Ferrer Santos, Urbano - La Trayectoria Fenomenológica de Husserl [Pp. 21-54]

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URBANO FERRER SANTOS LA TRAYECTORIA FENOMENOLÓGICA DE HUSSERL €UNSA EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A. PAMPLONA

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Texto introductorio a la fenomenología de Edmund Husserl, iniciador del mismo movimiento filosófico.

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URBANO FERRER SANTOS

LA TRAYECTORIA FENOMENOLÓGICA

DE HUSSERL

€UNSA EDICIONES UNIVERSIDAD DE NAVARRA, S.A.

PAMPLONA

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COLECCIÓN FILOSÓFICA NÚM. 200

Consejo Editorial

Director: Prof. Dr. Ángel Luis González

Vocal: Prof. Dra. María Jesús Soto

Secretario: Prof. Dra. Lourdes Flarnarique

Primera edición: Enero 2008

© 2008. Urbano Ferrer Santos Ediciones Universidad de Navarra, S.A . (EUNSA) Plaza de los Sauces, 1 y 2 . 31010 Barañáin (Navarra) - España Teléfono: +34 948 25 68 50 - Fax: +34 948 25 68 54 e-mail: [email protected]

ISBN: 978-84-313-2509-l Depósito legal : NA 2-2008

Composición: M." Jesús Nicolay Mañero

Imprime: GRÁFICAS ALzATE, S.L. Pol. Comarca 2. Esparza de Galar (Navarra)

Printed in Spain - Impreso en España

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INTRODUCCIÓN

1. DATOS BIOGRÁFICOS E TNTELECTUALES1

Edmundo Husserl (1859-1938) nació eri Prossnitz (Moravia) de una familia judía. Recibió el bautismo cristiano en 1886, dentro de la confe­sión protestante. Cursó sus primeros estudios universitarios en Leipzig y, a partir de 1878, en Berlín, donde se matriculó en Matemáticas y Filosofía. En 1881 se trasladó a Viena, doctorándose en 1882 con sus Contri­buciones al cálculo de Variaciones. Tuvo como. maestros a los afamados matemáticos Karl W eierstra13 y Leopold K.ronecker, y en Filosofía, a Friedrich Paulsen. Su elección de la Filosofía, a la que le animó su colega Masarik (más tarde Presidente de la República checoslovaca), siguió a la lectura del Antiguo Testamento y, según palabras propias, "para abrir el camino no confesional a Dios y a una vida en la verdad"2. Quien más in-

1. La trayectoria biográfica de Husserl está tomada de las obras siguientes: H. SPIEGELBERG, The Phenomenological Movement, Martinus Nijhoff, La Haya, 1982; Edmund Husserl und die phiinomenologische Bewegung. Zeugnisse im Te.xi und Bild, Rainer Sepp, H. (hrsg.), Alber, Friburgo/Munich, 1988; Husserl. Tercer Coloquio de Royaumont, Paidós, Buenos Aires, 1968.

2. Sobre la concepción husserliana de la Fenomenología como un camino no confesional ha­cia el mismo Dios viviente del que da testimonio la fe cristiana, son sintomáticas las palabras pronunciadas muy poco antes de morir, cf. E. A YÉ-LALLEMANT, "Edmund Husserl zu Metaphysik und Religion'', Husserl in Halle. Spurensuche im Anfang der Phiinomenologie, Gerlach, H-M., Sepp, H.R. (eds.), Francfort am Main, 1994, 85-108. En cuanto a la comparación de la reflexión fenomenológico-trascendental con la conversión religiosa, "quizá se mostrará incluso que la actitud fenomenológica total, con la epojé que le pertenece, está llamada a provocar esencialmente una

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fluencia ejerció sobre él en la capital austríaca fue Franz Brentano. El mis­mo Brentano le recomendó dirigirse a Halle en 1886 para presentar allí su trabajo de Habilitación, que coronaría bajo la dirección de Carl Stumpf, discípulo de Brentano, en 1887 con el título Sobre el concepto de número.

Su estancia en Halle se prolongó hasta 1901. El año de su llegada a esta ciudad fue también el de su matrimonio con Malvine Steinschneider, de la que tuvo a su hija Elisabeth y a sus hijos Gerhart, más tarde espe­cialista en Derecho, y W olfgang, que moriría en el frente durante la Gran Guerra. En 1891 ve la luz su primera obra filosófica, Filosofía de la Arit­mética, que amplía los resultados de su trabajo anterior. Frege le objetó la base psicologista de su dilucidación del origen de los conceptos aritmé­ticos, a lo que asintió, y pronto cambió el rumbo y la orientación de sus investigaciones (determinado asimismo por otros factores que se verán más adelante). Los Fundamentos de la Aritmética de Frege son de 1884, pero Husserl no los llegó a conocer hasta algunos años más tarde3. Por en­tonces mantiene intercambios también con Emst Mach, teórico de la cien­cia del que más tarde se distanciaría, y Alexius Meinong, de quien tomaría su interés inicial por los objetos ideales.

En 1901 se incorporó a la Universidad de Gotinga con un contrato facilitado por el Ministerio de Educación; fue también el año en que apa­reció el segundo volumen de las Investigaciones Lógicas (seis Investi­gaciones que completaban el volumen de los Prolegómenos del año ante­rior). En Gotinga, a partir de 1902, aglutinó a un grupo de alumnos y jó­venes profesores, en un principio procedentes de Munich y más tarde de otras Universidades: los primeros que se vieron atraídos por la nueva orientación objetivista de Husserl (con el lema zu den Sachen selbst!) fueron los discípulos de Teodoro Lipps Johannes Daubert y Alexander Pfánder, integrantes del Akademisches Verein far Psychologie en Munich y descontentos con el psicologismo del que hacía gala el maestro. Le si­guieron una larga pléyade de nombres. Me limito a citar algunos: Adolf Reinach, que se había doctorado con Lipps sobre El concepto de causa en el Derecho Penal y se quedó en Gotinga de Asisterlte con Husserl después de habilitarse con el tema Naturaleza y teoría del juicio en 1909 y hasta su

completa mutación personal, que habría que comparar ante todo con una conversión religiosa" ("Vielleicht wird es sich sogar zeigen, daJ3 die totale phanomenologische Einstellung und die ihr zugehürige Epoché zunachst wesensmaBig eine vollige personale Wandlung zu erwirken berufen ist, die zu vergleichen ware zunachst mit einer religiosen Umkehrung", E. HUSSERL, K., 35, 140).

3. Sobre la influencia decisiva que ejerció Frege sobre Husserl y la cronología más verosímil, C.O. HlLL, Word and O~ject in Husserl, Frege and Russell, Ohio University Press, 1991 .

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alistamiento en el frente de batalla, donde perdería la vida4 ; el matrimonio . Theodor Conrad y Hedwig Conrad-Martius, asentados definitivamente en Gotinga y, especialmente ella, con asidua dedicación a la Filosofía de la Naturaleza; el alsaciano Jean Héring, cuyo campo habría de ser la Feno­menología de la Religión; Guillermo Schapp, venido de Berlín, donde ejercían entonces la docencia C. Stumpf y W. Dilthey; el polaco Roman Ingarden, que se doctoró con Husserl en 1918 en Friburgo sobre el tema Intuición e intelecto en Bergson y con quien mantuvo correspondencia continuada; Diettrich von Hildebrand, quien realizó con Husserl su Tesis doctoral sobre La idea de la acción moral (1915); Hans Lipps, hijo de Teodoro Lipps, y Moritz Geiger, cuyo centro de interés estaba en la Esté­tica; el canadiense Winthrop Bell, que hizo su Tesis doctoral con Husserl sobre el filósofo norteamericano Josiah Royce; Fritz Kaufrnann, proce­dente del clímax neokantiano creado por Natorp y que se doctoró con Husserl en Friburgo sobre La obra de arte como problema estético; el ruso Alexander Koyré, cuyos trabajos versarían sobre Historia de la Filosofía y de la Ciencia, y Edith Stein, cuyo trabajo de Disertación supervisado por Husserl versó sobre El problema de la empatía, entre otros autores5. A su vez, Husserl fue invitado por sus discípulos a Munich en Mayo de 1904 con una disertación acerca de las representaciones fundadas y su relación con la percepción.

Max Scheler se había doctorado en Jena en una atmósfera neokan­tiana, de la que a los pocos años se distanció. En una recepción ofrecida por Hans Vaihinger en 1901 coincidieron Husserl y él, pudiendo compro­bar ambos con grata sorpresa su punto de encuentro en el uso y la noción de la reducción eidética. En 1907 Scheler a instancias de Husserl fue nombrado Asistente de H. Lipps en Munich hasta 1910, en que le fue retirada la venia docendi por episodios de su vida privada y se añadió al grupo de jóvenes fenomenólogos de Gotinga, impartiendo sus lecciones en privado y ejerciendo como escritor. Sus diferencias temperamentales con Husserl y sus nuevos campos de atención, más próximos a las preocu­paciones del momento históricocultural, alejarían a los dos autores, hasta

4. A Reinach le dedicó Husserl dos notas encomiásticas a su muerte en el frente en el Franlifuter-Zeitung (6-12-1917) y en Kant-Studien, 23 (1918). Las dos están recogidas en el vo­lumen A. V (1911-1921) , 296-303. Una introducción a su obra puede verse en U. FERRER, Adolf Reinach. Las Ontologías regionales, Cuadernos de Anuario Filosófico, 176, 2005.

5. Sobre los inicios fenomenológicos, Die Münchener Phiinomenologie (Actas del Congreso Internacional celebrado en Munich del 13 al 18 de Abril de 1971), Kuhn, H., Avé-Lallemant, E. y Gladiator, R. (eds.), Martinus Nijhoff, La Haya, 1975.

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el punto de que Husserl llegó a considerarle uno de sus dos antípodas (el otro era Heidegger). En 1913 lanzaron la revista Jahrbuchfar Philosophie und phanomenologische Forschung (Anuario de Filosofía e Investigación fenomenológica), de la que fueron coeditores Scheler, Pfánder, Geiger y Reinach y donde se habrían de publicar las más renombradas obras de Fe­nomenología de aquellos años; se inaguró con el primer volumen de las husserlianas Ideen.

Aparte de los mencionados autores Husserl entabló relación en aque­llos años con Dilthey, a quien visitó en Berlín en 1905, así como a los neo­kantianos Paul Natorp, en Marburgo, y Heinrich Rickert, en Friburgo de Brisgovia. Este último le consiguió que publicara el programa de su filo­sofía en la Revista Lagos en 1913 con el título La filosofia como ciencia estricta, al que añadió su correspondencia con Dilthey en relación con este punto y con el concepto de cosmovisión.

¿Cuál es el ambiente intelectual en el que Husserl propone su concep­ción de la filosofía y ven la luz sus primeras obras?

Tras la influencia del positivismo en el siglo XIX, patente en la Psico­física de Fechner, la difusión del darwinismo en Biología o la interpre­tación de Kuno Fischer sobre Kant, a finales de siglo habían despuntado nuevas corrientes correctivas, tales como la Filosofía de la Ciencia de Henri Poincaré, Pierre Duhem o Ernst Mach, que mostraban las conven­ciones en que descansan las leyes científicas y la no evidencia de la noción de hecho científico, hasta entonces no discutida, o el neokantismo reno­vado y platonizante de Marburgo (Helmut Cohen y Paul Natorp), la fun­damentación de las Ciencias del Espíritu llevada a cabo por Dilthey (In­troducción a las Ciencias del espíritu, 1883), así como la reposición por Brentano de la noción clásica de intencionalidad, como rasgo distintivo de los fenómenos psíquicos o la crítica al positivismo espacializante de la durée como dato originario de la conciencia en H. Bergson. En este con­texto de crisis del positivismo y de renovación se encuadra la obra husserliana.

Por otra parte, la Teoría de Conjuntos de Cantor había hecho posible una nueva definición del número mediante la relación de correspondencia entre dos conjuntos, que lo desligaba de la cantidad numerable, como desde Aristóteles se había sostenido. El objeto de la Aritmética no tiene ya un correlato en la Naturaleza, sino que viene determinado por las opera­ciones previas, ampliándose así sucesivamente la extensión del concepto de número desde los naturales a los fraccionarios, negativos, irracionales e

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imaginarios. Análogamente, las teorías axiomáticas formalizadas carecen de un soporte figurativo determinado, designando simples relaciones o multiplicidades puras, a las que sólo posteriomente se les encuentra aplica­ción.

Desde estos supuestos formalistas indaga Husserl el origen del con­cepto de multiplicidad numérica, y lo sitúa primeramente en el acto espon­táneo de reunir contenidos, cualesquiera que sean sus determinaciones cualitativas; es sólo seguidamente, al preguntarnos cuántos elementos componen la multiplicidad producida por el acto de conciencia, cuando acudimos a un número determinado para dar respuesta. La primera fase englobante se expresa mediante el enlace conjuntivo: "este y aquel y el otro . . . ", sin que haya todavía una conciencia clara de número; únicamente cuando efectuamos el acto distributivo subsiguiente nos aparecería la suma de elementos indeterminados en que consiste el número.

Parece que fue el análisis del número ordinal lo que hizo revisar a Husserl esta tesis de que el origen del número estuviera en la numeración (según carta a Stumpf de 1890). Por otro lado, sus estudios leibnizianos, la Lógica de Herbart Lotze y la Teoría de la Ciencia de Bernard Bolzano le llevaron a admitir la existencia de unas verdades en sí, en las que se ins­cribirían los enunciados lógicos y matemáticos. De aquí concluyó que los actos correlativos de los objetos ideales no consisten en producciones es­pontáneas de la mente que dieran lugar a algo nuevo, tal que empezara a existir a partir de ese momento, sino que, para hacer surgir los objetos ideales, han de seguir los actos el orden objetivo determinado por las leyes ideales por las que se rigen tales objetos. Las Investigaciones Lógicas suponen, en este sentido, un avance sobre su obra precedente y una su­peración de la conceptuación psicologista de los inicios; para ello precisará de una nueva armazón conceptual, que girará en torno a la intencionalidad de la conciencia, retomada por él originalmente.

Así pues, con la advertencia de que no sólo hay representación psí­quica de un conjunto, sino también un contenido unitario e invariable, dado en las diversas representaciones del mismo, Husserl abandonó el psicologismo de su primera etapa y formuló una noción de objeto o ESPE­cie ideal que tendrá presente en el resto de su obra. Una de sus bases está en la multiplicidad ideal antes señalada, de la que la Matemática contem­poránea hace uso cuando define los números como relaciones entre clases, en sustitución de la cantidad continua, que estaba tomada de la realidad física, o bien en sustitución de los actos de numerar, de naturaleza psí-

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quica. "(Los objetos ideales) son lo que son sólamente "a partir de" una producción originaria. Esto no significa, en modo alguno, que son lo que son sólo en el acto de esta producción y durante este acto. Si son "en" su producción original, esto quiere decir que se presentan ante la conciencia según cierta intencionalidad, que tiene la forma de una actividad espontánea; se presentan bajo el modo de lo dado originalmente. Esta manera de ser-dados a partir de la actividad originaria no es otra cosa que su propia manera de ser percibidos"6 .

Pero la separación entre los dominios de la Física y la Matemática también se hace notar desde la Física, en tanto que ya no se formulaba como el sistema de leyes mecánicas exactas a las que se atuvieron Newton y Kant, sino que tenía en su base el principio dinámico de conservación de la energía en sustitución del principio cinemático de conservación del mo­vimiento. Los átomos no se entienden ahora como puntos mecánicos iner­tes o corpúsculos, enmarcados en unos ejes de coordenadas, sino que son focos irradiadores de la cantidad de energía del Universo. Ahora bien, la transformación continua del calor en movimiento y a la inversa, en que se asienta la Termodinámica, sólo es posible partiendo de unas condiciones de hecho iniciales, que no son derivables de unas variables numéricas. Así se prepara en la mente de Husserl la diferencia entre la unificación lógico­matemática según leyes formales invariables o axiomáticas y las leyes inductivas o aproximativas sobre los hechos fisicos, dependientes de las condiciones en que se desenvuelve la experimentación. La diferencia husserliana entre lo fáctico y lo ideal acusa, así, la influencia del estado contemporáneo de las Ciencias.

También la Psicología asociacionista, de inspiración humeana, de Wilhelm Wundt y John Ebbinghaus se habría de ver modificada por los nuevos descubrimientos debidos a la Psicología de la Gestalt (representada entre otros por Carl Stumpf y Christian von Ehrenfels), a la Filosofia del lenguaje de Karl Bühler o a la identificación de los hechos psíquicos cons­cientes como intencionales por Brentano. H. Bergson había mostrado asi­mismo la irreductibidad de la durée cualitativa de la conciencia a la medi­ción de las magnitudes extensas. Estas y otras orientaciones psicológicas

6. "(ldeale Gegenstiindlichkeiten) sind, was sie sind, nur ,,aus" ursprünglicher Erzeugung. Das sagt aber keineswegs, sie sind, was sie sind, nur in und wiihrend der ursprünglichen Erzeugung. Sind sie ,,in" der ursprünglichen Erzeugung, so sagt das, sie sind in ihr als einer gewissen Intentionalitiit von der Forro spontaner Aktivifiit bewuJ3t, und zwar im Modus des origina/en Selbst. Diese Gegebenheitsweise aus so/cher ursprüng/ichen Aktivitiit ist nicht anders als die ihr eigene Art der,, Wahrnehmung" " (E. HUSSERL, FTL, p. 63, 176).

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del momento (a las que se puede añadir la Psicología de la acción de William James) coincidían en primar las configuraciones sobre los ele­mentos, en ver los todos unitarios corno inasimilables a la suma de sus partes y en trazar de este modo las fronteras entre las Ciencias de lo psí­quico y las Ciencias físicas y matemáticas, de un modo para el que ya no era bastante la fundamentación diltheyana de las Ciencias del Espíritu, que todavía descansaba sobre unos elementos aislables y últimos de la vida psíquica.

En este marco los Prolegómenos a las Investigaciones Lógicas for­mulan las objeciones básicas al psicologismo (ampliamente extendido en la Lógica del siglo XIX), caracterizable en general por poner las leyes lógicas en función del acaecer psíquico correspondiente, jugando así con la ambivalencia de los términos "concepto", "juicio'', "razonamiento", "conclusión", "número" ... , que designan tanto el acontecimiento psíquico­verbal, variable de unos a otros sujetos y con una connotación temporal determinada, corno la validez lógico-objetiva sustantiva del concepto, el juicio, el razonamiento, la conclusión, el número ... , que se sustrae a las condiciones psíquicas y a las variaciones temporales de su acaecer. Ni siquiera se trata, con las leyes lógicas, de reglas o normas relativas a cómo hemos de proceder de hecho, que tuvieran carácter metodológico, sino que las unidades lógicas son idénticas en sí mismas, valideces ideales, inmunes a cualesquiera vicisitudes empíricas y contingentes (Husserl distingue en este sentido las reglas empíricas y las leyes ideales: las unas, dependientes de ciertas contingencias, y las otras, invariables). La crítica al psico­logismo acompañará toda la obra husserliana, pero insistirá en ella par­ticularmente en Lógica formal y trascendental y en Vorlesungen über Ethik und Wertlehre. .

Cualquiera que sea la fecha exacta en que abandonó definitivamente el psicologismo, lo que es claro es que cuando escribió los Prolegómenos -fechados en 1896, cuatro años antes de su publicación- ya disponía de los argumentos, bastante sólidos tras las lecturas de aquellos años, con que se abriría paso la nueva concepción de los objetos lógicos y matemáticos. En su etapa más tardía se seguirá refiriendo Husserl a los objetos ideales corno unidades idénticas, que no se reiteran con los actos variables en que se hacen presentes corno objetos: "Ellos (los correlatos objetivos) no se consumen, por ser imperecederos; su producción repetida no genera lo igual, es decir, a lo sumo lo igualmente manejable, sino que genera en cua­lesquiera de los múltiples actos de la misma persona y de las múltiples personas cualesquiera idénticamente lo mismo, idéntico en el sentido y en

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la validez"7. Los objetos ideales son en sentido estricto unidades en la multiplicidad, ya que, si bien irreductibles a los actos múltiples variables y temporales, se presentan en ellos como sus correlatos ideales inalterables e idénticos en sí mismos.

La parte positiva de su programa, desarrollada ampliamente en las seis Investigaciones del segundo volumen de las Investigaciones Lógicas, es la Fenomenología, a la que define en la Introducción como la des­cripción de las esencias de las vivencias intencionales. No es, por tanto, una indagación explicativo-causal, sino una mera descripción, atenida fielmente a los datos que se ofrecen. Pero, frente al positivismo de la época precedente, estos datos no son los hechos comprobables de modo experimental -los cuales, por estar sujetos a no pocas mediaciones (la experimentación programada, la observación sensorial, la posición ade­cuada del cuerpo ... ), no son lo dado de una manera inmediata-, sino que consisten en las distintas conexiones eidéticas o de esencias, que ante­ceden a priori a los hechos observables, tales como que todo sonido ha de tener una intensidad y una altura o que no puede haber adjetivo sin sus­tantivo o que no hay color sin extensión coloreada ... Los hechos -Emp.­ricos- sólo se pueden constatar dentro de los márgenes que a priori esta­blecen las esencias que los regulan. Y toda teoría es sólo posible allí donde se cuenta con unas leyes esenciales que la hacen irreductible al registro empírico de los hechos particulares: por ejemplo, para poder efectuar una taxonomía de especies biológicas es preciso partir de la esencia vida, des­de la que se identifica a priori a un ente como viviente; o para poder efec­tuar mediciones sociológicas estadísticas es necesario identificar previa­mente la región eidética correspondiente y más básicamente el eidos vida social (la Sociología Fenomenológica debe sus impulsos más eficaces a Alfred Schütz y Thomas Luckmann); o bien las leyes psíquicas esenciales son un a priori para las mediciones que efectúa la ciencia experimental de lo psíquico (los aprioris en el ámbito de lo psíquico habían sido espe­cialmente atendidos por Brentano ).

A estas ciencias eidéticas se refiere en el siguiente pasaje: "Se puede decir que la Psicología experimental se comporta con la Psicología origi­naria análogamente a como la Estadística social se relaciona con la Cien-

7. "Sie verbrauchen sich nicht, sie sind unvergii.nglich; wiederholtes Erzeugen schafft nicht Gleiches, hOchstens gleich Brauchbares, es erzeugt in beliebig vielen Erzeugungen derselben Person und beliebig vieler Personen identisch das Selbe, identisch nach Sinn und Geltung" (E. HUSSERL, "Die Krisis der europii.ischen Menschentums und die Philosophie", K, 323).

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cia social originaria. Dicha estadística reúne hechos importantes, descubre en ellos regularidades importantes, pero de un orden muy mediato. Sólo una ciencia social originaria puede llegar a la comprensión clave, a la dilu­cidación real, es decir, una ciencia social que traiga los fenómenos socio­lógicos a donación directa y los investigue en su esencia. De modo seme­jante, la Psicología experimental es un método para comprobar hechos y regularidades psicofisicas eventualmente importantes, pero sin una ciencia sistemática de la conciencia, que los investigue de modo inmanente, carecerán de toda posibilidad de ser comprendidos más profundamente y de ser enjuiciados científicamente de un modo definitivo"8.

Mas la Fenomenología se ocupa fundamentalmente -ya en sus inicios husserlianos- con un dominio peculiar de esencias, el de los actos de con­ciencia, reconocibles por la dirección intencional. Diferenciamos, a este respecto, las vivencias no intencionales, meramente experimentadas, como una percusión instantánea sobre nuestros sentidos o un movimiento reflejo, de la dirección hacia el objeto que caracteriza al ver, al entender, al estimar. .. De acuerdo con la etimología latina (de intendere), intencional significa el hecho de apuntar a, de ir dirigido hacia ... un objeto, y es la especificación objetiva lo que permite diferenciar entre las distintas esen­cias de los actos. La intencionalidad de los actos está en el "de" que como genitivo lingüístico les acompaña. Los actos voluntarios intencionados, a los que a veces se restringe el concepto de intencionalidad, representan só­lo un caso particular de actos intencionales, por más que la intencionalidad no sea un presunto concepto genérico, que subyaciera idéntico a sus dis­tintas especies lógicas.

Por otra parte, el "de" de la intencionalidad ha de .excluir toda conno­tación posesiva. Por ello, Husserl reemplaza la equívoca denominación de "contenido intencional'', empleada por Brentano para el objeto, por la de correlato objetivo. La diferencia es patente: El objeto no está de suyo contenido en la conciencia como una parte o ingrediente real suyo -no

8. "Man kann wohl sagen, daJ3 sich die experimentelle Psychologie zur originaren Psy­chologie analog verhalt wie die Sozialstatistik zur originaren Sozialwissenschaft. Eine solche Statistik sammelt wertvolle Tatsachen, entdeckt in ihnen wertvolle RegelmaBigkeiten, aber von sehr mittelbarer Art. Deren ausdeutendes Verstandnis, deren wirkliche Erklarung kann nur eine originare Sozialwissenschaft vollziehen, d.i . eine Sozialwissenschaft, welche sich die soziolo­gischen Phanomene zu direkter Gegebenheit bringt und ihrem Wesen nach erforscht. Áhnlich ist die experimentelle Psychologie eine Methode, evtl. wertvolle psychophysische Tatsachen und Regelungen festzustellen, die aber ohne systematische, das Psychische immanent erforschende BewuJ3tseinswissenschaftjeder Moglichkeit tieferen Verstandnisses und endgültiger wissenschaftli­cher Verwertung entbehrt" (E. HUSSERL, Ph. W., 18).

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inhiere en la conciencia como el accidente en la sustancia-, así como tampoco es un elemento real exterior; su estatuto es el mero ser-dado a la conciencia como oh-jeto (lo que yace ante ella, de ob-jacere y de ob­jectum), que se extiende indiferentemente a lo percibido y a lo imaginado, a lo real e irreal, a lo lógicamente pensable (como un polígono de mil caras) y a lo sin sentido o contradictorio (como una sombra de oro), a lo verdadero, sea necesario o asertórico, y a lo falso en cualquiera de los dos modos ...

La noción fenomenológica de objeto no es tampoco un género lógico de máxima indeterminación ni un trascendental real, sino una forma­lización lógica, que, a diferencia de las leyes formales -que se edifican sobre los objetos como "algos en general", señalando las condiciones idea­les a priori necesarias para toda deducción posible valedera para cuales­quiera determinaciones objetivas-, no impone ninguna restricción, ni si­quiera formal, a sus contenidos posibles. Esta tesis de la formalización fenomenológica de los objetos en general resultará confirmada tras exa­minar a continuación el alcance fenomenológico de las esencias, ya que el objeto está en conexión esencial con los actos de conciencia en los que es dado.

El procedimiento para circunscribir las esencias es la libre variación (freie Variation) imaginativa. Si queremos averiguar, por ejemplo, la esencia "vivienda", ideamos casos particulares hasta encontrar aquellos residuos invariantes que no se pueden traspasar; así, si excede determi­nadas dimensiones, será una residencia, no una mansión; si es un habi­táculo natural, será una gruta o cabaña más bien que una casa ... Encon­tramos, de este modo, que dos notas esenciales de "vivienda" son tener proporciones limitadas a una familia y haber sido construida artificial­mente. Análogamente, el carácter intencional del acto de conciencia es una nota que pertenece a su esencia como acto, más allá de las variaciones fingidas entre las distintas especificaciones que admiten los actos.

He aquí un ejemplo de libre variación, aplicado a la obtención del eidos o esencia "color": "Cuando la esencia que tiene la universalidad del género, por ejemplo el eidos color, se singulariza en múltiples objetos co­loreados, tiene cada uno de estos objetos su momento individual de coloración; tenemos varios momentos individuales de color y frente a ellos el eidos color como universal genérico. Este eidos es sólo susceptible de ser intuido gracias a que nos son dadas varias coloraciones singulares y ponemos en comparación los objetos coloreados según un ' recubrimiento '

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por deslizamiento, aprehendemos entonces la universalidad que se da en el recubrimiento como lo común, aunque no sea un elemento común real, y la separamos de lo contingente de las ejemplificaciones. He aquí el proce­so intuitivo de la abstracción de la universalidad del género"9• Otro tanto podría decirse del eidos sonido y de las notas que esencialmente le son inherentes, como una determinada altura, frecuencia o gravedad.

El eidos es lo invariable que resulta del recubrimiento de los ejem­plares individuales y que se presenta como la especie lógica, supuesta en los ejemplos o casos individuales que se superponen: como tal puede valer la especie color azul, que permite la comparación entre sus distintos ma­tices (azul violeta, carmesí, celeste ... ); a su vez, de las distintas especies de colores tomadas como casos singulares pasamos a la universalidad del género color, en el que convienen los siete colores en los que se descom­pone el prisma lumínico. Podríamos seguir ascenciendo hasta llegar a los géneros supremos o categorías lógicas, en este caso el género lógico "cua­lidad", común a los colores, sonidos, olores ... y que inhiere como parte no independiente en la región suprema "cosa material".

Lo mismo que en Geometría, el fenomenólogo no necesita tornar por punto de partida ejemplos dados fácticamente, sino que le basta operar con casos fingidos imaginativamente, ya que la posición de existencia de los ejemplares de hecho no influye en la validez a priori de las esencias que el fenomenólogo o el geómetra descubren. "El geómetra puede partir de una figura espacial percibida, pero la posición de experiencia de la percepción no entra con ello en acción, en nada contribuye a la fundamentación, pu­diendo prestarle exactamente el mismo servicio una formación fantaseada. Igualmente puede el fenomenólogo partir de una_ percepción existente fácticamente para hacer sus constataciones, pero tampoco para él juega la tesis de experiencia ningún papel, pudiendo también servirle igualmente bien como punto de partida una percepción fantaseada"!º. En esto difieren

9. "Wenn das gattungsallgemeine Wesen, z.B. das Eidos Farbe, sich in den vielen farbigen Gegenstanden vereinzelt, so hat jeder dieser Gegenstande sein individuelles Moment der Farbung, wir haben viele individuelle Farbenmomente und ihnen gegenüber das Eidos Farbe als Gattungsallgemeines. Dieses Eidos ist nur erschaubar dadurch, daJ3 wir mehrere einzelne Far­bigkeiten gegeben haben, in der Vergleichung die farbigen Objekte zu überschiebender Deckung bringen und nun das Allgemeine, das in der Deckung sich als Gemeinsames, aber nicht als reell Gemeinsames ergibt, erfassen und vom zufülligen abléisen. Das ist der schauende ProzeJ3 der Abs­traktion eines Gattungsllgemeinen" (E. HUSSERL, E.U., P. 64 d, 314-5). Cf. también la descripción del proceso en E. HUSSERL, Ph. Ps, P. 9, 72.

1 O. "Der Geometer kann von einer wahrgenommener Raumgestalt ausgehen, aber die Er­fahrungsthesis der Wahrnehmung tritt dabei nicht in Aktion, sie tragt zur Begründung nichts bei,

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las esencias de los tipos, formados inductivamente por aproximación a los individuos presentes a la experiencia y de contornos descriptivos difusos; tales son las familias botánicas o la clasificación de caracteres psicoló­gicos, que en vez de revelar una esencia agrupan a los individuos de una especie definida en razón de la constancia con que coexisten ciertos rasgos morfológicos. Además, los tipos son fluyentes, se transita con relativa facilidad de unos a otros, frente a la acotación exacta de las esencias, como géneros y especies lógicos. "Es impensable que una percepción de una cosa transite a través de cualquier fluir continuo a la percepción de un dato sensorial o de un enojo o a un juicio predicativo, tal como la percepción de una cosa roja se transforma de continuo con la modificación continua del rojo o como la percepción de una cosa recorre continuamente, con el cambio de los movimientos de los ojos, 'presentaciones' cambiantes" 11 •

Es de advertir, así, cómo la esencia fenomenológica difiere por princi­pio de la esencia realista: mientras la segunda es lo que da concreción al esse -su essentia, formada nominalmente a partir del participio presente­en cada existente singular determinándolo a ser tal y no otro, la primera es hallada al término de un proceso imaginativo de libres variaciones, prescindiendo así de los rasgos individuantes particulares de los existentes para quedarse con un momento abstracto común. Se abre de este modo el amplio dominio de lo a priori, extendido por las distintas regiones obje­tivas. Es lo que Husserl pone de relieve al ejercer la llamada por él re­ducción eidética en relación con la posición de existencia (en tanto que pasada por alto o puesta entre paréntesis) de los ejemplares que caen bajo la esencia correspondiente.

La reducción eidética puede ejercerse también en el ámbito de lo psíquico, dando lugar a la Psicología originaria a priori antes mencionada. A la diferencia entre Psicología empírica y Psicología fenomenológica dedicó Husserl las Lecciones del Semestre de verano de 1925 y el artículo que preparó junto con Heidegger para la Enciclopedia británica. "Cada

ein Phantasiegebilde kann genau denselben Dienst leisten. Ebenso kann der Phanomenologe von einer faktisch vorhandenen Wahrnehmung ausgehen, um seine Feststellungen davon zu machen, aber auch für ihn spielt die Thesis der Erfahrung keine Rolle, auch ihm kann eine phantasierte Wahrnehmung ebensogut als Ausgangspunkt dienen" (E. HUSSERL, A. V. 1911-1921, 244-245.).

11. "Es ist undenkbar, daB durch irgendein kontinuierliches FlieJ3en eine Dingwahrnehmung überginge in die Wahrnehmung eines Empfindungsdatums oder in eines Zoms oder in ein prii­dikatives Urteil - so wie die Wahmehmung eines roten Dings sich mit der kontinuierlichen Ab­wandlung des Rotes kontinuierlich wandelt oder wie die Wahrnehmung eines Dings mit dem Wechsel der Augenbewegungen kontinuierlich wechselnde ' Darstellungen ' durch!auft" (E. HUSSERL, A. V. 1911-1921, 235).

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INTRODUCCIÓN

campo cerrado en sí de experiencia posible permite ea ipso transitar con universalidad de la facticidad a la forma esencial (el eidos). Así también aquí. Si la facticidad fenomenológica llega a ser irrelevante, si sirve sólo de ejemplo y de base para una variación libre e intuitiva de las almas fác­ticas peculiares y de las comunidades anímicas hasta dar con aquellas (que son pensables) a priori y si se dirige, por tanto, la mirada teórica a lo inva­riante, que se mantiene necesariamente en la variación, surge entonces con este proceder sistemático un dominio propio de lo a priori. Se revela así con necesidad esencial el estilo formal (el eidos ), que ha de recorrer todo ser anímico posible en su peculiaridad, en los enlaces sintéticos y en las totalidades cerradas, con tal que sean 'pensables', esto es, representables intuitivamente"12. Este programa de una Psicología fenomenológica sería en buena parte llevado a cabo por Pfánder, especialmente con sus obras Fenomenología de la voluntad y Psicología de las Gesinnungen.

La esencia se sitúa para Husserl en un estadio intermedio en el reco­rrido que conduce de las formas lógicas vacías a los individuos concretos. En relación con estos, hay efectivamente un abstraer de los momentos posicionales y de las coordenadas espaciotemporales individuantes; y con relación a aquéllas, hay una dotación de contenido determinante, que de­limita tal esencia determinada de otras posibles aplicaciones de las mismas formas lógicas.

Un corolario de lo anterior está en que la esencia del fenomenólogo no se refiere propia y directamente al individuo, ni tampoco a una carac­terística de suyo universal que viniera dada aisladamente -en un único ejemplar-, sino que, como impleción determinada de una relación forma­lizada, manifiesta una conexión eidética -necesaria- entre ciertas notas: "para poder ser vivienda, ha de reunir las condiciones de habitabilidad'', "para poder ser acto de conciencia, ha de dirigirse a un objeto'', "para po­der ser sonido, ha de poseer intensidad y altura", "para poder ser colorea­do, ha de ser extenso"... Son notas esenciales que están entre sí en una

12. "Jedes in sich abgeschlossene Feld moglicher Erfahrung gestattet eo ipso den universalen Übergang von der Faktizitiit zur Wesensform (Eidos). So auch hier. Wird die phiinomenologische Faktizitiit irrelevant, dient sie nur als exemplarisch und als Unterlage für eine freie aber anschauliche Variation der faktischen Einzelseelen und Seelengemeinschaften in a priori mogliche (erdenkliche) und richtet sich nun der theoretische Blick auf das sich in der Variation notwendig durchhaltende Invariante, so erwiichst damit bei systematischen Vorgehen ein eigenes Reich des 'A priori '. Es tritt damit der wesensnotwendige Formstil (das Eidos), der durch alles mogliche see­lische Sein in den Einzelheiten, den synthetischen Verbiinden und abgeschlossenen Ganzheiten hindurchgehen muJ3, wenn es überhaupt ' denkmoglich ', das ist anschaulich vorstellbar soll sein konnen" (E. HUSSERL, "E.B.A.", Ph. Ps., 284).

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relación, bien de implicación, bien de equivalencia lógica, ya que son advertidas sobre la base de las leyes lógico-formales, en tanto que se hacen valer para determinados contenidos o regiones ontológicas. Como expone en Ideen 1: "Un objeto individual no es meramente individual; un 'eso que está allí', un objeto que sólo se da una vez, tiene, en cuanto constitutido 'en sí mismo' de tal o cual manera, su índole peculiar, su dosis de predica­bles esenciales, que necesitan convenirle (en cuanto "es tal como es en sí mismo") para que puedan convenirle otras determinaciones secundarias y relativas"13.

Los estudios emprendidos en las Investigaciones Lógicas corres­ponden a los distintos dominios esenciales o regiones eidéticas: así, la expresión significativa en la 1 ª Investigación, la unidad de la especie lógi­ca en la Investigación 2ª, las partes independientes y no-independientes en los todos (con especial incidencia en las significaciones categoremáticas y sincategoremáticas) en las 3ª y 4\ los modos intencionales de la concien­cia objetivante en la 5ª Investigación y su articulación en el conocimiento progresivo de los objetos en la 6ª. Pero, de modo especial en esta última Investigación, se advierte que no se trata sólo de descripciones eidéticas intencionales, al modo como las entendía Brentano, sino que Husserl opera con un concepto sintético de intencionalidad, que preludia sus aná­lisis constituyentes posteriores: esto quiere decir que los actos intencio­nales se enlazan entre sí a su vez intencionalmente, encaminándose a la donación íntegra del objeto, primeramente apuntado de un modo vacío, meramente significativo, y que sucesivamente se va plenificando de modo intuitivo. Así es como la Investigación 1 ª-sobre el acto de dar significado (Sinngebungsakt}- se prolonga en la 5ª sobre los otros modos intencio­nales, y con carácter definitivo en la 6ª, en tanto que dedicada al esclareci­miento fenomenológico del conocimiento, como serie gradual de actos que terminan en la percepción. La teleología del conocimiento hace posible, en efecto, que los actos de dar significado que lo inician unifiquen intencio­nalmente, a lo largo de su cumplimiento perceptivo e imaginativo, el pro­ceso cognoscitivo gradual de los objetos mentados significativamente.

En suma, para Husserl la relación intencional es teleológica, aspi­rando a colmarse en la evidencia, en que se pasa del representar impropio

13. "Ein indivueller Gegenstand ist nicht blof3 überhaupt ein individueller, ein 'Dies da', ein einmaliger, er hat als ,,in sich selbst" so und so beschaffener seine Eigenart, seinen Bestand an wesentlichen Pradikabilien, die ihrn zukommen. müssen (als ,,Seiendem, wie er in sich selbst ist"), damit ihm andere, sekundare, zufüllige Bestimmungen zukommen kéinnen" (E. HUSSERL, Ideen ! , p. 2, 12-13).

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anticipador a la presentación propia o donación del objeto en su ipseidad, "en persona". Esta intencionalidad finalista incorpora la multiplicidad de los modos subjetivos de donación, pero despsicologizándolos, en continui­dad con los Prolegómenos a las Investigaciones Lógicas. El comienzo a partir de los objetos ideales prosigue así hasta los objetos en general, como polos ideales de identidad, que siempre rebasan la multiplicidad de los sentidos mediante los cuales nos dirigirnos a ellos (el vencedor de Jena o el vencido de Waterloo, por ejemplo, son distintos sentidos unificados por un mismo objeto, en este caso Napoleón; o el lucero vespertino y la estrella matutina corresponden, corno significaciones diferentes, al único objeto que es el planeta Venus, siguiendo el ejemplo de Frege). Ahora bien, mientras en los objetos ideales la actividad de la conciencia es pro­ductiva, en los demás objetos su unidad es sólo apuntada, no dada con evidencia completa, por más que sea una unidad que se hace también pre­sente a la conciencia, en la medida en que los sentidos y escorzos desta­cados intervienen corno meros lugares de paso hacia el objeto uno e ín­tegro.

Volvamos al itinerario biográfico que habíamos dejado en los años de Gotinga. Desde 1916 desempeñó, en sustitución del neokantiano Heinrich Rickert, la cátedra de Filosofia en Friburgo de Brisgovia, que ejercería hasta su jubilación en 1928. Años antes se habían dispersado sus anterio­res colaboradores ante el estallido de la guerra. Sólo permanecieron en Gotinga junto al maestro, una vez que se declaró la guerra, Helmut Plessner y Adolf Grirnrne, y durante la década posterior a la guerra la Fenomenología estaba representada en esta ciudad por Moritz Geiger, Hans Lipps y Kurt Stavenhagen; por el mismo tiempo, en Munich se en­contraban afincados Pfánder, Hildebrand y Augusfo Gallinger, hasta que en 1933 la nueva situación política creada con el ascenso del nacionalso­cialismo al poder llevó a todos a la emigración.

Le acompañó como Asistente en su traslado a Friburgo Edith Stein, que preparó para su edición el volumen II de ldeen 14. En 1919 la sustituyó Heidegger, quien permaneció con Husserl hasta que en 1923 fue llamado a Marburgo corno Profesor Extraordinario. Sería el sucesor de Husserl a su jubilación en 1928 cuando ya era conocido por su Analítica existenciaria de Ser y tiempo (1927). Pese a las discrepancias entre ambos, que se puso

14. Sobre la influencia de Husserl en Edith Stein y su distanciamiento -común a los otros fenomenólogos de Munich-Gotinga- del giro idealista de Husserl, patente en Ideen I ( 1913 ), P. FREIENSTEIN, Sinn verstehen. Die Philosophie Edith Steins, Tumshare Ltd, Londres, 2006.

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de manifiesto en el artículo que para la Enciclopedia británica prepararon en común en 1927, Husserl no sospechaba que con el tiempo se iba a alejar definitivamente de sus planteamientos fenomenológicos. Heidegger puso a punto la edición de las Lecciones sobre la fenomenología de la conciencia interna del tiempo. Otros colaboradores y Asistentes durante esta etapa de Friburgo fueron Ferdinand Clau13, Oskar Becker, Ludwig Landgrebe (editor de Experiencia y juicio en 1929 a partir de los Ma­nuscritos) y Eugen Fink. A diferencia de los discípulos de la etapa de Gotinga, los colaboradores de Friburgo no llegaron a formar un grupo con intereses comunes. Debemos también a los fenomenólogos de Friburgo las primeras monografías y divulgaciones sobre el pensamiento del maestrois. En aquellos años pasaron por sus aulas Karl Lowith, Aron Gurvitch, Hans Reiner, Hans-George Gadamer, Teodoro Celms ... Es de destacar la Disertación de Hans Reiner, avalada por Husserl, "Libertad, querer y acti­vidad" (1926), por cuanto influiría a su vez sobre las elaboraciones husser­lianas a este respecto, que serán expuestas sucintamente en el último capí­tulo de este libro.

Es notoria la mayor relevancia que ganaron las cuestiones éticas en aquellos años bélicos y cómo le llevaron a colaborar en la revista japonesa Kaizo (término que significa renovación) a partir de 1921 con cinco artícu­los para exponer la necesidad de una regeneración de la cultura mundial. Esta tendencia se agudiza después de su jubilación: en especial se hace manifiesta en la conferencia que dio en Viena en Mayo de 1935 sobre La filosofia en la crisis de la humanidad europea, preludiada en una versión más breve que dictara en Praga el año anterior a instancias del Comité del Congreso Internacional de Filosofía.

Entre sus alumnos de los últimos años se cuenta E. Levinas, cuya Te­sis versaría justamente sobre La teoría de la intuición en Husserl (1930). Dos futuros fenomenólogos le visitarían en aquel entonces: Alfred Schutz desde Viena y Jean Patocka venido de Praga. En 1932 se acercó a Friburgo para tratar a Husserl E. Cassirer, y en 1934 Ortega y Gasset. A ello hay que añadir las invitaciones a dar conferencias que le llegaron desde Frankfurt, Berlin y Halle, así como las que tuvo en París en 1929 y que

15. Por ejemplo, O. BECKER, "Die Philosophie Edmund Husserls'', Kant-Studien, XXXV (2-3); L. LANDGREBE, "La Fenomenología de Husserl y los motivos de su trasnformación'', El cami­no de la Fenomenología, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1963, 13-61; T. CELMS, El idealismo fenomenológico de Husserl, Revista de Occidente, Madrid, 1931 ; G. SZILAZI, La Fenomenología de Husserl, Amorrortu, Buenos Aires, 1963; la correspondencia con lngarden, R., Das Brief­wechseln Husserl-Ingarden, Martinus Nijhoff, La Haya, 1968.

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luego serían publicadas originalmente en francés como Meditaciones car­tesianas, editadas por Levinas. Bien es cierto que, pese a las condecora­ciones fuera de Alemania, en su patria el final de su vida estuvo marcado por la soledad e incluso por la persecución política dado su origen judío: desde 1936 le fue denegada la autorización para hablar en público. A su muerte dejaba 40.000 hojas de manuscritos que pronto se llevaría consigo H. L. van Breda a Lovaina. Por su parte, como continuación del ya desapa­recido Anuario fenomenológico Marvin Faber se propuso continuarlo en U.S.A. con el nombre Journal of Philosophy and Phenomenological Research.

2. SUCESIVAS AMPLIACIONES DE LAS PRIMERAS NOCIONES

La evolución del pensamiento de Husserl es una transformación desde dentro, por ampliación y despliegue de las nociones primerizas. Los con­ceptos tematizados en un principio por referencia a los objetos ideales, tales como evidencia, intención significativa, síntesis intencional, constitu­ción ... , se van extendiendo a los distintos dominios objetivos (la cosa es­pacial, la conciencia del tiempo inmanente, los seres vivientes, los valores, la intersubjetividad ... ), particularizándose así en cada caso el a priori universal de la correlación conciencia-objeto. Asimismo, la brecha entre el subjetivismo trascendental y el objetivismo fisicalista, abierta en la Filosofia moderna desde su común entronque cartesiano, intenta ser ce­rrada en la teoría husserliana de la razón finalista, que, a la vez que recu­pera la dimensión histórica de la subjetividad, reconduce la objetividad neutral de la Física al mundo de la vida, impregnado de fines prácticos.

Tres obras posteriores a las Investigaciones Lógicas marcan el tránsito a los nuevos géneros de análisis, para los que necesita ampliar el alcance de los conceptos primeramente empleados. Tales son Fenomenología de la conciencia interna del tiempo ( 1904-1905, editada por Heidegger en 1928), La idea de la Fenomenología (1907) -cuyo título primero era el curso Lección sobre la cosa fisica (Dingvorlesung), al que servían de Introducción las cinco lecciones que integran la obra- e Ideas relativas a una Fenomenología pura, I (1913). En el primero de estos libros se abre paso la diferencia entre intencionalidad longitudinal (Liingintentionalitiit)

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entre los momentos inmanentes a la conciencia e intencionalidad trans­versal (Querintentionalitat) entre la conciencia y el objeto, al hilo de las inflexiones del tiempo interno de la conciencia y partiendo del primado de la percepción en presente. En cuanto a la segunda obra, tematiza la re­ducción fenomenológica como método propuesto en Teoría del Conoci­miento (entre las obras posteriores en que se vuelve sobre la doble re­ducción, eidética y trascendental, y su secuencia de la primera a la según­da, destacan, además de Ideas 1, las cinco Meditaciones cartesianas). Y en cuanto al primer volumen de Ideas, es el esbozo de los campos temáticos incluidos en una Fenomenología trascendental, tal que no se limite a un territorio particular de objetos. Se examinará a continuación cada una de estas obras más detenidamente.

A) El examen de la temporalidad inmanente lo emprende Husserl re­presentándose la conciencia a modo de un río o flujo incesante, en el que las distintas fases se sueldan entre sí con arreglo a la sucesión. Esta suce­sión se bifurca en el vector transversal, como es por ejemplo la audición de un sonido, que no es como audición sin la retención de lo que acaba de sonar y sin la protensión o expectativa de lo que queda por oir en cada uno de los instantes presentes, y en el vector longitudinal de la propia con­ciencia en curso, que remite continuamente a lo que acaba de pasar (retención) y a lo que está por venir (protensión). No por ello se va engro­sando la conciencia, al modo de la bola de nieve bergsoniana, porque el enlace del presente con los momentos pre-cedente y sub-siguiente es también intencional, no acumulativo, y tiene por función justamente cons­tituir la conciencia del pasado y la conciencia del futuro desde el instante presente único y real (reell, en el sentido del verbo griego reo o fluir) de la conciencia.

La retención es denominada también recuerdo primario, ya que sólo partiendo de él es posible que se dé el acto de recordar propiamente dicho o recuerdo secundario, en el que ya está implicada la conciencia del pasa­do; y la protensión es el anuncio del futuro, que hace posible el acto de anticipación de algo proyectado, en el cual aparece supuesta la conciencia interna del futuro. Husserl llega, de este modo, a la capa de la pasividad intencional originaria, constituyente del tiempo interno y previa a los acto­intencionales; es innegable su paralelo con las síntesis de la pasividae sensorial, a través de la cual se establecen las asociaciones por conti­güidad, semejanza o contraste, antes de que el acto de percibir refiera lo: datos sensoriales así enlazados a uno u otro objeto, al modo como las

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rayas pintadas son el material asociativo supuesto en la percepción de un dibujo.

El concepto de retención se convierte en la base de la génesis de la conciencia unitaria o conciencia como unidad, que equivale a un frag­mento temporal, acotado entre los límites del presente y de un momento ya transcurrido. Pero, además, por analogía Husserl hará uso de la retención cuando trate de la génesis del yo habitual, que permanece con una u otra toma de posición, una vez que ha pasado el acto presente en el que el yo se pronunciaba con su toma de posición; esta deja de ser actual, pero "queda" en el yo -es retenida-, presta a ser reavivada en otros momentos y engendrando en él un estilo determinado de comportamiento habitual.

Sin embargo, una de las dificultades a que se enfrenta la tempori­zación de la conciencia está en cómo incorporarle el "tener conciencia" o momento de la conciencia interna (también se lo puede designar como el "darse cuenta"), que de suyo no es temporal, ni es tampoco una vivencia dirigida a un objeto, pero que acompaña ineludiblemente a todo acto intencional en tanto que consciente. Husserl lo describe en los siguientes términos: "Todo acto es conciencia de algo, pero todo acto es también consciente. Toda vivencia es 'sentida', es 'percibida' de modo inmanente (conciencia interna) .. . Toda 'vivencia' en el sentido pregnante es perci­bida. Pero la percepción interna no es una 'vivencia' en el mismo sentido. No es ella misma percibida internamente de nuevo" 16.

Como, además, no cabe operación intencional sin algún correlato ob­jetivo, la temporalidad ha de dejar también a salvo la constancia del objeto, hecho presente como unidad trascendente a las vivencias, a la que no pueden afectar las diferencias temporales analizadas por Husserl. En otros términos: la temporización husserliana de la conciencia encuentra su límite en que la situación de objeto para la conciencia es tan nulamente temporal como la operación por la que se es consciente del objeto.

B) Según se indicó arriba, la reducción eidética trae consigo abste­nerse de toda posición existencial -ejercer la epojé respecto de la actitud natural- para hacerse presentes las esencias, tal como se dan a la con­ciencia, como fenómenos. Pero en La idea de la Fenomenología Husserl

16. "Jeder Akt ist BewuBtsein von etwas, aber jeder Akt ist auch bewul3t. Jedes Erlebnis ist ' empfunden', ist immmanent 'wahrgenommen' (inneres Bewul3tsein) ... Jedes 'Erlebnis' im prii.g­nanten Sinn ist wahrgenornmen. Aber das innere Wahrnehmen ist nicht im selben Sinn ein ' Erlebnis '. Es ist nicht selbst wieder innerlich wahrgenommen" (E. HUSSERL, Ph. i. Z., Beilage XII, 126-7).

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introduce una segunda reducción, a la que llama fenomenológico-trascen­dental, en virtud de la peculiaridad del dominio de la conciencia: consiste en reducir los actos de conciencia y sus correlatos a datos absolutos o puras cogitationes con sus cogitata, no afectados los unos ni las otras en su validez por la desconexión del resto de las regiones ontológicas (tales como la cosa física, mi ser psíquico, los otros sujetos ... ). Según ello, las esencias de los datos de conciencia sólo están en conexión con las esencias de otros datos de conciencia.

Hay un motivo típicamente cartesiano en este anclar en la conciencia el ser que resiste todos los motivos teóricos de duda y que se presentaría, de este modo, como el asidero seguro, buscado para la Teoría del Cono­cimiento: "Según dije, los conocimientos por donde debe comenzar la crítica del conocimiento no han de contener nada de problemático y dudoso, nada de todo lo que nos ha sumido en la aporía gnoseológica y ha hecho nacer la entera crítica del conocimiento. Hemos de mostrar que así ocurre en la esfera de la cogitatio"17. Pero, a diferencia de Descartes, lo que halla Husserl al término de la duda no es un existente particular -el "sum"-, sino una estructura esencial insuprimible 18, tendida entre las cogi­tationes y sus cogitata: ni la conciencia es una res cogitans, ni el mundo conexo con ella es una existencia natural, pues la reducción comporta que ambos términos se tomen sólo como correlativos, modificados -en su modo de ser tomados- por el índice de la desconexión existencial.

La reducción trascendental no trae consigo la negación del mundo en el que vivimos naturalmente, ni siquiera la puesta en duda de su existencia (como pretende el escéptico), pero tampoco su suposición como lo que va de suyo (según ocurre en la actitud natural), sino sólamente la abstención de la creencia en él o puesta entre paréntesis para "reducirlo" a correlato intencional de los actos de conciencia. Se suspende la ejecución de los actos que transcurren en una psique individual y se vive en actos de segundo grado, en que se hacen presentes los componentes mundanos tan sólo en los límites de lo que aparece a la conciencia. Aunque se den motivos dentro de la actitud natural que lleven a veces por cautela a esta actitud reflexiva, su surgimiento depende a fin de cuentas de un acto libre

17. "lch sagte, die Erkenntnisse, mit denen die Erkenntniskritik anheben mu13, dürfen nichts von Fraglichkeit und Zweifelhaftigkeit enthalten, nichts von alledem, was uns in erkenntnis­theoretische Verwirrung versetzte und was die ganze Erkenntniskritik hervortreibt. Wir müssen zeigen, dal3 dies für die Sphare der cogitatio zutrifft" (E. HUSSERL,/. Ph., Lec. 2, 34).

18. Cf. J. BENOIST, "Egología y donación: primera aproximación a la cuestión de la presen­cia", Anuario Filosófico, XXVTll (! ), 1995, 109-141.

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aparentemente inmotivado, que Husserl compara en alguna ocasión con una conversión moral o religiosa (Bekehrung), como se indicó al co­mienzo.

C) En continuidad col) los desarrollos anteriores, el primer volumen de Ideas extiende a los correlatos noemáticos o nóemas las leyes inten­cionales que en un principio se habían hecho valer sólo para los actos. Así, no se trata ya únicamente de que el acto de desear (o el de afirmar, dudar, negar. .. y toda la serie de actos derivados del percibir) esté fundado en alguna percepción cierta como acto simple originario, sino que lo que se acentúa ahora es que lo deseado (afirmado, dudado, negado, etc.) única­mente es posible como modificación de un ser que tengo por cierto, de tal modo que el carácter de "deseado" se añade al carácter primitivo de "ser" y a su vez puede convertirse en algo de lo que estoy cierto en tanto que lo deseo. O bien -por poner otro ejemplo- lo que en Investigaciones Lógicas era un acto no ponente, una mera representación que no afirma ni niega, en el nuevo contexto de la conciencia trascendentalmente reducida pasa por ser la modificación noemática de neutralidad, que puede llevarse sobre cualquier ser tenido por cierto o simplemente creído, suspendiendo su va­lidez. La reducción trascendental transforma, por tanto, en nóemas, ca­rentes de efectividad, los términos objetivos especificadores de los actos diversificados en especies, a los que ahora se pasa a denominar con los términos griegos correlativos de los nóemas y las nóesis.

También la aspiración a la evidencia deja de ser meramente lo que caracteriza a los procesos particulares de cumplimiento cognoscitivo para identificar a la razón en toda su generalidad, en tanto que orientada de suyo teleológicamente, y no simplemente enfrentada de un modo eventual o sobrevenido con lo evidente, como es el caso cuando se pretende no más que dar cumplimiento cognosctivo a una expresión lingüística o a una ley aritmética, como pueda ser 4º=1. En el mismo orden, ya no se parte de las expresiones lingüísticas para descubrir en ellas las estructuras esenciales -como, por ejemplo, la nominalización, que convierte los enunciados predi­cativos en oraciones subordinadas de relativo, adjuntas a un sustantivo, o en adjetivos atributivos (tal como se presentaba en lasa Investigación Ló­gica}--, sino que se pasa a ver en la nominalización la ley del crecimiento de la conciencia, según la cual ésta apunta de un modo monotético o unirradial a lo que fue formado mediante síntesis discretas de miembros, politética o plurirradialmente (A y B y C ... se convierte en el conjunto G, es decir, en algo uno). Lo que identificamos como "tal cosa" incluye, así,

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una pluralidad de determinaciones sedimentadas, que en su momento se dieron separadamente y que luego congregarnos con el rayo de la atención.

En términos generales, se puede decir que el lenguaje ya no se estudia en Ideas I en el marco particular de las expresiones verbales a las que se asocia el acto de dar significado (Sinngebungsakt), corno una especie de­terminada de acto, sino que, desde la estructura intencional de la concien­cia, el lenguaje se manifiesta corno una capa fundada o derivada, que se caracteriza por consentir en adaptarse a todo nóerna, al carecer de una pro­ductividad noemática propia: cualquier acto de conciencia puede, en efec­to, ser expresado en los mismos términos en que originariamente es ejer­cido.

3. ALGUNOS PROBLEMAS PARTICULARES

Quedan por exponer dentro de esta Introducción general los distintos ámbitos fenomenológicos particulares, comprendidos en la estructura uni­versal de la conciencia, pero que ofrecen dificultades específicas. Husserl les presta atención central en otra serie de obras. Pasaré revista en este epígrafe a algunos de ellos en el siguiente orden: a) ¿qué lugar queda para el cumplimiento de aquellos actos dóxicos (de "doxa", creencia) que son no-objetivantes, como el valorar o el proponerse fines?; b) ¿cuál es la estructura de crecimiento del yo, polo activo de la intencionalidad?; c) ¿cómo es posible la intencionalidad de aquellos actos cuyo término no puede ser dado originalmente, como ocurre en la percepción del alter ego?; d) ¿qué hay que entender por mundo, como estructura común a todos los objetos percibidos e inseparable de la conciencia?; e) ¿qué relación tiene la teleología, descubierta en la razón, con el acceso cognoscitivo a Dios?

A) En relación con los actos práctico-valorativos, Husserl dedicó a su dilucidación las Vorlesungen über Ethik und Wertlehre, dictadas en Gotinga en los semestres de invierno de 1908/9 y de verano de 1911114. A su edición por Ulrich Melle habían precedido los comentarios de Alois Roth -ordenados por materias- con el título Investigaciones éticas, publi­cados en 1960 con base en los Manuscritos. Es de señalar también la Einleitung in die Ethik, que recoge los cursos sobre Ética que dio durante los semestres de verano de 1920 y 1924 y en los que concede gran aten-

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JNTRODUCCIÓN

ción al desarrollo histórico de los conceptos éticos. En las primeras Vor­lesungen... afronta la crítica al psicologismo ético en cierto paralelismo con el psicologismo lógico -señalando las ambigüedades de Brentano al respecto- para exponer seguidamente las bases fenomenológicas del valor objetivo y de su eventual adopción como fin práctico, teniendo en cuenta la dificultad que ofrece de entrada el carácter no objetivante de los actos en que presuntamente son dados los predicados axiológicos (son ejemplos de actos no objetivantes los actos de estimar, aprobar, alegrarse, rechazar, indignarse ... ).

El punto de partida de Husserl es la concepción de Brentano sobre el valor19. Para el autor austríaco el valor se identificaba con la corrección en el querer, poniendo en la evidencia el criterio legitimador de esta correc­ción. Lo querido correctamente no es sin más lo que de hecho se quiere (en esto se distancia Brentano del psicologismo de la época), sino más bien lo que exhibe en la evidencia sus credenciales o títulos de validez, al presentarse como digno de ser querido (liebenswert). Es valioso, en este sentido, querer un conocimiento verdadero, y es antivalioso querer un co­nocimiento falso, o es valioso pretender una alegría sincera y es antiva­lioso buscar la tristeza, en correspondencia con la corrección e incorrec­ción respectivas del correspondiente querer. Ahora bien, a juicio de Husserl esta caracterización del valor como querer adecuado o correcto no es suficiente para superar el psicologismo. Pues aunque la discriminación entre querer correcto e incorrecto presupone una noción de valor no dependiente del curso psíquico efectivo, el recurso de Brentano a la evi­dencia - al modo cartesiano- sin ulterior justificación no basta para dotar al valor de una consistencia objetiva. ¿Cómo iba a ser dada la evidencia en un acto cuyo término intencional es el objeto valioso? Pues es axiomático que un acto no puede conmensurarse con dos especificaciones.

En respuesta, Husserl aplica a los actos axiológicos el mismo esque­ma "intención significativa-cumplimiento cognoscitivo'', que ya había hecho valer para el conocimiento en general. La intención valorativa se adscribe ahora a ciertos actos fundados caracterizados, como el alegrarse,

19. Cf. F. BRENTANO, Grundlegung und Aujbau der Ethik, F. Meiner, Hamburgo, 1978; El origen del conocimiento moral, Trad. de M. García Morente, Sociedad Matritense de Amigos del País, Madrid, 1989. Una exposición de conjunto de la concepción ética de Brentano es la de S. SÁNCHEZ-MIGALLÓN, La ética de Franz Brentano, EUNSA, 1996. Sobre la insuficiente supe­ración del psicologismo en Brentano, W. BAUMGARTNER, "Die Begründung der Wahrheit durch Evidenz. Der Beitrag Brentanos", Gewissen und GewijJheit, W. Baumgartner (hrsg.), Konigshausen & Neumann, Würzburgo, 1987, 93-140.

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entristecerse, indignarse .. ., cuyo cumplimiento tiene lugar ciertamente en los actos objetivantes que les sirven de base (pues en cuanto aquella situa­ción objetiva por la que me alegro se revela falsa, el acto de alegrase sin duda desaparece por carecer de fundamento), pero sólo en la medida en que la orientación teleológica de los actos axiológicos incluye explícita­mente la referencia noemática a esos actos objetivantes para constituirse como actos fundados: así, porque la alegría es provocada ante tal o cual estado de cosas dado al conocimiento, es el conocimiento correspondiente lo que convierte a la alegría en cumplida. El valor es, pues, el correlato de los actos estimativos cumplidos, y su objetividad se evidencia en el juicio en el que la razón lo refiere como predicado a los objetos fundantes (por ejemplo, A es una acción noble) y en el cumplimiento que el valor invoca relativamente a la posición del objeto fundante (en este caso la acción A). El acto valorativo posicional o dóxico puede, al igual que las otras moda­lidades de actos dóxicos, ser también neutralizado mediante el recurso a la nominalización: así, cuando me refiero a él en estilo indirecto, abste­niéndome de tomar posición. En cambio, la valoración estética no incluye posición de existencia de lo que proporciona agrado, por lo que la eventual nominalización subsiguiente no trae consigo la neutralización noemática, sino meramente la significación no cumplida originariamente.

Pero con la proyección de la acción, una vez valorada, se inicia la segunda etapa, la propiamente práctica, consistente en la posición de un fin pretendido. La posición del fin, además de requerir como base algún valor ya manifestado y enjuiciado, prolonga y consolida la racionalidad primera del valor, ya que tiene que ponerlo en relación -racional- con los medios para su realización y con los obstáculos a que ésta eventualmente haya de hacer frente. Esta voluntad de actuar es teleológica, en tanto que anuda por sí sola -en un proceso de cumplimiento- los distintos momen­tos temporales de la actuación singular, en vez de asociarlos de un modo meramente externo; y, a su vez, esa teleología interna es la que pone también en relación los distintos actos voluntarios prácticos (como son la deliberación, la decisión y la ejecución externa), al reconocerse en cada uno de ellos una misma voluntad, unificada por sus fines valiosos. Desde 1914 las consideraciones éticas de Husserl se centrarán en este estadio práctico de la posición de la acción (Práctica pura), dejando en la sombra el estadio axiológico del que había partido inicialmente (Axiología pura). El lema ético de esta segunda etapa es la renovación (Erneuerung) moral, como voluntad siempre renovada de conducirse según el imperativo mo­ral.

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INTRODUCCIÓN

B) En el primer volumen de Ideas Husserl había mostrado fenome­nológicamente el yo puro o trascendental: es carente de predicados e in­descriptible por tanto, y está en el origen de los actos que son tema directo de la descripción fenomenológica (frente a la ausencia del yo como dato fenomenológico en la 5ª de las Investigaciones Lógicas). El yo se caracte­riza por limitarse a vivir en sus actos, llevándolos a cabo, sin que se lo pueda aislar al margen de ellos20; pero tampoco los actos pueden desple­garse sin el yo como punto de unidad que los congrega, análogamente a como el objeto unitario agrupa los distintos sentidos lingüsiticos o los es­corzos variables de lo que es dado a la percepción. "Y o" y "objeto" son caracterizados como trascendencias en la inmanencia de la conciencia.

Entre las funciones del yo están: a) convertir las actualidades ante­riores de conciencia en inactualidades, que bordean a lo que es actual­mente percibido; b) tener que tomar una u otra posición corpórea para poder percibir los objetos; c) dirigir los actos de atención, mediante los que se destaca el primer plano sobre un trasfondo sólo implícito o d) res­ponder cinestésicamente a los estímulos antes de su configuración como objetos percibidos.

En Meditaciones Cartesianas (1929/32) aparece la diferencia entre yo puro y yo sedimentado, identificable el segundo por las habitualidades que decantan en él una vez que ha pasado el momento de realización de los actos, introduciéndose así en el yo un cuño particular de determinaciones. "Hay que advertir que este yo central no es un polo vacío de identidad (como tampoco lo es cualquier objeto); con todo acto que irradia de él con un nuevo sentido objetivo adquiere, en virtud de las leyes de la génesis trascendental, una propiedad nueva que quede en él. Si me decido, por ejemplo, por primera vez en un acto de juicio a favor de un ser y de un ser­así, ese acto pasa, pero de ahora en adelante soy y permanezco el yo que se

20. "Con este peculiar estar entretejido con todas 'sus' vivencias, no es el yo que las vive na­da que pueda tomarse por sí y hacerse objeto propio de investigación. Prescindiendo de sus 'modos de referencia' o 'modos de comportamiento', está completamente vacío de componentes esenciales, no tiene absolutamente ningún contenido desplegable, es en sí y por sí indescriptible: yo puro y nada más" ("Bei diesen eigentümlichen Verflochtenheiten mit allen 'seinen' Erlebnissen ist doch das erlebende Ich nichts, was far sich genornmen und zu einem eigenen Untersuchungsobjekt gemacht werden konnte. Von seinen 'Beizehungsweisen' oder 'Verhaltensweisen' abgesehen, ist es vollig leer an Wesenskomponenten, es hat gar keinen explikabeln lnhalt, es ist an und für sich unbeschreiblich: reines lch und nichts weiter", E. HUSSERL, Ideen I, P. 80, 195).

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ha de decidido de tal o cual modo, soy de la convicción correspon­diente"21. ·

Pero es en el segundo volumen de Ideas relativas a una Fenómeno­logía pura ( 1928)22 donde efectúa el tránsito del yo a la persona a través de la estructura de crecimiento del yo activo por medio de las motivacio­nes libremente asumidas y de las habitualidades finalistas activas implí­citas en su actuación (a diferencia de las habitualidades meramente acu­muladas o pasivas, antes consignadas). La persona es, en efecto, tanto quien presta su fuerza motriz a los motivos como quien actualiza los há­bitos finalistas que subyacen a sus comportamientos. En ambas situaciones hay que sustituir las cosas de la experiencia, tal como intervienen en la explicación naturalista-causal (en la que el propio yo es inmutado por ellas en sus estados orgánicos o en sus afecciones psíquicas), por los objetos en tanto que afectados por el índice noemático, de tal modo que puedan ejer­cer como motivos, o bien ser asumidos como fines que guíen la actuación de un modo habitual. De algún modo estos análisis son una ampliación de los que había emprendido en su Psicología fenomenológica (1925).

C) Las cinco Meditaciones Cartesianas (de 1929, la primera versión basada en las conferencias de Paris dadas unos meses antes) se desenvuel­ven en el terreno del ego trascendentalmente reducido y se proponen mos­trar su génesis a partir del sentido constituido en sus actos y posterior­mente mantenido como válido. Pero aquí aparece un problema, que se agudiza en especial en la última de las Meditaciones Cartesianas y que es retomado en los tres volúmenes de La Fenomenología de la Intersubje­tividad. Entre las valideces de sentido con que el ego cuenta, las más de ellas vienen supuestas desde otros egos, o desde comunidades de egos alejadas de la propia comunidad cultural, o bien generacionalmente distan­tes; y, sin embargo, sólo tengo por válidos los predicados correspondientes en tanto que lo son para mí, en las síntesis intencionales de la propia con­ciencia que les atribuyen el sentido. "Se plantea la cuestión de cómo puede

21. "Aber nun ist zu bemerken, dal3 dieses zentrierende lch nicht ein leerer Identitátspol ist (so wenig irgendein Gegenstand das ist), sondern vermoge einer Gesetzma13igkeit der transzen­dentaler Genesis mit jedem der von ihm austrahlenden Akte eines neuen gegenstiindlichen Sinnes eine neue bleibende Eigenheit gewinnt. Entscheide ich mich z.B. erstrnalig in einem Urteilsakte für ein Sein und So-sein, so vergeht dieser flüchtige Akt, aber nunmehr bin ich und bleibend das so und so entschiedene lch, ich bin der betreffenden Überzeugung"(E. HUSSERL, C.M, P. 32, 100-101).

22. Esta obra, que, como se indicó, fue trabajada editorialmente por Edith Stein cuando era Asistente de Husserl en Friburgo, influiría decisivamente en la concepción de la persona humana elaborada por la filósofa hebrea.

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INTRODUCCIÓN

mi ego dentro de su ser propio constituir lo extraño como siéndole extra­ño, es decir, con un sentido que pone a lo constituido fuera del contenido concreto del yo mismo concreto que constituye el sentido, pero de algún modo como su análogo"23.

Para desvelar la paradoja -de cuya superación depende la no recaída en el solipsismo-- Husserl ejerce una segunda epojé dentro de la epojé metodológica de rigor, delimitando así aquel conjunto de actualidades y potencialidades de sentido que son accesibles directamente al yo, desde su ubicación corporal privativa. Al resultado de esta operación lo llama esfera primordial o esfera de pertenencia. En consecuencia, la clave para el esclarecimiento de la esfera mediada por el alter ego está en indagar los supuestos de su constitución en el seno del ego propio a partir de la esfera de pertenencia antes acotada. Tales supuestos son, según Husserl, el empa­rejamiento (Paarung), que hace posible la aprehensión de las vivencias ajenas, y el entrecruzamiento de las potencialidades propias con las actua­lidades ajenas.

El emparejamiento consiste en aprehender un elemento dentro de un conjunto, transponiéndole los caracteres de sentido que son propios de otro elemento ya conocido del mismo conjunto. Es una operación que se en­cuentra a la base de la formación de todo colectivo. Pero a la vez es la operación que efectúo cuando transfiero la condición orgánica y psíquica de que tengo experiencia al alter ego, cuyos organismo y psiquismo no me pueden venir dados originariamente. Sin la vivencia de mí mismo no po­dría tener lugar, en efecto, la transferencia intencional que está implicada en la vivencia del alter ego. Husserl denomina apresentación analógica a la percepción del alter ego, cumplida a través de unas manifestaciones or­gánicas y psíquicas que he de interpretar por analogía con las propias.

En cuanto al cruce de las potencialidades y actualidades, significa que la orientación espacial del otro y las experiencias correspondientes son las que yo potencialmente tendría si estuviera donde él está. De este modo, la actualidad ajena llega a interferir con la esfera de pertenencia mía con sólo ensanchar el marco de las potencialidades propias. Lo que no queda claro, si se adopta este paradigma interpretativo husserliano, es que el mundo unitario, en el que se cumplen las transposiciones de potencialidades, e

23 . So muJ3 die Frage gestellt werden, wie mein ego innerhalb seiner Eigenheit unter dem Tite! ,,Fremderfahrung" eben Fremdes konstituieren kann - also mit einem Sinne, der das Kons­tituierte von dem konkreten Bestande des sinnkonstituierenden konkreten lch-selbst ausschlieJ3t, irgendwie als sein Analogon" (E. HUSSERL, CM., P. 44, 125-126).

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impregnado como está de componentes culturales e históricos, pueda ser alcanzado desde el mundo reducido a la esfera de pertenencia, sino que más bien parece suponer circularmente la subjetividad ajena.

En todo caso, la descripción husserliana se adapta mejor-aunque sólo en parte- a la comprensión empática de aquellos otros sujetos, ya sean his­tóricos o coetáneos, pero con los que no estoy en comunicación; en cam­bio, el intercambio viviente con el otro ve en él una fuente de novedad y de sorpresas, que es incompatible con que sus vivencias sean una modif.­cación intencional de las propias (algo así como lo que, en cambio, ocurre en el recuerdo, que sí es una modificación intencional de alguna percep­ción originaria ya cumplida).

D) De la etapa tardía de Husser124 datan, además de Meditaciones cartesianas, Lógica formal y trascendental (1929) y La crisis de las cien­cias europeas y la Fenomenología trascendental (elaborada entre 1934 y 1937). Bajo diferentes ángulos una y otra obra ponen en el centro de la fundamentación el nuevo concepto de mundo de la vida (Lebenswelt) o mundo de la experiencia (un intento hasta cierto punto semejante al de estas obras es el que retoma el libro editado por Ludwig Landgrebe en 1948 Experiencia y juicio, atribuido también a Husserl y con una estruc­tura muy ordenada).

El problema de Lógica formal y trascendental es si puede hallarse una evidencia objetiva adecuada a las formaciones lógicas. Para tratarlo Husserl empieza por efectuar una disección de los distintos estratos obje­tivos que se escalonan en Lógica: 1) La Teoría de las significaciones (que separan el sentido del sinsentido), las cuales proceden por composición de significaciones simples y por simplificaciones, como pueden ser la sustan­tivación gramatical o la conversión atributiva de las oraciones predica­tivas; 2) La Analítica objetiva, en que se deducen nuevos enunciados, aplicables a cualesquiera objetos viformae (en virtud de la forma), una vez que se ha delimitado, dentro de la esfera del sentido sensu lato, el sentido lógico o sentido sensu stricto del contrasentido; sólo se requiere que los objetos estén entre sí en la relación formal que prescriben los enunciados en que se insertan; 3) La fundamentación de la verdad predicativa más allá del enlace formal debido a la cópula, despojando, por así decir, a los com­ponentes gramaticales y lógicos de las formas de que en los dos niveles

24. Entiendo por etapa tardía la que se inicia con el tránsito de Husserl a Profesor Emérito en 1928.

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INTRODUCCIÓN

anteriores aparecían revestidos y rerniténdolos a los enlaces antepredi­cativos del mundo de la vida.

Husserl resuelve la cuestión de la evidencia de la verdad lógica dife­renciando la actitud lógico-objetivista, regida por los sentidos formali­zados, de la actitud subjetiva, guiada por la evidencia. Y corno la primera siempre admite el giro subjetivo, al pasar de las leyes objetivas a las ope­raciones efectuables por cualquier subjetividad (de "no es válido que A y no-A" se pasa a "no se puede afirmar y negar a la vez A"), resulta que los sentidos exponen sólo una esfera secundaria, montada sobre la intención subjetivo-objetiva, que termina en la evidencia de la experiencia concor­dante de los objetos. Es, así, ésta la evidencia primaria y fundante que se buscaba para las formaciones lógico-objetivas. "Así pues, en su propia esencia los juicios no tienen nada de pretensión a la verdad y la falsedad; pero cualquiera de ellos puede asumir la intención práctica dirigida a su verificación, a su 'concordancia', o a la decisión sobre su concordancia o falta de concordancia; cualquiera puede subjetivamente, en cuanto juicio formulado en el mencionar judicativo, entrar en conexiones intencionales -que hay que distinguir con precisión- de confirmación y de verificación evidente, cuya aclaración es una importante tarea de la labor de la Lógica orientada subjetivarnente"25.

El suelo de toda concordancia entre las materias predicativas es, pues, el mundo de la experiencia, que precede tanto a la síntesis copulativa co­mo a los recubrimientos de sentido desde los que se hacen posibles las percepciones. Es el mundo pre-dado asociativamente, antes de integrar las funciones cognoscitivas de horizonte externo de los objetos percibidos y de totalidad conexa, a las cuales se incorporan posteriormente y de modo sucesivo los depósitos de sentido procedentes de las tipificaciones obje­tivas. El mundo así entendido es dado con certeza apodíctica, no afectán­dole las correcciones que eventualmente puedan afectar a los estados de cosas que lo componen. En el parágrafo que lleva por título "El mundo en sí verdadero, una presunción necesaria" en Psicología fenomenológica se había expresado en ese sentido: "Toda quiebra de la certeza de la realidad experimentada, toda transformación en falta de concordancia o duda, en

25. "Also in ihrem Eigenwesen haben Urteile nichts von einem Anspruch auf Wahrheit und Falschheit, aber es kann jedes die praktische Intention auf Bewiihrung, auf das ,,es sti=t", oder auf Entscheidung, ob es stimmt oder nicht stimmt, in sich aufuehmen, es kann subjektiv, als Urteil im urteilenden Meinen, in genauer zu unterscheidende intentionale Zusa=enhiinge der Bestliti­gung und evidenten Bewiihrung treten, die zu kliiren wieder eine wichtige Aufgabe der subjektiv gewandten logischen Arbeit ist" (E. HUSSERL, F.T.L., P. 79, 204).

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apariencia inane, todas las correcciones valen para nosotros tan sólo como quiebras de conocimiento en el dominio de la realidad definitiva. Pues detrás de todas estas dudas y apariencias está la verdadera realidad, oculta y velada sólo subjetivamente, pero en sí misma no cuestionada e incan­celable"26.

La Crisis de las ciencias europeas ... accede también al mundo de la vida, pero ahora no desde las verdades lógicas, sino desde la fundamen­tación de las ciencias naturales y humanas, cuando se las entronca en los principios normativos de la razón a los que deben su impulso, desde su nacimiento en Grecia. El método galileano y el positivismo decimonónico, que intentó universalizar al primero, han hecho, en cambio, de la ciencia una especie de ideal técnico-mecánico, avalado por sus aplicaciones y conquistas crecientes. Pero el primado de lo cuantitativo ha impuesto una homogeneización objetivista sobre la riqueza cualitativa del mundo de la vida, tal como se ofrece, diversificado, en las intenciones de conciencia, con su doble vertiente subjetivo-objetiva, antes de que se lo revista de cualquier idealización objetivista. "El mundo de la vida -por hacemos presente lo dicho repetidas veces- está para nosotros, los que vivimos despiertos en él, siempre ya ahí, siendo para nosotros de antemano, es el 'suelo' para toda praxis, sea teórica o extrateórica"27.

Si la ciencia renuncia a la justificación de sus enunciados en las evi­dencias primeras, deja de ejercer la función orientadora para la humanidad a que está llamada. Los primeros principios del conocimiento ejercen co­mo guía para la conducción de la vida cuando ésta es una vida según fines, con responsabilidad progresiva y que se asienta cada vez más firmemente en ellos; en el caso contrario, la ciencia deviene una técnica anónima e impersonal, incapaz de suministrar ningún principio para sus aplicaciones y abocada así al sinsentido. "En virtud de la exigencia de someter la to­talidad de la empiria a normas ideales, a saber, a las normas de la verdad objetiva, tiene lugar muy pronto una amplísima transformación del conjunto de la praxis de la existencia humana o, lo que es igual, de toda la

26. "Aller Bruch der Gewil3heit erfahrener Wirklichkeit, alle Wandlung in Unstimmigkeit, Zweifel , in nichtigen Schein, alle Korrekturen gelten uns al s blol3e Erkenntnisbrüchen ins Reich endgültiger Wirklichkeit. Hinter ali diesen Zweifeln und Scheinen liegt doch die nur subjetiv verborgene und verhüllte, in sich selbst aber fraglose und undurchstreichbare wahre Wirklichkeit" (E. HUSSERL, Ps. Ph., P. 19, 125).

27. "Die Lebenswelt ist -in Vergegenwiirtigung von wiederholt Gesagtem- für uns, die in ihr wach lebenden, immer schon da, im voraus für uns seiend, ' Boden' für alle, ob theoretische oder aul3ertheoretische Praxis" (E. HUSSERL, K. , P. 37, 145).

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INTRODUCCIÓN

vida cultural. .. Si la idea general de la verdad en sí se convierte en norma universal de todas las verdades relativas que aparecen en la vida humana, de las verdades situacionales reales y presuntas, entonces esto afecta ob­viamente también a todas las normas tradicionales, las del derecho, las de la belleza, las de la conformidad con fines ... "28.

Estas admoniciones cobran actualidad y dramatismo en las vísperas de la segunda guerra mundial en que Husserl las pronunció. Paralelamente, podría parafrasearse hoy, una justicia reducida a procedimiento construc­tivo pierde su arraigo humanista en los derechos inherentes a la persona, correlativos de unos deberes en tanto que ejercidos con responsabilidad; o una libertad, reivindicada sólo como emancipación individualista, está ca­rente de los fines con sentido en los que se reconoce como libertad verdadera.

E) Aunque las alusiones al tema de Dios son escasas en la obra de Husserl, se puede advertir -las veces en que aparecen- su conexión con la teleología, que es, como hemos visto, una de las piezas clave de su Feno­menología. La teleología se destaca preferentemente en dos planos: como orden admirable en el Universo y como unificación finalista de la vida humana29.

La finalidad que caracteriza a las leyes del Cosmos remite a un funda­mento inteligente y personal, al que llamamos Dios. Su desconexión feno­menológica no significa que la conciencia se mantenga al margen de las estructuras finalistas que conducen a la existencia de Dios, ya que, como correlatos noemáticos de los actos de conciencia, consisten en unas orde­naciones provistas de sentido, cuyo principio explicativo no está en la conciencia que se las hace presentes. Este argumento teleológico se pre-

28. "Vermoge der Forderung, die gesamte Empirie idealen Normen, namlich denen der unbe­dingten Wahrheit zu unterwerfen, ergibt sich daraus alsbald eine weitgreifende Wandlung der gesamten Praxis des menschlichen Daseins, also des ganzen Kulturlebens .. . Wird die allgemeine Idee der Wahrheit an sich zur universalen Norm aller im menschlichen Leben auftretenden relativen Wahrheiten, der wirklichen und vermutlichen Situationswahrheiten, so betrifft das auch alle traditionellen Normen, die des Rechts, der Schonheit, der ZweckmaBigkeit.. ." (E. HUSSERL, "Die Philosophie in der Krisis der europaischen Menschheit", K, 333-334).

29. También podría referirse la noción de finalidad al bien común que da razón del orden en la vida social y que no puede ser inferior a las personas que ordenan su vida por referencia a él y en su marco. Incluso la apertura al otro, reconociéndole y valorándole como tal, si no quiere ser un he­cho meramente convencional, sino éticamente relevante y constitutivo de la vida personal, trae consigo la apertura mutua al Otro que identificamos con el Ser supremo. Sobre la noción de Dios como expresión última del bien común en Husserl, cf. J. HART, The Person and the Common Lije, Kluwer Academic Publishers, Dordrecht/ Boston/Londres, 1992.

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senta en el primer volumen de Ideen30. La facticidad del mundo y de la conciencia constituyente (o absoluta en términos husserlianos) nos lleva a interrogamos por la razón de ser de la teleología que se encuentra en uno y otra. "Después de la mera indicación de diversos grupos de razones para sostener la existencia de un ser 'divino' exterior al mundo, lo que aquí nos interesa es que este ser sea trascendente no sólamente al mundo, sino también patentemente a la 'absoluta' conciencia"31 .

También encontramos una argumentación análoga en sus comentarios sobre El ideal de Humanidad en Fichte, pero ahora corno dando razón del orden del Universo en términos ético-normativos e imponiéndose sobre el yo trascendental fichteano: "El único valor y fin del mundo absolutamente pensable es un orden ético del mundo, corno tal es el fundamento de la realidad del mundo. Él mismo no es una efectividad real, sino que corno deber-ser consistente es una idea normativa. Y sin embargo, es más que realidad, es el principio directriz, en el yo absoluto, de toda configuración del mundo y por tanto el principio creador del mundo. No es el yo el creador del mundo ... pero ¿por qué?; porque siempre prevalece sobre él el impulso de la razón, el impulso a la realización de la idea normativa de un órden ético del cosmos. Esta idea es, por tanto, la causa teleológica de este mundo; con otra palabra, es Dios"32. El término "idea normativa" con que se caracteriza a Dios entiendo que no significa su reducción a algo ideal, en el sentido de un ente de razón, ya que se le otorga más consistencia que al yo y que al mundo existente, al ser el principio creador que da razón de la facticidad de estos.

30. A. MILLÁN-PUELLES, "La teleología del mundo fisico y el nexo Brentano-Husserl'', Revista de Filosofía, 2ª época, 1979 (1), 121-138; A. ALES-BELLO, "Teleo-logía y Teo-logía en la obra de Husserl'', Anuario Filosófico, XXVIII (1), 1995, 11-18; A. GARCÍA MARQUÉS, "Dios co­mo condición de la racionalidad según Husserl", Daimon, 24 (1992), 125-138.

31. "Was uns hier angeht hier, ist, nach blof3er Andeutung verschiedener Gruppe solcher Ver­nunftgründe für die Existenz eines auBerweltlichen 'gottlichen' Seins, daJ3 dieses nicht bloJ3 der Welt, sondem offenbar auch dem 'absoluten' BewuJ3tsein transzendent ware" (E. HUSSERL, Ideen I, P. 58, 139-140).

32. "Eine sittliche Weltordnung ist der einzige denkbare absolute Wert und Zweck der Welt, als solcher ist sie aber der Grund der Wirklichkeit der Welt. Sie selbst ist nicht reale Wirklichkeit, sie ist als ein bestiindiges Sein-Sollen eine normative Idee. Und doch, sie ist mehr als Realitiit, sie ist das im absoluten Ich für alles Weltgestalten leitende, also das weltschaffende Prinzip. Nicht das Ich ist der Weltschopfer. .. aber warum: weil es immer vom Vernunfttrieb, dem Trieb zur Reali­sierung dieser normativen Idee einer sittlichen Weltordnung durchherrscht wird. Diese Idee ist also die teleologische Ursache dieser Welt, mit anderem Worte, sie ist Gott" (E. HUSSERL, "Fichtes Menschheitsideal", A. V. 1911-1921, 277).

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INTRODUCCIÓN

Por su parte, la teleología de la vida moral se hace impensable sin la idea de Infinito, en la que asintóticamente confluyen todos los fines valio­sos monádicos que particularizan a los distintos sujetos éticos. Husserl de­signa, en este sentido, a Dios como "idea del telos del desarrollo infinito". Para advertir el justo alcance de esta argumentación hay que contar con que los fines éticos propuestos por el hombre no son arbitrarios, sino que poseen una unidad entre sí que es previa a su pro-posición como fines y la funda. "Cada objetivo (Ziel) es un telos, pero todos los objetivos deben concordar en la unidad del telas, por tanto en unidad teleológica. Y esto sólo puede ser el fin (Zweck) moral supremo"33.

En otro lugar, y dentro del mismo contexto ético, diferencia entre el ideal de perfección al alcance, objeto del deber y asequible al hombre en pugna con las resistencias e imperfecciones que se oponen a él, y el ideal absoluto de perfección, en que se implican todas las perfecciones, y que ya no es ideal debido para la Persona divina que lo encama, en la medida en que se identifica con él. Sin embargo, este ideal absoluto actúa sobre el hombre como un límite irrebasable cada vez que se supera éticamente a sí mismo, puesto que las perfecciones que anhela sólo se cumplen en ple­nitud en el Ser supremo. "Si avanzamos aquí hasta el límite ideal, hasta el ' limes' en términos matemáticos, se destaca sobre el ideal relativo de per­fección un ideal absoluto. No es otra cosa que el ideal de perfección absoluta: absoluta perfección teórica, axiótica y en todos los sentidos de la razón práctica. Es el ideal de persona como sujeto de todas las facultades personales que admiten potenciamiento en el sentido de la razón absoluta; un ideal de persona que, de pensarla simultáneamente como todopoderosa u 'omnipotente', reuniría todos los atributos divinos. En todo caso, pode­mos decir que, excepción hecha de la diferencia extrarracional, el limes absoluto, el polo que trasciende toda finitud, al que todas las aspiraciones auténticamente humanas se dirigen, es la idea de Dios"34. La "diferencia

33. "Jedes Ziel ist ein Telos, aber alle Ziele müssen zusammenhangen in der Einheit des Telos, also in teleologischer Einheit. Und das kann nur der oberste sittliche Zweck sein" (E. HUSSERL, A. V. 1911-1921 , 275).

34. "Gehen wir hier bis an die ideale Grenze, mathematisch gesprochen an den 'Limes', so hebt sich von einem relativen Vollkommenheitsideal ein absolutes ab. Es ist nichts anderes als das Ideal absoluter personaler Vollkommenheit-absoluter theoretischer, axiotischer und in jedem Sinn praktischer Vemunft; bzw., es ist das Ideal einer Person, als Subjektes aller irn Sinne absoluter Vernunft gesteigerten personlichen Vermogen- einer Person, die, wenn wir sie zugleich als als allkonnende oder ' allmachtige' dachten, alle güttliche Attribute hatte. Jedenfalls konnen wir bis auf diese (au13errationale) Differenz sagen: Der absolute Limes, der über alle Endlichkeit hinaus­liegende Poi, auf den alles echte humane Streben gerichtet ist, ist die Gottesidee" (E. HUSSERL, "Fichtes Menschheitsideal" A. V. 1922-1937, 33-34).

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LA TRA YECTORJA FENOMENOLÓGICA DE HUSSERL

extrarracional" se la puede referir a la diferencia entre Dios y las imper­fecciones humanas, ya que en Dios esta diferencia no es un contenido racional, aunque sí sea real en el hombre -como imperfecto que es- su diferencia con la Perfección suma divina.

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