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  • El Mural del Maestro en el Sena Po,-: Diego Tobón Arbeláez

    Junio de 1957. Colombia vive días de nuevos propósitos_ Asiste al renovarse de la fe de su pueblo en el futuro. Es entonces cuando toma forma institucional el organismo encaminado a mejorar las oportunidades de los adolescentes haciéndolos aptos para cumplir oficios más productivos y de todos los trabajadores para perfeccionar sus capacidades. Surge asi el Sena como un gran empeño nacional que de inmediato tiene eco resonante en los medios de empresa y trabajo en Antioquia. Con los primeros recursos monetarios y con la energia de unos cuantos apóstoles empieza rápidamente a ser realidad y se planea su desenvolvimiento estable y rápido a través de la construcción del primer centro para el aprendizaje industrial, escogiéndose hacia el Occidente de la ciudad de Medellín un sitio ideal por su posición, una de las colinas de "El Pedregal", como su ubicación.

    El Sena en Antioquia es una nueva forma de expresión del anhelo por lograr para los pobladores de la región formas mejores de existencia. El empuje antioqueño, minero en su época, colonizador más tarde, se encuentra concentrado ahora en la

    industria, y ést:-requiere que las gentes aprendan oficios que mejoren su condición y hagan posible la producción de bienes aptos para satisfacer las demandas del pueblo colombiano en progreso. Por eso se puso especial afán en darle albergue rápidamente a las labores de aprendizaje, con edificio conforme a su destino, amable para el maestro y el estudiante, funcional para su objeto, integrado el paisaje y con dependencias que hicieran de él una unidad armónica y eficaz.

    Pronto avanzó la edificación y para completarla se hizo presente en los directores de la institución la necesidad de aportarle un elemento plástico significativo, que expresara en conjunción con la arquitectura y el objetivo de la obra, más que el cumplimiento de un deber legal, que existe con respecto a las públicas de su género, la importancia del arte en la vida y muy especialmente en la de Antioquia. Asi en su presencia de cada día en las aulas, los estudiantes habrían de observar una forma de expresión espiritual que los elevara en sus anhelos y les dijera que en sus oficios hay no sólo satisfacciones para las necesidades del existir, deberes por

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    cumplir, sino la nobleza dignificante del esfuerzo que hace superar al individuo y al pueblo en qüe está intelado.

    Fue una fortuna encontrar en aquellos días al Maestro Pedro Nel Gómez, quien consagró en murales imperecederos la elegía al trabajo que hace la historia antioqueña, la idea y la voluntad de expresarse en ese instante a través del fresco que hoy es no sólo ornamento del Centro de Aprendizaje de "El Pedregal", sino tributo consagratorio a las virtudes progresistas de nuestro pueblo.

    Queda dicho por qué se pintaron estos muros con la técnica que tradicionalmente permitió al Fresquista hacer de su obra algo consustancial a la superficie que cubrió con su arte. Y también qué objetivos se buscaron satisfacer. Resta sólo decir que estos últimos se llenaron ampliamente por el artista, quien magistralmente depositó en su obra inquietudes intelectuales que le hicieron sentir el valor del pasado de su pueblo, le indujeron a ensalzar su esfuerzo y le llenaron de fe hacia su porvenir.

    El agro sustentador pero que reclama esfuerzos infinitos para dar sus escasos frutos en explotaciones primarias, tiene en la máquina que llega oportunidad para desplazar brazos, enaltecer a quienes sigan en él y dar mayor producto. Las aguas domesticadas, presididas por su Diosa, encerradas en túneles y tubos, producen energía y la

    energía da nueva ocupación. Si

    hay un pueblo que desaparece para que el agua pueda dominar

    se, habrá una ciudad que acogerá nuevas masas trabajadoras dándoles empleo y vida superiores. Mas siempre persistirá el hombre como científico, como

    técnico y principalmente como

    artesano, generando nuevas for

    mas de vivir, preñando de impul

    sos de avance y contemplando

    los caminos que le indica la

    naturaleza, esta naturaleza de

    Antioquia que es un reto en sus montañas, en sus planicies, en los socavones de sus minas y

    en su mar. Para que así lo en

    tiendan los jóvenes aprendices,

    para que así lo aprecien los vi

    sitantes, para que quede el re

    cuerdo de la concepción de su

    pueblo por el artista, se pintó

    el fresco del Sena.

  • El Fresco

    Por:

    Pedro Nel G ómez

    Poco puede decir el autor, pintor de una obra suya y si se trata de un mural, un fresco y mucho menos puede lograr con palabras

    de ese inmenso problema, de esa creación plástica ejecutada en

    una lucha diaria durante varios años.

    Un mural al fresco es un poema.

    Un fresco es una vasta concepción arquitectónica de amplias

    líneas, inscrita, ligada a la severa ordenación de una arquitectura

    que la exalta.

    Un mural al fresco es una síntesis de la vida secular de una nación.

    El rnuralista lleva a su obra las victorias, los anhelos, las derrotas y

    dolores de su pueblo y de su patria.

    Un fresco permanece siempre como el patrimonio de una socie

    dad en un momento dado. Un mural es un libro abierto ante un

    pueblo que lo leerá todos los días aún sin percatarse, vivirá con él

    y lo I lenará de esperanza.

    El fresco sin dejar de ser pintura, no es ni arte decorativo, ni orna

    mental. Su concepción, su realización, despiertan en el observador

    emociones más profundas, a las que llegará lentamente en el tiem

    po.

    En su concepción el fresco jamás renunció o rechazó al Hombre.

    No lo retira, no lo abandona jamás, es su razón de ser íntima.

    Cuando un pueblo o un pa1s van hacia transformaciones profun-

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    das, aparece con anticipación el fresco como transformación de la "materia", de lo "viviente ante lo no viviente". Quienes ordenaron esa obra,

    Y cómo es posible entonces un mural?

    El fresco no ha sido nunca una improvisación. Nace el mural, muchos días y meses en el pintor antes de trazar la primera línea, la primera mancha sobre la maqueta a un décimo de escala o más amplia. Esa gestión, siempre se ha presentado, lleva en si' la frescura y espontaneidad del pintor. La sinopia*, o los cartones, (por qué temer los cartones?), levantan las emociones en el sentido monumental, en el sentido arquitectónico espacial y en las dimensines del muro.

    La ejecución final sobre el mortero finísimo (intonaco) lanza la obra con coloraciones intensas que luego se esculpen y determinan el mosaico microscópico de relaciones plásticas, colori 'sticas, de luz y materia que constituyen la real presencia de la pintura al fresco.

    Este duro camino recorrido por el pintor, se comprende de inmediato en los grandes conjuntos pintados al fresco. Hab,-á otros

    * Sinopia es un dibujo ejecutado con tierras rojas sobre la capa áspera

    "Aricciato", segunda superficie de mortero colocada en el muro duran

    te la preparación de ésta para la pintura al fresco.

  • ascensos al fresco verdadero, "boun fresco"? Es posible que si.

    Todos los mu1·alistas se idean sus senderos ante los te1-i-ibles pro

    blemas de esta pintura madre e hija a la vez de l�escultui-a. En la

    ejecución del mural al fresco sobre los muros, las bóvedas, etcéte

    ra, todas las energías del pintor se concentran durante siete horas

    diarias sin reposo; en estas siete hoi-as el hidróxido de calcio se ha

    uansformado en ca1·bonato de calcio, es ya una piedra. Su situa

    ción, es aquella de un perfecto conocimiento a cada instante de

    todo el conjunto, que no alcanza a ve1·lo bien sino en la maqueta,

    en escala muy pequeña, no podrá retii-arse para analizar sus gru

    pos ejecutados, ya que los andamios en los grandes murales no se

    lo permiten, es deci1· vive él en todo momento el gran fresco sin

    verlo.

    Siete horas diarias y durante años en un esfuerzo espi1·itual, emo

    cional y fi'sico, implica una gran disciplina psíquica y fisiológica y

    cuantas cosas más. Los fresquistas han recibido el reconocimiento

    de su 1·eal creación del Fresco, muchos años y aún siglos después

    de su muei-te.

    El fresco del Sena se presenta en forma extrao1·dinaria: Se halla

    el pintor frente a una cripta que bien podi-ía recorda1· en su espa

    cio y situación la cripta de la iglesia inferior de Asís, pintada por

    G iotto. Simabue, en el año 1300. U na amplia sala de 30 metros

    de longitud por 10 de ancho era algo nuevo. El fresco debía lle

    nar cuatrn muros continuos. Era necesario defender la pared en e:

    fondo y otras laterales, que se hallaban bajo el suelo. Allí se crea

    ron muros aisladores con cámaras de aire y con innumerables

    anclajes metálicos ligados al muro de la estructura del edificio. El

    mural lleva una "transición" en barras. de aluminio bajo el cielo-

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  • 1·raso y el zócalo de 0,30 cms., lleva igualmente una ba1i-a de aluminio a todo lo la1·go en la pane supe1·ior. Este zócalo es de un calcá1·eo, el travtrtino de Santande1· del Su1·_

    las montañas luminosas del valle del do Medellín se insinúan en los grandes fondos azules y dorados de la parte central del mu1·al

    y el conjunto general sigue temas con variaciones a cada paso, desde la caverna para los generadores eléct1·icos hasta los transforma

    dores antropomórficos. Esta profética caverna está ahma en eje

    cución. Se han consti-uído muchos metros de los grandes túneles de acceso. En el segundo murn apai-ece lo que he llamado un "cen

    tro critico", el mito de las aguas: Dolm, espe1·anza y paz en la pie

    dra del Peñol 1·eflejada en las aguas del gran lago ..

    Otro punto crítico aparece en la madre de todos los suramericanos, LA MADONA DE LOS ANDES. Se pasa luego al tercer lu

    gar o centro de impo1·tancia, el jinete desnudo, sentido artistico

    de aquella miseria del oriente antioqueño casi secular, quien aban

    dona el bello altiplano expulsado pm las centrales eléctricas, pm

    la nueva energia que transformará al lab1·iego pob1·e y hamb1·ien

    to en ob1·ern ciudadano. El cuarto cdtico lugar, la belleza del artesanado arti'stico se sintetiza en el grupo de mujeres que t1·abajan en la orfebreria, la cerámica que continuará las tradiciones gloriosas de los calimas y muiscas, aquellos únicos maestros orfebres de

    Colombia y del Continente. Y finalmente apa1·ece el brazo y la

    mano que avisa o revelan cómo el poema social y arti'stico se 1·epe

    tirán en la serranía de Abibe en Urabá.

    El muralista sintió desde un p1·incipio la presencia de una cons-

  • t1·ucción, la inquietud de un mural al fresco de lineamientos casi

    geométricos en un espacio interior, prismático, fresco que parte

    de los generadores eléctricos, sigue en la geolog(.f del oriente an

    tioqueño, pasa al campo m(tico, a lo biológico, a lo social y a la

    espe1·anza para el pueblo pobre de Antioquia y de Colombia.

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    La Maestra •

    La tierra se levanta y se vuelve maestl"él de escuela, madre de muchos niños, ternura coronada por los números y las primeras letras. Maesti-a, página en blanco, donde los pequeños empiezan a dibujar el mundo y a darle formas inocentes, como la del caballo que en vez de cola tiene un racimo de estrellas. Ella, la maestra, señala el horizonte frente a los ojos infantiles y habla de luces que se encienden más allá de las cordilleras, con voz húmeda, con voz de agua que honradamente salta de un cántaro de barro. Vuela sob1·e los montones un pájaro de oro y los niños contemplan hechizados la lejani'a interminable.

    Ciertamente a lo lejos se ven luces que pelean con la sombra y lentamente van creciendo sob1·e las piedras y los dos y los ranchos donde viven los pobres, los campesinos, con sus he1·idas y sus cicati-ices parecidas a las de los á1·boles, con sus mazorcas y sus collares de sudor.

    Insiste la maestra en mostrar el camino, en elevar su mano, como para coger las estrellas más altas y repa1·tirlas enti-e el estupor de la gente menuda. Más allá, más allá -1·epite- hay hombres trabajando, organizando el fuego llenando de luz el vientre de las lámparas. Basta1·1a su mano en pleno vuelo, su mano en el aire, la sombra de su mano en en murn, para simbolizar a la esperanza y dejar en el alma de los niños la noción del futuro.

    Maestra de escuela, caminito 1·ural que lentamente va ci-eciendo y ace1·cándose al corazón del mundo.

  • Se inicia el mural con la maestr-a que enseña a las genera

    ciones futuras la ubicación de la represa del Na1-e.

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  • El Motor

    Rosa de pétalos metálicos, flm de acero y de hierro -con aceite en lugar de savia-, hija del hombre y la candela, del hombre y de la técnica, del hombre y la energía concentrada en trepidantes y hondas cavidades.

    El motor, el impulso, el movimiento, la fuerza que da vida al organismo de la industria y sopla sobre el lomo de las ruedas pa1·a que giren victoriosamente y transformen los árboles en cunas y el algodón en mantas.

    Corazón de las fábricas es el motor, corazón de las máquinas y de sus luchas diarias, dirigidas por ob1·eros y técnicos, por capitanes sudorosos que en vez de espada llevan en las manos una pluma de aceite. El motor, las turbinas y las cavernas trabajadas en las entrañas de los montes, por los taladros y los hombres desnudos, por los truenos y los hombres vestidos con túnicas de fango. El motor en espera de nuevos alimentos y nuevas explosiones, para hacerse más grande y más activo, para abarcar más páginas y comarcas del mundo con su sonido laborioso.

    Crece el motor y se asustan las aves y galopan sobre los valles manadas de caballos, pero al fin se remansa el dolor de las bestias entre los herbazales más copiosos, y el hombre, el olvidado, recobra su esperanza y siente que le nacen luceros en la frente.

    Canta el motor en medio de la noche y en torno de él se agrupan los obreros a esperar la mañana.

    lOiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii;¡¡¡¡¡¡¡¡¡;¡¡¡¡¡¡¡¡¡;¡¡¡¡¡¡¡¡¡;¡¡¡¡¡¡¡¡¡;¡¡¡¡¡¡¡¡¡;¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡;¡

  • Los obreros y los técnicos descienden hacia las turbinas en caverna. Al fondo, la escena del mo

    tor, como símbolo de la industrial ización.

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  • El Agua •

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    Contra las piedras se golpea el agua y se devuelve herida y coronada por gajos espumosos. Mas no retorna a su cuna lejana sino que insiste en avanzar y desborda los nudos de la geología. Entonces canta y se incorpora a la co1Tiente más copiosa, al diamante más ancho, al cuerpo pálido del río. A lo lejos el mar espera, pero sin impaciencia, porque su copa se mantiene llena de homenajes fluviales, de sal y de moluscos.

    El agua, esposa de los hombres que se miran en ella y se ven traspasados por raíces y peces. El agua, madre de la ene1·gía eléctrica, de la fuerza creadora, de las luces que parpadean sobre el sueño de las ciudades.

    Correntosa al principio, aparentemente incontenible y habitada po1· brasas y derrumbes del cielo. Más tarde aprisionada por el hombre, vencid3 entre relámpagos y moles de concreto, mas transitoriamente, porque después le nacen victorias ordenadas y soles que los hombres encienden en sus casas y sus fáb1·icas para cuartear la noche y anticipa1· el día.

    Con sus ojos oscuros y profundos, los túneles contemplan las proezas del agua y sienten inundados sus secretos telúricos, su intimidad llena de azufre y mariposas de basalto. Hondas las cavidades, húmedos los abismos y los remansos llenos de promesas y precipitaciones que preparan su salto redentor.

    Llenos de quemaduras mueren los ahogados, porque el agua también es fuego, candela fría, incendio que los hombres provocan y a la vez domestican, pai-a alumbrar sus reinos, sus faenas y sus hogares.

  • Los túneles se suceden bajo el cuidado de 10s hombres. En la roca, aparece la silueta del lago geo

    lógico como un aviso de su presencia redentora.

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  • La Energía •

    Perseguimos la luz, la buscamos en todas pa1·tes y cuando empieza a amanece1· y salen de la sombr-a los caballos más blancos, sentimos que la sangre recob1·a un poco el par-a(so, un poco el resplandor que allí habitaba, enti-e mansas to1·mentas y leones pac(ficos.

    La energía produce este milagro, las plantas y los cables, las torres de metal y los anillos mágicos de los transfo1·madores. Cuando salta la luz y cae sobre el mundo como una lluvia de oro, que ilumina y no moja, crecen los brazos de los hombres y el júbilo se eleva en las manos abiertas.

    Por largas y altas venas que se mecen con el paso del viento, corre la ene1·gía eléctrica, como sangre, como chispeante fuerza redentora, hacia el pueblo que espera alimentos radiantes, jugosos resplandores pa1·a calmar su sed de claridad y su hambre de futuro.

    A las aldeas más remotas llega una noche la energía y despierta el asombro y el entusiasmo de las gentes, hasta entonces aletargadas en la sombra. Temerosos y a la vez sonre(dos, los niños se imaginan que entran las estrellas a sus casas, y los mayores piensan en la música, en ruedas que trabajan velozmente y en brasas que al morir no dejan plumas de ceniza en las cocinas y los patios.

    Palpita la energ(a entre redes de alamb1·e, se desplaza sobre los bosques, las estaciones, las ganader1as y corre hacia los centros industriales y hacia las cavidades de cristal de las lámparas. Cuando estas se iluminan, se aclaran también los corazones y el hombre siente, bajo su camisa, que se le pone tibia toda la piel del pecho.

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  • El pueblo recibe alborozado los transformadores. Va a sucederse el nacimiento de la luz.

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  • La Inundación •

    Sobre el pueblo abandonado, condenado a mo1·ir y a desapare· cer bajo las aguas, vieron los homb1·es, desde las colinas, crecer los animales caudalosos, la humedad, el pequeño diluvio, la copa de· rramada entre las calles y las casas. Vieron cuando la espuma su· bió hasta los tejados y sobre el cadáve1· de los mismos, sostenido por vigas ca1·comidas, puso coronas blancas.

    Agua en la plaza, en las esquinas, en las tiendas, en el vientre de las botellas rotas, en el hueco hasta .ayer ocupado por racimos de plátanos colgantes y maduros. Agua golpeada, agua de inunda· ción, lenta a veces, ávida siempre, hambrienta en medio de coci· nas solas y costillares de paraguas.

    Ojos nublados a prudente distancia -nublados por el llanto, inun· dados también- viendo el naufragio de las habitaciones, en donde tantas veces se ce1·raron para hacer el amo1· y hacer el sueño. Así contemplan los marinos viejos, desde los arrecifes donde log1·an prenderse, el hundimiento de sus viejos buques.

    Pero era necesario construir la represa, llenar aquella cuenca aban• donada con una inmensa lágrima de agua. Era necesario ahoga1· la vejez, matar recuerdos, abonar el pasado con lluvias tori·enciales, para dar a la vida nuevos nombres y aumentar la familia de la luz.

    Empapados los muertos en sus tumbas, mojadas las ra1ces en sus estrechos laberintos y descompuestos los escombros bajo el peso del agua, pero en medio del caos formándose el relámpago de la energía eléctrica.

  • Los que deben partir hacia otro sitio, miran cómo las aguas de la represa sumergen a su pueblo.

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  • El Sol •

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    Este es el sol, el pad,-e de la luz, el que cubre a la tieri-a con su fuego y su rueda amar-illa, el que pr-eña las aguas y las llena de escamas, de ener-gía y de fuer-za. El sol que hace el verano y madura los frutos, el sol que los pequeños llevan a las escuelas, sobre el hombro, para alumbra,- sus juegos, sus pizarras y sus primeras letr-as.

    Gracias a él crecen las plantas, b,-illan las ancas de las yeguas y se llenan de brasas las raices del hombre y de sus bueyes.

    En los ríos sepulta sus rayos y sus lanzas, su actividad, sus ca,-gamentos de oro, sus truenos inauditos, y despier-ta los gérmenes dP.I amor y la vida. Nacen peces de plata, lunas de a,-ena, flores sume,-gidas y lumina,-ias que se encienden debajo de las piedras.

    Desnuda el agua, en actitud de entrega y escoltada por aves, ,-ecibe la simiente del sol, la ardiente siembra, y entre sus muslos acumula chispas, jerogli'ficos igneos que descifran los hombres con el paso del tiempo y las conquistas de la técnica.

    La luz queda enter-rada en todas partes cuando el sol se mar-chita más allá de los cerros y la noche se apodera del mundo. Oueda hundida en los troncos, perdida entre los árboles que ag,-upan sus follajes par-a formar los bosques y sembrada en el vientre de las aguas.

    La energía y la luz del sol: se diseminan en uno y otro sitio. Cor-responde a los hombr-es reunirlas y rescatarlas_

  • El sistema solar, causa de la luz, ilumina la figura viviente del genio de las Aguas.

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    La Ruana • Armoniosamente ondea la ruana sob1·e los hombros del pueblo,

    cuando se hace presente la fiesta, cuando la vida asume las proporciones de la danza, cuando la música nace, no solamente de lasbandas populares agrupadas en los atrios de las iglesias, sino también de la sangre que golpea las venas, las palabras y el corazón.

    Los cantos de la ruana se elevan con el viento, con el entusiasmo colectivo y giran 1·ítmicamente, casi al nivel del horizonte, simbolizando la unidad, compitiendo con el ritmo y la gracia de las alas abiertas, en pleno vuelo, para hacer convocatorias al ancestro, al pasado y a la vez al futurn.

    La ruana en movimiento, agitada por el júbilo de los minerns y los ag1·icultores, hace pensar en un amago de ascensión, en una tentativa de los hombres parn alcanzar el cielo y las estrellas. Bajo los pies que avanzan ti-as el amanece1·, el polvo se levanta y en 1·ealidad pa1·ece que prolongara un vuelo de cue1·pos jubilosos, de caminos y de montañas.

    Ruana del pueblo, maternal, acogedora, tibia y complaciente. Buena para calmar el frío, �a1·a hacer el amor sob1·e sus fibras, para burlar el filo del machete, cuando florece la pelea, y embanderar los bailes.

    Envueltos en la ruana, en la sombra de los antepasados, de los muertos, los hombres luchan y t1·abajan y conquistan el po1·veni1·: la luz que se vislumbra más allá de los montes.

  • El ritmo y la armonía se entrelazan en esta fiesta del pueblo, en la que la ruana no solo es vínculo

    sino fuerza musical de la raza.

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  • El Progreso •

    Otros muros, más altos y más fuertes, reemplazarán a los que un dí a pierdan todo su bri !lo entre las aguas, todas sus propiedades y

    sus ángulos, todas sus dimensiones y sus huellas humanas. Otros

    parques, en otros sitios secos, se llenarán de sol y de palomas y

    nuevos capitanes del amor y I a vida desnudarán espaldas laborio

    sas, esperanzadas y pacíficas.

    En el oriente, en el oriente crecerán edificios y en el cielo i-adian

    te del verano clavarán sus agujas. Igualmente, crecerán fábricas y

    ruedas, tractores y cosechas de maíz, de hierro y de aluminio, en

    tre orquestas humanas, dirigidas por montes y vertientes de la

    ciencia y la técnica.

    Espacios verdes, círculos dorados ocupará el progreso, con sus

    cifras aglutinantes, con sus medallas de madera y con sus cinturo

    nes de concreto, lo mismo que con todos sus aparatos mágicos y

    sus tableros electrónicos.

    Faenas rumorosas, productos comparables a las plumas y la estre

    llas -por su suavidad y su claridad- hospitales, teatros, aeropuer

    tos y monumentos públicos. Flores de aceite, pétalos azules, héli

    ces coronadas por eficaces e insistentes truenos.

    Un pueblo nuevo, una ciudad sin sueño y sin an·ugas, habitadas

    por hombres de verdad, tripulantes y dueños de su propio desti

    no, donde nunca el acero será más impo1·tante que la carne y los

    huesos y el alma de los trabajadores. Donde habrá tiempo para

    sonreír y recorrer la dulce comarca de un poema.

  • Una ciudad industrial, gemela de Medell ín, surgirá en el oriente.

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  • La Biología •

    Dura la tierra del hombre, honda la de la mujer y las montañas abultadas como senos gigantescos, como esculturas trabajadas por la naturaleza para consagrar la vitalidad de un pueblo y dar vida a maternidades colosales.

    Fért.iles los vientos que diseminan las semillas y fecundas las hondonadas, las rúbricas que dejan los arados sobre el campo y las cavidades donde tienen desenlaces felices las tentativas de la vida.

    Prolífica y nupcialmente trabajan las parejas y se llenan de copiosos racimos, de frutos que pr_olongan su linaje y sus características humanas por todo el territorio de la patria, y dejan, tras su paso, sojuzgada la selva y vencida la soledad.

    La mujer es el símbolo biológico por excelencia, la imagen más cabal de la tierra abonada y florecida. La mujer con sus grutas, sus vertientes de arcilla y su linaje andino, cuyo origen es el mismo de los volcanes y las raíces más antiguas, más profundas y más atormentadas por el agolpamiento de la savia y sus diluvios ascendentes.

    La mujer con su vientre lleno de chispas y de células nuevas, de incendios que la sangre alimenta con sus profundos ríos rojos. Hijos en las entrañas, en plena formación, e hijos por fuera, en plena posesión de la luz y de la leche maternal.

    Gente fecunda, gente I lena de glándulas activas y gajos de plegarias y de niños.

  • La biología ha permitido el milagi-o antioqueño de poblar los rincones de la patria. La Madona de

    los Andes es el símbolo biológico de Antioquia.

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  • Los Campesinos LJ n nuevo amanecer, de verdad claro, de verdad democrático, lle-

    ga a las casas de los campesinos y las llena de luz, de mazorcas do

    radas y de niñas con trenzas del color de la miel y las frutas ma

    duras.

    Retorna el optimismo y empiezan a crece1·, sobre el campo, efica

    ces y jóvenes sistemas de labranza, y a reemplazar las sombras que

    hacían las veces de herramientas pobres y no alcanzaban a obte

    ner de la tierra sino pobres racimos.

    Las explotaciones anacrónicas son sustituídas por la técnica y

    empieza a establecerse el equilibrio entre el esfuerzo de los hom

    bres y las respuestas de los surcos. Es la vida que avanza, la ene1-

    gía de la sangre que conquista un espacio más propicio para su

    desarrollo, y la energía de las centrales hidroeléctricas que multi

    plica el pan y hace más grandes las estrellas.

    Los campesinos luchan con la noche, ahora bien armados, ahora

    bien montados en caballos de acero y de crines radiantes, y abren

    brechas en la oscuridad, por donde se introducen y llegan hasta el

    centro de sus victorias verdes y sus triunfos alimenticios.

    La miseria se encoge y retrocede bajo la fue1·za organizada, bajo

    los pies de barro -anchos e incontenibles- que dejan una huella

    luminosa sobre las piedras negras y coronan con sus pisadas la ci

    ma de los montes.

    Campesinos del sol, de lluvia y de raíces que vencen a la muerte.

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  • Los viejos s istemas agra,-ios dan paso a la técnica para el mejo,- aprovechamiento de la tierra. El

    pueblo destierra a la miseria representada en el famélrco jinete.

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    Los Aprendices Frente a los instructores, los metales, los números y las lenguas

    de fuego que el soldador gobierna con sus manos azules y rojas y doradas, los aprendices se preparan para su viaje laborioso y piensan que la vida los espera en las fábricas, en las centrales hidroeléctricas y las refinerías, para que la trabajen, la desaten y la multipliquen.

    Los aprendices tienen el encargo de remozar I a lucha de sus antepasados y de evitar que se marchite el árbol -todos los d(as más verde- de la inventiva y de la creación, de la existencia y sus follajes industriales. Son savia fresca que mañana va a alimentar raíces de aluminio y de acero, para que no se apaguen las estrellas que arden sobre los bosques, las aldeas y las ciudades.

    Muchachos del pueblo, con vocación de hombres integrales y de operarios especializados. Encarnan la esperanza que empieza a conve1·tirse en realidad y el sueño que desborda sus propios límites de sueño y se incorpora a la materia activa, a los hechos tangibles y a las transformaciones democráticas que la patria desea y el mundo entero necesita.

    Los aprendices son el porvenir. Junto a ellos se siente la presencia y el clima del futuro. Se siente como el vuelo de los pájaros que aun no tienen alas, ni forma, ni color, pero que se sostienen en el aire como el aire mismo y anticipan un poco el brillo de sus plumas.

    Aprendices, relámpagos naciendo entre lecciones luminosas para llevar más lejos la claridad del hombre.

  • La industrialización exige técnicos y obreros calificados. Aquí desfilan los ingenieros de motores,

    los di bujantes, los soldadores.

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    El Trabajo •

    Este es el trabajo: el que hacen bajo tieri·a la humedad y los muertos para dar vida a las legumbres, los guayacanes flo1·ecidos y la miel de las frutas maduras, que es patrimonio de los pájaros. El que hacen bajo el mar los ahogados y los peces para multiplicar los reinos submarinos, y el que hacen los hombres en los campos, las aldeas y las ciudades para que prevalezca la existencia y no falten los panes encima de las mesas y los puentes encima de los 1·íos y las luces en medio de la noche.

    Sobre mesas de vidrio y flmes de c1·istal, burbujeantes y humeantes, trabajan los científicos, los laboratoristas, y descubi-en minúsculos vestigios de la vida, signos que solo el microscopio puede reconocer y descifrar.

    Bajo la frente del herrero -sudorosa y curtida- crecen las brasas y las chispas, y el albañil se sube a los andamios, con un adobe rojo sobre el hombro, para acercar la tieri-a al cielo. Los carpinteros pulen la madera, la acarician con la garlopa, y el mecánico siente que el corazón de los tela1·es -traspasado por hilos de colores- es un poco su propio corazón.

    Trabaja el mui-alista, el pintor de las manos silenciosas y mágicas, y el poeta secunda su tarea, persigue las más verdes y la1·gas pinceladas, hasta donde los muros agonizan, para darles, más allá del aceite y la materia -también en el aire- una vida visible, o al menos audible, con el concurso de las si'labas y la música de las palabras.

    La vida misma es el trabajo, extendiendo sus cifras y sus drculos sobre toda la tiei-ra.

  • Igualmente lo hacen los químicos, los torneros, los fresadores.

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    La Artesanía •

    De atrás, de bien atrás, de los primeros cuerpos que se juntaron sobre la hojarasca, llega la magia, el hechizo, la mitolog(a, la turbación de los sentidos ante el lenguaje indescifrable de la naturaleza.

    Lúgubremente aulla el viento en las cañadas y alimenta los temores y las imágenes de brujería y aquelarre que de generación en generación han invadido y hechizado al pueblo, obligándolo a buscar medios de expresión, emparentados con el mundo poético, y a dejar en la piedra y el barro, la huella de sus manos alucinadas.

    La artesanía es fruto de mentes primitivas, aguijoneadas por la imaginación y el imperativo de crear y dar formas ingenuas pero vivas a los sentimientos más íntimos, lo mismo que a las cosas exteriores, tales como los árboles y las divinidades de la selva, que son árboles también, errantes y sollozantes en medio de la noche y bajo el estupor de las estrellas.

    Artesanía popular, poesía visible e infantil, amasada por las manos del pueblo y el asombro del mismo ante las fuerzas desconocidas y los poderes mágicos. 1 maginería, irrupción de los santos en el mundo de los materiales humildes, para quedar allí esculpidos y aprisionados por artistas olorosos a cuadra, a musgo y a volcán.

    Sobreviviente artesan(a de los alfareros y de todos los hombres que crean con las manos serpientes de madera y pájaros de azúcar. Artesan(a, reina de los trabajos que están más cerca de la sangre y del calor humano.

  • El mural finaliza con dos invitaciones formuladas por el artista. La primera es la invitación al arte

    sanado, como solución necesaria al probiema social.

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  • Urabá •

    Palabra cuya última sílaba acentuada sugie1·e la idea de un viaje, de una búsqueda, de una conquista mai-avillosa. Cie1·tamente a lo lejos, una tie1·ra prnpicia para la siembra y el amor, espera pobladores, descubridores, labriegos que la llenen de semillas, de hijos y de luces.

    Al I í hay espacio para muchas vidas, madera para muchas cu nas, sombra de platanales para muchos viajeros heridos por el sol.

    Se necesitan nuevas hachas, nuevos colonizadores, nuevas tempestades humanas en medio de la selva, para darle oportunidades a la sangre que se agolpa en las urbes y empieza a senti1se acongojada bajo el peso de la piel, del cemento, de la desocupación y la miseria.

    Urabá, al igual que otras tie1-ras casi ví1·genes, llama desde lejos a sus futuros violado1·es, para que la ti-abajen amorosamente y la vuelvan mad1·e de pequeños y grandes pueblos, coronados por el humo de las cocinas y las fáb1·icas, por las joyas parpadeantes de la energía eléctrica y por un cielo joven y pacífico, lleno de campanarios y laboriosas lluvias.

    Entre esa tierra hay muchos panes, muchos plátanos verdes, muchos racimos de oro, que al p1·imer 1·equerimiento de los hombres, saldrán de la humedad, de la penumb1·a, a entregar a la sangre sus virtudes alimenticias.

  • La segunda es a emigrar hacia las sen-anías de Abibe, San Gerónimo y Ayapel en donde él sitúa el futuro

    de Antioquia. Esta emig,-ación repetirá la gesta del Ouindío, acercará a Antioquia al mar y a los Canales in

    teroceánicos y el pueblo disfrutará de tierras y climas adecuados.

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    Nota Biográfica •

    El Maestro Pedro Nel Gómez nació en el municipio de Ano1-í, departamento de An-

    tioquia el día 4 de Julio de 1899, como sexto hijo del matrimonio del doctm Jesús

    Gómez González y la señora Mada Luisa Agudelo Gai-cés.

    Ingeniero Civil y Arquitecto de la Escuela de Minas de Medellín. Profesor dui-ante

    mucho tiempo de la Universidad Nacional; obtuvo el título de profeso1- emérito.

    Desde su juventud se dedicó a la pintura, la cual lo hizo poseedor de numerosas

    menciones honoríficas y premios.

    Durante siete años vivió en Italia, especialmente en Florencia, en donde perfeccionó

    la técnica de la pintura al fresco.

    Según la opinión de ci-íticos de arte destacados, entre ellos Enzo Carli, director de

    Museos de Siena, la técnica del Maestro Gómez fue absolutamente 0t-iginal. Habló

    cuatro idiomas y tuvo una de las más 1·icas bibliotecas de a1-te, de casi 500 volúmenes.

    Su casa museo conserva más de 1.500 ob1-as pictóricas en diferentes técnicas y di

    mensiones: acuarelas, óleos, pasteles, grabados, dibujos, esculturas y más de 200

    metros cuadi-ados de pintura al fresco.

    En sus recintos, existe una sala donde se exhiben los cartones a estudios a escala na

    tural que conservó más de 2.200 metros cuadrados de pintura mural que el Maestro

    realizó en varias ciudades de Colombia.

    Ma1-avillado siempre de Antioquia, muere el primer gran muralista de nuestro país,

    víctima de afecciones cardíacas, la noche del 7 de Junio de 1984 en la ciudad de

    Medellín, a los 85 años de edad, dejándonos su obra, una de las más monumentales

    del arte contemporáneo, caracterizada siempre pm ser un canto a la raza de la dui-a

    cerviz.

  • Centro Metalmecánico Como un maravilloso legado del Maestro Pedro Nel Gómez para el SENA, permane-

    ce en el Centro Metalmecánico, uno de sus más representativos murales, patrimonio

    que la entidad conserva con gran admiración y orgullo.

    Inició su labor de aprendizaje el 2 de Marzo de 1960 con 60 alumnos en las especia

    lidades de: Operado,· de Máquinas Herramientas, Ebanistería, Electricista Instalador

    y de Mantenimiento, Mecánico Reparador de Automotores, Soldador de Soplete y

    Arco. Se dictaron las primeras clases de Cultura General en una antigua casona, ubi

    cada en la cai-rera Palacé con calle Pichincha y las primeras prácticas de Talleres en

    un local de la carrera Carabobo con la calle 67A, denominado como Taller Stude

    baker. Así nació el Programa Metalmecánico del Sena en Medellín, con la Asesoría

    de expertos de la Organización Internacional del Trabajo.

    El centro atiende actualmente personal en Aprendizaje, Complementación, Promo

    ción, Habilitación y Especialización. Además se imparte formación a gran número

    de alumnos de universidades y emp1·esas que solicitan sus servicios.

    Para cumplir con el g1·an compromiso adqui1·ido con la comunidad, el programa se

    ha preocupado en utilizar al máximo sus instalaciones (en e_l barrio EL PEDREGAL

    de la ciudad de Medellín), con una cobertura pai-a dos jornadas de aprendices y dos

    de complementación.

    Cuenta con una planta de personal confo1·mada por: Superintendente, Superviso

    res, 1 nstructores, Secretarias y personal auxiliar de servicios.

    Se imparte formación en: Mecánica de Mantenimiento Industrial, Operador de Má

    quinas Herramientas, Soldador de Soplete y Arco, Electricista Instalador y de Man

    tenimiento, Mecánico Reparador de Automotores, Reparador de Motores Diesel,

    Reparador de Radio y Televisión, Reparador de Motocicletas y una gama de cursos

    y seminarios afines a las especialidades ya mencionadas, tales como: Hidráulica y

  • Neumática, Electro-Neumática, Electrotecnia, Rebobinado de Motores Eléctricc,s, Lubricación, Información de Mecánica Automotriz, Montaje de Redes Eléctricas, Técnico en rv,ecánica General y en Mantenimiento Electrónico Industrial.

    Además, el Centro cuenta con laboratmios que complementan cada una de las especialidades, con dotación moderna, como: Tratamientos Té1·m icos, Metalografí a, Metrología, Ensayos Eléctricos, Taller de Subestaciones Eléctricas y Taller de Electrónica.

    Otras acciones que cumple actualmente el Programa Metalmecánico, en coordina· ción con el Programa de Asesoría a las empresas de la Subgerencia de OperacionesIndustria, y que se realizan a través de proyectos, son:

    Proyecto de Descentralización:

    Se enmarca dentro de las políticas sociales del gobierno, para atender las necesidades de formación de habitantes de las llamadas zonas críticas. Los cursos son de las especialidades de Mecánica Automotriz, Diesel, Soldadura, Electricidad y Refrigeración.

    Proyecto Eléctrico:

    Acciones de formación en las Empresas Electrificadoras de la Regional AntioquiaChocó y apoyo a otras Regionales de los departamentos de Caldas, R isaralda y Quindío.

    Proyecto del Transporte:

    Responde a las necesidades de capacitación del personal administrativo y operativo, que tiene que ver con el subsector t1·ansporte ui-bano en el Val le del Aburrá e intermunicipal en el Departamento. Este proyec1;o cuenta con la asesoría del gobierno Israelí.

    Proyecto de Formación en la empresa:

    Con empresas grandes y medianas se atienden cursos directamente en sus instalaciones.