FERNÁNDEZ LABBÉ, MARCOS DROGAS EN CHILE 1900-1970:...

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FERNÁNDEZ LABBÉ, MARCOS DROGAS EN CHILE 1900-1970: MERCADO, CONSUMO Y REPRESENTACIÓN SANTIAGO: EDICIONES UNIVERSIDAD ALBERTO HURTADO, 2011, 196 PP. El consumo de drogas es una práctica social que permanentemente ha sido combatida y reprimida por las autoridades de nuestro país, las cuales han actuado motivadas por el supuesto daño que provocan en la salud de la población que las ingiere. Sin embargo, y a pesar de los frecuentes decomisos de estas sustancias, designadas como drogas, y de las detenciones de traficantes que se realizan a lo largo de Chile, esta problemática sigue estando presente en la sociedad, lo que demuestra que las medidas que se han adoptado para erradicarlo han fracasado, al menos parcialmente. Pues bien, el presente libro se involucra de lleno en esta temática, analizando Marcos Fernández, a través de sus páginas, su evolución en Chile entre los años 1900 y 1970. En los tres apartados que conforman este trabajo, el autor estudia la formación del mercado de las drogas en nuestro país, las maneras en que se buscó regular su distribución, así como la experiencia y representaciones que tuvo su consumo para las autoridades, los especialistas en el tema y los consumidores. En la primera parte del texto, Fernández centra su análisis en la distri- bución de las drogas durante el período estudiado, y en el posterior comercio legal e ilegal de estos productos que se consolidó con el paso de los años. Para esto, comienza destacando los roles que tuvieron los boticarios y los médicos al momento de emitir recetas y de entregar los estupefacientes a las personas que los requerían, los cuales acudían a ellos con el pretexto de necesitarlos para remediar los dolores que les provocaban sus enfermedades, o simplemente para alcanzar una sensación de bienestar físico y emocional. REVISTA DE HUMANIDADES Nº26 (JULIO-DICIEMBRE 2012): 273-282 ISSN: 07170491

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FERNÁNDEZLABBÉ,MARCOS DROGASENCHILE1900-1970: MERCADO,CONSUMOYREPRESENTACIÓN SANTIAGO:EDICIONESUNIVERSIDADALBERTOHURTADO, 2011,196PP.

El consumo de drogas es una práctica social que permanentemente

ha sido combatida y reprimida por las autoridades de nuestro país, las cuales

han actuado motivadas por el supuesto daño que provocan en la salud de la

población que las ingiere. Sin embargo, y a pesar de los frecuentes decomisos

de estas sustancias, designadas como drogas, y de las detenciones de traficantes

que se realizan a lo largo de Chile, esta problemática sigue estando presente

en la sociedad, lo que demuestra que las medidas que se han adoptado para

erradicarlo han fracasado, al menos parcialmente.

Pues bien, el presente libro se involucra de lleno en esta temática,

analizando Marcos Fernández, a través de sus páginas, su evolución en Chile

entre los años 1900 y 1970. En los tres apartados que conforman este trabajo,

el autor estudia la formación del mercado de las drogas en nuestro país, las

maneras en que se buscó regular su distribución, así como la experiencia y

representaciones que tuvo su consumo para las autoridades, los especialistas en

el tema y los consumidores.

En la primera parte del texto, Fernández centra su análisis en la distri-

bución de las drogas durante el período estudiado, y en el posterior comercio

legal e ilegal de estos productos que se consolidó con el paso de los años. Para

esto, comienza destacando los roles que tuvieron los boticarios y los médicos

al momento de emitir recetas y de entregar los estupefacientes a las personas

que los requerían, los cuales acudían a ellos con el pretexto de necesitarlos para

remediar los dolores que les provocaban sus enfermedades, o simplemente para

alcanzar una sensación de bienestar físico y emocional.

REVISTADEHUMANIDADESNº26(JULIO-DICIEMBRE2012):273-282 ISSN:07170491

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Luego de enunciar aquellas ideas, y como una manera de comple-

mentarlas, el autor señala una serie de aspectos que en conjunto permiten ver

la complejidad de este tema. Entre estos, menciona la falta de fiscalización

y rigurosidad que había en la distribución de estupefacientes, el descontrol

existente en la zona norte del país con la circulación de la hoja de coca —que

era consumida por trabajadores peruanos y bolivianos— y el contrabando que

paulatinamente se iba ganando un importante espacio en el país.

La comercialización de las drogas es otro tema que Fernández expo-

ne en este apartado. Por una parte, menciona que existía permisividad para

adquirir productos como el láudano, la morfina, el sedol y el pantopón, los

que eran distribuidos debido a los fines de lucro que tenían los boticarios y

médicos. También señala que esta distribución provocaba el tráfico, ya que los

toxicómanos que adquirían los estupefacientes los mezclaban con ácido bórico

y otros productos para su posterior venta, siendo situaciones que a pesar de la

creación del Reglamento de Estupefacientes de 1936, el cual apuntó a regular

las recetas y los preparados galénicos, no se lograron controlar.

Este último punto forma el eje central de la segunda parte del libro, en

la que el autor rescata y profundiza temas anteriormente mencionados. Aquí

destaca el papel que jugaron las farmacias y la policía a la hora de regular la

distribución de droga, e indica que no fue sino hasta el año 1920 donde se

buscó establecer medidas para controlar situaciones como el comercio de la

hoja de coca en la zona norte por parte de peruanos y bolivianos, y también la

facilidad con la que se vendían estupefacientes, lo que motivó la creación del

Reglamento de 1936. Sin embargo, Fernández resalta las falencias que tenían

estas medidas, ya que se alegaba la falta de un sanatorio especialmente prepara-

do para tratar a los toxicómanos, y se reclamaba la asociación que se le hacía a

la figura del enfermo con la del traficante, lo que perduró hasta 1960.

En el capítulo final del libro, Fernández estudia, por una parte, las re-

presentaciones que traía consigo el consumo de drogas, señalando que durante

la época las autoridades diferenciaban a los adictos de acuerdo a los estratos

socio-económicos a los que pertenecían, con la idea de encontrar causas por las

que buscaban acceder a los estupefacientes. Destaca que mientras las personas

de escasos recursos se hacían adictos por culpa de su pobreza y sus carencias

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familiares, los sujetos de mejor posición social accedían a ellas por curiosidad,

por querer ser cosmopolitas, y por frecuentar lugares como las cantinas, las

casas de cita, las casas de juego y los prostíbulos.

Posteriormente, y con el propósito de intercalar las visiones existentes

hacia los toxicómanos, menciona que drogas como la cocaína traían consigo

un aumento en la personalidad de las personas, y una excitación del cerebro, y

otras como la marihuana o el opio permitían entrar en un estado de relajación

y de tranquilidad, siendo este último producto un tema de debate parlamenta-

rio, ya que se buscó cultivarlo en Chile para producir medicamentos, ahorrar

costos de importación y combatir su tráfico. En conjunto a esto, señala que la

abstinencia de estos productos derivaba en la desesperación, en la falsificación

de recetas, y en el peligro para la “raza chilena”, por lo que se hacía necesario

educar a la sociedad.

El último tema que el autor aborda en este apartado corresponde a la

experiencia de las personas que consumían drogas, por lo que resalta que la

necesidad física que estas provocaban traía graves consecuencias individuales o

colectivas, tales como la psicosis y el robo patológico. Por lo mismo, con el pro-

pósito de mostrar el cambio que hubo en la visión acerca de los adictos hacia

el final del período estudiado, se vale de publicaciones como las de la diputada

radical Inés Enríquez Frodden, y las del doctor Pedro Macuada (El suicidio

por las drogas), los que decían que al momento de tratarlos debía imperar la

compasión por sobre el castigo debido a que no actuaban por voluntad propia,

y se movían por predisposición física o sociológica. A su vez, y continuando

con su análisis a través de estas fuentes, resalta que los consumidores se hacían

adictos por tener vacíos en sus vidas o por simple curiosidad, lo que quedó

demostrado con el caso de la marihuana, la que se abrió paso en la sociedad

durante la década de 1960 gracias al movimiento hippie, el que la dispuso

como un elemento atractivo para ir contra la autoridad y sus discursos.

Sobre la presente investigación, es posible destacar que el flagelo de

las drogas en nuestro país está muy bien abordado por Marcos Fernández, el

cual logra deducir los alcances que ha tenido esta problemática durante los

setenta años estudiados, gracias a los enfoques y fuentes que utiliza en los tres

capítulos. Al mismo tiempo, demuestra que el consumo de drogas es un tema

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que goza de una larga estadía en nuestro país, con lo que logra desmitificar de

manera definitiva la idea de que este dilema forma parte del mundo actual, lo

que no dejará de sorprender al lector.

Como conclusión, es necesario decir que Drogas en Chile 1900-1970:

Mercado, consumo y representación contribuye a los debates actuales sobre las

implicancias que ha tenido la ingesta de estupefacientes para nuestra sociedad,

y sobre las políticas de seguridad ciudadana que se han aplicado para erradicar

el tráfico, las que en vez de disminuir su consumo han derivado en una fuerte

represión y su consiguiente hacinamiento carcelario. Más allá de criticar a las

autoridades, el libro sugiere ver a este dilema con una nueva óptica, ya que

proponer dejar de lado la criminalización de todas las sustancias, prevenir su

consumo desde la etapa escolar, y desintoxicar a las personas que están bajo las

redes de las drogas adictivas.

JORGEGAETELAGOSMagíster(c)enHistoria

UniversidadAndrésBello

RANCIÈRE,JACQUES ELDESTINODELASIMÁGENES TRAD.LUCÍAVOGELFANGYMATTHEWGAJDOWSKI BUENOSAIRES:PROMETEOLIBROS,2011,144PP.

La colección Arte & Estética de Prometeo Libros, dirigida por Marías

Bruera y Marcelo Burello, acerca una traducción del francés de un libro es-

clarecedor de las investigaciones del argelino Jacques Rancière, en lo que a las

relaciones entre los textos y las imágenes respecta.

Le Destin des Images (inicialmente publicado por La Fabrique en 2003)

establece una continuidad con textos referidos al ámbito de la estética del autor