ser la trayectoria y la intensi-dad de su acometida. La única ma-nera de resolver este problemaera… ignorarlo. Hacer tabla rasa

de la posibilidad de que la miradase transformara en cogida y seguirmuleteándolo con firmeza. Eso sí,los toques debían ser más firmes.Lo fueron, como su forma dequedarse quieto, su determina-ción de no dudarle nunca y de im-ponerle su ley. Por eso cobró unavoltereta afortunadamente sinconsecuencias, ante un toro muyastifino. A base de firmeza de plan-tas, de sobarle, de soportar estoi-camente las miradas y de llevarlelargo y profundo, lo metió en lacanasta. El momento culminantede la faena llegó casi al final, cuan-do el toro terminó entregándoseen una serie diestra en la que me-tió la cara humillado y bonancible,

Espectacular estocada a volapié de Sebastián Castella. Pedro P. Hoyos

Perera construyó unagran faena con un muyexigente sobrero de ElPuerto de San Lorenzo

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lo que no había acontecido hastaentonces. Fue la consecuencia dela muleta poderosa de Perera y desu capacidad para templarlo. Es lafacultad terapéutica de las figurasdel toreo, mejorar las condicionesde los toros a medida que avanzala lidia, en la línea de un Dámaso,de un Ponce.La navaja del pitón derecho

desgarró la taleguilla en la ejecu-ción de la suerte suprema, así quela espada quedó defectuosamen-te colocada y necesitó de un se-gundo encuentro en el que dejóun espadazo trasero. Actuacióngrande en la que se sobrepuso alas dificultades del toro y regalómomentos de toreo profundo y

de clase. El único diestro que hizodoblete en la feria no quería irsecon el casillero de trofeos en blan-co, y en su último cartucho sumóuna oreja de mucho peso.Su primero fue un perritoro

con muchos pitones, sin trapíopor tanto, no presentable en unaferia de categoría como la deSantander. Es incomprensibleque fuera aprobado en el recono-cimiento, por mucho que hubiera

habido baile de corrales y que has-ta once toros de la ganadería titu-lar desembarcaran en CuatroCaminos. El astado era indigno dela plaza de Santander, y punto. Tampoco su comportamiento

fue bueno, pues acometía rebrin-cado y cabeceando. Perera lo pa-saportó muy dignamente.Se esperaba con gran devoción

a Morante de la Puebla, en sutemporada más regular, donde latrascendencia de su toreo ha bro-tado con más frecuencia. Sevilla yMadrid han sido deliciosos testi-gos de ello, y toda España a travésde la televisión, en una campañaen la que está haciendo dobleteen las ferias más importantes,

Monumental muletazo al natural de Morante de la Puebla. Pedro P. Hoyos

El francés SebastiánCastella cortó las dosorejas del segundo enuna faena populista

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Bilbao inclusive, además de las dosya reseñadas. Topó con un prime-ro que hizo una pelea espectacu-lar en el caballo. Cobró dos puya-zos tremebundos, empujandocon poder, y la sangre caía abun-dantemente por los lomos hastabañar las dos pezuñas. No se vinoabajo a pesar de la sangría, y repi-tió las embestidas en la muleta,pero con cierta brusquedad, lamisma que intentó corregirMorante permitiendo tanto casti-go en el caballo. Acometía con fie-reza y frecuentemente con la caraa media altura. La faena estuvo re-pleta de enganchones, y es sabidoque los muletazos tropezados sonincompatibles con el toreo, queconsiste precisamente en templar.Morante escuchó pitos.El cuarto perdió mucho las ma-

nos, lo que deslució los apuntes es-bozados por el de La Puebla.Alguna de las contadas estampasque dejó, para lienzos y bronces, lasdesmereció ver al toro rodar por laarena. Al término del festejo fue despe-

dido con el lanzamiento de almo-hadillas. Es lo que tiene aferrarse altópico de que torero artista y tore-ro medroso y desigual son la mis-ma cosa, y que cuando no cortaorejas es que ha estado mal y hayque abroncarle. No fue la deMorante, ni mucho menos, una ac-tuación que mereciera censura tansevera por parte del respetable. Castella salió a hombros en la última de abono. Pedro P. Hoyos

Morante de la Puebla fueinjustamente despedidocon almohadillas mientrasabandonaba la plaza

odos losaños se repite la

misma cantinela. Laplaza de Cuatro Caminos regis-

tra llenos prácticamente todos losdías en que se celebran las corridasde abono de la Feria de Santiago.Llega el último festejo, el tradicionalde beneficencia, y a duras penas secubre medio aforo.

Es uno de esos misterios inson-dables de la tauromaquia. Se lidianseis toros en puntas como el restode días. Hacen el paseo tres mata-dores de acreditado prestigio. Yademás, hay una oportunidad parala solidaridad y quién sabe si para la

autoayuda, pues el beneficio eco-nómico del espectáculo engrosarálas arcas de varios centros de ma-yores de la Comunidad Autónoma.Ni por esas. Los tendidos de solaparecieron casi desiertos, y sóloaparecieron uniformados losmiembros de las peñas La Pera y ElCastellano.

La corrida de Ortigao Costa es-tuvo correctamente presentada,con la nota discordante de la des-igualdad y ofreció un juego desluci-do. La falta de equilibrio entre lostoros se hizo especialmente notoriacuando salió al ruedo el tercero,muy chico y con pitones muy pocodesarrollados. Contrastó sobrema-nera con el segundo, un ejemplaralto, serio por delante, de ampliopecho y rematado por detrás. Untío.

Matías Tejela fue el triunfador dela tarde y le correspondió el honorde ser el último diestro que aban-donó la plaza de Santander enhombros por la puerta grande, gra-cias a que cortó una oreja de cadauno de sus dos enemigos.

El voluminoso segundo llegó a lamuleta mirando mucho al torero ytardeando la embestida. Tejela tuvola virtud de soportar ese siempremolestodesparramar lavistadel to-ro y no se afligió ante sus continuastardanzas y probaturas. Redondeódos series diestras con muletazosde buena factura y agradable com-posición de figura. Conforme avan-zaba la lidia empeoraba la condicióndel toro, de forma que la única co-locación donde la res no le veía eraestar totalmente cruzado con él,entre los pitones, terreno que nosiempre pisó. No obstante quedópor encima del toro y tras una es-

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CIA ÉTICA Y ESTÉTICA

DE MATÍAS TEJELA

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Matías Tejela bordó el toreo en redondo. David S. Bustamante

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tocada desprendida, perdiendo lamuleta, le concedieron una oreja.

En el quinto sí rozó la perfecciónen cuanto a colocación y a echarlela muleta muy adelante para que elpase tuviera gran profundidad. Lafaena se basó en series de natura-les largos, de gran templanza y des-paciosidad, siempre ligados y enri-quecidos con el buen concepto es-tético de Tejela.

Aquello no alcanzó rango deobra monumental porque el torono transmitió emoción. Embistió alpaso, con nobleza y duración, perosin la intensidad que confiere la cas-ta. Buena labor rematada con unaestocada desprendida entrandomuy despacio, y nueva oreja.

El tercero, ya se ha dicho, fue un

torillo sin volumen. Se lesionó unamano al caerse en el inicio de la fae-na de muleta, lo que condicionó ala baja su rendimiento. El debutan-te en Santander, Sergio Aguilar, noquiso exigirle mucho en los prime-ros compases del trasteo, así que letoreó en línea y sin ceñirse la em-bestida. Al final llegó lo mejor, conuna serie de naturales en la que sísolicitó lo máximo del toro, inva-diendo su terreno, cruzándose yhaciéndole describir semicírculosrematados detrás de la cadera. Lotempló muchísimo y continuó dis-frutando de las cercanías de los pi-tones en las ajustadas manoletinasque precedieron a una media esto-cada en todo lo alto, que lo tumbórápidamente. Dio la vuelta al ruedo

tras una petición que no fue ni mu-cho menos mayoritaria.

El sexto se derrumbó hasta entres ocasiones. Sin poder alguno,su lidia fue un mero trámite, conAguilar tratando de empujar haciadelante una embestida sin pujanza.

A Salvador Vega le correspon-dió en primer lugar un burel bienpresentado pero de embestidacansina y mansurrona. Estuvo todolo bien que se puede estar con unantagonista de estas cualidades. Lotempló y se metió entre los pitonespara tratar de transmitir a los semidespoblados graderíos que allí ha-bía un riesgo evidentísimo.Siempre lo hay al estar delante deun toro serio como este, pero entodo hay grados. Y el grado de pe-

Sergio Aguilar muleteó con firmeza a su lote de Ortigao Costa. David S. Bustamante

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ligrosidad de este primero fue bají-simo. Lo mató bien de media des-prendida y un descabello. El cuar-to fue un regalito. No embestía, to-paba con violencia, y el matadormalagueño hizo bien en mostrar sumala condición, y sin demorarsemucho, irse a por la espada. Peromatarlo no era fácil, porque el ma-laje esperaba la ofensiva del toreroy en cuanto llegaba a su jurisdicciónlevantaba la testa y no le dejaba pa-sar. En la tercera ofensiva dejó me-dia tendida y lo descabelló al quintointento.

La corrida tuvo en sus prolegó-menos varios aspectos destaca-bles. El más emotivo, el minutode silencio que se guardó en me-moria de Francisco Reda, Quicopara los amigos, anterior presi-dente de la comisión que organi-za la Corrida de Beneficencia. Untaurino afable, que mientras se di-rigía a su localidad en la plaza detoros de Valencia, el pasado mesde marzo, falleció repentinamen-te dejando un poco más huérfanoal taurinismo cántabro. LucasMartínez, quien ya colaborara conReda, queda ahora al frente delbarco benéfico, y ha escuchadotodo tipo de sugerencias en tornoa la mejor manera de llenar la pla-za para que la suma en metálicoque se entrega a los asilos ilumine,más si cabe, los rostros de sus di-rectores y usuarios.

La pretensión de los organiza-dores es que el festejo entre en elabono de la Feria, lo que supon-dría el espaldarazo definitivo paraconsolidar la corrida benéfica. Seconsiga o no, se ha hablado en losmentideros de la posibilidad de in-crustar el festejo en mitad de la

semana taurina. Incluso, dado eléxito de las corridas de toreo acaballo en Santander, de ofertarun espectáculo de rejones. Todasestas soluciones implican la cola-boración del Consejo deAdministración de la EmpresaMunicipal que tiene en propiedadla plaza. Hay que abogar porquecontinúe el buen entendimiento,que ya ha fraguado con el hechode pegar la beneficencia a la Feria,dándose aquella justo al día si-guiente de terminar esta. Hay que

recordar que antes de llegar a es-ta solución, era el primer fin de se-mana de agosto el destinado aacoger la última corrida de torosen Santander. Y así lo fue tambiéneste año, quedando un poso demelancolía en todos los aficionadosque abandonaban CuatroCaminos, hasta el año que viene,en que si Dios quiere, desde elcampo bravo llegarán a orillas de labahía los toros ibéricos que daráncontenido a una de las ferias másseñeras del país.

Tejela degustó las mieles de la puerta grande. David S. Bustamante

M agia en movimien-to; jugarse la vidabajo la luz artificial

de la plaza de Cuatro Caminos; launión del valor, el despliegue deunas condiciones físicas portento-sas y la plasticidad de los cuerposatléticos que juegan con el toro; lacamaradería entre compañeros enel ruedo. Cualquiera de estas ma-ravillas justifica por símisma el pre-ciode laentrada.Todasunidasenelmismo festejo de recortadores,que se celebró en la noche del sá-bado 18 de julio en la plaza de

Santander, hicieron de este espec-táculo una convocatoria de primerorden para los aficionados.

Los miembros de los combina-dos francés y español brindaron alos 4.000 espectadores asistentesuna espectacular sucesión de quie-bros (en pie y de rodillas), recortesy saltos sobre el toro, mortales in-cluidos. Se entregaron al máximoen los seis astados lidiados y el pú-blico semostrómuy receptivo.

El calor que llegaba desde lostendidos sorprendió favorable-mente al recortador valenciano

Jorge Cervera, un guarda forestalque cumple su sexto año compi-tiendoenconcursos:«ElpúblicodeSantander es especialmente agra-decido», afirmó tras haberse juga-do la vida ante los toros de la gana-dería de El Cahoso. Esta plaza esmuy especial para él, ya que su pri-mera victoria en un concurso derecortadores la obtuvo en CuatroCaminos, en 2006. Tienemuy cla-ro que «no se está en esto por di-nero. En los concursos el premiofuerte, económicamente hablan-do, sólo se lo lleva uno», explicó.

«Loqueme llevaa jugarme lavi-daantetorosenpuntases laafición.Y ese sentimiento que experimen-tocuandosalenlascosasbien.Esal-go que no se puede explicar conpalabras», matizó mientras apare-cía en sumirada ese brillo de auda-cia y placer privativo de quienes seciñen lamuerte a la cintura.

Tres cornadas jalonan su anato-mía, que trabaja a diario «corrien-do, en el gimnasio y sobre todo enla piscina», pues sólo con una en-trega cotidiana es posible que lamusculatura de las piernas no re-viente de tanto machacarla en elruedo. El festejo fue una exhibiciónno competitiva, pero Cervera afir-mó que incluso «cuando hay dine-ro en juego la camaradería entrelos recortadores es total». El públi-co dio fe de ello.

Actuaron por el combinadofrancés Cristophe Avignon;Frédéric, Guillaume y NicolasVergonzeanne; y Thomas Marty.Intervinieron por el combinado es-pañol Julián Gómez Carpio, JoelRodríguez, Jesús Benito Chispa,Roberto Picazo Gomina y JorgeCervera.

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La espectacularidad de los saltos encantó al público. Junior

NOCHE MÁGICADE REQUIEBROS

E l torero comienza siendoun proyecto hasta que llegaa su tope, se forma, se fija

metas, y aprovecha cualquier opor-tunidad para demostrar sus avancescon los engaños. En la mañana deldomingo 19 de julio, en el coso deCuatroCaminos,cuatrofuturosma-tadores pisaron la arena con ganas.

El primero fue Juan Duque, un jo-ven colombiano procedente de laEscuela Taurina de Madrid. A conti-nuación, se las vieron con los bece-rros Javier Blanco y Pedro Nodar,ambos alumnos de David Gutiérrez,de la Escuela Taurina de Cantabria.

Gutiérrez se mostró «satisfecho»con el trabajo de sus muchachos, ydestacó el buen juego de los añojosde Miranda de Pericalvo, «fueronbastante buenos», destacó.

En último lugar, saltó al coso deCuatro Caminos Jorge Sahagún, unjoven de Villafrechós, (Valladolid).

«Los cuatro han estado muybien», apostilló el director de laEscuela cántabra, quien señaló ade-más que, por fortuna, «no hubo quelamentar accidente alguno durante lalidia».

«Y, muy importante, todos hannotado el cariño de la afición deSantander», remató.

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El becerrista colombiano, Juan Duque. David S. Bustamante

MAÑANA DE ILUSIÓN

Los buenos becerros deMiranda de Pericalvopermitieron lucirse a losjóvenes aspirantes

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e l miércoles 29 de julio, jus-to al día siguiente de la úl-tima corrida de toros ce-

lebrada en la capital cántabra, sereunió en la plaza de toros deCuatro Caminos el jurado que fallólos trofeos del Ayuntamiento deSantander. Lo compusieron repre-sentantes de las peñas taurinas, delos medios de comunicación, con-sejeros de la Empresa Municipalpropietariadelaplazayaficionados.

Sebastián Castella se alzó con eltrofeo al triunfador de la feria, trasimponerse a Enrique Ponce, conocho votos del francés por seis delvalenciano. Hubo unanimidad en la

concesión del galardón a la mejorganadería a la corrida de El Puertode San Lorenzo. Para El Fundi fueel trofeo a la mejor estocada.

Diego Ventura fue consideradoel mejor rejoneador (9 votos) enpugna con Pablo Hermoso deMendoza (5 votos). El premio almejor debutante recayó en RubénPinar. ElcríticodeOndaCero, JoséAntonio Donaire, ganó el trofeo ala mejor labor periodística.

El trofeo al aficionado ejemplarrecayó, a título póstumo, enFrancisco Reda. Fue un taurino afa-ble, aficionado impenitente, quepresidió la comisión organizadora

de la Corrida de la Beneficencia.Reda falleció el pasado mes demarzo cuando se dirigía a la plazade toros de Valencia para presen-ciar una de las corridas de la Feriade Fallas.

Los trofeos se entregarán en eltranscurso de la ya tradicional cenade gala que se celebrará en invier-no, un evento que reúne a quinien-tas personas para agasajar a lostriunfadores del ciclo santiagués.Seráelprimeractotaurinode2010en Santander, un importante añode efemérides, en el que la plaza deCuatro Caminos cumplirá 120años de vida.

Sebastián Castella cortó las dos orejas a un toro de Núñez del Cuvillo, en la última de abono. Pedro P. Hoyos

CASTELLA , TRIUNFADOROFICIAL DE LA FERIA

l ll gran público mide y valora las fe-rias taurinasen funcióndelnúmerodeorejas cortadas. Parael aficiona-do prima, por encima de otrasbondades, el trapío y comporta-miento de los toros lidiados en lasmismas. La feria de SantiagoApóstol 2009deSantander abuenseguro que no habrá de pasar a lahistoria ni por grandes triunfos delostorerosniporgrandesescánda-los ganaderos, aunque estuvomu-cho más cerca de lo segundo quede lo primero.

Nada que objetar al trapío delos novillos enviados por el mata-dor de toros y ahora ganaderoOrtega Cano; correctos de pre-sentación pero, más que flojos, in-válidos, losdeFuenteYmbro;bue-nos por fuera y por dentro los deEl Puertode SanLorenzo, incluidoel lidiado como sobrero en el fes-tejo de clausura aunque la bondadla tuvo solo por un pitón; impre-sentables los torillos de los herma-nos García Jiménez que ademáscolaron un inválido; los de AntonioBañuelos, mal presentados, en es-

calera, sacaron aviesas intenciones;defraudaron los de Cebada Gago;encastados los victorinos de discre-tascornamentasconunsextotoroque fue la bondad encarnada encornúpeta y el colofón de los nu-ñezcuvillos, un muestrario de asta-dos dispares en tipo, casta y volu-men, con un torillo que pesó casi¡ciento treinta y cinco kilosmenos!que el demayor romana.

Buenos los toros de FermínBohórquez para rejones e inadmi-sible la presencia de los de LosEspartales, flojos, claudicantes ydos de ellos aparentementemori-bundos, que se ganaron a pulso eloportuno análisis post mortem.Con los de Bohórquez demostróPablo Hermoso encontrarse en lacumbre del toreo ecuestre, aun-que fuera Diego Ventura el quecortóunrabofrutode losentusias-mos populares, que contagiaron alpresidente hasta el extremo deque semostrómás rápido a la ho-ra de sacar el albo moquero queBilly el Niño. Cartagena y SergioDomínguezsuperaronelnaufragioganadero espartaleño.

Sergio apunta a torero a caballorevelación.De los torerosdeapie,como ahora gustan llamar a losprofesionales de la lidia ordinaria,no cabe la menor duda de queLeandroMarcoshacuajado lasdosmejores faenas de toda la Feria yha realizado el mejor toreo con lamuleta. Pudo y debió haber abier-

to la puerta grande, pero el fallo aespadas en su segundo le privó delos honores que le habrían procla-madovencedorabsolutodelamis-ma. Heroico Rubén Pinar, al queuna alimaña de la ganadería deBañuelos a punto estuvo de arran-carle la cabeza con varios escalo-friantes derrotes rufianescos.Sebastián Castella se pegó un parde arreones pero no acabó de sa-carel partidoque tenía su segundotoro. Abrió la PuertaGrande.

El otro que la abrió fue EnriquePoncequecarecede lamedidadeltiempo(oreja trasavisoencadato-ro) yqueademás senoshapuestoceremonioso rayano en la cursile-ría.LamentablequeEsplánotuvie-ra toros que le hubieran permitidotener una lucida despedida de unpúblico al que siempre dispensóunaespecial predilección.Bien conlas banderillas Ferrera y El Fandi.SobrioypoderosoElFundi, elme-jor estoqueador del momentoaunque hay que recordarle quecuando se pierde el engaño en laejecucióndelasestocadas,éstasnose hacen acreedoras a premio. Eldel «Illa, illa, illa» merece figurar enlos anales del toreo bufo. Nadiedudaque tiene supúblico. Para re-cordar, Leandro, los toros de ElPuerto de San Lorenzo y el sextode los victorinos. Y la facilidad quetiene el de Chiva para triunfar sinpasarse los toros por la faja. Es to-do un detalle.64

Feria de Santiago 2009O

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Leandro Marcos y ElPuerto de San Lorenzo,binomio de la Feria

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tendidos

Primeracita de la Feria y Cuatro

Caminos casi rozó el lleno. JoséOrtega Cano, ganadero de la novillada,

centraba lasmiradasminutos antes de que lostoreros sebatieranel cobreen la plaza. El alcaldedeSantander, Íñigode laSerna; el presidentedela Asociación de Hosteleros, Emérito Astuy; elresponsable del Racing,Francisco Pernía; el pro-pietario de La Flor de Toranzo, Rogelio GómezTrifón; el presidente del Club Cocherito deBilbao,LeopoldoSánchezGil; o la em-

presaria Rosario Santos, eranparte del cartel social.

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Elrejoneo enganchó al res-

petable. En los tendidos estuvieroneldiputadodelPPFranciscoRodríguez;

la saltadora olímpicaRuth Beitia; los jugado-res del Racing Oriol Lozano y ChristianFernández; JuanCalzada,directordelPalaciodeFestivales de Santander; Vicente Ruiz, presidentede la Peña Hermoso de Mendoza; aficionadoscomoAntonioTirado;el gerente de EL MUN-

DO CANTABRIA, Javier Maruri, acompa-ñado de Juan Viguera, FernandoBillónyFélixSanMartín,deCaja

Laboral.

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Paloma O’Shea, presi-denta de la Fundación Albéniz, asis-

tía a la despedida de Esplá de la plaza deSantander. Lo mismo que el consejero de

Presidencia,VicenteMediavilla, la fiscal superiorde Cantabria,María TeresaCalvo; el concejal so-cialista, JesúsCabezón; el columnista de EL MUN-DO CANTABRIA Juan Gómez Arozamena; elempresario José Campos; el presidente de la

Cámara de Comercio, Modesto Piñeiro; elalcalde de Valladolid (PP), Javier Leóndela Riva; o el rector de la UIMP,

SalvadorOrdóñez.

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3ºF

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LaFeria de Santiago aglutina

a aficionados de todo tipo. El reco-nocido periodista Manuel Molés; el ac-

tor Javier Cifrián; el humorista Félix Álva-rez; el dúo musical Los del Río (AntonioRomero yRafael Ruiz); la aristócrataPilar VegadeAnzo; las diputadas populares Isabel Urrutia yMaría José Sáenz de Buruaga; José MaríaGrande, delegado de Defensa en Cantabria; laex matadora Cristina Sánchez; JuanMuñiz,directorde laObraSocialdeCaja

Cantabria y cientos de poncistasque auparon a su icono.

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Laplaza volvía a llenarse...

de chubasqueros. Allí estabanPilar Allué, jefa superior de Policía deCantabria; el consejero deMedioAmbiente,Francisco Martín; el ex alcalde GonzaloPiñeiro; o ex matadores de prestigio comoAntonio Chenel Albadalejo, Antoñete, oTomás Campuzano que asistió a la corrida jun-to al ganaderoAntonio Bañuelos. Los conce-jales santanderinos, Ana GonzálezPescador,Samuel Ruiz yCésarDíaztambién acudieron a su cita con la

Feria de Santiago.

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Aguantóel cielo.Asistieroneleuro-

diputado del PP, Carlos Iturgaiz,junto a Francisco Rodríguez, portavozdel Grupo Popular del Parlamento deCantabria; el consejero de Industria, Juan JoséSota; el diputado del PP, José JoaquínMartínezSieso; el alcaldedeBurgos yexministrode Aznar,JuanCarlosAparicio;CarlosHazas, responsa-ble del Banco Santander enCantabria. El editordel periódico EL MUNDO CANTABRIA,Daniel Macho, también presenció lacorrida que lidió el ganadero

Antonio Bañuelos.

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6ºF

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Eleditor Pancho Pérez,

recién investido doctor honoriscausa de la Universidad Internacional

Menéndez Pelayo; el director de laFilmoteca deCantabria, Enrique Bolado; o elperiodista taurino, Fernando FernándezRomán conformaron parte del tendido deCuatro Caminos. Al igual que un habitual de laFeria de Santiago, el alcalde de Basauri, JoséMaría Agüero, o el decano del Colegio de

Abogados de Cantabria, Jesús Pellón.Fue una tardede cánticos y de re-

presentaciónmunicipal.

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Pocos se perdieron elfestejo el día de Santiago, jornada

central de las fiestas. Pasaronpor la plazade Cuatro Caminos los empresarios

Armando Álvarez y Pedro GutiérrezLiébana, y el presidente de Caja Cantabria,EnriqueAmbrosio.Decerca siguieron las faenasel primer teniente de alcalde Samuel Ruiz y elpresidente de la CEOE-Cepyme, MiguelMirones. Y el apoderado de FranciscoMarco,Manuelde losReyes.Huboun

aficionado de excepción: un galloque fue lanzadoal ruedo.

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Repetíaen laplazaunaafi-cionada a los rejones, la atleta cán-

tabra Ruth Beitia, acompañada de suhermana, y se dejaba ver en la capital santan-

derina la alcaldesa deTorrelavega,BlancaRosaGómezMorante. No faltaban tampoco a la citalos concejales del Ayuntamiento de Santander,SantiagoRecioyRobertodelPozo, conelpre-ceptivo pañuelo azul de las fiestas anudado alcuello, y el presidente de la empresa propie-taria de la plaza,Constantino Álvarez.

La afición disfrutó de una tarde so-leada y con poco viento.

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9ºF

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Eltirón de Morante se hizo

patente. Cuatro Caminos estaba arebosar. La cabeza del cartel de los tendi-

dos la ostentó el presidente de Cantabria,MiguelÁngelRevilla, que estuvo acompañado

de su esposa, Aurora Díaz. La diputada nacionaldel PP, Soraya Sáenz de Santamaría; el delega-do del Gobierno, Agustín Ibáñez; el líder del PPcántabro, Ignacio Diego; la senadora popular,Encarnación Salmón; o el restauradorJavier Hernández de Sande, disfruta-

ron las ceñidas verónicas del mata-dor de La Puebla del Río.

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ºF

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Llegaron las manolas, susacompañantes y todo aquel que

nodejópasar laoportunidaddeecharuncable en laCorrida de laBeneficiencia dondese rindió homenaje aFrancisco Reda, anteriororganizador del festejo, que falleció en marzo de2009.Hubopresenciaperiodísticaen los tendidos,como la del crítico Rafael Cabrera. Fin de Feriay multitud de rostros jóvenes en CuatroCaminos. La afición dijo adiós a las corridasde toros con el firme compromiso de

volver a llenar los tendidos la pró-xima temporada.

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Feria de Santiago 2009B

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l ln la «Feria del norte» 2009, de lacapital de Cantabria, ha quedadoclaroque lamayor aceptaciónpú-blica ha sido para los carteles detoreo a caballo en los que PabloHermoso de Mendoza y SergioDomínguez han bordado los mo-mentosdemásemociónyverdadclavandobanderillas batiendocer-ca, dando el pecho y saliendo contorería en diversos pasajes concambios y quiebros. DiegoVentura fueel quemásdivirtió y lacorrida del segundo cartel, LosEspartales, jugó en contra de loscentauros.

No soy resultadista en lo tauri-noperohanabundado losavisosyescaseado los trofeos cuando sesuelen pedir con facilidad. La con-clusión es quehubo faenas aburri-das y excesivos fallos en la suertesuprema.

Los llenazosdiarios sehanburla-dode lapregonadacrisis y a lahorade recordar faenas nos vienen losnombres de Ponce, en maestro,Leandroconescenasdearte inolvi-dableporestética, naturalidad y to-

rería, Castella, un modelo de valory sitio, y Perera dejándose la pielcontra viento y volteretas, mos-trando pundonor y firmeza dentrodebuen corte torero.

En el cartel se anunció un grupode los que se espera, y llevan tiem-po prometiendo el zambombazoquelossitúearribaconargumentosoquepuedanexigirmejores carte-les y condiciones. No han respon-dido y seguro que todas las culpasno las tuvieron los toros,quesi fue-ran todos nobles y obedientes sehabría acabado la fiesta. La medio-cridad campa por sus respetos, elanalfabetismo taurino del públicoprogresa y se ha generalizado entodas las plazas y ferias, las estrate-giasdesinformativasparanomojar-se se han sofisticado y aunque hayque distinguir entre voces y ecoscada uno puede elegir sus diosespara divertirse comoquiera.

Talavante está en otro planeta,Leandrotirócontratosyposicionesaespadas,Joselillonoaprovechólosvictorinos, Bolívar pasó por allí, co-mo Manzanares. De Rubén Pinarse acuerdan ya pocos, de Luquemenos yMarconomarcó.

Los novilleros sembraron la tar-de de avisos y cortaron una orejillaentotal yEsplá,ensudespedida, sepasó las faenas comunicando porgestos que no se podía hacer nadabrillante.

El Fandi entusiasmó al públicoquedisfrutacon losmolinetesy re-

voleras, El Cid tuvo un ratito tore-ro,Morantedejóunasmuestrasdesu torería…yno recuerdomás.

Enel conjuntodecorridas, des-tacó con mucha diferencia, la delPuerto de San Lorenzo con variostoros de bandera. Algún victorinotuvobuen son ydeentre todas lasdemás se puede salvar algún toropero la decepción ha sido general.

La feria, teniendo en cuenta lagenerosidadpública coreando casitodo y pidiendo trofeos, las presi-dencias y el ambiente, debió sal-darse con mejores resultados. Laesencia, en conjunto, es jaraneraen los tendidos de los morenos yde escaparate social en la zona deprosapia.

El nivel de portería de este añofue que los asesores MartínezUranga abandonan el puesto y sehamovido el rescoldo reivindicati-vo de las incomodidades insalva-bles de toda plaza histórica.

Llegará el verano de 2010 y vol-veremos a ilusionarnos con la feriade Santander que considera jubila-dos, jóvenes y asociaciones.Echaremos de menos algunosnombres, nos sorprenderán conunos muy vistos y otros sin argu-mentos para ser incluidos, cambia-rán los hierros ganaderos y al fi-nal…como en todas las ferias, co-mo toda la vida, tendremos unpo-codetodocomoenboticayelmarpara darnos verónicas de oleaje ytrincherazos de espuma fresca.82


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Ponce, Castella yLeandro con toros de ElPuerto de San Lorenzo

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POR LOSADENTROS

J osé Antonio MartínezUranga, empresario tauri-no que ha confeccionado

los carteles de toros y toreros dela Feria de Santiago durante losúltimos 13 años, no continuaráen este cargo en 2010. En la no-che del sábado 18 de julio, hizollegar un escrito al presidente dela Empresa Municipal Plaza deToros de Santander, S. A.,Constantino Álvarez, en el que lecomunicaba su decisión irrevoca-ble de no seguir. Álvarez tomóconocimiento del contenido de la

misiva en la mañana del día si-guiente, domingo 19.

En el documento, MartínezUranga manifiesta «haber que-mado una etapa tras 13 añosconsecutivos como gestor de laferia». Además, «agradece la co-laboración prestada a los dos al-caldes que presidieron elAyuntamiento de Santander eneste tiempo, Gonzalo Piñeiro eÍñigo de la Serna; al propio Álva-rez y a todos los que han ocupa-do un puesto en el consejo de ad-ministración de la Empresa

Municipal, a los medios de comu-nicación y a la afición deCantabria».

Contar con el actual empresa-rio de la plaza de Las Ventas deMadrid ha sido «muy bueno parala Feria de Santiago», según hadeclarado Constantino Álvarez.«Tanto él como su hijo ManuelMartínez Erice -continúa Álva-rez- han sabido resolver los pro-blemas que se manifestaban a úl-tima hora, como las corridas re-chazadas en el reconocimientoveterinario: inmediatamente traí-an otra corrida de garantías paraque el ciclo santiagués no sufrieraperjuicio alguno, quitando eseencierro de alguna de sus plazas».

Álvarez no oculta que ha habi-do «un lunar» en la trayectoria deUranga, que se ha producidoprecisamente este año. A docehoras de la rueda de prensa en laque el alcalde de Santander, Íñigode la Serna, iba a hacer públicoslos carteles de la feria, Álvarez re-cibió una llamada en la queMartínez Uranga le asegurabaque dichos carteles habían sufri-do modificaciones de última ho-ra. Fue una noche de nervios pa-ra los miembros del consejo, queno ocultaron su malestar por loprecipitado de estos cambios.

Ante la evidente posibilidad deque su contrato no fuera renova-do para el año próximo, MartínezUranga se adelantó a esta even-tualidad y puso punto final a suetapa santanderina. Bajo la razónsocial Taurodelta, y junto a su hi-jo, Manuel Martínez Erice,Uranga dirige actualmente losdestinos de las plazas de LasVentas de Madrid, Zaragoza,

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José Antonio Martínez Uranga, en el callejón de la plaza. P. P. Hoyos

URANGA , ADIÓSA SANTANDER

Valladolid, Salamanca, Colmenar yBadajoz.

A continuación, un resumen desus trece años al frente de la con-fección de los carteles de la Feriade Santiago.

1996. Sólo se abrió la puerta gran-deen laprimeradeabono.El triun-fador fue el por entonces novilleroFrancisco Marco, navarro de naci-miento y santoñés de adopción.Feria mal diseñada, con cartelespobres y con ausencias de torerosimportantes.

1997. Enrique Ponce entraba enSantander. Tras varios años sin co-nexión con el público, se desquitócortando dos orejas. José Tomásdio su primer toque de atención enCuatro Caminos. La presentaciónde las corridas tenía mucho quemejorar. Los toreros modestos li-diaron reses de gran trapío, perolas figuras se enfrentaron a encie-rros cómodos.

1998.Victorino Martín volvió aSantander tras nueve años de au-sencia.Fueunacorridapobrementepresentada pero que dio buen jue-go, con la que Pepín Liria abrió lapuerta grande. El cántabro DiegoRuedatriunfóeldíadesualternativa.

1999. Año emotivo. FranciscoMarco cortó una oreja el día de sualternativa . Mientras, el último ído-lo del público de Santander, TomásCampuzano, se despidió de su pú-blico logrando un apéndice. Grandebut del ganadero AntonioBañuelos.

2000. Las figuras del toreo impu-

sieron un toro mal presentado. Enlas seis primeras corridas no ocu-rrió nada importante. En el tramofinal de la feria José Tomás y JuanJosé Padilla se convirtieron en lostriunfadores del serial. El matadorde Pie de Concha, Diego Rueda,cayó herido mientras toreaba muybien al natural a un toro deGarcigrande.

2001. Año en el que se desapro-vecharon buenos toros. Sólo JuanJosé Padilla logró la puerta grande.Corneado en el cuello en SanFermín, reapareció en Santander yconvirtió la plaza en un volcán.Jesús Millán dio tres vueltas al rue-do tras jugarse la vida con un torode Montalvo y ver cómo el palcopresidencial le negaba la oreja.

2002.FranciscoMarcoarrasóen lacorrida de Torrealta. Desorejó asus toros en su tarde más comple-ta en Cuatro Caminos. DavidFandila El Fandi entróen la feriaporla vía de la sustitución del heridoEnrique Ponce y completó unagran tarde.

2003. La presentación de las corri-das comenzó a mejorar. Fue el añodel debutante Salvador Vega, quecortó cuatro orejas en la corrida deLa Dehesilla. El Juli se encerró ensolitario con seis toros y no res-pondió a la gran expectación crea-da. El Cid cuajó por naturales a unencastado lote de Victorino Martíny Morante toreó de ensueño a laverónica.

2004. Consolidación de la nuevapolítica de buena presentación delas corridas, toreen diestros mo-

destos o figuras. Se recuperó la no-villada con picadores. Embutido, deVictorino Martín, dio un recital debravura ante un Fernando Robleñoque no estuvo a la altura. SalvadorVega, El Cid, Matías Tejela ySebastián Castella, los triunfadores.

2005. Con motivo del 250 aniver-sario de la concesión del título deciudad a Santander, se programóuna corrida monstruo: tres festejosen un día. El rejoneador DiegoVentura salió a hombros por la ma-ñana, el novillero Sergio Serranodestacócon lasencastadas resesdeFuente Ymbro y El Cid abrió lapuerta grande por la noche.

2006.Alejandro Talavante deslum-bró en su debut. Destacaron El JuliyElCid, y lomejor llegóal final, conla buena actuación de FranciscoMarco y una gran faena de LuisBolívar a un victorino.

2007. Embistió un alto porcentajede toros. Antonio Ferrera puso laplazabocaabajocon lasbanderillas,en la misma tarde en que FranciscoMarco hizo su faena de muleta másdepurada en Santander. José MaríaManzanares levantó una obra dearte no coronada por la espada. ElFundi salió en hombros.

2008. Fue el año de Miguel ÁngelPerera, que le hizo una faena anto-lógica a Pregonito y otra muy ento-nada a Campesino, ambos deNúñez del Cuvillo. Ponce demos-tró que sigue siendo una figura, ha-ciendo diabluras en la corrida de ElPuerto de San Lorenzo. Muy bienManzanares y el por entonces no-villero, Rubén Pinar.

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D iestros de la talla de JoséTomás, José MiguelArroyo Joselito y

AntonioChenelAntoñetehanpasa-do por susmanos. Incluso atendie-ronpor un cuadro gastroenteríticoa JoséCuberoEl Yiyo, días antes deque Burlero le propinara la irrever-sible cornada en Colmenar. JavierOrtegaMorales, cirujano jefe de laplazadetorosdeCuatroCaminos,y Manuel García Montesinos, doc-tor y miembro del Consejo deAdministración, llevan desde 1980al frentedel serviciomédicodelco-so santanderino.Más de treinta años siendo los

ángeles de la guarda dematadoresy subalternos. Atentos a cualquierincidencia, siempredispuestosparaenfrentarse a lo peor. Para ello, laprofesionalidad es un requisito im-prescindible,más allá de su afición.

El doctorOrtegaMorales reco-noce que no le gustan los toros.Prima en él su profesión y dedica-ción. «No hace falta ser aficionadopara dedicarse a la medicina tauri-na. Si se tiene afición, esta no pue-de ir en menoscabo del ejercicioprofesional», sostiene.

El doctor García Montesinos,aficionado y miembro del equipoque dirige la plaza, coincide con sucolega: «Evidentemente, lo prime-roes la profesionalidad. Y ya en se-gundo lugar estaría la afición».Su labor no es la de un médico

común.Lasprisas yel agobio son latónica de todaenfermería. Las asti-finas guadañas de los morlacos asílo imponen. Los años de experien-cia otorgan el reposo para afrontarcon garantías la situación. «Cuandohayunacornadagrave loscirujanostienen la complicada papeleta de

infundir tranquilidad a todoel equi-po y al propio herido», comentaOrtegaMorales. «Hayqueestable-cer un clima que permita pensar yactuar correctamente», añade.En su caso, parten con una ven-

taja vital. A la excelente calidad delos medios del coso de CuatroCaminos, inaugurados el veinte dejulio de 1991, se une la proximidaddelHospital UniversitarioMarquésde Valdecilla, que les permite tras-ladar a los pacientes de gravedadnada más producirse el percance.Todo un lujo, que ha evitadomalesmayores en las casi 80 intervencio-nes que han tenido que realizar.De estas, recuerdan tres de es-

pecial gravedad. La más complica-da fue ladeLuisArenas, subalternode JoséAntonioCampuzano, heri-do en el cuello el 28 de julio de1990 por un toro de El Sierro.

Nueve años después, en la fe-ria de 1999, Pepín Liria fue cogidoenelmuslo izquierdocuandodes-cabellaba al sexto victorino de latarde, justo al final de la Feria.La última, la de Ángel Luis

Prados, hermano de El Fundi, quecayó el 24 de julio de 2006.

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Los integrantes del servicio médico de la plaza de Santander, en la enfermería. Joaquín Gómez Sastre

EL QUITE DELOS DOCTORES

e s romana y mudéjar.Emplazada a media lade-ra aprovechando el des-

nivel de Cuatro Caminos, comohacían los romanos de la antigüe-dad, está engastada con los arcosde herradura que jalonan AlAndalus, y coronadapor una arca-da donde figuran los hierros de lasganaderías del año de inaugura-ción, 1890.La joya de las plazas del norte

corriópeligrodedemolición.En ju-niode1976, el consejerodelegadode la sociedadpropietaria de la pla-za, JesúsMartínez Flamarique, diri-gía un escrito al Ayuntamiento de

Santander en el que solicitaba lapertinente autorización para derri-bar el coso, argumentando que «elnegociode los torosnoes rentableen Santander».En 1978, el entonces alcalde,

Juan Hormaechea, decidió que laciudad no podía perder un activosemejante y adquirió el inmueble,que pasó a formar parte del patri-monio municipal. Desde el 1 deagostodeaquelaño,unaplacaenelinteriordel coso testimoniael agra-decimientode laspeñas taurinasdeCantabriaaquien luegoalcanzara lapresidencia de laComunidad.Durantesus119añosdevidaha

centrado varias veces la atencióndel universo taurino. Sobremaneraen 1913, cuando la TaurinaMontañesa, S. A., organizó la corri-damonstruo: tres festejosenundía.Se lidiaron 18 toros de Saltillo,Benjumea y Parladé y actuaronMachaquito, Bombita, VicentePastor,RafaelElGallo,CocheritodeBilbao, Torquito y José GómezOrtega Gallito, el niño prodigio deGelvesquemandóenel toreo, jun-to a Juan Belmonte, hasta su caídaen Talavera de la Reina, en 1920.Los organizadores ganaron un lu-gar en la historia y perdieron35.469,83 pesetas.Con el paso del tiempo, en un

1990 ya engullido en la GalaxiaGutenberg, losmediosdecomuni-cación se hicieron eco de la segun-da deliciosa monstruosidad, otrajornada maratón con tres corridasde toros, la última en horario noc-turnocon los chispeantesdeRafael

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Panorámica de la plaza de toros de Cuatro Caminos de Santander. Joaquín Gómez Sastre

ANTIGUA , BELLAY MUDÉJAR

Camino, Fernando Cepeda yFernando Lozano brillando bajo laluz artificial.Cuando el arquitecto Alfredo de

laEscaleraproyectó laobra,empleómadera para los corredores de laslocalidades superiores, las gradas yandanadas.Porello tuvoquevencerla oposición de la Comisión deObras, pues este material estabaprohibidoporelRealDecretode27de octubre de 1885 que estipulabaque«noseconsentiránconstruccio-nesdemaderaenlasplazasdetoros(...) con el fin de precaver la repeti-ción de sucesos tan lamentables co-mo el ocurrido con el hundimientode la plaza de torosdeLogroño». Elarquitecto impuso su criterio mani-festando que «casi todas las plazasde España emplean la madera ensus pisos superiores». También fuemuy criticado cómo dispuso las zo-nasdesolysombra,en funciónde lameridiana magnética de la Tierra yno tomando como referencia lameridiana solar, quees la normaha-bitual. Finalmente, la obra fue apro-bada con un presupuesto de300.000 pesetas.Laplaza se inauguróel 25de julio

de 1890. José Sánchez del CampoCara Anchaestoqueóel primer torolidiado en Cuatro Caminos,Sanguijuelo, de la ganadería delConde de la Patilla. Alternó con eltorero ilustrado, Luis Mazzantini,que llegó a ser diputado en Cortes.Laprimeraoreja llegóel15deagos-to, y lacortóel tiranodel toreode laépoca, Rafael Guerra Guerrita. Elaforo inicialmente proyectado de16.000 espectadores quedó final-mente en 10.926.Esteaño2009sehamantenido la

tónica de los últimos años y la Plaza

de Cuatro Caminos registró llenosconsecutivos desde el sábado 18hasta el martes 28 de julio.

La penúltima de Manolete

Latonalidadoscuradelruedoesunade las señasde identidadde la plaza.No es una opción guiada por la es-tética. La arenaque alfombrael pisoesel resultadode laextracciónytra-tamiento del mineral de hierro deunaminaqueyanoestáenexplota-ción. Sus propiedades son una su-perficiedondelasmanoletinasdelostorerosagarrana laperfecciónyunagarantía en las tardes lluviosas. Paraque en Santander se suspenda unacorrida tienen que caer varios dilu-vios universales. La última suspen-sión data del año 2000, en que tuvoque finalizarse precipitadamente lacorridaderejonestras lamuertedel

segundo toro porque el cielo abriósus compuertas de par en par.Manuel Rodríguez Manolete to-

reó su penúltima corrida en la plazade Santander, el 26 de agosto de1947. Se alojó en el Hotel Real, ydesdeallípartióhaciaLinares,dondeencontraría la muerte en la madru-gada del día 29, tras la cornada quele infirióel torodeMiura, Islero.Unaplaca en el interior de la Plaza deCuatro Caminos recuerda la efe-mérides.Aquella tarde, Manolete sufrió el

acoso del sector más intransigentede un público que venía exigiéndoleesfuerzossobrehumanos.Suamigo,el matador Raúl Ochoa Rovira, lebrindó el último toro. Antes, en elpatio de cuadrillas, ambos se habíancitado en Madrid para cuando ter-minara la temporada. El destinotruncó el encuentro.

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Mensaje de ánimo en el patio de cuadrillas. Joaquín Gómez Sastre

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L os caballos de los rejone-adores son estrellas, y co-mo tal se les trata. La vida

de estos rockeros de la lidia es uncontinuo ir y venir por las carrete-ras que surcan la piel de toro. Loséquidos de Fermín Bohórquez,Pablo Hermoso de Mendoza yDiego Ventura, torearon el sába-do 18 de julio, en Valencia. Nadamás terminar el festejo en el cosode la calle de Játiva comenzó denuevo el camino en pos de los pi-tones de otros toros. Destino,Santander, el domingo 19.

Muchos kilómetros,mucho es-trés,muchos privilegios y un equi-po de cinco personas, dos chófe-res y tresmozos de caballos, pen-dientes de que los protagonistasdel espectáculo tengan todo lone-cesario a su disposición.

Al igual que los divos del esce-nario, al igual que toda persona,los caballos toreros también tie-nen susmanías. «Cada unoprefie-re un compartimento determina-do en el camión y estar al lado desu compañero favorito», explicaIsmael González, de la cuadra dePablo Hermoso de Mendoza.Diez figurasenelmismotranspor-te hacen necesario que todos es-tén a gustoparaquenoaparezcanlos celos profesionales.

Eso sí, «el aire acondicionadoestá prohibido, porque los anima-les son muy sensibles a los cam-bios de temperatura, así que usa-mosextractores de aire y termos-tatos», dice quien cuida de que nofalten delicias culinarias en los co-

mederos de los animales más va-lientes de la Creación.

El inquilino más joven de estehotel de cinco estrellas rodante esCaviar, de cuatro años. «Los pri-meros viajes de los caballos jóve-nes sonmásestresantespara ellos,porque es algo nuevo.Habituarlosal camión tiene su proceso. La pri-mera vez no quieren entrar, asíque les ponemos comida dentropara estimularles. Así, poco a po-co, se van acostumbrando», razo-na el cuidador.

Bastante daño hace el torocuando coge, como le ocurrió aPata Negra, el caballo de PabloHermoso que sufrió una cornadabrutal el pasado 23 de mayo de2009 en la plaza de Las Ventas deMadrid. Según González, «su re-cuperación ha sido un milagro.Justo después de la cogida nadiedaba un duro por su vida. Y al fi-nal no sólo se ha salvado, sino queen la última parte de esta tempo-rada es muy posible que vuelva atorear», dice con orgullo.

Los équidos reciben todo tipo de atenciones. David S. Bustamante

ESTRELLAS EQUINAS

L os coloquios han jugadoun papel esencial en la for-macióndelaaficióntaurina

cántabra. No hay que olvidar queen el año 1980, por estos pagos secelebró una sola corrida de toros.De ahí en adelante el número defestejos fue aumentando paulatina-mente, pero a ritmo lento.

La televisión no retransmitía tan-tos festejos como hoy día, así queuna buena forma de documentar-se era asistir a las tertulias que ana-lizaban lo que había ocurrido por latarde en el ruedo de la plaza deCuatro Caminos. Las tertulias eran,

son, no sólo una forma de prolon-gar las dos horas de espectáculotaurino.Tambiénsuponenunaoca-sión para aprender.

Ya sea la situación de crisis eco-nómica, o el hecho de que huboaños con hiper inflación de tertu-lias -más de diez en una ciudad pe-queña como Santander-, la reali-dad es que la oferta se ha reduci-do este 2009. Pero ha seguido ha-biendo buenas y recomendablesopciones para escuchar a los ex-pertos y protagonistas explicar to-das las claves de la Feria.

En el Hotel Chiqui, el crítico tau-

rino Manolo Molés condujo las ter-tulias junto al legendario matadorde toros Antonio Chenel Antoñete.Ambos hicieron las delicias de losaficionados,querespondieronaes-ta convocatoria al calor de un pe-riodismo puntual y de la cercaníade los toreros.

El veterano periodista PedroJavier Cáceres moderó el coloquioen el Hotel Silken Coliseum.Director de las conferencias Lacumbre del toreo, que organiza laEmpresa Municipal Plaza de Torosde Santander S. A. durante el in-vierno en este establecimiento ho-telero, Cáceres retornó a la capitalcántabra para diseccionar todos losdetalles de las corridas de la feria.

El periodista Claudio Acebo di-rigió la tertulia en el HotelSantemar. Aquí intervino el críticoRafael Cabrera, al igual que en loscoloquios de Popular TV que mo-deró todos los días de la feriaSantiago Orozco, retransmitidosen directo por esta cadena.

EnelRealClubdeRegatas,elve-terano crítico José AntonioDonaire, analizó la corrida del díaen coloquio abierto al público.Donaire ha ganado el trofeo delAyuntamiento de Santander a lamejor labor periodística de 2009.

El periodista Manuel Pelayo y eldirector de la Escuela Taurina deCantabria, David Gutiérrez, con-dujeron la tertulia del apartado en elHotel Real. Ambos comentaron lasincidencias que se produjeron enlos sorteos y apartados matinalesde las reses.

En el Hotel Palacio del Mar, PinoMarquínez y Santos García Cataláncoordinaron la tertulia que repasólos festejos taurinos.

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José Antonio Donaire, en el Real Club de Regatas. D. S. Bustamante

LA UNIVERSIDADDE LA FIESTA

onsiste una feria taurina en unaserie de festejos que se celebran endías sucesivos, en una ciudad.Consiste un festejo taurino en la su-cesióndemovimientosygestosqueunhombre, apieoacaballo, realizaanteunnovilloountoro(agrupadosen lo que -no sé por qué- se cono-ce como suertes, dependiendo dela herramienta que en cada una uti-liza) al que acaba matando a esto-que o mediante rejón.

Bien… todo esto es lo que haocurrido en Santander desde el día18dejuliode2009hastael27delosmismos, -Semana Grande- y unapéndice de lo mismo el día 28, ce-lebración de nuestra personalidadautonómica.

Bien…conmásomenosnúme-ro de festejos ocurre esto en ungran número de localidades deEspañadesdeprimaveraaotoñodecada año.

Los protagonistas, los mismos,lasartes, lasmismas,pero…algunavez, el valor y la armonía rompencontodoloseriadoy justificanelan-sia de emoción de miles de espec-

tadores en las plazas desde haceunos doscientos cincuenta años.

Sólo destellos en nuestroSantiago 2009 y por ello, para satis-facer nuestra ansia, deberemos es-perar a Santiago 2010.

El cartel anunciaba «hermosos»,«bravos», «escogidos», «magníficos»y hasta «maravillosos» toros, las ga-naderías de procedencia permitíanesperar un buen resultado, aunquequizás menos superlativo. El aciertoempresarialenlaeleccióndeloshie-rrossehareconocidoporpropiosyextraños, la presentación de las co-rridas, en general, en la digna tónicaquedesdehaceañoshacaracteriza-do nuestra feria. No se apunten,porsupuesto,a lavaloraciónlosres-ponsables de hermanos GarcíaJiménez.

Salvo el cartel de rejoneadores(en este caso excesivo), el de novi-lleros y matadores no alcanzaba lamismacalificaciónqueeldeganade-rías. Seechabademenos lapresen-ciadealgunasfigurasmásdeunatar-de.Lascombinacionesdebullidoresdiestrosdediscutibleortodoxiaconotros más clásicos desvirtuaba elambiente…pero había esperanzas,estaban casi todos. El destello seprodujo cuando el valor y la armo-nía fueron el guión de las actuacio-nes.

Juan del Álamo, un novillero quequiere ser torero, ¿inexperiencia ydefectos por falta de oficio? Quizás,pero valor y emoción a raudales.

Leandro Marcos: valor, colocación,elegancia, a lo mejor debo decirempaque.MorantedelaPuebla,to-davía vuela el capote en CuatroCaminos en las verónicas a su pri-mer oponente. Sebastián Castella:única faena completa de la feria.

El Fundi: injustamente tratadopor la plaza. Otro día hablaremosde sensibilidad. Ponce, como siem-pre con buena nota pero no creoque contribuyera al destello, comotampoco El Juli, El Cid ni Perera.

¡Ah!Losdel artedel rejoneo. Un10 paraHermosodeMendoza,na-turalidad, sobriedad, plenitud comojinete y como torero.

Estos apuntes del destello hansalvado a la feria de que los prime-rospárrafossobreel festejotaurino,poniendo nombres y apellidos, fue-ran suficientes para la reseña deSantiago 2009.

Fuera del ruedo, la sorpresa demás calado: el matrimonio plaza detoros de Santander-José AntonioMartínez Uranga se ha roto.Razones de peso tendrán ambaspartes.

Íñigo de la Serna, alcalde deSantander y Constantino Álvarez,presidente del Consejo deAdministración de la empresa: quela elección para la sucesión no car-gue en el debe con lo que hoy figu-ra en el haber; el mejor período, untotal de trece temporadas, de la fe-cunda y larga historia taurina deSantander.94


PIN

IÓN

Santiago 2009,destellos y sorpresa

cJu

anjo

Pala

zuel

os

FICHAS

Aviso, oreja; aviso, vuelta al ruedo.

Saludos; aviso, silencio.

Dos avisos, saludos; aviso, petición, saludos.

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Feria de Santiago 2009F

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18Julio

SÁBADO 18 DE JULIONovillos de Yerbabuena

Entrada: Casi lleno.

La corrida en síntesis

El joven novillero salmantino Juandel Álamo destacó en la novilladainaugural de Yerbabuena. No fuecapaz de embeber en la muleta albuentercero,peroestonopuedeapuntarse en el debe de quienapenas lleva unos meses en el es-

calafón de novilleros con picado-res. Le cortó una oreja.

En el manso y huidizo sexto es-tuvo muy bien, valiente y con in-teligencia para ligarle muletazospor alto sin enmendarse. Lo pin-chó y no pudo cortar trofeos.

Javier Cortés muleteó digna-mente al colaborador primero ylo mató de una gran estocada en

todo lo alto, pero el novillo tardóen doblar y escuchó dos avisos.

Pablo Lechuga abusó de los ci-tes al hilo del pitón y toreó gene-ralmente despegado.

Las reses propiedad de OrtegaCano tuvieron una presentaciónmonumental, amplia, una fachadairreprochable, cuajo y pitonespropios de plaza importante.

1º 10 Saltavallas 510 10/20052º 34 Solero 454 03/20062º bis 54 Astillero 487 10/20053º 52 Vinagrero 490 01/20064º 46 Informador 501 11/20055º 48 Borreguito 512 10/20056º 75 Inspector 486 09/2005

OORRDDEENN NNºº NNOOMMBBRREE PPEESSOO NNAACCIIMMIIEENNTTOO

Juan del Álamo

Javier Cortés

Pablo Lechuga

Juan del Álamo, a la verónica. David S. Bustamante

Silencio; dos orejas.

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19Julio

DOMINGO 19 DE JULIOToros de Fermín Bohórquez

Fermín Bohórquez

Entrada: Lleno.


El rejoneador Diego Ventura cor-tó las dos orejas del tercero y elrabo del sexto, premio excesivo acambio de dos buenas faenas, pe-ro no tan grandiosas para justificarsemejante recompensa. La rápiday espectacular muerte del último

toro de la tarde fue decisiva paraque el respetable solicitara confuerza el rabo. Fue un festejotriunfalista, con los tres caballerosy el ganadero Fermín Bohórqueza hombros, con el público abarro-tando la plaza de Cuatro Caminosen la primera de las dos corridasde toreo a caballo programadas.

Pablo Hermoso de Mendoza

arrimó muchísimo sus cabalgadu-ras en el segundo (dos orejas). Elquinto se paró y tuvo mérito suexitoso intento de extraer luci-miento de un pozo casi vacío debravura.

Fermín Bohórquez se vio favo-recido por el clima de euforia ytras una labor correcta desorejó alcuarto.

1º 26 Ultravioleta II 485 11/20042º 18 Otoñero 511 11/20043º 42 Jabalpul 547 11/20043º bis 101 Mazagato 541 03/20054º 127 Elocuente 598 03/20055º 24 Malvista 591 01/20056º 30 Taberdillo 516 11/2004


Dos orejas; saludos.

Pablo Hermoso de Mendoza

Dos orejas; dos orejas y rabo.

Diego VenturaDiego Ventura cortó un rabo. Joaquín G. Sastre

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FIC

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20Julio

Silencio; silencio.

Aviso, silencio; aviso, silencio.

Aviso, petición, saludos; silencio.

LUNES 20 DE JULIOToros de Fuente Ymbro

Luis Francisco Esplá



La corrida de Fuente Ymbro estu-vo muy bien presentada pero nodio juego. Descastada y deslucida,Luis Francisco Esplá, Miguel ÁngelPerera y Alejandro Talavante seestrellaron ante tres lotes que nodieron la más mínima opción. Fue

una tarde donde hubo lugar des-tacado para las emociones. Nadamás romperse el paseíllo, el alcal-de de Santander, Íñigo de la Serna,entregó un galardón a Esplá, quese despedía del público deSantander en la que es su últimatemporada en activo.

El matador alicantino abreviócon el débil primero y nada pudo

hacer con un cuarto que se rajóenseguida.

Tampoco Perera pudo redon-dear algo sustancial en su primeratarde en el ciclo.

Alejandro Talavante estuvo dig-no con el mansote tercero, y per-maneció demasiado tiempo en lacara del descastado sexto. Llovióen la segunda mitad del festejo.

1º 16 Injertador 545 11/20042º 148 Ocurrente 556 02/20053º 189 Aditero 516 01/20054º 193 Laborioso 554 12/20045º 71 Incauto 510 11/20046º 22 Laurel 537 10/2004

Miguel Ángel Perera


Alejandro Talavante

Pase de pecho de Esplá. Pedro P. Hoyos

Aviso, oreja; dos avisos, vuelta al ruedo.

Aviso, silencio; oreja.

Aviso, oreja; aviso, oreja.

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21Julio

MARTES 21 DE JULIOToros de El Puerto de San Lorenzo

Enrique Ponce

Entrada: Lleno.


La corrida de El Puerto de SanLorenzo obró el milagro consis-tente en ver embestir en la mule-ta a los seis astados.Además, tuvouna granpresencia. Fue seria, asti-fina ymuy pareja.

Enrique Ponce estuvo magis-

tral en sus dos toros, cortandouna oreja en cada uno y abriendola puerta grande.

El vallisoletano LeandroMarcos compuso una faena bellí-sima con el sexto. Lo toreó consentimiento; lo llevó larguísimo, li-gando los muletazos sin enmen-darse;endefinitiva, nosóloestuvoa la altura de un gran toro para la

muleta, sino que además logróconstruir un trasteo trascendentalque puso en marcha un trasvasede emociones con los tendidos.Lo pinchó, perdiendo dos orejasseguras.

El Cid estuvo por debajo de suprimero y lo arregló en su segun-do, al que cuajó por el pitón iz-quierdo. Le cortó la oreja.

1º 121 Cantinero 515 11/20042º 86 Cubilón 578 12/20043º 52 Fardero 520 03/20054º 64 Joyito 529 01/20055º 143 Pompito 552 03/20056º 39 Ventisquito 584 02/2005


El Cid

Leandro MarcosPonce triunfó con fuerza. David S. Bustamante

Aviso, silencio; saludos.

Oreja; petición, vuelta al ruedo.

Oreja; aviso, saludos.

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22Julio

MIÉRCOLES 22 DE JULIOToros de Hermanos García Jiménez

El Juli

Entrada: Lleno.


Julián López El Juli dictó una granlección de técnica, temple y buengusto en el primero de la tarde.Oreja a cambio de una labor pro-pia deunamentepreclara, deunafigura del toreo en definitiva, quesupo aprovechar la poca duración

del toro en una faena que tuvo laduración precisa.También El Fandi obtuvo un

trofeo tras banderillear con es-pectacularidad al segundo y sercapaz de mantener la conexióncon el público en una faena demuleta bullidora.A partir del tercero de la tarde,

la corrida de Hermanos García

Jiménezentróen francodescensoy ya no levantó el vuelo. Su pre-sentación estuvo en la frontera delo meramente correcto. El peorlote le correspondió a José MaríaManzanares, que no pudo expo-ner su buen concepto del toreoante dos reses opacas.La lluvia apareció en el último

tramo del festejo.

1º 35 Filósofo 562 05/20052º 86 Franjeado 524 06/20053º 76 Doctor 510 06/20054º 61 Fandanguero 503 01/20055º 57 Doctor 501 05/20056º 29 Racalimpio 510 05/2005


El Fandi

José María Manzanares

Chicuelina de El Fandi. Joaquín G. Sastre

Oreja; ovación.

Silencio; aviso, saludos.

Saludos; aviso, saludos.

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23Julio

JUEVES 23 DE JULIOToros de Antonio Bañuelos

Francisco Marco



Rubén Pinar estuvo sensacionalcon el tercero, un toro que cabe-ceaba con violencia. No se afligió,y aunque los tornillazos del toroamenazaban con arrancarle la ca-beza de cuajo, nunca le tropezó lamuleta e incluso le enjaretó re-

dondos profundos y mandones.Oreja de peso.

La corrida de AntonioBañuelos, bien presentada, no sir-vió y resultó deslucida.

Francisco Marco estuvo muyvaliente ante dos astados sin fon-do de nobleza. Necesitado de untriunfo ante la escasez de contra-tos, se entregó sin guardarse na-

da, muy cruzado en los cites, tra-tando de empujar embestidas im-posibles. Cobró una voltereta enel primero, afortunadamente sinconsecuencias de gravedad.

Daniel Luque apuntó detallescon el quinto, el único que cola-boró. Lo toreó muy bien con elcapote y su muleteo tuvo la virtudprincipal de la ligazón.

1º 18 Trigueleño 506 03/20052º 29 Refugiado 544 05/20053º 92 Envidador 513 03/20054º 6 Cosido 573 02/20055º 37 Deformado 574 02/20056º 44 Dulzón 569 03/2005


Daniel Luque

Rubén PinarTrinchera de Daniel Luque. Pedro P. Hoyos

Silencio; silencio.

Silencio; silencio.

Silencio; aviso, oreja.

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24Julio

VIERNES 24 DE JULIOToros de Cebada Gago

Juan José Padilla



No ocurrió nada relevante en laséptima de abono. Sólo sirvió unode los seis torosdeCebadaGago,el segundo, con el que JavierValverde no llegó a acoplarse. Fueun toro que hizo una gran peleaen el caballo, donde le pegaron

muy fuerte.Elquinto fue ilidiableyValverde tuvo el buen criterio deabreviar.Juan José Padilla obtuvo una

oreja del cuarto, al que banderi-lleó deprisa y facilón. Luego le ins-trumentó una faena donde pre-dominó el medio pase y el mule-tazo enganchado. Padilla llegó avolverse hacia la andanada donde

se asientan los profesores de laBanda Municipal para solicitarlesmúsica, petición que fue corres-pondida. En el primero tampocoaconteció nada relevante.El lote de Luis Bolívar fue infu-

mable. El tercero dimitió a las pri-meras de cambio, y el sextoaprendió rápido y buscó frecuen-temente el cuerpo del torero.

1º 44 Dolorido 536 12/20042º 156 Chiquito 500 04/20053º 136 Sorprendido 550 02/20054º 46 Boliviano 527 02/20055º 124 Peluquero 514 04/20056º 70 Sabiondo 535 01/2005


Javier Valverde

Luis Bolívar

Desplante de Juan José Padilla. Joaquín G. Sastre

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25Julio

Aviso, silencio; aviso, silencio.

Palmas; petición, ovación.

Bronca; petición, saludos.

SÁBADO 25 DE JULIOToros de Victorino Martín

El Fundi



El encierro de Victorino Martín,de presentación muy modesta,dio buen y variado juego, y se fuesin torear. El sexto tuvo gran cali-dad por ambos pitones y Joselillolo dejó escapar. Tampoco se con-fió con el más desigual tercero,

que sólo se dejó torear por el pi-tón izquierdo.

El quinto también fue bueno.Antonio Ferrera le colocó unbuen y arriesgado par de banderi-llas al quiebro, para después mu-letearlo muy deprisa y sin reposo.Tampoco pudo imponerse al pro-blemático y encastado segundo. El Fundi escuchó una bronca

por inhibirse en el peligroso pri-mero. Apenas lo macheteó porbajo con brevedad y se fue a porla espada. Al público no le encaja-ba que un diestro tan aguerrido nisiquiera enseñara el viaje de la respor ambos pitones. En el cuartoregaló dos series diestras magnífi-cas, aunque luego su quehacerperdió estas calidades iniciales.

1º 105 Platónico 530 01/20052º 38 Monerías 511 12/20043º 72 Platillero 512 01/20054º 129 Mundano 491 12/20035º 113 Portero 469 03/20046º 82 Mosqueteras 544 01/2005


Antonio Ferrera

Joselillo

Pase de pecho de Antonio Ferrera. Pedro P. Hoyos

Oreja; vuelta al ruedo.

Saludos; aviso, silencio.

Ovación; oreja.108


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26Julio

DOMINGO 26 DE JULIOToros de Los Espartales

Andy Cartagena

Entrada: Lleno.


Fuerte petardo ganadero de LosEspartales. Fue una corrida pararejonesmuymansa, deslucida, sinfuerza alguna, con al menos trestoros derrumbándose.Este es un aspecto especial-

mente negativo en una corrida de

toreo a caballo, en la que el torono debe humillar, con lo que se leexige menos esfuerzo que en ladura lidia a pie.Laplaza volvió a abarrotarseen

la segunda de rejones de la feria, ya pesar delmal juegode los toros,la mayoría del público prefirióquedarse con los aspectos positi-vos de la tarde.

Sergio Galán evolucionó muytemplado en el quinto, dondearrimó mucho sus cabalgaduras.El debutante Sergio Domínguezestuvomuybien, yendode frenteal toroyclavandogeneralmentealestribo, lomás puro del rejoneo.Andy Cartagena lidió muy faci-

lón y logró un apéndice del toroque rompió plaza.

1º 11 Fandanguero 547 12/20042º 49 Marteso 558 02/20053º 6 Bienplanta 535 03/20054º 54 Marqueso 582 10/20045º 9 Marismeño 567 10/20046º 23 Deblo 552 12/2004


Sergio Galán

Sergio DomínguezSergio Galán, clavando al estribo. Joaquín G. Sastre

Feria

deS

antia

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Ferria de Santiago 2009

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