Feiner, J. Löhrer, M. - Mysterium Salutis I

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    MYSTERIUM SALUTISMANUALDE TEOLOGACOMO HISTORIADE LASALVACIN

    Dirigido porJ O H A N N E S F E I N E RYM A G N U S L H R E R

    IEDICIONES CRISTIANDAD

    Huesca, 30-32M A D R I D

    FUNDAMENTOS DE LA DOGMTICACOMO HISTORIA DE LA SALVACINCon la colaboracinde

    HANS URSVONBALTHASAR- ADOLF DARLAPJOHANNES FEINER -HEINRICH FRESHERBERT HAAG-ANDRDEHALLEUXGOTTHOLD HASENHTTL-KARL LEHMANNPETER LENGSFELD- MAGNUS LOHRERJOSEF PFAMMATTER -KARL RAHNERGOT1XIEB SOHNGEN-BASIL STUDERALOIS STENZEL- JOSEF TRTSCH

    IEDICIONES CRISTIANDADHuesca, 30-32M A D R I D

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    Copyright universal de esta obra enBENZIGER VERLAG, EINSIEDELN 1965publicada con el ttuloMYSTEREJM SAWTISGRUNDRISS HEILSGESCHICHTLICHER DOGMATIK

    * * *La tradujo al castellanoMARCIANO VILLANUEVA SALAS

    Supervisor de la edicin espaolaP. JUAN ALFARO, SJProfesor de Teologa.Pontificia Universita GregorianaImprim potest:

    DR. RICARDO BLANCOVicario GeneralMadrid, 28-1-69

    Derechos para todos los pases de lengua espaola enEDICIONES CRISTIANDAD, MADRID 1969Depsito legal: M. 22.309.1974 (I)ISBN : 84-7057-197-4 (Ob ra comp leta)ISBN: 84-7057-100-1 (Volumen I)

    SEGUNDA EDICIN, 1974Printed in Spain byARTES GRFICAS BENZAL - Virtudes, 7 - MADRID-3

    AHANS URS VON BALTHASAREN SU 60 CUMPLEAOS,CON VENERACIN Y AGRADECIMIENTO

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    CONTENIDO

    Prlogo 21Introduccin 25FUNDAMENTOS DE LA TEOLOGACOMO HISTORIA DE LA SALVACIN '

    CAPITULO ITEOLOGA FUNDAMENTALDE LA HISTORIA DE LA SALVACIN[Adolf Darlap]Introduccin:EL PROBLEMA DE LA HISTORIA DE LA SALVACIN EN LA TEOLOGA Y EN LAHISTORIA DE LA TEOLOGA 4 9Seccin primera:EL CONCEPTO DE HISTORIA DE LA SALVACIN 621. Formulacin del problema de la historia de lasalvacina la luz de unareflexin trascendental sobre la historicidad y la historicidad salvficadel hombre 62a) El problema de una historia de la salvacin 62b) Reflexin trascendental sobre la historicidad salvfica del hom bre. 64c) Historicida d e historicidad salvfica 672. Definicin formal del concepto de historia de lasalvacin 79a) 1 concepto formal de salvacin en el concepto de historia dela salvacin 79b) La salvacin como historia. La nocin historia en el concepto dehistoria de la salvacin 86c) Diferencia entre historia general y particular de la salvacin 94d) La realidad Cristo y la constitucin de la historia particular de lasalvacin por la palabra 1053. Definicin dogmtica del concepto de historia de la salvacin 116a) La historia de la salvacin como vnculo de la relacin Dios-mundo. 117b) La libertad humana como elemento interno de la historia de la salvacin 119c) Revelacin y gracia como elementos constitutivos de la historia dela salvacin 123d) Relacin entre historia.dela salvacin general y particular a la luzde la definicin dogmtica de historia de la salvacin 126

    Excursus:HISTORIA GENERAL DE LA SALVACIN Y REVELACIN NATURAL 132

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    12 CONTENIDOSeccin segunda:ORIGEN, CARCTER HISTRICO E INTERPRETACIN DE LA HISTORIA DE LA SAL

    VACIN 1371. El origen de la historia de lasalvacin desde su fin 137a) Unidad de la historia de la salvacin 137b) Unid ad de origen y fin de la historia de la salvacin 140c) Dinmica de la historia precristiana de la salvacin hacia la reali

    dad Cristo 143d) Jesucristo como fin de la historia de la salvacin 145e) Deduccin d e las formas preliminares de la historia de la salvacina partir de la forma plena verificada en Jesucristo 1522. Carcter histrico de la historia de la salvacin 155a) El acontecimiento salvfico 155b) Carcter provisional de la historia de la salvacin (la lnea de lasalvacin) 1613. Interpretacin de la historia de lasalvacin 166

    Seccin tercera:EL CURSO DE LA HISTORIA DE LA SALVACIN 17 5

    1. Larealizacindel concepto de historia de lasalvacin como curso dela misma 1752. Las distintas etapas de la historia de lasalvacin 188a) Constitucin de la historia general de la salvacin mediante la creacin y la comunicacin de Dios 189b) La historia precristiana de la salvacin (historia de las religiones). 190c) Historia particular de la salvacin 194Bibliografa 202

    ACCIN Y PALABRA DE DIOSEN LA HISTORIA DE LA SALVACIN

    CAPITULO IILA REVELACIN[Heinrich Fres]Introduccin:HISTORIA DE LA SALVACIN Y DE LA REVELACI N 2 7

    Seccin primera:EL CONCEPTO CATLICO DE REVELACIN 21 0

    1. El concepto catlico de revelacin segn el Vaticano I 2102. El concepto catlico de revelacin como problema de teologa ecumnica 217

    CONTENIDO 13Seccin segunda:LAS DOS FORMAS SE REVELACIN A LA LUZ DE LA SAGRADA ESCRITURA 2 2 8

    A ) LA REVELACIN EN LA CREACIN 2 28B ) LA REVELACIN EN LA HISTORIA PARTICULAR DE LA SALVACIN 2 3 5

    1. La revelacin como origen 2362. Larevelacin como promesa 239a) La revelacin en la historia de la alianza del Antiguo Testamento 239b) C ategoras de la revelacin en el Antiguo Testam ento 252c) Caractersticas del contenido de la revelacin del Antigu oTestamento 2543. La revelacin como cumplimiento 257a) El cumplimiento de la revelacin en el sentido del hod ie. 257b) El cumplimiento de la revelacin en el sentido del ecce ... 261c) El cumplim iento de las categoras del contenido de la revelacin 2674. La revelacin como consumacin 279

    Bibliografa 283CAPITULO III

    LA PRESENCIA D E LA REVELACINEN LA ESCRITURA Y EN LA TRADICINSeccin primera:LA TRADICIN EN EL PERIODO CONSTITUTIVO DE LA REVELACIN [Peter LengS-feld] 287

    1. La tradicin como problema y fenmeno 288a) El fenmeno de la tradicin desde una perspectiva filosfica 288b) El problema de la tradicin desde una perspectiva teolgica 293c) Sentido de la tradicin en el perodo constitutivo de la revelacin. 3002. La tradicin en el periodo veterotestamentario 304a) Estud io de la historia de la tradicin 304b) Observaciones sobre la historia de la tradicin 306c) Alcance teolgico 3113. La tradicin en el perodo neotestamentario 312a) Estud io de la historia de la tradicin 312b) Jess y la tradicin 314c) La tradicin transmitid a oralmente 320d) El paso de la tradicin a la Escritura 3224. Aplicacindogmtica 331a) La tradicin en el Antiguo y en el Nuevo Testamento 332b) La pardosU como transmisin de plenitud 333

    c) Carcter definitivo de la pardosis 335Bibliografa 337

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    14 C O N T E N I D OSeccin segunda:LA PALABRA DE DIOS SE HACE LIBRO EN LA SAGRADA ESCRITURA [H e rb e rt H a a g ] . 3 3 8

    I . EL CARCTER DIVINO-HUMANO DE LA SAGRADA ESCRITURA 3 3 8A ) LA PUESTA POR ESCRITO DE LA PALABRA DE DIOS 34 21. El testimonio de los escritos del Antiguo Testamento 3422. El testimonio de los escritos del Nuevo Testamento 3473. El pensamiento de la Iglesia 351B ) LA BIBLIA COMO PALABRA HUMANA 3551. Materiales de escritura 3562. Instrumental y tinta para escribir 3593. Laescritura 360a) La escritura hebrea 360b) La escritura griega 3614. Las lenguas de laSagradaEscritura 362a) La lengua hebrea 363b) La lengua aramea 365c) La lengua griega 367

    5. Las formas literarias 368a) Los gneros literarios en el Antiguo Testamento 371a) La ley (la trh ) 371b) Los profetas 376c) Los otros escritos 380p) Los gneros literarios del Nuevo Testamento 381a) Los Evangelios 381b) Los Hechos de los Apstoles 384c) Las cartas 384d) El Apocalipsis 385

    C ) LA BIBLIA COMO PALABRA DE DIOS 38 61. La inspiracin de la Escritura 386a) Afirmaciones de la Escritura sobre la inspiracin 386b) Notas sobre la historia de los dogmas y de la teologa ... 392c) Problemtica actual de la inspiracin bblica 3962. La verdad de la Escritura 403

    I I . LA FORMA CIN DE LA SAGRADA ESCRITURA 4 0 9A ) PROCESO DE FORMACIN DE LA BIBLIA 40 91. El Antiguo Testamento 4092. El Nuevo Testamento 415B) LA TRANSMISIN MANUSCRITA DEL TEXTO DE,LA BIBLIA 41 9

    1. La transmisin del texto hebreo del Antiguo Testamento ... 4192. La transmisin del textogriegodel Nuevo Testamento 423C ) LA FORMACIN DEL CANON DE LA ESCRITURA 42 61. Elcanondel Antiguo Testamento v 427a) El canon del Antiguo Testamento en el judaismo 427b) El canon del Antiguo Testamento en el cristianismo ... 430

    CONTENIDO 152. El canon del Nuevo Testamento 4343. Reflexiones teolgicas 437

    D ) LA SAGRADA ESCRITURA COMO UN TODO 4 3 91. La unidad de la Escritura 440a) La unidad del Antiguo Testamento 440b) La Iglesia primitiva y el Antiguo Testamento 441c) La unidad del Nuevo Testamento 442d) La unidad de los dos Testamentos 4442. La Escritura como libro de la Iglesia 445a) La Iglesia como origen de la Sagrada Escritura 445b) La Iglesia como destinataria d la Sagrada Escritura ... 447I I I . HERMENUTICA 45 0

    A) PRINCIPIOS DE INTERPRETACIN 45 01. Principios de la ciencia humana 4512. Principios de la fe 453B ) LOS SENTIDOS DE LA SAGRADA ESCRITURA 4 6 31. El sentido literal 464a) El sensus litteralis proprius 464b) El sensus litteralis improprius 464

    2. El sensus plenior 4683. El sentido tpico 4804. El sentido acomodad o 483Excursus:LA RAMCALIZACION DEL PROBLEMA HERMENEUTICO EN RUDOLF BULT-MANN [Gotthold Hasenhttl] 484

    IV . TEOLOGA BBLICA[Herbert Haag] 4991. Lenguas y expresiones bblicas 5002. Coherencias bblicas 5043. La historia como revelacin y la interpretacin de la historia ... 5094. Estructuracin de unateologabblica 5125. La teologa bblica y la dogmtica 515

    Bibliografa 519Seccin tercera:TRADICIN Y SAGRADA ESCRITURA: SU RELACIN [P et ef Le ng sf eld ] 52 2

    1. Planteamiento del problema 5222. Decisiones del Concilio de Trento 5273. La relacin entre Escritura y tradicin 535a) La unidad de Escritura y tradicin 536b) La dependencia mutua de Escritura y tradicin 545c) Las diferencias entre Escritura y tradicin 551Bibliografa 556

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    C A P I T U L O IVLA PRESENCIA DE LA REVELACINPOR MEDIO DE LA IGLESIASeccin primera:REVELACINE IGLESIA, IGLESIA YREVELACIN [Johannes Feiner] 559

    1. Laactualizacinde larevelacindeCristo 560a) La revelacin como verdadygraciadesalvacin 560b) La Iglesia comofin de larevelacin 562c) Lapresencia personal de Diosenla historia especial de la salvacin. 565d) Lapresenciade larevelacina travsde laIglesia 567e) Elcarcter escatolgicode la transmisin eclesialde larevelacin. 572f) Los destinatarios delarevelacin actualizada 5752. Inmediatezymediatezde larevelacin 579a) La inmediatez de la revelacin 579b) Lamediatezde larevelacinen su origen histrico 580c) Lamediatezde larevelacinen laactualizacin eclesial 5843. Transmisin apostlicay posapostlica...*. 586a) El fin del acontecimientode la revelacin 586b) El depositum fidei 589c) Transmisin eclesial apostlicay posapostlica 5924. Estructurasde latransmisinde larevelacin 596a) Sujetosde la transmisin 596b) Mediosde transmisin 597c) Realizacinde la transmisin 602Bibliografa 604

    Seccin segunda:SUJETOS DE LA TRANSMISIN [Magnus Lbhrer] 607

    1. Lafuncinde laIglesia comoun todo 6072. Elpueblo cristianoy latransmisinde larevelacin 609a) El conceptodepueblo cristiano 610b) Transmisinde larevelacinpormediodelpueblo cristiano 612c) Sentidode fe y consensode fe 6143. Elmagisterio especialdela Iglesia 618a) Consideraciones previasyafirmaciones generales 619b) El magisterio universal ordinariode laIglesia 632c) El concilio ecumnico .....'. 637d) Elmagisteriodelpapa 644Bibliografa 6504. LosPadresdela Iglesia[Basil Studer] 651

    a) Historia de los estudios patrsticos 651b) Laproblemtica actualde los estudios patrsticos 655

    C O N T E N I D O 17c) La transmisinde larevelacindeDiospormediode losPadresde la Iglesia 658d) La interpretacinde losdocumentos patrsticos 660e) Actualidadde losPadresde la Iglesia 662

    5. Los telogos 664a) Historia delconcepto de telogo 664b) Lamisindelos telogosen latransmisin delarevelacin divina. 666c) Lainterpretacinde losescritosde lostelogos 667Bibliografa 669Seccin tercera:

    LAS MANERASDETRANSMITIRLAREVELACIN [Al oi s S te nz el] 6701. La liturgia como lugar teolgico 670a) Problemticade la liturgia como lugar teolgico 671b) Laliturgia como fuentede la tradicin 673c) La aportacin peculiarde la liturgia 679Bibliografa 6852. Kerigmay dogma [Karl RahneryKarl Lehmann] 686a) El usolingstico m odernodekerigma 686b) Elsentido objetivoy lasmanerasderealizarseelkerigma 700

    c) Eldogma: h istoriade lapalabraycambiosdesentido 704d) Lanecesidad objetivadelpasodekerigmaadogma 728e) Elementos fundamentales de una afirmacin dogmtica 753Bibliografa 7703. Arte cristianoypredicacin[HansUrs vonBalthasar] 774a) Elcarcter figurativode larevelacin 774b) El cristiano como artista 781c) Arteypredicacin 784d) Las artes particulares 790Bibliografa 793

    Seccin cuarta:HISTORICIDADDE LATRANSMISIN [Karl RahneryKarl Lehmann] 794A ) ELPROBLEMADE LA EVOLUCIN DE LOS DOGMAS 794

    1. Elhechode laevolucindelosdogmasy suaportareal 7942. Laevolucinde losdogmas dentrode laSagradaEscritura 8063. Teoraseintentosdeexplicacindela evolucin dlos dogmas... 8094. Presupuestos para una solucinadecuadadelproblemade laevolucinde los dogmas 8255. Los elementos bsicosde la dinmicade la evolucinde losdogmas 835a) ElEspritu y la gracia 837b) Laactividad del Espritu Santo 838c) El magisteriode la Iglesia 839d) El papelde la tradicin 840e) Concepto y palabra 841

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    18 C O N T E N I D Of) Analoga fidei 841g) Elsentido dela fe 843h) Laformulacin dogmticade lo revelado 843

    B ) LA IMPORTANCIADE LAHISTORIADE LOSDOGMAS 8461. Lainvestigacin histrico-dogmticay lahistoriade la fe 8462. Lahistoriade losdogmas sobrelabasede lahistoriadelconocimientodel ser 850Bibliografa 852LA RESPUESTA DELHOMBREA LA ACCINYALAPALABRAREVELADORA DE DIOS

    C A P I T U L O VLA FE[Josef Trtschy Josef Pfammatter]Seccin primera:EL OYENTE DE LA PALABRA DE DIOS 86Seccin segunda:LA FE SEGN LA SAGRADA ESCRITURA 865

    A ) ELANTIGUO TESTAMENTO 865B ) EL NUEVO TESTAMENTO 867

    1. Cambiode lasituacin histrico-salvfica 8672. Estadstica 8683. JessdeNazaret. Lo sEvangeliosSinpticos 8694. DelJess queproclamaalCristoproclamado 875Seccin tercera:SNTESISDE UNA HISTORIA DE LOS DOGMAS Y DE LATEOLOGA DE LAFE 887Seccin cuarta:EXPLICACIN TEOLGICADE LA FE 89 71. InSpiritu.La fecomo obradelEspritu Santoen elhombre 900a) No hay fe singracia interior 903b) No haynadaen la fe singracia 904c) Laaccindelhombreno esdesplazada porlagracia 907

    2. Cum Christo. Lafecomo accindelhombre llamadopor Cristo 909a) Estructura personalde la fe 911b) Dimensin social eclesial de la fe . . 930c) Orientacin escatolgica 9403. AdPatrem.InmediatezdelafeconDios.Lafecomovirtudteolgica. 946a) Objeto materialy objeto formal 947b) Analysis fidei 949c) Frmulade fe y objetode fe 958d) Pides ecclesiastica 962

    CONTENIDO 19Apndice:POSTURAS OPUESTASA LAFE. FORMAS DEFECTUOSAS DE LA FE 96 5

    1. Faltade fe eincredulidad 9652. Hereja 9663. Apostasa 9674. Dudade la fe 9695. Supersticin 970Bibliografa 971

    CAPITULOVILA SABIDURADE LA TEOLOGAPO R ELCAMINO DE LA CIENCIA[Gottlieb Sohngen]Introduccin:LA APORIA FUNDAMENTALDE LATEOLOGA: SABEREN EL MISTERIOYCONOCER POR LARAZN 977

    Seccin primera:EL SABER DEDIOSEN ELMISTERIO DE' QUE HABLA PABLO, FUNDAMENTOBBLICO Y ORIGEN ESPIRITUALDETODALATEOLOGA CRISTIANA 9801. Contenidoy formade lanuevasabidura; historicidaddelmisterio... 9802. SabiduradeDios enelmisterio:conocersloporlafe 9923. El lenguajedelmisterio:unmisteriodellenguaje. Ellenguajede laanaloga 996a) Lapalabray la sabiduradeDiosen lenguaje humanoes unmisteriodel lenguaje, perono un lenguaje misterioso 997b) LapalabradeDiossehace lenguaje.Eldiscurso humanosetrasciendea smismo 998c) El lenguajede la palabradeDios semueveen ellenguajede lametforay de laanaloga 999d) La palabradeDios anuncialahistoricidaddelmisterio 1008

    Seccin segunda:TEOLOGA, FILOSOFA, CIENCIA: PRESUPUESTOS DOGMTICOS DE LA TEOLOGUCOMO CIENCIA DE LA FE Y PRESUPUESTOS ADOGMATICOSDE LAFILOSOFAY DE LA CIENCIA '. 012

    1. Carcter adogmticodelasafirmaciones filosficasy detodos los presupuestos cientficos 10132. La pretensin criticadelafilosofasobre la totalidad delconocimientoy del ser 10143. Lateologadelos filsofosyl afilosofade lostelogos:triplex ususpbilosophiae JQJJ4. Cienciay visindel mundo. Puestode lateologaen la universidady enlaciencia universitaria \0\

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    20 CONTENIDOSeccin tercera:KERIGMA, DOGMA, EXEGESIS, HISTORIA: MBITOS FUNDAMENTALESDE LAS AFIRMACIONES TEOLGICAS; DIVISINDE LA TEOLOGA 1021

    1. Esencialgicay esencialidad teolgicade laafirmacin 1022a) Afirmacinyjuicio como lugarde laverdad,del s o del no 1022b) La afirmacin como peculiaridaddel hombre 1023c) Laobrade Dios hecha afirmacin en lapalabradeDios 1023d) Carcter dogmtico del kerigma como afirmacin. Gradosdeafirmacin 1024

    2. Lugarde lateologaen lavida creyentey eclesid 1026a) Puestodelconocimientode fe en lavidade fe 1027b) Lacienciade la fe alserviciode lacomunidadde fe de laIglesia. 1028c) Espritu ecumnico de la controversia teolgica 1029d) Expansin misioneraatravs delaautolimitadn de la forma occidentalde lateologa 10323. Divisinde lateologa en estratos. Posicin intermediade laexgesis. 1033a) DivisJnen teologa histricay sistemtica 1033b) Tricotomade laverdady delmtodo teolgicos 1034

    Seccin cuarta:FORMAS FUNDAMENTALESDE LA TEOLOGA COMO CIENCIAY COMO SABIDURA.ESTUDIO ESPECIAL DEL CONCEPTO DE TEOLOGA EN TOMAS DE AQUINO(SELECCIN Y RASGOS CARACTERSTICOS) 10371. Bagaje intelectual anterioraTomsdeAquino 10372. La teologa como teologadeconclusiones segnelconceptodeTomsde Aquinoy el esquema fundamentalde la teora aristotlicade laciencia 1039a) Situacin generalde lacienciaen elsigloxin -. 1039b) Conceptos fundamentalesde lateora aristotlicade laciencia .. . 1042c) Laaporaque del concepto aristotlicodecienciase lesiguea lateologaencuanto cienciade la fe.Solucin sobrelabase delmismo conceptodecienciade Aristteles 1043

    d) Definicinde lateologa como ciencia de la fe. Exposicin artsticade este concepto d e teologa 10443. El problemadelobjeto teolgico 10454. Elproblemadelmtodo teolgico : 10465. Forma bistrico-teolgicadela teologa 1048Bibliografa 1050Excursus:LA TEOLOGA ORTODOXA[Andr de Halleux] r 1053Bibliografa 1060

    Siglasy abreviaturas 1061ndice onomstico 1069ndice analtico 1082

    PROLOGO

    Hacealgunos aos,eldirectordeEdicionesBenziger, doctorOsearBettschart,acuya iniciativa hay queagradecerlapublicacindeun granmerodeobras teolgicas,reunien tornoasi aungrupode telogosy exegetas paraproponerles suproyectode editar unaDogmtica envarios volmenes. Supropuesta comprenda bsicamentelos tres puntossiguientes: tena que ser, en primerlugar, una obradecolaboracin,enla quetelogosdediferentes pases presentasen aquellos temasa los quese hubieran dedicado conparticular atencin; haba qu econseguir, ensegundo lugar, laamplia colaboracindeun buennmerode exegetasqu eproporcionaranalasreflexiones dogmticaslosfundamentosd eteologa bblicaque hoy daresultan imprescindibles; finalmente, la obradebapresentaru n cuadro,lo misfiel posible, de lasactuales cuestionesteolgicas, delpensamientoyd ellenguaje teolgico, talcomo pareceimponerse ennuestrotiempodeuna manera cada vezmisacusada. E lproyecto obtuvogeneralaprobacin. E n ladiscusin qu esigui fueronapareciendo nuevospuntosdevista.Respondiendoa launidad fundamentalde dogmiticay tica, talcomo eraconsiderada antesde laseparacindeambas disciplinas,laobraproyectada debera abarcar tambin evitando lapura casustica lascuestiones fundamentalesd euna moralteolgicamente considerada. Para unulterior desarrollo delplaneradecisivalaexigenciadeedificar todalaobrasobre lasideas fundamentalesd elahistoriade la salvacin. Tambindes de elprincipio seestuvodeacuerdoen quelaobra debera sealar un positivo encuentro con la actual teologprotestantey,en consecuencia, habraque tener en cuenta, en lamedidadeloposible, losdeseosylasiniciativas nacidasde la Reforma. Despusdeuna ulterior aclaracindeestaspropuestas, seencarga los dos directoresde laobra laejecucin del proyecto. Ante todohaba qu eelaborarun plan querespondieraatanaltasexigencias. En este punto, los directoresseinspiraron, enciertamedida, enelEnsayo de esquema para unadogmtica,fundamentadoen lasreflexiones comunesde H. U rs vonBal-thasary K.Rahner,que esteltimo publicen elprimer volumend esus

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    22 PROLOGOEscritos de teologa (Madrid, 1961, pgs. 11-50).Habaqu ereflexionarsobrelo que enconcreto podra significarel intento deconstruir unadogmtica desde laperspectivade lahistoriade lasalvacin y cmo habraqu eincluir, en este planteamiento, tanto los temastradicionales como losderecienteaparicin. El eco que el planelaborado y lasintenciones ex presadasen el mismodespertaronen losautores cuyoconcursose pidi,y su prontadisposicin para colaborar en laempresa,sirvieron de granestmulo a los directores. Por otra parte, stosconsideraron como unaaprobacin de la orientacin histrico-salvfica adoptada para su obra eldeseomanifestado por el profesor doctor K. E.Skydsgaard,observadoren el Concilio por parte de laConfederacin MundialLuterana,en eldiscurso que dirigi a Pablo VI durante lasegunda sesinconciliar ennombre de los observadores: que lateologa catlicase orientehacia lahistoriade lasalvacin msdecididamente qu ehastaahora. A esta sugerencia, venida delcampo protestante, respondi en sentido afirmativo elpapa Pablo VI; y que no setratabade simplespalabras amistosas lo demuestra lainiciativa pontificia de fundar enJerusalnun instituto dedicado especialmentealestudiode lahistoriade lasalvacin (entendida enel sentido msamplio de la palabra), en el que tomen parte colaboradores de todas lasconfesiones cristianasde Oriente y Occidente.Tanto losautorescom o losdirectores tienen plenaconcienciade queun aobra encolaboracin no slopresentaventajas, sino tambin ciertosinconvenientes. Entrelas ventajas podemos enumerar lassiguientes: que,apesarde laconsiderableextensinprevista para laobra, cabe albergarlafundada esperanzade queaparezcaen unespaciode tiemporazonable;que las distintas cuestiones sean tratadas por autores particularmentecompetentes, y que puedanpresentarse al lectornumerosos telogos dediferentes pases. Comoindicio especialmente satisfactorio debeapreciarse, sin duda, elhechode que en estaobra dogmticasehayan dado citaescrituristas y dogmticos para untrabajo de colaboracin, ya que eranfrecuentes las lamentaciones acerca de la total independencia entre lasinvestigaciones exegticas y las dogmticas. Entre los posibles inconvenientes deesta obra encolaboracin hayq uesealar,ante todo, lpeligrode que untrabajode estegnero seconviertaen unacoleccinde monografas ms o menos inconexas, cuando lo que se pretende es una obrasistemtica. Lo sdirectoresse han esforzado, por tanto, yseguirnesforzndose, po rconseguir, mediante unestrecho contactocon loscolaboradores, unaorientacin de losartculos acorde con laconcepcin fundamental y la unidadgeneral de laobra. Con todo, se mantieneintacta lalibertaddecada autor por lo querespectaa lamanifestacinde sus opiniones teolgicas. En consecuencia, no espreciso qu e cada colaboradorcomparta totalmenteel punto devistadelos autoresrestantes.Cada autorrespondede supropiacontribucin.

    PROLOGO 23Por lo dems, el ttulo latino de toda laobra, Mysterium salutis,seha elegido no slo porquecaracterizacon una frmulaconcisa su orientacin, sino sobre todo para que lastraducciones que se han previsto aotras lenguas puedan llevar el mismo ttulogeneral.Ninguna palabra humana, ni siquiera la teolgica, puede expresaradecuadamente la profundidad y el contenido de lapalabra revelada deDios. No existeningnsistemateolgico capazd eofrecerun aexposicin

    de larevelacindivina que seavlida para todas las pocasydesdetodoslos puntos de vista.Colaboradoresydirectores tienenconcienciade quetambin lapeculiar exposicinde estaobraeslimitada. Adems, aqu seintentaelaborar una dogmticaque, porprimeravez en elcampo catlico,se proponereflexionar sobre elconcepto dehistoriade la salvacin, concepto que se vieneempleando desdehaceaos, perocasi siemprede unamaneranocientfica. Setratad eelaborar sistemticamente esteconcepten toda ladogmtica. Aun en elcasode que el intento no tenga plenoxito, no por esodejade serlegtimo yhastanecesario. Pero es evidenteque c on esto no se pone en duda lalegitimidady los mritos deotrase xposicionesde ladogmticacatlica.Lo sdirectores expresan suagradecimiento acuantoshan c ontribuidoa larealizacin de este primer volumen y alapreparacinde los siguientes.Este agradecimiento se dirige, en primerlugar, a los colaboradores,quienes, apesarde susmltiplesyvariadasocupaciones,pusieronsutiempoy sucapacidad al serviciod eestaempresa.Damos asimismo lasgracipor su consejo y ayuda en m ltiples aspectos, al profesor doctor KarlRahner,deMnster,yasudiscpuloycolaborador doctorH. Vorgrimler,deFriburgodeBrisgovia.Estamos tambin agradecidos al profesor doctoNotkerFglisterOSB, de San Anselmo de Roma, por suvaliosa ayudaen lascuestionesd eteologa bblica. LadoctoraC h.Horgl; elpadreOdoLang OSB, de la abada de Einsiedeln; el hermano Odo Schulte-Her-

    brggen OSB, de laabada deMara Laach, y elhermano Donato Step-pich OSB, de la archiabadade Santa Otilia, nosprestaron magnficosserviciosen eltrabajode redaccin, y el ltimo, adems, en laconfeccinde los ndices; por todo ello lesexpresamosnuestro mssincero agradecimiento. De un modosingularmente cordial damos las gracias alreverendsimoabad primado cardenalBenno Gut, alabadRaimund Tschudy, alrector Werner Durrer y alecnomo padreUlrich Kurmann OSB por sumagnnima hospitalidad y su mltiple ayuda a lo largo de las muchassemanas detrabajocomn en elmonasterio benedictino deSanAnselmode Roma, en elmonasteriode Einsiedeln, en elseminariode St. Luzi enChur y en laresidenciade Pfffikon, juntoal lagode Zurich. F inalmente,expresamos nuestro mejoragradecimientoa sor Erika Holzach, del seminariode St. Luzi, por suincansable labord esecretara.

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    24 PROLOGODedicamoseste volumen, conveneracinygratitud, aldoctorH. Ursvo nBalthasar,de Basilea, en lacelebracinde susexagsimoaniversario.Tenemos laconviccinde que su obra, prodigiosamente variada, se contar entre las msgrandes y permanentes contribuciones de la teologade nuestro siglo.

    LOS DIRECTORESSt. Luzi, Chur y San Anselmo de Roma, julio de 1965

    INTRODUCCIN

    Como indica el ttulo general de la obra,Mysterium salutis. ManualdeTeologa como Historia de la salvacin, en estos volmenes nos pro*ponemos presentar las lneas generales de una dogmtica centrada en esahistoria salvfica. Al emprender una tarea de tal envergadura es precisoesbozar a grandes rasgos la intencin de los directores y determinar elsentido de una dogmtica elaborada desde esa perspectiva. Hoy no deberan existir ya dudas acerca de la legitimidad d e estructurar una dogmticacatlica a partir de la historia de la salvacin. En el esquema reelaboradopor la comisin de estudio, en octubre-noviembre de 1963, por encargodel Vaticano II, se dice expresamente: Omnes vero disciplinae theo-logicae, in Ratione Studiorum determinatae, ita doceantur ut harmonicein hunc finem conspirent, quippe quae singulae, ex intrinsecis propriiobiecti rationibus, mysterium Christi in historia salutisa Divinis Scrip-turis annuntiatum et in Ecclesia semper in actu clara in luce ponant

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    26 INTRODUCCINlugar en ella. Y esto no tan slo en los representantes de la teologa msmonstica o en hombres como Hugo de San Vctor o Buenaventura,sino incluso suo modo en el mismo Toms de Aquino l. Con todo,no puede pasarse por alto que la tendencia de la teologa escolstica aaceptar sin suficiente crtica el concepto aristotlico de ciencia implicabael riesgo de que se descuidara la consideracin del aspecto histrico-salv-fico de la revelacin.

    No es ste el lugar para describir la historia de este proceso. Indudablemente, la teologa escolstica positiva de los ltimos siglos, tal comose encuentra en la mayora de los tratados dogmticos antiguos y recientes,est muy lejos de considerar la revelacin desde una perspectiva histrico-salvfica, a pesar de su frecuente recurso a las fuentes en el pro-batur ex Scriptura et Traditione. Slo desde hace unos decenios se haproducido en este punto una nueva tendencia que predomina en determinadas escuelas (sobre todo en la de Tubinga) y telogos. Esta nuevatendencia est vinculada a los grandes avances de la exgesis y de la teologa bblica y a una comprensin teolgica ms profunda de los Padresde la Iglesia; se relaciona con las experiencias del movimiento litrgicoy con una nueva reflexin teolgica sobre la esencia de la liturgia; pero,sobre todo, est en conexin con un concepto ms radicalmente existencialde la historicidad del hombre y con una reflexin filosfica sobre estahistoricidad, y mantiene tambin un dilogo intenso con las otras confesiones. Por lo que a esto ltimo se refiere, baste mencionar los nombresde O. CuIImann, K. Barth y R. Bultmann para sealar qu estmulos,pero tambin qu problemas, han pasado de la teologa protestante a lacatlica en el mbito de la historia de la salvacin.Una ojeada a las nuevas publicaciones teolgicas manifiesta hasta qugrado ha vuelto a imponerse en la teologa catlica actual el pensamientohistrico-salvfico. Este pensamiento aparece particularmente en el nuevoLexikon frTbeologieund Kirchey en losConceptos fundamentalesdela teologa (Ed. Cristiandad, Madrid,21974), que ofrecen en muchos desus artculos bsicos una fuerte orientacin histrico-salvfica. Pero apenas es posible decir otro tanto de las dogmticas catlicas generales hastaahora existentes. Sin embargo, es preciso reconocer con gratitud que lagranDogmticade Michael Schmaus contiene valiosos puntos de partida

    1 Para la teologa monstica de la Edad Media (sobre el sentido y los lmitesde la expresin habra mucho que discutir), cf. sobre todo J. Leclercq, Wissenschaftund Gottverlangen, Dusseldorf, 1963; para la orientacin histrico-salvfica de Hugode San Vctor: H. Cloes,ha systmatisation thologique pendant la premire moitidu XII' sicle: EThL 34 (1958), 277-329; para el pensamiento de Buenaventura sobre la teologa de la historia: J. Ratzinger, Die Geschichtstheologie des hl. Bonaven-tura,Munich, 1959; sobre Toms de Aquino: M. Seckler,Das Heil in der Geschichte,Munich, 1964.

    INTRODUCCIN 27para una reflexin ms histrico-salvfica de la revelacin, abriendo asun camino que aqu nos proponemos seguir.Sin embargo, debe quedar bien sentado que, a pesar de su conexincon una gran tradicin teolgica, la actual teologa de la historia de lasalvacin tiene que recorrer caminos nuevos. Un simple retroceso a laconcepcin de la historia de la salvacin que tenan, por ejemplo, losPadres de la Iglesia (o un determinado Padre de la Iglesia) nos est vedado por la sencilla razn de que el concepto mismo de historia de lasalvacin debe concebirse en el horizonte del pensamiento actual de manera diversa a como lo fue, o pudo serlo, en otras circunstancias. Precisamente en el pensamiento moderno sirva como ndice revelador el nombre de Bultmann se ha puesto en tela de juicio la posibilidad mismade una teologa histrico-salvfica y el modo en que debe presentarse.Una dogmtica catlica actual no puede, en consecuencia, renunciar aprecisar en qu sentido se entiende la historia de la salvacin y cmodebe desarrollarse la teologa histrico-salvfica. Una vez precisado esto,se acometer la empresa de elaborar la temtica de una dogmtica catlica en una perspectiva histrico-salvfica. Antes de acometer la tarea,bsica para toda la obra, de una teologa fundamental de la historia dela salvacin, hemos de explicar brevemente en esta introduccin algunasnociones previas: 1) el concepto, y 2) las caractersticas de una teologahistrico-salvfica, que distinguen la orientacin de esta obra, as como3) el cometido de una dogmtica histrico-salvfica y su desarrollo en laestructura de esta misma obra.

    1. Ante todo debemos determinar qu es la teologa en general yqu es la teologa histrico-salvfica en particular. Una nocin previano puede pretender, evidentemente, dar una definicin general de teologa y de historia de la salvacin que examine todos los problemas. Sloms adelante puede y debe exponerse una definicin de este gnero. Y esclaro que la definicin completa no tiene por qu invalidar la nocinpreviamente desarrollada, sino que ms bien debe confirmarla y explanarla. En todo caso, esta nocin parece imprescindible para poner en marcha la investigacin, y precisamente en el sentido en que aqu va a serpropuesta, es decir, en el sentido de una dogmtica de la historia de lasalvacin. Comencemos, pues, sencillamente con la pregunta: qu esteologa? Podemos dar una primera respuesta (y de esto se trata en estaintroduccin) considerando la teologa comoactoy en razn de suobjeto.La definicin as conseguida abrir tambin el camino al conocimientode una teologa de la historia de la salvacin.

    a) Si se considera la teologa como acto, como una determinadaactividad humana, y se pregunta de qu actividad se trata, se la puededesignar, con la expresin clsica, como intellectus fidei, como conoc-

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    28 INTRODUCCINmiento de la fe. En este concepto, tal como nosotros lo empleamos aqu,la fe misma es entendida tambin como acto, como fides qua creditur.En este sentido subjetivo, la teologa presupone la fe y la luz de la fe,y surge de un movimiento de asimilacin espiritual y de reflexin, mediante el cual la fe avanza hacia el conocimiento d e las cosas credas (fidesquaerens intellectum) sin dejar por eso de ser fe. La afirmacin de qu ela fe constituye la base necesaria de la teologa se comprende teniendo encuenta que la fe, por ser un acto total, implica un sometimiento del hombre , de su pensamiento y de su voluntad a la palabra de Dios. En la fe setrata realmente de hacer a todo pensamiento cautivo de la obedienciaa Cristo (2 Cor 10,6). Para Pablo, la fe es esencialmente obediencia ala fe (Rom 1,5). En cuanto tal, se opone a toda autoglorificacin (Rom 3,27) del hombre.

    La conexin fundamental entre fe y palabra de Dios se hace patenteen Rom 10,13-17: . . . pues todo el que invoque el nombre del Seorser salvo. Pero cmo se puede invocar a aquel en quien no se cree?Y cmo se puede creer en aquel de quien no se ha odo hablar? Y cmose puede or hablar si no hay quien lo anuncie? Y cmo se ha de anunciar si nadie es enviado?... As, pues, la fe viene de la predicacin, y lapredicacin se hace mediante la palabra de Cristo. Sobre este pasaje, enel que la fe se relaciona con el or (xoew/xoiri), el or con el predicar(xTipffcrsiv), el predicar con la palabra de Cristo {j[xa XpwrcoO), nuncareflexionar demasiado la teologa. En frmula paulina, esto significaque la teologa presupone la fe, en la que el hombre entero se somete ala palabra de Dios, que llega hasta l en el kerigma de la Iglesia. Y conesto se plantean a la reflexin teolgica varias cuestiones decisivas, sobretodo la cuestin capital de cmo puede el hombre or internamente ypercibir la palabra de Dios sin que esa palabra caiga bajo su propia interpretacin (de pecador) y sea as despojada de su fuerza 2. Ms adelantevolveremos sobre esta y otras cuestiones. Baste, por el momento, conesta somera alusin.

    Con todo, la teologa no es simplemente fe, sino conocimiento de lafe. El mismo Pablo menciona, en el pasaje citado de la carta a los Romanos, una expresin de la fe que no se identifica con la misma fe, si bienla presupone: Cmo se puede invocar a aquel en quien no se cree?(v. 14). Y con mayor claridad an dice antes: Si, pues, confiesas con tuslabios que Jess es el Seor y crees en tu corazn que Dios le resucitde entre los muertos, sers salvo. Porque por la fe del corazn se consigue la justificacin, y la confesin de la boca consigue la salvacin (Rom10,9s). La fe, pues, se exterioriza en la confesin (O\OXQYZZV) O en la2 Cf. sobre esto K. Rahner,T beologische Anthropologie: LThK I (1957), 623s.

    INTRODUCCIN 2 9invocacin (-rcwcaXsEv). La cadena en que se engarza cada uno de losanillos se compo ne de e stos eslabones: confesin-fe-audicin-predicacin-palabra de Cristo. Cada elemento presupone el otro. Ahora bien: no sepuede equiparar sin ms la teologa como intellectus fidei con la homologa paulina. Confesin de la fe expresa algo ms primordial que conocimiento de la fe.Sin embargo, habr que preguntarse con toda seriedad si en la teologa todo est en regla cuando no incluye el momento de la confessio.En todo caso, Agustn no habra entendido la teologa en otro sentido.Per o, desde luego, en la teologa se aade algo a la fe. Y este algo se pued edefinir como reflexin. As es fcil advertir, ya desde los comienzos, quecabe deslindar con precisin la teologa y la fe. La fe, en efecto, nuncacarece totalmente de reflexin, de intellectus, sino que, por as decirlo,avanza insensiblemente hacia un conocimiento de la fe. En este sentido,todo creyente consciente de su fe tiene su teologa, y en ella expresa elcontenido de su fe dentro de un determinado horizonte de conocimientoy lo confronta con otros contenidos. Es claro que con esto no se ha obtenido an el conceptocientfico de teologa. De esta teologa cientfica slopuede hablarse cuando la reflexin es llevada a cabo tambin con mtodoy crtica, util izando todos los medios de que dispone el pensamiento humano. Sin embargo, esta reflexin no es crtica respecto de su objeto,como si quisiera aduearse de l (empresa imposible), sino slo y nicamente respecto de la perspectiva en que el pensamiento humano ejecutasu tarea en orden a conseguir, a partir de la fe, un conocimiento mejordel objeto. De este modo, tenemos ya una primera definicin de la teologa como conocimiento de la fe; definicin que, por un lado, permitereconocer la conexin entre teologa cientfica y simple conocimiento dela fe, y por o tro, ab re el paso a una articulacin ms estricta de la teologacientfica, tal como ser propuesta en el ltimo captulo del segundotomo. Adems, la teologa, tanto en su forma precientfica como enla cientfica, no debera pasar por alto su conexin con la confesin en elsentido paulino, aun cuando nuestra teologa, como conocimiento de fe,no equivale estrictamente a la homologa de la carta a los Romanos, sinoque es a la vez ms y sobre todo menos. La teologa cientfica es,por tanto, de acuerdo con la nocin previa que estamos desarrollando,la reflexin metdica y crtica de todo lo que se propone en el kerigmade la Iglesia y se acepta en el acto de fe, en el cual el hombre se sometea la palabra de Dios.

    h) Esta definicin de teologa bajo el aspecto de acto debe ser complementada mediante la consideracin de su objeto. Tal consideracintiene qu e partir del hecho de q ue el objeto de la teologa se identifica conel objeto de la fe. La teologa como comprensin de la fe se refiere a

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    30 INTRODUCCINaquello mismo a lo que la fe se ordena. El objeto de la fe es, en ltimotrmino, Dios mismo3.Esta afirmacin fundamental necesita algunas aclaraciones, dentrodel marco de la comprensin inicial que aqu esbozamos. Cuando se afirma que el objeto central de la teologa es Dios mismo, tambin se afirma,como consecuencia, que este objeto central no es, exactamente hablando,la fe. La teologa no es en primer trmino una pistologa, doctrina sobrela fe, sino doctrina sobre Dios. La idea contraria encierra el peligro delimitar la dimensin objetiva de la fe. En la teologa se habla de Dios encuanto que Dios se ha abierto al hombre en su palabra y esta palabra hasido recibida en la fe. La orientacin objetiva de la fe a Dios puede expresarse muy bieri, en este primer estadio de reflexin, con la frmulaagustiniana: credereDeo,credere Deum,credere in Deum4. Esta frmula destaca de una manera vigorosa el carcter personal de la fe. En primer trmino, no se cree algo (credo aliquid),sino que la fe se dirige aalguien (credo alicui, credo Ubi).Creer, pues, en sentido teolgico, significa: credere Deo, en cuanto que Dios es aquel a quien creemos en sutestimonio y apoyados en su testimonio (auctoritas Deirevelantis comoobjeto formal de la fe); credere Deum, en cuanto que, en definitiva, esDios el que se comunica al hombre, de modo que creemos en l (Dioscomo objeto material primario de la fe); credere in Deum, por cuantoque el hombre, en el acto de fe, se abandona a Dios por entero y, en unafe ya totalmente realizada, se dirige a Dios con amor y confianzas. La fe,pues, se ordena a Dios de esta triple manera. Pero con ello se plantea elproblema de las relaciones entre la fe y las diversas verdades de fe quehay que creer. De ellas hay que afirmar, en la medida en que podemoshacerlo de momento, que no deben ser credas simplemente como aisladas entre s, sino en cuanto que expresan, de una u otra forma, aspectosde la historia de Dios y del hombre. Cada una de las verdades de fe alcanza su total profundidad solamente cuando es comprendida, segn la

    frmula agustiniana antes citada, dentro de su unidad radical; por otrolado,describen los diferentes aspectos del encuentro que se realiza entreDios y el hombre, dando as a la fe su contenido total, preciso y concreto.De este modo, la fe est siempre orientada a la vez a las verdades de fey al Dios que se encuentra en ellas, como ha dicho Santo Toms confrmula exacta: Actus credentis non terminatur ad enuntiabile sed ad3 Cf. la argumentacin de Santo Toms enSumtna Theologica, I, q. 1, a. 7c.4 Para la historia de esta frmula, vase Th. Camelot,CredereDeo,credereDeum,credere in Deum. Pour l'histoire d'una formule traditionnelle:RSPhTh 30 (1941-42),149-155; Ch. Mohrmann, Credere in Deum: Ml. de Ghellinck (Gembloux, 1951),

    277-285.5 K. Rahner acenta la importancia del credere in Deum enAdvertencias dogmticasmarginales sobre la piedadeclesial, enEscritos,V, 373-402.

    INTRODUCCIN 31rem (S. Th., II-II, q. 1, a. 2 ad 2). Y la cosa intentada en la fe es elmismo Dios6.Qu se sigue de lo dicho, en orden a una definicin de la teologa apartir de su objeto? En primer lugar, tambin desde esta perspectiva seapunta decididamente a aquella raz de la teologa que es la fe personal,la cual se refiere a Dios como a su objeto (un objeto que es sujeto en elms alto grado). La teologa tiene que tratar siempre de un objeto quela desborda radicalmente: del misterio por antonomasia. As, su situacinno puede compararse con la de ninguna otra ciencia. A lo cual se aadeque,si el objeto de la teologa y el de la fe son idnticos, entonces la dialctica que rige entre las diversas verdades de fe y la unidad ltima delobjeto de la fe y que responde a la frmula credereDeo,credereDeum,credere in Deum,es aplicable tambinala teologa. Esto significa que lateologa debe considerar la multiplicidad de las verdades y proposicionesde fe en el mbito de la unidad ltima de su objeto. El problema no consiste en establecer entre las diversas verdades de fe, como aposterioriypor medio de ensamblamientos puramente extrnsecos, algunas relacionesque produzcan una cierta unidad; ms bien debe entenderse, desde elprincipio, que la pluralidad nace y se apoya en la unidad. La fuerza interna de una teologa no se manifiesta, pues, tan slo en un anlisis cadavez ms minucioso de las partes de su objeto, sino tambin en la visingeneral de su unidad ltima, en la sntesis. De la unidad del objeto en elque se apoya recibe la teologa, no menos que la fe, su unidad interna.

    c) Una vez conseguido este concepto preliminar de la teologa, noes difcil hallar, a partir de l, el acceso a una teologa de lahistoriad elasalvacin. La apertura de la teologa a la historia de la salvacin se derivanecesariamente de lo que hemos explicado acerca de la teologa comocomprensin de la fe (a ) y de la reflexin sobre la teologa a partir de suobjeto (h).La teologa en cuanto comprensin de la fe presupone, como hemosindicado (Rom 10,13-17), la audicin de la palabra de Dios. Lo cual significa que la teologa se remite a la historia de la salvacin, en la que sele comunica al hombre esta palabra de Dios: Antiguamente habl Diosa los padres repetidas veces y de diversas maneras por medio de los profetas; pero al final de estos das nos ha hablado por medio de su Hijo(Heb 1,1). Tarea de la teologa es considerar estas palabras en su progresodesde el antes al ahora, desde la multiplicidad de las palabras a la Palabra,que es el Hijo. Pero esta consideracin slo puede llevarse a trmino teniendo ante los ojos la historia de la salvacin en la que acontece la palabra de D ios en su unidad con la accin deDios.Con esto queda planteado

    ' H. Ott, Dogmatik und Verkndigung,Zurich, 1961, 34s, muestra con toda claridad qu e la teologa catlica y la p rotestante pue4 en darse aqu la mano.

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    32 INTRODUCCINel problema de una teologa histrico-salvfica, pero slo en un sentidomuy general, pues ahora surgen inevitablemente varias preguntas: Quse entiende aqu por historia de la salvacin? Qu relacin existe entrepalabra de Dios e historia de la salvacin? Cmo debe concebirse la unidad entre palabra y accin en la historia de la salvacin? Qu relacinexiste entre la historia particular de la salvacin del AT y del NT y lahistoria universal de la humanidad en la que esa historia acontece comosalvacin total? Est el hombre abierto esencialmente a una palabra deDios que se le comunica en la historia? No es preciso que en la introduccin nos ocupemos de responder a estas y otras preguntas. Lo decisivo,por el momento, es que se haya puesto de relieve, en un primer examengeneral, la referencia de la teologa a la historia de la salvacin y quehayan ido cobrando vida las cuestiones de las que se ha de hablar, principalmente en este volumen, y de un modo particular en el captulo primero, que tiene carcter fundamental.Una reflexin sobre el objeto de la teologa manifiesta, esta mismarelacin entre la teologa y la historia de la salvacin. Dios es objeto dela fe y de la teologa como comprensin de la fe slo en tanto en cuantose abre al homb re. Cmo hay que concebir exactamente esta m anifestacinde Dios, qu elementos y fases comprende, son cuestiones que slo puedenser estudiadas en una teologa fundamental de la historia de la salvacin.Con todo, ya una primera reflexin muestra que la manifestacin de Diosacontece en un proceso histrico, en el que Dios habla al hombre tratandocon l y trata al hombre hablando con l. El p unto culminante, nico einsuperable de esta manifestacin divina es Jesucristo, la Palabra hechacarne. De este modo, nuestras palabras sobre Dios estn ligadas a la manifestacin de Dios en la historia de la salvacin. Como los Padres griegosdicen, y como se ver ms particularmente en la teologa trinitaria, no esposible ninguna afirmacin acerca de Dios en su vida ntima trinitariay, por tanto, ninguna teologa en el sentido estricto de la palabra sin

    una referencia a la oikonomta,a la manifestacin del Dios trino en la historia salvfica. Pero tambin es verdad que, careciendo de la dimensinprofunda de la teologa, sera necesariamente superficial y somera todaafirmacin sobre laoikonomtay la historia de la salvacin. Lo que Barthdice de la teologa evanglica vale tambin para la catlica: El objetode la teologa evanglica es Dios en la historia de sus hechos 7.Aunque la explanacin de lo que en sentido estricto se entiende porhistoria de la salvacin y por teologa ha de llevarse a trmino ms adelante (en los captulos I y VI), deben mencionarse ya aqu, en conexincon esta primera y general afirmacin de que la teologa est remitida ala historia salvfica, algunos puntos de vista que van a ser cuidadosamen-7 Karl Barth,Einfbrung in die evangescke Tbeologie,Zurich, 1962 ,15.

    INTRODUCCIN 33te considerados en esta obra, justamente porque en ella se intenta daruna sntesis de la teologa de la historia de la salvacin.De cuanto llevamos dicho se infiere la importancia fundamental deuna reflexin teolgica sobre la realidad, que designamos con el nombrede historia de la salvacin. En las precedentes consideraciones se ha empleado el concepto de historia de la salvacin en un sentido ms bien pre-cientfico, no elaborado. Pero una teologa actual, orientada en sentidohistrico-salvfico, no puede contentarse con esto, sino que requiere unareflexin teolgica a fondo sobre lo que debe entenderse por historia dela salvacin. Y esto no slo porque, al menos en la teologa protestante,est sometido a discusin el sentido y la tarea de una teologa histrico-salvfica8, sino tambin por razones estrictamente objetivas que, comose demuestra en la introduccin del captulo I, exigen una reflexin trascendental sobre la historicidad del hombre y sobre su esencial referenciaa la historia de la salvacin. Dado que una reflexin de este tipo incluyenecesariamente la totalidad de la teologa, en ella se encierra una visinanticipada delM ysterium salutisque pretenden desarrollar en sus aspectos particulares los diferentes volmenes de esta obra.Una teologa de la historia de la salvacin debe poner de relieve, contodas las consecuencias, que la revelacin tiene una verdadera historia.Esta afirmacin se refiere tanto a la revelacin en sus diversas etapas deformacin como a la revelacin que concluy en la poca apostlica y quese transmite histricamente en el tiempo de la Iglesia. Sobre la historicidad de la revelacin, tanto en su formacin como en su transmisin den trode la Iglesia, se hablar en los captulos siguientes. Aqu baste con aludira las consecuencias metodolgicas que se derivan de ese hecho objetivo.Una vez aceptada la historicidad de la revelacin, no puede reducirse laEscritura a una coleccin dedictaprobantia, aducida como fundamenta-cin de los dogmas o de las tesis teolgicas. Por el contrario, la teologabblica debe integrarse en una teologa histrico-salvfica, de modo quedestaquen claramente las diversas fases de la revelacin. La misma reflexin vale respecto del carcter histrico que tiene la transmisin de la revelacin (concluida) en el tiempo de la Iglesia, la cual exige que se tengapresente el coeficiente histrico de las afirmaciones dogmticas y, enconsecuencia, tambin la historia de los dogmas.Una teologa con orientacin histrico-salvfica exige asimismo el esfuerzo de remontarse, a travs de todos los testimonios de la Escritura yde la tradicin, al acontecimiento de la revelacin para incluirlo en la reflexin teolgica. La esencia del misterio que estudia la teologa hace queel pensamiento no pueda apoderarse del hecho de la revelacin (con todas

    ' Para la problem tica de una teolog a histrico-salvfica, cf. la introduccin al captulo I y la bibliog'"'fa all mencionada.3

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    34 INTRODUCCINsus implicaciones, tambin de carcter esttico y esencial) como de unobjeto. Cuando, en este sentido, la teologa se afana por empalmar conel hecho de la revelacin, no se contenta con desarrollar una lista ms omenos fija de tesis, sino que intenta establecer los datos bblico-teolgicosfundamentales para llegar, a partir de ellos, a cada uno de los temas particulares. Por este motivo, la presente obra concede gran relieve a la teologa bblica, pero una teologa bblica que no se limite a presentar pasajes aislados, sino que intente abarcar todo el conjunto. En qu sentido sehabla exactamente de una teologa bblica, qu papel desempean en elconjunto de la teologa los documentos eclesisticos; estas y otras cuestiones slo podrn ser discutidas ms adelante (en los captulos III y IV).Sin embargo, ya desde ahora puede advertirse que corresponde a los documentos eclesisticos, y concretamente a los del magisterio, la tarea demostrar el camino hacia el hecho originario de la revelacin, pues estehecho trasciende todo testimonio tanto de la Escritura como de la tradicin.Un esfuerzo de esta naturaleza por subrayar el carcter histrico dela revelacin y remontarse constantemente al hecho de la revelacin tiene,como es natural, profundas consecuencias tanto para la estructuracincomo para el modo en que se han de considerar los diferentes temas teolgicos. Respecto de la estructuracin, se procura destacar la ordenacinpor etapas de la historia de la revelacin; en cuanto al modo de considerarlos diferentes temas, se trata de incluir algunas cuestiones hasta ahoraapenas tratadas en las reflexiones y en la sistemtica de la teologa otratadas insuficientemente, as como de ofrecer una interpretacincompleta a partir de una visin general de la historia de la salvacin. As,por ejemplo, la doctrina de la creacin no se podr limitar a un anlisisdel concepto abstracto de creacin, sino que habr de mostrar cmola creacin debe ser entendida a partir de la alianza y en orden a ella.De igual modo, la cristologa no puede contentarse con una descripcin

    abstracta del ser de Cristo, sino que debe considerar la humanidad deCristo tambin en su realizacin histrica. Basten estas dos alusiones. Lamedida en que la visin histrico-salvfica aqu preconizada determina laestructura de esta obra y el desarrollo de cada tema en particular slopodr verse a lo largo de la misma obra. En todo caso, se tiene siempreen cuenta tanto el aspecto esencial como el existencial de la teologa, encuanto que una teologa de orientacin histrico-salvfica debe atenderno slo a las estructuras permanentes de su objeto, sino tambin al hechohistrico e irrepetible 9 .Hay que advertir, finalmente, que esta perspectiva que ponemos como

    ' Para la diferencia entre teologa esendal y existencial, cf. K. Rahner, EscritosI, 25-27.

    INTRODUCCIN 35base de la obra hace muchas veces inevitable una nueva serie de conceptos . La formacin y el empleo de nuevos conceptos teolgicos un proceso que no se puede llevar adelante sin esfuerzo no obedece a unamoda ni a un deseo de esoterismo profesional, sino que viene exigidafundamentalmente al menos por la materia en s y por la perspectivadesde la que se considera esa materia. Dado que el criterio para el empleode esta nueva serie de conceptos es muy variable, se explica que existacierta diversidad en las distintas colaboraciones de la obra, de acuerdocon la idiosincrasia y con el modo de pensar de cada uno de sus autores.Esta diversidad no constituye tan slo un mal inevitable, sino que ofrecedos ventajas importantes: por un lado, la mayor amplitud para el empleode nuevas expresiones obliga a reflexionar con mayor nitidez sobre eltema en cuestin e impide aferrarse a determinadas frmulas estereotipadas; por otro, deja espacio al lenguaje tradicional y garantiza la conexincon la tradicin teolgica precedente, que no debe ser interrumpida, sinocontinuada. Esto tiene que patentizarse tambin en los conceptos teolgicos, los cuales deben sealar tanto el camino ya andado como el quequeda por andar.

    2 . A pa rtir d

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    36 INTRODUCCINAs, no es posible una exposicin de la creacin ni de la consumacinescatolgica del hom breydel mun do sin apoyarse en la cristologa. Inclusocuando se trata de Dios en su vida ms ntima es patente la referenciacristolgica, en cuanto que Cristo es el revelador del Padre. Como diceJuan, nadie ha visto a Dios; el unignito de Dios, que est en el senodel Padre, ese mismo lo manifest (Jn 1,18).Quien ha visto a Jess havisto al Padre (cf. Jn 14,9). En este mismo sentido llama Pablo a Cristoimagen del Dios invisible (Col 1,15; 2 Cor 4,4). En l, pues, se ha deconocer quin es el Padre. El es el verdadero smbolo real de Dios en elmundo a, como indica Agustn cuando escribe: Non est enim aliud Deimysterium nisi Christus (Ep., 187, n. 34). Dado que el Padre slo seexpresa enteramente en Cristo, que es la Palabra por antonomasia, noexiste ninguna teo-loga (en el sentido ms estricto) que no presupongala cristo-logia. De ese modo, todos los rasgos de la teologa histrico-salvfica tienden a revalorizar el cristocentrismo, teniendo muy en cuentael cristocentrismo de la teologa paulina y jonica.

    b) Una dogmtica histrico-salvfica deb e recoger tambin el aspecto pneumticoy pneumatolgico. Esto puede probarse de diversasmaneras. Se ve, ante todo, estudiando ms detenidamente la conexinentre teologa y revelacin. Como se mostrar ms adelante, la revelacinpblica llega a su fin con la era apostlica (con los testigos del acontecimiento de Cristo). Pero esto plantea la pregunta de cmo esa revelacinya concluida est presente en la reflexin teolgica. Se trata solamentede hacer presentes unos hechos del pasado y unas palabras pronunciadasen otro tiempo valindose de los documentos permanentes de la Escrituray de la tradicin, que seran fijados, analizados y expresados en frmulasnuevas, como sucede cuando se emplean testimonios profanos de una investigacin de tipo puramente histrico? Incluso en este caso habra quepensar, para el proceso total, en una intervencin del Espritu Santo; peroentonces su intervencin quedara reducida a la funcin meramente negativa de preservar a la Iglesia de todo error en sus frmulas (en aquellasque es necesario creer). Considerar as las cosas sera algo totalmente inadecuado a la realidad de que se trata. A la Iglesia no se le han confiadotan slo frmulas de las que puedan derivarse nuevas frmulas dogmticas y teolgicasa, sino que le ha sido entregada la realidad misma significada en la palabra. Como se demostrar en el captulo dedicado a lapresencia constante de la revelacin en la Escritura y la tradicin, la tradicin en el tiempo de la Iglesia no es tan slo verbal, sino real. Esto

    u Cf. para esto K. Rahner,P ara una teologa del smbolo, en Escritos,IV, 283-321; E. H. Schillebeeckx,Cristo, sacramento del encuentro con Dios,San Sebastin,1965.13 Para todo el conjunto, vase K. Rahner,Escritos,I , 60-63;IV , 21-25.

    INTRODUCCIN 37significa que la revelacin, concluida en la era apostlica, est presenteen la iglesia como realidad viviente. Pero esto slo puede ocurrir en lamedida en q ue la transmisin de la revelacin est sustentada por la accindel Espritu Santo. A partir de aqu puede verse por qu la teologa tiene,en razn de su raz, la fe, un carcter esencialmente pneumtico. Esta observacin no dice directamente que el Espritu Santo sea objeto de la reflexin teolgica (aunque tam bin la reflexin sobre l debe tener lugar enla teologa), sino que el Espritu Santo personifica el principio en virtuddel cual la teologa puede alcanzar, en la fe, su o bjeto como realidad viva.En la fe, el Espritu Santo abre al telogo el horizonte sobrenatural en elque la reflexin teolgica puede concebir de un modo apropiado la revelacin; y en este sentido tiene la teologa, en su misma raz, carcterpneumtico.Dando un paso ms, se puede preguntar si la teologa no deber sersostenida y vivificada por la accin del Espritu Santo tambin comocomprensinde la fe. En todo caso, segn la Escritura, esto debera ser evidente si la teologa tiene carcter de profesin existencial de fe (homologa), ya que esta profesin de fe, en su pleno sentido neotestamentario,se realiza en el Espritu Santo (1 Cor 12,3). Para los Padres de la Iglesiaera evidente que la teologa, en cuanto gnosis-sapientia, encierra un elemento carismtico; con todo, pusieron la teologa, como realizacin queafecta al hombre entero, en conexin con la salvacin. La evolucin posterior, al acentuar en la teologa el carcter cientfico y la actividad dela ratioque aquella acentuacin implicaba, debilit la concepcin patrstica de la teologa como actividad total y su aspecto carismtico. Estaconcepcin fue parcialmente recuperada en otro lugar, concretamente enla doctrina sobre los dones del Espritu Santo. Por muy justificada quepueda aparecer tal evolucin, considerada en su conjunto ya que asignaal pensamiento humano el puesto que le corresponde en la especulacinteolgica y hace indispensable el esfuerzo po r conseguir en el trabajo teolgico conceptos claros y fundados, parece muy problemtico poderpasar por alto el aspecto carismtico de la comprensin de la fe o considerarlo slo como un accesorio hermoso, pero superfluo en el fondo. Nohay que esperar, naturalmente, que la gracia convierta en bueno a un maltelogo. Pero si se tiene presente la estrecha relacin existente entre fey comprensin de la fe, resulta muy extrao que la teologa, que partede una raz sobrenatural, tenga que desplegarse exclusivamente a la manera de un proceso mental totalmente profano. En tal caso, el telogopodra renunciar, en su trabajo, a toda invocacin al Espritu Santo. Elhecho de que no renuncie indica, con mayor claridad que cualquier teora,que se reconoce (aunque no siempre con mucha claridad) la interdependencia entre la teologa orante y la teologa pensante. El telogo,para realizar bien su trabajo, no puede prescindir del Espritu Santo, y

    INTRODUCCIN

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    38 INTRODUCCINdebe orar para que le asista si no quiere que su teologa se convierta enuna palabrera sin sentido M.c) La teologa histrico-salvfica debe concebirse tambin como teologaeclesialy debe expresar el elemento eclesiolgico en toda su amplitud (rebasando el sentido estricto de la edesiologa). El carcter eclesialde la teologa est en ntima dependencia de lo que se ha dicho acercadel aspecto pneumtico de la teologa, pues segn Ireneo (Adv. Haer.,3,24) donde est la Iglesia, tambin est el Espritu de Dios, y dondeest el Espritu deDios,tambin est la Iglesia y toda gracia. La Iglesia,comunidad de los creyentes, es el lugar concreto en que debe cultivarsela teologa. Es en la Iglesia donde el telogo tiene su pu esto, y debe entender su tarea como tarea eclesial.La teologa eclesial se relaciona, ante todo, con los testigos primarios (Karl Barth) de la palabra, con los hombres profticos del AntiguoTestamento y con los hombres apostlicos del Nuevo 15. Su testimonionormativo llega hasta el telogo a travs de la Escritura, que l lee siempre como libro de la Iglesia, entendindola tal como ella desea ser entendida en cua nto expresin de la fe normativa de la Iglesia apostlica, cuando se trata del NT. La teologa eclesial est en relacin, adems, con todala corriente de la tradicin y con los doctores y maestros de teologa delas generaciones precedentes, que han trabajado partiendo de la mismafe y sobre"lamisma materia, y de los que el telogo sesabedeudor, ya quesin ese trabajo precedente de ningn modo hubiera podido desarrollar lsu propia teologa. La teologa eclesial est vinculada, sobre todo, al magisterio vivo de la Iglesia, al cual corresponde formular autnticamentela fe y presentarla de manera normativa. La teologa depende de este servicio del magisterio, y el magisterio, por su parte, necesita el concursode la teologa.Hay que tener en cuenta especialmente que la teologa se debe llevara cabo en la Iglesia de hoy.Esto quiere decir que la teologa debe estarabierta al dilogo multiforme que hoy existe en la Iglesia. Una teologaque se cierre a todo dilogo y se limite a recitar monlogos no puede serbuena ni autntica teologa eclesial. La intervencin en el dilogo actualde la Iglesia slo puede entenderse en el sentido de que la teologa tomeparte en este dilogo preguntando, enseando, sirviendo y orientando, noporque ella conozca todo mejor o de antemano, sino porque debe explicarla palabra de Dios, en el horizonte de la poca actual, al hombre de hoy.Dado que, en definitiva, la Iglesia no debe mantener un dilogo consigo

    14 La funcin del Espritu en la investigacin teolgica ha sido muy acertadamentedestacada por K. Barth, Einfhrung in die evangelische Theologie, Zurich, 1962,57-68.15 K. Barth,Einfhrung, 34.

    39misma, sino que debe estar abierta al contacto con las dems comunidadeseclesiales y con el mundo, tambin la teologa debe tomar parte en estedilogo. No le es lcito prescindir en sus afirmaciones del actual dilogoabierto, sino que debe presentarse como teologaecumnicaw, que no sloquiere delimitar y distinguir, sino tambin (ciertamente, sin compromisosen cuanto a la verdad) unir y salvar distancias. La aceptacin de esta tareano delie llevar precisamente a una alienacin de la teologa; por el contrario, debe prestar un gran servicio al objeto mismo de la teologa, encuanto que el dilogo puede llevar a un conocimiento nuevo y amplio dela riqueza de la palabra de la revelacin. La sntesis de teologa histrico-salvfica que aqu se va a elaborar tiene la intencin de presentarse comoteologa eclesial en el sentido de un dilogo abierto.Si lo dicho afecta ms a una determinada cualificacin de la teologa,el m atiz eclesiolgico de la reflexin teolgica se refiere, por el contrario,al objeto mismo de la teologa. Si de la cristologa se dijo que debe derramar su luz sobre toda la teologa, desbordando los lmites de un tratadoespecfico, pues toda la historia de la salvacin debe ser entendida a partir de la realidad Cristo, algo parecido ocurre tambin con la edesiologa. En efecto, la Iglesia est asociada, en cierto modo, a toda lahistoria salvfica (basta pensar en el tema patrstico de la Ecclesia abAbel), y algunas de las estructuras fundamentales de la Iglesia se encuentran en toda la historia de la salvadn. Este punto de vista adquiere particular importancia a la hora de establecer las posturas fundamentales ydecisivas del hombre cristiano, que, por otra parte, estn ya bien determinadas por su posicin en la comunidad de los fieles. Similarmente, laescatologa debe ser vista de tal modo que los elementos eclesiolgicosde la consumacin queden suficientemente destacadosI7.d) Lo que se ha dicho del elemento cristolgico y del eclesiolgicoque no deben ser estudiados solamente en un tratado, sino que se integran dentro d d conjunto de una teologa histrico-salvfica debe decirsetambin del elementosacramental. Este elemento no se agota con la exposicin de los siete sacramentos y de sus caractersticas comunes. Unavez ms, la teologa, considerada como un todo, proporciona una visinque va ms al fondo y busca su apoyo en la teologa bblica y patrsticade la imagen y del misterio. Karl Rahner ha mostrado que el concepto desmbolo puede aplicarse tambin intratrinitariamente18.Hay que pensar,en particular, que Cristo, imagen del Dios invisible, es sacramento deDios y que la Iglesia seala y presenta eficazmente, en visibilidad sacra-

    16 Para el carcter de una teologa ecumnica, cf. sobre todo W. Seibel, kume-nische Theologie, en Gott in Welt, II, Friburgo de Br., 1964, 472-498. Cf. tambin,para el carcter eclesial de la teologa, cap. VI, p arte I II , 2b y c.17 Cf., por ejemplo, J. Ratzinger,Himmel: LThK V (1960), 356." K. Rahner,Parau nateologadel smbolo,enEscritos,IV, 283ss.

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    40 INTRODUCCINmental, toda la realidad salvfica de Cristo. Desde aqu se puede interpretar cada uno de los sacramentos como divisiones del gran sacramentoprimordial que es la Iglesia. Estos puntos centrales en la comprensin delos sacramentos derraman una nueva luz sobre toda la historia salvficaen cuanto que en su totalidad aparece la ley de la mediacin sacramental.Por lo dems, los puntos mencionados no deben ser entendidos de unamanera meramente esttica. As, Cristo es sacramento de Dios tambinen los misterios de su vida y en su retorno pascual al Padre; toda su actividad es actividad de la Palabra eterna y forma parte, por tanto, de laexpresin sacramental de Dios.e) Tambin el aspecto escatolgico debe configurar el conjuntode una dogmtica histrico-salvfica l9. Una nocin previa de la historiade la salvacin y de la teologa histrico-salvfica permite ver que en lahistoria de la salvacin se encierran una dinmica y una tensin escato-lgicas que no han sido eliminadas, sino slo radicalmente modificadaspor el cumplimiento en la realidad Cristo, ya que en la Iglesia yen el mundo debe conseguirse todava aquello que ya ha sido consumado en Cristo. Esta dimensin escatolgica debe ser tenida en cuentatanto en la protologa como en el estudio de cada una de las fases de lahistoria salvfica, pero de una manera particular en la doctrina acerca dela Iglesia, de los sacramentos y de las actitudes fundamentales del cristiano.Hay que considerar, adems, que el carcter escatolgico determinay debe determinar, lo mismo que el eclesial, la estructura ntima de unateologa histrico-salvfica. E sta teologa, precisamente por estar centradaen la historia de la salvacin, debe tomar conciencia de que es teologade la Iglesia peregrinante, delhomo viator, que se encuentra en la Iglesiaterrest re camino de la Jerusaln celestial. Por lo cual, tambin ella se hallasometida a la ley de la carta a los Hebreos: Vayamos, pues, a l, fueradel campamento, soportando su ignominia. Pues no tenemos aqu ciudadfija, sino que buscamos la futura (Heb 13,13s). Esta situacin de la teologa est ya expresada en el trmino comprensin de la fe, el cual significa que la teologa presupone la fe, no el lumen gloriae, y que deberealizarse a la manera de una reflexin humano-terrena, distinta de lavisin beatfica del cielo. Desde esta perspectiva, la teologa tiene necesariamente el carcter de una theologia crucisy no de una theologiagloriae. Con esto no se niega lo que P ablo (2 Cor 3,7) afirma sobre el servicioneotestamentario de la gloria, en el que tambin la teologa toma parte,ni se pasa por alto la dignidad propia de la teologa, que, segn SantoToms, estriba en que est orientada, como a su objeto, a la felicidad

    " Cf. H. U. v. Balthasar, Eschatologie: FThh (Einsiedeln, 1957),403-421.

    eterna x. La theologia crucissignifica, sencillamente, que nuestra teologa est sellada por la situacin de fe y de esperanza, una situacin quetiene vedada la anticipacin de la gloria celeste. Toda teologa debe tom arconciencia, con humildad y modestia, de este hecho. No le es lcito entenderse como algo definitivo e insuperable. Esta conciencia tiene, indudablemente, un gran alcance para la existencia teolgica y precave de esetriunfalismo teolgico que hara de la teologa algo completamente inaceptable para el hombre de hoy.f) Tiene tambin especial importancia para la teologa histrico-salvfica la acentuacin del aspecto antropolgico. Tambin de la antropologa debe decirse que no constituye un tratado particular de la teologa, sino que, a su manera, afecta a la totalidad de la reflexin teolgica.Esta afirmacin debe ser rectamente entendida, en el nivel de una primeraaproximacin al tema, para que no se emprenda un camino teolgico falso.Este sera el caso si el hombre se convirtiera en medida de la palabra deDios y la gran revelacin de Dios fuera reducida a una dimensin puramente humana. Contra este peligro previene expresamente Hans Urs vonBalthasar. Frente a una interpretacin antropolgica y unilateral de la revelacin, l insiste: L o que Dios qu iere decir al hombre en Cristo no puede recibir una norma ni del mundo en su conjunto ni del hombre en particular, sino que es absolutamente teo-lgico, o, mejor, teo-pragmtico:accin de Dios hacia el hom bre, accin que se manifiesta ante el hombre ypara el hombre (y slo as al hombre y en el hombre) 21.La concienciacristiana (y, por tanto, la teologa) slo puede entenderse en orden a laglorificacin del amor divino: admaiorem diviniamoris gloriamrL.Eneste sentido, una teologa histrico-salvfica debe poner de manifiesto yreflexionar sobre la accin de Dio s, en la que se manifiesta su gloria.Pero esta interpretacin teo-pragmtica de la revelacin no excluyeuna determinacin antropolgica de la teologa en su conjunto, sino queviene ms bien exigida justamente por la peculiar manera con que Diosacta.Dios dirige siempre su palabra alhombre. Quien recibe la palabra esel hombre, a quien Dios se quiere comunicar. Lo que l dice al hombretiene, por tanto, una dimensin antropolgica, es una palabra que intentasituar al hombre ante una decisin. No se puede fundamentar ya aquuna interpretacin existencial de la revelacin en un sentido totalmentepositivo, como aspecto de una interpretacin teo-lgica o teo-pragmticageneral? Algo parecido piensa H. Ott cuando escribe: La afirmacin y

    20 Fins autem huius doctrinae inquantum est practica, est beatitudo aeterna, adquam sicut ad ultimum finem ordinantur omnes alii fines scientiarum practicarum(I ,q. 1, a. 5c).21H . U. v. Balthasar,Glaubbaft ist nur Liebe,Einsiedeln, 1963, 5.22 Loe. cit., 6.

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    42 INTRODUCCINla exigencia teolgica de u na in terpretacin existencial significa qu e debenotarse una diferencia en mi situacin existencial, segn que yo tenga uncreador o no lo tenga. La doctrina acerca de la creacin no es una simplehiptesis de las ciencias naturales que se pueda admitir o rechazar, pesando, de un modo abstracto, los argumentos a favor y en contra. La situacin humana es completamente diferente segn que Jesucristo haya sidoo no crucificado por nosotros y haya resucitado o no de entrelos muertos. Y as sucesivamente. Y todo cambio en la situacin debe serdemostrable, debe ser expresable. Si no fuera as, no tendra yo ningnderecho a establecer afirmaciones de fe, y si, a pesar de todo, las estableciera, se tratara de una especie de juego, que no merecera ser credo poraquel que me escucha a. Una teologa catlica histrico-salvfica puedey debe hacer suya la interpretacin existencial como manifestacin y resultado de esta diferencia. En este sentido pueden verse en una perspectiva antropolgica las afirmaciones fundamentales de la revelacin, talcomo ha hecho Karl Rahner en la siguiente frmula: El hombre creyentecristiano se conoce como aquel a quien ha hablado Dios en la historia, apesar de su condicin y en su condicin de criatura y de pecador, con unapalabra que es una manifestacin absoluta, libre y graciosa de la vida

    propia de Dios M.Hay que considerar, adems, que Dios habla comohombre al hombr e25 . Lo cual significa que el carcter antropolgico de la teologa sederiva necesariamente de su carcter cristolgico. Si Cristo es verdaderamente la Palabra de Dios a los hombres, en la que Dios se revela definitiva e insuperablemente, entonces no existe ninguna teo-loga en sentido pleno y total que no sea cristo-logia y antropo-loga, ya que el hombreJess es la imagen y el smbolo real de Dios en este mundo. Con esto nose ha determinado an la relacin exacta entre cristologa y antropologateolgica, ni esta determinacin pertenece a la nocin previa que ahoranos ocupa. Pero, entre tanto, es decisivo reconocer que de la cristologase deriva necesariamente para la teologa un carcter antropolgico general.g) En fin, la teologa histrico-salvfica que aqu se quiere elaborardebe tener en su conjunto un carcter kerigmtico ypastoral. Con estono se quiere decir que se deba construir una teologa kerigmtica al margen de la teologa cientfica, sino que se pide que la teologa (cientfica)de la historia de la salvacin incluya tambin una dimensin kerigmticay pastoral. La justificacin de esta exigencia se halla, en ltimo trmino,

    23 H. Ott , Existentile Interpretation una anonyme Christlichkeit, en E. Dinkler(editor),Zeit und Gescbichte,Tubinga, 1964, 370.24 K. Rahner,Anthropologte (tbeologiscbe): LThK I (1957), 624.25 Cf. sobre esto H. U. v. Balthasar, Dios habla como hombre, enVerbum Caro(Madrid, 1964), 95-125.

    en el hecho de que la teologa, por ser comprensin de la fe, depende dela palabra que Dios dirige al hombre. Y esta palabra encierra, segn laEscritura, una total relacin al hombre, ya que pone al hombre enteroante una decisin. De esta manera, la tarea de la teologa consiste enconsiderar la palabra de Dios en toda su riqueza y amplitud, de dondese deriva la inclusin del aspecto kerigmtico y pastoral en la reflexinteolgica.Esta misma exigencia puede fundamentarse tambin en el carctereclesial de la teologa. La teologa no es una especialidad esotrica parainiciados, sino que tiene por principio su puesto en la comunidad eclesial.Por eso debe ser entendida siempre como servicio a la comunidad y debecontribuir, como los restantes servicios eclesiales, a la edificacin del cuerpo total de la Iglesia. El descuido de esta funcin no slo se traduciraen dao para la Iglesia, que depende del servicio de la teologa, sino quela misma teologa quedara perjudicada, porque quedara separada, dealguna manera, de sus races vitales. No hay que olvidar que la palabraservicio debe tomarse aqu en un sentido amplio. No se puede decirque la teologa estara justificada solamente cuando pudiera proporcionarun'a utilidad eclesial de tipo prctico, mediante un conocimiento simpley directo. Semejante perversin de la finalidad de la teologa echara alolvido que la Iglesia necesita tambin la contemplacin desinteresada dela fe, un aspecto que no puede faltar en el trabajo teolgico. La teologapuede formularse, en la prctica, de muy diversas maneras, que no debenoponerse necesariamente entre s (mientras realicen su cometido con laseriedad debida), ya que todas estas formulaciones estn justificadas yson relativamente necesarias en la vida de la Iglesia.Las diversas notas de la teologa histrico-salvfica, aqu brevementeesbozadas a ttulo de primera aproximacin, permiten ver cmo se va adesarrollar la teologa en esta obra. Algunas afirmaciones pueden parecerde momento demasiado programticas y con pretensiones de tesis; durante la exposicin pueden haber surgido algunos problemas. La funda-mentacin total de lo que se dice, y con ello tambin una respuesta a losproblemas, slo es posible una vez que se haya desarrollado toda la obra,a la que estas consideraciones previas quieren servir de introduccin.3. Es preciso aadir una palabra para explicar lo que se quiere deciral designar esta obra como dogmticahistrico-salvfica. El concepto dedogma est exhaustivamente expuesto en el captulo IV de este volumen.Baste aqu, en orden a una distincin respecto de las restantes disciplinasteolgicas, con notar brevemente lo que sigue:Dogmtica significa ciencia del dogma2S. Pero esta definicin primaria

    26 Para las delimitaciones siguientes, cf. K. Rahner, Dogmatik: LThK III (1959),446-454.

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    44 INTRODUCCINy general debe entenderse bien. No vamos a tomar aqu la dogmtica enun sentido estricto, como si nicamente los dogmas propiamente talesconstituyeran el objeto de esta ciencia. Tal concepcin queda ya excluidapor la historia (nunca concluida) de los dogmas, a la que tambin la teologa debe aportar su contribucin. Pero la dogmtica puede cumplir estatarea nicamente si la entendemos en un sentido general, como conocimiento de toda la riqueza de la revelacin que ella debe elaborar cientficamente, es decir, de forma metdica y crtica; y ya se ha explicado queesta elaboracin ha de ser llevada a trmino, en la presente obra, en elhorizonte de una teologa histrico-salvfica.En este concepto de dogmtica se incluye tambin fundamentalmentela dimensin tica, que constituye un aspecto parcial de la revelacin, encuanto que la manifestacin de Dios en la historia de la salvacin implicatambin determinados imperativos y normas para la conducta humana.En un planteamiento general debe tenerse en cuenta este aspecto parcial,al menos en principio, incluso cuando no se trata de estudiar expresamente la extenssima temtica de una teologa moral. Tambin est incluida la teologa bblica, pero no como si fuera una parte ms de la dogmtica, ni tampoco en el sentido de que deba servir slo para probar losdogmas de la Iglesia. La Escritura debe ser revalorizada, en la teologabblica, comonorma nonnormata de la dogmtica. El modo de realizareste cometido y las cuestiones que plantean las relaciones entre Escrituray teologa son problemas que se discutirn en el prximo captulo III.Dado que la historia de los dogmas debe sealar un aspecto esencial delcarcter histrico de la revelacin y de su transmisin a travs de la Iglesia, se encuadra igualmente en la medida de lo posible entre lostemas d e una dogmtica histrico-salvfica.

    Debemos distinguir entre una dogmtica as entendida y la teologafundamental clsica (cuya problemtica no ser discutida aqu). La teologa fundamental se ocupa de justificar la revelacin. Tampoco se hablarde todas las ciencias teolgicas que se refieren a la actividad de la Iglesiaa lo largo de su historia (por ejemplo, el derecho o la historia de la Iglesia) o en su presente concreto (teologa pastoral). La teologa pastoral,por ejemplo, no slo debe presentar la esencia permanente de la Iglesia,sino que tambin debe preguntarse cmo debe realizarse la Iglesia en unasituacin determinada. Lo cual pide un anlisis teolgico de la situacinpresente, porque slo desde este presupuesto pueden conseguirse las normas e imperativos concretos en orden a la actividad de la Iglesia 27.Peroesta manera de considerar las cosas no entra dentro del objeto de unaa Cf. H. Schuster, W esen und A ufgabe der Pastoraltheologie ais praktischerTheologie:HPT h I (Fributgo de Br., 1964), 93-114.

    dogmtica histrico-salvfica, aunque los punto s de vista exp uestos en estadogmtica puedan ten er una importancia decisiva para la teologa pastoral.Supuesta esta distincin, puede describirse la estructura de la obra,a grandes rasgos, de la siguiente manera:En este primer volumen se elabora una teologa fundamental que sirve de presupuesto a los temas particulares de la dogmtica y pone derelieve las estructuras generales, que son bsicas para la elaboracin delos temas especiales28. Del esquema general de la obra se deduce que laexposicin de los aspectos fundamentales y formales se lleva a cabo enla perspectiva de una dogmtica histrico-salvfica. Como ya se ha indicado, es preciso, ante todo, explicar el concepto mismo de historia de lasalvacin en una reflexin trascendental sobre la historicidad esencial delhombre y su esencial referencia a la historia de la salvacin. Viene despus el tema de la accin y la palabra de Dios en la historia de la salvacin; en este apartado hay que discutir los problemas de la revelacin,su presencia permanente en la Escritura y la tradicin y su transmisinen la Iglesia. A la accin y a la palabra reveladora de Dios responde enel hombre la fe, a partir de la cual se despliega la teologa como sabidurapor el camino de la ciencia.Los cuatro volmenes siguientes desarrollan los diferentes temas dela dogmtica desde la perspectiva de una teologa histrico-salvfica. Elvolumen II trata de D ios como fundamento primero de la historia de lasalvacin, de los orgenes de la historia de la salvacin y de la historiade la humanidad antes de Cristo. El volumen III estudia la realidadcentral, que es Cristo. En el volumen IV se habla del acontecimientosalvfico en la comunidad del Dios-hombre. El volumen V se ordena a laexposicin del camino que recorre el hombre salvado en el tiempo intermedio y estudia los problemas bsicos de la moral cristiana. Se pone trmino a la obra con una mirada a la consumacin de la historia de lasalvacin.Para esclarecimiento de esta sntesis general debemos aadir que losproblemas relativos a la antropologa teolgica se tratan en los volmenes II , II I y V, de acuerdo con la temtica de cada volumen. La mario-loga ha sido incluida, en su mayor parte, como captulo propio, en elvolumen III, en el que se habla del puesto y la cooperacin de Maraen la realidad Cristo; tambin s e. exponen en el volumen I V, ydesde una perspectiva eclesiolgica, algunos problemas mariolgicosespeciales. No se ha elaborado un tratado sobre los sacramentos segnel mdulo tradicional. A la cuestin de los sacramentos en general se

    a Sobre el sentido y la tarea de una teologa fundamental y formal, cf. K. Rahner,Frmale und fundamntale Theologie: LThK IV (1960), 205s.

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    46 INTRODUCCINrespondeen laeclesiologa,enconexin conelproblemadelos elementosparcialesde lainstitucinde laIglesia. Cadauno de lossacramentosenparticular ser estudiadoen losvolmenes IV y V, en sulugar correspondiente.Encadaunode los volmenessedarn ulteriores indicacionessobre la estructura de la obra y la exposicinde los diferentes temas.

    J. FEINERM. LOHRER

    FUNDAMENTOSDE LA TEOLOGACOMO HISTORIA DE LA SALVACIN

    A.l

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    CAPITULO ITEOLOGA FUNDAMENTAL DELA HISTORIA DE LA SALVACIN

    INTRODUCCINEL PROBLEMA D E LA HISTORIA DE LA SALVACINEN LA TEOLOGA Y EN LA HISTORIA DE LA TEOLOGA

    El cristiano tiene una relacin inmediata con lo que, en un conceptogeneral, llamamos historia de la salvacin. El se sabe afectado, en su concreto vivir cristiano, por los sucesos fundamentales de la historia de lasalvacin juda y cristiana, que reconoce expresamente en su confesinde fe y recuerda en la prctica de su vida cristiana por medio de los sacramentos; todos estos hechos, acaecidos una vez en el pasado, tienenpara l un sentido inmediato. En virtud de la conexin de estos hechossalvficos, que confiesa en su fe con toda espontaneidad y naturalidad yque tiene por vitales para su salvacin, con otros sucesos de la mismahistoria, cobra inters para l esta historia nica y total. Tal reflexinmuestra con claridad cuan irrecusable e intransferiblemente est condicionado el cristiano, en orden a una comprensin cristiana de la fe, en supreocupacin salvfica, en su propia existencia religiosa, en su creer y ensu obrar, por esta historia.No resulta as difcil comprender el gran inters por la historia de lasalvacin que se descubre en la teologa catlica ms reciente l.Ya unasimple ojeada nos permite comprobar con cunta frecuencia se habla, enel mbito de la exgesis de la Escritura, pero tambin en el campo de lostrabajos dogmticos, de los hechos histrico-salvficos del AT y del NT.En las reflexiones teolgicas sobre la liturgia se declara que la historia d ela salvacin es fundamental para un conocimiento litrgico general 2. Lacatequesis se orienta de nuevo hacia los hechos de la historia de la salva-

    1 Puede verse una exposicin de este nuevo movimiento en los artculos deR. Schnackenburg y otros,Heilsgeschichte: LThK V (1960), 148-157 (bibliografa);P. Blaser y A. Darlap,Historia de la salvacin: CFT II, 213-235.2 Cf. C. Vagaggini,IIsenso teolgico dellaliturgia,Roma,41965.

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    INTRODUCCIN 5 1

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    50 LA HISTORIA DE LA SALVACINcin, que deben ocupar el punto central de la predicacin 3. Si ya el librode Agustn De catechizandis rudibus considera, uno tras otro, los diferentes acontecimientos de la historia de la salvacin, comenzando por lacreacin, el paraso y la cada, pasando por la historia de los patriarcas,la promulgacin de la Ley en el Sina, la t ierra prometida, el exilio babilnico, hasta llegar a Cristo, su resurreccin, el acontecimiento de Pentecosts, a la Iglesia y el juicio final, este modo de ver las cosas, que ya seencuentra de una manera global en los Padres, vuelve a cobrar ahora todasu importancia. Y as se esper? tambin de la teologa dogmtica quevuelva a d ar nuev o relieve a esta perspectiva histrico-salvfica que habaquedado parcialmente oculta en los tratados clsicos de la teologa escolstica por una manera predominantemente metafsica de considerar larevelacin.Aunque las sugerencias de la teologa patrstica relativas a una visinhistrico-salvfica de la revelacin puedan ser fructuosas, la tarea de unateologa de hoy es repensar el problema de la historia de la salvacin e.nel horizonte de la problemtica actual. El cometido de esta introduccines plantear, mediante una serie de alusiones a la historia de la teologa yde reflexiones fundamentales, el problema de una teologa de la historiade la salvacin y de una teologa histrico-salvfica, de suerte que el camino que aqu va a ser trazado quede claramente diferenciado respectode otras maneras histrico-salvficas de considerar la revelacin y se encuentre un slido punto de partida para la teologa fundamental de lahistoria de la salvacin.Existe una interpretacin del cristianismo que intenta eliminar todareferencia a determinados hechos histricos, vitales para nuestra salvacin. Esta tendencia aparece ya en el racionalismo del siglo xvni, queacometi la empresa de bosquejar una relacin del hombre con Dios quetuviera la mayor independencia posible respecto de tales hechos histricos. Si se puede llegar a conocer a Dios como garante del orden moral

    con la luz de la razn natural; si la veneracin de este Dios de los filsofos y la observancia de la ley moral, que, como un todo, siempre puedeser reproducida, garantizan la salvacin del hombre, de modo que las formas histricas de la religin vendran a confirmar que el hombre puedecrear de nuevo la religin sin apoyarse en la historia y puede considerarsus estructuras fundamentales como independientes de cualquier acontecimiento del pasado; si todo esto constituye de alguna manera la quintaesencia del cristianismo, en este caso ciertamente nada tendra que ver elcristiano con una historia de la salvacin. Las tradiciones histricas y lasreferencias a hechos histricos anteriores no seran sino el arte y manera3Cf. el catecismo alemn unificado, que, comparado con catecismos anteriores, demuestra un inters ms acentuado por la historia de la salvacin.

    que tiene el hombre, como metafsico, de descubrir la religin natural 4 .No es preciso investigar aqu los diferentes modos y grados de este intento de despojar a la concepcin cristiana de la fe de su carcter hist