Estado Economía y Hacienda Pública 14

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XALAPA, ENERO-JUNIO DE 2008 NÚM. 14 ENERO-JUNIO DE 2008 14 Octavio A. Ochoa Contreras: Francisco Montfort Guillén Margarita Edith Canal Martínez: Diana Donají Del Callejo Canal: Dulce María Cinta Loaiza: Bioeconomía Por un ejercicio de la planificación para la complejidad Renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuidado de una ecología sostenible Economía, Sociedad y Educación Reflexiones sobre el liberalismo clásico: Individuo, mercado y Estado Tania García López: Vitalia López Decuir y Esther Borja Castañeda: Benjamín Sigüenza Salcedo y Olivia Sigüenza Domínguez: La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz La Hacienda Pública en la Economía Clásica: Adam Smith Modelo Educativo Integral Flexible: Resultados de experiencias docentes

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- Bioeconomía (Octavio Ochoa Contreras).- Por un ejercicio de la planificación para la complejidad (Francisco Montfort Guillén).- Renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuidado de una ecología sostenible (Margarita Edith Canal Martínez).- Economía, Sociedad y Educación (Diana Donají Del Callejo Canal).- Reflexiones sobre el liberalismo clásico: Individuo, mercado y estado (Dulce María Cinta Loaiza).- La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz (Tania García López).- La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith (Vitalia López Decuir y Esther Borja Castañeda).- Modelo Educativo Integral Flexible. Resultados de experiencias docentes (Benjamín Sigüenza Salcedo y Olivia Sigüenza Domínguez).

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XALAPA, ENERO-JUNIO DE 2008

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Octavio A. Ochoa Contreras:

Francisco Montfort Guillén

Margarita Edith Canal Martínez:

Diana Donají Del Callejo Canal:

Dulce María Cinta Loaiza:

Bioeconomía

Por un ejercicio de la planificaciónpara la complejidad

Renacimiento de la ética y la espiritualidadpara el cuidado de una ecología sostenible

Economía, Sociedad y Educación

Reflexiones sobre el liberalismo clásico:Individuo, mercado y Estado

Tania García López:

Vitalia López Decuir y Esther Borja Castañeda:

Benjamín Sigüenza Salcedo y Olivia Sigüenza Domínguez:

La política mexicana de acción climáticay su aplicación al estado de Veracruz

La Hacienda Pública en la Economía Clásica:Adam Smith

Modelo Educativo Integral Flexible:Resultados de experiencias docentes

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CONSEJO ASESOR INTERNACIONAL

Maite Vilalta i. Ferrer, Mercé Costa Cuberta, Alejandro Esteller Moré

(Universidad de Barcelona)Tania García López

(Universidad Anáhuac-Xalapa)Pedro Puy Fraga

(Universidad de Santiago de Compostela)Raúl Arias Lovillo, Octavio A. Ochoa

Contreras, Adolfo García de la Sienra,Samuel Lichtensztejn Teszler

(Universidad Veracruzana)

COMITÉ EDITORIAL

Ivonne Carrillo DewarJulio César Cruz Salas

Adolfo Fernández TorresFrancisco Meléndez Hernández

Benjamín Sigüenza SalcedoRonald Martínez Rodríguez

EDITOR ASOCIADO

Esther Borja Castañeda

EDITOR

Vitalia López Decuir

PRODUCCIÓN:

Diseño: Francisco J. Cobos Prior

Edición y formación: Aída Pozos Villanueva

Impresión: Publidisa MexicanaS. A. de C. V.

IMÁGENES:Fractales generados

con el software Fractint de acceso público

Raúl Arias LovilloRector

Ricardo Corzo RamírezSecretario Académico

Víctor Aguilar PizarroSecretario de Administración y Finanzas

Leticia Rodríguez AudiracDirector General de Apoyo al Desarrollo Académico

Adalberto Tejeda MartínezDirector de Investigaciones

Fidel Saavedra UribeDirector General

del Área Económico-Administrativa

Luz Angélica Gutiérrez BonillaDirectora del Instituto de Investigaciones

y Estudios Superiores Económicos y Sociales

ISSN 1665-6121 (EAN-13). RESERVA DE DERECHOS DE AUTOR: 04-2003-033118043900-10. CERTIFICADO DE LICITUD DE TÍTULO: 12483. CERTIFICADO DE LICITUD DE CONTENIDO: 10054

Estado, Economía y Hacienda Pública es un órgano oficial del Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales de la Universidad Veracruzana, cuyo propósito es participar en el debate reciente acerca del Estado y de su relación con la Economía, así como de su concreción en la esfera de los sistemas hacendarios; está abierto a todos los estudiosos que con rigor científico y desde cualquiera de las perspectivas disciplinarias contribuyen al conocimiento teórico y empírico en esta temática. Se publica dos veces al año. Las opiniones expresadas en los trabajos firmados son de la responsabilidad de sus autores. Los trabajos que aparecen en esta revista pueden reproducirse siempre que se mencione la fuente, excepto cuando se trate de reproducción con fines comerciales; en este caso, se requerirá autorización por escrito.

XALAPA, ENERO-JUNIO DE 2008

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ARTÍCULOS

Octavio Ochoa Contreras

Bioeconomía

Francisco Montfort Guillén

Por un ejercicio de la planificación para la complejidad

Margarita Edith Canal Martínez

Renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuidado de una ecología sostenible

Diana Donají Del Callejo Canal

Economía, Sociedad y Educación

Dulce María Cinta Loaiza

Reflexiones sobre el liberalismo clásico: Individuo, mercado y estado

Tania García López

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

Vitalia López Decuir y Esther Borja Castañeda

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

Benjamín Sigüenza Salcedo y Olivia Sigüenza Domínguez

Modelo Educativo Integral Flexible. Resultados de experiencias docentes

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RESUMEN

En este artículo se argumenta a favor de replantear el

papel de la economía y de la educación en el desarrollo

de la sociedad humana. Emprender esa enorme tarea

requiere de una reinterpretación del mundo antropológi-

co y social bajo perspectivas no reduccionistas ni sim-

plificadoras que tomen en cuenta el complejo entrama-

do de las diferentes dimensiones de la realidad y del

lugar. Esa reinterpretación tiene que realizarse desde

una nueva cosmovisión que sustituya a la actual per-

cepción humana del universo y, con ello, al sistema

dominante de valores y creencias que desde finales del

siglo XVII ha sido la fuerza creadora de los enormes

desafíos que hoy enfrenta la humanidad.

ABSTRACT

In this paper it is argued about the necessity to reframe

the paper of the economy and the education in the deve-

lopment of the human society. To undertake that enor-

mous task requires of a new interpretation of the anthro-

pological and social world under perspective that take

into account the built the framework for complex from the

different dimensions from the reality, and the place. That

new interpretation must be made from a new vision of

the world that replaces the present human perception of

the universe, and with it, to the dominant system of

values and beliefs that, from end of century XVII, has

been the creative force of the enormous challenges that

today faces the humanity.

Introducción

A la luz de la nueva percepción de la realidad física, bio-

lógica y antroposocial, aportada por el paradigma emer-

gente en las ciencias, en este ensayo propongo reexa-

minar la interrelación y el sentido que debieran guardar

los procesos económicos con el desarrollo social y edu-

cativo. Se trata de aportar elementos para revalorizar,

desde nuevas ópticas y perspectivas, la complejidad de

los vínculos entre la economía, la sociedad, la educa-

ción, la ecología y el desarrollo a escala humana. Todo

ello con el propósito de contribuir a la comprensión de la

necesidad de una nueva etapa de evolución social y

educativa que permita trazar rumbos para la acción.

3

Bioeconomía

Octavio A. Ochoa Contreras*

* Investigador del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad

Veracruzana.

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Parto de la idea de que el desarrollo económico no

debe condicionar el desarrollo de la organización

social, en general, ni el desarrollo de los sistemas edu-

cativos, en particular. Entre estos desarrollos debe

presentarse una correlación autoorganizativa y com-

plementaria basada en un conjunto de valores más

cercanos al respeto por la vida y la naturaleza en todas

sus manifestaciones.

Coincido con los diversos autores en que es nece-

sario replantear el papel de la economía y de la edu-

cación en el desarrollo de la sociedad humana, pero

también estoy convencido de que emprender esa

enorme tarea requiere de una reinterpretación del

mundo antropológico y social –es decir, del ser huma-

no, de sus agrupaciones sociales y su cultura– bajo

perspectivas no reduccionistas ni simplificadoras que

tomen en cuenta el complejo entramado de las dife-

rentes dimensiones de la realidad, y del lugar que en

ellas ocupa la vida y la cultura humana.

Creo, además, que esa reinterpretación tiene que

realizarse desde una nueva cosmovisión que sustituya

a la actual percepción humana del universo y, con ello,

al sistema dominante de valores y creencias que

desde finales del siglo XVII ha sido la fuerza creadora

de los enormes desafíos que hoy enfrenta la humani-

dad.

Finalmente, considero que la transformación

radical de nuestros pensamientos, percepciones y

valores representa el punto de partida para una

nueva era de desarrollo humano. Para que esa

transformación tenga lugar será necesario poner en

marcha, a escala planetaria, un movimiento cultural

que active y mantenga vigente un actuar humano

basado en la nueva cosmología, en las nuevas cre-

encias y valores y, en suma, en la nueva compren-

sión de las realidades humanas y naturales. En

estas tareas, la reorganización social, económica y,

especialmente la educativa, tendrá que jugar un

papel trascendente.

1. El trasfondo necesario: la construcción y

adopción cultural de una nueva cosmología

Una nueva cosmología está en proceso de construc-

ción. Autores como Capra (1998, 2003), Morin (1998,

1999, 2003), Bhom (1987), (Vilar, 1997), Elizondo

(2003), entre otros, han realizado esfuerzos pioneros

de integración conceptual al respecto, apoyándose en

los aportes de las llamadas nuevas ciencias.1

Aun cuando utilizan conceptos y enfoques diferen-

tes, la mayoría de esos autores coinciden en señalar

que, desde las mismas esferas científicas ha comen-

zado a surgir, de manera creciente, una forma diferen-

te de contemplar y vivir la realidad, de reflexionar

sobre ella y de abordar su estudio.

Esta actitud marca una ruptura definitiva con la

visión mecánica del universo, es decir, con el paradigma

del racionalismo cartesiano-newtoniano que se caracte-

riza: a) por un pensamiento reduccionista, cuantitativo,

disyuntivo y simplificador; b) por una perspectiva cog-

noscitiva que contempla al mundo suponiéndolo en

equilibrio, simple y determinista; y c) por un modo lineal

del pensamiento que fracciona y aísla los problemas y

que ha conducido a la división disciplinaria de los sabe-

res y a la hiperespecialización del conocimiento.

Se observa también que la nueva corriente de

ideas paradigmáticas plantea que tanto los fenómenos

naturales como los socio-antropológicos no están

sujetos a leyes deterministas; éstos manifiestan pro-

cesos tanto de orden como de desorden, consideran-

do a este último creador, a veces, de nuevos órdenes;

todos ellos coexistiendo entramados en un todo com-

plejo, en donde los determinismos lineales de causa y

efecto limitan su expresión temporal-espacial a perio-

dos cortos.

4

Bioeconomía

1 Física cuántica, biociencias, ciencias cognitivas, neurocien-

cias, ciencias de la complejidad, entre otras.

Page 7: Estado Economía y Hacienda Pública 14

La manifestación de esta complejidad es observada

de manera creciente por la ciencia en todos los órdenes

de lo existente. Se le percibe y estudia, por ejemplo, en el

campo de la materia y las partículas elementales, la vida,

el cerebro, el ser humano, la sociedad y hasta en la astro-

física. Además, desde esa nueva perspectiva epistemo-

lógica el estudio de los fenómenos naturales y sociales

convoca necesariamente al trabajo y a la experiencia

ínter y transdisciplinaria.

En distintos ámbitos de la ciencia y del quehacer

humano, una nueva cosmología está en proceso de

conceptualización. En ella, ninguna realidad –ya sea

energética, física, química, biológica, antropológica,

social o espiritual– percibida por la conciencia humana

se considera independiente respecto de las otras.

Los aportes de la física cuántica han generado la

percepción de que el campo cuántico (Quantum) con-

tiene el universo entero de forma inexpresada; es

decir, en su naturaleza esencial, el universo es energía

vibrante, en movimiento. Esa energía contiene infor-

mación y se encuentra en continua interacción e inte-

rrelación bajo un principio de autoorganización, y es

bajo este principio que se genera toda manifestación

material del universo. Así, la sustancia esencial de la

que se compone lo existente –partículas, planetas,

estrellas, objetos materiales, células, e inclusive nues-

tro cuerpo y mente– es no materia, es energía.

Emergiendo del quantum, existe así un microcosmos

(atómico, subatómico); un macrocosmos (planetas, estre-

llas y galaxias); un mundo físico terrestre (acuático, gase-

oso y mineral); un mundo biológico (microbiológico, vege-

tal y animal); y un mundo humano (antropológico y

social). Además, de las interrelaciones que ocurren en el

mundo humano, y de ellas con el resto de las dimensio-

nes naturales, emerge también un mundo espiritual aso-

ciado a la conciencia humana, la autoconciencia y con-

ciencia de lo trascendente

Estos mundos, reconocidos por los sentidos, la

mente y la conciencia humana, están interrelacionados.

Su naturaleza esencial es la misma y es dual bajo un prin-

cipio de complementariedad (energía-materia), aunque

difieren en sus formas de expresión. Todos ellos coexis-

ten bajo un principio auto-organizador universal, y su

existencia física –energética, material u orgánica– mani-

fiesta diferentes formas y grados de complejidad.

Bajo esta nueva concepción de la realidad, el univer-

so y la naturaleza ya no pueden percibirse como un con-

junto de objetos separados y aislados, tal y como lo hacía

la visión mecánica del mundo, más bien han de conce-

birse como una unidad indivisible y dinámica en donde

sus grandes componentes pueden distinguirse pero no

separarse. La figura 1 intenta simbolizar el entramado

recursivo de las diferentes dimensiones de la realidad.

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ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 3-12

FIGURA 1El entramado recursivo de las diferentes dimensiones

de la realidad

Page 8: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Al respecto, Edgar Morin (1999), por ejemplo, describe

la visión compleja de la realidad concibiendo a todo

objeto o fenómeno como un sistema. Moléculas, célu-

las, organismos, sociedades, astros y galaxias, todos

ellos constituyen sistemas. En la naturaleza –continúa

Morin– se encuentran agregados de sistemas en una

sorprendente arquitectura donde éstos “se edifican

unos a otros”; en ese encadenamiento, encabalga-

miento, enredamiento o superposición de sistemas, y

en la necesaria dependencia de uno con relación a los

otros, se presenta un fenómeno y un problema clave.

El fenómeno es lo que llamamos naturaleza, que

no es más que esa extraordinaria solidaridad de siste-

mas encabalgados edificándose los unos sobre los

otros; el problema es el de la aptitud propia de los sis-

temas de engancharse, de construirse unos sobre los

otros y por los otros, pudiendo ser, a la vez, cada uno

parte y todo (Morin, 1999:117-122).

Este concepto del universo como totalidad integra-

da, como unidad indivisible y dinámica, y como un

gran sistema cuyos elementos están vinculados entre

sí, transforma y altera el modo en como pensamos y

sentimos el mundo que nos rodea. Por lo tanto, tiene

la potencialidad de generar cambios drásticos en el

pensamiento, en la actitud y en la actividad humana en

diferentes planos, ya que:

a) Cuestiona el modo tradicional de generar,

organizar y aplicar conocimientos, convoca a

revisar los fundamentos epistemológicos de

las ciencias, y aporta pautas para el desarro-

llo de formas diferentes de pensar la realidad

fenoménica.

b) Llama también a revisar los principios y los valo-

res humanos, las formas de convivencia entre

individuos y grupos sociales, las maneras de

actuar e interactuar con la naturaleza, y los

modos bajo los cuales nos educamos como

seres humanos.

Esta reconceptualización de la realidad –en construc-

ción a partir de los aportes del nuevo paradigma cien-

tífico en emergencia–, también alcanza y trastoca las

concepciones tradicionales sobre el mundo antropoló-

gico y social.

Por una parte llama a una necesaria reinterpreta-

ción de la naturaleza del ser humano y de sus formas

de organización social, por otra nos muestra que el

camino hacia una nueva sociedad humana transita por

la construcción de alternativas que pasan por la reno-

vación radical de nuestros marcos categoriales y valo-

rales.

2. Los avances hacia una nueva concepción

del mundo antropológico y social

La nueva visión de la realidad física y material también

está generando cambios profundos en la percepción

de la naturaleza del ser humano, de su organización

social y de sus expresiones culturales.

Cosmología

Es “(…) la imagen del mundo que una sociedad se da a

sí misma, fruto de las ars combinatoria de los saberes

más variados, tradiciones e intuiciones.

Esa imagen sirve como religación general y confiere la

armonía necesaria a la sociedad, sin la cual las acciones

se atomizan y pierden su sentido dentro de un sentido

mayor.

Tarea de la cosmología es religar todas las cosas y crear

la cartografía del universo. Y eso normalmente lo elabo-

ran las grandes narraciones cosmológicas”

LEONARDO BOFF

Citado por Elizondo (2003:30)

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Bioeconomía

Page 9: Estado Economía y Hacienda Pública 14

El mundo humano se ubica dentro de la diversidad de

manifestaciones del universo, distinguiéndose del

resto de la creación pero emergiendo sin separarse de

ella. La figura 2 intenta simbolizar ese entramado

recursivo del mundo antropológico y social con las

diferentes dimensiones de la realidad.

FIGURA 2El entramado recursivo del mundo humano

con las diferentes dimensiones de la realidad

El mundo humano, tanto en su expresión individual

como social, se constituye y se expresa en múltiples

dimensiones: en su naturaleza energética, físicoquími-

ca, biológica, psicológica y espiritual, así como en su

naturaleza antropológica y social.

Bajo la nueva visión se observaría como un siste-

ma encabalgado en la naturaleza. Morin ejemplifica

esta afirmación de la manera siguiente:

El ser humano forma parte de un sistema social, en el

seno de un ecosistema natural, el cual está en el

seno de un sistema solar, el cual está en el seno de

un sistema galáctico; está compuesto por sistemas

celulares, los cuales están compuestos por sistemas

moleculares, los cuales están compuestos por siste-

mas atómicos (Morin, 1999: 121).

De esta forma, “conocer lo humano no es separarlo del

universo, sino situarlo en él” (Morin: 2003: 27).

De la concepción anterior se derivan las siguientes

implicaciones que revalorizan el concepto del ser

humano en sí mismo y en su expresión social.

1. El ser humano no puede ser reducido a ninguna de

sus dimensiones constituyentes; es cada una de

ellas y todas a la vez. Es un ser cuántico, físico, bio-

lógico, mental, espiritual, antropológico y social.

2. El campo cuántico incluye al ser humano, emerge

de él, éste, como persona, sujeto u observador, no

existe fuera de la naturaleza y a nivel cuántico se

encuentra conectado con todos los niveles de

expresión del universo. No existe un mundo objeti-

vo independiente del observador.

3. Además de energía cósmica y materia organizada,

es un organismo viviente autoorganizado; su auto-

organización ha surgido de una organización físico-

química que ha producido las cualidades emergen-

tes que constituyen vida (Morin, 2003).

4. Como complejo biofísico, el ser humano también es

terrenal; estamos enraizados al complejo biológico de

nuestro planeta. En la conformación del organismo bio-

físico planetario surgió la vida; procesos de encabalga-

miento o confederación de elementos físicos y quími-

cos generaron bacterias; el intercambio de códigos o

información genética entre éstas, generaron células,

organismos pluricelulares, vegetales y animales. Según

Morin, las interacciones entre éstos constituyeron eco-

sistemas y, en conjunto, la matriz terrestre de donde

emerge, finalmente, el ser humano.

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ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 3-12

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4. El ser humano no es sólo un organismo más en la

creación; es un ser vivo que ha desarrollado de

manera extraordinaria las potencialidades de la

vida. El crecimiento y el desarrollo evolutivo de su

cerebro produjeron un desplazamiento de la facul-

tad creadora de la naturaleza hacia la mente huma-

na.

5. A partir de su origen cuántico, atómico y bioquímico-

genético, así como de las aptitudes organizadoras y

cognitivas de su cerebro, el ser humano ha sido

capaz de crearse nuevas formas y expresiones de

vida.

6. Por una parte, la vida psíquica y mental remite hacia

la dimensión interior del ser humano: a la vida de las

ideas (pensamiento), a la inteligencia y al ingenio

(creatividad), a la conciencia objetiva y subjetiva

(cognición, racionalidad, emotividad y afectividad), y

a una conciencia superior, es decir, a la conciencia

de sí mismo y de lo trascendente (espiritualidad).

7. Por otra parte, la mente humana se convierte en la

organizadora del conocimiento y del quehacer

humano y, por esa vía, remite a la dimensión antro-

pológica y social de la humanidad. Produce interac-

ciones entre mentes individuales a través del len-

guaje, multiplica las intercomunicaciones, alimenta

la complejidad de las relaciones entre individuos,

genera la cultura y transforma la organización social

humana. Es la mente la que asocia inteligencia,

pensamiento, conciencia, individuo, lenguaje, cultu-

ra y sociedad humanas (Morin, 2003).

8. El lenguaje está en el núcleo de toda cultura y de

toda sociedad humana. No habría cultura sin las

aptitudes del cerebro humano, pero no habría

palabra ni pensamiento sin la cultura. La cultura

es propiamente humana, y en el seno de las cul-

turas y de la sociedades el ser humano ha evolu-

cionado mental, psicológica y afectivamente

(Morin, 2003).

9. Evolución biológica, mente y cultura humana se

retroalimentan. Existe una interconexión entre la

evolución biológica del ser humano, especialmen-

te de su cerebro, el desarrollo de su mente y la

emergencia de la cultura humana. La evolución

mental, psicológica y afectiva, a su vez, ha sido

producto de la evolución misma de la cultura

humana, lo cual ha permitido el desarrollo de la

humanidad, expresada en individuos, especie y

sociedad.

10. La conciencia es la emergencia más notable de la

mente humana (Morin, 2003), con ella el ser huma-

no puede considerarse a sí mismo como integrante

de la naturaleza y como objeto de estudio sin dejar

de ser sujeto. La conciencia produce y es producto

de una actividad reflexiva y de un conocimiento ínti-

mo del ser humano sobre sí mismo, sobre su propia

naturaleza, ideas y pensamientos. Y el desarrollo de

una conciencia más profunda o superior conlleva a la

espiritualidad, es decir, a la comprensión e íntima

comunión de cada ser humano con las realidades

esenciales del universo.

3. Hacia una reinterpretación

de la organización social humana

Desde la nueva visión paradigmática, las sociedades y

comunidades humanas son sistemas vivientes forma-

dos por seres humanos que se relacionan continua-

mente entre sí, con los recursos materiales, con los

sistemas ecológicos que, a su vez, son también orga-

nismos vivientes (Capra, 1998). Por lo tanto, las inte-

racciones entre el medio ambiente social y el medio

ambiente natural conforman una estructura ecológica

y social entramada y compleja.

Bajo esta óptica, la sociedad humana, sus proce-

sos económicos y educativos, así como todas aquellas

otras relaciones sociales y culturales que se manifies-

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Bioeconomía

Page 11: Estado Economía y Hacienda Pública 14

tan en su seno, no pueden seguir siendo observadas

ni tratadas por la acción humana como si existieran de

manera aislada y fragmentada, separadas las unas de

las otras, ni de los sistemas ecológicos (físico-químico-

biológicos) que sirven de base material al desarrollo

social, económico y cultural de la humanidad.

Actualmente las ciencias sociales dividen a la

sociedad en fragmentos que se consideran indepen-

dientes unos de los otros, generalmente sin considerar

sus vínculos y relaciones con las realidades y proce-

sos naturales. Los expertos en economía, por ejemplo,

no logran incorporar las realidades políticas y sociales

en sus modelos teóricos, excluyendo la consideración

de las políticas sociales; incluso, la ciencia económica

se divide en fragmentos y secciones.

Es claro que la evolución o desarrollo de una

sociedad incluye necesariamente la evolución o

desarrollo de su sistema económico; pero es nece-

sario observar y estudiar los fenómenos económicos

no sólo en su vinculación con la organización social,

sino con el ecosistema. La actividad económica no

es más que un aspecto de toda una estructura social

y ecológica.

La comprensión de lo anterior requiere de una

construcción conceptual capaz de dar cuenta de la

entramada red de intercambios y comunicaciones que

se presentan entre la complejidad de la realidad social

–con sus dimensiones política, económica, educativa,

ética, valoral y cultural– con las complejas y entrama-

das realidades físicobiológicas en las que la especie

humana encuentra su sustento material y vital (Capra,

2003).

Es decir, se requiere de un nuevo marco concep-

tual capaz de dar cuenta de la dinámica de las inte-

racciones existentes entre los sistemas sociales y los

sistemas ecológicos, es decir, del complejo de relacio-

nes existentes entre la cultura humana y su medio

ambiente natural, entre cultura y natura.

4. La resignificación de la economía y de su

relación con la organización social

¿Cómo hacer para que la ciencia económica, los eco-

nomistas y la sociedad no pierdan de vista que la eco-

nomía no es más que un aspecto de toda una com-

pleja estructura ecológica y social, de un sistema

viviente formado de seres humanos que se relacionan

continuamente entre sí y con sistemas físicos y ecoló-

gicos, que a su vez son también organismos vivien-

tes?

La economía, del griego οικουοµια, se refiere a la

administración de una casa o familia, de οικοζ (oikos),

casa en el sentido de patrimonio, y νεµω, administrar.

A su vez, el vocablo oikos es también la raíz etimoló-

gica de la palabra ecología (oikos y logos) que signifi-

ca estudio, tratado o cuidado de la casa.

Tanto para la economía como para la ecología, el

oikos es fundamental, ya que el significado común de

ambos términos remite a la casa del ser humano, es

decir, al lugar donde cada uno y todos habitamos y

vivimos.

Más allá del sentido convencional de casa, una pri-

mera interpretación de oikos puedo referirla al particu-

lar medio físico, biológico y social que permite la

expresión vital de cada ser humano, incluyendo en ello

su propio cuerpo físico. Una segunda interpretación

alcanza también a la casa de la humanidad, es decir,

al mundo habitado, a la tierra como sistema vivo total.

Y una visión todavía más amplia implicaría una intui-

ción mediante la cual se visualiza no sólo la mansión

terrena, sino la mansión universal de los seres huma-

nos (Capra, 1998).

La actividad económica del ser humano tiene que

recuperar ese sentido profundo de estar vinculada al

cuidado del hábitat en sentido extenso, es decir, a la

procuración y sostenimiento de todos aquellos ele-

mentos que hacen posible la vida y la existencia

humana; sin supeditar bajo su dominio al resto de las

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ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 3-12

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relaciones sociales; y sin dejar de tomar en cuenta que

forma parte de un sistema mayor de relaciones y

dependencias recíprocas y esenciales entre fenóme-

nos de naturaleza física-biológica-antropológica y

social.

En este amplio sentido, el campo de la economía,

como actividad científica, debiera ampliarse para com-

prender al conjunto de relaciones sociales a través de

la cuales el ser humano, individual y colectivamente,

cuida y administra vitalmente el medio ambiente local

(personal, familiar, comunitario), regional y planetario

en el que habita y del cual depende su propia supervi-

vencia; esto es, la economía debiera concebirse más

bien como una ecobiosocionomía.

Esta concepción se opone al concepto reduccio-

nista de la ciencia económica actual, que se autodefi-

ne como la ciencia social reducida al estudio los pro-

cesos de producción, intercambio, distribución y con-

sumo de bienes y servicios; o bien, en su versión mar-

ginalista, como la ciencia que analiza el comporta-

miento humano relacionado con los procesos de elec-

ción entre fines dados y medios escasos que tienen

usos alternativos.

Bajo el concepto de ecobiosocionomía se conside-

ra a la actividad económica como un subsistema social

obligado a cambiar y a evolucionar constante-mente

en función de la dinámica del resto del sistema social

y de los sistemas ecológicos a los que la vida humana,

de manera individual y colectiva, se encuentra íntima y

permanentemente vinculada.

La propuesta de una ecobiosocionomía recoge la

idea de que el desarrollo económico de una sociedad,

al igual que la dinámica del resto de las relaciones

sociales, debe obedecer a un sentido vital que evite la

desesperanza, la exclusión social, las crisis en las

relaciones humanas y la crisis ambiental, problemas

cruciales del mundo contemporáneo.

Se trata, pues, de colocar a la vida, en todas sus

manifestaciones, en el centro de la reflexión y de la

dinámica planetaria del desarrollo humano; se trata de

construir un mundo donde las organizaciones sociales

logren para todos sus miembros una vida digna, capaz

de procurar la plena y permanente satisfacción de las

necesidades humanas (salud, educación, vivienda,

recreación, etc.), “todo activado por una efectiva y

plena participación de la sociedad en la vida social y

política, que permita, además, la conservación y repro-

ducción el medio ambiente, en cuanto medio lleno de

belleza física y deleite espiritual” (Hinkelammert y

Mora, 2005:14).

Al respecto, Hinkelammert y Mora (2005) propo-

nen el rescate de los siguientes referentes:

1. Recuperar al sujeto, a la vida humana concreta, a

la vida para todos, en las instituciones sociales y

en las construcciones culturales (ciencia, filosofía,

teología, economía, sociedad, educación, etcéte-

ra).

2. Recuperar al ser humano en cuanto sujeto corporal,

viviente, abandonando su consideración como cosa

10

Bioeconomía

El sentido de la vida es vivirla

“Lo primero, lo esencial, en la vida del ser humano, no

es la filosofía, no es la ciencia, no es el alma, no es la

sabiduría, no es la felicidad, no es el placer, no es la

reflexión sobre Dios; es la vida misma.

Toda libertad, toda filosofía, toda acción, toda rela-

ción con Dios, supone estar vivo.

Presupone por tanto, la posibilidad de la vida, en

cuanto a vida material, concreta, corpórea.

Y esta posibilidad de la vida presupone el acceso a

los medios para poder vivir”.

HINKELAMMERT Y MORA (2005: 22)

Page 13: Estado Economía y Hacienda Pública 14

por la sacralización de las relaciones sociales de

producción, lo cual implica:

a) Que las relaciones entre los seres humanos no

sigan tomándose como relaciones materiales

entre cosas.

b) Que la relación material entre las cosas no sus-

tituya las relaciones sociales entre sujetos

vivos.

c) Que el ser humano decida su destino como

sujeto autónomo, en lugar de que las mercancí-

as, el dinero y el capital sigan convirtiéndose en

los actores sociales protagónicos.

d) Que los objetos y las mercancías no adquieran

la vida y la subjetividad que es propia de los

seres humanos.

e) Que los seres humanos no proyecten su vida y

su subjetividad en los objetos y en las mercan-

cías, cediéndoselas

3. Desmitificar la idea de un progreso técnico infinito

y, por lo tanto, del predominio del mercado y de la

pretensión de convertirlo en la principal, e incluso

única relación social, sometiendo, anulando y

destruyendo al resto de las instituciones y relacio-

nes sociales.

4. Asegurar la vida misma ante el hecho ya evidente

de que “la globalidad del mundo implica que la vida

ya no está asegurada independientemente del com-

portamiento humano. Hace falta preguntar por los

comportamientos necesarios para que esta vida

pueda seguir existiendo” (Hinkelammert y Mora,

2005:23).

¿Cómo podría entonces ser reformulada la economía

en tanto actividad humana y en cuanto disciplina

teórica?

En suma, como una actividad organizada social-

mente que se ocupe de garantizar las condiciones que

hacen posible y sostenible la vida humana en todas

sus dimensiones

Si bien todas las actividades sociales deben con-

tribuir a garantizar las condiciones de posibilidad de la

vida humana individual y colectiva, una ecobiosocio-

nomía se enfocaría al estudio de las fuerzas y relacio-

nes sociales productoras o creadoras de riqueza y del

nexo de éstas con la naturaleza, el medio ambiente y

la vida.

Pero en un amplio sentido, tanto la economía

como la educación, la política, la ciencia, la tecnología

y el resto de las actividades y relaciones humanas que

emergen de la organización social, debieran ser regi-

das por la misma concepción del respeto a toda forma

de vida, así como por la filosofía de vivir la vida en ple-

nitud.

Por ello, coincido en afirmar que el cambio funda-

mental a realizar no se encuentra en el plano de la tec-

nología, ni de la política o de la economía, sino que

está radicado en el plano de nuestras creencias y valo-

res, son ellas las que determinarán el mundo que habi-

temos (Elizalde, 2003).

En consecuencia, la resignificación de la institu-

ción educativa, concebida como una actividad que

favorezca el aprendizaje de los seres humanos bajo

un sentido profundo de respeto a toda forma de vida,

está llamada a jugar un rol fundamental en los nece-

sarios procesos de reconstrucción social y económica

de la humanidad.

Bibliografía

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11

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 3-12

Page 14: Estado Economía y Hacienda Pública 14

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Cátedra, Grupo Anaya, Madrid.

Vilar, P. (1997). Hacia una nueva racionalidad.

Comprender la complejidad con métodos trans-

disciplinarios, Kairós, Barcelona.

12

Bioeconomía

Page 15: Estado Economía y Hacienda Pública 14

RESUMEN

¿Por qué el ejercicio de la planeación produce éxitos y

placeres y, al mismo tiempo, fracasos y frustraciones?

La causa es la misma y se explica en el racionalismo

que la alimenta y sostiene. Pero esta explicación nece-

sita, a su vez, ser explicada para trascender las visiones

que juzgan a la planeación, o como ejercicio inútil o

aquellas otras que la entronizaron como panacea para

remedio de todos los males y llave maestra para abrir

las puertas del desarrollo.

ABSTRACT

Why the exercise of planning produces successes and

pleasures, and at the same time, failures and frustra-

tions? The cause is the same. This is explained in the

rationalism that nourishes and sustains. But this expla-

nation requires, in turn, be explained to transcend the

visions which try planning or as a futile exercise or those

who enthroned as the panacea to cure all the ills and

master key to open the doors of development.

Introducción

¿Por qué el ejercicio de la planeación produce éxitos y

placeres y, al mismo tiempo, fracasos y frustraciones?

La causa es la misma y se explica en el racionalismo

que la alimenta y sostiene. Pero esta explicación nece-

sita, a su vez, ser explicada para trascender las visio-

nes que juzgan a la planeación o como ejercicio inútil

o aquellas otras que la entronizaron como panacea

para remedio de todos los males y llave maestra para

abrir las puertas del desarrollo. Para intentar esta

explicación recurriremos al método propuesto por

Edgar Morin. La aplicación de algunos de sus princi-

pios en la elaboración de pseudoplanes de desarrollo

para el municipio de Xalapa, Veracruz, están en la

base de esta reflexión. La bibliografía que se presenta

al final es sólo indicativa, en realidad con este texto

pretendemos recuperar las experiencias vividas, pre-

sentando de manera resumida algunas reflexiones

derivadas de estos ejercicios.

1. La gran causa (teórica) del fracaso

La planeación es uno de los productos intelectuales

mejor acabados del intelectualismo occidental. Es, la

13

Por un ejercicio deplanificación para la

complejidad

Francisco Montfort Guillén*

* Investigador del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad

Veracruzana.

Page 16: Estado Economía y Hacienda Pública 14

planeación, un ejemplo supremo de la hiperespeciali-

zación y, por lo tanto, de las simplificaciones.

El pensamiento eurooccidental se ha encaminado

hacia el dominio de la naturaleza. El hombre moderno

autodefinido como sapiens ha tomado distancia de su

entorno, como autoelaboración sociocultural. Su rela-

ción con la naturaleza es de dominio, más que de inte-

gración con ella. Su aliado en esta tarea es la produc-

ción de conocimiento científico y tecnológico. Su ideo-

logía es el progreso continuo, permanente, ascenden-

te, ilimitado. En esta conjunción subyace la exacerba-

ción de las dotes del hombre moderno para pensar sus

dominios. Busca eliminar toda ambigüedad en los pro-

cesos sociales (y algunos naturales) de la realidad cir-

cundante, conjurar el azar: nada debe escapar a su

previsibilidad, todo debe quedar bajo control.

Una de las características del pensamiento moder-

no es que opera a través de mecanismos de disyun-

ción, de reducción y de abstracción. Por el principio de

disyunción ha procedido a la separación y aislamiento

de las esferas física, biológica y social; el sustrato de

simplificación de la realidad que alimenta a la planifi-

cación tiene como paradigma la idea de producir el

orden perfecto: los planes llegan a ser documentos

intelectualmente acabados que se realizan en sí mis-

mos. Los planes, en fin, son obras maestras de la abs-

tracción sobre la realidad.

2. Las fuentes del éxito y los placeres

En su lucha por sustituir las explicaciones divinas

acerca del funcionamiento del universo y de su misma

vida individual y colectiva, por las explicaciones fruto

de su propio esfuerzo, en Occidente se han creando

las condiciones para hacer del trabajo intelectual una

actividad con relativa autonomía respecto de sí mismo

y de su realidad biológica y física (incluida la del cuer-

po). Su propósito fue tecnocrático: dominar la natura-

leza y, paradójicamente, olvidarse de su propia natu-

raleza. Las ideas se autonomizaron por la vía de la

perfección. El conocimiento dejó de dialogar con la

realidad. Se fragmentó o fue dividido no sólo en los

campos físico, biológico y social, sino que hacia el

interior de cada uno de ellos se crearon subdivisiones

y dentro de ellas especializaciones.

En relación con la necesidad que tenían las orga-

nizaciones de dar rumbo y sentido a su accionar,

enmedio de un capitalismo cuyo desenvolvimiento pro-

ducía anarquía, se fue imponiendo la necesidad,

desde el poder, de fortalecer las tareas de su conduc-

ción, ya en el ámbito privado o bien en el ámbito públi-

co. Las ideas cobraron vida por sí mismas. Sus avan-

ces tecnocientíficos los pagaron con ceguera intelec-

tual y con destrucción de la naturaleza. La aventura

intelectual se convirtió en desventura.

3. Las causas de los fracasos y frustraciones

En la teoría y la práctica de las organizaciones, las

tareas de planeación y de dirección cobraron primacía

y se fueron autonomizando hasta alcanzar un estatus

teórico, metodológico y práctico. Pero mientras la

dirección tenía por anclaje real el ejercicio del poder, la

planeación adquirió fuerza gracias a su fuerza intelec-

tual. Las armas de la planeación fueron el ofrecimien-

to del dominio del orden –que la unía a ciertos propó-

sitos del poder– y el manejo de los futuros deseables,

que la vinculaba al deseo individual de superación y a

las ofertas políticas del porvenir colectivo deseable.

Mientras quedaba subsumida la idea de organiza-

ción, verdadera base práctica y teórica de los mundos

físico, biológico y social, es decir, de la realidad única

e indivisible, cobraban fuerza la planeación y la direc-

ción, al grado de convertirse inclusive en acciones

antagónicas. El bucle recursivo compuesto por la pre-

visión, la planeación, la organización, la dirección, el

14

Por un ejercicio de planificación para la complejidad

Page 17: Estado Economía y Hacienda Pública 14

control y la evaluación quedó desintegrado. Se forma-

ron especialistas con saberes distintos que ejercían

funciones y poderes separados y antagónicos. Más

aún: estas tareas parecían obedecer a realidades dis-

tintas, desunidas. De un lado los planeadores, de otro

los organizadores y más allá, por encima, los directo-

res. El bucle recursivo se convirtió en una línea suce-

soria de etapas sin recursividad entre ellas.

El ofrecimiento de controlar el orden –eliminando

el desorden– y manejar la utopía, hizo de la planea-

ción un arma poderosa del poder y el mejor fruto del

racionalismo. Se formó, básicamente en los países

comunistas, el vínculo indisoluble entre planeación y

doctrina: un sistema de ideas cerrado hecho para con-

trolar por una parte y, por otra, para rechazar toda

información o hecho que contradecía la realidad.

Mientras mejor se planeaba, es decir, mientras

más perfecto y detallista era el plan, mientras mejor

hacía abstracción de la realidad, mayor placer intelec-

tual causaba a quienes lo elaboraban y a sus promo-

tores, pues mejor mostraba su racionalismo. La reali-

dad fue expulsada de los planes. El plan, en sí mismo,

era una pieza circular: iniciaba y terminaba en la

mente y cumplía los deseos de los planificadores. La

planeación adquirió un status de ideología y, por lo

tanto, de instrumento del poder.

También en el capitalismo la planeación jugó el

papel de ideología. La planeación micro se vio como la

ordenación de lo social en su dimensión económica.

Más tarde lo fue del territorio: centralmente, infraes-

tructura de comunicaciones y de servicios urbanos.

Después lo sería de lo biológico. Nunca se pensó en el

carácter físico/biológico de la naturaleza y del ser

humano. Tampoco en las interacciones y retroaccio-

nes físico/biológico/sociales de la realidad. Cada plan

comprendía su esfera: o física, o biológica, o social.

La planeación, que era un arma del poder, nunca

incluyó a éste en los propios planes. Tampoco apare-

cía el autor/sujeto de la planeación: la ciudadanía. Así,

la aplicación del plan, diseñado por especialistas para

especialistas, se presentaba en sociedad con gran

orgullo, se le metía al archivero o, en el mejor de los

casos, ya con apoyo legal, se blandía como arma para

el ejercicio del presupuesto. Sin embargo, casi nunca

ha sido elemento de la estrategia política.

4. Planeación compleja

¿Es posible pensar la planeación de otra forma?

Las experiencias en la elaboración de planes

empresariales y de instituciones públicas nos han

acercado a la comprensión de las posibilidades y limi-

taciones de la planeación como instrumento para opti-

mizar los recursos empleados en la consecución de

propósitos, objetivos y metas previamente estableci-

dos. Expongo a continuación algunas cuestiones a

considerar en un ejercicio de planificación no simplifi-

cada.

El primer dilema a plantear es si es posible, reco-

nociendo la complejidad de lo real y destejer su entra-

mado para incidir sobre la complejidad. Para intentar-

lo el primer esfuerzo consistiría en abandonar toda

pretensión de dominio absoluto sobre la realidad, posi-

ción derivada del racionalismo, ejercicio de la razón

con carácter absolutista. Este esfuerzo demanda dia-

logar con la realidad en tres niveles, los cuales consti-

tuyen a su vez elementos esenciales de la planeación.

Con independencia de sus componentes técnicos,

el contenido del plan exige la propuesta del diálogo

entre el diagnóstico –conocimiento de los elementos a

erradicar o a manejar– y la prognosis esfuerzo de

conocimiento anticipado sobre el futuro que se desea

construir. El conjunto de intenciones –propósitos a

cumplir y medios a utilizar para buscar el acierto y

poner en acción un conjunto limitado de recursos–

debiera responder menos al voluntarismo de planea-

dores y ejecutores y más a mesurar las posibilidades

15

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 13-18

Page 18: Estado Economía y Hacienda Pública 14

de incidir sobre una realidad siempre cambiante. Esta

fase del trabajo –el plan propiamente dicho– debe ser

el resultado de la conjunción de deseos y voluntades

colectivos, con orientaciones de diversos teóricos de la

planeación y de la materia objeto del plan –economía,

urbanismo, desarrollo social, etcétera–, pero sobre

todo con las aportaciones de aquellas personas con

diversas y numerosas vivencias del proceso de adap-

tación que el contacto con la realidad les ha impuesto,

es decir, con conocimientos derivados de sus prácticas

laborales, profesionales o de su vida cotidiana. De

esta manera, es menos difícil prever las consecuen-

cias reales y gestionar las externalidades que las

acciones emprendidas tendrán sobre los seres huma-

nos. Y ésta es la clave de toda planificación exitosa: el

verdadero sujeto de la planeación no es la ciudad, la

carretera, el campo agrícola, la economía o el desa-

rrollo social. No. El verdadero sujeto son las personas

humanas, individuos y colectividades a quienes se les

modificará ciertas formas de vida. La planeación debe-

ría ser un conjunto de acciones a escala humana.

Esta tarea de hacer realidad un plan requiere del

diseño de una estrategia y de tácticas adecuadas.

Dado su nivel de generalidad, el plan puede ser con-

ceptualizado como el diálogo con la complejidad de lo

real. Corresponde al involucramiento tanto de los

especialistas –teóricos y técnicos de diversos conoci-

mientos y saberes– como de las máximas autoridades

involucradas –gerentes, directores, autoridades públi-

cas, líderes políticos–, pues se trata de construir la

estrategia, ese arte de dirigir, mezcla de conocimientos

y astucia para coordinar todo tipo de acciones en la

búsqueda de un conjunto de propósitos predetermina-

dos. Pero en este nivel no es realizable, aplicable.

Inevitablemente la puesta en práctica del plan exige

una reducción de dicha complejidad: encontrar los ejes

centrales de ese entramado y diseñar el comporta-

miento deseado de los actores sociales y de los con-

ductores de los programas en un tiempo determinado

y con recursos ilimitados. La programación oscila entre

la estrategia del plan y la táctica del plan al hacer una

clara exposición de los objetivos particulares a lograr,

cómo se piensan realizar y qué elementos estarán

involucrados, fijando fechas de realización en rangos

máximos y mínimos. El uso de técnicas de programa-

ción resulta de gran ayuda en este punto.

La táctica –diseño y habilidad en la aplicación de

un conjunto de reglas y acciones para ejecutar las

operaciones preestablecidas– resulta crucial para con-

seguir los propósitos del plan. Éstos deben ser tradu-

cidos a metas, es decir, en definiciones concretas de

logros, en tiempos definidos, con especificidad de acti-

vidades a desempeñar y los recursos a emplear, y el

esclarecimiento de responsables. Estamos hablando

de los proyectos, unidades de actividades concretas,

mensurables. Funcionan con una dinámica especial.

Pierden flexibilidad en su diseño, ganan en ejecutivi-

dad; reducen la complejidad especificando campos de

acción, exigen disciplina en su ejecución pero, al

mismo tiempo, por su íntimo contacto con la realidad,

en virtud de la estrecha vinculación entre directores y

ejecutores de las actividades y entre éstos y la pobla-

ción afectada –positiva y negativamente–, se constitu-

yen en los instrumentos más útiles para “dialogar” con

la complejidad de lo real.

En otros términos, los proyectos simplifican la rea-

lidad para hacer operativas y viables las acciones y

recogen de esa misma realidad la complejidad para

manejar los aleas que se presentan en la ejecución del

plan.

El plan, los programas y los proyectos, para ase-

gurar su viabilidad y ser instrumentos para gerenciar

las propuestas y sus externalidades, o efectos no pre-

vistos o deseados, exigen un esfuerzo intelectual para

su conceptualización y aplicación que les permita

tener presente la complejidad de lo real. Este esfuerzo

intelectual se sumaría al conjunto de técnicas para

hacer de la planeación una herramienta más útil en el

16

Por un ejercicio de planificación para la complejidad

Page 19: Estado Economía y Hacienda Pública 14

diseño de los futuros deseables de la organización

involucrada. Las tareas a realizar, de acuerdo con

Edgar Morin, serían las siguientes:

1. La rearticulación de saberes. Para cada objeto de

estudio se deben incluir: i) la teoría compleja de la

organización que piensa de manera complementa-

ria y contradictoria el bucle orden/desorden/organi-

zación como elementos detonantes para la apari-

ción de nuevas cualidades; ii) el bucle físico/biológi-

co/antroposocial; iii) el bucle del proceso de mana-

gement y iv) el manejo de la antropo-política.

2. La rearticulación del tiempo (pasado/presente/futu-

ro), la rearticulación del espacio: de lo local con lo

regional y lo planetario (o global) y la consideración

de lo simbólico.

3. La sustitución de la racionalización o racionalismo

por la racionalidad: ésta actúa abierta y dialoga con

una realidad que se le resiste. Surge el debate argu-

mentado de ideas y no es una propiedad de un sis-

tema de ideas. Debe tomar en cuenta los mitos, las

costumbres, las relaciones amorosas, los deseos,

intereses, caprichos y costumbres de planeadores,

ejecutores y poblaciones involucradas.

4. La aparición o reintegración de un sujeto: la huma-

nidad en la planeación. La planeación es un mapeo

del proceso de civilización que ayuda a organizar lo

disperso, contradictorio y excluyente, haciéndolo

complementario y asociativo.

5. El abandono del programa rígido para sustituirlo con

un mapa estratégico que dé cabida a la incertidum-

bre, que permita ver y aceptar la aparición de lo

inesperado sin que la irrupción rompa por completo

la estrategia: conducción razonada de una acción

en una situación y un contexto que comportan incer-

tidumbre y, eventualmente, peligros.

6. La introducción de las relaciones de poder: la políti-

ca con sus dominios y sumisiones.

La estrategia se elabora en función de finalidades y

principios, considera diversos guiones posibles del

desarrollo de la acción y elige el que le parece más

adecuado.

1. La introducción de una idea compleja de ecología.

a) Ecología de la acción: lleva consigo la incerti-

dumbre que le permite corregir o abandonar la

acción cuando contradice la intención. Buenas

intenciones provocan tragedias y viceversa.

b) Principio dialógico de transformación y regula-

ción. Toda transformación es desorganizadora/

reorganizadora. La innovación renovadora es

una desviación. Las regulaciones establecidas

anulan las desviaciones. Esto requiere estable-

cer otras nuevas regulaciones para evitar desin-

tegraciones que anulan las innovaciones.

c) Principio de prudencia y de calidad –menos

pero mejor.

d) Introducción de la táctica mesosociológica (los

proyectos): ante el sujeto y la universalidad polí-

tica que actúa en varios planos; inmediato,

medio y largo plazos para ver las tres perspec-

tivas y lograr que el medio y el largo plazos

estén en el presente, con los niveles microfísico,

macrocósmico y mezofísico.

i) política del día al día enfrentar urgencias

ii) política de lo presente conexión de lo

inmediato y el plazo medio: modernización

política para adaptarla a nuevos problemas

antropológicos.

e) El cambio cultural: sin él no es posible una eco-

logía y un ordenamiento de los universos físico

y biológico.

En resumen. La planeación es un mapa precario y bio-

degradable y no un esquema rígido que predetermina

la vida, lo inesperado. Debe problematizar.

17

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 13-18

Page 20: Estado Economía y Hacienda Pública 14

En términos de poiesis, y con los versos de Mario

Benedetti:

Mi táctica es mirarte

aprender como sos

quererte como sos

mi táctica es hablarte

y escucharte

construir con palabras

un puente indestructible

mi táctica es

quedarme en tu recuerdo

no sé como ni sé

con qué pretexto

pero quedarme en vos

mi táctica es ser franco

y saber que sos franca

y que no nos vendamos simulacros

para que entre los dos no haya

telón ni abismos

mi estrategia es

en cambio más profunda

y más simple

mi estrategia es que

un día cualquiera

ni sé cómo ni sé

con qué pretexto

por fin me necesites.

Bibliografía

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Seuil, Points.

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Plan de Desarrollo Municipal de Xalapa 1986-1988.

Plan de Desarrollo Municipal de Xalapa 1995-1997.

18

Por un ejercicio de planificación para la complejidad

Page 21: Estado Economía y Hacienda Pública 14

RESUMEN

En este artículo se plantea la necesidad de considerar el

renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuida-

do de una ecología sostenible. Se parte del análisis de

la compleja problemática de la explotación de los recur-

sos naturales, así como de algunas reflexiones sobre el

conocimiento y comprensión de la complejidad de la

naturaleza del planeta; de la interconexión entre ética y

espiritualidad de los integrantes de las sociedades pla-

netarias; y el papel estratégico de la educación como

proceso de aprendizaje para recuperar la alianza armó-

nica entre el ser humano y el planeta-Tierra y con ello

fundamentar el cuidado de una ecología sostenible.

Abstract

This paper establishes need to consider the renaissan-

ce of ethics and spirituality for the care of a sustainable

ecology. This study departure from analyse the complex

problematic of the natural resources exploitation, as well

as some reflections about the knowledge and compre-

hension of the complex of the nature of the planet; this

document also analyses the ethics and spirituality con-

nexion between the members of the planetary society

and the strategy roll of the education like a learning pro-

cess to recover the harmonic alliance between the

human being and the planet-Earth. The care is the fun-

dament of a sustainable ecology.

Introducción

El presente trabajo tiene como finalidad analizar la

estrecha relación entre ética y espiritualidad para el cui-

dado de una ecología sostenible, destacando el papel

primordial de la educación para lograrlo. Este artículo

expone brevemente la problemática sobre la explotación

y modificación de los recursos naturales y los posibles

impactos en la naturaleza, y por ende en las sociedades

en las cuales habitamos. Dicha problemática nos invita

a reflexionar sobre la necesidad de una nueva visión

para diseñar e instrumentar las políticas de desarrollo

19

Renacimiento de laética y la espiritualidadpara el cuidado de una

ecología sostenible

Margarita Edith Canal Martínez*

* Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad

Veracruzana

Page 22: Estado Economía y Hacienda Pública 14

necesarias que permitan a todos los integrantes de la

sociedad sentirse parte de la naturaleza, asumiendo el

cuidado con una actitud de preocupación, responsabi-

lidad y compromiso de todos los seres humanos que

habitamos este planeta.

La estructura del artículo se compone de cinco

apartados: en el primero presento una breve descrip-

ción de la problemática de la explotación de los recur-

sos naturales; en el segundo expongo la necesidad de

vislumbrar una nueva relación entre el ser humano-

naturaleza; en el tercero planteo la necesidad de cono-

cer la complejidad armoniosa del planeta Tierra; en el

cuarto expongo la trascendencia de la alianza armóni-

ca entre ética y espiritualidad del ser humano y, final-

mente, en el quinto planteo la necesidad de repensar

el aprendizaje como el medio que nos guíe para la

convivencia armónica con la naturaleza.

Preámbulo: ¿Quién tiene la culpa?

El 24 de octubre de 2007, al escuchar las noticias por

radio me entero que las fuertes marejadas producidas

por un nuevo frente frío que azotaba gran parte de

México habían ocasionado un fuerte choque entre dos

plataformas de explotación petrolera situadas a más

de 50 kilómetros de Ciudad del Carmen, en

Campeche. Al entrevistar al director de la Paraestatal

Pemex sobre las posibles causas del accidente su res-

puesta fue la siguiente: “la naturaleza es la responsa-

ble de dicho desastre”. Su afirmación me hizo reflexio-

nar en dos aspectos: uno, sobre la ignorancia de algu-

nos dirigentes políticos sobre las repercusiones

ambientales ocasionadas por la explotación irracional

de la naturaleza en aras de un crecimiento económico

de las sociedades; y otro, la irresponsabilidad para

reconocer que dichas repercusiones han sido produc-

to de los actos humanos racionalistas que niegan la

estrecha alianza entre el planeta y el ser humano.

Tan es así, que con la idea de progreso económi-

co de las sociedades el ser humano se ha puesto a

pensar en sí mismo como un ser sobre la naturaleza,

disponiendo de ella sin mesura y pensando que la

misma es inagotable en sus recursos. Con esta pers-

pectiva, algunos científicos, políticos, tecnócratas y

economistas, se dedican a diseñar e instrumentar pla-

nes de crecimiento económico fundamentados en la

explotación y modificación de los recursos naturales,

sin reflexionar sobre los posibles impactos en el medio

en el cual habitamos. Dicho enfoque es lo que ha lle-

vado a alterar los ritmos naturales de nuestro planeta,

ocasionando muchos y variados desastres naturales

–y por ende sus consecuencias sociales–, como: tsu-

namis, incendios forestales, inundaciones, desmoro-

namientos de tierra, erupciones volcánicas, desconge-

lamiento de grandes zonas de hielo, entre otros fenó-

menos1.

Ante este contexto de acontecimientos dramáticos

producto de la inconsciencia y destrucción del sentido

de religación con todas las cosas, y el rompimiento de

la alianza de fraternidad y sonoridad del ser humano

con la Tierra (Boff, 2002), me pregunto, ¿estaremos a

tiempo de cambiar el rumbo mecanicista2 de nuestras

relaciones con el planeta-Tierra?

Para tratar de responder a dicha interrogante parti-

ré de algunas reflexiones: el conocimiento y compren-

sión de la complejidad de la naturaleza del planeta; el

20

Renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuidado...

1 Al Gore, Premio Nobel de la Paz 2007, en su video La ver-

dad incómoda: Una advertencia global, presenta las cau-

sas y efectos del calentamiento global mundial. Muestra

las consecuencias de los actos humanos en la explotación

de nuestro planeta-Tierra y nos invita a reflexionar que si

seguimos de la misma manera vamos directo a nuestra

propia destrucción.

2 Un rumbo que concibe a la tierra como una máquina y no

como un organismo viviente, y que decreta la dominación

de la naturaleza y de la mujer por el hombre (Capra,

1998).

Page 23: Estado Economía y Hacienda Pública 14

renacimiento de la interconexión entre ética y espiritua-

lidad de los integrantes de las sociedades planetarias;

y el papel estratégico de la educación como proceso de

aprendizaje para recuperar la alianza armónica entre el

ser humano y el planeta-Tierra y con ello fundamentar

el cuidado3 de una ecología sostenible.

Vislumbrando el arco iris

La grandiosidad de la naturaleza al autoorganizarse y

autorregularse nos permite observar, por ejemplo, que

después de una torrencial tormenta aparece el arco

iris, una imagen difuminada en bellos colores, y que al

mirarla nos llena de esperanza, alegría y calma para

iniciar un nuevo momento, un nuevo día. Así es como

debemos vislumbrar una nueva relación del ser huma-

no-naturaleza y renacer en la comprensión de que

somos una unidad, y como tal, reconocer que la Tierra

es un organismo viviente del cual formamos parte.

Significa incorporar en nuestra relación con la

naturaleza una visión ecológica holística que nos guíe

a considerarla desde el punto de vista de interdepen-

dencias e integraciones y no desde elementos aisla-

dos (Gutiérrez y Prado, 1997). De esta manera esta-

remos en posibilidad de comprender, fundamentar y

transitar hacia un nuevo desarrollo basado en una

nueva cosmología, un desarrollo que religue todos los

ámbitos del quehacer humano en armonía con los

recursos de la naturaleza. Sólo así podremos com-

prender que los seres humanos (mujer y hombre)

somos los guardianes y responsables de hacer emer-

ger un nuevo orden natural y social que nos permita

renacer armónicamente en nuevas formas de ser y

vivir en nuestro planeta. Metafóricamente el arco iris

nos permitirá vislumbrar y recordar siempre la alianza

entre los seres humanos y el Universo.

La complejidad armoniosa del planeta Tierra

La Tierra, como un superorganismo vivo al cual

Lovelock denominó Gaia, es una entidad compleja que

comprende el suelo, los océanos, la atmósfera y la

biosfera terrestre (Boff, 2002a). Como macroorganis-

mo vivo y gracias a los descubrimientos de la nueva

física cuántica podemos comprender el proceso armó-

nico que dio origen a la vida humana, animal y vege-

tal. En este proceso evolutivo la vida en nuestro pla-

neta ha sido producto de relaciones de orden y

desorden, entropía (desgaste de energía) y sintropía

(economía de energía). Gaia, al ser un organismo vivo

que se autoorganiza, “dosifica todos los elementos

químicos y físicos, entre el calor de la corteza terres-

tre, la atmósfera, las rocas, los océanos, todos bajo el

influjo de la luz solar, de tal suerte que convierten a la

tierra en positiva y hasta óptima para los organismos”

(Boff, 2002a:30).

El conocimiento de la complejidad armoniosa del

planeta es lo que nos permite comprender que todos

los seres, organismos y fenómenos que existen en la

naturaleza terrestre y en el Universo son sistemas

abiertos, dinámicos4 y, por lo tanto, se caracterizan por

una lógica de interdependencia y movimiento de

orden-desorden-interacción-organización-creación.

21

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 19-25

3 El ser humano como un ser vivo más en el Universo debe

considerar el cuidado como la actitud de preocupación, de

responsabilidad y de compromiso afectivo (Boff, 2002b) y

de satisfacción de las necesidades necesarias con él

mismo y con otros seres vivos.

4 Prigogine, Premio Nobel de Química 1974, en sus estu-

dios ha demostrado que la naturaleza y el universo son

sistemas abiertos y dinámicos, los cuales ponen en cues-

tión el concepto clásico de tiempo lineal postulado por la

física (Boff, 2002).

Page 24: Estado Economía y Hacienda Pública 14

En esa complejidad armoniosa, los seres humanos

somos un holograma de ella, las energías y elementos

cósmicos que forman nuestra constitución poseen la

misma dimensión ancestral del universo.

Además, como alude Boff, al igual que la naturale-

za los seres humanos somos también un compuesto

de bosones (energía-onda) y fermiones5 (materia-par-

tícula). En ese sentido, los fermiones expresan nues-

tra individualidad y corporalidad, y los bosones nues-

tra dimensión relacional y espiritual.

Lo anterior nos pemite discernir sobre la necesidad

de tomar conciencia de nuestros actos y acciones en

torno a la Tierra; de reflexionar sobre la alianza armó-

nica entre ética y espiritualidad que nos permita el

reencuentro del ser humano con nuestra madre Tierra

Gaia.

Alianza armónica entre la ética y espiritualidad

del ser humano

Perfecta circularidad: el universo se endereza hacia el

ser humano de la misma manera que el ser humano está

vuelto hacia el universo de donde procede.

Nos pertenecemos mutuamente.

BOFF, 2002.

Como seres humanos, al igual que el planeta-Tierra

somos seres complejos que trascendemos la simplici-

dad de la funcionalidad aislada de cada una de nues-

tras dimensiones6; cada una de ellas se interconecta y

se integra para fundamentar la convivencia entre

nosotros, con todos los seres vivos y elementos que

constituyen a nuestra madre Tierra Gaia. Tomar con-

ciencia de ello significa comprender que el ser huma-

no tiene y juega un papel singular en el conjunto de las

especies y seres; él es el qué hace las reflexiones

sobre el lugar que ocupa en el universo y que tipo de

vinculación tiene con el mismo –principio andrópico–.7

Dicha comprensión es la que nos abre el camino para

vislumbrar la necesaria comunión entre fundamentos,

tanto racionales como éticos y espirituales. Comunión

que nos llevará a comprender que al ser hijas e hijos

de la Tierra tenemos la responsabilidad de establecer

un diálogo permanente sobre el cuidado de los seres

vivos y sus ecosistemas.

Retomo la pregunta que me hago en un apartado

anterior ¿estaremos a tiempo de cambiar el rumbo

mecanicista de relación con nuestro planeta-Tierra?

Considero que sí, siempre y cuando estemos dispues-

tos a definir nuevas relaciones de convivencia con

Gaia, y que éstas estén fundamentadas en actitudes

de respeto y solidaridad que nos lleven al cuidado per-

manente de la vida.

Lo anterior significa la emergencia de nuestra con-

ciencia cósmica, misma que nos lleva a comprender

que somos parte de la vida del Universo, que posee-

mos la misma dimensión ancestral que él, y que la pro-

pia conciencia también “tiene su lugar dentro del

Universo y que es una expresión de relaciones de la

materia y de la energía primordiales en densísimo

grado de complejidad y relacionalidad” (Boff,

2002a:73). Para ello se requiere pensar y actuar de

una nueva manera. Se impone un pensar y actuar

basado en una alianza entre ética y espiritualidad

cimentada en una lógica dialógica, en la que establez-

camos un diálogo en todas direcciones y en todo

22

Renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuidado...

5 Los bosones son la relación y los fermiones la cosa rela-

cionada (Boff, 2002a: 74).

6 Las dimensiones que considero y que he estado analizando

en trabajos anteriores son: Biológica (bios), racional o lógica

(lógos), social/cultural/planetaria (societas), emocional (emo-

tio), ética (ethos), universal/espiritual (cósmica), creativa

(Creat/o-/nis).7 El término andrópico significa el lugar (topos) del ser

humano (anér, andrós) [Boff, 2002a.]

Page 25: Estado Economía y Hacienda Pública 14

momento. Todos somos responsables de desplegar

relaciones significativas con la naturaleza que funda-

mente el desarrollo armónico8 de la humanidad en

correspondencia con nuestros propios ritmos vitales y

los ritmos vitales del Universo.

Recobrar la alianza entre ética y espiritualidad

–nuestra morada interna– nos hará comprender que la

esencia de vivir como seres humanos surge de nues-

tras permanentes relaciones de convivencia dentro de

la gran comunidad cósmica. Ello nos permitirá redes-

cubrir que la comunión entre mentes y corazones es lo

que nos llevará a encontrar el sentido fundamental de

nuestras vidas, y este sentido tiene que ver con nues-

tros principios y valores9. Considero que dicha comu-

nión hace aflorar la conciencia y la sensibilidad para

descubrir, experimentar, aprender cosas nuevas y pro-

poner nuevas percepciones o ideas que nos permitan

establecer con el Universo relaciones significativas de

convivencia. Relaciones fundamentadas en la emo-

ción, en el amor y en el reconocimiento de la legítima

existencia de otros seres vivos.

Hay que tomar en cuenta que la sociedad planeta-

ria posee –de acuerdo a la diversidad cultural– un

cúmulo de diversas creencias, ideas, valores y mitos

que unen a sus comunidades, lo que hace que cada

ser humano “se vive y experimenta como sujeto sin-

gular, y esta subjetividad singular, que diferencia a

cada uno del otro, es común a todos” (Morin, 2003:66).

Sin embargo, en cada una de dichas culturas per-

sistían o persisten ciertos principios y valores funda-

mentales comunes que el ser humano desplegaba o

despliega para el cuidado de la vida, como son el res-

peto, la solidaridad, el amor y la dignidad. La práctica

ancestral de dichos principios y valores por algunas

culturas permitían y permiten relaciones de conviven-

cia, sin imponer, dañar, ni transgredir la armonía del

Universo. En el mundo existen diversos ejemplos de

comunidades campesinas e indígenas que han partici-

pado en la evolución y el cuidado de la riqueza bioló-

gica de la tierra.

Dichos ejemplos nos invitan a reflexionar sobre la

posibilidad del renacimiento de una ecología desple-

gada con conciencia ética espiritual. Conciencia

trascendental que nos lleve a los seres humanos

(mujer-hombre) a ser seres humanitarios y consagrar-

nos a fomentar y cuidar la vida del planeta.

Reencontrarnos con nuestra esencia cósmica, nuestro

origen universal y, además recordar que al ser una

expresión del universo representamos una energía

que fluye con todas las energías contenidas en él;

dicho rencuentro nos permitirá sintonizarnos con los

ritmos vitales de la madre Tierra Gaia y comprender la

necesidad de establecer límites a los deseos humanos

en el dominio y explotación de los recursos naturales.

El reencuentro con nuestra esencia cósmica nos

lleva a comprender la trascendental necesidad de

hacer aflorar actitudes de cuidado para llevar a cabo

acciones ecológicas para preservar la riqueza biológi-

ca de la Tierra, tanto para las generaciones presentes

como las futuras. Hay que tomar en cuenta que la cua-

lidad de las acciones ecológicas reside en su trans-

versalidad. Cada acción que emprendamos debe estar

relacionada con todo; es decir, debe comprender la

trama de relaciones, interconexiones e interdependen-

cias de lo social, económico, educativo, político, cien-

tífico y técnico; con las necesidades presentes y futu-

ras de los seres vivos; con el conocimiento ancestral

de las relaciones ser humano-naturaleza; y con los

posibles impactos naturales y sociales de dichas

acciones.

23

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 19-25

8 Una alianza fundamentada en la armonía –principio inna-

to de la naturaleza– como elemento esencial que lleva a la

transformación del ser humano en cualquier ámbito de

relaciones de convivencia.

9 Los cuales se encuentran adormecidos en la mayoría de

los seres humanos en el afán de dominio y consumo irra-

cional de los recursos naturales de nuestro planeta Tierra.

Page 26: Estado Economía y Hacienda Pública 14

¿Cómo lograr ese reencuentro con nuestra esen-

cia cósmica? Considero que el camino a seguir es vivir

procesos de aprendizaje caracterizados en despertar

la conciencia ética espiritual de todos los seres

humanos, quienes finalmente somos los que tenemos

la capacidad de reflexionar sobre las acciones positi-

vas y negativas que hagamos con la Tierra.

El aprendizaje ¿un camino para la convivencia

armónica con la naturaleza?

Los seres humanos somos los únicos seres

vivos que pueden vivir abiertos a mirar y

cambiar el curso de sus actos.

MATURANA (en ELIZALDE, 2003)

Retomo una reflexión anterior10 en el sentido de visua-

lizar a la educación desde un punto de igualdad, de

gozo intelectual, de libertad, y en donde esté presente

el aprendizaje que fomente el cuidado de la vida a tra-

vés de una convivencia armónica con la Tierra, y que

nos lleve de manera interconectada e interdependien-

te a un desarrollo sostenible.

Para lograr lo anterior es necesario trastocar nues-

tros pensamientos profundamente arraigados de

dominio y explotación11 de la riqueza biológica de

nuestra madre Gaia. Necesitamos repensar e impulsar

una educación ecológica que recupere y desarrolle la

capacidad de pensar, emocionarse y vibrar con el sen-

timiento de pertenencia y conexión con la totalidad del

universo (Gutiérrez y Prado, 1997). Debemos reapren-

der la comprensión de la necesaria religación con la

madre Tierra.

Requerimos, por lo tanto, un aprendizaje cuya cua-

lidad intrínseca sea el renacimiento de la conciencia

ética espiritual de cada integrante de la sociedad

planetaria; eso significa educarnos y educar sobre la

base de que somos seres planetarios, que comparti-

mos un destino común, y que lo que le hagamos posi-

tiva o negativamente al planeta tendrá igualmente

repercusiones en nosotros. Repensar en un aprendi-

zaje fundamentado en cualidades esenciales tales

como:

Aprendizaje interdisciplinario. Basado en la interre-

lación e interdependencia de las diversas disciplinas,

que nos permita comprender y analizar los fenómenos

de manera concatenada, permitiéndonos plantear dife-

rentes escenarios de desarrollo y uso limitado de la

riqueza biológica de la Tierra.

Aprendizaje pertinente. Que nos permita situar y

reconocer la multidimensionalidad de nuestras accio-

nes y actitudes para cuidar el desarrollo de la riqueza

biológica de la Tierra, para preservar y renovarla para

las generaciones futuras.

Aprendizaje en la equidad. Aprender y actuar con

acciones basadas en la solidaridad y respeto de uso

necesario de la riqueza biológica de la tierra, que per-

mita cubrir las necesidades básicas de todos los seres

humanos (mujer-hombre), sin distinción de razas y cla-

ses sociales. Aprender que si todos somos hijas e hijos

de la Tierra, tenemos el mismo derecho de gozar de

los beneficios que nos brinda el uso armónico de los

recursos naturales.

Aprendizaje ciudadano. Que contribuya a promo-

ver la autoformación del ser humano (mujer-hombre)

que signifique asumir nuestra condición humana, y

nuestra responsabilidad y solidaridad para aprender a

vivir en comunión con todos los integrantes de la

sociedad planetaria.

24

Renacimiento de la ética y la espiritualidad para el cuidado...

10 Bucle 8: Conversaciones sobre la complementariedad

del ser humano.

11 Explotación que venimos arrastrando y reproduciendo

desde la conquista de América Latina por diversos países

europeos y recientemente con los tratados comerciales

(GATT) y de propiedad intelectual (TRIP) entre otros más

(Shiva, 2001).

Page 27: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Aprendizaje comunitario. Aprender y actuar en el

respeto y preservación del patrimonio cultural-histórico

local y planetario. Aprender lo cultural, permite asumir

la práctica de los principios, valores, costumbres, nor-

mas y creencias sobre el amor, respeto y solidaridad a

todo lo que implique vida; aprender lo histórico, permi-

te conocer los orígenes y las transformaciones de las

sociedades en el transcurrir del tiempo (Morin, 2000)

que nos ayude a no repetir los errores de trato con la

naturaleza.

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#leyendas

25

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 19-25

Page 28: Estado Economía y Hacienda Pública 14
Page 29: Estado Economía y Hacienda Pública 14

RESUMEN

Este documento es una invitación a pensar sobre la

necesidad de una resignificación de la economía, que

incluya al ser humano como sujeto aprendiente y no

sólo como capital humano o trabajador del conocimien-

to. Para ello, se analizan algunos aspectos referentes a

la perspectiva que tenemos del mundo como sociedad,

que permean de manera casi imperceptible en nuestra

visión económica y que nos impulsan a restringir nues-

tras relaciones sociales y educativas a relaciones mera-

mente materiales.

ABSTRACT

This document is an invitation to think about the need of

a resignification of the economy, which must include the

human being not only as a human capital or knowledge

worker, but a learning subject. For this object, this article

analyzes some aspects of our world’s perspective as a

society which have an imperceptible influence in our

economic vision and drives us to restrain our social and

educational affairs to merely material affairs.

Introducción

Este ensayo pretende compartir una serie de reflexiones

que surgieron al escuchar sobre una propuesta prove-

niente de un país como Bután, en donde se sugiere cal-

cular un índice nacional de felicidad como complemento

del Producto Nacional Bruto (PNB).

New Economics Fundation1 (NEF), del Reino Unido,

es uno de los principales organismos encargados de

realizar estudios en relación a la incorporación de felici-

dad como un componente en los indicadores económi-

cos de los países.

Para muchos economistas esta idea es un absurdo,

dado que se considera la felicidad es algo subjetivo, difí-

cilmente mesurable y por lo tanto no comparable. Sin

embargo, la compleja problemática global y los resulta-

dos poco alentadores en torno a la pobreza, los conflic-

tos bélicos, la migración, el analfabetismo y la delin-

cuencia, por mencionar algunos de sus aspectos, invi-

27

Economía, Sociedad y Educación

Diana Donají Del Callejo Canal*

* Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad

Veracruzana

1 New Economics Foundation, consultado en: www.neweco-

nomics.org/gen/, junio 2008.

Page 30: Estado Economía y Hacienda Pública 14

tan a la visualización de nuevas concepciones en el

terreno social, específicamente en lo concerniente al

tema económico.

Hasta el momento el desarrollo de las ideas eco-

nómicas ha girado alrededor de un objetivo preciso: el

establecimiento de las causas y las formas de medi-

ción de la riqueza material para impulsar un creci-

miento y una distribución equitativa de la misma. El ser

humano queda incluido como un componente más de

las relaciones productivas, llámese capital humano2 o

fuerza de trabajo. Esto es completamente válido, pero

cabe aclarar que sólo es una parte de la economía.

La economía surge de la sociedad y para la socie-

dad, como tal debería incluir al ser humano en sus

objetivos, no solamente como capital humano o fuerza

de trabajo, sino en toda la extensión de su humanidad,

es decir, como seres capaces de reflexionar y sentir.

Pero, para que esto suceda necesitamos en primer

lugar entender cuál es el fundamento de la economía

actual y sobre todo entender su relación con los pro-

cesos educativos. Por esta razón, este ensayo ha sido

dividido en dos apartados: en el primero de ellos se

reflexiona sobre el estado actual de la economía; en el

segundo, se apuntan algunos elementos importantes

en la relación economía-educación para un cambio en

la visión del mundo.

El sentido3 de la economía

La mayoría de las relaciones sociales actuales giran

alrededor de los bienes materiales, por lo que el dine-

ro, como la representación del poder adquisitivo, se ha

convertido en agente que rige las acciones humanas.

Debido a esta dinámica la mayoría de las personas

asocian conceptos como el bienestar, el tiempo, el

éxito, la felicidad y, por supuesto la economía con el

dinero.

Por esta razón, un punto de partida para realizar pro-

puestas que incorporen nuevos elementos en el terreno

económico es revisar su concepto original. Hinkelammert

y Mora4 distinguen dos tipos de economía:

1. La economía (oikonomiké), según Aristóteles,

es la ciencia que se preocupa del abastecimien-

to de los hogares y de la comunidad circundan-

te (polis), a través de bienes necesarios para

satisfacer (y potenciar o desarrollar) las necesi-

dades humanas.

2. El otro tipo de economía o arte de lucro, según

Aristóteles, es aquella que se utiliza para incre-

mentar la propiedad del dinero por el dinero

mismo, economía crematística (chremastiké) o

sólo crematística (el arte de hacer dinero).

28

Economía, Sociedad y Educación

2 Término introducido a mediados del siglo XX a partir del

estudio sociológico realizado por Theodore Schultz y Gary

Becker. De acuerdo con el trabajo de estos autores y otros

estudios posteriores, el capital humano es un vocablo

usado para designar a un hipotético factor de producción

dependiente no sólo de la cantidad, sino también de la

calidad del grado de formación y productividad de las per-

sonas involucradas en un proceso productivo.

3 He ocupado la palabra sentido, porque su significado se

presta a múltiples interpretaciones, las cuales revelan mis

intenciones. En primer lugar, sentido significa, según la

Real Academia de la lengua Española (RAE): razón de

ser, finalidad; es así que en este caso, se refiere a la razón

de ser de la economía. En segundo lugar, sentido es un

adjetivo que expresa o incluye un sentimiento, y que refle-

ja mi sentir particular sobre un tema apasionante como lo

es la economía.

4 Hinkelammert, Franz J. y Henry Mora Jiménez (2005).

Hacia una economía para la vida, Editorial Departamento

Ecuménico de Investigaciones (DEI), San José de Costa

Rica.

Page 31: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Estos dos tipos de economía no son incompatibles, el

verdadero problema radica en que existe un dominio

de la crematística sobre la economía, cuando en reali-

dad esta última es sólo una parte de la primera.

Por su parte, Aguilera5 también distingue dos enfo-

ques en el desarrollo contemporáneo de la economía:

1. La economía del equilibrio (enfoque técnico), la

cual se sustenta en las nociones del ingeniero

francés León Walras y algunas aportaciones de

William Petty es una visión teórica que da prio-

ridad a los aspectos técnicos relacionados con

la interpretación de los factores que tienen que

ver con la elevación de la eficiencia económica

y el uso óptimo de los recursos productivos.

2. La economía del crecimiento y bienestar (enfo-

que ético), la cual enfatiza en el crecimiento de

la riqueza y su distribución, así como en los

logros sociales que dan sustento a la elevación

de los niveles de bienestar.

Nuevamente ambos enfoques nos resultan inconcilia-

bles dado que existe una tendencia de dominio del

enfoque técnico sobre el ético; en este dominio se

dejan fuera elementos importantes para el análisis

económico. Al respecto, Araya comenta:

Pretender someter los fenómenos económicos a una

serie de ecuaciones simples deja por fuera una

inmensa cantidad de variables que interactúan per-

manentemente en la danza infinita que va tejiendo la

realidad. Son tantas las variables en juego que resul-

ta imposible comprender los fenómenos económicos,

cuyos efectos aparecen luego como fantasmas en la

forma de problemas recurrentes en las distintas reali-

dades sociales del mundo. Ni aún con la ayuda de las

matemáticas contemporáneas […], se podrían mejo-

rar las predicciones o resultados. ¿Sería posible, por

ejemplo, matematizar la ética, las creencias y la emo-

ciones humanas para hacer predecible todo aquello

en lo que estén presentes?6

El dominio de un tipo de enfoque económico sobre

otro es consecuencia de la visión mecanicista7, la

cual, a grandes rasgos, equipara el funcionamiento del

universo, incluido el ser humano, con el funcionamien-

to de una máquina. Por lo que ambos se pueden com-

prender al analizar separadamente sus partes más

pequeñas. Tras esta visión del mundo se encuentran

como invisibles algunos principios que rigen, velada-

mente, nuestro actuar tanto individual como social.

Son tres de ellos los que, por su importancia en el

tema económico, merecen mencionarse:

La naturaleza al servicio del ser humano. La visión

mecanicista que impera en la sociedad actual ha

manejado la idea de que la naturaleza tiene un fin:

satisfacer las necesidades humanas; desde esta posi-

ción el ser humano se siente con derecho a explotar

irracionalmente los recursos naturales. Dentro de los

modelos económicos la naturaleza ha sido incluida

como “capital natural”8 (que hasta hace unas décadas

se creía inagotable).

El llamado desarrollo sostenible9 es un intento de

la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo

29

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 27-33

5 Aguilera Verduzco, Manuel (2003). “Economía del equili-

brio vs. Economía del crecimiento y el bienestar” en

Estado, Economía y Hacienda Pública, no. 5, julio-diciem-

bre, Xalapa, México,.

6 Araya Monge, Rolando (2002). El camino al socialismo cuán-

tico, Grupo Editorial Norma, Bogotá, p. 78.

7 Capra, Fritjof (1994). El nuevo paradigma ecológico,

Nueva conciencia, p. 22.

8 Masa de recursos naturales (todos los dones de la natura-

leza: el aire, la tierra, el agua, los bosques, la vida silves-

tre, la capa fértil del suelo, los minerales) utilizados por la

gente para la producción o para el consumo directo

(Fuente: Banco Mundial).

9 Desarrollo socio-económico que pretende satisfacer las

necesidades de las generaciones presentes sin

Page 32: Estado Economía y Hacienda Pública 14

de Naciones Unidas por frenar la explotación irracional

de los recursos naturales. Desgraciadamente, aun en

este intento, permea la idea de que la naturaleza está

al servicio del ser humano. Leonardo Boff, en muy

pocas líneas, ofrece una nueva visión del desarrollo

sostenible:

La cuestión de base no consiste en dar sustentabili-

dad al desarrollo, sino que a partir de la sustentabili-

dad de la naturaleza se cree una alternativa10.

Esta cuestión de base, como la llama Boff, lleva implí-

cito un principio que la rige: ser humano y naturaleza

no están separados, sino que ambos forman parte del

ecosistema; la relación de dominio de uno sobre otra

está fuera de lugar en la gran cadena de interdepen-

dencias y complementariedades de las cuales forman

parte.

La inclusión del ser humano en la naturaleza invi-

ta a reflexionar sobre la integración del medio ambien-

te en la economía, y la observación que salta a la vista

es que el llamado “capital natural” es una reducción

enorme y simplificada de las grandes bondades que la

naturaleza ofrece a la humanidad.

El ser humano reducido a productor/consumidor.

Inmersos en una cultura mecanicista, la economía se

ha visto acotada al enfoque técnico; esta situación ha

provocado la reducción de la persona a “capital huma-

no”, productor o consumidor. Este tipo de terminología

ha sido usada con éxito como parte de la economía;

no estoy negando su funcionalidad, lo que digo es que

somos más que un recurso económico y que para el

análisis de la realidad social y económica debería de

considerarse al ser humano también como sujeto11, es

decir, como ser capaz de reflexionar y tomar concien-

cia de sus emociones y sus conductas.

Visualizar al ser humano únicamente como recur-

so material ha provocado que las relaciones sociales

se constriñan a una inversión para obtener un fin: dine-

ro; y por lo tanto, la educación, la salud, la seguridad,

se consideran como gastos necesarios para incre-

mentar el ingreso per cápita y no como relaciones

sociales necesarias para el bienestar humano.

Bajo este enfoque económico la vida humana se

reduce a una vida laboral. La vida familiar, la afectivi-

dad, la dignidad, la socialización y la solidaridad se

ven subordinadas al factor de producción y a las rela-

ciones mercantiles.

Los nexos corporales y subjetivos aparecen como

relaciones materiales entre cosas, al tiempo que la

relación material entre las cosas es vivida como una

relación social entre sujetos vivos. Los seres huma-

nos se transforman en cosas y las cosas en sujetos

animados12.

Ahora bien, no se trata de proponer la abolición de las

relaciones mercantiles, porque éstas son necesarias

para la vida social y económica. Se trata más bien de

otorgar un orden de prioridad, donde el derecho a vivir

sanamente de todo ser humano esté por encima de las

relaciones materiales. Y al decir sanamente, me refie-

ro al concepto de salud introducido por la

30

Economía, Sociedad y Educación

comprometer las posibilidades de las generaciones futu-

ras de atender sus propias necesidades (Fuente:

Comisión Mundial del Medio Ambiente y Desarrollo de

Naciones Unidas).

10 Boff, Leonardo (2002). Ecología: grito de la tierra, grito de

los pobres, Editorial Trotta, Madrid, p.131.

11 Ser sujeto, dice Edgar Morin (2003), es situarse en el

centro del mundo, tanto para conocer como para actuar.

La situación de sujeto comporta dos características: 1. la

capacidad de verse a sí mismo como otro; 2. La necesi-

dad del otro.

12 Hinkelammert, Franz J. y Henry Mora Jiménez (2005).

Hacia una economía para la vida, Editorial Departamento

Ecuménico de Investigaciones (DEI), San José de Costa

Rica, p. 23.

Page 33: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Organización Mundial de la Salud en 1946, donde se

describe que un ser humano sano es aquel que goza

de un estado completo de bienestar físico, mental,

espiritual, emocional y social. Eduardo Galeano lo

apuntó hace más de veinte años: hay que subordinar

el crecimiento económico al crecimiento personal.

Este orden de prioridad está muy relacionado con

el tercer y último principio que rige nuestro actuar eco-

nómico.

Equiparar la felicidad humana a un poder adquisi-

tivo. Ya varios autores, entre ellos New Economics

Foundation, han elaborado una pregunta clave: ¿es

verdad que a mayor poder adquisitivo mayor es el bie-

nestar de un país? La respuesta es un tanto descon-

certante: no (véase la figura 1). Y aún con todas las

posibles críticas que surgen en torno a la validez del

cálculo de un índice de felicidad, la sola pregunta es

un punto de partida que debería impulsarnos a reeva-

luar los objetivos de la economía.

La economía, por lo general, equipara los cambios

en la felicidad de una sociedad con los cambios en su

poder adquisitivo.13 Esta idea ha permeado tan pro-

fundamente en nuestro modo de ver el mundo y de

actuar en él que la mayoría de las personas vamos

buscando un aumento en nuestros ingresos y por con-

siguiente un mayor poder adquisitivo, porque hemos

creído que esto es la felicidad. Además, en nuestro

afán de buscar riqueza económica existe una tenden-

cia a compararnos, es así que no sólo importa que mi

poder adquisitivo sea bueno para vivir, sino que tiene

que ser más alto que el de mi vecino. Por lo tanto,

como bien lo apunta Layard14, sentirse satisfecho con

los propios ingresos depende de la comparación en

determinado grupo, que depende a su vez de dos fac-

31

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 27-33

13 Layard, Richard (2005). La felicidad lecciones de una

nueva ciencia, Santillana Ediciones Generales, España,

p. 11.

14 Idem, p. 51.

Figura 1. Índice de felicidad vs. Producto Interno Bruto per cápita

(el tamaño del punto representa la población del país)

FUENTE: The happy planet index 2006, New Economic Foundation (NEF).

Page 34: Estado Economía y Hacienda Pública 14

tores: lo que ganan los demás y lo que se está acos-

tumbrado a ganar.

Inmersos en esta cultura hemos aprendido a ver-

nos únicamente como individuos y no como parte de

una sociedad, cada uno de nosotros asocia la felicidad

al dinero y por lo tanto no necesitamos del resto o en

su defecto podemos comprarlos. El ser humano se

reduce a un objeto del mercado, igual que la naturale-

za o el tiempo. Estamos acostumbrándonos a medir

todo en términos de utilidad y producción. Somos aje-

nos y estamos en competencia, y el problema es que,

como dicen Hinkelammert y Mora, la competitividad se

ha convertido en un criterio de validez para los valores

que rigen a la sociedad:

Durante años se ha vivido con la evidencia de que el

crecimiento económico aporta desarrollo social y

humano, aumenta la calidad de vida y que todo esto

constituye el progreso. Pero, comenzamos a darnos

cuenta de que pueda haber disociación entre la can-

tidad de bienes y productos y la calidad de vida15.

Ha llegado el momento en el que la economía necesi-

ta ir más allá de los indicadores que involucran única-

mente un poder adquisitivo. Ha llegado el momento en

que la economía necesita impulsar un incremento

apreciable en la felicidad, la cultura, la paz y el bie-

nestar humano.

La economía y la educación

Nos encontramos atrapados en una visión del mundo

y de la vida que no sólo depende de procesos econó-

micos, sino también de procesos sociales y educativos

que han perdido su referente primordial: la humanidad,

el sujeto vivo que convive con otros seres vivos.

Tomar a la humanidad como referentes económi-

co, social y educativo no significa abolir las relaciones

mercantiles, significa construir nuevas relaciones sus-

tentadas en el respeto a la vida. Sobre todo ahora que

nos encontramos frente a una nueva economía donde

el conocimiento y la creatividad son los grandes gene-

radores de prosperidad; necesitamos aprender a vivir

la vida, y en este sentido la educación es una pieza

fundamental.

Actualmente las reglas del mercado nos marcan el

paso sobre las necesidades educativas, y no me refie-

ro sólo a la educación formal, sino a la educación que

recibimos en la familia, en el vecindario, en la sociedad

en general. Al conocimiento se le ha puesto precio, la

educación formal se ha reducido a un proceso de pro-

ducción de “capital humano”, considerando al “trabajo

intelectual” y al “trabajador del conocimiento” como un

factor de producción altamente especializado16.

La familia y la sociedad en general ven a la edu-

cación formal como una inversión, el conocimiento es

algo que se compra y se vende, igual que el ser huma-

no y la naturaleza. El aprendizaje no tiene sentido si no

se “cotiza”. Como resultado de esta “cosificación” del

ser humano, el sujeto se siente solo, como dice

Sábato: “pululamos por las calles de las grandes ciu-

dades sin que nadie nos llame por nuestro nombre, sin

saber si somos parte de una historia; ya no vivimos

delante de la gente de nuestro pueblo, de nuestros

vecinos, sino angustiosamente perdidos entre multitu-

des cuyos valores desconocemos y cuya historia ape-

nas compartimos.”17 El bien común se pierde de vista

porque ya no hay común.

Pero, aún en toda esta vorágine de intercambios

materiales, encontramos al sujeto, y aún y con todo el

protagonismo del dinero no podemos negar que toda

32

Economía, Sociedad y Educación

15 Morin, Edgar (1984). Ciencia con consciencia, Anthropos

Editorial del Hombre, Barcelona, p. 66.

16 Hinkelammert y Mora (2005). Op. cit., p. 301.

17 Sábato, Ernesto (2003). La resistencia, Editorial Seix

Barral, Barcelona.

Page 35: Estado Economía y Hacienda Pública 14

relación humana, aún cuando sea mercantil, es una

relación intersubjetiva. El punto de partida es que

sociedad, economía y educación está conformada por

seres humanos. Necesitamos entonces ubicar al ser

humano como sujeto aprendiente tanto en lo económi-

co, como en lo social.

Vivimos en una sociedad, en una economía y en

una educación conformadas por seres humanos rela-

cionados entre ellos y con la naturaleza; y esta ubica-

ción del ser humano como sujeto aprendiente nos da

la posibilidad de crear una cultura de la responsabili-

dad.

Es a partir de esta cultura de la responsabilidad

como lo proponen Hinkelammert y Mora que surgirá

una ética del bien común que se impone a cualquier

cálculo. Son los valores del respeto al ser humano, a

su vida en todas sus dimensiones, y el respeto a la

vida de la naturaleza. Son valores de reconocimiento

mutuo entre seres humanos, incluyendo en este reco-

nocimiento el ser natural de todo ser humano18.

Entonces para resignificar la economía necesitamos

también resignificar la educación.

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33

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 27-33

18 Hinkelammert, Franz J. y Henry Mora Jiménez (2005)

Hacia una economía para la vida, Editorial Departamento

Ecuménico de Investigaciones (DEI), Costa Rica.

Page 36: Estado Economía y Hacienda Pública 14
Page 37: Estado Economía y Hacienda Pública 14

RESUMEN

A partir de los actuales acontecimientos internacionales

manifestados en la crisis del modelo neoliberal que

caracteriza al actual capitalismo, el presente trabajo

hace un recorrido sobre el pensamiento liberal del siglo

XIX, por considerar que un claro entendimiento de estos

postulados permite reconocer la base articuladora del

modelo imperante hoy en día en la mayoría de las eco-

nomías contemporáneas

ABSTRACT

Based on the current international events related to the

crisis in the neo-liberal model that characterizes capita-

lism today, this paper outlines 19th century liberal thin-

king on the assumption that a clear understanding of

this allows us to identify the constituents of the current

model in most of present day economies.

Introducción

Los recientes acontecimientos sobre la crisis del siste-

ma financiero internacional, junto al colapso de la eco-

nomía norteamericana, han hecho más que evidente

que las bases del neoliberalismo deben ser replantea-

das. Las pautas sustanciales para entender el modelo

neoliberal actual se remiten a los postulados del libera-

lismo clásico del siglo XIX. El pensamiento de esta

época descansa en la preeminencia del mundo privado

que es regido por el mercado, sobre el ámbito público,

colectivo que justifica la intromisión del Estado en la vida

social de los individuos.

El presente trabajo es una aproximación a los plan-

teamientos originales del liberalismo del siglo XIX, ya

que se considera que una revisión de los clásicos siem-

pre permitirá entender por qué el eje supremo del neoli-

beralismo descansa en la minimización del Estado y en

el enaltecimiento del mercado como vía de asegurar el

bienestar de los ciudadanos

35

Reflexiones sobre elliberalismo clásico:individuo, mercado

y Estado

Dulce María Cinta Loaiza*

* Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad

Veracruzana.

Page 38: Estado Economía y Hacienda Pública 14

1. Los orígenes: la libertad política del individuo

Las reflexiones originarias sobre el ideal de la libertad

política se remontan a los pensadores de la Grecia clá-

sica, en el contexto de sus debates acerca de las ins-

tituciones de la Ciudad-Estado; desde luego que sus

interpretaciones teóricas y sus atributos empíricos se

han transformado a la par que las demás esferas de la

vida social en el curso de tan largo periodo histórico, y

conforme fue cambiando la percepción valorativa de

los asuntos públicos.

En realidad, las ideas centrales del liberalismo que

han trascendido hasta nuestros días provienen de la

escuela inglesa de la teoría de la libertad, vigente

durante los siglos XVII y XVIII y asociada fundamen-

talmente a las obras de Hobbes y Locke. Este cuerpo

de ideas corresponde a lo que hoy se conoce como

liberalismo clásico, es:

…un cuerpo teórico de teorización que aboga por un

Estado constitucional (es decir, una autoridad central

nacional con poderes bien definidos y limitados y un

alto grado de control por los gobernados) y una ele-

vada proporción de libertad civil (o libertad en el sen-

tido individualista hobessiano)…1

De acuerdo con Sartori2, el término liberalismo es rela-

tivamente reciente. Fue acuñado por los españoles

alrededor de 1810-1811 y su uso en Europa se empe-

zó a generalizar alrededor de 1820, pero el origen del

pensamiento liberal se puede ubicar tres siglos atrás,

desde donde se irá estructurando un proyecto funda-

mentalmente político, centrado en la idea de la división

de poderes, la supremacía de la ley y el derecho a la

oposición, todo ello bajo una lógica de igualdad políti-

ca, aunque ésta se aplicara a un reducido grupo de

personas. La libertad del individuo es así la aspiración

del liberalismo.

El liberalismo nació en protesta contra la intrusión

del poder estatal en la esfera de los derechos inhe-

rentes a la libertad política de los individuos, por lo

que se propuso establecer tanto una limitación como

una división de la autoridad. Para Sartori3, debe dis-

tinguirse entre el problema concreto de la libertad

política y la discusión de la verdadera libertad. Esta

última, discutida ampliamente por las diferentes posi-

ciones filosóficas que la cuestionan en términos onto-

lógicos y de responsabilidad de actos, es difícil de

precisar. Entender la idea de libertad de filósofos de la

estatura de Locke, Stuart Mill, Spinoza, Kant o Hegel,

es remitirse a buscar la libertad en términos de signi-

ficados con diferentes precisiones, que responde a la

intención de penetrar en la concepción de la libertad

interna.

En términos generales puede afirmarse que fueron

los filósofos alemanes quienes concedieron otra

dimensión al concepto de la libertad, la de autorreali-

zación.

Kant colocó la autorrealización en el centro de la

moralidad. Si bien nunca confundió la política con la

moralidad abogó por el republicanismo como una

policidad liberal en que la independencia personal por

lo menos alimentaría un orden legal más próximo a la

moralidad que las egoístas monarquías guerreras de

su tiempo4 .

Por el contrario, la libertad política puede identificarse

hacia una libertad externa que presupone la ausencia

de impedimentos externos, la remoción de restriccio-

nes exteriores y la disminución de los lazos coactivos5.

36

Reflexiones sobre el liberalismo clásico: individuo, mercado y Estado

1 Merquior, José G. (1993). Liberalismo Viejo y Nuevo.

México, Fondo de Cultura Económica, p. 32.

2 Sartori, Giovanni (1989). Teoría de la democracia 2. Los

problemas clásicos. Madrid, Alianza Editorial, pp. 444-479.

3 Ibidem, pp. 366-407.

4 Merquior, José G. Op. cit., p. 28.

5 Sartori, Giovanni. Op. cit., p. 371.

Page 39: Estado Economía y Hacienda Pública 14

En otras palabras, la libertad política es sin lugar a

dudas libertad de, no libertad para.6

Esta ideología liberal política tendrá a uno de sus

precursores en Hobbes. De acuerdo con Vallespin7

puede considerarse a Hobbes como el iniciador del

estudio racional de lo político, y con ello del individua-

lismo metodológico8, esto es, de la proposición meto-

dológica o lógica según la cual las explicaciones satis-

factorias de la realidad social deben remontarse siem-

pre, en última instancia, hasta la elucidación de las

acciones individuales. Esta afirmación proviene de las

ideas fundamentales de Hobbes sobre el origen y

naturaleza del Estado, así como de las reglas de acce-

so al poder:

Y en ello consiste la esencia del Estado, que pode-

mos definir así: una persona de cuyos actos una gran

multitud, por pactos mutuos, realizados entre sí, ha

sido instituida por cada uno, como autor, al objeto de

que pueda utilizar la fortaleza y medios de todos,

como lo juzgue oportuno, para asegurar la paz y la

defensa común… Dícese que un Estado ha sido ins-

tituido cuando una multitud de hombres convienen y

pactan, cada uno con cada uno, que a un cierto hom-

bre o asamblea de hombres se le otorgará, por mayo-

ría, el derecho de representar a la persona de

todos… De esta institución de un Estado derivan

todos los derechos y facultades de aquel o de aque-

llos a quienes se confiere el poder soberano por el

consentimiento del pueblo rendido9.

2. Consentimiento individual, sociedad política y

libertades básicas

De este modo, el consentimiento individual es básico

para la creación de una sociedad política. La sociedad

política no tiene un origen natural, sino artificial, en

donde, en términos de Hobbes, cada persona constru-

ye, acordando con los demás, a una persona civil.

Esta concepción proporciona la esencia misma de la

filosofía individualista, la cual enarbola el principio fun-

damental de que el individuo es previo al Estado, y

postula además la distinción entre las nociones de

Estado y sociedad. La creación del Estado se da por el

acuerdo voluntario de los individuos para evitar un

estado de enfrentamiento y depredación. En este

pacto social, el Estado, personificado en el soberano,

tendría como tarea fundamental controlar y gobernar a

los individuos para preservar el orden social y así pre-

servar la vida en común.

37

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 35-42

6 Es conveniente destacar que Sartori plantea toda una

gama de libertades, acotando que cada una de ellas tiene

sus contextos respectivos. Así, habría que pensar en la

libertad económica, la jurídica, la psicológica, la moral.

Todas ellas pertenecen a uno y al mismo hombre.

7 Vallespin, Fernando (1997). “El Estado Liberal”, en Rafael

del Águila (ed.). Manual de Ciencia Política, Ed. Trotta,

Madrid, pp. 53-80.

8 Para argumentar a favor de la trascendencia de la obra de

Hobbes, dos connotados filósofos políticos contemporáneos

han escrito: “Compárese la primera gran obra política que

señala el inicio del iusnaturalismo político y del estudio racio-

nal del problema del Estado, el De Cive de Hobbes con la más

grande obra política y de derecho público que la precede, el

De la république de Jean Bodin… la diferencia con respecto a

la manera de tratar los problemas, una vez más, de método,

es enorme… Antes de Hobbes los tratados de filosofía política

se apoyaban monótonamente sobre dos pilares…: la Política

de Aristóteles y el derecho romano, más concretamente aque-

llos fragmentos del Codex que se referían a la fuente del poder

imperial… Hobbes suprime la autoridad de Aristóteles, contra

el que toma posición desde las primeras páginas del De

Cive…:” (Bobbio, Norberto y M. Bovero (1996). Sociedad y

Estado en la filosofía moderna, Fondo de Cultura Económica,

México, [1979], p. 53).

9 Hobbes, Thomas (1994). Leviatán. Ed. Gernika, México, p.

176.

Page 40: Estado Economía y Hacienda Pública 14

En una interesante ponencia titulada “Mujer e

igualdad en Hobbes y Spinoza”, Durán Forero10 subra-

ya que para Hobbes existen tres formas que dan lugar

a la sujeción y sumisión entre los seres humanos, a

saber: el ofrecimiento voluntario, la cautividad y el

nacimiento. Es precisamente la primera de ellas la que

permitirá la creación del Estado. Una vez instituido

éste, los espacios de poder entre la sociedad y el

Estado serán acotados por las individualidades. El

espacio público es el ámbito en donde los individuos

constituyen el pacto o contrato para vivir en común,

pero también delimitan lo que no se inscribe en ese

espacio público. El Estado asume como función bási-

ca la búsqueda de condiciones de paz, seguridad y

estabilidad, de manera que el resto de las funciones

generadas en el ámbito social corresponden a la esfe-

ra privada.

Sin embargo, para el mantenimiento de esa paz y

seguridad social, Hobbes asigna al Estado un poder

absoluto, condición necesaria para garantizar el bien

de los individuos. Se dice así que el bien del soberano

y el del pueblo son inseparables. En tanto que Hobbes

parte de principios utilitarios que determinan la con-

ducta de los individuos, resulta razonable que es en su

propio beneficio el hecho de que el Estado sea autori-

tario, ya que en él encontrará su interés, placer, felici-

dad y bienestar. Al referirse al poder absoluto del

Estado, Hobbes argumenta:

…en virtud de esta autoridad que se le confiere por

cada hombre particular, el Estado posee y utiliza

tanto poder y fortaleza, que por el terror que inspira

es capaz de conformar las voluntades de todos ellos

para la paz en su propio país, y para la mutua ayuda

contra sus enemigos en el extranjero.11

Atendiendo a su enorme influencia intelectual, John

Locke (1632-1704) es considerado como el primero de

los teóricos liberales. Con las aportaciones de Locke,

el libre arbitrio individual y los derechos de las perso-

nas fueron afirmados. Así, los derechos básicos de los

hombres –a la vida, a la libertad y la propiedad– por

ser anteriores a la constitución de la sociedad y el

Estado, no pueden ser vulnerados por el Estado, salvo

que den su consentimiento para ello; así, el poder polí-

tico surge enteramente del consentimiento. Son estos

derechos básicos los que dan cuerpo a toda la teoría

individualista de Locke.

Locke sostendrá, en su “Segundo tratado sobre el

Gobierno Civil”, que los individuos son básicamente

propietarios –de sí mismos y de sus bienes– y es esta

cualidad la que los hace libres:

Al nacer el hombre –como ya hemos probado– con

derecho a la libertad perfecta y disfrutar sin cortapi-

sas todos los derechos y privilegios que les otorga la

ley de la naturaleza, y en igual medida que cualquier

otro hombre o grupo de hombres en el mundo, no

solo tienen por naturaleza el poder de proteger su

propiedad, es decir, su vida, su libertad y sus bienes,

frente a los daños y amenazas de otros hombres,

sino también el de juzgar y castigar los infringimien-

tos de la ley que sean cometidos por otros, y en el

grado que la ofensa merezca; tendrá, incluso, el

poder de castigar con la pena de muerte cuando, en

su opinión, la atrocidad del crimen así lo requiera.12

Así, cuando el individuo ve amenazada su vida o sus

posesiones, tiene derecho a defenderlas, pero para no

hacerlo en un estado de “naturaleza salvaje” crea al

Estado, que representa a la sociedad política –que

vela por todos los individuos– la cual es el espacio

público, común a todos:

38

Reflexiones sobre el liberalismo clásico: individuo, mercado y Estado

10 Durán Forero, Rosalba (1998). “Mujer e Igualdad en

Hobbes y Spinosa.” Twentieth World Congress of

Philosophy. Boston, USA, p. 25.

11 Hobbes, Thomas. Op. cit., p. 177.

12 Locke, John (1990). Segundo tratado sobre el Gobierno

Civil. Un ensayo acerca del verdadero origen, alcance y

fin del Gobierno Civil, Alianza Editorial, Madrid, p. 102.

Page 41: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Aquellos que están unidos en un cuerpo y tienen una

establecida ley común y una judicatura a la que ape-

lar, con autoridad para decidir entre las controversias

y castigar a los ofensores, forman entre sí una socie-

dad civil... [de esta manera]... el Estado se origina

mediante un poder que establece cual es el castigo

que corresponde a las diferentes transgresiones de

aquellos que, entre los miembros de una sociedad,

piensan que merecen la pena cometerlas; éste es el

poder de hacer leyes, y a él debe añadirse el poder

de castigar cualquier daño que se le haga a un miem-

bro de la sociedad, cometido por alguien que no per-

tenece a ella.13

Para Locke, si la acción política principal es el cuidado

de los derechos individuales, es necesario que las ins-

tituciones creadas para lograr este objetivo estén per-

fectamente controladas. Para ello se requiere de cua-

tro acciones fundamentales: a) el sometimiento de los

poderes públicos a ley, lo que luego será el Estado de

derecho, presupone dar una prioridad a la asamblea

legislativa para que de ella emane toda la normativi-

dad jurídica a la que estarán obligados todos los ciu-

dadanos y el gobierno mismo; b) la división de pode-

res, que Locke visualiza como la necesidad de que los

distintos poderes estén en manos diferentes; c) la

necesidad de tener o prever un gobierno representati-

vo, para cuya constitución se vislumbra la asignación

del sufragio en los varones contribuyentes, y a los que

por su posición social tienen un mejor acceso a perci-

bir el interés general de la sociedad y; d) finalmente,

Locke hablará a favor del derecho a la resistencia y a

la revolución como elementos que los ciudadanos ten-

drán en sus manos para luchar en contra de la opre-

sión del Estado.

De esta forma podría decirse que los derechos de

cada hombre son a su vez el espacio privado en donde

los ejercitará. Pero una instancia externa al individuo y

que representa el espacio público, cuidará el adecua-

do ejercicio de estos derechos.

A partir de los derechos individuales, el liberalismo

político se afianzó sustantivamente en las premisas

del utilitarismo. Las reglas de tipo moral en las que

descansa la percepción de lo justo/injusto,

bueno/malo, se articularán a partir de los deseos de

las personas, es decir, de lo que es capaz de propor-

cionarles la mayor utilidad posible. Tanto Jeramy

Bentham como John Stuart Mill influyeron notable-

mente en el desarrollo del individualismo utilitario.

Bentham sostenía que todos los individuos nos

movemos entre dos grandes opuestos: el dolor y el

placer. De acuerdo con él, la lógica de toda persona

será maximizar el placer y minimizar el dolor, de tal

forma que su felicidad estará en lograr su máxima feli-

cidad o bienestar. Para lograr actuar así, crea el con-

cepto de ‘utilidad’ definiéndola como “esa propiedad

que tiene cualquier objeto a producir beneficio, venta-

ja, placer, bien, o felicidad... o a prevenir la ocurrencia

de daño, dolor, mal o infidelidad”14. Así, el bienestar

general será la suma de la maximización del bienestar

individual.

Como es sabido, las ideas de Bentham impactaron

a los pensadores de su época. Uno de ellos fue John

Stuart Mill, el cual estableció la diferencia que los bie-

nes pueden tener. Al pensar que todos los individuos

de manera constante elegimos entre alternativas dife-

rentes, supuso que elegir significa básicamente asig-

nar un valor diferente a cada alternativa posible.

Maximizar el valor de estas alternativas será el fin últi-

mo de la felicidad y los individuos sólo podrán lograrlo

si son libres y autónomos moralmente hablando. El

principio de la libertad es el eje fundamental de su filo-

sofía individualista y en su Ensayo sobre la Libertad

39

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 35-42

13 Ibidem, p. 103.

14 Hamson, Ross (2000). “Jeramy Bentham”, en Tom

Honderich (comp.). Los Filósofos, Ed. Tecnos, Madrid, p.

101.

Page 42: Estado Economía y Hacienda Pública 14

establece de manera clara las relaciones entre el indi-

viduo y el Estado.

Stuart Mill establece que no hay sociedad que

pueda llamarse libre, si no respeta lo que él considera

la esfera adecuada de la libertad humana:

Comprende primeramente el dominio interno del

conocimiento, que exige libertad de conciencia en el

sentido más completo, libertad de pensamiento y de

sentido y libertad absoluta de opinión y de senti-

mientos en toda clase de cuestiones, prácticas o

especulativas, científicas, morales o teológicas... En

segundo lugar, comprende el principio que exige

libertad de gustos e inclinaciones, de adaptar la

estructura de nuestra vida de acuerdo con nuestro

propio carácter, de hacer lo que queramos, sujetán-

donos a las consecuencias que puedan sobrevenir,

sin ningún impedimento de parte de nuestros seme-

jantes, siempre que nuestras acciones no los perju-

diquen, aún cuando crean que nuestra conducta es

tonta, perversa o equivocada... En tercer lugar, de

esa libertad de cada individuo nace la libertad de

reunión de los individuos, dentro de los mismos lími-

tes, es decir, libertad para unirse con cualquier fin

que no cause daños a otros... 15

En la identificación de estas libertades básicas se dis-

tinguen claramente las esferas privada y pública. En

tanto el individuo no dañe a otros con sus acciones,

éstas serán privadas. En el momento de daños a ter-

ceros, la acción se vuelve pública y es sujeta a control

y sanción por un ente externo al individuo: el Estado.

Lo que no queda muy claro es quiénes son los sujetos

de estas libertades básicas. En una primera aproxima-

ción, los niños y jóvenes están descartados, toda vez

que, tal como lo afirma Mill, no alcanzan el límite que

fija la ley para la mayoría de edad y, por supuesto,

también se excluye a las mujeres.

Estas libertades y derechos políticos tan clara-

mente establecidos por Mill se acotan todavía más

cuando se incorpora la noción del liberalismo econó-

mico que demarca el papel primordial del mercado.

3. El liberalismo clásico frente al individualismo

económico: el mercado

El sistema liberal económico parecía no estar unido en

sus principios con el liberalismo político/moral tratado

en los párrafos anteriores. Pero no es así, el liberalis-

mo político se construye sobre la idea del Estado de

derecho y de la democracia (esto último será tratado

en el apartado siguiente) y el liberalismo económico lo

hace sobre la base del mercado y la libre empresa.

Pero ambos descansan en el derecho de los indivi-

duos. Es el desarrollo personal, el ímpetu particular, la

búsqueda de los intereses propios, lo que sustenta a

ambas categorías de liberalismo.

La aportación de Locke al pensamiento político,

económico y jurídico consiste en la afirmación de la

existencia del derecho de propiedad como anterior a la

institución de la sociedad civil, es decir, como pertene-

ciente al estado de naturaleza. Puede afirmarse que

en su sistema de filosofía política el fin de la sociedad

civil consiste en la consecución y preservación de la

propiedad:

Esto representa el descubrimiento del plano econó-

mico de las relaciones humanas que es distinto al

plano político o, si se quiere, la ubicación del momen-

to económico como momento precedente y determi-

nante del político... Bajo tal perspectiva la política se

pone al servicio de la economía16

En sentido estricto, el liberalismo económico emerge

al empezar a cambiar la naturaleza de la producción

40

Reflexiones sobre el liberalismo clásico: individuo, mercado y Estado

15 Mill, John Stuart (1991). Sobre la libertad, Gernika,

México, p. 24. 16 Fernández y Santillana (1992). Op. cit., p. 30.

Page 43: Estado Economía y Hacienda Pública 14

de bienes orientada fundamentalmente al consumo

que se venía arrastrando desde el medioevo, y que se

transforma en producción para el intercambio durante

la etapa del mercantilismo. Todas estas acciones y

concepciones serían modificadas con la aparición de

la doctrina del laisser-faire.

La creación de la economía clásica, con la apari-

ción de La Riqueza de las Naciones, de Adam Smith,

fue acompañada por una transformación significativa

de los valores, básicamente de las percepciones acer-

ca de la riqueza y del papel del Estado en los ámbitos

de su producción, circulación y distribución. El supues-

to de una economía regulada por las leyes naturales

de la oferta y la demanda, conducida por una mano

invisible, es la refutación sustancial de Adam Smith a

las limitaciones y obstáculos que los Estados de la

época imponían a la libre participación individual. Para

Smith los intereses individuales unidos al funciona-

miento del mercado –regido por la libre competencia–

sería la forma mediante la cual se daría lo justo a cada

uno de los participantes de la sociedad. El bien común

estará así determinado por la suma de los intereses

particulares. La preocupación central de este autor

escocés fue de demostrar que siguiendo las reglas de

un orden económico natural se funcionaría con mayor

eficacia que si se permitía la entrada del Estado al

ámbito económico. En suma, el libre juego de la ofer-

ta y la demanda es la identificación más conocida de

esta posición.

Es indiscutible que este liberalismo económico

encontró muy pronto el empalme con los postulados

del liberalismo político. A modo de sintetizar esta doc-

trina puede afirmarse grosso modo que la base sobre

la que se organiza está constituida por los enlaces

entre la protección a la intimidad, a la propiedad pri-

vada y a la libertad de conciencia, junto a las ideas

sobre la división de poderes, el control de la legalidad

de los actos de gobierno, el consentimiento de gober-

nados para vivir en un orden político determinado, el

control de los representantes y la representación de

los intereses del ciudadano en el Estado, así como

con el funcionamiento de la libre empresa y la bús-

queda del máximo bienestar individual. Sus ejes rec-

tores están en la supremacía de la individualidad, la

minimización de la acción colectiva y la clara intención

de que el Estado intervenga lo menos en la vida de

los ciudadanos.

En este pensamiento liberal, lo privado y lo público

quedan debidamente delimitados. Lo privado incluye

las relaciones que el individuo establece con las insti-

tuciones que él crea: familia, empresa, religión, escue-

la. El Estado, visto como administrador de las normas

y leyes que permitan vivir como sociedad es lo públi-

co, lo político, lo externo del individuo. Muchos años

después de su creación, esta postura vino, bajo la

mirada del neoliberalismo, a dicotomizar ambos espa-

cios: lo público sería el sector público o gubernamen-

tal, y lo privado sería todo lo no gubernamental.

Conclusión

Puede afirmarse que el pensamiento liberal concibe

a la sociedad como a un conjunto de individuos que

busca, de manera más o menos eficiente su propio

interés y privilegia la acción del Estado en la vida

social exclusivamente como garante de las liberta-

des concedidas a los ciudadanos. El mundo liberal

clásico, al articular una serie de pensamientos

estructurados sobre los límites de la acción del

gobierno fundamentó la existencia colectiva a base

de libertades individuales que conceden una inde-

pendencia suprema al sujeto político. Como se

sabe, estas ideas junto al monopolio exclusivo del

mercado para normar la vida económica serían lle-

vadas a sus máximas consecuencias por el pensa-

miento denominado neoliberal, a partir de las dos

últimas décadas del siglo veinte.

41

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 35-42

Page 44: Estado Economía y Hacienda Pública 14

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42

Reflexiones sobre el liberalismo clásico: individuo, mercado y Estado

Page 45: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Resumen

Durante los últimos años en México, al igual que en la

mayoría de los países, la lucha contra el cambio cli-

mático ha ido cobrando protagonismo en la agenda

política nacional. El actual Plan Nacional de

Desarrollo subraya la necesidad de iniciar un proceso

de valoración paulatina del carbono en la economía, y

considera que la estabilidad climática es una cuestión

de seguridad nacional. El presente trabajo estudia los

principales aspectos de la política mexicana en la

materia, así como los retos con los que ésta se enfren-

ta para ser eficaz, además de analizar el marco jurídi-

co existente en el país para la protección de la atmós-

fera. El estudio plantea, asimismo, la aplicación de la

política climática a nivel estatal, concretamente en el

estado de Veracruz, y analiza las oportunidades de

acción a este nivel, así como sus limitaciones y posi-

bles estrategias.

Abstract

For the last years, Mexico, as most countries, has set up

a climate public policy. The Mexican Development Plan

underlines the need to address a process to incorporate

carbon economy in the country. This paper studies the

main issues related to Mexican climate policy, as well as

its challenges and opportunities. It also focuses on the

current juridical frame and its efficacy. The study poses,

likewise, the application of the climate policy to level of

the states, more specifically to the state of Veracruz and

analyses the opportunities of action, limitations and pos-

sible strategies.

Introducción

En el año 1993, México ratificó el Convenio Marco de

Naciones Unidas sobre Cambio Climático1 (en adelante,

43

La política mexicanade acción climática y

su aplicación al estado de Veracruz

Tania García López*

* Investigadora adscrita a la Dirección General de

Investigaciones. Universidad Veracruzana.

1 Convenio Marco de Naciones Unidas sobre Cambio

Climático, adoptado en Río de Janeiro, Brasil el 5 de junio

de 1992. Entra en vigor el 21 de marzo de 1994.

Page 46: Estado Economía y Hacienda Pública 14

CMNUCC), el cual constituye la base a partir de la cual

se adopta, en 1997, el Protocolo de Kyoto2.

El CMNUCC se basa, al igual que el Protocolo de

Kyoto, en el principio de responsabilidad común pero

diferenciada. De acuerdo a este principio se recono-

cen los diferentes niveles de desarrollo de los países

y, al mismo tiempo, se distingue su contribución, tam-

bién desigual, al cambio climático.

Esta idea de responsabilidad común pero diferen-

ciada de los Estados miembros de la Comunidad

Internacional, posteriormente consolidada como princi-

pio jurídico, surge en la Conferencia de Naciones

Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo3 y, a partir

de entonces, se plasma en diferentes tratados interna-

cionales en materia ambiental, especialmente en aqué-

llos destinados a la lucha contra el cambio climático.

El CMNUCC constituye un ejemplo claro de trata-

do internacional basado en este principio, toda vez

que distingue tres categorías de Estados o Partes y, a

cada una de ellas le asigna obligaciones distintas, a

saber:

1. Estados desarrollados.

2. Estados en transición hacia una economía de

mercado.

3. Estados en desarrollo.

México firma el convenio dentro de la categoría de

“Estado en desarrollo”4, comprometiéndose a los míni-

mos previstos en el tratado:

1. Desarrollar inventarios nacionales de emisiones

antropogénicas por fuentes y de la absorción

por sumideros de los gases de efecto inverna-

dero no controlados por el Protocolo de

Montreal.

2. Formular y aplicar programas nacionales, y

cuando sea apropiado regionales, que conten-

gan medidas para mitigar el cambio climático.

3. Promover y cooperar en la difusión de tecnolo-

gías, prácticas y procesos que reduzcan o pre-

vengan emisiones antropogénicas de gases de

efecto invernadero no controladas por el

Protocolo de Montreal.

4. Promover el adecuado manejo, conservación y

reforzamiento de los sumideros y depósitos de

gases de efecto invernadero.

5. Cooperar en la preparación y adaptación de los

impactos del cambio climático.

Tras la firma de este Convenio, México empezó a

incluir la cuestión de la lucha contra el cambio climáti-

co en la agenda nacional. Así, además de cumplir con

las obligaciones contraídas en el CMNUCC, referentes

al desarrollo y actualización permanente de los

Inventarios Nacionales de Gases de Efecto

Invernadero, así como las relativas a la realización de

Comunicaciones Nacionales para informar a la

Conferencia de las Partes sobre sus esfuerzos de miti-

gación y adaptación, inició una Estrategia Nacional de

Cambio Climático5 y creó una oficina especial, dentro

de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos

Naturales (en adelante SEMARNAT), para atender

estas cuestiones.

En el año 2005 se crea, dentro de la Secretaría de

Energía, el Comité de Cambio Climático del sector ener-

44

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

2 Adoptado en Kyoto, Japón, el 11 de diciembre de 1997.

3 Celebrada en Río de Janeiro, Brasil en junio de 1992.

4 Aunque hoy se considera como “economía de desarrollo

intermedio”, que comparte problemas con países desarro-

llados y problemas con países en desarrollo.

5 La primera fue elaborada en el año 2000, la más reciente

fue presentada por el presidente de la República el 25 de

mayo de 2007.

Page 47: Estado Economía y Hacienda Pública 14

gía y, en el mismo año, y ya con carácter permanente,

la Comisión Intersecretarial de Cambio Climático6.

En el año 2007, además de presentarse pública-

mente la Estrategia Nacional de Acción Climática (en

adelante ENAC), se anuncia la formulación del primer

Programa especial de Cambio Climático7 en el marco

del Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012 (en ade-

lante, PND).

El Protocolo de Kyoto tiene como objetivo la reduc-

ción concreta de sustancias que contribuyen especial-

mente al cambio climático, y la mayoría de las obliga-

ciones contenidas en él van dirigidas, de acuerdo al

principio de responsabilidad común pero diferenciada,

a aquellos países que mayores emisiones de estas

sustancias generan.

México no se encuentra dentro de la lista que enu-

mera los países a los que va dirigido el Protocolo de

Kyoto, especificados en el Anexo B del mismo; sin

embargo puede, y de hecho ya lo está haciendo, par-

ticipar en los “Mecanismos para un Desarrollo Limpio”,

como Parte no anexo B del tratado.

Los mecanismos de desarrollo limpio son instru-

mentos económicos, concretamente instrumentos de

mercado, utilizados para incentivar acciones que contri-

buyan a la reducción de emisiones de gases de efecto

invernadero. Los países miembros del Protocolo de

Kyoto pueden utilizar las reducciones certificadas de

emisiones resultantes de las actividades derivadas de

proyectos de desarrollo limpio “para contribuir al cumpli-

miento de una parte de sus compromisos cuantificados

de limitación y reducción de las emisiones contraídas”8.

México considera, hoy por hoy, que el cambio cli-

mático es un problema de seguridad nacional e inter-

nacional y está apostando, entre otras cosas, por

incorporar la valoración del carbono en la economía

nacional.

La política nacional frente al cambio climático:

el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012

El actual PND para el periodo 2007-20129 tiene como

principio central o principio rector: el desarrollo huma-

no sustentable, definido éste como aquel desarrollo

que garantiza las necesidades de las generaciones

presentes sin poner en peligro las necesidades de las

generaciones futuras, y que al mismo tiempo sitúa al

ser humano en el centro de las preocupaciones de ese

desarrollo.

Con este principio como punto central, el PND defi-

ne cinco grandes ejes de acción que considera son los

que permitirán avanzar hacia la consecución de ese

anhelado “desarrollo humano sustentable”.

Otro de los planteamientos centrales del Plan es la

transversalidad de todas las políticas públicas, las cua-

les deberán desarrollarse, de acuerdo a los objetivos

del PND.

De esta manera se excluye que el objetivo del

desarrollo humano sustentable se convierta únicamen-

te en un objetivo de política ambiental, y se opta por la

integración de la variable ambiental en todas las políti-

cas sectoriales.

En este sentido, el Plan dispone:

1. Es pues, necesario, que toda política pública que

se diseñe e instrumente en nuestro país incluya

de manera efectiva el elemento ecológico para

que se propicie un medio ambiente sano en todo

45

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

6 DOF de 25 de abril de 2005. Integrada por los titulares de

las secretarías de: Medio Ambiente y Recursos Naturales;

Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y

Alimentación; Comunicaciones y Transportes; Desarrollo

Social; Economía; Energía y Relaciones Exteriores.

7 Todavía no ha sido adoptado.

8 Artículo 12.3.b. del Protocolo de Kyoto. 9 DOF de 31 de mayo de 2007.

Page 48: Estado Economía y Hacienda Pública 14

el territorio, así como el equilibrio de las reservas

de la biosfera con que contamos10.

Más adelante se insiste sobre la idea, al apuntar que la

transversalidad es imprescindible para que haya una

efectiva coordinación interinstitucional, así como una

verdadera integración entre sectores de gobierno que

permitan llegar a producir resultados cuantificables.

Al definir cada uno de los ejes del Plan, y en el que

se refiere a la sustentabilidad ambiental, eje 4, se

apunta que dicha sustentabilidad ambiental exige que

México se sume con toda eficacia y con toda respon-

sabilidad a los esfuerzos internacionales por evitar que

el planeta llegue a sufrir dislocaciones ambientales sin

remedio, como el calentamiento global.

El desarrollo humano sustentable exige, de acuerdo

a lo que dispone el Plan, que México comparta el prin-

cipio de que la estabilidad climática representa un bien

para toda la Humanidad, ya que no se puede excluir a

nadie de su disfrute en ningún momento y las alteracio-

nes en la composición de la atmósfera y, por ende, el

cambio climático afectan de igual manera a toda la

Humanidad (aunque existan, desde luego, espacios

más vulnerables que otros, como es el caso de México).

Los bienes considerados como bienes públicos tie-

nen la característica de ser no exclusivos y no rivales

en su consumo. La no exclusividad del bien público

sugiere que éste puede ser consumido por cualquier

persona, sin excluir a nadie de su consumo. Esto

sucede especialmente con el aire, donde mi consumo

no excluye a nadie más del consumo del mismo bien.

Por otra parte, los bienes públicos poseen otra

cualidad o característica más y es la no rivalidad en el

consumo11, lo cual implica que el consumo de ese bien

por una persona o grupo no reduce el consumo del

mismo para las demás personas, situación que, por

supuesto también aplica en el caso del aire que respi-

ramos y de sus consecuencias climáticas.

Una de las diferencias fundamentales entre los

bienes privados y los públicos es la existencia de un

sistema de mercado para los primeros, en el cual exis-

ten precios para comprarlos y venderlos. En el caso de

los bienes públicos, la no exclusividad crea un proble-

ma para un mercado que funcione con base en el pre-

cio, ya que una vez que el bien público es producido o

existe, un gran número de personas se beneficiarán,

paguen o no por él.

Muchos bienes ambientales, y especialmente el

aire, como hemos mencionado, tienen estas caracte-

rísticas, y siempre que el uso o consumo por una per-

sona no cuesta nada a otros, el coste de oportunidad

marginal es igual a cero y por lo tanto el precio debie-

ra ser cero. Estos bienes, entonces, jamás serán pro-

vistos por el mercado por sí solo.

Sin embargo, tales bienes son claramente benéfi-

cos, y en el caso del medio ambiente atmosférico,

absolutamente necesarios para la estabilidad climática

y por ello para la sociedad en su conjunto.

Los mercados necesitan la ayuda de los gobiernos

para la provisión eficiente de los bienes públicos; de

esta forma surge la necesidad de que los bienes y ser-

vicios públicos internalicen las externalidades ambien-

tales, es decir, que se prevean mecanismos económi-

cos para que dichos bienes reflejen el costo de la pre-

vención y el control de la contaminación, dicho de otro

modo, que internalicen los costos de la acción para

que se encuentren en condiciones aceptables para su

uso o consumo.

Cuando una industria, por ejemplo, emite gases de

efecto invernadero, el producto de ese proceso tiene

un precio menor al que le correspondería; se podría

decir que ese producto tiene un subsidio de la socie-

dad en su conjunto, ya que ésta asumiría esa externa-

46

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

10 Plan Nacional de Desarrollo, Op. cit., introducción.

11 Vid., García López, Tania (2001). Quien contamina paga:

principio regulador del derecho ambiental, Ed. Porrúa,

México.

Page 49: Estado Economía y Hacienda Pública 14

lidad ambiental. El precio que obtiene ese producto en

el mercado no sería, por otra parte, un precio real por-

que no incluye el costo social de la contaminación (lo

que en ocasiones se denomina “pasivo ambiental”).

Este razonamiento es precisamente la base del

mecanismo de pago por servicios ambientales, instru-

mento económico que opera ya desde hace algunos

años en México

De acuerdo al artículo 27 de la Constitución12 y al

artículo 2 de la Ley General de Bienes Nacionales13,

el espacio situado sobre el territorio nacional, en la

extensión y términos que fije el Derecho internacio-

nal14, está dentro de la categoría de bienes de domi-

nio público.

Otros de los bienes públicos directamente relacio-

nados con el cambio climático son: Suelos, agua,

cobertura vegetal, etc.

En cuestión de cambio climático es necesario,

además, tomar en cuenta que existen costos econó-

micos que pueden ir agravándose a medida que la

situación se vuelva más crítica, especialmente los deri-

vados de incremento de la temperatura, elevación del

nivel del mar, intensificación de ciclones y huracanes,

disminución de las precipitaciones, pérdida de suelos

y degradación de tierras.

Aunque es difícil estimar dichos costos, existen ya

estudios que plantean hipótesis y escenarios econó-

micos referentes a cuánto pueden ascender los mis-

mos en el caso de que la situación no se revierta. Este

es el caso del informe Stern15, que llega a calcularlos

en el futuro en 20% del PIB mundial.

Por ello, la política mexicana en materia de cam-

bio climático, plasmada tanto en el PND como en la

ENAC y previsiblemente en el Programa Especial de

Cambio Climático, se centra, entre otros aspectos, en

iniciar un proceso de valoración paulatina del carbono

en la economía nacional.

El PND se refiere a la necesidad de utilizar instru-

mentos económicos, por ejemplo el pago por servicios

ambientales, para restituir áreas naturales como las

forestales, que permitan detener la pérdida de fuentes

acuíferas así como la desertización en el territorio

nacional.

El segundo apartado del eje 4, relativo a la sus-

tentabilidad ambiental, se refiere a los bosques y las

selvas y subraya los servicios ambientales que estos

prestan, entre ellos:16 la purificación del aire, la capta-

ción del agua, la mitigación de las sequías e inunda-

ciones, la generación y conservación de los suelos, la

descomposición de los desechos, la polinización de

los cultivos y de la vegetación, la dispersión de semi-

llas, el reciclaje y movimiento de nutrientes, el control

de plagas, la estabilización del clima y el amortigua-

miento de los impactos de fenómenos hidrometereoló-

gicos extremos.

En cuanto al pago por servicios ambientales para

la conservación de los bosques y las selvas, se plan-

47

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

12 Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos.

DOF de 6 de febrero de 1917.

13 Ley General de Bienes Nacionales. DOF de 8 de enero

de 1982.

14 No existe unanimidad acerca de hasta dónde llega el

espacio aéreo bajo la competencia del Estado subyacen-

te. Su extensión longitudinal coincide, desde luego, con

el espacio terrestre y marítimo bajo la competencia esta-

tal. Se acepta unánimemente que termina donde empie-

za el espacio ultraterrestre, el cual ya no estaría bajo la

jurisdicción de ningún Estado. Existen quienes afirman

que llega hasta donde se da el fenómeno de la gravedad,

otros apuntan que termina donde termina la atmósfera, y

hay quien sostiene que el tipo de actividad que se realiza

en él es el que distingue espacio aéreo de espacio ultra-

terrestre.

15 Informe Stern. La economía del cambio climático, 30 de

octubre de 2006, en http://www.oei.es/decada/informes-

tern.htm

16 Ibidem, p. 244.

Page 50: Estado Economía y Hacienda Pública 14

tea la creación de mecanismos afines al Mecanismo

de Desarrollo Limpio, aunque todavía no se han desa-

rrollado. Hasta el momento se han elaborado progra-

mas de pago por servicios ambientales financiados en

su mayoría por el sector público enfocados al agua. La

captura de carbono se considera, sin embargo, como

un servicio ambiental en el PND17 y se plantea su

pago como un instrumento de mercado, el cual no

necesariamente tendrá que ser financiado por el sec-

tor público. De hecho los instrumentos de mercado se

supone son financiados por los particulares, por lo

tanto se basan en el principio de quien contamina

paga, al contrario de lo que sucede con los esquemas

actuales de pago por servicios ambientales que fun-

cionan como subsidios.

Las acciones que señala el PND se emprenderán

durante este periodo para disminuir los efectos del

cambio climático son los siguientes18:

1. Fomentar la eficiencia en la generación y uso de

energía.

2. Frenar la deforestación.

3. Reducir las emisiones de otros gases de efecto

invernadero.

La Estrategia Nacional de Acción Climática

La Estrategia Nacional de Acción Climática19 (en ade-

lante ENAC) parte del reconocimiento de que el cam-

bio climático “es un problema de seguridad estratégica

nacional (y mundial)”20 y propone dos grandes líneas

de acción:

1. Mitigación de las reducciones.

2. Adaptación ante sus impactos adversos previsibles.

La ENAC se basa en el artículo 10.b. del Protocolo de

Kyoto, de acuerdo al cual: “Todas las Partes deben for-

mular, aplicar, publicar y actualizar periódicamente

programas nacionales y, en su caso, regionales, que

contengan medidas de mitigación de las emisiones de

GEI y medidas de adaptación ante los impactos adver-

sos del cambio climático”, los cuales deben abordar

los siguientes sectores:

Energía

Transporte

Industria

Agricultura

Silvicultura

Gestión de desechos.

Dentro de la estrategia se reconoce que existen numero-

sas limitaciones legales para desarrollar las medidas pro-

puestas y que es necesario trabajar tanto para su identi-

ficación como para su modificación con la finalidad de

poner en marcha las acciones sugeridas en la estrategia.

2. La Ley General del Equilibrio Ecológico

y la Protección al Ambiente21 y la distribución

de competencias en materia de protección

de la atmósfera

Según lo dispuesto en el artículo 5 de la Ley de Bienes

Nacionales, “Los bienes de dominio público estarán

sujetos exclusivamente a la jurisdicción de los poderes

federales…”22.

48

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

17 Ibidem, p. 247.

18 Ibidem, p. 259.

19 Hacia una Estrategia Nacional de Acción Climática.

Comisión Intersecretarial de Cambio Climático, SEMAR-

NAT, México, 2006.

20 Ibidem, p. 3.

21 DOF de 28 de enero de 1988.

22 Ley General de Bienes Nacionales. DOF de 8 de enero

de1982.

Page 51: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Como hemos señalado, el espacio situado sobre el

territorio nacional, en la extensión y términos que fije el

derecho internacional, está dentro de la categoría de

bienes de dominio público.

Con estos antecedentes, y de acuerdo al principio

de concurrencia previsto en el artículo 73 fracción XXIX

G constitucional, que es el que rige la distribución de

competencias federación-estado-municipio en materia

ambiental, las facultades de cada nivel de gobierno en

lo que se refiere a la prevención y el control de la con-

taminación atmosférica son las siguientes:

Competencias de la federación

La expedición de las Normas Oficiales Mexicanas (en

adelante NOM) en materia de prevención y control de

la contaminación de la atmósfera23.

La regulación de la contaminación de la atmósfera,

proveniente de todo tipo de fuentes emisoras24.

La prevención y el control de la contaminación de

la atmósfera en zonas o en caso de fuentes fijas y

móviles de jurisdicción federal25.

El fomento de la aplicación de tecnologías, equipos y

procesos que reduzcan las emisiones y descargas conta-

minantes provenientes de cualquier tipo de fuente, en

coordinación con las autoridades de los Estados, el

Distrito Federal y los municipios; así como el estableci-

miento de las disposiciones que deberán observarse para

el aprovechamiento sustentable de los energéticos26.

Competencias de los estados

La prevención y el control de la contaminación atmosféri-

ca generada por fuentes fijas que funcionen como esta-

blecimientos industriales, así como por fuentes móviles

que conforme a lo establecido en la Ley General del

Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente (en ade-

lante LGEEPA) no sean de competencia federal27.

La vigilancia del cumplimiento de las NOM expedi-

das por la federación en materia de prevención y con-

trol de la contaminación28.

Competencias de los municipios

La aplicación de las disposiciones jurídicas en materia

de prevención y control de la contaminación atmosfé-

rica generada por fuentes fijas que funcionen como

establecimientos mercantiles o de servicios, así como

de emisiones de contaminantes a la atmósfera prove-

nientes de fuentes móviles que no sean consideradas

de jurisdicción federal, con la participación que de

acuerdo con la legislación estatal corresponda al

gobierno del estado29.

La vigilancia del cumplimiento de las NOM expedi-

das por la federación en materia de prevención y con-

trol de la contaminación atmosférica generada por las

fuentes descritas en el supuesto anterior30.

Como señala González Márquez:

las fuentes industriales de contaminación del aire

más importantes fueron consideradas de jurisdicción

federal, mientras que los vehículos y las industrias

pequeñas y medianas, así como las fuentes comer-

ciales de emisiones al aire fueron consideradas de

jurisdicción local31.

49

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

23 Artículo 5.V de la Ley General del Equilibro Ecológico y

la Protección al Ambiente. Op. cit.

24 Ibidem, artículo V. XII.

25 Idem.

26 Ibidem, artículo 5. XIII.

27 Ibidem, artículo 7. III

28 Ibidem, artículo 7. XIII.

29 Ibidem, artículo 8. III

30 Ibidem, artículo 8. XII.

31 González Márquez, José Juan (2006). “La Política

Mexicana en materia de cambio climático después del

Protocolo de Kyoto”, en Revista Mexicana de Legislación

Ambiental, julio-diciembre, año 4, número 13, Instituto

Mexicano de Investigaciones en Derecho Ambiental,

México, p. 13.

Page 52: Estado Economía y Hacienda Pública 14

En lo que se refiere a la contaminación procedente de

la industria, el mismo autor destaca los mecanismos

establecidos en la LGEEPA para su control, a saber:

a) Todas las fuentes de contaminación del aire

deben obtener una licencia de operación otor-

gada por la Autoridad Ambiental Federal.

b) Esas fuentes deben instalar equipos y sistemas

de control de emisiones.

c) Todas las fuentes industriales de contaminación

del aire deben instalar sistemas de monitoreo de

emisiones32.

Además de lo dispuesto en la LGEEPA, en materia de

prevención y control de la contaminación de la atmós-

fera se deberá observar el Reglamento33 adoptado en

2004, el cual define con mayor precisión que la LGEE-

PA es la encargada de la distribución de competencias

federación-estado-municipio.

El reglamento señala qué se entiende por fuente

fija y fuente móvil. De acuerdo al artículo 6, se consi-

deran fuentes fijas: “Toda instalación establecida en

un solo lugar que tenga como finalidad desarrollar

operaciones o procesos industriales, comerciales, de

servicios o actividades que generen o puedan generar

emisiones contaminantes a la atmósfera”. Y fuentes

móviles: “Aviones, helicópteros, ferrocarriles, tranví-

as, tractocamiones, autobuses integrales, camiones,

automóviles, motocicletas, embarcaciones, equipo y

maquinarias no fijos con motores de combustión y

similares, que con motivo de su operación generen o

puedan generar emisiones contaminantes a la atmós-

fera34.

Por otra parte, el artículo 11 del Reglamento, expli-

ca cuáles son las zonas consideradas de jurisdicción

federal:

a) Los sitios ocupados por todas las instalaciones

de las terminales de transporte público federal,

terrestre, aéreo y acuático.

b) Los parques industriales localizados en bienes

del dominio público de la Federación; en los tér-

minos de la Ley General de Bienes Nacionales.

c) La zona federal marítimo-terrestre35.

En cuanto a las fuentes de jurisdicción federal, son las

siguientes:

a) Las instalaciones, obras o actividades industria-

les, comerciales y de servicios que realicen las

dependencias y entidades de la administración

pública federal, en los términos de la Ley

Orgánica de la Administración Pública Federal.

b) La industria del asbesto, así como la prevista en

la fracción II del artículo 29 de la Ley.

c) La industria que se localice en la zona conurba-

da del Distrito Federal.

d) Las obras o actividades localizadas en un

Estado, cuyas emisiones a la atmósfera conta-

minen o afecten el equilibrio ecológico de otro u

otros Estados, cuando así lo determine la

Secretaría o lo solicite a la Federación el estado

afectado por las emisiones contaminantes a la

atmósfera.

e) Las obras o actividades localizadas en el territo-

rio nacional que puedan afectar el equilibrio

ecológico de otros países.

f) Los vehículos automotores hasta en tanto no

salgan de la planta de producción.

50

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

32 Idem.

33 Reglamento de la LGEEPA en materia de prevención y

control de la contaminación de la atmósfera de 2 de junio

de 2004.

34 Ibidem, artículo 6. 35 Ibidem, artículo 11.

Page 53: Estado Economía y Hacienda Pública 14

g) Aquellas que por su naturaleza y complejidad

requieran la intervención federal.36

Los artículos 11 y siguientes de la LGEEPA prevén la

posibilidad de celebrar convenios de colaboración o

concertación de acciones entre:

Federación-Estado.

Estados entre sí.

Estado-municipio.

Municipios entre sí.

Dichos convenios son voluntarios y pueden celebrarse

con el objeto de atender o resolver problemas comu-

nes, como bien podrían ser los relativos al cambio cli-

mático.

La política nacional forestal a la luz del cambio

climático

El PND para el periodo 2007-2012 señala como uno

de los puntos centrales en la concentración de GEI en

la atmósfera: “la destrucción de millones de hectáreas

forestales”37, por lo que propone acciones tendientes

a frenar la deforestación, además de hacer énfasis en

la necesidad de valorar económicamente los servicios

ambientales que brindan los bosques y selvas.

Por lo anterior, el PND establece que es prioritario

proteger la cobertura vegetal del país e incrementar la

superficie bajo esquemas de protección y de manejo

sustentable. Además, se propone realizar programas

de restauración forestal y diseñar e instrumentar

mecanismos para el pago de servicios ambientales a

las comunidades que conserven y protejan sus bos-

ques y selvas.

Con base en el PND y en el Programa Nacional de

Medio Ambiente38 se adoptará el Programa Nacional

Forestal39 el cual, previsiblemente, ahondará en el

desarrollo de lo antes expuesto.

La distribución de competencias federación-esta-

do-municipio en materia forestal se rige por lo dis-

puesto en la Ley General de Desarrollo Forestal

Sustentable40. La propia LGEEPA señala en su artícu-

lo 4, que es el que se refiere a la distribución de com-

petencias en materia ambiental: “La distribución de

competencias en materia de regulación del aprove-

chamiento sustentable, la protección y la preservación

de los recursos forestales y el suelo, estará determi-

nada por la Ley General de Desarrollo Forestal

Sustentable”41.

Este párrafo del artículo 4 de la LGEEPA se adi-

ciona a la Ley en la misma fecha en la que se adopta

la Ley Forestal y, al mismo tiempo, se reforman los

artículos 5, fracción XI, 100 y 104 y se deroga la frac-

ción VI del artículo 28.

La distribución de competencias de la Ley Forestal

se basa, al igual que sucede en la LGEEPA, en el prin-

cipio de concurrencia previsto en la Constitución. Los

artículos 12 y siguientes catalogan la relación de facul-

tades o competencias de la federación, los estados y

los municipios.

De acuerdo a esta distribución de competencias, y

tomando en cuenta que los estados tienen la facultad

de formular y conducir la política estatal, algunas enti-

dades federativas han adoptado programas estatales

en materia forestal, así como leyes estatales foresta-

les, como es el caso del estado de Veracruz.

51

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

36 Idem.

37 Plan Nacional de Desarrollo, Op.cit., p. 259.

38 Todavía no ha sido adoptado.

39 Todavía no ha sido adoptado.

40 Ley General de Desarrollo Forestal Sustentable. DOF de

25 de febrero de 2003.

41 Ley General del Equilibrio Ecológico y Protección al

Ambiente, Op. cit., artículo 4.

Page 54: Estado Economía y Hacienda Pública 14

La política energética nacional en relación al

cambio climático

De acuerdo al PND, se calcula que 61% de las emi-

siones de los GEI provienen del sector energético42.

Dentro del sector energético la procedencia de las

emisiones puede catalogarse de la siguiente manera:

1. Generación de electricidad.

2. Uso de combustibles fósiles.

3. Transporte.

4. Sector manufacturero e industria de la construc-

ción.

5. Sector comercial, residencial y agrícola.

6. Emisiones fugitivas de metano durante la con-

ducción y distribución del gas natural43.

Las que más contribuyen a la emisión de GEI son, de

acuerdo al PND, las tres primeras, por ello se plante-

an una serie de estrategias concretas para mitigar las

emisiones, entre ellas la de impulsar la eficiencia y tec-

nologías limpias para la generación de energía.

Esta estrategia se centra en fomentar e impulsar

las energías renovables, aunque el mismo PND reco-

noce que es necesario apoyar “la formulación de un

marco jurídico más favorable”44.

Por su parte, el Programa Sectorial de Energía

2007-201245 (en adelante PSE) establece, dentro de

los objetivos para el sector energético, el fomentar el

aprovechamiento de fuentes renovables de energía,

técnica, económica, ambiental y socialmente viables.

En lo que se refiere al sector eléctrico no existen

competencias de los estados en este rubro. Las facul-

tades en materia de regulación de energía eléctrica y

gas natural las tiene desde 1995 la Comisión

Reguladora de Energía (en adelante CRE), órgano

desconcentrado de la Secretaría de Energía.

Los particulares, sin embargo, pueden invertir en la

generación e importación de energía eléctrica46, siempre

y cuando cuenten con un permiso de la CRE47.

En lo que se refiere a los niveles máximos de emi-

siones a la atmósfera aplicables al sector eléctrico,

estos se encuentran contenidos en las NOM48, las

cuales establecen una regulación por zonas. Existen

en todo el territorio nacional tres zonas consideradas

como críticas:

1. Las zonas metropolitanas de la Ciudad de

México, Monterrey y Guadalajara.

2. Las ciudades fronterizas.

3. Los corredores industriales.

Otra de las estrategias previstas en el PND se centra

en promover el uso eficiente de energía en los ámbitos

doméstico, industrial, agrícola y de transporte.

El sector transporte, como ya hemos mencionado,

es uno de los que más GEI producen, y si bien es cier-

to que desde 199449 se ha trabajado para disminuir las

emisiones a la atmósfera de combustibles fósiles50, se

52

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

42 Plan Nacional de Desarrollo, Op. cit., p. 259.

43 Idem.

44 Ibidem, p. 260.

45 Programa Sectorial de Energía 2007-2012, 2007-2012,

Diario Oficial de la Federación de 21 de febrero de 2008,

p. 8.

46 Bajo las siguientes modalidades: autoabastecimiento,

cogeneración, producción independiente, exportación e

importación.

47 Ley del Servicio Público de Energía Eléctrica. DOF de 22

de diciembre de 1975. Última reforma DOF de 22 de

diciembre de 1993.

48 Existen NOM del sector eléctrico y NOM en materia eco-

lógica aplicables a la industria eléctrica.

49 Con la NOM-086-SEMARNAT-1994.

50 Prospectivas eléctricas 2006-2015, Dirección General de

Planeación Estratégica, Secretaría de Energía, México,

2006, p. 42.

Page 55: Estado Economía y Hacienda Pública 14

trata de un sector que enfrenta grandes retos. La NOM

más reciente relativa a la calidad de los combustibles

fue adoptada en enero de 200651 y las facultades de

los estados al respecto se centran en vigilar el cumpli-

miento de las NOM aplicables al transporte y, en gene-

ral, a todas las fuentes móviles.

La política de acción climática

en el estado de Veracruz

El PND establece que el gobierno federal favorecerá la

transformación de los sectores productivos para que

éstos y la población adopten modalidades de produc-

ción y consumo que aprovechen con responsabilidad

los recursos naturales para conseguir, entre otros

objetivos, la mitigación del cambio climático.

Para ello es necesario diseñar las políticas y los

programas ambientales en estrecha coordinación con

las dependencias de la Administración Pública Federal

y los gobiernos estatales y municipales, ya que en este

esfuerzo es imprescindible contar con la participación

de los tres órdenes de gobierno52.

De hecho, el objetivo número 8 dentro del eje 4,

relativo a la sustentabilidad ambiental se refiere a:

“lograr una estrecha coordinación e integración de

esfuerzos entre las dependencias de la administración

pública federal, los tres órdenes de gobierno y los tres

poderes de la Unión, para el desarrollo e implantación

de las políticas relacionadas con la sustentabilidad

ambiental.

El Plan Veracruzano de Desarrollo 2005-201053

(en adelante PVD), establece diez criterios básicos

que sirven como sustento de los objetivos, estrategias

y acciones específicas a emprender, entre ellos: “la

sustentabilidad, conservación, restauración y aprove-

chamiento racional del medio ambiente”54.

El PVD hace referencia a algunos aspectos rela-

cionados con el cambio climático, como por ejemplo

los altos niveles de destrucción de la cubierta fores-

tal55 del estado debido a la expansión del territorio

agrícola y ganadero, señalando al mismo tiempo que

“se ha calculado que, de un total de 2.5 millones de

hectáreas, casi un millón son áreas perturbadas”56.

Se reconoce en el PVD que la tasa de deforestación

de Veracruz es la más alta del país: el estado perdió 36%

de sus bosques entre 1984 y 2000, además de que más

de 40% del territorio estatal padece erosión grave.

Otro de los principales problemas en materia ambien-

tal al que alude el PVD es la cantidad y la calidad de las

aguas, así como el enorme rezago existente en materia

de infraestructura para el tratamiento de las mismas.

Aunque el PVD se refiere en el capítulo II a las “polí-

ticas transversales” y afirma: “No se permitirán progra-

mas que no consideren su impacto ambiental” y, por lo

tanto, todas las políticas públicas de la entidad deberían

incorporar en su elaboración la variable ambiental57, lo

cierto es que el elemento ambiental ni siquiera se toma

en cuenta en los demás capítulos del PVD, salvo el que

se dedica específicamente a medio ambiente.

La política estatal forestal en relación al cambio climático

La Ley de Desarrollo Forestal Sustentable para el

estado de Veracruz58, define en su artículo 2 el obje-

to de la Ley, a saber:

53

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

51 NOM-086-SEMARNAT-1994.

52 Plan Nacional de Desarrollo. Op.cit., p. 236.

53 http://www.portal.veracruz.gob.mx

54 Plan Veracruzano de Desarrollo. Op. cit., Introducción,

p. 7.

55 Ibidem, p. 17.

56 Idem.

57 Ibidem, p. 30.

58 Ley de Desarrollo Forestal Sustentable del estado de

Veracruz de Ignacio de la Llave. Gaceta Legislativa del esta-

do de Veracruz de 21 de junio de 2006.

Page 56: Estado Economía y Hacienda Pública 14

…regular y fomentar las acciones de conservación,

protección y restauración, producción, ordenación,

cultivo, manejo y aprovechamiento que se realicen

sobre los ecosistemas forestales, los servicios

ambientales que estos ofrecen, las cuencas hidroló-

gico-forestales y los recursos forestales maderables

(…) para propiciar el desarrollo forestal sustentable

de la entidad59.

La ley estatal no hace referencia al papel de los bos-

ques y las selvas en la lucha contra el cambio climáti-

co, sin embargo dedica todo un capítulo a los “servi-

cios ambientales forestales”60, considerados en fun-

ción de su papel en la regulación del ciclo hídrico.

En el año 2005 se crea en el estado el Fideicomiso

Público para la Conservación, Restauración y Manejo

del Agua, de los Bosques y las Cuencas del Estado de

Veracruz61. El objetivo de este fideicomiso se describe

en el artículo 3 del Decreto a través del cual se crea:

I. Establecer un instrumento jurídico mediante el cual

(…) se consoliden los esfuerzos, acciones y recur-

sos para recuperar la frontera forestal, así como

propiciar el pago por servicios ambientales para

lograr la protección, restauración, conservación y el

aprovechamiento óptimo de los recursos naturales:

agua, bosque, cuencas, suelo, aire y paisaje del

Estado;

VIII. Promover el mercado de bienes y servicios

ambientales asociados a recursos hídricos.

Dentro de los considerandos del Decreto se reconoce

que uno de los grandes retos de la administración

estatal consiste en asegurar la calidad y cantidad de

las aguas, tanto para las generaciones presentes

como futuras. Por ello podemos observar que no exis-

te disposición alguna referida al pago por servicios

ambientales asociados al secuestro de carbono de los

bosques y las selvas del estado.

En este mismo sentido, el Plan Sectorial Forestal

2006-202862 para el estado de Veracruz, el cual fue

elaborado con base en el Programa Estratégico

Forestal para México 202563 y actualizado en diferen-

tes ocasiones, la más reciente en 2006, reconoce:

…en relación al tipo de servicio compensado econó-

micamente, destaca el que se refiere a la regulación

del régimen hídrico, mientras que el secuestro de car-

bono se realiza únicamente en dos unidades de

manejo64.

En el Plan se destaca que, en la actualidad, el pago

por servicios ambientales que prestan los ecosistemas

forestales cubre 32,533 hectáreas65 y, dentro de los

programas estratégicos por sector que se establecen

en el mismo plan, el referido a “los servicios ambienta-

les en zonas forestales” ya incluye la captura de car-

bono. Para ello señala dentro de sus metas la de

“…incorporar 285,000 hectáreas del territorio veracru-

zano, identificadas como Tierras Kyoto 3 en esquemas

de reducción de emisiones vinculadas al Mecanismo

de Desarrollo Limpio”66 en un plazo de 20 años.

El sector energético en el estado de Veracruz

Como ya hemos señalado, el sector que más contri-

buye a las emisiones de GEI es el energético. En el

estado de Veracruz se produce una buena parte de la

energía del país con sus consecuentes aportaciones a

las emisiones de GEI. Sin embargo, como ya hemos

54

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

59 Ibidem, artículo 2.

60 Ibidem, capítulo VI.

61 Gaceta Oficial del estado de Veracruz, de 19 de octubre

de 2005.

62 http://www.portal.veracruz.gob.mx

63 Elaborado por la CONAFOR en el año 2001.

64 Plan Sectorial Forestal 2006-2028, Op. cit., p. 66.

65 Ibidem, p. 42.

66 Ibidem, p. 66.

Page 57: Estado Economía y Hacienda Pública 14

puesto de relieve, las competencias en materia de

energía son federales y, a pesar de que el gobierno

estatal ha intentado participar en la toma de decisio-

nes relativas al sector, los resultados no han sido los

esperados.

El Plan Veracruzano de Desarrollo señala que es

necesario incluir dentro del Programa de Ordenamiento

Ecológico de Veracruz a desarrollar, “un programa de

prevención y control del deterioro ambiental, en colabo-

ración con el gobierno federal y Pemex”67. También se

hace referencia a que es necesario “gestionar con el

Gobierno Federal, Pemex y CFE, esquemas de precios

y tarifas que reflejen la ventaja competitiva de Veracruz

en materia de energía”68.

A pesar de que en materia de generación de elec-

tricidad y uso de combustibles fósiles es poco lo que

puede hacer el estado para emprender acciones de

lucha contra el cambio climático, sí puede actuar en

materia de transporte69.

De hecho, el PVD establece dentro de sus objeti-

vos ordenar la situación del transporte en el estado,

llevando a cabo un control efectivo de unidades, líne-

as, tarifas y concesiones autorizadas, además de apo-

yar su modernización para mejorar la calidad y seguri-

dad de los servicios que ofrecen70.

Dentro de las acciones prioritarias en materia de

transporte, la mayoría se centran en el mejoramiento

de la infraestructura carretera y no se incluyen consi-

deraciones de protección ambiental en las propuestas.

A nivel estatal es posible actuar para la promoción

de un transporte público bajo en emisiones, impulsar

medidas de adaptación al cambio climático, promover

una mejor gestión de los residuos71 que incluya su

aprovechamiento y reciclaje (e incluso su potencial

energético).

Conclusiones

1. A partir de 1993, año en el que México firma la

Convención Marco de Naciones Unidas sobre

Cambio Climático, se empieza a incluir esta cuestión

en la agenda nacional. En el 2000 se adopta la pri-

mera estrategia nacional al respecto y, desde enton-

ces, la lucha contra el cambio climático ha ido

ganando protagonismo en las políticas públicas del

país. En 2007 se incluye un apartado específico den-

tro del Plan Nacional de Desarrollo y se anuncia la

elaboración de un Programa Especial de Acción

Climática, reconociéndose, también por primera vez,

que el cambio climático es un problema de seguri-

dad nacional e internacional y que la estabilidad cli-

mática representa un bien para la humanidad.

2. El espacio atmosférico tiene la condición jurídica de

bien de dominio público, por lo cual tradicionalmen-

te no era objeto de valoraciones económicas basa-

das en instrumentos de mercado. El actual Plan

Nacional de Desarrollo subraya la necesidad de ini-

ciar un proceso de valoración paulatina del carbono

en la economía nacional y propone ampliar el uso

de instrumentos económicos, como el pago por ser-

vicios ambientales. Este pago por servicios ambien-

tales debería funcionar de manera similar a los

mecanismos de desarrollo limpio y no como un ins-

trumento económico en forma de subsidio ya que,

funcionando como tal, no es el potencial contamina-

dor el que, de acuerdo al principio quien contamina

55

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

67 Plan Veracruzano de Desarrollo. Op. cit., p. 89.

68 Ibidem, p. 70.

69 Especialmente en lo que se refiere a la prevención y el

control de la contaminación generada por el transporte,

de acuerdo al artículo 7. III. de la LGEEPA

70 Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al

ambiente. Op. cit., p. 55.

71 Aquéllos que no son considerados como residuos peli-

grosos.

Page 58: Estado Economía y Hacienda Pública 14

paga, cubre el coste económico de prevenir y con-

trolar la contaminación, sino los poderes públicos,

es decir, la sociedad en su conjunto.

3. En lo que se refiere a la distribución de competen-

cias federación-estado-municipio, en materia

atmosférica, las facultades regulatorias están reser-

vadas a la federación, así como las relativas a la

prevención y el control de la contaminación proce-

dente de fuentes de jurisdicción federal, mientras

que los estados tienen competencias para vigilar el

cumplimiento de las Normas Oficiales Mexicanas y

para la prevención y el control de la contaminación

atmosférica generada por establecimientos indus-

triales (no federales) y por fuentes móviles. Las

facultades más importantes, entonces, desde la

óptica de las emisiones de GEI son federales, sin

embargo, siempre se puede acudir a los convenios

de coordinación de acciones previstos en la LGEE-

PA y en otras leyes sectoriales, como la forestal,

para atender conjuntamente asuntos que interesen

a ambos, como podría ser el caso de la lucha con-

tra el cambio climático; estos convenios son volun-

tarios, es decir, queda a voluntad de los diferentes

niveles de gobierno el celebrarlos o no.

4. El sector que más contribuye a las emisiones de

GEI a la atmósfera es el energético, y si bien

Veracruz es un estado productor de energía no exis-

ten prácticamente competencias estatales en esta

materia. Sin embargo sí existen facultades para que

el estado actúe en diversos aspectos relacionados

con el transporte, como los relativos al control efec-

tivo de las unidades, líneas, tarifas y concesiones; la

modernización del sector, mejora de la infraestruc-

tura y promoción de un transporte público efectivo y

bajo en emisiones.

5. El segundo sector con más impacto en la concen-

tración de GEI en la atmósfera es el forestal, debido

a la destrucción que se ha hecho de millones de

hectáreas forestales, por lo que el Plan Nacional de

Desarrollo propone una serie de acciones tendien-

tes a revertir la situación, a saber: la restauración

forestal y el pago por servicios ambientales que

brindan los bosques. Los estados tienen facultades

o competencias suficientes para promover dicho

pago por servicios ambientales y para diseñar,

desarrollar y aplicar, instrumentos económicos en la

entidad. El estado de Veracruz cuenta con una ley y

con un plan forestal en los que hace especial énfa-

sis en las bondades del pago por servicios ambien-

tales, considerados éstos en función de su papel en

la regulación del ciclo hídrico, más que en función

de su contribución a la estabilidad climática.

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56

La política mexicana de acción climática y su aplicación al estado de Veracruz

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57

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 43-57

Page 60: Estado Economía y Hacienda Pública 14
Page 61: Estado Economía y Hacienda Pública 14

RESUMEN

En este trabajo se presenta un examen de los principios

fundamentales que se encuentran en La Riqueza de las

Naciones, referidos tanto a las funciones del Estado,

como a los criterios según los cuales uno u otro impues-

to debe ser incorporado a un sistema tributario. Se sos-

tiene aquí que Adam Smith ofrece un apropiado punto

de partida para perfilar la emergencia del pensamiento

‘moderno’ en Hacienda Pública. Su obra contiene

muchos de los temas hoy fundamentales, cuidadosa-

mente sistematizados, desde los deberes del Príncipe

para proveer los servicios públicos hasta los criterios

apropiados para recaudar los ingresos necesarios para

el cumplimiento de su quehacer.

ABSTRACT

In this paper an examination of the fundamental princi-

ples appears that they are in The Wealth of the Nations,

referred to the functions of the State and the criteria

according to which one or another tax must be incorpo-

rated to a tributary system. It is maintained here that

Adam Smith offers an appropriate departure point to

outline the emergency of the ‘modern’ thought in Public

Finances. Its work contains many of the today funda-

mental subjects, carefully systematized, from the duties

of the Prince to provide the services public to the appro-

priate criteria to collect the necessary income for the ful-

fillment of its task.

Introducción

Entendida la Hacienda Pública como el estudio positivo

y normativo de los efectos de la presencia del Estado en

la economía, en este artículo se presenta un examen de

las nociones fundamentales que en esta materia se

encuentran en la obra más reconocida de Adam Smith,

La Riqueza de las Naciones, referidas a las tareas del

gobierno y a los principios por los cuales los impuestos

deben ser incorporados a un sistema tributario. El tra-

bajo se divide en cinco secciones. En la primera se plan-

tea la concepción de Estado liberal que mayor influencia

59

La Hacienda Públicaen la Economía

Política Clásica: Adam Smith

Vitalia López Decuir* y Esther Borja Castañeda*

* Investigadora del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad Veracruzana.

Page 62: Estado Economía y Hacienda Pública 14

tuvo en el pensamiento de Smith. En la segunda sec-

ción se hace una breve presentación de la doctrina

económica smithiana, necesaria para la mejor com-

prensión de su doctrina fiscal. En la tercera se presen-

tan los aportes fundamentales de La Riqueza de las

Naciones en cuanto a las funciones que corresponden

al Estado en tanto tal, así como por su presencia en la

economía. La cuarta sección se aboca al examen de

los criterios smithianos sobre la estructura óptima de

un sistema tributario en un Estado liberal originario.

Finalmente, en la quinta sección se presentan las con-

clusiones.

1. La noción clásica de Estado liberal

La doctrina de los derechos naturales del hombre es el

presupuesto filosófico de la noción de Estado liberal, la

cual postula que por razón de naturaleza todos los

hombres, sin distinción ni condicionamiento, poseen

los derechos fundamentales a la vida, a la libertad y a

la propiedad. El modelo fundamental de esta escuela,

que dominó el pensamiento filosófico durante los

siglos XVII y XVIII, se basa en la dicotomía estado de

naturaleza o estado no político, y sociedad civil o esta-

do político; en el primero, los individuos existen con

independencia de su voluntad, en el segundo, los indi-

viduos se asocian en función de un proyecto delibera-

do y por tanto el estado político es un artefacto huma-

no. El tránsito de uno a otro estado ocurre por media-

ción de la acción voluntaria manifestada en un contra-

to social.

John Locke (1632-1704) es sin duda el filósofo de

mayor influencia en la conformación de la doctrina

liberal, en cuyo centro se ubica la idea del rechazo a la

intrusión del poder estatal, es decir, de la necesidad de

imponer límites al poder coercitivo del Estado. Esta

idea proviene de su noción de libertad, según la cual

los individuos tienen derecho a conducirse y disponer

de sus bienes como les convenga, sin depender de la

voluntad de otro; y de la igualdad de los hombres, la

cual sólo puede concebirse en un entorno de libertad.

Así, para Locke, el orden (constitucional) queda subor-

dinado al supremo valor de la libertad. Al elaborar los

fundamentos de la teoría del Estado liberal, Locke

centra su atención en el derecho de propiedad. En

otras palabras, su sistema filosófico aporta al pensa-

miento político, económico y jurídico, la afirmación de

que la existencia del derecho de propiedad es anterior

al de la institución de la sociedad civil. Por tanto, el fin

último de la sociedad civil es la conservación de la pro-

piedad:

Entiendo… por poder político el derecho de hacer

leyes que están sancionadas por la pena capital y, en

consecuencia, de las sancionadas con penas menos

graves, para la reglamentación y protección de la pro-

piedad.1

De este postulado emana la herencia intelectual al

pensamiento smithiano, y a la economía clásica en

general: el medio de apropiación que hace posible el

paso de la propiedad original (en el estado de natura-

leza) a la propiedad privada (sociedad civil) es el tra-

bajo, es decir, el esfuerzo físico que cada hombre rea-

liza sobre el objeto le agrega un valor que le confiere

el derecho a poseerlo. Las raíces filosóficas de la teo-

ría clásica del valor-trabajo se remontan a la afirma-

ción lockeana de que el trabajo es la condición que

permite el paso de la propiedad común a la propiedad

privada.

Aunque la tierra y todas las criaturas inferiores sean

a todos los hombres comunes, cada hombre, empe-

ro, tiene una “propiedad” en su misma “persona”. A

ella nadie tiene derecho alguno, salvo él mismo. El

“trabajo” de su cuerpo y la “obra” de sus manos pode-

60

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

1 Locke, John (1690). Ensayo sobre el gobierno civil,

Gernika, México, 1995, p. 27.

Page 63: Estado Economía y Hacienda Pública 14

mos decir que son propiamente suyos. Cualquier

cosa, pues, que él remueva del estado en que la

naturaleza le pusiera y dejara, con su trabajo se com-

bina y, por tanto, queda unida a algo que de él es, y

así se constituye en su propiedad. Aquélla, apartada

del estado común en que se hallaba por naturaleza,

obtiene por dicho trabajo algo anexo que excluye el

derecho común de los demás hombres. Porque sien-

do el referido “trabajo” propiedad indiscutible de tal

trabajador, no hay más hombre que él con derecho a

lo ya incorporado, al menos donde hubiere de ello

abundamiento, y común suficiencia para los demás.2

En el pensamiento de Locke las relaciones económi-

cas se instituyen en el estado de naturaleza y este

plano económico es distinto del plano político que

toma lugar en la sociedad civil; esto es, el momento

económico es anterior al momento político y, por ende,

la política debe servir a la economía. Tal es el núcleo

filosófico que recupera y reformula Friedrich A. Von

Hayek en la primera mitad del siglo XX para dar paso

a la vertiente del pensamiento liberal dominante en el

mundo contemporáneo.

Algunos filósofos contemporáneos oponen a la con-

cepción clásica de la libertad como ausencia de coerción,

la noción democrática de libertad que implica autonomía,

capacidad de autodeterminación para decidir por sí

mismo, en vez de aceptar las decisiones de otros. Estas

dos posiciones han dado lugar a una distinción entre

libertad negativa (clásica) y libertad positiva (democráti-

ca). En particular, Napoleoni destaca en el pensamiento

lockeano su noción de Estado como la garantía de la pro-

piedad, una propiedad que cada individuo podría allegar-

se mediante su propio trabajo; es decir el Estado “…es el

órgano que con la fuerza de la ley puede impedir cada

amenaza que sea hecha a la propiedad y permite el pleno

desarrollo del orden natural”.3

El proceso de conformación y consolidación del

Estado liberal ha sido interpretado desde muy diversas

perspectivas teóricas, sin embargo, en todas ellas sub-

yace la idea de que se trató fundamentalmente de un

proceso de diferenciación de las formas culturales tra-

dicionales, y la consecuente formación de instituciones

con sus esferas propias de dominio, independientes

aunque interrelacionadas, las cuales son los pilares

del mundo occidental moderno.

En general, la formulación clásica del liberalismo

se concibe como una doctrina social que propugna por

un Estado constitucional y un alto compromiso con la

libertad civil. La preeminencia de la noción de libertad

está indisolublemente ligada al surgimiento de una

civilización moderna en la que la fuerza impulsora es

el individualismo.

La operación del Estado, tal como fue apreciada

por los economistas clásicos, se enmarca en la noción

de orden natural que pugna por la no interferencia en

el mercado. Tanto la provisión pública de servicios

como la tributación son aceptadas por los clásicos sólo

como una situación de excepción, cuando las circuns-

tancias así lo precisan. Los intentos por definir estas

circunstancias son parte importante del objeto de estu-

dio de la teoría fiscal y están aún por resolverse.

2. Adam Smith y La Riqueza de las Naciones

La primera interpretación de la naturaleza y de la

forma de operación del naciente sistema capitalista fue

expuesta a fines del siglo XVIII por Adam Smith (La

Riqueza de las Naciones, 1776)4 quien recoge los

61

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 59-72

2 Idem.

3 Napoleoni, Claudio (1981). Fisiocracia, Smith, Ricardo,

Marx, Oikos-Tau, Barcelona, p. 32.

4 Si bien este estatus de la obra de Smith es ampliamente

reconocido entre los economistas contemporáneos, aten-

diendo a algunos expertos en el tema que reconocen en el

laissez faire, en el libre cambio y sobre todo en la división

del trabajo, elementos suficientes para referirse

a La Riqueza de las Naciones como la primera

Page 64: Estado Economía y Hacienda Pública 14

principios filosóficos iusnaturalistas, los principios

libertarios de John Locke que consagran la propiedad

como un derecho natural del individuo, anterior a cual-

quier tipo de asociación o contrato civil, así como los

conceptos económicos de sus contemporáneos de la

doctrina fisiocrática francesa.5

No obstante, Smith disiente de manera explícita

del principio fundamental del sistema fisiocrático que

se refiere a que la agricultura era la única creadora de

produit net o excedente. Para Smith, el trabajo es el

precio real o valor de cambio de todas las cosas; lo

que realmente le cuesta al hombre que quiere adquirir

una mercancía son las penas y fatigas que su adquisi-

ción implica. El modelo de sociedad que constituye el

objeto de estudio de La Riqueza de las Naciones ha

sido delineado por Napoleoni como sigue:

Se trata de una sociedad en la cual el producto glo-

bal, en cuanto al resultado de la actividad del trabajo

productivo, contiene una primera parte (salario) que

reintegra el mantenimiento y la reproducción del pro-

pio trabajo, y otras dos partes (que en conjunto

corresponden al ‘producto neto’ de los fisiocráticos, y

que nosotros llamamos hoy ‘excedente’), las cuales

vienen ambas definidas por Smith como ‘deducciones

del producto del trabajo’; esto es, en primer lugar, la

renta del propietario, y en segundo lugar el beneficio

del capitalista.6

Smith construyó su teoría de los precios en un ambien-

te en que los intereses individuales funcionan en liber-

tad y las leyes naturales de la competencia sirven a la

consecución del interés público. Este planteamiento

constituyó el antecedente para las teorías del equilibrio

del mercado de los desarrollos teóricos del siglo XIX

–desde los de David Ricardo y J. Baptiste Say hasta

los de Leon Walras– que son en cierto modo perfec-

cionamientos del concepto smithiano de precio natu-

ral, es decir, de aquel que resulta de sumar las tasas

naturales de los salarios, beneficios y rentas, y que es

preciso pagar para colocar en el mercado una cierta

cantidad de la correspondiente mercancía, capaz de

satisfacer la demanda real de todos cuantos se hallan

dispuestos a pagar tal precio; sin embargo, son las

fuerzas del mercado las que definen los precios natu-

rales de las mercancías, mismos que actúan también

como referentes para la determinación de los precios

artificiales en los mercados que presentan fallos intrín-

secos de algún tipo, o bien que están sujetos a inter-

ferencias externas.

Según la visión de Smith, el salario es la recom-

pensa natural por el trabajo, se determina por el con-

trato concertado entre patrones y trabajadores y tien-

de siempre a un valor mínimo determinado por el sala-

rio de subsistencia o precio natural del trabajo; la equi-

valencia observada entre el precio natural y el precio

de mercado del trabajo se explicaría por la mayor fuer-

za contractual de los capitalistas y por la expansión

acelerada de la población. Esto es, en cualquier cir-

cunstancia, los salarios dependen por una parte de la

demanda de trabajadores y, por otra, del precio medio

de los alimentos.

62

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

sistematización acerca del capitalismo, otros autores que

vinculan la generalización de la remuneración salarial

como condición para la existencia del capitalismo, consi-

deran que en esta obra: “…la realidad económica que

Smith toma como objeto de su análisis se funda esencial-

mente en la figura del trabajador independiente…

Estamos, pues, ante una sociedad que aunque es plena-

mente mercantil, no es todavía capitalista.” [Napoleoni, op.

cit., p. 37.] Véase también: Schumpeter, Joseph A. (1954).

Historia del Análisis Económico, Ariel, Barcelona, 1971,

pp. 223-236.

5 Smith, Adam (1776). La Riqueza de las Naciones, Vols. I

y II, Publicaciones Cruz O., México,1977. 6 Napoleoni, op. cit., p. 44.

Page 65: Estado Economía y Hacienda Pública 14

En cuanto a la renta de la tierra, Smith la define

como el precio que se paga por su uso, en virtud del

monopolio en la propiedad de la tierra, y sus variacio-

nes obedecen a las diferencias en el grado de fertili-

dad, a la distancia con relación al mercado y al estado

general de la economía. Finalmente, la ganancia –el

beneficio– tiene un origen en cierto modo residual,

pues depende de las mismas causas que hacen variar

los salarios y las rentas y, por tanto, su determinante

de última instancia es el grado de competencia en que

se lleva a cabo el proceso específico de producción.

3. Contribuciones a la teoría del gasto público:

los bienes públicos

La base de la teoría del gasto público está constituida

por la determinación de qué servicios públicos debería

y/o podría proveer el Estado y en qué magnitudes. La

pregunta a resolver aquí, entonces, es: ¿Cuáles son

los aportes de Smith a esta cuestión, a la luz de la teo-

ría hacendaria contemporánea? Cabe aquí recurrir a la

siguiente indicación de Musgrave:

Las tradiciones de los autores británicos, desde

Adam Smith, vieron al mercado como la regla, y al

sector público como la excepción necesaria para

actuar allí donde ocurre un fallo del mercado. La tra-

dición de la Europa continental y en particular de los

autores alemanes fue concebir al sistema económico

en términos duales, con el sector público en igualdad

de derechos de nacimiento que el sector privado.

Esta diferencia en el énfasis tiene distintas raíces. La

teoría fiscal británica emergió de los planteamientos

heredados del modelo lockeano… La aportación con-

tinental emergió de la enseñanza cameralista que

desarrolló reglas para la gestión de los asuntos públi-

cos en el estado ilustrado.7

Además de constituir un cuerpo de principios teóricos

en el ámbito de la economía general, La Riqueza de

las Naciones puede ser considerada también como un

extenso tratado de Hacienda Pública que se constitu-

yó en el punto de partida de las formulaciones teóricas

liberales sobre los sistemas fiscales elaboradas con

posterioridad, y que representa un avance cualitativo

frente a la aproximación fisiocrática que veía en la

renta de la tierra la única fuente valor y de imposición.8

En lo que respecta al tratamiento de la hacienda públi-

ca, los Principios de Economía Política y Tributación

(1817) de David Ricardo, obra que concentra la teoría

clásica de la incidencia tributaria, así como los

Principios de Economía Política (1848) de John Stuart

Mill, obra que es considerada hoy en día como la que

contiene la primera formulación teórica de la doctrina

fiscal9, mantienen ambas una suerte de continuidad

con los presupuestos teóricos y filosóficos de Smith,

bien para confirmarlos o formalizarlos, bien para

rechazarlos.10

63

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 59-72

7 Musgrave, Richard A. (1987). “A brief history of fiscal doc-

trine”, en Alan J. Auerbach y Martin Feldstein (eds.),

Handbook of Public Economics, Vol. 1, Elsevier Science

Publishers, Amsterdam, 1999, p. 7. [La traducción es pro-

pia]

8 En cuanto al árbol genealógico de la teoría de la

Hacienda Pública, y con una indiscutible autoridad en el

tema, Musgrave sostiene que: “…las herramientas fisca-

les clave fueron de hecho forjadas por una línea de gran-

des teóricos generales, no por especialistas fiscales.

Esta línea va desde Smith hasta Ricardo, Mill, Depuit,

Edgeworth, Wicksell, Pigou, y desde Keynes hasta

Samuelson. La estrecha relación entre la teoría general y

la fiscal es más evidente en el análisis de la incidencia tri-

butaria, la cual refleja en cada etapa la teoría prevale-

ciente de los precios y la distribución.” (Musgrave, op.

cit., p. 1.) [La traducción es propia].

9 Musgrave, op. cit., p. 18.

10 “El quinto (libro) –que es el más largo, 28,6 por ciento del

espacio total– es un tratado prácticamente autónomo de

hacienda pública e iba a convertirse en –y a ser por

mucho tiempo– la base de todos los tratados ochocentis-

tas acerca de este tema, hasta que se impuso

Page 66: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Por el lado del gasto público, en La Riqueza fueron

detallados minuciosa y jerárquicamente los criterios

para el ejercicio de los fondos públicos, bajo los rubros

que expresan las funciones que debe cumplir el

Estado. Smith examina cada una de tales funciones en

detalle y con una extraordinaria profusión de datos

empíricos –que recorren el mundo occidental en tiem-

po y espacio– y en los que sustenta sus juicios.

Cualquiera que sea la forma que en la práctica

adopten las funciones del Estado, Smith dejó plantea-

do que la primera obligación del Estado es la defensa

de la sociedad de la invasión de otras sociedades

independientes “…los gastos, tanto para preparar esta

fuerza militar en tiempos de paz, como para emplear-

la en tiempos de guerra, son muy diferentes en diver-

sos estados de la sociedad y en periodos distintos de

adelanto y cultura”.11 Como el arte de la defensa es

cada vez más complejo, la autoprotección es poco fac-

tible y se impone un ejército profesional y eficiente. Si

bien Smith no se detiene a explicar los fundamentos

por los que el Estado debe mantener al ejército, sí

queda claro que antes que proveer bienes privados,

debe proveer el servicio de defensa. El ejército es el

bien público puro por excelencia.

La segunda obligación del Estado es formar los

cuerpos necesarios para procurar la justicia para sus

ciudadanos, esto es, el cumplimiento en la dotación de

este segundo bien público puro se justifica por la exi-

gencia inevitable que todo Estado asume “…de prote-

ger a cada individuo de las injusticias y opresiones de

cualquier otro miembro de la sociedad, o sea (de)

establecer una recta administración de justicia…”12 Al

discutir las formas que podrían adoptar los órganos

para la administración de la justicia, Smith privilegia el

tratamiento de aquellas que significan un atentado al

derecho de propiedad, porque

…la opulencia de unos pocos supone necesariamen-

te la indigencia de muchos. La abundancia del rico

excita la indignación del pobre imprudente, y la nece-

sidad y la codicia le impelen a invadir las posesiones

del otro.

Smith examina cómo la justicia podría ser administra-

da con imparcialidad y cómo su financiamiento puede

garantizarse sin que represente una carga para la

renta general.

La tercera obligación del Estado, que da lugar a la

discusión del tercer tipo de bienes públicos fue extraor-

dinariamente expuesta por Smith cuando se refiere a

crear y mantener los establecimientos y obras públicas

…que aunque ventajosos en sumo grado a toda la

sociedad, son no obstante de tal naturaleza que la uti-

lidad nunca podría recompensar su coste a un indivi-

duo o a un corto número de ellos, y que por lo mismo

no debe esperarse se aventurasen a erigirlos ni a

mantenerlos.13

Del pasaje citado se infiere que Smith identifica que

ocurre lo que hoy se denomina un fallo del mercado

en la provisión de ciertos bienes, los cuales no están

en condiciones de ser dotados en forma individual.

En esta última idea están implícitas las condiciones

de no rivalidad en el consumo, tanto como la del com-

portamiento free rider que hoy en día son criterios

64

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

–especialmente en Alemania– el punto de vista ‘social’

que ve la fiscalidad como un instrumento de reforma... lo

que hay de teoría sólida está admirablemente enlazado

con los datos acerca de los desarrollos generales y par-

ticulares. Desde entonces se han acumulado más datos

y se ha perfeccionado la técnica teórica, pero nadie ha

tenido hasta hoy tanto éxito en fundir una y otra cosa…

al modo de Adam Smith.” [Schumpeter, op. cit., p. 228].

11 Smith, op. cit., vol. II, p. 297.12 Ibidem, p. 315.

13 Ibidem, p. 328.

Page 67: Estado Economía y Hacienda Pública 14

básicos para determinar la publicidad o no de un bien

o servicio.

Específicamente, Smith hizo referencia a dos cla-

ses de bienes que tienen la categoría de lo que hoy se

denominan bienes públicos impuros, para cuya pro-

ducción el mercado no cuenta por sí solo con los sufi-

cientes incentivos. La necesidad de intervención es

explicada por Smith cuando discute la provisión de las

obras públicas. Concede un lugar primordial a: “las

obras y establecimientos públicos que facilitan el

comercio de la sociedad”, enunciado de fuerte remi-

niscencia mercantilista y que refleja el escaso peso

relativo de los intereses de la naciente burguesía

industrial. A este respecto, el sostenimiento por parte

del Estado de las obras que facilitan el comercio de un

país y que generan externalidades

…como son los caminos reales, los puentes, los cana-

les navegables, los puertos, etc., han de necesitar dife-

rentes grados de coste y expensas según los distintos

periodos de la sociedad… La mayor parte de aquellas

obras pueden mantenerse de modo que ellas mismas

den lo suficiente para su propio coste, sin imponer esta

carga al ramo de aquellas rentas públicas.14

Smith trata la dotación pública de los servicios educa-

tivos elementales, y también de aquellos destinados a

la juventud que busca instruirse en saberes distintos a

las disciplinas tradicionales propios de la formación

aristocrático-eclesiástica, y que califican al hombre

para la sociedad civil. El financiamiento de la educa-

ción universitaria es abordado por Smith atendiendo a

la calidad de la enseñanza y a los principios morales

de los profesores, en tanto que anticipa una relación

directa entre la dotación pública y la “holgazanería” de

los estudiantes, y entre la dotación privada y el abuso

de los estudiantes, sin que prevea en este último caso

una relación con el rendimiento escolar.

En su extensa exposición sobre la educación

como bien de provisión pública, Smith expone magis-

tralmente las ideas germinales de la discusión con-

temporánea en materia de federalismo fiscal, acerca

del ámbito de gobierno más eficiente para proveer la

educación, no sólo en términos de los costos sino tam-

bién de la calidad de la educación. Así, según Smith:

…no es indispensable que (el gasto educativo) haya

de derivarse de aquella renta general de la sociedad,

cuya recaudación y distribución se tiene asignada en

los Estados al Gobierno o al Soberano. En la mayor

parte de Europa, las dotaciones de escuelas y cole-

gios no sirven de carga, o es muy poca la parte que

en ellas tienen aquellas rentas generales del Estado,

porque dimanan de alguna contribución local o pro-

vincial, o de algún caudal o suma de dinero impuesto

en algún fondo productivo, unas veces por el

Soberano y otras por algún donante o fundador parti-

cular.15

Tal como puede observarse en esta sintética exposi-

ción, Smith ofrece valiosas aportaciones acerca de

cómo podría determinarse la provisión de educación,

sin embargo, el tema esencial de por qué estas fun-

ciones particulares deben ser realizadas por el sector

público no queda resuelto.

Finalmente, en unos cuantos párrafos, como si

Smith no considerase necesaria una convincente

argumentación, identifica un tipo de gastos que com-

pletan el esquema de erogaciones de un buen sistema

fiscal en un régimen absoluto:

Fuera de aquellas expensas necesarias para que el

Soberano pueda desempeñar las varias obligaciones de

su cargo, se requieren otras indispensablemente para

sostener con decoro su dignidad… debe un monarca

sobresalir entre sus vasallos, cual ningún principal de

una república sobre sus conciudadanos.16

65

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 59-72

14 Ibudem, p. 329.15 Ibidem, p. 366.

16Ibidem, p. 397.

Page 68: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Como puede observarse, el estudio ulterior de las obli-

gaciones de gasto del Estado liberal ha contado con la

invaluable contribución de Smith mediante el diseño

teórico-metodológico para el desarrollo de los concep-

tos y fundamentos de la economía pública actual.

4. Contribuciones a la teoría de los ingresos

públicos: la equidad y la eficiencia en la

tributación

Con abundantes referencias a las características de

los sistemas fiscales de la época, Smith planteó la

necesidad de definir los principios teóricos y éticos

para la conformación de un sistema tributario; es decir,

las previsiones que el Estado habría de considerar en

torno a las fuentes de sus ingresos, su incidencia dis-

tributiva, su impacto sobre la actividad económica y los

precios, la distribución de competencias entre niveles

gubernamentales, etcétera.

En el campo de la doctrina tributaria, La Riqueza

de las Naciones tuvo en los fisiócratas franceses una

fuente primordial para elucidar la naturaleza de la base

de los impuestos. Para la fisiocracia se requiere un

tipo de imposición que no grave la producción y, en

particular, que actúe a favor del mantenimiento de un

cierto nivel de productividad. Esto sería posible con

…la institución de un impuesto único sobre la renta

de la tierra, en sustitución de todas las formas de

impuestos que obstaculizan el desarrollo del proceso

productivo, bajando su eficacia o aumentando sus

costes… (Esta tesis) quizás es la más radical de las

reformas de su programa, en cuanto a que es direc-

tamente contraria al mantenimiento del tradicional

derecho de la clase feudal de la exención fiscal de

que gozaba la clase propietaria.17

Si la actividad agrícola era la fuente del excedente de

la que dependían tanto el Estado como la aristocracia,

toda operación que la restringiera debía ser juzgada

como socialmente dañina.

En cuanto se refiere a los ingresos públicos en

general, Smith comienza su análisis con la distinción

entre ingresos patrimoniales –“capitales mercantiles

y las tierras propiedad del Soberano o de la

República”– e ingresos tributarios de los Estados y,

en congruencia con la defensa de su tesis liberal,

considera a los primeros como impropios e insufi-

cientes para sostener el gasto de un “Estado civiliza-

do y culto”; por lo tanto ve en los impuestos aporta-

dos por los pueblos la principal fuente para garantizar

las obligaciones del Estado.

Con relación a los ingresos patrimoniales, Smith

sostiene que “las rentas que en cualquier nación

civilizada adquiere la Corona de sus tierras propias,

aunque parece que nada cuestan a los individuos,

en realidad cuestan más a la sociedad que cual-

quier otra de las que goza la Corona.”18 Por lo tanto,

y a tono con el espíritu liberal de su obra, Smith

recomienda la venta de las tierras propiedad del

Estado, o bien la cesión a los particulares por algu-

na otra vía alternativa. Los gastos el Estado deben

ser soportados en su mayoría por los impuestos y

no por otras fuentes ajenas a las funciones propias

del Estado.

Además de las reiteradas expresiones de defen-

sa de la supremacía del interés individual en los

diversos ámbitos de la relación Estado-economía, en

el campo particular de la tributación, los aportes teó-

ricos de Smith constituyen los pilares sobre los que

se ha construido la doctrina contemporánea de las

finanzas públicas en sus distintas vertientes.

66

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

17 Napoleoni, op. cit., p. 28. 18 Smith, op. cit., vol. II, p. 408.

Page 69: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Los principios de la tributación

La tesis económica de orden general en que se sus-

tenta la teoría tributaria de Smith reconoce que todas

las rentas y patrimonios de los individuos de una

sociedad derivan de tres fondos –la renta, la ganancia

y los salarios– por lo tanto, todo tributo también pro-

viene de alguno, algunos, o todos a la vez, de estos

tres diferentes fondos. De esta premisa se deriva el

tratamiento que Smith da a la cuestión tributaria. Sin

embargo, con anticipación a la amplia discusión sobre

la naturaleza de los principales impuestos y su inci-

dencia, enuncia las cuatro máximas que a su entender

rigen a todos los impuestos en general. Así, la confor-

mación de un buen sistema tributario se regiría por los

siguientes principios o máximas generales19:

1. La población de un Estado debe contribuir a su

sostenimiento en proporción a su capacidad

contributiva, es decir, en proporción a la renta o

riqueza de que cada contribuyente disfruta bajo

la protección del Estado.

2. El impuesto que el individuo está obligado a

pagar debe ser cierto y no arbitrario por cuanto

respecta al tiempo y forma del pago, y a la cla-

ridad e inteligibilidad para el contribuyente y

para cualquier otra persona.

3. El impuesto ha de ser requerido en el modo y

tiempo que sea más cómodo y oportuno para el

contribuyente.

4. Todo impuesto o sistema impositivo deberá cau-

sar los menores costos de recaudación posibles

con relación a su aportación al erario.

Tal como puede observarse, las máximas smithianas

para una buena tributación conciernen a los principios

económicos generales de equidad y eficiencia. La pri-

mera máxima, la equidad en la tributación, ha sido

interpretada en dos sentidos. Por una parte como un

principio del beneficio, y por otra como un principio de

capacidad de pago. La equidad tributaria es introduci-

da por Smith en la primera de sus famosas máximas

de tributación, como sigue:

Los vasallos de cualquier Estado deben contribuir al

sostenimiento del Gobierno a proporción de sus res-

pectivas facultades, en cuanto sea posible esta regu-

lación, esto es, a proporción de las rentas y haberes

de que gozan bajo la protección de aquel Estado. Las

expensas del Gobierno, con respecto a los individuos

de una nación, vienen a ser como los gastos del

manejo de una gran hacienda, con respecto a sus

varios colonos, los cuales sin excepción están obliga-

dos a contribuir, a proporción de sus respectivos inte-

reses, al cultivo de aquel predio. En la observancia o

en la omisión de esta máxima consiste lo que llama-

mos igualdad o desigualdad de imposición.20

La exposición de Smith en este párrafo implica el

abandono del principio del beneficio, tal como había

sido concebido por Locke, quien al consagrar la pro-

piedad como un derecho natural anterior al contrato

social que da existencia al Estado, concedió al indivi-

duo el derecho a no ceder la mínima parte de su rique-

za para favorecer a otro. Por el contrario, en la posi-

ción smithiana, los individuos consienten en pagar

impuestos que no reflejan necesariamente el beneficio

recibido por cada uno de ellos.

El avance de la teoría tributaria en cuanto al prin-

cipio del beneficio ha resuelto la imposibilidad de su

aplicación stricto sensu, restringiéndolo a aquellos bie-

nes proveídos por el sector público a los que puede

asignarse un precio; mientras que en cuanto a la capa-

cidad de pago, el debate se ha centrado en la elucida-

ción de si ésta supone una distribución proporcional o

bien una distribución progresiva de la carga tributaria.

67

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 59-72

19 Ibidem, p. 409. 20 Idem.

Page 70: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Correspondería a Mill21 la elucidación de las distintas

implicaciones igualitarias que implica la primera máxi-

ma smithiana, al recurrir al concepto de “igualdad de

sacrificio”.

Pero no es sólo la equidad lo que importa en un

buen sistema tributario. Las tres últimas máximas smit-

hianas, que implican consideraciones de eficiencia en

la tributación, corresponden en la moderna teoría tri-

butaria, a los principios de certidumbre, comodidad del

pago y economía en la recaudación. En particular,

Smith deja sentadas las bases del concepto de efi-

ciencia en la recaudación cuando afirma que:

IV. Toda contribución debe disponerse de tal suerte

que del poder de los particulares se saque lo menos

posible sobre aquello, o a más de aquello, que entra

efectivamente en el Tesoro público del Estado. Un

impuesto puede sacar, de hecho, del caudal de los

particulares, mucha mayor cantidad que la que llega

a entrar en el Tesoro público...22

Y no solamente es la mala administración tributaria –

personal en demasía, altos salarios, procesos de tra-

bajo ineficientes, etc. en la recaudación– la causa de

esa disparidad entre el monto recibido por el erario y el

erogado por los particulares, sino que también influyen

los costos inevitables de la interferencia de la exacción

tributaria sobre las diversas industrias, la reducción de

la riqueza de aquellos contribuyentes sujetos a confis-

caciones y decomisos y, finalmente, la sujeción a los

pueblos de las enfadosas fiscalizaciones por parte de

los administradores de las rentas del Estado. Todo ello

tiene un costo explícito o implícito que se materializa

en desembolso para los particulares.23

Las fuentes de los impuestos y su incidencia

Una vez que Smith deja planteados los principios

generales a los que debe atender un sistema tributa-

rio, su interés se centra en analizar a lo largo de varios

capítulos las clases de impuestos apropiados para su

incorporación a la estructura tributaria de un país, con

base en los criterios fundamentales de equidad y efi-

ciencia, pero también en términos de su incidencia. La

teoría de la incidencia se asocia comúnmente a la

reconocida aportación de David Ricardo en sus

Principios de Economía Política y Tributación; sin

embargo, justo es reconocer que los aportes de

Ricardo se sostienen en gran medida en las pautas

intelectuales heredadas de la obra smithiana.

Los impuestos sobre la renta de la tierra

Toda vez que, tal como se apuntó al inicio del apar-

tado anterior, el ingreso privado de los ciudadanos se

constituye por rentas, beneficios y salarios, cada

impuesto debe ser pagado por una u otra fuente, o

por todas ellas si así se precisa. No es casual que el

examen de los impuestos específicos se inicie con el

impuesto sobre la renta de la tierra. Para Smith éste

es el impuesto más conveniente frente a todas las

otras fuentes de imposición, porque es el que menos

interfiere en las decisiones de los agentes económi-

cos. Al discutir la naturaleza de este impuesto, Smith

sostiene:

68

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

21 “La igualdad en la imposición, como una máxima política,

significa, por consiguiente, igualdad en el sacrificio.

Quiere decir tanto como hacer que la contribución de

cada persona a los gastos del gobierno sea tal que los

inconvenientes que para ella se deriven del pago de su

parte no sean mayores ni menores de los que experi-

menta cualquiera otra por el pago de la suya.” [Mill, John

Stuart (1996). Principios de Economía Política, Fondo de

Cultura Económica, México (1848), p. 688.]

22 Smith, op. cit., vol II, p. 410. 23 Ibidem, pp. 410-411.

Page 71: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Tanto las rentas de los solares como las de las tierras

son especies de rentas que, por lo regular, goza y dis-

fruta el dueño con muy poca o ninguna atención de

su parte. Aunque se dedujese de ellas alguna porción

para sostener los gastos del Estado, no se originaría

atraso alguno, ni perjuicio a los adelantos de la indus-

tria. El producto anual de la tierra y del trabajo de la

sociedad, que es la riqueza real y renta verdadera del

pueblo en general, podría ser el mismo antes que

después de establecido un impuesto semejante. Por

tanto, las rentas de la tierra y las de los solares son

las especies más adecuadas para cargar sobre ellas

ciertos particulares impuestos.24

El razonamiento de Smith que le lleva a concluir que

gravar la tierra implica que el terrateniente es en todos

los casos el contribuyente real, descansa aún en la

noción fisiocrática de producto neto, antes que en una

visión de la renta como un rendimiento capaz de con-

tribuir a la formación de capital.25 Esto último se clari-

fica cuando, en el mismo capítulo, Smith se ocupa en

particular de los impuestos que no tienen relación

estrictamente con la renta, sino con el producto total

de la tierra: “Los impuestos sobre el producto de la tie-

rra son, en realidad, impuestos sobre las rentas de la

misma, y aunque los adelante o pague individualmen-

te el colono, es el dueño o señor de la tierra en quien

por último vienen a recaer.”26 Como puede inferirse de

la última cita, Smith no distinguió la naturaleza de un

impuesto sobre la producción agrícola de un impuesto

sobre la renta derivada de la propiedad de la tierra.

Impuestos sobre los beneficios

A continuación Smith procede a exponer su posición

acerca de los “impuestos sobre las ganancias o sobre

las utilidades de los capitales”. En primer término,

Smith distingue entre los beneficios que paga el inte-

rés –y que pertenecen al dueño del capital– y la parte

que resta al usufructuario del capital después de paga-

do el interés. Sostiene que esta segunda parte no

debe ser gravada, pues se trata en general de una

“mera compensación” del riesgo y trabajo para el uso

del fondo. La aplicación de un impuesto a la ganancia

propiamente dicha produciría efectos tales como: la

disminución en los incentivos para obtener los frutos

del capital o la eventual elevación de la cuota de

ganancia. Por su parte

el interés del dinero parece a primera vista una cosa

tan fácil de sujetar a contribución directa como la

renta de la tierra. Es como ésta, un producto neto que

resta después de compensar completamente todo el

riesgo y manejo del empleo de un fondo.27

Si esto es así, la ganancia que no puede ser gravada

semejaría a tener un salario de subsistencia.

Una de las formulaciones de Smith consiste en la

identificación de una diferencia esencial entre la tierra

y el capital: la movilidad; este principio se anticipa a las

actuales teorías del federalismo fiscal que se abocan

al estudio del comportamiento del capital entre juris-

dicciones como efecto de tasas impositivas diferencia-

das (que antecede en cierto modo a la teoría tiebou-

tiana de “votar con los pies”). Así, mientras que la tie-

rra es una cosa que no puede trasladarse a otra parte,

un fondo de capital es movible con toda facilidad.

69

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 59-72

24 Ibidem, p. 412.

25 Entre las condiciones que los fisiócratas (Le Tableau

Economique, de F. Quesnay) establecen para elevar al

máximo la productividad de una economía –es decir para

maximizar la magnitud del producto neto– se encuentra

“…la institución de un impuesto único sobre la renta, en

sustitución de todas las formas de impuestos que obsta-

culizan el desarrollo del proceso productivo, bajando su

eficacia o aumentando sus costes.” [Napoleoni, op. cit.,

p. 28.]

26 Smith, op. cit., p. 422. 27 Ibidem, p. 436.

Page 72: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Smith hace referencia a esto último, tanto como a las

acciones de fiscalización del Estado, como sigue:

El dueño de una heredad viene a ser necesariamen-

te ciudadano del país en que posee sus tierras; el

propietario de un fondo mercantil es propiamente ciu-

dadano del mundo, porque por razón de su oficio no

se encuentra ligado a vivir en determinado país.

Estaría siempre dispuesto a abandonar el territorio en

que se hallase expuesto a tan odiosas investigacio-

nes y llevaría su caudal a cualquier otra parte en que

girase su negociación y gozase de su fortuna con

mayor tranquilidad. Al trasladar su caudal pondría en

funesto a la industria que con él mantenía en el país

que dejaba. Los fondos cultivan la tierra; los fondos

emplean el trabajo.28

Impuestos sobre los salarios

Los salarios como fuente tributaria son descartados

por Smith, en correspondencia con su presupuesto

teórico de que los salarios tienden inevitablemente a

un mínimo que es el nivel de subsistencia. Al corres-

ponder el salario al costo de la subsistencia es imposi-

ble que un impuesto sobre los salarios sea pagado en

realidad por los trabajadores. Permaneciendo cons-

tantes los determinantes del salario que son la deman-

da de trabajo y el precio de los alimentos, un impues-

to al salario sería pagado por aquel patrón que está

empleando al trabajador, lo cual en su caso reduce la

renta de la tierra, o bien si el impuesto grava la manu-

factura, el patrón aumentará el precio de los bienes

manufacturados. En palabras de Smith:

En todos los casos, pues, un impuesto directo sobre

los salarios del trabajo no puede menos que ocasio-

nar, con el transcurso del tiempo, una reducción en

las rentas de la tierra, y mayor alza en el precio de los

bienes manufacturados, que la que pudiera seguirse

de igual suma de impuesto cargada, parte sobre la

renta de la tierra, y parte sobre los géneros de con-

sumo, en vez de cargarla sobre los citados salarios.29

Así, bajo condiciones de estancamiento económico,

un impuesto sobre los salarios probablemente daría

lugar a una disminución en la demanda de trabajo y

por lo tanto a una disminución en la renta de la tierra y

en las utilidades. Dadas estas razones, para Smith, los

efectos de un impuesto sobre los salarios se traducirí-

an en una contracción del nivel de empleo y de las

oportunidades para los pobres, así como en una dis-

minución en el producto.

Impuestos de capitación

Por cuanto se refiere a los impuestos que pretenden

gravar toda clase de rentas, Smith distingue entre a)

impuestos de capitación, y b) impuestos sobre las mer-

cancías o géneros de consumo. Según Smith, los pri-

meros son necesariamente arbitrarios si son concebi-

dos como impuestos proporcionales a la fortuna o a la

renta del contribuyente, ya que el estado de la fortuna

del individuo varía día con día, y sin la posibilidad de un

cálculo minucioso –que resulta intolerable para el con-

tribuyente– y sin una actualización periódica de la base,

su monto sólo quedaría en presunciones y conjeturas.

Por el contrario, si no se procura hacerlo propor-

cional, sino que la base del impuesto de capitación se

calcula según “la clase y esfera de cada contribuyen-

te”, el impuesto es a todas luces inequitativo, dado que

los grados de riqueza no corresponden necesariamen-

te a los grados de jerarquía social. Por tanto, con rela-

ción a los impuestos de capitación “…si se intenta

hacerlos iguales, son enteramente arbitrarios e incier-

tos; y si se intenta hacerlos ciertos y no arbitrarios, son

desiguales”.30 A todas luces, la referencia –un tanto

marginal– a este impuesto en Smith se explica por

70

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

28 Ibidem, p. 437. 29 Ibidem, p. 457.

Page 73: Estado Economía y Hacienda Pública 14

razones de completud en la exposición, dada su

vigencia en territorios de la Francia e Inglaterra de la

época; sin embargo, los califica como inapropiados

por razones de eficiencia y equidad al incumplir con

los criterios establecidos en sus “máximas” sobre la

tributación.

Impuesto sobre las mercancías de consumo

Para el examen de los impuestos sobre los bienes de

consumo, Smith distingue entre los artículos de prime-

ra necesidad y los de lujo. A los impuestos sobre los

bienes de primera necesidad los califica de inconve-

nientes porque inciden exactamente igual en los sala-

rios del trabajo que un impuesto directo sobre éstos; a

saber: “Como en todas partes se regulan los salarios

del trabajo por su demanda y por el precio regular de

los artículos necesarios para el mantenimiento, todo

aquello que encarezca este precio medio ha de elevar

necesariamente los salarios…”31 Asimismo, el fabri-

cante o el granjero en quienes incidirá finalmente el tri-

buto, aumentarán los precios de sus respectivos pro-

ductos. De este modo

...las clases superiores y medianas del pueblo, si

entienden sus intereses, han de procurar que no se

carguen de impuestos las cosas necesarias para la

vida, porque resulta ser una indirecta contribución

sobre los salarios del trabajo, viniendo su final

desembolso a recaer sobre ellas.32

Por su parte, los impuestos sobre los artículos de lujo

son aceptables porque el aumento del precio de estas

mercancías no incide necesariamente sobre los sala-

rios del trabajo, en virtud de que este tipo de impues-

tos sólo provoca aumentos en el precio de las mer-

cancías gravadas. Los impuestos suntuarios se pagan

por los consumidores con independencia de la fuente

del ingreso. En tanto que existen algunos artículos de

lujo que consumen los pobres, como el tabaco, el azú-

car y el té, estos impuestos recaen sobre cualquier

especie de renta: salarios del trabajo, ganancias del

capital o, en mayor medida dada la estructura de los

terratenientes, sobre la renta de la tierra. Por otra

parte, en opinión de Schumpeter:

Los príncipes y los burócratas tenían otro motivo más

para preferir la exacción indirecta. Hoy día estamos

ya acostumbrados a considerar el impuesto indirecto

como el más perjudicial para los más pobres. Pero en

los siglos XVII y XVIII el argumento ‘social’ militaba en

favor de los impuestos indirectos: pues los impuestos

indirectos eran al menos soportados también por la

nobleza y el clero, mientras que estas clases no apor-

taban prácticamente nada a la tributación directa.33

Finalmente, Smith advierte el riesgo de que el impues-

to sobre el consumo de bienes necesarios se convier-

ta en un impuesto “en cascada”, ya que los impuestos

sobre estos bienes se repiten y se acumulan cuatro o

cinco veces en una misma cosa, por lo tanto Smith

está a favor de que se identifiquen y se graven –“como

en Gran Bretaña”– solamente las mercancías de con-

sumo final.

Conclusiones

Con seguridad, La Riqueza de las Naciones no repre-

senta el inicio de la doctrina fiscal. Sabemos al menos

que los fisiócratas tuvieron su propia teoría de la tribu-

tación. Sin embargo, igual que ocurre con la ciencia

económica en general, por cuanto se refiere a la teo-

ría fiscal, Adam Smith ofrece un apropiado punto de

71

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 59-72

30 Ibidem, p. 460.

31 Ibidem, p. 464.

32 Ibidem, pp. 457, 467. 33 Schumpeter, op. cit., p. 244.

Page 74: Estado Economía y Hacienda Pública 14

partida para perfilar la emergencia del pensamiento

‘moderno’ en Hacienda Pública. Su obra contiene

muchos de los temas fiscales más importantes, cuida-

dosamente sistematizados, desde los deberes del

Príncipe para proveer los servicios públicos hasta los

criterios apropiados para recaudar los ingresos nece-

sarios para el cumplimiento de su quehacer. Con justi-

cia debe reconocerse que los argumentos de Smith en

materia de gasto público son la premisa importante de

que existen ciertas funciones que por razones objeti-

vas, no ideológicas, necesitan ser proveídas por el

Estado. Es decir, la concepción de bienes públicos

puros se encuentra sustentada en argumentos que

han permanecido hasta el momento actual, y la noción

de fallos del mercado está bien delineada cuando

expone la tercera obligación del Estado.

El estudio de Smith sobre la cuestión tributaria

está fuertemente dirigido por los postulados de su teo-

ría general, esto es, por el supuesto que el salario tien-

de inevitablemente al nivel de subsistencia, así como

por el de que la ganancia se destina esencialmente a

la formación de capital. Por lo tanto, por razones de

capacidad de pago, la renta de la tierra y los impues-

tos suntuarios son las fuentes idóneas de donde

deben salir los ingresos del Estado para el ejercicio de

sus funciones básicas. Con respecto a la tributación

sobre los beneficios, es vista como una intromisión

indebida que causa la fuga del capital en detrimento

del crecimiento económico. Así, los impuestos sobre

los beneficios son tratados muy tempranamente según

la actual visión tiboutiana de “votar con los pies”.

Bibliografía

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ción desde Adam Smith, Siglo XXI, Buenos

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Ricardo, Marx, Oikos-Tau, Barcelona.

Schumpeter, Joseph A. (1971). Historia del Análisis

Económico, Ariel, Barcelona.

Smith, Adam (1977). La Riqueza de las Naciones,

Vols. I y II, Publicaciones Cruz O., México

(1776).

72

La Hacienda Pública en la Economía Política Clásica: Adam Smith

Page 75: Estado Economía y Hacienda Pública 14

RESUMEN

El presente artículo pretende satisfacer dos propósitos

inherentes a nuestro carácter de investigadores interesa-

dos en ejercer la docencia como una característica que

busca ser común en la actividad académica de nuestra

Universidad; en esta línea de pensamiento lo que expre-

samos a continuación constituye, en primer término, el

interés de sumarnos a los objetivos de difundir las tareas

que realiza el personal académico de la UV, en este caso,

circunscritas a un tema específico: el Modelo Educativo

Integral Flexible (MEIF) en una de sus vertientes: el Área

Formativa de Elección Libre (AFEL) y en segundo térmi-

no, expresar una primera aproximación al comportamien-

to del modelo y el área citada derivado de la experiencia

de nuestra participación.

ABSTRACT

This article aims to fulfill two purposes inherent in our cha-

racter of researchers interested in teaching as a feature

that seeks to be common in the academic activities of our

University; in this line of thought to express what is, first,

the interest to join in order to disseminate the work done by

the academic staff of the UV in this case limited to a spe-

cific topic: Flexible Integrated Education Model (El Modelo

Educativo Integral Flexible, MEIF) in one of its forms: the

Free Choice Program Area (Área de Formación de

Elección Libre, AFEL) and second, to express a first appro-

ximation to the behavior of the model and derived from the

area cited the experience of our participation

Generalidades del Modelo

En el año de 1999 surge en la Universidad Veracruzana

la primera propuesta del Nuevo Modelo Educativo, con

el objetivo general de

propiciar en los estudiantes de las diversas carreras

que oferta la Universidad Veracruzana una formación

73

Modelo EducativoIntegral Flexible:

resultados de experiencias docentes

Benjamín Sigüenza Salcedo* y Olivia Sigüenza Domínguez*

* Investigador del Instituto de Investigaciones y Estudios

Superiores Económicos y Sociales. Universidad

Veracruzana.

Page 76: Estado Economía y Hacienda Pública 14

integral y armónica: intelectual, humana, social y pro-

fesional y, en forma particular, desarrollar en los estu-

diantes conocimientos, habilidades, destrezas, actitu-

des y valores necesarios para lograr la apropiación y

desarrollo de valores humanos, sociales, culturales,

artísticos, institucionales y ambientales; un pensa-

miento lógico, crítico y creativo; el establecimiento de

relaciones interpersonales y de grupo con tolerancia

y respeto a la diversidad cultural y un óptimo desem-

peño fundado en conocimientos básicos e inclinación

y aptitudes para la autoformación permanente.

A manera de resumen transcribiremos parte de los

lineamientos del Modelo para el nivel licenciatura que

se expresan en su segunda edición de fecha 2 de abril

de 1999 e ISBN 968-834-484-2, cuyo contenido ínte-

gro lo podemos encontrar actualmente en la página

Web de la Universidad Veracruzana:

La formación integral parte de la idea de desarro-

llar, equilibrada y armónicamente, diversas dimen-

siones del sujeto que lo lleven a formarse en lo inte-

lectual, lo humano, lo social y lo profesional. En el

nuevo modelo, la Universidad Veracruzana deberá

propiciar que los estudiantes desarrollen procesos

educativos informativos y formativos. Los primeros

darán cuenta de marcos culturales, académicos y

disciplinarios, que en el caso de la educación supe-

rior se traducen en los elementos teórico-concep-

tuales y metodológicos que rodean a un objeto dis-

ciplinar. Los formativos, se refieren al desarrollo de

habilidades y a la integración de valores expresa-

dos en actitudes…

El nuevo modelo propone que el énfasis curricular

recaiga sobre la formación de los estudiantes, y no

sobre una información enciclopedista, ya que un

alumno bien formado cuenta con las actitudes y

herramientas para el constante auto-aprendizaje a

través de las bases que ha creado al educarse de

una manera integral.

Fines de la Formación Integral:

Los fines sobre los que girará la formación integral

abarcan lo intelectual, lo humano, lo social y lo profe-

sional. Cada uno de éstos atiende los siguientes

aspectos:

Formación intelectual.- Este tipo de formación

tiende a fomentar en los estudiantes el pensamien-

to lógico, crítico y creativo necesario para el desarro-

llo de conocimientos, sobre todo aquellos de carácter

teórico que circulan de manera privilegiada en el

ámbito universitario; así como a propiciar una actitud

de aprendizaje permanente que permita la autofor-

mación. Un alumno formado de esta manera, desa-

rrolla la habilidad para razonar, analizar, argumentar,

inducir, deducir y otras, que le permiten la genera-

ción y adquisición de nuevos conocimientos y la

solución de problemas.

Formación humana.- La formación humana es

un componente indispensable de la formación inte-

gral y se relaciona con el desarrollo de actitudes y la

integración de valores que influyen en el crecimiento

personal y social del ser humano como individuo. La

formación humana debe abordar al sujeto en sus

dimensiones emocional, espiritual y corporal.

Formación social.- Fortalece los valores y las acti-

tudes que le permiten al sujeto relacionarse y convivir

con otros. Desde esta perspectiva se propicia la

sensibilización, el reconocimiento y la correcta ubica-

ción de las diversas problemáticas sociales; se forta-

lece el trabajo en equipo, el respeto por las opiniones

que difieren de la suya y el respeto hacia la diversi-

dad cultural.

Formación profesional.- Este desarrollo está

orientado hacia la generación de conocimientos,

habilidades y actitudes encaminados al saber hacer

de la profesión. La formación profesional incluye

tanto una ética de la disciplina en su ejercicio, como

los nuevos saberes que favorezcan la inserción de

los egresados en condiciones favorables en la situa-

ción actual del mundo del trabajo.

Ejes integradores:

En esta propuesta se considera necesaria la

incorporación de tres ejes integradores: teórico, heu-

rístico y axiológico, mismos que se consideran idóne-

os para la formación de los futuros profesionistas,

quienes deberán responder a las demandas y retos

sociales del siglo XXI.

74

Modelo Educativo Integral y Flexible: resultados de experiencias docentes

Page 77: Estado Economía y Hacienda Pública 14

Eje teórico.- Este eje se refiere a las formas de

aproximarse al conocimiento; se sustenta en el estudio

de la sistematización y de la construcción del conoci-

miento con la finalidad de presentarlo en su génesis his-

tórica y científica y no como producto acabado e ina-

movible… El eje teórico también incluye una dimensión

epistemológica, la cual implica la discusión de las teorí-

as y el establecimiento de las condiciones propicias en

la producción y la validez de ese conocimiento, en con-

cordancia con la disciplina que se enseña…

Eje heurístico.- Este eje comprende el desarrollo

de habilidades, procedimientos y procesos que nos

ofrecen una probabilidad razonable para solucionar

un problema. Está orientado a la generación de cono-

cimientos, técnicas, recursos y acciones creativas e

innovadoras sistematizadas, proyectadas hacia la

aportación de los avances científicos, tecnológicos y

artísticos, para hacer frente a las cambiantes deman-

das del entorno laboral, social y cultural…

Este eje visualiza que el aprendizaje se construye

cuando el alumno se enfrenta a la realidad, maneja

información a través del análisis, el debate y la inves-

tigación…

Eje axiológico.- A través de este eje se busca que

la educación del estudiante esté centrada en los valo-

res humanos y sociales y no sólo en el conocimiento,

ya que la formación del individuo debe ser profunda y

sensible en cuanto al compromiso social, la conser-

vación y respeto de la diversidad cultural y del

ambiente, la superación personal mediante el autoa-

prendizaje, el fortalecimiento de la autoestima y el

desarrollo de la apreciación por el arte en todas sus

manifestaciones…

El tratamiento de este eje no es responsabilidad

únicamente de los docentes, sino de todos y cada

uno de los miembros que conforman la comunidad

universitaria…

Transversalidad:

…La transversalidad puede considerarse como la

estrategia metodológica fundamental en este modelo,

ya que a través de ella se logrará la incorporación de

los ejes integradores, es decir, de una perspectiva

integrada de los conocimientos. Esta estrategia tam-

bién posibilitará que las habilidades básicas de pen-

samiento y comunicación, que son pilares del enfo-

que curricular en este modelo, permeen los conteni-

dos de los planes de estudio.

Áreas de formación en los planes de estudio:

La nueva orientación académica de la

Universidad Veracruzana apunta hacia la formación

integral de los estudiantes mediante la conformación

de un currículum flexible, apoyado en el sistema de

horas crédito… En un sentido amplio, el sistema de

créditos se considera únicamente como un sistema

de medición de las actividades de aprendizaje, adap-

table a una estructura curricular electiva y flexible; es

decir, cada alumno tiene la oportunidad de seleccio-

nar su carga académica, de acuerdo con su interés y

disponibilidad de tiempo para cursar la carrera, bajo

ciertos lineamientos.

La implantación de un modelo flexible logrará la

incorporación de nuevas experiencias educativas

apoyadas en un trabajo eficaz y eficiente por parte de

quienes operan los currícula universitarios. Además,

plantea la necesidad de elevar el rendimiento acadé-

mico y escolar no sólo en la esfera institucional sino

social; dimensión que deberá ser primordial para el

trabajo universitario ya que permitirá elevar el nivel de

sus egresados, lo que les dará competitividad laboral

y presencia social. En el diseño de las estructuras

curriculares del nivel de licenciatura se incluyen cur-

sos y otras experiencias educativas de carácter obli-

gatorio y optativo, que cubren contenidos en las

siguientes cuatro áreas de formación:

Formación básica:

Corresponde a la adquisición y/o acreditación de

conocimientos y habilidades de carácter inter y multi-

disciplinario, metodológico, instrumental y contextual,

mediante los cuales el estudiante será capaz de

comunicarse eficazmente y sentar las bases para el

estudio de una carrera universitaria.

Dentro de la formación básica se consideran dos

campos, el general y el de iniciación a la disciplina:

a) General… Los contenidos sugeridos se han

agrupado en los cuatro cursos propuestos en el área

de formación general básica que son: Computación

básica, Inglés, Lectura y redacción a través del análi-

75

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 73-78

Page 78: Estado Economía y Hacienda Pública 14

sis del mundo contemporáneo y Habilidades de pen-

samiento crítico y creativo…

b) De iniciación a la disciplina. Corresponde a la

formación necesaria para acceder al estudio de una

disciplina específica sin llegar a considerarse dentro

del núcleo integral de la misma. Los cuerpos colegia-

dos de cada carrera deberán definir los contenidos y

experiencias que consideren necesarios para que un

estudiante se inicie en el estudio de la disciplina. Es

posible que a través de las coincidencias en las pro-

puestas de varias carreras en esta área de formación

básica, se lleguen a conformar cursos comunes.

Formación disciplinaria:

Corresponde a las experiencias de formación pro-

fesional necesarias para adquirir el carácter distintivo

de cada carrera y a través de las cuales se caracteri-

za el perfil de las distintas áreas de conocimiento.

Son los aprendizajes mínimos que cada profesional

debe manejar en función de su disciplina. Las expe-

riencias y cursos concentrados en esta área serán

totalmente o en su mayoría de carácter obligatorio.

Formación terminal:

Es el conjunto de experiencias educativas de

carácter disciplinario que el estudiante podrá elegir

para determinar la orientación de su perfil profesional.

En esta área es donde se concentrará la mayor parte

de los cursos y experiencias educativas de carácter

optativo. Esta área permitirá la expresión de las dife-

rencias de carácter regional que debido a la descon-

centración geográfica de la Universidad Veracruzana

deberán tener un lugar en los proyectos curriculares.

Formación de elección libre:

Dirigida a la formación complementaria del desa-

rrollo integral de los alumnos. Puede incluir experien-

cias educativas de cualquiera de las anteriores áreas

de formación y de cualquier disciplina. Las restriccio-

nes en esta área estarán dadas sólo por la variedad

y cantidad de las materias que la universidad ofrezca

para todos sus estudiantes1.

La importancia del AFEL (Área de Formación de

Elección Libre) radica en la oportunidad que el alumno

tiene de ampliar sus posibilidades de apertura y explo-

ración hacia otros saberes y experiencias de aprendi-

zaje, distintos de los de su disciplina y futura profesión.

De igual manera, el cursar experiencias educativas de

esta área de formación le permiten tener contacto con

ambientes de trabajo distintos, con visiones multi e

interdisciplinarias, lo que promueve productos innova-

dores y visiones más amplias.

En la página Web de la UV el alumno puede

encontrar a detalle las diferentes alternativas para

cubrir el AFEL2, las cuales son:

1. Cursar EE de otros programas educativos incor-

porados al MEIF.

2. Cursar alguna(s) de las materias incluidas en

los planes de estudio rígidos.

3. Cursar algunas de las EE optativas del área de

formación disciplinaria o terminal del propio plan

de estudios que, por supuesto, el estudiante no

haya tomado antes.

La siguiente alternativa es la que compete a este

documento:

4. Cursar EE elaboradas específicamente para

esta área de formación: éstas promueven la for-

mación integral respecto de la diversidad lin-

güística, el arte y la cultura, la salud, el deporte,

los valores, la educación para la sustentabilidad,

el estudio independiente y algunos temas disci-

plinarios. Se encuentran en un catálogo de

experiencias educativas exclusivas para el

AFEL, y de él se extrae la oferta para cada

periodo escolar, la cual puede variar según los

76

Modelo Educativo Integral y Flexible: resultados de experiencias docentes

1 http://www.uv.mx 2 http://www.uv.mx/dgda/cpp/academicos/afel/documentos

Page 79: Estado Economía y Hacienda Pública 14

tiempos e implicaciones de quienes las ofrecen

(direcciones, dependencias, institutos, centros).

Lo descrito anteriormente constituye una síntesis de

los aspectos conceptuales del MEIF y específicamen-

te del AFEL, los cuales consideramos importantes de

señalar en tanto que conforman el marco de referencia

que nos permitirán formular los resultados de la expe-

riencia derivada de nuestra participación en el mismo.

Resultado de la experiencia

En el primer semestre del periodo lectivo 2008, los auto-

res impartimos en las instalaciones del IIESES el conte-

nido de los programas de las materias “La Auditoría

como Instrumento de Control” y “Elementos básicos de

publicidad impresa”, huelga decir que en atención a las

disposiciones que norman las actividades docentes en

esta sección del MEIF, correspondió a los autores, a

título individual, la estructuración y diseño de cada

curso, los cuales fueron aprobados en todas y cada una

de las etapas que constituyen el proceso instaurado y a

cargo de las instancias académicas correspondientes.

Las materias citadas fueron incorporadas a la oferta

educativa y difundidas para conocimiento de los estu-

diantes de las distintas carreras que se cursan en las

unidades educativas de la Región Xalapa.

Los resultados obtenidos a partir de los datos reca-

bados casi en su totalidad coincidieron en ambos

casos, ello puede deberse a una situación meramente

circunstancial o bien pudieran constituir una tendencia

que un estudio más detallado y para un mayor núme-

ro de casos darían indicadores para realizar los cam-

bios que el modelo estuviera demandando; al respec-

to, no obstante los esfuerzos realizados, no pudimos

contar con datos “duros” que indicaran la fecha de ini-

cio en la aplicación de esta etapa del MEIF a fin de

tener un panorama histórico

En ambos casos se inició el curso con una breve

exposición de los propósitos y objetivos del MEIF y de

su etapa AFEL, resaltando el interés de lograr la for-

mación integral del alumno y reforzando la idea de la

importancia y rol que le corresponde a cada uno de los

participantes en el proceso de enseñanza aprendizaje,

así como la motivación para la autosuperación.

A continuación señalamos los aspectos relevantes

de la experiencia obtenida, expresando, en primer tér-

mino, algunos datos cuantitativos y cualitativos en fun-

ción de los alumnos participantes, en segundo lugar,

las apreciaciones personales de los autores en función

de los resultados y el comportamiento de los asisten-

tes así como del modelo en lo general.

De los alumnos participantes: en el primer caso,

“La Auditoría como Instrumento de Control”, se contó

con la presencia de 7 alumnos cuya ubicación docen-

te se presenta a continuación

alumnos carrera que cursa semestre

5 Administración de empresas 6º

1 Contaduría 6º

1 Nutrición 6º

En el segundo caso, “Elementos básicos de publicidad

impresa”, el total de alumnos inscritos fue también 7,

con la ubicación que se señala a continuación

alumnos carrera que cursa semestre

4 Administración de empresas 8º

2 Administración de empresas 6º

1 Contaduría 6º

De acuerdo a lo expresado por los alumnos, la(s)

razón(es) que los llevaron a elegir las materias seña-

ladas fueron:

a. “Para sumar créditos en el Área de Elección

Libre.”

77

ESTADO, ECONOMÍA Y HACIENDA PÚBLICA núm. 14 enero-junio 2008, pp. 73-78

Page 80: Estado Economía y Hacienda Pública 14

b. “Es un buen complemento para la carrera que

curso.”

c. “El tema, no obstante que está en mi plan de

estudios y ya lo cursé, el maestro no logró trans-

mitir cosas importantes.”

Su participación y cumplimiento puede calificarse de

“bueno”, lo cual en parte puede ser atribuido a las

razones que ellos expresaron de inscribirse en estos

cursos.

Se apreciaron deficiencias tanto en el conocimien-

to que ya deberían haber adquirido, como en su for-

mación integral, toda vez que se manifestaron fallas

de cultura general y falta de seguridad en sus inter-

venciones.

Consideraciones generales

De acuerdo a las carreras que cursan los alumnos ins-

critos, se observa que de ambos casos sólo uno de

ellos no cursa una carrera del área académica especí-

fica, lo cual es un indicativo de que aún, por lo menos

en estos casos, los alumnos no logran asimilar la idea

central que subyace en el concepto de “Formación

Integral”, así como las bases y propósitos del “Área de

Formación de Elección Libre”; debemos considerar la

pretensión de que los alumnos participantes deben

provenir de áreas académicas distintas a las que se

identifican con el título y contenido de los programas

de las materias ofertadas.

Debemos resaltar que, en términos generales, a

medida que se desarrollaron los cursos los alumnos

identificaron algunas de las ventajas del modelo que

parten de su base conceptual y logran coincidencia

con los objetivos que señala.

Desde otra perspectiva, la “flexibilidad” que consti-

tuye una de las ventajas del modelo, resulta relativa;

en la mayoría de los casos los alumnos expresaron

tener dificultades para el cumplimiento asistencial, en

función de la ubicación de las sedes y horarios regis-

trados en la oferta presentada por la institución.

Fue evidente el esfuerzo de los alumnos en la bús-

queda de fuentes de información que les permitiera

cumplir con los requerimientos de los docentes; con

ello se evidenció su motivación para realizar activida-

des de investigación.

En conclusión podemos expresar que, en términos

generales, el modelo responde en la práctica a los pro-

pósitos que le dieron origen; sin embargo, la experien-

cia nos lleva, en una primera apreciación, a manifestar

que no es conocido con la profundidad debida, lo cual

consideramos posible de superar con una difusión

más intensa de sus bondades; asimismo, deben reali-

zarse las acciones que demanda el modelo para hacer

efectiva y a favor del estudiante fundamentalmente la

flexibilidad que lo adjetiva.

Desde la perspectiva docente, el modelo ofrece

una amplia libertad para estructurar programas de

estudios que permiten conjugar resultados de las acti-

vidades de investigación, haciendo con ello efectivo el

propósito de combinar funciones sustantivas de la

Universidad.

Finalmente consideramos pertinente reforzar las

actividades de evaluación y comportamiento del

mismo, así como de registros estadísticos.

78

Modelo Educativo Integral y Flexible: resultados de experiencias docentes

Page 81: Estado Economía y Hacienda Pública 14

INSTRUCCIONES PARA LOS COLABORADORES

Estado, Economía y Hacienda Pública

Los trabajos enviados se sujetarán al dictamen del Comité Editorial, previo arbitraje. Asimismo, toda colaboracióndeberá ajustarse a los siguientes lineamientos:

1. Presentarse en original impreso que incluya texto, cuadros, gráficas, etcétera, en papel tamaño carta, interli-neado 1.5. Los cuadros, gráficas y diagramas deberán presentarse en hojas separadas, al final del texto ycon la indicación del lugar en que deben insertarse.

2. Tener una extensión de 10 a 25 cuartillas (Arial 12; interlineado 1.5), con un resumen en español e inglésque no exceda las ochenta palabras.

3. Adjuntar un CD que contenga:• Archivos de texto en Word.• Archivos individuales por cuadro, gráficas o diagramas en Excel. Las cifras de los cuadros deberán

separarse por espacio, y no por comas, evitando usar cuadrícula.3. Los comentarios, aclaraciones, referencias y recomendaciones bibliográficas, y otros textos de apoyo se colo-

carán como notas al pie de página.4. La bibliografía completa se presentará al final del texto ordenada alfabéticamente, y cada referencia debe

ajustarse al modelo siguiente: apellidos, nombre(s), (año de edición), título, editorial, ciudad.

Para correspondencia, suscripciones, canje y/o difusión de otras publicaciones afines, favor de dirigirse a:

Instituto de Investigaciones y Estudios Superiores Económicos y Sociales (IIESES), Avenida Dr. Luis Castelazos/n, Carretera Xalapa-Las Trancas, Col. Industrial Ánimas, Xalapa, Veracruz, México. Tel. (228) 8 41 89 29. Elcosto de cada ejemplar de esta publicación es de $30 pesos y para el extranjero US $3 Dls.Para mayores informes: e-mail: [email protected].

Para consulta en internet: www.uv.mx/iieses/EEHP.html

La edición consta de 500 ejemplares