Estando Jesús orando en cierto lugar.docx

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Estando Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, le dijo uno de sus discípulos: Maestro, enséñanos a orar, como enseñó Juan a sus discípulos. Él les dijo: Cuando oréis, decid: Padre...» (Le 11,1-2). El orante le grita sus tres grandes Deseos: que ese nombre de "Padre" sea glorificado, Que su reinado se vaya imprimiendo en el mundo, Que se haga cuanto antes realidad su voluntad de salvar al ser humano. En la segunda parte Cuatro peticiones vitales. Nuestra vida es frágil, está amenazada por la fuerza del mal y expuesta a peligros permanentes. El orante confía al Padre la existencia concreta de los hombres para pedirle Pan, Perdón Ayuda ante la tentación La liberación del mal. La experiencia de sentirse pueblo elegido va a hacer emerger un clima religioso que hace posible designar a Dios como Padre. Israel es como una gran familia llamada a la vida por Yahvé, el padre del pueblo. En la tercera parte del libro de Isaías podemos observar un lenguaje nuevo: «Tú eres nuestro padre. Abrahán no sabe de nosotros, Israel no nos reconoce, tú, Señor, eres nuestro padre» (Is 63,16). Algo más adelante, el profeta habla así: «Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano» (Is 64,7). Dios acompaña con su amor paternal la historia de Israel. Lo «ha llevado como a un hijo por todo el camino» (Dt 1,31), lo «ha educado como un padre educa a su hijo» (Df 8,5). Según el profeta Oseas, ha sido así desde el principio: «Cuando Israel era niño, le amé, y desde Egipto llamé a mi hijo» (Os 11,1). primitiva guardó esta expresión de Jesús en su original arameo como el núcleo de la nueva confianza con la que pueden invocar a Dios quienes siguen a su Hijo. «Mirad, no recibisteis un espíritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; recibisteis un Espíritu que os hace hijos y que nos permite gritar: ¡Abbá* ¡Padre!» (Rom 8,15). «La prueba de que sois hijos es que Dios envió a viicscm ¡ntenor al Espíritu de su Hijo, que grita: ¡Abbá! ¡Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo» (Gal 4,6). Concretamente, "santificar el nombre de Dios" significa para nosotros respetar a Dios, aceptar su presencia misteriosa en nosotros;

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Estando Jess orando en cierto lugar, cuando termin, le dijo uno de sus discpulos: Maestro, ensanos a orar, como ense Juan a sus discpulos. l les dijo: Cuando oris, decid: Padre... (Le 11,1-2).

El orante le grita sus tres grandesDeseos: que ese nombre de "Padre" sea glorificado,Que su reinado se vaya imprimiendo en el mundo, Que se haga cuanto antes realidad su voluntad de salvar al ser humano.

En la segunda parte Cuatro peticiones vitales. Nuestra vida es frgil, est amenazada por la fuerza del mal y expuesta a peligros permanentes. El orante confa alPadre la existencia concreta de los hombres para pedirle

Pan, Perdn Ayuda ante la tentacin La liberacin del mal.

La experiencia de sentirse pueblo elegido va a hacer emerger un clima religioso que hace posible designar a Dios como Padre. Israel es como una gran familia llamada a la vida por Yahv, el padre del pueblo. En la tercera parte del libro de Isaas podemos observar un lenguaje nuevo: T eres nuestro padre. Abrahn no sabe de nosotros, Israel no nos reconoce, t, Seor, eres nuestro padre (Is 63,16). Algo ms adelante, el profeta habla as: Seor, t eres nuestro padre, nosotros la arcilla y t el alfarero: somos todos obra de tu mano (Is 64,7). Dios acompaa con su amor paternal la historia de Israel. Lo ha llevado como a un hijo por todo el camino (Dt 1,31), lo ha educado como un padre educa a su hijo (Df 8,5). Segn el profeta Oseas, ha sido as desde el principio: Cuando Israel era nio, le am, y desde Egipto llam a mi hijo (Os 11,1).

primitiva guard esta expresin de Jess en su original arameo como el ncleo de la nueva confianza con la que pueden invocar a Dios quienes siguen a su Hijo. Mirad, no recibisteis un espritu que os haga esclavos y os vuelva al temor; recibisteis un Espritu que os hace hijos y que nos permite gritar: Abb* Padre!(Rom 8,15). La prueba de que sois hijos es que Dios envi a viicscm ntenor al Espritu de su Hijo, que grita: Abb! Padre! De modo que ya no eres esclavo, sino hijo (Gal 4,6).

Concretamente, "santificar el nombre de Dios" significa para nosotros respetar a Dios, aceptar su presencia misteriosa en nosotros; dejarle a Dios ser Dios, sin pretender manipularlo; hacerle sitio en nuestra vida, en nuestro pensar, sentir y actuar, sin obstaculizar su accin salvadora en nosotros; acogerlo como origen y destino ltimo de nuestra existencia; amarlo como Abb, Padre querido. Significa, por lo tanto, No hacernos otros dioses, desterrar toda idolatra, reconocerlocomo nico Seor, sin rendir nuestro ser aldinero, al poder, al sexo o a cualquier otro dolo;poner solo en l nuestra esperanza, confiar solo en su nombre.

el anhelo del Reino de Dios impulsa y compromete a trabajar para que ese Reino de Dios sea acogido.

Esto significa trabajar por un mundo ms fraterno y solidario, construir unas relaciones ms humanas, instaurar la paz y promover la reconciliacin,reaccionar contra las injusticias, mantener siempre viva la esperanza en Dios, sin caer en el pesimismo o la desesperanza, pedir ardientemente la venida del Reino.

Los gestos pueden ser diversos: ofrecer esperanza a quienes no tienen nada que esperar de esta sociedad, acoger a quienes no encuentran sitio ni acogida en lugar alguno, defender a quienes no pueden defenderse ante los poderosos,hacer justicia a quienes son tratados injustamente,recordar a quienes son olvidados y marginados,ofrecer perdn y posibilidad de rehabilitacin a los culpables... All donde se vive y se trabaja con este espritu, est llegando el Reino de Dios.

1. LA VOLUNTAD SALVFICA DE DIOSLa "voluntad de Dios" es aquello que Dios quiere que se cumpla y se haga realidad l. Es cierto que en latradicin bblica se habla con frecuencia de las exigencias de la Alianza y de los "caminos" que Dios quiere que el pueblo siga fielmente. Pero todo ello est orientado a la salvacin querida por Dios para todos. Ese es el "misterio de su voluntad" (Ef 1,5) revelado plenamente en Jesucristo. Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tim 2,4). En el evangelio de Juan se afirma una y otra vez que esa es la voluntad del Padre: Esta es la voluntad del que me ha enviado: que yo no pierda a ninguno de los que l me ha dado, sino que los resucite en el ltimo da. La voluntad de mi Padre es que todos los que vean al Hijo y crean en l tengan vida eterna (Jn 6,39-40). Este es el nico designio de Dios: Dios no envi a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para salvarlo por medio de l (Jn 3,17).

A veces te sientes solo. Te parece que nadie te comprende ni te quiere de verdad. Sin embargo, no esas. Dios te acompaa de cerca. No te olvida ni por un instante. Dile con fe: No te tengo a ti en el cielo?... Para m lo bueno es estar junto a Dios, hacer del Seor mi refugio (72). T eres mi dueo, mi nico bien (15). Ese Dios del cielo te quiere con corazn entraable. Como un padre siente ternura por sus hijos, as siente el Seor ternura por ti (102). Dios es tu Padre. Sintelo siempre as. Disfruta de su amor. Reza despacio: Tu amor vale ms que la vida (62). Pero Dios no es solo Padre tuyo. Es Padre de todos los hombres y mujeres. El nos hizo y somos suyos (99).Hblale siempre en plural, como nos ense Jess: Padre nuestro. l es bueno con todos, es carioso contodas sus criaturas (144). Reaviva tu fe y dile lo que sientes: Cunto te amo, Seor (17).

Como un padre siente ternura por sus hijos, as siente el Seor ternura por sus fieles; porque l conoce de qu estamos hechos, se acuerda de que somos barro.Salmo 102

Le tienes miedo a Dios? Dnde podras estar ms seguro? Quin puede quererte ms? Despierta tu confianza. Comienza siempre tu oracin al Padre del cielo con un grito confiado: A ti, Seor, levanto mi alma; Dios mo, en ti confo (24). No le sientas nunca lejano o distante. Dios no est encerrado en un templo. No es propiedad de nadie.Est en el cielo. Dios es de todos. Desde cualquier lugar y en cualquier momento le puedes invocar con fe: Tu bondad y tu misericordia me acompaan todos los das de mi vida (22).

Extiendo mis brazos hacia ti:tengo sed de ti, como tierra reseca.Escchame enseguida, Seor,que me falta el aliento.No me escondas tu rostro...Hazme escuchar tu gracia,ya que confo en ti.Salmo 142