Especial Dolorosa

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· BLACK · CYAN · MAGENTA · YELLOW · · BLACK · CYAN · MAGENTA · YELLOW · Últimas Noticias 2 Especial Jueves 20 de abril del 2006 Últimas Noticias 3 Especial Jueves 20 de abril del 2006 Cada año, familias enteras participan en la novena de homenaje a la Doloro- sa, la cual incluye el rezo del Rosario por las calles durante la madrugada. “... sentí como un frío que me helaba el cuerpo, viendo sin poder dudar que la imagen cerraba efectivamente y abría los ojos. Cuando esto sucedía todos los niños que presencia- ban el hecho clamaban a una sola voz: ‘¡Ahora cierra! ¡Ahora abre! ¡Ahora el izquierdo!’”. (Pa- dre prefecto Andrés Roesch) "... fueron todos los niños y decían unos: este es reflejo de la luz; pero el P. Prefecto (Roesch) clavó los ojos en el cuadro, y vio que cerraba los ojos y que la pintura se arrugaba (…) pero yo temblaba de susto y tenía pena de que nos pase alguna cosa". Luis Estuardo Barrezueta (tenía 10 años y medio). “Al tiempo del aconteci- miento, talvez por la turbación, no sentí nada; al día siguiente sentí espanto, y después de po- cos días sentí mucho gusto”. (Hermano Luis Alberdi) “... llamé a Pedro Donoso y le dije: 'vení y verás esta cosa chusca'. Movía los ojos el iz- quierdo y después el derecho, la primera vez movía poco más li- gero, después de repetir dos o tres veces, cerraba entrambos. Al principio me figuré que era imaginación mía y cuando me cercioré de la realidad tuve mie- do creyendo que iba a haber un terremoto". (Carlos Herrmann, foto, tenía 11 años) “En medio de toda la bulla, vi al cuadro de la Santísima Virgen de los Dolores, cerrar y abrir el ojo derecho, y quedé como si nada, haciéndome poca impre- sión". Wilfrido Loor (12 años) EL PRODIGIO Y... Algunos de los videntes murieron muy jóvenes. Luego de 25 años del hecho, el grupo volvió a rendir juramento sobre la veracidad de lo que presenciaron. “... me volví a sentar y en- tonces yo miré para arriba y le vi que la Virgen empezaba a torcer los ojos como las que están ago- nizantes y viendo esto le dije a otro niño: rezaremos un Padre Nuestro y una Avemaría y nos hincamos, después vuelta nos sentamos y viendo que seguía avisamos a los otros”. Jaime E. Chávez (tenía 11 años) “No creo posible que haya habido equivocación, vi con mi propia vista subiéndome al po- yo, que estaba delante del cua- dro, vieron todos, y había sufi- ciente luz. Me he hecho más piadoso y observo mejor con- ducta". Rafael G. Pólit (tenía 11 años y 11 meses) “Unos cuatro niños que es- taban en la banca, que estaba al lado del cuadro, al saber la catástrofe de San Francisco de California, habían estado dicien- do que querían estar en gracia de Dios, para estar lejos de la cólera. El primer niño (Chávez) se había regresado hacia el cua- dro y había visto que la Virgen abría y cerraba los ojos, les avi- só a los demás...” Luis Zapata (tenía 12 años y medio) “Vi con mis propios ojos que el cuadro estaba blanco, que se asemejaba a un papel, y que abría y cerraba los ojos len- tamente, que me parecía que se recogía la pintura. Me dio tal miedo que quería llorar, me ima- giné que talvez habría esa noche algún terremoto, y no pude dor- mir hasta muy tarde". Es parte de lo que Luis Guerrón (tenía 13 años y 6 meses) sintió ese día. ... LOS TESTIGOS Esta fotografía fue tomada a los pocos días de ocurrido el milagro. Además de los 35 alumnos internos del San Gabriel, están los sacerdotes y los empleados que les servían. LA VIRGEN QUITEÑA Existen varias versiones de la imagen de la Virgen de los Dolores, con varios santuarios en su honor en España e Italia. Pero luego del milagro ocurrido en 1906 en Quito, la imagen que conservan los jesuitas se conoce como la Dolorosa del Colegio. Para admitir su veracidad, el cuadro se sometió a pruebas físicas y químicas hechas por expertos de la Iglesia. A los videntes les hicieron pruebas psicológicas y de la vista. A ‘mamita Dolorosa’ los niños le lanzaban bolitas de pan... N o había televisión ni se permitía conversar con los compañeros de mesa. Solo cuando el padre Andrés Roesch concedía permiso al fi- nal, los niños y jóvenes inter- nos del Colegio San Gabriel en 1906 podían hablar. Justo hace cien años habían llegado noticias a Quito del te- rrible terremoto ocurrido en San Francisco, Estados Unidos, y el sacerdote animó a sus alumnos a conversar sobre la magnitud de la tragedia. Lo que al parecer no se dio cuenta es que, en la mesa que estaba más cercana al cuadro de Nuestra Señora de los Dolores que presi- día el comedor, los chicos más pequeños estaban muy entrete- nidos probando su puntería. A escondidas, formaban boli- tas con el migajón del pan y competían a ver quién atinaba mejor a la imagen colgada a ca- si dos metros sobre ellos. Este juego les hacía mirar mucho hacia ese punto, y tal vez por eso fueron los primeros en per- catarse que algo raro pasaba. Un asunto de familia... Esta parte de los minutos an- teriores al milagro de la Dolo- rosa del Colegio no constan en el duro y largo proceso que lle- vó a cabo la Iglesia Católica pa- ra admitir la veracidad de este hecho sobrenatural. Esta anécdota forma parte de todo lo que estos muchachos, varias décadas después, com- partieron con sus familias. Aunque ya todos ellos murie- ron, esos son los recuerdos más cálidos que hasta ahora man- tienen sus hijos y nietos. Entre los descendientes de los Donoso Lasso perdura lo que contaron los hermanos Carlos y Pedro, según refiere María Isabel, hija del primero y so- brina del segundo. “Mi tío Perico (Pe- dro) era muy apegado a mi papá, y por eso luego de que junto con sus compañeros de mesa Jaime Chávez y Carlos Herrmann se fijaron en que la Virgen estaba parpa- deando corrió a llamarle. Le dijo que tenía que ir a ver una cosa muy ‘chusca’, novedosa y muy extraña. Y vinieron los juramentos Durante más o menos 15 mi- nutos pudo verse claramente cómo la Virgen en el cuadro ce- rraba un ojo, lo volvía a abrir, hacía lo mismo con el otro y luego parpadeaba con los dos. Luego de rezar el Rosario y conversar sobre lo que habían presenciado se fueron a dor- mir, pero como era de esperar- se la novedad corrió como pól- vora por toda la ciudad. Cuando las autoridades de la Curia Metropolitana se entera- ron de lo ocurrido, ordenaron tapar el cuadro hasta indagar, pero ya era demasiado tarde: la devoción a la Dolorosa se había extendido por todos lados. Aún así, y como ocurre en to- do el mundo, la Iglesia empezó un procedimiento establecido por sus leyes para au- torizar la veneración de una imagen. A los hermanos Do- noso, sus compañeros, maestros y sirvientes los sometieron a una serie de juramentos, exámenes médicos y psicológicos que per- mitieron establecer el carácter sobrenatural del suceso. Cada uno tuvo que escribir por separado lo que había vis- to, y luego comparecer frente a un grupo de sacerdotes para ju- rar que no se lo habían imagi- nado. El libro que recoge las declaraciones habla de que les hicieron mil preguntas y ‘re-preguntas’ para ver si se contradecían. Pero eso no ocu- rrió, y el 31 de mayo de 1906 se ordenó que el cuadro se expon- ga solemnemente. Curas no, la ‘mamita’ sí... Puede ser por el mal recuer- do de la rigidez de los interro- gatorios o por algún otro suce- so de su vida colegial, pero Ma- ría Isabel Donoso refiere que su papá “no creía mucho en los curas”, pero nadie le quitaba su devoción especial hacia la ‘mamita Dolorosa’. En las declaraciones de él y sus compañeros consta que an- tes de lo que presenciaron has- ta se quedaban dormidos cuan- do los llamaban a rezar”. Luego de esa noche, su fe au- mentó y hasta el día de su muerte no hubo un día 20 de mes en que no asistieran a una misa en honor a la Virgen. 25 años después del prodigio, los videntes que aún estaban con vida fueron llamados a testifi- car nuevamente. Carlos Dono- so Lasso estuvo a punto de no ir porque lo aquejaba una pulmo- nía, pero acudió y justo des- pués de cumplir se puso bien: su ‘mamita’ le había curado. Cuando los niños que se hi- cieron famosos en el Quito de 1906 se convirtieron en adul- tos, uno de ellos hasta se enro- ló en el Partido Comunista, cla- ro opositor a la religión, pero ni eso lo alejó del amor a la Virgen que vio parpadear. Cómo se interpretó el prodigio en aquel lejano 1906 L os libros de los jesuitas y de los seguidores de la Dolorosa que narran los hechos de hace 100 años, siempre hacen énfasis en las condiciones políticas que reinaban en aquella época. Era el apogeo del liberalismo, cuando las ideas de Eloy Alfaro triunfaban y las reformas empren- didas restaban influencia a la Igle- sia Católica. En 1906, precisamente, se im- plantó el divorcio, el matrimonio ci- vil y la separación del Estado y la Iglesia. El laicismo en la educación empezó justamente en el mes de abril de ese año, mes en el cual se produjo el milagro de la Dolorosa. En ese sentido, el prodigio fue in- terpretado por los católicos como un llamado de la Madre de Cristo a volver sus ojos hacia el catolicismo. El padre González Suárez decía al respecto: “la Virgen en ese grupo selecto de adolescentes contempla- ba a todos los niños y jóvenes de Ecuador, y se compadecía de ellos u oraba por ellos, a causa de la gran calamidad de que iban a ser vícti- mas, Dios les iba a ser quitado y con la fe en Dios, la vida sobrenatural de sus almas... Sobre la nación ecuatoriana iba a caer una calami- dad espantosa... era la enseñanza laica, la decristianización sistemá- tica de la niñez... la educación laica que lleva en sí misma el germen de males innumerables”. Con esas posiciones tan encontra- das, el milagro incluso fue materia de largas y ardorosas polémicas en- tre conservadores y liberales. ‘¿Qué es lo esa mirada le dice hoy a los ecuatorianos?’ E sa es la pregunta que en este año jubilar quieren responder los seguidores de la Dolorosa y, en especial, la orden jesuita y el Co- legio San Gabriel. Y la respuesta que hallaron es que esa mirada lo que está pidiendo a gritos es mejorar la calidad y opor- tunidades de educación en el país. Quienes están al frente de las ce- lebraciones de los 100 años del pro- digio, hicieron un balance de la ma- yor problemática del país. Las cifras que hallaron son, sin duda, alarmantes: en Ecuador, el 70 por ciento de la población vive en la pobreza; uno de cada 2 pobres es menor de edad, entre el 2000 y el 2003 abandonaron el país en forma legal; 570 mil ecuatorianos; y en forma ilegal aproximadamente un millón 500 mil; de un total de 2 mi- llones 500 mil niños en edad esco- lar, el 22% (580 mil) no tiene acceso a la educación por diferentes cau- sas: precariedad de la familia y tra- bajo infantil, abandono de los pa- dres, insuficiencia de estructuras escolares. Por eso, el propósito que se han fijado para celebrar los 100 años del milagro es reducir la cantidad de niños y niñas excluidos de la educación. Entre las actividades que sostie- ne llevarán adelante para cumplir ese anhelo está el compromiso de construir aulas escolares a razón de una por día. Lo harán a través de las redes de servicios educativos que tienen los jesuitas en los diferentes proyectos que están a su cargo. Contrario a lo que muchos creen la Virgen no lloró, solo movió sus ojos. DATO El antiguo Cole- gio San Gabriel está junto a la iglesia de La Compañía. DATO Foto: archivo Colegio San Gabriel Foto: archivo Colegio San Gabriel Archivo particular Archivo particular Archivo / Últimas Noticias

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Últimas Noticias 2 Especial Jueves 20 de abril del 2006 Últimas Noticias 3 Especial Jueves 20 de abril del 2006

Cada año, familias enteras participan en la novena de homenaje a la Doloro-sa, la cual incluye el rezo del Rosario por las calles durante la madrugada.

“... sentí como un fríoque me helaba el cuerpo, viendosin poder dudar que la imagencerraba efectivamente y abríalos ojos. Cuando esto sucedíatodos los niños que presencia-ban el hecho clamaban a unasola voz: ‘¡Ahora cierra! ¡Ahoraabre! ¡Ahora el izquierdo!’”. (Pa-dre prefecto Andrés Roesch)

"... fueron todos los niños ydecían unos: este es reflejo de laluz; pero el P. Prefecto (Roesch)clavó los ojos en el cuadro, y vioque cerraba los ojos y que lapintura se arrugaba (…) pero yotemblaba de susto y tenía penade que nos pase alguna cosa".Luis Estuardo Barrezueta (tenía10 años y medio).

“Al tiempo del aconteci-miento, talvez por la turbación,no sentí nada; al día siguientesentí espanto, y después de po-cos días sentí mucho gusto”.(Hermano Luis Alberdi)

“... llamé a Pedro Donoso yle dije: 'vení y verás esta cosachusca'. Movía los ojos el iz-quierdo y después el derecho, laprimera vez movía poco más li-gero, después de repetir dos otres veces, cerraba entrambos.Al principio me figuré que eraimaginación mía y cuando mecercioré de la realidad tuve mie-do creyendo que iba a haber unterremoto". (Carlos Herrmann,foto, tenía 11 años)

“En medio de toda la bulla, vial cuadro de la Santísima Virgende los Dolores, cerrar y abrir elojo derecho, y quedé como sinada, haciéndome poca impre-sión". Wilfrido Loor (12 años)

EL PRODIGIO Y...

Algunos de los videntes murieron muy jóvenes. Luego de 25 años del hecho,el grupo volvió a rendir juramento sobre la veracidad de lo que presenciaron.

“... me volví a sentar y en-tonces yo miré para arriba y le vique la Virgen empezaba a torcerlos ojos como las que están ago-nizantes y viendo esto le dije aotro niño: rezaremos un PadreNuestro y una Avemaría y noshincamos, después vuelta nossentamos y viendo que seguíaavisamos a los otros”. Jaime E.Chávez (tenía 11 años)

“No creo posible que hayahabido equivocación, vi con mipropia vista subiéndome al po-yo, que estaba delante del cua-dro, vieron todos, y había sufi-ciente luz. Me he hecho máspiadoso y observo mejor con-ducta". Rafael G. Pólit (tenía 11años y 11 meses)

“Unos cuatro niños que es-taban en la banca, que estabaal lado del cuadro, al saber lacatástrofe de San Francisco deCalifornia, habían estado dicien-do que querían estar en graciade Dios, para estar lejos de lacólera. El primer niño (Chávez)se había regresado hacia el cua-dro y había visto que la Virgenabría y cerraba los ojos, les avi-só a los demás...” Luis Zapata(tenía 12 años y medio)

“Vi con mis propios ojosque el cuadro estaba blanco,que se asemejaba a un papel, yque abría y cerraba los ojos len-tamente, que me parecía que serecogía la pintura. Me dio talmiedo que quería llorar, me ima-giné que talvez habría esa nochealgún terremoto, y no pude dor-mir hasta muy tarde". Es partede lo que Luis Guerrón (tenía 13años y 6 meses) sintió ese día.

... LOS TESTIGOS

Esta fotografía fue tomada a los pocos días de ocurrido el milagro. Además de los 35 alumnos internos del San Gabriel, están los sacerdotes y los empleados que les servían.

LA VIRGEN QUITEÑA Existen varias versiones de la imagen de la Virgen de los Dolores, con varios santuarios en su honor en España e Italia. Pero luego del milagro ocurrido en 1906 en Quito, la imagen que conservan los jesuitas seconoce como la Dolorosa del Colegio. Para admitir su veracidad, el cuadro se sometió a pruebas físicas y químicas hechas por expertos de la Iglesia. A los videntes les hicieron pruebas psicológicas y de la vista.

A ‘mamita Dolorosa’ los niños le lanzaban bolitas de pan...N o había televisión ni se

permitía conversar conlos compañeros de mesa.

Solo cuando el padre AndrésRoesch concedía permiso al fi-nal, los niños y jóvenes inter-nos del Colegio San Gabriel en1906 podían hablar.

Justo hace cien años habíanllegado noticias a Quito del te-rrible terremoto ocurrido enSan Francisco, Estados Unidos,y el sacerdote animó a susalumnos a conversar sobre lamagnitud de la tragedia.

Lo que al parecer nose dio cuenta es que,en la mesa que estabamás cercana al cuadrode Nuestra Señora delos Dolores que presi-día el comedor, loschicos más pequeñosestaban muy entrete-nidos probando supuntería.

A escondidas, formaban boli-tas con el migajón del pan ycompetían a ver quién atinabamejor a la imagen colgada a ca-si dos metros sobre ellos. Estejuego les hacía mirar muchohacia ese punto, y tal vez poreso fueron los primeros en per-catarse que algo raro pasaba.

Un asunto de familia...Esta parte de los minutos an-

teriores al milagro de la Dolo-rosa del Colegio no constan en

el duro y largo proceso que lle-vó a cabo la Iglesia Católica pa-ra admitir la veracidad de estehecho sobrenatural.

Esta anécdota forma parte detodo lo que estos muchachos,varias décadas después, com-partieron con sus familias.Aunque ya todos ellos murie-ron, esos son los recuerdos máscálidos que hasta ahora man-tienen sus hijos y nietos.

Entre los descendientes delos Donoso Lasso perdura loque contaron los hermanos

Carlos y Pedro, segúnrefiere María Isabel,hija del primero y so-brina del segundo.

“Mi tío Perico (Pe-dro) era muy apegadoa mi papá, y por esoluego de que junto consus compañeros demesa Jaime Chávez y

Carlos Herrmann se fijaron enque la Virgen estaba parpa-deando corrió a llamarle. Ledijo que tenía que ir a ver unacosa muy ‘chusca’, novedosa ymuy extraña.

Y vinieron los juramentosDurante más o menos 15 mi-

nutos pudo verse claramentecómo la Virgen en el cuadro ce-rraba un ojo, lo volvía a abrir,hacía lo mismo con el otro yluego parpadeaba con los dos.Luego de rezar el Rosario y

conversar sobre lo que habíanpresenciado se fueron a dor-mir, pero como era de esperar-se la novedad corrió como pól-vora por toda la ciudad.

Cuando las autoridades de laCuria Metropolitana se entera-ron de lo ocurrido, ordenarontapar el cuadro hasta indagar,pero ya era demasiado tarde: ladevoción a la Dolorosa se habíaextendido por todos lados.

Aún así, y como ocurre en to-do el mundo, la Iglesia empezóun procedimiento establecidopor sus leyes para au-torizar la veneraciónde una imagen.

A los hermanos Do-noso, sus compañeros,maestros y sirvienteslos sometieron a unaserie de juramentos,exámenes médicos ypsicológicos que per-mitieron establecer el caráctersobrenatural del suceso.

Cada uno tuvo que escribirpor separado lo que había vis-to, y luego comparecer frente aun grupo de sacerdotes para ju-rar que no se lo habían imagi-nado. El libro que recoge lasdeclaraciones habla de que leshicieron mil preguntas y‘re-preguntas’ para ver si secontradecían. Pero eso no ocu-rrió, y el 31 de mayo de 1906 seordenó que el cuadro se expon-ga solemnemente.

Curas no, la ‘mamita’ sí...Puede ser por el mal recuer-

do de la rigidez de los interro-gatorios o por algún otro suce-so de su vida colegial, pero Ma-ría Isabel Donoso refiere quesu papá “no creía mucho en loscuras”, pero nadie le quitabasu devoción especial hacia la‘mamita Dolorosa’.

En las declaraciones de él ysus compañeros consta que an-tes de lo que presenciaron has-ta se quedaban dormidos cuan-do los llamaban a rezar”. Luego

de esa noche, su fe au-mentó y hasta el díade su muerte no huboun día 20 de mes enque no asistieran auna misa en honor a laVirgen.

25 años después delprodigio, los videntesque aún estaban con

vida fueron llamados a testifi-car nuevamente. Carlos Dono-so Lasso estuvo a punto de no irporque lo aquejaba una pulmo-nía, pero acudió y justo des-pués de cumplir se puso bien:su ‘mamita’ le había curado.

Cuando los niños que se hi-cieron famosos en el Quito de1906 se convirtieron en adul-tos, uno de ellos hasta se enro-ló en el Partido Comunista, cla-ro opositor a la religión, pero nieso lo alejó del amor a la Virgenque vio parpadear.

Cómo se interpretó el prodigio en aquel lejano 1906L os libros de los jesuitas y de los

seguidores de la Dolorosa quenarran los hechos de hace 100

años, siempre hacen énfasis en lascondiciones políticas que reinabanen aquella época.

Era el apogeo del liberalismo,cuando las ideas de Eloy Alfarotriunfaban y las reformas empren-didas restaban influencia a la Igle-sia Católica.

En 1906, precisamente, se im-plantó el divorcio, el matrimonio ci-vil y la separación del Estado y laIglesia. El laicismo en la educaciónempezó justamente en el mes deabril de ese año, mes en el cual seprodujo el milagro de la Dolorosa.

En ese sentido, el prodigio fue in-terpretado por los católicos comoun llamado de la Madre de Cristo a

volver sus ojos hacia el catolicismo.El padre González Suárez decía al

respecto: “la Virgen en ese gruposelecto de adolescentes contempla-ba a todos los niños y jóvenes deEcuador, y se compadecía de ellos uoraba por ellos, a causa de la grancalamidad de que iban a ser vícti-mas, Dios les iba a ser quitado y conla fe en Dios, la vida sobrenaturalde sus almas... Sobre la naciónecuatoriana iba a caer una calami-dad espantosa... era la enseñanzalaica, la decristianización sistemá-tica de la niñez... la educación laicaque lleva en sí misma el germen demales innumerables”.

Con esas posiciones tan encontra-das, el milagro incluso fue materiade largas y ardorosas polémicas en-tre conservadores y liberales.

‘¿Qué es lo esa mirada le dice hoy a los ecuatorianos?’E sa es la pregunta que en este

año jubilar quieren responderlos seguidores de la Dolorosa y,

en especial, la orden jesuita y el Co-legio San Gabriel.

Y la respuesta que hallaron es queesa mirada lo que está pidiendo agritos es mejorar la calidad y opor-tunidades de educación en el país.

Quienes están al frente de las ce-lebraciones de los 100 años del pro-digio, hicieron un balance de la ma-yor problemática del país.

Las cifras que hallaron son, sinduda, alarmantes: en Ecuador, el 70por ciento de la población vive en lapobreza; uno de cada 2 pobres esmenor de edad, entre el 2000 y el2003 abandonaron el país en formalegal; 570 mil ecuatorianos; y enforma ilegal aproximadamente un

millón 500 mil; de un total de 2 mi-llones 500 mil niños en edad esco-lar, el 22% (580 mil) no tiene accesoa la educación por diferentes cau-sas: precariedad de la familia y tra-bajo infantil, abandono de los pa-dres, insuficiencia de estructurasescolares.

Por eso, el propósito que se hanfijado para celebrar los 100 añosdel milagro es reducir la cantidadde niños y niñas excluidos de laeducación.

Entre las actividades que sostie-ne llevarán adelante para cumplirese anhelo está el compromiso deconstruir aulas escolares a razón deuna por día. Lo harán a través de lasredes de servicios educativos quetienen los jesuitas en los diferentesproyectos que están a su cargo.

Contrario a loque muchoscreen la Virgenno lloró, solomovió sus ojos.

DAT O

El antiguo Cole-gio San Gabrielestá junto a laiglesia de LaCompañía.

DAT O

Foto: archivo Colegio San Gabriel

Foto: archivo Colegio San Gabriel

Archivo particular

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