FADEAWAY Número0
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RAY ALLEN, REY
DE LOS TRIPLES
RAY ALLEN, REY
DE LOS TRIPLES
NÚMERO 0 MARZO 2011
RAY ALLEN REY
DEL TRIPLE
URSS-USA: EL GRAN
DUELO DE LA GUERRA
FRÍA
MINICOPA
LABRANDO EL FUTURO
“Estamos aquí, viviendo la magia del baloncesto,
porque la vida puede ser maravillosa”
Andrés Montes, DEP
Dirección y maquetación: Eusebi Sedeño
Han colaborado en este número: Antonio Gil, Oscar Cuesta, Alberto Rubio y Aitor Bouzo
Copyright fotos: AP, Getty, Fadeaway, Antonio Gil, ACB.com, Basketnews, Corbis Images, FIBA, USAB, Solobasket, Uconn, A. Bouzo /EFEDOS
El baloncesto siempre se ha caracterizado por transformarse en sus reglas y situaciones
cuando le ha hecho falta, y siempre a favor del espectáculo para los aficionados. Uno de los
cambios más importantes de la historia de este deporte fue la posibilidad de poder sumar 3
puntos con una simple canasta. Se creaba la línea del triple.
Para conocer los orígenes de este cambio hay que remontarse al año
1933. Luchando por hacer este juego un deporte para todos, donde no
sólo los hombre altos tuvieran oportunidades de brillar, se sugirió el
poner una línea situada a 7,62 metros, desde la cual el valor de la
canasta sería de 3 puntos en lugar de los 2 habituales desde otras partes
del terreno de juego. En competición oficial, no obstante, no fue
probada esta nueva regla hasta el 7 de febrero de 1945, en un partido de
la NCAA entre las universidades de Columbia y Fordham.
El entrenador de Oregon, Howard Hobson, y el postgraduado de Columbia, Julian
Rice, habían encontrado en el triple la manera de limitar la importancia de la
posición central debajo del aro y la eliminación del uso de la defensa en zona,
según el artículo del New York Times de la época. Se hizo una especie de votación
entre los aficionados de aquél partido para conocer si pondrían en práctica una
opción como esa. Casi el 60 por ciento de los participantes aprobaron de la línea
de 3 puntos. John Proffant anotó 4 triples en ese partido, siendo el más acertado,
su compañero Skinner anotó 3, y comentaba esto sobre la nueva puntuación más
allá del arco, "Yo era el máximo anotador porque la línea de 21 pies era mi
preparación habitual del tiro. Yo no estaba haciendo nada diferente. No estaba ni
siquiera prestando atención a la línea de 3 puntos."
El lanzamiento de tres puntos se popularizó gracias a la American Basketball
Association (ABA), que la introdujo en 1968 (La antigua ABA, otra liga del mismo
nombre, estableció el triple en 1961). No hay duda que el paso más grande para
darle bombo a este nuevo horizonte en el baloncesto fue la creación del Concurso
de triples, junto al Concurso de mates, creados como una herramienta de
marketing para competir contra la todopoderosa NBA. La liga desapareció, y tan
sólo quedó como referente profesional en USA la actual NBA, que lejos de ser
inmune a la adopción de novedades, hizo muy bien en adoptar la línea de 3
puntos en la temporada 1979-80. El baloncesto cambió para siempre.
El momento histórico para la NBA del primer triple oficial se remonta al 12
octubre de ese 1979. En el partido Boston Celtics-Houston Rockets, cuando debutó como
LA NBA INTRODUJO
EL TRIPLE EN LA
TEMPORADA 79/80
rookie Larry Bird, el reloj llegaba a los últimos 4 minutos del primer cuarto. Chris Ford, de los
orgullosos verdes, recibió el balón fuera del arco y anotó por primera vez un lanzamiento de
3 puntos.
De esta forma la especialización ofensiva en un jugador de baloncesto tenía aún más
posibilidades. Se abría la opción de poder ser bajito e importante a la vez, gracias a la
capacidad de acierto desde esa nueva distancia. Las defensas debían abrirse, ahora la
amenaza de sumar más por un tiro lejano debía abrir los ojos a los
defensores. Las puntuaciones aumentaron, el baloncesto ganó en
espectáculo.
Muchos han sido a los largo de estos 31 años de existencia de la línea de
triple en la NBA que se han visto encasillados o especializados, si cabe, en
estas situaciones. Auténticos killers los cuales tienen evidentemente su
reconocimiento por sus porcentajes o por la cantidad de tiros anotados
durante su carrera.
Gracias a esa notoriedad, el pasado 10 de febrero (66 años y 3 días después de que se
probara esta variante), Ray Allen se convertía en el jugador con más triples anotados de toda
la historia de la NBA. Fue a falta de 1:48 para el final del primer cuarto en el partido ante Los
Ángeles Lakers en el TD Garden bostoniano, cuando Allen superó los 2560 triples anotados
por otro auténtico “asesino” des del triple, Reggie Miller.
Este récord estaba vigente
desde el 19 de mayo de
2005, cuando Miller jugó su
último partido profesional,
anotando 4 triples de los 8
que intentó, poniendo esa
marca para la historia.
Fueron 18 años los que
necesito el jugador
californiano para marcar
con oro la historia de la
NBA. El mismo Miller fue el
encargado de comentar la
jugada en directo para la
televisión. "Los récords
están para batirlos. Este es uno
de los mejores chicos. Muy humilde, gran trabajador y un gran hombre de familia.”
Dalle Ellis, quien fuera el primero en llegar a los 1000 triples en la NBA, se vio superado en la
temporada 1997-98, aún en activo en las filas de Seattle Supersonics, por Reggie Miller. El de
los Indiana Pacers catapultó la cifra en los siguientes 8 años de su carrera, situándola en los
guarismos que todos conocemos, 2560.
2560 triples
era la marca
a batir
En su 14ª temporada, el actual escolta de Boston
Celtics, también californiano como Miller, y salido
de la Universidad de Connecticut, vio muy cerca la
posibilidad de llegar a superar la cifra del antiguo
recordman. Se presentaba a la nueva temporada
con 2444 triples anotados y anotando más de 150
en 5 de las 6 últimas temporadas, era cuestión de
tiempo que llegara a los míticos números de
Reggie.
En los momentos previos al partido contra los
Lakers, y después de que en el partido anterior
anotara los 2 triples que intentó ante Charlotte,
era inevitable preguntarle a Allen si pensaba en la
posibilidad de que esa noche fuera cuando
alcanzara a Miller, y si, con otro triple anotado, lo
superaría. “No dormí muy bien anoche, pero me he
centrado en hacer lo que hago cada día para que
no resultara diferente. Ver a Miller ahí, antes del
partido, será abrumador. He repartido como unas 22 entradas para toda la familia y amigos.
Es muy grande que quieran estar aquí, cerca de mí, apoyándome.”
Y el momento llegó, y Allen lo explicaba así en el postpartido. "Fue casi como a cámara
lenta, podía ver toda la jugada desarrollándose. Así es como se sentía. Me dije, ‘Éste es’. Yo
sabía lo que estaba pensando Rondo. Yo sé que él sabe dónde estoy. Sabía que era bueno.
Definitivamente fue un momento mágico."
No cabe duda que el récord lo pulverizará el mismo Allen con el paso de las fechas en este
temporada. Y que podría ir incrementándose mucho más si juega más temporadas en la
NBA. El 20 de julio cumplirá 36 años, y se le ve bastante bien físicamente. ¿Dónde pondrá el
Rey del Triple la nueva marca a superar?
Fuentes: New York Times, IvyLeagueSports.com,
hoopedia.nba.com, basketball-reference.com, ESPN,
Boston Celtics website
Fotos: Associated Press, Getty Images
Revive el momento histórico dándole a la pantalla
O tecleando: http://www.youtube.com/watch?v=wG95A3Sdvdg&hd=1
Modafinilo
Neuroestimulante con
propiedades neuroprotectoras
indicado para el tratamiento de:
Somnolencia Excesiva Diurna o
Desorden del sueño por ejemplo
por un cambio de turno laboral.
“Te levantas una mañana y de repente te encuentras acusada de algo de lo que no tienes ni idea de qué es. Solo sé que nunca lo he tomado” Diana Taurasi definía a la perfección su caso de dopaje en una de sus contadas apariciones públicas. La mejor jugadora del mundo para muchos, que esta temporada se había movido desde las afueras de Moscú hacia Estambul para cobrar cerca de un millón de euros en el Fenerbahçe, fue repentinamente señalada con un pesado dedo acusador, por la sucia mancha negra del dopaje. Modafinilo se llamaba el dichoso estimulante que quedaba grapado a sus canastas imposibles, a sus anillos de WNBA, a su insaciable espíritu ganador. No sólo se tambaleaba lo más esencial de la vida de una mujer como Diana Taurasi que necesita del baloncesto para aplacar su competitividad, que bebe de castigar las redes de medio mundo para entender su paso por este mundo. También perdía equilibrio el mismo baloncesto, sin distinción de sexos. Unir la figura de la jugadora más determinante de los últimos años y una de las mejores de todos los tiempos con un análisis de orina positivo no es polvo de los que se puede esconder bajo una alfombra. Iba directamente a la línea de flotación de la credibilidad de un deporte históricamente alejado de este tipo de sospechas.
La noticia, en justa proporción a la hipersensibilidad de la sociedad con el dopaje, dio la vuelta al mundo. El invisible baloncesto femenino era repentinamente retratado con todo lujo de detalles por los mass media. Y eso solo podía ocurrir con Diana Taurasi. No había ocurrido con Monique Coker (Monique who?), idénticamente acusada de dopaje, idénticamente por modafinil, e idénticamente por el mismo laboratorio turco. ¿Sospechoso, no creen? “El modafinilo es una sustancia que está pasada de moda desde que estalló el escándalo de los laboratorios BALCO. En el mundo se habían dados dos positivos en 6 años y en cuestión de un mes aparecen cuatro en Turquía”. Los de Diana, Coker y dos jugadores de fútbol… Howard Jacobs, abogado de Taurasi y
experto en acusaciones de dopaje, tenía bien claro que algo no funcionaba correctamente en el laboratorio de la Universidad de Haceteppe, en Ankara. El proceso de apelación y final absolución de Taurasi se resolvió en un tiempo récord. Ni siquiera tres meses, cuando se esperaba un largo y duro 2011 para la escolta norteamericana. Eran tan evidentes las graves deficiencias en el control y transporte desde Estambul hasta Ankara y en el protocolo de evaluación que las primeras sensaciones de chapuza en do bemol se quedaban cortas. Coser y cantar para un abogado acostumbrado a empresas mediáticas y laborales mucho más exigentes. Marion Jones, Floyd Landis,… Como para ponerse nervioso. Pero el daño ya estaba hecho. El mero hecho de publicar una noticia de este cariz le costó a Taurasi su millonario contrato con el Fenerbahçe, mientras que al club turco, eliminado en cuartos de final por el Sparta&K Vidnoje (el anterior equipo de DT), probablemente le privara del objetivo exclusivo por el que ensambló un equipo de ensueño: su primer título de Euroliga. Dinero y gloria, al fin y al cabo. Probablemente Diana ahora mismo cambiaría toda la plata ganada y todos sus títulos por recuperar plenamente el prestigio y la reputación ganados a pulso durante años y años de dominio. Por eliminar del disco duro de Google cualquier rastro de esta pesadilla con final (digamos que) feliz. Dos oros olímpicos, cuatro Euroligas consecutivas, dos anillos de WNBA, tres títulos universitarios con UConn, o cualquiera de sus incontables títulos y logros individuales. Todo eso palidece al lado del descrédito, a que te sojuzguen cada vez que tocas un balón o que apareces en una pista y se asocie tu incomparable talento a aquella noticia de dopaje que un día leíste quién sabe dónde. Una acusación de dopaje no es una mancha de aceite en el agua que se pueda aislar y expulsar con la palma de la mano. El estigma permanece incluso en casos de inocencia tan evidentes como el de Diana Taurasi. La jugadora sabe que se enfrenta ahora a una tarea ardua (y tal vez imposible) para recuperar la plena confianza de los aficionados y periodistas
que alimentaron la noticia vertiendo comentarios estándars. A los fans del Fenerbahçe no les queda ninguna duda. Convencidos de su plena inocencia, crearon la web comebackdiana.com donde no solo se han depositado cerca de 8000 mensajes de apoyo sino también donde se refleja una pancarta exhibida en un encuentro “LO QUE NO TE MATA, TE HACE MÁS FUERTE” o la liverpooliana “YOU’LL NEVER WALK ALONE”. E incluso el presidente del club, Aziz Yildirim (una especie de Florentino Pérez otomano), llegó a entrevistarse con el mismísimo primer ministro turco Recep Erdogan para tratar el caso. Tal vez eso le pueda servir de consuelo, pero donde desea redimirse en primer instancia es en USA, un mercado que se le resiste, dopaje mediante o no. En junio regresa la WNBA, la mejor liga del mundo, donde su popularidad no es tan arrolladora como podríamos pensar de la jugadora más determinante. Diana cede el primer peldaño de camisetas vendidas en la NBA Store de la 5ª Avenida a dos “cute players” como Becky Hammon o Sue Bird, dos bases que representan la perfección, la belleza y la corrección política tan propias de los States. Taurasi fue en sus tiempos de UConn la extensión más fiel del fortísimo carácter ganador de Geno Auriemma, un amante de llamar las cosas por su nombre. Italiano de nacimiento, era imposible que no conectara su beligerancia verbal con Diana, y eso se acaba pagando en USA y en cualquier lugar del planeta Tierra. Como también mina tu credibilidad el DUI incident de 2009: una noche en el calabozo y dos partidos en el banquillo. Con el tiempo DT ha sido capaz de domar aquella rebeldía juvenil y acoplarse a los estándards de la WNBA. La traumática muerte a balazos de Shabtai von Kalmanovich, amigo personal antes que presidente en el Sparta&K, y el DUI incident han jugado un decisivo factor en su proceso de maduración. Tras este desagradable episodio de falso positivo, en el pensamiento de Taurasi persiste la idea de ganarse un nuevo gran contrato “overseas” y arrasar con todos los títulos que se le pongan por delante, pero “hay que asegurarse bien dónde juegas. No puedo hablar mal de Turquía, de la Federación, de las jugadoras y los aficionados, pero el próximo año iré a un equipo donde me sienta segura”. Diana Taurasi tratará de luchar contra su estigma probablemente desde Rusia, único país del mundo capaz de asumir que la mejor jugadora del mundo sigue mereciendo un contrato millonario.
EL 2 DE JUNIO DE 2009
FUE ARRESTADA
TRAS SOBREPASAR
EL LÍMITE DE
VELOCIDAD Y
SUPERAR EL LÍMITE
DE ALCOHOLEMIA
PERMITIDO
Fotos: FADEAWAY
Saludos cracks,
El All Star Weekend es toda una experiencia, y Los Angeles una ciudad curiosa e interesante. Así podría dar respuesta a alguien
que me pregunta cómo fue mi fin de semana cubriendo ese evento ambiente festivo que la NBA organiza cada año allá por el
mes de febrero. Sin embargo, pasados ya varios días y viéndolo todo un poco, no demasiado, desde la lejanía aún me cuesta
frenar mi entusiasmo de fan a la hora de contar anécdotas, historietas y curiosidades varias de lo que significó para mí el primer
All Star Weekend vivido in situ y en directo. El ASW mola, ¡y mucho! Todo está perfectamente controlado, que por eso la NBA
puede presumir de ser una de las mejores ligas profesionales del mundo en cuanto a organización de eventos se refiere, pero al
mismo tiempo es un caos precioso e impredecible. Y eso, quieras que no, a cualquier friki del mundo de la canasta y sus
alrededores le gusta.
Antes de coger el avión la Liga ya se ha encargado de enviarte un calendario perfectamente detallado para que no te pierdas
nada y no puedas tener la manida excusa de “no me había enterado”. Minuto a minuto, día a día, todo el fin de semana está
perfectamente programado… y al mismo tiempo lleno de sorpresas. La primera se la lleva tu tarjeta de crédito cuando
aprovechas el paseo hasta el Convention Center para recoger la acreditación (en la que nuevamente sale una foto que no es la
tuya y hay que repetir) y una vez allí te pierdes por primera vez en la Jam Session. Dos camisetas, a cada cual con más cifras en
su precio, calcetines, programas… y las alas de la paloma que sale en el dibujo de la Visa desplumadas de tanto pasar la tarjeta
por el datófono. La siguiente situación imprevista es cuando vas al entrenamiento de los rookies y te das cuenta de que algunos
jugadores te hacen sentir como en casa y da la impresión que ni ellos ni tú sois novatos. Landry Fields te saluda tan campechano
como siempre, John Wall busca tu mirada con complicidad mientras se ata las zapatillas, Brandon Jennings te pide ayuda casi a
la desesperada para salir de una metedura de pata delante de varios medios al no acordarse de que Blake Griffin juega contra él
en el partido del viernes… Y de ahí a levantarte del asiento para no perderte ni un detalle de toda la parafernalia del concurso de
mates (que tantas y tantas veces has visto por televisión a las mil de la madrugada) sólo hay un paso.
Mientras tanto, entrevistas con grandes estrellas de la NBA en mesas plagadas de prensa asiática un poco fuera de lugar,
encontronazos ocasionales con jugadores actuales y leyendas vivientes de la Liga, saludos de fans españoles desplazados hasta
Los Angeles, partidos entre medios en la universidad de UCLA con pique verbal con John Starks incluido, paseos por Santa
Monica y más compras, regalos, y de repente… ¡BOOM! Lenny Kravitz reventando altavoces (petición para años posteriores: feo
detalle que en mi primer All Star la tribuna de prensa esté a la espalda del escenario) y Rihanna, acompañada de un providencial
Drake y un acertado Kanye West, rompiendo corazones. ¡Ah! Y entre medias un partido de baloncesto que reúne a la cremè de
la cremè de los astros NBA. Yo me pido repetir. Es lo malo de conocer cosas nuevas que, de entrada, sabías que te iban a gustar.
Los currantes de esto no es que seamos ricos precisamente, pero este tipo de experiencias tienen un valor incalculable.
Os dejo unas fotos por aquí, un abrazote
Antonio Gil,
Gigantes del Basket en NYC
El Torneo más longevo en el baloncesto nacional estuvo de celebración
en esta edición del 2011 cuando cumplió 75 años. El año 1933 fue el
despegue de esta competición, la única hasta la instauración de la Liga
Nacional, capaz de dirimir cuál era el mejor equipo español. Solamente
dejó de jugarse durante los tres años que duró la Guerra Civil,
convirtiéndose en un claro nexo entre los primeros pioneros y la
actualidad. Hasta este año, 15 equipos han podido levantar una Copa
en mayor o menor número de veces. La historia de la Copa se resume
así.
INICIOS COPEROS
Esta competición nació bajo la denominación de Campeonato de
España y su primera edición se celebró en Madrid el año 1933. Las
tres primeras ediciones, antes del parón por culpa de la Guerra,
tuvieron al Rayo Club de Madrid como máximo exponente. Ganó la
primera y la tercera edición, perdiendo la segunda ante la Societé
SportivePatrie de Barcelona.
El primer cambio de
denominación de esta
competición vino con el
resultado de la Guerra. La
instauración franquista en
el estado llegaba a todos
los niveles, y en una
competición que poco a
poco iba ganando en
importancia, era imposible
que fuera un cabo suelto para la maquinaria franquista. La Copa del
Generalísimo empezaría a rodar en 1939-40, con un sistema igual al
anterior Campeonato de España, con una final a un solo partido
(excepto la temporada 48-49 que se diputó una liguilla, quedando
Barça primero y Real Madrid segundo).
Equipo del CB L’Hospitalet
Hasta la temporada 1949-50, nadie tosió a los catalanes en dicha
competición. Una de las cunas tradicionales del baloncesto patrio, por
no decir la gran cuna, se llevó todos los laureados sin apenas
problemas. 6 títulos para el FCBarcelona, 2 para el Laietà Basket Club,
y 1 para CB L’Hospitalet, RCD Español y Joventut de Badalona. Si hay
una figura que sobresalió en esos años fue el
hospitalense Eduard Kucharski, considerado el
primer jugador estrella del baloncesto
nacional, y campeón de 5 títulos con 3 equipos
distintos. Kucharski destacó por su preciso tiro a
dos manos, su fuerza física y su carácter de líder.
Eduard reconocía que “al principio iba para
futbolista, rápidamente me decanté por el
baloncesto con el Laietà, un equipo que llevamos
a ser dos veces campeones de España y Cataluña”.
Nunca sabremos cómo sería nuestro baloncesto
sin este pionero.
EL REAL MADRID Y EL PROFESIONALISMO
El incipiente profesionalismo de algunas escuadras como el Real
Madrid hizo cambiar las cosas muy pronto. La superioridad de equipos
clásicos como los que hemos mencionado anteriormente se quedó en el
camino para presenciar un abrumador y casi incontestable poder
blanco en el baloncesto nacional. Sólo el Joventut (3 títulos en los años
50 y otro más en la temporada 68-69), FC Barcelona (campeón en la
58-59), CB Estudiantes (62-63) y Picadero JC (63-64 y 67-68), fueron
capaces de quitarle el primer puesto del podio a los madridistas que
consiguieron 17 títulos desde esa temporada 50-51 hasta la 74-75, con
los últimos seis títulos, además, de forma consecutiva. Y eso en la Copa,
porque en la Liga Nacional, creada en la
temporada 1956-57, se llevaron 18 títulos de
los primeros 20 campeonatos.
En ese título de campeón del FCBarcelona de la
temporada 1958-59, que además fue
acompañada con el título liguero también
destacaban Jordi Bonareu y Nino Buscató. El
Eduard Kucharski
Jordi Bonareu
primero recordaba la Final de esta forma: "Fue un partido que se
suspendió en varias ocasiones y al final se programó cuatro días después
de mi boda, que no la podía aplazar. Lo jugué después de sólo tres días de
viaje de novios." El segundo, destacó por su capacidad de liderazgo allí
donde jugó y, especialmente, por su tiro en suspensión."Los
entrenadores me decían que no lo hiciera pero yo vi que era el tiro del
futuro porque era más sorpresivo, Lo mecanicé rápido. Antes casi todos
lanzaban sobre un solo pie como hace hoy
en día un poco Navarro. Esta vez consistía
en saltar con los dos y lanzar”.
En la dominación blanca pasaron muchos y
muy buenos jugadores, (Emiliano,
Sevillano, Morrison, Hightower, Burgess,
Laso, Luyk, Brabender, Rullán, Aiken,
Ramos, Cristobal, Walter, Cabrera o
Corbalán) pero la mayor parte de culpa
hay que ponérsela, sin lugar a dudas, a un
señor que parecía que también iba a
decantarse por el futbol. “Un día, en
Alicante, entré por casualidad en una cancha de baloncesto y aquello fue
para mí como la luz para san Pablo cuando se cayó del caballo camino
de Damasco”. De esta forma cambió al baloncesto el entrenador más
influyente de la historia española, y prácticamente también de la
historia europea. PEDRO FERRÁNDIZ encabezó el baloncesto
profesional parecido a como lo entenderíamos nosotros, con
entrenamientos mañana y tarde, con planificación física, algo inaudito
hasta entonces, y con una calidad técnica y táctica en sus jugadores
superlativa. Los títulos caían sin parar, y en Europa también se
hicieron con 4 Copas de Europa. “Los títulos me salían por las orejas”.
ADIÓS DICTADURA, HOLA COPA DEL REY
El presidente del FCBarcelona Enric Llaudet decidió que el equipo de
baloncesto dejara de ser profesional justo en aquel momento, las
grandes estrellas se fueron, y el Barça bajó de categoría. Buscató pasó a
las filas de un Joventut de Badalona que creció rápidamente también
gracias a su Escola de Bàsquet, fundada en el año 73, la seña de
Emiliano Rodríguez
identidad del club hasta nuestros días. Prueba de ella la tuvimos en la
última edición de la Copa del Generalísimo, en la temporada 1975-76,
cuando los catalanes se enfrentaron, con José María Meléndez como
entrenador, al mismísimo Real Madrid, en la primera temporada de
Lolo Sainz. Con un resultado de 99-88, los verdinegros consiguieron el
título y un cambio de tendencia se avecinaba.
Aún así la primera Copa del Rey conocida como tal, en la temporada
siguiente, fue ganada por los blancos. Szczerbiak, jugador del Real
Madrid, vio cambiada su inconmensurable capacidad de anotar con el
nuevo míster, “Lolo había decidido que jugásemos repartiendo mucho la
anotación y así lo hicimos”. Pocos títulos más caerían. El FC Barcelona
llegó a la final, después de recuperar el espíritu profesional que ya era
lo común en todos los equipos de la máxima categoría. Su nuevo
renacimiento llevó consigo imponerse en las siguientes 6 ediciones.
El panorama nacional cambió con la
temporada 1983-84. Se creó la LIGA
ACB, y la Copa del Rey pasaba a ser
el Campeonato que conocemos
ahora, con una serie de equipos
clasificados y que se jugarían el
título en una sola sede, primero en
una Final a 4, y posteriormente, a
partir de la 86-87, con Final a 8.
En los años 80 la irrupción de
equipos como el CAI Zaragoza
rompieron el domino barcelonista.
Ganaron el título copero en la primera edición a Final a 4, 83-84, y
repitieron éxito en la temporada 89-90. El verano de 1984 estuvo
marcado por la selección nacional. Se dio a conocer en los 5
continentes con la medalla de Plata en los Juegos Olímpicos de Los
Ángeles, el gran éxito del baloncesto nacional en el siglo XX. Fernando
Arcega, que se salió con el CAI, lo vivió “con 23 años y sin demasiada
experiencia. Había gente del bagaje de Epi, Corbalán, Llorente o
Iturriaga. La experiencia fue increíble. Para los aficionados al deporte es
Walter Szczerbiak
una referencia”. La selección tampoco ya estaría marcada por
jugadores de dos o tres clubes.
DE LA PLATA DE LOS ÁNGELES HASTA HOY
El FC Barcelona seguiría cosechando títulos de la mano de Aíto García
Reneses en el banquillo y con los históricos Epi, Sibilio, Norris, y
Solozábal en la plantilla. El Real Madrid conseguiría su último título
copero en la temporada 1992-93.
Estudiantes, con dos títulos, y TDK Manresa, Joventut de Badalona y
Valencia Basket, con 1 cada uno, pudieron conseguir su parte del pastel
hasta llegar al nuevo siglo. También apareció el Baskonia, que lejos de
ser flor de un día, ganó su primera Copa en Granada en 1995, y se
asentó como equipo potente a nivel nacional, cosechando 5 más en los
últimos 13 años de competición. Manel Comas era el entrenador de ese
primer equipo baskonista campeón, “ha sido durísimo, los tres
encuentros han sido muy difíciles y hoy estabámos muertos físicamente.
Los artistas son los jugadores, se lo merecen todo”. La llegada de Josean
Querejeta a la entidad vasca cambió por completo la fisonomía del
club, y llegaron los éxitos poco a poco, sin prisa, pero sin pausa, como
se suele decir.
Unicaja Málaga
también tuvo su
momento glorioso en
la Copa de Zaragoza
del 2005, con un
jugador en el punto
alto álgido de su
carrera como estrella
como Jorge Garbajosa,
a la vez del aroma
argentino de Pepe
Sánchez y Walter
Hermann, "Aunque fue
un partido muy duro,
pudimos equilibrarlo al final, en todo momento sentimos seguridad y
Manel Comas con la Copa del Rey 1995
convicción, la fiesta grande será al llegar a Málaga. Me imagino cómo
debe estar la ciudad". El DKV Joventut, por su parte, sorprendió a
propios y extraños ganando la competición en 2008, en Vitoria, ante el
Baskonia, con un espectacular Rudy Fernández, "En la primera parte el
Tau nos ha hecho las cosas muy difíciles con un partido muy físico, pero
luego hemos mejorado en defensa, presionado, corrido y hemos sido el
Joventut de los dos primeros partidos. Hemos conseguido un título
merecido y lo de MVP, hemos luchado todos y hemos ganado".
Los años no mencionados fueron títulos para los barcelonistas, que no
dominan como a finales de los años 70 e inicios de los 80, pero que
mantienen su poder en las competiciones nacionales, ganándole una y
otra vez a un Real Madrid que no encuentra el camino del éxito. Incluso
en esta última edición del 2011 los culés han logrado alcanzar a los
blancos como equipo con más títulos coperos, 22. Sin lugar a dudas la
más recordada por todos fue la Final del 2001, la Final que sirvió para
encumbrar a un joven jugador que con los años se ha convertido en el
mejor de la historia de nuestro país, Pau Gasol, autor de 25 puntos.
No cabe duda que la hegemonía de estos dos clubes, de estos dos
grandes clásicos, ha marcado la tendencia del baloncesto nacional. Una
vez unos, otra vez otros, la Copa, así como la Liga, ha tenido a estos
clubes en lo más alto. El futuro aún no se conoce, aquí no trataremos de
averiguarlo. Lo que queda claro, con el conocimiento de todo nuestro
pasado, es que nada dura para siempre, exceptuando, esperemos, este
deporte.
Pau Gasol y la Copa que lo encumbró
Fuentes: ACB.com, Diario AS, MARCA, El País
Fotos: ACB.com y Basketnews.es
ubo un tiempo en que el mundo estuvo divido en dos. Después de
la Segunda Guerra Mundial, el ascenso de Estados Unidos como
potencia a nivel planetario dejo de ser un proyecto a ser un hecho.
Muchos de los países europeos se alinearon a su favor, con ayudas
económicas por parte de este para la reconstrucción de sus países.
Enfrente, muchos otros estuvieron más cerca de las posiciones soviéticas, el otro
gran vencedor de la Guerra. La conocida como Guerra Fría, fue el camino para
intentar superarse el uno al otro, y también a nivel deportivo, y en el baloncesto,
esta confrontación nos dejó grandes episodios históricos.
La selección de baloncesto de la URSS tuvo a partir de los años 50 un crecimiento
brutal, dejando de lado las miserias de antaño, y poco a poco fue dominando el
panorama europeo. Los títulos de 1947 y 1951, frente a Checoslovaquia, y 1953
frente a Hungría, fueron el preludio de la dominación continental de los años 60.
8 títulos consecutivos del FIBA Eurobasket desde el año 1957 al 1971, claro
ejemplo de lo que la URSS era para el baloncesto Europeo. Maigonis Valdmanis,
Valdis Muiznieks, nacidos en Riga (serían ahora
letones), con 3 títulos europeos y 3 subcampeonatos
de los Juegos Olímpicos, y Gennadi Volnov, con 6
títulos europeos, fueron los jugadores más
carismáticos de una selección que no paraba de
crecer de manos del entrenador Stepan Spandarian y,
sobretodo, de Alexander Gomelsky, “el padre del
baloncesto moderno en la URSS”. Uno de los
personajes sin los que la historia de este deporte no
se entendería.Al final de su carrera Gomelsky
explicaba qué era entrenar en esa época, "En aquel
tiempo no existían los clínics, la televisión acababa de
nacer, había muy pocos libros de estudio, …todos
éramos autodidactas, pero tuvimos mucha pasión y el deseo a aprender. Después de
haber trabajado en España, Francia y los Estados Unidos, me doy cuenta que mi
vida debe continuar en Rusia. Veo que mi objetivo básico fue hacer el baloncesto
más popular aquí como el juego más espectacular, elegante, e intelectual. "
El CSKA Moscow fue el equipo emblema de la época de los 60 para los soviéticos.
Campeón de 7 de los 10 títulos nacionales de la década, también ganó 3 de los 5
H
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RÍA
títulos europeos, dejando tan sólo de llegar a una final, la de 1967. Ni que decir
cabe que muchos de sus jugadores eran la base de la selección nacional soviética
que se iba haciendo dueño y señor de Europa. Prácticamente no había quien
tosiera a los rojos en el Viejo Continente, tanto a nivel político como a nivel
deportivo, y en muchas más facetas que simplemente la baloncestística.
A nivel Mundial, fue en esa época cuando los partidos ante su archienemigo
americano empezaron a ser duelos de alto voltaje. Después de que la URSS no se
clasificara para los Mundiales de 1950 y 1954, los años 60 fueron donde la Guerra
Fría también se trasladó a la pista de baloncesto. Las dos superpotencias
competirían por la supremacía deportiva.
La Unión Soviética quedó 6ª en el Mundial de 1959 disputado en Chile, pero le
infringió una dura derrota a los americanos el 28 de enero, 37-62, con 14 puntos
como máximo anotador de Maygonis Valdmanis. Su posición recayó por temas
extradeportivos. Cuando debía jugar contra Formosa (actual Taiwan), se negó a
hacerlo por motivos políticos, de ahí su
descalificación. A pesar de eso, la selección soviética
fue recibida en Moscú como auténticos campeones del
mundo, incluso editando una serie filatélica
conmemorativa.
Cuatro años más tarde, en el Mundial de Río, un 18 de
mayo se vivió uno de los partidos más emocionantes
de esta rivalidad. Con un resultado de 75-74, y con
Gennadi Volnov, de 2m de altura como máximo
anotador con 20 puntos, los rojos sacaban del camino
hacia el oro a los yankees, a pesar de que luego ellos
no pudieron con la anfitriona Brasil, y tampoco con
Yugoslavia, obteniendo la tercera plaza. Eso sí, por
primera vez se clasificaban por delante de sus grandes oponentes.
Este honor de quedar por encima de los americanos se repitió, y con creces, en el
Mundial de Uruguay 1967. A pesar de que el enfrentamiento directo cayó de lado
de los de Estados Unidos, repletos de jóvenes universitarios, por 58-59, los
soviéticos no perdieron el pulso al campeonato, y se alzaron con su primer título
al ganar a Yugoslavia y a Brasil. Eran ellos los primeros en levantar la nueva Copa
Naismith. El cetro mundial cayó de nuevo en manos soviéticas en 1974, después
de quedar terceros en 1970, y posteriormente segundos en 1978. Los jóvenes
universitarios americanos no pudieron conseguir buenas clasificaciones en esos
torneos, 4º en 1967, 5º en 1970, 3º en 1974 y 5º en 1978.
Los Juegos Olímpicos fue otro escaparate para poder disfrutar de este gran duelo
de potencias, incluso con más repercusión debido a la importancia del evento
deportivo en sí. La Unión Soviética logró la medalla de plata en los Juegos de
1952, en Helsinki, 1956, en Melbourne y 1960, en Roma. Siempre por detrás de
los americanos, invictos en esas competiciones, y perdiendo sin paliativos en sus
enfrentamientos directos, ya que el formato era de liguillas sucesivas.
Antes de los Juegos de 1964,
celebrados en Tokio, donde se
instauró por primera vez el
partido de la Final, el
entrenador soviético
Alexander Gomelsky quería
dejar bien clara la posición de
ir a por el campeonato: "No
será una sorpresa para nadie.
Estamos hartos de ser
segundos." Las dos potencias
llegaron a la final y los rojos
parecía que de verdad querían ganar el encuentro, con jugadores como Yuri
Korneyev, Aleksandr Petrov o Gennady Volnov, situándose 16-13 en los primeros
instantes. Pero el equipo norteamericano, que incluía a Luke Jackson, Walt
Hazzard, Larry Brown y futuro miembro del Salón de la Fama Bill Bradley,
consiguió rápidamente un parcial de 18-4 para romper un partido que terminó
con el oro colgado en los cuellos de los de las barras y estrellas, 73-59.
Después de eso, en los JJOO de 1968 no hubo enfrentamiento directo entre los
dos conjuntos. De nuevo los americanos se hacían con el título y los soviéticos
debían conformarse con la medalla de bronce.
Pero sí a los más viejos del lugar se les pregunta si recuerdan algún partido en
especial de este gran duelo de la Guerra Fría, sin lugar a dudas es el que se
disputó el 9 de septiembre de 1972, encuadrados en los convulsos y dañados por
el terrorismo Juegos Olímpicos de verano de Munich.
Los dos equipos llegaban a la Final del torneo sin haber perdido ningún
encuentro, y arrasando prácticamente en todos sus enfrentamientos. Los
soviéticos tomaron la primera ventaja importante en el marcador con un 7-0, y la
mantuvieron hasta el descanso con un 26-21. Con algo más de 12 minutos por
jugarse, y los soviéticos con una ventaja de 38-34, Dwight Jones, máximo
anotador y reboteador de los USA, y el suplente Dvorni Edeshko por parte de la
Unión Soviética reserva fueron expulsados del partido después de una pelea en
una lucha por el balón. Jim Brewer sufrió una conmoción cerebral después de ser
golpeado en el suelo en el salto posterior, y la tensión seguía aumentando en el
pabellón alemán.
Los americanos no cayeron y se acercaron a un apretado 49-48 con 40 segundos
por jugarse. Tom McMillen taponó el tiro a falta de 10 segundos que intentó
Aleksander Belov y Doug Collins se hizo con la bola, corrió la mitad de la pista y
sufrió la falta cuando iba a realizar una bandeja con tres segundos por jugarse.
Collins no falló y puso a los yankees por delante 50-49.
A partir de ahí, la confusión reinó. Inmediatamente después de que Collins tirara
los tiros libres, los soviéticos pusieron el balón en juego, pero no anotaron. Un
funcionario de la organización advirtió problemas en la mesa, y los soviéticos
argumentaron que habían solicitado un tiempo muerto antes de los tiros libres de
Collins. El árbitro ordenó el restablecimiento del reloj a tres segundos y repetir
esos últimos segundos de juego. Tras reiniciarse el juego sin el reloj aún en
marcha, R. William Jones, secretario general de la FIBA, intervino y ordenó que el
reloj de nuevo se pusiera en esos tres segundos. Ivan Edeshko lanzó en largo y
Aleksander Belov anotó la bandeja que le daba el título a la URSS. La protesta
enviada por los americanos fue denegada y los soviéticos se adjudicaron las
medallas de oro. El equipo de USA votó por unanimidad para rechazar sus
medallas de plata. El partido, entenderán porqué, es conocido como “el partido
más polémico en la historia del baloncesto internacional.”
Belov describía en una entrevista
hace un par de años esa victoria: "Es
difícil seleccionar un hecho y decir
que es la más importante en mi vida.
Esa victoria en Munich contra los
Estados Unidos fue un regalo de Dios
por todo mi trabajo." Doug Collins,
por su parte, abría sus sentimientos ante ese evento en un reportaje de Sports
Illustrated (15 junio de 1992, Volume 76, Issue 23, pág. 82-96): “Esta fue la
primera vez que había visto ese lado de la vida. Recuerdo cada momento. Me quema
en mi cerebro. Tengo una cinta del último minuto, yo lo veo una y otra vez. El
mundo no fue para nada un cuento de hadas. ¿Sabes lo que hizo? Que me preparara
para la NBA, donde te rompen el corazón cada dos días. Me había preparado para
la vida.”
La supremacía soviética, lejos ya de polémicas arbitrales, se manifestó algún año
más. En el Mundial de Puerto Rico 1974, en la Ronda Final se enfrentaron ambos
equipos, y los jugadores entrenados por Vladimir Kondrashin se llevaron el gato
al agua, 105-94, y con un espectacular e imparable Alexandre Salnikov, autor de
38 puntos sin fallo. Estados Unidos quedaría tercera. La revancha llegó en los
Juegos Olímpicos de 1976, cuando recuperó el trono el
equipo estadounidense, mientras que la derrota
soviética ante Yugoslavia, de nuevo, les dejó en el tercer
escalón del pódium.
De nuevo los comunistas y los americanos se
encontraron por el camino de las medallas en el Mundial
de 1978 disputado en Filipinas. El 12 de octubre, un
joven de 2.23m de altura, Vladimir Tkatchenko ya
formaba parte del equipo que destruyó la escuadra de
Smith, Jackson y compañía por 76-97. La Unión Soviética
perdería la final ante Yugoslavia, una vez más.
El recrudecimiento de la Guerra Fría y de la carrera armamentística de estas
potencias a partir de los años 80 llevó consigo momentos duros, difíciles de
digerir. En el plano del baloncesto, la expedición norteamericana se negó a
participar en los Juegos Olímpicos de Moscú’80 argumentando la violación del
derecho internacional en la intervención soviética en Afganistán. A pesar de ello,
a Tkatchenko y sus compañeros de nuevo se les atragantó Yugoslavia, y se
quedaron con el bronce.
La repetición de la jugada, a la inversa, llegó con el boicot de la URSS a los Juegos
Olímpicos de Los Angeles 1984, donde tampoco llevó ningún deportista. Con el
coach Bobby Knight al frente, los americanos no tuvieron problemas para llevarse
el oro venciendo a España en la final. El recadito para los rusos, que no podía
faltar, lo dejó caer tras la consecución del título. "Les he estado observando
durante estos dos últimos años. Los rusos no hubieran ganado aquí. No pueden
jugar defensivamente. No podrían haber ganado a algunos de los equipos en este
torneo. Vamos a batir su tope en cualquier lugar donde quieran jugar."
Entre medias, en el Mundial de Colombia de 1982, otra vez la Final fue el sitio
donde tuvieron la confrontación. Con un gran Anatolij Myshkin con 29 puntos, un
Tkatchenko frenado por las faltas, y un Arvydas Sabonis que no jugó, los
soviéticos conseguirían el penúltimo título de su historia en un partido
emocionante que acabó 95-94. 4 años más tarde, las tornas cambiaron, y la
selección USA se llevaba el título Mundial en España ganando en la final 85-87 a
los rojos. Kenneth Smith, con 23 puntos, y un joven David Robinson, con 20,
fueron los artilleros en que se basó esa victoria.
El último de estos grandes enfrentamientos se disputó en el marco de los Juegos
Olímpicos de 1988, en Seúl. La Unión Soviética se encuadró con Yugoslavia en la
primera fase, y perdió contra ella, mientras los USA llegaban a semifinales sin
conocer la derrota. 82-76 fue el resultado final, una nueva victoria para la
selección entrenada por Vladas Garastas que se llevaría la Final y el título ante
Yugoslavia por 76-63. La revancha yugoslava llegó en el último gran evento
soviético, el Mundial de 1990 disputado en Argentina, ganando la Final a la
poderosa Unión Soviética, deportivamente hablando, y a la vez decaída y en su
lecho de muerte político, por 75-92. Los Estados Unidos quedaron terceros.
Al poco tiempo un muro calló, un telón de acero se fundió, y la historia del mundo
cambió. La URSS dejó de existir, también lo haría posteriormente Yugoslavia, se
crearon nuevos estados, las confrontaciones nacionales cambiaron, y los Estados
Unidos se quedaron “solos”. Su supremacía en el terreno del baloncesto no ha
tenido rival, exceptuando algunos partidos raros, en los últimos 20 años. El
crecimiento mundial de este deporte es evidente, y ya no hay dos potencias, ni
tres, sino muchas que quieren alcanzar a las barras y estrellas.
Fuentes: Euroleague, Hoopedia, USABwebsite,
NBC Olympics, FIBA Archive
Fotos: Corbis Images, FIBA Archive,
USA Basketball
La catalana, nacida en Reus el 6 de febero de 1971 fue la
primera de las grandes jugadoras de la selección española.
Militando en infinidad de clubes por todo el país, la
tarraconense estuvo ligada al baloncesto profesional 18
años, donde más de una vez se le concedió el título de Mejor
Jugadora Española.
Campeona de 5 títulos de Liga y 3 Copas de la Reina, la pívot
tardó poco en despuntar de forma sobresaliente, ya por su
altura, por encima de los 2 metros, ya pos sus movimientos
en el poste y su dureza física. Gracias a ello consiguió entrar en la selección absoluta a la
temprana edad de 17 años y su carrera fue encumbrada por dos hechos históricos. En el
cuarto partido de preparación para los Juegos Olímpicos de Atenas 2004, contra Belgica,
Cebrián consiguió superar en número de internacionalidades al mítico Epi con su
partido 240 con la roja. En una entrevista posterior a este hecho, en el Diario de León,
Betty se mostraba orgullosa, como no podía ser de otra manera, “he tenido un poco de
suerte con las lesiones desde que llegué a la selección absoluta con 17 años. No me da
ningún tipo de vértigo mirar atrás, al contrario, cada vez que me pongo la camiseta de la
selección es como si fuera la primera. Sigo sintiendo esos nervios en el estómago como en
el primer partido, en veinte, o en el cien. Eso sí, estoy disfrutando éstos de manera especial,
porque soy consciente de que ya no me quedan muchos”.
Disputó 2 Torneos Olímpicos, el de Barcelona’92 y el de Atenas’04, consiguiendo la
quinta plaza ambos años, y ganó varias medallas en los Europeos senior, como el Oro en
Italia’93 y el bronce en Grecia’03.
No estaría completa su historia sin nombrar las New York Liberty de la WNBA. Y es que
Betty también dio el salto a la liga profesional norteamericana en el verano de 2002. A
pesar de jugar poco, una gran experiencia que hizo aún más grande la primera persona
que pasa por el Hall Of Fame de FADEAWAY.
Foto: Solobasket.com Fuentes: FEB, Diario de León
Kemba Hudley Walker, nacido el 8 de mayo de 1990 en el Bronx, NYC, ha mamado desde siempre el baloncesto en la mejor ciudad de Estados Unidos para hacerlo. Creciendo entre las viejas canchas de su barrio natal hasta el 1.83m de altura, se iba formando poco a poco un jugador potente, con buen tiro, buen defensor, anotador pero jugador de quipo, un superclase.
Llegó su época de instituto y empezaron los primeros logros. Con Rice High School, en la ciudad que lo vio nacer, ya empezó a destacar. Promedió 18.2 puntos, 6.4 rebotes, 5.3 asistencias y 3.3 robos por partido en todo su periplo. El reconocimiento personal llegó en 2008, en su último año, cuando fue elegido para formar parte del McDonald’s High School All-American. Un talento así deslumbraba a muchos, y no pasó inadvertido para el seleccionador nacional u18, que se lo llevó al FiBA Americas Tournament disputado en Argentina. Walker consiguió unas medias de 13.4 puntos, 4.6 rebotes y 5 asistencias. Fue MVP, y Campeón del torneo con la USAB.
Ahí terminó su idilio como jugador de instituto. Pasaba una página en su
historia, pero empezaba rápidamente a escribir otra. Para empezar, se trasladó un poco más al norte, al estado de Connecticut, para enrolarse en UConn, máximo estilete del baloncesto universitario femenino en todo Estados Unidos en los últimos 15 años, y campeón de la NCAA en 1999 y 2004 en chicos. Universidad de donde han salido, por ejemplo, Ray Allen, Rudy Gay y Emeka Okafor. Universidad donde entrena Jim Calhoun, desde 1986 como entrenador jefe de la Universidad, y en 2005 miembro del Basketball Hall of Fame. Un sitio perfecto para crecer como jugador y como persona.
En su primer año, temporada 2008-09, y manteniendo el doral 15 en su cami-seta, Walker compartió equipo con Hasheem Thabeet, pívot de 2.21m de altura y número 2 del draft 2009, Jeff Adrien, exjugador de Leche Rio Breogan y AJ Price, número 22 del draft del 2009 y actual jugador de Indiana Pacers. Un buen equipo que pronto lo adoptó como uno más.
Su impacto en el equipo fue ya importante, anotando 8.9 puntos, y con 4 partidos seguidos con 20 puntos o más, y en 11 firmando doble figuras. UConn se clasificó tercera en la conferencia Big East, y Kemba fue
DEL BRONX A LA NBA
nombrado mejor freshman. Llegaron a la final poco después del Torneo West Regional (dentro del conocido March Madness), ante Missouri, y Kemba hizo su mejor encuentro como Huskie en la victoria de su equipo por 82-75 con 23 puntos. Se clasificaron así para la Gran Final Four, disputada en Detroit, pero el conjunto local, Michigan State, número 2 de la nación en aquel entonces, se impuso en el encuentro y clavó una profunda espina en Walker, de la que ya ha tomado su revancha particular.
Ese verano, además, no fue convocado para la selección norteamericana para disputar el Mundial de Nueva Zelanda, donde Ashton Gibbs, de Pittsburgh (mejor tirador de triples de la Big East ese año), y Seth Curry, hermano de Stephen Curry, de la Universidad de Liberty Flames de Virginia y máximo anotador freshman de la NCAA (al año siguiente base de Duke, campeón de la competición), le quitaron el puesto de base. Un verano largo de nuevo en las canchas de Nueva York, donde seguía creciendo su aureola de jugadorazo. “¿Cuáles son tus aficiones?, Soy bueno en baloncesto” comentaba Kemba en la entrevista a Sports Illustrated del noviembre del año 2009.
Su segunda temporada en la NCAA aún fue mejor, aumentando sus prestaciones como base, anotando más, 14.6 puntos, y liderando a su equipo en anotación en 8 de los
últimos 9 partidos de la temporada. Encabezó la lista de nuevos jugadores de Connecticut para esta temporada Alex Oriakhi, un center de 2.05m de altura, muy corpulento y potente en la pintura. Pero se habían marchado los referentes ofensivos como Thabbet y Adrien, y los Huskies se clasificaron en una triste doceava posición en su conferencia. No hubo, claro, torneo en Marzo, y Walker creció como jugador a nivel mental, de inteligencia y de conocer el juego y de saber ser un líder en un equipo pequeño.
Comparado por los “prospects” para el Drat de la NBA 2011 con Tim Hardaway, Kemba no ha parado de crecer. Aún más. En el inicio de esta temporada no estaba nada claro qué papel podía hacer UConn en el nuevo torneo. Y eso estaba claro en la mente de Walker, como reconocía en una nueva entrevista a Sports Illustrated: “Mucha gente duda sobre nosotros, y eso nos hace trabajar duro. Como dice nuestro entrenador, queremos ser el equipo que más duro trabaja en America”. De momento la actitud está ahí. Los resultados tardaron poco en llegar.
En el primer partido de esta temporada (12 de noviembre), los Huskies jugaron en casa ante Stony Brook, venciendo cómodamente por 79-52. Walker no tuvo un día acertado en el tiro, con 6 de 17, acabando con 18 puntos. Pero se desquitó cinco días después en el segundo partido ante Vermont, que también ganaron los de Connecticut, con 42 puntos (15-24 en tiros), 8 rebotes y 3 asistencias. "Es una buena sensación saber que los chicos me admiran," dijo Walker siguiendo con la entrevista de SI, "estoy dispuesto a hacer lo que sea necesario, tanto si tengo que anotar una noche mucho, como si mis compañeros están anotando y yo les ayudo a participar, estoy dispuesto a hacer lo que sea sólo para ganar".
El primer gran capítulo de este crack se escribió en el Torneo de Maui de
preseason. En el primer partido UConn venció a Wichita St. Por 83-79, Walker acabó con 31 puntos, anotando 13 de los últimos 14 puntos de su equipo, que iba perdiendo 76-71 a falta de 3 minutos y medio. Y en semifinales, consiguió cumplir una de sus venganzas deportivas, el número 2, Michigan State, se enfrentaba a UConn, imbatidos ambos esta temporada. Walker lo tenía, lo quería, y lo volvió a hacer. 30 puntos (10-19 en tiros), 4 asistencias y 3 robos, anotando el tiro decisivo en el último minuto, y dando la victoria a su equipo por 70-67. “Sólo hemos mostrado al mundo que podemos jugar”, sentenció el base del Bronx en el postpartido.
Y ya para rematar el torneo, Walker la volvió a liar. En la final del Maui Invitational Tournament, UConn se enfrentaba al número 8 de la nación, Kentucky. No hubo color, los Huskies rompieron el partido a mediados de la primera mitad, y se llevaron el partido y el torneo arrollando a otra gran universidad por 84-67. De nuevo, Kemba Walker fue el mejor de los suyos, con 29 puntos y 10 de 17 en tiros, sumándole 6 asistencias. MVP del torneo, con una media de 30 puntos, aunque se quedó a sólo 3 de empatar el récord anotador del torneo en posesión de George Gilmore de 1991. “Fue muy divertido”, declaró Walker, “queríamos demostrar a todos que seguimos siendo UConn”.
A partir de ahí, ha sido un no parar de crecer para el base neoyorquino, exponente claro del estilo de crack que impera en las calles de la Gran Manzana. UConn estará en el próximo March Madness, importante, y Kemba estará en el Draft del 2011. A principio de temporada ni tan sólo entraba en la primera ronda. Ahora, con una media de más de 23 puntos, más de 5 rebotes y casi 5 asistencias por noche, EZ-Pass o El príncipe de Zamunda, como también es conocido, ya está entre los 5 mejores jugadores de su promoción. Y a esperar que
cuando más se juega en un partido, más se crece este jugador al que veremos, sí o sí, la temporada próxima en la NBA.
Fuentes: Sports Illustrated, FIBA, UConnHuskies website, ESPN, NBAdraft.net
FOTOS: UConn University
El largo fin de semana de la Copa del Rey mantiene ocupados a los
aficionados todas las tardes con los encuentros de baloncesto. Otra
cosa son las mañanas, que algunos aprovechan para descansar de los
post-partidos, otros para hacer turismo y otros muchos, cada vez más,
pasarse por la Minicopa, un torneo entre los infantiles de los ocho
equipos clasificados para la Copa del Rey.
Este torneo va subiendo en interés y fama y cada
año atrae más público. En Madrid pudo verse los
cuatro días el famoso pabellón de Magariños
lleno, no sólo por familiares de los jugadores,
sino también de público en general y de
ojeadores de los equipos de ACB que seguro se
llevaron las agendas llenas de nombres de
chicos a seguir.
Y es que el nivel en esta edición ha sido muy alto
y los chicos han dejado en el pabellón la
sensación de que muchos de ellos pueden tener
mucho futuro en el baloncesto nacional. Antes
de comenzar la competición ya había algunos
nombres subrayados como de obligado seguimiento, pero a cada
encuentro se mostraba un nuevo jugador que despuntaba maneras y
provocaba que se le tuviese en cuenta el resto de Minicopa.
Los dos nombres propios del torneo eran Jonathan Barreiro, jugador
del Regal FC Barcelona, y Juan Oliva, pívot del CB Murcia repescado
por el Bizkaia Bilbao Basket para esta competición.
El jugador blaugrana, una de las grandes perlas del torneo, tenía ante sí
un gran reto pues muchos focos estarían puestos sobre él y habría que
ver como soportaba esa presión a su joven edad de 14 años recién
Por Alberto Rubio
cumplidos. Pues ha recalado en el conjunto barcelonista para disputar
la Minicopa, después de destacar el año pasado invitado por el DKV
Joventut. Este joven gallego, denominado el “Nuevo Ricky”, tiene un
gran porvenir por delante.
Pero su papel ha estado por debajo de las altas expectativas. Sin llegar
a jugar un mal torneo, no ha cuajado ese jugador desequilibrante que
se esperaba y finalmente se ha visto sustituido como principal espada
del equipo por su compañero Nedim Djedovic. El hermano del ahora
jugador del Lottomatica Roma, cedido por el Regal FC Barcelona, ha
mostrado un gran acierto en el tiro y un peso importante en el
conjunto barcelonista.
Los barcelonistas realizaron un buen campeonato,
ganando con solvencia en su grupo tanto a la
Fundación Baskonia (54-21) como a Valencia BC
(48-33) y a La Caja de Canarias (42-29) para
meterse invicto en la final.
En este primer grupo cabe destacar también el
buen papel de Vinicius, pívot brasileño del
conjunto baskonista que demostró muy buenas
maneras y movimientos cerca del aro y al que le
faltó mayor colaboración de sus compañeros para
poder pelear la clasificación para la final.
En el Grupo B la igualdad fue más manifiesta. Con
Blancos de Rueda Valladolid un escalón por debajo
del resto, aunque dificultando mucho los encuentros a sus rivales, Real
Madrid, Surne Fundación Bilbao Basket y DKV Joventut mantuvieron
una lucha muy cerrada hasta el último partido.
Entre los nombres propios cabe destacar, por parte madridista, a
Álvaro Reyes y a Santiago Yusta. Ambos, con sus 1.94m y 1.92m
respectivamente, se hacían dueños de la pintura cuando su entrenador
los hacía coincidir en cancha. Además, mostraron buena mano, incluso
desde el lanzamiento exterior.
El encuentro en el que más sufrió Álvaro Reyes fue
ante el equipo bilbaíno, pues coincidió en cancha con
Juan Oliva y el murciano le hizo muy difícil el
encuentro. Oliva ha sido otro de los jugadores
destacados en Magariños, yendo de menos a más,
aclimatándose a sus compañeros tras venir desde
Murcia, y cerrando su participación saliéndose en el
encuentro ante el Blancos de Rueda Valladolid con 27
puntos, 8 rebotes y 40 de valoración.
Pero finalmente el equipo que logró pasar a la final
fue el DKV Joventut. El conjunto badalonés, después
de sumar tres victorias, volvía a repetir la final del año anterior ante el
Regal FC Barcelona. Los pilares de Joventut eran los “Alberts”, Albert
Real y Albert Ruiz, además de las aportaciones muy importantes
como la muñeca de Carles López, que ha sumado un nada desdeñable
4/5 en triples, algunos de ellos vitales para la victoria.
Albert Ruiz se ha mostrado como un director de juego decidido, que
no duda en penetrar a canasta y buscar asistencias de mucha
plasticidad y calidad, recordando al Ricky Rubio que destacó en Sevilla
en la primera edición de la Minicopa hace siete años.
Pero el mejor jugador del torneo ha sido sin duda ALBERT REAL. Con
un físico prodigioso, se ha mostrado durante todo el campeonato a un
nivel muy alto, mejorando en cada encuentro para literalmente salirse
en la final. Sus números fueron de auténtica estrella, con 24 puntos, 15
rebotes, 9 faltas recibidas, 3 asistencias y 4 robos para sumar 37 de
valoración, claves para que su equipo revalidase el título en una bonita
final que fue del gusto de todos los aficionados que acudieron en la
mañana del domingo a Magariños.
El resultado fue de 77-84 para el DKV Joventut, pero en la retina
colectiva quedarán las grandes jugadas que se vieron en los tres días
de competición y los nombres de estos chicos que
quizás dentro de poco podamos ver en las canchas
como profesionales.
FOTOS CEDIDAS POR Aitor Bouzo / EFEDOS
revistafadeaway.es